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LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL
EN EL PERÚ

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GERARDO ETO CRUZ
(COORDINADOR)

LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL
EN EL PERÚ
Domingo García Belaunde
Pedro Grández Castro
Carolina Canales Cama
Róger Rodríguez Santander
Jorge León Vásquez
Javier Adrián Coripuna
José Miguel Rojas Bernal

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES


Tribunal Constitucional

Centro de Estudios Tribunal


Constitucionales Constitucional

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Estudios Sobre la Sentencia Constitucional
Primera Edición: Agosto 2010
Tiraje: 1000 Ejemplares

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES


Tribunal Constitucional
Lima, 2010

© Copyright: Gerardo Eto Cruz (coordinador)


Domingo García Belaunde
Pedro Grández Castro
Carolina Canales Cama
Roger Rodríguez Santander
Jorge León Vásquez
Javier Adrián Coripuna
José Miguel Rojas Bernal

© Copyright 2010: Tribunal Constitucional del Perú
Centro de Estudios Constitucionales
Los Cedros Nº 209 – San Isidro

© Editorial Adrus, S.R.L


San José Nº 311, Of. 314
Arequipa - Perú
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ISBN:

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Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse
o transmitirse por ningún procedimiento electrónico ni mecánico, incluyendo
fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información
y sistema de recuperación, sin permiso expreso del editor.

Impreso en Perú 2010 Printed in Perú

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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DEL PERÚ

Presidente
Carlos Mesía Ramírez

Vicepresidente
Ricardo Beaumont Callirgos

Magistrados
Juan Vergara Gotelli
Fernando Calle Hayen
Gerardo Eto Cruz
Ernesto Álvarez Miranda
Oscar Urviola Hani

Secretario General
Francisco Morales Saravia

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES

Gerardo Eto Cruz


Director General

Pedro P. Grández Castro


Director Ejecutivo

Roger R. Rodríguez Santander


Director Académico

O. Vanessa Tassara Zevallos


Directora de Publicaciones y Documentación

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Contenido

Presentación

I. VALOR Y EFICACIA DE LA SENTENCIA


CONSTITUCIONAL
1. Efectos de las sentencias constitucionales en el Perú
• Domingo García Belaunde/Gerardo Eto Cruz

2. La ejecución de la sentencia constitucional


• Pedro Grández Castro

3. Eficacia y cumplimiento de las sentencias del Tribunal


Constitucional
• Carolina Canales Cama

4. ¿Existe actuación de sentencia impugnada


en el Código Procesal Constitucional peruano?
• Gerardo Eto Cruz

5. Actuación inmediata de la sentencia en el proceso de amparo:


Fundamento, objetivos y presupuestos procesales,
• José Miguel Rojas Bernal
II. SENTENCIA CONSTITUCIONAL Y PROCESO
DE INCONSTITUCIONALIDAD
5. Aproximación a la dimensión subjetiva del proceso
de inconstitucionalidad
• Roger Rodríguez Santander

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Contenido

6. Los efectos temporales de las sentencias


de inconstitucionalidad
• Javier Adrián Coripuna
III. SENTENCIA CONSTITUCIONAL
Y DERECHO INTERNACIONAL
7. El valor jurídico de la interpretación y de las sentencias
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
• Jorge León Vásquez
IV. APÉNDICE
1. Informe al Pleno del Tribunal Constitucional
sobre los Proyectos de Ley que modifican
algunas de sus funciones
Anexos:
- Proyecto de Ley Nº 14321/2005-CR, “Proyecto de Ley
que propone garantizar el principio de separación
de poderes y la seguridad jurídica en los procesos
de inconstitucionalidad”
- Proyecto de Ley Nº 3930/2009-CR, “Proyecto de Ley
que modifica el Código Procesal Constitucional, sobre
competencia del Tribunal Constitucional, efectos
de las resoluciones y prohibiciones
y deberes de los magistrados”
- Jurisprudencia constitucional (sentencias interpretativas)
2. Informe al Pleno del Tribunal Constitucional sobre
Actos Lesivos Homogéneos
Anexos:
- Jurisprudencia constitucional

V. ADDENDA: SENTENCIAS
CONSTITUCIONALES RELEVANTES
1. Estructura de la sentencia constitucional
- STC Nº 0024-2003-AI
2. Ejecución de la sentencia constitucional
- STC Nº 4119-2005-AA

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La Sentencia Constitucional en el Perú

3. El derecho a la ejecución de las resoluciones


judiciales como manifestación del derecho
a la tutela jurisdiccional efectiva
- STC Nº 0015-0016-2001-AI (acumulados)
- STC Nº 4080-2004-AC
4. Actuación inmediata de la sentencia impugnada
- STC Nº 0607-2009-PA
5. Declaratoria del estado de cosas inconstitucional
- STC Nº 2579-2003-HD
- STC Nº 3149-2004-AC
- STC Nº 5561-2007-PA
VI. ÍNDICE ANALÍTICO DE SENTENCIAS

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Presentación
Uno de los temas polémicos que intermitentemente se pone en discu-
sión en los predios del Derecho Procesal Constitucional es el relacionado
a las sentencias constitucionales y no sólo porque constituya acaso el acto
jurisdiccional por excelencia, sino porque, a diferencia de los fallos en los
predios del Derecho Procesal Civil o Penal, la sentencia en los ámbitos de
la jurisdicción constitucional ha demolido diversos conceptos y principios
básicos de la Teoría General del Proceso; de allí que muchas veces se escu-
chen voces levantiscas de los legisladores y de otras entidades, que se ven
desfavorecidas en lo que resuelve el Tribunal Constitucional, y cuestionan
directamente sus fallos y no sin razón, pero esas voces aún se encuentran
en lontananza del tiempo, congeladas en una visión clásica de lo que ac-
tualmente debe entenderse como sentencia constitucional.
En este contexto, es que hace algunos meses se presentó, en el Parla-
mento nacional, una propuesta de reforma de las competencias del Tribu-
nal Constitucional, de los efectos de las resoluciones y de las prohibiciones
y deberes de los magistrados. El Proyecto de Ley Nº 3930-2009-CR ingresa-
do el 23 de marzo del año en curso, propuesto por el Grupo Parlamentario
Fujimorista, a iniciativa del congresista Víctor Rolando Sousa Huanambal,
reproduce, por otro lado, algunas de las iniciativas expuestas en el Pro-
yecto de Ley Nº 14321/2005-CR presentado por el ex-congresista Ántero
Florez Araoz, que planteaba también, en sus términos, una reforma de las
competencias del Tribunal Constitucional, en el mismo sentido de las lle-
vadas adelante por el Grupo Fujimorista.
Al margen de la relación de prohibiciones y deberes de los magistra-
dos, que incorpora el proyecto del congresista Sousa, la propuesta de mo-
dificación que contiene dichos proyectos es sustancialmente la misma y
está centrada en dos aspectos: 1) la necesidad de sustraer de la Ley Orgá-
nica del Tribunal Constitucional la calificación de “Supremo Intérprete de
la Constitución” que tiene este organismo constitucional; y 2) la necesidad
de sustraer del ámbito de competencias del Tribunal Constitucional la emi-
sión de las llamadas “sentencias interpretativas-manipulativas”, limitando
su labor a la declaración abstracta de constitucionalidad o inconstituciona-
lidad de la norma y remitiendo al Parlamento el pronunciamiento sobre
los vacíos o deficiencias en que incurra la ley.

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Gerardo Eto Cruz

El problema para el legislador democrático, en la actuación del Tri-


bunal Constitucional, parece encontrarse en la capacidad de este organis-
mo para definir, a través de sus sentencias, la forma cómo ha de quedar
configurada la legislación sometida a control, y en los medios con los que
cuenta este organismo para decidir en casi todas las materias de actuación
política, y vincular con sus decisiones, de modo obligatorio, a todos los po-
deres públicos. Como se ha escuchado en algún medio de comunicación,
el problema reside en la capacidad que tendría el Tribunal no sólo para
resolver causas concretas, sino para decidir a través de sus sentencias casi
cualquier asunto de relevancia pública, interviniendo incluso en los pro-
pios lineamientos de las políticas estatales.
Estas críticas, que vienen permanentemente de quienes detentan el po-
der político y tienen, la mayor de las veces, repulsión al control y la crítica,
apuntan, más allá de la técnica utilizada en tal o cual sentencia constitucio-
nal, a un cuestionamiento esencial, de fondo, en la configuración misma de
la justicia constitucional. No sólo se ataca pues, determinada “forma de ser”
de las sentencias constitucionales, sino la comprensión de la jurisdicción
constitucional, tal y como se la concibe en el constitucionalismo contempo-
ráneo, posterior a la segunda guerra mundial. Es en esta perspectiva ma-
yor que debe ubicarse el problema de las sentencias constitucionales y es
esta cuestión la que debe encararse con franqueza, si se pretende establecer
un diálogo abierto y fructífero entre los poderes del Estado y organismos
constitucionales que a menudo ven invadidas sus competencias producto
de los fallos emitidos por el TC.
La propuesta del congresista Sousa, así como las voces altisonantes de
muchos políticos y periodistas que alientan la reducción de la justicia cons-
titucional a un mero fantoche o ventrílocuo de la política, y que traen nue-
vamente a debate la función que le corresponde al Tribunal Constitucional
en el marco de un Estado social y democrático de Derecho, se asientan, en
algunos casos de modo abiertamente declarado, en una concepción de la
justicia constitucional, embrionaria y desfasada, que restringe esta institu-
ción a la función de “legislador negativo”, tal y como la pergeñó su mentor
primigenio, Hans Kelsen. De acuerdo al jurista austriaco, la función de ga-
rantía jurisdiccional de la Constitución debía girar en torno a la declaratoria
de incompatibilidad constitucional de la norma sometida a control, dando
lugar sólo a la expulsión de la norma declarada inconstitucional del orde-
namiento jurídico. Jugaba, en esta suerte, el tribunal constitucional pro-
puesto por Kelsen, el rol de un legislador que, en sentido contrario a la
función legisferante que tiene un parlamento, debía sólo ser un depurador
de las leyes contrarias a la Constitución.

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Presentación

Este esquema de jurisdicción constitucional estaba sustentado, sin em-


bargo, en una concepción del ordenamiento jurídico defendida por Kelsen
que se presenta hoy, en el marco del constitucionalismo contemporáneo,
como parcial e insuficiente. En efecto, la idea de un tribunal constitucional
como legislador negativo, atendía en la concepción kelseniana, sólo a la
función que éste debía desarrollar en la protección del principio de regulari-
dad del ordenamiento jurídico, esto es, respondía sólo a la tarea de vigilar que
las normas jurídicas, en este caso las normas de rango legal, hayan sido
dictadas respetando el marco y el procedimiento contenido en la norma de
rango superior, en este caso, la Constitución. Este ejercicio de compatibili-
dad normativa, llevado a cabo por el tribunal, debía pues solventar el juicio
de validez intrasistemática, que era el objeto principal de preocupación en
la concepción teórica que Kelsen tenía del Derecho. La razón de ser de los
tribunales constitucionales, en este contexto, se encontraba sólo en el juicio
de compatibilidad normativa que éstos debían hacer con relación a la norma
que estaba en la cúspide de la pirámide normativa, pero no involucraba
en ningún caso un juicio de compatibilidad valorativa o principialista de los
contenidos de las normas jurídicas, pues de acuerdo al jurista austriaco, en
postura que es harto conocida, la determinación de los contenidos de las
normas era una facultad ilimitadamente reconocida a favor del legislador
constituyente o del legislador democrático.
La concepción positivista de Kelsen si bien trataba de proteger al sis-
tema jurídico de contaminaciones ideológicas, filosóficas o sociológicas,
derivando la responsabilidad del contenido de las normas al terreno de la
política, la deficiencia o los riesgos de una posición extremadamente for-
malista como ésta pronto se hicieron notar. Después de la Segunda Gue-
rra Mundial y vista la amarga experiencia de los crímenes perpetrados
contra millones de judíos y otros enemigos del régimen nazi, nadie más
suscribiría aquella máxima propuesta por Kelsen, según la cual “cual-
quier contenido que sea puede ser Derecho”. Así, juristas como Gustav
Radbruch acuñarían frases contrarias a la postura kelseniana, afirmando
en términos categóricos que “la injusticia extrema no es Derecho”. En
esta misma línea, el profesor alemán Otto Bachof llegaría a sostener la
existencia de “normas constitucionales inconstitucionales”, haciendo clara
alusión a la presencia de normas en la Constitución que podían ir en
contra de ciertos valores fundantes de todo el orden constitucional, lo cual
significaba un expreso reconocimiento del carácter valorativo y no sólo
normativo de la Carta Constitucional.
A partir de la Segunda Guerra Mundial el constitucionalismo adqui-
riría pues un nuevo signo, ya no centrado en la Teoría del Estado que era

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Gerardo Eto Cruz

el eje de preocupación en el periodo de entreguerras, sino basado en la


consideración de la persona humana y el respeto de su dignidad como el
fin supremo de la sociedad y el Estado. Es así que surgiría, con marcado
énfasis, lo que hoy se conoce como el “constitucionalismo de los derechos”,
fenómeno que ha operado una verdadera revolución en el Derecho,
transformando no sólo la concepción de la función de los tribunales cons-
titucionales, sino la propia consideración de los métodos y herramientas
con las que ahora hay que abordar la materia jurídica. El proceso de de-
claración universal y regional de los derechos humanos en sendos trata-
dos internacionales, vinculantes para los estados y del más alto rango en
los ordenamientos jurídicos, así como la asignación de competencias a
los tribunales constitucionales para resolver procesos específicos de tu-
tela de derechos (cuestión ausente en la primera fase de los tribunales
constitucionales) son sólo dos notas que dan cuenta de este giro coperni-
cano en la concepción del constitucionalismo y de la centralidad de los
derechos en esta transformación.
Un juez constitucional vinculado a los valores constitucionales y obli-
gado a la protección de los derechos y la dignidad de la persona asume
pues nuevos retos y tareas en el ejercicio de su función jurisdiccional,
alejados totalmente de las que le cabía en el constitucionalismo decimo-
nónico o de entreguerras. Su compromiso ya no es con la autoridad de
los parlamentos, la vinculación a la ley o la pureza del método. Su punto
de apoyo ahora se encuentra en los derechos y las técnicas de argumen-
tación e interpretación, así como las de protección procesal que utilice,
tanto en los procesos de control abstracto de las normas, como de tutela
específica de derechos, deben responder a ese fin. Y es que, como tam-
bién se ha destacado con acierto, incluso el juicio de compatibilidad nor-
mativa, esto es, el proceso de control abstracto de normas atiende a una
dimensión subjetiva, donde la verificación de la afectación concreta de
derechos fundamentales también es vital.
Es por esta razón que el Derecho Procesal Constitucional que sirve
de sustento teórico y práctico a esta nueva vinculación de los tribunales
constitucionales a los derechos, ha adoptado una serie de principios
e instituciones propias que, apartadas muchas veces de los institutos
clásicos del Derecho Procesal, permiten una mejor y más eficaz tutela
de los derechos fundamentales. Así, se ha reconocido la presencia de
principios como el impulso de oficio, la economía procesal, la inme-
diación, la socialización, el pro actione, la adecuación de las formas a
los fines del proceso y el propio rol del juez como director del proceso,
impulsado por el principio inquisitivo y no dispositivo. Es en esta línea,

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Presentación

que las sentencias constitucionales presentan también especificidades


importantes, donde puede ubicarse privilegiadamente el tema de las
sentencias interpretativas-manipulativas.
En este contexto, cuando un tribunal constitucional verifica que deter-
minada ley no es compatible con la Constitución, su misión no sólo es,
en la línea kelseniana, depurar dicha ley del ordenamiento y preservar la
regularidad del sistema, sino observar que la declaratoria de inconstitucio-
nalidad no genere más perjuicios sobre los principios constitucionales o los
derechos fundamentales que aquellos que generaría la conservación de la
ley, configurada según una nueva interpretación. De este modo, el tribunal
se ubica no en el plano de la rígida separación de poderes, sino en uno donde
la colaboración de poderes juega un rol trascendental para la vigencia efectiva
de los derechos fundamentales y la preservación del orden material de
valores inscrito en la Constitución.
En consecuencia, cuando el Tribunal Constitucional peruano dice que
determinada ley es compatible con la Constitución si se interpreta de de-
terminada manera, si se agrega determinado texto o se suprime otro, o que
la ley que expida el Congreso debe ajustarse a determinados parámetros,
no se inmiscuye en un ámbito que es competencia del Parlamento, confi-
gurando plenamente la ley, cambiando absolutamente su sentido o delimi-
tando hasta sus detalles más mínimos, sino que su tarea se circunscribe a
desprender una determinada “norma” (vía interpretación) de la disposición
objeto de control, norma que cumple la exigencia de respeto o protección
de los derechos impuesta por la Constitución. La interpretación, incorpora-
ción, supresión o exhortación realizada por el tribunal no es pues invasión
del ámbito de libre configuración del legislador, dado que la norma adscrita
vía interpretación no se encuentra en dicho ámbito, sino en el terreno de la
satisfacción de un mandato exigido por la Constitución, impostergable de
cara a la adecuada protección de los derechos fundamentales.
Yerran pues los proyectos de ley de modificación de las competencias
del Tribunal Constitucional y quienes critican sin conocimiento de los pro-
pios fundamentos del Estado Constitucional en el cual realizan su labor,
cuando pretenden suprimir este tipo de sentencias interpretativas-mani-
pulativas del ámbito de actuación del Tribunal, dejando en manos del le-
gislador la corrección de los vacíos y deficiencias de la ley. No atienden al
hecho de que, en la configuración contemporánea del Estado Constitucio-
nal, “algunos contenidos” vienen necesariamente exigidos por la Constitu-
ción y no pueden quedar al libre arbitrio del legislador, menos aún pueden
quedar postergados para futuros debates parlamentarios, permitiendo la
vulneración grave y continua de los derechos fundamentales, cuya protec-

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Gerardo Eto Cruz

ción es la razón de ser del propio Estado y, por tanto, el encargo brindado
a quienes ejercen el poder desde sus asientos parlamentarios, o a quienes,
desde su posición como jueces, no pueden declinar de su función primor-
dial de impartir justicia conforme a valores constitucionales.

*******

La presente obra colectiva que hoy presentamos a la comunidad aca-


démica interesada en estos temas, como a quienes desde la orilla de la
actividad política cuestionan el actual rol del Tribunal Constitucional,
se ha dividido en tres partes más un apéndice, el que incluye dos infor-
mes cada uno con su correspondiente anexo de sentencias relevantes y
se cierra la obra con una addenda y un índice analítico de sentencias.
Veamos cada segmento.
La primera parte tiene diversos trabajos, pero que tienen casi todos
un hilo conductor: los efectos o la eficacia de las sentencias de los tribu-
nales constitucionales, en particular de nuestro Tribunal. Así, el primer
trabajo hecho al alimón por Domingo García Belaunde y el que escribe
esta presentación, se titula “Efectos de las sentencias constitucionales en el
Perú”. Este ensayo fue terminado a fines de 2007 y publicado apenas una
parte en el Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional (número
12, Madrid, 2008, pp. 263-290), se mantiene incluso con las críticas que
en ese momento se formulaban al TC. Sigue el trabajo de Pedro Grández
Castro titulado “La ejecución de la sentencia constitucional”, donde aborda
conjuntamente con el trabajo de Carolina Canales Cama titulado “Efica-
cia y cumplimiento de la sentencia constitucional” un aspecto trascendental
de la disciplina de las sentencias constitucionales, como es el problema
de su ejecución; ambos autores son asesores jurisdiccionales del Tribu-
nal Constitucional. En cuarto lugar, se presenta un trabajo nuestro fac-
turado con el título “¿Existe actuación de sentencia impugnada en el Código
Procesal Constitucional peruano?”, trabajo que se propuso con motivo del
homenaje al insigne maestro Héctor Fix-Zamudio y que fuera publica-
do en el colectivo La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios
en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador
del derecho, Vol. V, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM,
Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, Marcial Pons,
México, 2008. En esta misma línea de preocupación y reflexión teórica,
José Miguel Rojas Bernal, joven asesor del TC que ha trabajado con el
autor de esta nota, el proyecto de sentencia donde se ha desarrollado
por vez primera este instituto (STC 0607-2009-PA/TC), publica un inte-

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Presentación

resante estudio titulado “Actuación inmediata de la sentencia en el proceso


de amparo: fundamento, objetivos y presupuestos procesales”.
El segundo bloque lo hemos titulado “Sentencia constitucional y pro-
ceso de inconstitucionalidad”. Aquí se encuentra el trabajo de Roger Ro-
dríguez Santander titulado “Aproximación a la dimensión subjetiva del proceso
de inconstitucionalidad”. Su autor es igualmente asesor del TC y, a la sazón,
Director Académico del Centro de Estudios Constitucionales. Por su parte,
Javier Adrián Coripuna, asesor jurisdiccional del TC, publica su trabajo
“Los efectos temporales de las sentencias de inconstitucionalidad”. El tercer seg-
mento de esta primera parte teórico-dogmática se cierra con el ensayo de
Jorge León Vásquez, asesor del TC, titulado “El valor jurídico de la interpre-
tación y de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”.
Interesa aquí rescatar, como apéndice, un “Informe al Pleno del Tribunal
Constitucional sobre los proyectos de leyes que modifican algunas de sus funciones”.
Este informe originalmente fue confeccionado por los asesores del Tribunal
Constitucional, Luis Sáenz Dávalos, Edgar Carpio Marcos y Roger Rodrí-
guez Santander. Sin embargo, se ha hecho un aggiornamento y puesta al día
con la participación de la asesora del TC, Vanessa Tassara Zevallos y consti-
tuye un documento que de por sí tiene gran valía, no sólo por su confección
técnica, dada la calidad y experiencia en el tema del cuerpo de especialistas
que tiene el Tribunal Constitucional, sino por la actualidad del debate en
torno a las competencias de este organismo constitucional.
En este acápite, el libro contiene un anexo donde se recoge íntegramen-
te el texto de los dos proyectos de ley antes mencionados, de propuesta de
modificación de las atribuciones del Tribunal Constitucional. Del mismo
modo, se ha adjuntado una copiosa cantidad de sentencias ubicadas en el
rubro de las “sentencias interpretativas-manipulativas”, tanto en su ver-
sión de sentencias aditivas, reductoras, sustitutivas o exhortativas. Dada
su extensión, estas sentencias vienen en un CD adjunto al presente libro. Si
uno tiene en cuenta los casi 60.000 fallos que el Tribunal ha expedido hasta
la fecha, los casos aquí anexados representan sólo un mínimo de causas,
donde el Tribunal ha utilizado esta técnica, de cara a resolver situaciones
especialmente relevantes. En tal sentido, quienes critican este tipo de fallos,
o acusan una grave ignorancia, sumada a la distorsión de su praxis política
parcializada, o sabiendo o conociendo, sólo les interesa el inmediatismo
coyuntural o lo que la prensa denomina lo “mediático”.
El segundo Informe anexado en esta parte tiene que ver con el tema de
los actos lesivos homogéneos y fue elaborado en setiembre de 2008 por la Co-
misión de Doctrina y Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, donde se
desarrolla ampliamente los fundamentos, supuestos y condiciones de apli-

19
Gerardo Eto Cruz

cación de este mecanismo de actuación de las sentencias constitucionales


en procesos de tutela de derechos, contenido en el artículo 60 del Código
Procesal Constitucional. Dicho informe, interesante además por abordar
otros problemas de la ejecución de la sentencia constitucional, ha servi-
do finalmente de material de insumo para el desarrollo jurisprudencial de
esta figura en las sentencias que se adjuntan a continuación STC 4878-2008-
PA/TC y STC 5287-2008-PA/TC.
Por último, y para mejor ilustrar al lector, la presente obra se cierra
con una “addenda” donde se presentan algunos casos relevantes sobre
distintos aspectos de la sentencia constitucional, como la estructura de
la sentencia, la problemática de la ejecución, la actuación inmediata de
la sentencia en el amparo y la declaratoria del estado de cosas inconsti-
tucional. El libro trae finalmente un útil índice analítico, donde se reco-
gen las distintas voces presentes en las sentencias adjuntadas en el CD
y en la obra, y que sirve para una sencilla ubicación de la diversidad
temática presente en este trabajo.

Gerardo Eto Cruz


Director General del Centro de Estudios Constitucionales

Lima, 28 de julio de 2010

0220
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Imagen: Tribunal Constitucional del Perú
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Efectos de las Sentencias
Constitucionales en el Perú
Por: Domingo García Belaunde
Gerardo Eto Cruz

SUMARIO:
I. Introducción. II. Las sentencias constitucionales. 2.1. Definición. 2.2. Estruc-
tura de las sentencias constitucionales. 2.3. Clases de sentencias. A) Criterio
formal de clasificación de las sentencias constitucionales. 1. Sentencias estimativas
1.1. Sentencias de simple anulación. 1.2. Sentencias interpretativas propiamente
dichas. 1.3. Sentencias interpretativas-manipulativas. 1.3.1. Sentencias reduc-
toras. 1.3.2. Sentencias aditivas. 1.3.3. Sentencias sustitutivas. 1.3.4. Senten-
cias exhortativas. 1.3.5. Sentencias estipulativas 2. Sentencias desestimativas B)
Criterio material de clasificación de las sentencias constitucionales. III. Lo que
defienden las sentencias constitucionales. 3.1. Sentencias que tutelan la parte
dogmática de la Constitución. 3.1.1
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Sentencias de Hábeas Corpus. 3.1.2. Sen-
tencias de Amparo. 3.1.3. Sentencias de Hábeas Data. 3.1.4. Sentencias de
Cumplimiento. 3.2. Sentencias que tutelan la parte orgánica de la Constitución.
3.2.1. Sentencias en el proceso de inconstitucionalidad. 3.2.2. Sentencias en el
proceso de acción popular. 3.2.3. Sentencias en el proceso competencial. IV.
Ejecución de sentencias constitucionales. 4.1. Preliminares. 4.2. Las sentencias
constitucionales: ¿sentencias declarativas, constitutivas o de condena? 4.3. Meca-
nismos de cumplimiento de la sentencia constitucional y facultades de coerción.
V. Ejecución de sentencias en Hábeas Corpus, Amparo y Hábeas Data. 5.1.
Ejecución de sentencias en Hábeas Corpus 5.2. Ejecución de sentencias en el
Amparo y Hábeas Data. 5.3. Las medidas coercitivas previstas para la ejecución
de la sentencia. 5.4. Otras herramientas procesales para la ejecución de las sen-
tencias en los procesos constitucionales de la libertad. 5.5. Apremios adicionales
que pueden aplicar los jueces ejecutores. 5.6. Apremios aplicables a los abogados
de las partes. 5.7. Responsabilidad de los jueces ejecutores 5.8. Breve epílogo
sobre la eficacia de las sentencias constitucionales de la libertad: La actuación de
sentencia impugnada. La discreta posición del TC. VI. Ejecución de sentencias de
cumplimiento, constitucionalidad y acción popular. 6.1. Ejecución de sentencias
en los procesos de cumplimiento. 6.2. Efectos de las sentencias en el proceso de
inconstitucionalidad. 6.2.1. Sobre las resoluciones de improcedencia liminar de
la demanda. Sus efectos. 6.2.2. Inconstitucionalidad de normas conexas. 6.2.3.
Efectos de las sentencias en relación al tiempo. 6.3. Efectos de la sentencia de

23
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

acción popular. 6.3.1. Sobre la ilegalidad de normas conexas. 6.3.2. Acerca de


las relaciones institucionales del PJ y el TC con ocasión de los procesos del control
abstracto de las normas. VII. Ejecución de obligaciones patrimoniales en los pro-
cesos constitucionales. 7.1. Cuando el obligado es un particular. 7.2. Cuando el
obligado es el Estado. 7.3. El caso de las costas y costos. VIII. Efectos personales
de las sentencias constitucionales. IX. La sentencia dentro del sistema de fuentes
peruano. 9.1. La jurisprudencia como fuente del Derecho. 9.2. La jurispruden-
cia constitucional y el precedente vinculante como fuente del Derecho. 9.3. La
posición del precedente vinculante dentro del sistema de fuentes.

I. INTRODUCCIÓN
En el sistema procesal peruano, los actos procesales a través de los cua-
les se impulsa, o se decide al interior del proceso, o se pone fin al mismo,
se expresan a través de decretos, autos o sentencias. Un acto jurisdiccional
de especial relevancia, y que va a definir la incertidumbre jurídica de las
partes es la sentencia. Es la tercera fase de todo procedimiento expresado
en la decisión, “cerrada la discusión, el juez queda sólo”, dirá Carnelutti1.
Hoy es un lugar común afirmar que las constituciones vienen incor-
porando diversas normas para garantizar una idónea impartición de
justicia; entre las que se ubican diversos principios y derechos de la fun-
ción jurisdiccional. El artículo 139, inciso 2 de la Constitución de 1993
establece la independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional; y
en su parte pertinente establece que “[ninguna autoridad] puede dejar
sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada ni
cortar procedimientos en trámite ni modificar sentencias ni retardar su
ejecución”. Con este delineamiento, se encuentra subyacente la noción y
la naturaleza de la ejecución; puesto que no sólo se pone en evidencia que
la jurisdicción no se limita a la iuris dictio; esto es, a decir el derecho, sino
que incorpora la última fase de todo proceso: su ejecución. Un esquema
conceptual simple es que, de ordinario, en todo proceso se declare el de-
recho (proceso de declaración) y luego se proceda a su ejecución (proceso
de ejecución)2, aun cuando este esquema no siempre ocurra así.
El problema de los efectos de las sentencias, y particularmente el de las
sentencias constitucionales, no sólo ha abierto un importante debate teórico,
sino que, en los hechos, resulta ser un problema práctico: que lo que ha sido
dispuesto por el órgano de jurisdicción constitucional, pueda ser concreti-

1 CARNELUTTI, Francesco. Derecho Procesal Civil y Penal. Vol. 4. Oxford University


Press, México, 1999, p. 136.
2 MONTERO AROCA, Juan. “Problemas generales de la ejecución forzosa”, en La eje-
cución civil. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2005, p. 29.

4224
La Sentencia Constitucional en el Perú

zado y se ejecute en los términos allí resueltos. Para ello, se parte de que en
un proceso constitucional se ha culminado con una sentencia estimatoria
en donde se ha realizado, en términos häberlianos la concretización de un
derecho constitucional sustantivo3.
Recientemente el Tribunal Constitucional ha señalado que “la ejecu-
ción es, por tanto, el instituto jurídico que permite que el discurso argu-
mentativo del Tribunal cobre vida, transformando un “estado de cosas” o
situaciones concretas en el plano de los hechos”4.

II. LAS SENTENCIAS CONSTITUCIONALES


II.1. Definición
En los últimos tiempos, el TC peruano ha venido desarrollando una in-
tensa labor a fin de concretar la garantía jurisdiccional de la Constitución y
un sistema de control constitucional abierto; si bien no exento de críticas a
un conjunto de fallos, no obstante, ello no impide reconocer un importante
aporte en el desarrollo de conceptos y categorías que vienen permitiendo
un desarrollo autosostenido de la jurisdicción constitucional peruana.
Por lo pronto, todas las sentencias son constitucionales o deben ser-
lo, en la medida que deben basarse en la Constitución y deben respe-
tarla. Y si esto no sucede, pues simplemente estamos ante sentencias in-
constitucionales, contra las cuales en numerosos ordenamientos existen
remedios para conjurarlas.
Pero esto en puridad no es lo que ahora nos interesa. Lo que nos pre-
ocupa más bien es el sentido estricto de lo que es una sentencia consti-
tucional. Y por ella debemos entender la que es resultado de un proceso
constitucional, si por tal entendemos lo que regula cada legislación positi-
va, en nuestro caso, el Código Procesal Constitucional. Adelantando una
definición se podría sostener que sentencia constitucional es toda aquella
resolución que pone punto final a un proceso constitucional, sea en sede
judicial, sea en sede constitucional. Pero con carácter de firme.
El TC ha precisado por su parte que las sentencias constitucionales son
aquellos actos procesales emanados de un órgano adscrito a la jurisdicción
especializada, mediante las cuales se pone fin a una litis cuya tipología se
deriva de alguno de los procesos previstos en el Código Procesal Constitu-

3 HÄBERLE, Peter. “El Derecho Procesal Constitucional como derecho constitucional


concretizado frente a la judicatura del Tribunal Constitucional”. En Nueve Ensayos y
una lección jubilar, Palestra, Lima, 2004, pp. 23 y ss.
4 STC 4119-2005-PA/TC, FJ 19.

25
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

cional. Así, en los casos de los procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas
data y cumplimiento, el fin de su expedición apunta a proteger los dere-
chos constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior a la violación
o amenaza de violación de un derecho constitucional, o disponiendo el
cumplimiento de un mandato legal o de un acto administrativo; en los ca-
sos de los procesos de acción popular e inconstitucionalidad su finalidad
es la defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa; mientras que en los procesos competenciales tiene por objeto
resolver los conflictos que se susciten sobre las competencias o atribucio-
nes asignadas directamente por la Constitución o la leyes orgánicas que
delimitan los ámbitos propios de los poderes del Estado, los órganos cons-
titucionales, los gobiernos regionales o municipales5. Nos encontramos
básicamente con un concepto descriptivo de sentencia, similar al que esta-
blece el Código Procesal Civil, que define a la sentencia como aquella reso-
lución que pone fin a la instancia o al proceso en definitiva, pronunciándo-
se en decisión expresa, precisa y motivada sobre la cuestión controvertida
declarando el derecho de las partes, o excepcionalmente sobre la validez
de la relación procesal6. Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha ido
más allá y ha complementado su definición sosteniendo que los fallos en
materia constitucional rebasan con largueza la satisfacción de un interés
particular o de beneficio de un grupo, ya que teleológicamente resguar-
dan los principios y valores contenidos en la Constitución que, por tales,
alcanzan a la totalidad de los miembros de la colectividad política.

II.2. Estructura de las sentencias constitucionales


Deslindando de la conceptualización que le imprime la legislación pro-
cesal civil, el TC ha considerado delinear la estructura interna de sus pro-
pios fallos, asimilando con ello el influjo de la doctrina comparada y ciertas
características que le perfilan algunos tribunales como la Corte Constitu-
cional de Colombia7. Así, el TC ha expresado que sus fallos se componen
de los siguientes elementos: la razón declarativa- axiológica, la razón su-
ficiente (la ratio decidendi), la razón subsidiaria o accidental (obiter dicta), la
invocación preceptiva y la decisión o fallo constitucional (decisum).
a) La razón declarativa-axiológica: El TC la define como “aquella par-
te de la sentencia constitucional que ofrece reflexiones referidas a
los valores y principios políticos contenidos en las normas declara-

5 STC 0024-2003-AI/TC.
6 Artículo 121 del Código Procesal Civil.
7 Vid. por ejemplo BERNAL PULIDO, Carlos. El Derecho de los derechos. Universidad Externado de
Colombia. Bogotá, 2005, pp. 176 y ss.

6226
La Sentencia Constitucional en el Perú

tivas y teleológicas insertas en la Constitución”8. En esta parte de la


sentencia, lo que el TC realiza es una actitud estimativa de juicio de
valor concomitante a la interpretación y aplicación de las disposi-
ciones y normas de la Constitución. A partir de este razonamiento
axiológico el TC justifica una determinada opción dentro de las po-
sibles soluciones de un conflicto.
b) La razón suficiente: De acuerdo con este elemento el TC “expone
una formulación general del principio o regla jurídica que se cons-
tituye en la base de la decisión específica, precisa que adopta el Tri-
bunal Constitucional”9. La ratio decidendi se constituye en aquella
consideración determinante que el Tribunal Constitucional ofrece
para decidir en favor o en contra una causa de naturaleza consti-
tucional. En consecuencia, “es la regla o principio que el Colegiado
establece o precisa como indispensable y, por ende, como justifican-
te para resolver la litis”10. El TC se ha pronunciado aunque en térmi-
nos laxos sobre el problema de cómo identificar la ratio decidendi de
una sentencia. Así ha dicho que, “puede encontrarse expresamente
formulada en la sentencia o puede ser inferida por la vía del análisis
de la decisión adoptada, las situaciones fácticas y el contenido de las
consideraciones argumentativas”11.
c) La razón subsidiaria o accidental: El TC la define como “aquella
parte de la sentencia que ofrece reflexiones, acotaciones o aposti-
llas jurídicas marginales o aleatorias que, no siendo imprescindibles
para fundamentar la decisión adoptada por el Tribunal Constitu-
cional, se justifican por razones pedagógicas u orientativas, según
sea el caso en donde se formulan”12. Son, pues los “dichos de paso”
y aunque no tienen fuerza vinculante sí una fuerza persuasiva y se
complementan como un criterio auxiliar de la interpretación. El TC
en diversos fallos ha acogido los obiter dicta de manera pedagógica
pretendiendo establecer un criterio pro persuasivo o admonitorio
sobre posibles determinaciones futuras en relación a una materia;
un rol de esta parte de las sentencias, como lo aclara el propio TC,
es que va a permitir a los operadores jurisdiccionales y a los justicia-
bles “predecir” o “pronosticar” la futura manera de resolver aquella
cuestión hipotética conexa al caso en donde aparece manifestada.

8 STC 0024-2003-AI/TC.
9 STC 0024-2003-AI/TC.
10 STC 0024-2003-AI/TC.
11 STC 0024-2003-AI/TC.
12 STC 0024-2003-AI/TC.

27
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

d) La invocación preceptiva: Es aquella parte de la sentencia en donde


se consignan las normas del bloque de constitucionalidad utilizadas
e interpretadas, para la estimación o desestimación de la petición
planteada en un proceso constitucional13.
e) La decisión o fallo constitucional: Es la parte final de la senten-
cia constitucional que, de conformidad con los juicios estableci-
dos a través de la razón declarativa-axiológica, la razón suficien-
te, la invocación normativa y, eventualmente, hasta en la razón
subsidiaria u occidental, precisa las consecuencias jurídicas esta-
blecidas para el caso objeto de examen constitucional14.

II.3. Clases de sentencias


El Derecho Procesal constitucional ha encofrado en cimiento armado
una compleja variedad de tipos de sentencias constitucionales15, a partir de
los fallos o decisiones de los órganos de jurisdicción constitucional; ello ha
llevado a vadear las clásicas sentencias típicas, existiendo hoy un trasiego
teórico de mayor complejidad.
Aunque queda a la excogitación de los autores las encrucijadas teóri-
cas que hoy se presentan en torno a estas variantes y sub-tipologías de
sentencias constitucionales, partimos de una clasificación consensuada
en la doctrina, a través de un determinado criterio: el formal y material.
El criterio de esta distinción es el fallo sobre el fondo de lo resuelto. Así,
el criterio formal dirá que son sentencias formales según sea el sentido del
fallo o de la decisión (fundada o infundada o estimativa o desestimativa);
y sentencias materiales según la operación que se desarrolla en la sentencia
sobre el litigio constitucional. El criterio formal, en parte se identifica con
lo que se ha denominado “sentencias típicas”, entre las que se distinguen a
las sentencias estimativas y desestimativas, que pasaremos a abordar en
la versión peruana.

13 STC 0024-2003-AI/TC.
14 STC 0024-2003-AI/TC.
15 Vid. Al respecto a PIZZORUSSO, Alessandro. Lecciones de Derecho Constitucional.
CEC, Madrid, 1984; igualmente a nivel latinoamericano a ESCOBAR FORNOS, Iván.
Introducción al Derecho Procesal Constitucional. Porrúa e Instituto Mexicano de Derecho
Procesal Constitucional, México, 2005, pp. 49 y ss; y SAGÚÉS, Néstor Pedro. Derecho
Procesal Constitucional. Logros y obstáculos. Honrad Adenauer Stiftung y AD-HOC,
Buenos Aires, 2006, pp. 73 y ss.

8228
La Sentencia Constitucional en el Perú

A) Criterio formal de clasificación de las sentencias constitucionales


1. Sentencias estimativas
Son aquellas que declaran fundada la pretensión postulatoria. A este
respecto el TC ha conceptualizado a las sentencias estimativas como:
“aquellas que declaran fundada una demanda de inconstitucionali-
dad. Su consecuencia jurídica específica es la eliminación o expulsión
de la norma cuestionada del ordenamiento jurídico, mediante una de-
claración de invalidez constitucional”16. No obstante, serán también
sentencias de este tipo aquellas provenientes de fallos fundados en
procesos constitucionales de la libertad, como los de hábeas corpus,
amparo, hábeas data y cumplimiento.
A partir de esta noción, la doctrina ofrece en otros horizontes un
vasto panorama de tipologías particularizando los contenidos que allí
se resuelven. Esto ha obligado al Tribunal peruano a construir un pri-
mer esquema tentativo de sentencias estimativas en tres niveles, a par-
tir de los delineamientos establecidos en la STC 0004-2004-CC/TC.

1.1. Sentencias de simple anulación


En este caso el órgano de control constitucional resuelve dejar sin efec-
to una parte o la integridad del contenido de un texto17. El TC reconoce en
parte en dicho fallo que bien puede subdividirse las sentencias de simple
anulación como: total y parcial. Así, la estimación es parcial cuando se refie-
re a la fracción de una ley o norma con rango de ley, puede ser un artícu-
lo, un párrafo, etc., y por lo tanto, ratifica la validez constitucional de las
restantes disposiciones contenidas en el texto normativo impugnado. De
otro lado, la estimación es total cuando se refiere a la plenitud de una ley
o norma con rango de ley; y por ende, dispone la desaparición íntegra del
texto normativo impugnado del ordenamiento jurídico.

1.2. Sentencias interpretativas propiamente dichas


A partir de la distinción operada en la estructura de las normas, sobre
disposiciones propiamente dichas y normas, la Corte Costituzionale de Italia18,
16 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 3.
17 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 3.1.
18 Vid. al respecto MARTÍN DE LA VEGA, Augusto. La sentencia constitucional en Italia.
Tipología y efectos de las sentencias en la jurisdicción constitucional italiana: medio siglo de
debate doctrinal. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2003, p. 163
y ss.; y CERRI, Augusto. Corso di giustizia costituzionale. 3º ed,. Giuffrè Edit., Milano,
2001, pp. 231 y ss.

29
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

en su momento y al influjo de la doctrina de la Suprema Corte de Estados


Unidos, empezó a producir fallos de esta naturaleza, aun cuando se les
identifica indistintamente como “sentencias estimatorias interpretativas” y
“sentencias de estimación parcial”19.
Con todo, si el órgano de jurisdicción constitucional examina no a la
disposición (la redacción, el texto, el fraseo que forma la oración jurídi-
ca), sino a la norma (la regulación normativa) cuando las disposiciones
y normas no son biunívocas; o habiendo varias disposiciones complejas
de las que derivan varias normas; o disposiciones ambiguas; o cuando
de las disposiciones puedan recabarse más normas, por vía interpretati-
va, de contenido diverso, se obtienen las sentencias interpretativas, que
por regla general son: de rechazo y de acogida20.
El TC peruano señala que las sentencias interpretativas [aparecen]
“cuando se ha asignado al texto objeto de examen una significación y
contenido distinto al que la disposición tiene cabalmente. Así, el órgano
de control constitucional puede concluir en que por una errónea inter-
pretación se han creado “normas nuevas”, distintas de las contenidas
en la ley o norma con rango de ley objeto de examen”21. Por consiguien-
te, establece que en el futuro los operadores jurídicos estarán prohi-
bidos de interpretar y aplicar aquella forma de interpretar declarada
contraria a la Constitución22.

1.3. Sentencias interpretativas-manipulativas


Aun cuando en la literatura italiana el término “sentencia estimatoria
parcial” o “sentencia estimatoria interpretativa” identifica a las sentencias
“manipulativas”23 y que todas giran en torno al pronunciamiento sobre la
norma, el TC peruano ha marcado por ahora el reconocimiento expreso de
este tipo de sentencias. Así sostiene que, “en este caso el órgano de control
constitucional detecta y determina la existencia de un contenido normativo

19 DÍAZ REVORIO, F. Javier. Las sentencias interpretativas del Tribunal Constitucional. Sig-
nificado, tipología, efectos y legitimidad. Análisis especial de las sentencias aditivas. Prólogo
de Luis López Guerra. Lex Nova, Valladolid, 2001, pp. 62 y ss.
20 BISCARETTI DI RUFFIA, Paolo. Derecho Constitucional. 3º ed. Edit. Tecnos, Madrid,
1987, p. 593.
21 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 3.2.
22 Vid STC 0042-2004-AI/TC dictada en el Caso del impuesto a los espectáculos tauri-
nos; y, más recientemente, STC 0009-2007-PI/TC y 0010-2007-PI (acumulados) recaí-
da en el Caso de las ONG’s.
23 BIN, Roberto y PITRUZZELLA, Giovanni. Diritto Costituzionale. 2º ed. Giappichelli
Editore, Torino, 2001, p. 444.

0330
La Sentencia Constitucional en el Perú

inconstitucional dentro de una ley o norma con rango de ley. La elaboración


de dichas sentencias está sujeta alternativa y acumulativamente a dos tipos de
operaciones: la ablativa y la reconstructiva”24.
De acuerdo con esta definición, el TC entiende que la operación ablativa
consiste en reducir los alcances normativos de la ley impugnada eliminan-
do del proceso interpretativo alguna frase o hasta una norma que colisiona
con el Comando Normativo de la Constitución. En tal situación, se declara
la nulidad de las “expresiones impertinentes”; lo que genera un cambio del
contenido preceptivo de la ley. A su turno, la operación reconstructiva o de
reposición consiste en consignar el alcance normativo de la ley impugnada
“agregándosele” un contenido y un sentido de interpretación que no apa-
rece en el texto por sí mismo.
Ha sido el propio TC el que haciendo suyo los argumentos de este
tipo de sentencias, en donde justifica dichos fallos, en razón a dos princi-
pios de su actividad jurisdiccional, como son: el principio de conservación
de la ley, en donde el operador intérprete de la norma debe, prima facie
reputar constitucional la ley hasta donde sea razonablemente posible con
el fin de afirmar la seguridad jurídica en un sistema jurídico, siendo la ex-
pulsión de una ley la última ratio a la que debería apelarse25; y el principio
de interpretación desde la Constitución, mediante el cual se le asigna un sen-
tido a una ley cuestionada de inconstitucionalidad, a fin de que guarde
armonía e identidad con el plexo del texto fundamental in totum. Anota
el TC, “dicha interpretación –desde la Constitución- hace que la ley sea
conforme a la Constitución; cabiendo, para tal efecto, que se reduzca,
sustituya o modifique su aplicación para los casos concretos. Igualmente
el TC al pronunciarse sobre este tipo de sentencias reconoce diversas va-
riables de la ingente sub-tipología que existe a nivel comparativo.
A continuación se pasará revista de estas variantes de sentencias in-
terpretativas-manipulativas, por lo menos de lo que el TC reconoce, aun
cuando, de un universo de 203 demandas de inconstitucionalidad plantea-
das hasta fines del 2006, sólo 12, es decir el 5.94%, han utilizado la técnica
de las sentencias interpretativas o manipulativas frente a la utilización nor-
mal que realizan los tribunales constitucionales comparados26.

24 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 3.3


25 La praxis de la jurisdicción constitucional pone de manifiesto que la expulsión de la
norma inconstitucional puede terminar siendo más gravosa en sus consecuencias
que su propia permanencia dentro del ordenamiento jurídico. Vid. al respecto, la
STC 0010-2002-AI/TC pronunciada en el Caso de la inconstitucionalidad de la legis-
lación terrorista.
26 STC 0047-2004-AI/TC, FJ 38.

31
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

1.3.1. Sentencias reductoras


Normalmente son las que señalan que una norma o precepto es
contrario a la Constitución en una parte (frases, palabras, líneas, etc.)
generando un vicio de inconstitucionalidad por su redacción exce-
siva o desmesurada. Lo normal en este tipo de sentencias es que el
fallo no afecta al texto o a la disposición, pero sí al contenido norma-
tivo. Aquí, la sentencia ordena una restricción o acortamiento “ex-
tensión” del contenido normativo de la ley impugnada. Para tal efec-
to, se ordena la inaplicación de una parte del contenido normativo
en relación a algunos de los supuestos contemplados genéricamente
o bien en las consecuencias jurídicas preestablecidas27. Esto supone
que la inaplicación va a comprender a determinadas situaciones, he-
chos, acontecimientos o conductas originalmente previstas en la ley;
o se dirige hacia algunos derechos, beneficios, sanciones o deberes
primigeniamente previstos.
El propio TC reconoce que los efectos de este tipo de sentencias
reductoras van a restringir el ámbito de aplicación de la ley impug-
nada sobre algunos de los supuestos o consecuencias jurídicas esta-
blecidas en la literalidad del texto28.

1.3.2. Sentencias aditivas


Son aquellas que declaran la inconstitucionalidad no del texto de
la norma o de la disposición general cuestionada, sino de los textos o
normas que debieron consignarse para que la norma impugnada sea
plenamente constitucional. Es decir mediante este tipo de sentencias
se efectúa el control de las omisiones legislativas inconstitucionales,
añadiendo al texto normativo original supuestos o consecuencias ju-
rídicas distintos a los inicialmente contemplados, con el fin de evitar

27 STC 0015-2001, 0016-2001, 0004-2002-AI (Acumulados), en donde se impugnaba el


artículo 1º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001, el cual establecía: “Los depósitos
de dinero existentes en las cuentas del Estado en el Sistema Financiero Nacional,
constituyen bienes inembargables”. El Tribunal concluyó que no todos los referidos
depósitos podrían ser considerados de dominio público, por lo cual no todos eran
inembargables. Deviniendo, así, en inconstitucional el sentido interpretativo que se
deriva de la disposición según el cual “todo” depósito de dinero existente en una
cuenta del Estado en el Sistema Financiero Nacional constituye un bien inembarga-
ble. Ello en atención a que si el TC hubiese declarado sin más la inconstitucionalidad
del precepto se hubieran derivado inconstitucionales afectaciones al Presupuesto de
la República.
28 Vid. STC 0014-1996-AI/TC recaída en el Caso de la inconstitucionalidad de la Ley de
Política Nacional de Población.

2332
La Sentencia Constitucional en el Perú

que una ley cree por omisión situaciones contrarias a los principios,
valores o normas constitucionales29.
Como ha señalado el TC peruano este tipo de sentencia es uti-
lizada para remediar la violación del principio de igualdad que se
produce como consecuencia de una omisión legislativa inconstitu-
cional; así, ha dicho el TC que “al extenderse los alcances de la nor-
ma a supuestos o consecuencias no previstos para determinados su-
jetos, en puridad lo que la sentencia está consiguiendo es homologar
un mismo trato con los sujetos comprendidos inicialmente en la ley
cuestionada”30.

1.3.3. Sentencias sustitutivas


Aquí lo que realiza el TC es sustituir a una parte del texto por otra
formulada por el mismo en el nivel de interpretación; este tipo de fallo es-
tablece que el precepto es declarado inconstitucional “en cuanto prevé…”
o señala “algo”, “en lugar de” otro aspecto que debería prever para ser
constitucional. El TC peruano las ha conceptualizado señalando que “son
aquellas en donde el órgano de control de la constitucionalidad declara la
inconstitucionalidad parcial de una ley y, simultáneamente, incorpora un
reemplazo o relevo del contenido normativo expulsado del ordenamiento
jurídico; vale decir, dispone una modificación o alteración de una parte
literal de la ley”31.

1.3.4. Sentencias exhortativas


Estas sentencias son llamadas también de recomendaciones al legisla-
dor y engloban un conjunto de formulaciones o directrices que buscan
la actuación del Poder Legislativo, significando así una obligación de

29 �����������������������������������������������������������������������������������
STC 0050-2004-AI, 0051-2004-AI, 0004-2005-AI, 0007-2005-AI y 0009-2005-AI (acumula-
dos). El literal b) del artículo 55º del Decreto Ley N.º 20530, modificado por el artículo
7º de la Ley N.º 28449, que pretendía que la pensión de orfandad a los mayores de 18
años que seguían estudios universitarios. El Tribunal declaró inconstitucional la pala-
bra “universitarios”, de modo tal que pueda interpretarse que el supuesto normativo
se extienda también a quienes sigan satisfactoriamente estudios superiores. De esta for-
ma, se evitaba la afectación al principio-derecho de igualdad consagrado en el artículo
2º inciso 2 de la Constitución.
30 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 3.3.2. Vid. sobre las omisiones constitucionales y legales a
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio. La inconstitucionalidad por omisión. Teoría Ge-
neral. Derecho Comparado. El caso español. Civitas, Madrid, 1998, y CARPIO MARCOS,
Edgar y ETO CRUZ, Gerardo. El Control Constitucional de la Omisiones Inconstituciona-
les e Ilegales. Reflexiones en torno al caso peruano. Edit. Fundap, México, 2004.
31 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 3.3.3.

33
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

actuar del legislador que encuentra su origen en encargos constitucio-


nales que exigen un concreto desarrollo legislativo ulterior. Las exhor-
taciones, por lo general, aparecen como obiter dictum, señalando princi-
pios que han de seguirse en la elaboración de una nueva ley, por lo que
bien pueden admitirse varias formas de exhortaciones, que van desde
el simple consejo32 hasta fórmulas más coactivas33.
La praxis de esta sentencia en el Perú es, en muchos casos, permanente;
en lo que respecta a la conceptualización de estas sentencias, el TC señala
que son aquellas en donde el órgano de control constitucional declara la
incompatibilidad constitucional de una parte o la totalidad de una ley o
norma con rango de ley, pese a lo cual no dispone su inmediata expul-
sión del ordenamiento constitucional, sino que recomienda al Parlamento
para que, dentro de un plazo razonable, expida una ley sustitutoria con un
contenido acorde a las normas, principios o valores constitucionales. Sin
embargo, en lugar de declarar su invalidez constitucional, le confiere al
legislador un plazo determinado o determinable para que la reforme, con
el objeto de eliminar la parte violatoria del texto fundamental.
Los efectos de este tipo de sentencias, resultan ser muy particulares,
por cuanto subyace en ella el concepto de vacatio setentiae, mediante el cual
se dispone la suspensión de la eficacia de una parte del fallo; esto es, se
modulan los efectos de la decisión en el tiempo, con lo cual, en parte, esta

32 STC 0048-2004-AI/TC, tras declarar infundado el proceso de inconstitucionali-


dad, dispone exhortar al Congreso de la República para que establezca los meca-
nismos legales pertinentes con el propósito de garantizar que la recaudación de la
regalía minera cumpla con los objetivos señalados en la Ley y, también, para que
diseñe y establezca mecanismos de control, información y transparencia de modo
que la sociedad civil pueda efectuar el seguimiento del manejo y buen destino de
los recursos. Además, para que se comprenda en la distribución de los montos
recaudados, dispuesta por el artículo 4° de la Ley de Regalía Minera, a las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional.
33 STC 0023-2003-AI/TC. Corresponde al Caso del Código de Justicia Militar, en el cual
el Tribunal resuelve “EXHORTAR al Poder Legislativo para que, en un plazo no ma-
yor de 12 meses, dicte la legislación que corresponda, de acuerdo con lo expresado en
esta sentencia. Este tiempo será contado a partir de la publicación de esta sentencia
en el diario oficial, vencido el cual, automáticamente los efectos de ésta tendrán plena
vigencia” (Numeral 3 del Fallo).
Asimismo, más recientemente mediante STC 0008-2005-PI/TC recaída en el proceso
de impugnación de la Ley Marco del Empleo Público, Ley N.º 28175, el fallo de In-
fundado se complementa con una exhortación al Congreso de la República para que
con el carácter de prioritario y urgente apruebe, dirá “en la presente legislatura”, las
leyes complementarias a la Ley Marco del Empleo Público a fin de iniciar la unifor-
midad, equidad y modernización del empleo público, elemento fundamental para
un adecuado funcionamiento de la Administración Pública.

4334
La Sentencia Constitucional en el Perú

figura se homologa con la versión de la vacatio legis o suspensión temporal


de la entrada en vigencia de una ley aprobada por el Congreso. Igualmen-
te, el TC se ha pronunciado en forma puntual que la exhortación de estos
fallos puede concluir por alguna de las siguientes vías:
a) Expedición de la ley sustitutiva y reformante de la norma declarada
incompatible con la Constitución.
b) Conclusión in totum de la etapa suspensiva; y, por ende, aplicación
plenaria de los alcances de la sentencia. Dicha situación se da cuan-
do el legislador ha incumplido con dictar la ley sustitutiva dentro
del plazo expresamente fijado en la sentencia34.
c) Expedición de una segunda sentencia. Dicha situación se produ-
ce por el no uso parlamentario del plazo razonable para aprobar
la ley sustitutiva.
Sobre el particular, el TC ha producido una importante cantidad de
sentencias en esta materia, exhortando a los poderes del Estado; empero,
dichos fallos, en puridad, no tienen efectos vinculantes. No obstante, puede
ocurrir que en el segundo supuesto antes señalado, vincule posteriormente
al legislador por su incumplimiento, y en el tercer supuesto, impuesta una
recomendación encaminada a que efectúe el legislador una determinada
actividad y éste no lo hiciera, sí sería posible una posterior sentencia que sí
declare la inconstitucionalidad (sentenze monito)35.

1.3.5. Sentencias estipulativas


Finalmente, el TC identifica a esta variante de sentencia estimativa mani-
pulativa como aquella en donde el órgano de control de la constitucionalidad
establece, en la parte considerativa de la sentencia, las variables conceptua-
les o terminológicas que utilizará para analizar y resolver una controversia
constitucional. No obstante, bien cabe aquí formular una legítima crítica,
porque se observa permanentemente sentencias que pretenden convertirse
en pedagógicas, dando a entender que ellas cumplen un rol docente que
consiste en hacer llevar ese saber a toda la comunidad. En realidad, las sen-
tencias no están hechas ni pensadas para enseñar a litigantes y abogados, las
sentencias no son para eso. Lo que debe hacerse en una sentencia es resolver
un conflicto, despejar una duda o precisar un derecho36.

34 STC 0004-2004-CC/TC recaída en el Caso del Conflicto de Competencias por el pre-


supuesto del Poder Judicial.
35 FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio. La justicia constitucional europea ante el siglo
XXI. Tecnos, Madrid, 2002, pp. 123-124.
36 GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “Las sentencias constitucionales”, en …..

35
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

2. Sentencias desestimativas
Desde las primeras reflexiones sobre la eficacia de las sentencias des-
estimativas pergeñadas por Piero Calamandrei37 hasta la actualidad, se
podría decir que esta tipología es uno de los temas más complejos para el
Derecho Procesal Constitucional, dado el laberinto de conceptos en torno a
su naturaleza y a la forma como le ha adaptado cada particular modelo de
jurisdicción constitucional38.
Por lo pronto, las sentencias desestimatorias se expresan en:
a) Sentencias desestimativas simples o puras, en donde el fallo desestima la
postulación de algún proceso constitucional; el TC las califica como
desestimación por rechazo simple, y en la que la judicatura constitucional
resuelve declarar infundada la demanda presentada; y
b) Sentencias interpretativas de desestimación, cuya decisión defi-
ne la constitucionalidad de la norma “si se interpreta” o es
“interpretada” en conformidad con lo que dispone el Tribunal
Constitucional; a esta variante el TC la califica como “desesti-
mación por sentido interpretativo” o “interpretación strictu sen-
su”; en cuyo caso el órgano de control de la constitucionalidad
establece una manera creativa de interpretar una ley parcial o
totalmente impugnada 39.
El Tribunal Constitucional peruano, incorporando ciertas caracterís-
ticas propias de las sentencias de la jurisdicción ordinaria, ha señalado
que “las sentencias desestimativas son aquellas que declaran según sea el
caso, inadmisibles, improcedentes o infundadas las acciones de garantía
o resuelven desfavorablemente las acciones de inconstitucionalidad”40.
A diferencia de una compleja polémica que no ha amainado en España e
Italia, respecto a los efectos de las sentencias desestimatorias, en nuestro
ordenamiento procesal una sentencia desestimatoria en un proceso de
inconstitucionalidad impide una nueva interpretación fundada en idén-
tico precepto constitucional; por otro lado, el rechazo de la demanda de
inconstitucionalidad planteada con ocasión de un vicio formal de la ley,

37 CALAMANDREI, Piero. Estudios sobre el proceso civil. Traduc. de Santiago Sentís Me-
lendo. Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires, 1962, pp. 29 y ss.
38 BLASCO SOTO, María del Carmen. La sentencia en la cuestión de inconstitucionalidad.
Bosch, Barcelona, 1995, p. 21.
39 Vid STC 0002-2005-PI/TC en la cual se realiza un análisis tanto de la validez formal
y material de la ley impugnada, de forma que se resuelve que ésta es interpretada en
el sentido más coherente con el texto fundamental.
40 STC 0004-2004-CC/TC, FJ 4.

6336
La Sentencia Constitucional en el Perú

no obsta para que esta ésta pueda ser cuestionada ulteriormente por ra-
zones de fondo41.
Con todo, el propio Colegiado Constitucional se ha interrogado si las
decisiones desestimatorias del TC en los procesos de inconstitucionalidad
tienen algún efecto y, de ser así, si éstas pueden “ejecutarse”. Conforme
veremos luego, la propia Constitución le ha delineado en el art. 204 y en el
art. 81 los aspectos procesales en torno a la ejecución de las sentencias en
los procesos de control normativo.

B) Criterio material de clasificación de las sentencias constitu-


cionales
Como ya se ha señalado, bien cabe identificar, al menos por razones
propedéuticas, este último criterio, teniendo en cuenta los efectos que
realmente dispone el fallo respecto al contenido normativo del precepto
cuestionado. Este criterio material resulta válido, como ha apuntado en
su momento Javier Díaz Revorio42, si se repara en lo siguiente:
a) Todas las sentencias interpretativas que realiza el Tribunal Cons-
titucional son materialmente estimatorias; toda vez que del archi-
piélago de interpretaciones que puede presentar una norma, al
menos una de ellas es contraria a la Constitución; o que parte del
contenido normativo es inconstitucional; por lo que una sentencia
interpretativa debería ser siempre formalmente de estimación;
b) Todas las sentencias que formalmente son interpretativas de deses-
timación, materialmente son interpretativas de estimación en senti-
do amplio. En efecto, estas sentencias pueden rechazar una o varias
–o todas menos una- entre las aristas de interpretación que puede
generar una norma; esto es, las sentencias serán materialmente in-
terpretativas estimatorias en sentido estricto; empero, se presentan
sentencias interpretativas formalmente desestimatorias que enmas-
caran en realidad pronunciamiento que pueden ser de tipologías
reductoras, aditivas o sustitutivas; o, finalmente, sentencias formal-
mente aditivas que contienen en realidad un pronunciamiento ma-
terialmente reductivas.

41 Vid. los trabajos de CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de inconstitucionalidad


en el Código Procesal Constitucional” y CASTAÑEDA OTSU, Susana Ynés. “El Pro-
ceso de Acción Popular: Un análisis preliminar”, ambos en Introducción a los procesos
constitucionales. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Jurista Editores, Lima,
2005, pp. 215-268.
42 DÍAZ REVORIO, Javier. Las sentencias interpretativas del Tribunal Constitucional. Op.
cit. pp. 64-65.

37
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

III. LO QUE DEFIENDEN LAS SENTENCIAS CONSTITUCIONALES


Lo que normalmente ha caracterizado a toda decisión constitucional
y ha perfilado su régimen jurídico, es el objeto o materia que va a definir;
esto es, en torno a qué materias relevantes de naturaleza constitucional se
va a pronunciar o va a defender.
El art. II del TP del C.P.Const. define los fines de los procesos cons-
titucionales como son: garantizar la primacía de la Constitución y la
vigencia efectiva de los derechos constitucionales.
Del conjunto de procesos constitucionales que existen en el Perú, se
podrá apreciar que las sentencias de cada proceso constitucional van a de-
fender por un lado los derechos fundamentales; el cumplimiento de las
normas o actos administrativos, la jerarquía normativa y la competencia o
atribuciones asignadas por la Constitución a los distintos poderes del Es-
tado, los órganos constitucionales, los gobiernos regionales o municipales.
En mérito a esto, y apelando a los contenidos de la jurisdicción cons-
titucional que delineara en su momento Mauro Cappelletti; bien se pude
distinguir: a) las sentencias constitucionales que defienden la parte dog-
mática de la Constitución; y b) las sentencias que defienden la parte or-
gánica de la Constitución.

3.1. Sentencias que tutelan la parte dogmática de la Constitución


Aunque esta expresión sólo cabe identificarla por razones estricta-
mente expositivas o pedagógicas, dado que para ahondar el análisis tene-
mos que dividir y hacer categorías no necesariamente tajantes, aludimos
a este tipo de sentencias que giran en torno a la defensa de los derechos
fundamentales, y que forman parte de cuatro procesos constitucionales
“compartidos”; puesto que prima facie, son conocidos por la judicatura
ordinaria; y luego si ocurre una sentencia desestimativa o denegatoria de
la pretensión del actor; éste puede recurrir al Tribunal Constitucional vía
el recurso de agravio constitucional. Estas sentencias son las que derivan
de los procesos de Hábeas Corpus, Amparo, Hábeas Data e incluso bien
cabe identificar aquí al Proceso de Cumplimiento. A continuación pasa-
remos revista de modo somero los derechos que van a defender cada una
de estas sentencias, según fuere la naturaleza del proceso constitucional
que entra en juego.

8338
La Sentencia Constitucional en el Perú

1.1.1. Sentencias de Hábeas Corpus


Van a girar en torno a la defensa de la libertad individual en sus múltiples
dimensiones: ello fluye en términos meridianos de su propia configuración
constitucional de la doctrina y de una práctica secularizada que dimana de
tiempos inmemoriales. (Art. 200. inc. 1 de la Constitución)43. El C.P.Const.
precisa en el art. 25 los derechos que defiende: “Procede el Hábeas Corpus
ante la acción u omisión que amenace o vulnere los siguientes derechos
que, enunciativamente, conforman la libertad individual”; y a partir de di-
cha disposición se enuncian diversas dimensiones en 17 incisos; adicional
a ello debemos señalar que la Constitución sin precedente alguno –si toma-
mos como referencia desde la Constitución de 1920 hasta la de 1979- esta-
blece que las sentencias de Hábeas Corpus defienden igualmente los “de-
rechos constitucionales conexos a la libertad individual”; situación que, si
bien es redundante, se le ha querido dotar de un eufemismo que incide en
cualquier otra dimensión vinculada a la libertad individual. El Código le
ha designado al Hábeas Corpus un régimen específico sobre el contenido
de las sentencias estimativas. El contenido de las sentencias estimativas del
Hábeas Corpus se encuentra señalado en el art. 34 del C.P.Const., confor-
me veremos luego en torno a la ejecución de este tipo de sentencias.

1.1.2. Sentencias de Amparo


Probablemente es el proceso constitucional de mayor presencia ante
el TC44. Las sentencias de este tipo de procesos van a girar en torno a la
defensa de los derechos constitucionales. La Constitución a este respecto
en el art. 200, inc. 2 establece que el amparo procede frente a la violación
a amenaza de “los demás derechos reconocidos por la Constitución”; con
excepción de la libertad individual y de los derechos establecidos en el art.
2, inc. 5 y 6 que van a ser tutelados por las sentencias de los procesos de
Hábeas Data. El C.P.Const. al pronunciarse sobre los derechos que tutela
el amparo (art. 5.1. y 38) le ha perfilado una naturaleza subsidiaria o resi-
dual frente a la antigua legislación que, con intermitencias el TC, aludía
que eventualmente era alternativa, y en otras, subsidiaria; con todo, estas

43 GARCÍA BELAUNDE, Domingo. El Hábeas Corpus en el Perú. Universidad Nacional


Mayor de San Marcos, Lima, 1979.
44 Así, de las 10,161 sentencias publicadas en el período 2006, 6,870 corresponden al
amparo; 2,231 a procesos de cumplimiento; 721 a Hábeas Corpus; 36 a inconstitu-
cionalidad; 9 a procesos de Hábeas Data; 5 a conflictos competenciales; y 289 quejas.
Vid. estas cifras en CARPIO MARCOS, Edgar y GRANDEZ CASTRO, Pedro. “El
Tribunal Constitucional peruano cumple 10 años de su reinstalación (Reporte de su
labor jurisdiccional durante el año 2006)”, trabajo aún inédito y por publicar.

39
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

situaciones han sido vadeadas ya por la actual legislación. El Código,


igualmente establece ciertos contenidos que debe tener una sentencia es-
timativa en un proceso de amparo, como son las siguientes.

1.1.2.1. Contenido de las sentencias estimativas de amparo


El art. 55 del Código establece que la sentencia que declara fundada
la demanda de amparo contendrá alguno o algunos de los siguientes pro-
nunciamientos:
1. Identificación del derecho constitucional vulnerado o amenazado;
2. Declaración de nulidad de la decisión, acto o resolución que hayan
impedido el pleno ejercicio de los derechos constitucionales prote-
gidos con determinación, en su caso, de la extensión de sus efectos;
3. Restitución o restablecimiento del agraviado en el pleno goce de
sus derechos constitucionales ordenando que las cosas vuelvan al
estado en que se encontraban antes de la violación;
4. Orden y definición precisa de la conducta a cumplir con el fin de
hacer efectiva la sentencia.
El Código, igualmente establece, que el Juez puede establecer
otros efectos de la sentencia atendiendo al caso concreto.

1.1.3. Sentencias de Hábeas Data


Este proceso constitucional fue por vez primera incorporado en la
Constitución vigente de 1993, ubicándose normativamente en el art.
200, inc. 3, cuya procedencia gira contra cualquier autoridad, funcio-
nario o persona que vulnera o amenaza los supuestos establecidos en
el art. 2, incisos 5 y 6 de la Constitución; por lo que las sentencias en
este proceso van a tutelar determinados derechos específicos, que han
sido desarrollados al hilo del actual art. 61 que desarrolla tanto el acceso
a la información de las reparticiones públicas, como la autotutela de la
información personalizada. En efecto, la sentencia de Hábeas Data va a
regular los mismos contenidos que se aplican supletoriamente para la
sentencia de amparo (art. 55 y 65 del C.P.Const.), pronunciándose en
forma más explícita en torno a los siguientes derechos:
a) Acceder a información que obre en poder de cualquier entidad pú-
blica, ya se trate de la que generen, produzcan, procesen o posean,
incluida la que obra en expedientes terminados o en trámite, estu-
dios, dictámenes, opiniones, datos estadísticos, informes técnicos y
cualquier otro documento que la administración pública tenga en

0440
La Sentencia Constitucional en el Perú

su poder, cualquiera que sea la forma de expresión, ya sea gráfica,


sonora, visual, electromagnética o que obre en cualquier otro tipo
de soporte material.
b) Conocer, actualizar, incluir y suprimir o rectificar la información
o datos referidos a su persona que se encuentren almacenados o
registrados en forma manual, mecánica o informática, en archivos,
bancos de datos o registros de entidades públicas o de instituciones
privadas que brinden servicio o acceso a terceros. Asimismo, a ha-
cer suprimir o impedir que se suministren datos o informaciones de
carácter sensible o privado que afecten derechos constitucionales.

1.1.4. Sentencias de Cumplimiento


Tienen por objeto ordenar que el funcionario o autoridad pública que
ostenta una conducta omisiva, contumaz o renuente, dé cumplimiento de
lo que dispone una norma legal, o ejecute un acto administrativo firme; o
se pronuncie expresamente cuando las normas legales le ordenan emitir
una resolución administrativa, o dictar un reglamento. Este proceso se ve
regulado en sede constitucional en el art. 200, inc. 6 y, específicamente el
objeto o materia de pronunciamiento del fallo, en el art. 66 del C.P.Const.

1.1.4.1. Contenido de la sentencia estimativa en el proceso de cumpli-


miento
Igual que los demás procesos constitucionales de la libertad, el legisla-
dor ha establecido en el art. 72 del C.P.Const. que la sentencia que declara
fundada la demanda se pronunciará preferentemente respecto a:
1. La determinación de la obligación incumplida,
2. La orden y la descripción precisa de la conducta a cumplir,
3. El plazo perentorio para el cumplimiento de lo resuelto, que no po-
drá exceder de 10 días,
4. La orden a la autoridad o funcionario competente de iniciar la inves-
tigación del caso para efectos de determinar responsabilidades pena-
les o disciplinarias, cuando la conducta del demandado así lo exija.

1.1. Sentencias que tutelan la parte orgánica de la Constitución


Como ha sido delineada hoy por consenso en la doctrina, la tutela de la
parte orgánica de la Constitución45, responde a la protección directa de las

45 FIX-ZAMUDIO, Héctor. Derecho Constitucional Mexicano y Comparado. 2º ed. Porrúa y


UNAM, México, 2001, p. 211.

41
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

disposiciones y principios constitucionales que consagran las atribuciones


de los diversos órganos del poder, y en este sector se ubica el control de la
constitucionalidad de las leyes que según los modelos aunque relativizado
en los actuales tiempos, se presentan como control abstracto, asignado a
una magistratura especializada como es el Tribunal Constitucional.
El modelo peruano de jurisdicción constitucional cuenta con tres pro-
cesos constitucionales, de los cuales como característica fundamental ra-
dica en que son procesos exclusivos y no compartidos como ocurría con los
procesos que forman parte de la jurisdicción constitucional de la libertad.
Estos procesos son: a) la Acción Popular que es de competencia exclusiva
del Poder Judicial; b) el Proceso de Inconstitucionalidad; y c) El Proce-
so Competencial; estos últimos de competencia exclusiva del Tribunal
Constitucional (art. 200, inc. 1 y 3 de la Constitución). Por lo pronto, es-
tos procesos garantizan la primacía y la defensa de la Constitución fren-
te a infracciones contra su jerarquía normativa (art. 2 del TP y art. 55 del
C.P.Const); y por otro lado, el proceso competencial va a girar en torno
a los conflictos que se susciten frente a las competencias o atribuciones
asignadas directamente por la Constitución o las Leyes Orgánicas que
delimiten los ámbitos propios de los poderes del Estado, los órganos
constitucionales, los Gobiernos Regionales o Municipales.
Veamos cada una de las sentencias y los derechos y principios que tutelan.

1.1.1. Sentencias en el Proceso de Inconstitucionalidad


La finalidad del proceso de inconstitucionalidad es la defensa de la Cons-
titución; tal y como se desprende del art. II del TP del C.P.Const. y de su
regulación específica establecida en el art. 75 del C.P.Const.; defensa que,
por lo demás, es de la dimensión de la norma jurídica suprema formal y
estática, como también de la norma material y dinámica. En consecuencia
con ello, el art. 75 del C.P.Const. señala que el proceso de inconstitucionali-
dad tiene por finalidad “la defensa de la Constitución frente a infracciones
contra su jerarquía normativa”. Esta norma alude al principio de jerarquía
normativa, que es el que en última y definitiva instancia determina la va-
lidez o invalidez constitucional de una ley o norma con rango de ley. En
mérito a ello, una norma infraconstitucional será valida sólo si compatibi-
liza formal y materialmente con la Norma Superior, como es en este caso
la Constitución, de lo que se desprende que el parámetro del control de la
constitucionalidad de las leyes está siempre integrado prima facie por un
Comando Normativo Mayor: la Constitución; por otro lado, las sentencias
del control abstracto giran también en torno al principio de competencia de
los distintos órganos constitucionales, a fin de evaluar su validez o inva-

2442
La Sentencia Constitucional en el Perú

lidez constitucional de las citadas normas con rango de ley. Igualmente el


parámetro del control de constitucionalidad está integrado por el bloque
de constitucionalidad (art. 79 del C.P.Const.). En efecto, expresa el citado
art. 79 que: “Para apreciar la validez constitucional de las normas el Tribu-
nal Constitucional considerará, además de las normas constitucionales, las
leyes que, dentro del marco constitucional, se hayan dictado para determi-
nar la competencia o las atribuciones de los órganos del Estado o el ejercicio
de los derechos fundamentales de la persona”. A partir de este delineamien-
to, el TC ha realizado un desarrollo de tipologías de “infracciones constitucio-
nales”, al hilo del propio art. 75 que distingue infracciones: a) por la forma o
por el fondo; b) parcial o total; y c) directa o indirecta46.
Por otro lado, el TC reconoce que los procesos de inconstitucionalidad
tiene una “doble dimensión”. Así, mediante este proceso se le confía al TC
realizar un control de constitucionalidad de las leyes y las normas con ran-
go de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados, re-
glamento del Congreso, ordenanzas regionales y ordenanzas municipales.
Así, quien residencia una pretensión del control abstracto no persigue la
tutela de intereses subjetivos, sino la “defensa de la Constitución”, como
norma jurídica suprema. No empece ello, aún cuando este proceso gira en
torno al juicio de incompatibilidad abstracta entre dos fuentes de distinta
jerarquía, también tiene una dimensión subjetiva, en virtud a que, conforme
se ha precisado, son fines de los procesos constitucionales garantizar la
primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitu-
cionales, según prescribe el art. II del TP.
En buena cuenta, si bien el control concentrado se endereza a un fin
como es defender la supremacía normativa de la Constitución, deponien-
do del sistema jurídico aquellas normas que la contravienen, en los hechos
igualmente tienen como fin mediato, impedir su aplicación, esto es, evitar
que se generen afectaciones concretas (subjetivas) a los derechos funda-
mentales de la persona. Incluso en nuestro sistema se pueden dar casos de
declarar la nulidad de aplicación normativa pasada para casos en materia
tributaria y en materia penal, conforme veremos en el acápite correspon-
diente a los efectos de las sentencias en el tiempo.

1.1.2. Sentencias en el Proceso de Acción Popular


En lo que corresponde a este proceso, igualmente la sentencia va a de-
fender la jerarquía normativa contra los reglamentos, normas administra-

46 Vid. la tipología de las infracciones inconstitucionales realizada por el Tribunal Cons-


titucional en la STC 0020-2005-PI/TC y 0021-2005-PI/TC (Acumulados), FJ 21 al 29.

43
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

tivas y resoluciones de carácter general, cualquier que sea la autoridad de


la que emanen, siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o cuando no
hayan sido expedidas o publicadas en la forma prescrita por la Constitu-
ción o la ley, según el caso. En consecuencia, se trata de un control abstracto,
similar al proceso de inconstitucionalidad, pero que en este caso se trata de
normas de naturaleza infralegal, que afectan a la ley (principio de legali-
dad) o a la Constitución (principio de constitucionalidad).
Las normas infralegales que pueden motivar, fuera de las normas
administrativas, un proceso de Acción Popular dentro de las normas
reglamentarias del Ejecutivo son las siguientes: decretos supremos,
resoluciones supremas, resoluciones ministeriales, resoluciones vice-
ministeriales, resoluciones directorales, directivas, circulares, oficios y
memorándums.

1.1.3. Sentencias en el proceso competencial


Este proceso, a tenor de lo dispuesto por el art. 109 del C.P.Const., tiene
por objeto conocer los conflictos que se susciten sobre los ámbitos de com-
petencia y atribuciones que la Constitución o las leyes orgánicas le con-
fieren a los poderes del Estado, los órganos constitucionales (como son el
Consejo Nacional de la Magistratura, el Jurado Nacional de Elecciones, el
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, el Tribunal Constitucional,
entre otros), los Gobiernos Regionales y Municipales.
En este sentido, el TC ha establecido que para la procedencia del
proceso competencial es necesario que concurran en el conflicto de atri-
buciones o funciones dos elementos: uno subjetivo y otro objetivo. El
primero, hace referencia a que los sujetos con legitimidad para actuar,
deben ser los órganos constitucionales, poderes del Estado o gobiernos
locales o regionales; mientras el elemento objetivo establece que la mate-
ria del conflicto debe tener una dimensión constitucional, es decir debe
tratarse de competencias o atribuciones derivadas de la Carta Funda-
mental o de las Leyes Orgánicas respectivas, quedando, de este modo,
excluido de la competencia del Tribunal cualquier conflicto de materia
administrativa o de otra índole.
Por otro lado, lo que se busca en la contienda es que los órganos
constitucionales respeten el orden de competencias establecido por la
Constitución y las leyes integrantes del denominado bloque de constitu-
cionalidad; en tal situación se verifica una doble finalidad en el proceso
competencial, a la cual respondería la sentencia que va a defender o
resolver: el pronunciamiento sobre la titularidad de una competencia y

44
La Sentencia Constitucional en el Perú

la legitimidad de determinada decisión (expresada en alguna disposición,


acto o resolución), emitida con vicio de incompetencia.

IV. EJECUCIÓN DE SENTENCIAS CONSTITUCIONALES


IV.1. Preliminares
La ejecutabilidad de las sentencias, es algo que desde siempre ha
sido previsto en el ordenamiento procesal. Si el proceso es la vía ade-
cuada y moderna para resolver los conflictos existentes en la sociedad,
es evidente que su resultado final, el que ya no puede ser impugnado,
deba ser ejecutado, es decir, cumplido en sus términos. O lo que es lo
mismo, dar cumplimiento a lo establecido en la sentencia.
Y para esto se ha dispuesto, en términos generales, de dos tipos de me-
didas: unas durante el proceso, las llamadas medidas cautelares, y otras, al
finalizar: de hecho, ambas terminan al final buscando exactamente lo mis-
mo, con la diferencia de que las primeras, por su precedencia en el orden
del tiempo, podrían garantizar mejor los resultados de la ejecución.
Y terminado el proceso, la ley establece una serie de pautas para
cumplir lo que ordena la sentencia. Y generalmente, eso se cumple y
se puede cumplir.
En materia penal la situación es clara, pues tratándose de delitos, es el Es-
tado el que tiene a su cargo el cumplimiento de lo mandado por el Juez (nor-
malmente, privación de la libertad). No empece, la ejecución penal puede ser
complicada y de hecho llevar mucho tiempo (por ejemplo, una condena de
prisión). Y quizá con menos complejidad, la sentencia civil puede también
presentar algunas aristas.
Pero se dan casos en los cuales una sentencia no puede ejecutarse. Pero
el que no pueda ejecutarse, no siempre es un problema de carácter jurí-
dico, sino más bien, de situaciones no jurídicas, que se dan en la realidad
social y política, que no la hacen posible. Por ejemplo, tratándose de una
obligación personalísima, un pintor obligado a hacer un cuadro, fallece
tan pronto le notifican el falto final. O cuando el deudor quiebra o el bien
dado en garantía desaparece. En estos supuestos, queda un crédito, pero
no siempre es posible hacerlo efectivo. Y en materia penal también pueden
darse situaciones similares (muerte del condenado, indulto, etc.).
En otras palabras, si bien en principio las sentencias son para cum-
plirse, a veces no pueden cumplirse-no siempre- pero sucede. O se
cumplen a medias. Y quizá por eso los manuales e incluso tos trata-
dos en materia procesal civil-por ejemplo-no dedican espacio ni re-

45
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

flexión a las sentencias que no pueden ejecutarse, cuando esto sucede


por situaciones sociales o políticas, ajenas a la previsión jurídica.
Y el tema, con las excepciones que nunca faltan, no ha merecido mayor
atención de los estudiosos47.
En el procesalismo civil clásico se regula normalmente la ejecución
de las sentencias; para ello se parte del esquema de la existencia de un
proceso de declaración que ha finalizado con una sentencia, en la que se
ha estimado la pretensión, y se ha dispuesto una condena al demandado.
Partiendo de esta sentencia, se hace necesaria una actuación posterior
que acomode la realidad fáctica al deber ser establecido en la misma.
Sin embargo, actualmente se sostiene que la sentencia constitucional se
presenta como orden privilegiada y como “cosa interpretada”. En tal si-
tuación, la ejecutabilidad de la sentencia constitucional no se desprende
de la “naturaleza” de condena o de lo que ella represente, sino de la po-
sición que le otorga el sistema constitucional a las decisiones del máximo
tribunal jurisdiccional del país.
Así, la ejecución de las sentencias constitucionales refleja la forma como
se encuentra diseñado el modelo y la organización de la jurisdicción
constitucional. La problemática peruana de la actuación, ejecución o
cumplimiento de las sentencias constitucionales, reviste una particu-
lar complejidad, dado que en el Perú existe un modelo distinto a los
clásicos que, en su momento, identificara Cappelletti y que hoy in-
cluso ha sido desbordado por heterodoxos modelos que relativizan
los clásicos modelos europeo o americano48.
En efecto, reconociendo que el modelo peruano de jurisdicción
constitucional es dual o paralelo49, donde se manifiesta una coexistencia
armónica de un órgano jurisdiccional ordinario con un órgano concen-
trado, ambas judicaturas comparten diversos procesos constituciona-
les a través de un mecanismo de coordinación. Así, el propio TC ha
reconocido que “para una mejor defensa de los derechos en la fase de
la ejecución [existen] una cadena de mando entre las decisiones de la

47 Canales, Carolina. “Eficacia de las sentencias del Tribunal Constitucional”. En Ga-


ceta del Tribunal Constitucional, N.º 6, abril-junio2007 ,http://gaceta.tc.gob.pe/
img_upload/e9cd369e9802640e14ca53f5 a13e1a36/Cumplimiento_de_las_senten-
cias_del_TC_1.pdf.
48 FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. La justicia constitucional ante el siglo XXI: la
progresiva convergencia de los sistemas americano y europeo-kelseniano. UNAM, Méxi-
co, 2004.
49 GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “La jurisdicción constitucional y el modelo dual o
paralelo”, en Derecho Procesal Constitucional. Temis, Bogotá, 2001, pp. 129 y ss.

6446
La Sentencia Constitucional en el Perú

máxima instancia jurisdiccional y las instancias judiciales que actuarán


las sentencias en estos casos”50.
No obstante lo arriba anotado, es claro que los mecanismos de ejecu-
ción o actuación de las sentencias constitucionales varían, según se trate de
sentencias constitucionales que tutelan la parte orgánica de la Constitución
(control abstracto vía Proceso de Inconstitucionalidad y Acción Popular),
de las sentencias que tutelan la parte dogmática de la Constitución (tutela
de las libertades y derechos fundamentales, vía el Hábeas Corpus, Ampa-
ro, Hábeas Data).
De los siete procesos constitucionales con que cuenta la jurisdicción
constitucional peruana, todas están dotadas de un conjunto de regulacio-
nes a fin de concretizar en la realidad lo que ha resuelto el fallo constitucio-
nal. Conforme veremos luego, en lo relativo a las sentencias de los proce-
sos constitucionales de la libertad –y que hemos calificado como sentencias
que defienden la parte dogmática de la Constitución-, el Código establece
en el art. 22 el régimen de la actuación de las sentencias para los cuatro
procesos de la jurisdicción constitucional de la libertad.
Mas, el legislador le ha dotado de ciertas características particulares
a cada proceso respecto a la ejecución de las sentencias. Así, en el caso
del Amparo, estas disposiciones especiales se ubican en el art. 59; en el
Hábeas Data, el art. 63 regula la ejecución anticipada de las sentencias;
y en el proceso de cumplimiento, el art. 63 sobre ejecución de las senten-
cias reenvía el tema al art. 22 sobre la actuación de sentencias.
En materia de los procesos de inconstitucionalidad y acción po-
pular, su regulación se encuentra diseñada en los arts. 81 al 83 y en
el caso del proceso competencial el art. 113 establece igualmente los
efectos de esta sentencia constitucional.

4.2. Las sentencias constitucionales: ¿sentencias declarativas, constitu-


tivas o de condena?
No cabe duda que la ejecución y cumplimiento de toda sentencia
está determinada por su contenido; por lo que cabe auscultar qué na-
turaleza entraña las sentencias constitucionales dado que las senten-
cias del control abstracto –inconstitucionalidad y acción popular- van
a ser diametralmente distintas a las sentencias, por ejemplo de cum-
plimiento; o, en el caso de amparo que pretende restituir algún dere-
cho fundamental amenazado o violado; o, en suma, a que se disponga
el cumplimiento de alguna situación concreta.
50 STC 4119-2005-PA/TC, FJ. 15.

47
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

Es sabido que en la teoría general del proceso existe una clasificación de


sentencias según las particularidades de cada una; por lo que la doctrina ad-
mite consensualmente una clasificación tripartita: sentencias de condena, sen-
tencias declarativas y sentencias constitutivas51. En mérito a esta clasificación
el Tribunal Constitucional peruano ha recogido esta postura cuando señala
“Sabido es que en la clásica clasificación de las sentencias, éstas suelen iden-
tificarse en función del contenido de su parte dispositiva, esto es, si declaran
un derecho o una situación jurídica preexistente a la sentencia (sentencias de-
clarativas), si constituyen un derecho o una posición jurídica con relación a un
objeto o situación (sentencias constitutivas) y si ordenan compulsivamente la
realización de determinados actos establecidos en el proceso tras verificarse la
trasgresión del orden legal (sentencias de condena)”.
Así, bien puede señalarse que las sentencias que tutelan los derechos
fundamentales son sentencias de condena; puesto que contienen un man-
dato ejecutivo, y por ende se trata de resoluciones que pueden ser objeto
de ejecución forzosa. Así, fluye de lo que establece el pórtico del art. 1 del
C.P.Const. cuando prescribe que los procesos constitucionales de la liber-
tad tienen como fin “reponer” las cosas al estado anterior a la violación o
amenaza de violación de un derecho constitucional. Igualmente cuando
se dispone “el cumplimiento de un mandato legal o de un acto adminis-
trativo”. A partir de esta normatividad el TC ha señalado que la condena,
en consecuencia, viene impuesta a partir de la verificación de que se ha
violado o amenazado un bien o un derecho de naturaleza constitucional
(arts. 5.1 y 38 del mismo C.P.Const.). Si bien no es de conocimiento pleno,
tratándose de un proceso de tutela urgente, es deber del órgano que otor-
ga la tutela la constatación de los hechos que se alegan, a efectos de que
lo que se exige posteriormente en etapa de ejecución no sea el producto
de la arbitrariedad o del absurdo.
Sin embargo, aun reconociendo que este tipo de sentencias son de
condena, existe todo un mar de fondo en esta compleja problemática,
por cuanto “el juez constitucional no sólo “ejecuta” los mandatos de
la Constitución referidos a los derechos fundamentales, sino que esta
tarea es, a menudo, una ardua actividad de valoración interpretativa,
de ponderaciones, en síntesis de “creación” y por tanto, en algún sen-
tido, se trata también de sentencias constitutivas”52.

51 Vid. por ejemplo a CHIOVENDA, Giuseppe. Curso de derecho procesal civil. Vol.
6. Oxford University Press, México, 1999, pp. 71-99; PODETTI, Ramiro. Derecho
Procesal Civil, Comercial y Laboral. Tratado de los Actos Procesales. T II. Ediar, Buenos
Aires, 1955, p. 404.
52 STC 4119-2005-PA/TC, FJ 24.

8448
La Sentencia Constitucional en el Perú

En este marco situacional se puede concluir que las sentencias consti-


tucionales, según la naturaleza de lo que van a resolver, bien podrían ser
de la siguiente manera:
a) Sentencias de condena, para los casos de Hábeas Corpus, Amparo,
Hábeas Data o Cumplimiento;
b) Sentencias constitutivas, para los casos normalmente de Amparo
cuando constituyen un derecho o una posición jurídica con relación
a un objeto o a una situación que tenga que ver con un derecho de
contenido constitucional directo; lo propio puede ser también para
las sentencias de procesos de constitucionalidad, competenciales;
c) Sentencias declarativas, normalmente expresadas en las sentencias del
control abstracto de las normas vía la acción popular y en algunos casos
la inconstitucionalidad; aunque no se descarta procesos de amparos;
d) Sentencias mixtas, que pueden integrar, según la naturaleza de la
pretensión, el carácter de constitutivas y a la vez de condena; o
puede presentarse sentencias declarativas y a la vez de condena.
Y así podrían desarrollarse situaciones no excluyentes, por lo que esta
clasificación sólo puede ser tenida en cuenta en función a su utilidad; de
allí que el propio TC establece que puede utilizarse otra clasificación, ya
no en función al decisum, sino en el tipo de pretensión. Así, el objeto del
proceso determinará el tipo de respuesta de la judicatura que bien podrá
pronunciarse sea como una sentencia declarativa, constitutiva o de con-
dena; puesto que la materia o naturaleza del derecho violado influye en
el pronunciamiento del juez constitucional.

4.3. Mecanismos de cumplimiento de la sentencia constitucional y fa-


cultades de coerción.
El Tribunal Constitucional a pesar de reconocer que a nivel de la le-
gislación procesal constitucional existen lacónicas y escuetas regulaciones
sobre la ejecución de los fallos, ha ubicado, a través de una interpretación
sistemática de dicha legislación, un conjunto de mecanismos de presión para
que sus fallos se ejecuten en los términos allí resueltos. Así, entre las nor-
mas que se encuentran dotadas compulsivamente para estos fines ejecuti-
vos, destacan las siguientes:
a) La inmutabilidad de las decisiones del Tribunal Constitucional (art.
121 del C.P. Const.).
b) La competencia para la ejecución de las sentencias en los procesos
constitucionales de la libertad está en manos del juez que recibió la
demanda (art. 22 del C.P.Const.).

49
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

c) El principio de prevalencia de las sentencias constitucionales so-


bre cualquier otra decisión judicial. Esto tiene relevancia en el caso
de decisiones que contienen condenas patrimoniales (art. 22 del
C.P.Const.).
d) El poder coercitivo de los jueces constitucionales incluye la posibili-
dad de ordenar el despido del funcionario que se resista al mandato
contenido en una sentencia (art. 22 y 59 del C.P.Const.).
Con todo, más allá de estos mecanismos genéricos, el Código le
asigna regulaciones específicas a cada proceso constitucional que vere-
mos inmediatamente.

V. EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EN HÁBEAS CORPUS, AMPARO


Y HÁBEAS DATA
El Código ha establecido una cláusula de sentencia tipo, cuyo conte-
nido mínimo deben tener los procesos constitucionales de Hábeas Cor-
pus, Amparo, Hábeas Data y Cumplimiento, ubicado en el art. 17, en la
que establece que la sentencia que resuelve los procesos a que se refiere
el presente título debe contener, según sea el caso, la decisión adoptada
señalando en su caso el mandato concreto dispuesto.

V.1. Ejecución de sentencias en Hábeas Corpus


En lo que respecta a la sentencia de Hábeas Corpus, el art. 34 del
Código establece los contenidos que debe tener una sentencia esti-
mativa. Así, la norma establece que la resolución que declara fun-
dada la demanda de Hábeas Corpus debe disponer las siguientes
medidas, según la tipología de Hábeas Corpus que ha establecido el
actual Código53.
a) Hábeas Corpus reparador: El art. 25, inc. 7 establece que toda perso-
na tiene derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y motivado
del juez o por las autoridades judiciales en caso de flagrante delito (art. 2,
24, f de la Constitución y art. 25, 7 del Código). Respecto a esta modali-

53 LANDA, César. “El Hábeas Corpus en el nuevo Código Procesal constitucional pe-
ruano”; MELÉNDEZ SÁENZ, Jorge M. “Análisis del modelo de Hábeas Corpus de-
sarrollado en el Código Procesal constitucional”; HINOSTROZA PARIACHI, César.
“El Hábeas Corpus y su regulación en el Código Procesal Constitucional”; y DONA-
YRE MONTESINOS, Christian. “En torno al Hábeas Corpus en el Código Procesal
Constitucional peruano: Antecedentes, derechos tutelados, procedimiento y tipos de
Hábeas Corpus”, en PALOMINO MANCHEGO, José F. (Coordinador). El Derecho
Procesal Constitucional peruano. Estudios en homenaje a Domingo García Belaunde. Tomo
I, Grijley, Lima, 2005.

0550
La Sentencia Constitucional en el Perú

dad el Código establece el mandato específico que debe ordenar el juez,


en este caso el efecto de la sentencia es la puesta en libertad de la persona
privada arbitrariamente de este derecho (art. 34, inciso 1);
b) Hábeas Corpus correctivo: Este Hábeas Corpus se ubica en el art. 25, inc. 17,
que consiste en el derecho del detenido o recluso a no ser objeto de tratamiento
carente de razonabilidad o proporcionalidad, respecto de la forma y condiciones
en que se cumple el mandato de detención o la pena, procurando preventivamen-
te o reparadoramente impedir tratos o traslados indebidos a personas detenidas
legalmente. Así, el mandato específico puede ser que continúe la situación de pri-
vación de libertad de acuerdo con las disposiciones legales aplicables al caso, pero
si el juez lo considera necesario, ordenará cambiar las condiciones de detención,
sea en el mismo establecimiento o en otro o bajo la custodia de personas distintas
de las que hasta entonces la ejercían (art. 34, inciso 2);
c) Hábeas Corpus traslativo: Ubicado en el art. 25, 14; opera en los casos de
los procesados, en que las autoridades judiciales o penitenciarias indebida-
mente pudieran estar prolongando su detención en un proceso judicial, o
de los reos que ya han cumplido su condena, pero siguen en la cárcel. En
este caso, el mandato es claro: poner el reo a disposición del Juez compe-
tente (art. 34 inc. 3).
d) Para todas las demás variantes de Hábeas Corpus: Esto es innovativo
(art. 1, párrafo segundo), preventivo (art. 2), excepcional (art. 23), restringido
(25. 13), instructivo (25.16), el Código establece que el mandato disponga el
cese del agravio producido, disponiendo las medidas necesarias para evitar
que el acto vuelva a repetirse (art. 34 inc. 4).
Así, el TC ha establecido complementariamente en este proceso que la
sentencia debe ser ejecutada en forma inmediata, esto es, desde la fecha
en que le es comunicada al emplazado por el órgano que emitió el fallo,
independientemente del trámite de devolución de actuados al juez que
conoció del proceso en primera instancia; en todo caso, corresponderá a
éste verificar el cumplimiento de la misma o, de ser el caso, ante el incum-
plimiento de ella, adoptar las medidas necesarias para la inmediata eje-
cución de lo ordenado. Cuando ello ocurra, el juez ejecutor debe adoptar
las siguientes medidas:
a) Poner en conocimiento del Ministerio Público el incumplimiento a
fin de que dicha entidad formule la denuncia pertinente, por el deli-
to contra la libertad individual, dado que la sentencia que ordena el
cese de la medida que restringe el derecho a la libertad individual,
es manifiestamente contraria a la Constitución, pues afecta el dere-
cho fundamental a la libertad individual y/o conexos, de manera
ilegítima y arbitraria.

51
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

b) Solicitar el apoyo de la fuerza pública para personalmente consti-


tuirse en el lugar donde se encuentra el agraviado en el proceso de
hábeas corpus, con el objeto de proceder a ejecutar lo ordenado en
la sentencia, en los términos previstos en ella.
c) Disponer la ejecución de medidas complementarias e idóneas
para el cumplimiento de lo ordenado en la sentencia.
En los casos citados, señala el TC en la citada sentencia, la medida adop-
tada debe estar debidamente sustentada y motivada54.
Dichas medidas aquí precisadas in extenso, tienen su encaje constitucio-
nal en cada una. Veamos.
a) La primera medida tiene su sustento en el artículo 8 del C.P.Const.,
el cual no sólo debe interpretarse en el sentido de que, de existir
no solo indicios de la comisión de un delito verificada durante la
tramitación del hábeas corpus, sino también durante la ejecución
de la resolución recaída, no debe ignorarse que todo ciudadano está
en la obligación de poner en conocimiento de la autoridad compe-
tente los hechos que podrían configurar un hecho delictivo, lo cual
se desprende del artículo 38 de la Constitución, dado que todos los
peruanos tienen el deber de defender el ordenamiento jurídico, y
donde la comisión de un delito constituye una afectación al orden
jurídico establecido. Esta obligación es mayor si se trata del juez a
quien le compete actuar o verificar la ejecución de las sentencias
emitidas en procesos constitucionales.
b) La segunda medida se sustenta en los artículos 118.9 y 166 de la
Constitución, debido a que existe la obligación del Presidente de la
República de cumplir y hacer cumplir las leyes, de donde se deriva
que aquel debe prestar y disponer los recursos necesarios cuando
sean requeridos por las autoridades jurisdiccionales; amén de que
la Constitución prevé como finalidad fundamental de la Policía Na-
cional del Perú la de mantener y restablecer el orden interno, así
como la de prestar protección y ayuda a las personas y a la comuni-
dad, garantizando el cumplimiento de las leyes y la seguridad del
patrimonio, por lo que le corresponde prevenir, investigar y comba-
tir la delincuencia.
Como complemento de estas medidas, resultan de aplicación a los pro-
cesos de hábeas corpus, las reglas tipo que están previstas en los procesos
de amparo; e incluso lo pertinente en el supuesto del art. 60 del C.P.Const.,
relativo a la represión de actos homogéneos.

54 STC 4119-2005-PA/TC, FJ 53.

2552
La Sentencia Constitucional en el Perú

1.2. Ejecución de sentencias en el Amparo y Hábeas Data


Aparte del art. 17 del C.P.Const. que resulta aplicable para los cuatro
procesos constitucionales de la libertad, se ubica en términos específicos el
art. 22 y el art. 59 que regulan la actuación y la ejecución de las sentencias
estimativas. Si bien el Código ha regulado la ejecución de sentencias par-
ticularmente para el proceso de amparo; en aplicación de los arts. 65 y 74,
supletoriamente se extienden dichas reglas igualmente para las sentencias
de los procesos de hábeas data y cumplimiento.
La regla prima radica básicamente en el art. 59, en donde se precisa que
toda sentencia firme que declara fundada la demanda debe ser cumplida
dentro de los dos días siguientes de notificada. Este plazo puede ser dupli-
cado cuando la conducta ordenada sea fruto de una omisión, esto es, cuan-
do aquel que ha sido emplazado se encuentre en la obligación de seguir
una conducta o realizar un acto o conjunto de actos en la forma precisada
en la sentencia.

1.3. Las medidas coercitivas previstas para la ejecución de la sentencia


El artículo 22 en el tercer párrafo establece todo un procedimiento
a seguir en caso de incumplimiento, pudiendo el juzgador establecer
los apercibimientos necesarios para la ejecución de las sentencias re-
caídas tanto en los procesos de amparo como en los de hábeas data y
cumplimiento, tales como:
a) La imposición de multas fijas o acumulativas. Así, el art. 22 establece
que el monto de las multas lo establece discrecionalmente el Juez,
fijándolo en Unidades de Referencia Procesal y atendiendo tam-
bién a la capacidad económica del requerido. Su cobro se hará
efectivo con el auxilio de la fuerza pública, el recurso a una insti-
tución financiera o la ayuda de quien el juez estime pertinente. El
Juez puede decidir que las multas acumulativas asciendan hasta
el cien por ciento por cada día calendario, hasta el acatamiento del
mandato judicial;
b) La destitución del responsable de la afectación de los derechos funda-
mentales. El art. 59, por otro lado, establece que si el obligado
no cumpliera dentro del plazo establecido, el Juez se dirigirá al
superior del responsable y lo requerirá para que lo haga cumplir
y disponga la apertura del procedimiento administrativo contra
quien incumplió. Transcurridos dos días, ordenará se abra pro-
cedimiento administrativo contra el superior y adoptará direc-
tamente todas las medidas para el cabal cumplimiento del fallo.

53
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

Asimismo, la norma establece que el juez ejecutor podrá san-


cionar por desobediencia al responsable y al superior hasta que
cumpla su mandato, sin perjuicio de la responsabilidad penal
del funcionario; como complemento el art. 8 del Código establece
que tratándose de autoridad o funcionario público, el juez penal
podrá imponer como pena accesoria la destitución del cargo, ello
en el caso en que se expida sentencia declarada estimativa en cual-
quiera de los procesos constitucionales de la libertad. Igualmente se
ha establecido que no opera la obediencia debida como eximente de
responsabilidad cuando se ha procedido por orden superior.
c) Acusación constitucional y juicio político. El art. 8 in fine ha establecido
que si el responsable inmediato de la violación fuera uno de los fun-
cionarios comprendidos en el art. 99 de la Constitución, el juez debe
dar cuenta inmediata a la Comisión Permanente para que proceda a
formular la acusación constitucional, y según fuere el caso se inicie
juicio político.
d) Supuesto en que el obligado a cumplir la sentencia sea un funcionario público.
Aquí el Juez puede expedir una sentencia ampliatoria que sustituya la
omisión del funcionario y regule la situación injusta conforme al de-
cisorio de la sentencia. Al respecto el TC ha señalado que “la segunda
sentencia que tenga que expedirse, sea integrando o complementando
la decisión recaída en el proceso constitucional, corresponde al mismo
órgano que emitió la sentencia materia de ejecución, sin distorsionar el
sentido de la fundamentación y el fallo de la primera sentencia firme,
de modo tal que, en caso de que aquella sea impugnada, le correspon-
derá resolver el recurso a la instancia jerárquicamente superior”55.
e) Cuando la sentencia firme contenga una pretensión monetaria. En este
caso el obligado que se encuentre en imposibilidad material de
cumplir dicha prestación deberá manifestarlo al juez, quien puede
concederle un plazo no mayor a 4 meses, vencido el cual, serán de
aplicación las medidas coercitivas señaladas en dicho art. 59.
Igual que en el caso del proceso de hábeas corpus, la autoridad jurisdic-
cional debe hacer de conocimiento del Ministerio Público los hechos ilíci-
tos que pudieran presentarse durante el trámite de ejecución de senten-
cia para los fines pertinentes (artículo 8 del C.P.Const.); e, igualmente,
puede requerir el auxilio de la fuerza pública, para las diligencias que
sean necesarias desarrollar con las garantías que aquella otorga.

55 STC 4119-2005-PA, FJ 56.

4554
La Sentencia Constitucional en el Perú

1.4. Otras herramientas procesales para la ejecución de las sentencias


en los procesos constitucionales de la libertad
El Tribunal Constitucional ha intentado sistematizar un conjunto de
herramientas procesales, de las que se encuentra dotada la judicatura para
afirmar su artillería y blindaje en la última etapa del proceso: su ejecución.
Así, tenemos los siguientes rubros:
a) El procedimiento para la represión de actos homogéneos: el art. 60 del Có-
digo establece que si sobreviniera un acto sustancialmente homogé-
neo al declarado lesivo en un proceso de amparo, hábeas data y de
cumplimiento, podrá ser denunciado por la parte interesada ante el
juez de ejecución. Se trata aquí de aquellos casos en los que el que
ha resultado vencedor en cualquiera de estos procesos constitucio-
nales se vea nuevamente afectado en sus derechos fundamentales.
En consecuencia, estamos aquí ante sentencias estimativas; en este
supuesto establece la norma que “la decisión que declara la homo-
geneidad amplía el ámbito de protección del amparo, incorporando
y ordenando la represión del acto represivo sobreviniente”.
Recientemente el TC ha delineado una construcción más orgánica de
esta innovadora figura procesal que trae el Código y que ha sido desarro-
llada in extenso en la STC 5287-2008-AA. Así, el Colegiado precisa que “La
represión de actos lesivos homogéneos es un mecanismo de protección ju-
dicial de derechos fundamentales frente a actos que presentan característi-
cas similares a aquellos que han sido considerados en una sentencia previa
como contrarios a tales derechos. En este sentido, lo resuelto en un proceso
constitucional de tutela de derechos fundamentales no agota sus efectos
con el cumplimiento de lo dispuesto en la sentencia respectiva, sino que se
extiende hacia el futuro, en la perspectiva de garantizar que no se vuelva a
cometer una afectación similar del mismo derecho”.
Los fundamentos de este instituto se sustentan en la necesidad de ga-
rantizar la obligatoriedad de las sentencias ejecutoriadas y evitar el inicio
de un nuevo proceso constitucional frente a actos que de forma previa
han sido analizados y calificados como lesivos de derechos fundamen-
tales. A este respecto el Tribunal Constitucional precisa las razones que
legitimizan esta figura.

2.2.1 Evitar el desarrollo de nuevos procesos constitucionales


6. Un primer fundamento de la represión de actos lesivos homo-
géneos, que ha sido mencionado de forma expresa en la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional, lo constituye la necesi-

55
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

dad de evitar que las personas afectadas en sus derechos por un


acto homogéneo a aquél calificado como inconstitucional en un
primer proceso, tengan que dar inicio a uno nuevo para cuestio-
narlo. En este sentido, el Tribunal ha señalado (STC 5033-2006-
PA, fundamento 5):
“(…) mediante la represión de actos homogéneos se busca evitar
que los justiciables se vean obligados a interponer una nueva de-
manda de amparo, en caso se configure un acto (u omisión) sustan-
cialmente homogéneo al declarado lesivo de derechos fundamenta-
les en un proceso de amparo”.
Al no ser necesario el desarrollo de nuevos procesos constitucionales
también se evita la existencia de decisiones contradictorias entre los órga-
nos jurisdiccionales respecto a hechos que son homogéneos. Se busca, así,
evitar que una persona que cuenta con una sentencia favorable, al acudir
a otro proceso respecto a un acto lesivo homogéneo, se encuentre frente a
una sentencia desfavorable.

2.2.2 Garantizar la obligatoriedad de las sentencias ejecutoriadas


7. Los procesos de tutela de derechos fundamentales, una vez que han
finalizado con un pronunciamiento sobre el fondo de la controver-
sia, adquieren la calidad de cosa juzgada. Al respecto, el artículo 6º
del Código Procesal Constitucional establece:
“En los procesos constitucionales sólo adquiere la autoridad de cosa
juzgada la decisión final que se pronuncie sobre el fondo”.
8. Como señala Devis Echandía, la institución de la cosa juzgada origi-
na dos efectos: su inmutabilidad (efecto procesal) y su definitividad
(efecto sustantivo). En efecto, afirma que56:
“El primero (la inmutabilidad) impone a los jueces (…) la prohibición
de entrar a resolver sobre el fondo de las pretensiones que han sido ma-
teria de la sentencia y les otorga la facultad de paralizar la acción que se
ejercite con desconocimiento de ello.
El segundo otorga definitividad a la declaración de certeza conte-
nida en la sentencia (…), haciéndola indiscutible en nuevos procesos,
y por eso les otorga a las partes el mismo derecho y les impone igual
obligación que el efecto procesal”.

56 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general del proceso. Aplicable a toda clase de pro-
cesos. Buenos Aires: Universidad, 2002, 3ra. edición, pp. 454 y 455.

6556
La Sentencia Constitucional en el Perú

Sobre este tema, el mismo autor precisa que es importante distinguir


entre los efectos de la cosa juzgada y de las sentencias ejecutoriadas. Con
claridad señala57:
“Debe tenerse cuidado de no confundir la cosa juzgada con la ejecu-
toria de la sentencia. Ésta se cumple cuando no hay recursos pendientes
por no otorgarlos la ley o por haber pasado el término para interponerlos,
cualquiera que sea la sentencia; aquélla es una calidad especial que la ley
les asigna a algunas sentencias ejecutoriadas. No hay cosa juzgada sin eje-
cutoria, pero sí ésta sin aquélla.
Igualmente importa saber que toda sentencia ejecutoriada obliga a las
partes y debe cumplirse voluntariamente o en forma coactiva, aun cuando
no constituya cosa juzgada. Por consiguiente, es un error decir que la obli-
gatoriedad de la sentencia sea un efecto de la cosa juzgada, pues lo es de
toda sentencia ejecutoriada (…).
Toda sentencia ejecutoriada tenga o no efectos de cosa juzgada, es im-
perativa u obligatoria y si impone condena es además ejecutable (…).
Luego no se trata de efectos de la cosa juzgada. Esta tiene influencia en
aquellos, pero en cuanto los convierte en inmutables y definitivos, al
excluir una revisión en proceso posterior y prohibir la nueva decisión
del fondo, en caso de que alguna parte pretenda desconocerla”.
9. Al referirse a los fundamentos de la institución de la represión de ac-
tos lesivos homogéneos, el Tribunal Constitucional ha señalado que
uno de ellos consiste en asegurar la plena eficacia de la cosa juzgada
constitucional58, la cual ha sido definida de la siguiente manera59:
“(…) lo que la Constitución garantiza, a través de su artículo 139º, in-
ciso 260, es la cosa juzgada constitucional, la que se configura con aquella
sentencia que se pronuncia sobre el fondo de la controversia jurídica, de
57 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Ob. cit., pp. 426 y 456.
58 El Tribunal ha señalado en la STC Nº 5033-2006-PA, fundamento 5: “(…) mediante la
represión de actos homogéneos (…) se pretende asegurar la plena eficacia de la cosa juzgada
constitucional”.
59 STC Nº 6-2006-CC (caso Poder Ejecutivo vs. Poder Judicial), publicada el 22 de marzo del
2007 en la página web del Tribunal Constitucional, fundamento 70.
60 Este artículo señala: “Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional ni
interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que
han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar
sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones no afectan el derecho de gracia ni la
facultad de investigación del Congreso, cuyo ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el
procedimiento jurisdiccional ni surte efecto jurisdiccional alguno”.

57
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

conformidad con el orden objetivo de valores, con los principios constitu-


cionales y con los derechos fundamentales, y de acuerdo con la interpreta-
ción que haya realizado el Tribunal Constitucional de las leyes, o de toda
norma con rango de ley, o de los reglamentos y de sus precedentes vincu-
lantes, como lo prescriben los artículos VI y VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, respectivamente. Sólo de esa manera un
ordenamiento constitucional puede garantizar a la ciudadanía la certeza
jurídica y la predictibilidad de las decisiones jurisdiccionales”.
Tomando en consideración las diferencias entre los efectos de la cosa
juzgada y de las sentencias ejecutoriadas, es más apropiado señalar que la
represión de los actos lesivos homogéneos se sustenta en la necesidad de
garantizar los efectos de éstas últimas.
b) El estado de cosas inconstitucionales: el Tribunal Constitucional ha he-
cho eco de la doctrina jurisprudencial dimanante de la Corte Consti-
tucional de Colombia relacionado al estado de cosas inconstitucionales,
a fin de dejar sentada una decisión con alcances generales cuando se
ha verificado una práctica de renuencia sistemática y reiterada, que
constituye una situación o comportamiento contrario a la Constitu-
ción (STC N.º 3149-2004-AC/TC), y que debe ser erradicado a fin de
evitar una sistemática vulneración de los derechos fundamentales de
un sector de la población. Para ello, el Tribunal Constitucional ha es-
tablecido, además, que el sustento del estado de cosas inconstitucio-
nales, así como los fundamentos que permiten su superación, deben
constituir precedente vinculante, conforme lo dispone el artículo VII
del Título Preliminar del C.P.Const.
En tal situación, al declararse tal estado de cosas inconstitucionales y
establecidos los efectos perniciosos que se pretenden eliminar, corresponde
que los jueces que conocen del proceso constitucional en el que se presen-
ten situaciones análogas, emitan pronunciamiento conforme a la doctrina
jurisprudencial establecida, debiendo entender que los actos impugnados
–cuando ocurrieron luego de emitida la resolución que constituye prece-
dente vinculante, o cuando, habiéndose notificado la misma, la autoridad
competente no hubiera adoptado las medidas correctivas no sólo para que
tales conductas o actos no vuelvan a repetirse, sino también para subsanar
aquellas situaciones que se encuentran sometidas a revisión de una auto-
ridad jurisdiccional– constituyen una voluntad renuente y atentatoria de
los derechos ciudadanos de quienes han sido perturbados o perjudicados
por la acción de la autoridad, entidad, funcionario o persona emplazada61.

61 Por ejemplo, en la STC 03149-2004-AC/TC en el FJ 21 el TC ha establecido que entre


las consecuencias de la renuencia a acatar sentencias sobre el estado de cosas incons-

8558
La Sentencia Constitucional en el Perú

Lo que genera el estado de cosas inconstitucionales son las sentencias


con efectos más allá de las partes, por lo menos el TC en diversos procesos re-
lacionados al Hábeas Data ha declarado el estado de cosas inconstituciona-
les con efecto más allá de las partes; sobre todo para procesos que pueden
ser de amparos o hábeas data colectivos, o bien de amparos de naturaleza
difusa o supra o transindividuales62.
Con todo, la problemática que genera la declaración del estado de co-
sas inconstitucionales si bien constituye una audaz avanzada de la jurisdic-
ción constitucional para afirmar la tutela de urgencia de derechos difusos o
colectivos; el problema se presenta como reto en cuanto a la fase ejecutiva
de dicha sentencia; porque puede ocurrir, como lo inquiere ya el TC que
“quien decide con tal fuerza y deja en manos de quien no tiene tal poder la
ejecución de lo decidido, corre el riesgo de perder en esta fase lo logrado
con la sentencia”63, convirtiéndose dicha declaratoria en un triunfo pírrico
o acaso una sentencia exhortativa de simple recibo.

1.5. Apremios adicionales que pueden aplicar los jueces ejecutores


El Tribunal ha delineado que el juez ejecutor de los procesos consti-
tucionales puede adoptar diversas medidas, pero que son las previstas
únicamente en el Código Procesal Constitucional. Así, puede disponer la
publicación en el diario oficial El Peruano, o en el encargado de las notifi-
caciones y avisos judiciales de la localidad o el de mayor circulación, de ex-
tractos de la sentencia emitida, que permitan conocer el acto lesivo, el autor
del mismo y el resultado del proceso, todo ello a cuenta de la parte intere-
sada, y únicamente cuando ella lo solicite; igualmente, puede ordenar que
se publique la sentencia o parte de ella, en forma visible, en las dependen-
cias públicas de la localidad que se señalen, por el plazo que considere per-
tinente, para que la resolución sea de conocimiento general, permitiendo
que la población pueda ejercer su derecho de analizar y criticar las reso-
luciones jurisdiccionales, previsto en el artículo 139.20 de la Constitución,
aplicable también a las decisiones de los órganos que administran justicia
en sede constitucional, en tanto desarrollan labores jurisdiccionales.

titucionales está entre otras disponer que se abra proceso penal por desacato de una
sentencia del Tribunal Constitucional.
62 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo y GIDI, Antonio: La tutela de los derechos difu-
sos, colectivos e individuales homogéneos. Hacia un Código modelo para Iberoamérica.
Porrúa, Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal., México, 2003.
63 STC 4119-2005-PA/TC, FJ 35.

59
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

1.6. Apremios aplicables a los abogados de las partes


En mérito a la aplicación supletoria que prescribe el art. IX del TP del
C.P.Const., en la que se establece que en caso de vacío o defecto serán de
aplicación supletoria los códigos procesales afines; el TC ha establecido
que el juez constitucional, tanto durante el desarrollo del proceso como en
la etapa de la ejecución, está en la obligación de verificar que los abogados
de las partes cumplan los deberes establecidos en el art. 109 del Código
Procesal Civil, en especial el establecido en el numeral 6, el cual establece
la obligación de colaboración de los abogados en el proceso, bajo aperci-
bimiento de ser sancionado por inconducta. Lo propio, deben ejecutar los
actos que permitan determinar la responsabilidad patrimonial de éstos,
conforme lo prescribe el art. 110 del citado Código Procesal Civil.
Igualmente el TC ha insistido en la actuación temeraria o de mala fe
de los letrados o defensores que resulta contraria a los fines del proceso
constitucional, debiéndose poner en conocimiento de las instancias corres-
pondientes tales conductas conforme lo establece el art. 111 y 112 del cita-
do Código Procesal Civil, además de ejercer las facultades disciplinarias y
coercitivas de los arts. 52 y 53 del mismo Código Adjetivo siempre que ello
no conlleve la afectación de los derechos fundamentales de los abogados;
todos estos apremios, por cierto, deben guardar encaje y fundamento en la
motivación de las resoluciones judiciales en todas las instancias, entre las
que se encuentra la etapa de la ejecución del proceso constitucional.

1.7. Responsabilidad de los jueces ejecutores


Igualmente el Tribunal Constitucional ha delineado, como comple-
mento de todo lo expuesto, una particular responsabilidad que tienen los
jueces ejecutores en los procesos constitucionales. Así, si éstos no cumplen
con actuar diligentemente para actuar las decisiones firmes recaídas en
los procesos constitucionales, las partes interesadas podrán formular sus
denuncias ante las autoridades administrativas competentes: ODICMA,
OCMA, Oficina de Control Interno del Ministerio Público, Consejo Na-
cional de la Magistratura, entre otras; a fin de que se determinen si, en
su actuación, el juez ejecutor ha incurrido en responsabilidad funcional,
sea administrativa o penal, independientemente de otras que se deriven y
cuyo ejercicio podría ser de acción privada.

