En un cohete térmico nuclear, un fluido de trabajo, generalmente hidrógeno
líquido, se calienta a alta temperatura en un reactor nuclear, y luego se expande a
través de una boquilla de cohete para crear empuje. En este tipo de cohete térmico, la energía del reactor nuclear reemplaza la energía química. El paradigma del calentador térmico / propulsor inerte, en oposición a los propulsores reactivos de los cohetes químicos, produce una velocidad de escape efectiva superior, y por lo tanto, una eficiencia de propulsión superior, con impulsos específicos del orden del doble que los motores químicos. La masa bruta general de despegue de un cohete nuclear es aproximadamente la mitad que la de un cohete químico.
La propulsión termonuclear es una técnica que ha sido diseñada y
conceptualizada para ser capaz de generar la energía necesaria para sostener viajes espaciales de larga duración, esto con el objetivo de sustituir a la propulsión química, la cual usa combustibles de propulsión sólidos y líquidos y con la cual los viajes que se planea hacer (como a Marte) tomarían mucho tiempo; comparado con la propulsión química, la propulsión nuclear haría este viaje en aproximadamente 4 meses.
Existen dos opciones principales mediante las cuales se puede aprovechar la
energía nuclear: convertir la energía producida por la reacción nuclear en energía cinética de un propulsor o convertir la energía nuclear en electricidad .En la primera opción, el proceso es sencillo: de una reacción de fisión nuclear se obtiene el calor que es transmitido por medio de fragmentos de fisión a un propulsor hasta estar en equilibrio térmico y es el propulsor caliente el que da el impulso al cohete al salir expandido por una boquilla. Un material que puede ser usado en el reactor es el uranio-235.5 En cuanto al propulsor, este puede ser hidrógeno líquido, el cual, al absorber calor, ayuda a enfriar el reactor nuclear. El impulso producido por el propulsor es de aproximadamente 106 Newtons. La ventaja principal que ofrece este modelo de propulsión es que ofrece energía para mucho tiempo y si se le pone más combustible, es reutilizable. De igual manera, una ventaja de suma importancia es que, al reducir el tiempo de viaje, se reducen también la exposición a la radiación presente en el espacio y “los efectos negativos de la caída libre” .La desventaja principal es la polémica que causan sus pruebas.
Los motores nucleares lograron un desarrollo avanzado desde la década de 1960.
La propulsión térmica nuclear (NTP) proporciona empuje al reducir la presión del hidrógeno a través del calor de un reactor nuclear. Esto genera un fuerte empuje pero no es suficiente para impulsar una primera etapa de un cohete o una nave espacial SSTO. La gran mayoría de los cohetes actuales, especialmente aquellos para propósitos de órbita terrestre baja, son impulsados por la energía liberada por las reacciones químicas exotérmicas de los propelentes. Las reacciones químicas liberan calor, causando una rápida expansión termodinámica de los gases propulsores. La expulsión de estos gases a velocidades extremadamente altas genera el impulso que impulsa un cohete hacia adelante. Para los motores de cohetes químicos como este, la energía se almacena en los propelentes. En contraste, el motor térmico nuclear genera calor a partir de una reacción de fisión nuclear, comúnmente del U-235. Este calor a su vez desencadena el sobrecalentamiento y la expansión termodinámica de un propelente separado, como el hidrógeno líquido.
La ventaja más significativa de la propulsión térmica nuclear es que las reacciones
nucleares generan considerablemente más energía que las reacciones químicas por molécula. Esto se traduce en un impulso específico más alto (Isp), que es esencialmente una medida de la eficiencia del motor de cohete. Los impulsos específicos para la propulsión química generalmente varían entre 400 y 500 segundos, mientras que los impulsos específicos para motores térmicos nucleares varían entre 500 y 1000 segundos. Sin embargo, el empuje máximo que un cohete nuclear puede generar para un peso dado es menor que el de un cohete químico. De hecho, un motor nuclear no puede generar suficiente empuje para superar la gravedad de la Tierra durante el lanzamiento, al menos dada la tecnología existente. Por lo tanto, desde una perspectiva de rendimiento, los motores químicos son necesarios para escapar de la atmósfera de la Tierra,
La propulsión nuclear tiene el potencial de reducir el tiempo de viaje a Marte en un
20-25%. Finalmente, el aumento de la eficiencia también podría reducir significativamente el costo de la misión.