Está en la página 1de 84

Dr.

Gregorio Álvarez

EL
TRONCO
DE ORO
FOLKLORE DEL NEUQUÉN

Editorial Pehuén
PRESENTACION

La gente del siglo actual no logra entenderse del todo con la del que le
ha precedido. Sin embargo, de algunas de las efervescencias del pasado, han que-
dado materiales para toda clase de adaptaciones. De igual manera, el mundo
campesino del Neuquén —del que este libro se ocupa—, difiere del de las
ciudades. El lector no puede dejar de advertir la espontaneidad, entre otras
virtudes humanas, que abunda en el sedimento que he recopilado. Es posible que,
entre líneas, logre desentrañar y valorar conceptos que si fueran expresados en
lenguaje culto, resultarían pálidos e imprecisos. En todo caso, me atengo a lo que
dice esta sencilla cuarteta que aprendí de mis coterráneos de las cordilleras del
norte de mi Neuquén:
Si enseñas lo que aprendiste sin ninguna petulancia,estás llenando de luz el pozo
de la ignorancia.
Y es esto a lo que aspiro.
EL AUTOR.

EL TRONCO DE ORO
De entre el laberinto de sierras que ocupan el ángulo norte de la provincia del Neuquén,
se destaca un cerro que ostenta el eufónico nombre de Domuyo.
No bajan de una decena las veces que lo he visitado. Conozco todo su contorno y la
mayor parte de su amplia cumbre hasta 4.500 metros. No me ha sido posible, ni me lo he pro-
puesto, escalarlo hasta el extremo de sus picachos. En algunos de ellos, la mitología del aborigen
pehuenche ha ubicado la morada de Pillán, cuya divinidad, a imitación del dios Vulcano de la
Grecia inmortal, rige el trueno, el rayo y las tempestades.
Los lugareños suelen llamarlo "el paire", es decir el padre, porque en realidad, con sus
casi 5.000 metros es el más alto de la Patagonia. Es también el verdadero núcleo del sistema de
los montes que forman la precordillera neuquina del norte.
Un temor supersticioso, desde los tiempos de la Pehuenia* incógnita, veda su
escalamiento, porque para infundir respeto, sus poetas o nquempines forjaron leyendas
terroríficas que aún perduran.
La más difundida de entre ellas es la que se refiere a la existencia de un tronco de oro
que alguien descubrió y que se hallaría ahora bajo un ventisquero que los más grandes calores
del sol no alcanzan a deshelar.
La información que doy a este respecto la debo a mi habitual baqueano Ropágito de las
Mercedes Olate, quien es oriundo de la región y ha sido "viviente” como él dice, del cañadón o
Cajón del Chalileo, adyacente al cerro, del que conoce todos sus vericuetos secretos y no
secretos.
Es interesante consignar que Olate no derrocha la prosopopeya que caracteriza al
nütranfe o narrador aborigen del sur del Neuquén; sus relatos o "conversas" como él las llama,
son amenísimas charlas desprovistas de artificio y todo recurso que no sea la precisión objetiva.
Por supuesto, esta cualidad desconcierta a quien acude en busca de lo misterioso y novelesco,
con miras a creaciones de orden especulativo.
Inquiriéndole a propósito de algunas leyendas basadas en ciertas manifestaciones de
carácter mágico atribuidas al cerro, en su charla de tipo vernacular, me dijo lo siguiente:
—"Mire patrón: yo conozco todo el cerro como a las palmas de mis manos; “por lo
consiguient” puedo asegurarle que mucho de lo que se cuenta del Domuyo son “puras
leseras”** nomás. Lo único que puede haber, aunque yo no lo hai visto, es el tronco de oro, del
que tanto habla la gente de por aquí."
—¿En qué se funda usted para suponer que a lo del tronco de oro debe dársele más crédito
que lo que se dice sobre el potro y el toro que cuidan o vigilan a una doncella rubia que se peina
con un peine de oro a la orilla de una laguna?
Olate ríe y contesta :
—"¿No ve patrón que todo eso es fantasía de los puebleros? Naiden ha visto ninguna
laguna ni lo demás que se cuenta. Naiden quiere aventurarse a subir al cerro, porque “se
enoja” y produce tempestades que lo pueden matar a uno. ¿No vio lo que le pasó a usté cuando
subió la primera vez? ¡Y eso que usté es de por aquí y se mostró siempre su amigo!...".
—¿Y usted cree en el tronco de oro?
—"Ese es otro cantar. Posible es que pueda “existir”, porque me lo contó mi padrino,
que vivió muchos años en este Cajón del Chalileo."
—¿El lo vio?
—"No, a él se lo había contao un “campañisto” que tenía a su servicio. La cosa fue así:
El “campañisto” andaba campeando unas ovejas por ese cañadón que usté ve ahora tapao de
bardones de nieve, pero que antes no estaba así. Un redepente oyó el estampido de un trueno y
vio una ñiebla negra que venía escureciendo el cerro desde el norte, del lao de Mendoza. Como
era baqueano del lugar, ya “echó de ver” que se le venía encima una tormenta. Se apuró
entonces a volver a las casas y no se ocupó más de las ovejas.
"Al bajar a lo derecho, con el “riejo” de hundirse en las yeseras, vio a un costao una
piedra parecida a un tronco de árbol, que relumbraba como si fuese de oro. Se desmontó y
oservó. ¡Era un tronco, pero de oro macizo, así de grueso, que estaba bien hundido en la tierra!
Como ya lo envolvía la “escurana”*** y tenía miedo a la nieve voláa que lo podía desorientar,
con todo el dolor de su alma cabalgó de nuevo pero se fijó bien cómo era el lugar, para volver a
buscarlo cuando mejorase el tiempo, y siguió “peligrando” hasta llegar a lo bajo.
"Pudo salvarse por milagro, pero el temporal duró varios días y tapó de nieve toíto
entero el cañadón. Nunca se dirritió del todo, pero el tronco de oro está allí, en lo projundo,
tapao. Hay que esperar un invierno que no sea nevador y un verano de sol bien juerte. Entonces,
habrá que ir a campearlo".
—Y el "campañisto", ¿dónde vive?
—"Yace añasos que murió! ..."
Durante el relato no habíamos apartado los ojos del ventisquero. Lo formaban grandes
bloques de nieve helada que semejaban catedrales, monumentos, mausoleos, obeliscos truncados,
monstruos de variada forma, entre cuyos intersticios la luz, filtrándose en haces, fulguraba con
todos los tonos del azul. El conjunto sugería lo que podrían ser las ruinas de una ciudad polar.
Era una procesión de penitentes y formas blancas que cubrían 1a pendiente hasta el lugar en que
se precipita en cascada el arroyo Chalileo que nacía de su deshielo. El cuadro producía un efecto
en cierto modo macabro. El pensamiento era conducido desde la impresión de la fascinación
hasta la del espanto, y la mente inquieta, se preguntaba: ¿Por qué esa ingente mole de nieve y de
hielo a la que solamente una poderosa fuente de calor puede deshelar, tenga que ocultar precisa-
mente el tronco de oro de la tradición? ¿Hasta qué punto puede darse asidero a una relación
forjada sobre la base de una leyenda en soledades donde todo lo que se ve y se oye es la
expresión de un insondable misterio? ¿Puede negarse que no sea posible la existencia de un filón
de oro en cerros y cordilleras de las que mensualmente se extraen varios kilos de este precioso
metal?....
Pero no sólo el Domuyo ostenta el privilegio de poseer un tronco de esta especie. Don
Alfredo Bucarey, residente en Ranquileo, me ha informado de viva voz, que en el perímetro de
Las Chaquiras, pequeñas lagunas que continúan la serie de las de Epu Lauquén del Norte hacia la
cordillera, para el laíto del norte, existe un tronco de oro. "Un ovejero chileno que solían tener
los Ríos, lo encontró junto a unos”tendíos” de piedra. De noche, este ovejero desprendía con
cincel algunos trozos, los que le producían en Chile, el dinero necesario para pasar los invier-
nos y aun, llegar a hacerse rico"***.
Asimismo, en el cerro Palao, en el norte del Neuquén y dependiente del sistema serrano
del Domuyo, hay un tronco de oro o veta de este mineral, según referencia de don Juan de Dios
Orellana. Respecto de esta última aseveración, don Julio F. Della Chá, estanciero en Cancha,
Huinganco, asegura que un tal Ruperto Leiva, que oficiaba de marucho en su niñez, le contó que
solía viajar desde Chile acompañando a personas de San Fabián y de San Carlos, las que
provistas de sacos de cogote de guanaco, venían en busca de ese oro. Dejaban al marucho en la
orilla de la laguna Turbia, se internaban por un cañadón y volvían con los cueros llenos de
mineral —los que también podrán estarlo de oro puro— y emprendían en secreto el regreso a
Chile.
Hay que admitir entonces, que aquí en este Neuquén que ahora está evidenciando un
empuje avasallador, digno de todos los encomios, existen troncos de oro y otros tesoros.
Pero no siempre tales presencias deben conducirnos a preocupaciones de orden material.
El tronco de oro, título y materia de este libro, es el acervo aún no conocido, de los
campos neuquinos, que el autor en su cariño lo aprecia como un filón dorado. En forma modesta,
pero documentada, pretende salvarlo del ineditismo antes que sea demasiado tarde.
Entre los que le han ayudado en esta empresa, están los amigos espiritualmente sanos y
humildes que felizmente tiene en su Neuquén.
Al agradecerles sus valiosas y desinteresadas aportaciones, les refirma que todo será para
bien de la tierra que nos vio nacer. A ella le presentamos este trabajo. Es sencillo, pero hecho en
colaboración cordial de letrados e iletrados. Trasunta una intención: dar a conocer el alma del
hombre cordillerano del Neuquén, que adhiere, con limpio y fervoroso sentir, al ideario que
expresa nuestro quehacer y aspiración:
“Del Neuquén, por el Neuquén, para la Patria”.

Paisano de origen pehuenche Ropágito de las Mercedes Olate,


baqueano de la región del Domuyo.

*Llamo Pehuenia a la tierra de los antiguos pehuenches.


**Leseras: tonterías.
***Oscuridad.
****Referencia oral al autor.
CUENTOS
En el aspecto de la narrativa no ha escapado nuestro Neuquén a la integración del caudal
folklórico hispano americano. Abunda la difusión de aquellos cuentos que tienen por protagonis-
ta a Pedro Urdemales.
Julio Aramburu, entre nosotros y Pino Saavedra, en Chile, se han ocupado del tema con la
profundidad que merece y nuestra comprovinciana la profesora y poetisa Irma Cuña, ha realizado
últimamente en la Sorbona de París, un trabajo que mereció un primer premio de este famoso
instituto. Es un trabajo exhaustivo que comprende el origen y el motivo de la gran popularidad
de estos cuentos que, para el sentir actual, resultan tontos o inocentes.
De los numerosos cuentos que tienen como personaje protagónico al pícaro Peiro
Ordemales, que es como suele llamarse en las cordilleras del Neuquén, anotaremos los tres que
siguen. Se "relatan" con ligeras variantes según sea la gracia o capacidad transmisora del
cuentista. Entre éstos nos referiremos en primer término, a don Eusebio Cisternas.
1. — Pedro Urdemales entró a servir a un patrón que lo puso a cuidar unos chanchos.
Pedro vendió los animales pero antes les cortó el rabo. Se presentó ante el patrón simulando
mucha aflicción y le dijo que todos los chanchos se habían hundido en un menuco (tembladeral)
y que acudiera a comprobarlo. Efectivamente, el patrón vio las colas que el pícaro Pedro había
sumergido en el barro.
2.— Pedro fue mandado por su patrón a cuidar unas yeguas. Por ese prurito de hacer
daño, que nunca le abandonaba, fue y les cortó las colas a las yeguas, dejándolas "chocas". Ya se
podrá imaginar la furia y desesperación del patrón.
3.— El mismo patrón, que va había perdonado a Pedro, le mandó que les cuidase unos
caballos, pero que no se le ocurriera hacer lo que hizo con las yeguas y los chanchos. ¡Y no se le
ocurre cortarle la nariz a todos los caballos, dejándolos con la dentadura al aire! A los pocos días
el patrón fue a ver sus caballos. Ante la sorpresa que se llevó le pregunta a Pedro: "¿Qué has
hecho, animal, con los caballos?". Y Pedro le responde: "Yo no hice náa patrón. ¿No ve que se
ríen del ver a las yeguas chocas ?".

JOVENES RUBIAS QUE SE PEINAN


CON PEINE DE ORO

En el Neuquén cordillerano se cuentan tres leyendas que se refieren a jóvenes mujeres


que, a orillas de lagos o lagunas, se alisan los cabellos con peines de oro. Dos de ellas son de
filiación hispano criolla y una de proveniencia indígena.
En el norte de la provincia existe un volcán, el Domuyo, cuya altura se aproxima a los
cinco mil metros. La inviolabilidad de las cumbres, siguiendo el pensamiento supersticioso de
orden general, ha dado motivo para que se forjen leyendas que tienen por efecto disuadir a los
que quieran darse el placer o satisfacer la inquietud de escalarlas. El cráter, que no está ubicado
en su cumbre, está sustituido por efusiones en su falda y en su base que surgen en forma de
arroyos, olletas, géiseres y humazos. Para los lugareños el cerro es sagrado. Le llaman "paire" o
padre. A imitación del antiguo Olimpo griego en él tienen su morada las divinidades de su
mitología.
1. — Relacionadas con fuente conceptiva, los pobladores de los pasados tiempos han
imaginado leyendas de variado contenido. Una de ellas es la de La niña del peine de oro del
Domuyo. Ha sido recogida en 1882 por el coronel don Manuel José Olascoaga, que fue el primer
gobernador que tuvo el Neuquén. Asimismo, a principios de este siglo, un sacerdote italiano,
llamado Lino Carbajal, desarrolló esa leyenda adornándola con los aditamentos que su
imaginación le sugirió; y un poeta colombiano se valió de la misma, para darle visos de un relato
lírico que la embelleció más.
María Teresa Villafañe Casal, la complementó con algunas consideraciones de orden
moral y filosófico y por último, Ismael Moya la ubicó decididamente en la línea aborigen,
haciendo de ella un poético romance.
Alberto Vúletin, siguiendo a Carbajal, dice que en la cumbre del Domuyo existe una
joven rubia muy hermosa, la que, sentada a la orilla de una laguna bordeada de totoras, se peina
con un peine de oro. Esta joven estaría encantada y custodiada por un toro colorado y un potro
oscuro de reluciente pelaje. La laguna exhalaría un perfume sumamente agradable y la joven
cantaría las melodías que produce la brisa entre las totoras, con una voz que tan pronto parecería
un llanto acongojado, como una cristalina risa.
Según Eduardo Talero, quien se inspiró en la más antigua y más difundida de las leyendas
de esta región, la de "la mujer quemada", ésta tendría su origen en el antecedente de una mujer
que, en los tiempos indígenas y por lo tanto inmemoriales, había sido perseguida cerro arriba por
un indio al que ella no amaba. En su desesperación, no advirtió que pisaba el borde de una de las
olletas de agua caliente surgida desde la profundidad del volcán, se hundió en ella, se quemó el
cuerpo y murió.
Autores oficiosos pretenden hallar en esta leyenda la etimología del topónimo Domuyo,
asignándole el significado de "mujer quemada". Pero no están en lo cierto.
María Teresa Villafañe Casal también presenta la leyenda como la de una joven
custodiada por un caballo y un toro, pero de pelaje blanco el primero y de color de fuego el
segundo. Basándose en la creación de Talero, quien a su vez se inspiró en la de Carbajal, la joven
rubia sería en realidad la amante actual del sol, el que había abandonado por ella a su primitiva
mujer que era morena. Ideológicamente, la rubia representaría la nieve que cubre a medias las
rocas cuyas aristas, al ser doradas por el sol, demostraría que, a pesar de la coquetería de la rubia
o mujer blanca, el sol permanece fiel a la morena, o sea a la tierra, representada por la roca. Esta
envejeció, se arrugó y perdió sus encantos, pero le quedó el oro y el fuego en sus entrañas.
Aunque la rubia vive custodiada por los guardianes ya mencionados, no es feliz, porque es estéril
y no puede darles hijos al sol. Por eso llora y sus lágrimas son los ríos. Pero aunque tiene
riquezas y un palacio de oro y de cristal, le falta el lazo amoroso y firme anudado en el corazón
sincero que da la maternidad.
2. — La rubia de las Lagunas Epu Lauquén del Norte. Según mi informante, don Adolfo
Bucarey, puestero del norte del Neuquén, en la orilla de la mayor de las dos lagunas Epu
Lauquén, existe una gran peña que no puede pasar desapercibida al caminante. En ciertas
mañanas de sol, sentada sobre esta peña, canta a la vez que solloza, una joven rubia, mientras se
peina con un peine de oro. Esta joven cuando advierte que alguien se acerca, se arroja al agua y
desaparece. Sin embargo, en ciertas noches de plenilunio, en el fondo de un abra que hace el
bosque delante de la cordillera, se la ve bajo la apariencia de una mujer envuelta en luz, cuyas
voces, apagadas por la pena, se esparcen por el lugar entristeciendo a los caminantes.
Según la tradición, sería el espíritu de una joven de quince años que fue cautivada en
tiempos de las montoneras pincheirinas por un bandolero llamado Zapata, quien la llevó desde
Linares a las lagunas de Epu Lauquén. Se vio obligada a casarse con su raptor para cubrir su
honra mancillada por el ultraje, pero siempre vivió infeliz debido a los celos de una rival que
acabó por arrojarla al lago*.
Mi informante agrega que hubo una época en que cada vez que alguien se arrimaba a las
lagunas Las Chaquiras que están a media legua al oeste de las precedentes, el tiempo se
descomponía como si quisiera impedir el acceso. Asimismo se sentirían "ruidos raros y cantos
de gente". En tal lugar estaría escondido el tesoro de los Pincheira.
3. — La Coñi Lafquén o sirena del lago Lacar. Según la señora Bertha de Koessler Ilg,
esta leyenda tiene relación con hechos históricos acaecidos en tierras del Neuquén. La predicción
que consigna la leyenda tuvo confirmación en una acción guerrera librada entre pehuenches y
huilliches por cuestiones de intereses y por haber negado estos últimos la entrega de un "quiltro
lanudo" cuyo amo, que era chileno, reclamó sin resultado. En la historia local este episodio se
conoce como "la guerra del perro" o "guerra de la sal". La consigna también Augusta en su
libro Tradiciones aborígenes.
Chocorí, padre de Shayhueque, gran cacique gobernador del Gobierno de las Manzanas,
fue informado que en el lago Lacar, en el lugar llamado Las Bandurrias, sobre una de las rocas
de las que bordean esta azul fuente de belleza, se veía sentada en ciertas mañanas de sol, a una
hermosa joven que cantaba con una voz muy dulce mientras se peinaba lentamente -con un peine
de oro. Los aborígenes del lugar la llamaban "La Coñi Lafquén", que quiere decir "la hija del
lago". Nadie había podido observar de cerca a la hermosísima joven, la que, según se decía, era
blanca y tenía una cabellera de oro. A semejanza de la rubia de las lagunas de Epu Lauquén del
norte, su voz parecía llanto o risa.
Cuando algunos curiosos atraídos por la dulce y lastimera voz se acercaban en sus
huampos o canoas, las olas solían estrellarlos contra las rocas de la costa. Solamente los raquis o
bandurrias podían embelesarse al escucharla. Un día el gran Chocorí envió a tres indios
tehuelches de los de su tribu, para que averiguasen si era cierta la existencia de esta sirena y, en
caso afirmativo, se la trajeran para que formara parte de su harem. Silenciosos y cautelosos,
arrastrándose -como culebras, consiguieron ver a la joven, pero cuando uno de ellos se disponía a
abalanzarse para asirla, ésta se lanzó de un salto al lago. En lugar de sumergirse en las aguas
profundas, cual lo hubiera hecho una sirena, caminó sobre las olas en dirección al cerro hoy
llamado "El Abanico" y antiguamente Tren Tren**. Atemorizados, volvieron los indios a los
toldos y refirieron a Chocorí cuanto habían visto. Este se burló de ellos, pero la machi o
hechicera de la tribu predijo funestos augurios para Chocorí y los suyos, a quienes les so-
brevendría un castigo por haber intentado una investigación que era tabú, es decir, prohibida. Los
hechos demostraron que la predicción fue cumplida, porque los tres tehuelches murieron en "la
guerra del quiltro o de la sal" y Chocorí fue muerto durante la campaña de Rosas de 1833, por el
coronel Francisco Sosa, apodado Pancho el Ñato.
*Magdalena Petit, Los Pincheira (novela histórica).
**Según creencia de los indios de la región, el cerro Tren
Tren reposa sobre otros cuatro cerros, que son los pilares
sobre los que se afirma el mundo.

LEYENDAS DEL NORTE DEL NEUQUEN

El norte del Neuquén no se muestra tan pródigo en leyendas como el sur de la misma
provincia. La mentalidad de los pobladores de aquella zona no está tan evolucionada para
creaciones de orden imaginativo, se la ve más displicente y sus inquietudes se derivan
preferentemente hacia otrw anwctos del acervo costumbrista y folklórico. Más que a la inventiva,
se muestran preferentemente dispuestos a contar cuentos asimilados de fuentes foráneas, a
"relatar"* décimas, coplas, “contadas”**, difundir "conversas"*** y otras expresiones
simplistas de orden espiritual.
De ello resulta que la elaboración de las pocas leyendas de su acervo regional sea muy
precaria. Como éstas son producto de la subjetividad individual, de apreciaciones de grupos poco
asimilados culturalmente, la creación sólo es la expresión de percepciones de hechos objetivos
que se vinculan a la vida diaria. Son pocas las representaciones de carácter mágico o animista.
En cambio, en el sur del Neuquén, dada la abundancia y complejidad de la función creadora,
queda eximida de todo control la apreciación valorativa en cuanto a lógica se refiere.
Es de observar que los accidentes topográficos y los fenómenos telúricos, actúan como
concausas complementarias. Contribuyen, por vía subconsciente a dar viso emotivo o patético a
las creaciones de la imaginación. Las mayores cumbres del Neuquén, que se hallan en el norte,
así como los lagos, que embellecen el sur, son las fuentes que más frecuentemente suministran
materia para aquella tarea.
*Relatar dice el campesino, para recitar o referir.
** Contada: es una nodetar que se va difundiendo.
***Conversa: chisme.

LEYENDAS DEL DOMUYO

Además de las leyendas sobre rubias precedentemente desarrolladas, existe la del Tronco
de Oro, la que me ha sugerido el título del presente libro. La imponencia del cerro Domuvo ha
dado también motivo para varias concepciones supersticiosas que los recopiladores han ido
concatenando hasta refundirlas en la que se conoce comúnmente como Leyenda del Domuyo.
Se basa en la observación de los lugareños, quienes afirman que el cerro "se enoja" en
cuanto advierte que algún forastero comienza un escalamiento a pie o una ascensión a caballo. Es
de notar que son frecuentes las coincidencias. Las muestras de enojo son: el rodamiento de
enormes piedras y la producción brusca de tormentas con precipitación de lluvia, granizo, nieve
volada y muerte del audaz que se atreve a violar su cumbre. Lo hace para impedir que se llegue a
conocer un encantamiento que celosamente guarda. Arriba, junto a una laguna, se distrae
peinándose con peine de oro, una joven rubia, muy hermosa, a la que constantemente cuidan, un
toro colorado y un potro de pelaje lustroso y renegrido. El toro es el que arroja las piedras y el
caballo el que con sus corridas y resoplidos, despierta el trueno y origina el rayo.

LEYENDA DEL COPAHUE

Copahue es el nombre de un volcán que tiene en su cúspide una laguna que contiene agua
pesada, es decir, rica en hidrógeno al estado naciente. En una hoya de su falda oriental existen
surgentes de agua termal que gozan de altas virtudes medicinales. Al igual que la cumbre anterior
ha sido objeto de creación de leyendas. La más conocida es la publicada por Carmen Arolf, la
que se ha difundido lo bastante como para figurar en el leyendario neuquino. Un cacique llamado
Copahue, se enamoró de una india con la que casó y llevó a sus dominios. La tribu no la acepta y
resuelve hacerle una guerra al cacique. En la acción cae muerto Copahue. Sus compañeros lo
llevan a enterrar en el mismo lugar en que se conocieron los amantes. Al excavar la fosa, brota
un chorro de agua termal, que fue el origen de las famosas termas.

CUENTOS DE PROVENIENCIA. INDIGENA

El gran etnólogo y folklorista chileno Tomás Guevara, que fue uno de los primeros
araucanistas que con loable inquisitoria investigó la mentalidad del indio mapuche chileno,
empieza con las siguientes palabras, aplicables a nuestro indio del Neuquén, su libro Folklore
Araucano: "El araucano ha tenido siempre i tiene todavía, una literatura oral no insignificante,
de leyendas, cuentos, fábulas, cantos, proverbios y refranes, que manifiestan cierto grado de
conciencia y desenvolvimiento espiritual."
De igual modo, los araucanistas de nuestro país que, por razón de sus investigaciones han
debido ponerse en contacto estrecho con el indio neuquino, tales como la señora Bertha de
Koessler, Esteban Erize, Juan Benigar, Pablo Groeber, Jorge Rambeaud, Doroteo Prieto, Rafael
Cayol, Willy A. Hassler, salesianos Gardín, Barreto y Rotter y el que esto escribe, han logrado
advertir y compenetrarse de su riqueza espiritual, de la estructura de su pensamiento, forma de
expresarlo, giros de su lenguaje y énfasis que pone en la elocución para acentuar o aclarar su
sentido.
Hemos procurado documentar fielmente en nuestro estudio, el mecanismo prosódico del
paisano de nuestras cordilleras neuquinas, porque al penetrar en el espíritu de su lengua, inclusas
sus formas dialectales, o híbridas, se advierte una expresión genuina en vivencia armónica con la
función ambiental, que es reveladora del amor a los suyos y a la tierra de su nacimiento.
Del mismo modo hemos llegado a apreciar su bagaje mental y conjeturar, ya que no
hemos podido ir más lejos, el proceso requerido para la asimilación de los elementos que del
grandioso panorama de su habitat, logró utilizar. La agreste belleza de sus predios y los
fenómenos telúricos que veía producirse en toda su magnificencia, ya benéfica, ya agresiva,
debieron ser interpretados de manera muy original por su mente acuciosa, pero de escaso
contenido. No cabe parangonarlos con los efectos que producen en el hombre de civilización
europea. Sin fuente alguna para adquirir conocimientos que no fuesen los que le suministrara su
propio ambiente para llenar las exigencias del diario vivir, carente de términos humanos de
comparación, tuvo que esperar largo tiempo antes de verse en posesión de un patrimonio
espiritual aceptable, el que sólo le fue posible obtener por autodidaxia espontánea, referida a la
observación de los efectos.
A esta condición básica de origen y características terrígenas, se agregaron factores
disgregantes: de condición espiritual los unos y de exigencia materialista los más, que crearon a
nuestro cordillerano neuquino una posición mental introvertida y expectante que aún subsiste
como idiosincrasia.
Lo sensible de esta situación síquica es que no le ha ayudado ni ayuda a sus hijos, a
ubicarse dentro de la comunidad de nuestra civilización. Sin embargo, lo anhela fervientemente
porque es proclive a las ventajas de trabajar y aspirar al igual que el hombre cultivado, que le
habiliten para proseguir la lucha por una existencia más placentera. Sin detenernos a analizar ni
puntualizar los obstáculos que le ha opuesto el hombre de las ciudades con su proceder
arrollador, discriminativo e injusto, su individualismo lo ha conducido a una posición estática de
la que no le es posible evadirse por falta de levadura social que le permita desarrollar un estado
paralelo al promovido por su aptitud para las faenas camperas y ciertas artesanías de tipo regio-
nal.
Las precedentes consideraciones nos aclaran por qué los cuentos que entran en el folklore
de la cordillera neuquina no revelan procesos de bienaventuranza; se refieren a hechos de guerra.
venganzas, maleficios, metamorfosis y brujerías. Son creaciones que reflejan en lo teológico,
ciertas referencias bíblicas y los contrastes de la lucha del bien contra el mal; en lo mitológico, la
reacción del hombre ante acciones temibles de deidades o "espíritus" que están en permanente
acecho para producirles daño; y en lo intimo, la aspiración que nunca se llega a realizar. Es
oportuno observar también que, en algunos casos, coinciden con los asuntos, mitos y
supersticiones que Frazer apunta como materia costumbrista en su maravilloso libro La Rama
Dorada y, en otros, remembranzas de los difundidos cuentos árabes.
Desde el punto de vista humano, casi todas las leyendas y cuentos de aborígenes del
Neuquén recopilados por la señora Bertha de Koessler, de San Martín de los Andes, y los de
otros folkloristas, tienen como objetivo el exaltar el valor moral de la humildad y la prudencia
frente al orgullo; la astucia en oposición a la prepotencia; la conservación de costumbres,
creencias y tradiciones, como aliciente para preservar la unidad sociológica de la raza.
Al particularizarnos con los cuentos neuquinos de proveniencia indígena, diremos con
Bertha de Koessler, que los paisanos que se dedican a narrarlos, aparte de la gracia natural con
que lo hacen, son en general muy diestros en el manejo de la elocución, habilidad muy tenida en
cuenta entre sus congéneres. A falta de confrontaciones se valen de la inventiva repentista,
utilizando las percepciones suministradas por su medio, las que les sugieren una original
creación mental: atribución de condiciones anímicas especiales a seres y cosas.
El relatante o cuentista, comienza con una entonación premonitoria atrayente y pausada,
para ir progresivamente adaptando la voz y el gesto a la naturaleza del cuento, el que también,
para que resulte más efectista, debe concordar con el estado de ánimo y el del día.
Matiza su cuento, fábula o leyenda, con la mímica que el asunto va reclamando.
Gesticula, imita el acento de los protagonistas, el grito de los animales, el canto de las aves, el
murmullo de la brisa en la selva, el ruido de las cascadas, y se coloca en la situación anímica de
cada personaje, procurando poner en evidencia sus cualidades más notorias a fin del mejor
entendimiento del auditorio. De este modo consigue cautivar su atención y lograr que se
despierten los sentimientos que persigue la narración.
Muchas palabras, voces y giros, no pueden ser vertidos literalmente a nuestro idioma,
principalmente aquellas que quieren expresar algo patético o exclusivamente regional. ¿Qué hace
el cuentista entonces? Recurre a la onomatopeya, a la salmodia, al "romanceo"*, al llanto y a una
inimitable cuanto desconocida elegía llamada tayül, con la que logra expresar apropiada y
sutilmente el estado del alma en trance de tribulación o de nostalgia. ¿No revela este desahogo la
posesión de una exquisita sensibilidad para el lirismo y un intuitivo recurso mental para hallar el
elemento artístico complementario?
Ante la rudimentaria pero vigorosa adaptación de este aborigen cuyo acervo está en vías
de una lamentable desaparición, nos parece interesante destacar como mérito para el haber
intelectual del narrador una inclinación vocacional para el arte escénico. A falta de aportaciones
de este carácter, se lo ve poner en práctica recursos que le permiten compensar con un intento
aspirativo, su lamentable estado social. Con la expansión de tal bagaje espiritual y la forma en
que lo vuelca, logra la emoción de su auditorio que le escucha reconocido y absorto. Es éste su
mejor premio.
Las precedentes consideraciones y también una finalidad patriótica de difusión, me han
movido a presentar algunos aspectos del folklore neuquino de proveniencia indígena. Con ello
cumplo parte de un propósito de reparación espiritual cuya demora entristecía el alma. Era
preciso descorrer el velo, que había ocultado hasta hoy, el prístino sentir de un grupo social del
que, en este aspecto, muy poco se había procurado conocer. Pero debo advertir que se ha tenido
que vencer, mediante muestras de confraternal amistad, la suspicacia y posición negativista que,
como el ventisquero que oculta el tronco de oro del Domuyo, ha impedido descubrir totalmente
el alma de los pocos ancianos que aún pueden informar fidedignamente, sobre la vida y
costumbres del pasado, en las cordilleras del Neuquén.
*Canturreo.

