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Rolando Rodríguez no. 12-13: 42-47, octubre 1997-marzo 1998.

L a disolución
del Ejér cito Libertador:
Ejército
el gran objetivo
de los Estados Unidos

Rolando Rodríguez

Escritor e historiador. Secretaría del Consejo de Ministros.

A l parecer, la más temprana noción relacionada con


la posibilidad de disolver el Ejército Libertador
que revelan los documentos de la época, fue lo
que Gonzalo de Quesada le dirigió a Elizabeth
Cameron, exactamente un mes más tarde, el 11 de
septiembre, decía:
referido por Tomás Estrada Palma, delegado del Queremos hacer lo que los Estados Unidos desean y, de
Consejo de Gobierno en el exterior, en su carta a conformidad con esos cánones, hemos conversado con el
William R. Day, secretario de Estado norteamericano, Procurador General Griggs, quien parece representar al
el 11 de agosto de 1898; es decir, un día antes del Gobierno en la cuestión de Cuba. Hemos hecho todo lo
acuerdo de cese de las hostilidades entre los Estados que se nos ha sugerido. Disolveremos nuestro ejército,
dadas las penurias que sufren en el país miles de hombres
Unidos y España. También el 3 de septiembre, el sin dinero o posibilidad de trabajar durante los primeros
Delegado le decía a René de Miramón (Perfecto meses de la reconstrucción; disolveremos nuestro Gobierno
Lacoste): si eso satisface al Gobierno de los E.U.2
En cuanto al propósito nuestro [¿de él y de quién o Una extraordinaria confesión de Quesada en
quiénes más?] de que el Gobierno Provisional de Cuba momentos en los que todavía no estaba reunida la
decrete el licenciamiento de nuestras tropas mediante el Asamblea de Representantes cubana, y que parece
pago del último año, alguna esperanza me asiste en virtud
de palabras vertidas por el presidente McKinley, de que asegurar que el guión seguido por Estrada Palma estaba
este encuentre alguna fórmula que sirva para resolver el trazado por la Casa Blanca desde antes de la firma del
problema.1 armisticio. El se había limitado, una vez más, a darle
Mas resulta posible que la idea se la hubieran una respuesta positiva, a refrendarlo con declaraciones.
sugerido previamente los norteamericanos. En la carta Todo concertado entre los despachos oficiales de
Washington y la delegación cubana en Nueva York, sin
Fragmento de la obra del autor, Cuba: la forja de la nación, en proceso que todavía en la manigua se tuviese idea alguna de la
de edición. trama.

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La disolución del Ejército Libertador: el gran objetivo de los Estados Unidos
Las intenciones norteamericanas de lograr cuanto abandonaran las filas insurrectas, pudieran ir a sus fincas
antes el desmembramiento del ejército cubano, se en las cercanías de esos pueblos y, mientras trabajaban
basaban en que era la institución a la cual se debía temer en ellas, disponer de una «limitada ración» en tanto
al ocupar militarmente la Isla, porque posiblemente crecían sus cultivos.4
calculaban que las demás entidades revolucionarias se El 16 de agosto, el general Lawton, jefe del
descompondrían solas o con un poco de maña que Departamento Militar de Santiago de Cuba, solicitó
emplearan. Por razones obvias, los estadounidenses instrucciones a Henry C. Corbin, ayudante general del
recelaban de que las fuerzas mambisas, en caso de que ejército estadounidense, respecto a la política que debía
esa ocupación se volviera permanente, tomaran las observar hacia el ejército cubano, el cual seguía
armas contra ellos. manteniendo su organización, rodeaba la ciudad y, según
Desarmar ese ejército no constituía una tarea fácil, él, sembraba el pánico en la población con su actitud
y lo sabían. Si se trataba de imponer esa medida por la amenazadora y actos violentos.5 Corbin le respondió
