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RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR

POR ACCIDENTES DE TRABAJO Y


ENFERMEDADES PROFESIONALES

Pedro G. Morales Corrales1

SUMARIO

I. Introducción.
II. Neumoconiosis producida por exposición al
polvo de sílice (Silicosis).
III. Antecedentes normativos.
IV. Normas vigentes en materia de accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales.
V. Responsabilidad civil del empleador por
daños y perjuicios.
VI. Competencia judicial para conocer las
demandas de indemnización por
accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales.
VII. Pronunciamientos jurisprudenciales.
VIII. Conclusiones.

1 Deseo dejar expresa constancia y agradecimiento por el especial apoyo de


investigación brindado al suscrito por la bachiller en Derecho de la Universidad de
Lima, Doña Daphne Pizarro Cáceda.
Pedro G. Morales Corrales

I.- INTRODUCCION.

Para el legislador peruano, una de las principales preocupaciones en el


ámbito laboral ha consistido en dictar normas que tengan como objeto
procurar al trabajador los medios de prevención y, en su caso, de
compensación por las consecuencias de un accidente de trabajo o
enfermedad profesional. Así lo podremos apreciar cuando nos
refiramos a los antecedentes normativos sobre esta materia, que se
remontan al inicio del siglo pasado y a la legislación vigente.

La Organización Internacional de Trabajo (OIT) estima que el número


de accidentes de trabajo mortales en el mundo, asciende a dos
millones por año, que los accidentes mortales y no mortales por año,
suman 270 millones, y que 160 millones de trabajadores sufren
enfermedades relacionadas con el trabajo.2

Nuestro país no es ajeno a los accidentes de trabajo y a las


enfermedades profesionales. Así lo revelan los cientos o tal vez miles
de procesos judiciales que se ventilan actualmente a nivel nacional
sobre esta materia, constituyendo una parte importante de la carga
procesal existente, lo cual debe hacer reflexionar no sólo a los
empleadores, gremios laborales, sino también a los tres Poderes del
Estado, en el ámbito de sus competencias, sobre lo que está
sucediendo en relación a esta materia, a fin de adoptar las políticas
necesarias tendientes a evitar lo más que se pueda este tipo de
conflictos.

El presente artículo está dedicado preferentemente a las


consecuencias legales y judiciales que originan las enfermedades
profesionales y, entre ellas, la silicosis.

Para ello es necesario conocer no sólo el desarrollo normativo, sino


también capacitarse sobre el inicio y desarrollo de esta enfermedad
profesional, así como de la correcta aplicación de las reglas sobre
responsabilidad y de los derechos y obligaciones que sobre este

2 Informe de introducción al Décimo Sexto XVI Congreso Mundial sobre seguridad y


salud en el Trabajo, Viena, del 26 al 31-5-2002, tomado del Boletín Informativo de la
Oficina de Actividades de los Trabajadores de OIT, Volumen I, N° 6, Abril de 2005.

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tema tienen tanto empleadores como trabajadores. Del mismo


modo, es conveniente conocer el papel probatorio que les
corresponde cumplir a cada uno, así como al propio juez en caso de
un proceso, con el objeto de llegar a la verdad material sobre la
existencia o no de la enfermedad profesional; ello porque no
necesariamente la constancia que expide el Centro Nacional de
Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud
(CENSOPAS), antes Instituto de Salud Ocupacional, resulta definitoria,
habida cuenta que la realidad nos demuestra la poca confiabilidad
en que se desarrollan las pruebas, lo que ha originado que hayan
sido contradichas en diversas ocasiones por pericias de parte que
arrojan resultado distinto. Esta situación, podría llevar a pensar que
en algunos casos se estaría utilizando a la justicia como un medio
para obtener indemnizaciones que no necesariamente
corresponden. De ahí la relevancia de la labor jurisdiccional, que,
repetimos, debería llevar también a los jueces a capacitarse
debidamente sobre esta materia y, además, hacer uso de todas las
facultades de las que gozan para conocer la verdad y en
consecuencia, administrando justicia, dar la razón a quien
verdaderamente la tiene.

Los procesos seguidos por ex trabajadores con el fin de obtener el


pago de indemnizaciones por parte de sus ex empleadores,
alegando el padecimiento de una enfermedad profesional, a cuyo
efecto presentaban la correspondiente “constancia oficial” de
padecer la enfermedad, no son ninguna novedad en el medio
judicial.

Así por ejemplo, durante aproximadamente 15 años y hasta


mediados de 1993, se venían interponiendo, cientos de demandas
por ex-trabajadores de una empresa del Estado: Centromín Perú, con
el objeto de que les abone una indemnización especial por
enfermedad profesional, distinta e independiente a las que fueron
reguladas, primero por la Ley No. 1378, normas complementarias y
conexas y, posteriormente, por el Decreto Ley No. 18846, entonces
vigentes.

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Los Juzgados de Trabajo y Salas Laborales hasta fines de abril de 1993


venían declarando invariablemente, fundadas todas las demandas,
habiendo establecido un criterio jurisprudencial uniforme.
Aproximadamente mil casos3.

Sin embargo, posteriormente se estableció, en base a nuevas


pruebas, que las ejecutorias que ordenaban el pago de la
indemnización se habían basado en dos errores sustanciales. El
primero, haber considerado que el derecho a la indemnización
extraordinaria nacía de un convenio colectivo, es decir de un
acuerdo de partes, cuando ello nunca se produjo, ya que la
Autoridad de Trabajo tuvo que resolver el petitorio N° 115 del pliego
de reclamos del año 1969, que originó la Cláusula 97, que
posteriormente se convertiría en la famosa Cláusula 5.1 del
Compendio de Convenios Colectivos y Resoluciones de la Autoridad
Administrativa de Trabajo, estipulación que supuestamente concedía
tal indemnización. El segundo error consistió en que dicha cláusula,
ni reconocía ni otorgaba derecho a una indemnización especial,
extraordinaria y distinta a la prevista por ley, tan sólo se limitaba a
establecer la oportunidad de pago "de la que corresponda" que no
era otra que la indemnización legal.

A partir del mes de mayo de 1993, las Salas Laborales comenzaron a


declarar uniformemente nulas las sentencias expedidas por los
Juzgados de Trabajo a fin de que éstos, en respeto de la pluralidad
de instancias, se pronuncien teniendo en cuenta los nuevos
elementos de juicio.

De otra parte, desde el mes de junio de 1993 comenzaron a


expedirse sentencias de primera instancia, modificando el criterio
anterior, declarando infundadas en todos sus extremos las demandas
interpuestas.

Finalmente, el 4 de abril de 1994 la Segunda Sala Laboral de la Corte


Superior de Justicia de Lima modificó su criterio anterior, declarando

3 Efectuada la consulta a un médico neumólogo, considera que científicamente es


imposible esa profusión de enfermedades profesionales concentrada en una sola
empresa.

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infundadas estas demandas, uniformizándose el criterio en las dos


Salas Laborales restantes, iniciándose una nueva corriente
jurisprudencial que, ha continuado invariablemente declarándolas
infundadas (aproximadamente quinientos procesos), las que dejaron
de presentarse.

Sin embargo, en la actualidad se vienen tramitando en los Juzgados


Laborales una gran cantidad de demandas por daños y perjuicios
contra empresas mineras, fundamentadas en certificados médicos
emitidos por el CENSOPAS, los cuales señalan que los actores
padecerían de neumoconiosis (silicosis) en segundo estadío de
evolución.

Un primer rasgo característico de todos estos procesos sobre


indemnización, es que los accionantes señalan como monto de su
petitorio sumas que oscilan entre los S/.60,000.00 y S/.70,000.00, lo que
cierra la posibilidad de que el proceso pueda conocerse en instancia
casatoria4, es decir por la Corte Suprema de la República.

Los demandantes en general, fundamentan su pretensión en lo


siguiente:

a) Que, han trabajado en una empresa dedicada a la actividad


minera y por ende ellos han prestado servicios en mina.
b) Que, la empresa no cumplió con las obligaciones contempladas
en el Reglamento de Seguridad e Higiene Minera.

Es importante resaltar que haber trabajado para una empresa


minera no implica, necesariamente, que se haya prestado servicios
relacionados con la minería ni que se haya estado expuesto a los
gases causantes de la neumoconiosis, lo que resulta casi tan obvio
como que el hecho de trabajar para un banco no significa que
necesariamente se sea cajero. En efecto, un número importante de
los demandantes sostienen haber prestado labores que los
expusieron a gases tóxicos que llevaron a que contrajeran la

4 En efecto, el artículo 55° de a


l Ley Procesal del Trabajo, sobre la procedencia del
recurso de casación, establece en su inciso b) que, sólo procederá la casación si la
cuantía de la pretensión (de naturaleza económica y expresada en dinero) supera las
100 (cien) Unidades de Referencia Procesal (S/. 320,000.00).

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enfermedad profesional, y sin embargo se puede comprobar que


jamás realizaron actividades que tuvieran que ver estrictamente con
trabajo minero, o que hayan estado expuestos a los gases que con el
transcurso del tiempo (muy prolongado) generan enfermedades
como la neumoconiosis. Así por ejemplo, existen demandas de ex
trabajadores de empresas mineras que desarrollaron labores de
jardinería, electricidad, telecomunicaciones, choferes, etc., que en
modo alguno pueden originar ese tipo de enfermedad.

El mayor problema que se presenta en estos procesos, es que al


informe médico que acompañan los demandantes, algunos jueces
le otorgan calidad de documento público y por consiguiente de
prueba indubitable de la enfermedad que se alega.

En dichos informes médicos o constancias se diagnostica la


enfermedad de neumoconiosis (silicosis) en segundo estadío de
evolución, en tanto que los exámenes que acompañan los
empleadores, concluyen que no padecen de enfermedad alguna,
por lo que se configura duda razonable respecto de la certeza de las
afirmaciones del demandante en cuanto al padecimiento de la
enfermedad profesional que alega.

La discusión en torno a la salud del demandante resulta pues, de


fundamental importancia en estos procesos. En efecto, al tratarse de
procesos de responsabilidad por inejecución de obligaciones, lo que
se pretende determinar es si el demandado es o no responsable del
daño que ha sufrido el demandante.

Por ello, conocer la verdad material resulta imprescindible, porque de


ella dependerá establecer si en efecto el trabajador sufre de la
enfermedad que aduce y a partir de ese hecho determinar si al
demandado le corresponde el pago de una indemnización.

En cuanto a la validez de los certificados médicos expedidos por


CENSOPAS, cuando estuvo vigente el Código de Procedimientos
Civiles, eran considerados prueba plena. Sin embargo, el vigente
Código Procesal Civil no recoge esta figura.

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En efecto, tanto el artículo 30° del la Ley Procesal del Trabajo, como
el artículo 197° del Código Procesal Civil establecen que, “todos los
medios probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta,
utilizando su apreciación razonada”.

Asimismo, respecto a los documentos públicos, señala que éstos son


los otorgados por funcionario público en ejercicio de sus atribuciones,
pero en ningún momento dispone que éstos gocen de completa
certeza y/o veracidad. De ahí que, se puede solicitar la ineficacia de
un documento independientemente de que éste sea público o
privado.

Entonces, al ocurrir en un proceso que el demandante presente una


constancia oficial en la que se señala que sufre de una enfermedad
profesional y el demandado a su vez presente exámenes médicos
que expresen exactamente lo contrario, se configuraría la duda
razonable en torno al verdadero estado de salud de quien
demanda 5. En consecuencia, el principal punto controvertido estaría
dado por el hecho de determinar a ciencia cierta si el demandante
padece de esta enfermedad o no.

Además, debe tenerse en cuenta que el artículo 28° de la Ley No.


26636, Ley Procesal del Trabajo, contempla la facultad del Juez para
“ordenar de oficio la actuación de medios probatorios que considere
convenientes, cuando los ofrecidos por las partes resulten
insuficientes para producirle certeza y convicción”. Como es obvio, si
existe duda razonable sobre un hecho, se infiere que los medios
probatorios ofrecidos por las partes que ocasionan dicha duda,
resultan insuficientes para producir certeza y convicción al Juez.

En efecto, el inciso 2) del artículo 51° del Código Procesal Civil


(aplicable supletoriamente en virtud a lo previsto en la Tercera

5 Por las investigaciones realizadas, suele suceder que un trabajador sano, que
injustificadamente pretende el pago de una indemnización, solicita someterse a la
prueba radiográfica del tórax para establecer el padecimiento de silicosis, pero quien
asiste a la misma es otra persona que realmente se encuentra enferma, a quien no se
le exige se identifique para comprobar que es el titular de la orden médica
correspondiente. Así, indefectiblemente se obtendrá una radiografía en que se
demuestra la existencia de la enfermedad profesional, cuando en los hechos no
necesariamente es así.

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Disposición Derogatoria, Sustitutoria y Final de la Ley No. 26636),


señala que los jueces están facultados para ordenar los actos
procesales necesarios para el esclarecimiento de los hechos
controvertidos, en consecuencia, tienen la potestad de disponer la
actuación de pruebas de oficio.

De acuerdo a los informes que sobre esta enfermedad hemos


podido revisar y a los que nos referiremos más ampliamente en el
siguiente punto, resulta necesario:

(i) Conocer la historia clínica del demandante. El juez puede oficiar a


la Institución donde se expidió el Certificado a fin de que se le
proporcione información sobre las ocupaciones pasadas y presentes
del actor y su relación con los síntomas;

(ii) que se haya tomado una radiografía de tórax, pues la


neumoconiosis es una enfermedad que ataca a los pulmones y
produce opacidades visibles en la radiografía; de no existir lesiones
radiológicas (concluyen los médicos) no existe silicosis;

(iii) Que se haya efectuado la prueba funcional de espirometría, que


consiste en que el paciente deba soplar por un tubo para así verificar
el normal o deficiente funcionamiento de sus pulmones.

