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E

Coyuntura
socioeconómica

Primer semestre de 2010


índice
1. Situación del mercado laboral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.1. La tasa de paro en euskal herria se sitúa en el 10,3% a mediados de 2010 . . . . . . . . 5
1.2. El 38% de las personas en paro lleva más de un año sin empleo . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1.3. Desde el inicio de la crisis se han perdido más de 74.000 empleos . . . . . . . . . . . . . . 9
1.4. La juventud constituye el autentico “ejército de reserva” de mano de obra:
la crisis ha destruido el 27% del empleo juvenil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

2. La discriminación laboral contra las mujeres sitúa la brecha salarial de género entre
el 30% y el 39%. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Koaderno sindikalakekonomikoa 4

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1. Situación del mercado laboral

1.1. La tasa de paro en Euskal Herria se sitúa en el 10,3% a media-


dos de 2010

A comienzos de la segunda mitad de 2008, cuando los efectos de la crisis financiera


internacional empezaron a afectar directamente a las bases de la economía producti-
va vasca, Euskal Herria se encontraba en una situación cercana al pleno empleo téc-
nico. A partir de entonces, la destrucción de empleo fue tan vertiginosa que la tasa de
paro1 se duplicó en tan sólo un año, y llegó a alcanzar el 11,2% a finales del 2009. En
el segundo trimestre de 2010 la tasa de paro se situó en torno al 10,3% pero todavía
se mantiene en los niveles más altos de la última década.

Evolución de la tasa de paro en Euskal Herria

Según las fuentes utilizadas, durante el segundo trimestre de 2010 en el conjunto de


Euskal Herria había alrededor de 154.200 personas desempleadas. Esto significa que
la población parada ha disminuido en poco más de 4.000 personas con respecto al
mismo período del año anterior.

Pero si tomamos como referencia el nivel de paro alcanzado a finales del año anterior,
comprobamos que en los primeros seis meses de 2010 la población en desempleo ha
disminuido en más de 11.500 personas, es decir, un 7% en términos relativos.

Por tanto, la evolución del desempleo ha registrado una mejoría en Euskal Herria
durante la primera mitad de 2010; sin embargo, esta tendencia no podrá mantenerse
el resto del año. El actual clima de incertidumbre genera perspectivas poco optimis-
tas respecto a la esperada recuperación económica, al menos a corto plazo. Además,
los recortes presupuestarios y las medidas de ajuste adoptadas por las diferentes
administraciones suponen un lastre añadido, y auguran una nueva recaída de la eco-
nomía y del empleo.

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La cifra de paro para el conjunto de Euskal Herria se ha obtenido a partir de los datos que proporcio-
na la encuesta EPA sobre Hegoalde y la estimación elaborada por AZTIKER para Iparralde.
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La reducción del desempleo en este primer semestre del año ha sido más significati-
va en Araba y Gipuzkoa; mientras que en Bizkaia e Iparralde el paro registró un des-
censo mucho más moderado. Por el contrario, en Nafarroa el saldo neto de los prime-
ros seis meses arroja un incremento del paro.

En el segundo trimestre del año, Bizkaia es el territorio donde se registra la tasa de


paro más elevada, un 12%. Le siguen Nafarroa y Araba, con el 11% y el 10,8% res-
pectivamente. La estimación realizada para Iparralde sitúa la tasa de paro en el 8,5%.
Y Gipuzkoa, con una tasa del 7,5%, es el territorio de Euskal Herria donde el paro

E Población desempleada y tasa de paro por territorios (2º trimestre de 2010)


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Para analizar cuál es la situación del desempleo en Euskal Herria comparada con la
de otros países de nuestro entorno económico y geográfico tomaremos como refe-
rencia los datos publicados por el EUROSTAT. Según esta oficina estadística, durante
el período objeto de análisis, la tasa media de paro en la Unión Europea ha sido del
9,6% y en la Zona euro alcanzó el 10%.

Pero dentro de la Unión Europea la situación es muy dispar. El Estado español enca-
beza el ranking del desempleo con una tasa de paro superior al 20%; y le siguen las
tres Repúblicas Bálticas: Letonia, Estonia y Lituania.

