Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ANI AMI
Janucá
Fiesta de la dedicación
Janucá ,
La Fiesta de las Luces
El mes de Kislev es el mes de los milagros. Es un mes muy especial donde los
milagros de HaShem son manifestados en su máximo esplendor.
La esencialidad de Janucá
Es recordar el milagro realizado por el Creador al pueblo judío en los años
170 – 130 a.e.c. en el momento que los macabeos luego de batallar con
Lo
los ejércitos griegos recuperaron el Templo de Jerusalem, y limpiaron el
templo de los ídolos colocados allí por los griegos. Una vez limpiado el
Templo restauraron el servicio del templo.
Estos son los dos grandes milagros de Janucá, por un lado la victoria de los
pocos contra los muchos y por otra parte la multiplicación del aceite que
alcanzo hasta la producción de más aceite manteniendo la luz encendida
en el Templo de Jerusalen.
Cada lado de la perinola tiene una letra del alfabeto hebreo: ( נNun), ( גGimel), ( הHei), ש
(Shin), que juntos forman el acrónimo de " ( " נס גדול שם היהNes Gadol Haia Sham - "un
gran milagro ocurrió allí").
El momento para encender las velas es a la caída del sol, a la salida de las
estrellas. Si por algún impedimento no fueron encendidas en ese momento
podrán ser encendidas durante toda la noche. (En Shabat se encienden
antes de la caída del sol). No está permitido hacer uso de las velas ni siquiera
de su luz para uso particulares.
“Baruj atá Adonay, Elohenu Melej Ha’olam, asher kideshanu bemitsvotav vetsivanu lehadlik ner Janucá.”
Bendito eres Tú, Adonay, nuestro Dios, Rey del universo, que nos ha consagrado con sus mandamientos y nos
ha ordenado encender la candela de Januca
“Baruj atá Adonay, Elohenu Melej Ha’olam, She’asa nisim laabotenu bayamim hahem bazeman haze.”
Bendito eres Tú, Adonay, nuestro Dios, Rey del universo, que hizo milagros por nuestros ancestros en aquellos
días en esta época
“Baruj atá Adonay, Elohenu Melej Ha’olam, Shehejeyanu vekiyemanu vehiguianu lazeman haze.”
Bendito eres Tú, Adonay, nuestro Dios, Rey del universo, que nos ha hecho vivir, nos ha preservado y nos ha
hecho llegar a este momento
Estas candelas nosotros las encendemos por los milagros, la liberación, los
actos poderosos, las salvaciones, los prodigios y las consolaciones que Tú
hiciste por nuestros ancestros en aquellos días en esta época por medio de
Tus consagrados Kohanim. Durante los ocho días de Janucá, esta candelas
son consagradas, y no tenemos permiso para utilizarlas (para otros fines),
sino solamente para verlas, con el propósito de alabar Tu Nombre por tus
milagros, tus prodigios y tus salvaciones.
Grandes es tu mano poderosa HaShem para con nosotros. Nos has dado
Torah, profetas de verdad, y has hecho grandes milagros por nosotros y por
,
nuestros padres hasta el día de hoy. Nos has dado a Yeshua como Mashiaj
de Israel y de las naciones, y tu bondad nunca nos ha abandonado
Salmo 30
Un canto, un salmo para la dedicación del Templo. De David.
Te exaltare, oh Eterno, pues me has alzado (de los abismos) y no permitiste que mis
enemigos se regocijaran contra mí. Oh Adonay, Elohay, clame a Ti y Tú me curaste.
Oh Adonay, elevaste mi alma del inframundo, me has reanimado de mi descenso al foso.
Entonen melodías a Adonay, ustedes, sus devotos, y reconozcan agradecidamente a su
nombre HaKadosh. Pues solo un instante dura su ira, su voluntad está en la vida.
Por la noche uno se acostara con llanto, pero de mañana habrá un cantico jubiloso.