EL CUENTO DE LATRAPAY

Los mapuches llaman "hacha del cielo" o Pillán Toqui, en lengua aborigen a un hacha de
piedra que cae como el rayo y se entierra "siete estados" bajo tierra*. A los siete años, sale a la
superficie y da suerte a quien la encuentra. (Prieto).
El hacha de Pillán tiene la virtud de cortar de un solo golpe los árboles que encuentra en
su caída, por gruesos y duros que sean. En esta virtud se basa uno de los cuentos más difundidos
entre los mapuches: el del brujo Latrapay (Lenz) o Tatrapay (Lehmann Nitsche), cuya versión,
recocida por la señora de Koessler y publicada en su libro en alemán intitulado. Indianer
Marchen aus den Kordilleren, es la siguiente:
Había una vez dos hermanos que salieron a correr el mundo en busca de trabajo. Uno se
llamaba Konkel y el otro Pitíu.
Un día, caminaban extraviados, cansados entre la selva y no sabían cómo salir de ella. Se
acostaron sobre una roca, a la orilla de un menuco y se durmieron. Al despertar, se vieron baña-
dos en una gruesa sustancia grasosa descolorida que salía de la tierra en forma de vapor. Si no los
hubiera despertado a tiempo el chiruf chiruf, hubieran dormido para siempre.
Vieron que delante de ellos habían dos hermosos corceles, lujosamente enjaezados con
atavíos de plata. En su desvarío, pensaron que estos caballos eran regalo de sus antepasados que
vivían debajo del lecho grasiento y fangoso del cauce del río.
Estos caballos, por lo mansos, parecían haberlos conocido anteriormente y así podía ser,
porque el abuelo paterno, caudillo y guerrero, fue sepultado con ellos, según costumbre
mapuche.
Aunque aturdidos por el vapor proveniente del mundo de abajo, montaron en los caballos y
dirigidos posiblemente por sus antepasados, llegaron a una ruca**, en la que encontraron a dos
muchachas jóvenes a las que propusieron casamiento, advirtiéndoles que su única fortuna eran
esos preciosos caballos, con los que esperaban comprarlas al padre.
Ellas contestaron que el padre era un hombre malvado y sanguinario, del que habían
escapado. Se llamaba Latra Pay y también Lonco Quelfü (cabeza de pato azul).
Sucedió que Latra Pay, tuvo un perimontu (visión), mediante el cual pudo ver a los dos
hombres, con sus caballos, al lado de sus hijas, las que, como es sabido, tienen su precio y por
consiguiente, ellas deberían haber cobrado y haberle entregado su importe. Llamó a su hijastro y
hombre de confianza, Ñürrü, el zorro y le dijo lo siguiente :
"He visto en un perimontu a dos intrusos que están como si fueran yernos. Quiero que
vayas a lo de mis hijas y lo compruebes."
Ñürrü montó en un guanaco gigantesco cuya mordedura es mortal, y se dirigió a la ruca
de las muchachas.
Al llegar al linde del bosque ya vio a los dos lindos caballos ensillados con sillas de
platería. "Todo esto debiera de pertenecer al Chao Latra Pay", se dijo.
Con todo sigilo, el zorro se acercó a la casa y con risa falsa y palabras chistosas, apresó a
las hermanas. Pero se sorprendió al no encontrarlas, como pensaba, durmiendo con los hombres.
Regresó el zorro a dar parte a su amo, quien furioso, mandó de nuevo al zorro con el mensaje de
que si querían casarse con las hijas, los futuros yernos deberían trabajar para él. Esta exigencia
era el precio; de lo contrario les haría dar muerte.
El primer trabajo era derribar un árbol corpulento que hacía tiempo que le molestaba.
Las mujeres comenzaron a llorar y a desesperarse, diciendo: "Solamente el demonio
puede derribar a este árbol, porque se ha originado en el fuego de un volcán. Es un árbol
ombligo y el Pillán los matará" ***.
Los hombres las tranquilizaron y salieron a buscar el árbol, que resultó ser el más alto del
bosque. Apenas llegaron, empezaron a sentir que se quemaban; entonces atinaron a llamar: "Llu-
via del mar, lluvia del mar, cae abajo". Llamaron así cuatro veces cada uno y, entonces cayó la
lluvia, Del mismo modo llamaron a la nieve: "Nieve del Sur, Nieve del Sur, cae abajo", otras
cuatro veces cada uno, con lo que casi se apagó el fuego. Luego llamaron al hacha Pillán
diciendo: "Pillán Toki, Pillán Toki, cae abajo y derriba a este árbol" por cuatro veces
consecutivas. Entonces escucharon que desde muy arriba venía un ruido que se acercaba cada
vez más y al cuarto llamado, escucharon: Chüli, Chüli, Chüli, Chüli, y vieron caer el hacha entre
las ramas y derribar el árbol que ya estaba apagado. Se lo entregaron al zorro que estaba
esperando y se fueron a su casa.
Cuando el zorro contó lo sucedido a Latra Pay, puso éste cara de espanto y gritó : "El
árbol del fuego****, el árbol del fuego, me han matado estos odiosos hombres. Ahora va a ser
la Piedra del Fuego, que me molesta, la que tienen que dar vuelta".
Cuando el zorro, riéndose y burlándose llevó este mensaje, otra vez lloraron las mujeres
diciendo: "El lonco Quelfü, que era nuestro padre, es un mago. Hace enrojecer árboles y
piedras. No podrán mover esta piedra porque es tan grande como una montaña y es un trabajo
mortal".
Los hombres las tranquilizaron y fueron a buscar la piedra, la que por cierto, era enorme y
de color rojo. Era muy peligroso acercarse a ella porque era la tapa de un volcán en el que día y
noche ardía fuego.
Otra vez llamaron a la lluvia del Sur, cuatro veces y otras cuatro a la nieve del Sur, las
que enfriaron a la enorme piedra y por efecto del brusco cambio del calor al frío se partió en dos
pedazos. Entonces les fue posible desunirlos, socavar y enfriarlos más en el barro. Uno de los
pedazos cayó en una garganta de fuego o "tragadero", pero ellos no se quemaron porque por
consejo de sus mujeres se protejieron empapando sus vestidos en un líquido al que no llegaba el
fuego. Una vez listo el trabajo, se lo entregaron al zorro.
Cuando éste llevó la noticia al Latra Pay, ya éste se refirmó en la idea de que a los
hombres les ayudaba un gran Pillan. Como a toda costa los quería matar, dijo: "Ahora deben
hacer el último trabajo. Yo tengo que atrapar ese sanguinario enemigo del hombre: el Luán. Me
lo tienen que cazar".
Las mujeres se pusieron muy tristes, porque conocían el Luán. Era un animal muy
peligroso que había matado a mucha gente. Lloraban y se lamentaban como niños de pecho.
Decían: "Seguro es que ustedes serán muertos por el terrible Luan... ¡El lonco se ensaña y
persiste en que ustedes sean asesinados!"
Los hombres les dijeron palabras animosas, recordándoles que en las pruebas anteriores
habían salido airosos. Montaron pues, en sus caballos y se dirigieron al lugar en donde estaba el
gran Luán o Guanaco.
Procedieron en la siguiente forma: uno de ellos se colocó, armado de un cuchillo delante
del Luán, mientras el otro se colocó al lado, para controlar los movimientos del monstruo. Este
acometió rápidamente al que tenía el fierro, pero antes de que lo pensara se lo tragó. Dentro de la
barriga del Luan buscó el corazón, que era más grande que una cabeza de hombre, lo hirió y el
monstruo se revolcó cuatro veces en su agonía hasta morirse de veras. ¡Pobre guanaco!
Entonces, el hermano, que quedó afuera, abrió rápidamente el cadáver del guanaco,
arrancó el estómago sacándolo afuera y libertó al hermano que estaba en la barriga. Descuartiza-
ron el animal, se repartieron los cuartos, los cargaron en sus caballos y regresaron a su casa.
Allí llamaron muy alegres a sus mujeres, para que salieran afuera, pero no aparecieron.
Llamaron más fuerte diciendo: "Vengan, vengan las dos a recibir la carne del malvado Luán, de
nuestro asesino". Pero nadie contestó. Las mujeres no acudían como lo hacían habitualmente,
gritando de alegría al salir de la ruca. Una vez más llamaron los nombres, mas como las mujeres
no se presentaban dijeron muy disgustados: "¡Mujeres haraganas, sin corazón! ¡Les vamos a dar
una paliza! ¡Esperen nomás"...
Bajaron muy enojados de sus caballos, pero al entrar en la ruca, las encontraron sentadas,
pero inmóviles y mudas. Y cuando se acercaron más, vieron con gran susto que las dos estaban
sin vida. En seguida supieron que era obra del Lonco Quelfü, que les había dado muerte.
Casi murieron de tristeza y pena, tanto, que "golpearon" de sus gargantas esta maldición :
"¡Diez días debe haber de oscuridad en la Mapu (tierra)! Ni Antu ni Cüyen deben brillar. Deben
apagarse diez días las estrellas. Debe oscurecerse todo el mundo"...
Todo, desde entonces, fue oscuridad y tristeza. Hasta los animales se lamentaban y
lloraban. Solo Konkel y Pitíu estaban contentos porque faltaba la luz. Las mujeres del asesino no
pudieron hacer sus maldades en la oscuridad, pero los demás hombres y animales tuvieron una
pena muy grande.
*El estado, medida antigua, corresponde a la altura de un hombre
común.
**Ruca: Casa o habitación.
***Pillán:"espíritu" o "dueño" del fuego. Árbol ombligo”, en el que
se colgaba el cordón umbilical de un recién nacido.
****Investigando sobre la significación del "árbol del fuego" y el
"árbol ombligo", encontré en La rama dorada, de Frazer, lo si-
guiente: "En la tribu maorí del Tuhou, la virtud de fertilizar a las
mujeres se achaca a los árboles. Estos están relacionados con los
cordones umbilicales de ciertos antecesores míticos, pues los
cordones umbilicales de todas las criaturas que nacían, eran
colgadas en ellos hasta tiempos muy recientes. Una mujer estéril
que abrazase a uno de estos árboles, tendría un niño o niña según
abrazase el árbol por el lado de levante o de poniente".
"La costumbre corriente en Europa —sigue diciendo Frazer— de
poner una rama verde el día 1° de mayo o “día de mayo”,ante la
casa de la doncella amada se originó probablemente de la creencia
en el poder fertilizador del espíritu del árbol".
Por nuestra parte llamamos la atención de la relación "luminarias"
de fuego y "la cruz de mayo", en el folklore neuquino.

UN PARTIDO DE CHUECA ENTRE LAS AVES


Cuento onomatopéyico y etimológico, narrado al autor por su abuela,
doña Emigdia O. de Alvarez.

Un día se reunieron las aves de patas largas para jugar un partido de chueca. Concurrieron
el flamenco, el choique, la chufla, la garza, el tero y otras más.
También se habían arrimado como mironas, las palomas torcazas, las tórtolas, la lloica
(pecho colorado), la tenca (calandria), el chincol, el chirolilo, el caicadén (porotero), el peuco, el
triuque (chimango), las cachañas y otros pájaros que no me acuerdo. Don Juan, el zorro,
mosqueteaba desde lejos, atisbando la oportunidad de un descuido para entrar a robar.
En el interior de una ramada, que había construido, la tenca freía pasteles y sopaipillas.
Pensaba hacer su negocio vendiéndolas a los ganadores.
El chincol, como atrevido, goloso y entremetido que es, se arrimaba meloso, de tanto en
tanto a la freidora, para ver si pellizcaba algo. Saltando de la mesa al fogón y del fogón a la
mesa, ponía nerviosa a doña Tenca que tenía que advertirle: -¡No me pise el sartén, ño Agustín! ¡
No me pise el sartén, ño Agustín !".
En esto se oyó un gran barullo que venía de la cancha de juego. Era que la bocha había
dado en la canilla del flamenco y se la había quebrado.
Las cachañas, como más alborotadoras, volaron a buscar a la culebra, que era la meica o
curandera, gritando "¡Machi, machi, machi, machi!". Alarmado el caicadén largaba su grito
poroteando: "¡Pronto, pronto, pronto, pronto!".
Al fin llegó la culebra transportada por el peuco en su pico y ya comenzó a enrollarse
para vendar la pata quebrada, cuando se oyó la voz de Juan el zorro que desde lejos aconsejaba :
"¡Atenle con una guasca! ¡Atenle con una guasca!". Y era que el pícaro desde ya abrigaba la
intención de acudir por la noche a comerse el látigo.
Todo anduvo lo más bien, sólo que desde este accidente le quedó al flamenco el vicio de
encojer la pata y manchado el plumaje por la sangre que perdió.
En la discusión y luego en el entrevero que se armó sobre quien había sido el culpable,
resultó herida doña Lloica en el pecho y chillaba : "¡Me pegó con cuchillo! ¡Me pegó con
cuchillo!".
Las palomas torcazas, acurrucadas entre las ramas de un molle, muy aflijidas decían:
"¡Jesús! ¡Jesús!".
Entre tanto, el ñancu, que dormitaba en la punta de una rama seca, fue llamado como
persona de respeto, para hacer de juez en la disputa, pero el pájaro de pecho blanco, con gran
desprecio y sin contestar palabra, levantó el vuelo hacia la izquierda, giró luego hacia atrás y se
fue. Esta actitud puso miedo en la muchedumbre, que la interpretó como de mal agüero, por lo
que se interrumpió la fiesta y cada cual se encaminó a su casa y yo me vine para estos pagos, por
lo que no supe nada más del suceso.

LA PELEA DE LOS PAJAROS EN EL TRAVUNCO

Arreglo de un cuento etiológico y onomatopéyico recopilado por Berta de Koessler.


El arroyo que se llama Travunco es uno de los que confluyen para formar el Pucaullu, así
llamado por las muchas gaviotas de la clase Caulle que hubo en el valle que hoy ocupa San
Martín de los Andes.
El narrador dice que la Pueldiuca estaba haciendo su nido con mucha prolijidad y esmero
queriendo que fuese blando y durable.
En ese interín pasó el Cüreu (tordo), el muy haragán, y se dijo:
—Este nidito es justo lo que yo necesito para mis huevitos, si es que no encuentro otro
mejor. ¡ Qué tontos son los pájaros que hacen sus nidos! ¿Yo?... ¡Cualquier día! ¡Ja, ja, ja!...
La Pueldiuca (diuca del este), que le oyó le dijo:
—¿Por qué te ríes? ¿Te has mirado en el Travunco? ¿O te comiste los piojos de una
vaca?
—Sí —dijo el Cüreu—, pero también me río porque no sabes hacer un nido. Mi comadre
la Loica (pecho colorado) lo hace a la perfección. Vamos a mirarlo. ¡Siempre hay algo que
aprender!
Llegaron al nido de la Loica, que en ese momento se encontraba ausente. Aunque el nido
estaba a medio hacer, el atrevido Cüreu se acomodó en él como si fuera su dueño. No le
importaba ya de la diuca, porque solamente había querido sacarla de su nido para apoderarse de
él. Pero como encontró el de la Loica, quiso quedarse en éste, que era más grande. Dirigiéndose
a la Pueldiuca le dice:
—Pueldiuquita: siéntate a mi lado y pon tus huevos en este nido; así hago yo para que
otros críen a mis hijos, hasta que sean capaces de volar. La estúpida de la Loica los va a
mantener y les va a enseñar a cantar. Ven, siéntate a mi lado.
Pero la Diuca no quiso. Y sucedió que al arrellanarse el Cüreu en forma cómoda aunque
grosera, el nido se partió en el preciso momento en que la Loica regresaba. Creyendo ésta otra
cosa, la emprendió con la pobre Diuca y resultó una pelea.
El Cüreu casi no tomó parte en ella, pues su papel se reducía a querer apartar a las
contrincantes.
Sucedió que una de las uñitas de la Diuca se enredó en la cabecita de la Loica, la que
comenzó a sangrar. Por otro lado, el Cüreu, que por ser un bandido nunca se le desprendía el
cuchillo, en el entrevero lastimó a la pobre Loica cuyo pecho se puso colorado por la sangre que
corría, la que llegó al arroyo Travunco que se puso colorado. (De vez en cuando todavía sus
aguas se tornan rojas.) La Loica resultó también herida en la espalda y en el cuello y en el ojito
asimismo había algo de sangre.
Viendo sangre, el Cüreu, para no comprometerse, se escapó bajo los arbustos tupidos.
Pero a la Diuca la llevaron encadenada a presencia del juez, como presunta autora de las lesiones
de la Loica. Enojado, éste gritó:
—Pueldiuca: has herido a la Loica. ¿Ves la sangre que tiene en el pecho, la espalda y el
cuello? Y sobre el ojo también tiene sangre... ¿Te declaras o no culpable?
Pero la Diuca sólo recordaba que con la uñita había agarrado algo de pielcita sobre el
ojito y dijo:
—Huil'i, Huil'i (uñita).
La Loica, en sus lamentaciones decía "Cureu, cureu, con cuchillito fue... Cureu, cureu,
con cuchillito fue", porque sabía que el tordo la había herido con un cuchillito.
El juez no quiso oír nada más y condenó a la pobre Diuca a cadena perpetua, la que casi
le rompió las piernitas, de modo que hasta hoy no puede caminar, sino saltar solamente. Y nunca
más dijo "Huil'i, huil'i" (uña) porque tiene vergüenza. Solamente dice "Shilhui, shilhui", que
quiere decir: ¡gusano, gusano!
Sin cansarse, porque es muy buena, la Loica sigue criando los hijos del Cureu. Solamente
advierte que no son suyos cuando llegan a grandes; y el sinvergüenza del tordo (Cureu), escapa
cuando ve a la Diuca encadenada y a la Loica herida. ¿Remordimiento de conciencia?
Rápidamente se aleja para ir a sacar los piojos a las vacas y a los chanchos. Se pone gordo,
rechoncho, porque no tiene problemas con los hijos. La tonta de la Loica se los cría y los
mantiene, olvidándose a veces hasta de los propios, los que a veces, se mueren porque los
intrusos empujan a los pobrecitos fuera del nido, pues no conocen la vergüenza y siempre están
hambrientos.
Se dice que la Loica suele cantar: "Con cuchillito fue, con cuchillito fue", con una
vocecita muy suave, y ese canto lo aprenden sus verdaderos hijos y no los intrusos. Porque nunca
un guacho, un hijo del Cureu, un Yaltücu (comilón), se lo ve que haya tenido el don del canto.

LEYENDAS DE PROVENIENCIA ABORIGEN

El patrimonio de leyendas y mitos, nos conduce al análisis de las reacciones que hubo de
experimentar el indio ante las percepciones que le presentó el mundo material que le rodeaba.
Advirtió que mentalmente se hallaba ubicado frente a sí mismo; frente al gran misterio de
su aparición en el Cosmos y frente a una realidad objetiva que era el medio físico del cual era
personaje principal. Esta trilogía determinada por su ubicación en el tiempo y en el espacio, lo
condujo:
1)Al análisis de su personalidad hasta donde lo podía permitir su escaso bagaje mental.
2)A la concepción de dos nociones primordiales: la de lo Bueno y la de lo Malo. A cada
una las ubicó en dos entes adversos, equivalentes a la concepción de Dios y del Demonio.
3)A una posición de reserva condicionada frente a la naturaleza, la que según los casos, se
le mostraba, ora hostil, ora favorable.
De este conjunto de factores incidentes, naciéronle sentimientos de amor, de respeto y de
temor.
1} El amor se evidencia particularmente en la afección entrañable a su descendencia y a
la Ñuque Mapu o Tierra Madre, a la que reverencia con el sugestivo epíteto de Cushé que sig-
nifica Vieja, pero con la acepción espiritual y cariñosa que damos al término cuando lo
aplicamos a nuestra madre. Y es que precisamente Cushé designa también al "espíritu" dueño de
la tierra que le pertenece como legado de sus mayores, a la que si se halla ausente (Ca Mapu),
nostálgicamente añora.
2} El respeto ha sido lo que determinó a las tribus primitivas a colocarse bajo la tutela de
ciertos elementos del mundo material que consideraba adictos o ligados de modo mágico a cada
persona. (Ver "Quempeñ" o linaje.)
3} El temor era consecuencia de la duda sobre la forma en que reaccionarían ciertos
elementos de la naturaleza ante el traspaso o adjudicación de importantes atributos esencialmente
humanos. Esta concepción suponía, en tales elementos, una condición receptora, que es aquella
que se ha dado en llamar animismo. Por ella, seres y cosas inanimadas, pasaban a participar de
las pasiones buenas y malas del hombre.
Tanto en lo referente a la creación mítica, como a la trama de los cuentos, leyendas, mitos
y demás expresiones del etnofolklore indígena, se ve vislumbrada una inquietud, o, si se quiere,
una causa. Por rudimentaria que apareciera en cada caso la noción etiológica, el indio la aplicaba,
consciente y reflexivamente, a hechos que rozaban y a veces golpeaban su sensibilidad. Inquirió,
acopió, y comparó hasta donde lo permitió su desarrollo psíquico y contenido mental. A falta de
un bagaje de conocimientos necesarios para asociar ideas y expresar lo abstracto, desplegó su
facultad innata de imaginación y entonces, sí, consiguió complementar y dar el viso telúrico
requerido por cada producción. De este modo resultaba superada en originalidad y calidad.
El análisis etiológico y conceptual de algunas leyendas indígenas del Neuquén, nos
aclarará mejor las ideas expuestas.
Debemos adelantar que ante todo, hemos intentado desentrañar de cada leyenda, una
motivación que pudiera orientarnos hacia la concepción, desarrollo del mito y superstición, para
deducir su finalidad consciente o subconsciente. Su definición objetiva resultará de una
interpretación basada en elementos que deberán buscarse en el ambiente. Así, en toda leyenda,
será posible confrontar :
1*El sentir del hombre frente al hombre.
2*El sentir del hombre frente a una divinidad poseedora o no de atributos mágicos.
3*El sentir del hombre frente a la Naturaleza.
Vaya como primer ejemplo, la Leyenda del Tronador.
El Tronador es un cerro volcánico que se levanta en la región del lago Nahuel Huapi. Su
nombre proviene de los ruidos que emergen de su interior, al parecer, pero que en realidad son
causados por el desprendimiento y deslizamiento de sus ventisqueros. El misionero jesuita P.
Mascardi, ya habría recogido, según las crónicas, datadas en 1670, la siguiente leyenda que ha
sido desarrollada literariamente por la escritora Carmen Arolf.
Linco Nahuel, que quiere decir "Tigre del Ejército", era un cacique muy valeroso y tan
celoso de sus dominios, que no permitía a nadie acercarse a ellos. Para su vigilancia mantenía
centinelas en todas las alturas. Hubo un día en que llegó hasta el pie del cerro una tribu de
hombres enanos. Venían dispuestos a conquistarse un refugio. Eran millares de hábiles guerreros
bien armados, los que, con flechas enherboladas, lograron vencer y tomar prisioneros a Linco
Nahuel y gran número de su gente. Empujáronlos hacia la cumbre y comenzaron a lanzarlos, uno
a uno, al abismo del cráter. El soberbio cacique Linco Nahuel fue obligado a contemplar desde la
cúspide, el doloroso espectáculo de ver cómo los enemigos, a pesar de ser tan pequeños,
despeñaban a sus queridos súbditos. Ante este hecho insólito se estremeció el Pillán o espíritu
dueño del cerro que tiene su morada en el interior del mismo, quien, profundamente disgustado,
por la violación de sus dominios, envolvió de nieve a todos los combatientes, araucano e
instrusos, y los precipitó rodando valle abajo. Solamente respetó a los dos caciques contrincan-
tes, araucanos e intrusos, y los precipitó cuesta abajo y quedaron como riscos que se ven
ubicados frente a frente en el filo del cerro. El propósito que perseguía era el de que escucharan
el fragor incesante que producían los precipitados en la profundidad del volcán.
ETIOLOGÍA DE LA LEYENDA — La determinan los ruidos, semejantes a truenos,
que emite el cerro en forma discontinua que ha originado el nombre de Tronador.
1}Sentir del hombre, frente al hombre. En el presente caso, es el desenfado de los débiles
y cobardes (los enanos), que se consideran seguros al amparo de la protección mutua o gregaria.
En contraposición se puede oponer la actitud soberbia del poderoso Linco Nahuel, que desprecia
y humilla al enemigo que está seguro de vencer porque es pequeño.
2}El sentir del hombre frente a la divinidad. Se manifiesta como la reacción punitiva del
Pillán o espíritu del cerro, que evidencia animismo y poder mágico. Transforma en hielo y roca a
los transgresores de la ley de inviolabilidad de las cumbres, que para el indio son sagradas.
3}El sentir del hombre frente a la Naturaleza. Vida placentera de la tribu en su tierra
engalanada por la naturaleza. Asignación grotesca del ruido de los ventisqueros al desplomarse,
que es asimilado por el indio, a movimientos intestinales humanos. Es también una asignación
animista al cerro.

ORIGEN DE LA FLOR LLAMADA "MUTISIA"

No haber escuchado el augurio anunciado por tres gritos alarmantes emitidos por el pun
triuque o "chimango de la noche", es el motivo de viso mágico que da origen a la leyenda
aborigen sobre la flor mutisia, llamada quiñilhue por los mapuches del Neuquén. Corresponde al
acervo folklórico del Parque Lanín y ha sido recogida de labios de Alfredo Namuncurá por la
señora Bertha de Koessler Ilg, de San Martín de los Andes, provincia del Neuquén.
Duerme la grey en lo profundo de la noche. La machi o hechicera de la tribu vela. Cuida
la sangre sagrada del animal sacrificado junto al rehue o ara, en la rogativa del nguillatún.
De pronto el silencio se interrumpe por el graznido del pun trinque que lanza su grito de
alerta. La machi sabe que este grito es signo de mal presagio para aquellos que traman algo malo
entre las sombras. Se estremece y sobresalta. Sin embargo, nada decide por de pronto. Espera.
Mientras sus ojos se esfuerzan en un intento de traspasar las tinieblas, oye un ruido sospechoso.
Es la hija querida del cacique que se escapa furtivamente con un joven que es nada menos que el
hijo del cacique de la tribu enemiga, con la que poco antes la suya había combatido a muerte, sin
apagarse el rencor. Fue éste el peligroso suceso anunciado por el pájaro agorero.
La machi entiende que esa fuga, a pesar del lúgubre vaticinio del ave, merece un
condigno castigo, pero resuelve exponer primeramente el caso al Pillán, o deidad de su
devoción. En su invocación le pregunta:
—¿Debo o no dar parte del rapto al padre de la niña?
Como el Pillán le respondiera que sí, la machi acude al toldo del cacique y le delata la
fuga de su hija.
¡Nunca lo hubiera hecho!... ¡Por segunda vez se oye la voz alarmante del pun triuque!.
Furibundo, el cacique, ordena la búsqueda y captura de los prófugos. Estos muy pronto
son apresados y traídos a presencia del cacique y la tribu. Inmediatamente son juzgados y
condenados. De nada les vale alegar que ambos se habían dejado llevar por un impulso
irresistible y que deseaban casarse a la usanza de la tribu. Es inútil. No participar del odio y
rencor que ésta mantiene con la enemiga, es un grave delito que exige un ejemplar castigo. Se
dispone quitarles la vida. Ante esta sentencia que no admite apelación, el pun trinque grita por
tercera vez pero en forma tan aflictiva y doliente, que parece una humana imploración. Sin
embargo nadie repara en el fatídico anuncio.
Los jóvenes son maniatados y expuestos desnudos a la befa y vituperio de la turba que
con lanzas y machetes les inflingen la más horrible de las muertes. Sus hermosos cuerpos, dignos
de las alabanzas de los dioses, son reducidos a piltrafas sangrantes que se dispersan para
alimento de los perros, pues ni sepultura se les concede.
A la mañana siguiente, los ejecutores de tan bárbaro crimen se asombraron ante un hecho
extraordinario. En el lugar del suplicio y ejecución de los jóvenes amantes, habían nacido flores
de plantas nunca vistas hasta entonces. Eran unas hermosas flores circulares, parecidas a
margaritas, pero de largos pétalos carnosos de color rojo, que expandían su tersura hacia el sol al
que parecían reclamarle un rayo de ternura. "¡Quiñilhue! ¡Quiriilhue!...", exclamaron
aterrorizados los primeros que las vieron y Quiñilhue les quedó como nombre.
Las flores eran producidas por una enredadera que se abrazaba a los árboles y arbustos,
tal cual se abrazara la infortunada pareja cuando el cacique la expuso al escarnio de la tribu.
Desde entonces los mapuches avergonzados y arrepentidos, empezaron a
venerar la flor Quiñilhue, llamada Mutisia por los huincas u hombres blancos. Estos ignoran que
ella recuerda un martirio impuesto por hombres injustos en la tierra; pero las almas representadas
por la flor de pétalos bermejos amparadas por Futa Chao en el país del cielo, seguirán amándose
felices más allá del trance que llamamos muerte.

EL BURRITO DE LA SAL

Esto me lo contó Antical, de Taquimilán, descendiente del prestigioso cacique pehuenche


cuyas hazañas tuvieron lugar en la primera mitad del siglo pasado.
Desde tiempos muy remotos, difícil de precisar ahora, hubo entre pehuenches y huilliches
una sucesión de luchas, una de las cuales se ha perpetuado en forma de leyenda entre sus
descendientes, con el nombre de guerra de la sal.
En aquellos tiempos, los moluches, indios de Chile, venían a este lado de la cordillera a
llevarse la sal, porque era imprescindible y ellos no la tenían. La trocaban por tejidos, llancatus
(collares), trigo y otras menudencias, a nuestros pehuenches que eran dueños de las salinas de
Chorriaca. Todavía se conserva tal recuerdo, en el nombre del arroyo a cuyo arribo acampaban
aquéllos, el que se llama Moluchencó (agua de los moluches), en la actual provincia del
Neuquén.
Sucedió que hubo una época en que cesó de producirse la sal, hecho misterioso que conmovió
hondamente a los pehuenches. Consultaron al machi o adivino de la tribu, quien después de
efectuar sus conjuros o machitunes de ritual, llegó a la conclusión de que la sal no se producía
porque los huilliches habían robado un burrito que, pastando en uno de los mallines de la región
de Chorriaca, emitía un influjo, mediante el cual emanaba la sal desde la profundidad de la tierra.
La indignación de los pehuenches ante el robo no conoció límites. Se reunieron en travún
o parlamento, junto al cerro que hoy lleva el nombre de Pehuenches, que está a la vera del
camino que lleva de Zapala a Chos Malal, y decidieron hacer malón a los huilliches si éstos no
devolvían el burrito. Se lo habían llevado con el fin de que produjera la sal también en sus
tierras, allá por las cabeceras de la cañada de Carreri. ¡Pero qué iban a lograr que naciera la sal
en sus mallines, pues aunque eran más fértiles, no conseguían vencer la tristeza del burrito, que
echaba de menos su solitaria y árida querencia de Chorriaca!
Subrepticiamente hicieron los pehuenches una excursión a tierras de huilliches para
investigar el paradero del burrito. Hallado éste y comprobada la predicción del machi, exigieron
su inmediata devolución, pero los huilliches se negaron con todo descaro.
Entonces se decidió llegar a la guerra. Se reunieron alrededor de trescientos pehuenches,
para enfrentar a otros tantos huilliches.
Serían las doce del día en que se iba a librar la batalla, cuando se avistaron los dos bandos
en una amplia llanura, más allá del río Mocún (Agrio). Se detuvieron a una distancia como de
doscientos metros. Avanzaron dos caciques pehuenches para actuar como parlamentarios, los que
se encontraron en mitad del campo con otros dos caciques huilliches.
Los pehuenches exigieron por última vez la devolución del burrito. Pero ¿cómo iban a
aflojar los huilliches, cuando eran tan valientes como obcecados? Ante la imposibilidad de un
arreglo, decidieron de común acuerdo los dos ejércitos, retardar la batalla para después de comer.
Mataron algunas yeguas, les sacaron el corazón palpitante, los desmenuzaron en tantos trozos
como paisanos había y los comieron; semiasaron el resto de la carne en grandes fogatas
dedicándosela al Pillán y se hartaron rociando el banquete con abundante chicha.
Hacia las tres de la tarde, dice mi informante, empezó la refriega. Encarnizada por ambas
partes, derrocharon todos una bravura digna de los grandes malones con los que combatían al
huinca. Al ponerse el sol, recién se decidió la victoria por los pehuenches.
Rescataron el burrito que, alegre y retozón, al llegar a sus antiguos pagos recobró la
virtud de producir la sal. Y volvió a reinar la tranquilidad en los desiertos aledaños al río
Salado*.
¿Qué fue del burrito "salero" después de las gestas que se sucedieron en cadena
interminable entre las dos agrupaciones tribales del Neuquén legendario? ¿Qué se hizo después
de la invasión del huinca arrollador? ¿Lo saben los vientos que llevan en sus cendales las
inquietudes de la raza cuyos ayes resuenan en las oquedades de los chenques?... ¿Lo saben las
rosadas auroras y los atardeceres melancólicos?... ¿Lo presiente el viajero meditativo que
pasando a caballo por entre los cerrillos colorados salpicados de brillantes escamas, y llega a un
vallecito en cuyo fondo se extiende un abullonado colchón, que es el lecho por el que se desliza
perezosamente un arroyito cristalino, que según dicen los sabios, es el que produce la sal por
evaporación?...
Sin quererlo la imaginación vaga entre el arroyo y el recuerdo del burrito, entreviendo
misteriosa y mágica correlación. El subconsciente hurga en todos los rincones las señales del
burrito pehuenche; el consciente teje todas las explicaciones posibles... y al final se decide a
exclamar como el poeta: ¡Lástima que no sea verdad tanta belleza!
*En el folklore chileno, Vicuña Cifuentes menciona una
laguna que se secó por haber huido el toro que moraba en
la profundidad. Se llenó de agua de nuevo, cuando se logró
habitarla con una mula. Y allí arrastra a la gente el fondo
dela laguna, como hace el "cuero" o trelque huecufe.

LOS MAPUCHES ERAN BLANCOS


Referido por Doroteo Prieto.

Cuando Nguenechén hizo el mundo (Vuta Mapu) hizo la luz, el cielo e hizo al mapuche
con la piel blanca. Pero como el sol no era amigo de los mapuches al verlos comenzó a calentar
de tal manera que aquéllos fueron perdiendo su primitivo color y se pusieron negritos. Si no
hubiera intervenido a tiempo el señor Nguenechén los hubiera aniquilado nomás. Los salvó
haciendo la luna, que ella sí es mapuche. Les alumbra sin calor y les permite que viajen de noche
(derechos) sin perder el camino ni "torcerse" hacia ningún lado.
Algunas veces Nguenechén para probar los sentimientos de los mapuches se aparecía bajo
la forma de un viejito que pasaba observándolo todo y les preguntaba qué semilla habían
sembrado. Generalmente éstos respondían la verdad y Nguenechén decía: "¡Que se produzca
todo!".
En una ocasión, sin embargo, un mapuche malo o que se hallaba amostazado respondió
que había sembrado piedras. Entonces Ngumechén contestó: "¡Que se vuelva todo piedra!".
Y es por ese ese escarmiento que los mapuches dicen siempre la verdad.

EL MUNDO ANTIGUO
Colaboración de Doroteo Prieto recopilada de Luciano e Ignacio Huenufil.

Esta es una narración Cuifiche, es decir de personas antiguas desde los abuelos para atrás.
El mundo viejo, según los mapuches, se llamaba Cuifi Chipantu* y era plano, muy parejo
y no existían plantas, ni ríos, ni lagos, ni cerros, Por lo "consiguiente" viendo Nguenechén la tris-
te vida que pasaban sus hijos, los mapuches, acabó con ese mundo. Hizo subir las aguas y colocó
una loma de tres caras que llamó Tren Tren. Esta loma subía a medida que las aguas aumentaban.
Cai Cai, la serpiente, gritaba constantemente: Cai Cai, Cai Cai, para advertir a los
mapuches y pudieran salvarse.
La loma subió tanto, que llegó al Huenu Mapu (país del cielo), en donde el sol calentaba
tanto que tuvieron que cubrirse la cabeza con los Thrrelev o sombrero de greda cocida para no
quemarse.
Una vez que se acabó todo el Cuifi Chipantu (mundo viejo), el que era inservible para el
mapuche, bajó Nguenechén y plantó el “pehuén” (araucaria) que al poco rato comenzó a dar el
fruto Nguilliú o sea el piñón de las cordilleras.
Además plantó toda clase de Plantas y todas dieron fruto. De la semilla que caía nacía
inmediatamente la planta en seguida daba fruto; por eso el indio pehuenche tuvo abundante
comida, sombra y abrigo, poblándose el Pehuén Mapu con árboles.
Cuando terminó de subir el agua, "un casal de hermanitos, niña y niño, se salvaron".
Nguenechén entonces dejó hechos los ríos, los lagos, las montañas y la tierra cubierta de pasto,
no seca como estaba en el Cuifi Chipantu, en el que sólo había trufquén (cenizas).
Después de haber creado el mundo nuevo para que viviera el mapuche, Nguenechén
durante el sueño, les dejaba encontrar algún animal cerca de ellos, para que los utilizara según se
les ocurriera.
En cuanto a la alimentación ya dijimos que Nguenechén había creado el pehuén, cuyo
fruto, el piñón, "no hace daño ni al viejo ni al niño, quienes nunca se enferman de su panza".
El casal de niños salvados, llegados a grandecitos no se animaban "a usar de sus
cuerpos", es decir, tener relación carnal, por cuanto sabían que no era permitido entre hermanos.
Pero un día que estaban fogón de por medio sentados, viendo que su hermana nada le hablaba de
amor, a pesar de que ella tenía deseos de hacerlo, él saltó** el fogón que lo separaba, la agarró y
le dijo: "Para que haya vida y haya descendencia tenemos que usar nuestros cuerpos"; por ello
el hombre todavía tiene que hablar a la mujer, de lo contrario sería ella la que se declararía al
hombre porque así fue dispuesto por el señor Nguenechén.
*También se puede pronunciar Tripantu.
**El muchacho saltó porque vio las partes
pudendas de su hermana.