0660
La Sentencia Constitucional en el Perú

1.8. Breve epílogo sobre la eficacia de las sentencias constitucionales de


la libertad: La actuación de sentencia impugnada. La discreta posi-
ción del TC.
Aún cuando el legislador en sentido estricto no ha regulado la ac-
tuación de sentencia impugnada, que aparentemente se prevé en el art.
22, en conexión con el art. 59, el TC recientemente a raíz de dos senten-
cias64 se ha pronunciado de que sí existiría la actuación inmediata de una
sentencia estimatoria aunque ésta hubiere sido impugnada. Así, señala
el TC que “el Código Procesal Constitucional, vigente desde el 1 de di-
ciembre de 2004, ha incorporado para los procesos de tutela de derechos
el régimen de actuación inmediata de sentencias, conforme al cual el juz-
gador se encuentra habilitado para ejecutar los mandatos contenidos en
su sentencia estimatoria, independientemente de la existencia de meca-
nismos de acceso a la instancia superior. Bajo dicho marco referencial,
no es aceptable, entonces, que bajo el pretexto del acceso a una instancia
distinta por el lado de la contraparte, el juez constitucional renuncie a
dar cumplimiento efectivo a su sentencia. Si ésta es estimatoria tal con-
dición es suficiente para franquear su actuación inmediata, no teniendo
por qué esperar la culminación del proceso para recién decidir, como,
equivocadamente lo ha considerado el referido juzgador de primera ins-
tancia, quien evidentemente ha omitido cumplir sus deberes, dejándose
impresionar por el dicho [de la demandada]. En tales circunstancias, este
Colegiado se ve en la necesidad de llamar la atención del citado juzga-
dor constitucional, recordándole no sólo las disposiciones pertinentes
de la norma adjetiva (que evidentemente está obligado a conocer), sino
sus deberes de vinculación especial para con la Norma Fundamental y
el cuadro de valores materiales que ésta reconoce”65. No obstante estos
primeros pronunciamientos del Colegiado, esta disputa aún no está ce-
rrada; y, por el contrario, bien puede iniciarse un importante debate en
torno a esta figura de tutela de urgencia, en torno a su procedencia o no,
y, sobre todo, si es necesario que el TC inflexione su procedencia; o deba
legislativamente aclararse esta figura procesal66.

64 STC 5287-2005-HC/TC, FJ 3 y STC 5994-2005-HC/TC, FJ 3.


65 STC 5994-2005-HC, FJ 3.
66 ������������������������������������������������������������������������������
ETO CRUZ, Gerardo. “¿Existe actuación de sentencia impugnada en el Código Pro-
cesal Constitucional peruano?”, en Palestra del Tribunal Constitucional. Año 2, Num. 3,
Marzo de 2007, pp. 753 y ss.

61
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

VI. EJECUCIÓN DE SENTENCIAS DE CUMPLIMIENTO, CONSTI-


TUCIONALIDAD Y ACCIÓN POPULAR
Incorporamos aquí la ejecución de tres procesos aún cuando cada uno
de ellos tiene particularidades propias, empezando en el caso de las sen-
tencias en los procesos de cumplimiento cuyos efectos, como se sabe, es
entre las partes en conflicto; en tanto que los dos procesos restantes –cons-
titucionalidad y acción popular- sus efectos son erga omnes y se ubican den-
tro del control abstracto de las normas.
VI.1. Ejecución de sentencias en los procesos de cumplimiento
Aún cuando el art. 74 del C.P.Const. establece que el procedimiento
aplicable al proceso de cumplimiento es el mismo que el previsto para el
proceso del amparo, en lo que le sea aplicable; se trata sin embargo, de una
excepcionalidad de este proceso el que si bien puede en parte identificarse,
en la expresión de Mauro Cappelletti, como integrante de la jurisdicción
constitucional de la libertad, sin embargo, el proceso de cumplimiento,
sensu strictu no tutela derechos constitucionales líquidos, sino que es-
tamos ante un supuesto que ha sido en parte ya decantado por el pro-
pio TC en la STC 0168-2005-PC/TC, cuando establece que el mandato
contenido en las normas, en la ejecución del acto administrativo o la
orden de emisión de una resolución, deberá contar con una serie de
requisitos mínimos comunes, puesto que de no ser así, dicho proceso
terminaría convirtiéndose en un proceso declarativo o de conocimien-
to con abundancia de medios probatorios. Por el contrario, si dicho
proceso conserva su carácter especial (ser un proceso de condena, de
ejecución, breve, sumario), el cumplimiento podrá recién ser eficaz.
Con todo, el art. 72 del C.P.Const., dota de particulares contenidos
que debe tener la sentencia estimativa. El art. 73 expresa que la senten-
cia firme que ordena el cumplimiento del deber omitido, será cumplida
de conformidad con lo previsto por el art. 22 que regula la actuación de
las sentencias para todos los cuatro procesos de la jurisdicción constitu-
cional de la libertad.
VI.2. Efectos de las sentencias en el proceso de inconstitucionalidad
Los ejes normativos en torno al cual gira la regulación de los efectos de
las sentencias en el control abstracto vía los procesos de inconstitucionali-
dad se encuentran expresados en el art. 204 de la Constitución; la que ex-
presa que “la sentencia que declara la inconstitucionalidad de una norma
se publica en el Diario Oficial. Al día siguiente de su publicación dicha nor-
ma queda sin efecto”. El C.P.Const. desarrolla los efectos de la sentencia

2662
La Sentencia Constitucional en el Perú

estimativa en los procesos de inconstitucionalidad en el art. 81, en donde


se prescribe que “las sentencias fundadas recaídas en el proceso de incons-
titucionalidad dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian;
en consecuencia, no se trata de un pronunciamiento declarativo, esto es
una sanción de “nulidad”, sino de una “anulabilidad”, por lo que es una
sentencia constitutiva. Anota a renglón seguido el citado artículo que las
sentencias “tienen alcances generales y carecen de efectos retroactivos”; en
mérito a ello producen efectos desde el día siguiente de su publicación en
el Diario Oficial El Peruano.
Con todo, el TC al hilo del art. 81 se ha interrogado si las decisiones
desestimatorias en este tipo de procesos de control abstracto tienen acaso
algún efecto, y de ser correcto, si estos fallos pueden “ejecutarse”. Esta
aparente incertidumbre se ve aclarada en el art. 82. En efecto, en esta nor-
ma se establece que: “Las sentencias del Tribunal Constitucional en los
procesos de inconstitucionalidad que queden firmes tienen autoridad de
cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos y produ-
cen efectos generales desde el día siguiente a la fecha de su publicación”.
Esto quiere decir que cualquier sentencia del TC sean estimativas o no
quedan “firmes” y, en mérito a ello, devienen en cosa juzgada. La firmeza
de una decisión del TC es, en este sentido, automática, ya que como lo
dispone el art. 121 del mismo Código contra las sentencias del Tribunal
no cabe impugnación alguna.
6.2.1. Sobre las resoluciones de improcedencia liminar de la demanda.
Sus efectos
En igual sentido, ya no tratándose de una sentencia sino de un auto
del TC que rechaza la demanda de inconstitucionalidad por haberse in-
terpuesto vencido los plazos que establece el art. 100 sobre la prescripción
de la demanda de inconstitucionalidad, también deviene en cosa juzgada.
El art. 104 del Código ha dispuesto la improcedencia liminar de
una demanda de inconstitucionalidad en tres supuestos:
a) Cuando la demanda se ha interpuesto vencido el plazo previsto en
el art. 100, esto es, que ha operado la prescripción de la demanda de
inconstitucionalidad.
b) Cuando el TC hubiera desestimado una demanda de inconstitucio-
nalidad sustancialmente igual en cuanto al fondo. Sobre este su-
puesto, como ya ha indicado Carpio Marcos67, dicha norma no debe

67 CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de inconstitucionalidad en el Código Proce-


sal constitucional”, en AA.VV. Introducción a los procesos constitucionales. Jurista Edi-
tores, Lima, 2005, pp. 224 y ss.

63
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

entenderse ni aplicarse en sentido absoluto ni restrictivo; puesto


que sí se puede residenciar una nueva demanda de inconstitucio-
nalidad por infracción de otra norma constitucional sustancial-
mente distinta a la primigenia sentencia desestimativa68. Igual-
mente, dicha norma originalmente declarada constitucional por
el TC puede devenir en una inconstitucionalidad “sobreviniente”
con la modificación o variación del parámetro de control (cambio
o reforma de la Constitución)69.
c) Cuando el Tribunal carezca de competencias para conocer la norma
impugnada. En este supuesto el Tribunal en resolución debidamente
motivada e inimpugnable declara la improcedencia de la demanda.
De estos tres supuestos, las resoluciones que expide el Tribunal en
mérito al primer y segundo supuestos tienen efectos de cosa juzgada.

6.2.2. Inconstitucionalidad de normas conexas


Por otro lado, las sentencias estimativas de inconstitucionalidad van a
tener efectos igualmente en aquellas normas que si bien no fueron primi-
geniamente impugnadas en el postulatorio; el art. 78 del Código habilita
al TC a extender la declaratoria de inconstitucionalidad a aquellas otras
normas que debe extenderse por conexión o consecuencia; en tal sentido,
estas normas igualmente van a tener efectos de su anulabilidad.

1.1.3. Efectos de las sentencias en relación al tiempo


En la jurisdicción constitucional peruana existe un criterio casi axiomá-
tico: que las sentencias que declaran inconstitucional una ley constituyen
una anulación “profuturo”, lo que supone que dicho fallo no tiene efectos
retroactivos, como indica el citado art. 81. Sin embargo, esta regla tiene
ciertas excepciones que pasaremos a verificar. Los efectos de las sentencias
constitucionales en el tiempo han venido siendo modeladas por el propio
Tribunal Constitucional, a partir de lo que establece la propia Constitución
y su desarrollo orgánico vía el Código Procesal Constitucional. Así, por
razones propedéuticas bien se puede identificar los siguientes tipos de sen-
tencias según su aplicación en el tiempo.

68 Vid. a MARTÍN DE LA VEGA, Augusto. Estudios sobre la eficacia de la sentencia cons-


titucional. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002, pp. 52 y ss.; y ALMA-
GRO NOSETE, José. Justicia Constitucional (Comentarios a la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional). Tirant lo Blanch, Valencia, 1989, pp. 243 y ss.
69 MIRANDA, Jorge. Manual de Direito Constitucional. Constitução e inconstitucionalidade.
T II 3º ed. Coimbra Edit, Coimbra, 1996, p. 340.

4664
La Sentencia Constitucional en el Perú

a) Sentencias con efectos inmediatos o irretroactivos: Se trata aquí de


aquellas sentencias cuya aplicación es inmediata, a partir de su publi-
cación en el Diario Oficial El Peruano (art. 204 de la Constitución y art.
81 del C.P.Const.); pero el efecto es a futuro y no retroactivo, por lo que
no se permite revisar sentencias pasadas en calidad de cosa juzgada, en
las que se hubiese declarado inconstitucional una norma.
En este caso se trata de sentencias tanto estimativas como deses-
timativas; de allí que se explica lo que establece el art. VI del TP del
C.P.Const. cuando precisa que los jueces no pueden dejar de aplicar
una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un proce-
so de inconstitucionalidad.
b) Sentencias con efectos retroactivos: Estas sentencias responden al
criterio de que el acto inconstitucional de la norma se asimila al de
la nulidad, en mérito a que todo acto, resolución o norma que con-
traviene a su Comando Normativo Mayor es nula; por lo que el TC
no declara en sentido estricto la nulidad del precepto impugnado,
sino la nulidad preexistente. Sobre el particular, el TC ha modulado
este tipo de sentencias en dos materias: la tributaria y la penal.
b’) Sobre los efectos en el tiempo de las sentencias constitucionales en
materia tributaria.
La Constitución en el art. 204 in fine ha establecido que no tiene efectos
retroactivo la sentencia del Tribunal que declara en todo o en parte una
norma legal. Sin embargo, el C.P.Const. le ha deparado un régimen es-
pecial en torno al contenido y efectos de las sentencias que se pronuncian
sobre la inconstitucionalidad de las normas tributarias por violación del
art. 74 de la Constitución, que prescribe que no surten efectos las normas
tributarias dictadas en violación de lo que establece el presente artículo.
Así, la norma permite al TC, de manera excepcional, modular los efectos
de su decisión en el tiempo en el caso de normas tributarias70. Esto significa

70 A manera de ejemplo se pueden citar las sentencias que el Tribunal Constitucional


del Perú ha emitido en materia de arbitrios municipales (STC 0053-2004-AI/TC;
STC 0041-2004-AI/TC), utilizando las sentencias anulatorias, pero dimensionando
sus efectos hacia futuro. En los casos referidos, no obstante verificados los vicios y
anomalías en la producción normativa de las Municipalidades; el Colegiado consi-
deró que la declaración de inconstitucionalidad de las Ordenanzas impugnadas con
efecto retroactivo involucraría la devolución o compensación de la totalidad de lo
recaudado de acuerdo a lo establecido en el Código Tributario, por tratarse de pa-
gos indebidos. Esta posibilidad, hubiera creado un caos financiero y administrativo
municipal en perjuicio de los propios contribuyentes. Este argumento determinó que
el Tribunal no hiciera uso de su facultad excepcional de declarar la inconstitucionali-
dad con efecto retroactivo; estableciendo un justo equilibrio entre la capacidad de los

65
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

que en vía de excepción una sentencia estimativa en materia tributaria sí


tiene efectos retroactivos. Es más, el Código establece que las sentencias es-
timativas de inconstitucionalidad de estas normas tributarias deben resol-
ver las situaciones jurídicas producidas mientras estuvo en vigencia. Esta
atribución permite al TC decidir, si los efectos de su sentencia deben ser a
futuro (ex nunc) o con carácter retroactivo (ex tunc), en cuya deliberación,
evaluaciones en torno al coste económico, jurídico y político de su decisión
adquiere especial relevancia71.
b’’) Los efectos de la sentencia constitucional en materia penal
El TC a partir de la interpretación desarrollada en el art. 204 de la
Constitución vinculado con el art. 103 en el que se dispone que “ningu-
na ley tiene fuerza ni efecto retroactivo, salvo en materia penal, cuando
favorece al reo”, y en conformidad con lo que establece el art. 83 del
Código que dispone que:
“Las sentencias declaratorias de (...) inconstitucionalidad no con-
ceden derecho a reabrir procesos concluidos en los que se hayan apli-
cado las normas declaradas inconstitucionales, salvo en las materias
previstas en el segundo párrafo del artículo 103º (...) de la Constitu-
ción.(...)”. Sobre la base de esta norma, el TC ha sostenido que “dicho
precepto autoriza a que, en virtud de una sentencia de este Colegiado
expedida en los procesos de inconstitucionalidad, se declare la nuli-
dad de resoluciones judiciales amparadas en leyes penales declaradas
inconstitucionales, en la medida que de dicha retroactividad se des-
prenda algún beneficio para el reo”72.
Sin embargo, el propio TC ha inflexionado la retroactividad benigna
sosteniendo que “la ley penal más favorable no puede ser interpretada
desde la perspectiva exclusiva de los intereses del penado. Si tal fuera el
caso, toda ley más favorable, incluso aquellas inconstitucionales, inexo-
rablemente deberían desplegar sus efectos retroactivos concediendo la
libertad al delincuente”. En concordancia con esta posición el TC ha
sostenido que “la interpretación de aquello que resulte más favorable al
penado debe ser interpretado a partir de una comprensión institucional
municipios para seguir gestionando servicios y el respeto a los principios constitu-
cionales para la creación de tributos. Sin embargo, ello no impide que, con justa razón,
se determine dejar sin efecto cualquier cobranza en trámite, así como impedir el inicio
de cualquier procedimiento cuya finalidad sea la de ejecutar el cobro de deudas origi-
nadas en las normas declaradas inconstitucionales. Con ello, se impedía la aplicación
de normas inconstitucionales a hechos pasados que no hayan quedado agotados.
71 STC 0041-2004-AI/TC, FJ 70.
72 STC 0019-2005-PI/TC, FJ. 52

66
La Sentencia Constitucional en el Perú

integral, es decir, a partir de una aproximación conjunta de todos los


valores constitucionalmente protegidos que resulten relevantes en el
asunto que es materia de evaluación”.
A partir de esta postura el TC ha señalado que una ley inconstitucio-
nal no puede desplegar sus efectos aún en el control difuso; por lo que es
deber del juez a quien le soliciten su aplicación retroactiva inaplicarla por
resultar incompatible con la Constitución. Es así como el TC ha sostenido
que: “La retroactividad benigna sustentada en una ley inconstitucional ca-
rece de efectos jurídicos”.
c) Sentencias de aplicación diferida: En este caso, el TC igualmen-
te, aplicando el principio de interpretación constitucional conocido
como previsión de consecuencias, ha impuesto la vacatio sententiae
a los efectos de sus sentencias a fin de “prever las consecuencias
de sus decisiones, susceptible de generar efectos nefastos como
consecuencia de dicha declaratoria de inconstitucionalidad, por
lo que en su fallo dispone una vacatio sententiae. Al menos en la
STC 010-2002-AI/TC, relativo a la declaratoria de inconstitucio-
nalidad de las normas antiterroristas, ya establecía, antes de la
existencia del Código que:
“(...) tal regla, al autorizar la eventual realización de un nuevo juzga-
miento, no limita la posibilidad del Tribunal Constitucional de modular
los efectos en el tiempo de su decisión. Es decir, de autorizar que el propio
Tribunal, en su condición de intérprete supremo de la Constitución, pueda
disponer una vacatio sententiae, y de esa manera permitir que el legislador
democrático regule en un plazo breve y razonable, un cauce procesal que
permita una forma racional de organizar la eventual realización de un nue-
vo proceso para los sentenciados por el delito de traición a la patria.”
En igual sentido en la STC 0030-2004-AI/TC dispuso que su sentencia
“comenzará a surtir efectos una vez que el legislador haya promulgado
la norma correspondiente, que reemplace la actualmente vigente y que
ha sido declarada inconstitucional, de tal manera que no quede un vacío
en la regulación del porcentaje mensual de pago de pensión correspon-
diente al régimen pensionario del Decreto Ley Nº 20530.
Por consiguiente, se propone al Congreso emitir, a la brevedad po-
sible, la norma que modifique el contenido del artículo 1° de la Ley N.°
28047, respetando los principios establecidos y desarrollados por este
Tribunal en la presente sentencia”.

67
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

1.2. Efectos de la sentencia de acción popular


Probablemente la novedad más importante incluida en el Códi-
go respecto a la Acción Popular sea la contenida en el artículo 80,
conforme al cual las sentencias que declaren fundadas dichas de-
mandas, determinan la nulidad, con efecto retroactivo, de las normas
impugnadas. Dichas sentencias tienen efectos generales y se deben
publicar obligatoriamente en el Diario Oficial El Peruano.
El fundamento constitucional de la citada regla se encuentra en el
segundo párrafo del artículo 200 de la Constitución, que remite a la
ley de la materia la determinación de los efectos de la declaración de
inconstitucionalidad o ilegalidad de las normas. Se ha estimado con-
veniente otorgar carácter declarativo a las sentencias estimatorias, para
revitalizar el funcionamiento del proceso de acción popular, que ha
sido muy pocas veces utilizado debido a los efectos tradicionalmente
limitados de sus sentencias, lo que ha conllevado a que en la práctica
las veces que se ha querido cuestionar disposiciones reglamentarias se
haya preferido recurrir al proceso de amparo, generándose distorsiones
en su utilización73.
En consecuencia con la regla que asigna efectos retroactivos a las
sentencias recaídas en procesos de acción popular que declaran la nu-
lidad de las disposiciones administrativas, el artículo 93 permite la po-
sibilidad de solicitar la adopción de medidas cautelares que impliquen la
suspensión de la eficacia de las citadas normas, siempre que en primer
grado se hubiera expedido sentencia estimatoria de la demanda.
A diferencia de los efectos de las sentencia de inconstitucionalidad que
tienen carácter constitutivo y profuturo, con las excepciones en materia tri-
butaria y penal, en el caso de la acción popular, éstas tienen carácter
declarativo; de allí que, el art. 81 ha establecido como efecto que las sen-
tencias estimativas en estos procesos podrán determinar la nulidad, con
efecto retroactivo de las normas impugnadas. Así como el TC tiene la
posibilidad de modular sus sentencias en el tiempo respecto al proceso
de inconstitucionalidad; lo propio el Poder Judicial está facultado fren-
te a las sentencias estimatorias de acción popular “determinar sus al-
cances en el tiempo”. Estas sentencias tienen efectos generales y deben
publicarse en el Diario Oficial El Peruano.
Por otro lado, la declaratoria de ilegalidad de una norma infralegal
impugnada por vicios formales no impide que posteriormente sea in-

73 AA.VV. Código Procesal Constitucional. Estudio Introductorio, Exposición de Motivos, Dic-


támenes e Índice Analítico. 2º ed. Palestra, Lima, 2005, p. 90.

8668
La Sentencia Constitucional en el Perú

terpuesta nueva demanda por razones de fondo, eso sí respetándose el


plazo para que no prospere la prescripción que establece el art. 87 del
citado Código.
En lo que respecta al control difuso que puede plantearse contra nor-
mas infralegales, el art. VI del TP, como ya se ha aludido impone a que
los jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad
o legalidad haya sido confirmada en un proceso de acción popular, con
lo cual se cierra así, los círculos de coordinación entre los procesos de tu-
tela de los derechos fundamentales, con los que se enderezan a la tutela
orgánica de la Constitución.

6.3.1. Sobre la ilegalidad de normas conexas


Similar a lo que ocurre en los procesos de inconstitucionalidad, el
art. 78 establece que una sentencia que declare la ilegalidad o incons-
titucionalidad de la norma impugnada –en este caso necesariamente
normas de carácter infralegal-, debe el órgano jurisdiccional declarar
igualmente ilegal o inconstitucional la de aquella otra a la que se extien-
de por conexión o consecuencia.

6.3.2. Acerca de las relaciones institucionales del PJ y el TC con ocasión


de los procesos del control abstracto de las normas
Como quiera que la jurisdicción constitucional peruana ostenta el mo-
delo dual o paralelo, en donde tanto la judicatura ordinaria como la del
Tribunal Constitucional ejercen jurisdicción constitucional; en el caso de la
acción popular se trata de un proceso constitucional “exclusivo”; por lo que,
como se ha especificado, en el segundo párrafo del art. 200 de la Constitu-
ción que remite a la ley de la materia determinar los efectos de la declara-
ción de inconstitucionalidad o ilegalidad de las normas, es que el Código
ha establecido un mecanismo de articulación entre el Poder judicial y el
Tribunal Constitucional, aparte de lo establecido en el art. VI y VII del
TP del C.P.Const. y de la Primera y Segunda Disposición General de la
LOTC, Ley 28301, el art. 80 establece que los jueces deben suspender el
trámite de los procesos de acción popular sustentados en normas respec-
to de las cuales se ha planteado demanda de inconstitucionalidad ante el
Tribunal, hasta que éste expida resolución definitiva. Esto significa que
el resultado de una sentencia en un proceso de acción popular, aun man-
teniendo su propia autonomía y fines, puede eventualmente depender
de lo que el Tribunal falle, respecto a la presunta constitucionalidad o no
de la ley a la cual supuestamente la norma infralegal habría violentado.

69
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

VII. EJECUCIÓN DE LAS OBLIGACIONES PATRIMONIALES EN


LOS PROCESOS CONSTITUCIONALES
Uno de los terrenos convulsionados que se presentan en los proce-
sos constitucionales, a diferencia de los procesos ordinarios que le es
consustancial el cumplimiento de obligaciones patrimoniales, es verifi-
car cómo es que se ejecutan obligaciones patrimoniales que confluyen
en la parte resolutiva del fallo constitucional y que impone a los empla-
zados con la demanda típicas sentencias de condena. Así, una orden
compulsiva de realizar una prestación u obligación patrimonial puede
parecer ajeno a los fines que persigue todo proceso constitucional; sin
embargo, esta posibilidad es real.
Para empezar el art. I del TP del C.P.Const. establece que entre la
finalidad de todo proceso constitucional está la de disponer el cum-
plimiento de un mandato legal o de un acto administrativo; lo propio
el art. 17.3 establece que la sentencia constitucional de los procesos de
la libertad, deben contener, según sea el caso, “la determinación de la
obligación incumplida, así como la fundamentación que conduce a la
decisión adoptada” (inciso 4) y como corolario, “la decisión adopta-
da señalando, en su caso, el mandato concreto dispuesto”. Y lo propio
encontramos en el segundo párrafo del art. 22, que la sentencia que
ordena la realización de una prestación de dar, hacer o no hacer, es
de actuación inmediata, fuera de las multas que ya se han aludido en
acápites anteriores. Estos preceptos más el art. 59 que ya se ha aludido
y en concordancia con el art. 72 y 73 relacionado a los procesos de cum-
plimiento, sumado al art. IX del TP del C.P.Const. en la cual los jueces
ejecutores disponen de la aplicación supletoria básicamente del Código
Procesal civil, es que en rigor, no existe ningún vacío para disponer
que el emplazado cumpla con la obligación patrimonial según fuera un
particular o el Estado.

7.1. Cuando el obligado es un particular


En este caso, siendo el sujeto pasivo de una demanda fundada de al-
gún proceso constitucional, en principio no habría mayores problemas
en la ejecución de obligaciones patrimoniales en tanto se aplicarían las
medidas coercitivas propias del Código Procesal Civil que se ve previs-
to en el art. IX del TP del C.P.Const.; sumado a ello, el art. 22 establece
que las sentencias dictadas por los jueces constitucionales tiene preva-
lencia sobre la de los restantes órganos jurisdiccionales y debe cumplir-
se bajo responsabilidad.

0770
La Sentencia Constitucional en el Perú

7.2. Cuando el obligado es el Estado


En este caso nos encontramos con que el emplazado de algún pro-
ceso constitucional es la Administración Pública. Para tal efecto, el
TC ha dispuesto mandatos concretos que dan cuenta de la urgencia
de la actuación jurisdiccional a fin de hacer efectiva las decisiones, no
sólo del TC, sino también de toda sentencia judicial. Así, reconociendo
que la legislación procesal constitucional resulta muy escueta en la
regulación de la ejecución de las decisiones, el TC frente a dichos va-
cíos ha establecido en la sentencia 4119-2005-PA/TC que la Ley 27584,
Ley del Proceso Contencioso Administrativo “puede servir de pauta”,
frente a dichos vacíos. Así, tratándose de decisiones que contienen
obligaciones de dar sumas líquidas de dinero, el artículo 42.° de la Ley
27584, establece: 1) la posibilidad de ejecución forzosa contra la Ad-
ministración; 2) la actuación administrativa para lograr ampliaciones
presupuestarias para atender las obligaciones que contiene una sen-
tencia; 3) el inicio de oficio del trámite de ejecución forzosa conforme
al artículo 713 ss. del Código Procesal Civil, modificado mediante Ley
N.° 27684, de 16 de marzo de 2002 con el siguiente texto:
“Ejecución de obligaciones de dar suma de dinero. Las sentencias
en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de suma de dinero,
serán atendidas única y exclusivamente por el Pliego Presupuestario en
donde se generó la deuda, bajo responsabilidad del Titular del Pliego,
y su cumplimiento se hará de acuerdo a los procedimientos que a con-
tinuación se señalan (...)”.
Sin embargo, este párrafo del texto fue modificado luego del pronun-
ciamiento del Tribunal Constitucional, que, al fallar en la sentencia recaí-
da en los Expedientes Acumulados N.os 015-2001-AI-TC, 016-2001-AI-
TC y 004-2004-AI-TC, publicada el 1-2-2004, declaró inconstitucional la
expresión “única y exclusivamente” del presente artículo, quedando sub-
sistente dicho precepto legal con la siguiente redacción:
“Las sentencias en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de
suma de dinero, serán atendidas por el Pliego Presupuestario en donde
se generó la deuda, bajo responsabilidad del Titular del Pliego, y su
cumplimiento se hará de acuerdo con los procedimientos que a conti-
nuación se señalan (...)”.
La misma norma modificadora estableció un procedimiento en pro de
la administración a la hora de hacer efectivo el cobro de sumas de dinero a
consecuencia de sentencias judiciales. Así, el artículo 42.2 del texto modifi-
cado establece una suerte de potestad discrecional en el pago de las deudas,

71
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

al establecer que “(...) el Titular del Pliego Presupuestario, previa evalua-


ción y priorización de las metas presupuestarias, podrá realizar las modi-
ficaciones presupuestarias dentro de los quince días de notificada, hecho
que deberá ser comunicado al órgano jurisdiccional correspondiente”74.
No obstante lo señalado, se debe reconocer que pese al conjunto de
normas establecidas, el TC ha considerado que es necesario que el legis-
lador realice las modificaciones legislativas pertinentes a fin de atender la
naturaleza del derecho fundamental que representa hoy en día el derecho
a la ejecución de las decisiones judiciales en general y, en particular, de las
sentencias constitucionales.

7.3. El caso de las costas y costos


El Código ha establecido en el art. 56 que si la sentencia declara funda-
da la demanda, se impondrán las costas y costos que el juez establezca a la
autoridad, funcionario o persona demandada. En el caso de que el obliga-
do resulte una persona particular –natural o jurídica- no existirían proble-
mas para ejecutar el pago de las costas personales, así como el costo de los
honorarios del abogado de la parte vencedora; pues ello se ejecutaría, por
principio, por los arts. 410 al 419 del Código Procesal Civil.
El problema revierte una complejidad cuando se trata del Estado el que
ha sido vencido. Así, primigeniamente el TC mantenía la posición de que
el amparo no era la vía idónea para solicitar el pago de las costas y costos
del proceso (STC 0336-1996-AA/TC, FJ 3); posteriormemnte y ya sobre la
base del vigente Código ha empezado a pronunciarse en casos concretos;
así, en la STC 4020-2004-AA/TC, FJ 4 el TC ha dispuesto que la demanda-
da –ONPE- pague sólo los costos del proceso y declara improcedente el
pago de las costas. Lo propio en la STC 3149-2004-AC/TC el TC dispone
que el pago de costos “deberá hacerse efectivo en la etapa de ejecución
de sentencia, donde además deberá efectuarse conforme a los arts. 1236 y
1244 del Código Civil, el abono de los intereses legales a partir de la fecha
en que se determinó el pago de los derechos hasta que se haga efectivo. En
buena cuenta, la autoridad o funcionario sí está obligado a disponer a
realizar el pago de las costas y costos, aún cuando hay que reconocer
que sobre este extremo existe aún una tímida aplicación de la materia.
Por otro lado, tratándose de un amparo que fue desestimado, el juez
puede condenar al demandante al pago de costas y costos “cuando esti-
me que incurrió en manifiesta temeridad”; ello se concuerda con el art.
III in fine del TP del C.P.Const. que establece que la gratuidad a favor del

74 STC 4119-2005-PA/TC, FJ. 45 al 50.

2772
La Sentencia Constitucional en el Perú

demandante no exonera el cumplimiento de la resolución judicial firme


que disponga la condena en costas y costos, conforme lo previsto en el
presente Código.
Finalmente, el Código ha establecido que en los procesos constitucio-
nales el Estado sólo puede ser condenado al pago de costos.

VIII. EFECTOS PERSONALES DE LAS SENTENCIAS CONSTITU-


CIONALES
Como quiera que la finalidad de todo proceso constitucional, según
lo tiene establecido el art. II del TP es garantizar la primacía de la Cons-
titución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales, es que
las sentencias del TC, según lo tiene establecido la Primera Disposición
General de la LOTC, Ley 28301 constituyen precedentes de obligatoria
observancia por parte de los jueces y tribunales, quienes tienen que in-
terpretar y aplicar las leyes y normas con rango de ley y los reglamentos
según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la inter-
pretación que de ellos haya efectuado el Tribunal en sus sentencias.
Así, el TC ha señalado que “el cumplimiento y ejecución de las reglas y
decisiones contenidas en las sentencias expedidas por el Tribunal Cons-
titucional pueden ser observados en función a los efectos personales o
temporales que de ellos se derivan. 
En cuanto a los efectos personales, estos pueden ser directos o in-
directos. Los efectos directos de la sentencia se producen para las partes
vinculadas al proceso constitucional, frente al cual la sentencia expe-
dida pone fin a la litis. Por lo general se trata de las típicas sentencias
que cubren los procesos constitucionales de la libertad.  Los efectos
indirectos se producen para la ciudadanía en general y los poderes
públicos. En ese contexto, tanto las personas como las autoridades
o funcionarios quedan vinculados, en su comportamiento personal o
funcional, a las reglas y decisiones que una sentencia constitucional
declare como precedente vinculante75; incluso bajo la modalidad de
que la sentencia del TC declare un estado de cosas inconstitucionales,
generando efectos indirectos como consecuencia de la sentencia con
efecto más allá de las partes.
En tal perspectiva, el carácter de la fuerza vinculante de las sentencias
constitucionales expedidas por el TC va a tener efectos en dos modalidades:
a) El efecto general o erga omnes: Que son en torno a los fallos del control
abstracto de las normas sometidas a un proceso de inconstitucio-
75 STC 0024-2003-AI/TC

73
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

nalidad; o proceso competencial; esto es, se trata de aquellas sen-


tencias que giran en torno a lo que, por razones explicativas hemos
utilizado la calificación de sentencias que defienden la parte orgánica
de la Constitución; aquí caben, aunque de suyo excepcionales, ubicar
a las sentencias que contienen precedentes vinculantes y las senten-
cias que declaran el estado de cosas inconstitucionales.
b) El carácter concreto o inter partes: Se trata aquí de las sentencias que
defienden la parte dogmática de la Constitución; esto es, aquellos
fallos que se pronuncian sobre los procesos de hábeas corpus,
amparo, hábeas data y cumplimiento, cuyos efectos por lo ge-
neral giran, como veremos luego, tanto contra autoridades, fun-
cionarios o personas, pero que su decisión sólo vincula a dichas
partes sometidas en el proceso constitucional.

IX. LA SENTENCIA DENTRO DEL SISTEMA DE FUENTES


PERUANO
9.1. La jurisprudencia como fuente del Derecho
A partir de la superación del clásico concepto político de Constitución
a su concepto normativo, hoy la Constitución se presenta como el centro
copernicano donde gira y dimana las fuentes del Derecho, en tanto la
Constitución guarda conexión con el sistema de fuentes del Derecho76,
esto es a aquello a lo que el ordenamiento confiere la virtualidad de crear
una norma; así, muy recientemente el TC a partir del pronunciamiento
de la STC 047-2004-AI/TC ha señalado que la Constitución es la norma
de normas que disciplina los procesos de producción del resto de las nor-
mas , por tanto, la producción misma del ordenamiento estatal; y en tal
sentido la Constitución se presenta como la fuente de las fuentes del De-
recho y la que regula la producción normativa. A partir de esta situación,
la ubicación de las sentencias dentro de las fuentes del Derecho peruano
constituye un rol importante, en donde ya el TC la ha ubicado dentro
de una manifestación de los modos de producción jurídica, como es la
jurisprudencia. Así, el TC ha establecido que en nuestro sistema jurídico
la jurisprudencia también es fuente de derecho para la solución de los
casos concretos, obviamente dentro del marco de la Constitución y de
la normatividad vigente. Esta afirmación se confirma cuando la propia
Constitución, en el inciso 8 del artículo 139.º, reconoce el principio de no
dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. No requiere
de una disposición normativa expresa toda vez que dicha fuente deriva

76 DE OTTO, Ignacio. Derecho Constitucional. Sistema de fuentes. 2º ed. Ariel, Barcelona, 1999.

4774
La Sentencia Constitucional en el Perú

directamente de la función inherente a los órganos jurisdiccionales que


la Constitución configura.
9.2. La jurisprudencia constitucional y el precedente vinculante como
fuente del Derecho
En tal situación, el TC ha señalado los alcances de la doctrina juris-
prudencial conceptualizando a la noción de jurisprudencia constitucional
como al conjunto de decisiones o fallos constitucionales emanados del Tri-
bunal Constitucional, expedidos a efectos de defender la superlegalidad,
jerarquía, contenido y cabal cumplimiento de las normas pertenecientes al
bloque de constitucionalidad.
Sin embargo, el legislador dentro de este tipo de doctrina jurispruden-
cial ha hecho una distinción del llamado “precedente constitucional”, que
es aquella regla jurídica expuesta en un caso particular y concreto que el
Tribunal Constitucional decide establecer como regla general; y, que, por
ende, deviene en parámetro normativo para la resolución de futuros pro-
cesos de naturaleza homóloga.
El precedente constitucional tiene por su condición de tal, efectos
similares a una ley. Es decir, la regla general externalizada como prece-
dente a partir de un caso concreto se convierte en una regla preceptiva
común que alcanzar a todos los justiciables y que es oponible frente a
los poderes públicos.
En puridad, la fijación de un precedente constitucional significa
que ante la existencia de una sentencia con unos específicos funda-
mentos o argumentos y una decisión en un determinado sentido,
será obligatorio resolver los futuros casos semejantes según los tér-
minos de dicha sentencia.
El TC desplegando cierta interpretación de cara al art. VII del TP del
C.P.Const. precisa determinados presupuestos básicos que debe tener la
sentencia con efecto normativo o precedente, y son:
a)    Cuando se evidencia que los operadores jurisdiccionales o admi-
nistrativos vienen resolviendo con distintas concepciones o inter-
pretaciones sobre una determinada figura jurídica o frente a una
modalidad o tipo de casos; es decir, cuando se acredita la existencia
de precedentes conflictivos o contradictorios.
b)    Cuando se evidencia que los operadores jurisdiccionales o admi-
nistrativos vienen resolviendo en base a una interpretación errónea
de una norma del bloque de constitucionalidad; lo cual, a su vez,
genera una indebida aplicación de la misma.

75
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

c)    Cuando se evidencia la existencia de un vacío normativo.


d)   Cuando se evidencia la existencia de una norma carente de inter-
pretación jurisdiccional en sentido lato aplicable a un caso con-
creto, y en donde caben varias posibilidades interpretativas.
e)    Cuando se evidencia la necesidad de cambiar de precedente
vinculante.
En este último supuesto, enfatiza el TC que, de conformidad con lo
establecido en el Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, el Tribunal Constitucional está obligado a justificar la téc-
nica la técnica del overruling, expresando los fundamentos de hecho y de
derecho que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta
del precedente77.
Respecto a la eficacia en el tiempo del precedente vinculante (pros-
pective overruling), similar a lo que ocurre con los efectos diferidos de
las sentencias estimativas en el proceso de inconstitucionalidad, el TC
igualmente puede disponer, de suyo excepcional, que la aplicación del
precedente vinculante se realice con lapso diferido (vacatio sententiae; ello
en razón de salvaguardar la seguridad jurídica o evitar situaciones de
injusticia que pueda acarrear la inaplicación abrupta de la anterior regla
vinculante establecida por el propio órgano jurisdiccional78; asimismo, se
trata de mantener en términos constructivos el cambio y la continuidad
de las resoluciones de la justicia constitucional, dado que, como ha anota-
do Fernández Segado existe un constante encauzamiento de las transfor-
maciones de la jurisprudencia constitucional vía la técnica del overruling;
como consecuencia de toda esta situación el propio TC se ha autorregu-
lado señalando que al momento de cambiar el precedente, debe optar,
según sean las circunstancias por establecer lo siguiente:
a)   Decisión de cambiar de precedente vinculante ordenando la
aplicación inmediata de sus efectos, de modo que las reglas
serán aplicables tanto a los procesos en trámite como a los
procesos que se inician después de establecida dicha decisión.
b)   Decisión de cambiar de precedente vinculante, aunque ordenando

77 STC 0024-2003-AI/TC.
78 Es lo que ocurre en la STC 0004-2006-PI/TC y la STC 0006-2006-PI/TC, cuyos pro-
cesos declararon inconstitucional la Ley 28665, Ley de Organización, Funciones y
Competencia de la Jurisdicción Especializada en Materia Penal Militar-Policial. Allí
se dispuso una vacatio setentiae por un lapso de seis meses en el primer proceso y en
el segundo se amplió hasta el 31 de diciembre de 2006, a fin que el legislador regule
la organización jurisdiccional especializada en materia penal militar compatible con
la Constitución.

6776
La Sentencia Constitucional en el Perú

que su aplicación será diferida a una fecha posterior a la culmina-


ción de determinadas situaciones materiales. Por ende, no será apli-
cable para aquellas situaciones jurídicas generadas con anterioridad
a la decisión del cambio o a los procesos en trámite79.
Delineado grosso modo la noción y las características peculiares del
precedente constitucional peruano80; toca aquí hacer un breve deslinde
entre el precedente constitucional con la jurisprudencia constitucional;
o lo que es lo mismo, las sentencias constitucionales que expide el Tri-
bunal Constitucional.
La distinción entre jurisprudencia y precedente se debe a que se tra-
ta de conferirle mayor predictibilidad a la jurisdicción constitucional al
hilo de lo que establece el art. VII. Así, tanto la jurisprudencia como el
precedente constitucional tienen en común la característica de su efecto
vinculante en el sentido de que ningún autoridad, funcionario o particu-
lar puede resistirse a su cumplimiento obligatorio; empero, se va a dife-
renciar el precedente, en tanto éste ejerce un poder normativo general,
extrayendo una norma a partir de un caso concreto. Ergo, el precedente
es una técnica para la ordenación de la jurisprudencia. Otra diferencia
adicional radica en que mientras la jurisprudencia constitucional no tie-
ne un momento específico de configuración, por lo que se ubica dentro
de las denominadas fuentes-hecho; en cambio el precedente constitucional
nace en un momento específico, crea una norma que pasa a pertenecer
inmediatamente al derecho objetivo y su efecto vinculante es pleno, por
lo que cabe identificarla dentro de las denominadas fuentes-acto81.
En tal situación queda claro que las sentencias constitucionales ex-
presadas como jurisprudencia, bifurcadas bien sea como jurisprudencia
constitucional sensu strictu o como precedente vinculante, ambas se ubican
dentro del sistema de fuentes que le otorga la Constitución dentro de los
diversos modos de producción jurídica.
9.3. La posición del precedente vinculante dentro del sistema de fuentes
Reconocido que el precedente constitucional tiene efectos similares a
una ley, ocurre que ella –la sentencia constitucional como precedente- se
encuentra incluso en una posición de mayor jerarquía a) primero, frente

79 STC 0024-2003-AI/TC.
80 GRANDÉZ CASTRO, Pedro. “Las peculiaridades del precedente constitucional en el
Perú”, en Estudios al precedente constitucional. Palestra, Lima, 2007, pp. 93 y ss.
81 RODRÍGUEZ SANTANDER, Roger. “El precedente constitucional en el Perú. Entre el
poder de la historia y la razón de los derechos”, en Estudios al precedente constitucional.
Palestra, Lima, 2007, pp. 61 y 62.

77
Domingo García Belaunde / Gerardo Eto Cruz

a los demás fallos o jurisprudencia constitucional del propio TC; y b) se-


gundo, frente a la ley; las razones se atienden en función a que para que
exista un precedente constitucional ha sido preciso que las disposiciones
constitucionales hayan coadyuvado en términos exclusivos en la creación
jurisdiccional de la norma; es decir, estamos ante la creación del derecho a
golpe de sentencia; pero no cualquiera, agregamos más, no cualquier sen-
tencia constitucional, aunque genere jurisprudencia constitucional resulta
ser precedente constitucional, sólo y tan sólo el precedente revestirá dentro
del sistema de las fuentes una jerarquía mayor a una norma legal ordinaria.
En buena cuenta, el precedente constitucional convierte su fallo, así como
la ratio decidendi que lo fundamenta en disposición o norma, iniciando un
periplo en paralelo con los demás textos normativos que se supeditan a
ésta; es decir, la decisión del Tribunal constituye fuente de fuentes de De-
recho en el nivel incluso superior al de la ley, pues se trata de “creaciones”
en el marco de una reflexión de nivel constitucional; es decir, el precedente
constitucional que surge como consecuencia de interpretaciones de la Nor-
ma Superior, genera “normas paraconstitucionales”82 que llegan a tener un
nivel jerárquico superior al de la propia ley.
No obstante, a la fecha estas apreciaciones pueden resultar relativas,
dado que la jurisdicción constitucional en el Perú, pese a su creación desde
el antiguo Tribunal de Garantías Constitucionales con la Carta de l979 y
el actual Tribunal Constitucional, a partir de la Constitución de 1993, aún
tiene apenas dos décadas y media, por lo que su desarrollo aún se encuen-
tra en pleno proceso de sedimentación. Esto es, la doctrina jurisprudencial
deberá irse consolidando, con una desarrollo progresivo y prudente; evi-
tando en lo posible un hiperactivismo judicial que torne nocivo su influjo
en el sistema jurídico; y, cuando sea necesario, impulsar sentencias atípi-
cas cuando la realidad lo imponga y de suyo en forma excepcional. Con
todo, en estos años, viene imponiéndose la aceptación social de sus fallos;
sin embargo, el tema de los efectos de las sentencias constitucionales, aun
sigue siendo un complejo terreno comanche lleno de muchas aristas que
la ciencia procesal constitucional no debe ser indigente; y muy por el con-
trario, requiere de una extraordinaria imaginación no exenta de audacia
para afirmar la plenitud de sus decisiones, aún cuando exista una natural
y obvia resistencia de los emplazados a cumplir la justicia constitucional.

Trujillo-Lima, 10 de agosto de 2007


Día de San Lorenzo

82 Vid. al respecto a RODRÍGUEZ SANTANDER, Roger. “El precedente constitucional


en el Perú. Entre el poder de la historia y la razón de los derechos”. Op. cit., p. 70

8778
La Ejecución de la Sentencia Constitucional* 1

Por: Pedro P. Grández Castro**2

SUMARIO:
I. Delimitación del problema. II. Problemas de la ejecución de las sentencias en
los procesos de control normativo. 2.1. La “ejecución” de las interpretaciones del
Tribunal sobre la justicia ordinaria. 2.2. El caso de las decisiones manipulativas-
aditivas (Sentencias reductoras aditivas, sustitutivas). 2.3. La “ejecución” de las
sentencias exhortativas. 2.3.1. La especial relevancia de las exhortaciones de
principio o con directrices para el legislador. III. La ejecución de las sentencias
en los procesos de tutela de los derechos. 3.1. Introducción: La sentencia consti-
tucional como sentencia de condena, pero también como sentencia constitutiva
de derechos vía interpretación. 3.2. La sentencia constitucional en función del
tipo de pretensión. 3.3. La sentencia constitucional como orden privilegiada y
como “cosa interpretada”. Sus efectos, su expansión a los terceros y la necesidad
de complementar su actual regulación. 3.4. Ejecución de sentencias contra la
administración. 3.4.1. La justicia Constitucional y la lucha por los derechos de
igualdad de oportunidades. El ejemplo norteamericano de la desegregación racial
y su “ejecución” contra la administración. 3.4.2. Técnicas de aceleración para la
ejecución de las decisiones de La Corte. 3.4.3. Ordenes concretas a la adminis-
tración. 3.5. Mecanismos de cumplimiento de la sentencia constitucional y fa-
cultades de coerción. IV. La ejecución provisional o “inmediata” de la sentencia.
4.1. Principio de doble instancia y “ejecución inmediata”. 4.1.1. Una mirada
al Derecho comparado. 4.2. Identidad propia, distinta a las medidas cautelares.
4.3. ¿Debe ofrecerse caución en los procesos constitucionales? 4.4. Presupuestos
y requisitos. V. Conclusiones y recomendaciones.

* Este trabajo reproduce en esencia, el informe presentado al Pleno del Tribunal Cons-
titucional durante la presidencia del Magistrado Víctor García Toma, en abril de
2006. La presente versión contiene modificaciones al mes de marzo de 2010.
** Profesor ordinario de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, en la Escuela de Postgrado de la Pontificia Universidad Católica del
Perú y en la Escuela de Postgrado de la Universidad de San Martín de Porres. Asesor
del Tribunal Constitucional.

79
Pedro P. Grández Castro

I. DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA


La problemática que subyace a la ejecución de las sentencias del Tribu-
nal Constitucional (TC), no se agota en las cuestiones del procedimiento de
ejecución, sino que trascienden al ámbito de relaciones entre los poderes
públicos y, desde luego, se proyecta de manera inevitable al ámbito del de-
sarrollo del propio modelo del Estado Constitucional. De este modo puede
afirmarse, de manera general, que el nivel de cumplimiento de las sen-
tencias de los Tribunales, constituye al mismo tiempo un barómetro para
medir el grado de desarrollo cultural y democrático de un determinado
país con relación al respeto de sus instituciones y los derechos de los ciuda-
danos, en buena cuenta, el grado de cumplimiento de las sentencias puede
constituirse en el baremo sobre el grado de sujeción del poder al Derecho.
En efecto, parece un hecho incontrastable, que una decisión de la Corte
Suprema Norteamericana, del Tribunal Federal Alemán, de la Corte Ita-
liana o del Tribunal Constitucional Español (para citar las cortes y tribu-
nales que más influencia tienen en nuestro entorno), obliga a los poderes
públicos de sus respectivos países, sin que exista poder alguno suficiente
capaz de entorpecer o desvanecer las órdenes que emanan de la máxima
instancia judicial encargada de hacer cumplir el Derecho constitucional en
todas sus dimensiones, en las sociedades que se organizan, precisamente,
en torno a una Constitución que vale como norma jurídica vinculante.
El problema de la ejecución de la sentencia constitucional en estos es-
cenarios, no es pues del mandato en particular que emitan las Cortes o
Tribunales en un caso particular. Es decir, no existe, en términos generales,
un problema de efectividad de la orden concreta que emana del más alto
Tribunal. Como ha señalado Diez-Picazo Giménez3 refiriéndose al caso Es-
pañol, “la autoridad del Tribunal induce al cumplimiento. Ningún poder
público desea verse censurado –más allá de la censura que ya supone una
sentencia estimatoria- por el Tribunal Constitucional por incumplir una
sentencia”. En todo caso, las discusiones académicas y también prácticas
desde luego, surgen respecto de la forma en que vinculan estas decisio-
nes; su capacidad para producir efectos en las instancias judiciales y, de
manera especial, sobre los contenidos vinculantes de las sentencias. Esto
debido a que las sentencias de los Tribunales no sólo comprenden el fa-
llo (o parte dispositiva), sino que lo más trascendente en un Tribunal que
suele identificarse como “supremo intérprete de la Constitución” (art. 1º
de la LOTC), son precisamente esas “interpretaciones” que se ubican en
3 Diez-Picazo Giménez, Luis, “Reflexiones sobre le contenido y efectos de las senten-
cias dictadas por el Tribunal Constitucional en el recurso de Amparo”, en La sentencia
de Amparo Constitucional, CEC, 1996, pg. 66

0880
La Sentencia Constitucional en el Perú

la parte de la justificación del fallo. Como observa Pegoraro4, dentro de la


motivación hay que ubicar la denominada ratio decidendi –o “hilo lógico”
del razonamiento de los jueces- , que comprende en los sistemas del com-
mon law tanto el principio de derecho como el hecho relevante considerado
por el Juez (holding), como también las denominadas obiter dicta o razones
subsidiarias. Son las razones decisivas para el caso, las que vinculan, más
no las consideraciones tangenciales o de aggiornamento (obiter dicta).
Cuando aludimos al problema de la ejecución, sin embargo, no sólo
nos referimos a este aspecto del debate doctrinal, sino además a un pro-
blema más práctico que teórico. Esto es, a la capacidad de la Corte o
Tribunal para poder llevar al terreno de los hechos la decisión expuesta
en términos concretos en su fallo. Aquí es donde cobra especial relieve, el
tipo de organización de la justicia constitucional al que aludíamos al ini-
cio, al punto que hay opiniones que intentan describir el modelo mismo,
a partir precisamente de la capacidad del Tribunal para ejecutar sus de-
cisiones, abandonando de este modo, el criterio tradicional, mediante el
cual los modelos, o estaban más cercanos al modelo kelseniano (modelo
concentrado) o, en todo caso, se ubicaban más cercanos al control difuso
al estilo de la Corte Norteamericana.
Esta es la perspectiva que sugiere por ejemplo Giancarlo Rolla5, quien
luego de revisar la evolución de la Justicia constitucional y su incidencia en
la actual configuración y defensa de los derechos fundamentales ha soste-
nido como conclusión lo siguiente:
“A la luz de estas consideraciones puede ser útil clasificar los di-
versos sistemas de justicia constitucional en base a las técnicas y
modalidades previstas para garantizar los derechos fundamentales.
En este caso, es oportuno abandonar la tradicional clasificación en-
tre sistemas difusos y concentrados, distinguiendo entre un modelo
que se propone principalmente depurar los vicios de la ley y garan-
tizar el equilibrio entre los poderes, y un modelo orientado directa-
mente hacia la defensa de los derechos”.

4 Pegoraro, L. La justicia constitucional. Una perspectiva comparada, Dykinson, Madrid,


2004, pg. 112.
5 G. Rolla, “El papel de la justicia constitucional en el marco del constitucionalismo
contemporáneo”, en, VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, cito
de la página de internet:
http://www.associazionedeicostituzionalisti.it/materiali/convegni/mexi-
co200202/rolla.html

81
Pedro P. Grández Castro

Similar criterio de clasificación de los sistemas de justicia constitucional


ha sugerido recientemente Silvia Bagni6, desde el departamento de Dere-
cho Público comparado de la Universidad de Bologna (Italia) quien, luego
de estudiar la actuación de la Corte Norteamericana, el Tribunal Federal
Alemán, la Corte Italiana y el Tribunal Constitucional Español, en la
tutela de los derechos fundamentales, ha establecido conclusiones reve-
ladoras, respecto de las implicancias que tiene en la tutela efectiva de
los derechos, la adopción de mecanismos en la etapa de actuación de la
sentencias. En tal sentido, ha concluido:
“En todos los sistemas, el órgano competente para la tutela de la
constitucionalidad de las leyes, desarrolla además, la función de ga-
rante de los derechos. El grado de tutela directa e inmediata para
el individuo puede, no obstante, variar desde una medida mínima,
cuando la Corte se limita a garantizar que el ordenamiento jurídico
(para los sistemas que conocen sólo el control de constitucionalidad
sobre los actos normativos), o la actividad de los poderes públicos
(para los sistemas que además del control sobre las leyes, conocen
de recursos directos contra actos ejecutivos, jurisdiccionales, o in-
cluso, de actos de particulares), no sean contrarios a los preceptos
constitucionales, desarrollando en consecuencia, un control nega-
tivo, de tipo sancionatorio; hasta una medida máxima, cuando la
Corte persigue el objetivo de vigilar las actuaciones concretas de
parte del Estado en el marco constitucional y, por tanto, desarrolla
una actividad en sentido positivo dictando los principios y orde-
nes de actuación directa de parte de los jueces en los casos pen-
dientes y futuros, sin esperar la intervención del legislador”
A partir de estas observaciones, resulta fácil persuadirse de que el
efecto vinculante de las decisiones del Tribunal debe predicarse en este
contexto, no sólo como se hacía hasta hace poco, respecto de los efectos
anulatorios o no de las decisiones del máximo Tribunal sobre una ley en
particular, sino también, en referencia a las órdenes concretas dictadas
por el Tribunal en su rol de control de los actos del poder a través de los
procesos constitucionales de la libertad. De este modo, el efecto vincu-
lante de las decisiones debe llevar a generar mecanismos de actuación
autónoma del Tribunal también en fase de ejecución, ya sea a través de
los demás entes de la administración o, a partir de la propia organización
judicial, o en su caso, generando mecanismos de ejecución por el propio

6 Bagni, Silvia, “Modelos de Justicia Constitucional y tutela de los derechos. Un ensayo


preliminar para una nueva clasificación, Traducción del Italiano de Pedro Grández,
en Justicia Constitucional Nº 2, Lima 2006.

2882
La Sentencia Constitucional en el Perú

órgano en fase de ejecución de sus sentencias. La conclusión a la que se


arriba en esta dirección, sugiere que la diferencia entre modelos de jus-
ticia constitucional, ya no hay que buscarla en aquella clásica distinción
estática que identificaba los modelos concentrado o difuso, dependiendo
de si el órgano se encontraba dentro o fuera del Poder Judicial, ni tampo-
co en función a la familia jurídica a la que pertenece el sistema en el cual
se ejerce dicho control (civil law o common law), sino más bien en función
de las herramientas con que cuenta la Corte o Tribunal en la etapa de
actuación de sus propias decisiones.
Es verdad que esta constatación, lleva también a considerar que la or-
ganización jurisdiccional que incorpora dentro del Poder Judicial al órga-
no de control de constitucionalidad de las normas y de los actos del poder
público, será siempre más expeditivo y eficaz como parece sugerir la cons-
tatación realizada por Silvia Bagni respecto de la Corte Suprema Norte-
americana; pero es verdad también que, nada impide que en los modelos
donde la función de tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales la
comparten el Poder Judicial con un Tribunal autónomo, se generen meca-
nismos de coordinación para una mejor defensa de los derechos en la fase
de ejecución, generándose una cadena de mandos entre las decisiones de
la máxima instancia jurisdiccional y las instancias judiciales que actuarán
la sentencia en estos casos.
En este nuevo esquema de clasificación de los sistemas de justicia cons-
titucional, unos mejor dotados que otros para afrontar la tutela de los de-
rechos fundamentales, parece fundamental el estudio de los mecanismos
que aseguren la mayor eficacia posible a las decisiones del Tribunal en el
ámbito de su actuación como “jurisdicción constitucional de la libertad” en
la conocida expresión de Capelletti7.
De este modo, un primer aspecto a tener en cuenta, es que los mecanis-
mos de ejecución de las sentencias constitucionales, varían tratándose de
los procesos de control abstracto, respecto de los mecanismos que han de
ser necesarios en los procesos de tutela de las libertades. Mientras que en
el control normativo abstracto, el problema parece ubicarse en el ámbito
de la eficacia (temporal, material, o normativa) de las sentencias estimato-
rias o desestimatorias8; en el caso de la tutela de los derechos, el problema
suele presentarse más bien en el plano de los concretos actos dictados por
la Corte o Tribunal; es decir, se trata aquí del cumplimiento, en sus mis-

7 Cappelletti, M. La jurisdicción constitucional de la libertad, México, 1961


8 El Problema de los efectos vinculantes de las sentencias desestimatorias, aun suscita
debates interesantes en la doctrina comparada. Véase al respecto la bibliografía cita-
da en, Pegoraro, ob cit. Pg. 115.

83
Pedro P. Grández Castro

mos términos, de las obligaciones de hacer o no hacer ordenados en la


sentencia. Veamos entonces paso a paso, los problemas que se presen-
tan en cada uno de estos supuestos.

II. PROBLEMAS DE EJECUCIÓN DE LAS SENTENCIAS EN LOS


PROCESOS DE CONTROL NORMATIVO
En el proceso de inconstitucionalidad de la ley, el problema de la eje-
cución de la sentencia no ofrece mayores problemas. El efecto vinculante
de las sentencias a que se refiere el artículo 204° de la Constitución es, en
este sentido, suficientemente preciso al establecer que “la sentencia del Tri-
bunal que declara la inconstitucionalidad de una norma se publica en el
diario oficial. Al día siguiente de la publicación, dicha norma queda sin
efecto”9. Menos clara es en todo caso, la disposición que se refiere al mismo
tema en el Código Procesal Constitucional, al establecer el artículo 81º que
“Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad
dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian […] producen
efectos desde el día siguiente de su publicación”.
Surge de este modo la pregunta de si las decisiones desestimatorias
del Tribunal en los procesos de inconstitucionalidad tienen algún efecto
y la forma en que, de ser así, estas pueden “ejecutarse”. El artículo 82º del
CPC pareciera dar alguna respuesta a ésta interrogante, al establecer ya
en términos más generales a las sentencias del Tribunal Constitucional en
los procesos de inconstitucionalidad “que queden firmes”. Es decir, ya
no en función de si son estimatorias o no. La firmeza de una decisión del
Tribunal Constitucional es en este sentido automática, ya que como lo dis-
pone el artículo 121° del mismo Código Procesal “Contra las sentencias del
Tribunal Constitucional no cabe impugnación alguna”. El mismo efecto se
otorga al auto a través del cual el Tribunal rechaza la demanda de incons-
titucionalidad por haber sido interpuesta luego de vencido el plazo de seis
años que contempla el 100° del referido Código.

9 En los últimos tiempos, no obstante, circulan intentos de algunos legisladores por re-
cortar las competencias del Tribunal, incluso en abierta contradicción con lo que esta-
blece la Constitución. En este sentido puede verse un Proyecto presentado en marzo
de 2010 por el Congresista del grupo Fujimorista Rolando Sousa, en cuya propuesta
se sugiere la modificación del artículo 2º de la Ley Orgánica del Tribunal Constitu-
cional con el siguiente texto: “El Tribunal se pronuncia únicamente sobre la materia y
normas cuyo control constitucional se demanda, declarando su constitucionalidad o
inconstitucionalidad. Cuando advierta alguna insuficiencia normativa que determi-
ne la inconstitucionalidad de alguna disposición lo pondrá en conocimiento del Po-
der Legislativo para que dentro de un plazo razonable dicte la medidas legislativas
que correspondan”. Cfr. Proyecto de Ley Nº 3930-2009/CR

4884
La Sentencia Constitucional en el Perú

2.1. La “ejecución” de las interpretaciones del Tribunal sobre la justicia


ordinaria
Como ya hemos anunciado, no existe mayor problema en el marco ju-
rídico actual, respecto de la eficacia inmediata de la sentencia que se pro-
nuncia por la inconstitucionalidad de una ley. La Constitución prevé en
estos casos, que la sentencia tiene efectos de anulación a posteriori, una vez
publicada en el diario oficial (art. 204 de la Const.). Podría presentarse su-
puestos de desacato sólo si es que alguna autoridad o funcionario se resiste
a acatar lo dispuesto en una sentencia estimatoria del Tribunal y aplica por
ejemplo una norma declarada inconstitucional por el Tribunal o en el caso
de la inaplicación de una ley luego de que esta ha sido confirmada en su
constitucionalidad por el TC10. No obstante un comportamiento judicial
en tal sentido, ya no corresponde vigilar al Tribunal, pues el tema se
colocaría de inmediato en los límites del derecho penal (art. 379º y 418º
del Código Penal11).
Los problemas que sí preocupan al Tribunal Constitucional en ma-
teria de ejecución de sus decisiones, se encuentran en todo caso en otra
dimensión, por cierto, no menos preocupante. En primer término, las
decisiones de estimación parcial o las desestimaciones con interpreta-
ciones que proscriben determinadas interpretaciones de las disposicio-
nes sometidas a control por parte del Tribunal. En este caso, el artículo
VI del Código Procesal Constitucional establece que los Jueces deben
seguir los criterios interpretativos sentados por el tribunal. La disposi-
ción, al ser una copia fiel del artículo 5.1 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial Español12, ha trasladado a nuestro entorno el debate que suscita
en España la distinción entre “interpretaciones de la ley” y las interpre-

10 Art. VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional: “Los Jueces no pue-
den dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un
proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular”.
11 Artículo 379.-Requerimiento indebido de la fuerza pública.- El funcionario público
que requiere la asistencia de la fuerza pública para oponerse a la ejecución de dispo-
siciones u órdenes legales de la autoridad o contra la ejecución de sentencia o man-
dato judicial, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años.
Artículo 418.- Prevaricato.- El Juez o el Fiscal que dicta resolución o emite dictamen,
manifiestamente contrarios al texto expreso y claro de la ley, o cita pruebas inexis-
tentes o hechos falsos, o se apoya en leyes supuestas o derogadas, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años.”
12 El artículo 5.1 de la LOPJ establece: “La Constitución es la norma suprema del orde-
namiento jurídico, y vincula a todos los Jueces y Tribunales, quienes interpretarán
y aplicarán las leyes y los reglamentos según los preceptos y principios constitu-
cionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones
dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos. (resaltado nuestro).

85
Pedro P. Grández Castro

taciones de los “preceptos y principios constitucionales” realizados por


el Tribunal Constitucional13.
En España en efecto, un sector de la doctrina sólo confiere efectos vin-
culantes a las interpretaciones que realiza el Tribunal de los precep-
tos y principios constitucionales, dejando al juez ordinario la asignación
de significados a las disposiciones contenidas en la Ley. Parece no
obstante, que el efecto vinculante, que sin duda tienen las interpre-
taciones del Tribunal en materia de derechos fundamentales, ayuda
a esclarecer el ámbito de vinculación en este tipo de decisiones. Pero
además, un buen sector de la doctrina se ha pronunciado resuelta-
mente también sobre el carácter vinculante de las decisiones mera-
mente interpretativas del Tribunal. En este sentido, Javier Díaz Re-
vorio ha sostenido por ejemplo que, “...cuando el Tribunal declara
qué interpretación o interpretaciones son constitucionales y cuales no,
su decisión vinculará a todos los jueces y tribunales, y en la práctica
tendrá efectos erga omnes”14. También en Italia, de donde proviene la
hazaña creativa de las llamadas sentencias interpretativas, es opinión
ya pacífica a estas alturas, que las “adiciones” o las “interpretaciones”
producidas en el contexto del juicio de legitimidad constitucional, tie-
nen implicancias y se introducen como “textos” o “disposiciones” en
el ordenamiento jurídico y en consecuencia, “haciéndose texto, el dis-
positivo de la sentencia constitucional inicia su viaje en paralelo con
los demás textos”, es decir, tales decisiones del Tribunal constituyen
fuentes de derecho en nivel incluso superior al de la ley, pues se trata
de “creaciones” en el marco de una reflexión de nivel constitucional15.
No existe, sin embargo, en estos supuestos, mecanismos procesales, (y
parece aconsejable que tampoco los haya), a efectos de que el Tribunal ac-
túe en defensa de sus propias interpretaciones de determinado precepto
enjuiciado previamente. Si bien el propio artículo VI del Código Proce-
sal Constitucional establece que los jueces no pueden inaplicar una norma
cuya constitucionalidad ha sido confirmada por el Tribunal en un examen
realizado sobre el fondo, también en estos supuestos, el juez ordinario, po-
dría eventualmente considerar determinados supuestos no examinados a
la hora de hacer el control abstracto, estableciendo que tal o cual presu-

13 El debate en España puede resumirse en el siguiente sentido.


14 Díaz Revorio, Javier, La interpretación constitucional de la ley. Las sentencias interpretati-
vas del Tribunal Constitucional, Lima, Palestra, 2003, pg. 354.
15 Bin R. “La Corte constituzionale tra potere e retorica: spunti per la costruzione di un
modello ermeneutico dei rapporti tra Corte e giudici di merito”; en La Corte costituzio-
nale e gli altri poteri dello stato, a cura di A. Anzon y otros, Torino, 1994, pág. 15.

6886
La Sentencia Constitucional en el Perú

puesto no ha sido enjuiciado por el Tribunal. En estos casos, es siempre


mejor, en un sistema que requiere una “armoniosa convivencia” entre Po-
der Judicial y Tribunal Constitucional, apelar a una cultura de un mutuo
self restraint, a efectos de que tales actuaciones sean compatibles, en el terre-
no práctico, con una mejor protección de los derechos fundamentales. Esto
no supone desde luego una regla que en abstracto hay que proclamar para
no crear conflictos entre órganos, sino, en todo caso, de poner en práctica
el principio de mayor protección de los derechos fundamentales, mediante
el que podría incluso, en un determinado caso, romperse de algún modo el
“pacto” de no intervención, ya sea de parte del poder judicial -para anali-
zando una norma ya confirmada por el Tribunal pueda incluso inaplicarla
en aras de dar una mayor protección de los derechos en un caso concreto
-, o de parte del propio Tribunal que, incluso interpretando la ley o “im-
poniendo” determinada interpretación, logre corregir los errores en que
hubiera incurrido un Juez determinado. Las reglas del respeto mutuo se
modulan de este modo sobre la base del principio de mayor protección que
es consustancial al Estado constitucional y democrático de Derecho.

2.2. El caso de las decisiones manipulativas-aditivas (Sentencias reduc-


toras aditivas, sustitutivas)
Problema distinto es el que nos presenta las decisiones interpretativas de
tipo aditivo o manipulativo. En el caso de las sentencias aditivas clásicas, “la
Corte colma la laguna que es causa de ilegitimidad constitucional con una
regla completa e inmediatamente aplicable al caso”16. La ejecución de este tipo
de decisiones, opera como la promulgación de cualquier ley. Su notificación
a través del diario oficial, parece suficiente medida de “ejecución” para que
los preceptos que resultaran “reducidos”, “sustituidos” o “aumentados” en
su dimensión normativa y de conformidad con la Constitución, tengan ple-
na validez respecto de la propia ley interpretada, a partir del día siguiente,
y para el caso de autos, en el momento mismo de producirse la decisión si
se trata de una decisión estimatoria. En este caso, el sustento jurídico sigue
siendo aquel que desde el “bloque” de constitucionalidad y contemplada en
su propia Ley Orgánica (art. 1º) otorga, al Tribunal Constitucional, la condi-
ción de “supremo intérprete” en su rol de defensa de la constitucionalidad
de todo el sistema jurídico y no sólo de la Constitución. Desde luego, ello no
quiere eludir los problemas de legitimidad y las disputas teóricas que sus-
cita la emisión de esta tipología de sentencias, por lo que siempre resultan

16 Benelli, Felippo, “Le sentenze interpretative e manipolative nel processo in via prin-
cipale di ieri e di oggi: dai modelli (pregressi) alla dinamica (futura), en Le Regioni,
año XXX, N° 6, diciembre de 2002, pg. 1294.

87
Pedro P. Grández Castro

necesarias, las autorestricciones del supremo intérprete cuando se trata del


ejercicio de un poder de tal magnitud.
En este sentido, y aunque ello no es motivo de este trabajo, conviene
dejar precisado lo que la doctrina ha sugerido como presupuestos que
legitiman la emisión de una sentencia de esta magnitud17. Díaz Revo-
rio resumiendo la doctrina italiana ha sugerido entre estos criterios de
restricción, que se trate de decisiones que “[...] no pida una sentencia
aditiva que introduzca una nueva norma penal; que no reclame inno-
vaciones normativas que impliquen elección entre varias soluciones;
que no pida mediante una elección discrecional, que se aplique a una
determinada categoría de sujetos, no el complejo normativo para ellos
vigente, sino otro, vigente para otros sujetos”, concluyendo que, “la
sentencia aditiva sólo es legítima en cuanto aplica la “solución consti-
tucionalmente obligada”, de manera que, si esta solución existe, puede
ser aplicada directamente por la Corte […] y si no existe una solución
única, entonces lo que resulta inadmisible no es el planteamiento de
una cuestión, sino la emanación de una sentencia aditiva”18
La “ejecución”, en estos casos ya no sólo se dirige al juez, sino también
a todos los demás poderes. El poder con que actúa el Tribunal en estos su-
puestos, es similar al del legislador, sólo que enmarcado en sus funciones
de tutela de derechos y de resguardo de la supremacía constitucional. Sus
creaciones positivas deben ser respetadas como actos de poder jurisdiccio-
nal que inciden de manera inevitable en la propia función legislativa.

2.3. La “ejecución” de las sentencias exhortativas


Un problema mucho más complejo se presenta respecto de aquellas
decisiones donde el Tribunal, invocando la cooperación de los demás
órganos del Estado, y de manera especial del legislador, pronuncia una
sentencia bajo la fórmula de “exhortación”, invocando la realización de
determinados actos o de llenar determinados vacíos advertidos en el trá-
mite del Proceso de Inconstitucionalidad. Si bien la ley no es “por ahora”
inconstitucional, podría devenir en inconstitucional si es que no se concre-
ta la actuación del legislador en determinado sentido19.

17 En el caso peruano, recientemente ha sido el propio Tribunal quien se ha impuesto


algunos de estas restricciones. Así, en el expediente 0030-2005-PI/TC, el Tribunal, aun-
que sin disntinguir las sentencias interpretativas en general, de aquellas propiamente
manipulativas que son las que generan mayores críticas, ha establecido algunos pará-
metros generales a efectos de justificar la emisión de este tipo de decisiones.
18 Díaz Revorio J. Op cit, pg.s. 358-359
19 Ruggeri A. Y A. Sapadaro, Lineamenti di giustizia costituzionale, Terza Edicione, Tori-

88
La Sentencia Constitucional en el Perú

Los efectos vinculantes de este tipo de decisiones se encuentra sobre


todo en el ámbito temporal, es decir, cuando el Tribunal establece un plazo
para que tales actuaciones deban producirse, aunque sobre estas compe-
tencias del Tribunal existe discusión en la doctrina comparada20. En este
grupo de decisiones pueden identificarse aquellas que apelan directamente
al legislador, solicitando su actuación para la regulación de algún aspecto
que ha sido advertido como atentatorio de algún precepto constitucional21;
o aquellas que analizando un contexto determinado, advierten que “even-
tualmente” podría devenir en inconstitucional (sentencias admonitorias o
de “constitucionalidad provisoria”); finalmente aquellas que, exhortan a
dejar de realizar determinado conducta o a realizarla en determinado sen-
tido. Esto último ocurre fundamentalmente en los procesos de tutela de
derechos fundamentales, por lo que sobre ellos volveremos en el punto en
que tratemos estos procesos.
Las exhortaciones, son en principio, llamamientos a actuar en los lin-
deros de la constitucionalidad, pero su fuerza es la de la persuasión a los
demás poderes del Estado. Por ello, el Tribunal debe ser consciente al emi-
tirlas y en no confiar en exceso en su eficacia, sobre todo en el contexto
de una cultura aún incipiente de respeto a las de cisiones de las ins-
tancias jurisdiccionales. Su efecto sale pues del ámbito de las vincu-
laciones del Tribunal y apela, en todo caso, a una suerte de crítica
pública respecto de las omisiones o de las acciones que pueden even-
tualmente considerarse contrarias con la regularidad constitucional.
De este modo, puede decirse que las exhortaciones que realiza
el Tribunal Constitucional, ya sea al legislador o incluso al Poder
Judicial, no son ni cosa decidida ni “cosa interpretada” carecen por
tanto de la fuerza de coerción que lo coloquen en el ámbito de las de-
cisiones ejecutables por imperio jurisdiccional. La excepción quizá la
constituyen las denominadas exhortaciones de principios o las que
denuncian una “inconstitucionalidad latente” y dejan en manos del
legislador la solución al problema advertido.

no, 2004, pg. 140.


20 Al respecto Pegoraro, Lucio, La justicia constitucional. Una perspectiva comparada, Dy-
kinson, Madrid, 2004
21 Las llamadas sentencias indirizzo en la doctrina italiana. En este caso, se suele señalar
dos tipos de pronunciamientos, aquellos de mero “auspicio de revisión legislativa”,
que son de carácter no vinculante para el legislador, y aquellos que sí advierten una
“inconstitucionalidad latente” y en las que el Tribunal en su ratio decidendi, expone
expresamente que tales preceptos resultan inconstitucionales, aunque luego, ya sea
por un tema de oportunidad o de impacto de la decisión decide no estimar la deman-
da en su fallo. Cfr. Ruggeri, op cit. Pg. 154

89
Pedro P. Grández Castro

2.3.1. La especial relevancia de las exhortaciones de principio o con di-


rectrices para el legislador
En este supuesto, se trata de exhortaciones que son consecuencia de
una sentencia estimatoria o eventualmente desestimatoria, pero donde el
Tribunal constata una situación que sugiere algún tipo de actuación, de
parte de alguna de las partes del conflicto normativo suscitado. Lo ade-
lantábamos supra, su expresión más conocida en la doctrina italiana son
las llamadas sentencias de “inconstitucionalidad latente”, pero donde no
sólo se advierte al legislador de tal situación, sino que el Tribunal, tras
constatar el hecho o la incompatibilidad normativa manifiesta, se abstiene
de declarar la inconstitucionalidad (sentencia desestimatoria) o decla-
rándolo (sentencia total o parcialmente estimatoria) de modo expreso,
señala algunos lineamientos de política jurisdiccional en sentido de pro-
porcionarle elementos hacia donde debe orientarse el legislador al mo-
mento de regular la materia o cubrir el vacío cuando la sentencia haya
sido estimatoria. En algunos casos se trata de sentencias que incorporan
en la decisión determinados plazos al legislador para una actuación en
tal sentido, no obstante, el plazo, en la medida en que no venga estable-
cida por la propia Constitución genera polémica en la doctrina sobre su
nivel de legitimidad.
Para el caso peruano, una decisión en este sentido, puede encontrarse
en la Sentencia 006-2003-AI/TC. Se trataba de una demanda que alegaba la
inconstitucionalidad del inciso j) del Artículo 89° del Reglamento del Con-
greso de la República. Tal dispositivo, según argumentaban los 65 Congre-
sistas que interpusieron la demanda (número sorpresivamente suficiente
como para producir, por su propia cuenta, una modificación del referido
Reglamento), resultaba violatoria de la institución de la inmunidad parla-
mentaria, dado que establecía que para aprobar la acusación constitucional
de un parlamentario y someterlo a proceso judicial, así como para sus-
penderlo en sus funciones, inhabilitarlo o incluso destituirlo; bastaba una
mayoría simple de los congresistas presentes en la Sesión del Pleno.
El Tribunal, entre otras cuestiones, en la referida Sentencia advierte un
vacío normativo claro en el Reglamento del Congreso, referido a la vota-
ción necesaria para aplicar las sanciones previstas en el primer párrafo del
Artículo 100 de la Constitución22, en los casos de juicios políticos. En con-

22 Art. 100 de la Constitución: “Corresponde al Congreso, sin participación de la Co-


misión Permanente, suspender o no al funcionario acusado o inhabilitarlo para el
ejercicio de la función pública hasta por diez años, o destituirlo de su función sin
perjuicio de cualquiera otra responsabilidad.
El acusado tiene derecho, en este trámite, a la defensa por sí mismo y con asistencia

0990
La Sentencia Constitucional en el Perú

secuencia, tras advertir que tal vacío “puede desencadenar aplicaciones


irrazonables” de las sanciones previstas en el referido artículo 100°, ex-
horta al Congreso “a estipular en su Reglamento la votación necesaria
para aprobar una acusación constitucional por infracción de la Consti-
tución (causas políticas), así como aquella necesaria para la aplicación
de las referidas sanciones”. Luego de advertir la deficiencia que puede
generar una “inconstitucionalidad latente”, el Tribunal da las pautas
para llenar el vacío advertido, al señalar que el Congreso para tal efecto
“deberá tener en cuenta que los artículos 157° y 161° de la Constitución
establecen que para la remoción de los miembros del Consejo Nacional
de la Magistratura y del Defensor del Pueblo se requiere el voto con-
forme de los 2/3 del número legal de miembros del Congreso”, por lo
que apelando a la aplicación analógica de las disposiciones constitucio-
nales, aconseja que a “efectos de evitar incongruencias”, “es necesario
que el número de votos para destituir del cargo a los otros funcionarios
previstos en el artículo 99 de la Constitución23, o, en su caso, para inha-
bilitarlos hasta por 10 años para el ejercicio de la función pública, por
infracción de la Constitución, no sea menor a los 2/3 del Congreso, sin
participación de la Comisión Permanente”.
De este modo, las exhortaciones que incorporan directivas o principios,
vienen a delimitar los márgenes del legislador que con posterioridad de-
berá cubrir los defectos o vacíos advertidos por el Tribunal. Los problemas
para la “ejecución” de este tipo de sentencias, suponen en todo caso, una
cultura de respeto mutuo a las competencias constitucionales de cada ór-
gano, puesto que siempre será fácticamente posible que el legislador, pese
a las advertencias hechas por el Tribunal no las observe o incluso, luego de
declarada inconstitucional determinada Ley, éste vuelva a expedir una ley

de abogado ante la Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso.


En caso de resolución acusatoria de contenido penal, el Fiscal de la Nación for-
mula denuncia ante la Corte Suprema en el plazo de cinco días. El Vocal Supre-
mo Penal abre la instrucción correspondiente.
La sentencia absolutoria de la Corte Suprema devuelve al acusado sus derechos
políticos.
Los términos de la denuncia fiscal y del auto apertorio de instrucción no pueden
exceder ni reducir los términos de la acusación del Congreso”.
23 “Artículo 99.- Acusación Constitucional.- Corresponde a la Comisión Permanen-
te acusar ante el Congreso: al Presidente de la República; a los representantes a
Congreso; a los Ministros de Estado; a los miembros del Tribunal Constitucional;
a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura; a los vocales de la Corte
Suprema; a los fiscales supremos; al Defensor del Pueblo y al Contralor General por
infracción de la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus
funciones y hasta cinco años después de que hayan cesado en éstas.”

91
Pedro P. Grández Castro

en sentido parecido o similar, por lo que el Tribunal volverá a declararla


inconstitucional entrando en una especie de ping pong en el juego de roles
que corresponde a cada Órgano24.

III. LA EJECUCIÓN DE LAS SENTENCIAS EN LOS PROCESOS


DE TUTELA DE LOS DERECHOS25
La dimensión actual de la justicia constitucional, que no se limita sólo
al juicio sobre la constitucionalidad de las leyes, sino que es al propio tiem-
po justicia tutelar de los derechos humanos, genera repercusiones impor-
tantes en el ámbito de la ejecución de la sentencia Constitucional. A través
de los procesos constitucionales de tutela de la libertad (Hábeas Corpus,
Amparo, Hábeas Data), el Tribunal Constitucional genera órdenes a los po-
deres públicos y también a los particulares (el amparo contra particulares
está previsto en nuestro ordenamiento art. 200.2 de la Const.). De este modo,
la ejecución de la sentencia constitucional en este tipo de procesos, supone la
posibilidad de que la tutela ofrecida por el Tribunal Constitucional a través
de sus sentencias, opere en la realidad generando consecuencias fácticas. La
ejecución es por tanto el instituto jurídico que permite que el discurso argu-
mentativo del Tribunal cobre vida transformando un “estado de cosas” o
situaciones concretas en el plano de los hechos.
La naturaleza especial de estos procesos, supone también un dis-
tanciamiento del enfoque procesal convencional con que se suele re-
ferir la doctrina a la ejecución de la sentencia ordinaria y su íntima
vinculación al concepto de cosa Juzgada. Como ha observado Blasco
Soto26, “el proceso constitucional no se define sólo acudiendo a los
conceptos clásicos de litigio, acción y pretensión. La valoración de la
discordancia entre Ley-Constitución excede de lo que propiamente

24 Esto ha sucedido en el caso peruano con las sentencias sobre la regulación de la


Justicia Militar. Lamentablemente el propio Tribunal, con una nueva composición,
ha venido a convalidar una clara manifestación de desacato a sus sentencias, al
declarar Infudanda una nueva la demanda contra la ley de la Justicia Militar que re-
producía, en esencia, los mismos contenidos inconstitucionales que había sido pre-
viamente declarados así por el TC (STC Nº. 001-2009-PI). Un análisis crítico de esta
decisión puede verse en, Torres Zúñiga, Natalia, “Sentencia sobre justicia militar:
cambio de línea jurisprudencial ¿varios pasos hacia tras?, en Gaceta Constitucional,
tomo 25, enero de 2010, p. 53.
25 Esta parte del trabajo con algunas modificaciones ya ha sido publicado previamente
en: Palestra del Tribunal Constitucional Nº 12, Lima diciembre de 2007.
26 Blasco Soto, M. Del Carmen “Reflexiones en torno a la fuerza de cosa juzgada
en la sentencia dictada en cuestión de inconstitucionalidad”, en REDC, N° 41,
Madrid, 2004.

2992
La Sentencia Constitucional en el Perú

se entiende por función jurisdiccional por lo que se exigen muchas


cautelas a la hora de asumir plenamente el aparato conceptual de la
cosa juzgada a la sentencia Constitucional”. Por ello en esta parte del
trabajo, queremos primero, desarrollar el marco teórico que permita
delimitar las especiales características de las sentencias constitucio-
nales, para luego analizar el distinto tratamiento que amerita no sólo
la Sentencia Constitucional en general, sino también las sentencias en
cada uno de los procesos constitucionales.

3.1. Introducción: La sentencia constitucional como sentencia de con-


dena, pero también como sentencia constitutiva de derechos vía
interpretación
Sabido es que en la clásica clasificación de las sentencias éstas suelen
identificarse en función del contenido de su parte dispositiva: esto es,
si declaran un derecho o una situación jurídica preexistente a la senten-
cia (sentencias declarativas), si constituyen un derecho o una posición
jurídica con relación a un objeto o situación (sentencias constitutivas) y
si ordenan compulsivamente la realización de determinados actos es-
tablecidos en el proceso tras verificarse la transgresión del orden legal
(sentencias de condena). La condena es la consecuencia de la violación
de un mandato o de una obligación, “La condena consiste, normalmen-
te, en imponer al obligado el cumplimiento de la prestación, en comu-
nicarle a que se abstenga de realizar los actos que se le prohiben, o en
deshacer lo que haya realizado”27. La doctrina procesal ha propiciado
en los últimos tiempos la desvinculación de estas categorías con las po-
sibilidades de ejecución, recusando de este modo la afirmación según
la cual, sólo las sentencias de condena se ejecutan inmediatamente y en
forma incluso forzada28 o aquellas que dividían la secuela del proceso
con la ejecución de la sentencia que emana del mismo. Como ha escrito,
Ayarragaray29, “el proceso es una unidad; tiende a la tutela de los de-
rechos”, no existe por tanto ninguna justificación para separar en dos
momentos distintos el proceso de su ejecución.
No obstante ello, si siguiéramos, aunque sea en sentido metodológico,
la distinción propuesta, las sentencias que pronuncia el Tribunal Constitu-
cional en los procesos para la tutela de los derechos fundamentales, serían

27 E. J. Couture, Fundamentos del Derecho Procesal Civil, 4ª edición, Editorial B de F,


2002, pág. 260.
28 S. Satta, “premesse generali alla dotrina de lla esecuzione forzata, en Riv. Di Diritto Proc.
Civ. Vol. 9º, parte Primera, 1932, Pgs. 333 y ss.
29 Ayarragaray, Carlos, Introducción a la ejecución de sentencia, Buenos Aires, 1943, pg. 51

93
Pedro P. Grández Castro

prima facie, sentencia de condena que contienen un mandato ejecutivo y,


que por tanto, se trataría de decisiones que pueden ser objeto de ejecución
forzosa. En este caso, la orden del Juez Constitucional está encaminada
como lo establece el artículo 1º del Código Procesal Constitucional, a “re-
poner las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de
un derecho constitucional”, o en todo caso, a obligar a la autoridad o poder
público “el cumplimiento de un mandato legal o un acto administrativo”.
La condena, en consecuencia, viene impuesta a partir de la verificación de
que se ha violado o amenazado un bien o derecho de naturaleza consti-
tucional (arts. 5.1 y 38 del mismo CPC). Esta verificación si bien no es de
conocimiento pleno, tratándose de un proceso de tutela urgente, es deber
del órgano que otorga la tutela, la constatación de los hechos que se alegan
a efectos de que lo que se exige posteriormente en etapa de ejecución, no
sea el producto de la arbitrariedad o el absurdo.
Sin embargo, la consideración preliminar en sentido de identificar las
sentencias de tutela de derechos fundamentales como sentencias de “con-
dena”, ello sólo anuncia los problemas que se presentan respecto de la ca-
racterización de las sentencias constitucionales y su ejecución. Una mirada
más detenida nos muestra que el Juez Constitucional no sólo “ejecuta” los
mandatos de la Constitución referida a los derechos fundamentales, sino
que esta tarea es, a menudo, una ardua actividad de valoración interpre-
tativa, de ponderaciones, en resumen de “creación” y por tanto, en algún
sentido, se trata también de sentencias constitutivas.
Como lo ha puesto de relieve Spadaro, “quien interpreta crea”, más
aun tratándose del máximo Tribunal Jurisdiccional del país. En tal sentido,
“quien está en posibilidades de establecer qué cosa significa la Constitu-
ción del Estado es, a todas luces, el órgano-sujeto que tiene el (mayor y
más auténtico) poder en el Estado”. De este modo, no se trata de un órgano
cualquiera que debe ejecutar aquello que es el producto de la aplicación
mecánica de la Constitución o de la Ley. El Tribunal Constitucional a tra-
vés de sus sentencias interpretativas no solamente crea normas con rango
legislativo tal como ya lo hemos dejado dicho, sino que además, “crea, nos
guste o no, normas constitucionales (o si se prefiere, como ya se ha mencio-
nado, extrapola estas últimas al conjunto de disposiciones constitucionales
vigentes)”30. En tal sentido las sentencias del Tribunal Constitucional no
son sólo actos retóricos o argumentativos en torno a la Constitución o a
la Ley, sino también constituyen en buena parte, actos de auténtico poder

30 Spadaro, A. “Las motivaciones de las sentencias de la Corte como “técnica” de crea-


ción de normas constitucionales”, En Nomos, N° 3/1993, trad. De Federico Valle,
México, 2005 (cito de la separata)

4994
La Sentencia Constitucional en el Perú

jurisdiccional. Las sentencias constitucionales son de este modo, piezas


del derecho y de los derechos, que a partir de los casos concretos permite el
desarrollo de los derechos frente a situaciones muchas veces no previstas
en el propio ordenamiento Constitucional.
En este sentido, refiriéndose a la importancia de la jurispruden-
cia constitucional en materia de derechos fundamentales y su efecto
“constitutivo”, Alexy ha escrito para el caso alemán lo siguiente: “Hoy
en día no se puede colegir lo que representan los derechos funda-
mentales a partir del sucinto texto de la Ley Fundamental, sino sólo a
partir de los 94 volúmenes de Sentencias del Tribunal Constitucional
Federal que hasta la fecha ha registrado en total su benéfica actividad
desde el siete de septiembre de 1951. Los derechos fundamentales son
lo que son sobre todo a través de la interpretación”31. La interpreta-
ción es pues actividad no de “descubrimiento” de algo preexistente,
sino “atribución de significados”, lecturas actuales de textos que en
muchos casos pueden ser bastante antiguos.
De modo que, establecer que las sentencias constitucionales son siem-
pre sentencias de condena y por consiguiente ejecutables sólo por tal mo-
tivo “forzosamente”, no sólo deja al margen una buena cantidad de deci-
siones del Tribunal y, sobre todo, pretende desconocer la labor creativa
hermenéutica del máximo intérprete de la Constitución; sino que además,
no aporta elementos para un estudio de la ejecución de la sentencia cons-
titucional y la problemática que encierra su tratamiento. La ejecutabilidad
de la sentencia constitucional no se desprende de la “naturaleza” de con-
dena o no que ella represente, sino de la posición que le otorga el sistema
constitucional a las decisiones del máximo tribunal jurisdiccional del país.

3.2. La sentencia constitucional en función del tipo de pretensión


Otra forma de presentar la misma clasificación, es aquella que inci-
de esta vez ya no en la decisión, sino en el tipo de pretensión que ha
sido puesto a consideración del Tribunal. En tal sentido, se sostiene que
la clasificación entre demanda autodeterminada y heterodeterminada, que
opera en el Derecho Procesal Civil, también podría trasladarse en tér-
minos similares a los procesos constitucionales, en base a la naturale-
za del derecho demandado por el actor. En consecuencia el objeto del
proceso determinaría el tipo de respuesta del juez, que se pronunciará,
consecuentemente, ya sea con una sentencia declarativa, constitutiva o
31 Alexy, Robert. “Los derechos fundamentales en el Estado constitucional democrá-
tico”, en Neoconstitucionalismo(s), Traducción de Alfonso García Figueroa, Edición
de Miguel Carbonell, Editorial Trotta, 2003.

95
Pedro P. Grández Castro

de condena. De este modo y tal como lo ha propuesto recientemente


Silvia Bagni, “también en el proceso constitucional el objeto (es decir, la
naturaleza del derecho violado) influye en el pronunciamiento del Juez
Constitucional. En particular, se puede distinguir el caso en el que, para
eliminar la situación de ilegitimidad, es suficiente la declaración de in-
constitucionalidad del acto denunciado (por cuanto el objeto del proceso
está representado por un derecho absoluto de primera o segunda gene-
ración); o bien, cuando resulta necesaria una ulterior actividad “positi-
va” de parte del Estado (porque el objeto del proceso es en este caso, un
derecho considerado de prestación). En otras palabras, podemos distin-
guir dependiendo de si la sentencia sea o no self-executing respecto a la
exigencia de tutela individual sobre el cual el proceso constitucional se
ha puesto en movimiento”32.
Esta perspectiva tiene la virtud de poner en evidencia que los proble-
mas reales respecto de la ejecución de las sentencias constitucionales, no
se situarían tanto (o no debieran situarse al menos) en el cumplimiento
de aquellas sanciones de actos u omisiones referidos a los derechos de
libertad (entendida en sus dimensiones positiva y negativa); sino sobre
todo, respecto de aquellas “prestaciones” de parte del Estado configu-
radas como “derechos de prestación”. Sin embargo, como ocurre con
toda clasificación, esta perspectiva deja a salvo muchas otras variables
que complican enormemente la ejecución de una decisión del máximo
Tribunal, incluso tratándose de los llamados derechos de libertad o de
defensa. Sucede así por ejemplo cuando el Tribunal tenga que “vigilar”
el cumplimiento de una decisión basada en la protección de un derecho
como el de asociación o de reunión por ejemplo. En ambos casos pue-
den presentarse situaciones de desacato o necesidades de “hacer” de
parte del ente (público o privado) denunciado a efectos de garantizar el
derecho en cuestión.
Por tanto, una clasificación que en abstracto de cuenta de todos los
supuestos en los que se presentan situaciones de incumplimiento o de
dificultad para el cumplimiento de las decisiones del Tribunal, pare-
ce no sólo difícil de encontrar, sino incluso hasta inconveniente para
enfrentar el problema de la ejecución de la sentencia constitucional
como teoría general.

32 Bagni, Silvia. “Modelos” de justicia constitucional y defensa de los derechos. Un


ensayo preliminar para una nueva clasificación”, traducción de Pedro Grández; en
Justicia Constitucional, Año 1, Nº 2, Lima 2006 (En prensa)

6996
La Sentencia Constitucional en el Perú

3.3. La sentencia constitucional como orden privilegiada y como “cosa


interpretada”. Sus efectos, su expansión a los terceros y la necesi-
dad de complementar su actual regulación
Hasta aquí, hemos podido darnos cuenta, que la sentencia constitucional
no puede ser comprendida ni analizada desde las perspectivas desarrolladas
por la teoría general del proceso, ni por las teorías que estudian los efectos de
las sentencias de la perspectiva civil o penal. La sentencia constitucional re-
quiere pues, no sólo de una teoría nueva que lo fundamente, sino también, de
nuevas herramientas de actuación que abandonen la idea clásica de clasifica-
ción entre actos de declaración del derecho y actos de ejecución de los mismos.
Su dimensión como decisión que interpreta con la máxima fuerza jurí-
dica las disposiciones constitucionales, le otorgan una posición de primer
orden entre las decisiones del Estado Democrático de Derecho. Sus pecu-
liaridades resultan por tanto: 1) de la especial naturaleza de las pretensio-
nes sobre las que se pronuncia (bienes indisponibles); 2) del valor y fuerza
que le otorga el sistema jurídico a sus interpretaciones (IV Disp. Final de
la Const.., art. 1° de su propia Ley Orgánica, y art. VI del Código Procesal
Constitucional) y; 3) del poder extrapartes y sólo sometido a la Constitu-
ción y su Ley Orgánica con que actúa el Tribunal.
a) Relevancia de objeto.- La especial naturaleza de las pretensiones
sobre las que se pronuncia, implica que sus decisiones, en muchos
casos, puede rebasar las propias alegaciones fácticas o jurídicas de
las partes. En efecto, a partir de determinados hechos presentados
por las partes, el Tribunal puede definir situaciones con implican-
cias no sólo para éstas, sino también para terceros. Esto sucede, por
ejemplo, con las decisiones donde el Tribunal se pronuncia sobre
un Estado de cosas inconstitucional (Exp 2579-2003-HD/TC y 3149-
2004-AC/TC), esto al margen de la competencia conocida de los
Tribunales Constitucionales con relación a la llamada inconstitucio-
nalidad por conexión propia de los procesos de control normativo
(Art. 78 del CPC).
También en los procesos constitucionales de la libertad, las propias
normas de los procesos constitucionales hacen ahora referencia a esta
dimensión de las decisiones del máximo Tribunal. Así por ejemplo, el
artículo 60 del Código Procesal Constitucional, según el cual el Juez
Constitucional en vía de ejecución puede “homologar” los casos que se
presenten con decisiones ya pronunciadas o por el propio Juez o por el
Tribunal a efectos de anular el trámite procesal y convertir la admisión
de la demanda en ejecución de una sentencia anterior. Esto es impen-
sable en otros procesos y sólo se justifica en la medida de la especial

97
Pedro P. Grández Castro

relevancia y urgencia con que deben ser respondidas las pretensiones


en la vía constitucional.
La ejecución de este tipo de pronunciamientos supone por ello, un se-
rio reto para la justicia Constitucional, que requiere equiparar al poder de
decisión, las competencias y poderes también en la fase de ejecución. Es
decir, quien decide con tal fuerza y deja en manos de quien no tiene tal
poder la ejecución de lo decidido, corre el riesgo de perder en esta fase
lo logrado con la sentencia. La advertencia en este tramo está dirigida a
otorgar potestades y competencias al Juez de Ejecución, similares a los que
tiene el máximo Tribunal al momento de decidir.
b) Fuerza jurídica de las interpretaciones.- Más que “cosa juzgada”,
que puede erosionar el concepto mismo de la sentencia constitu-
cional, puede hablarse ahora de “cosa interpretada” siguiendo el
“nomen iuris” que suele otorgarse a los efectos de las decisiones
de las instancias supranacionales respecto de los estados sujeto
a dicha jurisdicción33. Tal dimensión puede evidenciarse a partir
de la concepción de un Tribunal como Supremo Intérprete de la
Constitución (art. 1° de la LOTC). Por tanto, no conviene en mu-
chos casos que sus decisiones se identifiquen con el valor de la
cosa juzgada en los términos tradicionales, ya que ello a menu-
do implicaría una renuncia a que el Tribunal haga evolucionar su
propia jurisprudencia sometiéndose por tanto a “una eliminación
gratuita y absurda de las mejores posibilidades de un Tribunal
Constitucional adaptando un texto Constitucional a circunstan-
cias y situaciones inevitablemente variables”34.
Como lo pone de manifiesto Ruiz Miguel, “el efecto de cosa interpre-
tada es inseparable del problema del valor de la jurisprudencia como
fuente de derecho”35. Los efectos de cosa interpretada de las decisiones
del máximo Tribunal se expresan de dos maneras. Por un lado supone
que ningún Juez puede desatender las interpretaciones que realiza el TC
conforme lo exige el artículo VI del CPC y; en segundo lugar, los efectos
de cosa interpretada se proyectan también no sólo a los Jueces, sino a
los terceros que llevan sus causas ante la Justicia Constitucional, quienes
podrán invocar tales interpretaciones y hacerlas valer como doctrina ju-
risprudencial del Tribunal.

33 Véase en este sentido, Ruiz Miguel, Carlos. La ejecución de las sentencias del Tribu-
nal Europeo de Derechos Humanos, Tecnos 1997, Pág. 53 y ss.
34 Cfr. Eduardo García de Enterría y Tomás R. Fernández, Curso de Derecho administra-
tivo, Tomo II, 2da. Edición, Madrid, 1981, Pág. 174.
35 Ruiz, Miguel, C. Op. Cit. Pg. 53

8998
La Sentencia Constitucional en el Perú

Tal dimensión de la sentencia constitucional en los procesos de tu-


tela de los derechos y libertades resulta especialmente relevante, pues
permite una función pedagógica y de protección no sólo subjetiva, sino
también objetiva de los procesos constitucionales. Las interpretaciones
del Tribunal valen acá ya sea como doctrina jurisprudencial, o llegado el
caso y cuando así lo configure el propio Tribunal, también como prece-
dente vinculante para todos los poderes públicos.
La ventaja de considerar como cosa interpretada y no como “cosa juzga-
da” las decisiones del máximo Tribunal, permite poner de relieve que es el
propio Tribunal quien puede, atendiendo a nuevas circunstancias, volver a
analizar un caso que ya ha sido decidido con pronunciamiento incluso so-
bre el fondo. Esto resulta especialmente relevante tratándose por ejemplo
del control abstracto de normas, donde la sentencia desestimatoria parece
no aconsejar un efecto de cosa juzgada en el sentido tradicional, puesto que
si se defiende una posición en tal sentido “quedaría de algún modo petrifi-
cada la primera norma y el Tribunal Constitucional rígidamente vinculado
a sus precedentes”36, incluso contra una tradición bastante arraigada en los
sistemas del civil law, donde no rige el principio de stare decisis y, por tanto,
el concepto de precedente resulta bastante flexible.
c) Poder extra partes y extra proceso.- La configuración del proceso
mismo queda sujeto, en buena parte, a la capacidad procesal del
Tribunal para “fijarse” sus propios límites (piénsese por ejemplo en
el principio iura novit curia o en las propias lecturas que suele hacer
el Tribunal a partir de la narración propuesta por las partes). El Tri-
bunal ha encontrado, en más de una ocasión, una pretensión distin-
ta o, en algunos casos, incluso ha podido “convertir” un proceso de
cumplimiento en Amparo a efectos de dar “una mejor protección”
al recurrente37.
Estas “operaciones” procesales del Tribunal han encontrado apoyo en
la doctrina de Häberle38 sobre la “autonomía procesal del TC”39 y ha per-

36 Blasco Soto, Ob. Cit. Pág. 39


37 Cfr. Exp. 4080-2004-PC/TC, en esta ocasión el Tribunal ha desarrollado nada menos
que el derecho a la ejecución de una sentencia a partir de convertir un proceso
de cumplimiento en proceso de amparo y solo así ha podido atender al derecho
a la tutela judicial que en el caso había sido violado con el retardo en la ejecución
de la sentencia.
38 Cfr. Entre otros, su trabajo “El Derecho procesal constitucional como derecho cons-
titucional concretizado frente a la judicatura del Tribunal Constitucional”, en Nueve
Ensayos y una lección jubilar, Palestra, Lima 2004, pgs, 23 y ss.
39 La más reciente invocación puede verse en el auto de admisión de un Proceso de
Inconstitucionalidad (Exp. 0025-2005-PI/TC)

99
Pedro P. Grández Castro

mitido abrir el camino para una verdadera innovación de sus propias


competencias. A partir de estas prerrogativas abiertas por el propio Tri-
bunal, podría preguntarse, por ejemplo, si a mediano plazo sería posible
incorporar, mediante esta estrategia, una especie de “vía incidental” o
“autocuestión” a efectos de cumplir con su auténtico y clásico rol de de-
fensa de la supremacía constitucional, también a partir de los procesos
constitucionales de defensa de derechos fundamentales en que el Tribu-
nal tuviera ocasión de conocer sobre la inconstitucionalidad manifiesta
de alguna disposición infraconstituiconal.

3.4. Ejecución de sentencias contra la administración


3.4.1. La justicia Constitucional y la lucha por los derechos de igualdad
de oportunidades. El ejemplo norteamericano de la desegregación
racial y su “ejecución” contra la administración
Tanta es la relevancia de la ejecución de las sentencias constituciona-
les que en muchos casos suponen una verdadera hazaña de los jueces
por remover viejas concepciones o “costumbres” enraizadas que vienen
arrastradas por el tiempo, y que, en determinado momento, deben ser
desterradas o transformadas en el marco del Estado Democrático. La
justicia constitucional, es en este sentido, un verdadero timonel de la
sociedad hacia los ideales de igualdad y libertad plenas.
Un buen ejemplo de esta dimensión de las decisiones de la más alta
magistratura lo constituyen las hazañas de la Corte Suprema Norteame-
ricana, que a partir de una escueta Constitución, ha logrado no obstante
“actualizar”, de modo muchas veces revolucionario, los contenidos de los
derechos de todos a partir de un texto hecho en tiempos todavía de ex-
clusión. El caso de las políticas judiciales de desegregación racial que se
inició con el caso Brown v. Board of Education of Topeka (1954)40, muestra en
qué medida la ejecución de una sentencia de la máxima importancia para
las aspiraciones de igualdad social, puede verse no obstante obstaculizada
por la propia administración en una suerte de defensa del statu quo social
de determinada época.
En el caso Brown v. Board of Education of Topeka, la Corte americana se
manifestó claramente en contra de la segregación racial en las escuelas pú-
blicas, aunque con referencia a la sola declaración de ilegitimidad de las

40 Véase la sentencia en español en Beltrán de Felipe, Miguel y Julio Gonzales Gar-


cía, Las sentencias básicas del Tribunal Supremo de Los Estados Unidos, Madrid, 2005,
pgs.275

010001
La Sentencia Constitucional en el Perú

normas que admiten la segregación de las escuelas públicas41. La Corte re-


nuncia a adoptar resoluciones de actuación en determinado sentido y deja,
de alguna manera, en manos del Poder Ejecutivo y de la administración en
general, la adopción de políticas concretas de desegregación. Sin embargo,
debido a las dificultades operativas y la poca o nula actuación de los entes
públicos, era necesario concretar los medios por los que se debía proceder
a la integración racial en las escuelas públicas. Vista la dimensión social del
caso, la Corte aprovecha un nuevo caso en el año 1955 y dispone al final
una nueva audiencia, a la que se invitan al fiscal general de los Estados
Unidos y de cada uno de los Estados en los que la segregación racial en
las escuelas públicas es obligatoria o permitida. La sentencia resultante
es conocida como Brown II42. Mediante esta decisión, la Corte remite a los
tribunales de los que proceden los recursos planteados la tarea de contro-
lar que la integración racial se vaya efectuando en las escuelas públicas
de forma apresurada («with all delibérate speed») en una suerte de eje-
cución inmediata de la sentencias43.
De acuerdo con la estructura del sistema jurídico norteamericano, los
efectos de las mencionadas sentencias no se limitaron a los recurrentes. En-
tendiendo que la segregación racial en las escuelas públicas era contraria a
la Constitución, las autoridades de algunos distritos escolares trataron de
proceder a la integración. De esto se desprende de nuevo una suerte de
“Estado de cosas inconstitucional” ya enarbolada por la Corte Suprema
Norteamericana44 y que ha sido recientemente “redescubierta” como téc-
nica eficaz por la Corte Constitucional Colombiana. Con todo, en el sur
de los Estados Unidos, la reticencia fue mayor y quizá ninguna tan abier-
ta y desafiante incluso como la ocurrida en Arkansas. En una escuela de

41 “Concluimos que en el campo de la enseñanza pública no tiene cabida la doctrina


“separados pero iguales”. Un sistema con escuelas separadas es intrínsecamente
desigualitario. Por lo cual afirmamos que a los demandantes, y a todos aquellos
que se encuentran en una situación similar, la segregación de la que se quejan les ha
privado de la protección equitativa de las leyes garantizada por la 14 Enmienda...”
Cfr. Beltránde Felipe cit. Pg. 290
42 Cfr. 394 US 294. La información resumida del proceso de adopción de medidas de
ejecución en este tramo de la exposición las tomo en forma resumida del trabajo de
Silvia Bagni, citado.
43 Resulta interesante observar en esta caso una especie de antecedente en la juris-
prudencia norteamericana de lo que hoy se conoce como ejecución inmediata de
la sentencia. En este caso es la Corte la que se apoya en la judicatura de los niveles
inferiores a los que insta actuar en determinado sentido.
44 Revelador es en este sentido la frase puesta en la sentencia en el caso Brown donde
se lee, “por lo cual afirmamos que a los demandantes y todos aquellos que se en-
cuentran en una situación similar....”. (resaltado nuestro).

101
Pedro P. Grández Castro

la capital de ese Estado, la Little Rock Central High School, tropas federa-
les tuvieron que proteger con la bayoneta calada a los jóvenes negros que
trataban de acudir a ella. Según la narración de Xavier Arbos “Los solda-
dos habían llegado allí por orden del presidente Eisenhower, que había
podido comprobar cómo el gobernador de Arkansas no estaba dispuesto
a acatar las sentencias del Tribunal Supremo; antes bien al contrario, ha-
bía enviado a la guardia nacional bajo sus órdenes para mantener alejados
a los negros de la escuela”.
Fue en ese contexto cuando se tuvo que decidir el caso Cooper v. Aaron,
atendiendo un recurso de la junta escolar que pretendía el fin de la se-
gregación, y el Tribunal Supremo no perdió la oportunidad de recordar
el deber de todas las autoridades de acatar la Constitución, al tiempo
que reiteraba la doctrina de Brown. En Griffin v. Prince Edward County
(1964), El Tribunal Supremo anuló las subvenciones que las autoridades
de un Condado de Virginia habían otorgado a los colegios privados (tras
cerrar los colegios públicos para evitar que se juntaran blancos y negros).
Ello propició que el Tribunal Supremo diera orden a los Jueces Federales
a resignar recursos con el fin de volver a abrir los Colegios Públicos45.

3.4.2. Técnicas de aceleración para la ejecución de las decisiones de


La Corte
Es importante analizar la capacidad de ejecución de la Corte Supre-
ma norteamericana, que apoyado en la organización judicial federal logra
llevar a fondo sus mandatos, incluso como se vio, apelando a la fuerza
pública. Debe recordarse además, que en el caso Brown La Corte Ameri-
cana se pronunció en términos concretos sobre la inconstitucionalidad de
la segregación racial en las escuelas públicas, es decir no encaró de modo
directo el tema de la discriminación en sentido general. Siguiendo el pre-
cedente sentado en Brown, el Tribunal extiende su doctrina a los clubes de
golf((Holmes v. City of Atlanta, 350 U.S. 879 -1955); piscinas (Mayor and City
Council ofBaltimore v. Dawson, 350 U.S. 877-1955); o autobuses municipales
(Gayler v. Browder, 352 U.S. 903 -1955)46.
La forma como actúa en estos casos la Corte, es mediante la implemen-
tación de una técnica ya conocida con antelación; las llamadas sentencias
per curiam. Se trata de una especie de mandato ejecutivo que apela a un
precedente, simplemente invocándolo escuetamente. Como bien señala

45 Cfr. Estudio de presentación a la sentencia Brown (Miguel Beltrán, cit. Pg. 280)
46 Cfr. Arbos Xavier, “De Wechsler a Bickel. Un Episodio de la doctrina constitucional
norteamericana”, REDC, N° 44, 1995, pgs. 268 y ss.

210021
La Sentencia Constitucional en el Perú

Xavier Arbos, se trata de una suerte de Certiorari pero con decisión sobre
el fondo: “Se supone que una resolución per curiam ha entrado en el fondo
del asunto, y es tan escueta como la mera inadmisión de un recurso, esto
es, la denegación del llamado «writ of certiorari»47.
En nuestra legislación nacional, una suerte de sentencias per curiam se-
rían las que viene pronunciando el Tribunal Constitucional, aunque esta
vez para rechazar las apelaciones al máximo Tribunal, a través de las cua-
les se ha venido rechazando en “masa” las demandas laborales tras con-
siderar que existe, en el ámbito de la justicia ordinaria, mecanismos de
protección “igualmente satisfactorios”48; o para canalizar las demandas de
cumplimiento hacia la vía del contencioso administrativo49; o luego de de-
terminarse el contenido constitucionalmente reconocido de un derecho, a
efectos de rechazar una pretensión a través del Amparo50. En todos estos
casos, si bien no se trata de “ejecutar” un precedente favorable para los
actores, la argumentación del TC, al ser tan limitada, parece aproximarse
sustancialmente a una sentencia per curiam que la Corte Americana utilizó
para ir extendiendo una decisión trascendente socialmente y que requería
que sus efectos se multiplicaran rápidamente.
Pero quizá la herramienta que más se asemeja al modelo reseñado, es
la actuación en la etapa de ejecución respecto de casos “homogéneos” con-
tenido en el artículo 60° del CPConst.51. En dicha disposición se ha previsto
que en la etapa de ejecución puedan ser presentadas solicitudes de protec-
ción respecto de situaciones semejantes a las que han sido amparadas con
una sentencia emitida en un proceso determinado. La homogeneidad a la
que hace referencia la norma parece sugerir una cierta conexión objetiva o
material con un caso concreto resuelto; es decir no se trata de la invocación
del precedente de la jurisprudencia en términos generales, sino de la invo-
cación de un caso resuelto cuyas similitudes están referidas con los hechos y
también con la competencia del órgano que ha amparado una determinada
pretensión, tanto por materia como por ubicación geográfica. De este modo,
un obrero despedido en Tacna, no podría bajo esta figura, invocar como caso
homogéneo un caso similar resuelto en Tumbres, pues ello desnaturalizaría
la función que intenta cumplir la figura del amparo por “conexión” como
podría llamarse también a este tipo de ampliación de la protección amplia-

47 Ibidem
48 Sentencia en el Exp. 206-2005-PA/TC
49 Sentencia en el Exp. 168-2005-PC/TC
50 Sentencia en el Expediente 1417-2005-PA/TC
51 “La decisión que declara la homogeneidad amplía el ámbito de protección del am-
paro, incorporando y ordenando la represión del acto represivo sobreviniente”

103
Pedro P. Grández Castro

da del amparo. El núcleo de la figura parece centrarse entonces en el cono-


cimiento que ya tiene del caso homogéneo el juez que en vía de ejecución
resuelve esta petición.
En todos estos supuestos, puede decirse que lo que está en el centro
del debate es, a final de cuentas, la ejecución en sentido lato de una deci-
sión de la máxima instancia jurisdiccional. Las herramientas ideadas por
la Corte Norteamericana y sus mecanismos de implementación son una
buena muestra de cómo los Tribunales a través de la ejecución efectiva
de sus decisiones, pueden cambiar no sólo situaciones particulares, sino
que pueden lograr también cambios sociales, culturales e históricos de
profunda significación para el desarrollo de las sociedades. De ahí tam-
bién la importancia del estudio de los mecanismos de aseguramiento o
ejecución de las decisiones judiciales en general, pero de modo prepon-
derante, de las decisiones de la máxima instancia jurisdiccional, como es
en nuestra caso, la sentencia Constitucional52.

3.4.3. Ordenes concretas a la administración


Hay además una amplia gama de decisiones con mandatos concre-
tos del Tribunal dirigidos a la administración y éste es seguramente
el ámbito donde mayores dificultades tienen los justiciables para lo-
grar la ejecución de las decisiones jurisdiccionales en general e incluso
en los procesos constitucionales. En varias ocasiones han llegado, vía
acción de cumplimiento hasta el propio Tribunal, pretensiones que
hacían referencia al incumplimiento de fallos judiciales. Un caso re-
presentativo de las reticencias de la administración para cumplir con
los pagos por obligaciones, lo constituye la sentencia del TC expedida
en el Expediente Nº 3149-2004-AC/TC. Se trataba de una Acción de
Cumplimiento referida a la ejecución de una resolución administrati-
va que había ordenado el pago del concepto de “luto y sepelio” para
una docente que había perdido su padre y conforme a lo establecido
en la Ley del Profesorado. El trámite administrativo había concluido
dando contenido líquido a lo que establece la Ley del profesorado,
pero la administración si bien “no se mostraba renuente” no cumplía
con el pago que se había ordenado. No se trata como se observa de
una sentencia judicial, pero lo relevante es que en el análisis del caso,
el Tribunal encuentra que se trata de una actitud constante de la Ad-

52 Si bien aquí nos referimos a la ejecución de la sentencia del TC, en realidad igual im-
portancia habría que asignar a la ejecución de la sentencia constitucional en general,
entendida como aquella emitida, tanto por los jueces del Poder Judicial en los proce-
sos de tutela de los derechos, como por el propio Tribunal Constitucional.

410041
La Sentencia Constitucional en el Perú

ministración cuando se trata de asumir el pago de deudas dinerarias,


en este caso el Tribunal estableció que:
“Este Tribunal considera que esta práctica constituye, además de un
incumplimiento sistemático de las normas, una agresión reiterada a
los derechos del personal docente. No es admisible, e incluso carece
de toda racionalidad, si se tiene en cuenta que es el propio Estado,
a través del presupuesto público, quien solventa los gastos de pro-
curadores y abogados que acuden a los procesos a “defender” a los
funcionarios emplazados con estas demandas, quienes en la mayo-
ría de los casos, ante la irrefutabilidad de los hechos, se limitan a
argumentar que “no existe presupuesto” o que, “teniendo toda la
buena voluntad de cumplir con las resoluciones”, no obstante, los
beneficiarios “deben esperar la programación de parte del Ministe-
rio de Economía y Finanzas”. En otros casos, contra un elemental
principio ético en el ejercicio de la abogacía, los “defensores” de
la administración apelan a argucias procesales solicitando que se
declaren improcedentes las demandas de cumplimiento alegan-
do, entre otros reiterados formulismos, que no existe renuencia
“debido a que se han hecho todas las gestiones sin tener respues-
ta favorable”, argumento que, lamentablemente, en más de una
ocasión, ha prosperado ante los tribunales, dejando a los justicia-
bles sin remedio legal que pueda solucionar su angustia de justi-
cia, generando, en forma absolutamente comprensible, una acti-
tud de total escepticismo, cuando no de repudio a todo el sistema
de justicia. A esto debe agregarse que estos procesos, iniciados
por el simple desacato de funcionarios renuentes y poco sensibles
con los derechos de los ciudadanos, suponen buena parte de la
carga procesal de los tribunales y, si llegan hasta instancia cons-
titucional, significan un enorme despliegue de esfuerzo humano
con cargo, una vez más, al presupuesto público. Esta práctica de
funcionarios colocados en los más altos estratos de la burocracia
del Estado supone también, por otro lado, un grave menoscabo a
los fondos públicos, argumento que, paradójicamente, en más de
una ocasión, se esgrime cuando los tribunales pronuncian sen-
tencias amparando los derechos que la Constitución reconoce.”
(Fundamento jurídico 8°)
La extensa cita se justifica, en la medida que pone de manifiesto la pro-
blemática que supone muchas veces “conminar” a la administración para
que cumpla con los mandatos judiciales o de la propia administración in-
cluso como se observa en el caso.