fuerza, el resultado sería, precisamente, el que se quería que McKinley definía que su gobierno era el encargado
evitar: una lucha terrible con un ejército fogueado, capaz de mantener la paz y el orden en el territorio, así como
de establecer un sistema de guerra con el cual había de proteger vidas y haciendas, y que no podía tolerar
demolido al enorme ejército español enviado a Cuba. ningún tipo de injerencia en este asunto. En cuanto a
Por consiguiente, se necesitaba buscar otra vía para los cubanos, aunque se les debía dispensar un trato
desmontar el arma mambisa, y esta solo podía ser que «justo y liberal», debían reconocer la ocupación militar
los cubanos mismos lo decidieran. Desde luego, para y la autoridad de los Estados Unidos y acatar el cese
ese fin no podrían obtener la cooperación del Consejo de las hostilidades proclamado por su gobierno. Esto
de Gobierno, porque eso significaría, de una u otra debía comunicarlo a los jefes insurgentes.6
forma, prestarle reconocimiento. De manera que, ya La actitud amenazadora de quienes rodeaban
desde agosto, se puso en práctica un plan mediante el Santiago a que se refería Lawton, acaso se debía más
cual procuraron, muy sutilmente, que en las filas que todo a una apreciación relacionada con la mala
insurrectas algunos de sus integrantes —no pocas veces conciencia de los militares de los Estados Unidos,
con la mayor ingenuidad del mundo—, sirvieran de creada por la prohibición a sus eventuales aliados de
abogados de la idea. A estos podrían convencerlos de entrar en la ciudad. De ahí la propagación del rumor
que la desaparición del Ejército Libertador constituiría de que el ejército mambí pretendía atacar su cuartel en
la mejor muestra de la pacificación de la Isla, exigencia la plaza.7 Desde luego, la población cubana no podía
básica de la Resolución Conjunta de abril, y con esto se ser la que se sintiese amenazada por las fuerzas
abriría el camino para evacuar las fuerzas de los Estados circundantes, porque muchos de sus integrantes eran
Unidos y, como resultado, la constitución de la república los familiares y amigos de quienes moraban en Santiago.
independiente. Al mismo tiempo, pusieron en práctica En cuanto a la respuesta de McKinley, resulta obvio
otra medida más drástica con el fin de forzar la voluntad que no admitía competencias en relación con el mando
cubana: someter al hambre a los libertadores. de la Isla. Washington debía ejercer el poder total en
Consideraban que al cortar toda entrega de raciones, el los territorios ocupados y los cubanos no tenían ningún
ejército mambí se vería abocado a procurar su derecho sobre su tierra. Es más, debían reconocer
disolución. Dada la falta de alimentos en los campos, y como lo más natural del mundo la ocupación y el
de fondos en las arcas de la revolución, había derecho de un extranjero a ejercer la autoridad sobre
condiciones para que la idea de la disolución prosperase. una nación, por la cual habían batallado tan heroicamente
Según Horacio Rubens, el gobierno de Washington le por largas décadas.
expresó por entonces al Congreso: «Este ejército debe Como es lógico, el mandatario recomendaba dar
inevitablemente morirse de hambre, disolverse o un trato cuidadoso a los cubanos, porque no olvidaba
dispersarse».3 que estaban armados y el problema de las relaciones
Una prueba de que matar de hambre al ejército entre ambos ejércitos podía complicarse. Entonces
insurrecto se volvió una política de Washington para podría ocurrir que aquella fácil victoria en la guerra,
estimular su desmantelamiento, la daría, poco después, que le procuraría una reelección segura en las elecciones
el general Leonard Wood, gobernador civil del de 1899, se volviera un desastre.
