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LA DEROGACION DE LAS LEYES
Monografías CIVITAS
Directores: Manuel Alonso Olea, Rafael Calvo Ortega, Luis
DÍez-Picazo, Eduardo García de EnterrÍa, Jesús
González Pérez, Aurelio Menéndez, Juan Mon-
tero Aroca, Gonzalo Rodríguez Mourullo, Ro-
drigo UrÍa y Gustavo Villapalos.
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IISLIOTECA
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LUIS MARIA DIEZ-PICAZa
Catedrático de Derecho Constitucional
LA DEROGACION
DE LAS LEYES
Prólogo de
Francisco RUBIO LLORENTE
Catedrátiéo de Derecho Constitucional
... ~".-
EDITORIAL CIVITAS, S. A.
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......
Primera edición, 1990
]
INDlCE
Abreviaturas 15
Prólogo 17
Nota preliminar
CAPITULO 1
FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGA TORIO
I
I
tarismo y afirmación de la jerarquía normativa
16. La teoría de la condición resolutoria implícita: críti-
ca de la jerarquía y búsqueda de una justificación
82
material . . 85
17. Excurso sobre la posibilidad de leyes inderogables:
reconstrucción del concepto de jerarquía normativa 90
18. Excurso sobre la posibilidad de leyes inderogables:
límites a la inderogabilidad . . 97
19. La teoría del carácter inagotable de la potestad
legislativa: la justificación formal y materialmente
constitucional. Exigencias de las cláusulas de Estado
democrático y de ESlado social . 102
CAPITULO II
EL ACTO DE DEROGACION EXPRESN
--------- 1
IN DICE 11
CAPITULO III
EL EFECTO DEROGATORIO
CAPITULO IV
LA LLAMADA DEROGACION TACITA
Bibliografía 365
ABREVIATURAS UTILIZADAS
1
18 PROLOGO
.
.
de que «la concepción kelseniana carece, hoy por hoy de
alternativas dignas de crétido para la comprensión del fun-
cionamiento de los sistemas normativos». Pese a esta procla-
mación de principio, sin embargo, sin duda reforzada por
alguna que otra crítica a la falta de precisión conceptual del
ordinamentalismo, Díez-Picazo no duda en abandonar, con
plena conciencia de ello, el esquema kelseniano, para cons-
truir un sistema categorial que pueda dar cuenta con fideli-
dad de la realidad jurídica concreta. Bueno es sin duda tanto
lo uno como lo otro. Bueno que se parta de un sistema
determinado y bueno también que explícitamente se lo aban-
done cuando, como tantas veces ocurre en el caso de Kelsen,
se percibe que la elegancia arquitectónica de tal sistema sólo
es posible merced al olvido de la abigamada complejidad que
la realidad nos ofrece.
El nada kelseniano fraccionamiento de la noción teórico-
general de validez, distinguiendo junto a ella (como carac-
terísticas que, al menos con una relativa independencia
recíproca, pueden revestir las normas jurídicas) las de vigen-
cia y eficacia, ocupa así un lugar central en la construcción
pese a que, en algún lugar, el propio autor intente devaluar
tal distinción calificándola de simple «artilugio verbal». Pero
no es el uso que de esta disociación entre vigencia y eficacia
se hace para el análisis del instituto derogatorio lo que aquí
quisiera destacar, ni la pulcra disección que Díez-Picazo
hace de las muy diversas variantes que el instituto reviste
(tan diversas que sólo una vieja convención explica el uso de
un mismo término para denominarlas), ni la implacable
lógica con la que no duda en enfrentarse con muchas ideas
recibidas. De todo ello, sólo puede dar una completa idea la
. . . . . ~ _ ...·1555$"" '• .&
PROLOGO 21
22 PROLOGO
'- ción y Ley, esto es, de la infracción por ésta del principio de
e jerarquía normativa, no se sigue en modo alguno que esta
1 infracción haya de dar lugar necesariamente a la invalidez,
sino sólo, por ejemplo, también en palabras del autor (ibid.)
