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-Patty
Traductoras
Alma16s VivianaG2509 Irupé Lucia BJ
Beth Rhys´ Darling Majo L Lixeto
Evares Vania Schweitzer Patty
CORRECCIÓN
Lucia BJ Evares Patty
LECTURA FINAL
Patty
DISEÑO
Evares
Sinopsis
Cuando Evelyn Dasher se cruzó con Luc, fue lanzada de
cabeza a su mundo, solo para descubrir que ya estaba mucho más
involucrada en él de lo que nunca había sospechado.
—S
olo ponlo en tu boca ya.
Parpadeando rápidamente, levanté mi
mirada del humeante tazón de sopa de
tomate a donde estaba mi mamá.
Esas eran unas palabras que nunca quiero escuchar salir de su boca
otra vez.
Su cabello rubio se encontraba en una corta y ordenada cola de
caballo, y su blusa blanca estaba impresionantemente libre de
arrugas. Ella no me estaba mirando a mí, estaba mirando al otro lado
de la isla.
—Bueno —dijo la voz profunda a mi lado—. Ahora me siento
súper incómodo.
La mujer que creía que era mi madre biológica hasta hace unos días
parecía muy tranquila a pesar del hecho de que el comedor aún
estaba en ruinas debido al épico combate a muerte que había tenido
lugar hace menos de veinticuatro horas. Esta mujer no soportaba
ningún tipo de desorden. Sin embargo, las tensas comisuras de sus
labios me dijeron que estaba a unos segundos de convertirse en la
Coronel Sylvia Dasher, y que no tenía nada que ver con la mesa del
comedor rota o la ventana destrozada en el piso de arriba.
—Tú querías una sopa de tomate y queso a la parrilla —dijo,
señalando cada alimento como si fuera una enfermedad recién
descubierta—. Yo Los hice para ti, y tú todo lo que has hecho es
sentarte y mirarlos.
Eso era verdad
—Estaba pensando —Dio una pausa elaborada—. Hacer que me
hicieras queso a la parrilla y sopa de tomate fue demasiado fácil.
Ella sonrió con demasiada fuerza, pero no llegó a sus ojos.
Ojos que eran marrones solo porque usaba contactos especialmente
diseñados que bloqueaban los drones deCRA1. Sus ojos reales eran de
un azul vibrante. Solo los había visto una vez. —¿Te preocupa que la
sopa esté envenenada?
Mis ojos se ensancharon cuando bajé el pan con mantequilla
perfectamentetostado y el queso derretido a mi plato.
—Ahora que lo mencionas, me preocupa que haya arsénico o
quizás algo de suero de Daedalus2 sobrante al azar en él. Quiero decir,
siento que nunca puedes estar tan cien por ciento seguro.
Lentamente, miré al chico sentado a mi lado en un taburete.Chicono
era exactamente la palabra correcta para describirlo. Tampoco era
humano. Era un Origen, algo más que los Luxen y humanos.
Luc.
Tres letras, sin apellido, y pronunciadas como Luke, eraun completo
enigma para mí, y él era… Bueno, él era especial y lo sabía.
—Tu comida no está envenenada. —le dije, inhalando
profundamente mientras trataba de inculcar algo de sentido común
en esta conversación que se dañaba rápidamente. La vela cerca de mí,
una que me recordaba a las especias de la calabaza, casi me
abrumaba con su aroma único, algo que me recordaba a los árboles
de pino y el aire fresco.
—No sé nada sobre eso, Peaches3. —Los labios llenos de Luc se
curvaron en una media sonrisa. Estos eran labios con los que yo me
había familiarizado muy recientemente. Labios que me distraían tanto
como el resto de él—. Creo que Sylvia aquí no amaría nada más que
deshacerse de mí.
—¿Eso es tan obvio? —respondió ella, su sonrisa delgada y falsa se
estrechó aún más—. Siempre pensé que tenía una cara de póquer
bastante buena.
—Dudo que alguna vez pudieras ocultar con éxito tu odio
desenfrenado por mí. —Luc se recostó, cruzando los brazos sobre su
amplio pecho—.Quiero decir, la primera vez que vine aquí, hace
muchos años, me terminaste apuntando con una pistola, y la última
1
Control de Retina Alienígena. En el Original es: RAC (Retinal Alien Check).
2
Daedalus (Dédalo) son una división de investigación dentro del DOD (Departamento de
Defensa) Los cuales llevan años haciendo experimentos con humanos, Luxen, híbridos...
Entre otros. Aparecen por primera vez y más ampliamente en el 2do libro de la serie Lux.
3
Melocotón. Hemos conservado el original porque, al igual que Peanut (personaje de Storm
and Fury), al pronunciarlo queda mucho mejor. Aunque en algunas ocasiones usaremos su
traducción al español, ya que Luc suele usar mucho ese apodo en una oración.
vez que vine aquí, me amenazaste con una escopeta. Entonces, creo
que lo has dejado bastante claro.
—Siempre podríamos ir por una tercera vez —espetó ella, con los
dedos extendiéndose sobre el granito fresco—. La tercera vez es la
vencida, ¿cierto?
Luc bajó la barbilla y esas gruesas pestañas bajaron, protegiendo
asombrosamente los ojos en tonos de joya Amatista. El color no era lo
único que revelaba el hecho de que se encontraba allí algo más que el
ADN del Homo-sapiens. La línea negra borrosa que rodeaba su iris era
también una muy buena indicación de que solo había un poco de
humano en él. —No habrá una tercera vez, Sylvia.
Oh querido.
Las cosas eran… Bueno, muy torpes entre ella y Luc.
Tenían una historia desordenada que tenía todo que ver con lo que yo
solía ser, pero pensaba que todo el asunto de la sopa de tomate y
queso a la parrilla era como una bandera blanca, una… extraña
ofrenda de tregua, pero una ofrenda. Sin embargo. Obviamente, me
había equivocado. Desde el momento en que Luc y yo habíamos
entrado en la cocina, las cosas habían ido cuesta abajo entre ellos
dos.
—Yo no estaría muy segura de eso —comentó, recogiendo un
paño de cocina—. Sabes lo que dicen sobre los hombres arrogantes.
—No, no lo hago. —Luc dejó caer el codo a la isla y apoyó la
barbilla en el puño—. Pero por favor, ilumíname.
—Un hombre arrogante todavía se sentirá inmortal. —Ella levantó
la mirada y se encontró con la de él—. Incluso en su lecho de muerte.
—Está bien. —salté cuando vi la cabeza de Luc inclinada hacia
un lado—. ¿Pueden ustedes dos dejar de intentar superarse
mutuamente para que podamos comer nuestros sándwiches y sopa
como seres humanos normales? Eso sería genial.
—Pero no somos seres humanos normales. —Luc me lanzó una
larga mirada de reojo—. Y yo no puedo ser superado, Peaches.
Rodé los ojos. —Sabes a lo que me refiero.
—Él tiene razón, sin embargo. —Ella frotó en un lugar en la isla
que solo ella podía ver—. Nada de esto es normal. Nunca lo va a ser.
Fruncí el ceño, tenía que admitir que ella tenía razón. Nada era lo
mismo desde el momento en que Luc entró, de hecho, volvió a entrar
en mi vida. Todo había cambiado. Mi vida entera había implosionado
en el momento en que me di cuenta de que la mayoría de las cosas
sobre mí eran una mentira total.
—Pero necesito algo de normalidad en este momento. Como,
realmente necesito que algo sea normal en este momento.
La mandíbula de Luc se cerró con fuerza cuando volvió a mirar su
emparedado, con los hombros extrañamente tensos.
—Hay una sola forma en la que volverás a la normalidad en tu
vida, cariño —dijo ella, y me estremecí ante el apodo dulce
Era algo que siempre me llamaba. Cariño. Pero ahora, sabiendo que
había estado en mi vida durante los últimos cuatro años, la palabra
simple y dulce parecía equivocada. Irreal, incluso.
—¿Quieres algo normal? Quita a este de tu vida.
Dejé caer mi sándwich, sorprendida de que ella dijera eso, no solo
frente a Luc sino que ella lo dijera en absoluto.
La cabeza de Luc se levantó. —Ya me la quitaste una vez. Eso no
va a pasar de nuevo.
—No te la quité —respondió ella—. La salvé.
—¿Y para qué, Coronel Dasher? —La sonrisa de Luc era de gran
nitidez—. ¿Para darte a la hija que ya perdiste? ¿Para tener algo que
sabías podrías usar contra a mí?
Mi corazón se apretó dolorosamente en mi pecho.
—Luc…
El paño de cocina se arrugó bajo los dedos de mamá cuando su mano
se apretó en un puño. —Tú crees que lo sabes todo...
—Sé lo suficiente. —Su voz era demasiado suave, demasiado
uniforme—. Y es mejor que no olvides eso.
Un músculo vibraba a lo largo de su sien, y me pregunté brevemente
sípodrían irse a los golpes. —No la conoces. Conociste a Nadia. Esta
es Evie.
El aire que inhalé se atascó en mi garganta. Ella teníarazón, pero ella
también estaba equivocada. Yo no era Nadia. Yo tampoco era Evie. No
tenía idea de quién era realmente.
—No son la misma—continuó—. Y si realmente te preocupas por
ella, por Evie, saldrías de su vida y la dejarías ir.
Me sobresalté. —Eso no…
—¿Crees que la conoces mejor que yo? —La risa de Luc pudo haber
congelado las tierras verdes de Alaska—. Si crees que es tu hija
muerta, entonces estás viviendo en un mundo de fantasía. Y si crees
que el que yo salga de aquí es lo mejor, entonces tú no sabes nada.
Mi mirada se lanzó entre ellos. —Sólo para su información, estoy
sentada aquí. Totalmente presente para este argumento que es obvio,
se trata de mí.
Ambos me ignoraron.
—Y para dejar realmente, dolorosamente claro —continuó Luc—.
Si crees que me iré de nuevo, entonces obviamente te has olvidado de
quién soy.
¿Ella estaba empezando a quemar el paño de cocina?
—No he olvidado lo que eres.
—¿Y eso es? —desafió Luc.
—Nada más que un asesino.
Santo cielo.
Luc sonrió. —Entonces tú y yo deberíamos llevarnos muy bien.
¡Oh Dios mío!
—Es mejor que tú recuerdes que solo eres parte de su vida ahora
porque lo estoy permitiendo —replicó ella.
Luc mantuvo los brazos cruzados. —Sinceramente me encantaría
verte tratar de alejarme de ella ahora.
—No me provoques, Luc.
—En caso de que no te hayas dado cuenta, te he estado
provocando.
La energía blanca azulada osciló sobre los nudillos de mamá. Todas
las violentas y crudas emociones se arremolinaban dentro de mí como
un ciclón, azotando cada parte de mi ser. Esto era demasiado,
demasiado.
—¡Paren! ¡Ustedes dos! —Me levanté de un salto, y el taburete de la
barra se volcó, cayéndoseal suelo y sobresaltándola tanto a ella como
a Luc—. ¿Realmente creen que algo de esto me está ayudando ahora?
¿En absoluto?
Luc se giró en el taburete, con sus extraños ojos ligeramente abiertos,
mientras que mamá se apartó de la isla y dejó caer el paño de cocina.
—¿Han olvidado que casi morí anoche porque un origen psicótico y
ligeramente suicida tenía un venganza del tamaño de un T-Rex
contigo? —señalé a Luc, y su mandíbula se endureció en respuesta—.
¿Y has olvidado que has pasado los últimos cuatro años pretendiendo
ser mi madre? ¿Qué es científicamente imposible porque eres una
Luxen, algo más en lo que me has mentido?
La cara de mamá palideció. —Sigo siendo tu madre...
—¡Me nombraste como a una niña muerta!—grité, levantando mis
manos—. Ni siquiera me adoptaste. ¿Cómo es eso incluso legal?
—Esa es una muy buena pregunta. —sonrió Luc.
—¡Cállate! —Me balanceé sobre él, mi corazón se aceleró y mis sienes
empezaron a palpitar—. Tú también no has hecho nada más que
mentirme. ¡Incluso hiciste que tu amiga se hiciera mejor amiga de mí!
—Bueno, no la hice exactamente ser tu mejor amiga —respondió
él, lentamente desplegando sus brazos—. Eso solo simplemente
sucedió, me gusta pensar eso.
—No traigas la lógica en esto—le dije, apretando mis manos en
puños cuando las líneas de su boca se suavizaron—. Ustedes dos me
están volviendo loca, y casi no me queda nada de cordura. ¿Debo
recordarles lo que sucedió en las últimas cuarenta y ocho horas?
Aprendí que todo lo que sabía sobre mí era una mentira y que
estoyllena de ADN alienígena, cortesía de un suero que apenas puedo
pronunciar, y mucho menos hacer. Y si eso no es lo suficientemente
desordenado, encontré a un compañero super-duper muerto. Los ojos
de Andy se salían de su cara, y luego, literalmente, me arrastraron por
el bosque y tuve que escuchar la extraña manifestación de un Origen
que tenía problemas de abandono.
Ambos me miraron fijamente.
Retrocedí, respirando pesadamente. —Todo lo que quería hacer era
comer un maldito sándwich de queso a la parrilla, comer algo de sopa,
y ser normal durante cinco segundos, pero los dos lo han arruinado
y... —Sin previo aviso, una ola de mareos me invadió, haciendo que mí
pecho de repente se sintiera hueco—. Whoa
La cara de mamá se puso borrosa cuando mis rodillas se debilitaron.
—Evie...
Luc se movió tan rápido que no podría haberlo seguido aunque no
estuviera viendo extrañamente doble en este momento. En lo que
pareció medio segundo, tenía un brazo fuerte y firme alrededor de mi
cintura. —Evie —dijo, ahuecando mi mejilla y levantando mi cabeza.
Ni siquiera me había dado cuenta de que la había bajado—. ¿Estás
bien?
Mi corazón latía demasiado rápido, y mi cabeza se sentía como si
estuviera pesada con algodón. La presión se asentó en mi pecho
mientras mis piernas temblaban.
Estaba viva y de pie, así que eso significaba que estaba bien. Tenía
que estarlo.
Simplemente no podía pronunciar palabras en este momento.
—¿Qué pasa? —La preocupación entrelazó cada sílaba de la voz de
mamá mientras se acercaba.
—Mareada —jadeé, cerrando los ojos con fuerza. No habíacomido
nada desde el día anterior, y solo pude conseguirun bocado de comida
antes de que empezaran a discutir,por lo que sentirme mareada no
era tan sorprendente.
Además, la última semana…. o el mes había sido demasiado.
—Solo respira. —El pulgar de Luc se arrastró sobre mi
mandíbula, haciendo movimientos largos y relajantes—.Tómate unos
momentos y solo respira. —Hubo una pausa—. Ella está bien. Es solo
que ella… Ella fue herida bastante mal la noche anterior. Va a tomar
un poco para que esté al cien por ciento.
Pensé que eso era extraño, porque esta mañana sentía que podría
haber corrido una maratón, y normalmente no tenía ganas de correr a
menos que una horda de zombies me persiguiera.
Pero lentamente, el peso se levantó de mi cabeza y el pecho, y el
mareo se desvaneció. Abrí mis ojos, y el siguiente aliento que tomé se
atascó en mi garganta. No me di cuenta de que él estaba tan cerca, y
estaba encorvado, así que estábamos al nivel de los ojos, su cara a
solo unos centímetros de la mía.
Una mezcla de emociones completamente desconcertante despertó
profundamente dentro de mí, luchando por llegar a la superficie, para
que les prestara atención, para que esto tuvieran sentido.
Su mirada brillante se encontró con la mía cuando un mechón de
cabello ondulado de bronce cayó hacia adelante, protegiendo uno de
esos asombrosos y anormales ojos púrpuras. Tomé cuenta de las
características que fueron creadas de una manerainhumanamente
perfecta, aquellas que los simples mortales realmente no podríamos
lograr sin una mano quirúrgica experta.
Luc era hermoso; tan parecido a una pantera, y eso era a lo que a
menudo me recordaba. Un depredador elegante y cautivador que
distraía con su belleza para atraer a su presa.
Había un atrevido giro en las comisuras de sus labios llenos,
inclinándolos hacia arriba. Estábamos a principios de octubre, la luz
del sol entraba por la ventana de la cocina, cayendo en los pómulos
afilados, resaltándolos y creando sombras seductoras debajo de ellos.
Yo estaba mirando sus labios de nuevo.
Cuando lo miré, quise tocarlo, y mientras más lo miraba tenía
más ganas de hacerlo, esa sonrisa burlona salía de nuevo.
Mis ojos se estrecharon.
Solo unos pocos Orígenes podían leer los pensamientos tan fácilmente
como lo era para mí leer un libro. Luc era, por supuesto, uno de ellos.
Él había prometido permanecer fuera de mi cabeza, y creo que lo
hacía la mayor parte del tiempo, pero siempre parecía estar
mirándome furtivamente cuando yo estaba pensando en la cosa más
vergonzosa posible.
Como ahora mismo.
Su media sonrisa se convirtió en una sonrisa completa, yun aleteo
paso por mi pecho. Esa sonrisa suya era tanpeligrosa como la Fuente.
—Creo que ya se está sintiendo mejor.
Me aparté de él, rompiendo el abrazo mientras el calor se deslizaba
por mis mejillas. No pude mirar a Sylvia. Mamá. Lo que sea. Yo
tampoco quería mirarla.
—Estoy bien.
—Creo que deberías comer algo—dijo ella—. Puedo calentar la
sopa...
—Realmente no quiero comer nada—interrumpí, mi apetito
inexistente en este momento—. Simplemente no quiero que ustedes
dos peleen.
Mamá miró hacia otro lado, su pequeña barbilla sobresalía mientras
cruzaba los brazos sobre su pecho.
—Yo tampoco quiero eso —dijo Luc, su voz era tan baja que no
estaba segura de que mamá lo escuchara.
Mi pecho se apretó cuando me encontré con su mirada. —¿De verdad?
Parecía que estabas más que dispuesto a pelear.
—Tienes razón —dijo, sorprendiéndome—. Estaba siendo
antagónico. No debería haberlo sido.
Por un momento, todo lo que pude hacer fue mirarlo, y luego asentí.
—Hay algo que necesito decir, y ambos necesitan escucharlo. —Mis
manos se curvaron en puños sueltos—. Ella no puede alejarme de ti.
Sus ojos se profundizaron en un tono violeta, y cuando habló, su voz
fue más áspera. —Es bueno escucharlo.
—Solo porque no puedo ser retenida ni obligada a hacer nada que
no quiera hacer —agregué—. Eso va para ti también.
—Nunca imaginaría eso. —Estaba más cerca, moviéndose hacia
mí tan silenciosamente como un fantasma.
Dejando salir una respiración superficial, me enfrenté a mamá. Su
rostro estaba pálido, pero más allá de eso, no podía leer nada en su
expresión. —Y sé que no quieres tratar de separarnos a Luc y a mí, no
ahora y no después de todo. Estaban locos Ustedes tienen una
historia desordenada. Entiendo eso, y sé que ustedes dos nunca se
gustarán, pero realmente los necesito para que finjan que lo hacen.
Aunque sea un poco.
—Lo siento —dijo mamá, aclarando su garganta—. Élpodría
haber estado dispuesto a discutir conmigo, peroesto fue por mí. Lo
invité a almorzar, y luego fuiinnecesariamente grosera. Él obviamente
tiene susrazones para no confiar en mí o aceptar cualquiera demis
acciones de buena fe. Si fuera al contrario, sentiríalo mismo que él. —
Ella respiró hondo—. Lo siento, Luc.
El shock me salpicó cuando mis ojos se agrandaron, y noera la única
que la miraba como si no entendiera laspalabras que salían de su
boca.
—Sé que tú y yo nunca nos vamos a gustar —continuómamá—.
Pero tenemos que tratar de llevarnos bien. PorEvie.
Luc estaba tan quieto como una estatua en uno de lospocos museos
que habían sobrevivido a la invasión alienígena. Luego asintió. —Por
ella.
—T ócalo.
—No —le dije, centrándome en el libro de texto
abierto mientras estaba recostada de lado. Había
estado en el apartamento de Luc durante
aproximadamente una hora, y necesitaba estudiar porque tenía la
sensación de que iba a tener un cuestionario de historia, pero dentro
de esa hora que he estado acá, probablemente me las arreglé para leer
un párrafo.
Sí, sobre eso…
No solo Luc era una gran distracción, sino que seguía pensando en
Ryan. No lo conocía en absoluto, pero todavía se quedó en mis
pensamientos. ¿Morir de gripe a tan temprana edad? Eso era…
aterrador, aterrador y triste, y casi podía escuchar la voz de mi madre
en la parte de atrás de mi cabeza, dando conferencias sobre la
importancia de las vacunas contra la gripe.
La escuela ya había sufrido demasiadas pérdidas.
—Vamos, Evie, tócalo—me dijo Luc, y luché por la forma en que mis
labios se torcían en respuesta a su profunda voz mientras trazaba
círculos ociosos a lo largo de la suave manta.
—No, gracias.
—Soy mucho más interesante que lo que sea que estés leyendo.
Esa afirmación fue muy molesta. Leía sobre el discurso de Gettysburg,
algo que era obvio se leía en cada año en la escuela.
—Tócalo —insistió—. Solo un poco. Sabes que quieres, Peaches.
Perdí la batalla para ignorarlo y mi mirada pasó del libro de texto al
largo y delgado cuerpo estirado a mi lado. Él sonrió, y un aleteo se
colocó en mi pecho. Esa sonrisa suya era tan peligrosa como la
Fuente.
—Tócalo. —dejó caer su cabeza hacia un lado.
No debería tocar ninguna parte de Luc, porque las cosas con él tenían
una tendencia a girar espectacularmente fuera de control de la mejor
y la peor manera posible.
—Melocotón —murmuró.
—Qué es lo que tú… —Me detuve al ver lo que él quería que tocara.
La punta de un dedo brillaba en un blanco brillante como una mini
bombilla. Respiré hondo, decidiendo entre querer alejarme y
acercarme un poco más. —¿Eres ET4?
Luc se rio entre dientes. —Soy mucho más caliente que ET.
—Eso no es decir mucho, te das cuenta de eso, ¿verdad? ET escomo
esta cosa abultada de Play-Doh—dije, mirando su dedo. Loque vi no
fue luz. Era la Fuente, un poder no de esta Tierra sino traído aquí por
los extraterrestres. Solo los Luxen, los híbridos y los Orígenes podrían
aprovechar la energía en diversos grados. Algunos podrían curarse
con él. Algunos podrían mover objetos.Todos podrían matar con eso.
Y Luc era hábilmente experto en todos los usos de la Fuente.
—¿Por qué quieres que lo toque? —le pregunté.
—Es una sorpresa, Peaches —dijo—. Sé que me extrañaste mientras
estabas en la escuela.
—No te extrañé mientras estaba en la escuela.
—No deberías decir mentiras, Melocotón.
Le lancé una mirada, pero la verdad era que él apareció de forma
aleatoria en mis pensamientos a lo largo del día, y siempre fue seguido
por un movimiento de inmersión en mi estómago. No tenía idea de lo
que eso significaba, si era algo bueno o malo, pero era extraño. Pasé
una buena cantidad de tiempo con él, así que, ¿cómo podría
extrañarlo ya? Solía pasar los fines de semana completos sin ver a mi
ex, Brandon, y realmente no lo extrañaba. En realidad, si estaba
siendo honesta, no lo había extrañado en absoluto.
—Está bien —le dije después de un momento—. Te extrañe.
—Mucho.
—Un poco —corregí, luchando con una sonrisa mientras miraba el
brillo blanco alrededor de su dedo y luego levanté mi mirada hacia
esos ojos impresionantes—. ¿Por qué quieres que lo toque?
Estuvo callado por un momento, y la burla se alivió de sus rasgos.
4
Si aún no han visto E.T. (El Extraterrestre). Hay una escena de la película en la que él tiene
la punta de su dedo iluminada.
—Porque esto es algo que solías amar hacer.
Mi corazón se alojó en mi garganta. Quería decir que era algo que a
Nadia le encantaba hacer.
Cuando supe por primera vez quién era yo, escuchar ese nombre,
Nadia, me hizo sentir mal del estómago, pero ahora tenía sed de
saber, de saber qué le gustaba y qué no le gustaba, cuáles eran sus
sueños, qué deseaba ser cuando fuera mayor Si ella era como yo, si
tendría miedo de casi todo, o si era valiente. Quería saber qué había
sido de ella que había capturado el corazón de alguien como Luc.
Tomando una respiración corta, levanté mi mano, confiando en que
Luc no dejaría que la Fuente me hiciera daño. El cálido resplandor era
agradable, como tomar el sol, y enviaba una descarga de electricidad
bailando por mi brazo. En el momento en que presioné mi dedo contra
el suyo, la habitación explotó con luz. Jadeé, comenzando a
retroceder.
—Mira —urgió él suavemente—. Mira a nuestro alrededor.
Con los ojos bien abiertos, aparté mi mirada de donde nuestros dedos
habían desaparecido bajo el brillo, y cuando vi su habitación, no podía
creer lo que estaba viendo.
El apartamento de Luc era un gran espacio abierto, con la excepción
de un baño y un armario. Desde donde estábamos en la cama, podía
ver directamente a la sala de estar y a la cocina que parecía rara vez
utilizada.
Pero cada centímetro cuadrado; el gran sofá y el televisor seccional,
las mesas laterales, e incluso la guitarra que se ve en las ventanas del
piso al techo, parecían estar cubierto de luces navideñas blancas
brillantes, flotantes y cálidas.
—¿Qué es esto?
Vi como una de las luces deslumbrantes pasaba por mi cara. Era tan
pequeño, del tamaño de una punta de aguja.
—Son las moléculas en el aire que se iluminaron. —Su respiración se
deslizó sobre mi mejilla—. La Fuente puede unirse e interactuar con
esas moléculas y los átomos que crean las moléculas. Normalmente,
no podrías verlos porque son muy pequeños, pero la fuente los
magnifica, y cuando ves uno, en realidad estás viendo a miles de ellos.
Por todas partes que miraba, veía las pequeñas bolas de luz
danzantes. —¿Es así como puedes usar la Fuente para mover cosas?
—Sí.
—Es hermoso. —Asombrada, contemplé la impresionante vista que
tenía ante mí. Quería acercarme y tocar una de las luces
deslumbrantes, pero no quería molestarlas—. Creo que es la cosa más
hermosa que he visto en mi vida.
—No es la cosa más hermosa que yo he visto. —Su voz era diferente
ahora, más profunda y más gruesa. Como si no tuviera control sobre
mí misma, giré mi cabeza hacia él.
La mirada de Luc enganchó la mía, y una sensación de escalofrío se
extendió por mi piel. Cada centímetro de mi cuerpo se dio cuenta de
él.
Mi corazón se aceleró. —¿Solía… hacer esto contigo?
No asintió ni se movió, pero de alguna manera, parecía más cerca.
Inhalé el aroma único de pino y especias de él. —Solías hacerme hacer
esto al menos una vez al día.
—¿Una vez todos los días? Eso parece excesivo.
—Fue solo al principio —admitió, y no había ningún error en el cariño
que se había deslizado en su tono—. Cuando eras muy pequeña, muy
joven, me molestaba porque me seguíasdurante horas hasta que te
hicieraver las luciérnagas.
—¿Luciérnagas?
—Sí. —Gruesas pestañas bajaron, protegiendo sus ojos—. Eso es lo
que llamaste a las luces. Luciérnagas.
—Parecen lucir como luciérnagas en un frasco. —Con esos ojos
intensos no enfocados en los míos, fue más fácil concentrarse en lo
que él estaba compartiendo conmigo—. ¿Te enojabas conmigo cuando
te pedía que hicieras esto?
—Siempre estuve molesto contigo cuando éramos más jóvenes. —Él se
rió entre dientes mientras presionaba la palma de su mano contra la
mía. El contacto envió otra onda de electricidad a través de mí,
causando hormigueos en las puntas de mis dedos—. Cuando no hacía
esto por ti, ibas a donde Paris y luego me culparía por tener que
hacerlo a pesar de que podría haberlo hecho yo mismo.
—Ojalá me acordara de Paris. —Sobre todo porque Luc habla de él
como si fuera como un hermano o padre mayor para él y para mí.
—Puedo ayudarte a recordar. —Su pulgar se deslizó por el costado de
mi mano—. Porque muchos de mis recuerdos eran tuyos.
Tú eres todos mis buenos recuerdos.
La presión se apretó en mi pecho, amenazando con cerrar mi garganta
con emoción. Eso es lo que Luc me había dicho cuando le pregunté si
había sido parte de sus buenos recuerdos, y le creí.
Simplemente no podía reencontrar esos recuerdos.
A veces no podía conciliar los dos mundos muy diferentes y vidas
diferentes. La Nadia que Luc afirmó era audaz y valiente, amable y
fuerte. La Evie que pensó en Sylvia como su madre y no tenía idea de
lo que estaba haciendo la mitad del tiempo. El monstruo conocido
como Jason Dasher y el héroe que honraron en todos los Estados que
nunca habían sido mi padre. Tenía recuerdos del hombre, lloré su
muerte, y en realidad nunca lo conocí.
¿Qué tan mal es eso?
Peor aún, a veces ni siquiera me sentía real.
Al igual que, ¿realmente me encantaba tomar fotografías, o fue solo
porque era algo que a Nadia le gustaba? Y si ese fuera el caso,
¿importaba porque, al final del día, era Nadia? No sabía qué quería
hacer con mi vida porque no tenía idea de quién era realmente.
¿Podría confiar en algo que quisiera cuando no sabía si eran mis
deseos, los de la verdadera Evie o los de Nadia?
¿Llamó Luc a Nadia Peaches también?
—Vuelve a mí —susurró Luc contra mi mejilla, y yo aspiré
bruscamente.
Parpadeando, me centré en las características que eran dolorosamente
familiares y no desgarradoras. —Estoy aquí.
—Fuiste a otro lugar. —Levantando su otra mano, atrapó un mechón
suelto de mi cabello pálido y lo metió detrás de mí oreja. Su mano se
demoró, deslizándose hasta la nuca de mi cuello—. ¿Ves estas luces?
Mi frente se frunció en confusión. —Sí.
—¿Sientes mi mano contra la tuya?
—Lo hago.
—¿Y sientes esto? —Deslizó su mano alrededor de mi cuello,
presionando suavemente su pulgar hacia donde mi pulso comenzó a
latir con fuerza mientras sus ojos buscaban los míos.
—Siento eso. —Tendría que estar muerta para no sentirlo.
—Eres real, Evie. No importa quién eras antes o quién pensabas que
eras. Eres real, y te veo.
El aire quedó atrapado en mi garganta y mis pulmones se sintieron
como si pudieran explotar. —Y nunca, ni una vez, llamé a Nadia
Peaches.
Había estado leyendo mis pensamientos. —Luc…
—No pude evitarlo. Estabas transmitiendo tus pensamientos en voz
alta. —Su pulgar se movió, alisando la piel justo debajo de mi oreja.
Sería prudente alejarse y poner algo de distancia entre nosotros, pero
no me moví. No pude. Una emoción iluminó mis venas, y una
cantidad ridícula de calor se vertió en mi pecho. —Así que, es… ¿Es
todo mío, entonces?
La pregunta podría haber sonado ridícula para cualquier otra
persona, pero pensé que Luc entendía. —Sí. —Su voz era áspera
cuando levantó su mano, arrastrando su pulgar debajo de mi
mandíbula—. Es todo para ti.
Una exhalación pesada me dejó. No pude describir cómo me sentía.
Era solo un apodo basado en la loción que me encantaba usar, pero
aun así, no era algo que le pertenecía a la Evie antes de mí o a Nadia.
Fui yo, aquí y ahora, y me aferré a eso desesperadamente.
La mano de Luc inclinó mi barbilla hacia un lado. El calor bajó por mi
garganta, enrojeciendo mi piel. Luc tenía labios que eran tansuaves
como el satén y duros como el acero. No tenía idea decómo una cosa
podía ser ambas cosas, pero sus labios eran, y losabía, porque los
había tocado, los había probado. Esos labios estaban tan cerca de los
míos, lo más cerca que habían estado desde la última vez que nos
besamos, y eso parecía hace una eternidad, aunque solo habían
pasado unos días.
Había sido su primer beso, bueno, Nadia había sido su primer beso, y
confiaba en que había sido el último.
—Evie. —Luc dijo mi nombre como si fuera una oración y una
maldición.
Respiré, pero no fue a ninguna parte. Su frente tocó la mía, y juré que
mi corazón se detuvo allí mismo.
Luc estaba tan cerca que sentí que sus labios se curvaban en una
sonrisa cerca de mi boca, y si giraba mi cabeza apenas un centímetro,
nuestros labios se tocarían.
¿Él querría eso?
¿Yo quería eso?
No estaba segura. La noche que nos habíamos besado, habíamos
hecho más. Habíamos estado cuerpo a cuerpo, nuestros cuerpos
enredados y moviéndose juntos, pero Luc se había detenido antes de
que llegáramos más lejos, y no éramos novio y novia. No había
etiquetas, ni definiciones de las que hablar. No es que necesitábamos
estar juntos para estar juntos. Solo estaba la expectativa de que
podríamos ser más, podría ser todo si solo me acercaba y lo tomaba.
Quiero eso, pero yo…
Tengo miedo.
Miedo que Luc se diera cuenta de lo que yo temía ya saber. Que él
estaba enamorado de una chica que ya no existía, y en última
instancia, ¿no estaría decepcionado? Estaba aterrorizada de dejarme
sentir este tipo de emociones que podrían conducirme a un corazón
roto. Asustada de ser siempre la segunda opción, o peor aún, una
imitación barata de lo real.
¿Luc incluso me vio a mí cuando me miró a los ojos, o sólo vio al
fantasma de Nadia y todavía no se había dado cuenta? No estaba
segura de si él sabía lo que quería, si realmente quería esto conmigo,
quienquiera que fuera.
—Siempre voy a querer eso —susurró contra mis labios.
Sobresaltada, me eché hacia atrás y rompí el contacto. Los átomos
encendidos parpadearon y luego desaparecieron en una serie de
crepitaciones. Mi mirada se dirigió al rostro de Luc.
Un lado de su boca se levantó cuando su mirada chocó con la mía. —
Todo lo que tienes que hacer es preguntar, Peaches. Todo lo que
tienes que hacer es decirme lo que quieres y es tuyo.
Abrí mi boca mientras mis mejillas se calentaban, alcancé el refresco
en la mesita de noche, tomando un gran trago. Un ligero temblor
sacudió la lata cuando la coloqué de nuevo en la mesita de noche que
estaba vacía, excepto por una gran lámpara de plata.
—Así que… —Me aclaré la garganta, buscando algo que decir—
.¿Cómo conociste a Paris?
—Es una historia bastante divertida —respondió después de un
momento—. Trató de matarme.
—¿Qué? —Mi cabeza se volvió hacia él. No había estado esperando
eso—. ¿Cómo es eso gracioso?
Él sonrió. —Fue poco después de que me escapé de Daedalus. Tenía
como cinco años, ¿creo?
Lo miré fijamente. —¿Él trató de matarte cuando tenías cinco años?
—Bueno, yo a los cinco años era como un humano normal a los
dieciséis años para todos los propósitos, pero sí, había sido
chantajeado para cazarme con este otro grupo de Luxen. Se suponía
que debían capturarme y llevarme de vuelta. Sin embargo, no es así
como paso.
Tuve la sensación de que podía adivinar lo que sucedió.
—Ellos, por supuesto, no estaban tan preparados como deberían
haber estado cuando me encontraron. Todos, excepto París, no tenían
ningún problema con lo que se estaba haciendo. Podría decirlo. —Se
golpeó con el dedo por un lado de la cabeza—. Así que, salvé a Paris.
En otras palabras, él había matado al resto de ellos… a los cinco años
Parpadeé lentamente. —¿Cómo lo estaban chantajeando?
—Tenían a sus hermanos —respondió—. Un hermano y una hermana.
Oh Dios.
—¿Que les pasó a ellos?
Luc apartó la mirada entonces. —Tratamos de encontrarlos y
liberarlos, pero fueron asesinados una vez que Daedalus descubrió
que Paris se había unido a mí en lugar de matarme.
—Dios —susurré, pensando que había muchos momentos como este
para él. Las personas que intentan matarlo o controlarlo, lo
experimentan y lo usan—. ¿Estás seguro de tener buenos recuerdos?
—Muchos.
No estaba muy segura de eso, y estaba pensando que tal vez fue una
bendición que no pudiera recordar mi infancia. Y deseaba poder
hacerlo… cambiar eso por él.
Aparté la vista de Luc, mi mirada se posó en la cámara en mi mochila.
La había traído conmigo, planeando finalmente ir a través de las fotos,
pero estaba intacta.
Había algo que quería hacer, pero era algo extraño. Como, súper raro.
—Nada es extraño para mí.
Suspiré. —Estás en mi cabeza otra vez.
—Culpable. —Cuando lo miré, él arqueó una ceja, totalmente
impenitente—. ¿Qué es lo que quieres hacer, Melocotón?
—Quiero tomarte una foto. —Mi cara se sentía como si estuviera
enllamas—. Y sé que suena espeluznante...
El interés llenó su expresión. —Eso suena caliente.
—¡No ese tipo de fotos! —Ahora mi cuerpo entero estaba ardiendo—.
Yo solo… Tienes expresiones tan interesantes. Tu cara, quierodecir.
Quiero capturarla en las fotos. —Me levanté, limpiándome las palmas
repentinamente húmedas mientras me apartaba de él—. Dios, decir
eso en voz alta suena tan espeluznante como el infierno. Solo olvida…
—Puedes tomar tantas fotos como quieras.
—¿De verdad? —Lo enfrenté, juntando mis manos. La emoción cobró
vida—. ¿No crees que es raro?
Luc sacudió la cabeza, enviando olas desordenadas que caían en
todas direcciones.
Miré a mi cámara y luego a Luc. La pregunta salió antes de que
pudiera detenerme. —¿Dijiste que a Nadia…? ¿Dijiste que siempre me
interesó tomar fotos?
Él asintió esta vez. —Te gustaba tomar mucho al aire libre. El otoño
era tu favorito. Luego el invierno, pero solo cuando había nevado. De
lo contrario, no te gustaba tomar esas fotos, porque...
—Todo parece muerto en medio del invierno —susurré, y cuando él
asintió de nuevo, me sentí un poco mareada—. Es raro. ¿Ya sabes?
Que haya piezas de Nadia en mí. Supongo que siempre han estado
allí. —Caminé hacia mi bolsa y levanté la cámara, envolviendo la
correa alrededor de mi brazo—. ¿Crees que hay algo de Evie en mí?
Luc se quedó callado por un momento. —No lo sé. No la conocía.
Jugué con los botones de la cámara. —Anoche estaba pensando que
estaba mal reemplazarla, ¿sabes? Como si fuera un insulto a su
memoria. Me hace sentir asquerosa.
—Aunque no fue de tu elección. No te despertaste un día ydecidiste
apoderarte de su vida. Sylvia… —Se interrumpió cuandolo miré. Sus
hombros estaban tensos, la línea de su mandíbulaáspera, volviendo la
belleza de todas esas líneas más brutal quecálida.
Levanté la cámara y tomé una foto antes de perder el valor. Noparecía
importarle.
—No te pongas esa clase de culpa —dijo—. No hiciste esa elección.
Yo sabía lo que estaba diciendo. Mamá había hecho esa elección,para
reemplazar la verdadera Evie conmigo. Ella no habíanecesitado hacer
eso. Una parte de mí pensó que no era prudente hablar de mamá con
él, especialmente después de lo sucedido eldía anterior, pero las
palabras, la verdad de todo, brotaron. —Ellapodría haberme dado
cualquier otra identidad.
