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 Editorial UOC 54 Neuropsicología

– Almacenamiento o consolidación: En esta fase se crea y se mantiene un


registro temporal o permanente de la información. El material almacenado
posee en este momento una alta organización, lo que facilita el aumento en
la cantidad de información que puede ser almacenada. Posteriormente, el
conocimiento almacenado puede perderse por diferentes motivos, como
por ejemplo el olvido.
– Recuperación: Hace referencia al acceso y evocación de la información al-
macenada a partir de la cual se crea una representación consciente o se eje-
cuta un comportamiento aprendido.

2. Sistemas de memoria: definición y bases neurales

La memoria es un proceso cognitivo complejo, lo que hace muy difícil su cla-


sificación, debido a que no es un concepto unitario, sino que existen diferentes
tipos o clases de memoria que han sido descritas a través de las diversas clasifi-
caciones que de ella se han realizado a partir de la investigación básica y expe-
rimental. A lo largo de los años, se han ido proponiendo diferentes variables con
las que llevar a cabo una taxonomía de la memoria, la cual puede realizarse a
partir de diferentes criterios. Si tomamos como base criterios cualitativos, pode-
mos diferenciar entre:

– Memoria explícita (también denominada consciente o declarativa). Su prin-


cipal característica es que la información es accesible a la conciencia y es sus-
ceptible de ser verbalizada. La información aquí contenida es modificable,
de manera que puede cambiar a lo largo del tiempo.
– Memoria implícita (no declarativa o inconsciente). La memoria implícita es
difícilmente expresable a través del lenguaje y posee un alto grado de rigi-
dez, lo que dificulta su modificación.

Existen otras grandes diferencias entre los procesos explícitos e implícitos.


Una de ellas hace referencia al grado de vulnerabilidad frente al envejecimien-
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to normal y a la afectación en diversos estados patológicos. La memoria explí-


cita es muy vulnerable a ambos, mientras que la memoria implícita es más
resistente al deterioro, pudiendo permanecer preservada incluso en estadios
avanzados de enfermedades neurodegenerativas. En cuanto al efecto que im-
prime el paso del tiempo en la memoria, es importante señalar que el aumento
en el intervalo de tiempo transcurrido entre la presentación de la información
y el momento en el cual debe recordarse afecta notablemente a la memoria ex-
plícita, siendo peor el rendimiento cuanto mayor es el intervalo temporal. Por
el contrario, la memoria implícita no se ve afectada por esta demora en la mis-
ma medida. En la tabla 2.1 quedan recogidas las principales diferencias entre
ambos sistemas de memoria.

Tabla 2.1. Diferencias entre memoria explícita e implícita.

Memoria explícita Memoria implícita

Carácter voluntario e intencional de la retención Carácter involuntario y no intencional


y la recuperación de la información. de la retención y la recuperación de la
información.

Evaluación mediante medidas directas de Evaluación mediante medidas indirectas de


memoria. memoria. Efecto priming.

Estructuras neuroanatómicas más recientes Estructuras neuroanatómicas más antiguas


filogenéticamente. filogenéticamente.

Muy vulnerable al deterioro. Poco vulnerable al deterioro.

Fuente: B. González Rodríguez y E. Muñoz-Marrón (2008). Estimulación de la memoria en personas mayores. Madrid: Síntesis.

A pesar de tratarse de dos procesos bien diferenciados, y con característi-


cas muy dispares, están íntimamente relacionados y se apoyan mutuamente.
Muchos aprendizajes y memorias comienzan siendo procesos conscientes –
es decir, explícitos– pero con el tiempo, con la evocación o con la práctica
repetida de su contenido, acaban convirtiéndose en procesos implícitos, in-
conscientes. Además, en muchas ocasiones un mismo contenido puede ad-
quirirse de manera implícita o explícita, requiriendo cada una de ellas
regiones cerebrales diferentes y originando memorias con propiedades tam-
bién diferentes. Pero lo que ocurre con mayor frecuencia es que el aprendi-
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zaje o la adquisición de nueva información se lleven a cabo gracias a la


intervención de ambos tipos de procesos, los cuales interactúan y se propor-
cionan ayuda mutua. Esto hace que sea sumamente difícil separar completa-
mente ambos tipos de memoria, ya que son procesos en continua
interacción y que se influyen mutuamente para formar memorias y aprendi-
zajes coherentes y significativos.
Si atendemos a criterios temporales, podemos clasificar la memoria en:

– Memoria inmediata.
– Memoria a corto plazo.
– Memoria a largo plazo.