1 a «su mera preterición o inaplicación», como sucede por
1 ejemplo en el caso de los Reglamentos ilegales. La invalidez,
1 en el sentido que en el libro y en este prólogo se utiliza el
término, es decir, como equivalente a la erradicación del
ordenamiento, que muy frecuentemente reserva esta opera-
{
ción a un orden jurisdiccional determinado (el contencioso-
administrativo en el caso de los Reglamentos) o a una
jurisdicción especializada (la constitucional en el caso de la
Ley) es el efecto que produce un acto de invalidación,
aunque pueda ser apreciada, sin que esta apreciación tenga
consecuencias normativas, también por la doctrina. Por esta
razón me parece dudosamente correcto hablar de «invalidez
sobrevenida», como ya indiqué también en mi voto particu-
lar, pero éste no es aquí el punto en cuestión.
Lo que sí me parece claro es que si la relación entre
infracción del principio de jerarquía e invalidez no es
una relación necesaria, sino creada por el derecho po-
sitivo, habrá que estar a lo que éste disponga y en nues-
tro caso éste es absolutamente rotundo, pues es una decla-
ración de derogación y no de invalidez la que la Constitución
(Disposición Derogatoria, apdo. 3) hace a propósito de
cuantas disposiciones se opongan a lo establecido en
ella.
Esta opción del constituyente es, a mi juicio, además de
posible, plausible. Elimina falsas ideas como las de la
invalidez de las leyes preconstitucionales por vicios formales,
o la de la reviviscencia de las leyes derogadas por la que se
invalida, contra las que el Tribunal Constitucional ha tenido
que perder tiempo argumentando, y da una solución fácil y
dogmáticamente sólida a la embrollada cuestión de la relati-
va retroactividad de la Constitución, mucho más fácil de
construir a partir de una implícita «voluntas legis» (cf al
respecto el análisis, realmente espléndido del autor en los
(§ 44 Y 45) que como una confusa restricción, en aras del
principio de seguridad jurídica, a la regla general de la
nulidad ex tunco Sobre todo, y esto es lo decisivo, implica
26 PROLOGO
,
,
¡
48 CAP. l.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO t·
por su contraria voluntad .... se considera que esa voluntad
ha sido la de adoptar la regla consuetudinaria» 3 s. Este
modo de argumentar se basa claramente sobre una ficción:
que la voluntad no manifestada de las partes en un negocio
ha sido la de esquivar la ley dispositiva y someterse al uso.
Ello, que puede ser correcto en el Derecho francés ~uyo
Código Civil omite cualquier referencia al pape! de la
costumbre como fuente del Derecho--, resulta inaceptable
en el Derecho español, porque, como indica DE CASTRO,
«supondría conceder a los usos y prácticas un poder
derogatorio sobre preceptos legales dictados con carácter
de generalidad y fines de uniformidad ejemplar, rompiendo
la subordinación jerárquica establecida en e! art. 5.° del
Código en favor de la ley» 36. Cosa distinta es que los lla-
mados usos de los negocios, contemplados en los arts. 1.253
y 1.287 CC, puedan cumplir una función interpretativa e
integradora; pero ello ni desplaza la aplicación de la ley, ni
aún menos lesiona la supremacía jerárquica de la ley
haciéndola perder su vigencia. _
Por último, están todos aquellos casos en que, por
desconocimiento, obsolescencia o sentimiento generalizado
de que es injusta, existe una práctica consolidada de
inobservancia de una norma legal. Es aquí donde se
plantea en toda su crudeza e! problema de la desuetudo.
Para encuadrar adecuadamente la cuestión, es preciso
poner de relieve, en vía preliminar, que no se trata de
supuestos de incumplimiento de normas legales con la
aquiescencia, expresa o tácita, de los órganos judiciales o
administrativos encargados de hacerlas valer. Es evidente
que, en la lógica de un ordenamiento que consagra la
superioridad jerárquica de la ley, el mero incumplimiento
de ésta, por frecuente que sea, no puede afectar a su
vigencia. Es claro, por tanto, que para que se plantee el
problema de la desuetudo es menester un plus sobre
el hecho de la inobservancia. Ese plus consiste bien en el
7. LA DEROGACIÓN EN LA DOCTRINA
Y LA JURISPRUDENCIA ESPAÑOLAS
'.
LA NATURALEZA POSITIVA DE LA DEROGACiÓN:
ASPECTO DOGMÁTICO I
«Como el órgano normador ... ·está facultado normal-
mente para establecer normas modificables y, por ende,
elimina bIes, el principio ¡ex posterior derogat priori puede
'admitirse como un principio incluido en ese facultamien-
:to.» «El principio en cuestión (/ex posterior derogat priori)
es problemático también por el hecho de que, no siendo la
derogación un principio lógico, sino un principio jurídico-
1
tos jurídicos discrepantes dictados posteriormente. Luego se produjo una ~
inversión, pasando la primacía a la norma nueva». El subrayado es mío.
