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Revista AUN N6 2012 PDF
Revista AUN N6 2012 PDF
Publicación de Psicoanálisis
DIRECCIÓN
Vanina Muraro - Martín Alomo
SECRETARÍA
Leticia Palumbo
COMISIÓN EDITORIAL
Silvana Castro Tolosa
Luciano Lutereau
COMITÉ CIENTÍFICO
Colette Soler (Francia)
Sonia Alberti (España)
Sol Aparicio (España)
Rithée Cevasco (Francia)
Ana Laura Prates (Brasil)
Luis Izcovich (Francia)
Bernard Nominé (Francia)
Héctor López (Argentina)
aun
Año 4 - Nº 6
1ª edición, noviembre de 2012
DIRECCIÓN
Viamonte 2790, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel: 4964-5877
www.forofarp.org
secretariafarp@gmail.com
ISSN 1852-7264
DERECHOS RESERVADOS
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Libros
Dixit. Bianuario del Colegio Clínico del Río de la Plata 2011-2012 129
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Los usos del síntoma
EL SÍNTOMA, UNA SATISFACCIÓN
AL REVÉS
› Vanina Muraro
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› Vanina Muraro
El síntoma, una satisfacción al revés
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› Vanina Muraro
El síntoma, una satisfacción al revés
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Notas
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LA VOZ DEL SUFRIENTE
La migración de la voz en la sintomatología
del caso Dora
› Marcelo Mazzuca
blecen los caminos por los cua- en una cuestión ética. Es, al mis-
les aquella voz instituye la comu- mo tiempo, sugerir que la cura
nicación propiamente analítica? como praxis tiene una orienta-
Dicho de otro modo, ¿cuál es ción, una lógica y una finalidad.
el objeto de dicha comunica- Para el caso de la cura psicoa-
ción, aquel sobre el que se ha- nalítica, Lacan designó tempra-
bla, pero fundamentalmente con namente ese norte a partir de la
el cual se habla? referencia al registro de lo real.
Siguiendo estos interrogan- Lo real –dijo tempranamente
tes, vamos a partir de la siguien- Lacan– se experimenta siempre
te hipótesis: en la conversación como “golpe” o como “choque”,
analítica se habla sobre el sínto- es del orden de lo que se esca-
ma y con el síntoma. Y se habla pa, y puede definirse como “la to-
con él de maneras diversas se- talidad o el instante que se des-
gún se trate de los distintos mo- vanece”.4 Ahora bien, cuando se
mentos del análisis: en algunos trata de la comunicación analíti-
casos se lo toma como interlo- ca, aquello contra lo que choca
cutor, en otros se lo utiliza como la palabra analizante es habitual-
instrumento de la comunicación. mente el “silencio del analista”.5
Es, en cualquier caso y en to- Pero, entonces, ¿por qué
das las etapas, la variable princi- considerar ese silencio como
pal de la cura. Tarde o temprano lo real interesado en la comuni-
–así lo decía Freud– el síntoma cación analítica? Si admitimos
comienza a entrometerse (mits- lo que la experiencia cotidiana
prechen), a “intervenir en la con- nos enseña, es decir, que el si-
versación”.2 “Lo que constituye lencio como tal puede participar
el campo analítico –decía Lacan– de cada uno de los tres regis-
es idéntico a lo que constituye el tros, ¿cómo y cuándo el silencio
fenómeno analítico, a saber, el como respuesta logra presentifi-
síntoma”.3 Signo patognomóni- car aquel real? Evidentemente,
co de un sufrimiento mudo que la respuesta depende del caso
el neurótico no siempre está dis- por caso. No obstante, pueden
puesto siquiera a reconocer, el distinguirse “tipos” de silencios
síntoma admite diversos usos en en relación a los registros. Silen-
Los usos del síntoma
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› Marcelo Mazzuca
La voz del sufriente
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› Marcelo Mazzuca
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› Marcelo Mazzuca
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› Marcelo Mazzuca
La voz del sufriente
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› Marcelo Mazzuca
La voz del sufriente
ilustra con mucho detalle, en es- ma que las acompañaba: los ata-
pecial a través de los sueños. ques de tos. Las circunstancias
No vamos a extendernos en de su escritura tienen que ver
esta dirección, porque lo que con lo que podríamos considerar
nos interesa es resaltar el punto un “desliz” en las asociaciones
de empalme entre los prelimina- de Dora referidas a la potencia
res del tratamiento y el comien- del deseo del padre, y represen-
zo del análisis propiamente di- ta la apertura del síntoma hacia la
cho. Solamente mencionaremos significación sexual y el goce oral
–antes de pasar al último punto– de las fantasías. Freud no nos
las coordenadas significantes aporta la clave técnica de aquello
que en este caso hacen del Otro que escuchó, pero da a entender
el sitio donde aquella voz se ar- que se trata de algo del orden de
ticula y se despliega como texto la entonación. Mas precisamente
en el análisis. de la entonación del significante
El primero de esos significan- acaudalado o afortunado, y de la
tes es la-comedia-del-suicidio. inflexión de la expresión alema-
Surge de las acusaciones de na “ein vermogender Mann” ha-
Dora hacia su padre, relativas al cia “ein unvermogender Mann”.
