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EYDER PATIÑO CABRERA

Magistrado ponente

SP3494-2018
Radicación n.º 50557
Acta 274

Bogotá, D. C., veintidós (22) de agosto de dos mil


dieciocho (2018).

MOTIVO DE LA DECISIÓN

Resuelve la Sala el recurso de casación interpuesto por


la representante de la Fiscalía, contra la sentencia proferida
el 20 de febrero de 2017 por el Tribunal Superior de Cali, que
confirmó el fallo dictado por el Juzgado Doce Penal del
Circuito de la misma ciudad y absolvió a HAROLD MORALES
BUITRAGO del cargo de estafa agravada por la cuantía.
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

HECHOS

Fueron así narrados en la denuncia formulada el 18 de


abril de 2009, por el señor ROBERTO FELIPE MUÑOZ ORTIZ:
i) En octubre de 2002 pagó al contado $167.500.000.oo
a la empresa “Autos y Taxis 10” por la compra de cinco taxis
Daewoo Lanos, los cuales no le fueron entregados porque
DAEWOO MOTOR descontinuó la producción de esos
vehículos.

ii) Como lo anterior resultó ser cierto, el 6 de noviembre


de ese año celebraron el contrato nº 1618, por la compra de
cinco taxis Kia Rio 1300, modelo 2003, matriculados y listos
para trabajar, que por ser más costosos, debió entregar
$7.500.000.oo adicionales, para un total de
$175.000.000.oo.

iii) Pese a que dichos vehículos sí existían en el


mercado, tanto que los exhibían en dicho establecimiento,
tampoco se los entregaron, alegando todo tipo de disculpas,
como que los cupos estaban escasos, habían aumentado de
precio y se estaban presentado problemas con respecto a la
legalidad de los mismos, que las oficinas de tránsito estaban
en paro y que debían esperar a que la Alcaldía autorizara el
incremento de taxis en Cali, etc.

iv) HAROLD MORALES BUITRAGO, propietario de “Autos y


Taxis 10”, siempre le decía que él cumpliría lo pactado con
indemnización de perjuicios.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

A mediados del año 2005, éste inauguró la sucursal de


“Hyundai del Valle” y, en ese lugar, después de muchas
promesas incumplidas, le hizo entrega del primer taxi Kia Rio
1300, de placas VCJ-165, matriculado el 17 de marzo de
2006, es decir, después de tres años del contrato.

iv) Luego, la KIA MOTORS dejó de producir ese tipo de


vehículos para taxi y, en consecuencia, con el ánimo de
conciliar amigablemente este asunto, acordaron verbalmente
con HAROLD MORALES BUITRAGO y su gerente comercial
ROBERTO VARGAS, que le entregarían cinco taxis Hyundai Atos
999 c.c., debidamente matriculados y afiliados a VALCALI,
uno cada dos meses, para compensar, toda vez que eran más
pequeños y de menor valor que los inicialmente contratados.

v) Efectivamente, el 24 de noviembre de 2006 hizo


matricular, a su nombre, el taxi Atos VCK 969 y el 3 de enero
de 2007 el vehículo de la misma marca, VCL-277.

Desafortunadamente, en el mes de febrero asesinaron a


ROBERTO VARGAS, quien estaba cumpliendo con lo convenido
y entonces fue designado como gerente comercial FABER SAID
PATIÑO, quien poco o nada hizo para solucionar su problema.

vi) Hace aproximadamente un año, HAROLD MORALES


BUITRAGO regresó de Venezuela y personalmente le dijo que
en diciembre de 2008 le haría entrega del último vehículo
prometido para finiquitar este asunto. Obviamente, ese fue
otro engaño, no obstante, en octubre de 2008, en Hyundai

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

del Valle le hicieron entrega física del taxi Atos modelo 2009,
con número de motor G4HC8M473791 y número de chasis
MALAB51GP9M305087, sin matrícula, sin la factura de
compra, sin el manifiesto de aduana y demás documentos,
porque supuestamente, con esos papeles originales lo iban a
matricular y a vincular a VALCALI y estaban esperando el
trámite de liberación. Esto no se cumplió y hasta la fecha
tiene el vehículo en el parqueadero, sin los documentos que
eventualmente le servirían para matricularlo en las oficinas
de Tránsito de Cali.

Sobre ese particular, valga señalar que en la ampliación


de denuncia MUÑOZ ORTIZ puso en conocimiento que con la
constancia expedida por la Fiscalía sobre el curso de esta
actuación, pudo matricular dicho rodante con un cupo de su
propiedad, con la placa VCR 9551.

v) En Semana Santa de ese año, se dirigió a “Hyundai


del Valle”, y encontró desocupado el inmueble; procedió a
llamar a “Autos y Taxis 10” y le informaron que hacía dos
años ese establecimiento había cambiado de razón social y
de dueños. Entonces se comunicó con el gerente de zona de
Bogotá, quien le informó que, en efecto, a HAROLD MORALES
BUITRAGO le retiraron la concesión porque ya estaba muy
endeudado y había salió del país junto con su familia.

vi) Tenía la esperanza que el denunciado cumpliera con


su palabra, por tratarse de un empresario serio, que ha sido

1 Folios 25 y 25 Cuaderno 1.

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HAROLD MORALES BUITRAGO

Senador de la República, ha creado varias empresas y hace


parte de ellas. Al parecer, últimamente había entrado al
negocio de los combustibles y por esa razón viajaba
frecuentemente a Venezuela. Lo cierto es, que utilizando
artificios y engaños, a través de sus establecimientos de
comercio, logró que le cancelara, hace más de 6 años,
$175.000.000.oo por la compra de cinco taxis, sin que se los
haya entregado en la forma y el término convenidos,
causándole graves perjuicios.

vii) Con los últimos acontecimientos, no hay duda que


resultó estafado por el señor MORALES BUITRAGO, pues aún le
falta el cupo, matrícula y documentos del taxi que le entregó
por valor aproximado de $28.000.000.oo, así como el quinto
taxi debidamente matriculado, afiliado a VALCALI y listo para
trabajar, el cual, en este momento, tiene un valor aproximado
de $55.000.000.oo.

Monto al que se debe sumar $280.000.000.oo, por


concepto de lucro cesante y daño emergente causados desde
hace más de seis años, hasta ese momento de la denuncia,
para un gran total de $363.000.000.oo.

ACTUACIÓN PROCESAL

1. Adelantada la investigación previa, el 12 de abril de


2011, la Fiscalía Cuarta Seccional de Cali dispuso la
apertura de investigación2 y el 6 de junio de 2012 vinculó,

2 Folios 102 y 103 Cuaderno 1.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

mediante declaratoria de persona ausente, a HAROLD


MORALES BUITRAGO, a quien le designó defensor de oficio3.