—Sí, ella podría haberlo hecho. —Luc se mantuvo quieto mientrasme
acercaba lentamente a él—. Algo así te hace preguntarte por qué hizo
eso.
Mis dedos se detuvieron a varios centímetros de su cara. —Lo hace —
Tomé aire y luego le toqué la barbilla. Su cuerpo enterodio el menor
temblor, y retiré mi mano—. Lo siento. Sólo iba a…
—No, está bien. Sus ojos eran de un tono violeta más brillantecuando
tomó mi mano y me llevó los dedos a su barbilla.Con la garganta
inexplicablemente seca, incliné su cabeza haciaatrás y hacia la
izquierda para que la luz del sol atrapara el costadode su cara
nuevamente.
—Creo que lo hizo porque extrañaba a laverdadera Evie.
—La gente hace las cosas más extrañas por amor.
Con cuidado, aparté un grueso mechón de pelo de su cara. Susojos se
cerraron cuando las puntas de mis dedos rozaron sufrente. El calor se
deslizó en mis mejillas cuando retrocedí. —No temuevas.
—Tus deseos son órdenes.
Mis labios se contrajeron cuando levanté mi cámara, ajustando
elenfoque hasta que tomé una foto de él. Tomé varias a medida
queavanzaba hacia los pies de la cama, intentando capturar todos
losángulos llamativos mientras me sentía increíblemente tímida.
Bajando la cámara, caminé hacia él, girando la barbilla para queme
mirara directamente. Quería pedirle que sonriera, pero medaba
mucha vergüenza hacerlo.
—¿Vas a ver las que acabas de tomar? —preguntó.
Negué con la cabeza. —No hasta que termine.
—Esto es diferente...
Levanté mi mirada hacia él, y vi que estaba sonriendo. No unagrande
Ese tipo de sonrisas era raro para Luc, pero esta era unasonrisa
torcida, y cuando esos mechones de cabello sedesplomaron sobre su
frente, había una adorable miradadescabellada en él.
Tomé una foto.
—Antes, quiero decir —aclaró—. Veías cada foto después detomarla.
Pero nunca tomaste retratos. ¿Tomas muchos de ellosahora?
—No muchos, pero he tomado fotos de Zoe y Heidi, incluso James.
Pero más como de sorpresa, ¿sabes? Como cuando no me prestan
atención. —Cambié el modo a blanco y negro—. Supongo que eso es
algo que es todo yo.
—Lo es.
Sonriendo, levanté la cámara y tomé otra foto de él en blanco y negro,
y luego me acerqué a él para reajustar su ángulo.
Luc atrapó mis dedos cuando atrapó mi mirada, y todo mi cuerpo se
estremeció. Los arrastró sobre la línea de su mandíbula, hasta sus
labios separados. Su cálido aliento bailaba sobre las puntas de mis
dedos. Presionó un beso en un dedo. Un estremecimiento fuerte y
caliente me llegó.
—Me gusta esto —dijo, besando mi siguiente dedo.
—¿Qué? —¿Sonaba tan sin aliento como me sentía?
—Estás tomándome fotos. —Otro beso en otro dedo—. Me gusta que
me involucres en algo que te gusta hacer.
Una increíble sensación de silbido recorrió mi pecho, más que un
aleteo, como una hinchazón increíblemente dulce. —Me gusta…
Me miró a través de las pestañas gruesas, su boca a centímetros de mi
último dedo. —¿Qué?
Me sentí tibia y mareada cuando él sostuvo mi mirada. —Me gusta…
Que estés involucrado.
Un lado de su boca se levantó. —Lo sé —dijo, y luego, antes de que
pudiera responder, mordió mi meñique, un mordisco rápido que envió
un rayo de conciencia a través de mí.
Mi estómago se ahuecó mientras tomaba aire el cual parecía no hacer
nada para aliviar el repentino e intenso latido. La sonrisade Luc se
volvió completamente malvada mientras bajaba mi mano. Su mirada
pasó por encima de mi hombro. —Tendremos que seguir más tarde.
Abrí la boca, pero un golpe en la puerta me hizo callar. Lo miré
tontamente mientras se levantaba, todavía sosteniendo mi mano.
—¿Cómo haces eso? ¿Sabes cuándo alguien está a punto de llegar?
—Soy así de especial. —Luc me guio por el escalón y entró en su sala
de estar—. Como un copo de nieve, único y puro.
Reí mientras soltaba mi mano y se dirigía hacia la puerta. Desde
donde estaba, vi el mohawk azul de Kent cuando Luc abrió la puerta.
—¿Qué pasa?—preguntó Luc, pasando una mano por su cabello.
—Tenemos un problema.
4
Traducido por: Rhys´ Darling
Corregido por: Patty
5
Fuerza de Respuesta Extraterrestre. Aunque, ya pudieron leer (Gracias a Evie) su
significado.
Daemon le disparo una mirada.
—Tampoco puedo soportar la idea de las lentillas. Meter eso pegado
en mi dedo, dentro de mi ojo… no gracias.—Me metí en la
conversación, y uno de los lados de la boca de Daemon se levantó.
—Eso es porque se supone que no debes meter tu dedo en tu ojo,
Peaches. —respondió Luc.
Ignore ese comentario. —¿Estás seguro que no debemos
preocuparnos por este oficial estando aquí?
—Todo está bien.—Se pavoneo hasta la puerta—. ¿Pensé que te
ibas?—le dijo a Daemon, y mientras ambos estaban ahí, ojo con ojo,
me preguntaba si Daemon pensaría que sería extraño si les tomaba
una foto.
Probablemente.
Así que, me resistí.
—Estoy en algo.—Él se paseó dentro del apartamento de Luc como si
fuera suyo—. No obstante, acompañaré a Evie mientras estas
ocupado.
Los ojos de Luc de estrecharon, y puedo jurar que la sonrisa de
Daemon aumento mientras se dejaba caer en el sofá al lado mío,
estirando su brazo en el espaldar.
—Estaré de vuelta pronto—dijo Luc, dando un último, largo vistazo
antes de enganchar un dedo en la parte posterior de su cuello,
haciéndolo dar la vuelta.
Kent hizo un gesto de despedida, y entonces la puerta se cerraba
detrás de ellos, y yo estaba sentada lado a lado con Daemon Black.
Con su ondulado cabello negro y esculpido rostro, él era tan
deslumbrante de ver como lo eran sus ojos verde-esmeralda.
El ADN alienígena hizo un buen trabajo.
Jugando con la correa de mi cámara, miraba la televisión, insegura de
que decir. La tele estaba encendida en un canal de noticias, pero el
volumen era tan bajo que no podía escuchar lo que decían. Había un
titular a lo largo del pie de pantalla, algo acerca de una cuarentena en
Boulder, Colorado.
—No tienes que preocuparte del oficial. —dijo Daemon, mirándome.
Esos ojos verde-esmeraldas eran tan brillantes, que era un poco
inquietante—. Luc lo tiene controlado. Este es solo otro lunes normal
para él.
—No creo que sea normal tener oficiales de la FRE apareciendo así. —
Baje mi cámara a mi regazo—. Quiero decir, ¿que si encontrara
pruebas sobre cualquier número de Luxen no registrados aquí?
—Entonces Luc se encargaría de eso.
—¿Encargarse de eso? ¿Así como ‗encargarse‘ del oficial?
—Probablemente no estés lista para esa respuesta.
Abrí mi boca, pero la cerré casi al instante. No era estúpida. No se
necesitaba ser un genio para darse cuenta a lo que Daemon se refería,
pero sospechar que Luc silenciaria al oficial de la manera ‗por siempre
y para siempre’ no era lo mismo que escuchar a Daemon confirmarlo.
Así que, cambie de tema.
—¿No has ido a casa aun? —pregunte.
Daemon sacudió su cabeza. —Me iré esta noche, una vez que
oscurezca. Me quedaría alrededor para asegurarme que todo esté bien
aquí después de lo sucedido con Micah, pero necesito estar en casa.
Mi chica está cerca de tener a nuestro primer bebe, y necesito estar
ahí con ella.
—¿Bebe? ¡Felicidades! —inmediatamente me imagine a Daemon
sosteniendo a un bebe, y mis ovarios pueden haber explotado un
poco—. Estar lejos ha tenido que ser realmente duro para ti.
—Lo es, venir aquí y obtener esos paquetes es algo que necesito hacer,
pero no me estoy perdiendo ni un segundo más del embarazo de Kat
—dijo. Paquete era la palabra clave para los Luxen no registrados.
Daemon y otros los movían de su escondite temporal, aquí en el club,
a algún lugar seguro, donde ellos puedan vivir sin miedo y sin ser
forzados a usar los brazaletes. A donde los movían, no tenía idea.
Nadie me ha puesto al corriente de esa parte aún—. Este es el último
viaje que hare por un tiempo, así que probablemente estés conociendo
a mi hermano pronto.
—Genial. —murmure, pensando en lo peligroso que era, lo que
hacían, y los riesgos que tomaban—. ¿He visto a tu…?
—Esposa. Su nombre es Kat, y sí, ustedes se han visto un par de
veces. —La mirada de Daemon desapareció a lo lejos—. Luc
probablemente se enfadará conmigo por decirte esto, pero la primera
vez que Kat y yo te vimos, estabas bailando.
Mi corazón tartamudeo. ¿Daemon me había visto bailar? No podía
creerlo. Amo bailar, pero solo lo he hecho en la privacidad de mi
habitación, donde podía dar vueltas como una marioneta bebe rota y
nadie podría juzgarme. ¿Pero Nadia bailo en frente de personas,
personas como Daemon?
—¿Lo estaba? —pregunte, con la garganta reseca.
Asintió.
Supongo que Nadia, la antigua no familiar yo, tuvo bragas más
grandes de las que yo tuve.
Imagínate.
Lo poco que sé de la vida de Nadia, me dice que ella era valiente,
fuerte y toda una versión más patea traseros que yo.
El asintió. —Fue en el Heraldo6, otro club de Luc. No existe ya,
fue destruido después de la invasión, pero te vimos ahí. Eras unos
años más joven que Luc, y estabas arriba del escenario bailando. Eras
realmente buena. Eso fue antes de…
Asentí lentamente, procesando este pequeño dato de información. Se
lo que antes significaba. Antes que los otros Luxen, los que no habían
vivido aquí por décadas desconocidas entre la población humana, nos
hayan invadido. Antes de que millones de personas y Luxen fueran
asesinados en una guerra total, antes, cuando era conocida como
Nadia Holliday, y antes cuando me puse tan enferma que estaba
muriendo por un cáncer en la sangre que ningún Luxen u Origen
podían curar.
No sabía que había habido otro club, y basados en la línea de tiempo
que conocía, rápidamente hice los cálculos. Mis ojos se abrieron de
par en par mientras sacudía mi cabeza. —¿Luc tuvo su propio club a
los trece o catorce años?
Una irónica sonrisa apareció.
—Sí, esa fue mi reacción cuando comprendí quien era Luc. Pero eso
era antes de siquiera saber que los Orígenes existían. De todas
maneras, más tarde esa noche, mientras Kat y yo hablábamos con
Luc, asomaste tu cabeza dentro de la habitación. La forma en la que el
reacciono a nosotros viéndote, a nosotros sabiendo que existías…Lo
supe justo en ese preciso momento, Luc y yo teníamos algo en común.
Fruncí el ceño. —¿Que? ¿Una buena apariencia adormecedora de
mentes?
La respuesta de Daemon fue una pequeña curva en sus labios que
mostro un indicio de profundos hoyuelos.
Un momento. ¿Dije eso en voz alta?
Como que quería golpearme a mí misma. Duro.
—Bueno, tenemos eso en común, pero no es eso en lo que estaba
pensando—respondió suavemente. Su sonrisa se desvaneció—.
¿Puedo darte algún consejo no pedido?
6
En el Original: Harbinger, en la traducción de Storm and Fury les mencioné que puede
significar: El Heraldo y también el Precursor. Además, recuerden que HARBINGER es el
nombre de la trilogía de Zayne.
—Seguro. —respondí, curiosa. Probablemente tenía que ver con mi
manera de conducir desde que casi caí encima de él una vez. Eso sí,
no fue totalmente mi culpa. Él había aparecido directamente en frente
de mi auto sin ninguna advertencia.
Daemon estuvo callado por un largo momento. —Luc y yo haríamos lo
que fuera para proteger a las personas que amamos.
Me detuve, incapaz de tomar más que un superficial respiro a la vez
que miraba al Luxen macho. No sabía cómo responder a eso.
—Yo mendigaría, imploraría, negociaría, y mataría para proteger a Kat
—el continuo, en voz baja, pero cada palabra me golpeo como un
trueno—. Nada en este mundo me detendría. Y no hay nada que no
haría…y es lo mismo para Luc cuando se trata de ti.
El siguiente respiro que tome se quedó atrapado en mi garganta
mientras que un resplandor daba vueltas y atravesaba mis venas. Una
indefinible cantidad de alegría se convirtió en una pelota en el centro
de mi esternón. Llenándome completamente. Sentía como si pudiera
flotar directamente al techo. ¿Ser amada de esa forma? He visto ese
tipo de poderoso amor que consume todo cada vez que Emery miraba
a mi amiga Heidi, así que sabía que era real, y saber que Luc sentía…
Luc sentía eso por Nadia, eso era.
El recordatorio pincho la pelota y me envió zumbando de vuelta a la
realidad.
Las cosas entre Luc y yo eran complicadas, y no tenía nada que ver
con el hecho de que yo era humana y Luc un Origen, y todo que ver
con quien yo solía ser.
Una chica que Luc había amado y perdido…una chica que aun ama.
Una chica que yo solía ser.
Una chica que no puedo recordar no importa cuánto lo intente.
—Luc ama a Nadia, y yo no soy ella—dije, deslizando mis
repentinamente sudadas manos sobre mis jeans—, pude haber sido
ella alguna vez y podría lucir como ella, pero no somos la misma
persona.
Daemon se quedó en silencio mientras me estudiaba. —Quizás ya no
tengas esos recuerdos, pero eso no significa que no eres ella y que Luc
no siente lo mismo por ti como lo sentía cuando te conoció como
Nadia. Y él era un niño en ese entonces, Evie, y él ya estaba dispuesto
a sacrificar a cualquiera a su alrededor para salvarte.
Algo acerca de eso tiro el borde de mis recuerdos. Había un destello de
familiaridad, pero se fue antes de poder agarrarlo. —¿Qué quieres
decir?
—¿De verdad quieres saber?
No estaba muy segura, pero asentí de todas formas. —Si.
Él se recostó, mirando hacia la televisión mientras que descansaba su
tobillo en su rodilla.
—¿Sabes que Kat fue capturada por Daedalus? —Daedalus había sido
una división secreta del Departamento de Defensa que fue
responsable de la asimilación de Luxen a la población humana mucho
tiempo antes que nos invadieran, y luego, de una serie atroz de
horríficos experimentos con ambos, Luxen y humanos—. ¿Sabes cómo
fue todo?
Sacudí mi cabeza.
—Estábamos tratando de liberar a la novia de mi hermano, y lo
hicimos yendo con información que Luc nos dio aun sabiendo que uno
de nosotros podría quedar atrapado y que los otros harían lo que
fuera por liberarlos. Todo el tiempo, él lo estuvo planeando.
Necesitaba a uno de nosotros adentro, uno de nosotros quien sería
expuesto a todos los diferentes sueros, especialmente a los nuevos
que estaban siendo desarrollados. En cierto modo, nos preparó.
Pensé que sabía a donde esto se dirigía, y también pensé que podría
estar enferma.
—Luc nos envió ahí para conseguir el último suero que él sabía que
Daedalus había creado, en un intento por curarte. Fue llamado el
suero Prometeo—siguió Daemon—. Ese suero era para ti. Kat y yo
podríamos haber muerto. No lo hicimos, pero personas murieron,
Evie, y te lo estoy diciendo ahora, el haría cualquier todo de nuevo
aun sabiendo cómo termina.
—¿Quienes murieron?—susurre, helada hasta los huesos.
—Muchas personas. Personas buenas murieron durante el proceso.
Un nombre vino a mi mente. —¿Paris?
—Fue uno de ellos.
Abrí mi boca, pero no supe que decir. No podía creerlo. Paris había
muerto por Luc.
Por mí.
Tanto como Luc hablaba de Paris, nunca menciono esto. Ni una vez.
—Si Luc fue la mente maestra detrás de todos ustedes siendo
capturados por Daedalus y de gente muriendo, ¿entonces cómo son
sus amigos ahora? —pregunte.
—¿Amigos de Luc?—rió Daemon por lo bajo, y debo admitir que fue
un lindo sonido aun estando segura que esto no era gracioso—.
Quieres decir, ¿cómo puedo dejar atrás el hecho de que Kat y yo casi
morimos? Fácil. Porque yo haría lo mismo si hubiera estado en esa
situación.
—¿En serio?—Lo mire boquiabierta.
—Claro que sí. Si fuera Kat la que estaba muriendo y hubiera alguna
oportunidad de que pueda salvarla, tiraría a cualquiera en este
edificio debajo de un bus, incluyéndote. —Se encogió de hombros
cuando parpadeé hacia él—. Luc y yo nos entendemos.
—Ese es un… interesante dato.—Empujando un mechón de cabello
fuera de mi rostro, mire hacia la televisión mientras escogía mis
siguientes palabras—. El hizo esas cosas por Nadia, porque la
amaba…creo que aún está enamorado de ella, y ella está básicamente
muerta, Daemon. Ella y yo no podríamos ser más diferentes.
Se inclinó hacia mí, brillantes ojos verdes se encontraron con los
míos. —Si Kat perdiera todos sus recuerdos mañana y no supiera
quien es ni quién soy yo, no cambiaría ni una jodida cosa acerca de
cómo me siento por ella. La seguiría amando tanto como lo hice el día
anterior.
Trague duro. —Eso no es lo mismo. Ustedes dos han estado
juntos. No es como que ella desapareció por años y luego apareció sin
recordar nada de su vida anterior.
Sus ojos se cubrieron con algo oscuro. —Kat desapareció de mi lado
una vez. Nada como lo que les paso a ti y a Luc, pero el tiempo no
hace que ese tipo de amor disminuya. Solo te vuelves más protector y
dispuesto a hacer cosas que otros no harían, solo para estar seguro de
que nada de eso vuelva a pasar otra vez.
Arrancado mi mirada de él, mire hacia abajo, a mis medias con
cuadros con pequeños fantasmas en ellas. No tenía duda que lo que
decía de sus sentimientos por Kat era ciento por ciento verdades, pero
las cosas eran diferentes entre Luc y yo.
—Y aquí es cuando mi consejo no solicitado entra en juego. Si crees
que Luc aún está enamorado de quien solías ser o de quien eres
ahora, no importa. El haría cualquier cosa para asegurarse que tu
estés a salvo en totalidad, y eso quiere decir que debes tener cuidado.
Me tomo un segundo formular una respuesta a eso. —¿Por qué
debería tener cuidado?
—¿Personas como Luc y yo? No somos los chicos malos, Evie, pero
tampoco somos los buenos. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
—No realmente.
La mirada de Daemon volvió a la mía. —Tienes poder sobre él y sus
acciones, y como no te das cuenta de esto, solo lo hace a él más
peligroso.
Le lance una mirada escéptica. —No veo como tengo algún poder
sobre él, como eso lo hace peligroso, o como lo que haga o deje de
hacer sea mi responsabilidad.
—No estoy diciendo que sea tu responsabilidad. No lo es. Lo que Luc
haga, está todo sobre él. Lo que estoy diciendo es que necesitas saber
de lo que él es capaz.
—Lo sé. Lo he visto de primera mano.
—Has visto una parte de lo que es capaz. Yo también, y me gusta
pensar que soy un patea traseros. Mi legión de fans está de acuerdo
conmigo—Una rápida sonrisa apareció, mostrando sus profundos
hoyuelos—, pero él podría tirar todo este edificio abajo con el simple
tronar de sus dedos.
Mis ojos se ensancharon y mi estómago cayó. Había visto a Luc
arrancar de sus raíces tres arboles tan altos como un rascacielos,
¿pero tirar abajo todo un edificio? —Estas siendo un poco demasiado
dramático, ¿verdad?
Sacudió su cabeza, y se giró hacia la televisión. —Mi hermana.
Fruncí el ceño. —¿Qué?
—Mi hermana está en la tv.
El volumen aumentó sin que nadie tocara el control remoto, y me
imagine que eso era cortesía de Daemon y sus geniales dones
extraterrestres. Me gire hacia la tele.
Reconocí al hombre. El Senador Freeman apareció en la mitad de la
pantalla junto con la silueta de Nueva York. Él era senador de uno de
los estados del medio oeste. ¿Oklahoma? ¿Missouri? No lo sabía, pero
el hombre era totalmente anti-Luxen y en favor de endurecer las
políticas del PRA7, que el presidente estaba tratando de aprobar en el
Congreso, junto con la derogación de la Vigésimo Octava Enmienda,
que permite a los Luxen los mismos derechos básicos que los
humanos.
Él no estaba solo en la pantalla. Había una chica, una asombrosa
hermosa joven que era el reflejo femenino de Daemon.
—¿Dee? —dije, sacando el nombre de algún hueco de mi memoria.
—Sí, esa es Dee.
7
He colocado las siglas en español. El original en inglés es: ARP: Alien Registration Program
(Programa de Registro Alienígena).
—¿Qué está haciendo en la TV?—Asumí que ella era igual que su
hermano, una Luxen no registrado.
—Haciendo el trabajo de Dios. —dijo, y luego sonrió con suficiencia.
La hembra Luxen era absolutamente elegante, su cabello oscuro
como la noche estirado, lejos de su rostro, y sus ojos verde-esmeralda
asombrosamente brillantes. No podría decir donde se encontraba. El
fondo era una simple pared blanca.
El Senador Freeman estaba tenso sobre algo, sus mejillas enrojecidas
y labios en una línea. —Ustedes siguen diciendo que su raza no es
peligrosa, que son confiables, sin embargo, ha habido un incremento
constante de violencia de Luxen a humanos.
—No hay ninguna evidencia de que estos desafortunados ataques a
humanos hayan estado en manos de Luxen, solo son
especulaciones…
—Una familia entera en Charleston fue encontrada esta mañana,
quemada, de adentro hacia afuera —interrumpió agresivamente el
Senador Freeman, sus morenas mejillas enrojeciéndose aún más. —
¿Está diciendo que alguien de su gente no hizo eso?
No hubo mucho más que un parpadeo como respuesta en el rostro de
Dee mientras que calmadamente respondía—: Hay muchas cosas que
podrían explicar sus muertes, otras que un altercado con un Luxen…
—¿Cómo ser golpeado por un ser de luz?—Se burló.
Dee ignoró el comentario. —… ninguna de estas muertes sin
sentido han sido oficialmente vinculadas con algún Luxen, pero hay
abrumadora evidencia de violencia contra los Luxen…
—¿Oh, en serio?
Ella asintió. —Videos de golpizas has sido subidos a internet…
—Videos de ciudadanos americanos defendiéndose.
—Dios, ¿alguna vez la dejara terminar una oración?—murmuré—.
¿Cómo alguien puede tener una conversación con este tipo?
—La interrumpe porque no quiere escuchar nada de lo que ella pueda
decir —dijo Daemon, una mano golpeteando sobre su rodilla—.
Tampoco quiere que nadie la escuche.
—No sé cómo ella no pierde la cabeza y voltea una mesa.
—Me conoces, ¿verdad? Ella ha tenido veintidós años de práctica
lidiando con alguien que constantemente la interrumpe.
Sonreí. —La debiste preparar muy bien.
—Se ve como que lo hice.
Dee no se veía nerviosa en lo más mínimo mientras el senador se
deslizaba a otra diatriba acerca de cómo los Luxen cometían genocidio
a diestra y siniestra contra los humanos, lo cual era una completa
exageración, incluso si los Luxen o un grupo de ellos hayan sido
responsables por las recientes muertes…o las recientes muertes
causadas por Micah. El afirmó que no tuvo nada que ver con esas
muertes, pero nosotros lo sabíamos mejor.
—Ella es muy joven.—Peine mi cabello hacia atrás—. Estoy
sorprendida que ella este haciendo estas entrevistas.—Podría decir
que su juventud era otra cosa que irritaba al senador, simplemente en
la forma en la que él se dirigía a ella. Era la definición de
condescendencia y superioridad, y tenía la sensación que él les
hablaba así probablemente a todas las mujeres.
—Ya no quedan muchos Luxen adultos—dijo Daemon—. La mayoría
fueron asesinados durante la invasión y como daño colateral luego.
Dee se ha vuelto nuestra vocera no oficial.
—Eso es muy valiente de su parte.
—Lo es. Muchos Luxen no registrados quieren mantener un perfil
bajo, no queriendo que la gente vea sus rostros. Ella está bien
protegida, pero más importante aún, no tiene miedo.
—¿Protegida? ¿Por Archer? —pregunté—. ¿Por tí?
—Por todos nosotros.—Me dio un vistazo—. Toda una comunidad la
protege.
—No hay nada que temer a los Luxen—decía Dee, por lo que tenía que
ser la millonésima vez—. No somos más peligrosos que los
humanos…no más malvados o inocentes. Nosotros no somos
monolíticos, Senador Freeman, así como la raza humana no lo es. Si
tuviéramos que juzgar a toda la raza humana basados en el
extraordinario número de asesinos seriales, asesinatos masivos,
violaciones, actos racistas, y mucho más, ¿cómo lo haría sentir eso?
—Oh, buena pregunta.—Miré de vuelta a Daemon. Su cabeza estaba
inclinada hacia atrás, exponiendo su cuello—. Apuesto a que lo ignora
totalmente
—No estaría dispuesto a tomar esa apuesta.
—Si no hay nada que temer a los Luxen, ¿entonces por qué no
estamos teniendo esta conversación cara a cara? —preguntó el
Senador Freeman, con una muy practicada sonrisa, ignorando el
punto de Dee como sabía que lo haría—. En cambio, está lejos,
escondida en algún lugar desconocido.
La verde mirada de acero de Dee se centró en la cámara. —Porque
nadie necesita tener miedo de nosotros, pero no podemos decir lo
mismo de ustedes. Los humanos.
5
Traducido por: Rhys´ Darling
T
Corregido por: Patty
8
Chia Pet era una marca de piezas de arcilla con forma de mascotas a las que se les aplicaban,
sobre su cuerpo acanalado, semillas humedecidas de chia, una planta aromática de ciclo
anual.
Otra risa envió un estremecimiento a mi estómago de la manera
más placentera. —No odio las Chia Pets lo suficiente como para
otorgarte otra.
Fruncí el ceño.
—Espero que te guste ésta. —Sus manos fueron a mis hombros, y en
la oscuridad, él me giró. Sus manos permanecieron donde estaban, su
peso siendo reconfortante—. ¿Lista?
—¿Si? —Me esforcé por ver en la oscuridad.
Un momento después, la lámpara del techo se encendió,
aturdiéndome momentáneamente. Mis ojos tardaron un segundo en
enfocarse mientras escaneaba la habitación.
Y entonces lo vi.
Descansaba sobre la cama, una fotografía enmarcada que tenía
aproximadamente dieciséis por veinte. En el momento en que lo vi,
supe lo que era.
Una fotografía tomada desde el cementerio en Harpers Ferry, con
vistas a los exuberantes valles verdes y al río rocoso azul verdoso de
Shenandoah. Y supe en mis huesos y en cada célula de mi ser que
había tomado esa foto. No recordaba haberme acercado, pero mis
dedos se movieron a la foto de todos modos.
Mis labios se separaron al mismo tiempo que sacudía mi cabeza,
y una parte de mí pensó que, si Luc no hubiera tenido sus manos
sobre mis hombros, podría hundirme en el suelo.
—Yo…yo tomé esa foto.
—Lo hiciste. —Su voz cerca de mi oído, tranquila.
—No recuerdo haberla tomado, pero sé que lo hice. —dije—. ¿Cómo
eso tiene sentido?
—Desearía poder responder eso.
El siguiente aliento que tomé se quedó atorado mientras me
apoyé en él, dejando descansar mi espalda y cabeza sobre su pecho.
—¿Lo tuviste todo este tiempo?
Las manos de Luc se deslizaron de mis hombros por mis brazos,
deteniéndose justo antes de mis codos. —La tomaste una de las
últimas veces que fuimos, y amaste demasiado la foto, hablabas de
tenerla impresa y enmarcada, pero…
Cerré mis ojos y tragué duro. —¿Se nos acababa el tiempo?
—Sí… —fue su ronca respuesta. —Se nos acababa el tiempo.
—Pero aquí está.
Luc estuvo callado durante un tiempo. —Después de instalarme
aquí, comencé a revisar algunas cosas que había traído. Encontré tu
vieja cámara; todavía la tengo, si quieres verla. De todos modos,
comencé a mirar las fotos y vi ésta. La imprimí y enmarqué hace unos
tres años.
¿La tuvo por tres años? Mis ojos se abrieron y mis pestañas se
sentían húmedas.
—No la colgué. No sé por qué. La guardé en uno de los cuartos
adicionales aquí. —Levantó un hombro—. Pensé que deberías tenerlo,
ya que es tuyo. Puedes guardarlo aquí o puedes llevarlo a casa…
Dando la vuelta, no me detuve a pensar en lo que estaba
haciendo. Sólo lo hice. Probablemente fue como lo que hice ese día en
Jefferson Rock, cuando fui una chica diferente y él era el mismo chico.
Lancé mis brazos alrededor de su cuello y me estiré sobre las
puntas de mis pies. Sus manos se movieron a mis caderas,
sosteniéndome mientras llevaba mis labios a los suyos.
Y lo besé.
No fue tanto un beso. Un rápido roce a sus labios que de todas
maneras causó un corto circuito en mi sistema. Fue como tocar una
llama, y cuando me alejé y di un paso atrás, mis manos temblando
mientras bajaban por su pecho y luego lejos de él, estaba sorprendida
que mis labios no estuvieran en llamas, aunque sí hormigueaban.
Luc bajó su mirada hacia mí, sus labios separados y el centro de
sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas. Parecía que una pluma
podría derribarlo.
—Gracias. —dije, dando un paso atrás mientras juntaba mis manos—
. Me encanta esta sorpresa.
Por un momento, no hubo ninguna reacción de él. Sus rasgos y
cuerpo estaban impasibles como una estatua, y luego una amplia y
hermosa sonrisa rompió a través de su rostro. Al estar en el extremo
receptor, sentí que necesitaba sentarme y tomarme un momento para
absorberlo.
—En cualquier momento, Melocotón —murmuró—. En cualquier
momento.
l
a
E rostro pálido e incrédulo del Sr. Barker, mientras comenzó
retroceder, con las sillas rechinando en el suelo.
—Todo el mundo quédese tranquilo —dijo sin sonar tranquilo en
absoluto—. Necesito que todos mantengan la calma y se queden en
sus asientos.
Zoe ya estaba de pie, pero yo estaba quieta como una estatua en mi
silla, mi corazón palpitaba como un tambor.
Esto era imposible. La sirena del dron sonó mientras alguien gritaba
sobre el ruido.
—¡Algo anda mal con eso! ¡Coop es un humano!
Mas gritos de protesta se unieron al primero, pero el dron siguió
sonando. ¿Se equivocaba?, no tenía ni idea, nunca había oído hablar
si eso sucedía, pero tenía que ser eso, Coop era humano. No era un
luxen, un hibrido o un origen.
A menos que fuera como Zoe, escondiendo lo que era.
¿Pero por qué ella hubiese escondido lo que él era, si ese fuese el
caso?
El dron se movió mientras Coop se levantaba, se balanceo dejando
caer la cabeza hacia atrás. El sudor le inundo la cara, viajando por su
cuello en gotas. Un color rosado moto sus mejillas pálidas. Coop abrió
los ojos y el aire salió de sus pulmones, mientras alguien gritaba. La
sangre se filtraba de las esquinas de los ojos de Coop, corriendo por
sus mejillas y llegando a la comisura de su boca. Su pecho estaba
agitado como si no pudiera respirar.
Oh no.
No. No. No.
El señor Barker dejo de retroceder y sus labios se movieron sin
palabras. O tal vez estaba diciendo lo mismo que yo, pero el dron
estaba ahogando el sonido. Coop se rompió, liquido rojo y alquitrán
salía de su cuerpo. Salpicando el suelo y las piernas de la silla.
Jadeando por aire, Salí de mi asiento y di un paso atrás, chocando
contra Zoe. Su mano fría me agarro por la parte superior de mi brazo.
—Coop—susurre con mi corazón latiendo muy rápido—. Oh Dios mío
Coop—Fui hacia el sin pensar. Los dedos de Zoe se apretaron en mi
brazo.
—No lo hagas. Algo no está bien aquí.
Ese fue el eufuismo del año, en ese momento el señor Barker corrió
hacia Coop. Preocupación reemplazaba la confusión. Llego a él
agarrándolo del brazo.
—Que pasa Coop, dime que es esto…
Todo sucedió rápido. Coop levanto el brazo, golpeando el dron con su
antebrazo, el dron voló atraves de la habitación, golpeando el costado
de la cabeza de otro estudiante. El lamento de la sirena se detuvo.
Alguien grito cuando el chico cayo, con la cara haciendo un sonido de
agrietamiento enfermizo cuando se fue al suelo. La sangre se
acumulaba a su alrededor.
Barker estaba volando atraves de la habitación, salte hacia atrás
cuando nuestro maestro se estrelló contra la ventana y luego la
atravesó. Fragmentos de vidrio volaban como misiles, cortando la ropa
y la piel.
Coop lo había arrojado.
Eso no era normal.
Mierda, nada de esto era normal.
Gritos y gritos estridentes perforaron el aire y Coop enfureció,
recogiendo silla y mesas y lanzándolas, se partieron contra la pizarra,
aquellos al lado de la puerta corrieron, pero Zoe y yo y todos los que
estábamos cerca de las ventanas rotas quedamos atrapados.
—Tenemos que salir de aquí —dijo Zoe, mirando toda la habitación.
Coop estaba destrozando el aula.
—¿En serio? —dije gritando mientras una silla pasaba por sobre
nuestras cabezas—. Creo…
—¿Tienes alguna idea? Porque…
Coop le arranco la pata a una silla, destrozándola, rompiendo madera
y metal. Su fuerza era inhumana. Giro y la lanzo. La pata voló hacia
nosotros, hacia Zoe.
No pensé
Girando empuje a Zoe con fuerza. Ella se derrumbó a un lado y yo
seguí de pie. Lo que se sentía como un trozo de hielo golpeo mi mejilla
izquierda un segundo antes de que la pata de la silla se estrellara
atraves de la ventana, directamente donde Zoe había estado de pie.
Así fue como se sentía al principio, un hielo fue atravesado atraves de
mi mejilla y luego me quemo. El vidrio llovió sobre nosotros cayendo
en nuestro cabello.
—Evie—dijo, los ojos de Zoe se ensancharon—. Tu cara.
Agachada a su lado me toque la cara con una mano temblorosa y
dije—: Estoy bien.
—Sabes que no necesitas hacer eso —susurro atraves de los dientes
apretados, mientras agarraba mi muñeca, sacando mi mano. La
sangre me tiño los dedos. Ambas saltamos cuando algo se rompió
cerca de nosotras otra vez.
—Tengo que hacer algo—Zoe todavía se aferraba a mi mano—. Va a
herir a más gente, tengo que…
—No—dije, tirándola del brazo, balanceándome hacia ella—. No
puedes hacer eso, si lo haces… —No necesitaba terminar la frase, si
Zoe intervenía, la expondría a cada persona de la clase, el mundo no
sabía de los orígenes o híbridos. Pensarían que era una luxen no
registrada… desapareciendo.
Zoe apretó los ojos, mientras tomaba un aliento desigual. Algo más se
estrelló contra nosotros y ella abrió los ojos.
—Evie tengo que…
—Todos abajo. —Estallo una voz masculina—. Todo el mundo contra
el suelo ahora, las palmas contra el piso.
Oficiales vestidos como miembros del SWAT se presentaron en la
habitación, vistiendo todo de negro y cascos protegiendo sus rostros.
Llevaban rifles, de la clase larga y aterradora. No se parecía a la fuerza
de respuesta alienígena. Para nada.
Zoe me jalo y quede de rodillas de inmediato, en cuestión de segundos
nuestros vientres estaban en el suelo, nuestras cabezas abajo. Coop
se giró hacia ellos, aun de pie.
—Esta es nuestra última advertencia—volvió a aparecer la voz—.
Detente o te detendremos.
No, no, no. No podían dispararle a Coop, estaba enfermo. No podían.
Sonó como un ruido zapping, una sucesión de electricidad rápida.
Dispararon. Coop se sacudió, mientras los ganchos cavaban
profundamente en su hombro. Esperaba que se cayera, un Taser no
era broma.
Pero no lo hizo.
Coop dio un paso hacia los hombres
Otro teaser disparado, los ganchos le cayeron en el vientre y siguió
adelante, no se desacelero, dejando a un lado la silla incluso cuando
un tercer teaser lo golpeo en la pierna. Todavía estaba de pie, todavía
iba hacia ellos.
¿Cómo era posible?, los teaser y las pistolas de aturdimiento incluso
afectaron a un luxen.
Los compañeros de clase, estaban en el suelo, sus rostros pálidos,
algunos ensangrentados y todos ellos tenían los ojos apretados,
firmemente cerrados, vi las botas de los oficiales en la puerta de la
clase. Vi a Coop.
Tres disparos de teaser y todavía estaba de pie.
—Un paso más y te mataremos —grito uno de los oficiales
—Vamos compañero, no nos hagas hacer esto, detente.
—Por favor—le dije, con voz baja, apretando los dedos de Zoe hasta
que pude sentir los huesos de su mano—. Vamos Coop por favor
detente.
Coop no lo hizo
La sangre se filtraba de su nariz y sus ojos, y esa sangre no se veía
bien, había un tinte negro azulado, Dios mío.
Tiro la cabeza hacia atrás y rugió. El sonido me hizo temblar. Oí a Zoe
maldecir.
Coop grito tan fuerte y profundamente como si estuviera siendo
desgarrado desde el interior. Hubo un sonido de agrietamiento de
huesos rompiéndose.
Uno de los oficiales con rifle largo se acerco a la a la fila de agentes.
Sonó como un fuego artificial, un golpe rápido. Entonces un agujero
del tamaño de un centavo apareció en el centro del muslo derecho de
Coop, su pierna tembló y tropezó. Dos de los oficiales se lanzaron tras
las mesas volcadas, enfrentándose a Coop.
Lucho contra ellos, tirando a uno de ellos y liberándose. Se
necesitaron cuatro oficiales para derribarlo. Cuatro oficiales, tres
impactos de teaser y una bala en la pierna y el todavía estaba gritando
y todo el tiempo oí sus huesos rotos.
Nos mantuvieron en el suelo, boca abajo hasta después de que Coop
fue retirado el aula, se sentía como un éter, el silencio se extendió, a
pesar de que solo habían sido minutos, hasta que una voz
desconocida nos ordeno pararnos y salir de la habitación de manera
ordenada.
Nos escoltaron fuera de la escuela, no nos permitieron ir a nuestros
casilleros ni parar. Me quede cerca de Zoe, y no recordaba el paseo
hasta mi coche o como termine en el asiento del pasajero con Zoe
conduciendo, a pesar que ella tenía su propio coche, pero allí
estábamos. Sin preguntar sabía que Zoe conducía a Foretoken. Eso
tenía sentido porque después de lo que acabábamos de ver, Luc tenía
que saberlo, tal vez incluso sabría algo de aquello, porque yo no tenía
ni idea de lo que había pasado con Coop. Todo lo que sabía era que lo
que le pasaba a él seguro que no era por la gripe.