uso que éste hacía de sus sín- Queda allí situada en la escritura
tomas. Pero al mismo tiempo se del texto –por obra de una inter-
aplica a la voz disimulada por el vención poco ruidosa pero efecti-
acting que precedió a la consul- va– la referencia primordial al de-
ta con Freud (el cuento del suici- seo del padre y a su impotencia
dio), denunciando el mismo uso sexual.
del síntoma por parte de Dora. Finalmente, señalemos el
La referencia primordial es, en- que tal vez sea el significante a
tonces, a los síntomas y a las partir del cual el síntoma de los
enfermedades del padre. En de- “ataques de tos” se abre hacia
finitiva, este primer significante los múltiples significados que
surgido de la rectificación de las conectan la satisfacción oral con
relaciones con lo real, represen- el goce propiamente sexual. Se
ta un sujeto, el del análisis, sin trata del significante catarro, so-
que esto coincida ni con la per- bredeterminado, surgido en el
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› Marcelo Mazzuca
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Notas
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LAS TRANSFORMACIONES DEL
SÍNTOMA EN LA CURA ANALÍTICA
› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
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› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
Las transformaciones del síntoma en la cura analítica
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› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
Las transformaciones del síntoma en la cura analítica
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› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
Las transformaciones del síntoma en la cura analítica
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› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
Las transformaciones del síntoma en la cura analítica
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› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
Las transformaciones del síntoma en la cura analítica
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› Lucas Boxaca y Luciano Lutereau
Las transformaciones del síntoma en la cura analítica
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Notas
1. Freud, S. (1911) “El uso de la in- 16. Cf. Lombardi, G. (1992) “La fun-
terpretación de los sueños en el ción primaria de la interpreta-
psicoanálisis”. En Obras com- ción” en Hojas clínicas, Buenos
pletas, Amorrortu, Vol. XII, 1988, Aires, JVE, 2008.
p. 90. 17. Freud, S. (1909) A propósito de
2. Soler, C. (1988) “Acerca del sue- un caso de neurosis obsesiva
ño”. En Finales de análisis, Ma- (el “Hombre de las ratas”), en
nantial, Buenos Aires, 1988, p. Obras completas, Vol. X, op. cit.,
80. p. 138.
3. Ibid., p. 81. 18. Ibid., p. 139.
4. Lacan, J. (1964) El seminario 11: 19. Ibid.
Los cuatro conceptos fundamen- 20. Lombardi, G. (1992) “La función
tales del psicoanálisis, Paidós, primaria de la interpretación”,
Buenos Aires, 1987, p. 174. op. cit., p. 17.
5. Freud, S. (1926) Inhibición, sín- 21. Cf. Lacan, J. (1962-63) El semi-
toma y angustia. En Obras com- nario 10: La angustia, op. cit., p.
pletas, Vol. XX, op. cit., p. 95. 194.
6. Freud, S. (1905) “Fragmento de 22. Cf. Lacan, J. (1958) “La direc-
análisis de un caso de histeria”. ción de la cura y los principios
En Obras completas, Vol. VII, op. de su poder” en Escritos 2, Siglo
cit., p. 39. XXI, Buenos Aires, 2002, p. 581.
