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Cuadernillo para

la Consagración
de Esclavitud a
la Ssma. Virgen
María

Conforme a
las enseñanzas de
San Luis María de Montfort
en el
Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima
Virgen
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

Manuscrito del Tratado de la Verdadera Devoción

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
¿En qué consiste la Esclavitud a Jesús por María? ......................................................................................................................... 5
PARTE I
PREPARAR la Consagración Total a la Santísima Virgen.................................................................................. 7
A) Principales prácticas del periodo de preparación .................................................................................................................. 7
B) Modo de realizar cada parte del periodo de preparación ..................................................................................................... 8
C) Preparación día por día ............................................................................................................................................................ 14
1. Doce días preliminares para vaciarse del espíritu del mundo ...................................................................................... 14
2. Primera Semana para el conocimiento de sí mismo ...................................................................................................... 27
3. Segunda Semana para el conocimiento de la Santísima Virgen ................................................................................... 36
4. Tercera Semana para el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo .......................................................................... 43
PARTE II
REALIZAR la Consagración Total a la Santísima Virgen ................................................................................ 50
A) Principales prácticas para el día de la consagración ............................................................................................................ 50
B) Oración de Consagración ........................................................................................................................................................ 52
PARTE III
VIVIR la Consagración Total a la Santísima Virgen ......................................................................................... 54
A) Principales prácticas de la vida de esclavitud mariana ........................................................................................................ 54
B) La Sagrada Comunión en la vida de esclavitud mariana .................................................................................................... 59
C) Examen de conciencia del esclavo de amor de Jesús en María ......................................................................................... 61
D) Consideraciones sobre la vida de esclavitud mariana ......................................................................................................... 65
E) Observaciones prácticas para el esclavo de María ............................................................................................................... 66
F) Cofradía de los esclavos de María .......................................................................................................................................... 75
PARTE IV
Apéndices ........................................................................................................................................................... 77
1. Oración a Jesús ......................................................................................................................................................................... 77
2. Oración a María para sus fieles esclavos ............................................................................................................................... 78
3. Oración a Jesucristo de San Agustín ..................................................................................................................................... 79
4. Himno Ave Maris Stella (Salve, Estrella del mar) ............................................................................................................... 80
5. Magníficat (Cántico de la Santísima Virgen) ........................................................................................................................ 81
6. Letanías de la Santísima Virgen .............................................................................................................................................. 82
7. Letanías del Santo Nombre de Jesús ..................................................................................................................................... 84
8. Letanías al Espíritu Santo ........................................................................................................................................................ 86
9. Coronilla de las Doce Estrellas .............................................................................................................................................. 88
Anexos ................................................................................................................................................................ 90
A) Lecturas recomendadas para vivir la esclavitud a Jesús por María ................................................................................... 90
B) Obsequios y plegarias a María ................................................................................................................................................ 91
C) Calendario litúrgico mariano................................................................................................................................................... 92
D) Esquema de meditación según el Método de San Ignacio ................................................................................................. 93
E) Estatutos de la Asociación María, Reina de los Corazones ..................................................................................................... 95
F) Tabla de preparación para realizar o renovar la Consagración (ejemplo) ....................................................................... 99
G) Mortificación Cristiana (Cardenal Mercier) ........................................................................................................................ 100
H) Fuentes ..................................................................................................................................................................................... 104

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
EL DEVOTO ESCLAVO DE JESÚS EN MARÍA1
1. Alma, canta, canta y publica 11. Esta buena Madre y Señora
a la gloria del Redentor, protección me brinda doquier,
la bondad sin par de María me levanta al punto, si acaso
con su fiel esclavo de amor. en mis luchas llego a caer.
2. ¡Quién tuviera voz de trueno 12. Y si mi alma se turba y teme
y gritara en la inmensidad por el diario y diario pecar,
que quien más la sirve y venera basta que diga: «¡Madre mía!»,
logra mayor felicidad! y la calma vuelvo a encontrar.
3. ¡Oh cristianos, estad atentos!; 13. Con su tierno acento me dice
elegidos, oíd mi voz!; cuando lucho por mi Señor:
cantar quiero las maravillas «¡Sigue adelante con empeño!
de vuestra Madre y Madre de Dios. ¡Heme aquí! ¡Lucha con valor!»
4. Ella es mi inmenso tesoro, 14. Como un niño a sus pechos quiero
es mi todo junto a Jesús, toda mi vida poder pasar,
es mi honor, mi vida y cariño pues la Virgen fiel, sin mancilla,
y el albergue de mi virtud. leche santa me da a gustar.
5. Ella es mi arca de alianza, 15. De la fe, tras el tenue velo,
donde encuentro la santidad; en mi pecho yo la grabé
mi alba túnica de inocencia, con celestiales resplandores.
con que cubro mi indignidad. ¡Dicha tanta nunca soñé!
6. Es mi templo, es mi santuario, 16. Me hace puro, me santifica
donde encuentro a mi Redentor, con su casta fecundidad,
donde imploro con firme acento, y me torna dócil y fuerte
donde siempre encuentro favor. con su inmensa y rara humildad.
7. Es mi fuerte y gran ciudadela, 17. Es mi clara fuente María,
do seguro ante el mal estoy; do descubro mis culpas mil,
es mi nave, do el mar rugiente donde encuentro sanos deleites
sin temores cruzando voy. y hallo fuerzas para la lid.
8. Yo dependo en todo de Ella 18. Por Jesús hasta el Padre subo,
por mejor servir al Señor; y jamás vuelvo rechazado,
mi alma y cuerpo, y mis alegrías, a Jesús por su Madre llego,
todo de Ella depende en mí. y nunca, nunca soy desechado.
9. Si subir quiero a Dios, mi Padre, 19. Lo hago todo en Ella y por Ella,
desde el fondo de mi maldad, que es secreto de santidad,
subo en los brazos de María para ser fiel a Dios en todo
y apoyándome en su bondad. y hacer siempre su voluntad.
10. Si calmar quiero a Cristo airado, 20. ¡Oh cristianos! Suplid, os ruego,
fácil por Ella me será; mi ingrata infidelidad;
«Ve a tu Madre, Señor», le digo, a Jesús amad y a María
y El al punto el perdón me da. en el tiempo y la eternidad.
DIOS SÓLO.

1 Cánticos de San Luis María de Montfort - Cántico 77. [Original en francés]


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

INTRODUCCIÓN
¿En qué consiste la Esclavitud a Jesús por María?
Para explicar el alcance de esta devoción, se citará un libro de teología2 que compendia la esencia de la misma; no
obstante, no se pretende de ningún modo sustituir al libro de San Luis María de Montfort (Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen –o simplemente Tratado de la Verdadera Devoción-), mucho más completo, detallado y
valioso. Vale aclarar que el autor (A. Tanquerey) nombra a San Luis María como el “beato Grignion”, ya que fue
canonizado en 1947 por Pio XII, posterior a la publicación de su libro.

ACTO DE TOTAL CONSAGRACIÓN A MARÍA


Naturaleza y extensión de este acto: Es un acto de devoción en el que se encierran todos los demás. Fue
propuesto por el B. Grignion de Montfort; consiste en hacer total entrega de sí mismo a Jesús por medio de María, y
encierra dos cosas: un acto de consagración que se renueva de tiempo en tiempo, y un estado habitual por el que
vivimos y obramos bajo el dominio de María. El acto de consagración, dice el B. Grignion, «consiste en hacer
donación entera de sí mismo, en calidad de esclavo, a María y a Jesús, por medio de María». Nadie debe
escandalizarse de la palabra esclavo, de la que ha de borrarse toda mala significación, especialmente la de opresión;
este acto, lejos de implicar de suyo opresión alguna, es la manifestación del más puro amor; no atendamos sino al
elemento positivo, cual lo explica el Beato: Un simple siervo recibe su salario, es libre de dejar a su amo, al cual no da
más que su trabajo, no su persona, ni sus derechos personales ni sus bienes; un esclavo aviénese libremente a trabajar
sin paga, confiando en que su dueño le dará lo que haya menester para vivir y vestir, dase para siempre con todos sus
recursos, su persona y sus derechos, para vivir enteramente bajo su dominio.

Aplicando ahora esta doctrina a lo espiritual, el perfecto esclavo de María da a esta Señora, y por ella a Jesús:

a) Su cuerpo, con todos sus sentidos, no conservando de ellos sino el uso, y comprometiéndose a no servirse de
ellos sino según le plazca a la Virgen Santísima y a su Hijo; acepta de antemano todas las disposiciones de la divina
Providencia que se refieran a la salud, la enfermedad, la vida y la muerte.

b) Todos sus bienes de fortuna, no usando de ellos sino bajo el dominio y para la gloria de la Señora y de Dios.

c) Su alma con todas sus facultades, consagrándola al servicio de Dios y de las almas, bajo el dominio de María, y
renunciando a cuanto pudiera poner en peligro la salvación y santificación.

d) Todos sus bienes interiores y espirituales, sus merecimientos, satisfacciones y el valor impetratorio de sus
buenas obras, en cuanto estos bienes son enajenables. Explicaremos este último punto:

1) Nuestros méritos propiamente dichos (de condigno), por los cuales merecemos para nosotros mismos
aumento de gracia y de gloria, son inalienables; si, pues, los entregamos a María, es para que los guarde y aumente, no
para que los aplique a otros. Mas los méritos de simple conveniencia (de congruo) que pueden ofrecerse por los
demás, los dejamos a la libre disposición de María.

2) El valor satisfactorio de nuestras obras, inclusas las mismas indulgencias, es enajenable, y dámosle a la
Santísima Virgen para que ella le aplique.

3) El valor impetratorio, o sea nuestras oraciones y nuestras buenas obras, en cuanto están adornadas de este
valor, podemos cedérsele y de hecho se le cedemos por este acto de consagración.

Luego que se ha hecho este acto, ya no se puede disponer de todos esos bienes sin permiso de la Santísima
Virgen, pero podemos, y a veces debemos, rogarle tenga a bien según su voluntad, disponer de ellos en favor de las
personas con las cuales estamos obligados particularmente. La manera de arreglarlo bien todo, es ofrecernos

2 Compendio de Teología Ascética y Mística (A. Tanquerey) - nn. 170-176.


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
juntamente, no sólo con nuestras personas y bienes, sino también con todos aquellos que amamos; «Tuus totus sum,
omnia mea tua sunt, et omnes mei tui sunt»; así tomará la Virgen de nuestros bienes, y aún más de sus tesoros
propios y de los de su Hijo, para socorrer a dichas personas; no perderán nada con ello.

Excelencia del acto: Este acto de santa abnegación, muy excelente ya de suyo, encierra además en sí actos de
muy hermosas virtudes:

1) Un acto profundo de religión para con Dios, Jesús y María: por él confesamos el supremo dominio de
Dios, nuestra propia nada, y proclamamos muy alto los derechos que a María ha concedido Dios sobre nosotros.

2) Un acto de humildad, por el cual, confesando no ser ni poder nada por nosotros mismos, nos
desprendemos de todo cuanto nos ha concedido la Bondad divina, y se lo devolvemos por mano de María de la que,
después de Dios y por Dios, todo lo hemos recibido.

3) Un acto de amor confiado, ya que el amor es el don de sí, y para darse, es menester gran confianza y una
fe viva. Pudiéramos decir que este acto de consagración, bien hecho, renovado de continuo con el corazón, y puesto
en obra, es más excelente que el acto heroico, por el cual no cedemos más que el valor satisfactorio de nuestras
buenas obras y las indulgencias que ganamos.

Frutos de esta devoción: Dedúcense de su misma naturaleza.

1) Con ella damos gloria a Dios y a María del modo más perfecto, porque les damos todo cuanto somos y
tenemos, sin reserva y sin vuelta; y esto del modo más grato para ellos, guardando el orden establecido por su
sabiduría, devolviéndoselos a Él por el mismo camino por donde los hizo llegar hasta nosotros.

2) Con ella aseguramos nuestra santificación propia. María realmente, al ver que le entregamos nuestra persona y
bienes, siéntese fuertemente movida a procurar la santificación de los que, por así decirlo, son propiedad suya. Nos
alcanzará gracias abundantísimas, con las que podremos aumentar nuestro tesoro espiritual, que es suyo, y
conservarle y hacerle fructificar hasta el fin de nuestra vida. Usará, para ello, de su autoridad y de su crédito para con
el corazón de Dios, y de la sobreabundancia de sus merecimientos y satisfacciones.

3) Por último, gana mucho con ello la santificación del prójimo, especialmente la de las almas que de nosotros
dependen; habiendo puesto nosotros en manos de María la dispensa de nuestros merecimientos y satisfacciones
según a ella le plazca, seguros estamos de que hará de ellos el uso más prudente: es ella más sabia, más previsora y
más generosa que nosotros; saldrán ciertamente con ganancia nuestros parientes y amigos.

Sin duda dirá alguno que con esto enajenamos todo nuestro haber espiritual, especialmente nuestras obras
satisfactorias, y las indulgencias y sufragios que hubieren de ofrecer por nosotros, y que habremos de estar muchos
años en el purgatorio. Esto es verdad en sí; pero es cuestión de confianza: ¿tenemos, o no, en María más confianza
que en nosotros o en nuestros amigos? Si la tenemos, no hay por qué temer: cuidará de nuestra alma y de nuestros
intereses mucho mejor que nosotros; y, si no la tenemos, no hagamos el acto este de consagración total, para que no
tengamos que arrepentirnos.

De todas maneras no ha de hacerse sino después de madura reflexión y de acuerdo con el director.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

PARTE I
PREPARAR la Consagración Total a la Santísima Virgen
Preparación de un mes
A) Principales prácticas del periodo de preparación
A continuación se condensan las indicaciones dadas por San Luis María en cuanto al modo en que ha de prepararse la
Consagración:3

- Dedicar al menos 12 días a vaciarse del espíritu de este mundo4, contrario al Espíritu de Cristo

Luego prepararse durante tres semanas5:


- 1º Semana: Conocimiento de sí mismo

Dedicar todas las oraciones y actos de piedad a pedir conocimiento de sí mismo y la contrición de los pecados, con
espíritu de humildad.

Meditar sobre las malas inclinaciones o en nuestra miseria y nada.

Rogar al Señor y al Espíritu Santo que nos ilumine (mediante recitación frecuente de jaculatorias, como “Señor, que yo
vea” o “Ven Espíritu Santo”).

Rezar todos los días las letanías del Espíritu Santo.

Recurrir a María pidiendo esa gracia (la del propio conocimiento), que es fundamento de las demás, rezando todos los
días el himno Ave Maris Stella y las letanías de la Virgen.

- 2º Semana: Conocimiento de la Santísima Virgen María

Dedicar todas las oraciones y obras a conocer a la Santísima Virgen, recurriendo al Espíritu Santo.

Leer y meditar del libro (Tratado de la Verdadera Devoción).

Rezar las letanías del Espíritu Santo, el himno Ave Maris Stella y el Rosario.

- 3º Semana: Conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo

Conocer a Jesucristo. Leer y meditar del libro (Tratado de la Verdadera Devoción) y rezar la oración de San Agustín
(“Tú eres, oh Cristo…”).
Repetir jaculatorias que pidan al Señor conocerlo (por ejemplo: “Que yo te conozca, Señor” o “Señor, sepa yo quién
eres tú”). Rezar las letanías del Espíritu Santo, el himno Ave Maris Stella y añadir las letanías del Santo Nombre de
Jesús.

3 Tratado de la Verdadera Devoción - nn. 227-230.


4 Para renovar la consagración puede omitirse este periodo de 12 días. Véase en este compilado la Parte II, inc. A: Principales prácticas
para el día de la consagración, donde se dan detalles adicionales al respecto.
5 Se considerará que cada “semana” es de seis días (cfr. n. 228 del Tratado de la Verdadera Devoción), dando un periodo de

preparación de 30 días (otros autores lo consideran de 33 días, con semanas de siete días, dado que no es una estructura rígida en sí;
incluso podrían ser más días si se agregaran en el período para vaciarse del espíritu del mundo, pero generalmente suelen ser 12).
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

B) Modo de realizar cada parte del periodo de preparación


A continuación se citarán algunos párrafos de un libro de un sacerdote de la Compañía de María, A. Lhoumeau 6, los
cuales son una excelente ayuda para hacer la preparación. Indican, a rasgos generales, cómo se ha de vivir cada semana,
y sus comentarios servirán de base para hacer una adecuada selección del material de lectura.

 ARTÍCULO 1: LOS DOCE DÍAS PRELIMINARES


Establecer o perfeccionar el reino de Cristo por María, es lo que propone San Luis María Grignion de Montfort:
pero ya sea que quiera asegurar nuestra conversión y perseverancia, o que nos invite a la perfección, siempre nos
devuelve al punto de partida, es decir a las aguas del bautismo, donde nacimos a la gracia. ¡Hace tan bien respirar el
aire natal, restaurar allí nuestras fuerzas y curar nuestras enfermedades! Cerca de estas fuentes sagradas suspiramos a
pleno pulmón el soplo vivificante del Espíritu, que nos hizo nacer al contacto del agua santa [Nota: Nisi quis renatus
fuerit ex aqua et Spiritu Sancto (Ioan, III, 3)].

¿Y qué dice la fórmula del bautismo? “Renuncio a Satanás, a sus obras y a sus pompas, y me entrego a Jesucristo
para siempre”. Este es también el objetivo de la devoción que predica Montfort, y ahí se encuentra todo el plan de su
preparación: renunciar primero a Satanás y al mundo, a fin de entregarse perfectamente a Jesucristo. Al comienzo de
sus ejercicios preparatorios, nuestro Santo Padre exige por lo tanto, que “se empleen al menos doce días en vaciarse
del espíritu del mundo, contrario al espíritu de Jesucristo”. Con este fin se pueden emplear las siguientes
consideraciones:

1º) ¿Qué se entiende por el espíritu del mundo, contrario al de Jesucristo?

2º) ¿Bajo qué forma se manifiesta éste?

3º) ¿Cuáles son las obras y las pompas del mundo, y cómo debo yo valorarlas?

o ¿En qué consiste el espíritu del mundo?


Esencialmente consiste en la negación del soberano dominio de Dios, negación que se traduce en la práctica por
el pecado o la desobediencia; y es principalmente en esto que se opone al espíritu de Jesús, que es también el de
María.

Se deberá, por lo tanto, considerar aquí el dominio absoluto de Dios sobre nosotros, como así también sobre
toda criatura, y meditar sobre la obligación en la que estamos de servirlo. Este es nuestro fin, la razón de nuestra
existencia. Esta meditación, en atención particularmente a nuestra espiritualidad, puede ser considerada como
fundamental. Está bien claro, por lo demás, que las consideraciones y las resoluciones podrás matizarse según la
condición de aquel que las hace. Como ya se ha visto en el capítulo acerca de la santa Esclavitud, los títulos y las
obligaciones de nuestra pertenencia divina pueden variar; por ejemplo, el alma obligada a los estados de perfección y
consagrada por los votos de religión pertenecen más estrechamente a Dios. Su pensamiento será, así, el de ofreceré a
un ejercicio más extendido y más perfecto de los derechos divinos sobre ella.

Alrededor de esta verdad fundamental, vendrán a reunirse otras que serán, de ser necesario, el tema de
meditaciones complementarias. Señalaremos solamente la consideración del infierno y del Cielo, así como el de la
Providencia divina, pero siempre desde el punto de vista que nos ocupa. Durante esta vida, en cualquier estado como
en cualquier lugar, Dios nos gobierna con sus leyes: ley natural, ley revelada, ley de los poderes legítimos; de buen
grado o por la fuerza, permanecemos en su mano todopoderosa y no somos para Él más que instrumentos. No
intentemos echar fuera de esta vida este dominio absoluto ya que en el momento de la muerte enfrentaremos una u
otra alternativa: el infierno, donde son hostigados y castigados aquellos que no se le sometieron voluntariamente; el
Cielo, donde Él hace felices a aquellos que aceptaron su yugo con amor; y es allí donde se encuentra el ideal de su
reino y la perfección de nuestra divina pertenencia.

6 La vida espiritual en la escuela de San Luis María Grignion de Montfort (A. Lhoumeau) – P. IV, Cap. I., Art. 1 al 4.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
o Triple manifestación y diversos matices del espíritu del mundo
El egoísmo, o “el yo” opuesto a Dios, es como un tronco cuyas tres ramas son la concupiscencia de la carne, la
de los ojos y el orgullo de la vida. En sus actos y en su fin, el espíritu del mundo se manifiesta por la desobediencia a
la ley de Dios y por el uso desordenado de las criaturas.

Aquí tenemos los temas de meditación en perfecta relación con el carácter de nuestra Devoción.

No olvidemos tampoco examinar las huellas que el espíritu del mundo, bajo esta triple forma, ha dejado en
nuestra alma, y expongámosles las enseñanzas tan formales y a veces tan severas del Evangelio. Para liberar nuestra
vida cristiana de todo lazo, este examen es indispensable. Si el alma no contenta con salir del pecado, aspira a la
perfección, deberá llevar más lejos esta purificación del espíritu del mundo e indagar sus señales. Los religiosos no
tendrán más que examinarse acerca de la práctica perfecta de los tres votos, opuestos precisamente a la triple
concupiscencia.

o Las obras y las pompas de Satanás


Por “las obras de Satanás” se designa en primer lugar al pecado en todas sus formas; después a todo aquello por
lo que el demonio nos induce al pecado: obras de error y de tinieblas para el espíritu, de seducción y de corrupción
para la voluntad. En definitiva el esplendor y los embelesos por los cuales vuelve atrayente el pecado en las personas,
las cosas y las instituciones, son “las pompas del diablo”. Debemos renunciar, alejarnos tanto como se pueda de ellas,
desapegar de estas nuestro corazón. Pero, ¿cómo llegar esto si por la luz de la fe no podemos llegar al fondo de las
apariencias engañosas? Al descubrir las horribles y espantosas realidades que ocultan, desbarataremos la seducción
que esclavizaría nuestra alma. Convenzámonos bien de que el pecado a pesar de sus fascinaciones, es el mal; y que el
mal implica la desgracia aquí abajo, pero más aún en la eternidad. ¿Qué es el infierno sino el pecado consumado,
fijado en el alma y llevado a la plena madurez de todas sus consecuencias?

Este punto de vista es fecundo, porque es profundo; enlaza el tiempo a la eternidad, ilumina plenamente a uno y
otro; el Cielo y el infierno ya no son realidades lejanas, puesto que desde esta vida las vemos germinar en nosotros,
uno por la gracia, el otro por el pecado.

Es posible también indicar alguna lectura acerca de estos temas. Pero no alcanza con leer, meditar y examinarse
para vaciarse del espíritu del mundo. También es necesario rezar y obrar.

La oración, en cualquiera de sus formas, es sin duda válida, sin embargo se pueden escoger algunas oraciones
especiales relacionadas con el fin que uno se proponga. Contrariamente a lo que ha establecido para los otros
periodos de preparación, Grignion de Montfort no ha aconsejado para estos doce días ninguna oración particular.
Esto se puede suplir fácilmente consultando sus escritos y particularmente El Amor de la Sabiduría Eterna. En razón
del carácter de nuestra espiritualidad y con la intención de obtener este don de la Sabiduría, rezaremos mucho a la
Santísima Virgen y pediremos su intercesión ante su divino Hijo.

Finalmente, necesitaremos ejercitarnos en la renuncia, la mortificación, la pureza de corazón ya que esta pureza
es la condición para ver a Dios en la gloria y entreverlo o conocerlo mejor aquí abajo a la luz de la fe. La Sabiduría
Divina no habita en un corazón esclavo del pecado. Entonces, trabajaremos en nuestra purificación, pero en la
manera especial que nos conviene, es decir, aplicándonos a la práctica interior de nuestra Devoción, de la que
trataremos a continuación.

 ARTÍCULO 2: PRIMERA SEMANA


Después de este periodo preliminar, en que se ha nivelado el terreno para construir en él, el Santo de Montfort
desea que se empleen tres semanas en llenarse del espíritu de Jesucristo a través de la Santísima Virgen. Él dice
“llenarse”, ya que no se puede renunciar al mundo, sin tener ya en igual medida el espíritu de Jesucristo; pero es
necesario que este espíritu aflore y nos posea plenamente.

“Durante la primera semana, emplearán todas sus oraciones y actos de piedad en pedir el conocimiento de ellos
mismos y la contrición de sus pecado, y harán todo en espíritu de humildad” (Verdadera Devoción nº 228).

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
En primer lugar, este periodo parece ser un complemento del precedente porque ¿cómo vaciarse del espíritu del
mundo sin examinarse y conocerse a uno mismo? Considerémoslo más de cerca y veremos que con los ejercicios de
esta semana damos un paso adelante, aunque no abandonamos aún, es verdad, la vía purgativa. Huir del pecado,
deshacerse de este espíritu del mundo, tan favorable a su eclosión y a su pronta maduración, es ciertamente
convertirse. Pero no se trata solamente de abandonar a Satanás para retornar a Dios; esta devoción, hemos dicho, es
también un camino de perfección.

Ahora bien, los maestros de la vida espiritual colocan, en la base de todo trabajo ascético, a la humildad, la cual
no se adquiere en absoluto sin conocerse a uno mismo. Seguramente nosotros ya hemos progresado en este
conocimiento al examinar en qué medida estamos imbuidos del espíritu del mundo; pero, además que hay muchas
cosas que no se le pueden imputar, aun cuando estas sean en sí mismas poderosos motivos para ser humildes (tales
como nuestras enfermedades físicas y morales, nuestra condición de criaturas indigentes, etc.), durante esta semana
consideramos menos la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, que el estado miserable y
humillante al que nos ha reducido el pecado.

Es por esta razón que, al mencionar “la contrición de nuestros pecados” que el conocimiento de nosotros
mismos provoca naturalmente, Montfort agrega: “y harán todo en espíritu de humildad”.

Otra reflexión nos confirmará en esta manera de ver las cosas, y nos permitirá comprender mejor el
pensamiento del Santo. ¿Cuál es el objetivo de su devoción? Unirnos perfectamente a Jesús. Pero nos quiere llevar a
esto por María; ya que para él, vista nuestra extrema debilidad y nuestro fondo corrompido, este es un camino fácil,
corto, seguro y perfecto para ir a Jesús. No entraremos seriamente en este camino y no nos uniremos a nuestra
Madre si no estamos fuertemente convencidos de nuestra miseria e incapacidad; ahora bien, ¿cómo llegar a ella sin el
conocimiento de nosotros mismos? Por lo demás, la parte que Montfort ha dedicado a las consideraciones acerca de
la humildad y al examen de nuestras necesidades testimonia suficientemente que tal es su aspiración. Se puede tener
la seguridad de esto, recorriendo las líneas consagradas a esta primera semana, o incluso los motivos que deben atraer
a esta Devoción.

***

Para terminar de precisar con qué propósito y de qué manera hay que aplicarse al conocimiento de uno mismo,
recordemos finalmente que uno no sabría purificarse y crecer en la unión con Jesucristo si no supiera discernir
cuidadosamente los movimientos de la naturaleza viciada de aquellos de la gracia. Las almas disipadas se desconocen
ellas mismas, y frecuentemente no distinguen los movimientos que los impulsan y los arrastran tan fácilmente; y les
sería bastante difícil, en muchas circunstancias, distinguir su procedencia. Al trabajar en nuestro propio
conocimiento, entraremos pues en esta vida interior de la que tantas almas, a pesar de ser llamadas por Dios a la
perfección, apenas si traspasan el umbral.

***

Este nos parece ser el objetivo de la primera semana. Las oraciones, las lecturas o las meditaciones pueden ser
asignadas conforme a las indicaciones de Montfort o a la elección de los fieles. Pero lo importante es que oraciones,
exámenes, reflexiones, todo se haga a los pies de María. Es de Ella que esperamos la luz para conocernos, es junto a
Ella que podremos sondear el abismo de nuestras miserias sin ser arrastrados por la desesperación. Sin ninguna duda,
el conocimiento de sí mismo tiene sus diversos grados y debe conducirnos a despreciarnos, ya que este desprecio es
la esencia de la humildad, sui ipsius cognitio et despectio, dice la Imitación de Cristo. No obstante ello, no olvidemos
que si es necesario llegar a este extremo, no se debe separar lo que el Señor ha unido: la dulzura y la humildad: quia
mitis sum et humilis corde: “La humildad lo endulza todo”, decía Santa Teresa. Es María quien pondrá su dulzura en
la amargura de nuestras miserias y faltas; Ella hará que sin despecho, sin irritación contra los otros o contra nosotros
mismos, gustemos la paz de los humildes de corazón.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
 ARTÍCULO 3: SEGUNDA SEMANA
Debemos unirnos a Jesús, pero por María; es la característica de nuestra Devoción, esta es la razón por la que
Montfort exige que la segunda semana se emplee en el conocimiento de la Santísima Virgen.

No podemos ignorar que este es el camino por el que debemos andar y el medio del que nos serviremos, así
como un obrero o un artista no ignora la naturaleza y el manejo de su instrumento. ¡El conocimiento de la Santísima
Virgen! ¡Qué vastísimo campo de estudio! Sin embargo, debemos poner en él algunos puntos que nos servirán de
señales.

María es nuestra soberana y nuestra mediadora, nuestra Madre y nuestra Maestra. Apliquémonos entonces a
conocer las funciones de esta realeza, de esta mediación y de esta maternidad, como así también de las grandezas y de
las prerrogativas que son su fundamento o su consecuencia. Es la teología de la Santísima Virgen la que hay que
abordar sin miedo, en lugar de contentarse con las banalidades que fomentan tantos opúsculos. Mientras más
conozcamos a María, más la amaremos. Sin una alta idea de la Santísima Virgen, ¿cómo abrazar la santa Esclavitud
que supone un corazón prendado de admiración y colmado de amor por Ella? Tampoco ha creído el Santo de
Montfort poder exponer provechosamente las prácticas de esta Devoción sin referirse, en la primera parte de su
Tratado, a la grandeza de la gloria de María. ¿Acaso no es por falta del debido conocimiento de la Madre de Dios,
que unos se forman de Ella una idea muy mediocre y que otros le dan una fisonomía y sentimientos de un
naturalismo rayano en la blasfemia? Por lo tanto, busquemos conocer a la Santísima Virgen a través de lecturas
escogidas. Las que desarrollan los puntos tratados por el Santo en la Verdadera Devoción pueden, no exclusivas
pero preferentemente, captar nuestra atención.

II

Nuestra Madre es también un molde perfecto que nos debe formar, puesto que necesitamos adquirir sus
intenciones y sus disposiciones. Esto no lo podremos hacer sin estudiar la vida interior de María, es decir sus
virtudes, sus sentimientos, sus actos, su participación en los misterios de Cristo y su unión con Él. Ella es nuestra
maestra en la ciencia de Cristo; contemplemos cuán perfectamente Él vive en Ella, cómo Ella lo sirve, en qué medida
lo ama. Este es el especial punto de vista en el que debemos adentrarnos para este estudio. Los misterios del Rosario
están todos indicados; las fiestas de la Santísima Virgen, como su Inmaculada Concepción, su Presentación en el
Templo, o incluso los diferentes actos de su vida, como sus comuniones, su conducta en las Bodas de Caná, nos
ofrecerán un rico festín.

Es imposible condensar en un solo volumen los materiales de una ciencia tal y de soñar con una obra única que
sea en cierta manera oficial. Los ejercicios de San Ignacio, donde sin embargo están fijados los temas de meditación
con sus principales consideraciones, han sido desarrollados y comentados de una manera muy variada en un gran
número de obras. Nuestra empresa es, al menos, igualmente vasta. Para completarla, es necesario recurrir a más de
un libro, y puede aún inspirar, a su vez, un gran número de trabajos. Por otra parte, es sobre todo en oración como
conviene hacer este estudio; es a través de la oración que aprenderemos a conocer a la Santísima Virgen y que
fecundaremos los temas proporcionados por los libros. Sigamos a Montfort; él nos prescribe diversas oraciones para
esta semana y nos recomienda recurrir al Espíritu Santo, al que designa como el guardián de este Paraíso que es el
interior de María y el divino obrero de las maravillas que allí se esconden.

 ARTÍCULO 4: TERCERA SEMANA


Durante este último periodo nos abocamos al conocimiento de Jesucristo; y puesto que nuestro deseo es el de
unirnos perfectamente a Él, necesitamos tener de Él un conocimiento lo más profundo posible. Para adquirirlo, no
abandonamos a María: Ella es inseparable de Jesús. Según el espíritu de nuestra devoción, es siempre por Ella y con
Ella que estudiaremos a Jesús, como un discípulo que se instruye por las lecciones y bajo la conducción del maestro.
Es también en Ella que lo contemplaremos, al igual que un astrónomo se aplica primero a conocer su telescopio,
después se sirve de él para estudiar el sol cuya imagen le es reflejada por el espejo de su instrumento. Jesús es el sol y
María es el espejo sin mancha que nos lo refleja al acercarlo a nosotros.

[11]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
I

Pero, ¿qué estudiar en Cristo? En primer lugar, lo que Él es, o sea, al Hombre-Dios, su gracia y su gloria. En
estos tiempos de naturalismo que se empeñan en ofrecernos un Cristo disminuido, importa soberanamente a la fe y a
la piedad el poner de relieve su divinidad, no menos que la realidad de su naturaleza humana; y todo ello sin
menoscabar en nada la enseñanza católica. Es en este pensamiento que hemos escrito el primer capítulo de esta obra.
Por otro lado, nos parece útil comenzar esta semana con alguna lectura escogida en este orden de ideas.

En segundo lugar, no olvidemos que el objetivo de estos ejercicios es el de hacernos renovar más perfectamente
los votos del Bautismo. Después de haber renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a Jesucristo por “nuestro
Señor”. Veamos pues, en qué sentido lo es realmente, tal como lo hemos expuesto al tratar de la santa Esclavitud.
Contemplemos en Él al Verbo por el que todo ha sido creado, nuestro Redentor, nuestra Cabeza y el Esposo de
nuestras almas. Después, en una meditación complementaria compararemos a estos dos amos: Cristo y Satanás; uno,
al que se debe amar; el otro al que se debe odiar; uno que detenta todos los derechos, el otro que es un usurpador y
un tirano “venido solamente, dice el Evangelio, para robar, matar y extraviar…” (Juan X, 10).

Al meditar la Encarnación, la Pasión, etc. , nos será fácil excitar nuestro amor y unir estos dos preceptos tan
estrechamente ligados: “Amarás al Señor” y “sólo a Él lo servirás”. Nos detendremos también en las escenas del
Evangelio donde Jesús afirma su divinidad y su realeza, ya sea a través de sus palabras, o de sus acciones: por ejemplo
en sus milagros, en la resurrección de Lázaro, en la Transfiguración, en sus afirmaciones delante de Caifás y de Pilato,
en la misión que da a los Apóstoles y los poderes con que los reviste, etc.

Seguramente estas consideraciones pueden servir para alejar a las almas del pecado; sin embargo, esta semana
parece corresponder mejor a la vía iluminativa y convenir particularmente a las almas que progresan en la vida
sobrenatural. Nuestra elección está hecha, pero queremos afirmarnos en ella; es con la finalidad de servir más
fielmente a Nuestro Señor y unirnos más perfectamente a Él que trabajamos por fortalecernos en el espíritu del
Bautismo.

II

La vida de unión con Jesucristo exige el conocimiento de sus acciones exteriores, pero también de su vida
interior. Se trata, pues, de la totalidad del Evangelio: vida oculta o vida pública, vida sufriente o vida gloriosa de
Jesús, que se ofrece a nuestra contemplación. En esta serie de misterios ¿hay algo para excluir? No, ciertamente, ya
que todos nos son fuentes de gracia; y, según nuestras necesidades, podemos encontrar en cada uno de ellos una
forma de santidad, una luz, un auxilio en tal o cual circunstancia de la vida del Salvador. Pero sin excluir nada, se
puede estar obligado a restringirse, y entonces ¿qué se elige? Evidentemente lo que guarde mayor relación, por una
parte, con nuestra devoción, por otra, con nuestras necesidades.

¿Es necesario renunciar al mundo? Consideremos cómo el divino Maestro nos predica con el ejemplo en el
pesebre de Belén, en Nazaret, durante su Pasión; cómo durante las tentaciones en el desierto nos enseña a vencer a
Satanás y al mundo al triunfar sobre las tres concupiscencias. Escuchemos lo que nos enseña a este respecto en el
Sermón de la Montaña, y particularmente en las Bienaventuranzas. El estudio de la vida interior de Cristo, o sea de
las virtudes y de los actos de su Sagrado Corazón, nos hará ver hasta qué punto “Él vivía para el Padre”, cuan manso
y humilde de corazón era, y hasta qué extremo nos ha amado y se ha entregado por nosotros. Finalmente, si
consideramos sus relaciones con María, encontraremos la razón y el modelo de nuestra devoción. Primeramente se
encuentra el misterio de la Anunciación y de la Encarnación que Montfort recomienda especialmente a nuestra
atención; está también la santa Infancia, la vida oculta; después, las bodas de Caná, la Crucifixión y el Ecce Mater tua,
que conviene meditar particularmente, si se desea comprender bien cómo Jesús se entrega a su Madre y la asocia a la
obra de la Redención.

Pero también hace falta rezar, si queremos que Jesús se nos revele, que María nos lo muestre y que a ejemplo
suyo podamos conversar con el Espíritu Santo en lo secreto de nuestro corazón aquello que hayamos aprendido.
Además de las oraciones de las semanas precedentes, Grignion de Montfort aconseja rezar las letanías del Santísimo
Nombre de Jesús. En ellas están, en efecto, reunidos los títulos más propios que resumen sobre todo la vida interior
del Salvador, y en ellas se recitan conmovedoras invocaciones, bien elegidas para excitar nuestro amor.

[12]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Este nos parece ser el plan de los ejercicios preparatorios a la consagración. Es para ella que se llevan a cabo, a ella hay que
remitirse en su ordenamiento, en su composición y en la búsqueda del fruto especial, que los distingue de otros ejercicios
más o menos similares. Sin duda, la luz que ilumina de una manera directa un objeto, brilla igualmente alrededor de él; y
Dios nos libre de querer limitar de una manera estrecha y exclusiva el efecto de las luces y de las mociones interiores que
Dios puede concedernos mediante esta preparación. Queremos solamente agregar que las consideraciones y las santas
resoluciones menos relacionadas con nuestra consagración no pueden ser indicadas como el propósito propio de estos
ejercicios preparatorios. Este plan, bastante amplio, que sumariamente ha trazado el Santo de Montfort comporta, como
hemos dicho, una cierta variedad en la elección de los pensamientos y de los ejercicios; lo cual no va en detrimento de la
solidez del mismo y, a la vez, nos propone una meta a la cual se llega a través de cuatro fases lógicamente dispuestas.

[13]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

C) Preparación día por día

ATENCIÓN: La siguiente preparación no consiste en una simple treintena, si bien podría llegar a utilizarse como
material de meditación o para otros fines para el que ha sido diseñada. Esta preparación día por día tiene por objeto
estar dispuesto lo mejor posible espiritualmente para el día de la Consagración, y sigue el esquema indicado por San
Luis María en el Tratado de la Verdadera Devoción7. Si aún no se ha leído este libro, no se sugiere (como así
tampoco es conveniente) realizar la presente preparación, ya que presupone que se lo ha leído al menos una
vez.
Además, como indica Montfort en su libro, la Consagración de esclavitud a María supone un inicio en la vida de
esclavitud mariana, en la que uno ha de adecuarse a las nuevas prácticas interiores y exteriores del esclavo de María. La
Consagración en sí tampoco es el fin de esta preparación, sino el entregarse totalmente a Jesucristo por Nuestra
Señora, y por el resto de la vida (aunque siempre exista la posibilidad de una retractación8, dado que no es un voto
en sí mismo). Como ésta es una decisión importante, no debe tomarse a la ligera, sino seriamente. Mas ha de
entenderse la Consagración como una perfecta renovación de los votos y las promesas bautismales9.

Para realizar la preparación diaria, se ha escogido una selección de textos hecha por el R. P. Nazario Pérez, SJ10. Este
esquema de 30 días se basa, en su mayor parte, en textos de San Luis María de Montfort (El Secreto de María – Tratado de
la Verdadera Devoción – Amor a la Sabiduría Eterna) y de San Ignacio de Loyola (Ejercicios Espirituales). El mismo no está
pensado como lectura espiritual, sino como puntos de meditación para cada día11.

Se agregan las oraciones vocales que han de rezarse diariamente en cada periodo, según señala San Luis María.

1. Doce días preliminares para vaciarse del espíritu del mundo

“Quienes deseen abrazar esta devoción particular (...) emplearán (...) doce días por lo menos
en vaciarse del espíritu del mundo, contrario al de Jesucristo.”12

ORACIONES VOCALES PARA LOS DOCE DÍAS PRELIMINARES: Ninguna en particular.13

DÍA 1 - Meditación sobre el principio del secreto de María


Composición de lugar. Estoy sentado a los pies de Nuestra Señora, como esclavito, y Ella me hace las reflexiones
que siguen.

Petición. Que me resuelva de veras a hacerme santo, por medio de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen.

Punto I. “Lo que de ti quiere Dios, alma, que eres su imagen viva, comprada con la sangre de Jesucristo, es que llegues
a ser santa, como Él, en esta vida, y glorificada, como Él, en la otra.”

Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación (1 Tes. 43). Santificaos y sed santos, porque yo soy el Señor vuestro Dios..., porque yo,
vuestro Dios y Señor, soy santo. (1 Pe 1, 16).

7 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 227-233.


8 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 136: “(...) pertenece a Jesús y a María, gracias a la consagración hecha por él, a no ser
que la haya retractado expresamente.”
9 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 126-130.
10 Cfr. Vida Mariana: exposición y práctica de la perfecta consagración a la Santisima Virgen (RP Nazario Pérez). Véase Anexo H: Fuentes.
11 Ver el Anexo D: Esquema de meditación según el Método de San Ignacio.
12 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – n. 227.
13 San Luis María no menciona ninguna oración específica para los primero doce días en el Tratado (véase más arriba, Parte I, inc.

B: “Modo de realizar cada parte del periodo de preparación” en el apartado “Las obras y las pompas de Satanás”, penúltimo párrafo).
[14]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
“Tu vocación cierta es adquirir la Santidad divina; y todos tus pensamientos, palabras y obras, tus sufrimientos, los
movimientos todos de tu vida, a eso se deben dirigir; no resistas a Dios, dejando de hacer aquello para que te ha criado
y hasta ahora te conserva.”