2. El ciclo instructivo culminó el 28 de agosto siguiente4


y el 26 de julio de 2013 se calificó el mérito del sumario con
resolución de acusación contra el implicado, como autor del
delito de estafa agravada por la cuantía, conforme a los
artículos 246 y 267-1 del Código Penal, decisión que cobró
ejecutoria el 28 de agosto de ese año5.

3. El Juzgado Doce Penal del Circuito de Cali avocó el


conocimiento de la causa6 y después de celebrar las
audiencias preparatoria7 y pública8, el 25 de marzo de 2015
profirió sentencia absolutoria a favor del enjuiciado9.

4. El Tribunal Superior de Cali, al conocer del recurso


de apelación formulado por la Fiscalía, confirmó en su
integridad la decisión del A quo10.

LA DEMANDA

La representante del ente instructor hace una reseña


del acontecer fáctico y de la actuación procesal, y a
continuación formula cuatro cargos.

3 Folios 159 a 161 Ib.


4 Folio 162 Ib.
5 Folios 165 a 171 y 172 vto. Ib.
6 Folio 175 Ib.
7 Folios 191 Ib.
8 Folios 236 a 240 Ib.
9 Folios 250 a 272 Ib.
10 Folios 432 a 438 Cuaderno 2.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Primero: violación directa por interpretación errónea


del artículo 246 del Código Penal.

Aduce que si bien el Tribunal seleccionó la norma


aplicable al caso, al igual que el A quo, le atribuyó un sentido
que no tiene porque le disminuyó sus alcances y le asignó
circunstancias, consecuencias y efectos distintos a los que
en realidad le corresponden, puesto que soportó su decisión
en jurisprudencia sobre la acción a propio riesgo, que ya fue
recogida por la Sala de Casación Penal.

Así, con fundamento en aquel criterio concluyó que, si


bien los negocios jurídicos pueden ser fuente de mentiras u
ocultamientos para la configuración del engaño, cuando las
partes están en igualdad de condiciones personales, ninguna
tiene el deber de evitar el daño económico que la realización
del contrato le representa a la otra.

Apunta que esta Corporación, en sentencia del 13 de


julio de 2016, radicado 42548, adujo que con esa postura se
introduce al delito de estafa una exigencia totalmente
extraña a su estructura típica y que la libertad privada no se
puede extender al punto de permitir el engaño y el fraude en
las relaciones contractuales. Por manera que, si una de las
partes acude a ese tipo de maniobras, el Estado está obligado
a sancionar penalmente ese comportamiento.

Recuerda, con soporte en distintos pronunciamientos


de esta Corporación, que en la celebración de contratos de
naturaleza civil se puede cometer el delito de estafa y

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

concreta que, en este caso, el Tribunal Superior de Cali


incurrió en el yerro de interpretación denunciado, al aplicar
la teoría de la acción a propio riesgo, en detrimento de la
efectividad del derecho material y las garantías de la víctima,
en especial, que se haga justicia y el hecho no quede en la
impunidad.

Solicita, por lo anterior, se case la sentencia de segunda


instancia y, en su lugar, se condene a HAROLD MORALES
BUITRAGO como autor del delito de estafa agravada por la
cuantía y se imponga el pago de los perjuicios ocasionados al
denunciante, a quien indujo en error, porque le ocultó que
no tenía la disponibilidad de los vehículos y que no se los
podía entregar matriculados, pues su modus operandi era
trabajar con el dinero de los compradores.

De lo contrario, ROBERTO FELIPE MUÑOZ ORTIZ no hubiera


firmado el contrato, ni entregado el dinero.

Segundo: violación indirecta, falso juicio de existencia


por omisión.

Aduce la funcionaria recurrente, que el fallador de


segunda instancia no tuvo en cuenta el informe investigativo
del CTI Nº 822499 del 29 de marzo de 2011, los registros
migratorios de HAROLD MORALES BUITRAGO, ni los escritos que
éste remitió, fechados 7 y 14 de noviembre de 2014, los
cuales confirman lo expuesto por el denunciante, en el
sentido que el procesado se encontraba fuera del país, no le

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

entregó la totalidad de los vehículos y mintió al decir que


podía ser ubicado en el establecimiento “Autos y Taxis 10”.

Esas pruebas, valoradas en conjunto con el contrato de


compraventa y otros documentos aportados por el señor
MUÑOZ ORTIZ, conducen a demostrar la responsabilidad del
acusado, quien recibió $175.000.000.oo por la venta de cinco
taxis que no tenía, situación que ocultó al comprador y luego,
ante la insistencia y amenaza de ser denunciado por estafa,
entregó, varios años después, cuatro vehículos, el último sin
matrícula y sin cupo, faltándole otro debidamente
matriculado. Finalmente, alzó sus bienes y establecimientos
comerciales, abandonó el país a principios del año 2009 y se
desconoce su paradero, con el consecuente detrimento
patrimonial de la víctima que, para el 2014 ascendía a
$542.000.000.oo.

Tercero: violación indirecta, falso juicio de identidad


por tergiversación.

Señala la demandante que el Ad quem, al valorar el


contrato de compraventa de vehículo automotor nº 1618 de
2002, distorsionó su contenido porque no es cierto que el
documento corresponda a la compra de cinco taxis Daewoo
Lanos y que en noviembre de 2002, con un simple “otro si”
convinieron que el vendedor entregaría al comprador cinco
taxis Kia Rio 1300, modelo 2003, y que éste le cancelaría
$7.500.000.oo más, en atención a que dichos vehículos eran
más costosos.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Según el contrato, en noviembre de 2002, HAROLD


MORALES BUITRAGO, representante legal y propietario de
“Autos y Taxis 10”, se comprometió a transferir, a título de
venta, cinco automóviles Kia Rio 2003, cada uno a razón de
$35.000.000.oo., para un total de $175.000.000.oo, dinero
que el comprador pagó de contado, que serían entregados
listos para trabajar y afiliados a VALCALI una vez
matriculados.

Sin duda, apunta la censora, el agregado que el


Tribunal le hizo al texto del convenio influyó en su
convencimiento de que el denunciante obró
despreocupadamente y a la ligera al comprar los cinco taxis
y que voluntariamente canceló $7.500.000.oo adicionales y
admitió incluir un “otro sí”.

En ese sentido, no observa falta de previsión del


comprador, pues obró como cualquier otra persona en su
situación y no se le podía exigir que adivinara el futuro.

Solicita casar la sentencia y condenar al acusado.

Cuarto: violación indirecta por falso raciocinio.

Según la libelista, en el expediente obra prueba que


acredita la materialidad del delito de estafa, toda vez que el
acusado, valiéndose de su reconocimiento como
experimentado y próspero empresario, a sabiendas de que no
podía cumplir con lo pactado, indujo en error a la víctima
quien, de buena fe, le canceló $175.000.000.oo, a cambio de

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cinco taxis que no le entregó en el término y forma


convenidos.

Sin embargo, el Tribunal señaló que la absolución debía


ser confirmada porque la misma se aviene con el acervo
probatorio y la conducta del implicado no se ajusta a la
hipótesis de la estafa pues lo que se presentó fue un
incumplimiento de contrato.

