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Derechos inalienables

Artículo 5 de la constitución política


Los derechos inalienables son todos aquellos considerados como fundamentales;
los cuales no pueden ser legítimamente negados a una persona y a los que tampoco
se pueden renunciar, así sea su voluntad ya que hacen parte de la esencia de las
personas.
Los derechos inalienables son inherentes al individuo por el solo hecho de
pertenecer a la especie humana. Esto significa que la forma en la que se adquieren
es involuntaria. Desde el momento en el que un individuo nace los posee y no puede
desprenderse de ellos hasta el día de su muerte. Y no existe orden jurídica posible
o castigo que pueda privarlo de estos derechos.
El fin de los derechos humanos son de reguardar la dignidad de las personas y por
lo tanto son irrenunciables, irrevocables e intransferibles, por lo que no solo son
derechos constitucionales, sino que también tiene una amplia protección en lo que
se refiere a la legislación internacional como, por ejemplo, La Declaración Universal
de los Derechos Humanos (DUDH), que fue adoptada por las Naciones Unidas en
1948 entre otros.
El primero en postular este concepto fue John Locke, un pensador inglés del siglo
XVII, creía en la existencia de leyes naturales. Según Locke, todos los seres
humanos tenemos por naturaleza una serie de derechos por el simple hecho de ser
personas. Entre otros, Locke mencionaba el derecho natural de todos los seres
humanos a la vida, a la libertad y a la propiedad. Locke lo expresaba con estas
palabras: "El estado de naturaleza tiene una ley que lo gobierna y que obliga a
todos; y la razón, que es esa ley, enseña a toda la humanidad que quiera consultarla
que, siendo todos los hombres iguales e independientes, ninguno debe dañar a otro
en lo que atañe a su vida, salud, libertad o posesiones."
Estas ideas sentaron un gran precedente en la historia al ser muy influyentes en la
independencia de los Estados Unido de América y en la revolución francesa.
La Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776 afirma lo siguiente:
"Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales y que
están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre los cuales
están el derecho a la vida, a la libertad y la búsqueda de la felicidad".
En Francia, tras el triunfo de la Revolución en 1789, la Asamblea Nacional proclamó
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que en su primer
artículo comienza afirmando: "Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en
cuanto a sus derechos". Esta declaración afirma con claridad que todos tenemos
unos derechos naturales por el simple hecho de ser personas.

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