Sostuve mi bolsa de libros cerca de mi pecho y mire hacia adelante
como un pequeño robot, después de lo que había sucedido, los
edificios que llegan al cielo, el césped cuidado en frente de las casas y
los automóviles que llenaban la carretera se sentían un poco falsos.
¿La mujer de la furgoneta en el semáforo a nuestro lado tendría idea
de que Coop arrojo a un maestro por la ventana?, ¿y luego herido
gravemente a otro estudiante? El conductor del autobús de la ciudad
volando por la intersección sabría que Coop había vomitado sangre y
el señor ¿sabría que hay algo más antes de enloquecer como el
infierno?, ¿Barker estaría bien?, ¿o el tipo al que le había azotado la
cabeza? No lo sabía, desde que pensé que esto saldría en las noticias,
le envié un mensaje a mi mama y le dije que estaba bien, no había
vuelto a saber de ella, pero eso no era raro. Probablemente era ardilla
en un laboratorio de alguna parte.
La normalidad de hoy había sido demasiado breve.
Apretando mi bolso como si fuera una bolsa de estrés gigante,
exhale largo y duro. Dios, le había disparado con un teaser. Le
dispararon varias veces y con una bala real y aún no había caído.
—¿Estás bien? —pregunto Zoe mientras nos acercábamos a la calle
hacia Foretoken.
Asentí con la cabeza. —¿Tu?
—No, en realidad no
—Yo tampoco —admití—, no puedo creer que eso haya pasado.
Zoe no respondió y ninguna de nosotros hablo mientras estacionaba y
cruzábamos la concurrida calle.
Clyde nos recibió en la entrada principal, dándonos la bienvenida con
un gruñido de reconocimiento.
Un señor cara de papa se asomaba en la parte delantera de su
camisa, entre un par de monos de jeans azules. Me cogió del brazo, su
agarre sorprendentemente suave, para una mano tan grande. Lo mire
y me asintió.
—Rostro.
No sabía lo que decía.
Los pircings en sus mejillas y cejas brillaban por las luces del techo,
mientras sacudía la barbilla otra vez, soltando mi brazo.
—Tienes sangre en la cara, chica
Oh, me limpie la mejilla, había un rasguño que había olvidado. —
Es solo un rasguño.
—Si Luc lo ve, podría reaccionar como si fuera una herida de bala —
se quejó y Zoe resoplo en acuerdo.
Clyde se metió la mano al bolsillo trasero y saco un pañuelo rojo y
blanco.
—La ubicación no es excelente.
No tuve oportunidad de protestar. Clyde fue rápido mientras jugaba a
la enfermera, limpiando cuidadosamente el rastro de sangre.
—Gracias —le dije cuando termino
Se quejó de nuevo —Luc probablemente todavía lo vera.
Realmente esperaba que no.
Clyde se alejó desapareciendo en los recesos más oscuros del piso
principal del club.
Me di la vuelta después de Zoe hacia la entrada de empleados.
Siempre me extrañaba ver el club así, vacío, sin gente y las sillas
sobre las mesas.
Acabamos de llegar al piso de Luc cuando la puerta se abrió, y ahí
estaba él, vestido con jeans y una camisa de camuflaje que decía: NO
PUEDES VERME.
Me reí fuerte, con mucha intensidad que me dolió la garganta, porque
a la luz de las cosas, parecía inapropiado.
—Emery acaba de decirme lo que paso. Heidi se lo dijo. —anunció, su
mirada parpadeando de Zoe hacia mí—. ¿Estás bien?
—¿Qué sabes?
—Que un chico se volvió loco en clases y que lanzo a un profesor por
la ventana. —Nos abrió más la puerta para poder entrar.
—Realmente eso solo es una décima parte de la historia.
Zoe pasó por la puerta.
—¿Heidi está en camino?
—Supongo que si —Luc se congelo cuando lo supo.
En menos de un segundo, estaba frente a mí.
Tropezando maldecí. —Dios odio cuando haces eso.
—Estas herida. —dijo levantando la mano y colocando un dedo en mi
mejilla. Solo entonces se giró hacia donde Zoe estaba—. ¿Qué paso?
Maldición, Clyde tenía razón.
—No estoy herida.
—Tienes un corte. Su mandíbula era dura como su barbilla, inclino la
cabeza hacia abajo—. ¿Cómo es que esta herida?
—Estoy totalmente bien. —Unmusculo se flexiono en su mandíbula
—Ella me empujo fuera del camino de una pata de una silla que se
había convertido en un proyectil. —explicó Zoe—. Le dije que no era
necesario.
Alejándome de Luc me acerque a Zoe. —¿Cómo que no era necesario?,
podrías haber acabado con la pata de la silla incrustada en la cabeza.
—Habría salido de su camino antes de que eso sucediera. Hizo una
pausa—. Soy así de rápida.
—Ella no habrá salido lastimada. —Luc me jalo de la manga de mi
camisa y me enfrente a él—. Y aunque fue bastante admirable lo que
hiciste, ella debe cuidar de ti y estoy segura de que Zoe lo aprecia.
Zoe se encogió. —No era necesario Luc
—Sabes lo que pienso, si alguien lanza una pata de una silla a la
cabeza de alguien que me importa y yo puedo intervenir. Voy a
intervenir. No me quedare sin hacer nada.
—Peaches.
—Excepto por ti.—le dije—. Dejaría que te golpeara en la cabeza
porque tienes un cráneo duro.
Un lado de su boca se curvo. —Estoy bien con ello,Peaches.
Entornando los ojos. —Lo que sea Luc.
Colocando su mano en mi espalda se agacho y susurro—: Me llevaría
mil patas de silla si eso significara que te quedaras fuera de peligro.
No tenía ni idea de cómo responder a eso, afortunadamente no tuve
que hacerlo porque Zoe comenzó a contarle a Luc lo que había pasado
y entramos directo en la habitación suya. Un espacio abierto con sofás
gigantes y una tv que era obscenamente grande. Kent se unió a
nosotros. Coca-cola en la mano y su mohawk todo parado. Siguiendo
a Luc me senté en el sofá y Zoe y Kent ocuparon unos asientos clase
puff que nunca había visto antes en la habitación de Luc.
Para cuando Zoe termino de contar lo que sucedió, había bebido casi
toda mi Coca-Cola y Kent la observaba sacudiendo lentamente su
cabeza.
—Eso es imposible. —dijo—. Los drones CRA no atacan humanos.
—Lo sé. —respondió ella—. Pero eso fue lo que sucedió y si él llevaba
contactos y se escondía, lo habría sentido
—Era como si tuviera fiebre o algo así, dijo que se iría a casa después
de hacer el examen. Estaba hablando y luego se descompuso y
comenzó a vomitar esas cosas.
Descanse mi Coca-Cola en mi rodilla mientras miraba a Luc.
—Es posible que haya conocido a un luxen y fue curado por él y
comenzó a mutar.
Kent negó con la cabeza. —La mutación no se ve así, te enfermas
y todo eso pero no te enfureces así, ¿verdad Luc?
Luc que había estado muy callado durante toda la discusión se inclinó
hacia adelante y apoyo las manos en sus rodillas. —Cuando Daedalus
estaba tratando de recrear la mutación, estaban desarrollando sueros
que se administraban en humanos que habían sido mutados. LH-11
fue uno de ellos al igual que el suero Prometeo.
Los músculos de mi cuello se apretaron. Esos eran los sueros que Luc
había hecho que Daemon y Kat consiguieran para mí.
—Los sueros fueron diseñados para acelerar la mutación y mejorarla.
A menudo no funcionaban, lo que provocaba que el sujeto mutase
rápidamente y en algunos casos, enfurecía. —explico Luc—. Así que si
le dieron algo así, entonces podría explicar la fuerza y la rabia.
—Pero, ¿Cómo era eso posible? —pregunte—. Daedalus ya no existe,
así que incluso si de alguna manera un luxen lo hubiese sanado,
¿Cómo se lo habrían dado?
—Tenemos algunas muestras de ellos. —dijo calmado—. Solo en caso
de emergencia. —señalo
Realmente no quería saber que emergencia justificaría el uso de
aquello. Pero era Luc y esto era Foretoken.
—Puedo entender que ustedes tengan sus manos puestas en estos
sueros, pero ¿y los otros luxen?
Luc me miro.—No es imposible, pero si improbable. Si eso es lo que lo
hizo, entonces significa que alguien mástenía lazos con Daedalus.
—¿Qué tan malo sería si ese fuera el caso? —pregunto Kent,
balanceándose para quedar más cómodamente sentado.
—Si fue un luxen quien hizo la mutación y le dio el suero, entonces
realmente apesta para ellos. —explico Luc
—Espera, ¿si se curó no tendría un rastro? —pregunté mirando a
Zoe—. ¿Tú lo habrías visto?
—Los rastros pueden desaparecer durante la mutación. La fiebre lo
quema. —explico—. Pero no vi ni un rastro en él y creo que yo lo
habría notado.
Las cejas de Luc se alzaron. —Entonces no séqué podría causar
la mutación espontanea con ese tipo de resultados.
Lo mire, con atención a lo que Luc no sabía. Porque Luc parecía
saberlo todo.
—Tal vez estamos analizándolo mal, quizás no fuera una mutación lo
que podría haberlo causado. —Zoe me miro.
Nadie respondió.
Pero pensé en la gente del complejo de apartamentos, enfermados por
algún tipo de virus que los reporteros habían dicho que un luxen
había traspasado a un humano. Mama me había dicho que era
imposible, pero ¿y si se equivocaba? La gente de Kansas City se
enfermó y murió como Ryan hace unas semanas. Ryan podría haber
tenido la gripe, pero ¿y si había algo como la gripe que los humanos
estaban absorbiendo de los luxen?
9
Traducido por: Vania Sánchez Schweitzer
N
Corregido por: Patty
M
Corregido por: Patty
9
Error (Aunque no sé por parte de quién) Ya que en el pdf en inglés del libro aparece Shane,
pero ya Evie había mencionado que era Shade.
10
Pickud Lines (Frases para coquetear en el idioma inglés).
Riendo por lo bajo, me puse de espaldas. Luc dijo las peores frases
para coquetear que había escuchado en toda mi vida, y aun así nada
me distrajo más que sus ridículas frases.
—Eres un idiota.
—Tengo una aún mejor —Se deslizó hacia abajo para que nuestras
cabezas descansaran sobre almohadas—. ¿Tu padre era un
extraterrestre?
—No quiero ver a dónde vas con esto.
—Porque no hay nada como tú en la tierra.
—Por favor deja de…
—Nunca —hubo una breve pausa—. Debes ser una escoba, porque
me has puesto de pie.
—Eres una bola de maíz de proporciones épicas de bolas de maíz.
Estaba más cerca, nuestras bocas a centímetros de distancia.
—Pero me extrañas cuando no estoy aquí.
Cerrando los ojos, dejé escapar un pequeño suspiro. Extrañaba sus
estúpidas camisas que siempre eran tan aleatorias. Echaba de menos
la forma en que podía irritarme un segundo y hacerme estallar en
carcajadas al siguiente. Extrañaba la tonta y misteriosa media sonrisa
que siempre parecía estar en su rostro, como si estuviera en todos los
secretos del universo. Lo extrañaba antes de aparecer al azar en la
ventana de mi habitación como un bicho raro con una lata de Coca-
Cola fresca y fría. Extrañaba la forma en que a veces parecía que no
podía quitarme los ojos de encima. Extrañaba la forma en que me
miraba, porque nadie, especialmente Brandon, me miraba como si
fuera la única persona importante para él en todo el mundo.
Extrañaba…
—Te extraño cuando no estás aquí, Peaches.
Incluso extrañaba ese apodo idiota.
Respiré hondo, abrí los ojos y vi que los suyos estaban cerrados, esas
gruesas pestañas abanicaban sus mejillas.
—Te echo de menos.
11
Traducido por: Irupé
Corregido por: Patty
Eran poco antes de las cinco cuando Luc respondió. No preguntó por
qué le estaba enviando mensajes de texto.
Su respuesta fue:Encuéntrame en Walkers.
Walkers era una hamburguesería no muy lejos de mi casa, y servía
hamburguesas fritas increíbles. Como hamburguesas de la vieja
escuela, ni siquiera remotamente saludables. No había estado allí en
años, pero siempre les daba una mirada de anhelo cada vez que
pasaba por el estacionamiento generalmente lleno.
Cuando agarré mi bolso pequeño del asiento delantero y salí del viejo
Lexus que había pertenecido al hombre que pensé que había sido mi
padre, sentí como si un nido de mariposas revoloteara en mi pecho.
¿Por qué demonios estaba tan nerviosa?
No tenía ni idea.
Bueno. Eso fue una mentira.
Estaba nerviosa porque lo había besado hace dos días. No lo fue,
pero casi lo hice. Aunque lo había visto desde entonces, estaba...
estaba enamorada de Luc.
A pesar del hecho de que estaba 100 por ciento segura de que le había
roto la mano a Brandon. No es que Brandon no lo mereciera, pero Luc
no podía simplemente correr rompiendo las manos de la gente.
Cerrando la puerta, me subí a la acera y me dirigí a la puerta de
cristal. Había volantes pegados a lo largo de las ventanas delanteras
del restaurante. La mayoría parecía que habían estado allí un tiempo
y estaban ofreciendo cosas en venta o gratis. Alguien tenía una
camada de adorables gatitos en blanco y negro.
Pero uno de los volantes se destacó. Es difícil no notarlo ya que estaba
justo en el centro de la puerta y usaba letras grandes y audaces.
LUXEN NO BIENVENIDOS AQUÍ.
Debajo de las palabras estaba la cara alienígena estándar, la cabeza
ovalada y los grandes ojos negros. El símbolo de la barra invertida del
círculo estaba sobre él11, supongo, ¿para los extraterrestres que no
podían leer?
Eso tenía que ser nuevo. La última vez que estuve aquí, no le
prohibieron a los Luxen comerse sus pedazos de cielo que obstruyen
las arterias.
¿Por qué elegiría Luc un lugar que discriminara a los Luxen?
Por otra parte, no estaba exactamente sorprendida por eso.
Al abrir la puerta, fui inmediatamente rodeada por el aroma digno de
grasa de carne frita y cebolla, una combinación que solo funcionaba
en los comensales. Sosteniendo mi bolso, escaneé las mesas redondas
en el medio mientras daba un paso adelante. No lo vi. ¿Y si todavía no
estuviera aquí? Y si…
Ahí.
Vi a Luc
11
El círculo y la línea roja son el símbolo universal de ´PROHIBIDO´.
El hecho de que todo lo que necesitaba ver era un poco de su cabello
sobre las cabinas de vinilo rojo y sabía que era él, me hizo querer
golpearme la garganta. Ugh Los enamoramientos eran estúpidos.
Pasé alrededor de una mesa llena de niños y comencé a caminar
hacia la parte de atrás del restaurante. A la derecha de donde estaba
sentado, había una televisión encendida, transmitiendo alguna
estación de noticias.
Luc no levantó la vista cuando me acerqué a la mesa. Estaba
concentrado en algo en su teléfono.
—Peaches —dijo—. Incluso en este lugar lleno de grasa, todavía puedo
oler los duraznos.
Con el ceño fruncido, me deslicé en la cabina frente a él, colocando mi
bolso a mi lado.
—¿Te das cuenta de lo extraño que es eso, tu fascinación por los
duraznos?
—No es mi fascinación por los duraznos. Es mi fascinación con los
melocotones. Tú. ¿Eso es espeluznante?
—Sí —dije, alargando la voz mientras esta horrible parte de mí que
existía en lo más profundo, muy profundo en el interior se puso un
poco... vertiginosa.
—Tampoco me importa que sea raro. Estoy viviendo mi mejor vida por
aquí —Finalmente levantó la vista, y yo... Dios, mi aliento hizo esta
pequeña cosa atrapada. Esos ojos. El color violeta era sorprendente,
sin importar cuántas veces los vi. Él era…
—¿Extraordinariamente guapo? ¿Tanto es así que te preguntas cómo
es que un espécimen tan perfecto podría estar sentado frente a ti?
Mi mandíbula se contrajo cuando el calor me infundió las mejillas.
—¿Tan ardiente que casi no puedes creer que soy real? —continuó—.
Lo sé. También me cuesta creer que soy real.
—Eso no es…
Se inclinó, apoyando la barbilla en la palma de su mano. Un mechón
de cabello ondulado cayó hacia adelante, rozando sus cejas.
—¿Eso no es lo que estás pensando?
Respiré profundamente. No estaba pensando eso exactamente, pero sí,
algún tipo de variación.
—Sal de mi cabeza, Luc.
Se rio por lo bajo.
Mis ojos se entrecerraron.
—¿Necesito recordarte que dijiste que no leerías mis pensamientos?
Solo hemos tenido esta conversación un millón de veces.
—Dije que en su mayoría no leería tus pensamientos. Y como he dicho
antes, a veces eres tan ruidosa que no puedes pararlo —Él se encogió
de hombros mientras su mirada parpadeaba sobre mi hombro—. Ya
era hora. Estoy sediento.
Apareció una mujer mayor, colocando refrescos altos frente a cada
uno de nosotros, junto con pajitas.
—Dos golpes —ella le guiñó un ojo a Luc—. Tus pedidos saldrán en
breve.
Esperé hasta que la camarera se fue y luego me incliné hacia
adelante.
—¿No te preocupa estar aquí ya que son anti-Luxen? —pregunté. No
podía distinguir un Origen aparte de un Luxen, así que dudaba que
los propietarios de Walkers pudieran. Y dudaba que vieran una
diferencia entre los dos, incluso si lo supieran. Luc no llevaba lentes
de contacto. Si un avión no tripulado CRA entrara aquí, la mierda
golpearía al ventilador.
Un lado de su boca se levantó.
—¿Me veo preocupado?
—No. Te ves pomposo y arrogante.
La sonrisa se extendió en una sonrisa.
—Creo que esas son dos descripciones geniales para mí.
—Lo pomposo no se ve bien en nadie, amigo —le respondí
secamente—. Y solo para tu información, no estaba pensando en que
estuvieras caliente.
Eso fue, de hecho, una mentira total.
Luc sonrió mientras arqueaba una ceja.
Dios mío, lo estaba haciendo de nuevo.
—Luc…
—Te pedí una hamburguesa con queso y tocino, sin tomate y sin
pepinillos —interrumpió, recogiendo una de las pajitas.
Completamente desprevenida, comencé a preguntarle cómo sabía
que no me gustaban los encurtidos o los tomates en mis
hamburguesas, pero luego me di cuenta.
—¿Entonces antes tampoco me gustaron?
Su mirada se dirigió a la mía y luego se alejó.
—No. Te gustaba comerlos por separado. Tomates de jardín...
—¿Cortado y con sal? —susurré.
Esos ojos se encontraron con los míos de nuevo.
—Sí. Los encurtidos estaban bien siempre que...
—No estén en nada —sentándome, dejé caer mis manos en mi
regazo—. Wow.
Pasó un largo momento.
—Entonces, ¿querías verme? Sé que me extrañas aunque anoche te
acurrucaste contra mí.
—No estaba acurrucada contra ti —¿Lo estaba? Sinceramente, no lo
recuerdo. Se había ido cuando desperté esta mañana.
Metió la pajita en mi bebida.
—Estabas envuelta a mí alrededor como un pulpo.
Lo fulminé con la mirada.
—Por cierto, solo voy a recordarte que anoche me dijiste que me
extrañaste.
Lo hice.
—Debo haber estado drogada.
—Es solo mi presencia.
Resoplando, tomé el envoltorio de paja y comencé a doblarlo en
pequeños cuadrados.
—Te envié un mensaje de texto porque necesitamos hablar de
Brandon.
—¿Quién es ese?
Le lancé una mirada insípida.
—Sabes exactamente quién es él. Especialmente desde que le
rompiste el brazo esta mañana.
—Oh, ese tipo —me miró, concentrándose en mis dedos—. Le rompí la
mano, en realidad. No su brazo. ¿Qué hay de él?
Mis dedos se detuvieron.
—¿Qué hay de él? Le rompiste la mano.
Luc asintió, tomando un sorbo de su bebida.
—Eso hice.
Lo miré por un momento.
—Eso no estuvo bien, Luc.
—¿No lo fue?
La camarera apareció justo entonces, colocando dos platos apilados
con hamburguesas y papas fritas frente a nosotros.
—¿Algo más que ustedes dos necesiten?
Sacudí la cabeza y Luc dijo—: No por el momento, pero gracias.
La señora mayor asintió y luego se dio la vuelta, corriendo hacia otra
mesa.
Luc agarró la botella de ketchup y luego procedió a ahogar su
hamburguesa en ella.
—No debería haberte agarrado en primer lugar —me ofreció la
botella—. Y definitivamente no debería haberte agarrado lo
suficientemente fuerte como para dejar moretones.
Tomé la salsa de tomate.
—Estoy de acuerdo, pero eso no significa que el que le rompas la
mano está bien. Esta no es una sociedad ojo por ojo.
—Tienes razón. Es una sociedad de mano por un moretón —Luc
mordió su hamburguesa y, milagrosamente, nada del ketchup se filtró
y golpeó su camisa. Eso solo tenía que ser el resultado de
superpoderes alienígenas—. Vamos a tener que aceptar estar en
desacuerdo.
Suspiré.
—Luc.
—¿Sabes que mucha gente pronuncia mi nombre para la Suerte? —
preguntó mientras yo daba un mordisco más pequeño.
Ketchup golpeó la mesa. Suspire nuevamente.
—No. No lo sabía. Y no intentes cambiar de tema.
La mitad de su hamburguesa ya se había ido.
—¿Sabías que a veces, cuando estás dormida, haces pequeños ruidos
de animales?
Bajando mi hamburguesa, fruncí el ceño.
—¿Qué?
Sus labios se fruncieron cuando una expresión pensativa se asentó en
su rostro.
—Anoche, cuando te quedaste dormida una vez que Shane y Ryan
llegaron a la cervecería, estabas haciendo estos pequeños ruidos como
de cachorro.
Mi cabeza se inclinó lentamente hacia un lado.
—¿De verdad?
—Deveras.
El calor se deslizó en mi cara.
—Estás mintiendo.
—Nunca haría tal cosa —sus ojos brillaron—. Por cierto, me fui
alrededor de las cuatro, y juraría que Sylvia ya había salido de la casa.
—Ha estado yendo a trabajar temprano —rodando los ojos, tomé un
bocado de mi hamburguesa—. Y deja de intentar cambiar de tema,
loco. No puedes correr y romper las manos de la gente, Luc.
Terminando su hamburguesa, pasó a sus papas fritas.
—Puedo correr y hacer lo que quiera.
—Voy a arrojarte esta hamburguesa en la cara.
Sus labios se torcieron.
—Por favor apunta a mi boca.
—Eres ridículo.
—Entre muchas otras cosas —levantando una papa, me señaló—.
Mira, sé que mi reacción al enterarme de que un chico te agarró lo
suficiente como para dejar moretones puede verse como excesiva, pero
si te toca otra vez, lo haré peor.
—Luc, en serio...
—Odia a los Luxen, ¿verdad? ¿Piensa que no se merecen los derechos
básicos y que no hay nada mejor que un Luxen muerto? —Él se
inclinó hacia delante con la voz baja—. Sienten lo mismo por aquellos
que apoyan a los Luxen, interactúan con ellos y los protegen. Él siente
lo mismo por ti, y lo demostró cuando te agarró.
Se me revolvió el estómago.
—Entonces, necesitaba una muy buena advertencia para mantenerse
alejado de ti —Luc se metió la papa en la boca—. Y si no lo hubiera
hecho, Connor lo habría hecho, y dado que Connor está registrado y
rastreado, eso no habría terminado bien para él.
—Puede que no termine bien para ti. Puede que no estés registrado,
pero no es que seas invisible —cogí la servilleta para limpiarme los
dedos—. Demonios, estás aquí sin contactos, y no tengo idea de cómo
nadie se da cuenta de lo que eres.
—Porque las apariencias pueden ser engañosas, Peaches.
Mis ojos se entrecerraron mientras limpiaba mis dedos.
—¿Cómo es eso?
—Bueno, puede haber un letrero anti-Luxen en la puerta de entrada
de este elegante y grasiento establecimiento, pero ¿nuestra camarera?
Uno de los raros Luxen más viejos. No registrado y oculto a plena
vista.
Lo miré fijamente.
—¿Y ese feliz grupo de adolescentes de allí? Ninguno de ellos es
humano —cuando comencé a mirar detrás de mí, me detuvo—. No
seas obvia, Melocotones. ¿Los propietarios?
—¿Luxen? —susurré.
—Una mujer Luxen y su esposo híbrido. La pareja mayor que todos
piensan que los dueños son, en realidad son señuelos. Son solo dos
humanos que conocen a los verdaderos dueños desde hace más de
una década.
Colocando la servilleta sobre la mesa, recogí mi Coca-Cola mientras
reflexionaba sobre esto.
—Realmente están ocultos a la vista.
Luc sonrió.
—Estamos a salvo aquí.
Mi mirada se conectó con la suya, y un extraño aleteo comenzó en lo
profundo de mi pecho como si hubiera un nido de colibríes intentando
zumbar para salir. Lo cual fue muy estúpido, porque me molestó tanto
como me gustaba.
Que era mucho.
Luc recogió una papa frita y se la metió en la boca. No rompió el
contacto visual. Ni una sola vez.
El calor pinchó mi piel cuando los labios de Luc se levantaron. Una
conexión zumbante y ardiente se encendió a la vida. El zumbido en mi
pecho se extendió a mi estómago. Más intenso que antes, y sabía que
eso solo podía significar una cosa.
Problemas.
Grandes problemas.
12
Traducido por: Beth
Corregido por: Patty
O al
M ientras crecía, amé Halloween—Halloween y Navidad.
menos pensé que lo hacía. Quién sabía si realmente lo
hacía desde que no tenía recuerdos reales antes de los últimos cuatro
años, pero cada Halloween que podía recordar, amaba disfrazarme y
ver películas de terror mientras me llenaba de dulces.
Este año era diferente. Todo se sentía mal, y no era sólo porque
de hecho estaba en un club en lugar de la casa de Zoe o Heidi,
sentada junto a Luc y mirándolo como…
—Peaches…
Me sentía como si tuviera que estar ahí afuera, bailando con mis
amigas y divirtiéndome, en lugar de sentarme aquí, demasiado
asustada, demasiado controlada, demasiado lo que sea para sólo
dejarlo ir y ser quien solía ser.
—Lo juro por Dios, estoy diciendo la verdad, mi pequeña sexy Big
Bird.
—Creativo.
—¿Belle Star?
—Ella fue una famosa forajida que se creía estuvo con Jesse
James —explicó, y ahora que sabía que nos disfrazamos de forajidos,
pensé que sonaba adorable—. Ninguno de nosotros realmente sabía
12
Personajes de la franquicia: Star Wars
quiénes eran. Fue idea de Clyde. Tú… estuviste enferma un año y no
fuiste. —Su voz se calmó—. Habías estado tan emocionada de ir.
Halloween y Navidad eran tus festividades favoritas, pero estabas tan
enferma. —Hubo una pausa—. Eso fue antes de que supiéramos qué
estaba mal contigo. Paris pensó que era la gripe.
Rodé mis ojos. —No son asquerosas. Son un delicioso cielo hecho
de coco y chocolate.
—Sí y no. Pensabas que James Bond debió haber sido Janet
Bond.
Todo lo que sabía era que no me sentía como ella justo ahora.
—Okay.
—¡Eres Pennywise!13
—Algo así. —Se echó hacia atrás, bajando las cejas mientras
señalaba las lágrimas debajo de sus ojos—. Soy Pennywise Emo.
—Me gusta pensar que soy la versión de Pennywise que aún come
niños pero se siente mal después de eso. No sólo porque imagino que
los niños pueden dar indigestión sino porque comer niños podría
hacerme sentir como un glotón y soy intolerante al gluten. Siento que
los niños estarían llenos de gluten —explicó mientras Luc parpadeaba
13
Personaje del escritor Stephen King. Pueden leer su historia IT (Aunque el nombre del
personaje aparece en varias de sus historias). Técnicamente es un payaso asesino con
extraños poderes que sale en busca de sangre.
lentamente—. Y sería agotador, ya sabes, tener que atraer a los niños
a las alcantarillas para ñom ñom en ellos. Imagino que cuando no
estuviera comiendo niños, me deprimiría, lamentando lo difícil que es
mi vida y cómo todos me malentendían.
—Lo he hecho.
—Eso soy. —sonrió Kent felizmente, lo que era una vista extraña
con las lágrimas y todo—. ¿Dónde está Grayson?
Era algo que solía hacer como Nadia, así que ¿por qué no podía
hacerlo ahora?
Era Grayson.
Grayson arqueó una ceja hacia él. —Todo el mundo parece estar
pasando un momento increíble. —Su tono podría haber congelado
más a los glaciares—. Me alegro mucho de haber venido aquí.
No me moví.
Demonios.
Me congelé.
Luc nunca me había pedido hacer eso. Una vez había preguntado
si él esperaba que confiara en él, y él había respondido que nunca
había pedido eso de mí.
¿Y ahora lo hacía?
Luc caminó alrededor para estar parado frente a mí. Había una
curvatura secreta en sus labios, una que causó que mi estómago se
enroscara. Sin decir una palabra, él quitó cuidadosamente el gorro y
los lentes de esquí que usaba, dejándolos en el sofá.
Sin tener idea de lo que planeaba, le dejé tomar mis manos en las
suyas. Un momento después, un ritmo constante resonó desde su
teléfono, solo el sonido de la batería, junto con los riffs de la guitarra.
Don’t fret, precious, I’m here… (No te preocupes, preciosa, estoy aquí…)
—No tienes que ser como eras. —Sus labios rozaron mi oreja—.
Sólo necesitas ser tú.
Me dejé ir.
Que aún era ella, porque eso era de lo que se había tratado.
Bésame.
Me gustas.
Te deseo.
—Tú —habló él—. Sólo has sido tú. Ahora. Antes. No ha habido
nadie más. Sólo… no puede haberla.
Whoa.
Luc vaciló.
—Tal vez, pero es más que eso. Eras parte de este mundo antes,
pero ya no más. Lo que está pasando aquí no te toca. Lo que yo hago
no te toca.
—Ella está aquí porque quería estarlo. —El tono de Luc no dejaba
espacio para argumentos, y resistí la urgencia de sacarle la lengua a
Grayson—. ¿Cuál es su condición?
—¿Sí?
—Cállate.
Dawson miró a Luc antes de hablar, y supuse que lo que sea que
vio en la expresión de Luc fue interpretado como permiso.
Todos siempre veían primero a Luc antes de hacer algo.
¡Oh por Dios! Mis manos se cerraron en puños, pero antes de que
pudiera gritarle, Dawson estaba hablando de nuevo.
Luc lo ignoró. —Lo sé. Es por eso que deberías volver a la cama,
así puedes mejorar.
Sarah se levantó.
Sarah levantó su cabeza. Sus ojos, Whoa, sus ojos eran orbes
negros con un centro que era…
Miré a Grayson.
Las pupilas de Sarah eran como las de los Luxen, como las de
Grayson, cuando estaban a punto de tomar su verdadera forma. Sus
pupilas eran como dos estrellas en la oscura noche.
No se detuvo.
Me tensé. —Ella va a…
Lo miré.
—No creo que haya nada que cause eso —dijo Heidi.
—Era muy similar a lo que pasó con Coop —dije—. Pero tampoco
fue lo mismo. Como, él no levitó o tenía venas negras, pero era
superfuerte.
—Haya sido como lo que pasó con ese chico Coop o no, nunca
había visto algo como eso. —Kent pateó con una pierna rayada en el
sofá a nuestro lado, asustada del tipo salir corriendo del edificio
gritando y agitándome. ¿Tres meses atrás? Totalmente lo habría
hecho. ¿Ahora? Estaba perturbada por lo que había visto, pero
también había visto muchas cosas raras y perturbadoras desde que
Luc había vuelto… a mi vida.
Kent cruzó los brazos. —Ella era tan humana como lo soy yo, a
pesar de lo que Grayson pueda decir sobre mí.
—Sé que ustedes chicos dijeron que las mutaciones no lucen así,
pero tal vez eso es lo que es —dijo Heidi—. Y nadie sabe con seguridad
si esos sueros que el Daedalus utilizó aún están allá afuera.
Luc era… él era un chico quien, un poco más de una hora antes,
había bailado conmigo y me había dicho que yo sólo tenía que ser
quien ya era, no quien solía ser. Él podía hacerme reír con sus
ridículas sorpresas y terribles piropos, distraerme cuando me perdía
en el pasado que no podía recordar o el miedo residual del ataque de
Micah. Él era un chico quien vestía absurdas playeras y refugiaba
Luxen y humanos por igual que estaban en necesidad, recogiendo
gente a su alrededor como uno tomaría y cuidaría animales callejeros.
Él ayudó a Emery a limpiarse. Luc era amable.
Lo había visto con mis propios ojos, cuando tres Luxen se habían
presentado y uno de ellos me había atacado. Lo había visto cuando él
finalmente terminó el reinado asesino de Micah. Había visto la
precisión brutalmente fría de sus asesinatos, y también había visto la
mirada embrujada en esos impresionantes ojos amatista después. No
había matado a Brandon, pero había roto la mano del tipo sin ningún
remordimiento.
Un estremecimiento me atormentó.
¿Pero no lo hacía?
—No creo que lo que Luc ha tenido que hacer está mal. Sin
embargo, todos ustedes hablan de matar como si no fuera nada, pero
sé que es algo para Luc —para todos ustedes—, y que es una parte
cotidiana de sus vidas. —Dejé de jugar con mi cabello—. Para ser
honesta, no sé qué pensar al respecto porque… todo esto es nuevo
para mí.
Este era un mundo del que solía ser parte, antes cuando había
sido Nadia. No tenía idea de si había aceptado fácilmente la
implacable naturaleza de la supervivencia o si me había angustiado
también entonces.
Resoplé.
—¿Crees que lo que sea que le haya pasado es lo mismo que le pasó a
Coop? —pregunté.
—No lo sé, Peaches. —Su mirada se deslizó hacia mí, y sentí sus
dedos moverse entre los mechones de mi cabello, encontrando el
centro de mis hombros. Luc estaba siempre… tocándome, siempre
que estaba sentado cerca, pasando su mano sobre la mía o jugando
con mi cabello. El acto parecía casi inconsciente, como si no notara su
necesidad de probar de que yo estaba, de hecho, sentada junto a él.
No me importaba. Si lo hiciera, no lo dejaría. Para ser honesta, me
gustaba porque había esta parte profundamente escondida dentro de
mí que necesitaba el recordatorio de que él estaba también ahí.
De ninguna manera.
—Es como por lo que algunos de esos sujetos pasaron, pero no.
Los que vi fueron más… sangrientos. —Dawson exhaló pesadamente—
. Y el Daedalus ya no existe, así que no puede ser eso.
—O tal vez —Dios, no puedo creer que esté diciendo esto—, pero
tal vez es algún tipo de enfermedad —dijo Emery, exhalando
pesadamente—. No pensamos que haya algo que podamos pasarle a
los humanos, pero las cosas evolucionan, ¿cierto? O tal vez es algo
humano que no hemos visto aún. Todos ustedes vieron las noticias
acerca de la gente que se enfermó con algo que parecía la gripe,
¿cierto? Los mató rápidamente y supuestamente tenía síntomas que
ninguno de los doctores había visto antes. Ustedes chicos ya tuvieron
a alguien muriendo en la escuela, y luego el otro chico se enfermó.
La emoción golpeó a través de mí. Por una vez, podría ser útil
cuando se trataba de uno de sus problemas en lugar de ser parte de
su problema. —Puedo hablar con, um, mi mamá. Es decir, si alguien
sabe cualquier cosa sobre el Daeda…
Sus ojos se movieron a los míos, esos ojos con tonos de joya tan
duros como el granito. —No quiero que discutas nada de lo que ves
aquí con Sylvia Dasher.
—Bien.
Luc no respondió.
Presioné mis manos entre mis rodillas. —Ella no. Lo juro. Sé que
trabajó para ellos, pero ustedes no lo entienden.
—No va a pasar. —Luc se puso de pie una vez más—. Lo que pasó
en la escuela no es lo mismo que está pasando aquí.
Luc bajó la barbilla hacia mí, con voz baja. —Ni remotamente. No
confiaría en ella con un ratón de laboratorio —dijo, y jadeé, porque
eso parecía excesivo—. Ni siquiera confiaría en ella con Diesel.
—¿Cómo qué?
—Aún no me dices sobre Sarah o lo que pasó con los otros Luxen.
Aún no me dices el 99 por ciento de las cosas que haces aquí incluso
cuando tienes oficiales apareciendo al azar, y apuesto a que eso pasa
seguido incluso cuando yo sólo sé de esa única vez.
—No te digo a donde voy con esos Luxen o donde son recogidos
porque conocimiento como ese te pone en peligro, y también te vuelve
peligrosa.
—Sylvia no es tu madre.
Porque al final del día, ella era mi madre. Ella mantenía un techo
sobre mi cabeza y mi estómago lleno. Ella me cubría de amor y
aliento, y era mi madre en cada sentido de la palabra.
Eran del tono más pálido de azul que hubiera visto alguna vez,
como si los irises hubieran sido drenados de casi todo el color.
Oh no.
Nunca había visto a uno, pero sabía que eso era lo que estaba
mirando, y eso significaba que tenía que salir como el infierno de aquí.
Espera.
Pero si él podía captar eso en mí, ¿el dron RAC no habría detectado el
ADN? ¿O eran los Arum más sensibles?
¿Lore?
Lore levantó las manos, dando otro amplio paso lejos de mí. —No
toqué ni un solo pelo de su cabeza. Todo lo que hice fue sorprenderla.
Accidentalmente. No a propósito. Estoy comportándome bien.
15
Enfermedad de Transmisión Sexual.
¿Había sido un Arum?
Grayson estaba repentinamente frente a mí. Era casi tan alto como
Luc, y se alzaba sobre mí. Cada instinto que poseía me gritó para dar
un paso atrás, y pensaba que sintió eso basada en su sonrisa
burlona.
Resoplé mientras jugaba con un popote. —No puedo creer que ella
esté sólo desaparecida. Como, ¿a dónde demonios se fue?
—Emery parecía pensar que ella había atrapado algún virus extraño
que vimos en TV, pero si los Luxen no pueden enfermar a los
humanos, e incluso si fuera algo relacionado…
—No hace que todos ustedes hagan eso. —Asintió Zoe—. A menos que
sea algo totalmente loco. Quiero decir, algo que alguien ha creado,
pero con el Daedalus desaparecido, eso no tiene sentido.
Moví mi muffin sobre uno de sus lados. —Vi la cosa más rara cuando
me fui anoche, no tan extraña como lo que le pasó a Sarah, pero rara.
—Estoy un poco confundida. Pensé que los Arum eran, como, los
chicos malos. Los archienemigos de los Luxen.
Había una parte ingenua de mí que quería creer que los Luxen que
eran capturados estaban ahí afuera, en algún lugar seguro, porque
era más fácil vivir con eso. Pero la ingenuidad no igualaba la
estupidez. Después de todo lo que había aprendido, lo sabía mejor.
Zoe sonrió hacia mí mientras un rizo caía sobre su mejilla. —Ya estás
ayudando.
—¿Cómo?
Me recliné.
—Sabes que fue ella quien mató a Jason, ¿cierto? Fue ella. No Luc. Su
matrimonio entero se desmoronó cuando se enteró de lo que él
formaba parte.
—¿Pero qué?
Abrí mi boca.
—Esta es la cosa. Ella pudo haber estado hasta las rodillas en todas
las cosas de Daedalus y después tuvo un cambio de corazón. O pudo
no haber tenido nada que ver con esos horribles experimentos.
Nosotros sólo no lo sabemos.
