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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………...2

OBJETIVOS……………………………………………………………………………2

CAPÍTULO 1: EL CONFLICTO POLÍTICO DETRÁS DE LA CRÍTICA DE

ARTE……………………………………………………………………………………3

1.1 EL CLIMA POLÍTICO……………………………………………………………...3

1.2 LA PRENSA………………………………………………………………………...6

1.3 LA EXPOSICIÓN NACIONAL DE BELLAS ARTES DE 1899…………………..7

1.4 LA MUJER DEL LEVITA EN LA EXPOSICIÓN DE 1899……………………….8

1.5 LAS ACUSACIONES A GARAY DE COPIAR OBRAS DE OTROS

AUTORES………………………………………………………………………….13

1.6 LAS DECADENCIAS……………………………………………………………..16

CAPÍTULO 2: LA MUJER DEL LEVITA DE LOS MONTES DE EFRAÍM…..20

2.1 DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DE LA OBRA…………………………………….21

2.2 EL DESNUDO……………………………………………………………………..23

2.3 LA FOTOGRAFÍA………………………………………………………………...28

2.4 El LEVITA Y OTROS ASPECTOS DE LA COMPOSICIÓN…………………....31

CAPÍTULO 3: EPIFANIO GARAY………………………………………………...35

CONCLUSIONES…………………………………………………………………….43

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………...45

  1  
La mujer del Levita: referente académico y pretexto político

INTRODUCCIÓN:

La mujer del Levita de los montes de Efraím es una obra que marcó el arte del

siglo XIX en Colombia. El artista que la creó fue determinante en la configuración y

consolidación del arte académico en el país. Esta obra no solo fue notable por su

virtuosismo en la técnica sino que también fue tema de fuertes críticas y controversias

en la época y ha dado pie para múltiples estudios que aún se mantienen vigentes. Su

presentación oficial en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899 se prestó para

un sin fin de polémicas en el campo del arte; adicionalmente, al ser una obra del artista

Epifanio Garay sirvió como pretexto político entre la pugna de los miembros de los

partidos opositores liberal y conservador. Las diversas connotaciones y apreciaciones

sobre esta pintura serán discutidas a lo largo de la monografía.

OBJETIVOS:

1. Evaluar el impacto cultural que generó la pintura en su época.

2. Analizar La mujer del Levita a partir de la relación de Epifanio Garay con la

ópera y el teatro.

3. Analizar las críticas estéticas que surgieron en torno a la obra.

4. Describir el trasfondo político que influyó en la apreciación de la obra.

5. Exponer la transición estilística entre el academicismo representado en Garay y

las nuevas tendencias con la aparición de Andrés de Santa María.

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CAPÍTULO I:

1. EL CONFLICTO POLÍTICO DETRÁS DE LA CRÍTICA DE ARTE

1.1 El CLIMA POLÍTICO:

En Colombia hacia finales del siglo XIX no sólo el arte estaba en un proceso de

consolidación sino que a nivel político y cultural el país se encontraba en la

conformación del partido de la Regeneración. Como antecedentes que precipitaron la

formación de este movimiento político es necesario considerar que el modelo de

gobierno estaba fundamentado en un estado federal a ultranza en donde los estados

tenían derecho de veto sobre cualquier decisión del ejecutivo central y su autonomía era

casi ilimitada, lo que agotó en gran manera la posibilidad de hacer unas políticas

nacionales de gobierno eficaces en todos los ámbitos y debilitó la noción de un estado

nacional único y homogéneo.

En el sistema federal hubo estados gobernados por la clase política liberal tales

como el Cauca, la Costa, Santander y Boyacá que luego de la constitución de 1894

perdieron toda la representatividad política que habían logrado hasta entonces. Se

vieron suplantados en los cargos ejecutivos por dirigentes conservadores nombrados

directamente por el presidente y esa exclusión del poder lleva a los liberales a

configurarse como el partido de oposición. Es de esta manera como en la penúltima

década del siglo XIX desaparece el predominio liberal en Colombia.

Dentro de las reformas llevadas a cabo por las administraciones liberales se le

había impuesto a la iglesia una serie de condiciones dentro de las cuales se destacaban

la expropiación de los terrenos que no eran dedicados exclusivamente para el culto y la

enseñanza y la expulsión de la orden de los jesuitas del territorio colombiano. Esta

pugnacidad contra la iglesia se encontraba en contravía del querer popular puesto que la

mayoría de la población era católica. Por otra parte, en el aspecto económico se

  3  
consideró que la libre empresa era suficiente para desarrollar el crecimiento económico

pero no se hicieron los ajustes necesarios para integrar a la economía colombiana dentro

de la economía internacional en términos de competitividad, creación de industria y de

expansión beneficiosa, asunto que se hizo crítico para el desarrollo colombiano cuando

se presentó la crisis de los mercados internacionales.

El ambiente descrito permitió la aparición en la escena pública de Rafael Núñez

quien se encontraba afiliado al partido liberal pero con una característica de

pensamiento que en palabras de David Bushnell: “se centraba en el rechazo a

ideologías abstractas (liberales, conservadores o de cualquier otro tipo) y a la

consecuente predilección por la concentración práctica en las metas del orden y

progreso”1. Esta coalición política pretendía unificar a la clase dirigente colombiana

para crear un modelo económico nacional que permitiera el desarrollo del capital y

regularizara su manejo por parte del estado. Sin embargo, este modelo fracasó en cuanto

a que no logró que la clase dirigente liberal que estaba representada por los productores

de café fuera incluida entre la dirigencia estatal; por otra parte, tampoco unificó a las

bases populares en torno a su visión de país. No obstante, la economía logró su

estabilidad al permitir que los capitalistas liberales continuaran con la producción

cafetera y los conservadores se dedicaran al manejo de la comercialización del mismo y

del capital. A pesar de la disputa ideológica política, el que pertenecieran a la misma

clase social los unificaba en cuanto a sus comportamientos y preferencias sociales e

hizo que en el campo del arte el estilo académico fuera el más aceptado y reconocido

por la aristocracia2.

Rafael Núñez lideró la reforma constitucional de 1886, la nueva constitución era

rígidamente centralista. “Los estados pasaron a llamarse departamentos, retuvieron


                                                                                                               
1  David Bushnell, Colombia: Una nación a pesar de sí misma, (Bogotá: Planeta, 2007), 206.  
2  Álvaro Medina, Procesos del arte en Colombia (Bogotá: Colcultura, 1978), 50.  

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asambleas con poderes regionales limitados pero sus gobernadores, que a su vez

nombrarían a los alcaldes, serían designados directamente por el presidente. Reforzó

aún más la presidencia al extender el periodo de gobierno a seis años y autorizó la

reelección inmediata. Nuevamente se exigió el requisito de alfabetismo para el sufragio

universal masculino”3. En cuanto a la tolerancia religiosa las reformas liberales fueron

echadas atrás, las propiedades expropiadas a la iglesia que todavía pertenecían al

gobierno regresaron a su anterior dueña, y esta recibió indemnizaciones por las que

habían pasado a manos del estado y por lo tanto ya no podían ser devueltas. Las

órdenes religiosas, entre ellas la jesuita, volvieron a la legalidad y se restableció una

versión reducida del fuero eclesiástico. Además la constitución contenía una provisión

sobre la cual la educación pública debería en adelante atenerse a los dictámenes de la

religión católica, esta provisión fue interpretada en la práctica de manera que el clero

adquirió el poder de veto en cuanto a los textos escolares, el pensum y el nombramiento

de maestros.

La desigualdad social permanecía en el país y las políticas económicas no habían

surtido efectos de crecimiento económico sostenido e industrialización. El ejecutivo

nacional y el congreso de la República se encontraban en manos del gobierno

conservador que excluyó completamente a los liberales de estas instancias del poder,

escenario que propiciaba los brotes de insurrección que se daban en el país, lo cual

determinó una breve guerra civil en 1895 exitosamente controlada por el gobierno y

posteriormente en 1899 la calamitosa guerra de los Mil Días. Finalmente, Núñez muere

en ejercicio del poder en 1894. El dirigente conservador Miguel Antonio Caro termina

el periodo presidencial hasta 1898 y luego se eligió con acusaciones de fraude a Manuel

                                                                                                               
3  David Bushnell, op. cit., p. 209.  

  5  
Antonio Sanclemente a quien la oposición lo tildaba de ser un gobernante débil y títere

de Miguel Antonio Caro.

1.2 LA PRENSA:

El ambiente político estaba caracterizado por un constante ataque por parte de los

periódicos liberales hacia el gobierno y los representantes de la Regeneración. A estos

se les tildaba de ser altamente corruptos, de manejar intereses particulares y que no

estaban en consonancia con la situación social real del país, favorecer a la burguesía y a

los industriales en contra de las clases populares y de ser altamente ineficientes en las

políticas gubernamentales para mejorar la situación social de sus conciudadanos. En

razón de estas argumentaciones editoriales como la de La Crónica del 20 de julio

hablan de ser precavidos en cuanto a la iniciación de un conflicto bélico y propugnar

por un pacto de reconciliación nacional4. No obstante, la sociedad del momento se

encontraba inmersa en un clima altamente explosivo y el editor de El Tío Juan lo

define claramente:

Diga El País, como el padre Salvandi, que ser liberal es peor que ser asesino, ladrón,
adúltero, etc., etc., le concederemos alguna razón; pero no venga a esconder la
ganzúa con que los conservadores falsearon y robaron las cajas públicas; no venga a
presentarse como inmaculado, porque en este robo colectivo, verificado con descaro,
durante quince años por todo lo que se llama Regeneración muy pocos conservadores
quedaron que no tuviesen mácula, ya como autores principales, como auxiliadores y
encubridores, ya también como rateros de menor cuantía, ya como contratistas de
parroquia, y hasta como estafadores de los enseres de oficinas 5.”

Estos comportamientos y opiniones y el temor de un alzamiento en armas por parte

de los liberales llevan al gobierno nacional a encarcelar al general Uribe Uribe, máximo

caudillo del partido y a algunos de sus copartidarios al asumir que este sí tenía en mente

                                                                                                               
4  Álvaro Medina, Procesos del arte en Colombia (Bogotá: Colcultura, 2010), 163.  
5  “Propaganda” en El Tío Juan, núm. 100. Bogotá, julio 27 de 1899.