COMO HACERSE INVISIBLE

En la región sureña del Neuquén he recogido la siguiente información sobre talismanes.


Me la aportó el guardaparque Antonio Saavedra, de Epu Lafquén. Está difundida, me
elijo, entre los moradores del Parque Nacional Lanín, pero no se habla sobre ella a los forasteros,
para no hacerse objeto de burlas o comentarios.
La virtud de hacerse invisible se consigue mediante el siguiente procedimiento :
Se busca un nido de jotes, el que habitualmente se halla ubicado en las últimas ramas del
árbol más alto, el que generalmente las suele tener secas lo que las hace peligrosas para alguien
que quiera subir al nido.
Supongamos que el interesado ha conseguido llegar a la nidada.
Con un hilo de lana teñido de rojo mediante la inmersión en un cocimiento de raíz de
relvún o cañical (hierba de la región), y no por otro colorante, se amarra uno de los pichones a la
rama más próximo al nido —con el fin de que no pueda escaparse volando— y se da muerte a
los demás.
Al regresar la madre y ver el desastre de su nidada, en vez de volcar su cariño en el hijo
sobreviviente, empieza a aborrecerlo de tal modo que, para no verlo, se vale del siguiente
expediente: Parte en busca de una piedrecita de tamaño y configuración adaptables al pico del
pichón. Regresa, se la introduce en la boca y se va a construir otro nido. Desde este instante, el
pichón se torna invisible. Si entonces el interesado vuelve a visitar el nido, hallará el hilo
colorado, el que lo conducirá a palpar el pichón y, por consiguiente, hallará la piedra.
Introduciéndose ésta en su boca, lo hará invisible en toda ocasión que desee o lo necesite.

OTRA VERSION.
La señora Inés de del Hoyo, de San Martín de los Andes, me ha dado la siguiente versión:
Se busca un nido de jote que albergue pichones, en lo alto de un árbol. Uno de los
pichones, empujado por el hombre interesado en poseer el talismán, cae al suelo. En su afán de
alimentarse traga una piedra y se atora; por consiguiente muere. La piedra obtenida se la utiliza
como en el caso anterior, si se quiere hacer invisible.

VERSIONES CHILENAS.
En Chile, según Vicuña Cifuentes*, existe la misma superstición, pero la invisibilidad se
obtiene mediante tres procedimientos:
1.— En un lugar oculto de la montaña, donde hayan muchas hormigas, se hace un
corralito dentro del cual se encierra, por la noche, una rana viva. Inmediatamente débese regresar
sin mirar atrás ni hacer caso de llamadas o insultos que pudieran proferirle al interesado. Si en la
noche del quinceavo día vuelve éste al lugar, encontrará el esqueleto de la rana, porque las
hormigas habrán dado cuenta de sus partes blandas. Si entonces lleva los huesos a su casa y
delante de un espejo se los introduce uno a uno en la boca, comprobará que hallará el que ya no
le permite verse; ése será el huesecillo mágico; con él podrá hacerse invisible cuantas veces
quiera, siempre que se lo introduzca en la boca. La duración de la virtud es indefinida.
2. — Se hace cocer, vivo, un gato negro, hasta que la carne se desprenda por sí misma del
esqueleto. Separados los huesos, se los debe llevar a la boca, uno a uno, delante de un espejo,
hasta encontrar el que lo haga invisible.
3.— Se agarra un gato negro en el que previamente se haya comprobado que no tiene un
solo pelo blanco. Se le introduce un haba en cada orificio natural y se lo lleva a enterrar,
invocando al Demonio, diciendo: "Lucifer, Lucifer: riego esta planta que es tuya, pero que yo
cuido para mí". Al cabo de unos días se verá brotar una planta de habas; cuando llegue el tiempo
de cosecharla, deberá tomar las habas una a una, y llevarlas a la boca delante de un espejo, hasta
encontrar una que lo haga invisible.
*Vicuña Cifuentes, Mitos y Supersticiones.

AMULETOS

PARA ATRAER LA SUERTE.


Del dinero que se gana jugando, o del oro que obtiene el "pirquinero" se debe, siempre,
guardar algo: unos pesitos en el primer caso y una pepita en el segundo. Bajo su influencia se
llega a conservar la suerte, porque atrae mayor cantidad de oro y dinero. Son amuletos que nunca
fallan y son un seguro para el porvenir. (Prieto.)

LAS PUAS DEL TERO.


El tero tiene en el codo de cada ala una aguda púa con la que amenaza a los que se
aproximan a su nido, sean animales o personas.
Cuando un enamorado no logra el amor de la que es objeto de su pasión debe
proporcionarse un tero vivo y sacarle las púas porque son un excelente amuleto. En efecto:
localizado el lugar donde suele acudir a orinar su pretendida, debe clavar dichas púas, sobre lo
mojado, antes de que se enfríe, cuidándose de que nadie lo vea. Al tercer día, observará que se le
mira sin mayores recelos y, finalmente, a los nueve días, podrá comprobar que sus deseos llegan
a cumplirse. (Prieto.)

OTRO AMULETO.
Si un viajero pasando por delante de un zorrino en el momento en que éste golpea sus
manitas, le arroja un pañuelo, al recogerlo a la vuelta le servirá como amuleto para buena suerte.
(Prieto.)

HUESITO DE VIRTUD
Es un huesito que tiene el león en la paleta. Si se coloca en la presilla del lazo, se acierta
siempre en la enlazada, aunque sea de noche, de cualquier animal o bulto.
Consultado el caso con un paisano, éste afirmó que era cierto, pero advirtiendo que el que
lograba poseer tal huesito, adquiría también el hábito de salir de noche y robar, como el león,
debido a la influencia mágica del amuleto.

OTRO.
Cuando una persona viaja a caballo por una región que desconoce y que asimismo, la
región tampoco lo conoce a él, para que no se enojen los cerros, ríos y demás accidentes del
terreno, debe llevar, introducida en la boca, una piedrita del mismo lugar. (Olate.)

BRUJOS Y SALAMANCAS
Aún está muy difundida en la población indígena del sur del Neuquén la creencia en
brujos. Esta provino principalmente de la región de Arauco, es decir, del otro lado de los Andes.
Un vecino de San Martín de los Andes, don Martín Pacheco Rodríguez, entusiasta recopilador de
motivos del folklore musical indígena, estuvo algún tiempo en Budi, invitado por un amigo. Me
refirió que le llamó grandemente la atención el temor de los vecinos de ser presa de brujos,
adivinos y ciertos machis o curanderos que actúan haciendo hechicerías, ya fuere
espontáneamente, ya por encargo de terceros.
La diferencia entre machis y brujos resulta difícil establecer en ciertos casos, ya que
aquéllos suelen apartarse de su línea curanderil tradicional para recurrir a procedimientos que
entran en el dominio de los últimos. Pero éstos son individuos perversos y por ende, incapaces de
distinguir el mal del bien.
Los brujos, según Julio Vicuña Cifuentes, quien les ha dedicado un interesante capítulo
para hacerlos conocer, son de dos categorías: los empíricos o tradicionales, campesinos igno-
rantes por lo común, y los científicos, que son más peligrosos y viven en las ciudades.
Se reúnen en cuevas subterráneas llamadas salamancas, a las que concurren generalmente
metamorfoseados en aves, tales como el chonchón y el guairavo y también montados en alguna
rama de latué o de algún otro árbol de los llamados malignos o diabólicos.
En las salamancas realizan fiestas consistentes en banquetes y bailes que degeneran en
orgías báquicas cuya descripción desafía todo lo imaginable.
El oficio de los brujos es producir efectos maléficos en personas, ya sea en forma de
“rociada” o maldición terrorífica llamada también "mal tirado", porque se envía desde cualquier
distancia, en castigo o venganza de orden personal, o bien bajo la forma de "daño" o "mal
impuesto", mediante procedimientos realizados sobre prendas íntimas, retratos de las personas
destinadas a sufrir el "daño" o bien sobre animales a los que se les atribuye la representación
virtual de la persona de la víctima.
Otro procedimiento consiste en la preparación de cocimientos de sustancias dañinas o
venenosas en cántaro o botijos, a los que se agregan pelos, uñas, dientes, saliva y esputos de la
persona a la que se le quiere hacer el "daño", dándole a beber el brebaje resultante, el que
también ha sido objeto de un conjuro especial.
Todos estos maleficios pueden sin embargo neutralizarse. Se puede recurrir a brujos más
poderosos, pero también se puede poner en juego los recursos que enseñan las diversas su-
persticiones. Tales son, por ejemplo, el olor del ajo, las tijeras abiertas en cruz, el trazado de la
cruz de Salomón y otros.
En lo que concierne al shamanismo neuquino nos remitimos a la aportación de nuestro
paisano y amigo don Pablo Paillalef.
Los brujos y brujas son sujetos que se someten a varias pruebas que comportan su entrega
al Demonio a cambio del beneficio de satisfacer sus ambiciones y caprichos. Su aprendizaje lo
hacen en las salamancas, reni o tafü, que así se llaman las cuevas naturales de los cerros
reservadas a tal función.
Para concurrir a las salamancs desde los más diversos puntos, se transforman en aves
nocturnas tales como el chonchón o chuncho, el tué tué y el guairavo o garza nocturna.
Por encargo y paga de terceros, ya sea directamente o valiéndose de enanos disformes
que tienen a su servicio, despiden flechitas invisibles (mal tirado o arrojado), de obsidiana o
pedernal, que causan enfermedades cuyo origen desconocen los médicos. Estas flechitas,
llamadas huecuvú, todavía suelen encontrarse en las cordilleras del Neuquén. Estas podían ser
introducidas por otros medios en el cuerpo del enfermo, por los brujos o curanderos.
Subrepticiamente, durante sus sesiones de curandería llamadas machitunes o machitunajes, eran
colocadas en una llaga si se trataba de un herido o ulceroso o también en un orificio natural, de
los cuales simulaban extraerlas mediante succión, acompañada de pases de prestidigitación o de
magia. Se comprende que en sujetos fácilmente sugestionables, se lograra un espectacular acierto
que motivaba la propalación de la cura, que contribuía a la fama del machi, brujo o curandero.
Según el ingeniero Rambeaud, de Las Coloradas, Neuquén. "el dueño de la salamanca
concede el poder para cambiar de ubicación al corazón, de modo que si se lo lancea en la
región cardíaca habitual, el sujeto no muere". Y el paisano dice: "Habiendo cambiado el
corazón de sitio ¿quién lo iba a matar?".
En la provincia del Neuquén existen varias salamancas en cerros que presentan una
característica particular que los distingue de los demás de la región.
Aparte de los que menciona Paillalef en su manuscrito, según Rafael Cayol existe una
salamanca en Hualcupén arriba, es decir, curso superior del arroyo de este nombre. Es tradición
la de no pasar por delante de tal cueva, porque "una bruja se le enanca al que lo hace a caballo".
Si pasa por el lado opuesto, nada sucede.
En el cerro Molún, región del Aluminé, hay también una salamanca, según informe al
autor, de don Eusebio Cisternas, de Quillén. .
Dice Romeo Salinas en su precioso libro, que en el fondo pavoroso de las cuevas
llamadas reni, se reunían en Salamanca o fiesta sabática, brujos y brujas, especialmente en
noches de tormenta. Para ello concurrían brujos de todo el mundo, transformados en animales o
pájaros, o cabalgando, en lugar de escobas como en otras partes, en una rama de latué o de litre,
que son las plantas satánicas de los araucanos. En el interior del antro, los brujos recobraban la
forma humana y participaban en unión de los demás, de las ceremonias más extrañas y las más
desenfrenadas bacanales, como asimismo de juegos o entretenimientos. Así, por ejemplo, se
realizaban partidos del juego de la chueca, o pali, o bien (después de haber conocido el caballo),
de carreras con los mejores parejeros, que eran traídos directamente de las pesebreras de Huecufe
o Satanás.
Un compromiso llamado cédula, sellado con sangre, unía los brujos al Demonio, al que al
llegar la muerte, establecida a plazo fijo, le entregaban su cuerpo y su alma.
Para obtener tales beneficios debían ofrendarle cada cierto tiempo por medio de seres que
los representaban (los huichanalhues), la vida de sus parientes más cercanos, tales como hijos o
hermanos, los que siempre morían en forma misteriosa. Otras veces —sigue diciendo Salinas—
en estas reuniones se condenaba a morir envenenados por el latué, a los jefes, caciques y perso-
nas ricas porque en los funerales se efectuaban comilonas y borracheras a las que los brujos eran
muy aficionados. Guevara dice que también cometían muertes por encargo y por venganza.
Las elchas o doncellas eran las presas más codiciadas para ser víctimas del latué. Con
hojas de esta planta preparaban infusiones o cocimientos solicitados por amantes despechados o
viejos decrépitos. Tales brebajes producían en las inocentes víctimas trastornos mentales o
alucinaciones seguidas de un aniquilamiento de la voluntad que las sumía en un estado letárgico
que era el que anhelaban los perseguidores para sus incalificables satisfacciones.
"Aún hoy —dice Salinas— algunas meicas o curanderas, continúan aplicando el latué en
infusiones. Según ellas media taza trastorna los sentidos y una taza llena produce la muerte."
La acción tóxica del latué se debe a la atropina que contiene en forma abundante. A
propósito de sus efectos se refiere una "contada" que Salinas titula El Latué de Curiñanco en la
que un brujo logró seducir a una doncella tomando la apariencia de su apuesto novio, de cuya
muerte la joven no podía consolarse. El brujo consiguió hacerle beber una infusión de latué, la
que le produjo la ilusión de ver nuevamente al novio, que había vuelto a la vida. Todo había sido
una superchería porque el brujo había tomado la apariencia del novio para conseguir su intento
en forma por demás miserable.
En Taquimilán existe una gran cueva la que por reunirse en ella los brujos se le llama
rëni. En una ocasión el maestro de escuela de la localidad envió a un peón a buscar leña a la
sierra. Este se quedó dormido en el campo y cuando despertó se vio sujeto por dos hombres que
lo agarraron cada uno de un brazo y lo hicieron entrar en el rëni. Allí vio mucha gente que se di-
vertía. Hombres y mujeres desnudos bailaban, bebían y jugaban. De pronto advirtió a dos
hombres que peleaban a cuchillo; uno de ellos le asestó una puñalada en el muslo a su
adversario. A los dos o tres días de haber vuelto a su casa, al asistir el peón a una trilla, vio al
mismo hombre que había sido herido en el rëni. A éste, alguien le infirió una puñalada en el
muslo. La herida se le infectó, se gangrenó a consecuencia de la gangrena murió. Con esta
muerte el brujo había pagado al demonio su aprendizaje.
En el mismo rëni había visto a una yegua a la que un hombre le dio una puñalada en el
vacío. Había sido una mujer transformada en yegua. Se supuso que ésta era una señora paisana
(aborigen) que murió a consecuencia de una hernia que se le estranguló, en el abdomen, en el
lugar equivalente al que había recibido la cuchillada la yegua. Es tradición en el lugar que un
viejo paisano llamado Antical, padre del que tantas veces ha sido informante mío, conjuntamente
con otro llamado Levian habían jugado en el rëni al ahuar cudén*, las almas de la yegua y del
hombre que murió.
En esos mismos años, se desprendió del rëni una gran piedra que rodó hacia el llano. Del
hueco que quedó, salió una gran polvareda que subió al cerro donde está actualmente el
cementerio. Por esa misma época toda la gente que se presumía que concurría al rëni, murió de
chavalongo (fiebre tifoidea). Solamente quedó vivo el padre del Antical actual.
*Juego aborigen, cuyas fichas son habas (leguminosa amún).

LOS ENTIERROS O RIGAL PLATA

Se llaman "entierros" al conjunto de prendas de plata, recados, chapeados, estribos,


cuchillos, etcétera, que dejaron enterrados los paisanos cuando huyeron a raíz de la expedición
realizada por el general Roca en 1879, a la que ellos rencorosamente llaman "la perdición".
Elegían por lo común un lugar que posteriormente pudieran reconocer y dejaban
asimismo una señal que según Paillalef, solía ser una piedra plana marcada con letras o un
montón de piedras de diferente color y tamaño que el de las predominantes en el lugar.
Bajo un primer plano de tosca, se cavaba un pozo y se llenaba con los consabidos efectos.
"Muchos paisanos volvieron —dice Paillalef— con el fin de recuperar su tesoro; algunos dieron
con él y otros se desorientaron". El malogro se debió a que las regiones ya estaban pobladas por
personas de otra raza, las que sospechando las riquezas dejadas por los paisanos se habían dado
empeñosamente a la tarea de su búsqueda.
Donde existe un entierro, aparece en ciertas noches una luz azulada, de lo que se deduce
que está cuidado por "espíritus".
Corroborando esta afirmación de Paillalef, quien es oriundo del punto Piedra Pintada,
cerca de la costa del Limay, es corriente en todo el ámbito de la provincia del Neuquén, la creen-
cia de que las luces que se ven en el campo, en lugares despoblados, indican la ubicación ele un
entierro o rigal plata.
Antonio Saavedra, guardaparque del Parque Lanín, también ha recogido la versión de que
los "entierros" son cuidados por espíritus que suelen trasladar la plata desde el fondo de la
primitiva excavación hacia un costado. Lo mismo sucede si se habla en alta voz, se discute o se
profieren palabras inconvenientes mientras se practica la excavación. Al correrse el entierro pro-
duce un ruido metálico que impresiona al ánimo más templado. Si a pesar de esta advertencia se
persiste en el empeño, acarreará la muerte del que excava antes de cumplirse un año.
El mismo Saavedra me refirió que un matrimonio de la región de Ruca Choroy (una
cordillera del Neuquén), acudió una noche a excavar un entierro de cuya ubicación había sido
informado por un paisano muy antiguo. Se alumbraban con la luz de una vela. Llegó un
momento en que el hombre sintió temor y que un baño de sudor frío le inundaba el cuerpo, pero
la mujer le instaba a proseguir, llegando al extremo de tratarle de cobarde, además de endilgarle
otros epítetos igualmente ofensivos. Este incidente determinó el disgusto del "espíritu cuidador"
del entierro y el cambio de lugar de la plata, y fue así como la pareja oyó el ruido que hizo al
cambiar de lugar. De más está agregar que el matrimonio abandonó la faena antes de exponerse a
la verificación de otras señales que dieran pábulo a un nefasto anuncio, cual hubiera sido la
aparición de un estrato soterrado de coirón, pasto de la región con el que los indígenas solían
cubrir los restos mortales dentro de la sepultura antes de echarles tierra.
Sandalio Hinostrosa, "viviente" de la región norte del Neuquén, ha referido a don Augusto
Martin, bajo la reserva de rigor, sobre la existencia de algunos "entierros" sepultados en
chenques (cuevas naturales y a veces sepulturas) ubicados en la región de Varvarco. Le advirtió
también que, si al practicar una excavación en un chenque, se encontraba pasto coirón o batro
(totora), debía suspenderla inmediatamente, so pena de acarrearse un incidente deplorable o la
muerte antes del año "porque se sabe con certeza que, a mayor profundidad, existe enterrado un
tesoro". Tampoco se debe comunicar a nadie esta clase de hallazgo, porque el informante
se expone, asimismo, a igual eventualidad.
Vicuña Cifuentes, investigador del folklore chileno, agrega que los entierros deben
sacarse a las doce de la noche, rociando antes el suelo con agua bendita y alumbrándose con dos
velas también benditas. "Debe seguirse un método, especie de ritual, que si se altera, el espíritu
que custodia el entierro traslada éste a otro sitio".
Sigue diciendo este autor que hay entierros que "suenan" y otros que "arden" pero casi
todos, por no decir todos, van acompañados de apariciones o visiones. Los que "arden", emiten
una luz, sobre todo en las noches de novilunio y más especialmente, en la de San Juan.
Llenadas las precedentes condiciones, si hay alguna mujer presente ésta debe levantar sus
faldas. Al empezar a cavar, aparecen las almas de los que enterraron el tesoro, las que suelen
descargar golpes sobre la cabeza del cavador. Lo mejor es dejarles que huyan echándoles un lazo
hacia el lado r donde disparan. Cavando en tal dirección, se descubre infaliblemente el entierro.
No hay que nombrar a Dios ni a los santos, antes bien, al demonio.
El que respira el vapor de la plata procedente de un entierro, muere antes del año. El
dinero, igualmente, no debe gastarse antes de cumplirse el mismo lapso. El que lo extrae, debe
dejar en el sitio algunas monedas para el brujo que lo ha cuidado hasta ese instante.
En muchos puntos de la provincia del Neuquén se han practicado excavaciones en busca
de entierros. Se ignora el resultado porque el "chenquero", que es como se llama al
desenterrador, jamás revela el hallazgo, sea porque cree en la superstición de la muerte, sea por
interés de conservar para sí solo, la riqueza encontrada.
Como dato complementario respecto de los entierros de que estamos hablando, tenemos
la siguiente información suministrada a Antonio Saavedra por el cacique Juan Aigo, de Ruca
Choroy. Hela aquí :
"Hace treinta años, mientras andaba en la recolección de piñones con mi compañero
llamado Manuel Hueichaqueo, encontramos en el hueco de un pehuén (araucaria), un montón
de plata semicubierto con una sustancia peluda.
"Como al querer agarrar ésta, nos pareció que se movía, nos asustamos, dejamos de
juntar piñones y volvimos a nuestras casas."
Hasta referírsela a Saavedra a nadie habían dado parte de esta novedad, pues según la
creencia corriente, la revelación hubiese traído la desgracia de morir antes de cumplirse un año.
Agregó el cacique que el árbol del tesoro estaba cerca de unas osamentas de caballos y que
podían corresponder a los de un cura que, años antes en un viaje a Chile debido a una nevazón
que le sorprendió, hubo de abandonarlos para salvar su vida pasando la cordillera a pie por el
paso de Malalco.
¿Qué andaba haciendo ese cura por esas serranías en las que temporales y nevazones
suelen desencadenarse en forma repentina aun en pleno verano?
Saavedra pidió al cacique que lo acompañara en un viaje de investigación, pero no
accedió. Sin embargo, le indicó el itinerario y señales para llegar al tesoro, pero Saavedra
extravió la huella, que era la antigua y por consiguiente, no transitada en la actualidad y se volvió
sin dar con el árbol de marras.
Saavedra recogió asimismo, otras informaciones que podrían estar relacionadas con
hechos aún nebulosos de nuestra historia neuquina. El mismo Aigo le dijo que un antiguo
paisano, oriundo de Ruca Choroy, le había contado que, entre cuatro araucarias de las que
bordean el cerro Chumpiro, había sido enterrado un cura, envenenado por los indios en tiempos
muy remotos. Habría sido sepultado con sus caballos y cuatro asistentes que le acompañaban.
No ubicaba la fecha, como era de presumir, pero lo sabía por tradición oral venida de sus
antepasados.
Este relato podría estar vinculado con las referencias sobre el envenenamiento del jesuita
Van der Meeren o De la Laguna, ocurrido en octubre de 1707 en un viaje que desde la misión de
Nahuel Huapi emprendió hacia Chile, vía Ruca Choroy, donde existía otra misión. Sería el caso
de efectuar una expedición para investigar. Si se encontrara esa sepultura y datos fidedignos de
identificación en ella, se aportaría una buena contribución a la historia del Neuquén en lo
relacionado con las misiones jesuíticas que quisieron establecerse en aquellas latitudes.

LA MAGIA ENTRE LOS ABORIGENES


DEL NEUQUEN
— Asociada a la religión: La piedra azul o Cheruvulpué de la familia Namuncurá. Se le
llama nehuén, porque da fuerza y poder.
— Asociada a las enfermedades y a la medicina: Ver capítulo sobre machitunes.
— Asociada a la justicia: Dirimir un asunto mediante el juego de la chueca.
— Asociada al juego y a la lucha:. Invocaciones a los espíritus protectores de sus
antepasados.
— Asociada al canto, danza y música.
— Asociada a las acciones bélicas: Pruebas de la suerte y danzas evocativas antes de las
campañas guerreras.
— Asociada a los sueño: Perimontun o "visiones".
— Amuletos y talismanes: Para hacerse invulnerable e invisible.
— Asociada al linaje de cada indiriduo: Apellidos totémicos.
— Asociada al augurio en los viajes:. Rogativas, nguillatunes y ofrendas al gualicho.
— Su intervención en los cuentos y leyendas.
— La magia al servicio de los brujos: Para hacer "daño" a las personas.
—Asociada a la caza: Rogativa propiciatoria.
—La magia para el aplacamiento de las tormentas e inundaciones:Sacrificios humanos
realizados por los brujos
— La magia en el acercamiento y separación de los amantes.

SUPERSTICIONES DE ORIGEN INDIGENA


Nguen Lafquén o Ñüll Ñüll. — Gato del agua "dueño" del lago.
Nguen, Leuvü. — Dueño del río. Enano del río Aluminé, en la región de Pilo Lil.
Nguen, Mahuida. — Dueño del cerro.
Nguen Co. — Dueño del agua. También le llaman Epuange, Co Huecufe, pero le gusta que le
llamen Millalongo (cabeza de oro), según Benigar.
Chonchón. — Ente en forma de pájaro parecido al caburé, cuyas orejas se han transformado en
alas. Bajo esta forma acuden las brujas a las salamancas. Su grito, cuando pasa
sobre las casas, puede ser anuncio de enfermedad, muerte o casamiento.
Se le llama también tué tué.
Réni o Tafü. — Cueva subterránea de los brujos o salamanca.
Colo Colo. — Rata cubierta de plumas.
Arün Co. — Sapo cuidador del agua.
Pacaroa. — Sapo grande, que cuida vertientes. Cuando se retira de ellas, se secan.
Cay Cay Filu. — Serpiente mitológica del agua, que provocó, según los araucanos, el diluvio
universal.
Tren Tren o Ten Ten. — Serpiente que personifica a la Tierra, enemiga de la anterior. Impidió la
extinción del género humano luchando con la Cay Cay.
Pellomén o Calfü,pellomén. — Moscardón azul que contiene el espíritu de los antepasados.
Huaille o Huaile. — Carnero de cuatro cuernos. Hay un cerro de este nombre en el norte del
Neuquén, el que tiene cuatro picos.
Huaillepeñ. — Algunos creen que es hermano del Huaille. Es un monstruo que tiene: cabeza de
ternero, cuerpo de carnero y piernas torcidas las de adelante y las de atrás
paralíticas. Si las mujeres encintas que lo ven no tienen un mal suceso, les nacerán
hijos monstruosos.
Perimontún. — Milagro, aparición, visión y todo hecho contrario a las leyes naturales.
Para Paillalef, "es la apariencia de un ser, que se aparece a un menor. Es un emisario que
Dios o Nguenechén manda bajo la apariencia humana para dar órdenes o instrucciones.
El menor que encuentra a un perimontún, adquiere sabiduría, experiencia y don de
adivinación. Era un representante de Dios para favorecer a los mapuches. Debía infor
mar sobre la forma en que se debía celebrar el nguillatún. Si los interesados no
obedecían, se hacían pasibles de una desgracia que venía inesperadamente. Se le
consultaba respecto a los asuntos más difíciles. Concurrían a consultarlo desde muy
lejos". El cacique Antical de Taquimilán, me aseveró que desde mucho antes que se
iniciara la expedición al desierto del general Roca, los pehuenches del norte del Neuquén
la esperaban por predicción de un perimontún que se le había aparecido a un niño, bajo la
forma de un anciano, que era Futa Chao o Tata Dios. Es el Marte araucano. Para no invo
cárselo por su nombre, que traería una guerra, se le llama:
Huenu Rey Chau (Padre, rey del cielo).
Huenu Rey Ñuque (Madre, rey del cielo).
Huenu Rey Fucha (Gran rey del cielo).
Huenu Rey Cushé (Vieja, rey del Cielo).
En cambio sería malo llamarle: Epu ange (dos caras) o Epu Lonco (dos cabezas).
Meulén. — Remolino. Produce la muerte a quien lo alcanza.
Pülli fucha, pülli cushé. — Ser bisexual que puede ser antropófago. Su traducción es: "Viejo del
pago, vieja del pago". (Véase la poesía o "romanceo" de Nahuelpán, que lleva por
título: Huilli Cushé.
Epunamún. — "Pies dobles", cuatro en total, que es la deidad de la guerra.

Trelque hueeufe. —"Cuero maléfico". Mora en los remolinos de agua. Atrapa a la gente,
especialmente a las jóvenes, y las lleva a lo más profundo de las aguas donde vive.
Ñirivilu o Guruvilu. — Monstruo con cabeza de zorro y cuerpo de culebra.
Alihuén. — Tronco de árbol seco que tiene semejanza humana. Anuncia tempestades cuando
aparece. Hay que hacer un nguillatún o rogativa.
Huitrán Alihué. — Arbol seco forastero. Mismos efectos.
Las nubes. — Respecto de las nubes, los indios neuquinos tienen una creencia sumamente
original. Cuando "tormentea", es decir, cuando se dejan oir truenos, lo que es poco
frecuente en la cordillera, es porque las almas de los antepasados están "boleando"
avestruces en el Huenu Mapu o "país de arriba". Puede también suceder que dichas
almas se hayan trabado en una escaramuza con las de los huincas, o cristianos. En este
caso, silas nubes, por efecto del viento, son empujadas desde el poniente hacia otras
situadas en el naciente, los paisanos se ponen muy contentos. Consideran que las almas
de sus compatriotas están arrollando a las de los huincas o blancos que les llevaron la
guerra por el este.
El Ñirivilu y el Quayelfe.— (Información de Ignacio Huenufil, de Nahuel Mapi): Se llama.
Ñirivilu a una gran serpiente que vive en los grandes ríos. Su nombre deriva de ñiri
(zorro) y de vilu culebra). Este monstruo suele enrollarse en las patas de los caballos que
atraviesan un río nadando y los arrastra a la profundidad con su jinete. La única manera
de defenderse del ñirivilu, al que en la región del Aluminé se le llama también Ngarrafilu,
es la de atacarlo con un cuchillo muy afilado hasta lograr desprenderlo de las patas del
animal. Esta operación solamente puede ser practicada por un queyelf e, nombre que se le
da a un gran nadador, el que además debe ser muy valiente y capaz de zambullirse para
herir al monstruo en la profundidad en donde está aprisionando a su caballo.
En la laguna de Caviahue, el padre de Magdalena Tranamil vio en una ocasión a hombres
negros bañándose. Salieron un momento a la arena de la orilla sobre la que "se tiraron"
un rato a descansar. Volvieron a la laguna y después no se les vio más. Mucha gente
también los vio.
Perimontu o visión. — En Taquimilán (la buena costa o abra), se ve en ciertos atardeceres una
visión que semeja una ciudad con calles, árboles, casas, automóviles, etc. También se ven
algunos árboles verdes si es primavera, pero todo esto no existe, dice mi informante. Es
una "apariencia" que se aprecia desde lejos, pero a medida que la gente se acerca, se va
"disfumando". Un maestro de la escuela local quiso sacar una fotografía, pero no salió.
Aparece los días viernes, días que suelen ser nefastos para los paisanos. Hay épocas de
muchos años que no se deja ver. Son perimontos visuales o auditivos, como el del llanto
de una mujer y el de un jinete que hace sonar las espuelas. En ambos casos, dice Juana
Arias, que ha sido mi informante, los perros ladran alarmados.
La leyenda del Cuero. — Es muy popular en la región de los lagos del Neuquén. Hay personas
que aseguran haber visto a este monstruo al que suelen llamar Trelque Huecufe (cuero
maligno).

LA MÁGICA CRUZ DE SALOMÓN Y LAS FORMAS DE REALIZARLA

Los números y la dirección de las flechas indican la dirección en que deben trazarse
para que surta efecto el conjuro. La de cinco puntas se traza al aire.

** ** ** **

POESÍA Y MÚSICA
NEUQUINA
Muchos años atrás (sesenta tal vez), el maestro Gutiérrez, director del
conservatorio de Música del diario La Prensa, definía la música como el lenguaje del
sentimiento. También la poesía y sobre todo la poesía vernácula, podría comprenderse en esta
definición. Si me he ocupado en recopilar el cancionero del Neuquén, ha sido para exponer ante
el acervo folklórico del país, una modalidad de la expresión popular de la cordillera neuquina en
la que la captación presenta visos de originalidad aún no conocidos.
Este patrimonio se lo verá enraizado en las mismas fuentes que dieron ori-
gen al riquísimo venero que se ha logrado descubrir en las demás comarcas argentinas cuyas
proyecciones se ven en el acervo de la madre patria y demás países de la América latina.

ROMANCE N° 1
Recopilador: Antonio Della Cha, de Tricao Malal (Neuquén).

—Señora, yo voy pa Francia, si en caso se ve con él.


¿no me encarga sus quereres? —Las señas de su marido,
—Yo le encargo mi marido señora, yo no las sé.
—Es blanco y coloradito, que me case con usté
tiene el hablar muy cortés. que le cuide sus haciendas
—Por las señas que me ha dado y sus dos hijos también.
su marido muerto es, —¡ Ay, marido de mi alma!
porque en la mesa de Francia Siete años lo aguardaré,
lo mató un genovés. si no llega a los siete años,
Me dejó muy encargado a las monjas yo me iré.

Sobre el mismo romance, Ramón A. Lava/ nos da la siguiente versión:

ROMANCE N° 2

—Mañana me embarco a Francia y me case con usté.