No obstante, conforme a la jurisprudencia, la estafa se


estructura cuando la mentira recae sobre elementos
fundamentales del negocio, como en este caso, donde el
vendedor obtuvo provecho ilícito en detrimento del
patrimonio económico del comprador.

Al respecto destaca:

i) El procesado era propietario de grandes empresas y,


por ende, aparentaba poder económico; además, fue Senador
de la República, circunstancias por las cuales podía engañar
hasta al más cauto de los comerciantes, como efectivamente
ocurrió, entre otros, con el denunciante, quien no era
negociante, e incluso, resultó afectada la empresa Hyundai
de Colombia.

ii) HAROLD MORALES BUITRAGO mantuvo en error a la


víctima con artificios y engaños, diciéndole que los cupos de
los taxis estaban escasos, habían aumentado de precio y se
estaban presentado problemas con respecto a la legalidad de
los mismos, que las oficinas de tránsito estaban en paro y

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

que debían esperar a que la Alcaldía autorizara el incremento


de taxis en Cali, aspectos que no le fueron advertidos al
comprador a la firma del contrato y que tampoco podía prever
antes de suscribirlo, pues obró como cualquier persona que
quiere adquirir automotores.

iii) El fallador de segunda instancia vulneró las reglas


de la sana crítica porque las pruebas allegadas al expediente
muestran que, por ninguna parte del contrato, se le advirtió
al comprador que la entrega de los cinco vehículos se haría
después de tres, cuatro o seis años, o que estuviera
supeditada a la autorización de incrementar los taxis, por
parte de la alcaldía, pues, en ese caso, lo más seguro era que
el denunciante no aceptara esas cláusulas.

iv) El Tribunal dio por sentado que MORALES BUITRAGO


sólo entregó un taxi Kia Rio debido a múltiples
inconvenientes para obtener el cupo y matrícula para su
circulación, pero en verdad se trató de pretextos para ocultar
su actitud malintencionada. Es inconcebible e inaceptable
que haya recibido $175.000.000.oo, a razón de
$35.000.000.oo cada taxi y se haya demorado más de tres
años en entregarle apenas uno.

Y, aun cuando el implicado siempre le dijo al


denunciante que cumpliría lo pactado con indemnización de
perjuicios, ello hacía parte de la artimaña.

v) Después de estar demostrado que el procesado tardó


varios años en entregar tres taxis matriculados y quedó

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HAROLD MORALES BUITRAGO

debiendo la matrícula y el cupo del cuarto y la entrega del


quinto vehículo, es ilógico deducir que su intención no era la
de engañar o timar al señor MUÑOZ ORTIZ, sino su afán por
dar cumplimiento al contrato, pues, lo que se deriva es
justamente lo contrario.

vi) Si bien es cierto que las investigaciones que han


cursado contra el implicado, por el mismo delito, no
constituyen antecedentes penales, sí sirven para establecer
su personalidad e inclinación a cometer esta clase de
comportamientos y resulta contrario a la sana crítica que se
diga que no es un estafador, sino un comerciante
incumplido.

vii) La colegiatura contraría las reglas de la experiencia


porque no es cierto, como lo afirma genéricamente, que los
negocios o transacciones comerciales, en especial la compra
de taxis, conllevan riesgos por las exigencias para la
importación de los automotores y los requisitos
administrativos destinados a la obtención de permisos para
la circulación y funcionamiento de los mismos.

Lo único que se necesita, agrega, es dinero y eso fue lo


que entregó el comprador quien, al momento de coadyuvar la
apelación, explicó los trámites que se requieren para
matricular un taxi. Distinto es que el vendedor le haya dado
otro destino al dinero que recibió.

viii) La denuncia no obedeció únicamente a que


MORALES BUITRAGO no legalizó un taxi y no entregó el quinto

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Casación 50557
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vehículo que compró. Motivó la queja, el hecho de que la


empresa “Hyundai del Valle” desocupó el inmueble donde
funcionaba y el implicado desapareció; nadie daba razón de
esa empresa, ni de “Autos y Taxis 10”, «por lo que era obvio
pensar que se había consumado la estafa y el daño
pecuniario».

Para finalizar, explica la demandante que los obstáculos


que se presentaron con el tiempo los causó el mismo
procesado, al utilizar el dinero del denunciante en asunto
distinto a adquirir los taxis que prometió entregar. Creyó que
la alcaldía le iba a autorizar más de 3000 cupos, por lo cual
dejó pasar el tiempo, y estos subieron de precio. Además, los
vehículos que vendió fueron descontinuados.

Esa situación sobreviniente no se le puede achacar al


comprador, por lo cual, es un despropósito decir que tuvo el
control de la situación y que una medida cautelosa habría
sido no entregar la totalidad de los dineros, hasta asegurarse
de obtener todos los vehículos.

Hacer esa especie de exigencias ex post a los


compradores, paralizaría el tráfico comercial y el giro normal
de los negocios, porque la mayoría de comerciantes son
honestos y cumplen su palabra.

Solicita se case la sentencia impugnada y, en su lugar,


se condene a HAROLD MORALES BUITRAGO como autor de
estafa agravada por la cuantía.

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CONCEPTO DEL MINISTERIO PÚBLICO

La Procuradora Segunda Delegada para la Casación


Penal, solicita no casar la sentencia, por las siguientes
razones:

i) Frente al cargo primero, que se hace consistir en la


violación directa, por interpretación errónea del artículo 246
del Código Penal, aduce que, tras un estudio del acontecer
fáctico, se colige que la voluntad del comprador no fue
vulnerada por el vendedor, porque los eventos iniciales que
afectaron el cumplimiento del contrato resultaron ajenos al
querer de las partes y, conforme a ese conocimiento, éstas lo
modificaron a su iniciativa y con ello eliminaron el acto de
inducción en error, el cual, en todo caso, debe ser anterior al
despojo económico, lo que trasunta el presente asunto al
ámbito meramente contractual.

Contrario a lo expuesto en el reparo, el principal


elemento de la decisión no lo constituyó la aplicación, al
denunciante, de la teoría de asunción del riesgo o auto
puesta en peligro, sino en que no se verificó, para el momento
de la inicial negociación, la efectiva inducción en error pues
el comprador conoció los aspectos propios del asunto y
además prestó su consentimiento, solo que al final, alguna
parte del objeto del contrato resultó incumplido.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Con soporte en la jurisprudencia, reitera que la decisión


acusada se fundamentó en la ausencia del dolo inicial como
elemento determinador de un acto de inducción en error que
conllevara a un ulterior desmedro patrimonial.