Departamento de Santiago de Cuba, en una carta al Da la impresión de que el proceso de acercamiento
secretario de Guerra, Alger. Le decía que el problema a los jefes militares cubanos, con vistas a lograr el
principal e inmediato de Cuba consistía en la disolución licenciamiento del Ejército Libertador, lo inició el
del ejército cubano y le aseguraba que trabajaba para propio general Lawton, quien para esto aprovechó la
abastecer de provisiones a las pequeñas localidades, de comunicación recibida. El militar estadounidense tenía
manera que, a medida que los soldados cubanos posibilidades de hacer un buen contacto con aquellos,

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pues se les hacía simpático; él había hablado de hambre puesta en práctica por los Estados Unidos
positivamente de su participación en la lucha y hecho sobre el cuerpo armado mambí con vistas a lograr su
evidente su confianza en Calixto García. No debe disolución. En la primera, Calixto García comentaba
olvidarse que la opinión general consideraba que la que los cubanos se hallaban ante una terrible nebulosa,
ofensa de la prohibición de entrada en Santiago se debía al desconocer los planes de los norteamericanos en
solo a Shafter y no alcanzaba a otros jefes cuanto a la organización que le darían al país, el tiempo
norteamericanos como este o el propio comandante que demoraría la ocupación y, sobre todo, qué pensaban
en jefe del ejército de los Estados Unidos, Miles, quien hacer con el ejército cubano. Y si bien exponía que
también se había mostrado amistoso hacia los cubanos. habría que disolver el ejército y pagarlo, tanto por justicia
Al primero de los militares a quien Lawton abordó como por la urgencia de la reconstrucción del país, y
—con el fin de persuadirlo para que aceptara la no había otra posibilidad, aunque doliera,11 en la misiva
disolución del ejército mambí y, tal vez, para que del día siguiente parecía expresar que esa disolución
influyera en sus colegas y en su superior, Calixto solo se produciría como consecuencia de la situación
García— fue al general Demetrio Castillo Duany, indefinida en que se hallaban. Al respecto, con evidente
designado por la parte cubana gobernador civil de la desesperación, aclaraba que en perspectiva esto sería
zona de Santiago de Cuba. El 19 de agosto, el jefe así por la falta de alimentos y otros recursos, lo cual
estadounidense le envió a su campamento de Boniato haría que el ejército terminara desbandado y hasta con
un emisario con una carta suya sumamente amistosa. A la posibilidad de que algunos de sus integrantes, al no
esta adjuntaba copia del mensaje que acababa de recibir encontrar trabajo, trataran de buscar recursos por
de Washington sobre la política que debía seguir en sus «malos medios». 12 Esto último debía inquietarlo
funciones y le pedía la mostrara «a sus amigos». Añadía sobremanera, porque en sus comunicaciones se hacía
que le gustaría verlo personalmente y confiaba podrían transparente que la idea de la necesidad de la pacificación
trabajar juntos y en armonía, «en aras de los intereses de Cuba, como condición para que los Estados Unidos
mutuos de Cuba y los Estados Unidos».8 Agregaba la abandonara, la tenía muy presente. Incluso, igual juicio
que el portador, un capitán de sus fuerzas, debía analizar se manifestaba al agregar que los generales también
con él de forma reservada «otras cuestiones» respecto deberían marcharse a su casa a trabajar y dar ejemplo
a las cuales quería conocer sus opiniones y le pedía fuera de orden.
franco con él. Solo siete días después, Castillo,
Todavía el día 24, en otra carta —esta a Gonzalo
acompañado de su estado mayor, entró en Santiago
de Quesada—, Calixto García señaló que el abandono
de Cuba y se entrevistó con Lawton. Como resultado,
a que el gobierno estadounidense sometía al ejército
el general norteamericano le telegrafió a Corbin:
cubano, sin proporcionarle «los elementos de vida más
El General Castillo, del ejército cubano, que dirigió las fuerzas necesarios», constituía una sentencia de muerte por
reclutadas del territorio comprendido en la jurisdicción de descomposición espontánea y, antes de que sucediera,
este Departamento, prestó satisfactoriamente servicios
militares en campaña bajo mi mando. Tuvo 67 bajas entre debían estar dispuestos a disolverlo. Eso resultaba
muertos y heridos. Es un cubano inteligente e influyente. preferible, antes de hacerlo morir como colectividad
Coincide conmigo y es partidario de disolver las tropas «de un modo ridículo».13
cubanas. Le he sugerido que acepte algún puesto civil bajo Como se demuestra, en agosto el criterio de la
mi control. El quisiera hacerlo pero desea consultar a su
gobierno o sus superiores.9 dispersión del ejército no estaba totalmente firme en la
mente de Calixto García; la veía como el resultado de
Poco después, Castillo aceptó el cargo de la conducta norteamericana que creaba la circunstancia
vicegobernador civil de Santiago de Cuba, con un salario que conduciría a provocarla. Eso sí, parecía no
anual de 3 800 pesos.10 comprender la finalidad de esa conducta y, de seguro,
Entonces, Lawton trató de influir sobre el propio la achacaba a la falta de reconocimiento al Consejo de
Calixto García. Los militares norteamericanos parecían Gobierno. Por tanto, sus ideas constituían el fruto de la
haber establecido que, dado su enorme prestigio, desesperación y no una actitud complaciente con el
debían intentar limar asperezas y, mediante gestos de gobierno del Norte. Del texto de una de aquellas cartas
concordia, convencerlo de la buena fe de los Estados a Estrada Palma, si bien se colige que su postura era
Unidos. Así podrían llevarlo a la idea de que, para lograr conseguir por las buenas que los Estados Unidos
el advenimiento inmediato de la independencia, se hacía abandonaran Cuba y que pensaba que al final ese país
necesario disolver el ejército patriota. retiraría sus fuerzas, también hay otras palabras muy
En verdad, los días 22 y 23 de agosto, Calixto García graves. Si no ocurría la evacuación de la Isla, el ejército
había escrito a Estrada Palma dos cartas. En ambas estaría dispuesto a seguir la lucha a cualquier precio. Al
mencionaba la posibilidad de la disolución del ejército, respecto, diría: «Yo creo que los E.U. no faltarán a su
pero estas eran precisamente consecuencia de la política

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palabra empeñada; pero si así fuera siempre habría a la invitación de visitar la plaza y esta resultaba positiva.