  6  
la guerra y la preparaba en la clandestinidad6. Luego de esto, el 17 de agosto el gobierno

conservador dicta medidas que impiden que la prensa pueda publicar asuntos

relacionados con el orden público, asunto que enardece aún más los sentimientos y las

opiniones contrapuestas entre los bandos7.

1.3 LA EXPOSICIÓN NACIONAL DE BELLAS ARTES DE 1899:

Dentro del campo del arte, la congregación de intelectuales y artistas en espacios

como los salones nacionales en busca de reconocimiento y prestigio daba pie no solo

para dar a conocer los avances artísticos que hasta el momento habían surgido desde el

intento por formalizar el arte en el país con personajes como Alberto Urdaneta y años

más tarde con Felipe Gutiérrez, sino que adicionalmente era un espacio en el cual la

diferencia de ideologías políticas y los celos profesionales estaban vigentes y se

prestaban para discordias entre los participantes. Bajo este contexto se desarrollan las

exposiciones nacionales de bellas artes las cuales inician en 1841 y se realizan a lo largo

del siglo hasta 1899. Para la Exposición en esta última fecha, el Presidente Manuel

Antonio Sanclemente firma el 17 de abril el decreto que dispone su apertura para el 20

de julio con el fin de conmemorar la fecha de la Independencia Nacional. A raíz del

decreto se llevan a cabo exposiciones en diferentes locaciones y fechas. Por ejemplo, el

20 de julio abre en Paiba la sección de ganadería, el 7 de agosto en el Teatro Colón la

sección de productos industriales, literatura y floricultura (en donde se impidió el acceso

a los diarios El Globo y El Autonomista8) y el 13 de agosto en la Escuela de Bellas

Artes la de arte9. En medio de estos acontecimientos se produce el pretexto para

                                                                                                               
6  Álvaro Medina, op. cit., p.163.  
7  “Libertad de prensa”, en El Autonomista, núm. 246. Bogotá, agosto 3 de 1899.  
8  “Exposición Nacional”, en EL Globo, núm. 112. Bogotá, agosto 9 de 1899 y “Exposición de 7”, en El
Autonomista, núm. 250. Bogotá. Agosto 8 de 1899.  
9  Álvaro Medina, op. cit., p.160.  

  7  
politizar el ambiente de la exposición artística por medio de la prensa que no daba pausa

entre una publicación y otra.

Es de anotar que el grueso de la crítica que se encuentra como fuente primaria para

el estudio de lo sucedido en la Exposición de Bellas Artes de 1899 proviene de

periódicos y revistas de clara orientación ideológica liberal. Dentro de las fuentes se

encuentran periódicos como La Crónica, El Autonomista, El Heraldo y El Tío Juan, y

perteneciente a filiación conservadora diarios como La Unidad Nacional. Existen notas

que relatan el inconveniente del acceso al público a ciertas salas de la Exposición como

la del desnudo por parte del periódico El Heraldo10 y un folleto de 54 páginas escrito

por Jacinto Albarracín que tituló Los artistas y sus críticos el cual relata no sólo lo

sucedido con la crítica en la Exposición de Bellas Artes en 1899 sino que también ha

sido considerado como el primer documento que asumió como tema único la actividad

plástica contemporánea11.

1.4 LA MUJER DEL LEVITA EN LA EXPOSICIÓN DE 1899:

La mujer del Levita de Epifanio Garay es una obra que desde su presentación oficial

en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899 dio pie para múltiples controversias

en el campo del arte pero que se escudaban en el entorno sociopolítico. La mayoría de

las críticas que se formularon sobre la pintura intentaron desvirtuar el trabajo del artista;

por lo tanto, la obra fue utilizada como un pretexto para criticar a Garay por pertenecer

a un partido político diferente con el que comulgaban la mayoría de los críticos.

Como era de esperarse los planteamientos ideológicos se veían reflejados de manera

contundente y explícita en las publicaciones de prensa que se tenían en ese momento.  

Por esta razón aunque los críticos de la época en ningún momento desconocieron el

                                                                                                               
10  “Notas sobre la exposición”, El Heraldo, núm. 847. Bogotá, septiembre 5 de 1899.  
11  Álvaro Medina, op. cit., p.168.  

  8  
dominio de la técnica de Garay con la pintura y su trascendencia y peso artístico, sí se

buscó encontrar un punto de quiebre en La mujer del Levita que se prestara para poder

subvalorarla. Debido a que la Exposición de Bellas Artes era un concurso y por

consiguiente debía producir un ganador, asunto que era de gran interés para las clases

sociales pertenecientes al mundo de la política y de la cultura, la crítica deseaba influir

sobre el jurado para que este fuese un pintor liberal. Es fundamental entender que esta

obra no puede ser estudiada fuera del contexto sociopolítico de la época porque está

íntimamente ligada desde su exhibición a la pugna partidista que necesariamente

desembocaría en una guerra civil.

La mujer del Levita tuvo su presentación oficial ante el público el día 13 de agosto

de 1899 cuando se dio apertura a la Exposición de Bellas Artes dentro de un conjunto

de 47 obras presentadas por Epifanio Garay. Dentro de las obras del maestro destacaban

los retratos pertenecientes al presidente de la época, don Manuel Antonio Sanclemente,

Carlos Holguín y Rafael Núñez, máximos dirigentes de la corriente política a la que

pertenecía el artista. En El Heraldo se denuncia que hubo agentes de policía armados

con rifles en lo que ellos denominaron el Santuario del arte12. Estos fueron destacados

para proteger de cualquier agresión los retratos de Rafael Núñez, de Manuel Antonio

Sanclemente y de Carlos Holguín sobre los cuales se había desatado una gran polémica

de connotaciones estéticas y políticas13.

Teniendo en cuenta los retratos presentados por Garay, en La Crónica aparece

un artículo escrito por una mujer bajo el seudónimo de Lilia (aunque en ningún

momento es posible esclarecer su nombre) haciendo referencia al artista con la siguiente

frase: “El retrato del excelentísimo Dr. Sanclemente, obra magistral por la semejanza,

por la severa naturalidad en la composición, en armonía con el aspecto venerable del


                                                                                                               
12  “Notas sobre la exposición”, El Heraldo, op. cit.
13  Álvaro Medina, op. cit., p.169.  

  9  
anciano” 14 da a entender que técnicamente los logros de Epifanio Garay son

excepcionales; sin embargo, ante esta aseveración en un número posterior del mismo

periódico un lector liberal que aparece bajo las iniciales C.D. plantea que “la máxima

obra retratista de la exposición no es la de Garay sino el retrato titulado, José Segundo

Peña de Ricardo Acevedo Bernal y la califica como obra maestra”15. La figura de

Acevedo Bernal en el estudio de la Exposición de Bellas Artes de 1899 es fundamental

para entender la pugna entre liberales y conservadores que escudaban su discordia en el

campo del arte. Dentro de las obras que presentó este último artista en la Exposición no

sólo estaba presente el retrato de José Segundo Peña, adicionalmente fueron elogiados

El bautizo de Jesús y La sagrada familia con la que fue galardonado. Estas obras

aunque eran académicas ya reflejaban los primeros inicios en “plein air” del artista. Los

críticos de la época que se agrupaban en los periódicos y revistas de filiación liberal

asumieron que Acevedo Bernal era el artista más importante de la exposición en la

sección de pintura y lo eligieron como el contendor más propicio en contra de Garay, ya

que consideraban que la obra de este último tenía un objetivo el cual era servir de

propaganda al sistema.

Dentro del debate sobre quién pudiese ser el ganador existe una dualidad de

gustos y tendencias que está claramente marcada por el partido. Los políticos de

tendencia liberal luego de su larga exclusión de la esfera gubernamental no sólo

pretendían un cambio en el estilo y las directrices gubernamentales sino que también

influyera de manera decidida en todo el ámbito sociocultural y económico del país16. El

arte no era la excepción y Acevedo Bernal fue escogido como su intérprete, quien para

la época ya daba muestras de separarse de la corriente académica a ultranza y

                                                                                                               
14  Lilia. “Exposición Nacional en la Escuela de Bellas Artes”, en La Crónica, núm. 632. Bogotá, agosto
17 de 1899.
15  C.D. “Retratos y paisajes”, La Crónica, núm. 63, Bogotá, agosto 18 de 1899.
16  David Bushnell, op. cit., p. 205.

  10  
modificaba sus obras con alteraciones en la simbología religiosa y en el color que lo

hacían incursionar, aunque débilmente, dentro de las nuevas tendencias pictóricas. La

anterior consideración puede ser validada en palabras de Max Grillo quien dijo: “al

prescindir de ciertos detalles, hoy desechados por todos, como el limbo y la paloma

espiritual que usaron los grandes pintores de asuntos religiosos”17, frase que enfatiza la

consonancia con la tendencia renovadora de la oposición y los pasos que Acevedo

Bernal iniciaba en su cambio estilístico que florecería posteriormente.

De forma contraria, Epifanio Garay se mantuvo estilísticamente dentro del

estricto canon académico y esa falta de evolución en la creación de sus obras fue

también aprovechada para ser criticado y para que su obra se considerara como un

reflejo de la ideología del régimen. Por ejemplo, el retrato del doctor Sanclemente,

mayor de 80 años, fue utilizado para ridiculizar por medio del sarcasmo al presidente

de la época. Desde el punto de vista estético se le criticó el uso excesivo de rubor facial

y de falsear la apariencia, esto último con la intención de mostrar a un presidente en un

estado de vigor que no le correspondía y de generar la impresión de un individuo con la

capacidad física y mental de gobernar la nación. Para la oposición no era cierto ya que

se consideraba que Sanclemente había sido elegido en unas elecciones arbitrarias y

suponían que Miguel Antonio Caro era el verdadero poder detrás del presidente y

ordenaba el rumbo del país18.