Sobre esa conclusión no se postula señalamiento


alguno en el cargo.

ii) En relación con el segundo reproche, no evidencia el


falso juicio de existencia por omisión acusado, sino la
intención de cuestionar el alcance otorgado a la prueba
documental obrante en el proceso, pues los registros
migratorios de HAROLD MORALES BUITRAGO y los escritos
remitidos por éste los días 7 y 14 de noviembre de 2014, sí
fueron tenidos en cuenta en el proceso de valoración
probatoria.

iii) Respecto al tercer cargo, aduce que no se estructura


el falso juicio de identidad porque, contrario a lo expuesto
por la demandante, quedó demostrado que la voluntad del
comprador no fue transgredida por el vendedor, pues, reitera,
los eventos iniciales que afectaron el cumplimiento del
contrato resultaron ajenos al querer de las partes y éstas lo
modificaron conforme a ese conocimiento y voluntad,
eliminando con ello la inducción en error.

iv) La cuarta censura, igualmente, está destinada a


disentir del análisis probatorio, porque no pone de presente
un juicio ilógico o un incorrecto razonar del sentenciador,
sino que se limitó a enumerar, de manera aislada, las

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

pruebas tenidas en cuenta en el fallo recurrido y a refutar las


operaciones intelectivas del Ad quem.
Concreta que, de acuerdo a los fallos de instancia, en
este asunto quedó demostrado que no se indujo en error a
ROBERTO FELIPE MUÑOZ ORTIZ y que hubo un incumplimiento
de contrato por parte del vendedor, al no entregar de manera
puntual, conforme a lo acordado, los vehículos prometidos al
comprador.

Concluye que la permanente queja de la recurrente,


sobre la ausencia de un detenido análisis de los distintos
elementos de convicción, o su errada apreciación, no tuvo
cabal ocurrencia y, por el contrario, se comprueba que la
valoración contenida en la sentencia no se manifiesta
arbitraria.

ALEGATO DEL NO RECURRENTE

El defensor del acusado comienza por señalar que, en


relación con el contrato suscrito entre la empresa “Autos y
Taxis 10” y el denunciante ROBERTO FELIPE MUÑOZ ORTIZ, la
entrega de los taxis Kia Rio 2003 no se pudo hacer, entre
otras razones, porque fueron descontinuados y el municipio
de Cali congeló la matrícula de esa clase de vehículos de
servicio público.

Explica, también, que HAROLD MORALES BUITRAGO no


firmó el contrato de compraventa, pero no como un artificio,
pues siempre reconoció ese convenio a pesar de haber sufrido
un robo continuado por tres de sus empleados, por lo que se

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HAROLD MORALES BUITRAGO

vio involucrado en varias denuncias y en todos los casos


concilió con los afectados, reconociendo así su
responsabilidad, como propietario del establecimiento de
comercio.

Incluso, con el mismo denunciante concilió verbalmente


y le canceló el 100% del capital, más 27.000.000.oo de
indemnización, y, no obstante, después de más de seis años
de ocurrida la supuesta estafa, decide formular denuncia
penal.

Más adelante, recuerda que la decisión absolutoria de


las instancias obedeció a la ausencia de elementos de prueba
indicativos de que su representado estructuró un andamiaje
para inducir en error al comprador por medio de artificios o
engaños, a fin de aprovecharse ilícitamente de su patrimonio.

Además, el señor MUÑOZ ORTIZ no ha sufrido pérdida


económica, puesto que HAROLD MORALES BUITRAGO le hizo
entrega de cuatro (4) taxis, con los cuales canceló el 100%
del capital, más $27.000.000.oo a título de perjuicios, pues
el contrato inicial era por cinco (5) taxis, modelo 2003, de
$35.000.000.oo, cada uno, para un total de
$175.000.000.oo, pero al final se entregaron otros vehículos
de distintos modelos, por un valor total de $202.000.000.oo,
así:

1. Taxi Kia Rio, modelo 2006, placa VCJ 165, el 17 de


marzo de 2006, con un valor comercial de $55.000.000.oo.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

2. Taxi Hyundai Atos, modelo 2006, placa VKC 969, el


24 de noviembre de 2006, con un valor comercial de
$60.000.000.oo.

3. Taxi Hyundai Atos, modelo 2007, placa VCL 277, el


3 de enero de 2007, con un valor comercial de
$60.000.000.oo.

4. Taxi Hyundai Atos (sin cupo), modelo 2008, nº de


motor G4HC8M473791, el 29 de octubre de 2008, con un
valor comercial de $27.000.000.oo.

Lo anterior, dice el letrado, demuestra que el señor


MUÑOZ ORTIZ no ha sufrido pérdida económica.

Agrega que el contrato no fue firmado por su


representado pues, para esa época no conocía al comprador
y tampoco recibió directamente la suma de $175.000.000.oo.

Distinto es, que cuando se presentaron los


inconvenientes para la entrega de los vehículos, como
propietario de “Autos y Taxis 10” haya asumido la
responsabilidad de lo firmado por uno de sus empleados.

Por último, refiere que la orden de captura expedida


contra MORALES BUITRAGO solo estuvo vigente por 16 días y,
sin embargo, se mantuvo activa por casi cinco (5) años.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

De ese modo, la Fiscalía vulneró sistemáticamente las


garantías de su asistido, a la libertad, la igualdad, la lealtad
y el principio de investigación integral.

Solicita se confirme la sentencia absolutoria.

CONSIDERACIONES

En atención a que los defectos de la demanda de


casación se entienden superados con su admisión, la Sala
procederá a examinar de fondo los reparos formulados por la
Fiscalía, los cuales se contraen a establecer si, efectivamente,
el juez plural, al momento de confirmar la sentencia
absolutoria de primera instancia, incurrió en los yerros
postulados.

I. El primer reparo lo hace consistir en la violación


directa, por interpretación errónea del artículo 246 del
Código Penal, porque, aun cuando el fallador de segunda
instancia, al igual que el A quo, seleccionó la norma aplicable,
le atribuyó un sentido que no tiene porque disminuyó sus
alcances y le asignó circunstancias, consecuencias y efectos
distintos a los que en realidad le corresponden, dado que
soportó su decisión en jurisprudencia que ya fue recogida por
la Sala de Casación Penal.

Una atenta lectura a los fallos de primera y segunda


instancia permite constatar que el fundamento de la decisión
absolutoria no radicó en la aplicación del precedente
jurisprudencial invocado en ellos, como al parecer lo

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

entiende la censora, sino, principalmente, en la ausencia de


elementos que acreditaran, de manera fehaciente, el empleo
de artificios o engaños, por parte del implicado, para lograr
que el denunciante ROBERTO FELIPE MUÑOZ ORTIZ suscribiera
el contrato de compraventa de cinco taxis, marca Kia Rio,
modelo 2003 y, de esa manera, le entregara la suma de
$175.000.000.oo.

En efecto, el Tribunal advirtió la necesidad de confirmar


el fallo absolutorio de primera instancia, que dio aplicación
al principio in dubio pro reo, ante la ausencia de elementos
demostrativos de que el implicado hubiese inducido en error
al denunciante, pues no se acreditó la ejecución de
maniobras engañosas, sino el incumplimiento de un contrato
civil.