¿qué me encarga tu querer? —Quite de ahí el caballero
—Nada tengo que encargarle, mal hablado y descortés;
un encarguito le haré; dos hijos varones tengo
las señas de mi marido que al rey se los mandaré
muy pronto se las diré: pa que dentren de soldados
él es blanco, pelo rubio, y defiendan por la fé.
en el hablar muy cortés. ¡ Ay, marido de mi alma!
—Por las señas que me ha dado, …………………………..
su marido muerto es, Siete años lo hai aguardado
y el encarguito que me hizo y siete lo aguardaré.
que le cuide sus haciendas

ROMANCE N° 3
Ramón Menendez Pidal, en su libro “Los Romances de América”, trae la siguiente versión, que le fue
suministrada por el doctor Mariano H. Cor nejo, la que se intitula: “Las señas del marido”.

—Catalina, lindo nombre, También me hizo un encarguito:


rico pelo aragonés, que me case con usted,
mañana me voy a España, y que cuide su familia
¿qué encargáis o qué queréis? como él lo solía hacer.
—Ay, caballero de mi alma: —¡Ay, caballero de mi alma,
un encarguito le haré: por ahí no me engaña usted!
si lo viese a mi marido, Si seis años le he aguardado,
dos mil abrazos le dé. otros seis le aguardaré;
—Dime las señas que tiene y si acaso no viniere
que lo pueda conocer. de monja me entraré.
—El es un gallardo joven, Tres hijos varones tengo,
en el hablar muy cortés, al rey se los enviaré
en la copa del sombrero que acrecienten sus vasallos
lleva un peine aragonés, y reconozcan su fe;
y en el puño de la espada tres hijas mujeres tengo
carga las armas del rey. que al convento que entraren
—Catalina, lindo nombre, con ellas entraré.
rico pelo aragonés, Aquí se acaban los versos
por las señas que me das, de una famosa mujer,
tu marido muerto es: hablando con su marido
en la plaza de los turcos, sin poderlo conocer.
muerto por un genovés.
Esta versión, dice Menéndez Pidal, es moderna con relación a un romance viejo publicado por F. J. Wolf y
C. Hofmann, en “Primavera, de romances”. La versión de Tricao Malal (Neuquén), al pasar desde Chile, su
proveniencia más probable, ha sufrido omisiones, pero ha logrado conservar un sabor cordillerano que
complementa el viso de los viejos romances de la madre patria.
ROMANCE N° 4
Recopilado por Antonio L. Della Chá, de Tricao Malal (Neuquén).

Mi padre plantó un peral en el pico echaba sangre


en la puerta 'e la cocina ; y las alas las batía.
en el gancho más coposo ¡Amalaya el escribano
se paró una tortolina; que con la pluma escribía

ROMANCE N° 5

Allá por la media noche con un joven de quince años,


se perdió la mejor niña; diciéndole: "Vida mida,
salió la madre a buscarla nos casaremos los dos,
Y la vinieron a hallar aunque nos cueste la vida".
entre dos palmas metida,

ROMANCE N° 6
Recopilado por Muriel M. de Gallo, de Chos Malal.

Un día por la mañana, ahora, para mi desgracia,


a la casa de un rico llegó; a tus puertas hai venido.
con la voz enternecida —No hay duda que lo serís
por amor de Dios pidió. de ladrones capitane,
—Por amor de Dios te pido, por eso que habís venido
de lo que tienes en bienes, a mis puertas por robame.
que me des una limosna —Capitán soy de la Gloria.
que venga como Dios quiere. Y al decirlo le mostró
Y el rico al ver a este pobre, una herida en el costado.
de verlo se sonreía, El rico se arrodilló...
al verlo tan bello y mozo —Perdóname, Padre' Eterno.
y a lo que se disponía. Perdóname por quien sos.
—Por no tomar un oficio Y el pobre le respondía:
de ponerte a trabajar, —Tarde has conocido a Dios.
comprar lo que necesitas ¡Cuántos ricos en el mundo
para poderte tapar. se condenan por tener;
—Mi padre fue carpintero, por no dar una limosna
yo ese oficio no hai tenido, a un pobre que los va a ver!

ROMANCE N° 7

Andando yo caminando —No hay tenido calentura


por las orillas del mar, ni hay tenido nuevo amor,
me encontré una jovencita lo que pasa que hay perdío
y de ella me enamoré. l a l l a v e d e m i t o c a d o r.
Y luego le hablé de amores —¿De quién es esa pistola?,
y a su casa me llevó. ¿de quién es ese reló?,
Estábamos platicando ¿de quién es ese caballo
cuando el marido llegó. que en el corral relinchó?
—¡ Tu marido! ¡ Tu marido! —Ese caballo es muy tuyo,
¿Dónde me esconderé yo? tu padre te lo mandó
—Debajito de la cama pa' que fueras a la boda
mientras me disculpo yo. que tu hermana se casó.
Llegó el marido en seguida, —Yo no quiero ese caballo
en seguida preguntó: ni a la boda quiero ir yo,
—¿ Has tenido calentura lo que quiero es el amigo
o has tenido nuevo amor? que en mi cama se acostó.
Y luego le agarró el brazo Vaya y se la devuelva al cielo
y al suegro se la llevó. que el cielo se la mandó.
—Suegro: aquí le traigo su hija Y luego la montó al anca
que una traición me Jugó. y al monte se la llevó.
Y el suegro le contestó: Hincadita de rodillas,
—¿Para qué la quiero yo? cinco, balazos le dio.

LA CUECA NEUQUINA
Establecido que el folklore es patrimonio cultural que logra pervivir sin modificaciones
en los estratos eminentemente populares, en este trabajo exponemos como expresión espiritual
del hombre neuquino de la cordillera, el aporte de su danza tradicional: la cueca neuquina.
Esta danza se baila principalmente en la región cordillerana pero ahora también en los
ambientes populares modestos de las ciudades del resto de la provincia, sin que esto signifique
exclusividad y que no se la vea trascender a las clases de mayor jerarquía social. Es, pues,
esencialmente folklórica.
Aunque de procedencia chilena, presenta características locales que permiten distinguirla
de su modelo original. Su ritmo, cadencia, tonalidad y estilo, son semejantes, pero no
absolutamente iguales. Y esto se evidencia más si se analiza la letra. Al decir de la folklorista
chilena Violeta Parra, que ha confrontado nuestras grabaciones, la cueca neuquina tiene
individualidad propia y se distingue de la chilena en que ésta es más movida, y, por ende, más
alegre, pero conserva, como aquélla, igual profundidad en el sentir, en la expresión melódica y
en la técnica del rasgueo en la guitarra.
Danza y canto constituyen un todo estructural sin segunda parte, lo que la distingue de las
cuecas cuyana y norteña de nuestro país. Como por efecto de esta modalidad, resulta muy exigua
en duración, la cantora se ve solicitada a cantar otra cueca, la que las más de las veces no tiene
relación de motivos con la ya cantada. Aunque la melodía sea la misma, la letra puede referirse a
temas muy dispares. Otra diferencia, con respecto a la cueca chilena es la escasa variabilidad
melódica, circunstancia que motiva una mayor difusión folklórica dentro del medio.
La letra de la cueca neuquina consta de dos estrofas y un remate, terminación o vuelta.
Esta consta de dos versos pareados, que, a menudo, son asonantes en e. Esta terminación, durante
la cual los danzarines practican la vuelta final, suele, aunque no siempre, tener relación con el
tema de la letra cantada. Habitualmente es un refrán o estribillo común y vernacular.
El primer pie de la letra es una cuarteta de octosílabos de los que el primer verso se repite
al final de la misma. El segundo pie consta de ocho versos: cuatro heptasílabos que alternan con
cuatro pentasílabos. Al ser cantada, la primera cuarteta admite modificaciones que consisten en
expresiones sobreagregadas como las siguientes: "la vida", "mi vida", "vidita", "paloma", etc.,
las que alargan la melodía sin alterar el ritmo musical. El segundo pie y la vuelta son, respec-
tivamente, una octava y el pareado antes mencionado.
Es frecuente que mientras se baile, la cueca sea interrumpida por las voces: ¡Aro! ¡Aro!...
lo que significa que cantora y bailarines deben suspender sus respectivas ejecuciones para dar
lugar a beber "un trago" de vino que un entusiasta ofrece con mucho agrado y obsequiosidad.
Durante este interludio suelen oírse estribillos chistosos, originales y más o menos maliciosos o
intencionados, como el que sigue, que es muy popular en Tricao Malal, norte del Neuquén.
¡Aro, aro y aro,
dijo doña Peta Alfaro;
pongo la pechuga al viento
y el espinazo al reparo! ...
Agregaremos que la forma de bailar la cueca en Neuquén es diferente a como la bailan en
el norte de nuestro país, que es la que comúnmente se ha difundido en Buenos Aires, importada
de aquella zona folklórica. En lugar de bailarla saltando, se lo hace pausadamente valseando con
fina gracia. El varón promueve un galanteo sin mover el torso, que debe mantener derecho,
moviendo solamente las piernas, desde la cadera al pie. La dama, en tanto, valsea discretamente,
con menudos pasos. El campesino o peón rural, prefiere bailarla zapateando y otras veces
escobillando, apoyando, en el primer caso, todo el pie, calzado por lo regular, con alpargatas y
algunas veces con ojotas. El varón no suele casi hacer juego con el pañuelo y la mujer lleva este
adminículo colgado de la mano derecha sin agitarlo jamás, pero con el brazo formando ángulo
con la mano. Es una manifestación de timidez o de recato.
Es de hacer notar que siendo una danza alegre, en el Neuquén norteño se la baila con
cierto recogimiento, con las cabezas gachas, como si realizara un humilde rito en el que la
honestidad se revela sin cálculo. Y es porque la gente campesina es sencilla e ingenua y la danza
traduce la emoción de sentimientos emanados de la costumbre y la tradición. A ello no es ajeno
el paisaje montañés que induce a estrechar amistades y mantener incólume, aunque en forma
sencilla, el valimiento ancestral.
Las cuecas son cantadas habitualmente por mujeres, a las que se las distingue con el
nombre de cantoras. Gozan de mucho aprecio. Se solía considerar que el cantar era un oficio
femenino, por lo que se conceptuaba indicio de afeminamiento si lo realizaba un varón, pero en
la actualidad tiende a desaparecer aquel prejuicio. Lo que sí es verdad, es que las mujeres, más
que los hombres, son celosas cuidadoras de la autenticidad folklórica. Es muy posible que se
deba a un complejo de timidez, que va desapareciendo por efecto de la difusión por la radio a
transistores, que deja oír el canto vernáculo ejecutado por varones en todas partes.

CUECA N° 1
Cierto fue que te entregué te la quité;
mi corazón por amarte, te la quité, ¡ ay sí!,
mi boca por darte un beso, me devolviste
mi brazo por abrazarte. un corazón con pena
Cierto fue que te entregué. y un alma triste.
Mi corazón y mi alma Un alma triste y es,
yo te entregué. una, dos y tres.
Como te fuiste, ingrata,

Esta cueca se canta acompañada con guitarra en la forma siguiente:


Mi vida cierto fue, Mi corazón y mi alma,
cierto fue que te entregué vidita, yo te entregué.
Mi vida mi cora, Como te fuiste, ingrata,
mi corazón por amarte, vidita, te la quité;
Mi vida mi boca, te la quité, ¡ay sí!,
mi boca por darte un beso, vidita, me devolviste
Mi vida y mi brazo, un corazón con pena,
mi brazo por abrazarte. vidita, y un alma triste.
Mi vida cierto fue, Un alma triste y es,
cierto que te entregué. vidita, una, dos y tres.

CUECA N° 2

Mi vida y en la ma- en la mar hay una torre.


y en la mar hay una torre, A la torre más alta, mi vida,
La vida y en la to- me subí un día;
en la torre una campana, por ver si devisaba, mi vida,
La vida y en la to- la prenda mía,
en la torre una campana, la prenda mía, ¡ay sí! mi vida,
La vida y en la cam- torres son torres,
en la campana una niña, repican las campanas, ingrata,
La vida que a los ma- que viento corre.
que a los marineros llama, Que viento corre y es, mi vida,
Mi vida y en la ma- torre con torre.
CUECA N° 3

La vida y ojos ne- ojos negros hechiceros.


ojos negros de mi vida Y ojos negros y pardos
mi vida y por qué me- Ay, ay, ay, son los comunes;
por qué me miran así, los que a mí me cautivan chinita,
mi vida y por qué me- fueron azules;
por qué me miran así; fueron azules sí,
paloma, tan ale- la vida y limón limeño,
tan alegres para otros, y el que se encuentra amando,
chinita y tan tris- mi vida, y póngale empeño.
y tan tristes para mí, Naranja y naranjones,
mi vida y ojos ne- chinita y pa los mirones.

CUECA N° 4

La vida y una ave- una avecilla en un bosque.


una avecilla en un bosque Y avecilla que vuela
La vida casi muer- Mi vida y sin esperanza,
casi muerta de dolor, Vení y lloremos juntos
La vida y casi muer- La vida nuestra desgracia.
casi muerta de dolor. Nuestra desgracia ay sí!
La vida se lamen- La vida y pal lao del norte
se lamentaba y decía: un cazador te busca,
La vida y qué ca- Mi vida, dentro del bosque.
qué caro cuesta un amor. Esto lloré en mi vida
La vida y una ave- Ingrata y prenda querida.

CUECA N° 5

La violeta y la camelia, la vida, blanca azucena


se asoman a mi jardín, blanca azucena, sí,
y una linda enredadera, la vida, son las bonitas,
con un hermoso jazmín. las que a mí me cautivan.
Violeta, sí, chinita, Cierto, cierto, cierto es
flor de verbena son las chinitas.
la flore deliciosa, primera fue.

CUECA N° 6

Mi vida, quien me com- quien me compra los repollos.


quien me compra los repollos, Vendo papas y choclos,
la vida, la verdu- mi vida, ají y cebolla,
la verdura bien barata, papas y rabanitos,
la vida, la verdu- mi vida, y las zanahorias;
la verdura bien barata; la zanahoria, sí,
mi vida, coliflor- mi vida, tengo en mi huerta,
coliflor de tres por veinte, y azúcara y canela,
mi vida, y el cilan- mi vida, y clavo e pimienta.
y el cilantro avellaná, Esto lloré y diré,
mi vida, quien me com- mi vida, principio fue.

CUECA N° 7
Mi vida y dos cora- dos corazones unidos,
y herida fue tu fe- Dos corazones traigo,
fue tu fe en una balanza ; mi vida, para quererte,
y herida fue tu fe- uno traigo de vida,
fue tu fe en una balanza, mi vida, y otro de muerte ;
y en ella yo miré- otro de muerte, sí,
uno que pide justicia, mi vida y corazoncito,
mi vida, y el otro- y atormentásela,
el otro pide venganza; mi vida, y de golpecito.
mi vida y dos cora- Cierto, lloré las flores,
dos corazones unidos. mi vida, y gracias señores.

CUECA N° 8
Mi vida, viva Chi- Lo primero que ofrecen, mi vida,
viva Chile y la Argentina, y los argentinos,
mi vida, y viva la- un asado bien gordo, mi vida,
viva la flor del pepino, y un vaso e vino;
mi vida, y vivan las- un vaso e vino, sí,
vivan las niñas bonitas, mi vida, y un azafate
mi vida, y que preten- y una pava en el fuego,
que pretende un argentino, mi vida, y pa tomar mate.
mi vida, y que preten- Esto lloré y diré,
que pretende un argentino. mi vida, y ya va una vez.

CUECA N° 9
Mi vida y yo me to- Yo me comiera un quieso,
yo me tomara aquel mate, mi vida, y una tortilla,
mi vida, y doscien- unas poyoyas * grandes,
doscientas tazas de té, mi vida, y con mantequilla;
mi vida, y trecien- con mantequilla, sí,
trecientas de chicolate, mi vida, y una gallina,
mi vida, y cuatrocien- cuatro pavos y un ganso,
cuatrocientas de café; mi vida, y dos litro e vino.
mi vida, y yo me to- Esto, yo le diré,
yo me tomara aquel mate. mi vida, ciertito fue.
*Poyoya: una especie de patos.

CUECA N° 10

La vida y cuatro esqui- cuatro esquinas tiene un cuadro.


cuatro esquinas tiene un cuadro, Escribirte quisiera,
la vida y cuatro tie- mi vida, papel no tengo,
cuatro tiene mi pañuelo, pero te ai de escrebire, mi vida,
la vida y cuatro tie- en el centro e mi pañuelo;
cuatro tiene mi pañuelo; en mi pañuelo, ai sí,
la vida y cuatro pa- mi vida, con letras verdes,
cuatro patas la camita, para quen cuando en cuando,
la vida, donde duer- mi vida, de mí te acuerdes.
donde duerme mi consuelo, Cierto que te adoré,
la vida y cuatro esqui- mi vida, ya terminé.

CUECA N° 11

Mi vida la toca- la tocaba pa l'Ufemia, la vida la baila- la bailaba la Mariquita,


la vida la guita- la guitarra la Juanita, la vida la toca- la tocaba pa l'Ufemia.
la vida la guita- la guitarra la Juanita, La Laura y la Zoila, la Carmen Rosa,
la vida la tambo- la tamboreaba la Celia, con la Estefanía son las hermosas;
son las hermosas, sí, pero l'Elcira Llora la Carmelita porque es chiquita.
hace parar el coche pa la Palmira.

Esta última cueca nos trae reminiscencias de una de las ferias que por primavera se
celebran en Sevilla y que ha rememorado Emilio García Gómez en “Nuevas escenas
andaluzas”. Es el mismo tema de homenaje a las bailarinas, llamándolas por sus nombres:
Todas las primaveras
tiene Sevilla
una tonada nueva
de seguidillas.
Sevillanas... Amparo,
y Ana y Adela;
sevillanas... Rosario,
Concha y Carmela,
Pura, Remedios,
Pastora... Todas tienen
los ojos negros.

Es que los neuquinos del tronco de oro de la cordillera del Viento son descendientes de
tatarabuelos andaluces que, embarcados en Cádiz, llegaron a las costas del Pacífico en busca
del preciado metal que les permitiera vestir limpio, conquistar señorío y olvidar la miseria
sufrida en pocilgas malolientes.
En Tricao Malal, Chapúa, Las Ovejas y otros puntos, donde fueron a parar los últimos
vástagos, no se aclimataron castañuelas, esos "escarabajos sonoros" como los definió García
Lorca. Pero se aclimató la guitarra. Y esa alegría picaresca que la acompaña, cobró acento
vigoroso en las cuecas que aún se cantan en el norte de mi Neuquén.
Un comedido acompañante las suele tamborilear con dedos nerviosos, que evidencian deseos
contenidos, junto a la cantora. Tenso el pecho y abrillantados los ojos, no los quita de la pareja
danzante que hace maravillas de contoneo armonioso: ¡Huifa, huifa!...
Acurrucado en un rincón de la enramada, apenas se deja apercibir el infaltable Otelo,
que bajo el espeso poncho acaricia el cuchillo viril, pero homicida sin contralor.
¡Ojalá termine sin "aros" ni repeticiones la maliciosa danza, no sea que aparezca un motivo
para salir culebreando, con brillo de refucilo, que sería el primer acto de la "desgracia" que lo
llevaría a la cárcel. Por lo demás, poco importaría, porque ésta suele ser causa y preludio de
una de esas "despedidas" en verso que sobreviven a las épocas y a las que tan inclinados se
muestran nuestros desaprensivos poetas de las cordilleras neuquinas. Tales hechos acontecen,
por designios telúricos e inevitables, en la fiesta que sucede a las trillas y remoliendas. El culto
a Baco lleva insensiblemente al de Venus y termina con el de las musas apolíneas.
Y a continuación, las muestras:
CUECA N° 12
Carmen Rosa Retamal de Beloso, de Buta Ranquil.

La naranja y el limón de la esperanza,


se parecen un poquito, de la esperanza sí,
la naranja dulcecita no da limón
y el limón es agriecito, pero da los azahares
la naranja y el limón. que son mejor.
El naranjo en un cerro Naranjas y limones,
no da naranjas, dos corazones.
pero da los azahares

CUECA N° 13

Viva Chile, viva Chile, las que quiere un argentino,


viva la flor del pepino, viva Chile, viva Chile.
vivan las niñas bonitas Para Chile me fuera
de buena gana, si hallara un argentino
si hallara un chilenito que me trajera.
que me llevara ; Que me trajera, sí,
que me llevara, sí, que me trajera.
más bien me fuera

CUECA N° 14

Déjenme pasar que voy Blanca la cara.


En busca de agua serena, Blanca la cara, sí,
Para lavarme la cara Blanca azucena,
Que dicen que soy morena. Cómo podrá ser blanca
Aunque soy morenita La que es morena.
No me trocara Cierto, cierto, cierto es,
Por una que tuviera Primera fue.

CUECA N° 15

Dame de tus pelos rubios De catorce años.


Cuerdas para mi guitarra De catorce años sí, mi vida,
Que se me ha roto la prima Y así decía
La segunda y la romana. Un enfermo de amores
La niña que me quiera, mi vida Que se moría.
Debe ser rubia, Cierto es, cierto es,
Debe ser jovencita, mi vida, Primera fue.

CUECA N° 16

Mi vida, salgo al cam- Al campo de tu frente, mi vida,


Salgo al campo a divertirme Salí a pasearme
Mi vida, a ver si olvi- Y salieron tus ojos, mi vida,
A ver si olvidarte puedo. A cautivarme.
Mi vida y me sa- A cautivarme sí, mi vida,
Y me sale lo contrario, Ojos tan bellos,
Mi vida y cada dí- No lo dice la boca mi vida.
Cada día más te quiero. Lo dicen ellos.

CUECA N° 17
Vamos niña a pasear una cueca chilena,
al cerrito Valle Alegre que están tocando;
a bailar las lindas cuecas que están tocando, sí,
sobre los pastitos verdes, yo la bailara,
vamos niña a pasear. si hallara un chilenito
Al otro lado del cerro que la tocara.
están bailando

CUECA N° 18
De Luis Ruiz.

Cuando mi suegra murió Pa carbonera


Descansó mi corazón Pa carbonera, sí,
Mi mujer se volvió santa Vieja chonchona*,
Y santo me volví yo. Que a mi mujer la tienes
Ya se murió mi suegra; Vuelta una leona.
Por hechicera Arranco con mi negra
Se la llevan les diablos Donde mi suegra.
*Chonchona: femenino de chonchón, pájaro brujo.
CUECA N° 19
Mercedes Zafia de Zalazar, de Buta. Ranquel.

En la mar navega un vaso de quince a veinte;


y en el vaso una bebida De quince a veinte, sí,
y en la bebida una flor Cielito triste
y en la flor una florida; llorando me dejaste
en la mar navega un vaso. cuando te fuiste.
A la mar me arrojaran Cierto lloré y lloré
por inocente; primera vez.
por querer a un niñito

CUECA N° 20

Yo vendo unos ojos negros son los azules;


quien me los quiere comprar son los azules, sí,
los vendo porque son falsos azules rejas,
y me han pagado muy mal estaban dos amantes
yo vendo unos ojos negros. dándose quejas ;
Ojos pardos y negros dándose queja y es,
son los comunes, a la otra pues.
los que a mí me cautivan

CUECA N° 21

El cuartel es una fonda Esa ropa que tienen


Los "pacos" son los fonderos, Es del Estado.
El Sargento es el que manda Es del Estado, sí,
Y es el primer bolsillero. No te apasiones,
No te pasiones niña Eso que les relumbra
De esos soldados, son los botones.

CUECA N° 22
De Amelia Vázquez.

En la orilla de un río Unos toman la sombra


Y a la sombra de un laurel Y otros el fruto.
Lo paso muy divertida Otros el fruto, sí,
Viendo las aguas correr. Si yo llorara
A la sombra de un laurel Como te destendieras
Se agregan muchos, Si te rogara.

CUECA N° 23

Por las piernas de un zancudo Con disimulo;


Pasó un gigante corriendo; Con disimulo, sí,
Si en caso no lo creyeran, A orillas de un río,
Un ciego lo estaba viendo. Donde tocan guitarra,
En las puertas de un ciego, Bailan tullidos.
Cantaba un mudo, Cierto lloré y me muero
Un sordo lo escuchaba Las gracias quiero.

CUECA N° 24
El clavel para ser lacre* En una copa de oro
No ha de ser de dos colores, Lo tengo en agua;
El hombre para casado, Lo tengo en agua, sí,
No ha de amar dos corazones. Lo tiré a un pozo,
El clavel que me diste Yo no quiero recuerdos
Por tu ventana, De un veleidoso.
*Lacre: color rojo de lacre.

CUECA N° 25
Recopiladas por el P. Rotter.

Las viudas se visten de negro De los cuatro colorcitos


De amarillo las casadas Me gusta el lacre;
De verde las solteritas Porque donde se pega
Y de lacre las demoradas. No hay quien lo saque.

CUECA N° 26

A fuego mandan tocar Es posible quemarlo


Las campanas del olvido Con disimulo.
Imposible de apagar Con disimulo, sí,
Un fuego tan encendido. Fuego violento,
Mi corazón se quema Me atormentas el alma
Sin echar humo Y el pensamiento.

CUECA N° 27

Con pena paso la tarde, De no olvidarme nunca,


La noche con gran dolor, Ya me olvidaste.
Suspirando me amanece, Ya me olvidaste, sí,
Llorando me sale el sol. Cielo estrellado,
A la luz de la luna En vez de verme muerto,
Me lo juraste Me has olvidado.

CUECA N° 28
Por la calle van diciendo Que dirán los mirones
Que nos queremos los dos; Que me querís,
Si te preguntan si es cierto, Que me querís, ay sí,
Júrale y dile que no. Disimulemos,
Cuando vas por la calle, Estando los dos solitos,
No me mirís. Conversaremos.

CUECA N° 29

A las cuatro muere el sol Así está mi negrita,


A las cuatro de la tarde, Quiere y no quiere.
Esa hora he de morir yo Quiere y no quiere ay, sí,
P´a no darle quehacer a naide. Llueven las flores,
Sale el sol y no sale, Y así está mi negrito
Llueve y no llueve, Cambiando amores.

CUECA N° 30
Rosa me puso mi madre Rosa me puso mi madre.
para hacerme desgraciada Dicen que las rositas
porque no hay rosa en el mundo tienen espinas,
que no muera deshojada, yo tengo una en el alma
ñatita no me lastima; rosa naciendo.
no me lastima, sí, Lloraré por quererte
ñatita y clavel abriendo, y hasta la muerte.
jazmín abotonando,

CUECA N° 31

A la mar me arrojara jazmín abriendo


por una Rosa, jazmín abriendo, sí,
yo no le temo al agua flor de romero,
ni a la mar por peligrosa, a las rosas hermosas
a la mar me arrojara. son las que quiero.
Por peligrosa sí, Viva, viva el romero
Rosa naciendo, son las que quiero.
clavel abotonando

CUECA N° 32

Debajo de un limón verde por la mañana


donde el agua no corría, por la mañana, sí,
le entregué mi corazón limón maduro
a quien no lo merecía, hácele un cariñito
debajo de un limón verde. con disimulo.
Veinticinco limones Con disimulo y es
tiene una rama a la otra vez.
y amanecen cincuenta

CUECA N° 33

Quisiera ser rayo de sol, te escribiré en los cuadros


pa llegar a tu ventana de mi pañuelo;
a darte los buenos días de mi pañuelo, sí,
lucero de la mañana, con letras verdes,
quisiera ser rayo de sol. pa que de vez en cuando
Escribirte quisiera de mí te acuerdes.
papel no tengo

CUECA N° 34

Un joven me dio una guinda cómo te irá más tarde


mi mamita se enojó, con tu mamita.
se puso más colorada Con tu mamita, sí,
que la guinda que él me dio, guinda cereza,
un joven me dio una guinda. el que te dio la guinda
No te comas la guinda no te haga lesa.
niña bonita,

CUECA N° 35

Arbolito te secaste que en vez de consolarme


teniendo el agua al pie, me desconsuelas;
en las hojas los adornos, me desconsuelas, sí,
en el corazón la fe, árbol coposo,
arbolito te secaste. en vez de consolarme
Arbolito, arbolito, triste y penoso.
de verde espera
CUECA N° 36
Colaboración de Solano Dinamarca.

Un amor tuve en Chile coloradas las guindas,


y otro en Mendoza verdes las hojas.
y otro tengo en los barrios Verdes las hojas, sí,
de Santa Rosa. verdes tormentos
Y un amor tuve en Chile. me atormentan el alma
De Santa Rosa, ay sí, y el pensamiento.
y arriba Rioja,

CUECA N° 37

Una paloma blanca color ceniza,


color de nieve, me ha picado en el alma,
me ha picado en el alma chinita y me martiriza.
chinita, donde me duele, Cierto es que lloraré,
donde me duele, sí, chinita y segunda vez.

CUECA N° 38
Rosa San Martín, de El Cholar.

La rosa con el clavel, que son muy finos,


hicieron un juramento, que son muy finos, sí,
y de testigos pusieron rosas con dalias,
un clavel y un pensamiento. dónde irá mi negrito
La rosa con el clavel. que yo no vaya.
No me tires con rosas, Cierto ciertito,
tienen espinas, los dos bailan bonito.
tírame con piolines

CUECA M 39
Ana de Romero, de El Cholar.
Si me quieres dimelo luego, a todo le hago ;
no me niegues la esperanza, a todo le hago, sí
mira que por ti padezco, esto es de veras,
mira que por ti me muero, y si no fuera cierto,
si me quieres, dimelo luego. no lo dijera.
Si me quieres te quiero, Cierto lloré y me muero
si me amas te amo, por quien yo quiero.
si me olvidas te olvido,

CUECA N° 40

Vamos otra vueltecita yo no te dejo.


que ésta se la lleva el viento; Yo no te dejo, sí,
así está mi corazón repartido vamos adonde
en pensamientos; donde la luna sale
vámoslos vida mida y el sol se esconde
vámoslos lejos, Cierto, ciertito,
donde tú me dejaras bailan bonito.
TONADAS
Las tonadas neuquinas son canciones de viso chileno. Letra y música, revelan sin embargo,
un aire local, que las distingue de las de otros puntos. Habitualmente son cantadas por mujeres, a
las que se les llama "cantoras". Hasta no ha mucho, difícil-
mente un hombre se avenía a tocar la guitarra y cantar; eran
funciones que consideraba poco viriles y propias de
mujeres. Habían, sin embargo, sus excepciones y éstas
provinieron de los argentinos de abajo* de quienes
aprendieron a "pulsar" la guitarra y cantar. La radio hizo lo
demás.
En oportunidad de una fiesta de "señalada", en la que la
cantora no pudo seguir cantando por haber enronquecido su
voz, le solicitó a su marido que la reemplazara y éste, tras
las consiguientes reservas, no pudo sustraerse al pedido y...
cantó, pero lo hizo con voz atiplada, imitando la de su
mujer. No hubiera sido pertinente hacerlo con su voz de
hombre. **
(Pancho Basualdo, cantor de cuecas y tonadas)
La segunda oportunidad me la ofrecieron
recientemente otros cantores, que cantaban con voz nasal, a
pesar de poseer un buen órgano vocal. Es usual cantar "de
falsete", pero a medida que nos alejamos de la cordillera
hacia los centros, el prejuicio de la privación del canto para los varones va desapareciendo.
Las tonadas generalmente son sentimentales, como podrá comprobarse en los ejemplos que
anoto a continuación, pero las hay festivas, maliciosas, alegres y disparatadas. Todavía se oyen las
tonadas "de pata en quincha" que tiene indudable filiación chilena. Son de entonación alegre y se
cantan fuera del rancho como despedida de una noche de jarana pasada en el campo. Se llaman así
porque el cantor afirma el pie de la pierna que sostiene la guitarra en la quincha o pared de ramas
conque está construido el rancho.
Suelen terminar con una "despedida" que suelen llamar "espido", dedicadas a los oyentes
o "noble compaña". A veces suelen estar precedidas por un exordio en el que se pide disculpas por
no poder cantar bien. Otras veces suelen ser un "cogollo" dedicado al dueño de casa o a alguna
señorita de la familia.

*Se llama "de abajo" a la tierra que queda al este; proviene de que el río Neuquén va bajando y
la zona de su influencia es llamada "abajo".
**Recientemente, la folklorista chilena Violeta Parra me informó que en los campos chilenos a
los cantores les llaman "mariquitas" y al final del jolgorio suelen ser víctimas de una vapuleadura
de parte de algunos obstinados en mantener la tradición.

TONADA N° 1

Silencio pido señores para contar mis mentiras;


vide volar un chingolo ya hay visto otros ejemplar ;
con Buenos Aires encima. un toro después de muerto
Toda la gente almirada lo hay visto resucitar.
del ver ese animalito Cuarenta años tiva muerto
que el pueblo de Buenos Aires Taban los huesos blanqueando,
se lo lleva un chingolito. cuando yo vide salir
De eso yo no digo nada al torito bellaquiando.

TONADA N° 2
Margarita Villegas de Retamal, de Tricao Malal.

Oiga la noble campaña Con un dolor incesante.


Y aquí voy a ver si puedo Suspiró en un mismo instante
Si no me alcanza mi voz, De verme tanto penare
Alcanzarán mis desedos. La luna se ha de eclisare
Llora la piedra más dura Y tú no poder llorare.
De verme llorar a mí. Las estrellas en el cielo,
Se marchita el alelí La luna en el carrizal,
De verme en tanta amargura. Hojitas de bentevé
Y de ver mi desventura Pichones de cardenal.
Lloran los astros del cielo; Oiga la noble campaña
En mi continuo desvelo Que me disculpe el espido*
Y en el rigor en que me hallo. La mala desplicación
El sol con ser tan brillante Disculpe la mala voz
Un día compadeció Los defeutos que han habido.
Al verme llorar lloró
*Despedida.
NOTA: Se repiten los dos últimos versos de cada pie. Esta tonada se canta cuando llegan los
novios a la fiesta.

TONADA N° 3

Reciban los "campañistos" * tiene muchas melodías


disculpas por lo prudente los mirlos con sus cantares,
y aunque no les canto bien, y tienen calma los mares
pero soy condescendiente. después de los "esquilones"**
Tiene muy lindos colores todos tienen devociones
la mariposa liviana, sólo yo tengo pesares.
y el encanto e la mañana No vengas por mí a llorare
tiene la estrella fulgores, y consueles la congoja,
perfumes tienen las flores, un árbol seco sin hojas
misterio la fuente pura, qué sombra te podrá dare,
el campo tiene frescura tan sólo podré llorare
y el viento canciones suaves, de la prenda que te di,
gorjeos tienen las aves porque la desgracia mala
yo sólo tengo amarguras. me dejó cuando nací.
Mil encantos tiene el día Y al dueño de esta letrita
flores silvestres el suelo mucho me encargó en decirle,
y tiene grandeza el cielo pero le diré que estoy
que cubre la patria mía; muy pronta para servirle.
*Hombres de campo.
**Aquilones.