En cuanto a la tensión entre los dos artistas por la premiación, Álvaro Medina hace

precisión acerca del componente político que enrarecía la exposición artística: “Los

críticos liberales persistían en su tarea de anteponerle la obra de Acevedo Bernal al

tiempo de señalar con insistencia los defectos de una pintura que ellos identificaban (la

                                                                                                               
17  Max Grillo, “A propósito de Acevedo Bernal”, en El Autonomista, Bogotá, octubre 15 de 1899.
18  David Bushnell, op. cit., p. 216.  

  11  
de Garay) con la Regeneración”.19 Es de esta manera como aparecen las opiniones de

sus más connotados críticos entre los cuales se destaca Max Grillo quien escribe:

“Ricardo Acevedo Bernal aparece triunfante. Su victoria es indiscutible”20.

A pesar de la opinión de Max Grillo sobre el triunfo de Ricardo Acevedo Bernal,

Francisco Cano, considerado como el critico más grande y sincero de Epifanio Garay

es contundente en su apreciación de la obra del artista, especialmente con sus Cabezas

de estudio en donde considera que “son verdaderos cuadros que muestran hasta donde

llegó en saber y habilidad, que tenían una simplicidad de factura tan grande que pasma

ver cómo en tan poco trabajo aparente pueda encontrarse tanta vida, tanta verdad y tanta

belleza21”. Ante una apreciación tan positiva por parte de Francisco Cano con Garay es

importante reconocer que la obra del artista como pintor merece una gran consideración

desde el punto de vista estético y técnico.

Por otra parte, Álvaro Medina dice sobre Acevedo Bernal que “cuando intentó hacer

otro tanto, la inmovilidad de sus retratos resultó yerta […]. Como éste, son muchos los

retratos fracasados de Acevedo” dando a entender que el último poseía una técnica y

una expresión artística que no era comparable con la del maestro Garay. Así pues,

queda latente que la opinión de Grillo en relación a la obra de Garay puede estar

sesgada por la relación política que comprometía a cada uno.

Debe reconocerse que aunque existían opiniones que favorecían principalmente a

Acevedo Bernal sobre Garay, era el hecho político el determinante principal ya que los

dos artistas fueron los abanderados del academicismo, iniciado por Garay y concluido

por Acevedo Bernal; además, como advierte Álvaro Medina “la identificación de las

clases dirigentes y de la élite culta de la Colombia de ese entonces era monolítica en su

                                                                                                               
19  Álvaro Medina, op. cit., p.173.  
20  M. [Max Grillo]. “Impresiones”, El Autonomista, núm. 292. Bogotá, septiembre 27 de 1899.
21  Francisco A. Cano. “Epifanio Garay”, Lectura y Arte, núm. 4 y 5. Medellín, diciembre de 1903, p. 63.

  12  
entusiasmo por la Academia como concepción estética” y era el canon establecido de tal

manera que no había cabida a expresiones pictóricas diferentes en los Salones de arte22.

1.5 LAS ACUSACIONES A GARAY DE COPIAR OBRAS DE OTROS AUTORES:

Epifanio Garay, considerado por los historiadores de arte como uno de los pintores

más representativos de la época y al ser identificado como partidario del proyecto

político de la Regeneración fue objeto de constantes reseñas que desfavorecían la

calidad interpretativa de sus obras. Estas apuntaron hacia su pintura La mujer del Levita

por la que fue acusado de haber utilizado el recurso fotográfico como modelo y la copia

de obras de otros autores.

En primera instancia, la obra que sirvió como referente para Garay a la hora de la

elaboración de La mujer del Levita fue aquella del artista mexicano Felipe Santiago

Gutiérrez denominada La cazadora de los Andes (figura 1) del año 1874. Esta pintura

fue la máxima expresión del artista realizada en Bogotá y puede considerarse como el

primer desnudo académico realizado en Colombia23. Si bien el tema trabajado por

Gutiérrez es diferente al de Epifanio Garay, la composición y el tratamiento técnico es

muy similar. Por ejemplo, el primer plano de ambas obras está conformado por una

mujer en escorzo ubicada en el centro de la composición. Adicionalmente, aunque las

dos obras contienen paisaje, este se representa como un boceto con trazos más libres y

rápidos, a diferencia del trabajo en el cuerpo de la mujer en donde la pincelada es casi

invisible y las partes del cuerpo son muy detalladas. La obra de Felipe Gutiérrez pudo

servirle como referente a Epifanio Garay a la hora de pintar La mujer del Levita ya que

reflejaba claramente las características esenciales del arte académico. El artista

mexicano no sólo fue uno de los precursores de la Academia en Colombia sino que
                                                                                                               
22  Álvaro Medina, op. cit., p.182-183.  
23  Beatriz Gonzalez Aranda, “La academia llega por diversos caminos,” en Manual de arte del siglo XIX
en Colombia. Con aportes paralelos sobre arte europeo de Verónica Uribe Hanabergh, de Beatriz
Gonzalez Aranda. (Bogotá: Ediciones Uniandes, 2013), 302.  
 

  13  
también fue mentor del artista durante su estadía en el país y adicionalmente ayudó a

que a Garay le fuera otorgada una beca para estudiar en París en el año de 1882. Por

tales razones, no sería extraño que entre los dos artistas existiera un vínculo que se viera

reflejado en la trayectoria artística de Epifanio Garay.

Figura 1. Felipe Santiago Gutiérrez. La cazadora de los Andes. 1874. Óleo sobre tela. 90 x 146 cm.

Por otra parte, la obra con la que en varias ocasiones fue acusado Garay de hacer

copia hace referencia a la pintura del artista francés Jean-Jacques Henner denominada

El Levita de Efraím y su esposa muerta (figura 2) del año de 1898. Según palabras del

crítico Rubén J. Mosquera afirmó que La Mujer del Levita era un “tema jugosamente

explotado en el salón de París por M. Hener quien obtuvo la medalla de honor en

1898”24. Las palabras de Mosquera son la única referencia verificable en la que se acusa

a Garay de haber copiado el tema de otro autor para la realización de esta obra; aunque,

la copia de otros maestros de ninguna manera descalifica la pureza técnica ni el

concepto que el arte académico tiene sobre la ejecución de las obras ya que el copiado

era una forma fundamental de la formación del artista en el camino de lograr la

perfección.

                                                                                                               
24  Rubén J. Mosquera. “Bellas Artes”, El Tío Juan, núm. 106. Bogotá, septiembre 10 de 1899.

  14  
Figura 2. Jean-Jacques Henner. El Levita de Efraím y su esposa muerta. 1898. Óleo sobre tela. 60 x

92 cm.

Se debe aclarar que el artista al que Mosquera hace mención no es M. Hener sino se

trata de Jean-Jacques Henner (1829-1905) que con su obra El Levita de Efraím y su

esposa muerta fechada en el 15 de septiembre de 1898 y expuesta en el Salón de París

de ese año obtuvo su primer premio como reconocimiento a una obra suya25. Es curioso

que el error en la designación del nombre de Henner no sólo haya sido cometida por

Rubén Mosquera, sino que adicionalmente la equivocación se haya mantenido a lo largo

del tiempo por historiadores de arte como Álvaro Medina y recientemente por curadores

como Miguel Huertas Sánchez. Entonces cabe preguntarse ¿cómo se genera una

acusación de copia contra Garay sin antes haber verificado el nombre del artista y obra

con la cual se le acusa?; adicionalmente, para el estudio de la trayectoria de Epifanio

Garay y el análisis de La mujer del Levita se dificulta el proceso de investigación al no

poderse encontrar datos verídicos que son trascendentales para el trabajo.

En cuanto a la comparación de la versión de Epifanio Garay con la de Henner, es

importante mencionar que el viaje que realizó Garay a París para continuar con sus

estudios de pintura se dio entre los años 1882 y 1885 y a su regreso realizó La mujer del
                                                                                                               
25  Charnon-Deutsch, Lou. Fiction of the feminine in the nineteenth century (Pennsylvania: Pen State
Press, 2010), 250.

  15  
Levita en 1889, de tal forma que Garay no tuvo posibilidad de apreciar la obra de

Henner. Si se tomara en consideración la fecha de realización de la obra del pintor

francés, el error en la nominación del artista, la fecha de presentación en el Salón de

París de la obra de Henner y lo que se conoce de la culminación de La mujer del Levita

de Garay, la acusación de Mosquera parece al menos sujeta a duda en cuanto a que

Garay efectivamente haya copiado.

1.6 LAS DECADENCIAS:

A pesar de que hacia finales del siglo XIX en Europa se estaban llevando a cabo

tendencias artísticas que rompían completamente con el estilo académico, en Colombia

el arte dejaba atrás modelos primitivos y experimentales como los de José María

Espinosa y Ramón Torres Méndez y se pasaba al arte de la Academia. Por tal razón

aunque Colombia llevaba años de atraso en la forma de hacer el arte con respecto a

Europa, era necesario vivir y experimentar ese movimiento artístico. Aunque fue una

tendencia transitoria muy corta y adicionalmente truncada en varias ocasiones por las

guerras civiles (1884-1885 y de 1895) el estilo académico brindó un norte no sólo para

los artistas colombianos a la hora de pintar sino que miembros de la burguesía y la

política encontraban al ser representados un modo de pertenencia social. Por este

motivo el cambio estético en el arte colombiano se veía atado a las preferencias del

entorno, lo cual le impedía acercarse a los movimientos de vanguardia. Para alcanzar

este nuevo estadio de desarrollo se requería pasar primero por un arte con unos

esquemas y reglas pre establecidas para entender los avances que habían surgido hasta

el momento.

A pesar de la necesidad de la Academia en el país, cuando Garay elaboró La mujer

del Levita ya se encontraba en la madurez de su etapa como artista y el estilo

académico se encontraba en decadencia. Con la llegada de Andrés de Santa María el

  16  
arte dio un giro y favoreció un cambio de percepción y preferencia estética y se instauró

el género del paisaje. Aunque Santa María nació en Colombia, desde los dos años se fue

a vivir a Europa y fue allí donde recibió de primera mano las enseñanzas en el arte. A

los veintitrés años pudo ingresar a la Escuela de Bellas Artes de París, considerada

como la escuela tradicional por excelencia y máxima expresión del academicismo26.