—¿Y te daría recuerdos falsos de la Evie real?—Su voz era baja, pero
sus palabras me golpearon como un rayo—. ¿Por qué hizo eso?
—No. Es decir, él me dijo que me llevó con ellos y que hizo el trato,
pero no tuve una línea del tiempo de eventos o algo.
Comencé a decir que sí, ¿pero eso era cierto? Mis recuerdos después
de la invasión eran breves y vagos. Recordaba… quedarme adentro
mucho tiempo, acurrucada con libros… mirando televisión cuando
comenzó a funcionar otra vez. Sin embargo, mientras más pensaba en
esos recuerdos, más frágiles se volvían. Aparecían agujeros, largos
periodos de tiempo donde no podía decir exactamente qué había
estado haciendo. Sólo vistazos de sentarme frente a la ventana o en el
sofá con un libro y el sentimiento de… espera.
Antes de averiguar quién era yo, recordaba lo suficiente para no
cuestionar la vaguedad de mis recuerdos, ¿pero ahora?
Antes de que Luc y yo nos fuéramos, miré a Heidi. Las dos chicas
estaban dormidas, y no quería despertarlas, así que me escabullí,
diciéndome que volvería al día siguiente.
Una vez que estaba en el auto, con Luc detrás del volante,
agarramos hamburguesas y respondí la cadena de textos de James.
Quería saber dónde habían desaparecido todos después de la alarma
de incendios, y odiaba ser evasiva.
—Sé que no puedo decirle a James la verdad, pero esto apesta. —
Volví a poner mi teléfono en mi bolso y lo dejé junto a mis pies—. Es
como tener una vida alternativa.
Él arqueó una ceja. —Será más fácil.
—¿En serio? —Me quedé mirando el oscuro tramo de árboles. La
subdivisión en la que vivía estaba rodeada de espesos bosques a
ambos lados de la carretera, y eso me gustaba. Ahora parecía oscuro y
lleno de pesadillas—. No estoy segura de si eso es algo bueno.
Él me miró. —Depende de cómo lo mires.
No estaba segura de qué otra forma podría mirarlo, pero si era
bueno o malo, ahora era mi vida y tenía que lidiar con eso.
Cuando llegamos a la entrada, supe de inmediato que mamá
todavía no estaba en casa. No era tan tarde, pero la única luz
encendida estaba en el pasillo de arriba, indicando que aún no había
regresado de Frederick.
Miré a Luc mientras él apagaba el motor. —Gracias de nuevo...
—No me agradezcas por esto.
—Lo acabo de hacer.
—No lo acepto —Abriendo la puerta del lado del conductor,
desplegó su largo cuerpo y salió.
Me apresuré a salir del auto, casi olvidando mi mochila.
Arrancándolo, me lancé sobre la hierba, haciendo que se encendieran
los detectores de movimiento. Luc estaba esperando en el porche
delantero. —¿Qué estás haciendo?
Su rostro estaba ensombrecido bajo la luz del porche. —
Esperando a que abras la puerta.
Ladeé la cabeza. —Me imaginé eso, pero ¿vienes?
—No te quiero aquí sola. No cuando April está afuera y no
tenemos idea de dónde está. —Hizo una pausa—. Si no me quieres
aquí, puedo volver a llamar a Zoe o...
—No, está bien —Excavando las llaves de mi casa, abrí la puerta
principal, esperando que no se diera cuenta de cómo me temblaban
los dedos—. Solo tenemos que tener cuidado.
—Sylvia se enloquecerá si llega a casa y me encuentra —Se rió
por lo bajo mientras me seguía—. Ella no sabrá que estoy aquí.
Aunque mamá no había dicho nada sobre la última visita
nocturna de Luc, no estaba segura de que eso significara que no tenía
idea de que él había estado aquí. De pie en el vestíbulo, cambié mi
bolso por mi brazo.
—Necesito darme una ducha rápida —Aunque estaba usando
una de las térmicas de Luc que olía a él, sabía que había sangre en
lugares donde Luc no había limpiado—. Si todavía tienes hambre o
quieres tomar una copa, hazlo.
Su mirada se dirigió hacia mí y asintió, con las manos en los
bolsillos.
Dudé y luego giré sobre mis talones, subiendo corriendo las
escaleras. Una vez en mi habitación, cerré la puerta y dejé mi bolso
junto a mi escritorio. Cogiendo un par de pantalones de dormir, me
desvestí rápidamente, enrollando mis jeans en una bola y
arrojándolos al cesto. Empecé a agarrar una camisa pero decidí traer
la camisa prestada de Luc conmigo.
Después de pasar un cepillo por mi cabello, arrancando Dios sabe
cuántos mechones en el proceso, lo levanté con un moño y luego me
metí en la ducha.
El agua caliente me picó el pecho y el estómago, haciéndome
estremecer al estar debajo del rocío. Respiré hondo, pero no fue a
ninguna parte. Lentamente, levanté mis manos, colocándolas sobre mi
cara.
Algo crujió dentro de mí. Había una pared que nunca supe, y no
era una pequeña fisura, sino una fractura que sacudía cada hueso de
mi cuerpo. Las lágrimas corrieron por mi garganta y brotaron detrás
de mis ojos cerrados. No había forma de detenerlas, y las dejé salir,
apretando fuertemente la mandíbula para no emitir ningún sonido.
Lloré por Heidi y lo cerca que había estado de morir hoy. Lloré por
el pánico que Emery debió sentir cuando la vio. Lloré por lo asustada
que Zoe y yo habíamos estado esperando saber si Heidi iba a estar
bien. Y lloré porque no quería que Luc estuviera enojado todo el
tiempo. Lloré porque tenía el afecto de Luc, su lealtad, pero no tenía
su confianza y, la verdad era que lo dudaba, una y otra vez. Estar
juntos.
De nuevo juntos.
Aparté mis manos temblorosas de mi cara y tomé mi esponja
rosa, enfocándome en restregarme la piel hasta que se volvió rosa y el
agua que rodeaba el desagüe estaba limpia. Para cuando me sequé y
me puse mis pantalones cortos para dormir y la térmica de Luc, el
vapor había cubierto el espejo y lo había juntado. Abrí la puerta y mi
corazón se lanzó a mi garganta.
Luc estaba en mi habitación, parado frente al panel de corcho de
fotos. Miró por encima del hombro, su mirada recorría desde la punta
de los dedos de mis pies, dedos de los pies que aún necesitaba
quitarme el esmalte o rehacerlo, hacia los mechones de cabello
húmedo que se enroscaban alrededor de mis mejillas. Una suave
sonrisa apareció.
—Lo siento —dijo, volviendo a las fotos clavadas—. Pensé que
debería esperar aquí por si Sylvia llega a casa.
—Tiene sentido. —Tocando el borde de la térmica gris, me
acerqué a la cama y me senté—. Espero que no te importe que llevo
puesta tu camisa.
Luc se volvió hacia mí. —En realidad, es exactamente lo
contrario.
No sabía qué decir a eso. Se enfrentó de nuevo al panel de corcho.
—Grayson llamó mientras estabas en la ducha. Acaban de visitar la
casa de April. Ella no estaba allí, y no parecía que nadie más hubiera
estado allí por un tiempo. No hay padres.
—Eso es realmente extraño. April tiene una hermana pequeña.
—Grayson dijo que Zoe también lo señaló, pero no había nadie
allí.
El miedo se formó como una hierba en la boca de mi estómago. —
Esa actualización no podría ser buena en absoluto.
—Probablemente no.
Se acercó a la mesita de noche, metiendo la mano en el bolsillo de
sus pantalones. Inmediatamente reconocí el pequeño objeto negro.
Una pistola paralizante.
—Tomé algunas cosas antes de venir aquí. Mantenla contigo.
Quién sabe si funcionará contra April, pero vale la pena tenerlo.
Asentí.
—Y también te traje esto. —En su palma había un objeto negro
largo, brillante, con forma de colgante que estaba cincelado hasta un
punto fino. Estaba asegurado a una cadena de plata—. Esto es
obsidiana. ¿Recuerdas lo que hace?
—Sí, es mortal contra los Arum.
—Una vez más, no tengo idea si funcionará contra April, pero
quiero que sigas teniendo esto en todo momento. Incluso cuando te
duchas. —Levantó el collar, y yo me incliné, con el corazón latiendo
con fuerza mientras me pasaba el collar por los hombros,
asegurándolo detrás de mí cuello. Las puntas de sus dedos rozaron mi
piel mientras enderezaba la cadena—. ¿Bueno?
—Está bien —Cogí el pedazo de obsidiana. El collar no era tan
pesado como pensé que sería. El vidrio volcánico tenía
aproximadamente tres pulgadas de largo, y la cadena plateada era
delicada, girando en espiral sobre la parte superior de la obsidiana—.
¿Esto detendría a un Arum? Estaba imaginando algo... más grande y
más grueso.
—Eso es lo que dices.
Levantando mi cabeza, lo miré fijamente. —¿De Verdad?
—Quiero decir, lo configuraste perfectamente —respondió con
una sonrisa maliciosa—. Una pieza muy pequeña de obsidiana puede
causar un daño importante a un Arum. Apúñalos en cualquier parte
con eso, y van a caer. Y el final es perversamente agudo, así que
intenta no apuñalarte a ti misma.
Esa fue una promesa que no estaba segura de poder cumplir.
Solté la obsidiana, y se apoyó entre mis senos, en el exterior de la
camisa prestada de Luc.
Luc regresó al tablero de corcho. —¿Puedo admitirte algo y no te
enojarás?
Levantando mis piernas y cruzándolas, tomé mi almohada y la
planté en mi regazo. —Depende de lo que sea.
—He visto algunas de estas fotos antes, y no estoy hablando de
cuándo estuve aquí antes.
—¿Qué quieres decir?
Inclinando su cuerpo hacia un lado, colocó la punta de un dedo
contundente contra una imagen. Era de Zoe y de mí, de primer año en
casa. —Vi esto hace casi cuatro años. Solo habían pasado unos
meses, tal vez cuatro, desde... desde que te convertiste en Evie. Nunca
te había visto con un vestido antes. Pensé que... eras tan bonita.
Llevaba un vestido de color morado oscuro con cintura imperio, y
no estaba segura de si me veía bonita. Sin embargo, parecía que
alguien había arrojado brillo sobre mí.
Pero Luc había pensado que me veía bonita, y a pesar de todo,
eso trajo una pequeña sonrisa a mis labios.
—¿Y éste? Víspera de Todos los Santos. Hace tres años. —Señaló
una foto mía con Heidi y Zoe mientras me cortaba la respiración.
Sabía el año exacto. Estábamos vestidos como los Heathers de la
película Heathers—. Un disfraz tan oscuro. Me encantó. ¿Y éste? La
primera vez que te vi en una foto con James, yo...
—¿Qué?
Luc sacudió la cabeza. —Pensé que era tu novio.
—¿James? ¿Qué? —Me reí suavemente—. No es así; nunca ha
sido así con nosotros.
-—Lo sé. Zoe dijo lo mismo.
Se me ocurrió algo. —¿Viste fotos de Brandon y yo?
—Sí. Podrías haberlo hecho mejor —Me tragué otra risa,
principalmente porque eso era cierto teniendo en cuenta su retórica
anti-Luxen. Dios, si supiera lo que era April.
Luc volvió a estar conmigo otra vez. —¿Lo amaste?
Mis ojos se abrieron cuando sentí mis mejillas sonrojarse. —Yo...
creo que lo hice al principio. Quiero decir, él fue mi primer novio real.
Sus hombros parecían tensarse. —¿Crees? ¿Entonces eso
significa que no lo hiciste?
—Pensé que lo hice por un segundo caliente, pero no lo hice. —
Hablar de mi ex con Luc fue extraño—. Me gustó, pero siempre sentí
que debería haber sido más —Agarré la almohada—. Entonces, ¿viste
la mayoría de ellos en tiempo real?
—Tengo que verte crecer sin que lo sepas. —Cruzó los brazos
sobre el pecho—. Eso sonó más espeluznante de lo que pretendía.
—No lo es —Y no lo fue, no para mí, no para nosotros. Fuera de
contexto, claro. Pero sabía cómo había visto esas fotos. Solo otras dos
personas tenían copias de ellos—. ¿Zoe?
Él asintió distraídamente.- —No pedí verlas. Se sintió mal
hacerlo, y ya era espeluznante que hiciera que Zoe te vigilara. Pero
quería verlas. Quería verte, y Zoe lo sintió, y ella periódicamente me
las mostraba o se aseguraba de que obviamente estuvieran expuestas
en su casa. Por favor, no te enojes con ella.
—No lo haré —Probablemente hubiera hecho lo mismo.
Lo observé por unos momentos, sabiendo que no tenía ninguna
de sus propias fotos.—¿Alguna vez quisiste eso?
—¿Qué?
—¿Una vida adolescente normal? ¿Fiestas de Halloween y
amigos? ¿Fotos en paneles de corcho? ¿Cuentas de Instagram? —Me
reí un poco y el sonido se desvaneció rápidamente—. Ir a la escuela.
Odiándolo. Queriendo ir a la universidad, pero... teniendo miedo de
crecer. ¿Alguna vez quisiste algo de eso?
Luc gradualmente me enfrentó.—¿Honestamente?
Asentí.
—Mi respuesta podría... molestarte.
—Recientemente he visto muchas cosas que me han molestado,
así que dudo que tu respuesta sea peor.
Luc caminó hacia el otro lado de la cama y se sentó.- —Nunca
quise nada de eso hasta que lo tuviste. —Se apoyó contra la
cabecera—. Nunca hubo una parte de mí que quisiera ir a la escuela o
fiestas hasta que vi esas fotos. Entonces lo hice.
Un dolor me atravesó el pecho. - —Te aburrirías tanto en la
escuela.
—No si hubieras estado allí —Apareció una sonrisa torcida—.
Incluso lo consideré una vez, ¿sabes? Inscribirme para estar cerca de
ti. Pero no podía arriesgarme. Entonces, me quedé en la ciudad, y una
vez que comenzaron a registrar Luxen, obligándolos a usar
Discapacitados, abrí Foretoken.
—¿Y eso es todo? ¿Nunca quisiste hacer otra cosa?
—¿Cómo qué? —Levantó la mano, y el control remoto voló del
tocador a su mano—. ¿Vivir como si fuera un adolescente normal? —
Me entregó el control remoto—. No.
—Quise decir ser alguien más. Alguien que no tiene que
preocuparse de que la gente descubra que no eres exactamente
humano.
—No me preocupo por eso —comentó levantando el hombro—. ¿Y
por qué querría ser otra persona? Soy increíble.
—Wow —murmuré, pensando que él no estaba siendo sincero.
¿Cómo podría serlo cuando admitió antes que estaba enojado todo el
tiempo?
Él sonrió, pero se desvaneció rápidamente. —No quise hacerte
llorar.
—¿Qué? —Casi dejo caer el control remoto.
El tono de sus ojos se profundizó. —Sé que estabas llorando
antes.
—Cómo... —Sacudí mi cabeza—. Estaba en la ducha. ¿Podrías
oírme?
Su mirada parpadeó sobre mí. —No te escuché, Peaches. Me di
cuenta cuando saliste. Tus ojos.
—Oh. —Eso tenía sentido—. No me hiciste llorar. Ha sido un…
—¿Un día duro? Sé que lo ha sido, y sé lo que dije sobre no
confiar completamente en que no ayudaste. No quería... hacer eso. Y
sí confío en ti, Evie. Es solo que tu relación con Sylvia complica las
cosas. Solo tenemos que encontrar una manera de trabajar con eso.
Un nudo se formó en mi garganta. Si estaba siendo honesta
conmigo misma, su falta de confianza no tenía mucho que ver
conmigo, sino que entraba en juego cuando mi madre estaba
involucrada. —Lo sé. Es solo que... hoy fue aterrador, y hay muchas
cosas en mi cabeza. Todo el día, en realidad. Por eso estaba en la
biblioteca. Es por eso que estaba tratando de distraerme.
—¿De qué? —Arrastrando el control remoto sobre el edredón,
pensé en lo que Zoe me había dicho el domingo mientras colocaba mi
cabeza contra la cabecera. Las palabras que necesitaba pronunciar
me llenaban la garganta, pero no quería darles voz. Sentí que una vez
que daba vida a los pensamientos y las sospechas, no podía
recuperarlos.
Pero necesitaba hacerlo.
—Ayer hablé con Zoe, y ella dijo algunas cosas que tenían
sentido.
—¿Zoe teniendo sentido? Nunca.
Mi sonrisa fue breve y mi estómago lleno de nudos. —Es extraño
que mamá me haya dado la vida de Evie Dasher —susurré, mirando el
ventilador del techo que se agitaba lentamente.
—Creo que lo hizo porque simplemente extrañaba a Evie, la
verdadera, pero lo que hizo no fue justo.
Luc estaba tan callado, tan quieto que tuve que mirarlo. Me
estaba mirando, las pupilas ligeramente dilatadas.
—No fue justo para mí en absoluto. Tuve una vida. Tenía amigos
—dije, pensando que lo que había dicho Zoe estaba tan lleno de
verdad que dolía—. Tenía amigos que eran mi familia. Tenía
recuerdos, y simplemente no estaba bien.
Sus ojos cerrados, pestañas gruesas abanicando su piel. —No. No
lo estaba.
Tragué fuerte. —¿Por qué no me dejó ser yo? ¿Por qué hacerme
ser otra persona?
Volvió la cabeza, con la garganta trabajando. —No sé,
melocotones.
—Empecé a enviarte mensajes de texto ayer, porque ¿y si esa no
fuera su razón? ¿Qué pasa si solo estoy siendo deliberadamente
ingenua? No confías en ella. Ella trabajó para el Dédalo. ¿Y si hubiera
una razón diferente?
El nudo en mi garganta se hinchó, amenazando con ahogarme.
—Zoe me dijo algo que no puedo sacar de mi cabeza. Ella dijo que me
llevaste a los Dashers alrededor de junio y que no me volvieron a ver
hasta que fui a la escuela, que fue en noviembre. Y no sé por qué me
molesta tanto, pero lo hace —Los ojos de Luc se abrieron y sus labios
se separaron, pero no dijo nada.
—¿Es verdad? —La humedad se acumuló en mis pestañas
mientras miraba su perfil—. ¿Nadie me vio durante ese tiempo? ¿Ni
una sola vez?
Se pasó los dientes por el labio inferior, y la inquietud aumentó a
medida que pasaron varios momentos. —No te vi. Nadie lo hizo. Yo...
—Me miró, colocando las puntas de sus dedos contra mi mejilla—. No
creo que estresarte por esto te vaya a hacer ningún bien.
—Pero...
—Hay muchas cosas que no se explican. Cosas de las que no sé
las respuestas, pero en este momento, no sigas ese camino.
Mi mirada buscó la suya. —¿Y si quiero ir por ese camino? Como,
¿quiero correr por ese camino?
—Si quieres, tendrías que ir con ella, pero quiero estar allí si lo
haces. ¿De acuerdo? —preguntó Luc, con voz suave mientras su
pulgar se movía a lo largo de la línea de mi mandíbula—. Necesito
estar ahí.
—Está bien —susurré, inquieta.
Sintiéndolo inclinarse, me tensé y luego, un instante después,
sentí sus labios rozar el centro de mi frente. —Ahora, intentemos
relajarnos y ver lo que hay en la TV.
No estaba segura de cómo podría relajarme de nuevo, pero asentí,
viéndolo alejarse, y luego levanté el control remoto. Encendí el
televisor y comencé a pasar sin pensar por los canales borrosos. —
Detente —dijo—. Es Dee.
Luc tenía razón.
Ella estaba en la pantalla, junto con el senador Freeman, que
parecía segundos de volar un vaso sanguíneo importante a lo largo de
su sien. —El presidente McHugh tiene todo el derecho de derogar la vigésimo
octava enmienda.
—¿Estás diciendo que está facultado para despojar los derechos de los
ciudadanos de Estados Unidos? —desafió Dee—. Una vez que comienza con el
Luxen, ¿quién puede decir que se detiene allí?
—Los Luxen no son ciudadanos estadounidenses.
—La vigésimo octava enmienda dice de manera diferente —lo corrigió Dee—. Lo
que el presidente quiere hacer es desmesurado.
—Lo que los Luxen han hecho a nuestro planeta es desmesurado, Sra. Black —El
senador sacudió la cabeza—.Los Luxen ha matado indiscriminadamente, y ahora hay
evidencia que sugiere que su especie está portando algún posible virus que no solo
está infectando sino matando humanos. ¿Qué tienes que decir al respecto?
Había una grieta en la compostura de Dee, un rubor de tono de piel de oliva. —
No hay forma de que un Luxen sea responsable de ningún virus o enfermedad.
Ninguno en absoluto.
—Entonces, ¿estás sugiriendo que no solo nuestros gobiernos locales mienten,
sino también los CDC?
—No sería la primera vez, ¿verdad? —respondió Dee—. Si algún informe afirma
que los Luxen está enfermando a los humanos, es una mentira, biológicamente
imposible. Entonces, lo que debes hacer y lo que todos los espectadores en casa
deben hacer es preguntarse, ¿ por qué alguien mentiría sobre eso?
19
Traducido por: Lucia BJ
Corregido por: Patty
Lo que dijo Dee encajó las cosas para mí. Pensé en cómo Heidi
había cuestionado el odio de April hacia los Luxen y la feroz defensa
de los derechos humanos. Qué irónico era, teniendo en cuenta que
April obviamente no era humana.
April había matado a Andy y a la familia que había sido local en
el área, y aunque ella no había admitido un motivo, se hizo bastante
obvio para mí cuando escuché al senador continuar despotricando
sobre lo violentos y atemorizantes que eran los Luxen.
—Ella quería que la gente pensara que era un Luxen —espeté.
—¿Qué? —Luc me miró con las cejas levantadas.
—¡April! Ella mató a Andy y a esa familia de una manera que te
haría pensar que un Luxen lo hizo. O un origen. Pero nadie sabe que
ustedes existen, así que lo que sea —continué—. De todos modos, ella
también estaba allí, volviendo a la gente contra los Luxen en la
escuela. Quiero decir, ella ha acumulado muchos seguidores. Nada de
esto es casual, Luc. Estaba matando y haciendo que la gente pensara
que era un Luxen. ¿Por qué?
Luc echó un vistazo a la televisión donde el senador Freeman
ahora estaba discutiendo con uno de los defensores de los derechos
humanos de Luxen.
—¿Y si esa familia de la que hablaba el senador no fue asesinada
por un Luxen sino por algo que puede hacer que parezca que lo fue?
April no puede estar haciendo esto sola. Asesinar gente y hacer que
pareciera que los Luxen eran los responsables. Hacer que la gente los
odie y tema. Hay que involucrar a más personas, tal vez incluso a sus
padres.
—Siempre hay más personas involucradas.
—Entonces tiene que haber evidencia de eso. Tal vez hay alguna
evidencia en su casa. Podría haber algo allí que podría señalarnos
hacia quien sea responsable de esos asesinatos y tal vez decirnos qué
demonios es April.
Me miró fijamente.—Probablemente tengas razón, pero usaste el
real nosotros y no estamos haciendo nada. No irás a ninguna parte
cerca de la casa de April.
La irritación pinchó mi piel. —Luc...
—Es demasiado arriesgado.
—¡Todo es arriesgado! —Casi grité mientras me movía,
poniéndome de rodillas a su lado—. Estar viva me está poniendo
locamente arriesgada.
—Peaches...
—¡Ves! Como dijiste antes, soy un milagro andante. Un raro
ejemplo de los sueros que trabajan para humanos sin mutarlos. Vivo
con un Luxen no registrado y soy amigo de ellos y de tí, ¡y de Zoe!
Cada día es un riesgo.
—Tienes razón, así que no agreguemos nada más a esos riesgos
—Esos ojos violetas brillaron.
Golpeé con mis manos mis muslos.—¿Solo quieres que haga qué?
¿Quedarme encerrada en mi casa o en la escuela?
—Uh. —Frunció el ceño—. Sí.
—No es justo. Todos ustedes están ahí afuera tomando riesgos
mientras yo estoy sentada sin hacer nada o lastimando a la gente...
—No lastimaste a Heidi.
Ignoré eso. —Y entiendo que no hay mucho que pueda hacer.
Ustedes tienen súper poderes. Soy bastante inútil, un nueve de cada
diez...
El ceño se profundizó. -—Nunca eres inútil.
También ignoré eso. —Pero puedo ayudar aquí. Puedo mirar a
través de las cosas. Esto es algo que puedo hacer.
Sacudiendo la cabeza, miró hacia otro lado. Un músculo a lo
largo de su mandíbula vibró.
—Necesito poder hacer algo —razoné, mi mirada buscó en su
rostro mientras me estiraba entre nosotros, colocando mi mano sobre
su brazo—. Por favor, comprende que tengo que hacer algo y ayudame
en lugar de tratar de detenerme.
Luc echó la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados mientras
apretaba los labios. Luego hizo lo más extraño. Él rió, una risa
profunda y retumbante.
Ahora era mi turno de fruncir el ceño. —¿Qué?
Sacudió la cabeza y luego abrió los ojos, deslizándome una larga
mirada. —¿Quieres saber algo sobre... Nadia?
Me tensé, sin esperar que dijera eso.
—Ella era la única persona que podía hacerme hacer algo que no
quería o que no creía que fuera una buena idea. No importa cuánto
temiera que fuera a irse de lado, ella me haría hacerlo. En realidad,
me tenía envuelto alrededor de su meñique. —Las pestañas gruesas
bajaron—. Iremos a la casa de April mañana, después de la escuela.
Mis labios se separaron en una inhalación aguda. Una vez más,
Luc estaba diciendo tanto mientras decía tan poco. Me mordí el labio,
pero realmente no había forma de detenerlo.
Sonreí.
Lo que quieras.
Tensión reptó por mis músculos. Era humana. Solo tenía un poco
de ADN alíen en mi interior, pero Grayson no sabía eso.
—¡No puedes hacer esa promesa de nuevo! ¡Me dijiste que nunca
ibas a dejarme, y la rompiste! —en el momento de que esas palabras
salieron de mi boca, respiré profundamente. Una ola de mareo me
invadió.
—Pero lo hice.
—Sí.
—¿Qué? —retrocedió.
Él dejó caer sus manos sobre mis rodillas. —La adrenalina puede
hacer que las personas hagan lo que parece imposible. Puede
aumentar los sentidos, incluso sentir que se ralentizan las cosas.
—La voz de un hombre diciendo algo así como: 'Coge el arma, puedes
matar'. La voz era familiar, pero no sé a quién escuché decir eso o... si
tal vez lo escuché en la televisión o algo así —sacudí mi cabeza—. Ni
siquiera estoy segura de que sea real o de lo que podría significar.
Querido Dios.
16
Nota de la traductora: En español “poof” significa maricón. Nota de Patty: También puede
significar el típico POOF Cuando algo o alguien se desvanece… creo que eso es lo que paso
acá.
17
“Show and tell” es una “exposición”. (Puede ser: `Mostrar y contar ).
—¿Una nueva forma armada de PEM? Sí. Lo son —respondió él, y
mi estómago cayó.
Maldita sea.
Yo también.
Mamá.
Pero sabía que no debía sugerir eso. —Así que aquí están los
hechos. Todavía no tenemos idea de qué es April, pero obviamente
está trabajando con la mujer que estaba en su casa, que tenía una
caja llena de algún tipo de suero que puede o no haber causado lo que
le sucedió a Sarah y posiblemente a Coop, y a quien sea que ustedes
chicos... incineraron, eran personas que tenían armas PEM
especialmente diseñadas.
—Destruí todos los lugares que pude encontrar, y pensé que ese
era el final de ellos, pero obviamente estaba equivocado.
Luc retiró el brazo del respaldo del sofá. —No creo que hayan
vuelto —dijo—. Estoy empezando a pensar que nunca se fueron.
Actuar normal.
Eso fue más fácil decirlo que hacerlo, porque cada vez que alguien
miraba en mi dirección, confiaba en que lo sabían todo.
Como ahora.
Sonaba paranoica.
Zoe levantó las cejas. —¿De verdad? ¿No dijiste ayer que mono era
una noticia falsa?
18
Abreviación para la enfermedad “mononucleosis infecciosa”.
—No creo que sea mono —le dije, resistiendo la necesidad de
alejarme de él al mismo tiempo que surgió la preocupación—. A menos
que estuvieras besándote con Heidi o Emery.
—Eres malo.
Huh.
Incluso sabiendo que April era algo más que humano, no podía
imaginar cómo había usado ese baño.
Ugh.
Había una parte tonta de mí que quería gritar desde los tejados.
—No deberías.
Mi mente estaba corriendo un millón de millas por segundo
mientras luchaba por mantener la calma. Tenía mi Taser en el bolsillo
delantero de mi mochila y el collar de obsidiana debajo de mi suéter.
No estaba sin armas. Solo tenía que llegar a ellos. ¿Y qué? ¿Podría
apuñalar a April?
—¿O un Origen?
Mi corazón se detuvo.
—¿El Daedalus?
—Por supuesto que no soy humana. Quiero decir, duh —ella se rió
como si le hubiera sugerido la cosa más ridícula del mundo—. Sabes,
primero pensé que era Heidi.
Aguanté.
Mi mundo explotó.
271
24
Traducido por: Evares
Corregido por: Evares &Patty
El dolor... oh Dios.
El dolor era tan intenso que podía ser atropellada por un camión de
basura y no me importaría.
Demonios, lo agradecería.
Va a estar bien ahora. Eso es lo que había dicho. Recordé. Justo como
lo prometí.
Verdad.
—La Ola Cassio solo afecta a las personas con un cierto código genético
que proviene del suero de Andrómeda —decía April, y la escuché, pero las
palabras no estaban conectadas ni tenían sentido—. El suero es un código
que espera ser accedido.
Me vi a mi misma. Vi una versión más joven de mí misma. ¿Trece, más
o menos? Era yo con el pelo recogido en una cola de caballo. Yo en
pantalones negros, camisa negra. Una pistola, una pistola en mi mano y
una voz en mi oído
Yo sabía que...
Otra voz se entrometió, una que creí reconocer. Ellos vendrán por ti. Y
cuando lo hagan, no sabrán qué les golpeó.
Nada.
¿Dónde estaba?
Levanté la mirada para ver a una chica parada frente a mí, sus ojos
negros y sus pupilas blancas.
Me puse de pie.
No iba a pasar.
—No es genial —ella escupió sangre cuando la tiré hacia atrás—. Estás
cometiendo un error. Enorme error...
Me vi a mi misma.
Vi mis ojos, y los iris eran negros, las pupilas blancas. Yo vi...
Yo hice eso.
Saltando a la acción, corrí hacia la puerta del baño y casi lloré de alivio
cuando vi que tenía una cerradura en el interior. Me aseguré de que aún
estuviera cerrada y luego corrí de regreso a mi mochila. No tenía idea de
cuánto tiempo tenía antes de que alguien intentara entrar aquí.
Agarrando mi teléfono, intenté primero con Zoe. Ella estaba aquí y
podía llegar a mí más rápido, pero cuando sonó el teléfono y no respondió,
me di cuenta de que probablemente lo tenía en silencio.
—Estaré ahí.
—Evie? —vino una voz apagada desde el otro lado de la puerta del
baño. —¿Puedes dejarnos entrar?
—¿Estás segura?
—¿Qué...?
Luc se dio vuelta, y luego se fue, y supe que estaba corriendo,
moviéndose tan rápido que no sería nada más que un borrón para
cualquiera que pudiera verlo. En el momento en que sentí aire fresco, supe
que estábamos afuera, y solo unos segundos después él estaba
disminuyendo la velocidad, deteniéndose y abriendo una puerta.
—Puedo arreglar lo que sea que esté haciendo que tu nariz sangre...
—Sí. Le pateé las piernas debajo de ella como si supiera jujitsu, y luego
salté, Luc, salté al fregadero y giré como una bailarina. Agarré su cabeza y
la apuñalé con la cuchilla de obsidiana.
—Yo tampoco. Hice algo que era imposible para mí, y es más que eso.
Mucho más que eso —mis uñas estaban cavando en la piel de su muñeca.
Podía sentirlo, pero él no se estremeció—. Creo que, oh Dios, creo que soy
como ellos, como April y Sarah.
Sus labios se separaron. —Evie...
—No lo entiendes. Hay algo en mí que April abrió —me estremecí—. Fui
yo, pero no lo era.
—Duh —espeté, frotando mis palmas sobre mis rodillas—. Pero hay
algo allí, porque además del dolor mortal, tenía imágenes, Luc. Como
vislumbros de recuerdos. Vi a un hombre; parecía colgado, y olía a orina
de gato... y a moho.
Sus dedos se curvaron sobre el llavero. —¿Y entonces fue cuando esta
voz dijo que no eras como los demás?
—Sí, y él dijo algo más. Como si necesitara ser más rápida y más
fuerte. No recuerdo exactamente —hice una mueca cuando un estallido de
dolor atravesó mi cráneo.
—No puedo parar. Nada de esto tiene sentido, y estoy segura de que
no lo entenderé si no lo intento —me aparté, pasé las manos por el pelo y
aparté los mechones de mi cara—. April actuó como si una vez que
presionara el botón, sería diferente, que iría voluntariamente con ella o
algo así. Pensé…
Temblando, cerré los ojos. —No sé lo que hizo, pero hizo algo, Luc.
Esa Ola de Cassio o lo que sea, desbloqueó algo en mí y lo vi, Luc.
S
i Luc tenía miedo, entonces debería estar aterrorizada. Estaba
asustada, pero al mismo tiempo, me sentía... alejada de eso.
Sabía lo que me estaba pasando, pero me sentí normal cuando vi
a Luc separarse de la ventana y mirarme.
Me sentí como Evie, lo que sea que eso signifique.
—Nunca me pareciste el tipo de persona que tenga miedo—le dije, siendo
honesta.
—Por lo general, no lo soy, pero cuando se trata de ti...—Se detuvo,
mirando hacia otro lado. Un músculo se flexionó a lo largo de su
mandíbula. Inhaló profundamente—. Resolveremos esto.
—¿Lo haremos?
—Lo haremos.—Se me acercó y me tomó la mano. Se sentó, tirando de mí
hacia su regazo, y yo fui, levantando mis piernas y cubriéndolas con las
suyas. Su aguda mirada parpadeó sobre mi cara—. Hay mucho de lo que
tenemos que hablar. Las cosas van a cambiar ahora.
El aire se alojó en mi garganta. Las cosas tenían que cambiar ahora. Lo
sabía. Pequeños nudos se formaron en la boca de mi estómago mientras
bajaba la mirada. El miedo y la incertidumbre echaron raíces. No tenía que
preguntar para saber que esas cosas cambiaban la vida.
Dos dedos presionaron contra mi barbilla, inclinándola hacia arriba. —
Pero hay dos cosas que debemos atender primero que son más
importantes.
—¿Qué podría ser más importante que eso?
—Esto.
Los dedos debajo de mi barbilla se curvaron cuando acercó mi boca a la
suya, deteniéndose a solo una pulgada de sus labios tocando los míos. La
mano a lo largo de mi barbilla se deslizó hasta la nuca. Pasó un latido y
luego me besó. Hubo una chispa innegable que pasó entre nosotros en el
momento en que nuestros labios se unieron. El beso comenzó lentamente,
solo un roce de sus labios, pero tan pronto como los míos se separaron,
hizo este sonido que causó una ondulación en mi estómago. Me besó más
fuerte y luego aún más fuerte, y tuve que pensar que solo Luc tenía el
poder de besar el miedo y la incertidumbre, el conocimiento contaminado
de que había algo drásticamente mal en mí.
286 Todos esos problemas seguían ahí, pero por un momento no pudieron
tocarnos. Cuando volvió a levantar la cabeza, estaba un poco aturdida.
—Todavía hay una cosa más.
—Mmm. —Mis labios todavía hormigueaban, partes de mi cuerpo aún
latían en sintonía con el latido de mi corazón.
—Mi sorpresa.
Me había olvidado de eso. —¿Estás seguro de que no es una mascota
Chia?
Se rio entre dientes mientras levantaba su mano. Un momento después,
apareció una caja en su mano, proveniente de algún lugar fuera de la línea
de mi visión. Estaba envuelto en un papel que misteriosamente hacía
juego con sus ojos. Él me lo entregó.
Lo miré y luego a él. —¿Qué es esto?
—Ábrelo.
Ninguna de las sorpresas era envuelta antes. Deslicé mi dedo a lo largo del
espacio y aparté el papel brillante.
—Oh, Dios mío —susurré, mirando a una cámara nueva –una cámara cara
como el infierno. Una Canon T6 Rebel con todos los accesorios, accesorios
que nunca tuve el dinero extra para comprar o usar—. Luc.
—Tu cámara vieja se arruinó, y sé cuánto te gusta tomar fotos.
Las lágrimas nublaron mi visión mientras miraba la cámara.
—Además, debes volver a tomar esas fotos de mi rostro increíblemente
guapo.
—Luc—susurré, agarrando la caja.
Estuvo en silencio por un momento. —¿Vas a llorar? Por favor no llores.
No me gusta cuando lloras. Me dan ganas de freír cosas, y hoy ya he
derribado dos lámparas...
Riendo, me lancé hacia él y lo besé. —No tenías que hacer esto, pero la
estoy manteniendo. Siempre.
Él sonrió mientras se pasaba los dedos por el pelo. —Me alegra que te
guste.
—Me encanta. —Pasé mi mano sobre la caja, y luego me reí—. Hoy me
convertí en un maestro asesino y maté a April. Puedo o no ser algún tipo
287 de Señor qué sé yo, pero yo... me siento bien. No es la cámara o los besos,
aunque ambos ayudaron—agregué cuando levantó sus cejas—. Pero fuiste
tú. Gracias.
Sonriendo, miró hacia otro lado y dejó caer la mano. —No es nada... —Su
teléfono sonó, y buscó en su bolsillo para comprobarlo—. Han vuelto... con
el cuerpo de April.
Una parte de mí no quería saber por qué habían traído el cuerpo de April
y, sin embargo, sentí una curiosidad mórbida mientras seguía a Luc al
piso principal del club, donde todos esperaban.
Zoe fue en línea recta hacia mí, seguida rápidamente por Heidi. Ambas me
abrazaron, y cuando Zoe se retiró, ella dijo—: No puedo creer que lo hayas
hecho, y tengo preguntas. Estoy un poco enojada porque no pude hacerlo.
—Únete al club—comentó Emery mientras caminaba, dirigiéndose hacia el
pasillo del que acabamos de llegar.
—¿Cómo la mataste? —demandó Heidi, prácticamente saltando de un pie
al otro—. Bueno. Eso salió mal, pero ¿cómo sucedió todo esto? Tengo
muchas preguntas.
Miré a Luc. —Bueno, esa es una especie de larga historia...
—Muéstrame tu mano—dijo Grayson, apareciendo de la nada.
Medio temerosa de que me dejara caer una tarántula en la mano, hice lo
que me pidió.
Grayson dejó caer mi colgante de obsidiana en mi palma, limpia de sangre
y la cadena había sido reemplazada. Antes de que pudiera agradecerle o
preguntarle cómo reemplazó la cadena tan rápido, ya se estaba alejando de
mí, dirigiéndose a la cocina.
Mi mirada se encontró con la de Luc, y había una pequeña sonrisa secreta
en sus labios mientras inclinaba la cabeza. Envolví mis dedos alrededor
del colgante. Eso fue amable de Grayson.
Todavía no me gustaba.
—¿A dónde van todos? —pregunté.
26
Traducido por: VivianaG2509
Corregido por: Patty
i
M casa estaba vacía cuando Luc y yo aparecimos una hora más
tarde, lo que tenía sentido ya que la escuela acababa de
terminar. Mamá no volvería por al menos tres horas más, y
eso sería si llegara a casa a tiempo.