Así se pronunció:

No existe aquí ningún elemento probatorio que acredite que el aquí


implicado empleó artificios –un cambio de la realidad material para
inducir en error- o engaños –la presentación intencionalmente
equivocada de datos, razonamientos o información para llevar a una
falsa conclusión o irrazonable- para lograr que el señor Ortiz Muñoz
le entregara los $175.000.000. El hecho de que el aquí procesado
haya recibido dicha cantidad de dinero sin haber tenido la
disponibilidad material de los vehículos no puede entenderse como
un ardid para obtener provecho económico ilícito en perjuicio del
denunciante pues, aunque no se discute que ello puede constituir
una práctica comercial poco ortodoxa, tal hecho carece de entidad
para trascender al campo del derecho penal y, por lo mismo, lo que
conlleva es a una antijuridicidad material de carácter civil en la
medida que, siendo el contrato ley para las partes, el mismo fue
incumplido por el denunciado, razón por la que el asunto ha debido
ventilarse ante la justicia civil con el fin de obtener el cumplimiento
del contrato y el pago de los perjuicios ocasionados que es lo que
claramente pretende el denunciante11.

11 Folios 435 y 436 Cuaderno 2.

21
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Ahora bien, es cierto, como lo aduce la recurrente, que


el Ad quem invocó la tesis de la acción a propio riesgo,
plasmada en el proveído del 10 de junio de 2008, (Rad.
28693), criterio que efectivamente fue recogido por esta
Corporación en la sentencia de casación SP9488-2016, Rad.
42548.

Sin embargo, carece de incidencia que el juez


corporativo se hubiese apoyado en aquella decisión porque
ello obedeció a la necesidad de responder a una de las
inquietudes de la Fiscal apelante, pero no para abundar en
las consideraciones relacionadas con la falta de prueba sobre
el empleo de artificios y engaños.

Fue después de superada esta temática central, que la


colegiatura trajo a colación la teoría de la acción a propio
riesgo, para prohijar el criterio de la falladora A quo, quien
esgrimió, de manera simplemente hipotética, que así el
implicado hubiese utilizado el engaño para que el comprador
se desprendiera de su dinero, el mismo carecía de idoneidad
porque, de acuerdo con la revaluada postura, pero vigente
para ese momento, no se podía olvidar que MUÑOZ ORTIZ
ostentaba capacidad suficiente para entender las
implicaciones de incursionar en esa clase de negocios, dado
su nivel de instrucción, su profesión de abogado y el amplio
medio social en el cual se desenvolvía.

Con todo, importa advertir que, hoy en día, la


configuración del injusto de estafa no se puede afianzar en la
aplicación de las acciones a propio riesgo y, por esa vía exigir,

22
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

del sujeto pasivo, acudir a mecanismos de auto protección


porque es tanto como introducir una exigencia totalmente
extraña a su estructura típica.

La actual postura de la Corte, que acá se reitera, es del


siguiente tenor:

En otras palabras, [la estafa] tiene como eje fundamental la


realización de actos positivos por parte de quienes constituyen los
extremos de la conducta típica. Es así como, cuando se trata de
negocios jurídicos, la actuación del sujeto pasivo consiste en
intervenir en el acuerdo de voluntades, en suscribir luego el
respectivo contrato y, finalmente, en desprenderse de su patrimonio
económico, producto de la inducción en error de que es objeto en
virtud de las maniobras engañosas del agente. De tal suerte que
constituye un equívoco introducir al tipo penal de estafa acciones
indiligentes o negligentes, que no son propias de su naturaleza
descriptiva.

Ahora bien, es cierto que, como se señaló en la sentencia del 10 de


junio de 2008 [Rad. 28693] citada en precedencia, actualmente
nuestro país, a diferencia de lo que ocurría en pasadas épocas, tiene
un mayor nivel educación, situación que ha hecho que el Estado deje
atrás de manera gradual aquellos períodos de acentuado
proteccionismo para pasar a fases donde se ofrece una mayor
libertad de interacción de las personas.

Sin embargo, esa libertad privada no puede extenderse hasta el


punto de permitir el engaño y el fraude en las relaciones
contractuales. Si una de las partes acude a ese tipo de maniobras y
con ello afecta el patrimonio económico de otro, comportamientos de
esa naturaleza trascienden el ámbito meramente particular y en tal
evento el Estado está obligado a sancionarlos penalmente.

Así, por lo demás, lo impone el sentido, alcance y contenido de la


buena fe. Conforme lo ha señalado la Corte Constitucional, al pasar
de ser un principio general de derecho para transformarse hoy en
día en un postulado constitucional (art. 83), su aplicación y
proyección ha adquirido nuevas implicaciones, en cuanto a su
función integradora del ordenamiento y reguladora de las relaciones
entre los particulares y entre éstos y el Estado12.

De acuerdo con el comentado principio, los particulares están


obligados a sujetarse a mandatos de honestidad, lealtad y
sinceridad en sus diversas relaciones, es decir, no sólo en aquellas

12 Sentencias C-071 de 2004 y C-1194 de 2008.

23
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

que sostenga con las autoridades públicas sino en las suscitadas


entre ellos mismos.

El postulado de la buena fe, por tanto, exige a las partes actuar de


manera recta y transparente durante la celebración de un negocio
jurídico, de tal manera que si una de ellas le suministra a la otra
información contraria a la realidad que la determina a realizar la
transacción o le oculta maliciosamente datos que de haberlos
conocido se habría abstenido de llevarla a cabo, incurrirá en el delito
de estafa, pues de esa forma habrá acudido a medios eficaces para
inducir o mantener en error a la víctima y así obtener provecho
patrimonial ilícito con perjuicio ajeno.

Obsérvese que, aun en el contexto de esta postura, la


situación examinada no varía, porque lo realmente
importante es que la Fiscalía no comprobó, de manera
puntual y en el estricto orden que sigue: i) el artificio o
engaño, ii) la inducción en error, iii) la obtención del provecho
ilícito y iv) la sucesión causal de estos elementos
estructurales de la conducta punible, supuestos que se
siguen manteniendo aun si se excluyera de las sentencias las
motivaciones que aluden a la teoría de la acción a propio
riesgo, las cuales, en todo caso, no integran los fundamentos
jurídicos que sustentan la decisión absolutoria, sino que se
trata de argumentos marginales, orientados a demostrar la
falta de razón en los cuestionamientos de la instructora.

De otra parte, el acervo probatorio tampoco acredita,


como lo afirma la censora, que MORALES BUITRAGO ocultó al
comprador que no tenía la disponibilidad de los vehículos y
que no se los podía entregar matriculados. Lo único que
demuestra el devenir procesal, es el interés del implicado por
cumplir el pacto, haciendo entregas periódicas de los
vehículos al denunciante, la mayoría debidamente
matriculados, y diciéndole que le cancelaría los perjuicios.