Esta fue una oportunidad con la que no pudieron contar la mayoría de artistas

latinoamericanos, ya que si no se era francés y si no se pertenecía a la élite el ingreso a

la escuela era casi imposible. Por esta razón la Academia Julian de París ofrecía una

gran cabida a los interesados al no poner restricciones de ingreso a los extranjeros27. Las

características esenciales de la Academia Julian serán discutidas con mayor precisión en

el capítulo 2.

A pesar de los estudios que recibió Santa María en la Escuela de Bellas Artes de

París sus intereses iban más hacia la aventura y la exploración de tierras nuevas y

exóticas como lo hizo su predecesor Paul Gauguin, de tal manera que decidió

aventurase a viajar a América para reencontrarse con su pasado en 1893.

Adicionalmente, Andrés de Santa María conoció y experimentó las nuevas tendencias

artísticas, movimientos como el realismo, el expresionismo, y el simbolismo iban a la

vanguardia, de manera que cuando llegó a Colombia a dictar la cátedra de paisaje en la

Escuela de Bellas Artes de Bogotá, a mostrarles a los artistas que había un mundo por

descubrir al aire libre, la respuesta que pudo darles podría expresarse en palabras de

Beatriz González “Así no se pinta”28.

Aunque Santa María dio clase de paisaje su actividad como docente estuvo

acompañada de personajes como Luis de Llanos, formado bajo la influencia de la

                                                                                                               
26  Beatriz Gonzalez Aranda, op. cit., p. 326.  
27  Juan Camilo Escobar, Francisco Antonio Cano, (Medellín: Universidad de Antioquia, 2003), 56-57.
28  Beatriz Gonzalez Aranda, op. cit., p. 329.  

  17  
escuela de Barbizón. Los dos pintores fueron bien recibidos por parte de las directivas

de la escuela y fueron profesores de esta tendencia en 1894. La instauración de la clase

de paisaje en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá causó impacto tanto en los maestros

como en los alumnos no sólo porque era una tendencia novedosa que proponía nuevas

posibilidades de acercarse a la mancha y el color, sino que adicionalmente liberaba a los

artistas de los ideales de perfección que planteaba la Academia y que posiblemente para

algunos era difícil desenvolverse con destreza en temas como el retrato y el desnudo. La

clase de paisaje pudo parecer algo inocente, posiblemente una clase más que

enriqueciera el currículum de la escuela; sin embargo, en cierta medida significó el fin

del sueño académico 29.

Santa María fue jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1899, cargo al

cual renunció al igual que los demás miembros. Este hecho puede ser explicado en parte

con las palabras de Jacinto Albarracín: “La renuncia obedeció quizá á la dificultad de

justa calificación”30. Dentro de los premios se le otorgó a Ricardo Acevedo Bernal el

galardón de composición mientras que La mujer del levita de Garay no recibió premio

alguno a pesar de los halagos que había recibido. No sobra enfatizar que el fallo del

jurado estuvo presionado por la controversia y el interés político.

Dentro del ácido debate que generó la exposición una de las opiniones más

fuertes en contra de Epifanio Garay fue lanzada por Max Grillo quien afirmó: “en sus

últimas obras revela decadencia” señalando directamente a la obra de Garay y no al

período académico ni a la Academia como tal. A pesar de que ya existía un gusto por la

pintura paisajística y se daban los primeros pasos en la composición al aire libre no se

puede desconocer que existía culto por la Academia y que entre sus seguidores se

                                                                                                               
29  Ibid.  
30  Jacinto Albarracín, Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899. Los artistas y sus críticos (Bogotá:
Medardo Rivas, 1899), 48.  

  18  
incluían a Rafael Núñez y a intelectuales como Max Grillo y Rubén J. Mosquera31.

Frente a la acusación proferida, Epifanio Garay contra argumentó a Grillo y declaró: “a

nadie se esconde que con aquello de las decadencias con que me regala el impresionista

de ayer en el popular diario de usted, no se pretende otra cosa que desconceptuarme

ante mi numerosa clientela” 32 . Es importante resaltar que Max Grillo acusó de

decadente a Garay por haber utilizado una fotografía como referente para su obra La

mujer del Levita, técnica que consideraba descalificadora en un eximio representante

del estilo académico33. Jacinto Albarracín se transforma en un gran defensor de Epifanio

Garay en relación a la acusación que hace Max Grillo y le responde: “Una vez que no

reparó en La Mujer del Levita, que se rueda de lo plásticamente contorneado el cuerpo,

ni en el retrato de Núñez; así como el de “inaudito” que será brillante frase literaria;

pero que se acusara el poco estudio de este escritor de tales cuadros, de que habla como

de oídas”34.

Con base en el debate suscitado, las connotaciones que surgieron sobre el

término “decadencia” en la obra de Garay apuntan a dos frentes. El primero relacionado

directamente con el supuesto modelo fotográfico utilizado para sus creaciones y el

segundo en cuanto a que sus cuadros mantienen un acartonamiento en su estilo que no

permitía prever ninguna evolución artística. Sin embargo, aunque el academicismo se

encontraba en sus fases finales, para la sociedad colombiana del momento era su estilo

de preferencia, apetencia que cambiaría radicalmente luego del final de la guerra de los

Mil Días y bajo la notable influencia de Andrés de Santa María.  

 
 
                                                                                                               
31  Álvaro Medina, op. cit., p.183.  
32  Epifanio Garay, “Sobre pintura,” El Autonomista, núm. 294. Bogotá, septiembre 29 de 1899.
33  Max Grillo, “Por la crítica,” EL Autonomista, núm. 301. Bogotá, octubre 7 de 1899.
34  Jacinto Albarracín, op. cit., p.7-8.

  19  
CAPÍTULO 2

2. LA MUJER DEL LEVITA DE LOS MONTES DE EFRAÍM

La pintura La mujer del Levita de los montes de Efraím (figura 3) ha sido

estudiada de forma permanente por diversos críticos e historiadores de arte desde su

puesta en escena en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1899 a partir de asuntos

como el ámbito sociopolítico, el artista como su creador o la pintura como representante

del período académico en el país. Sin embargo, el tema del desnudo en esta obra ha sido

privilegiado y su análisis ha derivado en diversas polémicas, controversias y admiración

por parte de los críticos de arte del siglo XX y XXI. El análisis de la postura de la mujer

como cuerpo inerte, los tonos que utilizó el artista para darle color a las figuras a la hora

de su elaboración y la posible utilización de fotografía hacen parte de las discusiones

que se estudiarán a lo largo de este capítulo.

Figura 3. Epifanio Garay. La mujer del Levita de los montes de Efraím. 1889. Óleo sobre tela. 139 x

198,5 cm.

  20  
2.1 DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DE LA OBRA:

La mujer del Levita de los montes de Efraím del artista Epifanio Garay fue

realizada en el año de 1889 y actualmente pertenece a la exposición permanente del

Museo Nacional de Colombia. Recrea una escena bíblica del antiguo testamento

específicamente el versículo 19 del libro de Jueces en el cual se representa el momento

climático de la escena, la muerte de la mujer del Levita. Si bien en el siglo XIX se

realizaban temas bíblicos, en este caso, la utilización de la escena religiosa permite

validar el desnudo femenino a causa de su falta de moral en una época constituida por

una sociedad conservadora.

La pintura, un óleo sobre lienzo, tiene un formato horizontal y mide 139 por

198,5 centímetros. La pincelada en los cuerpos es casi invisible y transparente a

diferencia del fondo y los elementos del paisaje en los cuales se evidencia una pincelada

un poco más libre y con manchas aunque no llega a ser texturada. El uso de la pincelada

delgada e invisible es una de las características esenciales de la pintura académica, y en

este caso el tratamiento de la pintura refleja un trabajo objetivo que busca representar la

realidad no la intención y el sentimiento del artista.

La composición está dividida en tres planos: el primero y el más privilegiado

está conformado por una composición piramidal en el cual el cuerpo de la mujer se

distribuye de forma horizontal a lo largo del cuadro y el del hombre se ubica detrás de

ella al nivel de las caderas. El segundo plano se construye a partir del muro que

conforma la casa en donde fue acogido el Levita y algunos árboles que compensan el

espacio del otro lado del cuadro. El tercero está dado por los árboles que se entrecruzan

por medio de las ramas que conforman el paisaje y que poco a poco van perdiendo

nitidez a medida que se alejan en el horizonte.

  21  
Como era característico de la pintura académica del siglo XIX el manejo de los

espacios y los volúmenes estaba muy bien determinado. En este caso, el estudio

minucioso de las dimensiones permite crear en La mujer del Levita una ilusión de

tridimensionalidad. Epifanio Garay tenía un dominio profundo de la línea y de las

proporciones de la figura humana; por esta razón los cuerpos que elaboró producen una

sensación de peso en el espacio y no parecen estar flotando. El cuerpo sin vida de la

mujer se ve desmadejado, ha perdido el tono corporal que es producto de la vida, sus

miembros reflejan un reposo absoluto y no parece el cuerpo acomodado de una modelo

en el estudio. Por otra parte, el cuerpo del Levita tiene una postura más altiva a pesar de

estar un poco inclinado hacia la derecha; de hecho, su asombro al ver a su mujer muerta

en el umbral de la casa tiene un aspecto en cierta medida teatral que se refleja en una

posición antinatural, estudiada y preestablecida. La posición de sus brazos, su cabeza y

sus ademanes se asemejan a la expresión de un actor en las tablas como si fuera una

pantomima.