TONADA N° 4
EL HUERFANO
Colaboración de Solano Dinamarca.

Recuerdo que en una tarde, III


encerrada una sepultura, ¿Cómo se ha muerto mi padre?,
frente a una puerta se hallaba dijo el niño que ignoraba,
un chiquilín con su madre. siendo que tanto me amaba
El pobre chico inocente ¿y a vos también te quería?
viendo su madre llorar, Y nos quería bastante
preguntaba sin cesar: que mucho siento al morir
¿Dónde se encuentra mi padre? para dejar de existir
I estas palabras decía:
Tu padre ya se murió IV
dijo ella con ternura ; ¿Qué será de estos dos pobres
bajó a una sepultura seres que dejo vivientes?
para toda eternidad. Besándonos en la frente
¿Y no lo veremos más? en seguida murmuró:
dijo el niño tristemente; Pues seas hijo querido
quiero verlo nuevamente, en la infancia y la vejez,
mi padre con ansiedad. tú jamás abandones
II el ser que la luz te dio.
Al oír estas palabras V
que le causaban tristeza, De pronto vio que se ahogaba,
sacudiendo la cabeza su cuerpo se conmovía,
la madre le respondía: la muerte lo combatía
Se acabaron para vos porque lo quiso vencer;
ya todas las delicias ; pero en vano fue su lucha;
ya no tendrás más caricias; sus ojos se retorcieron,
tu padre ya se murió. pero por fin se cerraron
dejando su hijo y mujer.

TONADA N° 5
Silvia Yolanda Lucero (Andacollo, Neuquén)

Una letra me han pedido, desde l'hora en que lo supe


una letra voy a dar, yo no hey tenido consuelo.
una persona que estimo Yo no hey tenido consuelo
yo no la puedo olvidar. muy penosa lo hey pasado
Prenda querida del alma de ver que en tan breve tiempo
fuiste mala pagadora, que tú me hayas olvidado.
tanto como te quería Que tú me hayas olvidado
te tenía en la memoria. me hais de decir el por qué
Te tenía en la memoria yo motivo no te hey dado
con el fin de no olvidarte para que me despreciéis.
pues ahora lo hei sabido Para toda la compaña
que tu amor está en otra parte. florcita de mata de haba
Que tu amor está en otra parte, cuando un amor se retira
cansada estoy de saberlo con olvidarlo se acaba.

TONADA N° 6
Margarita M. Villegas de Retamal.

Ayer me puse a escrebir Va segura y bien enviada,


No hallé memoria ni genio Porque naide puede abrir
Para anotar esta carta Una escritura cerrada.
Amado, querido dueño. ¿Por dónde irá este suspiro?
Esta carta que te escribo Solamente yo lo sé.
¡Quien lo pudiera mandar El día que no te ven.
Escritos en un papel! Para Ud. señor Fulano,
Con el papel en las manos Yo no soy su cooperante
Para escribirte, mi bien, Es don Mengano de Tal
Mis ojos quedan llorando, Que me pide que le cante.

TONADA N° 7
Señora de Beloso.

Tengo de hacer una carta Tres veces tomé la pluma,


de mi memoria solito, tres veces tomé el papel,
de escrebirla en un papel al ir firmando tu nombre
y dártela por escrito. ahí mismo me desmayé.
Tu nombre nunca lo puse El que te escribo soy yo
porque encarcelado vivo el que te anoto es el alma;
entre grillos y cadenas, la que te quiere y te estima
prenda del alma, te escribo. ya sabís como se llama.

TONADA N° 8
DE LA MADRE

Dicen que padre hace falta —Hija, cuando yo te falte


Yo digo: falta ha de hacer Qué tormentos pasarís.
Falta como la de la madre Si hoy te hacen un servicio
En el mundo no puede haber. Mañana no te lo harán.
Dónde habrá como la madre Si es que lo llegan a hacer
Que en todo pone cuidado Te lo representarán.
Y que faltando la madre Servile bien a tu madre
Quedan los hijos tirados. Siendo tu madre tan buena
Mi madre me lo decía Que si encontrás una flor
Me lo solía decir : Tu madre es como una estrella.

TONADA N° 9

Un domingo fue, por cierto, El hombre estaba en el patio


como a las tres de la tarde, muy sentado en un mortero,
le fui a pedir a una vieja, masetiando un torzal duro
la hija para casarme. para acollarar los terneros.
Cuando al palenque llegué Dentré y me le cuadré adelante
ella de adentro salió con el sombrero en la mano,
y me dijo: —Bajesé, alza la vista y me mira...
después que me saludó. ¡Más enojao el paisano!
Bajé y pa dentro pasé. Yo junté rabia en seguida
Después de haberme sentado después que no andaba muy
saqué un cigarro y fumé bueno
y a la vieja atropellé. y pelé de la cintura
Esto lo digo Oña Juana uno de cobrar ajenos.
y esto lo digo en devera, ¿De onde vienes galerita,
vengo a pedirle su hija sabís que sos enfadable?
para casarme con ella. y me dio con un garrote
La vieja se me enojó que me hizo dormir la tarde.
y no me la quiso dar; Ejemplo para los hombres
se la voy a pedir al viejo, que quieren buscarse novia;
el viejo me la va dar. que del susto que me dieron
me fui para las colonias.

TONADA N° 10

Dicen que en el campo hay gloria Gozarán el primer año


Y también hay un infierno, Después barrerán el suelo.
No hay más infierno que el Tengo bien visto a los hombres
hombre Como son para engañar,
En todo este mundo entero. Se sientan de pierna encima
Digo a las niñas solteras, Y empiezan a suspirar.
A todas en general, A mí no me han engañado
Que antes de tomar marido Porque no me han merecido;
Que se deben de fijar; Porque tengo más agallas
No digan: "Voy a gozar Que un pececillo en el río.
Con mi esposo verdadero"

TONADA N° 11
Según, Amelia Vázquez de Tricao Malal.

Cuando me jui de mi casa Cuando salí de mi casa


De naiden me despedí, Todo el camino lloré,
Tan sólo a mi poure maire Con lágrimas de mis ojos
La bendición le pedí. Campos y montes regué.
Al hincarme de rodillas Con lágrimas de mis ojos
Se me parte el corazón, Los arroyos aumenté,
Al ver venir a mi maire De ver y considerar
Que me echa su bendición. Que a mi madre la dejé.
Cuando me jui de mi casa Para la noble compaña
Dos cosas nomás sentía, Así nomás ha de ser;
La callana en que tostaba Unos son de tener gusto
Y la pieira en que molía. Y otros son de padecer.

TONADA N° 12
EL HIJO FATAL

La variante chilena que trae el libro de Ramón, A. Laval, titulado: "El Folklore de Carahue", es
como sigue:
Cuando salí de mi casa Considerando en ausencia
Muchas lágrimas riamé Que a mi maire l'olvidé.
Muchas más riamó mi maire Al hincarme de roíllas
Cuando de ella me aparté. Se me partió el corazón
De tres hermanos que tuvo Al ver a mi pobre maire
De ni uno me despedí Que m'echa la bendición.
Ellos me salen siguiendo Adiós hermanes queríos,
P'ol camino en que me juí. Consuélense con llorar
P'ol camino en que me juí ¡Adiós maire de mi vida,
De lágrimas lo regué Ya se va su hijo fatal!

TONADA N° 13
Pancho Basualto

Me gusta ver a los guasos luego le empieza a decir,


Templaos de una chiquilla, por su bonita carita
La besa y le hace casquillas de pena me hay de morir ;
y la confunde en abrazos. el corazón me palpita
Si usté me quiere, primita, con unos saltos grandazos;
trigo tengo como mazos que da una leche güenaza,
para catutos * comer ; si usté me almite, la saca
cuando empiezan a querer y la guarda en una petaca.
me gusta ver a los guasos. Tengo también una silla
pal día del casamiento,
Tengo poroto sembrado y apreciando su contento
y también buenos zapallos la besa y le hace cosquillas.
y si los casamo este año Por último, ya se casan
no los vemos apurados. con cumplidos y rodeos;
Tengo tronco ya sacado se les suele caer un peo
y también hecho astilla que de gusto se ha soltao;
pa que hagamos sopaipilla la novia ha disimulao
el día que esté lloviendo, ese peo en muchos casos,
y es gracioso estarlo viendo porque el amor de los guasos
templao de una chiquilla. es lo mismo que el del niño,
la besa y le hace cariño
Tengo también una vaca y la confunde en abrazo
*Catuto: cierto pan de forma cilíndrica parecido a
los canelones, hecho con trigo machacado y molido,

TONADA N° 14
LA QUITAPENAS

Señores y señoritas, Al ver la puerta en el suelo


yo vengo de La Angostura salió la Ñaña enojáa
pa cantarles la tonáa y le dijo a la Ventura:
que compuso la Ventura. —Muchacha, no cantís más.
El día que la cantó La Ventura siguió el canto
jué el día del Taita Pancho por darle gusto a la gente
y la gente por oírla mi Ñaña con una tranca
voltiaron la puerta'el rancho. le voltió todos los dientes.
Las hijas del Taita Pancho Señores y señoritas
se riden a carcajáas cogollito de mistura,
que por causa e la tonáa ya les canté la tonáa
voltiaron la puerta el rancho. que compuso la Ventura.

DÉCIMAS
DÉCIMA N° 1
LA CAPILLA ENCERRAA
Cantada por don, Apolinario Guzmán.
(1)
En la capilla encerráa* En el nombre de su padre,
Siento tocar agonía Adiós mi querida esposa;
Y anunciar un triste dida Adiós mi querida esposa,
Que debo e ser fusilado, Cuide mucho sus hijitos
Con mi mujer a mi lado Y en el nombre de su padre
Y mis hijitos pequeños, Dele unos dulces besitos;
Me han arrebatado el sueño Dele unos dulces besitos
Y aumentarme mis tormentos Como madre cariñosa,
Y escuchar un triste acento Y en el nombre de su padre,
De una campana armoniosa. Adiós mi querida esposa.
(2) Y esta carta dolorosa
Si formas un nuevo hogar, Es la que yo me despido.
De mis hijos no dispares (3)
Y entrégalos a mi madre Vivan los que han escuchado,
Que ella los sabrá cuidar. No se asusten que no es náa.
Ella los sabrá cuidar; Yo les canté este estilito
Sólo esta carta te escribo De la capilla encerráa.
*Quiere decir encerrado en capilla para ser fusilado.
DÉCIMA N° 2
DECIMA DEL RODANTE
Cantada por las cantoras Ernestina Vázquez y Amelia Vázquez, de Tricao Malal.

El que sale de su casa y lo han criado regalón,


para un lugar forastero, será mayor el dolor
solamente el Dios del cielo de no tenerlo presente
sabe qué tormentos pasa; y así de ninguna suerte
y más si no tiene plata tomarán consolación.
y le da la enfermedá, (3)
en ninguno halla piedá Si lo ven desconocido
que le haga alguna bebida; los jueces lo tomarán;
bien puede perder la vida luego le aviriguarán
con mucha facilidá. —"Dime: ¿Por qué te has venido?
(1) No hay duda que tú habrís sido
Yo a ninguno le aconsejo en tu lugar mal empleado;
que se disponga a rodar, y aunque él haya sido honrado
que primero ha de mirar lo tomarán por sospecha
que en el mundo hay mucho riejo; y le darán la sentencia
seda guaina, seda viejo, sin haberlo motivado.
siempre tiene que sufrir; (4)
muy fácil puede morir Aquí doy fin a estas letras
como avecilla en un campo; dando a todos ejemplar;
no le vale ningún santo; el que tenga paire y maire
muere como un infeliz. no se disponga a rodar;
(2) si no puede trabajar
¡Qué dolor para una madre por alguna enfermedá,
cuando un hijo se le va! en su paire halla piedá
¡Qué lágrimas reamará que lo viste y lo faumenta,
juntamente con el paire! su maire con gran paciencia
Más si el hijo ha sido amaule ¡qué remedios no le hará!

DÉCIMA N° 3
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Décima antiquísima, aportada por don Serafín O. Galán Deheza.

¿Qué tengo hoy, pobre de mí, Mañana el hoy sería ayer,


Con haber vivido ayer, En que acabé de existir;
Cuando tengo el no tener Y si esto voy a sufrir,
las horas que ayer viví? Infaliblemente cierto,
Lo que hoy, ayer discurrí, Así peco cuando acierto
Diré mañana, si soy; En mi vivir fugitivo,
Pero como incierto estoy Y mañana, el hoy de un vivo,
De si mañana seré, Ser puede el ayer de un muerto
Digo que nada diré Si en pecado ayer muriera,
Si me llego a morir hoy. Me hubiera ayer condenado,
Si hoy me llegase a morir, Y de tan temible estado
Como puede suceder Hoy salvarme no pudiera.
¡Y que hoy en pecado muera El antes ya lo perdí,
Lo que ayer no sucedió, Al después no sé si llego;
Fue verdad, fue porque yo El ahora lo tengo y ciego
No lloré mis culpas tierno, Camino de donde estoy;
Si hoy me libro del infierno, Como ignorante que soy,
Tal vez mañana que no! Siempre vivo cavilando,
El antes, el ahora y luego, En el mundo caminando
Tres instantes discurrí; Sin saber a dónde voy.

DÉCIMA N° 4
Hace más de setenta años don Serafín O. Galán Deheza oyó cantar
por cifra a un gaucho viejo llamado Zenón Ramírez, que entonces tendría
setenta años. Don Serafín, que actualmente tendría noventa, me las ha facili-
tado con mucho gusto, atención que agradezco.

Una, me está idolatrando Una, me fue a denunciar,


Dos, por mí están discutiendo, Dos, fueron a lo del cura,
Tres, por mí se están muriendo, Tres, con justicia me apuran,
Cuatro, dicen ¿hasta cuándo? Cuatro, me van a juzgar,
Cinco, me están adorando, Cinco, van al tribunal,
Seis, discuten por apuesta Seis, suplican mi perdón,
Siete, andan a las vueltas, Siete, dan declaración,
Ocho, me van a buscar, Ocho, lloran por mi encierro
Nueve, van al tribunal, Nueve, exigen mi destierro
Diez, se paran en mi puerta. Diez, claman mi salvación.

Una, me dijo "pintor" Una, me da mil martirios,


Dos, que soy entretenido, Dos, de corazón me aman,
Tres, que soy un atrevido Tres, con el sol me comparan,
Cuatro, que soy hablador Cuatro, horas antes del alba ...
Cinco, que soy picaflor, Cinco, por mí suplicaban
Seis, que soy la madriguera, Seis, los rayos de mi amor,
Siete, que amo hasta las fieras, Siete, aumentan mi dolor,
Ocho, dicen que es muy cierto, Ocho, dicen que tal vez ...
Nueve, dicen ¡buen sujeto!... Nueve, ¡me muero por él!
Diez, dicen ¡si se muriera! Diez, ¿morirá en mi corazón?

DÉCIMA N° 5

La Lucrecia me da pena Me gusta la Margarita


Sólo de oírla nombrar, Una Petronila quita
Por celos por la Pilar De mi vida la esistencia
Odio me tiene la Elena; Y con mayor persistencia
Si miro a la Madalena, Suspiro por una Anita.
Se enoja la Cayetana
Para ver a la Juliana Por último la Grabiela
Hay que olvidar a la Amelia. Junto con la Auceliatriz
Lo mismo que por la Celia Midenia y la Beatriz,
Peno por una Susana. Una u otra me consuela.
Que engañar a la Fidela
Me acaricia la Tadea, Me parece una justicia
Me lisonjea la Inacia, Yo creo que la Mauricia
No permite la Anastasia Me protege la Leonor,
Que hable con la Dorotea Dejarla será mejor
Mucho más que la Matea, A todas por la Delicia.
Y a más que la Serafina
Para toda la compaña Sabe lo que es la Jabiana
Veré encaja a la Etelvina, Y al pie de una Feliciana
Se me muere la Apolonia Rendiré la última gota,
Y la amplacé l'Antolina. Por la Carlota y la Juana.
Si me ve con la Martina,

DECIMA N° 6
DECIMA DE LA MUERTE
Recopilada por Muriel M. de Gallo.

Cuando la terrible muerte (2)


Me venga a buscar a mí, Cuando esté en la hora postrera
Sin poderme resistir Les encargo un "Alabao",
He de mostrar inclemente; Para ser aventurao
Con mi cara trasparente Y librarme de las penas;
Nadie me ha de conocer Hay una oración muy buena:
Y me han de empezar a ver La oración preparatoria,
Cuando ya esté en agonía, Para conseguir la gloria
Y en caso que me han de ver, Aunque malo y pecador,
Con cuatro luces prendías. Y de mí tenga el Señor
(1) Piedad y misericordia.
Con cuatro luces prendías (3)
Es una razón muy cierta; Ya me sacan de mi casa
En una destrecha cuenta En un engarillatado
Que mi Dios me está tomando; Unos brajinos cargados*.
Con una vela alumbrando Mi vuelta es sin esperanza;
Hasta que me vean muerto, Triste será mi mudanza,
Mientras que se enfría mi cuerpo Es la que tengo que hacer;
Me sacan a revestir Ya no puedo detener
Como infeliz me han de ver Este lamentable estado,
En unas mantas envuelto. Si en el mundo yo m'hi criado
Tierra yo me hai de volver.
*Brajinos: hombres de cordel o changadores

DÉCIMA N° 7
Recopilada por el P. Rotter.

Lamento la suerte mía Gusto, placer, alegría,


Porque se apartó de mí, Volver a tener no puedo;
Consuelo, gloria perdí Se terminó un mundo entero
Con perder la madre mía. Con perder la madre mía.
Como la gloria se cría (2)
No siento gusto cabal, No habrá pena que compare
Ni comparación igual Ni sentimiento mayor,
Aunque perdiera mi vida, Ni más profundo dolor,
Perdí mi madre querida Que el de perder a una madre;
Que era todo mi caudal. Mis ojos llorarán mares,
(1) Consuelo nunca tendré
Ya se fue mi madre amada, Considerando de que
Para mí fue un sentimiento; La que la hace desgraciada,
Ya se terminó el contento Quedaré desamparada
Con perder mi madre amada; Como en el mundo quedé.
Como la gloria se acaba, (3)
Se acabó la suerte mía, Ya mi madre falleció
Con justa razón me quejo, Sola, triste moriré
Ya se terminó el espejo Entre selvas y montañas;
Que tanto estimaba yo; Nacida de sus entrañas
El cielo me lo quitó Mientras viva lloraré.
¿A quién me lamentaré?

DÉCIMA N° 8
DECIMA DEL FUTRE* ENAMORADO
Colaboración de Luis Ruiz y Sra. Dolores Basualto.

De bastón y de levita (2)


Un futrecito paseaba Dispuso la guasa entonces,
Y a las niñas que encontraba De llevarlo para el rancho,
Les decía: "adiós m'hijita", Azotarlo como un chancho
Gracia que era muy bonita Para que no fuera intruso,
Según a él le parecía, Dejarlo todo confuso,
Y de alegre perseguía Con el lomo delicado,
Lanzando sus piropitos, Y otro guaso que es cuñado,
Y la guasa le decía: Le dijo con voz ufana:
"Dejate futre maldito". "Tomá por lacho e mi hermana**
(1) Jutre bolsillos pelados".
Da vuelta la cuadra entera (3)
Pero al llegar a la plaza, Por fin al futre sacaron,
Se encontró la misma guasa, A punta de garrotazos,
Más bien dicho la primera; Entre toditos los guasos
Le dijo que lo quisiera, Hasta los perros le echaron;
Que era rico y poderoso, La levita le rajaron
Y, haciéndose el gracioso, Los galgos a mordiscones,
La abrazó con regocijo, Calzoncillo y pantalones
Pero la guasa le dijo: También se los descosieron
"Dejate futre cargoso". Y los viejos le dijeron:
"Tomá por enamorado".
*Futre: Muchacho pintón y vanidoso
**Lacho: enamoradizo, galanteador de oficio

DÉCIMA N° 9
DECIMA DE "LA COMETA"
Colaboración de Muriel M. de Gallo.

Vide el sol que coloriaba Con su inmensa criatura


El mundo que en este sosiego, Que nuestra madre fue
Una cometa de fuego Piadosa en aquellas horas,
Que los rayos lo tapaban. Pensábamos en morir,
La gente se desmeraba* Estuvo el juicio al venir
De ver lo que ha sucedido; A acabarlos del poder.
Tuvo pintado lo herido (2)
En un crecido dolor, Mi dios con su gran poder
Que se ha inclisado el sol** La luz los quiso quitar
Y no alumbra en su luz bella Y darnos a conocer
Veíamos las estrellas Que nos quería acabar;
Lo mismo que en l'oración. En un coro celestial
(1) Lloraban todos sus santos,
En una silla gloriosa El mundo desfigurado
Estaba la virgen pura Convertido en pena y susto
En media hora y un minuto Mi señora Fulanita:
Que se vio al sol iclisado. Yo me afirmo en compasión,
(3) Vea lo que ha sucedido
Como a las cinco del día El veinticinco de abril,
Lo puso en conocimiento; Que acordarnos los dejó***,
Lloraba la cristiandá Día martes se mostró
Cuando el mundo así se vio En modo de una escurana****
En medio una escuridá Esto pasó por mi plana****
Que dios quería hacer En tal día revoló;
El veinticinco de abril. Cinco del día pelió
(4) Aquel astro con el sol.
*Se esmeraba
**Eclipsado
***Nos dejó
*****Oscuridad
******Por decir página del cuaderno

DÉCIMA N° 10
DECIMA DE LA POBREZA
Recopilación de Muriel M . de Gallo

(2)
De que me sirve el tener Lo tengo bien reparado
y saber buena dotrina que de un pobre se hace risa
cuando la pobreza ruina; y que quien más alto pisa
sea hombre sea mujer, se suele ver arrastrado;
esto lo hay echao de ver también tiene su alto grado
con mi rudo entendimiento; lo bajo de la nobleza,
Dios me dio conocimiento y no es delito que pesa;
para que lo conociera, en eso echarís de ver,
en cosa de lucimiento, para un pobre no hay placer,
siempre el pobre queda afuera. no hay política ni mesa.
(1) (3)
Hoy en día, pues, señores, Para un pobre abandonado
no se miran los linajes, no se les pone atención;
sino los hermosos trajes no les dan conversación
son los que cobran honores ; ni le muestran buen agrado;
ni aunque sea de los peores, siempre un pobre queda a un lado
pues quedando bien vestidos ni aunque sea el más atento, c
harán mucha grandeza; on vista y conocimiento
para mí, siempre la ruina nunca merece favores,
hay que mancha la pobreza. en la casa e los honores
para el pobre no hay asiento.

DECIMA N° 11
Don Ismael Yáñez, de Tricao Malal.

Tres años anduvo un roto Que quien porfía mucho alcanza.


Con una pasión crecida, (1)
Detrás de una bella dama, La dama era presumida
Con razones muy cumplidas. Y en su vivir soberana;
El roto la perseguía En dos horas y un minuto,
Sin tener ni una esperanza, Le encerró el roto las cabras.
Pero se le llegó el día La dama lo demandó
Que se casará con ella, Las viudas con más razón,
El roto le respondió Las solteras son doncellas
—Deme tres años de espera, ¿Y los guachos de quién son?
Para conseguir la plata (2)
Para casarse con ella. El roto no halló la plata
Las casadas son honestas, Pero siempre anda con ella.

DÉCIMA N° 12
PORQUE ESTA TAN CARO EL HILO
Referencia: Antonio Della Chá.

Porque está tan caro el hilo la costura era muy buena;


no parcho mis pantalones; hoy, lo recuerdo con pena,
ya están llenos de portillos al mirar los calzoncillos,
de roturas y rajones. tan rotos en los fundillos,
Cuando contemplo mi traje que están tocando los fines;
que está todo descosido, no digo los calcetines,
yo siento que un fuerte frido ya están llenos de portillos.
me hace perder el coraje. Tiempo hace que al paltó
Espero que el hilo baje se le ha descosido el forro,
para remendar tranquilo ni aunque me pida socorro
y esperando me aniquilo no puedo prestarle yo,
y he perdido hasta el reposo desde que ya encareció
teniendo que andar rotoso el hilo por sus razones,
porque está tan caro el hilo. y veo en estas regiones
Recuerdo que antes hacía mujeres y hombres llevar
mi costura a cuatro cabos, en su vestuario la mar
sólo con veinte centavos de roturas y rajones.
que un carretel valía, Al fin, como despedida,
hoy la camiseta mía pronóstico voy a hacer:
se ha convertido en jirones; que tendremos que coser
no me abriga los pulmones, con el hilo de la vida;
me está matando sin pausa compraremos por medida,
y por esta misma causa por metros lo venderán,
no plancho mis pantalones. y los géneros estarán
El hilo marca "Cadena" a unos precios tan subidos,
del ocho, o mejor del cero, que será nuestro vestido
duraba de enero a enero el vulgar traje de Adán.

DECIMA N° 13
BAJO DE UN SAUCE LLORON
Versión de Dolores Basualto y Luis Ruiz.

Un gaucho de gran figura Dijo con voz dolorosa,


Bajó al pantión paso a paso Y arrojándose a la fosa
Con su negra manta al brazo Donde estaba sepultada,
Y el facón a la cintura; Besando la cruz sagrada
Allagado de amargura Dijo lleno de emoción:
Dentró a la Santa Mansión —Madre, tené compasión
Y después de una oración De tu hijo que fue tu amigo
Tumba por tumba buscó Quien nene, durmió contigo
Hasta que una encontró Bajo de un sauce llorón.
Bajo de un sauce llorón.
Madre mía, madre mía,
Aquí está mi madre amada, El gaucho vuelve a decir;
Ya no quiero más vivir El gaucho su arma sacó
Lejos de tu compañía; Y en el pecho se la hundió
A tu lado vengo hoy día Cayendo así desplomado;
Con mi afilado facón; El pantionero alarmado
Amo a tu corazón Corrió al sitio en relación
Que ya no quiere latir Y el gaucho pidió perdón.;
Y más bien quiero morir Por el amor de mi padre,
Bajo de un sauce llorón. Entiérrenme con mi madre
Bajo de un sauce llorón.
El sauce en este momento
Así al suelo se inclinaba La noche así con su velo
Y con sus hojas tocaba Cubrió el sitio desgraciado,
Al gaucho y el pavimento; Y el gaucho fue sepultado
Y pa mayor sentimiento Bajo aquel sauce modelo, S
Del funerario esquilón, ollozando sin consuelo
Ha muerto con triste son. El personal del pantión
Ya empezó a cambiar de suerte Cumpliendo con la misión
Que empuja al gaucho a la muerte Que le encomendó el pampero,
Bajo de un sauce llorón. "Sepulten este cebero*
Bajo este sauce llorón".
Llorando desesperado
*Cerebro.

DECIMA N° 14
BAJO DE UN SAUCE LLORON
Versión, de doña Emeteria de Abarzúa.

De chiripá bien bordao A quien tanto te ha querido;


Un paisano apareció Del cielo bajó el castigo
En su flete bien montao No sedas merecedor
Y en la guitarra un crespón. De herir a un hijo aflijido
De su caballo bajó Bajo de un sauce llorón.
Dentró con sus lentos pasos
La manta negra en el brazo Yo soy el gaucho argentino
Y en la cintura un facón, Por los campos padeciendo
Y se sentó sin consuelo Y que sigo mis tormentos
Bajo de un sauce llorón. De lo tanto que hei sufrido
Sólo por haber querido
Madre mida, madre mida, A una madre que fue fiel.
Levántate donde estáis ¿Qué gusto podré tener?
Un hijo que no te olvida Se alegra mi corazón,
Hoy te viene a visitare; Morir un hijo aflijido
No debes desamparare Bajo de un sauce llorón.

CANCION
Por Julia Olate de Valenzuela.

Doce meses tiene el año; de tu cariño y nobleza


como bien querido espero, y de agosto con tristeza
tu posesión en enero siguen mis cariños siempre.
para ver mi desengaño; Por mis cariños te juro,
me sería muy extraño afligido el corazón,
esperar tan largo plazo; olvidarme tu pasión
antes de llegar a marzo todo el mes de noviembre,
tu contestación espero. que llegando el de diciembre
Vivo tan agradecido ¿qué será mi corazón?
ESQUINAZO
Cantado por Julia Olate de Valenzuela.

Sobre la una te prometo no te pido otro favor;


sobre las dos, bello encanto, las diez, vuelvo a recordarte,
sobre las tres, vida mida, las once, papel florido,
me hallo padeciendo tanto; las doce, no me desprecies
las cuatro, nada te alvierto, amado cielo querido.
las cinco, te hago un pedido,
las seis, te encargo, mi bien, Para esta buena compaña,
que no me eches al olvido; no digan que digo yo;
las siete, te estoy queriendo, presente el señor doutor,
las ocho, preciosa flor, no lo hizo, pero mandó.
las nueve, no me desprecies,

LAS PUNTÁS
Puntás* que puntás puntás por el poto.
puntás que puntás, Van al rancho de una vieja
puntás por delante puntás por l'oreja.
puntás por detrás. Y le roban la chiquilla
¡ Qué joven tan indecente puntás por la roílla.
puntás por la frente?... Arrancan por los abrojos
Se junta con un amigo, puntás por los ojos.
puntás po'l ombligo. Y acabaron a chopazos
Luego se junta con otro, Puntás por los brazos ...
*Puntadas

PALLA DE MEDIO PIE


Cantada en contrapunto por los llamados Viejos
Marruecos*, en el antiguo Chos Malal

Ella : —Vos te pusiste celoso El : —¡Cómo no me había de poner


con don Darío Contrera. si te' osequió un vaso e vino!
El : —¡ Cómo no me había de poner Ella : —Vos te pusiste celoso
si te regaló una pera! con el caballero Trotta.
Ella : —Vos te pusiste celoso El: —; Cómo no me había de poner
con don Felipe Colombino. si te regaló una torta!
*Se les llamaba "Marruecos" porque cantaban con voz
ronca, semejante a las de los patos marruecos.

CANCION DE LOS ANGELITOS*


Por Silvia Yolanda Lucero, de Andacollo.

No llores, madre, no llores, rogando por padre y madre


no llores tengas consuelo y también por los abuelos!
que el angelito estará Dichoso el angelito
en las grandezas del cielo. que se va para no volver
¡Qué glorioso el angelito a rogar por padre y madre
que se va para los cielos por su padrino también.
*Canto para "velorio de angelitos"

CANCION
Estoy cuidando un jardín cada vez que dentro a verla
por interés de una rosa la hallo más linda y hermosa.
Una niña va arrancando Ya se me acaba el papel
huyendo por no ser monja voy firmando sobre una hoja
cada vez que dentro a verla Cada vez que dentro a verlo
la hallo más linda y hermosa un clavel que se deshoja.

DESPEDIDAS
DESPEDIDA N° 1
La suerte que tan tirana Aunque para mi tormento
cupo en la existencia mía me encuentre de ti alejado,
me tuvo a tu lado un día constantemente a tu lado
para alejarme mañana; estará mi pensamiento;
por eso mi alma se afana, y hundido en triste lamento
pero así tiene que ser; será mi consuelo creer,
no me puedo detener, que en tu memoria ha de haber
mas ya que de ti me alejo, un recuerdo para mí,
este recuerdo te dejo mientras yo pensaré en ti
por si no te vuelvo a ver. hasta que te vuelva a ver.

Para un corazón que siente Aun cuando en mi existencia


y alimenta una ilusión, pueda mi amor acabarse,
triste es la separación también la flor al secarse
que ha de matarlo inclemente; deja en la planta su esencia;
ya me tendrás de ti ausente así yo, con la evidencia
y pronto, lejos de ti; de quererte hasta la muerte,
pero si me voy así dejaré en mi pecho fuerte
es que el Destino me obliga, la esencia de mi cariño,
pido a Dios, mi dulce amiga, y con la calma de un niño
que no te olvides de mí. moriré pensando en verte.
DESPEDIDA N° 2
EL DESGRACIADO

Señores y señoritas, adiós bueno y amistoso


jardincito florecido, y el mundo no tiene fin.
careciendo de su vista, Adiós cárcel de Ñorquín
adiós, hermanos queridos; y adiós, con tanta presura*
adiós, hermanitos míos, y adiós mi triste montura
del Curileo afamado, que la supe destruir,
adiós vecinos, cuñados, y adiós arroyo del Pino,
parientes y conocidos; que me apagaste mi sed.
y adiós mi padre querido Llorando por un camino
con todos sus sobrinitos, una tarde en Loncopué,
y adiós buenos caballitos por mi madre, que ni sé
y adiós lugar donde dormía; de qué manera lo pasa,
y adiós aquel triste día me remiten a Las Lajas.
que me supe desgraciar, Y adiós grillos de los pies
y adiós mi buen oficial y adiós el Collimamil
que me arregló este sumario, que ya me estaba dejando;
y adiós mi buen comisario y adiós que me voy llorando
que me mandó a Chos Malal; y destinado a sufrir,
y adiós triste calabozo y algún día ai de salir
del mentado Chos Malal, y ai de llegar a mi casa,
también lo supe regar y ai de contar mi desgracia
con lágrimas de mis ojos, que me pasó en esta orilla
que por estar en una trilla y de que nada le sirve
yo me supe desgraciar. tener los grillos de plata
Adiós finada guitarra y las cadenas de oro
que por estar en una farra si la libertad le falta.
yo supe probar la barra**
*Presura: cantidad de presos.
**Barra de grillos.
DESPEDIDA N° 3
ADIOS, TRICADO MALAL
Cantada por Apolinario Guzmán, de La Salada

Adiós Tricado Malal* Adiós triste Choroyal


con todas tus poblaciones, y la Cañáa de Fernández
adiós cerro China Muerta el arroyo Los Menucos
La Pampa y Los Corredores. y el puesto de Ismadel Hernández.
Adiós Arroyo del Liuco Adiós el cerro del Huaile,
y adiós cerro La Buitrera el Trome y Buta Ranquil,
adiós Tricado Malal adiós Las Casas de Piedra
y la Vega de Barrera. donde era Buta Mallín.
Adiós mentadas salinas Ya terminó esta letra,
y adiós todas sus lagunas, mata de rosa cortada,
que deste punto ai salido ya les nombré los parajes
sin novedade ninguna. de estas tristes veranadas.
*Tricao Malal. Significa: barda de los loros. Tricado es corruptela campesina.