tiempo para morir, ya que no para vencer».14 Las autoridades norteamericanas empezaron de
Al parecer, habría un enlace entre estas cartas a inmediato a preparar un gran recibimiento al cubano,
Estrada Palma y Gonzalo de Quesada, así como una que le hiciera olvidar el agravio de julio. Mientras, desde
tercera al Delegado, el 24 de agosto, con varias acciones Santiago de Cuba, Rowan telegrafió a Gonzalo de
que los militares norteamericanos emprendieron en los Quesada, en Washington, para que fuera a ver al general
días sucesivos para ganar la buena voluntad de García Miles, con vistas «a algo» que este quería comunicarle.19
y convencerlo de la conveniencia para Cuba de licenciar Se trataba, según le expresó el jefe del ejército de los
el ejército mambí. Estados Unidos al representante cubano, de su deseo
Después de que, el día 24, le llegó al héroe de Los de que llamara a Calixto García a esa capital. Esto reitera
Melones la noticia de su destitución como lugarteniente que los norteamericanos parecían convencidos de que
general y se sintió desligado de todo compromiso los militares cubanos estaban subordinados a la
militar, le comunicó a Estrada Palma que, en esas delegación en los Estados Unidos, o punto menos.
condiciones, estaba listo para trabajar por lo más Quesada contestó que referiría el asunto al «general
conveniente a la felicidad cubana y, como consecuencia Palma» (así lo tituló), porque él, según le comunicó a
de su preocupación por la situación del ejército y la Miles, no tenía atribuciones para tomar tal decisión.20
forma en que se organizaría el país, estaba dispuesto a Al final, nadie determinaría nada en relación con la
marchar a Washington, si el Delegado creía que allí invitación de Miles a causa de un incidente: cuando hizo
podía ser útil en el logro de definiciones para la situación a Estrada Palma la consulta sobre el asunto, el Delegado
creada. Le decía que la respuesta podría hacérsela llegar le respondió que obrase como quisiese, cuestión que
mediante el general Lawton, en Santiago de Cuba.15 quedaría bajo la responsabilidad del representante en
Pocos días después, el 6 de septiembre, Lawton le Washington. Airadamente, al darse cuenta de que
escribió al holguinero una carta sumamente amistosa. Estrada Palma le soltaba una papa caliente, porque debía
En ella manifestaba su opinión de que resultaba decidir sin consultar al Gobierno cubano —el único
necesario «olvidar cualquier resentimiento» entre cubanos que podía dar tal autorización—, Quesada le respondió
y estadounidenses —que nunca debió haber surgido— a su jefe que todo lo que pretendía era que quedara
y, a continuación, lo invitaba a visitarlo, si se acercaba a mal.21 Por eso, como subterfugio ante Miles, arguyó
Santiago de Cuba. 16 Como si fuera obra de la que Estrada Palma estaba enfermo y él no tenía
casualidad, solo tres días después, el general cubano respuesta. A esas alturas, se evidenciaba que los
recibió en su cuartel general a dos emisarios de Miles: norteamericanos querían a Calixto García en Washington
los tenientes coroneles Andrew S. Rowan, el mismo no meramente para invitarlo a dar un paseo por el
del famoso mensaje, y C. T. Parker, enviados por el Potomac. No por gusto Leonard Wood en aquellos
jefe del ejército de los Estados Unidos. Estos le días le escribía al senador Cabot Lodge para decirle
refirieron que acudían allí para tratar de darles que trabajaban con el fin de desmantelar el cuerpo
satisfacción a peticiones hechas a su nombre por la insurrecto.22
delegación cubana en los Estados Unidos, pues esta Por fin, el 22 de septiembre Calixto García llegó a
había informado de la difícil situación de sus tropas.17 Santiago de Cuba. Lo acompañaban su estado mayor
Como se comprueba, la delegación había dado a y 200 hombres de caballería. Para resaltar la pleitesía
conocer a autoridades estadounidenses lo comentado con que se le recibía, el general de voluntarios y
días antes por el general a Estrada Palma y Quesada. gobernador civil de Santiago, Leonard Wood, lo esperó
Desde luego, Calixto García ratificó a los emisarios en las afueras de la ciudad con parte del estado mayor
que sus fuerzas se encontraban prácticamente muriendo norteamericano y lo escoltó por las calles repletas de
de hambre.18 santiagueros que vitoreaban al viejo héroe y a las fuerzas
No es pecar de suspicacia pensar que el mando mambisas. En la puerta de la casa de gobierno lo
militar norteamericano, la propia Secretaría de Guerra esperaba Lawton. Ese día hubo una recepción y un
y, por qué no, la Casa Blanca, al saber de las cartas de gran acto en el club San Carlos.