Cabe resaltar que Garay desarrolló una vida artística paralela en el mundo de la

música, específicamente con la ópera 35 (ver capítulo 3). Por tal motivo se podría

suponer que tuvo una relación muy estrecha con el teatro, la iluminación de escena y la

composición en el espacio como si se tratara de una coreografía. De este modo, su

trayectoria en el campo de la música influyó decisivamente en su trabajo como pintor, y

esta influencia es posible percibirla en La mujer del Levita. Esta relación está

claramente marcada en la iluminación de la pintura, la mujer y el Levita no solo están

situados en el centro de la composición sino que están iluminados por una luz artificial

como si estuvieran en medio de la obra. Este tipo de iluminación podría ser interpretado

como luz cenital que se utiliza para la puesta en escena; es decir, un foco que está

                                                                                                               
35  Beatriz Gonzalez Aranda, op. cit., p. 309.  

  22  
dirigido a los cuerpos para resaltarlos. Adicionalmente, aunque el segundo y el tercer

plano tienen iluminación, esta es mucho más opaca. Por tal razón estos planos parecen

un telón de escena que intenta decorar y llenar el espacio. Aunque debe resaltarse la

cercanía de Garay con el teatro y la forma como este influyó profundamente en sus

obras no puede desconocerse que el tipo de luz y encuadre que se menciona

anteriormente llegó a Colombia con las enseñanzas de Felipe Santiago Gutiérrez quien

traía una influencia del arte español considerada por algunos, entre ellos Rafael Pombo,

como un grupo que está restableciendo en Europa el estilo académico más puro36.

Por otra parte, aunque el segundo y tercer plano ayudan a engrandecer el espacio

de la obra, estos no se ven aplanados como si fueran recortes superpuestos; por el

contrario, hay un trabajo de perspectiva minucioso, sobre todo en el muro de piedra

porque determina una diagonal que separa los cuerpos del primer plano y la

composición del segundo. Adicionalmente, el estudio de los puntos de fuga en la obra

es evidente y es clave para su elaboración. Estos elementos mencionados anteriormente

que demuestran el dominio de la técnica presentes en la obra hacen de La mujer del

Levita una obra característica del estilo académico.

2.2 EL DESNUDO:

La Academia Julian de París fue fundada por un joven artista llamado Rodolphe

Julian (1839–1907) quien al tener aspiraciones de estudiar en la metrópoli del arte y

entender las limitaciones que la Academia de Bellas Artes de París imponía a los

aspirantes entendió que los establecimientos educativos de arte privados y libres de

cualquier restricción, como los exámenes de admisión o el hecho de ser extranjeros,

tenían un gran potencial económico y decidió enfocarse en el mundo de los negocios y

fundar la academia en 1868. La academia Julian fue un centro de enseñanza que

                                                                                                               
36  Olga Acosta, “Felipe Santiago Gutiérrez y los comienzos de la Academia en Colombia,” en Diego,
Frida y otros revolucionarios, (Bogotá: Museo Nacional de Colombia: 2009), 72.

  23  
proponía dentro de su programa curricular los cánones del clasicismo y dentro de su

grupo de maestros se encontraba William Bouguereau (1825-1905), como diría Juan

Camilo Escobar “el maestro del art pompier y del naturalismo”37. Dentro de los cánones

del estilo se encuentran las siguientes características:

• Culto por la antigüedad clásica.

• Necesidad de una disciplina de precisión absoluta en el estudio del

natural.

• Priorización del dibujo sobre las otras artes plásticas.

• Representación de las figuras graves.

• Idealización de la naturaleza38.

Con base en las anteriores premisas se llega al desnudo como el punto máximo

de desarrollo técnico al cual un artista que haya transitado por la Academia puede

aspirar. En este caso, es importante resaltar brevemente la formación académica de

Epifanio Garay para entender la importancia del desnudo en La mujer del Levita. Garay

fue uno de los pocos pintores que tuvo el privilegio de obtener una beca para estudiar en

Europa por parte del gobierno. Esta le fue otorgada en el año de 1882 para estudiar en la

Academia Julian de París. Podría considerarse que Garay tuvo que estudiar y trabajar

estas características fuertemente para llegar a dominar la técnica y crear un desnudo

como La mujer del Levita con majestuosidad.

Diversas opiniones se han generado con relación a la obra, una de las cuales

puede verse en el planteamiento de Nohra Jaime:

                                                                                                               
37  Juan Camilo Escobar, op. cit., p. 57.  
38  Beatriz Gonzalez Aranda, op.cit., p.302.  

  24  
Representa a una mujer muerta dominando horizontalmente el primer plano. Está
muy bien ejecutada y da la impresión de una persona muerta especialmente por
el color, un gris verdoso cadavérico. El tema, un desnudo, bastante difícil para la
época a causa de su “falta de moral”, aparece aquí como bíblico para así imponer
las ideas del artista al respecto39.
Las palabras de Jaime no desconocen la buena ejecución del cuerpo femenino: el color

gris en la mujer intensifica la intención de Garay al querer mostrar un cuerpo sin vida.

De hecho, al observar la pintura detenidamente se puede apreciar la carencia de sangre

en los segmentos distales, especialmente en cara, manos y pies. No obstante, permite

esclarecer el motivo por el cual Epifanio Garay utilizó un tema bíblico para realizar el

desnudo.

La intención del artista de recrear una escena religiosa no se da porque fuera un

tema recurrente en la época o porque estuviera interesado en el tema bíblico sino porque

se prestaba como una excusa para validar el desnudo frente a una sociedad que

presentaba reservas frente a este tipo de expresiones artísticas. La importancia de La

mujer del Levita es avalada por Álvaro Medina cuando dice:

…es el desnudo más notable de toda la pintura colombiana del siglo XIX, en
parte porque no tiene numerosos cultores, pero también porque Garay se empleó
a fondo para volcar en él todos sus conocimientos técnicos y toda su capacidad
creativa dentro de los rígidos cánones de la Academia40.

El comentario de Medina revela el valor artístico superior de esta pintura y se

contrapone decididamente a las opiniones que en su momento presentaron los críticos

de la exposición de 1899 y refuerza el concepto del tinte sociopolítico que enmarcó la

obra y la vida de Garay.

Por otra parte, el crítico de El Tío Juan presenta una opinión sobre la obra

bastante amplia, pues no se enfoca sólo en el desnudo de la mujer sino que también

                                                                                                               
39  Nohra Haime, Garay. [Catálogo]. Bogotá: Museo Nacional, 1979,p. 10.  
40  Álvaro Medina, op.cit., p. 53.

  25  
comenta los desaciertos con el Levita, las virtudes y desventajas de la composición y el

paisaje que acompaña a las figuras. Sus apreciaciones plantean:

En La mujer del Levita, el cuerpo inanimado y ya en descomposición está


admirablemente tratado, tanto que hemos visto personas que al
contemplarlo se han sentido atacadas de lo que a Sancho produjo el bálsamo
de Fierabrás. El colorido está muy bien interpretado, y de presumir es que lo
haya detenidamente estudiado en el anfiteatro, si bien es de objetar que todo
cuerpo tiende al estiramiento de sus miembros en el estertor de su muerte,
como en busca del absoluto reposo, y aquí permanece encogida y recargada
hacia el lado izquierdo, con apariencias visibles de estar apenas dormida41.

Al igual que Nohra Jaime, el crítico de El Tío Juan reconoce que la interpretación de la

mujer muerta está muy bien realizada; por esta razón, no se puede desconocer que

Garay tenía un gran dominio de la técnica y que era capaz de realizar un desnudo.

En cambio, Jacinto Albarracín aborda el trabajo de Garay y específicamente La

mujer del Levita en el folleto de 54 páginas que tituló Los artistas y sus críticos, el cual

fue publicado en Bogotá en 1899. Esta información cobra importancia no solo por ser

una fuente que analiza la obra de Garay en el momento de la exposición del Salón

Nacional de Bellas Artes en 1899 sino porque adicionalmente contrapone las críticas de

los periódicos que abordan la obra y resalta en algunos casos las incongruencias y

contradicciones de los escritores como es el caso de la cita mencionada anteriormente

hecha por el crítico de El Tío Juan:

¡Y qué cosa! El crítico de El Tío Juan de 10 de septiembre , ante La mujer


del Levita “se sintió atacado de lo que á Sancho produjo el bálsamo de
Fierabrás.”
Son sus palabras con que se prueba, un estómago descompuesto y
estragado, que tienen algunos.
Este, digo, el crítico escribe que “ese cuerpo inanimado y ya en

                                                                                                               
41  Rubén J. Mosquera. op. cit.

  26  
descomposición está admirablemente tratado” (ojo al poético ado!), y luego
dice “que se ve con apariencias visibles de estar apenas dormida.”
Qué opinan: un cuerpo en descomposición y ….dormido, vaya con este
descubrimiento!42
Como ya fue descrito en el primer capítulo, la controversia estética enmascaraba la

pugna política y servía no solo para dar opiniones a favor o en contra de las obras y de

los artistas de la Exposición del 99, sino que también posibilitaba que los críticos se

trataran con ironía y sarcasmo para ser más virulentos y efectistas en los comentarios

con lo que traslapaban los dominios del arte y la política.

Otro ejemplo presente en el texto de Jacinto Albarracín en el que resaltan las

incongruencias es:

Tampoco es mentira que se contradice v. y gr.: para el crítico, nuestro


artista “ha derramado toda su sabia y puesto en juego todos sus recursos” y
más adelante le escarnece, diciendo que lo ejecutó de una fotografía “por el
procedimiento del cuadriculado.”
Cómo así?.........43
A pesar de las contradicciones que resalta Albarracín, por su parte genera una

opinión sobre la obra de Garay y reconoce las habilidades del pintor a la hora de

representar a la mujer; aunque compara la composición femenina del artista con la

descripción de la escena en la biblia:

Cuanto á la mujer muerta, la posición es perfecta, á no ser una una especie


de laxitud como quien muere estudiadamente, pues el pintor le puso con
cuidado los brazos recogidos, no como lo describe la Biblia; pero lo
desmadejado de los miembros mahullados, el color violaceo de la carne,
que apenas estará perdiendo el calor, no amarillento yá del cadavérico
cuerpo de Jesús (su copia de Rivera), el del muerto hace tiempo, sino el que
va exhalando poco á poco por los poros. La cara amoratada por el exceso de
contracción que agitó sus nervios, en fin, todo ese cuerpo violado es potente

                                                                                                               
42  Jacinto Albarracín, op.cit. p. 5-6.  
43  Ibid.  

  27  
por fuerza de dibujo y vigor de colorido44.