7. Cf. Ibid., p. 24. 23. Freud, S. (1909) A propósito de
8. Freud, S. (1909) A propósito de un caso de neurosis obsesiva (el
un caso de neurosis obsesiva (el “Hombre de las ratas”) en Obras
“Hombre de las ratas”) en Obras completas, Vol. X, op. cit., p.
completas, Vol. X, op. cit., p. 137. 142.
9. Lacan, J. (1962-63) El seminario 24. Freud, S. (1914) “Recordar, re-
10: La angustia, Paidós, Buenos petir, reelaborar” en Obras com-
Aires, 2007, p. 302. pletas, Vol. XII, op. cit., p. 153.
10. Lacan, J. (1972) “El seminario 25. Freud, S. (1909) A propósito de
21: Los nombres del padre o los un caso de neurosis obsesiva (el
no incautos yerran”. Inédito, cla- “Hombre de las ratas”) en Obras
se del 16 de noviembre. completas, Vol. X, op. cit., p. 164.
11. Freud, S. (1926) Inhibición, sín- 26. Ibid., p. 144.
toma y angustia en Obras com- 27. Lombardi, G. (1992) “La función
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Posiciones del analista
ACERCA DE
UN PRINCIPIO SOBERANO
Reflexiones en torno a la abstinencia
› Santiago Thompson
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› Santiago Thompson
Acerca de un principio soberano
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› Santiago Thompson
Acerca de un principio soberano
operar con tal propósito. Aquello fiesta como síntoma. En esta lí-
que se presentaba como disrup- nea Freud ubica la afirmación de
tivo se pacifica. El efecto tera- sí, la formación de carácter, lo
péutico inicial va en contra del que luego ubica Freud como la
fundamento último de la cura, alteración del yo. Y así se produ-
conspira contra ella. Entonces, ce lo que se presenta como una
estas nuevas satisfacciones sus- mejoría leve y no duradera.
titutivas no van acompañadas Para concluir, entiendo que
de padecimiento. en este principio soberano en-
Freud sitúa aquí las más di- contramos un antecedente freu-
versas actividades, preferencias diano del deseo de la analista la-
y hábitos, aun los que el pacien- caniano. Lacan entiende que si
te tuvo antes. Es decir que aque- la transferencia en su faz amo-
llo que se presentaba como rosa lleva a un cierre del incons-
ajeno al conjunto de la perso- ciente, es el deseo del analista el
nalidad se reintegra a ella, inclu- que vuelve a relanzar el trabajo
so a sus usos y costumbres. El analizante. En el mismo sentido,
obsesivo se aferra a sus ritua- Freud ubica un procurar que el
les, la histérica se solaza en las deseo no se anegue en la cura,
intrigas respecto de la otra mu- que reste el deseo en la deman-
jer. Freud ubica en esta línea las da en juego en la transferencia.
relaciones amorosas desdicha- Lacan enuncia que “si la
das y las enfermedades orgáni- transferencia es lo que de la pul-
cas. Y es una comprobación clí- sión aparta la demanda, el de-
nica que ambas vertientes sirven seo del analista es aquello que
a la defensa, en cuanto le per- la vuelve a llevar a la pulsión”.12
miten a quien consulta presen- Es por la operación del analista,
tarse como una víctima, o bien que interviene con una privación
de su partenaire, o bien de sus sensible sobre la inercia transfe-
achaques, que quedan del lado rencial, que se reenvía el trabajo
de un malestar no tocado por analítico en la vía de tocar el nú-
ninguna causalidad subjetiva. El cleo pulsional del síntoma.
analista, entonces, debe operar En tal sentido, entiendo que
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DE LOS DESEOS DE UN ANALISTA
AL DESEO DEL ANALISTA
› Florencia Farías
El deseo del analista nos re- Ahora bien ¿Qué puede llevar
mite, en forma directa, a la ética a un sujeto a consagrarse a un
del psicoanálisis y la responsa- papel cuyo término de destitu-
bilidad del psicoanalista. En “La ción está fijado de antemano, a
dirección de la cura y los princi- querer “ser un santo” como La-
pios de su poder” 1 (1958), La- can dice irónicamente. ¿Por qué
can plantea lo siguiente: “Esta iría uno a evocar para otro algo
por formularse una ética que in- de lo cual acaba de ser libera-
tegre las conquistas freudianas do? Ocupar ese lugar, destituir-
sobre el deseo: para poner en se, para instituirse allí. Para algu-
su cúspide la cuestión del deseo nos el lugar del analista puede
del analista.” llegar a convertirse en un pade-
¿Por qué poner en la cúspi- cimiento, para otros en un sínto-
de de estas cuestiones al de- ma y en otros será el deseo del
seo del analista? Pienso que en analista el que permitirá ejercer
esta afirmación está implicado el dicha función.