DESPEDIDA N° 4

De la costa de Chapúa con su gente molendera;


con todos sus pobladores y adiós las chicas Cabrera,
hace tiempo que ando aquí de aonde las chicas Cabrera
en busca, si encuentro amores. de ai yo me vengo al tranco.
Adiós don Delfín Muñoz Adiós don Juan Manuel Tapia
y adiós don Ramón Hinostrosa invernado en Riscos Blancos
y adiós viejos carrizales; y adiós señores Hernández.
adiós cañá Rebolleína, Adiós Manuel de la Vega,
adiós los viejos malales* adiós Custodio Monsálvez,
y adiós don Guillermo Ruiz que aquí estoy en la frontera.
que se fue con sus chiquillas. Adiós mentada escuelita
Adiós Liandro Rebolledo que flameaba su bandera,
y adiós mi hermosa capilla, y adiós viejo Callejón;
y adiós Aravena Anacleto y de aquí más yo no sé...
y don Pedro Angel Valdéz, Adiós don Luciano Valdez
casa de mucho respeto. y adiós La Totorita,
Adiós al señor Sambueza adonde primaveriaba
y adiós las viejas taperas; la madre 'e las Palomitas.
adiós don José Luis Muñoz
*Malales: riscos, querencias, alojos

DESPEDIDA N° 5

Adiós, el cerro del Tromen bajo a la Vega el Rodeo.


has sido muy renombrado; Bajo a la Vega' el Rodeo
adiós los veraneadores y ai se sientan en un banco;
y todos los que están adiós el cerro del Madre
al lado y que viven con aseo. bajando al arroyo Blanco;
Dejo la Vega e los Ranchos lo rumbeo campo ajuera,
paso el arroyo el Manzano, a don Liandro y doña Rosa;
llego a la estancia e Rivera, y ella se me hace la lesa,
habían planes muy grandes*. que de vecina tenía
Adiós Vega e Cieneguitas; a la señora Teresa;
llegado a casa e los Duranes; y de ai me cuelgan la huila***
y en la casa e los Duranes que de vecinos tenían
encontré muchos tin tin. a don Pedro Angel y doña Elvira.
Adiós Agua Descondida** Y seguiremos nomás;
junto a la casa e los Delfín. que de vecino tenían
Ai me cuentan varias cosas: al señor, Sambueza Blas,
que bajando p'al lao del Bajo, que caminaba entre espinas
está Ramón Hinostrosa, porque de vecinos tenía
y ai la gente era muy diabla: a don José Luis y doña Ernestina ;
Está la señora Zulema y aquí me lleva el destino,
de madrasta e doña Vidalba; porque de yerno tenía
si la vista no me engaña, al señor Tapia Bernardino.
de bolichera tenían Para toda la compaña
a mi querida tía Eucaña, cogollito de palmera,
que me cuenta varias cosas: que de vecinas tenían
que de vecinos tenían a las chicas de Cabrera.
*Planes: llanuras.
**Descendida: escondida.
***Huila: hilacha.
DESPEDIDA N° 6

Catorce años pa los quince Ya las dos de la mañana


que me encuentro encarcelado, toca el martillo segundo,
hoy me han léido la sentencia para que yo me despida
de morir afusilado. de las caricias del mundo.
Amigos y compañeros, A mi esposa no la siento
un favor voy a pedir: ninque me hague padecer,
que me traigan a mi madre porque tiene sus tres hijos
que me quiero despedir. que la podrán mantener.
Ya mi madre me han traído Lo que más pena me da
que es el tronco de una rama, es de una hermanita mía
y aquí se despide un hijo que va pidiendo limosna
nacido de sus entrañas. para la libertá mía;
Ya la una de la mañana y al pasar por una puerta,
toca el martillo primero, la puerta del cementerio,
para que yo me despida oyí una voz que decía:
de amigos y compañeros. no llore que no hay remedio.

COPLAS
Las casadas son honestas, después los disgustos vienen
Las viudas con más razón, con la maire y con el paire.
Las solteras son doncellas
¿Y los guachos de quién son? Echale caldito Juana
que me voy amejorando,
Más vale querer a un viejo el que se enferma tomando
que sabe lo que es querer, con el mismo licor sana.
y no querer a un guainita
que anda como el picaflor; Una letra estoy debiendo
dan palabra e casamiento aquí la voy a pagar
y no le cumplen a naiden no seda de que algún día
me la salgan a cobrar. y cada vez que me "vía"
papa, me decía m'hijito.
Al zapato llaman "cuña" (Paralila)
y a la media "abrigadora"
y a la liga porque aprieta Lindo tuvo onde las Pérez
la llaman "la aprietadora". cariñosas las mujeres;
mejor tuvo onde las Lagos
Para qué me dice primo Bailé cueca y saqué trago.
cuando ni parientes somos, (Eleuterio Mora, de Picún Leufú)
para qué me pasa el cacho*
sabiendo que yo no tomo. Del cielo bajó San Juan
(H. Cisternas) de la mano con San Pedro
para comer empanadas
Lindo subirse por un peral que no tienen en el cielo.
y bajarse por un guindo; (Luis Ramírez)
acostarse con una india
y amanecer con el indio. Qué linda la vía del soltero
(Francisco Acuña) se lo pasa por los ranchos
haciendo lagrar los perros.
Aguardiente y vino puro (Nicolás Toro)
es bebida de los reyes
que tomen agua los bueyes, Estaba la santa Cleta
que tienen el cuero duro. arriba de un alto pino
haciéndole morisquetas
Ella fue la que me quiso a Santo Tomás de Aquino.
y en ella tuve un niñito
* Vaso de cuerno para beber.

SUPLICAS TRADICIONALES
Para que cese la tos: Para el dolor de oídos:
Santa María, Salga el mal
Madre de Dios, y entre el bien
Dame remedio como entró la Virgen
Para la tos. en Jerusalén.
Si una hija tengo
Tu nombre le doy, Ante la tormenta:
Y si es varoncito Santa Bárbara doncella
El del Niño Dios. líbrame de esta centella,
(Griselda Campos) como libraste a Jonás
del vientre de la ballena.
Para las quemaduras:
Salga de la noche oscura Cuando pasa una bandada de ban-
o de las aguas del mar, durrias volando, les ñatos deben soli-
yo te ruego, virgen pura, citar de San Benito, con la siguiente
remedios para curar súplica :
a esta pobre criatura. San Bení, San Bení,
(Valentín Prieto) que me crezca la nariz.

ADIVINANZAS
Iba por un camino La hormiga (Eneas Prieto)
sin levantar remolino.
Un hombre va a caballo La campano, (L. Ramírez)
y sin embargo va a pie.
El perro, que se llama "Sin em Una vaquita
bargo" (Eneas Prieto) se cayó al mar
pasó un toruno
Yo vi sepultar a un muerto y la pasó a sacar.
sin velas y sin mortaja; La cerrazón (L. Ramírez)
después lo vi paradito
con sombrerito de paja. Beso y beso
El trigo (A. Herrera) y el palo tieso.
La bombilla (L. Ramírez)
En el monte hay una,
el toro tiene dos Barba de carne
y el buey ninguna. boca de hueso,
La letra O (A. Herrera) rodillas para atrás
En blancos paños nací y anda muy tieso.
En verdes me cautivé, El gallo (L. Ramírez)
Cómo sería mi desgracia
Que en amarillo quedé. Bajo una piedra hueca
El membrillo (A. Herrera) hay un zorrito
bailando la cueca.
Corre mulita La ventosidad intestinal (A.
en cancha pareja Herrera)
clava la uñita
y para la oreja. Me encuentro en una ventana
La plancha (A. Herrera) y en la ventana un balcón;
en el balcón una dama
A mi malito malo sobre la dama una flor.
colita de palo. La vela con palmatoria (L. Ramírez)
El cuchillo (A. Herrera)
De una cuarta más o menos
Es un enamorado y en el tronco tiene pelos.
Verde, azul y colorado. El cuerno (L. Ramírez)
El pavo (L. Ramírez)
Me hallo en los escritorios,
Calle arriba y en las casas de comercio,
Calle abajo mi vida está limitada,
Dale vuelta, ¡barajo! mis días están contados
La rueda (L. Ramírez) y el día que a morir voy
ya se sabe de antemano.
Iba por un camino El calendario (L. Ramírez)
y la sentí;
la busqué, Por entre medio de dos paredes
no la encontré pasaba un ¡caballero;
y como no la encontré, de un apretón que le dieron
me la llevé. las tripas se le salieron.
La espina (L. Ramírez) El piojo

Cuando yo era chiquito Cuál es el hijo tan cruel


era hombrecito, que a su madre despedaza
ahora que soy grandota, y para mayor desgracia
soy señorota. ella se lo come a él.
La cebolla (L. Ramírez) El arado (L. Ramírez)

Una vieja con un diente Una vieja bien agachada


y llama a toda la gente. corre lomas y quebradas.
La hoz
En blancos paños nací
El pobre lo tira en verde me cultivé,
y el rico lo guarda. fueron tantos mis trabajos
El moco que el rico guarda en su que al fin negrito quedé.
pañuelo La planta de maquí**

Un pollito ceniciento Pelo arriba,


pone los huevos por ciento. pelo abajo
El burro que bostea (L. Ramírez) y en el medio tiene un tajo
y dele golpe ¡barajo!
Un pájaro silbatero El ojo
tiene dos panzas y un gargüero.
La guitarra Para bailar me ponen la capa,
Don Juan Delgado porque sin, capa no puedo bailar;
entró al baile para bailar me sacan la capa
y salió preñado. porque con capa no puedo bailar.
El huso de hilar (L. Ramírez) El trompo

Marta mató a Palomilla Una fuente de avellanas


Palomilla mató a tres que en el día se recogen
Tres mató a siete y en la noche se desparraman.
y yo, cazador de billetes, Las estrellas
le tiré a la que vi
y maté la que no vi. Toronjo, toronjo,
Subí en duro, minina, minina,
pasé en blando se pasa de tonto
iba un duro rodando quien no lo adivina.
iban tres frailes cantando, Toronjil
comí carne no nacida,
con palabras de Dios cocida. Qué será, que será,
Significado: que en todos está.
Había un rey que prometía su hija a El nombre
quien le dijera una adivinanza que él no
pudiera adivinar. Un tonto se presentó Cuando chiquito varón
para someterse a la prueba. Previamente y cuando grande mujer.
su madre le hizo unas tortas envenenadas El cebollín y la cebolla
para que las llevara a palacio. Se las dio
a comer al burro, el que a poco murió y Cuando chiquito grande
el tonto tuvo que seguir a pie. Tres y cuando grande chiquito.
viajeros que tenían hambre, comieron El ombligo
carne del burro y también murieron.
Después siete jotes comieron carne de Debajo de un tunturete
los muertos y también murieron. "Yo, salía un capón churrete.
cazador de billetes", se refiere a su El molino
pretensión de casarse con la hija del rey,
subí en duro y pasé en blando; "blando"
significa que pasó el río subido en De tierra morena vengo
troncos; iban tres frailes cantando, eran vestida de mil colores,
tres traros o caranchos sobre un animal por mí pelean los hombres
muerto y, por último, "comí carne no y a los ricos dejo pobres.
nacida con palabras de Dios cocida", es La baraja
porque sacó el cordero a una oveja
recién muerta y luego hizo fuego con un De la cordillera viene
Evangelio para poder asar dicha carne. un torito muy bramón,
(Rafael Domínguez.)* de las aspas amarillas
colorado el corazón. El freno del caballo
El moscardón
No tengo calor ni frío
Tintín fue al pasto y no frío sin calor,
y no comió pasto; tengo peces sin ser mar
Tintín fue al agua y tengo agua sin ser río.
y no bebió. La sartén
La campana
En el que me siento, ciento,
Corre que corre sobre la torre en el que me siento, diez
marcha que marcha sobre la escarcha. él mete que saca, cinco
La cerrazón y el dale que dale, tres.
Los valores del caballo: el recado, el
La muerdo y la tuerzo freno y las espuelas (L. Ramírez)
y se la paso por el ojo.
El hilo y la aguja Hay perritos golondrinos
que salen a ladrar en el camino.
Redondo, redondo, El tero (L. Ramírez)
barril sin tapa ni fondo.
El anillo Cuando tenía mucha agua
tomaba vino,
Lo tiro zumbando Cuando tengo poca agua
y lo saco estilando. tomo agua.
El balde El molinero (L. Ramírez)

Muchos hermanitos somos


Olla de carne y en una caja vivimos
presa de fierro si nos rascan la cabecita
le sale espuma toditos nos morimos.
sin tener fuego. Los fósforos (Andrés Herrera
*Esta adivinanza con variantes y en prosa figura en el libro Cuentos folklóricos de Chile, tomo II,
de Yolando Pino Saavedra, Santiago, 1961.
**Fruto silvestre de la cordillera

FOLKLORE DEL NEUQUEN


Desde el punto de vista integral y americanista, consideramos que el folklore de la
provincia del Neuquén proviene de dos fuentes: una endógena o aborigen y otra exógena o de raíz
hispano criolla. La primera ha suministrado los elementos autóctonos, es decir los genuinamente
neuquinos y los que posteriormente vinieron a sumarse, que fueron araucanos, pampeanos y
techehuelches*. La segunda aportó los de la colonia española que pasaron al Neuquén desde Chile
y desde Mendoza. A partir de la conquista del desierto, recibió el acervo de la provincia de Buenos
Aires, al que comúnmente suele llamársele "sureño".
*Techehuelches y no tehuelches, pronuncian los aborígenes.

FOLKLORE DE PROCEDENCIA HISPANO CRIOLLA

La mayoría de la población asentada actualmente en el norte neuquino, es de origen


hispano criollo y ha provenido de las latitudes correspondientes del país vecino. Algunos apellidos
y caracteres etno somáticos de los pobladores, denotan una rancia alcurnia española. Su género de
vida, eminentemente sedentario, les determinó a establecerse en este lado de la cordillera de los
Andes, donde valles ubérrimos en pastos, aguas de excelente calidad, buena tierra, buen clima, li-
beralidad de leyes e inexistencia de trabas para entrar y salir del país, brindábanles un cómodo
vivir. La conservación de sus costumbres, además, se favorecía par su propia idiosincrasia, sobria
y adaptable a todas las circunstancias.
Desde la cuenca del río Neuquén y, más al sur, a través de cómodos y numerosos pasos en
la cordillera, les fue fácil seguir manteniendo toda clase de vínculos con el país de origen.
Parientes y amigos cuyo trato no dejaron de cultivar, siguieron aportándoles creencias y
costumbres que, modificadas más tarde por obra del tiempo necesario para adaptarse al nuevo
ambiente, lograron la instalación y luego la supervivencia en los aspectos espiritual, social y
económico, de un folklore que se hizo de cuño neuquino, sin perder por ello, su innegable filiación
chilena.
Si bien es cierto que las formas del lenguaje con sus giros, paremias, bagaje, entonación y
fonía, así como las demás expresiones espirituales fueron primitivamente hispano chilenas, expe-
rimentaron, después de un siglo de asentamiento en el Neuquén, un proceso de acomodación y
otro de enriquecimiento.
Se hizo primeramente por efecto de los aportes de Mendoza, provincia que debido a su
continuidad etnológica y geográfica, fue la primera en tomar contacto con la tierra del Neuquén.
A partir de 1879, el núcleo de mendocinos que acudió a poblada y el que posteriormente le llegó
desde Buenos Aires, agregaron fisonomía argentina a la prístina modalidad del sentir chileno.
Actualmente es dable comprobar que la evolución operada por el progreso, en constante avance
desde las ciudades del este hacia la cordillera, ha determinado una deplorable despreocupación por
aquel patrimonio de tan lucida proveniencia.
Circunscriptos a la región cordillerana comprendida entre los ríos Agrio y Barrancas, los
núcleos folk o de bajo nivel cultural, lograron sortear la incidencia de factores disgregantes, pero
no pudieron mantenerse in fine al margen de funciones sociales, políticas y espirituales que
solamente favorecían a los planos mejor situados. La emulación en la lucha por la existencia, les
llevó a superarse e integrar las comunidades de calidad y densidad crecientes, en las que hallaron
ventajas que les eran desconocidas. La consecuencia final ha sido la emigración desde sus lares
cordilleranos hacia lugares más promisorios, abandonando y olvidando un legado que no les pro-
porcionaba ningún provecho material. No obstante, la población que aún se mantiene en las
montañas neuquinas, excluyendo las de origen europeo, es nativa en su mayoría y ama a su te-
rruño entrañablemente, lo que le permite ofrecer todavía, aunque aminorado, algo del que fue rico
venero costumbrista de sus mayores.
Como esta supervivencia se debe al aislamiento motivado por la topografía y las distancias
-desventajas que los gobiernos están actualmente empeñados en remediar mediante mejoras en las
comunicaciones, creaciones de fuente de trabajo y establecimiento de colonias extranjeras- es
dable predecir que gran parte de las costumbres y del folklore del Neuquén, no tardarán en
desaparecer. Se justifica entonces, que nos hayamos puesto en la tarea de su recopilación y con
ello estimular a los estudiosos a fin de que se interesen en su conocimiento. Es una parte del
patrimonio espiritual de la Nación, que es preciso valorar como factor ineludible para fortalecer la
conciencia y función de nuestra América, que ha menester de todas las contribuciones que tiendan
a preservar una fisonomía terrígena que neutralice el sentir cosmopolita.

FOLKLORE DE PROVENIENCIA ABORIGEN

El conocimiento de este folklore que hemos llamado endógeno, se remonta a las primeras
noticias que sobre la vida, alimentación y, costumbres de los, pehuenches, se tuvieron en Chile, a,
raíz de las crónicas de Mariño de Lovera, componente de la expedición que el capitán Pedro de
Leiva hizo al Neuquén en 1563. Ya en ese tiempo los aborígenes del norte neuquino además de
emplear técnicas propias de caza y de recolección y conservación de los frutos naturales de sus
tierras, mantenían un activo comercio de sal, piñones; cestos y tejidos, con las tribus mapuches
transandinas.
Realizada definitivamente la incorporación de la tierra del Neuquén al resto del país, la
población indígena que se había refugiado en las cabeceras de los "cajones" o valles cordilleranos,
comenzó a transculturarse pero sin dejar del todo sus creencias, costumbres, ritos y supersticiones.
Todas estas pervivencias fueron favorecidas por un aislamiento social del que nadie se preocupó
en remediar. En esos lugares, que para el hombre de las ciudades son de difícil acceso todavía, se
han podido conservar los elementos etnológicos que habían acendrado el fenómeno folk endógeno
neuquino. Allí llegaron a incorporársele los propios de los pampas trashumantes; los del país de
los ranqueles; los de los huilliches del sur de Chile y los de los mapuches de la Araucania. A todos
ellos las necesidades primordiales de la vida les habían llevado al Neuquén, tierra que les ofrecía
mejores perspectivas.
Los núcleos de origen pehuenche, autóctonos del norte neuquino, menos nómades que los
que acabamos de mencionar debido a su cruzamiento con los hispano-chilenos han podido
legarnos además del propio, el folklore espiritual de éstos. Asimismo en el aspecto de la economía,
por efecto del sedentarismo a que les llevó su dedicación preferente a la agricultura y crianza en
pequeña escala de ganado menor, han conservado mayor número de pervivencias derivadas de este
quehacer. De más está reiterar que el pehuenche araucanizado no abandonó las asentadas por la
tradición y su propio substratum de profunda raigambre ancestral cuales han sido la artesanía del
tejido, la cestería, la soguería y el comercio de sal.
La región sureña, más poblada por aborígenes de variada proveniencia, ha logrado
también, aunque preferentemente en la faz espiritual, acopios de gran calidad y autenticidad no
obstante haber aceptado sin esfuerzo la transculturación auspiciada interesadamente per el hombre
de las ciudades. En la faz social conserva aún algunas tradiciones de carácter religioso y en la
material las mismas artesanías de los núcleos norteños del Neuquén porque subsisten estimuladas,
aunque precariamente, por el requerimiento de los ganaderos.
Ya en otros trabajos me he referido a la influencia del medio físico y función telúrica para
la formación mental del individuo. He destacado como característica psicológica en favor de los
aborígenes del sur neuquino, la aptitud para la inventiva, que es notablemente superior a las de sus
congéneres del norte del Neuquén. Lo atribuyo al efecto en aquéllos, de la belleza de sus paisajes
poblados de selva salpicados de lagos, enmarcados por sierras nevadas y surcados de ríos cris-
talinos. Pero ocurre que en los últimos tiempos, como consecuencia del refinamiento de la
ganadería en latifundios cerrados; de la acción educativa de la escuela; de la instalación de
cuarteles del ejército y gendarmería nacional, y de la difusión de casas de comercio regenteadas
por hombres de diversas nacionalidades y razas, se ha conmovido el substratum étnico y está
determinando un profundo cambio en la primitiva modalidad del pensamiento y del acervo
costumbrista de los más humildes estratos sociales.
No obstante, aún subsisten, aunque será por poco tiempo más, algunas supervivencias del
rico y original patrimonio indígena. Al igual del de proveniencia exógena, lo consideramos digno
de que se lo conozca antes de que sea absorbido en forma irremediable por la corriente migratoria
conducida por el afán del progreso en tierras que no hace mucho fueron de confín. Asimilarse a
este progreso es la aspiración de las jóvenes generaciones indígenas, pero como ello promueve las
disgregaciones de lo nativo y el apartarse cada día más de la tradición, sus mayores no cesan de
lamentarse, aunque en vano, de una entrega que lleva implícita un divorcio absoluto del Admapu*,
canon irrenunciable que antaño lograba mantener la unidad costumbrista de la raza.
*Código oral araucano de costumbres

EL CHAPECAO
El nombre de esta danza proviene de Chape, que en lengua araucana significa trenza. La he
visto bailar en dos lugares del norte del Neuquén: en El Cholar y en Taquimilán, pero me han
informado que también se baila en Las Ovejas y otros lugares de la provincia.
Se baila excepcionalmente en las reuniones, "cuando la gente se va quedando dormida de
aburrimiento". El baile las hace despabilar.
El origen de la danza es indo chileno, pero sucede que en los lugares en los que se practica,
no hay población india. Son criollos neuquinos amantes de la tradición de sus mayores.
Existen dos variedades de chapecao, el que se baila entre botellas y el que se baila sin
botellas en la pista. Este lo realizan tres bailarines : una mujer y dos varones. A un compás lento,
marcado por un rasgueo monótono de guitarra, sin canto, los danzantes se mueven figurando una
coreografía que representa una trenza de tres hilos que se va trenzando a medida que se baila. A
poco, el guitarrista apresura el compás y los danzantes apresuran el paso hasta el punto de
terminar con una especie de galope (paso salticado).
El chapecao con botellas es bailado por dos parejas, las que siguiendo el mismo ritmo,
deben danzar entre dos botellas dispuestas estratégicamente en lugares expuestos a ser tocados por
los danzarines.
El suspenso distrae a la concurrencia, que sigue con interés creciente las alternativas de la
danza.

CONTADAS
Festivas: Las de la "lacha" y la de la "maña".
Anecdóticas: La de "Si Dios quiere".
Dramáticas: Referentes a los castigos de la montaña.
a) Los "redumbes" y los "enojos" con los desconocidos. La nevada que mató al padre y sus
dos hijos.
b) Castigo a los violadores de sepulcros. (Muerte de Ortiz Basualdo en el lago Nahuel
Huapi.)
Tradicionales: Los entierros o "Rigal Plata".
Míticas y supersticiosas: El "cuero uñudo" de Quila Chanquil, de Quillén y del Lolog.

CONTADA DEL HACHA


Referida por Ropágito de las Mercedes Olate.

Un leñador que vivía en la cordillera va a cortar leña al monte y desde el camino llama a su
mujer:
—Domitila, traíme l'hacha. La mujer no le hace juicio.
—¡ Traíme l'hacha te digo!. Vuelve a decirle el marido.
—Vení a uscártela vos, pu. ¡Qué tanto amolar!
El leñador agarra una varilla, acude a donde está su esposa v comienza a propinarle una
paliza.
En eso pasa un viajero que va rumbo a Chile. Compadecido ante los gritos de la mujer
pregunta a su apaleador:
—¿Por qué le pega amigo?
—¡ Por l'hacha le pego pu!
—¿Por lacha? ¡ Entonces sígale nomás!
La gracia de la contada está en que lacha en el caló popular cordillerano es apodo que se le
da a la mujer casquivana, enamoradiza y de mala conducta, y eso fue lo que entendió el viajero, en
lugar del l'hacha o el hacha. Es un ejemplo, en nuestro folklore neuquino del calembour francés.

OTRA CONTADA SOBRE EL HACHA


De Ropágito de las Mercedes Olate.

Un leñador de la cordillera tenía que ir a cortar leña al bosque. Desde el camino llama a su
mujer y le grita:
—Traime l'hacha ancha.
—¿Qué decís?
—Que me traigas l'hacha ancha.
—¿Pa que la querís?
—Traila, te digo y no preguntís.
Al rato se le acerca la mujer trayéndole la chancha.
—¿Qué me traís?
—¿No dijiste que te trajera la chancha?
—Ahora verís, mujer diabla!.
Y agarrando un palo comienza a darle una zurra de padre y señor mío. En eso pasa un
viajero que le dice al hombre:
¿Por qué le pega a su mujer, amigo?
—Por l'hacha le pego, pues.
—¿Por lacha? Entonces sígale nomás...
Como en el caso anterior, el error se debió a que el leñador tenía dos hachas, una ancha y
otra angosta.
CONTADA DEL OCURRENTE
Por Eusebio Cisternas.

Una vez la señora del cónsul italiano le jugó una apuesta a la del cónsul chileno, a ver
quién era más ocurrente, si el chileno o el italiano. Apostaron mil pesos.
En eso ven venir a un joven que, por su aspecto y modo de caminar, se advertía que era
italiano. Lo llaman y la italiana le dice:
—Tome este peso, vaya al boliche y me compra cincuenta centavos de hay y cincuenta centavos
de no hay. A la vuelta, si me trae el encargo, le regalo cien pesos.
— Cómo no! —dijo el italiano.
Fue al boliche y pide:
—Deme cincuenta centavos de hay.
— ¡No hay!. Le responde el bolichero.
—Entonces deme cincuenta centavos de no hay.
—¡Le he dicho que no hay!
Vuelve a donde estaban las señoras y dice:
—No hay hay, ni tampoco hay no hay.
—Está bien Le dice
—Como no has traído nada, nada te daremos.
Después de un rato acierta a pasar un roto chileno; lo llaman, le dan un peso y le dice la
chilena:
—Anda al boliche y cómprame cincuenta centavos de hay y cincuenta centavos de no hay. A la
vuelta, si me traes el encargo, te daré cien pesos.
—Por la rechupalla, qué buena es mi patrona! ¡Voy al tiro!
Va el chileno al boliche y con el peso compra un litro de vino, se lo chupa y bien curao,
regresa a donde estaban las damas.
Cuando la italiana le pregunta si trae lo encargado, el roto contesta.
—Meta la mano en este bolsillo (el derecho del pantalón).
—Aquí no hay! Dice la señora.
—Entonces meta la mano en estotro (el izquierdo del pantalón).
Como el bolsillo estaba descosido, encontró algo que no esperaba y dice:
— ¡AY!...
—Págueme los cien pesos, pues le traje el hay y el no hay. Dice el roto.
Y así quedó comprobado que el chileno es más ocurrente que el italiano.

CONTADA DE LA MAÑA
Referida por Eusebio Cisterna de Quillén.

Un campesino bueno y paciente, se casó por amor, con una mujer joven y al día siguiente
de la boda, el hombre tuvo que levantarse para ir al trabajo, pero la mujer no lo hizo para cebarle
unos mates porque dijo que se sentía algo enferma.
—¿Qué sentís? —le preguntó el marido.
—Tengo como una maña* que no me deja levantar temprano.
El marido entonces, como se le hacía tarde para acudir a su trabajo se fue sin desayunar.
A mediodía pensando que su mujer le tendría ya el puchero preparado va a su casa y ve que
todavía está tendida en la cama.
—¿Qué es lo que te pasa?. Le preguntó medio alarmado, y ella respondió:
—; Es que tengo esta maña, que no me dan ganas de levantarme!
El hombre guardó silencio, afligido por lo que le pasaba a su mujer. Hizo fuego, se resignó
a cebarse unos mates y se fue de nuevo a trabajar.
Como pasaron los días y la mujer seguía con la consabida maña y el marido no podía vivir
a fuerza de mates, se dijo:
—He tenido mala suerte con esta mujer, así es que voy a mandarme cambia.
Y se fue muy triste por los caminos.
Llegó a donde había un puente sobre un arroyo. Encontró allí a un hombre que llevaba de
tiro una mula con una carga de leña. La mula no quería pasar por el puente. De balde era que le
hablara en todos los tonos, la empujara, la insultara. La mula... ¡nada!, reculaba y bufaba pero no
pasaba el puente...
Cansado ya de tratarla por las buenas, le dijo:
—; Mula pícara, ya te voy a quitar la maña!.
Agarró un lazo, le dio tantos latigazos y la insultó de tal manera, que la mula se decidió a
entrar en el puente y pasarlo.
Nuestro hombre, que estuvo observando la maña de la mula pensó un rato y al fin cambió
de parecer. En lugar de seguir adelante regresó a su casa y le dijo imperiosamente a su mujer:
—Levántate y dame algo de comer! Como de costumbre, ésta le dice:
— Es que estoy con la maña entuavía!
—Ah, sí? ¡Ya te voy a sacar la maña, mula pícara!. Y agarrando un lazo le dio tantos guascasos a
su mujer que ésta le dijo:
— ¡Basta, maridito mío, que ya se me jué la enfermedá!
Se levantó y muy diligente se puso a hacer de comer y nunca más llegó a tener la maña.
*Maña equivale a manía, porfiadura

LA CONTADA DE "SI DIOS QUIERE"

Mi abuelo tenía la costumbre de decir : "Mañana voy a hacer tal cosa" y mi abuela le
reprochaba el tono de seguridad que empleaba sin encomendarse a Dios. Le decía:
—Decí "si Dios quiere".
Y él, por llevarle la contraria le replicaba:
—Quiera o no quiera, lo mismo lo voy a hacer!
Entonces mi abuela le refirió la siguiente contada:
"Una vez había un hombre muy cabeza dura, y mal cristiano, que un día dijo:
—Mañana tengo que estar sin falta en Ñorquín.
— Decí si Dios quiere. -Apuntó su mujer.
—Tengo una mula buena, y quiera a no quiera, tengo que llegar nomás.
Muy de mañana salió de viaje y ¿qué sucedió? Que a poco andar, la mula se le empacó, lo
volteó y de yapa lo pateó dejándolo tan maltrecho que tuvo que volverse a pie a su casa.
—¿Has visto?. Le dijo su mujer.
—¡Dios te ha castigado por hereje!
Cuando sanó de sus magulladuras, montó de nuevo en su mula y antes de partir, su mujer
le preguntó:
—Dónde vas, hijo?
—A Ñorquín... ¡si Dios quiere y siempre que la mula no me patee!"
Esta contada la oí de labios de mi abuela, misia Emigdia Ortiz de Alvarez en la forma
referida. Pero cambiando nombres y lugares, también la oí de labios de mi baqueano Ropágito de
las Mercedes Olate. Laval la trae en: su libro: Folklore de Carahue (Chile).

EL VIEJO QUE TENÍA UN CABALLEJO


Una "contada" de Doroteo Prieto.

"Era allá por el año 1915. Yo era su ranchero y mi función no era otra que mantener un
fuego discreto bajo la enramada.
"Mi padre, en su severidad, me prohibía regresar al seno de la familia como no fuese para
cambiarme de ropa u otras razones atendibles como podría ser una enfermedad.
"En mis escasos ocho años, no me preocupaba una eventual visita del puma al ranchito de
veranada, porque se me había dicho que donde hay fuego el león no se arrima. Si don Evangelista
Benavídez, cuidador de las haciendas de mi padre en el desierto "Botas largas"* de aquellos años,
no regresaba a la oración, luego de otear los puntos cardinales, ataba la puerta del débil rancho
donde dormíamos y me encerraba en él con alguno de los perros y aguardaba el amanecer del día
siguiente, sumido en profundo sueño.
"Una tarde don Evangelista Benavídez, ayudado por dos de sus amigos que por allí
pasaron, se dio a la tarea de castrar unos potros que habían llegado a la edad crítica de dos años.
"Mientras yo cebaba mate, don Benavídez realizaba su operación. Indefectiblemente iba
tirando los testículos hacia la cabeza del potro y no hubiese reparado en ello si en una ocasión no
le hubiera llamado la atención a uno de sus ayudantes, quien tenía su cuerpo muy inclinado sobre
la cabeza del animal. Cuando el castrador iba a tirar del próximo testículo le gritó al ayudante:
—Echese p'atrás, don Ambrosio, pa poder tirar el güebo.
"Don Ambrosio levantó con rapidez el hocico de la bestia embozalada con el "bozal de
mula"; se echó hacia atrás y gritó:
—¡ Lárguelo!
"Terminada la tarea se reeditó la mateada añorando un trago de caña... Fue entonces que
pregunté a don Benavídez :
—¿Por qué tiene que tirarse la bolita del potro pa'l lao de la cabeza, don?
"Los tres hombres rieron y motejaron amistosamente mi ignorancia. Cesadas las puyas,
don Benavídez, asumiendo su habitual seriedad, me dijo:
—La capadura del potro se le tira p'adelante pa que el animal no salga jodido. ¿Sabís? Los
hombres más viejos que yo lo hacían y ellos sabían hacer las cosas. Si el "güebo" se tira p'atrás, el
animal sale lerdo, y no es más que un matungo del que nunca se podrá hacer un güen tiro de
bolas... En cambio, tirando pa delante, de seguro que le va a salir "güenón" hasta pa las carreras...
Y no hablemos náa de boliar choiques o guanacos.
"No bien terminó de decir esto, me animé a hacerle otra preguntita:
—¿Pa qué le hacía esos tajitos cruzados más atrás de la capadura, antes de desmanear los potros?
"Ya don Ambrosio no se burló de mí, ni lo hizo su compañero. Y aguardaron la respuesta
del viejo gaucho que empezó diciendo:
—Güeno, eso es pa que vos o tus hermanos no tengan que andar haciendo rair a las mozas, cuando
sean gallitos picadores y salgan a gastar yerba a los ranchos por ahí, quedándose tres o cuatro
horas "bostezando" (abriendo la boca) como bobos en vez de utilizarlas mejor (actividades don-
juanescas). Y cuando se vayan con el pingo cinchado al medio pa lucir mejor la cincha trabajada
en tiento, el flete no salga dando balazos con el poto!
— ¿Así que eso es pa que no salgan los perros?
— Así es, amigo, y no lo olvide”.
*Nombre de un paraje

JUSTICIA PEHUENCHE
Contada por Yolanda Bernal do Villarino.

