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Fedra
(Aguatinta primera)
vi desplomarse a Ícaro,
callada estoy
esperando
En un balcón de roca
refugiada
Todo cambió
ya lo sé
derrumbada
-Fedra ya no vuelve
me dije
su letra, su nombre
y su hastío de sí misma?
Te dije.
cada vez
Ya que, en efecto,
la pasión amorosa
la combustión en el cielo
(Pintura sutil)
Miro:
la sangre también
es del Minotauro
¿la ves?
Yo pude verla
sobrevolando el laberinto.
Ariadna se lamenta
está pálida
puedo verla
mientras huele
y su hombre se va
sin retrato
es
se oscurece la imagen
ya no se ve
no
no.
Fedra.
El cazador
es el asesino
estoy quieta
sombra inmóvil
¿me ven?
Fedra cincelada
Fedra
que la cubre
(ningún dios respira sobre el mundo)
teñidas de vino
de su boca entreabierta
Mientras…
en sus ojos
ha herido a un siervo
Yo tampoco te digo
si llegan pesadillas
despertame
y quedo muerta
¿cómo?
¿es él?
no
no
puede desvanecerse
viendo mi espalda
tatuaje letal.
Ya llega
otra vez
el séquito espectral de Hécate.
No
soy yo
tampoco
la que lo persigue
mirándolo
su caballo negro
está muerto
iluminado
De todos modos
estoy abismada.
Soy Fedra.
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¿Me mirás?
porque
soy
naturalmente trágica
no hay reposo
ni felicidad,
¿sabés?
lo conocí,
palidecí al mirarlo;
cegada
me extravié
no podía hablar
amor
el mar se heló
y la noche ardida
en relámpagos
justo ahí
reconocí a Venus y
y después
me convertí en piedra
y entonces
cubierta de sangre
creí apartarlo
le edifiqué un templo y
procuré olvidarlo
cavé mi tumba
yo misma,
encendí el fuego
esperé
inicié el ritual
yo
yo
yo
adoraba a Hipólito;
¡Qué desgracia!
Ciega
de su padre
de mi padre
de su padre
de mi padre.
Para desterrar
a mi enemigo idolatrado
apuré su destierro,
lo arrancaron de la patria
y de los brazos de su padre
(estoy en el aire).
Respiré,
transcurrieron inocentes.
apagué la lámpara
y otra vez
abismada
pude ver
sumisa
a mi esposo,
no es una sentencia
es un devenir
le hablé
sangró inmediatamente.
ya no es un ardor escondido.
No
No
es otra visión:
ahora
Venus toda,
está íntegramente
adherida a su presa.
Esta es la profecía:
¿mecreés?
odié la vida y
me horrorizó mi pasión
y ocultarla de la luz,
tu asedio;
he confesado todo;
y no me arrepiento,
nunca
desde entonces
por favor
no me aflijas más
un resto de calor
pronto
ya extinguida
soy
trágicamente
Fedra
¿teacordás?
resplandor
el cielo se cierra
¿mecomprendés?
no sé.
Fedra
(Boceto final)
Fedra
se va.
y ella es infiel.
Un fuego apagado
la alumbra
tenuemente
llega el anuncio
cansada
cruzo el bosque.
quizás,
si no me faltara la voz,
Y soñé lo mismo
te cuento:
(poema interior).
abre el cielo:
en la orilla,
Entonces
fluimos
tan secretamente…
Y en el umbral de esa suspensión infinita
nos contemplamos
destellos,
a tu memoria
como rayos.
Sos navegante
de océanos aguamarina.
Te veo
y te sigo…
Epifánica
visión la nuestra
no sé.
somos
náufragos
ahora.
No importa,
el paisaje
se enciende
para nosotros
en plena noche,
la luna quiere
En la sombra iluminada
nos encontramos,
volvemos a amarnos.
Nausícaa
que se detuviesen
llegó desdichado
y ahora soy yo
la que lo rescata
no sé bien de qué
y me dejé llevar
encendí el hogar
quiero aliviarte
te envían
como condena
hombre hundido
y no lo deja agonizar
dorada visión
su hendidura en mí
sin voz
Soy Nausícaa…
Ahora
puedo vernos
estuve ahogada lo sé
lo siento tanto…
Nos disolvimos
fuimos polvo,
roca deshecha
amonita perdida
en los arrecifes
fuimos corales
cristales en grutas secretas
cenizas dispersas
en las mareas
sombras de la medusa
después
distantes
y después
saltaste
yo te vi
y te enterraste
y suspiré tu muerte
asfixiada
y vos olvidaste
perderte en el oleaje
solo
y llevar nuestra bitácora antigua
¿sabés?
Nadá
desde siempre
devorador de marineros.
Soy Nausícaa lo sé
aquietarme
permanecer,
en una oscilación
en un parpadeo
en el poema
que me nombra
blancura encendida
y me trae a tu memoria
anestesiado
entumecido
no es la última
es el inicio.
Medea
escondida en un cajón
el tálamo nupcial.
Él sabe bien
con mi canto.
Lo sabe bien,
Y yo “como una suelta hebra de seda que el viento arrastra contra un muro”
me deshilvano despacio
pero muerta
(nunca de hastío)
eso no se hace…
abre mi tumba
sonoridad densa
y encalló su nave…
¿qué provocó?
mi herida narcisista
y el caos sombrío
que no me salva de mí
lúgubres de mi ego…
Suenan…suenan…suenan.
Necesito ya
Necesito ya
Necesito ya mismo
de serpientes enredadas.
la negra lámpara,
y a esta niña.
es mosca muerta.
Estrangulen su inocencia
con sus tentáculos filosos
ni siquiera es bella
es su nueva esposa
desterrado,
aborrecido,
¡Soy madre!
¿Pierdo el tiempo
hablando y lamentándome?
Matar a Jasón
Las heridas,
la muerte,
el muerto
callada
no puedo pronunciarlo
ustedes lo conocen
conviene abandonarla.
ninfas no musas
vértigo letal
se origina el poema
del centro
ya es un cerdo
se despeña y se ríe
escucharlo Narciso
la ninfa danza
la musa se cristaliza
la ninfa se desangra
la ninfa encuentra
justo allí
su plenitud.
Las ninfas no las musas matan al poeta
De una herida,
ama y se defiende
y sus furias
que encierra
y la vuelve
aleteo
poema abierto.
Nada satisface
parpadeando
como mariposa
falena azul
(‘brillo’ o ‘esplendor’)
la imagen justa
es la verdad,
y para alcanzarla
*(La Plata-Argentina, 1970). Poeta, actriz, dramaturga y crítica de poesía. Licenciada en Letras por
la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). En la actualidad se desempeña como profesora de
Teoría literaria e investigadora en el Centro de estudios de Teoría y crítica Literaria de la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación en la misma universidad; y trabaja en su tesis doctoral
«Experiencia e imagen en la poética de Raúl González Tuñón». Ha publicado en poesía Abismadas
(2016), Ninfas (no musas) (2017) y El abecedario de los árboles (inédito); y en obras de
dramaturgia Electra, ¿es posible matar a un muerto? (2010) y Antígona, ningún dios respira por el
mundo (inédito).