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¿Cómo atacar el problema de drogas en Colombia?

Como parte del movimiento mundial de prohibicionismo frente a las drogas, Colombia ha seguido
ese modelo y además como alto productor de cocaína, ha tenido un papel protagónico en la lucha
de drogas. Dado que Colombia es responsable principalmente del inicio de la cadena de
producción, se ha buscado entonces atacar estos puntos con erradicación y fumigación de
cultivos y atacando a los grupos narcotraficantes.

Además, como hace parte de un plan mundial de lucha contra ciertas drogas, la presión y apoyo
internacional ha jugado un papel muy importante. Desde las década de los 80’s, cuando el
negocio del narcotráfico alcanzó su punto más alto de influencia y poder en Colombia, los estados
aliados y principales interesados en acabar con el negocio “subsidiaron” y apoyaron al gobierno
colombiano con dinero y respaldo militar, de lo que lo más conocido es el plan Colombia.

Sin embargo, más de tres décadas después de ese terrible episodio nacional, se ha concluido sin
duda que la lucha contra las drogas ha fracasado, ya que el consumo es cada vez más alto incluso
en países productores como Colombia que antes no consumía sino solo producía. Y además, las
mafias del narcotráfico, mutan y se fortalecen en pequeñas células cada vez más difíciles de
vencer, pues aunque en estos años importantes cabecillas han muerto, cada vez se levanta un
secuaz que toma el mando del negocio.

La lucha contra las drogas ha tenido graves problemas y es que no se ha abordado de una manera
correcta el problema sino que se ha atacado como si se tratara de una guerra convencional entre
estados, es decir, se ha minimizado el problema en atacar con ejércitos y armas las células
narcotraficantes, en vez de atacar problemas como el consumo que es el verdadero problema,
se ha tomado desde una perspectiva de negocio y poder ignorando otras dimensiones sociales
importantes.
Por ejemplo, desde el punto de vista de salud pública, no se ha atacado el consumo ni la
drogadicción como tal desde una perspectiva de atención al ciudadano, sino que lo que se ha
atacado es el narcotráfico. Por otro lado, desde un punto de vista económico, la venta de éstas
sustancias tiene graves problemas pues presenta problemas de asimetría de la información de
modo que el consumidor no sabe qué está consumiendo en realidad, mientras que en la cadena
de producción sí y además se sirven de éste problema para añadir sustancias contaminantes que
generan más problemas de salud y adicción que la sustancia psicoactiva en sí.

Además, ha habido un grave problema de delimitación de las drogas prohibidas y las que no, toda
vez que las múltiples conferencias internacionales que han hecho un esfuerzo al respecto, no han
podido decir cuál es el criterio objetivo que pone unas sustancias a un lado y a las otras no. No lo
han podido hacer, porque simplemente no hay tal. Lo que han hecho es enlistar las sustancias
con las cuáles no están de acuerdo por razones políticas y de intereses económicos que no hacen
visibles en sus comunicados porque no les conviene afrontar lo que a todas luces se ve.

Bajo éste contexto, la legislación colombiana debería establecer un criterio claro para saber qué
drogas se prohíben y cuáles no, por ejemplo: cierto nivel de adicción, cierto nivel de daño
fisiológico, alteración de la conciencia, etc. Se debe establecer ese criterio claramente,
entendiendo que si el tabaco o el alcohol, hoy legales, no superan el criterio, también se deben
entonces prohibir.

Luego de ello, se debe permitir las drogas antes ilegales que pasaron el criterio y regular su
comercialización mediante sellos de Invima o algo parecido, tal como se hace hoy con el alcohol
o tabaco. Además, se debería atacar desde varios puntos la drogadicción que es el verdadero
problema, desde la producción inicial con sustitución del cultivos, con el precio de las sustancias
para desincentivar su consumo, con atención al drogadicto con atención médica, psicológica y
campañas que desincentiven el uso irresponsable.

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