De constatarse que el trabajador padece de la enfermedad


profesional que alega, la tarea del magistrado consiste en verificar si
se puede atribuir este padecimiento a un incumplimiento del
empleador, conforme a las reglas de la responsabilidad contractual
recogidas por el Código Civil y que desarrollamos más adelante. En
efecto, el sólo padecimiento de la referida enfermedad no significa
que, necesariamente, el empleador sea responsable de la misma.

II.- NEUMOCONIOSIS PRODUCIDA POR EXPOSICION AL POLVO DE


SILICE (SILICOSIS).

Consideramos de especial importancia para la correcta solución de


los conflictos derivados por enfermedad profesional, conocer
algunos aspectos médicos de la neumoconiosis producida por la

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exposición al polvo de sílice (silicosis) que es una de las que con


mayor frecuencia motiva las acciones de daños y perjuicios.

Para ello, nos vamos a basar en el informe sobre “Silicosis y Otras


Neumoconiosis”, elaborado por la Comisión de Salud Pública,
Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de España,
editado y distribuido por el Ministerio de Sanidad y Consumo de ese
país de diciembre de 2001 6.

Este documento define a la neumoconiosis como “la acumulación


de polvo en los pulmones y la reacción tisular patológica ante su
presencia”. Manifiesta que la neumoconiosis se puede clasificar en
silicosis, silicatosis (incluye asbestosis), neumoconiosis de los
trabajadores del carbón y otras neumoconiosis.7

De acuerdo a este informe “la sílice (dióxido de silicio, formas


cristalinas), debido a su poder patógeno y a su abundancia en la
corteza terrestre, es el principal protagonista en la mayoría de las
neumoconiosis, cuando no el único. De ahí que con frecuencia el
término silicosis, se use para denominar cualquier neumoconiosis, no
obstante hay tipos de polvo capaces de producir neumoconiosis
independientemente de la sílice, como es el carbón, o
conjuntamente con la misma (neumoconiosis de polvo mixto).
Asimismo se sabe que existe un periodo de latencia entre el inicio de
la exposición y el comienzo de las manifestaciones clínicas que
pueden ser más o menos largo dependiendo del tipo de
neumoconiosis”. 8

Siempre conforme a este documento, los trabajadores en riesgo de


neumoconiosis por silicosis, son los que trabajan en las siguientes
actividades:

- Minas, túneles, galerías y canteras


- Trabajos en piedra (granito, pizarra, arenizca, etc.)
- Abrasivos (chorro de arena, pulido, etc.)
- Fundición (moldes)

6 Mijan, Industrias Gráficas Abulenses, SL, Paseo del Prado 18, 28014 Madrid.
7 Ob cit. pág. 13.
8 Ob. cit. pág. 11.

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- Cerámica, porcelana, loza, carborundo y refractarios (trituración,


pulido)
- Cementos
- Polvo de limpieza (polvos detergentes, etc.)
- Pigmentos
- Industria del vidrio
- Otros (al ser el silicio el segundo elemento, en cantidad, en la
composición de la corteza terrestre, después del oxígeno, la
silicosis puede presentarse en las situaciones más insospechadas)9

Sin embargo, no se debe inferir que por el sólo hecho de dedicarse a


cualquiera de estas actividades el trabajador desarrollará la
enfermedad respiratoria ocupacional. En efecto, conforme al
Informe sobre Enfermedades Respiratorias Ocupacionales
proporcionado por el neumólogo, doctor José Torres Sales 10 la
neumoconiosis (silicosis) no se presenta cuando se han utilizado los
instrumentos de protección pertinentes. Asimismo, el referido
especialista es claro al señalar que, aún no contando con los
elementos de protección adecuados y por ende estar expuestos al
polvo de sílice, sólo 1 de cada 100 trabajadores expuestos al polvo
de sílice corre el riesgo de contraer la enfermedad.

• Mecanismo de acción

Patogenia de la silicosis

En el informe antes mencionado se expresa que “el depósito de


polvo en los pulmones es la resultante de un complicado proceso de
inhalación, depuración y retención. El pulmón del adulto, con una
superficie alveolar de contacto con el ambiente de
aproximadamente 70 metros cuadrados, se relaciona directamente
cada día con un volumen de aire de más de 10,000 litros que
transporta múltiples agentes potencialmente patógenos. El aparato

9Ob. cit. pág. 14.


10 El Doctor José Torres Sales es médico especialista en Neumología, profesor de
Medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; asimismo pertenece al
Departamento de Neumología de la Clínica San Lucas del Hospital Guillermo
Almenara. También presta servicios en el Centro de Conciliación de las EPS.

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respiratorio constituye, pues, la mayor superficie de nuestro


organismo en relación con el medio ambiente. Se comprende la
potencialidad de la vía respiratoria como fuente de enfermedad”.

“Las partículas de polvo menores de 10 micrómetros son capaces de


ser arrastradas por la corriente aérea inspiratoria (polvo inhalable).
Las mayores quedan depositadas en vías aéreas altas al impactar,
debido a su inercia, contra las paredes de éstas. Estas partículas
serán eliminadas en un corto periodo de tiempo por el transporte
mucosiliar.”

“Las partículas menores de cinco micrómetros que, por su pequeño


tamaño no han impactado por encima del bronquilo terminal,
alcanzan el saco alveolar, depositándose en su pared, mediante
fenómenos de difusión o sedimentación. Las partículas pueden llegar
al intersticio alveolar y quedar retenidas. Serán éstas la que van a
producir la enfermedad. ” 11 Es importante precisar que de acuerdo a
lo manifestado por el Dr. José Torres Sales, la referida enfermedad es
consecuencia de la reacción fibrótica que se da en los pulmones al
ingresar estas diminutas partículas de polvo, es decir, este polvo es
cubierto por tejido quedando pues alojado en la zona alveolar de
manera permanente.

La silicosis es una enfermedad que presenta las siguientes


características 12:

• Degenerativa.
• Progresiva.
• Irreversible
• Asintomática: no se manifiestan síntomas al inicio de la
enfermedad, sin embargo conforme va avanzando se pueden
observar los siguientes:

(i) Disnea (dificultad para respirar, que cuando la enfermedad se


encuentra en los últimos niveles de evolución se da inclusive
estando en reposo)

11 Ob. cit. pág. 15.


12 Informe sobre Enfermedades Respiratorias Ocupacionales, solicitado al especialista
en Neumología Dr. José Torres Sales, año 2004.

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(ii) Tos seca (sólo en la fase final la tos es con flema)

Silicosis – formas

El Dr. Torres Sales refiere que la manifestación de la enfermedad


depende de:

• La concentración del polvo en el aire, la misma que varía de


acuerdo al tipo de labor que el trabajador haya realizado.
• El contenido de sílice libre de las partículas de polvo, o al tipo del
mineral al que está expuesto el trabajador en función a la
actividad que desempeña.
• La dosis de exposición acumulada. Aquí hablamos de la
sumatoria de la concentración del mineral en el aire y el tiempo
de duración de la exposición. Cabe resaltar una vez más que, de
utilizar los elementos de protección no se puede hablar de
exposición alguna.

Basándonos en el informe sobre “Silicosis y Otros Neumoconiosis”, la


silicosis, de acuerdo al grado de exposición, se divide en:

Silicosis crónica u ordinaria

“Habitualmente la enfermedad presenta una “evolución crónica” y


aparece después de una exposición de varios años (con frecuencia
más de 20 años), a veces cesada la exposición. Esta forma crónica
tiene a su vez dos formas clínicas: simple y complicada. La silicosis
simple se caracteriza por un patrón nodular en la radiografía de tórax
y la forma complicada por la presencia de masas llamadas de
fibrosis masiva progresiva (FMP). La relación entre la exposición y la
enfermedad se ha establecido mediante estudios epidemiológicos y
ha permitido definir unos límites de exposición compatibles con un
riesgo razonable de enfermar”. 13

13 Ob. cit. pág. 17.

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Silicosis aguda

“La silicosis aguda es una forma clínica rápidamente progresiva que


puede evolucionar en corto periodo de tiempo después de
exposición intensa al sílice libre, puede verse en trabajadores con
chorro de arena (...)” 14.

Silicosis acelerada

“La silicosis acelerada es otra forma clínica, no bien definida,


intermedia entre la aguda y la crónica”15.

Protocolo Médico Específico

En función a los informes en que se basa la presente descripción de


la enfermedad, los elementos para el diagnóstico clínico de la
neumocosiosis son necesariamente los siguientes:

• Historia Laboral

“La historia laboral es una herramienta de trabajo imprescindible en


cualquier protocolo de enfermedades profesionales” 16

Esta historia laboral debe contener tanto la información de las


labores que efectúa actualmente como la de cualquier otro trabajo
anterior para así poder establecer la posible relación entre las labores
realizadas con el riesgo de contraer la enfermedad respiratoria
ocupacional.

Asimismo, poder establecer la relación entre los servicios que prestó


el trabajador con el tiempo de exposición y la aparición de los
síntomas, permitirá que en caso que el trabajador hubiera laborado
para diferentes empleadores se pueda determinar, de manera
precisa, durante qué periodo es que estuvo expuesto a la inhalación
(sin protección) del polvo de sílice, que ocasionó que desarrollara la

14 Ob. cit. pág. 17.


15 Ob. cit. pág. 17.
16 Ob. cit. pág. 17.

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enfermedad, y por ende la imputación de la responsabilidad, si la


hubiere, al empleador correspondiente.

Finalmente, los datos a consignarse en este historia son: el nombre de


la empresa, los cargos desempeñados así como los años que trabajó
en cada uno de esos puestos. Esta información es relevante puesto
que, el riesgo de contraer la enfermedad varía según el grado de
exposición al polvo de sílice. Es distinto el riesgo que puede correr un
perforista o lampero, que el de un electricista, bodeguero o chofer,
quienes podrían estar expuestos al polvo inorgánico pero en
partículas de mayor tamaño, que pueden producir bronquitis o
asma, pero no silicosis.

• Anamnesis o Historia Clínica

Se debe recoger una anamnesis habitual haciendo hincapié en


hábitos tóxicos de riesgo y antecedentes clínicos o sintomatologías
del trabajador, con especial relevancia en patología respiratoria.

Se deberá comprobar también si el trabajador se ha sometido a


reconocimientos médicos iniciales o algún reconocimiento oficial de
silicosis, si tiene algún grado de silicosis reconocida en cuyo caso se
anotará el año correspondiente y si tiene o no radiografía de tórax
previa.

Asimismo, se tendrá que realizar una exploración física habitual17.

• Diagnóstico por imágenes: radiografía de tórax

El Dr. Torres Sales es enfático al señalar que, “las imágenes


radiográficas son condición indispensable para el diagnóstico de
silicosis. Si no existen lesiones radiológicas no existe silicosis”. En el
mismo sentido, el informe elaborado por la Comisión de Salud
Pública, Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de
España, afirma que esta prueba es “el método de diagnóstico para
detectar la neumoconiosis”.

17 Ob. cit. pág. 17.

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En efecto, como señalamos al inicio de este punto y citando al Dr.


Torres, debido a la reacción fibrótica, el polvo de sílice queda
estancado en los pulmones, produciendo opacidades
reticulonodulares que se perciben en la radiografía de tórax. Estas
opacidades se inician en los lóbulos superiores de los pulmones, las
mismas que conforme va progresando la enfermedad van bajando
de manera simétrica en ambos pulmones.

La radiografía de tórax debe realizarse conforme a las


recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
de esta manera se utiliza la Clasificación Internacional de
Radiografías de Neumoconiosis de la OIT del año 1980.

Conforme a esta clasificación, cualquier análisis de una placa


radiográfica de un supuesto enfermo de neumoconiosis deberá
consignar los siguientes datos:

• Estructura.- si se trata de opacidades regulares (redondeadas) de


tipo p, q o r; o si son irregulares de tipo s, t o u.
• Profusión.- es decir, el grado de compromiso. Estamos ante una
apreciación meramente subjetiva por parte de quien analiza la
placa, de ahí que sea necesaria la participación de al menos 3
especialistas que determinarán el nivel en que se encuentra la
enfermedad. La escala cuenta con 12 niveles, que van desde el
0/- hasta el 3/+.

Respecto a las conclusiones a las que según el Dr. Torres Sales se


pueden llegar a través de este tipo de prueba, si luego de la
apreciación de la placa radiográfica, se establece una profusión 0/0
significa que el trabajador no padece de neumoconiosis, si es 1/0 se
puede hablar de sospecha de neumoconisis18, a partir de 1/1
estamos ante un diagnóstico de neumoconiosis.

Existen diversos niveles de neumoconiosis, conforme a la información


proporcionada por el Dr. Torres Sales. Se considera que una persona

18 En este punto corresponde aclarar que, de acuerdo a lo expuesto por el Dr. Torres
Sales, muchas veces se comete el error de llamar a este tipo de resultado como Pre-
silicosis, lo cual no existe, lo que sí puede decirse ante un 1/0 es que estamos frente a
una sospecha de neumoconiosis.

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se encuentra con estado de salud normal cuando el resultado va de


0/0 a 0/1, el Nivel I se da cuando el resultado es de 1/1 a 1/2, Nivel II
de 2/1 a 2/3 y Nivel III de 3/2 a 3/+.

• Prueba Funcional

Como ya se ha señalado, en un inicio la neumoconiosis es


asintomática, por lo que no afecta de forma significativa la función
pulmonar, situación que varía una vez ha evolucionado a los niveles II
y III. Sin embargo, se debe tener presente que existen otros tipos de
problemas que pueden conllevar a anomalías en la función
respiratoria, un claro ejemplo lo constituye el tabaquismo.