En el otro extremo se encuentran los Estados miembros de la Unión Europea que a


pesar de la crisis económica internacional gozan de una situación que podría definir-
se de pleno empleo; se trata de Austria y los Países Bajos, que tienen una tasa de paro
inferior al 5%.
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1.2. En Hego Euskal Herria el 38% de las personas en paro


lleva más de un año sin empleo

La falta de reconocimiento político de Ipar Euskal Herria y la inexistencia de


instituciones propias son la principal causa de la precaria e insuficiente infor-
mación estadística disponible referida a los territorios bajo administración
francesa. Por esa razón existen grandes limitaciones para profundizar en el
análisis de la situación laboral de Iparralde.

Por el contrario, la Encuesta de Población Activa (EPA) sí nos proporciona


información más detallada respecto a los territorios de Araba, Bizkaia,
Gipuzkoa y Nafarroa.

Evolución del paro en Hegoalde durante el primer semestre de 2010


(encuesta EPA)

2º Tr. 2010 4º Tr. 2009 Diferencia Var. %


TOTAL 143.900 155.300 -11.400 -7,3%
HOMBRES 74.600 80.200 -5.600 -7,0%
MUJERES 69.300 75.100 -5.800 -7,7%
JÓVENES 28.300 32.300 -4.000 -12,4%

Desde finales de 2009 hasta mediados de 2010 la tasa de paro en Hego


Euskal Herria ha pasado del 11,5% al 10,5%. Como consecuencia de esta
evolución, en el segundo trimestre de 2010 la tasa de paro femenino se situó
en 11,3% y el paro masculino en el 9,9%.

Ciertamente, la tasa de paro sigue siendo mayor entre las mujeres, pero se
confirma que el diferencial entre las tasas de paro de hombres y mujeres ha
ido disminuyendo progresivamente en los últimos años.

No obstante, también conviene aclarar que la tasa de actividad femenina es


muy baja; todavía se sitúa en torno al 51%, es decir, 15 puntos por debajo de
la de los hombres.

Evolución de la tasa de paro de hombres y mujeres en Hego Euskal Herria


(EPA)
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Asimismo, comprobamos que este acercamiento tendencial entre las tasas de paro de
hombres y mujeres se ha acelerado desde mediados del año 2008, justo cuando la cri-
sis comenzó a provocar una masiva destrucción de empleo. Este fenómeno es cohe-
rente con las características de la actual crisis, cuyos efectos han sido mucho más
intensos en el sector de la construcción y en la industria. Al tratarse de sectores tradi-
cionalmente masculinos la presencia de las mujeres es escasa, y por eso la mayor
parte de los empleos destruidos estaban ocupados por hombres.

Sin embargo, la brecha entre ambas tasas de paro podría volver a ampliarse a medida
que los efectos de la crisis y el estancamiento económico se extiendan a otros sectores,
así como en el caso de una eventual recuperación de los sectores ahora más castigados.

Pero todavía es demasiado pronto para hablar de recuperación. De hecho, cada vez
existen más dificultades para salir del desempleo como lo demuestra el continuo
aumento del colectivo que se encuentra en situación de paro de larga duración.

Según los datos de la EPA correspondientes al segundo trimestre de 2010, el 38% de


las personas en paro lleva más de un año sin empleo, mientras que a finales de 2009
era un 31% el porcentaje de la población desempleada que se encontraba en esta
situación.

Esto significa que la cronificación del desempleo ya es una realidad que se va exten-
diendo entre un colectivo cada vez más numeroso. Con ello se agravan las condicio-
nes de vida y supervivencia para aquellas personas que han agotado su prestación
por desempleo.

En la actualidad aproximadamente un tercio de las personas en paro no cobra ningún


tipo de prestación por desempleo; y entre aquéllas que sí tienen acceso a alguna pres-

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tación está aumentando el porcentaje de las que reciben un subsidio de carácter asis-
tencial, porque ya han agotado la prestación contributiva.