Teniendo en cuenta las diferentes consideraciones que se han formulado por

parte de críticos sobre el desnudo en La mujer del Levita es posible concluir que en

ningún momento se ha negado ni desvirtuado el trabajo y la técnica de Epifanio Garay,

ya que todos coinciden en que la elaboración del cuerpo femenino estuvo muy bien

pensada y cuidadosamente recreada. No obstante, siempre hubo algún motivo a discutir

o un punto a criticar en la composición y podría ser a causa de la fuerte vinculación

política en la que la obra estaba inmersa.

2.3 LA FOTOGRAFÍA:

Desde el inicio, en la búsqueda de información sobre la obra La mujer del Levita

de los montes de Efraím y la consulta de fuentes se ha resaltado la importancia de esta

pintura como emblema del estilo académico. A pesar de reconocer la trayectoria del

artista y la habilidad con la que realizó su obra, en la mayoría de las fuentes ha sido

inevitable encontrar juicios sobre la posible utilización de fotografía por el método del

cuadriculado en la pintura. Sin embargo, más allá de hacer este tipo de afirmaciones no

se ahonda en el problema. Hasta el momento no se ha podido comprobar si realmente

Garay utilizó o no la fotografía para realizar la composición; no obstante, vale la pena

mencionar lo que se ha dicho alrededor de la polémica.

Es importante acotar que la fotografía ya había sido utilizada en la academia

como referencia para la elaboración de retratos como lo plantea Beatriz González: “En

París, en la Academia Julian, profesores como Leon Bonnat, estimulaban el uso de la


45
fotografía como base para el retrato académico” .Teniendo en cuenta este

planteamiento es curioso que se haya generado tanta polémica con respecto al uso de la

                                                                                                               
44  Ibidem, p.48-49.  
45  Beatriz González, op.cit., p. 306.

  28  
fotografía en la obra de Garay, ya que si era una tendencia que se llevaba a cabo en

Europa debería ser bien recibida en Colombia y todavía más por un artista tan

trascendental como Epifanio Garay. Sin embargo, una posible interpretación acerca de

esta situación determina que si bien la fotografía se utilizaba aún por algunos de los

últimos académicos existentes, era una técnica desueta ya que los nuevos caminos

artísticos en la pintura se enfocaban no sólo en el sujeto sino en los juegos de luz y

atmósfera del Impresionismo. A pesar del planteamiento que genera Beatriz González,

al hablar de la obra menciona: “Se lo acusó de hacer uso de la fotografía para pintar un

desnudo de la escena bíblica La mujer del Levita de los montes de Efraím” lo que indica

que más allá de aclarar la circunstancia problemática no se ahonda en la situación46.

Claramente este es un hecho que no puede ser verificado o negado tajantemente. Se

sabe que había un uso extendido de fotografías para la elaboración de retratos y hacer

una analogía de esta técnica en la creación de La mujer del Levita favorecía cierta

verosimilitud que fue aprovechada por la crítica.

Por otra parte, Rubén Mosquera también resalta el inconveniente fotográfico que

surgió en torno a la obra: “para el estudio de la mujer se haya valido su autor de un

recurso vedado al leal compositor, cual es la impresión estable de la fotografía, sujeta al

procedimiento del cuadriculado”47. Cabe preguntarse si esta consideración fue hecha

por Mosquera intentando desvirtuar el trabajo de Garay entendiendo que el crítico hacía

parte del partido liberal y que su opinión estaba sesgada por su tendencia política.

Después de recibir toda una serie de críticas en torno a su obra y de ser acusado

de haber utilizado el recurso fotográfico Garay sintió que su trabajo había sido

desvirtuado con la intención de robarle su clientela, a lo que el artista respondió con una

carta dirigida al director de El Tío Juan: “No voy a ocuparme de dicha crítica como no
                                                                                                               
46  Beatriz Gonzalez Aranda, op. cit., p.312.  
47  Rubén J. Mosquera. op. cit.

  29  
me ocuparé de ninguna que lleve por toda firma iniciales falsas o seudónimo, ni de

aquellas que estén firmadas por personas que, aun cuando fueran de respetable
48
representación social, no sean de reconocida competencia en la materia” .

Adicionalmente, Garay tuvo apoyo de artistas como Eugenio Zerda y Francisco Torres

Medina que sirvieron como testigos para comprobar que la obra se había hecho a partir

de una modelo49, aunque los mencionados también pertenecían al partido político del

artista.

Es interesante resaltar que son varias las fuentes que hablan de La mujer del

Levita de Epifanio Garay como un desacierto, en el caso de Marta Traba se refiere a la

obra de Epifanio como “su espeluznante cuadro”50. Se propone que fue una obra

polémica por el posible uso de la fotografía y que Garay se defendió contra las

acusaciones. A pesar de esto, no ha habido una sola fuente que realmente afirme que

hizo copia y que explique los hechos sino que mencionan lo que inicialmente dijeron los

críticos de la época en los periódicos. Por este motivo, y como ha sido expuesto en el

capítulo uno, podría pensarse una vez más que la polémica que se creó en torno a la

obra sobre el uso de fotografía fue solo un motivo para enmascarar el conflicto político

y para generar una excusa para enmarcar a Garay como el artista de la Regeneración

enfrentándolo con Acevedo Bernal que pertenecía al partido Liberal.

A pesar de las consideraciones sobre la obra y las críticas que le hicieron a la

pintura cabe preguntarse: si las apreciaciones de los críticos fueran ciertas en cuanto a

que la mujer no fue realizada de un modelo natural ¿qué necesidad tendría Garay de

copiar una fotografía si tenía tanto dominio sobre la técnica y pintaba con gran

habilidad el desnudo?. Una posible respuesta podría estar dada por la cita que Nohra

                                                                                                               
48  “Sección personal: rectificación”, El Tío Juan, núm. 108. Bogotá, septiembre 21 de 1899.
49  Álvaro Medina, op.cit., p.174.  
50  Marta Traba, Historia abierta del arte colombiano (Bogotá: Colcultura, 1984), 71.  

  30  
Jaime hace cuando habla del llamado de atención que le hicieron a Garay por parte del

Ministerio de Educación Pública:

En repetidas ocasiones ha hecho presente a usted el infrascrito Ministro,


verbalmente, que no conviene el uso de dibujos tomado de mujeres al
natural, en esa escuela para clases de pintura y escultura, porque eso
pugna contra la moral y las costumbres de nuestra sociedad. Sin
embargo, se han seguido pasando cuentas por salarios de dichos
modelos, y desde ahora aviso a usted que en adelante no se reconocerán
en este Ministerio servicios de esa naturaleza”51.

La anterior cita es otro indicio de que Garay tenía como costumbre ampararse en

modelos vivos para la realización de sus obras, adicionalmente genera credibilidad a las

declaraciones que lo apoyaron frente a las acusaciones del uso de fotografía y quita peso

a las aseveraciones hechas por la crítica liberal.

2.4 El LEVITA Y OTROS ASPECTOS DE LA COMPOSICIÓN:

A pesar de que el desnudo fue el tema principal para dar de que hablar en la obra

de Garay, la elaboración del Levita y otros aspectos de la composición fueron criticados

fuertemente y considerados como lunares que opacaban la obra. Al observar la pintura

de cerca se percibe una diferencia clara entre los cuerpos; la mujer, finamente trabajada

y estudiada para recrear un cuerpo inerte contrasta fuertemente con la postura teatral del

Levita; adicionalmente, el tono rojizo de la piel del hombre contrarresta su naturalidad.

Estas consideraciones podrían ser validadas en palabras en Rubén J. Mosquera

en su artículo de El Tío Juan:

Lo que menos buen papel juega en el cuadro es la figura del levita, cuya
posición, hundida como pisando en algún desnivel del terreno es
desgarbada y casi grotesca. La emoción de espanto es igualmente
exagerada de manera que más parece actor melodramático que un hombre
sacudido por el dolor, al ver inanimado el objeto de sus complacencias.

                                                                                                               
51  Nohra Haime, op.cit., p. 10.

  31  
Hay demasiado recargo de tintas rojas en su rostro, y cuando un caso de
ésos sobreviene, no es á todas luces el más subido carmín el que resalta en
las mejillas, sino una lividez inspirada por el súbito terror52.

La afirmación de Mosquera podría ser entendida si se tiene en cuenta la relación que

tenía Epifanio Garay con el teatro. Si bien había sido cantante de ópera como se

mencionó en el análisis y descripción de la obra al inicio del capítulo, su constante

relación con el escenario podría haberle dado algunas luces a la hora de realizar

composiciones en sus lienzos. No obstante, en La mujer del Levita podrían haber sido

desaciertos si se tiene en cuenta que no sólo se está trabajando una escena bíblica del

Antiguo Testamento sino que también el tema de la obra es dramático y melancólico.

Además, por su talante academicista estricto parece no interesarse en los otros aspectos

de la composición que no sean el desnudo y los trata de manera superflua como el

paisaje de fondo cuando para la época ya se tenía como objeto principal de

representación los juegos de luz y de armonía que reflejaban el entorno del individuo.

En cuanto a la elaboración del paisaje en segundo y tercer plano el trabajo de

perspectiva es contundente. No conforme, Mosquera agrega:

Que no es el paisaje el fuerte de Garay, lo está acreditando con el que


llena el espacio vacío del lienzo, en donde el gris del terreno que se ve en
el primer plano es el mismo de igual tono que se advierte en el que forma
el horizonte ceñido por vistosos tonos de azul. El mismo gris monótono
aunque un poco más subido, es el que le sirve en los troncos de los
árboles, colocados en fatigoso paralejismo53.
Jacinto Albarracín coincide con Mosquera en las expresiones forzadas del

Levita, el tono rojizo de su rostro y los tonos grises monótonos del paisaje:

                                                                                                               
52  Rubén J. Mosquera. op. cit.  
53  Ibid.  

  32  
Hay más cólera en esa cara, que espanto; lo que prueba que la cólera
del amor propio ofendido, es más traducible por Garay, que el
espanto ó el terror. Ese brazo extendido del levita y esa mano así
abierta, están demostrando quizá la ira de que hablo…En este de
nuestro artista hay euritmia fastidiosa en los árboles y monotonía de
tintes grises54.