tema de la autorización del ana-
lista y de las garantías, por eso
una preocupación de Lacan, en El deseo del analista en Freud
la experiencia del pase, era po-
Posiciones del analista
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› Florencia Farías
De los deseos de un analista al deseo del analista
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articula a la ley, está articulado a ne que ver con los propios idea-
la significación fálica y a la metá- les del sujeto y quizás no des-
fora paterna, mientras que el de- aparece por completo al final.
seo del analista no está articula- El deseo de ser analista con-
do a la ley, no está constituido funde el deseo del analista y pue-
edípicamente, se sitúa más allá de irrumpir en la comunidad, ya
del Edipo, más allá de la ley. El sea en la demanda de recono-
deseo del analista no es articula- cimiento de dicho “ser analista”;
ble a la demanda del neurótico, trabaja más por su propio reco-
es inédito. nocimiento, u otra posibilidad es
El deseo inconsciente es sos- caer en el narcisismo de la sole-
tenido por el fantasma que cons- dad, analistas que se aíslan y re-
tituye la principal respuesta del chazan su compromiso de lazo
sujeto a la cuestión del deseo. social con sus colegas.
Mientras el deseo inconscien- Lacan señala el deseo del
te es una pregunta, el deseo del analista como operador lógico
analista es una respuesta, una en la dirección de un análisis.
respuesta a la ausencia de res- En el seminario 11 sostiene que
puesta del Otro, es un deseo si la transferencia es lo que de
más allá del fantasma. El deseo la pulsión desvía la demanda, el
del analista no es el deseo del deseo del analista es lo que la
Otro, es correlativo a la ausencia trae de vuelta. Es decir, el deseo
del otro, es un deseo sin otro, del analista remite la demanda
que no se sostiene en el fan- del sujeto a su vertiente pulsio-
tasma: es un lugar vacío que el nal, pues la transferencia como
analista ofrece al analizante, es amor escamotea la realidad
un lugar vacante en el que pue- sexual del inconsciente al incor-
de instalarse el deseo del anali- porar el objeto a, el Ideal del yo,
zante como deseo del Otro. El donde sitúa al analista como el
deseo inconsciente es metoní- Otro del amor. El deseo del ana-
mico, es metonimia de la falta en lista va contra el engaño de la
ser, se articula con la demanda, transferencia, es el deseo de ob-
con los significantes de la de- tener la diferencia absoluta que
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› Florencia Farías
De los deseos de un analista al deseo del analista
que algo dice, aunque lo diga cional del analista a los estímu-
mal. Algo nombra aunque esté los que provienen de los pacien-
mal instrumentada, y no por eso tes, agrega que ningún analista
deja de existir. va más allá de lo que sus pro-
Si la transferencia es adjudi- pios complejos y resistencias in-
carle al sujeto saber, podemos ternas se lo permiten.