He aquí una tradición que se mantiene en la familia Bernal, una de las genealogías más
antiguas del Neuquén cordillerano.
Corría el año 1875, más o menos. Don Elías Bernal tenía su invernada en los campos de
Ranquilón por concesión de los pehuenches, que eran sus dueños.
En esos años, la hacienda era comprada en la provincia de Buenos Aires, en los pagos del
Fortín Mercedes, donde moraba el Soberano de la Pampa, Manuel Namuncurá. Se arreaba
atravesando el desierto; se la hacía descansar y engordar en los excelentes campos cordilleranos y
se vendía en Chile, duplicando el precio de compra. ¡Felices tiempos aquellos en los que se
compraba una vaca por cinco pesos y se vendía por diez!
Don Elías era muy amigo de los pehuenches, tanto que lo consideraban y lo defendían
como si fuera uno de los suyos.
Una vez aconteció que estando ausente de su casa, debido a uno de esos viajes que duraban
meses, su esposa, doña Carlota, sufrió un malón de huilliches. Se llevaron cuanto había: hacienda
y enseres domésticos, dejando la casa pelada. Cuando estaban ya en lo último de la rapiña, un
cacique cargó con la ropa de cama y al ser interpelado por la dueña:
—¿Qué lleva ahí, hermano?
—Frazadas, Carlota.—Le respondió con todo descaro, apartándola del paso, con lo que
demostraba que los paisanos asaltantes la conocían.
Durante su requisa, el cacique apercibió dos bolsas llenas, que estaban casi en el fondo de
la habitación. Les dio un puntapié y exclamó despectivamente:
—¡Chadi! (sal). Por lo cual se salvó el azúcar con que pudo subsistir durante dos meses doña
Carlota, endulzando el mate que cebaba con yerba facilitada por una paisana vecina y amiga.
¡Cuánta entereza y cuánto estoicismo para soportar la permanente zozobra de la vida entre
aquellos salvajes incontrolados !...
A los pocos días regresaron de Chile los pehuenches amigos, que obedecían al mando del
cacique Curillán (collar negro), amigo de don Elías.
Tiene conocimiento del malón y va a visitar a doña Carlota.
Apenas llega, desde el caballo le saluda:
—Mari, mari, cüme le caimi* hermana. (Buenos días, ¿cómo le va, hermana?).
—Mari, mari, hermano. Contestea doña Carlota
—¿No se apea?
—No apear hermana; primero hacer justicia. Huilliches hacer malón contra usté. Yo dejar
descansar quente y cahuello (gente y caballo) y depués hacer yo también malón!
Como lo prometió, a los quince día Curillán salió de malón con cien mocetones de lanza
hacia el sud, a tierra de huilliches. En Carreri los sorprendió y tras cruenta lucha, los despojó de
todo lo robado y demás animales y enseres que tenían.
Regresado que hubo a Ranquilón con su arreo, se llegó a lo de doña Carlota y desde a
caballo le dice:
—Mari, mari, cüme le caimi, hermana.
—Mari, mari, hermano. Apéese.
—Primero hacer justicia. Responde el paisano.
—¿Cuánto CAHUELLO de usté llevar huilliches? ¿Cuánto HUACA (vacas)? ¿Cuánto AUCAS
(yeguas)? ¿Cuánto OVISHA (ovejas) ? ¿Cuánto chiva?
A cada pregunta doña Carlota contestaba lo que correspondía y Curillán mandaba a su
gente a apartar la hacienda. Cuando terminó díjole:
—Ahora apear hermana, y dar el mano derecha. Custicia hecha, todo acabau...
Y el Quijote pehuenche, sereno y engrandecido, se aleja galopando, empenachado de
ecuanimidad, por la senda polvorienta orlada de coirones que a su paso doblegan sus hirsutas
chuzas, dando a los campos la apariencia de un mar de luces doradas que se agita al conjuro del
viento pehuenche, que abate, inmarcesible, la soledad augusta de los campos bárbaros.
*Mari mari cüme le caimí: saludo pehuenche

CONTADAS EN VERSO
LOS COMPAIRES PEGAOS
Ismael Yañez. Falleció a los 91 años probables en Tricao Malal.

Un compaire desgraciado, Dios le echó una maldición.


si no era por confusión,
por tratar con la comaire Este hombre en su mal momento,
desque conoció a esta niña de esta manera indecente !...
como era de un lugar de rapiña, Esa no es vergüenza niuna
se enamoró este jumento. que el Señor los mesturase
nadie está libre en el mundo
Le hacia prometimiento que de repente les pase.
siendo que él era casao,
y teniendo este malvao A las mujeres encargo,
tres hijos y una mujer, pongan especial cuidao,
se arrimó por suceder no se metan con compaires,
a un compaire desgraciao. ya ven lo que me ha pasao.
¡Pero si el mundo está viendo
La niña lo despreciaba el casarse entre compaires,
y él siempre con sus donaires, hermanos con las hermanas
trató de hacerla comaire y los paires con las hijas,
por ver si lo acariciaba; yo toavía no creo
ella siempre se negaba que así vamos a quedare,
a cometer la tradición* y si los hacen remedio
negándose con razón, los podrán despegare!
y a los dos se castigaron
dejándolos bien pegaos Es cierto que no pensábamos
por una gran maldición. y estábamos sin recelo,
y cuando menos pensamos,
cayó el castigó del cielo.
Por cien comaires inútiles
Qué vergüenza, por Dios mío, ¡la relación que han gastao!
cuando ha sabido la gente, ¡No hay remedio que se tenga,
que habían quedao pegaos y quedaremos pegaos!
*Traición

EL VIEJO TOMAS PAREDES


Entre las "contadas" en verso, en Tricao Malal circula una versión en la que se han
omitido algunos versos y alterado otros, a juzgar por la que Ismael Moya anota en su libro Didác-
tica del Folklore. Damos una y otra versión:

Versión neuquina:
Les voy a contar la historia Contaba con una silla,
del viejo Tomás Paredes; pa reservar el estribo,
hombre rico por demás, y una vez perdió un dinero
asigún verán ustedes. por no pedir el recibo.
Entre otras cosas tenía d Y cuando estaba apurado,
e fortuna una ciudá pa no tener mucho gasto,
con ocho miles de vacas se limpiaba con las jergas
y mucha plata enterráa. y se arrastraba en los pastos.
Cuando tenía que carnear, La carne la hacía charque
sus vacas no estaban güenas, y se la vendía al pulpero
y pa comer carne gorda, y él se comía las pizuñas
comía vacas ajenas. con las garritas de cuero.
Una ocasión invitó Y al pasar por un arroyo
pa una güena comilona; como no pasaba nadie
les puso güenos asados por no dar un grito fuerte,
y un pedazo de carona. se lo llevó la corriente.

Versión de Moya: Hombre rico por demás


Para alegrar la reunión, y de fortuna cerrada,
con el permiso de ustedes, tenía muchos rodeos
voy a contarles la historia y mucha plata enterrada.
del viejo Tomás Paredes. Cuando tenía que carnear,
sus vacas no estaban buenas, montaba con una silla;
para carnear carne gorda una vez perdió un dinero
carneaba vacas ajenas. por no entregar el recibo.
La carne la hacía charqui Una vez en un arroyo
y se la vendía al pulpero, como no sabía nadar,
él se comía las pezuñas por no dar un grito fuerte, l
con las garritas de cuero. o llevó la correntada.
Pitaba piola picada Bajen ángeles del cielo;
y vino, hacía de tomates; ayúdenme en el sufrir ;
en unos zapatos viejos era hasta la hierba que pito
que tomaba mate. ha de dar en contra mí.
De cerda y lana de oveja Se murió el viejo Paredes
hizo cabrestos y lazos, el que escondía los cobres
andaba en caballo herrado la historia queda en los libros
pa no gastarle los vasos. pa que la cuenten los pobres.
Pa conservar el estribo

LOS NEVADOS
Contada en versión de Apolinario Guzmán (Don Poli)

De Las Ramáas ha salido "Dejemos cargas y mulas


Una tropa a caminar, A la voluntá de Dios".
Con un dida muy bonito Ya don Juan Guzmán
A la Cruzáa a peligrar. quedó Solito en esta amargura.
Antes de llegar al filo Dijo: "Yo arredo mis mulas
Les emprencipió a nevar; Hasta onde seda capaz,
Dijeron: "Va a levantar Aonde baje las cargas
La nieve, esto es un hecho. Que las dejaré tapáas".
Vámoslos por el Deshecho Después se salió a la andáa*
Para poderlos salvar"*. Diciendo: "Nómbrese a Dios",
Y allí salieron a andar Y muy pronto se boló
Dentro de una escuridá; En un bardón muy profundo.
Pueden decir con verdá "Ya me voy p'al otro mundo
En este día, de fijo, A rendir cuentas a Dios."
La primera que quedó Dida primero de mayo,
Fue la Evarista y un hijo. Fue dida muy desgraciado,
Se vieron tan abatidos Que en la Cruzáa del Tocuyo
Que dijeron "Vámoslos".* Tres cristianos se han nevado.
*Debe entenderse vámonos y podernos
**Andada o caminada por marchar.
Don Yáñez, 91 años, pantalones Don Poli (Apolinario Guzmán) cantando
remendados, informante de Tricao Malal. Los Nevados, corrido de factura cordillerana.

FOLKLORE RELIGIOSO
LA FIESTA DE SAN SEBASTIAN

En el norte de la provincia del Neuquén, principalmente en la población de Las Ovejas,


situada en el departamento de Las Minas, se recuerda el martirio de San Sebastián, al que en la
región se le llama "el santo campesino". Para su onomástico, que tiene lugar el 20 de enero, se
agita toda la población humilde de la cordillera, que considera este festejo como el más importante
del año, exceptuando las fiestas patrias, y ha llegado a suplantar el de la Candelaria, que gozaba
antes, de todas las preferencias. La tradición ha venido desde Chile y se mantiene con marcado
entusiasmo. Comienza el 19 de enero que es la víspera del día del santo y se mantiene durante tres
o cuatro días. La concurrencia proviene de todas partes, tanto del Neuquén como de Chile. En el
verano de 1961 se calculó en unas cinco mil personas, hecho significativo para aquella localidad
que sólo contará con quinientas, muy diseminadas.
Desde Buenos Aires concurrimos especialmente para documentarla. Nos trasladamos
primeramente a Chos Malal y desde este punto, en automóvil, atravesamos el extremo sur de la
majestuosa Cordillera del Viento por el paso de El Cudío. Llegamos a Andacollo, capital del
departamento de Las Minas. Después de solazarnos con la sucesión de los paisajes maravillosos
que nos ofreció el valle del río Neuquén, la profunda quebrada de Camalón, la costa del río
Nahueve, el caserío de Bella Vista y la cadena de sierras cordilleranas, llegamos a Las Ovejas,
situada a 18 leguas de Chos Malal.
Lloviznaba el día 19, víspera de San Sebastián, cuando llegamos a eso de las 22 horas. Nos
dieron alojamiento mediante la recomendación afectuosa del comisario de la localidad, señor
Martínez, en la casa de comercio y de hospedaje de don Esteban Urrutia, quien nos hizo objeto de
la más amable acogida y atención. Cenamos cerca de media noche y nos encaminamos a la gran
enramada quinchada en la que se expendían alimentos, bebidas, se tocaba música de guitarra y se
bailaba. Presenciamos el jolgorio mientras los dueños de casa hacían preparar las camas. Estas se
distribuían de acuerdo con la capacidad de las habitaciones; algunos debieron dormir en sus res-
pectivos vehículos y otros no durmieron.
Por la mañana era pintoresco el espectáculo. Los numerosos huéspedes de los que no se
explicaba cómo habían logrado ubicación, se encaminaban en dirección al arroyo, toalla al
hombro, para higienizarse. A medida que iban saliendo de los aposentos se intercambiaban saludos
afectuosos, charlas amables y en todos los rostros se reflejaba una amable concordancia y
disposición para no dejar advertir ninguna incomodidad. Refulgía una mañana soberbia en colores
pero muy cálida. Estábamos en una altitud de 1.500 metros, rodeados por cerros que se aproxima-
ban a los 2.000, pero no obstante, el calor se hacía a cada minuto menos soportable. Después de un
desayuno tomado sin apresuramiento, los promesantes y el público curioso, se encaminan hacia el
lugar del festejo. Son las diez de la mañana. Va a empezar la misa de campaña, delante de la puer -
ta de la capilla. Los hombres con las palmas de sus manos extendidas, protegen las cabezas
descubiertas, porque el sol es implacable. Las mujeres, tocadas con mantillas o pañuelos, se
defienden mejor. El obispo de Neuquén, monseñor Jaime de Nevares va a oficiar la misa ante el
altar improvisado que ostenta la efigie del santo. Esta mide un poco más de un metro de alto,
representa a San Sebastián amarrado a un tronco con el cuerpo desnudo, atravesado por cuatro
saetas. A su pie se advierte un casco romano, cuya cimera de aspecto abullonado, tiene la
apariencia de un cordero echado y lo es, para la gente sencilla y poco observadora de nuestra
cordillera. Es esta condición la que la acerca a Dios. El Cura párroco de Chos Malal, R.P. Marcelo
Gardín, muy conocido por su actividad misionera y amigo de todos, oficia de ayudante de la misa.
El obispo se reviste con sus vestiduras litúrgicas ante el altar. Los ornamentos son de color
rojo, cual corresponde a la misa de mártir. Entra tanto, las mujeres entonan cantos religiosos. El fo
tógrafo y un investigador del folklore patagónico, con un aparato grabador a transistores,
documentan el momento.
La concurrencia de este año, según comentarios, ha sido menor que la del anterior. Los
pobladores y "veranadores", por efecto de la mortandad de animales sufrida durante el invierno,
que dejó a la mayoría de los crianceros casi en la calle, les impidió moverse de sus casas ubicadas
a gran distancia de los festejos.
He aquí en qué consiste la fiesta.
Día 19 de enero a la noche: a) Velación del santo. b) Procesión de antorchas. c) Fuegos
artificiales. d) Retreta del desierto, ejecutada por la banda de música de la guarnición de Zapala,
especialmente trasladada al lugar desde este punto, que queda a 300 kilómetros del lugar. Se ha
traído asimismo, un piquete de soldados del ejército y otro de gendarmería nacional.
Día 20: Misa de campaña con casamientos y comuniones. Procesión de jinetes y
promesantes a pie (cuatro a cinco mil personas). Simulacro de malón efectuado por miles de
jinetes bajando desde un cerro; espectáculo novedoso de contornos épicos. Almuerzo especial, en
casa de un vecino del que participan el obispo, autoridades e invitados de consideración. Por la
tarde, rezo del rosario. Por la noche, velación del santo y baile con concurso de cuecas.
Durante los oficios religiosos arde una vela de gran tamaño, que ha sido fabricada
expresamente para la ocasión, con sebo derretido. Esta se coloca ahora, que hay capilla, delante de
la efigie del santo, sobre el altar, adornada con flores naturales y artificiales. Antes se lo hacía en
una casa particular, en un cuarto engalanado con guirnaldas de papel de todos los colores. Cuando
esto acontecía, en ausencia del sacerdote misionero, el rezo del rosario lo empezaba una
"sacadora" quien lo seguía dirigiendo pronunciando enfáticamente estribillos apropiados en cada
pausa o misterio.
Después de rezado el rosario, se designa a los que deben "cuidar la vela". Generalmente se
les confía a voluntarios, para los cuales es un honor desempeñar la misión de pasar la noche
rezando y vigilando para que una ráfaga de viento no la apague, pues algunos de los adornos
puede "prenderse fuego" y quemar la casa, como alguna vez ha sucedido. En un evento semejante,
la gente mayormente no se aflige, porque lo atribuye a voluntad del santo. “Sería que tener que
ser así nomás”, dicen. “Será pa que nos armemos de pacencia”...
La otra faz del acontecimiento es un jolgorio. Se realiza después de descendido el sol y
durante la noche. Se ha construido para el caso una "ramada" o cobertizo en uno de cuyos
extremos se ubican las cantoras con su consabida guitarra y, en el otro, un boliche para expendio
de alimentos, golosinas y bebidas. Está separado de la pista de baile por el correspondiente
mostrador. Se suele consumir todo el vino y bebidas alcohólicas de la zona.
Monseñor de Nevares, obispo de Neuquén, en un sermón
en Las Ovejas. Efigie de San Sebastián, el "santo de loscampesinos".

Caballos de concurrentes a la fiesta de San Sebastián en Las Ovejas.


Los promesantes bailan en el interior del galpón o "ramada".

Se "arman" varios corrillos en los que las cantoras del lugar y venidas de otros lados,
cantan, al compás de las guitarras "tonadas", dedicadas o no, con cogollos apropiados. Se rasguea
y canta la cueca con preferencia a otras danzas. Se baila con alborozo contenido, como si se
oficiase un rito.
No es raro que se consiga una victrola portátil a cuerda o discos de bailables, por lo general
muy gastados, pero lo que gusta más es la cueca, la que cuando no se la zapatea con toda la planta
del pie, calzado con alpargatas o con ojotas, se baila cadenciosamente, con la cabeza gacha y no
en forma saltarina como en nuestras provincias norteñas. No es raro que también se bailen valses,
rancheras y polcas. No se estila el tango ni otras danzas de moda.
Se fríen sopaipillas (tortas fritas), pasteles (generalmente muy picantes), se cocinan
cazuelas de gallina, humitas y se asan al asador chivitos gordos y corderos.
En Pilo Lil, según Doroteo Prieto, se festejaba, no ha mucho, al igual que en Las Ovejas, a
San Sebastián, el 20 de enero. Se encendía también una vela grande y se adornaba la imagen del
santo. Los bailes que se usaban eran la mazurca y la polca. En este lugar ahora existe poca
población chilena, de lo que se infiere el por qué no prevalece la cueca.
Las "mandas" o pedidos que se formulaban al santo antes de la construcción de la actual
capilla en Las Ovejas, debían "pagarse" personalmente en Yumbel (Chile), que era en donde se
consideraba que tenía su sede, pero desde 1960, ya se "pagan" en la misma localidad de Las
Ovejas, que se ha erigido en sede neuquina. No hay ejemplo, de que alguien haya eludido este
sagrado deber, porque de no cumplirlo, se acarrearía los más grandes infortunios.
¿Quién fue Sebastián?
Dice Salvat en su Diccionario Enciclopédico, que fue un mártir cristiano nacido en
Narbona. Era soldado del ejército romano. El emperador Diocleciano le confió el mando de la
primera cohorte de sus guardias. Denunciado como cristiano, el emperador condenóle a ser
asaetado. Abandonado en el campo, ya por muerto, fue recogido por una mujer llamada Irene,
quien le llevó a su casa y le curó las heridas; pero él, en vez de ocultarse, se colocó en sitio por
donde sabía que debía pasar el emperador, el que ordenó de nuevo su muerte y que su cadáver
fuese arrojado a la cloaca.
Habiendo pedido referencias a mi amigo el arquitecto y hacendado don Alvaro Cayol, del
lugar de Ñorquín, Neuquén, me escribe: "Pregunté a un hombrecito, Burgos, que había estado, de
chico, en San Fabián (Chile), porque el padre lo había llevado a pagar Una manda, si recordaba
bien cómo era la imagen y me dijo que sí, que era casi del tamaño natural, que estaba flechada y
que tenía un cordero al frente que lo miraba". Esta confrontación era necesaria para mis
investigaciones, porque también tenía la información de un poblador del norte del Neuquén, que
aseveraba que la adjudicación de "santo campesino", para San Sebastián, provenía de que la
imagen tenía a su pie un cordero.
"Es posible que el cordero —acota Cayol—, símbolo de Cristo, sea alusivo. Sin ser muy
versado, siempre me ha atraído el tema litúrgico y, en el Apocalipsis de San Juan hay una parte
sumamente sugestiva que cito de memoria : ¿Qui sunt et unde venerunt? ¿Quiénes son y de dónde
vienen aquéllos de blancas túnicas? Son los que se lavaron en la sangre del cordero ..."* Es decir,
los mártires, cuya situación, exaltada en el Paraíso, llama la atención del evangelista Juan.
Después de haber asistido personalmente a los festejos, no puede ponerse en duda que la
asignación de "santo campesino" proviene de una predilección basada en el siguiente hecho: En el
calendario, el día de San Sebastián está situado en el intervalo de dos tareas de primordial
importancia para la gente de campo : a) terminación de la esquila y señalada, y b) la "corta" del
trigo con las correspondientes trillas.
En ésta pausa de desocupación, la gente puede ya dedicarse a la diversión. La tradición por
un lado y el estímulo y propaganda del cura misionero por el otro, predisponen el ambiente. Se
mueve la cordillera y la economía. El dinero que antes se llevaba a Yumbel para pagar las "man-
das", queda en casa.
*Los indios de raza araucana, antes de conocer el jabón, se lavaban también con sangre.

La procesión de promesantes a pie y a caballo en Las Ovejas, departamento de Minas.


Monseñor de Nevares, obispo del Neuquén, encabeza la procesión.

LA CRUZ DE MAYO Y SUS LUMINARIAS

El día 3 de mayo de cada año, es el Día de la Cruz según marca el calendario. En tal día, se
le hace un homenaje sea en los hogares, sea en los cerros de la cordillera neuquina que consiste
principalmente en encenderle fogatas o "luminarias" al oscurecer del 2 de mayo.
En ciertas casas, en las que moran familias devotas, se "viste" una cruz de madera, de
tamaño mediano, con flores y ramas de hojas verdes. A esta cruz así "vestida", se le reza
pidiéndole salud para todo el año. Los descendientes de la persona que hace y viste la cruz, que
generalmente es una anciana, tienen la obligación de colocársela en su sepultura, pues con esas
miras es que se la "remoza" anualmente, cambiándole el ornamento vegetal.
|El devoto o devota de esta cruz, con motivo de su fiesta, cocina platos extraordinarios: un
buen asado, una rica cazuela, empanadas y los acompaña con el mejor vino.
El 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, se suele colocar esta misma cruz en los
sembrados, a fin de protegerlos contra todo perjuicio y la cosecha pueda resultar abundante. Con
este mismo propósito, se la conduce al "montón" de las gavillas del trigo que se va a trillar y se la
deja en la era hasta que se termine la cosecha y se guarde el grano*.
En cuanto a la celebración en la cumbre o faldas de los cerros, varía según los lugares. En
Chos Malal, la gente humilde y en especial los muchachos y las jóvenes, acuden a encender las lu-
minarias, tanto en los cerros propincuos como en los lejanos. En el que está más próximo al
pueblo, que se llama Cerro de la Cruz, se preparan de antemano haces de leña y carradas de
arbustos secos, tales como chilas, zampas y jarillas, los que por ser resinosos, arden mejor. Con
estas matas se forma un gran círculo en cuyo centro se planta una cruz. Encendida la fogata, la
gente, que desde la puesta del sol se ha encaminado al cerro, se dispone alrededor de la misma
para calentarse y pasar el tiempo contando chistes y cantando canciones apropiadas. Algunos
jóvenes se distraen saltando el círculo de llamas y brasas animando el festejo con estribillos como
el siguiente: “¡Que viva la Cruz de Mayo, con porotos y zapallos!”...
La jarana se prolonga hasta altas horas de la noche. No se reza ni se hace ninguna
manifestación de orden religioso, por lo que se deduce que la significación de este singular rito
habrá que buscarla por confrontación con las fiestas paganas de la primavera europea, que se
realizan el 1° de mayo.
En Tricao Malal, población del norte del Neuquén, en la noche del 2 al 3 de mayo, me ha
informado don Antonio Della Cha, las luminarias se disponen formando una gran cruz tendida en
la falda del cerro más alto, que es el Negro, de modo que el espectáculo produce un efecto
"brillante", digno de verse. Se cuida que la fogata dure toda la noche. Lo mismo se hace en otras
localidades del norte del Neuquén, tales como Las Ovejas, Bella Vista, Las Lajas y otros puntos de
menor importancia. Los cerros se cubren igualmente de fogatas a las que los lugareños llaman:
"las luminarias de la Cruz de Mayo".
En Pilo Lil, según Doroteo Prieto, antiguo vecino de esta localidad, los pobladores,
grandes y chicos, que concurrían a las luminarias, vivaqueaban a su calor y la recreación se
limitaba a gritar : "Viva la Cruz de Mayo". He aquí la transcripción de lo que me comunica este
amigo :
"La Cruz de Mayo se celebraba hasta el año 1925 ó 1930 en estos lugares y
posteriormente sólo la festejaba doña Mercedes Milla de Polanco hasta 1944, año de su muerte.
Esta señora realizaba en los días anteriores al día 2 de mayo, alguna actividad para "vestir" la
Cruz. Recogía hojas, de plantas tales como el maitén, la romaza, toronjil y flores silvestres, de
manera que el día 2 por la tarde, ya estaba lista para la ceremonia. Al oscurecer de dicho día, se
encendían las "luminarias", lo que significaba el comienzo de la celebración, que consistía en
ubicar la Cruz en el lugar en el que sería alumbrada con la luz de una vela que se encendía al
agotarse las fogatas. No se cuidaban éstas, ni se velaba durante la noche, salvo que se hiciese
fiesta en su honor.
"Por la mañana del día 3, se le pedía salud a la Cruz y, en el caso de que la promesante
tuviera hijos, se les aconsejaba que respetasen a esta cruz y que a su muerte se la enterrase con
ella. Durante este mismo día se invitaba a los vecinos más destacados o amistades cercanas, a
una comida. He asistido a esta clase de ceremonias y conozco la forma en que la celebraba don
Damián Gutiérrez y doña María Sánchez, su esposa, que era correntina. Difería mucho de la
referida más arriba, porque en casa de don Damián no se vestía la cruz y sólo se encendían
luminarias. Empezaba luego el baile con abundantes bebidas. Una pequeña cruz de madera,
apoyada en un ícono de San Sebastián, iluminado por una vela, era colocada en un lugar
destacado."
La significación de las luminarias, según me ha informado oralmente la señora Clementina
D. de Mercer, de Chos Malal, es una ofrenda de carácter místico. Se encienden para que los
angelitos que murieron sin llegar a ser bautizados, y que por tal causa moran en el Limbo, puedan
ver a Dios. Es su única oportunidad. Por eso nuestros campesinos creyentes no dejan de
ofrecérselas.
Esta tradición, que recientemente ha resurgido en el Neuquén después de una interrupción
de varios años, posiblemente tiene sus antecedentes en una festividad que se realizaba a fines del
siglo pasado en las provincias centrales de Chile, de las que pudo haber atravesado la cordillera.
En algunos pueblos de aquella nación las gentes cantaban y pedían dádivas para la Cruz de Mayo,
las que Laval, en su libro Folklore de Carahue describe de la siguiente manera :
"Un hombre llevaba una cruz de madera revestida con ramas de mayo (arbusto de la
región). Le acompañaba otro hombre con un farol que llevaba una vela encendida. Al llegar a la
puerta de una casa cantaban:
"Esta es la cas'e las flores que da muy buenos olores; est'es la cas'e las rosas donde viven
las hermosas. Buenas noches les dé Dios a los dueños de esta casa; Dios les dé felices noches y
les aumente la gracia”.
"Si no les abrían la puerta o nada les daban, los versos anteriores eran cambiados por
estos otros:
"Est'es la cas'e los cachos* donde viven los borrachos; est'es la cas'el espino donde viven
los mezquinos”.
"Lo que lograba recoger se destinaba a una remolienda en presencia de la cruz."
En el libro La Rama Dorada, de Frazer, vemos que esta tradición, con algunas variantes,
según las regiones, se conserva en Escocia, Irlanda, Países Escandinavos, norte de Francia y otros
lugares de Europa.
Dice Frazer: "En Thann, Alsacia, una muchacha llamada “Rosita de Mayo”, vestida de
blanco, lleva un árbol mayo, pequeñito, adornado con cintas y guirnaldas. Sus compañeros
recogen obsequios de puerta en puerta cantando, mientras Rosita de Mayo da tres vueltas.
"¡Deja que te admiremos por todos lados! Rosita de Mayo, ven al verde bosque; Todos nos
divertiremos y del mayo a las rosas nos iremos".
"En el curso de la canción les dicen a los que no han dado ningún obsequio, que la zorra
se llevará sus gallinas, que su viña no tendrá racimos, ni sus nogales nueces, ni sus sementeras
granos. Los productos del campo, aquel año, suponen que dependen de los obsequios que se
ofrecen a estos cantores de “mayo”. Aquí, como en los casos mencionados, cuando los mucha-
chos van con ramas verdes o guirnaldas el “día mayo”, cantando y recogiendo monedas, ello
significa que el espíritu de la vegetación trae la abundancia y la buena suerte a la casa, Por lo
que esperan el pago del servicio".**
Dado que en Europa mayo corresponde a primavera: mientras que en nuestro hemisferio es
otoño, no cabría una confrontación de motivos, pero no ocurre lo mismo si nos atenemos a la
coincidencia de las fechas.
*Cuernos.
**Frazer, G., La rama dorada.