Cuando hablamos de la prueba funcional, debemos remitirnos


necesariamente a la Espirometría. Para la espirometría se utiliza un
espirómetro homologado y debidamente calibrado, a través del cual
el trabajador deberá soplar, lo que permite medir su capacidad
respiratoria.

• Laboratorio: Análisis de gases arteriales

De acuerdo a la información proporcionada por el especialista, Dr.


Torres Sales, la relevancia de este tipo de examen se debe a que la
función principal de los pulmones es el intercambio gaseoso, de ahí
que sea importante evaluar el detrimento en esta función.

Así, el análisis de los gases arteriales permite apreciar el grado de


alteración en el ámbito pulmonar, determinando si existe o no una
insuficiencia respiratoria.

Es en este tipo de prueba que se examina clínicamente el grado de


presencia de disnea y se correlaciona este resultado con las pruebas
espirométricas respectivas.

Si bien este análisis es fundamental, cabe recordar que la prueba por


excelencia es la radiografía de tórax.

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III.- ANTECEDENTES NORMATIVOS.

1. Ley N° 1378, Ley de Accidentes de Trabajo de 20 de enero de


1911

Mediante esta norma se estableció la responsabilidad del empresario


por los accidentes que ocurrieran a sus trabajadores, obreros y
empleados en el acto de trabajo o con ocasión de él.

Esta norma recogía lo que en doctrina se conoce como la “Teoría


del Riesgo 19 Profesional”, es decir, la atribución a la industria de las
consecuencias de los riesgos que ella misma origina o produce.

La norma establecía una presunción de culpa del empleador


derivada del hecho que se generan riesgos y siendo él quien obtiene
los beneficios, resultaba justo, a entender del citado dispositivo, que
aquél asumiera las responsabilidades.

El artículo 1° de la Ley N° 1378 señalaba que “El empresario es


responsable por los accidentes que ocurran a sus obreros y
empleados en el hecho del trabajo o con ocasión directa de él.”

La norma fijaba como reparación el pago de indemnizaciones bajo


la modalidad de renta vitalicia en caso de incapacidades
permanentes, ya sean totales o parciales.

El régimen indemnizatorio establecido por la Ley N° 1378 identificaba


el término "indemnización" con Renta Vitalicia en los casos de
incapacidad absoluta o parcial pero permanente y con subsidio los
casos de incapacidad temporal.

El artículo 8° de esta Ley disponía que los obreros y empleados, no


tenían respecto a la indemnización por accidente, más derechos y
acciones que los otorgados por ella.

19 Como se conoce la Teoría del Riesgo está basada en la premisa de “quien con su
actividad crea las condiciones de un riesgo, debe asumir las consecuencias”.

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En el artículo 9° se estipulaba que las indemnizaciones por daños y


perjuicios no comprendidos por esta Ley quedaban sujetas a la
prescripción del derecho común.

En lo referente a las indemnizaciones que otorgaba, las mismas se


incrementaban o disminuían en función a si el accidente provenía de
la culpa inexcusable del empleador o de la víctima.

Asimismo, el artículo 67° contemplaba la posibilidad del empleador


de sustituir la obligación de indemnizar que establecía la Ley por la
contratación de un seguro individual o colectivo para sus
trabajadores, por cuenta de aquél, con la única condición de que la
suma que la víctima recibiría no fuera inferior a la que le
correspondería según esta Ley.

El único caso de ausencia de responsabilidad por el patrón era si se


probaba que los interesados en las indemnizaciones las hubieran
provocado intencionalmente.

2. Ley N° 7975 de 12 de enero de 1935.- Comprende como


enfermedades profesionales sujetas a indemnización a la
neumoconiosis o cualquiera otra dolencia adquirida en el trabajo por
intoxicación de gases derivados de productos químicos

El artículo único de la Ley N° 7975, promulgada el 12 de enero de


1935, incorporó a la neumoconiosis en el listado de enfermedades
sujetas a indemnización por el empresario, en aplicación de lo
dispuesto en la Ley N° 1378.

2.1 Decreto Ley N° 18846 de 28 de abril de 1971 y su Reglamento


aprobado por el Decreto Supremo N° 002-72-TR de 24 de febrero de
1972

Estos dispositivos, acogieron la “Teoría del Riesgo Social”, al partir del


supuesto que los riesgos del trabajo derivan de un mundo laboral
concebido íntegramente de tal manera que los accidentes se
imputan a toda la sociedad.

64 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

Cabe precisar que la citada teoría descansa en una razón


económica: si se distribuye la responsabilidad, para hacer frente a
ello con recursos de toda la colectividad, es obvio que siempre
existan recursos suficientes y que por lo tanto, el trabajador no
enfrentará el peligro de la insolvencia empresarial.

Es así que el artículo 1° del Decreto Ley N° 18846, estableció que:

“La Caja Nacional del Seguro Social Obrero asume exclusivamente el


Seguro por accidente de trabajo y enfermedades profesionales del
personal obrero en las condiciones fijadas por este Decreto-Ley,
encargándose en consecuencia, de su gestión asistencial,
administrativa, técnica y financiera.”

Sin embargo, de una interpretación sistemática del ordenamiento


vigente en dicha época (Decreto Ley y Reglamento), advertimos
que la contratación por parte del empleador de un Seguro de
Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, no exoneraba
al empleador de otra indemnización si el siniestro se hubiese
producido por acto intencional, negligencia o culpa de aquél.

En efecto, la Primera Disposición General del Reglamento establecía lo


siguiente:

"El otorgamiento de las prestaciones establecidas por el presente


Reglamento por parte de la Caja Nacional de Seguro Social exonera
al empleador de toda otra indemnización por causa del mismo
accidente o enfermedad profesional. Pero si el riesgo se hubiere
producido por acto intencional o por negligencia o culpa del
empleador o sus representantes, o de un tercero, la Caja Nacional de
Seguro Social procederá a demandar el pago del monto de las
prestaciones otorgadas.

Asimismo, la víctima o sus causa-habientes podrán instaurar las


acciones pertinentes de derecho común para obtener la
indemnización por perjuicios."

Una correcta interpretación de la Primera Disposición General del


Reglamento, en lo referente a los derechos de la víctima, es que

RPDE - 65
Pedro G. Morales Corrales

cuando el riesgo se hubiera producido por acto intencional o por


negligencia o culpa del empleador, las prestaciones que otorga el
IPSS no exoneran al empleador de toda otra indemnización respecto
de la víctima, pues ésta o sus causahabientes podrán promover las
acciones pertinentes para tal fin.

Se entiende por derecho común el Derecho Civil, debido a que éste


se caracteriza por dos notas típicas y fundamentales de sus normas,
como son la generalidad y la supletoriedad de su aplicación y que
permiten que se irradie no sólo a los derechos privados especiales
como el derecho del trabajo, sino a todo el derecho objetivo 20.

2.2 Decreto Ley N° 25987 de 6 de diciembre de 1992, Sistema


Privado de Pensiones

Este dispositivo, derogó al Decreto Ley N° 18846.

2.3 Ley N° 26183 de 11 de mayo de 1993, restablece la vigencia del


Decreto Ley N° 18846.

Norma publicada el 13 de mayo de 1993 que restableció la vigencia


del Decreto Ley N° 18846 y sus normas reglamentarias.

Cabe precisar que el artículo 4° del citado dispositivo señaló que


“Las contingencias ocurridas entre la fecha de derogación y de
restablecimiento del Decreto Ley N° 18846, serán asumidas
directamente por el empleador o por quien hubiera cubierto el
riesgo.”

Adicionalmente, y a modo de ratificación de lo establecido en el


Decreto Ley N° 18846, la norma indicó que “la cobertura del riesgo
de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales ha estado,
durante la vigencia del Decreto Ley N° 18846, a cargo exclusivo y
excluyente del Instituto Peruano de Seguridad Social, por lo que
todas las disposiciones legales y convencionales que se le opusieron
quedaron sin efecto”.

20 Fernando Vidal Ramírez "Introducción al Derecho Civil Peruano" WG Editor EIRL, Lima
1992, pág. 41

66 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

2.4 Decreto Legislativo N° 887 de 8 de noviembre de 1996, Ley de


Modernización de la Seguridad Social en Salud

Debió entrar en vigencia el primer día del mes siguiente a la


publicación de su Reglamento pero antes fue derogado por la Ley
N° 26790, Ley de Modernización de la Seguridad Social en Salud.

Su Segunda Disposición Complementaria previó la derogatoria del


Decreto Ley N° 18846.

2.5 Ley N° 26790 de 15 de mayo de 1997, Ley de Modernización de


la Seguridad Social en Salud

Publicada el 17 de mayo de 1997 y actualmente vigente. Su


Segunda Disposición Complementaria derogó finalmente al Decreto
Ley N° 18846.

IV.- NORMAS VIGENTES EN MATERIA DE ACCIDENTES DE TRABAJO Y


ENFERMEDADES PROFESIONALES21.

1. Base legal

Sólo mencionaremos aquellas normas que tienen interés directo con


este artículo:

• Ley N° 26790, Ley de Modernización de la Seguridad Social en


Salud.
• Decreto Supremo N° 009-97-SA, Reglamento de la Ley de
Modernización de la Seguridad Social en Salud.
• Normas Técnicas del Seguro Complementario de Trabajo de
Riesgo, aprobadas mediante Decreto Supremo N° 003-98-SA.

21 De acuerdo a lo establecido por el artículo 2 inciso n) del Decreto Supremo N° 009-


97-SA, se entiende por Enfermedad Profesional, “a todo estado patológico que
ocasione incapacidad temporal, permanente o muerte y que sobrevenga como
consecuencia directa de la clase de trabajo que desempeña el trabajador”.
A su vez el Decreto Supremo N° 003-98-TR, entiende como enfermedad profesional
“... todo estado patológico permanente o temporal que sobreviene al trabajador
como consecuencia directa de la clase de trabajo que desempeña o del medio en
que se ha visto obligado a trabajar.”

RPDE - 67
Pedro G. Morales Corrales

• Decreto Supremo 046-2001-EM, Reglamento de Seguridad e


Higiene Minera.
• TUO del Decreto Legislativo 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, Decreto Supremo N° 003-97-TR, artículos
25° inciso a) y 30° inciso d)
• Decreto Legislativo 910, Ley General de Inspección del Trabajo y
Defensa del Trabajador, artículo 5° numeral 3, artículo 7° inciso h),
artículo 19.1 b1.
• Código Penal, artículo 168°.

Las tres primeras normas regulan las prestaciones que brinda el


Régimen Contributivo de la Seguridad Social en Salud (ESSALUD) a sus
afiliados, es decir, (i) las prestaciones de prevención, promoción y
atención de la salud, (ii) prestaciones de bienestar y promoción
social, (iii) prestaciones de dinero correspondientes a subsidios por
incapacidad temporal y maternidad y (iv) prestaciones por sepelio.

Adicionalmente, se dispone la sustitución del Régimen del Decreto


Ley N° 18846, Ley de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales, por un nuevo sistema denominado Seguro
Complementario de Trabajo de Riesgo (SCTR) que comprende el
amparo universal de los trabajadores, sean empleados u obreros,
que laboran en centros de trabajo de entidades empleadoras que
desarrollan las actividades de riesgo22, las mismas que se encuentran
descritas en el Anexo V del Decreto Supremo N° 009-97-SA.

22 Entre las actividades consideradas de riesgo están:


1. Explotación de Minas de Carbón: (i) extracción y aglomeración de carbón de
piedra y (ii) extracción y aglomeración de lignito.
2. Extracción de minerales metálicos: (i) extracción de minerales de uranio y torio; (ii)
extracción de hierro; (iii) extracción de minerales metalíferos no ferrosos, excepto
los minerales de uranio y torio.
3. Extracción de otros minerales: (i) extracción y aglomeración de turba; (ii)
extracción de piedra de construcción y de piedra de tallas sin labrar; de arcilla
para las industrias de la cerámica y los productos refractarios; y de talco, dolomita,
arena y grava; (iii) extracción de yeso y anhidrita; (iv) extracción de minerales para
la fabricación de abonos y productos químicos; (vii) extracción de sal; (viii)
extracción de feldespato; (ix) explotación de minas y canteras de asbesto, mica,
cuarzo, piedras preciosas, materiales abrasivos, asfalto, betún y otros minerales no
metálicos n.c.p.

68 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

El Reglamento de Seguridad de Higiene Minera, regula las


obligaciones del titular de la actividad minera a las que nos
referiremos más adelante.

La Ley de Productividad y Competitividad Laboral establece como


una causal de falta grave, que da derecho a que el empleador
despida al trabajador, la inobservancia por parte de éste del
Reglamento de Seguridad e Higiene Industrial aprobados o
expedidos, según corresponda por la autoridad competente y, como
contrapartida, el artículo 30° contempla que constituye acto de
hostilidad por parte del empleador, la inobservancia de las medidas
de higiene y seguridad que puedan afectar o poner en riesgo la vida
y la salud del trabajador, lo que le otorga derecho a demandar a su
empleador por el cese de la hostilidad o a darse por despedido y
cobrar una indemnización equivalente a la que le hubiera
correspondido de haber sido despedido arbitrariamente.

A su vez, la Ley General de Inspección señala que ésta tiene entre


otros objetos, velar por el cumplimiento de la seguridad y salud en el
trabajo, con la finalidad de prevenir o solucionar los riesgos laborales,
a cuyo efecto tiene la facultad de verificar la seguridad y salud en el
trabajo que abarca la prevención de riesgos, accidentes de trabajo
y enfermedades profesionales entre otras, teniendo como facultad
disponer medidas de aplicación inmediata que permitan corregir
una grave violación de las normas vigentes que constituyan un
peligro inminente para la salud o seguridad de los trabajadores,
considerándose como infracción de segundo grado el
incumplimiento de las normas de seguridad y salud en el trabajo.