—¿Le enviaste un mensaje de texto? —preguntó Luc mientras me seguía,
llevando mi mochila y mi nueva cámara.
Asentí. —Traté de llamar, pero fue directo al correo de voz. —La energía
nerviosa zumbó a través de mí cuando fui a la cocina—. Eso es normal,
pero le envié un mensaje de texto, diciéndole que necesitaba hablar con
ella y que era una emergencia.
—Perfecto.
—Sabes, no la he visto desde...anteayer —me di cuenta cuando abrí la
nevera y agarré una botella de agua—. ¿Quiero una?
—Evie, despierta.
Gimiendo, me puse de rodillas y planté la cara en la almohada. Aún no
puede ser de mañana. No había escuchado sonar mi alarma.
La mano de mamá cayó sobre mi hombro, sacudiéndome. —Necesito que
te despiertes.
Sacudí su mano, empujando mi brazo debajo de mi almohada.
Mamá me sacudió de nuevo. —Cariño, necesito que te levantes.
Ahora.
Algo sobre su tono llegó a través de las telarañas del sueño, y todo lo que
había sucedido antes se estrelló contra mí. April. Las preguntas. El
presidente en televisión y luego Luc recibiendo una llamada de Grayson
una hora después. El oficial había regresado –el oficial Bromberg, haciendo
cumplir una mezcla de la Ley Luxen y la Ley Patriota. Había exigido acceso
al club y quería ver a Luc. Quería ir con él, pero Luc no me quería allí
hasta que supiera lo que Bromberg estaba haciendo.
Había prometido volver, y esperé toda la noche por él y por mamá,
eventualmente me puse el pijama y luego me quedé dormida. Una parte de
mí no podía creer que lo hubiera hecho, después de todo.
¿Había pasado algo?
Mi corazón golpeó contra mi pecho mientras rodaba sobre mi costado. La
habitación estaba oscura, pero pude distinguir el contorno de mamá.
Estaba inclinada sobre mí, con una de sus manos plantadas en la cama a
mi lado. Algunas de las telarañas del sueño se despejaron. Claramente,
todavía era de noche.
—¿Es Luc? —pregunté, frotando mi mano por mi cara.
—No—respondió ella—. Necesito que te levantes.
—¿Qué hora es?
304 —Son poco más de las dos. —Mamá retrocedió de la cama cuando dejé
caer mi mano—. Necesito que te levantes —repitió.
Un segundo después, se encendió la luz del techo, inundando la
habitación con un brillo blanco y crudo. Con una mueca, alcé el brazo
para protegerme los ojos del resplandor brillante. Mamá se apresuró hacia
mi tocador y se agachó frente a él, agarrando lo que parecía ser mi ropa
interior.
¿Que en el…?
—¿Qué estás haciendo?—Me levanté sobre mis codos—. Recibiste mi
mensaje…
—No hay mucho tiempo para explicar—dijo sin mirarme—. Y necesito que
hagas exactamente lo que te digo, Evie, porque ellos vienen por ti.
27
Traducido por: VivianaG2509
Corregido por: Patty
20
Seeeh, frase de la película TERMINATOR 2.
—¿Eres fanático de Arnold? —preguntó Luc de nuevo, esta vez dirigiéndose
al chico.
El tipo con aspecto de comando giró el rifle hacia Luc. Un punto rojo
patinó en la pared, aterrizando en el centro del pecho de Luc. Se me cortó
la respiración cuando me aparté de la pared. No otra vez…
—Voy a tomar eso como un no. —Luc disparó a un lado, agarrándome
313 mientras el hombre disparaba. La bala se estrelló contra la pared.
Luc estaba borroso cuando soltó mi brazo y se lanzó hacia adelante,
sacando el rifle de la mano del tipo. —Ya me dispararon esta semana. No
busco una repetición.
Un instante después, el comando salió volando por la barandilla. Su grito
de sorpresa terminó en un ruido sordo y carnoso.
Dos segundos.
Eso fue tal vez cuántos segundos pasaron.
Santo cielo.
Retrocediendo, di media vuelta, preparada para correr, pero tropecé al ver
a Zoe…
Abajo, la puerta principal se abrió de golpe y se arrancó de las bisagras,
chocando contra uno de los hombres del vestíbulo. Estaba inmovilizada en
el suelo como un insecto aplastado. De pie en la puerta estaba Grayson,
que parecía normal durante unos cinco segundos, pero luego se encendió
desde el interior. Una red de brillantes venas blancas apareció debajo de
su piel. Estática llenó el aire.
—Evie... —Zoe no me miró mientras avanzaba—. Necesitas correr.
Corrí.
Fui directamente a la habitación de mi madre, la pesada bolsa golpeó mi
muslo. Alguien gritó de dolor detrás de mí, pero no miré cuando entré en
la habitación, atrapé la puerta y la cerré de golpe.
Tropezando con mis propios pies, me di la vuelta y me aparté el pelo de la
cara. La habitación de mamá estaba oscura –demasiado oscura. Golpeé a
lo largo de la pared, presionando el interruptor. La luz inundó la
habitación. La cortina frente a la ventana se balanceaba con la brisa.
Sabía que no estaba pensando con claridad. Más tarde, odiaría haber
corrido, pero por el momento, nada tenía sentido en mi cabeza. Nada…
—Oh Dios—susurré, tragando saliva mientras escaneaba la habitación de
mamá. Sus zapatillas de deporte estaban metidas debajo del banco al pie
de la cama. Junto a ellos estaban sus zapatillas de gatito borrosas que
eran tan ridículas. Se los había comprado para ella en su último
cumpleaños.
Mi garganta se contrajo cuando las lágrimas llenaron mis ojos. Oh Dios,
ella estaba muerta en el piso de mi habitación, y no podía hacer esto. El
314 amargo mordisco de la pérdida consumía todo, absorbía energía y…
Cortando esos pensamientos, me dije a mí misma que necesitaba unirme.
Tenía que hacerlo, porque solo había dos caminos frente a mí. Sobrevivir o
rendirme, y no quería morir. No quería esconderme. Yo quería pelear.
Para eso estás entrenada...
La voz me dobló cuando un dolor sordo estalló detrás de mis ojos. Era él,
el hombre.
La puerta del dormitorio se abrió, y la intensa mirada de Luc me recorrió
la cara y luego la bajó, deteniéndose en mis brazos y manos. —¿Estás
herida?
—No.—Mis manos temblaban—. La sangre no es... no es mía.
—Entonces, ¿quién…?—La comprensión brilló en su rostro, y él maldijo
rápidamente—. Evie...
La forma en que dijo mi nombre, lleno de tristeza, casi me rompió, porque
era pesado y genuino, y él lo sabía.
—Ella dijo...dijo que vendrían por mí.
Un golpe tocó la pared fuera de la habitación mientras me miraba.
—¿Cómo supiste que debías venir? Te llamé, pero no respondiste.
Luc se movió antes de que pudiera rastrearlo. Se sintió como si hubiera
pasado un latido del corazón, y luego él estaba justo en frente de mí,
apretando mis mejillas. —No tenemos tiempo para nada de eso en este
momento.
Él estaba en lo correcto.
Me deslicé, poniendo distancia entre nosotros. —Pero...
—Sylvia me llamó hace una hora, pero estaba...ocupado. Llegué tan pronto
como recibí el mensaje, aparentemente en el mejor o el peor momento,
dependiendo de a quién le preguntes.
Eso fue literalmente lo último que esperaba que dijera.
—Ahora, necesito que seas valiente, Evie, como sé que puedes ser, porque
tenemos que largarnos de aquí. Estamos casi fuera de tiempo.
Con el cuerpo temblando, asentí. —Estoy lista.
Algo ruidoso se estrelló fuera de la habitación, y salté, casi esperando que
315 alguien o algo derribaran la puerta.
Luc giró, acechando hacia la ventana. Con un movimiento de su mano, las
cortinas volaron por la habitación. —Esta es nuestra única salida.
—¿La ventana? ¿Cómo se supone que salga de la casa por esa ventana?
El miró por encima de su hombro. —Tú saltas.
Mi boca se abrió. —Sé que fui toda patea traseros sobre April, pero no
creo que pueda saltar por esta ventana.
Giró la cintura y me extendió la mano. —Me aseguraré de que aterrices
con seguridad.
Mi mirada pasó de su rostro a su mano. Sabía que se aseguraría de que no
me rompiera el cuello, pero saltar por una ventana... —¿Qué pasa con
Zoe?
—Ella estará bien—dijo—. Dame tu bolso.
Lo levanté de mi hombro y se lo entregué. Luc lo tomó. —¿Qué tienes en
esto? ¿Un bebé?
—No lo sé. Mamá… —Me quedé sin aliento—. Ella lo empacó.
Él no respondió a eso y dejó caer la bolsa por la ventana. Ni siquiera lo
escuché golpear el patio de abajo –el duro patio de cemento a una
distancia que rompe el cuello. Estaba agachado en el alféizar de la ventana
en menos de un nanosegundo, encaramado allí como si tuviera toda la
habitación del mundo. —Lánzate.
Mi mirada rebotó de él a la ventana y luego a su mano. Aturdida, puse mi
mano en la suya.
Porque confiaba en él.
Irrevocablemente
Los dedos de Luc estaban calientes mientras se envolvían alrededor de los
míos. Subí una pierna mientras agarraba el marco de la ventana. Miré
hacia la oscuridad, sintiendo que no podía recuperar el aliento.
Luc se movió, rodeando con un brazo mi cintura. Sus labios rozaron la
curva de mi mejilla. –—Tú vas a estar bien.
Luego se movió.
No hubo tiempo para reaccionar. Se apartó de la ventana. Un segundo
después, estábamos en el aire. Ni siquiera hubo un momento para gritar.
La noche se extendió y nos tragó enteros, arrastrándonos tan rápido que el
316 viento atrapó mi cabello y me lo puso en la cara.
El impacto fue discordante.
Aterrizando sobre sus pies, Luc tomó la peor parte de la caída –una caída
que habría partido las piernas de un humano por la mitad. Ni siquiera
tropezó. Enderezándose, todavía tenía mi mano mientras levantaba mi
bolso. —Tenemos que irnos.
Luc comenzó a correr, y fui con él, sin una oportunidad real de pensar en
el hecho de que acababa de saltar de una ventana de dos pisos y sobreviví.
Los perros ladraron mientras cruzábamos varios metros más. Estaba
jadeando mientras él cortaba el costado de una de las casas a varias de la
mía, corriendo hacia la calle. El sudor se derramó y sentí que mi corazón
iba a salir de mi pecho.
Un SUV oscuro esperaba en la acera. Luc me soltó la mano y abrió la
puerta trasera, y no lo dudé. Trepando al asiento trasero, me sentí aliviada
de ser recibida con el mohawk azul de Kent.
Pero algo estaba mal.
Bajo el resplandor de la luz del techo, pude ver que su labio estaba roto.
Tenía un moretón oscuro y feo en la cara, sobre el pómulo izquierdo.
Agarré el respaldo de su asiento cuando Luc arrojó mi bolso a mi lado. —
¿Estás bien?
—He visto días mejores, dulce conejita.
Luc estaba a mi lado, cerrando la puerta de golpe. —Vamos.
Me giré hacia él. —¿Y qué hay de Zoe? ¿Grayson?
—Saben dónde encontrarnos. —Inmediatamente encontró el cinturón de
seguridad, arrastrándolo sobre mí y enganchándolo—. No vamos a repetir
la última vez.
Kent se apartó de la acera, disparándose mientras miraba detrás de
nosotros, casi esperando ver coches persiguiéndonos. La calle estaba vacía
y oscura.
—¿Qué pasó?—Me volví hacia Luc, pensando en la cara de Kent, la
llamada que lo envió al club. Nudos llenaron mi estómago—. Algo pasó.
¿Qué?
Luc se echó hacia atrás, exhalando pesadamente en el silencio. No hubo
argumentos. No hay música a todo volumen. Esto estaba mal. —No fue
solo el oficial Bromberg quien vino. Era él y un maldito ejército cercano de
oficiales delGOCA.
317
Mis manos se deslizaron del respaldo del asiento de Kent.
—La orden ejecutiva —continuó, mirando por la ventana—. No solo
atacaron Foretoken, sino que lo arrasaron. Tomó a todos antes de que yo
llegara allí, y aquellos que no fueron de buena gana...
No.
—¿Quién? —susurré.
—Chas.—La voz de Luc era plana—. Clyde. Ellos… se fueron. Muertos.
No.
—Kent salió. Grayson también.
Pero –siempre había un pero.
—Se llevaron a Emery y Heidi —dijo, con voz aguda mientras sentía que mi
interior comenzaba a ceder—. Por eso estaba ocupado. No en el club sino
en un área de espera. Las saqué. Fue bastante... explosivo, y estoy seguro
de que serán los titulares de las noticias de la mañana.
El alivio me invadió, pero no duró mucho. ¿Titulares mañana? ¿Clyde?
¿Chas? No los conocía bien, al menos no como Evie, pero su pérdida...
Y mamá...
Contuve el aliento tembloroso. —¿Dónde están? Emery y Heidi.
—En algún lugar seguro por ahora. No podemos preocuparnos por ellas en
este momento. —Luc me miró y no estaba segura de cómo se suponía que
no debía preocuparme por ellas, por Zoe. Incluso Grayson—. Ellos sabían.
Se aseguraron de que estuviera ocupado, y luego hicieron su movimiento
por ti. Esto fue una trampa, Evie.
318
28
Traducido por: VivianaG2509
Corregido por: Patty
321 Su mirada chocó con la mía, y luego se arrodilló para que estuviéramos a
la altura de los ojos. —¿Dijo ella lo que se le fue de las manos?
Sacudí mi cabeza. —No, pero ella dijo que este ha sido el plan todo el
tiempo. Ella estaba divagando. Nunca la he visto así. Estaba asustada. —
Me di cuenta de que Grayson se había vuelto hacia nosotros—. Ella dijo
que dejaron que esto sucediera, pero perdieron el control. Ella nunca dijo
quiénes eran ellos y le dije que yo...
Vi mis manos otra vez. Eran más de color óxido que rosa. Tanta sangre. El
siguiente aliento que tomé se atascó mientras bajaba mis manos a mi
regazo. La mirada de Luc siguió mis movimientos. Estaba vagamente
consciente de que él estaba de pie y alejándose, dejándome en la
habitación con Grayson.
Lo cual era como estar sola.
Grayson volvió a mirar por la ventana otra vez, y se veía tranquilo en este
momento, relajado, pero la tensión se derramó de él. El aire entraba y salía
de mis pulmones. Casi esperaba que la familia propietaria de esta casa
entrara en cualquier momento y se asustara. Llamarían a la policía, y
luego Grayson se convertiría en una bombilla alienígena y la gente saldría
lastimada nuevamente.
La gente moriría.
Más personas morirían esta noche.
Apreté mis ojos cerrados, los apreté hasta que comencé a ver manchas
blancas de luz. Tal vez esto fue una especie de pesadilla.
Todavía estaba en la cama y me iba a despertar. La vida sería denueva
normalidad. Mamá estaría abajo, preparándose para el trabajo en sus
zapatillas tontas, y yo le preguntaría sobre el suero y la Onda Cassio, y ella
tendría una explicación lógica para ello. Ella siempre lo hacía.
Pero esto no era una pesadilla, y era una tontería incluso entretener el
pensamiento, porque la realidad se acercaba rápidamente, en la cantidad
de tiempo que se tardaba en apretar un gatillo invisible.
No habría despertar de esto.
Esta era la vida.
Estaba sucediendo
Demasiados pensamientos estaban corriendo, todos ellos compitiendo por
la atención. Lentamente, abrí los ojos. La habitación se nubló un poco
cuando las palabras de mamá volvieron a mí.
328 —Vamos a Houston." Luc dio un paso adelante—. Ese es el lugar más
seguro que conozco. Hay personas allí que pueden ayudarnos a descubrir
qué ha sucedido.
La confusión se apoderó. —La zona 3 no es nada. Es un páramo —
dije. Houston fue una de las ciudades absolutamente destruidas por las
bombas de pulso no nucleares. Fueron evacuados y amurallados—. ¿Por
qué demonios estaríamos yendo allí?
—No tienes idea de lo que hay más allá de los muros, en esas ciudades.—
Luc inclinó la cabeza—. Es donde tomamos los Luxen no registrados.
Bueno, uno de los lugares. También es donde viven Daemon y Dawson.
No entendí —¿Cómo? Ellos dijeron…
Toda la ventana de la sala delantera explotó, enviando fragmentos de
vidrio volando. Zoe gritó cuando fue golpeada hacia atrás.
Un terror cegador rugió a través de mí mientras me disparaba hacia
adelante. —¡Zoe!
De la nada, un brazo me enganchó alrededor de la cintura y me arrastró
contra un arcón duro. Luc. Ni siquiera lo había visto moverse.
Me esforcé, agarrando su brazo. —¡Déjame ir! Zoe está…
—Ella está bien—dijo, abrazándome fuertemente a él—. Mira, ella está
bien.
Estaba buscando, pero me tomó largos segundos para que todo tuviera
sentido visual. Zoe estaba agachada. Grayson sostenía algo en su mano.
Estaba mirando por encima de la mesa de café, frotándose el hombro.
—Una roca —dijo Grayson, sonando desconcertado—. ¿Una roca?
Kent estaba boca abajo, en el suelo. Su mirada pasó de Grayson a
nosotros. —Estoy tan confundido.
—Eso dolió—dijo Zoe, y mis piernas casi se rindieron.
—Bueno...—El brazo de Luc era como una banda de acero alrededor de mi
cintura. Su pulgar se movió a lo largo del costado de mi costilla en un
círculo lento y relajante—. Eso es inesperado.
Todavía estaba agarrando su brazo. —¿Tú crees?
Grayson se puso de pie lentamente, y luego no fue más que un borrón.
Terminó en la puerta principal, la mayor parte de su cuerpo oculto
329 mientras miraba por la pequeña ventana. —No veo nada… ¡Oh, mierda!—
Se deslizó en su forma Luxen, convirtiéndose en una bombilla con forma
humana en el momento exacto en que la puerta explotó por sus bisagras.
Luc maldijo cuando me agarró, presionándome contra el suelo. Un
segundo después, otra explosión sacudió la casa –la casa entera. Una
ráfaga de aire caliente se estrelló contra nosotros. Sentí que mis pies
abandonaban el piso cuando un grito se atoró en mi garganta. Las paredes
temblaron. Polvo empolvado en el aire. Las ventanas explotaron y ya no
podía sentir a Luc detrás de mí.
Golpeé el suelo sobre mis rodillas. El instinto estalló en la vida. Lancé mis
brazos hacia arriba, sobre mi cabeza, justo cuando algo cayó sobre mí.
¿Pedazos de la pared? Paneles de yeso. Gruñí cuando me golpeó la
espalda, derribándome. El aire se volvió espeso de inmediato, cubriendo mi
garganta y dificultando la respiración.
¿Acabamos de ser bombardeados?
Con las orejas sonando, me asomé por el espacio entre mis brazos. El
humo blanco entró en la sala de estar y no pude ver más de un pie delante
de mi cara. Con el corazón palpitante, comencé a gritar, pero mis
pulmones se apretaron. Toses profundas y estremecedoras me
consumieron cuando me moví de lado. Los escombros se me deslizaron.
Con los ojos llorosos y espasmos en el cuerpo, me aclaré la garganta. —
¿Zoe? ¿Luc? —Pensé que había gritado, pero el sonido seguía siendo muy
fuerte.
Al examinar la habitación destruida, vi dónde había estado la mesa de
café. Estaba hecha pedazos, con las piernas arrancadas. No se encontraba
a Zoe por ninguna parte. Miré a la derecha y creí ver a alguien tropezar
con sus pies. Era solo una forma.
El pánico se apoderó con garras afiladas mientras yo trepaba por el suelo,
buscando a Luc. ¡Ahí! Algo estaba extendido por el suelo cerca de las
escaleras. No podría ser él –de ninguna manera.
—Luc—gruñí, comenzando a levantarme, tratando de levantarme.
Del humo espeso y nublado, una figura alta vino hacia mí. Al principio
pensé que era Grayson, tal vez incluso Kent, pero a medida que la forma se
acercaba, separando el humo, vi lo que tenía en la mano y me señaló.
El cañón de una pistola.
330
29
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty
l
E hombre tenía una máscara negra de ski, cubriendo su rostro
por completo. Todo mi ser se concentró en la punta del arma
mientras mi corazón parecía detenerse en mi pecho.
Iba a morir, y la gente mentía.
No vi mi vida pasar frente a mis ojos. No hubo un álbum mental de fotos,
resaltando los mejores momentos. Todo lo que veía era el cañón del arma.
La mano enguantada que la sostenía. Una mano que no se sacudía. Ni
siquiera un temblor. Él la sostenía como si hubiese apuntado un arma a
una chica adolescente cientos de veces.
Un estremecimiento rodo sobre mi piel, mientras veía que su dedo índice
se sacudía, y entonces, apretó el gatillo mientras bajaba el arma,
apuntando al centro de mi pecho. El disparo sonó como un trueno.
Levanté mi mano por puro instinto, como si mi mano pudiera de alguna
manera detener la bala.
Esperé el dolor. El sangrado, y el dolor final.
Pero, no llegó.
El hombre estaba observando el arma. ¿Había fallado?
—¿Qué demonios?—preguntó con voz apagada.
No cuestioné mi suerte.
Agarrando el pesado trozo de paneles de yeso que había caído sobre mí,
me puse de pie y balanceé el pedazo de la pared tan fuerte como pude. Se
conectó con su brazo, rompiéndose por la mitad. El hombre gruñó y el
arma volvió a disparar, esta vez la bala atravesó el suelo junto a mí.
Di un paso hacia atrás con las manos vacías, mientras el humo y
331 polvo caían. Mi mirada salvaje buscó alrededor buscando otra arma. Su
mano se extendió, y ni siquiera vi venir el golpe.
El dolor al rojo vivo estalló a un lado de mi cabeza. Vi estrellas detrás de
mis ojos. Gritando, me tambaleé a un lado, mareada y con náuseas. Mis
rodillas golpearon el suelo.
Santo cielo, el hombre golpeaba como un boxeador profesional.
Un rugido invadió mis sentidos, y por un segundo, pensé que tal vez un
tanque entraba por la casa. En este punto, todo era posible, pero el
sonido... era en parte animal, en parte humano. Un sonido de pura rabia
primitiva que se desata. La electricidad llenó el aire, explotando y
crujiendo.
Levanté la cabeza, haciendo una mueca cuando la habitación pareció girar
y girar. Sin previo aviso, una figura apareció frente a mí, parada como un
centinela furioso, hombros anchos y piernas extendidas.
EraLuc.
Él era la fuente del sonido—La fuente de esa furia devastadora. La
casa comenzó a temblar de nuevo. Jadeando, caí contra la pared
destruida.
—Eso fue un gran error —gruñó Luc.
Las tablas del suelo se sacudieron. Partículas de polvo se elevaron en el
aire, seguidas de trozos rotos de pared. Una luz blanca y luminosa llenó
las venas a lo largo de los antebrazos de Luc. Estática cargó el aire. Se
levantaron piezas de muebles, succionados hasta el techo.
Ese era Luc, todo Luc, y ese tipo de poder era insondable.
El hombre enmascarado tenía un deseo de muerte. Giró el arma hacia Luc,
y Luc... se echó a reír. Una risa profunda y desafiante que me pusó los
pelos de punta. Las palabras de Micah volvieron a mí a toda prisa.
Todos éramos estrellas negras, pero Luc era la más oscura…
El arma salió volando de la mano del hombre enmascarado, aterrizando en
la de Luc. Los músculos se flexionaron a lo largo de su espalda y hombros.
Metal molido junto. —No creo que necesites esto.
Entonces Luc abrió su mano.
Nada más que polvo tamizado a través de sus largos dedos, cayendo
silenciosamente al suelo.
332 —Cristo.—El hombre enmascarado retrocedió un paso.
Hice eco del sentimiento.
La luz blanca parpadeó sobre los nudillos de Luc, saliendo y escupiendo
electricidad. Avanzando, me empujé con las manos y me puse de pie.
Luc levantó su brazo. Un poderoso rayo de energía surgió de su palma,
golpeando el pecho del hombre. La explosión lo levantó en el aire y lo hizo
girar hacia el suelo a varios metros de distancia.
El hombre enmascarado aterrizó en un montón deshuesado y humeante.
Sin espasmos. Sin gemidos. El hombre estaba muerto en el momento en
que la luz lo golpeó.
Luc comenzó a girarse hacia mí, pero escuché a Zoe gritar su nombre. Se
detuvo justo cuando varios hombres, más de media docena, entraron por
donde una vez estuvo la puerta principal y se extendieron por la
habitación.
Estos hombres se parecían a los que habían entrado en mi casa, vestidos
de negro, con los mismos rifles de cañón largo.
Zoe salió de la nada, saltando sobre el sofá volcado como una maldita
gimnasta olímpica. Era rápida, nada más que una mancha de rizos y
extremidades largas cuando apareció frente al asesino más cercano.
Arrebatando el rifle de las manos sorprendidas del hombre, lo giró como
un bate de béisbol, golpeando al pistolero enmascarado en la cabeza. El
hombre cayó y dudé de que volviera a levantarse.
Como un rayo, se hundió mientras otro disparaba. Su mano salió
disparada, agarrando la pantorrilla del hombre. Gritó, dejando caer el rifle.
Se le doblaron las rodillas cuando se convirtió en una radiografía viva. Sus
huesos se iluminaron debajo de su piel.
Un rayo de pura energía atravesó la habitación y se estrelló contra otro
pistolero. Vino de Grayson. Estaba de pie, en modo Luxen, pero Luc...
Se levantaba del suelo por varios metros. Me tropecé con paneles de yeso
rotos, con la boca abierta. Estaba suspendido en el aire, flotando a varios
metros del suelo.
Nunca lo había visto hacer eso.
—¿Han visto la primera película de los X-Men?—preguntó Luc, hablando
como si estuviera discutiendo sobre el clima—. Es vieja, pero una de mis
333 favoritas. Si me preguntan, una de las mejores escenas cinematográficas
en toda la historia del cine estuvo en esa película.
Lo miraron fijamente, retrocediendo lentamente mientras en algún lugar, a
lo lejos, las sirenas sonaban.
Pude escuchar la sonrisa en la voz de Luc cuando dijo—: Voy a recrearla.
Luc levantó las manos.
Todos los fusiles volaron de las manos de los atacantes, luego se
detuvieron en el aire. Los fusiles se voltearon y se volvieron contra sus
dueños.
Había visto esta película.
Yo conocía esta escena.
Dudaba mucho que hubiera un profesor X que entrara aquí.
—¿Zoe? —dijo Luc.
Una cálida mano se curvó alrededor de la mía y miré. Zoe ahora estaba
parada detrás de mí, su cara y cabello cubiertos de polvo. Ella habló, pero
no pude escuchar las palabras saliendo de su boca, sobre el golpeteo de mi
sangre. Cuando ella comenzó a moverse, comenzó a tirar de mí hacia
adelante, y fui con ella.
Esquivando muebles caídos y paredes destruidas, entramos en lo que
quedaba de una cocina. Las puertas del armario estaban abiertas, e
incluso aquí, los artículos habían subido al techo. Ollas y sartenes.
Utensilios, todo el metal estaba doblado por la mitad, como si tratara de
ser absorbido por el techo.
—Tenemos que irnos. —Kent apareció, abriendo la puerta de malla, y esta
se desprendió de sus bisagras, colgando torcida. La sangre manchaba la
piel debajo de su labio inferior, y no estaba segura de sí era de antes o no.
Me alegré de verlo aún de pie.
Zoe salió corriendo de la cocina, agarrándome fuertemente de la mano. Sin
embargo, busqué, mirando hacia atrás a través del desastre. —¿Qué pasa
con Luc?
—Estará bien. —Zoe salió al aire fresco de la noche, pero me aferre al piso
con mis pies.
—No lo voy a dejar—le dije.
334 —Estará bien. Te lo juro… ¡Cristo! —jadeó cuando liberé mi brazo de su
agarre, haciéndola tropezar.
Me di la vuelta y estaba a medio camino de regreso a través de la puerta
cuando escuché una serie de lo que sonó como fuegos artificiales, una
rápida sucesión de estallidos y golpes, uno tras otro.
No sabía qué sentir mientras estaba parada allí. ¿Simpatía por estos
hombres? ¿Empatía? No. No sentí nada de eso. Estaban aquí para
matarnos.
Luc estaba de repente frente a mí, apareciendo del polvo. Las pupilas de
sus ojos ardían brillantemente cuando su mirada se clavó en la mía.
Con el corazón palpitando, levanté la mano con la palma hacia arriba.
Su mano se cerró sobre la mía, y luego estábamos corriendo por un patio
trasero estrecho, empujando a través de la maleza y la hierba. Pasamos
por un cobertizo deteriorado, apareciendo en un callejón.
Zoe se detuvo repentinamente adelante. Un SUV de gran tamaño estaba
estacionado detrás, encendido. Pintado de blanco y definitivamente lo
suficientemente grande como para acomodar a un equipo de béisbol, sabía
que este no era en el que me había metido antes. Este era un Yukon. No
sabía mucho sobre autos, pero sabía que estas cosas eran
extremadamente caras.
—¿Cómo conseguiste este auto? —le pregunté.
—Utilicé habilidades y mi increíble cuenta de crédito. —Kent se subió al
asiento del conductor y se pasó la mano por el labio—. Entra.
—¿Tu habilidad es robo de autos?
Zoe abrió la puerta de atrás, indicándome que subiera. —Entre otras
cosas.
Por el momento, robar un automóvil era definitivamente la menor de mis
preocupaciones. Entré, y segundos después, Zoe estaba a mi lado,
cerrando la puerta de golpe, y Luc estaba cruzando el otro cuando
Grayson se situó en el asiento delantero.
Nadie dijo nada cuando el SUV salió del callejón y salió a la carretera
principal, disminuyendo la velocidad cuando varios autos de policía
pasaron junto a nosotros y se dirigieron a la pobre y destruida casa
Dejamos atrás los barrios silenciosos y tranquilos y salimos a la carretera,
acelerando.
335
Miré a Luc. Estaba mirando por la ventana, su perfil como si estuviera
hecho de piedra. La tensión irradiaba de él.
—Debería haber mantenido vivo a uno de ellos —se quejó Grayson,
moviéndose en el asiento—. Me imagino que podríamos haber hecho
hablar a uno de ellos.
Mi cabeza se giró en dirección a Grayson. —No creo que hayamos tenido
tiempo para eso.
Luc me miró lentamente. En la oscuridad del SUV, su mirada recorrió mi
rostro. Mi corazón tartamudeó mientras colocaba suavemente su mano
sobre mi mandíbula, sus dedos fríos rozaban mi sien, justo donde el dolor
estalló por el golpe que había recibido.
El toque apenas estaba allí, no exactamente no deseado, pero
definitivamente provocando un alboroto de respuestas en mí. Respiré
hondo y luego lo sentí. El calor irradiaba de la punta de sus dedos, y
retrocedí, chocando con Zoe. Me estaba curando, y no era necesario.
Estaba bien, pero él estaba pensando en mí, siempre pensando en mí, y
me incliné, colocando mis dedos a lo largo de su mandíbula.Pasó un
momento, y luego sus dedos desaparecieron de mi mejilla. Me aparté,
escaneando su rostro. Las sombras se deslizaron por las facciones de Luc
cuando se retiró, mirando por la ventana una vez más, y no hubo nada
más que silencio por kilómetros y kilómetros.
Fue Kent quien rompió el silencio, primero al intentar jugar un juego de I
Spy21 con Grayson, lo cual era imposible por dos razones. Uno, afuera
estaba completamente oscuro y no podíamos ver nada, y dos, Grayson no
estaba interesado. Ni remotamente. Estaba bastante segura de haber
escuchado a Grayson amenazar con golpear a Kent en un área que
garantizaría que Kent tenga dificultades para ir al baño.
Entonces Kent encendió la radio.
21
Yo espió (También conocido en varios países como: Veo Veo) Consiste en mirar a tu alrededor y
la otra (u otras) personas han de adivinar qué es lo que espías.
Para consternación de todos, se instaló en una estación que tocaba música
country.
Huh. Nunca lo habría adivinado.
Se produjo una discusión, que terminó cuando Grayson amenazó con
matarlo, y entonces la radio fue apagada, y entonces todo estuvo silencioso
de nuevo, e intenté no enfocarme en 4 cosas:
336 Mi mamá.
El silencio anormal y estoico de Luc.
El paradero de Heidi y Emery.
La necesidad abrumadora de ir al baño.
Mire a Luc, deseando que estuviéramos en un lugar más privado donde
pudiéramos hablar. Algo estaba mal con él, y sabía que eso tenía que ver
con lo que sucedió en la casa y en su club. Él había asesinado a esos
hombres, él había tenido que hacerlo, pero sabía que eso lo estaba
molestando, como también lo hacía la perdida que sufrió esa noche. Él me
había dicho que algunas muertes no lo afectaban, sin embargo, otras sí lo
hacían, y yo tenía la sospecha de cómo lo estaban afectando los sucesos
recientes.
La inquietud se enfrentó con la necesidad de encontrar un orinal.
Habían estado viviendo, personas respirando.
Personas que probablemente tenían familias. Personas, imaginé, que se
levantaban todas las mañanas, tal vez tomaban café y miraban las
noticias. Gente que probablemente le gustaba el pastel de chocolate y el
bistec. Gente que quería acabar con mi vida.
Gente que había acabado con la vida de mi madre antes de que tuviera la
oportunidad de conocerla realmente, porque cuando me senté en el Yukón,
encajada entre Zoe y Luc, me di cuenta de que nunca la conocí.
Realmente no.
Solo supe lo que mamá me había mostrado.
Y ya era hora de admitir que la mayoría de lo que mamá me había
mostrado era una mentira, como April. ¿Cómo había llamado April a la
mujer que pensé que había sido su madre? Su manipuladora. ¿Era eso lo
que también era mi madre? ¿Una manipuladora?
Un bulto se formó en mi garganta haciendo que me esforzara mientras
miraba el perfil de Luc, dejando de lado mis propios problemas. Estas
muertes lo estaban afectando, y esas personas... no habían sido buenas.
Lo creía en mi corazón.
Aclarándome la garganta, me froté las rodillas con las manos. —
Entonces... um, ¿a dónde vamos? Quiero decir, sé que dijiste Houston,
pero ¿cuánto tiempo tomará eso?
337
—Conducir sin parar tomaría un poco más de veinte horas. —Zoe levantó
una pierna y la apoyó contra la puerta. Ella bostezó y supuse que tomar
un vuelo estaba totalmente fuera de discusión—. Tomará unas cuantas
horas, dependiendo del tráfico
—La hora pico nos alcanzará en algunas de las ciudades grandes. —
intervino Kent desde el volante.
—No vamos a ir directamente por ese camino —dijo Luc, y probablemente
fue la primera vez que dijo en más de una hora—. No podemos.
Me giré hacía él. —¿Puedes explicarte mejor?
No me miró y pensé que tenía los ojos cerrados. —No podemos
simplemente pasar a la Zona 3 y llamar a la puerta.
Kent se rio entre dientes. —¿Hay incluso una puerta para llamar?
—¿Has estado allí? —le pregunté.
—Vengo de allí.
Tantas preguntas salieron a la superficie, pero Luc volvió a hablar. —
Tenemos que hacer unas... llamadas. Asegurarnos de que se sepa sobre
nuestra llegada. Tendremos que mantener un bajo perfil durante un par
de días.
—Vamos al ATL. —La cresta de Kent se balanceaba—. A Hot-lanta22, que
rima con Mylanta. Y santa. Ah, y con Fanta23. —Hizo una pausa—. Dios,
haría cosas sucias y desagradables por algunas Fanta en este momento.
¿Y tú, Evie? Nunca he preguntado ¿Te gusta la Fanta?
Lo miré fijamente. —No la he probado.
22
Canción de The Allman Brothers Band
23
Fanta es una marca de refresco con gas, propiedad de la compañía The Coca-Cola Company
—¿Qué? Eso es lo primero que haremos cuando lleguemos a Peach tree24.
Voy a conseguirte un poco de Fanta. Es como un orgasmo de fruta
carbonatada en la boca.
Mis ojos se abrieron. Las imágenes que estaban en mi cabeza…
—Dios—murmuró Zoe por lo bajo—. En realidad no vamos a Atlanta, sino
a uno de los suburbios.
338 Mi estómago tomó ese momento para recordarme que en realidad había
cinco cosas que estaba tratando de ignorar.
Luc levantó la cabeza de la ventana e inclinó su cuerpo hacia el mío. —
¿Hambrienta?
No tenía sentido mentir. —Sí.
—Detente en la próxima estación de servicio o paradero —ordenó.
—Sí, señor. —lo saludó Kent.
—¿Seguro que es una buena idea? —Grayson retiró las piernas del
tablero—. Solo estamos en Virginia. No tan lejos.
—Hacemos una parada rápida y volvemos a la carretera. —Luc se inclinó
hacia delante y apoyó los brazos sobre los muslos—. Deberíamos estar
bien.
Deberíamos no sonaba exactamente tranquilizador.
—Lo haremos bien—dijo Zoe.
A partir de ese momento, la conversación giró en torno a los diferentes
tipos de Fanta que Kent insistió en que debía probar, y honestamente,
Dios, solo pensé que había un tipo. Unos quince minutos después, tomó
una salida cerca de Richmond, y terminamos en el estacionamiento de un
gran Exxon abierto toda la noche. Solo había otro auto en el
estacionamiento.
Zoe me tocó ligeramente el brazo, llamando mi atención. Ella ya había
salido y estaba inclinada sobre el asiento. —Tu bolso está en la parte de
atrás. Es posible que desees tomar una camisa limpia antes de dirigirte
allí.
Al principio no le entendí, pero luego miré mi camiseta y vi las manchas
oscuras en mi pecho y estómago. Sangre.
24
Dos opciones probables: Es un árbol conocido como: melocotonero. Pero, parece que también es
un restaurante/Tienda de regalos cerca de Main Street.
Sí. Eso atraería atención no deseada.
Reprimiendo un estremecimiento, asentí y salí. Al levantar la vista, vi que
Grayson y Kent ya estaban cruzando el estacionamiento, entrando al
lugar. Zoe se demoró al otro lado, dándome la espalda mientras miraba el
camino. Mis piernas se sentían temblorosas mientras caminaba hacia la
parte trasera del Yukón. La escotilla ya estaba abierta, y mi bolso morado
estaba allí.
339
La bolsa que mamá había empacado.
Parpadeé rápidamente, luchando contra la humedad que se acumulaba en
mis ojos mientras abría con cuidado la cremallera y abría los costados. El
sobre de dinero todavía estaba allí, al igual que el pasaporte... y Diesel.
Tratando de no pensar en las manchas a lo largo del sobre o en cómo todo
se metió en esta bolsa, saqué la primera camisa que vi. Después de
asegurarme de que la costa estaba despejada, me quité rápidamente la
camisa arruinada, planeando tirarla al basurero más cercano o tal vez
quemarla. Uno de los dos. Me puse la camisa nueva, inhalando el aroma
del detergente.
El dolor se apoderó de mi pecho, tan real y tan fuerte. Casa. Mi camisa
olía a casa, a mamá.
Corté esos pensamientos y comencé a cerrar la bolsa, deteniéndome de
repente cuando pensé en mi teléfono. ¿No lo había dejado caer en mi
bolso?
—No encontrarás tu teléfono —dijo Luc.
Jadeando, me di la vuelta, colocando una mano contra mi pecho. —Cristo,
me vas a dar un ataque al corazón.