Sólo desde una visión iusnaturalista es posible calificar de artificiales.
aquellos sucesos históricos que no casan con lo que previamente se ha ;
dct1"ido ~mo p"ocipio 16,i,o.
111. LA RELATIVIDAD DEL INSTITUTO DE LA DEROGACION 63
limita a analizar lo que de ella puede resultar útil para una metodología
pura. despojándola así de todo su auténtico contenido y originalidad».
81 La versión castellana de este pasaje está tomada de la edición
bilingüe del Trac/a/us de legibus oc Deo legisla/ore preparada por J. R.
EGUlllOR MUNIOZGUREN, s.i., para el Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1967, vol. 1, p. 93.
82 Vid. R. QUADRI, Applicazione .... pp. 314 ss.
83 Vid. A. GIULlANI, «Disposizioni ... », pp. 178-179.
84 Vid. A. WllHElM, La me/odología juridica en el siglo XIX (trad.
esp.), Madrid, 1980, pp. 123 ss.
85 Sobre los límites de la ley en el Derecho común, vid.. por ejemplo,
V. COlORINI, L'eguaglianza como limi/e della legge nel diritto intermedio e
lIloderno. Milán, 1976, pp. 47 ss.
68 CAP. l.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
,
presencia de antinomias en los ordenamientos jurídicos, se
han elaborado en sede de Teoría General del Derecho tres
criterios abstractamente posibles -lo que no significa que
ta hayan de exitir en todo ordenamiento positivo- de resolu-
ra ción de esas antinomias. Dichos criterios son: el jerárquico
la -según el cual la norma de rango superior prevalece sobre
:>, la de rango inferior-, el cronológico -según el cual la I
.n norma posterior prevalece sobre la anterior- y el de la
!
n especialidad -aplicable tan sólo a las antinomias parcia-
IS les, según el cual la norma de contenido más particular o
concreto prevalece sobre la de contenido más general o
" ! abstracto- 90. En este último criterio, sin embargo, no
e . queda incluido el principio de competencia, en virtud del
I
S .
1 I
,, I
) : MANDATO Contrarios PROHIBICION
!
Subalternos Contradictorios Subalternos
,I PERMISO POSITIVO
(DE HACER)
Subcontrarios PERMISO NEGATIVO
(DE NO HACER)
Vid., por todos, N. B08810, Teoria del/'ordinamento ... , p. 83.
t 88 Vid. N. B08810, Teoria della norma giuridica, Turín, 1958, pp. 237-
I 238.
'9 Vid. N. B08810, Teoria del/'ordinamento ... , pp. 89-90.
90 Vid. N. B08810, Teoria de/l'ordinamento ... , pp. 94-102; N. B08810,
I «Sobre los criterios ... », pp. 352-354; G. LUMIA, Principios ... , pp. 80-81; F.
MODUGNO, «Ordinamento ... », pp. 708-713; A. PIZZORUSSO, Fonti ... , pp.
103-111; G. V. RESCIGNO, Corso ... , pp. 182-187.
t
70 CAP. l.-fUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
I
,
I
I
94 Ello, sin embargo, no es óbice para que en un ordenamiento
positivo pueda vincularse la validez de las normas a ciertas exigencias de
coherencia. Así ocurre, por ejemplo, en el Derecho español al acoger
expresamente el principio de jerarquía normativa.
95 Vid. N. B0881O, Teoria del/'ordinamento ...• p. 122.
96 Esta idea está ya explícitamente expuesta en el padre de la
doctrina ordinamentalista, S. ROMANO, El ordenamiento jurídico (trad.
¡ esp.), Madrid, 1963, pp. 96 ss.
¡
72 CAP. l.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
I
¡
ley tenía, a su vez, una doble faceta, activa y pasiva.