105
Pedro P. Grández Castro

En este caso el TC resolvió emplazando a las más altas autoridades


educativas, al establecer en la parte dispositiva de la sentencia lo siguiente:
1. Declarar FUNDADA la demanda de autos.
2. Ordenar a las autoridades directamente emplazadas, en este caso el
Director de la Unidad de Gestión Educativa-Jaén y a quien aparece
indirectamente emplazado, el Gerente Regional de Planeamiento,
Presupuesto y Acondicionamiento Territorial del Gobierno Regio-
nal de Cajamarca, dar inmediato cumplimiento y en sus propios
términos a la Resolución materia de la presente demanda.
3. Establecer que los hechos que motivaron el presente caso, al haberse
acreditado que forman parte de una práctica de renuencia sistemá-
tica y reiterada, constituyen situaciones o comportamientos contra-
rios con la Constitución que deben ser erradicados.
4. Notificar la presente sentencia a través de la Secretaría General de
este Colegiado, al Ministro de Economía y Finanzas y al Ministro
de Educación, a efectos de que tomen las medidas correctivas en
el más breve plazo posible respecto de las prácticas contrarias a la
Constitución establecidas en la presente sentencia.
5. Ordenar al Ministerio de Educación que en el plazo de 10 días de
notificada esta sentencia, informe a este Tribunal sobre las acciones
tomadas respecto de las responsabilidades de los funcionarios invo-
lucrados en las prácticas aludidas.
6. Ordenar el pago de costos e intereses legales en ejecución de senten-
cia, conforme al Fundamento 17, supra.
Estos mandatos concretos y al mismo tiempo enérgicos de parte del
Tribunal, dan cuenta de la urgencia de actuación jurisdiccional en estos
casos, pero por otro lado, ponen de manifiesto la necesidad de contar con
una decidida colaboración por parte de la administración a efectos de ha-
cer efectivas las decisiones no sólo del Tribunal Constitucional, sino tam-
bién de toda sentencia judicial.
Entre estas órdenes concretas pueden distinguirse:
a) Sentencias que contienen una obligación de “Hacer”. Se trata de
decisiones que obligan a la administración a la realización de deter-
minada acción concreta: El pago de una suma líquida ordenada en
un procedimiento de cumplimiento, la reincorporación de un traba-
jador despedido inconstitucionalmente, la entrega de determinados
medicamentos a un enfermo con SIDA53, o el retiro de una antena

53 Exp. 2945-2003-AA/TC

610061
La Sentencia Constitucional en el Perú

de retransmisión de la azotea de una vivienda por afectar el derecho


a la salud e integridad física54, etc. En todos los casos la orden debe
parecer precisa y no debe estar sujeta a condición o intermediación
regulativa de parte de la propia administración.
b) Sentencias que ordenan abstenciones.- En este caso la sentencia
encuentra que determinadas acciones ponen en riesgo o afectan
directamente algún derecho constitucional, la orden concreta debe
orientarse entonces a detener dicha actividad de la administración
o incluso a impedir que se ponga en práctica algo ya decidido pre-
viamente a través de alguna orden de la propia administración. Es
el típico caso por ejemplo de los procesos de amparos promovidos
por cobros inconstitucionales o desproporcionados de impuestos
que tienen una orden concreta de ejecución de una deuda tributa-
ria, o las abstenciones ordenadas a los municipios para que dejen de
cobrar arbitrios que no hayan sido previamente autorizados por el
municipio provincial55, etc.
c) Sentencias que ordenan pagos a la administración. El tema del pre-
supuesto y el principio de legalidad. El pago de sumas líquidas or-
denadas en el marco de los procesos en general, es un asunto que
se complica enormemente dada la multiplicidad de actores que
intervienen. A saber: el legislativo aprobando el presupuesto, la
administración estableciendo los mecanismo de pago conforme a
la Ley y finalmente los funcionarios que deben ejecutar las órdenes
concretas. Quizá sea esta complejidad, sumada en muchos casos a la
real resistencia de la administración, la que ha llevado a sostener de
modo pesimista a Jesús Gonzales Pérez que las sentencias que or-
denan el pago de sumas dinerarias, «se ejecutan, si quieren, cuan-
do quieren y como quieren los políticos de turno. Esta afirmación
puede aplicarse a todos los países, con independencia del sistema
político que en ellos rija»56 Esta aseveración ha sido sin duda su-
perada en buena medida, también en España, donde existe meca-
nismos cada vez más efectivos para conminar a la administración
a cumplir las decisiones judiciales, en muchos casos, atendiendo
a los lineamientos de la Jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.

54 Exp. 091-2004-AA/TC
55 Exp. 3465-2004-AA/TC
56 GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, “El proceso administrativo y la Constitución”, en, Re-
vista Española de Derecho Administrativo, núm. 14, julio-septiembre 1977, pp. 365-386.

107
Pedro P. Grández Castro

En el contexto actual sin embargo, no sólo por desidia o abierta


resistencia de la administración, no existe plena vigencia del principio
constitucional de la efectividad de las sentencias; sino también en mu-
chos casos, por la importancia que adquiere en el contexto del Estado
Democrático el principio de legalidad en el control del gasto público.
Si bien éste en muchos casos puede ser utilizado como pretexto para
resistirse a la ejecución de las sentencias constitucionales, es cierto
también que existen mecanismos legales que pueden permitir un pago
oportuno de las deudas de la administración a consecuencia de los
fallos judiciales.
Así en el derecho comparado se suele apelar a las técnicas de los crédi-
tos ampliables o de los adelantos de tesorería57 que permiten sin desaten-
der el principio de legalidad y anualidad contemplados en el artículo 77°
de la Constitución, poder cumplir en tiempo razonable, a las decisiones
de la justicia constitucional. De este modo, puede irse desterrando, poco a
poco, aquel lugar común en que parece haberse convertido la afirmación
de que es “...obligación más que complicada el conseguir que la Adminis-
tración dirija su fuerza ejecutiva contra sí misma, caso de que no le resulte
asimilable la sentencia cuya ejecución se pretende”58.

3.5. Mecanismos de cumplimiento de la sentencia constitucional y fa-


cultades de coerción.
En la legislación de los procesos constitucionales, es muy escueta la
regulación sobre la ejecución de las decisiones. Recientemente el Códi-
go Procesal Constitucional pone a disposición determinados mecanis-
mos de “presión” para el cumplimiento de las decisiones, entre éstas
cabe destacarse las siguientes.
a) La inmutabilidad de las decisiones del tribunal Constitucional (art.
121° del CP Const.)
b) La competencia para la ejecución de las sentencias en los procesos
constitucionales de la libertad está en manos del Juez de que recibió
la demanda (art. 22° del CPConst.)
c) Existe el principio de prevalencia de las sentencias constitucionales
por sobre cualquier otra decisión judicial. Esto tiene relevancia en el
caso de decisiones que contienen condenas patrimoniales.

57 Cfr. Font i llovet, Tomás, ob cit. Pg. 5


58 Cano Mata, Antonio, “Ejecución judicial de sentencias contencioso-administrativas.
el embargo a la administración como manifestación del principio de tutela judicial
efectiva”, en RAP, Nº 103, 1984, pg. 23

810081
La Sentencia Constitucional en el Perú

d) El poder coercitivo de los jueces constitucionales incluye la posibili-


dad de ordenar el despido del funcionario que se resista al mandato
contenido en una sentencia.
e) Existe posibilidad de actuación inmediata tratándose de mandatos
concretos de hacer, dar o no hacer
Es curioso que en la legislación administrativa (Ley 27444) no se
haya regulado por ejemplo la responsabilidad de la administración
o de los funcionarios a cargo de los entes públicos por el incumpli-
miento de sentencias judiciales. La regulación de la ejecución de las
sentencias producidas en los procesos contenciosos parece en este
sentido bastante más detallista y puede servir de pautas frente a los
vacíos anotados.
En esta dirección el artículo 41° de la Ley N° 27584 ha establecido entre
otras cosas:
a) La responsabilidad del personal al servicio de la administración por
el incumplimiento “intangible” de las sentencias judiciales.
b) La individualización del funcionario con mas alta jerarquía como
responsable del cumplimiento de las decisiones judiciales.
Tratándose de decisiones que contienen obligaciones de dar sumas lí-
quidas de dinero, el artículo 42° establece 1) la posibilidad de ejecución
forzosa contra la administración; 2) la actuación administrativa para lograr
ampliaciones presupuestarias para atender las obligaciones que contiene
una sentencia; 3) el inicio de oficio del trámite de ejecución forzosa confor-
me al artículo 713 y ss. del Código Procesal Civil modificado mediante Ley
N° 27684, de 16 de marzo de 2002 con el siguiente texto:
“Artículo 42.- Ejecución de obligaciones de dar suma de dinero
Las sentencias en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de suma
de dinero, serán atendidas única y exclusivamente por el Pliego Presupues-
tario en donde se generó la deuda, bajo responsabilidad del Titular del Plie-
go, y su cumplimiento se hará de acuerdo a los procedimientos que a conti-
nuación se señalan...”
Sin embargo, este párrafo del texto fue alterado tras el pronunciamiento
de parte del Tribunal Constitucional que al fallar en los Expedientes Acu-
mulados Ns° 015-2001-AI-TC, Expediente N° 016-2001-AI-TC y Expediente
N° 004-2004-AI-TC, publicada el 01-02-2004, declaró inconstitucional la
expresión “única y exclusivamente” del presente artículo, quedando
subsistente dicho precepto legal con la siguiente redacción:

109
Pedro P. Grández Castro

“Las sentencias en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de


suma de dinero, serán atendidas por el Pliego Presupuestario en
donde se generó la deuda, bajo responsabilidad del Titular del Plie-
go, y su cumplimiento se hará de acuerdo con los procedimientos
que a continuación se señalan: (...)”.
La misma norma modificadora, estableció un procedimiento bastante
más pro administración a la hora de hacer efectivo el cobro de sumas de dine-
ro como consecuencia de sentencias judiciales. Así, el artículo 42.2 del texto
modificado, establece una suerte de potestad discrecional en el pago de las
deudas, al establecer que “...el Titular del Pliego Presupuestario, previa eva-
luación y priorización de las metas presupuestarias, podrá realizar las modifica-
ciones presupuestarias dentro de los quince días de notificada, hecho que
deberá ser comunicado al órgano jurisdiccional correspondiente”.

IV. LA EJECUCIÓN PROVISIONAL O “INMEDIATA” DE LA SEN-


TENCIA
Conforme al segundo párrafo del artículo 22º del Código Procesal
Constitucional, “La sentencia que ordena la realización de una prestación
de dar, hacer o no hacer es de actuación inmediata”. La comisión de pro-
fesores que elaboró el Código, ha destacado la incorporación de este ins-
tituto como uno de los hechos “mas destacados del Código”, explicando
que conforme a este nuevo mecanismo “cuando se expide una sentencia en
primer grado, ésta debe ser ejecutada con prescindencia de que haya sido
apelada”59. Si bien se trata de asegurar la eficacia de la sentencia que tute-
la derechos fundamentales con órdenes precisas, la serie de interrogantes
que deja, así como los importantes vacíos en su regulación, convierten al
mismo tiempo a esta figura, en un instituto que requiere de precisiones
jurisprudenciales para su puesta en práctica por el Juez Constitucional.
Como fundamentos de la ejecución provisional o inmediata de una
sentencia impugnada, se ha sugerido por lo menos los siguientes argumen-
tos60: a) Un reforzamiento de la posición del litigante que ganó la sentencia,
en el caso de los proceso de tutela de derechos además una clara posición
a favor de la tutela efectiva de los derechos violados o amenazados; b) La
desincentivación de la interposición de recursos por el condenado –que
se sepa sustentando una oposición claramente infundada– sólo con fines
dilatorios, y finalmente; c) supondría para el juez de primera instancia “un

59 AA.VV. Código Procesal Constitucional, Comentarios y exposición de Motivos, Palestra,


2004, pg, 48.
60 Cfr. Moreno Catena. Víctor, La ejecución forzada, Palestra 2009.

011101
La Sentencia Constitucional en el Perú

acicate en su posición, porque se verá avocado con frecuencia a decretar la


ejecución de sus resoluciones, sin esperar a la revocación o confirmación
de su fallo por otro tribunal”61.
Antes de pasar a estas precisiones, resulta necesario no obstante, un es-
fuerzo argumentativo que legitime, desde una perspectiva constitucional, el
instituto de la ejecución inmediata de la sentencia, sobre todo si se tiene en
cuenta la trascendencia, también constitucional, de otros principios que entran
en juego: a saber, el propio principio de cosa juzgada, el derecho a la plurali-
dad de instancia, la firmeza como condición de la ejecución, entre otros.

4.1. Principio de doble instancia y “ejecución inmediata”


Es verdad que dentro de los derechos que forman parte del contenido
constitucionalmente protegido de la tutela judicial efectiva, no puede ne-
garse al derecho a la pluralidad de instancias, que sería uno de los princi-
pios que quedaría de alguna forma vaciado de contenido si se ejecuta una
decisión de primer grado sin esperar las resultas de la impugnación. Por
otro lado, es verdad también, que una buena cantidad de impugnaciones
tienen como única finalidad la de rezagar en el tiempo el cumplimiento
de la sentencia, haciendo del derecho a la impugnación un mecanismo de
dilación. Tratándose de la tutela de derechos fundamentales tales actos re-
sultan desde todo punto de vista reprochables. No obstante esto, es prác-
tica común, sobre todo en los entes estatales que actúan asesorados por
procuradores o abogados oficiosos, la impugnación por el simple hecho de
relegar en el tiempo el cumplimiento de la resuelto con justicia.
En cualquier caso, y como ha quedado en evidencia, son dos los extre-
mos que deben ponderarse a la hora de fundamentar la opción por la ac-
tuación inmediata de la sentencia de primer grado. Por un lado, el derecho
a una instancia plural, que garantice también la eventual eficacia de lo que
resulte de un proceso debido con todas sus instancias, y de otro, el derecho
a la efectividad oportuna del acto de tutela de los derechos por parte del
Juez constitucional.

4.1.1. Una mirada al Derecho comparado


Las soluciones en el Derecho comparado parecen haberse inclinado
hace ya buen tiempo a favor de la opción de dar cumplimiento inmediato
a la sentencia de primer grado, esto no sólo en el ámbito de tutela urgente
de los derechos fundamentales, sino incluso en la generalidad de los proce-

61 Recientemente el TC ha dictado la STC N.° 00607-2009-PA/TC, en el que desarrolla el instituto


de la actuación inmediata de la sentencia.

111
Pedro P. Grández Castro

sos judiciales. De este modo, “La ejecución provisional se arbitraría como


medida coercitiva para disuadir a litigantes temerarios que abusan del
proceso y atenuar las consecuencias negativas que una duración -incluso
normal- del proceso pueda repercutir sobre el patrimonio del acreedor, sin
olvidar la protección de las legítimas expectativas del deudor-ejecutado,
garantizadas por las debidas cautelas, proporcionadas a las medidas eje-
cutivas que se adoptan, para el supuesto de que en otra instancia fueran
estimadas sus peticiones”62.
En el ámbito latinoamericano, el proyecto preparado en el año de 1945
por Eduardo J. Couture, contemplaba ya la posibilidad de negar efectos
suspensivos “a las apelaciones meramente dilatorias de las resoluciones de
carácter interlocutorio, y se estableciera la ejecución provisional tratándose
de las sentencias”63.
Recientemente varias son las legislaciones que han asumido la opción
de privilegiar la eficacia de la sentencia dejando abierta, la posibilidad de
que como consecuencia de la impugnación pueda revertirse tal situación.
En España la reforma del año 2000 de la Ley de Enjuiciamiento Civil64, in-

62 Valls Gombau, José Francisco, “La ejecución provisional”, en Cuadernos y Estudios de


Derecho Judicial, N° 10, Madrid, CGPJ, 1992, pgs. 70 y ss.   
63 La consideración es de Fix Zamudio, Héctor, Constitución y proceso civil en Latino-
américa, México, UNAM, 1974, pg. 103
64 La regulación general en España delimita la actuación inmediata de la sentencia de
modo bastante claro:
Artículo 524. Ejecución provisional: demanda y contenido.
1. La ejecución provisional se solicitará por demanda, según lo dispuesto en el artículo
549 de la presente Ley.
2. La ejecución provisional de sentencias de condena, que no sean firmes, se despa-
chará y llevará a cabo, del mismo modo que la ejecución ordinaria, por el tribunal
competente para la primera instancia.
3. En la ejecución provisional de las sentencias de condena, las partes dispondrán de
los mismos derechos y facultades procesales que en la ordinaria.
4. Mientras no sean firmes, o aun siéndolo, no hayan transcurrido los plazos indicados
por esta Ley para ejercitar la acción de rescisión de la sentencia dictada en rebeldía,
sólo procederá la anotación preventiva de las sentencias que dispongan o permitan
la inscripción o la cancelación de asientos en Registros públicos.
5. La ejecución provisional de las sentencias en las que se tutelen derechos fundamen-
tales tendrán carácter preferente.
Artículo 525. Sentencias no provisionalmente ejecutables.
1. No serán en ningún caso susceptibles de ejecución provisional:
1.º Las sentencias dictadas en los procesos sobre paternidad, maternidad, filiación, nu-
lidad de matrimonio, separación y divorcio, capacidad y estado civil y derechos
honoríficos, salvo los pronunciamientos que regulen las obligaciones y relaciones
patrimoniales relacionadas con lo que sea objeto principal del proceso.
2.º Las sentencias que condenen a emitir una declaración de voluntad.

211121
La Sentencia Constitucional en el Perú

corporó en su artículo 524°, la posibilidad de la ejecución provisional de las


sentencias de condena definitiva pero no firme65. La Exposición de Moti-
vos de la referida Ley afirma la necesidad de “dictar sentencias en prin-
cipio inmediatamente efectivas por la vía de la ejecución provisional...” e
insiste en alejar del justiciable la idea de sentencias platónicas, que dejen
“gravitando” el interés provisionalmente resuelto. De este modo ha sur-
gido un “extraño ejercicio de fe en la Primera Instancia”, curiosamente
“otrora vilipendiados y siempre con escasos medios”66. Así, el legislador
apuesta decididamente por la ejecución de estas sentencias “provisiona-
les”, a pesar del recurso contra ellas interpuesto. Salvando la constitucio-
nalidad de una medida legislativa en este sentido, la Jurisprudencia del
TC español ya había establecido que “...(no) se opone al derecho a la tutela
efectiva que el legislador arbitre medios de ejecución provisional en tanto se di-
lucida el recurso... arbitrados como están los cauces indemnizatorios para el caso
de que el recurso tuviera éxito...”67
En esta misma dirección, el TC español también ha tenido ocasión de
establecer que, “[…] La ejecutividad inmediata de la sentencia dictada en
los procedimientos de tutela de derechos fundamentales, aun cuando se
interponga recurso contra aquélla, forma parte de las especialidades que
conforman esta modalidad procesal. De modo que a las razones ya ex-
puestas sobre el fundamento de la denominada ejecución provisional en el
proceso laboral se añade en este caso, significativamente, la garantía de re-
paración inmediata que aquélla supone cuando el órgano judicial ha decla-
rado la existencia de la lesión de un derecho fundamental. Una finalidad a
la que ningún reproche constitucional cabe hacer habida cuenta del papel
3.º Las sentencias que declaren la nulidad o caducidad de títulos de propiedad industrial.
2. Tampoco procederá la ejecución provisional de las sentencias extranjeras no firmes,
salvo que expresamente se disponga lo contrario en los Tratados internacionales
vigentes en España.
3. No procederá la ejecución provisional de los pronunciamientos de carácter indem-
nizatorio de las sentencias que declaren la vulneración de los derechos al honor, a
la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
[El apartado 3 de este artículo ha sido añadido por la DA 12 de la Ley Orgánica
19/2003, de 23 de diciembre, de modificación de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de
julio, del Poder Judicial (BOE núm. 309, de 26-12-2003, pp. 46025-46096).]
65 Para el caso español debe recordarse que la incorporación de la ejecución provisio-
nal se introdujo en realidad mediante reforma de 6 de Agosto de 1984, dando nueva
redacción al artículo 385 de la hoy derogada Ley de Enjuiciamiento Civil.
66 Verdugo García, Juan, “La ejecución provisional en la nueva Ley de Enjuiciamien-
to”, Artículo de opinión, en la página de la Catedra Garrigues, http://www.juridi-
cas.com/actual/ observatorio/200104-observatorio2.html
67 Citado por, Valls Gombau, José Francisco, “La ejecución provisional”, en Cuadernos
y Estudios de Derecho Judicial, N° 10, Madrid, CGPJ, 1992, pgs. 70 y ss.   

113
Pedro P. Grández Castro

que cumplen, con carácter general, las normas que integran la protección
jurisdiccional de los derechos fundamentales, precisamente en atención a
lo que éstos representan en el diseño constitucional”68.
A nivel constitucional, la experiencia más cercana y reciente, lo cons-
tituye seguramente la Constitución colombiana de 1991, que con relación
a la decisión que debe pronunciar la Corte Constitucional en los procesos
de tutela ha establecido en su artículo 86º que “la protección consistirá en
una orden para que aquel respecto de quien se solicita la tutela, actúe o se
abstenga de hacerlo. El fallo que será de inmediato cumplimiento, podrá
impugnarse ante el Juez competente y, en todo caso, éste le remitirá a la
Corte Constitucional para su eventual revisión”.
De este modo queda claro que no se trata de un instituto del todo ex-
traño a la experiencia Constitucional comparada y que, por el contrario,
su incorporación obedece, una vez más, a las mismas razones por las que
en nuestras legislaciones existen procesos que no son de “conocimiento”
cuando se trata de proteger los derechos fundamentales. La tutela urgen-
te, a través de un recurso “sencillo y rápido” como exige el artículo 25°
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, no es pues un
asunto que se agota en el mero trámite procesal de las solicitudes, sino
que resulta indispensable que la tutela que se ofrece en el marco de tales
procesos “rápidos y sencillos” sea efectiva en un tiempo razonable, de
modo que, el mismo trámite establecido para los procesos constitucio-
nales no se conviertan en nuevas amenazas en “la propia casa” de los
derechos fundamentales.  

4.2. Identidad propia, distinta a las medidas cautelares


Se ha sostenido que, en la práctica, no habría forma de distinguir la
actuación inmediata de una sentencia respecto de los efectos que podría
lograrse con una medida cautelar prevista también en los procesos consti-
tucionales (art. 15° del CP Const.). Si bien no nos detendremos en mayores
consideraciones sobre las proximidades y diferencias de ambos institutos,
sí conviene dejar establecido que ambos institutos tienen fundamentos e
implicancias prácticas que los diferencian nítidamente. En principio, cuan-
do hablamos de la ejecución inmediata de la sentencia, no nos estamos
refiriendo a una “solicitud” que debe actuarse a instancia de parte como
ocurre con el trámite de toda medida cautelar; en segundo lugar, si bien el
Juez debe tomar en cuenta determinadas circunstancias como la irreversi-
bilidad de su decisión al momento de dar la orden de actuación inmediata,

68 STC Español, (Sala 2ª) 105/1997, de 2 de junio. Fundamento Tercero

411141
La Sentencia Constitucional en el Perú

sin embargo, no se trata de una calificación constitutiva de acto jurisdiccio-


nal que ya ha sido emanado dentro del proceso. La actuación de la senten-
cia debe cumplirse en sus propios términos y por orden oficiosa del propio
Juez que la emitió. En el trámite de todo pedido cautelar en cambio, los
requisitos y la calificación jurisdiccional sobre su cumplimiento, son los
presupuestos indispensables para su otorgamiento por parte del Juez (art.
610 del CP Civil); en tercer lugar, parece evidente que la actuación inme-
diata, en la medida que no está supeditada a una “calificación previa” de
parte del Juez, resulta innecesaria la consignación o declaración “juratoria”
de contracautela, aunque el Juez debe ponderar adecuadamente los peli-
gros de irreversibilidad del acto que debe ordenar como consecuencia de
su sentencia. Así, no parece prudente que se ordene la actuación inmediata
de la demolición de una construcción, sabiendo que la decisión que va ser
objeto de ejecución está sujeta a una posible y factible modificación, y en
consecuencia, de anularse en la segunda instancia la ejecución de una or-
den tal resultaría irreparable.
Finalmente “Las medidas cautelares tienen una finalidad instrumental,
se arbitran en función de una ulterior ejecución a fin de garantizar ésta.
Y son homogéneas -normalmente-, semejantes o similares, a las que en
su día deben adoptarse para hacer efectivo el pronunciamiento judicial.
En cambio, la ejecución provisional no es sólo homogénea sino idéntica
y no tiene un carácter instrumental en función de la eventual ejecución
al desarrollarse ya la fase ejecutiva, si bien condicionada al resultado del
proceso de declaración”69

4.3. ¿Debe ofrecerse caución en los procesos constitucionales?


Como ya lo adelantamos, una de las notas que también permite distin-
guir la ejecución inmediata de la sentencia, respecto de una medida es que,
en la medida que se trata de una decisión jurisdiccional ya tomada por el
Juez Constitucional, para su ejecución ella no requiere de ofrecimiento de
contracautela alguna por parte de quien solicita tutela. Como es sabido,
ello no ocurre con las decisiones cautelares, las mismas que se concretan
bajo actuación irrestricta del principio dispositivo, es decir, a solicitud de
parte y previa valoración de parte de Juez de una serie de requisitos que
vienen expresamente señalados en la Ley (art. 610° del CP Civil). en el caso
de la actuación inmediata de la sentencia impugnada, ésta procede por
mandato del propio Juez que emite la sentencia, de oficio70, y sin ningún
69 Ibidem. 
70 Así en la legislación alemana, aunque el tema es discutible. La legislación Española
no lo admite de oficio, nuestra legislación, como en muchos otros temas, guarda

115
Pedro P. Grández Castro

requerimiento de contracautela puesto que no se trata aquí de garantizar


más que el derecho que ha sido violado o amenazado y que ha merecido ya
una orden de protección o tutela de parte del Juez. Sería un contrasentido
que el Juez que manda actuar su propia sentencia solicite que se ofrezca
una contracautela que permite aminorar los riesgos de la “incorrección” de
su propio mandato. En todo caso, parece lógico que el sistema no debiera
hacer recaer el pago de contracautela en este caso en la parte sino en el Juez
que es dueño y señor de la decisión y de la orden de su actuación. Debe
anotarse finalmente, que la contracautela busca garantizar la posible lesión
patrimonial por la solicitud de una orden jurisdiccional trasladando la res-
ponsabilidad del Juez en manos de la parte que solicita la tutela preventiva
o cautelar, por tanto, su actuación tiene una marcada señal patrimonialista
que está ausente, o debiera estarlo, cuando se trata de tutelar los derechos
fundamentales. Por tanto, el presupuesto para la actuación inmediata de
una sentencia, es una lesión evidente y evidenciada en tales términos en el
trámite del Proceso constitucional, por tanto, su actuación no requiere de
una garantía de parte de quien ha acudido al órgano jurisdiccional buscan-
do tutela. Exigir contrcautela, por más juratoria que esta sea, traería con-
sigo el absurdo de que para obtener tutela real de parte de los tribunales,
primero se tiene que haber demostrado que determinados derechos del
recurrente han sido conculcados o amenazados, pero además, luego de
obtenida la sentencia estimatoria se tendría que ofrecer contracautela para
que la tutela otorgada se ponga en práctica. Esto sería como pedir que se
ofrezca una garantía para que se devuelva algo que siempre fue de uno: es
decir, el derecho constitucional conculcado.
En el ámbito de los procesos ordinarios y, en especial, en el caso
de la ejecución de resoluciones producidas en un proceso contencioso
administrativo, el derecho comparado ofrece algunos ejemplos de eje-
cución provisional con aseguramiento a través de contracautela o fian-
za “que sirve de cautela adecuada para la ejecución provisional frente
a la hipótesis o posibilidad de un fallo revocatorio de la sentencia de
instancia”, como dejó establecido el Tribunal Supremo Español en su
Auto de 23 de abril de 199171, donde accedió, por vez primera, a una
solicitud (de parte en este caso) para la actuación inmediata o ejecución
provisional de la sentencia.

silencio en materia de los procesos constitucionales. Parece no obstante razonable


que la actuación inmediata sea practicada de oficio por el Juez Constitucional o en
su defecto a petición del interesado si es que el Juez no lo actúa oficiosamente.
71 Cfr. Font i Llovet, ob. Cit. Pg. 9

611161
La Sentencia Constitucional en el Perú

4.4. Presupuestos y requisitos


Montero Aroca72 ha precisado los elementos que deben tomarse en cuen-
ta en la ejecución provisional de la sentencia, aunque su enunciación ha sido
realizada en vista a los procesos ordinarios regulados en la LEC española, no
obstante pueden resultar de interés a los fines aquí desarrollados:
1) Solo ha de referirse a sentencias y no otro tipo de resoluciones;
2) Debe haber pronunciamiento sobre el fondo;
3) Se debe tratar de sentencias estimatorias (total o parcial)
4) Debe tratarse de sentencias de condena, esto es, quedan excluidas
las sentencias meramente declarativas y las constitutivas.
5) Finalmente para que pueda hablarse de “ejecución provisional”
debe tratarse de sentencias que han sido impugnadas.
La impugnación anotada en el punto 5) no supone un requisito que
pueda desprenderse sin mas de la escueta mención del artículo 22° del
CP Const. En efecto, tal como ha quedado redactado dicho artículo “La
sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer o no
hacer es de actuación inmediata”. Una primera interpretación puede ser
aquella que permite la actuación de la sentencia incluso sin que haya sido
impugnada; es decir en aquel periodo en que la sentencia está “esperan-
do” quedar firme (el artículo 57° fija un plazo de tres días para el caso de
la sentencia en Amparo). Una segunda interpretación sugiere en efecto la
posibilidad de la actuación incluso la sentencia se encuentre impugnada,
pero ninguna de las dos opciones ha sido excluida de modo expreso. En
consecuencia dentro de los presupuestos de la actuación inmediata de la
sentencia no se encuentra, según nuestro parecer, el hecho de que ésta se
encuentre necesariamente impugnada, con lo cual si no es impugnada du-
rante la etapa de actuación puede ya ésta quedar firme y la ejecución será
entonces definitiva.
Entre los requisitos, merece en todo caso, especial referencia el hecho
de que se trate de mandatos que cuya actuación no conviertan en irrever-
sible una determinada situación. Si bien el Juez que emite una decisión
de dar, hacer o no hacer, debe hacerlo siempre con la convicción de la
justicia que encierra su decisión y, por tanto de su corrección; es natural
en un esquema de pluralidad de instancias que la misma esté sujeta a la
posibilidad de reversión. En consecuencia, resulta razonable que si se
decide su actuación inmediata se asume también la responsabilidad de
que tal hecho no suponga un daño irreparable para la parte que ha sido

72 Montero Aroca, El nuevo Proceso Civil, Tirant Lo Blanch, 2001. pg. 345.

117
Pedro P. Grández Castro

condenada con la sentencia. Claro que en este supuesto resultaría ideal


la creación de un fondo público que resguarde la posibilidad de errores
judiciales en este trámite.
Otro requisito que indica el sentido común, está referido a la posibili-
dad fáctica de actuación por parte del propio Juez que emite la sentencia.
El fallo o decisión debe contener entonces un mandato preciso, determina-
do o determinable sin mayores operaciones y dentro de las competencias
del propio Juez de mérito. Si la sentencia o la orden en ella contenida re-
quiere de actuaciones posteriores, peritajes o actividad que haga líquida la
orden contenida en la sentencia, resulta difícil operativamente la actuación
inmediata y por tanto no estamos en presencia de un mandato de ejecución
propiamente dicho.
Podría ponerse en duda la posibilidad de actuación inmediata de una
sentencia pronunciada en el marco de los procesos constitucionales que se
entablen entre entes públicos o en el caso de una sentencia en que ha sido
estimada la pretensión de la administración contra un particular. La posi-
bilidad de un proceso constitucional con tales actores resulta plausible en
la medida que tal como el Tribunal lo ha precisado, también las entidades
del Estado son sujetos de derechos protegibles a través del proceso de am-
paro como puede ser el caso del derecho a la tutela judicial efectiva. Una
apreciación tuitiva de los procesos constitucionales parece sugerir que no
se trata de “aligerar” la ejecución sin mas sino que debe ponderarse no sólo
la naturaleza de las pretensiones sino también la calidad de los actores del
proceso constitucional en cuestión. En este sentido, el fundamento de la
actuación inmediata de una sentencia que radica en la necesidad de otor-
gar tutela efectiva frente a la violación de derechos fundamentales, parece
sugerir una cierta restricción tratándose de la tutela de entidades o de la
propia administración. No hay urgencia que justifique la actuación inme-
diata de una sentencia cuando la afectación de un derecho no es sufrida
en “carne y hueso”, puesto que las entidades públicas o la administración
en general, podrían sin mayor apuro esperar una sentencia definitiva para
ejecutarla sin mayor inconveniente.
Como vemos, a diferencia de lo que ocurre en los procesos ordinarios
y en el derecho comparado, la actuación inmediata de la sentencia en los
procesos constitucionales no requiere contracautela y tampoco admite
oposición del emplazado. Se trata de una fe renovada en el Juez de pri-
mera instancia como el tutor más efectivo y mas extendido en el territorio
para salvaguardar los derechos fundamentales.

811181
La Sentencia Constitucional en el Perú

4.5. El fundamento 63 de la STC 00607-2009-PA


En esta misma línea el Tribunal en su reciente sentencia (EXP. N.°
00607-2009-PA/TC), ha establecido algunas pautas y principios dirigidos
a los jueces de primera instancia, quienes son finalmente los que deben
“actuar” de modo inmediato sus decisiones estimatorias:
i. Sistema de valoración mixto: si bien la regla general debe ser la actua-
ción inmediata de la sentencia estimatoria de primer grado, el juez con-
servará, empero, cierto margen de discrecionalidad para tomar una de-
cisión ajustada a las especiales circunstancias del caso concreto.
ii. Juez competente: será competente para resolver la solicitud de
actuación inmediata y, de ser el caso, para llevarla a cabo, el juez
que dictó la sentencia de primer grado.
iii. Forma de otorgamiento: si bien como regla general la actuación in-
mediata procederá a pedido de parte; ello no impide que el juez
pueda ordenarla de oficio cuando exista el riesgo de un perjuicio
irreparable para el demandante, ello, en virtud de la obligación del
juez constitucional de proteger de modo efectivo los derechos cons-
titucionales, conforme a lo dispuesto por el artículo II del Título
Preliminar del C.P.Const.
iv. Sujetos legitimados: tendrá legitimación activa para solicitar la
actuación inmediata el beneficiado con la sentencia estimatoria de
primer grado o, en su caso, el representante procesal, según lo dis-
puesto por el artículo 40 del C.P.Const.
v. Alcance: por regla general, la actuación inmediata ha de ser otor-
gada respecto de la totalidad de las pretensiones estimadas por el
juez a quo; sin embargo, el juez podrá conceder también la actuación
inmediata de forma parcial, es decir, sólo respecto de alguna o al-
gunas de las referidas pretensiones, cuando ello corresponda según
las circunstancias del caso concreto y teniendo en consideración los
presupuestos procesales establecidos en el punto viii. No serán eje-
cutables por esta vía los costos y costas del proceso, ni los devenga-
dos o intereses.
vi. Tipo de sentencia: podrá concederse la actuación inmediata de la sen-
tencia estimatoria de primer grado, tanto de sentencias que no hayan
sido apeladas pero que aún puedan serlo, como de sentencias que ya
hayan sido apeladas. La actuación inmediata de la sentencia estimatoria
de primer grado se entiende sólo respecto de sentencias de condena.
vii. Mandato preciso: la sentencia estimatoria de primer grado debe
contener un mandato determinado y específico (mandato líqui-

119
Pedro P. Grández Castro

do), de acuerdo a lo establecido por el inciso 4 del artículo 55 del


C.P.Const., en el cual debe sustentarse el mandato contenido en la
actuación inmediata.

viii. Presupuestos procesales:


1. No irreversibilidad: la actuación inmediata no debe generar un
estado de cosas tal que no pueda revertirse más adelante; en caso
contrario, no procederá la actuación inmediata.
2. Proporcionalidad: no obstante que, por regla general, el juez debe
conceder la actuación inmediata; al momento de evaluar la solici-
tud, éste deberá tener en cuenta también el daño o perjuicio que
puede causarse a la parte demandada, ponderando en todo caso,
el derecho de éste a no sufrir una afectación grave en sus derechos
fundamentales y el derecho de la parte demandante a no ser afecta-
da por la dilación del proceso; de manera que la actuación inmedia-
ta no aparezca en ningún caso como una medida arbitraria, irracio-
nal o desproporcionada.
3. No será exigible el otorgamiento de contracautela. Sin embargo,
de modo excepcional el juez puede solicitarla cuando las preten-
siones amparadas posean algún contenido patrimonial, y siempre
atendiendo a criterios de proporcionalidad.
ix. Apelación: la resolución que ordena la actuación inmediata, así
como aquella que la deniega, serán inimpugnables.
x. Efectos de la sentencia de segundo grado:
1. Si la sentencia de segundo grado confirma la decisión del juez a quo
que se venía ejecutando provisionalmente, dicha ejecución se con-
vertirá en definitiva.
2. Si la sentencia de segundo grado revoca la decisión del juez a quo
que se venía ejecutando provisionalmente, dicha ejecución provisional
podrá seguir surtiendo efectos en tanto se mantengan los presupuestos
en atención a los cuales fue inicialmente otorgada; lo que se justifica en
la finalidad esencial de los procesos constitucionales que, de acuerdo
a lo previsto en el artículo II del Título Preliminar del C.P.Const., es la
vigencia efectiva de los derechos fundamentales.
xi. Relación con la medida cautelar: una vez emitida la sentencia es-
timatoria de primer grado, el demandante podrá optar alternativa-
mente entre la actuación inmediata o la medida cautelar; sin embar-
go, la utilización de una excluirá la de la otra.

012201
La Sentencia Constitucional en el Perú

V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Llegados a este punto, algunas conclusiones se hacen necesarias, sin
que ello signifique haber agotado la amplitud y complejidad del tema
tratado. En todo caso, se trata de anotaciones preliminares en torno a
la necesidad, de lo que sí parece obvio, esto es, la impostergabilidad de
establecer mecanismos más efectivos de vigilancia para la actuación de
las decisiones de la máxima instancia jurisdiccional del País como es el
Tribunal Constitucional.
1° La ejecución de las sentencias constitucionales, está íntimamen-
te vinculado al grado de institucionalidad democrática que ha al-
canzado un determinado país. Si las sentencias de los tribunales se
cumplen con responsabilidad y en sus propios términos, pero sobre
todo con especial preferencia las del máximo Tribunal, el nivel de
protección de los derechos puede decirse que está garantizado a
través de la jurisdicción.
2° En el ámbito de la justicia constitucional, las categorías procesales ela-
boradas para explicar el fenómeno de la ejecutabilidad de las senten-
cias civiles, resultan no sólo ineficaces, sino que además distorsionan la
naturaleza de la tutela de los derechos que se ofrece a través de los pro-
cesos constitucionales. Resulta entonces necesario el estudio de nuevos
instrumentos dogmáticos que den cuenta de la sentencia constitucio-
nal y sus diversas manifestaciones. El Derecho Procesal Constitucional
debe proporcionar en este sentido los conceptos y categorías que sena
las más apropiadas en función de la relevancia del objeto que está lla-
mado a tutelas el Juez o tribunal Constitucional.
3° Los problemas de ejecutabilidad de las sentencias constitucionales en
los procesos de control normativo, están referidas más que al cumpli-
miento de las órdenes concretas dispuestas en el fallo, al efecto vincu-
lante de las distintos tipos de sentencias que suelen emitir los Tribu-
nales constitucionales hoy en día. En este sentido si bien una practica
de respeto mutuo entre órganos y entes públicos parece necesario, el
marco de tales actuaciones siempre debe guiarse por el principio de
mejor protección a los derechos fundamentales.
4° En los procesos constitucionales de defensa de los derechos fundamen-
tales, el Tribunal Constitucional cuenta con el Poder Judicial como su
principal ente cooperante para hacer efectivo sus decisiones. Pero tam-
bién es verdad que los mayores problemas se presentan en relación
con las actuaciones de las sentencias contra la administración. Parece
recomendable en consecuencia, un mecanismo de mayor comunica-
ción entre los demás poderes del Estado y el Tribunal con relación a

121
Pedro P. Grández Castro

la ejecución. Las normas procesales y el Reglamento del Propio Tribu-


nal requieren en este sentido armonizarse para dar un adecuado tra-
tamiento a la ejecución de las sentencias constitucionales y los niveles
de colaboración que corresponde en esta etapa a los demás poderes
públicos. Especialmente relevante resulta en este sentido, la incorpo-
ración de responsabilidades objetivas de la administración y de los
funcionarios a su cargo, con relación al cumplimiento de las sentencias
del Tribunal Constitucional.
5° La incorporación en nuestra legislación de la posibilidad de la actua-
ción inmediata de la sentencia constitucional en los procesos de tutela
de los derechos fundamentales, genera expectativas, pero al mismo
tiempo, su escueta regulación genera dudas e inseguridades que el
Tribunal ha venido colmando de alguna manera. En la medida que
se trata de un mandato dirigido básicamente a los jueces de primera
instancia, resulta necesaria la intervención de directivas de parte del
Poder Judicial que permita su inmediata puesta en marcha, puesto que
el desarrollo jurisprudencial de parte del TC no será aún inmediata.
La actuación inmediata de la sentencia, es una institución que debe ser
tratada como una institución autónoma que no requiere ni solicitud
expresa ni contracautela, por tratarse de una institución para la efecti-
vidad oportuna de las decisiones jurisdiccionales que tutelan derechos
de primera importancia como son los derechos fundamentales.
6° Finalmente, en la medida que en la ejecución de una sentencia constitu-
cional está en juego la propia posibilidad de la justicia constitucional
en nuestro país, y de su efectividad resulta también la legitimidad del
propio Tribunal Constitucional; estimamos de suma importancia, la
instauración en la organización del propio Tribunal, de una oficina
de seguimiento y vigilancia de la efectividad de las sentencias que
emita el Tribunal Constitucional, que permita hacer el seguimiento a
las distintas sentencias del TC, especialmente a aquellas que invocan
un determinado tipo de actuación de los poderes públicos o que or-
denan determinadas actuaciones de parte de la administración. Esta
oficina iniciaría el seguimiento a partir de la emisión de la sentencia y
llevaría un registro anual sobre entes renuentes o funcionarios amo-
nestados por decisiones del máximo Tribunal que podrían ser pu-
blicados en la página web y también, llegado el caso, a través de los
medios de difusión nacional como un mecanismo de presión sobre su
comportamiento.

Revisado en marzo de 2010

212221
Eficacia y cumplimiento de las Sentencias del
Tribunal Constitucional*1

Por: Carolina Canales Cama**2

SUMARIO:
I. Presentación. II. Problemas de relevancia constitucional. 2.1. Validez y eficacia.
2.2. Respecto a los supuestos de incumplimiento de las sentencias del Tribunal
Constitucional. 2.3. Respecto a la insuficiente regulación legal sobre la materia:
artículo 22° del Código Procesal Constitucional. III. Las sentencias del Tribunal
Constitucional. 3.1. Naturaleza del Tribunal Constitucional. 3.2. La sentencia
constitucional. 3.2.1. Naturaleza. 3.2.2. Principios constitucionales vinculados.
3.2.2.1. Principio de seguridad jurídica. 3.2.2.2. Principio de ejecutoriedad de
las resoluciones judiciales. 3.2.2.3. Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.
3.2.3. Efectos. 3.2.3.1. Cosa Juzgada (Rechtskraft). 3.2.3.2. Vinculación a
todos los poderes públicos (Bindungswirkung). 3.2.3.3. Fuerza de Ley (Gesetes-
kraft). IV. Mecanismos propuestos para la ejecución de las sentencias del Tribu-
nal Constitucional y recomendaciones. 4.1. Órgano del Tribunal Constitucional
encargado de la supervisión del cumplimiento de sus sentencias. 4.2. Dotar de
mayores garantías al actual proceso de ejecución de las sentencias del Tribunal
Constitucional. 4.3. Desarrollo y complemento de la regulación procesal en la
materia a través de la jurisprudencia. La autonomía procesal constitucional. V.
A modo de conclusión.

* Artículo publicado en Gaceta Constitucional, Tomo N.º 4, Lima, Gaceta Jurídica, abril
2008, pp. 47-64. Cabe referir que la primera versión de la presente investigación fue
presentada para la Gaceta del Tribunal Constitucional, Edición  Nro. 6, abril – ju-
nio de 2007. Ver: http://gaceta.tc.gob.pe/img_upload/e9cd369e9802640e14ca-
53f5a13e1a36/Cumplimiento_de_las_sentencias_del_TC_1.pdf
** Asesora jurisdiccional del Tribunal Constitucional. Alumna de la Maestría en Dere-
cho con Mención en Derecho Constitucional en la Escuela de Graduados de la PUCP.
Abogada egresada de la PUCP.

123
Carolina Canales Cama

I. PRESENTACIÓN
La jurisdicción constitucional en el Estado social y democrático de Derecho3,
requiere ser analizada no sólo desde un plano teórico, sino fundamentalmente
desde la praxis del funcionamiento del Tribunal Constitucional, en tanto guar-
dián y supremo intérprete de la Constitución. Es decir, desde el impacto real de
sus sentencias en el ámbito social y la satisfacción de cada ciudadano en concre-
to de sus pretensiones de justicia.
En el Perú en materia de ejecución de sentencias constitucionales, re-
sulta jurídicamente sostenible -normatividad constitucional - que el Estado
no satisface su deber de garantía de los derechos fundamentales (artículo
44° de la Constitución), a través de la mera declaración por el juez consti-
tucional de una sentencia fundada; sino que se debe ordenar el aparato es-
tatal dotándolo de los mecanismos necesarios para restituir al afectado en
el efectivo goce de su derecho conculcado (artículo 1° de la Constitución;
artículo 1 del Código Procesal Constitucional).
Mas, el estado actual de la cuestión -normalidad constitucional-, se ve
afectado por un significativo número de incumplimientos. Configurán-
dose una causa de vulneración de derechos fundamentales, representa-
da por la resistencia de instituciones y funcionarios públicos o particu-
lares, a ejecutar el fallo dispuesto por el Tribunal Constitucional o por
un juez ordinario en un proceso de tutela de derechos fundamentales
(en el caso que el Tribunal Constitucional no conozca, en última o defi-
nitiva instancia, las “resoluciones denegatorias” de hábeas corpus, am-
paro, corpus data y acción de cumplimiento, conforme al artículo 202º
inciso 2 de la Constitución4).
Resulta incluso de especial pronunciamiento la resistencia de las auto-
ridades al cumplimiento del mandato vinculante que se deriva la sentencia
constitucional. Si bien la existencia de conflictos no es, per se, nocivo para
el orden constitucional; por el contrario en algunos casos es hasta necesa-
rio en la medida que es propio de todo sistema democrático; más bien el
no-conflicto, es propio de las dictaduras. Pero es verdad que cuando estos

3 STC 0008-2003-AI, de fecha 12 de noviembre de 2003, Caso Constitución Econó-


mica, mediante la cual el Tribunal Constitucional reconoce a través de su jurispru-
dencia este modelo de Estado Constitucional. Asimismo, Del Pozo, Claudia. Control
difuso y procedimiento administrativo. Lima: Palestra, 2005, 64 y ss.; que presenta una
exposición de los elementos que configuran al Estado Constitucional, a partir de los
contenidos de las nociones de Constitución, derechos humanos y democracia.
4 A partir de la interpretación constitucional del término “denegatorio” del artículo
202.2 de la Constitución, dada en la STC 4853-2004-PA, de fecha 22 de mayo de
2007, Caso RAC a favor del precedente (fundamentos 28 al 32).

412241
La Sentencia Constitucional en el Perú

conflictos son anómicos, es decir, rechazan la unidad constitucional, enton-


ces la seguridad jurídica se convierte en incertidumbre5. Esto ocurre, que
duda cabe, si los poderes públicos pretendieran desconocer los fallos del
Tribunal Constitucional6; afectando con ello, su triple identidad: fuerza de
ley, cosa juzgada y efecto vinculante para terceros (artículo 103º y 204º
de la Constitución).
En consecuencia, sobre la base de este conocimiento fáctico inicial, a
partir de un diagnóstico de la problemática de la ejecución de las senten-
cias constitucionales en el Perú, se pretende vislumbrar algunos criterios
a fin de encontrar e implementar medidas correctivas de dicha situación.
Para lo cual, recurrimos a una visión integradora del Derecho comparado
y el Derecho nacional, y a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
que como órgano de integración, pacificación y ordenación del sistema ju-
rídico ha venido dictando en la materia.

II. PROBLEMAS DE RELEVANCIA CONSTITUCIONAL


1.1. Validez y eficacia
El Derecho constitucional debe ocuparse del procedimiento mediante
el cual se crean las sentencias, verificando que esté autorizado o señalado
por las normas jurídicas pertinentes –la Constitución y la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional-, y que se cumplan las condiciones que imponen.
De esta forma el Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, Re-
solución Administrativa N.° 095-2004-P/TC, señala que
Artículo 48°.- La sentencia expedida por el Pleno se convierte en tal al
ser firmada por el número mínimo de Magistrados exigido por la ley. En
el caso de la expedida por las Salas, debe contar con tres votos conformes.

5 Landa, César. “Tribunal Constitucional y Poder Judicial: Una perspectiva desde


el Derecho Procesal Constitucional”. En Constitución y Fuentes del Derecho. Lima:
Palestra Editores, 2006, pp. 313-315.
6 Podemos referir la situación derivada del control constitucional de las resolucio-
nes del Jurado Nacional de Elecciones. Nadie duda de la necesidad de preservar
la seguridad jurídica del proceso electoral, pero no es constitucionalmente válido
pretender ello a costa de la desprotección de los derechos fundamentales. Siendo
importante destacar que desde 1996 el Tribunal Constitucional ha resuelto 39 mil
109 procesos constitucionales, de los cuales sólo recibió 23 casos de amparo contra
el JNE. Ninguno puso en peligro ni suspendió el cronograma electoral, en razón
a que, salvo en dos casos - STC 2366-2003-AA, de fecha 7 de abril de 2004, Caso
Espino Espino y STC 2730-2006-PA, de fecha 27 de julio de 2006, Caso Castillo
Chirinos-, todas las demandas fueron declaradas improcedentes por irreparables.
Sobre el tema, ver Landa, César. “Tribunal Constitucional y Jurado Nacional de
Elecciones”. En Revista ONPE, núm. 7, 2007, pp. 119-137.

125
Carolina Canales Cama

Sus efectos empiezan a regir desde el día siguiente a su notificación y, en


su caso, publicación en el diario oficial El Peruano.
La parte resolutiva de las sentencias en los procesos que declaran fun-
dada, total o parcialmente, la demanda de inconstitucionalidad de una ley,
debe ser difundida, además, en dos diarios de circulación nacional.
En consecuencia, para que exista el mandato concreto de las sentencias
del Tribunal Constitucional –iter de formación de normas jurídicas parti-
culares-, basta con que sean creadas por un acto que es un hecho existente
en el tiempo y en el espacio7 y conforme a las previsiones normativas sobre
emisión de sus actos8 (ámbito de validez); pero ello no supone desconocer la
íntima implicancia con la garantía de la estricta obediencia y aplicación de
las sentencias constitucionales en sus propios términos (ámbito de eficacia).
Que duda cabe, validez y eficacia son conceptos diferenciados en el plano
jurídico, pues el primero significa que la ley deber ser obedecida y aplicada; y,
el segundo alude a que la ley es, en verdad, obedecida y aplicada9. Sin embar-
go, para la jurisdicción constitucional los límites entre la creación del Derecho
mediante la sentencia y su aplicación efectiva, tienden a adquirir especial di-
namismo y fluida interrelación, pues al hecho de que la sentencia constitucio-
nal se mantenga válida, debe añadirse que advenga efectiva para realizar los
fines que le corresponden: el principio material de la vigencia de los derechos
fundamentales y la primacía de la Constitución10.
Por ello, una sentencia del Tribunal Constitucional es una disposición que
debe realizarse en razón a su propia validez, que deriva de haber sido creada de
conformidad con el texto de la Constitución, así como con los valores y princi-

7 Kelsen, Hans. Introducción a la Teoría Pura del Derecho. Lima: Grijley, 3era. edición,
2001, p.50
8 Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.
“Artículo 10°.- El quórum del Pleno del Tribunal Constitucional es de cinco de
sus miembros.
El Pleno del Tribunal resuelve y adopta acuerdos por mayoría simple de votos
emitidos, salvo para resolver la inadmisibilidad de una demanda de inconstitucio-
nalidad o para dictar sentencia que declare la inconstitucionalidad de una norma
con rango de ley, casos en los que se exigen cinco votos conformes.
De no alcanzarse la mayoría calificada de cinco votos en favor de la inconstitu-
cionalidad de la norma impugnada, el Tribunal dictará sentencia declarando infun-
dada la demanda de inconstitucionalidad.
En ningún caso el Tribunal Constitucional puede dejar de resolver”.
9 Kelsen, Hans. Introducción a la Teoría Pura del Derecho..., Op. cit., p. 50.
10 Artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.-
Son fines esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de la
Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.

612261
La Sentencia Constitucional en el Perú

pios que ella consagra. Exigencia que vincula y compromete a todos los opera-
dores jurídicos y a los particulares, porque de lo contrario la sentencia perdería
legitimidad al no haber cobrado efectividad o haber dejado de ser efectiva.
1.2. Respecto a los supuestos de incumplimiento de las sentencias del
Tribunal Constitucional
El problema de la ejecución de las sentencias constitucionales, no sólo
comporta un debate doctrinal, sino también y sobre todo un problema
práctico. Esto es, la capacidad de la corte o el tribunal para poder llevar
al terreno de los hechos la decisión expuesta en términos concretos en su
fallo, es decir, convertir el alto significado de los derechos fundamentales
(artículo 1° de la Constitución) en algo efectivo de hecho, abriendo la
puerta para una protección formal y material de los mismos, permitiendo
al Tribunal Constitucional cumplir con la función de supremo intérprete
de los derechos fundamentales.
En consecuencia, cualquier omisión al respecto debe ser objeto de
acción de la política jurisdiccional del propio Tribunal. Se debe garan-
tizar así, que sea una instancia dotada del suficiente poder como para
lograr que de manera cierta e indudable que sus resoluciones tengan
vigencia en el caso concreto, en el marco de las competencias que le
corresponden.
Cuando el obligado a acatar un fallo lo desconoce, sea un funcionario
público, un particular, o cualquier otro que intervenga en la ejecución, no
sólo viola el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, sino que se
interpone en el libre acceso a la administración de justicia en cuanto la hace
imposible. Truncando las posibilidades de llevar a cumplir las finalidades
a las cuales está orientado el proceso constitucional tramitado.
Por ello es responsable y debe ser sancionado. Pero, con ello no queda
satisfecho el interés subjetivo de quien ha sido víctima de la violación a
sus derechos. Motivo por el cual, adelantamos la necesidad que el sistema
previsto en el artículo 22º del Código Procesal Constitucional deba ser re-
glamentado, de forma que propicie una vía dotada de la suficiente eficacia
para asegurar que lo deducido en proceso tenga cabal realización.

2.3. Respecto a la insuficiente regulación legal sobre la materia: artículo


22° del Código Procesal Constitucional
La disposición bajo comentario desarrolla la actuación de las sen-
tencias constitucionales, pero sin fijar los principios y reglas que de-
ben informar el proceso de ejecución de las mismas.

127
Carolina Canales Cama

El legislador ha optado por el cumplimiento específico de la sentencia, es


decir, que la ejecución de ésta debe ejecutarse en sus propios términos, en-
tendiendo que no es conforme a los fines del proceso constitucional formas
sustitutivas de ejecución general o pecuniaria.
Lo cual resulta discutible dadas las actuales posturas de la dogmáti-
ca constitucional, e incluso en la configuración de las reparaciones de los
principales sistemas regionales de protección internacional de los derechos
humanos, donde se entiende que la violación del derecho debe ser reem-
plazado por el pago de una indemnización -Corte Interamericana de De-
rechos Humanos11 y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos12-. Pues,

11 Tal como lo ha establecido la Corte Interamericana de Derechos Humanos en juris-


prudencia constante, es un principio de Derecho internacional que toda violación
de una obligación internacional que haya producido un daño comporta el deber de
repararlo adecuadamente. “El artículo 63.1 de la Convención Americana de Dere-
chos Humanos distingue entre la conducta que el Estado responsable de una viola-
ción debe observar desde el momento de la sentencia de la Corte y las consecuen-
cias de la actitud del mismo Estado en el pasado, o sea, mientras duró la violación.
En cuanto al futuro, el artículo 63.1 dispone que se ha de garantizar al lesionado
el goce del derecho o de la libertad conculcados. Respecto del tiempo pasado, esa
prescripción faculta a la Corte a imponer una reparación por las consecuencias de
la violación y una justa indemnización” (Caso Aloeboetoe y otros Vs. Suriname.
Reparaciones. Sentencia de 10 de septiembre de 1993. Serie C No. 15, párr. 46).
Así, las reparaciones consisten en las medidas que tienden a hacer desaparecer los
efectos de las violaciones cometidas, que en determinados supuestos pueden asu-
mir otras formas sustitutivas, como la indemnización pecuniaria, cuya naturaleza
y monto dependen del daño ocasionado en los planos tanto material -pérdida de
ingresos, daño emergente- como inmaterial -los sufrimientos y las aflicciones cau-
sados a las víctimas directas y a sus allegados, el menoscabo de valores muy signi-
ficativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en
las condiciones de existencia de la víctima o su familia-.
Por ejemplo, en lo que se refiere a violaciones al derecho a la vida, la reparación,
dada la naturaleza del derecho violado, adquiere fundamentalmente la forma de
una indemnización pecuniaria (Caso Velásquez Rodríguez. Sentencia de 29 de
julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 189; Caso Godínez Cruz, Sentencia de 20 de
enero de 1989. Serie C No. 5, párr. 199); y el proyecto de vida, obliga a pagar por
los ingresos dejados de percibir por cada una de las víctimas, siendo una especie
de lucro cesante, calculado basándose en la edad y el tipo de trabajo desarrollado
por la víctima (Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia. Sentencia de 5 de julio de
2004. Serie C No. 109).
12 Por ejemplo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, en el
Caso López Ostra c. España, del 9 de diciembre de 1994, por la vulneración del
derecho al respeto del domicilio y de la vida privada y familiar, derivada de las
emanaciones de gases, olores pestilentes y contaminación, de una planta de de-
puración de aguas y de residuos en mal funcionamiento, se condena a España
al pago, en el plazo de tres meses, de 4 millones de pesetas en concepto de per-
juicios. Se analiza que los problemas de salud y medioambientales, causaron un

812281
La Sentencia Constitucional en el Perú

si bien la reparación del daño ocasionado por la infracción de una obli-


gación internacional requiere, prima facie, la plena restitución (restitutio in
integrum), que consiste en el restablecimiento de la situación anterior. De
no ser esto posible, cabe al tribunal internacional determinar una serie de
medidas para, además de garantizar los derechos conculcados, reparar las
consecuencias que las infracciones produjeron, así como establecer el pago
de una indemnización como compensación por los daños ocasionados (la
reparación se realiza, inter alia). Consideramos que, de esta forma, se tute-
larían de manera efectiva las frecuentes situaciones de perjuicio irrepara-
ble que son presentadas ante la jurisdicción constitucional.
No obstante ello, del referido artículo 22º, a su vez, se puede extraer
como principios:
- La prevalencia de la ejecución de una sentencia constitucional sobre
la ejecución de un proceso ordinario.
- El instituto de la “actuación de la sentencia impugnada”, conforme
a la cual cuando se expide una sentencia en primer grado, ésta debe
ser ejecutada con prescindencia de que haya sido apelada.
Formulación que consideramos insuficiente, y en esa medida amerita-
ría el desarrollo de una propuesta sólida, que revista de mayores garantías
al proceso de ejecución de sentencias constitucionales.

III. LAS SENTENCIAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


3.1. Naturaleza del Tribunal Constitucional
El Estado constitucional desde sus orígenes se ha articulado en torno
a una división tripartita de poderes, división a la que, en determinados
países europeos a partir del período de la post guerras mundiales, se ha
añadido una nueva institución: el Tribunal Constitucional. Y sobre éste
cabría reflexionar sobre su status dentro del sistema de constitucional de
división de poderes, esto es, en relación con los demás órganos del Esta-
do en general –y eventualmente incluso en relación con el propio poder
constituyente13-.
perjuicio a la demandante, al haberla obligado a modificar su modo de vida, y a
padecer la angustia y la ansiedad de ver que la situación perduraba y como se
deterioraba el estado de salud de su hija.
13 La jurisdicción constitucional, ya sea ésta atribuida a un Tribunal especial o al
Tribunal Supremo, convierte a éste en un auténtico (no único) intérprete de la
Constitución como norma fundamental y, con ello, en ejecutor de la voluntad de
la Asamblea constituyente, del pouvoir constituant, incluso respecto del legislador
reformador de la Constitución, quien en tanto que pouvoir constitué, se encuentra
sometido al poder constituyente y, por ello, sus normas son susceptibles de con-

129
Carolina Canales Cama

Establecido que el Tribunal Constitucional no apareció en el es-


quema de la clásica división del poder, sino en el juego contempo-
ráneo de la independencia y de la cooperación entre los poderes y
en la búsqueda de la unidad constitucional, respetando la diversidad
política. De esta forma, dicha institución quedó configurada fuera del
Poder Judicial –en la Europa continental – para garantizar la eficacia
de la Constitución, propiciándose una defensa de los valores políticos
que ella representa y que se admiten como evidentes, por medios y
mecanismos jurídicos14.
En ese sentido, para el Tribunal la división, el control y el balance de poder
es un tema de primera línea, en cuanto este principio es tanto un presupuesto
de su autonomía, como también un resultado de su actuación independiente.
En virtud de ello, no obstante su carácter jurisdiccional no se ubica dentro de
la estructura y organización del Poder Judicial (siendo que la Constitución le
dispensa un régimen propio en el Título V).
Por eso, la labor de control constitucional del Tribunal, no puede
quedar reducida a un control semántico de la Constitución, en el mar-
co de sociedades corporativas donde la clásica división del poder deja
de tener sentido real. El status de legitimidad del Tribunal Constitu-
cional sólo es posible de obtener, a partir de que los jueces constitucio-
nales asuman una postura equilibrada: de defensa de la división del
poder a través de la corrección funcional de las mayorías y minorías,
de la integración de las demandas de la sociedad y de los poderes de
la autoridad, del respeto de la autonomía del poder político y del po-
der judicial, así como, del balance de poder entre el gobierno central
y los gobiernos locales15.
El Tribunal Constitucional se erige así en el órgano de control de la
Constitución (artículo 201° de la Constitución), normativa16, histórica, so-

trol por parte del Tribunal Constitucional en beneficio de la unidad de la Consti-


tución [Weber, Albrecht. “La Jurisdicción constitucional en Europa Occidental: una
comparación”. En Revista Española de Derecho Constitucional, Año n.º 6, N.º 17, 1986,
p. 79]. En el mismo sentido los pronunciamientos del Tribunal Constitucional del
Perú recaídos en las STC 014-2002-AI, de fecha 25 de enero de 2003, Caso Colegio
de Abogados del Cusco (fundamentos 71 al 77); y, STC 0050-2004-AI 0051-2004-AI
0004-2005-AI 0007-2005-AI 0009-2005-AI, de fecha 6 de junio de 2005, Caso Reforma
Constitucional del Régimen Pensionario (fundamento 22).
14 Vega García, Pedro de. “Prólogo”. En Carl Schmitt. La defensa de la Constitución.
Madrid: Tecnos, 1983, p. 18.
15 Landa, César. Estudios sobre Derecho Procesal Constitucional. México D.F.: Editorial
Porrúa, 2006, pp. 106-109.
16 Kelsen, Hans. Teoría pura del Derecho. México D.F.: UNAM, 1982. p. 214.

013301
La Sentencia Constitucional en el Perú

ciológica17 y cultural18 lo que determina su naturaleza sui generis dentro de


la estructura institucional del Estado y su status dentro del orden constitu-
cional. De allí, su naturaleza compleja como órgano constitucional, órgano
jurisdiccional y órgano político19.
La configuración directa por la propia Constitución del Tribunal, mar-
ca la impronta del cumplimiento del núcleo básico de sus competencias
especializadas20 (artículo 202° de la Constitución): control de constitucio-
nalidad de las leyes y la defensa extraordinaria de los derechos fundamen-
tales –función constitucional-.
De otro lado, al interpretar y aplicar con carácter supremo el Dere-
cho constitucional, es decir, un Derecho de contenido político, incide
en la dirección política del Estado. Ello, en el sentido de que otorga
contenido a los principios configuradores de la unidad política nacio-
nal, establece límites y directrices para la acción estatal y, a través de
la determinación de sus competencias y del sistema de las relaciones
entre ellos en los supuestos de conflicto -función política-.
Siendo que el Poder Judicial no es el único órgano encargado de
administrar justicia en nombre del pueblo (artículo 138° de la Consti-
tución), sino que también lo es el Tribunal Constitucional. Exigencias
materiales que se realizan a través de un auténtico proceso judicial que
decide en forma de sentencia, con arreglo a los principios del Derecho
procesal constitucional y las normas preestablecidas (Constitución, Có-
digo Procesal Constitucional, Ley Orgánica y Reglamento Normativo
del Tribunal Constitucional), y siguiendo un procedimiento contradic-
torio (artículo 200° de la Constitución), sobre las pretensiones formu-
ladas en términos de Derecho que le someten las partes legitimadas
-función jurisdiccional-.
El cumplimiento de estas funciones, exige al juez constitucional una
labor creativa, capaz de adaptarse a las nuevas realidades y al devenir

17 García-Pelayo, Manuel. Derecho Constitucional Comparado. Madrid: Alianza Edito-


rial, 2000, pp. 34-41.
18 Häberle, Peter. Teoría de la Constitución como ciencia de la cultura. Madrid: Tecnos,
2da. ed., 2000. 161 pp.
19 García-Pelayo, Manuel. “El “status” del Tribunal Constitucional”. En Revista Es-
pañola de Derecho Constitucional, Año n.º 1, N.º 1, 1981, pp. 11-34; asimismo, Landa,
César. “Tribunal Constitucional y Poder judicial: Una perspectiva desde el Derecho
Procesal Constitucional”. En Constitución y Fuentes del Derecho. Lima: Palestra, 2006,
pp. 315 y ss.
20 Fernández Rodríguez, José Julio. La justicia constitucional europea ante el siglo XXI.
Madrid: Tecnos, 2002, p. 20.

131
Carolina Canales Cama

histórico maximizando el proyecto constitucional, que busca incentivar el


compromiso constitucional de los intérpretes constitucionales en el marco
de la sociedad abierta21.
De la definición de la naturaleza del Tribunal Constitucional, rescata-
mos el carácter fundamental que revisten sus pronunciamientos en el des-
envolvimiento de la propia jurisdicción constitucional. Por ello, el análisis
a realizarse en el siguiente punto, impone trascender de una concepción
positivista –normativista y/o judicialista– de aplicación de normas proce-
sales autónomas, neutrales y científicas22; hacia un razonamiento jurídico-
constitucional que establezca el imperio de un orden jurídico que actualice
de manera permanente el valor Justicia23.

3.2. La sentencia constitucional


3.2.1. Naturaleza
La definición de la naturaleza de las sentencias constitucionales y
el problema de sus efectos es cuestión de relevancia, porque el Tribu-
nal Constitucional se tipifica también por los efectos y el sentido de
sus sentencias24.
El análisis de la sentencia no es solamente un problema procesal, una cues-
tión jurídico procesal a resolver como una trasposición mecánica de los prin-
cipios y materiales de esta disciplina, sino que nos encontramos ante un pro-
blema constitucional que exige reconsiderar de nuevo en base a criterios de
derecho material constitucional, los principios sustantivos que deben inspirar
la atribución de unos u otros efectos25.
Se hace necesario recurrir a los criterios materiales del Derecho
constitucional, en el establecimiento de los principios y desarrollo del
Derecho procesal constitucional por parte del legislador ordinario26.

21 Popper, Karl. “Una vez más contra el historicismo. El futuro está abierto”. En: La
lección de este ciclo. Buenos Aires: Temas Grupo Editorial, 1998. pp. 71 – 77.
22 Landa Arroyo, César. Teoría del Derecho Procesal Constitucional. Lima. Palestra, 2003,
pp. 193-194.
23 Landa Arroyo, César. Tribunal Constitucional y Estado Democrático. Lima: Palestra, 2ª
edición, p. 335.
24 Ibídem, p. 32.
25 Bocanegra Sierra, Raúl. El valor de las Sentencias del Tribunal Constitucional. Madrid:
Instituto de Estudios de Administración Local, 1982, p. 13.
26 Häberle, Peter. “El Derecho procesal constitucional como derecho constitucional
concreto frente a la judicatura del Tribunal Constitucional”. En Pensamiento Consti-
tucional, N.º 8, Año VIII, MDC-PUCP, 2001. pp. 25-59.

213321
La Sentencia Constitucional en el Perú

En esta tarea el Tribunal Constitucional podrá rellenar las lagunas que


necesariamente habrán de existir e interpretar sus preceptos27.
Desde esta perspectiva sustancial, las sentencias se definen como
el acto más importante del Tribunal Constitucional y el que mayor
problemática plantea. El uso del término sentencia nos aclara que
estamos ante el acto de un verdadero Tribunal; sin soslayar los ca-
racteres propios que las diferencian de las sentencias de los tribu-
nales ordinarios.
Estas especificidades vienen determinadas por la propia naturaleza del
proceso constitucional y, especialmente, por los efectos de las mismas28. Es-
tas características y los principios materiales de los cuales se valen las sen-
tencias constitucionales, no terminan por desnaturalizarlas como un acto
declarativo de manifestación de voluntad política, sino que son auténticos
actos de cognición de Derecho de carácter generalmente constitutivo.
Así concebida, es posible comprender los diversos elementos que
la conforman, y le otorgan una triple dimensión: como acto procesal,
como actividad dirigida a la interpretación e integración creadora del
Derecho, y como decisión política, respondiendo a los principios de
congruencia, motivación, decisión colegial y eficacia29. Todos los cuales
se desprenden de su naturaleza de acto propio de un órgano constitu-
cional que tiene funciones jurisdiccionales y políticas.
Por todo ello, las sentencias deben responder a una serie de impe-
rativos determinados por principios generales y valores, cuyos signi-
ficados sólo pueden ser especificados en cada caso concreto, a través
de las concretizaciones resultantes de la interpretación realizada por
el juez constitucional. Dada la preeminencia que tiene la interpreta-
ción en materia constitucional, puede afirmarse –y así lo de muestra
la práctica de los tribunales de otros países-que las motivaciones, la
ratio o el discurso lógico de la sentencia, tiene con respecto al fallo
una mayor importancia que en otras jurisdicciones30. Lo cual se evi-
dencia, dependiendo del proceso constitucional de que se trate.

27 Bocanegra Sierra, Raúl. “Sobre el alcance objetivo de las Sentencias del Tribunal
Constitucional”. En: Estudios sobre la Constitución Española. Homenaje al Profesor
Eduardo García de Enterría, Tomo I. Madrid: Civitas, 1991, p. 512.
28 Álvarez Conde, Enrique. Curso de Derecho Constitucional, Volumen II. Madrid:
Tecnos, 3ª edición, 2000, p. 298.
29 Garrorena Morales, A. “Comentario al artículo 164” En: Comentarios a la Constitu-
ción española de 1978, Tomo XII. Madrid: Edersa, 1999.
30 García-Pelayo, Manuel. “El “status”del Tribunal Constitucional”... Op. cit., p. 33

133
Carolina Canales Cama

Primero, con respecto a las sentencias que resuelven los pro-


cesos de inconstitucionalidad (artículo 200° inciso 4 de la Consti-
tución), cabe referir que deben ser interpretaciones creativas en las
cuales el Tribunal se arriesgue a juzgar valiéndose directamente de
los principios constitucionales31.
Segundo, las sentencias recaídas en los procesos de tutela de urgencia
de los derechos fundamentales -cuyas finalidades han sido recogidas en
el artículo 1º del Código Procesal Constitucional- cumplen un importante
rol educativo para la sociedad, por cuanto los ciudadanos al defender sus
derechos participan activamente en la consolidación del Estado Constitu-
cional. Esta función de fortalecimiento de la cultura de derechos huma-
nos, es una responsabilidad que recae tanto en el Poder Judicial, como en
el Tribunal Constitucional.
En suma, tanto en los procesos de control abstracto como en los proce-
sos de defensa de los derechos o pretensiones subjetivas garantizados por
la Constitución, el Tribunal Constitucional concretiza la defensa del orden
constitucional objetivo otorgando una respuesta a situaciones concretas a
partir de la necesaria la interpretación de los preceptos constitucionales
relacionados, específicamente a través de los principios constitucionales
en los que se regula la categoría jurídica o el derecho protegible que se
aleguen vulnerados32. Esta doble dimensión subjetiva-objetiva se convierte
en criterio cierto para orientar la interpretación y aplicación de las normas
constitucionales por parte de los demás órganos estatales y, particular-
mente, de los órganos judiciales33.
Finalmente, cabe referir que el Tribunal, en virtud de sus propias sen-
tencias, se encuentra sometido a una serie de límites. Por ejemplo, si bien
es cierto que contra ellas no cabe recurso alguno (artículo 121º del Código
31 STC 0030-2005-AI, Caso Barrera Electoral (fundamentos 50 al 59); en la cual se
desarrollan los argumentos sobre la legitimidad constitucional de las sentencias in-
terpretativas, entre ellos: la fuerza normativa de la Constitución (artículos 38º, 45º y
51º) y el deber de concebir al ordenamiento jurídico como una proyección unitaria y
armónica de los valores constitucionales (artículo 51º); el principio de separación de
poderes (artículo 43º); el principio de corrección funcional y el reconocimiento de
que al Parlamento asiste la legitimidad directa del pueblo (artículo 93º de la Consti-
tución); las competencias del Tribunal Constitucional como órgano independiente
y autónomo y como intérprete supremo de la Constitución (artículo 201º, 202º de la
Constitución y 1º de la LOTC); el deber de la jurisdicción constitucional de actuar
“con las limitaciones y las responsabilidades que la Constitución y las leyes estable-
cen” (artículo 45º).
32 Zagrebelsky, Gustavo. “¿Derecho Procesal Constitucional?”. En Revista Peruana de
Derecho Procesal Constitucional, N.º IV, Lima, 2001. pp. 409-415.
33 STC 0023-2005-AI, Caso Medida Cautelar (fundamentos 8 al 18).

413341
La Sentencia Constitucional en el Perú

Procesal Constitucional), siendo, pues, últimas dentro del ordenamiento


interno, esta ultimidad de su poder queda limitada por la carencia de ini-
ciativa del Tribunal, que por ser eso, es decir, un órgano jurisdiccional, es
un poder pasivo o negativo que sólo actúa por impulso exterior, que sólo
habla si se le pregunta y sobre aquello que se le ha preguntado34.
A éste límite jurídico derivado de su propia configuración, debemos
reconocer una serie de imperativos que provienen de la realidad misma. El
Tribunal Constitucional por no ser un ente autárquico, sus decisiones es-
tán inmersas en un contexto político, económico, cultural y social. Muchas
veces de importancia decisiva35.

3.2.2. Principios constitucionales vinculados


La función del Tribunal Constitucional como supremo intérprete de
la Constitución y encargado de la defensa extraordinaria de los derechos
fundamentales, tiene su correlato indispensable en garantizar el pleno
cumplimiento de sus sentencias. Deber constitucional que se desprende de
una serie de principios y derechos consagrados en la Constitución Política.

3.2.2.1. Principio de seguridad jurídica


La garantía de la seguridad jurídica está íntimamente ligada a la
idea de Estado de Derecho, es decir, aquel modelo de Estado en el que
los ciudadanos pueden calcular anticipadamente qué ocurrirá en el fu-
turo en un sentido específico; es decir: cómo se comportarán otros indi-
viduos y cómo lo hará el Estado, sobre todo como garante de la eficacia
del Derecho.
En lo que a materia de administración de justicia corresponde, este
principio permite un equilibrio promotor en el orden jurídico de la justicia
y la igualdad en libertad, mediante la definitiva terminación de las contro-
versias jurídicas, del material conflictivo que a través de la sentencia debe
ser de una vez por todas eliminado.
Que duda cabe, que esta definición se integra en los alcances propios
de la función pacificadora e ordenadora del Tribunal Constitucional. Según
éstas, no se persigue exclusivamente decidir una controversia jurídica con-

34 Rodríguez Piñeiro Y Bravo-Ferrer, Miguel. “El Tribunal Constitucional Español”.


En: Tribunales Constitucionales y defensa del orden constitucional. México: Instituto de
Investigaciones Jurídicas – UNAM, 1994, p. 10.
35 A manera de ejemplo, STC 0048-2004-AI/TC, de fecha 01 de abril de 2005, Caso Rega-
lías Minerías; STC 0050-2004-AI 0051-2004-AI 0004-2005-AI 0007-2005-AI 0009-2005-
AI, de fecha 6 de junio de 2005, Caso Reforma Constitucional del Régimen Pensionario.

135
Carolina Canales Cama

creta para restaurar el orden jurídico conculcado, antes bien se busca crear
claridad jurídica hacia el futuro, eliminar el material litigioso e impedir la
repetición sucesiva de las mismas controversias36.
La seguridad jurídica derivada de la ejecución de las sentencias, permi-
te la integración del ordenamiento jurídico y de la realidad constitucional.
Pues, sólo puede darse una efectiva reparación de los derechos fundamen-
tales conculcados, mediante la ejecución de las soluciones sustentables a
las cuales arribó el Tribunal.
De este inicial reconocimiento, se desprende el derecho a la cosa juzga-
da (artículo 139º inciso 13 de la Constitución), la cual tiene que haber sido
arreglada y conforme con el Derecho para que sea válida, por cuanto la
finalidad de la cosa juzgada debe ser siempre asegurar el ordenamiento y
la seguridad jurídica legítimos37.
Cabe resaltar que a las sentencias constitucionales se les atribuye
una eficacia mayor, que la correspondiente a la cosa juzgada en el pro-
ceso ordinario. Las sentencias que expida el Tribunal Constitucional, y
queden firmes, son irrecurribles en el orden jurídico interno (artículo
205º de la Constitución) –cosa juzgada formal-. Pero, al mismo tiempo
impide que la misma controversia constitucional pueda proponerse
nuevamente, poniéndose así en cuestión la función pacificadora de
restablecer el orden jurídico constitucional asignada a este Tribunal, al
mismo tiempo que los principios de seguridad y certeza jurídicas -cosa
juzgada material-38.
Claro, sin perjuicio que a instancia de parte, pueda aceptarse la
posibilidad del Tribunal Constitucional de volver a examinar sus pro-
pios criterios jurisdiccionales (jurisprudencia y precedente, confor-
me a los artículos VI y VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional), cuándo el cambio de las circunstancias fácticas y jurí-
dicas así lo ameriten39.

3.2.2.2. Principio de ejecutoriedad de las resoluciones judiciales


Este principio adquiere su formulación constitucional en el reconoci-
miento de la atribución del Presidente de la República de Cumplir y hacer

36 Bocanegra Sierra, Raúl. El valor de las Sentencias del Tribunal Constitucional, ... Op.
cit., p. 18
37 Landa Arroyo, César. Tribunal Constitucional y Estado Democrático,... Op. cit., p. 201
38 STC 0006-2006-PC, de fecha 22 de marzo de 2007, Caso Poder Judicial y MINCETUR
(fundamento 38).
39 STC 0024-2003-AI, de fecha 31 de octubre de 2005, Caso Municipalidad de Lurín.

613361
La Sentencia Constitucional en el Perú

cumplir las sentencias y resoluciones de los órganos jurisdiccionales (artí-


culo 118° inciso 9 de la Constitución).
Este poder tiene otra dimensión como deber jurídico, que radica en una
convicción moral sobre el valor de las decisiones de los tribunales, conver-
tida en fuerza política y eficacia jurídica.
Constituye una regla del Estado constitucional y del principio de
división de poderes que las resoluciones de los tribunales deban ser
cumplidas, pues de no ser así el orden jurídico decaería en una espacio
de buenas voluntades donde el ejercicio de la función jurisdiccional,
se reduciría a la mera declaración de opiniones y recomendaciones. No
es posible hablar de Estado constitucional cuando no se cumplen las
decisiones judiciales en firme o cuando se les atribuye un carácter me-
ramente dispositivo40.
Este cumplimiento de lo resuelto por los jueces y tribunales es una ga-
rantía institucional y, al mismo tiempo, un derecho fundamental de carác-
ter subjetivo que se deduce del artículo 193° inciso 3 de la Constitución.
Además, no podemos desconocer que la constitucionalización de los
derechos fundamentales sólo adquirirá imperio, permitiéndose la vincu-
lación de la normalidad con la normatividad constitucional, a través de
resoluciones jurisdiccionales que sean imperativas. Lo que reviste mayores
exigencias, en el caso de las sentencias del Tribunal Constitucional, que
conoce, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y acción de cumplimiento, agotándo-
se la vía interna (artículo 202° inciso 2 de la Constitución).

3.2.2.3. Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva


Este derecho se encuentra contenido en el artículo 139º inciso 3 de
la Constitución en cuanto establece que: “Son principios y derechos
de la función jurisdiccional: (...) 3. La observancia del debido proceso
y la tutela jurisdiccional. Ninguna persona puede ser desviada de la
jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento
distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por órganos ju-
risdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas al
efecto, cualquiera sea su denominación”. Garantías exigibles a todo
órgano que tenga naturaleza jurisdiccional (jurisdicción ordinaria,

40 En el mismo sentido, el TC de España en su sentencia 15/1986 señaló: “el obligado


cumplimiento de lo acordado por los jueces y tribunales en el ejercicio de la potes-
tad jurisdiccional es una de las más importantes garantías para el funcionamiento y
desarrollo del Estado de Derecho”.

137
Carolina Canales Cama

constitucional, electoral y militar) y que pueden ser extendidos, en lo


que fuere aplicable, a todo acto de otros órganos estatales o de par-
ticulares (procedimiento administrativo, procedimiento legislativo,
arbitraje y relaciones entre particulares, entre otros).
En lo que corresponde al derecho a la tutela jurisdiccional efec-
tiva cabe destacar que persigue garantizar que cuando una persona
pretenda la defensa de sus derechos, la solución de un conflicto jurí-
dico o la aclaración de una incertidumbre jurídica sea atendida por
un órgano jurisdiccional mediante un proceso dotado de un conjunto
de garantías mínimas. Su contenido esencial, que supone los distintos
ámbitos en los cuales este derecho puede actuarse, está dado por las
siguientes garantías: el acceso a la justicia, la existencia de una reso-
lución de fondo fundada en derecho, la motivación de la resolución,
la prohibición de la indefensión, la cosa juzgada, la ejecución de lo
juzgado, el derecho a los recursos legales41.
En consecuencia, se trata de un derecho de contenido complejo que no
puede ser interpretado formalistamente42, pues sus atributos para ser váli-
dos no deben afectar la prelación de otros bienes constitucionales.
Asimismo, es necesario predicar la efectividad como elemento consus-
tancial del derecho a la tutela jurisdiccional. Efectividad, quiere decir que
el ciudadano tenga acceso real y no formal o teórico a la jurisdicción, al
proceso y al recurso; de forma que no se hurte al ciudadano una resolución
al amparo43. Como tal, este elemento debe ser observado, bajo un principio
de oportunidad, en cada una de las etapas del proceso y en la realización
de todo acto procesal, y no es sólo exigible en la etapa de ejecución de sen-
tencias. Aunque sin duda esta última es una de las más relevantes en las
que se debe tomar en consideración pues se trata precisamente del cumpli-
miento de la decisión de la autoridad judicial.
En suma, la importancia de este derecho se encuentra entonces en per-
mitir que el reconocimiento constitucional tanto de los derechos funda-
mentales de la persona humana, como de los derechos no enumerados del
artículo 3° de la Constitución, se corresponda con la capacidad procesal
de vindicarlos – status activus processualis autónomo44-, sin la cual cual-
41 Montero Aroca, Juan y Otros. Derecho Jurisdiccional, Tomo I. Valencia: Tirant Lo
Blanch, 2000, pp. 249-255.
42 STC 5374-2005-PA, de fecha 2 de febrero de 2006, Caso Adela Eskenazi De Yarin
(fundamento 6).
43 Chamorro Bernal, Francisco. La tutela judicial efectiva. Barcelona: Bosch, 1994, p. 276.
44 Häberle, Peter. La libertad fundamental en el Estado Constitucional. Lima: PUCP Fon-
do Editorial - Maestría en Derecho con mención en Derecho Constitucional, 1997,

813381
La Sentencia Constitucional en el Perú

quier sistema de protección estará irremediablemente mitigado y en fla-


grante desequilibrio procesal. Es decir, la materialización del derecho de
acción en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, evitando las
situaciones de indefensión.
Ello, porque el acceso a la justicia, no consiste únicamente en rea-
lizar los actos de postulación requeridos para poner en movimiento el
aparato jurisdiccional del Estado, sino en el derecho constitucional fun-
damental de la exigencia de una justicia rápida y oportuna, sin dilacio-
nes injustificadas, que contenga una eficaz y pronta realización material
de sus decisiones.
En lo que corresponde al objeto del presente trabajo, analizaremos el
extremo referido a la garantía de la ejecución de las sentencias, entendido
como uno de los más importantes mecanismos que tienen los sistemas ju-
rídicos previstos para impedir su autodestrucción45. Es así que, la ejecución
de las sentencias, además de ser una exigencia objetiva del sistema jurídi-
co, supone un derecho fundamental de carácter subjetivo, cuya efectividad
quedaría decididamente anulada si la satisfacción de las pretensiones reco-
nocidas por el fallo judicial en favor de alguna de las partes se relegara a la
voluntad caprichosa de la parte condenada o, más en general, éste tuviera
carácter meramente dispositivo46.
Por todo ello, en los supuestos de incumplimiento de las sentencias,
tanto de los poderes públicos como por los particulares, a quienes
el fallo de las sentencias del Tribunal Constitucional les impone un
mandato concreto, nos encontramos ante la vulneración de un dere-
cho fundamental que le asiste al justiciable a instar la ejecución de lo
juzgado y ser repuesto en el disfrute de los derechos e intereses que le
fueron amenazados o vulnerados. Lo contrario llevaría a restarle toda
fuerza coercitiva a las normas jurídicas, convirtiendo las decisiones
judiciales y la eficacia de los derechos en ellas reconocidos, en formas
carentes de contenido.
Es en la etapa de ejecución de las sentencias donde se satisface y
asegura el derecho de los ciudadanos a obtener justicia.

pp. 289 y ss.


45 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-554/92 M.P. Eduardo Cifuentes
Muñoz.
46 TCE. Sentencia 15/1986.

139
Carolina Canales Cama

3.2.3. Efectos
3.2.3.1. Cosa Juzgada (Rechtskraft)
La sentencia de inconstitucionalidad de una ley por su carácter de cosa
juzgada tiene efectos vinculantes u obligatorios para los poderes públicos,
lo que se deriva del carácter general que produce los efectos derogatorios
de su sentencia (artículo 204° de la Constitución y artículo 82º del Código
Procesal Constitucional).
En sentido diverso, en los procesos de tutela de derechos fundamenta-
les, donde la controversia jurídica se da entre partes para un caso concreto,
las sentencias recaídas en el mismo no tienen, prima facie, más trascenden-
cia exterior –principio de relatividad-. Lo que determina que se de la reduc-
ción de los efectos de la cosa juzgada material a las partes que han interve-
nido en el proceso, la limitación de la vinculación de las sentencias al caso
efectivamente decidido y no más allá47. A partir de este punto, haremos
exclusiva referencia a este segundo tipo de procesos.
La cosa juzgada formal supone la inimpugnabilidad de las sentencias
en el sentido de que son firmes y contra ellas no cabe recurso alguno, y que
sólo podrán ser aclaradas en determinadas circunstancias (artículo 121º del
Código Procesal Constitucional). De dicho efecto deriva un primer man-
dato para el Tribunal Constitucional: la obligación de hacerlas efectivas en
sus propios términos.
Sin embargo, el carácter vinculante de las sentencias del Tribunal
Constitucional genera consecuencias que van más allá de los efectos de
la cosa juzgada formal, toda vez que su observancia es no sólo para las
partes del proceso, sino también para los poderes y órganos constitucio-
nales y para los casos futuros similares, debido a lo dispuesto en el fallo
de la sentencia – decisum- y también a sus fundamentos y consideracio-
nes -ratio decidendi-. Mandato que tiene especial relevancia en materia de
los institutos de la jurisprudencia constitucional (artículo VI del Código
Procesal Constitucional) y el precedente constitucional (artículo VII del
Código Procesal Constitucional).
En consecuencia, podemos sostener con el Tribunal Constitucional
para que una sentencia, dictada dentro de un proceso judicial ordinario o
un proceso constitucional, adquiera la calidad de cosa juzgada, no basta
que estén presentes sus elementos formal y material, tal como es defini-
do por la teoría general del proceso; tampoco es suficiente que exista un

47 BOCANEGRA SIERRA, Raúl. El valor de las Sentencias del Tribunal Constitucio-


nal…, Op. cit., p. 12

014401
La Sentencia Constitucional en el Perú

pronunciamiento sobre el fondo, tal como prevé el artículo 6º del Código


Procesal Constitucional. Se requiere que haga suya la interpretación del
Tribunal Constitucional o sus precedentes vinculantes, a fin que pueda
generar, constitucionalmente, cosa juzgada48.
Ello es así porque la Constitución garantiza, a través de su artículo 139º
inciso 2, la cosa juzgada constitucional. Ésta se configura con aquella senten-
cia que se pronuncia sobre el fondo de la controversia jurídica, de confor-
midad con el orden objetivo de valores, con los principios constitucionales
y con los derechos fundamentales, y de acuerdo con la interpretación que
haya realizado el Tribunal Constitucional de las leyes, o de toda norma
con rango de ley, o de los reglamentos y de sus precedentes vinculantes,
como lo prescriben los artículos VI y VII del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, respectivamente.
Las consecuencias que de ello se derivan son de especial importancia, y
es necesario superar algunas interpretaciones que pretenden desvirtuar los
efectos jurídicos propios de la cosa juzgada constitucional.
Primero, no supone que todas las sentencias expedidas por los jueces
adscritos al Poder Judicial son capitis diminutio, como consecuencia de un
decisionismo jurisprudencial que reposa en un acto de voluntad del Tri-
bunal sobre la fuerza de sus sentencias. Es otro Poder el que otorga dicha
eficacia: el Congreso, cuya voluntad legislativa se encuentra contenida en
el mandato del precitado artículo VII del Título Preliminar del Código Pro-
cesal Constitucional.
En segundo lugar, no es que un precedente expedido con poste-
rioridad pueda dejar sin efecto la cosa juzgada; porque no irradia
sus efectos retroactivamente. Lo que se encuentra ratificado por el
propio Tribunal, en materia de límites a la competencia para emitir
precedentes constitucionales, cuando señala que el establecimiento
de un precedente vinculante no debe afectar el principio de respeto
a lo ya decidido o resuelto con anterioridad a la expedición de la
sentencia que contiene un precedente vinculante; vale decir, no debe
afectar las situaciones jurídicas que gocen de la protección de la cosa
juzgada. Por ende, no puede impedir el derecho de ejecución de las
sentencias firmes, la intangibilidad de lo ya resuelto y la inalterabi-
lidad de lo ejecutado jurisdiccionalmente. Dicha restricción también
opera en el caso que el Tribunal Constitucional, al amparo de lo pre-
visto en la parte in fine del artículo VII del Titulo Preliminar del Có-
48 STC 0006-2006-PC, de fecha 22 de marzo de 2007, Caso Poder Judicial y MINCETUR
(fundamento 69); así como, STC 4853-2004-PA, de fecha 22 de mayo de 2007, Caso
RAC a favor del precedente (fundamentos 26 y 27).

141
Carolina Canales Cama

digo Procesal Constitucional, resuelva apartarse de un precedente y


sustituirlo por otro49.
Finalmente, no puede pretenderse someter el proceso constitucional
al principio inquisitivo del procesalismo civilista; pues, el Tribunal Cons-
titucional bajo pena de traicionar los fines de la justicia constitucional, no
puede ni debe operar con los principios y mecanismos del procedimiento
ordinario de la justicia rogada –da mihi facto dabo tibi jus-50.

3.2.3.2. Vinculación a todos los poderes públicos (Bindungswirkung)


Se deriva de que el Tribunal Constitucional es el supremo intérprete
de la Constitución, estableciendo el sentido constitucional de todo el De-
recho. Es así que los jueces y autoridades administrativas51 se encuentran
sometidos a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en dos for-
mas. Primero, en la valoración objetiva que realiza sobre la incompatibili-
dad de una norma legal con los derechos fundamentales demandados; y,
segundo, en el control abstracto de constitucionalidad, tanto si se declara
la inconstitucionalidad de la norma legal, como si ha sido desestimada
la demanda.
Es así que cualquier acto legislativo o decisión judicial no debe afectar
lo resuelto por el Tribunal, sino asegurar que se respete y se ejecute dicho
fallo que es lo mismo que asegurar la plena vigencia de la supremacía jurí-
dica constitucional y de la tutela de los derechos fundamentales, que es la
tarea propia de la jurisdicción constitucional.
Este efecto de las sentencias constitucionales encuentra su formulación
en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley N.º 28301.
Primera Disposición General: Los jueces y Tribunales interpretan
y aplican las leyes y toda norma con rango de ley y los reglamentos
respectivos según los preceptos y principios constitucionales, confor-
ma a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones
dictadas pro el tribunal Constitucional en todo tipo de procesos, bajo
responsabilidad.
El Tribunal Constitucional ejerce una importante influencia en el
ordenamiento jurídico mediante la exigencia que los efectos de sus
sentencias se hagan extensivos, haciéndose posible la penetración de
49 STC 0024-2003-AI, de fecha 31 de octubre de 2005, Caso Municipalidad de Lurín.
50 Vega, Pedro de. Estudios políticos constitucionales. México D.F.: Universidad Autóno-
ma de México, 1987, p. 306
51 STC 3741-2004-AA, de fecha 11 de octubre de 2006, Caso Control Difuso Adminis-
trativo.

214421
La Sentencia Constitucional en el Perú

las reglas constitucionales en la aplicación diaria del derecho por los


tribunales ordinarios, que se ven influidos por la doctrina sentada
por la jurisprudencia constitucional52. Ello no alcanza sólo al fallo de
la sentencia, sino también a los fundamentos jurídicos de la misma,
es decir, a su ratio decidenci.
Mas, no cabe duda que esta influencia se deja sentir también en el
orden político, lo cual contribuye a salvaguardar los equilibrios de po-
deres, el funcionamiento correcto de las instituciones representativas, y
también el respeto mutuo de sus propias competencias ante el Estado
central y los entes territoriales53.

3.2.3.3. Fuerza de Ley (Geseteskraft)


No quiere decir que tengan los mismos efectos que las leyes. Las sen-
tencias constitucionales trascienden la habitual limitación de los mismos
a las partes que participaron en el proceso, gozando en algunos casos
de efectos frente a todos, eficacia erga omnes, particularmente en los su-
puestos en que se declaran la inconstitucionalidad y nula una norma, en
lo que, lógicamente no pueden dejar de aspirar a tener un alcance tan
general como ésta.
Se extiende a las sentencias recaídas en los procesos de tutela de dere-
chos fundamentales, si las mismas afectan a una regla de Derecho y por
ello deben tener un alcance tan general como el que posee aquella, es decir,
en los supuestos en los cuales se puede establecer positivamente un pre-
cedente vinculante, según dispone el artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional.

IV. Mecanismos propuestos para la ejecución de las sentencias del Tribu-


nal Constitucional y recomendaciones
La ejecución de las sentencias constitucionales está directamente vincu-
lada al modelo de organización de la jurisdicción constitucional de un
sistema jurídico determinado, y a las posibilidades jurídicas y fácticas
de su actuación. En ordenamientos de diseño debidamente articulado,
y donde además existe una cultura de respeto a las instituciones demo-
cráticas, la ejecución de las sentencias se corresponde con los niveles de
eficacia que las normas otorgan a las decisiones del máximo intérprete
de la Constitución.

52 Rodríguez Piñeiro Y Bravo-Ferrer, Miguel. “El Tribunal Constitucional Español”...,


Op. cit., p. 18
53 Ibídem.

143
Carolina Canales Cama

Nos permitimos afirmar que el efecto vinculante de las decisiones debe


generar mecanismos de actuación autónoma del Tribunal también en fase
de ejecución, ya sea a través de los demás entes de la administración, o a
través de la propia organización judicial o, en su caso, del propio órgano
en fase de ejecución de sus sentencias.
Para dicha determinación, el punto de partida a tener en cuenta es que
los mecanismos de ejecución de las sentencias constitucionales varían, tra-
tándose de los procesos de control abstracto, respecto de los mecanismos
que han de ser necesarios en los procesos de tutela de las libertades.
Así, mientras que en el control normativo abstracto el problema pa-
rece ubicarse en el ámbito de la eficacia (temporal, material, o norma-
tiva) de las sentencias estimatorias o desestimatorias; en el caso de la
tutela de los derechos, el problema suele presentarse más bien en el
plano de los concretos actos dictados por la corte o el tribunal, es decir,
se trata aquí del cumplimiento, en sus mismos términos, de las obliga-
ciones de hacer o no hacer ordenadas en la sentencia54.
A partir de lo señalado, y desde un análisis en clave comparada, ex-
ponemos algunas medidas correctivas a nuestro sistema de ejecución de
sentencias constitucionales. Todas derivan de la constatación que el orden
jurídico que institucionaliza la Constitución sólo es posible siempre que las
autoridades o ciudadanos, obligados por una sentencia del Tribunal Cons-
titucional, actúen en forma diligente y oportuna, evitándose que se burle
el derecho material reconocido al beneficiario de la decisión constitucional.

4.1. Órgano del Tribunal Constitucional encargado de la supervisión


del cumplimiento de sus sentencias
Su creación y regulación se haría mediante modificación de la Ley Or-
gánica del Tribunal Constitucional; pues, el propio Tribunal es el encar-
gado de adoptar las medidas suficientes y oportunas para que se de cum-
plimiento a los fallos en los que impone obligaciones, ya sea al Estado o
a los particulares. De esta forma se garantizaría adecuadamente el acceso
a la justicia, en concordancia con la exigencia de la observancia de los
principios de moralidad, celeridad, eficacia e imparcialidad, consagrados
en la Constitución y en el artículo III del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional.
Una experiencia comparada en este sentido la encontramos en el dere-
cho español, en donde el artículo 87° la Ley Orgánica del Tribunal Cons-

54 STC 4119-2005-AA, de fecha 9 de noviembre de 2006, Caso Roberto Bryson (funda-


mento 15).

414441
La Sentencia Constitucional en el Perú

titucional, a manera de principio jurídico sobre la eficacia vinculante de


sus sentencias, establece que todos los poderes públicos están obligados
al cumplimiento de lo que el Tribunal Constitucional resuelva. Siendo que
este principio se ve reforzado en la atribución que otorga dicha ley al pro-
pio Tribunal de competencia en la ejecución de las sentencias, en los si-
guientes términos.
Artículo 92.- El Tribunal podrá disponer en la sentencia, o en la resolu-
ción, o en actos posteriores, quién ha de ejecutarla y, en su caso, resolver las
incidencias de la ejecución.
Algunas características de este órgano que proponemos, están dadas,
primero, por la capital importancia que para el interés público tiene el
cumplimiento de las sentencias, lo que obliga al Tribunal Constitucional
a adoptar las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la plena
efectividad de los derechos fundamentales; y segundo, por la naturaleza
del procedimiento que regularía
Éste sería un procedimiento de cumplimiento voluntario de las sen-
tencias, que luego de notificadas deberán desplegar plenamente sus efec-
tos dentro de los plazos razonables que determine el propio Tribunal
Constitucional. Pues, la decisión del juez constitucional, mediante la cual
ordena ejecutar sus sentencias, tiene varias características propias que la
hacen más efectiva, dado su carácter preferente, sumario e inmediato.
Sólo ante la reticencia, con carácter subsidiario, se utilizarían los apre-
mios de la vía ejecutiva; la misma que no constituye un procedimiento
normal sino excepcional. Además, en los supuestos de eminente irrepa-
rabilidad del derecho conculcado, el proceso de ejecución no resulta ser
siempre un medio idóneo para asegurar el cumplimiento de la sentencia
judicial y restablecer la violación de los derechos constitucionales que
invoca el demandante, en la medida que podría suponer condicionar a
determinadas formalidades la propia sentencia, dilatando en el tiempo
su eficacia. De esta forma, el Tribunal Constitucional, resolverá los con-
flictos jurídicos que se presentan en el medio social, garantizando que
sus providencias se materialicen a través de su efectivo cumplimiento.
Son las autoridades públicas las llamadas en primer orden a aten-
der los requerimientos no coercitivos para el cumplimiento de sus
sentencias. En definitiva, se requiere de la colaboración armónica en-
tre las ramas del poder público, que implica la unidad de acción y es-
fuerzos y la coordinación de propósitos para cumplir con los fines del
Estado. En ese sentido, el cumplimiento de los fallos constitucionales
por la administración resulta ser una exigencia que se deriva de dicha

145
Carolina Canales Cama

colaboración, y resultaría inadmisible que ésta al omitir su ejecución


pudiera actuar contrariando dichos fines (artículo 44° de la Constitu-
ción). Siendo que, los derechos o intereses de las personas reconocidos
o declarados en una sentencia, no serían efectivos sin la obligación
correlativa de la administración de cumplirlas.
En el caso de los particulares, es una obligación impuesta por la
propia Constitución de manera directa, y que de manera subsidiaria
se realiza -en caso de reticencia- a través de la intervención del poder
judicial. Así, todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y
de proteger los intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y
defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación (ar-
tículo 38° de la Constitución).
Será siempre el Tribunal Constitucional el encargado de adoptar las
medidas suficientes y oportunas para dar cumplimiento a los fallos que
imponen obligaciones. Una vez que es debidamente notificada la deman-
dada, a partir de su ejecutoria son exigibles y deben ser cumplidas las
obligaciones contenidas en dicha sentencia, haciendo realidad el prin-
cipio de acceso a la justicia, en el sentido de que no sólo es importante
obtener de esta la actuación favorable a una pretensión sino obtener el
cumplimiento material de la sentencia.
1.2. Dotar de mayores garantías al actual proceso de ejecución de las sen-
tencias del Tribunal Constitucional
El proceso de ejecución supone el uso de la fuerza pública a fin de hacer
cumplir sus determinaciones.
Por ello, se requiere que la ejecución de las sentencias que causen ejecu-
toria en que se haya concedido el amparo solicitado, se vean informada por
los mismos principios que informan el proceso constitucional establecidos
en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
–extendiéndolos con criterios de razonabilidad-, con especial relevancia en
el caso de los procesos de tutela de derechos fundamentales.
Algunas pautas para la configuración de un proceso de ejecución ga-
rantista, es el reforzamiento de la garantía de celeridad, para lo cual, una
vez dictada la sentencia debe ser comunicada por oficio y sin demora algu-
na a los responsables para su cumplimiento.
Una innovación que consideramos de vital importancia está dada en
términos de permitir que el favorecido con la sentencia fundada en los pro-
cesos de tutela de derechos fundamentales, se encuentre no sólo legitima-
do para intervenir en el proceso de ejecución, sino dotarlo de las acciones
y los recursos necesarios.

614461
La Sentencia Constitucional en el Perú

Deviene en interesante la experiencia mexicana, que en su Ley de Am-


paro, Libro Primero Del Amparo en General, Título Primero Reglas Gene-
rales, Capítulo XII De La Ejecución de las Sentencias, regula el denomina-
do Recurso de Inconformidad
Artículo 105.- Si dentro de las veinticuatro horas siguientes a la notifi-
cación a las autoridades responsables la ejecutoria no quedare cumplida,
cuando la naturaleza del acto lo permita, o no se encontrare en vías de
ejecución en la hipótesis contraria, el juez de distrito, la autoridad que co-
legiado de circuito, si se trata de revisión contra resolución pronunciada en
materia de amparo directo requerirán, de oficio o a instancia de cualquie-
ra de las partes, al superior inmediato de la autoridad responsable para
que obligue a esta a cumplir sin demora la sentencia; y si la autoridad res-
ponsable no tuviere superior, el requerimiento se hará directamente a ella.
Cuando el superior inmediato de la autoridad responsable no atendiere el
requerimiento, y tuviere, a su vez, superior jerárquico, también se requeri-
rá a este ultimo.
Dicho planteamiento, llega más allá en sus consecuencias, pues pre-
vé que en caso la autoridad no obedeciere la ejecutoria, a pesar de los
requerimientos, se deberá remitir el expediente original a la Suprema
Corte de Justicia, para procurar su exacto y debido cumplimiento. Ésta
instancia, a su vez tiene competencia para determinar, si procediere,
que la autoridad responsable quede inmediatamente separada de su
cargo y la consignara al Ministerio Público para el ejercicio de la acción
penal correspondiente, y si la autoridad responsable que deba ser sepa-
rada gozare de fuero constitucional, la Suprema Corte solicitará a quien
corresponda el desafuero de la expresada autoridad.
Otra alternativa que proponemos está dada, en términos que
para atribuir la responsabilidad de la autoridad, es necesario que
con respecto del incumplimiento, se pueda diferenciar aquel que re-
sulta excusable del que es inexcusable.
En el primer caso se podría instaurar un procedimiento de cum-
plimiento sustituto –ello también cuando su ejecución afecte grave-
mente a la sociedad o a terceros en mayor proporción que los benefi-
cios económicos que pudiera obtener el demandante-.
En el segundo supuesto, de incumplimiento inexcusable, se debería
otorgar una oportunidad a la autoridad para que dentro de un plazo fijado
cumpla con los términos de la sentencia. En el supuesto de que ésta insista
en el incumplimiento se derivan las consecuencias en materia de respon-
sabilidad que establecidas por el legislador en el artículo 22° del Código

147
Carolina Canales Cama

procesal Constitucional, que señala que se podrá disponer la destitución


del responsable que se niegue a cumplir la sentencia55.

4.3. Desarrollo y complemento de la regulación procesal en la materia


a través de la jurisprudencia. La denominada autonomía procesal
constitucional
Si bien el límites procesal de la actuación del Tribunal Constitucional
se encuentra en que es un órgano que no puede intervenir de oficio, sino
a instancia de parte y con una legitimación limitada, conforme a compe-
tencias enumeradas y tasadas, a través de un procedimiento en el que ad-
quiere información, la procesa y la traduce en una sentencia. Sin embargo,
que duda cabe, el Tribunal no podría dejar de administrar justicia consti-
tucional sino es para dar plena vigencia a los principios del pro homine, pro
actione y de precaución; pronunciarse más allá del petitorio de la demanda
en aras de una adecuada protección de los derechos fundamentales; im-
plementar los tipos de hábeas corpus56; configurar jurisprudencialmente
nuevos derechos fundamentales57; en el establecimiento de los tipos de
sentencias de inconstitucionalidad de las normas legales58; entre otros.
Todas estas manifestaciones son comprehendidas dentro del ejer-
cicio de la autonomía procesal constitucional59, que es expresión por
antonomasia de la vinculación intensa entre Constitución y proceso60.

55 Cabe señalar que en el proyecto del Código Procesal Constitucional, se proponía como
medida la detención del responsable. Esta propuesta se fundó en la experiencia del
common law en el instituto del Comtemp of Court (Desacato de la Corte), la cual permite
la detención de la persona que incumple un mandato judicial hasta por seis meses.
56 STC 2663-2003-HC/TC, de fecha 12 de abril de 2004, Caso Eleobina Aponte (funda-
mento 6).
57 Como es el derecho a la verdad y el derecho de acceso a la justicia [STC 2488-2002-
HC, de fecha 22 de marzo de 2004, Caso Genaro Villegas Namuche (fundamentos 8
al 20)].
58 STC 0 010-2002-AI, de fecha 4 de enero de 2003, Caso Legislación Antiterorista
(fundamentos 26 al 35).
59 Vid. Rodriguez-Patrón, Patricia. La “autonomía procesal” del Tribunal Constitucional.
Madrid: Civitas, 2003. 150 pp. Asimismo el contenido propio que le ha otorgado el
Tribunal Constitucional a través de la Res. Exp. Nº 0020-2005-PI/TC, de fecha 8 de
agosto de 2005, Caso Hoja de Coca (fundamentos 2 y 3); STC 1417-2005-PA, de fe-
cha 12 de setiembre de 2005, Caso Manuel Anicama (fundamento 48); Res. Exp. N.º
0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC (acumulados), de fecha 28 de octubre de 2005,
Caso PROFA (fundamentos 18 al 21); STC 5033-2006-PA, de fecha 21 de setiembre
de 2006, Caso Víctor Roca Vargas (fundamento 62); STC 4119-2005-PA, de fecha 9
de noviembre de 2006, Caso Roberto Renato Bryson (fundamento 38); básicamente.
60 En ese sentido la experiencia del Tribunal Constitucional Alemán, resulta remar-

814481
La Sentencia Constitucional en el Perú

No se trata de actos normativos, ni en el origen ni en el contenido ma-


terial, sino de naturaleza estrictamente judicial, con efectos ad extra.
Es de esta forma como el Tribunal invoca su autonomía procesal
a efectos de ir determinando aquellos aspectos procesales que no fue-
ron intencionalmente regulados por el legislador y que son necesarios
para llevar a cabo sus fines constitucionales. Mas que duda cabe, que
como toda competencia del Tribunal en su ejercicio se encuentra suje-
ta a los propios límites que vinculan al supremo intérprete de la Cons-
titución, los mismo que son objeto de análisis. Es así que el sustento
de la institución opera también como un límite a la misma; puesto que
el Tribunal Constitucional está obligado a expresar las razones que
justifican en el caso concreto, la necesidad de recurrir al principio de
autonomía procesal; con lo cual debería poner en evidencia los valo-
res y principios constitucionales que orientan y legitiman su labor61.
En ejercicio de esta facultad, en la materia que nos corresponde,
el Tribunal ha admitió la importancia de regular la procedencia del
recurso de agravio a favor del cumplimiento de sus sentencias, a tra-
vés de la Resolución 0168-2007-Q/TC, de fecha 27 de noviembre de
2007, siguiendo la interpretación realizada del artículo 18º del Código
Procesal Constitucional, sobre los criterios de procedencia del recurso
de agravio constitucional62, establecido en favor del precedente cons-
titucional vinculante63.

cable. A este órgano se le permite, dentro del marco de esas prescripciones legales,
desarrollar el procedimiento correspondiente a cada uno de los procesos constitu-
cionales a través de su praxis, así como determinar las particularidades de su fun-
cionamiento interno en un reglamento (Geschäftsordnung). El primer extremo, que
para objeto del presente informe es el que debemos resaltar, supone “el desarrollo
de principios procesales, caso por caso, en el curso de un proceso concreto (por
ejemplo, sobre plazos, emplazamientos, notificaciones, citaciones, posibilidad de
modificación, retirada, acumulación y separación de demandas, admisibilidad de
demandas subsidiarias y condicionales, derecho por pobre, procedimiento de
determinación de costas, capacidad procesal, consecuencias de la muerte del de-
mandante, retroacción de las actuaciones, etc.) [Rodríguez-Patrón, Patricia. “La
libertad del Tribunal Constitucional Alemán en la configuración de su Derecho
Procesal”. En: Revista Española de Derecho Constitucional, Año 21, Núm. 62, Lima,
Mayo-Agosto 2001, p. 128].
61 STC 4119-2005-PA, de fecha 9 de noviembre de 2006, Caso Roberto Renato Bryson
(fundamento 38).
62 STC 2877-2005-PHC, de fecha 20 de julio de 2006, Caso Luis Sanchez Lagomarcino
Ramirez.
63 STC 4853-2004-PA, de fecha 22 de mayo de 2007, Caso RAC a favor del precedente.

149
Carolina Canales Cama

Los criterios interpretativos sentados a la luz de los principios de


economía procesal e informalismo, consagrados en el artículo III del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, son:
Primero. El recurso de agravio a favor del cumplimiento de las
sentencias del Tribunal Constitucional tiene como finalidad restable-
cer el orden jurídico constitucional, el mismo que ha sido preservado
mediante sentencia estimatoria del Tribunal en el trámite de un pro-
ceso constitucional.
Segundo. El Tribunal resolvería así en instancia final para el restable-
cimiento del orden constitucional que resultó violado con la decisión del
juez de ejecución, devolviendo lo actuado para que la instancia correspon-
diente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el Tribunal Constitu-
cional, en lo que se refiere al alcance y el sentido del principio de la eficaz
ejecución de sus sentencias en sus propios términos.
Tercero. El órgano judicial correspondiente se limitará a admitir el re-
curso de agravio constitucional, y corresponderá a este Colegiado dentro
del mismo proceso constitucional, valorar el grado de incumplimiento de
sus sentencias, cuando son desvirtuadas o alteradas de manera manifiesta
en su fase de ejecución. En cualquier caso, el Tribunal tiene habilitada su
competencia, ante la negativa del órgano judicial, a través del recurso de
queja a que se refiere el artículo 19º del CPConst.
En consecuencia, en virtud de este recurso corresponde al propio Tri-
bunal dentro del mismo proceso constitucional, valorar el grado de cum-
plimiento de sus pronunciamientos, a fin de que éstas no se vean desvir-
tuadas o alteradas de manera manifiesta en su fase de ejecución.
Entendemos que la emisión de esta resolución supone un paso de vital
importancia en la consolidación de la eficacia de las sentencias constitu-
cionales, que ha sido objeto del presente estudio. Sin embargo, para ase-
gurar su vinculación intensa para futuros casos, proponemos que adopte
la forma de precedente vinculante, según dispone el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional.

V. A MODO DE CONCLUSIÓN
Es misión del Tribunal Constitucional, afirmar la primacía de la Cons-
titución y de los valores que orientan el proceso democrático en libertad,
en una labor que propicie la consolidación del Estado Constitucional como
una institución dependiente del acuerdo y participación de sus ciudada-
nos, y que se renueva a través de la continua acción humana.

015501
La Sentencia Constitucional en el Perú

Esta vinculación de la unidad estatal con el entramado socio-


político, es encargada al Tribunal Constitucional, para lo cual debe
asumir la función de acercar a los ciudadanos el “contenido funda-
mental” de la Constitución –parte dogmática y orgánica-. Sin embar-
go, ésta no es una labor meramente declarativa o dispositiva, sino
que atraviesa necesariamente por la plena garantía que sus senten-
cias serán ejecutadas y realizadas. De esta forma se armonizarán los
fundamentos jurídicos de las decisiones con la opinión social, y se
afianzará la confianza en la justicia constitucional, creándose certe-
za sobre el respeto de los derechos fundamentales y la defensa del
orden constitucional objetivo.
En la configuración actual del sistema de garantías para la ejecu-
ción de las sentencias constitucionales, se hace necesario afianzar aún
determinados aspectos. Sin embargo, remarcamos el valor que repre-
senta la Resolución 0168-2007-Q/TC bajo comentario, que evidencia la
forma como el Tribunal viene asumiendo con responsabilidad su rol
de supremo intérprete de los derechos fundamentales y configurador
de su Derecho procesal, como paso previo para el futuro desarrollo de
un conjunto normativo, sistemático y de regulación de la eficacia de los
procesos constitucionales.
De no haberse llevado a cabo esta iniciativa jurisprudencial, llegaría-
mos al absurdo que en nuestro sistema constitucional la inobservancia de
una decisión jurisdiccional del Tribunal Constitucional, configure una vio-
lación “adicional” de un derecho fundamental, que procesalmente tenga
como única y lamentable consecuencia la interposición de una nueva
demanda de amparo. Que duda cabe, ésta opción que ha sido dejado
de lado por el Tribunal, implicaba el riesgo de supuestos de irreparabi-
lidad del derecho; además, de reducir a la primera sentencia recaída en
el proceso de tutela de derechos fundamentales que declara fundada la
pretensión constitucional, a una exposición de razones sin efectos.

México D.F., abril de 2008

151
152
¿Existe Actuación de Sentencia Impugnada en el
Código Procesal Constitucional Peruano?*1

Por: Gerardo Eto Cruz**2

SUMARIO:
I. Introducción. II. Exordio conceptual: el ocaso del procesalismo clásico y la
actual tutela de urgencia. III. La elaboración del Código Procesal Constitucional.
IV. El texto definitivo del Código Procesal Constitucional. V. ¿Cuándo empieza
a hablarse de la existencia de la actuación de sentencia impugnada? VI. La posi-
ción de Domingo García Belaunde: la no existencia de la actuación de sentencia
impugnada. VII. Los planteamientos de la doctrina constitucional peruana: pros,
contras y silencios en torno a la actuación de sentencia impugnada. VIII. Una
ojeada panorámica a la legislación comparada. IX. ¿Qué es lo que ocurrió en la
Comisión que elaboró el Código Procesal Constitucional? X. Entre la voluntad del
legislador y la voluntad de la ley. XI. Las disposiciones y normas vinculadas a la
actuación de sentencia impugnada: las orillas contrapuestas. XII. ¿Ante qué tipo
de actuación de sentencia nos encontramos?

I. INTRODUCCIÓN
No es de extrañar que cuando entra en vigor una norma, y con ma-
yor razón si se trata de un complejo cuerpo normativo como el Código
Procesal Constitucional (de ahora en adelante C.P.Const.), existan entre
sus disposiciones y normas3 o las reglas4 que ella contiene, un conjunto
de temas e institutos que parecieran estar encriptados y que luego, con las
contribuciones de la doctrina y la jurisprudencia, se deben ir deve-
lando y aclarando; aunque se corra el riesgo de que una equivocada
y acaso precipitada interpretación del arcano de la norma pueda, a la

* Ponencia presentada al VI Congreso de la Asociación de Constitucionalistas de Espa-


ña, realizado los días 24 y 25 de enero de 2008
** Magistrado del Tribunal Constitucional Peruano.
3 ALEXY, Robert. El concepto y la validez del Derecho. 2° ed. Gedisa Edit. Barcelona.
1997.
4 DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Edit. Planeta Agostini. Barcelona. 1993.

153
Gerardo Eto Cruz

postre, convertir al exégeta en heresiarca sobre el sentido y el espíritu


de lo que interpreta.
A la fecha, pese a que el C.P.Const. ha cumplido un bienio, dentro de la
abigarrada producción de sentencias del Tribunal Constitucional (en ade-
lante TC), incluyendo todas las que han sido declaradas como precedente
vinculante y, por tanto, con efectos normativos5, no se detecta absoluta-
mente ninguna línea jurisprudencial en torno al instituto de la actuación
de la sentencia impugnada que ahora nos ocupa, en el entendido si se en-
cuentra regulada o no en los procesos de amparo.
Por lo pronto, el grueso de autores, dan por cierto que, efectivamente,
el C.P.Const. habría cubierto este instituto que, para la legislación procesal
comparada en general no es una novedad, pero para el sistema procesal
peruano sí, y en especial para nuestra jurisdicción constitucional; puesto
que en otros países los procesos constitucionales cuentan con esta modali-
dad de tutela de urgencia, conforme veremos luego.
Probablemente los diversos autores, tomaron como referencia la edi-
ción por decirlo así, cuasi oficial del C.P.Const. elaborado por sus autores
reales, esto es, el grupo que tuvo la iniciativa académica de elaborar el An-
teproyecto. Allí, conforme veremos luego, oficialmente se afirmaba que el
C.P.Const. comprendía a la institución procesal de la actuación de senten-
cia impugnada. Mas luego, a través de una entrevista que le formulara José
Palomino Manchego a Domingo García Belaunde, quien en los hechos ejer-
citó una labor de dirección o de Presidente de dicha Comisión, manifestó
que el tema no había quedado claro; y que, en su opinión no se encuentra
regulado. La posición de Domingo García Belaunde, y probablemente con
él de casi todos los miembros de la Comisión es que este instituto procesal
no está normado. Empero, por ahora, consideramos que nos encontramos
ante un campo de Agramante. Y, lo más seguro es que el TC sea quien diga la
última palabra. No olvidemos que, por lo menos oficialmente, el C.P.Const.
proscribe el amparo contra el amparo; y ello está más que claro en el art.
5 inc. 6; sin embargo, el TC ha inflexionado esta fórmula normativa y ha
sostenido lo contrario. Lo mismo puede suceder con el instituto que ahora
comentamos y quizás, más temprano que nunca tengamos una posición
del TC en torno a este tema, en donde aclare los presuntos enigmas que
se ciernen sobre esta figura. Salvo, claro está, que por vía de una reforma
se aclare esta redacción un tanto anfibológica con que se encuentra actual-
mente diseñada, pues el ideal es que antes que el TC se pronuncie sobre
esta situación, bien podría el legislador aclarar el tema, optando en todo
5 Vid. CARPIO MARCOS, Edgar y GRÁNDEZ CASTRO, Pedro (Coordinadores). El prece-
dente constitucional. Edit Palestra. Lima. 2007.

415541
La Sentencia Constitucional en el Perú

caso por la no regulación de este instituto procesal; hasta verificarse una


futura incorporación o no y no dejar al arbitrio discrecional del juez (siste-
ma ope iudicis).
En consecuencia, interesa aquí, en estas líneas, acercarnos a ver qué es
lo que está ocurriendo con este tema; si en realidad se encuentra regulado
o no; en todo caso, ver cómo es que se han presentando los hechos y luego
expresar algunas conclusiones tentativas en torno a los pros y los contras
que este instituto entraña. Es decir, se trata de ver si el instituto de la actua-
ción de la sentencia impugnada se ubica dentro del sistema del ope legis; lo
cual supondría que la actuación de sentencia impugnada sí es procedente
en tanto se encuentre regulado en sede normativa; o del ope iudicis, donde
el instituto normativamente no existiría, pero bien puede el juez decidir su
procedencia; o finalmente, un tercer sistema, que bien puede ser identificado
como híbrido o mixto, donde aparte de que sí está previsto en el Código se
le otorga al Juez como una facultad discrecional motorizar su utilización,
ponderando bajo ciertas pautas razonables6, su procedencia o no. Estas y
otras interrogantes más justifican las líneas que vienen a continuación.