Por su parte el Código Penal, en su artículo 168° regula el delito de


atentado contra la libertad de trabajo y asociación estableciendo,
en lo que nos interesa, que será reprimido con pena privativa de
libertad, no mayor de dos años, el que obliga a otro, mediante
violencia o amenaza, a trabajar sin las condiciones de seguridad e
higiene industriales determinada por la autoridad.

RPDE - 69
Pedro G. Morales Corrales

2. Obligaciones del empleador

Si el empleador realiza actividades riesgosas, de acuerdo al listado


contenido en el Anexo V del Decreto Supremo N° 009-97-SA,
Reglamento de la Ley de Modernización de la Seguridad Social en
Salud, dentro de las cuales se encuentra la actividad minera, deberá
inscribirse en el “Registro de Entidades Empleadoras que desarrollan
Actividades de Alto Riesgo” a cargo del Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo, dentro del plazo de quince (15) días hábiles
de iniciadas sus actividades.

Adicionalmente, deberá contratar el Seguro Complementario de


Trabajo de Riesgo para el personal que debido a sus actividades en
el centro de trabajo de la empresa se encuentre expuesto a
accidentes de trabajo o a contraer enfermedades profesionales. Es
importante señalar que las normas sobre dicho seguro consideran
como centro de trabajo al establecimiento del empleador en el que
se ubican las unidades de producción en las que se realizan las
actividades de riesgo, incluyendo a las unidades administrativas y de
servicios que, por su proximidad a las unidades de producción,
expongan al personal al riesgo de accidente de trabajo o
enfermedad profesional propio de la actividad productiva.

Cuando por la dimensión del centro de trabajo, las unidades


administrativas o de servicios se encuentren alejadas de las unidades
de producción por una distancia tal que evidencie que los
trabajadores de dichas unidades administrativas o de servicios no se
encuentran expuestas al riesgo de accidente de trabajo o
enfermedad profesional propio de la actividad desarrollada por el
empleador, éste podrá decidir, bajo su responsabilidad, la no
contratación del seguro complementario de trabajo de riesgo para
dichos trabajadores.

El Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo, que como su


nombre lo indica es adicional al Seguro Social de Salud23, otorga a

23 Conforme a los artículos 3° y 10° a 18° del Reglamento de la Ley de Modernización


de la Seguridad Social en Salud, el Seguro Social brinda a sus asegurados prestaciones

70 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

los trabajadores que realizan actividades riesgosas, dos tipos de


prestaciones:

(i) Prestaciones de salud: asistencia y asesoramiento preventivo


promocional en salud ocupacional, atención médica,
farmacológica, hospitalaria, quirúrgica, rehabilitación, prótesis,
entre otras. El empleador puede contratar estas prestaciones con
ESSALUD o con una EPS.

(ii) Prestaciones económicas: prestación de sobrevivencia, invalidez,


gastos de sepelio. El empleador puede contratar estas
prestaciones con la ONP, o con una compañía aseguradora
privada.

3. Deberes del empleador

3.1 Deberes genéricos

Respecto a los deberes genéricamente atribuibles al empleador que


realiza actividades riesgosas, el artículo 11° de las Normas Técnicas
del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo, enumera a los
siguientes:

a) Procurar el cuidado integral de los trabajadores y del centro de


trabajo;
b) Diseñar y ejecutar programas de salud ocupacional y seguridad
industrial;
c) Informar a ESSALUD o a la EPS, así como a la ONP o a la
compañía de seguros, sobre enfermedades profesionales

de prevención, promoción, recuperación de la salud, prestaciones de bienestar y


promoción social y prestaciones económicas.
- Prestaciones Preventivas y Promocionales: educación para la salud, evaluación y
control de riesgos, inmunizaciones.
- Prestaciones de Recuperación: atención médica (ambulatoria y hospitalaria),
medicinas e insumos médicos, prótesis y aparatos ortopédicos imprescindibles y
servicios de rehabilitación.
- Prestaciones de Bienestar y Promoción Social: actividades de proyección, ayuda
social y rehabilitación para el trabajo.
- Prestaciones Económicas: subsidios por incapacidad temporal, maternidad,
lactancia y las prestaciones por sepelio.

RPDE - 71
Pedro G. Morales Corrales

detectadas en sus centros de trabajo, así como cambios en


materia de procesos de fabricación, ingresos, incapacidades,
licencias, vacaciones, suspensiones de contratos de trabajo,
modificación de remuneraciones y ceses de trabajadores;
d) Facilitar la capacitación de los trabajadores en materia de salud
ocupacional y seguridad industrial; y,
e) Las demás obligaciones previstas en la legislación laboral y normas
sobre salud ocupacional y seguridad industrial.

3.2 Obligaciones del empleador en caso de actividades mineras

En caso de actividades mineras, el Reglamento de Seguridad e


Higiene Minera, aprobado mediante Decreto Supremo N° 046-
2001-EM, enumera las obligaciones generales del titular de la
actividad minera, entre las que cabe destacar las siguientes:

a) Formular el Programa Anual de Seguridad e Higiene Minera,


Programa de Capacitación y las Estadísticas de Accidente de
Trabajo;
b) Informar a los trabajadores sobre los riesgos relacionados con su
trabajo, de los peligros que implica para su salud y de las medidas
de prevención y protección aplicables;
c) Proporcionar a los trabajadores equipo de protección personal;
d) Controlar en forma oportuna los riesgos originados por condiciones
o actos subestándar reportados por su personal, los supervisores, el
Comité de Seguridad e Higiene Minera, los funcionarios del
Ministerio de Energía y Minas y los fiscalizadores;
e) Establecer y hacer cumplir que todo el personal que labora en la
actividad minera se someta a los exámenes médicos pre-
ocupacionales, anuales y de retiro.

De otro lado, el artículo 167º del Reglamento de Seguridad e Higiene


Minera establece que todo lo referido a enfermedades profesionales,
tales como casos de silicosis, neumoconiosis, exposición a plomo,
mercurio, manganeso, cadmio, arsénico y otros similares, estarán
sometidos a las disposiciones correspondientes emitidas por la
Organización Internacional del Trabajo OIT, el Sector Salud y el Sector
Trabajo, correspondiendo la fiscalización en esta materia a los

72 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

sectores mencionados. Sin embargo, ninguno de los Convenios de la


OIT sobre la materia ha sido ratificado por el Perú 24 (Convenio 121
sobre las prestaciones en caso de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales; Convenio 148 sobre el medio ambiente
de trabajo; Convenio 155 sobre seguridad y salud de los
trabajadores; Convenio 161 sobre los servicios de salud en el trabajo).

Además, el Reglamento de Seguridad e Higiene Minera derogó


diversos títulos del Decreto Supremo Nº 003-94-EM, referidos
justamente a la salud ocupacional, los cuales contenían normas
precisas sobre trabajadores que padezcan neumoconiosis.
Consideramos que si bien es cierto esta norma se encuentra
derogada y no existe actualmente ningún referente normativo sobre
la materia, los criterios establecidos en el Decreto Supremo Nº 003-
94-EM son razonables y podrían ser aplicados en la actualidad.

Estos criterios serían los siguientes:

- En caso de trabajadores expuestos a polvo, en cuya radiografía se


determine la subcategoría 1/0 de la Clasificación Internacional OIT
sobre neumoconiosis, que no son enfermos, sino sospechosos, se
pondrá un especial cuidado en el estudio radiográfico dentro de
su examen médico de control anual. Ello concuerda con lo
establecido en la Resolución Suprema Nº 014-93-TR, que señala
que dichos trabajadores serán objeto de control y vigilancia
epidemiológica periódica por el empleador, bajo la supervisión y
fiscalización de los organismos competentes en materia de
higiene, seguridad y salud ocupacional.

- Los trabajadores con diagnóstico de silicosis, que reúnan los


requisitos legales para obtener pensión, no podrán seguir
trabajando y se acogerán a la pensión que les corresponda de
acuerdo a Ley.

En caso de no tener aún derecho a dicha pensión por faltarles el


requisito del mínimo de aportes, los trabajadores que presenten
imágenes radiográficas de silicosis de las categorías UNO (1/1 y

24No obstante ello, ninguno de los convenios citados prevé exactamente qué
medidas tomar ante la detección de una enfermedad profesional en la empresa.

RPDE - 73
Pedro G. Morales Corrales

1/2) o DOS (2/1, 2/2 y 2/3) de la Clasificación Internacional OIT y


cuya capacidad respiratoria se mantenga en 70% o más de la
que corresponda para su edad, podrán continuar trabajando,
sólo hasta lograr acumular los requisitos legales pertinentes,
debiendo ser obligatoriamente cambiados a ambientes sin
exposición riesgosa a sílice libre, informados de su enfermedad y
evaluados médicamente por lo menos cada año.

- Los trabajadores con diagnóstico de silicosis, en las categorías


radiográficas TRES (3/2, 3/3, 3/+) y CUATRO (A, B y C) de la
mencionada Clasificación Internacional de la OIT, no seguirán
trabajando a cargo de un titular de actividades mineras y se
acogerán a la pensión de invalidez o jubilación que les
corresponda de acuerdo a Ley.

- Los trabajadores que presenten imágenes radiográficas de


silicosis, y en los cuales se confirme bacteriológicamente infección
pulmonar tuberculosa, se someterán a tratamiento médico de
acuerdo a las normas del Seguro Social de Salud, percibiendo
subsidio por incapacidades hasta por 11 meses y 10 días. Vencido
este plazo, el trabajador se acogerá a la pensión de invalidez de
acuerdo a Ley.

Asimismo, el artículo 216° del TUO de la Ley General de Minería


establece, a efectos del cumplimiento de normas de bienestar y
seguridad, responsabilidad solidaria entre el titular de la actividad
minera y los terceros que realicen trabajos propios para la
explotación de la concesión minera por cuenta del titular del
derecho minero, como es el caso de los contratistas mineros.

Finalmente, podemos concluir que la normatividad vigente sobre


accidentes de trabajo y enfermedades profesionales obliga a las
empresas que realizan actividades riesgosas, en general, a ejecutar
programas integrales de seguridad en sus centros de trabajo,
proporcionar a su personal equipos suficientes que protejan su
integridad física, asegurar a sus trabajadores en el Seguro
Complementario de Trabajo de Riesgo e inscribirse en el registro de

74 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

empresas que realizan actividades de riesgo en el Ministerio de


Trabajo.

3.3 Obligaciones de los trabajadores 25

Conforme al artículo 10° de las Normas Técnicas del Seguro


Complementario de Trabajo de Riesgo los trabajadores tienen que
cumplir con una serie de deberes, entre ellos, suministrar información
clara, veraz y completa sobre su estado de salud; procurar el
cuidado integral de su salud; cumplir las normas, reglamentos e
instrucciones de los programas de seguridad y salud ocupacional de
la Entidad Empleadora; cumplir con el tratamiento médico y
rehabilitador que le fuere prescrito.

También en el caso de trabajadores mineros, el Decreto Supremo


N°046-2001-EM, contempla una serie de obligaciones que éstos
deben cumplir. De manera general, estipula que los trabajadores
están obligados a realizar toda acción conducente a prevenir o
conjurar cualquier accidente y a informar dichos hechos, en el acto,
a su jefe inmediato o al representante del empleador. Entre sus
principales obligaciones están las siguientes:

25 El artículo 10, del Decreto Supremo 003-98-TR, Normas Técnicas del Seguro
Complementario de Trabajo de Riesgo, recoge los deberes del trabajador:
“Son deberes del Trabajador:

a) Procurar el cuidado integral de su salud;


b) Suministrar información clara, veraz y completa sobre su estado de salud;
c) Colaborar y velar por el cumplimiento de las obligaciones contraídas por la Entidad
Empleadora en virtud de este Decreto Supremo;
d) Cumplir las normas, reglamentos e instrucciones de los programas de seguridad y
salud ocupacional de la Entidad Empleadora;
e) Participar en la prevención de riesgos profesionales que organice el IPSS, las
Entidades Prestadoras de Salud las ASEGURADORAS y la propia Entidad Empleadora;
f) Si se encuentran gozando de pensión de invalidez, Proporcionar información
actualizada acerca de su domicilio, teléfono, y demás datos que sirvan para efectuar
las visitas dirigidas a evaluar la evolución de su estado de salud; así como informar a la
ASEGURADORA que le abona la pensión respecto de cualquier variación que
modifique o extinga la causa por la cual se le otorgó la pensión.
g) Cumplir con el tratamiento médico y rehabilitador que le fuere prescrito;”

RPDE - 75
Pedro G. Morales Corrales

a) Cumplir con los estándares, procedimientos y prácticas de trabajo


seguro establecidos dentro del sistema de gestión de seguridad y
salud.

b) Reportar de forma inmediata cualquier incidente o accidente.

c) Utilizar correctamente las máquinas, equipos, herramientas y


unidades de transporte.

d) Cumplir estrictamente las instrucciones y reglamentos internos de


seguridad establecidos.

La Ley de Productividad y Competitividad Laboral contempla que la


negativa injustificada del trabajador a examen médico previamente
convenido o establecido por ley, determinantes de la relación
laboral, o a cumplir las medidas profilácticas o curativas prescritas
por el médico para evitar enfermedades o accidentes, constituyen
causa justificada de despido vinculada a la capacidad del
trabajador, y falta grave si no observa y cumple el Reglamento de
Seguridad e Higiene Industrial, naturalmente, en este último caso, si
tal incumplimiento revistiera gravedad.

V.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL EMPLEADOR POR DAÑOS Y


PERJUICIOS.