24
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Ante la falta de razón de la impugnante, la censura no


está llamada a prosperar.

II. Frente al segundo cargo por violación indirecta de la


ley sustancial, que hace consistir en un falso juicio de
existencia por omisión, la Sala verifica que la casacionista
desatendió el principio de unidad jurídica inescindible
porque se limitó a cuestionar el fallo de segunda instancia, el
cual, en este caso, conforma con el de primer grado un solo
cuerpo y por lo tanto, ha debido integrar sus argumentos en
el sustento de sus reproches.

En ese orden, no es posible afirmar la existencia del


yerro por omisión probatoria, porque, así el fallador de
segunda instancia no haya hecho expresa mención del
informe del CTI No 822499 del 29 de marzo de 2011 y de los
registros migratorios de HAROLD MORALES BUITRAGO, a ellos sí
se refirió el fallador de primer grado, al señalar que, en este
asunto, no se puede dejar de lado que «en razón de las
amenazas que profirieron en contra del vendedor, las mismas
que conoció el comprador, lo llevaron incluso a buscar asilo en
el exterior, amén de los homicidios que se ejecutaron contra
personas muy cercanas al comerciante de vehículos»13
(subraya la Sala).

Y, en relación con los escritos remitidos por el acusado


el 7 y 14 de noviembre de 2014, la juzgadora anunció que no

13 Folios 263 y 264 Cuaderno 1.

25
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

se referiría a ellos, ni al memorial del defensor, por ser


extemporáneos.

Súmese, que la inconformidad de la recurrente radica


en la forma como se debieron estimar los elementos que
aduce omitidos, pues asegura que la valoración conjunta de
esos documentos, el contrato de compraventa y otros
aportados por el denunciante, conducen a evidenciar la
responsabilidad del acusado, propuesta que, igualmente,
dejó enunciada porque ni siquiera se refirió a los argumentos
de los falladores que soportan la decisión absolutoria.

Debió acudir, entonces, al falso raciocinio y explicar la


razón por la cual las motivaciones que pretende derruir son
contrarias al método de la sana crítica, pues un
cuestionamiento a la valoración probatoria no se puede
quedar en la mera disparidad de criterios o en la sola
postulación de hipótesis alternativas de solución.

De todos modos, no se advierte algún desacierto en los


juicios de los falladores, porque la realidad probatoria no
evidencia con claridad que el acusado recibió la suma de
$175.000.000.oo por la venta de cinco taxis que no tenía, que
esa situación se la ocultó al comprador y que, varios años
después, ante la insistencia de ser denunciado por estafa,
entregó cuatro taxis, el último de ellos sin cupo, faltándole
otro debidamente matriculado.

Nótese que la demandante se margina del análisis


elaborado por la juzgadora de primera instancia, acerca de

26
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

las circunstancias que rodearon la suscripción del contrato


de compraventa del 5 de noviembre de 2002, pues no
menciona que el negocio inicial, por el cual el denunciante
canceló a la firma “Autos y Taxis 10” la suma de
$167.500.000.oo, consistió en la compra, en el mes de
octubre de ese año, de cinco vehículos de servicio público
marca Daewoo Lanos, que fueron descontinuados por la
concesionaria Daewoo Motor.

Ante esa eventualidad, por completo ajena a la voluntad


de las partes contratantes, acordaron celebrar el mentado
contrato de compraventa de cinco (5) taxis marca Kia Rio,
modelo 2003, sin que por ello sea dable afirmar que hubo
intención engañosa del implicado.

Incluso, como esos vehículos tenían un costo superior,


se debió reajustar el valor inicial y el comprador asumió el
excedente y entregó la suma de $7.500.000.oo más.

Distinto es que la entrega de los taxis no se hubiese


hecho en un tiempo razonable, cuestión que no estructura el
injusto de estafa, porque ello ocurrió con posterioridad a la
entrega del dinero y a la sucesiva suscripción del convenio.
Entonces, a la secuencia de ese negocio jurídico le haría falta
un acto previo esencial para afirmar la inducción en error,
como es el despliegue de una maniobra engañosa por parte
del inculpado.

Lo expuesto, cobra relevancia, en la medida que la


explicación suministrada al respecto por MORALES BUITRAGO,

27
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

consistió en que los cupos estaban escasos, debido a que la


oficina de tránsito estuvo en paro unos días y que era
necesario esperar a que la Alcaldía de Cali autorizara el
incremento de los taxis en la ciudad.

Manifestación que coincide con el “otro sí” que se


incluyó en el pacto, para hacer constar: «La cláusula anterior
que dice los vehículos se entregarán el día 14 de noviembre de
2002 listos para trabajar y afiliados a Valcali no opera, los
vehículos se entregarán una vez una vez (sic) estén
matriculados»14 (subraya la Sala).

Incluso, no se puede pasar por alto que el implicado


siempre hizo manifiesta su voluntad de cumplir con lo
acordado, con indemnización de perjuicios, cuestión que no
se puede interpretar como un ardid o engaño.

Con acierto, la falladora A quo discernió al respecto lo


siguiente:

Es que la aseveración que en distintos momentos hizo el procesado


tradente al comprador, en el sentido de que cumpliría con la
entrega de los automotores, se hace evidente cuando al inaugurar
HYUNDAI DEL VALLE, Morales Buitrago, le entregó el primer
vehículo, marca KIA RIO 1300, de placas VCJ-165, debidamente
matriculado, evento que aconteció el 17 de marzo de 2006. Y, el 24
de noviembre de 2006, el denunciante recibió debidamente
matriculado a su nombre el segundo vehículo, marca ATOS, de
placas VKC-969. Otro tanto aconteció el 3 de enero de 2007,
cuando su denunciado le hizo entrega del tercer automotor marca
ATOS, de placas VCL-277.

Luego entonces, si bien el vendedor incurrió en mora en la entrega


de los automotores prometidos en venta, está visto que hizo
esfuerzos por cumplir lo acordado, entregándole al comprador

14 Folio 9 vto. Ib.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

debidamente matriculados en la Secretaría de Tránsito y


Transportes de esta ciudad, los primeros tres automotores de
servicio público, amén de la entrega material de tales bienes, tal
como aconteció en el presente evento15.

Esa serie de eventualidades que se presentaron para la


entrega de los vehículos, lo único que revelan es que se trató
de un incumplimiento contractual y que el comprador, en
cierta forma, consintió en ellas.

Sobre el particular, la censora omitió comentar en el


cargo que cuando Kia Motors dejó de producir esa marca,
HAROLD MORALES BUITRAGO y su gerente comercial ROBERTO
VARGAS ofrecieron al comprador, a manera de compensación,
por los perjuicios causados, la entrega de cinco (5) taxis
Hyundai Atos 999 CC, por ser más pequeños y de menor
valor a los inicialmente convenidos, uno cada dos meses,
debidamente matriculado y afiliado a VALCALI.