—No quisiera que eso suceda. En serio. —Dio la vuelta por la parte trasera
del SUV—. Destruimos tu teléfono cuando llegamos a la casa en Columbia.
Probablemente no lo suficientemente pronto. Después de todo, nuestra
ubicación fue descubierta con una rapidez que fue impresionante.
Meses atrás, me habría vuelto loca si mi teléfono hubiera sido destruido.
Quiero decir, mi teléfono tenía todo. Incluso un juego de Candy Crush que
había estado jugando durante aproximadamente dos años seguidos,
alcanzando un nivel de 935. ¿Pero hoy?
Solo suspire. —Bueno.
Luc apoyó su cadera contra el SUV. Estaba callado mientras yo
acomodaba la ropa. —Tenía que hacerlo —dijo finalmente.
Cerrando mi bolso, lo enfrenté. Sabía exactamente de qué estaba
hablando. —Sé que lo tenías que hacer. Sé que eso suena duro, pero tenía
que suceder. Nos iban a matar…
—El hombre que tenía su arma contra ti no tenía balas cargadas en su
arma. —Sus brazos se cruzaron sobre su pecho—. Era una especie de
tranquilizante. No estaban planeando matarte.
340 La conmoción me recorrió. —¿Por qué eso se siente peor que ellos
queriendo matarme?
—Porque lo es.
Un escalofrío me atravesó. Daedalus no me quería muerta.Solo me querían,
y sabiendo lo que sabía, eso sería peor que la muerte. Aparté esos
pensamientos, porque ¿qué podría hacer al respecto ahora? Nada. Di un
paso hacia Luc. —¿Estás bien?
Luc no respondió por un largo momento. —No son sus muertes las que me
molestan, Evie. En el momento en que vinieron por ti, eso fue todo para
ellos. No iban a salir de ahí. Ni siquiera es lo que sucedió en Foretoken.
Perder a Chas y a Clyde me va a comer, no hay duda en ello, pero lo que te
está sucediendo ahora es mi culpa.
Se me revolvió el estómago.
—Te hice esto —dijo—. Te hice esto para salvarte, y todo lo que he hecho
es ponerte en la mira del Daedalus.
341
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Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty
31
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty
25
Al español significa: Rey…
Pasé los dedos por la alfombra suave y sonreí. —Tiene un sonido
agradable. Luc King, rudo extraordinario.
—¿Qué? ¿Crees que soy rudo?
Le lancé una mirada de soslayo. —Sabes que eres rudo. Puedes flotar en el
suelo.
32
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty
e
Me M reí.
senté y escuché el informe del jefe de policía de Columbia
mientras la foto de mi madre estaba en el lado izquierdo de
la pantalla y la mía debajo de la de ella. El jefe de policía dijo que era
sospechosa de un asesinato al estilo de una emboscada.
Ni siquiera sabía lo que significaba matar al estilo emboscada. ¿Como si
me hubiera escondido en un arbusto en alguna parte y luego saltara?
El jefe de policía también dijo que me consideraban armada y peligrosa.
Ese es el momento exacto en que me reí.
Así que esa fue mi reacción al escuchar que se sospechaba de mi por del
361 asesinato de mi madre. Me reí y sentí que me iba a reír más. Como en el
tipo de risa que nunca se detiene.
Algo estaba mal conmigo.
¿Nunca pasó por la mente de la policía que tal vez me había pasado algo
malo? ¿Nadie pensó que necesitaba ayuda? Inmediatamente fui implicada
en un acto donde la evidencia tenía que haber demostrado lo contrario. No
era patóloga forense, pero sabía que era obvio ver cómo se disparaba una
bala desde fuera de la casa. ¿Pensaron que era una tiradora experta?
¿Además del hecho de que la puerta principal había explotado?
¿Por qué estaba haciendo estas preguntas? No informaban sobre lo que
realmente sucedió, y sabía lo que eso significaba. La policía estuvo
involucrada en lo que le sucedió a mi madre.
Estaban involucrados con el Daedalus.
Kent apagó el televisor y arrojó el control remoto sobre un cojín. —Las
cosas se pusieron realmente complicadas. Esto es mucho más grande de lo
que habíamos anticipado.
Apreté mis labios porque podía sentir una risita muy inapropiada
burbujeando.
Luc cruzó los brazos sobre su pecho. Su mandíbula estaba tan apretada
que me pregunté si la mitad inferior de su cara se partiría por la mitad. —
Eso es un eufemismo.
—Esto es lo que hacen. —Kent se pasó la mano por el pelo azul—. Tuercen
lo que realmente sucedió para que se ajuste a su agenda.
Lo miré fijamente, abrí la boca y luego la cerré, completamente perdida en
cuanto a cómo responder.
La puerta del garaje se abrió de repente, y los tres nos giramos. Grayson y
Zoe entraron, llevando varias bolsas llenas de víveres. Ellos pararon.
—¿Qué está pasando? —preguntó Zoe, mirándonos a los tres.
Grayson suspiró. —¿Incluso quiero saber?
—Oh, nada preocupante —dijo Kent, dejándose caer en el sofá—. Solo que
Evie está implicada en el asesinato de su madre en la televisión nacional.
Zoe bajó la bolsa que sostenía.
—No hay nada como un pequeño matricidio para comenzar tu semana —
dije, otra carcajada casi histérica que se acumulaba en mí—. ¿Cierto?
33
Traducido por: Majo L
S
Corregido por: Patty
369 —¿Qué?
Estaba callado mientras su mirada se movía de mí hacia la mesita de
noche, y me pregunté si estaba mirando a Diesel. —Eres hermosa cuando
te enojas
—¿Sabes qué? Puedes irte… Espera. —Todo mi sistema se sacudió—.
¿Qué?
La cabeza de Luc se inclinó hacia un lado, enviando varios mechones
de cabello hacia un lado. —Dije que eres hermosa cuando estás enojada. Y
eres hermosa solo de pie allí. Incluso eres hermosa cuando estás triste. Y
cuando eres feliz, eres impresionantemente hermosa.
Me quedé atónita en un silencio absoluto. Mis manos se pusieron
flojas
—No esperaba que dijeras eso —dije con voz ronca. El aleteo estaba
allí, en lo profundo de mi pecho, pero también había un movimiento
agrietado en mi pecho. Como si un mazo me golpeara las costillas. La
emoción cruda y potente se estrelló contra mí con la fuerza de un veloz
tren de carga—. No me digas eso ahora mismo. Es un mal momento.
—¿Mal momento? Me gusta pensar que no hay mal momento para decirle
a alguien que es hermosa. —dijo, en voz baja—. Especialmente cuando a
menudo las personas, sin importar si son humanas o no, tienden a
quedarse sin tiempo antes de decirle eso a alguien
—Dios —susurré.
La sensación de la grieta se extendió, cortando profundamente. Me
frote la cara con las manos cuando el nudo de emoción se hinchó,
amenazando con ahogar todo pensamiento racional. Las lágrimas
quemaron la parte posterior de mi garganta y me subieron a los ojos.
Hubo silencio, y luego los cálidos dedos de Luc me rodearon las
muñecas. —No dije eso para molestarte.
No fue lo que dijo lo que me molestó.
Tampoco fue como lo había dicho.
Fue porque me hizo sentir y me hizo pensar, y en este momento,
combinar esas dos cosas era peligroso.
Luc suavemente apartó mis manos de mi cara. No me soltó, y cuando
abrí los ojos, él buscó los míos con atención. —Vas a necesitar dejarlo
salir. No puedes seguir sin pensar ni sentir.
Presionando mis labios, sacudí mi cabeza.
370 —Te quemará por dentro como una fiebre. Tienes que dejarlo salir.
Un sonido roto dividió el aire, y me tomó un momento darme cuenta
de que había sido yo quien había hecho ese sonido.
—Dijiste que era valiente y fuerte, y eso es lo que estoy tratando de ser
ahora mismo. Necesito mantenerlo así.
Él bajó la barbilla. Nuestros ojos no estaban al nivel, no con lo alto
que era, pero estábamos cerca. —Eres valiente y fuerte, pero te estoy
diciendo que no lo seas ahora.
El pánico se apoderó. No podía dejarlo salir, porque no podía
enfrentar lo que le había sucedido a mi madre, no ahora, porque entonces
sería cierto y sería real.
Aparté mis manos de las suyas. —Estoy enojada contigo, así que deja
de intentar ser solidario. Es confuso. —Las cejas de Luc se arquearon—.
¡Que, sí! Estoy enojada y me estás confundiendo. En primer lugar, estabas
actuando como un imbécil conmigo, abajo. No abrí esa estúpida puerta del
sótano, y has estado actuando raro, desde mí... desde que todo sucedió
—Evie...
—Has estado distante y sé que has pasado por cosas malas. Estoy
tratando de ser comprensiva. Perdiste a Clyde, Chas y el club, pero yo... —
Mi voz se quebró, y me tomó un momento hablar de nuevo—. Vi a mi
madre morir frente a mí. Su sangre empapó mis manos y mi ropa. Y no me
importa que ella realmente no fuera mi madre o que tuviera algo que ver
con lo que me hicieron; ¡ella seguía siendo mi madre! No tengo idea de lo
que realmente está sucediendo, lo que sucederá dentro de cinco minutos.
Y perdiste a las personas que te importan, que has protegido y cuidado, y
sé que te está haciendo daño, lo admitas o no. Quiero estar aquí para ti,
pero me excluiste y no entiendo.
Su boca se cerró de golpe cuando miró hacia otro lado. No tuve
respuesta, y eso no fue lo suficientemente bueno. Ahora no. No después de
todo.
Di un paso hacia él con las manos temblorosas. —Me dijiste que no
me ibas a dejar. Nunca más.
Su cabeza giró bruscamente en mi dirección, sus ojos brillaban con
un deslumbrante violeta. —Y no lo he hecho.
—Pero lo has hecho —susurré—. -Mental y emocionalmente, me has
dejado totalmente, y no consigo lo que quieres de mí. Dices que solo puedo
371 ser yo. Como si yo fuera lo único...
—Lo eres. —Estaba más cerca, a un pie de mí—. Eres lo único para
mí; siempre has lo sido. Fuimos hechos el uno para el otro.
—Entonces, ¿por qué me has dejado afuera, Luc?
Miró hacia otro lado, sacudiendo su cabeza una vez más.
Con el pecho hundiéndose, sacudí la cabeza. No tenía espacio para
esto además de todo lo demás. —Sal. Por favor. Es tarde, y yo...
—Te hice esto —dijo, su voz tan baja que no estaba segura de haberlo
escuchado bien al principio.
Pero lo hice.
Me sacudí. —¿Qué?
—Hice esto. Todo esto, porque era egoísta y débil y no podía soportar
pensar en vivir en un mundo en el que ya no existieras. —Mi corazón se
detuvo—. Cuando ese bastardo Jason Dasher hizo una oferta para curarte
a cambio de su vida, lo supe. En el fondo, sabía que tenía que haber una
trampa, porque siempre hay una trampa, pero estaba desesperado. Haría
cualquier cosa, así que te llevé allí y acepté que te dieran Dios sabe qué.
Entonces me alejé. Hice mi parte del trato y me alejé mientras quién sabe
lo que te estaban haciendo. Hice esto, Evie.
La emoción me obstruyó la garganta. —Luc.
—Y ahora mira. Me aseguré de que vivieras, ¿y para qué? Para que
experimentes la destrucción de tu vida. Para que encuentres cadáveres y
seas objetivo de un Origen. Para que veas morir a tu madre y para que
todo tú futuro sea arrancado de ti y para que seas perseguida por puras
personas jodidamente malvadas, porque eso es lo que es Daedalus. Hice
esto y la gente murió. Eso fue lo que hice. Eso es lo que pienso cuando te
miro, porque yo...
—Me dio la vida —susurré. Todo su cuerpo se sacudió—. Eso es lo
que hiciste. Te aseguraste de que yo viviera. No sabías que esto iba a
suceder.
—Eso no importa. —Las pupilas de sus ojos se pusieron blancas—.
Porque debería haberlo sabido. Que estaría intercambiando tu muerte
por...
—¡Por la vida! —repetí—. Sí, las cosas están muy desordenadas en este
momento, pero si no hubieras corrido ese riesgo, no estaríamos parados
aquí. No tendríamos esta segunda oportunidad, algo que muy poca gente
tiene. Lo tenemos por ti.
372
—¿Y esa segunda oportunidad eclipsa todo? ¿Lo que ha sucedido a Sylvia?
¿Para ti? ¿Es...? —se estremeció—. No importa. No creo que sea digno de
ti.
Eso me sorprendió, y me llevó un momento darme cuenta de que
había dicho algo similar antes. —¿Cómo puedes pensar eso?
—No lo pienso. —respondió, bajando las pestañas gruesas—. Lo sé
—Estás equivocado. —Crucé la distancia entre nosotros. Él se puso
rígido y puse mis manos en sus mejillas—. Me mereces, y desearía que
todas estas cosas malas no hubieran sucedido, pero no te culpo. Nunca
podría culparte, porque creo que te amo, y no quiero que te arrepientas de
estar aquí conmigo...
Luc se sacudió de mis manos, su pecho subía y bajaba rápidamente.
—¿Qué? ¿Qué dijiste?
Bajé mis manos. —Dije que no quiero que te arrepientas de estar aquí
conmigo.
—Lo que dijiste antes de eso.
Repasé mis pensamientos y... Dios mío, dije que lo amaba. Esas
palabras salieron de mi boca, una declaración de lo que ni siquiera me
permitiría reconocer. Una proclamación que no había estado lista para
sentir, pero estaba lista para decir. Porque era la verdad. Me enamoré de
Luc y ni siquiera sabía exactamente cuándo. Si era en algún lugar entre la
primera línea de recogida terrible y las extrañas sorpresas que no tenían
sentido. Tal vez fue la primera vez que me besó en el armario de Foretoken
o la primera vez que me tomó de la mano. O tal vez siempre había estado
enamorada de él, porque estaba segura de que lo había hecho antes,
incluso si no podía recordarlo.
—Te amo —le dije, temblando—. Estoy enamorada de ti, Luc.
373
34
Traducido por: Majo L
L
Corregido por: Patty
uc se movió tan rápido que no lo vi. Solo sabía que lo había hecho
cuando su boca tocó la mía y sus brazos se cruzaron a mí
alrededor. El beso me dejó sin aliento y llego a mi alma. La ferocidad me
destrozó y me reconstruyó.
—Se siente como si hubiera esperado toda mi vida para escucharte
decir eso —dijo contra mis labios, sus manos deslizándose por mi
espalda—. Ver tus labios moverse alrededor de esas palabras. Puede que
no las merezca, pero soy codicioso. Todavía soy egoísta. No puedes
recuperarlas.
374
—No lo haría. —jadeé cuando él me levantó y se giró, llevándome a la
cama para que estuviera en su regazo, sentándome a horcajadas sobre él—
. Y me mereces.
Sus manos llegaron a mi cara. Sus dedos trazaron mis labios y mi
mandíbula, y por un largo momento, solo me miró, y luego sus labios
estuvieron sobre los míos. Nuestros besos tomaron una vida diferente, se
llenaron de una urgencia que nunca antes había experimentado. Me
enderecé en sus brazos, colocando mis manos sobre sus hombros. Se
deslizaron por su duro pecho, quedando atrapados entre nosotros cuando
él me tiró más cerca. Algo sobre la forma en que me besó se convirtió en
desesperación, incluso en pánico.
Me estaba besando como si se nos acabara el tiempo.
En el momento en que ese pensamiento cruzó por mi mente, sentí la
misma oleada de desesperación a pesar de que me dije que no lo
estábamos. Me moví para liberar mis manos, y el gemido de Luc puso rojas
las puntas de mis orejas. No disminuí la velocidad, a pesar de que sabía
que había mucho en lo que debíamos concentrarnos. Ambos
necesitábamos estos minutos en medio de la confusión y la falta de
respuestas, la sangre... y la muerte.
No sé si fue él o yo o los dos, pero sus manos estaban en mis caderas,
abriéndose y cerrándose, meciéndolas mientras me mordía los labios y la
garganta. Luego, los pequeños botones de mi suéter se abrieron y el
material se separó, pero sus manos nunca dejaron mis manos.
Aturdida, me aparté y miré hacia abajo, viendo un simple encaje rosa.
—Ese es un talento ingenioso.
—¿Lo es? —Pinchazos de luz blanca llenaron sus pupilas cuando un lado
de su boca se levantó.
Su boca volvió a la mía y luego se alejó. El camino de los besos abrió
un sendero por mi garganta, sobre la pendiente de mi clavícula, y luego
más abajo. Sentí sus dedos a lo largo de mi hombro, enganchándolos bajo
una correa, guiándolos hacia abajo y hacia abajo hasta que la copa se
aflojó y esos dedos, esos labios se deslizaron sobre la piel sensible. Lo
mismo le sucedió a la otra correa, a la otra copa, y la piel de gallina se
extendió sobre mi piel fría y húmeda cuando mi cabeza cayó hacia atrás,
mi boca se abrió en un jadeo agudo.
Luc levantó la cabeza y se recostó. Había un brillo perverso en sus
ojos, un giro atrevido en sus labios mientras me miraba.
375 Nunca antes me había expuesto así, y no sabía lo que pensaba
cuando me miraba, al ver que el rubor se extendía desde mi cuello y
bajaba. —Eres hermosa, Evie —dijo, con voz ronca y reverente—. Te lo
dije, pero no importa. Ya sé que no te lo he dicho lo suficiente. Eres tan
hermosa que me lleva a la distracción. Perfecta. —Esos ojos se alzaron
hacia los míos, y había una expresión de asombro en su rostro.
Puse mis manos en sus mejillas y lo besé, esperando que de alguna
manera él pudiera sentir lo que pensaba de él cuando sabía que las
palabras no serían suficientes. Luc era digno y eso no tenía nada que ver
con todo lo que había hecho por mí, sino con lo que había hecho por
innumerables Luxen, por Emery y Grayson, por Kent y Zoe, y por más.
Tiré de su camisa, y él se movió, inclinándose hacia atrás y
levantando los brazos para que pudiera quitársela por encima de su
cabeza. La dejé caer en la cama a mi lado y me empapé con toda la piel
desnuda y dura.
No hay moretones a la vista.
Luc se curó por completo de recibir tres disparos, pero aun así me
incliné, besando cada punto que había sido golpeado. No necesitaba un
moretón para saber dónde habían estado; Recordaría esos lugares hasta
que muriera. Un centímetro debajo del hombro derecho. El centro, entre
los pectorales definidos. Centímetros a la izquierda de su corazón.
Escuché su inhalación irregular mientras mis manos bajaban por su
estómago, hacia su ombligo y luego hacia el botón de sus jeans, y aún más
abajo. Lo sentí tensarse contra mi mano. —¿Puedo?
—SI. Totalmente —dijo—. Definitivamente.
Una suave risa me llego cuando alcancé el botón de sus jeans y luego
su cremallera, y cuando no me detuvo, agarre valor. Al primer toque de
mis dedos en él, su espalda se inclinó como si lo hubiera quemado, y
rompió el beso cuando todo su cuerpo se volvió imposiblemente tenso. Abrí
los ojos, preocupada de haber hecho algo mal. Abrió la boca y luego la
cerró, y por primera vez parecía que no tenía palabras.
Otra primera vez para él.
Pasé los dedos sobre él mientras miraba hacia abajo, sonrojándome
antes de volver a mirarlo. —Eres hermoso y digno. —Sacudió la cabeza con
la mandíbula apretada—. No entiendo cómo puedes pensar que no lo eres,
y yo... no quiero que pienses eso. No me gusta.
Luc contuvo el aliento. —Dios. Evie, no... —Bajó la cabeza sobre mi
376 hombro. Sus labios besaron mi cuello—. No es necesario que hagas esto.
—Quiero hacerlo. —Enrosqué mis dedos alrededor de su cabello
mientras lo rodeaba.
Esto no era algo que había hecho a menudo en mi vida. ¿Una vez, tal
vez? No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero basándome en el
siguiente aliento de Luc, pensé que estaba haciendo algo bien. Y cuando
sus caderas se sacudieron, levantando su cuerpo y a mí de la cama, tuve
la sensación de que no estaba decepcionado en absoluto.
Apoyé una mano sobre su pecho mientras él se recostaba una vez
más, esos ojos brillantes brillaban sobre mi cara y más abajo, hacia donde
se separaba mi suéter y hacia donde se movía mi mano. Sus labios se
separaron mientras su pecho subía y bajaba rápidamente. —Evie.
Él gimió mi nombre, y algo... algo comenzó a suceder. Sus pupilas se
volvieron blancas y aparecieron puntos finos y débiles debajo de su piel, en
toda su cara y garganta, y aún más abajo. Una luz blanca brillaba dentro
de él. El aire a nuestro alrededor se cargó. La estática crujió: Luc se
levantó, una mano agarrando la parte posterior de mi cabeza, los dedos
enredados en mi cabello. Tiró y se estiró, y nuestras bocas chocaron.
Labios. Dientes. Lenguas La energía salto, atravesándome. Se hinchó, y
luego todo su cuerpo pareció ponerse rígido, cada músculo bloqueándose
mientras jadeaba en nuestros besos. El aire a nuestro alrededor parecía
electrificado, y luego sentí que la tensión desaparecía lentamente.
Luc me abrazó con fuerza, pero mantuvo un pequeño espacio entre
nosotros mientras continuaba temblando debajo de mí, su cuerpo grande y
poderoso tiembla. Cuando finalmente se calmó, me aparté y abrí los ojos.
Me estaba mirando si como nunca antes me había visto, y esa era una
mirada extraña para él, porque siempre me miraba como si supiera
exactamente quién era.
Había una suavidad en su rostro, y por varios momentos, nos
miramos el uno al otro. —Dame un segundo, ¿de acuerdo? No te muevas.
Cuando asentí, me levantó otra vez, dejándome en la cama mientras
se levantaba, desapareciendo en el baño.
Usando el tiempo de manera sabia, arreglé mi sostén cuando escuché
que el agua se abría. Luc reapareció. Se sentó a mi lado, tranquilo por un
largo momento. —No tenías que hacer eso.
—Lo sé. Lo miré—. Yo quería.
—Te lo agradezco. Mucho. Como, mucho, mucho. —Una pequeña
sonrisa apareció—. Yo nunca…
377 Mis cejas se alzaron. —Nunca... ¿qué?
Su mirada se encontró con la mía. —Nunca había experimentado eso
con alguien.
—Pensé que habías dicho que hiciste cosas.
—Cosas, sí. Pero nunca eso con alguien. —Levantó un hombro,
completamente avergonzado de hablar de esto.
—¿Contigo mismo?
—Si. Más veces de las que probablemente quieras saber
Una lenta sonrisa comenzó a tirar de mis labios. —Probablemente.
—Pero tú eres la primera. Sabía que podía sentirse así, pero yo...
tampoco tenía idea. —Abrió la boca, la cerró y luego pareció intentarlo de
nuevo—. No te hice daño, ¿verdad?
—No. —Me incliné hacia adelante, besando su mejilla—. ¿Por qué
piensas eso?
—Perdí un poco de control allí, si no lo notaste. ¿La fuente? —Mis ojos
se abrieron. ¡Mierda, estaba en lo cierto! Sonreí, bastante engreída porque
le había causado hacer eso.
Se movió hacia mí, devolviéndome el beso, lenta y débilmente. Sentí
sus dedos rozar mi estómago. —Sabes lo que esto significa, ¿verdad?
—¿Qué? —Mis cejas se fruncieron.
—Si juegas, yo también. —Me guío sobre mi espalda, con los
músculos girando y flexionando a lo largo de la piel desnuda de sus
hombros y brazos.
Oh.
Oh mí.
Luc me besó como si estuviera bebiendo de mis labios, y luego su
boca estaba patinando por mi garganta, alrededor de la cadena de plata
mientras tiraba del colgante de obsidiana. Sus labios y dedos estaban en
todas partes a la vez, tirando y acariciando, lamiendo y mordisqueando.
Cada pulso vibraba cuando sus manos se movían más abajo, sobre mi
ombligo y luego hacia la banda de mis pantalones cortos para dormir.
Hizo una pausa, levantando la mirada hacia la mía. —¿Puedo?
Con el corazón acelerado, asentí.
378 Luc arrastró la banda una pulgada. —Tengo que escucharte decirlo,
Peaches.
—¿En serio?
Un lado de su labio se levantó. —En serio.
—Sí —le dije—. Puedes.
—Entonces lo haré.
Besó la piel debajo de mi ombligo, y luego lo hizo. Una emoción llenó
mis venas cuando levanté mis caderas, ayudándolo a quitarme los
pantalones cortos, balanceándome hacia atrás mientras lo hacía.
Aterrizaron en algún lugar del suelo. Aunque él todavía tenía los jeans
puestos, no tenía nada más que quitarme.
—Tengo una pregunta muy importante —dijo, mirándome con los
labios entreabiertos—. ¿Tienes alguna idea de cuánto me deshaces?
Mi pecho se apretó y luego se hinchó. —¿Cómo... cómo te ... deshago?
Las puntas de sus dedos se arrastraron sobre el pliegue entre mi
muslo y la cadera, haciendo que mi respiración se detuviera.
—En todos los sentidos. —El aire atrapado en mi garganta por una
razón completamente diferente ahora.
Bajó su dedo por mi muslo, y luego lo vi bajar la cabeza. Su cabello
rozó la piel debajo de mi ombligo. Mi corazón se lanzó a mi garganta.
—Yo... nunca he hecho esto antes, —susurré, abriendo y cerrando las
manos sobre las sábanas.
Su boca siguió su dedo. —Yo tampoco.
—Eso... eso no parece verdad. —Todo mi cuerpo se sacudió cuando
sentí sus labios sobre mi piel—. Parece que sabes lo que estás haciendo.
—Realmente no. —Separando mis piernas, se instaló allí—. -Solo
estoy haciendo lo que se siente bien. —Su cálido aliento bailaba sobre una
parte extraordinariamente sensible mientras deslizaba un dedo por mi
muslo—. ¿Lo estoy haciendo bien?
—Yo... creo que sí.
—Voy a tener que hacerlo mejor que eso.
Estaba de acuerdo con eso.
379 Él se rio entre dientes y supe de inmediato que había captado mis
pensamientos.
Su dedo se acercó nuevamente antes de alejarse. Mis caderas se
levantaron por instinto, en un instante de silencio.
—¿Sabes a qué me recuerda esto? —dijo, levantando su mirada hacia la
mía una vez más. Respirando en pantalones cortos y poco profundos,
sacudí la cabeza—. Cuando estabas pensando en querer escalarme como
un...
—No —le dije.
—Cachondo…
—Luc
—Pulpo —terminó.
—Te odio.
—No, no lo haces. —Luc me sonrió entonces, y fue real y hermoso,
suavizando las líneas duras y llamativas de su rostro—. Me amas.
Y luego estaba bebiendo de mí otra vez, esta vez de mi piel, y cada
parte de mí se estremeció. Su lengua. Sus dientes. Sus manos. Me estaba
moviendo con él, girando y girando, jadeando por aire. Mi ritmo se aceleró
cuando mis dedos se clavaron en su cabello suave y rebelde. Todo sobre
mí se volvió frenético. Mis jadeos La forma en que me moví. Los sonidos
que vinieron de mí. La forma en que dije su nombre, una y otra vez, y
luego fue como cuando toqué la Fuente. La electricidad ondulaba sobre mi
piel. La luz me llenó, y Luc estaba conmigo a través de la luz, hasta que
mis piernas estaban flojas y mis dedos se habían deslizado de su cabello.
Luc se relajó, estirándose a mi lado. Me rodeó la cintura con un brazo
y tiró de mi cuerpo contra su pecho. La manta se dobló sobre nosotros y
supe que no la había tocado.
—Eres tan perezoso —murmuré.
—Estás celosa.
—Lo estoy.
Luc estuvo en silencio por un momento. —Debería haberlo sabido.
—¿Qué?
Besó el espacio debajo de mi oreja.
—Debería haberlo sabido cuando vi a Diesel. —Por un momento no
380 supe de qué estaba hablando, pero mi mirada se desvió hacia la cara
sonriente de la roca de forma ovalada—. Debería haber sabido que me
amabas.
35
Traducido por: Majo L
Corregido por: Patty
uc
L y yo nos quedamos callados y en silencio por un momento, sus
dedos trazando formas ociosas a lo largo de mi estómago. Un círculo
alrededor de mi ombligo. Un triángulo encima de él. Una cara sonriente
cerca de mi cadera mientras mis pensamientos pasaban de una cosa a
otra, evitando cosas que destrozarían la paz que había invadido mi alma.
—Me acabo de dar cuenta de que no te pregunté sobre el Arum —dijo
Luc, con los dedos sobre la curva de mi cintura—. ¿Dijo o hizo algo.
381 —Nada realmente, pero... —Me moví sobre mi espalda, haciendo que
las mantas se deslizaran sobre mi pecho, y sus dedos encontraron su
camino al centro de mi estómago una vez más—. En realidad, él habló... en
mi mente.
Un ceño fruncido comenzó a aparecer en su boca bien formada. —Así
es como se comunican en su verdadera forma. ¿Qué dijo él?
Me estremecí ante el recuerdo. —Dijo que no era... normal. Y sabes,
esa no es la primera vez. Lore, el otro Arum, dijo lo mismo.
Sus ojos se entrecerraron. —¿Qué?
Me di cuenta de que no le había dicho a Luc lo que Lore había dicho
cuando me vio fuera del club. —Lore me preguntó qué era. Como si
pudiera sentir algo... dentro de mí. Pensé que era el suero de Andrómeda,
pero ahora...
—No podría sentir el suero. —La pereza desapareció de sus rasgos
mientras me miraba—. Y no deberías haberlo escuchado hablar.
Digerí eso. —Sabes, él sonaba como Sarah, ¿y recuerdas cuando la
escuché hablar? Ella dijo que le habían hecho algo, y nadie más escuchó
eso. Tal vez porque estaba en mi cabeza, al igual que el Arum. Sé que
suena loco, pero...
—No lo hace. —Inclinó la cabeza hacia abajo, pasando sus labios
sobre mi frente.
—Simplemente no sé lo que significa todavía. Todo lo que considero
es imposible. —Los músculos a lo largo de su brazo se tensaron—. O no
tiene sentido. —Vi las sombras parpadear en su rostro—. No te gusta no
saber, ¿verdad?
Él resopló—: ¿Es tan obvio?
—Totalmente.
Apareció una breve sonrisa. —No estoy acostumbrado a no saber,
Peaches. No es un súper poder. ¿Sabes cómo se las cosas?. Puedo leer
pensamientos, así que muy poco se me oculta.
Me pareció un súper poder. —Cuando me reuní con Jason y Sylvia,
indagué en sus pensamientos. No fue fácil —dijo después de un
momento—. Ambos tenían escudos levantados. Sabían que podía leer sus
pensamientos, por lo que fueron cuidadosos.
—¿Qué quieres decir con escudos?
—Muchos de los que trabajaron en Daedalus, especialmente aquellos
382 que estuvieron involucrados en el desarrollo de Orígenes, aprendieron a
bloquear sus pensamientos. Principalmente por desviación, pensando en
cosas al azar, pero otros podrían hacer que pareciera que sus cabezas
estaban simplemente... vacías. Jason y Sylvia fueron buenos en eso, pero
nadie es perfecto. Ni siquiera ellos. Miré a su alrededor y no encontré nada
que me hiciera pensar...
Le hiciera pensar que iban a convertirme en un experimento. No tuve
que leer su mente para saber dónde habían ido sus pensamientos.
Rodé sobre mi costado, frente a él, y luego me acurruqué cerca,
forzando su barbilla hacia arriba mientras ponía mi mejilla contra su
pecho y movía un brazo debajo de la manta, alrededor de su cintura. Me
acercó aún más, enredando sus piernas con las mías.
—¿Luc? —susurré después de unos momentos.
—¿Peaches?
—Gracias.
—¿Por qué me estás agradeciendo?
—Estar aquí. —Besé la cálida piel de su pecho—. Gracias por estar
aquí.
P ensé que estaba gritando, pero no era yo. Era Zoe. Ella pasó
junto a mí con velocidad cegadora, llegando al lado de Kent
cuando Grayson salió disparado de la cocina, pero ya era
demasiado tarde.
—¿Qué demonios? —gritó Daemon un segundo antes de cambiar a su
verdadera forma. Un segundo más tarde, Dawson se unió a él. Eran luces
gemelas brillantes con forma de humanos.
Me dirigí hacia Kent aturdida, pero Luc me atrapó con un brazo
alrededor de mi cintura. Me levantó de mis pies y se dio la vuelta. La
habitación se volvió borrosa mientras toda la ventana delantera explotó.
Los hombres avanzaron, las botas primero, y aterrizaron con sus
rifles gruesos apuntados. La puerta voló por las bisagras, cayendo en la
pared. La puerta trasera la siguió, golpeándose contra la estufa. Hombres
con equipo táctico directo entraron a la casa junto con la lluvia, con las
armas desenfundadas.
No armas normales.
El terror me dejó sin aliento cuando agarré el brazo de Luc,
reconociendo las armas modificadas por PEM
Los hombres se extendieron rápidamente, apuntando con sus armas a
cada criatura viviente en la habitación. Podrían matar fácilmente con solo
un movimiento del gatillo. Mi mirada salvaje recorrió la habitación
mientras Luc me sostenía cerca de su pecho. Archer tenía los puños
apretados a los costados. Los gemelos estaban volviendo a sus formas
humanas; cada uno de ellos tenía un arma apuntando sobre ellos. Zoe y
Grayson se estaban levantando, la furia grabada en sus rasgos.
Todos los hombres, más de una docena, llevaban el mismo tipo de
pasamontañas que tenían los hombres que habían entrado a mi casa.
Eran el mismo grupo que nos había seguido hasta la casa en Columbia.
Nos encontraron aquí.
Uno de los hombres habló—: Todo lo que queremos es a la chica.
El aliento de Luc bailaba a lo largo de mi mejilla. —A riesgo de sonar
cliché, sobre mi cadáver.
—Eso se puede arreglar fácilmente.
Me tensé.
El pecho de Luc retumbó contra mi espalda mientras se reía. —Sí, eso
no va a ser fácil.
—Bueno, podemos hacerlo fácil o podemos hacerlo difícil. —El hombre
que hablaba inclinó la cabeza hacia un lado—. Preferimos la manera fácil.
Danos a la chica, o comenzaremos a derribar a cada una de estas
personas, una por una.
El aire crujió alrededor de Daemon.
—Y tal vez eliminarán a algunos de nosotros en el proceso —agregó el
393 hombre, con voz inquietantemente tranquila—. Pero definitivamente
eliminaremos a muchos de ustedes. ¿Dispuesto a arriesgarte a eso?
Sabía la respuesta de Luc. Sí, se arriesgaría a eso.
Mi corazón latía con fuerza mientras miraba el arma apuntando a Zoe.
Era rápida, increíblemente, pero ¿sería lo suficientemente rápida? ¿O sería
ella como Kent? ¿Se fue antes de que él siquiera golpeara el suelo? Lo
mismo para Grayson, aunque estaba segura de que todavía me odiaba, no
quería verlo morir.
¿Y qué hay de los demás? No los conocía muy bien, pero me gustaban
cuando no parecían tener miedo de mí, y quería que llegaran a sus
familias, a sus futuras esposas.
Me estremecí cuando la parte de atrás de mi garganta ardía. ¿Y Luc?
Lo amaba, estaba enamorada de él, no podría tratar con él muriendo.
No podría lidiar con más personas muriendo por mi culpa.
Y algunos de ellos o todos estaban a punto de morir por mi culpa.
Estas armas los matarían a todos. Una sorprendente realización flotó a la
superficie. Solo había una salida de esto para mí.
—Déjanos tener a la chica y todos ustedes saldrán de aquí —dijo el
hombre nuevamente—. Vivos y enteros.
Los dedos de Daemon se movieron a su lado. —Ahora tengo mucha
curiosidad de por qué querrían una chica humana, pero nos dejarían vivir.
Tenía bastante confianza en este punto, Daemon sabía que no era un
humano común, pero se estaba haciendo el tonto.
El hombre que estaba hablando no apartó sus ojos de Luc y de mí. —
No tenemos problemas con los Luxen o los Origines.
Se me cortó la respiración cuando los ojos de Zoe se abrieron.
—Bueno, obviamente no trabajas para el gobierno, entonces —
respondió Daemon, en su tono casual.
La energía aumentó en el interior de Luc. Podía sentirlo zumbando a
través de él. Su cuerpo vibró con poder. Se movió un poco, y reconocí mi
oportunidad cuando la tuve. Él aflojó su brazo para moverme y estar
detrás de él. Tenía segundos para decidirme, pero no los necesitaba.
Pensé en Kent tirado en el piso.
Pensé en mamá.
Pensé en Chas y Clyde y Dios sabe cuántos otros murieron por mi
culpa.
Y pensé en cómo Luc había salvado mi vida, probablemente más veces
de las que podría contar, y ahora era el momento de salvar la suya.
Me liberé, solo vislumbrando la conmoción que ondeaba en la cara de
Luc.
—¡Está bien! —grité, levantando mis manos—. Ustedes me tienen a mí.
Estoy aquí. No necesitas lastimar a alguien más.
El horror llenó los ojos de Zoe. —Evie.
—Está bien. —Di un paso adelante, hacia el hombre que había
hablado. —. Voy a estar bien.
Sabía que no sería así.
394 Sabía que no estaría bien cuando uno de los hombres me agarró del
brazo y me empujó hacia adelante. Las cosas no iban a estar bien, ya que
fui impulsada hacia la puerta abierta. Y sabía que había una buena
posibilidad de que aún trataran de matar a todos en esa habitación, pero
tenía que hacer algo. Ya no podría permanecer al margen
Me zumbaron los oídos cuando puse un pie delante del otro. Un
entumecimiento se apoderó de mí cuando salí al porche.
Luc no dijo una palabra, pero aún podía sentir el inmenso poder
acumulándose detrás de mí, estirando las costuras de la casa.
Tres hombres más esperaban allí. Uno dio un paso adelante,
agarrando mi otro brazo en un apretado agarre. Quería decir algo
sarcástico mientras me sacaban del porche. Quería demostrar que era
valiente y no tenía miedo, pero estaba temblando tanto que no podía
formar palabras.
La lluvia empapó mi cabello, tirando de los mechones libres mientras
caminaba sobre piernas débiles. Esto realmente estaba sucediendo, y
sabía lo que venía. No me llevaban afuera para conversar conmigo. No me
conducían a través del camino de entrada, empujándome a través de la
gruesa línea de árboles para llevarme a un picnic.
—Detente —gritó un hombre.
Empapada y temblando, obedecí, mirando al frente. Debajo de los
árboles pesados, la lluvia no caía tanto, pero los troncos de los árboles se
nublaron frente a mí. Voy a morir. No podía entrar suficiente aire a mis
pulmones. Iba a morir antes de vivir mi vida, incluso antes de saber cuál
era realmente mi vida, quién era realmente.
—De rodillas —ordenó el hombre.
Mi cuerpo reaccionó por instinto, comenzando a seguir la orden, pero
me detuve. —No —susurré.
—¿Qué dijiste?
—No voy a hacer que esto sea fácil para ti —dije, recuperando el
aliento. —Empecé a enfrentarlo, porque me condenaría si les permitía
dispararme en la parte posterior de la cabeza—. Estoy…
El dolor estalló en mi mandíbula, deslumbrante. Dicho esto, casi me
caigo cuando levanté la mano hacia mi palpitante mandíbula. Probé
sangre en mi boca.
Una mano se estrelló contra mi espalda, empujándome hacia
adelante. —No dejes que se dé la vuelta. Ella no puede verlo venir, o no
funcionará.