Las acciones que otorga el Derecho civil para obtener la


indemnización por perjuicios son las de responsabilidad, en sus dos
vertientes: la responsabilidad contractual o la responsabilidad extra
contractual. La responsabilidad tiene carácter contractual cuando
deriva de la inejecución de una obligación creada por un contrato, y
es de carácter extracontractual26 cuando se origina en la violación de

26 El principio general que rige la Responsabilidad Extracontractual o Aquiliana, lo


encontramos en el artículo 1969° del Código Civil, que dispone que “(a)quel que por
dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por falta
de dolo o culpa corresponde al autor”. Como primera diferencia con el régimen de la
responsabilidad contractual, encontramos que la carga de la prueba se invierte,
siendo ahora de cargo de quien ocasiona el daño. Segundo, se presume el dolo o
culpa, no hay graduación de la culpa (salvo pacto recogido en el art.1986°).

76 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

un deber impuesto por la ley. En el primer caso, la fuente de la


obligación de indemnizar es el contrato; en el segundo la fuente de la
obligación es la ley.

En el caso de un contrato de trabajo, el cual, como ya hemos visto,


impone obligaciones a ambas partes de la relación contractual, es
decir, tanto al trabajador como al empleador, este último se
encuentra obligado a financiar el seguro de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales de sus trabajadores, por lo cual la
responsabilidad del empleador tiene carácter contractual y está
regida por el Título IX del Libro VI del Código Civil sobre "Inejecución
de Obligaciones".

Régimen de la responsabilidad contractual

El régimen de la responsabilidad contractual está estructurado sobre


la base de dos principios. El primero de ellos está contenido en el
artículo 1314° del Código Civil, según el cual “quien actúa con la
diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la inejecucion de la
obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso”.27 El
segundo principio está consagrado por el artículo 1321° del Código
Civil que establece que “queda sujeto a la indemnización de daños y
perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones por dolo, culpa
inexcusable o culpa leve”.

27 Felipe Osterling Parodi en su obra "Las Obligaciones " Biblioteca "Para Leer El Código
Civil" PUC, Fondo Editorial 1988, p. 198 y siguientes, al referirse al artículo 1314 del Código
Civil manifiesta que cuando la norma se refiere a la causa no imputable, ésta supone "la
ausencia de culpa, como concepto genérico exoneratorio de responsabilidad. Basta,
como regla general, actuar con la diligencia ordinaria requerida para no ser responsable
por la inejecución de la obligación o por su cumplimiento irregular...". Continúa diciendo
"... En la ausencia de culpa el deudor simplemente está obligado a probar que prestó la
diligencia que exigía la naturaleza de la obligación y que correspondía a las
circunstancias del tiempo y del lugar, sin necesidad de demostrar el acontecimiento que
ocasionó la inejecución de la obligación." (En este caso por negligencia o
desobediencia del trabajador que al no utilizar los medios de protección otorgados trae
como consecuencia que enferme o pueda sufrir un accidente). Concluye manifestando
sobre este tema lo siguiente "El principio general, en conclusión, es que el deudor sólo
debe demostrar su conducta diligente para quedar exonerado de responsabilidad, salvo
que la ley o el pacto exijan la presencia del caso fortuito o de fuerza mayor”.

RPDE - 77
Pedro G. Morales Corrales

En consecuencia, quien no cumple una obligación contractual se


encuentra situado ante una disyuntiva, que no admite situaciones
intermedias. O bien no es imputable por la inejecución de la
obligación en virtud del artículo 1314° del Código Civil; o bien queda
sujeto a la indemnización de daños y perjuicios cuando la
inejecución de la obligación obedece a dolo, culpa inexcusable o
culpa leve, según lo dispuesto por el artículo 1321° del mismo
Código. No existe una tercera posición.

De acuerdo con los artículos 1318°, 1319° y 1320° del Código Civil,
respectivamente:

• Procede con dolo quien deliberadamente no ejecuta la


obligación;
• Incurre en culpa inexcusable quien por negligencia grave (el no
uso de la diligencia que es propia de la absoluta mayoría) no
ejecuta la obligación;
• Actúa con culpa leve quien omite aquella diligencia ordinaria
exigida por la naturaleza de la obligación y que corresponde a
las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.

Resarcimiento

En los casos de dolo o culpa inexcusable, el resarcimiento por la


inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o
defectuoso, comprende tanto el daño emergente como el lucro
cesante, en cuanto sean consecuencia inmediata y directa de tal
inejecución 28.

Si la inejecución o el cumplimiento parcial, tardío o defectuoso de


la obligación obedecieran a culpa leve, el resarcimiento se limita al
daño que podía preverse al tiempo en que ella fue contraída.

28 Las pérdidas que sufre el acreedor corresponden al daño emergente, mientras que
las utilidades que deja de percibir, corresponden al lucro cesante.

78 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

Presunción de culpa leve

Tengamos presente que el artículo 1329° del Código Civil dispone


que se presume que la inejecución de la obligación o su
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, obedece a culpa leve del
deudor.

Para resolver la aparente contradicción entre los artículos 1314° y 1329°


del Código Civil, el empleador al que se le acuse responsabilidad
contractual a través de una demanda de pago de indemnización por
daños y perjuicios, deberá acreditar al juez que actuó con la
diligencia ordinaria requerida para evitar que sus trabajadores sufran
un accidente de trabajo o una enfermedad profesional,
proporcionándoles los elementos de protección necesarios, con lo
cual acreditará a su vez, que la inejecución, sea cual fuere su causa,
no le es imputable.

En este caso, el trabajador efectivamente puede padecer la


enfermedad o haber sufrido un accidente pero no dará lugar a
indemnización porque no se acreditó el dolo o la culpa inexcusable y
la culpa leve ha sido desvirtuada por el empleador, por lo que debe
concluirse que, o el daño está cubierto exclusivamente por el seguro
o el trabajador contribuyó a su daño.

Entonces, en el mismo orden de ideas, si la víctima del daño pretende


el resarcimiento tanto del daño emergente como del lucro cesante,
debe acreditar que el obligado procedió con dolo o incurrió en culpa
inexcusable. Si no se llega a probar ninguno de estos extremos y la
empresa no logra acreditar que actuó con la diligencia debida,
funcionará la presunción del artículo 1329° y se considerará que la
inejecución de la obligación obedece a su culpa leve y, por ello, el
obligado debe resarcir el daño que podía preverse al tiempo que la
obligación fue contraída.

En otros términos, si el empleador no llega a probar que ha actuado


con la diligencia ordinaria requerida, estará obligado a pagar una
indemnización adicional a la renta vitalicia que perciba el trabajador
por el IPSS, cuyo monto se fijará de modo tal que, sumados ambos

RPDE - 79
Pedro G. Morales Corrales

conceptos, resultará el daño indemnizable, o sea el que podía


preverse al momento de celebrarse el contrato de trabajo.29

Por ejemplo, en el caso de un empleador dedicado a la actividad


riesgosa de minería, a fin de desvirtuar la culpa leve, más allá de que
quien demanda tiene la carga de la prueba, deberá ofrecer los
medios que acrediten que proporcionó los equipos de protección
personal, informó sobre los riesgos relacionados con su trabajo y de
las medidas de prevención y protección, etc. Así como no basta que
el demandante sostenga que está enfermo por la supuesta culpa
inexcusable o el dolo del empleador, tampoco es suficiente que el
empleador alegue su diligencia, sino que también debe acompañar
las instrumentales que permitan crear certeza en el juzgador sobre la
diligencia efectivamente desarrollada por la empresa.

29 El daño que puede prever una empresa minera al momento de celebrarse el


contrato de trabajo con un sujeto que se desempeñará en extracción en subsuelo, es
que podría enfermarse de neumoconiosis. Sin embargo, al existir las prestaciones de
ESSALUD y del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo, estos daños de alguna u
otra manera ya estarían siendo resarcidos. Sin embargo, de un análisis específico de
los diferentes tipos de daño que pueden configurarse, puede llegarse a la conclusión
que:
• Respecto al daño emergente: nos se configura ya que las prestaciones de
atención médica, hospitalización, medicamentos, etc, están cubiertas por el seguro
que toma el empleador para sus trabajadores. Excepto que acreditara que realizó
algún gasto por cuenta propia, por ejemplo si fue a que lo atendiera el doctor y como
no estaba se atendió en una clínica particular, lo cual generó un detrimento en su
patrimonio.
• Respecto al lucro cesante: se trataría de la ganancia/ingreso que deja de percibir
el perjudicado. En el caso de trabajadores estamos hablando de la remu neración que
dejarían de percibir debido a la invalidez. Sin embargo, el seguro otorga también
prestaciones económicas por lo que este daño tampoco estaría dándose.
• Respecto al daño a la persona: al ser este tipo de daño extrapatrimonial tan
amplio, la conclusión es que en efecto el seguro cubre todo lo que tiene relación con
el daño físico, biológico e incluso psicológico (de haberlo) pues se otorgan
prestaciones de rehabilitación, prótesis, rehabilitación para el trabajo, etc. Sin
embargo en lo referido al “daño al proyecto de vida” queda claro que éste no es
cubierto por ningún seguro, por lo que bien se podría recurrir a la vía judicial
reclamando la indemnización de éste.
• Respecto al daño moral: sería el dolor, la pena, la aflicción que le ha causado o
viene causando el padecimiento de la enfermedad. Nuevamente, en este tipo es
claro que tampoco es posible que ningún seguro pueda cubrirlo, por lo que bien
podría recurrirse a la vía judicial. A pesar de lo difícil que es acreditar este daño, resulta
necesario hacerlo a fin de sustentar la cuantificación que se haga.

80 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

Sobre este último aspecto el artículo 1331° del Código Civil establece
que "La prueba de los daños y perjuicios y de su cuantía también
corresponde al perjudicado por la inejecución de la obligación o por
su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso". Sin embargo, el mismo
Código en su artículo 1332° contempla una excepción: "Si el
resarcimiento del daño no pudiera ser probado en su monto preciso,
deberá fijarlo el Juez con valoración equitativa", que implica el
ejercicio de una facultad discrecional.

Finalmente, debe quedar claro que el uso de un bien riesgoso o


peligroso, o el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, no
genera responsabilidad contractual, por cuanto, como se ha visto, en
esta clase de responsabilidad sólo juegan las nociones contrapuestas
de no imputabilidad y culpa. La responsabilidad por riesgo cumple su
rol exclusivamente en el campo de la responsabilidad
extracontractual, en virtud de la dispuesto por el artículo 1970° del
Código Civil.

Desde este punto de vista, no sería válido el argumento según el cual


las actividades mineras implican por su propia naturaleza una labor
riesgosa y peligrosa, porque si se utilizara tal argumento entonces se
estaría basando en la responsabilidad extracontractual que, como se
ha analizado, no corresponde al presente caso 30.

Consecuentemente, dado el carácter contractual de la


responsabilidad del empleador que, por acto intencional o por
negligencia y culpa, da lugar a que se produzca el riesgo de
accidente de trabajo o enfermedad profesional, no cabe que la
víctima o sus causa-habientes, invoquen la responsabilidad por riesgo
para obtener la indemnización por daños y perjuicios.

30 Como se ve en el punto referido al análisis de los elementos de la responsabilidad


civil, la teoría del riesgo corresponde a la responsabilidad extra-contractual y se basa en
un factor de atribución objetivo “quien por su actividad genera un riesgo responde por
las consecuencias dañosas de ésta”. En el caso materia de la presente exposición
estamos ante una inejecución de obligaciones (contrato de trabajo) por lo que
corresponde a la esfera de la responsabilidad contractual. Por otro lado, la tratarse de
obligaciones de medios se rigen por el factor de atribución subjetivo, es decir, se debe
analizar el dolo, culpa inexcusable y culpa leve.

RPDE - 81
Pedro G. Morales Corrales

Análisis de los elementos fundamentales de la responsabilidad civil

Para encontrarnos ante un supuesto de responsabilidad civil que


merezca ser tutelado, es necesario que concurran los elementos
constitutivos de la tutela civil:

A continuación analizaremos los elementos fundamentales de la


responsabilidad civil, conforme a la clasificación realizada por el Dr.
Juan Espinoza Espinoza.31

a) Imputabilidad.- Que, hace referencia a la capacidad que tiene el


sujeto (persona natural o jurídica) para hacerse responsable
civilmente por los daños que ocasiona.

b) Ilicitud o antijuricidad.- La conducta que genera el daño no debe


estar permitida por el ordenamiento jurídico (sistema jurídico en
general), esto es, que no se refiere sólo a aquello que es contrario
a las normas legales sino también a lo que es contrario a lo
pactado en un negocio jurídico, tal como es el caso de un
contrato de trabajo.
En la responsabilidad contractual rige el Principio de Tipicidad, es
decir, están previamente establecidas las obligaciones cuyo
incumplimiento genera la conducta antijurídica.

c) Factor de atribución.- Es el elemento que contesta a la pregunta:


¿a título de qué se es responsable?, es decir, es el supuesto
justificante de la atribución de responsabilidad al sujeto. Existen
dos tipos de factores de atribución: objetivo y subjetivo.

• Factor de Atribución Objetivo: cuando la ley establece que por el


sólo hecho de realizar determinadas actividades o ser titular de
determinadas situaciones se es responsable. De manera general
se dice pues que este factor prescinde del análisis de la culpa.
Lo encontramos tanto en la responsabilidad contractual como en
la extra contractual. Para el caso de la responsabilidad
contractual, la responsabilidad objetiva está contemplada en el

31 Espinoza Espinoza, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil”. 2da. Edición


actualizada, Gaceta Jurídica, setiembre de 2003, pág. 59 y sgtes.

82 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

artículo 1325° del Código Civil, sobre la responsabilidad del deudor


por el hecho del tercero del cual se vale para cumplir con su
obligación. Digamos que A se ha comprometido a la ejecución
de una obligación “x” con B, y B se vale de un tercero para
ejecutar la obligación, entonces A ante el incumplimiento parcial,
tardío o defectuoso accionará contra el deudor de la obligación,
es decir B, y no contra ese tercero, pues el vínculo contractual es
entre A y B, (la relación que haya o pueda haber habido entre B y
el tercero no involucra en nada a A).