Una vez más, Max Grillo en El Diario resalta los desaciertos que opacan las

virtudes de la obra, aunque no desconoce “la belleza” del cuadro y la corrección

académica del desnudo si desmonta la obra del pedestal con sus fuertes críticas hacia el

resto de la composición:

Séanos lícito guardar silencio, ante una técnica tan admirablemente


manejada, acerca de ciertos lunares que afean la obra exhibida del
maestro: ampliamente compensan la corrección de lo someramente
enumerado el mal efecto de la figura del hombre ante aquel
desnudo, …ó el que se alcance á adivinar la falta del modelo y la
sobra de fotografía en otros: quien ha dibujado tan
maravillosamente esa muerta y ha hecho retratos como el de Núñez,
y ha pintado cabezas como la hermosísima de la señorita Nicolle,
que echamos de menos ahora, bien merece para aquello un silencio
que con esto tiene sobradamente pagado, ya que el artista nace, pero
el pintor sí se hace55.
Max Grillo no escatima en críticas a la hora de escribir su artículo sobre la pintura de

Garay; claramente deforma el ideal que se tiene del artista y pone en tela de juicio su

reconocimiento como pintor.

Es claro que el punto privilegiado en la obra son los cuerpos; no obstante, la

composición está muy bien determinada por los planos y los tonos intentan ceñirse al

ambiente que se recrea en la escena bíblica. Ha sido evidente a través de la presente

investigación que Epifanio Garay es un maestro del arte académico, su obra está

                                                                                                               
54  Jacinto Albarracín, op.cit., p.48-49.  
55  M. [Max Grillo]. “En la exposición”, El Diario, núm. 5. Bogotá, agosto 24 de 1899.

  33  
enmarcada por este paradigma pero no se permitió la libertad de explorar las nuevas

tendencias que para su momento el mundo del arte visualizaba y exigía.

Ninguno de los críticos pudo desconocer el virtuosismo en el trabajo de Garay,

no sólo en la elaboración de La mujer del Levita sino también en los retratos que realizó

como el de Núñez; a pesar de esto, siempre estuvieron presentes las críticas por parte de

los escritores de tinte liberal hacia el trabajo del artista. Estas críticas vinieron a

desarrollarse en la época de la exposición en el Salón Nacional de Bellas Artes en 1899

en la cual el ambiente imperante en la época estaba preparando al país para la Guerra de

Los Mil Días. Por este motivo, las acusaciones sobre la obra de Epifanio Garay en la

exposición no tenían del todo una postura imparcial y objetiva, aunque eran ciertas en

cuanto a la decadencia del estilo que practicaba Garay como interpretación artística y a

la carencia de los nuevos elementos que regían la pintura que se enmarcaban dentro del

plenairismo56.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                                                                                                               
56  Beatriz González, op.cit., p. 312.

  34  
CAPÍTULO 3

3. EPIFANIO GARAY:

Epifanio Garay nació en Bogotá en 1849 y murió en Villeta en 1903. Su padre

Narciso Garay tenía inclinaciones sobre la expresión académica pero su mayor

desempeño se centró en la artesanía en su taller de ebanistería. Podría considerarse

como la primera persona que influyó en la formación pictórica de Epifanio Garay y

prosiguió bajo la dirección de José Manuel Groot quien era miniaturista, caricaturista y

pintor reconocido en la época57. La influencia de Groot se ve plasmada en la obra de

Garay Por las velas, el pan y el chocolate de 1870, obra que ha merecido desde su

exposición elogios por parte de la crítica:

Es notorio que la figura de la humilde muchacha fue pintada en el


taller con modelo, o sea que estamos ante un retrato de cuerpo
entero de características excepcionales en la producción del pintor.
La factura es impecable y puede observarse en la vestimenta del
personaje femenino principal, en la textura y el color de las pilastras
a lado y lado del vano que abre a la calle y en el excelente
tratamiento de la penumbra que invade el interior del pasillo que
transitan las dos mujeres y el hombre. Resaltar la calidad de estos
valores es importante para poder señalar que se trata de una obra
iniciática realizada mucho antes de que el artista se dedicara por
completo a la pintura58.
La anterior cita pone de relieve que Epifanio Garay desde sus inicios fue considerado

como un pintor muy bien dotado técnica y artísticamente y que utilizaba modelo natural

en el taller para la ejecución de sus obras, asunto que se recalca ya que en La mujer del

Levita fue acusado sin comprobación alguna y vehementemente refutado por Garay

sobre la utilización de la fotografía y no del modelo natural como base para la

elaboración de esta última obra.


                                                                                                               
57  Beatriz Gonzalez Aranda, op.cit., p.303.  
58  Álvaro Medina, op.cit., p.147.  

  35  
Se conoce que llegó a Panamá en 1870 donde contrae matrimonio y su actividad

artística fundamental, por encargo del Presidente del estado panameño fue la

elaboración de los retratos de los presidentes de dicho estado a partir de 1855. En

relación a este período su hijo Narciso acota: “La llegada de mi padre al istmo comenzó

a introducir en nuestros salones, sino en nuestras iglesias, el culto de la naturaleza y la

noción de verdad en el arte”59. La anterior cita se presta para hacer hincapié en que

Garay era una persona conocida y apreciada por su arte en ámbitos diferentes al de la

capital del país y su mayor producción pictórica se relacionaba con el retrato ya que era

lo que la sociedad solicitaba de manera primordial de sus pintores. Adicionalmente, las

palabras de su hijo revelan la faceta de excelencia y apego al nuevo estilo para la época

y la sociedad en que se desenvolvía muy cercano al académico que hizo llegar y definió

su estadía en esa ciudad.

En 1873 ganó un premio en la exposición conmemorativa del Grito de

Independencia dirigido por el artista mexicano Felipe Santiago Gutiérrez quien había

sido traído a Colombia gracias a la gestión realizada por Rafael Pombo en Nueva York

en el mismo año con la pretensión de modernizar la enseñanza del dibujo y la pintura a

través de una escuela de bellas artes. Gutiérrez tuvo tres estadías que culminaron en

1893 durante las cuales dejó un legado que definió el arte pictórico de ese siglo. Garay

pudo aprovechar las enseñanzas de Felipe Gutiérrez entendiendo cómo se realizaba un

retrato académico, la disposición del modelo y a diferenciar la calidad de los materiales;

lo que indica que su formación se fue perfilando y definiendo hacia ese estilo.

Adicionalmente, en 1881 Garay volvió a ganar el concurso para escoger profesor

y director de la Academia Gutiérrez junto con Pantaleón Mendoza 60 . Las dos

premiaciones que recibió Epifanio Garay permiten deducir que desde ese entonces ya
                                                                                                               
59  Beatriz González Aranda, op. cit. P. 303.
60  Ibidem, p. 305.

  36  
era considerado como un artista talentoso y reconocido, y a pesar de que no había salido

del país para desarrollar su profesión como pintor su trabajo sí contaba con unos

referentes y características de tendencia académica que le permitirían desenvolverse

mejor en los proyectos que le eran encargados.

En 1882 Epifanio Garay obtiene una beca para estudiar en la Academia Julian de

París por parte del gobierno como premio por una exposición colectiva; sin embargo, su

viaje se dio cuando el artista ya no era tan joven. Contó con la enseñanza de maestros

como William Bouguereau (1825-1905), Gustave Boulanger (1824-1888) y León

Bonnat (1833-1922) con quienes pudo afianzar sus conocimientos en pintura y ampliar

su registro con las copias que pudo elaborar de las visitas en museos61. Es importante

aclarar que desde los inicios de esta investigación el nombre de la Academia en la que

estudió Garay en París aparece como Académie Julien, lo que indica que hay un error

de ortografía en el nombre que se ha mantenido a lo largo de los años y se ha pasado

por alto por diversos historiadores y críticos de arte. En el caso de Nohra Jaime

menciona: “ En 1882 gana otro concurso y es enviado a Europa por el gobierno, donde

estudia en la Academia Julien de París” 62. Del mismo modo, Álvaro Medina afirma:

“Fue en la Academia Julien donde Garay aprendió a dominar su métier”63. Por último,

Marta Fajardo reitera el error: “Premiado en la exposición de 1882 por el gobierno

colombiano con una beca para estudiar pintura en Europa, viajó a París y se matriculó

en la Academia Julien”64. La importancia de investigar a fondo y aclarar datos como el

nombre de la Academia en la cual se formó Garay es fundamental para el análisis y

estudio del artista, pues su estudio en París marca la pauta para validar y legitimar su

                                                                                                               
61  Ibidem. p. 306.
62  Nohra Haime, op.cit., p. 8.  
63  Álvaro Medina, “Historiografía y ubicación de Epifanio Garay,” Ensayos, nº 3, Bogotá ,1996: 107.  
64  Marta Fajardo de Rueda, “Epifanio Garay,” Biografías Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de
Lectores: Acceso abril 4 de 2015, en http://www.banrepcultural.org/category/parte-de-
dcrelationispartof/biografias-gran-enciclopedia-de-colombia-del-circulo-de-lectores.

  37  
trayectoria académica. El hecho de que este artista haya podido viajar y haya tenido

contacto con las tendencias que se estaban llevando a cabo en Europa, así fuera el final

de este estilo, marcan el pensamiento y la dirección en la cual se llevarían a cabo los

procesos artísticos en Colombia hacia finales del siglo XIX.