Calixto García, habían aprovechado para organizar Ahora, quizás a impulsos de la emoción del
sobre él una operación de seducción. Su propósito final, recibimiento, Calixto García declaró de manera
como se verá, estaba encaminado a ganarlo para la imprudente al New York Herald que no había gobierno
idea de la conveniencia para Cuba de disolver el ejército de cubanos y no reconocía otro que el de los Estados
mambí. Unidos. Tales declaraciones causarían agradable
El día 15, Rowan arribó a Santiago de Cuba sorpresa en Washington y se llegó a afirmar que Calixto
acompañado por el coronel Carlos García Vélez, hijo García se inclinaba a la anexión. También hubo prensa
del general cubano. Rowan era portador de la respuesta favorable a la causa mambisa que censuró sus

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declaraciones porque constituían un servicio a los En esta le instruía: «En ninguna circunstancia se
enemigos de la independencia cubana. El general se distribuirán raciones de indigente a las tropas cubanas
vio obligado a desmentir, enérgicamente, su supuesta en armas, teniendo en cuenta que uno de los principales
posición a favor de la anexión.23 objetivos es suministrar alimentos a las localidades
Las reales intenciones de la invitación a Santiago de donde aún no se ha realizado la cosecha». 25 Las
Cuba tuvieron expresión cuando, en una cordial verdaderas intenciones de los Estados Unidos también
entrevista, Lawton solicitó a Calixto García que le las mostraría por entonces Chas. Allison, el primo de
manifestara sus opiniones, por escrito, sobre las medidas McKinley, quien en carta al mandatario emitía su juicio
que se debían tomar para el restablecimiento de la sobre el tema de la desaparición del ejército cubano, y
normalidad y de la producción agrícola en la Isla. Como decía: «Es un gran error hacer llegar provisiones para
resultado, el 30 de septiembre el general le dirigiría una el Ejército insurgente; mientras ellos reciban alimento,
larga carta al militar estadounidense. En ella valoraba no se disolverán, sino que estarán holgazaneando,
que el principal paso para restablecer la normalidad amenazando a la gente que quiere trabajar y comenzar
consistía en la disolución del Ejército Libertador y, con sus plantaciones».26
este fin, debía dotarse a los soldados de recursos para La mala fe que embargaba a los norteamericanos
que pudieran iniciar su nueva vida. Añadía que el reparto podía apreciarse de otras maneras. En una instrucción
de alguna cantidad de dinero al ejército lo debía estudiar de aquellos días, también de Beacon, este le decía al
y solucionar el gobierno norteamericano —que ejercía jefe de las fuerzas que ocuparían Gibara y Holguín,
«temporalmente» la tutela sobre Cuba— y que luego que consultara nada menos que al alcalde y autoridades
podría recuperar del gobierno de la república que se locales de la colonia sobre la designación de
organizara. También afirmaba Calixto García que, si funcionarios.27 Es decir, no hacían la selección en
se producía la disolución sin facilitarles recursos a los coordinación con los independentistas, sino con el
licenciados, muchos hallarían justificación en esto para elemento pro-peninsular. Por añadidura, las autoridades
dedicarse al robo y, de esa manera, crearían la estadounidenses ordenaron cancelar los festejos del 10
intranquilidad en el país. Al par que el pago indicado, de Octubre, que habían comenzado a organizarse en la
también debía dárseles empleo a esos hombres y a capital oriental.28 Evidentemente, para nada querían oír
varios regimientos de cubanos que quedarían como hablar de las glorias mambisas y la independencia.