II. EXORDIO CONCEPTUAL: EL OCASO DEL PROCESALISMO


CLÁSICO Y LA ACTUAL TUTELA DE URGENCIA
En los últimos tiempos se han planteado dos grandes alternativas para
hacer frente a la profunda crisis en que se debate la impartición de justicia
en diversas partes del orbe7. Así, una de ellas es precisamente huir de la
jurisdicción y que los propios interesados utilicen una justicia conciliativa, ya
que la rémora de la lentitud, los mil vericuetos para acceder a una incierta
tutela; sumado a una impronta autoritaria y no exenta de conductas de
corrupción de quienes asumen la jurisdicción representando al Estado, en
rigor no solucionan los conflictos, generando más bien una mayor desilu-
sión; de allí que, más que acercarse a ella –la jurisdicción- hay que huir en
bandada y utilizar una justicia alternativa. A esta opción, el arsenal teórico
lo identifica como las vías de conciliación, mediación o arbitraje y del cual
existe una ubérrima bibliografía al respecto.

6 BERNAL PULIDO, Carlos. El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales


Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid, 2003.
7 Un primer avance dentro del largo camino de nuestra era republicana es el Plan
elaborado por la Comisión especial para la Reforma Integral de la Administración
de Justicia –CERIAJUS. Plan nacional de Reforma Integral para la Administración de
justicia. Lima. 23 de abril del 2004. 647 pp. El plan nacional completo elaborado
por CERIAJUS puede verse en la página web: www.congreso.gob.pe/comisio-
nes/2004/ceriajus/Plan_Nacional_ceriajus.pdf.

155
Gerardo Eto Cruz

La otra alternativa frente a la crisis de la justicia es, en primer lugar,


llamar a la calma a los que quieren correr espantados de la jurisdicción y
persuadir a que debemos seguir en ella8, tener fe; pero para esto, como un
paciente enfermo, es necesario introducir en la jurisdicción remedios que
mejoren los achaques y males que afronta. Así, este sector alarma de que
es necesario impulsar tutelas distintas a la ordinaria9 puesto que uno de
los reales y dramáticos males es la solución tardía de las decisiones juris-
diccionales. Y no sin razón los teóricos sostienen que uno de los campos
menos transitados en la Teoría General del Proceso es el referido a la
actividad de ejecución. Este sector impulsa complejas categorías como
son las denominadas tutelas de urgencia, ya sean sumarias, autosatisfac-
tivas, cautelares innovativas o tutelas anticipatorias que permitan, con
tales remedios impulsar nuevos horizontes de solución a los conflictos
que los ciudadanos tienen. Así, los ciudadanos hoy recurren a los orga-
nismos jurisdiccionales para obtener una tutela de urgencia y hacer frente
a la vorágine de los tiempos más dinámicos y complejos, pues ya no sólo
se trata de la defensa de los clásicos y ortodoxos derechos subjetivos priva-
dos; sino de una compleja, variada y heterodoxa gama de derechos públicos
subjetivos; que no son más que los derechos fundamentales en su versión
individual, social, colectiva o difusa10, que exige pronunciamientos juris-
diccionales más rápidos y eficaces.
Uno de los frutos maduros del procesalismo moderno es la revolu-
ción que se ha introducido en torno a la necesidad de que los justicia-
bles cuenten con una idónea y oportuna tutela jurisdiccional de urgencia
que asegure en términos reales la ejecución de una sentencia, no sólo
definitiva; sino que se anticipe a los efectos de la misma. La doctrina ha
sido frontal y sin medias tintas ha empezado a desarrollar los procesos
urgentes lo que, a su vez, comprende la tutela jurisdiccional diferencia-
da en la expresión acuñada por Proto Pisani.
En este contexto, llama más bien a asombro que la problemática de
los procesos de urgencia, en parte, ya ha sido preocupación y reflexión
no menos fecunda de los clásicos del procesalismo científico empezando
por Calamandrei, Chiovenda, Carnelutti, entre otros. Sin embargo, en los

8 Vid. con todo las reflexiones de RAWLS, John. Teoría de la justicia. Traduc. María
Dolores González. 4° reimpres. Fondo de Cultura Económica. México. 2003.
9 BORDALÍ SALAMANCA, Andrés. “Diversos significados de la tutela cautelar en
el proceso civil”, en Rev. derecho (Valdivia), Vol. 12, No. 2, dic. 2001, pp. 51-66; espe-
cíficamente p. 52.
10 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Juicio de amparo e interés legítimo: la tutela de los dere-
chos difusos y colectivos. Edit Porrúa. México. 2003

615561
La Sentencia Constitucional en el Perú

últimos lustros, se viene operando una frontal liquidación a la ideología


demoliberal clásica que subyace en el procesalismo ortodoxo de la justicia
civil11 y ha empezado una literatura emergente a desarrollar una concep-
ción mucho más pragmática en torno a la tutela de urgencia acorde a los
actuales tiempos versátiles12. Es así como, se ha desarrollado dentro de la
tutela anticipatoria, como categoría de la tutela diferenciada, la llamada ac-
tuación de sentencia impugnada y que recibe distintos nomen iuris.
Por lo general, la aparición de términos o categorías conceptuales en el
lenguaje procesal no es fruto de la simple heurística de sus autores; respon-
den más bien a esas innovaciones lingüísticas que las contingencias y el de-
venir histórico van imponiendo a la comunidad de académicos, y aunque
el instituto de la actuación de la sentencia impugnada aparentemente se
ubica dentro de la llamada tutela diferenciada o procesos alternativos -sinuo-
sos caminos polémicos, que por ahora no es el caso desarrollar- es identifi-
cado con distintos nomen iuris. La expresión más usual era la utilizada por
Chiovenda, “ejecución provisional de la sentencia”; otras como “ejecución pro-
visional en el proceso civil” (Gozaíni, Caballol Angelats); en el mundo lusita-
no: “execução provisoria da sentenca civil”; en nuestro medio, Monroy Gálvez
prefiere utilizar la expresión “actuación de sentencia impugnada”13. Más allá
de los calificativos o los distintos nomen iuris con que se le conoce a esta
institución procesal, interesa dar respuesta a la interrogante que encabeza
11 MONROY PALACIOS, Juan José y MONROY GÁLVEZ, Juan. “Del mito del pro-
ceso ordinario a la tutela diferenciada. Apuntes iniciales”, en Sentencia anticipada
(Despachos interinos de fondo). Carlos A. Carbone Coordinador. Rubinzal-Cursoni.
Buenos Aires. 2000. pp. 165-208.
12 Así por ejemplo pueden apreciarse puntuales temas tales como GOZAÍNI, Osvaldo
Alfredo. “La ejecución provisional en el proceso civil”, en Revista peruana de Derecho
Procesal. T III. Estudio Belaunde y Monroy. Lima. pp. 81-97. DE LOS SANTOS, Ma-
bel. “Conveniencia y necesidad de legislar sobre las tutelas de urgencia”, en Revista
peruana de Derecho Procesal. T IV. Estudio Monroy. Lima. pp. 73-86. De la misma au-
tora, “Resoluciones anticipatorios y medidas autosatisfactivas”, en Revista peruana
de Derecho Procesal. T III. Estudio Belaunde Monroy. Lima. pp. 69-78. MARINONI,
Luis Guilherme. “Tutela anticipatorio”, en Revista peruana de Derecho Procesal. T IV.
Estudio Monroy. Lima. pp. 135-142. PÉREZ RAGONE, Álvaro J.D. “Concepto es-
tructural y funcional de la tutela anticipatorio”, en Revista peruana de Derecho Proce-
sal. T IV. Estudio Monroy. Lima. pp. 199-220.
13 Juan Monroy Gálvez utiliza esta última expresión señalando que “Si bien existe
unanimidad en mantener lo sustancial del nombre puesto al instituto por Chioven-
da no nos parece correspondiente con su finalidad denominarlo ejecución provisoria
o ejecución provisional. Fundamentalmente la objeción radica (…) en el hecho de que
la actuación de la sentencia ocurre exactamente como si se tratara de una resolución
firme, ergo, la ejecución carece, entonces, de provisionalidad”; en “La actuación de
la sentencia impugnada”, en Revista Peruana de Derecho Procesal. T V. Palestra Edit.
Lima. pp. 207.

157
Gerardo Eto Cruz

esta monografía en homenaje al gran maestro Héctor Fix-Zamudio; para


ello nos vamos a permitir desarrollar algunos aspectos preliminares que
rodean esta problemática que se ha presentado en nuestro ordenamiento
constitucional peruano.

III. LA ELABORACIÓN DEL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL


Conforme ya lo hemos expresado en otra oportunidad, el íter legisla-
tivo del C.P.Const. peruano se gestó en dos etapas; una, que bien puede
calificarse como la etapa de iniciativa académica; y la segunda, de inicia-
tiva legislativa multipartidaria14.
El C.P.Const. peruano fue ciertamente fruto de una Comisión en la que
se autoconvocaron un grupo de académicos de la talla de Domingo Gar-
cía Belaunde, Juan Monroy Gálvez, a la que luego se integraron Francisco
Eguiguren Praeli, Jorge Danós Ordóñez, Samuel Abad Yupanqui y Arse-
nio Oré Guardia. Los mismos autores reconocen que esta iniciativa surge
en 1994, pero que se instaló en 1995.
El primer documento oficial de esta comisión de académicos data del
mes de octubre del 2000, en donde dan a luz pública el llamado “Antepro-
yecto del Código Procesal Constitucional”, allí en la presentación sus autores
expresaban que:
“…este es fruto de un trabajo arduo, desinteresado y paciente. El
objetivo que nos ha animado a presentarlo a la comunidad jurídica pe-
ruana es propiciar un esfuerzo colectivo para mejorarlo y así, dentro
de poco, permitir que el país modernice sus actuales procesos constitu-
cionales, unificando una normativa que hoy se encuentra dispersa”15.
Y, en lo que respecta al tema de ejecución de sentencia impugna-
da, originalmente el Anteproyecto expresaba un amplísimo precep-
to, signado siempre en el art. 22, cuyo tenor en su parte pertinente
es como sigue:
“Artículo 22.- Actuación de sentencias.- La sentencia que cause ejecu-
toria en los procesos constitucionales se actúa conforme a sus propios
términos por el juez de la demanda. Las sentencias dictadas por los

14 ETO CRUZ, Gerardo y PALOMINO MANCHEGO, José F. “En tres análisis: el pri-
mer Código Procesal Constitucional del mundo. Su íter legislativo y sus principios
procesales”, en Derecho Procesal Constitucional peruano. Estudios en homenaje a Domin-
go García Belaunde. T I. Edit. Grijley. (José F. Palomino Manchego. Coordinador).
Lima. 2005. pp. 233-308; específicamente 288-291.
15 AA.VV.: Código Procesal Constitucional. Anteproyecto y Legislación vigente. Palestra
Editores, Lima 2003. p. 5

815581
La Sentencia Constitucional en el Perú

jueces constitucionales tienen prevalencia sobre las de los restantes ór-


ganos jurisdiccionales y deben cumplirse bajo responsabilidad.
La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer
o no hacer es de actuación inmediata. Para su cumplimiento, y de acuerdo
al contenido específico del mandato y de la magnitud del agravio consti-
tucional, el juez podrá hacer uso de multas fijas o acumulativas, disponer
la destitución del responsable, o, incluso, su prisión efectiva hasta por un
plazo de seis meses renovables. Cualquiera de estas medidas debe ser
incorporada como apercibimiento en la sentencia, sin perjuicio de que,
de oficio o a pedido de parte, las mismas pueden ser modificadas du-
rante la fase de ejecución”16.
La Exposición de Motivos en torno al citado art. 22, establecía en un im-
portante párrafo lo siguiente:
“Uno de los temas más acuciantes del proceso moderno, está dado por
la tendencia a lograr que las decisiones judiciales se cumplan en sus pro-
pios términos; esto es, contrariando tradiciones seculares, no se permita
que la actuación de una sentencia se substituya por su valor patrimonial,
cuyo pago viene a ser una suerte de equivalente monetario de la decisión
ordenada. Si esto es injusto en el derecho privado, es de entender lo per-
nicioso que puede significar que el agravio a los derechos constitucionales
se resuelva con criterios de resarcimiento metálico. A tal efecto, y a tono
con las tendencias actuales, se ha incorporado a la ejecución de sentencias,
instrumentos procesales que permitan una exigencia de cumplimiento del
decisorio en sus propios términos. En este ámbito, el uso de medidas coer-
citivas y otros institutos similares –vigentes en sistemas en donde la Cons-
titución y la actuación de las sentencias constituye un valor trascendente
en la sociedad- son medios óptimos de conseguir el fin deseado”17.
Un primer análisis tanto de la norma como de la Exposición de Moti-
vos, arroja cuando menos lo siguiente:
El original art. 22 del Anteproyecto quedó reformado. Así, los pro-
pios autores del Código, esto es la Comisión, reconocen que, “hay dos
cambios sustanciales que sufrió el Anteproyecto en el Congreso de la Re-
pública, fueron los arts. 15 y 22, que regulan las medidas cautelares y las
medidas coercitivas”18.

16 Idem ibid, pp. 43 y 44.


17 Loc. cit., p. 22.
18 AA.VV.: Código Procesal Constitucional. Comentarios, Exposición de Motivos, Dictáme-
nes e Índice Analítico. Palestra Editores, Lima 2004, p. 24.

159
Gerardo Eto Cruz

Y, luego, se precisa con mayor amplitud que: “De otro lado, la versión
final del art. 22 elimina la medida coercitiva de prisión incorporada por el An-
teproyecto, cuando se trata del incumplimiento de resoluciones dictadas en
los procesos de hábeas corpus, hábeas data, amparo y cumplimiento. Esta
eliminación fue propuesta por la Comisión de Justicia y con ello se excluye
una medida eficaz para garantizar el respeto de las decisiones judiciales”19.

IV. EL TEXTO DEFINITIVO DEL CÓDIGO PROCESAL CONSTI-


TUCIONAL
Luego de la aprobación legislativa del C.P.Const., el art. 22 del citado
Anteproyecto, quedó, como versión definitiva, la que actualmente conoce-
mos, en los siguientes términos:
“Artículo 22.- Actuación de sentencias.
La sentencia que cause ejecutoria en los procesos constitucionales se actúa
conforme a sus propios términos por el juez de la demanda. Las sentencias
dictadas por los jueces constitucionales tienen prevalencia sobre las de los res-
tantes órganos jurisdiccionales y deben cumplirse bajo responsabilidad.
La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer
o no hacer es de actuación inmediata. Para su cumplimiento, y de acuerdo
al contenido específico del mandato y de la magnitud del agravio consti-
tucional, el juez podrá hacer uso de multas fijas o acumulativas, disponer
la destitución del responsable. Cualquiera de estas medidas coercitivas
debe ser incorporada como apercibimiento en la sentencia, sin perjuicio
de que, de oficio o a pedido de parte, las mismas puedan ser modificadas
durante la fase de ejecución.
El monto de las multas lo determina discrecionalmente el Juez, fiján-
dolos en unidades de Referencia Procesal y atendiendo también a la capa-
cidad económica del requerido. Su cobro se hará efectivo con el auxilio de
la fuerza pública, el recurso a una institución financiera o la ayuda que el
Juez estime pertinente. El juez puede decidir que las multas acumulativas
asciendan hasta el cien por ciento por cada día calendario, hasta el acata-
miento del mandato judicial.
El monto recaudado por las multas constituye ingreso propio del Poder
Judicial, salvo que la parte acate el mandato judicial dentro de los tres días
posteriores a la imposición de la multa. En este último caso, el monto recau-
dado será devuelto en su integridad a su titular”20.

19 Idem ibid, p. 24.


20 Loc. cit., pp. 332 y 333.

016601
La Sentencia Constitucional en el Perú

Hasta aquí, los hechos relacionados a la evolución del C.P.Const. y el


tema relacionado al instituto de la actuación de sentencia impugnada. Sin
embargo, de la lectura del original Anteproyecto, así como de la propia Ex-
posición de Motivos del mismo, por lo pronto no se observa expresamente
que en dicha normatividad, se aluda a la actuación de sentencia impugna-
da. Es decir, si nos adentramos al proceso de elaboración del Anteproyecto,
no se aprecia ni en el primer proyecto (que estuvo terminado en julio del
1996), ni en la segunda versión de enero de 1997, absolutamente nada sobre
el referido instituto; la tercera versión que saliera publicada en la Revista
Iberoamericana de Derecho Procesal tampoco hace referencia alguna (Buenos
Aires, N° 3, 2002). Los autores reconocen que hubo una cuarta versión (que
consistió en “pequeñas modificaciones en diversas sesiones de trabajo”21). Inclu-
so esta versión definitiva recién fue publicada en el Perú bajo el sugerente
título: Código Procesal Constitucional, Anteproyecto y Legislación vigente (AA.
VV. Ed. Palestra, Lima, 2003); así como también en la Revista Iberoamericana
de Derecho Procesal Constitucional (Ed. Porrúa, México N° 1, 2004, enero-
junio, pág. 251-282). Y en ningún momento, ni oficial ni extraoficialmente
por parte de esta Comisión de académicos se deslizó la tesis relacionada a
que allí se comprendía la actuación de sentencia impugnada.

V. ¿CUÁNDO EMPIEZA A HABLARSE DE LA EXISTENCIA DE LA


ACTUACIÓN DE SENTENCIA IMPUGNADA?
Con la sanción del C.P.Const. como ley 28237 de fecha 31 de marzo
del 2004, Editorial Palestra que, con anterioridad había publicado el Ante-
proyecto, edita tres meses después de la promulgación y publicación del
Código, una versión donde se reúnen diversos materiales, que de por sí
constituye un documento valiosísimo, dado que se publica por vez prime-
ra un estudio introductorio y consta allí, que lo suscriben todos sus autores.
Esta edición no podía pasar desapercibida (como que se agotó pronto),
dado que, aparte de dicho estudio preliminar y que, constituye en rigor los
comentarios de sus propios autores, se incluye oficialmente la propia Ex-
posición de Motivos, así como los Dictámenes tanto de la Comisión de
Constitución y Reglamento, como de la Comisión de Justicia y Derechos
Humanos del Congreso.
Adviértase de plano que el Dictamen de la Comisión de Constitución,
no alude textualmente y en dichos términos a la existencia de la figura de-
lineada como actuación de sentencia impugnada, tan sólo se aprecia que
reconoce como novedad de la propuesta la “Actuación de sentencias: Incor-
21 AA.VV. Código Procesal Constitucional. Anteproyecto y Legislación vigente. Palestra
Editores, Lima 2003, pág. 13

161
Gerardo Eto Cruz

pora a la ejecución de sentencias, instrumentos procesales que permiten


una exigencia de cumplimiento del decisorio en los propios términos”22.
En estricto, se empieza a hablar de la existencia del instituto procesal
de la actuación de sentencia impugnada, cuando aparece en el texto de
los propios comentarios que formularan los autores reales del Código. En
efecto, en la publicación del citado libro, textualmente se aprecia que sus
propios autores afirmaban tajantemente lo siguiente:
“Probablemente uno de los hechos más destacados del Código es el
haber asumido el instituto de la “actuación de la sentencia impugnada”, se-
gún el cual cuando se expide una sentencia en primer grado, ésta debe ser
ejecutada con prescindencia de que haya sido apelada. Debemos precisar
que esta institución está incorporada en procedimientos constitucionales
de Colombia, Bolivia, Venezuela y Uruguay”23.

VI. LA POSICIÓN DE DOMINGO GARCÍA BELAUNDE: LA NO EXIS-


TENCIA DE LA ACTUACIÓN DE SENTENCIA IMPUGNADA
A raíz del Libro Homenaje a Domingo García Belaunde, gestado y co-
ordinado por José Palomino Manchego, en el segundo volumen, el citado
profesor Palomino Manchego, le formula una entrevista al eximio consti-
tucionalista y gran gestor del Código; y allí existe una interrogante que, a
la postre, podría ser –si no es ya- devastadora, en torno a esta situación.
Así, José Palomino Manchego le formula la pregunta en los siguientes
términos:
“Dentro de las novedades que nos proporciona el Código Procesal Constitu-
cional, se encuentra el régimen de ejecución anticipada de sentencia. ¿Podría ofre-
cernos una breve explicación de lo que se ha buscado con dicha institución y si la
misma tiene antecedentes en el Derecho Comparado?”

A lo que el profesor Domingo García Belaunde responde:


“Esto en realidad no se ha incorporado…se discutió mucho (en materia
de amparo) y al final no hubo acuerdo entre los miembros de la Comisión,
y preferimos dejarla tal cual, pues el Código representa un gran consenso
en los grandes temas, no necesariamente en los detalles. Lo que pasa es
que en el estudio preliminar al Código publicado por nosotros, se deslizó
esa referencia que por la premura del editor no fue revisada. En la segun-

22 AA.VV. Código Procesal Constitucional. Comentarios, Exposición de Motivos, Dictámenes


e Índice Analítico. Palestra Editores, Lima 2004, p. 234.
23 Loc. Cit. p. 48.

216621
La Sentencia Constitucional en el Perú

da edición en prensa la hemos eliminado. Repito que es un punto de vista


respetable, pero no contó con el consenso de todos nosotros, y por tanto
no está incorporada en la norma, y tampoco pensó en ella el legislador al
discutirla y aprobarla en el Pleno”24.
Esta respuesta, a nuestro criterio es demoledora, y no sólo por provenir
de uno de los integrantes de la Comisión elaboradora del Código, sino por
ser García Belaunde, quien en los hechos presidió, dirigió y culminó el
Anteproyecto y sabe el contexto y los entretelones de lo que se discutió en
torno al actual C.P.Const.

VII. LOS PLANTEAMIENTOS DE LA DOCTRINA CONSTITUCIO-


NAL PERUANA: PROS, CONTRAS Y SILENCIOS EN TORNO A
LA ACTUACIÓN DE SENTENCIA IMPUGNADA
Interesa verificar si la doctrina, en primer lugar, estima que sí existe el
instituto procesal de la actuación de sentencia impugnada, o si por el con-
trario, niegan o rechazan su existencia. En consecuencia, más allá de lo que
puede ser la voluntad del legislador o la voluntad de la ley, que lo veremos en
otro apartado, interesa auscultar cuál ha sido y es el comportamiento de la
doctrina peruana en torno a este instituto procesal que tiene sus bemoles
positivos y negativos.
De nuestra parte hemos sintetizado la postura académica peruana en
tres posiciones; una a favor, otra en contra, y otra que finalmente no se ha
pronunciado ni a favor ni en contra, guardando discretamente silencio en
torno a ella.

A) Posición a favor
Esta tesis no solamente reconoce la existencia de esta técnica de acele-
ración de la tutela de urgencia inmediata; sino que además de ello, están a
favor de la figura. Es decir, expresan una actitud, por decirlo así, militante
a favor de que exista esta figura procesal.
Así, uno de los primeros en expresar esta posición es Omar Cairo Rol-
dán, quien señala que:
“El Código Procesal Constitucional ha recogido un instrumento indis-
pensable para la tutela jurisdiccional de urgencia, propio de los procesos

24 PALOMINO MANCHEGO, José F. “El nuevo Código Procesal Constitucional pe-


ruano: Alcances, reflexiones y perspectivas (Entrevista a Domingo García Belaun-
de)”, en El Derecho Procesal Constitucional Peruano. Estudios en Homenaje a Domingo
García Belaúnde. T II. Edit. Grijley, Lima 2005, p. 1458.

163
Gerardo Eto Cruz

constitucionales de protección de los derechos: la actuación inmediata de


la sentencia impugnada de primera instancia. Así el art. 22 del nuevo Có-
digo establece que es de actuación inmediata, la sentencia que, dentro de
estos procesos, ordena la realización de una prestación de dar, hacer o no
hacer. La actuación inmediata de la sentencia impugnada es una institu-
ción reconocida y utilizada con éxito en diversos ordenamientos procesa-
les constitucionales”25.
Es más, este autor, refiere en otro apartado del mismo libro lo siguiente:
“Es necesario revertir la idea según la cual es natural que la apelación
contra la sentencia que declara fundada la demanda de amparo sea con-
cedida con efecto suspensivo. Esta situación hoy vigente determina que
la sentencia sólo puede ser actuada cuando la apelación es resuelta por el
Tribunal de segunda instancia. Como veremos esta opción marcha a con-
tramano con la naturaleza urgente del proceso de amparo”26.
En esta misma línea, Juan José Monroy Palacios, prefiere llamar al insti-
tuto como “actuación inmediata de la sentencia no definitiva”, conceptua-
lizándola como, “aquellos supuestos donde se permite que la sentencia ex-
pedida en primer grado pueda ser inmediatamente actuada, importando
poco si aquella se encuentra dentro del plazo para ser impugnada o si ya lo
ha sido a través de recurso de apelación o, según corresponda, por medio
del recurso de casación”27. Y, luego expresa, que, “en nuestro país dicha
categoría aún no es conocida pues reina, de manera absoluta, el efecto sus-
pensivo sobre la impugnación de sentencias”28; llegando luego a sostener
que, “es necesaria la apertura a este instituto, sin embargo aquella debe
efectuarse de manera mesurada, es decir, dirigida inicialmente a supuestos
específicos”29.
La posición de Carlos Mesía, actual Magistrado del TC es de igual tem-
peramento, pues este autor expresamente afirma la existencia de la figura;
así, manifiesta que, “uno de los cambios sustanciales operados en los pro-
cesos de la jurisdicción constitucional es el relativo al tema de la actuación

25 CAIRO ROLDÁN, Omar. Justicia Constitucional y Proceso de Amparo. Palestra Edit.,


Lima 2004, p. 167; una primera versión de carácter periodístico fue la publicada por
este mismo autor en el suplemento de Análisis Legal del Diario Oficial El Peruano del
lunes 28 de junio de 2004 con el título: “Código Procesal Constitucional. Una nueva
justicia constitucional peruana”.
26 CAIRO ROLDÁN, Omar. Op. cit, p. 203
27 MONROY PALACIOS, Juan José. La tutela procesal de los derechos. Palestra Edit.,
Lima 2004, p. 292.
28 MONROY PALACIOS, Juan José. Op.cit, p. 293.
29 Ibidem

416641
La Sentencia Constitucional en el Perú

de la sentencia impugnada. Una sentencia que ha sido pronunciada en pri-


mer grado se ejecuta de inmediato sin que sea obstáculo para ello el recur-
so de apelación que se interponga. La eficacia del proceso constitucional
adquiere mayor fuerza. No es necesario esperar más tiempo, que es el que
supone una nueva tramitación en la Corte y posteriormente ante el Tribu-
nal Constitucional, para ver en ejecución lo resuelto en la sentencia”30.
Por cierto, ya en este autor se prevé una preocupación que está
tomando cuerpo. Así, en lacónica nota al pie, aclara este autor que,
“este criterio no es compartido incluso por algunos autores del Ante-
proyecto del Código Procesal Constitucional, debido a la redacción
no muy clara del art. 22”31.
En la misma posición se ubica Walter A. Díaz Zegarra. Así, este au-
tor, desde su posición como Vocal afirma que: “Una novedad que puede
romper los esquemas tradicionales del proceso ordinario es la ejecución
de sentencias estimatorias dictadas en primera instancia en los procesos
constitucionales de la libertad, ello debido a que, la norma en comentario
sí posibilita que el Juez Constitucional que en primera instancia falla esti-
mando la demanda interpuesta, puede ejecutar la sentencia dictada por él
(prestación de dar, hacer o no hacer), a pesar que haya sido impugnada,
conforme a una interpretación literal y teleológica de las normas procesa-
les constitucionales, toda vez que, se trata de la protección de los derechos
fundamentales”32.
Es más, este autor reconoce que existe la posibilidad que, “impug-
nada una sentencia pueda ser revocada por el superior jerárquico”33,
a lo que afirma inmediata y contundentemente que, “ese riesgo tiene
que ser asumido”34, aclarando luego que, “serán los magistrados cons-
titucionales que mediante una correcta interpretación y aplicación de
normas constitucionales resolverán en forma adecuada los conflictos
constitucionales y así evitar los riesgos de una errónea solución; sin lu-
gar a dudas este constituye otro reto para los jueces constitucionales”35.

30 MESÍA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, Lima
2004, p. 180.
31 MESÍA, Carlos. Op. cit, p. 180.
32 DÍAZ ZEGARRA, Walter A. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Ed. San Mar-
cos, Lima 2005, pp. 204 y 205.
33 DÍAZ ZEGARRA, Walter A. Op. cit, p. 205.
34 Loc. cit. p. 205
35 Idem ibid.

165
Gerardo Eto Cruz

Eloy Espinosa Saldaña ha señalado por su parte que, “uno de los


temas más polémicos vinculados con los diferentes procesos consti-
tucionales, y muy especialmente con los procesos de amparo, es el de
la ejecución de las sentencias” 36. Así, este autor, aunque en términos
lacónicos, pero inobjetables en su reconocimiento, señala que, “en
la línea de lo que ya sucede en otros países, la sentencia emitida en
estos procesos deberá ejecutarse muy a despecho de que eventual-
mente haya sido apelada”37.
Mucho más reciente, Martín Hurtado Reyes, igualmente se ha
ubicado al lado de la orilla de esta tesis del reconocimiento de la ac-
tuación de sentencia impugnada. En efecto, luego de reconocer que
este instituto procesal, “no se encuentra regulado en nuestro orde-
namiento procesal civil”38, expresa que, “la ejecución de sentencia
impugnada…puede ser considerada como una manifestación de la
tutela diferencial”39. Este autor es el que con mayor amplitud, aparte
de los trabajos de Monroy Gálvez y Monroy Palacios, ha desarro-
llado esta institución en el Perú. En este contexto, señala Hurtado
Reyes, lo siguiente: “Merece comentario aparte la regulación de la
actuación inmediata de las sentencias (art. 22), especialmente de aque-
llas sentencias que ordenen en su fallo la realización de una presta-
ción de dar, hacer o no hacer. Pues en estos casos, se entiende que lo
decidido por el juez en su sentencia se debe ejecutar de manera in-
mediata, sin importar que el demandado haya formulado apelación,
pues se entiende que la apelación no suspende el cumplimiento de la
prestación ordenada en la misma”40.
César Proaño Cueva se ubica en este sector e indica que “era pre-
ciso dotarle –a los procesos constitucionales de la libertad- a su vez,
de instituciones propias de la tutela de urgencia distinta a la misma
sumarización, característica intrínseca que proviene de su naturaleza;
así, nos encontramos ahora gracias a la regulación normativa (reque-
rida todavía por muchos, para su actuación judicial) plasmada en el
artículo 22° del Código Procesal Constitucional bajo el título de ac-

36 ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Código Procesal Constitucional, Proceso


Contencioso Administrativo y Derechos del Administrado. Palestra Editores, Lima 2004,
p.120.
37 ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy. Op. cit, p. 121.
38 HURTADO REYES, Martín. Tutela Jurisdiccional Diferenciada. Palestra Edit., lima
2006, p. 375.
39 HURTADO REYES, Martín. Op. cit, p. 374.
40 Loc. cit, pp. 437 y 438.

616661
La Sentencia Constitucional en el Perú

tuación de sentencias, con una institución que en doctrina ha recibido


varias denominaciones”41.

B) Posición en contra
En este sector, bien podríamos desglosar dos posiciones, aquellos que
expresamente reconocen la figura, pero que no están de acuerdo, expre-
sando más bien su prudencia, reparos y cautela en su utilización por par-
te de los justiciables y jueces; y por otro lado, aquellos que inclusive sólo
plantean la naturaleza de las sentencias ejecutables en supuestos de sen-
tencias firmes.
Así, en la primera posición se ubica, entre otros Samuel Abad Yupan-
qui, quien si bien reconoce la naturaleza de urgencia del proceso de ampa-
ro, “pues la sentencia de primer grado, que declara fundada la demanda
puede actuarse de inmediato pese a haber sido apelada”42; por otro lado,
expresa sobre lo mismo sus reparos: “esta posibilidad que ya existe en otros
ordenamientos, exige un mayor cuidado del juez al momento de conceder
el amparo solicitado y debería atender a determinados aspectos desarrolla-
dos por la doctrina, entre los cuales nos parece importante tomar en cuenta
el límite de la irreversibilidad, es decir, si de hacerlo, se produjeran efectos
que la eventual sentencia revocatoria no podrá declararlos ineficaces ni
ordenar su reparación. Si bien es cierto, el Código Procesal Constitucional
no se refiere a dicho aspecto, ello no impide que así lo pueda interpretar la
jurisprudencia”43.
En igual actitud se muestra Luis Sáenz Dávalos, en donde si bien re-
conoce, “la actuación inmediata de sentencias incorporadas en el segundo
párrafo del art. 22 del Código”44. Más explícitamente el citado letrado del
TC expresa in extensu lo siguiente: “A pesar de que el dispositivo comen-
tado incorpora el régimen de ejecución anticipada en los términos aquí
descritos y que difícilmente harían pensar que se trata de una opción di-
41 PROAÑO CUEVA, César. “La actuación de sentencia impugnada en el proceso de
amparo peruano. Vicisitudes de su aplicación”, artículo publicado en la página web
de la Estafeta Jurídica Virtual de la Academia de la Magistratura, el 02 de octubre del
2006, disponible en www.amag.edu.pe/webestafeta2/index.asp?warproom=articl
es&action=read&idart=213
42 ABAD YUPANQUI, Samuel B. El proceso constitucional de amparo. Ed. Gaceta Jurídi-
ca, Lima 2004, p. 202.
43 ABAD YUPANQUI, Samuel B. Op. cit, pp. 202 y 203.
44 SAENZ DAVALOS, Luis. “Las innovaciones del Código Procesal Constitucional en
el proceso constitucional de amparo”, en AA.VV. Introducción a los Procesos Consti-
tucionales. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Jurista Editores, Lima 2005,
p. 136.

167
Gerardo Eto Cruz

ferente, su redacción para muchos no resulta del todo clara en tanto no


consta de modo expreso que las sentencias estimatorias a las que se refiere
la norma, sean necesariamente aquellas sobre las cuales existen recursos
impugnatorios pendientes.
Si esto es así, podría pensarse que el régimen al que se está refiriendo
el art. 22 es el correspondiente al de la ejecución de sentencia. Sin embargo,
tal aseveración quedaría descartada si nos atenemos a que en el art. 59 del
mismo Código, que strictu sensu, sí se encuentra referido a ejecución de
sentencias, se deja claramente establecido que lo allí normado es “Sin per-
juicio de lo establecido en el art. 22…”
Con todo, somos de la idea de que a fin de evitar controversias hubie-
se sido conveniente redactar de una forma mucho más explícita el citado
dispositivo”45.
En esta misma orilla se ubica el profesor Mauricio Raffo, quien, al co-
mentar el art. 22 del C.P.Const. expresa: “De una revisión de la norma cita-
da se aprecia que la misma regula una actuación de la sentencia impugna-
da ope legis, toda vez que la norma legal prevé su procedencia sin condición
alguna, no regulando la facultad del juzgador para limitar su aplicación,
ni la exigencia al vencedor de la sentencia de primer grado de la consti-
tución de garantía, ni el cumplimiento de ningún otro requisito especial
de procedencia”46. Luego opina que “la regulación del instituto estudiado
sin ningún parámetro normativo claro resulta ser peligrosa; por lo que en
nuestra opinión sería conveniente, desde un punto de vista general, una
regulación mixta, que otorgue al juzgador la facultad de poder decidir, en
atención a las particularidades del caso concreto”47.
Mucho más determinante es la posición del Profesor Elvito Rodríguez
Domínguez, quien no sólo no reconoce la existencia expresa de la ejecu-
ción anticipada de las sentencias impugnadas, sino que, según este autor,
“solamente se ejecuta la sentencia firme por consentida o ejecutoriada (art.
22 del CPC)”48.

45 SAENZ DAVALOS, Luis. Op. cit, p. 137


46 RAFFO LA ROSA, Mauricio. “La actuación de la sentencia impugnada en el nuevo
Código Procesal Constitucional peruano”, en Derecho Procesal. III Congreso Interna-
cional. Universidad de Lima. Lima. 2005. p 155.
47 RAFFO LA ROSA, Mauricio Op. cit. P. 155
48 RODRÍGUEZ DOMÍNGUEZ, Elvito A. Manual de Derecho Procesal Constitucional.
Ed. Grijley. 3° ed. Lima 2006, p. 368.

816681
La Sentencia Constitucional en el Perú

C) La postura discreta: silencio en torno a la figura procesal


Existen otros autores que, si bien han comentado el art. 22 del C.P.Const.,
en rigor no se han pronunciado en torno a la ejecución de sentencia impug-
nada; esto es, no indican si existe o no la figura.
En esta línea se ubica por ejemplo, Víctor Julio Ortecho Villena, quien
después de aclarar que, el Código emplea el término “actuación de sen-
tencia”; le parece más apropiado el de ejecución, “en razón que en todo
proceso jurisdiccional, la última etapa es la ejecutiva”49.
Igual lectura se aprecia en la opinión del Profesor Luis Castillo, cuando
señala que, “sólo en el supuesto que se haya declarado fundada (en parte o to-
talmente) la demanda, existe la posibilidad de actuar, entiéndase ejecutar, una
sentencia. La actuación o ejecución de la sentencia significará que se regresen
las cosas al estado anterior de cometida la amenaza o violación de un derecho
constitucional, o que se obligue al funcionario a cumplir con una ley o un acto
administrativo”50.
En otro apartado, el citado autor refiere que, “…en estos casos,
cuando la sentencia es la que ha puesto fin al proceso constitucional
(no necesariamente emitida por el Tribunal Constitucional), sin que
haya sido impugnada venciéndose el plazo para ello, debe actuarse
conforme a sus propios términos” 51.

VIII. UNA OJEADA PANORÁMICA A LA LEGISLACIÓN


COMPARADA
La oferta de esta institución procesal en el mercado comparado resulta
de suyo interesante y atractiva, por lo que vamos a apreciar, aunque sea
muy someramente, cómo opera y bajo qué supuestos; pues si bien, esta ins-
titución difiere del proceso civil clásico, en los predios del derecho procesal
constitucional resulta comprensible su amparo, desde que se trata de dere-
chos que requieren una tutela de urgencia; aunque esta institución confor-

49 ORTECHO VILLENA, Víctor Julio. Procesos Constitucionales y su Jurisdicción. Ed.


Rodhas, Lima 2004, p. 113.
50 CASTILLO CORDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. ARA
Editores, Lima 2004, p. 292.
51 CASTILLO CORDOVA, Luis. Op. Cit, p. 292. Este autor ha publicado una nueva
edición de su obra Comentarios al Código Procesal Constitucional, en dos volúmenes;
y en el tomo I (Cfr. Edit Palestra. Lima. 2006) opina lo siguiente: “Con la entrada en
vigor del Código Procesal Constitucional, una sentencia en un proceso constitucio-
nal, en primera instancia, puede ser ejecutada incluso aunque contra ella se halla
interpuesto un recurso impugnativo” (p. 438), lo cual ubicaría a este autor dentro
de los que reconocen el instituto procesal en comento.

169
Gerardo Eto Cruz

me veremos luego, necesita ser decantada de la forma como realmente está


configurada en el Perú, a raíz de su precariedad en la normatividad del aún
cuasi novel C.P.Const.
Si bien los autores del C.P.Const. tomaron en parte como referencia
algunos países de Latinoamérica, esta institución dimana según parece
de añejos antecedentes.

A) Argentina
Aunque la ley 16986 no comprende la figura procesal en comento, anota
Adolfo Rivas52, que la Constitución de Salta, sancionada en 198653 y reforma-
da en 1998, establece en el art. 87, referente al amparo, una parte pertinente a
dicho instituto, regulando lo siguiente:
“Los recursos nunca suspenden la ejecución de la sentencia cuando la
misma acoge la pretensión del amparado”.
Actualmente existe un proyecto de reforma en todo el sistema federal
de la Argentina en donde se comprendería en el régimen del amparo a la
actuación de sentencia impugnada54. Así, la exposición de motivos de este
anteproyecto expresa:
“La presente iniciativa vigoriza el papel del juez en la sustanciación del
proceso amparista al receptar criterios de flexibilidad y dinamismo que
caracterizan a este instituto. Con esta finalidad se recogen criterios domi-
nantes en el constitucionalismo provincial.
En general puede decirse que las constituciones locales que contem-
plan al amparo destacan la necesidad de la abreviación de los plazos, la
rapidez del trámite, la informalidad y el papel activo del juez.
(…) En síntesis se ha procurado dotar a la presente iniciativa, para

52 RIVAS, Adolfo Armando. El Amparo. 2° ed Ediciones La Rocca. Buenos Aires 2003,


pág. 172.
53 Sancionada el 2 de junio de 1986; reformada parcialmente, concordada y sanciona-
da por la Convención Constituyente el día 7 de abril de 1998, y jurada el día 8 del
mismo mes y año.
54 Artículo 23.- Recursos. En el proceso de amparo sólo es apelable la sentencia defi-
nitiva, la resolución que reconduzca el proceso, la que disponga o rechace medidas
cautelares y la que rechace la intervención de terceros.
El recurso será deducido y fundado en el plazo perentorio de tres (3) días. Den-
tro del mismo lapso el juez o tribunal interviniente decide acerca de la admisibili-
dad o no del recurso. En caso de concederlo lo hará con efecto devolutivo, salvo
que el cumplimiento de la resolución pueda ocasionar un gravamen irreparable, en
cuyo caso, con carácter excepcional, se podrá otorgar con efecto suspensivo. Vid.
www.gomezdiez.com.ar/files/Proy/Ley/2006/PL1939_06.pdf

017701
La Sentencia Constitucional en el Perú

decirlo en los términos de Augusto Mario Morello, de una textura dúctil,


no formalista que posibilite de modo dinámico una constante adaptación
del amparo, como técnica jurídica, a fenómenos y realidades nuevas que
muestran un tiempo de corrimientos y aperturas incesantes que incitan
al operador – juez o jurista – a repensar la institución amparista para pro-
yectarla siempre hacia el futuro como una garantía esencial de la persona.
Destaca también Morello que en los últimos veinte años se ha enriquecido
la dimensión constitucional, social y transnacional de las garantías insti-
tucionales porque estamos en la edad de las garantías pues sin ellas los
derechos no existen”.

B) Bolivia
A raíz del nuevo diseño del control de la constitucionalidad en la Re-
forma Constitucional de 1994, se dotó a la Constitución Boliviana de un
Tribunal Constitucional, el mismo que hoy se ve regulado orgánicamente
a través de la ley 1836, Ley del Tribunal Constitucional. En lo que respecta
al Recurso de Amparo Constitucional (arts. 94 al 104) la LTC, prescribe en
su art. 102 lo siguiente:
“La resolución concederá o denegará el amparo. Será ejecutada, sin
perjuicio de la revisión, inmediatamente y sin observaciones…”55.

C) Colombia
En la jurisdicción constitucional colombiana, se regula por medio del
Decreto 2591, de fecha 19 de noviembre de 1991, la Acción de Tutela, de-
nominación que asume en ese país el amparo. El art. 27 del mencionado
Decreto regula respecto a este tema lo siguiente:
“Proferido el fallo que concede la tutela, la autoridad responsable del
agravio deberá cumplirlo sin demora”56.

55 FERNANDEZ SEGADO, Francisco. La Jurisdicción Constitucional en Bolivia. La Ley


número 1836, del 1° de abril de 1998, del Tribunal Constitucional. Universidad Nacional
Autónoma de México, México 2002, p. 128. Igualmente a RIVERA SANTIVAÑEZ,
José Antonio. “El amparo constitucional en Bolivia”, en El derecho de amparo en el
mundo. (Héctor Fix-Zamudio y Eduardo Ferrer Mac-Gregor. Coordinadores). Edit.
Porrúa y UNAM. México. 2006. pp. 81-122, específicamente pp. 116-119.
56 BREWER-CARIAS, Allan R. Instituciones Políticas y Constitucionales. Derecho y Acción
de Amparo. T V. 2° ed. Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 1998, p. 445. Igual-
mente a ORTIZ GUTIRREZ, Julio César. “La acción de tutela en la Carta Política de
1991. El derecho de amparo y su influencia en el ordenamiento constitucional de
Colombia”, en El derecho de amparo en el mundo. Op. cit. pp. 213-256, específicamente
pp. 248-254.

171
Gerardo Eto Cruz

Esta disposición se encuentra complementada por el art. 31, que


prescribe:
“Dentro de los tres días siguientes a su notificación, el fallo podrá ser
impugnado por el Defensor del Pueblo, el solicitante, la autoridad pública
o el representante del órgano correspondiente, sin perjuicio de su cumpli-
miento inmediato”57.
Las citadas normas no hacen más que desarrollar la acción de tutela
ubicada en el art. 86 del texto constitucional colombiano.

D) Ecuador
La actual Constitución de 1998, en el art. 95, regula también la actua-
ción de sentencia impugnada, en cuya parte pertinente se prescribe que:
“Dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, el juez dictará la
resolución, la cual se cumplirá de inmediato, sin perjuicio de que tal
resolución pueda ser apelada para su confirmación o revocatoria, para
ante el Tribunal Constitucional”.
Pese a que en la jurisdicción constitucional de Ecuador existe una Ley de
Control Constitucional; la reglamentación del amparo y del instituto procesal
de la actuación de sentencia impugnada prevista en esta ley curiosamente re-
sulta ser casi nula; salvo que se interprete su desarrollo en los arts. 51 y 5558.

E) Uruguay
La República Oriental del Uruguay aunque no cuenta con una legis-
lación unificada de jurisdicción constitucional, en la ley 16011, del 19 de
diciembre de 1988, regula el amparo y en el art. 10 de dicha ley incluye sin
duda la institución comentada:
“En el proceso de amparo sólo serán apelables la sentencia definitiva y
la que rechaza la acción por ser manifiestamente improcedente.
El recurso de apelación deberá interponerse en escrito fundado,
dentro del plazo perentorio de tres días. El juez elevará sin más trá-
mite los autos al superior cuando hubiere desestimado la acción por
improcedencia manifiesta y lo sustanciará con un traslado a la con-
traparte, por tres días perentorios, cuando la sentencia apelada fuese
la definitiva.

57 BREWER-CARIAS, Allan R. Op cit, p. 446.


58 SALGADO PESANTES, Hernán. “La garantía de amparo en el Ecuador”; en El de-
recho de amparo en el mundo. Op. cit pp. 305-331, específicamente p. 328.

217721
La Sentencia Constitucional en el Perú

El Tribunal resolverá en acuerdo, dentro de los cuatro días siguientes


a la recepción de los autos. La interposición del recurso no suspenderá
las medidas de amparo decretadas, las cuales serán cumplidas inmediata-
mente después de notificada la sentencia, sin necesidad de tener que espe-
rar el transcurso del plazo para su impugnación”59.

F) Costa Rica
Este país cuenta con una Ley de Jurisdicción Constitucional N° 7135,
del 11 de octubre de 1989. Allí, como anota el Prof. Rubén Hernández, el
art. 12 de la LJ le otorga a la Sala la facultad de ejecutar sus propias sen-
tencias, salvo en lo relativo a la liquidación y cumplimiento de indemni-
zaciones y responsabilidades patrimoniales, lo cual deberá ventilarse en la
jurisdicción contencioso-administrativa por el procedimiento de ejecución
previsto en la LRJCA. Dentro de esta óptica, la Sala posee una amplia gama
de facultades discrecionales para darle efectividad a sus resoluciones. In-
clusive en cada caso puede establecer la modalidad específica de ejecución
de la sentencia estimatoria60.

G) Venezuela
La Ley Orgánica de Amparo sobre derechos y garantías constituciona-
les del 27 de setiembre de 1988, establece en su art. 30 lo siguiente:
“Cuando la acción de amparo se ejerce con fundamento en violación
de un derecho constitucional, por acto o conducta omisiva, o por falta de
cumplimiento de la autoridad respectiva, la sentencia ordenará la ejecu-
ción inmediata e incondicional del acto incumplido”61.
Si tomamos en cuenta la legislación procesal ordinaria, en donde se
regula en distintos mercados jurídicos como Italia, Francia, España, Brasil,
Uruguay entre otros62; no cabe más que reconocer que, aún en la legisla-

59 OCHS OLAZÁBAL, Daniel. La Acción de Amparo. Fundación de Cultura Universita-


ria. Montevideo 1995, p. 75.
60 HERNÁNDEZ VALLE, Rubén. “El recurso de amparo en Costa Rica”, en El derecho
de amparo en el mundo. Op. cit pp. 257-304, específicamente p. 303.
61 BREWER-CARIAS, Allan R. “Comentarios a la Ley Orgánica de Amparo sobre De-
rechos y Garantías Constitucionales de Venezuela”, en Boletín mexicano de Derecho
Comparado. Nueva Serie. Año XXI. N° 63. Setiembre-diciembre 1988. UNAM, pp.
1107-1159, específicamente p. 1138.
62 HURTADO REYES, Martín. Op. cit, pp. 376-378; MONROY GÁLVEZ, Juan. “La
actuación de sentencia impugnada”, Op. cit. pp. 211 y ss.; DE LOS SANTOS, Mabel.
“Conveniencia y necesidad de legislar sobre las tutelas de urgencia”, en Op.cit. pp.
75-86

173
Gerardo Eto Cruz

ción ciertamente conservadora del procesalismo civil, se prevé esta figura


como ejecución provisional, empero no se trata de sentencias ciertamente
definitivas, pues en teoría, la ejecución provisional, normalmente gira en
torno a sentencias recurribles63.
Si bien subyace en la legislación procesal constitucional la idea de que
se trata de procesos constitucionales con carácter de urgencia, dada la na-
turaleza de la lesión o agravio constitucional que está en juego; con todo,
queda aún por aclarar si ciertamente el C.P.Const. ha configurado, en el
proceso de amparo, este instituto de remedio de urgencia.

IX. ¿QUÉ ES LO QUE OCURRIÓ EN LA COMISIÓN QUE ELABORÓ


EL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL?
A juzgar por los antecedentes y los intereses académicos de sus auto-
res, no cabe la menor duda, que en el interior de esta Comisión se planteó
el tema; y lo más probable es que la propuesta haya provenido de Juan
Monroy Gálvez64 cuya predilección e interés, fue en parte aceptado, aun-

63 Anota Juan Monroy: “Por otro lado, si algo importa del instituto es que la actuación
de la sentencia carente de firmeza ocurra de manera anticipada, es decir, tal y como
si fuera una decisión firme. Lo que sí resulta de la mayor importancia es identificar
el objeto de la actuación. Así, conviene precisar desde ahora que éste no es la sen-
tencia firme porque ella no requiere de un instituto particular para actuarse en tanto
su actuación inmediata es una realidad inherente a ella. El objeto de la actuación
inmediata es la sentencia impugnada”; en “La actuación de sentencia impugnada”,
Op. cit. p. 208.
64
Desde el punto de vista académico, puede verse de este autor parte de sus reflexio-
nes en Introducción al Proceso Civil. T I. Temis. Colombia. 1996. También puede
verse el libro escrito al alimón con su hijo Juan José Monroy Palacios. La tutela
procesal de los derechos. Op. cit., donde se aprecia los importantes planteos sobre
este sugerente instituto procesal.
El conocido procesalista ha venido planteando incluso con anterioridad la refor-
ma al Código Procesal Civil. Así, puede verse ya en el Anteproyecto de Reforma del
CERIAJUS (en cuyo seno participara este ius-procesalista) en el art. 393, la inclusión
de la figura de la actuación de sentencia impugnada. Es interesante resaltar la regu-
lación detallada que esta figura ha merecido en el citado Anteproyecto:
“Art. 393.- Ejecución de sentencia impugnada.- La interposición de recurso no sus-
pende la ejecución de las sentencias de condena.
393.I. Suspensión de la ejecución.- La Sala Superior que expidió la sentencia im-
pugnada dispondrá, a iniciativa de parte y mediante auto inimpugnable, que la
ejecución sea suspendida, total o parcialmente, siempre que se preste caución dine-
raria por el monto de la ejecución. Cuando la ejecución no tenga contenido patrimo-
nial, la Sala determinará el monto de la caución dineraria atendiendo a criterios de
equidad.
392. II. Ejecución parcial de sentencia.- Si la sentencia impugnada tuviera más de
un decisorio y uno o más de ellos fuesen de condena, éstos podrán ser ejecutados

417741
La Sentencia Constitucional en el Perú

que lógicamente no con dicho nomen iuris. Analizando lo declarado por


Domingo García se aprecia la siguiente afirmación: “…se discutió mucho
(en materia de amparo) y al final no hubo acuerdo entre los miembros de
esta Comisión”
De allí concluye García Belaunde, “preferimos dejarla tal cual,
pues el Código representa un gran consenso en los grandes temas, no
necesariamente en los detalles.” Estas frases, estimamos, que debe-
mos aquilatarlas en todo su contexto.
Por lo pronto debemos recordar que algo similar, pero bajo otras cir-
cunstancias, se presentó en la Comisión que elaboró el Anteproyecto de la
antigua Ley de Hábeas Corpus y Amparo; justamente presidido por Do-
mingo García Belaunde. Allí, en la Exposición de Motivos de la futura Ley
23506 se había expresado que:
“En cuanto a la técnica de trabajo de esta Comisión, se ha logrado en la
medida de lo posible unificar criterios en diversos puntos del anteproyecto,
aspecto sumamente delicado toda vez que, diversos miembros de la Comi-
sión tenían puntos de vista muy sólidos que defendían aspectos contrarios.
No obstante, en la Comisión se ha hecho un esfuerzo para presentar un
solo proyecto unitario, de manera tal que el anteproyecto ha sido aprobado
y firmado por todos los miembros, sin que ello signifique necesariamente
que suscriban todos y cada uno de los artículos del anteproyecto, sino tan
sólo un acuerdo en sus lineamientos básicos y generales.
Los aspectos más saltantes de las reuniones han quedado consigna-
das en las actas que se adjuntan al anteproyecto y a la presente Exposi-
ción de Motivos”65.
Hubo en dicha elaboración del Anteproyecto de la Ley 23506 un
voto “en minoría” suscrito por Alberto Borea Odría relacionado con “La
procedencia de la acción de amparo en aquellos casos en los cuales sea necesario
la previa reglamentación legal”.

siempre que su actuación no esté condicionada a la adquisición de firmeza de los


otros decisorios.
393. III. Sentencias impugnadas no ejecutables.- No procede la actuación de las
sentencias meramente declarativas o constitutivas, como aquellas que se refieren
a filiación, nulidad de matrimonio, nulidad de acto jurídico, resolución de contra-
to, separación por causal o divorcio, capacidad o estado civil y, en general, todas
las que no requieran para su actuación de un posterior proceso de ejecución”. Vid
www.congreso.gob.pe/comisiones/2004/ceriajus/Plan_Nacional_ceriajus.pdf.

65 BOREA ODRÍA, Alberto. El Amparo y el Hábeas Corpus en el Perú de Hoy. Biblioteca Perua-
na de Derecho Constitucional, Lima 1985, p. 344.

175
Gerardo Eto Cruz

Allí, el Profesor Alberto Borea expresaba que “como lo señala el pro-


yecto en la Exposición de Motivos, muchos han sido los puntos en los cua-
les los miembros de la Comisión hemos armonizado criterios, no obstante
haber, en trabajos precisos, sostenido algunos puntos de discordia con lo
que ha sido aprobado finalmente en el texto”66.
En realidad, viene a colación lo citado precedentemente para ubi-
car que, en el caso de los debates internos que se realizaron en la Co-
misión que integraron los profesores Domingo García Belaúnde, Juan
Monroy Gálvez, Francisco Eguiguren Praeli, Jorge Danós Ordóñez,
Samuel Abad Yupanqui y Arsenio Oré Guardia y que elaboraron el
Anteproyecto del actual C.P.Const., en realidad, no fue ésta una Co-
misión Oficial, es decir no fue nombrada por el Gobierno, ni formó
parte de alguna Comisión Parlamentaria; a diferencia de la Comisión
que elaboró el Anteproyecto de la antigua Ley de Hábeas Corpus y
Amparo, que sí fue una Comisión Especial nombrada por el Gobierno67.
De allí que, si la Comisión que elaboró el C.P.Const., tenía que sacar
un Anteproyecto, era comprensible que el conjunto articulado de co-
dificación procesal constitucional sea más o menos “consensuado”. Y
ello, así ha ocurrido.
En este contexto, mal hubiera sido, por decir lo menos, que se publi-
cara el Anteproyecto del Código, con votos en minoría o en discordia en
algunos temas, y que, por lo demás, estos asuntos son de por sí normales e
inevitables, dado que se concurre con la buena voluntad, aún cuando cada
integrante deba inevitablemente ceder en algunos temas.
Es en este marco situacional, donde se entiende y comprende lo que
explica Domingo García Belaúnde de que el Código representa “un gran
consenso en los grandes temas” y “no necesariamente en los detalles”.
No obstante esto, aún sigue a flote la idea que, justamente ellos -los autores
del Anteproyecto del C.P.Const.- dijeran en la primera versión de su “Estudio
Introductorio”. En efecto, la madre del cordero está en este breve, pero determi-
nante párrafo, que en nuestro concepto, influyó gravitantemente en muchos
autores ya glosados in extenso. Veamos, con mayor detenimiento, lo que dice
el comentario o estudio preliminar:

66 BOREA ODRÍA, Alberto. Op cit,, p. 353.


67 Mediante Resolución Suprema 059-81-JUS, del 1° de septiembre de 1981 se nombró
dicha Comisión integrada por el Dr. Domingo García Belaúnde en calidad de Pre-
sidente y por los doctores Pedro Morillas Gamio, Alberto Borea Odría, José León
Barandiarán Hart y Jorge Velarde Santa María.

617761
La Sentencia Constitucional en el Perú

“Probablemente uno de los hechos más destacados del Código


es el haber asumido el instituto de la “actuación de la sentencia im-
pugnada”, según el cual cuando se expide una sentencia en primer
grado, ésta debe ser ejecutada con prescindencia de que hay sido
apelada. Debemos precisar que esta institución está incorporada en
procedimientos constitucionales de Colombia, Bolivia, Venezuela
y Uruguay.”
Sobre este aspecto recordemos nuevamente lo que expone el propio
Domingo García Belaunde, frente a la pregunta del Profesor José Palomino
Manchego (adviértase aquí que en la interrogante el Dr. Palomino da por
supuesto que sí existe esta institución procesal):
“¿Dentro de las novedades que nos proporciona el Código Proce-
sal Constitucional, se encuentra el régimen de ejecución anticipada de
sentencia. ¿Podría ofrecernos una breve explicación de lo que se ha
buscado con dicha institución y si la misma tiene antecedentes en el
Derecho Comparado?”
A lo que Domingo García Belaunde responde, prima facie y en for-
ma determinante que: “Esto en realidad no se ha incorporado…”
Luego aclara: “Lo que pasa es que en el estudio preliminar al Código pu-
blicado por nosotros, se deslizó esa referencia que por la premura del editor
no fue revisada.”
Esta respuesta por lo menos permite, entre otras lecturas posibles,
apreciar que la figura de la actuación de sentencia impugnada sí se ha-
bía tomado en cuenta pero que, al final, sus propios autores han consen-
sualizado en opinar su inexistencia; muy al margen de lo que la dispo-
sición, el texto o la redacción misma del art. 22 pueda dar más de una
interpretación distinta a la que sostienen sus propios autores. Es decir,
nos encontramos aquí ante un problema que puede expresarse entre la
voluntad del legislador y la voluntad de la ley.
Posteriormente Domingo García, prosigue explicando que: “En la se-
gunda edición en prensa la hemos eliminado”.
Y, efectivamente, en la actual segunda edición, lo que en la primera
edición está en la página 48, en esta segunda edición se encuentra en las
páginas 51 y 52, y ciertamente ya no aparece el párrafo donde se reconoce
la existencia de la “actuación de sentencia impugnada”; esto es, se ha supri-
mido. De tal manera que la situación se vuelve un campo de Agramante en-
tre el sector que sostiene la tesis de que en el amparo sí existe la institución
de la actuación de sentencia impugnada, y los autores del Código, que a
posteriori han rectificado oficialmente su posición y por consenso expresan

177
Gerardo Eto Cruz

no haberla incorporado, y entre los que parece encontrarse el mismísimo


Juan Monroy Gálvez68.

X. ENTRE LA VOLUNTAD DEL LEGISLADOR Y LA VOLUNTAD


DE LA LEY
El C.P.Const. se enmarcó bajo los marcos de todo un procedimiento le-
gislativo, entendiéndose a este último como la sucesión de actos necesarios
para la elaboración de la ley. Como se sabe, el legislador tiene caracterís-
ticas específicas que explican su propia estructura, en tanto se trata de un
organismo colegiado y de naturaleza representativa, en donde se tienen
que tamizar las distintas opciones político-partidarias, a fin que el produc-
to acabado –la ley- salga integrando la voluntad de sus miembros en una
decisión conjunta. En tal perspectiva, debemos recordar que todo procedi-
miento legislativo, por lo general, comprende hasta tres etapas: La primera
fase es la de iniciativa, que en nuestro caso se encuentra ubicado en el art.
107, el cual prescribe el derecho de iniciativa a los congresistas, al Presiden-
te de la República, a los otros “Poderes del Estado” y a muchas entidades
más. La segunda fase es la constitutiva, que es el debate y la aprobación de
la ley; y la tercera fase es la integradora de eficacia, que abarca la sanción,
promulgación y publicación69.
No cabe duda que nuestro C.P.Const. pasó por todo el procedimien-
to legislativo que la Constitución regula; en consecuencia, el legislador
(y aquí entendemos por ficción jurídica quien elaborara el Anteproyecto,
como la Comisión Parlamentaria que lo hizo suyo; y que luego, después de
las correspondientes comisiones, aprobó prácticamente y en líneas genera-
les todo el Anteproyecto elaborado por los autores reales) no acordó expre-
samente incorporar en la configuración legislativa del Amparo, el instituto
de la actuación de sentencia impugnada.
Aceptándose la situación de que en el íter de la elaboración del
C.P.Const. no primó en la voluntad del legislador la regulación de la figu-
ra de la actuación de sentencia impugnada; puesto que, tanto en las dos
Comisiones Parlamentarias como en el Pleno, se habló del presunto riesgo

68 En esta segunda edición de Palestra, bien pudo Juan Monroy haber publicado una
opinión discrepante en torno al tema; sin embargo, como quiera que ha suscrito la
última versión; damos por hecho que los autores reales del Código han consensua-
lizado en opinar que esta figura procesal sensu strictu no existe. Vid. AA.VV. Código
Procesal Constitucional. Comentarios, Exposición de Motivos, Dictámenes e Índice Analí-
tico. Op.cit. pp. 51-52.
69 ETO CRUZ, Gerardo. “Aprobación de los Proyectos de Ley”, en La Constitución co-
mentada. Análisis artículo por artículo. TII. Ed. Gaceta Jurídica, Lima 2006. pp. 185 y ss.

817781
La Sentencia Constitucional en el Perú

o peligro de lo que se estaba incorporando; toda vez que el citado art. 22,
en su proyección original fue objeto de una modificación importante (Para
su cumplimiento, y de acuerdo al contenido específico del mandato y
de la magnitud del agravio constitucional, el juez podrá hacer uso…,
incluso, su prisión efectiva hasta por un plazo de seis meses renova-
bles), mas no aludía, ni tan siquiera con el nomen iuris de la “actuación
de sentencia impugnada” o con otro nombre como “ejecución provi-
soria” o “provisional”, etc. Se debería, en este extremo, concluir que,
visto desde una interpretación histórica o exegética, en puridad, no
existe la figura procesal de la actuación de sentencia; siendo así, mal
haría un juez en aplicarla.
Sin embargo, como ha señalado Domingo García, “hoy se admite que el le-
gislador histórico tiene muy poca competencia, y a lo larga, tal vez ninguna, so-
bre todo cuando se extiende el tiempo entre la dación de la norma y el momento
en que se interpreta”70. Cabe pues, resaltar aquí, parafraseando el pensamiento
norteamericano, que la idea del originalismo71 del C.P.Const. resulta determi-
nante, en el sentido que sus autores, no optaron por delinear, por lo menos en el
proceso de amparo, la figura de la actuación de sentencia impugnada.
No obstante, al lado de la interpretación histórica o de la voluntad del
legislador, hoy en la teoría de la interpretación se habla de la “voluntad de
la ley”, que es, ciertamente distinta de la “voluntad del legislador”. Nos expli-
camos, en la voluntad del legislador prima lo que quiso históricamente el
autor de la norma; mientras que la voluntad de la ley es la norma que tiene
vida propia, independientemente de su interpretación histórica u origina-
lista. En buena cuenta, cuando hablamos de la voluntad del legislador y la
voluntad de la ley estamos hablando del binomio interpretación histórica
frente a la literal, o la interpretación originalista frente a la textualista, o la
interpretación estática frente a la dinámica72. En tal perspectiva, habría que
auscultar ya, en este extremo, si acaso más que la voluntad del legislador,
el peso que hoy tiene la disposición normativa pertinente del art. 22 habi-
lita una interpretación identificada como la voluntad de la ley; en tanto se
le puede asignar una interpretación distinta a lo que quisieron sus autores.
En este contexto, podría interpretarse, desde el punto de vista de la norma,
70 GARCÍA BELAUNDE, Domingo. “La interpretación constitucional como pro-
blema”, en Derecho Procesal Constitucional. Vol. IV. 4° ed. Eduardo Ferrer Mac-
Gregor Coordinador. Porrúa. Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. México. p. 3421
71 BELTRÁN, Miguel. Originalismo e interpretación. Dworkin vs. Bork. Civitas. Ma-
drid. 1989.
72 SÄGUÉS, Néstor Pedro. Teoría de la Constitución. Astrea. Buenos Aires. 2001.
pp. 164 y ss.

179
Gerardo Eto Cruz

sumado a la técnica de la concordancia intra-sistemática, que sí es posible


que el juez, en la praxis y bajo ciertas condiciones y presupuestos, admita
la figura procesal de la actuación de sentencia impugnada. En realidad,
nos encontramos aquí frente a lo que Guastini denomina, como la técnica
de la “interpretación correctora en general”, en tanto esta interpretación
se presenta como “corrección” de la voluntad legislativa, puesto que se
da por hecho que el legislador siempre dice exactamente lo que pretende
y se mantiene, por ello, que la interpretación literal es la más respetuosa
con la intención del legislador. Sin embargo, una interpretación correctora
normalmente atribuye a un texto normativo no su significado literal más
inmediato, sino un significado distinto.
Al respecto, Guastini es más explícito cuando habla sobre la intención
del legislador en el marco de la interpretación correctora restrictiva. En
efecto, aquí se presentan dos variantes notables que nos resultan útiles
para entender una posible interpretación distinta a lo que hoy han estable-
cido los autores del Código:
a) En una primera variante del argumento, la intención del legislador
se identifica con la voluntad del legislador histórico, “de carne y
hueso”, por así decirlo; esto es, con la voluntad de los hombres
que históricamente participaron activamente en la redacción y
aprobación del documento normativo de que se trate. La averi-
guación de la voluntad del legislador no puede valerse más que
de los llamados “trabajos preparatorios”.
b) En una segunda variante del argumento, la intención del legisla-
dor se identifica no ya con la voluntad del legislador histórico, “de
carne y hueso”, sino con una más impalpable, “voluntad de la ley”,
considerada en abstracto: la ratio legis.
Por otro lado, Guastini expresa que para descubrir la voluntad de la
ley hay que atender exclusivamente al texto de la propia ley (o, a lo sumo,
al texto de la ley y a las circunstancias sociales que la han ocasionado) y
no, a los trabajos preparatorios. Desde este punto de vista, en efecto, los
trabajos preparatorios reflejan no la “objetiva voluntad de la ley”, sino sólo
los “subjetivos modos de entenderla de los legisladores”. En otras pala-
bras, esta estrategia argumentativa desempeña esencialmente la función
de desacreditar, por irrelevante el uso de los trabajos preparatorios como
instrumento para atribuir significado al texto normativo de que se trate73.

73 Agrega más contundente el Prof. Guastini lo siguiente: “naturalmente apelar a la


voluntad de la ley como cosa distinta de la (relativamente) concreta voluntad del le-
gislador, y especialmente cuando se trata de leyes recientes, no es más que un modo
de eludir, dejar de lado o sabotear la política jurídica perseguida por los órganos

018801
La Sentencia Constitucional en el Perú

Admitida así una eventual existencia de la actuación de sentencia impug-


nada incorporada en el proceso constitucional del amparo peruano, lleva a
suscribir esta segunda variante; en tanto, es lícito y factible encontrar una
interpretación que fluye incluso del propio texto normativo del Código
Procesal Constitucional. Veámoslo en acápite aparte.

XI. LAS DISPOSICIONES Y NORMAS VINCULADAS A LA AC-


TUACIÓN DE SENTENCIA IMPUGNADA: LAS ORILLAS
CONTRAPUESTAS
Un breve análisis del C.P.Const. lleva a ubicar preceptos claves, para
determinar la posibilidad de que el juzgador admita eventualmente, y bajo
ciertas restricciones la tutela de urgencia del amparo, disponiendo la eje-
cución provisional de sentencia, hasta en tanto el superior jerárquico la
confirme, o en su caso la revoque.
Por lo pronto, el Código ha establecido en el numeral 17 los contenidos
y requisitos mínimos aplicables a los cuatro procesos que forman parte,
como querría Mauro Capelletti, de la jurisdicción constitucional de la liber-
tad. Y luego, a cada proceso constitucional le ha otorgado un tratamiento
específico. Así, el art. 34 prescribe los contenidos y medidas que debe tener
una sentencia fundada en Hábeas Corpus, lo propio en el numeral 55 se
regula la sentencia fundada en amparo y que en parte ha de entenderse
aplicable al Hábeas Data. Y finalmente, en el art. 72 se prescribe el conteni-
do de la sentencia fundada en proceso de cumplimiento.
En lo que respecta al proceso constitucional de amparo, el Código le ha
dotado de un tratamiento por partida doble. Veamos:
El art. 22, sumillado preliminarmente por sus propios autores como de
“actuación de sentencias”, constituye un conjunto de disposiciones aplica-
bles a los cuatro procesos constitucionales de la libertad. Y en el primer pá-
rrafo se encuentran dos disposiciones. La primera expresa lo siguiente: “La
sentencia que cause ejecutoria en los procesos constitucionales se actúa conforme a
sus propios términos por el juez de la demanda”.
Aquí estamos ante un fallo que tiene la condición de firme, esto es, que
ya es inimpugnable. No está hablando aquí la norma de una sentencia de
primera instancia que puede ser recurrible, se trata del supuesto de una
sentencia que “ha causado ejecutoria”. Y en este contexto es lógico que
dicho fallo, “se actúe conforme a sus propios términos por el juez de la de-

legislativos, sustituyéndola por la política jurídica del intérprete”. (Cfr. GUASTINI,


Ricardo. Estudios sobre la interpretación jurídica. Traduc. Marina Gascón y Miguel
Carbonell. UNAM. México. 1999. pp. 31,33 y 34).

181
Gerardo Eto Cruz

manda.” Esta disposición normativa del primer párrafo del art. 22 guarda
conexidad con el art. 17, incisos 4 y 5, pues lo que el juez ejecutor está reali-
zando es disponer que se cumpla con lo que ha quedado firme. Igualmente
el citado precepto 22 en la primera disposición normativa, no es más que lo
que prescribe el art. 59: “la sentencia firme que declara fundada la demanda debe
ser cumplida dentro de los dos días siguientes de notificada”.
Es decir, la disposición normativa prima facie del art. 22 que in verbis ex-
presa “La sentencia que cause ejecutoria en los procesos constitucionales se actúa
conforme a sus propios términos por el juez de la demanda”, es un apéndice y
por lo tanto guarda conexidad con esta otra norma ubicada en el art. 59: “la
sentencia firme que declara fundada la demanda debe ser cumplida dentro de los
dos días siguientes de notificada”.
Ahora bien, la verdadera norma, donde presuntamente se reconoce la
existencia de la ejecución de sentencia impugnada está ubicada en el se-
gundo párrafo del art. 22. Allí se aprecia lo siguiente:
“La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer o no
hacer es de actuación inmediata.”
¿Qué tipo de sentencia debe actuarse inmediatamente? Es aquí donde
el arcano de la norma deberá ser develado y al mismo tiempo rellenado
de contenido por el Juez. Puesto que si se trata de lo que se indica en la
primera parte del art. 22, no tiene sentido; toda vez que la executio de todo
fallo es su destino final, a fin de obtener una tutela satisfactoria, y no en su
forma provisional, sino definitiva. De acuerdo a la voluntad del legislador
cabría aquí, formular la exégesis que la sentencia que ordena la realización
de una prestación, es la sentencia firme que se indica en su primer párrafo
(“la sentencia que cause ejecutoria…”). Y como hemos señalado, esta parte
del art. 22, guarda conexidad con el art. 59 del Código.
Hasta aquí no se presentaría ningún problema, y primaría la tesis nega-
tiva de la no existencia de la actuación de sentencia impugnada.
Sin embargo, el problema se presenta cuando en el citado art. 59, la
disposición normativa deslinda frontalmente con lo que dice el art. 22. En
efecto, la redacción empieza así: “Sin perjuicio de lo establecido en el artículo
22 del presente Código, la sentencia firme que declara fundada la demanda debe ser
cumplida dentro de los dos días siguientes de ser notificada”.
Con esta redacción el panorama cambia completamente, puesto que, a
diferencia de lo que opina Luis Sáenz Dávalos74, nosotros estimamos que

74 SAENZ SAVALOS, Luis. “Las innovaciones del Código Procesal Constitucional en


el proceso constitucional de amparo”, Op. cit, pp. 136-137.

218821
La Sentencia Constitucional en el Perú

el primer párrafo del art. 22 trata strictu sensu de la ejecución de sentencia


firme, ya inimpugnable.
Empero, el segundo párrafo del art. 22 no regula la ejecución de senten-
cia firme, de allí que se entiende la frase “Sin perjuicio de lo establecido en el
artículo 22...” Quiere esto decir, a fin de tocar puerto, que bajo esta singla-
dura, bien estaría legitimado un juez, para disponer, al hilo del segundo
párrafo del art. 22, en concordancia con el art. 59, ab initio, una medida
provisional de actuación de sentencia impugnada, hasta en tanto se defina
en segunda instancia.
Por tanto, entre la voluntad del legislador –que era por donde habíamos
comenzado esta parte- y la voluntad de la ley; aquella prohíbe, pero esta
permite, la figura procesal que motiva este ensayo.

XII. ¿Ante qué tipo de actuación de sentencia nos encontramos?


Como quiera que estamos virtualmente ante un enigma normativo y
que, como bóveda en clave debe ser abierto por el TC cuando le asigne un
contenido interpretativo a la existencia o no de esta institución procesal;
de nuestra parte, nos ubicamos entre quienes consideran de que sí existe
dicha figura; pero que debe ciertamente ser utilizada con prudencia y me-
sura y diríamos en términos casi excepcionales; y que debe ser el TC el que
establezca los supuestos en donde se actúe una sentencia en primer grado.
En tal sentido, bien puede apelarse a la técnica de las sentencias con efectos
normativos; y así como ha establecido las pautas para la procedencia, por
ejemplo, de los procesos de cumplimiento75; lo propio podría establecer el
Colegiado Constitucional los supuestos para su procedencia.
Con todo, no está de más desarrollar los criterios tipológicos de esta
figura y tomando aquí en versión libre a Osvaldo Alfredo Gozaíni76, bien
podrían detectarse las siguientes modalidades dependiendo de que la ac-
tuación o ejecutabilidad de la sentencia de primer grado, esté supeditada
a la facultad del juez (potestad discrecional), o del impulso previsto por el
Código (que puede, a su vez, ser de oficio o a pedido de parte).
a) Actuación de sentencia ope legis; cuyo eje característico radica en que
está normado o previsto en el Código, por lo que el órgano jurisdic-
cional debe disponer dicha actuación y no limitar su procedencia.
b) Actuación de sentencia ope iudicis; se caracteriza en que ya no se trata
de una obligación que emana de la norma; pues aquí el instituto no

75 Vid las STC 0417-2005-AA/TC y STC 0168-2005-PC/TC.


76 GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo. “La ejecución provisional en el proceso civil”, Op. cit. p. 89.

183
Gerardo Eto Cruz

se regula; empero la actuación de la sentencia depende del criterio


discrecional del juez y aplicando ciertos parámetros de razonabili-
dad y proporcionalidad y según las circunstancias del caso, el juez
juzga la naturaleza irreversible del derecho reclamado.
c) La modalidad mixta; aquí Gozaíni sostiene que este modelo atenúa las
distancias entre la norma y los poderes del juez; pero es menester
advertir sobre ciertas inconsistencias y algunas dudas sobre cuando
procesar y aplicar uno u otro criterio.
d) La actuación de sentencia resuelta de oficio; que en puridad es excep-
cional y que opera en la legislación procesal francesa; puesto que en
todas las demás, la regla es que la actuación sea a pedido de parte.
e) La actuación de sentencia impugnada puede ser parcial o total; se-
gún su ejecución se dirija al cumplimiento absoluto de la parte prin-
cipal de la sentencia, según fuere de hacer, de dar o de no hacer; y
como anota Gozaíni, salvo el tema de los costos, costas, etc.
Tentativamente bien puede irse diseñando una modalidad que puede
identificarse como mixta; esta tipología podría aplicarse bajo ciertas con-
diciones y presupuestos que el caso amerite y siempre que se solicite a
pedido de parte, reuniendo un mínimo de presupuestos como son entre
otros el grave riesgo de la irreparabilidad del derecho fundamental en
juego; o la grave repercusión para el justiciable de la dilación que gene-
ra la impugnación de la sentencia; incluso el examen que el propio juez
puede hacer sobre la prosperabilidad del recurso de apelación; en fin,
estos y otros presupuestos más podrán ser diseñados por una reforma
a propósito de los tres años que habrá de cumplir nuestro C.P.Const.
en diciembre de este año 2007; y estimamos que es preferible que los
aspectos procesales sean aclarados o decantados por el legislador antes
que por una inflexión que, a futuro, pueda diseñarle el TC, lo que ello no
obsta a que el Colegiado Constitucional le dote, incluso de ciertas pautas
que deben tener presente los operadores intérpretes frente a una even-
tual regulación o no de este instituto. Con todo, el tema no está cerrado y
estimamos que convocará a más de una reflexión sobre una futura regu-
lación o sobre una aclaración de su existencia normativa.

Trujillo – Perú, 11 de febrero de 2007


Festividad de la Virgen de Lourdes

418841
Actuación Inmediata de la Sentencia en el
Proceso de Amparo: Fundamento, Objetivos y
Presupuestos Procesales
Por: Jose Miguel Rojas Bernal1*

SUMARIO:
I. Introducción. II. La actuación inmediata de la sentencia y su relación con el dere-
cho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva. III. La actuación inmediata en el
proceso de amparo: posibilidades y límites. 3.1. ¿Qué es lo que se espera de la ac-
tuación inmediata en el amparo? 3.2. ¿Qué es lo que no se espera de la actuación
inmediata en el amparo? IV. La actuación inmediata y sus presupuestos procesales:
revisión de algunos conceptos controvertidos. V. A modo de conclusión.

“El caso, para el juez y para la ciencia jurídica, es esencialmente


un acontecimiento problemático que plantea la cuestión de cómo
responder al mismo, de cómo resolverlo en términos jurídicos.
Para el derecho, por tanto, el caso no es algo que deba ser
simplemente registrado, sino algo que debe ser resuelto”

(Gustavo Zagrebelsky, en El derecho dúctil)

I. INTRODUCCIÓN
Una de las novedades más importantes que trajo consigo la codifica-
ción procesal constitucional en nuestro país –si la comparamos con la nor-
mativa precedente–, es aquella que se encuentra regulada en el segundo
párrafo del artículo 22 del Código Procesal Constitucional (C.P.Const.).
Esta disposición introduce la figura de la actuación inmediata de la sen-
tencia en el proceso de amparo2, en virtud de la cual el juez de primera
*
Egresado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Auxiliar en Abogacía del Tribunal Constitucional.
2 Dicho párrafo señala: “La sentencia que ordena la realización de una prestación de
dar, hacer o no hacer es de actuación inmediata.” Debe señalarse que la Ley 23506

185
Jose Miguel Rojas Bernal

instancia puede dar eficacia a la sentencia estimatoria por él emitida, in-


dependientemente de la apelación que haya interpuesto la parte vencida.
No obstante ello, lo cierto es que la confusa redacción de la norma3,
aunada a las omisiones en las que ella incurre, ha ocasionado que los
operadores jurídicos abriguen más dudas que certezas en relación a la vi-
gencia y aplicabilidad de esta institución procesal, incluyendo, desde luego
y en primer término, a los propios jueces constitucionales.4 Ello explica
bien por qué la virtualidad de esta norma ha permanecido tanto tiempo
entrampada en medio de acalladas controversias académicas y de prácti-
cas judiciales cautelosas.
Es sabido, sin embargo, que los vacíos o imperfecciones en Derecho
Procesal Constitucional son, antes bien que vallas insuperables, situacio-
nes que el Tribunal Constitucional se encuentra llamado a corregir o com-

no contemplaba ninguna norma sobre la ejecución de sentencias en los procesos


de la libertad, mientras que la Ley 25398 sólo introdujo algunas reglas secunda-
rias (Cfr. Cairo Roldán, Omar: “El Tribunal Constitucional y la ejecución de las
sentencias de los procesos constitucionales de tutela de los derechos”, en Palestra
del Tribunal Constitucional. Revista mensual de jurisprudencia, Lima, Año 2, N.º 2, febre-
ro de 2007, p. 499).
3 La confusión se presenta al contrastar el segundo párrafo del artículo 22 con
el primero, que alude a la “sentencia que causa ejecutoria” (lo que podría enten-
derse como “sentencia firme”), duda que se confirma al concordar el artículo
22 con el 59, que comienza diciendo “sin perjuicio de lo establecido en el artículo
22”. Un recuento de las posturas doctrinales en torno a la interpretación de
estas normas puede encontrarse en Eto Cruz, Gerardo: “¿Existe actuación
de sentencia impugnada en el Código Procesal Constitucional Peruano?”,
en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (coordi-
nadores): La ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en Homenaje
a Héctor Fix-Zamudio, México, UNAM, IMDPC, Marcial Pons, 2008, Tomo
V-Juez y Sentencia Constitucional, pp. 347 y ss.
4 En realidad, xisten algunas contadas excepciones a nivel del Poder Judicial,
como la resolución de fecha 29 de diciembre de 2005 (EXP. 4989-2005), emi-
tida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Lima, que confirmó
una resolución expedida por el Sexagésimo Juzgado Civil de Lima que con-
tenía la orden de actuación inmediata de la sentencia de primer grado en
un proceso de amparo (Cfr. Cairo Roldán, Omar: “El amparo y la tutela de
urgencia: instituciones en el Perú y en el Derecho Comparado”, en Palestra
del Tribunal Constitucional. Revista mensual de jurisprudencia, Lima, Año 3, N.º
2, febrero de 2008, p. 150), así como también la resolución de 13 de julio de
2005 (EXP. 2005-306), emitida por el Juez Especializado en lo Civil de Chan-
chamayo, que se pronunció en el mismo sentido (Cfr. Hurtado Reyes, Martín:
Tutela jurisdiccional diferenciada, Lima, Palestra, 2006, pp. 524-525).

618861
La Sentencia Constitucional en el Perú

plementar a través de su jurisprudencia5, en el afán de perfeccionar los


procesos constitucionales. Ciertamente, este parece haber sido el telón de
fondo de una reciente decisión del Tribunal –recaída en el EXP. N.º 0607-
2009-PA/TC–, en la cual se desarrollan con algún grado de detalle las con-
diciones de aplicación de la figura procesal in comento.6
Desde ya, conviene advertir que una sentencia de estas características
tendrá que enfrentarse a dos obstáculos de no poca importancia: por un
lado, la inexperiencia de los jueces constitucionales en esta materia –con
lo cual no podemos descartar algunos inevitables costos de aprendizaje–, y
por el otro, la desbordante realidad de los casos concretos, cuyos infinitos
matices –como es obvio suponer– no han podido ser recogidos in totum por
la referida sentencia.
El presente trabajo parte de la premisa de que el reforzamiento de algu-
nos conceptos, así como la revisión de algunas posturas doctrinales, puede
contribuir de algún modo –cuando menos, primario– a aclarar este panora-
ma. En esa línea, nuestra labor comenzará por 1) identificar el fundamento
que la actuación inmediata optimiza en el amparo, para luego 2) poner de
manifiesto los objetivos (directos e indirectos) que ella intenta materiali-
zar en los hechos, señalando por tanto 2.1.) sus ventajas y potencialidades,
pero también 2.2.) sus posibles riesgos y limitaciones; finalmente 3) nos
detendremos a analizar algunos de los presupuestos procesales más im-
portantes que han sido enumerados en la referida sentencia, señalando por
último 4) algunas reflexiones conclusivas.

II. LA ACTUACIÓN INMEDIATA DE LA SENTENCIA Y SU RELA-


CIÓN CON EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA TUTELA JU-
RISDICCIONAL EFECTIVA
A efectos de contextualizar el debate, proponemos al lector la revisión
de los siguientes casos prácticos:

5 De hecho, suele señalarse que la “autonomía procesal” del Tribunal Constitucional


se activa no sólo frente a las “lagunas conscientes” que son dejadas por el legislador,
sino también cuando una competencia ya le ha sido otorgada, pero la ley no prevé el
procedimiento para llevarla a cabo, o lo hace en forma deficiente (Rodríguez Patrón,
Patricia: “La libertad del Tribunal Constitucional Alemán en la configuración de su
derecho procesal”, en Revista Española de Derecho Constitucional, Madrid, Año 21, N.º
62, mayo-agosto 2001, p. 140).
6 Pese a existir algunos pronunciamientos previos que reconocen explícitamente esta
figura (Cfr. STC N.º 5994-2005-PHC/TC, fundamento 3; STC N.º 4878-2008-PA/TC,
fundamento 56; y STC N.º 5287-2008-PA/TC, fundamento 28), esta es la primera vez
que el Tribunal trata este tema con mayor exhaustividad.

187
Jose Miguel Rojas Bernal

Caso 1.- Imaginemos que una persona es despedida arbitrariamente


de su puesto de trabajo. Supongamos que, a tal efecto, el empleador inven-
tó una causa justa de despido que en los hechos nunca existió (por ejemplo,
faltas injustificadas). Ante ello, el trabajador interpone un proceso de am-
paro solicitando su reposición, y al cabo de unos meses, logra obtener una
sentencia de primer grado que le es favorable. Los efectos de la decisión,
sin embargo, quedan suspendidos en virtud de la apelación interpuesta
por el empleador.
Caso 2.- Pasemos, ahora, a un supuesto donde esté comprometido el
derecho a la educación. Digamos que un escolar es expulsado de su cole-
gio por haber desaprobado más cursos de los permitidos, cuando, en rea-
lidad, el verdadero motivo es que las autoridades del centro educativo no
desean tener en sus instalaciones a un niño con discapacidad física. Los
padres del alumno presentan una demanda de amparo, la que al cabo de
cierto tiempo es estimada por el juez de primera instancia. Sin embargo,
como el director del colegio decide apelar la sentencia, los efectos de ésta
quedan suspendidos, producto de lo cual el niño pierde el año escolar.
Caso 3.- Finalmente, pongamos el ejemplo de un aspirante a fiscal en
algún distrito judicial de nuestro país. Imaginemos que el órgano encarga-
do de evaluar a los candidatos niega la participación de nuestro aspirante
por el solo hecho de ser invidente. Al constatar la manifiesta arbitrariedad
de esta exclusión, un juez de primera instancia decide declarar fundada
la demanda de amparo incoada por el afectado, ordenando su participa-
ción en los exámenes programados. No obstante, como el procurador del
órgano emplazado apela la sentencia, la decisión heroica del juez a quo
queda paralizada. Finalmente, cuando la Sala confirma la apelada, ya no
hay nada que hacer: el concurso ha terminado y los nuevos fiscales ya asu-
mieron sus funciones.
Estos casos hipotéticos –aunque no por ello de imposible ocurrencia–
demuestran con solvencia que algunas veces las decisiones justas en el am-
paro pueden quedar en el plano de las “buenas intenciones” debido al em-
pleo de un mecanismo al que la ley suele otorgar efecto suspensivo, como
es el recurso de apelación7. En algunos casos (como en 1), la suspensión es
injusta por tener efectos dilatorios (es decir, por diferir la justicia para otro
7 De hecho, esto es lo que sucede con el recurso de apelación en los procesos civiles,
conforme al artículo 368, inciso 1 del Código Procesal Civil. Un caso de excepción,
sin embargo, es el señalado en el artículo 566º, referido al proceso de alimentos. Por
su parte, el recurso de casación conserva también su efecto suspensivo, dado que la
reforma de mayo del año pasado (Ley 29364) no acogió la propuesta de modificación
del artículo 393º del Código, que proponía que dicho recurso no debía suspender la
ejecución de las sentencias de condena.

818881
La Sentencia Constitucional en el Perú

momento), pero en otros casos (como en 2 y 3) la situación se torna más


grave porque la inejecutabilidad deviene en definitiva e irreversible (con
lo cual, la justicia se convierte en un espejismo).
La innegable posibilidad de que estas situaciones se produzcan en sede
de amparo es motivo suficiente para preguntarnos si acaso el peso de la
apelación no debiera distribuirse entre las partes de una forma más realis-
ta o equitativa, atendiendo a las decisiones que el juez vaya tomando en el
curso del proceso8. A ello parece referirse, precisamente, el profesor Mari-
noni, cuando señala que si se quiere que el proceso sea un instrumento ver-
daderamente ético, entonces resulta inevitable que éste deba estar dotado
de un mecanismo de anticipación de tutela que permita la “distribución
racional del tiempo en el proceso”.9
No puede haber duda que uno de esos mecanismos a los que alude
Marinoni es la actuación inmediata de la sentencia, a través de cuya aplica-
ción, el juez de primera instancia decide tutelar el derecho cierto, actual y
evidente del demandante (cuyo respaldo es una sentencia que así lo acre-
dita), en lugar del derecho incierto, no vigente y simplemente afirmado
del demandado (quien sólo cuestiona una decisión que le es adversa). Una
visión tal de la justicia, desde luego, se contrapone abiertamente al esque-
ma clásico del proceso, laxo y garantista, que reservaba la ejecución para
las decisiones finales e inimpugnables, y en su lugar, postula la idea de
una justicia episódica o escalonada (o de victorias parciales) basada en los
“índices de probabilidad de éxito” atribuibles a las partes.
A pesar de todo, la distribución racional del tiempo no parece ser
un imperativo que se derive de algún derecho fundamental, o no ne-
cesariamente. Al menos, así lo reconoce la doctrina cuando señala que
8 Y es que, como señala Marinoni, cuando ya existe una sentencia estimatoria
de primer grado, el tiempo en el proceso se convierte en algo que perjudica
al actor que tiene la razón y beneficia al demandado que no la tiene. En efecto,
basta mirar con atención las estrategias que normalmente se construyen al
interior de un proceso, para comprobar que mientras el demandante pre-
tende siempre la alteración de la realidad empírica, el demandado procura
contrariamente el mantenimiento del status quo. Desde luego, inicialmente
ambas pretensiones valen lo mismo y miden sus fuerzas en la litis en con-
diciones de igualdad. Sin embargo, una vez emitida una primera sentencia
que favorece al actor, las cosas no son ni pueden seguir siendo las mismas: de
alguna manera, el mantenimiento del status quo pierde sentido, mientras que
su alteración, en cambio, cobra innegable actualidad (Marinoni, Luiz Guil-
herme: “La necesidad de distribuir la carga del tiempo en el proceso”, en
Themis, Lima, N.º 43, 2001, p. 49).
9 Marinoni, Luiz Guilherme: op. cit., p. 49 (énfasis agregado).

189
Jose Miguel Rojas Bernal

la figura de la actuación inmediata se mueve dentro los confines de


la libre configuración del legislador10, lo cual quiere decir que ella
podría no estar prevista en nuestro ordenamiento jurídico, o estarlo
con severas restricciones, sin que en ningún caso se llegue a afectar
derecho fundamental alguno.11
Por nuestra parte, nosotros añadiríamos que la actuación inmediata,
además de ser un derecho de configuración legal, es también parte de lo
“constitucionalmente posible o deseable”12, lo que es tanto como decir que
su vigencia normativa (sin estar exigida ni prohibida por la Constitución)
contribuye o podría contribuir a la optimización de uno o más derechos
fundamentales (los que, en cambio, resultan plenamente exigibles). A cri-
terio del Tribunal, ese derecho que la actuación inmediata optimiza es el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, o para ser más exactos, el dere-
cho a la ejecución de las resoluciones judiciales, que entiende como parte
del contenido de aquél.13
Sin embargo, tan importante como identificar el derecho garantizado
por una institución procesal, es procurar que su regulación legal (o, en este
caso, jurisprudencial) facilite realmente la consecución de dicho objetivo.
De otra forma, su previsión normativa no sólo sería inútil, sino además,
potencialmente contraproducente. A tal fin, conviene tener bien delimita-
dos aquellos propósitos concretos a los que se endereza la actuación inme-
diata, para así entonces, establecer los presupuestos y reglas procesales
que habrán de observar los operadores jurídicos al momento de su aplica-
ción. Abordaremos estas cuestiones por separado.

10 El Tribunal Constitucional español, por ejemplo, ha señalado que el derecho funda-


mental a la ejecución no comprende a la ejecución provisional de resoluciones judi-
ciales, cuya utilización, cuando es reconocida por el legislador, conforma un simple
derecho subjetivo del litigante que haya resultado vencedor en el primer grado juris-
diccional, carente absolutamente de relevancia constitucional (Cfr. STC español N.º
5/2003, de 20 de enero, y 312/2006, de 8 de noviembre).
11 Evidentemente, ello no sucede cuando la actuación inmediata en el amparo se en-
cuentra prevista expresamente en la Constitución, como es el caso de Colombia (artí-
culo 86º, segundo párrafo de la Constitución colombiana) y de Bolivia (artículo 126º,
apartado IV de la Constitución boliviana).
12 La distinción entre lo constitucionalmente necesario, imposible y posible pertenece a
Alexy, Robert: “Epílogo a la Teoría de los Derechos Fundamentales”, en Revista Espa-
ñola de Derecho Constitucional, Madrid, N.° 66, 2002, p. 22.
13 STC N.º 0607-2009-PA/TC, fundamentos 44 al 50.

019901
La Sentencia Constitucional en el Perú

III. LA ACTUACIÓN INMEDIATA EN EL PROCESO DE AMPA-


RO: POSIBILIDADES Y LÍMITES
El fundamento de la actuación inmediata es algo distinto de los objetivos
específicos que con ella se quieren alcanzar. Lo deseable, desde luego, es
que entre ambos conceptos exista una relación instrumental de fin a me-
dio, pero para que ello ocurra, se requiere primero tener bien claro en qué
consisten ambos extremos.
Por lo pronto, ya hemos dicho que el fundamento de la actuación inme-
diata es la distribución racional del tiempo en el proceso: esto es, la optimi-
zación del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. Toca ahora precisar,
sobre la base de esta premisa, cuáles serían esos resultados cuya confor-
mación podemos exigir a esta institución procesal, y cuáles otros, por el
contrario, son meros despropósitos.
En lo que respecta al Tribunal, éste ha identificado, cuando menos, tres
fines de la actuación inmediata, a saber: i) “conjurar daños irreparables”,
ii) “evitar el abuso procesal de la institución de la apelación”; y iii) “(re)
asignar al juez de primera instancia un rol protagónico y estratégico en
la cadena de protección de los derechos fundamentales”.14 Analicemos la
verosimilitud de estos objetivos.

1.1. ¿Qué es lo que se espera de la actuación inmediata en el amparo?


• Reducir el número de apelaciones injustificadas
Varios autores presentan, como una de las bondades de la actuación in-
mediata, la supuesta reducción que ella opera sobre el número de apelacio-
nes injustificadas. La idea que está detrás de esta afirmación es la siguiente:
si el vencedor de la primera fase puede ejecutar lo decidido, la parte vencida no
tendrá interés en apelar la sentencia, como quiera que ello no le permitirá suspen-
der su eficacia. A su vez –se agrega– esta reducción redunda en una mejora
sustancial en la calidad de trabajo de los órganos revisores15, como quiera
que su carga procesal se ve disminuida considerablemente.
A nuestro parecer, esta afirmación es algo apresurada y bastante cues-
tionable, y ello por varios motivos. En primer lugar, no se ve qué podría
hacer desistir a la parte vencida de apelar de la sentencia, si con ello no
tiene nada qué perder y sí, en cambio, mucho qué ganar. En efecto, es pro-

14 STC N.º 0607-2009-PA/TC, fundamento 60. Cabe precisar que, en este punto, el Tribunal
se apoya en lo señalado por Monroy Gálvez, Juan: “La actuación de la sentencia impug-
nada”, en Revista Peruana de Derecho Procesal, Lima, Tomo V, junio del 2002, p. 218.
15 Monroy Gálvez, Juan: op. cit., p. 219.

191
Jose Miguel Rojas Bernal

bable que la parte vencida en el amparo esté convencida de que el recurso


tiene altas probabilidades de ser estimado por el órgano revisor. Pero aún
si no las tuviera, es obvio que el demandado igual apelaría, en la medida
en que nuestro ordenamiento no contempla ninguna sanción por la inter-
posición de apelaciones “con bajo grado de prosperabilidad” (lo que, cier-
tamente, no es lo mismo que “apelaciones manifiestamente infundadas”)
y, además, porque la apelación es la única vía que tiene el demandado para
revertir el resultado adverso de la primera instancia.16
En segundo lugar, conviene resaltar que esta tesis parte de la falsa o
indemostrada premisa de que los litigantes apelan siempre con fines me-
ramente dilatorios, es decir, reclamando a sabiendas algo que no les co-
rresponde. Esto, por supuesto, es querer entrar ya en la esfera de la subje-
tividad de las partes. Por lo demás, es seguro que una forma más directa
(y por tanto, más efectiva) de conjurar prácticas dilatorias al interior del
proceso consistiría en diseñar una instancia de apelación con plazos más
cortos (o estableciendo materias que no sean apelables), pero de ninguna
manera acudiendo a la figura de la actuación inmediata, cuyos fines van
por otros cauces.
Finalmente, y en tercer lugar, no podemos negar que, una vez que la
decisión de primer grado comienza a ser ejecutada, el demandado puede
tener más incentivos para apelar la sentencia que para no hacerlo, en la
medida en que esa victoria parcial del demandante le signifique un costo
más alto que el simple costo de apelar.
En definitiva, la apelación como dato estadístico no es un obstáculo
que la actuación inmediata esté llamada a contrarrestar, en la medida en
que la apelación (incluido la injustificada) no es algo per se reprochable.17
En realidad, lo cuestionable es que este recurso tenga efectos suspensivos,
pero esta ya es otra discusión.

16 Un interesante estudio de estos factores, aunque referido al caso español, puede ver-
se en Ramos Romeu, Francisco: “¿Reduce realmente la ejecución provisional la inter-
posición de recursos injustificados?”, en Indret. Revista para el análisis del derecho,
Barcelona, N.º 385, octubre de 2006, pp. 6-10. Disponible en: http://www.indret.
com/pdf/385_es.pdf (consultado: 11/05/2010)
17 Por lo demás, como señala Federico Carpi, la experiencia enseña que una
suficiente aproximación de las decisiones a la realidad y la verdad, muy a
menudo, no se puede conseguir con un primer pronunciamiento, sino que
progresivamente, por corrección de los resultados obtenidos en este primer
experimento. Citado por Silva Álvarez, Óscar: “La ejecución provisional de
las sentencias”, en Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, Valparaíso, N.º XXXI, 2º semestre de 2008, p. 381. Disponible en:
http://www.indret.com/pdf/385_es.pdf (consultado: 11/05/2010)

219921
La Sentencia Constitucional en el Perú

• Evitar la configuración de daños irreparables


En su famoso estudio sobre las medidas cautelares, Piero Calamandrei
distingue dos tipos de “peligro en la demora” en tanto presupuesto pro-
cesal para el dictado de esta clase de medidas: por un lado, el peligro de
infructuosidad, frente al cual la cautelar busca suministrar los medios para
conseguir que la futura sentencia se produzca en condiciones técnicas más
favorables (función de aseguramiento), y por el otro, el peligro de tardanza
de la providencia principal, en cuyo caso la cautelar trata de acelerar proviso-
riamente la satisfacción del derecho, ya que el peligro es la prolongación
del estado de insatisfacción del derecho (función satisfactoria).18
Cuando se afirma que la actuación inmediata busca evitar la configura-
ción de daños irreparables, se está pensando en este segundo supuesto; es
decir, en el peligro de que el paso del tiempo (el que requiera la sustancia-
ción de la segunda instancia) ocasione que el daño al derecho del deman-
dante se convierta en irreversible.
Es obvio que este tipo de peligros puede presentarse en el proceso de
amparo. De hecho, dos de los supuestos arriba señalados (los casos 2 y 3)
son un claro ejemplo de ello, de la misma forma como lo serían los supues-
tos de amparo por amenaza. Sin embargo, de allí a afirmar que el riesgo de
daño irreparable constituye un fin de la actuación inmediata, en realidad
hay un gran trecho.
Efectivamente, el riesgo de daño irreparable es un elemento posible
en la actuación inmediata, pero no llega a ser un elemento determinan-
te19. Da lo mismo que exista como que no. De cualquier forma, parece
claro que la función de la actuación inmediata en el proceso no es ni
“preventiva” ni “de urgencia”, por la sencilla razón de que ella no se
dirige a conjurar riesgos inciertos, sino a ejecutar un derecho cierto re-
conocido en una sentencia.
Ahora bien, es probable que el argumento del daño irreparable sí ten-
ga alguna utilidad, pero en un sentido inverso; es decir, cuando permite
aseverar que en aquellos casos donde no existe riesgo de daño irreparable,
no procedería la actuación inmediata. Así por ejemplo, resultaría legítimo
preguntarse si existe alguna urgencia o premura para ejecutar una sen-

18 Calamandrei, Piero: Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares, Bue-


nos Aires, Editorial Bibliográfica Argentina, 1945, pp. 71 y ss.
19 En el mismo sentido, Caballol Angelats, Lluís: La ejecución provisional en el
proceso civil, Barcelona, Bosch, 1993, p. 89, quien señala que el periculum in
mora se convierte en un motivo posible, pero no necesario, para determinar
la procedencia de la ejecución provisional.

193
Jose Miguel Rojas Bernal

tencia de primer grado que favorece a un organismo público o a la propia


Administración.20 De la misma forma, el argumento del daño irreparable
podría ser de recibo cuando es alegado, no por la parte demandante, sino
por el propio juez al despachar de oficio la actuación inmediata (tal como se
analizará más adelante).

• Revalorizar la primera instancia


Finalmente, es común afirmar que la actuación inmediata implica un
cambio en la mentalidad de los operadores jurídicos, y particularmente, del
juez de primera instancia, que es aquel que cuenta con mayores posibilida-
des para conocer los aspectos fácticos y jurídicos del conflicto que es objeto
del proceso21 y que, por lo tanto, se encuentra en condiciones inmejorables
para dictar un fallo justo y, por eso mismo, inmediatamente ejecutable.
El empoderamiento del juez a quo en el amparo es, sin duda, un efecto
necesario del régimen de actuación inmediata. Sin embargo, es innegable
que esa transferencia de poder conlleva también una cuota similar de res-
ponsabilidad y preparación (lo que compromete ya la acción estatal en ma-
teria de formación de los jueces), así como la colaboración de los órganos
jurisdiccionales superiores a quienes aquel empoderamiento “afecta”.
En cualquier caso, parece evidente que la conformación de una justicia
de primera instancia de calidad es tanto un presupuesto de evaluación pre-
via, como un objetivo a alcanzar, con la implementación del régimen de ac-
tuación inmediata, siendo esto algo cierto en cualquier sistema procesal.22

20 Este es el parecer del profesor Pedro Grández, quien considera que en la ac-
tuación inmediata debe ponderarse no sólo la naturaleza de las pretensiones,
sino también la calidad de los actores del proceso constitucional en cuestión.
Por tanto –postula el autor–, la tutela brindada por el amparo debería res-
tringirse tratándose de procesos constitucionales que se entablen entre entes
públicos o en el caso de una sentencia estimatoria favorable a la Administra-
ción contra un particular (por afectación, por ejemplo, del derecho a la tutela
judicial efectiva), toda vez que las entidades públicas sí podrían esperar una
sentencia definitiva para ejecutarla sin mayor inconveniente (Grández Cas-
tro, Pedro: “La ejecución de las sentencias en los procesos de tutela de los
derechos: las lecciones de la Corte Suprema Norteamericana”, en Palestra del
Tribunal Constitucional. Revista mensual de jurisprudencia, Lima, Año 2, N.º 12,
diciembre de 2007, pp. 635-636).
21 Monroy Gálvez, Juan: op. cit., p. 218.
22 Al respecto, son reveladoras las conclusiones de Ramos Romeu, quien de-
muestra que la baja calidad de las sentencias de primer grado genera el au-
mento de los recursos impugnatorios, pues aumenta también el número de

419941
La Sentencia Constitucional en el Perú

1.2. ¿Qué es lo que no se espera de la actuación inmediata en el amparo?


No menos importante que esclarecer los fines de la actuación inmedia-
ta, es dar cuenta de los problemas que ella genera (o podría generar) en
el ámbito de los intereses del demandado. Por lo pronto, la sentencia del
Tribunal ha puntualizado que la actuación inmediata no implica una viola-
ción del derecho del demandado a la pluralidad de instancias (o a su efecto
suspensivo), en tanto esta facultad está suficientemente garantizada con el
requisito de la no irreversibilidad de la medida.23 Sin embargo, al igual que
ésta, existen otras varias objeciones que se alzan en contra de la actuación
inmediata, las cuales podemos resumir de la siguiente manera:
i) Hay muchas sentencias incorrectas que se ejecutan24, con lo cual
la actuación inmediata puede dar al vencedor inicial más de lo que
legítimamente le corresponde.25
ii) La actuación inmediata causa daños y perjuicios al demandado
cuando la sentencia de primer grado es finalmente revocada26, con-
ceptos cuya cuantificación y satisfacción resultan problemáticas.
iii) La actuación inmediata permite insolvencias del demandante, sean
éstas voluntarias o involuntarias, en cuyo caso si la sentencia es fi-
nalmente revocada, será imposible que aquél devuelva lo indebida-
mente percibido.27
iv) La actuación inmediata causa gastos procesales inútiles en aque-
llos casos en que, como consecuencia de la revocación, tenga que
volverse todo hacia atrás.28

casos en que una apelación es rentable (lo que, a su vez, sucede porque la
probabilidad de revocación es alta). De manera que, si el número de senten-
cias de primer grado erróneas siguiera aumentando, eventualmente el mun-
do “sin ejecución provisional” podría ser mejor –aunque, ciertamente, podría
decirse lo contrario si empeorara la calidad de la apelación–. (Ramos Romeu,
Francisco: “¿Es deseable favorecer la ejecución provisional?”, en Latin Ameri-
can and Caribbean Law and Economics Association (ALACDE) Annual Papers,
Berkeley Program in Law and Economics, UC Berkeley, pp. 19-20. Disponible
en: http://escholarship.org/uc/item/3rd0h287, (consultado: 11/05/2010)).
23 STC N.º 0607-2009-PA/TC, fundamento 59.
24 Ramos Romeu, Francisco: “¿Es deseable favorecer …”, op. cit., p. 6.
25 Monroy Gálvez, Juan: op. cit., p. 206.
26 Ramos Romeu, Francisco: “¿Es deseable favorecer …”, op. cit., pp. 3-4.
27 Ibidem, p. 4.
28 Ibidem, p. 5.

195
Jose Miguel Rojas Bernal

v) La actuación inmediata causa injusticias, pues al desincentivar la


interposición de los recursos, deja al sistema sin los mecanismos
que permiten prevenir los errores judiciales29, siendo evidente por
lo demás que aquella función disuasoria no distingue a los recursos
injustificados de aquellos que no lo son.
vi) La actuación inmediata crea inseguridad jurídica y más litigios,
pues los recursos (que dicha institución desalienta) generan preci-
samente aquella jurisprudencia que ayuda a despejar la incertidum-
bre legal.30
vii) La actuación inmediata implica una afectación a la presunción de
inocencia, así como al principio de coherencia.
Es innegable que los daños que la actuación inmediata puede generar
en la esfera de la parte vencida –y que en esta lista se entremezclan con los
daños al propio sistema de justicia– constituyen razones más que atendi-
bles para brindar al demandado alguna clase de protección o defensa en el
trámite de dicha institución procesal.
Sin embargo, no puede olvidarse que la posibilidad de verse afectado
por un daño es una circunstancia recíproca para ambas partes (es decir,
para el demandante y para el demandado).31 En efecto, mientras el deman-
dante puede verse dañado al no ejecutarse la sentencia de primer grado,
el demandado podría serlo al sufrir esa ejecución. En ambos casos, cierta-
mente, ese daño puede correr el riesgo de convertirse en irreparable, hi-
pótesis en la cual, es razonable pensar que nos encontraríamos frente a un
verdadero conflicto trágico.
Estas reflexiones, en realidad, nos devuelven al punto inicial de este
trabajo, es decir, a la pregunta de cómo debería repartirse el costo del tiem-
po en el proceso cuando ya existe una sentencia estimatoria de primer gra-
do. Ahora que ya conocemos cuáles son esos costos para el demandado,
restaría agregar que la actuación inmediata es también un espacio para la
ponderación de derechos en el caso concreto. Esta, sin embargo, es ya una
cuestión atinente a los presupuestos procesales que dicha institución debe
satisfacer, asunto al que nos dedicamos seguidamente.

29 Ibidem, p. 6.
30 Idem.
31 Ibidem, p. 4.

619961
La Sentencia Constitucional en el Perú

III. LA ACTUACIÓN INMEDIATA Y SUS PRESUPUESTOS


PROCESALES: REVISIÓN DE ALGUNOS CONCEPTOS
CONTROVERTIDOS
La sentencia del Tribunal ha optado por configurar un modelo mixto de
actuación inmediata en el amparo32. Esto quiere decir que el juez reserva
para sí un cierto grado de discrecionalidad al momento de evaluar si con-
cede o no la actuación solicitada. Sin embargo, como veremos más adelan-
te, en realidad este margen de acción se reduce al análisis de dos conceptos
clave: la proporcionalidad y la no irreversibilidad.
De otro lado, salta a la vista que el Tribunal haya descartado toda for-
ma de control sobre la resolución que ordena la actuación inmediata, así
como de aquella que la deniega. Al respecto, es evidente que la intención
ha sido dotar al sistema de la agilidad que se requiere, evitando los inci-
dentes que puedan obstruir su normal desenvolvimiento.33
A continuación, analizaremos por separado los presupuestos procesa-
les que, a nuestro juicio, son los más relevante dentro de todos aquellos
que la sentencia menciona, a saber: la no irreversibilidad de la medida, la pro-
porcionalidad, la contracautela, el otorgamiento a pedido de parte, y finalmente,
la relación con la medida cautelar.
• La no irreversibilidad de la medida, o la imposibilidad de sacrifi-
car el derecho del demandado
Como siempre existe la posibilidad de que el recurso de apelación sea
estimado (y que, por tanto, tenga que volverse las cosas al estado anterior),
resulta imprescindible cuidar que la actuación inmediata no genere una
situación irreversible o inmodificable. De otra manera, no se podría hablar
de ponderación, sino en cualquier caso de sacrificio del derecho a la plura-
lidad de instancias, a favor de la eficacia de una sentencia, lo que sería in-
constitucional.34 En esa dirección, la sentencia del Tribunal ha establecido
que, de ser irreversible, la actuación inmediata no debe prosperar.
Naturalmente, la verificación de la no irreversibilidad exige al juez una
labor de prognosis (léase, de anticipación) acerca de todas aquellas conse-
cuencias que se van a producir con la realización de las actividades ejecuti-

32 STC N.º 0607-2009-PA/TC, fundamento 63.


33 Sin embargo, no se puede descartar que ante una orden judicial de actuación in-
mediata manifiestamente irrazonable o desproporcionada, pueda interponerse un
proceso de amparo, al igual como sucede con el control constitucional de las medidas
cautelares, cuando éstas no satisfacen el requisito de la proporcionalidad (Cfr. STC
N.º 1209-2006-PA/TC, fundamento 53).
34 Grández Castro, Pedro: op. cit., p. 631.

197
Jose Miguel Rojas Bernal

vas necesarias, para extraer las pertinentes conclusiones acerca de si la modi-


ficación de la realidad que se generará podrá ser paliada en el hipotético caso
de revocación, total o parcial, de la resolución recurrida.35
Así por ejemplo, si la sentencia de primera instancia ordenara que un
alumno vuelva a su centro de estudios, o que un trabajador se reincorpore
a su puesto de trabajo, sería perfectamente posible ordenar la actuación
inmediata, pues en uno y otro caso las cosas podrían volver a su estado
anterior: el alumno podría ser nuevamente retirado del colegio, así como
el trabajador, de su puesto de trabajo. En cambio, si la sentencia ordenara
la publicación de una nota rectificatoria a un medio de comunicación, es
obvio que tal publicación no podría “revertirse” en el futuro, con lo cual la
actuación inmediata no procedería.
Como se puede apreciar, el juicio de la no irreversibilidad es básica-
mente un juicio cualitativo, que se orienta a evitar que la actuación inmedia-
ta se convierta en una tutela satisfactoria definitiva.

• La proporcionalidad de la medida, o la exigencia de ponderación en la ac-


tuación inmediata
Con todo, aún si la pretendida actuación aprobara el test de no irre-
versibilidad, es necesario además que aquélla aparezca como una medida
razonable o proporcional en atención a las características del caso concreto.
De otra forma, la actuación inmediata no estaría siendo definitiva, pero sí
excesiva o irracional.
Al respecto, el Tribunal ha señalado que, al momento de evaluar la
solicitud, el juez deberá tener en cuenta también “el daño o perjuicio que
puede causarse a la parte demandada, ponderando en todo caso, el de-
recho de éste (sic) a no sufrir una afectación grave en sus derechos fun-
damentales y el derecho de la parte demandante a no ser afectada por la
dilación del proceso.”
El juicio de proporcionalidad, como es evidente, no es un juicio cuali-
tativo, sino cuantitativo. Ello quiere decir que, en la ponderación realizada
por el juez del amparo, habrá de primar la consideración de los daños (y la
entidad de los mismos) que se ciernen sobre las partes del proceso, para lo
cual tendrá que sopesar los siguientes dos elementos:

35 Pérez Del Blanco, Gilberto: “La reversibilidad de las prestaciones como presupuesto
de la ejecución provisional en el proceso contencioso-administrativo español”, en
RIEDPA. Revista Internacional de Estudios sobre Derecho Procesal y Arbitraje, N.º
1, abril de 2009, pp. 8-9. Disponible en: http://www.riedpa.com/COMU/documen-
tos/RIEDPA1095.pdf (consultado 11/05/2010)

819981
La Sentencia Constitucional en el Perú

i) El beneficio que genera el despacho de la actuación inmediata al ven-


cedor de la primera instancia (o a la inversa, el perjuicio que le gene-
ra su denegatoria)
ii) El perjuicio que genera el despacho de la actuación inmediata a la
parte vencida en la primera instancia.
Cabe resaltar que el test de proporcionalidad en la actuación inmediata
es particularmente importante cuando el derecho declarado en la sentencia
compromete a uno o varios colectivos de personas.
Así, por ejemplo, si la sentencia de amparo ordenara la paralización
de un proyecto minero que afecta el hábitat de una comunidad nativa, en
principio no habría problema para ejecutar inmediatamente esta deci-
sión, pues el daño (presumiblemente económico) que se generaría a la
empresa sería inferior al daño que la no ejecución podría generar en la
vida y salud de los miembros de ese colectivo. El caso sería otro, en cam-
bio, si la sentencia autorizara la comercialización de un medicamento cu-
yos efectos secundarios son desconocidos, o la importación de vehículos
que podrían afectar el medio ambiente o la seguridad de las personas,
pues en estos casos el potencial daño colectivo es de mayor entidad que
el que afecta a la parte interesada.
Desde ya, cabe aclarar que la cuantificación de los daños a efectos de
decidir si se ordena o no la actuación solicitada, en modo alguno implica
un proceder antojadizo o discriminatorio. Ya hemos dicho que el objetivo
de esta ponderación consiste en brindar una respuesta adecuada y lo más
cercana posible a la realidad de cada caso concreto. De cualquier mane-
ra, es evidente que ello exige al juez un mayor esfuerzo argumentativo
orientado a justificar su decisión sobre la actuación solicitada, sea ésa
estimatoria o denegatoria.

• Actuación inmediata y contracautela: un requisito controvertido


El Tribunal ha señalado que, para despachar la actuación inmediata, el
vencedor de la primera instancia no tiene la obligación de otorgar contra-
cautela. Sin embargo, ha hecho una excepción tratándose de pretensiones
con algún contenido patrimonial, en cuyo caso queda a criterio del juez si
solicita o no dicha garantía, agregando que en cualquier caso deberá obser-
varse el principio de proporcionalidad.
En el ámbito de las medidas cautelares, se entiende por contracautela
a aquella garantía que debe prestar el solicitante con miras a un futuro
y eventual resarcimiento de los daños y perjuicios causados por la me-
dida. A su vez, se pone especial énfasis en que la contracautela no es un

199
Jose Miguel Rojas Bernal

requisito de procedencia, sino un requisito especial para la actuación


de la medida.36
Si llevamos este concepto al ámbito de la actuación inmediata, po-
demos afirmar que la contracautela cumple en realidad una doble fun-
ción: por un lado, una función aseguradora (es decir, dirigida a hacer res-
ponsable al ejecutante de los riesgos que asume por actuar la sentencia
de primer grado) y una función disuasoria (en la medida en que, como
consecuencia de lo anterior, el ejecutante se abstendrá de pedir “más de
lo que le corresponde”).
Ahora bien, a nuestro entender, el Tribunal ha ampliado el conte-
nido de la contracautela para la actuación inmediata en el amparo. En
efecto, al señalar que podrá exigirse el otorgamiento de contracautela
“tratándose de pretensiones con algún contenido patrimonial”, el Tribunal
sobreentiende que esta garantía no sólo cubre los eventuales daños y
perjuicios ocasionados al demandado, sino también la devolución de
lo indebidamente percibido.
Desde luego, es razonable que la actuación inmediata que ordena la en-
trega de una suma de dinero tenga que estar respaldada por una garantía
de este tipo. Sin embargo, esto que puede ser cierto en los procesos ordi-
narios, en el amparo viene a ser francamente la excepción. En efecto, como
es sobradamente conocido, los procesos constitucionales de la libertad no
están orientados a ordenar el pago de sumas de dinero, sino primordial-
mente a tutelar derechos fundamentales, para lo cual basta con reponer las
cosas al estado anterior a la violación o amenaza.
No obstante ello, es innnegable que algunas veces las sentencias consti-
tucionales conllevan el pago de sumas monetarias por conceptos diversos
(indemnizaciones, y con más frecuencia, gastos o reintegros de haberes no
recibidos37) lo que puede ser relativamente común en amparos en materia
laboral o pensionaria. Sólo en estos casos podría afirmarse que el amparo,
si bien no versa sobre pretensiones patrimoniales, sí tiene un contenido
patrimonial, lo que algo es distinto. Cabría, entonces, preguntarse: ¿se jus-
tifica en estos casos el otorgamiento de contracautela?
En primer lugar, conviene aclarar que la sentencia del Tribunal estable-
ce que la contracautela es una facultad del juez, mas no una obligación. Más

36 Monroy Palacios, Juan José: Bases para la formación de una teoría cautelar, Lima, Comu-
nidad, 2002, p. 200.
37 García Belaúnde, Domingo: “Ejecutabilidad de las sentencias constitucionales (notas
de introducción)”, en Revista Peruana de Derecho Procesal, Lima, Tomo VIII, setiembre
de 2005, p. 144.