Fuerza activa de la ley, o fuerza de la ley en un sentido
activo, que otros llamaban el poder innovador, era la
capacidad exclusiva de la ley para modificar cualquier
108 Vid. F. CUOCOLO, «Gli aui dello Stato aventi forza di legge», en
RTDP. 1961, pp. 113 SS.; E. GARCIA DE ENTERRÍA Y T. R. FERNÁNDEZ
RODRÍGUEZ, Curso .... pp. 135- 137; 1. DE OTTO y PARDO. Derecho Consti-
tucional... , pp. 149-151; J. PÉREZ Royo, Lasfuentes del Derecho, Madrid,
1984, pp. 89-90; G. QUADRI, Laforza di legge, Milán, 1979, pp. 32 SS.; F.
RUBIO LLORENTE, «Rango de ley, fuerza de ley, valor de ley», en RAP
núms. 100-102, vol. 1, p. 422; A. M. SANDULLI, «Legge, forza di legge,
valore di legge», en RTDP, 1975, pp. 272-273; A. M. SANDULLI, «Fonti
del diritto», en NDI, vol. VII, Turin, 1961, p. 526; A. M. SANDULLI,
«Legge (diritto costituzionale»>, en NDI, vol. IX, Turin, 1963. p. 632.
Por lo demás, parece que la expresión fuerza de ley fue empleada por vez
primera por O. MAYER, Derecho Administrativo alemán (trad. esp.), vol.
1, Buenos Aires, 1982, pp. 93 ss.
109 Vid. F. CUOCOLO, «Gli auÍ...», p. 129.
76 CAP. l.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
¡
,
tajantemente que «no es ley toda manifestación de la voluntad estatal,
¡ sino solamente aquella cuyo contenido sea un precepto jurídico, una
norma para regular o resolver relaciones jurídicas».
¡
78 CAP. l.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
131 Vid. H. KELSEN, Teoría pura ... , pp. 232 SS .• Y más pormenoriza-
damente. su Teoría General...• pp. 146 ss. La plena adopción por A.
MERKL de estos postulados se encuentra desarrollada en su Teoría Ge-
neral del Derecho Administrativo (trad. esp.). México. 1980, pp. 208 ss .•
donde recoge la ideas centrales de trabajos anteriores. Cfr., a este
respecto. C. MORTATI. «Abrogazione legislativa e instaurazione di un
nuovo ordinamento costituzionale». en Scritti giuridici in memoria di
Piero Calamandrei. vol. V. Padua, 1958. p. 111.
132 H. KELSEN, Teoría General ...• p. 147.
133 Vid. H. KELSEN. Teoría General...• pp. 157-158.
84 CAP. J.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
.- , ......., .. -- ~.
146 Esta idea, por lo demás, no era ajena al mismo KELSEN, quien
afirma: «La Constitución representa el nivel más alto dentro del derecho
nacional. El término Constitución es entendido aqui no en sentido
formal, sino material. La Constitución en sentido formal es cierto
documento solemne, un conjunto de normas juridicas que sólo pueden
ser modificadas mediante la observancia de prescripciones especiales,
cuyo objeto es dificultar la modificación de tales normas» (Teoría
General... , pp. 146-147). El subrayado es mío.
147 Vid., claramente en este sentido, 1. DE OTTO y PARDO, Derecho
Constitucional... , pp. 24-26 y 59 ss. Una crítica a esta postura puede
hallarse en la recensión al libro que se acaba de citar, hecha por l. liMÉ·
NEZ CAMPO, en REDC núm. 23, pp. 305 ss. Cfr. también M. ARAGÓN
REYES, «Sobre las nociones ... », pp. 23-30. Todo ello conduce, en definiti-
va, al problema de la imposibilidad conceptual de definir la jerarquía
normativa en términos puramente formales, sobre lo que se volverá más
adelante. Vid., infra epígrafe 17.
148 Cfr., en este mismo sentido, F. RUBIO LLORDITE, «Rango de
ley ... », pp. 431-432.
90 CAP. l.-FUNDAMENTOS DEL INSTITUTO DEROGATORIO
se lleva a cabo afirmando que cada tipo de acto del Estado
(ley, reglamento, etc.), poseyendo la misma fuerza vincu-
lante ad extra, tiene asignados un objeto y unas atribucio-
nes particulares, de modo que será inválido cuando vulnere
estos límites 149. Se llega, así, a una teoría de la circularidad
del ordenamiento o de la mutua dependencia de los actos de
los poderes públicos 150.