Terrible sería para ti esa resistencia, porque, ¿quién puede luchar con Dios y tener paz? (Job 9, 4). Si Dios quiere que seas
santo y tú te empeñas en no alcanzar más alto grado de gracia que el que se requiere para entrar en el cielo, ¿no ves que
te expones a que Dios te niegue las gracias eficaces que para esto necesitas; y por apuntar al mismo blanco, y no más
arriba, como mal tirador, des más abajo y caigas en el abismo? Bien dijo el que dijo:

“Loco debo ser, pues no soy santo.”

Pues ¿no es locura, además de ingratitud, resistir al Todopoderoso y sapientísimo Juez y despreciar la gracia del
bondadosísimo Padre? ¿Qué harías tú mismo con un criado, que aunque sólo fuera en cosas pequeñas resistiera de
continuo a tu voluntad?

P. II. Por otra parte, la santidad es tan hermosa, tan útil y tan deleitable, que aunque no nos la exigiera Dios,
deberíamos nosotros suspirar siempre por conseguirla. Esta es aquella celestial sabiduría, que tanto se alaba en las
divinas Letras; aquella perla preciosa y aquel tesoro escondido, por el cual dijo Cristo Señor nuestro que todas las cosas
habíamos de vender: tesoro infinito, que en alto grado nos hace participantes de la amistad del Rey del Cielo, con cuya
familiaridad todos los bienes se alcanzan: éste es aquel dichoso reino de Dios en el alma, que es justicia y paz y gozo en
el Espíritu Santo. Nada tan excelente y hermoso como un alma santa, que es la imagen de Dios más perfecta que entre
el barro de esta tierra se puede formar, el trono y el palacio y el templo donde se asienta a su gusto y de continuo el
Señor de las virtudes; la esposa querida y regalada de Cristo. Nadie tan útil a la Iglesia de Dios y a todos los hombres
como el varón santo, que tanto puede con sus oraciones y sus méritos. El sabio, el artista, el héroe, el político, nada
valen en su comparación. El mundo mismo, que no puede entender a los santos, los admira sólo por los resplandores
que su santidad a veces despide, que nada valen en comparación de la luz y del fuego que en su interior se oculta: que
“adentro es donde está toda la gloria de la hija del Rey Eterno”.

“¡Qué obra tan admirable! ¡El polvo trocado en luz, la horrura en pureza, el pecado en santidad, la criatura en su
Criador y el hombre en Dios!”

P. III. “Obra admirable, repito, pero difícil en sí misma y a la naturaleza por sí sola imposible. Nadie sino Dios con su
gracia, y gracia abundante y extraordinaria, puede llevarla a cabo; la creación de todo el universo, no es obra tan grande
como ésta.”

Locura sería pretender alcanzar la perfección contando sólo con nuestras fuerzas. Sin Mí –dice Jesucristo- nada podéis
hacer. Pero, en cambio, con la gracia lo podemos todo: Todo lo puedo en aquel que me conforta. (Filip. 4, 13):

“Y tú, alma, ¿cómo lo conseguirás?”

¿Qué medios vas a escoger para levantarte a la perfección a que Dios te llama?

“Los medios de salvación y santificación son de todos conocidos; señalados están en el Evangelio, explicados por los
maestros de la vida espiritual, practicados por los santos. Todo el que quiere salvarse y llegar a ser perfecto necesita
humildad de corazón, oración continua, mortificación universal, abandono en la Divina Providencia y conformidad
con la voluntad de Dios.”

No te desanimes al oír esos terribles nombres de virtudes tan altas, a las que nunca has podido acercarte. Si tan poco
camino has andado hasta ahora para la santidad es porque has ido a pie y sin guía, a ciegas y cansado, saltando de una a
otra vereda, sin hallar el atajo verdadero. Pero ¡si pudieras encontrar el camino real, corto y seguro, una buena guía, un
tren que sin fatiga alguna te llevara!

[15]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
P. IV. “Todo se reduce, pues, a hallar un medio fácil, con que consigamos de Dios la gracia necesaria para ser santos, y
éste es el que te voy a enseñar.

Digo, pues, que para hallar esta gracia de Dios hay que hallar a María.”

Ella es, como dice San Bernardo, la estrella que guía al puerto del cielo a los que navegamos por el mar de este mundo.

“Siguiéndola, no te descaminas; rogándola no te desesperas; pensando en Ella no te equivocas; teniéndote Ella no caes;
protegiéndote Ella no temes; guiándote Ella no te fatigas; siéndote Ella propicia llegas (al puerto deseado)”.

¡Oh hermosa estrella mía! Yo quiero siempre seguirte, que tú me alegras y aseguras con tus suavísimos resplandores.
No te me ocultes nunca, Señora, porque entonces me perderé. Más todavía: llévame de la mano como una madre a su
pequeñuelo; porque madre mía eres, aunque soy indigno de ser tu esclavo. No te desdeñarás de tomar esta mano tan
sucia; porque aunque tan limpia, eres madre de pecadores.

DÍA 2 - Espíritu del mundo


Composición de lugar. Vernos navegando en un mar alborotado y hediondo, con los ojos fijos en la estrella del
Norte, María.

Petición. Conocer y detestar el espíritu del mundo, que vive en nosotros, para vaciarnos de él por completo.

El espíritu del mundo es todo lo contrario de la Santa Esclavitud, que nos impone nuestro fin, y que nosotros
queremos abrazar de la manera más perfecta al entregarnos como esclavos a Nuestra Señora. San Juan lo define
diciendo que es concupiscentia carnis, concupiscentia oculorum, et superbia vitae. Meditemos sobre estas palabras.

Punto I. Concupiscencia de la carne: es decir, deseo de goces sensuales, de todo cuanto dé gusto al cuerpo: en eso cifran su
felicidad los infelices mundanos.

¡Cuánto nos aparta de nuestro fin esta inmunda concupiscencia, por la cual no sólo el alma, sino también el cuerpo
sacude el yugo de la Santa Esclavitud! ¡Por criaturas tan viles, por pasiones tan sucias, por deleites tan breves, nos
apartamos de los eternos amores, de los dulcísimos abrazos de Dios nuestro Criador, nuestro Señor y nuestro Padre!

Pero es tan difícil librarse de esta concupiscencia... ¡Cuántos se hunden en ese mar de cieno! Yo mismo, si no estoy
hundido en el profundo, ¿no resbalo muchas veces hasta el borde del abismo? ¿Tengo la voluntad tan sujeta a la ley que
en nada prohibido quiera dar gusto a la carne? Si esto ya he conseguido, todavía la esclavitud a que mi fin me sujeta, me
induce a no dar gusto a este enemigo de mi alma, ni aun en lo lícito, si no es en caso de que sea lo más conveniente
para alabanza y servicio de Dios.

Duro es esto, pero necesario para vestir la librea de esclavo de María; pues su virtud característica es la castidad (por
eso la llamamos por excelencia la Virgen), y la castidad debe ser también el distintivo de sus esclavos y de sus hijos, y
esa hermosa virtud no se alcanza sin la templanza y la mortificación, aun en las cosas lícitas. Pero no nos desanimemos:
todo será para nosotros suave, si nos acostumbramos a vivir por María y con María. Cuando algo nos cueste,
levantemos los ojos a mirarla, y luego nos parecerá fácil.

P. II. Codicia de los ojos: amor de las riquezas y comodidades, de los mezquinos bienes de la tierra, del barro de este
mundo, que no puede alimentar nuestra alma inmortal y para Dios nacida.

El que se hace esclavo de esta concupiscencia tirana forzosamente se aparta de Dios: porque, como dice Jesucristo:
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque odiará al uno y al otro amará, o porque se unirá al uno y despreciará al otro. No podéis
servir a Dios y al dinero. (Lc. 16, 13)

[16]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
¿Pago yo algún tributo a esa vil concupiscencia? ¡Lejos de mí el amor de los míseros bienes del mundo! ¡Todos mis
tesoros a los pies de mi reina María! Hasta mis riquezas espirituales van a ser suyas, ¡cuánto más las temporales! ¿Cómo
podría ser esclavo teniendo propiedad, y ser de la Reina del Cielo, teniendo el corazón pegado a la tierra? Tal vez, aun
después de haber dejado las riquezas, conservo el corazón pegado a ciertas pequeñas comodidades. ¡Triste cosa que
esos hilillos nos aten las alas para no poder volar a Dios! Si no tenemos cadenas tampoco tenemos libertad, y nuestra
prisión es tanto más vergonzosa cuanto más fácil de romper. Pero luego romperemos esas ataduras, si nos arrastra la
suave cadena de la esclavitud de María.

P. III. Soberbia de la vida: es el sello del espíritu del mundo, que lleva la marca de su padre, el gran soberbio Lucifer; es el
sello especialmente del espíritu de nuestro siglo de libertad e independencia, que repite como el ángel caído: Non
serviam; no quiero ser esclavo ni de Dios.

¡Cuán difícil es preservarnos del contagio de esta peste que por todas partes se respira! Si tal vez nos creemos libres de
ella, ésa será la mejor prueba de que estamos muy inficionados. Examinemos una y mil veces los motivos de nuestros
actos, y hallaremos que muchas veces, hasta los que parecen frutos sanos de virtud sólida, están interiormente
podridos, porque proceden de la viciada raíz de la soberbia.

Y ¿cómo nos preservaremos? Oponiendo a la desenfrenada libertad la Santa Esclavitud, a la soberbia del mundo la
humildad de la Santísima Virgen; al Non serviam, grito de guerra del demonio, el Ecce ancilla Domini, divisa de nuestra
humildísima Señora. Acostumbrémonos a obrar por ella y poco a poco nos irá entrando su espíritu de esclava; y con
esta dichosa esclavitud alcanzaremos la verdadera libertad de espíritu y la dulcísima paz del corazón.

DÍA 3 - La vida del mundo y la vida mariana


Composición de lugar. Mirarme a los pies de la Divina Pastora, como una oveja cansada y herida, que no quiere
apartarse ya del redil.

Petición. Conocimiento de cuán poco valen los bienes del mundo y cuánto me importa dejarlos para vivir con María.

Punto I. Los bienes del mundo son todos muy breves, pues por largos que sean no pueden ser más largos que nuestra
vida, y nuestra vida es muy corta si se compara con la eternidad. ¡Y si al menos duraran cuanto dura la vida! Pero son
tan tornadizos y falaces como la experiencia de todos los días nos lo declara. Pues ¿cuántos de la cumbre del honor
ruedan a los abismos de la deshonra? ¿Cuántos que abundan en riquezas en su juventud piden limosna en su vejez?
¿Cuántas arraigadas amistades se olvidan con la ausencia y con la muerte? ¿Cuántos vehementísimos amores se tornan
odios inextinguibles?

En cambio, el amor de María, de su parte, es eterno; que no nos deja mientras no la queramos dejar nosotros; y aunque
la dejemos y la olvidemos mil veces, otras mil volverá a abrirnos sus puertas y a tendernos sus brazos de Madre si nos
acercamos a ella. Las riquezas de la gracia que en su servicio ganamos sólo con el pecado mortal pueden perderse, pero
recobrada la gracia tornan a recobrarse, y si las conservamos, en el momento de la muerte nos darán eterna gloria y
alegría. ¡Oh Señora nuestra bondadosísima! ¿Quién que tenga seso no querrá dejar bienes tan breves y falaces para
entrar de veras a servir en tu casa?

P. II. Los bienes de la tierra, como de tierra que son, ensucian, empequeñecen y degradan a nuestra alma espiritual,
grande y hermosa, como hija de Dios y nacida para el cielo.

El amor de estos bienes terrenales nos arrastra a cometer multitud de pecados, veniales a lo menos; que no por ser
manchas pequeñas deja de poner el alma llena de inmundicias. Cuanto más nos aficionemos a las cosas del mundo, aun
a las lícitas e indiferentes, más nos empequeñecemos y degradamos, más esclavos nos sentimos de nuestras pasiones,
que tantas veces turban la paz interna, entenebrecen el juicio y encadenan la voluntad.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
“Más diferencia hay entre el alma y las demás criaturas corporales que entre un muy caro licor y un cieno muy sucio.
De donde así como se ensuciara el tal licor, si le juntara con el cieno, de esta misma manera se ensucia el alma que se
ase a la criatura por afición, pues en ella se hace su semejante; y de la manera que pararían los rasgos de tizne en un
rostro muy acabado, de esa misma manera afean y ensucian los apetitos desordenados al alma que los tiene; la cual en sí
es una hermosísima acabada imagen de Dios.” (San Juan de la Cruz)

Pobre alma, princesa del cielo, que pasas la vida en un lodazal, cubierta de inmundicias, levanta a tu Señora los ojos,
que su amor puede limpiarte y redimirte. Si no aciertas a levantarte a Dios, hermosura infinita para la que has nacido y
única que puede llenar tu corazón; si su amor te parece muy espiritual y muy seco para que pueda suplir al de los ídolos
que adoras; si tus ojos de topo no pueden resistir la vista del sol porque están acostumbrados a sumergirse en la tierra,
acostúmbralos primero a la claridad de la luna y a la templada luz de la Aurora, purifícalos mirando a María, la Reina de
los Ángeles.

“Limpia, Señora, con las gotas de Sangre del Corazón de tu Hijo las inmundicias de mis aficiones, y las pésimas
manchas de mi corazón; limpia mi fealdad; tú que siempre despides rayos de pureza.” (San José Himnógrafo)

P. III. Los bienes de la tierra cansan el alma y atormentan al espíritu.

“Cánsase y fatígase el alma que tiene apetitos, porque es como el enfermo de calentura, que no se halla bien hasta que
se le quite la fiebre y cada rato le crece la sed; porque como se dice en el libro de Job: Cuando hubiérese satisfecho el apetito
quedará más apretado y agravado... Y cánsase y aflígese el alma con sus apetitos, porque es herida y movida y turbada de
ellos como el agua de los vientos; y de esa misma manera la alborotan sin dejarla sosegar en un lugar y en una cosa.”
(San Juan de la Cruz.)

Así que toda la miel de los goces mundanos viene a convertirse en acíbar, y cuanto más se saborean, más hastío se
siente. Dígalo el Sabio, que después de probar de todos los gustos y honores hubo de escribir que “todo es vanidad de
vanidades y aflicción de espíritu”.

En cambio, el amar a la Virgen Nuestra Señora y el entregarse del todo a Ella, y el vivir siempre en su compañía como
fiel esclavo, trae al alma una paz y un descanso que sólo quien lo siente puede entenderlo, y un contento tan grande,
que todos los regalos del mundo no son nada en su comparación. Los mismos sufrimientos y humillaciones, que son
fruta tan amarga, se hacen dulces (como dice San Luis María) con este almíbar de la devoción de Nuestra Señora.

¡Oh Señora mía! ¡Cuándo romperé las cadenas de la esclavitud en que ponen mi alma los menguados bienes del mundo
para gozar de la dichosa libertad de tus esclavos! Solve vincla reis.

DÍA 4 - La muerte de los esclavos del mundo y la muerte de los esclavos de María

Composición de Lugar. Verme a mí mismo en el lecho de muerte, momentos antes de expirar, besando por última
vez el rosario o el escapulario.

Petición. Que se despegue mi alma de todas las aficiones de la tierra y sienta cuán bien le está dejarlas todas para
entregarse a María Santísima.

Punto I. Es cierto que hemos de morir, como nos lo dicen todos los que delante de nosotros van cayendo, como caen
las hojas de los árboles en otoño. Lo que no sabemos es cuándo llegará la hora en que este viento de la muerte nos
arrebate.

¡Terrible pensamiento es éste para quien en las cosas del mundo tiene puesta su afición! Recordemos aquella parábola
del Evangelio (Lc. 12,20).

“El campo de un hombre rico dio abundante fruto. Y pensaba él entre sí diciendo: ¿Qué haré que no tengo dónde
juntar mis frutos? Destruiré mis paneras y las haré mayores; y allí reuniré todo lo que ha nacido para mí y mis bienes. Y
[18]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
diré a mi alma: alma, ya tienes bienes para muchos años: descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo: necio, esta
noche te arrancarán el alma. Lo que allegaste ¿de quién será...? Así acaece a quien atesora para sí y no es rico delante de
Dios.”

Y no menos al que está apegado a las honras y a los amores del mundo. Y no sólo para el pecador, que anda
encenagado en sucios deleites, sino aun para el cristiano honrado y piadoso, pero excesivamente aficionado a las
comodidades y placeres lícitos y aun a los santos amores de su hogar; porque, como dice San Gregorio, “no se deja sin
dolor lo que con amor se posee”. “Espantoso es este pensamiento (dice el P. Grou) para todos los que sirven a Dios
por espíritu de interés, que cuidan de su salvación sólo por lo que les importa a ellos, que piensan más en la justicia de
Dios que en su misericordia.” En general, es aflictivo para cualquiera que no esté completamente desatado de todas las
cosas de la tierra con la práctica de un continuo morir a sí mismo.

Y más aún que por este apartamiento de todas las cosas amadas, es la muerte muy terrible por la incertidumbre de la
suerte que tras ella nos espera. ¡Oh!, si como hay seguros contra incendios y naufragios hubiera verdaderos seguros del
alma para después de la muerte, que de tal modo pudieran asegurarnos que nos quitaran todo temor, ¡con qué ansia
debiéramos asirnos de ellos por mucho dinero que hubiera que pagar!

P. II. Pues hay un verdadero seguro del alma contra la muerte, y es la Santa Esclavitud de María.

La Santa Esclavitud, bien entendida, es un continuo morir a sí mismo. El esclavo de María no tiene que apartarse al
morir de los bienes de la tierra, porque ya mucho antes ha renunciado a todos y los ha dejado en manos de su Señora.
Lejos de él han de estar todas las aficiones pecaminosas; y las aficiones lícitas, dominadas por el amor de su Reina, ante
el cual desaparecen todos los cariños terrenos. La muerte no es otra cosa para él que un pasaporte para entrar
libremente en el palacio y en el reino de la Señora a quien ha entregado su corazón y en cuyas manos ha puesto todo su
tesoro. ¿Cómo temer la muerte el siervo de María? Al contrario, ¿cómo no desearla?

Pero ¿y aquel “después”, que aun a los santos tanto aterra al acercarse la última hora?

El esclavo de María no tiene por qué temerlo. Está en manos de su Señora, lo mismo que un niño en las de su madre.
Y una madre, y tal madre, ¿le dejará caer de sus brazos por impotencia o por desamor? Nadie deja que se pierda una
cosa que es propiedad suya, aunque sea un vil animalejo, y ¿va a dejar Nuestra Señora que se pierda un alma, redimida
con la sangre de su Hijo, cuando se ha entrado por sus puertas, declarando ser toda propiedad suya?

La devoción a Nuestra Señora es señal de predestinación más o menos probable, según su grado, moralmente cierta a
lo menos en su grado sumo, que es la perfecta consagración o esclavitud. ¿De quién sino del verdadero esclavo de
María se han de entender las autoridades de los Santos Padres y de los Doctores, que acerca de este punto son tan
claras? Si es prenda de salvación llevar el cuerpo vestido con la librea de María, ¿qué será tener el alma vestida de María
y compenetrada de María, como deben tenerla sus esclavos? Si tanto vale consagrarla algunos momentos del día
rezándola algunas oraciones, ¿qué será consagrarla todo el tiempo y vivir habitualmente en su compañía? “Servir a
María, dice Pelbarto, citado y aprobado por San Ligorio, es la Señal más cierta de que se llegará a la eterna salvación.”

Confiemos, pues, en Nuestra Señora.

“Esta es la devoción con que se ponen en seguro las gracias, méritos y virtudes, haciendo depositaria de ellas a María y
diciéndola: Toma, querida dueña mía: he aquí lo que con la gracia de tu querido Hijo he hecho de bueno; por mi
debilidad e inconstancia, por el gran número y malicia de los enemigos, que día y noche me acometen, no soy capaz de
guardarlo. ¡Ay que todos los días estamos viendo caer en el lodo los cedros del Líbano, y venir a parar en aves
nocturnas las águilas, que se levantan hasta el sol! Así mil justos caen a mi izquierda y a mi diestra diez mil; pero tú, mi
poderosa y más que poderosa Princesa, tenme que no caiga; guarda todos mis bienes que no me los roben; te confío en
depósito todos mis bienes. Depositum custodi; scio cui credidi. Bien sé quién eres; por eso me fío por completo de ti. Tú eres

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
fiel a Dios y a los hombres y no permitirás que perezca nada de cuanto a ti se confía; eres poderosa y nadie podrá
dañarte, ni arrebatarte de entre las manos lo que tienes.” (Secreto de María.)

DÍA 5 - El juicio particular


Composición de lugar. Mi cuerpo, en el lecho de muerte, poco después de expirar; y mi alma ante la presencia de
Jesucristo Juez.

Petición. Temor del juicio de Dios, que me aparte de los vanos temores del mundo y me sujete más a la Santa
Esclavitud de María.

Punto I. Terrible es caer en las manos de Dios vivo para ser juzgado por el Juez que todo lo sabe y todo lo puede, en
quien no cabe engaño, ni injusticia ni misericordia tampoco, después que el tiempo de la misericordia pase. Terrible ser
juzgado por Jesucristo, Señor nuestro, el que tanto nos ha amado y a quien hemos ofendido tanto. ¿Qué le
responderemos cuando nos muestre sus llagas y nos diga: mira lo que yo hice por ti, y responde lo que has hecho por
mí?

Aumentará el terror, sobre todo nuestra propia conciencia, en la que se reflejan como en un espejo todos los pecados
de la vida.

“La Virgen Santísima en aquella hora no se entremete en este juicio, porque en saliendo el alma del cuerpo se cierra la
puerta de la intercesión y del perdón, y se abre la de la justicia rigurosa.” (P. La Puente.) Y ¿qué será de mí si mi única
abogada me falta?... Pero no me faltará si soy su esclavo, porque antes del juicio me habrá ella misma presentado al
supremo Juez, haciendo constar que soy todo suyo; y entonces me presentará ante la Divina Majestad con grande
confianza; aunque también con grande vergüenza y confusión de no haber cumplido mejor con los deberes que la santa
Esclavitud me impone.

P. II. ¡Temerosa será la cuenta! ¡Riguroso el examen! Todas las obras, palabras y pensamientos de la vida; todos los
beneficios recibidos de Dios, puestos en balanza con lo que hemos hecho para corresponder a ellos; las almas
encomendadas a nuestro cuidado que se han perdido por nuestra negligencia (examinen aquí cómo cumplen con sus
deberes los sacerdotes, los padres, los maestros, los amos, etc.); las empresas de la gloria de Dios que se han frustrado
por nuestro egoísmo; el daño que hemos hecho al bien de la Iglesia y de las almas con las pequeñeces de nuestras
pasioncillas indómitas. ¿Quién no temblará por tantos pecados ajenos de que tal vez ha sido causa, aun suponiendo que
no tengan mucho que temblar por los propios?

Mas el alma fiel a la práctica interna de la Santa Esclavitud no tiene motivo para estos temores. ¡Ella sí que ha
aprovechado bien su tiempo viviendo en compañía de su Señora! La presencia habitual de María le habrá hecho caer en
la cuenta de lo que en cada instante debía hacer para la gloria de Dios; le habrá dado luz para conocer sus faltas más
ocultas y gracia para irlas enmendando y para dominar sus pasiones, de modo que nunca haga daño a sus prójimos. Sus
buenas obras, por imperfectas que en sí sean, tienen, a los menos, no sé qué realce y brillo, no sé qué agradable
perfume para Dios, por haber pasado por las manos de María, su queridísima Madre y Esposa. Y por pobre y miserable
que a los ojos de Dios se encuentre el esclavo de María, siempre tiene confianza en que los méritos de su Señora serán
su suplemento. Esta idea de San Luis María alentaba al gran León XIII momentos antes de morir.

P. III. La sentencia ¿cuál será? ¿De salvación o de condenación? Si de alguna manera he permanecido fiel a la
consagración a la Santísima Virgen (aunque no sea con la perfección que en el punto anterior decíamos), de esperar es
que mi sentencia será de salvación, por más que mis faltas me expongan a largo y terrible purgatorio. Pero si del todo
me he olvidado de que soy esclavo de María, y dejando sus dulces cadenas he vuelto a enredarme en la esclavitud del
mundo y del pecado, entonces, ¡ay de mí!, ¿qué puedo esperar?

“Cuidado con cruzarse de brazos, sin trabajar; que mi secreto (es decir, la misma Santa Esclavitud), se convertirá en
veneno y vendrá a ser tu condenación.” (El Secreto de María – S. Luis Ma. de Montfort)
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
No será así, Señora mía, que yo espero con vuestra gracia aprovecharme bien de este tesoro.

“Abridme el Corazón de vuestro Hijo misericordioso. Reformad mi vida tan miserable, para que apoyado en vuestra
intercesión comparezca inocente ante el Juez, cuya benevolencia me conciliaréis, y evite así los castigos con que
atormenta a los impíos.” (San Efrén)

DÍA 6 - El Juicio Universal


Composición de lugar. La escena del Juicio, como se representa en un famoso fresco de Miguel Ángel. En el plano
superior está Jesucristo, que con además terrible precipita en el infierno a los condenados. En el segundo plano está
María Santísima, que, al ver la cólera de su Hijo, parece decir: Ya no hay remedio. Y sin interponerse entre él y los
pecadores, queda detrás, inmóvil.

Petición. Terror de la Divina Justicia y sentimiento de la vanidad del mundo, que me obliguen a arrojarme a los pies de
Nuestra Señora, para ser siempre su esclavo.

Punto I. Los preparativos.

“¡Día de ira el día aquel que deshará en cenizas todo el siglo!”. “El sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor y
las estrellas caerán del cielo; y en la tierra habrá angustia de las gentes por la confusión del sonido del mar y de las olas,
secándose los hombres a causa del temor y expectación de las cosas, que sobrevendrán a la redondez de la tierra:
porque las virtudes del cielo se conmoverán. Y entonces se mostrará la señal del Hijo del Hombre (la santa cruz) en el
cielo, y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra. Y entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes
del cielo con grande poder, gloria y majestad. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos
de los cuatro vientos, de un cabo del cielo al otro...”

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán... Mas el día y la hora nadie lo sabe... Mas como en los días de
Noé así será la venida del Hijo del Hombre; porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
casándose, etc., y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del
Hombre. Entonces estarán dos en un campo, el uno será tomado y el otro será dejado; dos mujeres moliendo en un
molino, la una será tomada y la otra dejada. Mirad, pues; velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo, ni a qué
hora ha de venir vuestro Señor. Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los cuidados de esta vida y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá
sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra.”

Empapemos nuestra alma en el santo temor que en ella despiertan estas enseñanzas recogidas por los Evangelistas en
los labios del mismo Cristo Señor nuestro. Veamos en qué han de parar todas las cosas del mundo y cuán poco se ha
de amar, si se ha de temer lo que tan pronto se ha de acabar. Renunciemos como esclavos de María a todas las pompas
y vanidades del siglo, y estaremos siempre preparados para la venida del Juez Eterno.

P. II. El juicio. - ¡Qué vergüenza para mí si ahora mismo se manifestaran todos los pecados de mi vida en forma de
asquerosa lepra que cubriera mi cuerpo!... Pues aquel día todos los hombres del mundo los podrán leer en mi
conciencia. Y verán mis ingratitudes al comparar mis pecados con las gracias que de Dios he recibido. “Los varones de
Nínive se levantarán en juicio contra esta generación, y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia cuando les
predicó Jonás y algo más que un Jonás hay aquí.”

“¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotros,
hubieran hecho penitencia!” Estas amenazas de Jesucristo a los pueblos que diariamente escuchaban su doctrina caen
de lleno sobre mí. ¡Ay de ti, alma favorecida de Dios con tantas gracias, y singularmente protegida por la Reina del
Cielo! Los gentiles y los herejes se levantarán contra ti y te condenarán. Ellos no tuvieron madre que les llevara de la
mano por el camino del cielo. ¿Qué extraño que erraran y que desfallecieran? Pero tú, que conocías las bondades de

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
nuestra Madre cariñosa, y voluntariamente te arrancaste de su mano, porque quería suavemente alejarte de los
peligrosos goces del mundo, ¿qué excusa podrás entonces alegar?

Pero el verdadero esclavo de María, que no dejó de la mano a su Madre y la siguió por el camino de la cruz, ¡qué alegre
la verá entonces triunfando majestuosa entre las nubes, y se acercará a Ella para que la presente a su Hijo! “Los que en
la vida se conformaron al Crucificado (y a la Reina de los dolores) Se acercarán a Cristo Juez con grande confianza.”
(Kempis)

P. III. La sentencia. –“Al que me confesare delante de los hombres (dice Jesucristo) yo le confesaré delante de mi Padre
Celestial; y del que se avergonzare de mí yo también me avergonzaré.” ¡Ay de ti si te avergüenzas de seguir francamente
la senda de la virtud, por temor a lo que dirán los mundanos! Duro te será algunas veces despreciar los respetos
humanos; pero más duro ha de ser oír aquel día el terrible: “Id, malditos, al fuego eterno.”

¿Qué será ver entonces la mirada amenazadora de Cristo? ¿Qué será ver a la Santísima Virgen (cual la tenemos descrita
en la composición de lugar), que contemplando la ira de su Divino Hijo parece decir: Nada hay que le pueda doblegar;
ni satisfacción, ni misericordia, ni ruegos. “Lo que mejor expresa las angustias de este último día no es pensar que el
mundo se arruina, ni que Dios está airado, es recordar que la dulce voz de María no se hace oír más en favor de los
pecadores, y que, aunque quisiera hablar, no se la escucharía.” (Augusto Nicolás)

DÍA 7 - El infierno. – Penas de sentido


Composición de lugar. “Ver con la vista de la imaginación la longura, anchura y profundidad del Infierno”. Y verme
a mí mismo resbalando hacia él y la Virgen Santísima dándome la mano para que no caiga.

Petición. “Interno sentimiento de la pena que padecen los dañados, para que, si del amor del Señor eterno me olvidare
por mis faltas, a lo menos el temor me ayude para no venir en pecado.”

Punto I. “Ver con la vista de la imaginación los grandes fuegos y las ánimas como en cuerpos ígneos.”

Si nos consta que algunas personas han perdido el sentido y aun muerto de espanto con la vista o imaginación de
algunas cosas temerosas, y a veces la sospecha sola de ellas nos hace erizar los cabellos y temblar, ¿qué será el temor de
aquel lago tenebroso, lleno de horribles y espantosas quimeras? Especialmente si consideramos cuán horrible sea la
figura del demonio, pues por tan terribles semejanzas nos la representa el mismo Dios en las Escrituras Sagradas:
“Alrededor de sus dientes está el temor: su cuerpo es como un escudo de acero, cubierto de escamas...; su estruendo es
un resplandor de fuego, y sus ojos bermejean como los arreboles de la mañana. De su boca salen hachas como de teas
encendidas, y de sus narices sale humo como de una olla que hierve. Con su resuello hace arder las brasas y llamas que
salen de su boca.” (Job.)

P. II. “El segundo, oír con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Cristo Nuestro Señor y contra todos sus
santos.”

“Imagínate que pasases por un valle muy hondo, el cual estuviese lleno de una infinita muchedumbre de cautivos,
heridos y enfermos, y que todos ellos estuviesen dando gritos y voces, cada uno de su manera... ¿Qué galera hay en este
mundo que de tantos renegados y forzados esté poblada?”

P. III. “El tercero, oler con el olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas.”

“Para sentir algo esta pena, párate a considerar aquel tan horrible género de tormento que un tirano cruelísimo inventó
para ajusticiar a los hombres, el cual, tomando un cuerpo muerto, mandábalo tender sobre un vivo, y atando muy
fuertemente al vivo con el muerto dejábalos estar así juntos hasta que el muerto matase al vivo con la hediondez y
gusanos que de él salían. Pues si te parece muy horrible este tormento, ¿qué tal será aquel que procederá del hedor de
todos los cuerpos de los condenados?”

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
P. IV. “El cuarto, gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el verme (gusano) de la conciencia.”

“Ni tampoco faltará a la lengua, ni al gusto regalado su tormento; pues leemos en el Evangelio la sed que padecía aquel
rico goloso entre las llamas de sus tormentos y las voces que daba al Santo Patriarca (Lc. 26) pidiéndole una sola gota
de agua para refrescar la lengua, que tenía tan abrasada.”

P. V. “El quinto, tocar con el tacto, es a saber, como los fuegos tocan y abrasan las ánimas.”

“Es fuego de tan grande ardor y eficacia, que (según dice San Agustín) este nuestro de acá es como pintado si se
compara con él. Este fuego atormentará no solamente los cuerpos, sino también las ánimas... Con esta pena se juntará
otra contraria a ella, que será un horrible frío, que con ninguno de los nuestros se puede comparar... Y no solamente les
atormentará el frío y el fuego, sino también los mismos demonios.”

“Haciendo un coloquio a Cristo Nuestro Señor, traer a la memoria las ánimas que están en el infierno..., y con esto
darle gracias porque no me ha dejado caer.”

Y ningún coloquio a Jesucristo será más a propósito para nuestro fin que la preciosa oración que está al fin de El Secreto
de María, en que San Luis María le da gracias por la merced que le ha hecho con la Santa Esclavitud, librándole del
infierno.

Nota. – Las personas ya acostumbradas a la práctica interior de la Santa Esclavitud es fácil, que al repetir estas
meditaciones no puedan sentir los efectos de temor que en ellas se indican, sino mucha paz, por hallarse seguras en
brazos de María. Déjense, pues, llevar del afecto de amor y de confianza en esta buena Madre y de celo por salvar las
pobres almas que caen en el infierno, porque no la conocen.

DÍA 8 - Infierno. – Penas interiores


Composición de lugar. “Ver con la vista de la imaginación la longura, anchura y profundidad del Infierno”. Y verme
a mí mismo resbalando hacia él y la Virgen Santísima dándome la mano para que no caiga.

Petición. “Interno sentimiento de la pena que padecen los dañados, para que, si del amor del Señor eterno me olvidare
por mis faltas, a lo menos el temor me ayude para no venir en pecado.”

Punto I. Recordemos brevemente los tormentos que considerábamos en la meditación anterior y reflexionemos lo que
todos ellos juntos irritarán la sensibilidad del infeliz condenado, teniendo en cuenta los efectos que en este mundo
producen en las almas enfermedades y tormentos, que no son ni sombra de los de allá. ¿Qué efecto hará todo esto en la
imaginación del condenado? Tal es la fuerza de esta facultad, que muchas veces duplica las enfermedades y llega hasta
producir la muerte. ¿Qué hará en el infierno esta “loca de la casa”, ya no exaltada por vanas aprensiones, sino por la
terrible y desesperante realidad? ¿Qué hará todo el ejército de las pasiones, revuelto y desenfrenado, si aun en este
mundo desgarra muchas veces el alma con desesperaciones y odios infernales?

La memoria del prófugo esclavo de María recordará los días apacibles que en el mundo pasó bajo la mirada de amor de
tan dulce Señora, la ingratitud con que abandonó su devoción, las personas conocidas suyas que, por haber sido fieles a
Ella, gozan de su presencia en el cielo. Discurrirá su entendimiento sobre la facilidad con que pudo salvarse, y la
irremediable desgracia en que se ve; la voluntad estallará en odio salvaje contra la más amable de las criaturas, querrá,
como perro rabioso, despedazar con sus dientes el rosario y el escapulario, que eran en otro tiempo su consuelo y su
esperanza, y su lengua vomitará las más impuras blasfemias contra la Reina de los Ángeles. ¡Madre mía!, y ¿será posible
que algún día llegue a blasfemar de ti un hijo que tanto te quiere?

P. II. La más terrible de las penas es la de daño. Acá no acertamos a entenderla; pero a los corazones nobles y
delicados les puede dar de ella alguna idea aquella eterna despedida que da el condenado, en el día del Juicio, a todos los
que en algún tiempo amaba, semejante a un pobre náufrago que tiende sus brazos hacia la playa de donde una ola le

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
arrebata para siempre. Pero el dolor de apartarse de todas las criaturas no valdrá entonces nada comparado con el
sentimiento de apartarse de Dios. Hay que entender la fuerza que tiene la voluntad humana cuando concentra todas sus
energías en un solo objeto, al que no puede unirse nunca. ¡Cuántos crímenes cometen los hombres arrebatados por una
pasión que no pueden satisfacer! Pues si las prendas de una criatura pueden de tal manera arrebatar el corazón, que le
arrastren a la desesperación extrema, cuando con ella no puede unirse, ¿qué será la infinita hermosura y perfección de
Dios cuando el entendimiento la conozca, libre de los obstáculos que en esta vida le entenebrecen?

¡Oh Hermosura infinita y Amor de los Amores! Quiero ser siempre esclavo de María, para que Ella no me deje nunca
apartarme de ti.

P. III. Triste experiencia nos ha enseñado que puede apartarse de Dios un alma que por algún tiempo la amó; y que si
en ella no ha echado hondas raíces la devoción a Nuestra Señora puede también perderla y perder con ella la última
tabla de salvación en el naufragio. San Ignacio enseña que “del amor del Señor Eterno me puedo olvidar por mis
faltas”. Las faltas plenamente deliberadas me arrastrarán fácilmente por el resbaladero de la tibieza al abismo del
pecado. Pues para no resbalar necesito asirme bien del manto de Nuestra Señora. Repetiré, por tanto, mil y mil veces:
“¡No me dejes, Madre mía!” Pero sobre todo procuraré no dejarla yo a Ella; seguir como fiel esclavo todas las
inspiraciones con que me convide a alejarme del mundo para acercarme a Ella.

DÍA 9 - El Purgatorio
Composición de lugar. Una inmensa caverna llena de llamas, las almas como en cuerpos de fuego; la Virgen Nuestra
Señora, dándoles la mano para salir.

Petición. Temor de la Justicia Divina, que nos despoje de los resabios del espíritu del mundo, para entregarnos del
todo a la Santísima Virgen.

Punto I. Acerca del purgatorio, la fe sólo nos dice que existe este lugar de expiación para las almas que han muerto en
gracia, sin satisfacer toda la pena debida a sus pecados y que estas almas pueden ser aliviadas de sus penas por los
sufragios de los fieles y sobre todo por el aceptable sacrificio del Altar. Los teólogos dicen también que en este lugar
hay fuego, aunque es lo más probable que no todas las almas pasan por él; y convienen a lo menos en que hay penas en
el purgatorio más terribles que todas las de este mundo. Varios Santos Padres aseguran que son mayores estas penas
que todos los tormentos de los mártires juntos; y muchos teólogos, y tan autorizados como Santo Tomás y Escoto,
llegan a decir que la más pequeña pena del purgatorio es mayor que todas las del mundo. Y aunque esto último no sea
más que probable, ¿no es locura exponerse a la probabilidad de pasar por tales penas por faltas que tan fácilmente
pudiéramos evitar? ¿Cometeríamos esas faltillas si fuera probable que por ellas nos hubiera de salir un cáncer u otra
dolorosa enfermedad?

Cuánto durarán estas penas no lo sabemos; muchas revelaciones particulares (tan bien comprobadas algunas que no
parece se puede acerca de ellas dudar) inducen a creer que por leves faltas se padece largo purgatorio.

Y dado que no pasemos por la pena de fuego, harto terrible es la de daño, aunque ahora no acertemos a entenderla.
Santa Teresa, que había padecido tantas enfermedades, decía que todas ellas no eran comparables con la pena, que
sentía aun en este mundo, por la ausencia de Dios. Pues, ¿qué será la que allá sientan aquellas almas, cuando, alejadas ya
de todo cuanto en la vida podía distraerlas, concentran en Dios todos sus anhelos; con ese ímpetu terrible que tiene la
voluntad humana cuando se lanza en alas de la pasión; con esa fuerza que tantas veces la arrastra en este mundo a la
desesperación y al suicidio?

¡Ay, cuánto hemos de llorar la pereza que ahora sentimos en romper las cadenas, o las redecillas, con que el mundo nos
ata las alas del alma para que no volemos a ese sumo y único bien! ¡Oh Señora queridísima, rompednos esas cadenas!

P. II. La Santa Esclavitud alivia sobremanera las llamas del purgatorio. Primero alivia las penas de nuestros prójimos,
porque al poner nosotros en manos de la Santísima Virgen nuestros tesoros espirituales Ella los distribuye entre
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
aquellas almas, tal vez ligadas a nosotros por sagrados vínculos. Después aliviará también nuestras penas porque no
podrá menos de pagarnos bien Nuestra Señora la generosidad con que nos hemos despojado de todas nuestras
satisfacciones para enriquecerla a Ella.

Por otra parte, esta perfecta consagración a Jesús por María nos obliga a vivir con más cautela, como quien vive en
presencia de nuestra Señora, nos estimula a hacer mejor nuestras obras, como quien las hace por Ella, nos libra de
multitud de faltas, de las que tal vez no hacíamos antes caso; y así por varios modos se disminuye la leña, la paja y el
heno de que se ceban aquellas llamas purificadoras.

Preparemos, pues, ahora nuestras almas a una consagración verdadera y completa, purificándolas de todas sus manchas
para que sean templo de María Inmaculada; y si esto hacemos, poco encontrará que purificar en ellas la Divina Justicia
con el fuego del purgatorio.

Y “tú, inmaculadísima morada de la luz, arroja pronto las tinieblas de mi alma”. (San José Himnógrafo)

DÍA 10 - Eternidad
Composición de lugar. Figurarse que la Santísima Virgen me lleva de la mano a un monte muy alto, desde donde
miro todas las cosas de abajo muy pequeñas.

Petición. Sentimiento interno de la eternidad, que acabe de despegarme del espíritu del mundo para unirme a María.

Punto I. Procuremos figurarnos lo que es la eternidad para que nuestra misma imaginación se impresione con esta
idea. Si cada siglo se destruyera un astro, calculemos cuántos siglos habrían de pasar para que se destruyeran todos. Si
pasados todos esos millares de siglos arrastrara una hormiga un grano de arena y pasados otros tantos millares de siglos
volviera a arrastrar otro grano, ¿cuántos siglos pasarían hasta arrastrar todas las arenas de una playa y aun toda la tierra
del mundo? Pues, pasado todo este tiempo y mil veces más, no se habrán acabado los tormentos del infierno ni los
goces del paraíso.

¿Qué locura será estimar tanto las cosas de este mundo, que tan pronto se pasan, en comparación de lo que siempre
dura? ¿No tendríamos por loco al que sacrificara la felicidad de una larga vida por el goce de unos momentos? ¿No nos
admiramos de Esaú, que trueca la primogenitura por un plato de lentejas?