decir que la contratransferen- Los analistas kleinianos to-
cia le abre la puerta. Lacan dice: maron este concepto y lo usaron
“El analista es aquel que con su como instrumento en la cura, al
oferta crea demanda”. Sin esa entender la contrastransferencia
subjetividad deseante no ha- como una respuesta del analis-
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› Florencia Farías
De los deseos de un analista al deseo del analista
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› Florencia Farías
De los deseos de un analista al deseo del analista
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› Gabriel Lombardi
El juicio íntimo del analista
› Gabriel Lombardi
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› Gabriel Lombardi
El juicio íntimo del analista
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› Gabriel Lombardi
El juicio íntimo del analista
cuesta efectuar, y que tanto más tico quiere ser reconocido como
estrictamente le serán exigidos culpable, de la masturbación por
cuanto mejor analista sea. ejemplo. Ese reconocimiento tal
Si la Escuela focaliza su in- vez lo aliviaría, argumenta, pero
terés en ese acto que ubica en no corresponde al analista otor-
el pase de analizante dividido a garle tal reconocimiento. Tam-
analista destituido, es porque la poco le corresponde absolverlo,
ética del análisis va en contra de no es concebible que el pacien-
la canallería normal del terapeu- te cure porque lo que él tenía por
ta, del sanador, del cura, cana- un pecado resulte ser, en ver-
llería consistente en saber mani- dad, un gesto benigno y natural:
pular el inconsciente del sujeto, el analista que quiere desculpa-
saber hacia dónde dirigirlo. Des- bilizar al analizado se expone al
de esta perspectiva, la suges- reproche de fallar en su misión,
tión es un caso de canallería, y dice Stein, y dice bien. Añada-
la transferencia positiva induci- mos a modo de comentario que
da por el analista, como sugirió si la masturbación culpabiliza no
Freud, también queda bajo sos- es por satisfacer más o menos,
pecha. sino por lo que su descarga tie-
ne de cortocircuito, de renuncia,
de satisfacción que evita el en-
La política del neurótico en cuentro con el deseo del Otro –y
referencia al juicio del analista con lo que ese encuentro implica
de realización del deseo propio,
Nuestra segunda pregunta ese Wunsch radical e indestruc-
es de qué modos incide en el tible que se frustra en las realiza-
proceso analítico la dificultad del ciones de mera fantasía–.
analista para efectuar ese pago, La política neurótica de so-
qué clase de obstáculo repre- licitud o espera del juicio apro-
senta para el análisis, y de qué batorio o condenatorio del Otro
modo incide esa dificultaden el define la posición y la trampa
fin de la cura, y acaso en su ter- fundamental de la neurosis, así
minación. como su duplicidad en materia
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› Gabriel Lombardi
El juicio íntimo del analista
te por qué el perverso cada vez sino para admitir, como instru-
con más frecuencia consulta al mento para alojar mejor a distin-
analista, y particularmente al tos tipos de analizantes, y no sólo
analista que sabe diagnosticar a los que responden dócilmente
su peculiar posición como algo a la interpretación.
bien diferente de la neurosis. La
consulta del perverso se produ-
ce cuando el sujeto ha sido atraí- El analizante psicótico
do por un deseo más fuerte que
el que se satisface en sus per- El psicótico por su parte no
formances de fantasía, cuando pide ser enjuiciado, él mismo ya
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› Gabriel Lombardi
El juicio íntimo del analista
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Notas
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Las lecciones de la psicosis
LA PRESENTACIÓN DE ENFERMOS
CONSIDERADA COMO
UN DISPOSITIVO ANALÍTICO
Resonancias de una experiencia
› Martín Alomo, Carolina Zaffore
y Gonzalo López
Introducción gos clínicos. Es Jacques Lacan
quien –proviniendo él mismo de
El dispositivo conocido como la psiquiatría– ha introducido la
“presentación de enfermos” pro- práctica de las presentaciones
viene de la psiquiatría clásica. Su en el campo psicoanalítico. En
surgimiento es contemporáneo otro lugar,2 nos dedicamos a de-
al de ella, a comienzos del siglo limitar las condiciones específi-
XIX.1 Ha sido utilizado por varios cas del dispositivo, considerado
maestros como método de en- como un dispositivo analítico, a
señanza. A su vez, cada uno de partir de las variaciones introdu-
ellos –entre los que se cuentan cidas por la práctica lacaniana.
Esquirol, Falret, Lásegue, Char- Las primeras documentacio-
cot, Kräepelin, Clerambault– ha nes sobre presentaciones es-
hecho uso del dispositivo de tán referidas a Esquirol a par-
modo diferente, de acuerdo a tir de 1817. Éste implementó un
variables tales como la propia curso de formación de psiquia-
concepción de la clínica y el es- tras en La Salpêtrière, cuya acti-
tilo personal del entrevistador. vidad casi exclusiva era la prác-
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
riados, pero por lo general res- trará con una sala –habitualmen-
ponden a un momento de di- te un aula del hospital– con un
ficultad de la conducción del grupo de residentes, concurren-
tratamiento. El analista que está tes y demás colegas del servi-
a cargo se encuentra con un cio. Frente a este auditorio, cuyo
obstáculo que se le presenta número dependerá de las carac-
como insuperable, aun con las terísticas de cada servicio, el pa-
supervisiones y con las reunio- ciente tendrá la ocasión de con-
nes de equipo, y ese suele ser el versar con un analista, ante la
porqué de la demanda de la pre- escucha atenta de todos los pre-
sentación. sentes.