Ese acuerdo se cumplió en un principio, como también


lo reconoce el denunciante, al señalar que se vio
interrumpido por la muerte violenta del citado gerente,
ocurrida en febrero de 2007, y quien lo sucedió en el cargo
no hizo nada para solucionar la situación.

Esas otras contingencias, acaecidas con posterioridad,


tampoco revelan que al comprador se le indujo en error para
suscribir el contrato de marras y se desprendiera de su
patrimonio; por el contrario, la intención de cumplir con el
pacto se vuelve a ratificar cuando MORALES BUITRAGO regresó

15 Folios 260 y 261 Ib.

29
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

de Venezuela en el 2008 y le manifestó personalmente a


ROBERTO FELIPE MUÑOZ ORTIZ que en diciembre de ese año, le
haría entrega «del último vehículo prometido para finiquitar
este asunto»16 y ocurrió que el mes de octubre, éste recibió
un vehículo Hyundai Atos, modelo 2009, con nº de motor
G4HC8M473797 y chasis MALAB51GP9M305087, sin
matrícula y sin la factura de compra, porque se estaba a la
espera de la liberación del automotor.

En ese contexto, la Sala encuentra razonable que la


falladora A quo hubiese inferido, del material probatorio, que
el vendedor incumplió el contrato, en cuanto no entregó «de
manera puntual y conforme lo acordado los rodantes
prometidos»17 al comprador quien, tácitamente, consintió en
que la entrega se hiciera de manera gradual y que, en ese
caso, el comprador ha podido perseverar en el contrato o
desistir de él, en ambos casos con derecho a ser
indemnizado, al tenor de lo previsto en los artículos 154618 y
188219 del Código Civil.

16Folio 4 Ib.
17Folio 262 Ib.
18En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria en caso de no

cumplirse por uno de los contratantes lo pactado. Pero en tal caso podrá el otro
contratante pedir a su arbitrio, o la resolución o el cumplimiento del contrato con
indemnización de perjuicios.
19El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del

contrato, o a la época prefijada en él.


Si el vendedor, por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador,
a su arbitrio, perseverar en el contrato o desistir de él y en ambos casos con derecho
para ser indemnizado de los perjuicios según las reglas generales.
Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o está pronto a pagar el precio
íntegro o ha estipulado pagar a plazo.
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del
comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio,
no se podrá exigir la entrega aunque se haya estipulado plazo para el pago del precio,
sino pagando o asegurando el pago.

30
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Tal como se ha venido señalando, no es posible derivar


un compromiso penal por el hecho de que el vendedor no
haya hecho entrega del objeto luego de firmado el contrato o
mucho tiempo después porque, así genere un perjuicio
patrimonial, ello no traduce el despliegue de artificios o
engaños encaminados a obtener un provecho económico.

El cuestionamiento de la demandante no controvierte


tan puntuales consideraciones, la cuales pretende
desconocer bajo el supuesto, no probado, que fue ante la
insistencia y amenaza de ser denunciado, que MORALES
BUITRAGO entregó, varios años después, cuatro vehículos, el
último sin matrícula y sin cupo, faltándole otro debidamente
matriculado, que finalmente alzó sus bienes y
establecimientos comerciales, abandonó el país a comienzo
de 2009 y se desconoce su paradero.

Pero omite referirse al razonamiento del sentenciador,


quien señaló que la pérdida de contacto con el comprador
pudo haberle generado desconfianza al comprador, quien
estaba a la espera de que fuese matriculado el último
automotor, pero tampoco estructura un artificio en el actuar
del implicado.

Insístase que, en esta sede extraordinaria, es


imprescindible corroborar los cuestionamientos apreciativos
con las reflexiones de los falladores, en orden a evidenciar la
realidad del vicio capaz de desvirtuar la presunción de acierto
y legalidad que se predica de sus decisiones, susceptibles de
ser emendados por la Corte.

31
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

La censura, como viene de verse, es infundada y, por


tanto, no prospera.

III. En el tercer reparo, donde la demandante postula


un falso juicio de identidad, por distorsión del contrato de
compraventa de vehículo automotor nº 1618 de 2002, la Sala
verifica que le asiste razón, porque no es cierto, como lo
expresa la colegiatura, que el documento corresponda a la
compra de cinco taxis Daewoo Lanos, pues realmente alude
a la adquisición de cinco taxis Kia Rio 1.300, modelo 2003; y
tampoco es verdad que en el “otro si” se hubiese dicho que el
denunciante cancelaría $7´500.000.oo más, en atención a
que dichos vehículos eran más costosos.

Sin embargo, el desacierto no tiene la virtualidad de


alterar el sentido absolutorio de la decisión porque, de un
lado, la falladora de primera instancia sí consignó la realidad
fáctica conforme a lo denunciado y, en últimas, el Ad quem
no hizo más que avalar esa decisión.

De otra parte, no se advierte que ese agregado del


Tribunal, al texto del contrato, hubiese influido en su
convencimiento de que el señor MUÑOZ ORTIZ obró
despreocupadamente porque, se itera, la determinación de
confirmar el fallo de primer grado consistió, principalmente,
en la ausencia de prueba contundente sobre los artificios o
engaños, por parte del vendedor, para que firmara el contrato
y, de esa manera, obtener provecho ilícito.

32
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Las vicisitudes presentadas en este asunto a lo largo de


los años, solo permitieron verificar que el implicado acude a
prácticas comerciales inapropiadas pero, en definitiva se
trató de un incumplimiento de contrato, asunto que ha
debido ser debatido ante la jurisdicción civil.

No se desconoce que un contrato puede ser el medio


utilizado como artificio o engaño para obtener provecho ilícito
constitutivo de la estafa, efecto para el cual es imprescindible
que este se produzca al momento de celebrar el negocio
jurídico. Empero, si emergen situaciones posteriores a la
suscripción del pacto, como el incumplimiento injustificado
por alguna de las partes, es asunto que debe ser debatido en
la jurisdicción civil, como lo tiene dicho la Corte (CSJ SP, 30
nov. 2006, rad. 21902):

Resulta diáfano que bajo la óptica penal y civil se presenta una


acción del contratante al incumplir lo pactado que acarrea un
perjuicio para el otro, sin embargo, en sede penal el análisis ha de
ser cuidadoso ya que no se trata de confirmar el simple nexo
causal entre el incumplimiento con el consecuente daño como para
predicar el ilícito, sino que es necesario verificar la existencia de la
inducción en error por la presentación negocial del agente que sea
a la postre la motivadora de la desposesión patrimonial de la
víctima.

El reparo no prospera.

IV. El cuarto cargo que la actora postula por la vía del


error de hecho por falso raciocinio, es la reiteración de los
anteriores y la suma de todas sus discrepancias con la
valoración probatoria, ninguna de las cuales concreta el
desconocimiento de los criterios de apreciación, sino la forma

33
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

como ha debido ser resuelto este asunto, según sus


pretensiones.