Como se habrá intuido, toda esta elaboración doctrinal
no es sino un intento ante litteram de articular el ordena-
miento en torno al principio de competencia 151. No es de
extrañar, por ello, que el único estudioso que hoy en día se
adhiere a la teoría de la condición resolutoria implícita,
Franco MODUGNO, sea alguien especialmente sensibilizado
hacia la diversificación de tipos normativos dentro del
género de la ley, sosteniendo consecuentemente que tan
sólo el principio de competencia es válido para entender la
moderna estructura del ordenamiento 152.
153 El propio C. ESPOSITO (La vaUdita ... , pp. 173-174) señala que no
hay diferencia cualitativa alguna entre dificultar y prohibir la derogación
de una ley.
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l
V. TEORIAS EXPLICATIVAS DEL FENOMENO DEROGATORIO 93
:"<
178 El subrayado. evidentemente, es mío. '.
179 Sobre este significado de la cláusula de Estado social, vid. E.
FORSTHOFF, «Concepto y esencia del Estado social de Derecho» (trad:
·esp.), en VV. AA., El Estado social, Madrid, 1986, p. 86. Cfr., en España,
A. GARRORENA MORALES, El Estado ... , pp. 82-87. 'i
CAPITULO Il
J
112 CAP. H.-EL ACTO DE DEROGACION EXPRESA
posible significado del texto legal que entre en colisión con la Constitu-
ción. Esta segunda opción, como es obvio, amplía notablemente los
poderes del Juez constitucional, facultándole para dictar lo que se ha
bautizado como sentencias manipulativas o interpretativas. es decir,
resoluciones que gradúan el alcance de la declaración de conformidad
con la Constitución. Sobre este problema, en general, vid. G. ZAGREBELS·
KY, La giustizia costituzionale. Bolonia, 1977, pp. 147 ss.
IJ Sobre los problemas que suscita en un ordenamiento legalista
como el español una pretendida virtualidad del principio de igualdad en
la aplicación judicial de la ley y sobre la matizada jurisprudencia del
Tribunal Constitucional al respecto -obligación de motivar el cambio
de criterio cuando un mismo órgano jurisprudencial se aparte de sus
precedentes-, vid.. por todos, I. DE Qrro y PARDO, Derecho Constitucio-
nal...• pp. 291-292.
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,
114 CAP. H.-EL ACTO DE DEROGACION EXPRESA
toria en sentido material, esto es, como cualquier texto normativo cuyo
contenido es derogatorio. Se trata de poner de relieve, en otras palabras,
que la derogación no ha de recogerse necesariamente en una cláusula
que, con forma ad substantiam, se intitule disposición derogatoria. Vid.
GRETEL. La forma .... pp. 176 ss. Como ejemplo de cláusula derogatoria
no contenida en una disposición formalmente derogatoria cabe citar la
Disposición Final 3." de la Ley 3/1989, de Ampliación del Permiso por
Maternidad: «Queda suprimido el apartado b) del número 3 del artículo
29 de la Ley 30/1984, de 2 de agosto, de Medidas para la Reforma de la
Función Pública. Quedan derogadas cuantas disposiciones de igual o
inferior rango se opongan a lo establecido en la presente Ley».
25 Cfr. J. W. HARRIS, «Kelsen and Normative Consistency», en R.
TUR y W. TWINING (eds.), Essays ... , pp. 201 SS.; M. PATRONO, «Legge ... »,
pp. 908 ss.
26 Vid. S. ROMANO, «Normas jurídicas (destinatarios de las»>, en
Fragmentos ... , pp. 239 ss. Cfr. también N. BOBBIO, Teoria del/a norma ....
pp. 142 ss.; G. CARCATERRA, JI normativismo e la forza costitutiva del/e
norme, Roma; 1988. pp. 37 ss.
120 CAP. n.-EL ACfO DE DEROGACION EXPRESA
d
11. ENTRE TIPOS NORMATIVOS DIVERSOS 135
d
11. ENTRE TIPOS NORMATIVOS DIVERSOS 139
1
1II. EL PRINCIPIO DE CONSERVACION DE LAS LEYES 143
J
111. EL PRINCIPIO DE CONSERVACION DE LAS LEYES 145
92 Vid. C. MORTATI, lsliluzioni ...• vol. 1, Padua, 1975, pp. 277 SS.;
A. M. SANDULLI, «Legge ... , pp. 647 ss.
93 No otro es el significado de la firmeza o Rechlskrafl que, como
mostró MERKL, es atributo de todos los actos jurídico-públicos (senten-
cias. actos administrativos, etc.) una vez transcurrido el plazo de impug-
nación. Vid. A. MERKL, «11 problema del giudicato nella giurisdizione e
nell'amministrazione» (trad. it.), en II duplice voIIO ... , pp. 325 ss. Frente a
la firmeza, sólo cabe la expropiación (vid. infra epígrafe 59).