ejército regular, una vez que los Estados Unidos retiraran De acuerdo con los objetivos que perseguían las
sus tropas.24 autoridades estadounidenses, Lawton y, luego, Wood
García agregó que, una vez retirada España, ocupada —que el 12 de octubre quedaría como jefe interino de
toda la isla por los norteamericanos y disuelto la ocupación, porque Lawton había partido rumbo a
«decorosamente» el ejército mambí, habría llegado el los Estados Unidos—, empezaron a repartir cargos
momento de convocar a elecciones generales, en las entre los militares cubanos. Resultaba tan transparente
cuales se elegirían los representantes que determinarían la conducta que se estaba siguiendo, que el general Emilio
la forma de gobierno republicano que debía darse a Núñez le escribió a Gonzalo de Quesada y le expuso
Cuba; a continuación, se constituiría el Gobierno que la situación le causaba cada vez más temor, pues
cubano. Sin dudas, por lo menos en parte y con toda observaba que los norteamericanos no resolvían nada
ingenuidad, Calixto García había dicho aquello que los en beneficio de los intereses cubanos esenciales, mientras
norteamericanos querían, sin que, en realidad, se hubiesen daban posiciones indiscriminadas a los militares
comprometido al cumplimiento de la segunda fase de mambises, y eso era hacer lo mismo que el gobierno
las aspiraciones del general: la independencia absoluta español después del Zanjón, «con el propósito de
cubana. quitarse estorbos del camino».29
Como puede comprobarse a lo largo de estos Sin embargo, otros jefes cubanos rechazaron dejarse
pasajes, en muchos de los elementos honrados de la manipular, aunque fuese a cuenta de que el hambre los
revolución había una posición incauta y poco previsora. mortificase. A principios de octubre, el general Lacret
Resultaba la demostración de que en casi todos se dirigiría una carta conmovedora a Gonzalo de Quesada,
encerraba una conciencia muy feble en torno a la en la cual le confesaría ser pobre de solemnidad y, quizás,
verdadera magnitud del peligro imperialista de él pudiera conseguir que «algunos capitalistas» le dieran
absorción de Cuba. trabajo «en vías ferroviarias o cortes de madera», para
Una prueba del simulacro de buena voluntad lo cual ofrecía organizar 1 000 ó 2 000 hombres.30 Poco
montado ante Calixto García, quedaría plasmada en después, este mismo general propondría a la Asamblea
una carta que Beacon, el ayudante general del ejército de Santa Cr uz del Sur una censura para los
de ocupación en la Isla, dirigió unas pocas semanas representantes que aceptaran sueldos de los
después al brigadier al mando del pueblo de San Luis. norteamericanos.31

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La disolución del Ejército Libertador: el gran objetivo de los Estados Unidos
Posición semejante asumió Quintín Banderas. Tan 14. De Calixto García a Estrada Palma, 22 de agosto de 1898, ob.
pronto llegó a Santiago de Cuba, criticó a las cit.
autoridades estadounidenses de la misma forma en que 15. De Calixto García a Estrada Palma, 24 de agosto de 1898,
ya lo habían hecho Lacret y Collazo. Incluso, este último, ibídem, pp. 125 y 126.
en El Cubano Libre, había dirigido una carta abierta a 16. De Lawton a Calixto García, 6 de septiembre de 1898, ANC,
Lawton en la cual le demandaba una declaración sobre Delegación cubana en los Estados Unidos, del PRC, caja 1,
los propósitos de los Estados Unidos con respecto a leg 1-Cc.
Cuba.32 17. De Calixto García a Nelson A. Miles, LC/MD, The Papers of
A todas estas, puede afirmarse que la política Nelson A. Miles Family, caja 2.
encaminada a la destrucción del ejército revolucionario 18. De Gonzalo de Quesada a Estrada Palma, 13 de septiembre de
no solo era del gobierno de Washington, sino del 1898, Correspondencia diplomática de la Delegación cubana de Nueva
Presidente de ese país en persona. Una prueba York durante la guerra de independencia de 1895 a 1898, t. V, 1946,
irrecusable la dio en los últimos días de noviembre el p. 151.
general Wood, al escribirle a su protector McKinley. 19. De Rowan a Gonzalo de Quesada, 13 de septiembre de 1898,
En esta le decía: «...[T]odos nuestros planes avanzan Archivo de Gonzalo de Quesada. Documentos históricos, La Habana,
muy favorablemente y todo promete responder a 1965, p. 6.
vuestras expectativas. El ejército de esta provincia ha 20. De Gonzalo de Quesada a Rowan, 21 de septiembre de 1898.
quedado prácticamente disuelto».33 Ibídem, pp. 345 y 346.