P. II. “El tiempo es breve; la vida, en comparación de la eternidad, es nada.”

“Resta, pues, que los que tienen mujeres vivan como si no las tuvieran, los que lloran como si no lloraran, los que
compran como si no poseyeran, los que usan de (las cosas de) este mundo como si no usaran (de ellas); porque la
figura de este mundo pasa”; es como una comedia, que en seguida se acaba y no vale la pena de tomarlo en serio. El
hombre que se acostumbra a pensar en la eternidad se ríe del interés con que toman los hombres del mundo los
negocios, como se ríen las gentes formales de los juegos de los niños. ¿Qué importan todos los placeres y todos los
dolores, todas las glorias y todas las afrentas del mundo miradas desde las alturas de la eternidad?

“No he nacido para las cosas de este mundo, sino para las eternas.” Con esta máxima templó su alma heroica el
Benjamín de María, San Estanislao. Con esta idea se forman todos los hombres espirituales y por eso reflejan en toda
su vida no sé qué del otro mundo que les hace aparecer como ángeles, con la serenidad imperturbable de quien aquí
nada teme y nada espera, mansamente enérgicos y constantes, con la majestad propia de los hijos de Dios.

P. III. La Virgen Santísima tiene en sus manos las llaves de la eternidad, como esposa y madre del Rey inmortal de los
siglos. ¿Quién, al contemplarla llena de tanta majestad, no tiene por gran gloria ser esclavo? ¿Quién no se ofrece
gustoso a su servicio, sabiendo que es eterno su reinado y quien se una a Ella no puede perecer? “Los que me hallaren
hallarán la vida y los que me ilustraren tendrán vida eterna”.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
La esclavitud de María, desatándonos de todas las cosas del mundo, imprimirá en nuestra alma ese sello de grandeza
propio de los hombres de la eternidad.

DÍA 11 - La Gloria del Paraíso


Composición de lugar. Ver la Ciudad de Dios, como la describe San Juan (Apoc. 12), iluminada por la claridad de
Dios y del Cordero, semejante a las piedras preciosas, al jaspe y al cristal.

Petición. Sentimiento interno de los goces del cielo que me ponga hastío de los placeres del mundo y deseo de seguir a
Nuestra Señora por el camino de la Santa Esclavitud.

Punto I. ¡La Jerusalén celestial, la ciudad de Dios, la corte divina! ¿Quién podrá entender su grandeza, riqueza y
hermosura, aunque con la fantasía junte en un lugar todo lo grande, rico y hermoso que hay en este mundo? Si aun en
este lugar de destierro puso Dios tantas cosas que nos parecen hermosísimas, ¿qué será aquella ciudad santa que fundó
el Altísimo sólo para regalo de los que ama?

Y ¿qué será gozar de la compañía de todo lo mejor que ha habido en el mundo, tratar como amigos y hermanos a los
hombres más grandes y santos que ha habido en la tierra y a los mismos ángeles? ¿Qué abrazos daremos a los santos de
nuestra devoción? ¿Con qué cariño besaremos la mano de San José? ¿Qué cosas nos contará el Ángel de la Guarda de
la paternal providencia con que el Señor ha enderezado toda nuestra vida?

Pero sobre todo esto, ¿qué será ver a la Reina de los Ángeles? Y ¿qué será estrecharla en nuestros brazos?...
Atrevámonos a esperarlo así; que no puede negarnos este favor la que es nuestra Madre. Si tan dulce es acordarse de
Ella en la oscuridad del destierro, ¿qué será estrecharla en la intimidad de la patria? Y ¿qué será cuando ella ponga en
nuestros brazos a Jesús, fruto bendito de su vientre?... Y todo esto aún es nada en comparación de la dicha de ver y
poseer a Dios y eternamente gozarle...

P. II. Veamos cómo la Santísima Virgen explica a su sierva la Venerable Agreda, conforme a la doctrina común de los
teólogos, los goces del cuerpo y del alma en la patria celestial.

“Para que ahora, ayudada del discurso, pueda rastrear algo de la gloria de Cristo, mi Señor, de la mía, y de los Santos,
discurriendo por los dotes del cuerpo glorioso, te quiero proponer la regla por donde en esto puedas pasar a los del
alma. Ya sabes que éstos son visión, comprensión y fruición. Los del cuerpo son los que dejas repetidos, claridad, impasibilidad,
sutilidad y agilidad.

A todas estas dotes corresponde algún aumento por cualquiera obra meritoria, que hace el que está en gracia, aunque
no sea mayor que mover una pajuela por amor de Dios, y dar un jarro de agua. Por cualquiera de estas mínimas obras
granjeará la criatura, para cuando sea bienaventurada, mayor claridad que la de muchos soles. Y en la impasibilidad se
aleja de la corrupción humana y terrena más de lo que todas las diligencias y fuerzas de las criaturas pueden resistirla, y
apartar de sí lo que las puede ofender y alterar. En la sutilidad se adelanta para ser superior a todo lo que le puede
resistir, y cobra nueva virtud sobre todo lo que quiere penetrar. En la dote de la agilidad le corresponde a cualquiera
obra meritoria más potencia para moverse que la tienen las aves, los vientos, y todas las criaturas activas, como el fuego
y los demás elementos para caminar a sus centros naturales.

Por el aumento que se merece en estas dotes del cuerpo, entenderás el que tienen las dotes del alma, a quien
corresponden y de quien se derivan. Porque en la visión beatífica adquiere cualquier mérito mayor claridad y noticias de
los atributos y divinas perfecciones que cuanto han alcanzado en esta vida mortal todos los doctores y sabios que ha
tenido la Iglesia. También se aumenta la dote de la comprensión, o tensión del objeto divino; porque de la posesión y
firmeza con que se comprende aquel Sumo e Infinito Bien se le concede al justo nueva seguridad y descanso más
estimable que si poseyera todo lo precioso y rico, deseable y apetecible de las criaturas, aunque todo lo tuviera por suyo
sin temer perderlo.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
En el dote de la fruición, que es el tercero del alma, por el amor con que el justo hace aquella pequeñuela obra, se le
concede en el cielo por premio grados de amor fruitivo excelentes: que jamás llegó a compararse con este aumento el
mayor afecto que tienen los hombres en la vida a lo visible; ni el gozo que de él resulta tiene comparación con todo el
que hay en la vida mortal.”

P. III. ¿Cuál es el camino para subir a esta ciudad de las eternas delicias? No hay más que uno: el que nos enseñó
Jesucristo: el camino real de la santa cruz. Áspero, duro y peligroso y por todas partes difícil para quien quiere andarle
solo; pero llano y suave, seguro y perfecto para quien le anda en compañía de la Virgen Nuestra Señora, entregándose a
Ella para ser siempre su esclavo. ¡Dichosa esclavitud, por la que tan fácilmente alcanzamos la libertad eterna!

Terminemos saboreando en dulce coloquio la Salve, que es el cantar de los desterrados que suspiran por el cielo.

DÍA 12 - Repetición de las meditaciones anteriores


Composición de lugar. La de San Ignacio en la meditación del pecado, “considerar mi ánima ser encerrada en este
cuerpo corruptible, y todo lo compósito (todo el hombre, alma y cuerpo), en este valle, desterrado entre brutos
animales”.

Petición. Sentimiento de horror al mundo, que me impulse a huir de él para arrojarme en brazos de María Santísima.

Repasando en conjunto las meditaciones pasadas, cada uno se fijará en los puntos que más le han movido para volver a
saborearlos, o bien en los que no le han movido para ver si le mueven ahora.

Punto I. En qué consiste el espíritu del mundo. Véase la meditación del día 2: las tres concupiscencias.

P. II. Cuán miserables son los bienes del mundo. Véase la meditación del día 3 (miserias del mundo) y 4 (muerte).

P. III. Cuántos males se siguen de entregarse a los goces del mundo. Véanse las meditaciones del juicio, del infierno y
del purgatorio. Añádase si se quiere la consideración de los males que aun en esta vida traen los goces del mundo,
inquietudes, remordimientos, etc.

P. IV. Bienes que se siguen de apartarse del espíritu del mundo. Véase la segunda parte de la meditación del día 3
(felicidad de la vida mariana) y las meditaciones de la gloria y la eternidad.

2. Primera Semana para el conocimiento de sí mismo

“Durante la primera semana, dedicarán todas sus oraciones y actos de piedad a pedir el conocimiento de sí mismo
y la contrición de sus pecados, haciéndolo todo con espíritu de humildad.”14

ORACIONES VOCALES DE LA PRIMERA SEMANA15:

1) Letanías al Espíritu Santo (Ver Apéndice 8)


2) Himno Ave Maris Stella (Ver Apéndice 4)
3) Letanías de la Santísima Virgen (Ver Apéndice 6)

14 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – n. 228.


15 Recordar que estas oraciones han de rezarse diariamente. Se sugiere revisar el esquema de la Parte I, inc. A: Principales prácticas del
periodo de preparación.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
DÍA 13
Composición de lugar. “Ver con la vista imaginativa y considerar mi ánima ser encarcelada en este cuerpo corruptible
y todo el compósito (el hombre, el compuesto de cuerpo y alma) en este valle como desterrado entre brutos animales.”

Petición. “Vergüenza y confusión de mí mismo, viendo cuántos han sido dañados (condenados) por un solo pecado
mortal, y cuántas veces yo merecía ser condenado para siempre por mis tantos pecados.”

Punto I. “Traer en memoria el pecado de los ángeles: cómo siendo ellos criados” con tan excelentes potencias
intelectuales, que no pueden compararse con las nuestras; con tanto poder natural que uno solo pudiera deshacer todo
el mundo; “criados en gracia” y con tantos dones sobrenaturales y tanta hermosura que las Divinas Letras nos los
representan en las delicias del paraíso, vestidos de piedras preciosas, como sapientísimo y hermosísimos príncipes: “No
se queriendo ayudar con su libertad para hacer reverencia a su Criador y Señor, viniendo en soberbia”, por este solo y
primer pecado de pensamiento “fueron convertidos de gracia en malicia”, de luceros de la corte celestial en carbones
del infierno. ¡Y eran la tercera parte de los espíritus angélicos, que son numerosos como las estrellas del cielo, millones
de millones!

“Traer en comparación de un pecado de los ángeles tantos pecados míos, y donde ellos”, por todos conceptos tan
superiores a mí, “por un solo pecado”, y de pensamiento, y el primero que se cometía, “fueron al infierno”, sin que
hubiera compasión ni tiempo de penitencia; “¡cuántas veces yo le he merecido por tantos” pecados de pensamiento,
palabra y obra, cometidos después de tantos castigos y después de haber muerto por mí el Hijo de Dios! ¡Ay, Reina de
Misericordia!, ¿qué fuera de mí, si tú no me hubieras amparado con tu poderosa intercesión? Y ¿qué será de mí, si tú no
continúas siendo mi abogada?

P. II. Traer a la memoria cómo Adán y Eva, “siendo vedados que no comiesen del árbol de la ciencia y ellos comiendo
y asimismo pecando, fueron lanzados del paraíso y vivieron sin la Justicia original que habían perdido toda su vida en
muchos trabajos y mucha penitencia”. Todo esto por un solo pecado, menor acaso que los míos, y, lo que es todavía
más, por este pecado “cuánta corrupción vino a todo el género humano, andando tantas gentes para el infierno”. De
manera que de este solo pecado vinieron tantos males y todos los hombres del mundo perdieron su felicidad temporal
y muchísimos su felicidad eterna. Tan gran castigo merece un solo pecado. Pues ¿qué merecerán tantos míos y cuánto
debiera yo padecer?

P. III. Para mejor entender la gravedad y malicia del pecado mortal, considerémoslo en un hombre cualquiera, que
haya cometido uno solo, aunque sea de los más ligeros y excusables; por ejemplo, en un niño pagano, que ha cometido
un solo pecado mortal de pensamiento. Esto le bastará para arder eternamente en el infierno, si antes de morir no se
arrepiente. Y eso a pesar de ser Dios infinita misericordia, que siempre castiga menos de lo que se merece. Y es que la
malicia del pecado es muy grande “por ser contra nuestro Criador y Señor”.

Si, pues, yo he cometido, no uno, sino muchos pecados mortales, mucho más maliciosos e inexcusables, debería estar
también en el infierno, donde acaso hay muchas almas que han cometido menos pecados y menores que los míos. Y, si
tal vez no he tenido la desgracia de cometer ningún pecado mortal, habrá, a lo menos, en el infierno muchas almas que
han menospreciado menos gracias que yo; y si yo no estoy allí será porque, a pesar de mi tibieza, el Señor, por un
milagro de su misericordia, me ha apartado de la boca del abismo. ¿No será acaso por alguna pequeña devoción que he
tenido a la Reina de los Ángeles?

P. IV. Pero la razón última por la que a mí me ha perdonado el Padre de las Misericordias será siempre la muerte de su
preciosísimo Hijo. En ella sí que he de mirar, sobre todo, los efectos del pecado: que si el Hijo de Dios sufre tan
terrible y afrentosa muerte, es porque (como dijo Isaías) “puso en él su Padre las iniquidades de todos nosotros”. ¡Cuán
horrenda cosa debe ser el pecado, cuando tanto permite Dios que sufra por él su Hijo inocentísimo, a quien ama con
amor infinito, y su Madre Inmaculada, en quien se complace sobre todas las criaturas!

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
“Imaginando, pues, a Cristo Nuestro Señor delante y puesto en cruz, hacer un coloquio cómo de Criador es venido a
hacerse hombre y de vida eterna a muerte temporal, y así a morir por mis pecados. Otro tanto mirando a mí mismo, lo
que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo y lo que debo hacer por Cristo; y así viéndole tal y así colgado en la
cruz, discurrir por lo que se ofreciere.”

Y mirando también al pie de la cruz a la Dolorosa Madre, he de pensar cuántos dolores la han hecho padecer mis
pecados y cuán generosamente ofrece sus sufrimientos por mí; y asimismo he de preguntarme “qué he hecho por
María, qué hago por María, qué debo hacer por María”. Poco será hacerme esclavo, cuando Jesucristo se ha hecho
esclavo y ha muerto como esclavo por mí.

DÍA 14 - De los pecados propios


Composición de lugar. “Ver con la vista imaginativa y considerar mi ánima ser encarcelada en este cuerpo corruptible
y todo el compósito (el hombre, el compuesto de cuerpo y alma) en este valle como desterrado entre brutos animales.”

Petición. “Crecido e intenso dolor y lágrimas de mis pecados.”

Punto I. “El primer punto es el proceso de los pecados, es a saber, traer a la memoria todos los pecados de la vida,
mirando de año en año, o de tiempo en tiempo. Para lo cual aprovechan tres cosas: la primera, mirar el lugar y la casa
donde he habitado; la segunda, la conversación que he tenido con otros, y la tercera, el oficio en que he vivido”.

P. II. “El segundo ponderar los pecados, mirando la fealdad y malicia que cada pecado mortal tiene en sí, dado que no
fuese vedado.”

Es decir, aunque Dios no prohibiera ni castigara el pecado, debería horrorizarme de él porque me rebaja a la condición
de los brutos, haciéndome esclavo de las pasiones. Y ¡cuán feos y brutales son singularmente algunos de los pecados
que yo he cometido!

P. III. “El tercero, mirar quién soy yo, disminuyéndome por ejemplos: 1) cuánto soy en comparación de todos los
hombres; 2) qué cosa son los hombres en comparación de todos los Ángeles y Santos del Paraíso; 3) mirar qué cosa es
todo lo criado en comparación de Dios, pues yo solo, ¿qué puedo ser?; 4) mirar toda mi corrupción y fealdad corpórea;
5) mirarme como una llaga y postema, de donde han salido tantos pecados y maldades y ponzoña tan torpísima.”

P. IV. “El cuarto, considerar quién es Dios contra quien he pecado, según sus atributos, comparándolos a sus
contrarios en mí, su sapiencia (sabiduría) a mi ignorancia, su omnipotencia a mi flaqueza, su justicia a mi iniquidad, su
bondad a mi malicia.”

P. V. Si un esclavillo miserable escupiera y vilipendiara y aun quisiera matar a un gran monarca queridísimo de su
pueblo, ¿no se alzarían contra él y querrían destrozarle todos los fieles vasallos? Pues ¿cómo vivo yo, habiendo
injuriado con tantos pecados a Dios delante de todas las criaturas?

“Exclamación admirativa con crecido afecto, discurriendo por todas las criaturas cómo me han dejado con vida y
conservado en ella: los Ángeles, como sean cuchillos de la justicia divina, cómo me han sufrido y guardado y rogado
por mí; los Santos, cómo han sido en interceder y rogar por mí; y los cielos, sol, luna, estrellas y elementos, frutos, aves,
peces, animales y la tierra, cómo no se ha abierto para sorberme, criando nuevos infiernos para siempre penar en ellos.”

Aterrado, pues, como si todo el mundo se alzara contra mí, he de arrojarme a los pies de la Santísima Virgen, Refugio y
Abogada de los pecadores; he de esconderme como en único lugar seguro entre los pliegues de su manto; y he de
declararme esclavo suyo para que por este título se me perdone. ¡Gracias a Ella me ha perdonado y esperado por tanto
tiempo la infinita misericordia de Dios! Gracias a Ella espero que me perdone en adelante.

“Acabar con un coloquio, razonando y dando gracias a Dios Nuestro Señor porque me ha dado vida hasta ahora,
proponiendo enmienda con su gracia para adelante.”
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
DÍA 15 - Consideraciones sobre el Avemaría, encaminadas al conocimiento propio
Composición de lugar. La Virgen Santísima lavando y curando las llagas de nuestra alma, como se le presentó al
Padre Alonso Exquerra, S. J.

Petición. Conocimiento profundo de mis pecados y miserias, para que me persuada de la necesidad que tengo de
ponerme del todo en manos de Nuestra Señora.

Punto I. “Llena eres de gracia”. La Virgen Santísima es (está, estuvo y estará siempre) llena de gracia santificante, más
que todos los ángeles y santos; y llena de toda suerte de gracias actuales, su entendimiento siempre lleno de divina luz,
su voluntad siempre movida a heroicas virtudes.

Y yo estuve lleno de pecados, y estoy todavía lleno de las hediondas llagas que ellos dejaron en mi alma; lleno de
aficiones desordenadas, de obscuridad en el entendimiento, de torpeza en la voluntad, y estaré tal vez muy expuesto a
nuevas y mayores caídas; tanto más cercano a ellas cuanto mi soberbia me hace creer que estoy más lejos.

P. II. “El Señor es contigo”. El Señor estuvo con su Madre, más que con ninguna criatura, ya presente en sus
purísimas entrañas, corporalmente, ya unido a su alma, por contemplación altísima, que, según parece, ni aun durante el
sueño se interrumpía.

Y yo, ¡cuánto me he alejado de Dios con mis pecados y cuánto me he expuesto a estar de Él apartado para siempre! Y
aun ahora, ¡qué poco disfruto de su presencia! Aunque, según espero en su bondad, estará presente en mi alma por la
gracia de este divino sol, las nubes que levantan en ella mis pasiones no me lo dejan ver.

P. III. “Bendita tú eres entre todas las mujeres”. ¡De cuántos dones de Dios, de cuántas bendiciones está llena la
Santísima Virgen y cuán bien ha sabido aprovecharlas!

Y yo ¡cuán pobre ando de bienes sobrenaturales y cuán mal sé aprovechar los que tengo! ¡Desventurado entre los
hombres, como Ella bendita entre las mujeres; que tal vez los más desventurados y pecadores serían mejores que yo, si
tuvieran los dones que yo tengo; aunque el Señor no me haya dado tantos como quisiera, porque ve lo mal que
correspondo! ¿Qué sería de este siervo inútil, que esconde su exiguo talento, si no le valiera la intercesión de Nuestra
Señora?

P. IV. “Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”. ¡Qué dichoso fruto nos trajo la Virgen Santísima, fruto de salvación y
de vida para el mundo entero! ¡Y yo cuán poco fruto he logrado para la divina gloria y para bien de mis prójimos! ¡Cuán
estériles son mis trabajos, por falta de aliento sobrenatural, que los vivifique!

Después de ver en cada una de estas consideraciones mi fealdad y miseria, que resalta más, contrapuesta a la hermosura
y riqueza de mi Soberana, me arrojaré a sus pies, parafraseando en fervoroso coloquio la última parte del Avemaría,
insistiendo, sobre todo, en el “ruega por nosotros, pecadores”. Ruega por mí, pecador, para que “sienta interno
conocimiento de mis pecados y aborrecimiento de ellos”. Para que penetre con íntimo sentimiento “el desorden de mis
operaciones” y aborreciéndolo “me enmiende y ordene”. No permitas, Señora, que un siervo tuyo desdore el honor de
tu casa con tales pecados y tal desorden; por tu limpieza inmaculada, por el horror que al pecado tienes, por la
compasión maternal que el pecador te inspira, intercede con el Padre para que me presente a Él con la pureza que a un
esclavo tuyo conviene.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
DÍA 16 - De la muerte del hombre viejo
Composición de lugar. La Virgen Santísima lavando y curando las llagas de nuestra alma.

Petición. “Que sienta el desorden de mis operaciones, para que aborreciendo me enmiende y ordene.” (San Ignacio).

Punto I. Necesidad de vaciarnos de lo malo que hay en nosotros. Cuando se pone agua clara y limpia en una vasija que huele
mal, o vino en un tonel dañado por el mal licor que contuviera, el agua y el buen vino se dañan y toman con facilidad el
mal olor. Del mismo modo cuando Dios pone en la vasija de nuestra alma, manchada por el pecado original y actual,
sus gracias y rocíos celestiales o el vino delicioso de su amor, estos dones ordinariamente se corrompen y manchan por
la mala levadura y el mal fondo que ha dejado en nosotros el pecado; nuestros actos, aun los de las virtudes más
sublimes se resienten de ello. Es, pues, de gran importancia para adquirir la perfección, que no se adquiere sino por la
unión por Jesucristo, el abandonar lo que hay malo en nosotros; porque si no, nuestro Señor, que es infinitamente puro
y aborrece hasta el extremo cualquier mancha en el alma, nos apartará de su vista y no se unirá a nosotros.”

P. II. Qué hay que hacer para vaciarnos de lo malo que hay en nosotros. Para dejar todo lo que hay dentro de nosotros mismos
es necesario:

1.º Conocer bien por la luz del Espíritu Santo nuestro mal fondo, nuestra incapacidad para todo bien útil a nuestra
salvación, nuestra debilidad en todas las cosas, inconstancia en todos los tiempos, nuestra indignidad para toda gracia y
nuestra iniquidad en todo lugar. El pecado de nuestros primeros padres nos ha corrompido, agriado y podrido a todos,
como la levadura agria corrompe la masa en que se pone. Los pecados actuales cometidos por nosotros, sean mortales,
sean veniales, por más que nos sean perdonados, han aumentado nuestra concupiscencia, nuestra debilidad, nuestra
inconstancia y nuestra corrupción, dejando malas reliquias en nuestra alma. Nuestros cuerpos están tan corrompidos,
que son llamados por el Espíritu Santo cuerpos de pecado; concebidos en pecado, alimentados en el pecado y capaces
de todo pecado: cuerpos sujetos a mil enfermedades, que se corrompen de día en día y que no engendran sino gusanos
y corrupción.

Nuestra alma, unida a nuestro cuerpo, se ha vuelto tan carnal, que es llamada carne: “toda carne había corrompido su
camino”. No tenemos por herencia sino el orgullo y la ceguera en el espíritu, el endurecimiento en el corazón, la
debilidad y la inconstancia en el alma, la concupiscencia, las pasiones revueltas y las enfermedades en el cuerpo. Somos
naturalmente más orgullosos que los pavos reales, más pegados a la tierra que los sapos, más tragones que los cerdos,
más coléricos que los tigres, más perezosos que las tortugas, más débiles que las cañas y más inconstantes que las
veletas. No tenemos nuestro más que la nada, y el pecado, y no merecemos más que la ira de Dios y el infierno eterno.

Después de esto, ¿se puede uno admirar si nuestro Señor ha dicho que el que quiera seguirle debe renunciarse a sí
mismo y aborrecer su alma; que el que ame su alma la perderá, y que aquel que la aborrezca la salvará? Esta sabiduría
infinita que no da mandatos sin razón, no nos manda aborrecernos a nosotros mismos, sino porque somos
grandemente dignos de aborrecimiento: nada tan digno de ser amado hay como Dios, nada tan digno de ser aborrecido
como nosotros.

2.º Para dejar todo lo que hay dentro de nosotros mismos es necesario morir a nosotros mismos; es decir, a los actos de
pecado de nuestra alma y de los sentidos corporales; es necesario ver como si no se viese, oír como si no se oyese,
servirse de las cosas del mundo como si no se sirviese de ellas, lo que San Pablo llama morir todos los días: “Quotidie
morior.” Si el grano de trigo, al caer en la tierra, no muere, permanece solo y no da fruto que sea bueno. Si no morimos a
nosotros mismos, y si nuestras devociones, las más santas, no nos llevan a esta muerte necesaria y fecunda, no daremos
fruto que valga, y nos serán inútiles nuestras devociones; todas nuestras virtudes estarán sucias por nuestro amor
propio y nuestra propia voluntad, lo que hará que Dios abomine los más grandes sacrificios y las mejores acciones que
podamos hacer; que a nuestra muerte nos encontremos con las manos vacías de virtudes y de méritos y que no
tengamos ni un rayo de amor puro; el cual no se comunica más que a las almas muertas a ellas mismas, cuya vida está
escondida con Jesucristo en Dios.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
3.º Es necesario escoger, entre todas las devociones de la Santísima Virgen, aquella que nos lleve mejor a la muerte de
nosotros mismos, como la mejor y la más santificadora; porque no se debe creer que todo lo que reluce sea oro, que
todo lo que es dulce sea miel y que todo lo que es fácil de hacer y practicado por el mayor número sea santificante.
Como hay secretos en la naturaleza para hacer en poco tiempo, con poco gasto y con facilidad operaciones naturales, lo
mismo hay secreto en el orden de la gracia, para hacer en poco tiempo, con dulzura y facilidad, operaciones
sobrenaturales, negarse a sí mismo, llenarse de Dios y hacerse perfecto.”

¡Ay! ¡Cuánta falta me hace la maestra del Cielo, que me guíe y enseñe!

DÍA 17 - Cuánta necesidad tenemos de la tutela de Nuestra Señora


Composición de lugar. Verme como un niño desvalido a quien la Virgen Santísima recoge; como Moisés, en la
canastilla, cuando le recogió la hija de Faraón.

Petición. Sentimiento interno de la necesidad que tengo de la Virgen Santísima.

Punto I. (Verdadera Devoción. Cuarta verdad.) “Es más perfecto, porque es más humilde, no acercarnos a Dios por
nosotros mismos, sin acudir a un mediador. Estando tan corrompida nuestra naturaleza, como acabo de demostrar, si
nos apoyamos en nuestros propios esfuerzos, habilidad y preparación para llegar hasta Dios y agradarle, ciertamente
nuestras obras de justificación quedarán manchadas o pesarán muy poco delante de Dios para comprometerlo a unirse
a nosotros y escucharnos.

Porque no sin razón nos ha dado Dios mediadores ante sí mismo. Vio nuestra indignidad e incapacidad, se apiadó de
nosotros y, para darnos acceso a sus misericordias, nos proveyó de poderosos mediadores ante su grandeza. Por tanto,
despreocuparte de tales mediadores y acercarte directamente a la santidad divina, sin recomendación alguna, es faltar a
la humildad y respeto debido a un Dios tan excelso y santo, hacer menos caso de este Rey de reyes del que harías de un
soberano o príncipe de la tierra, a quien no te acercarías sin un amigo que hable por ti.

Jesucristo es nuestro abogado y mediador de Redención ante el Padre. Por Él debemos orar junto con la Iglesia
triunfante y militante. Por Él tenemos acceso ante la Majestad divina y, sólo apoyados en Él y revestidos de sus
méritos, debemos presentarnos ante Dios, así como el humilde Jacob compareció ante su padre Isaac para recibir la
bendición, cubierto con pieles de cabrito.

Pero, ¿no necesitamos acaso un mediador ante el mismo Mediador? ¿Bastará nuestra pureza a unirnos a Él
directamente y por nosotros mismos? ¿No es Él acaso Dios igual en todo a su Padre y, por consiguiente, el Santo de
los santos, tan digno de respeto como su Padre? Si, por amor infinito, se hizo nuestro fiador y mediador ante el Padre,
para aplacarlo y pagarle nuestra deuda, ¿será esto razón para que tengamos menos respeto y temor para con su
majestad y santidad?

Digamos pues, abiertamente con san Bernardo que necesitamos un mediador ante el Mediador mismo y que la excelsa
María es la más capaz de cumplir este oficio caritativo. Por Ella vino Jesucristo a nosotros y por Ella debemos nosotros
ir a Él.

Si tememos ir directamente a Jesucristo–Dios, a causa de su infinita grandeza y de nuestra pequeñez o pecados,


imploremos con filial osadía la ayuda e intercesión de María, nuestra Madre.

Ella es tierna y bondadosa.

En Ella no hay nada austero o terrible, ni excesivamente sublime o deslumbrante. Al verla, vemos nuestra propia
naturaleza.

No es el sol que con la viveza de sus rayos podría deslumbrarnos a causa de nuestra debilidad. Es hermosa y apacible
como la luna que recibe la luz del sol para acomodarla a la debilidad de nuestra vista.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
María es tan caritativa que no rechaza a ninguno de los que imploran su intercesión, por más pecador que sea, pues,
como dicen los santos, jamás se ha oído decir que alguien haya acudido confiada y perseverantemente a Ella y haya sido
rechazado.”

Ella es tan poderosa que sus peticiones jamás han sido desoídas.

P. II. (Quinta verdad.) “Es muy difícil, dada nuestra pequeñez y fragilidad, conservar las gracias y tesoros de Dios
porque:

1º) Llevamos este tesoro, más valioso que el cielo y la tierra, en vasos de barro (2 Cor. 4, 7), en un cuerpo corruptible, en un
alma débil e inconstante que por nada se turba y abate.

2º) Los demonios, ladrones muy astutos, quieren sorprendernos de improviso para robarnos. Espían día y noche el
momento favorable para ello. Nos rodean incesantemente para devorarnos y arrebatarnos en un momento, por un solo
pecado, todas las gracias y méritos logrados en muchos años. Su malicia, su pericia, su astucia y número deben
hacernos temer infinitamente esta desgracia. Ya que personas más llenas de gracias, más ricas en virtudes, más
experimentadas y elevadas en santidad que nosotros, han sido sorprendidas, robadas y saqueadas lastimosamente. ¡Ah!
¡Cuántos cedros del Líbano y estrellas del firmamento cayeron miserablemente y perdieron en poco tiempo su
elevación y claridad!

Y, ¿cuál es la causa? No fue la falta de gracia. Que Dios a nadie la niega. Sino, ¡falta de humildad! Se creyeron más
fuertes y poderosos de lo que eran. Se consideraron capaces de conservar sus tesoros. Se fiaron de sí mismos y se
apoyaron en sus propias fuerzas. Creyeron bastante segura su casa y suficientemente fuertes sus cofres para guardar el
precioso tesoro y, por este apoyo imperceptible en sí mismos, aunque les parecía que se apoyaban solamente en la
gracia de Dios, el Señor, que es la justicia misma, permitió que fueran saqueados, abandonados a sí mismos.

¡Ay! Si hubieran conocido la devoción admirable que a continuación voy a exponer, habrían confiado su tesoro a una
Virgen fiel y poderosa y Ella se lo habría guardado como si fuera propio y hasta se habría comprometido a ello en
justicia.

3º) Es difícil perseverar en gracia, a causa de la espantosa corrupción del mundo. Corrupción tal que se hace
prácticamente imposible que los corazones no se manchen, si no con su lodo, al menos, con su polvo. Hasta el punto
de que es una especie de milagro el que una persona se conserve en medio de este torrente impetuoso, sin ser
arrastrada por él; en medio de este mar tempestuoso, sin anegarse o ser saqueada por los piratas y corsarios; en medio
de esta atmósfera viciada, sin contagiarse.

Sólo la Virgen fiel, contra quien nada pudo la serpiente, hace este milagro en favor de aquellos que la sirven lo mejor
que pueden.”

DÍA 18 - De las falsas devociones a la Santísima Virgen


Composición de lugar. Ver a la Virgen Nuestra Señora como va pasando revista a sus esclavos y reconociendo que
algunos no lo son, aunque exteriormente vistan su librea.

Petición. Conocer si es de buena ley la devoción que yo tengo a Nuestra Señora.

Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas devociones a la Santísima Virgen, a saber: 1º) Los devotos
críticos, 2º) Los devotos escrupulosos, 3º) Los devotos exteriores, 4º) Los devotos presuntuosos, 5º) Los devotos inconstantes, 6º)
Los devotos hipócritas, 7º) Los devotos interesados.

Punto único. Los devotos críticos son, por lo común, sabios orgullosos, engreídos y pagados de sí mismos, que en el
fondo tienen alguna devoción a la Santísima Virgen, pero critican casi todas las formas de piedad con las que las gentes
sencillas honran ingenua y santamente a esta buena Madre, sólo porque no se acomodan a sus fantasías. Ponen en duda
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
todos los milagros e historias referidas por autores fidedignos o extraídas de las crónicas de las Órdenes religiosas, que
atestiguan la misericordia y poder de la Santísima Virgen. Se irritan al ver a las gentes sencillas y humildes arrodilladas,
para rogar a Dios, ante un altar o imagen de María o en la esquina de una calle... Llegan hasta acusarlas de idolatría,
como si adoraran la madera o la piedra. En cuanto a ellos, así dicen, no gustan de tales devociones exteriores ¡ni son
tan cándidos para creer a tantos cuentos e historietas como corren acerca de la Santísima Virgen! Si se les recuerdan las
admirables alabanzas que los Santos Padres tributan a María, responden que hablaban como oradores, en forma
hiperbólica, o dan una falsa explicación de sus palabras.

Esta clase de falsos devotos y gente orgullosa y mundana es mucho de temer: hace un daño incalculable a la devoción a
la Santísima Virgen, alejando de Ella definitivamente a los pueblos so pretexto de desterrar abusos.

Los devotos escrupulosos son personas que temen deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al Uno al honrar a
la Otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigaron los Santos
Padres. Toleran penosamente que haya más personas arrodilladas ante un altar de María que delante del Santísimo
Sacramento, ¡como si esto fuera contrario a aquello o si los que oran a la Santísima Virgen, no orasen a Jesucristo por
medio de Ella! No quieren que se hable con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas
veces.

Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes:

“¿De qué sirven tantos Rosarios? ¿Tantas congregaciones y devociones exteriores a la Santísima Virgen? ¡Cuánta
ignorancia hay en tales prácticas! ¡Esto es poner en ridículo nuestra religión! ¡Hábleme más bien de los devotos de
Jesucristo! (y, al pronunciar frecuentemente este nombre, lo digo entre paréntesis, no se descubren). Hay que recurrir
solamente a Jesucristo: Él es nuestro único mediador. Hay que predicar a Jesucristo: ¡esto es lo sólido!”.

Y lo que dicen es verdad, en cierto sentido. Pero, la aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a la
Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del espíritu maligno, so pretexto de un bien mayor. Porque ¡nunca se
honra tanto a Jesucristo como cuando se honra a la Santísima Virgen! Efectivamente, si se la honra, es para honrar más
perfectamente a Jesucristo y si vamos a Ella, es para encontrar el camino que nos lleve a la meta, que es Jesucristo.

La Iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús (Lc. 1, 42). Y esto, no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a Él, lo
cual sería intolerable herejía, sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a
María.

Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la Santísima Virgen y contra sus falsos devotos escrupulosos:
María, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Los devotos exteriores son personas que cifran toda su devoción a María en prácticas externas. Sólo gustan de lo
exterior de esta devoción, porque carecen de espíritu interior. Rezan muchos Rosarios, pero atropelladamente.
Participan en muchas Misas, pero sin atención. Se inscriben en todas las cofradías marianas, pero sin enmendar su vida,
sin vencer sus pasiones, ni imitar las virtudes de la Santísima Virgen. Sólo gustan de lo sensible de la devoción, no
buscan lo sólido. De suerte que si no experimentan algo sensible en sus prácticas piadosas, creen que no hacen nada, se
desalientan y lo abandonan todo o lo hacen por rutina.

El mundo está lleno de esta clase de devotos exteriores. No hay gente que más critique a las personas de oración, que
se empeñan en lo interior como lo esencial, aunque sin menospreciar la modestia exterior, que acompaña siempre a la
devoción verdadera...

Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados en sus pasiones o amigos de lo mundano.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Bajo el hermoso nombre de cristianos y devotos de la Santísima Virgen, esconden el orgullo, la avaricia, la lujuria, la
embriaguez, el perjurio, la maledicencia o la injusticia, etc.; duermen en sus costumbres perversas, sin hacerse mucha
violencia para corregirse, confiados en que son devotos de la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos que Dios les
perdonará, que no morirán sin confesión ni se condenarán, porque rezan el osario, ayunan los sábados, pertenecen a la
cofradía del santo Rosario, a la del escapulario u otras congregaciones, llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima
Virgen, etc.

Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión diabólica y perniciosa presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se
resisten a creerlo. Responden que Dios es bondad y misericordia; que no nos han creado para la perdición; que no hay
hombre que no peque; que basta un buen “¡Señor, pequé!” a la hora de la muerte. Y añaden que son devotos de la
Santísima Virgen; que llevan el escapulario; que todos los días rezan puntualmente siete Padrenuestros y Avemarías en
su honor y, algunas veces, el Rosario o el Oficio de Nuestra Señora; que ayunan, etc.

Para confirmar sus palabras y cegarse aún más, alegan algunos hechos verdaderos o falsos, poco importa, que han oído
o leído, en los que se asegura que personas muertas en pecado mortal y sin confesión, gracias a que durante su vida
habían rezado algunas oraciones o ejercitado algunas prácticas de devoción en honor de la Virgen resucitaron para
confesarse o su alma permaneció milagrosamente en el cuerpo hasta que lograron confesarse o, a la hora de la muerte,
obtuvieron del Señor, por la misericordia de María, el perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!

Nada, en el cristianismo, es tan perjudicial a las gentes como esta presunción diabólica. Porque, ¿cómo puede alguien
decir con verdad que ama y honra a la Santísima Virgen, mientras con sus pecados hiere, traspasa, crucifica y ultraja
despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si María se obligara a salvar por su misericordia a esta clase de personas,
¡autorizaría el pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo! Y esto, ¿quién osaría siquiera pensarlo?

Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen, devoción que después de la que se tiene al Señor en el
Santísimo Sacramento es la más santa y sólida de todas, constituye un horrible sacrilegio: el mayor y menos digno de
perdón después de la comunión sacrílega.

Confieso que, para ser verdadero devoto de la Santísima Virgen, no es absolutamente necesario que seas tan santo, que
llegues a evitar todo pecado, aunque esto sería lo más deseable. Pero es preciso, al menos (¡nota bien lo que digo!):

1º) Mantenerse sinceramente resuelto a evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la Madre como al
Hijo.

2º) Violentarse para evitar el pecado.

3º) Inscribirse en las cofradías, rezar los cinco o quince misterios del Rosario u otras oraciones, ayunar los sábados, etc.

Todas estas buenas obras son maravillosamente útiles para lograr la conversión de los pecadores por endurecidos que
estén. Y si tú, lector, fueras uno de ellos, aunque ya tuvieras un pie en el abismo... te las aconsejo, a condición de
alcanzar de Dios, por intercesión de la Santísima Virgen, la gracia de la contrición y perdón de tus pecados y vencer tus
hábitos malos y no para permanecer tranquilamente en estado de pecado, no obstante los remordimientos de la
conciencia, el ejemplo de Jesucristo y de los santos y las máximas del Santo Evangelio.

Los devotos inconstantes son los que honrar a la Santísima Virgen a intervalos y como a saltos. Ahora fervorosos,
ahora tibios... En un momento parecen dispuestos a emprenderlo todo por su servicio, poco después ya no son los
mismos. Abrazan de momento todas las devociones a la Santísima Virgen y se inscriben en todas las cofradías, pero
luego no cumplen sus normas con fidelidad. Cambian como la luna. Y María los coloca debajo de sus pies junto a la
medialuna, porque son volubles e indignos de ser contados entre los servidores de esta Virgen fiel, que se distingue por
la fidelidad y la constancia.

[35]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Más vale no recargarse con tantas oraciones y prácticas devotas y hacer menos pero con amor y fidelidad, a pesar del
mundo, del demonio y de la carne.

Hay todavía otros falsos devotos de la Santísima Virgen: los devotos hipócritas. Encubren sus pecados y costumbres
pecaminosas bajo el manto de esta Virgen fiel, a fin de pasar a los ojos de los demás por lo que no son.

Existen, finalmente, los devotos interesados. Son aquellos que sólo acuden a María para ganar algún pleito, evitar un
peligro, curar de una enfermedad o por necesidades semejantes... sin las cuales no se acordarían de Ella.

Unos y otros son falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a su Santísima Madre.

3. Segunda Semana para el conocimiento de la Santísima Virgen

“Durante la segunda semana se dedicarán en todas sus oraciones y obras del día a conocer a la Santísima Virgen,
pidiendo este conocimiento al Espíritu Santo.”16

ORACIONES VOCALES DE LA SEGUNDA SEMANA17:

1) Letanías al Espíritu Santo (Ver Apéndice 8)


2) Himno Ave Maris Stella (Ver Apéndice 4)
3) Rezo del Santo Rosario (15 misterios) o de la Corona (5 misterios)

DÍA 19 - Grandeza oculta de la Virgen Nuestra Señora


Composición de lugar. La Virgen Santísima en su retiro, en el templo, o en Nazaret.

Petición. Sentimiento interno de la grandeza oculta de Nuestra Señora para que aprendamos a imitarla.

Punto I. Cuán oculta estuvo en su vida la Santísima Virgen. “La vida de María fue oculta. Por ello, el Espíritu Santo y la
Iglesia la llaman alma mater: Madre oculta y escondida. Su humildad fue tan grande que no hubo para Ella anhelo más firme
y constante que el de ocultarse a sí misma y a todas las criaturas, para ser conocida solamente de Dios.

Ella pidió pobreza y humildad. Y Dios, escuchándola, tuvo a bien ocultarla en su concepción, nacimiento, vida,
misterios, resurrección y asunción, a casi todos los hombres. Sus propios padres no la conocían. Y los ángeles se
preguntaban con frecuencia uno a otro: ¿Quién es ésta? (Cant. 8, 5). Porque el Altísimo se la ocultaba. O, si algo les
manifestaba de Ella, era infinitamente más lo que les encubría.”

¡Qué admirable lección nos da la Providencia Divina en esta vida oculta de Nuestra Señora! La santidad no está en lo
que brilla a los ojos del mundo, sino en la gracia santificante y en las virtudes, que son los tesoros que estima Dios. Para
llegar a lo más alto de la perfección no es preciso hacer milagros ni hazañas que llamen la atención de los hombres:
amar de veras es lo que importa.