Esta clasificación es muy útil a la hora de comprender el proceso de consoli-


dación del aprendizaje y la memoria.
Con el fin de aunar los criterios cualitativos y temporales, desde la neuro-
ciencia cognitiva actual se propone la clasificación reflejada en la figura 2.1.,
en la que también se pueden ver las principales áreas cerebrales implicadas en
los diferentes aprendizajes y memorias. Es posible que en el futuro se generen
nuevos conocimientos que den lugar a otras categorías o a denominaciones
más acordes con los nuevos hallazgos experimentales y clínicos.
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Figura 2.1. Clasificación integradora de la memoria teniendo en cuenta criterios


temporales y cualitativos.
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2.1. Memoria implícita

La memoria implícita constituye un proceso inconsciente, en el cual el sujeto


no recuerda conscientemente haber adquirido un determinado conocimiento o
destreza, pero demuestra con su conducta que sí lo ha aprendido. Es un apren-
dizaje difícil de expresar verbalmente, pero que puede mostrarse conductual-
mente de manera bastante automática. Su adquisición suele ser gradual y se
aprende y perfecciona a través del modelado y la práctica. El aprendizaje implí-
cito, también denominado no declarativo o inconsciente, no depende de la vo-
luntad ni de la conciencia del sujeto, aunque en alguna de las fases del
aprendizaje sea necesaria la intervención de procesos conscientes. La memoria
implícita es más rígida y difícilmente modificable que la memoria explícita, y
tiene un carácter más duradero que esta, siendo más resistente a las alteraciones
que cursan con déficits de memoria y al envejecimiento normal.
La memoria implícita constituye una categoría muy heterogénea dentro de
la cual se incluyen diferentes formas de aprendizaje que son independientes de
la conciencia y de la integridad del lóbulo temporal medial (área cerebral fun-
damental para la memoria explícita, como veremos más adelante), y que pode-
mos agrupar en:

– Aprendizaje no asociativo: habituación y sensibilización.


– Priming.
– Aprendizaje asociativo: condicionamiento clásico y condicionamiento ins-
trumental.
– Memoria procedimental.

La memoria implícita se apoya en estructuras y circuitos cerebrales diferentes


a los que subyacen a la memoria explícita y que son más antiguos filogenética-
mente hablando, por lo que el daño en las estructuras relevantes para la memo-
ria declarativa (hipocampo, corteza parahipocámpica, etc.) deja intacta la
capacidad de aprender de modo inconsciente. Numerosos estudios han puesto
de manifiesto esta independencia entre procesos de memoria implícita y explí-
cita en lo que a neuroanatomía se refiere.
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2.1.1. Aprendizaje no asociativo: habituación y sensibilización

El aprendizaje no asociativo engloba las formas más sencillas de aprendizaje:


la habituación y la sensibilización. Ambas cambian nuestro comportamiento
tras la simple exposición a estímulos, y se considera que el aprendizaje es no
asociativo porque no es necesario realizar una asociación entre las acciones y las
consecuencias para que el aprendizaje se produzca. Tanto la habituación como
la sensibilización modifican nuestra sensibilidad a los estímulos, aunque en di-
recciones opuestas.
La habituación consiste en la reducción de la magnitud de nuestra respuesta
conductual ante un estímulo –o conjunto de estímulos– inocuo que se repite
con frecuencia en un breve periodo de tiempo.

Por ejemplo, imaginad que estáis en el casa viendo una película en la televisión y de
repente comienza una gran tormenta con rayos y truenos. El comienzo de la misma
llama vuestra atención e incluso puede asustaros, pero si se mantiene en el tiempo, y
los truenos no os impiden oír los diálogos, os centraréis de nuevo en la película.

La habituación es el aprendizaje que hace que dejemos de sobrecogernos


cuando oímos ruidos intensos con los que ya estamos familiarizados.
Por el contrario, la sensibilización es el proceso que provoca que la respuesta
a un estímulo, normalmente intenso, nocivo o que provoca miedo, sea más in-
tensa de lo normal por haberse presentado anteriormente un estímulo que ha
causado un sobresalto inicial normal.

Pongamos un ejemplo. Imagina que una noche vas caminando por una calle desierta
en medio de la ciudad y de repente escuchas unos pasos detrás de ti. Te asustas, por-
que piensas que puede ser alguien que quiere robarte o hacerte daño, pero al cabo de
unos minutos compruebas que se trata de una pareja de enamorados que van pasean-
do tranquilamente. Sigues caminando y, al doblar una esquina, te encuentras con
una chica que te pregunta la hora. Tú te asustas mucho, y tu sobresalto está muy por
encima de lo normal, ya que el miedo que pasaste con los pasos te ha sensibilizado.

Aunque en los dos ejemplos que hemos presentado se trata de aprendizaje


no asociativo, existen grandes diferencias entre ambos procesos. La habituación
es específica tanto de los estímulos que la originaron como de la respuesta com-
portamental que se vio reducida; por el contrario, la sensibilización tiene un ca-
rácter inespecífico, es general a una gran variedad de estímulos y respuestas.

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