• Factor de Atribución Subjetivo: Los factores de atribución subjetiva


son: la culpa (culpa inexcusable y culpa leve) y el dolo.
Se analiza la diligencia del agente al ejecutar sus obligaciones. En
este sentido nuestro Código recoge la culpa inexcusable
(negligencia grave) en el artículo 1319° (romper con el estándar
del menos experto –o menos diligente-, cualquier otro en su lugar
hubiera actuado de manera diferente) y la culpa leve (no uso de
la diligencia ordinaria exigida por la naturaleza de la obligación y
que corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo
y del lugar) en el artículo 1320° (romper con el estándar del
promedio). Asimismo se analiza la intencionalidad del agente en
la producción del hecho dañoso. El dolo, que como
efectivamente lo define el artículo 1318° del Código Civil, consiste
en que el agente deliberadamente no ejecute su obligación, es
decir, el agente actúa con voluntad y conciencia de causar
daño.

Así el grado de intención determinará la mayor o menor


responsabilidad del agente en la comisión del acto que se
repudia y con ello, la extensión del monto de la indemnización.
Por ello de determinarse que el daño se produjo con dolo el
monto a indemnizar será mayor que de determinarse que se
debió a culpa leve.

Un buen criterio para dilucidar si estamos ante un supuesto de


responsabilidad objetiva o subjetiva, es distinguir si estamos frente
a una obligación de medios o de resultado.

RPDE - 83
Pedro G. Morales Corrales

En el caso particular materia de la presente exposición, luego de


una revisión de la normativa queda claro que la obligación del
empleador es una de medios, pues la legislación le impone, entre
otros, contratar el Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo
para su personal, proporcionar los equipos de seguridad
necesarios, etc. Es decir, la normativa no obliga a que el
empleador responda en caso que el trabajador sufriera un
accidente de trabajo o padeciera de una enfermedad
profesional. Lo que el empleador está obligado a hacer es cumplir
con las obligaciones dispuestas por ley, es decir ser diligente
conforme a lo estipulado por el 1320° del Código Civil.

Finalmente, quien actúa con dolo o culpa inexcusable será


responsable de los daños previsibles e imprevisibles ocasionados
por el incumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la
obligación. Sin embargo, quien actuó sin la diligencia debida, es
decir, con culpa leve, responderá solamente por los daños
previsibles.

d) Nexo causal.- Es el vínculo que tiene que existir entre la conducta


que se reprocha y el resultado dañoso, es decir, la relación causa-
efecto, independientemente de que una vez establecida ésta, el
Derecho exija todavía otros elementos más para convertir al
causante en responsable. En materia contractual, que es la que
nos interesa en esta oportunidad, el artículo 1321° del Código Civil
recoge lo que se conoce como la Teoría de la Causa Próxima,
pues el daño debe ser “consecuencia inmediata o directa de la
inejecución”.

En este orden de ideas, quien interpone una demanda


pretendiendo una indemnización por padecer de enfermedad
profesional, deberá acreditar indubitablemente que el daño que
dice padecer es consecuencia directa del incumplimiento por
parte del empleador de la obligación que tiene establecida por la
normativa vigente (lo que lleva implícito acreditar este supuesto
incumplimiento del empleador), sin perjuicio de que, como
veremos en el apartado siguiente, el actor debe delimitar
claramente el tipo de daño que dice padecer.

84 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

e) Daño.- Tal como lo define la doctrina, es el detrimento que sufre


una persona en su esfera jurídica patrimonial o extra patrimonial.
Se produce daño cuando se lesiona un interés, ya sea éste simple
o jurídico, trayendo como consecuencia efectos negativos que
derivan de esa lesión. Sin embargo, para que el daño sea
reparable debe ser injusto, esto es, no debe ser tolerado por el
ordenamiento jurídico y además, debe ser cierto.

El daño patrimonial puede ser:32

• Daño emergente. - disminución inmediata de la esfera patrimonial.


En caso de sufrir neumoconiosis, se puede acreditar presentado,
por ejemplo, facturas de medicamentos, médicos, balones de
oxígeno, enfermeras, silla de ruedas, etc, con lo que acreditaría el
detrimento en su patrimonio.
• Lucro cesante. - el no incremento de la esfera patrimonial, es decir,
la ganancia, la utilidad, la ventaja, el provecho dejado de
percibir. 33
Es decir, el daño emergente es lo que hace más pobre al
perjudicado, en tanto que el lucro cesante es lo que le ha
impedido hacerse más rico 34.

Respecto al daño extramatrimonial, éste puede ser:

• Daño a la persona.- daño biológico, daño a la salud física y/o


mental y el daño al “proyecto de vida” y por qué no todos los
derechos no patrimoniales de las personas tanto naturales como
jurídicas. Ejemplo: la reputación de una empresa.
• Daño moral.- dolor, pena, aflicción, sufrimiento consecuencia del
daño. Como es obvio, sólo lo pueden padecer las personas
naturales.
Es bueno tener bien claro que estos dos tipos de daño extra-
patrimonial no son lo mismo,35 si bien, muchas veces resulta difícil

32 Espinoza Espinoza, Juan; ob. cit. pág. 59 y siguientes.


33 CAZEAUX, Pedro y TRIGO REPRESASA, Félix “Derecho de las Obligaciones “, Tomo 1,
Segunda Edición. Editores Platenses S.R.L., Buenos Aires, 1979, Pág. 317
34 HEDEMANN, J.W., “Derecho de Obligaciones”, ed. Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1958, Vol. III, Pág. 124.

RPDE - 85
Pedro G. Morales Corrales

lograr una adecuada diferenciación entre ellos. Es más, en el caso


del daño moral, éste puede ser alegado por los familiares del
dañado como efectivamente causados a ellos, a diferencia del
daño a la persona.

Entonces al presentarse una demanda de indemnización por


daños y perjuicios, la explicación del tipo de daño, patrimonial o
extra-patrimonial, determinando y acreditando qué tipo de daño
dentro de estos dos rubros se ha configurado, constituye una
obligación para el accionante. Recordemos que de no haber
daño, no se puede establecer nexo causal, porque estaríamos
hablando de una inejecución que no llevó a ningún resultado
dañoso.

Cabe recalcar el hecho que, todos los elementos de la


Responsabilidad Civil deben presentarse a fin de que se pueda
sostener que estamos ante un supuesto de responsabilidad civil
contractual o extra contractual.

Prueba de daños

Se debe tener presente lo dispuesto por los artículos 1330° y 1331° del
Código Civil, en el sentido que corresponde a quien se considera
perjudicado probar el dolo o culpa por la inejecución de la
obligación, así como probar efectivamente la existencia de los daños
y perjuicios que alega.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que, conforme al artículo


1329° del Código Civil, existe la presunción que la inejecución de la

35 Al respecto existe discusión en la doctrina nacional. Existen dos tendencias


fundamentales, la primera considera que el daño a la persona subsume al daño moral
y una segunda que es la presentada aquí que los toma por separado. Ahora bien,
considerar por separado ambos tipos, no debería ocasionar mayor problema, pues al
final los dos se refieren a un daño en la esfera no patrimonial del sujeto. La gran
mayoría de doctrina nacional se inclina por la distinción entre daño a la persona y
daño moral, entre ellos puedo mencionar al doctor José León Barandiarán, Juan
Espinoza Espinoza, entre otros.
La gran mayoría se inclina por la división de estos dos tipos de daño dentro del rubro
de daño extra -patrimonial.

86 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

obligación o su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, obedece


a culpa leve del deudor.

De ahí que, el empleador ante una demanda de pago de


indemnización por daños y perjuicios, deba acreditar que actuó con
la diligencia ordinaria requerida para evitar que sus trabajadores
sufran un accidente de trabajo o una enfermedad profesional,
proporcionándoles los elementos de protección necesarios, con lo
cual acreditará a su vez, que la inejecución, sea cual fuere su causa,
no le es imputable.

La conclusión es que, si la víctima del daño pretende el resarcimiento


ya sea del daño emergente o del lucro cesante, debe acreditar que el
obligado procedió con dolo o incurrió en culpa inexcusable. De no
llegar a probar ninguno de ellos y la Empresa no logra acreditar que
actuó con la diligencia debida, funcionará la presunción del artículo
1329° y se considerará que la inejecución de la obligación obedece a
su culpa leve y, por ello, el obligado debe resarcir el daño que podía
preverse al tiempo que la obligación fue contraída.

Responsabilidad del empleador de acuerdo a la normativa del Seguro


Complementario de Trabajo de Riesgo.

En lo que al Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo (SCIR)se


refiere, de conformidad con el artículo 88º del Reglamento de la Ley
de Modernización de la Seguridad Social en Salud, si el empleador
no se inscribe en el registro de empresas que realizan actividades
riesgosas señalado anteriormente, no contrata el seguro o contrata
coberturas insuficientes, será responsable frente a ESSALUD o a la
ONP por el costo de las prestaciones que dichas entidades otorguen
en caso de siniestro al trabajador afectado, independientemente de
la responsabilidad civil frente al trabajador y sus beneficiarios por los
daños y perjuicios. Asimismo, el trabajador y sus beneficiarios pueden
accionar contra el empleador por cualquier diferencial de beneficios
o prestaciones no cubiertas en relación con los que otorga el SCTR,
que se derive de los incumplimientos.

Además, si la enfermedad profesional se produce por incumplimiento


de las normas de salud ocupacional o de seguridad industrial o por

RPDE - 87
Pedro G. Morales Corrales

negligencia grave imputable al empleador o por agravación de


riesgo o incumplimiento de las medidas de protección o prevención,
ESSALUD o la EPS y la ONP o la aseguradora cubren el siniestro, pero
pueden ejercer el derecho de repetición por el costo de las
prestaciones otorgadas al empleador.

Las Normas Técnicas del SCTR también establecen obligaciones a los


empleadores en relación a la contratación de este seguro por parte
de los contratistas cuyo personal preste servicios en centros de
trabajo del empleador. Así, el artículo 5º señala que dichos
empleadores deben verificar que los trabajadores del contratista
estén asegurados, de no estarlo, deben contratar el seguro por su
cuenta, de lo contrario deben responder solidariamente con los
contratistas, frente al trabajador afectado, ESSALUD y la ONP, por las
prestaciones brindadas por estas entidades.

Por último, debe tenerse presente que el sólo hecho de contratar el


SCTR no exonera al empleador de la responsabilidad por daños y
perjuicios a que hubiere lugar.

En efecto, el empleador, además de contratar el referido seguro,


debe cumplir con dotar a su personal de condiciones idóneas de
higiene y seguridad.

VI.- COMPETENCIA JUDICIAL PARA CONOCER LAS DEMANDAS DE


INDEMNIZACIÓN POR ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDADES
PROFESIONALES.

La discusión en este punto se centra en determinar si el juez


competente es el juez laboral o el juez civil.

Respecto a la competencia del juez laboral para conocer los


procesos de indemnización de daños y perjuicios en el Pleno
Jurisdiccional Laboral del año 2000 se acordó que, “Es competencia
de los Jueces de Trabajo conocer y resolver las demandas de
indemnización por daños y perjuicios originadas en el incumplimiento
de las obligaciones derivadas del contrato de trabajo”.

88 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

Los argumentos que fundamentaron este Acuerdo son:

a) La acción indemnizatoria por responsabilidad contractual


derivada del incumplimiento del contrato de trabajo
corresponde ser conocida por el juez especializado en materia
laboral, teniendo en cuenta que el contrato es un acto jurídico
bilateral, en el que las partes asumen obligaciones.

b) La ley explícitamente señala que el empleador puede iniciar una


acción indemnizatoria por daños y perjuicios contra el trabajador
por incumplimiento del contrato de trabajo o de las normas
laborales.

c) Si bien no está regulada con la misma precisión la posibilidad que


el trabajador inicie una acción indemnizatoria contra el
empleador por daño y perjuicios ante el juez laboral, dicha
atribución se infiere del artículo 4.2c de la Ley Procesal del
Trabajo, que establece que los Juzgados de Trabajo conocen de
las pretensiones individuales o colectivas por conflictos jurídicos
sobre: incumplimiento de disposiciones y normas laborales
cualquiera fuera su naturaleza. Entonces, si el bien tutelado está
constituido por los derechos y obligaciones establecidos por las
normas legales y convencionales de carácter laboral, al estar
éstas integradas al contrato de trabajo, su violación conlleva al
incumplimiento de las obligaciones generadas por dicho
contrato.

El Acuerdo es correcto en cuanto es obligación genérica del


empleador no causar un perjuicio al trabajador y su infracción es un
incumplimiento de disposiciones y normas laborales.

Ello porque el empleador tiene un deber de seguridad que nace del


contrato de trabajo exigible al empresario desde la relación laboral y
con fundamento en que quien ostenta el poder directivo y
organizativo de la empresa, y por ende, la dirección de la actividad
productiva del personal que en ella presta servicio ha de asumir la
responsabilidad de los daños que en el ejercicio de esa potestad se
causen a las personas vinculadas por una relación de dependencia.

RPDE - 89
Pedro G. Morales Corrales

En tal sentido tratándose de la aplicación de los deberes que se


derivan del contrato de trabajo, el llamado a conocer de los
conflictos jurídicos vinculados a ese deber de seguridad es el juez
especialista en la materia laboral.

En todo caso, para evitar dudas sobre la materia, debería efectuarse la


precisión respectiva en la Ley Procesal de Trabajo.

VII.- PRONUNCIAMIENTOS JURISPRUDENCIALES.