P. II. En medio de esta vida oculta, ¡qué grandeza la de la Madre de Dios!

“Dios Padre, a pesar de haberle comunicado su poder, consintió en que no hiciera ningún milagro, al menos
portentoso, durante su vida.

16 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – n. 229.


17 Recordar que estas oraciones han de rezarse diariamente. Se sugiere revisar el esquema de la Parte I, inc. A: Principales prácticas del
periodo de preparación.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Dios Hijo, a pesar de haberle comunicado su sabiduría, consintió en que Ella casi no hablara.

Dios Espíritu Santo, a pesar de ser Ella su fiel esposa, consintió en que los Apóstoles y Evangelistas hablaran de Ella
muy poco y sólo cuanto era necesario para dar a conocer a Jesucristo.

La excelsa María es el paraíso terrestre del nuevo Adán, quien se encarnó en él por obra del Espíritu Santo para realizar
allí maravillas incomprensibles. Ella es el sublime y divino mundo de Dios, lleno de bellezas y tesoros inefables. Es la
magnificencia del Altísimo, quien ocultó allí, como en su seno, a su Unigénito y con Él todo lo más excelente y
precioso.

¡Oh qué portentos y qué misterios ha ocultado Dios en esta admirable criatura, como Ella misma se ve obligada a
confesarlo, no obstante su profunda humildad: ¡El Poderoso ha hecho obras grandes en mí! (Lc. 1, 49) El mundo los
desconoce porque es incapaz e indigno de conocerlos.

Los santos han dicho cosas admirables de esta ciudad Santa de Dios. Y, según ellos mismos testifican, nunca han
estado tan elocuentes ni se han sentido tan felices como al hablar de Ella.

Todos los días, del uno al otro confín de la tierra, en lo más alto del cielo y en lo más profundo de los abismos, todo
pregona y exalta a la admirable María. Los nueve coros angélicos, los hombres de todo sexo, edad y condición, religión,
buenos y malos, y hasta los mismos demonios, de grado o por fuerza, se ven obligados, por la evidencia de la verdad, a
proclamarla bienaventurada.

Todos los ángeles en el cielo, dice san Buenaventura, le repiten continuamente: “¡Santa, santa, santa María! ¡Virgen y
Madre de Dios!”

Toda la tierra está llena de su gloria, particularmente entre los cristianos que la han escogido por tutelar y patrona de
varias naciones, provincias, diócesis y ciudades. ¡Cuántas catedrales no se hallan consagradas a Dios bajo su
advocación! ¡No hay Iglesia sin un altar en su honor, ni comarca ni región donde no se dé culto a alguna de sus
imágenes milagrosas, donde se cura toda suerte de enfermedades y se obtiene toda clase de bienes! ¡Cuántas cofradías y
congregaciones en su honor! ¡Cuántos institutos religiosos colocados bajo su nombre y protección! ¡Cuántos
congregantes en las asociaciones piadosas, cuántos religiosos en todas las Órdenes! ¡Todos publican sus alabanzas y
proclaman sus misericordias!

No hay siquiera un pequeñuelo que, al balbucir el Avemaría, no la alabe. Ni apenas un pecador que, aunque obstinado,
no conserve alguna chispa de confianza en Ella. Ni siquiera un solo demonio en el infierno que, temiéndola, no la
respete.

DÍA 20 - La Santísima Trinidad y la Virgen Nuestra Señora


Composición de lugar. La Virgen Santísima en el paso de la Encarnación.

Petición. Conocimiento de lo que Dios, Nuestro Señor, estima a María Santísima, para que sienta su grandeza y me
anime a mejor servirla.

Punto I. “Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de María. Por más suspiros que hayan
exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante cuatro mil
años a fin de obtener dicho tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia delante de Dios por la fuerza de
su plegaria y la elevación de sus virtudes. El mundo era indigno, dice san Agustín, de recibir al Hijo de Dios
inmediatamente de manos del Padre. Quien lo entregó a María para que el mundo lo recibiera por medio de Ella.

Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y por María.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido consentimiento por medio de los
primeros ministros de su corte.

Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura criatura era capaz de recibirla, para que pudiera
engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo Místico.”

Dignidad altísima y, al decir de Santo Tomás, “casi infinita y que toca los límites de la divinidad”. ¿Quién no se siente
esclavo de tan gran Reina, a quien escogió el Eterno para Madre de su Hijo y señora de todo?

P. II. “El Hijo de Dios se ha hecho hombre para salvarnos, pero en María y por María. Dios hecho hombre ha hallado
su libertad en verse prisionero en su seno, ha hecho brillar su fuerza en dejarse llevar por esta doncellita; ha
encontrado su gloria y la de su Padre en ocultar sus resplandores a todas las criaturas de la tierra para no revelarlos más
que a María; ha glorificado su independencia y su majestad al depender de esta amable Virgen en su concepción, en su
nacimiento, en su presentación en el templo, en su vida oculta de treinta años y hasta en su muerte; a la que Ella debía
asistir, para unirse los dos en un mismo sacrificio y para inmolarse Jesús mediante su consentimiento al Eterno Padre,
como en otro tiempo Isaac mediante el consentimiento de Abraham a la voluntad de Dios.”

Yo también quiero hallar mi libertad en ser esclavo de esta Señora, mi fuerza en dejarme llevar por Ella, mi gloria en
ocultarme a los ojos de los hombres para darla gusto, mi independencia en depender de Ella para todo y de continuo, y
todo mi anhelo en inmolarme con Ella en el mismo sacrificio del corazón inmolado por mí en la cruz y en el altar.

P. III. “Dios Espíritu Santo con Ella y por Ella produjo su obra maestra, que es Dios hecho hombre, y produce todos
los días hasta el fin del mundo a los predestinados, miembros del cuerpo de esta cabeza adorable.”

“María ha producido con el Espíritu Santo la cosa más grande que ha existido ni existirá jamás, que es Dios hombre, y
consiguientemente producirá las más grandes cosas que habrá en los últimos tiempos. La formación y la educación de
los grandes Santos que habrá hacia el fin del mundo le están reservadas: que sólo esta singular y milagrosa Virgen
puede producir en unión con el Espíritu Santo las cosas grandes y extraordinarias.”

“Cuando el Espíritu Santo su Esposo la encuentra en un alma a ella vuela y entra plenamente y se comunica a ella en
tanta más abundancia cuanto ella da más lugar a su Esposa; y una de las grandes razones por las cuales el Espíritu Santo
no hace ahora maravillas ruidosas en las almas es porque no encuentra en ellas suficiente unión con su fiel e indisoluble
Esposa.”

“Oh Espíritu Santo, dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal y
recurra de continuo a su misericordia; para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo al natural; crecido y vigoroso
hasta la plenitud de su edad perfecta.”

DÍA 21 - María, Madre de gracia y Reina de los corazones


Composición de lugar. La imagen de la Reina de los Corazones.

Petición. Conocimiento del dominio que tiene la Santísima Virgen en el orden de la gracia, y consiguiente sentimiento
de la necesidad que tengo de su devoción para salvarme y santificarme.

Punto I. “El proceder que las tres divinas personas de la Santísima Trinidad han adoptado en la Encarnación y primera
venida de Jesucristo, lo prosiguen todos los días de manera invisible en la santa Iglesia; y lo mantendrán hasta el fin de
los siglos en la segunda venida de Jesucristo.

Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar.

Creó un depósito de todas las gracias y lo llamó María.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
El Dios omnipotente posee un tesoro o almacén riquísimo en el que ha encerrado lo más hermoso, refulgente, raro y
preciso que tiene, incluido su propio Hijo. Este inmenso tesoro es María, a quien los santos llaman el tesoro del Señor, de
cuya plenitud se enriquecen los hombres.

Dios Hijo comunicó a su Madre cuanto adquirió mediante su vida y muerte, sus méritos infinitos y virtudes admirables,
y la constituyó tesorera de todo cuanto el Padre le dio en herencia. Por medio de Ella aplica sus méritos a sus
miembros, les comunica sus virtudes y les distribuye sus gracias. María constituye su canal misterioso, su acueducto,
por el cual hace pasar suave y abundantemente sus misericordias.

Dios Espíritu Santo comunicó a su fiel Esposa, María, sus dones inefables y la escogió por dispensadora de cuanto
posee. De manera que Ella distribuye a quien quiere, cuanto quiere, como quiere y cuando quiere todos sus dones y
gracias. Y no se concede a los hombres ningún don celestial que no pase por sus manos virginales. Porque tal es la
voluntad de Dios que quiere que todo lo tengamos por María. Y porque así será enriquecida, ensalzada y honrada por
el Altísimo la que durante su vida se empobreció, humilló y ocultó hasta el fondo de la nada por su humildad. Éstos
son los sentimientos de la Iglesia y de los Santos Padres.”

¡Qué dicha la nuestra tener una Madre tan rica! ¿Por qué no nos aprovechamos más de tan gran tesoro, que está Ella
deseando de comunicar a sus hijos? “Pidamos gracia y pidámosla por María, que el que la busca la encuentra, y no
puede verse frustrado.” (San Bernardo.)

P. II. “La gracia perfecciona a la naturaleza, y la gloria, a la gracia. Es cierto, por tanto, que el Señor es todavía en el
cielo Hijo de María como lo fue en la tierra y, por consiguiente, conserva para con Ella la sumisión y obediencia del
mejor de todos los hijos para con la mejor de todas las madres. No veamos, sin embargo, en esta dependencia ningún
desdoro o imperfección en Jesucristo. María es infinitamente inferior a su Hijo, que es Dios. Y por ello, no le manda
como haría una madre a su hijo de aquí abajo, que es inferior a ella. María, toda transformada en Dios por la gracia y la
gloria, que transforma en Él a todos los santos, no le pide, quiere ni hace nada que sea contrario a la eterna e inmutable
voluntad de Dios.

Por tanto, cuando leemos en san Bernardo, san Buenaventura, san Bernardino y otros, que en el cielo y en la tierra
todo, inclusive el mismo Dios, está sometido a la Santísima Virgen, quieren decir que la autoridad que Dios le confirió
es tan grande que parece como si tuviera el mismo poder de Dios y que sus plegarias y súplicas son tan poderosas ante
Dios que valen como mandatos ante la divina Majestad. La cual no desoye jamás las súplicas de su querida Madre,
porque son siempre humildes y conformes a la voluntad divina.

Si Moisés, con la fuerza de su plegaria, contuvo la cólera divina contra los Israelitas en forma tan eficaz que el Señor
altísimo e infinitamente misericordioso, no pudiendo resistirle, le pidió que le dejase encolerizarse y castigar a ese
pueblo rebelde (cfr. Ex. 32, 10-14), ¿qué debemos pensar, con mayor razón, de los ruegos de la humilde María, la digna
Madre de Dios, que son más poderosos delante del Señor, que las súplicas e intercesiones de todos los ángeles y santos
del cielo y de la tierra?

María impera en el cielo sobre los ángeles y bienaventurados. En recompensa a su profunda humildad, Dios le ha dado
el poder y la misión de llenar de santos los tronos vacíos, de donde por orgullo cayeron los ángeles apóstatas. Tal es la
voluntad del Altísimo que exalta siempre a los humildes (cfr. Lc. 1, 52): que el cielo, la tierra y los abismos se sometan,
de grado o por fuerza, a las órdenes de la humilde María, a quien ha constituido Soberana del cielo y de la tierra,
capitana de sus ejércitos, tesorera de sus riquezas, dispensadora del género humano, mediadora de los hombres,
exterminadora de los enemigos de Dios y fiel compañera de su grandeza y de sus triunfos.” ¡Y pensar que tan excelsa
Señora es mi Madre!

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
P. III. “De lo que acabo de decir se sigue evidentemente:

En primer lugar, que María ha recibido de Dios un gran dominio sobre las almas de los elegidos. Efectivamente, no
podría fijar en ellos su morada, como el Padre le ha ordenado, ni formarlos, alimentarlos, darlos a luz para la eternidad,
como madre suya, poseerlos como propiedad personal, formarlos en Jesucristo y a Jesucristo en ellos, echar en sus
corazones las raíces de sus virtudes y ser la compañera indisoluble del Espíritu Santo para todas las obras de la gracia...
No puede, repito, realizar todo esto, si no tiene derecho ni dominio sobre sus almas por gracia singular del Altísimo,
que, habiéndole dado poder sobre su Hijo único y natural, se lo ha comunicado también sobre sus hijos adoptivos, no
sólo en cuanto al cuerpo, lo que sería poca cosa, sino también en cuanto al alma.

María es la Reina del cielo y de la tierra, por gracia, como Cristo es su Rey por naturaleza y por conquista. Ahora bien,
así como el reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón o interior del hombre, según estas palabras: El
reino de Dios está en medio de ustedes (Lc. 17, 21), del mismo modo, el reino de la Virgen María está principalmente en el
interior del hombre, es decir, en su alma. Ella es glorificada sobre todo en las almas juntamente con su Hijo más que en
todas las criaturas visibles, de modo que podemos llamarla con los Santos: Reina de los corazones.”

Dentro de los corazones, por lo tanto, ha de ser principalmente honrada con una devoción interior, es decir, “que parta
del espíritu y del corazón, que proceda de la estima que se hace de la Santísima Virgen, de la alta idea que se forma de
sus grandezas y del amor que se la tiene”, no de mezquino interés y de superficial sensiblería.

De todo lo dicho se ha de sacar también (como lo hace el Santo) que la devoción a la Santísima Virgen “no ha de
confundirse con las devociones a otros Santos, como si fuera sólo cosa de supererogación y no necesaria”.

Es necesaria para la salvación, como lo prueba el testimonio unánime de multitud de Santos y Doctores, y necesaria
para alcanzar la perfección.

“No creo que nadie pueda adquirir unión íntima con Nuestro Señor y perfecta fidelidad al Espíritu santo, sin
grandísima unión con la Santísima Virgen y grande dependencia de su socorro.”

¡Oh Reina potentísima y dulcísima de los Corazones, reina de veras en el mío! ¡Oh tesorera de la gracia, ven a llenarme
de tus riquezas! ¡Oh tiernísima Madre, ven a alimentarme y a socorrerme, porque no puedo dar paso sin ti por el
camino del cielo!

DÍA 22 - Razones porque ama la Virgen Santísima a sus verdaderos devotos


Composición de lugar. Vernos con Nuestra Señora, disfrutando de su amor, en la forma que más devoción nos diere.

Punto I. “Los ama porque es su verdadera Madre, y una madre ama siempre a su hijo, fruto de sus entrañas.”

Recuérdese lo que dijimos más arriba de cómo es María Santísima verdadera, aunque espiritualmente, nuestra Madre.

P. II. “Los ama con gratitud, porque ellos, efectivamente, la aman como a madre.”

Yo amo a los que me aman. ¿Qué corazón noble y agradecido no devuelve amor por amor? Pues si nosotros, con ser
cuales somos, la amamos mucho, ¿no nos ha de amar Ella mucho más, siendo, por naturaleza y por gracia,
incomparablemente más noble y agradecida? “¡Ay, Señora (le decía San Alonso Rodríguez), si me amaras tú tanto como
yo te amo! -¿Qué dices, Alonso?, le responde; tanto va del amor que te tengo al que me tienes, como del cielo a la
tierra.” Y no hay duda, Madre mía, que lo mismo dices a mí. Pues, ¿cómo me amará tu Corazón Purísimo si este
corazón de barro tanto te ama?

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
P. III. “Los ama porque, como a predestinados que son, Dios también les ama.

Esaú es figura de los réprobos, y Jacob, el hijo querido de Rebeca, es figura de los predestinados, hijos queridos de
María. El Señor, pues, ama a Jacob y aborrece a Esaú; y la Santísima Virgen, cuya voluntad está tan unida con la divina,
no puede menos de amar lo que Dios ama. Y Dios ama a los devotos de Nuestra Señora, y en ser tales se conoce que
les ama; pues la verdadera devoción a la Reina de los Ángeles es cierta señal de predestinación. Nos ama, por tanto, la
Madre de Dios con amor firmísimo y constante, que no se funda, como a veces el nuestro, en veleidades y caprichos,
sino en la inmutable y eterna voluntad divina. ¡Qué dicha la nuestra! ¿Qué hemos hecho para merecer tal amor, y qué
hemos de hacer para mostrarnos agradecidos a la infinita Misericordia?

P. IV. “Los ama porque se han consagrado del todo a Ella y son su parte y su herencia.

Los ama, pues, no sólo con afecto de gratitud, porque le han demostrado su amor entregándose a Ella, sino también
con el afecto que se ama una cosa propia, porque Ella las ha recibido en su casa, y Dios se lo ha encomendado
singularmente.

Los ama tiernamente y más tiernamente que todas las madres juntas. Meted, si podéis, todo el amor natural que las
madres de todo el mundo tienen a sus hijos, en el corazón de una sola madre, para que con todo ese amor ame a su
hijo único. Mucho le amará, por cierto; pero sin duda que María quiere aún a sus hijos más tiernamente que esta madre
amaría al suyo.

¡Dichoso yo! ¿Qué me importa que todo el mundo me desprecie, si de esta manera logro que me ame la Reina del
cielo? Y no hay duda que lo conseguiré. ¡Basta que yo lo quiera!

DÍA 23 - Oficios maternales de la Santísima Virgen con sus hijos queridos


Composición de lugar. Vernos con Nuestra Señora, disfrutando de su amor, en la forma que más devoción nos diere.

Punto I. Los alimenta. “Les da de comer los manjares más exquisitos y regalados de la mesa de Dios; les da a comer el
pan de vida, que Ella ha formado”. Mis queridos hijos (les dice bajo el nombre de la Sabiduría); llenaos de mis
generaciones, es decir, de Jesús, fruto de vida, que traje al mundo para vosotros. Venid, les repite en otro lugar; comed
mi pan, que es Jesús; bebed el vino de su amor, que os he mezclado con la leche de mis pechos. Como es Ella la
tesorera y dispensadora de los dones y gracias del Altísimo, da de ellas una buena parte, y la mejor, para alimentar y
mantener a sus hijos y siervos.”

Mostremos, pues, nuestro amor a tan buena Madre en recibir todos los días el pan del cielo de la Sagrada Comunión; y
en estar dispuestos a todas las horas para recibir el alimento celestial de las gracias actuales, que Ella en abundancia nos
distribuya. Si nos acostumbramos a vivir con Ella, nos tratará como las madres a los niños mimados que están siempre
en su compañía, regalándonos con abundantes ilustraciones e inspiraciones, que de continuo alimenten nuestra alma.

P. II. Los guía. “María, que es la estrella del mar, conduce a sus fieles siervos a buen puerto, les muestra los caminos de
la vida eterna, les hace evitar los pasos peligrosos, les lleva de la mano por los senderos de la justicia, los sostiene
cuando van a caer, les levanta cuando han caído, les reprende como madre cariñosa cuando faltan y aun a veces
amorosamente les castiga.”

¡Oh, cuántos caen por no asirse a Ella! ¡Cuántos se cansan en el camino del cielo como niños débiles y perezosos, por
no tener madre que les lleve de la mano. No perdamos nunca por nosotros tan buena guía.

P. III. Los defiende y protege. “María, la buena Madre de los predestinados, les oculta bajo las alas de su protección, como
la gallina a sus polluelos. Les llama, se baja a ellos, condesciende con sus debilidades, para librarlos del buitre y del
gavilán; se pone alrededor de ellos y les acompaña como un ejército en orden de batalla. ¿Un hombre rodeado de un
ejército bien ordenado de cien mil hombres podría temer a sus enemigos? Pues un fiel siervo de María rodeado de su

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
protección y de su poder imperial tiene aún menos por qué temer. Esta buena Madre y poderosa Princesa de los cielos
despacharía batallones de millones de ángeles para socorrer a uno de sus siervos, antes que permitir se diga que un fiel
siervo de María, que ha confiado en Ella, sucumba a la malicia, al número o a la fuerza de sus enemigos.”

Ahora sí que puedo decir: Si se plantan contra mi campamento no temerá mi corazón, si se levanta contra mí batalla en
eso mismo esperaré. Una cosa sola pediré al Señor, y esa sola buscaré (para no tener nunca temor alguno), que todos
los días de mi vida habite en la casa del Señor (que es María).

P. IV. “Intercede por ellos con su Santísimo Hijo, le aplaca con sus ruegos y les une a Él y les conserva unidos con
muy íntima unión...” Espía las ocasiones favorables para hacerles bien, enriquecerles y engrandecerles. Como Ella ve
claramente en Dios las buenas y malas fortunas, las bendiciones y maldiciones de Dios, dispone de lejos las cosas para
eximir de toda suerte de males a sus siervos y colmarles de toda suerte de bienes.

Ipsa procurat negotia nostra, dice un Santo. Examinemos nuestra vida pasada, y si hemos sido devotos de Nuestra Señora,
¡cuántas veces habremos visto intervenir en nuestros negocios su mano y su corazón de Madre! ¡De cuántos peligros
nos ha librado su escapulario o su medalla! ¡Cuántos beneficios hemos recibido en los días de sus fiestas, o conseguido
con nuestras novenas y devociones! ¡Cuántas veces Ella misma se ha adelantado a favorecernos cuando ni nos
acordábamos de pedírselo nosotros!

Y ¿no espiaremos nosotros todas las ocasiones para servirla y hacer que la sirvan todos? ¿La Reina del Cielo procura
mis negocios, y no he de procurar yo los suyos? ¿Qué he hecho hasta ahora por Ella? ¿Qué debo hacer?

DÍA 24 - Virtudes de la Santísima Virgen


Composición de lugar. Ver a Nuestra Señora en el momento de pronunciar el ecce ancilla Domini, palabra en que se
reflejan todas sus principales virtudes.

Petición. Conocimiento interno de la Virgen Nuestra Señora, para que más la ame y la imite.

“Debemos examinar y meditar las grandes virtudes que practicó en su vida, particularmente:

Punto I. Su fe viva, con la cual creyó sin dudar la palabra del ángel; creyó fiel y constantemente hasta en el Calvario, al
pie de la cruz. Fe más grande que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles y santos...”

San Luis María nos asegura que cuanto más nos entreguemos a Nuestra Señora, más participaremos de la fe que ella
tuvo: “Fe pura, con que no hagas caso apenas de lo sensible y lo extraordinario; fe viva y animada por la caridad, con
que no hagas tus acciones sino por motivo de amor puro; fe firme e inquebrantable como una roca, que te hará
permanecer firme y constante en medio de las borrascas y tormentas; fe activa y penetrante, que, como llave misteriosa,
te dará entrada en todos los misterios de Jesucristo, en los destinos últimos del hombre y en el Corazón del mismo
Dios; fe valerosa, que te hará emprender y llevar a cabo cosas grandes por Dios y por la salvación de las almas.

P. II. “Su humildad profunda, que la hizo ocultarse, callarse, someterse a todo y colocarse la última.”

A la luz de esta conducta de la Santísima Virgen examinemos la nuestra y veamos si procedemos en todo con la
humildad que supone el nombre y el oficio de esclavos.

P. III. “Su pureza del todo divina, que jamás tuvo, ni tendrá, semejante debajo del cielo.”

Pureza de cuerpo y de alma, de afecto, de intención; limpieza inmaculada de toda sombra de pecado. Con ser Nuestra
Señora tan eminente en todas las virtudes, esta de la pureza parece que tiene en Ella particular resplandor, y así, a esta
virtud se refieren los más comunes nombres que la damos: la Virgen, la Purísima, la Inmaculada. Esta virtud debe ser
también como la librea, que distingue a los hijos de María. “Esté grabada en vosotras como en una imagen la virginidad

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
y la vida de María; de ella, como de un espejo, se refleje en vosotros el ideal de la castidad y el ejemplar de la virtud.”
(San Ambrosio, De Vig., 1. 2.)

P. IV. “Finalmente, todas las demás virtudes.”

Muchas meditaciones necesitaríamos para considerarlas. Fíjese cada uno en aquellas virtudes que más necesite; que de
todas ellas encontrará modelo acabado en esta Reina de los Ángeles.

4. Tercera Semana para el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo

“Dedicarán la tercera semana a conocer a Jesucristo.(...) Podrán repetir una y mil veces cada día:
‹‹Que yo te conozca, Señor››, o bien ‹‹Señor, sepa yo quién eres Tú››.”18
ORACIONES VOCALES DE LA TERCERA SEMANA19:

1) Oración a Jesucristo de San Agustín (Ver Apéndice 3)


2) Letanías al Espíritu Santo (Ver Apéndice 8)
3) Himno Ave Maris Stella (Ver Apéndice 4)
4) Letanías del Santo Nombre de Jesús (Ver Apéndice 7)

DÍA 25 - Jesús en el seno de María


Composición de lugar. La Virgen Santísima recogida después del misterio de la Encarnación.

Petición. “Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga.” (San
Ignacio.)

Punto I. “La divina María recibió de la Sabiduría eterna tan grandes aumentos de gracia y tan perfecta fidelidad mostró
a su amor, que no sólo arrebató de admiración a los ángeles, sino a Dios mismo. Encántale aquella humildad profunda
hasta el anonadamiento; le atrae aquella pureza tan divina; le hacen fuerza aquella fe viva y aquellas oraciones tan
frecuentes; la Sabiduría Eterna se ve amorosamente vencida por tan amorosas solicitaciones. “¡Oh! –exclama San
Agustín-, ¡qué amor el de María, que ha vencido al Todopoderoso!” ¡Cosa estupenda! Queriendo esta Sabiduría
descender del seno del Padre al seno de una Virgen y descansar entre las azucenas de la pureza y darse por medio de
ella a los hombres, le deputa al arcángel Gabriel para saludarla de su parte y decirla que quiere encarnar en ella, con tal
que para esto dé su consentimiento.” (San Luis María de Montfort. Amor de la Sabiduría, p. 2. c. I.)

No de otra suerte (como en varias partes dice el Santo) viene Jesucristo a las almas ahora que como vino entonces al
mundo. Los encantos de María le atraen; quiere apacentarse entre las azucenas de los corazones puros a Ella
consagrados; cuanto más encuentra a María en las almas, más quiere a ellas venir.

P. II. Jesús y María se nos presentan en este misterio “tan íntimamente unidos, que Jesús está todo en María y María
está toda en Jesús: o más bien, Ella no es ya más Ella, sino Jesús todo y sólo en Ella; y fuera más fácil separar la luz del
sol que a María de Jesús. De suerte que puede llamarse a Nuestro Señor, Jesús de María, y a la Santísima Virgen, María
de Jesús.” (Verdadera devoción, práct. 4.)

Ni se rompió esta unión con el nacimiento, que, aunque separara los cuerpos, no pudo separar los corazones, que
unidos permanecieron durante toda la vida mortal y gloriosa, y permanecerán por toda la eternidad.

18 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – n. 230.


19 Recordar que estas oraciones han de rezarse diariamente. Se sugiere revisar el esquema de la Parte I, inc. A: Principales prácticas del
periodo de preparación.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
“De la sangre del Corazón de María, que es pura llama, se formó el Corazón de Jesús: no tienen más que un corazón,
no tienen más que un alma; al uno en el otro se le debe amar.” (Cantares del Santo)

Por donde claramente se ve que no podemos conocer el Corazón de María sin conocer el de Jesús, ni amar a María sin
amar a Jesús, ni vivir por María, con María, en María y para María sin vivir por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.

P. III. “No se ha desdeñado este buen Señor de encerrarse en el seno de la Santísima Virgen como cautivo y esclavo
amoroso. Piérdese aquí el espíritu humano cuando seriamente se reflexiona en este proceder de la Sabiduría Encarnada,
que no ha querido, aunque pudiera hacerlo, darse directamente a los hombres, sino por medio de la Santísima Virgen.”
(Verdadera devoción, c. IV, a. 2.)

“Y es que Cristo, Nuestro Señor, quiso tener madre (dice el Padre la Puente) para que Ella fuese también Madre y
abogada de pecadores; los cuales, si por su pusilanimidad temiesen acudir a Él, por ser no solamente hombre y
abogado nuestro, sino también Dios y Juez muy justo, acudiesen confiadamente a su Madre, a quien no pertenece ser
juez, sino abogada, y Ella, como Madre de misericordia y piedad, abogase por todos”.

Quiso también enseñarnos que nosotros hemos de hacernos como los niños, para vivir en todo dependientes de María,
como un pequeñuelo que no puede vivir sin su madre.

“El incomprensible se ha dejado comprender y tomar por la pequeña María, sin perder nada de su inmensidad, y
también por la pequeña María hemos de dejarnos tomar y cautivar nosotros sin reserva alguna.”

P. IV. Mas no por ser cautivo de María dejó de obrar Jesús. No solamente oyó y ofreció su sacrificio en ella como en
purísimo altar, sino que, también conducido por ella, fue a salvar almas.

“Santificó a San Juan en el seno de su madre Santa Isabel por la palabra de María; tan pronto como Ella habló, Juan fue
santificado, y éste fue el primero y más grande milagro de la gracia que hizo Jesús.”

También nosotros hemos de obrar maravillas de la gracia encerrados dentro de María y viviendo de su vida,
dejándonos conducir por Ella. Su dulce esclavitud, en vez de atarnos, nos hace más sueltos para correr en pos de las
almas y atraerlas a Jesús.

DÍA 26 - Jesús en brazos de María


Composición de lugar. El portal de Belén, el templo de Jerusalén, el camino de Egipto.

Petición. “Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga.” (San
Ignacio.)

Punto I. “María es el trono de la Sabiduría eterna. En Ella es donde hace ver sus grandezas, ostenta sus tesoros y tiene
sus delicias.”

Así, pues, en brazos de María quiso ser adorado, en Belén, por San José y los ángeles, por los pastores y los reyes.
Todos “hallaron al Niño con su Madre”. Los perfectos como los imperfectos, los sabios como los ignorantes, deben
buscar a Jesús con María. ¡Ay de los que creyéndose más sabios que los Magos, y más perfectos que los ángeles, quieren
buscar a Jesús sin María!

P. II. Jesús recibe con agrado los regalos que los pastores y los reyes ofrecen por manos de su Madre.

“Cuando uno presenta a Jesús alguna cosa por sí mismo o apoyado en su propia industria y disposición, Jesús examina
el presente y a veces lo rechaza al encontrarlo manchado por el amor propio. Pero cuando algo se le ofrece por las
puras y virginales manos de su Amada, se le toma por el flaco (si se permite la frase); no considera la cosa que se le da,
sino a su buena Madre que se le presenta; no tanto mira de quién viene la cosa cuanto por quién viene. Este es el gran

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
consejo que da San Bernardo a los que quiere encaminar a la perfección: ¿Quieres ofrecer alguna cosa? Ofrécela por
manos de María, si no quieres ser rechazado”

P. III. En brazos de Nuestra Señora quiere presentarse en el templo de Jerusalén el Divino Infante, y ofrecerse al
Eterno Padre por el rescate de los hombres. Así la Santísima Virgen hace oficio de sacerdote, y el Divino Niño de
hostia, para que aprendamos a ofrecernos en sacrificio en manos de María y a semejanza de Jesús.

“Ofrece tú, alma, en esta forma tus ofrendas, desconfiada de tus méritos propios y confiada en los de Cristo, que en
unión de sus acciones todas, cualquiera cosa que ofrezcas es grande y será bien recibida. ¡Oh Jesús!, por tu Madre
Santísima te suplico que, pues soy tuyo, me recibas en tu casa y servicio; a ti me presento y a ti me ofrezco para
perpetuo esclavo tuyo y para ti.” (Fr. Juan de los Ángeles.)

P. IV. En los brazos de su Madre huye el Niño a Egipto. Quiere ser perseguido para que yo tenga modelo en mis
persecuciones. Procuraré parecerme a Él cuando me persigan, estando en paz y confiado en los brazos de tan buena
Madre. Bien pueden decirme, como a San José, que “tome al Niño y a la Madre, y huya a Egipto”, porque tomando al
Niño y a la Madre, a cualquiera parte, la más solitaria, bárbara y enemiga del mundo, puedo ir gustoso; que donde están
Jesús y María está toda mi compañía y mi defensa, mi riqueza y mi gloria.

“Admíteme por esclavo tuyo en esta jornada, Reina del Cielo. Admíteme, Jesús bueno, en tu compañía y de tu Madre, y
concédeme que en todas mis calamidades y persecuciones a ti sólo acuda, a ti sólo busque, a ti sólo llame; contigo me
junte para nunca apartarme de ti.” (Fr. Juan de los Ángeles.)

DÍA 27 - Jesús en casa de María


Composición de lugar. La casita de Nazaret.

Petición. “Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga.” (San
Ignacio.)

Punto I. Gloria et divitiae in domo ejus (S. 111, 3). La gloria para Dios y las riquezas para el hombre se encuentran en casa
de María, porque en ella mora Jesús. ¿Quién pudiera haber vivido en aquella amabilísima y pobre casilla donde estaba
toda la riqueza del cielo? Bien podemos vivir ahora en ella con el espíritu, figurándonos que allí estamos y obrando
como si estuviéramos allí. Dondequiera que trabajemos por amor a Dios está el taller de Nazaret, pues Jesús y María
nos acompañan y sonríen.

“Los predestinados viven de asiento en esta casa con su Madre: es decir, que se aficionan al retiro, hacen vida interior,
se dedican a la oración, pero siempre a ejemplo y en compañía de su Madre la Santísima Virgen, cuya gloria está adentro, y
que tanto gustó en toda su vida del retiro y de la oración.”

“¡Qué amables son los tabernáculos, Señor Jesús! El pajarillo ha encontrado su casa y la tórtola su nido, donde ponga
sus polluelos. ¡Oh qué dichoso es el hombre que mora en casa de María, donde tú el primero quisiste hacer morada! En
esta casa de los predestinados, donde recibe socorro de ti sólo el que ha trazado en su corazón subidas y grados de toda
virtud, para elevarse a la perfección en este valle de lágrimas.”

P. II. Obedece a María.

“La Sabiduría infinita, que tenía inmenso deseo de glorificar a su Eterno Padre y salvar a los hombres, no halló para
ello más perfecto y más corto camino que someterse en todas las cosas a la Santísima Virgen, no sólo durante los ocho,
diez o quince años primeros de la vida, como lo hacen otros niños, sino durante treinta años; y dio más gloria a Dios su
Padre durante todo este tiempo de sumisión a la Santísima Virgen y dependencia de Ella, que si empleara los treinta
años en hacer prodigios, en predicar por toda la tierra, en convertir a todos los hombres; que si no, ya lo hubiera hecho.
¡Oh cuán altamente se glorifica a Dios sometiéndose a María, a ejemplo de Jesús! Teniendo ante los ojos ejemplo tan

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
visible y de todo el mundo tan conocido, ¿seremos tan insensatos que creamos hallar otro camino más corto y más
perfecto para glorificar a Dios que someterse a María, a ejemplo de su Hijo?”

“Los buenos esclavos de María, por grandes cosas que hagan en la apariencia por defuera, mucho más que todas ellas
estiman lo que obran en su interior en compañía de la Santísima Virgen; porque allí trabajan en la grande obra de su
perfección, con lo cual comparado todo lo demás es juego de niños.”

P. III. Crecía el Niño Jesús a la sombra de Nuestra Señora y en su casa; y, a medida que en la edad adelantaba,
mostraba más los tesoros de sabiduría y de gracia de que estaba lleno. Mucho creceremos también nosotros en la gracia
y en el don de la sabiduría o sabroso conocimiento de Dios, si, como Jesús, vivimos en casa de María y en su regazo.

En él “los jóvenes llegan pronto a ser ancianos en la luz, santidad, experiencia y sabiduría, y en pocos años alcanzan la
plenitud de la edad en Jesucristo”.

¡Oh dulcísima Señora mía!, crezca yo a tu sombra, y florezca como la palma y como el cedro del Líbano, plantado en la
casa del Señor y en los atrios del templo de mi Dios.

P. IV. María Santísima, según la comparación predilecta del Santo, es como el molde en que los predestinados han de
formarse en Jesucristo. Por eso también vivió Él tanto tiempo a solas con Ella, como el artífice que emplea mucho
tiempo en fabricar un buen molde. En este tiempo (como explica larga y hermosamente la Venerable Agreda) depositó
en ésta su primera discípula toda la ley de gracia y la doctrina que hasta el fin del mundo habría de enseñar a su Iglesia.
Probóla también con severidad en el trato, como en el Evangelio se da a entender, para más acrecentar su mérito y
hermosura. Ajustó este molde divino a las apariencias de una vida común y ordinaria para que a todos los cristianos
pudiera servir de modelo.

“¡Oh hermosa y verdadera comparación! (esta del molde). Pero ¿quién la comprenderá? Acordaos que no se arroja en
el molde sino lo que está bien fundido y líquido; es decir, que hay que destruir y fundir en vosotros al Adán (al hombre)
viejo, para sacar el nuevo fundido en María.”

Oh molde de los predestinados, cueste lo que cueste, yo quiero fundir mi alma en ti para salir hermosa imagen de
Jesucristo.

DÍA 28 - Jesús con María en las Bodas de Caná


Composición de lugar. La sala del festín, donde comen el Señor y discípulos y la Virgen Santísima sirve a la mesa.

Petición. “Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga.” (San
Ignacio.)

Punto I. Veamos cómo en este paso la Virgen Nuestra Señora nos da a conocer el Corazón de Jesús, y nos enseña a
tratar con él. Confiada, se acerca a Él para pedirle un milagro, como quien conoce su generosidad y llaneza, y no duda
que lo hará por complacer a los que le aman, aunque hasta entonces no hubiera hecho públicamente ninguno. ¿Por qué
no me acercaré a Él con esa confianza yo que le veo hacer todos los días tantos milagros, por mi amor, en el Santísimo
sacramento?

Sabe muy bien Ella que, a pesar de la llaneza que usa, quiere Nuestro Señor que se le trate con el respeto que como
Dios merece, y así le hace aquella tan prudente y respetuosa indicación: “No tienen vino.” Entiende también que a
Nuestro Señor le gusta hacerse de rogar y probar la confianza del que pide, haciendo como que niega o dilata, para
conceder después; y así, sin desanimarse por la respuesta, en apariencia dura, va a los criados y les dice que hagan lo
que su Hijo les mande. Oh Virgen prudentísima y amorosísima Madre, enséñame a conocer la amabilidad del Corazón
Divino, a tratar con él con llaneza y con respeto, a confiar en él, aunque me mate (Job 13, 15), y a estar dispuesto para
hacer cuanto me diga.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
P. II. Los sirvientes “en las Bodas de Caná, por haber seguido el consejo de la Virgen Santísima, fueron honrados con
el primer milagro de Jesucristo. Del mismo modo todos los que hasta el fin de los siglos sean honrados con las
maravillas de Dios, no recibirán estas gracias sino a consecuencia de su perfecta obediencia a María”.

Resuene, pues, de continuo en nuestro oídos el quodcumque dixerit facite, que dijo entonces Nuestra Señora: “Cualquiera
cosa que mi Hijo os dijere, hacedla.” Aquí tenemos un programa completo de vida espiritual. Hacer cuanto Jesús nos
diga en su Evangelio; cuanto nos diga por su Iglesia, por nuestros superiores, que están en lugar suyo; por las internas
ilustraciones e inspiraciones. Cualquiera cosa que sea lo que nos mande, aunque nos parezca imposible o inútil para el
fin que se pretende, como traer agua para remediar la falta de vino. “El obediente cantará victoria.”

P. III. “Por su humilde oración (de María) convirtió (Jesús) el agua en vino, y éste es el primer milagro en el orden de
la naturaleza (de que nos da cuenta el Evangelio). Por María ha comenzado y ha continuado sus milagros y los
continuará hasta el fin del mundo.”

Confiemos, pues, en la omnipotencia suplicante de Nuestra Señora y esperemos de Ella la restauración de todas las
cosas en Cristo, que nos promete San Luis María: los tiempos en que “resplandecerá María, como nunca, por su
misericordia, su poder y gracia”, y por Ella reinará el Corazón de Jesús. Y entretanto, esperemos de Ella que nos
alcanzará abundantísimas gracias para subir a la cumbre de la perfección, para conocer y amar cada vez más al Corazón
de Jesús. Oh amadísima Madre, si pides milagros para que no falte el vino, sin que nadie te lo pida, ¿no los harás,
pidiéndotelos con instancia, para que no me falte el amor de tu Hijo?

DÍA 29 - Bondad encantadora y dulzura inefable de la Sabiduría Encarnada


Composición de lugar. Ver a Cristo, Señor nuestro, que nos muestra su Corazón, diciendo “Venid a mí todos”, y a la
Virgen Nuestra Señora, que nos invita a acercarnos a Él.

Petición. Sentimiento de la bondad y dulzura del Corazón Divino.

Punto I. “Si consideramos los principios de donde Cristo (en cuanto Dios y en cuanto hombre) procede, no
hallaremos sino bondad y dulzura. Porque es don del amor del Eterno Padre y efecto del amor del Espíritu Santo: “Así
como amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito”. Y es nacido de la más dulce, de la más tierna y de la más
hermosa de todas las madres, la divina María. ¿Queréis que os explique la dulzura de Jesús? Explicadme primero la
dulzura de María, su Madre, a quien tanto se parece su temperamento. Jesús es el hijo de María, y por consiguiente,
nada hay en Él de fiereza, ni de rigor, ni de fealdad; pero aún hay infinitamente menos que en su Madre, pues es (por
otra parte) la Sabiduría Eterna, la dulzura y la bondad misma.

Los profetas le llamaron oveja y cordero por su mansedumbre, y predijeron de él que no acabaría de romper la caña
quebrada ni apagaría la mecha que humea. Que es decir será tanta su dulzura, que al pobre pecador medio quebrantado,
ciego y perdido, que tiene ya un pie en el infierno, no le perderá del todo, a menos que se vea obligado.

Juan Bautista exclamó al señalarle con el dedo a sus discípulos: “He aquí el Cordero de Dios.” No dijo, como parece
que debiera haber dicho: he aquí el Altísimo, el Rey de la gloria, etc., sino como quien le conocía mejor que hombre
alguno, exclamó: he aquí el Cordero de Dios, he aquí la Sabiduría Eterna, que ha juntado en sí toda la dulzura de Dios
y del hombre, del cielo y de la tierra.

Y el mismo nombre de Jesús que le distingue ¿qué otra cosa indica sino caridad ardiente, amor infinito, dulzura
encantadora? Jesús, Salvador, cuyo es amar y salvar al hombre. ¡Oh!, ¡qué nombre tan dulce al oído y al corazón de un
predestinado! Miel en la boca, melodía en el oído, júbilo en el corazón.” (San Bernardo.)