Una vez establecida la po- Luego de concluida la entre-
sibilidad de que el analista que vista, el paciente se retira de la
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
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la presentación de Lacan…”6 Y
efectivamente es así: allí, a quien 1. Comprensión y descrip-
pueda oír, el paciente es quien ción: Lo primero que señala-
enseña, y si hay un presentado mos es en verdad una sensa-
es el analista, que hace lo que ción compartida inicialmente
puede, como puede, nunca del por los colegas con los que con-
todo a la altura de las circuns- versamos tras la conclusión de
tancias, siempre tanteando y de- la entrevista. Había sido una en-
jándose guiar por el entrevista- trevista “trabada”, muy difícil de
do, dejándose aprehender por seguir. En particular costaba se-
la particularidad de la estructu- guir la historia de Malena, una
ra de quien habla, de quien tes- mujer de 27 años de edad que
timonia. ya contaba con múltiples inter-
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
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› Martín Alomo, Carolina Zaffore y Gonzalo López
La presentación de enfermos considerada como un dispositivo analítico
Notas
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LAS LECCIONES DE LA PSICOSIS
› Colette Soler
que sueña con ella, que siem- tar cómo. Esta imposibilidad es,
pre imagina que algún otro quie- además, la condición del análi-
re someterlo, y que se muestra sis. Cito la reseña sobre La lógi-
muy puntilloso con lo que podría ca del fantasma: “La imposibili-
inmiscuirse en su reivindicación dad experimentada del discurso
de autonomía. pulverulento es el caballo de
El análisis revela que la liber- Troya por donde vuelve a entrar
tad que falta al neurótico se sitúa en la ciudad del discurso el amo
a nivel del decir, no es libre de que allí es el psicótico”. No hay
decir cualquier cosa, aun cuan- ciudad que no sea del discurso,
do se lo invita a eso. No se pue- evidentemente, pero ser sujeto
de decir cualquier cosa, pero de un discurso es caer bajo el
es necesario y hay que decir- golpe de una limitación a la que
lo,1 dice Lacan en L’étourdit. Es el psicótico escapa. El resultado
extraño, si se piensa en que la de esta limitación es que la pa-
combinatoria posible de los ele- labra de los sujetos no es alea-
mentos de lalengua es casi infi- toria, está lastrada. El hablante
nita. Preciso que se trata del de- no es una computadora que po-
cir no solamente de los dichos, dría ser programada para pro-
que pueden variar mucho se- ducir una multiplicidad de frases
gún las capacidades de inven- aleatorias. Hay muchos estra-
ción de cada uno, sino de un tos de las formulaciones de La-
decir único que se impone en to- can sobre este punto. Desde el
dos esos dichos y que los coac- sujeto amarrado a lo que él lla-
ciona. La imposibilidad de decir ma una identificación última en
cualquier cosa es lo que hace “La dirección de la cura”, o más
que el discurso de cada uno, la tarde causado por un objeto que
asociación libre particularmente, es el riel por donde viene al plus
haga disco, disque court-cou- de gozar la demanda a interpre-
rant.2 Pero este decir no hay que tar,3 hasta la unaridad de sintho-
concebirlo tampoco como sien- me que comenté en mi último
Las lecciones de la psicosis
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› Colette Soler
Las lecciones de la psicosis
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› Colette Soler
Las lecciones de la psicosis
Aun | 103
Aun • N˚ 3
Primavera 2012
Aun | 104
› Colette Soler
Las lecciones de la psicosis
Aun | 105
Aun • N˚ 3
Primavera 2012
Notas
1. [N. del T.: la frase también puede Paidós, Buenos Aires, 2012, p.
entenderse como “y hace falta el 531.