020002
La Sentencia Constitucional en el Perú

aún: una facultad regida por el principio de proporcionalidad. De más está


decir que este margen de discrecionalidad se encuentra plenamente justifi-
cado pues el otorgamiento de una garantía, en algunos casos, podría gene-
rar daños importantes a la economía del solicitante o, en su caso, impedir
su “acceso” a la actuación inmediata por motivos económicos (lo que sería
grave tratándose de derechos tales como a la pensión o a la educación). Así
pues, conviene entender que, sólo si no se configuran estos riesgos, el juez
estaría habilitado para exigir la contracautela.
Sin embargo, y en segundo lugar, cabe preguntarse si, aún en aquellos
casos en los que no existan tales riesgos, sigue siendo lógico exigir una
garantía. Al respecto, algunos autores –como Alessandro Raselli–, opinan
que la actuación inmediata está expresamente autorizada por el juez y,
en consecuencia, representa el ejercicio legítimo de una facultad jurídica38,
razón por la cual no tendría que asegurarse indemnización alguna. Asi-
mismo, se arguye que sería un contrasentido que el juez que manda actuar
su propia sentencia solicite que se ofrezca una contracautela que permita
aminorar los riesgos de la “incorrección” de su propio mandato.39
En realidad, la exigencia de contracautela en la actuación inmediata
debiera ser entendida como un supuesto excepcional en el amparo, aun-
que la sentencia del Tribunal no lo diga así expresamente. Y es que si el
proceso de amparo está destinado siempre a tutelar derechos fundamen-
tales, no se ve cómo esa protección pudiera generar al demandado daños
y perjuicios que luego deban resarcirse40 (y por tanto, garantizarse vía
contracautela), o al menos tal posibilidad no resulta clara o contundente.
Siendo ello así, resulta válido afirmar que, en la generalidad de los casos,
la exigencia de contracautela puede convertirse en una suerte de denega-
toria tácita de la actuación inmediata, con las graves consecuencias que
ello puede traer consigo.41

38 Silva Álvarez, Óscar: op. cit., pp. 387-388.


39 Grández Castro, Pedro: op. cit., p. 364. A criterio del autor, la contracautela debiera
recaer en todo caso en el juez, quien es “el dueño y señor de la decisión”.
40 En cualquier caso, si de identificar esos conceptos indemnizables se trata,
podría tomarse como referencia el criterio de Caballol Angelats, para quien
el término “perjuicio irreparable” en el caso del ejecutado, tratándose de la
actuación inmediata, admite cuatro significados: i) el perjuicio no indemni-
zable; ii) la imposibilidad de restituir aquello que se sustrajo del ejecutado;
iii) la imposibilidad de alterar interinamente el disfrute de intereses jurídi-
cos, dignos de una tutela especial en el ordenamiento; y iv) el daño despro-
porcionado (Caballol Angelats, Lluís: op. cit., pp. 168-184).
41 Otros autores proponen que las indemnizaciones por daños y perjuicios oca-

201
Jose Miguel Rojas Bernal

• El otorgamiento de la actuación inmediata: ¿de oficio o a pedido de


parte?
La sentencia del Tribunal señala también que, por regla general, la ac-
tuación inmediata será otorgada a pedido de parte. Sin embargo, el Tribunal
añade que el juez podrá despacharla de oficio cuando exista el “riesgo de un
perjuicio irreparable” para el demandante.
Es evidente que el modelo de actuación inmediata “rogada” puede te-
ner alguna explicación en el proceso civil, sede en la cual, en virtud el prin-
cipio dispositivo, sólo las partes pueden disponer del derecho objeto de la
litis. En atención a ello, se aduce que difícilmente podría haber una persona
mejor preparada que el demandante para poder discernir en torno al gra-
do de certeza y fundabilidad que tiene la decisión que lo favorece, así como
para evaluar el grado de responsabilidad que está asumiendo al pedir la
actuación inmediata42. Adicionalmente, se señala que, como quiera que la
defensa es siempre cautiva, solicitar la actuación inmediata será siempre
un deber del abogado que patrocina al demandante.
Sin embargo, esta afirmación –cuya viabilidad es innegable en los pro-
cesos ordinarios43–, no sería de recibo (o al menos, no sin matices) en el
plano de los procesos constitucionales de la libertad. En efecto, según el
art. III del Título Preliminar del C.P.Const., en este tipo de procesos rige el
principio publicístico, en virtud del cual el juez ostenta un rol protagónico

sionados por la actuación inmediata, tratándose del amparo, deberían regir-


se por lo dispuesto en el Código Procesal Civil, cuya aplicación supletoria
está habilitada en virtud del artículo IX del C.P.Const. Así por ejemplo, sería
aplicable el concepto de indemnización como consecuencia del proceso (ar-
tículos 4º y 621º del Código Procesal Civil), aunque en este caso se requiere
que el demandante haya actuado con mala fe. Igualmente, sería de aplica-
ción el artículo 1969º del Código Civil, en cuyo caso los daños deberían ser
liquidados incidentalmente en el mismo proceso de amparo y no en otro
proceso, al igual como sucede con la medida cautelar (Villa García Var-
gas, Javier: La actuación de sentencia impugnada en el proceso de amparo, Tesis
para optar por el Grado Académico de Magíster en Derecho Constitucional,
PUCP, Lima, mayo de 2009, pp. 78-79).
42 Monroy Gálvez, Juan: op. cit., p. 218. Más aún, algunos autores señalan que la ejecución
provisional de oficio no implica una violación directa del principio dispositivo, toda
vez con ella sólo se atribuye eficacia a la resolución, de manera que lo que realmente
afectaría al principio dispositivo sería que la parte no pudiera escoger si se actúan o no
los efectos que la resolución produce (Caballol Angelats, Lluís: op. cit., p. 56).
43 Una excepción a esta regla, anotada por Monroy Gálvez, es el caso de Francia, país en
el cual la actuación inmediata es de oficio, si el juez la considera necesaria y careciese
de prohibición legal (Monroy Gálvez, Juan: op. cit., p. 211).

20022
La Sentencia Constitucional en el Perú

en la conducción del proceso. De ahí que, prima facie, no habría ningún pro-
blema en que el juez de amparo actúe de oficio su propia sentencia.44
¿Por qué, entonces, la sentencia exige el riesgo de irreparabilidad? Es
decir, si el riesgo de irreparabilidad no está previsto como un requisito
para la actuación inmediata a pedido de parte ¿por qué ha de estarlo cuando
el juez actúa de oficio?
A nuestro parecer, la actuación inmediata de oficio, tal cual la entien-
de el Tribunal, exige al juez de amparo fundamentar su decisión en algo
más que en la simple aplicación del principio publicístico previsto en la ley
(cuya invocación es importante, mas no suficiente). Se entiende así que la
actuación de oficio de un juez (que, de alguna manera, es una forma de acti-
vismo o garantismo procesal) no puede dejar de estar justificada o motiva-
da en alguna causa habilitante vinculada al caso concreto (so pena de caer
en alguna variante del decisionismo, o en la afectación gratuita del princi-
pio de imparcialidad).45 Pues bien, el Tribunal ha asumido que esa causa
habilitante es el riesgo de irreparabilidad para el derecho del demandante.
Naturalmente, una actuación inmediata de oficio así configurada sólo
podrá operar en supuestos extremadamente urgentes y perentorios, con
lo cual su aplicación resulta prácticamente excepcional. De esta forma, la
actuación inmediata en los casos “no urgentes” queda a discreción del in-
teresado. Por eso resulta importante que las ventajas (y desventajas) de
la actuación inmediata como herramienta disponible para los justiciables,
sean ampliamente difundidas entre los operadores jurídicos a fin de que
éstos, debidamente informados, puedan tomar la decisión que mejor se
ajuste a sus intereses; tarea informativa en la cual, como es obvio suponer,
el juez podría incursionar sin mayor problema.

• Actuación inmediata y medida cautelar


Por último, el Tribunal se ha referido a la relación que es posible esta-
blecer entre la medida cautelar y la actuación inmediata, señalando que una
vez emitida la sentencia estimatoria de primer grado, el demandante po-
drá optar “alternativamente” entre una u otra medida (con lo cual, resulta
44 Así por ejemplo, algunos autores basan esta posibilidad en principios tales como el de
dirección judicial del proceso e impulso de oficio, y en el de celeridad procesal (Árce
Cárdenas, Yuliana: “La actuación inmediata de la sentencia impugnada en el Código
Procesal Constitucional”, en Gaceta Constitucional, Lima, N.º 04, abril de 2008, pp. 94-95).
45 Por lo demás, la actuación inmediata de oficio no deja de generar algunos pro-
blemas, como por ejemplo, la pregunta sobre quién debiera ser el responsa-
ble de los eventuales daños que se generen a terceros (Villa García Vargas,
Javier: op. cit., p. 66)

203
Jose Miguel Rojas Bernal

válido solicitar una medida cautelar teniendo como título una sentencia
estimatoria de primer grado). Sin embargo, el Tribunal ha agregado que
“la utilización de una excluirá la de la otra”.46
En relación a este punto, conviene precisar que tanto la medida caute-
lar como la actuación inmediata son instituciones procesales convergentes
en la medida en que ambas se orientan a contrarrestar los “estragos” que
ocasiona el paso del tiempo en el proceso. Ello, sin embargo, no anula las
diferencias que existen entre ambas instituciones, las cuales resumimos en
el siguiente cuadro:

Medida cautelar Actuación inmediata de la sentencia


Sus presupuestos procesales son: sentencia
Sus presupuestos procesales son: pe-
estimatoria de primer grado (con lo cual no
ligro en la demora, verosimilitud del
se requiere de peligro en la demora ni vero-
derecho, adecuación (que incluyen la
similitud del derecho), no irreversibilidad
ponderación) y no irreversibilidad
y proporcionalidad.
Es autónoma (se le da el tratamiento de una
Es instrumental (busca garantizar la efi- ejecución definitiva, cumple una función
cacia de un proceso principal) satisfactiva aunque sujeta a lo que se decida
más adelante)
Si se emite sentencia desestimatoria, la Si la sentencia de segunda instancia revoca
medida cautelar se mantiene vigente la apelada, la actuación inmediata puede
(art. 15 C.P.Const.) seguir vigente (STC 0607-2009)

Puede adoptar la forma de medida de


no innovar, pero también innovativa, Es siempre coincidente con la pretensión
aunque este último supuesto resulta del demandante.
cuestionable a nivel de la doctrina.

Requiere contracautela, tratándose de pre-


No requiere contracautela
tensiones dinerarias

Procede a pedido de parte. Y excepcional-


Procede siempre a pedido de parte mente, de oficio, cuando existe riesgo de
irreparabilidad para el demandante.

Es provisional, en tanto se mantengan las


Tiene vocación de permanencia
condiciones bajo las cuales fue adoptada

46 Cabe señalar que algunos autores –como Caballol Angelats– opinan que sí
cabe despachar ejecución provisional aunque la eficacia de un pronuncia-
miento de la resolución recurrida esté garantizada por una medida cautelar
vigente (Caballol Angelats, Lluís: op. cit., p. 89).

420042
La Sentencia Constitucional en el Perú

El recuento de estas características nos permite apreciar y comparar


los pro y los contra que conlleva la utilización de una u otra medida, co-
tejo que resulta imprescindible si se trata de tomar decisiones estratégicas
dentro del proceso.
Así por ejemplo, podemos señalar que una ventaja importante de la
medida cautelar es que ella puede emitirse antes de la sentencia de primer
grado. La desventaja, sin embargo, es que dicha medida debe cumplir con
dos requisitos de no fácil configuración (o cuando menos, de difícil pro-
banza): la apariencia de buen derecho y el peligro en la demora (junto a la
adecuación y a la no irreversibilidad).
En contraste, la principal ventaja de la actuación inmediata es que la sen-
tencia estimatoria es título suficiente, aunque imprescindible, para que pro-
ceda dicha figura procesal. No obstante, el inconveniente es que, tratándose
de pretensiones con contenido patrimonial, se requiere prestar contracautela
(aunque, como ya se dijo, estos supuestos son más bien excepcionales).
Por lo demás, la intercambiabilidad que el Tribunal ha establecido entre
medida cautelar y actuación inmediata es sumamente útil pues resulta obvio
que, en algunos casos, puede ocurrir que el demandante sólo satisfaga los
requisitos correspondientes a una medida, pero no los de la otra.47 En tal
hipótesis, es evidente que el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva estaría
más que garantizado.

IV. A MODO DE CONCLUSIÓN


Con toda seguridad, la paradójica existencia de fallos cuya eficacia es
ilógicamente postergada (o que devienen inejecutables debido al momento
en que son expedidos), pone en serios aprietos al sistema de justicia consti-
tucional y termina por restarle la legitimidad que ésta requiere. De hecho,
una orden que no es espontáneamente cumplida revela una crisis de auto-
ridad. Pero una decisión judicial que no puede cumplirse debido a fallas
en la estructura misma del proceso es un hecho inaceptable para cualquier
Estado medianamente institucionalizado. En ese sentido, no es exagerado
afirmar que el Estado democrático de derecho se somete a un “plebiscito
de todos los días”48 en los estrados judiciales.

47 Así por ejemplo, puede suceder que una sentencia de primer grado no pue-
da ser ejecutada inmediatamente por no cumplir uno de los requisitos (por
decir, la no irreversibilidad), pero que, en cambio, sí proceda dictarse una
medida cautelar (en la medida que esta sea simplemente asegurativa del
fallo principal, pero no coincidente).
48 STC N.º 015-2001-AI/TC, FJ. 13. La frase del Tribunal está referida al derecho a la

205
Jose Miguel Rojas Bernal

Al respecto, resulta sintomático que, para el común de la gente, uno de


los problemas más graves que aqueja a nuestro sistema de justicia sea la
demora en el proceso.49 Por supuesto, esta realidad no es ajena al proceso
de amparo, cuya dilación en algunos casos adquiere dimensiones inacep-
tables, cuando no insólitas.50
En ese contexto, la conveniencia de utilizar mecanismos de tutela dife-
renciada al interior del proceso de amparo (tales como la medida cautelar
o la actuación inmediata) esta más que justificada. Lo importante, en todo
caso, es que la efectividad de esos mecanismos logre plasmarse en la reali-
dad, para lo cual será necesario acentuar progresivamente la calidad de la
“justicia de primera instancia”, y revisar, a modo de ensayo, la experiencia
vivida en otros países que también han adoptado esta institución procesal
en sus respectivos ordenamientos.

Bibliografía utilizada
Árce Cárdenas, Yuliana: “La actuación inmediata de la sentencia im-
pugnada en el Código Procesal Constitucional”, en Gaceta Constitucional,
Lima, N.º 04, abril de 2008.
Alexy, Robert: “Epílogo a la Teoría de los Derechos Fundamentales”,
en Revista Española de Derecho Constitucional, Madrid, N.° 66, 2002.
Caballol Angelats, Lluís: La ejecución provisional en el proceso civil, Bar-
celona, Bosch, 1993.
Cairo Roldán, Omar: “El Tribunal Constitucional y la ejecución de las

ejecución de las resoluciones judiciales.


49 En una reciente encuesta a nivel de Lima Metropolitana, se considera que
uno de los principales problemas de la administración de justicia en el Perú,
luego de “la corrupción existente en el Poder Judicial” (35%), es “el tiem-
po que se demoran los jueces para resolver un problema” (20%). Fuente:
Evaluación y percepción sobre la justicia en el Perú. Estudio de Opinión en Lima
Metropolitana-octubre de 2009, Instituto de Opinión Pública de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
50 Un caso extremo, aunque paradigmático, es el amparo resuelto en la STC N.º 2732-
2007-PA/TC, cuya sustanciación demoró más de veinte años (Cfr. Cresci Vasallo,
Giancarlo: “¿Constituye el proceso de amparo peruano un recurso rápido y sencillo
en los términos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos? Comenta-
rios a la sentencia del Exp. N.º 2732-2007-PA/TC y un amparo interminable.”, en Jus-
Constitucional, Lima, N.º 6, 2008, pp. 149-169). Más recientemente, puede revisarse a
Abad Yupanqui, Samuel: “La reforma del proceso de amparo. Avances, problemas y
agenda pendiente”, en Abad Yupanqui, Samuel y Pablo Pérez Tremps (coordinadores):
La reforma del proceso de amparo: la experiencia comparada, Lima, Palestra, 2009.

620062
La Sentencia Constitucional en el Perú

sentencias de los procesos constitucionales de tutela de los derechos”, en


Palestra del Tribunal Constitucional. Revista mensual de jurisprudencia, Lima,
Año 2, N.º 2, febrero de 2007.
………………………. “El amparo y la tutela de urgencia: instituciones
en el Perú y en el Derecho Comparado”, en Palestra del Tribunal Constitu-
cional. Revista mensual de jurisprudencia, Lima, Año 3, N.º 2, febrero de 2008.
Calamandrei, Piero: Introducción al estudio sistemático de las providencias
cautelares, Buenos Aires, Editorial Bibliográfica Argentina, 1945.
Eto Cruz, Gerardo: “¿Existe actuación de sentencia impugnada en el
Código Procesal Constitucional Peruano?”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduar-
do y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (coordinadores): La ciencia del Derecho
Procesal Constitucional. Estudios en Homenaje a Héctor Fix-Zamudio, México,
UNAM, IMDPC, Marcial Pons, 2008, Tomo V-Juez y Sentencia Constitu-
cional.
García Belaúnde, Domingo: “Ejecutabilidad de las sentencias consti-
tucionales (notas de introducción)”, en Revista Peruana de Derecho Procesal,
Lima, Tomo VIII, setiembre de 2005.
Grández Castro, Pedro: “La ejecución de las sentencias en los procesos
de tutela de los derechos: las lecciones de la Corte Suprema Norteamerica-
na”, en Palestra del Tribunal Constitucional. Revista mensual de jurisprudencia,
Lima, Año 2, N.º 12, diciembre de 2007.
Hurtado Reyes, Martín: Tutela jurisdiccional diferenciada, Lima, Palestra, 2006.
Marinoni, Luiz Guilherme: “La necesidad de distribuir la carga del
tiempo en el proceso”, en Themis, Lima, N.º 43, 2001.
Monroy Gálvez, Juan: “La actuación de la sentencia impugnada”, en
Revista Peruana de Derecho Procesal, Lima, Tomo V, junio del 2002.
Monroy Palacios, Juan José: Bases para la formación de una teoría cautelar,
Lima, Comunidad, 2002.
Pérez Del Blanco, Gilberto: “La reversibilidad de las prestaciones
como presupuesto de la ejecución provisional en el proceso contencioso-
administrativo español”, en RIEDPA. Revista Internacional de Estudios so-
bre Derecho Procesal y Arbitraje, N.º 1, abril de 2009. Disponible en: http://
www.riedpa.com/COMU/documentos/RIEDPA1095.pdf.
Ramos Romeu, Francisco: “¿Es deseable favorecer la ejecución provi-
sional?”, en Latin American and Caribbean Law and Economics Association
(ALACDE) Annual Papers, Berkeley Program in Law and Economics, UC
Berkeley. Disponible en: http://escholarship.org/uc/item/3rd0h287.

207
Jose Miguel Rojas Bernal

…………………………….. “¿Reduce realmente la ejecución provi-


sional la interposición de recursos injustificados?”, en Indret. Revista para
el análisis del derecho, Barcelona, N.º 385, octubre de 2006. Disponible en:
http://www.indret.com/pdf/385_es.pdf.
Rodríguez Patrón, Patricia: “La libertad del Tribunal Constitucional
Alemán en la configuración de su derecho procesal”, en Revista Española de
Derecho Constitucional, Madrid, Año 21, N.º 62, mayo-agosto 2001.
Silva Álvarez, Óscar: “La ejecución provisional de las sentencias”,
en Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Val-
paraíso, N.º XXXI, 2º semestre de 2008. Disponible en: http://www.indret.
com/pdf/385_es.pdf.
Villa García Vargas, Javier: La actuación de sentencia impugnada en el
proceso de amparo, Tesis para optar por el Grado Académico de Magíster en
Derecho Constitucional, PUCP, Lima, mayo de 2009.

820082
209
Imagen: Tribunal Constitucional del Perú
210
Aproximación a la dimensión subjetiva del
Proceso de Inconstitucionalidad
(A propósito de La Declaración de
Inconstitucionalidad de Normas Derogadas)
Por: Roger Rodríguez Santander* 1

SUMARIO:
I. Ideas iniciales. II. Invalidez y derogación. III. La validez en el escenario de las
tradiciones jurídicas. IV. La función de los hechos en la determinación del conte-
nido de las normas. V. Para concluir.

I. IDEAS INICIALES
La reciente expedición de la STC 0005-2007-PI que declara la in-
constitucionalidad del artículo 1º de la Ley N.º 28934 —Ley que ampliaba
excepcional y temporalmente la vigencia de la actual justicia militar po-
licial—, ha vuelto a situar en el debate académico la posibilidad de que
el Tribunal Constitucional (TC) declare la inconstitucionalidad de leyes
derogadas. El referido artículo había sido derogado por la Ley N.º 29182
—Ley de organización y funciones del fuero militar policial— antes de la
expedición de la aludida sentencia, a pesar de lo cual, el TC emitió un pro-
nunciamiento de mérito, declarando su inconstitucionalidad2.

* Asesor Jurisdiccional del Tribunal Constitucional del Perú.


2 La posibilidad de declarar la inconstitucionalidad de una norma derogada no ha
sido siempre aceptada por la jurisprudencia del TC. Por el contrario, existen resolu-
ciones en las que la derogación de la norma ha sido el criterio necesario y suficiente
para declarar la sustracción de la materia en el proceso de inconstitucionalidad. Es
el caso de la STC 0019-1996-PI, FF. JJ. 1 - 4; STC 0020-1996-PI, F. J. único; STC 0021-
1996-PI, F. J. único; STC 0024-1996-PI, F. J. 2, en relación con la impugnación del
Decreto Legislativo N.º 808; RTC 0006-1997-PI, FF. JJ. 1 – 3; STC 0004-1998-PI, FF.
JJ. 1 – 3; RTC 0006-1999-PI, FF. JJ. 1 – 2; STC 0015-2001-PI (acumulados), F. J. 3, en
relación con la impugnación de los artículos 2º, 3º y 5º del Decreto de Urgencia N.°
055-2001; STC 0010-2002-PI, FF. JJ. 90, 111, 123 y 125, en relación con la impugnación
de los artículos 6º del Decreto Ley N.º 25659, 15º de la Ley N.º 26671, y 12º f. y 18º del
Decreto Ley N.º 25475, respectivamente; entre otras.

211
Roger Rodríguez Santander

El punto neurálgico de la discusión se encuentra en la diferenciación


de dos conceptos jurídicos que en más de una ocasión —sea legislativa, ju-
risprudencial o dogmáticamente— han pretendido ser considerados como
intercambiables. Se trata de los conceptos de derogación e inconstituciona-
lidad de las normas jurídicas.
Así por ejemplo, cabe recordar que en una compleja opción para san-
cionar la inconstitucionalidad de una ley, el artículo 301º de la Cons-
titución de 1979 establecía lo siguiente: «El Tribunal comunica al Pre-
sidente del Congreso la sentencia de inconstitucionalidad de normas
emanadas del Poder Legislativo. El Congreso por el mérito del fallo
aprueba una ley que deroga la norma inconstitucional. Transcurridos
cuarenta y cinco días naturales, sin que se haya promulgado la deroga-
toria, se entiende derogada la norma inconstitucional. El Tribunal ordena
publicar la sentencia en el diario oficial».
Como se observa, el artículo parece supeditar la sanción de inconstitu-
cionalidad de una norma a su derogación, haciendo prácticamente imper-
ceptible una distinción relevante entre estos dos fenómenos jurídicos.
Por su parte, en el ámbito de la dogmática jurídica, por citar un caso
emblemático, es conocida y constantemente analizada la relación que es-
tablecía el primer Kelsen entre las categorías de derogación y validez. A
su juicio, la derogación era la denominación atinente a cómo una norma
jurídica «puede eliminar completamente la validez de otra»3. Desde lue-
go, entender en sus cabales alcances una afirmación como ésta, implicaría
analizar con detalle el concepto de validez jurídica kelseniano, lo cual no
sólo rebasaría los propósitos de este somero análisis, sino que supondría el
inicio de una empresa de alcances enciclopédicos. Baste por ello extraer de
tal afirmación una conclusión lógica: si para Kelsen la derogación elimina
la validez de la una norma, entonces una norma derogada es una norma
inválida, estableciéndose una sinonimia entre ambas categorías.
Estas líneas tienen por objeto, en primer lugar, defender la tesis de que
el TC lleva razón cuando, en el marco de un proceso de inconstituciona-
lidad, señala que la derogación de la norma que es objeto de control, no
conlleva necesariamente la sustracción de la materia. En segundo lugar,
utilizando como “pretexto” esta tesis, se buscará brindar algunos argu-

Un cambio de criterio, aún tímido, se produjo en la STC 0033-2004-PI, F. J. 4, y


se consolidó en la STC 0004-2004-PI (acumulados), FF. JJ. 2 - 3; siendo seguido en la
STC 0016-2005-PI, FF. JJ. 9 – 15; STC 0019-2005-PI, FF. JJ. 4 – 6; STC 0004-2007-PI, FF.
JJ. 2 – 10; y la que justifica estas líneas.
3 Cfr. Kelsen, H., La teoría pura del Derecho, traducción de R. J. Vernengo, UNAM,
México, 1982, p. 68.

21122
La Sentencia Constitucional en el Perú

mentos a favor de la existencia de una dimensión subjetiva en el proceso


de inconstitucionalidad, en el entendido de que debe ser abandonada la
idea de que la aplicabilidad concreta de una norma no tiene nada qué decir
en un proceso de naturaleza eminentemente abstracta.

II. INVALIDEZ Y DEROGACIÓN


Cuando se analizan aisladamente los distintos conceptos jurídicos, el
riesgo de ingresar en debates excesivamente complejos es mínimo. Cuan-
do se le consulta al operador del Derecho sobre la caracterización indivi-
dual de categorías tales como la pertenencia a un sistema, la validez, la
aplicabilidad, la eficacia, la vigencia, la nulidad o la derogación de una nor-
ma jurídica, generalmente, cabe arribar a respuestas suficientemente sa-
tisfactorias. El verdadero problema empieza a suscitarse cuando se busca
poner en correlación tales categorías. Es allí cuando comienzan a observar-
se superposiciones e incluso contradicciones que permiten el surgimiento
de dudas y preguntas de singular relevancia para la Teoría del Derecho.
Como ha señalado Aguiló, «la auténtica dificultad está en intentar resolver
con todas esas pequeñas piezas el “rompecabezas” del Derecho. A veces,
uno tiene la impresión de que, se les dé la forma que se les dé, algunas pie-
zas siempre quedarán “bailando”»4.
Desde luego, responder a la pregunta de cuándo una norma jurídica es váli-
da (o inválida), no escapa a esta gama de dificultades. Nino advierte que en
relación con este concepto, se han podido distinguir hasta seis sentidos: a)
validez entendida como su existencia; b) validez entendida como su fuerza
obligatoria moral; c) validez de una disposición entendida como la existen-
cia de otra disposición que declara que su aplicación es obligatoria; d) vali-
dez de una disposición entendida como el hecho de haber sido sancionada
por una autoridad competente; e) validez entendida como su pertenencia
a un sistema jurídico; y, f) validez entendida como su eficacia, es decir,
como su general observancia o aplicación5. En línea similar, Delgado Pinto
considera que el término validez encierra «un significado oscuro porque
de acuerdo con el mismo validez designa una propiedad no bien definida
de las normas jurídicas, algo que parece involucrar al mismo tiempo su
existencia y su obligatoriedad»6, y cabe agregar, a veces también, su aplica-

4 Cfr. Aguiló, J., Sobre la derogación. Ensayo de dinámica jurídica, 2da. edición, Fontama-
ra, México, 1999, p. 9.
5 Cfr. Nino, C., Introducción al análisis del Derecho, 11va. edición, Ariel, Barcelona,
2003, pp. 132 – 133.
6 Cfr. Delgado Pinto, J., «Sobre la vigencia y la validez de las normas jurídicas», en
Doxa, N.º 7, 1990, p. 102, nota 1.

213
Roger Rodríguez Santander

bibilidad, su vigencia, su eficacia, etc.


Y el asunto puede hacerse aún más complejo cuando no se delimita
correctamente el objeto de análisis (no es lo mismo analizar la validez de
una norma jurídica que analizar la validez de un ordenamiento jurídico
en su conjunto), su ámbito (no es lo mismo analizar la validez jurídica en
el ámbito de un proceso de inconstitucionalidad seguido ante un TC de
tradición europeo continental que hacerlo en el ámbito de un proceso que
dirime un conflicto intersubjetivo de intereses seguido ante el Tribunal
Supremo de los Estados Unidos), y el punto de vista del enfoque (no es
lo mismo analizar el asunto desde la perspectiva de un participante que
analizarlo desde la perspectiva de un observador).
El ámbito de análisis en el que se pretende establecer aquí la pertinen-
cia de diferenciar los conceptos de invalidez y derogación de una norma
jurídica (no de un ordenamiento en su conjunto), es aquél en que se ha
situado el razonamiento del TC, es decir, el de un proceso de inconstitu-
cionalidad. En otras palabras, se pretende advertir lo conveniente que tal
diferenciación resulta para la consecución de los fines últimos de los pro-
cesos constitucionales7. En cuanto a la perspectiva desde la que se realiza
el enfoque, ésta será la de un juez constitucional, es decir, la un parti-
cipante institucionalizado, que no está condenado a describir el Dere-
cho existente, sino que tiene capacidad para interpretarlo y aplicarlo8.
En un proceso de inconstitucionalidad, el análisis de validez de una
norma legal supone un juicio de compatibilidad jerárquica tanto formal

7 De conformidad con el artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Cons-
titucional (CPConst.), «[s]on fines esenciales de los procesos constitucionales
garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos
constitucionales».
8 Se utiliza aquí la valiosa distinción terminológica entre participante y observador
propuesta por R. Alexy. De acuerdo con ella, un participante es «quien en un siste-
ma jurídico participa en una argumentación acerca de lo que en este sistema jurídi-
co está ordenado, prohibido y permitido o autorizado», y un observador es «quien
no pregunta cuál es la decisión correcta en un determinado sistema jurídico, sino
cómo se decide de hecho en un determinado sistema jurídico» (Cfr. Alexy, R., El
concepto y la validez del Derecho, traducción de J. Seña, 2da. edición, Gedisa, Bar-
celona, 2004, p. 31). Como reconoce el propio Alexy la distinción tiene base en la
que antes realizara Hart entre el punto de vista interno y el punto de vista externo
del Derecho (Cfr. Hart, H. L. A., El concepto de Derecho, 2da. edición, traducción
de G.R. Carrió, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1977, pp. 110 - 113), y resulta de vital
importancia, pues, como bien afirma Alexy, sólo con ella «puede comprenderse ade-
cuadamente la normatividad del Derecho, tanto en sus peculiaridades como en su vin-
culación con la facticidad y con la moralidad» (Cfr. Atienza, M., Entrevista a Robert
Alexy, traducción de M. Atienza, en: Doxa, N.º 24, 2001, p. 680).

421142
La Sentencia Constitucional en el Perú

como material con las disposiciones constitucionales9. En ese sentido, la


inconstitucionalidad de una norma implica su invalidez, determinada,
en este caso, por la acción de la Constitución como norma paramétrica.
No es de recibo, sin embargo, confundir la inconstitucionalidad de una
norma con su nulidad, pues sólo existirá correspondencia entre estos dos
supuestos, en los casos en los que la sentencia constitucional tenga efectos
retroactivos sobre la capacidad regulativa de la norma impugnada, lo que
sólo podría suceder si ella versa sobre materia penal o tributaria (art. 83º
CPConst.). En los demás casos, la inconstitucionalidad declarada supone
un caso de anulabilidad de la norma.
La declaración de inconstitucionalidad de una norma jurídica, en con-
secuencia, ataca, por irregulares, los efectos de dicha norma (su aplicabilidad).
En cambio, la derogación de una norma es una categoría del Derecho en la
que no subyace un juicio de reproche jurídico. El propósito de la derogación
es la de limitar en el tiempo la capacidad regulativa de una norma jurídica.
La derogación expresa del tipo «Queda derogado el artículo x de la ley y»,
actúa sobre las formulaciones normativas (los textos jurídicos que son objeto
de interpretación), limitando en el tiempo su capacidad de actuar como fuente
de Derecho. Una derogación de tal tipo no necesariamente implica que muten
los sentidos interpretativos atribuibles a las disposiciones del ordenamiento,
motivo por el cual no implica necesariamente la incoherencia normativa.
La derogación tácita actúa sobre los sentidos interpretativos atribuibles
a las formulaciones normativas. Ello significa que cada vez que se produce
una derogación tácita, mutan los sentidos interpretativos atribuibles a las
disposiciones del ordenamiento como consecuencia de una incoherencia
normativa regular, resoluble bajo el criterio de lex posterior utilizado por
el intéprete-aplicador del Derecho. A diferencia de ello, la invalidez de una
norma, es resultado de una incoherencia normativa resoluble bajo el crite-
rio de lex superior, generándose la nulidad o anulabilidad de los efectos de
las norma de menor rango.
En tal sentido, mientras la derogación no responde a la necesidad de eli-
minar la aplicabilidad de una norma, sino a la de reemplazar regularmente
dicha aplicación en el tiempo, la invalidez, por el contrario, es una figura
que responde a la necesidad de mantener la autoridad de las normas de un
concreto ordenamiento jurídico, despojando de aplicabilidad a las normas

9 Tal como ha señalado el TC, «La validez en materia de justicia constitucional (…) es
una categoría relacionada con el principio de jerarquía normativa, conforme al cual
la norma inferior (v.g. una norma con rango de ley) será válida sólo en la medida
en que sea compatible formal y materialmente con la norma superior (v.g. la Consti-
tución)» (Cfr. STC 0004-2004-PI —acumulados—, F. J. 2).

215
Roger Rodríguez Santander

irregulares infraordenadas. En palabras de Aguiló: «La derogación es un


fenómeno perfectamente regular cuyo fundamento no es otro que el de
responder a la exigencia de dejar abierta la posibilidad del cambio dentro
del sistema. Dicho en otras palabras, la derogación y el principio lex pos-
terior responden a la exigencia de no dejar al sistema preso de la tradición
(…). El principio de lex superior —y todas las formas de nulidad que en
él se fundamentan— responde a una exigencia completamente diferente,
por no decir opuesta. En virtud del principio de lex superior no se innova
el sistema jurídico, sino todo lo contrario, se dan instrumentos para con-
servarlo. Todas las formas de nulidad responden a la idea de mantener,
conservar la autoridad del Derecho»10.
De ahí que sea correcto el siguiente criterio del TC: «…la declaración
de inconstitucionalidad, a diferencia de la derogación, anula por completo
la capacidad regulativa de las normas declaradas inconstitucionales. De
ello se concluye que no toda norma vigente es una norma válida, y que no
toda norma derogada se encuentra impedida de ser sometida a un juicio
de validez pues, aun en ese caso, existen dos supuestos en los que proce-
dería una demanda de inconstitucionalidad: a) cuando la norma continúe
desplegando sus efectos, y, b) cuando, a pesar de no continuar surtiendo
efectos, la sentencia de inconstitucionalidad puede alcanzar a los efectos
que la norma cumplió en el pasado, esto es, si hubiese versado sobre ma-
teria penal o tributaria»11.
Es por ello que, a diferencia de lo que sucedía con el artículo 301º de la
Constitución de 1979, resulta bastante más adecuada la redacción del artí-
culo 204º de la Constitución de 1993, en el extremo en que señala que «[l]a
sentencia del Tribunal que declara la inconstitucionalidad de una norma se
publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publicación, dicha norma
queda sin efecto» (cursiva agregada), pues, según quedó expuesto, lo que

10 Cfr. Aguiló, J., Sobre la derogación. Ensayo de dinámica jurídica, ob. cit. p. 97.
11 Cfr. STC 0004-2004-PI —acumulados—, F. J. 2. Debe tenerse en cuenta que aquí el
TC utiliza el concepto de vigencia de una norma en el sentido de su pertenencia
a un ordenamiento jurídico, y no en el sentido de su eficacia. En esa medida, esta
afirmación del TC es plenamente compatible con la siguiente posición de Guas-
tini: «Incluso las normas inválidas pertenecen al sistema. Por consiguiente, no es
la validez sino algo menos que ella (grosso modo, la efectiva promulgación por
parte de un órgano prima facie competente) lo que constituye condición suficiente
de la pertenencia» (Cfr. Guastini, R., «Cinco observaciones sobre validez y dero-
gación», en Discusiones, N.° 2, 2001, p. 60). Esta aclaración es pertinente, puesto
que la mayoría de autores utilizan el concepto de vigencia como sinónimo de
eficacia y no de pertenencia (por sólo citar un caso, ello ocurre en diversos pasajes
del libro de J. Raz, Sobre el Derecho y la justicia, 3ra. edición, Eudeba, Buenos
Aires, 2005).

621162
La Sentencia Constitucional en el Perú

corresponde determinar para concluir si subsiste o no objeto de pronuncia-


miento en un proceso de inconstitucionalidad, no es si la norma se encuentra
o no derogada, sino si continúa o no surtiendo efectos (si es aún aplicable).
Sólo en el supuesto de que tales efectos ya no se verifiquen (de que la norma
ya no sea aplicable a ningún supuesto de hecho) o de que no pueda nulificar-
se sus efectos retroactivamente, cabe concluir que en el proceso de inconsti-
tucionalidad se ha suscitado la sustracción de la materia.
Por lo demás, esta forma de abordar el asunto ya había sido plantea-
da por el propio Kelsen: «Parece obvio que el tribunal constitucional sólo
puede conocer las normas todavía en vigor al momento en que dicta su
resolución. ¿Por qué anular una norma que ha dejado de estar en vigor?
Observando con atención esta cuestión se advierte, sin embargo, que es
posible aplicar el control de constitucionalidad a normas ya abrogadas. En
efecto, si una norma general (...) abroga otra norma general sin efecto re-
troactivo, las autoridades deberán continuar aplicando la norma abrogada
para todos los hechos realizados mientras se encontraba aún en vigor. Si se
quiere evitar esta aplicación en razón de la inconstitucionalidad de la nor-
ma abrogada (...), es necesario que esta inconstitucionalidad se establezca
de manera auténtica y que le sea retirado a la norma el resto de vigor que
conservaba»12. Lo que en todo caso parece no haber advertido el creador de
la teoría pura del Derecho, es que este modo de abordar el asunto, no resul-
ta del todo compatible con la tesis, por él defendida, de que la derogación
es un modo de eliminar la validez de las normas.
No deja de resultar paradójico, sin embargo, que un proceso que clá-
sicamente ha sido caracterizado como objetivo y abstracto, deba situar su
punto de análisis en la aplicabilidad concreta de una norma para verifi-
car si existe mérito para un pronunciamiento de fondo. Podría decirse que
aquí se flexibiliza en cierto modo la referida abstracción.
Esto resulta conveniente para aminorar los problemas que debe afron-
tar un proceso que por no encargarse de la dilucidación de hechos, usual-
mente debe analizar las normas con cierto margen de desinformación y,
consecuentemente, sin poder formarse plena convicción sobre los alcances
de su contenido normativo ni, por derivación, sobre sus supuestos de apli-
cabilidad. La razón de ello es sencilla de advertir si se tiene en cuenta que el
análisis de los hechos también contribuye en la delimitación del contenido
de las normas jurídicas.
A continuación se realizará una breve alusión al distinto modo de en-

12 11 Cfr. Kelsen, H., La garantía jurisdiccional de la Constitución (la justicia constitucio-


nal), traducción de R. Tamayo y Salmorán, UNAM, México D. F., 2001, p. 70.

217
Roger Rodríguez Santander

tender la validez de una norma jurídica en el marco de la jurisdicción cons-


titucional abstracta (clásicamente de tradición europeo continental) y en el
marco de la jurisdicción constitucional concreta (clásicamente de tradición
anglosajona). Cabe advertir que se situará cada enfoque bajo una visión
ortodoxa, lo que no impide reconocer que en la actualidad ambas perspec-
tivas han alcanzado una variada gama de puntos de encuentro. Luego se
analizará más concretamente cuál es la función que los hechos cumplen en
la determinación del contenido de las normas.

III. LA VALIDEZ EN EL ESCENARIO DE LAS TRADICIONES JURÍ-


DICAS
Es inevitable advertir que en la comprensión europeo continental de va-
lidez y en su desarraigo a los casos concretos o a la proyección subjetiva de
las normas, hay un cierto apego a la logicidad que se considera debe caracte-
rizar al fenómeno jurídico. La propia estructuración de órganos ad hoc para
juzgar la validez de las leyes así parece indicarlo.
Aunque indubitablemente una de las razones por las que Kelsen opta
por concentrar el control de la constitucionalidad de las leyes en un órgano
especial y no difuminarlo en el Poder Judicial, reside en el temor por la
inseguridad jurídica que puede generar un modelo de control concreto en
un sistema ajeno a la cultura del precedente13, la otra razón de tal decisión
parece ser la confianza en un juicio lógico de compatibilidad de normas,
llevado a cabo por un órgano que, de un lado, sea incompetente para valo-
rar las motivaciones políticas del legislador en la promulgación normativa,
y de otro, se encuentre desafecto a las valoraciones morales que inevitable-
mente surgen al conocer hechos específicos. Tal como ha referido Prieto,
Kelsen propugna la creación de «un juez cuya tarea exclusiva y excluyente
consistiría en verificar un juicio de compatibilidad lógica entre dos pro-
ductos normativos acabados, sin quedar empeñado por ningún género de
consideración fáctica que irremediablemente produce la contemplación de
un concreto supuesto de hecho». En tal sentido, «el empeño por excluir
cualquier ponderación de intereses o circunstancias de hecho se justifica
por el deseo de hacer del control de constitucionalidad un juicio sobre la
validez de las normas, no sobre su justicia o idoneidad para la satisfacción
13 «Las imperfecciones y la insuficiencia de una anulación limitada al caso concreto son
evidentes. Sobretodo la falta de unidad de las soluciones y la inseguridad que des-
agradablemente se hacen sentir cuando un tribunal se abstiene de aplicar un regla-
mento, o incluso, una ley por irregulares, mientras que otro tribunal hace lo contrario
(...). La centralización del poder para examinar la regularidad de las normas gene-
rales, se justifica ciertamente en todos los aspectos (...).» (Cfr. Kelsen, H., La garantía
jurisdiccional de la Constitución (La justicia constitucional), ob. cit., pp. 43 - 44).

821182
La Sentencia Constitucional en el Perú

de ciertos fines o ideales»14.


Kelsen fue un extraordinario teórico de la formal sistemática norma-
tiva, pero lamentablemente no fue un tenaz teórico sobre su contenido,
y por ende, tampoco sobre su interpretación. En cierto modo, la pureza
de su teoría no sólo era dependiente de la separación metodológica en-
tre Derecho y moral, en base a la cual cualquier contenido podía ser De-
recho15, sino también de que el Derecho sea lo más determinado posible
desde un punto material y de que no contenga más materialidad que la
estrictamente necesaria16. Para Kelsen, dada su fuerte indeterminación, la
realización jurídica de los principios «no tiene y no puede tener, en el
proceso de creación de [D]erecho (…), el carácter de una aplicación del
[D]erecho en sentido técnico», puesto que, desde su perspectiva, «no
recubren nada más que ideología política corriente»17, que concedería a
su intérprete la capacidad de significarla de cualquier manera. De ahí
que reclamara que conceptos tales como los de justicia, equidad, liber-
tad, igualdad o moralidad, quedaran al margen de las constituciones,
pues temía que la jurisdicción constitucional dispusiera de un poder
insoportable al utilizarlos como parámetro para enjuiciar las leyes de
un Parlamento democrático18.
Lo curioso es que Kelsen no considera que el mismo peligro derive de

14 Cfr. Prieto, L., Interpretación jurídica y creación judicial del Derecho, Palestra/Temis, Lima/
Bogotá, 2005, pp. 157 y 158, respectivamente.
15 Más claramente Kelsen señalará: «Una norma jurídica no vale por tener un conte-
nido determinado; es decir, no vale porque su contenido pueda inferirse, mediante
un argumento deductivo lógico, de una norma fundante básica presupuesta, sino
por haber sido producida de determinada manera, y, en última instancia, por haber
sido producida de la manera determinada por una norma fundante básica presu-
puesta. Por ello, y sólo por ello, pertenece la norma al orden jurídico, cuyas normas
han sido producidas conforme a esa norma fundante básica. De ahí que cualquier
contenido que sea, puede ser [D]erecho» (Cfr. Kelsen, H., Teoría pura del Derecho,
traducción de R. J. Vernengo, Universidad Nacional Autónoma de México, México
D.F., 1982, p. 205).
16 Este es un elemento que invita a pensar en las manifestaciones teóricas y no sólo
metodológicas del positivismo kelseniano. Pensando en Kelsen (y en otros de
similar escuela), Prieto afirma: «El positivismo consideró que allí donde fina-
lizaba la determinación del Derecho y aparecían los márgenes de indetermina-
ción sencillamente se alzaba el vacío jurídico y la subjetividad de los operadores
jurídicos» (Cfr. Prieto, L., «Tribunal Constitucional y positivismo jurídico», en:
Doxa, N.º 23, 2000, p. 194).
17 Cfr. Kelsen, H., La garantía jurisdiccional de la Constitución (La justicia constitucional),
ob. cit., p. 79.
18 Cfr. Kelsen, H., La garantía jurisdiccional de la Constitución (La justicia constitucional),
ob. cit., pp. 77 - 82.

219
Roger Rodríguez Santander

la previsión en las constituciones de específicos derechos fundamentales.


Ello se advierte cuando afirma que en caso de inclusión de los aludidos
principios, «el límite entre estas disposiciones y las disposiciones tradicio-
nales sobre el contenido de las leyes que se encuentran en las declaraciones
sobre derechos individuales, se borrará fácilmente»19. Es evidente que el
pensador austriaco no se detuvo lo suficiente en la exploración interpreta-
tiva de los derechos fundamentales, pues de haberlo hecho hubiese llegado
a la actual pacífica conclusión de que su grado de indeterminación es tam-
bién sumamente alto. Y probablemente, en dicho supuesto, para guardar
coherencia con su doctrina, no hubiese tenido más remedio que reclamar
también la no inclusión de los derechos fundamentales en las constitucio-
nes. Aunque no es seguro que hubiese llegado tan lejos.
Si bien la posición kelseniana en torno a la exclusión de las disposicio-
nes principiales de las constituciones o, en todo caso, del marco paramé-
trico de los tribunales constitucionales, no tuvo éxito20, la abstracción
del juicio de validez propuesto, sí la tuvo. Durante muchos años, los
tribunales constitucionales han tenido como competencia fundamental,
el conocimiento del denominado proceso de inconstitucionalidad, en el
que se enjuicia la validez constitucional de las leyes, con prescindencia
de todo análisis de carácter fáctico.
Esta perspectiva de la validez, es propia de una visión clásica euro-
peo continental, en la que la validez normativa puede ser estudiada con
prescindencia de su aplicabilidad, es decir, con prescindencia de su real
incidencia en el ámbito subjetivo del individuo.
Bajo la perspectiva anglosajona, en cambio, no existe pues posibi-
lidad de escindir la validez e invalidez de las disposiciones, de su res-
pectiva aplicabilidad o inaplicabilidad. Evidentemente, esta corres-
pondencia responde a un concepto de Derecho esencialmente distinto
al que se maneja en la tradición romano germánica. Ahumada Ruiz lo
ha expresado de manera singularmente lúcida: «Cuando el [D]erecho
se concibe como un sistema de normas cerrado y autorregulado, el
papel del legislador en su edificación y de los teóricos de [D]erecho en
su racionalización es central. Por el contrario, concebido como una he-
rramienta, un instrumento para resolver conflictos de intereses, tanto
más perfecto cuanto mejor se adapta a esa finalidad práctica, el [D]
erecho no se entiende desconectado de la realidad sobre la que actúa,

19 Cfr. Kelsen, H., La garantía jurisdiccional de la Constitución (La justicia constitucio-


nal), ob. cit., pp. 80 – 81.
20 El manifiesto desatino de la propuesta terminó de hacerse evidente después de los
execrables hechos que tuvieron lugar durante la segunda guerra mundial.

022202
La Sentencia Constitucional en el Perú

sobre la que pretende influir y que permanentemente lo pone a prue-


ba. El laboratorio del [D]erecho entonces está en los tribunales: el [D]
erecho se pone a prueba se desarrolla y se transforma a impulso de
concretos conflictos reales que reclaman solución. La obsesión por la
certeza del [D]erecho y el afán de sistematización, tan evidentes en la
construcción del civil law, son perfectamente comparables a la obse-
sión por la eficacia y la permanente preocupación por adecuar el [D]
erecho a la cambiante realidad social [bridying the gap between law and
society] característico de los sistemas de common law»21.
De ahí que mientras en los sistemas de civil law el problema de la vali-
dez jurídica se enfoca en términos objetivos, absolutos y generales (la dis-
posición debe o no debe de existir), en los de common law, se hace en térmi-
nos subjetivos, relativos e individuales (la disposición debe o no debe ser
aplicada). En otras palabras, mientras en los países de civil law la frontera
entre las leyes válidas y las que no lo son busca establecerse de una manera
inequívoca, el asunto es distinto en los países de common law, puesto que en
estos ámbitos se asume que aquélla «es una frontera dinámica, continua-
mente sujeta a matizaciones y cuya racionalidad hace difícil recurrir a ca-
tegorías que como la invalidez, nulidad, ineficacia, etc., sólo tienen sentido
pleno cuando se predican de enunciados normativos abstractos»22.
Una importante ventaja del entendimiento del Derecho de estilo anglo-
sajón, frente a una ortodoxa visión europeo continental, se hace evidente
cuando se tienen en cuenta el rol que desempeñan los hechos en la deter-
minación del contenido de las normas jurídicas.

IV. LA FUNCIÓN DE LOS HECHOS EN LA DETERMINACIÓN


DEL CONTENIDO DE LAS NORMAS
Muchas veces es sólo a la luz de un caso concreto que es posible adver-
tir la existencia de una excepción a la aplicación de una norma (excepción
que hasta entonces se mantenía implícita). Ello implica aceptar que en cier-

21 20 Cfr. Ahumada, M. A., «Stare decisis y creación judicial del Derecho (Constitucio-
nal)», en: REDC, Año 23, N.º 67, Enero – Abril 2003, p. 353. En sentido similar, Rubio
Llorente ha señalado que para el common law, el Derecho «no es tanto un sistema
cerrado de normas abstractas que sirven para orientar la conducta de los ciudadanos,
y que el juez debe integrar e interpretar para dar solución al litigio, como un conjunto
abierto de reglas concretas que dan directamente la solución a litigios definidos» (Cfr.
Rubio Llorente, F., «La jurisdicción constitucional como forma de creación de Dere-
cho», en: REDC, Año 8, N.º 22, Enero – Abril 1988, p. 14).
22 Cfr. Rubio Llorente, F., «La jurisdicción constitucional como forma de creación de
Derecho», en: Revista Española de Derecho Constitucional, Año 8, N.º 22, Enero – Abril
1988, p. 19.

221
Roger Rodríguez Santander

tos casos el contenido de las normas sólo termina de manifestarse cuando


son puestas en confrontación con hechos concretos.
En efecto, la determinación del contenido normativo de las dispo-
siciones no es unidireccional, sino bidireccional, pues los hechos también
contribuyen a formularlo. El contenido normativo del Derecho se ali-
menta de distintos elementos que van siendo recogidos en el camino
que se proyecta de las disposiciones a los hechos, pero también por la
vía, a veces más iluminada, que parte de los hechos y se proyecta hacia
las disposiciones. Es decir, en la búsqueda del componente normativo
definitivo del Derecho, disposiciones y hechos están en una relación de
condicionamiento mutuo, bidireccional.
El estudio de las disposiciones jurídicas que prescinde del análisis de
su relación con los hechos, peca de una desafortunada abstracción, pues no
sólo desatiende que «[l]as situaciones de hecho particulares no nos aguar-
dan ya separadas las unas de las otras y rotuladas como ejemplos de la
regla general cuya aplicación está en cuestión»23, sino también que la de-
terminación del contenido normativo del Derecho encuentra parte de su
delimitación interpretativa en el análisis de los hechos, y no en el simple
campo etéreo de sus disposiciones. En tal sentido, aunque refiriéndose
específicamente a la interpretación constitucional, Müller y Hesse llevan
razón cuando afirman, respectivamente, que «[l]a relación entre realidad
y Derecho no puede ser comprendida suficientemente ni en su universa-
lidad jurídico-filosófica, ni basándose exclusivamente en los detalles de
la metodología práctica para el tratamiento de cada caso. Antes bien, es
preciso unir hermenéuticamente ambos puntos de vista»24, y que «“en-
tender’ y con ello concretizar [la norma constitucional] sólo es posible
desde un caso concreto. No existe interpretación constitucional indepen-
diente de los problemas concretos»25.

En tal sentido, realidad y ordenamiento no pueden ser analizados


23 Cfr. Hart, H. L. A., El concepto de Derecho, ob. cit. p. 157.
24 Cfr. Müller, F., «Tesis acerca de la estructura de las normas jurídicas», traducción de
L. Villacorta, en: REDC, Año 9, N.º 27, Septiembre – Diciembre 1989, p. 112. Y luego
agrega: «Las normas constitucionales no aparecen en la práctica como juicios hipo-
téticos logificados, como órdenes idénticas a su tenor literal, sino como regulaciones
que, además de los recursos metodológicos tradicionales, necesitan de numerosos
elementos interpretativos procedentes de la realidad social normada, que no pue-
den extraerse mediante las reglas clásicas de la interpretación ni del precepto y de
su génesis, ni del contexto sistemático de su significado» (p. 114).
25 Cfr. Hesse, K., Grundzüge des Verfassungsrechts der Bundesrepubik Deuts-
chland, 20ma. edición, C. F. Müller, Heidelberg, 1995, p. 27.

22222
La Sentencia Constitucional en el Perú

como dos compartimentos estancos26. Se trata, en todo caso, de dos ámbi-


tos que sólo guardan entre sí una independencia relativa: una realidad que
analizada detenidamente puede permitir ubicar propiedades determinantes
en el contenido de las normas, pero que, a su vez, no puede actuar más allá
de lo que las normas razonablemente permiten. A su modo, Zagrebelsky ha
puesto en evidencia también esta virtualidad de la interpretación jurídica en
la que el Derecho y la realidad se ponen en contacto en el marco de una ciencia
jurídica necesariamente práctica. Refiere el autor italiano que «[l]a realidad,
al ponerse en contacto con el principio, se vivifica, por así decirlo, y adquiere
valor. En lugar de presentarse como materia inerte, objeto meramente pasivo
de la aplicación de reglas, caso concreto a encuadrar en el supuesto de hecho
normativo previsto en la regla —como razona el positivismo jurídico—, la rea-
lidad iluminada por los principios aparece revestida de cualidades jurídicas
propias. El valor se incorpora al hecho e impone la adopción de “tomas de
posición” jurídica conformes con él (al legislador, a la jurisprudencia, a la ad-
ministración, a los particulares y, en general, a los intérpretes del derecho). El
“ser” iluminado por el principio aún no contiene en sí el “deber ser”, la regla,
pero sí indica al menos la dirección en la que debería colocarse la regla para no
contravenir el valor contenido en el principio»27.
En definitiva, quien crea que la interpretación jurídica guarda siem-
pre una dirección en pendiente, y se proyecta de la interpretación abs-
tracta de las normas hacia la realidad concreta, confía en exceso en la
logicidad de las normas, en particular, y del Derecho, en general. Pero,
asimismo, quien defienda que tal interpretación tiene una dirección en
gradiente y se configura sólo en la realidad concreta para dar contenido

26 Tal como señala Engisch, hay un «ir y venir de la mirada judicial» desde las normas
a los hechos y desde los hechos a las normas (Cfr. Engisch, K., Logische Studien zur
Gesetzesanwendung, 2da. edición, Heildelberg, 1960, p. 15. Citado por K. Larenz,
Metodología de la Ciencia del Derecho, 2da. edición, Ariel, Barcelona, 1980, p. 275),
lo que constituye una manifestación del «círculo hermenéutico» (Cfr. Ibídem).
27 Cfr. Zagrebelsky, G., El Derecho dúctil, traducción de M. Gascón, 6ta. edición,
Trotta, Madrid, 2005.p. 118. Esta reflexión de Zagrebelsky invita a realizar una atin-
gencia. Es cierto que de acuerdo a ella lo fáctico en cierto modo parece alcanzar una
autonomía normativa no condicionada por el ordenamiento positivo. No obstante,
esta apariencia se desvanece cuando más adelante el autor puntualiza que en los
ordenamientos jurídicos basados en principios, el paso del «ser» al «deber ser», «no
depende de un valor reconocido a priori, como sucede para la doctrina del derecho
natural, sino de normas de derecho positivo» (p. 119). Y el asunto termina de acla-
rarse (y termina además de establecerse la relación con la interpretación bidireccio-
nal aquí planteada) cuando refiere que «[n]o se trata en lo absoluto de asignar a lo
“fáctico” una prioridad sobre lo “normativo”, sino de mantener una concepción del
derecho que permita que estos dos momentos no sean irrelevantes el uno para el
otro, como, por el contrario, sucede en el positivismo» (p. 122).

223
Roger Rodríguez Santander

a las normas, afecta el sentido mismo de la prescriptividad del Derecho,


haciendo de éste pura sociología.
En esa medida, puede concluirse que un juicio sobre la validez de una
norma en el que no se toman en cuenta los hechos, es necesariamente un
juicio incompleto, parcialmente desinformado, y, por derivación, proba-
blemente erróneo. En ese sentido, nuevamente es correcta la siguiente
apreciación de Zagrebelsky: «el “derecho viviente”, o sea, el derecho que
efectivamente rige, no es el que está escrito en los textos, sino el que re-
sulta del impacto entre la norma en abstracto y sus condiciones reales de
funcionamiento. La jurisprudencia que se cierra al conocimiento de esta
valoración más amplia de las normas, valoración que indubitablemente
abre el camino a una visión de sociología jurídica, se condena a la ampu-
tación de una parte importante de la función de garantía del derecho en
un ordenamiento determinado por principios»28.
Esto parecería denunciar un cierto artificialismo en la separación que
pretende realizarse entre hechos y Derecho en el proceso de inconstitu-
cionalidad, que ha llevado a que se presenten ciertas distorsiones en su
procedimiento o se reconozcan ciertas limitaciones en sus resultados. Así
por ejemplo, es recordado el caso en el que el TC español se negó a brindar
audiencia a unas personas en el desarrollo de una cuestión de inconstitu-
cionalidad, argumentando que tratándose de un simple análisis objetivo
de compatibilidad entre dos fuentes del Derecho, en el que no se ventilan
derechos subjetivos, la solicitud de audiencia no tenía lugar. Resulta, sin
embargo, que se trataba de una ley expropiatoria, y a quienes se negaba
audiencia era a representantes del grupo económico expropiado29. Por otra
parte, cuando se solicito al TC peruano que declarase la inconstitucionali-
dad de la ley que regulaba el impuesto a las transacciones financieras (ITF),
por resultar supuestamente confiscatorio, el referido Tribunal debió reco-
nocer que no tenía posibilidad de llevar a cabo un pleno juicio de validez
sobre la ley, debido a que, si bien en el plano abstracto consideraba consti-
tucionales tanto la base imponible, la materia imponible, como la alícuota
fijadas en la norma, no podía descartarse que aún así la ley generara un
efecto confiscatorio en determinadas personas, en atención a su reducida
capacidad económica, aspecto que, desde luego, no podía ser analizado

28 Cfr. Zagrebelsky, G., El Derecho dúctil, ob. cit., p. 122.


29 Cfr. Autos del TC español 181/1986, F. J. 3; 46/1987, F. J. 2. Como se sabe, con pos-
terioridad, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), consideró este ra-
zonamiento contrario al derecho fundamental al proceso equitativo y a la igualdad
procesal, reconocido en el artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos
(Cfr. Caso Ruíz Mateos vs. España. Sentencia del 23 de junio de 1993).

422242
La Sentencia Constitucional en el Perú

en un proceso de inconstitucionalidad. Siendo ello así, a pesar de que la


demanda fue desestimada en este aspecto, el Tribunal se vio obligado a
precisar en el fallo que «los jueces ordinarios mant[enían] expedita la facul-
tad de inaplicar el ITF en los casos específicos que puedan ser sometidos
a su conocimiento, si fuera acreditado el efecto confiscatorio del im-
puesto a la luz de la capacidad económica de los sujetos afectados»30.
¿Significaba esto que la ley era válida, pero eventualmente inaplica-
ble? ¿Cómo puede comprenderse que una disposición pueda resultar
inaplicada, a pesar de haberse rechazado una demanda de inconstitu-
cionalidad en su contra? ¿No es cierto acaso que los jueces ordinarios
están obligados a aplicar una ley que ha superado el juicio de validez
realizado por el Tribunal Constitucional?31. Son éstas las paradojas y
perplejidades que se presentan merced a la existencia de procesos en
los que la validez de las normas debe ser apreciada al margen de la
consideración de litigios concretos.
En consecuencia, existen motivos para que una perspectiva extre-
madamente abstracta del proceso de inconstitucionalidad se encuentre
cuestionada. En ese sentido, Zagrebelsky refiere, por ejemplo, que «toda
concepción de la Constitución trae consigo una concepción del procedi-
miento, como toda concepción del procedimiento trae consigo una con-
cepción de Constitución, [pues] no existe un prius ni un posterius, sino una
implicación recíproca»; en consecuencia, las dos vocaciones del proceso
constitucional (subjetiva y objetiva), son «mezclas que se hacen necesa-
rias todas las veces en que la tutela primaria de uno de los dos intereses
(subjetivo y objetivo) comporte el abandono o la violación del otro»32.
Y es por ello correcto que el TC, en la misma línea, haya asumido el
siguiente criterio: «…a la dimensión objetiva de los procesos de inconstitu-
cionalidad acompaña una subjetiva. Y es que no puede olvidarse que aun-
que el control concentrado de las normas tiene una finalidad inmediata,
que es defender la supremacía normativa de la Constitución, depurando el
ordenamiento de aquellas disposiciones que la contravengan, tiene, como
fin mediato, impedir su aplicación, es decir, impedir que éstas puedan ge-
nerar afectaciones concretas (subjetivas) a los derechos fundamentales de

30 Cfr. STC 0004-2004-PI (acumulados), punto 2 de la parte resolutiva.


31 Por lo demás, esto tiene reconocimiento expreso en el ordenamiento jurídico perua-
no: «Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya
sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad» (Artículo VI del Título Pre-
liminar del Código Procesal Constitucional —Ley N.º 28237—).
32 Cfr. Zagrebelsky, G., «¿Derecho Procesal Constitucional?», en: Revista Peruana de
Derecho Procesal, N.º IV, Diciembre 2001, pp. 402 y 404, respectivamente).

225
Roger Rodríguez Santander

los individuos. Pudiendo, incluso, en determinados casos, declarar la nuli-


dad de aplicaciones pasadas»33.

V. PARA CONCLUIR
Todo lo expuesto, desde luego, no supone defender la tesis de que
el proceso de inconstitucionalidad debe encontrarse orientado, por an-
tonomasia, a declarar la inconstitucionalidad de actos no normativos,
como podría suceder en un proceso de amparo o de hábeas corpus. No
es ése su objeto. Se ha tratado tan sólo de brindar algunas ideas preli-
minares orientadas a demostrar que no es de recibo que en el marco de
un Estado Constitucional se considere todavía que un proceso de la re-
levancia del proceso de inconstitucionalidad deba desenvolverse única-
mente en el plano etéreo del ordenamiento, con absoluta prescindencia
del análisis de la realidad concreta. Una consecuencia de ello es aban-
donar la idea de que el juicio de validez desenvuelto en tales procesos
es sólo un juicio de pertenencia (la norma debe o no seguir pertenecien-
do al orden jurídico), para reconocer que sobretodo se trata de un juicio
de aplicabilidad (la norma debe o no seguir siendo aplicable). Si ello es
así, no hay espacio para abrigar el mito conforme al cual la dilucidación
de un proceso de inconstitucionalidad obliga al juez constitucional a
dirigir la mirada a las alturas del ordenamiento, para reconocer que es
preciso también situarla en los efectos concretos que actual o potencial-
mente despliega la norma sometida a juicio.

33 Cfr. STC 0020-2005-PI / 0021-2005-PI (acumulados), F. J. 18. Cuando el TC alude a


la posibilidad de que en un proceso de inconstitucionalidad se declare la nulidad
de aplicaciones pasadas, hace referencia al artículo 83º del CPConst. en cuanto per-
mite revivir procesos fenecidos con violación de los derechos fundamentales de
las personas en materias que versen sobre materia penal o tributaria, lo que, bien
entendido, puede conllevar a que en determinados casos excepcionales, en el marco
de un proceso de inconstitucionalidad, pueda declararse la nulidad de sentencias
emitidas al amparo de normas legales inconstitucionales.

622262
Los Efectos Temporales de las Sentencias de
Inconstitucionalidad
Por: Javier Adrián Coripuna*1

SUMARIO:
Introducción.I. La eficacia temporal de las sentencias de in-
constitucionalidad en Alemania, Austria, Italia y España. II. La
eficacia temporal de las sentencias de inconstitucionalidad en
el Perú. III. La relación entre Tribunal Constitucional y Legis-
lador. La vacatio sententiae y el problema de la efectividad de
la exhortación librada al Legislador. IV. La relación entre Tribu-
nal Constitucional y Poder Judicial. La aplicabilidad en un caso
concreto de una ley cuya declaratoria de inconstitucionalidad
ha sido diferida. V. Conclusiones.

INTRODUCCIÓN
Uno de los problemas que afrontan hoy los Tribunales Constituciona-
les es sin duda, el determinar los efectos temporales de sus sentencias,
básicamente de aquellas expedidas en los procesos de control de consti-
tucionalidad de las leyes. El problema no consiste sólo en la dificultosa
tarea de establecer adecuadamente el momento a partir del cual debe
empezar a surtir efectos la inconstitucionalidad declarada, sino, como
trasfondo de ésta, la no menos compleja tarea de ponderar entre la bús-
queda de un efectivo control constitucional de las leyes y la protección de
otros bienes o derechos constitucionales que se podrían ver afectados por
la declaratoria de inconstitucionalidad.
Tal problema también pone en evidencia la siempre difícil relación
entre Tribunal Constitucional y Parlamento, así como, en menor medida,
la del Tribunal Constitucional y Poder Judicial. Ello debido a que como
consecuencia de los efectos temporales establecidos en las sentencias de

*
Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Lima, del Centro de Edu-
cación Continua de la PUCP y de la Academia de la Magistratura. Asesor Jurisdic-
cional del Tribunal Constitucional.

227
Javier Adrián Coripuna

inconstitucionalidad, en determinados casos se exigirá la participación de


tales órganos (ya sea en la expedición de leyes o en la aplicación de leyes
cuyos efectos de inconstitucionalidad han sido diferidos, respectivamen-
te), situación que no siempre va a ser de fácil aceptación. En el primer caso,
por ejemplo, es el Parlamento el órgano encargado de respetar determina-
dos principios y criterios establecidos en la sentencias del Tribunal Consti-
tucional, al expedir una nueva ley –alternativa a aquella declarada incons-
titucional–, a lo que no siempre sucede siempre accede amparándose en su
denominada “soberanía parlamentaria”. En el segundo caso, por ejemplo,
es el Poder Judicial, el órgano encargado mediante los procesos ordinarios
de interpretar la aplicabilidad de una ley que si bien ha sido declarada in-
constitucional por el Tribunal Constitucional aún continúa vigente debido
a una vacatio sententiae establecida por este último órgano.
Son estos y otros problemas vinculados al tema general los que pre-
tendemos examinar en esta oportunidad; para ello verificaremos bre-
vemente el tratamiento normativo dado a los efectos temporales de las
sentencias en diferentes ordenamientos jurídicos (Alemania, Austria,
Italia y España), de modo tal que podamos apreciar una perspectiva
comparada sobre la forma de cómo otros ordenamientos jurídicos han
buscado solucionar algunos de los problemas planteados.
En tal sentido, en un primer apartado, tocaremos brevemente el tra-
tamiento dado a este tema en los precitados ordenamientos jurídicos
para luego, en un segundo apartado, verificar la regulación estableci-
da en el sistema jurídico peruano. Un tercer apartado, vinculado a los
efectos temporales de la sentencia de inconstitucionalidad sobre el le-
gislador. Un cuarto apartado, examinará los efectos temporales de la
sentencia de inconstitucionalidad sobre los jueces ordinarios. Y final-
mente, en el quinto apartado esbozaremos algunas conclusiones a las
que arribamos luego de este estudio.

I. LA EFICACIA TEMPORAL DE LAS SENTENCIAS DE IN-


CONSTITUCIONALIDAD EN ALEMANIA, AUSTRIA, ITA-
LIA Y ESPAÑA
1.1. Alemania
Conforme lo establece el artículo 31 de la Ley del Tribunal Constitu-
cional Federal (LTCF), “Las decisiones del Tribunal Constitucional Federal
vinculan a los órganos constitucionales de la federación y de los Lander,
así como a todos los órganos judiciales y administrativos”. Asimismo, el
artículo 78° de la misma ley establece que “Si el Tribunal Constitucional

822282
La Sentencia Constitucional en el Perú

Federal llega al convencimiento de que el derecho federal es incompatible


con la Ley Fundamental o el derecho de un Land es incompatible con
la Ley Fundamental o con otras normas de la Federación, declara nula
la ley. Si posteriores disposiciones de la misma ley son, por los mismos
motivos, incompatibles con la Ley Fundamental o con otras normas de la
Federación, el Tribunal Constitucional Federal (TCF) puede igualmente
declararlas nulas”.
En cuanto a las sentencias que declaran la nulidad de una norma o
que ésta es incompatible con la Norma Fundamental, cabe precisar que
conforme al mencionado artículo 31° la vinculatoriedad de las sentencias
del Tribunal Constitucional Federal conlleva una prohibición de reitera-
ción por parte del Legislador. En efecto, el Legislador “no puede volver
a aprobar una norma declarada inconstitucional, ni puede repetir el error
constitucional cometido”2.
La declaración de nulidad contenida en el referido artículo 78° impli-
ca que la disposición considerada como inconstitucional resulta inválida
desde el momento de su creación, por lo que debe entenderse que nunca
existió.3 “La nulidad se retrotrae, pues, al momento de creación de la nor-
ma y, por ello, se define como nulidad ex tunc”4.
Ahora bien, teniendo en cuenta que la nulidad de una ley va a origi-
nar graves efectos sobre la seguridad jurídica, el artículo 79.2 de la LTCF
se encarga de limitar los efectos de la norma inconstitucional. Por tanto,
en los casos de sentencias penales firmes basadas en una norma declarada
inconstitucional, es posible reabrir el proceso y, en los demás casos, las
decisiones firmes se mantienen, aunque no puedan ser ejecutadas.5
De otro lado, cabe precisar que cuando el TCF no declara la nulidad
de la disposición que ha sido objeto de control, puede expedir una “de-
claración de incompatiblidad sin nulidad”. Este tipo de decisiones se justifica
cuando a pesar de haberse identificado que la disposición controlada es
contraria a la Constitución, no se declara la nulidad para evitar una situa-
ción jurídica insoportable. Conforme sostiene el Tribunal “la declaración
de incompatibilidad se aplica cuando ´la inconstitucionalidad no es clara-
mente circunscribible a una parte de la norma o cuando el legislador tiene
2 WEBER, Albrecht. “Alemania”. En: AJA, Eliseo. Las tensiones entre el Tribunal Cons-
titucional y el Legislador en la Europa actual. Ariel, 1998. p.93.
3 La declaración de nulidad de la ley, atendiendo al principio general de que la ley, al
no existir, no ha derogado el derecho anterior, tiene como consecuencia la revivis-
cencia del derecho derogado por la ley.
4 WEBER, Albrecht. Op.cit. p. 75.
5 Idem. p.75.

229
Javier Adrián Coripuna

diversas posibilidades de remover la situación de inconstitucionalidad`


(BVerfGE 90, 263, 276). Esto sucede principalmente cuando la limitación
en vía legislativa de un derecho de libertad es en conjunto admisible pero
en particulares condiciones contrasta con el principio de proporcionali-
dad y en estos límites es inconstitucional”.6 En general, la declaración de
incompatibilidad no elimina la norma inconstitucional del ordenamien-
to y por tanto, formalmente, la norma continúa existiendo (BverfGE, 72,
9 (18)). Sin embargo, es importante mencionar que la ley cuestionada,
hasta que surta efectos la declaración de inconstitucionalidad, no es apli-
cable. Los órganos judiciales no pueden decidir como si la ley existiese y
deben suspender el juicio a la espera de una nueva ley que discipline la
materia. Si el tiempo de espera es demasiado largo entonces el juez, ba-
sándose en la Constitución (de donde obtiene directamente las premisas
de la decisión), debe resolver la cuestión.7
Lo expuesto en el parágrafo precedente, en cuanto a los efectos de
la inaplicabilidad de la ley y la autorización excepcional para que el juez
decida el caso, requiere de una mayor explicación. Precisamente, deben
examinarse, entre otras, las consecuencias jurídicas de la declaración de in-
compatibilidad respecto de operadores jurídicos tales como los tribunales
y los órganos de la administración.8 Para ello se parte de la constatación
que entre el momento del pronunciamiento del Tribunal Constitucional
Federal y la reforma de la ley por parte del legislador transcurre un pe-
riodo transitorio durante el cual se presenta el problema de cómo deben
tratar los tribunales y la administración aquellos casos vinculados con la
declaración de inconstitucionalidad. Al respecto, la reiterada jurispruden-
cia del TCF sostiene que la norma declarada inconstitucional es sometida
al denominado “bloqueo de aplicación” (Anwendungssperre), cuyos efectos
se retrotraen al momento en el que se ha verificado la colisión normativa.
Como sostiene el TCF, la declaración de incompatibilidad “desde el punto
de vista del derecho constitucional tiene el mismo efecto de la declaración
de nulidad. La norma no puede ser más aplicada en la medida que resulte
de la parte dispositiva de la sentencia y desde el momento en el cual la de-
cisión viene pronunciada”.9 “Este bloqueo aplicativo inmediato vale mien-

6 Así en MAURER, H. Staatsrecht I. Munchen, Beck, 2005, 700 ss. En: Corte Constitu-
cional de Italia, Servizio Studi, Effetti temporali delle sentenze della Corte Costituzionale,
Marzo, 2007. p.198-199.
7 Idem.p.199.
8 FERONI G., Cerrina. Giurisdizione costituzionale e legislatore nella Reppublica federale
tedesca: tipologie decisorie e Nachbesserungspflicht nel controllo di costituzionalita, To-
rino, 2002, p.212 y ss.
9 BVerfGE, 37,217(261; 55,100(110); 61,319(356); 72,278(279); 73,40(101).

023302
La Sentencia Constitucional en el Perú

tras el legislador no haya emanado una nueva disciplina y es vinculante ya


sea para los tribunales o para las autoridades administrativas. El bloqueo
de aplicación representa como regla (…) la consecuencia jurídica principal
de la declaración de incompatibilidad”.10
En cuanto al funcionamiento de la regla del “bloqueo de aplicación”,
el TCF ha desarrollado algunas excepciones, pues parte de advertir que en
algunos casos una fiel aplicación de éste, además de encontrarse en con-
tradicción con la misma ratio de la declaración de incompatibilidad, puede
conducir a resultados perversos. Así, por ejemplo, en el caso del “día de
descanso”11, el TCF declaró la respectiva ley incompatible con el artículo
3,2 de la Norma Fundamental y suspendió la sentencia del Tribunal del
Trabajo que había rechazado el pedido para que se conceda tal día de
permiso (BVerfGE, 52, 369). Ello para mantener al recurrente la posibili-
dad de favorecerse por una eventual reglamentación legislativa del “día
de descanso” que opere también para los hombres. En este caso la disci-
plina sobre el “día de descanso” no era per se inconstitucional sino sólo
en la medida en que tal beneficio fuese limitado a las mujeres. Por tanto,
era correcto que el beneficio fuese conservado a las mujeres en el tiempo
transitorio, es decir, mientras que el legislador no hubiese decidido si tal
ley debía ser extendida también a los hombres o en su lugar debía ser
cancelada también para las mujeres.12
Otra de las sentencias del Tribunal Constitucional Federal en la que
se verifica alguna peculiaridad en cuanto a sus efectos en el tiempo, es la
denominada “sentencia apelativa”, mediante la cual el Tribunal considera
que la norma controlada aún es constitucional en el momento de expedirse
la sentencia, pero, sin embargo, cabe la posibilidad de que tal norma se
convierta en inconstitucional en el futuro, por lo que en este caso se requie-
re la participación del legislador a fin de que dicte las leyes que eviten la
inconstitucionalidad o la nulidad. Algunos temas en los que se ha aplicado
este tipo de sentencia son: i) impuesto general a las ventas; ii) expulsión
de las escuelas sin previsión legal; y iii) discriminatoria tributación del pa-
trimonio.13 En el caso sobre la “pensión de viudedad”, el TCF sostuvo que
“No se puede decir en la actualidad que las más rigurosas condiciones que

10 FERONI G., p.213.


11 Se trataba de un caso en el que se presentó un recurso constitucional por violación
del principio de igualdad contra una ley de un Land que concedía a las mujeres
trabajadoras con propio núcleo familiar –y no a los hombres– un día libre de tra-
bajo al mes.
12 FERONI G., p.214.
13 WEBER, Albrecht. Op.cit., pp.80-81.

231
Javier Adrián Coripuna

establece la legislación vigente para la pensión de un viudo en compara-


ción con las exigidas para ser acreedor a una pensión de dicho tipo por la
viuda en la Seguridad Social sean incompatibles con la Ley Fundamen-
tal. El legislador debe, sin embargo, esforzarse por encontrar una solución
apropiada que excluya en el futuro una violación del artículo 3, apartado
2 y 3 de la L.F.”14 Al respecto, Schlaich sostiene que “La ley, sin duda cons-
titucional en su origen, está actualmente en vías de ser inconstitucional, a
la vista del cambio de papel de la mujer en la pareja y en la familia; será
por tanto, necesario que se aborde la reforma de dicha cuestión, pero hay
que dar al legislador el tiempo necesario para llevarla a cabo. El legislador
habría podido remitirse a la constitucionalidad de la regulación existente
a tenor de una anterior decisión del Tribunal, pero en la actualidad corres-
ponde al legislador la misión constitucional de adecuar la regulación del
tema a la nueva situación”.15

1.2. Austria
El modelo austriaco instaurado en 1920 ha tenido algunas variacio-
nes en los últimos años, sobre todo después de la reforma constitucional
de 1975. Mediante el artículo 140.5 de la Constitución16 el denominado
“legislador constitucional” ha reconocido al Tribunal Constitucional
austriaco la facultad discrecional de fijar dicho plazo y de determinar
su duración. En efecto, la invalidación de la ley produce normalmente
efectos ex nunc (a futuro), los mismos que transcurren desde el día la
publicación, salvo en los casos en los cuales el Tribunal Constitucional
establece un término para la derogación. La previsión del término tiene
por objeto conceder al legislador el tiempo suficiente para reparar la
norma viciada y de evitar vacíos normativos, tiempo en el cual la norma
ilegítima debe ser aplicada hasta el transcurso del término a excepción
del caso que ha dado origen a la decisión.17

14 Rec.39,169. Citado por SCHLAICH, Klaus. “El Tribunal Constitucional Federal


Alemán”. En: AA.VV. Tribunales Constitucionales Europeos y Derechos Fundamentales,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1984, p.200.
15 SCHLAICH, Klaus. Op.cit. p. 201.
16 Artículo 140.5.- El fallo del Tribunal Constitucional por el que se anule una ley
como anticonstitucional, obliga al Canciller federal o al Gobernador regional com-
petente a publicar sin demora la derogación. Se aplicará este precepto por analogía
al caso de las sanciones interpuestas al amparo del párrafo 4. La anulación entrará
en vigor el día de la promulgación, si el Tribunal Constitucional no hubiese fijado
un plazo para la expiración de la vigencia. Dicho plazo no podrá exceder de un año.
17 HUPPMANN, Reinhild. “La giustizia costituzionale in Austria”. En: Luther J. y
otros. Esperienze di giustizia costituzionale. Torino, 2000, Vol. I, pp.148 y ss.

23322
La Sentencia Constitucional en el Perú

Una vez producida la invalidación ésta vincula a todas las autoridades


judiciales y administrativas. La sentencia estimatoria actúa retroactiva-
mente, en línea de principio, tan sólo en el caso que ha dado origen al
control sobre la norma. “La jurisprudencia del Tribunal ha ampliado este
efecto retroactivo que en un principio sólo beneficiaba al caso que ha
dado origen al control, también a todos aquellos otros casos pendientes
al inicio de la audiencia o de la Cámara de Consejo”.18
Asimismo, cabe mencionar que la segunda frase del artículo 140.7 de la
Constitución reconoce al Tribunal la posibilidad de establecer “otra cosa”
respecto de los efectos temporales de sus sentencias y “prescindir, por lo
tanto, de la regla general de aplicación de la ley inconstitucional a todos los
supuestos de hecho realizados (...) antes de su derogación, con la excepción
del supuesto que dio origen al fallo. Ante la ausencia de una concreción de
esta facultad atribuida al Tribunal Constitucional es evidente que faltan
criterios claros para establecer distinciones en relación a la posible retroac-
tividad de la sentencia. En determinadas circunstancias, dicha retroactivi-
dad podría llegar incluso hasta el extremo de que se equiparase de facto a
una “declaración de nulidad” (ex tunc).19
Si el Tribunal no se pronuncia en un sentido específico, “junto a la abro-
gación de la ley se produce la reviviscencia de las fuentes abrogadas por
la ley juzgada como inconstitucional. Cuales sean tales fuentes deberán ser
precisadas con la publicación de la sentencia”.20
Finalmente, conviene mencionar que una de las transformaciones
más importantes en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Aus-
triaco tiene que ver con la extensión de la noción de Anlassfall21 que ori-
ginariamente concernía a los efectos de la inconstitucionalidad sobre el
“caso que había dado origen al pronunciamiento del Tribunal”. A partir
de 1985, tal término se extiende a cualquier otro juicio pendiente ante el
mismo Tribunal Constitucional al momento del debate o de la delibera-
ción en Cámara de Consejo. Así por ejemplo, en la sentencia del 17 de
marzo de 1988 la noción de Anlassfall viene posteriormente extendida
en modo tal que estando previsto un plazo de un año, el Tribunal es-

18 Idem. p.150.
19 �����������������������������������������������������������������������������������
SCHAFFER, Heinz. “Austria, la relación entre el Tribunal Constitucional y el Legis-
lador”. En: Aja, Eliseo. Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el Legislador en
la Europa actual. Ariel, 1998., pp. 32-33.
20 HUPPMANN, R., op.cit., p.151.
21 En sistemas de control concentrado en los que existen procedimientos de naturale-
za incidental, el Anlassfall puede ser entendido como aquel caso que dado origen a
un pronunciamiento del Tribunal Constitucional.

233
Javier Adrián Coripuna

tablece la retroactividad de su pronunciamiento en otros 25 Anlassfälle,


todos pendientes al momento del debate.22

1.3. Italia
A modo de premisa puede afirmarse que la Corte Constitucional ita-
liana se ha dotado de un conjunto de mecanismos y tipos de decisión con
el objeto de lograr su misión constitucional y de este modo romper la ri-
gidez que le imponía tanto la cuestión de inconstitucionalidad sometida
a su conocimiento, como las diferentes opciones adoptadas por el legisla-
dor. Las razones de tal actitud se encuentran, en “el temor a crear vacíos
normativos (horror vacui) o situaciones normativas con resultados peores
de los que deberían eliminar con la sentencia de inconstitucionalidad,
sobre todo teniendo en cuenta la inercia del legislador, el respeto por el
ámbito de discrecionalidad del legislador, la incidencia financiera de las
decisiones (el coste de las sentencias)”, entre otras.23
En cuanto a la normatividad que rige la eficacia de las decisiones esti-
matorias y la modulación de los efectos en el tiempo, el artículo 136° de la
Constitución italiana establece que “cuando la Corte declara la ilegitimi-
dad constitucional de una ley o un acto con fuerza de ley, la norma deja
de tener eficacia desde el día siguiente a la publicación de la decisión”.
Asimismo, el artículo 30.3 de la Ley N.º 87 de 1953, precisa que “las nor-
mas declaradas inconstitucionales no pueden ser aplicadas desde el día
siguiente a la publicación de la decisión”.
Según se afirma, “en la actualidad es absolutamente pacífico en la
doctrina y en la jurisprudencia que la disposición declarada inconstitu-
cional no puede aplicarse en procesos futuros, en el juicio a quo ni en los
pendientes, con excepción solamente de las denominadas relacionadas
ya agotadas, esto es, las relativas a decisiones jurisdiccionales o bien a
actos que, en general, ya han aplicado la disposición declarada ilegítima
y que ya se han convertido en definitivos al ser firmes o no susceptibles
de recurso alguno”.24
En cuanto a las sentencias desestimatorias de inconstitucionalidad expe-
didas en el procedimiento incidental descartando un determinado sentido

22 CERVATI, Angelo Antonio. Incostituzionalita delle leggi ed efficacia delle sentenze delle
Corti Costituzionali Austriaca, Tedesca e Italiana. Quaderni Costituzionali, N.° 2, agos-
to 1989, p.275-276.
23 ROMBOLI, Roberto. “Italia”. En: Aja, Eliseo. Las tensiones entre el Tribunal Constitu-
cional y el Legislador en la Europa actual. Ariel, 1998, pp. 108-109.
24 Ídem. p.119.

423342
La Sentencia Constitucional en el Perú

interpretativo de la ley cuestionada o identificando otros sentidos interpre-


tativos que resultan compatibles con la Constitución, cabe mencionar que
la mayoría de la doctrina coincide en la ausencia de efectos erga omnes y
que éstas “no vinculan en general a los jueces ordinarios a adoptar la inter-
pretación que la Corte ha declarado conforme a la Constitución”25, aunque
existe otro sector que estima que se deben aproximar los efectos de las
sentencias de rechazo a los de las sentencias de acogimiento, relativizando
éstos y extendiendo aquellos, por lo que las sentencias de rechazo también
despliegan eficacia en todo el ordenamiento.26
En general, en cuanto a los efectos temporales de las sentencias, sostie-
ne Paladin que al no contarse con previsiones constitucionales específicas
como aquellas que operan en otros ordenamientos27, la Corte Constitucio-
nal ha empezado a moverse por propia cuenta y se ha servido fundamen-
talmente de tres técnicas decisorias:28
La primera, es la técnica del “doble pronunciamiento”. Conforme
a ella, se asume un primer pronunciamiento que declara infundada o
inadmisible la cuestión, pero en su motivación la Corte avisa previa-
mente su orientación si se vuelve a plantear la cuestión, por lo que si en
la siguiente oportunidad no se ha superado el vicio advertido, declara
la respetiva anulación.29
La segunda, es la decisión “aditiva”. Al respecto, conviene precisar que
en este caso no se está necesariamente frente a una decisión aditiva en el
sentido de crear algo formalmente nuevo en el ordenamiento a nivel de
legislación ordinaria, sino en el sentido de restringir –precisamente– los

25 DIAZ REVORIO, F. Javier. La interpretación constitucional de la ley. Palestra, Lima,


2003, p.153.
26 RUGGERI, A. Storia di un falso: l’efficacia inter partes delle sentenze di rigetto della Corte
Costituzionale. Giuffre, Milán, 1990. Citado por DIAZ REVORIO, F. Javier, op.cit. p.154.
27 El artículo 282º de la Constitución de Portugal contiene una disposición según la
cual el Tribunal Constitucional puede restringir el ámbito temporal de efectos de
sus decisiones de estimación, cuando lo exijan razones concernientes a la certeza del
derecho, a la equidad o a otros intereses públicos de excepcional relevancia.
28 PALADIN, Livio. “Considerazioni preliminari”. En: Corte Costituzionale. Effet-
ti temporali delle sentenze della Corte Costituzionale anche con riferimento alle sperienze
straniere. Giuffrè, 1989. pp.8 y ss.
29 Algunas críticas que se han formulado a este tipo de pronunciamiento son que: i)
si la brevedad de la aplicación de una norma inconstitucional vale por sí misma
para justificar su existencia; y ii) si con este tipo de pronunciamiento la Corte “no
termina por hacer depender su jurisprudencia de eventualidades accidentales, que
no depende de su voluntad, es decir, del hecho que la cuestión sea nuevamente
propuesta, porque sólo en tal caso se podría arribar al doble pronunciamiento allí
donde el vicio permanezca”. PALADIN, Livio. op.cit., p.9.

235
Javier Adrián Coripuna

efectos temporales de la declaración estimatoria. En este caso existe sólo


un único pronunciamiento, el cual contiene en la parte dispositiva de la
sentencia estimatoria todo lo necesario para el fin que se pretende. A modo
de ejemplo, puede mencionarse la sentencia 266 de 1988, vinculada al or-
denamiento judicial militar de paz, en cuya parte dispositiva se declara la
ilegitimidad constitucional de un determinado artículo de la Ley N.º 180
de 1981, “en la parte en la cual consiente que las medidas sobre el mismo
artículo sean posteriormente adoptadas con el procedimiento indicado en
la misma disposición”.30
La tercera, muy semejante a la declaración de incompatibilidad ale-
mana, se denomina “decisión de declaración de incompatibilidad entre
la norma legislativa impugnada y el parámetro constitucional invocado”.
Sin embargo, en este caso no sigue a esta decisión un efecto inmediato
de anulación que pueda servir a los interesados. A manera de ejemplo,
conviene recordar la sentencia 497 de 1988, que fundamentándose en
la sentencia 560 de 1987, declara la ilegitimidad constitucional de una
determinada norma en la parte en la cual no prevé un mecanismo de
adecuación del valor monetario indicado. Precisamente la falta de tal me-
canismo es la razón por la cual la Corte Constitucional anula tal norma,
pero establece que compete al legislador la adecuación del importe de la
indemnización como determinado por la norma que se declara constitu-
cionalmente ilegítima.

1.4. España
Conforme a la normatividad española, las sentencias mediante las
cuales el Tribunal Constitucional declara la inconstitucionalidad de una
norma con fuerza de ley adquieren eficacia erga omnes desde el día siguien-
te de su publicación y tienen efectos retroactivos, en el sentido de que la
nulidad de la norma debe entenderse desde su entrada en vigor31, salvo
cuando se trate de “procesos fenecidos mediante sentencia con fuerza de
cosa juzgada”. Conforme al artículo 40° inciso 1 de la Ley Orgánica del Tri-

30 Para comprender mejor lo decidido en esta sentencia conviene citar el último pá-
rrafo de la parte considerativa: “La ilegitimidad constitucional del primer inciso del
artículo 15 de la ley bajo examen, que aquí se va a declarar, derivada, precisamente,
de la inercia legislativa prolongada por largo tiempo, no incide, se reitera, en nin-
gún modo sobre lo que hasta ahora ha actuado en vía administrativa o jurisdiccio-
nal bajo el vigor de la mencionada norma ordinaria”.
31 Artículo 39, inciso 1 LOTC.- Cuando la sentencia declare la inconstitucionalidad,
declarará igualmente la nulidad de los preceptos impugnados, así como, en su caso,
la de aquellos otros de la misma Ley, disposición o acto con fuerza de Ley a los que
deba extenderse por conexión o consecuencia.

623362
La Sentencia Constitucional en el Perú

bunal Constitucional, tal límite cede cuando se trata de “procesos penales


o contenciosos administrativos referentes a un procedimiento sancionador
en que, como consecuencia de la nulidad de la norma aplicada, resulte una
reducción de la pena o de la sanción o una exclusión, exención o limitación
de la responsabilidad”.32
La sentencia 45/1989 marca un punto de inflexión entre dos posicio-
nes asumidas por el Tribunal Constitucional español sobre la determina-
ción de los efectos de las sentencias de inconstitucionalidad,33 desde una
de aplicación más o menos estricta de las disposiciones de su Ley Orgáni-
ca, según la cual aquel no podía modular tales efectos, hacia otra según la
cual sí le corresponde decidir según el caso concreto la modulación de los
efectos de la inconstitucionalidad34.
Declarada una vez la nulidad de la norma no puede seguir aplicán-
dose a situaciones futuras como tampoco a aquellas que si bien tuvieron
origen antes de la sentencia, no son todavía firmes. Como lo ha sostenido
el Tribunal Constitucional, con la declaración de nulidad se persigue pre-
cisamente excluir “toda aplicación posterior de la disposición legal contro-
vertida, privándola así del vestigio de vigencia que pudiera conservar”.
(STC 196/1997 y STC233/1999). “Esta regla no parece que admita excep-
ción, pues por mucho que se modulen las consecuencias de la nulidad, no

32 PAMIO, Verónica. “La Justicia Constitucional en España”. En: CELOTTO, Alfonso y otros. La
Justicia Constitucional en Europa. Fundap, México, 2004. p.154.
33 GÓMEZ MONTORO, Ángel. “Comentario al artículo 39”. En: REQUEJO PAJES,
Juan Luis. Comentarios a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. BOE, Madrid,
2001, p.583. En el mismo sentido, ROMBOLI, Roberto y otro. “La giustizia costi-
tuzionale in Spagna”. En: En: Luther J. y otros. Esperienze di giustizia costituzionale.
Torino, 2000, Vol. II, p. 343.
34 STCE 25 de 1989: “En lo que toca a los efectos, hemos de comenzar por recordar
que, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley Orgánica de este Tribunal (art. 39. 1), las
disposiciones consideradas inconstitucionales han de ser declaradas nulas, decla-
ración que tiene efectos generales a partir de su publicación en el «Boletín Oficial
del Estado» (art. 38.1 LOTC) y que en cuanto comporta la inmediata y definitiva
expulsión del ordenamiento de los preceptos afectados (STC 19/1987, fundamento
jurídico 6.º) impide la aplicación de los mismos desde el momento antes indicado,
pues la Ley Orgánica no faculta a este Tribunal, a diferencia de lo que en algún
otro sistema ocurre, para aplazar o diferir el momento de efectividad de la nulidad.
Ni esa vinculación entre inconstitucionalidad y nulidad es, sin embargo, siempre
necesaria, ni los efectos de la nulidad en lo que toca al pasado vienen definidos por
la Ley, que deja a este Tribunal la tarea de precisar su alcance en cada caso, dado
que la categoría de la nulidad no tiene el mismo contenido en los distintos sectores
del ordenamiento. La conexión entre inconstitucionalidad y nulidad quiebra, entre
otros casos, en aquellos en los que la razón de la inconstitucionalidad del precepto
reside, no en determinación textual alguna de éste, sino en su omisión”. FJ 11.

237
Javier Adrián Coripuna

resulta admisible que una norma declarada nula siga produciendo efectos
y pueda seguir aplicándose por Jueces y Tribunales. De otro modo se difu-
minaría toda diferencia entre nulidad y derogación”.35
Si bien el supuesto común en las sentencias de inconstitucionalidad es
la nulidad de la ley controlada, existen otros casos en los que la inconsti-
tucionalidad no lleva aparejada la declaración de nulidad. Dentro de estos
últimos tenemos a las denominadas sentencias interpretativas y a las senten-
cias de mera inconstitucionalidad. Las primeras, que parten de la distinción
entre disposición y norma, resultan procedentes cuando una misma dis-
posición admite diferentes sentidos interpretativos, algunos de los cuales
pueden ser compatibles con la Constitución y otros no. Por ello, conforme
al principio de interpretación conforme a la Constitución, así como a la
presunción de legitimidad de la ley, debe evitarse la declaración de incons-
titucionalidad de una disposición siempre que sea identificable un sentido
conforme a la Constitución. Por tanto, la disposición impugnada sigue sur-
tiendo efectos en el tiempo pero subordinada a la interpretación efectuada
por el Tribunal Constitucional, ya sea que éste ha excluido en el futuro un
determinado sentido interpretativo36 o que ha establecido un determinado
sentido interpretativo conforme con la Constitución.37
Mediante las segundas, el Tribunal Constitucional opta por declarar la
simple inconstitucionalidad sin adoptar ninguna medida para su repa-
ración inmediata, fundamentándose en: i) la concurrencia de un interés
general que exigía evitar la nulidad de la ley, a lo que podía sumarse
que la ley ya hubiese agotado sus efectos; y ii) cuando pese a haberse
apreciado la inconstitucionalidad el Tribunal difiere su eficacia hasta el
momento en el que intervenga el legislador y de este modo se repare la
inconstitucionalidad.

II. LA EFICACIA TEMPORAL DE LAS SENTENCIAS DE INCONSTI-


TUCIONALIDAD EN EL PERÚ
En el caso peruano, conforme se desprende del artículo 204° de la
Constitución38, la declaratoria de inconstitucionalidad de una ley no tiene
efectos retroactivos, es decir, tal declaración no constituye un pronuncia-
35 GÓMEZ MONTORO, Ángel. op.cit., p.588.
36 Entre otras, STC 22/1981; STC 199/1987 y STC212/1996.
37 Entre otras, STC5/1982 y STC 105/2000.
38 Artículo 204º.- La sentencia del Tribunal que declara la inconstitucionalidad de
una norma se publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publicación, dicha
norma queda sin efecto. No tiene efecto retroactivo la sentencia del Tribunal
que declara inconstitucional, en todo o en parte, una norma legal.

823382
La Sentencia Constitucional en el Perú

miento declarativo en el que precisamente sólo se declara la nulidad, sino


un pronunciamiento constitutivo en el que se declara la anulabilidad de
la ley, la misma que deja de surtir efectos a partir de su declaratoria de
inconstitucionalidad. Como lo ha sostenido el Tribunal Constitucional,
“[c]onstatada la invalidez de la ley, por su incompatibilidad con la Car-
ta Fundamental, corresponderá declarar su inconstitucionalidad, cesando
sus efectos a partir del día siguiente al de la publicación de la sentencia (…)
que así lo declarase (artículo 204° de la Constitución), quedando impedi-
da su aplicación a los hechos iniciados mientras tuvo efecto, siempre que
estos no hubiesen concluido, y, en su caso, podrá permitirse la revisión de
procesos fenecidos en los que fue aplicada la norma, si es que ésta versaba
sobre materia penal o tributaria (…). En suma, la declaración de inconstitu-
cionalidad, a diferencia de la derogación, anula por completo la capacidad
regulativa de las normas declaradas inconstitucionales”.39 En otras pala-
bras, la expresión “dejar sin efecto” refleja “la imposibilidad de aplicación
presente y futura de la norma declarada inconstitucional, pero también su
expulsión del ordenamiento jurídico”.40
A pesar de que la diferencia entre derogación y declaratoria de in-
constitucionalidad es importante al momento de calificar una demanda, de
modo que se pueda verificar si se ha producido la sustracción de la ma-
teria o no –que es el supuesto al que se refiere el aludido Exp. N.º 0004-
2004-AI y sobre el que inicialmente había un comprensión errónea del

39
Expediente N.º 0004-2004-AI, FJ 2, Caso ITF. Asimismo, como consecuencias de lo
expuesto, el TC agrega: “De ello se concluye que no toda norma vigente es una norma
válida, y que no toda norma derogada se encuentra impedida de ser sometida a un
juicio de validez pues, aun en ese caso, existen dos supuestos en los que procedería
una demanda de inconstitucionalidad: a) cuando la norma continúe desplegando sus
efectos, y, b) cuando, a pesar de no continuar surtiendo efectos, la sentencia de in-
constitucionalidad puede alcanzar a los efectos que la norma cumplió en el pasado,
esto es, si hubiese versado sobre materia penal o tributaria”.
Asimismo, es importante destacar que tratándose de una norma tributaria, el se-
gundo párrafo del artículo 81° del Código Procesal Constitucional establece que es el
Tribunal Constitucional el que debe determinar, de manera expresa en la sentencia, los
efectos de su decisión en el tiempo. Sin embargo, en nuestra doctrina existen opiniones
discrepantes en cuanto a la aplicación de efectos retroactivos en materia tributaria. Así,
Samuel Abad sostiene que el artículo 74º de la Constitución, párrafo final, “no autoriza
la eficacia retroactiva de las decisiones del Tribunal. Ante una declaración expresa de
la Constitución que no otorga efectos retroactivos a las sentencias del Tribunal (artículo
204º), no resulta fácil interpretar que un aislado dispositivo ubicado en un título distinto
constituya una excepción a la regla general establecida. Creemos que esta excepción
debió haber sido prevista por la Constitución”. ABAD YUPANQUI, Samuel. Derecho
Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, 2004, p.166.
40 CARPIO MARCOS, Edgar. “El proceso de inconstitucionalidad en el Código Proce-
sal Constitucional”. En: Proceso y Justicia N.º 5, abril 2005, p.62.

239
Javier Adrián Coripuna

Tribunal41–, tal diferenciación también resulta importante para verificar los


efectos temporales de la sentencia, pues una vez declarada la inconstitucio-
nalidad de una ley van a ser distintos los efectos de la declaratoria si es que
ésta es considerada como una “derogación de la ley”, o si es considerada
como “inconstitucionalidad de la ley”.
En cuanto a la diferenciación en el primer momento –la calificación de
la demanda– se ha sostenido que “[a]unque al control abstracto de cons-
titucionalidad de las normas le es inherente el interés objetivo de defensa
de la supremacía normativa de la Constitución y no el interés subjetivo de
aquellos que pueden ser víctimas de su aplicación, tal potencial o efectiva
aplicación es el “factor inmanente” en todo control de la constitucionali-
dad, sea éste abstracto o difuso. La imbricación incesante entre la ley y la
realidad fáctica, o (lo que es lo mismo), entre la ley y su aplicación, impone
que sea la eficacia de la ley y no su vigencia el criterio que deba ser atendi-
do al momento de determinar la existencia o no de objeto de enjuiciamien-
to en el proceso de inconstitucionalidad”42.
En cuanto a la diferenciación en el segundo momento –la verificación
de los efectos temporales de la sentencia– la aludida imbricación entre la
ley y su aplicación también va a resultar de particular relevancia, pues si
se considera la declaratoria de inconstitucionalidad como una “derogación
de la ley” entonces se centrará nuestra atención en la «vigencia» de la ley,
por lo que una vez declarada la inconstitucionalidad de ésta ya no va a
surtir efectos en el futuro, quedando intactos los efectos de la ley respecto de
aquellas situaciones iniciadas antes de la declaración de inconstitucionalidad.
En cambio, si se toma en cuenta la declaratoria como lo que realmente
es, una de «inconstitucionalidad» de la ley, entonces se centrará nuestra
atención en la unión inescindible entre la ley y su eficacia, por lo que
una vez declarada la inconstitucionalidad de la ley ésta no sólo no va a
surtir efectos en el futuro, sino que se cortan los efectos de la ley respecto de
aquellas situaciones iniciadas incluso antes de la declaración de inconstitucio-
41 “Conocidas son las dudas suscitadas tras la publicación de la sentencia 0010-2002,
respecto a la legitimidad de los procesos a terroristas en los que participaron Jue-
ces sin rostro, toda vez que en la referida sentencia, el TC en claro desatino no se
pronuncio sobre el particular por haber sido derogadas las disposiciones que per-
mitían la existencia de tales jueces, a pesar de que la decisión tenía la capacidad de
invalidar los efectos que tales disposiciones cumplieron en el pasado. Este es claro
ejemplo de la relevancia que tiene valorar los efectos de las disposiciones y no su
vigencia, al momento de determinar la sustracción de la materia en los procesos de
inconstitucionalidad”. RODRÍGUEZ S. Roger. “Proceso de inconstitucionalidad y
Tribunal Constitucional. Algunos apuntes sobre su finalidad y su objeto de con-
trol”. En: Proceso y Justicia N.º 5, abril 2005, p.76.
42 RODRÍGUEZ S., Roger. op.cit. p.75.

024402
La Sentencia Constitucional en el Perú

nalidad. Mediante la declaración de inconstitucionalidad, entendida en


los términos antes expuestos, se elimina la operatividad formal y mate-
rial de la ley incompatible con la Constitución, es decir, se elimina en su
totalidad todo tipo de efectos que pudiera estar produciendo, así como
aquellos que podrían producirse en el futuro, no sucediendo lo mismo
con las situaciones jurídicas ya agotadas, salvo, claro está, cuando tales
situaciones se refieran a materia penal o tributaria.
Como se puede apreciar, la aludida verificación de los efectos tempo-
rales de las sentencias de inconstitucionalidad se ha realizado respecto de
sentencias que declaran fundada la demanda de inconstitucionalidad. Por
ello, conviene ahora preguntarse ¿cuáles serían los efectos temporales de
aquellas sentencias que declaran infundada la demanda de inconstitucio-
nalidad pero que contienen por ejemplo determinados sentidos interpre-
tativos de la ley que resultan compatibles con la Constitución? o, en otros
términos, ¿cuáles serían los efectos temporales de las sentencias interpreta-
tivas que declaran infundada la demanda de inconstitucionalidad43 –y por
tanto, que la ley cuestionada es constitucional–, si el ya mencionado artícu-
lo 204° de la Constitución sólo hace referencia a la cesación de efectos de la
norma declarada inconstitucional?
Sobre el particular, estimamos que cuando el Tribunal Constitucional
pese a declarar infundada la demanda de inconstitucionalidad, identifica
determinados sentidos interpretativos de una ley o norma con rango de
ley que resultan compatibles o incompatibles con la Constitución, estos
resultan vinculantes para todos los operadores jurídicos, debiendo surtir
los mismos efectos que la sentencia que declara fundada la demanda de
inconstitucionalidad. En efecto, conforme se desprende del artículo 201°
de la Norma Fundamental, la propia naturaleza de “órgano de control
de la Constitución”, le confiere a todas las sentencias del Tribunal Cons-
titucional la vinculatoriedad necesaria para que tal función de control
pueda realizarse efectivamente. Por tanto, ya sea que se declare fundada
o infundada una demanda de inconstitucionalidadad, los operadores ju-

43 Para examinar la diversa tipología de las sentencias de inconstitucionalidad del Tri-


bunal Constitucional peruano ver SAENZ DÁVALOS, Luis y otros. “Informe al
Pleno del Tribunal Constitucional sobre el proyecto de ley que modifica algunas
de sus funciones”. Gaceta del Tribunal Constitucional, N.° 1, enero-marzo, 2006.
En este informe se sostiene que el Tribunal ha dictado los siguientes tipos de
sentencias: 1) Interpretativas propiamente dichas (0004-1996-AI/TC, 0014-1996-
AI/TC, 0050-2004-AI/TC y 0019-2005-AI/TC); 2) reductoras (0015-2001-AI/TC
y 0010-2002-AI/TC); 3) aditivas e integrativas (0006-2003-AI/TC y 0050-2004-
AI/TC) y 4) exhortativas y de mera incompatibilidad (0009-2001-AI/TC, 0010-
2002-AI/TC y 0023-2003-AI/TC).

241
Javier Adrián Coripuna

rídicos se encuentran en la obligación de respetar aquellos sentidos interpre-


tativos contenidos en una sentencia del Tribunal Constitucional.
A nivel legal, esta vinculatoriedad hacia “todas” las sentencias del Tri-
bunal Constitucional se ve reforzada por disposiciones como aquella con-
tenida en el artículo 82° del Código Procesal Constitucional, que establece
que “Las sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos de incons-
titucionalidad (...) que queden firmes tienen autoridad de cosa juzgada,
por lo que vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos gene-
rales desde el día siguiente a la fecha de su publicación”.
A continuación reseñaremos algunas sentencias del Tribunal
Constitucional en las que destaca el tratamiento efectuado con rela-
ción a los efectos temporales de las sentencias de inconstitucionali-
dad. Previamente debemos mencionar que en los primeros años de
efectivo funcionamiento del Tribunal, éste no ha tomado en consi-
deración de modo destacado la diferente tipología de sentencias que
sobre el tema han desarrollado otros Tribunales Constitucionales,
sino que se ha ubicado en un esquema formalista en el que sólo se
optaba por una sentencia estimatoria o una desestimatoria de la de-
manda de inconstitucionalidad44, sin mayor análisis sobre los efectos
presentes, futuros o pasados de sus decisiones.
Destacan entre otras las sentencias recaídas en los siguientes expedien-
tes: a) 0007-96-I/TC, acumulado al 0017-96-I/TC, en el que se declara fun-
dada en parte la demanda e inconstitucional el artículo 10º del Decreto Ley
N.º 25967, destacando el fundamento 18 que establece lo siguiente: “En
la medida que las transferencias de sistemas previsionales a la ONP, y el
pago de las mismas se desarrollen en los términos expresados en la pre-
sente fundamentación, este Tribunal no considera que exista ninguna in-
constitucionalidad; pero en el caso que las normas de creación, implementación
y funcionamiento de la ONP, se apliquen para violentar los derechos adquiridos
de los pensionistas, estamos ante violación flagrante de la Primera Disposición Fi-
nal y Transitoria de la Constitución” [resaltado agregado]; b) 0006-2000-AI/
TC, en el que se declara fundada en parte la demanda e inconstitucional
el segundo párrafo de la Octava Disposición Complementaria y Transi-

44 “Lo cierto es que el Tribunal Constitucional peruano ha operado como regla general
en las antípodas del abanico de posibilidades de la declaración general de una ley
como constitucional o no. Así, la justicia constitucional se ha limitado a declarar las
demandas fundada –inconstitucional la ley– o infundada –constitucional la ley–;
asumiendo un argumento judicial positivista que limita la Constitución a lo verda-
dero o lo falso, restándole la potencialidad que se consagra en ella, desarrollándola
y promoviéndola a través de otro tipo de sentencias”. LANDA ARROYO, César.
Tribunal Constitucional y Estado democrático, 2ª ed. Palestra, 2003, p.176.

24422
La Sentencia Constitucional en el Perú

toria de la Ley N.º 27308, “por discriminatorio (…) y ordena se conceda, a


las empresas no comprendidas en este segundo párrafo, igual plazo para acceder
al permiso de exportación que el concedido a las empresas comprendidas en el”
[resaltado agregado]; c) 0010-2002-AI/TC, en el que se declara fundada en
parte la demanda de inconstitucionalidad e inconstitucionales determina-
dos extremos de los denominados decretos leyes antiterroristas dictados
durante el gobierno de Alberto Fujimori, disponiendo, entre otros aspec-
tos, que “exhorta al Congreso de la República para que, dentro de un plazo
razonable, reemplace la legislación correspondiente a fin de concordar el
régimen jurídico de la cadena perpetua con lo expuesto en esta sentencia
en los fundamentos jurídicos N.os 190 y 194 así como establezca los límites
máximos de las penas de los delitos regulados por los artículos 2º, 3º, inci-
sos b) y c); y 4º, 5º y 9º del Decreto Ley N.° 25475, conforme a lo expuesto
en el fundamento jurídico N.° 205 de esta sentencia. Finalmente, a regular
la forma y el modo como se tramitarán las peticiones de nuevos procesos, a
los que se refieren los fundamentos 229 y 230 de esta sentencia. Indica que
esta sentencia no genera derechos de excarcelación para los procesados y
condenados por la aplicación de las normas declaradas inconstitucionales
en esta sentencia”; d) 0023-2003-AI/TC, sobre la justicia militar, en el que
se declaran inconstitucionales determinadas normas del Decreto Ley N.º
23201 y además se exhorta “al Poder Legislativo para que, en un plazo
no mayor de 12 meses, dicte la legislación que corresponda, de acuerdo
con lo expresado en esta sentencia. Este tiempo será contado a partir de
la publicación de esta sentencia en el diario oficial, vencido el cual, auto-
máticamente los efectos de ésta tendrán plena vigencia”; e) 0030-2004-AI/
TC, sobre la actualización del porcentaje de aporte destinado al fondo de
pensiones de los trabajadores del Sector Público y regula las nivelaciones
de las pensiones del régimen del Decreto Ley Nº 20530, en el que se declara
fundada la demanda e “inconstitucional el criterio porcentual de aporta-
ciones establecido en el artículo 1° de la Ley N.° 28047, debido a que vulne-
ra los principios de razonabilidad y proporcionalidad dentro de los alcan-
ces señalados en el fundamento 14 [y] PROPONE al Congreso de la República
que, dentro de un plazo razonable y breve (antes de agosto de 2006, fecha en la que
el monto de las aportaciones sube a 20%), reemplace legislativamente el criterio es-
tablecido en dicho artículo por un criterio de porcentaje de aportación escalonado”
[resaltado agregado]; f) 0033-2004-AI/TC, sobre el anticipo adicional del
impuesto a la renta (AAIR), en el que se declara “fundada la demanda de
inconstitucionalidad contra la Quinta Disposición Transitoria y Final de la
Ley N.° 27804 y el artículo 53° del Decreto Legislativo N.° 945, que incor-
pora el artículo 125° del Texto Único Ordenado de la Ley del Impuesto a la
Renta, aprobado por Decreto Supremo N.° 054-99-EF” y que “Los referidos

243
Javier Adrián Coripuna

dispositivos legales, declarados inconstitucionales, dejan de tener efecto desde la


fecha en que fueron publicados” [resaltado agregado].
Asimismo, son de relevancia las siguientes sentencias: g) 0041-2004-
AI, sobre arbitrios municipales, en el que se declara “fundada la demanda
e inconstitucionales las siguientes Ordenanzas (…)” y además se declara
que “la presente sentencia surte efectos a partir del día siguiente de su pu-
blicación y, por consiguiente, no habilita la devolución o compensación de
pagos efectuados a consecuencia de las Ordenanzas declaradas inconstitu-
cionales, quedando a salvo aquellas solicitudes por pagos indebidos o en
exceso originados en motivos distintos a la declaratoria de inconstituciona-
lidad (…) que los términos de esta Sentencia no habilitan la continuación
de procedimientos de cobranza coactiva en trámite, ni el inicio de estos o
cualquier otro tipo de cobranza relacionada con las Ordenanzas declaradas
inconstitucionales”; h) 0053-2004-AI, también sobre arbitrios municipales,
en el que se declara “1. Fundada la demanda de inconstitucionalidad de
autos, respecto de las Ordenanzas (…) 3. Declarar que las reglas de obser-
vancia obligatoria, así como el fallo respecto a la no retroactividad en los
efectos de esta sentencia, vinculan a todas las municipalidades del país. En
consecuencia: Lo establecido en la presente sentencia surte efectos a partir
del día siguiente de su publicación y, por lo tanto, no habilita la devolución
o compensación de pagos efectuados a consecuencia de las Ordenanzas
formalmente declaradas inconstitucionales o que presenten vicios de cons-
titucionalidad. No obstante, quedan a salvo aquellas solicitudes por pagos
indebidos o en exceso originados en motivos distintos a la declaratoria de
inconstitucionalidad.     Declarar que los términos de esta Sentencia no ha-
bilitan en ningún caso la continuación de procedimientos de cobranza co-
activa en trámite, ni el inicio de estos o de cualquier otro tipo de cobranza
relacionada con las Ordenanzas formalmente declaradas inconstituciona-
les o que presenten vicios de constitucionalidad. No obstante, están habi-
litadas las cobranzas por los periodos impagos no prescritos: a) con base a
ordenanzas válidas por periodos anteriores, reajustadas según el índice de
precios al consumidor; o, en su defecto, de no existir norma anterior válida,
b) con base a nuevas Ordenanzas, las que deberán emitirse de acuerdo al
plazo dispuesto en el punto XIII, de la presente sentencia. Declarar que la
regla respecto de las no devoluciones masivas, no alcanza a los procesos
contra ordenanzas inconstitucionales por la forma o por el fondo, que ya
se encontraban en trámite antes de la publicación de la presente sentencia. 
Declarar que a partir de la publicación de la presente sentencia, la revisión
de las controversias que pudieran presentarse en diversas municipalidades
del país respecto al pago de arbitrios, deberá agotar la vía administrativa.
Cumplido tal requisito, queda expedito el derecho de los contribuyentes

424442
La Sentencia Constitucional en el Perú

para interponer acciones de amparo en los casos específicos de aplicación


indebida de las reglas establecidas en esta Sentencia (…) 5. Exhortar al
Congreso para que precise en la legislación que regula la producción nor-
mativa municipal, la forma como se ejerce el derecho constitucional de la
participación ciudadana en el proceso de determinación y distribución
del costo de arbitrios.”; i) 0018-2005-PI/TC, en el que se declara fundada la
demanda de inconstitucionalidad contra la Ordenanza Provincial N.º 047-
2004-MPI y se precisa que “a partir de la publicación de la presente senten-
cia, los criterios vinculantes de constitucionalidad material desarrollados
en el punto VIII, A, § 3 de la STC 0053-2005-PI/TC, si bien resultan bases
presuntas mínimas, estas no deben entenderse rígidas en todos los casos,
pues tampoco lo es la realidad social y económica de cada Municipio. De
este modo, será obligación de cada Municipio, sustentar técnicamente, –en
función de lo expuesto en los fundamentos 22 y siguientes–, aquellas otras
formulas que adaptándose mejor a su realidad, logren una mayor justicia
en la imposición”; j) 0019-2005-PI/TC, en el que se declara fundada la de-
manda de inconstitucionalidad contra la Ley N.º 28658, en cuanto a la frase
“y domiciliaria”, y consecuentemente: “Inconstitucional el extremo de la
disposición que permite que el tiempo de arresto domiciliario sea abonado
para el cómputo de la pena impuesta a razón de un día de pena privativa
de libertad por cada día de arresto. Con relación al efecto en el tiempo de
esta sentencia y a su aplicación a procesos en trámite: Ningún juez o ma-
gistrado de la República puede aplicar el precepto impugnado, por haber
cesado en sus efectos. En tal sentido, de conformidad con los Fundamento
62 y 63, supra, las solicitudes de aplicación de la ley impugnada (en lo que
a la detención domiciliaria se refiere) que todavía no hayan sido resueltas,
deberán ser desestimadas, por haber cesado los efectos inconstitucionales
de la ley impugnada. Del mismo modo, los jueces o magistrados que ten-
gan en trámite medios impugnatorios o de nulidad en los que se solicite la
revisión de resoluciones judiciales en las que se haya aplicado el precepto
impugnado (en lo que a la detención domiciliaria se refiere), deberán es-
timar los recursos y declarar nulas dichas resoluciones judiciales, por no
poder conceder efecto alguno a una disposición declarada inconstitucional
por el Tribunal Constitucional. Precísese que la obligación de los jueces
y magistrados de actuar de conformidad con lo reseñado en los funda-
mentos 62 y 63 supra, es exigible incluso antes de la publicación de esta
sentencia en el diario oficial El Peruano, pues los criterios jurisprudenciales
vertidos en relación con las sustanciales diferencias entre el arresto domi-
ciliario y la detención judicial preventiva, imponen la aplicación del con-
trol difuso contra la ley impugnada”; y k) 00002-2006-AI, sobre el Código
Tributario, en el que declara “inconstitucional la Disposición Transitoria

245
Javier Adrián Coripuna

Única de la Ley N.° 28647” y que “La presente sentencia surte efectos a
partir del día siguiente de su publicación, conforme a lo expuesto en el
Fundamento Jurídico 37, supra”.
Finalmente, conviene mencionar los siguientes casos; l) 0004-2006-PI/
TC, sobre la justicia militar, en el que se declaran inconstitucionales deter-
minados extremos de la Ley N.º 28665, estableciendo además que “5. Dis-
poner que la declaración de inconstitucionalidad de la Segunda, Cuarta
y Quinta Disposición Transitoria de la Ley N.º 28665 surte efectos al día
siguiente de la publicación de la presente sentencia. 6. Disponer, respecto
del resto de normas declaradas inconstitucionales, una vacatio sententiae
por un lapso de 6 meses contados a partir de la publicación de la presente
sentencia, plazo que una vez vencido ocasionará que la declaratoria de in-
constitucionalidad surta todos sus efectos, eliminándose del ordenamiento
jurídico tales disposiciones legales. 7.    Declarar que el Ministerio Público
puede ejercer las atribuciones que señala su Ley Orgánica para designar
los fiscales con formación especializada que actúen ante la jurisdicción
militar policial”; y ll) 0006-2006-PI/TC, también sobre justicia militar, en
el que se declaró inconstitucionales otros extremos de la Ley N.º 28665 y
además “5. Disponer, respecto de las disposiciones declaradas inconsti-
tucionales, una vacatio sententiae que, indefectiblemente, vencerá el 31 de
diciembre de 2006 y que será computada a partir de la publicación de la
presente sentencia, plazo que, una vez vencido, ocasionará que la decla-
ratoria de inconstitucionalidad surta todos sus efectos, eliminándose del
ordenamiento jurídico tales disposiciones legales. 6. Precisar que el plazo
de vacatio sententiae no debe servir solamente para la expedición de las dis-
posiciones que el Legislador, en uso de sus atribuciones constitucionales,
pudiera establecer, sino para que en dicho lapso se cuente con una orga-
nización jurisdiccional especializada en materia penal militar compatible
con la Constitución”.