Por otro lado, entre los grupos más vulnerables ante la crisis se encuentra la juventud.
El colectivo de jóvenes menores de 25 años se enfrenta habitualmente a mayores difi-
cultades para acceder a un empleo; asimismo, la duración de sus contratos es mayo-
ritariamente temporal y de corta duración. Pero cuando la crisis golpea a la clase tra-
bajadora las consecuencias que sufre la juventud son todavía más duras y despropor-
cionadas.
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Desde el inicio de la crisis y en tan sólo dos años la tasa de paro juvenil ha pasado del
19% al actual 32%, según la encuesta de población activa del segundo trimestre de
2010. En el momento de redactar este informe ésta es la última encuesta disponible
sobre el mercado laboral; pero los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (anti-
guo INEM) revelan que el número de jóvenes en paro aumentó un 9,6% durante el mes
de septiembre.

Seguramente el considerable aumento del paro juvenil en septiembre tiene un fuerte


componente estacional directamente relacionado con la finalización de la temporada
veraniega y la extinción de contratos temporales, principalmente en sectores de acti-
vidad vinculados al turismo y las vacaciones. Aún así, es evidente que el futuro inme-
diato viene marcado por un deterioro generalizado de las expectativas económicas.
La actual debilidad de la economía se está agravando, tanto por los recortes del gasto
público, como por otras decisiones que merman la renta disponible de las familias
(subida del IVA y encarecimiento de algunos servicios básicos, como la electricidad).
Estas medidas son un freno para la recuperación y nos empujan a un periodo de estan-
camiento que invertirá la tendencia descendente mostrada por el paro en la primera
mitad del año.
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1.3. Desde el inicio de la crisis se han perdido más de 74.000


empleos

Según la EPA en el segundo trimestre de 2010 había 1.223.000 personas ocu-


padas en Hego Euskal Herria. De ser correctas las estimaciones obtenidas
por esta operación estadística deberíamos concluir que la población ocupa-
da ha aumentado un 2% durante la primera mitad del año, y que se han cre-
ado 24.500 puestos de trabajo desde finales de 2009. Sin embargo, existen
fundadas razones para poner en duda esta conclusión.

La favorable evolución del empleo que aparentan los datos de la EPA no se


corresponde en absoluto con los signos de debilidad que muestra la econo-
mía, ni con su frágil y titubeante recuperación.

Por otro lado, existen fuertes discrepancias estadísticas entre los resultados
obtenidos por la encuesta EPA (elaborada por el INE) y la PRA realizada por
el EUSTAT. Esta última analiza la relación con la actividad productiva de la
población residente en los territorios que conforman la CAV en Araba, Bizkaia
y Gipuzkoa, pero no proporciona información sobre Nafarroa.

Según los datos del EUSTAT, el volumen de empleo en la CAV en Araba,


Bizkaia y Gipuzkoa en el segundo trimestre de 2010 es muy similar al que
había a finales de 2009. Estos resultados confirmarían que la falta de dina-
mismo económico está impidiendo la creación de empleo; una lectura que
además viene respaldada por los datos de afiliación a la Seguridad Social.

Por el contrario, la información estadística de la EPA ofrece una visión mucho


más favorable de la evolución del empleo en la CAV Araba, Bizkaia y
Gipuzkoa y cuantifica en torno a 20.800 el número de puestos de trabajo cre-
ados en la primera mitad del año. Sin embargo, esta aparente mejoría de la
situación laboral no parece muy acorde con la actual coyuntura económica.

En cualquier caso, analizar la tendencia seguida por el empleo tomando una


serie temporal lo suficientemente larga es más interesante que la simple
observación de los datos trimestrales y las variaciones producidas en el corto
plazo, a veces sujetas a factores estacionales.

Evolución trimestral del empleo en Hego Euskal Herria - Encuesta EPA


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Por esa razón conviene hacer un estudio de la evolución del empleo desde el inicio de
la crisis, evitando análisis cortoplacistas que pueden dar lugar a conclusiones erróneas.

Hacia mediados del año 2008 la crisis comenzó a afectar a la economía productiva y
a cargar sus consecuencias sobre el empleo. Desde entonces en Hego Euskal Herria
se han perdido alrededor de 74.500 puestos de trabajo, es decir, un 5,7% de los
empleos existen antes de la irrupción de la crisis.