Epifanio Garay debió interrumpir sus estudios y tuvo que regresar al país en

1885 al ser suspendida su beca a causa de la situación política tan delicada en la que se

encontraba Colombia, esta debía prepararse para la guerra civil que se avecinaba. Con

su regreso pudo dedicarse por completo a la pintura y su oficio se basaba en los

encargos de la sociedad bogotana incluyendo retratos de señoritas, políticos e

intelectuales65. A partir de 1890 se organizó en Cartagena y fundó una academia de

pintura en la cual retrató a Rafael Núñez haciendo alusión al retrato que se le hizo a

Napoleón de David66. Es importante hacer énfasis en este retrato ya que al representar a

Núñez, Garay quedaría aún más vinculado al partido de la Regeneración, lo cual

afectaría profundamente su obra de La mujer del levita porque sería el blanco para la

crítica y de paso sería desvirtuado su trabajo como artista. Como aporte a lo anterior

cabe mencionar las palabras de Beatriz González:

Los retratos de Garay, que se encuentran principalmente en Cartagena,


Panamá y Bogotá, indican que su prestigio lo llevó al Palacio Presidencial
para pintar a los presidentes, no solo a Núñez sino a Carlos Holguín y
Manuel Antonio Sanclemente67.

Su posible vinculación con Núñez podría entenderse como la relación que se establece

entre el pintor y su modelo, más allá de ser un vínculo por el partido político podría

pensarse que se trataba del trabajo como retratista que le brindaba el sustento a Garay y

por lo tanto se mantenía una cordialidad con su modelo; en este caso se trataba del
                                                                                                               
65  Beatriz González Aranda, op. cit. p. 306.  
66  Nohra Haime, op. cit. p. 8.  
67  Beatriz González Aranda, op. cit. p. 309.  

  38  
dirigente político. Por tal razón, para intereses de Garay se debía mantener la

cordialidad entre los personajes ya que estaba tras la dirección de la Escuela de Bellas

Artes. La anterior consideración podría ser apoyada por las palabras del pintor

Peregrino Rivera Arce quien relata el episodio en el que Garay hace el retrato del

Presidente Nuñez:

Estando en Cartagena, le fue encomendada la obra del retrato del Dr.


Núñez, que lo trabajó en la residencia de El Cabrero. Me refería el artista
que el Dr. Núñez, desde que se sentaba para retratarlo, entraba en el
sueño y que en vista de esto, había ocurrido al recurso de conversarle y
contarle historias para distraerlo68.
Como Epifanio Garay había ganado prestigio como pintor después de su paso por París

podría pensarse que los dirigentes políticos y los personajes de la alta sociedad quisieran

contratarlo para realizarse un retrato con un artista confiable para mantener el status

social.

A partir de 1893 Garay fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes, esta

era una de sus más grandes ambiciones como lo manifiesta a su amigo Pedro Carlos

Manrique:

Respecto a la cuestión Escuela de Bellas Artes, eres tentador y


aunque perdida casi la esperanza porque desde mis más tiernos años
libro una batalla con la adversidad a cuyas espaldas veo algo con que
he soñado, vuelvo no obstante a entusiasmarme con la idea de
respirar el embalsamado ambiente del arte. Si el Dr. Holguín quiere,
no puede ser un obstáculo el R.P. Páramo. Bien sabes que aun cuando
conservadores de tradición los Holguín son más liberales en el fondo
que muchos de los jefes del radicalismo; sobre todo, tienen esa
independencia hija del talento.
Ahora bien, como comprenderás yo ansío ir a Bogotá, tanto por mí
como por mis muchachos, pero no me gustaría ir de subalterno, así,
pues te diré que yo me encuentro en condiciones de ser Director de la

                                                                                                               
68  Peregrino Rivera Arce. Papeles sueltos. Bogotá: Archivo Museo Nacional de Colombia, sin clasificar.

  39  
Escuela de Bellas Artes, subordinando a mí la Academia de Música,
que por lo que he oído la dirige el celebérrimo maestro Rosa69.
Teniendo en cuenta las palabras de Garay puede deducirse que se consideraba un

hombre ambicioso, era consciente de su talento y aprovechaba el reconocimiento del

que gozaba para abrirse campo en la educación artística. Gracias a su interés

pedagógico y al haber sido beneficiado con una beca por medio del estado también

impulsó la creación de becas para estudiantes provenientes de provincias y el

mejoramiento de las condiciones de los docentes70.

A pesar de las intenciones de Epifanio Garay por promover y mejorar el estilo

académico en la Escuela de Bellas Artes, dos situaciones marcaron profundamente su

proceso artístico en ese momento. La primera, en 1899 se da en la Exposición Nacional

de Bellas Artes en la cual Garay presenta su obra La mujer del Levita de los montes de

Efraím, pintura que como se ha mencionado anteriormente se prestó para diversos

ataques y defensas en la que se dirimió tanto lo político como lo estético. La segunda, el

cierre de la Escuela de Bellas Artes a causa de la Guerra de los Mil Días que iniciaba el

17 de octubre de 1899.

Epifanio Garay no sólo desarrolló un talento para la pintura, adicionalmente

había incursionado en el mundo de la música de forma paralela, específicamente en la

ópera; de hecho, su formación en el campo musical se desplegó de forma más temprana

que con la pintura. Sus primeros estudios musicales se dieron cuando se encontraba en

el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En 1865 se vinculó a la compañía de

ópera de Oreste Sindici (italiano) y Román Isaza (venezolano) en la cual se desempeñó

como bajo y el repertorio en el cual participó fue: La sonámbula de Vicenzo Bellini;

Don Pasquale y Lucía de Lammermoor de Gaetano Donnizzetti; El trovador, Rigoletto,

                                                                                                               
69  Tomado de Julio Manrique. Árbol familia, en http: //
www.juliomanrique.com/abuelo/5_EPIFANIO_GARAY.html, consultado el 4 de abril de 2015.
70  Marta Fajardo de Rueda, op. cit.  

  40  
Un baile de máscaras, Traviata, Los lombardos y Luisa Miller de Giuseppe Verdi y El

juramento de Joaquín Gaztambide y Luis de Olona71. En Colombia también participó en

la representación de la primera composición escrita por José María Ponce de León

(1846-1882) para la comedia Un alcalde a la antigua y Dos primos a la moderna

estrenada el 17 de diciembre de 1865 en el teatro del colegio Espíritu Santo72. Luego

viajó a los Estados Unidos para ingresar a la Academia de Música de Nueva York

donde pudo actuar como primer bajo en la ópera73.

El motivo de resaltar la formación musical de Garay en la investigación se da

porque gracias a su cercanía con la ópera y el teatro, su percepción del espacio, la

distribución de los objetos en este y la iluminación artificial son características que

marcan profundamente su composición pictórica74. En la mayoría de sus obras se

percibe la relación con el teatro y la escena; de hecho, como se relata en la descripción

de La mujer del Levita en el capítulo 2, el hombre tiene una postura sobre actuada y

teatral. Las palabras de Beatriz González permiten validar lo mencionado

anteriormente:

Por haber estado vinculado de cerca con la ópera y el teatro, desarrolló


interés por la escenografía y por todos los detalles del vestuario y el
alumbrado, que se ven reflejados en la cuidadosa “puesta en escena” de sus
composiciones…Garay trabajó minuciosamente la composición y la
iluminación en la pintura75.

La cercanía de Epifanio Garay con las artes escénicas brindan una mirada al arte

diferente, la forma de concebir el espacio, los objetos y los personajes que interactúan

dentro de la escena permiten concebir la pintura de una forma compleja y detallada,


                                                                                                               
71  Marina Lamus Obregón, “La ópera,” en Teatro siglo XIX: compañías nacionales y viajeras, (Bogotá:
Kimpres, 2004), 381-383.
72  Ibidem, p. 368.  
73  Beatriz González Aranda, op. cit. p. 304.  
74  Nohra Haime, op. cit. p. 7.  
75  Beatriz González Aranda, op. cit. p. 309.  

  41  
cada elemento en el lugar cuenta y tiene un sentido, la iluminación al ser artificial

pretende resaltar ciertas secciones específicas de los personajes y los componentes en el

ambiente generan un diálogo estrecho entre sí. Esta combinación de elementos

característicos de la puesta en escena no siempre podrían ser descubiertos por aquellos

que permanecen ajenos al mundo del teatro; por tales razones en ocasiones pudieron

haber sido considerados algunos personajes en las obras de Garay como exagerados e

irreales.

  42  
CONCLUSIONES:

1. La mujer del Levita es considerada como la obra más representativa del estilo

académico en Colombia.

2. La mujer del Levita es una obra que está íntimamente ligada al contexto

sociopolítico y por tal motivo no puede ser desligada de este entorno.

3. El tema del desnudo en La mujer del Levita es considerado como el más notable

realizado por un pintor colombiano de todo el siglo XIX.

4. A pesar de las críticas que surgieron contra La mujer del Levita y contra

Epifanio Garay no puede desconocerse que es una obra que ha servido como

referente del estilo académico en Colombia.

5. La influencia de Felipe Santiago Gutiérrez y luego el perfeccionamiento del

estilo académico en la Academia Julian determinaron el estilo artístico de Garay.

6. La formación operática de Epifanio Garay influyó decisivamente en la

composición de sus obras y en la representación los personajes.

7. Epifanio Garay es considerado como el pintor académico por excelencia en

Colombia hacia finales del siglo XIX y su obra en este campo ha sido referente y

motivo de estudio hasta la actualidad.

8. El reconocimiento de Epifanio Garay como el pintor oficial del partido de la

Regeneración define la actitud de la crítica frente a su obra.

9. Epifanio Garay puede ser considerado como decadente en cuanto a que no

estaba en concordancia con el desarrollo artístico europeo de su momento y con

los primordios nacionales que se estaban gestando. Sin embargo, para el medio

local su obra tenía la aceptación general ya que coincidía con el paradigma

social.

  43  
10. La crítica que se desató con respecto a la obra de Epifanio Garay se sustentaba

en la permanencia del artista en un estilo definido, el académico, sin demostrar

cambios evolutivos en sus pinturas en una época en la que se reconocía al

plenairismo como tendencia a seguir.

11. La influencia de Andrés de Santa María y Luís de Llanos como profesores de

paisaje desde 1893 permite resaltar una nueva visión en la concepción artística

pictórica ante la que Epifanio Garay se mostró indiferente.

12. La llegada de Andrés de Santa María y su cátedra de paisaje en la Escuela de

Bellas Artes de Bogotá significó el fin del sueño académico en Colombia.

  44  
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