III. LA RELACIÓN ENTRE TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y


LEGISLADOR. LA VACATIO SENTENTIAE Y EL PROBLE-
MA DE LA EFECTIVIDAD DE LA EXHORTACIÓN LIBRA-
DA AL LEGISLADOR
Tomando en cuenta algunos de los casos del Tribunal Constitu-
cional, seguidamente plantearemos un problema relacionado con los
efectos temporales de la sentencia de inconstitucionalidad –básica-
mente cuando el Tribunal establece una vacatio sententiae en la que
el Legislador no atiende la exhortación librada a éste–, el mismo que
encierra otro problema de graves consecuencias como es la efectivi-

624462
La Sentencia Constitucional en el Perú

dad de la justicia constitucional y consecuentemente el de la fuerza


normativa de la Constitución.
Si bien en algunos casos el Legislador ha respetado la vacatio sententiae
y exhortación establecidos en una sentencia de inconstitucionalidad del
Tribunal Constitucional, en otros no lo ha hecho, originando con ello la
afectación de determinados bienes jurídicos constitucionales. En efecto,
en cuanto a lo primero, el Legislador ha expedido leyes necesarias para
reparar una situación de inconstitucionalidad, antes que surta efecto la
respectiva declaratoria, como sucedió, por ejemplo, en el caso de la Legis-
lación Antiterrorista (Exp. N.° 00010-2002-AI/TC), en el que, atendiendo
a la exhortación efectuada por el Tribunal Constitucional, tan sólo a unos
días de publicada la sentencia (4 de enero de 2003), el Parlamento expi-
dió la Ley N.° 27913, que delegó facultades legislativas al Poder Ejecuti-
vo (9 de enero de 2003), y éste, en poco más de 1 mes dictó un conjunto
de decretos legislativos, que entre otras previsiones, regulaba los nuevos
procesos penales a realizarse.
En cuanto a lo segundo, el Legislador no ha atendido a la exhortación
del Tribunal Constitucional ni observado la vacatio sententiae establecida
en la sentencia del caso sobre la actualización del porcentaje de aporte
destinado al fondo de pensiones de los trabajadores del Sector Público
Nacional y regulación de las nivelaciones de las pensiones del régimen
del Decreto Ley Nº 20530 (Exp. N.° 0030-2004-AI/TC), en el que declara
inconstitucional “el criterio porcentual de aportaciones establecido en el
artículo 1° de la Ley N.° 28047, debido a que vulnera los principios de
razonabilidad y proporcionalidad”, y propone “al Congreso de la Re-
pública que, dentro de un plazo razonable y breve (antes de agosto de
2006, fecha en la que el monto de las aportaciones sube a 20%), reemplace
legislativamente el criterio establecido en dicho artículo por un criterio
de porcentaje de aportación escalonado” [resaltado agregado]. Luego de
transcurrir más de 1 año y 5 meses del aludido plazo el Legislador no ha
expedido la respetiva ley, originando que las entidades administrativas
apliquen discrecionalmente el respectivo porcentaje del aporte, perjudi-
cándose de este modo los derechos de propiedad y a la seguridad social
de un considerable número de pensionistas.
De igual modo, en los casos de la Justicia Militar el Legislador no ha
atendido la exhortación y vacatio sententiae establecida por el Tribunal
Constitucional. En efecto, el Tribunal Constitucional ha expedido hasta
tres sentencias sobre la Justicia Militar (0023-2003-AI/TC, 0004-2006-PI/
TC y 0006-2006-PI/TC), en las que además de haber declarado la incons-
titucionalidad de determinadas disposiciones del Decreto Ley N.º 23201 y

247
Javier Adrián Coripuna

Ley N.º 28665, ha establecido tres vacatio sententiae y ha diferido los efectos
de la declaratoria de inconstitucionalidad (en el primer caso una vacatio de
un año que vencía el 7 de enero de 2006, en el segundo una vacatio de seis
meses, y en el tercero una vacatio que vencía el 31 de diciembre de 2006),
por lo que ha exhortado al legislador para que en tales periodos de tiempo
expida nuevas leyes que regulen la justicia militar en modo conforme con
la Norma Fundamental. La modulación de los efectos temporales de la
declaratoria de inconstitucional se ha justificado, según el Tribunal, en la
necesidad de evitar un vacío normativo que por sí mismo generaría graves
consecuencias en la administración de la justicia militar.45
Sin embargo, pese al tiempo otorgado, el legislador ha expedido la Ley
N.º 28934 que amplía indefinidamente la vigencia de un modelo de justicia
militar que precisamente fue identificado por el Tribunal Constitucional
como incompatible con la Constitución, y se ha dado el caso que mediante
la aludida Ley N.º 28665 (controlada mediante sentencias contenidas en
los Expedientes N.ºs 0004-2006-PI/TC y 0006-2006-PI/TC) se han repetido
contenidos del Decreto Ley N.º 23201 declarados inconstitucionales me-
diante la sentencia del Expediente N.º 0023-2003-AI/TC (contenidos tales
con el nombramiento de los jueces militares directa o indirectamente por
parte del Poder Ejecutivo o la existencia de un Ministerio Público propio
de la Justicia Militar pese a que no existe habilitación constitucional para
tal efecto, entre otros).
Al respecto, teniendo en cuenta como se aborda este tipo de problemas
en el sistema constitucional alemán, cabe precisar que la vinculatoriedad
de las sentencias del Tribunal Constitucional expedidas en procesos de in-
constitucionalidad, la misma que en nuestro caso se desprende de los artí-
culos 201° y 204° de la Norma Fundamental y del artículo 82° del Código
Procesal Constitucional, entre otras previsiones, así como los efectos de
cosa juzgada que tienen tales sentencias, conllevan una prohibición al Par-
lamento de volver a legislar los contenidos claramente identificados como
inconstitucionales por el Tribunal Constitucional.

45 Conforme sostiene el Tribunal Constitucional en el Exp. N.° 0004-2006-PI/TC, “la


declaración de inconstitucionalidad de las respectivas disposiciones, de surtir efec-
tos al día siguiente de su publicación en el diario oficial, ocasionaría las siguientes
consecuencias, entre otras: - Los órganos de la jurisdicción militar simplemente no
podrían funcionar. - Las fiscalías penales militares policiales no podrían funcio-
nar.-  No existirían órganos legítimos que tramiten los respectivos procesos judi-
ciales de la jurisdicción militar.- Los procesados que se encontraran sufriendo de-
tención judicial preventiva deberían ser puestos inmediatamente en libertad.- En
suma: paralización total del sistema de justicia militar”. Fundamento 179.

824482
La Sentencia Constitucional en el Perú

Asimismo, debe tomarse en consideración, como lo menciona el Tri-


bunal Constitucional, citando a Franco Modugno, que “circunscribir los
efectos «naturales» de los pronunciamientos de inconstitucionalidad por
parte del Tribunal Constitucional constituye una necesidad que deriva de
su rol institucional: ´eliminar las leyes inconstitucionales del ordenamiento, pero
sin producir situaciones de mayor inconstitucionalidad, sin que los resultados
de su juicio sean todavía más perjudiciales para el ordenamiento. Toda la
historia de las sentencias interpretativas, desestimatorias y estimatorias, de
las manipulativas, aditivas o sustitutivas, está allí para demostrarlo. El ho-
rror vacui, el temor a la laguna, a menudo es justificado por la advertencia
que el posterius puede resultar más inconstitucional que el prius. El temor
a la laguna acude por tanto, a valores constitucionales imprescindibles. No
obstante, sin querer renunciar, por otra parte, a la declaración de incons-
titucionalidad, un remedio a veces eficaz, en determinadas circunstancias,
puede ser aquel de la limitación de sus efectos temporales”.46 Por tanto, la
decisión del Tribunal Constitucional de diferir los efectos de la declaratoria
de inconstitucionalidad no debe ser tomada como una carta libre y de plazo
indefinido para el legislador, sino como la identificación de una situación
de emergencia cuya solución requiere de la urgente actuación del Poder
Legislativo, actuación que no implica en modo alguno la subordinación a
las decisiones del Tribunal Constitucional, sino más bien, la determinación
por parte del Tribunal Constitucional que es el Legislador el órgano idóneo
para reparar la situación de vulneración de bienes jurídicos de tal relevancia
como son los derechos fundamentales u otros bienes constitucionales.

IV. LA RELACIÓN ENTRE TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y PO-


DER JUDICIAL. LA APLICABILIDAD EN UN CASO CONCRETO
DE UNA LEY CUYA DECLARATORIA DE INCONSTITUCIONA-
LIDAD HA SIDO DIFERIDA
En este extremo plantearemos otro problema relacionado con los efec-
tos temporales de la sentencias de inconstitucionalidad, esta vez uno
vinculado a los efectos de la declaratoria de inconstitucionalidad que
ha sido diferida por un determinado periodo de tiempo, respecto de los
jueces ordinarios.
En efecto, la pregunta que se plantea inmediatamente es ¿qué debe hacer un
juez ordinario, en un caso concreto, al que se le ha pedido que inaplique una ley
que a su vez ha sido declarada como incompatible con la Norma Fundamen-
tal por el Tribual Constitucional pero cuyos efectos de inconstitucionalidad han
sido diferidos por un periodo de un año por ejemplo?
46 Expediente N.° 0004-2006-PI/TC Fundamento 176.

249
Javier Adrián Coripuna

En general, cabe precisar que cuando el Tribunal difiere los efectos


de la declaratoria de inconstitucionalidad por un determinado periodo,
autoriza implícitamente que la ley inconstitucional siga surtiendo efec-
tos durante tal lapso de tiempo. Sin embargo, creemos que, excepcio-
nalmente, si en un caso concreto un juez del Poder Judicial verifica las
consecuencias que se pueden producir en cuanto a la grave afectación
de los derechos fundamentales del procesado, entonces puede inaplicar
dicha ley en ese caso específico.
Esto último no afecta la sentencia de inconstitucionalidad del Tribunal
Constitucional que ha diferido los efectos de ésta, pues cuando este Alto
Tribunal estima tal modulación de los efectos lo hace, normalmente, con el
objeto de evitar las graves consecuencia que en general produciría la decla-
ratoria de inconstitucionalidad si es que ésta se hace efectiva en el momen-
to de ser publicada en el diario oficial, por lo que tratándose de supuestos
concretos el juez ordinario es el que debe evaluar con la mayor rigurosidad
la gravedad de la afectación de los derechos fundamentales del procesado
por parte de la respectiva ley.
Este ha sido también el razonamiento del Tribunal Constitucional
en algunos casos. Así por ejemplo, en el Expediente N.º 6081-2005-
HC/TC, sostuvo que “Es preciso indicar que si bien el Tribunal Cons-
titucional, en la precitada sentencia [0023-2003-AI/TC], moduló los
efectos de la misma, estableciendo una vacatio sententiae de un año a
partir de su publicación en el diario oficial, no impide que emita pro-
nunciamiento en el marco de un proceso constitucional de la libertad,
aplicando control difuso respecto de las normas que se cuestionan.
La referida vacatio tiene por efecto prolongar la vigencia de las nor-
mas declaradas inconstitucionales, mas no impedir que los jueces, en
todo tipo de procesos, de conformidad con lo establecido en el artículo
138° in fine de la Constitución, puedan efectuar un control concreto de
constitucionalidad de las mismas” (fundamento 5).
Es importante resaltar que tal aplicación del control difuso consti-
tuye una situación excepcional, justificada por la grave afectación de
un derecho fundamental en un caso concreto. Por el contrario, si se
aplica de modo general, desvirtuaría la decisión del Tribunal Cons-
titucional que ha diferido los efectos de la declaratoria de inconsti-
tucionalidad precisamente con la finalidad de evitar las graves con-
secuencias que se produciría si tal inconstitucionalidad surte efecto
inmediatamente.

025502
La Sentencia Constitucional en el Perú

V. CONCLUSIONES
Primera. Las decisiones de los Tribunales Constitucionales influyen en
la realidad social en la cual funcionan y, por ende, en la vida diaria de
un país; por lo tanto, no pueden desinteresarse de aquellas consecuen-
cias concretas de sus pronunciamientos, de los efectos reales que van a
producir estos. Los Tribunales Constitucionales no están creados sólo
para verificar la compatibilidad o incompatibilidad de una ley con la
Constitución, sino para realizar y actualizar los derechos, principios y
valores constitucionales.
Segunda. La utilización de la diferente tipología de sentencias de in-
constitucionalidad en cuanto a sus efectos temporales no puede ser realiza-
da sin tomar en consideración el sistema de justicia constitucional del cual
proviene, la regulación de las relaciones entre el Tribunal Constitucional y
poderes tales como el Poder Legislativo y Poder Judicial, así como el orden
político imperante en los diferentes ordenamientos, entre otros aspectos.47
Tercera. La normatividad existente en cuanto a los efectos tempora-
les de las sentencias de inconstitucionalidad es escasa y, en todo caso,
insuficiente para abordar los complejos problemas que la práctica plan-
tea, lo que exige que sean los Tribunales Constitucionales los órganos
encargados de implementar los mecanismos necesarios para lograr tan-
to la efectividad de la justicia constitucional como la Supremacía Nor-
mativa de la Constitución.
Cuarta. En el caso peruano, mediante la declaración de inconstitucio-
nalidad, entendida en los términos antes expuestos, se elimina la opera-
tividad formal y material de la ley incompatible con la Constitución, es
decir, se elimina en su totalidad todo tipo de efectos que pudiera estar
produciendo, así como aquellos que podrían producirse en el futuro, no

47 Al respecto, son importantes las expresiones de Domingo García Belaúnde, las mis-
mas que si bien se enmarcan en la construcción del Derecho Procesal Constitucional,
son de la mayor utilidad en nuestras conclusiones: “(…) hay que construir el derecho
procesal constitucional. El problema es fácil y difícil a la vez. Fácil pues las grandes
categorías ya están hechas y dichas, y además existen numerosos afinamientos en la
doctrina de los últimos años. Difícil pues las figuras procesales, los actores y los que resuel-
ven los conflictos en materia constitucional, son distintos, no son los mismos, y generalmente
cambian de país a país, o de grupos de países a otro grupo de países (…) Igual podríamos
decir del control de constitucionalidad de las leyes. De ahí la imposibilidad de hacer un
tratamiento parejo, uniforme, que pueda ser válido para diversas latitudes (…) los modelos
constitucionales dependen de la historia y de la política, mucho más que de otros factores. Los
intereses en juego son grandes y, además, hay que tener presentes la realidad y la
experiencia de cada país (…)” (resaltado agregado).GARCÍA BELAUNDE. Domingo.
Derecho Procesal Constitucional, Temis, Bogotá, 2001, pp.23-24.

251
Javier Adrián Coripuna

sucediendo lo mismo con las situaciones jurídicas ya agotadas, salvo, claro


está, cuando tales situaciones se refieran a materia penal o tributaria.
Quinta. En el caso peruano, cuando el Tribunal Constitucional, pese
a declarar infundada la demanda de inconstitucionalidad, identifica de-
terminados sentidos interpretativos de una ley o norma con rango de
ley que resultan compatibles o incompatibles con la Constitución, estos
resultan vinculantes para todos los operadores jurídicos, debiendo sur-
tir los mismos efectos que la sentencia que declara fundada la demanda
de inconstitucionalidad.
Sexta. En el caso peruano, la vinculatoriedad de las sentencias del Tri-
bunal Constitucional expedidas en procesos de inconstitucionalidad –que
se desprende de los artículos 201° y 204° de la Norma Fundamental y del
artículo 82° del Código Procesal Constitucional, entre otras normas–, así
como los efectos de cosa juzgada que tienen tales sentencias, conllevan una
prohibición al Parlamento de volver a legislar los contenidos claramente
identificados como inconstitucionales por el Tribunal Constitucional.
Séptima. En el caso peruano, la decisión del Tribunal Constitucional
de diferir los efectos de la declaratoria de inconstitucionalidad no debe
ser tomada como una carta libre y de plazo indefinido para el legisla-
dor, sino como la identificación de una situación de emergencia cuya
solución requiere de la urgente actuación del Poder Legislativo, actua-
ción que no implica en modo alguno la subordinación a las decisiones
del Tribunal Constitucional, sino más bien, la determinación por parte
del Tribunal Constitucional que es el Legislador el órgano idóneo para
reparar la situación de vulneración de bienes jurídicos de tal relevancia
como son los derechos fundamentales u otros bienes constitucionales.
Octava. En el caso peruano, cuando el Tribunal difiere los efectos de la
declaratoria de inconstitucionalidad por un determinado periodo, autoriza
implícitamente a que la ley inconstitucional siga surtiendo efectos durante
tal lapso de tiempo. Sin embargo, si en un caso concreto un juez del Poder
Judicial verifica las consecuencias que se pueden producir en cuanto a la
grave afectación de los derechos fundamentales del procesado, entonces
puede inaplicar dicha a ley en ese caso específico.

25522
III
Sentencia Constitucional y
Derecho Internacional

253
Imagen: Tribunal Constitucional del Perú
254
El Valor Jurídico de la Interpretación
y de Las Sentencias de la

Corte Interamericana de Derechos Humanos

Por: Jorge León Vásquez*1

SUMARIO:
I. Introducción. II. El valor jurídico de la interpretación de la CIDH en el or-
denamiento interno. III. La fuerza vinculante de las sentencias de la CIDH.
IV. Conclusión

I. INTRODUCCIÓN
Sólo en democracia los derechos y libertades fundamentales pue-
den desplegar plenos efectos y tener una adecuada protección cuando
éstos son amenazados o vulnerados por actos u omisiones de los po-
deres públicos e, inclusive, de los particulares. De ahí que todo Estado
constitucional y democrático asume el deber primordial de garantizar
la plena vigencia de los derechos humanos, tal como dispone el artí-
culo 44º de la Constitución.
Este deber constitucional del Estado exige, como es evidente, el diseño
e implementación de un sistema interno de protección de los derechos y li-
bertades reconocidos en la Constitución. En nuestro ordenamiento jurídico
el Tribunal Constitucional (TC), como «órgano de control de la Constitu-
ción», es instancia final de fallo en los procesos constitucionales de tutela
de derechos. Pero la protección de tales derechos y libertades no se agota
en el ordenamiento interno, porque la propia Constitución deja abierta la
posibilidad de recurrir a la jurisdicción internacional de protección de de-
rechos humanos.

* Asesor Jurisdiccional del Tribunal Constitucional. Egresado de la Maestría en De-


recho con Mención en Derecho Constitucional de la Escuela de Graduados de la
PUCP. Docente del Postítulo en Derechos Fundamentales y del Postítulo en Dere-
cho Procesal Constitucional, PUCP-2007.

255
Jorge León Vásquez

En ese sentido existen tres disposiciones constitucionales que son cla-


ves al momento de integrar el sistema interno de tutela de derechos con
el sistema internacional de protección de los mismos: primero, el artículo
56º-1 de la Constitución que otorga rango constitucional a los tratados in-
ternacionales sobre derechos humanos; segundo, el artículo 205º que cons-
tituye la vía de acceso al sistema internacional de protección de derechos
humanos; y, tercero, la Cuarta Disposición Final y Transitoria (CDFT) de
la Constitución, que incorpora el principio de interpretación constitucional
de los derechos fundamentales conforme con el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos.
En la medida que la primera de las disposiciones citadas constitu-
ye la base sobre la cual el Estado peruano asume determinadas obliga-
ciones internacionales de derechos humanos, la finalidad del presente
trabajo se centra más bien en analizar dos temas: uno, la interpretación
que realiza la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de
la Convención Americana de Derechos Humanos (la Convención) y
su valor jurídico en nuestro ordenamiento interno; y dos, la fuerza
vinculante de las sentencias de la CIDH, es decir, el problema de su
cumplimiento por parte del Estado peruano; todo ello a partir de la
jurisprudencia del TC peruano.

II. EL VALOR JURÍDICO DE LA INTERPRETACIÓN DE LA CIDH


EN EL ORDENAMIENTO INTERNO
De la misma forma como una Constitución que no se interpreta es
una Constitución «muerta», un TC que no interpreta es un TC inerte y,
por tanto, absolutamente prescindible. La facultad para interpretar la
Constitución es inherente a la naturaleza jurídica de todo TC, en corres-
pondencia a que las disposiciones constitucionales que ésta alberga no
siempre presentan la estructura de normas-regla, sino que mayoritaria-
mente se manifiestan como normas-principio. Hay que considerar además
la inevitable carga axiológica de la Constitución en la medida que en ella
subyacen valores constitucionales como la dignidad de la persona huma-
na, la democracia, la igualdad, el pluralismo, por ejemplo, cuyo margen
de interpretación es aún mayor.
Particularmente las disposiciones constitucionales que reconocen de-
rechos fundamentales se caracterizan porque éstas son abiertas y normal-
mente no precisan sus contenidos y límites. En estos casos la actividad
interpretativa del TC, como supremo intérprete de la Constitución, es
necesaria para precisar el ámbito de protección de cada uno de los dere-
chos, recurriendo a principios específicos de interpretación constitucio-

625562
La Sentencia Constitucional en el Perú

nal, tales como el principio de unidad de la Constitución y el de concor-


dancia práctica, básicamente. Por eso mismo, los métodos clásicos de
interpretación jurídica son insuficientes cuando se pretende interpretar
la Constitución cual si se tratara de una ley más en el sistema de fuentes.
La especificidad de la Constitución y de las disposiciones que re-
conocen derechos fundamentales –y, por ende, también de la interpre-
tación constitucional– hace que la actividad interpretativa del TC en
relación con éstos últimos se enriquezca con la jurisprudencia de cortes
o tribunales constitucionales de otras latitudes, y no sólo sobre dere-
chos fundamentales sino también sobre otras instituciones del Derecho
Constitucional, lo cual constituye la expresión de un diálogo jurispru-
dencial universal que redunda en la mejor protección de los derechos y
libertades fundamentales.
Pero la recurrencia a la jurisprudencia y a los materiales doctrinarios
y normativos de otros sistemas jurídicos comparados no siempre es pací-
ficamente aceptada2. Si bien no es una posición extendida, no faltan obje-
ciones. Esto ha dado lugar a que se identifiquen dos tesis, básicamente: la
tesis universalista permite a las cortes y tribunales constitucionales recurrir
a los materiales jurisprudenciales y normativos extranjeros al momento de
interpretar el catálogo de los derechos fundamentales.
Esta tesis se funda en reconocer que «en el Estado constitucional de
nuestra etapa evolutiva la comparación de los derechos fundamentales se
convierte en ‘quinto’ e indispensable método de la interpretación»3. La
tesis aislacionista por su parte prohíbe a los jueces nacionales interpretar
los derechos fundamentales, recurriendo a las decisiones de tribunales o
cortes constitucionales extranjeros o de tribunales internacionales de los
derechos humanos4.
Nuestra Constitución no prohíbe a los jueces nacionales contar con los
elementos dogmáticos y jurisprudenciales del Derecho comparado al mo-
mento de interpretar los derechos fundamentales que ella consagra. En co-
herencia con esto, el TC ha asumido la primera tesis. Sobre todo, en la hora

2 Vid. al respecto, el Discurso del profesor Gustavo Zagrebelsky pronunciado con


ocasión de los cincuenta años de la Corte Constitucional italiana. En Justicia Cons-
titucional, Revista de Jurisprudencia y Doctrina, Año II, N.º 3, enero-junio, Lima, 2006.
pp. 391-394.
3 Häberle, Peter. El Estado Constitucional. México D.F.-Lima: UNAM-Fondo Editorial
de la PUCP, 2001-2003. p. 162.
4 Vid. la Ponencia de Antonin Scalia, magistrado del Tribunal Supremo de los Es-
tados Unidos, dictada el 28 de mayo de 2007, con ocasión del X Aniversario de la
Facultad de Derecho de la UPC.

257
Jorge León Vásquez

actual, se advierte que su desarrollo jurisprudencial muchas veces se ve


influenciada por las sentencias y resoluciones de otras cortes o tribunales
constitucionales5, particularmente de la CIDH.
En algunas sentencias el TC se ha adherido a la tesis universalista de
manera implícita. Así ha señalado que el principio de interpretación de los
derechos fundamentales conforme con el Derecho Internacional de los Dere-
chos Humanos, «no se restringe sólo a los tratados en los que el Estado
peruano sea parte (...), sino que comprende también a la jurisprudencia
que sobre estos instrumentos internacionales se pueda haber expedido
por los órganos de protección de los derechos humanos»6.
En otras ocasiones el TC ha reconocido abiertamente la comparación
jurídica como un método de interpretación constitucional, al señalar, por
ejemplo, que «el artículo 4° del Protocolo 7 del Convenio Europeo de
Derechos Humanos no es un instrumento internacional vinculante para
el Estado peruano, pero que sirve para determinar el contenido cons-
titucionalmente protegido del ne bis in idem en su vertiente procesal,
tras asumirse la comparación como quinto método de la interpretación
constitucional»7. De la misma forma lo ha hecho en otros casos en los que
ha tenido la necesidad de recurrir a la normatividad y jurisprudencia
extranjera en otras materias.
Pero es en relación con la jurisprudencia de los tribunales internacio-
nales de derechos humanos que cabe realizar algunas precisiones. En pri-
mer lugar, debemos reconocer que el valor jurídico de la interpretación de
estos tribunales no es el mismo en todos los casos. Creemos que se puede
distinguir dos grados de vinculación al respecto: una vinculación débil, por
denominarlo de alguna manera, y una vinculación en sentido fuerte.
La primera está referida a aquellos supuestos en que el TC, como en
el ejemplo citado antes, invoca la interpretación del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos de un Convenio internacional en el cual el Esta-
do peruano no es parte, lo que ciertamente no impide su consideración,
más aún si el propio TC ha reconocido a la comparación jurídica como
un método de interpretación constitucional. En todo caso, lo que legiti-

5 Así por ejemplo, en la STC 7624-2005-PHC/TC (FJ 8) el TC apela a la sentencia


dictada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Caso Kenmache, a fin
de considerar como un parámetro de determinación de la razonabilidad del plazo
de detención la «diligencia especial» con la que debe proceder un juez penal en la
tramitación del proceso.
6 STC 4587-2004-AA/TC (FJ 44).
7 STC 3360-2004-AA/TC (FJ 4); STC 729-2003-HC/TC (FJ 5); STC 002-2005-AI/TC (FJ
45); STC 0027-2005-AI/TC (FJ 34); 0042-2004-AI/TC (FJ 26).

825582
La Sentencia Constitucional en el Perú

ma y justifica el acogimiento de esta interpretación es su contribución


a la mejor protección de un específico derecho fundamental; pero no se
podría invocar para restarle eficacia y mucho menos para desconocerlo.
La vinculación fuerte, en cambio, tiene su fundamento constitucional
en la CDFT de la Constitución, la misma que señala: «[l]as normas re-
lativas a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se
interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el Perú» 8.
Con mayor precisión el Código Procesal Constitucional en su artícu-
lo V reconoce que «[e]l contenido y alcances de los derechos constitucio-
nales protegidos por los procesos regulados en el presente Código deben
interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como de las decisio-
nes adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos
constituidos según tratados de los que el Perú es parte».
De la CDFT de la Constitución y de la disposición citada del Código
Procesal Constitucional se derivan dos sentidos normativos: (1) que el
órgano interno que interpreta las disposiciones constitucionales de de-
rechos fundamentales lo haga de conformidad con dichos instrumentos
internacionales; (2) que el órgano interno que interpreta las disposicio-
nes constitucionales de derechos fundamentales lo haga de conformi-
dad con la interpretación que de dichos instrumentos internacionales
haya realizado la CIDH.

8 Esta disposición constitucional es similar al artículo 10.2 de la Constitución española


de 1978, la misma que señala: “(...) 2. Las normas relativas a los derechos fundamen-
tales y a las libertades que la Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad
con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos inter-
nacionales sobre las mismas materias ratificados por España”. Sobre este artículo,
la doctrina española se ha planteado las siguientes interrogantes: 1) ¿Los tratados a
los que alude el precepto son sólo aquellos cuyo objeto directo es el reconocimiento
y protección de los derechos humanos o también aquellos otros que sin regular con
carácter general esta materia contengan preceptos que incidan en los derechos fun-
damentales y libertades a que alude el artículo 10.2 CE? 2) ¿Debe darse la misma
fuerza interpretativa a que obliga el artículo 10.2 CE a las decisiones de los órganos
que instituyen estos tratados para garantizar los derechos que en ellos se reconocen?
3) ¿Deben constituir también parámetro interpretativo otros textos con relevancia ju-
rídica que emitan organizaciones internacionales en las que España esté integrada
aunque estos textos no tengan naturaleza de tratado?. Cfr. DE CARRERAS, Francesc.
«Función y alcance del artículo 10.2 de la Constitución». En Revista Española de De-
recho Constitucional, Año 20, N.º 60, setiembre-diciembre, Madrid, 2000. p. 328.

259
Jorge León Vásquez

El primer supuesto referido da lugar a que el órgano jurisdiccional


interno interprete directamente los instrumentos internacionales de dere-
chos humanos de los que el Estado peruano es parte, para determinar el
contenido y límites de los derechos fundamentales reconocidos en la Cons-
titución. Así, el TC precisa el contenido esencial del derecho a un juicio sin
dilaciones indebidas, reconocido en el artículo 139º-3 de la Constitución,
interpretando directamente el principio de plazo razonable al que hacen re-
ferencia los artículos 7.5 y 8.1 de la Convención.
Entiende que éste tiene como finalidad «impedir que los acusados
permanezcan largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida
prontamente. (…) En consecuencia, el derecho a que el proceso tenga un
límite temporal entre su inicio y fin, forma parte del núcleo mínimo de
derechos reconocido por el sistema internacional de protección de los
derechos humanos, y, por tanto, no puede ser desconocido»9. Aquí el TC
se erige como intérprete directo –y no a través de la interpretación de la
CIDH– de la Convención.
El segundo supuesto obliga al órgano interno que interpreta las dis-
posiciones constitucionales de derechos fundamentales hacerlo de con-
formidad con la interpretación que de dichos instrumentos internaciona-
les haya realizado la CIDH. Aquí la interpretación de la CIDH, al tener
un reconocimiento constitucional y legal, no puede ser soslayada al mo-
mento de interpretar el contenido y los límites de los derechos y liberta-
des fundamentales.
El TC ha sido claro a este respecto. Reconoce que la CDFT de la Cons-
titución contiene «una adhesión a la interpretación que, de los mismos,
hayan realizado los órganos supranacionales de protección de los atri-
butos inherentes al ser humano y, en particular, el realizado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, guardián último de los derechos
en la Región»10.
En ese sentido, ha señalado que «[e]l mandato imperativo derivado de
la interpretación en derechos humanos implica, entonces, que toda la
actividad pública debe considerar la aplicación directa de normas con-
sagradas en tratados internacionales de derechos humanos, así como en
la jurisprudencia de las instancias internacionales a las que el Perú se
encuentra suscrito»11.

9 STC 549-2004-HC/TC (FJ 4).


10 STC 0217-2002-HC/TC (FJ 2).
11 STC 2798-2004-HC/TC (FJ 8); vid. también STC 1417-2005-AA/TC (FJ 7).

026602
La Sentencia Constitucional en el Perú

La consideración obligatoria de la interpretación realizada por la CIDH


no puede limitarse únicamente a las sentencias en los cuales el Estado pe-
ruano ha sido demandado, sino que se extiende también a la totalidad de
las sentencias que la misma haya dictado. Pero es necesario precisar que
en aquellos casos en los cuales el Estado parte ha concurrido ante la com-
petencia contenciosa de la CIDH como demandado la vinculación alcanza
tanto de la parte resolutiva de la sentencia como a la ratio decidendi.
A diferencia de esto, en los supuestos en que el Estado peruano no ha
sido parte demandada, es evidente que la parte resolutiva de la sentencia
no lo vincula, lo cual no quiere decir, sin embargo, que los órganos juris-
diccionales internos omitan los fundamentos esenciales de la sentencia, al
momento de interpretar el catálogo de derechos y libertades que la Consti-
tución del Estado reconoce.
Con todo queda claro que, según lo dicho por el TC, «[l]a cualidad
constitucional de esta vinculación derivada directamente de la CDFT de
la Constitución, tiene una doble vertiente en cada caso concreto: a) repa-
radora, pues interpretado el derecho fundamental vulnerado a la luz de
las decisiones de la Corte, queda optimizada la posibilidad de dispensár-
sele una adecuada y eficaz protección; y, b) preventiva, pues mediante
su observancia se evitan las nefastas consecuencias institucionales que
acarrean las sentencias condenatorias de la CIDH, de las que, lamenta-
blemente, nuestro Estado conoce en demasía. Es deber de este Tribunal
y, en general, de todo poder público, evitar que este negativo fenómeno
se reitere. En suma, por imperio del canon constitucional que es deber de
este Colegiado proteger, se deriva un deber adicional para todos los po-
deres públicos; a saber, la obligatoria observancia tanto de los tratados
sobre derechos humanos ratificados por el Perú, como de la interpreta-
ción de ellos realizada en todo proceso por los tribunales internacionales
constituidos según tratados de los que el Perú es parte»12.
Una cuestión final que puede plantearse es si existe una relación de
jerarquía entre la interpretación del TC con la de la CIDH, al convertir
la Constitución a aquél en un intérprete directo de los instrumentos
internacionales de derechos humanos de los que el Perú es parte. Consi-
deramos que más que proponer una relación de jerarquía puede hablar-
se más bien de una relación de coordinación e integración, al tener como
finalidad ambos sistemas la protección de la dignidad de la persona
humana y de sus derechos y libertades13.
12 STC 02730-2006-AA/TC (FJ 13-14).
13 LANDA, César. «Implementación de las decisiones del Sistema Interamericano de
Derechos Humanos en el ordenamiento constitucional peruano». En su obra, Cons-

261
Jorge León Vásquez

Bajo la impronta de esta tesis el TC postula, de un lado, que «es necesa-


rio entender al Derecho internacional como un Derecho de integración
sobre la base de la responsabilidad internacional de los Estados. Así, en
función de dicha responsabilidad no se postula la derogación automáti-
ca de las normas internas, en caso de conflicto con sus obligaciones en el
plano internacional, ni el desconocimiento de estas últimas en el orden
nacional, sino su armonización e integración»14.
En cuanto a la interpretación ha señalado que no corresponde plantear
«una relación de jerarquización formalizada entre los tribunales interna-
ciones de derechos humanos y los tribunales internos, sino (…) una relación
de cooperación en la interpretación pro homine de los derechos fundamentales»15.
En el plano práctico, la tesis de la coordinación o de la integración de las deci-
siones del TC con las de la CIDH comporta una relación de ida y vuelta, de
diálogo jurisprudencial como ya lo hemos dicho entre los órganos jurisdic-
cionales internos y los tribunales internacionales.
Y esto se ha dado tanto del TC con respecto a la CIDH como también a
la inversa. Es el caso, por ejemplo, de la sentencia expedida por ésta en el
Caso Cinco Pensionistas vs Perú16. Lo cual expresa una viva interacción entre
la CIDH y los órganos jurisdiccionales internos, al ser «un ingrediente fun-
damental en el proceso de traducir en los procesos jurídicos e instituciones
al interior de los países los desarrollos jurídicos e institucionales interna-
cionales en materia de derechos humanos»17.

III. LA FUERZA VINCULANTE DE LAS SENTENCIAS DE LA CIDH


Cuando la CIDH dictó la sentencia de reparaciones en el Caso Loayza Tama-
yo vs Perú, una Sala de la Corte Suprema de Justicia, con fecha 14 de junio de
1999, dictó una sentencia en la cual se arrogaba la facultad de «revisar» el fallo
de la CIDH. En el Caso Castillo Petruzzi y otros vs Perú18 la sentencia de la Corte
fue declarada «inejecutable» por el Consejo Supremo de Justicia Militar; hecho
que, como se ha advertido, no tiene precedentes en la historia del sistema inte-

titución y fuentes del Derecho. Lima: Palestra Editores, 2006. p. 125.


14 STC 00679-2005-AA/TC (FJ 35).
15 STC 02730-2006-AA/TC (FJ 15).
16 Sentencia de 28 de febrero de 2003, fundamento 103.
17 GARCÍA-SAYÁN, Diego. «Una viva interacción: Corte Interamericana y tribunales
internos». En La Corte Interamericana de Derechos Humanos: Un Cuarto de Siglo:
1979-2004. San José de Costa Rica: CIDH, 2005. pp. 325 y ss.
18 Sentencia de 30 de mayo de 1999.

26622
La Sentencia Constitucional en el Perú

ramericano de derechos humanos19. Sólo en democracia y luego de la caída del


régimen dictatorial de Fujimori, el Estado peruano dio cumplimiento pleno a
lo decidido por la Corte; además de declarar la nulidad de la Resolución Legis-
lativa N.º 27152, que permitió el retorno del Estado peruano a la competencia
contenciosa de la CIDH.
Aunque, como es evidente, no tiene punto de comparación con los ca-
sos anteriores propio de las dictaduras, ante la sentencia dictada por la
CIDH, hace algunos meses, a propósito del Caso del Penal Miguel Castro
Castro vs Perú20, el Estado peruano ha expresado abiertamente su discre-
pancia con la sentencia y ha planteado un recurso de interpretación de la
misma21, en ejercicio de lo previsto en el artículo 67 de la Convención que
dispone: «(...) [e]n caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo,
la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes (...)». Consi-
deramos, por ello, pertinente realizar algunas consideraciones en torno a la
fuerza vinculante de las sentencias de la CIDH.
En el ordenamiento jurídico peruano, el TC es el órgano jurisdic-
cional de cierre del sistema interno de protección de los derechos de
las personas, de conformidad con el artículo 202º-2 de la Constitución
del Estado. Sin embargo, como ya se dijo, la protección de los mismos
no se agota en el ordenamiento interno, toda vez que la Constitución
deja abierta la posibilidad de recurrir a la jurisdicción internacional de
protección de derechos humanos.
De esa manera, la disposición constitucional 205º prevé que «[a]gotada
la jurisdicción interna, quien se considere lesionado en los derechos que la
Constitución reconoce puede recurrir a los tribunales u organismos inter-
nacionales constituidos según tratados o convenios de los que el Perú es
parte». Lo que convierte al artículo 205º de la Constitución en una cláusula
de cierre nacional del sistema interno de protección de los derechos huma-
nos y, al mismo tiempo, en una cláusula de apertura internacional para acce-
der al sistema interamericano de protección de los derechos humanos.
Esta disposición constitucional, en su manifestación de cláusula de aper-
tura, sólo adquiere pleno sentido en tanto y en cuanto el Estado peruano,
como parte de la Convención, cumpla con sus obligaciones internaciona-
les ya sea para garantizar los derechos y libertades reconocidos en ella o

19 FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor. El Sistema Interamericano de Protección de los Dere-


chos Humanos. Aspectos institucionales y procesales. San José de Costa Rica: Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 3.ª edición revisada y puesta al día, 2004. p. 915.
20 Sentencia de 29 de noviembre de 2006.
21 Vid. Diario El Comercio, edición de 23 de enero de 2007, sección política.

263
Jorge León Vásquez

ya para adoptar las medidas correspondientes para que los mismos sean
efectivamente realizados, tal como disponen los artículos 1º y 2º de la Con-
vención, respectivamente.
La obligación internacional para que el Estado peruano cumpla las
sentencias de la CIDH se deriva de los principios pacta sunt servanda y
de bona fide, según el cual «[t]odo tratado en vigor obliga a las partes
y debe ser cumplido por ellas de buena fe», tal como dispone el artí-
culo el artículo 26º de la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados, y su artículo 27º que prevé: «[u]na parte no podrá invocar
las disposiciones de su derecho interno como justificación del incum-
plimiento de un tratado». Ello se complementa con lo señalado en el
artículo 68.1 de la Convención al prever que «[l]os Estados Partes en la
Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo
caso en que sean partes».
En concordancia con esto, el artículo 115º del Código Procesal Constitu-
cional ha previsto que «[l]as resoluciones de los organismos jurisdiccionales
a cuya competencia se haya sometido expresamente el Estado peruano no
requieren, para su validez y eficacia, de reconocimiento, revisión, ni examen
previo alguno. (...)». Este artículo, contrariamente a lo que se podría creer, no
implica un menoscabo en la soberanía del Estado peruano, pues es en el ple-
no ejercicio de la misma que asume la obligación internacional de cumplir la
Convención y, por ende, las sentencias de la CIDH.
Un Estado parte de la Convención no puede escudarse en su soberanía
cuando se trata de la protección de los derechos humanos, pues sólo una
concepción instrumental de aquélla al servicio de la persona humana y
de su dignidad, puede justificar cualquier forma de ejercicio del poder.
Se ha señalado por ello que soberanía no significa hoy poder absoluto del
Estado, en la medida que se funda en la autodeterminación de la persona
humana como elemento central de su dignidad y de su papel activo como
ciudadano en el Estado constitucional y democrático y en la comunidad
política en el que actúa22.
Constituiría una contradicción que el artículo 205º de la Constitu-
ción reconozca una cláusula de apertura del sistema internacional de
protección de los derechos humanos y, al mismo tiempo, no garantice

22 HELLER, Hermann. La soberanía. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2.a edi-
ción, 1985. pp. 223 y ss.; KOTZUR, Markus. «La soberanía hoy. Palabras clave para
un diálogo europeo-latinoamericano sobre un atributo constitucional moderno». En
Peter Häberle y Markus Kotzur. De la soberanía al Derecho constitucional común: pa-
labras clave para un diálogo europeo-latinoamericano latinoamericano. México D.F.:
UNAM, 2003. pp. 111-112.

426642
La Sentencia Constitucional en el Perú

el cumplimiento de los fallos de los tribunales internacionales a cuya


competencia contenciosa se encuentre sometido el Estado peruano.
Una vez concluido el proceso internacional el Estado condenado debe
realizar todos los actos que correspondan para dar efectivo cumpli-
miento a su decisión23. Desde esta perspectiva, el cumplimiento de las
sentencias de la CIDH forma parte del contenido del derecho funda-
mental de acceso a la justicia internacional, que se deriva de los artí-
culos 205º y 139º-3 de Constitución.
En esa medida el incumplimiento por parte del Estado peruano de las
sentencias de la CIDH constituye, es verdad, una omisión de las obliga-
ciones internacionales en tanto Estado parte de la Convención. Pero es
igualmente cierto que dicho incumplimiento también lo es de la propia
Constitución, particularmente del artículo 44º que impone el deber del
Estado de «garantizar la plena vigencia de los derechos humanos». Deber
constitucional que precisamente se incumple cuando la fuerza vinculante
de las sentencias de la CIDH es condicionada o simplemente cuando se
las desconoce abiertamente.
Aún cuando el artículo 65º de la Convención señala que «[l]a Corte
someterá a la consideración de la Asamblea General de la Organización
en cada período ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el
año anterior.  De manera especial y con las recomendaciones pertinentes,
señalará los casos en que un Estado no haya dado cumplimiento a sus
fallos», ello no es suficiente para garantizar el cumplimiento de las sen-
tencias de la CIDH.
Sin embargo, la inexistencia en la Convención de un mecanismo coacti-
vo para el cumplimiento de las sentencias de la CIDH, de hecho, no priva
a éstas de su fuerza vinculante para el Estado parte. Puede decirse por eso
que el cumplimiento de las sentencias de la CIDH depende en mucho del
grado de compromiso del Estado parte de la Convención con el respeto y
garantía de los derechos humanos, y con el propio sistema democrático.

IV. CONCLUSIÓN
Es evidente que la interpretación de la CIDH tiene un valor jurídico
vinculante y el cumplimiento de sus sentencias es obligatorio. Tal como
ha señalado el TC «las obligaciones relativas a la interpretación de los de-

23 SALMÓN, Elizabeth. «Los aspectos internacionales del nuevo Código Procesal


Constitucional: una necesaria y prometedora coincidencia». En Cathedra, Espíritu
del Derecho, Revista de los Estudiante de Derecho de la Universidad Nacional Ma-
yor de San Marcos, Año XI, N.º 12, Lima, 2006. p. 111.

265
Jorge León Vásquez

rechos constitucionales no sólo se extiendan al contenido normativo de la


Convención strictu sensu, sino a la interpretación que de ella realiza la Cor-
te a través de sus decisiones»24.
Pero el Derecho Internacional de los Derechos Humanos no tiene mu-
chas posibilidades de realizarse si es que los Estados parte en los instru-
mentos internacionales de protección de derechos humanos, en general,
y en la Convención, en particular, no asumen un sólido compromiso con
respecto a la protección de los derechos humanos25.
Mientras tanto, la integración jurisprudencial entre los tribunales inter-
nacionales y los órganos jurisdiccionales internos viene contribuyendo a
fortalecer el sistema de protección interno y supranacional de los derechos
humanos, por cuanto tienen un objetivo común al cual apuntan: la protec-
ción de la persona humana, su dignidad y los derechos y libertades que le
son inherentes.

Lima, julio de 2007

24 STC 02730-2006-AA/TC (FJ 8).


25 LANDA, César. Tribunal Constitucional y Estado Democrático. Lima: Palestra editores,
3.ª edición corregida y aumentada, 2007. p. 867.

626662
IV Apéndice
268
Informe al Pleno del Tribunal Constitucional
sobre Los Proyectos de Ley que modifican
algunas de sus funciones

Luis Saénz Dávalos


Edgar Carpio Marcos
Roger Rodríguez Santander
Vanessa Tassara Zevallos

Lima, abril de 2010


270
SUMARIO
I. INTRODUCCIÓN II. EL DERECHO CONSTITUCIONAL Y SU INTERPRE-
TACIÓN 2.1 Las peculiaridades de la Constitución como norma jurídica 2.2
La jurisdicción constitucional como elemento de fortalecimiento del Estado Cons-
titucional 2.3 Los criterios o estándares de interpretación constitucional III. UNA
APROXIMACIÓN A LA TIPOLOGÍA DE SENTENCIAS INTERPRETATIVAS
DESDE EL DERECHO COMPARADO 3.1 Las sentencias interpretativas propia-
mente dichas 3.2 Las sentencias aditivas e integrativas 3.3 Las sentencias aditivas
de principio 3.4 Las sentencias sustitutivas 3.5 Las sentencias de mera incompatibi-
lidad 3.6 Las sentencias exhortativas IV. LAS SENTENCIAS INTERPRETATIVAS
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL PERUANO 4.1 Sentencias interpretati-
vas propiamente dichas A) STC 0004-1996-AI B) STC 0014-1996-AI C) STC
0011-2003-AI D) STC 0009-2004-AI E) STC 0042-2004-AI F) STC 0050-
2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-2005-PI / 0007-2005-PI / 0009-2005-PI
(acumulados) G) STC 0008-2005-AI H) STC 0019-2005-PI I) STC 0014-
2007-AI J) STC 0024-2007-PI K) STC 0025-2007-PI L) STC 0002-2008-
PI AL) STC 0002-2009-PI M) STC 0006-2009-PI 4.2 Sentencias reductoras
A) STC 0015-2001-AI / 0016-2001-AI / 0004-2002-AI (acumulados) B)
STC 0010-2002-AI C) STC 0009-2004-AI 4.3 Sentencias sustitutivas A) STC
0023-2007-PI 4.4 Sentencias aditivas e integrativas A) STC 0015-2001-AI /
0016-2001-AI / 0004-2002-AI (acumulados) B) STC 0006-2003-AI C)
STC 0050-2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-2005-PI / 0007-2005-PI / 0009-
2005-PI (acumulados) D) STC 0014-2007-PI 4.5 Sentencias exhortativas y de
mera incompatibilidad A) STC 0009-2001-AI B) STC 0010-2002-AI C) STC
0001-2003-AI / 0003-2003-AI (acumulados) D) STC 0023-2003-AI E) STC
0030-2004-AI F) STC 0008-2005-AI G) STC 0020-2005-AI / 0021-2005-
AI (acumulados) H) STC 0004-2006-AI I) STC 0006-2006-AI J) STC 0014-
2007-AI K) STC 0016-2007-AI L) STC 0002-2008-PI AL) STC 0013-2009-
PI V. CONCLUSIONES VI. BIBLIOGRAFÍA

I. INTRODUCCIÓN
Con fecha 20 de enero de 2006, se presenta en el Departamento de
Trámite Documentario del Congreso de la República, el Proyecto de Ley
N.º 14321/2005-CR, rotulado “Proyecto de Ley que propone garantizar el
principio de separación de poderes y la seguridad jurídica en los procesos
de inconstitucionalidad”.
Fundamentalmente, son dos las modificaciones legislativas que el pro-
yecto contiene:
a) Una primera orientada a impedir que el Tribunal Constitucional
(TC) pueda expedir sentencias interpretativas (en cualquiera de sus

271
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

distintas modalidades) en los procesos de inconstitucionalidad. En


tal sentido, se propone que el fallo de la sentencia se deba limitar
a confirmar la constitucionalidad de la ley o a dejarla sin efecto (ex
modificación del artículo 81º-A del Código Procesal Constitucional
—CPConst.—).
b) Una segunda dirigida a negar la condición de supremo intérprete de
la Constitución al TC (ex modificación del artículo 1º de la Ley N.º
28301 —Orgánica del Tribunal Constitucional—).
La motivación central que sustenta el proyecto consiste en considerar
que el TC, supuestamente, se viene excediendo en sus atribuciones, al uti-
lizar en los procesos de inconstitucionalidad las llamadas sentencias inter-
pretativas, en sus diversas manifestaciones (propiamente dichas, aditivas,
reductoras, sustitutivas, exhortativas, etc). Se afirma que dicho proceder
no se encuentra dentro de las atribuciones que la Constitución concede al
TC, motivo por el cual resulta necesario proscribirlo.
Con la misma motivación, el 23 de marzo de 2010 el Grupo Parlamen-
tario Fujimorista, a iniciativa del Congresista Víctor Rolando Sousa Hua-
nambal, presentó el Proyecto de Ley Nº 3930/2009-CR titulado “Pro-
yecto de Ley que modifica e incorpora artículos a la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional y modifica el Código Procesal Constitucional,
sobre competencia del Tribunal Constitucional, efectos de las resolucio-
nes y prohibiciones y deberes de los magistrados”.
Dicha iniciativa de ley contiene en esencia lo siguiente:
a) En primer lugar, una modificación que busca eliminar el carácter
de supremo intérprete de la Constitución al TC (ex modificación
del artículo 1º de la Ley N.º 28301 —Orgánica del Tribunal Cons-
titucional—).
b) En segundo lugar, una modificación que delimita la actuación del
TC en los procesos de control abstracto concibiéndolo como un le-
gislador negativo en sentido estricto. Asimismo, frente a las defi-
ciencias legislativas propone que éstas se pongan en conocimiento
del Congreso para que dentro de un plazo razonable se dicten las
medidas correctivas del caso (ex modificación del artículo 2º de la
Ley N.º 28301 —Orgánica del Tribunal Constitucional—).
c) En tercer lugar, una precisión en el artículo 13º de la Ley N.º 28301
—Orgánica del Tribunal Constitucional— sobre las prohibiciones
que deben observar aquellas personas que ejerzan el cargo de Ma-
gistrado del Tribunal Constitucional.

27722
La Sentencia Constitucional en el Perú

d) En cuarto lugar, incorpora a la Ley Orgánica del TC los artículos


13º-A y 15º-A a través de los cuáles regula las incompatibilidades y
los deberes funcionales de los Magistrados del Tribunal.
e) En quinto lugar, propone modificaciones a diversos artículos del
Código Procesal Constitucional, las mismas que se detallan a conti-
nuación:
1. Se delimita el parámetro interpretativo para los jueces a princi-
pios establecidos en el texto constitucional y a los criterios juris-
prudenciales únicamente vinculantes (ex modificación del artícu-
lo VI del Título Preliminar).
2. Se precisa que los efectos de las sentencias emitidas por el TC se produ-
cen desde el día de su notificación (ex modificación del artículo 14º).
3. Se prohíbe al TC que vía interpretación modifique contenidos o sen-
tidos normativos. Asimismo, se ordena que cuando se advierta defi-
ciencias legislativas se ponga en conocimiento al Congreso de éstas
para que dentro de un plazo razonable se dicten las medidas correc-
tivas del caso (ex modificación del artículo 79º).
4. Se establece que no sólo respecto de las normas tributarias declara-
das inconstitucionales el TC debe precisar en la sentencia los efectos
de su decisión en el tiempo, sino también respecto de las normas
penales (ex modificación del artículo 81º).
5. Finalmente, se hace la precisión en el artículo 121º que tratándose de
las aclaraciones se podrá subsanar cualquier error material u omi-
sión siempre que indiscutiblemente se desprendan del razonamien-
to considerativo de la sentencia.
A continuación se procede a realizar un estudio en torno a los alcan-
ces de las iniciativas legislativas referidas. Para tales efectos, será preciso
aproximarse a las peculiaridades de la Constitución como norma jurídica
y su interpretación, para luego realizar un análisis de lo que han significa-
do las sentencias interpretativas del TC para la consolidación del Estado
Constitucional, tanto a nivel comparado como interno. Finalmente, se se-
ñalan las conclusiones del estudio.

II. DERECHO CONSTITUCIONAL E INTERPRETACIÓN


2.1 Las peculiaridades de la Constitución como norma jurídica
• La Constitución es la norma jurídica suprema del Estado. Dicha su-
premacía normativa se encuentra reconocida en sus dos vertientes
por el propio texto constitucional: tanto aquella objetiva, conforme

273
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

a la cual la Constitución preside el ordenamiento jurídico (artículo


51º1), como aquella subjetiva, en cuyo mérito ningún acto de los po-
deres públicos (artículo 45º2) o de la colectividad en general (artícu-
lo 38º3) puede vulnerarla válidamente.
• La Constitución preside el ordenamiento jurídico, no sólo desde un
punto de vista formal (tal como lo propuso Kelsen), es decir, en
ella no sólo se encuentran las reglas de producción jurídica que
toda norma del ordenamiento deberá respetar para ser formal-
mente válida, sino también, y más importante aún, las disposi-
ciones, principios y valores materiales que determinan la validez
sustantiva de las leyes.
• Una Constitución es la expresión de un sistema fundacional que a di-
ferencia de las leyes ordinarias, no aspira a una episódica existencia o
eventual sustitución, sino a la plena consolidación de sus postulados.
Nadie puede ignorar tan importante línea de raciocinio.
• Además de su sustancia jurídica, la Constitución tiene una incues-
tionable esencia política. En ella se proyectan dos principios: el
principio político de soberanía popular y el principio jurídico
de supremacía constitucional.
• Una Constitución es la síntesis de una diversidad de opciones va-
lorativas fruto de la decisión consensuada que caracteriza a todo
Poder Constituyente.
• Dado que la Constitución es la norma sobre la que se instituye la
totalidad del sistema jurídico, a ella corresponde la tarea de armoni-
zar el ordenamiento con sujeción a determinados valores generales
(función articuladora). De lo contrario, el ordenamiento jurídico, se-
ría una multiplicidad de islas normativas sin unidad ni coherencia.
• Las disposiciones de la Constitución, siendo todas fundamentales,
tienen diverso alcance jurídico. Así, algunas se encuentran expre-
sadas a modo de reglas capaces de subsumir de modo inmediato
diversas conductas en su supuesto normativo4. Otras (la mayoría),

1 Artículo 51º.- La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las
normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. (...).
2 Artículo 45º.- El poder del Estado emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con
las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen. (...).
3 Artículo 38º.- Todos los peruanos tienen el deber de (...) respetar, cumplir y defen-
der la Constitución (...).
4 Artículo 2º 24 f).- Nadie puede ser detenido sino por mandato escrito y motivado
del juez o por autoridades policiales en caso de fragrante delito. (...).

427742
La Sentencia Constitucional en el Perú

por el contrario, se encuentran expresadas a modo de principios5,


inmediatamente vinculantes también, pero susceptibles de ser con-
cretizados, sea a través de su desarrollo legislativo, de la labor del
intérprete, o de ambos. Las disposiciones que reconocen los dere-
chos fundamentales, aunque por sí solas vinculantes, requieren
también de esa labor concretizadora. En suma la Constitución no es
una norma acabada, sino, por el contrario, abierta e incompleta. Por
lo que los valores y principios que la inspiran, requiere de una labor
de permanente concretización.

2.2 La jurisdicción constitucional como elemento de fortalecimiento


del Estado Constitucional
• El carácter vinculante de la Constitución, no derivó de la sola apa-
rición de las primeras Constituciones escritas. Mientras el juez fue
considerado como “la boca que pronuncia las palabras de la ley”
(Montesquieu), la soberanía recaía en el Parlamento, y el contenido
de la ley carecía de límites jurídicos.
• A partir del momento en que la jurisdicción reconoce la fuerza nor-
mativa de la Constitución y asume que su lealtad a la ley se desvanece
cuando ésta contraviene los postulados constitucionales, sucumbe el
principio de soberanía parlamentaria y se consolida el principio de su-
premacía constitucional. Esta verdad elemental niega mérito a las tesis
que pretenden sostener que el Poder Legislativo es superior al Poder
Jurisdiccional. Entre los Poderes Legislativo y Jurisdiccional, no existen
relaciones de jerarquía, sino de complementación y equilibrio en la eje-
cución de sus respectivas competencias.
• Es por ello que el artículo 45º de la Constitución dispone que el poder del
Estado emana del pueblo y todo aquel que lo ejerce lo debe hacer con
las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes
establecen. En consecuencia, velar por el respeto de la supremacía
de la Constitución y la plena vigencia de los derechos fundamen-
tales (artículo 2º del CPConst.), no son funciones que competan de
modo privativo al Congreso de la República, sino que la comparten
in suo ordine todos lo poderes públicos.

5 Artículo 1º.- La defensa de la persona humana y le defensa de su dignidad son el fin


supremo de la sociedad y del Estado.
Artículo 43º.- La República del Perú es democrática, social, independiente y sobera-
na. (...).
Artículo 58º .- La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de mer-
cado. (...).

275
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

• De ahí que el artículo 38º prevea el poder-deber de los jueces de pre-


ferir la Constitución a las leyes, en caso de que exista incompatibi-
lidad entre ambas (control difuso); y de ahí que los artículos 200º 4,
201º, 202º 1, 203º y 204º hayan regulado el proceso de inconstituciona-
lidad ante el TC, confiriendo a éste la capacidad de expulsar del orde-
namiento jurídico las leyes viciadas de inconstitucionalidad (control
concentrado). Las sentencias emitidas en tales procesos tienes efectos
generales, vinculan a todos los poderes públicos y adquieren calidad
de cosa juzgada (artículos 81º y 82º del CPConst.).
• Este poder de la jurisdicción constitucional (control difuso y con-
centrado de las leyes) conlleva el deber de los jueces de comprender
el mensaje normativo tanto de la Constitución como de las leyes a
través de la interpretación, a efectos de determinar la compatibili-
dad o incompatibilidad entre ambas.
• El principio de separación de poderes, recogido en el artículo 43º de
la Constitución, busca asegurar que los poderes constituidos desa-
rrollen sus funciones con arreglo al principio de corrección funcio-
nal, es decir, sin interferir con las competencias de otros, pero, a su
vez, entendiendo que todos ejercen una función complementaria en
la consolidación de la fuerza normativa de la Constitución, como
Norma Suprema del Estado (artículo 51º). Todo juez se encuentra
vinculado por la ley, en la medida de que sea compatible con la
Constitución. Pero también todo poder (incluido el Parlamento), se
encuentra vinculado por la sentencia constitucional, que, en última
instancia, tiene la obligación de desconocer los dictados de la ley, en
salvaguarda de la Constitución del Estado.
• Sin embargo, dado que al Parlamento asiste legitimidad democrática
directa como representante de la Nación (artículo 93º), el juez tiene
el deber de presumir la constitucionalidad de las leyes, de modo tal
que sólo pueda inaplicarla (control difuso) o dejarla sin efecto (con-
trol concentrado), cuando su inconstitucionalidad sea manifiesta, es
decir, cuando no exista posibilidad alguna de interpretarla de confor-
midad con la Constitución. No se trata de una mera deferencia con el
Legislativo, sino de la necesidad de preservar la unidad del ordena-
miento proyectada desde su Norma Suprema.
• De este modo, la jurisdicción constitucional es el elemento de equi-
librio que garantiza el no retorno al absolutismo parlamentario, en
el que, so pretexto de representar a “la mayoría”, se culmina por
instaurar el dominio autocrático, frente a quienes que, ajenos al
poder, no participan de los idearios del gobierno de turno. Por

627762
La Sentencia Constitucional en el Perú

eso Hans Kelsen señaló que sólo con una consolidada justicia
constitucional se garantiza el control y equilibrio de los poderes
en función del respeto de los derechos fundamentales de todos
los gobernados y la defensa de la supremacía normativa de la
Constitución (artículo II del Título Preliminar del CPConst.).
• Sin duda la jurisdicción no puede legislar desde un punto de vista
formal, es decir, no tiene la capacidad de creación jurídica ex novo
dentro del marco constitucional, pues dicha competencia ha sido
reservada constitucionalmente al Congreso (artículos 90º y 102º 1)
y, en su caso, al Poder Ejecutivo, a través del dictado de decretos
legislativos (artículo 104º) o decretos de urgencia (artículo 188º 19).
Sin embargo, dado que la sentencia constitucional conlleva una fun-
ción interpretativa (concretizadora) de la Constitución y las leyes,
es también fuente de derecho, pues permite definir con carác-
ter vinculante y efectos generales los alcances normativos de sus
disposiciones. Por ello, cuando los artículos 138º, 201º, 202º 1,
204º, establecen el control difuso y concentrado de constitucio-
nalidad de las leyes, no reservan a la jurisdicción constitucional
solamente garantizar el respeto por la Constitución, sino también
promocionar y proyectar su postulado normativo (artículos 38º y
45º de la Constitución).
• Al comprender que la Constitución es la norma jurídica suprema y
que como tal puede ser interpretada, se comprende también que la
jurisdicción constitucional no es solamente la negación o afirmación
de la legislación, sino también su necesario complemento. Dicho de
otro modo, la jurisdicción constitucional es una colaboradora del
Parlamento, no su enemiga.
• Si bien entre los órganos constitucionales no existe una relación de
jerarquía, al interior del Poder Jurisdiccional sí existe una jerarquía
constitucional, pues aún cuando todo juez se encuentra obligado a
preferir la Constitución frente a las leyes (artículo 138º de la Cons-
titución) y, consecuentemente, facultado a interpretarla, el Poder
Constituyente ha establecido que el contralor, por antonomasia, de
la constitucionalidad es el TC (artículo 201º de la Constitución).
• En efecto, si es a través de los procesos constitucionales (artículo
200º) que se garantiza jurisdiccionalmente la fuerza normativa de
la Constitución, y el TC es el encargado de dirimir en última (en el
caso de las resoluciones denegatorias expedidas en los procesos de
amparo, hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento) o única ins-
tancia (procesos de inconstitucionalidad y competencial), tales pro-

277
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

cesos (artículo 203º), resulta que al interior del Poder Jurisdiccional


—llamado a proteger en definitiva (artículos 138º, 200º a 204º) la su-
premacía normativa de la Constitución (artículos 38º, 45º y 51º)— el
TC es su órgano supremo de protección (artículo 201º), y, por ende,
su supremo intérprete. No el único, pero sí el supremo.
• Es por ello que así lo tiene estipulado actualmente el artículo 1º de
su Ley Orgánica —Ley N.º 28301—. Y es por ello que el artículo VI
del Título Preliminar del CPConst., luego de recordar el poder-de-
ber de inaplicar las leyes contrarias a la Constitución (artículo 138º
de la Constitución), establece que no pueden dejar de aplicar una
norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada por el TC en
un proceso de inconstitucionalidad y que deben interpretar y apli-
car las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos, según
los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpre-
tación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por
el TC. Éstas no son creaciones ex novo del legislador del CPConst.,
sino concretizaciones de una interpretación conjunta de los artícu-
los 138º, 201º y 203º de la Constitución.
• No se trata de desconocer la independencia y autonomía del Po-
der Judicial, reconocidas en el artículo 139º 2 de la Constitución,
sino de aceptar que ninguna garantía conferida a un órgano cons-
titucional, tiene su última ratio en la protección del poder público
en sí mismo, sino en asegurar la plena vigencia de los derechos
fundamentales como manifestaciones del principio-derecho de
dignidad humana (artículo 1º de la Constitución). Y es que cuan-
do se busca jerarquizar la judicatura, de modo tal que determina-
dos criterios dictados por el TC resulten vinculantes para todos
los jueces, no se viola la independencia del órgano judicial, sino
que, simplemente, se consolida el derecho a la igualdad en la
aplicación del ordenamiento jurídico (artículo 2º 2); máxime si
es a partir del reconocimiento de su supremacía normativa que
la Constitución busca asegurar la unidad y plena constituciona-
lidad del sistema jurídico y su consecuente aplicación (artículos
38º, 45º y 51º de la Constitución).
• De esta manera, deriva de la propia Constitución que al TC corres-
ponda la interpretación suprema de la Constitución. Pretender que
corresponda al Congreso dicha función, supondría reinstituciona-
lizar el principio de soberanía parlamentaria, en desmedro de la
supremacía normativa de la Constitución, garantizada por el equili-
brio que supone reconocer que dicha labor interpretativa reside en
el Poder Jurisdiccional, y su manifestación suprema, en el TC.

827782
La Sentencia Constitucional en el Perú

2.3 Los criterios o estándares de interpretación constitucional


• La interpretación es inherente a la labor del operador jurídico, al
extremo de que hoy se reconoce que no existe posibilidad de apli-
car una norma jurídica, sin previamente (consciente o inconsciente-
mente) haber interpretado (“descifrado”) su texto.
• Siendo los guardianes últimos de la Constitución, los jueces cons-
titucionales son los principales intérpretes de su contenido. Siendo
la interpretación constitucional una de las distintas variantes que
asume la interpretación jurídica en general, tiene características que
la diferencian del resto. Se trata, evidentemente, de reparar en las
particulares características que acompañan a la Norma Fundamen-
tal y en los criterios hermenéuticos que tales características conlle-
van, lo que no es un asunto academicista o meramente dogmático
como consideran algunos, sino el punto clave que determina las
diferenciadas líneas de comportamiento entre el juez ordinario
y el juez constitucional; entre la interpretación de la ley y la in-
terpretación de la Constitución.
• El juez constitucional utiliza como elementos de discernimiento ju-
rídico los valores materiales que la propia Constitución incorpora y
cuyo proceso de concretización no puede ser visto desde la perspec-
tiva formal propia del positivismo a la que parece rendir homenaje
los proyectos de ley referidos en este informe.
• Si conceptos como Estado democrático de Derecho, dignidad de la
persona, soberanía popular, forma republicana de gobierno, entre
muchos otros, tuviesen que ser manejados dentro de una perspectiva
“matemática”, como la que en su día propugnaron las corrientes po-
sitivistas, no habría cabida para los jueces constitucionales. Bastaría
con que el Parlamento aprobara “leyes de interpretación auténtica”,
hechas a su medida y antojo, para que cada concepto constitucional
quedara inmediatamente precisado. Sin embargo, en tal caso el Par-
lamento dejaría de ser un poder constituido, para convertirse en un
poder absoluto, pues se encontraría exento de control.
• Así como el intérprete constitucional está obligado a conocer las
características que acompañan a toda Constitución, también debe
conocer los estándares o criterios de razonamiento que acompa-
ñan a todo proceso hermenéutico que involucre la aplicación de
la Norma Fundamental. Aunque son diversos estos criterios, se
suele coincidir, en que los principales son los siguientes6:

6 Al respecto puede consultarse Hesse, Konrad (1992) Escritos de Derecho Consti-

279
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

a) La presunción de constitucionalidad de las leyes es una máxima


que obliga al interprete a preservar la ley dada por los legítimos
representantes del pueblo (artículo 93º de la Constitución). De ahí
que se deba reservar la declaratoria de inconstitucionalidad úni-
camente para aquellos casos en los que, agotada la metodología
interpretativa, no sea posible interpretar la ley de conformidad
con la Constitución. Toda norma debe presumirse como compa-
tible con la Carta, a menos que se demuestre lo contrario y sea
su desaparición el único camino destinado a preservar la cons-
titucionalidad del ordenamiento. No se trata, por consiguiente,
de declarar inconstitucionales las normas por el sólo hecho de
que prima facie aparezcan como inconstitucionales, sino de evitar
la sanción de invalidez hasta donde constitucionalmente resulte
posible. Como se verá luego, esta línea de razonamiento es la
que permite recurrir al uso de sentencias interpretativas, pues es
mediante ellas que los jueces constitucionales pueden salvar la
constitucionalidad de la norma, apelando a interpretaciones adi-
tivas, sustitutivas reductoras, etc., sin que ello signifique exceso
o contrafuero alguno.
b) Los criterios de unidad de la Constitución y de concordancia prác-
tica se encuentran íntimamente ligados. El primero exige interpre-
tar la Constitución en su integridad y no de forma aislada. El segun-
do exige que se analicen los contenidos constitucionales de forma
tal que resulte optimizado su ámbito normativo, sin “sacrificar”
ninguno de sus postulados, y tendiendo en cuenta que, en última
instancia, toda disposición constitucional se encuentra orientada,
directa o indirectamente, a asegurar la plena vigencia de los dere-
chos fundamentales, como manifestaciones del principio-derecho
de dignidad humana (artículo 1º de la Constitución).
c) La previsión de consecuencias: Es uno de los criterios que más justi-
fica la existencia de sentencias interpretativas. Con dicha regla no se
trata de otorgar un sentido determinado a la sentencia de acuerdo
con los efectos o consecuencias que se puedan generar (no se trata de
fallar conforme a las consecuencias), sino de no desconocerlas, evi-
tando, hasta donde sea posible, los alcances eventualmente negati-
vos que esta pueda desencadenar para el orden constitucional. Como
veremos más adelante, es sorprendente que el proyecto analizado,

tucional. 2da. Ed. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, pp. 33-54. Tam-
bién puede revisarse la STC recaída en el expediente Nº 5854-2005-AA, caso
Pedro Andrés Lizana Puelles.

028802
La Sentencia Constitucional en el Perú

postule indirectamente la irresponsabilidad absoluta del TC en la ex-


pedición de sus sentencias.
d) El criterio de preferencia por los Derechos Humanos, busca privi-
legiar toda interpretación que favorezca los derechos de la perso-
na o contribuya a su fortalecimiento. Buena parte de las sentencias
interpretativas se sustentan en esta premisa, procurando salvar las
normas impugnadas, siempre que existan fórmulas interpretati-
vas, compatibles con los derechos fundamentales.
e) El criterio de “fórmula política” permite que toda construcción ju-
risprudencial responda a la ideología de valores democráticos de-
positada en la Constitución. No se trata naturalmente de una lec-
tura política de la Norma Fundamental, sino de su análisis a partir
de las premisas valorativas en las que esta se sustenta y que, como
es evidente, requieren de una perspectiva amplia, opuesta a toda
visión de corte formalista. La jurisdicción constitucional y la inter-
pretación constitucional son el medio y fin jurídico más adecuado
para limitar los excesos poder político.

III. UNA APROXIMACIÓN A LA TIPOLOGÍA DE SENTENCIAS


INTERPRETATIVAS DESDE EL DERECHO COMPARADO
• Sin perjuicio de las diversas razones de relevancia constitucional
que justifican el dictado de las sentencias interpretativas y que pre-
cisaremos cuando abordemos cada una de sus modalidades, en
atención a lo expuesto hasta el momento, los fundamentos de la
constitucionalidad de las sentencias interpretativas, pueden quedar
resumidos del siguiente modo:
1) La Constitución es la norma jurídica suprema del Estado, tanto des-
de un punto de vista objetivo estructural (artículo 51º), como subje-
tivo (artículos 38º y 45º). Consecuentemente, es interpretable, pero
no de cualquier modo, sino asegurando su proyección y concretiza-
ción, de manera tal que los derechos fundamentales por ella reco-
nocidos, sean verdaderas manifestaciones del principio-derecho de
dignidad humana (artículo 1º de la Constitución).
2) El carácter vinculante de las disposiciones constitucionales que-
da asegurado, en definitiva, por la jurisdicción constitucional,
a través de los procesos constitucionales (artículo 200º), los que
son resueltos en instancia única o definitiva por el TC (artículo
203º), razón por la cual éste es el supremo intérprete de la Cons-
titución. Por ello, la jurisdicción constitucional es imprescindi-
ble para el equilibrio de poderes en el Estado Constitucional. Sin

281
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

ella, existe el inminente riesgo de que el principio de supremacía


constitucional culmine destruido por una pretendida soberanía
parlamentaria.
3) Siendo que los jueces se encuentran directamente vinculados por
la Constitución (artículo 45º, 138º y 201º), la concretización de los
preceptos constitucionales no es privativa de la ley, sino también
del intérprete, motivo por el cual, aunque con alcances distintos, la
sentencia constitucional es también fuente de derecho, en sentido
positivo y no sólo negativo.
4) El reconocimiento de que al Parlamento asiste la legitimidad directa
del pueblo (artículo 93º de la Constitución), el deber de concebir al
ordenamiento jurídico como una proyección unitaria y armónica
de los valores constitucionales (artículo 51º de la Constitución) y
el deber de la jurisdicción constitucional de actuar “con las limi-
taciones y las responsabilidades que la Constitución y las leyes
establecen” (artículo 45º de la Constitución), exigen que la sen-
tencia constitucional, no sólo sea una afirmación o negación de
la ley, sino también su complemento, de modo tal que, por vía
de la interpretación constitucional, se evite, en la medida de lo
posible, la expulsión de la ley del ordenamiento; máxime si de
ello se pueden derivar inconstitucionalidades mayores a aquella
en la que incurre la ley impugnada.

3.1 Las sentencias interpretativas propiamente dichas


• Con ellas, los tribunales constitucionales (de España, Alemania, Co-
lombia, Perú, e incluso la Corte Suprema Federal de los Estados
Unidos) no declaran la inconstitucionalidad de una disposición le-
gislativa si es que entre las diversas opciones interpretativas que de
ésta se puedan derivar, existe cuando menos una que permita que
la ley pueda ser interpretada conforme con la Constitución.
• Su fundamento último se encuentra en el principio de constitucio-
nalidad de las leyes en tanto premunidas de la legitimidad directa
de la que está investido el Parlamento, como representante de la
Nación (artículo 93º de la Constitución), al que ya se ha hecho alu-
sión. De acuerdo con éste, el carácter normativo de la Constitución
no se hace efectivo sólo anulando una ley que sea incompatible con
ella, sino, en general, interpretando y aplicando las leyes y regla-
mentos, de conformidad con la Norma que preside el ordenamiento
jurídico (artículo 51º de la Constitución).

28822
La Sentencia Constitucional en el Perú

• De ahí que el empleo de las sentencias interpretativas no se


haya concebido como una exclusividad de parte de los tribu-
nales constitucionales, sino también constituya una exigencia
para los jueces ordinarios, quienes sólo podrían ejercer el con-
trol difuso de constitucionalidad de las leyes (artículo 138º), en
la medida de que no exista posibilidad de interpretarla con-
forme a la Constitución. Así, por ejemplo, lo han sostenido ex-
plícitamente los tribunales constitucionales de Alemania, Italia,
España, Colombia, entre otros.
• Las sentencias interpretativas constituyen la expresión de una auto-
rrestricción de los tribunales constitucionales, pues mediante ellas
se evita declarar la anulabilidad de una opción legislativa adoptada
conforme al principio democrático.
• Un límite funcional practicado por algunos tribunales (como el ita-
liano), tiene que ver con la autorrestricción para hacer vinculantes
criterios de interpretación de la ley que resulten compatibles con
la Constitución, habida cuenta que la interpretación de la legisla-
ción ordinaria es, prima facie, una tarea que corresponde constitu-
cionalmente a los tribunales de justicia ordinarios, y no al Tribunal
Constitucional (en Italia, por ejemplo, se ha considerado que las
leyes deben ser interpretadas conforme al “diritto vivente” formu-
lado por los jueces).
• Una crítica a las sentencias interpretativas formulada en la exposi-
ción de motivos de los proyectos de ley es que éstas contribuyen a
la inseguridad jurídica, pues de ellas no se desprende con claridad
su efecto normativo. Sin perjuicio de que se trata de una critica
al modo de emplearlas y su fundamento mismo, debe precisarse
aquellos problemas se han pretendido solucionar desde una doble
perspectiva. En el caso de las sentencias interpretativas formalmen-
te desestimatorias, incorporando los criterios de interpretación con-
forme en la parte dispositiva de la sentencia (España, Italia, Alema-
nia, Colombia, Perú), con el objeto de dar mayor publicidad a los
alcances interpretativos de la decisión. En el caso de las sentencias
interpretativas formalmente estimatorias, precisando en la parte
dispositiva de la sentencia, los sentidos interpretativos incons-
titucionales (Italia, Colombia, Costa Rica. Perú), de manera que
éste quedan expulsadon del ordenamiento jurídico. Es justo ade-
más advertir que en el caso del TC peruano, a efectos de precisar
los alcances normativos de la sentencia interpretativa, en la parte
dispositiva no sólo se incluye una remisión a los fundamentos

283
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

jurídicos pertinentes, sino que se reitera expresamente su conte-


nido normativo vinculante.

3.2 Las sentencias aditivas e integrativas


• Las sentencias aditivas tienen su origen en la justicia constitucional
italiana, cuyo uso suele normalmente retrotraerse a la Sentencia 168
de 1963. Su formulación está muy vinculada a la reacción de la Corte
Constitucional frente al incumplimiento por parte del legislador de
sus exhortaciones para introducir imprescindibles modificaciones a
la legislación.
• Mediante dichas sentencias se declara la inconstitucionalidad de
una norma implícita (esto es, un sentido interpretativo) de carác-
ter restrictivo o negativo, y al hacerlo, surge otra norma (sentido
interpretativo) de significado opuesto (extensivo o positivo) en
la disposición, de manera que después del juicio de constitucio-
nalidad, la disposición tiene un alcance normativo mayor al que
tenía antes del proceso.
• Suelen ser empleadas cuando los tribunales constitucionales advier-
ten que en una determinada disposición legislativa, el legislador omi-
tió algo que debió estar presente para que la disposición pueda con-
siderarse compatible con la Constitución.
• Al no declararse la inconstitucionalidad de la disposición en su to-
talidad, sino sólo de aquello que ha omitido incluir, se evita despo-
jar del beneficio a quienes originalmente estuvieron incluidos en
su supuesto normativo, incorporando quienes se encuentran en un
supuesto sustancialmente análogo.
• Por ello, el fundamento normativo constitucional de dichas sen-
tencias, se encuentra en los principios de igualdad (artículo 2º 2
de la Constitución) y de razonabilidad (artículo 200º, in fine, de la
Constitución).
• Es el caso, por ejemplo, de aquellos supuestos en los que se repara
la discriminación normativa generada por no haber incluido entre
los beneficiarios de la norma a personas que se encuentran en una
posición sustancialmente análoga a los que sí lo están. Al declarar
que esa omisión de la ley resulta inconstitucional, se extiende el
contenido normativo de la disposición impugnada a un supuesto
de hecho no previsto o contemplado originalmente por el legisla-
dor, pero que era preciso que estuviera, a fin de no resultar incom-
patible con la Constitución.

428842
La Sentencia Constitucional en el Perú

• En algunos caso la posibilidad de cubrir la omisión discrimina-


toria en la que ha incurrido el legislador, deriva de la integra-
ción por analogía del ordenamiento jurídico. En estos casos, las
sentencias son denominadas también sentencias integrativas o,
en palabras de Vezio Crisafulli, sentencias de “rime obbligate”
(rima obligada).
• De este modo, el dictado de estas sentencias no deriva de una
valoración discrecional de los tribunales constitucionales, sino
de la proyección de los principios de igualdad (artículo 2º 2 de la
Constitución), razonabilidad (artículo 200º in fine de la Constitu-
ción) y de unidad constitucional del ordenamiento jurídico (artícu-
lo 51º de la Constitución).
• Dentro de los límites que existen para dictar este tipo de sentencias
se encuentra el de evitarlas cuando la ley impugnada tenga como
contenido un tipo penal, a efectos de evitar una afectación del prin-
cipio de legalidad penal (artículo 2º 24 d). Tal límite, desde luego,
no opera cuando la interpretación realizada tiene por efecto reducir
los alcances de lo prohibido (sentencias reductoras), es decir, cuan-
do se practica in bonan parte.
• El uso de las sentencias aditivas, no es exclusivo de la Corte ita-
liana. Éstas también han sido dictadas por el Tribunal Consti-
tucional español (STC 11/1981; 103/1983, 116/1987, 142/1990,
3/1993, entre otras). En América Latina, esta modalidad de
sentencias son frecuentemente empleadas por la Sala Constitu-
cional de Costa Rica, particularmente, en aquellos casos en los
que conocen de demandas de inconstitucionalidad por omisión.
También han sido recepcionadas en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional de Colombia.
• Ninguno de estos tribunales ha requerido de habilitación legal
para su uso, pues como ha quedado expuesto, la necesidad de
su empleo viene impuesta por las propias disposiciones consti-
tucionales (en el caso peruano, los artículos 2º 2, 45º, 200º y 51º,
principalmente).
• En España, el “Proyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley
Orgánica 2/1979, del Tribunal Constitucional”, del 25 de noviembre
de 2005, pretende regular el uso de estas sentencias que hace mu-
chos años pertenecen al inventario jurisprudencial del este Tribunal.
El artículo 39.3 de dicho proyecto, establece que cuando el Tribunal
advierta que la “insuficiencia normativa” determina la inconstitucio-
nalidad de una disposición, concedará al legislador un plazo para

285
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

que realice las modificaciones (integraciones) que correspondan, al


termino del cual, si éstas no se hubiesen practicado, el propio tribu-
nal procederá a subsanar la insuficiencia. Como se observa, lejos de
significar una proscripción en su uso, la disposición del proyecto de
ley español ha culminado por reconocer la constitucionalidad, legiti-
midad y necesidad de este tipo de sentencias.

3.3 Las sentencias aditivas de principio


• La diferencia entre la sentencia aditiva “clásica” y la aditiva “de
principio” es la siguiente: Mediante la primera, como se ha visto,
ante una omisión en la disposición que se considera inconstitucio-
nal, el Tribunal colma la laguna mediante una norma que integra a
la disposición, de manera que una vez que la disposición sale del
juicio de constitucionalidad, la integración normativa practicada en
la sentencia es plenamente aplicable. En tanto que en las sentencias
aditivas de principio, la omisión considerada inconstitucional no
viene precisada de modo particular, pues la Corte considera que
existe una pluralidad de formas u opciones con las cuales la laguna
podría ser suplida, correspondiendo su elección, por tanto, al legis-
lador. Sin embargo, ello no impide que la Corte destaque, de mane-
ra general, un principio que el legislador deberá tener en cuenta al
momento de legislativamente integrar la disposición en aquello que
se ha considerado inconstitucionalmente omitido.
• Como ha expresado la Corte Constitucional italiana en la Sentencia
109/1986, “una decisión aditiva es consentida, como ius receptum,
solo cuando la solución adecuadora no sea el fruto de una evalua-
ción discrecional, sino consecuencia necesaria del juicio de consti-
tucionalidad, en el que la Corte proceda, en realidad, a realizar una
extensión lógicamente necesitada e implícita en la potencialidad
interpretativa del contexto normativo en el cual se inserta la dispo-
sición impugnada. En cambio, cuando se adviertan una pluralidad
de soluciones, derivadas de varias posibles evaluaciones, la inter-
vención de la Corte no es admisible, correspondiendo la relativa
elección únicamente al legislador”.

3.4 Las sentencias sustitutivas


• Mediante ellas se declara que la disposición legislativa no es in-
constitucional en su totalidad, sino en una de las formulaciones
lingüísticas que contiene. Es decir, se considera que la disposi-
ción es inconstitucional en cuanto prevé una cosa determinada,

628862
La Sentencia Constitucional en el Perú

debiendo haberse previsto otra cosa para que sea constitucional-


mente conforme.
• Las sentencias sustitutivas tienen la propiedad de constituir sen-
tencias formalmente estimatorias de carácter parcial, pues invali-
dan un fragmento de la disposición y, al mismo tiempo, tras la de-
claración de dicha inconstitucionalidad, la disposición deviene re-
construida con la introducción de una norma nueva, esto es, de un
sentido interpretativo que originalmente había sido excluido. Por
ello, en el fondo, una sentencia sustitutiva no es otra cosa que una
combinación de un supuesto de inconstitucionalidad por omisión
y una declaración de inconstitucionalidad (parcial) pura y simple.
• Un examen analítico de la estructura del fallo de esta sentencia
permite identificar 2 partes diferentes. Por un lado, un contenido
anulatorio, mediante el cual se declara inválida una parte de la dis-
posición; y de otro, un contenido reconstructivo, mediante la
cual la disposición aparece con un contenido que lo torna com-
patible con la Constitución.
• La expedición de estas sentencias, así como la otras, que en conjunto
engloban aquello que en el derecho procesal constitucional italiano
se ha venido en denominar “sentencias manipulativas”, no estuvo
(ni está) previsto expresamente en la Constitución de Italia de 1948,
ni tampoco en las normas que desarrollan las atribuciones de la
Corte Constitucional. Y no por ello se ha considerado que éstas de-
berían prohibirse, al extremo que en 1997, la Comisión Parlamen-
taria para las reformas constitucionales, en sus sesiones del 3 y 4
de junio de 1997, observó que se debería efectuar una “tipificación
de las sentencias de la Corte Constitucional”.
• Por lo demás, el uso de esta clase de sentencias no ha sido ajeno
a otros tribunales constitucionales importantes, como puede ser
la Corte Constitucional colombiana o la misma Sala Constitu-
cional costarricense.

3.5 Las sentencias de mera incompatibilidad


• Mediante esta modalidad de sentencias los tribunales constitu-
cionales constatan que una disposición es incompatible con la
Constitución, pero no sancionan su inconstitucionalidad, de
modo que tiene que seguir siendo aplicada en cuanto ella resul-
te necesaria. Se trata en suma de llevar a cabo una ponderación
entre los efectos inconstitucionales derivados de la expulsión del
ordenamiento de la ley y la inconstitucionalidad en la que incu-

287
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

rre su supuesto normativo, de manera tal que o se modulen los


efectos temporales de la sentencia o, simplemente, no se sancione
la inconstitucionalidad.
• El fundamento constitucional directo de este tipo de sentencias, se
encuentra en el artículo 45º de la Constitución que establece que
todo poder público, incluido, desde luego, el TC, debe ejercer sus
funciones con las responsabilidades exigidas por la Constitución.
• Por otra parte, en cierto modo, la capacidad del TC de modular los
efectos temporales de sus sentencias, tiene estrecha relación con la
fuerza de ley de éstas, y con las similares (aunque no idénticas) con-
secuencias entre la derogación de la ley y su inconstitucionalidad,
de modo tal que éstas pueden alcanzar un efecto retroactivo in bo-
nan partem tanto en materia penal (artículo 103º de la Constitución)
como tributaria (artículo 74º de la Constitución).
• El Tribunal Constitucional Federal alemán, ha justificado el uso de
las sentencias de mera incompatibilidad cuando “con la declaración
de nulidad, se podría crear una situación aún más lejana del orden
constitucional, que con la vigencia de la reglamentación inconstitu-
cional” (BVerfGE 87, 157; BVerfGE 90, 104), o cuando “el legislador
tiene mayores posibilidades de eliminar la inconstitucionalidad”
(BVerfGE 92, 186).
• Pocos meses después de dictada la primera sentencia de este tipo,
en diciembre de 1970 se introdujo una reforma a la Ley del Tri-
bunal Constitucional alemán, admitiendo su dictado, al preverse
en su artículo §31.2 que: “En los casos del §13. 6, 11,12 y 14, la
decisión del Tribunal Constitucional Federal tiene fuerza de ley.
Esto se aplica también en los casos del §13.8, cuando el Tribunal
Constitucional Federal declara la compatibilidad o la incompati-
bilidad, y la nulidad de una ley. En tanto que una ley sea declara-
da compatible o incompatible con la Ley Fundamental (...) o sea
declarada nula, la decisión deberá ser publicada por el Ministe-
rio Federal de Justicia en el Boletín Oficial Federal (...)”
• En tanto que en España, además de haber sido utilizada por su Tri-
bunal Constitucional (STC 6/83, 83/84, 108/86, 13/1992, 69/1996,
96/1996), últimamente, el “Proyecto de Ley Orgánica por la que
se modifica la Ley Orgánica 2/1979, del Tribunal Constitucional”,
establece expresamente la validez de su uso al proponer que el
artículo 39º de dicha Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
tenga la siguiente redacción: “Cuando la sentencia declare la in-
constitucionalidad, declarará igualmente la nulidad de los precep-

828882
La Sentencia Constitucional en el Perú

tos impugnados o cuestionados. No obstante, motivadamente y


para preservar los valores e intereses que la Constitución tutela,
la sentencia podrá declarar únicamente la inconstitucionalidad o
diferir los efectos de la nulidad por un plazo que en ningún caso
será superior a tres años”.

3.6 Las sentencias exhortativas


• Mediante ellas los tribunales constitucionales evitan declarar la in-
constitucionalidad de la ley, y exhortan al Poder Legislativo para
que éste realizase las modificaciones necesarias a efectos de salvar
ciertas inconstitucionalidades.
• Sin embargo, su uso no ha estado exclusivamente vinculado con
las sentencias formalmente desestimatorias. En ocasiones, tam-
bién lo han estado con sentencias estimatorias, en cuyo caso, al de-
clararse la inconstitucionalidad de la disposición cuestionada, los
tribunales constitucionales han dirigido determinadas recomen-
daciones al legislador, a fin de que éstas sean tomadas en cuenta
en una posterior reglamentación de la materia.
• En Alemania, su utilización surgió vinculada a una modalidad de
sentencia denominada “todavía constitucional” (noch vereinbar),
mediante la cual el Tribunal Federal Alemán declaraba que la dispo-
sición impugnada aún no se declaraba inconstitucional, pero que en
un futuro inmediato podía serlo, si es que el legislador no cumplía
con introducir las modificaciones exhortadas por éste. Se trata de una
declaración de constitucionalidad de la ley “provisoria” o “tempo-
ral”, que de no mediar una reforma, puede devenir en una declara-
ción de inconstitucionalidad “definitiva”.
• A diferencia de las sentencias interpretativas, mediante las cuales
el Tribunal elimina los sentidos interpretativos incompatibles con
la Constitución, en esta clase de sentencias los efectos todavía no
inconstitucionales permanecen integrados a la disposición.
Debe tenerse en cuenta que las clases de sentencias que puedan en-
globarse dentro de las consideradas sentencias “manipulativas” o “atí-
picas”, no constituyen un tertium genus, una modalidad de “sentencias”
que los tribunales constitucionales ex novo puedan haber creado en for-
ma alternativa a las sentencias estimatorias y desestimatorias; y, por
otro, que su clasificación en atención a criterios materiales, sólo tiene el
propósito de medir el impacto que pronunciamientos de esta naturale-
za causan en el ordenamiento jurídico.

289
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

Por tanto, su rechazo so pretexto de su adjetivización como “manipula-


tivas” o, en su defecto, porque no se encuentran previstas por las leyes que
regulan los efectos de las sentencias constitucionales, no pueden ser consi-
deradas como críticas serias contra ellas, en primer término, porque las cla-
sificaciones en las ciencias no pueden estimarse como verdaderas o falsas,
sino como útiles o inútiles; y, en segundo lugar, porque en la medida que
las sentencias manipulativas formalmente son estimatorias o desestimato-
rias, éstas no son ajenas al ordenamiento jurídico procesal que regula los
efectos de las sentencias constitucionales.
De ahí que en la experiencia comparada no se haya criticado su existen-
cia, y se haya puesto especial interés, por el contrario, en precisar la oportu-
nidad, intensidad y autorestricciones que los Tribunales Constitucionales
deberían observar en su dictado.

IV. LAS SENTENCIAS INTERPRETATIVAS Y EL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL PERUANO
Como se ha apreciado en el estudio comparado, el dictado de sen-
tencias interpretativas, prácticamente, tiene lugar desde el mismo inicio
de funciones de los tribunales constitucionales. Por ello, a pesar de la
reciente data del Tribunal Constitucional del Perú, su producción ju-
risprudencial muestra ya diversas sentencias interpretativas (incluso,
aditivas, sustitutivas, reductoras, de mera incompatibilidad y exhor-
tativas), cuya necesaria expedición se comprende más claramente si se
toma en cuenta que el inicio de la principal etapa de su período de
labores tuvo lugar luego de la caída del régimen dictatorial de Fujimo-
ri, autor de diversas leyes inconstitucionales generadoras de múltiples
consecuencias jurídicas.
A continuación se realizará un breve análisis de las sentencias inter-
pretativas más relevantes dictadas por el TC, incidiendo sobre las distintas
causas que justificaron constitucionalmente su adopción.

4.1 Sentencias interpretativas propiamente dichas

A) STC 0004-1996-AI
a) Disposición impugnada: En la STC 0004-1996-AI se analizó la im-
pugnación, entre otras disposiciones, del artículo 4º de la Ley N.º
26637 que estipula: “Las Municipalidades (...) organizan y determi-
nan los clubes de madres o comités del vaso de leche que se encar-
garán de la atención del programa.” Los demandantes considera-

029902
La Sentencia Constitucional en el Perú

ban que dicho precepto vulneraba el derecho de asociación (artículo


2º 13 de la Constitución) de las personas que libremente quisieran
constituir clubes de madres o comités del vaso de leche.

b) Criterio del TC:


- El TC consideró que cuando precepto atribuye a las municipalida-
des la facultad de “organizar y determinar” los clubes de madres o
comités del vaso de leche que se encargarán de la atención al pro-
grama, no está confiriéndoles la atribución de sustituirse a la ini-
ciativa individual en la constitución de dichos clubes de madres o
comités del vaso de leche; sino que solamente se está refiriendo a
las atribuciones que se les ha confiado a dicho gobiernos locales,
para establecer o reformar ciertas reglas, términos y condiciones a
las que necesariamente se deberán de sujetar tales organizaciones.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- Si el Colegiado hubiese sancionado la aparente inconstitucionali-
dad del precepto por violar el artículo 2º 13 de la Constitución (de-
recho de asociación), sin compatibilizarlo por vía interpretativa con
la Norma Fundamental, se habría paralizado el programa del vaso
de leche, por ausencia de regulación al respecto, con la consecuente
afectación del derecho y deber de los padres de alimentar a sus hijos
(artículo 6º), el derecho a la salud de éstos (artículo 7º), entre otros
bienes constitucionalmente protegidos. Desde luego, no se trató de
una labor legislativa del TC, sino de la inherente función razonable-
mente creadora de toda labor interpretativa, la cual, dentro de los
límites impuestos por el texto de la ley, depura su ámbito normati-
vo para compatibilizarlo con la Constitución.

B) STC 0014-1996-AI
a) Disposición impugnada:
- 30 congresistas de la República impugnaron la Ley N.º 26530, que
modifica el Decreto Legislativo N.º 346, dejando de prohibir expre-
samente la esterilización como método de planificación familiar.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal interpretó que la ausencia de una prohibición expresa,
no daba lugar indefectiblemente a la permisión del uso de la es-

291
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

terilización como método de planificación familiar, puesto que,


en su criterio, los métodos que, como el de esterilización quirúr-
gica, suprimen toda la esperanza de concebir un ser humano,
en realidad, impiden la programación y el espaciamiento de los
nacimientos, motivo por el cual, desde un punto de vista técnico,
no pueden ser considerados dentro de los métodos de planifica-
ción familiar.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- En estricto, la norma no permitía expresamente la esterilización,
motivo por el cual, sin mayor análisis, el Tribunal pudo declarar in-
fundada la demanda por no desprenderse expresamente de la dispo-
sición aquello que los demandantes consideraban inconstitucionali-
dad, sin embargo, mediante una sentencia interpretativa, el Tribunal
analiza el contenido normativo de la disposición a afectos de advertir
la imposibilidad de que la esterilización pueda ser considerada como
un método de planificación familiar, pues supondría contravenir el
artículo 6º de la Constitución.

C) STC 0011-2003-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- El inciso f) del artículo 15º de la Ley Nº 27785 –Ley Orgánica del Sis-
tema Nacional de Control y de la Contraloría General de la Repúbli-
ca– que dispone que no corresponderá abrir investigación policial
o indagatoria previa, así como solicitar u ordenar de oficio la actua-
ción de pericias contables, en el caso que los informes generados de
una acción de control cuenten con la participación del Ministerio
Público y/o la Policía Nacional.
Así como la Sexta Disposición Final de la misma Ley, que estable-
ce que el Ministerio Público asignará una Fiscalía Provincial Ad Hoc
para que participe coadyuvando al mejor cumplimiento del control
gubernamental.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal interpretó que la expresión “no corresponderá abrir
investigación policial o indagatoria previa”, así como la frase “so-
licitar u ordenar de oficio la actuación de pericias contables”, cons-
tituyen un mandato legal que debe entenderse como circunscrito
al ejercicio de las atribuciones de los órganos que forman parte

29922
La Sentencia Constitucional en el Perú

del Sistema Nacional de Control (vale decir, todas las actividades


y acciones en los campos administrativo, presupuestal, operativo
y financiero) y que no impide, en consecuencia, que el Ministerio
Público posteriormente profundice o realice nuevas investigacio-
nes y, mucho menos, que ejerza la titularidad de la acción penal.
En lo que al cuestionamiento de la Sexta Disposición Final se refiere,
el Tribunal entendió, en primer lugar, que “cuando se establece que “el
Ministerio Público asignará una Fiscalía Provincial ad hoc para que en for-
ma conjunta participen coadyuvando el mejor cumplimiento del control
gubernamental”, no se está “incorporando” una Fiscalía Provincial, como
una dependencia orgánica, a la Contraloría General de la República. El
verbo “asignar”, en la acepción utilizada por el legislador, y a criterio in-
terpretativo de este Colegiado, significa que el Ministerio Público desig-
nará, fijará y, en su caso, nombrará una Fiscalía ad hoc, para que la labor
del control gubernamental se optimice. Precisamente porque se encarga
al Ministerio Público la designación o fijación de esa Fiscalía ad hoc, ésta,
orgánica y funcionalmente, es y debe considerarse como parte del órgano
constitucional denominado Ministerio Público”. Y, en segundo lugar, “si
el Poder Legislativo es competente para dictar la ley orgánica que regula la
estructura y el funcionamiento del Ministerio Público (artículo 106° de la
Constitución), es claro que también puede disponer la creación, en el seno
del Ministerio Público, de una Fiscalía Especializada en el control guberna-
mental, sin que por ello se afecte la garantía institucional de la autonomía
de dicho órgano constitucional”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- El Tribunal bien pudo desestimar la demanda sin mayor desarro-
llo, toda vez que no se evidencian los visos de inconstitucionalidad
argumentados por la demandante. No obstante ello, el Colegiado
interpreta las normas impugnadas a fin de dejar en claro que la au-
tonomía reconocida constitucionalmente al Ministerio Público no
resulta mellada.

D) STC 0009-2004-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- Los artículos 1º y 10º, entre otros, del Decreto de Urgencia Nº 088-
2000, que establece el procedimiento para la acreditación y pago
de deudas a favor de propietarios o expropietarios de tierras que
fueron afectados o expropiados durante la Reforma Agraria.

293
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

b) Criterio del TC:


- En lo que se refiere al artículo 1º impugnado, éste regula el procedi-
miento para la acreditación y pago de las deudas pendientes a favor
de los propietarios o expropietarios de tierras y demás bienes agrarios
que fueron afectados o expropiados durante el proceso de Reforma
Agraria. Al respecto, el TC apreció que el referido precepto adolece
de técnica legislativa, toda vez que involucra a “propietarios” en un
procedimiento cuyo objetivo central es pagar las deudas originadas
como consecuencia del proceso de expropiación llevado a cabo du-
rante la Reforma Agraria; pero que, sin embargo, este hecho no supo-
ne la existencia de una situación de inconstitucionalidad. Por tanto,
sostiene que el término “propietario” no puede ser interpretado en el
sentido de que “se incluye en el reconocimiento de deudas agrarias a
quienes nunca fueron objeto de expropiación; antes bien, se refiere a
aquellas personas que fueron objeto de una “expropiación parcial”,
es decir, a quienes si bien todavía ostentan título de propiedad sobre
parte de la tierra que les pertenecía durante la Reforma Agraria, stric-
tu sensu, son también “expropietarios” de la parte de la tierra que les
fue parcialmente expropiada y, por ello, son también acreedores de
una indemnización justipreciada”.
- Y, en lo que respecta al artículo 10º demandado, el mismo que señala
que: “la aceptación de los Bonos a que se refiere el Artículo 2 de la
presente norma acarreará la renuncia y desistimiento automático, sin
necesidad de ningún otro trámite, de cualquier proceso judicial y/o
administrativo relacionado con el pago de deudas agrarias (…)”; el
TC interpretó que la intención legislativa no es “excluir la posibilidad
de recurrir al Poder Judicial para la determinación de cumplimiento
de la obligación, ni tampoco incidir sobre los procesos que se encuen-
tren en trámite [como sostiene el demandante], sino, simplemente,
constituirse como una “alternativa” frente a ello, por la que el acree-
dor puede optar libremente por aceptarla o rechazarla”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- Si el Tribunal se hubiera limitado a desestimar la demanda sin pre-
cisar cuál es el alcance normativo de los artículos 1º y 10º, de un
lado, se hubiera comprendido dentro del ámbito de aplicación del
Decreto de Urgencia Nº 088-2000 a cualquier persona que sea titular
de tierras y bienes agrarios, y, de otro lado, se hubiera negado a los
acreedores la posibilidad de tramitar en sede jurisdiccional el cum-
plimiento del pago de su deuda.

429942
La Sentencia Constitucional en el Perú

E) STC 0042-2004-AI
a) Disposición impugnada:
- Más de cinco mil ciudadanos demandan la inconstitucionalidad
del artículo 54º del Decreto Legislativo Nº 776, Ley de Tributa-
ción Municipal, modificada por el Decreto Legislativo Nº 952.
El tenor de dicho artículo preceptuaba lo siguiente: “El Impues-
to a los Espectáculos Públicos no Deportivos grava el monto
que se abona por concepto de ingreso a espectáculos públicos
no deportivos en locales y parques cerrados con excepción de
los espectáculos en vivo de teatro, zarzuela, conciertos de mú-
sica clásica, ópera, opereta, ballet, circo y folclore nacional, ca-
lificados como espectáculos públicos culturales por el Instituto
Nacional de Cultura. La obligación tributaría se origina al mo-
mento del pago del derecho a presenciar el espectáculo”.
b) Criterio del TC:
- El Tribunal estableció que el texto del artículo 54º de la Ley de Tri-
butación Municipal –vigente al momento que se expide la senten-
cia– debía ser interpretado en el sentido que “las calificaciones
que realice el Instituto Nacional de Cultura tienen naturaleza de-
clarativa –mas no constitutiva– para efectos de la exoneración al
pago del impuesto a los espectáculos públicos no deportivos. Es
decir, que los espectáculos previstos, expresa y taxativamente,
en dicha Ley están exonerados del pago de los impuestos a los
espectáculos públicos no deportivos, no por decisión y califica-
ción del Instituto Nacional de Cultura, sino en virtud a que dicha
Ley así lo prevé expresamente. De ahí que el Instituto Nacio-
nal de Cultura no pueda extender la calificación de cultural –por
analogía o por vía interpretativa– a otros espectáculos que no
sean los que están previstos numerus clausus en el artículo 54 de
la Ley de Tributación Municipal”.
c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:
- Si el TC hubiera declarado la aparente inconstitucionalidad del refe-
rido artículo 54º por afectación del principio de reserva de ley en ma-
teria tributaria, se habría desnaturalizado “la intención del legislador
de promover determinadas manifestaciones culturales, a través de la
exoneración del pago del impuesto a los espectáculos en vivo de tea-
tro, zarzuelas, conciertos de música clásica, ópera, opereta, ballet, cir-
co y folclore nacional”; así como también se habría limitado “el cum-
plimiento del deber del Estado con la Constitución cultural al hacer

295
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

depender su exoneración, en los hechos, de una calificación previa de


“cultural” por parte del Instituto Nacional de Cultura. Órgano que si
bien es competente para declarar qué es lo “cultural”, no lo es para
configurar una exoneración tributaria”.

F) STC 0050-2004-AI / 0051-2004-PI / 0004-2005-PI / 0007-2005-PI / 0009-


2005-PI (acumulados)
a) Disposición impugnada:
- El artículo 7º de la Ley N.° 28449 —Ley de aplicación de nuevas re-
glas pensionarias previstas en el Decreto Ley N.° 20530—. Dicho ar-
tículo, modificatorio del artículo 32º del Decreto Ley N.º 20530, esta-
blecía que la pensión de viudez sería otorgada al viudo “cuando se
encuentre incapacitado para subsistir por sí mismo, carezca de rentas
o ingresos superiores al monto de la pensión y no esté amparado por
algún sistema de seguridad social.”

b) Criterio del TC:


- El TC estableció que lo único que cabe exigir al viudo a efectos de
que opte por una pensión de sobrevivencia, es haber dependido eco-
nómicamente de la pensión de jubilación de su cónyuge fallecida. En
consecuencia, consideró que la suma de exigencias prevista por la
norma para otorgar la pensión de viudez al varón resultaba contraria
al principio de proporcionalidad (artículo 200º de la Constitución). En
base a tal premisa, el TC declaró la inconstitucionalidad del conector
“y” previsto en la disposición, de forma tal que no pueda interpre-
tarse que todos los supuestos previstos en dicha disposición deban
cumplirse copulativamente a efectos de que la pensión sea otorga-
da, sino que deben ser considerados como criterios de evaluación a
ser aplicados independientemente y en cada caso concreto, realizan-
do una interpretación siempre en beneficio del pensionista y no de
modo peyorativo o con el objeto de privarle de una pensión legítima.
De este modo, en este apartado, la sentencia resultó parcialmente es-
timatoria, pues se declaró inconstitucional una palabra del texto de la
disposición, con el propósito de que el dispositivo resultante pueda
ser interpretado de conformidad con el principio de proporcionali-
dad, y, concretamente, con el derecho fundamental a la pensión (artí-
culo 11º de la Constitución) del viudo.

629962
La Sentencia Constitucional en el Perú

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- La declaración de inconstitucionalidad del precepto por prever
exigencias desproporcionadas, hubiese dado lugar a que a los
viudos no se les exija ninguna condición a efectos de acceder a
una pensión de viudez, lo que hubiese generado una evidente
afectación de las previsiones presupuestarias del Estado.

G) STC 0008-2005-AI
a) Disposición impugnada:
- Más de cinco mil ciudadanos cuestionan, entre otros, el numeral 8
del artículo IV del Título Preliminar (cuyo texto establece, de un
lado, que las relaciones individuales y colectivas del empleo público
se rigen por los principios de igualdad de oportunidades sin discri-
minación, el carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por
la Constitución e interpretación más favorable al trabajador en caso
de duda, y, de otro lado, que en caso de producirse colisión entre
principios laborales que protegen intereses individuales y aquellos
que protegen intereses generales, se debe procurar soluciones de con-
senso) y el inciso d) del artículo 16º (que señala que todo empleado
público está obligado a percibir en contraprestación de sus servicios
sólo lo determinado en el contrato de trabajo y las fuentes normati-
vas del empleo público; y está prohibido recibir dádivas, promesas,
donativos o retribuciones de terceros para realizar u omitir actos del
servicio) de la Ley Nº 28175, Ley Marco del Empleo Público.

b) Criterio del TC:


- El TC considera que el numeral 8 del artículo IV del Título Prelimi-
nar debe ser interpretado en el sentido que “tratándose de relacio-
nes de empleo público, individuales o colectivas, donde se encuen-
tren en juego derechos constitucionales, la solución a la colisión de
principios deberá efectuarse conforme al artículo 23.° de la Consti-
tución, que establece que ninguna relación laboral puede limitar el
ejercicio de los derechos constitucionales, ni desconocer o rebajar la
dignidad del trabajador”.
- Y en lo que se refiere al inciso d) del artículo 16º el TC opina que
este precepto, referido a las obligaciones de los empleados públicos,
“sólo será constitucional en la medida que el contrato de trabajo y
las fuentes normativas del empleo público, previsto en él, se apli-
quen a los empleados de confianza a que se refiere la ley, mientras

297
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

que, para el caso de los servidores públicos sujetos a la carrera ad-


ministrativa, sólo estarán sujetos a las fuentes normativas del em-
pleo público, no siéndoles de aplicación la disposición referida al
contrato de trabajo”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- El Colegiado sin mayor análisis pudo declarar infundada la deman-
da por no advertirse el contenido inconstitucional alegado por los
accionantes, sin embargo, el Tribunal estima relevante analizar las
disposiciones y dejar en claro cuál es el sentido interpretativo váli-
do en el presente caso, toda vez que es el derecho al trabajo el que
estaría en discusión.

H) STC 0019-2005-PI
Aunque no se trató de una clásica sentencia interpretativa, este caso
situó al TC en la necesidad de definir si es posible someter a un proceso de
inconstitucionalidad a una ley derogada.

a) Disposición impugnada:
- La Ley N.º 28568, que permitía abonar el tiempo de arresto domi-
ciliario al cómputo de la pena impuesta, a razón de un día de pena
privativa de libertad por cada día de arresto. Esta ley fue derogada
dos días después de interpuesta la demanda de inconstitucionalidad
en su contra. En atención a ello, la Procuraduría del Congreso de la
República, solicitó que se declare la sustracción de la materia, pues,
en su criterio, ya no existía objeto sobre el cual pronunciarse.

b) Criterio del TC:


- El TC rechazó lo peticionado, recordando que la derogación de una
norma no da lugar, necesariamente, al cese de sus efectos, pues éstos
pueden continuar verificándose a través de su aplicación ultractiva,
por ejemplo, en los proceso judiciales que iniciados mientras estuvo
vigente. Recordó, en consecuencia, que la derogación es un figura
sustancialmente diferente a la inconstitucionalidad, pues mientras
ésta implica un juicio de invalidez, la primera no. De modo tal que
mientras la declaración de inconstitucionalidad de una ley “aniquila”
sus efectos (incluso de modo retroactivo si la norma hubiese versado
sobre materia penal o tributaria), la derogación no necesariamente
elimina los efectos de la disposición, los que, eventualmente, pue-

829982
La Sentencia Constitucional en el Perú

den continuar verificándose ultractivamente. Ello significa que con


el propósito de determinar si se ha o no producido la sustracción de
la materia en un proceso de inconstitucionalidad, al TC importa poco
o nada si la disposición sometida a control ha sido derogada o no,
siendo lo relevante determinar si aún surte efectos, o si los efectos que
cumplió en el pasado pueden ser invalidados por la sentencia.

c) Necesidad constitucional de adoptar el criterio descrito:


- Si bien es cierto la Ley N.º 28568 había sido derogada, muchos pro-
cesos que aún no gozaban de resolución judicial firme, habían sido
iniciados a su amparo, motivo por el cual el TC tenía la posibilidad
de impedir, mediante una sentencia estimatoria, que sus efectos in-
constitucionales continúen verificándose en tales procesos, y que
se desvirtúe la finalidad que la pena cumple en el Estado Consti-
tucional. Por ello el fallo de la sentencia señaló que ningún juez o
magistrado de la República podía aplicar el precepto impugnado,
por haber cesado en sus efectos. En tal sentido, las solicitudes de
aplicación de la ley impugnada que todavía no se encontraban re-
sueltas, debían ser desestimadas, por haber cesado los efectos in-
constitucionales de la ley impugnada. Del mismo modo, los jueces
o magistrados que tenían en trámite medios impugnatorios o de
nulidad en los que se solicite la revisión de resoluciones judiciales
en las que se había aplicado el precepto impugnado, debían esti-
mar los recursos y declarar nulas dichas resoluciones judiciales,
por no poder conceder efecto alguno a una disposición declarada
inconstitucional por el Tribunal Constitucional.

I) STC 0014-2007-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- Más del 25% del número legal de miembros del Congreso de
la República demandan, entre otros, el artículo 3º (cuyo texto
señala que “el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo
(MTPE), la Superintendencia de Banca, Seguros y Administra-
doras Privadas de Fondos de Pensiones (SBS) y la Oficina de
Normalización Previsional (ONP) desarrollarán una campaña de
difusión a nivel nacional respecto de los alcances de la desafi-
liación, de los procedimientos que debe observar cada afiliado
para culminar el trámite correspondiente y de las bondades de
cada uno de los sistemas pensionarios existentes. Para tal fin, di-

299
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

chas instituciones deberán adecuar oficinas de consulta a nivel


nacional. Esta campaña durará tres (3) meses, luego de los cua-
les se iniciará el procedimiento de desafiliación”) y el artículo
15º (que dispone que “el MTPE, en coordinación con la SBS y
la ONP, aprueba y publica en el Diario Oficial El Peruano y en
un diario de circulación masiva un “Boletín Informativo” sobre
las características, las diferencias y demás peculiaridades de los
sistemas pensionarios vigentes. Dicho Boletín debe incluir, como
mínimo, la información sobre los costos previsionales, los requi-
sitos de acceso a pensión, los beneficios y las modalidades de
pensión que otorga cada sistema, y la información relacionada
con el monto de la pensión”) de la Ley Nº 28991, Ley de Libre
Desafiliación Informada, Pensión Mínima y Complementarias, y
Régimen Especial de Jubilación Anticipada.

b) Criterio del TC:


- A partir de una interpretación conjunta de los artículos 3º y 15º
de la Ley Nº 28991 acorde con el artículo 65º de la Constitución,
el Tribunal concluyó que “es obligación del Ministerio de Tra-
bajo y Promoción del Empleo, de la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones,
y de la Oficina de Normalización Previsional, hacer de conoci-
miento de los aportantes que una indebida, insuficiente y/o in-
oportuna información al momento de su afiliación a una AFP es
causal de desafiliación del SPrP”. Por lo que, en consecuencia,
“esta información deberá difundirse en la campaña informativa
regulada por el artículo 3°, y deberá incluirse claramente en el
“Boletín informativo” regulado por el artículo 15°”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- Para el TC es relevante establecer los deberes que se imponen de
una adecuada interpretación del artículo 65 º de la Constitución.
Por ello, precisa que la información con la que cuenten los apor-
tantes obligatoriamente debe incluir el derecho a desafiliarse por
haber sido pasibles de una indebida, insuficiente y/o inoportuna
información. Y, en esa línea, declara este criterio interpretativo
como uno de carácter vinculante para todos los poderes públicos
y de alcance general, de conformidad con los artículos 81º y 82º
del CPConst.

030003
La Sentencia Constitucional en el Perú

J) STC 0024-2007-PI
a) Disposición impugnada:
- La Ordenanza Regional N.º 003-2007- CR-GRM, que crea el Pro-
grama de Apoyo Alimentario Regional (PAAR) y establece para
ello un régimen especial de pesca artesanal sobre el recurso an-
choveta, tanto para consumo humano directo e indirecto; mo-
dificada, en sus artículos 2º a 5º, por la Ordenanza Regional N.º
005-2007-CR/GRM.

b) Criterio del TC:


- Para el Tribunal la Ordenanza Regional N.º 003-2007- CR-GRM
cuestionada no resulta inconstitucional si sus disposiciones sobre
implementación del Programa PAAR “se interpretan como la regu-
lación de un régimen especial de pesca de anchoveta únicamente y
exclusivamente para el consumo humano directo y dentro del Pro-
grama de Apoyo Alimentario PAAR”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- El TC no es ajeno a la realidad socioeconómica del país, por ello
considera legítima la preocupación del Gobierno Regional de Mo-
quegua por el desarrollo social y económico de su región. En ese
sentido, y en aras de que se cumpla con la obligación estatal de
promover el bienestar de la sociedad, dispone que se conserve la
iniciativa contenida en la ordenanza impugnada, estableciendo,
para ello, la interpretación constitucional que se requiere para su
subsistencia.

K) STC 0025-2007-PI
a) Disposición impugnada:
- El Decano Nacional del Colegio de Profesores del Perú demanda, en-
tre otros, el artículo 65º de la Ley Nº 29062, Ley que modifica la Ley
del Profesorado en lo referido a la Carrera Pública Magisterial.
b) Criterio del TC:
- El Colegiado opina que la única interpretación que merece el penúl-
timo párrafo del referido artículo 65º es aquella que entiende que
entre las entidades públicas a las que puede retornar, después de
cinco año, el docente destituido por las causales previstas en los
literales a) “causar perjuicio grave al estudiante y/o a la Institución

301
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

Educativa”, d) “concurrir al centro de trabajo en estado de ebriedad o


bajo los efectos de drogas”, e) “abandonar injustificadamente el car-
go”, f) “haber sido condenado por delito doloso”, g) “falsificar docu-
mentos relacionados con el ejercicio de su actividad profesional” y
h) “reincidir en faltas por las que se recibió sanción de suspensión”
del artículo 36º de la Ley Nº 29062, no se encuentran las que prestan
servicio público docente, ya que de no ser así se estaría afectando el
contenido esencial del derecho fundamental a la educación.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- Para el TC todas las causales comprendidas en el artículo 36º de
la Ley Nº 29062 que originan la destitución del docente “denotan
una ausencia absoluta de compromiso con el derecho fundamen-
tal a la educación y con su condición de presupuesto axiológico
para alcanzar el desarrollo integral de la persona humana (…).
En tal sentido, la efectiva vigencia del deber del Estado de prote-
ger y promover el derecho fundamental a la educación (artículo
14º de la Constitución), exige no volver a situar en riesgo la esta-
bilidad psíquica y somática del educando, ni la imagen e idóneo
funcionamiento de las instituciones educativas, siendo preciso,
en consecuencia, que personas cuya conducta ha resultado mani-
fiestamente incompatible con estos valores constitucionales, no
tengan oportunidad de ejercer nuevamente el cargo de profeso-
res”. En consecuencia, es una tarea necesaria para el Colegiado
dejar establecida la interpretación acorde al planteamiento deli-
neado, ya que de no ser así el derecho fundamental a la educa-
ción podría verse afectado.

L) STC 0002-2008-PI
a) Disposición impugnada:
- Ley N.º 29166, que aprueba normas complementarias a la Ley N.º
28222 y las reglas del empleo de la fuerza por parte de las Fuerzas
Armadas en el territorio nacional.

b) Criterio del TC:


- El TC encontró inconstitucionales diversas disposiciones de la Ley
N.º 29166 por contravenir el principio de dignidad humana que ins-
pira nuestra Constitución, así como también los artículos 137º, 165º
y 166º. Sin embargo, el TC no sancionó dicha inconstitucionalidad

230023
La Sentencia Constitucional en el Perú

de modo literal, sino que interpretó las normas dándoles un sentido


acorde con la Constitución.

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia interpretativa:


- En el presente caso, la inconstitucionalidad e inseguridad que hu-
biera generado esta sentencia hubiese sido mayor que las inconsti-
tucionalidades residentes en la Ley N.º 29166 demandada, por ello,
el TC decide dictar una sentencia interpretativa para salvaguardar
el orden constitucional.