P. II. Tenía el amabilísimo Salvador tan dulce y bondadoso semblante, que encantaba los ojos y los corazones de los
que le veían...

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
A todos ganaba con la dulzura de sus palabras... Todos cuantos le escuchaban sin envidia estaban tan encantados con
las palabras de vida que salían de sus labios, que exclamaban: “Jamás hombre alguno ha hablado como éste”. Muchos
millares de pobres gentes dejaban sus casas y familias para ir a escucharle a los desiertos, pasando varios días sin beber
ni comer, saciados tan sólo con la dulzura de sus palabras. Con ellas, a modo de cebo, atrajo a sus Apóstoles a seguirle,
curó a los enfermos más incurables y consoló a los más afligidos. Con sólo decir “María” colmó a la Magdalena de
gozo y de dulzura.

Dulce fue, finalmente, en sus acciones y en todo el proceder de su vida. Los pobres y los pequeños le seguían a todas
partes como a uno de ellos: hallaban en este nuestro querido Salvador tanta sencillez y benignidad, tanta caridad y
condescendencia, que por acercarse a Él se apretaban... Dejad que los niños se acerquen a Mí (decía a sus Apóstoles), y
cuando tuvo junto a sí a los niños, les abrazó y bendijo. Los pobres que le veían pobremente vestido y sencillo en todos
su modales, no se hallaban sin su compañía, y en todas partes le defendían contra los ricos y orgullosos, que le
calumniaban y perseguían. Y ¿quién podrá explicar su dulzura con los pobres pecadores? Con la Magdalena, la
Samaritana, la mujer adúltera... ¡Con qué caridad iba a comer en casa de los pecadores para ganarlos! Sus mismos
enemigos ¿no tomaron ocasión de su misma dulzura para perseguirle, diciendo que por su suavidad se hacía trasgresor
de la ley de Moisés, y llamándole como por injuria el amigo de los publicanos y pecadores? ¡Con qué bondad sobre
todo y con qué humildad no trató de ganar a Judas cuando le quería vender, lavándole los pies y llamándole su amigo!
¡Con qué caridad, en fin, pidió perdón al Eterno Padre por sus verdugos, excusándoles por su ignorancia!

“Oh cuán hermoso, dulce y caritativo es Jesús, la Sabiduría Encarnada. ¡Hermoso en su eternidad, porque es el
resplandor de su Padre, el espejo sin mancha y la imagen de su bondad, más hermoso que el sol y más brillante que la
misma luz; hermoso en el tiempo, pues ha sido formado por el Espíritu Santo puro y sin mancha alguna, y ha
encantado durante su vida los ojos y los corazones de los hombres, y es al presente la gloria de los ángeles, y es tan
tierno y dulce especialmente con los pobres pecadores, que ha querido venir al mundo visiblemente a buscarles, y ahora
les busca invisiblemente todos los días!”

¡Oh dulcísima Madre, muéstranos a Jesús, fruto bendito y dulcísimo que de ti se ha formado!

DÍA 30 - Jesús con María en el Calvario


Composición de lugar. El Calvario.

Petición. “Dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena interna de tanta pena que
Cristo pasó por mí.” (San Ignacio.)

Punto I. Quién padece.

Considera la excelencia de la persona, que por ser infinita hace subir de punto infinitamente todo lo que sufrió en su
pasión. Que si Dios hubiera enviado un serafín o un ángel de la última jerarquía, fuera sin duda cosa admirable y
dignísima de eterno agradecimiento. Pues habiendo venido a dar su vida el Criador del cielo y de la tierra, el Hijo único
de Dios, la Sabiduría eterna, en cuya comparación las vidas todas de todos los ángeles y todos los hombres y todas las
criaturas juntas son infinitamente menos dignas de cuenta que la vida de un solo mosquito, en comparación de las de
todos los monarcas del mundo, ¿quién podrá ponderar el exceso de caridad que este misterio nos descubre y cuál
deberá ser nuestra admiración y nuestro reconocimiento?

Si el menor dolor del Hijo de Dios es más estimable y nos debe llegar más al alma que el de todos los ángeles y
hombres, si fueran muertos y aniquilados por nosotros, ¿cuál debe ser nuestro reconocimiento y nuestro amor a Él,
pues ha sufrido por nosotros cuanto sufrir se puede y con extremado cariño, sin ser a ello obligado?

P. II. Por quiénes padece.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Por “los hombres, viles criaturas de quienes nada tiene que temer ni que esperar. Amigos hay que mueren por sus
amigos; pero ¿se hallará jamás otro como el Hijo de Dios que haya muerto por sus enemigos? “Recomienda Dios su
caridad con nosotros, porque murió por nosotros cuando aún éramos pecadores” y, por consiguiente, enemigos.

P. III. Qué padece en cuanto al cuerpo...

“Su cabeza fue coronada de espinas, su barba y cabellos arrancados, sus mejillas abofeteadas, su semblante cubierto de
esputos, su cuello y sus brazos apretados con cuerdas, sus espaldas molidas y desolladas por el peso de la cruz, sus
manos y sus pies atravesados por los clavos, su costado y su corazón abiertos por la lanza, y todo el cuerpo rasgado sin
piedad por más de cinco mil azotes, de suerte que se veían los huesos medio descarnados. Todos sus sentidos fueron
anegados en ese mar de dolores.”

P. IV. Qué padece en cuanto al alma.

“Sufrió “en su honor, cargado de oprobio y llamado blasfemo, sedicioso y endemoniado, tenido por ignorante y por
impostor y tratado como loco”.

“Sufrió de parte de sus discípulos: el uno le maldice y le traiciona, el primero entre todos le niega y le abandonan los
demás. Sufrió de parte de toda clase de personas: reyes y gobernadores, jueces, cortesanos y soldados, pontífices y
sacerdotes, eclesiásticos y seglares, judíos y gentiles. Su misma Santísima Madre fue para él terrible cúmulo de
aflicciones, cuando la vio presente a su muerte, anegada en un océano de tristeza, al pie de la cruz.”

“Su alma santísima fue muy atormentada por los pecados de todos los hombres: ya por ser ultrajes hechos a su Eterno
Padre, a quien infinitamente amaba; ya por ser fuente de la perdición de tantas almas, que a pesar de su muerte y pasión
se habían de condenar. Y no solamente tenía él compasión de todos los hombres en general, sino también de cada uno
en particular, pues distintamente les conocía. Acrecentó la duración todos estos tormentos, que fue desde el primer
instante de la concepción hasta la muerte; porque con la lumbre infinita de su Sabiduría, distintamente veía y tenía
presente todos los males que habían de pasar.”

“Añadamos a todos estos tormentos del alma el más cruel y espantoso de todos, que fue su desamparo en la cruz,
cuando exclamaba: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

“Con razón la Santa Iglesia nos hace decir todos los días: “mundus eum non cognovit”, que no conoció el mundo a la
Sabiduría Encarnada; porque hablando en razón, conocer lo que sufrió Nuestro Señor por nosotros y no amarle
ardientemente, es cosa moralmente imposible.”

Terminemos con un coloquio ferviente a Nuestra Señora, para que nos dé a sentir lo que sufrió su santísimo Hijo para
que nos encendamos en amor de quien tanto nos ama.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

PARTE II
REALIZAR la Consagración Total a la Santísima Virgen
Consagración en la Sagrada Comunión

A) Principales prácticas para el día de la consagración


Se resumen ahora las prácticas que han de observarse para el día de la Consagración.20

Pasadas las 3 semanas de preparación:

 Confesarse y comulgar (hacerlo del modo en que se explica al final del Tratado de la Verdadera Devoción) 21
con intención de entregarse a Jesucristo como esclavos de amor por María.
 Luego de la Comunión, recitar la Consagración. Previamente, habrá que haberla escrito y firmado ese mismo
día. Se sugiere que esta oración de consagración se escriba a mano, por el significado que este papel tiene.
 San Luis María sugiere en su librito El Secreto de María que, la primera vez que se realice la Consagración, se pase
luego el día en oración. Vale señalar que ha de adecuarse esta práctica al estado de cada uno. Esto se puede
hacer, por ejemplo, manteniendo cierto recogimiento interior para el caso de los fieles laicos, evitando ciertas
actividades que le sean contrarias.
 Pagar ese día algún tributo a Jesucristo y a María como penitencia a la infidelidad al compromiso bautismal y en
señal de dependencia a Jesús y María (como un ayuno, una mortificación, una limosna, algunas oraciones, una
peregrinación, etc.), mas hacerlo de corazón (con humildad y gratitud), porque el Señor mira la buena voluntad
más que la obra en sí misma.

También se ha de renovar la consagración al menos cada aniversario, con las prácticas de las tres semanas (que puede
incluir o no los 12 días preliminares, quedando estos a elección, aunque puede ser muy recomendable hacerlos). En el
día en que se renueva la misma, debería pagarse nuevamente el tributo, tal como se señala en el Tratado.

San Luis María da a entender que la preparación para la renovación de la consagración no necesariamente incluye los
12 días preliminares para vaciarse del espíritu del mundo (es decir, que sólo pueden hacerse sólo la primera vez),
probablemente porque el vivir la Santa Esclavitud, como él la enseña, implica que continuamente se debe vivir en
menosprecio del mundo, como lo señala en la séptima práctica exterior22. Y su razón es clara: el espíritu del mundo es
contrario al espíritu de la Santa Esclavitud.

También renovar la entrega de forma mensual o diaria, con una oración: “Soy todo tuyo y cuanto tengo es tuyo, oh,
mi amable Jesús, por María, tu Madre Santísima”

20 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción - nn. 231-233.


21 Ver en este compilado: Parte III, inc. B: La Sagrada Comunión en la vida de esclavitud mariana.
22 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción - n. 256.

[50]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
RESUMIENDO:

El día de la Consagración: El día del Aniversario de la Consagración:

- Escribir la oración de Consagración (o tenerla - Pagar el Tributo


impresa) y firmarla - Comulgar
- Pagar el Tributo - Renovar la Consagración después de la
- Confesarse (de ser posible, ese mismo día) Comunión
- Comulgar
- Consagrarse (leyendo la oración) después de la
Comunión

[51]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

B) Oración de Consagración
CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO,
LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS DE MARÍA

¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amabilísimo y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre,
Hijo único del Padre Eterno, y de María siempre virgen!
Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el
seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación.
Os doy gracias porque os habéis anonadado Vos mismo, tomado la forma de esclavo, para sacarme de la
cruel esclavitud del demonio.
Os alabo y glorifico porque os habéis dignado someteros a María, vuestra Santísima Madre, en todas las
cosas, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo.
Mas, ¡ay! Ingrato e infiel como soy, no he guardado los votos y promesas que tan solemnemente hice en mi
bautismo: no he cumplido mis obligaciones; no merezco ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo; y, como
nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo por mí mismo a acercarme a
vuestra santa y augusta Majestad.
Es por ello que recurro a la intercesión y a la misericordia de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis
dado como mediadora ante vos; y por su medio espero obtener de Vos la contrición y el perdón de mis
pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.
Os saludo, pues, ¡oh María Inmaculada!, tabernáculo viviente de la divinidad, donde la Sabiduría eterna
escondida quiere ser adorada por ángeles y hombres.
Os saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!, a tu imperio está sometido todo lo que hay debajo de Dios.
Os saludo, ¡oh Refugio seguro de los pecadores!, cuya misericordia no ha faltado a nadie; escuchad los
deseos que tengo de la divina Sabiduría, y recibid para ello los votos y las ofrendas que mi bajeza os presenta.
Yo,____________________, pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de
mi Bautismo; renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me doy todo entero a
Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz en su seguimiento todos los días de mi vida, y
a fin de serle más fiel de lo que he sido hasta ahora.
Os escojo hoy, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y Señora. Os entrego y
consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y el valor
mismo de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, dejándoos entero y pleno derecho de
disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, según vuestro beneplácito, a la mayor
gloria de Dios, en el tiempo y la eternidad.
Recibid, ¡oh Virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la sumisión
que la Sabiduría eterna se ha dignado tener a vuestra Maternidad; en homenaje del poder que ambos tenéis
sobre este pequeño gusano y este miserable pecador, y en acción de gracias por los privilegios con que la
Santísima Trinidad os ha favorecido.
Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, buscar vuestro honor y obedeceros en
todas las cosas.

[52]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

¡Oh Madre admirable!, presentadme a vuestro querido Hijo, en calidad de esclavo eterno, a fin que,
habiéndome rescatado por vos, me reciba por vos.
¡Oh Madre de misericordia!, concededme la gracia de obtener la verdadera sabiduría de Dios y de ponerme,
para ello, en el número de los que vos amáis, que vos enseñáis, que vos conducís, que vos alimentáis y
protegéis como a vuestros hijos y vuestros esclavos.
¡Oh Virgen fiel!, hacedme en todas las cosas tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría
encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que llegue, por vuestra intercesión, a ejemplo vuestro, a la plenitud de su
edad sobre la tierra y su gloria en los cielos. Así sea.

Lugar.................................................. Firma............................................................
Fecha.................................................. Firma de un testigo....................................

Observaciones:

La oración de consagración no se encuentra en el Tratado, sino que se utiliza aquella que San Luis María escribió al
final de otro de sus libros23, en la que se busca el mismo fin: el hacerse esclavo de Jesús por medio de María. Para
comprender la razón de ello, cito el siguiente texto que es parte de la presentación de una edición del Tratado de la
Verdadera Devoción24, redactada por un sacerdote de la Compañía de María:

Como previsto por su autor, el manuscrito [del Tratado] estuvo sepultado “en las tinieblas y el silencio de un cofre”
(VD 114)25, escondido en alguna casa de campo aledaña a la capilla de San Miguel, en San Lorenzo, para escapar a las
embestidas de la Revolución. Pasada la misma, el cofre fue llevado a la biblioteca de la Compañía de María en la Casa
Madre. Allí permaneció el manuscrito olvidado hasta el 29 de abril de 1842 cuando fue descubierto y comenzó su
divulgación de obra maestra, como uno de los libros más universalmente conocidos y apreciados del catolicismo
contemporáneo, y uno de los que más han contribuido a fomentar la piedad cristiana en el mundo entero.

Cuando se encontró el volumen, aunque todas sus hojas estaban separadas unas de otras, todas estaban bien
conservadas, pero faltaban algunas del primer fascículo y otras del último. Esta pérdida irreparable parece haber
sucedido antes del descubrimiento del manuscrito. Por la constitución de los fascículos se calcula que faltan de 84 a
96 páginas iniciales que entre otras cosas contendrían: un método para vaciarse durante 12 días del espíritu contrario
al de Jesucristo (VD 227), las letanías y oración del Espíritu Santo (VD 228) y algunas prácticas de desprecio del
mundo (VD 256).

Las páginas finales perdidas tendrían la fórmula de consagración y la bendición de las cadenillas. El resto es
imposible saberlo, pero no parece afectar el desarrollo del tema mariano.

23 Cfr. El Amor de la Sabiduría Eterna, nn. 223-227. Se puede observar ya al final de este libro (nn. 203-227), anterior al Tratado,
cómo San Luis María ya empieza a exponer la doctrina sobre la Verdadera Devoción a María, que primeramente la escribirá en El
Secreto de María y que luego la irá desarrollando cada vez más hasta que culmine en el Tratado de la Verdadera Devoción, su principal y
más importante obra.
24 Sabiduría de Dios, Felicidad del Hombre: Obras completas de San Luis María Grignion de Montfort.
25 VD: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen.

[53]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

PARTE III
VIVIR la Consagración Total a la Santísima Virgen
Prácticas exteriores e interiores del esclavo de María
“No es suficiente que te consagres totalmente a María una vez para siempre. (...)
Lo realmente difícil es entrar en el espíritu de esta consagración.” 26

A) Principales prácticas de la vida de esclavitud mariana


Ahora se muestra un esquema, basado en diferentes partes del Tratado, para vivir la Santa Esclavitud. Hay que ser
conscientes que la dificultad de esta devoción no radica tanto en la preparación y la consagración, ni en vivirla con
ejercicios externos. San Luis María señala: “He encontrado a muchas personas que, con admirable ardor, se han entregado a su santa
esclavitud en el exterior; pero raramente he encontrado a quienes hayan adquirido su espíritu, y aún menos que hayan perseverado en él”27.
Obsérvese que el Santo de Montfort resalta que esta devoción es esencialmente interior, y que en ella es indispensable
la perseverancia.

Será necesario, para ello, profundizar esta devoción mediante su estudio y una ejercitación interior importante, en una
continua entrega, dependencia e intimidad con la Santísima Virgen. Se sugiere la lectura de libros que ayudarán a
alcanzar este fin28.
El esquema que se expondrá sigue los siguientes temas:

 Prácticas Exteriores
 Deberes de los predestinados con la Santísima Virgen
 Prácticas Interiores.
Conviene hacer un comentario de no menor importancia al respecto sobre qué son los deberes de los predestinados y
del porqué de este orden, en lugar de exponer simplemente las prácticas exteriores e interiores, como se encuentran en
el Tratado.

J. M. M. Hupperts29, montfortano, explica que para tener la exposición completa de la práctica de la Verdadera
Devoción, hay que combinar las prácticas interiores con los cinco deberes de los predestinados con la Santísima
Virgen30. El autor señala que los deberes de los predestinados constituyen el ascetismo de la perfecta devoción, mientras que
las prácticas interiores nos llevan hasta la mística mariana31. Por lo tanto, los deberes los han de cumplir toda alma que
quiera vivir la verdadera devoción conforme al espíritu de San Luis María, mientras que las prácticas interiores estarían
reservadas a las almas llamadas a una elevada perfección32 33.

26 El Secreto de María - n. 44.


27 El Secreto de María - n. 44.
28 Ver Anexo A.
29 Cfr. Fundamentos y Práctica de la Vida Mariana (J. M. Hupperts, SMM) – Libro II, Cap. III, Nota 1 y también Libro IV, Cap. I.
30 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 191-195 y que desarrolla en los nn. 196-200. Se encuentra en el capítulo que San Luis

María explica cómo ha de ser el comportamiento de los predestinados con la Santísima Virgen, haciendo una analogía del
comportamiento de Jacob con su madre, Rebeca.
31 Cfr. Fundamentos y Práctica de la Vida Mariana (J. M. Hupperts, SMM) – Libro II, Cap. III, Nota 1.
32 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – n. 257, donde San Luis María menciona explícitamente, al comenzar a hablar de las

prácticas interiores, que son “(…) para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una elevada santidad. (…)”
33 Cfr. Fundamentos y Práctica de la Vida Mariana (J. M. Hupperts, SMM) – Libro IV, Cap. 1.

[54]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Considerando que el Papa Benedicto XV recomendaba a los montfortanos que “explicasen cuidadosamente a los
fieles” el importantísimo libro de la “Verdadera Devoción”34, no sería prudente menospreciar los comentarios de J. M.
M. Hupperts sobre este punto, ya que demuestra ser muy buen conocedor del espíritu del Fundador de su compañía.

Prácticas Exteriores35
1) Preparar y hacer la consagración total (se hace una vez y se renueva al menos anualmente)

Ver los resúmenes ya expuestos en este compilado:


- Parte I, inc. A: Principales prácticas del periodo de preparación
- Parte II, inc. A: Principales prácticas para el día de la consagración

Es importante que el esclavo se ejercite en renovar con frecuencia el espíritu de la Santa Esclavitud, dándole siempre
más importancia al aspecto interior de la devoción que a las prácticas exteriores36.

2) Rezo de la Coronilla de las Doce Estrellas37 (diariamente)

Rezarla a diario, sin considerarla obligación, para honrar los 12 privilegios y grandezas de la Virgen.

Modo de rezarla:

- Se comienza diciendo: “Dígnate aceptar mis alabanzas, Virgen Santísima. Dame fuerzas contra tus enemigos”.
- Se reza el Credo.
- Luego se reza tres veces un Padrenuestro, cuatro Avemarías y un Gloria.
- Se concluye con el Sub tuum praesidium: “Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desoigas
nuestras súplicas en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y
bendita”.

3) Llevar una cadenilla de hierro (uso permanente)

No es estrictamente obligatoria y puede suprimirse, aunque es muy recomendable utilizarla, llevándola si fuera posible,
hasta la muerte.

Los motivos para usarla son:

- Liberarnos de las cadenas del pecado


- Honrar las ataduras que nos ha dado el Señor para librarnos del pecado
- Recordarnos de obrar movidos por las ataduras de la caridad
- Recordarnos nuestra esclavitud a Jesús y María

Hay que hacerla bendecir. Llevarla en el cuello, brazos, cintura o pies.

34 Ibídem.
35 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 226-256.
36 Igualmente se recomiendan vivamente las oraciones compuestas por San Luis María a Jesús y a María (ver Apéndices 1 y 2).

También el santo recomienda el rezo de la oración a Jesucristo de San Agustín (Apéndice 3). Se aconseja, como siempre lo ha
enseñado la Santa Iglesia, el rezo de las oraciones marianas más comunes: el Ángelus/Regina Caeli; el Acordaos (Memorare); el Bajo
tu protección (Sub tuum praesidium); el Oh, Señora mía (O Domina mea); etc. Ver al respecto el Anexo B: Obsequios y plegarias a María.
37 Ver Apéndice 9; allí hay una versión más completa de la misma, aunque no es necesario rezarla de este modo.

[55]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
4) Celebración especial del misterio de la Encarnación (anualmente)

La Anunciación es la fiesta principal de esta devoción. Celebrarla de forma especial y consciente que es el primer
misterio de Jesucristo, el más oculto, el más elevado y menos conocido. Es el compendio de todos los misterios.

Honrar e imitar la dependencia en que el Verbo se puso, por amor a nosotros.

5) Recitación del Avemaría y del Rosario38 (diariamente)

Recitar con atención, devoción y modestia el Avemaría. Es una oración de gran valor. Leer lo que dice San Luis María
en el libro del Tratado de la Verdadera Devoción.

De ser posible (si hay tiempo suficiente), rezar a diario todos los misterios del Rosario. Sino, rezar al menos cinco
misterios (los que corresponden al día de la semana en que se está)39.

6) Recitación del Magníficat40 (frecuentemente)

Es el único cántico de la Virgen y encierra grandes misterios. Recitarlo en agradecimiento a Dios de las gracias que
recibió María. Hacerlo con frecuencia, al menos después de comulgar, conscientes que son palabras de la Santísima
Virgen.

7) Menosprecio del mundo (permanente)

Aborrecer y huir de la corrupción del mundo y ejercitarse en el menosprecio de lo mundano mediante prácticas41.

38 El Santo Rosario, como el Santo de Montfort lo señala en el Tratado, ha de ser una devoción de gran importancia para el esclavo
de María. Al respecto, se recomienda mucho la lectura de El Secreto Admirable del Santísimo Rosario (San Luis María de Montfort).
39 Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que siempre es preferible rezar poco y bien que rezar mucho y mal. Se ve que se hace

necesario ir llevando la verdadera devoción junto con la dirección espiritual.


40 Ver Apéndice 5.
41 Si bien San Luis María en su libro no es explícito sobre el modo concreto de hacerlas (ya que se perdieron las páginas del
manuscrito), se considera importante conocer diferentes prácticas de mortificación cristiana que se asocian a este tema (véase
Anexo G, que es un compendio del Card. Mercier). Cabe hacer referencia también a otro libro del santo, El Amor de la Sabiduría
Eterna, en particular: los nn. 75-83, donde habla de la sabiduría mundana, y los nn. 196-202, donde explica el modo como se ha de
mortificar el que desee alcanzar la Sabiduría Eterna, Jesucristo. Citamos estos últimos puntos:
196 La Sabiduría exige para comunicarse una mortificación universal y continua, valerosa y discreta. No se contenta con
una mortificación a medias y de pocos días.
Para alcanzar la Sabiduría te es necesario:
197 1º Renunciar efectivamente a los bienes del mundo, como lo hicieron los apóstoles, los discípulos, los primeros
cristianos y los religiosos. Es el modo más rápido, mejor y más eficaz, para alcanzar la Sabiduría; o, por lo menos,
desligar el corazón de esos bienes y poseerlos como si no los poseyeras, sin afanarte para adquirirlos, sin inquietarte por
conservarlos, sin impacientarte ni lamentarte cuando los pierdas. Todo esto ciertamente es bien difícil de practicar.
198 2º No adoptar las modas de los mundanos en vestidos, muebles, habitaciones, comidas, costumbres o actividades de
la vida: No se amolden al mundo este (Rom 12,2). Es práctica más necesaria de lo que se cree.
199 3º No creer ni secundar las falsas máximas del mundo. Estas tienen una doctrina tan contraria a la Sabiduría
encarnada como las tinieblas a la luz, la muerte a la vida. Examina atentamente sus sentimientos y palabras. Los
mundanos piensan y hablan mal de las más sublimes virtudes.
Es verdad que no mienten abiertamente, pues revisten sus mentiras con apariencias de verdad. Piensan que no mienten,
pero en realidad están mintiendo. Por lo general, no aconsejan abiertamente el pecado, pero lo consideran como acto de
virtud, honesto, indiferente o sin consecuencias.
En esta sutileza, que el mundo ha copiado del demonio para disimular la fealdad del pecado y de la mentira, consiste
aquella malicia de que habla San Juan: El mundo entero está bajo el poder del malo (1Jn 5,19), hoy más que nunca.
200 4º Huir cuanto te sea posible de la compañía de los hombres. No sólo la de los mundanos, tan peligrosa y nociva,
sino también la de las personas de piedad cuando es inútil y hace perder el tiempo. Si deseas llegar a ser santo y perfecto,
debes poner en práctica estas tres palabras de oro que la Sabiduría eterna dijo a San Arsenio: “¡Huye, escóndete, calla!”
[56]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

Deberes de los predestinados con la Santísima Virgen42


1) Vida interior con María: “Aman el retiro, gustan de la vida interior, se aplican a la oración, a ejemplo y en compañía de su
Madre, la Santísima Virgen, cuya gloria está en el interior. De vez en cuando aparecen en público, pero por obediencia a la
voluntad de Dios y a la de su querida Madre y a fin de cumplir con los deberes de su estado.”
2) Amor afectivo y efectivo a María: “Los predestinados aman con filial afecto y honran efectivamente a la Santísima
Virgen como a su cariñosa Madre y Señora. Evitan cuanto pueda desagradarle y practican con fervor todo lo que creen puede
granjearles su benevolencia. Le llevan y entregan su cuerpo y su alma, con todo cuanto de ellos depende, para que Ella: 1) los
reciba como cosa suya; 2) los mate y haga morir al pecado y a sí mismos; 3) los aderece al gusto del Padre celestial y a su mayor
gloria; 4) con sus cuidados e intercesión disponga este cuerpo y esta alma.”
3) Sumisión y obediencia completa a María: “Estos viven sumisos y obedientes a la Santísima Virgen como a su cariñosa
Madre, a ejemplo de Jesucristo. La obedecen, siguiendo exactamente sus consejos: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5). Todos los
que hasta el fin de los siglos reciban la bendición del Padre celestial y sean honrados con las maravillas de Dios, sólo recibirán estas
gracias como consecuencia de su perfecta obediencia a María.”
4) Confianza y entrega total a María: “Los predestinados tienen gran confianza en la bondad y poder de María, su
bondadosa Madre. Reclaman sin cesar su socorro. Le manifiestan sus penas y necesidades con toda la sinceridad del corazón. Se
acogen a los pechos de su misericordia y dulzura para obtener por su intercesión el perdón de sus pecados o saborear, en medio de
las penas y sequedades, sus dulzuras maternales. Se arrojan, esconden y pierden de manera maravillosa en su seno amoroso y
virginal, para ser allí inflamados en amor puro, ser allí purificados de las menores manchas y encontrar allí plenamente a
Jesucristo, que reside en María como en su trono más glorioso.”
5) Imitación total a María: “Los predestinados siguen el ejemplo de la Santísima Virgen, su tierna Madre. Es decir, la
imitan, y por esto son verdaderamente dichosos y devotos y llevan la señal infalible de su predestinación.”

Huye en lo posible de la compañía de los hombres, como han hecho los mayores santos. Su vida está escondida con Cristo en
Dios (Col 3,3). Guarda, en fin, silencio con los hombres para dialogar con la Sabiduría: Hay quien calla y pasa por sabio (Ecli
20,5).
201 5º Para alcanzar la Sabiduría te es necesario mortificar tu propio cuerpo, no sólo sufriendo con paciencia las
enfermedades corporales, las inclemencias del tiempo y las molestias de las criaturas durante la vida, sino también
imponiéndote algunas penalidades y mortificaciones, como ayunos, vigilias y otras austeridades propias de los santos
penitentes.
Se necesita valor para ello, porque la carne –por naturaleza se idolatra a sí misma y el mundo considera y desprecia por
inútiles todas las mortificaciones corporales. ¡Cuánto no dice y hace para apartarnos de las austeridades de los santos! De
cada uno de los cuales se dice proporcionalmente: “El sabio o el santo redujo su cuerpo a servidumbre con vigilias,
ayunos, disciplinas, por el frío, la desnudez y toda suerte de austeridades. Tenía hecho un pacto consigo mismo de no
darse reposo en este mundo”.
El Espíritu Santo dice que todos los santos aborrecían hasta las ropas manchadas por su propio cuerpo.
202 6º Te es absolutamente necesario unir la mortificación externa y voluntaria, para que sea buena, a la del juicio y a la
de la voluntad mediante la santa obediencia. Sin la cual toda mortificación queda manchada de voluntad propia y
frecuentemente es más agradable al diablo que a Dios.
Por eso, no debes hacer ninguna mortificación extraordinaria sin pedir consejo. Yo, la Sabiduría, convivo con la prudencia
(Prov 8,12). El que se fía de sí mismo es un necio (Prov 28,26). El sabio actúa con prudencia (Prov 13,16). Si no quieres tener que
arrepentirte de lo que haces, no debes obrar sino después de haber pedido consejo a un hombre prudente; es lo que te
aconseja el Espíritu Santo: No hagas nada sin reflexión; así no te arrepentirás de lo que hagas (Ecli 32,24). Pide consejo al sensato
(Tob 4,18).
Gracias a la obediencia, eliminas el amor propio, que todo lo malogra; haces muy meritorio lo insignificante, quedas a
salvo de las ilusiones del demonio, vences a todos los enemigos y llegas con seguridad –casi como dormido– al puerto de
la salvación.
Cuanto acabo de decir se resume en este precioso consejo: “Déjalo todo, y al encontrar a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, ¡lo
encontrarás todo!”
42 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 191-200. Se aconseja una lectura detenida y periódica de estos puntos, por ser éstos los

deberes que tiene el esclavo con la Santísima Virgen (aunque no esté en el Tratado indicado así de forma explícita). Aquí sólo se ha
hecho una síntesis de cada uno, citando algunas palabras de San Luis María.
[57]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

Prácticas Interiores43

1) Obrar por María (conforme a su espíritu)

Antes de obrar, renunciar a uno mismo y abandonarse en Ella.

2) Obrar con María (imitándola)

Imitarla, obrando como obraría Ella. Para ello, examinar y meditar en sus grandes virtudes, en particular: su fe, su
humildad y su pureza.

3) Obrar en María (en íntima unión con Ella)

Entrar y permanecer en Ella, verdadero paraíso de Dios. Para ello, debemos ser fieles y vivir en su interior, con espíritu
alegre, y en Ella descansar, apoyarse, ocultarse y perderse.

4) Obrar para María (a su servicio)

Como esclavos, consagrar todo a su servicio. Ella es nuestro fin próximo; Jesucristo, nuestro fin último. Defender sus
privilegios y su gloria. Promover su devoción. Obrar sólo por su honor.

43 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 257-265. Son la esencia de esta devoción. Aquí se desarrolla de forma muy
simplificada, como también lo hace San Luis María en su Tratado, mas son los elementos clave, los más importantes de la Santa
Esclavitud.
[58]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

B) La Sagrada Comunión en la vida de esclavitud mariana44


A) Antes de la Comunión

1º) Humíllate profundamente delante de Dios.

2º) Renuncia a tus malas inclinaciones y a tus disposiciones, por buenas que te las haga ver el amor propio.

3º) Renueva tu consagración diciendo: ¡Soy todo tuyo, oh María, y cuanto tengo es tuyo!

4º) Suplica a esta bondadosa Madre que te preste su corazón para recibir en él a su Hijo con sus propias disposiciones.
Le harás notar cuánto importa a la gloria de su Hijo que no entre en un corazón tan manchado e inconstante como el
tuyo, que no dejaría de menoscabar su gloria y hasta llegaría a apartarse de Él. Pero que si Ella quiere venir a morar en
ti para recibir a su Hijo, puede hacerlo, por el dominio que tiene sobre los corazones, y que su Hijo será bien recibido
por Ella sin mancha ni peligro de que sea rechazado: Teniendo a Dios en medio no vacila (Sal. 46, 6).

Dile con absoluta confianza que todos los bienes que le has dado valen poco para honrarla. Pero que, por la Santísima
Comunión, quieres hacerle el mismo obsequio que le hizo el Padre Eterno: obsequio que la honrará más que si le
dieses todos los bienes del mundo.

Dile, finalmente, que Jesús, que la ama en forma excepcional, desea todavía complacerse y descansar en Ella aunque sea
en tu alma, más sucia y pobre que el establo en donde Jesús se dignó nacer porque allí estaba Ella.

Pídele su corazón con estas tiernas palabras: Tú eres mi todo; préstame tu corazón! (cfr. Jn. 19, 26 y Prov. 23, 26).

B) En la Comunión

Dispuesto ya a recibir a Jesucristo, después del Padrenuestro, le dirás tres veces: Señor no soy digno de que entres en mi
casa... (Mt. 8, 8; Lc. 7, 6): como si dijeses, la primera vez al Padre Eterno que no eres digno de recibir a su Hijo único, a
causa de tus malos pensamientos e ingratitudes para con un Padre tan bueno, pero que ahí está María, su esclava, que
ruega por ti y te da confianza y esperanza singulares ante su Majestad: Porque tú solo me das seguridad (Sal. 4, 9).

Al Hijo le dirás: Señor, no soy digno, etc., que no eres digno de recibirle a causa de tus palabras inútiles y malas y de tu
infidelidad en su servicio, pero que no obstante, le suplicas tenga piedad de ti, que le introducirás en la casa de su
propia Madre que es también tuya y que no le dejarás partir hasta que venga a habitar en Ella: Cuando encontré el amado de
mi alma; lo abracé y no lo soltaré más hasta que lo haya hecho entrar en la casa de mi madre... (Cant. 3, 4). Ruégale que se levante y
venga al lugar de su reposo y al arca de su santificación: Levántate, Señor, ven a tu mansión; ven con el arca de tu poder (Sal.
132, 8). Dile que no confías lo más mínimo en tus méritos, ni en tus fuerzas y preparaciones, como Esaú, sino en los de
María, tu querida Madre, como el humilde Jacob en los cuidados de Rebeca; que, por muy pecador y Esaú que seas, te
atreves a acercarte a su santidad, apoyado y adornado con los méritos y virtudes de su Santísima Madre.

Al Espíritu Santo le dirás: Señor, no soy digno..., que no eres digno de recibir la obra maestra de su amor a causa de la
tibieza y maldad de tus acciones y de la resistencia a sus inspiraciones, pero que toda tu confianza es María, su fiel
Esposa. Dile con san Bernardo: Ella es mi suprema confianza y la única razón de mi esperanza. Puedes también rogarle que
venga a María, su indisoluble Esposa. Dile que su seno es tan puro y su corazón está tan inflamado como nunca que si
no desciende a tu alma, ni Jesús ni María podrán formarse en ella ni ser en ella dignamente hospedados.

C) Después de la Comunión

Después de la Sagrada Comunión, estando recogido interiormente y cerrados los ojos, introducirás a Jesucristo en el
Corazón de María. Se lo entregarás a su Madre, quien lo recibirá amorosamente, lo colocará dignamente, lo amará

44 Cita completa del Tratado de la Verdadera Devoción - nn. 266-273.


[59]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
perfectamente, lo abrazará estrechamente y le rendirá en espíritu y verdad muchos obsequios que desconocemos a
causa de nuestras espesas tinieblas.

O te mantendrás profundamente humillado dentro de ti mismo, en presencia de Jesús que mora en María. O
permanecerás como el esclavo a la puerta del palacio del Rey, quien dialoga con la Reina. Y mientras ellos hablan entre
sí, dado que no te necesitan, subirás en espíritu al cielo e irás por toda la tierra a rogar a las criaturas que den gracias,
adoren y amen a Jesús y a María en nombre suyo: Venga, adoremos, venid, etc. (Sal. 95, 6).

O pedirás tú mismo a Jesús, en unión de María, la llegada de su reino a la tierra por medio de su Santísima Madre, o la
divina Sabiduría, o el amor divino, o el perdón de tus pecados, o alguna otra gracia, pero siempre en María y por María,
diciendo, mientras fijas los ojos en tu miseria: No mires, Señor, mis pecados, sino las virtudes y méritos de María. Y
acordándote de tus pecados, añadirás: Algún enemigo lo ha sembrado (Mt. 13, 28). Yo, que soy mi mayor enemigo: yo
cometí esos pecados. O también: Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad; sálvame del hombre traidor y
malvado (Sal. 43, 1), que soy yo mismo. O bien: Jesús mío, conviene que tú crezcas en mi alma y que yo disminuya (cfr. Jn. 3, 30).
María, es necesario que tú crezcas en mí y que yo sea menos que nunca. ¡Oh Jesús! ¡Oh María! ¡Crezcan en mí!
¡Multiplíquense fuera, en los demás!

Hay mil pensamientos más que el Espíritu Santo sugiere y te sugerirá también a ti, si eres verdaderamente hombre
interior, mortificado y fiel a la excelente y sublime devoción que acabo de enseñarte. Pero, acuérdate que cuanto más
permitas a María obrar en tu Comunión, tanto más será glorificado Jesucristo, y que tanto más dejarás obrar a María
para Jesús y a Jesús para María, cuanto más profundamente te humilles y los escuches en paz y silencio, sin inquietarte
por ver, gustar o sentir. Porque el justo vive en todo de la fe y particularmente en la Sagrada Comunión, que es acto de
fe: El justo mío, si cree, vivirá (Heb. 10, 38).

[60]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

C) Examen de conciencia del esclavo de amor de Jesús en María45


PREÁMBULO
Querido hijo y esclavo de la Santísima Virgen, es tu misma Madre y Maestra quien ante ti se presenta. Ella es
quien viene a pedirte cuenta del modo cómo has practicado su perfecta Devoción. Ponte netamente en su presencia...
Contesta sinceramente a sus preguntas maternas: tú no te atreverías a ocultarle nada.
Empieza pidiéndole muy humildemente su gracia, que te ilumine para ver claro en las cosas de tu alma... Y pídele
que este ejercicio sea de gran utilidad para hacerte progresar en los caminos de Dios.

I. EL ACTO DE CONSAGRACIÓN Y SUS CONSECUENCIAS


«Os consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, dejándoos entero y pleno derecho de
disponer de mí y de cuanto me pertenece, sin excepción, según vuestro beneplácito».
Domingo 1º DEPENDENCIA ACTIVA
1º Hijo mío: ¿Has renovado a diario desde tu despertar, y después a menudo entre el día, tu acto de entrega total a
Jesús por mis manos? ¿Lo has hecho seriamente, conscientemente, con la idea bien clara y la voluntad decidida de que
me abandonas realmente la propiedad de todo cuanto entra en esta donación?
2º ¿Has vivido en la convicción y en el habitual pensamiento de que me perteneces realmente y por entero? ¿Has
respetado mis derechos de posesión sobre todo cuanto me abandonaste, cuerpo y alma, sentidos y facultades, bienes
y fuerzas, no sirviéndote de todo ello más que a mi intención y con mi aprobación?
3º ¿Me has dicho habitualmente, al menos alguna vez durante el día, si podías utilizar este cuerpo, estos sentidos,
estas facultades, estos bienes que me concediste?
4º Este CUERPO que me consagraste, ¿lo has tratado únicamente según mis intenciones y deseos? ¿Lo has
alimentado y cuidado convenientemente, evitando negligencia, no usando y malgastando sus fuerzas? ¿Lo has halagado,
adulado, mimado, satisfaciendo todas sus exigencias y caprichos? ¿No has hecho de él un objeto de vanidad ridícula y
culpable, buscando atraer las miradas de las criaturas? ¿Has tratado y vestido este cuerpo con gran modestia? ¿No has
hecho de él un instrumento de pecado, de escándalo, por trazas y costumbres ligeras, llamativas o culpables? ¿Has
castigado y reducido a servidumbre este cuerpo pecaminoso con la práctica valiente de la mortificación cristiana,
restringiendo todo lo que es lujo y superfluo en el descansar, en las comidas, en los muebles, en los vestidos, etc.,
yendo con valentía a estorbarle en sus gustos y preferencias?
5º Estos OJOS de un esclavo de amor, ¿no han sido empleados en miradas peligrosas o culpables, en lecturas
mundanas o en espectáculos prohibidos, o al menos en curiosidades vanas y en miradas inútiles?
6º Estos OÍDOS, ¿no han servido para oír canciones que turban, conversaciones peligrosas, en oír aquello que no te
incumbía, o en cualquier uso solamente curioso?
7º Esta BOCA o lengua, ¿no te han servido para charlas contrarias a la modestia, a la caridad, o has hablado en horas
en que por la Regla o el Reglamento debías guardar silencio por razón de tu deber?
8º Tu IMAGINACIÓN y tu INTELIGENCIA, ¿las has utilizado según mis deseos? ¿Las has hecho aplicarse
generosamente, según los deberes de tu estado, al estudio, a reflexionar, a meditar, a orar? ¿No hubo en tus ejercicios
de piedad distracciones consentidas, o más bien rechazadas con molicie? ¿No tienes que reprocharte pensamientos
peligrosos, imaginaciones ligeras y sensuales, ensueños malsanos, curiosidades desordenadas?
9º Tu CORAZÓN, ¿no ha consentido en antipatías naturales, evitando las personas que no te agradan, criticando sus
defectos, poniéndoles mala cara y negándote a ayudarles? Y en tu corazón, ¿no se ha deslizado algún afecto demasiado
natural, demasiado vivo o sensual, que no entra para nada en las exigencias del estado de vida que tienes?
10º Tu VOLUNTAD, ¿ha estado habitualmente unida a la de Jesús y la mía? Y de ordinario, ¿no buscas tu propia
voluntad, sin preocuparte en conocer y realizar ante todo la de Dios? Tu divisa, ¿no ha sido la del verdadero esclavo de
amor: «No mi voluntad sino la vuestra, oh Jesús, oh María»?
11º Tus BIENES TEMPORALES son míos... ¿Has hecho uso de ellos con poco apego, sin depender de ellos? ¿No
tienes un apego excesivo a estos objetos: dinero, muebles, alhajas, vestidos? ¿No hay en tu vida un lujo exagerado?
¿Has gastado en compras inútiles? ¿Has tenido en cuenta mis deseos de dar una parte de tus bienes a obras piadosas o

45 Tomado de Fundamentos y Práctica de la Vida Mariana (J. M. Hupperts, SMM).


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
caritativas: los pobres, las Misiones, las obras de propaganda mariana? ¿Has vivido mirando hacia la sencillez y pobreza
de Jesús y de tu Madre?
12º ¿Qué uso has hecho de tus FUERZAS? ¿Cómo has empleado el tiempo que me estaba consagrado? ¿Lo has
utilizado de un modo serio, como lo exigen tus deberes de estado y el reglamento de vida que te ha sido prescrito?
¿Has dado el tiempo necesario a tus ejercicios de piedad, al trabajo, etc.? Este precioso tiempo, ¿no se ha malgastado en
naderías, en cosas inútiles? ¡Qué responsabilidad, qué cargos a la hora del juicio!