decir”] 4. [N. del T.: Literalmente “ tomar
2. [N. del T.: Para una mayor pre- en masa”]
cisión sobre las resonancias de 5. [N. del T.: La palabra francesa es
esta expresión en francés véase “essaim”, homofónica de S1]
la nota 2 y 3 de la traducción de 6. [N. del T.: Este neologismo que
“La tercera” publicada en Inter- introduce la autora conjuga
venciones y textos 2, Buenos Ai- “mot”, en francés “palabra”, y
res, Manantial, p. 73] “matérialité”, en francés “mate-
3. Lacan, J. (1973) “Posfacio al Se- rialidad”]
minario 11” en Otros escritos,
Las lecciones de la psicosis
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El psicoanalista, su escuela
EL ANALISTA-ANALIZANTE
› Matías Buttini
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› Matías Buttini
El analista-analizante
Aun | 111
Aun • N˚ 3
Primavera 2012
Aun | 112
› Matías Buttini
El analista-analizante
Notas
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TRES OBSERVACIONES SOBRE
EL ANALISTA CONSIDERADO
COMO RESPUESTA
› Martín Alomo
I. consecuencias, el analista-res-
puesta y sus consecuencias, en-
tonces. En este punto, diré que
La respuesta del analista y si aquel analista, el primero, el
sus consecuencias, el título que del genitivo objetivo, el supues-
esta vez nos convoca,1 abre por to agente de la respuesta frente
lo menos dos caminos. Por un a las demandas que recibe, res-
lado, si entendemos que se tra- ponde analíticamente, entonces
ta de la respuesta que alguien podríamos situar allí la primera
llamado analista ensaya fren- consecuencia que se puede ex-
te a quien le dirige una deman- plicar del siguiente modo: si al-
da, estaríamos en la lógica de guien, un analizado, recibe una
entender ese “del” como geni- demanda y logra maniobrar del
tivo objetivo, y el sentido sería: modo conveniente en un víncu-
la respuesta que da el analista. lo transferencial que lo toma por
Por otro, si hacemos bascular objeto, surge como primera res-
el “del” hacia el genitivo subjeti- puesta la posibilidad de un aná-
vo, “del analista” sería un atribu- lisis a partir de un primer precipi-
to de la respuesta: “la respuesta
El psicoanalista, su escuela
Aun | 116
› Martín Alomo
Ii.
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Aun • N˚ 3
Primavera 2012
Aun | 118
› Martín Alomo
Iii.
Notas
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La Red Asistencial del FARP
ANALISTAS EN RED
POR TRANSFERENCIA DE TRABAJO
› Laura Salinas
“La intrusión del acto psicoanalítico el valor que puede cobrar la re-
se presenta bajo disfraces que lo unión de analistas alrededor de
degradan y lo desvían.” la práctica del psicoanálisis, de-
J. Lacan, “Equivocación del sujeto pende siempre del concepto de
supuesto saber”. sujeto y de acto analítico de que
se disponga.
Intentaremos reflexionar hoy
-luego de cuatro años de inten-
sa tarea- por qué un Foro como Las características de la
el nuestro, orientado por una Es- oferta de la Red-FARP
cuela de Psicoanálisis, elige con-
tar con una red propia de ana- Entre las características de la
listas que sostenga una oferta oferta, está el valor de los trata-
abierta a la comunidad. Es decir, mientos llevados adelante por
qué ganancia comporta esta de- psicoanalistas insertos en una
cisión y esta apuesta, tanto para institución que transmite y pro-
analizantes como para analistas. mueve la práctica del psicoanáli-
Uno de los principales senti- sis. De algún modo, la referencia
La Red Asistencial del FARP
Aun | 124
› Laura Salinas
Analistas en red por transferencia de trabajo
Aun | 125
Aun • N˚ 3
Primavera 2012
Aun | 126
Libros
DIXIT
Bianuario del Colegio Clínico del Río de la Plata
2011-2012
paciones que orientan nuestra ñanza del Foro Analítico del Río
de la Plata, Buenos Aires, Ar-
posición ética y política.
gentina. Es parte de las Forma-
Queremos agradecerle pro- ciones Clínicas del Campo Laca-
fundamente a la Dra. Colette niano.
Soler el haber deseado partici-
Aun | 129
LA HISTÉRICA Y SU SÍNTOMA
de Marcelo Mazzuca
Aun | 131
LOS USOS DEL JUEGO
de Luciano Lutereau
la incertidumbre, el desconcierto
y la propia división. Gonzalo Javier López
Aun | 135