LL) STC 0002-2009-PI


a) Disposición impugnada:
- Cuarenta Congresistas de la República demandan el Acuerdo de Li-
bre Comercio entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobier-
no de la República de Chile, que modifica y sustituye el ACE Nº 38,
sus Anexos, Apéndices, Protocolos y demás instrumentos que hayan
sido suscritos a su amparo.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal considera que “el literal a) del artículo 2.2.º, sobre la “De-
finición específica del país”, del Capítulo 2.º “Definiciones Generales”
del ALC PERÚ-CHILE, es constitucional en tanto que, interpretativa-
mente, el concepto de “territorio continental, las islas, los espacios ma-
rítimos y el espacio aéreo bajo su soberanía (…)” se conciba de confor-
midad con el artículo 54º de la Constitución; es decir, que se entienda
que la soberanía y jurisdicción que le compete al Estado peruano abar-
ca al dominio marítimo que ejerce sobre las doscientas millas marinas
adyacentes a sus costas, como parte del espacio territorial en el que se
aplicará el Tratado de Libre Comercio con Chile”.
- Para el TC el literal a) del artículo 11.10 del ALC PERÚ-CHILE no es
inconstitucional siempre y cuando también se incorpore a la segu-
ridad nacional (señalada en el artículo 70º de la Constitución) como
uno de los supuestos jurídicos de expropiación dentro de la causal
del “propósito público”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- En lo que al tema de integridad territorial del Estado peruano se
refiere, aparentemente existía una antinomia sustantiva entre las

303
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

disposiciones del ALC PERÚ-CHILE y de la Constitución, no obs-


tante ello, si bien es cierto el Tribunal pudo declarar la inconsti-
tucionalidad literal, también lo es que prefirió hacer una inter-
pretación de los distintos significados de la norma impugnada a
fin de rescatar la declaración interpretativa conforme al artículo
54º de la Constitución, ya que la voluntad de ambas partes (Perú
y Chile) no es excluir espacios o ámbitos de sus territorios de la
aplicación obligatoria del ALC.
De otro lado, y en lo que al tenor del literal a) del artículo 11.10 del
ALC PERÚ-CHILE importa, el Tribunal considera que si bien su contenido
dispositivo (específicamente el término “propósito público”) adolece de
precisión conceptual, ello no es suficiente para declarar su inconstitucio-
nalidad. Para el Tribunal basta con que se le otorgue al término “propósito
público” un sentido interpretativo que incorpore a la “seguridad nacional”
como supuesto jurídico de expropiación, para que se produzca una lectura
del Tratado compatible con el artículo 70º de nuestra Constitución.

M) STC 0006-2009-PI
a) Disposiciones impugnadas:
- La Fiscal de la Nación demanda los artículos 34º, inciso 15); 40º,
incisos 5) y 8); 48º, inciso 12); 47º, incisos 5), 6) y 16); 87º; 88º; 103º y
104º de la Ley Nº 29277, Ley de la Carrera Judicial.

b) Criterio del TC:


- Se interpreta que “el concepto ‘lugar donde se ejerce el cargo’ pre-
visto en el artículo 40º, incisos 5) y 6), no se asimila al de distrito ju-
dicial (concepto desarrollado en el artículo 34°, inciso 5), menos aún
en el caso de conurbación, ni impide que el juez pueda tener más
de un domicilio que goce de tutela constitucional, además que la
prohibición de ausentarse del lugar donde ejerce su cargo sólo será
válida en los horarios en que está laborando el juez, ya de manera
regular o excepcional, como cuando está de turno. Asimismo, la fal-
ta grave prevista en el artículo 48º, inciso 12) de la Ley de Carrera
Judicial sólo existirá en tanto y en cuanto el juez no fije como uno de
sus domicilios el lugar donde ejerce su función jurisdiccional”.
- Se interpreta que “la discreción prevista en el artículo 47º, inci-
so 5), entendida como parte del derecho a la información, no se
aplica para los procesos ya concluidos, para los ámbitos de mero
trámite del proceso, ni para los procesos no dirigidos por el juez;

430043
La Sentencia Constitucional en el Perú

y que la prohibición de comentarios recogida en el artículo 47º,


inciso 6), entendida como límite a la libertad de expresión, no
se aplica para los procesos ya concluidos, ni para los procesos no
dirigidos por el juez, ni tiene conexión alguna con otro en el cual
éste intervenga. Cuando se hace referencia a procesos concluidos
es que estos tienen autoridad de cosa juzgada, es decir, únicamente
cuando se pueda atentar contra la moral, orden público, seguridad
nacional y el derecho a la vida privada de las partes, siempre que
dichos límites se enmarquen en el interés de la justicia”.
- Se interpreta que las palabras del inciso 16) del artículo 47º, “im-
procedentes” y “manifiestamente ofensivas” que especifican las
expresiones prohibidas para las resoluciones judiciales, son con-
diciones concurrentes.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia interpretativa:


- El Tribunal considera oportuno hacer algunas precisiones interpre-
tativas de algunos artículos impugnados de la Ley Nº 29277 a fin de
que sean aplicados en clave constitucional.

4.2 Sentencias reductoras


A) STC 0015-2001, 0016-2001, 0004-2002-AI (acumulados)
a) Disposición impugnada:
- El artículo 1º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001, el cual es-
tablecía: “Los depósitos de dinero existentes en las cuentas del
Estado en el Sistema Financiero Nacional, constituyen bienes in-
embargables”.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal concluyó que no todos los referidos depósitos podrían
ser considerados de dominio público, por lo cual no todos eran in-
embargables. En tal sentido, el Tribunal considera que es incons-
titucional el sentido interpretativo que se deriva de la disposición
según el cual “todo” depósito de dinero existente en una cuenta del
Estado en el Sistema Financiero Nacional constituye un bien inem-
bargable (puesto que los depósitos que tengan calidad de bien de
dominio privado son, a contrario sensu, embargables). Por tal moti-
vo, el TC deja sentado que cuando la disposición referida establece
que los depósitos de dinero existentes en las cuentas del Estado en
el Sistema Financiero Nacional, constituyen bienes inembargables,

305
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

debe interpretarse que tales depósitos de dinero son sólo aquellos


que se encuentren afectos al servicio público.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia reductora:


- Si el TC hubiese declarado sin más la inconstitucionalidad del
precepto por permitir que las cuentas privadas del Estado re-
sulten inembargables, el resultado hubiese sido que también la
cuentas públicas hubiesen sido embargables, con la consecuente
afectación de las previsiones presupuestarias del Estado.

B) STC 0010-2002-AI
Fue la primera oportunidad en la que el TC expresamente advirtió la emi-
sión de una sentencia manipulativa, fue con ocasión del análisis de constitu-
cionalidad de los decretos leyes antiterroristas expedidos en el año 1992.
En dicha oportunidad, el TC enfatizó que el fundamento y la legitimi-
dad de uso de este tipo de sentencias radica en el principio de conservación
de la ley y en la exigencia de una interpretación conforme a la Constitu-
ción, a fin de no lesionar el principio básico de la primacía constitucional;
además, indicó que al dictar estas sentencias se deberá tener en cuenta el
criterio jurídico y político de evitar en lo posible la eliminación de disposi-
ciones legales, para no propender a la creación de vacíos normativos que
puedan afectar negativamente a la sociedad, con la consiguiente violación
de la seguridad jurídica. Por tales razones, el TC sostiene que dictar una
sentencia interpretativa, además, aditiva, sustitutiva, exhortativa y estipu-
lativa, no solamente es una potestad lícita, sino fundamentalmente consti-
tuye un deber, pues es su obligación la búsqueda, vigencia y consolidación
del Estado Constitucional de Derecho.

a) Disposición impugnada:
- El caso situó al TC en la necesidad de enjuiciar la constitucio-
nalidad del tipo penal de terrorismo, previsto en el artículo 2º
del Decreto Ley N.º 25475, y cuya validez había sido puesta en
entredicho por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en repetidas ocasiones (Casos Loayza Tamayo, Castillo Petruzzi,
Cantoral Benavides, entre otros).

b) Criterio del TC:


- El Colegiado realizó una interpretación sumamente restringida (re-
ductora) de los alcances normativos de la disposición impugnada,

630063
La Sentencia Constitucional en el Perú

específicamente de las frases “realiza actos”, “empleando materias”,


“estragos o grave perturbación de la tranquilidad pública o afectar
las relaciones internacionales o la seguridad de la sociedad y del Esta-
do”, entre otras, de su texto. El Tribunal estableció que cualquier op-
ción interpretativa que pretenda amplificar los alcances normativos
de la disposición, tal como habían quedado definidos por la senten-
cia, resultaban proscritos por vulnerar el sub principio de lex certa
conformante del principio de legalidad penal.
Por otra parte, la disposición contenía una norma implícita de exclu-
sión que apartaba la responsabilidad subjetiva del agente en la comisión
del ilícito, tornándola exclusivamente objetiva. En tal sentido, con la sola
declaración de inconstitucionalidad de esa norma implícita de exclusión,
la responsabilidad subjetiva ingresaba en el contenido normativo de la
disposición, reduciendo sus alcances y “constitucionalizándola”. Sin em-
bargo, lo cierto es que tal declaratoria de inconstitucionalidad no podría
ser adecuadamente justificada si no existiera alguna regla o principio en
el ordenamiento que reserve la tipicidad penal para los casos de respon-
sabilidad subjetiva en el agente, prohibiendo la responsabilidad objetiva.
Dichos artículos eran el artículo VII del Título Preliminar y el artículo 12º
del Código Penal. En consecuencia, si bien desde el punto de vista de los
efectos generados en el ámbito normativo de la disposición, la sentencia
es reductora, por la metodología utilizada por el Tribunal, es también una
sentencia integrativa.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia reductora:


- La declaración de inconstitucionalidad de la norma hubiese gene-
rado indefectiblemente la imposibilidad de enjuiciar los cientos de
actos terroristas que tuvieron lugar desde 1992 en adelante.
En efecto, si se tiene en cuenta que de conformidad con el artículo
83º del CPConst., (como antes lo disponía el artículo 40º de la Ley N.º
26435), la declaración de inconstitucionalidad de una norma penal da
lugar a la reapertura de los procesos en los que ésta haya sido aplica-
da, sin que puedan recobran vigencia las disposiciones legales que ella
hubiera derogado, resulta que la nulidad de la norma penal inconstitu-
cional, determina la imposibilidad de que los juicios reabiertos sean re-
gulados por ella, dando lugar a la inevitable inexistencia de tipo penal
aplicable a los delitos de terrorismo.
Por ello, el TC tenía la obligación de agotar la metodología interpretati-
va aplicable a la disposición cuestionada y, consecuentemente, la tipología

307
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

resolutiva a que da lugar, en procura de alcanzar la preservación del tipo


penal en el ordenamiento jurídico.

C) STC 0009-2004-AI
a) Disposición impugnada:
- En esta sentencia se cuestionó, entre otras disposiciones, el artículo
9º del Decreto de Urgencia Nº 088-2000, el mismo que establece que
“el plazo para acogerse a lo dispuesto en el presente Decreto de Ur-
gencia es de treinta (30) días, computado a partir de la publicación
de su Reglamento. Vencido dicho plazo, caducará definitivamente
el derecho a acreditar acreencias por concepto de deudas prove-
nientes de Reforma Agraria”.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal advirtió que era en el segundo párrafo del referido ar-
tículo en que se planteaba la cuestión controvertida, toda vez que
dicho texto tiene cuando menos dos sentidos interpretativos: “uno
conforme al cual el derecho que caduca vencido el plazo previsto
en la norma es aquel que permite acreditar la acreencia utilizando
el procedimiento regulado por el decreto de urgencia impugnado; y
otro en virtud del cual el derecho que caduca vencido el plazo pre-
visto en la norma es aquel que permite acreditar la acreencia no sólo
utilizando el procedimiento regulado en la norma, sino incluso un
proceso ante el Poder Judicial”; y optó por la primera de las inter-
pretaciones, toda vez que “la segunda restringe irrazonablemente
el derecho previsto en el artículo 70° de la Constitución, conforme
al cual toda persona tiene derecho a recibir a una indemnización
justipreciada que incluya la compensación por el eventual perjuicio,
como consecuencia de haber sido privada de su propiedad en un
procedimiento expropiatorio”. 

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia reductora:


- El Tribunal, como órgano de control de la constitucionalidad, tenía
la obligación de eliminar aquel sentido interpretativo que no resul-
tara compatible con la Ley Fundamental.

830083
La Sentencia Constitucional en el Perú

4.3 Sentencias sustitutivas


A) STC 0023-2007-PI
a) Disposición impugnada:
- El artículo 3º, entre otros, del Decreto de Urgencia Nº 033-2005 que
aprueba el Cuadro de Equivalencias y Equiparaciones del Programa
de Homologación aplicadas a los docentes nombrados en las catego-
rías principal, asociado y auxiliar de las universidades públicas.

b) Criterio del TC:


- El Colegiado considera “que siendo el mandato de la Ley Universi-
taria la homologación en función de una escala proporcional entre
docentes universitarios y jueces del Poder Judicial, no se encuentra
la razón suficiente o coherencia interna en el Decreto de Urgencia
para no aplicar la misma regla de homologación al 100% también
para el caso de los profesores principales. En tal sentido, fijar como
tope el 82% y no el 100% no constituye un acto de homologación
sino más bien, un acto de evidente desnaturalización respecto del
parámetro de constitucionalidad de la referida disposición”. Por
tanto, “expulsa dicho porcentaje debiéndose entender que a los
profesores principales a tiempo completo, les corresponde como
remuneración el 100% de la remuneración básica que percibe un
magistrado supremo del Poder Judicial en actividad, conforme lo
ordena la Ley Universitaria”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia sustitutiva:


- Si bien es cierto que las clasificaciones y condicionamientos del
Cuadro de Equivalencias y Equiparaciones del Programa de Ho-
mologación que recogía el artículo 3º impugnado, no guardaba re-
lación alguna con las materias objeto de regulación por un Decreto
de Urgencia, deviniendo, por tanto, en inconstitucional. También
lo es –como sostuvo el propio Tribunal– que “atendiendo a la im-
portancia que tiene esta norma de cara a los fines que debe cumplir
la universidad pública en el proceso de desarrollo del país, y to-
mando en cuenta además, la permanente postergación a que han
sido sometidos los profesores universitarios a lo largo de los años
de vigencia de la Ley Universitaria”, resulta conveniente realizar
un análisis interpretativo que, de un lado, excluya todos aquellos
contenidos normativos contrarios a la Constitución y a la Ley Uni-
versitaria que se desprenden del artículo 3º del Decreto de Urgencia

309
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

Nº 033-2005 y, de otro, sustituya dicha disposición de acuerdo a lo


previsto en la Ley Universitaria.

4.4 Sentencias aditivas e integrativas


A) STC 0015-2001, 0016-2001, 0004-2002-AI (acumulados)
a) Disposición impugnada:
- El artículo 1º de la Ley Nº 27684 que modifica el artículo 42º de la
Ley Nº 27584, estableciendo que “las sentencias en calidad de cosa
juzgada que ordenen el pago de suma de dinero, serán atendidas
única y exclusivamente por el Pliego Presupuestario en donde se
generó la deuda (…)”.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal concluyó que con esta modificación “se limita irrazona-
blemente la fuente de donde pueden surgir los montos para cubrir las
deudas estatales que provengan de sentencias judiciales. En efecto, al
establecerse que “única y exclusivamente” dichos montos provendrán
del Pliego Presupuestario en el que tuvo origen la deuda, se niega la po-
sibilidad de afectar la existencia de partidas presupuestarias especiales
comunes a todos los pliegos para cubrir las respectivas obligaciones”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia aditiva:


- Si el TC hubiese declarado sin más la inconstitucionalidad de la mo-
dificación del artículo 42º de la Ley Nº 27584, se habría generado un
vacío legal respecto a las fuentes en que se generan los montos para
cubrir las deudas que el Estado tiene pendientes de pago. Por ello,
el Tribunal decide eliminar el sentido interpretativo –además res-
trictivo- que se desprendía de la modificación aludida con la frase
“única y exclusivamente” y opta por dejar vigente la nueva inter-
pretación que surge del texto y que supone la posibilidad de afectar
la existencia de partidas presupuestarias especiales comunes a to-
dos los pliegos para cubrir las obligaciones estatales.

B) STC 0006-2003-AI
a) Disposición impugnada:
- Se impugnó el inciso j) del artículo 89° del Reglamento del Congre-
so, que regula el procedimiento de acusación constitucional seguido
en el seno del Congreso de la República. Los demandantes (65 con-

031103
La Sentencia Constitucional en el Perú

gresistas) sostuvieron que dicho artículo resultaba inconstitucional


en tanto no establecía el número de votos necesarios para acusar
constitucionalmente a los funcionarios públicos enumerados en
el artículo 99° de la Constitución, sea en un antejuicio político o
en un juicio político, lo cual podría prestarse a aplicaciones in-
constitucionales del precepto, permitiendo que la acusación sea
aprobada con votaciones nimias.

b) Criterio del TC:


- El TC consideró que el precepto vulneraba el principio de razonabi-
lidad (artículo 200º de la Constitución), puesto que, a diferencia del
procedimiento aplicable al levantamiento de la inmunidad parla-
mentaria, regulado en el artículo 16° del Reglamento del Congreso,
no establecía el requisito de la mitad más uno del número legal de
miembros del Congreso para levantar la prerrogativa funcional a
que da lugar el antejuicio político, no obstante que, en lo que atañe
al levantamiento del privilegio de los funcionarios estatales, tiene
un objeto sustancialmente análogo. De esta manera, establecida la
sustancial identidad entre el antejuicio político y la garantía funcio-
nal de la inmunidad parlamentaria, el Tribunal integró el ordena-
miento jurídico para cubrir la omisión inconstitucional que suponía
no haber establecido en el inciso j) del artículo 89º del Reglamento
del Congreso la mínima votación necesaria para levantar la prerro-
gativa de antejuicio político.
No se trató, pues, de una subrogación en las funciones legislativas, sino
de una integración de ordenamiento jurídico que venía impuesta por los
principios de igualdad y de razonabilidad previstos en la Constitución (ar-
tículos 2º 2 y 200º, respectivamente) al cotejarse que la votación necesaria
para levantar la prerrogativa de antejuicio político no podía ser otra más
que aquella establecida para el levantamiento de una garantía funcional
sustancialmente idéntica como la inmunidad parlamentaria.
Por otra parte, respetando las competencias del legislador, el Colegia-
do, tras advertir que aún no se ha previsto en el ordenamiento la vota-
ción necesaria para aplicar las sanciones previstas en el primer párrafo
del artículo 100° de la Constitución, en los casos de juicios políticos,
exhortó al Congreso a estipular en su Reglamento dicha votación.
Para tal efecto exhortó también a tener en cuenta que los artículos 157° y
161° de la Constitución establecen que para la remoción de los miembros del
Consejo Nacional de la Magistratura y del Defensor del Pueblo se requiere
el voto conforme de los 2/3 del número legal de miembros del Congreso.

311
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

Finalmente, al advertir que no existe en el ordenamiento un procedi-


miento ni votación calificada alguna para que el Congreso de la República
pueda declarar vacante el cargo de Primer Mandatario por la causal prevista
en el inciso 2) del artículo 113° de la Constitución, esto es, por su permanente
incapacidad moral o física, el TC exhortó al Congreso a establecerlos. Para
tales efectos, lo exhortó a establecer una votación no menor a la necesaria
para sancionar en un juicio político (2/3 del número legal de miembros del
Congreso, sin participación de la Comisión Permanente).
En este extremo, en consecuencia, la sentencia fue exhortativa, pero
a su vez, “aditiva de principio”, pues aunque el TC no procede a cubrir
la omisión, establece el principio que debe observar el Congreso de la
República al momento de hacerlo.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia integrativa y


exhortativa:
- Tras advertir la inconstitucionalidad por omisión en la que incu-
rría la disposición impugnada al no prever la votación necesaria
para levantar la prerrogativa funcional de antejuicio político a los
funcionarios enumerados en el artículo 99º de la Constitución, el
TC pudo limitarse a sancionar la inconstitucionalidad del precepto.
Ocurre, sin embargo, que en tal supuesto nos hubiésemos topado
con la inexistencia de una regulación del antejuicio político y, con-
secuentemente, ante la eventual aplicación inconstitucional de di-
cha institución por parte de determinadas mayorías congresales.
De otra parte, la inexistencia de una votación mínima necesaria para
aplicar las sanciones previstas en el artículo 100º de la Constitución, a los
funcionarios enumerados en su artículo 99º, suponía un serio riesgo para
los derechos fundamentales de dichos funcionarios, quienes podrían ha-
ber sido despojados de su cargo con votaciones nimias. Desde luego, a
efectos de evitar aplicaciones irrazonables del texto constitucional, dicha
votación no podría ser menor a la prevista como necesaria para destituir
a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura y al Defensor del
Pueblo (2/3 de número legal de congresistas, sin participación de la Comi-
sión Permanente).
Por otro lado, permitir que mediante votaciones no calificadas el Presi-
dente de la República pudiese haber sido vacado de su cargo por la causal
de incapacidad moral, hubiese dado lugar a supuestos absolutamente in-
aceptables en un Estado Constitucional, tales como que mientras que el
Congreso necesite de la votación de más de la mitad de su número legal

231123
La Sentencia Constitucional en el Perú

de miembros para remover a los ministros (responsables políticamente


y no elegidos por el pueblo), mediante el voto de censura, sin embar-
go, no necesite sino una mayoría simple para remover al Presidente de
la República (quien no tiene responsabilidad política y es elegido di-
rectamente por la voluntad popular), o que mientras los miembros del
Consejo Nacional de la Magistratura y el Defensor del Pueblo, pudiesen
ser destituidos en un juicio político sólo por los 2/3 del número legal
de miembros del Congreso, para vacar al Presidente de la República se
requiera una votación menor.
A propósito de ello, en la exposición de motivos del proyecto, se expo-
ne lo siguiente:
“se cuestiona que el Tribunal, mediante la aplicación de estas sentencias,
debate cuestiones, con o sin deseo, de naturaleza política, bajo el manto de una
interpretación, dejando de lado la esencia del control constitucional, es decir, el
control jurídico. La experiencia demuestra que ante la falta de regulación el Tri-
bunal Constitucional no ha podido autolimitarse al momento de resolver asuntos
estrictamente políticos. (...). En relación con lo antes señalado hay que recordar la
votación supercalificada que exigió (...) para la vacancia del Presidente de la Repú-
blica en la sentencia sobre el Expediente 006-2003-AI/TC que era un tema de corte
absolutamente político, que no era objeto de la demanda y que el Tribunal incluyó
en su fallo de manera arbitraria.”
En primer término, los creadores del proyecto se equivocan al señalar
que existen instituciones reguladas por la Constitución de contenido “ab-
solutamente político” y que, en consecuencia, se encuentran exentas de
una valoración jurídica. La doctrina de las political questions se encuentra en
franco retroceso desde que se comprendió que generar islas ajenas al con-
trol jurisdiccional, desemboca en la negación, cuando menos parcial, de la
naturaleza jurídica de la Constitución. De ahí que hoy en día, simplemente,
se acepte que acaso existen materias que por su especial relación con el
campo de la decisión política merecen un control jurisdiccional atenuado,
pero, en ningún caso, ausente.
Por otra parte, cuando se señala que el Tribunal incurrió en un exceso al
exhortar al Congreso a la fijación de la votación para la vacancia presiden-
cial en no menos de 2/3 de número legal de miembros del Congreso, pare-
ce sugerirse que tal exhortación tiene fundamento en el mero voluntarismo
del Tribunal, sin tener presente que ella venía impuesta por los artículos
157º y 161º de la Constitución. ¿O acaso se pretende que el Presidente de
la República pueda resultar despojado del cargo con una votación menor
a la exigida por la Constitución para el caso de los miembros del Consejo
Nacional de la Magistratura y el Defensor del Pueblo? No se trata pues de

313
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

una exhortación fruto de la arbitrariedad, sino de la aplicación irrestricta


del principio de razonabilidad (artículo 200º in fine de la Constitución).
Por lo demás, la legitimidad de las exhortaciones al Congreso realiza-
das por el Tribunal, quedó evidenciada cuando pocas semanas después
de la expedición de la sentencia, el Congreso, atendiendo a las referidas
exhortaciones, modificó su Reglamento.
Finalmente, cabe señalar que el hecho de que en la demanda no se haya
invocado vicio alguno con relación al procedimiento para la vacancia pre-
sidencial, no era impedimento para que el Tribunal se ocupara del tema.
La demanda de inconstitucionalidad no delimita el ámbito de pronuncia-
miento del Tribunal, sino solamente circunscribe un núcleo a partir del
cual el Colegiado se encuentra en la obligación de defender el principio
de supremacía constitucional, pudiendo incluso evaluar la constitucionali-
dad de toda disposición que tenga conexidad con la materia controvertida.
Debe recordarse que en un proceso de inconstitucionalidad quienes gozan
de legitimidad activa no activan la instancia constitucional en defensa de
sus intereses subjetivos, sino con la finalidad de que el Tribunal defienda
el interés público que subyace en la preservación de la constitucionalidad
de ordenamiento jurídico.
Lo dicho queda expuesto por el CPConst. en estos términos:
“Artículo 78.- La sentencia que declare la ilegalidad o inconstitucionalidad de
la norma impugnada, declarará igualmente la de aquella otra a la que debe exten-
derse por conexión o consecuencia.”
“Artículo 106.- Admitida la demanda, y en atención al interés público de la
pretensión discutida, el Tribunal Constitucional impulsará el proceso de oficio con
prescindencia de la actividad o interés de las partes.(...).”

C) STC 0050-2004-PI / 0051-2004-PI / 0004-2005-PI / 0007-2005-PI / 0009-


2005-PI (acumulados)
a) Disposición impugnada:
- El artículo 7º de la ley al artículo 35º del Decreto Ley N.º 20530, que
permitía que la pensión de orfandad sea equivalente a un quinto (el
20%) de la pensión del causante.

b) Criterio del TC:


- Distintas razones (como el derecho-deber de los padres de alimen-
tar, educar y dar seguridad a sus hijos —artículo 6º de la Cons-
titución—) llevaron al TC ha considerar inconstitucional esta

431143
La Sentencia Constitucional en el Perú

disposición. Sin embargo, era evidente que la declaración de


inconstitucionalidad del precepto daría lugar a que los hijos de
los causantes carezcan de una pensión de orfandad. El proble-
ma era el quantum, sin embargo, la obligatoriedad de la existen-
cia de una pensión de orfandad, venía impuesta por el artículo
6º de la Constitución.
Podía evitarse declarar la inconstitucionalidad del precepto, en la me-
dida de que existiese otra disposición en el ordenamiento que regulase una
pensión análoga a la pensión de orfandad con un quantum superior al 20%
de la pensión del causante (sentencia integrativa). Y dicha disposición exis-
tía, pues el artículo 32º del Decreto Ley N.º 20530 regulaba la pensión de
viudez que comparte una sustancial identidad con la de orfandad, en tanto
ambas conforman las denominadas “pensiones de sobrevivencia” regula-
das por el ordenamiento.
Así, del artículo 32º del Decreto Ley N.º 20530, que disponía “La pen-
sión de viudez se otorga de acuerdo a las normas siguientes: (...)”, el TC
declaró la inconstitucionalidad de la frase “de viudez”, de forma tal que
pueda interpretarse que la pensión regulada por el precepto no sólo era la
de viudez, sino también la de orfandad (sentencia aditiva).

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia aditiva e integrativa:


- Era deber del TC evitar —en la medida de que la metodología her-
menéutico-constitucional así lo permitiese— que tenga que ser el
Congreso de la República el que remedie el vacío legislativo ocasio-
nado por la declaración de inconstitucionalidad del precepto, pues
hubiese existido el serio riesgo de afectar los derechos fundamenta-
les de los hijos de los pensionistas fallecidos.

a) Disposición impugnada:
- El literal a) del artículo 34º del Decreto Ley N.º 20530, modificado
por el artículo 7º de la Ley N.º 28449, que disponía lo siguiente: “So-
lamente tienen derecho a pensión de orfandad los hijos menores
de dieciocho (18) años del trabajador con derecho a pensión o del
titular de la pensión de cesantía o invalidez que hubiera fallecido.
Cumplida esta edad, subsiste la pensión de orfandad únicamente
en los siguientes casos: a) Para los hijos que sigan estudios de nivel
básico o superior, hasta que cumplan los veintiún (21) años (...)”.

315
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

b) Criterio del TC:


- Luego de aplicar el test de proporcionalidad a la disposición el TC
advierte su inconstitucionalidad por no superar el sub principio de
idoneidad. En efecto, si la finalidad primordial del precepto era que
los hijos que sigan estudios básico o superior, puedan mantener el
ingreso que les permita afrontar sus necesidades básicas, la medida
que el legislador había adoptado para alcanzar ese fin no resultaba
idónea, pues no se tomaba como referencia para el decaimiento de
la pensión el momento en el que el hijo culminara sus estudios, sino
la fecha en la que cumplía 21 años. En tanto en la gran mayoría de
casos a la edad de 21 años aún no se han culminado los estudios
superiores, la disposición no resultaba idónea para la consecución
del fin que perseguía.
Por tal motivo, el TC declara la inconstitucionalidad de la frase
“hasta que cumplan los veintiún (21) años” del precepto, adhiriendo
a su supuesto normativo la posibilidad de que la pensión de orfandad
para los hijos mayores de 18 años que sigan estudios de nivel básico o
superior, pueda extenderse no hasta una edad determinada, sino hasta
que culminen sus estudios, en la medida de que los afronten satisfacto-
riamente (sentencia aditiva).

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia aditiva:


- La inconstitucionalidad no residía en el hecho de que se extienda
el beneficio pensionario de los hijos hasta que culminen sus es-
tudios superiores, sino en limitar dicho beneficio sólo hasta que
cumplan 21 años. De ahí que a pesar de la inconstitucionalidad
advertida, hubiese resultado perjudicial, declarar la invalidez de
todo el precepto.

a) Disposición impugnada:
- El literal b) del artículo 55º del Decreto Ley N.º 20530, modificado
por el artículo 7º de la Ley N.º 28449, que pretendía que la pen-
sión de orfandad a los mayores de 18 años que seguían estudios
los 18 años, sólo se otorgue a aquellos jóvenes que seguían estu-
dios universitarios.

b) Criterio del TC:


- El TC declaró inconstitucional la palabra “universitarios”, de modo
tal que pueda interpretarse que el supuesto normativo de la dispo-

631163
La Sentencia Constitucional en el Perú

sición no sólo se extienda a aquellos que siguen estudios universita-


rios, sino a todo aquel que siga satisfactoriamente estudios superio-
res (sentencia aditiva).

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia aditiva:


- Era preciso extender el alcance normativo de la disposición a
todo aquel que siguiera estudios superiores con éxito (y no sólo
a los universitarios), a efectos de evitar un trato diferenciado sin
base objetiva, razonable y proporcional que lo justifique (artículo
2º 2 de la Constitución).

D) STC 0014-2007-AI
a) Disposición impugnada:
- Ley Nº 28991, Ley de Libre Desafiliación Informada, Pensión
Mínima y Complementarias, y Régimen Especial de Jubila-
ción Anticipada.

b) Criterio del TC:


- Se declara inconstitucional “la omisión legislativa consistente en no
haber incluido a la indebida, insuficiente y/o inoportuna informa-
ción como causal de nulidad del acto de afiliación al Sistema Privado
de Pensiones”. En consecuencia, y partiendo de lo establecido por el
artículo 65º de la Constitución, el TC interpreta “que constituye cau-
sal de desafiliación del SPrP y de consecuente derecho de retorno al
SpuP, la acreditación de que la decisión de afiliarse al SPrP fue con-
secuencia de una indebida, insuficiente y/o inoportuna información
por parte de la AFP o de la Administración Pública”.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia aditiva:


- Como dice el propio TC en su sentencia, “la omisión en la que
ha incurrido el legislador, ha terminado de hacerse evidente y
significativamente lesiva de los derechos fundamentales a la in-
formación y a la pensión, luego de no haber incluido la causal
de desafiliación ya aludida, a pesar de que este Tribunal, luego
de ejercer su función de supremo intérprete de la Constitución,
la había considerado como constitucionalmente vinculante. De
ahí que el legislador, en este caso, ha incurrido en lo que este
Colegiado ha denominado una omisión de aquello que había

317
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

sido “configurado jurisprudencialmente como vinculante”7. En


este escenario, tras haber optado inicialmente por la exhortación
deferente con el legislador que el ejercicio responsable la juris-
dicción constitucional ab initio impone, pero sin haber merecido
atención, el Tribunal juzga constitucionalmente necesario cubrir
la omisión legislativa a partir del ejercicio de una interpretación
concretizadora de la Constitución, de alcance general, y vincu-
lante para todo poder público y privado, de conformidad con los
artículos 81 ° y 82° del CPConst.”.

4.5 Sentencias exhortativas y de mera incompatibilidad


A) STC 0009-2001-AI
El efecto nulificante puede generar consecuencias de mayor impre-
visión e inestabilidad que el mismo vicio de inconstitucionalidad re-
sidente en la disposición tributaria, motivo por el cual se hace preciso
modular los efectos de la decisión en el tiempo, para cuyo cometido la
tipología resolutiva brinda posibilidades de equilibrio. Es por ello que
el artículo 81º del Código Procesal Constitucional (CPConst.), tal como
lo hacía el artículo 36º de la derogada Ley N.º 26435, prevé que: “Cuan-
do se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por viola-
ción del artículo 74 de la Constitución, el Tribunal debe determinar de
manera expresa en la sentencia los efectos de su decisión en el tiempo.
Asimismo, resuelve lo pertinente respecto de las situaciones jurídicas
producidas mientras estuvo en vigencia.”

a) Disposiciones impugnadas:
- Los artículos 38º1 y 39º de la Ley N.º 27153, que regulaban el im-
puesto por explotación de lo juegos de casinos y tragamonedas.

b) Criterio del TC:


- El TC consideró inconstitucional el impuesto por su efecto confis-
catorio y, consecuentemente, contrario al artículo 74º de la Consti-
tución. Empero, el TC exhortó al Congreso de la República a cubrir
el vacío legislativo ocasionado por la declaración de inconstituciona-
lidad, estableciendo (en evidente aplicación el artículo 38º y 40º del
Texto Único Ordenado del Código Tributario, aprobado mediante
Decreto Supremo N.º 135-99-EF) que, entre tanto, los montos paga-

7 Cfr. STC Nº 0006-2008-PI, FF. JJ. 43 y 44.

831183
La Sentencia Constitucional en el Perú

dos en exceso debían ser considerados como crédito tributario y, en


su caso, compensados.
En consecuencia, este es un ejemplo del uso legítimo de una senten-
cia exhortativa e integrativa o de rima obbligata, necesaria para que, de
un lado, el Legislativo cubra el vacío normativo ocasionado por la de-
claración de inconstitucionalidad, y, de otro, se especifique la respuesta
normativa del ordenamiento jurídico preexistente, para salvaguardar
los derechos fundamentales de las personas afectadas por la aplicación
de la disposición viciada mientras estuvo vigente.

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia exhortativa e inte-


grativa:
- De conformidad con el artículo 74º de la Constitución y el artículo
81º del CPConst. (antes artículo 36º de la Ley N.º 26435, el TC pudo
declarar sin más la inconstitucionalidad del impuesto con efecto re-
troactivo; sin embargo, en atención a las diversas relaciones jurídi-
cas celebradas a su amparo de su normativa, ello hubiese generado
una inconstitucionalidad mayor. Por ello era preciso que el TC
estableciera los criterios que permitirían eliminar los efectos in-
constitucionales provisionalmente, mientras el Legislativa dicta-
ba la ley respectiva, en atención a la exhortación realizada, lo que
en efecto hizo días después.

a) Disposiciones impugnadas:
- La Primera Disposición Transitoria de la misma Ley N.º 27153, en
concordancia con el artículo 1º de la Ley N.º 27232, que establecía un
breve plazo de 200 días para adecuarse a lo previsto en ella. Tam-
bién la Segunda Disposición Transitoria que disponía un muy breve
plazo para que los titulares de salas de bingo y discotecas, que a la
fecha de publicación de la Ley N.º 27153 cuenten con autorización
para la explotación de máquinas tragamonedas, puedan renovarla.

b) Criterio del TC:


- Dichos plazos fueron considerados inconstitucionales por el TC,
por considerar que no era proporcional con la entidad, los costos
y la envergadura de las nuevas condiciones impuestas, ex novo,
en muchos de los casos, por la Ley N.° 27153 a todos aquellos
que antes de su vigencia se encontraban explotando los juegos de
casino y máquinas tragamonedas. En tal sentido, exhortó al Con-

319
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

greso de la República a establecer un plazo que resulte razonable


para tales efectos.

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia exhortativa:


- Establecer un plazo no resultaba inconstitucional. Fue su irrazo-
nable y desproporcionada brevedad la que resultaba inválida.
Por ello, en pleno respeto por las competencias legislativas del
Parlamento, resultaba plenamente pertinente exhortarle a esta-
blecer un plazo razonable, lo que finalmente ocurrió el 26 de julio
de 2002, con la publicación de la Ley N.º 27796.
Es preciso señalar, sin embargo, que si el Congreso no hubiese expe-
dido la norma respectiva, el quantum del plazo, aunque indeterminado,
no hubiese sido indeterminable, puesto que la razonabilidad del tiempo
transcurrido hubiese podido ser apreciada por los jueces en cada caso con-
creto. Dicho de otro modo, ante la inconstitucionalidad advertida por el
TC, el incumplimiento de la exhortación por parte del Legislativo, hubiese
dado lugar a que la irrazonabilidad de la duración del plazo originaria-
mente previsto por la ley, fuese sustituido por un plazo razonable proyec-
tado en aplicación del principio de razonabilidad previsto en el artículo
200º de la Constitución y determinado caso por caso por la judicatura. Así,
ante la inercia del Congreso, la sentencia originalmente exhortativa se hu-
biera tornado en una sentencia interpretativa sustitutiva, “reemplazando”
el plazo inconstitucional por un “plazo razonable”, como única forma de
constitucionalizar el contenido normativo de la ley. Es esta la real valía de
las denominadas sentencias interpretativas manipulativas, al permitir, a
través del ejercicio hermenético aplicado a la disposición enjuiciada, adap-
tarla a la Constitución, pero bajo los límites del ordenamiento jurídico pre-
existente, tanto constitucional como legislativo.

B) STC 0010-2002-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- Los Decretos Leyes antiterroristas Nros. 25475 y 25659.

b) Criterio del TC:


- El TC consideró inconstitucionales diversas disposiciones de estos
decretos leyes, por afectar el principio de legalidad penal, el debi-
do proceso, etc. Sin embargo, el TC no sanciona inmediatamente
su inconstitucionalidad, sino que declara una vacatio sententiae a
efectos de permitir que el legislador democrático regulen en un

032203
La Sentencia Constitucional en el Perú

plazo breve y razonable, un cauce procesal que permita una forma


racional de organizar la realización de un nuevo proceso para los
sentenciados por los delitos de terrorismo y traición a la patria.

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia de mera incom-


patibilidad provisional y exhortativa:
- El TC, de conformidad con el artículo 45º de la Constitución, está
en la obligación de prever las consecuencias de sus decisiones y,
por lo tanto, modular los efectos que sus decisiones generarán en el
ordenamiento. En ese sentido, si bien el artículo 83º del CPConst.,
de conformidad con el artículo 103º de la Constitución, y tal como
antes lo hacía el artículo 40º de la Ley N.º 26435, precisa que las
sentencias declaratorias de inconstitucionalidad permiten revivir
procesos penales en los que se haya hecho aplicación de normas
inconstitucionales, no limita la posibilidad del TC de modular los
efectos en el tiempo de su decisión. En atención a ello el TC cae
en la cuenta de que adjudicar efectos inmediatos a la sentencia
significaría una errónea ponderación entre los derechos subjeti-
vos afectados como consecuencia de la aplicación de las normas
sometidas a control y el derecho objetivo a la seguridad interna,
el cual correría serio riesgo de vulneración al autorizar la inme-
diata libertad de numerosas personas procesadas y condenadas por
el delito de terrorismo.

C) STC 0001-2003, 0003-2003-AI (acumulados)


a) Disposición impugnada:
- El segundo párrafo del artículo 7º de la Ley Nº 27755 -Ley que
crea el registro de predios a cargo de la Superintendencia Nacio-
nal de los Registros Públicos- que establece que los inmuebles
cuyo valor de mercado no sea mayor de 20 UIT pueden ser ins-
critos mediante formulario registral legalizado por notario y no
mediante escritura pública.

b) Criterio del TC:


- El TC declaró infundada la demanda por considerar, como ya lo ha-
bía establecido en su Sentencia recaída en el Exp. Nº 0016-2002-AI/
TC, que “la inscripción registral del derecho de propiedad dota de
una incuestionable seguridad jurídica al ejercicio de ese derecho”.
No obstante, se cuida en advertir “que la garantía que reviste el

321
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

título inscrito será meramente aparente si no se crean las condicio-


nes razonables y suficientes para que el procedimiento previo a la
inscripción esté provisto también de la suficiente seguridad jurídica,
pues de lo que se trata es de que el registro sea fiel reflejo de la rea-
lidad jurídica extrarregistral”. Así pues, partiendo de esta premisa
realiza el test de proporcionalidad respectivo y concluye “que la me-
dida de permitir el acceso de los sectores de bajos recursos al registro
de propiedad, mediante la reducción de los costos de transacción que
supone la utilización del formulario registral legalizado por notario,
en lugar de la escritura pública, es proporcional y razonable, pues, no
obstante que ello genera un grado de sustracción en la garantía que
la seguridad jurídica dispensa, el principio no se ve afectado en su
contenido esencial, siendo todavía plenamente reconocible su funcio-
nalidad dentro del ordenamiento jurídico”.

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia exhortativa:


- Para el TC no resulta inconstitucional el uso del formulario registral
legalizado por notario. Sin embargo, en salvaguarda del principio
de seguridad jurídica que debe informar el Sistema Registral Nacio-
nal, establece algunos criterios para que sean seguidos obligatoria-
mente por el Poder Ejecutivo al momento de reglamentar el uso del
referido formulario y se dote a este título de confiabilidad.

D) STC 0023-2003-AI
d) Disposiciones impugnadas: El Código de Justicia Militar y la Ley
Orgánica de la Justicia Militar.
e) Criterio del TC:
- El TC encontró inconstitucionales diversas disposiciones de las re-
feridas leyes, por contravenir el debido proceso, el derecho al juez
natural, independiente e imparcial, entre otros muchos bienes cons-
titucionales. Sin embargo, el TC no sancionó dicha inconstituciona-
lidad de modo inmediato, sino que concedió al legislador un plazo
de 1 año para dictar la legislación modificatoria de conformidad con
los criterios establecidos en la sentencia.

f) Necesidad constitucional de dictar una sentencia de mera incom-


patibilidad provisional y exhortativa:
- Sancionar la inconstitucionalidad de modo inmediato, hubiese
dado lugar a la nulidad de todos los procesos seguidos ente la

232223
La Sentencia Constitucional en el Perú

jurisdicción militar y, consecuentemente, a la verificación de un


realidad imposible de ser manejada en forma pronta y eficiente
por el Poder Judicial y el Congreso de la República. En suma,
la inconstitucionalidad e inseguridad generada por la sentencia
hubiese sido mayor que las inconstitucionalidades residentes en
las leyes cuestionadas. El artículo 45º de la Constitución exige
al TC asumir, sus competencias, con la responsabilidad que la
Constitución exige.

E) STC 0030-2004-AI
a) Disposición impugnada:
- Más de cinco mil ciudadanos demandan la inconstitucionalidad del
artículo 1º de la Ley Nº 28047, Ley que actualiza el porcentaje de
aporte destinado al Fondo de Pensiones de los Trabajadores del Sec-
tor Público Nacional y regula las nivelaciones de las pensiones del
Régimen del Decreto Ley Nº 20530.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal declaró inconstitucional el criterio porcentual de
aportaciones establecido en el referido artículo 1º de la Ley Nº
28047 por ser violatorio de los principios constitucionales de ra-
zonabilidad y proporcionalidad. No obstante ello, el Colegiado
decidió declarar una vacatio sententiae a efectos de que el legisla-
dor promulgue la nueva norma que reemplace la inconstitucio-
nal y no quede un vacío en la regulación del porcentaje mensual
de pago de pensión correspondiente al régimen pensionario del
Decreto Ley Nº 20530.
c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia de mera in-
compatibilidad provisional y exhortativa:
- Constituye una obligación para el TC, de conformidad con el
artículo 45º de la Constitución, el prever las consecuencias de
sus fallos y modular los efectos que sus sentencias generarán en
el ordenamiento jurídico. Por ello es que tendiendo en cuenta
que la declaración de inconstitucionalidad del artículo 1º de la
Ley Nº 28047 dejaría un vacío normativo susceptible de generar
efectos nefastos en el funcionamiento del régimen pensionario
del Decreto Ley Nº 20530, el TC dispone una vacatio sententiae
en el presente caso.

323
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

F) STC 0008-2005-AI
a) Disposición impugnada:
- Más de cinco mil ciudadanos cuestionan diversos artículos de la Ley
Nº 28175, Ley Marco del Empleo Público.
b) Criterio del TC:
- El Colegiado decide exhortar al Congreso de la República para que
en el plazo más urgente se expidan las leyes complementarias a la
Ley Marco del Empleo Público.
c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia exhortativa:
- El TC considera que es de vital importancia iniciar la uniformidad,
equidad y modernización del empleo público, por ser éste un ele-
mento fundamental para el adecuado funcionamiento de la Admi-
nistración Pública.

G) STC 0020-2005, 0021-2005-AI (acumulados)


a) Disposiciones impugnadas:
- El Presidente de la República demanda la Ordenanza Regional Nº
031-2005-GRC/CRC, promulgada por el Presidente del Gobierno
Regional del Cusco y las Ordenanzas Regionales Nºs 015-2004-CR-
GRH y 027-2005-E-CR-GRH, promulgadas por la Presidenta del
Gobierno Regional de Huánuco.

b) Criterio del TC:


a. Se exhorta al Presidente de la República a reevaluar la política nacional
e internacional antinarcóticos, de conformidad con los incisos 3) y 11)
del artículo 118º de la Constitución, a efectos de que sea más eficiente y
acorde al derecho y a la realidad nacional y regional.
b. Se exhorta al Congreso de la República a incluir, en el más breve
plazo posible, a la planta de la hoja de coca en la lista de cultivos
reconocidos como Patrimonio Natural de la Nación, por la Ley
N.º 28477.
c. Se exhorta al Poder Ejecutivo, y, en particular, a DEVIDA, a adop-
tar todas las medidas necesarias para implementar, en el más breve
plazo posible, el Programa de Desarrollo Alternativo previsto en el
punto IV.C de la Primera Actualización de la Estrategia Nacional de
Lucha contra las Drogas 2002-2007, aprobada por Decreto Supremo
N.º 006-2005-PCM.

432243
La Sentencia Constitucional en el Perú

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia exhortativa:


- En primer lugar, la exhortación que hace el TC al Presidente de la
República en relación a la política nacional e internacional anti-
narcóticos, se funda, de un lado, en el deber estatal de diseñar una
política eficiente contra el tráfico ilícito de drogas y, de otro, en
que justamente las políticas diseñadas por el gobierno peruano
no están dando los resultados esperados y tampoco se condicen
con la realidad nacional y regional. En segundo lugar, el Colegia-
do exhorta al Congreso de la República para que se incluya a la
planta de la hoja de coca en la lista de cultivos reconocidos como
Patrimonio Natural de la Nación y, ello por cuanto, la planta de
hoja de coca forma parte de la identidad cultural de los pueblos
originarios del Perú, por lo que la falta de regulación de este re-
conocimiento no sólo podría afectar el derecho a la identidad cul-
tural de muchos peruanos, sino también el derecho a la igualdad.
Y, en tercer lugar, exhorta al Poder Ejecutivo para que a través de
DEVIDA adopte las medidas necesarias a fin de implementar el
programa de desarrollo alternativo, toda vez que el Estado busca
esencialmente el desarrollo de las comunidades del país generan-
do oportunidades de progreso y bienestar dentro de las dinámicas
de una economía lícita y permanente.

H) STC 0004-2006-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- La Fiscal de la Nación demanda diversos artículos de la –ya dero-
gada– Ley Nº 28665, Ley de organización, funciones y competencia
de la jurisdicción especializada en materia penal militar policial.

b) Criterio del TC:


- El TC encontró inconstitucionales muchas de las disposiciones de
dicha Ley, por contravenir los principios de unidad, exclusividad,
imparcialidad e independencia de la función jurisdiccional. Sin em-
bargo, el Tribunal no sancionó dicha inconstitucionalidad de modo
inmediato, sino que dispuso una vacatio sententiae por un lapso de
6 meses contados a partir de la fecha de publicación de la presente
sentencia en el diario oficial, y que el Congreso regularice normati-
vamente dicha situación.

325
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia de mera incom-


patibilidad provisional y exhortativa:
- Como lo expresó el propio Tribunal, “se ha podido observar [que] a
lo largo de la presente sentencia, la referida ley, regula las diferentes
funciones y competencias que tienen los órganos de la jurisdicción
militar: La Sala Suprema Penal Militar Policial, el Consejo Superior
Militar Policial, los Consejos Territoriales Penales Militares Poli-
ciales y los Juzgados Penales Militares Policiales. En ese sentido,
si como ha sucedido en el caso de autos, el Tribunal Constitucio-
nal estima que los órganos jurisdiccionales de esta jurisdicción, así
como las fiscalías penales militares policiales, no pueden estar com-
puestos, respectivamente, por jueces y fiscales que a su vez sean
oficiales en actividad –en tanto subordinados al poder castrense– y
que una Junta Transitoria no puede reemplazar al Consejo Nacional
de la Magistratura en el nombramiento de los jueces y fiscales, en-
tonces, la declaración de inconstitucionalidad de las respectivas dis-
posiciones, de surtir efectos al día siguiente de su publicación en el
diario oficial, ocasionaría las siguientes consecuencias, entre otras:
[i] Los órganos de la jurisdicción militar simplemente no podrían
funcionar, [ii]  Las fiscalías penales militares policiales no podrían
funcionar, [iii] No existirían órganos legítimos que tramiten los res-
pectivos procesos judiciales de la jurisdicción militar, [iv] Los pro-
cesados que se encontraran sufriendo detención judicial preventiva
deberían ser puestos inmediatamente en libertad, y, [V] En suma:
paralización total del sistema de justicia militar. No obstante, aten-
diendo a la responsabilidad que ha encomendado la Constitución
a este Supremo Tribunal en los artículos 45°, 139º inciso 8, 201º y
202º y a fin de evitar situaciones de mayor inconstitucionalidad, es
necesario diferir los efectos de la presente sentencia”.

I) STC 0006-2006-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- El Colegio de Abogados de Lima demanda diversos artículos de
la –ya derogada– Ley Nº 28665, Ley de organización, funciones
y competencia de la jurisdicción especializada en materia penal
militar policial.
b) Criterio del TC:
- El TC encontró inconstitucionales muchas de las disposiciones de
dicha Ley, por contravenir los principios de independencia e im-
parcialidad de la función jurisdiccional, así como violar la garantía

632263
La Sentencia Constitucional en el Perú

institucional de la autonomía del Ministerio Público. No obstante


ello, el Colegiado no sancionó dicha inconstitucionalidad de modo
inmediato, sino que dispuso una vacatio sententiae, cuyo venci-
miento alcanzaba al 31 de diciembre de 2006, y ordenó al Con-
greso para que emita la legislación pertinente y compatible con la
Constitución sobre la organización jurisdiccional especializada en
materia penal militar.
c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia de mera in-
compatibilidad provisional y exhortativa:
- Al igual que en el caso de la Sentencia recaída en el Expediente
Nº 0004-2006-AI, el Tribunal decidió suspender los efectos de su
fallo por las consecuencias nefastas que se producirían en el sis-
tema de justicia militar si es que se declaraba la inconstituciona-
lidad inmediata.

J) STC 0014-2007-AI
a) Disposición impugnada:
- Ley Nº 28991, Ley de Libre Desafiliación Informada, Pensión Mínima
y Complementarias, y Régimen Especial de Jubilación Anticipada.
b) Criterio del TC:
- Se decide exhortar al Congreso de la República y a la Superinten-
dencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos
de Pensiones para que, en el más breve plazo posible, emitan
las normas dirigidas a que las pérdidas generadas como conse-
cuencia del riesgo en la administración de los fondos privados
de pensiones, sean asumidas también por el patrimonio de las
AFPs, incluyendo un porcentaje de las comisiones que como re-
tribución reciben.
c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia exhortativa:
- El Tribunal considera que existen motivos de relevancia constitu-
cional para que el legislador y organismos competentes como la
SBS modifiquen el tratamiento normativo de las pérdidas genera-
das como consecuencia del riesgo en la administración de los fon-
dos privados de pensiones. Dichos motivos son los siguientes: i) el
deber del Estado de defender el interés de los usuarios del Sistema
Privado de Pensiones; ii) el deber del Estado de velar porque al
aportante se le asegure un quantum pensionario acorde con el prin-
cipio-derecho de dignidad; y, iii) el principio de solidaridad que
debe regir tomo sistema de seguridad social en un Estado Cons-

327
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

titucional, a pesar de que en un Sistema Privado de Pensiones, a


diferencia de lo que ocurre en un Sistema Público de Pensiones, la
capitalización del fondo de aportes sea individualizada.

K) STC 0016-2007-AI
a) Disposiciones impugnadas:
- Decretos Legislativos Nºs 977 y 978, expedidos por el Poder Ejecuti-
vo, que modifican parcialmente la Ley N° 27037, Ley de Promoción
de la Inversión en la Amazonía.

b) Criterio del TC:


- El Tribunal determinó la inconstitucionalidad de la ley autorita-
tiva, Ley Nº 28932, por vulnerar lo previsto en el último párrafo
del artículo 79º de la Constitución y de las demás disposicio-
nes legales conexas. Sin embargo, dispuso una vacatio sententiae
para no generar un vacío legislativo y exhortó al Congreso para
que legisle las materias reguladas por las disposiciones incons-
titucionales.

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia de mera incom-


patibilidad provisional y exhortativa:
- Teniendo en cuenta: i) que de acuerdo con lo establecido en el artí-
culo 81º del CPConst., cuando se declare la inconstitucionalidad de
normas tributarias por violación del artículo 74º de la Constitución,
el TC tiene la obligación de señalar expresamente en su sentencia
los efectos de su decisión en el tiempo; ii) que de conformidad con
el artículo 45º de la Constitución, el Tribunal debe prever las con-
secuencias de sus fallos; y, iii) que el carácter inconstitucional de
la ley autoritativa 28932 produce un vacío normativo que genera
consecuencias económicas importantes; el Colegiado dispone una
vacatio sententiae en el presente caso.

L) STC 0002-2008-PI
a) Disposición impugnada:
- Ley N.º 29166, que aprueba normas complementarias a la Ley N.º
28222 y las reglas del empleo de la fuerza por parte de las Fuerzas
Armadas en el territorio nacional.

832283
La Sentencia Constitucional en el Perú

b) Criterio del TC:


- Se exhorta al Congreso de la República para que adopte, en un pla-
zo de seis meses contados a partir de la fecha de publicación de
la sentencia, una legislación que desarrolle el artículo 137º de la
Constitución relativo al estado de emergencia y al estado de sitio,
de acuerdo con el Fundamento N.º 31 de la sentencia.
- Se exhorta al Congreso de la República para que adopte, en un pla-
zo de seis meses contados a partir de la fecha de publicación de
la sentencia, una legislación que desarrolle las situaciones bajo las
cuales las Fuerzas Armadas pueden actuar para mantener el orden
interno en situaciones no declaradas bajo estado de emergencia en-
marcados en la lucha contra el narcotráfico, terrorismo y la protec-
ción de instalaciones estratégicas para el funcionamiento del país,
de acuerdo con los lineamientos establecidos en los Fundamentos
N.º 51 y 52 de la sentencia.
- Se exhorta al Congreso de la República para que adopte, en un plazo de
seis meses contados a partir de la fecha de publicación de la sentencia,
una legislación referida al uso de la fuerza en situaciones contempladas
en conflictos armados internos y en situaciones de tensiones internas, de
acuerdo con los Fundamentos N.os 65 y 66 de la sentencia.

c) Necesidad constitucional de dictar una sentencia exhortativa:


- En cuanto a la primera exhortación señalada, el TC confirma que hasta
la fecha no existe un marco regulatorio de los regímenes de excepción
contemplados en el artículo 137º de la Constitución y que resulta re-
levante un desarrollo legal de la materia. Respecto a la segunda ex-
hortación, ésta encuentra fundamento en el hecho de que el combate
al narcotráfico, la lucha contra el terrorismo y la protección de insta-
laciones estratégicas para el funcionamiento del país, son situaciones
específicas de singular gravedad que sí o sí requieren el apoyo de las
Fuerzas Armadas. Finalmente, la tercera exhortación que hace el TC se
funda en la prioridad de otorgarle un marco legal claro a las Fuerzas
Armadas sobre su actuación y el uso de la fuerza.

LL) STC 0013-2009-PI


a) Disposición impugnada:
- Más del 25% del número legal de miembros del Congreso de la Re-
pública contra la Resolución Legislativa Nº 008-2007-CR, que modi-
fica el segundo párrafo del artículo 25º del Reglamento del Congreso

329
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

y establece que “en caso de proceso penal, si el Congresista ha sido


suspendido en antejuicio político o se le ha impuesto mandato de
detención, previo levantamiento de su inmunidad parlamentaría, y
mientras estas situaciones duren, será reemplazado por el accesita-
rio, previo acuerdo de la mitad más uno del número de miembros
del Congreso. En tales casos, sus haberes serán depositados en una
cuenta especial. Si es absuelto, le será entregada la suma acumulada
y recobrará todos sus derechos. En caso de sentencia condenatoria
por delito doloso, el monto depositado revertirá al presupuesto del
Congreso”.
b) Criterio del TC:
- De un lado, el Tribunal declaró la inconstitucionalidad de la fra-
se “previo acuerdo de la mitad más uno del número legal de
miembros del Congreso” contenida en el segundo párrafo del
referido artículo 25º por considerar que viola el artículo 176º
de la Constitución, toda vez que “la voluntad del elector ex-
presada en las urnas por votación directa no puede estar su-
peditada a la voluntad de la mayoría del Congreso de la Re-
pública al momento de decidir si reemplaza o no al congresista
suspendido temporalmente”.
Y, de otro lado, aprovechó para recomendar al Congreso:
- Que regule el ejercicio discrecional de la facultad parlamentaria
para decidir si se suspende o no al Congresista sometido a proceso
penal, en lo que a la duración de dicha suspensión se refiere.
- Que regule la tramitación preferencial, exclusiva y rápida del pro-
ceso penal en el que se podrían encontrar involucrados los altos
funcionarios a que se refiere el artículo 99º de la Constitución, en
aras de que la incertidumbre judicial sea menos gravosa al estatuto
del parlamentario y al desarrollo de las funciones institucionales
del Congreso.
- Que promueva una reforma urgente del tercer y quinto párrafo del
artículo 100º de la Constitución, cuando establecen que “En caso de
resolución acusatoria de contenido penal, el Fiscal de la Nación for-
mula denuncia ante la Corte Suprema en el plazo de cinco días. El
Vocal Supremo Penal abre la instrucción correspondiente” (tercer
párrafo). “Los términos de la denuncia fiscal y del auto apertorio de
instrucción no pueden exceder ni reducir los términos de la acusa-
ción del Congreso” (quinto párrafo).

033303
La Sentencia Constitucional en el Perú

c) Necesidad constitucional de adoptar una sentencia exhortativa:


- Para el Tribunal, sus recomendaciones –aludidas supra– se traducen
en tareas de relevancia constitucional pendientes de realizar por par-
te del Congreso, ya que afectan los principios que inspiran el Estado
constitucional y democrático de Derecho, y, a su vez, pueden supo-
ner violación de derechos fundamentales.
De este modo, a través de las sentencias interpretativas, en sus distintas
modalidades y de un estudio detallado de la legislación preexistente, el TC
pudo adecuar las normas impugnadas a los postulados de la Constitución
política, sin afectar las funciones del legislativo, y asegurando la efectiva
vigencia de los derechos fundamentales.
Cabe precisar, sin embargo, que la responsabilidad del TC en el
dictado de esta categoría de sentencias, no sólo queda evidenciada a
partir de las razones específicas que las justificaron, sino también por
un dato cuantitativo.
En efecto, es posible que las sentencias interpretativas (en sus distintas
modalidades) dictadas por el TC se agote en las que han sido analizadas
(sólo 9). En todo caso, y sin duda exagerando, el número no ha superado
las 15. Pues bien, durante todo el período de funciones del TC, inclu-
yendo su época de cautiverio (30 de mayo de 1997 al 18 de noviembre
de 2000), han ingresado 201 demandas de inconstitucionalidad, de las
cuales han merecido sentencia 1758. Ello quiere decir que, en el peor de
los casos, de todas las sentencias dictadas por el TC en los procesos de
inconstitucionalidad hasta el momento, sólo un 8.57% han sido interpre-
tativas (incluyendo todas sus variantes). No existe pues exceso alguno; ni
cualitativo, ni cuantitativo.

V. CONCLUSIONES
1) La Constitución es la norma jurídica suprema del Estado, tanto des-
de un punto de vista objetivo estructural (artículo 51º), como subje-
tivo (artículos 38º y 45º). Consecuentemente, es interpretable, pero
no de cualquier modo, sino asegurando su proyección y concretiza-
ción, de manera tal que los derechos fundamentales por ella reco-
nocidos, sean verdaderas manifestaciones del principio-derecho de
dignidad humana (artículo 1º de la Constitución). De conformidad
con el artículo 45º de la Constitución, todos los poderes públicos, y
no sólo el Parlamento, tienen el deber de ejercer sus competencias
con la responsabilidad que la Norma Fundamental exige.
8 Fuente: Oficina de Planeamiento del Tribunal Constitucional.

331
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

2) El principio de separación de poderes (artículo 43º de la Constitu-


ción), busca asegurar que los poderes constituidos desarrollen sus
funciones sin interferir con las competencias de otros, pero, a su
vez, entendiendo que todos ejercen una función complementaria en
la consolidación de la fuerza normativa de la Constitución, como
Norma Suprema del Estado (artículo 51º). Todo juez se encuentra
vinculado por la ley, en la medida de que sea compatible con la
Constitución. Pero también todo poder (incluido el Parlamento), se
encuentra vinculado por la sentencia constitucional, que, en última
instancia, tiene la obligación de desconocer los dictados de la ley, en
salvaguarda de la Constitución del Estado.
3) Sin embargo, dado que al Parlamento asiste legitimidad democrá-
tica directa como representante de la Nación (artículo 93º), el juez
tiene el deber de presumir la constitucionalidad de las leyes, de
modo tal que sólo pueda inaplicarla (control difuso) o dejarla sin
efecto (control concentrado), cuando su inconstitucionalidad sea
manifiesta, es decir, cuando no exista posibilidad alguna de inter-
pretarla de conformidad con la Constitución. No se trata de una
mera deferencia con el Legislativo, sino además de la necesidad de
preservar la unidad del ordenamiento proyectada desde su Nor-
ma Suprema (artículo 51º).
4) Siendo que los jueces se encuentran directamente vinculados por
la Constitución (artículo 45º, 138º y 201º), su carácter vinculante
queda asegurado por la jurisdicción constitucional, a través de
los procesos constitucionales (artículo 200º), los que son resuel-
tos en instancia única o definitiva por el TC (artículo 203º). Ello
genera dos consecuencias: a) la concretización normativa de la
Constitución no sólo se alcanza a través de la ley, sino también
a través de la sentencia constitucional, vía la interpretación de
la ley de conformidad con la Constitución, motivo por el cual la
sentencia constitucional es también fuente de derecho en sentido
positivo y no sólo negativo; y, b) la interpretación suprema de la
Constitución es competencia del TC.
5) La jurisdicción constitucional es imprescindible para el equilibrio
de poderes en el Estado Constitucional. Sin ella, existe el inminen-
te riesgo de que el principio de supremacía constitucional culmine
destruido por una pretendida soberanía parlamentaria.
6) El reconocimiento de que al Parlamento asiste la legitimidad directa
del pueblo (artículo 93º de la Constitución), el deber de concebir
al ordenamiento jurídico como una proyección unitaria y armónica

233323
La Sentencia Constitucional en el Perú

de los valores constitucionales (artículo 51º de la Constitución) y el


deber de la jurisdicción constitucional de actuar “con las limitacio-
nes y las responsabilidades que la Constitución y las leyes esta-
blecen” (artículo 45º de la Constitución), exigen que la sentencia
constitucional, no sólo sea una afirmación o negación de la ley,
sino también su complemento, de modo tal que, por vía de la in-
terpretación constitucional, se evite, en la medida de lo posible,
la expulsión de la ley del ordenamiento; máxime si de ello se
pueden derivar inconstitucionalidades mayores a aquella en la
que incurre la ley impugnada.
7) La Constitución normativa no sólo se hace efectiva cuando se expul-
sa del ordenamiento la legislación incompatible con ella, sino tam-
bién cuando se exige que todos los días las leyes deban ser interpre-
tadas y aplicadas de conformidad con ella (sentencias interpretati-
vas); cuando se adecua (o se exige adecuar) a éstas a la Constitución
(sentencias sustitutivas, aditivas, exhortativas); o cuando se impide
que la Constitución se resienta sensiblemente por una declaración
simple de inconstitucionalidad, no teniéndose en cuenta las conse-
cuencias que ésta genera en el ordenamiento jurídico (sentencias de
mera incompatibilidad).
8) El dictado de sentencias interpretativas (en todas sus modalidades)
no ha significado que el Tribunal invada el ámbito de actuación que
la Constitución ha otorgado al Legislador. Su utilización, como se
ha visto, sólo se ha reservado para aquellos casos en los que su ex-
pedición no ponga en riesgo el principio de separación de poderes
(artículo 43º de la Constitución).
9) Cada una de las distintas clases de sentencias interpretativas, en-
cuentran su fundamento normativo en diversas disposiciones cons-
titucionales. Así, por ejemplo, dado que en la generalidad de los
casos las sentencias aditivas e integrativas, buscan reparar la des-
igualdad instituida como consecuencia de aquello que se ha omi-
tido prescribir en la disposición sometida a control, el fundamento
normativo para declarar la inconstitucionalidad de la omisión des-
crita, a efectos de entender incluido en el supuesto normativo de la
disposición al grupo originalmente discriminado, se encuentra en
artículo 2º 2 de la Constitución, que proclama la igualdad ante la
ley y proscribe todo tipo de discriminación, en su artículo 200º in
fine que reconoce el principio de razonabilidad, y en el artículo 51º
que exige la unidad constitucional del ordenamiento jurídico. Por
su parte, las sentencias de mera incompatibilidad, en las que el Tri-

333
Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

bunal Constitucional modula los efectos de sus sentencias, tienen


sustento en la fuerza de ley de dichas sentencias, prevista en el ter-
cer párrafo del artículo 103º de la Constitución, y, en consecuencia,
en los distintos efectos temporales que aquellas pueden alcanzar,
sobretodo cuando versan sobre materias específicas, como la tribu-
taria (artículo 74º) y penal (artículo 103º).
10) Es indudable que si el TC no procediera de la forma descrita y por el
contrario, se limitara a declarar la inconstitucionalidad de la norma,
sin ningún tipo de ponderación o fórmula intermedia como la que
ofrecen las referidas sentencias, el resultado sería mucho peor y
entonces sí nos encontraríamos en el escenario de un Tribunal que
con sus resoluciones fomentaría un verdadero clima de inseguri-
dad jurídica, en nada favorable al Estado Constitucional de Dere-
cho. Si a quienes propugnan el proyecto, les bastaba conque se hu-
biesen declarado inconstitucionales, por ejemplo, las normas que,
años atrás, regulaban los procesos seguidos contra el terrorismo
(STC 0010-2002-AI) o ante la jurisdicción militar (STC 0023-2003-
AI), es difícil imaginar el drama, en el que se hubiera colocado al
Congreso de la República y al propio Poder Judicial. Tal vez esta
sola reflexión sea suficiente para que se caiga en cuenta de la gra-
vedad de cuanto suponen los Proyectos de Ley Nºs 14321/2005-
CR y 3930/2009-CR.
11) En suma, la iniciativa que pretende que las sentencias dictadas por
el TC en un proceso de inconstitucionalidad se sujeten a un modelo
de tipo formal (estimatorias/desestimatorias), proscribiendo el dic-
tado de sentencias interpretativas en sus distintas variantes, resulta
inconstitucional por las siguientes razones:
a) Contraviene los artículos 38º, 45º y 51º de la Constitución al des-
conocer su carácter de norma jurídica, y, consecuentemente, la
posibilidad de que sea interpretada.
b) Afecta el principio de presunción de constitucionalidad de las leyes,
bajo cuyo imperio debe actuar la jurisdicción constitucional en aten-
ción a que el Congreso representa directamente a la Nación (artícu-
lo 93º de la Constitución).
c) Al pretender que en ejercicio del control concentrado de constitu-
cionalidad (artículos 200º 4, 201º 202º 1, 203º y 204º) el TC sea un
órgano constitucional autómata incapaz de interpretar las disposi-
ciones constitucionales y legales, se desconoce a la sentencia cons-
titucional como fuente de derecho, no sólo negativa, sino también
positiva o complementaria.

433343
La Sentencia Constitucional en el Perú

d) Vulnera el artículo 45º de la Constitución, por impedir que el TC


ejerza sus competencias con las responsabilidades que la Constitu-
ción exige, dictando sentencias de mera incompatibilidad o exhor-
tativas que impiden generar inconstitucionales mayores a aquella
en la que incurre la ley dictada por el Congreso de la República.
e) Contraviene el principio de seguridad jurídica, implícitamente re-
conocido en diversas disposiciones constitucionales, al pretender
que el TC dicte sentencias declarando la inconstitucionalidad de la
ley, sin atender a las diversas situaciones jurídicas que se pudiesen
haber generado a su amparo
f) Contraviene los artículos 2º 2 y 200º de la Constitución, al evitar
que el TC pueda concretizar la proscripción de discriminaciones a
través de sentencias aditivas.
g) Afecta el artículo 51º de la Constitución que exige la unidad cons-
titucional del ordenamiento, al pretender evitar que el TC, a través
de sentencias integrativas, integre el ordenamiento jurídico de con-
formidad con la Constitución.
Por su parte, las razones que fundamentan la iniciativa que pre-
tende desconocer la condición del TC como supremo intérprete de
la Constitución, también son inconstitucionales, por los siguientes
motivos:
a) Vulneran los artículos 138º, 201º y 203º de la Constitución, de cuya
interpretación sistemática, se deriva que el TC es el supremo intér-
prete de la Constitución.
b) Afecta el principio de supremacía normativa de la Constitución (38º,
45º y 51º), el principio de seguridad jurídica y el principio-derecho
de igualdad en la aplicación del ordenamiento constitucional y le-
gal (artículo 2º 2) al pretender que el Congreso de la República y el
Poder Judicial, puedan apartarse de las interpretaciones vinculan-
tes realizadas por el TC en todo tipo de proceso.

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Proyectos de ley que modifican algunas de sus funciones

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La Sentencia Constitucional en el Perú

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337
338
Anexos
340
Proyecto de Ley Nº 14321/2005-CR

CONSIDERANDO:
Que el numeral 2 del Artículo 102° de la Constitución Política del Es-
tado establece que es atribución del Congreso de la República el dar leyes,
así como interpretarlas, modificarlas o derogarlas.
Que, de otro lado, se han advertido excesos en las sentencias dictadas
por el Tribunal Constitucional en numerosos procesos de inconstituciona-
lidad, que han producido sentencias manipulativas, aditivas, sustitutivas,
integrativas, exhortativas, etc. en las cuales el citado órgano jurisdiccional
ha rebasado sus atribuciones constitucionales que se limitan a dejar sin
efecto las normas que hayan sido declaradas inconstitucionales, según lo
prevé el artículo 204° de la Constitución.
Que mediante las referidas sentencias el Tribunal Constitucional se ha
convertido en legislador positivo, modificando y manipulando las normas
legales, invadiendo de este modo el ámbito de competencias que la Cons-
titución ha reservado a otros órganos constitucionales, vulnerando el prin-
cipio de separación de poderes.
Que, asimismo, la emisión de dichas sentencias genera inseguridad
jurídica porque la interpretación o nueva norma no se ubica en el fallo
de la sentencia sino en sus fundamentos, lo que las hace confusas y de
difícil conocimiento para los jueces, abogados y la ciudadanía en general,
produciéndose el desconocimiento generalizado de los criterios jurispru-
denciales y la imposibilidad de hacer previsible la actuación de los órganos
encargados de aplicar las normas legales.
Que la facultad de dejar sin efecto las leyes y demás normas de similar
jerarquía corresponde también al Tribunal Constitucional, como órgano de
control de la constitucionalidad, cuando conoce las acciones de inconstitu-
cionalidad promovidas ante su jurisdicción.
Que, sin embargo, existen situaciones que se originan ante la deroga-
ción expresa de una norma por parte del Tribunal Constitucional, gene-
rándose vacíos o deficiencias normativas que sólo pueden ser corregidos a
través de la expedición de otra norma a cargo de los órganos legitimados
para ello conforme a la Constitución.

341
Anexos

Que es necesario fortalecer las facultades que de suyo tiene el Tribunal


Constitucional para proponer las iniciativas legislativas con carácter prefe-
rente que se requieran en resguardo del control constitucional que ejerce.
Que, por otro lado, es necesario reformar el artículo 1° de la Ley Or-
gánica del Tribunal Constitucional, Ley N° 28301, con el propósito de es-
tablecer claramente el sentido cabal de la norma jurídica y disponer tal
cual enuncia la Constitución Política, que el “Tribunal Constitucional es el
órgano de control de la Constitución.”
Que, debe quedar claramente establecido que al estatuirse su calidad
de órgano de control de la Constitución, no implica que nadie más pueda
interpretar la Constitución Política. El Tribunal Constitucional no podría
arrogarse la potestad única y exclusiva de determinar que deviene en cons-
titucional o inconstitucional.
Que, en este sentido, existe norma constitucional expresa, el cual es
el artículo 138° de la Constitución, que manda que los jueces prefieran la
Constitución frente a las normas de inferior categoría que sean incompati-
bles con ella. En este supuesto, nos encontramos ante una jurisdicción en
materia constitucional asignada al Poder Judicial, en específico a través de
sus magistrados
Que, asimismo, el Congreso de la República tiene la potestad de in-
terpretar la Constitución Política, a través de las denominadas Leyes de
Interpretación, como atribución reconocida constitucionalmente a través
del artículo 102° inciso 1 de la propia Carta Magna, así como la potestád
de interpretar las demás las disposiciones infra constitucionales, a fin de
adecuar o delimitar su sentido constitucional.
Que, de esta manera la propuesta tienen por finalidad dejar libra-
dos todo problema de interpretación de la norma, evitándose conflic-
tos en la aplicación de la misma por los poderes públicos como por los
privados, al remitirse a disponer estrictamente el mandato contenido
en la Carta Magna.
Que, por las consideraciones expuestas, y en cumplimiento del artículo
750 del Reglamento del Congreso, desarrollamos los siguientes aspectos:

I. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Las “sentencias interpretativas” emitidas por el Tribunal Constitucio-
nal recaídas en los procesos de inconstitucionalidad vienen generando in-
seguridad jurídica porque no existe regulación aplicable para la emisión de
dichas sentencias. Resolver esta situación es urgente, más aún si se recuer-

234423
La Sentencia Constitucional en el Perú

da que en el Derecho Público a diferencia del Derecho Privado, lo que no


está expresamente permitido no se puede hacer.
La Constitución de 1993 establece en su artículo 201° que “el Tribunal
Constitucional es el órgano de control de la Constitución”. Asimismo,
el artículo 202° de la Carta Política dispone que corresponde al Tribunal
Constitucional conocer en instancia única la acción de inconstituciona-
lidad. Finalmente el artículo 204° de la Norma Fundamental prescribe
que la sentencia que declara la inconstitucionalidad de una norma se
publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publicación, dicha
norma queda sin efecto.
Es claro que nuestra Constitución no ha establecido entre las atribu-
ciones del Tribunal Constitucional dictar sentencias manipulativas, aditi-
vas, sustitutivas, reductoras, etc. al momento de resolver las demandas de
inconstitucionalidad. Del mismo modo, ni la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional ni el Código Procesal Constitucional vigente han estableci-
do disposición alguna relativa a la atribución del Tribunal Constitucional
para emitir dichas sentencias “interpretativas”.
Del ordenamiento jurídico constitucional vigente se puede concluir
que el Tribunal Constitucional sólo tiene la atribución y el deber de eli-
minar las normas que no compatibilicen con la Constitución, facultad que
se conoce en la doctrina como de “legislador negativo”. Cualquier otra
opción transforma al Tribunal Constitucional en legislador positivo, lo que
viola lo establecido en la Constitución y en su Ley Orgánica.
Pese a la claridad del mandato constitucional en este sentido, el Tribu-
nal Constitucional ha emitido sentencias interpretativas, como por ejem-
plo las recaídas en los Expedientes N° 001 0-2002-AIITC, 0006-2003-AIITC,
00092004-Al/TC y 0044 2004-Al/TC, las cuales han propiciado no sólo
polémica sino confusión respecto del rol de este órgano encargado de con-
firmar la constitucionalidad de las normas, o de expulsarlas del ordena-
miento cuando son incompatibles con la Constitución, debido a que en la
práctica se observa que no hy regla para deducir cuándo han de emitirse
dichas sentencias y los límites que el Tribunal Constitucional debe respe-
tar. Incluso, en algunos casos el Tribunal Constitucional fuerza la interpre-
tación del precepto para emitir dichas sentencias.
Respecto de la oportunidad en que proceden estas sentencias y su le-
gitimidad, dicho organismo se ha limitado a señalar (Exp. 010-2002 AI/
TC) “que el fundamento y la legitimidad de uso de este tipo de sentencias
radica en el principio de conservación de la ley y en la exigencia de una
interpretación conforme a la Constitución, a fin de no lesionar el principio

343
Anexos

básico de la primacía constitucional; además, se deberá tener en cuenta el


criterio jurídico y político de evitar en lo posible la eliminación de disposi-
ciones legales, para no propender a la creación de vacíos normativos que
puedan afectar negativamente a la sociedad, con la consiguiente violación
de la seguridad jurídica” En consecuencia, el Tribunal Constitucional no
sustenta cuál sería la norma legal o constitucional en la que se ampara al
emitir dichas sentencias; indudablemente es porque no existe en nues-
tro ordenamiento constitucional ninguna norma que otorgue al Tribunal
Constitucional tal atribución.
Asimismo, en este tipo de sentencias frecuentemente la interpretación
o norma nueva no figura en el fallo de la sentencia sino que éste s remite
a los fundamentos juridicos de la misma, lo que las hace confusas y de
difícil conocimiento para los jueces y abogados, sin contar los inconve-
nientes prácticos, y aun de seguridad jurídica, de esta técnica jurispru-
dencial. El efecto inmediato de lo señalado es que la emisión de dichas
sentencias genera inseguridad jurídica porque es muy difícil que los
operadores jurídicos y en general la ciudadanía comprendan la parte
considerativa de las resoluciones que sustenta una sentencia interpre-
tativa, produciéndose el desconocimiento generalizado de los criterios
jurisprudenciales y la imposibilidad de hacer previcible la actuación de
los órganos encargados de aplicar las normas legales.
De otro lado, una de las características de este tipo de sentencias es
que el Tribunal, mediante las sentencias interpretativas, comienza a ejercer
una función legisladora en su vertiente positiva, de ahí que Abad Yu-
panqui (El valor de la jurisprudencia constitucional en el ordenamiento
jurídico peruano) -haya señalado que en estas sentencias “se aprecia un
claro deslinde con el modelo kelseniano, pues el Tribunal Constitucional
no se limita a actuar como un legislador negativo anulando una ley, sino
que opera como una especie de legislador positivo pues precisa -de modo
vinculante- el contenido de la norma examinada”
Como puede apreciarse, el Tribunal Constitucional al emitir esas sen-
tencias se excede en el ejercicio de sus competencias, lo cual es necesario
corregir. En este sentido Pibenari Domenech (Revista de Derecho Político
N° 24) señala que “el TC en algunas ocasiones se extralimita, yendo más
allá de su función interpretativa, con la facultad de declarar la inconstitu-
cionalidad de las leyes, para erigirse en legislador positivo. Pues como el
mismo Tribunal tuvo ocasión de precisar en uno de sus primeros pronun-
ciamientos: “Puede el Tribunal establecer un significado de un texto y de-
cidir que es conforme con la Constitución’ pero añadiendo seguidamente:
“No puede en cambio tratar de reconstruir una norma que no esté debida-

434443
La Sentencia Constitucional en el Perú

mente explícita en un texto, para concluir que ésta es la norma constitucio-


nal’: Asi la autolimitación del TC se constituye en la principal garantía de!
respeto al legislador. “
Similar crítica se produce con mayor frecuencia en el caso de las senten-
cias que resuelven una inconstitucionalidad por omisión. Estas sentencias
suelen ser utilizadas cuando el Tribunal determina que se ha vulnerado -el
derecho a la igualdad al no considerarse a cierto sector dentro del pre-
cepto legal cuestionado. En tales casos el órgano encargado de analizar
la constitucionalidad de la norma incluye al sector o grupo supuesta-
mente discriminado dentro de la disposición cuestionada. Sin embargo,
se trata de una función que no le corresponde al Tribunal Constitucio-
nal y por lo tanto, invade las funciones del legislador. Este problema
lo advertimos claramente en el caso de las sentencias aditivas. En ese
sentido, Diaz Revorio (Revista Española de Derecho Constitucional N°
61) ha afirmado que “desde luego, el problema fundamental que plan-
tean las sentencias aditivas —que es común a la mayoría de los sistemas
que las ha utilizado- es el de su legitimidad constitucional En efecto, al
menos aparentemente estas decisiones pueden suponer una invasión
de las competencias del legislador, pues al declarar la inconstituciona-
lidad de una omisión legislativa (o, más propiamente, de una norma
implícita excluyente derivada del texto legislativo) producen un efecto
de extensión de las consecuencias jurídicas establecidas en el precepto
legal, a supuestos que el mismo no contempla”.
Ello se agrava aún más al verificar la obligatoriedad de las normas lega-
les vigentes y el carácter obligatorio y vinculante que tienen las sentencias
de inconstitucionalidad, de ahí que Gascón (Revista Española de Derecho
Constitucional N° 61) señala que teniendo en cuenta la fuerza vinculante
de sus sentencias y la naturaleza “legisladora” de las mismas resulta que
el Tribunal Constitucional se convierte en un auténtico legislador positivo,
precisando o modificando el alcance de una determinada disposición.
Por ello, es imprescindible que el Tribunal Constitucional reafirme su
función de control de constitucionalidad al expulsar del ordenamiento ju-
rídico las normas a las que le encuentre incompatibilidad con la Constitu-
ción, que es su parámetro de control y límite. Por ello “el segundo límite
fijado al TC lo constituye la función que se le atribuye. Pues aunque la
función de interpretar las normas y declarar la nulidad de éstas con fuerza
de ley, es sin duda, como ya hemos tenido ocasión de argumentar, una
auténtica creación de Derecho, ello no supone la potestad de crear dispo-
siciones jurídicas. Ahí es donde la función creadora del TC limita con el
poder constituyente y el legislador. Su competencia alcanza la interpre-

345
Anexos

tación y expulsión de normas, pero no puede significar en ningún caso la


emanación de disposiciones con fuerza de ley, reservada exclusivamente
al legislador, y no puede, en definitiva, actuar como legislador positivo”
(PIBENART DOMENECH. Revista de Derecho Político N° 24).
Asimismo, las sentencias interpretativas distorsionan el principio de
separación de poderes al establecer el Tribunal funciones que la Constitu-
ción ni la ley han dispuesto en su favor, como es el caso de crear nuevas
normas jurídicas a través de las sentencias interpretativas. La función le-
gisladora sólo corresponde al Poder Legislativo y ningún otro órgano o
poder puede desempeñar esa función, salvo en los casos previstos en la
Constitución, de tal manera que cualquier otro órgano, más aún si se trata
de uno de rango constitucional, debe cumplir con las funciones que su Ley
Orgánica le atribuye sin interferir dentro de la función legislativa. Por ello
Huerta Guerrero (Lecturas sobre Temas Constitucionales 13) señala que
“así como el intérprete de la Constitución no puede sustituir la labor del
poder constituyente, tampoco le está facultado sustituir la de los poderes
constituidos, en especial la labor del legislador ordinario. Esto significa
que el intérprete constitucional no puede crear normas en el ordenamiento
jurídico, pues de un lado, escaparía a su principal función, cual es otorgar
un sentido a las normas contenidas en la Constitución, y de otro, invadiría
un ámbito de competencia legislativa que la propia ley fundamental le ha
otorgado a otro órgano constitucional’
Recuérdese que el contralor de la constitucionalidad de las normas
es un legislador negativo, pudiendo excluir sólo las normas inconstitu-
cionales del ordenamiento jurídico. Reiteramos, pues, que la función
legislativa es de titularidad primigenia del poder legislativo y le está
vedada a los demás órganos constitucionales que no tienen expresa
atribución constitucional.
Así, las sentencias interpretativas se alejan de lo dispuesto por el le-
gislador creando, sin tener una base sólida que la respalde, normas ju-
rídicas que por provenir de una sentencia de inconstitucionalidad son
vinculantes para todos los poderes públicos sin que hasta el momento
en nuestro ordenamiento juridico existan límites para la emisión de sen-
tencias interpretativas, lo que genera problemas, como ya se destacó, cJe
seguridad jurídica:
“En suma, cabe decir que este tipo de sentencias no sólo no se co-
rresponde con la tarea del Tribunal Constitucional —que no es la
de legislar positivamente-, síno que además pueden ser (...) lesi-
vas para la seguridad jurídica, ya que el TC no puede arbitrar las
medidas que rmitan delimitar el alcance y los efectos de la nueva

634463
La Sentencia Constitucional en el Perú

doctrina constitucional “para evitar que se desborden más allá de


lo previsto y querido por esa interpretación constitucional”. El Tri-
bunal es un órgano “torpe” para legislar positivamente, pues no
puede — o no con la precisión que lo haría el legislador- establecer
el régimen jurídico que permitiera limitar y acotar e! ejercicio de los
derechos reconocidos en la sentencia. (GASCON ABELLAN. Revis-
ta Española de Derecho Constitucional. N° 41.)
Algunas legislaciones se han preocupado en establecer, median-
te normas legales, la regulación aplicable a las sentencias interpre-
tativas, sin embargo este tipo de sentencias no se encuentra prevista
ni en la Constitución ni en la ley peruana, ni en las de la mayoría de
los países que tienen control concentrado de constitucionalidad, salvo
en los ordenamientos jurídicos alemán y austríaco. Ello contribuye
a desconocer cuáles son las atribuciones del Tribunal Constitucional al
momento de emitir sentencias así como cuáles serán los criterios aplicables
en un caso determinado.
De otro lado, se cuestiona que el Tribunal, mediante la aplicación de
estas sentencias, debate cuestiones, con o sin deseo, de naturaleza política,
bajo el manto de una interpretación, dejando de lado la esencia del con-
trol constitucional, es decir el control jurídico. La experiencia demuestra
que ante la falta de regulación el Tribunal Constitucional no ha podido
autolimitarse al momento de resolver asuntos estrictamente políticos. Por
ello resulta importante recalcar la experiencia norteamericana en cuanto al
control de constitucionalidad:
“Este activo rol de los jueces norteamericanos en el marco de la inter-
pretación constitucional y la aplicación de la judicial review (revisión judi-
cial de ¡a constitucionalidad de las leyes o de los actos de las autoridades
realizados en cumplimiento de ellas), no se ha encontrado libre de críti-
cas. Pero el sistema hafiodido mantenerse debido a diversos factores, entre
ellos, la implementación de técnicas de autocontrol (self restrairit) diseña-
dos por la propia judicatura, entre las cuales se encuentra, por ejemplo,
excluir de su conocimiento algunas causas entendidas como political ques-
tions o asuntos políticos no justiciables.” (HUERTA GUERRERO. Lecturas
sobre Temas Constitucionales 13)
En relación con lo antes señalado hay que recordar la votación superca-
lificada que exigió el Tribunal Constitucional para la vacancia del Presiden-
te de la República en la sentencia sobre el expediente N° 006-2003-AIITC
que era un tema de corte absolutamente político, que no era objeto de la
demanda y que el Tribunal incluyó en su fallo de manera arbitraria. Ade-
más, en dicha sentencia el Tribunal exhortó al Congreso a modificar el

347
Anexos

artículo 1000 de la Constitución, lo cual no le corresponde porque no es


juez de la Constitución sino de la constitucionalidad. Otro caso relevante
lo encontramos en la sentencia recaída en el Expediente N° 0050-2004- A
ITC y otros exp. acumulados, que resolvió diversas acciones de incons-
titucionalidad interpuestas contra la Ley de Reforma Constitucional que
modificó el régimen del Decreto Ley N° 20530 y contra la respectiva Ley de
Desarrollo Constitucional. En este caso el Tribunal Constitucional emitió
una sentencia interpretativa “reductora” y a la vez “aditiva”, eliminando
palabras o frases de la mencionada Ley de desarrollo por considerar que
vulneraba el derecho a la pensión, y agregando otras “para salvar su cons-
titucionalidad”. Como se advierte, en dicha sentencia se utilizó este tipo de
sentencias interpretativas que no se encuentran reguladas en la ley y que
no encuentran aval en el ordenamiento constitucional y legal nacional.
Por todo lo dicho, es evidente que el ordenamiento jurídico constitu-
cional y legal vigente no autoriza al Tribunal Constitucional a emitir las
diversas modalidades de sentencias interpretativas. Así, al encontrar que
una norma es inconstitucional, sólo se encuentra facultado para emitir las
sentencias de simple anulación de acuerdo con el carácter de legislador ne-
gativo que la propia Carta ha establecido y que el mismo Tribunal describe
de la siguiente manera:
“3.1. Las sentencias de simple anulación
En este caso el órgano de control constitucional resuelve dejar sin efec-
to una parte o la integridad del contenido de un texto. La estimación es
parcial cuando se refiere a la fracción de una ley o norma con rango de ley
(un artículo, un párrafo, etc.); y, por ende, ratifica la validez constitucional
de las restantes disposiciones contenidas en el texto normativo impugna-
do. La estimación es total cuando se refiere a la plenitud de una ley o nor-
ma con rango de ley; por ende, dispone la desaparición íntegra del texto
normativo impugnado del ordenamiento jurídico.
4.1 La desestimación por rechazo simple: En este caso el órgano de con-
trol de la constitucionalidad resuelve declarar infundada la deman-
da presentada contra una parte o la integridad de una ley o norma
con rango de ley. “(Exp. N° 0004-2004-CC/TC)
Sin embargo, en esta sentencia el Tribunal Constitucional ha deta-
llado nuevamente los tipos de sentencias interpretativas que desde su
perspectiva son aplicables a la resolución de procesos de inconstitu-
cionalidad, reafirmando su intención de continuar con estos cuestio-
nables fallos, por lo que consideramos necesario precisar las atribu-
ciones del Tribunal Constitucional en la emisión de las sentencias en
los procesos de inconstitucionalidad.

834483
La Sentencia Constitucional en el Perú

Finalmente, otro exceso cometido por el Tribunal Constitucional debi-


do a la falta de normatividad para aplicar este tipo de sentencias lo encon-
tramos en las sentencias aditivas, respecto de las cuales la crítica apunta a
la indebida inclusión normativa que realiza el Tribunal. Al respecto GAS-
CON ABELLAN señala que “las sentencias manipulativas, y en particular
¡as llamadas aditivas, llegan incluso más lejos, dado que incorporan una
adición al propio enunciado normativo, lo que en opinión de F. Rubio “ha
permitido al propio legislador negativo asumir la función de legislador a
secas” en una indudable transgresión de sus límites competenciales, al
menos tal y como fueron concebidos en el modelo originario.”
Por todo ello, el añadir o adicionar supuestos o consecuencias nece-
sarios para que la norma sea constitucional no es una opción viable. Si el
Tribunal desea impulsar un tipo de modificación o corrección a la legisla-
ción vigente lo puede hacer sin exceder sus atribuciones mediante el ejer-
cicio del derecho a la iniciativa legislativa establecida en el artículo 107° de
la Constitución, ya que es claro que si el Tribunal Constitucional pudiese
modificar normas ya no tendría razón de ser, la mencionada posibilidad de
presentar proyectos de ley para modificar, derogar o crear leyes.
Por otro lado, es necesario reformar el artículo 1° de la Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional, Ley N° 28301, con el propósito de establecer
claramente el sentido cabal de la norma jurídica y disponer tal cual enuncia
la Constitución Política, que el “Tribunal Constitucional es el órgano de
control de la Constitución.”

El artículo 1° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional establece:


“ Artículo 1.- Definición
El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación
y control de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente de los
demás órganos constitucionales. Se encuentra sometido sólo a la Consti-
tución y a su Ley Orgánica. El Tribunal Constitucional tiene como sede la
ciudad de Arequipa. Puede, por acuerdo mayoritario de sus miembros,
tener sesiones descentralizadas en cualquier otro lugar de la República.”
Siguiendo la referida disposición legislativa, el Reglamento Normativo
del Tribunal Constitucional, aprobado por Resolución Administrativa N°
095-2004-P-TC, señala idéntico mandato en su artículo 1° del Título 1.1

1 Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional — Res. Adm. N° O95-2OO4-PTC


El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y control de la
Constitución. Es autónomo e independiente de los demás órganos constitucionales.
Sólo está sometido a la Constitución y a su Ley Orgánica.

349
Anexos

Al respecto debemos mencionar que a nivel constitucional, la Carta


Magna establece en el primer párrafo del artículo 201° lo siguiente:
“ Artículo 201.- Tribunal Constitucional
El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución.
Es autónomo e independiente.(...)” (resaltado nuestro)
Es decir, la Norma Fundamental refiere el carácter de órgano de
control de la Constitución y no hace mención de disposición alguna
que establezca el carácter de órgano supremo de interpretación y
control de la Constitución.
En idéntica línea se plasmó el artículo 296° de la Constitución Política de
1979 cuando estableció con respecto al Tribunal Constitucional [en ese enton-
ces denominado Tribunal de Garantías Constitucionales] lo siguiente:
“ Articulo 296 - El Tribunal de Garantías Constitucionales es el ór-
gano de control de la constitución. Se compone de nueve miem-
bros. Tres designados por el congreso; tres por el poder Ejecutivo; y
tres por la Corte Suprema de Justicia.” (resaltado nuestro).
En este orden de ideas, debe quedar claramente establecido que al es-
tatuirse su calidad de órgano de control de la constitución, no implica que
nadie más pueda interpretar la Constitución Política. El Tribunal Consti-
tucional no podria arrogarse la potestad única y excluciva de determinar
que deviene en constitucional o inconstitucional. Esto ültimo, resulta por
demás alejado de la realidad y debe quedar especificamente señalado.
En idéntica postira se manifiesta el jurista Parcial Rubio cuando con res-
pecto al articulo 201º de la Constitución Política y el carácter de órgano de
control de la Constitución del Tribunal Constitucional señala lo siguiente:
“No quiere decir que nadie más puede interpretar la Constitución o
que sólo él pueda definir lo que es constitucional y lo que no. Por el contra-
rio, en la medida de la Constitución es la norma suprema del Estado, cada
persona y cada funcionario tiene que tomar en cuenta sus mandatos para
definir si están o no actuando debidamente.”2
En este sentido, existe norma constitucional expresa, que es el articulo
138º de la Constitución, que manda que los jueces prefieran la Constitución
frente a las normas de interior categoria que sean incompatibles con ella.
en este supuesto, nos encontramos ante una jurisdicción en materia cons-
titucional asignada al Poder Judicial, en especifico a través de sus magis-
trasdos realizando una labor de control e interpretación de la Constitución.

2 RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. Lima: Fondo


Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1999. Tomo VI. pag 128.

035503
La Sentencia Constitucional en el Perú

Asimismo, el Congreso de la república tiene la potestad de interpretar


la Constitución Política, a través de las denominadas Leyes de Interpre-
tación Constitucional, como atribución reconocida Constitucionalmente a
través del Artículo 102º inciso 1 de la propia Carta Magna, asi como la
potestad de interpretar las demás las disposiciones infraconstitucionales, a
fin de adecuar o delimitar sus sentido Constitucional.
Por otro lado, la propuesta que se presenta en lo que se refiere la nece-
sidad de modificar en Artículo 1º de la Ley Orgánica del Tribunal Cons-
titucional resulta acorde asi mismo con la modificación realizada por ley
Nº 28642, al Artículo 5º de la Ley Nº 28237, Código Procesal Constitucional
cuando establece lo siguiente
Artículo 5º.- No proceden los procesos constitucionales cuando :
(...)
“8. Se cuestionen las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones
en materias electorales, de referéndum o de otro tipo de consultas
populares, bajo responsabilidad.
Resoluciones en contrario, de cualquier autoridad, no surten efecto le-
gal alguno.
La materia electoral comprende los temas previstos en las leyes electo-
rales y aquellos que conoce el Jurado Nacional de Elecciones en instancia
definitiva.” (resaltado nuestro)
Esto demuestra en consecuencia que el Jurado Nacional de Elecciones
como órgano constitucional autónomo tiene la atribución de ser interprete
y efectuar control de la Constitución en instancia definitiva en lo que a
materia electoral se refiere.
Incluso, aunque de diferente manera y en distinto nivel, como
operadores jurídicos el Poder Ejecutivo y los demás órganos del Es-
tado también toman en cuenta, e interpretan la Constitución al eje-
cutar sus atribuciones.
Por otro lado no se puede desconocer el inevitable conflicto que se pre-
senta en el caso que aunque el Código Procesal Constitucional, prescriba
en el Artículo VI del Título Preliminar que “Los jueces no pueden dejar
de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en
un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular”,
los jueces en aplicación del mandato constitucional del artículo 138° de
la Carta Magna, pretendan emplear el control difuso ante una manifiesta
inconstitucionalidad de una ley en un caso concreto.

351
Anexos

Este conflicto se daría necesariamente en primer lugar porque la Cons-


titución Política no establece que el Tribunal Constitucional es el órgano
supremo de interpretación y control de la Constitución. En segundo lugar,
porque el Tribunal Constitucional realizaría el juicio de constitucionalidad
de la ley en un proceso de inconstitucionalidad, que se caracteriza por ser
de control abstracto y no para un caso concreto, el cual presenta numerosas
cuestiones de hecho y de derecho particulares que podrían ameritar variar
la decisión según el juez, al tiempo de realizar un control constitucional de
la ley. En tercer lugar porque aunque sea la Ley N° 28237 la que prescriba
que los Jueces están obligados a aplicar las leyes cuya constitucionalidad
ha sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad, los jueces per-
manecerían inevitablemente facultados por la Norma Fundamental, que
es la Constitución Política, para ejercer el control difuso e inaplicar una ley
para el caso concreto tal como lo establece el artículo 138° en mérito de la
supremacía de la normativa constitucional.3 En ese sentido queda señalado
el problema existente.4
Cabe señalar que la iniciativa legislativa no pretende desmerecer o des-
conocer el rol del Tribunal Constitucional quien al ejercer las funciones
de control constitucional cumple un triple rol cual es la función de valo-
ración —tiene como finalidad el examen de constitucionalidad del texto
legal sometido a jurisdicción constitucional en base a un canon valorativo
constitucional-; la función pacificadora —expulsión de una norma legal
del ordenamiento jurídico cuando es declarada inconstitucional-; y la fun-
ción ordenadora —la decisión de eliminación tiene efectos que orientan a
los aplicadores públicos y privados de las normas jurídicas.

3 Naturalmente el control difuso, como mecanismo para preservar el principio de


supremacía constitucional, debe ser ejercido de manera apropiada. Ast,.-ieben ve-
rificarse en cada caso, según corresponda los siguientes presupuestos: a) Que en eJ
proceso constitucional, el objeto de la impugnación sea un acto que constituya la
aplicación de una norma considerada inconstitucional. b) Que la norma a inaplicar-
se tenga una relación directa, principal e indisoluble con la resolución del caso, es
decir, que ella sea relevante en la resolución de la controversia. c) Que la norma a
inaplicarse resulte evidentemente incompatible con la onstitución. Además deben
ser elevadas las sentencias en consulta a la Sala Constitucional Social de la Corte
Suprema conforme al articulo 14° de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
4 Este conflicto se dio efectivamente con anterioridad con respecto a la Acción de Am-
paro que interpuso la Cámara Peruana de Construcción CAPECO, contra la Ley de la
Bolsa de Trabajo, Ley N° 25202, con el propósito de que se declare la inaplicabilidad
de la misma para las empresas de las construcción agremiadas a dicha patronal, no
obstante el Tribunal de garantías Constitucional había ya desestimado la inconsti-
tucionalidad de tal norma promulgada en 1990. La resolución del Juez de Primera
Instancia declaró fundado el amparo, el mismo que fue confirmado por la Corte Su-
perior de Lima, que al no ser impugnada quedo sentada como cosa juzgada

235523
La Sentencia Constitucional en el Perú

Por tales motivos la propuesta legislativa al modificar el artículo 1° de


la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, se limite a establecer tal cual
lo dispone el mandato de la Constitución Política en su artículo 201° que
“El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución”,
de tal manera que quede librado todo problema de interpretación de la
norma, evitándose conflictos en la aplicación de la misma por los poderes
públicos como por los privados, al remitirse a disponer estrictamente el
mandato contenido en la Carta Magna.

II. EFECTO DE LA VIGENCIA DE LA NORMA QUE SE PROPONE


SOBRE LA LEGISLACIÓN NACIONAL
La presente propuesta legislativa busca fortalecer el actuar del Tribunal
Constitucional en lo referido a las labores de control constitucional que le
toca desempeñar concordándola con las facultades exclúsivas que le co-
rresponden al Poder Legislativo.
En concreto, se propone incorporar como artículo 81-A en la Ley N°
28237, Código Procesal Constitucional, una norma que establezca que en
las sentencias sobre procesos de inconstitucionalidad el Tribunal Constitu-
cional sólo declara única y exclusivamente que la norma cuestionada tras-
grede o no algún principio, precepto, derecho o prerrogativa previstos en
dicho texto. En consecuencia, en tales procesos, el Tribunal Constitucional
confirma la constitucionalidad .de la norma cuestionada o la deja sin efecto
por incompatibilidad con la Constitución, es decir, que se limita a actuar
como legislador negativo, que es la facultad que la Constitución le confiere
y en ningún caso puede actuar como legislador positivo.
Asimismo, se propone modificar el artículo 4° de la Ley N° 28301,
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, incorporando un segundo pá-
rrafo en el que se señala que dicho Tribunal identificará, en los procesos
de inconstitucionalidad que conoce, los posibles vacíos normativos que
ameriten la expedición de una nueva norma, debiendo proponer al ór-
gano emisor, como consecuencia de ello, las iniciativas legislativas que
juzgue pertinente.
Por otro lado, se propone modificar el artículo 1° de la Ley N° 28301,
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, estableciéndose claramente que
“el Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución”,
de tal manera que quede librado todo problema de interpretación de la
norma, evitándose conflictos en la aplicación de la misma por los poderes
públicos como por los privados, al remitirse a disponer estrictamente el
mandato contenido en la Constitución Política en su artículo 201°.

353
Anexos

III. ANÁLISIS COSTO-BENEFICIO DE LA FUTURA NORMA LEGAL


La presente iniciativa no origina costo alguno para el erario nacional,
más bien propone mecanismos de control constitucional más eficientes res-
pecto de la legislación vigente, que permitirán precisar el rol del Tribunal
Constitucional en lo referido a las acciones de inconstitucionalidad que le
corresponda resolver respetando el principio de separación de poderes y
estableciendo claramente el carácter y rol del Tribunal Constitucional.
El beneficio concreto se podrá percibir en un mejor y adecuado control
de constitucionalidad de las normas, impidiendo vacíos o situaciones ju-
rídicas que atenten contra la seguridad jurídica y el Estado Democrático y
Constitucional de Derecho.
Que, por lo expuesto se propone la siguiente fórmula legal:
El Congreso de la República
Ha dado la Resolución Legislativa siguiente:

LEY PARA GARANTIZAR EL PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE


PODERES Y LA SEGURIDAD JURÍDICA EN LOS PROCESOS DE
INCONSTITUCIONALIDAD

ARTÍCULO 1.-
Incorporase como artículo 81-A de la Ley N° 28237, Código Procesal
Constitucional, el siguiente texto:
“ Artículo 81-A.- Prohibición de legislar positivamente mediante
sentencias
En las sentencias sobre procesos de inconstitucionalidad el Tribunal
Constitucional sólo declara que la norma cuestionada, de acuerdo con los
incisos 4) del Artículo 200° y 1) del Articulo 202° de la Constitución, tras-
grede o no algún principio, precepto, derecho o prerrogativa previstos en
dicho texto. En tales procesos, el Tribunal Constitucional confirma la cons-
titucionalidad de la norma cuestionada o la deja in efecto por incompati-
bilidad con la Constitución. El Tribunal Constitucional sólo actúa como
legislador negativo.”

ARTÍCULO 2.-
Adiciónase un segundo párrafo al articulo 40 de la Ley N° 28301, Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, con el siguiente texto:

435543
La Sentencia Constitucional en el Perú

“Constituye función del Tribunal Constitucional en las acciones de in-


constitucionalidad que conoce, identificar los posibles vacíos normativos
que ameriten la expedición de una nueva norma, debiendo proponer al
Congreso de la República, como consecuencia de ello, las iniciativas legis-
lativas que juzgue pertinentes. El Congreso de la República dará trámite
preferente a tales iniciativas.”

ARTÍCULO 3.-
Modificase el artículo 1° de la Ley N° 28301, Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional, con el siguiente texto:

“ Artículo 1.- Definición


El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución.
Es autónomo e independiente de los demás. órganos constitucionales. Se
encuentra sometido sólo a la Constitución y su Ley Orgánica. El Tribunal
Constitucional tiene como sede la ciudad de..Arequipa. Puede, por acuer-
do mayoritario de sus miembros, tener sesiones descentralizadas en cual-
quier otro lugar de la República.

ARTÍCULO 4.-
Derógase todas las disposiciones normativas que se opongan a la pre-
sente ley.

Lima, 20 de enero de 2006:

ANTERO FLORES ARAOZ E.


Congresista de la República.

355
356
Proyecto de Ley Nº 3930/2009-CR

El Grupo Parlamentario Fujimorista, a iniciativa del Congresista


Víctor Rolando Sousa Huanambal, en uso de las facultades conferidas
por el artículo 107° de la Constitución Política del Perú y el inciso c) del
artículo 22° del Reglamento del Congreso de la República; propone el
Proyecto de Ley siguiente:

EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Ha dado la Ley siguiente:

LEY QUE MODIFICA E INCORPORA ARTÍCULOS A LA LEY


ORGÁNICA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y MODIFI-
CA EL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL, SOBRE COM-
PETENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, EFECTOS DE
LAS RESOLUCIONES Y PROHIBICIONES Y DEBERES DE LOS
MAGISTRADOS

Artículo 1º.- Modificación de los artículos 1°, 2° y 13° de la Ley N°


28301, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
Modifícanse los artículos 1°, 2° y 13° de la de la Ley N° 28301, Ley Or-
gánica del Tribunal Constitucional, en los siguientes términos-,

“Artículo V.- Definición


El Tribunal Constitucional es el órgano de control e interpretación
de la Constitución. Es autónomo e independiente de los demás órganos
constitucionales. Se encuentra sometido sólo a la Constitución y a su Ley
Orgánica. El Tribunal Constitucional tiene como sede la ciudad de Are-
quipa. Puede, por acuerdo mayoritario de sus miembros, tener sesiones
descentralizadas en cualquier otro lugar de la República.”

“Articulo 2°.- Competencia


El Tribunal Constitucional es competente para conocer de los procesos
que contempla el artículo 202 de la Constitución.

357
Anexos

El Tribunal se pronuncia únicamente sobre la materia v normas cuyo


control constitucional se demanda, declarando su constitucionalidad o
inconstitucionalidad. Cuando advierta alquna insuficiencia normativa
que determine la inconstitucionalidad de alquna disposición lo pondrá
en conocimiento del Poder Legislativo para que dentro de un plazo razo-
nable dicte las medidas legislativas que correspondan.
El Tribunal puede dictar reglamentos para su propio funcionamiento,
así como sobre el régimen de trabajo de su personal y servidores dentro del
ámbito de la presente Ley.
Dichos reglamentos, una vez aprobados por el pleno del Tribunal y
autorizados por su Presidente, se publican en el Diario Oficial El Peruano.”

“Artículo 13°.- Dedicación exclusiva y prohibiciones


La función de Magistrado del Tribunal es a dedicación exclusiva.
Está prohibido a los magistrados del Tribunal:
1. Desempeñar cualquier otro cargo público o privado y ejercer cual-
quier profesión u oficio, a excepción de la docencia universitaria a
tiempo parcial hasta por 8 horas semanales de dictado de clases y
en horas distintas de las que corresponden al despacho jurisdiccio-
nal del Tribunal;
2. Defender o asesorar pública o privadamente, salvo en causa propia,
de su cónyuge o conviviente, padres e hijos; v, en ningún caso, de
usar las influencias de sus cargos;
3. Afiliarse a organizaciones políticas;
4. Aceptar de los litigantes o sus abogados, o por cuenta de ellos, do-
naciones, obsequios, atenciones, agasajos o sucesión testamenta-
ria en su favor o en favor de su cónyuge o conviviente v parientes
hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
lqual, prohibición se aplica en caso de ofrecimiento de publicacio-
nes, condecoraciones, homenajes, agasajos, viajes o capacitaciones
de cualquier persona o institución nacional o extranjera que tenga
juicio en trámite ante el Tribunal.
5. Ejercer labores relacionadas con su función fuera del recinto del
Tribunal, con las excepciones de ley.
6. Adquirir acciones o aceptar cargos o representaciones en empre-
sas que tienen con el Estado contratos de obras, de suministro o
de qprovisionamiento, o que administren rentas o prestan servi-
cios públicos;

835583
La Sentencia Constitucional en el Perú

7. Adquirir acciones o aceptar cargos o representaciones en empresas


o instituciones privadas que, durante su cargo como magistrado del
Tribunal, obtengan concesiones del Estado, así como en empresas
del sistema bancario, financiero y de seguros supervisadas por la
Superintendencia de Banca y Seguros; y,
8. Lo demás señalado por ley.

Artículo 2°,- Incorporación de los artículos 13°-A y 15°-A a la Ley NC,


28301, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
Incorpóranse los artículos 13°-A y 15°-A a la Ley N° 28301, Ley Orgáni-
ca del Tribunal Constitucional, en los términos siguientes:

“Artículo 13°-A.- Incompatibilidades


Los Magistrados del Tribunal tienen las mismas incompatibilidades de
los Congresistas.
Cuando concurriera causa de incompatibilidad en quien fuera de-
signado como Magistrado del Tribunal, debe, antes de tomar posesión,
cesar en el cargo o en la actividad incompatible. Si no lo hace en el plazo
de diez días naturales siguientes a su designación, se entiende que no
acepta el cargo.”

“Artículo 15°-A.- Deberes Funcionales


Son deberes de los Magistrados del Tribunal:
1. Cumplir y hacer cumplir el principio de primacía de la Constitu-
ción Política del Perú y la vigencia efectiva de los derechos cons-
titucionales;
2. Resolver los asuntos de su competencia con sujeción a la garantía del
debido proceso y dentro de los plazos legales;
3. Aplicar la norma constitucional correspondiente y los principios que
de ella se deriven.
4. Guardar absoluta reserva respecto de los asuntos en que interviene;
5. Observar el horario de trabajo y en especial el que corresponde a las
audiencias;
6. Denegar liminarmente las peticiones maliciosas y los escritos y expo-
siciones contrarias a la dignidad de las personas, y poner el hecho en
conocimiento del respectivo Colegio de Abogados;
7. Tratar con respeto a los abogados y a las partes;

359
Anexos

8. Denunciar ante el Presidente los casos en que observen el ejercicio


ilegal o indebido de la profesión;
9. Disponer la actuación de medios probatorios, siempre que sean in-
dispensables para mejor resolver-,
10. Presentar declaración iurada de bienes y rentas al inicio del cargo,
anualmente, al dejar el cargo y cada vez que sus bienes y/o rentas
varíen en más de un veinte por ciento (20%)-,
11. Mantener conducta personal ejemplar, de respeto mutuo y toleran-
cia, y observar las normas de cortesía de uso común-,
12. Velar, a través de sus ponencias y la emisión de sus votos, por la co-
rrecta interpretación y el cabal cumplimiento de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional,
13. Cuidar los bienes públicos que son puestos a su servicio y promo-
ver el uso racional de los bienes de consumo que les provee el Es-
tado. Esta obligación incluye el deber de dar cuenta documentada
de los gastos que importen sus viajes ofíciales o visitas al exterior
con bolsa de viaje;
14. Presentar, luego de realizado un viaje oficial, un informe al Pleno so-
bre todo aquello que pueda ser de utilidad para el Tribunal Consti-
tucional; v,
15. Lo demás señalado por ley.”

Artículo Y.- Modificación de los artículos VI del Titulo Preli-


minar, 14°, 79°, 81 <> y 121 ° de la Ley N° 28237, Código Proce-
sal Constitucional
Modifícanse los artículos VI del Título Preliminar, 79°, 81’ y 121 ° de la
Ley N° 28237, Código Procesal Constitucional, en los términos siguientes:

“Artículo VI.- Control Difuso e Interpretación Constitucional


Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra
de inferior jerarquía, el Juez debe preferir la primera, siempre que ello sea
relevante para resolver la controversia y no sea posible obtener una inter-
pretación conforme a la Constitución.
Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionali-
dad haya sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un
proceso de acción popular.
Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley
y los reglamentos de conformidad con los preceptos y principios estableci-

036603
La Sentencia Constitucional en el Perú

dos en el texto constitucional V los criterios jurisprudenciales vinculantes


que resulten de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.”

“Artículo 14°.- Notificaciones


Todas las resoluciones serán notificadas oportunamente a las partes y
producen efectos desde el día de su notificación. Se exceptúa las actuacio-
nes a que se refiere el artículo 9 del presente Código.”
“Artículo 79°.- Principios de interpretación
Para apreciar la validez constitucional de las normas el Tribunal Cons-
titucional considerará, además de las normas constitucionales, las leyes
que, dentro del marco constitucional, se hayan dictado para determinar la
competencia o las atribuciones de los órganos del Estado o el ejercicio de
los derechos fundamentales de la persona.
En ningún caso el Tribunal, vía interpretación, podrá modificar el con-
tenido normativo o sentido de los mismos. Cuando advierta alguna insu-
ficiencia normativa que determine su inconstitucionalidad lo pondrá en
conocimiento del Poder Legislativo para que dentro de un plazo razonable
dicte las medidas legislativas que correspondan.”

“Artículo 81°.- Efectos de la sentencia fundada


Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionali-
dad dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen
alcances generales y carecen de efectos retroactivos. Se publican ínte-
gramente en el Diario Oficial El Peruano y producen efectos desde el
día siguiente de su publicación.
Cuando se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias
por violación del artículo 74 de la Constitución y, de normas en ma-
teria penal, el Tribunal debe determinar de manera expresa en la
sentencia los efectos de su decisión en el tiempo. Asimismo, resuelve
lo pertinente respecto de las situaciones jurídicas producidas mientras
estuvo en vigencia.
Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de acción popular
podrán determinar la nulidad, con efecto retroactivo, de las normas
impugnadas. En tal supuesto, la sentencia determinará sus alcances
en el tiempo. Tienen efectos generales y se publican en el Diario Ofi-
cial El Peruano.”

361
Anexos

“Artículo-921°.- Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal


Constitucional
Contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación
alguna. En el plazo de dos días a contar desde su notificación o publicación
tratándose de las resoluciones recaídas en los procesos de inconstitucio-
nalidad, el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, puede aclarar algún
concepto o subsanar cualquier error material u omisión en que hubiese in-
currido, siempre que indiscutiblemente se desprenda del razonamiento
considerativo de la sentencia.
Estas resoluciones deben expedirse, sin más trámite, al segundo día de
formulada la petición.
Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal, sólo procede, en su
caso, el recurso de reposición ante el propio Tribunal. El recurso puede
interponerse en el plazo de tres días a contar desde su notificación. Se re-
suelve en los dos días siguientes.
Lo anterior no afecta el derecho de recurrir a los tribunales u organismos
internacionales constituidos según tratados de los que el Perú es parte”.

Lima, Marzo de 2010

236623
La Sentencia Constitucional en el Perú

363
Anexos

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
No cabe duda que desde la creación del Tribunal Constitucional con la
Constitución Política de 1993, se ha desarrollado una importante doctrina
jurisprudencia que ha contribuido al fortalecimiento del Estado de Dere-
cho y al respeto de la supremacía constitucional. Sin embargo, no en todos
los casos se ha constatado una acertada función de este órgano de control
acorde con las atribuciones conferidas por la norma Constitucional, puesto
que en los últimos años, con mayor notoriedad, se ha advertido excesos
en el actuar de este organismo que se viene manifestando a través de la
emisión de las denominadas sentencias “interpretativas-manipulativas”.
En efecto, mediante este tipo de sentencias el Tribunal Constitucional
ha emitido fallos que han ido más allá de declarar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de las normas sometidas a su control, permitiéndose
modificar el texto y/o sentido de las mismas; en algunos casos adicionando
contenido normativo (sentencias aditivas), en otros reduciendo su ámbito
de aplicación (sentencias reductoras) y en otros sustituyendo disposiciones
legales (sentencias sustitutivas).
Se trata en pocas palabras que el Tribunal Constitucional ha rebasado
los límites constitucionales de sus propias facultades, avanzado arbitra-
riamente a auto-convertirse -cada vez más- en un “legislador positivo” y,
apartándose, por el contrario, de la función que le es propia limitada a
expulsar del ordenamiento jurídico los preceptos legales que se oponen a
la Constitución, es decir a actuar como “legislador negativo”, conforme a
la concepción originaria del sistema concentrado de control de la constitu-
cionalidad postulado por Kelsen y que, el propio Dr. Guillermo Rey Terry
ha destacado cuando, en su calidad de Presidente del Tribunal Constitu-
cional, presentó la primera “Memoria Del Presidente Del Tribunal Cons-
titucional”, sosteniendo que “Dentro del Estado de derecho la función de
un Tribunal Constitucional es esencial ya que significa la posibilidad de
actuar como un legislador negativo”1.
Lo anterior nos indica, que existe un potencial problema de interferencia de
funciones constitucionales en el que el Tribunal está incurriendo y que con ur-
gencia se debe corregir, pues transgrede manifiestamente el principio de separa-
ción de poderes consagrado en el artículo 43° de la Ley Suprema, y resquebraja
el mismo sistema constitucional que el propio Tribunal procura resguardar.
Ejemplos de lo que venimos manifestando son muchos -y como
prueba de ello anotamos a continuación diversos casos en los que se
advierte con notoriedad que el referido Tribunal se ha extralimitado en
1 fuente: http://www.te.gob.pe/audiencias/memoria.html

436643
La Sentencia Constitucional en el Perú

sus funciones emitiendo sentencias cuyos puntos resolutivos denotan acti-


vidad legislativa positiva. Veamos:

Expediente Parte Resolutiva Comentarios

N° 006-2003-Al Ordena interponer la dispo- La norma sometida a control


Demandantes: 65 sición impugnada conforme constitucional no señalaba
Congresistas a los fundamentos 12 y 15 de el número de votos que se
la sentencia, los cuales dis- requería para aprobar una
Sumilla: Acción de ponen que el número míni- acusación constitucional.
inconstitucionalidad mo de votos necesarios para
contra el Inc. j) del aprobar una acusación cons-
Artículo 89º del regla- titucional por la presunta co-
mento del Congreso misión de delitos cometidos
de la República. en el ejercicio de las funcio-
nes contra los funcionarios
enumerados en el Art. 99º de Al establecer el TC un plazo
la Constitución, es la mitad para dicho asunto, añadió un
más uno del número legal de contenido normativo al inc. j)
miembros del Congreso sin del Reglamento del Congreso.
participación de la Comisión
Permanente.