II/. EL PRINCIPIO DE CONSERVACION DE LAS LEVES 151
M
111. EL PRINCIPIO DE CONSERVACION DE LAS LEYES 153
una ley vigente regula potencialmente todas las situaciones previstas por
su supuesto de hecho, precisamente porque puede haber circunstancias
que limiten su concreta eficacia.
21 Vid. G. CARCATERRA, JI normativismo ... , pp. 38-40.
170 CAP. 1II.-El EFECTO DEROGATORIO
1
!l. EL «DlES A QUa. DEL EFECTO DEROGATORIO 175
I
Parece que lo acertado es sostener la última de las tesis
~: arriba señaladas: en España, las leyes entran en vigor,
como indica el art. 2.1 ce, sólo después de publicadas y
del transcurso del posible plazo de vacatio legis. En efecto,
la exclusión de la publicación oficial como requisito de
validez y, por consiguiente, de la entrada en vigor de la ley
se fundamenta en una visión doctrinal del procedimiento
legislativo según la cual su última fase -formada por los
trámites de sanción, promulgación y publicación- sería de
mera integración de la eficacia. Esto quiere decir que, a ~
"
l.
diferencia de la fase central del procedimiento legislativo,
no habría aquí decisión alguna en cuanto al contenido de
I1
la ley, sino que se trataría de cumplir ciertas condiciones I
formales indispensables para que adquiriera eficacia una ¡
manifestación de voluntad que ya es perfecta 38. A ello se
añade a veces que, al quedar la publicación de la ley ¡
l
37 Problema distinto es el de la necesaria entrada en vigor inmediata
de las disposiciones de las leyes que, excepcionando la regla general de la ¡
vaca/io, regulan la entrada en vigor de las mismas. Vid., a este respecto,
M. AINIS, L'entra/a in vigore delle leggi, Padua, 1986, pp. 12 ss. Aquí lo
que se plantea, en definitiva, es un problema de au/orreferencia normati-
va, sobre el cual sigue siendo básico el clásico trabajo de A. Ross,
«Sull'autoriferimento e su un puzzle nel diritto costituzionale» (1969)
I
(trad. it.), en Critica del diritto e analisi del linguaggio, Bolonia, 1982,
pp. 205 ss.
38 Sobre la fase de integración de la eficacia en la teoría del
procedimiento, vid. A. M. SANDULLl, l/ procedimento amministrativo, ¡
Milán, 1964 (reimp. ed. 1940), pp. 260 ss. I
,1
I lI. EL oDIES A QUO .. DEL EFECTO DEROGA TORIO
!
1
1
178 CAP. III.-EL EFECTO DEROGATORIO
J
11. EL «DIES A QUO» DEL EFECTO DEROGATORIO 179
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111. EL DERECHO TRANSITORIO 183
,.-
~, ~,
,. .
\.. ~. tf .. ( ' : . ..
l
208 CAP. III.-EL EFECTO DEROGATORIO
L
220 CAP. III.-EL EFECTO DEROGATORIO
144 Vid. G. TARELLO, L"interpretazione ... , pp. 360 ss. y 371 ss.
VI. IRREVERSIBILIDAD DEL EFECTO DEROGATORIO 243
L
260 CAP. IIl.-EL EFECTO DEROGATORIO
embargo, como se dijo más arriba (vid. supra nota 188), el arto 38.1 "
LOTC contradice el art. 164.1 CE al referir los efectos de la sentencia, su
vinculatoriedad y su fuerza de ley al momento de la publicación de la
misma, lo que permitiria entender que su eficacia temporal es ex nunc;
pero debe imperar una interpretación conforme con la Constitución y,
más adecuada, por lo demás, al dictado de los arts. 39.1 y 40.1 LOTe.
Por otra parte, valga como ejemplo de eficacia ex nunc de la invalidación
--coherente con la presunción de validez- el caso de las normas
comunitarias. Vid. T. C. HARTLEY, The Foundations ... , pp. 331 ss. .!