Otra mano aterrizó en mi hombro, obligándome a arrodillarme. Con
los ojos muy abiertos, caí hacia adelante, mis dedos cavaron en el suelo
húmedo y suelto. Abrí la boca. La sangre goteó, golpeando mi mano.
Era de color rojo. Llanura, sangre normal.
Una llamarada de dolor sordo cruzó la parte posterior de mi cráneo
cuando me volví a ver, de pie en una habitación blanca, rodeada de
hombres.
Muéstrales antes de que te lastimen, la voz del hombre me susurró al
395 oído, y me habían lastimado una y otra vez. Tuve los moretones para
demostrar eso, los dolores que iban más allá de los huesos.
Muéstrales de lo que eres capaz. Demuéstrame que vales este regalo de
la vida. ¡Muéstrales! la voz gritó en mis recuerdos.
Fue como un interruptor que se activa en algún lugar dentro de mi
subconsciente.
El miedo se convirtió en rabia, y estaba al rojo vivo y poderoso cuando
surgió a través de mí y luego hacia afuera, una onda de choque que se
extendió.
—Mierda —dijo alguien—. Ponla abajo. Bájala ahora…
Levanté la cabeza al hombre que estaba frente a mí, con el rifle en la
mano.
Sentí el suelo bajo mis manos hundirse y ceder. El suelo retumbó
cuando imaginé al hombre ante mí siendo tragado por la tierra y la lluvia.
Quería que se fuera.
Una tierra rica y oscura se extendió de la punta de mis dedos como
mil serpientes. Llegó a sus pies pateados en segundos, formando
enredaderas gruesas y grumosas. Gritó, levantando el cañón del rifle
mientras lo empujaban hacia atrás. El arma disparó, disparando hacia el
cielo cuando el suelo se derrumbó debajo de él, absorbiéndolo.
Y luego él se fue.
Me levanté, dando la vuelta hacía el hombre enmascarado detrás de
mí. Levanté la mano. —Vuela.
Una ráfaga de viento ardiente lo levantó de arriba abajo, por encima
de los árboles y aún más alto, hasta que se perdió en las espesas nubes.
Bajé la mano. El hombre lo siguió, golpeando la tierra húmeda con un
golpe carnoso.
Me volví hacia un hombre que retrocedía mientras bajaba su rifle, y
levanté la mano.
—No —dijo, levantando la mano—. No…
Enrosqué mis dedos en mi palma.
Su cabeza giró hacia la derecha y sus hombros se derrumbaron. Su
pecho crujió y sus piernas se doblaron cuando sus brazos se rompieron y
retorcieron. No era más que un desastre arrugado.
Un arma disparó, y me di la vuelta. La bala no me golpeó. Una luz
blanca brillante iluminaba el claro. Un grito de dolor partió el aire. Una
ráfaga de viento golpeó el claro, y el hombre frente a mí cayó hacia
adelante, colapsando en el suelo. El arma todavía estaba agarrada en su
mano.
El cuerpo del hombre humeaba, y esa no había sido yo.
Ladeé mi cabeza a un lado mientras esperaba.
Sonó otro disparo, un destello azul, y el suelo tembló. Vi las armas
volar hacia arriba, arrancadas de las manos de los hombres.
Desaparecieron entre los árboles.
Él avanzó como si no le importara el mundo. —Estoy realmente
396 molesto porque tuve que venir aquí bajo la lluvia —miró en mi dirección y
tenía unos extraños ojos púrpuras— Después de ti.
Fruncí el ceño. —No te necesito.
El movimiento llamó mi atención. Estiré el brazo y los hombres a mi
izquierda giraron en el aire, hacia las ramas. Regresaron a la tierra a la
velocidad de la luz.
Alguien cargó contra el chico de ojos púrpuras, él inclinó la cabeza
hacia un lado. —¿De Verdad?
El hombre no disminuyó la velocidad, y Ojos púrpuras entró al
ataque y lo agarró por el cuello. Hubo un crujido repugnante justo cuando
otro se apresuraba hacia él.
Riendo, giró hacia la izquierda y pateó, barriendo las piernas debajo
del hombre. Al atraparlo por la parte delantera de su camisa, El chico lo
estrelló contra el suelo. Una luz blanca salió de su mano.
Me detuve, mirándolo. El hombre que sostenía en el suelo echó la
cabeza hacia atrás, gritando cuando el brillo lo cubrió. En cuestión de
segundos, la cabaña se llenó con el olor a carne quemada y tierra.
Ojos Púrpuras era fuerte.
Peligroso.
Poderoso.
Una amenaza.
Pero yo lo era más
Levanté ambos brazos y el temblor en el suelo se convirtió en un
rugido. A su alrededor, los árboles se sacudían y se retorcían cuando se
levantaba un gran viento que me agitaba el pelo. Las ramas rotas se
alzaron del suelo. Una atravesó el claro, perforando al hombre más
cercano a mí directamente en el pecho. Otros dos cayeron de esa manera,
empalados profundamente en el suelo.
La energía cargó el aire. El olor a ozono quemado aumentó. Me levanté
del suelo, y los árboles continuaron temblando y el suelo rodó debajo de
mí, cediendo cuando los rayos cayeron cerca, demasiado cerca.
Los árboles se arrancaron del suelo, exponiendo raíces largas y
nudosas. Una nube de rica y húmeda tierra rociada.
—Santa Mierda —susurró alguien.
Aplaudí mis manos juntas.
Los árboles volaron a través del claro, y ojos púrpuras se agachó,
golpeando el suelo cuando sonaron gruñidos carnosos, seguidos de gritos
conmocionados que terminaron abruptamente. Hubo un fuerte estruendo.
Y luego silencio.
Bajé los brazos a los costados mientras extendía los dedos y me tiraba
al suelo. Se rompió una ramita y me concentré en Ojos púrpuras. Él
merodeó hacia mí y yo levanté la mano.
Se detuvo, sus ojos se abrieron ligeramente mientras su cabello
mojado se enroscaba en su frente.
—Peaches...
Lo miré fijamente.
397 Lentamente, levantó las manos como si se rindiera.—Evie, está bien...
Nombres
Los nombres aparecieron en mis pensamientos. Nadia. Evie. Peaches.
Tenían significado, llevaban peso, pero él era poderoso. Podía lastimarme,
y no podía permitir eso. No otra vez. Nunca de nuevo.
—Soy yo. —Su voz era suave—. Evie, soy yo.
—¿Estás haciendo paisajismo? —Escuché que alguien preguntaba, y me
volví hacia el sonido de la voz.
Era un hombre de cabello oscuro con ojos verde esmeralda. Detrás de
él, vi una réplica idéntica de él, y había dos rubias, y una niña con piel de
color marrón oscuro. Había hombres enmascarados aún vivos,
sobrevivientes, tambaleándose sobre sus pies. Se giraron, lanzándose
entre los árboles.
Uno de los hombres de cabello oscuro y la rubia alta se fueron,
desapareciendo tras ellos. Los hombres enmascarados podían correr, pero
un... Luxen siempre, siempre sería más rápido. Eran Luxen. Los dos que
corrieron tras esos hombres. Sabía lo que eran, y también eran amenazas.
—Ese no fui yo —dijo el que había venido a pelear a mi lado. Ojos
púrpuras—. Esa fue ella.
El Luxen de cabello oscuro maldijo por lo bajo, y sentí el poder
ondular dentro de mí nuevamente mientras movía mi cabeza de lado a
lado. Un resplandor blanco comenzó a formarse a su alrededor, una
muestra de su fuerza.
Un reto.
Una amenaza.
—Daemon —dijo Ojos púrpuras—. Voy a necesitar que hagas lo que
digo y corras.
—¿Qué? —dijo el Luxen llamado Daemon.
—Ahora —ordenó el otro—. Maldición, corre, ahora.
Demasiado tarde.
Levanté la mano y convoqué la ira dentro de mí, dejándola salir y
encontrar su objetivo.
398
37
Traducido por: Alma16s
U
Corregido por: Patty
26
Iniciales de: Hijos de la Libertad (Pero en inglés).
Luc hizo exactamente eso. Agarrando el cuello de la camisa negra, la
apartó a un lado, revelando lo que parecía ser un tatuaje con una
serpiente enrollada sobre una bandera estadounidense. Era todo un color,
sombreado en negro.
Mis cejas se alzaron.
—Todo lo que prueba es que tienes un tatuaje de culo feo. —Luc soltó la
camisa y Steve se dejó caer en la silla de madera—. Todo esto suena como
una mierda, pero he escuchado cosas más extrañas, así que estoy
408 escuchando. ¿Por qué los chicos de Liberty estarían interesados en ella?
Steven tragó mientras su mirada parpadeaba entre Luc y Daemon. —Crees
que somos enemigos. No lo somos.
—Lo somos—corrigió Luc.
—Al menos no deberíamos serlo—insistió Steven mientras la frustración se
elevaba en su voz—. Está a punto de suceder, y sucederá rápidamente si
no lo detenemos. Terminará antes de que alguien supiera que incluso
comenzó.
Aire frío me provocó la nuca. —Mi madre dijo algo similar. —Miré a
Luc—. Justo antes... Ella estaba diciendo algo así.
—Sylvia Dasher?—Steven dijo su nombre con un rizo de desdén—. Ella era
parte de eso, parte del Proyecto Poseidón.
Dawson gimió mientras se deslizaba detrás de la silla y echaba la cabeza
hacia atrás. —¿Qué pasa con los nombres griegos?
Su hermano se quedó muy quieto. —¿Qué es el Proyecto Poseidón?
—Fue el mayor logro de Daedalus—explicó Steven, sus labios se
estrecharon de dolor—. Y fue su creación más horrible.
Dando un paso atrás, froté mis manos sobre mis caderas. —¿Sabes sobre
Daedalus?
—Por supuesto lo hacemos. Los monitoreamos lo mejor que pudimos.—Su
mirada pasó de Daemon a Luc—. No estamos de acuerdo con lo que están
haciendo. Están jugando a ser Dios. Todos ustedes saben exactamente lo
que son.
—¿Son? —Preguntó Dawson—. Daedalus ya no existe.
Steven sacudió la cabeza y recordé que no sabían lo que sospechábamos,
lo que sabíamos. —No, todavía están activos, mucho. Pensaste que los
sacaste—dijo, fijando su mirada de pánico en Luc—. Pero no lo hiciste.
—Obviamente—murmuró Luc.
—Espera un segundo. —Las manos de Daemon se abrieron y cerraron a
sus costados—. ¿Estás diciendo que Daedalus todavía está activo?
—No tuvimos la oportunidad de decirte eso, porque estos imbéciles nos
interrumpieron—dijo Luc—. Chicos, sé que todos quieren concentrarse en
Daedalus, y lo entiendo, pero tratemos con una cosa jodida a la vez. Por lo
tanto, un poco más de detalle sobre el Proyecto Poseidón sería genial.
—Wow. —resopló Daemon—. ¿Esas son dos cosas que no sabes?
Luc miró a Daemon. —Estoy literalmente en el peor estado de ánimo
posible que puedas imaginar en este momento.
—¿Entonces? Yo también estoy de mal humor. En caso de que lo hayas
olvidado, tu novia solo intentó matarme después de que tú intentaste
matarme a mí—señaló Daemon—. Y acabo de enterarme de que la
organización responsable de cada una de las pesadillas de Kat sigue
funcionando.
Luc exhaló pesadamente. —Estoy empezando a pensar que no debería
haber detenido a Evie.
—Bien. —Daemon puso los ojos en blanco—. Eso realmente está ayudando
409 con mi estado de ánimo.
—¿Me veo como que me importa?
—¿Chicos, en serio? —Alcé las manos con exasperación, y la mitad de la
habitación se agachó como si esperaran ser arrojados al techo—. ¿No
pueden hacer esto ahora?
Ninguno de los dos parecía que fuera algo que pudieran controlar, pero
ambos guardaron silencio.
Me concentré en Steven. —Dinos qué es eso.
—El Proyecto Poseidón fue su programa más largo, nada parecido a lo que
habían trabajado antes. ¿Híbridos? ¿Orígenes? —Él sacudió la cabeza,
haciendo una mueca—. Esto, si tiene éxito, haría que cada creación que se
haya presentado antes parezca un juego de niños.
No había duda de que Steven sabía exactamente qué había estado
haciendo Daedalus, pero en realidad no nos estaba diciendo nada.
—Me estoy aburriendo —advirtió Luc.
—Los registros indican que habían estado trabajando en el Proyecto
Poseidón desde que llegaron los Luxen, desde que el primer Arum llegó
aquí. Sí —dijo cuándo Dawson dejó escapar un improperio—. El proyecto
estuvo plagado de tantos fracasos que creímos que lo que intentaban era
imposible, ni siquiera una preocupación. Tenía que ser imposible: la
combinación de ADN de Luxen y Arum.
—¿Qué? —gritaron Daemon y Grayson al mismo tiempo. Fue Daemon
quien continuó—: Eso es imposible. Nuestro ADN no es compatible.
—¿No es así?—desafió Steven—. ¿Sería imposible dentro de un recipiente
humano?
Luc desplegó sus brazos. —Nada es imposible.
—Lo lograron. No nos dimos cuenta hasta después de la guerra, pero
tuvieron éxito en formas que nunca imaginamos, mucho antes de que
pudiéramos haberlo adivinado. Las cosas que han creado, son imparables,
ejercen las habilidades de Luxen y Arum, más poderosas que su origen
más fuerte. —Su mirada se dirigió a Luc—. No son vulnerables a la
obsidiana ni al ónix armado.
Eso fue lo que roció en el aire en una niebla invisible. Al igual que el
Discapacitador causó el dolor extremo de Luxen.
—Las armas modificadas por PEM no los dañan—continuó, su pecho subía
y bajaba pesadamente—. Una vez que se completa su mutación, solo un
disparo en la cabeza los derribará, pero son rápidos, más rápidos que una
maldita bala. Lo he visto.
—Santa mierda—murmuró Zoe, con los ojos muy abiertos—. ¿Dijiste
cuando su mutación está completa? ¿Cómo se ve su mutación?
—Como un espectáculo de terror. Está a nivel celular. Sus huesos se
rompen y reforman, sus vasos sanguíneos gotean. Fiebre. Vómitos.—Cerró
los ojos—. Todo su cuerpo y mente cambian. No son como los híbridos. No
son lo mismo después. Son asesinos programados e imparables.
—Sarah. —Zoe se volvió y se pasó la mano por el pelo—. April.
Posiblemente incluso Coop y...
410 Ella no necesitaba decirlo.
Yo.
—¿Has visto las noticias? ¿Sobre los brotes de los que los medios culpan a
los Luxen?—La risa de Steven era seca como huesos viejos—. No eran
personas enfermas. Eran humanos mutantes.
—¿Cómo?—susurré, y Zoe se dio la vuelta rápidamente—. ¿Cómo están
mutando las personas? ¿Por qué?
—Algunos de ellos fueron creados en los laboratorios. Estamos bastantes
seguros de que tuvo lugar en el complejo en Frederick—dijo, haciendo
referencia a Fort Detrick, donde trabajaba mi madre—. Eran como los
Orígenes. Crearon durmientes y los llamaron Troyanos, y al igual que su
homónimo, se han infiltrado en todos los niveles de la sociedad. Pero otros
son... eran humanos normales que fueron mutados.
—¿Cómo?—exigió Daemon—. ¿Cómo podrían los humanos normales
mutar?
—Es una gripe—dijo, mientras la garganta trabajaba para tragar—.
Daedalus mutó una cepa de gripe común para portar esta mutación, y la
liberaron. No sabemos cuándo, pero es por eso que algunos humanos
comienzan a mutar.
El horror combinado con incredulidad crecía dentro de mí.
—Esto es imposible—murmuró Zoe.
—No lo es—insistió Steve—. Los agentes biológicos armados no son nada
nuevo, y Daedalus ha tenido décadas para perfeccionar esto.
—Si lo que dices es cierto, ¿cómo es que no tenemos miles de estos
humanos mutantes corriendo? —pregunté.
—Vacunas contra la gripe. Las personas que recibieron vacunas contra la
gripe aún pueden contraer la gripe, pero debilita la cepa mutada en el
virus. No mutarán—explicó, y sentí que el piso se movía debajo de mí
mientras pensaba en cómo mamá había mencionado la importancia de las
vacunas contra la gripe. Tanto es así que a menudo bromeaba que ella
debe estar recibiendo sobornos de los creadores—. Los que no recibieron la
vacuna contra la gripe, o morirán durante la mutación, o mutarán, y los
que recibieron la vacuna tendrán la peor gripe en su vida.
El silencio llenó la habitación, y pensé en Ryan. Con la gripe normal, las
personas morían si tenían problemas de salud no diagnosticados, como
problemas cardíacos o enfermedades autoinmunes. Personas cuyos
cuerpos probablemente no pudieron soportar la mutación.
—No creemos que hayan lanzado el virus a gran escala todavía, pero no
hay forma de estar seguros. Al menos todavía no—continuó Steven—. Pero
es viral. Solo será cuestión de tiempo.
Sentí que necesitaba sentarme.
—De ninguna manera. —respiróDawson—. Esto es... esto es demasiado
para creer.
Archer avanzó, llegando a pararse al otro lado de Luc. —Nunca he
escuchado o visto algo así, ni una sola vez durante todo mi tiempo en
411 Daedalus.
—No lo hubieras hecho. —Steven torció el cuello de lado a lado—. Fue
demasiado secreto. Por lo que pudimos reunir, solo unos pocos tenían
autorización para el proyecto o para la clave que creó la mutación.
—¿Y cómo se llamaba eso? —preguntó Daemon—. ¿Bola de Mierda 101?
El miedo goteó en la mirada de Steven. —No es una mierda. Nada de esto
es. Tenían tres sueros. Algunos de ustedes los conocen bien. LH-11.
Prometeo y Andrómeda: Andrómeda crea los troyanos.
Mis manos cayeron a mis costados. Traté de hablar, pero mi garganta se
cerró.
—No—dijo Luc, avanzando bruscamente. Agarró la camisa del hombre,
levantándolo del suelo y de la silla—. Estás mintiendo.
—¿Por qué iba a hacerlo? —gritó—. ¿Qué punto tendría eso?
Miré a Luc, preguntándome por qué no le creía a este hombre y luego me
di cuenta rápidamente de que no quería hacerlo.
—No tiene motivos para mentir, Luc. —Archer se volvió hacia él—.Lo que
dice suena increíble, pero tú y yo sabemos que Daedalus era capaz de casi
cualquier cosa.
—Tiene razón—apretó Steven con los dientes apretados—. Hemos estado
rastreando a los troyanos, tratando de llegar a ellos antes de que se
activen y sacarlos después, como hicimos en Kansas City y Boulder. Algo
viene, algo grande. Los que no hemos podido capturar han desaparecido.
No sabemos por qué, pero sabemos que no es para vivir sus días en una
granja. Cualquiera sea la razón por la que fueron creados, está sucediendo
ahora.
Parecía que Daemon fue el primero en darse cuenta, porque se giró
lentamente, mirándome directamente. —¿Y por eso estás aquí?
Luc dejó caer a Steven y la silla cayó con un ruido sordo. —No lo digas —
ordenó, pronunciando las palabras en voz tan baja que apenas lo escuché.
Steven lo ignoró. —Ella es un Troyano. Viste lo que ella hizo allí
afuera. ¿Alguna vez has visto algo así? No, ninguno de ustedes lo ha
hecho.
No pude hablar.
—Si no me crees, puedo probarlo—interrumpió, su amplia mirada fija en
Daemon—. Intenta dispararle.
—¿Qué? —exclamé.
Archer ladeó la cabeza hacia un lado. —No creo que ninguno de nosotros
vaya a caer en eso.
—¡No me están escuchando! —gritó Steven—. Si intentas dispararle, no
sucederá, incluso si ella no ha sido activada. Lo que hay dentro de ella la
protegerá.
—¡Ustedes estaban tratando de dispararme en la cabeza afuera!—grité una
frase que nunca pensé que tendría que decir.
—Desde atrás—aclaró Steven—. Si no puedes verlo venir, no puedes
detenerlo.
Respirando pesadamente, lo miré fijamente. —No se puede decir la verdad.
412 Sé que hice algunas cosas bastante rudas y aterradoras, pero no puedo
detener mágicamente las balas.
—Yo puedo—dijo Luc.
Lo miré con las cejas levantadas.
—Hazlo. —La mirada de Steven se desvió alrededor de la habitación—.
Hazlo y verán que no estoy mintiendo.
—Nadie le está disparando a Evie—dijo Luc—. Lo siento.
—Bueno—dijo Daemon—. Si lo hacemos y ella detiene la bala, entonces
sabemos que está diciendo la verdad.
—¿Te perdiste todo el Dark Phoenix afuera? —exigió Zoe—. Realmente no
creo que debamos arriesgarnos a dispararle para demostrar lo que está
diciendo.
Luc se enfrentó a Daemon. —No estamos disparando a Evie.
—Solo digo que tal vez podríamos apuntar a su pierna o algo así —sugirió
Daemon con mucha ayuda—. Eso no la mataría si resulta que está lleno
de basura, y ella probablemente lo matará.
Mi boca se abrió. —No hay razón para dispararme. Estoy…
Mientras todos a mí alrededor discutían sobre si estaba bien o no
dispararme, pensé en mamá y mi corazón se abrió de par en par. La poca
esperanza que me quedaba de que ella no había sido parte de lo que me
habían hecho se había ido. Ella tenía que haber sabido...
—Necesitas sacarla —dijo Steven, rompiendo el silencio—. Debes hacerlo
antes de que sea demasiado tarde.
Luc se dio la vuelta lentamente, frente a todos en el grupo. —Nadie la está
tocando. ¿Todos entienden eso? Porque usé lo último de mi generosidad
para no matar a este hombre cuando sacó un arma afuera. Ese tanque
está vacío.
Nadie respondió. Hubo asentimientos, algunas miradas largas
intercambiadas, y luego Steven habló una vez más—: Llegará un momento
en que te arrepentirás de esto. —Steven levantó la barbilla—. Llegará un
momento en que desearás haberla dejado y, para entonces, será
demasiado tarde.
Eso fue lo mismo que Micah nos había dicho, y cuando miré a Luc, supe
que estaba pensando lo mismo.
Micah lo había sabido.
Él sabía lo que era.
No había más información que Steven pudiera proporcionar, y cuando salí
de la casa, no esperaba que Steven viviera mucho más.
Y no lo hizo.
Sabía que se había ido cuando Grayson llevó a Kent, que había sido
envuelto en una manta. Zoe siguió al Luxen y cerré los ojos al ver la cara
de Kent.
Sentí la presencia de Luc sin escucharlo. Sentí su calor. —Eso no debería
haberle sucedido a Kent.
—No, no debería.
—Sé que no lo conocí tanto como ustedes, pero me gustó. —Abrí los ojos y
413 mis pestañas estaban húmedas—. Era divertido, y era...
—Bueno. Kent fue bueno en general —Luc terminó por mí, y luego tomó mi
mano—. Vamos.
Luc me llevó fuera del porche, hacia donde Grayson y Zoe habían
caminado. No habían ido donde estaban los otros cuerpos sino detrás de la
cabina, cerca de un banco de piedra.
No hablamos sobre lo que Steven nos había dicho o confirmado. No creo
que ninguno de nosotros estuviese pensando en eso cuando Zoe levantó la
mano y tocó la Fuente. Grayson se unió. Luc también, y cuando ya no
quedaban más que cenizas, se nos unieron los gemelos y Archer.
Kent no fue enterrado en la niebla, y no se pronunciaron palabras, ni
lápidas para marcar su tumba. Solo un parche de tierra quemada y un
silencio pesado y palpable.
Si Kent estuviera aquí, probablemente no habría silencio. Él contaba una
broma inapropiada. Probablemente me llamaría con un apodo extraño y
luego nos haga reír a todos.
Todo lo que podía decirme era que no lo había visto venir. No había habido
dolor. Había tomado un respiro... y luego no lo hizo, y tuve que pensar que
eso era al menos un consuelo. No le dolió, pero no fue justo y no fue
correcto, porque, como dijo Luc, Kent era bueno.
Mis lágrimas se unieron a la niebla en mis mejillas.
No sé cuánto tiempo estuvimos allí parados antes de que Daemon hablara.
—Tenemos que irnos antes de que lleguen más—dijo—. Antes de que sea
demasiado tarde.
39
Traducido por: Alma16s
414 Corregido por: Patty
o
N había tiempo para ducharnos o cambiarnos, así que nos
amontonamos en dos vehículos nuevos que habían sido
estacionados en el garaje. Ambos eran modelos más
antiguos, un Jeep Cherokee indescriptible y un Taurus de cuatro puertas.
Daemon se subió al volante del sedán y yo me subí al asiento trasero con
Zoe. Luc estaba en el asiento del pasajero. Dawson y Grayson se unieron a
Archer en el Jeep. Fue más que extraño ver a Daemon conduciendo. Me
había acostumbrado tanto a ver a Kent allí en un corto período de tiempo
que simplemente me sentí mal.
Él debería estar aquí.
No debería ser polvo y cenizas.
Tirando de la manta que había sacado de la habitación a mí alrededor,
apoyé la mejilla en la ventana fría. Mis jeans estaban fríos y rígidos en
algunos lugares, pegados a mi piel en otros. Estaba sucia, pero estaba
viva.
Seguí reproduciendo todo lo que Steven nos había dicho. Había un virus
súper aterrador que podía mutar a los humanos en esta cosa o podría
matarlos. James había estado estornudando la última vez que lo habíamos
visto. ¿Se estaba enfermando? ¿O se había vacunado contra la gripe?
No dudaba de lo que Steven había dicho. Que fui el resultado del Proyecto
Poseidón, algo tan increíblemente peligroso que una sociedad secreta
centenaria me había perseguido. Que yo era un Troyano, mutado por mi
madre y escondido en la sociedad para que eventualmente me despertaran
a realizar algunos actos nefastos.
Excepto que obviamente algo había salido mal con mi mutación. No era
como April.
Pero me sentí... mal en mi piel. Como si no supiera qué haría a
continuación, de lo que era realmente capaz, y no podía dejar de pensar en
el Troyano, en Daemon y la tripulación que se nos habían cruzado en el
camino. Había tratado de matarlos.
Había tratado de matarlos.
¿Volvería a suceder eso? Me llevaban a un lugar donde vivían sus familias,
a un lugar donde los traumatizados Luxen y los humanos ya habían
pasado lo suficiente, y yo...
Yo era capaz de cualquier cosa.
Contuve el aliento y lentamente lo dejé salir.
Lo estaba sosteniendo.
Once horas. Ese es el tiempo que tomaría este viaje. Tanto Daemon como
Luc querían hacer el viaje con descansos mínimos en el baño, lo que se
tradujo en uno, y yo completamente entendí eso. Ser visto por alguien era
peligroso, especialmente yo, ya que mi cara había sido cubierta por las
noticias.
415 Pero deseé haber salvado algunos de los tranquilizantes de la casa de
seguridad para poder noquearme.
Los minutos se convirtieron en horas, y en algún momento, Zoe se había
quedado dormida a mi lado mientras miraba a Luc y Daemon, algo
cautivados por su... ¿amistad? No tenía idea de cómo los dos podían pasar
de amenazarse y estrellarse contra las paredes a conversar y reírse como si
nada hubiera pasado.
Todavía me sentía como una mierda por lastimar a Daemon, pero parecían
haber olvidado su escaramuza. ¿O tal vez ya que amenazarse mutuamente
era algo que había sucedido mucho, era solo un día normal para ellos?
Probablemente lo último.
Varias veces, Luc me miró como si estuviera comprobando que yo estaba,
de hecho, en el asiento trasero. No habíamos tenido la oportunidad de
hablar realmente después de nuestro pequeño enfrentamiento fuera de la
cabaña.
Me miró de nuevo ahora, esos ojos color amatista se posaron sobre mí.
Deseé en ese momento poder leer sus pensamientos.
—¿Estás bien allí? —preguntó—. ¿Necesitas parar o algo?
Sacudí mi cabeza y miré a Zoe. —Ella está fuera.
—Bueno. Ella necesita descansar.—Luc miró hacia el frente—. Estamos
haciendo buen tiempo.
Dejé caer la manta hasta la cintura. Mi camisa ya estaba seca y mis
pantalones estaban húmedos. Con la voz baja, pregunté—: ¿Cómo será
este lugar?
—Has estado imaginando tiempos medievales, ¿no?—Daemon miró por el
espejo retrovisor.
Presionando mis labios, asentí. —Eso o algo post-apocalíptico con perros
salvajes deambulando por la calle y personas recolectando lluvia para
beber agua.
Luc se volvió hacia mí, una lenta sonrisa tirando de sus labios.
—¿Qué?—Estoy bastante segura de que había visto esas dos cosas en al
menos una docena de películas del fin del mundo.
—No es tan post-apocalíptico —respondió Daemon, y pude escuchar la
sonrisa en su voz—. Mucha naturaleza ha recuperado grandes porciones
de la ciudad. Es una locura lo rápido que sucedió eso, pero nos estamos
adaptando. Kat y yo hemos estado allí por casi dos años. Lo mismo para
Dawson y Beth. Archer y mi hermana han estado allí más tiempo,
ayudando a los que se quedaron atrás.
Una gran parte de mí todavía no podía creer que la gente acabara de
quedarse atrás. No debería sorprenderme que ese fuera el estado de la
humanidad, pero aun así era inquietante.
—Y todavía hay algo de electricidad utilizada en emergencias, como si
hubiera que realizar un procedimiento médico—explicó Daemon—. Los
encendemos usando la Fuente. No es algo que hacemos a menudo. Se
pueden rastrear las principales salidas de energía. Entonces, hemos hecho
un montón de búsqueda. Las baterías valen su peso en oro. Como lo son
416 los suministros para acampar.
Nunca había estado acampando, así que esto debería ser interesante.
—Al menos no es verano—comentó Luc—. Se puede obtener más de cien
grados y no hay aire acondicionado.
Mis ojos se abrieron. —¿Qué tiempo hace ahora?
Daemon se rio entre dientes. —En los setenta durante el día,
cincuenta en la noche. No tuvimos un verano tan malo como pudimos
haber tenido. Parte de mí se pregunta si tiene que ver con la falta de
contaminación y máquinas, pero tenemos formas de mantener las casas
algo frescas. Proporcionar flujo de aire es esencial, como lo es la sombra.
Para las casas que no tenían porches o árboles para bloquear el sol, se han
construido toldos. Permanecer en los niveles más bajos de los hogares
ayuda. Los sótanos son pocos y distantes entre sí debido a la piedra caliza,
y las casas que tienen sótanos se usan para personas mayores o personas
sensibles al calor. Pero cuando hace mucho calor, todo lo que puedes
hacer es fingir que no hace tanto calor.
—¿Qué hacen todos en la ciudad?
—Todos los que pueden trabajar, trabajan. Mucha gente cultiva y dirige
ranchos ganaderos que nunca antes habían tenido experiencia con él. La
comida es algo de lo que no tenemos que preocuparnos tanto como lo
hicimos al principio—explicó—. La vida dentro del muro no es muy
diferente del exterior. Hay leyes y personas para hacerlas cumplir. Las
escuelas funcionan durante los días a pesar de que no hay muchos niños.
Muchos no sobrevivieron el primer año.
Tragué fuerte.
—Tenemos médicos, Luxen e híbridos que vinieron a la ciudad —
continuó—. La ciudad es más una comunidad ahora. Todos ayudan a
todos. Es la única forma en que sobrevivirán.
—¿Cuántas personas están ahí?
Fue Luc quien respondió—: En el área metropolitana, antes de la
población, superaba los dos millones. ¿Ahora es qué, Daemon?
—Un poco más de veinte mil, y alrededor de cinco mil de ellos son
trasplantes de Luxen —respondió.
—¿Eso significa que el resto salió antes de que las ciudades fueran
amuralladas?
Ninguno de los dos respondió por un largo momento, y luego Daemon
habló—: Nadie lo sabe realmente. Hubo muchos disturbios civiles y caos
después de la invasión y cuando se lanzaron las bombas PEM. Cientos de
miles tuvieron que haber muerto en las semanas y meses posteriores, la
mayor parte de violencia entre humanos. Otros que tenían los medios y la
salud salieron.
Me recosté, girando la manta entre mis dedos. —¿Por qué no se han ido los
humanos ahora? ¿Cómo pueden no tener miedo de que alguien se vaya y
los exponga a todos allí?
—Es una amenaza con la que viven a diario —dijo Luc, mirando por el
parabrisas—. Pero muchos de ellos simplemente no quieren ser parte de
417 un mundo que los descartó.
—Puedo entender eso, pero todavía tiene que ser un gran riesgo.
—Todas las salidas están muy controladas y no queremos estar en la
posición en la que tengamos que impedir que alguien se vaya. Hasta
ahora, no ha sido un problema. —Daemon hizo una pausa—. Tendremos
que cruzar ese puente si llegamos a él.
Parecía un puente bastante grande para cruzar más tarde.
—Pero esperamos nunca llegar allí. —La voz de Daemon se endureció—.
No planeamos quedarnos escondidos para siempre. La ciudad no es solo
un santuario para aquellos olvidados o cazados. También es la zona cero
para la resistencia.
E
420
ntramos en un campo oscuro que una vez había sido un
parque. Había un columpio a la luz de la luna, los asientos no
estaban conectados en las cadenas.
No sé por qué fue lo primero que noté, y no a los hombres armados
con rifles.
No nos estaban prestando mucha atención, y rápidamente me di
cuenta de que eran guardias, obviamente protegiendo la entrada a la Zona
3.
Subimos la colina, pasando el parque, y abajo vi filas de casas y una
ciudad imponente y extensa, completamente oscura.
Un resplandor amarillo parpadeó a la vida varios metros más
adelante, seguido por otro y luego otro. Lámparas de gas que iluminaban
la calle. Había gente esperándonos.
Daemon desapareció.
Así de rápido se movió. Desapareció, y un latido del corazón después,
oí una risa suave y femenina.
—¿Cómo estás? —Escuché a Daemon decir, y entonces surgieron un
montón de preguntas por parte de él—. ¿Te sientes bien? No hay
problemas, ¿verdad? Lo estás haciendo...
—Estoy perfecta —fue la respuesta—. Especialmente ahora. Te
extrañamos.
Entonces Archer se fue. Hubo un chillido, y yo entrecerré los ojos, al
ver cómo levantaba a alguien por encima de su hombro.
Dawson suspiró. —Presumido.
Y luego se fue.
Hubo risas, masculinas y femeninas, y luego un repique de risitas que
provenían de un niño, y voces suaves, momentos íntimos de reencuentros.
Zoe se detuvo y pensé que, como yo, quería darles espacio. Los cuatro nos
tomamos nuestro tiempo para llegar a ellos, con Grayson a la espalda.
Un sonido de chasquido me llamó la atención. El viento levantó las
cortinas que estaban estiradas de una casa, la tela ondulando.
—Santos bebés extraterrestres —dijo una mujer, y la lámpara de gas
se acercó a su rostro, revelando a una hermosa joven de cabello castaño y
421 grandes ojos—. ¿Es ese el Luc? ¿Se ha congelado oficialmente el infierno?
¿Hay otra invasión alienígena en el horizonte?
—Sí, soy yo. —Me apretó la mano y me dijo en voz baja—: ¿Quieres
conocer a Kat?
Lo hacía.
Vi a Zoe caminar hacia donde Dawson estaba parado con otra mujer.
Luc soltó mi mano mientras se movía silenciosamente hacia adelante, y
luego se sumergió, abrazando a alguien mucho más bajo de lo que él era,
incluso más bajo que yo. Murmuró algo, y la oí reírse mientras él
retrocedía, enderezándose.
—¿Segura que no vas a tener gemelos? —preguntó.
—Dios mío, no digas eso, Luc —contestó Kat mientras yo movía mis
manos—. No estoy exactamente preparada para un especial de dos por
uno.
Luc se rió. —Estoy seguro de que Daemon lo está.
—En realidad... —Daemon se calló—. La mera idea me da una serie de
ataques al corazón.
—Sé un hombre, Daemon; podrías estar preparándote para tener
trillizos.
—Estoy tan contento de haber ido a buscarte —respondió
secamente—. Estoy tan contento.
Yo sonreí cuando Luc se volvió hacia mí, y vi que ahora estaba
sosteniendo lo que parecía ser una linterna de gas. Yo me adelanté.
—Kat, esta es Evie —dijo, enfatizando mi nombre como siempre lo
hacía cuando era alguien que me conocía de antes.
Ahora que estaba más cerca de ellos, podía ver lo bonita que era la
mujer... y también lo embarazada que estaba. Parecía como si debiera de
haber dado a luz la semana pasada.
Daemon se había movido para pararse detrás de su esposa, dos
manos descansando sobre un estómago muy hinchado.
—Hola. —Agité la mano torpemente, sin saber qué decir.
Ella sonrió mientras extendía una mano, agarrando la mía con cariño.
—Estoy encantada de verte. A ambos. —Ella miró a Luc y luego a mí—.
Daemon dijo que no te acuerdas de la reunión... pero sólo quiero decir que
422 me alegro de verte aquí.
—Gracias. Lo mismo. Quiero decir, no te recuerdo, pero estoy
contenta de estar aquí —divagué, sonando como una idiota mientras
dejaba caer su mano—. Voy a dejar de hablar ahora.
Luc puso su brazo sobre mis hombros mientras se inclinaba,
susurrándome en el oído—: Lo estás haciendo bien.
No estaba tan segura de eso.
Pero Kat me sonreía -a nosotros- y había un secreto en su sonrisa
cuando dijo—: Sabes, Luc. Siempre lo supe.
—Silencio —murmuró, apretando un beso rápido debajo de mi oreja.
Daemon le susurró algo a Kat, y su sonrisa vaciló cuando su mirada
se fijó en mí. —Lo siento mucho —dijo ella—. Oí hablar de lo que le paso a
tu madre. Sé que eso no cambia nada o lo hace mejor, y lo sé. Sólo quiero
decir que lo siento.
El siguiente aliento que tomé fue tembloroso. —Gracias. Te lo
agradezco.
Su sonrisa estaba llena de la clase de dolor que yo sabía que venía de
una experiencia de primera mano.
—¡Hola! —se oyó una voz alegre, y me giré a mi derecha.
Inmediatamente reconocí a la impresionante mujer de pelo negro que
estaba allí de pie junto a Archer. —Tú eres Dee —le dije.
Parpadeó. —Lo soy.
—¿La recuerdas? —preguntó Kat.
—No. No lo sé. Acabo de verla en la tv. —Me volví hacia Dee—.
Siempre te he visto... —Me callé, haciendo una mueca de dolor.
Archer sonrió.
Luc murmuró—: No te preocupes. Eso no sonó para nada
espeluznante.
Le di una mirada oscura que sabía que podía ver.
Zoe se rió.
—Entonces, ¿me has visto básicamente hablar con una pared? —
423 preguntó ella sonriendo.
—Si esa pared es el Senador Freeman, entonces sí.
Dee se rió mientras se inclinaba hacia Archer, y no pude evitar notar
cómo ambos hermanos miraban a Archer como si quisieran golpearlo
hacía otra galaxia.
—¡Tío Luc! Tío Luc! —gritó una niña.
Volviéndome hacia el sonido, vi a una niña pequeña, de unos cuatro
años de edad, sobre la cadera de Dawson, estirando los brazos mientras
ella agitaba sus manos. Había una mujer de pie junto a ellos, su pelo
oscuro recogido en un desordenado moño. Tenía una mano en la espalda
de Dawson.
¿Tío Luc?
Mis ojos casi se me salen de la cabeza mientras Luc caminaba hacia
la chica, levantando sus manos.
La niña prácticamente se empujó de los brazos de Dawson a los de
Luc. Ella le envolvió sus pequeños brazos alrededor del cuello.