Desacuerdo que resulta infructuoso, porque,


nuevamente, se sustrae de abordar todas las circunstancias
que rodearon la situación denunciada y de concretar, en la
sentencia, aquellos razonamientos que advierte absurdos o
ilógicos, ejercicio que comporta, necesariamente, abarcar el
componente demostrativo que sustenta la determinación que
pretende derruir.

En lugar de ello, esgrime toda suerte de argumentos que


no tocan con algún aspecto sustancial de la decisión
absolutoria, con la intención de mostrar acreditados los
elementos de la estafa.

En tal sentido, aduce que MORALES BUITRAGO, por ser


propietario de grandes empresas y haber sido Senador de la
República, aparentaba poder económico y estaba en
capacidad de engañar hasta al más cauto de los
comerciantes, lo cual no pasa de ser una forma de examinar
el asunto, desde una perspectiva diferente.

Igual ocurre, cuando asegura que el implicado mantuvo


en error a la víctima diciéndole que los cupos estaban
escasos, habían aumentado de precio y se estaban
presentado problemas con respecto a la legalidad de los
mismos, que las oficinas de tránsito estaban en paro y que
debían esperar a que la Alcaldía autorizara el incremento de
taxis en Cali, aspectos que no le fueron advertidos al

34
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

comprador a la firma del contrato y que tampoco podía prever


antes de suscribirlo, ni que la entrega de los cinco taxis se
haría después de tres, cuatro o seis años, o que estuviera
supeditada a la autorización de incrementar los taxis en la
ciudad de Cali, porque, en ese caso, lo más seguro era que el
denunciante no aceptara esas cláusulas.

Nuevamente, se trata de una queja con la que pretende


desconocer el análisis que condujo a los juzgadores a
concluir en la ausencia de elementos necesarios para afirmar
el propósito del implicado de inducir o mantener en error al
comprador y, de esa manera, lograr el despojo de su
patrimonio económico.

Análisis al que la Sala tendría que agregar,


simplemente, que en la cláusula octava del contrato suscrito
por el denunciante MUÑOZ ORTIZ, se previó cualquier
situación de fuerza mayor, en estos términos:

En caso de que por cualquier motivo: Huelga prolongada,


descontinuación del modelo u otra causa de fuerza mayor, el
vendedor se verá en la necesidad de cancelar este pedido. La
única obligación de Autos y Taxis 10, para el comprador será la
devolución de los depósitos consignados sin ninguna clase de
compensación adicional por cualquier posible perjuicio que haya
recibido el comprador20.

De lo anterior se sigue, que la entrega de los


automotores de servicio público, bien puede verse
obstaculizada por esa clase de imprevistos, cuestión que
impide asegurar, tajantemente, que el denunciante no fue
advertido de la escases de cupos, el paro en las oficinas de

20 Folio 9 vto. Ib.

35
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

tránsito o la necesidad de esperar a la autorización del


incremento de taxis.

Ahora bien, la insistencia de la casacionista en pregonar


la actitud malintencionada del implicado por recibir
$175.000.000.oo y demorarse más de tres años en entregar
el primer taxi, obliga a recordar, una vez más, que la firma
del pacto obedeció a la necesidad de cambiar la marca de los
vehículos inicialmente negociados y cancelados en su
totalidad, por haber sido descontinuados, y el comprador
aceptó entregar el excedente por el mayor precio de los
acordados.

Con el pasar del tiempo, a pesar del incumplimiento que


se venía presentando con la entrega, consintió en ello y nada
distinto puede indicar que el denunciante solo viniera a
manifestar su descontento después de transcurrir más de
seis (6) años de la negociación inicial y de acordar
verbalmente, «con el ánimo de conciliar amigablemente este
asunto»21, -porque la fábrica dejó de producir los Kia Rio 1.300-,
la entrega de cinco (5) taxis Hyundai Atos 999 c.c., cuando
recibió el cuarto automotor sin matrícula y sin cupo.

Es por ello que no puede alegar, indiscriminadamente,


que esos acontecimientos constituyen maniobras engañosas,
o el hecho de tener un establecimiento comercial, exhibir en
la vitrina un vehículo como los prometidos en venta, recibir
el dinero, porque, como lo tiene dicho la jurisprudencia de la

21 Folio 3 Ib.

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

Sala, los elementos del tipo se deben presentar en estricto


orden cronológico, guardando perfecta secuencia causal,
porque de lo contrario, no es posible adecuar el asunto en el
tipo penal.

Recientemente, en CSJ SP8060-2017, Rad. 41320, se


dijo que los elementos estructurales del delito de estafa, son:

(i) [E]l despliegue de artificios o engaños sobre un tercero; (ii) que por
causa directa y consecuencial de esos artilugios éste incurra en un
error; (iii) que a raíz del error la víctima voluntariamente se desprenda
de su patrimonio o de parte de éste, y (iv) que quien desplegó la
maquinación artificiosa o fraudulenta logre para sí, o para otro, un
beneficio económico correlativo.

Es claro que la ausencia de alguno de esos requisitos impide la


adecuación de un determinado suceso en la hipótesis delictiva de
estafa, como igual sucederá si los actos previos a la obtención del
provecho patrimonial no conducen de manera incuestionable y
concatenada, uno al otro, o se presentan en un orden distinto al
relacionado, o la cadena causal se rompe, trastoca o invierte (…).

Tampoco surte el efecto buscado por la actora, aducir


que las investigaciones adelantadas contra el implicado
sirven para establecer su personalidad e inclinación a
cometer esta clase de comportamientos, porque si, tales
actuaciones culminaron con autos inhibitorios o preclusión
de la investigación, como se dijo en la acusación, no resulta
desatinado que el Ad quem dedujera que tal realidad no
permite concluir en la existencia de la estafa, sino que
corrobora que el implicado es un comerciante incumplido.

Lo mismo ocurre con las restantes alegaciones,


relacionadas con el desconocimiento de las máximas de la
experiencia, o las motivaciones que condujeron a formular la

37
Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

demanda, entre otras, en cuanto traducen una apreciación


alterna y subjetiva, con la que pretende derruir el criterio
judicial, sin esforzarse por demostrar el desacierto
anunciado, conforme a las directrices ampliamente
decantadas por la jurisprudencia

Tal como se extracta del cargo propuesto, es nítido que


la funcionaria instructora se propuso a sacar avante su
pretensión punitiva, sin advertir que en esta extraordinaria
no es posible promover esa clase de discrepancias, en cuanto
no traducen la necesidad de verificar si el fallo recurrido fue
proferido conforme a la constitución y a la ley.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Penal, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la Ley,

RESUELVE

NO CASAR la sentencia dictada el 20 de febrero de 2017


por el Tribunal Superior de Cali, por medio de la cual
confirmó el fallo absolutorio de primera instancia, a favor de
HAROLD MORALES BUITRAGO.

Contra esta providencia no procede ningún recurso.

Notifíquese y cúmplase

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

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Casación 50557
HAROLD MORALES BUITRAGO

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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