1. Competencia del Juez de Trabajo para conocer estas demandas.

1.1 Resolución expedida por el Décimo Juzgado Especializado de


Trabajo de Lima, Exp. N° 2896-2000-IND (A), el 16 de octubre del año
2000

“(...) que según se desprende de las instrumentales (...) el actor prestó


servicios para la Empresa Nacional Pesquera S.A; es decir que se
vinculó a dicha empresa por un contrato de trabajo, Tercero: que,
siendo el contrato de trabajo un acto jurídico bilateral, en el que
ambas partes asumen obligaciones, si en su ejecución se generan
daños por dolo, culpa inexcusable o culpa leve que afecten a una
de las partes, la acción indemnizatoria por responsabilidad
contractual derivada de dicho incumplimiento corresponde ser
conocida por el Juez Especializado en esta materia(...)”.

1.2 Resolución expedida por la Segunda Sala Corporativa Laboral de


Lima, Exp. N° 4439-2000-I.D.P (A), el 16 de enero del año 2001

“Segundo: que, el artículo 4° de la Ley Procesal del Trabajo señala la


competencia de los juzgados de Trabajo, siendo que por razón de la
materia ésta se regula por la naturaleza de la pretensión, es decir por
el objeto del litigio, que es el bien tutelado. Tercero: cabe precisar
que este artículo, tanto en su literal j) como en el c) establece que los
jueces de trabajo son competentes para conocer de las demandas
de indemnización por daños y perjuicios que sean causados por el
trabajador en agravio del empleador, así como el conocimiento de

90 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

los conflictos jurídicos por incumplimiento de las disposiciones legales


por parte del empleador, lo que permite concluir que el juez de
trabajo es competente para conocer no solamente de aquellas
acciones de daños y perjuicios propuestas por el empleador, sino
también de las que presenten los trabajadores por el incumplimiento
de alguna norma legal laboral que le haya causado daño y/o
perjuicio, conforme al Acuerdo del Pleno Jurisdiccional del año
2000(...)”

Conforme se explicó en el Punto 3, respecto a la competencia del


juez laboral para conocer los procesos de indemnización de daños y
perjuicios, en el Pleno Jurisdiccional Laboral del año 2000 se acordó
que, “Es competencia de los Jueces de Trabajo conocer y resolver
las demandas de indemnización por daños y perjuicios originadas en
el incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de
trabajo”. Por lo tanto, el conflicto de competencia entre el juez civil y
el laboral para conocer de los casos de indemnización por daños y
perjuicios como consecuencia de los accidentes de trabajo o
enfermedades profesionales, ya no lo es más.

2. Insuficiencia de contratar el Seguro Complementario de Trabajo


de Riesgo como eximente de responsabilidad del empleador

Resolución expedida por la Sala Laboral de Lima, Exp. N° 4767-2003-


I.D.P (A y S), el 10 de marzo del año 2004

“(...) la Enfermedad Profesional puede definirse como un estado


patológico permanente o temporal que sobreviene al trabajador
como consecuencia directa del trabajo que realiza o del medio
en que se hubiera visto obligado a realizar sus labores, esto
significa la afección en la salud es consecuencia de la ejecución
del contrato de trabajo a favor de la demandada;
(...)
La contratación del Seguro a que se refiere el Decreto Ley
N°18845, sustituido por el Seguro Complementario de Trabajo de
Riesgo establecido por el Decreto Supremo N° 003-98-SA, en nada
afecta la posibilidad que tienen los trabajadores de reclamar una
indemnización por enfermedad profesional, pues la naturaleza de
dicho seguro se ubica en el ámbito de la Seguridad Social y no en

RPDE - 91
Pedro G. Morales Corrales

el Derecho Laboral; además, considerar que por la sola


contratación del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo el
empleador quedaría liberado de toda responsabilidad pues
permitiría que la parte patronal incumpla con dotar a los
trabajadores de mejores condiciones de higiene y seguridad, con
el fácil argumento que todo accidente será asumido por el seguro
antes mencionado;(...)”

Si bien el referido razonamiento no carece de lógica, lo cierto es que


estamos ante una doble reparación por la enfermedad profesional o
accidente de trabajo. El problema se inicia con el artículo 88° del
Decreto Supremo 009-97-SA, por lo que los trabajadores que gozan
de las prestaciones de ESSALUD y del SCTR, pueden pretender
además una indemnización en la vía civil, la cual es totalmente
independiente de la pensión que puede venir percibiendo conforme
a las leyes de la materia.

En efecto el referido artículo en su primer párrafo dispone que “sin


perjuicio de las sanciones administrativas a que hubiere lugar, la
Entidad Empleadora que no cumpla con inscribirse en el Registro
referido en el artículo anterior o con la contratación del seguro
complementario de trabajo de riesgo para la totalidad de los
trabajadores a que está obligado o que contrate coberturas
insuficientes será responsable frente al IPSS y la ONP por el costo de
las prestaciones que dichas entidades otorgarán, en caso de siniestro
al trabajador afectado; independientemente de su responsabilidad
civil frente al trabajador y sus beneficiarios, por los daños y perjuicios
irrogados.”

Otro problema es que no existe ninguna norma legal que disponga


que la única vía para reclamar los efectos de un accidente de
trabajo o enfermedad profesional sea a través de los mecanismos
creados por la Ley de Modernización Social de la Salud.

Entre las prestaciones que se perciben administrativamente, están las


de recuperación, prestaciones de salud en general y prestaciones
económicas; por lo que estarían contemplados los daños que en la
vía civil se conocen como lucro cesante y daño a la persona (en lo

92 - RPDE
Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

referente al daño biológico, físico mas no en lo referente al “proyecto


de vida”.

En todo caso, se podría discutir sobre el daño emergente, el daño a


la persona en lo que respecta al proyecto de vida y el daño moral en
la vía judicial.

3. Naturaleza civil de la indemnización por daño moral

Casación N° 3084-00-LIMA, de 23 de febrero de 2001, publicada el 31


de julio de 2001:

“(...) la indemnización por daño moral, el cual tiene una naturaleza


civil por cuanto se encuentra regulado en los artículos mil trescientos
veintidós y mil novecientos ochenta y cuatro del Código Civil(..).

No estamos de acuerdo con este pronunciamiento. El daño moral,


está recogido tanto en la responsabilidad por inejecución de las
obligaciones, es decir, contractual como en la responsabilidad
extracontractual, en los artículos 1322° y 1985° del Código Civil,
respectivamente.

Entonces, como se he explicado a lo largo del presente artículo, la


responsabilidad del empleador en nuestro ordenamiento legal es
contractual, por lo que mal se podría excluir al daño moral como
pasible de configurarse ante el incumplimiento del empleador de sus
obligaciones de ley.

Es más, al revisar el Código se puede advertir que el daño a la


persona no está contemplado entre los daños resarcibles de la
responsabilidad contractual sin embargo como resulta lógico, por
interpretación sistemática se contempla también para la
responsabilidad contractual.

4. Enfermedad profesional: naturaleza contractual de la posible


responsabilidad

4.1 Casación N° 2334-2002-LIMA, de 20 de diciembre de 2002,


publicada el 31 de marzo de 2002

RPDE - 93
Pedro G. Morales Corrales

“(...) su presencia en la mina obedecía al vínculo laboral existente


entre ambas partes (...)
Tercero.- Que esta situación elimina automáticamente la posibilidad
de aplicación de la figura jurídica de responsabilidad objetiva (...)
toda vez que ella no está regulada para los casos de existencia de
un vínculo contractual, en este caso laboral;(...)”.

4.2 Resolución expedida por la Segunda Sala Laboral de Lima, Exp.


N° 2774-2001-BE. (A), el 16 de agosto del año 2001:

“(...)conforme se advierte del escrito de demanda, la presente versa


sobre indemnización por daños y perjuicios que le ha ocasionado
graves lesiones (...) como consecuencia del incumplimiento de la
emplazada de sus obligaciones derivadas de la relación laboral.
Tercero: que, estando sustentada la presente demanda en el
supuesto incumplimiento por parte de la emplazada de las
obligaciones de las Normas Preventivas de Higiene y Seguridad, la
responsabilidad a determinarse sería de naturaleza contractual.”

Como se ha explicado a lo largo de la presente exposición, la


responsabilidad del empleador ante el incumplimiento de sus
obligaciones, al existir un contrato de trabajo de por medio,
debe ser analizada desde la responsabilidad contractual.

5. Cómputo del plazo de prescripción en el caso de indemnización


por enfermedad profesional o accidente de trabajo.

5.1 Resolución expedida por la Sala Laboral de Lima, Exp. N° 1642-


2003-IDP (A), el 29 de abril del año 2003.

“(...) al constituir el daño mencionado en la demanda el


padecimiento de una enfermedad profesional, como es la
Neumoconiosis, el plazo aplicable es el correspondiente a la
prescripción de la acción personal, esto es, el plazo de diez años
previsto por el inciso 1) del Artículo 2001° del Código Civil; Quinto:
que, los plazos de prescripción regulados de manera sucesiva en las
leyes número 26513, 27022 y 27321, no son de aplicación al presente

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Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

caso pues tienen que ver con las acciones por derechos derivados
de la relación laboral, las cuales tienen connotación distinta a la
acción indemnizatoria que en este caso deriva de la inejecución de
obligaciones (...); Sexto: que, por otro lado, el plazo indicado de diez
años debe comenzar a contabilizarse desde el día en que puede
ejercitarse la acción, de conformidad con lo preceptuado por el
Artículo 1993° del Código Civil, siendo que en el presente caso será a
partir del momento en que se detectó la enfermedad profesional por
el organismo de salud correspondiente (...)”

5.2 Resolución expedida por la Sala Laboral de Lima, Exp. N° 2665-


2004 IDA (A-S), el 1 de setiembre del año 2004.

“(...) Ley N° 26513 conforme a la cual, “Las acciones por derechos


derivados de la relación laboral prescriben a los tres años desde que
resulten exigibles”, plazo que, estando al carácter evolutivo de la
enfermedad profesional invocada, no resulta razonablemente
aplicable al caso de autos, en tanto no se trata de un derecho
derivado de la relación laboral la indemnización reclamada sino del
hecho invocado como perjuicio causado por incumplimiento de la
obligación contractual, debiendo observarse entonces el plazo de
diez años previsto para la acción personal en el inciso primero del
artículo dos mil uno del Código Civil (...) por haberse invocado en la
demanda el incumplimiento de obligaciones lo cual es compatible
con la responsabilidad contractual en atención a la relación de
trabajo habida entre las partes (...)”

Como se señaló en numeral 4.2, la responsabilidad del empleador


ante el incumplimiento de sus obligaciones, al existir un contrato de
trabajo de por medio, debe ser analizada desde la responsabilidad
contractual. Es decir, la responsabilidad del empleador tiene
carácter contractual y de ahí que se rija por el Título IX del Libro VI
del Código Civil “Inejecución de las Obligaciones”.

Así, el reclamo por parte del trabajador de una indemnización no es


consecuencia de su relación laboral con el empleador, sino del
incumplimiento por parte del empleador de las obligaciones
pactadas en el contrato de trabajo, es decir de la inejecución por el

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Pedro G. Morales Corrales

empleador de la obligación contraída en virtud del contrato


celebrado.

En este sentido, los plazos para accionar recogidos en las


normatividad laboral sobre el tema no son de aplicación para el
caso de estos procesos de indemnización por accidente de trabajo y
enfermedad.

La responsabilidad del empleador debe analizarse desde la


responsabilidad contractual contemplada en el Código Civil, por
ende al estar ante la inejecución de obligaciones el plazo de
prescripción aplicable es el previsto en el inciso 1) del artículo 2001º
del referido Código, correspondiente a la acción personal, es decir,
el trabajador cuenta con un plazo de diez (10) años para accionar
contra su empleador, en los casos de indemnización por accidente
de trabajo o enfermedad profesional.

Finalmente, respecto a desde cuándo empieza a correr este plazo


de diez años, la jurisprudencia es también uniforme al considerar de
aplicación lo establecido por el artículo 1993º del Código Civil, es
decir, desde el día en que puede ejercitarse la acción.

Ahora bien, para los casos de accidente de trabajo y enfermedad


profesional “desde el día en que pueda ejercitarse la acción”
deberá analizarse según las particularidades de cada caso. En el
caso de la enfermedad profesional resulta claro que podrá
ejercitarse la acción desde el día en que se toma conocimiento de la
enfermedad, pero para los casos de accidente de trabajo
dependerá del tipo de accidente que haya padecido el trabajador,
ya que las consecuencias del mismo podrían inhabilitarlo para iniciar
la acción (por ejemplo, si se encontrara en estado de coma) y habrá
casos en que a pesar del accidente el trabajador podrá sin ningún
problema acercarse a la autoridad jurisdiccional.

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Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

6. Presunción de culpa leve.

Casación N° 2482-2001-LIMA, de 30 de noviembre de 2001

“(...) Si bien es cierto que el Art. 1321 del C.C dispone que quien no
ejecuta sus obligaciones por dolo y culpa inexcusable queda sujeto a
la indemnización de daños y perjuicios, también lo es que la misma
norma regula el supuesto de indemnización por inejecución de
obligaciones por culpa leve del deudor, lo que significa que la sola
existencia de culpa leve basta para que proceda la acción
propuesta, siendo adecuado acotar que la culpa leve se presume
conforme dispone el artículo 1329 del C.C; y en el presente caso, al
no advertirse de autos que dicha presunción ha sido desvirtuada por
la demandada, ésta queda obligada igualmente a la indemnización
solicitada(...)”

7. Fundamentos por los cuales se han declarado infundadas


demandas de indemnización por daños y perjuicios.