Lunes 2º DEPENDENCIA PASIVA


13º Examina ahora, hijo muy amado y esclavo querido, si has respetado bien en la práctica de tu vida «este derecho
pleno» que me habías reconocido «de disponer de ti y de cuanto te pertenece, según mi beneplácito». ¿Has recibido con alegría, con
sumisión, o por lo menos resignado, lo que con Jesús decidí y dispuse respecto de ti?
14º ¿Has recibido con agradecimiento la SALUD, y has pensado en darme gracias por ella? ¿No has sido impaciente,
no has murmurado cuando tu cuerpo tuvo frío, cuando tuvo calor, hambre o sed, incomodidades o dolencias o la
enfermedad?
15º ¿Has aceptado resignado cuando lo permití, que sufrieses algún quebranto en tu REPUTACIÓN, cuando te
mostraron menos confianza, menos afecto, cuando se te hizo la desconfianza manifiesta en lo que te concernía a ti,
cuando te calumniaron o injuriaron?
16º ¿Cuáles han sido tus sentimientos cuando tuviste que sufrir merma en tus BIENES TEMPORALES, cuando
tuviste que soportar los inconvenientes de la pobreza o de la indigencia?
17º ¿Te has sentido satisfecho con humildad de los TALENTOS que se te otorgaron, de la condición social en que
vives, de la situación de que disfrutas, del cargo que tienes que cumplir, de las circunstancias en que tienes que vivir...?
Todo ello es voluntad de Jesús sobre ti y es la mía.
18º Tu alma, ¿no ha estado inquieta, turbada, descontenta, cuando por la prueba, la enfermedad, la muerte, disponía
yo de tus FAMILIARES, de los seres que querías, de la Congregación a la que perteneces? Tú me has reconocido como
Dueña y Soberana de cuanto es tuyo. Has de saber respetar mis derechos de soberanía...
19º ¿Me has dejado fielmente disponer del valor comunicable y alienable de tus BUENAS OBRAS y ORACIONES?
¿Aquí no ha habido volver a recoger o al menos sentir su falta?

II. LAS PRÁCTICAS INTERIORES DE LA PERFECTA DEVOCIÓN A LA SSMA. VIRGEN


Martes 1º POR MARÍA (I)
20º Tú me prometiste «obedecerme en todas las cosas». ¿He tenido habitualmente la directiva de tu vida y de tus
actos? ¿Me has sometido tus ideas, tus juicios, tus decisiones, tus palabras, tus acciones? ¿No has contrariado
conscientemente lo que yo te mostraba? ¿No has actuado por tu propio movimiento, siguiendo las impresiones de tu
sensibilidad, las agudezas de tu carácter, los caprichos de tu voluntad?
21º ¿Me has consultado en tus dudas, me has pedido habitualmente permiso para actuar, como consulta sin cesar
el niñito a su madre para saber lo que debe hacer? ¿Me has dicho a menudo, con el corazón o con los labios: «Mi buena
Madre, puedo hacer esto, debo dejar aquello»?
22º ¿Has hecho por obedecerme todo cuanto dice Jesús? ¿Has pensado, juzgado, obrado, vivido según las
máximas, los preceptos y consejos del Evangelio de Jesús, y no según las máximas y el espíritu del mundo, es decir, el
evangelio de Satán?
23º Fuiste fiel desechando el pecado grave sin duda, pero ¿lo has sido también con el venial, sobre todo en la lucha
contra el defecto dominante?
24º ¿Te has aplicado seria y conscientemente a los deberes particulares de tu estado, cargos de la familia, deberes
profesionales, empleos, etc.?
25º ¿Has sido, como esclavo mío de amor, modelo de obediencia a toda legítima autoridad? ¿Has reconocido la
autoridad de Jesús y la mía en tus superiores: padres, esposos, maestros, poderes civiles, superiores eclesiásticos y
religiosos sobre todo, director de conciencia, etc.? ¿No ha sido tu obediencia natural, inspirada en las cualidades o
defectos de los que están revestidos de este poder? ¿No has discutido y criticado las órdenes y consejos dados? ¿No
hubo nunca excepciones deliberadas, quizá, en tu obedecer? ¿No has obedecido de mala gana, murmurando, con
tristeza consentida o con rencor? ¿Has estado verdaderamente entregado como un niño a tus superiores, yendo hacia
la obediencia en vez de esquivarla?
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Miércoles 1º POR MARÍA (II)
26º ¿Has sido fiel, por depender de mí, al reglamento de vida que te he prescrito, a la santa Regla que te he
propuesto? ¿Has dado fielmente a la oración, al trabajo, al estudio, a la distracción, el tiempo que se daba para estos
ejercicios? ¿No hubo tal o cual punto de la regla en el que con frecuencia faltases? ¿Has sido especialmente asiduo en
tus ejercicios de piedad? ¿No los has omitido, abreviado, hecho a medias o con laxitud y pereza?
27º ¿Reconociste mi voluntad y mi dirección en todos los acontecimientos que te suceden y rodean? ¿Supiste decir
amén a cuanto te consuela y alegra; pero lo mismo a todo lo que te contraría, te es molesto, te violenta, todo lo que te
encoge y te hiere, todo lo que te aplana y te abruma? ¿Aceptaste generosamente de la mano de Dios y de la mía las
molestias, incomodidades del mal tiempo, las contrariedades, las enfermedades, los lutos?
28º ¿Escuchaste atento y seguiste generosamente los llamamientos de mi gracia? ¿Me has negado tal acto de
caridad, tal pequeño sacrificio, tal acto de generosidad que yo te pedía? ¿No existe tal acto de virtud que con sangre fría
continúas negando a tu amada Madre? ¿No habrás ahogado en tu corazón la llamada que hacía yo a una vocación más
elevada, a más perfecta santidad?
29º Y en tus ejercicios de piedad, santa Misa, sagrada Comunión, meditación, etc., ¿has sido fiel renunciando a tus
propias disposiciones e intenciones? ¿Fiel uniéndote a tu Madre y Maestra, invocando su ayuda, apoyándote en su
merecimiento, revistiéndote de sus virtudes? ¿Me has hecho entrega de ti mismo, como un instrumento, hundiéndote
en apacible silencio, con el fin de que yo pueda orar y obrar en ti y por ti?
30º ¿Has tenido hacia mí los sentimientos de confianza y abandono que tiene el niño para con su buena madre?
¿Has recurrido a mi solicitud materna en «todo tiempo, en todo lugar, y en todas las cosas»? ¿No has descuidado este
llamamiento confiado a mi socorro en los mínimos detalles de la vida, en las indecisiones cotidianas de tu vida
espiritual, en las horas dolorosas y graves de tu existencia? ¿No te dejas llevar por la agitación, la preocupación o el
desaliento, en vez de abandonar sencillamente en mí todo cuanto pueda inquietarte? ¿Me confías con un abandono
total la hora y circunstancias de tu muerte, el cuidado de tu perfección y de tu salvación eterna?

Jueves 2º CON MARÍA


31º ¿He sido, después de Jesús, el modelo de perfección que habitualmente pones ante tus ojos? ¿Has sido fiel
preguntándome a menudo: «Cómo haría esto mi buena Madre, si se encontrara en mi lugar»?
32º ¿Has intentado copiar, respecto de Dios, mi absoluta docilidad de esclava del Señor? ¿Has intentado vivir mi
Magnificat y buscar la gloria de Dios en cuanto haces, poniendo el amor divino en tu vida entera y viviendo con la
Trinidad Santísima en tu alma, en un comercio incesante, muy respetuoso y filial?
33º ¿Has sido fiel a Jesús en todo, por todo, no amando más que a Él, no viviendo sino por El, no aspirando sino
a sus intereses, a su reinado, deseando siempre una más estrecha unión con Él?
34º ¿Has imitado mi humildad? ¿Has reconocido prácticamente que tus talentos, éxitos y virtudes vienen de Dios?
¿Has considerado con frecuencia tu nada, tus defectos, tus miserias? ¿No te has puesto por encima de los demás en
pensamientos, palabras o actos? ¿Has sentido alegría al ser desconocido y tenido en nada?
35º A ejemplo mío, ¿has sido verdaderamente caritativo, amando al prójimo por Dios y por mí? ¿Has perdonado
toda falta e injuria y soportado con paciencia los defectos de los que te rodean? ¿Has sido amable y atento a los deseos
de los demás? ¿Has procurado prestar servicios y dar gusto? ¿No has sido cobarde y egoísta cuando había que
molestarse, cansarse para servir al prójimo y hacer buenas obras? ¿No has juzgado severamente, sospechando el mal
con ligereza o hablando inútilmente de los defectos ajenos?
36º ¿Cuál ha sido tu actitud hacia Satanás y hacia el pecado? Yo soy odio viviente..., ¿y tú? ¿Luchaste con valentía
contra el pecado mortal o venial, hasta contra toda imperfección voluntaria, contra todo lo que puede en algún grado
manchar o empañar la belleza de tu alma? ¿Trabajaste particularmente en ser perfectamente puro y casto según tu
estado de vida, en pensamientos, imaginaciones, palabras, lecturas, y en toda tu conducta? ¿Tuviste odio de todo lo que
bajo cualquier pretexto conduce al mal, al pecado?
37º ¿Has renunciado a la falsa sabiduría del mundo, que es opuesta al Evangelio de Jesús? ¿Has combatido contra
las seducciones del demonio o contra los negocios del mundo: placeres funestos, diversiones peligrosas, lecturas que
turban, modas malditas? ¿No habrás hecho obra de Satanás con tu vestir que te convertiría en sembrador de pecado?
¿Con valentía y con constancia te has puesto del lado de Jesús y mío, y has trabajado cuanto has podido para impedir el
mal, el pecado, la impureza, el escándalo, los excesos?

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Viernes 3º EN MARÍA
38º ¿No te has dejado llevar de una vida disipada, frívola, no te han absorbido completamente tus ocupaciones del
exterior hasta el punto de olvidar la vida interior con Dios, Jesús y su Madre, que tanto te aman?
39º ¿Has procurado entrar en ti a menudo para encontrarme en el fondo de tu alma, ayudándote para ello de
pequeñas prácticas que te había enseñado: Avemaría al dar la hora, imagen, medalla, sello mariano en tu vestir,
jaculatorias, inscripción mariana en cada página escrita, bendición que pides al salir de la habitación, etc.?
40º ¿Has intentado vivir bajo mi mirada todas tus horas de oración, de trabajo, de descanso y de entretenimiento,
como el niño siente la necesidad de estar cerca de su madre?
41º ¿Trataste de retirarte al fondo del santuario de tu alma, para encontrarme con Jesús en un frente a frente
delicioso? ¿Llegará tu alma a respirarme como sin cesar tus pulmones respiran el aire?

Sábado 4º PARA MARÍA


42º De ordinario, ¿cuál es el motivo que inspira o determina tus actos? ¿Cuántas veces los has hecho por amor a tus
comodidades, vanidad y amor propio, para agradar a tal o cual criatura? ¡Esto no es ser esclavo de Jesús, esclavo de
María!
43º ¿Has pensado con frecuencia en ofrecer tus acciones por amor de Jesús y mío, para glorificarnos y para
agradarnos? ¿Has repetido a menudo: «Todo por Jesús, todo por María, todo por amor tuyo, Madre mía amadísima»?
44º ¿Ha sido mi reinado el ideal de tu vida, para llegar al bendito reinado de Cristo Rey? ¿Has pensado en ello en
tus momentos libres? ¿Has ofrecido por esta intención tus horas de trabajo, sobre todo el que te resulta penoso? ¿Tus
oraciones, sufrimientos, contrariedades y pruebas? ¿Surge en tu mente todos los días ofrecer a este fin tu última
enfermedad, tu agonía y tu muerte?
45º ¿Has tratado de atraer todo el mundo a mi servicio y a mi verdadera y sólida devoción? ¿No has tenido pereza
o cobardía, y por eso desperdiciaste a menudo las ocasiones de darme a conocer, a amar, y de que me sirvieran del
modo más perfecto?

CONCLUSIÓN
Ha terminado el examen de conciencia. Humíllate profundamente ante tu gloriosa Reina, al ver las numerosas faltas
de que has sido culpable... ¡Perdón, oh Madre divina, por haberte sido tan infiel! No quiero desanimarme: voy a trabajar
con energía y con perseverancia para ser un hijo más dócil y un esclavo más fiel. Te prometo, querida Soberana, velar
especialmente sobre este punto..., en aquella ocasión... Ayúdame con tu gracia todopoderosa. En fin, con Jesús, tu
tesoro, dígnate, Madre, bendecirme.
No te apures al ver la distancia que te queda por recorrer. Tu misma Madre Inmaculada ha de ser tu «camino fácil,
corto, perfecto y seguro», dice San Luis María Grignion de Montfort.
¡Madre mía, dame tú lo que me mandas, y mándame lo que quieras!

NOTA46:
Damos aquí un examen de conciencia sobre la práctica de la perfecta Devoción a la Santísima Virgen, enseñada por
San Luis María Grignion de Montfort. Debe hacerse por entero una vez al año, en los santos ejercicios, así como
también en la renovación anual de la Consagración, según el deseo de Montfort, y también en los retiros mensuales.
Puede y debe hacerse también a diario parcialmente, tomando de este las partes que corresponden a la práctica
especial de la santa esclavitud en que uno se ejercita de modo más particular.
Podríase también, para el examen de conciencia general, seccionar las partes que damos, y después tomar una para
cada día de la semana. Como medio de facilitar esta práctica, hemos puesto en el margen las iniciales de estos días.
Fuera de los momentos del día especialmente destinados a dicho examen, se recomienda con insistencia al
fervoroso esclavo de María que con frecuencia, por ejemplo cada hora, entrando en sí mismo, se pregunte: «¿He sido en
esta hora un verdadero esclavo de Jesús y de María? Madre divina, ¿os he contentado en esta hora que acabo de vivir?».

46El texto a continuación pertenece al original de la fuente citada, mas al inicio del Examen. Por practicidad se ha preferido
colocarlo en el final.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

D) Consideraciones sobre la vida de esclavitud mariana


1) Características de la verdadera devoción a la Santísima Virgen47

- Interior: procede del espíritu y del corazón, de la estima que le tenemos a María
- Tierna: recurriendo siempre a Ella en nuestras necesidades, con la confianza de un niño hacia su querida
madre
- Santa: nos lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Virgen
- Constante: nos consolida en el bien, no se abandona con facilidad, anima a oponerse al espíritu del mundo, a
las pasiones de la carne y a las tentaciones del demonio
- Desinteresada: inspira a no buscarse a uno mismo, sino a María

2) El Árbol de la Vida48

Por esta devoción, el Espíritu Santo planta el verdadero Árbol de la Vida en nuestra alma. Debemos:

- Apoyarlo únicamente en María, no en apoyo humano.


- Revisarlo y cuidarlo, pues ha de producir frutos.
- Quitarle las espinas del placer y de las vanas ocupaciones, mediante la renuncia de uno mismo (crucificar la
carne, guardar silencio y mortificar los sentidos)
- Protegerlo de las orugas del amor propio y del amor a las comodidades
- Alejarlo de las fieras del pecado (tanto mortales como veniales)
- Regarlo continuamente con la Eucaristía y una vida de piedad
- No acongojarse frente a los vientos, nieves y heladas de las tentaciones, ataques y contradicciones que pasará,
necesariamente; no hay que temer si se persevera en la devoción

Su fruto es Jesucristo, pues este árbol es María.

3) Algunas advertencias49

- Considerar que siempre es más perfecto obrar con una mediadora como María que ir directamente a Jesús o a
Dios Padre.
- No buscar sentir o gustar de la devoción. Decir y obrar imitando la fe pura de María.
- No buscar la gracia de gozar de la presencia de María. No es para todos esta gracia.

47 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción – nn. 105-110.


48 Cfr. El Secreto de María – nn. 70-78.
49 Cfr. El Secreto de María – nn. 50-52.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

E) Observaciones prácticas para el esclavo de María


OBSERVACIONES PRÁCTICAS PARA OBRAR EN UNIÓN CON MARÍA50
Después de haber estudiado la consagración y la manera de prepararse para llevarla a cabo, veamos cómo
debemos realizar la práctica interior de ella. Se nos ofrecen así, tres cuestiones principales:

1º) los actos a los que debemos aplicar esta práctica de obrar por María, con María, en María y para María;

2º) la renuncia que ella implica;

3º) la manera de unirnos a la Santísima Virgen en nuestras acciones.

Finalmente, responderemos a ciertas objeciones que se suelen esgrimir.

 ARTÍCULO 1: ¿A qué acciones se aplica la práctica interior?


“Es necesario realizar todas las acciones por María, con María, en María y para María…” (Verdadera Devoción). Estas
palabras tienen grandes implicancias; y por poco que se las tenga en cuenta, harán surgir ideas, apreciaciones y
consecuencias prácticas de gran importancia.

¿Qué se debe entender por acciones? Este término comprende no solamente las acciones exteriores tales como
trabajar, hablar, comer, etc., sino también los actos interiores del alma: pero ejemplo, pensar, desear, querer, regocijarse,
amar. En una palabra, es toda la vida humana lo que designa este término de acciones, porque toda entera está
comprendida en nuestra consagración. Sin embargo, insistiremos en particular sobre los pensamientos y los actos de la
voluntad que serán objeto de recomendaciones especiales.

Los pensamientos o los modos de ver.- En otro tiempo se los olvidó demasiado a menudo, aislando la moral o la
espiritualidad del dogma. La Escolástica había formulado este axioma: Voluntas sequitur intellectum, que podemos traducir
así: “Se ama como se ve”, y (debemos agregar) se obra como se ama; puesto que el amor es la pasión rectora.
Rectifíquese el modo de ver de un alma que ha errado el camino, y será más fácil devolverla al recto sendero. ¡Cuántas
veces nos esforzamos vanamente por influir sobre la voluntad, cuando primero habría que esclarecer la inteligencia! Es
justamente a su fe esclarecida, y por consiguiente, a su unidad de juicio que los santos deben su unidad de vida y de
amor. Vamos, pues, al principio tanto del bien como del mal en nuestra vida moral, al dirigirnos primero al espíritu
para redirigirlo e iluminarlo por las luces de la fe. Estos pensamientos nos dan a entender lo que pretende el Santo de
Montfort, cuando exige que renunciemos “a nuestras mejores opiniones, a las luces de nuestro espíritu para adquirir las
de María”.

Pero están también los deseos y las intenciones, es decir, el objeto de nuestra voluntad y de nuestro amor, el fin que
nos proponemos en nuestros actos; cosas de tanta importancia en la práctica y que reclaman nuestra atención; porque el
hacer sigue al querer. La voluntad es, en efecto, la facultad que comanda a las otras; y a ella es necesario volverse siempre
en la vida moral.

Finalmente, bajo este término de “acción”, están comprendidos los actos de otras facultades del alma o de los
sentidos corporales, tales como la memoria, la vista, la sensibilidad, y hasta los movimientos de nuestras pasiones de
amor, de odio, de deseo, de temor, etc. Todo esto es nuestra vida en acto, nuestra vida cotidiana. En la medida en que
depende de nosotros, consagramos estos actos a la Santísima Virgen, para obtener de Ella el someterlos a su voluntad y
ésta a la gracia, el regirlos y depurarlos, como puede hacerse aquí abajo. Digámoslo una vez más, es, por lo tanto, al
hombre entero y a su vida toda entera lo que abarca esta perfecta devoción.

50 Cita completa de La vida espiritual en la escuela de San Luis María Grignion de Montfort (A. Lhoumeau) – P. IV, Cap. II
[66]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
***

¡Todas nuestras acciones! Esta frase es como el eco de las palabras de San Pablo: “Sea que comáis, sea que bebáis, o
cualquier cosa que hagáis, hacedlo todo para la gloria de Dios”, y de esta otra: “En todo crezcamos en Cristo, nuestra
Cabeza” (Ef 4, 15). En nuestra vida todo debe ser sobrenaturalizado, y nuestra consagración a María debe influir sobre
todos nuestros actos, interiores o exteriores. Aquí está la labor que no debemos perder de vista; porque, tal y como lo
señala Montfort, no hay gran dificultad en enrolarse en el servicio de María, en consagrarse a Ella en calidad de esclavo,
y numerosos son los que lo hacen de buen grado; pero es mucho más difícil vivir según el espíritu de esta santa
Esclavitud, y bien pocos la comprenden y la practican.

II

La aplicación de la práctica interior a todas nuestras acciones produce como naturalmente esta exclamación:
“¡Pero ni pienso en eso!”. Para aquellos que recién se inician esta parece resumir todas las dificultades, e incluso el
desánimo. Recordemos brevemente que se debe distinguir con cuidado la unión actual de la unión habitual.

La unión actual es aquella que se lleva a cabo por un acto de la voluntad en el momento mismo en que se realiza:
por ejemplo, al comenzar mi oración, pienso (en ese mismo instante) en unirme a las intenciones de la Santísima
Virgen. Esta unión actual no es necesaria y ni siquiera se puede pretender tenerla de continuo en esta vida.

La unión habitual es una disposición permanente del alma, que vuelve fáciles y frecuentes los actos de unión. Esta
disposición permanente aunque actualmente no se tenga ninguna intención o no se haga nada; por ejemplo durante el
sueño. Además, esta disposición habitual, siempre que no sea retractada, influye virtualmente sobre todos los actos que
no le sean contrarios.

La consagración hace entonces “que el fiel esclavo entregue sin reservas a Jesús y a María todos sus pensamientos,
palabras, obras y sufrimientos de todos los momentos de su vida; de manera que, ya sea que duerma o esté despierto,
sea que beba o que coma, sea que haga las acciones más grandes, o las más pequeñas, será siempre verdadero el decir
que todo lo que haga, aún sin pensarlo, será de Jesús y María, en virtud de su ofrenda, a menos que la haya
expresamente retractado” (Verdadera Devoción nº 136).

Pero esta unión habitual tiene sus grados; y mientras más fáciles y frecuentes se vuelvan nuestros actos de unión,
más perfectas y meritorias serán nuestras acciones. Volveremos sobre este importante tema al hablar del trabajo; basta
ahora el haber expuesto estos principios para iluminar y consolar a las almas de buena voluntad.

 ARTÍCULO 2: De la renuncia necesaria para obrar en unión con María


“A fin de que el alma se deje conducir por el espíritu de María, dice Grignion de Montfort, debe renunciar el
propio espíritu a sus propias luces y deseos, antes de hacer cualquier cosa…; porque las tinieblas de nuestro propio
espíritu y la malicia de nuestra propia voluntad y su operación, si las seguimos… se transformarían en un obstáculo al
espíritu de María” (Verdadera Devoción nº 259). Estas palabras concuerdan con las de Santo Tomás que, también al
comentar el texto citado por nuestro Santo [cfr. Rom 8, 14] dice: “El hombre espiritual no obra principalmente según los
movimientos de su propia voluntad, sino por la inclinación que le da el Espíritu Santo”.

Por lo tanto, existe en este acto de unión una parte positiva y también una parte negativa; y, como el Santo de
Montfort ha establecido la práctica de nuestra unión en estos términos: “obrar por María, con María, en María y para
María”, descubriremos en la renuncia a nuestra propia voluntad cuatro aspectos que corresponden a las cuatro partes
de esta fórmula.

***

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Hemos dicho que obrar por María es estar movidos por su espíritu, “no tener vida interior ni operación espiritual
si no es en dependencia de Ella” [El Secreto de María p. 46]. Por lo tanto, es necesario que permanezcamos en paz; pero
solicitando insistentemente el auxilio divino, atentos a corresponderlo y conocer la voluntad del Señor, nada realicemos
deliberadamente sino bajo la moción de la gracia; es a través de ella que María nos invita a la acción. Para hacer esto,
debemos renunciar al impulso de nuestra propia voluntad, de nuestros apetitos y de nuestras pasiones. Sin esto no hay
dependencia, no hay infancia espiritual. Un niño pequeño hace pocas cosas por su propia voluntad y sus solas fuerzas.
Su condición, y añadiríamos de buen grado, su tarea de niño, es la de dejarse hacer incluso cuando él hace algo. Solo ¿de
qué será capaz? ¿Qué decisión podrá tomar? Salvo llorar para dar a conocer sus necesidades ( y en esto debemos
imitarlo), lo mejor para él es quedarse tranquilo en los brazos de su madre y no hacer nada antes de conocer su
voluntad. Esta es nuestra condición frente a la Santísima Virgen, y sería tedioso retomar esta comparación para
aplicarla punto por punto, tan evidente es en sí misma.

Esta iniciativa de nuestra propia voluntad para obrar, esta actividad independiente de la conducción del Espíritu
Santo y de María se opone al espíritu de la santa Esclavitud y a nuestra consagración; entorpece la acción de Dios en
nosotros y restringe su dominio. ¡Cuántas veces nos escapamos así de la dependencia de María! Es oportuno aquí tal
vez, insistir sobre este punto, porque muchos, todavía poco iluminados, no se fijan más que en sus faltas, piensan que
ellas solas son un obstáculo para la acción de Dios y contrarían su reinado en nosotros. Pero, sin ser desobediente, el
niño se agita intempestivamente en los brazos de su madre, la cansa y la molesta; de igual manera, nos sucede a
menudo que perjudicamos la acción divina por un apresuramiento y una actividad que creemos legítima y para el bien.
Tanto más se debe estar atento cuanto que, además del temperamento habitual, los hábitos de la vida moderna nos
conducen a esto. La piedad goza en nuestros días de una marcada predilección por las obras exteriores. Sea; sin
embargo, no deberíamos olvidar esta máxima de San Vicente de Paúl: “Camino al paso de Dios”, es decir, sigo su
voluntad y las mociones de su gracia; no me adelanto a ellas. Así pensaba también el Santo de Montfort.

Cuando se consumía en ardientes oraciones, cuando emprendía peregrinaciones y viajes para fundar su Compañía
de misioneros, lo escuchamos exclamar: “Si el hombre pone la mano el primero, nada se hará; si entremezcla de sí,
echará todo a perder”.

María misma es un buen modelo de esta conducta. Ella sabía, por ejemplo, que el Mesías debía nacer en Belén;
pero para procurar el cumplimiento de la profecía divina ¿acaso se inquietó, se puso Ella misma en camino? No;
dócilmente esperó que Dios manifestara su voluntad a través del edicto del emperador. Y cuando Ella fue a santificar a
Juan Bautista, esto ocurrió por una moción del Espíritu Santo; porque dice el Evangelio, “Ella se levantó”: Exurgens
Maria. “Pero si se levantó, entonces estaba sentada… Fuera del trabajo necesario y prescrito por Dios, el alma debe
habitualmente quedarse tranquila y descansar en Dios; de manera tal que en todo lo que haga, sea de Dios de quien
parta, a imitación de Cristo que decía: “Por mí mismo yo no hago nada, pero lo que veo hacer a mi Dios, lo hago
siempre” (Mons. Gay, Rosario).

***

Este es el punto de partida en la acción; pero durante la acción, es necesario permanecer con María, hacer
coincidir nuestros movimientos con su conducta, no escaparnos de sus manos por precipitación, excesivo ardor o
pereza espiritual. ¡Cuán necesario es renunciar a nosotros mismos para acomodarnos a “ese ritmo de Dios” señalado
por los acontecimientos, las órdenes de los superiores y las inspiraciones de la gracia!

Finalmente, para obrar en María, es decir, vivir en su interior, moldearnos a partir de sus intenciones y sus
disposiciones, es preciso que renunciemos a las nuestras. Toda resistencia, todo apego a nuestros pensamientos y a
nuestros deseos, todo resto del viejo Adán entorpecería o comprometería nuestra transformación. El Santo de
Montfort enseña la necesidad de esta renuncia perfecta con la ayuda de ingeniosas comparaciones. “Es necesario que
nos entreguemos a María, como una herramienta en las manos del obrero, un laúd en las manos de un buen músico, es
necesario que nos perdamos en Ella, como una piedra que se arroja al océano”.

[68]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Es casi superfluo observar que no se puede obrar para María, sin renunciar a obrar para uno mismo. La
abnegación está o en el fin o en la intención.

Estas apremiantes recomendaciones están bien justificadas, puesto que Nuestro Señor ha hecho de la renuncia la
condición para ir en pos de Él: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga”.
Y de hecho, sin ésta, ¿cuál puede ser el resultado? Muchos, es verdad, dicen con bastante facilidad y de buena fe que en
sus acciones se unen a las disposiciones de María y consideran sus intenciones; pero, puesto que no han renunciado
seriamente a sus propias opiniones y a su voluntad, la unión de la que se jactan es ilusoria o imperfecta.

Les sucede como al obrero que quiere estañar o dorar una pieza metálica. Si no la decapa, según la expresión
técnica, para limpiarla de las escorias y de materias extrañas, la adherencia del oro o del estaño o no se producirá o será
imperfecta y poco sólida. Por lo tanto, cuando queremos revestir nuestras acciones de las disposiciones o de las
intenciones de María, que son como un oro finísimo, purifiquémoslas por la renuncia, so pena de tener solamente un
revestimiento defectuoso y sin consistencia.

***

Hemos hablado de tranquilidad, de reposo del alma; hemos recomendado el dejarse hacer, el perderse y
abandonarse, a fin de obrar por María y en María. ¿Es realmente necesario explicar al lector que no hay en esto ninguna
tendencia quietista? Estos pensamientos y expresiones han sido tomados en su mayor parte de San Luis María
Grignion de Montfort; pero, sin insistir en el hecho de que sus escritos no fueron censurados durante el proceso de
beatificación, permítasenos decir que el transformarlo en quietista sería el colmo para quien conozca, aunque más no
sea un poco de su vida y sus obras.

Al predicar la unión a María, él no dice: “No hagáis nada”; sino: “No hagáis nada sin Ella, sin la moción y el
concurso de la gracia que Ella os procura. Debéis renunciar a vuestra propia voluntad, pero para seguir la de Dios”. ¿Y
cómo sin trabajo, sin lucha, sin generosa cooperación de nuestra parte, sin ejercicio de las virtudes se puede pretender
obrar por María, con Ella, en Ella y para Ella? ¿Cómo conformarse a sus intenciones y a sus deseos, cómo negarse en
lo más íntimo del ser, darse prácticamente, y caer al mismo tiempo en la somnolencia del semiquietismo o en el
embotamiento del quietismo total? Todos los maestros de espiritualidad que predican el recogimiento, el descanso del
alma en Dios, la calma de las potencias, pueden, en este caso, ser sospechosos. A estas reflexiones preventivas
añadiremos las palabras del Doctos Angélico concernientes al texto comentado: “Quienquiera que sea movido por el Espíritu
de Dios es hijo de Dios”. “Cuando decimos que los hombres espirituales son movidos a obrar principalmente por una
iniciativa del Espíritu Santo antes que por la propia voluntad, esto no significa en absoluto que obren sin voluntad ni
libre albedrío, sino más bien que el Espíritu Santo concede el movimiento a su voluntad y libre arbitrio según estas
palabras: Es Dios quien opera en vosotros el querer y el hacer”.

 ARTÍCULO 3: ¿Cómo realizar nuestro acto de unión?


Nuestra unión a las intenciones y a las disposiciones de la Santísima Virgen “se realiza simplemente y en un
instante por una sola mirada del espíritu, un pequeño movimiento de la voluntad o verbalmente, diciendo, por ejemplo:
Renuncio a mí mismo, y me doy a Vos, mi querida Madre” (Verdadera Devoción, nº 259). Estas palabras resumen varias
indicaciones prácticas que es útil explicar.

Lo que se nos pide es, en primer lugar, un acto de la voluntad; y esto nos recuerda esta importante verdad, a saber:
que en la vida moral no existen actos humanos, actos meritorios, que no sean voluntarios. La voluntad gobierna a las
otras facultades; y la devoción, dice San Francisco de Sales, consiste en querer hacer prontamente lo que Dios nos
ordena. Cuando por un acto de la voluntad nos hemos entregado o hemos renunciado a nuestras intenciones para

[69]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
obrar en dependencia de María, esta donación o esta renuncia se convierten en un hecho consumado, que vale, a pesar
de las impresiones de indiferencia y de tedio que podamos experimentar.

No es necesario que este acto sea siempre explícito, es suficiente un pensamiento implícito. San Luis María
Grignion de Montfort nos lo explica cuando dice: “Mientras más miréis a María en vuestras oraciones,
contemplaciones, acciones y sufrimientos, aunque no sea con una vista distinta e imperceptible, más perfectamente
encontraréis a Jesucristo” (Verdadera Devoción, nº 165).

Mirad a un niño en brazos de su madre. Él no siempre piensa explícitamente en su madre, pero conserva el vago
sentimiento de estar con ella y bajo su cuidado. Que su madre lo deje un instante, que otra persona lo tome… apenas
se percata de ello, llora. El reposo y la alegría que le producía el pensamiento implícito de su madre se transforman en
un reclamo explícito.

Esta distinción nos ayuda a comprender lo que es en la práctica la unión habitual. Esta excluye también los
escrúpulos de las almas aún poco instruidas, que creen necesario, para conformarse al espíritu de nuestra devoción,
pensar explícitamente en la Madre cada vez que se dirigen a su divino Hijo. Siempre que conservemos el sentimiento
habitual de nuestra dependencia hacia la Santísima Virgen, y que tengamos la intención general de ir a Dios por Ella, es
suficiente; entonces podemos decir que nuestros actos de fe, de amor, de renuncia, etc. , son hechos implícitamente en
unión con María.

El acto de unión del que estamos tratando puede hacerse rápidamente, simplemente, con sólo una mirada, “por
una ojeada”, según el pintoresco y expresivo término de Montfort. Es insinuar esta simplicidad de la que San Francisco
de Sales ha hablado deliciosamente en sus Conferencias: “Los niños, que Nuestro Señor nos propone como modelo de
nuestra perfección, no tienen generalmente ningún cuidado, sobre todo en presencia de su padre o madre; se quedan
junto a ellos, sin volverse a mirar ni sus satisfacciones ni sus consolaciones que aceptan de buena fe, regocijándose con
simplicidad, sin ninguna curiosidad por comprender las causas de ello, ni los efectos; el amor los ocupa lo suficiente sin
que puedan hacer otra cosa”. Por otro lado, el mismo santo aconseja no abrumar el propio espíritu en busca de bellas
consideraciones. Esta preocupación excesiva por obrar bien, afecta a la paz del alma y la fatiga rápidamente. Hay que
proceder en esto con desahogo, simpleza y discreción.

II

Otra recomendación de Montfort es la de “no hacernos violencia para sentir o gustar lo que decimos o hacemos,
haciéndolo y diciéndolo puramente en la fe que María tuvo sobre la tierra y que Ella nos comunicará con el tiempo”
(Secreto nº 51).

Se sabe que los principiantes se apoyan en esto, a falta de un conocimiento de la naturaleza, el origen y los efectos
del tedio, de las distracciones, del cansancio y las sequedades, como así también del modo de enfrentarlas.

Sin ánimo de repetir aquí lo que los autores de espiritualidad han explicado tan profusamente, nos limitaremos a
algunas reflexiones particularmente relacionadas al espíritu de nuestra devoción.

***

Sin duda, es necesario a veces imputar a nuestro estado físico nuestras arideces y desganos, tal y como lo sostiene
expresamente Santa Teresa: “puesto que este cuerpo sujeto a la corrupción estorba al alma” (Sap. IX, 15). Otras veces,
el demonio es la causa de ello. Él suscitará, en efecto, (es Montfort quien lo dice) grandes persecuciones a los devotos
esclavos de María; ya que en el juicio de los maestros de la vida espiritual, Satanás teme más el ver un alma empeñarse
en un camino de perfección que el dejarla emprender obras de caridad o de apostolado. Estas obras son excelentes en
sí mismas; sin embargo, las almas imperfectas las llevan a cabo generalmente de manera imperfecta también, mientras
que las que se encuentran más avanzadas en la vida interior, confieren a sus menores acciones una pureza y un valor
[70]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
muy perjudicial para el reino de Satanás. Para ellas, no hay ninguno o muy pocos de “estos apegos imperceptibles” que
señala Grignion de Montfort; de esos rodeos ocultos, de esas segundas intenciones que hacen que el demonio
encuentre siempre el modo de sacar provecho de nuestras buenas obras y, por tanto, que el mérito de éstas delante de
Dios, se vea disminuido. ¿Cómo asombrarse entonces de que, para desviarnos de una devoción que es un camino
seguro, fácil y perfecto, nuestro enemigo multiplique sus esfuerzos?

Los frutos prometidos son la razón de los ataques del adversario. “¡Pero no importa, exclama el Santo de
Montfort, sino tanto mejor!” Imitemos su confianza en María, y que los esfuerzos de Satanás nos animen al combate.

San Luis María Grignion de Montfort nos hace pedir el desapego de todo lo sensible en su Oración a María: “No os
pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni placeres, aún espirituales”. Lo que sigue no es más que la repetición un
tanto ampliada de estos otros consejos, en los que se ve con qué disposición debemos soportar la falta de gusto y las
arideces, ya sea que su causa sea alguna de las señaladas más arriba, o que las consideremos con justicia como la pena
de nuestras faltas o como saludables pruebas que Dios nos envía. “Di y haz todo en la purísima fe que María ha tenido
sobre la tierra y que te comunicará con el tiempo. Deja a tu soberana, pobre pequeña esclava, la visión clara de Dios,
los arrebatos, los gozos, los placeres, las riquezas, y no guardes para ti más que la pura fe, llena de hastío, de
distracciones, fatigas y arideces. Di más bien: “Amén, así sea”, a lo que hace María, tu Soberana, en el cielo; es lo mejor
que puedes hacer al presente” (Secreto nº 51).

***

¡Oh! ¡Las suavidades y dulzuras de estos humildes y mansos de corazón que son los santos! En la Escritura, Dios
se compara con el águila que anima a sus aguiluchos a volar y se esfuerza por animar su debilidad. ¿No es esto mismo
lo que hace aquí el Santo de Montfort? Con una efusión de amor que le inspiran los corazones de Jesús y de María por
los humildes y los pequeños, se inclina hacia el alma que quiere introducir en este camino arduo, la acaricia como una
madre hace con su hijo y la llama “pobre pequeña esclava”, “querida alma”. Del mismo modo llamaba Dios
antiguamente a su nación bienamada: “pobrecilla, paupercula”, y Jesús decía a sus apóstoles: “¡Filioli, hijitos míos!”. Pero,
¿cuál es su intención? Convencer a esta alma de su miseria, de su indignidad, hacer que ella se mantenga humilde y
tranquilamente dependiente y confiada, bajo la mano de María; le enseña finalmente a balbucear un Amén, es decir, un
sí, un consentimiento pleno, afectuoso e ingenuo, como un beso de niño, a la voluntad de su Madre. Él desea que
rebajándose así, se eleve hasta el amor de complacencia, hasta el olvido de sí mismo; que esté contenta de saber que
María se alegra en el Cielo, mientras que ella sufre aquí abajo, porque esta buena Madre la mira y la sostendrá.

¿Hay algo que describa mejor la infancia espiritual y que sea más según el espíritu de la perfecta Devoción a
María? ¡Pero bajo qué luz se nos muestra nuestro Santo! ¿Acaso nos sorprende que para el pueblo haya seguido siendo
el “buen Padre de Montfort”, cuando se mostraba tal en el santo trato de las almas?

 ARTÍCULO 4: Preguntas y respuestas


I

¿Es obligatorio el no ir jamás a Jesús sino por María?

Pasar por María parece a veces un rodeo; dejarla siempre hablar en nuestro lugar puede resultar a menudo un
verdadero sacrificio. En determinados momentos, ¡nos será tan bueno y legítimo, el ir directamente y espontáneamente
a Jesús, hablarle a Él, sin intermediarios y con toda libertad!

¿Y qué nos impide hacerlo? Esta objeción nace seguramente de una falsa idea de nuestra Devoción y de una
interpretación errónea de su práctica. Antes de todo razonamiento, reflexionad sobre estos hechos.

Porque María presentó al divino Niño a los pastores y a los magos, y ellos lo recibieron de sus manos, ¿tuvieron
algún impedimento para abordarlo, rendirle sus homenajes y quizás tomarlo en sus brazos? No; porque es Ella quien
[71]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
les mostró a Jesús, se los hizo conocer y se los entregó. ¿Pensáis también que por haberse unido a María, puesto bajo
su conducción y haberla imitado, las santas mujeres han seguido de menos cerca a Jesús en su Pasión, o que ellas no
han podido también contemplarlo con facilidad y testimoniarle su amor?

Considerad también que, si un niño pequeño, para alcanzar un objeto o ver alguna cosa, se hace levantar en los
brazos de su madre, esto no es un obstáculo para que vea o toque lo que quiere. Y cuando la madre lo presenta al
padre, lo insta a sonreír, lo ayuda a balbucear, a recibir las caricias paternas, ¿puede decirse que ella impida que el niño
mire a su padre o que le hable directamente?

En lugar de que María sea una barrera entre Jesús y nosotros, una cortina entre nuestros ojos y la luz, Ella es, en
todo caso, un medio y una vía. Los anteojos son un intermediario; sin embargo, lejos de entorpecer, son un
intermediario para ver mejor. ¿Queréis hablar al Corazón de Jesús, entrar en su interior? María es la puerta. ¿Desde
cuándo la puerta es un obstáculo para entrar? ¿No es ella, por el contrario, la entrada normal y fácil? Sólo los ladrones y
los salteadores entran por las ventanas. Qui ascendit aliunde, ille fur est et latro, dice Nuestro Señor.