La naturaleza de la crisis ha provocado que la destrucción de puestos de trabajo se


haya concentrado en la construcción y en la industria. Hasta el segundo trimestre de
2010 el número de empleos perdidos en ambos sectores ha sido similar: alrededor de
31.000 empleos industriales y más de 29.000 en la construcción. Sin embargo, en este
último sector los efectos de la crisis han sido mucho más intensos, ya que en dos años
de recesión el nivel de ocupación ha disminuido en más de un 23%.

Estos dos sectores de actividad son netamente masculinos; sobre todo la construcción,
donde la presencia de los hombres domina casi en exclusiva. Por esa razón las conse-
cuencias de la crisis se están notando más sobre el empleo masculino y, de hecho, prác-
ticamente nueve de cada diez empleos destruidos estaban ocupados por hombres.

Empleos perdidos en Hego Euskal Herria desde el inicio de la crisis – Encuesta


EPA

2º Tr. 2010 2º Tr. 2008 Diferencia Var. %


TOTAL 1.223.000 1.297.500 -74.500 -5,7%

MUJERES 546.300 555.000 -8.700 -1,6%


HOMBRES 676.800 742.500 -65.700 -8,8%

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JÓVENES 59.900 82.000 -22.100 -27%

PRIMARIO 23.100 26.400 -3.300 -12,5%


INDUSTRIA 281.300 312.300 -31.000 -9,9%
CONSTRUCCIÓN 96.900 126.200 -29.300 -23,2%
SERVICIOS 821.800 832.600 -10.800 -1,3%

El análisis de la situación laboral y su evolución a lo largo de la crisis indica que el


empleo femenino está resistiendo mejor, al menos de momento. Esta afirmación
puede resultar paradójica si tenemos en cuenta que la presencia de las mujeres gene-
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ralmente se concentra en empleos más precarios y que soportan una tasa de tempo-
ralidad más elevada que los hombres.

A pesar de ello, las cifras de ocupación femenina han mostrado mayor fortaleza. Este
comportamiento bien podría estar relacionado con la fuerte presencia de la mujer en
aquellos sectores que mejor han resistido la crisis, como el sector servicios o la admi-
nistración pública (educación, sanidad y servicios sociales) donde el empleo es más
estable y menos vulnerable frente al ciclo económico negativo.

En todo caso, es evidente que la crisis no ha detenido la incorporación de la mujer al


mercado laboral, a pesar de las dificultades para encontrar empleo. Por el contrario, la
tasa de actividad femenina ha aumentado en un punto y medio, llegando hasta el
51,3%; mientras que la de los hombres ha descendido en dos puntos y se sitúa en el
66,2%.

El estudio de las recesiones económicas ocurridas en el pasado revela que las muje-
res tradicionalmente han sido utilizadas como un “ejército de reserva” adaptable a
las fases del ciclo económico, para ser incorporadas al mercado laboral en épocas
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de expansión económica crecimiento y expulsadas del mismo en las fases


recesivas.

Así se explica que el empleo femenino tuviera un comportamiento pro-cícli-


co más acentuado que el de los hombres, y que en momentos de crisis la des-
trucción de empleo fuera mayor entre las mujeres. Sin embargo, en la crisis
actual (quizás por su propia naturaleza y origen) no hay indicios de que se
haya producido dicho “efecto de expulsión” del mercado laboral y desplaza-
miento de la mujer hacia el ámbito doméstico.

También suele ser lugar común presentar a la mujer como más proclive a
aceptar puestos de trabajo más precarios e incluso a tiempo parcial, con la
finalidad de obtener un “segundo salario” para complementar los ingresos
familiares o para compensar la pérdida de la principal fuente de ingresos.