LA FIESTA NAVIDEÑA
EN EL NORTE DEL NEUQUEN

La población cordillerana de la provincia del Neuquén se caracterizó desde los primeros


tiempos por su religiosidad. De esta condición particular participaron también los aborígenes de
raza araucana porque asimilaron fácilmente la catequización impartida por los salesianos hasta en
los más apartados rincones. A este propósito es oportuno recordar que monseñor Antonio
Espinosa, arzobispo después de Buenos Aires, acompañó al ejército expedicionario del general
Roca, en 1879, y que el que fue cardenal Juan Cagliero, sufrió un serio riesgo en las cordilleras
neuquinas al caerse del caballo mientras viajaba en desempeño de la primera de sus misiones
apostólicas en la Patagonia.
Los más antiguos pobladores del Neuquén vinieron desde Chile, cuna de un rico folklore.
A partir de 1879 se agregó como aporte étnico argentino, un regular número de
mendocinos que se establecieron principalmente en el norte de la provincia. De este conglomerado
chileno mendocino, proviene el acervo de costumbres que aún subsiste en sus montañas. Aunque
aminorado en caudal por desaparición de sus cultores primigenios, se ha conservado lo rela-
cionado con las festividades, ceremonias y demás testimonios de la expresión religiosa. Si bien las
pervivencias, sean o no paganas se deben al aislamiento, puede decirse que el encauzamiento de la
espiritualidad de orden moral ha sido principalmente obra de los salesianos. Para difundirla
construyen iglesias, capillas y colegios, cuya ubicación y número dependen de las posibilidades
económicas de los vecinos.
Ciertas festividades como la de San Sebastián, por ejemplo, han llegado a congregar en Las
Ovejas, lugar que se ha labrado nombradía debido a la persistencia en el afán de su celebración,
una concurrencia de cuatro a cinco mil personas, aunque les sea muy difícil su traslado. Toda
dificultad es allanada por esta sencilla gente para la que San Sebastián es el "Santo del Campo".
La celebración actual en este lugar estratégico, permite a los pobladores desentenderse del viaje a
Chile, como lo hacían antes, para cumplir el "pago de las mandas" y ofrecimiento de ofrendas en
la sede de dicho santo en Yumbel. Al celebrar el rito en la capilla de Las Ovejas, se ha logrado
también desubicarlo de las modestísimas viviendas de los campesinos, en su mayoría
trashumantes, al par que se le ha dado una jerarquía encaminada a la reafirmación de la fe en un
ambiente apropiado.
A pesar de ello, todavía se realizan sencillas ceremonias en algunas viviendas, con o sin
sacerdote misionero, porque hay lugares en los que éste debe adaptarse a las precarias
comodidades que con humildad y buena voluntad ofrece la gente campesina. En este medio es en
el que se conservan costumbres, creencias y se realizan rogativas indígenas que de no sabérselas
inspiradas en un fervoroso sentimiento, se les podría considerar como explosiones esporádicas de
paganismo.
De las festividades que prescribe la Iglesia, las de mayor significación en las cordilleras del
Neuquén son: la Pascua de Resurrección, a la que también se le suele llamar Pascua Florida ; la
Navidad, la de San Sebastián al que llaman "el santo de los campesinos", la de la Virgen del
Tránsito y la Candelaria.
Particularizándonos con la de Navidad, diremos que llama la atención el que no se
acostumbre a festejar la Nochebuena entre la gente del campo, ni tampoco la víspera de Año
Nuevo. En cambio se lo hace con mucho entusiasmo los días consagrados en el almanaque como
de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Los festejos revisten distinta modalidad según se trate de los
pueblos, o del medio rural. En los primeros, la fiesta empieza con la Misa del Gallo, celebrada a
las 24 horas del día 24 de diciembre, para proseguirla al día siguiente con la misa de Navidad.
Después de cumplida esta última ceremonia, la gente regresa a sus hogares en donde les espera
una buena taza de chocolate acompañada generalmente con tabletas (alfajores) y lulos (bizcochos
caseros).
En el campo, donde no existen templos, la gente se desplaza a caballo hacia las casas de
parientes y amigos para saludarles y participar del jolgorio en común. Existe la creencia de que si
los vecinos no "recorren las casas" se exponen al riesgo de permanecer todo el año sin salir de las
propias. Es posible que esta recorrida tenga algún antecedente de orden folklórico cuya
motivación se ha perdido.
En las iglesias y capillas de pueblos de cordillera se prepara el pesebre de rigor o
"nacimiento", con las efigies del Niño Jesús, Virgen María, San José, ángeles, pastores, reyes ma-
gos, un asno y un buey. Todos estos adornos se colocan adecuadamente sobre una mesa y se
complementa su significación agregando ramillas de pasto verde o "nuevo", vainas de legumbres y
otros atributos de la producción regional. Estos suelen ser: huevitos de pajaritos y pichones de
éstos en sus nidos, flores silvestres y cultivadas, ramas con brotes nuevos, frutos de los campos
tales como llocones o papitas silvestres, chaquiles, solupe, etcétera. En Chos Malal, pueblo del
norte del Neuquén, se agregan los frutos nuevos de las huertas locales, como ser: duraznitos
tempraneros de la Virgen, damascos, cerezas y brevas.
Como se ve, al homenaje de los hombres se agrega el de la naturaleza, para invocar el
auspicio divino.
En los lugares en que funcionan las escuelas de turno de verano, las maestras suelen
distribuir a cada niño un "panecillo dulce" especialmente elaborado por aquéllas para dicho
objeto, el que se acompaña con una taza de chocolate.
El almuerzo en los hogares pudientes consiste habitualmente en una cazuela de gallina,
chivitos "nuevos" y lechones asados al asador, pavos, pollos y empanadas o pasteles.
En el campo, los crianceros procuran iniciar los trabajos de esquila y señalada con
antelación suficiente como para darles fin el día de Navidad. Se cree que esta coincidencia les
acarreará mucha suerte y aumento de la producción en el año que está por iniciarse. Como no se
concibe señalada sin fiesta con baile, se la aprovecha para hacer lucido recibimiento al Niño Jesús.
El abuelo de la casa suele juntar los huesitos del primer chivito o corderito que se ha comido y los
entierra junto al rancho para que el piño no sufra pérdidas ni se termine nunca.
Es oportuno acotar que los festejos navideños en el campo y en las afueras de los pueblos,
suelen extenderse hasta el día de Reyes, festividad ésta a la que se dedica especial atención por ser
la terminación de la serié empezada con la Navidad. Por ello, al referirse a estos días se los llama
"las navidades".
En el campo, donde no existen capillas, una vecina se encarga de dirigir el rezo. Consiste
principalmente en el del rosario, en cuyos misterios suelen oírse versículos del siguiente tenor:
"Las cuentas de este rosario
son balas de artillería;
Jesús, que se arde el Infierno!
¿Quién reza un Avemaría ?..."
Al rosario sigue el canto llamado de Las Alabanzas, con versículos apropiados para la
Navidad llamados villancicos en otras partes; y otros adaptados a la Pasión y Muerte de N. S.
Jesucristo.
Estas alabanzas no se las canta solamente en las oportunidades arriba señaladas; la gente
humilde de ciertas casas del campo las canta también, desde la cama, todas las mañanas al primer
destello de la aurora.
Como ejemplo he recogido las siguientes:
Ya viene rompiendo el alba de ver las ingratitudes
con su luz y claro día; como le estamos pagando.
demos infinitas gracias
a Jesucristo y María. Una estrella se ha perdido
la Virgen l'anda buscando:
Dicen que al venir el día ¿No me han visto por aquí
se cantan las Alabanzas, una estrella relumbrando?
buenos días les dé Dios
a los dueños de esta casa. En el portal de Belén
se pasea una doncella
En el monte de Belén vestida de azul y blanco
hacen fuego los pastores reluciente como estrella.
para calentar al Niño
que ha nacido entre las flores. Del tronco nace la rama
y de la rama la flor;
En el cielo hay un pilar de la flor nació María
rodeado de perlería y de María el Señor.
que lo rodeó el Niño Dios
para la Virgen María. Alabanzas que hai cantado
las ofrecimos a tres:
La Virgen estaba en su huerto a Jesucristo y María
cortando lirios y flores, y a mi padre San José.
Jesucristo de rodillas
que le ponga bendiciones. Alabanzas que hai cantado
se las ofrezco a los tres,
La Virgen estaba en su trono para que' nos den su gracia
gotas de sangre llorando por siempre jamás. Amén.
ALIMENTACION DEL ANTIGUO ABORIGEN
DEL NEUQUEN

Si se atiende a las noticias dejadas por los cronistas, parece que los aborígenes del antiguo
Pehuen Mapu Neuquino, no hubieran experimentado otras escaseces, en lo que se refiere a
alimentación, que las que cíclicamente se producen como consecuencia de sequías o factores
meteorológicos imprevisibles.
A raíz de la conquista, cuando ya conocieron los alimentos y vicios del blanco,
comenzaron a apetecerlos y por último, a exigírselos a cambio de su tranquilidad. Se habían
creado las necesidades de la yerba, el azúcar, la harina, ciertas golosinas, el tabaco y el
aguardiente.
Sin embargo, la alimentación suministrada por sus campos, debió ser suficiente para su
género de vida, ya que Mariño de Lovera, el primer cronista español que los describió en 1563,
los halló altos, delgados, ligeros y sueltos, distintos a los indios de Chile. Es que siendo
cazadores y recolectores de piñones, dispusieron de una alimentación proteica y energética de
primer orden.
Cuando a principios del siglo XVII tuvieron noticias, por los aucas chilenos, de la
existencia de caballadas en las pampas, también los pehuenches acudieron en su busca y
complementaron en forma más racional, su aporte nutritivo.
En 1679, el gobernador del reino de Chile, Amat y Junient, informa al rey de España en
su Memorial intitulado Derrotero, etc., "que en la Patagonia los indios se alimentan de
guanacos v conejos pequeños; que tienen caballa.- das y que de los caballos se comen los
inservibles; que con los laques (boleadoras) que usan los pampas y mazas o macanas como los
aucaes, no solamente pelean, sino también cazan animales y avestruces; que son corpulentos
pero no jayanes (gigantes), ni tan feroces como algunos los describen; antes son permeables a
las razones y a los agasajos".
El abate Molina, en 1788, dice que: "aunque tengan numerosas manadas de bueyes y
carneros, no se alimentan por lo común sino de carne de caballo, la cual prefieren a todas las
demás viandas; como los tártaros, pero más cultos que éstos, acostumbran comerla cocida o
asada”.

ALIMENTOS
De los tres elementos que necesito el hombre para su nutrición, es decir: prótidos, grasas
e hidrocarbonados, ninguno faltaba en los alimentos que ingerían.
Los primeros les eran suministrados por el avestruz y demás aves, como ser: perdices,
martinetas, piuquenes (avutardas), patos y pájaros en general, guanacos, venados, huemules,
liebres, vizcachas, peludos, mulitas y peces de ríos y lagunas.
Entre los hidratos de carbono dispuso del piñón del pehuén o araucaria, papas silvestres
o poñi, del nabo o naporr, de tubérculos de liuto o amancay, de manzanas, frutillas, quínoa o
dahue y, ya en la época colonial, de harina tostada o ñaco.
Las vitaminas, además de las contenidas en los precedentes alimentos, les eran
suministradas por las raíces y frutos silvestres, tales como la cochihuila, los chaquiles, los
llocones, el solupe o camán, el molle, el piquillín, el michay, el maqui, el mulul o parrilla, cier-
clase de tuna, la algarrobilla, la murtilla y otros.
Por último, las sales minerales se las incorporaban bebiendo las aguas de sus ríos que
contenían las de las aguas termales provenientes de ciertos afluentes del río Neuquén, como por
ejemplo, el Agrio, el Varvarco y el Trocomán. Donde las aguas eran muy puras, la carencia de
iodo y de calcio, les originaban enfermedades que sus machis trataban con algas traídas de los
mares de Chile, llamadas cochayuyo. El único peligro que ofrecían ciertos arroyos eran la
radioactividad de sus aguas, debido a que atravesaban zonas ricas en uranio.
Anualmente, al comienzo del otoño, los pehuenches acudían a recolectar piñones o
nguilliú, que es el fruto de las araucarias. Esta recolección según Benigar, se llamaba yatén*.
Cada jefe de tribu tenía su correspondiente parcela, según costumbre establecida desde
tiempo inmemorial. La recolección se hacía recogiendo los piñones caídos en el suelo, ya sea
espontáneamente, ya volteando las piñas a lazo, ya subiendo a los árboles, envueltos en cueros o
matras, ya por medio de golpes con ramas.
Entre los huilliches, se hacía la recolección de manzanas, frutilla, parrillas, murtillas,
sanco, michay y bulbos de liuto o amancay.
La mayoría de estos alimentos se utilizaban al estado natural, pero también cocidos o
asados. También podían conservarse. Ya Mariño de Lovera en 1563, al referirse a la alimentación
de los pehuenches, se expresaba de este modo: "El mantenimiento de esta gente casi de
ordinario es piñones sacados de unas piñas de diferentes hechuras y calidad, así ellas como sus
árboles. Y es tan grande el número que hay de estos árboles en todos aquellos sotos y bosques,
que bastan a dar suficiente provisión a toda aquella gente, que innumerable, tanto que de ellos
hacen el pan, el vino y los guisados. Y por ser la principal cosecha a cierto tiempo del año,
tienen grandes silos hechos debajo de la tierra, donde guardan los piñones".
El piñón del pehuén ha sido objeto de estudios del punto de vista de sus componentes
nutritivos por Ada Y. Pastore, en un artículo intitulado: “”Las reservas nutritivas de los piñones
de las araucarias argentinas”, en la revista Darwinia.
También con el título de Valor alimentario de los piñones de Arancanía, Escudero y
Landabure han publicado un trabajo considerando su composición química, en la Revista de la
Asociación Argentina de Dietología.
Por último, Ragonese y Martínez Crovetto, en la Revista de Investigaciones Agrícolas,
aportan datos ilustrativos sobre el fruto del pehuén.
A todos estos trabajos enviamos a los que se interesen por el estudio detallado del asunto.
Solamente anotaremos que, a excepción de lípidos, que los contienen en ínfima cantidad,
poseen, en las debidas proporciones, los prótidos e hidrocarbonados que requiere un normal
metabolismo. Estos, representados por almidón, constituyen el 34,92 % y los prótidos,
constituidos por la aleurona, el 14,56 % de la materia alimentaria.
Poeppig, citado por Pastore, ofrece un cálculo aproximado del rendimiento de los piñones
de la araucaria del Neuquén, en la siguiente forma: “Una sola piña contiene alrededor de 200 a
300 piñones y no es raro encontrar 20 a 30 piñas en un árbol. Como un buen consumidor, que
no esté totalmente privado de otra alimentación con carne, no puede comer más de 200 piñones
por día, resulta que un hombre necesita para su subsistencia, a lo sumo, 18 árboles por año”.

BEBIDAS
Los piñones se utilizaban también para hacer chicha, bebida fermentada a la que
llamaban chavid. En igual forma se utilizaba la manzana silvestre para hacer el muday, el fruto,
del molle para hacer la aloja y la frutilla para excelentes aditamentos que disimulaban el sabor de
los brebajes con que solían envenenar a los misioneros.
Pasaremos por alto lo referente a la cocina indígena del Neuquén, porque nos llevaría
demasiado tiempo; solamente he querido limitarme en este trabajo, a la enumeración de los
productos de que disponía este aborigen para su alimentación, porque de ello he querido deducir
el porqué de la agilidad, hermosura y vigor que llamó la atención del capitán español que los
descubrió.
Estas cualidades determinaron que, en lo físico, fueran altos, delgados, ágiles y sueltos,
diferentes a los araucanos (Lovera), y en lo psíquico, ser soberbios, arrogantes, ágiles en el des-
envolvimiento de su mentalidad y amantes como pocos de su tierra del Neuquén (De la Cruz)**,
y en lo genético, ser inclinados a la exogamia, con el fin de mejorar la especie mirando hacia la
perpetuidad de su estirpe.
*Antonio Serrano dice que esta palabra es una de las pocas
que han quedado de la extinguida lengua pehuenche.
**De la Cruz, Luis, Itinerario de viaje de Concepción a
Buenos Aires a través de las Pampas en 1806

ASADO CON CUERO.


He aquí cómo se lo he visto preparar a don Edmundo Prades, estanciero de Los Miches,
norte del Neuquén.
Se sacrifica una vaquillona de uno o dos años, que esté gorda. Se carnea teniendo en
cuenta que la carne que se utilizará son los costillares y la punta de pecho. Se incinde con
cuchillo el contorno del cuero de cada costillar en un margen de diez centímetros, pero dejando
adherida la parte central. Se asierran las costillas transversalmente, por la parte interna, hasta
llegar al matambre que las cubre, sin tocarlo. De este modo las presas quedan prácticamente
separadas para su desprendimiento ulterior. El ancho que conviene dejar a cada tira de costilla es
el de unos siete centímetros más o menos. Se les pone sal y se condimenta con una
"chimichurria", al gusto general, tratando de que tanto la sal como el "aliño" abarquen todo el
costillar, impregnándolo mediante un masaje hecho con la mano.
Se cortan las garras de cuero sobrantes que le dan un aspecto irregular a la pieza y, en el
margen de diez centímetros mencionado más arriba, se efectúan ojales con la punta filosa del
cuchillo, de modo que en todo el contorno de la preparación, estos guarden una distancia de siete
centímetros aproximadamente. En seguida se hace pasar por estos ojales un alambre de enfardar
como si fueran punteo de jareta. El objeto es cerrar el costillar dándole la forma de una fuente o
asadera de cuero de forma ovalada, pelo hacia afuera, con un reborde que impedirá que el jugo se
derrame.
Hay que tener cuidado que el cuero esté en perfectas condiciones de limpieza y no
presente tajos por los que pueda escurrirse jugo. De manera análoga se procede con la punta de
pecho y otros trozos del animal. Finalmente se pone a asar en una gran parrilla sobre brasas
vivas, durante hora y media más o menos. También se puede asar en el horno.

PUCHERO Y FIAMBRE DE CABEZA DE VACA.


Se desposta la cabeza con sierra y cuchillo. Se extrae la lengua, los ojos, se desarticulan
las quijadas y se pone a cocer con sal y demás "aliños". La cocción dura de tres a cuatro horas,
según las calorías que suministre la leña. Una vez cocinados los huesos de la cabeza, se separan
de éstos los más carnosos y se disponen en un colador sobre una fuente apropiada para que se
escurra el caldo. Conseguido este objeto, se lo deja en un lugar fresco. Cinco o seis horas
después, ya estará en condiciones de ser rebanado y servido. Puede también servirse caliente.

QUESO CORDILLERANO.
El queso cordillerano del Neuquén debe su riquísimo sabor a la leche de vaca alimentada
con los pastos duros de la región y también a la forma de elaborarlos. La alfalfa verde no es muy
buena para dar leche quesera. He aquí cómo se hacen los famosos quesos, según la señora
Marcelina Martínez de Herrera, oriunda del Palao, precordillera central del Neuquén.
Para un queso de cuatro kilos, son necesarios cuarenta y cinco litros de leche, con el
correspondiente apoyo*. Vertida en una olla o tacho grande, se la "corta" con un poco de cuajo.
El cuajo se hace con la manzanilla de la vaca o de la cabra. Esta, que se la conserva seca y
salada, se la remoja en agua antes de ser utilizada. También se suele agregar el suero que, se
escurre de la cuajada.
Una vez obtenida la cuajada por acción del cuajo, se la pone en un repasador limpio de
tela fina sobre una mesa o cajón especial, con el objeto de que se escurra el suero. Se lava con
agua fría y se la coloca en un barril. Se le agrega sal a gusto en forma molida o salmuera. Se
remueve bien y se la deja reposar un rato. Se calienta agua y cuando ésta ya está a punto de
hervir, se le va agregando poco a poco a la cuajada que está en el barril, removiendo
constantemente hasta verla sancochada. Cumplida esta faena, se coloca la masa en un molde o
adobera de madera que esté provista de orificios que permitan el escurrimiento de todo el
líquido. Se ayuda éste amasando con ambas manos. Cuando la masa del queso se ha colocado en
el molde y ha tomado su forma, se le echa agua caliente, se aplasta, se cubre con una servilleta,
se tapa con una tabla lisa y sobre ésta una piedra laja pesada. Al día siguiente ya estará listo el
queso para ponerlo a secar sobre una zaranda de cañas de colihue, en un ambiente seco y bien
aireado. En cuatro o cinco días más, estará formada la cáscara con el color característico del que-
so fresco cordillerano.
*Apoyo: la última porción del ordeñe, que es rica en grasa, lo que da al
queso un sabor especial.

EL CURANTO SU PREPARACION
En un lugar adecuado se cava un pozo de un metro cuadrado más o menos de boca y un
metro de profundidad. Se cubre el fondo con piedras bolas o cantos rodados y sobre ellas se hace
fuego con buena leña.
El calentamiento de este foso requiere una explicación. Se prepara viniendo de la
profundidad hacia la superficie, disponiendo: primero, una camada de piedra; segundo, una de
fuego; tercero, otra de piedra; cuarto, una de brasas y, siguiendo así sucesivamente, hasta llegar
al borde del foso.
Cuando se calcula que éste ya se ha calentado, para lo que se requiere un lapso de hora y
media, más o menos, se acomodan las piedras con un palo hurgonero*, adaptándolas en un piso
apropiado para el acondicionamiento de los alimentos que se van a cocinar. De abajo arriba es
como sigue: una camada de hojas de pangue** sobre la que se pone: primero, carne de todo tipo,
es decir, de vacuno, lanar, porcino, aves, pescado, intercalando chorizos, longanizas, morcillas,
achuras, langostinos y apancoras*** de las que hay en los lagos; en segundo lugar se disponen
las verduras, como ser: papas, batatas, zanahorias, cebollas, zapallitos rellenos con migas de pan
y queso rallado, choclos, trozos de zapallo grande, tomates, morrones, sal y condimentos como
perejil, ajo, orégano, laurel, etc. Se tapa con otra camada de hojas de pangue, sobre ésta bolsas de
arpillera mojadas y se cubre con tierra. A las dos horas, estará todo cocinado. Es un manjar con el
que se regalan los turistas que acuden a los lagos del sur.
*Hurgonero: palo largo que se utilizar para hurgar o remover los
tizones del fuego.
** Pangue: planta de hoja grande, llamada también nalca o
ruibarbo silvestre, que abunda en la cordillera húmeda. El
diámetro de la hoja varía entre 50 centímetros y un metro.
**Apancora: cangrejo de río o de lago.

CABEZA DE TERNERO CON CUERO, ENTERRADA


En el mismo pozo en el que se cocina el curanto, se prepara esta comida que resulta
exquisita por lo tierna y sabrosa.
La cabeza se prepara abriéndola a lo largo, por la garganta. Se raspa y se limpia bien la
lengua, se condimenta, se cose el cuero en su contorno y se envuelve en una arpillera bien
empapada en agua, con dobleces que forman tres o cuatro capas. Se la cuelga suspendida de un
alambre que sostiene un verdadero enrejado también de alambre y se la deposita en el fondo del
pozo, bien caliente ya, por ejemplo, a las 21 horas. Se la tapa con las brasas, cenizas o rescoldo
que previamente se ha separado del fuego, luego con tierra y se hace una fogata que se mantiene
toda la noche. A la mañana siguiente se destapa y se encontrará lista para comerla como
desayuno caliente.

PULMAY.
Es una comida chilena que se prepara en igual forma que el curanto, pero utilizando
exclusivamente pescado y mariscos.
El indígena neuquino generalmente no come pescado. Al parecer, la costumbre se basa en
la leyenda del diluvio, la que por tradición les previene de ingerirlo porque sus antepasados, para
salvarse de morir ahogados, fueron transformados en peces por el Tren Tren o espíritu de la
Tierra, protector del género humano. Naturalmente esta actitud es la ortodoxia llevada al ex-
tremo, pero así lo prescriben sus creencias y costumbres de las que los ancianos aborígenes son
muy celosos.

MILCAO.
Se llama así a la fécula de papa decantada después de haber sido molida. Se prepara una
masa que convertida en panecillos, se comen cocidos o fritos como buñuelos. Los hay de varias
clases, como ser: milcao con pasas de uva, horneados, etc. Se les suele servir con dulces o miel y
son muy exquisitos.

PAPA HUMA.
Se colocan papas de tamaño mediano en un pozo cavado en el suelo. Se le hace correr
agua mediante una acequia, tapando antes el pozo con una piedra laja o una tabla de madera con
el objeto de que las papas no suban a la superficie. A los cuatro meses ya están listas para comer
con o sin sal. Saben a queso cordillerano fresco.
APOLL.
Se degüella un cordero o potrillo y se le vierte por "el tragadero" una especie de salmuera
bien condimentada, con o sin vinagre, pero con sal y abundante ají. Si hay chalota o cebollino
(cebolla de verdeo), también es bueno agregarle. El hígado y los bofes (pulmones) adquieren un
sabor muy apetecible. Vignati ha publicado un trabajo sobre este alimento.

ÑACHE.
Es sangre coagulada y condimentada pero recogida en un recipiente sin previo pasaje por
las vísceras antedichas.

CATUTO.
Es una comida que se parece a las croquetas. Se toma una porción de trigo y se la
sancocha en agua. Listo el cocimiento se le coloca en una piedra porosa excavada y se la aplasta
con otra piedra más pequeña y manuable que se llama manto, con movimientos de vaivén, con el
objeto de hacer una masa. Se la condimenta a gusto y se enrolla en forma de panecillos
alargados. Se come tal cual o se la hornea ligeramente.

LECHON ARROLLADO.
Se carnea un lechón de un peso de ocho kilogramos lo máximo. Se deshuesa de modo que
la carne quede completamente pegada al cuero. Se adoba y se deja reposar de un día para el otro.
Se arrolla y se cose todavía crudo, se enfunda en una tela blanca y fina y se vuelve a coser antes
de ponerla a cocinar en agua durante tres horas. Se saca del recipiente en el que ha cocido, se
pone en una prensa para que se escurra el agua y tome forma definitiva de arrollado, al enfriarse.
Se sirve frío rebanándolo al gusto.

CALDILLO.
Consiste en una ligera sopa para ser servida en contados minutos. Pequeños trozos de
carne se ponen en una olla al fuego. Se agrega sal, ají al gusto, cebolla, un diente de ajo y algún
chorizo si hay. Una vez cocinado, se le agregan uno o dos huevos batidos después de retirado del
fuego, revolviendo despacio. Es un buen desayuno criollo, muy de uso después de una noche de
jolgorio.

EL MOTE.
El que habitualmente se prepara en el Neuquén es el mote de trigo. Se pone a cocinar en
una olla en agua de lejía preparada con ceniza de zampa, preferiblemente, una porción de trigo.
Si éste es "nuevo" o recientemente cosechado, el mote sale más apetitoso. Una vez sancochado
suficientemente, se retira la olla del fuego y, antes que la preparación se enfríe del todo, se la co-
loca en una fuente o pequeña batea y con ambas manos se la restriega en forma tal que la
película del grano se desprenda totalmente. Efectuada esta faena, se lava el trigo con agua clara
varias veces y finalmente se lo pone a hervir de nuevo en agua limpia hasta que se lo vea
"florecido", es decir, hasta que el grano aparezca abierto mostrando el germen. Se saca del fuego
y se lava de nuevo con agua clara. Se guarda en lugar fresco. El mote bien "pelado" o sea bien
preparado, aparece de un hermoso color verde claro. Puede tomarse con agua o leche azucarada,
y con huesillos de durazno, como se usa en Chile. Es muy refrescante y nutritivo.

EL ÑACO.
Se llama ñaco en el Neuquén, a la harina integral de trigo tostado, a lo que en Chile
llaman harina tostada y en nuestras provincias del norte, gofio, pero referido este último al maíz
tostado y molido y que en Neuquén llamamos ñaco de maíz.
El ñaco es un alimento que nunca falta en el campo. Une a la facilidad y practicidad de su
preparación, cualidades altamente nutritivas. Su uso data desde que los aborígenes chilenos lo
importaron al Neuquén. Los cronistas nos dicen que, una bolsita de ñaco, un poco de charque, ají
y sal, alcanzaba para el alimento del indio en quince días de campaña. El ñaco se lleva fácil-
mente en las "prevenciones" (maletas o alforjas) y el charque entre las caronas, de modo que no
se hace necesario arrear cargas con alimentos que dificultarían las acciones que requieren gran
movilidad.
Casi podría decirse que el ñaco es imprescindible en la cordillera neuquina. En la actualidad ha
llegado a ser motivo de industria. En Cipolletti existe un molino montado en gran escala para
tostar y moler el trigo.
Su preparación en la campaña, desde su materia prima, es como sigue:
En una callana u olla de hierro de tres patas, bien arrimada al fuego, se pone a tostar, por
ejemplo, un kilo de trigo por vez o "callanada". Si es "nuevo" o recién cosechado, el ñaco tiene
mejor sabor. Con una paleta de madera, se remueve continuamente para que la torrefacción o el
"tueste" resulte parejo y no se queme el grano. Cuando éste se ha puesto dorado, se retira del
fuego y se procede a la molienda. Esta, en el campo, se efectúa sobre una piedra de moler o cudi,
de superficie porosa, en la que la "molendera", de rodillas en el suelo, desliza otra piedra de
tamaño menor, de forma alargada, llamada "mano" o "ñuncudi", imprimiéndole un movimiento
de vaivén hasta obtener una harina que recoge en un paño o un cuerno de chivo bien "sobado",
que ha extendido bajo la piedra.
A falta de carne, el ñaco es el alimento preferido del campesino cordillerano y del chileno
que habita en el Neuquén. El peón lo exige como condición ineludible para entrar a trabajar. En
los hogares humildes es la alimentación casi exclusiva para grandes y chicos. Así, no es difícil
que estos últimos, por exceso de hidratos de carbono, presenten la llamada distrofia farinácea,
que se comprueba observando el abombamiento del abdomen y edema generalizado, que simula
un buen estado de gordura.
Si el ñaco se ingiere seco, se produce lo que se llama empanucamiento en la parla
vernácula, es decir, atoramiento del individuo; pero este accidente sólo se produce cuando no se
tiene a mano agua u otro líquido con qué tomarlo. Ingerido con agua fresca de manantial, es un
cordial que restaura las energías y aplaca la sed. Esta manera de gustarlo se llama ulpo en Chile,
pero en nuestro país se le llama simplemente ñaco con agua. Cocido con leche y edulcorado con
azúcar, es un alimento completo de primer orden. Tiene todos los elementos para una buena
nutrición. Cocido en agua o "caldillo" con ají, sal y cebolla, resulta una pasta semisólida llamada
"zanco", que el peón de campo prefiere al pan y a la carne. Revuelto en vino aguado, con azúcar
(sangría), constituye una variedad que se conoce con el nombre de chupilca, que es un buen
estimulante para devolver los bríos al cuerpo cansado por las jornadas a caballo en las
cordilleras. Y en fin, preparado en caldo en forma espesa y condimentado con sal, ají, "color" y
chicharrones, es un plato llamado cutriaco, que satisface al más exigente de los "gourmets"
campesinos, particularmente si hace frío.
El ñaco tiene antecedentes remotos en la historia. Posiblemente fue uno de los alimentos
más usados en la antigüedad. En el libro I de La Eneida, Virgilio dice que cuando los fugitivos
troyanos llegaron a las costas de Libia, Acades sacó centellas de las venas de un pedernal con las
que encendió fuego. "...Al instante sacan de las embarcaciones los víveres mareados y los ins-
trumentos de hacer pan, asan el trigo y lo muelen".
Para que el ñaco no se envejezca, "se afiambre" o se ponga "percán", es necesario
conservarlo en un cuero de chivo con el pelo hacia afuera, como ya hemos dicho en otro
capítulo.

SIEMBRA Y COSECHA DEL TRIGO


LA TRILLA
La siembra del trigo, el más importante de los cereales alimentarios de la población
cordillerana del Neuquén, tiene lugar, preferentemente, en el norte de la provincia, que es en
donde las condiciones climáticas lo permiten.
Las sementeras son de dos tipos: de regadío y de rulo. Las primeras están regidas por
canales y acequias: las segundas se las deja libradas a la acción de las lluvias. Dadas estas
circunstancias, se desarrolla precariamente.
Llegada la época de la madurez del grano, se efectúa la cosecha, la que demanda una
serie de operaciones cuya vigencia viene reproduciéndose desde tiempo inmemorial. En su orden
son las siguientes:
1.— La corta: Sea la del trigo, sea la de la cebada y avena, se realiza a mano, empleando
la hoz o hechona, para lo que se contratan peones a los que se les asigna el trabajo midiendo el
terreno por tareas. Estas son espacios cuadriláteros del área cultivada, que se miden con lazos de
unos 18 metros de longitud, aproximadamente. El pago se hace efectivo al terminar la cosecha,
pero existe la obligación de parte del patrón, de dar de comer al trabajador. Un peón, por lo
general, puede segar en un día, de diez a quince tareas. Las gavillas de trigo cortado se van
dejando en el rastrojo, que así se llama el terreno que va quedando libre.
2. — El alza: Una vez terminada la corta, se empieza con el alza o recolección de los
haces de trigo mediante un carro tirado a bueyes.
3.— El acarreo: Consiste en el transporte de las gavillas a la era. Para facilitar su
acondicionamiento en el carro, se las levanta del suelo con la hechona y se las lía con látigos o
"soguillas".
4.— La era y el montón: Las gavillas acarreadas se depositan en la era en la que se forma
el montón. La era es una superficie circular, variable en amplitud según sea la cantidad de trigo
que se deba trillar. Todos los años necesita ser reparada, limpiada de yuyos, emparejada y
apisonada. La mejor manera de hacer el alisamiento es la de echarle, al final del emparejamiento,
un piño de cabras; las pequeñas pezuñas de estos animales resultan ser el mejor pisón.
Después de emparejada y antes de este último apisonamiento, es preciso cercar la era. Se
plantan postes o estacas, a distancia conveniente, se tiran los alambres necesarios con el fin de
que las yeguas que hagan la ronda trilladora no puedan escaparse del circuito y se le deja una
puerta de unos tres metros de ancho, más o menos, en la que los palos laterales se unen y ase-
guran con una maroma o látigo transversal. Su objeto es el de obtener un mejor sostén para el
caso de que algún jinete quiera descolgarse sobre el lomo de alguna yegua chúcara en el momen-
to de dar puerta franca a la manada.
Como remate de los preparativos, se coloca en la orilla de la era la misma cruz que el 2 de
mayo ha sido objeto del homenaje de las luminarias, la que ha cuidado la siembra desde el 4 de
octubre, día de San Francisco, y que protegerá el trigo hasta la última faena de la trilla.
Antes de formar el montón de gavillas, dentro de la era, el dueño de la trilla suele colocar
un pequeño barril o bien diez a doce botellas de vino, para que al final lo beban los horqueteros,
que son los hombres que remueven con sus horquetas, gavillas y paja trillada para formar las
sucesivas camas de cereal que va a ser pisado por las yeguas. Trilladores a caballo, en número de
cuatro o cinco, las azuzan con látigos o arreadores, mientras gritan: "¡A la yegua, yegua, yegua,
yegua!" y "¡Vuelta yegua!"
5.— Los saques: Diez o más horqueteros son los encargados de hacer los saques en los
intervalos de la trilla, es decir, cuando se ha producido el desgrane de una cama de gavillas.
Mientras tanto, las yeguas gozan de un corto apacentamiento en los potreros o rastrojos. La tarea
de los horqueteros es la de sacar o apartar la gavillada ya trillada hacia la periferia, contra las
estacas y "aparejar" una nueva cama de gavillas sacándolas del montón, el que paulatinamente
se va achicando. Una trilla de mediana importancia requiere cinco o seis saques, por lo regular.
Cuando el contratista de la trilla o trillero, calcula que la faena está terminada, ordena la
remolienda.
6.— La remolienda: Primeramente se hace la última cama extendiendo de nuevo sobre la
superficie de la era, toda la paja triturada que se había llevado contra las estacas. Una vez dis-
puesta, se la hace remoler por las yeguas a todo correr. Al efectuarse esta última remolienda, los
horqueteros que se han colocado en el centro de lo que fue el montón, comienzan a descubrir las
botellas de vino. Con la alegría que es de suponer, las destapan y beben el contenido. Se ponen
más alegres y se muestran más dispuestos. Los más entusiastas suelen intentar un simulacro de
doma sobre alguna yegua, lo que trae los consiguientes porrazos y la explosión de una general
algazara.
El último acto de la trilla consiste en dos festejos : la comida y la jarana que le sucede.
La primera suele consistir en un asado y una sabrosa cazuela de gallina a la chilena, con
choclos y demás verdura, seguida de humitas, tortas fritas y pasteles, todo acompañado de
abundante vino.
La segunda actúa como estímulo para una buena digestión y obsequio espiritual para los
actuantes en tan intensa jornada. Se "arma" la fiesta con música de guitarra, cantoras, cuecas,
tonadas y baile. Todo ello revive una época en la que la vida era más sencilla porque la gente no
conocía las complicaciones que trajo el maquinismo con su escueta labor, que nada dice al
sentimiento ni a la sugestividad que se apareja al periódico florecer de episodios costumbristas.
Estos sólo tienen vigencia en lugares apartados de las ciudades, en los valles donde aún subsiste
el sentir de tierra adentro, que es humilde, pero cálido aliciente y auténtico contenido del alma
argentina.
La trilla propiamente dicha va seguida de otras faenas, que por su orden son: la avienta, el
traspaleo, el pichán, el embolse, el reparto y la guarda.
La avienta consiste en lanzar al viento lo que quedó después de la última remolienda, con
el objeto de separar el grano de la paja. El montón de grano que se forma se llama la parva, que
es de forma alargada o bien de media luna. Todo depende de la dirección y fuerza del viento y de
la cantidad de material que se avienta en el día. Al comienzo se levanta la paja con horqueta y en
un segundo tiempo, con una larga pala de madera, que se llama pala de aventar.
El traspaleo: Al efectuar la aventada con la pala, queda la paja chica o fina, mezclada con
el grano. El traspaleo es una aventada más cuidadosa, mediante la cual se separa, por gravitación,
el cereal, el que queda enteramente limpio.
El pichán: Es una operación complementaria de la que se encargan las mujeres de la casa.
Consiste en barrer con escobas livianas de pichana (de aquí el nombre), para separar la granza
del grano, que en pequeña cantidad ha sido arrastrada por el viento en las adyacencias de la
parva.
Embolsado y partición: A estas operaciones en la región se les llama "embolse" y
"reparto". Una vez llenas las bolsas del cereal, se las pesa y se dividen entre "patrón" y
“mediero”. A ambos corresponde la mitad del trigo cosechado y la mitad de los gastos de la
trilla.
En el caso de mandarse el trigo al molino, la molienda se paga con maquila, que equivale,
en harina, al 10 por ciento del trigo por moler.
En ciertos medios rurales del Neuquén, todavía el trigo se mide por almudes, y doce
almudes hacen una fanega, que aproximadamente es la capacidad de una bolsa grande. Ahora ya
es habitual en los pueblos, reemplazar el almud por el decalitro y la fanega por el hectolitro o
quintal métrico.

***************
******

Huinganco – 16 de Septiembre de 2018


belverisi@gmail.com
https://sites.google.com/site/neuteca200/home

También podría gustarte