Se podrían multiplicar las comparaciones, y recordar que María es el santuario en que Jesús reposa, la custodia que
nos lo muestra, etc. Sin embargo, observamos que en la práctica, muchos se imaginan enfrentar un obstáculo y en
realidad pueden sentirlo así, porque consideran el pensamiento explícito y actual de María como necesario. De todos
modos, ya hemos explicado que un pensamiento habitual e implícito sería suficiente. Quien usa lentes, no anda siempre
pensando que mira a través de ellos; de igual manera, quien vive habitualmente en la dependencia de María puede muy
bien, sin salirse ni sustraerse de su mediación, hablar directamente a Jesús, desahogarse cerca de Él, ir a Él con toda
libertad y espontaneidad; no hay necesidad de pensar actualmente que se va a Él por María; pero al reflexionar,
agradecerá a esta buena Madre el haberlo introducido en la intimidad del Salvador y presentado a su divina Majestad; se
regocijará de que Ella haya ofrecido sus oraciones y también, sin duda, de que haya prevenido o corregido sus faltas y
sus torpezas.

Tampoco es inútil recordar que de hecho, no es nuestro pensamiento el que establece a María como mediadora
entre Jesús y nosotros; ya sea que pensemos o no en Ella, igualmente nuestra oración va a Jesús por Ella, y también por
Ella se nos conceden las gracias. Desde el Cielo, Ella ve en Dios todo lo que sucede en la Iglesia, porque Ella es la
Madre de todos; y sus relaciones con Dios son tales que no podría considerársela como una persona extraña cuya
presencia perjudica nuestra intimidad con Jesús. No es sino por Ella, el jardín cerrado del Esposo y la fuente sellada,
que se llega a una profunda intimidad con Cristo.

Estas verdades, que ya hemos expuesto, nos muestran cómo la mediación universal y permanente de la Santísima
Virgen justifica la práctica de ir en todo a Jesús por Ella, puesto que éste es el orden establecido por Dios. Por tanto, es
con justicia que Montfort nos hace esta recomendación: “Guardaos bien… de creer que sea más perfecto el ir
directamente a Jesús, directamente a Dios…” (El Secreto de María, p. 48).

Volveremos sobre este tema al explicar que María es un camino perfecto.

II

He aquí otra dificultad.

“Al realizar vuestras acciones por la Santísima Virgen, abandonáis vuestras propias intenciones y operaciones,
aunque sean buenas y conocidas, para perderos, por así decir, en las suyas, aunque estas os sean desconocidas”
(Verdadera Devoción, nº 222).

¿Cómo puedo unirme a intenciones y operaciones que me son desconocidas, y no es preferible, por no
sólo decir práctico, limitarme a las mías, cuando mi conciencia las juzga buenas?

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Sí, es posible unirse a intenciones u operaciones desconocidas. Es lo que hacemos al firmar un papel en blanco o
por aprobaciones de este estilo: “Todo lo que haga, lo consiento y apruebo”. ¿Hace falta recordar los ejemplos
cotidianos que nos ofrece la santa liturgia? ¿Acaso al responder Amén a la oración del sacerdote, que no comprende
porque es secreta, o a causa de la lengua latina en que se pronuncia, el pueblo cristiano no se une a una oración y a unas
intenciones desconocidas para él? Los liturgistas han mostrado el sentido profundo y lo sublime de este consentimiento
pleno de fe y de confianza que los fieles confieren a la oración de la Iglesia, cuyo sentido preciso y especiales
intenciones se le escapan. Sin embargo, prefieren unirse antes que cerrarse en sus razones particulares y distintas. Es
seguramente en este orden de ideas que el Santo de Montfort nos hace decir Amén a lo que hace María.

¿Cómo no señalar también que esta práctica hace al fondo de la educación maternal? ¿Por qué habría de ser
entonces excluida de la vida espiritual? En verdad, cuando para enseñarle a hablar o a rezar, la madre hace balbucear
algunas palabras a su pequeño, o le hace juntar las manos, ¿qué comprende él? Con sus ojos fijos en ella, se ajusta como
puede a su voluntad y a sus argumentos, hace lo que la ve hacer y no obra en lo más mínimo según sus propias ideas e
intenciones. He aquí el ejemplo a seguir. ¿Será esto imposible?

“De este modo, dice el Santo, entraremos a participar de lo sublime de las intenciones de María” al igual que un
niño se une a las de su madre, que para él son muy sublimes. ¡Qué provechoso es para él preferirlas a lo que le parece
comprender! ¿Y no pensáis que también nos sea mejor el salir de nuestras sombras, el abandonar estos bajos lugares
donde se arrastran nuestros deseos para elevarnos hacia las radiantes cimas que habita María y decir: “Creemos lo que
Ella ve, queremos lo que Ella quiere”?

***

Pero, ¿por qué rechazar nuestras propias intenciones o pensamientos, si estos son buenos? “Porque las tinieblas
de nuestro propio espíritu y la malicia de nuestra propia voluntad y su operación, si las seguimos, aunque nos parezcan
buenas, se transformarían en un obstáculo al espíritu de María” (Verdadera Devoción nº 259). Puede haber una ilusión de
nuestra parte en todo esto. Es al preferir las razones y la voluntad de su madre a las suyas propias, por más excelentes
que le parezcan, que el niño evita los errores y las faltas.

Se podrá creer también que al renunciar a las propias intenciones y opiniones para unirse a las de la Santísima
Virgen, que nos son desconocidas, se nos prohíbe tener pensamientos y deseos distintos y conocidos; que nos
condenamos a obrar siempre sin comprender y a dejarnos conducir sin jamás ver nada. De ninguna manera. Lo que
pretende el Santo de Montfort es que evitemos complacernos en nuestros propios pensamientos por este apego secreto
y casi imperceptible que se escapa a menudo, incluso en personas espirituales; quiere además que nuestra devoción a
María se inspire en esta recomendación del Apóstol: “No es que no seamos capaces de no tener un buen pensamiento,
y esto por sólo nuestras fuerzas, pero es Dios el que nos ha dado el poder” (2 Cor 3, 5).

Así, experimentaremos iluminaciones, mociones, intenciones de hacer algo, pero siempre en dependencia de
María; a Ella se las atribuiremos, y no a nosotros, a Ella se las pediremos; en Ella es donde las buscaremos, prontos,
por otra parte, a renunciar a ellas si Dios nos lo pide.

Los bienaventurados ven todo en la divina luz; así, en cierta manera, lo veremos todo en María; y, al contemplarla,
al entrar en su escuela, procuraremos alcanzar la inteligencia de los misterios de Dios y de su voluntad, en lugar de
buscarla en nosotros mismos, de confiarnos a la actividad y a las luces de nuestro espíritu.

“Un alma fiel a esta devoción (de realizar todas sus acciones por la Santísima Virgen), sin tener en cuenta para
nada lo que piensa y hace por sí misma, y no apoyándose ni poniendo su complacencia más que en las disposiciones de
María para acercarse a Jesús y para dirigirse a Él, practica así la humildad tanto más que las almas que obran por sí
mismas y que tienen un apoyo y una complacencia imperceptible en sus disposiciones; y, en consecuencia, glorifica
mucho más a Dios, quien no es glorificado perfectamente más que por las almas humildes y pequeñas de corazón
(Verdadera Devoción, nº 223).
[73]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Lejos de querernos ignorantes y ciegos, San Luis María Grignion de Montfort nos promete que, a cambio de esta
devoción, María nos comunicará la luz de su fe viva y el ardor de su caridad. Se refiere largamente a las cualidades de
esta fe y sostiene que ésta será “activa y penetrante, dándonos, cual misteriosa llave maestra, entrada en todos los
misterios de Jesucristo…, una fe que será nuestra llama ardiente, nuestra vida divina, nuestro tesoro oculto de la divina
sabiduría…” (Verdadera Devoción, nº 214).

En efecto, aunque al principio se ocupe de imitar a su madre sin comprender lo que hace, el niño no debe
permanecer en la ignorancia y la incapacidad; poco a poco su inteligencia se desarrolla y su voluntad se forma. ¿No es
este el objetivo de su educación? Y puesto que nuestra infancia y nuestra educación espiritual duran toda nuestra vida,
siempre será mejor para nosotros el vivir y obrar en todo como verdaderos hijos de María permaneciendo en una
perfecta dependencia de esta Madre y Maestra.

[74]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

F) Cofradía de los esclavos de María


En el Tratado, N. 227, cuando San Luis María va a hablar de la primera de las Prácticas Exteriores, dice:

Quienes deseen abrazar esta devoción particular, no erigida aún en cofradía –aunque sería mucho de desear
que lo fuera– emplearán, como he dicho en la primera parte de esta “preparación al reinado de Jesucristo”, doce
días por lo menos en vaciarse del espíritu del mundo…
El santo manifestaba así su deseo de que los esclavos de María que adoptaran la devoción que tanto enseñaba formaran
parte de una cofradía que los uniera espiritualmente.

En efecto, la primera cofradía que respondía al deseo de San Luis María fue erigida en 1899 en Ottawa, Canadá, con el
nombre de Cofradía de María Reina de los Corazones. El 28 de abril de 1913, el Papa San Pio X confería a la filial de la
Cofradía en Roma el título de “Archicofradía” y a ella, desde entonces, debían vincularse todas las demás. En 1955 la
Santa Sede estableció una forma especial de Cofradía para los sacerdotes51. El 26 de abril de 2001, a pedido del
Procurador General de la Compañía de María (Misioneros Montfortanos), la Santa Sede reunificó ambas asociaciones.
Así, la Cofradía pasó a tomar el nombre de Asociación María Reina de los Corazones52.

Vale aclarar que la inscripción a dicha Asociación es voluntaria y no es necesaria para hacerse esclavo de María y vivir
una verdadera devoción mariana, mas el pertenecer a la misma comporta una participación en los bienes espirituales de
todos sus miembros, como toda Cofradía de la Santa Iglesia. Más abajo se hará una breve reseña al respecto.

En los Estatutos de la Asociación (Véase Anexo E) se indican las condiciones para alistarse a la misma. En el Manual
de la Legión de María, Apéndice 5, están resumidas estas condiciones en los siguientes tres puntos:

a) Consagrarse a Jesucristo, Sabiduría eterna y encarnada, por medio de María, de acuerdo con la fórmula de San
Luis de Montfort. Ha de llevarse a cabo una preparación adecuada, y escogiendo para la consagración un día especial,
una de las fiestas de Nuestra Señora. Se ha de renovar diariamente esta consagración, recitando la siguiente
jaculatoria: "Soy todo tuyo, amantísimo Jesús mío, y te ofrezco cuanto tengo por manos de tu santísima Madre,
María". (…)
b) La inscripción de nuestro nombre en algún centro. (…)
c) Principalmente -y ésta es la esencia misma de esta devoción-, vivir regular y constantemente en un estado de
absoluta dependencia de la voluntad de María, siguiendo en esto el ejemplo del Hijo de Dios en Nazaret; y realizarlo
todo por Ella, con Ella, en Ella y para Ella, de tal forma que la consideremos como obrando siempre en unión con
nosotros, dirigiendo nuestros esfuerzos y administrando todos los frutos de los mismos. (…)

51Cfr. en la web de los Misioneros Montfortanos (en inglés): Véase Anexo H: Fuentes.
52Véase en el Anexo E (Parte IV) de este cuadernillo el Decreto de Reunificación de las Asociaciones Montfortanas y los Estatutos
para los miembros de dicha Asociación.
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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Para inscribirse a la Asociación (Cofradía), basta con ingresar los datos personales en la siguiente página de los
Misioneros Montfortanos de Estados Unidos53:

http://www.queenofallhearts.com/

Unas semanas después a haber ingresado los datos, se recibirá por correo postal una carta indicando la admisión a la
Asociación. No se necesita realizar ningún aporte económico, ni para inscribirse, ni para la recepción del correo postal,
ni para permanecer inscripto en la Asociación. Tampoco es necesario asistir a ningún tipo de reunión.

Por pertenecer a la Asociación María, Reina de los Corazones, se participa en los bienes espirituales de la misma, como
indica el Art. 13 y 14 de sus Estatutos:

• Art. 13 Por su ingreso en la Asociación, los miembros se hallan en comunión espiritual con toda la familia
monfortiana. (…)
Los miembros participan igualmente de las riquezas espirituales que derrama sobre la familia Monfortiana Aquella
que se consagró totalmente y en forma inefable a quien todo se lo dio.
• Art. 14 El ingreso en la Asociación crea un vínculo recíproco de hermandad y solidaridad entre todos los miembros
de la familia monfortiana. El nuevo miembro participa de las alegrías y los sufrimientos de su nueva familia. Al
sentirse feliz de nutrirse de los tesoros espirituales de esta familia, se esfuerza por enriquecerla por medio de la
oración y la ofrenda de su vida animada por la consagración monfortiana.

Además, la Asociación se ve enriquecida con indulgencias plenarias que pueden ganar los miembros de la Asociación
en determinados días54 a condición de renovar la fidelidad a los Estatutos de la Asociación (que no significaría otra cosa
que permanecer fiel a la Consagración de Esclavitud hecha a María) y cumplir el resto de las condiciones
acostumbradas que exige la Santa Iglesia para ganar una indulgencia plenaria (oración por las intenciones del Santo
Padre, Sagrada Comunión, Confesión dentro de los ocho días y aversión a todo pecado, inclusive el venial).

53 En la página mencionada, se debe ingresar al link Enrollement (Inscripción) y llenar el formulario en inglés. Es importante indicar
en el apartado Comment (Comentarios) que se pertenece a un país extranjero (exterior a Estados Unidos).
Aquí sólo se menciona un modo simple de incribirse (via web), pero también puede hacerse por correo postal. El Manual de la
Legión de María indica las siguientes direcciones:
Inglaterra. Montfort House, Burbo Bank Road, Liverpool 123 6TH.
USA: Montfort Fathers, 26 South Saxon Ave., Bay Shore, N.Y. 11706.
Francia: 2 rue de Couvents 85290 Saint-Laurent-Sur-Sevre.
Bélgica: Dietsevest 25 - 3000 Leuven.
Canadá: 4000 Bossuet, Montreal Quebec H1M 2M2.
Italia: Via Romagna 44, 00187 Roma.
54 Los días en los que se puede ganar indulgencia plenaria se pueden ver al final del Anexo E.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

PARTE IV
Apéndices
1. Oración a Jesús
De San Luis María Grignion de Montfort55.

Dejadme, amabilísimo Jesús mío, que me dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me
habéis hecho con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada
delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento. ¡Ay, Señor! tan miserable soy, que sin
esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas
partes; me hace falta para calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace
falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para miraros, para hablaros,
para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en
una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.

¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que
conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias
por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en
adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, no permitáis tal
desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María.

Mil y mil veces, con San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me
he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como
Vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta,
arrancadla, os ruego, arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.

¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el Árbol de la Vida verdadero,
que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo!
Dadme mucha devoción y mucha afición a María, vuestra divina Esposa; que me apoye mucho en su seno maternal y
recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, grande y poderoso,
hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.

55 El Secreto de María – nn. 66-67.


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

2. Oración a María para sus fieles esclavos


De San Luis María Grignion de Montfort56.

Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve, María, Madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa
del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Señora, mi poderosa Soberana; salve, mi gozo, mi gloria,
mi corazón y mi alma. Vos sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia. Pero todavía no lo soy
bastante. De nuevo me entrego a Vos todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada ni para mí, ni para
otros.

Si algo veis en mí que todavía no sea vuestro, tomadlo en seguida, os lo suplico, y haceos dueña absoluta de todos mis
haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios y plantad, levantad y producid todo
lo que os guste.

La luz de vuestra fe disipe las tinieblas de mi espíritu; vuestra humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; vuestra
contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; vuestra continua vista de Dios llene de su
presencia mi memoria, el incendio de caridad de vuestro corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a
vuestras virtudes mis pecados; vuestros méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y
amadísima Madre, haced, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el vuestro para conocer a Jesucristo y su divina
voluntad; que no tenga más alma que la vuestra para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el
vuestro para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Vos.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Vos el ver claro, sin tinieblas; para
Vos el gustar por entero sin amargura; para Vos el triunfar gloriosa a la diestra de vuestro Hijo, sin humillación; para
Vos el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva
alguna de todos los bienes de Dios.

Esta es, divina María, la mejor parte que se os ha concedido, y que jamás se os quitará, que es para mí grandísimo gozo.
Para mí y mientras viva no quiero otro, sino el experimentar el que Vos tuvisteis: creer a secas, sin nada ver y gustar;
sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta
la muerte por Vos, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia os pido, es que
en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hicisteis sobre la
tierra cuando vivíais; amén a todo lo que hacéis al presente en el cielo; amén a todo lo que hacéis en mi alma, para que
en ella no haya nada más que Vos, para glorificar plenamente a Jesús en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

56 El Secreto de María – nn. 68-69.


[78]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

3. Oración a Jesucristo de San Agustín


Oración recomendada por San Luis María de Montfort57.

Tú eres, oh Cristo,
mi Padre santo, mi Dios misericordioso,
mi rey poderoso, mi buen pastor,
mi único maestro, mi mejor ayuda,
mi amado hermosísimo, mi pan vivo,
mi sacerdote por la eternidad,
mi guía hacia la patria,
mi luz verdadera, mi dulzura santa,
mi camino recto, mi Sabiduría preclara,
mi humilde simplicidad, mi concordia pacífica,
mi protección total, mi rica heredad,
mi salvación eterna....
¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo!
¿Por qué habré deseado durante la vida
algo fuera de Ti, mi Jesús y mi Dios?
¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en Ti?
Anhelos todos de mi corazón,
inflámense y desbórdense desde ahora
hacia el Señor Jesús;
corran, que mucho se han retrasado,
apresúrense hacia la meta,
busquen a quien buscan.
¡Oh Jesús! ¡Anatema quien no te ame!
¡Reboce de amargura quien no te quiera!
¡Dulce Jesús,
que todo buen corazón dispuesto a la alabanza,
te ame,
se deleite en Ti,
se admire ante Ti!
¡Dios de mi corazón!
¡Herencia mía, Cristo Jesús!
¡Desfallezca el latir de mi corazón!
vive, Señor, en mí;
enciéndase en mi pecho
la viva llama de tu amor,
acrézcase en incendio;
arda siempre en el altar de mi corazón,
queme en mis entrañas,
incendie lo íntimo de mi alma,
y que en el día de mi muerte
comparezca yo consumado en tu presencia.
Amén.

57 Cfr. Tratado de la Verdadera Devoción - n. 67.


[79]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

4. Himno Ave Maris Stella (Salve, Estrella del mar)


1. Salve, estrella del mar, 1. Ave maris Stella,
Madre de Dios santa, Dei Mater alma,
y siempre Virgen, atque semper Virgo,
feliz puerta del cielo. felix caeli Porta.

2. Tú, que recibiste el «Ave» 2. Sumens illud Ave


del ángel Gabriel, Gabriélis ore,
afiánzanos en la paz, funda nos in pace,
y trueca el nombre de Eva. mutans Hevae nomen.

3. Desata los lazos de los reos, 3. Solve vincla reis,


alumbra a los ciegos, profer lumen caecis:
ahuyenta nuestros males, mala nostra pelle,
y alcánzanos todos los bienes. bona cuncta posce.

4. Muéstrate Madre nuestra, 4. Monstra te esse matrem:


y por ti acoja nuestras preces sumat per te preces,
El que naciendo por nosotros, Qui pro nobis natus
se hizo Hijo tuyo. tulit esse tuus.

5. ¡Oh Virgen incomparable, 5. Virgo singuláris,


dulce como ninguna! inter omnes mitis,
Líbrándonos de la culpa, nos, culpis solútos,
haznos mansos y castos. mites fac et castos.

6. Haz pura nuestra vida, 6. Vitam praesta puram,


seguros los caminos, iter para tutum,
para que viendo a Jesús, ut, vidéntes Jesum,
siempre nos alegremos. semper collaetémur.

7. Loor a Dios Padre, 7. Sit laus Deo Patri,


gloria a Cristo soberano summo Christo decus,
y al Espíritu Santo, Spirítui Sancto,
a ellos un solo honor. tribus honor unus.
Amén. Amen.

[80]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

5. Magníficat (Cántico de la Santísima Virgen)

1. Mi alma engrandece al Señor: 1. Magníficat ánima mea Dóminum.

2. Y mi espíritu reboza de gozo en Dios, mi Salvador. 2. Et exsultávit spíritus meus in Deo salutári meo.

3. Porque ha puesto sus ojos en su humilde sierva. He 3. Quia respéxit humilitátem ancíllæ suæ: Ecce enim ex hoc
aquí que en adelante me llamarán bienaventurada todas beátam me dicent omnes generatiónes.
las generaciones.

4. Porque el Poderoso ha hecho en mi favor grandes 4. Quia fecit mihi magna qui potens est: et sanctum nomen ejus.
cosas. Santo es su nombre.

5. Su misericordia se extiende de generación en 5. Et misericórdia ejus a progénie in progénies timéntibus eum.


generación sobre los que le temen.

6. Ha desplegado la fuerza de su brazo; ha dispersado a 6. Fecit poténtiam in bráchio suo: dispérsit supérbos mente cordis
los soberbios de corazón. sui.

7. Ha derribado a los poderosos de sus tronos y 7. Depósuit poténtes de sede, et exaltávit húmiles.
ensalzado a los humildes.

8. A los hambrientos ha colmado de bienes y a los ricos 8. Esuriéntes implévit bonis: et dívites dimísit inánes.
los ha despedido vacíos.

9. Ha tomado bajo su amparo a Israel, su siervo, 9. Suscépit Ísraël púerum suum, recordátus misericórdiæ suæ.
recordando su misericordia.

10. Como lo había prometido a nuestros padres, a 10. Sicut locútus est ad patres nostros, Ábraham et sémini ejus in
Abraham y a su descendencia para siempre. saécula.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

6. Letanías de la Santísima Virgen


Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros. Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros


Dios, Hijo, redentor del mundo, ...
Dios, Espíritu Santo, ...
Trinidad Santa, un solo Dios, ...

Santa María, ruega por nosotros.


Santa Madre de Dios, ...
Santa Virgen de las vírgenes, ...
Madre de Cristo, ...
Madre de la divina gracia, ...
Madre purísima, ...
Madre castísima, ...
Madre virginal, ...
Madre sin mancha, ...
Madre inmaculada, ...
Madre amable, ...
Madre admirable, ...
Madre del buen consejo, ...
Madre del Creador, ...
Madre del Salvador, ...
Virgen prudentísima, ...
Virgen digna de veneración, ...
Virgen digna de alabanza, ...
Virgen poderosa, ...
Virgen clemente, ...
Virgen fiel, ...
Espejo de justicia, ...
Trono de sabiduría, ...
Causa de nuestra alegría, ...
Vaso espiritual, ...
Vaso digno de honor, ...
Vaso insigne de devoción, ...
Rosa mística, ...
Torre de David, ...
Torre de marfil, ...
Casa de oro, ...
Arca de la alianza, ...
Puerta del cielo, ...
Estrella de la mañana, ...
Salud de los enfermos, ...
Refugio de los pecadores, ...
Consuelo de los afligidos, ...
Auxilio de los cristianos, ...
Reina de los ángeles, ...
Reina de los patriarcas, ...
Reina de los profetas, ...

[82]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Reina de los apóstoles, ...
Reina de los mártires, ...
Reina de los confesores, ...
Reina de las vírgenes, ...
Reina de todos los santos, ...
Reina concebida sin pecado original, ...
Reina asunta al cielo, ...
Reina del Santísimo Rosario, ...
Reina de la paz, ...

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.


Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

OREMOS. Concédenos, Señor y Dios nuestro, que podamos gozar de la salud del alma y del cuerpo, y por la
intercesión de la Santísima Virgen María, líbranos de las tristezas de este mundo y danos la eterna alegría. Por
Cristo nuestro Señor. Amén.

[83]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

7. Letanías del Santo Nombre de Jesús


Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros. Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros


Dios, Hijo, redentor del mundo, ...
Dios, Espíritu Santo, ...
Trinidad Santa, un solo Dios, ...

Jesús, Hijo de Dios vivo, ten misericordia de nosotros


Jesús, esplendor del Padre, ...
Jesús, pureza de la luz eterna, ...
Jesús, rey de la gloria, ...
Jesús, sol de justicia, ...
Jesús, Hijo de la Virgen María, ...
Jesús, amable, ...
Jesús, admirable, ...
Jesús, Dios fuerte, ...
Jesús, padre del siglo futuro, ...
Jesús, Ángel del gran consejo, ...
Jesús, todopoderoso, ...
Jesús, pacientísimo, …
Jesús, obedientísimo, ...
Jesús, manso y humilde de corazón, ...
Jesús, amante de la castidad, ...
Jesús, que nos honras con tu amor, ...
Jesús, Dios de paz, ...
Jesús, autor de la vida, ...
Jesús, ejemplar de las virtudes, ...
Jesús, celador de las almas, ...
Jesús, nuestro Dios, ...
Jesús, nuestro refugio, ...
Jesús, padre de los pobres, ...
Jesús, tesoro de los fieles, ...
Jesús, buen pastor, ...
Jesús, verdadera luz, ...
Jesús, sabiduría eterna, ...
Jesús, bondad infinita, ...
Jesús, camino y vida nuestra, ...
Jesús, alegría de los Ángeles, ...
Jesús, Rey de los Patriarcas, ...
Jesús, maestro de los Apóstoles, ...
Jesús, doctor de los Evangelistas, ...
Jesús, fortaleza de los Mártires, ...
Jesús, luz de los Confesores, ...
Jesús, pureza de las Vírgenes, ...
Jesús, corona de todos los Santos, ...

Sednos propicio, perdónanos, Jesús


Sednos propicio, escúchanos, Jesús

[84]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

De todo mal, líbranos, Jesús


De todo pecado, ...
De tu ira, ...
De las astucias del demonio, ...
Del espíritu de fornicación, ...
De la muerte eterna, ...
De la negligencia en oír tus inspiraciones, ...

Por el misterio de tu santa encarnación, ...


Por tu natividad, ...
Por tu infancia, ...
Por tu vida, toda divina, ...
Por tus trabajos, ...
Por tu agonía y pasión, ...
Por tu cruz y desamparo, ...
Por tus desfallecimientos, ...
Por tu muerte y sepultura, ...
Por tu resurrección, ...
Por tu ascensión, ...
Por la institución de tu santísima Eucaristía, ...
Por tus gozos, ...
Por tu gloria, ...

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Jesús.

Jesús, óyenos. Jesús, óyenos.


Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos.

OREMOS. Señor nuestro Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te
suplicamos nos concedas el afecto de tu divinísimo amor, para que te amemos de todo corazón, de palabra y de obra,
y nunca cesemos de alabarte.
Haz, Señor, que estemos siempre poseídos del temor y juntamente del amor de tu santo Nombre, porque nunca privas
de tu providencia a los que afirmas en la solidez de tu amor: Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

[85]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

8. Letanías al Espíritu Santo


Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros. Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros


Dios, Hijo, redentor del mundo, ...
Dios, Espíritu Santo, ...
Trinidad Santa, un solo Dios, ...

Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo, ...


Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las fecundaste, ...
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios, ...
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ...
Espíritu que das testimonio de Cristo, ...
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ...
Espíritu que fecundas a María, ...
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ...
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ...
Espíritu de sabiduría y entendimiento, ...
Espíritu de consejo y fortaleza, ...
Espíritu de ciencia y piedad, ...
Espíritu de temor del Señor, ...
Espíritu de gracia y misericordia, ...
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ...
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, ...
Espíritu de humildad y castidad, ...
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ...
Espíritu de gracia multiforme, ...
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ...
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, ...
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ...
Espíritu en el cual renacemos, ...
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones, ...
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ...
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,...
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos, ...
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, ...

Sednos propicio, perdónanos, Jesús


Sednos propicio, escúchanos, Jesús

De todo mal, líbranos, Señor.


De todo pecado, ...
De las tentaciones e insidias del diablo, ...
De toda presunción y desesperación, ...
De la resistencia a la verdad conocida, ...
De la obstinación y de la impenitencia, ...
De la impureza de la mente y del cuerpo, ...
Del espíritu de fornicación, ...
De todo espíritu malo, ...

[86]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, te rogamos, óyenos.


Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación, ...
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, ...
Por tu advenimiento sobre los discípulos, ...

En el día del juicio, nosotros, pecadores, ...

Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu, ...
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, ...
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne, ...
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne, ...
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios, ...
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz, ...
Para que no creamos a todo espíritu, ...
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios, ...
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud, ...
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano, ...

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

OREMOS. Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente
nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

9. Coronilla de las Doce Estrellas58


Se comienza diciendo: “Hazme digno de alabarte, ¡Virgen Santa! Dame fuerza contra tus enemigos.”

- Corona de gloria - Corona de poder - Corona de bondad

Padrenuestro Padrenuestro Padrenuestro

Avemaría Avemaría Avemaría

1. Bienaventurada eres, ¡Virgen 5. Gloria a Ti, ¡Reina del universo! 9. Gloria a Ti,
María!, Llévanos contigo a los gozos del ¡Refugio de los pecadores!
que llevaste en tu seno al Señor Cielo. Intercede por nosotros ante el Señor.
y Creador del mundo; ¡Alégrate, Virgen María! ¡Alégrate, Virgen María!
engendraste al que te formó, ¡Alégrate, mil veces! ¡Alégrate, mil veces!
quedándote siempre Virgen.
¡Alégrate, Virgen María!
¡Alégrate, mil veces!

Avemaría Avemaría Avemaría

2. ¡Virgen Santa e Inmaculada, 6. Gloria a Ti, 10. Gloria a Ti,


no sé con cuáles alabanzas ¡Tesorera de las gracias del Señor! ¡Madre de los huérfanos!
honrarte dignamente, Haznos participantes de tu tesoro. Vuélvenos favorable
porque llevaste en tu seno ¡Alégrate, Virgen María! al Padre Todopoderoso.
al que ni los cielos pueden contener. ¡Alégrate, mil veces! ¡Alégrate, Virgen María!
¡Alégrate, Virgen María! ¡Alégrate, mil veces!
¡Alégrate, mil veces!

Avemaría Avemaría Avemaría

3. Toda bella eres, ¡Virgen María!, 7. Gloria a Ti, 11. Gloria a Ti,
y en Ti no hay ninguna mancha. ¡Medianera entre Dios y el hombre! ¡Alegría de los justos!
¡Alégrate, Virgen María! Vuélvenos favorable al Llévanos contigo a los gozos de los
¡Alégrate, mil veces! Todopoderoso. cielos.
¡Alégrate, Virgen María! ¡Alégrate, Virgen María!
¡Alégrate, mil veces! ¡Alégrate, mil veces!

Avemaría Avemaría Avemaría

4. Hay más virtudes en Ti, ¡Virgen 8. Gloria a Ti, 12. Gloria a Ti,
Santa!, ¡Triunfadora de las herejías ¡Auxiliadora siempre presente,
que estrellas en el cielo. y de los demonios! en la vida y en la muerte!
¡Alégrate, Virgen María! Sé nuestra piadosa guía. Llévanos contigo al reino de los
¡Alégrate, mil veces! ¡Alégrate, Virgen María! cielos.
¡Alégrate, mil veces! ¡Alégrate, Virgen María!
¡Alégrate, mil veces!

Gloria Gloria Gloria

58 Exponemos aquí la forma larga de rezar esta coronilla, según San Luis María lo indica en las Oraciones de la Mañana y de la Noche
que forman parte de la Regla primitiva de la Sabiduría y la Regla de los Sacerdotes Misioneros de la Compañía de María. La forma
breve (que es el modo que se indica en el Tratado) está expuesta en la Parte III, inc. A de este compilado: Principales prácticas de la
vida de esclavitud mariana, dentro de las Prácticas Exteriores (N. 2).
[88]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

 Oración:

Te saludo, María, Hija de Dios Padre;


te saludo, María, Madre de Dios Hijo;
te saludo, María, Esposa del Espíritu Santo;
te saludo, María, Templo de toda la Santísima Trinidad.

Te saludo, María, Señora mía, riqueza mía,


rosa mía, Reina de mi corazón;
Madre, vida, dulzura,
y esperanza mía queridísima,
más todavía: mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, y todas mis cosas son tuyas,
¡Virgen bendita sobre todas las cosas!

Esté, pues, en mí tu alma


para que ella proclame la grandeza del Señor;
esté en mí tu espíritu
para que se alegre en Dios.
¡Virgen fiel!,
ponte como un sello sobre mi corazón,
para que en Ti y por Ti
se me encuentre fiel a Dios.

Concédeme, ¡Madre bondadosa!,


que yo sea incluido
en el número de aquellos, a los que Tú
amas, instruyes, diriges,
alimentas y proteges como a hijos.

Haz que, despreciando, por amor a Ti,


todas las consolaciones terrenas,
yo me adhiera siempre a las celestiales,
hasta que, por obra del Espíritu Santo,
tu fidelísimo Esposo,
y por Ti, fidelísima Esposa suya,
se forme en mí Jesucristo, Hijo tuyo,
a gloria del Padre. Amén.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

Anexos
A) Lecturas recomendadas para vivir la esclavitud a Jesús por María

 Libro de cabecera:
o Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, San Luis María de Montfort
Se sugiere releerlo periódicamente (por ejemplo, cada año o año por medio) y durante toda la vida, por ser el libro principal de
esta devoción. Su enseñanza se compendia en otro libro del mismo santo: El Secreto de María.

 Libros sobre la esclavitud a Jesús por María, siguiendo las enseñanzas de San Luis María de Montfort:
o Fundamentos y práctica de la vida mariana, J. M. Hupperts S. M. M.
Este es uno de los libros que más se recomienda ya que contiene contenido muy valioso para vivir y poner en práctica la Santa
Esclavitud una vez realizada, lo cual es la esencia de la misma59.
o Espíritu de la vida de intimidad con la Santísima Virgen, R. P. Lombaerde
o La vida espiritual en la escuela de San Luis María Grignion de Montfort, A. Lhoumeau

 Algunos libros de espiritualidad mariana:


o El Secreto admirable del Santísimo Rosario, San Luis María de Montfort
o Las Glorias de María, San Alfonso María de Ligorio
Este libro de San Alfonso tiene mucho contenido que ayuda a meditar sobre las Grandezas y las Fiestas de Nuestra Señora.
Muy recomendado para la devoción mariana.
o Imitación de María, Tomás de Kempis
o Las Grandezas de María, San Bernardo
o Afición y amor de María, Juan Eusebio Nieremberg

 Otros escritos recomendados de San Luis María de Montfort:


o El Amor de la Sabiduría Eterna
o Carta Circular a los Amigos de la Cruz

59 Puede obtenerse el contenido del libro de manera gratuita por Internet.


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

B) Obsequios y plegarias a María


No se ha querido omitir, por considerarlo particularmente útil al esclavo de María, el mencionar un abanico de
devociones a María que la Santa Iglesia y los santos siempre han recomendado, que para su aplicación, siempre será
conveniente hablarlos en la dirección espiritual.

Para no extenderse mucho (ya que no es específico de la Santa Esclavitud) sólo se hará mención de algunas de ellas,
dejando al interesado la tarea de realizar la investigación correspondiente.

Por simplicidad, se recurrirá al libro Las Glorias de María (San Alfonso María de Ligorio), haciéndose mención de
aquellas que recomienda hacer el autor (Ver Segunda Parte, Sección IV: Obsequios y plegarias a María60):

1. El Avemaría
2. Las novenas
3. El Rosario y otras plegarias a María
4. El ayuno
5. Visitar las imágenes de María
6. El Escapulario
7. Pertenecer a las Cofradías de María
8. Las limosnas en honor de María
9. Acudir con frecuencia a María
10. Otras prácticas en honor de María
a. Celebrar, hacer celebrar y participar en la Santa Misa en honor de la Ssma. Virgen
b. Reverenciar a los santos más unidos a María y honrar a los santos más devotos de Ella
c. Leer diariamente algún libro que hable de sus glorias
d. Predicar la devoción a María
e. Rezar todos los días por los vivos y difuntos más devotos de Ella

Se recomienda leer los comentarios que hace San Alfonso para cada uno de estos puntos.

Véanse también las prácticas que San Luis María menciona en el Tratado de la Verdadera Devoción en los nn. 115-117.

Se hará mención de otras devociones y plegarias marianas sencillas, lista que no pretende ser exhaustiva:

- Consagrarle el Mes de Mayo - Llevar alguna medalla suya, apretándola contra el


- Adornar alguna imagen suya pecho en los peligros
- Saludarla al pasar frente a una imagen suya - Devoción a los 7 Dolores de María
- Pedirle su bendición al levantarse y acostarse - Recoger los sentidos en su honor (en especial la
- Al salir, que bendiga nuestros pasos y acciones vista)
- Decir el Avemaría con afecto al dar la hora - Ofrecerle los pensamientos y trabajos
- En peligros y tentaciones, ponerse bajo su manto - Imitar sus virtudes
- Rezar mañana y tarde el Avemaría junto con - Ofrecerle el corazón
alguna otra oración suya - Trabajar por Ella en la conversión de algún
- Recitar con confianza el Acordaos pecador
- Ofrecerle a diario la familia y dependientes - Refrenar la lengua en su honor
- Hacerla administradora del hogar - Perseverar en su devoción
- Visitar algún enfermo por su amor - Hacer alguna mortificación sábados y vigilias de
- Ser devotos de su Corazón Inmaculado sus fiestas

60 Se ha usado aquí el mismo título que en el libro de San Alfonso.


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

C) Calendario litúrgico mariano


Colocamos a continuación las fiestas de Nuestra Señora, según el Calendario Litúrgico Tradicional (Missale Romanum
1962). Es importante que las tenga en cuenta todo fiel devoto de la Santísima Virgen (y muy especialmente quien se
hace su Esclavo de Amor), ya que conviene honrarla muy especialmente en las fechas que la Santa Iglesia establece para
su culto en la Sagrada Liturgia.

La consagración deberá hacerse en alguna fiesta de la Virgen. Se sugiere elegir de aquellas que son las principales
(marcadas en negrita), en particular alguna de la cual se profese una singular devoción. Hay que hacer el cálculo de días
para realizar la preparación de 30 días, si se hace por primera vez (de modo que el día 31º sea el de la consagración). En
el caso de una preparación de renovación de la consagración, la preparación será, como se dijo, de 18 días (de modo
que la fiesta caiga en el día 19º, posterior a las 3 semanas).

Vale señalar que la consagración (y las sucesivas renovaciones) se hacen en el día en el que ese año cae la fiesta (según
el calendario litúrgico de ese año), ya que no siempre cae en la fecha señalada (a veces se corre algunos días y otras se
omite, según el grado de importancia de la fiesta). En el caso que la fiesta no se celebre litúrgicamente ese año (por
ejemplo, una fiesta de 3º clase que cae en domingo), realícese la renovación de la consagración el día de la fecha
señalado en la tabla.

- Principales fiestas marianas - Otras fiestas marianas


Fecha Nombre de la Fiesta
Fecha Nombre de la Fiesta Clase
23-Ene Los Esponsales de la Ssma. Virgen
2-Feb Purificación de la Virgen María 2º
8-May Nuestra Señora de Luján
11-Feb Aparición de la Virgen de Lourdes 3º
24-May María, Auxilio de los cristianos
25-Mar Anunciación de la Santísima Virgen María 1º
27-Jun Ntra. Señora del Perpetuo Socorro
31-May Santa Virgen María Reina 2º
12-Oct Ntra. Señora del Pilar
2-Jul Visitación de la Santísima Virgen María 2º
27-Nov Ntra. Señora de la Medalla Milagrosa
16-Jul Nuestra Señora del Monte Carmelo Conm
12-Dic Nuestra Señora de Guadalupe
5-Ago Dedicación de Santa María de las Nieves 3º
15-Ago Asunción de la Santísima Virgen* 1º - Fiestas importantes
22-Ago Inmaculado Corazón de María 2º También se honra muy especialmente a Nuestra
8-Sep Natividad de la Santísima Virgen 2º Señora en las fiestas de su Divino Hijo, de San
12-Sep Santísimo Nombre de María 3º José y de sus padres San Joaquín y Santa Ana.
15-Sep Siete Dolores de la Virgen** 2º
Fecha Nombre de la Fiesta Cl.
24-Sep Santísima Virgen de la Merced Conm 19-Mar San José, Esposo de la Ssma. Virgen 1°
7-Oct Nuestra Señora del Rosario 2º San José Obrero, Esposo de la Sm. Vg.
1-May 1°
11-Oct Maternidad Divina de María 2º Santa Ana, Madre de la Ssma. Virgen
26-Jul 2°
21-Nov Presentación de la Santísima Virgen María 3º 16-Ago San Joaquín, Padre de la Ssma. Virgen 2°
8-Dic Inmaculada Concepción de María* 1º
Algunos Santos especialmente marianos:
* Fiesta de Precepto (en Argentina). 27-Mar San Juan Damasceno 3°
** También se celebra en el Viernes de Pasión (o Viernes siguiente 28-Abr San Luis María de Montfort A.L.

al Primer Domingo de Pasión), como Conmemoración. 20-May San Bernardino de Siena 3°


14-Jul San Buenaventura 3°
2-Ago San Alfonso María de Ligorio 3°
4-Ago Santo Domingo de Guzmán 3°
19-Ago San Juan Eudes 3°
20-Ago San Bernardo de Claraval 3°
23-Oct San Antonio María Claret 3°
27-Dic San Juan, Apóstol y Evangelista 2°
En negrita se señalan las fiestas más importantes de la Santísima Virgen según el Catecismo Mayor de San Pio X. A estas
fiestas se añade la Fiesta del Inmaculado Corazón de María, que actualmente tiene especial relevancia desde las apariciones
de Nuestra Señora en Fátima.
[92]
CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

D) Esquema de meditación según el Método de San Ignacio


Se ha creído conveniente hacer mención del método de meditación que propone San Ignacio de Loyola en su libro
Ejercicios Espirituales61. La razón es simple: el autor de la preparación de 30 días que hemos expuesto (P. Nazario Pérez)
es un sacerdote jesuita que usa, para cada día, el mismo esquema que usa San Ignacio en su libro (Composición de
lugar, Petición, Punto I, Punto II, etc.). A aquellos que no acostumbren usar o desconozcan el método de San Ignacio
probablemente les parezca un tanto complicado su aplicación62, por lo que, citamos a A. Tanquerey63:

“bueno será ir preparando a los principiantes por medio de lo que se pudiera llamar lectura meditada. Se les
aconseja que lean en algún libro de piedad, (…) o en un libro de meditaciones breves y sustanciosas, y se
les dice que, después de la lectura, se hagan las preguntas siguientes: 1º ¿Estoy bien convencido de que lo
que acabo de leer es útil y necesario para el bien de mi alma?; ¿cómo podré confirmarme más en ello? 2º
¿Me comporté bien hasta el presente en cosa de tanta importancia? 3º ¿Cómo me valdré para portarme
mejor en el día de hoy? Si a todo esto añadimos una súplica fervorosa pidiendo nos conceda el Señor la
gracia de cumplir los propósitos que hemos hecho, tendremos ya todo lo esencial que constituye una
verdadera oración.”