Pero la mayor resistencia que está mostrando el empleo femenino no viene


amparada, al menos en esta ocasión, por el crecimiento del empleo a tiempo
parcial entre las mujeres. En términos de empleo neto, hoy la cifra de ocupa-
ción a tiempo parcial es similar a la que existía antes de comenzar la crisis.
En efecto, podemos considerar el empleo a tiempo parcial como una fórmu-
la de subempleo donde se refugia más de un 14% de la ocupación total. Sin
embargo, antes de la crisis un 83,2% de los puestos de trabajo a tiempo par-
cial era ocupados por mujeres, y hoy este porcentaje se ha reducido al 81,3%.
Por tanto, podemos concluir que la mujer ha entrado a participar en el mer-
cado laboral para quedarse; aunque todavía su participación se da en unas
condiciones de desigualdad y discriminación que es preciso denunciar y
combatir.

Evolución de la población ocupada – Tasas de variación trimestral

1.4. La juventud constituye el auténtico “ejército de reser-


va” de mano de obra: la crisis ha destruido el 27% del
empleo juvenil

Si observamos cómo ha evolucionado la población ocupada, y comparamos


las tasas de variación trimestral registradas entre hombres y mujeres volve-
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mos a confirmar la conclusión anterior: esta crisis no ha provocado la expulsión de la


mujer del mercado laboral.

La serie que recoge cómo ha sido la evolución trimestral de la ocupación femenina


describe un perfil casi idéntico al de la ocupación masculina (ver gráfico); aunque en
algunos trimestres la tasa de variación del empleo masculino registra valores inferio-
res. Esto refleja que en algunos períodos la destrucción de empleo masculino ha sido
más intensa, concretamente en el segundo semestre de los años 2008 y 2009.

Por el contrario, si nos detenemos a analizar la evolución del empleo juvenil compro-
bamos que las variaciones son mucho más bruscas.

El peculiar perfil de “dientes de sierra” que describe la variación trimestral del


empleo entre la población más joven nos permite sacar varias conclusiones:

− Desde el inicio de la crisis el número de jóvenes ocupados ha descendido un


27%. Este dato por si sólo revela los brutales efectos de la crisis sobre la juventud.

− La juventud está sometida a las relaciones contractuales más frágiles y precarias,


por eso cuando se destruye empleo es utilizado como colectivo “desechable”.

− Coincidiendo con las épocas estivales (julio, agosto y septiembre) aumenta la


contratación de jóvenes. Se trata de una práctica habitual para hacer frente a nece-
sidades coyunturales de empleo en sectores que requieren escasa cualificación.

Las prácticas contractuales de la patronal son lo que convierten a la juventud en un


colectivo especialmente vulnerable y obligado a funcionar como reserva flexible de
mano de obra que se ajusta a los cambios de ciclo, las necesidades coyunturales del

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mercado y los antojos empresariales.
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2. La discriminación laboral contra las mujeres sitúa


la brecha salarial de género entre el 30% y el 39%

Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial del año 2008 (pero publicada
el pasado mes de junio) el salario bruto medio anual de los hombres en
Nafarroa alcanzó los 26.635 euros; mientras que la remuneración media de las
mujeres fue de 19.212 euros. Esta diferencia sitúa la brecha salarial entre
hombres y mujeres en el 39%.

En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa la diferencia salarial entre hombres y mujeres,


aún siendo considerable, es bastante menor que en Nafarroa. Según la infor-
mación proporcionada por el INE en los territorios mencionados el salario
medio anual de los hombres fue de 28.264 euros, un 30% más elevado que el
de las mujeres cuyo salario bruto alcanzó una media de 21.766 euros.

Sin duda el rasgo que mejor describe la situación de la mujer en el mercado


de trabajo es la discriminación laboral a la que está sometida por los prejui-
cios instalados en la cultura empresarial.

Estas desigualdades laborales también pueden apreciarse en los obstáculos


que las mujeres deben enfrentar para acceder a un empleo remunerado, difi-
cultades que se manifiestan en una tasa de paro más alta que la de los hom-
bres y una menor presencia en el mercado laboral.