197 Conviene señalar que la concepción que subyace al art. 40.1
LOTC no es en absoluto convincente -por más que esté muy extendida,
incluso fuera de España-, ya que discrimina las situaciones pasadas
VII. ESPECIFICIDAD DEL EFECTO DEROGATORIO 267
238 Pero lo mismo ocurre con los actos administrativos que no dan
vida a una relación jurídica de tracto sucesivo, como, por ejemplo, una
sanción. Todos los actos derivados de ella se ven influidos igualmente.
Vid. supra nota 226. Incluso sin aceptar la idea de cosa juzgada, R.
ALESSI (Principi ... , p. 439) llega a una conclusión similar. al indicar que
la revocación del acto administrativo no actúa sobre el acto mismo, sino
sobre sus efectos. Esta explicación, aunque técnicamente no es convin-
cente, apunta en la dirección señalada.
284 CAP. III.-EL EFECTO DEROGATORIO
.,
.,
CAPITULO IV
287
DE LA CATEGORÍA y POSIBILIDADES
DE ASIMILACIÓN A LA DEROGACIÓN EXPRESA ,
,1
El mayor problema que presenta la primera de las
hipótesis de derogación tácita es precisamente su delimita-
ción como categoría diferenciada: ¿en qué consiste o cuán-
do puede decirse que hay nueva regulación integral de una
materia? La dificultad, como salta a la vista, estriba en
determinar qué es, a estos efectos, una materia y qué es una
regulación integral de la misma. Son concebibles, cierta-
mente, determinadas situaciones que podrían identificarse
sin dificultad como de nueva regulación integral de una
materia dada. Así, por ejemplo, la aprobación de una
nueva ley de arrendamientos urbanos o de una nueva ley
reguladora del proceso contencioso-administrativo. Ocu-
rre, no obstante, que casos de esta índole no se dan en la
práctica; y ello, sencillamente porque es harto improbable
que, al aprobar una nueva ley sobre una materia ya
regulada en un cuerpo legal a se, el legislador omita la
introducción de una disposición derogatoria, al menos
genérica. Si la posible operatividad de la derogación por
nueva regulación integral de la materia se redujera a este
tipo de casos de reforma legal sistemática, la categoría
misma sería innecesaria y tendría toda la razón quien ha
calificado de prudente la decisión del legislador español de
1974 de no introducir aquélla en el art. 2.2 ce 5. Pero la
realidad es más variada y compleja; y, entre los supuestos
en que el legislador se limita a introducir un nuevo cuerpo
legal allí donde antes había otro -mas siempre sin alterar
el ámbito material de la regulación- y aquellos otros en
que se constata la incompatibilidad puntual entre dos
preceptos sucesivos, existe toda una gama de posibles
situaciones en la innovación legislativa. Así, verbigracia,
CAIANI, «Sulla natura giuridica dei testi unici», en RTDP, 1961, pp. 82
SS.; E. CHEL!, <<Testi ... », p. 309. La tesis contraria ha sido mantenida por
Santi ROMANO y SANDULL!, entre otros. Cfr. E. GARc!A DE ENTERRlA,
loco cit. ,
29 Vid. E. GARCIA DE ENTERRiA, Legislación delegada ... , p. 132; J. A.
SANTAMARiA PASTOR, Fundamentos ... , p. 679.
30 Vid. L. CARLASSARE CAIANI, «Sulla natura ... », pp. 93-96.
31 Pero, por esta misma razón, si la norma es idéntica en ambas
regulaciones, no se planteará problema alguno, porque el precepto
antiguo gozará de ultraactividad.
1. EL PROBLEMA nco CONCEPTO 299
L
302 CAP. IV.-LA LLAMADA DEROGACION TACITA
J.
J8 Vid. C. LAVAGNA, lstituzioni.... p. 173.
O. en su caso. de subcontrariedad o de subalternidad. Vid. supra
epígrafe 11.
40 Vid. R. GUASTlNI. <<In tema ... ". pp. 8-9.
n. DEROGACION POR INCOMPATIBILIDAD 303
J
11. DEROGACION POR INCOMPATIBILIDAD 313
___ o
/11. EFECTOS DE LA DEROGACION POR INCOMPATIBILIDAD 325
---------------------------- ~
11I. EFECTOS DE LA DEROGACION POR INCOMPATIBILIDAD 327
118 Vid. supra nota 112, así como G. U. RESClGNO, «Deroga (ín
materia legislativa»), en ED, vol. XII, Milán, 1964, pp. 303 ss.