Citamos al mismo autor para exponer el esquema del método de San Ignacio64:

1º Comienzo de la meditación. Empieza con una oración preparatoria, en la que pedimos gracia a
Dios nuestro Señor para que todas nuestras intenciones, acciones y operaciones sean puramente
ordenadas en servicio y alabanza de su divina Majestad: excelente enderezamiento de la intención.

Siguen después dos preludios: a) el primero, que es la composición de lugar, tiene por fin retener la
imaginación y la mente en la materia de la meditación, para mejor evitar las distracciones: 1) si es un
objeto sensible, como, por ejemplo, un misterio de la vida de Nuestro Señor, representárnosle lo más
vivamente que pudiéremos, mas no como un hecho acaecido mucho tiempo ha, sino como ocurriendo
en nuestra presencia, y fuéramos parte en él: así lo entenderemos mucho mejor; 2) si el objeto fuere
invisible, como es el pecado, «la composición de lugar será ver con la vista imaginativa, y considerar mi
ánima ser encarcelada en este cuerpo corruptible, y todo el compósito en este valle, corno desterrado,
entre brutos animales, digo todo el compósito de ánima y cuerpo»; dicho de otra manera: considerar el
pecado en alguno de sus efectos, para concebir grande horror de él.

b) El segundo preludio consiste en demandar a Dios nuestro Señor lo que quiero y deseo, por ejemplo,
la vergüenza y confusión de mí mismo, al ver mis pecados, Como se echa de ver, el fin práctico, el
propósito, se afirma ya claramente desde el principio: in omnibus respice finem.

2º El cuerpo de la meditación, consiste en la aplicación de las tres potencias del alma (memoria,
entendimiento y voluntad) a cada uno de los puntos de la meditación. Aplicase sucesivamente cada una de las
potencias a cada uno de los puntos, cuando no fuere un solo punto materia suficiente para toda la
meditación. Pero no es necesario hacer todos los actos dichos en cada una de las meditaciones, sino que
conviene pararse en los afectos y movimientos del ánimo que la materia sugiera.

a) Ejercitase la memoria recordando el primer punto que se ha de meditar, mas no por menudo, sino
en conjunto; y así S. Ignacio dice que este ejercicio de la memoria sobre el pecado de los ángeles consiste

61 Cfr. Ejercicios Espirituales (San Ignacio de Loyola), 1º Semana, 1º Ejercicio (nn. 45 y ss.). El método al que nos referimos es aquel
al que San Ignacio llama “de las tres potencias”, por ejercitarse la memoria, el entendimiento y la voluntad.
62 En cualquier caso, es importante que el director espiritual conozca cómo hace cada uno la meditación, y si se está usando un

método para hacerla.


63 Cfr. Compendio de Teología Ascética y Mística (Adolphe Tanquerey) – n. 688.
64 Compendio de Teología Ascética y Mística (Adolphe Tanquerey) – nn. 693-695.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
en recordar «cómo siendo ellos criados en gracia, no se queriendo ayudar con su libertad para hacer
reverencia y obediencia a su Criador y Señor, viniendo en soberbia, fueron convertidos de gracia en
malicia, y lanzados del cielo al infierno».

b) El ejercicio del entendimiento consiste en considerar más por menudo la misma materia. No dice más S.
Ignacio de cómo haya de hacerse; pero súplelo el P. Roothaan diciendo que es oficio del entendimiento
el hacer consideraciones sobre las verdades que le propone la memoria, aplicarlas a las necesidades de la
propia alma, sacar consecuencias prácticas, juzgar de los motivos de nuestros propósitos, ver cómo nos
hemos portado hasta el presente con respecto a las verdades que consideramos, y cómo hemos de
portarnos en lo sucesivo.

c) La voluntad tiene dos oficios que cumplir: excitar en sí piadosos afectos, y formar buenos propósitos. 1)
Los afectos han de ir repartidos por toda la meditación; deben hacerse con frecuencia, porque son ellos
los que hacen de la meditación una verdadera oración; pero sobre todo, han de hacerse muchos al final
de la meditación. No hemos de reparar en la manera como los expresemos: la más sencilla es la mejor.
Cuando un afecto hondo se apodera de nosotros, conviene nos entretengamos mucho en él hasta que
quede satisfecha nuestra devoción. 2) Los propósitos han de ser prácticos, propios para hacer más perfecta
nuestra vida, y por eso mismo han de ser particulares, acomodados al estado presente, y que se puedan poner
por obra aquel mismo día; fundados en motivos sólidos, humildes y, por ende, acompañados con súplicas para
alcanzar la gracia de cumplirlos.

3º Por último viene la conclusión, que encierra tres cosas: el resumen de los propósitos que hemos
formado; piadosos coloquios con Dios Padre, con Nuestro Señor, con la Virgen Santísima o con algún
santo; por último, el repaso de la meditación o sea el examen, para ver cómo la hemos hecho, las
imperfecciones en que hemos caído y la manera de remediarlas.

Para que mejor se entienda el método, pondremos aquí, en un cuadro sinóptico, los preludios, el cuerpo
de la meditación y la conclusión.

1º Recordar rápidamente la verdad de la que se va a meditar.


I. Preludios 2º Composición de lugar por la imaginación.
3º Petición de una gracia especial según la materia.
Recordando en conjunto la materia de la meditación con sus circunstancias
1º la memoria
principales.
Examino:
1º ¿Qué debo considerar acerca de esta materia?
2º ¿Qué consecuencias prácticas debo deducir?
II. Cuerpo de 3º ¿Cuáles son los motivos para ello?
2º el entendimiento
la meditación; 4º ¿ Cómo me he portado antes en este punto?
ejercitamos: 5º ¿Qué deberé hacer para portarme mejor?
6º ¿Qué dificultades habré de vencer?
7º ¿De qué medios habré de valerme?
1º Moviéndonos a afectos durante toda la meditación, especialmente al final.
3º la voluntad 2º Formando propósitos al final de cada punto, prácticos, personales, firmes,
humildes y confiados.
1º Coloquios: con Dios Padre, Jesucristo, la Santísima Virgen y los Santos.
1º ¿Cómo hice la meditación?
III. 2º En qué me hube bien o mal y por qué?
Conclusión. 2º Examen 3º ¿Qué consecuencias prácticas he sacado qué peticiones hecho, qué
propósitos formado, qué luces recibido?
4º Escoger un pensamiento para ramillete espiritual.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

E) Estatutos de la Asociación María, Reina de los Corazones65


DECRETO DE UNIFICACIÓN DE LAS ASOCIACIONES MONFORTIANAS
Y
APROBACIÓN DE LOS ESTATUTOS DE:
LA ASOCIACIÓN "MARÍA, REINA DE LOS CORAZONES"
DECRETO
El Procurador General de la Compañía de María (Misioneros Monfortianos), cuya sede principal se encuentra en
Roma, pidió a la Sede Apostólica, a nombre del Superior General y su Consejo, que reunificara en una sola Asociación,
las dos Asociaciones Monfortianas: "Asociación de los Sacerdotes de María Reina de los Corazones" y la
"Archicofradía de María Reina de los Corazones", declaradas "Asociaciones propias" de la Compañía de María, con
decreto (Prot. N. 39/54) del 16 de julio de 1955.
La Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, después de haber
examinado la petición, con el presente Decreto, constituye la única Asociación conforme a la petición, con el título de
"MARIA REINA DE LOS CORAZONES"
Además, el mismo Dicasterio aprueba y confirma los ESTATUTOS DE LA ASOCIACIÓN, según el ejemplar en
lengua francesa, conservado en su archivo.
No obstante cualquier disposición contraria.
Desde el Vaticano, el 26 de abril de 2001,
(Firmado)
Eduardo Cardenal Martínez Somalo
Prefetto
Piergiogio Silvano Nesti, c.p.
Segretario

ESTATUTOS DE LA ASOCIACIÓN DE MARÍA, REINA DE LOS CORAZONES


Naturaleza y Finalidad
• Art. 1 La Asociación de María, Reina de los Corazones reúne a los fieles, clérigos o laicos, que queriendo ser testigos
de la verdad del Evangelio66, se proponen vivir las exigencias del bautismo en una consagración total a Jesucristo por
las manos de María, es decir, haciendo suya la práctica perfecta de la verdadera devoción a la Santísima Virgen
enseñada por san Luis María de Montfort, que escogen por Guía y Maestro espiritual67.
• Art. 2 § 1 Unida orgánicamente a la Compañía de María, la Asociación de María, Reina de los Corazones no dispone
de estructura jurídica autónoma68. Sus miembros participan, cada uno en su propio medio de vida, de la misión de los
Monfortianos en la Iglesia: preparar el Reino de Jesús por María69.
• §2 La Asociación de María, Reina de los Corazones es de esta manera una “extensión” de la Compañía de María, no
en el sentido que la SMM buscaría reclutar a todo el mundo en sus filas, sino para que tarde o temprano la Santísima

65 Cfr. Estatutos de la Asociación (en inglés): Véase Anexo H: Fuentes.


66 Nota de los Estatutos: Son testigos de la verdad siguiendo a Jesús, quien ante Pilatos declara que ha venido para dar testimonio de
la verdad (Jn 18,37); siguiendo a todos los mártires, los laicos son Colaboradores de la verdad (ver 3 Jn 1,8), Vat. II Apostolado de
los Laicos, 6). "Quiere el Padre que reconozcamos y amemos efectivamente a Cristo, nuestro hermano, en todos los hombres, con
la palabra y con las obras, dando así testimonio de la Verdad" (Vat. II La Iglesia en el Mundo, 93)
67 Nota de los Estatutos: Ver RP&t, 48.
68 Nota de los Estatutos: Ver CDC, 303 y 312, § 2.
69 Nota de los Estatutos: Ver VD 227 y nuestras Constituciones en los artículos 9 y 39.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Virgen [tenga] más hijos, servidores y esclavos de amor que nunca, y que, por este medio, Jesucristo, mi Señor, reine
como nunca en los corazones70.
• §3 La Asociación no está, pues al servicio de la Compañía de María sino, con la Compañía de María, al servicio de la
Reina, al servicio de la santa Iglesia, al servicio de las almas, al servicio del Pueblo de Dios, al servicio del Reino de
Jesús por María..
Centros
• Art. 3 El centro internacional de La Asociación de María, Reina de los Corazones se halla en la Casa General de la
Compañía de María. Cada país puede tener un centro nacional (regional...) erigido por el Superior general o su
delegado.
• Art. 4 §1 El Superior general de la Compañía de María es el Director general de La Asociación de María, Reina de los
Corazones. Puede nombrar, para los diferentes centros, un director delegado nacional, regional o local.
• §2 Si el Superior general desea nombrar a un sacerdote secular como director de un centro de la Asociación, tendrá
que obtener de antemano el consentimiento del Ordinario del mencionado sacerdote; y si se trata de un religioso no
Monfortiano, deberá conseguir la autorización del Superior mayor de este religioso.
Oficio de los directores
• Art. 5 §1 El Director general comunica regularmente a los Directores de los Centros, directivas e instrucciones que
juzgue útiles y vela por su aplicación.
• §2 Le compete autorizar la erección de nuevos centros; también le corresponde examinar y aprobar, con el
consentimiento de sus consejeros, los estatutos de cada centro.
• Art. 6 §1 Los Directores de Centros están al servicio de los miembros de la Asociación para ayudarles a conocer y
seguir cada vez mejor el camino espiritual heredado de san Luis María de Montfort a fin de asegurar una perfecta
fidelidad bautismal, es decir, seguir a Jesucristo, Sabiduría eterna y encarnada para la salvación del mundo, mediante
una entrega total de sí mismo a Aquella por quien, bajo la acción todopoderosa del Espíritu Santo, quiso llegar hasta
nosotros.
• §2 Recordarán a los miembros el deber de hacer conocer en su alrededor, sobre todo por el ejemplo de su vida, este
camino de vida a fin de que cada vez se realice mejor el Reino de Jesús por María71.
• Art. 7 Si los miembros tienen el derecho verdadero de recibir la formación que necesitan y que están buscando, los
directores tienen la obligación de proporcionarles directa o indirectamente su formación inicial y permanente 72.
Para esta finalidad, el Superior general tendrá el cuidado de preparar o hacer preparar un programa o un manual, en
donde establecerá con claridad las etapas a seguir antes que el candidato sea inscrito en la Asociación, lo mismo que las
obligaciones de la formación permanente. Programa o manual que someterá al juicio y aprobación del consejo general.
Miembros
• Art. 8 La Asociación de María, Reina de los Corazones está abierta a todos los fieles (laicos, clérigos, religiosos) que
deseen comprometerse en este camino espiritual y apostólico propuesto por san Luis María de Montfort. Para los
religiosos se tendrá en cuenta el Canon 307, §3.

70 Nota de los Estatutos: VD 113.


71 Nota de los Estatutos: No solamente los sacerdotes sino "todos los laicos contribuyan a la dilatación y al crecimiento del reino de
Dios en el mundo [...] Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del
Dios vivo " (Vat. II, Iglesia, 35 y 38).
72 Nota de los Estatutos: Ver CDC 677, § 2.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
• Art. 9 Quien, después de la formación y la preparación necesarias, hace su consagración a Jesucristo, Sabiduría eterna
y encarnada, por medio de María, según la fórmula de san Luis María de Montfort, puede formar parte de la
Asociación.
La incorporación se hace, luego de petición motivada del candidato y aceptación por parte del Director, por la
inscripción en el registro de la Asociación.
Compromisos
• Art. 10 La consagración por la cual el fiel pertenece a la Asociación implica el compromiso de vivir, según su propio
estado de vida, en su propio ambiente, en su propio trabajo, el espíritu y la espiritualidad legadas por Montfort. Debe,
por tanto, tratar de impregnar con ella todas sus actividades y apostolado.
Renovando cada día la consagración, colabora, en la medida de sus posibilidades y según su propia condición, al
apostolado de la Compañía de María, siguiendo las directivas del Superior General.
• Art. 11 Para los miembros que lo deseen, el Director general puede crear, al interior de la Asociación, un grupo
asociado que se compromete con promesas o con votos, según su estado, a vivir los consejos evangélicos en el espíritu
y la espiritualidad de san Luis María, un grupo que se compromete a realizar un apostolado específico siempre en el
espíritu y la espiritualidad de san Luis María de Montfort.
• Art. 12 El Director general hará preparar, para este efecto, estatutos particulares que respondan a la vez al llamado de
los miembros y a la naturaleza de la Asociación. Le compete a él, con sus consejeros, examinar y aprobar si son
juzgados aptos para guiar a los fieles por el camino que conduce a la Sabiduría Eterna y Encarnada, Jesús, el Hijo de
Dios y de María.
Participación en los bienes espirituales
• Art. 13 Por su ingreso en la Asociación, los miembros se hallan en comunión espiritual con toda la familia
monfortiana.
Celebran gustosamente las fiestas litúrgicas que constituyen signos y realizaciones de la misma comunión: La
Anunciación del Señor, el 25 de marzo, es la fiesta principal de la Asociación. El nacimiento del Señor, el 25 de
diciembre; la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre; la fiesta de san Luis María de Montfort, el 28 de abril, serán
celebradas también en forma señalada por los miembros de la Asociación.
Los miembros participan igualmente de las riquezas espirituales que derrama sobre la familia Monfortiana Aquella que
se consagró totalmente y en forma inefable a quien todo se lo dio.
• Art. 14 El ingreso en la Asociación crea un vínculo recíproco de hermandad y solidaridad entre todos los miembros
de la familia monfortiana. El nuevo miembro participa de las alegrías y los sufrimientos de su nueva familia. Al sentirse
feliz de nutrirse de los tesoros espirituales de esta familia, se esfuerza por enriquecerla por medio de la oración y la
ofrenda de su vida animada por la consagración monfortiana.
Modificación de los Estatutos
• Art. 15 El Superior General, con el consentimiento de sus consejeros, puede modificar los presentes Estatutos
aprobados por la Santa Sede, en aquello que no afecte la naturaleza y la finalidad de la Asociación. Servatis caeteris de jure
servandis.
INDULGENCIAS PAENITENTIARIA APOSTOLICA
Prot. N. 6510111
Beatísimo Padre
Ivo Libralato, Procurador General de la Sociedad de María Monfortiana, en nombre del Reverendísimo Superior
General de la misma Congregación y desde allí Director de la Asociación monfortiana denominada "María Reina de los

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
Corazones", de acuerdo con su Consejo, humildemente expone: Habiendo aprobado la Congregación para los
Institutos de Vida Consagra y las Sociedades de Vida Apostólica, el pasado 26 de abril, los últimos Estatutos, que
reúnen las precedentes Asociaciones, una clerical y la otra laical, en una sola denominada: "Asociación de María Reina
de los Corazones", implora que el don de la Indulgencia Plenaria, concedida a perpetuidad por su Santidad, según los
rescriptos de la Penitenciaría Apostólica del 12 de octubre de 1996, sea atribuido a la nueva Asociación, para que los
miembros puedan recibir más abundantes frutos en los días de piedad y caridad, consagrándose a Cristo por María, su
dulcísima Madre, según el espíritu y el preclaro ejemplo de San Luis María de Montfort.
Y Dios, etc.
Día 22 de mayo de 2001
LA PENITENCIARIA APOSTÓLICA, por mandato del Sumo Pontífice, establece al tenor de los susodichos
Rescriptos (Prot. N. 119/96/I y N. 120/96/I) se apliquen a la nueva Asociación de "María Reina de los Corazones"; de
modo que sus miembros puedan adquirir la Indulgencia Plenaria, con tal que cumplan las condiciones acostumbradas
(Confesión Sacramental, Comunión Eucarística y Oración por las intenciones del Sumo Pontífice) y excluyendo el
afecto al pecado, hagan o renueven, al menos en privado, la promesa de observar fielmente los propios Estatutos:
1) El día de la inscripción
2) El Jueves Santo, en las fiestas litúrgicas de Navidad y de la Anunciación; la Inmaculada Concepción de la Santísima
Virgen y de San Luis María Grignion de Montfort, y el primer sábado de cada mes.
Se concede a perpetuidad.
No obstante cualquier cosa en contrario
Firmado:
Aloisius De Magistris, Reggente
Sac lonnaes Maria Gervais off.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

F) Tabla de preparación para realizar o renovar la Consagración (ejemplo)


A continuación se muestra un modelo de tabla que puede utilizarse de guía para realizar o renovar anualmente la
Consagración. Con la debida anticipación, el ejercitante debería armarse la suya propia, según la fecha escogida,
incluyéndola al final (en este caso, se ha escogido la fecha de la Asunción de Nuestra Señora, pero puede ser otra).

Consagración de la Santa Esclavitud a Jesús por María

Etapa Día Marca


1 16-jul
2 17-jul
3 18-jul
4 19-jul
5 20-jul
6 21-jul
12 días preliminares
7 22-jul
8 23-jul
9 24-jul
10 25-jul
11 26-jul
12 27-jul
1 28-jul
2 29-jul
3 30-jul
1º Semana
4 31-jul
5 1-ago
6 2-ago
1 3-ago
2 4-ago
3 5-ago
2º Semana
4 6-ago
5 7-ago
6 8-ago
1 9-ago
2 10-ago
3 11-ago
3º Semana
4 12-ago
5 13-ago
6 14-ago
CONSAGRACIÓN –
C 15-ago
RENOVACIÓN

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

G) Mortificación Cristiana (Cardenal Mercier)


I. Objeto de la mortificación cristiana
La mortificación cristiana tiene por objeto neutralizar las influencias malignas que el pecado original sigue ejerciendo en nuestras
almas, incluso después de haber sido regeneradas por el bautismo.
Nuestra regeneración en Cristo, a pesar de vencer completamente al pecado en nosotros, nos deja sin embargo muy lejos de la
rectitud y de la paz originales. El Concilio de Trento reconoce que la concupiscencia, es decir, la triple inclinación de la carne, de
los ojos y de la soberbia, se hace sentir en nosotros, incluso después del bautismo, con el fin de excitarnos al combate glorioso de la
vida cristiana. La Escritura llama a esta triple concupiscencia en algún momento el HOMBRE VIEJO, opuesto al HOMBRE
NUEVO que es Jesús viviendo en nosotros y nosotros viviendo en Jesús, y otras veces la CARNE o la naturaleza caída opuesta al
espíritu o la naturaleza regenerada por la gracia sobrenatural. Es este hombre viejo o esta carne, es decir todo el hombre con su
doble vida moral y física, a quien es preciso, no digo ya aniquilar, pues esto es imposible mientras dure la vida presente, sino
MORTIFICAR, es decir reducir prácticamente a la impotencia, a la inercia y a la esterilidad de un muerto; hay que impedir que nos
dé su fruto propio, que es el pecado, y anular su acción en toda nuestra vida moral.
La mortificación cristiana se debe pues extender a todo el hombre, llegar a todas las actividades en las que la naturaleza se
desenvuelve.
Tal es el objeto de la virtud de la mortificación: nosotros vamos a indicar su práctica, y cómo se realiza en nosotros, recorriendo
sucesivamente las múltiples manifestaciones de la actividad humana.
i – La actividad orgánica o la vida corporal.
ii – La actividad sensible, que se ejerce, bien bajo la forma de conocimiento sensible por los sentidos externos, o por la
imaginación, bien bajo la forma de apetito sensible o de pasión.
iii – La actividad racional y libre, principio de nuestros pensamientos y de nuestros juicios y de las determinaciones de nuestra
voluntad.
iv – Consideraremos a continuación la manifestación externa de la vida de nuestra alma o nuestros actos externos.
v – Por fin el intercambio de nuestras relaciones con el prójimo.

II. Ejercicio de la mortificación cristiana

i. MORTIFICACIÓN DEL CUERPO


1. Respecto a los alimentos, cíñase tanto como les sea posible, a lo estrictamente necesario. Mediten estas palabras que San
Agustín dirigía a Dios: “Me habéis enseñado, oh Dios mío, a tomar los alimentos como medicinas. ¡Ay!, Señor, ¿y quién de nosotros en este aspecto no
va más allá de lo estipulado? Si se encuentra a uno, declaro que es un gran hombre y que debe dar mucha gloria a vuestro Nombre” (Conf. L. X, cap.
31).
2. Oren a Dios a menudo: rogar a Dios todos los días para que los preserve, por su gracia, de sobrepasar los límites de la
necesidad y para que no permita que caigan en la red del placer.
3. No tomen nada entre las comidas, salvo si la necesidad o la conveniencia lo indican.
4. Practiquen la abstinencia y el ayuno, pero solamente bajo obediencia y con discreción.
5. No está prohibido que prueben o degusten algo refinado, pero háganlo con intención pura y bendiciendo a Dios.
6. Regulen el tiempo de descanso, evitando todo tipo de pereza, de desidia, especialmente por la mañana. Si pueden,
establezcan una hora para acostarse y una para levantarse y aténganse a ella con toda energía.
7. En general, no se entreguen al descanso más allá de lo necesario; préstense con generosidad al trabajo, no escatimando
energías. No se agoten, pero tampoco entreguen el cuerpo a la molicie; en cuanto sientan en él un primer atisbo de sublevación,
trátenlo como a un esclavo.
8. Si sienten alguna leve indisposición, tengan cuidado de no molestar a los demás con su mal humor; dejen que sus
hermanos se conduelan de ustedes por propia iniciativa; ustedes sean pacientes y mudos como el Cordero de Dios que cargó sobre
sí todas nuestras flaquezas.
9. Eviten el ser dispensados o relevados de sus obligaciones con excusa de cualquier mínima dolencia. “Hay que odiar como si
de peste se tratase toda dispensa referente a las Reglas”, escribía San Juan Berchmans.
10. Reciban con docilidad, soporten humildemente, pacientemente, con perseverancia, la penosa mortificación que se llama
enfermedad.

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA
ii. MORTIFICACIÓN DE LOS SENTIDOS, DE LA IMAGINACIÓN Y DE LAS PASIONES
1. Alejen su mirada siempre y en todo momento de cualquier escena peligrosa e incluso tengan el valor de hacerlo respecto a
todo lo que es vano e inútil. Vean sin mirar: no se fijen en nadie para observar su belleza o su fealdad.
2. Cierren sus oídos a las insinuaciones alagüeñas, a las alabanzas, a las seducciones, a los malos consejos, a las maledicencias,
a las bromas hirientes, A LAS INDISCRECIONES, a la crítica malevolente, a las sospechas temerarias ni a palabra alguna que
pueda causar entre dos almas el más mínimo distanciamiento.
3. Si el sentido del olfato es ofendido por ciertas dolencias o enfermedades del prójimo, no se quejen nunca de ello sino, por
el contrario, conviértanlo en fuente de santa alegría.
4. En lo que respecta a la cantidad de los alimentos, ¡presten suma atención al consejo de Nuestro Señor! “Comed lo que se os
sirva. Los buenos alimentos tomadlos sin complacencias, los malos sin manifestar vuestra repugnancia, con la misma indiferencia ante unos y ante otros,
ésta es –dice San Francisco de Sales- la verdadera mortificación”.
5. Ofrezcan a Dios sus comidas, prívense de algo al comer, por ejemplo: no añadan ese poco de sal, ni tomen ese vaso de
vino, ni ese manjar, etc.; sus comensales no se darán cuenta, pero Dios lo recompensará.
6. Si lo que se les ofrece les agrada sobremanera, piensen que a Nuestro Señor en la Cruz le fue ofrecido hiel y vinagre; eso
no les impedirá saborearlo, pero se equilibrará el placer que experimenten.
7. Hay que evitar todo contacto sensual, cualquier caricia acompañada de cierta pasión, o bien buscando o experimentando
un gozo especialmente sensible.
8. Prescindan de acercarse a la estufa o al radiador, excepto que lo necesiten para evitar una indisposición de salud.
9. Resígnense a las mortificaciones que impone la propia Naturaleza; especialmente el frío del invierno, el calor del verano, la
incomodidad en el dormir y demás molestias por el estilo. Pongan buena cara ante las variaciones del tiempo y sonrían, sea cual sea
la temperatura del ambiente. Digan como el profeta: “Frío, calor, lluvia, bendecid al Señor”.
Dichosos si pudiéramos llegar a decir con corazón sincero esta expresión que era familiar a San Francisco de Sales: “Nunca me
encuentro mejor que cuando no estoy bien”.
10. Mortifiquen su imaginación cuando los seduzca con el señuelo de una situación brillante, cuando los aflija con la
perspectiva de un futuro sombrío, o cuando los irrite con el recuerdo de una palabra o de una acción que los hayan ofendido.
11. Si sienten en su interior la necesidad de soñar, corten de raíz ese empuje, sin piedad.
12. Mortifíquense con el mayor celo en cuanto se refiere a la impaciencia, la irritación o la ira.
13. Examinen profundamente sus deseos y sométanlos al dominio de la razón y de la fe: ¿no desean acaso una larga vida más
bien que una vida santa? ¿placer y bienestar sin penas ni dolores, victorias sin combates, éxitos sin contratiempos, aplausos sin
críticas, una vida cómoda, tranquila sin ningún género de cruz, es decir una vida completamente opuesta a la de Nuestro Divino
Salvador?
14. Tengan cuidado de no adquirir ciertas costumbres que, sin ser positivamente malas, pueden llegar a ser funestas, tales
como las lecturas frívolas, lo juegos de azar, etc.
15. Busquen cuál es su defecto dominante y cuando lo hayan descubierto, persíganlo hasta lo más recóndito. A este respecto,
sométanse con docilidad al examen particular con todo lo que él pueda conllevar de monotonía y tedio.
16. No está prohibido tener y demostrar un corazón sensible, pero eviten el peligro de sobrepasar el límite de lo prudente.
Rechacen con energía los apegos demasiado humanos, las amistades particulares, y la sensibilidad inconsistente y débil del corazón.

iii. MORTIFICACIONES DEL ESPÍRITU Y DE LA VOLUNTAD


1. Mortifiquen su espíritu no entregándose a devaneos vanos de la imaginación, a pensamientos inútiles o extraños que
hacen perder el tiempo, disipan el alma y nos apartan del trabajo y de las cosas serias.
2. Los pensamientos tristes y que generan inquietud deben ser desechados de su espíritu. La preocupación de lo que podrá
sucederles en el porvenir no debe perturbarlos en absoluto. En cuanto a los malos pensamientos que, a su pesar los afligen, deben,
junto con el rechazo, ejercitar con ellos la paciencia. Si son involuntarios, constituirán para ustedes una ocasión de mérito.
3. Eviten la testarudez y la obstinación en sus ideas. Dejen amablemente que prevalezca la opinión de los demás, excepto si
se trata de temas en que sea preciso opinar y hablar uno mismo.
4. Mortifiquen el órgano natural de su espíritu que es la lengua. Ejercítense en el silencio, ya sea porque su regla lo prescriba,
ya porque se lo impongan voluntariamente.
5. Estén prestos más bien a escuchar que a hablar; sin embargo hablen atinadamente, procurando, por una parte, no hablar
tanto que los otros no puedan decir lo que piensan ni tampoco que los que están hablando se sientan heridos o despreciados.
6. No interrumpan nunca al que habla y no se adelanten con una contestación precipitada al que les pregunta algo.
7. Tengan siempre un tono de voz moderado: ni brusco ni seco. Eviten superlativos o adverbios como MUY,
EXTREMADAMENTE, HORRIBLEMENTE: huyan de la exageración.

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8. Busquen la sencillez y la rectitud. Los disimulos, los rodeos, los equívocos fingidos a que se prestan sin escrúpulos algunas
personas piadosas, son un descrédito para la piedad.
9. No digan por ningún motivo palabras groseras, frívolas ni ociosas, pues Nuestro Señor nos advierte que nos pedirá cuenta
de ellas en el día del Juicio.
10. Sobre todo mortifiquen su voluntad: es el punto clave. Sométanla constantemente a lo que les consta que es del agrado de
Dios y del designio de la Providencia, sin tener en cuenta en absoluto ni sus gustos ni aquello que les desagrada. Sométanse incluso
a los que están por debajo suyo, en aquello que no atañe ni a la gloria de Dios ni a los deberes de estado.
11. Consideren la más pequeña desobediencia a las normas o incluso a los deseos de los Superiores como desobediencia a
Dios.
12. Acuérdense de que practicarán la más excelsa de las mortificaciones cuando sientan regocijo en la humillación y que
poseerán una obediencia perfecta cuando la practiquen con aquellos a los que Dios quiere que se sometan.
13. Deseen más bien el ser olvidados que no tenidos en cuenta para algo: es la sentencia de San Juan de la Cruz, el consejo de
la Imitación: no hablar de uno mismo ni para bien ni para mal y tratar de que nos olviden a través de nuestro silencio.
14. Frente a una humillación, a un reproche, tenemos la tentación de murmurar, de entristecernos. Digamos como David: “La
humillación me ha sido saludable”.
15. No alimenten deseos vanos: “Pocas cosas quiero, decía San Francisco, y lo poco que quiero, lo quiero muy poco”.
16. Acepten con perfecta resignación las mortificaciones que disponga la Providencia, las cruces y los trabajos propios del
estado de vida en que la Providencia los ha situado. “Allí donde nuestras apetencias cuentan menos, decía San Francisco de Sales, es donde
Dios se complace más”.
“Nos gustaría escoger nuestras cruces, tener otra distinta a la nuestra, llevar sí, una cruz pesada pero teniendo al menos algún brillo, y no una cruz ligera
pero que al ser constante nos abruma: ¡vana ilusión!, es NUESTRA CRUZ la que tenemos que llevar y no otra, y el mérito no está en su importancia
sino en la perfección con que la llevamos”.
17. No se dejen turbar por las tentaciones, los escrúpulos, la aridez espiritual: “Lo que hacemos con aridez es más meritorio ante Dios
que lo que hacemos en la consolación”, dice el santo obispo de Ginebra.
18. No nos debemos apenar demasiado por nuestras miserias, sino más bien humillarnos. Humillarse es algo bueno que pocas
personas comprenden: tener despecho e inquietarse es algo que todo el mundo experimenta y que es malo, porque en este tipo de
inquietud y de rabia, el amor propio ocupa siempre una gran parte.
19. Desconfiemos igualmente de la timidez, del desánimo, que nos debilitan, y de la presunción, que no es otra cosa que el
orgullo activo. Trabajemos como si todo dependiese de nuestro esfuerzo y permanezcamos humildes como si todo quehacer fuera
inútil.

iv. MORTIFICACIONES QUE HAY QUE PRACTICAR EN NUESTRO COMPORTAMIENTO EXTERNO


1. Deben cumplir con meticulosa exactitud todo lo referente a su plan de vida, obedeciendo sin demora, con arreglo a lo que
decía San Juan Berchmans: “Mi penitencia es ajustarme a la vida de comunidad”; “dar una gran importancia a las cosas más nimias, ésta es mi
divisa”. “Morir antes que incumplir una sola norma o regla”.
2. En el cumplimiento de sus deberes de estado, nada debe alegrarlos más que aquello que se presenta como a propósito
para desagradarles o molestarlos, acordándose entonces de la máxima de San Francisco: “Cuando no me siento bien es cuando me
encuentro mejor”.
3. No se concedan en ningún momento ni un respiro para la pereza; desde la mañana hasta la noche, ocúpense siempre en
algo.
4. Si sus días transcurren, al menos en parte, consagrados al estudio, aplíquense estos consejos que Santo Tomás de Aquino
daba a sus alumnos: “No os contentéis con asimilar superficialmente lo que leéis o aprendéis, esforzaos en penetrar en el sentido de todo. No os quedéis
con la duda cuando podéis llegar a esclarecerla. Trabajad con esa santa ansia de enriquecer vuestro espíritu; que vuestra memoria asuma con orden riguroso
todos los conocimientos que adquiráis. Sin embargo no intentéis la comprensión de los misterios que superan vuestra inteligencia”.
5. Ocupémonos únicamente de lo que traemos entre manos sin tener en cuenta lo que ha pasado ni estar pendientes de lo
que más tarde acontecerá; digamos con San Francisco: “Mientras hago esto, no estoy obligado a hacer aquello”; “apresurémonos atinadamente; lo
que hemos hecho bien, lo hemos hecho en tiempo”.
6. Modestia en nuestra porte. Perfecto era el que mantenía San Francisco; su cabeza siempre derecha, evitando tanto la
ligereza de mirar a todos lados como inclinarla con negligencia hacia adelante o volverla hacia atrás por una risa indiscreta y altiva.
Su rostro permanecía siempre sereno, libre de toda acritud, constantemente alegre, pacífico y acogedor y sin embargo desprovisto
de muecas o gestos indiscretos, sin risas ruidosas, inmoderadas o demasiado frecuentes.

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7. Solo, o en medio de una gran concurrencia, guardaba siempre la compostura. No cruzaba nunca las piernas, ni apoyaba la
cabeza en la mano. Cuando oraba, quedaba inmóvil como una columna. Si el cuerpo le pedía posturas más cómodas, no lo
escuchaba.
8. Consideren la limpieza y el orden como una virtud, la suciedad y el desorden como un vicio; nada de vestidos con
manchas, rotos o descocidos. Por otra parte, consideren un vicio aún más grande el lujo y todo lo mundano. Vistan de tal manera
que cuando los miren, nadie diga: ¡qué desprolijo!, ni ¡qué elegante!, sino que todo el mundo diga: va como se debe ir.

v. MORTIFICACIONES QUE HAY QUE PRACTICAR EN NUESTRAS RELACIONES CON EL PRÓJIMO


1. Soportemos los defectos del prójimo: faltas de educación, de comportamiento, de carácter. Hay que soportar todo lo que
nos desagrada de él, la manera de andar, sus actitudes, el tono de voz, el habla, ¡cuántas cosas!
2. Soportemos a todos en todo y soportémoslo hasta el fin y cristianamente. Huyamos de esa paciencia llena de orgullo que
suele exclamar: ¿Qué tengo yo que ver con fulano o mengano? ¿Qué me importa lo que dice ése? ¿Tengo yo acaso necesidad de
afecto, de cariño o de atenciones por parte de los demás o de tal o tal persona? Nada está más alejado de Dios que estas formas de
desapego e indiferencia altivas e hirientes: más valdría, sin duda, algo de impaciencia.
3. ¿Sienten la tentación de enfadarse? Por amor a Jesús, compórtense con dulzura.
¿O tal vez de vengarse? Devuelvan bien por mal; se cuenta que la clave para enternecer el corazón de Santa Teresa era hacerle
algún daño.
¿Sienten el deseo de poner mala cara a alguien? Sonríanle con bondad.
¿Intentan evitar su encuentro? Diríjanse a él en un acto de virtud.
¿Van a contar de él algo malo? Cuenten algo bueno.
¿Tal vez desean hablarle con dureza? Háblenle con dulzura, cordialmente.
4. Elogien preferentemente a su prójimo, particularmente a aquellos sobre los que sienten mayor inquina.
5. No hagan bromas que falten a la caridad.
6. Si en su presencia se emiten juicios poco discretos o se mantiene una conversación que va en contra de la buena fama de
alguien, a veces será conveniente que corrijan con dulzura al que habla, pero en la mayoría de los casos será mejor que desvíen con
habilidad el comentario o bien muestren su descontento con un gesto de disgusto o displicencia.
7. Si les cuesta hacer un pequeño favor, ofrézcanse para hacerlo: doble mérito.
8. Huyan con espanto de presentarse ante sí mismos o ante los otros como unas víctimas. Antes que agrandar sus cruces,
esfuércense por encontrarlas llevaderas. Así son en realidad, bastante más a menudo de lo que parece, y lo serán siempre en la
medida que tengamos más virtud.

III. Conclusión
En general, sepamos negar a la naturaleza aquello innecesario que ella nos pide.
Sepamos conseguir de ella lo que nos niega sin razón. Vuestros progresos en la virtud, dice el autor de la Imitación de Cristo, guardan
proporción con la violencia ejercida sobre vosotros mismos.
“Hay que morir, decía el piadoso obispo de Ginebra, hay que morir para que Dios viva en nosotros: PUES ES IMPOSIBLE LLEGAR A
LA UNIÓN DEL ALMA CON DIOS POR UN CAMINO DISTINTO DEL DE LA MORTIFICACIÓN”.
Estas palabras: ¡HAY QUE MORIR! son duras, pero a ellas les sigue una gran dulzura. Ya que uno muere a sí mismo para unirse a
Dios a través de esta muerte.
Dios quiere que tengamos el derecho de aplicarnos estas bellas palabras de San Pablo a los Corintios:

“En todo sufrimos la tribulación... Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Cristo para que la vida de Jesús se manifieste también en
nuestros cuerpos” (II Cor. 4, 10)

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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

H) Fuentes
i. BIBLIOGRAFIA

Del MAGISTERIO

- Catecismo Mayor de San Pio X.


- Missale Romanum 1962.

De S. LUIS MARÍA de Montfort

- Amor de la Sabiduría Eterna, El.


- Cánticos de San Luis María de Montfort.
- Oraciones de la Mañana y de la Noche.
- Secreto de María, El.
- Tratado de la Verdadera Devoción.

Compilado de las Obras de S. LUIS MARÍA de Montfort

- Sabiduría de Dios, Felicidad del Hombre: Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort; Ed.
Montfortianas, Bogotá, 2003. (Primera edición francesa: 1965-1966).

Bibliografía de Santos

- S. ALFONSO MARÍA de Ligorio, Las Glorias de María.


- S. IGNACIO de Loyola, Ejercicios Espirituales.

Bibliografía General

- HUPPERTS, Padre J. M., SMM, Fundamentos y Práctica de la Vida Mariana, Serie Immaculata, Secretariado María
Mediadora, Lovaina, 1953, 1954, 1957.
- LHOUMEAU, Padre Antonin, La Vida Espiritual en la escuela de San Luis María Grignion de Montfort, Edición en
idioma español: Córdoba (Argentina), 2011. (Imprimatur: 1926).
- MERCIER, Cardenal D. F. F. J., Mortificación Cristiana, Ed. Fundación San Pio X, Buenos Aires, 1992.
- PÉREZ, Padre Nazario, SJ, Vida Mariana: exposición y práctica de la perfecta consagración a la Santisima Virgen,
1914.73
- TANQUEREY, Padre Adolphe, Compendio de Teología Ascética y Mística, 4ta ed., Ed. Palabra, 1990. (1ra ed:
1924).

Otra Bibliografía utilizada

- Manual de la Legión de María, Ed. Concilium Legionis Mariae, Dublin, 1993.74

73 Véase Fuentes de Internet.


74 Ibídem. Nota: El origen de la Legión de María es hacia el año 1921. Tuvo reconocimiento especial de los Papas ya desde SS Pio XI.
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ii. FUENTES DE INTERNET75:

De Origen Bibliográfico

- Vida Mariana: exposición y práctica de la perfecta consagración a la Santisima Virgen (RP Nazario Pérez) [extracto]:
o https://santisimavirgen.com.ar/metodo_consagracion_virgen/consagracion.htm
Extracto del libro con la Prepatación para la Consagración.

- Manual de la Legión de María.


o https://www.legiondemaria.org/libros/manual_oficial_de_la_legion_de_maria/
Web de la última versión del Manual de la Legión.

Otras Fuentes

- Sobre la Consagración a María:


o https://santisimavirgen.com.ar/consagracion_a_maria.htm
o https://santisimavirgen.com.ar/informacion_consagracion_a_maria.htm

- Sobre la Cofradía de los esclavos de María:


o Web de los Misioneros Montfortanos (en inglés):
http://www.montfort.org/content/index2.php?action=article&article=19&lang=EN
Sobre el origen y desarrollo de la Cofradía desde su fundación.

o Web de la Asociación “María, Reina de los Corazones” (en inglés):


http://www.queenofallhearts.com/
Web para la inscripción a la Cofradía.

o Estatutos de la Asociación (en inglés):


https://www.montfort.org.uk/assocMQOAH.php
Sobre los Estatutos e Indulgencias de la Cofradía.

75 Links web actualizados en Agosto de 2019.


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CUADERNILLO PARA LA CONSAGRACIÓN DE ESCLAVITUD A LA SSMA. VIRGEN MARÍA

San Luis María de Montfort


(31/I/1673 – 28/IV/1716)
Beatificado en 1888 por León XIII
Canonizado en 1947 por Pio XII

Cuadernillo para la Consagración de Esclavitud a la Ssma. Virgen María – 33º Rev.

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