Yo me había dicho en mi tranquilidad: nunca vacilaré. Pero es gracias a tu voluntad, oh
Adonay, que me has mantenido en la cumbre de mi vigor; si ocultase tu rostro me
confundiría. A ti, oh Adonay, invocare; implorare a HaShem. ¿Qué provecho hay en mi
muerte en mi descenso al foso mortal? ¿Acaso el polvo podrá conocerte o declarar tu
verdad? Escucha, oh Adonay, y concédeme gracia; oh Adonay, se Tu mi auxilio. Tú
has transformado mi lamento en danza; deshiciste mi cilicio y me ceñiste de alegría. A fin
de que mi alma te entonase canticos y no enmudeciese. ¡Oh Adonay, Elohay, por
siempre he de agradecerte!
Estos cincos valientes judíos al ver que sus principios y la educación de sus
hijos se veían amenaza no pudieron quedarse de manos cruzadas
esperando un milagro, ellos decidieron salir a luchar y en el proceso
esperar que ocurra el milagro. Con su confianza en el Creador, tomaron
sus armas para defender lo que era muy valorables para ellos: Su Emunah,
el fundamento de la existencia y propósito por la cual su alma esta en este
mundo. Janucá es el recuerdo del esfuerzo realizado por los pocos, que
creyendo en el Creador salieron a luchar y decidieron no quedarse
sentados a ver si algún milagro ocurría. Ellos decidieron ser parte del
milagro y accionar.
Hoy en día, cada uno de nosotros debemos llevar a nuestro núcleo familiar
esta unidad representada por el pueblo de Israel en el desierto, momento
tan sublime en el cual el mago más poderoso en aquel momento no pudo
maldecir al pueblo porque no encontraba por donde entrar con sus
maldiciones. Los macabí, juntos se unieron para luchar por este ideal y con
la ayuda del Creador lograron vencer.
Hoy día, lucha tú también por ese ideal, y no dejes que la influencia de los
griegos entre en tu hogar intentando romper los fuertes lazos familiares,
nutridos de la espléndida luz brillante del candelabro, la cual nos da un
vestigio de esa luz (del candelabro del Templo de Jerusalén) que no se
dejaba apagar y que cada Janucá recordamos haciendo encender en
nuestros hogares. Los macabí, cuando restauraron el servicio del Templo,
dentro del templo encendieron esa luz acompañada del milagro, y tal fue
el milagro que más de 2000 años después esa misma luz no se ha apagado
y se sigue encendiendo en nuestras hogares cada año, como hoy lo
estamos haciendo en este Janucá.
Para que podamos ver luz en nuestra vida y en nuestros hogares, (los
cuales son una extensión representativa del templo de Dios), debemos ser
los
como un macabí, hombres de Fe que salían a la guerra declarando la
grandeza de HaShem, y confiando en la mano del Fuerte de Israel que los
acompañaba.
Así como Kalev y Yehoshua, el Rey David, y los Macabí, de esta misma
manera debemos llevar la luz en nuestra mente, y en nuestros actos. Para
que no temamos a ninguna nación, ningún gigante, ningún problema.
Porque quien nos acompaña en la guerra cuando salimos a luchar es
HaShem, el Fuerte de Israel. Pero hace falta un solo ingrediente para que
haya luz en medio de la guerra que estas por librar, que seas parte de esa
es
luz.
Janucá, nos trae a la reflexión. ¿Qué hemos hecho nosotros para defender
este compromiso con HaShem de aquellas costumbres lejanas a la Torah?
Lo defendemos, o simplemente abrazamos la helenización dejando poco
a poco la Torah de HaShem a un lado de una forma tan inconsciente que
cuando nos damos de cuenta, ya el barco de la sabiduría ha zarpado tan
lejos que nosotros nos hemos quedado dando vueltas con un solo remo sin
rumbo alguno. en un pequeño bote
Una vez realizada tal entrega, HaShem estuvo dispuesto a batallar con
ellos dándoles la victoria de una forma milagrosa. Y todo esto solo por un
simple acto: Querer preservar el honor de HaShem. Se tú también un
Macabí de estos tiempos, y se parte de aquellos que viven por la Torah y
dan su vida por defender el honor de HaShem, haciendo que el Creador
se levante de su trono a pelear el mismo contra cada adversario que
intente dañarte a ti y a los tuyos (y a todo nuestro pueblo Israel).
Esta es la clave principal para que todos los recursos espirituales sean
activados desde el Cielo, la Emunah, Fe obediente y en acción como la
de los macabeos que con sus actos lograron mover los cielos a su favor
para que sea el mismo Dios de Israel quien librara la batalla con ellos”.