119 Vid. supra epígrafe 64.
111. EFECTOS DE LA DEROGACION POR INCOMPATIBILIDAD 335
•
lit EFECTOS DE LA DEROGACION POR INCOMPATIBILIDAD 341
\
supuestos de hecho o, dicho de manera sintética, la existen-
cia de normas que representan una excepción con respecto
a otras de alcance más general. La característica última de
la ley especial consiste, pues, en que, si ésta no existiera,·su I .
supuesto de hecho quedaría automáticamente comprendi-
do en el más amplio de la ley de alcance general 143 .
De su propia definición se desprende la relatividad del
concepto de ley especial. Este es relativo, ante todo, por su
naturaleza relacional: una norma no puede ser intrínseca-
mente especial, sino que lo ha de ser por comparación con
otra norma. La generalidad y la especialidad no son rasgos
esenciales y absolutos de las normas. Son, más bien,
graduaciones de su ámbito de regulación, que, en cuanto
tales, sólo adquieren sentido cuando se parangonan con los
ámbitos de regulación de otras normas. Pero es más: si la
especialidad radica en concretar un supuesto de hecho a
partir de otro más amplio, resulta evidente que una norma,
especial con respecto a otra, puede a su vez ser general con
respecto a una tercera y así sucesivamente. La especialidad,
como característica relacional de las normas, es susceptible
--como si de un sistema de círculos concéntricos se trata-
ra- de reproducirse indefinidamente, a medida que las
previsiones normativas del ordenamiento van diferencián-
dose y concretándose 144.
Su carácter relacional y relativo conlleva dos ulteriores
características de la ley especial. Por una parte, la especiali-
dad no es -no puede ser- un atributo formal de las leyes.
No existe un tipo normativo denominado ley especial y
provisto de un régimen jurídico diferenciado, como puedan
i
del Derecho, como se observó en su momento, se admiten
tres criterios para resolver las antinomias: el jerárquico, el
cronológico y el de la especialidad 148. De acuerdo con este
, último, en caso de incompatibilidad entre normas, debe
prevalecer ---es decir, debe aplicarse prioritariamente-
aquella que tenga un ámbito de regulación más restringido
o, dicho de otro modo, aquella cuyo supuesto de hecho
constituya una precisión o especificación en relación con el
de la otra. La species debe prevalecer sobre el genus 149. De
aquí, que el criterio de la especialidad no sea aplicable a
todo tipo de antinomias, sino tan sólo a aquellas que se
denominan unilaterales, es decir, que responden al esque-
ma lógico total-parcial: la norma general no es incompati-
ble con la especial, mas la especial sí lo es con la gene-
ral l5 O. Ello implica, como ya se ha dicho, que, si la norma
147 Vid. F. MODUGNO, «Norme ... », pp. 526 ss. Referencia a este tema
se hará al abordar el problema de la derogación singular (vid. infra
epígrafe 72).
148 Vid. supra epígrafe 11.
149 Sobre el criterio de la especialidad para la solución de antino-
mias. vid.• por todos, N. BOBBIO, Teoria dell'ordinamento ... , pp. 100 ss.
ISO Vid. N. BOB810. Teoria de/l'ordinamento ...• p. 101; G. TARELLO,
L'interpretazione ... , p. 143. De aquí, por lo demás, que no pueda
reputarse correcta la afirmación de A. PIZZORUSSO (Fonti..., p.109) de
que el principio de competencia es una manifestación del criterio de la
especialidad. Ello no es cierto, porque el principio de competencia está
positivado y es. así. un auténtico principio rector del sistema de fuentes,
esto es, rector de las relaciones entre los diversos tipos normativos. Por
ello, su violación produce la invalidez de la disposición, de suerte que,
por definición, no puede surgir la antinomia. Además la norma compe-
tente no tiene por qué ser la más concreta. Es cierto, sin embargo, que la
IV. LEY ESPECIAL Y DEROGACION TACITA 349
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IV. LEY ESPECIAL Y DEROGACION TACITA 357
BIBLIOGRAFIA
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BIBLIOGRAFIA 369
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Luis María Díez··PicazQ
Catedrático de Derecho Constitucional
LA DEROGACION DE LAS LEYES