Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2. Constelaciones
Si nos detenemos a observar las estrellas,
después de un tiempo ciertos grupos de ellas
nos parecerán representar figuras con formas
que nuestra mente ha identificado. Los anti-
guos astrónomos percibieron esas figuras y les
dieron nombres de personajes mitológicos, de
animales o de cosas, ya que de esta forma re-
sultaba fácil ubicarse en el cielo. Las figuras re-
cibieron en aquel entonces el nombre de cons-
telaciones.
Al observar las estrellas durante toda la no-
che, podremos darnos cuenta de que las cons-
telaciones salen y se ponen atravesando el cie-
lo, pero aparentemente no cambian de forma.
De hecho, si observamos el cielo toda nuestra
vida, no notaríamos ningún cambio de forma.
Las estrellas parecen mantener la misma posi-
Figura 1: Constelación de Escorpio, en la que los
ción relativa de respecto a las otras.
antiguos miraban un escorpión.
3. Historia
Las constelaciones de Leo y Tauro, se cree
que se observaron alrededor del año 3,000 A.C. en Mesopotamia. Los babilonios usaron las
1
constelaciones como referencias para marcar las posiciones del Sol, la Luna y los planetas. Los
egipcios tomaron algunas de las constelaciones de los babilonios. Los griegos tomaron otras de
los egipcios. Los romanos difundieron estos conocimientos por todo el mundo antiguo.
Desde las épocas más antiguas, y más aún
en la Edad Media, período dentro del cual las
observaciones de los astrónomos árabes fueron
muy importantes, se acostumbró darle nombres
a las estrellas. Tal fue el caso de las estrellas
llamadas Sirio, Aldebarán, Adhara, Altair o An-
tares.
Además de darle un nombre a las estrellas,
los antiguos observadores sintieron la necesi-
dad de describir su posición en el cielo. En este
intento, empezaron a elaborar los primeros ca-
tálogos estelares, los cuales eran libros en los
que se documentaba el nombre y la posición de
cada estrella en la esfera celeste. El primer ca-
tálogo estelar conocido fue confeccionado por
Hiparco, alrededor del siglo segundo antes de
nuestra era. Este catálogo contenía cerca de
Figura 2: Constelación de Orión, en la que los 1000 estrellas.
antiguos reconocían a un cazador. En la medida que el número de estrellas ca-
talogadas iba creciendo, así también fue cam-
biando la forma de nombrarlas. Desde el siglo XVII, a las estrellas de cada constelación se las
empezó a designar con las letras del alfabeto griego. En los catálogos y mapas del cielo “Urano-
metría” de Johannes Bayer (1603), a la estrellas se las llamó por una letra griega seguida por el
nombre de la constelación a la que pertenecían. Bayer utilizó las primeras letras para designar las
más brillantes y las últimas letras para las más pálidas. Por ejemplo, a la estrella más brillante
de la constelación de Tauro se le llamó la “alfa de Tauro” (Aldebarán), a la estrella que le se-
guía en brillo la "beta de Tauro", a la que ocupaba el tercer lugar la "gamma de Tauro", y así
sucesivamente.
Después de Bayer y hasta nuestros tiempos muchos han sido los catálogos estelares que se
han preparado. Cada uno de estos catálogos, al contener una lista ordenada de estrellas, ha usado
diferentes notaciones. Entre todos los catálogos conocidos, actualmente el número de estrellas
clasificadas fácilmente sobrepasa los quince millones.
Una constelación se define como una zona de cielo delimitada de una manera
muy precisa, y que permite ubicar sin ninguna confusión a cada estrella, planeta,
galaxia, o cualquier astro que se observe dentro de ella.
En esta nueva concepción es conveniente darse cuenta de que las estrellas de una constelación
no necesariamente tienen alguna relación física entre ellas. De hecho, espacialmente unas pueden
estar muchísimo más alejadas que otras y moverse en diferentes direcciones. Nosotros no lo
notamos, debido a las grandes distancias a las que estamos de ellas.
2
De acuerdo con la Unión As-
tronómica Internacional (IAU), desde
nuestra perspectiva de la Tierra, el
cielo se divide en 88 constelacio-
nes. Para escoger las zonas de las
constelaciones, se trató de mantener
las diferentes constelaciones que ve-
nían desde las civilizaciones más an-
tiguas, aunque también se agrega-
ron y definieron otras para identifi-
car regiones que, por contener apa-
rentemente pocas estrellas o estre-
llas no tan brillantes, aún no se
les había asociado forma o cons-
telación alguna. Las 88 constelaciones oficialmente reconocidas
cubren completamente la esfera celeste
sin dejar ningún espacio vacío. Figura 3: El Triángulo de Verano
4. Asterismos
Cuando un grupo de estrellas forma un
patrón fácilmente reconocible, aunque este patrón no necesariamente cubra toda una constelación,
o pueda abarcar varias constelaciones, se le llama asterismo. Ejemplo de asterismo es el famoso
triángulo del verano formado por las estrellas: Deneb, Vega, y Altair, de las constelaciones del
Cisne, Lira y Águila respectivamente, mostrado en la Figura 3.
5. Constelaciones Zodiacales
De todas las constelaciones, hay trece que son bastante conocidas porque son las que sirven de
fondo para referenciar las posiciones del Sol, la Luna y los planetas. Estas tienen la particularidad
de marcar la ruta por donde aparentemente pasa el Sol visto desde la Tierra. A estas constelaciones
se las llama constelaciones zodiacales y son las siguientes:
2. Tauro : El toro, que lleva la brillante estrella Aldebarán en uno de sus ojos
3. Géminis : Los hermanos gemelos, cuyas cabezas son las brillantes estrellas Cástor y Pollux.
4. Cáncer : El cangrejo.
5. Leo : El león, que en sus patas delanteras lleva la brillante estrella Régulus.
3
(b) constelacion de Ofiuco en-
tre las constelaciones de escor-
(a) constelaciones zodiacales pio y sagitario
7. Libra : La balanza.
11. Capricornio : Un ser con la cabeza y el cuerpo de una cabra, y la cola de pescado.