De repente recordé lo que Luc había dicho cuando Dawson se dio
cuenta de quién era yo, o con quién había estado conectada.
No quiero que Bethany se quede viuda y sin padre.
Esta era la esposa y la hija de Dawson.
Lo que significaría que como Dawson era un Luxen y Beth era una
híbrido, la niña era una.... Origen.
La mujer sacudía la cabeza con asombro. —No lo ha visto en años,
pero lo recuerda. —Me sonrió, extendiendo una mano—. Lo siento. Soy
Beth. La esposa de Dawson.
Le estreché la mano, preguntándome si la había conocido antes o no.
—Encantada de conocerte.
—¿Cómo está mi Ashley favorita? —preguntó Luc, inclinando la cabeza
hacia atrás.
—¡Soy tu única Ashley! —Ella plantó sus manos en su pecho,
inmovilizándolo con una mirada bastante seria para una niña tan
pequeña.
Sólo le sonrió de una manera un poco triste. —Estás creciendo, casi
424 tan alta como yo.
Su cabeza se inclinó hacia un lado. —¡No soy tan grande!
—Uh-huh —dijo.
—¡Nuh-uh!
Mi corazón... bueno, hizo esta pequeña cosa extraña mientras miraba
a Luc con esta niña. Se apretó y se hinchó, y aunque no estaba ni
remotamente pensando en la idea de bebés de ningún tipo, verle con
ella....
Suspiré.
—Eso debería ser ilegal, ¿no? —murmuró Zoe en mi oído—. Un tipo
tan ardiente sosteniendo un niño.
Asentí con la cabeza mientras Luc seguía discutiendo con la niña
sobre si ella o no, se estaba volviendo tan alta como él.
Doblando los brazos sobre mi pecho, miré a mí alrededor y me di
cuenta de que Grayson desapareció. —¿Dónde está Grayson? —le susurré
a Zoe.
Ella suspiró, metiendo sus manos en los bolsillos de sus vaqueros. —
Creo que sólo necesitaba un tiempo a solas.
Kent. El dolor amargo surgió como un pozo sin fin. Sabía que lo que
sentía no era nada comparado con lo que los demás estaban
experimentando.
—Quiero presentarte a alguien muy especial para mí, Ash. —Luc se
volvió hacia mí.
—Esta es...
—Nadia —dijo la niña.
Uh.
—No, esta es Evie —la corrigió Luc gentilmente.
—No, no lo es. —La niña me estudió, arrugando su pequeña nariz—.
Ella es Nadia.
Um.
—De acuerdo. —La madre de la niña se abalanzó sobre ella, sacando
hábilmente a su hija de los brazos de Luc—. Ya ha pasado tu hora de
dormir. Te dejé quedarte despierta para ver a tu papá, pero es hora de que
425 te acurruques con las chinches.
—Las horas de dormir son estúpidas —refunfuñó la niña mientras se
arrojaba por encima del hombro de Beth de modo que estaba frente a mí—
. Y no quiero acurrucarme con bichos.
A mí tampoco me gustaría.
Beth se dio la vuelta. —Fue muy agradable verlos a ustedes. Estoy
segura de que los veremos por la mañana.
—Sí. —Luc se me unió.
Dawson asintió a Luc y luego me dio una pequeña media sonrisa. —
Tranquilos esta noche, niños.
—¿Niños? —resopló Luc.
Beth y Dawson se fueron, y la pequeña Ash terminó en los brazos de
su padre. Ella nos saludaba y yo le devolví el saludo.
—Lo siento por eso —dijo Daemon—. Ash puede ser... diferente.
—Está bien, ¿pero cómo lo supo? Basado en su edad, no podría
haberme conocido antes. ¿Verdad? ¿Me leyó la mente o algo así? —
pregunté, y luego fruncí el ceño—. Bueno, eso no tiene sentido, porque no
estaba pensando en ser Nadia o algo así.
—Puede leer los pensamientos —explicó Dee—. Pero Ash es... muy
diferente. A veces espeluznante, pero de una manera adorable.
Las cejas de Zoe se levantaron.
—Bueno, eso explica por qué ama al tío Luc —le dije.
Luc me dio un codazo con su brazo. —No te pongas celosa.
—¿Tuvieron problemas de camino aquí? —preguntó Kat, frotando una
mano a lo largo de su vientre.
—No al llegar, pero al salir, lo hicimos. —Archer dejó caer su brazo
sobre los hombros de Dee—. Hablaremos luego. Se está haciendo tarde.
Luc levantó la vista, más allá del grupo. Su brazo se apretó sobre mis
hombros. —General Eaton —anunció—. ¿Debería saludarte?
Un hombre se adentró en el resplandor de las linternas, un hombre
mayor con el pelo blanco. Estaba vestido con una camisa blanca de
algodón.
—Como si alguna vez hubieras saludado a alguien en tu vida. —El
426 hombre era casi tan alto como Luc y Archer, y aunque parecía tener más
de sesenta años, estaba en forma.
Entonces recordé a Luc diciendo que planeaba ver si Eaton sabía lo
que era la Onda Cassio. Este era el hombre que posiblemente tenía todas
las respuestas
—Esta es Evie... —empezó Luc.
—No, no lo es. —El general me miró por encima de la larga y torcida
pendiente de su nariz—. Sé exactamente quién es ella. Nadia Holliday.
Todo dentro de mí se cerró mientras Zoe intercambiaba una mirada
con Archer y Dee.
Que te llamaran Nadia dos veces en un par de minutos era raro.
—Bueno —dijo Luc mientras miraba al general—. Eres un infierno
para romper el hielo.
El hombre mayor sonrió con fuerza. —Hablaremos más tarde. —
Escaneó el grupo—. Me alegro de que todos hayan llegado a salvo. Archer,
quiero un informe ahora.
Archer suspiró tanto que Grayson habría tenido envidia. Besó la
mejilla de Dee antes de que se retirara. —Esto no debería llevar mucho
tiempo —le dijo.
—No lo hará. —Eaton me asintió con la cabeza antes de girar
bruscamente, caminando por la oscura calle, como si estuviera actuando
para un ejército que no podíamos ver.
—Nos vemos más tarde —dijo Archer, y luego se fue corriendo,
poniéndose al día fácilmente con el hombre mayor.
Kat levantó las cejas. —Ha estado de mal humor últimamente. Estrés.
—Me lo imagino —murmuré, más que nerviosa mientras veía
desaparecer al general en la oscuridad.
—Vamos, estoy segura de que están hambrientos y exhaustos —dijo
Kat—. Puedo mostrarles la casa que les tenemos lista.
—Yo lo haré —dijo Dee—. Daemon, llévatela a la cama antes de que dé
a luz delante de nosotros y traumatice a todos.
Kat se volvió hacia ella lentamente.
427 La sonrisa en la cara de Dee era angelical. —Sólo me preocupo por ti.
—Uh huh —murmuró.
—Perfecto. —Daemon empezó a alejarla—. Quiero meter a Kat en la
cama.
—Nadie quiere saber eso —comentó Dee.
—Para descansar —enfatizó, y luego miró a Luc—. No olvides que
necesitamos hablar.
—No lo haré —contestó Luc, y un fino escalofrío me recorrió la
columna vertebral.
Tenía la sensación de que sabía de qué quería hablar.
Nos despedimos, y entonces Dee nos guiaba por la calle oscura,
iluminada sola por la lámpara que Zoe llevaba ahora.
—Hay dos casas junto a la nuestra que están vacías y son perfectas —
decía Dee—. Podrán tomar una ducha rápida, pero hará frío.
Estuve a punto de gemir. —Una ducha sería increíble, frío o no.
—¿Cómo tienen el agua corriendo? —preguntó Zoe, siguiendo el paso de
Dee—. No todos ustedes tenían eso antes.
—Encendimos algunos de los generadores en anticipación a que les
gustaría refrescarse. El viaje es ridículamente largo —explicó—. Y sé que
eso sería lo primero que querría.
—Eres magnífica —le dijo Zoe.
Dee se rió. —Lo intento.
A medida que avanzábamos, podía oír el lejano zumbido de las
conversaciones bajas. La gente estaba definitivamente aquí, escondida en
las casas o bajo las marquesinas.
—¿Ha llegado alguien más? —pregunté, pensando en Heidi y Emery.
—Ustedes son los primeros.
—Emery y Heidi probablemente no estarán aquí por varios días más
—explicó Luc.
Asentí con la cabeza, preocupándome.
—Por cierto, Evie está enamorada de ti, Dee —anunció Luc al azar.
—¡Luc! —jadeé mientras Zoe se reía. Lo golpeé, pero se apartó corriendo.
428 Dee se giró, su largo pelo girando a su alrededor. —Lo tomaré como
un cumplido.
Iba a golpear a Luc en la garganta. —Lo es. Quiero decir, espero que lo
sea. Es sólo que creo que salir en la tele y hablar con el senador y
mantener la calma es realmente admirable.
—Gracias. —Ella caminó hacia mí, pasando su brazo por el mío—. No
es fácil. A veces, quiero voltear una mesa o encontrar al senador y
golpearle la cara. —Su frente se arrugó—. Lo que reforzaría todas las cosas
terribles que dice de nosotros, así que desafortunadamente, no puedo
hacer eso.
—Lástima —dije, ganando una sonrisa rápida.
—Tomar el camino más inteligente no es divertido.
—¿Filmas aquí? —le pregunté.
Ella agitó la cabeza. —Podríamos encender todo el equipo necesario,
pero existe la posibilidad de que nos rastreen. Nos vamos de aquí para
hacer las entrevistas.
Zoe se detuvo repentinamente, su mirada siguiendo un área de
madera. —¿Me están poniendo en la casa de ladrillos con las persianas
blancas? En la que normalmente me quedo —preguntó, y me sorprendió
de nuevo lo poco que sabía de Zoe.
—Sí —respondió Dee.
—Genial. Voy a ir a ver a dónde fue Grayson —dijo, apareciendo a mi
lado—. ¿A menos que quieras que me quede un rato?
—No, estoy bien. —Deslizándome de Dee, abracé a Zoe—. ¿Nos vemos
por la mañana?
—Suena como un plan. —Se volvió hacia donde Luc estaba a mi lado.
—Ve a buscar a Grayson —dijo en voz baja, quitándole la lámpara—.
Asegúrate de que esté lidiando con todo.
—Haré lo mejor que pueda —dijo, y luego se fue en un borrón.
—Perdiste a alguien. —Dee se pasó la cola de caballo sobre el
hombro—. Kent. —Esa palabra, sólo un nombre, estaba llena de dolor—.
No está con ustedes.
—Sí, fue Kent. —La mano de Luc encontró la mía, y yo apreté la
suya—. Ellos eran más.
429 —Lo siento —dijo, suspirando con fuerza al empezar a caminar—.
Nunca es más fácil. Después de todo lo que hemos pasado, lo que
probablemente seguirá pasando, nunca será más fácil.
Siento mucho toda tu pérdida. Él era.... era Kent.
—Gracias —murmuró Luc.
Dee nos llevó más allá del área de madera hasta una calle a nuestra
izquierda. —Aquí es donde todos vivimos, donde podemos meternos en los
asuntos de los demás. Esta casa está lista.
La seguimos por un camino agrietado hasta una pequeña casa estilo
ranchero. Se detuvo frente a la puerta, abriéndola, y luego se acercó
encendiendo lámparas de gas a medida que avanzaba.
—Todo de ladrillo. Mantengan cerradas las puertas de las
habitaciones extra, las persianas cerradas durante el día y las ventanas
abiertas por la noche, y se mantendrá fresco en esta época del año. —
Señaló al techo—. También obtienen un buen flujo cruzado que incluso
hace girar a los ventiladores.
El ventilador estaba girando perezosamente. Miré a mi alrededor,
espiando varios muebles cómodos y una cocina.
—Asumí que ustedes dos están de acuerdo en quedarse en el mismo
lugar. —Dee se detuvo, poniendo sus manos en sus caderas—.
Probablemente debería haber comprobado eso primero.
Luc me miró, la suave luz de la lámpara iluminaba sus rasgos. Esperó
a escuchar lo que yo diría, dejándome la decisión a mí.
Asentí con la cabeza. —Eso está perfecto. Quiero decir, está bien.
Totalmente.
Una sonrisita se dibujó en los labios de Luc y sentí que mis mejillas se
sonrojaban.
—Bien. Hay algunos artículos de tocador frescos en el baño. Traeré
algo de ropa extra que debería quedarles y algo de comida en unos
minutos, ¿de acuerdo? —Dee esperó en la puerta.
—Eso sería perfecto —respondió Luc.
Ella asintió y se zambulló fuera de la puerta, desapareciendo en la
noche.
430 Durante unos momentos, Luc y yo nos quedamos allí parados, y luego
dijo—: Averigüemos dónde está la ducha.
Pasamos por el estrecho y corto pasillo y entramos en un dormitorio
que olía a lavanda y aire fresco. Luc puso mi bolso en la cama y luego se
acercó a la mesita de noche. Había una lámpara de gas que cobró vida. La
ducha terminó en un pequeño y pintoresco baño detrás de una de las
puertas.
Luc colocó la lámpara que había traído al lado en el lavabo. El suave
resplandor le devolvió un golpe a las sombras. —¿Por qué no te duchas
primero?
—¿Estás seguro?
Asintió, retrocediendo mientras miraba a su alrededor. —Estás súper
asquerosa.
Me reí, el sonido áspero pero estaba ahí. —Bonito.
Una sonrisa apareció. —Aquí hay algunas toallas, y hay una bata en
la parte de atrás de la puerta. —Recogiendo la toalla, la colocó en el
tocador junto a la lámpara—. ¿Estás bien?
—Sí. —Me quedé mirando la toalla. Era rosa o blanco rosado. Había
una especie de dibujo en ella.
—¿Estás segura?
Me forcé a asentir con la cabeza mientras miraba alrededor del baño.
Había cepillos de dientes y enjuague bucal, champús y acondicionadores
en la ducha. Todo esto había sido colocado aquí por Dee, pero la gente
definitivamente había vivido aquí. —¿Crees que lo lograron?
—¿Quién?
—La gente que vivía aquí.
—No lo sé. Esperemos que lo hayan hecho.
Decidí que eso era lo que yo esperaba, porque si no lo habían logrado,
y ya no estaban aquí, en su propia casa, eso significaba que simplemente
no lo hicieron.
Todo se sentía pesado, y yo... no quería pensar más en la muerte.
—Estaré justo afuera —dijo Luc, cerrando la puerta tras él.
27
En el original: Chessy. Puede significar tanto ´Queso´ y ´Cursi´.
41
Traducido & Corregido por: Patty
436
28
El Patio.
avanzábamos, la sensación distintiva de ser... observado se deslizaba
sobre mí, y por cada ventana oscura que pasábamos, la sensación crecía.
—¿Está Eaton en el mismo lugar? ¿La casa azul cerca del parque?
Kat asintió.
—¿Por qué no regresas y descansas? —dijo Luc, deteniéndose—. Conozco
442 el camino.
—No está mal que camine. Creo que se supone que debería estar
haciéndolo, en realidad, pero termino jodidamente cansada. —Se rió,
acariciando su barriga—. ¿Quién iba a decir que cocinar un bebé podría
ser tan agotador?.
Me sonrió por eso. —Tendrá que salir en cualquier momento,
¿verdad?
—Creo que en realidad llevo un día o más de retraso —dijo ella,
preocupación en su voz—. Pero eso es normal. O la gente sigue diciéndome
que lo es. Es sólo que...
—Vas a estar bien. Los dos van a estar bien—le aseguró Luc, y yo me
preguntaba si estaba leyendo sus pensamientos o no.
—Lo sé. —Cuando levantó la barbilla, pude ver la sonrisa en su rostro. Era
débil y cansada—. Lo sé —repitió—. Voy a regresar. Ven a buscarme
cuando terminen. Tenemos que ponernos al día.
—Lo haremos.
Me quedé callada mientras veía a Kat volver por donde vinimos. —Si
llegan a tener que inducir el parto o... hacer algo como una cesárea,
¿tienen las cosas que necesitarían para eso? ¿O médicos que puedan hacer
eso aquí?
Luc se quedó callado durante un largo momento. —Hay unos pocos
doctores, y creo que uno o dos cirujanos. Hay suministros médicos, cosas
que dejaron atrás y cosas que otros han escarbado. —Él inclinó la cabeza
hacia el cielo—. Es una híbrido y tiene a Daemon, tiene a su familia.
Ninguno de ellos dejará que pase cualquier cosa.
Sus palabras debían ser un alivio, pero yo seguía preocupada por la chica
que no conocía. Con o sin habilidades extraterrestres especiales, las
mujeres han muerto dando a luz desde el principio de los tiempos, incluso
cuando tenían acceso a todas las medidas que salvan vidas.
—Ella estará bien. —Su voz era más suave.
Asentí con la cabeza, y luego empezamos a caminar de nuevo, cruzando la
calle. Por el rabillo del ojo, vi a alguien junto a uno de los porches de una
pequeña casa, y cuando miré hacia arriba, se movió bajo el dosel,
pareciendo desaparecer entre las sombras. Pensé en que Kat no había
querido decirme lo que estaba pasando con lo que fuera el Patio, y tenía la
sospecha de que no todo el mundo estaba en el trabajo o en la escuela.
Estaban en sus casas o escondidos, porque…
443 —Es por nuestra culpa.
Le eché un vistazo
—Sé lo que estás pensando, y no, no porque esté leyendo tu mente. —Me
apretó la mano—. Bueno, lo hice, pero sólo un poco.
—De verdad —le contesté secamente.
—Fue una lectura mental accidental.
—Uh huh.—Un pequeño perro salió trotando de una de las estrechas
calles, meneando la cola, corriendo de un lado a otro—. La gente se
esconde por nuestra culpa.
—Porque no nos conocen —explicó.
—Puedo entenderlo. —Y lo hacía—. No confía en mí, ¿verdad? Es por eso
que ella no me dijo para qué se usa el Patio y cambio de tema.
—No es personal.
—¿Cómo es que eso no es personal?
—De la misma manera en que no se puede confiar en nadie que se
presente aquí, en un lugar que es uno de los pocos espacios seguros para
todos, y especialmente cuando se cree que esa persona ha muerto —dijo,
siendo todo lógico—. Todos han pasado por mucho. La confianza no se da
y rara vez se gana cuando se la pides a gente que ha sido traicionada una
y otra vez.
Me quedé callada, porque Luc tenía razón. No es que no haya pensado
en eso originalmente. No podía culpar a ninguno de ellos por ser cauteloso
a mí alrededor cuando yo también era cautelosa conmigo misma, pero era
difícil saber que no se confiaba en ti.... y que había una buena idea, razón,
para ello.
A unas dos manzanas por una calle más estrecha, vi el parque más
adelante. La brisa estaba balanceando los columpios sin asiento y jugando
con las malas hierbas que eran muy altas. La casa azul se situaba entre lo
que parecía haber sido una vez un mercado de la esquina y una casa que
era idéntica en su forma pero lo que pintaba de rojo se había desvanecido.
Luc me condujo a lo largo del cemento agrietado de la pasarela y a los
escalones de madera que sonaron bajo nuestro peso. Llamó a la puerta, y
no fueron más que unos segundos más tarde que se abrió.
—Pensé que ustedes dos estarían aquí a primera hora de la mañana. —El
444 General Eaton se hizo a un lado, revelando una pequeña habitación que
olía raro y estaba iluminada por una lámpara de gas en la esquina—. No
pensé que tendría que enviar a alguien a buscarte.
Luc simplemente sonrió. —Fue un largo viaje hasta aquí.
El general se enfadó como respuesta.
—¿Te has portado bien?—preguntó Luc, soltando mi mano y dejándome
entrar primero. Cerró la puerta detrás de mí.
—He estado mejor y he estado peor. —Se giró, caminando de vuelta a un
sofá de cuero que tenía una abertura en la parte de atrás. Cogió una
botella de líquido de color ámbar—. Te ofrecería algo para beber, pero todo
lo que tengo ahora mismo es cerveza caliente y ustedes dos son menores
de edad.
Luc resopló. —¿En serio? ¿Todavía seguimos las leyes por aquí?
—Si no lo hacemos, perderemos la civilización. —Se sentó—. Y no podemos
perder eso.
—No, no podemos —murmuró Luc mientras yo trataba de averiguar si el
general normalmente bebía cerveza tan temprano por la mañana.
Escaneando la habitación, vi montones de libros y mapas enrollados
apilados contra la pared. Era como si hubiera saqueado una biblioteca o
una librería, lo que era totalmente posible. Esta casa no se asemeja a la
nuestra, donde todavía quedaban los restos de la anterior personalidad del
propietario. Esta casa, al menos esta habitación, estaba destripada y
desolada, con un aspecto muy parecido al de un hogar después de un
apocalipsis.—Sé por qué querían hablar conmigo. Especialmente tú. —Eso
me lo dijo a mí.
El cuero crujió bajo su delgado cuerpo mientras se recostaba contra el
cojín. —Quieres preguntar sobre lo que eres.
Asentí con la cabeza, y me gustó que fuera directo al grano.
Luc se sentó en varias cajas reforzadas. —Algo que tengo que decir. Estaba
por aquí después de la invasión, pero nunca la conociste cuando era
Nadia.
—Tienes razón. Nunca la conocí oficialmente, pero conocí a la verdadera
Evie Dasher —respondió.
Eso no me lo esperaba.
445 Luc se enderezó. Aparentemente él tampoco se lo esperaba. —¿Cuándo
ocurrió eso?
—Cuando era una niña, unos años antes de su muerte. —Tomó un sorbo
de su cerveza.
—La semejanza entre ustedes es extraña.
—Yo... no estaba segura de lo mucho que me parecía a ella. Vi fotos suyas,
pero...
—Pudieron haber pasado como primas. Tal vez incluso hermanas. El
parecido era pura suerte. —dijo.
—¿De verdad? —le pregunté
Asintió con la cabeza. —Fuiste parte del Proyecto Poseidón, la mezcla
de ADN humano con el de un Luxen y un Arum. Eras un durmiente, un
troyano, viviendo como un humano hasta que se activara. Al igual que lo
que está sucediendo en todos los Estados Unidos mientras hablamos. No
pueden ser detectados, ni por los drones del CRA ni por ninguna
tecnología desarrolladas.
—Bueno, definitivamente sabes lo que es.—Luc descansaba sus brazos
sobre sus rodillas dobladas—. ¿Qué es el propósito del Proyecto Poseidón?
—No la dominación del mundo —respondió Eaton, tomando otro trago—.
Pero si, la dominación del universo.
—¿De verdad? —El tono de Luc era tan seco como el desierto—. ¿Nos
resbalamos y caímos en una película de los Vengadores?
—¿Cuándo ha sido otra cosa para Daedalus? ¿Cuándo han tenido alguna
vez un propósito diferente?—respondió el general, y me crucé de brazos—.
Quieren ser grandes titiriteros, tirando de los hilos de todo el mundo,
desde los líderes mundiales hasta los funcionarios de los ayuntamientos, y
lo que sea que exista ahí fuera, en la inmensidad que es el universo… En
sus mentes, están esforzándose por crear un mundo mejor. No son los
villanos. Al menos ellos no lo creen. Ellos creen que son los héroes de la
historia. Ese siempre ha sido Daedalus, y sabes eso, Luc, mejor que la
mayoría.
—¿Cómo es posible?—pregunté, recordando lo que April me había dicho—.
¿Cómo es que no saben que lo que están haciendo está mal?
—A lo largo de la historia, muchas personas muy inteligentes se han
convencido a sí mismas de que lo que creen, lo que son sus ideologías, es
446 mejor para las masas en general. Esto ha ocurrido mil veces. Esto no es
nada nuevo.
—¿Cómo exactamente planean hacer del mundo un lugar mejor forzando a
los Luxen a mutar en híbridos de Luxen-Arum?—pregunté, pensando que
era una maldita pregunta válida.
Así que no tenía ni idea de por qué se rió.
—Porque al final del día, aquellos que controlan Daedalus y que dirigen
nuestro gobierno, y el mundo, son el uno por ciento de los uno por ciento.
Eso tampoco es nada nuevo. Todo lo que sucede en este mundo sucede en
beneficio de ellos, multimillonarios y CEOs, dinero viejo y nuevo, y están
en los bolsillos de todos los políticos desde el principio del tiempo.
Luc apretó los labios y asintió. —Gracias por la apestosa pero precisa
historia de La educación cívica no se enseña en las escuelas, pero eso no
responde a nuestras preguntas.
—Pero lo hace. Estos hombres poderosos, sus familias y sus compañías
nunca han visto cuestionado su rígido control del mundo. Eran humanos
de carne y hueso, la persona común y corriente, eran dioses. Nada podía
desafiar su poder. No hasta que el Luxen llegó por primera vez. Todo
cambió entonces. —Eaton bajó la botella a su pierna—. De repente
estaban estos seres que podían parecer humanos, podían adaptarse
rápidamente, más avanzados en casi todos los sentidos que un humano, y
eran armas ambulantes. No hace falta dar un salto de lógica pensar que si
los Luxen se desmarcaban, eventualmente tomarían el control. Demonios,
las cosas podría ser mejor si eso sucediera. Tal vez la raza humana en sí
misma no es la mejor.
—Posiblemente. —Luc se detuvo—. Excepto por losLuxen
invasoresasesinos.
—Sí, excepto por ellos.—Eaton sonrió, y yo parpadeé—. Estas personas
fundaron Daedalus, lo colocaron dentro del Departamento de Defensa con
la función de asimilar al Luxen, pero también para estudiarlo. Conoces la
historia de Daedalus, así que no te aburriré con eso. —Su dedo golpeó la
botella—.Sólo hay que recordar que querían poder crear algo mejor y más
fuerte que el Luxen, algo que pudiera ser controlado. Comenzaron con
híbridos y se dirigieron a Orígenes, pero no se detuvieron allí. Querían
crear algo que pudiera ser programado genéticamente, y como saben, los
Orígenes todavía tenían demasiado sentido de sí mismos para que eso
funcionara.
Luc inclinó la cabeza. —Eso es lo que hacemos.
447 —Nancy no podía dejar ir el Proyecto Origen. Era su mascota —dijo, y la
mandíbula de Luc se endureció inmediatamente. No sabía quién era Nancy
e hice una nota mental para preguntar sobre eso más tarde—. Mientras
tanto, otros dentro de Daedalus estaban desarrollando el Proyecto
Poseidón, con la mentalidad de colmena que tienen tanto Luxen como
Arum—continuó Eaton—. Su primer éxito fue en los noventa. Así de lejos
va esto. Fue un montón de ensayo y error, como lo fue con los híbridos y
los Orígenes,pero tuvieron suficiente éxito como para saber que a través de
los troyanos, podrían ganar el control real. Sólo necesitaban el escenario
adecuado para que todo esto se juntara.
Luc pareció darse cuenta antes que yo. —¿La invasión?
Asintió con la cabeza.—Daedalus sabía que se acercaba, había
interceptado la comunicación entre los Luxen y los que aún no habían
llegado. Además, trabajaron con suficiente Arums para saber que los
Luxen, al igual que los humanos, no eran pacíficos.
—Sabían lo que vendría. ¿Por qué? —Respiré, horrorizada y enferma—.
¿Por qué iban a hacer eso? Tanta gente murió.
—Y la manada se adelgazó. La sobrepoblación es un problema real. Bueno,
lo era. —Tomó un sorbo de su cerveza—. Pero también sirvió para otro
propósito. La invasión creó miedo y luego hostilidad.
Pensé en lo que Dee había dicho en la tele, y luego en April. —¿Y es por
eso que continúan incriminando a los Luxen por cosas que están llevando
a cabo?
Asintió una vez más
—Porque los humanos no pueden estar de acuerdo con el Luxen.—Luc se
inclinó hacia atrás, empujando una mano a través de su pelo—. Los Luxen
son más numerosos, pero hay más que suficientes en este planeta para
tomar un control considerable, tal vez incluso un control completo. Maldita
sea. —Agitó la cabeza—. Ellos realmente quieren erradicar a los Luxen, y
lo están haciendo volviendo a los humanos completamente contra a ellos.
—No sólo al Luxen en este momento. Quieren que los híbridos y la mayoría
de los Orígenes se vayan. —añadió Eaton—. Están usando el miedo y la
ignorancia, que son las más grandes y poderosas armas de destrucción
masiva jamás creadas.
Sintiéndome un poco mareada, me di la vuelta a mitad de camino
mientras me quitaba el pelo de la cara. —Esto es lo que mamá quiso decir,
¿no? Cuando ella dijo que dejaron que esto pasara, pero se le escapó de las
448 mano. ¿Estaba hablando de la invasión?
—Me lo imagino —contestó—. Si tienen éxito en erradicar a los Luxen y al
resto, entonces no hay nada que impida que los troyanos tomen el poder.
—¿Y qué pasa entonces? —Me enfrenté a él.
—Imagino que será presentado como una utopía. En realidad, será algo así
como un distopía, pero mucho peor.
—Pero no te estás escondiendo aquí sin ningún propósito—le recordó
Luc—. Esta no es la única zona llena de Luxen lista para irrumpir en las
puertas. El Yard no está siendo usado para jugar a la lucha. Ustedes se
están entrenando y preparando.
El Yard.
Para eso se usaba el Yard.
—¿Cuánto tiempo más crees que estamos a salvo aquí? Es sólo cuestión
de tiempo antes de que nos descubran.
—Entonces peleamos —dijo Luc, y me encontré asintiendo—. ¿No es eso
para lo que la mayoría de nosotros ha sidocreado?
Los descoloridos ojos azules de Eaton me siguieron. —Quiero saber lo que
sabes sobre tus habilidades, cuando empezaron. Todo.
Así que le dijimos todo lo que sabíamos sobre lo que me habían hecho, sin
dejar nada fuera. Cuando terminé, estaba exhausta a pesar de que Luc y
yo habíamos compartido la tarea.
—Eres diferente al resto. Imagino que tiene que ver con que te hayan dado
diferentes sueros de antemano. La mentalidad de la colmena programada
en los troyanos no se ha afianzado del todo. —dijo—. Pero tú dijiste que
cuando atacaste a los hombres que vinieron por ti, Los de Liberty. ¿No eras
tú misma?
—No, era como si estuviera allí, pero estaba viendo las cosas de otra
manera, como si fuera una tarea que había que llevar a cabo. Esaes la
mejor manera de explicarlo. —Empecé a caminar el estrecho espacio entre
las pilas de libros—. Y no sé por qué sucedió. Era como un interruptor que
se activó.
—¿Es posible que se haya usado otra arma de ondas sonoras cerca? —
preguntó Luc—. ¿La Onda de Cassio?
—No lo creo. Como dije, lo más probable es que fueran los múltiples
sueros. Eres una casualidad en una manera. ¿Esos sueros que confiscaste
449 de la casa de la chica? Habría estado interesado en verlos.
—Sí, se han ido —dijo Luc.
Eaton se quedó callado por un momento y luego miró hacia donde yo
estaba. —A Daedalus realmente le encantaría poner sus manos sobre ti.
No eres como los otros, y ellos querrían llevarte aparte, poco a poco, para
averiguar exactamente por qué.
Bueno, esa declaración no me hizo sentir cálida y tranquila.
—Vas a necesitar tener tus habilidades bajo control —dijo, aún
mirándome, y luego, después de una pausa—, si puedes.
¿Si puedo?
Vaya, eso fue motivador.
—Ella puede —insistió Luc—. Yo la ayudaré.
El General Eaton tomó un trago de su botella. —Por supuesto que lo
harás.
Luc frunció el ceño. —¿Qué se supone que significa eso?
—Ustedes dos son un desastre en potencia, ¿cómo es que no lo ven?—
Eaton miró la botella que sostenía mientras Luc y yo intercambiábamos
una larga mirada. Entonces Eaton se rió—. Bueno, uno de ustedes vería la
verdad si dejara de distraerse por las emociones y el pasado.
Bueno, eso podría ser honestamente a cualquiera de los dos.
—Creo que es hora de que dejes la bebida—sugirió Luc.
Eaton levantó la mirada hacia Luc. —¿Crees que esto no fue planeado
desde el principio? Eres más listo que eso, Luc. Ya sabes cómo funciona
Daedalus. Saben cómo funciona.
Luc se cerró la boca con una llave.
—¿De qué está hablando?—exigí.
Eaton no le quitó la mirada de encima a Luc. —Ustedes dos fueron hechos
el uno para el otro.
Un fino escalofrío patinó sobre mi piel mientras me volvía hacia Luc,
recordando que él me había dicho lo mismo. Estamos hechos el uno para el
otro.
—¿Crees que no fue diseñado desde el momento en que dejaste Daedalus,
450 Luc? ¿Que no sabían que eventualmente encontrarías a alguien por quien
harías cualquier cosa? Ya sabes cómo manipularon a los Luxen que
estaban cerca de los humanos. Mira a Daemon y Dawson. Daedalusdiseño
sus relaciones con la esperanza de que mutaran a un humano.
Se me levantaron las cejas. ¿Diseñó sus relaciones?
—Un agente de Daedalus estaba conectado tanto con Bethany como con
Kat —explicó Luc—. No las coloco con Dawson o Daemon, pero fue capaz
de informar sobre ellos y ayudar a que las cosas siguieran su curso, ya sea
en el último paso de la mutación o en la transformación.
—Dios —susurré.
—¿Y crees que no te hicieron lo mismo? —desafió Eaton, y la cabeza de
Luc se dirigió hacia él—. ¿Alguna vez se te ocurrió que sabían de ella desde
el momento en que se escapó de su casa y se fue a tus brazos? ¿Que no los
estaban siguiendo a los dos, vigilándoos? Sólo tuvieron suerte cuando ella
se enfermó.
La mandíbula de Luc se apretó mientras miraba al general, y sentí que
necesitaba sentarme.
—Su cáncer era su oportunidad perfecta. Sabían que estabas tratando de
conseguir los sueros para dárselo a ella. LH-11. Prometeo. Eso no era la
cura, sino que la preparaba para el suero final. Andrómeda. Sólo tenían
que esperar hasta que estuvieras lo suficientemente desesperado para
correr ese riesgo y llevarla a con ellos.
Los rasgos de Luc se volvieron ásperos, y tuve que hablar en su defensa. —
No me llevó a Daedalus. Me llevó...
—¿A Sylvia Dasher? Niña, sé que creías que esa mujer era tu madre, tal
vez de alguna manera, lo era, pero era parte de Daedalus hasta el
momento en que decidió que no podía hacer lo que se le pedía —dijo, y si
pensaba que mi corazón se había roto cuando Steven empezó a hablar, me
había equivocado. Se estaba rompiendo ahora—.Esas cosas que dijiste que
podías hacer... La lucha. El tiroteo. ¿Lo qué les hiciste a esos hombres
fuera de Atlanta? Fuiste entrenada por Daedalus, entregada por Sylvia, y
luego tus recuerdos fueron borrados.
Me senté entonces, en una silla de ordenador desgastada y chirriante.
—¿Qué quieres decir con que sus recuerdos fueron borrados, después del
entrenamiento? —preguntó Luc—. El suero…
451 —Causó fiebre, pero nunca le quitó los recuerdos. Sylvia te mintió. Ella te
dio el suero y luego mutaste. Una vez que Sylvia supo que ibas a sobrevivir
te entregó a Daedalus. Hubieras sabido exactamente quién eras hasta que
terminaras el entrenamiento. Entonces la Ola de Cassio se usó para freír
tu banco de memoria a corto y largo plazo —dijo, y supe en ese momento
que si mamá... si esa mujer no hubiese muerto, Luc la habría cazado.
Y la hubiera matado.
Lo sabía, porque estaba en la forma en que se giraba y me miraba, en el
horror que se deslizaba en sus rasgos cuando se dio cuenta de que yo
había sido Nadia cuando me desperté del suero y que había seguido siendo
Nadia cuando yo... me había entrenado.
Luc palideció, y aunque no podía leer su mente, sabía que aunque no
podía recordar lo que era ser entrenado en Daedalus, él sí lo hacía.
—Por alguna razón, Sylvia cambió de opinión. Fue la única cosa que
Daedalus no había planeado. —Eaton miró entre Luc y yo—. Amor. —Se
rió entonces, sacudiendo su cabeza—. No se habían anticipado a que
Sylvia te cuidara como una madre cuidaría a su hijo. Ella puede que haya
cambiado de opinión y haya intentado sacarte, pero no te equivoques, ella
sabía lo que había en esos sueros. Ella misma creó el Suero de
Andrómeda. Trabajó en los primeros de sus fracasos y de sus éxitos. El
Suero de Andrómeda no existiría si no fuera por ella.
Presioné mi mano contra el centro de mi pecho, sobre mi corazón. No
podía hablar.
—No fuiste su primer éxito, ni mucho menos.—Volvió a mirar la botella—.
Pero eras diferente. No sólo por tu mutación, sino por él.—Asintió con la
cabeza en la cabeza de Luc, sin mirar hacia arriba. Cuando volvió a
hablar, su voz estaba cansada y amarga—. Tenías que saber, Luc, que
encontrarían alguna forma de hacerte volver.
—Nunca me harán volver —dijo Luc, con un tono tan frío como el del
Ártico—. Eso puedo prometerlo.
El General Eaton levantó la vista entonces. —¿Estás tan seguro de eso? —
Su mirada me miró fijamente—. No lo reconociste en el bosque, ¿verdad?
—No —susurré—. Lo vi como...
—Lo veías como una amenaza y un desafío y necesitabas dominarlo. Las
tres cosas para las que estabas codificada. —Las esquinas de sus labios se
volvieron hacia abajo—. Estabas codificada para una sola persona, y ese
no es ese chico sentado aquí.
—¿Qué demonios significa eso? —preguntó Luc.
452 Tenía una pregunta mejor. —¿Estás diciendo que lo que pasó en el
bosque podría pasar de nuevo, y no me acordaré de él? ¿Otra vez? ¿No
podrá regresarme?
La tristeza se deslizó en los ojos viejos del general. —Estabas codificada
para responder sólo a una persona...
—¡Deja de decir eso!—Me levanté de un salto, mi pecho subiendo y
bajando—. ¡No soy una maldita computadora! Soy una persona...
—No, tú eres la Sombra Ardientey él es la Estrella más Oscura, y juntos,
traerán la Noche más brillante.
Me tambaleé.
—¿Qué?—dijo Luc.
Eaton se rió roncamente. —Palabras clave. Así es como él solía
llamarlos a los dos.
—¿Estrella más oscura? ¿Sombra Ardiente? Eso suena como un montón
de mierda —gruñó Luc.
—No. No lo es.—Agité la cabeza—. Micah... te llamó La Estrella más
Oscura. No creí que fuera un nombre, pero... —Respiré superficialmente—.
¿Quién demonios es él? ¿Y cómo sabes todo esto?
—Sé todo esto, porque traté de cerrar el Proyecto Poseidón cuando me di
cuenta de ello. Fallé.—Sus nudillos estaban blanqueados por lo apretado
que estaba agarrando la botella—. Lo subestimé. No lo volveré a hacer.
—¿Quién?—Luc se levantó y se acercó al hombre, y pensé que podría
estrangularlo si no respondía—. ¿A quién se supone que está codificada?
¿Quién está detrás de esto? Dímelo para que yo sepa a quién necesito
matar.
—Ya lo hiciste —contestó Eaton—. Al menos, creías que lo habías hecho.
Eso es lo que te hicieron creer.
Un escalofrío explotó a lo largo de mi nuca y me bajó por la columna
vertebral. —No. No. De ninguna manera.
—Dasher —dijo Eaton, su brazo retorciéndose con una velocidad que
traicionó a su edad. La botella se lanzó a través de la habitación,
rompiéndose al impactar con la pared—. Jason Dasher.
453
Fin.
SOBRE LA AUTORA
454 Jennifer L. Armentrout
Nuestro blog:
El Rincón de Winnie