7.1 Sentencia N° 175-2004, expedida por el 11° Juzgado Laboral de


Lima, recaída en el Exp. N° 00124-2001, el 26 de agosto de 2004

Se trata del proceso seguido por Carlos Muñoz Santiago contra su ex


empleadora Volcán Compañía Minera, sobre indemnización por
daños y perjuicios, al haber sufrido un accidente de trabajo. La
demanda se declaró infundada, entre otros motivos, por los descritos
a continuación:

“(...) el actor no ha probado en autos su afirmación de que tales


lesiones le ocasionaran “incapacidad permanente y absoluta para el
trabajo del 100%, (...);
Séptimo: (...)no resultando razonable establecer tal causalidad sin
una adecuada probanza, la misma que no se ha producido en los
presentes, (...)
Octavo: (...)el actor no haya probado debidamente el
incumplimiento contractual que refiere in fine, menos aún, que tal
improbado incumplimiento se haya debido a culpa inexcusable o
dolo de su empleadora, probanza indispensable ya que a tenor de
los dispuesto en el Artículo 1330° del Código Civil (...)”

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7.2 Sentencia N° 138-2004, expedida por el 3° Juzgado Laboral de


Lima, recaída en el Exp. N° 247-2002, el 27 de julio de 2004.

Se trata del proceso seguido por Carlos Zevallos contra su ex


empleadora Empresa Minera del Centro del Perú S.A. - Centromin,
sobre indemnización por daños y perjuicios, por haber adquirido la
enfermedad profesional de silicosis, adjuntando como prueba de
ello, el certificado médico expedido por la Dirección General de
Salud Ambiental-Salud Ocupacional. La demanda se declaró
infundada, entre otros motivos, por los descritos a continuación:

“Quinto: (...) a efectos de determinar si corresponde el pago de


indemnización por daños y perjuicios, es necesario analizar los
hechos en función de los ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD (...)
Sétimo: (...)el examen médico (...) concluye que el actor padece de
SILICOSIS en Segundo Estadio de Evolución, si esto es así, es un hecho
probado que el actor padece de la enfermedad profesional de
neumoconiosis (silicosis); por lo que corresponde establecer si esta
enfermedad se pudo prevenir o en todo caso, si la demandada
cumplió con todas sus obligaciones de prevención que la ley y
convenios colectivos le exige(...)el actor tal como prevé el artículo
196° del Código Procesal Civil, no ha probado en autos que la
demandada haya incumplido con sus obligaciones, ya sea por culpa
o por dolo, toda vez, que el actor no ha sido un obrero minero (...)
por el contrato se ha demostrado, que el acto era un empleado
administrativo (...)
Octavo: (...) que el demandante, no ha cumplido con demostrar los
hechos que configuran su pretensión, es decir, el incumplimiento de
las obligaciones de la demandada; en tal sentido, no se ha
demostrado que la demandada haya incumplido sus obligaciones y
haya actuado antijurídicamente, por lo que su conducta (...)
Décimo: (...) al no haberse demostrado el hecho antijurídico,
consecuentemente tampoco el daño producido de la inejecución
de sus obligaciones, pueda ser por culpa del empleador, por lo que
no puede haber “relación causal” o “nexo de causalidad” (...) pues
es una falacia afirmar que por el hecho de que el trabajador esté

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Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

enfermo de silicosis, se presume que la empresa no cumplió con sus


obligaciones”.

7.3 Sentencia N° 109-2004, expedida por el 20° Juzgado Laboral de


Lima, recaída en el Exp. N° 00888-2002, el 23 de agosto de 2004.

Se trata del proceso seguido por Humberto Tito Saenz contra su ex


empleadora Empresa Minera del Centro del Perú S.A. - Centromin,
sobre indemnización por daños y perjuicios (lucro cesante, daño
emergente y daño moral), por padecer la enfermedad profesional
de neumoconiosis (silicosis) en segundo estadio de evolución,
adjuntando como prueba de ello, el certificado médico expedido
por la Dirección General de Salud Ambiental-Salud Ocupacional.
Cabe resaltar que aquí también se tiene por acreditado el
padecimiento de la enfermedad profesional debido a que el actor
ofrece como prueba este Examen Médico. En este proceso, al no
haber demostrado la empresa que cumplió con entregar los
implementos de seguridad se concluyó que sí había incumplido con
su obligación, aplicándose el artículo 1321° del Código Civil. Sin
embargo, la demanda se declaró improcedente, entre otro motivos,
por los descritos a continuación:

“Octavo: (...) para la admisibilidad de la pretensión demandada, es


condición indispensable que los daños deban estar plenamente
acreditados y probados por quien los pretende, pues no es suficiente
ser invocados, tal como lo precisa el artículo 1331° del Código Civil;
respecto al lucro cesante (...) la ganancia o renta que habría dejado
de percibir, serían justamente sus remuneraciones ordinarias por no
poder seguir laborando a favor de la emplazada (...) se ha
producido por renuncia voluntaria del demandante, tal como se
infiere del certificado de trabajo (...) por lo que la renta que pueda
haber dejado de percibir (...) se habría producido por acto propio
(...) no están acreditados los daños (...) en cuanto al daño
emergente (...) no consta en el proceso algún medio de prueba
presentado por el demandante que acredite la pérdida patrimonial
o egresos económicos extraordinarios que se hubieran generado a
consecuencia de la enfermedad profesional (...) daño a la persona
(...) se acredita que se ha afectado sólo la integridad física y salud

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del demandante, (...) daño moral (...) omite señalar pronunciamiento


(...)por ser de naturaleza civil”

Entonces, en este proceso si bien se determinó que el empleador


había incumplido con sus obligaciones de ley, se concluyó también
que el demandante no demostró los daños que alegaba, sólo
acreditó el daño a la persona. Asimismo, respecto a si le
correspondería una indemnización por la enfermedad que padece,
el razonamiento se basó en lo dispuesto por el artículo 88° del
Decreto Supremo 009-97-SA y por el artículo 12° del Decreto Supremo
003-98-SA, resolviéndose lo siguiente:

“(...) la única posibilidad de indemnización que ha señalado la ley, es


la prevista en las normas legales antes referidas; pues sino cuál sería
el sentido de tener vigente una norma que obliga a contratar a los
empleadores un seguro complementario de riesgo –cuyo costo es
adicional a las coberturas de salud ordinarias- si el mismo no va a ser
utilizado o considerarse que es insuficiente para los daños que pueda
sufrir el trabajador; en todo caso podrá ser materia de revisión
legislativa el determinar si el quantum que pueda recibir cada
trabajador que pueda ser afectado (...) es el adecuado(...)”.

Al considerar el Juzgado que el quantum indemnizatorio está previsto


en las normas antes señaladas, no se dispuso indemnización alguna.
En todo caso, si bien se acota que por daño moral podría ampararse
su pretensión, no le correspondía pronunciarse al respecto por
otorgarle carácter civil a este tipo de daño.

De manera general, podemos concluir que se declararon infundadas


las demandas de indemnización debido a que no estaban presentes
todos y cada uno de los elementos de la responsabilidad civil, lo cual
como desarrollamos en el apartado respectivo, es requisito esencial
a fin de que podamos hablar de un posible supuesto de
responsabilidad. Además, en todos los casos se tomó por cierto el
contenido de los certificados médicos acompañados por los
demandantes, sin embargo, a pesar de este error se debe resaltar el
razonamiento de los jueces al no establecer equivocadamente la

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Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

responsabilidad del empleador basados sólo en este medio


probatorio.

8. Actuación de pruebas de oficio en el proceso laboral.

8.1 Resolución expedida por la Sala Laboral de Lima, Exp. N°


25842003-BE (S), el 24 de octubre del 2003

“Que, las pruebas de oficio a que se refiere el artículo 28 de la Ley


Procesal del Trabajo (...)se utilizan cuando el Juzgador al analizar
todo el material probatorio existente en los actuados aprecia que
existen aspectos oscuros o zonas grises que hacen necesaria la
actuación de pruebas adicionales sin que ello implique reemplazar a
las partes en sus obligaciones probatorias o aliviar a las mismas del
peso que implica el “onus probandi”.”

8.2 Resolución expedida por la Tercera Sala Laboral de Arequipa,


Exp. N° 2000-00005-0-0401-JR-LA -03 (S), el 20 de diciembre del 2001:

“Que, siendo esto así, resulta evidente, que se requieren mayores


medios probatorios que puedan causar certeza al Juzgador,
conforme a lo previsto por el artículo veintiocho de la Ley Procesal
del Trabajo.”

VIII.- CONCLUSIONES.

1. La manifestación de la neumoconiosis tipo silicosis depende de


diversos factores, como la concentración del polvo de sílice en el
aire y el tiempo de exposición. En este sentido, la enfermedad se
presenta luego de un largo periodo de exposición al polvo de
sílice, con frecuencia más de veinte (20) años, sin embargo,
cuando se cuenta con los elementos de protección necesarios
no hay exposición al polvo de sílice, resultando imposible que se
desarrolle la silicosis. Para el diagnóstico de esta enfermedad
respiratoria, entre otros elementos, resulta imprescindible el
diagnóstico por imágenes, es decir la radiografía de tórax.

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Pedro G. Morales Corrales

2. Ante constancias médicas contradictorias, resulta fundamental


determinar fehacientemente si el demandante padece la
enfermedad profesional que alega, porque de ello depende el
análisis posterior, es decir si existe o no responsabilidad y por ende
derecho a la indemnización. Por ello, la actividad probatoria
resulta imprescindible, así como, de corresponder, el uso de las
facultades jurisdiccionales en caso de incertidumbre, a fin de llegar
a la verdad material sobre la existencia de la enfermedad
profesional.

3. En el caso de la relación laboral, la responsabilidad del


empleador tiene carácter contractual y está regida por el Título IX
del Libro VI del Código Civil "Inejecución de Obligaciones".

4. Quien no cumple una obligación contractual o bien no es


imputable por la inejecución de la obligación en virtud del
artículo 1314° del Código Civil (ausencia de culpa) queda sujeto
a la indemnización de daños y perjuicios cuando la inejecución
de la obligación obedece a dolo, culpa inexcusable o culpa
leve, según lo dispuesto por el artículo 1321° del mismo Código.
La carga de la prueba en los dos primeros supuestos, recae en el
trabajador, desde que acreditada la enfermedad profesional, la
culpa leve se presume.

5. El empleador al que se acuse responsabilidad, deberá acreditar


que actuó con la diligencia ordinaria requerida para evitar que el
demandante sufra la enfermedad profesional, con lo cual,
quedaría desvirtuada la culpa leve.

6. A su vez, el trabajador deberá acreditar que en la época en que


prestó servicios al ex empleador demandado, adquirió la
enfermedad profesional, por cuanto, una vez contraída, es
progresiva e irreversible, así utilice elementos de protección o
desarrolle labores en ambientes sin exposición al sílice.

7. El uso de un bien riesgoso o peligroso o el ejercicio de una


actividad riesgosa o peligrosa no genera responsabilidad
contractual.

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Responsabilidad del Empleador por Accidentes de Trabajo
y Enfermedades Profesionales

8. El SCTR, comprende el amparo universal de los trabajadores, sean


empleados u obreros, que laboran en centros de trabajo de
entidades empleadoras que desarrollan las actividades de riesgo,
las mismas que se encuentran descritas en el Anexo V del
Decreto Supremo N° 009-97-SA.

9. Las normas del SCTR consideran como centro de trabajo al


establecimiento del empleador en el que se ubican las unidades
de producción en las que se realizan las actividades de riesgo,
incluyendo a las unidades administrativas y de servicios que, por
su proximidad a las unidades de producción, expongan al
personal al riesgo de accidente de trabajo o enfermedad
profesional propio de la actividad productiva.

10. La normatividad vigente sobre accidentes de trabajo y


enfermedades profesionales obliga a las empresas que realizan
actividades riesgosas, en general, a ejecutar programas
integrales de seguridad en sus centros de trabajo, proporcionar a
su personal equipos suficientes que protejan su integridad física,
asegurar a sus trabajadores en el SCTR e inscribirse en el registro
de empresas que realizan actividades de riesgo en el Ministerio
de Trabajo.

11. Dicha legislación impone también obligaciones a los


trabajadores. Así, éstos deben procurar el cuidado integral de su
salud cumpliendo con los reglamentos e instrucciones de los
programas de seguridad y salud ocupacional del empleador.

12. A efectos de imputar responsabilidad contractual a un


empleador, se deberá verificar si cumplió o no con sus
obligaciones, es decir, si contrató el SCTR para su personal, si le
proporcionó los equipos de seguridad necesarios y si se inscribió
en el registro respectivo ante el Ministerio de Trabajo.

13. El solo hecho de contratar el SCTR no exonera al empleador de la


responsabilidad por daños y perjuicios a que hubiere lugar. El
empleador debe además cumplir con dotar a su personal de las
necesarias condiciones de higiene y seguridad.

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Pedro G. Morales Corrales

14. El artículo 88° del D.S N° 009-97-SA, dispone que “sin perjuicio de
las sanciones administrativas a que hubiere lugar, la Entidad
Empleadora que no cumpla con inscribirse en el Registro referido
en el artículo anterior o con la contratación del seguro
complementario de trabajo de riesgo para la totalidad de los
trabajadores a que está obligado o que contrate coberturas
insuficientes será responsable frente al IPSS y la ONP por el costo
de las prestaciones que dichas entidades otorgarán, en caso de
siniestro al trabajador afectado; independientemente de su
responsabilidad civil frente al trabajador y sus beneficiarios, por
los daños y perjuicios irrogados.”

15. Conforme a lo acordado en el Pleno Jurisdiccional Laboral del


año 2000 “Es competencia de los Jueces de Trabajo conocer y
resolver las demandas de indemnización por daños y perjuicios
originadas en el incumplimiento de las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo”.

16. El daño moral se encuentra recogido tanto en la responsabilidad


por inejecución de obligaciones como en la responsabilidad
extra-contractual, por lo que es posible de demandarse en el
proceso de daños y perjuicios por accidente de trabajo y
enfermedad profesional.

17. El plazo de prescripción para accionar en los casos de


accidentes de trabajo o enfermedades profesionales, es de diez
(10) años, conforme al inciso 1) del artículo 2001° del Código Civil.

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