En lo que respecta a las condiciones laborales también se aprecia una mayor


incidencia de la temporalidad y de la contratación a tiempo parcial entre las
mujeres. El empresariado continúa asignando a la mujer un papel subsidiario
en el mercado laboral, y prueba de ello es la aplicación de fórmulas de con-
tratación más precarias para la gestión flexible de la mano de obra femenina.
Así, en 2008 (que es el año de referencia de la encuesta) la tasa de tempora-
lidad entre las mujeres alcanzaba el 32,2% y entre los hombres el 22,5%. La
contratación a tiempo parcial es otro recurso de la patronal para disponer de
mayor flexibilidad laboral, aunque menos utilizado que la temporalidad; de
hecho sólo el 13,5% de las personas ocupadas en 2008 tenían un contrato a
tiempo parcial pero prácticamente el 84% eran mujeres.

Es evidente que el tipo de jornada es una de las variables más determinan-


tes del nivel salarial; por eso las diferencias salariales entre hombres y muje-
res disminuyen si en lugar de tomar el salario medio anual, analizamos el
salario por una hora normal de trabajo. Teniendo en cuenta esta variable la
brecha salarial se mueve entre el 27% en Nafarroa y el 22% en Araba, Bizkaia
y Gipuzkoa.

Además, comprobamos que la disparidad de salarios por razón de género es


mayor entre los hombres y las mujeres que mantienen una relación contrac-
tual indefinida que entre quienes tienen un contrato temporal.

Cuando el contrato es indefinido la remuneración que reciben los hombres


por una hora de trabajo es de media un 31% mayor que la de las mujeres en
el caso de Nafarroa, y en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa es un 27% mayor.

Mientras que al realizar la comparación entre las ganancias de trabajadores y


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trabajadoras con contrato temporal de duración determinada constatamos que los


navarros de promedio cobran por hora de trabajo alrededor de un 10% más que las
navarras; y en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa los hombres cobran un 2% más por hora de
trabajo que las mujeres.

En todo caso, es importante subrayar que el tipo de contrato es un factor que influye
considerablemente en el salario. Por término medio el salario anual de una persona
con contrato temporal es aproximadamente un 30% menor que el de una persona con-
tratada indefinidamente; pero si tomamos la ganancia por hora de trabajo esta des-
igualdad salarial disminuye hasta el 20%.

Aunque probablemente hay otras circunstancias ligadas a la modalidad contractual


que también contribuyen a aumentar las diferencias en los salarios. Por ejemplo, la
contratación temporal está vinculada a las categorías inferiores y menos cualificadas;
mientras que los contratos indefinidos permiten carreras profesionales más largas y
por lo tanto mayor antigüedad y más posibilidades de promoción interna.

Por otro lado, es preciso denunciar que la segregación laboral, tanto horizontal como
vertical, que sufren las mujeres es la causa de la fuerte presencia femenina en aque-
llos sectores que generan menor valor añadido y en las categorías más bajas del esca-
lafón profesional. Esto explica también gran parte de la brecha salarial de género.

Pero tampoco podemos olvidar que los estereotipos de género no son exclusivos del
mundo laboral. La sociedad en general y el ámbito privado en particular continúan
reproduciendo los roles que el modelo de familia patriarcal ha asignado tradicional-
mente a la mujer, de manera que las tareas de carácter reproductivo y no remunera-
das siguen recayendo especialmente sobre las mujeres.

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La falta de una mayor corresponsabilidad de los hombres en las labores domésticas y
en el cuidado de la familia ha convertido la conciliación de la vida laboral, familiar y
personal en una preocupación que prácticamente sólo afecta a las mujeres, puesto
que son quienes sufren en mayor medida las dificultades de compatibilizar el trabajo
productivo y reproductivo y sus duras consecuencias, tanto para acceder a un empleo
como en las propias condiciones laborales.

En resumen, la persistencia de estas grandes diferencias entre los salarios de los hom-
bres y las mujeres demuestra que el incremento de la participación de la mujer en el
mercado laboral no ha venido acompañado de una mejoría en la igualdad de oportu-
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nidades para mujeres y hombres.

Por esa razón, es necesario colocar la lucha contra las desigualdades y las discrimi-
naciones laborales entre las prioridades de la acción sindical, y al mismo tiempo
denunciar estas prácticas empresariales y reclamar de los poderes públicos una
actuación efectiva contra las mismas.

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