21. De Gonzalo de Quesada a Estrada Palma, 13 de septiembre de
1898, Correspondencia diplomática de la Delegación cubana..., ob. cit.,
Notas t. V, p. 151.
22. De Cabot Lodge a Wood, 28 de septiembre de 1898, LC/MD,
1. De Tomás Estrada Palma a Perfecto Lacoste, 3 de septiembre de The Papers of Leonard Wood, General Correspondence, 1825-
1898, Archivo Nacional de Cuba (en lo adelante ANC), copiador 1898, ac. 4488, caja 29.
de correspondencia de la Delegación de Nueva York del Partido
Revolucionario Cubano, t. 18, pp. 26 y ss. 23. Philip Foner, La guerra hispano-cubano-norteamericana y el surgimiento
del imperialismo yanqui, v. II, 1978, p. 70.
2. De Gonzalo de Quesada a Elizabeth Cameron, 11 de septiembre
de 1898, The Library of Congress of The United States, Manuscripts 24. La Discusión, 10 de febrero de 1899.
Division (en lo adelante LC/MD), The Papers of Nelson A. Miles 25. De Beacon al brigadier jefe de San Luis, 27 de octubre de 1898,
Family, caja 3. US/NA, RG 395, entry 1479, v. 20.
3. Horatio Rubens, Libertad; Cuba y su apóstol, La Habana, 1956, 26. De Chas. Allison a McKinley, 30 de noviembre de 1898, Library
p. 340. of Congress, Presidential Papers Microfilms, The McKinley Papers,
4. Hermann Hagedorn, Leonard Wood, Nueva York y Londres, 1931, roll 5.
p. 204. 27. De Beacon al coronel jefe de las fuerzas que ocuparían Gibara
5. De Lawton a Corbin, 16 de agosto de 1898, United States, y Holguín, 24 de octubre de 1898, US/NA, RG 395, entry 1479,
National Archives (en lo adelante US/NA), RG 395, entry 1479, v. 20.
v. 19. 28. Felipe Martínez Arango, ob. cit., p. 130.
6. De Corbin a Lawton, 16 de agosto de 1898, US/NA, RG 395, 29. De Emilio Núñez a Gonzalo de Quesada, 9 de septiembre de
entry 1479, v. 19. 1898, Archivo de Gonzalo de Quesada. Epistolario, ob. cit., t. II, p. 120.
7. Hermann Hagedorn, ob. cit., p. 203. 30. De Lacret a Gonzalo de Quesada, 15 de octubre de 1898,
8. De Lawton a Demetrio Castillo, 19 de agosto de 1898, US/NA, ibídem, t. II, p. 32.
RG 395, entry 1479, v. 19. 31. Actas de las asambleas de representantes y del consejo de gobierno
9. De Lawton a Corbin, 26 de agosto de 1898, US/NA, RG 395, durante la guerra de Independencia, t. V, 1932, pp. 4 y 5.
entry 1479, v. 19. 32. Felipe Martínez Arango, ob. cit., p. 131.
10. De Emilio Núñez a Gonzalo de Quesada, 29 de septiembre de 33. De Wood a McKinley, 27 de noviembre de 1898, LC/MD, The
1898, Archivo de Gonzalo de Quesada. Epistolario, t. II, La Habana, Papers of Leonard Wood, ac. 4488, caja 26.
1948, p. 123; Felipe Martínez Arango, Cronología de la guerra hispano-
cubano-americana, La Habana, 1953, p. 129.
11. De Calixto García a Estrada Palma, 22 de agosto de 1898,
Boletín del Archivo Nacional, t. XXXV, 1936, p. 122.
12. De Calixto García a Estrada Palma, 23 de agosto de 1898,
©
Ibídem, p. 124. , 1998.
13. De Calixto García a Gonzalo de Quesada, 24 de agosto de 1898,
Archivo de Gonzalo de Quesada. Epistolario, ob. cit., t. I, pp. 176 y 177.

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