Nº 044-2004-AI Declara inconstitucional la La Ley Nº 1801 de 1913, que


Demandante: 34 omisión en el Articulo 4º de la es la Ley que declara oficial e
Congresistas Ley Nº 1801, debiéndose adi- intangible la letra y música
cionar la quinta estrofa de la del Himno Nacional no in-
Sumilla: Acción de versión original del Himno cluyó como parte del mismo
Inconstitucionalidad Nacional debida a la autoría la quinta estrofa de la versión
contra el Artículo 4º de don José de la Torre Ugar- original de autoría de José de
de la Ley Nº 1801 (Ley te, conforme al fundamento la Torre Ugarte.
del Himno Nacional). Nº 21 de la sentencia.
Al disponer el TC que se in-
corpore esta quinta estrofa al
Himno Nacional, lo que hace es
adicionar un texto normativo a
la Ley N 1801 que no fue par-
te Del proceso de formación y
promulgación de las leyes.

365
Anexos

Nº 050-2004-AI Declara inconstitucional la El TC modifica, el texto del


frase “hasta que cumplan los Art. 34º, literal a) y, el primer
Demandante: veintiún (21) años“ del literal párrafo del Art. 35, con lo
Colegio de Abogados a) del artículo 34º del Decreto cual crea un nuevo contenido
del Cusco y otros. Ley Nº 20530 y, dispone que normativo al texto aprobado
en su lugar quede el siguiente por el Congreso de la repúbli-
Sumilla: Acción de texto: “Artículo 34.- Solamen- ca y promulgada por el Poder
Inconstitucionalidad te tienen derecho a pensión Ejecutivo.
contra la Ley de Re- de orfandad los hijos meno-
forma Constitucional res de dieciocho (18) años del
Nº 28389 y la Ley Nº trabajador con derecho a pen-
28449, que modifican sión o del titular de la pensión
el régimen pensiona- de cesantía o invalidez que
rio regulado por el hubiera fallecido (…)”.
Decreto Ley Nº 20530.
Declara inconstitucional el
primer párrafo del artículo
35º del Decreto Ley Nº 28449
que establecía que “El monto
máximo de la pensión de or-
fandad de cada hijo es igual
al veinte por ciento (20%) del
monto de la pensión de inva-
lidez o cesantía que perciba
o hubiera podido percibir
el causante”, y en su lugar
establece el siguiente texto:
“Artículo 35.- En caso de fa-
llecimiento de padre y ma-
dre trabajadores o titulares
de pensión de cesantía o in-
validez, la pensión de orfan-
dad de cada hijo será igual al
cuarenta por ciento (40%) del
monto de la pensión más ele-
vada” (…)

636663
La Sentencia Constitucional en el Perú

Nº 0019-2005-PI Declaro la inconstitucionali- En este caso el TC se pronun-


dad de la frase “y domicilia- ció sobre una norma deroga-
1Demandante:
2 Más del ria” y, con ello inconstitucio- da, cuando ello determina la
25% del número legal nal el extremo de la disposi- inexistencia del objeto del pro-
de congresistas. ción que permite que el tiem- ceso de inconstitucionalidad
po de arresto domiciliario sea por sustracción de la materia.
Sumilla: Acción de abonado para el computo de
inconstitucionalidad la pena impuesta a razón de El TC. Vulneró el Art. 204º
contra el Articulo Úni- un día de pena privativa de li- de la Constitución y Art. 81º
co de la Ley Nº 28568, bertad por cada día de arresto. del Código Procesal Constitu-
que modifica el Artí- Dispuso que los jueces y ma- cional que disponen que las
culo 47º del Código Pe- gistrados deberán actuar de sentencias de inconstitucional
nal, sobre computo de conformidad con lo reseñado producen efectos a partir del
la prisión preventiva. en los fundamentos 622 y 63³ día siguiente de su publica-
incluso antes de la publica- ción en el diario Oficial El Pe-
ción de la sentencia en el Dia- ruano.
rio Oficial El Peruano.
Nº 0014-2007 Declara inconstitucional la Establece como regla de de-
Demandante: Más del omisión legislativa consisten- recho vinculante (como ley)
25% del número legal te en no haber incluido a la que, es causal de desafiliación
de congresistas. indebida, insuficiente y/o in- la indebida, insuficiente y/o
Sumilla: Acción de oportuna información como inoportuna información por
inconstitucionalidad. causal de nulidad del acto de parte de la AFP o de la Ad-
afiliación al Sistema Privado ministración Pública.
de Pensiones y, por ello, vía
interpretación, establece que

2 “En consecuencia, por virtud del efecto vinculante de una sentencia del Tribunal
Constitucional para todos los poderes públicos (artículo 82° del Código Procesal
Constitucional), las solicitudes de aplicación de la ley impugnada (en lo que a la de-
tención domiciliaria se refiere) que no hayan sido resueltas, deberán ser desestima-
das, por haber cesado sus efectos inconstitucionales.”
3 Del mismo modo, los jueces o tribunales que tengan en trámite medios impugnato-
rios o de nulidad en los que se solicite la revisión de resoluciones judiciales en las
que se haya aplicado el precepto impugnado (en lo que a la detención domiciliaria
se refiere), deberán estimar los medios impugnatorios y declarar mulas dichas reso-
luciones judiciales, por no poder conceder efecto alguno a una disposición declarada
inconstitucional por el Tribunal Constitucional.

367
Anexos

34
Contra la Ley Nº “Constituye causal de desafi- Esta causal no fue producto
28991, Ley de libre de- liación del SPrP4 y de conse- del debate y aprobación parla-
safiliación informada, cuente derecho de retorno al mentaria conforme lo manda
pensiones mínimas y SpuP5. La acreditación de que la Constitución para la crea-
complementarias, y ré- la decisión de afiliarse al SPrP ción de las leyes.
gimen especial de jubi- fue consecuencia de una inde-
lación anticipada. bida, insuficiente y/o inopor-
tuna información por parte de
la AP o de la Administración
Pública”.

Nº 0002-2008-AI Declara inconstitucional la En relación con el Art.


segunda parte del segundo 7º, el TC, por un lado
Demandante: 31 congre- párrafo del Art. 7 de la Ley sustituye un contenido
sistas. Nº 29166 que establece que: normativo de la Ley con
Sumilla: Demanda de in- “En las situaciones descritas, una disposición del de-
constitucionalidad contra (…) y en caso necesario, el recho internacional y,
la segunda parte del pri- personal militar puede hacer por otro lado, añade al
mer párrafo y el segundo uso de la fuerza letal” y, en su texto de la ley supues-
párrafo del artículo 7º de lugar incorpora los principios tos normativos nuevos,
la Ley Nº 291666 que es- de la Naciones Unidas para el que no nacieron de la
tablece las reglas del em- uso de la fuerza letal. voluntad del legislador.
pleo de la fuerza por parte
de las Fuerzas Armadas Dispone que la segunda par- Respecto al Art. 10º de
en el territorio nacional. te del primer párrafo del Art. la ley, pese a que esta
7º quede redactado de la si- disposición no había sido
guiente manera: “o en apoyo cuestionada por los de-
al control del orden interno en mandante, el TC sustitu-
zonas no declaradas en estado ye la formula legal dis-
de emergencia para los casos puesta por el legislador
de narcotráfico, terrorismo y por otro texto creado
la protección de instalaciones por dicho Tribunal.
estratégicas para el funciona-
miento del país, en los tér-
minos establecidos en la Ley,
hará uso de la fuerza (..)”.
Declara inconstitucional la fra-
se “capacidad del enemigo”.

E incorpora en su reempla-
zo el término “capacidad
del grupo hostil” al artículo
10º de la Ley Nº 291666.

4 Sistema Privado de Pensiones


5 Sistema Público de Pensiones.

836683
La Sentencia Constitucional en el Perú

Conforme se puede apreciar de los casos resumidos en el cuadro su-


perior, el Tribunal Constitucional viene realizando actividad “paralegisla-
tiva”, mediante la cual, so pretexto de realizar labor interpretativa, viene
incorporando al ordenamiento jurídico nacional nuevas normas que no
han sido producto del proceso formativo de las leyes. Si bien, la función
de interpretación le es sustancial, éste debe respetar los límites de la inter-
pretación conforme a la Constitución sin invadir ni arrebatar competencias
que no les son propias. No se puede aducir “labor interpretativa” cuando
ella genera transformación de textos legales con significados y contenidos
normativos distintos a los de la voluntad del legislador. Sostener lo contra-
rio significaría una confrontación a los conceptos constitucionales.
Recordemos que la labor de interpretación ha de orientarse a man-
tener la seguridad jurídica y la vigencia del Estado de Derecho y por lo
mismo se realiza sobre una norma preexistente con contenido prede-
terminado y nunca sobre supuestos no contemplados ni ideados por el
órgano legislativo. Por ello, la interpretación no puede ir más allá del
objeto y finalidades que el legislador ha incorporado en el tenor de la
ley; y, en todo caso, si es que el supuesto normativo no se ajusta a los
preceptos constitucionales o los viola, sea por acción u omisión, lo que
cabe es declarar su inconstitucionalidad.
A mayor abundamiento, cabe anotar lo que señala el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española respecto del significado de la pa-
labra “interpretar”: explicar o declarar el sentido de algo. Como bien puede
entenderse de dicho ilustrado referente, el vocablo “interpretar” alude,
por un lado a “algo”, el cual indefectiblemente se entiende debe ser un
supuesto o una circunstancia existente y, por otro lado señala que es so-
bre ese “algo” que se debe hacer la explicación o declaración.
En este sentido, el Tribunal no puede interpretar libremente, sino
debe estar limitado al propio marco constitucional y a sus principios de
interpretación, particularmente a los de conformidad a la Constitución y
conservación de la ley. En resumidas cuentas bajo directrices de forma y
de contenido acordes con la Constitución Política del Estado.
Por otro lado, el proyecto de ley se orienta a completar el marco
normativo del Capítulo II de la Ley Orgánica del Tribunal Constitu-
cional referido a: “Magistrados del Tribunal Constitucional”, a fin de
regular con mayor precisión las prohibiciones e incompatibilidades que
alcanzan a los magistrados de este organismo del Estado e, incluir los
deberes funcionales de los mismos que, en el texto vigente de la referida
ley orgánica se encuentran ausentes.

369
Anexos

Ahora bien, dentro de todo este orden de ideas, pasamos a susten-


tar cada una de las propuestas de modificación que plantea la inicia-
tiva legislativa.

MODIFICACIONES E INCORPORACIONES A LA LEY ORGÁNI-


CA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Modificación al artículo V de la Ley Orgánica del Tribunal Constitu-
cional

TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY


El Tribunal Constitucional es el órgano “Artículo 1°.- Definición El Tribunal
supremo de interpretación y control de Constitucional es el órgano de control
la constitucionalidad. e interpretación de la Constitución.
Es autónomo e independiente de los Es autónomo e independiente de los de-
demás órganos constitucionales. Se en- más órganos constitucionales. Se encuen-
cuentra sometido sólo a la Constitución tra sometido sólo a la Constitución y a su
y a su Ley Orgánica. Ley Orgánica. El Tribunal Constitucional
El Tribunal Constitucional tiene como tiene como sede la ciudad de Arequipa.
sede la ciudad de Arequipa. Puede, por Puede, por acuerdo mayoritario de sus
acuerdo mayoritario de sus miembros, miembros, tener sesiones descentraliza-
tener sesiones descentralizadas en cual- das en cualquier otro lugar de la Repú-
quier otro lugar de la República. blica.”

Esta modificación se orienta a uniformizar la definición que sobre el Tri-


bunal Constitucional establece la Constitución Política sin restarle la facul-
tad de interpretación que le es necesaria para desarrollar su labor de control
de la Constitución.
Se trata de reproducir en la Ley Orgánica del Tribunal el concepto, na-
turaleza y finalidades que encomienda la Carta Magna a este Órgano, y por
ello se elimina de la expresión “es el órgano supremo de interpretación” la
palabra “supremo”. Esto responde a que dicha categoría de “supremo intér-
prete”, por un lado, no nace ni se deriva de la Constitución, y por otro que el
Tribunal no es el único ni el exclusivo intérprete de la misma.
En relación con lo primero, el artículo 201º de la Constitución dispone:
“El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la Constitución. Es
autónomo e independiente (el subrayado es nuestro)
Como bien puede apreciarse, la norma Constitucional no hace ninguna
referencia ni se deduce de ella que el Tribunal Constitucional es el supremo
intérprete de la misma, es más ni siquiera le concede la facultad de interpretar.
En idéntico sentido su antecedente constitucional plasmado en el articulo
296° de la Constitución Política de 1979 establecía, en relación con este organis-
mo (antes denominado Tribunal de Garantías Constitucionales), lo siguiente‑

037703
La Sentencia Constitucional en el Perú

“El Tribunal de Garantías Constitucionales es el órgano de control de la


Constitución. Se compone de nueve miembros. (el subrayado es nuestro)
Lo anterior nos indica que el diseño de la Constitución Histórica también
se orienta a precisar que el Tribunal Constitucional solamente es el “órgano
de control de la Constitución”.
Sin embargo, siendo conscientes que no se puede hacer control constitu-
cional sin interpretar, es que se mantiene la facultad de interpretación, pero
no como la única ni excluyente ni como la suprema.
Por ello es que se prescinde de la cualidad de “supremo intérprete”, pues
conforme a norma expresa de la misma Constitución, existen otros intérpre-
tes de ella. Así por ejemplo, el artículo 138° manda a los jueces que ante una
incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, prefie-
ran la primera, con lo cual los jueces están habilitados para realizar control
constitucional (control difuso) y con ello realizar labores de interpretación
que los lleven a determinar la constitucionalidad o no de las leyes en los
casos en concreto que conocen.
Asimismo, por disposición expresa de la Ley de Leyes, el Congreso tie-
ne la potestad de interpretar la Constitución a través de las denominadas
“Leyes de Interpretación Constitucional”, como atribución desprendida del
artículo 102’ inciso 1 del Texto Constitucional, lo cual se refuerza con el man-
dato que contiene el inciso 2 de dicho artículo constitucional, mediante el
cual el Congreso tiene la obligación de velar por el respeto de la Constitución
y de las leyes y, es en esta función que éste puede y debe continuamente
interpretar la Constitución, así lo hace por ejemplo cuando desaprueba pro-
yectos de ley cuando acusa por infracción constitucional a los funcionarios
que refiere el artículo 99° de la Constitucional.
Un argumento complementario a lo anterior es que el Congreso repre-
senta la voluntad del pueblo, y por lo mismo, siendo el pueblo el titular del
poder constituyente, aquél está políticamente legitimado para interpretar su
voluntad que está plasmada en el Texto Constitucional.
En suma, existen otros operadores jurídicos que tienen la facultad cons-
titucional de interpretar la Norma Suprema y, por lo mismo hacer recaer
la “suprema interpretación” en un solo organismo, es desconocer la legi-
timidad de los otros. No se trata de restarle atribuciones al Tribunal
Constitucional, sino de perfilar la verdadera función que le correspon-
de según lo establecido por la Constitución Política del Estado y de re-
conocer en los otros intérpretes de la misma la equivalente legitimidad
que les corresponde para realizar dicha tarea.

371
Anexos

Modificación al articulo 2° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitu-


cional
TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY
Articulo 2.- Competencia Artículo 2°.- Competencia
El Tribunal Constitucional es competente El Tribunal Constitucional es competente
para conocer de los procesos que contem- para conocer de los procesos que contem-
pla el artículo 202 de la Constitución. pla el artículo 202 de la Constitución.
El Tribunal puede dictar reglamentos El Tribunal se pronuncia únicamente
para su propio funcionamiento, así como sobre la materia y normas cuyo control
sobre el régimen de trabajo de su perso- constitucional se demanda, declarando
nal y servidores dentro del ámbito de la su constitucionalidad o constitucionali-
presente Ley. dad. Cuando advierta alguna insuficien-
Dichos reglamentos, una vez aprobados cia normativa que determine la incons-
por el pleno del Tribunal y autorizados titucionalidad de alguna disposición lo
por su Presidente, se publican en el Dia- pondrá en conocimiento del Poder Legis-
rio Oficial El Peruano. lativo para que dentro de un plazo razo-
nable dicte las medidas legislativas que
correspondan.
El Tribunal puede dictar reglamentos
para su propio funcionamiento, así como
sobre el régimen de trabajo de su perso-
nal y servidores dentro del ámbito de la
presente Ley. Dichos reglamentos, una
vez aprobados por el pleno del Tribunal y
autorizados por su Presidente, se publican
en el Diario Oficial El Peruano.”
Esta propuesta de modificación tiene por objetivo precisar el ám-
bito de competencia que tiene el Tribunal Constitucional conforme al
mandato que le confiere la Constitución, el cual es el de actuar como
legislador negativo.
Hemos visto cómo en diversos casos el- Tribunal ha realizado activi-
dad legislativa positiva, pronunciándose inclusive sobre materias no de-
mandadas y peor aún sobre normas derogadas. Esta situación viene ge-
nerando no sólo problemas jurídicos sino también de índole político que
está alterando el equilibrio y armonía institucionales que debe imperar en
el Estado de Derecho, donde es el legislador quien establece qué normas
presiden el sistema jurídico-político y el juez constitucional quien declara
su constitucionalidad o inconstitucionalidad.
No es tarea de los tribunales el valorar los comportamientos y las de-
cisiones de los supremos órganos políticos, en particular del legislador,
respecto de los hechos y situaciones concretas, es necesario separar el juicio
constitucional de la esfera de los comportamientos prácticos y de las valo-
raciones políticas del poder, reduciendo el control de constitucionalidad a

237723
La Sentencia Constitucional en el Perú

una confrontación lógica “textual” entre parámetros normativamente defi-


nidos, de manera abstracta, a fin de que sus titulares no se vean condicio-
nados a incursionar en las disputas políticas6.2
Por ello, el Tribunal no puede irrogarse atribuciones que no les son
propias y, si dentro del proceso de control encuentra alguna deficiencia
normativa, sólo le quepa advertirla y nada más, no puede imponer cuá-
les normas son las que las superarán o las que colmarán las omisiones
legislativas7.3Esta tarea sólo le corresponde al Parlamento en su función de
diseñar las opciones de oportunidad o conveniencia de las leyes. Si la nor-
ma está en el sistema, corresponde al Juez.
(a todos los jueces) explicitaria,- si no existe, corresponde al legislador
(sólo al legislador) crearla8.4
El comportamiento de legislador positivo que viene auto-asumiendo
el Tribunal se torna aún más reprochable teniendo en consideración que
no existe ningún sustento normativo, ni de carácter legal ni menos cons-
titucional, que ampare la emisión de este tipo de sentencias. Esta práctica
ha sido recogida de la doctrina extranjera, frecuentemente asumida por la
Corte Constitucional de Italia y por el Tribunal Constitucional de España,
países donde también han recibido fuertes críticas desde diversos secto-
res de la doctrina e incluso jurisprudenciales. Así por ejemplo, en España
con motivo de la emisión de la sentencia del Tribunal Constitucional N°
5
222119929, los magistrados Alvaro Rodríguez Bereijo y José Gabaldón
López cuestionaron, a través de votos disidentes, el papel de legisla-
dor positivo que en el referido caso se estaba irrogando dicho Tribu-
nal, manifestando el primero de ellos que “no corresponde al Tribunal
Constitucional, en su función exclusiva de legislador negativo, llevar a cabo
6 G. Volee: L’ingiustizia delle leggi, pág. 256. En: “La Tipología de las Sentencias Cons-
titucionales con Efectos Fiscales” por Rubén Hernández Valle. Revista Española de
Derecho Constitucional, Año 14Núm. 41. Mayo-Agosto 1994.
7 Las omisiones legislativas se suelen definir como la abstención del legislador para
desarrollar preceptos constitucionales. A diferencia de la laguna, la omisión se carac-
teriza por el incumplimiento de una obligación derivada de la Constitución (inconsti-
tucionalidad por omisión), mientras que la laguna es un vacío (supuesto) no pensado
por el constituyente y por lo mismo no tiene sustento normativo.
8 Zagrebelsky: La Corte Costilitzimiale e il pág. 301. En: “La Tipología de las Sentencias
Constitucionales con efectos Fiscales” por Rubén Hernández Valle. Revista Española
de Derecho Constitucional, Año 14.Núm. 41. Mayo-Agosto 1994.
9 “Sentencia del 11 de diciembre de 1992 donde el Tribunal Constitucional español
estudia la cuestión de inconstitucionalidad en relación con el art. 58 de la Ley de
Arrendamientos Urbanos (L.A.1L), y establece que dicho artículo es inconstitucional
en la medida en la que excluye del beneficio de la subrogación monis causa a quien
hubiere convivido de ¡nodo material y estable con el arrendatario fallecido.

373
Anexos

esa extensión, ex Constitutione (con invocación incluso del derecho al disfru-


te de una vivienda del art. 47 C.E.) en lo referente a un particular contenido
del régimen arrendaticio (el derecho a la subrogación) limitativo del derecho
de propiedad del arrendador”. Por su parte el magistrado Gabaldón se-
ñaló: “(...)Yen el presente caso hay que agregar a ello una reflexión acerca
de las consecuencias, distintas en uno y otro supuesto porque la extensión
del beneficio de la continuidad en el contrato de arrendamiento exigiría para
poder ser aplicada, una determinación expresa de sus requisitos, sin lo cual
se originaría una clara situación de inseguridad. Y esta observación pone de
manifiesto, una vez más, los límites de la función de este Tribunal, cuyo ca-
rácter de legislador negativo, autorizado inequívocamente para erradicar del
ordenamiento los preceptos de Ley contrarios a la Constitución, presenta en
cambio serías dificultades cuando se trata de llevar a cabo el efecto contrario,
o sea el de extender una norma legal a casos no previstos en la misma y que
exigiría, por su propia naturaleza, de una regulación que sólo al legislador
corresponde. “
Como es de apreciarse, este problema se ha presentado no sólo en
el caso del Perú, sino también en otros escenarios jurídicos donde tam-
poco existe regulación positiva que habilite a los Tribunales Constitu-
cionales a emitir las denominadas sentencias “manipulativas”10.6(No
obstante ello, es de precisar que en dichos países su aplicación ju-
risprudencia) está sujeta a limites, los que ni siquiera han sido ob-
servados por el Tribunal peruano. Entre estos límites se encuentran
por ejemplo, que sólo será admisible la utilización de tales tipos de
sentencias a aquellos supuestos en los que no sea posible ni realizar
una interpretación conforme a la Constitución de la disposición legal
impugnada, dada la claridad de su tenor literal, ni tampoco eliminarla
por entero, al crear un vacío jurídico que pueda generar situaciones
más inconstitucionales que aquella que intenta evitarse. Asimismo,
no es posible emitirlas cuando sean varias las alternativas normativas
viables para superar la cuestión de inconstitucionalidad.
Frente a los cuestionamientos anotados líneas arriba y a los ma-
yores límites que se vienen poniendo a la emisión de dicho tipo de
sentencias, es que se está observando una marcha atrás y un retroceso
de este actuar en los países donde justamente se han aplicado con
mayor magnitud. Así por ejemplo, en España se ha presentado un
proyecto de ley para modificar la Ley Orgánica 211979 del Tribunal

10 Información corroborado con ¡a información proporcionada por el Centro de Investi-


gación. Análisis Temático y Estadística — CIAE del Congreso de la República del Perú
en su informe N° 0l 012009-20 10 del 24 de setiembre de 2009.

437743
La Sentencia Constitucional en el Perú

Constitucional del 25 de noviembre de 2005 y limitar el uso de dichas


sentencias sólo para aquellos casos cuando el legislador, luego de ser
exhortado por el Tribunal Constitucional, no cumpla con emitir las
normas de integración correspondientes11.7Esto es una muestra que,
ahora la tendencia se orienta a volver a concebir a los tribunales cons-
titucionales conforme al modelo originario postulado por Kelsen, es
decir como legisladores negativos.
Es por ello que la propuesta de ley tiende a normalizar el verda-
dero rol del órgano de control de la Constitución y en caso advierta
alguna insuficiencia normativa que determine la inconstitucionalidad
de alguna disposición lo deberá poner en conocimiento del Poder Le-
gislativo para que dentro de un plazo razonable dicte las medidas
legislativas que correspondan.
Cabe precisar que, se establece “dentro de un plazo razonable” en
virtud que es más prudente que establecer un plazo fijo determina-
do, pues el tiempo que demandará integrar o subsanar una determi-
nada insuficiencia normativa dependerá de cada caso en concreto y,
además porque el “plazo razonable” ya es un concepto reconocido e
incorporado en nuestra legislación nacional a través de la Cuarta Dispo-
sición Final y Transitoria de la Constitución Política 12 y de los instrumentos
internacionales de protección de derechos humanos13 así como aplicado en
diversas sentencias del propio Tribunal Constitucional14.8910

En consecuencia, con esta fórmula, fijamos un punto intermedio


entre la emisión de sentencias “manipulativas” por parte del Tribunal
Constitucional y las omisiones legislativas o insuficiencias normati-
vas en que puede incurrir el Legislador y, así aseguramos el respeto
al principio de separación de poderes y la supremacía constitucional.

11 Dicho proyecto de ley propone: “que cuando el Tribunal advierta que la “insuficien-
cia normativa” determina la inconstitucionalidad de una disposición, concederá al
legislador un plazo para que realice las modificaciones (integraciones que corres-
pondan, al término del cual, si éstas no se hubiesen practicado, el propio tribunal
procederá a subsanar la insuficiencia.
12 Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se
interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con
los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú.
13 ”Artículo 7.5 y 9.8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; artículo
9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
14 Expedientes Nos 549-2004-HC/TC, 4568-2005-PHC/TC- 3771-2004-1-1C/TC; 1091-
2002-HUM, 2915- 004-HOTC, 0090-2004-AATC; entre otros.

375
Anexos

Modificación al artículo 13° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitu-


cional
TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY
Artículo 13.- Dedicación exclusiva La Artículo 2°.- Dedicación exclusiva y
función de Magistrado del Tribunal es prohibiciones
a dedicación exclusiva. La función de Magistrado del Tribunales a de-
Le está prohibido desempeñar cual- dicación exclusiva.
quier otro cargo público o privado y Está prohibido a los magistrados del
ejercer cualquier profesión u oficio, a Tribunal:
excepción de la docencia universita-
1. Desempeñar cualquier otro cargopúblico o
ria, siempre que no afecte el normal
funcionamiento del Tribunal. privado y ejercer cualquier profesión u ofi-
Los Magistrados del Tribunal están cio, a excepción de la docencia universitaria
impedidos de defender o asesorar a tiempo parcial hasta por 8 horas semana-
pública o privadamente, salvo en cau- les de dictado de clases y en horas distintas
sa propia, de su cónyuge, ascendien-
tes o descendientes. de las que corresponden al despacho juris-
diccional del Tribunal;
2. Defender o asesorar pública o privadamen-
Les alcanzan, además, las mismas in-
te, salvo en causa propia, de su cónyuge o
compatibilidades de los Congresistas.
Están prohibidos de afiliarse a organi- conviviente, padres e hijos; y, en ningún
zaciones políticas. caso, de usar las influencias de sus cargos;
3. Afiliarse a organizaciones políticas,
Cuando concurriera causa de incom-
patibilidad en quien fuera designado 4. Aceptar de los litigantes o sus Abogados, o
como Magistrado del Tribunal, debe, por cuenta de ellos donaciones, obsequios,
antes de tomar posesión, cesar en el atenciones, agasajos o sucesión testamen-
cargo o en la actividad incompatible.
Si no lo hace en el plazo de diez días taria en su favor o a favor de su conyugue
naturales siguientes a su designación, conviviente y parientes hasta el cuarto gra-
se entiende que no acepta el cargo. do de consanguinidad o segundo de afini-
dad. Igual prohibición se aplica en caso de
ofrecimiento de publicaciones, condecora-
ciones, homenajes, agasajos, viajes o capa-
citacionesde cualquier persona o institución
nacional o extranjera que tenga juicio en
trámite ante el Tribunal.
5. Ejercer labores relacionadas con su función
fuera del recinto del Tribunal, con las ex-
cepciones de ley.

637763
La Sentencia Constitucional en el Perú

6. Adquirir acciones o aceptar cargos o re-


presentaciones en empresas que tienen
con el Estado contratos de obras, de su-
ministro o de aprovisionamiento, o que
administren rentas o prestan servicios
públicos;
7. Adquirir acciones o aceptar cargos o re-
presentaciones en empresas o institucio-
nes privadas que, durante su cargo como
magistrado del Tribunal, obtengan con-
cesiones del Estado, así como en empre-
sas del sistema bancario, financiero V de
seguros supervisados por la superinten-
dencia de Banca y Seguros; y,
8. Lo demás señalado por ley.

El texto actual del artículo 13° de la Ley Orgánica del Tribunal regula
de manera incompleta las prohibiciones que deben observar los magistra-
dos de dicho Tribunal, pues solo alude a tres aspectos y omite incluir otros,
que están establecidos para funcionarios de su similar condición como son
‘los congresistas y vocales supremos.
De conformidad con la Carta Magna, los miembros del Tribunal Cons-
titucional tienen la condición, por un lado de altos funcionarios de la Re-
pública (Artículo 39°) y por otro, la de ser funcionarios jurisdiccionales
(Artículo 202°), a quienes, en virtud de lo primero les alcanza la misma
inmunidad, prerrogativas e incompatibilidades que tienen los congresistas
y, en atención a lo segundo. Se les exige los mismos requisitos que para ser
vocal de la Corte Suprema (Artículo 20V).
En este contexto, con el objeto de prevenir la ocurrencia de actos con-
trarios al correcto ejercicio de la función pública que tiene encomendado
el Tribunal Constitucional, resulta necesario incorporar prohibiciones que
orienten la conducta de sus magistrados hacia el desarrollo honesto y pro-
bo de sus funciones.
Para ello se recoge, a través de una técnica legislativa precisa y orde-
nada, las prohibiciones que contempla el propio texto vigente del articulo
13° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y se incorpora las otras
que se ha establecido para los congresistas y vocales supremos en el Regla-
mento del Congreso y en la Ley de la Carrera Judicial, respectivamente. En
tal sentido, no se está creando nuevas prohibiciones, sino que se está uni-
formizando con las que tienen los- funcionarios de su similar naturaleza.

377
Anexos

Así, las prohibiciones establecidas en los numerales 1., 2. y 3 se derivan


del actual artículo 13° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, con
las siguientes precisiones:
- Al numeral 1: que, la docencia universitaria será a tiempo parcial
hasta por un máximo de 8 horas semanales de dictado de clases y
en horas distintas de las que corresponden al despacho jurisdic-
cional del Tribunal. Este contenido normativo se extrae del artícu-
lo 34° numeral 13 de la Ley de la Carrera Judicial (Ley N° 29277).
Su objetivo es que la docencia universitaria, que es la única activi-
dad adicional que se faculta desempeñar a los magistrados, no lo
distraiga del ejercicio de sus funciones ni afecte el normal funcio-
namiento del Tribunal.
- Al numeral 2: se le uniformiza con la regulación que contiene el
artículo 40° numeral 1 de la Ley de la Carrera Judicial (defender o
asesorar pública o privadamente, salvo en causa propia-, a su cón-
yuge o conviviente y a sus padres e hijos), así como se complementa
la disposición con lo enunciado en el artículo 17° del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional (y, en ningún caso, de usar
las influencias de sus cargos), con lo cual se pretende cerrar el círculo
de influencias que pueda incidir en cualquier otro tipo de procesos.
En cuanto a las prohibiciones que se introducen en los numerales 4., 5.
y 8., éstas también se reproducen del artículo 40° numerales 2, 9 y 13 de la
Ley de la Carrera Judicial, respectivamente, las que tienen por objeto refor-
zar las garantías para un comportamiento ético, transparente e imparcial
de los miembros del Tribunal. Al numeral 4., se le adiciona las prohibicio-
nes de aceptar condecoraciones, homenajes v agasajos con la finalidad de
cerrar cualquier aspecto que pueda influenciar directa o indirectamente en
las decisiones de los magistrados del Tribunal.
Por último las prohibiciones que se anotan en los numerales 6 y 7 se
desprenden del artículo 20° literal b) del Reglamento de Congreso, me-
diante las cuales se pretende evitar la generación de conflictos de intereses
personales, laborales, económicos o financieros con el cumplimento de los
deberes y funciones a su cargo como consecuencia de alguna participación
o representación que pudiera tener el magistrado en alguna empresa que
tenga causa pendiente ante el Tribunal.
Pues bien, como es de advertirse, las modificaciones que se plantean
a este artículo de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional se presen-
tan en el marco de lo que conocemos como la Probidad Administrativa
que alude al comportamiento correcto y transparente por parte de los
funcionarios y servidores públicos- y con la finalidad de contribuir a

837783
La Sentencia Constitucional en el Perú

eliminar la corrupción y de proyectar una imagen de corrección al inte-


rior del Estado.
Incorporación del artículo 13°-A de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional
La incorporación de este artículo es consecuencia de ordenar y diferen-
ciar la regulación de las incompatibilidades de los magistrados del Tribu-
nal respecto de las prohibiciones.
Con tal propósito, se extrae, en sus mismos términos, la primera parte
del tercer párrafo del artículo 13° así como el último párrafo del mismo
para regularlo en otro articulado. En consecuencia, no se incorpora ningún
contenido normativo nuevo, sino tan sólo, por técnica legislativa y efectos
prácticos, se regula en un artículo independiente las prohibiciones y en
otro las incompatibilidades.
Incorporación del artículo 15°-A de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional
Este artículo responde a la omisión advertida en la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional respecto de los deberes funcionales que deben ob-
servar los magistrados de este Tribunal, pues la referida ley alude única-
mente a sus derechos y prerrogativas más no señala sus deberes.
Tal omisión legislativa conduce, por un lado, a un escenario amplio e
indeterminado de la función pública que corresponde desempeñar a los
miembros del Tribunal y, por otro, debilita la potestad del Estado y de la
ciudadanía en general de controlar y verificar el debido acatamiento de las
funciones que se ha encomendado a dichos magistrados.
Ante tal imprevisión, surge la necesidad de desarrollar los debe-
res funcionales que conforme a la Constitución y las leyes les corres-
ponde desempeñar.
Para tal efecto, antes que proyectar un listado de nuevos supuestos
normativos, recurrimos a lo que ya se encuentra previsto en el Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional, en cuyo artículo 19° se advierte
una relación de deberes de estos magistrados.
En este sentido, la presente propuesta legislativa se remite a elevar a
rango de ley dicho contenido normativo, lo cual resulta más garantista y
constitucional.

379
Anexos

MODIFICACIONES AL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL


Modificación al artículo VI del Titulo Preliminar del Código Procesal
Constitucional

TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY


Artículo VI.- Control Difuso e Inter- Artículo VI.- Control Difuso e Interpre-
pretación Constitucional. tación Constitucional Cuando exista in-
Cuando exista incompatibilidad entre compatibilidad entre una norma constitu-
una norma constitucional y otra de cional y otra de inferior jerarquía, el Juez
inferior jerarquía, el Juez debe preferir
debe preferir la primera, siempre que ello
la primera, siempre que ello sea rele-
sea relevante para resolver la controversia
vante para resolver la controversia
y no sea posible obtener una interpre- y no sea posible obtener una interpreta-
tación conforme a la Constitución. ción conforme a la Constitución.
Los Jueces no pueden dejar de aplicar Los Jueces no pueden dejar de aplicar
una norma cuya constitucionalidad una norma cuya constitucionalidad haya
haya sido confirmada en un proceso sido confirmada en un proceso de incons-
haya sido confirmada en un proceso titucionalidad o en un de inconstituciona-
de inconstitucionalidad o en un de in- lidad o en - un proceso de acción popular.
constitucionalidad o en - un proceso proceso de acción popular.
de acción popular. proceso de acción
Los Jueces interpretan y aplican las
popular.
leyes o toda norma con rango de ley y
Los Jueces interpretan y aplican las
los reglamentos de conformidad con los
leyes o toda norma con rango de ley y
preceptos y principios establecidos en el
los reglamentos según los preceptos y
texto constitucional y los criterios juris-
principios constitucionales, conforme
prudenciales vinculantes que resulten de
a la interpretación de los mismos que
la resoluciones dictadas por el tribunal
resulten de las resoluciones dictadas
Constitucional”.
por el Tribunal Constitucional.”

Esta propuesta de modificación complementa la reforma que se plan-


tea al artículo 2° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucionalidad a efec-
tos de precisar los límites que debe considerar este organismo al momento
de someter a su juicio una decisión constitucional. Este límite no puede
ser otro que el propio marco constitucional, es decir las mismas normas
supremas serán quienes le indiquen por qué ámbito desenvolverse y hasta
dónde. De esta forma será dentro y no fuera del contexto constitucional
donde se busque la solución a los conflictos constitucionales.
En este sentido, la facultad del Tribunal de controlar la constituciona-
lidad de las leyes debe concebirse como un poder limitado y no como un
“supra-poder” ni menos superpuesto a la actividad legislativa. Si la potes-
tad de juzgar estuviera unida a la legislativa, el juez seria al propio tiempo
legislador y juzgador de sus propios actos, lo cual conllevaría abusos de
poder y se pondría en riesgo los derechos y libertades de las personas.

038803
La Sentencia Constitucional en el Perú

Por ello, corresponde al Tribunal Constitucional actuar únicamente como


legislador negativo, interpretando y decidiendo conforme a la Consti-
tución, aún cuando las reflexiones políticas e intereses sociales exijan lo
contrario, puesto que, es dentro y no fuera de la Constitución donde debe
buscarse el remedío15.11
Ahora bien, a la luz de lo que establece el artículo Vil del Título Preli-
minar del Código Procesal Constitucional se propone que sólo los criterios
jurisprudenciales que tengan la naturaleza de vinculantes, declarados así
por el Tribunal Constitucional, sean los que tengan efectos erga omnes y de
obligatorio acatamiento por los operadores del derecho.
Lo anterior se plantea con la finalidad de crear mayor seguridad jurí-
dica al momento de aplicar e interpretar las leyes, pues son justamente los
precedentes vinculantes los que se constituyen en parámetros normativos
para la resolución de futuros procesos de naturaleza análoga. Los demás
criterios jurisprudenciales son sólo parte de la doctrina jurisprudencial o
doctrina constitucional que, si bien merecen tomarse en cuenta, no produ-
cen efectos vinculantes.
La actual regulación que al respecto realiza el Código Procesal Cons-
titucional señala: “Los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma
con rango de ley y los reglamentos según los preceptos y principios cons-
titucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de
las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”. Lo dicho quie-
re decir que, conforme a la regulación vigente, los jueces se encuentran
obligados a interpretar y aplicar las leyes conforme a todos los criterios
interpretativos que realice el Tribunal en cualquiera de los procesos que re-
suelva, sean éstos inclusive de hábeas corpus, amparo, hábeas data, o cum-
plimiento que resuelven casos particulares y aún cuando no todos éstos
contienen algún precedente vinculante. Esta situación genera por un lado,
que los jueces se vean limitados a realizar el control constitucional que la
propia Constitución les faculta (control difuso) y, por otro lado, riesgo de
cumplimiento de muchos de dichos criterios por la abundancia y falta de
publicación (en el Diario Oficial El Peruano) de muchas de las sentencias
que emite el Tribunall6,12

15 En sentido similar` OTTO BACMOF en: Constitucional entre Derecho y Política. Universitas
(Revista Alemana de Letras, Ciencia y Arte), Edición Trimestral en Lengua Española,
VOL. ]V. Año 1966, N’ 2, Stuttgart/RO.B. 40/Alemania, Editor: Dr, H.W.Bâhr.
16 Según información proporcionada por el Tribunal Constitucional (Oficina de Pla-
neamiento y Presupuesto), de julio de 1996 al 15 de octubre del año en curso. se han
emitido 57,822 sentencias.

381
Anexos

Por ello, resulta conveniente precisar que sólo los precedentes vincu-
lantes sean los que obliguen a los jueces al momento de aplicar e interpre-
tar las leyes, puesto que son éstos los que se orientan a establecer una cierta
certeza, uniformidad en la interpretación constitucional y la afirmación de
la seguridad jurídica.

Modificación al artículo 14° del Código Procesal Constitucional

TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY


“Artículo 14°.- Notificaciones To- “Artículo 14°.- Notificaciones
das las resoluciones serán notifica- Todas las resoluciones serán notificadas
das oportunamente a las partes, con oportunamente a las partes y producen
excepción de las actuaciones a que efectos desde el día de su notificación. Se
se refiere el artículo 9 del presente exceptúa las actuaciones a que se refiere el
Código.” artículo 9 del presente Código.”

El objetivo de plantear esta modificación responde al carácter tuitivo y


expeditivo que tienen los procesos constitucionales de la libertad (amparo,
hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento) que, exigen que las decisio-
nes judiciales que se deriven de éstos surjan efectos inmediatamente sean
puestos en conocimiento de las partes, esto en razón de que por medio se
encuentra la tutela de derechos fundamentales.
Por ello, se justifica que en el campo del derecho constitucional pueda
hacerse una excepción respecto de la regla general que rige en el derecho
civil o en el derecho penal que señala que “las resoluciones surgen efec-
tos desde del día siguiente de su notificación”. Y es que las pretensiones
que se discuten al interior de los procesos ordinarios y los constitucionales
marcan las diferencias que hacen que estos últimos tengan preferencia no
sólo en su tramitación sino también en su ejecución, conforme lo establece
el propio artículo 13° del Código Procesal Constitucional que dispone que
“Los jueces tramitarán con preferencia los procesos constitucionales [ …]”
Por consiguiente, siendo consecuentes con la disposición antes referi-
da y a efectos de dotar de mayor efectividad e inmediata protección a los
derechos que se encuentran en juego en este tipo de procesos, surge la ne-
cesidad de disponer que los efectos de las resoluciones produzcan efectos
desde el día de su notificación.
Cabe precisar que esta regla que se incorpora al artículo 14° del Códi-
go Procesal Constitucional sólo regirá para los procesos de hábeas corpus,
amparo, hábeas data y cumplimiento, pues dicho artículo se encuentra
dentro del Título I del Código que hace referencia a las “Disposiciones Ge-

238823
La Sentencia Constitucional en el Perú

nerales” de esta clase de procesos. Para los procesos de acción popular e


inconstitucionalidad rige la regla del artículo 810 del Código que dispone
que las sentencias recaídas en éstos producen efectos desde el día siguiente
de su publicación en el Diario Oficial El Peruano.
La justificación para que en uno u otro tipo de procesos rijan reglas
distintas para la producción de efectos de las notificaciones se sustenta en
la diferente calidad de destinatarios sobre quienes recaerán los efectos vin-
culantes de las resoluciones judiciales. En los procesos de la libertad, los
efectos son ínter partes, mientras que en los procesos orgánicos (acción po-
pular e inconstitucionalidad) los efectos son erga hommes. En los primeros
las resultas del proceso interesa y afecta sólo a las partes intervinientes en
el proceso, mientras que en los segundos a todas las personas.

Modificación al artículo 79° del Código Procesal Constitucional

TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY


Artículo 79º.- Principios de interpreta- “Artículo 14°.- Notificaciones
ción Para apreciar la validez constitu- Todas las resoluciones serán notificadas
cional de las normas el Tribunal Cons- oportunamente a las partes y producen
titucional considerará, además de las efectos desde el día de su notificación. Se
normas constitucionales, las leyes que, exceptúa las actuaciones a que se refiere el
dentro del marco constitucional, se ha- artículo 9 del presente Código.”
yan dictado para determinar la compe- Artículo 79º.- Principios de interpretación
tencia o las atribuciones de los órganos Para apreciar la validez constitucional de las
del Estado o el ejercicio de los derechos normas el Tribunal Constitucional conside-
fundamentales de la persona. rará, además de las normas constitucionales,
las leyes que, dentro del marco constitucio-
nal, se hayan dictado para determinar la
competencia o las atribuciones de los órga-
nos del Estado o el ejercicio de los derechos
fundamentales de la persona.
En ningún caso el Tribunal, vía interpreta-
ción, podrá modificar el contenido norma-
tivo o sentido de los mismos. Cuando ad-
vierta alguna insuficiencia normativa que
determine su inconstitucionalidad lo pon-
drá en conocimiento del Poder Legislativo
para que dentro de un plazo razonable dicte
las medidas legislativas que correspondan.”

383
Anexos

Esta propuesta de modificación también guarda relación con la que se


plantea al artículo 2° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y
se da con las mismas finalidades de perfilar el rol del Tribunal de con-
formidad a la Constitución y de asegurar el principio de separación de
Poderes del Estado.
Las leyes deben darse conforme a las directrices de forma y de conteni-
do que dispone la Constitución, esto es respetando las normas supremas y
siguiendo el procedimiento de creación de las leyes: iniciativa legislativa,
aprobación, promulgación y publicación. No pueden nacer a partir de un
proceso interpretativo.
A los sumo, el Tribunal puede exhortar al Congreso para que realice
la modificación legislativa que requiere la norma cuestionada, pero
nunca disponer cuál será la norma que complemente, reemplace o
sustituya a otra.
Cabe adicionar que, conforme lo señala el tratadista italiano C. La-
vagna 17,13si la cuestión de legitimidad constitucionalidad requiere, de
manera simultánea, la anulación de la ley impugnada y su sustitución
(o cualquier otra modificación) por una nueva normativa, el Tribunal
deberá rehusar su intervención creando una nueva norma, lo que im-
plicaría, en última instancia, que el caso se resuelva con un pronun-
ciamiento anulatorio puro y simple, es decir declarando su inconstitu-
cionalidad. Cuando, en cambio, la pretensión de inconstitucionalidad
se limita al aspecto aditivo-discrecional, el Tribunal deberá rechazar
la cuestión en bloque, en cuanto lo solicitado no es competencia suya.
En tal caso, el resultado será una sentencia de inadmisibilidad. (Los
subrayados son nuestros).
En consecuencia, se trata de reencausar las funciones y atribucio-
nes que competen a cada uno de los Poderes del Estado acorde con
los mandatos constitucionales, todo con miras a consolidar el Estado
Constitucional de Derecho y mantener la armonía jurídico-política
en el país.
Modificación al artículo 8V’ del Código Procesal Constitucional
El segundo párrafo del artículo 81º del Código Procesal Constitucio-
nal faculta al Tribunal determinar los efectos de su sentencia en el tiempo
cuando se trate de normas tributarias, mediante el cual puede declarar su
carácter meramente constitutivo con efectos para el futuro (ex nunc), o asignarle

17 En: Su11e Sentence Bella Corte Costitucionale, pág.149. (Extraído de “La Tipología de
las Sentencias Constitucionales con Efectos Fiscales” por Rubén Hernández Valle.
Revista Española de Derecho Constitucional, Año 14.Núni. 4l. Mayo-Agosto 1994).

438843
La Sentencia Constitucional en el Perú

efectos retroactivos (ex tunc). Es más, le posibilitaría aplicar la denominada


vacatio sententiael8,14la que incluso ya fue utilizada en algunos casos19.15
En dichos supuestos el Tribunal está obligado a precisar los alcances
de su fallo determinando lo pertinente respecto de las situaciones jurídicas
producidas cuando estuvo en vigor la norma o las que se producirán cuan-
do se la deje sin efecto. Por ejemplo, el Tribunal podría disponer la obliga-
ción de devolver los tributos recaudados o aplicados mientras estuvieron
en vigencia las normas tributarias declaradas inconstitucionales.
Sin embargo, la norma omitió establecer dichas posibilidades cuando
se trate de normas de naturaleza penal, no obstante existir mandato cons-
titucional expreso (Artículo 103°) que establece que en dicha materia opera
la retroactividad benigna de la ley y, a partir del cual se justifica que las
decisiones del Tribunal por medio de las cuales se declara inconstitucional
una norma penal puede tener efectos retroactivos respectos a los procesos
en donde fue aplicada dicha norma.
En este sentido, la presente modificatoria pretende corregir la omi-
sión de la norma respecto de la materia penal y así facultar al Tribunal
para que en estos casos también pueda modular los efectos en el tiempo
de las sentencias.
El fundamento para incorporar esta excepcionalidad reside en el delica-
do y elevado valor que tienen los bienes jurídicos que se comprometen en los
procesos con contenido penal, tales como la libertad e integridad personales.
Asimismo, para evitar que los vacíos o lagunas que produzca la norma que
se deje sin efecto pueda implicar graves perjuicios o inconstitucionalidades
mayores, como la que se habría producido si el Tribunal Constitucional no
hubiera postergado los efectos de su sentencia emitida con ocasión de la de-
manda de inconstitucionalidad contra la Ley N° 25475 (legislación antiterro-
rista). En este caso (de contenido penal), el Tribunal, moduló los efectos de su
sentencia en el tiempo y dispuso una vacatio sententiae a fin que “el legislador
democrático regule en un plazo breve y razonable, un cauce procesal que
permita una forma racional de organizar la eventual realización de un nue-
vo proceso para los sentenciados por el delito de traición a la patria”20.16De
no haberse dispuesto ello, las personas condenadas por el delito de traición
a la patria (declarado inconstitucional) podrían haber salido en libertad y se
hubiera generado notables problemas jurídico-sociales.

18 Es entendida como la postergación de los efectos de la sentencia o, el periodo en el que


quedan suspendidos los efectos de una inconstitucionalidad ya declarada.
19 Expedientes Nos 0010~2002-A1, 0023-2003-Al/TC. 0006-2006/PI.
20 Expediente 010-2002-Al/TC, fundamento 230, primer párrafo.

385
Anexos

Sin embargo cabe anotar que, si bien en dicho caso, la decisión del Tribu-
nal constituyó una “salida creativa” para evitar los problemas que hubiera ge-
nerado la anulación inmediata de todos los procesos sobre traición a la patria y
la excarcelación de los procesados y condenados por dicho delito, el Tribunal
no contaba con sustento normativo que lo habilite para dicha actuación.
Por ello, ante la deficiencia advertida en la regulación actual del artícu-
lo 81º del Código Procesal Constitucional y dotarle al Tribunal de las herra-
mientas necesarias para solucionar los conflictos que se puedan generar de
los efectos jurídicos en el tiempo de una declaratoria de inconstitucionali-
dad de una norma en materia penal, resulta necesario introducir una nor-
ma habilitante para ello como es la que plantea el presente proyecto de ley.

Modificación al artículo 121° del Código Procesal Constitucional

TEXTO VIGENTE PROYECTO DE LEY


Artículo 121°.- Carácter inimpugnable Articulo 121°.- Carácter inimpugnable de
de las sentencias del Tribunal Constitu- las sentencias del Tribunal Constitucional
cional Contra las sentencias del Tribunal Contra las sentencias del Tribunal
Constitucional no cabe impugnación
Constitucional no cabe impugnación Algu-
Alguna. En el plazo de dos días a contar na. En el plazo de dos días a contar desde
desde su notificación o publicación tra- su notificación o publicación tratándose
tándose de las resoluciones en los proce- de las resoluciones en los procesos de in-
sos de inconstitucionalidad, el Tribunal, constitucionalidad, el Tribunal, de oficio o
de oficio o a instancia de parte, puede a instancia de parte, puede aclarar algún
aclarar algún concepto o subsanar cual- concepto o subsanar cualquier error ma-
quier error material u omisión en que hu- terial u omisión en que hubiese incurrido.
biese incurrido. Siempre que indiscutiblemente se des-
Estas resoluciones deben expedirse, sin prenda del razonamiento considerativo de
más trámite, el segundo día de formula- la sentencia.
da la petición. Estas resoluciones deben expedirse, sin
Contra los decretos y autos que dicte el más trámite, el segundo día de formulada
tribunal, sólo procede, en su caso, el re- la petición.
curso de reposición ante el propio Tri- Contra los decretos y autos que dicte el tri-
bunal. El recurso puede interponerse en bunal, sólo procede, en su caso, el recurso
el plazo de tres días a contar desde su de reposición ante el propio Tribunal. El
notificación. Se resuelve en los dos días recurso puede interponerse en el plazo de
siguientes: tres días a contar desde su notificación. Se
Lo anterior no afecta el derecho a recurrir resuelve en los dos días siguientes:
a los tribunales u organismos internacio- Lo anterior no afecta el derecho a recurrir a
nales constituidos según tratados de los los tribunales u organismos internaciona-
que el Perú es parte. les constituidos según tratados de los que
el Perú es parte.

638863
La Sentencia Constitucional en el Perú

Lo que pretende esta propuesta de modificación es asegurar que el


contenido y alcances de las resoluciones aclaratorias o de subsanación que
emita el Tribunal a tenor de lo dispuesto en este artículo del Código Proce-
sal Constitucional, guarden estricta correlación con el análisis y sentido de
la resolución emitida.
Se trata de evitar que so pretexto de aclarar o rectificar una determina-
da resolución se pretenda desvirtuar la naturaleza y efectos del fallo que,
por seguridad jurídica, tiene el carácter de inimpugnable y definitivo.
El contenido normativo de esta disposición en relación con la aclara-
ción y subsanación encuentra sustento en el “error humano”, error que
para dichos efectos sólo pueden tener la condición de “material”, esto es el
error fáctico o de hecho, como por ejemplo el de tipeo o aritmético y, que
es diferente al error de derecho que es aquél que, como bien apunta DÍEZ-
PICAZO21,17incide sobre las disposiciones legales o reglas de derecho que
rigen una determinada materia.
En tal sentido, la potestad de aclaración y rectificación solamente debe
aplicarse cuando exista precedentes argumentativos que determinen que
la voluntad del juzgador se ha formado en un determinado sentido y que
la equivocación u omisión cometida se produce al declarar o transmitir
esa voluntad, es decir cuando se advierta un lapsus que da lugar a una
discordancia entre lo que ha desarrollado el juzgador en su razonamiento
considerativo y su declaración final al momento de resolver.
Lo anterior, favorecerá además a la seguridad jurídica y fortalecerá el
principio de la predictibilidad de las resoluciones judiciales.

EFECTO DE LA VIGENCIA DE LA NORMA SOBRE LA LE-


GISLACIÓN NACIONAL
De aprobarse la presente iniciativa legislativa se modificaría la Ley
N° 28301, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y, la Ley N° 28237,
Código Procesal Constitucional, en lo relacionado con la competencia
de¡ Tribunal Constitucional, los principios de interpretación constitu-
cional y los efectos de la sentencia fundada en los procesos de incons-
titucionalidad.
Lo anterior se derivará en la consolidación del Estado Constitucional
y Democrático de Derecho, pues tiende a normalizar el verdadero rol que
le compete al Tribunal Constitucional según los parámetros que establece

21 Luis DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, vol. 1, Ed. Guitas. 4ta_
ed., 1993, pág. 180.

387
Anexos

la Constitución Política y a asegurar el respeto al esquema distributivo de


facultades que corresponde a cada organismo del Estado dentro del diseño
consagrado en el artículo 43° de la Carta Magna.
La presente iniciativa no contraviene disposiciones constitucionales ni
legales-, por el contrario, pretende hacer volver las cosas al estado normal
del diseño constitucional de cada una de las instituciones, principios y de-
rechos fundamentales.

ANALISIS DE COSTO- BENEFICIO


La implementación de la presente norma no genera costo alguno al
erario nacional, ni de naturaleza presupuestaria ni de otra índole; más bien,
a tenor de todo lo expuesto en la exposición de motivos, se traduce en una
medida que favorecerá al equilibrio y armonía del orden constitucional.

838883
Informe al Pleno del
Tribunal Constitucional

Actos Lesivos Homogéneos

Comisión Doctrina y Jurisprudencia


Lima, 15 de Setiembre del 2008
390
CONTENIDO
PRIMERA PARTE: EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EN LOS PRO-
CESOS DE TUTELA DE DERECHOS FUNDAMENTALES

1. El derecho fundamental a la ejecución de sentencias


1.1 Contenido
1.2 Reconocimiento constitucional y jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional
1.3 Reconocimiento internacional y jurisprudencia de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos

2. Contenido de la sentencia constitucional a ser cumplida


2.1 Marco legal
2.2 Jurisprudencia del Tribunal Constitucional
3. Problemas en materia de cumplimiento de sentencias
3.1 Falta de precisión sobre los alcances de la sentencia a cumplir
3.2 Omisión en la adopción de medidas coercitivas para el cumplimiento
de sentencias
3.3 Incumplimiento del fallo por la parte demandada
3.4 Cumplimiento parcial
3.5 Cumplimiento en forma distinta a lo ordenado en la sentencia
3.6 Demora en el cumplimiento
3.7 Reiteración del acto calificado en una sentencia como lesivo de un de-
recho fundamental

4. Medidas coercitivas para hacer efectivo el cumplimiento de sentencias


4.1 Fundamentos
4.2 Medidas coercitivas previstas en el Código Procesal Constitucional
4.2.1 Multas
4.2.2 Destitución de funcionarios
4.2.3 Procedimientos administrativos

391
Actos Lesivos Homogeneos

4.3 Opción dejada de lado a nivel normativo: el “arresto civil”

5. Responsabilidad penal por incumplimiento de sentencias

6. Mecanismos para supervisar la ejecución de sentencias emitidas en un pro-


ceso de tutela de derechos fundamentales
6.1 Proceso de cumplimiento y ejecución de sentencias
6.2 Proceso de amparo y ejecución de sentencias
6.3 Recurso de agravio constitucional y ejecución de sentencias
6.4 Informes de los juzgados de ejecución sobre el cumplimiento de las
sentencias del Tribunal Constitucional

SEGUNDA PARTE: REPRESIÓN DE ACTOS LESIVOS HOMOGÉNEOS


1. Definición
2. Estado de la cuestión a nivel normativo y jurisprudencial
3. Fundamentos de la institución
3.1 Evitar el desarrollo de nuevos procesos constitucionales
3.2 Garantizar la obligatoriedad de las sentencias ejecutoriadas

4. Presupuestos para conocer un pedido de represión de actos lesivos ho-


mogéneos
4.1 Existencia de una sentencia ejecutoriada a favor del demandante en un
proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales
4.2 Cumplimiento de lo ordenado en la sentencia de condena

5. Criterios para identificar un acto lesivo homogéneo


5.1 Elementos subjetivos
5.2 Elemento objetivo: homogeneidad del nuevo acto respecto a uno ante-
rior
5.3 Manifiesta homogeneidad
5.4 Temporalidad

6. Relación y diferencia con otras instituciones procesales


6.1 Sentencia estimatoria ante el cese o irreparabilidad del acto lesivo
6.2 Estado de cosas inconstitucional
6.3 Sentencia ampliatoria

239923
La Sentencia Constitucional en el Perú

7. Procedimiento
7.1 Procesos constitucionales en los que se aplica
7.2 Juez competente
7.3 Plazo para presentar la solicitud
7.4 Trámite
7.5 Contenido de la resolución
7.6 Efectos inmediatos de la decisión
7.7 Recursos de impugnación
7.8 Competencia del Tribunal Constitucional

TERCERA PARTE: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

393
394

PRIMERA PARTE:
EJECUCIÓN DE SENTENCIAS EN LOS PROCESOS DE TUTELA
DE DERECHOS FUNDAMENTALES

La institución de la represión de los actos lesivos homogéneos se en-


cuentra relacionada con la ejecución y el cumplimiento de las sentencias
emitidas por el Tribunal Constitucional, razón por la que, antes de precisar
sus alcances, corresponde explicar algunos aspectos generales relaciona-
dos con el derecho fundamental a la ejecución de las sentencias emitidas
en los procesos constitucionales.

1. El derecho fundamental a la ejecución de sentencias


1.1 Contenido
La potestad jurisdiccional de impartir justicia se desarrolla mediante
un proceso, que encuentra normalmente su terminación en una sentencia.
De este modo, el derecho a la tutela judicial efectiva se concreta no sólo en
la posibilidad de acceder al órgano jurisdiccional para que decida la situa-
ción jurídica planteada, sino en la emisión de una sentencia y su efectivo
cumplimiento. Sólo cuando se cumple lo mandado por el juez se alcanza la
plenitud funcional del proceso.
El derecho a la ejecución de sentencias y resoluciones judiciales
forma parte del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, re-
conocido en el inciso 3) del artículo 139º de la Constitución. También
se encuentra reconocido en el segundo párrafo del inciso 2) del mismo
artículo 139º, en el que se menciona que “ninguna autoridad puede (...)
dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada (...)
ni retardar su ejecución”.
Este derecho no sólo garantiza la obtención de una respuesta judicial
razonable y fundada en derecho, sino que incluye el derecho a que las sen-
tencias y resoluciones judiciales se ejecuten en sus propios términos, pues
los derechos o intereses de las personas reconocidos o declarados en una
sentencia no serían efectivos sin la obligación correlativa de la parte venci-
da de cumplir las sentencias judiciales.

395
Actos Lesivos Homogeneos

Este derecho se concreta en que el fallo judicial pronunciado se cumpla


en sus propios términos, de manera que la parte que ha obtenido la senten-
cia estimativa vea satisfecho su derecho. De este modo, el término ejecución
habrá de entenderse en el sentido de cumplimiento, acatamiento, respeto o
puesta en práctica del fallo de la sentencia.
La satisfacción de este derecho tiene por finalidad que las sentencias y
resoluciones judiciales no se conviertan en meras declaraciones de inten-
ción sin efectividad alguna. Ello obedece a que el ideal de justicia mate-
rial consustancial al Estado Democrático y Social de Derecho que emerge
de los principios, valores y derechos constitucionales, requiere una con-
creción, no sólo con el pronunciamiento judicial que declara o constituye
el derecho o impone la condena, sino mediante su efectivización o reali-
zación material, que se logra mediante el cumplimiento de la sentencia
en sus propios términos.
Además, debe resaltarse que nuestro ordenamiento jurídico está fun-
damentado en la necesidad de asegurar el valor de la justicia. Por ello, el
artículo 44º de la Constitución establece que entre los deberes primordiales
del Estado se encuentra el de “promover el bienestar general que se fundamenta
en la justicia”. La capital importancia que para el interés público tiene el
cumplimiento de las sentencias obliga a los jueces y tribunales a adoptar
las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la plena efectividad
de los derechos fundamentales, lo mismo que a la parte vencida al cum-
plimiento oportuno de los fallos judiciales. En este sentido, Gonzáles Pérez
señala que la prestación de justicia no sería efectiva si el mandato de la
sentencia no fuera cumplido1.
Por lo tanto, el derecho a la ejecución de sentencias constituye una ma-
nifestación del derecho a la tutela judicial efectiva y es, además, una cues-
tión de esencial importancia para dar efectividad a la cláusula de Estado
Democrático y Social de Derecho, que implica, entre otras manifestaciones,
la vinculación de todos los sujetos a la Constitución y a las decisiones que
adoptan los órganos jurisdiccionales, no sólo juzgando, sino también ha-
ciendo ejecutar lo juzgado.
Dado que la ejecución forma parte inescindible de la potestad jurisdic-
cional, son los propios jueces los que deben resolver si sus decisiones se
han cumplido totalmente. En consecuencia, el derecho a la ejecución de
sentencias exige que los propios órganos judiciales reaccionen frente a ul-
teriores actuaciones o comportamientos enervantes del contenido material

1 GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús. Manual de Derecho Procesal Administrativo. Madrid: Civi-


tas, 2001, 3ra. edición, p. 425.

639963
La Sentencia Constitucional en el Perú

de sus decisiones, por lo que este derecho se satisface cuando el órgano


judicial adopta las medidas oportunas y necesarias para llevar a efecto la
ejecución del fallo. Si esas medidas se adoptan, el derecho a la ejecución
de sentencias se habrá satisfecho, aunque si se adoptan con una tardanza
excesiva e irrazonable, puede entenderse lesionado el derecho.
Asimismo, el derecho a la ejecución de sentencias y resoluciones judi-
ciales puede verse afectado cuando se adoptan, aunque sea con la mayor
celeridad, medidas que no son eficaces para asegurar la ejecución. Tam-
bién si el órgano jurisdiccional desatiende el mandato de colaborar y pro-
mover la ejecución del fallo, y lo lleva a cabo con dilaciones indebidas por
no haber tomado las medidas necesarias para asegurar la ejecución, estará
incurriendo en una vulneración del derecho a la ejecución de sentencias y
resoluciones judiciales.
Así, durante la etapa de ejecución el órgano judicial ha de procurar
ser lo menos formalista posible, siempre en aras de la finalidad perse-
guida, cual es que se ejecute la sentencia sin un rigorismo formalista,
enervante, desproporcionado y no favorable a la efectividad de los de-
rechos fundamentales.
Por otra parte, el derecho a la ejecución de sentencias y resoluciones
judiciales en sus propios términos busca tutelar el respeto a su firmeza y a
la intangibilidad de las situaciones jurídicas en ellas declaradas. Ello quiere
decir que las sentencias y resoluciones judiciales deben ser actuadas en sus
propios términos, no pudiendo quedar librado su cumplimiento a la parti-
cular interpretación que de ella pudieran hacer las partes o a la que hagan
los órganos encargados de su ejecución.
De este modo, en la etapa de ejecución no pueden resolverse cues-
tiones que no hayan sido abordadas ni decididas en el fallo, por lo que
los pronunciamientos dictados en ejecución se han de ajustar a las de-
claraciones que la sentencia contenga, es decir, que no modifiquen, ni
alteren o decidan nuevos derechos, ni amplíen o reduzcan los términos
de la resolución cuyo cumplimiento vincula a las partes y al propio ór-
gano jurisdiccional.
En el proceso de ejecución, por tanto, no puede debatirse de nuevo
sobre el contenido de la sentencia que se ejecuta ni sobre la interpretación
y consecuencias de su fallo, ya que es la propia sentencia la que marca el
ámbito de lo que ha de ser ejecutado. Para ello, no sólo debe tenerse en
cuenta la literalidad del fallo, sino que éste debe interpretarse de acuerdo
con los fundamentos jurídicos de la sentencia y con las pretensiones del
recurrente, es decir, dentro de su propio contexto.

397
Actos Lesivos Homogeneos

Esto obedece a que los resultados de un proceso no puedan ser ataca-


dos, es decir, que las decisiones judiciales que causen ejecutoria se con-
vierten en inatacables, de modo que lo que antes fue litigioso pasa a ser
inmutable e indiscutible en virtud del principio de la cosa juzgada.
En consecuencia, el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
sólo se alcanzará cuando se ejecuten las sentencias y resoluciones judicia-
les, y, plenamente, cuando tal ejecución sea rápida y efectiva. El derecho a
la ejecución de sentencias y resoluciones judiciales impone que el cumpli-
miento del fallo se efectué en sus propios términos, lo que evita el replan-
teamiento formal y material en el proceso de ejecución de los asuntos pre-
viamente debatidos en el proceso, es decir, que impide que se modifique lo
ya resuelto y ordenado en la sentencia que se debe ejecutar. Este derecho,
como ha sido visto, obliga al juez de ejecución a adoptar las medidas opor-
tunas y necesarias para llevar a cabo el cumplimiento del fallo.

1.2 Reconocimiento constitucional y jurisprudencia del Tribunal Cons-


titucional
En reiterada jurisprudencia2, el Tribunal Constitucional ha señalado
que el derecho a la ejecución de sentencias se encuentra contenido en el
derecho a la tutela jurisdiccional, reconocido en el artículo 139º inciso 3)
de la Constitución y en el inciso 2) del mismo artículo de la Constitución
cuando menciona que “ninguna autoridad puede (...) dejar sin efecto resolucio-
nes que han pasado en autoridad de cosa juzgada ( ...) ni retardar su ejecución”. Si
bien dicha norma no hace referencia expresa a la efectividad de las resolu-
ciones judiciales, el Tribunal ha señalado que esta cualidad se desprende
de su interpretación de conformidad con los tratados internacionales sobre
derechos humanos.
Siguiendo a Rafael SARAZA JIMENA3, el Tribunal Constitucional ha
señalado que el derecho a la tutela judicial efectiva despliega sus efectos en
tres etapas: a) en el acceso al proceso y a los recursos a lo largo del proceso;
b) en la instancia para que se dicte una resolución invocando fundamenta-
ción jurídica; y, c) en la etapa de ejecución de la sentencia.
En tal sentido, el Tribunal Constitucional ha determinado que el de-
recho a la tutela jurisdiccional no sólo implica los derechos de acceso a la
2 Cfr. STC Nº 1042-2002-AA (6 de diciembre de 2002), STC Nº 1546-2002-AA (28
de enero de 2003), STC Nº 15-2001-AI, 16-2001-AI y 4-2001-AI –acumulados- (29
de enero de 2004), STC Nº 4080-2004-AC (28 de enero de 2005) y STC Nº 4119-
2005-AA (29 de agosto de 2005).
3 SARAZA JIMENA, Rafael. Doctrina constitucional aplicada en materia civil y procesal
civil. Madrid: Civitas, 1994,

839983
La Sentencia Constitucional en el Perú

justicia y al debido proceso sino también el derecho a la efectividad de las


resoluciones judiciales, para así garantizar que lo decidido por la autori-
dad jurisdiccional tenga un alcance práctico, se cumpla y no se convierta
en una simple declaración de intenciones.
El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales constituye una
concreción específica de la exigencia de efectividad que garantiza el de-
recho a la tutela jurisdiccional y que no se agota allí, pues por su propio
carácter tiene una vis expansiva que se refleja en otros derechos constitu-
cionales de orden procesal (v.gr. derecho a un proceso que dure un plazo
razonable). El derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales garan-
tiza que lo decidido en una sentencia se cumpla, y que la parte que obtu-
vo un pronunciamiento de tutela, a través de la sentencia favorable, sea
repuesta en su derecho y compensada, si hubiere lugar a ello, por el daño
sufrido. (F.J. 11 STC Nº 15-2001-AI, 16-2001-AI, 4-2001-AI).
Si bien el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales ga-
rantiza que lo decidido en una sentencia o en una resolución judicial
sea cumplido, el Tribunal ha señalado que quienes las dictan o resulten
responsables de ejecutarlas, tienen la obligación de adoptar, según las
normas y procedimientos aplicables -y con independencia de que la re-
solución a ejecutar haya de ser cumplida por un ente público o no-, las
medidas necesarias para su estricto cumplimiento.
A juicio del Tribunal Constitucional, tras el reconocimiento del dere-
cho a la ejecución de las sentencias no sólo está el derecho subjetivo del
vencedor en juicio, sino también una cuestión de capital importancia para
la efectividad del Estado Democrático de Derecho que proclama la Cons-
titución, pues cuando un tribunal de justicia emite una resolución y ésta
adquiere la condición de firme, con su cumplimiento no sólo se resuelve
un conflicto y se restablece la paz social, sino, además, en la garantía de
su cumplimiento, se pone a prueba la sujeción de los ciudadanos y de los
poderes públicos al ordenamiento jurídico (F.J. 13 STC Nº 15-2001-AI, 16-
2001-AI, 4-2001-AI).
Si las sentencias de los jueces no se cumplen, simplemente no podría
hablarse de un Poder Judicial independiente, capaz de hacer valer su juris
dictio con plena eficacia de lo que decide, y de este modo, los ciudadanos
no tendrían un garante real para la protección de sus derechos.
Debe resaltarse que el derecho a la ejecución de la decisión de fondo
contenida en una sentencia firme, también supone su cumplimiento en
tiempo oportuno. El derecho a obtener un pronunciamiento de fondo en
un plazo razonable si bien ha sido precisado por el Tribunal Constitucional

399
Actos Lesivos Homogeneos

en el ámbito de afectación del derecho de libertad como consecuencia


de un proceso penal, también ha considerado que el cumplimiento de la
sentencia en un plazo razonable es extrapolable a todo tipo de procesos
jurisdiccionales.
Por otro lado, en la STC Nº 4119-2005-PA4 el Tribunal ha resaltado
como un aspecto a tener en cuenta que los mecanismos de ejecución de
sentencias varían tratándose de los procesos de control abstracto y de los
procesos de tutela de la libertad.
En este sentido, respecto a la ejecución de sentencias de los pro-
cesos de control normativo o abstracto, el artículo 204º de la Consti-
tución señala que cuando se declare la inconstitucionalidad de una
norma, la sentencia respectiva se publica en el diario oficial y al día
siguiente de su publicación queda sin efecto. En la citada sentencia el
Tribunal se planteó la pregunta de si las decisiones que desestimaban
los procesos de inconstitucionalidad tenían algún efecto, sobre lo cual
estableció que conforme al artículo 82º del Código Procesal Constitu-
cional, las sentencias de los procesos de inconstitucionalidad que que-
den firmes tienen la autoridad de cosa juzgada, por lo que adquieren
firmeza en forma automática.
Sobre la ejecución de sentencias en los procesos de tutela de los de-
rechos fundamentales, en el F.J. 3.2.3 de la STC Nº 4119-2005-AA-PA el
Tribunal dejó establecido que la sentencia constitucional no puede ser
comprendida ni analizada desde la teoría general del proceso, ni desde las
teorías que estudian los efectos de las sentencias a partir de la perspectiva
civil o penal, pues como decisión que interpreta con la máxima fuerza jurí-
dica las disposiciones constitucionales tiene una posición de primer orden
entre las decisiones del Estado Democrático de Derecho.
Asimismo en el F.J. 36 de la citada sentencia se estableció que las
sentencias del Tribunal Constitucional constituyen “cosa interpretada”,
nombre que se le otorga a los efectos de las decisiones de las instancias
supranacionales respecto de los estados sujetos a dicha jurisdicción. El
efecto de la “cosa interpretada” de las decisiones del Tribunal se expre-
sa de dos maneras:
- Supone que ningún juez puede desatender las interpretaciones
que realiza el Tribunal Constitucional conforme lo exige el artí-
culo VI del Código Procesal Constitucional.
- Los efectos de la cosa interpretada se proyectan no sólo a los jueces,
sino a los terceros que llevan sus causas ante la justicia constitucional,

4 Publicada el 9 de noviembre del 2006 en la página web del Tribunal Constitucional.

040004
La Sentencia Constitucional en el Perú

quienes podrán invocar tales interpretaciones y hacerlas valer como


doctrina jurisprudencial del Tribunal.
De otro lado, en el F.J. 3.2.5 de la STC Nº 4119-2005-PA se resalta que el
Código Procesal Constitucional establezca mecanismos de cumplimiento
de la sentencia constitucional y medidas de coerción, así tenemos:
a) La inmutabilidad de las decisiones del Tribunal Constitucional (art.
121º Código).
b) La competencia para la ejecución de las sentencias en los procesos cons-
titucionales de la libertad está en manos del juez que recibió la demanda
(art. 22º del Código).
c) El principio de prevalencia de las sentencias constitucionales sobre
cualquier otra decisión judicial, lo que tiene especial relevancia en el
caso de decisiones que contienen condenas patrimoniales.
d) El poder coercitivo de los jueces constitucionales incluye la posibili-
dad de establecer multas y ordenar la destitución del funcionario que
se resista al mandato contenido en una sentencia.
A través de su jurisprudencia, el Tribunal Constitucional ha señalado
que el derecho a la ejecución de sentencias también tiene límites.
Así por ejemplo, en el caso de las sentencias contra el Estado que con-
tienen obligaciones de dar sumas de dinero, el Tribunal ha establecido en
la STC Nº 15-2001-AI, 16-2001-AI y 4-2001-AI (acumulados) que es legíti-
mo que el legislador pueda establecer cierto límites o restricciones al de-
recho a la efectividad de las resoluciones judiciales firmes, en la medida
en que éstas tengan una justificación constitucional (F.J. 15). Uno de estos
condicionamientos a los que puede someterse el derecho a la ejecución de
resoluciones judiciales, se relaciona con las exigencias que se derivan de
la observancia del principio de legalidad presupuestaria del gasto públi-
co; en virtud del cual, el pago de las sumas de dinero ordenado por una
resolución judicial firme, sólo podrá ser cumplido con cargo a la partida
presupuestal correspondiente. En este sentido, como consecuencia del de-
nominado principio de privilegio de la autotutela ejecutiva de la administración
el cumplimiento de las sentencias condenatorias contra la administración
ha de estar sujeto al cumplimiento de un procedimiento administrativo
ante el órgano estatal deudor, siendo posible diferir la ejecución forzada,
por un lapso razonable, de los bienes del Estado de dominio privado.
A partir de lo señalado en esta sección, se pueden extraer las siguientes
conclusiones sobre la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en mate-
ria de ejecución y cumplimiento de sentencias:
• Cuando un tribunal de justicia emite una resolución y ésta adquiere

401
Actos Lesivos Homogeneos

la condición de firme, con su cumplimiento no sólo se resuelve un


conflicto y se restablece la paz social, sino que se pone a prueba
la sujeción de los ciudadanos y de los poderes públicos al ordena-
miento jurídico.
• El Tribunal Constitucional ha optado por asignar la calidad de “cosa
interpretada” a las sentencias que emite, pues supone que ningún
juez puede desatender las interpretaciones que realiza, conforme lo
exige el artículo VI y VII del Código Procesal Constitucional.
• Los efectos de la “cosa interpretada” se proyectan no sólo a los jueces,
sino a los terceros que llevan sus causas ante la justicia constitucional,
quienes podrán invocar tales interpretaciones y hacerlas valer como
doctrina jurisprudencial del Tribunal.

1.3 Reconocimiento internacional y jurisprudencia de la Corte Intera-


mericana de Derechos Humanos
El cumplimiento de las sentencias está fuertemente ligado al de-
recho de acceso a la justicia, consagrado en los artículos 8º (Garantías
Judiciales) y 25º (Protección Judicial) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
El artículo 8.1 de la Convención establece:
“Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y den-
tro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, indepen-
diente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustan-
ciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter”.
Por su parte, el artículo 25º de la Convención dispone:
“1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cual-
quier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la Constitución, la ley o la […] Convención, aun cuando tal violación
sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficia-
les.
2. Los Estados Partes se comprometen: […]
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de
toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso”.
Al analizar los artículos 8.1. y 25º, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha señalado que “la efectividad de las sentencias depende de su eje-

240024
La Sentencia Constitucional en el Perú

cución. El proceso debe tender a la materialización de la protección del derecho


reconocido en el pronunciamiento judicial mediante la aplicación idónea de dicho
pronunciamiento”5.
Asimismo, la Corte ha establecido que no basta con la existencia formal
de los recursos sino que éstos deben tener efectividad, es decir, deben dar
resultados o respuestas a las violaciones de derechos contemplados en la
Convención. En este sentido, ha determinado que “no pueden considerarse
efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso
por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios. Ello puede
ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la prác-
tica, porque el órgano jurisdiccional carezca de la independencia necesaria para
decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar sus decisiones”6
(subrayado agregado).
Por ello, la Corte considera que “para satisfacer el derecho de acceso a la
justicia, no es suficiente con que en el respectivo proceso o recurso se emita una
decisión definitiva, en la cual se declaren derechos y obligaciones o se proporcione
la protección a las personas. Además, es preciso que existan mecanismos efectivos
para ejecutar las decisiones o sentencias, de manera que se protejan efectivamen-
te los derechos declarados. La ejecución de tales decisiones y sentencias debe ser
considerada como parte integrante del derecho de acceso a la justicia, entendido
éste en sentido amplio, que abarque también el cumplimiento pleno de la decisión
respectiva. Lo contrario supone la negación misma de este derecho”7.
En este sentido, la Corte Interamericana llegó a declarar la violación
del artículo 25º de la Convención en el caso “Cinco Pensionistas” vs. Perú,
al señalar que el Estado demandado, durante un largo período de tiempo,
no ejecutó las sentencias emitidas por la Sala de Derecho Constitucional y
Social de la Corte Suprema de Justicia del Perú8.
La supervisión del cumplimiento de sus decisiones es una facultad
inherente a las funciones jurisdiccionales de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, por lo que una vez que se ha pronunciado sobre el

5 Caso Baena Ricardo y otros. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de 2003. Serie


C No. 104, párr. 73.
6 Cfr. Caso Las Palmeras. Sentencia de 6 de diciembre de 2001. Serie C No. 90, párr. 58;
Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua. Fondo, reparaciones
y costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001, párrs. 111-113; y Caso del Tribunal Constitu-
cional. Sentencia de 31 de enero de 2001. Serie C No. 71, párrs. 89, 90 y 93.
7 Caso Baena Ricardo y otros. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de 2003. Serie
C No. 104, párr. 82.
8 Cfr. Caso “Cinco Pensionistas”. Sentencia de 28 de febrero de 2003. Serie C No. 98,
párrs. 138 y 141.

403
Actos Lesivos Homogeneos

fondo y las reparaciones y costas en un caso que fue sometido a su co-


nocimiento, resulta necesario que el Estado observe las normas de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos referidas al cumpli-
miento de las sentencias.
Al respecto, el artículo 67º de la Convención establece que las senten-
cias de la Corte deben ser prontamente cumplidas por el Estado en forma
íntegra, debido al carácter definitivo e inapelable que ostentan. Asimismo,
el artículo 68.1 estipula que “[l]os Estados Partes en la Convención se compro-
meten a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes”.
Asimismo, puede señalarse que el fundamento jurídico de la
competencia de la Corte Interamericana para supervisar el cumpli-
miento de sus decisiones se encuentra en los artículos 33, 62.1, 62.3 y
65 de la Convención Americana, así como lo señalado en su artículo
29.a; lo que estipula el Estatuto de la Corte en su artículo 30, y lo que
dispone el artículo 31.1 de la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados de 1969.
De este modo, la obligación convencional de los Estados Partes de dar
pronto cumplimiento a las decisiones de la Corte vincula a todos los po-
deres y órganos estatales, por lo que deben asegurar la implementación a
nivel interno de lo dispuesto por el Tribunal en sus decisiones9. Y es que los
Estados responsables tienen la obligación de cumplir con lo dispuesto en
las decisiones del Tribunal y no pueden invocar razones de orden interno
para no ejecutarlas. Si el Estado responsable no ejecuta en el ámbito inter-
no las medidas de reparación dispuestas por la Corte, estaría negando el
derecho de acceso a la justicia internacional.
La obligación de cumplir lo dispuesto en las sentencias de la Corte
corresponde a un principio básico del derecho sobre la responsabilidad
internacional del Estado, respaldado por la jurisprudencia internacio-
nal, según el cual los Estados deben acatar sus obligaciones conven-
cionales internacionales de buena fe (pacta sunt servanda) y, como ya
ha señalado esta Corte y lo dispone el artículo 27 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, aquéllos no pueden,
por razones de orden interno, dejar de asumir la responsabilidad inter-

9 Cfr. Caso Baena Ricardo y otros. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de


2003. Serie C No. 104, párr. 60; Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Ting-
ni Vs. Nicaragua. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 7 de mayo de 2008, conside-
rando tercero y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 3 de mayo de 2008, considerando tercero.

40044
La Sentencia Constitucional en el Perú

nacional ya establecida. Las obligaciones convencionales de los Estados


Partes vinculan a todos los poderes y órganos del Estado10.
En consecuencia, los Estados Partes en la Convención deben ga-
rantizar el cumplimiento de las disposiciones convencionales y sus
efectos propios (effet utile) en el plano de su respectivo derecho in-
terno. Este principio se aplica no sólo en relación con las normas sus-
tantivas de los tratados de derechos humanos (es decir, las que con-
tienen disposiciones sobre los derechos protegidos), sino también en
relación con las normas procesales, tales como las que se refieren al
cumplimiento de las decisiones de la Corte. Estas obligaciones deben
ser interpretadas y aplicadas de manera que la garantía protegida sea
verdaderamente práctica y eficaz, teniendo presente la naturaleza es-
pecial de los tratados de derechos humanos11.

2. Contenido de la sentencia constitucional a ser cumplida


Hemos descrito en la sección anterior la importancia de la ejecución
de sentencias como derecho fundamental y como parte de la tutela juris-
diccional efectiva.
En el ámbito de los procesos constitucionales de tutela de derechos
fundamentales, para el cabal cumplimiento de la sentencia respectiva se
requiere que ésta reúna un conjunto de requisitos en cuanto a su conteni-
do, de modo tal que se facilite la labor del juez al momento de ordenar el
cumplimiento de lo decidido.
Asimismo, el contenido de la sentencia resulta de especial impor-
tancia para la represión de los actos lesivos homogéneos prevista en
el artículo 60º del Código Procesal Constitucional. Sólo si la sentencia

10 Cfr. Responsabilidad internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la


Convención (arts. 1 y 2 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión
Consultiva OC-14/94 de 9 de diciembre de 1994. Serie A No. 14, párr. 35; Caso de la
Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua. Supervisión de Cumplimiento
de sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 7 de
mayo del 2008, considerando quinto, y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú.
Supervisión de cumplimiento de sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos del 3 de mayo de 2008, considerando quinto.
11 Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Competencia. Sentencia de de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos de 24 de septiembre de 1999, párr. 37; Caso de la Co-
munidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua. Supervisión de Cumplimiento de
sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 7 de
mayo del 2008, considerando sexto, y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri vs.
Perú. Supervisión de cumplimiento de sentencia. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos del 3 de mayo de 2008,, considerando sexto.

405
Actos Lesivos Homogeneos

final establece de forma clara el acto lesivo que ha sido considerado


como atentatorio de un derecho fundamental, se podrá identificar en
forma rápida y sencilla si el mismo acto ha vuelto a llevarse a cabo. Por
el contrario, si el acto lesivo no queda claramente determinado en la
sentencia, ante la presunta comisión de un acto similar se presentará
una dificultad para delimitar si existe homogeneidad entre el acto lesi-
vo anterior y el nuevo.
En atención a estas premisas es que en la siguiente sección se realizará una
presentación general sobre el contenido de las sentencias que declaran funda-
da una demanda en los procesos de tutela de derechos fundamentales.
Al respecto, es importante señalar en forma previa que en estos proce-
sos las sentencias que se emiten son de condena. Sobre este tipo de decisio-
nes, CARNELUTTI señala12:
“(…) el fondo de la sentencia de condena es una verdadera y propia
declaración de certeza y nada más: declaración de certeza de la rela-
ción jurídica, de la obligación y del derecho, y al mismo tiempo, de su
violación, es decir, del hecho ilícito, sin lo cual no podría tener lugar la
ejecución a que tiende la condena, vinculado el proceso de cognición
al proceso ejecutivo. Hay que decir, en segundo lugar, que el conteni-
do de la sentencia de condena no se detiene ahí; a esa declaración de
certeza se agrega una orden dirigida a los órganos ejecutivos de que
procedan a la ejecución”.
Esta precisión sobre el tipo de sentencia que se emite en los procesos
de tutela de derechos fundamentales resulta indispensable para com-
prender el contenido que debe estar presente en su parte resolutiva.

2.1 Marco legal


El Código Procesal Constitucional aborda el tema del contenido de la
sentencia en diversos artículos. En primer lugar debe mencionarse el artí-
culo 17º, que es una norma general, aplicable a todos los procesos de tutela
de derechos fundamentales (hábeas corpus, amparo, hábeas data y cum-
plimiento). Este artículo señala:
“La sentencia que resuelve los procesos a que se refiere el presente títu-
lo, deberá contener, según sea el caso:
1) La identificación del demandante;
2) La identificación de la autoridad, funcionario o persona de quien pro-

12 CARNELUTTI, Francesco. Estudios de Derecho Procesal, Volumen II. Buenos


Aires: Ediciones Jurídicas Europa-América, 1952, p. 203.

640064
La Sentencia Constitucional en el Perú

venga la amenaza, violación o que se muestre renuente a acatar una


norma legal o un acto administrativo;
3) La determinación precisa del derecho vulnerado, o la considera-
ción de que el mismo no ha sido vulnerado, o, de ser el caso, la
determinación de la obligación incumplida;
4) La fundamentación que conduce a la decisión adoptada;
5) La decisión adoptada señalando, en su caso, el mandato concreto
dispuesto”.
Asimismo, el Código establece otros artículos sobre el contenido de las
sentencia, referidos a los procesos de hábeas corpus, amparo y hábeas data:

Artículo 34.- Contenido de sentencia fundada


La resolución que declara fundada la demanda de hábeas corpus
dispondrá alguna de las siguientes medidas:
1) La puesta en libertad de la persona privada arbitraria-
mente de este derecho; o
2) Que continúe la situación de privación de libertad de
acuerdo con las disposiciones legales aplicables al caso,
pero si el Juez lo considerase necesario, ordenará cam-
Proceso de Hábeas biar las condiciones de la detención, sea en el mismo es-
Corpus tablecimiento o en otro, o bajo la custodia de personas
distintas de las que hasta entonces la ejercían; o
3) Que la persona privada de libertad sea puesta inmedia-
tamente a disposición del Juez competente, si la agre-
sión se produjo por haber transcurrido el plazo legal-
mente establecido para su detención; o
4) Que cese el agravio producido, disponiendo las medi-
das necesarias para evitar que el acto vuelva a repetirse.

407
Actos Lesivos Homogeneos

Artículo 55.- Contenido de la Sentencia fundada


La sentencia que declara fundada la demanda de amparo
contendrá alguno o algunos de los pronunciamientos
siguientes:
1) Identificación del derecho constitucional vulnerado o
amenazado;
2) Declaración de nulidad de decisión, acto o resolución
que hayan impedido el pleno ejercicio de los derechos
constitucionales protegidos con determinación, en su
caso, de la extensión de sus efectos;
Proceso de Amparo
3) Restitución o restablecimiento del agraviado en el pleno
goce de sus derechos constitucionales ordenando que
las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes
de la violación;
4) Orden y definición precisa de la conducta a cumplir con
el fin de hacer efectiva la sentencia.
En todo caso, el Juez establecerá los demás efectos de la
sentencia para el caso concreto.

Artículo 72.- Contenido de la Sentencia fundada


La sentencia que declara fundada la demanda se pronunciará
preferentemente respecto a:
1) La determinación de la obligación incumplida;
2) La orden y la descripción precisa de la conducta a cum-
plir;
Proceso de
Cumplimiento 3) El plazo perentorio para el cumplimiento de lo resuelto,
que no podrá exceder de diez días;
4) La orden a la autoridad o funcionario competente de ini-
ciar la investigación del caso para efecto de determinar
responsabilidades penales o disciplinarias, cuando la
conducta del demandado así lo exija.

Como se aprecia, la norma general prevista en el artículo 17º del Códi-


go Procesal Constitucional debe ser complementada por las normas espe-
cíficas señaladas en el cuadro, a fin de determinar aquello que corresponde
ser establecido en una sentencia que declara fundada la demanda respec-
tiva. Tales normas específicas se encuentran redactadas tomando en consi-
deración los derechos protegidos a través de cada proceso y sus objetivos.
Como elementos comunes, en toda sentencia estimativa corresponderá
precisar, en su parte resolutiva, lo siguiente:
i. El derecho identificado como amenazado o vulnerado.

840084
La Sentencia Constitucional en el Perú

ii. El acto (acción u omisión) considerado como lesivo del derecho invo-
cado.
iii. El acto concreto que corresponde ser llevado a cabo por la parte de-
mandada a fin de proteger el derecho amenazado o vulnerado.
iv. Autoridad a la que corresponde llevar a cabo el mandato ordenado
por el juez, sala o tribunal.
v. El plazo en el que corresponde llevar a cabo el acto concreto a favor
del derecho amenazado o vulnerado.
vi. Las medidas coercitivas a aplicar en caso de incumplimiento de lo
ordenado en la sentencia.
vii. De ser el caso, la información que los juzgados de ejecución deben
remitir al Tribunal Constitucional, a efectos de supervisar el cumpli-
miento de sus sentencias.
Del contenido de las sentencias depende en gran medida su cabal eje-
cución y cumplimiento, por lo que es importante realizar una evaluación
sobre si en su parte resolutiva se establecen en forma clara los aspectos
antes mencionados.

2.2 Jurisprudencia del Tribunal Constitucional


A efectos de realizar una presentación general sobre el contenido de las
sentencias del Tribunal Constitucional que declaran fundada una deman-
da de tutela de derechos fundamentales, hemos seleccionado tres decisio-
nes, cuyas partes resolutivas se aprecian en el siguiente cuadro:

Sentencia Contenido de la parte resolutiva

HA RESUELTO
1.  Declarar FUNDADA  la demanda de amparo inter-
puesta por don Carlos Augusto Cancela Arias.
2.  Ordenar a la Sociedad Mutualista Militar Policial pro-
ceda a aceptar la renuncia del demandante a dicha or-
ganización corporativa.
STC Nº 8766-2006-PA
3.  Dispone que la Sociedad Mutualista suspenda todo
(FP: 29 de agosto del 2008)
tipo de descuentos que venga realizando al deman-
dante como asociado, debiendo tomar como fecha de
referencia la solicitud del 19 de mayo del 2003, y si en
todo caso se han realizado los descuentos deberá pro-
ceder a la devolución.

409
Actos Lesivos Homogeneos

HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda; en consecuencia, nula la
Resolución de Superintendencia N° 559-2000/SBN y sus
efectos. Por consiguiente, dispone que se mantenga en el
pleno goce del derecho de propiedad a Inmobiliaria Cons-
tructora Urbanizadora Laderas de la Rinconada S.A., y a
STC Nº 7130-2006-PA Arenera La Molina S.A., y sus copropietarios Germán, Fe-
(FP 29 de agosto del 2008) lipe, Napoleón, Feliciano, Rosa Mercedes, Carmen, Alfredo
y Luis Ernesto Aparicio Valdez, Carmen Rosa Valdez Vda.
de Aparicio y otros; debiendo la Superintendencia de Bie-
nes Nacionales abstenerse de disponer la cancelación del
asiento de dominio de los demandantes dispuestas por la
Resolución N° 559-2000/SBN.

HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda, nula la resolución de la
Cuarta Sala Penal Especial de la Corte Superior de Justicia
STC 4053-2007-HC (FP
de Lima de fecha 23 de junio de 2006, en consecuencia
28 de febrero del 2008)
ordena el cumplimiento del la Resolución Suprema Nº 097-
2006-JUS.

HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de hábeas data.
2. Ordenar al Ministerio de Trabajo y Promoción del Em-
pleo que entregue al demandante, bajo el costo que su-
STC 284-2007-HD ponga el pedido, la información relativa al Expediente
N.° 1283 concerniente a su solicitud sobre calificación
(FP 27 de febrero del 2008)
de su despido con el objeto de ser incorporado a los
listados previstos en la Ley N.° 27803. Dicha informa-
ción le deberá ser proporcionada en la forma en que se
encuentre en el citado expediente.

041104
La Sentencia Constitucional en el Perú

HA RESUELTO
1.  Declarar FUNDADA la demanda de amparo.
2.   Declarar INAPLICABLE lo dispuesto en la Cláusula
Novena del denominado Contrato Privado de Servicio
de Facturación Individualizada, únicamente en la par-
te que establece: “SEDAPAL está facultada a rescindir
STC Nº 6534-2006-PA el presente contrato y suspender el servicio de factu-
ración individualizada, si el 25% del total de clientes
(FP 22 de febrero del 2008) del predio alcanza una morosidad mayor de dos meses
(02) de deuda”.
3.  Ordenar a Sedapal que restituya el servicio de agua en
el inmueble de propiedad del representado de la recu-
rrente, ubicado en el Jr. Azángaro N.º 1045, departa-
mento N.º 322, distrito del Cercado, provincia de Lima.

Como se aprecia, las sentencias del Tribunal Constitucional no presen-


tan una redacción común en la parte resolutiva de aquellos fallos que de-
claran fundada la demanda. Asimismo, en estas decisiones no siempre se
mencionan todos los aspectos que debería contener una sentencia, como el
plazo en el que debería ejecutarse la medida que protege el derecho ame-
nazado o vulnerado, o la medida coercitiva a aplicar ante un supuesto de
incumplimiento.

3. Problemas en materia de cumplimiento de sentencias


La ejecución de las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional
en el marco de procesos de tutela de derechos fundamentales puede en-
frentarse a un conjunto de problemas, que impiden el cumplimiento de lo
decidido. Al respecto, ABAD señala13:
“(…) en el Perú, el incumplimiento de sentencias (de los procesos
constitucionales) ha contado con diversas modalidades. Por un lado
se han presentado casos en los que la autoridad se negaba a acatar la
sentencia sin ninguna justificación; en otros alegaba carecer de presu-
puesto necesario para hacerlo o no contar con una plaza vacante –por
ejemplo, si se trataba de la reposición de un empleado público-. Tam-
bién se han presentado casos en los cuales la autoridad aparentemen-
te cumplía con la sentencia pero posteriormente reiteraba la misma
agresión contra el demandante”.
En esta sección se ofrece una breve descripción de los problemas rela-
cionados con el cumplimiento de sentencias14.
13 ABAD YUPANQUI, Samuel. El proceso constitucional de amparo. Lima: Gaceta Jurídi-
ca, 2008, 2da. edición, p. 243.
14 Aquí se abordan problemas relacionados con el mandato concreto establecido en

411
Actos Lesivos Homogeneos

3.1 Falta de precisión sobre los alcances de la sentencia a cumplir


Hemos señalado en la sección anterior que para la correcta ejecución
de una sentencia, se requiere que ésta sea bastante clara y precisa en lo
que se refiere al mandato a ser cumplido por la parte demandada. Si una
sentencia no es clara respecto a este tema, lo más probable es que se ge-
neren dudas sobre el acto concreto que el juez de ejecución debe verificar
que se lleve a cabo.
Al respecto, es importante señalar que el artículo 121º del Código Pro-
cesal Constitucional permite presentar un pedido de aclaración o de sub-
sanación respecto a una sentencia del Tribunal Constitucional, con el ob-
jetivo de aclarar algún concepto o de que se subsane alguna omisión en la
que se haya incurrido. Tanto la aclaración como la subsanación pueden ser
efectuadas de oficio o a instancia de parte. En términos generales, ambos
recursos permiten a las partes de un proceso, y también al Tribunal, que se
precise el contenido de la sentencia y del acto concreto que debe llevarse a
cabo para proteger el derecho amenazado o vulnerado.

3.2 Omisión en la adopción de medidas coercitivas para el cumpli-


miento de sentencias
Las sentencias que se emiten en los procesos de tutela de derechos
fundamentales contienen un mandato de dar, hacer o no hacer. Se trata
de sentencias de condena, que en atención a la protección urgente de los
derechos fundamentales, no requieren el inicio de otro proceso para su
ejecución. Por esta razón, para el cumplimiento de lo decidido el juez debe
encontrarse facultado para aplicar medidas coercitivas, orientadas a lograr
que la parte demandada cumpla con lo ordenado en la sentencia. A nivel
nacional, el Código Procesal Constitucional ha previsto este tipo de medi-
das en su artículo 22º, cuyo análisis se realiza en una sección posterior del
presente trabajo.
Estas medidas coercitivas deben ser establecidas en la sentencia res-
pectiva y, en caso de no obedecerse el mandato judicial, deben hacerse
efectivas. Sólo de esta manera se fortalecerá el cumplimiento de las sen-
tencias de condena.
En consecuencia, la omisión por parte de las autoridades judiciales en
establecer las medidas coercitivas para el cumplimiento de la sentencia y la

una sentencia a favor de un derecho fundamental, por lo que este trabajo no com-
prende los problemas específicos relacionados con la inobservancia de los prece-
dentes vinculantes del Tribunal Constitucional, que son sentencias en las que se
establecen mandatos normativos de alcance general.

241124
La Sentencia Constitucional en el Perú

falta de ejecución de las mismas ante supuestos de incumplimiento, cons-


tituye una situación que dificulta la ejecución de las sentencias de tutela de
derechos fundamentales.

3.3 Incumplimiento del fallo por la parte demandada


En este supuesto, lo ordenado en la sentencia sencillamente no se cum-
ple, es decir, la parte vencida se abstiene de realizar lo ordenado por la
autoridad jurisdiccional, no adoptando las medidas establecidas para pro-
teger los derechos amenazados o violados.
Así ocurre, por ejemplo, si en un proceso de hábeas corpus se dispone
la libertad de una persona pero ésta se mantiene detenida; o en un proceso
de amparo, si se ordena el pago de una pensión y éste no se lleva a cabo; o
en un proceso de hábeas data, en el que se ordene la entrega de informa-
ción y la misma no sea remitida al demandante.
Ante tal situación, corresponde hacer efectivas las medidas
coercitivas a las que se hizo referencia en la sección anterior.

3.4 Cumplimiento parcial


En este supuesto, no se cumple en su totalidad lo ordenado en la sen-
tencia respectiva.
Así por ejemplo, si una persona que forma parte de una asociación
no desea seguir integrándola puede presentar su renuncia. Si es forzado
a continuar en la asociación se encuentra habilitado para presentar una
demanda de amparo. En estos casos, al declararse fundada la demanda,
el juez puede ordenar, no sólo que se acepte la renuncia del demandante
sino también la devolución de aquellas cuotas que tuvo que pagar desde
el momento en que presentó su renuncia a la asociación15. En estos casos,
puede ser que la renuncia sea aceptada por la asociación demandada pero
que no se proceda a la devolución de las cuotas pagadas con posterioridad
a la fecha de presentación de la renuncia, situación que configuraría un
cumplimiento parcial de lo ordenado en la sentencia.

3.5 Cumplimiento en forma distinta a lo ordenado en la sentencia


Este supuesto se presenta cuando se ordena una determinada conducta
para garantizar los derechos fundamentales, pero en el proceso de ejecu-

15 Cfr. STC Nº 3978-2007-PA y STC Nº 9149-2006-PA, ambas referidas a renun-


cias efectuadas a asociaciones conformadas por integrantes de la Policía Na-
cional del Perú.

413
Actos Lesivos Homogeneos

ción se dispone el cumplimiento de tal conducta en un sentido diferente al


ordenado en la sentencia. Al respecto, es importante señalar que, de acuer-
do a lo previsto en el artículo 22º del Código Procesal Constitucional, la
sentencia que se emita en los procesos constitucionales, “se actúa conforme a
sus propios términos por el juez de la demanda”.
El Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de conocer si-
tuaciones de este tipo. Así por ejemplo, en un proceso de amparo en el
que dispuso que el cómputo de los intereses a pagar sobre un monto
determinado se efectuara a partir de una fecha determinada, el Tri-
bunal constató que durante la ejecución de sentencia, el cómputo res-
pectivo se estaba llevando a cabo a partir de una fecha distinta. Al
respecto señaló16:
“Que en el presente caso, se aprecia que la Resolución Nº 3 de fecha 5
de octubre de 2006 de la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Lima,
relativa al inicio del cómputo de los intereses, conlleva un desconoci-
miento y una modificación de lo dispuesto en la STC Nº 1020-200-AC,
de fecha 25 de abril de 2003, pues ésta ha señalado expresamente en
su fundamento 3.f que “la obligación económica a la que se refiere el
decreto supremo objeto de reclamo [Decreto Supremo N° 007-99-EF,
del 25 de enero de 1999], tampoco nació con dicha norma, sino que se
retrotrae al Decreto Supremo N° 088-92-TC, de fecha 19 de febrero de
1992, y a diversas normas posteriores, que lo único que demuestran
es que el Estado, en todo momento, ha venido prorrogando sucesiva-
mente el cumplimiento de dicha obligación, y que la creación del re-
quisito del acuerdo previo constituye, dentro de dicho contexto, una
nueva forma de un cumplimiento de una obligación principal y prio-
ritaria”. Así, la decisión de la Sala Superior, al ser contraria al propio
sentido literal de la sentencia del Tribunal Constitucional impide que
la ejecución de la misma se realice conforme a sus propios términos,
tal como consagra el artículo 22º del CPConst”.
Situaciones de este tipo demuestran la importancia de que la sen-
tencia que declara fundada la demanda establezca en forma clara el
mandato que tiene que ser llevado a cabo para proteger los derechos
amenazados o vulnerados.

3.6 Demora en el cumplimiento


Dado el carácter urgente de los procesos constitucionales, la sentencia
que se emita a favor de la protección de los derechos amenazados o vulne-

16 Resolución Nº 168-2007-Q, del 2 de octubre del 2007.

41144
La Sentencia Constitucional en el Perú

rados debe ser cumplida en forma inmediata, por lo que una demora en su
cumplimiento, compromete, no sólo el derecho a un proceso sin dilaciones
indebidas, sino también la tutela jurisdiccional efectiva. Sobre este tema,
FERNÁNDEZ-PACHECO señala17:
“El derecho a exigir que las sentencias se cumplan sin dilaciones inde-
bidas, si bien no se confunde con el derecho a su ejecución, se encuentra en
íntima relación con el mismo, pues es claro que el retraso injustificado en
la adopción de las medidas afecta en el tiempo a la efectividad del derecho
fundamental. Un derecho fundamental como es el de la tutela judicial efec-
tiva en el que se integra el de obtener la ejecución de la sentencia, no puede
quedar frustrado durante años por dificultades prácticas (…)”.
En su jurisprudencia, el Tribunal Constitucional también ha precisado
la relación entre la tutela jurisdiccional y la demora en el cumplimiento de
las sentencias. En este sentido ha precisado18:
“El derecho a la ejecución de la decisión de fondo contenida en una
sentencia firme, también supone su cumplimiento en tiempo opor-
tuno. (…) El plazo razonable no sólo debe entenderse referido al trá-
mite que existe entre la presentación de una demanda y la decisión
sobre el fondo, sino que resulta indispensable que dicho concepto se
entienda también como una exigencia para lograr la efectividad del
pronunciamiento judicial en un plazo que no debe exceder lo que la
naturaleza del caso y sus naturales complicaciones de cumplimiento
ameriten, sin que en ningún caso su ejecución se difiera por dilacio-
nes indebidas.
En consecuencia, toda dilación indebida que retarde innecesariamente
el cumplimiento pleno de lo que mediante una sentencia judicial firme se
ha ordenado, debe entenderse como vulneratoria del derecho fundamen-
tal a la tutela judicial efectiva que la constitución reconoce”.
A nivel de las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional se
pueden identificar casos en los que se ha producido una considerable de-
mora en el cumplimiento de lo dispuesto por el Tribunal. Así por ejemplo,
en la STC Nº 2273-2005-PA, del 20 de abril del 200619, el Tribunal declaró
fundada una demanda de amparo presentada por una persona que bus-
caba el cambio de su nombre en su Documento Nacional de Identidad, de

17 FERNÁNDEZ-PACHECO MARTÍNEZ, María Teresa. La ejecución de sentencias en


sus propios términos y el cumplimiento por equivalente. Madrid: Tecnos, 1996, p. 31-32.
18 STC Nº 4080-2004-PC, publicada el 26 de octubre del 2005 en la página web del
Tribunal Constitucional, fundamentos 19 y 20
19 Publicada el 13 de octubre del 2006 en la página web del Tribunal Constitucional.

415
Actos Lesivos Homogeneos

“Manuel Jesús” Quiroz Cabanillas a Karen Mañuca Quiroz Cabanillas. En


el fallo respectivo, el Tribunal ordenó al Registro Nacional de Identifica-
ción y el Estado Civil (RENIEC):
“otorgar a la parte demandante el duplicado de su Documento Na-
cional de Identidad con el nombre de Karen Mañuca Quiroz Cabanillas,
pero manteniendo la intangibilidad de los demás elementos identitarios
(llámese edad, sexo o lugar de nacimiento) consignados en la partida de
nacimiento”.
Recién en julio del 2008 se dio a conocer que la entidad demandada
cumplió con la sentencia del Tribunal Constitucional.
Por lo tanto, la demora en el cumplimiento de lo ordenado en una sen-
tencia del Tribunal Constitucional constituye un problema relacionado
con la ejecución de sus fallos.

3.7 Reiteración del acto calificado en una sentencia como lesivo de un


derecho fundamental
Este supuesto se relaciona con el objetivo del presente trabajo, por
cuanto se refiere a aquellos casos en los que, a pesar de establecerse en
una sentencia que determinado acto (acción u omisión) es contrario a los
derechos fundamentales, la misma entidad, autoridad, funcionario o per-
sona vuelve a reiterar esa conducta, con lo cual nuevamente tales derechos
vuelven a ser afectados.
Para hacer frente a esta situación, el Código Procesal Constitucional
peruano ha previsto en su artículo 60º la posibilidad de solicitar –ante el
juez competente- la represión de los actos lesivos homogéneos.

4. Medidas coercitivas para hacer efectivo el cumplimiento de sentencias


Los problemas identificados en materia de ejecución de sentencias des-
critas en la sección anterior justifican la necesidad de establecer mecanis-
mos que permitan el cabal cumplimiento de lo ordenado en las sentencias
sobre procesos constitucionales de tutela de derechos fundamentales.
En esta sección se abordará el tema de los fundamentos de los meca-
nismos coercitivos que pueden ser empleados en supuestos de incumpli-
miento o cumplimiento parcial de las sentencias sobre procesos constitu-
cionales de tutela de derechos fundamentales, con la mención de aquellos
que han sido acogidos en el Código Procesal Constitucional y de aquellos
dejados de lado a nivel normativo.

641164
La Sentencia Constitucional en el Perú

4.1 Fundamentos
Los procesos constitucionales previstos para la protección de derechos
fundamentales, como procesos de condena, constan de una tutela declara-
tiva y otra de ejecución.
La primera se manifiesta con la sentencia que constata una amenaza o
violación de un derecho fundamental y con la determinación de la conduc-
ta concreta –de dar, hacer o no hacer- que debe llevar a cabo el demandante
para garantizar el derecho amenazado o vulnerado. La segunda –la tute-
la de ejecución- se concreta mediante la adopción de medidas coercitivas
orientadas a que se cumpla con lo decido en la sentencia. Entre las medidas
coercitivas más frecuentes en el derecho comparado se encuentran las mul-
tas y el denominado “arresto civil”.
En consecuencia, un proceso de tutela de derechos fundamentales
requiere necesariamente de la adopción de medidas coercitivas que
permitan el cumplimiento de lo decidido. En caso contrario, no se esta-
rían alcanzando sus objetivos.

4.2 Medidas coercitivas previstas en el Código Procesal Constitucional


A nivel normativo, el Código Procesal Constitucional ha establecido
tres medidas coercitivas: la imposición de multas, la destitución de funcio-
narios y el inicio de procedimientos administrativos.
De conformidad con el artículo 22º del Código, estas medidas deben
ser “incorporadas como apercibimiento en la sentencia, sin perjuicio de que,
de oficio o a pedido de parte, las mismas puedan ser modificadas durante la fase
de ejecución”.

4.2.1 Multas
La finalidad de la multa es compulsoria, es decir, está destina-
da a presionar a la parte vencida o a quien corresponda a fin de que
cumpla lo ordenado en el fallo. Esto obedece a que la multa es una
manifestación de la facultad coercitiva que tiene los jueces, a fin de
salvaguardar el principio de autoridad, insito en la posición de pre-
eminencia que corresponde a los jueces y a lo ordenado por ellos du-
rante el desarrollo del proceso.
Por ello, cuando la parte o a quien corresponda no cumple el fallo de la
sentencia o resolución judicial, ha de hacerse efectiva la multa compulsiva
y progresiva hasta que cumpla lo ordenado y restituya las cosas al estado
anterior a la violación de un derecho constitucional.

417
Actos Lesivos Homogeneos

El Código Procesal Constitucional establece esta medida coerciti-


va de forma expresa. En este sentido, en su artículo 22º establece que
para el cumplimiento de las sentencia en los procesos de tutela de de-
rechos fundamentales, el juez se encuentra facultado para “hacer uso
de multas fijas o acumulativas”.
La multa es establecida discrecionalmente y puede ser reajustada o de-
jada sin efecto si durante la etapa de ejecución se demuestra que la renuen-
cia en cumplir el fallo se encuentra justificada razonablemente.
Se considera que la multa es progresiva porque no consiste en una
suma fija que deba ser pagada por una sola vez, sino que se va ge-
nerando paulatinamente y acumulando en determinados periodos de
tiempo, mientras que subsista la desobediencia en cumplir lo ordenado
por la sentencia.

4.2.2 Destitución de funcionarios


Una medida que puede ser empleada para lograr el cumplimiento de
una sentencia en materia de procesos constitucionales de tutela de dere-
chos fundamentales, consiste en la destitución del funcionario renuente a
cumplir con el mandato establecido para la protección del derecho funda-
mental amenazado o vulnerado.
El Código Procesal Constitucional establece esta medida coercitiva
de forma expresa. En este sentido, en su artículo 22º establece que para
el cumplimiento de las sentencia en los procesos de tutela de derechos
fundamentales, el juez se encuentra facultado para “incluso disponer la
destitución del responsable”.
El propio Código dispone que para la aplicación de esta medida
coercitiva tendrá que evaluarse “el contenido específico del mandato”
establecido en la sentencia y “la magnitud del agravio constitucional”.
Se trata de dos aspectos que deben ser adecuadamente evaluados
por la autoridad jurisdiccional, a efectos de tomar la decisión de des-
titución.
En su jurisprudencia, el Tribunal Constitucional ha emitido sentencias
en las que ha establecido la medida coercitiva de destitución. Así por ejem-
plo, en la STC Nº 4080-2004-PC, sobre materia previsional, estableció lo
siguiente en la parte resolutiva de su decisión:
“1. Declarar FUNDADA la demanda, adecuada por este Tribunal confor-
me a los fundamentos 2, 3 y 4, supra.
2.  Ordenar que la emplazada dé efectivo cumplimiento a la Resolucio-
nes Directorales N° 00055 del 23 de enero de 2003 y N° 00460 del 18

841184
La Sentencia Constitucional en el Perú

de marzo de 2003, pagando los intereses legales que correspondan al


momento en que se ejecute la presente sentencia.
3.  Disponer, conforme al fundamento 23 de esta sentencia, que el Di-
rector de la Unidad de Gestión Educativa de Chincha cumpla con
pagar una multa correspondiente a 10 Unidades de Referencia Pro-
cesal (URP), apercibiéndole, además, que de no dar efectivo cumpli-
miento a lo dispuesto en la presente sentencia en el término de 10
días de notificada la presente, deberá procederse a su destitución,
notificando para el efecto a la Dirección que corresponda del Minis-
terio de Educación”.

4.2.3 Procedimientos administrativos


El artículo 59º del Código Procesal Constitucional, referido al proceso
de amparo, establece:
“Si el obligado no cumpliera (lo ordenado en la sentencia) dentro del
plazo establecido, el Juez se dirigirá al superior del responsable y lo
requerirá para que lo haga cumplir y disponga la apertura del proce-
dimiento administrativo contra quien incumplió, cuando corresponda
y dentro del mismo plazo. Transcurridos dos días, el Juez ordenará se
abra procedimiento administrativo contra el superior conforme al man-
dato, cuando corresponda, y adoptará directamente todas las medidas
para el cabal cumplimiento del mismo”.
Esta norma puede ser entendida como otra medida adicional a
ser empleada por los jueces para el cumplimiento del mandato or-
denado en la sentencia. El supuesto es la constatación por parte del
juez del incumplimiento de ésta y la consecuencia es requerir al su-
perior jerárquico del funcionario que exija el cumplimiento de lo
decidido e inicie el respectivo procedimiento administrativo contra
quien incumplió la sentencia.
Lo que se espera con esta facultad del juez, es que el funcionario
cumpla la sentencia como consecuencia de la orden que le es emitida
por un superior jerárquico y por el inicio de un procedimiento adminis-
trativo en su contra.

4.3 Opción dejada de lado a nivel normativo: el “arresto civil”


Una medida que existe en el derecho comparado para el cumplimiento
de lo ordenado por un juez o tribunal es el denominado “arresto civil”, que
consiste en una decisión judicial por medio de la cual se dispone la pri-
vación de libertad de una persona al verificarse el incumplimiento de un

419
Actos Lesivos Homogeneos

mandato judicial dictado a favor de la otra parte. En el derecho anglosajón


esta institución es conocida como la “civil contempt”, una modalidad del
“contempt of court” 20.
El Código Procesal Constitucional no contempla la posibilidad de acu-
dir al “arresto civil” en caso de incumplimiento de sentencia, pero es im-
portante recordar que esta medida estuvo recogida en el anteproyecto del
Código, cuyo texto original del artículo 22º señalaba:
“La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer
o no hacer es de actuación inmediata. Para su cumplimiento, y de acuerdo
al contenido específico del mandato y de la magnitud del agravio consti-
tucional, el Juez podrá hacer uso de multas fijas o acumulativas, disponer
la destitución del responsable, o, incluso, su prisión civil efectiva hasta por
un plazo de seis meses renovables. Cualquiera de estas medidas coerciti-
vas debe ser incorporada como apercibimiento en la sentencia, sin perjui-
cio de que, de oficio o a pedido de parte, las mismas puedan ser modifica-
das durante la fase de ejecución (…).
La prisión civil efectiva cesa inmediatamente después de acatado el
mandato. Si dicho acatamiento sólo puede realizarse con la presencia del
detenido, éste debe solicitar su libertad al juez, fundamentándola en su
voluntad de realizar la actividad exigida y especificando el modo y tiempo
en que cumplirá la misma”.
Sobre los alcances del “arresto civil” y su importancia en relación a otras
medidas coercitivas –como el caso de las multas-, es interesante mencionar
la siguiente opinión de MARINONI21:
“el juez civil solamente puede ordenar la pena de prisión en los
casos en que otra modalidad ejecutiva no se muestra adecuada y el
cumplimiento de la orden no exige la disponibilidad de patrimonio.
Así, debe haber, de un lado, la evidencia que no existe ninguna mo-
dalidad ejecutiva capaz de dar efectividad a la tutela jurisdiccional
y, de otro, la constatación que el uso de la prisión no dará lugar a la
restricción de las libertades de quien no cumplió con la orden sólo
por no poseer patrimonio. O mejor, en ese caso, la prisión estará
garantizando la efectividad al derecho de tutela jurisdiccional sin
violar el derecho de aquél que, por no poseer patrimonio, no pueda
20 La otra modalidad es la denominada “criminal contempt” se encuentra relacionada
con “la obstrucción a la justicia y desprecio al tribunal o al proceso”. VALLDECA-
BRES ORTIZ, María Isabel. Imparcialidad del juez y medios de comunicación. Madrid:
Universidad Carlos III, 2002, p. 552-553.
21 MARINONI, Luiz Guilherme. Tutela específica de los derechos. Lima: Palestra, 2008,
pp. 89-90.

042204
La Sentencia Constitucional en el Perú

ser obligado a cumplir la orden judicial, ni mucho menos penado por


no haberla observado”.

5. Responsabilidad penal por incumplimiento de sentencias


Una decisión del Tribunal Constitucional en la que se aprecia una refe-
rencia a la responsabilidad penal por el incumplimiento de sentencia es la
STC Nº 2579-2003-HD, en la cual señaló (fundamento 21):
“(...) a fin de que se respeten plenamente los pronunciamientos de esta
naturaleza que de ahora en adelante se emitan, este Colegiado enfatiza
que, si con posterioridad a la fecha de expedición de una sentencia de esta
clase llegase al Tribunal o a cualquier órgano judicial competente un caso
análogo, cuyos hechos se practiquen con fecha posterior a la de esta sen-
tencia, aparte de que se ordene la remisión de copias de los actuados por
violación del derecho constitucional concretamente afectado, también se
dispondrá que se abra proceso penal por desacato de una sentencia del
Tribunal Constitucional”22.
El incumplimiento de sentencias firmes puede provenir de funciona-
rios públicos o de particulares, situación que determina un tratamiento
penal diferente.

a) Incumplimiento de sentencia por particulares


Tratándose del incumplimiento de sentencias por particulares, nuestro
Código Penal en su artículo 368º, tipifica el delito de Desobediencia o resis-
tencia a órdenes del funcionario público, en los siguientes términos:
“El que desobedece o resiste la orden impartida por un funcionario
público en el ejercicio de sus atribuciones, salvo que se trate de la
propia detención, será reprimido con pena privativa de libertad no
mayor de 2 años”.
Sobre el particular, debemos resaltar las características de este delito:
a) El tipo penal sanciona dos tipos de conductas, por un lado la desobe-
diencia que consiste en no hacer lo que se ordena, no acatar o no rea-
lizar lo mandado. Y por otro lado, la resistencia es una oposición al
mandato u orden de un funcionario público; supone también la acción
de trabar u obstruir el ejercicio legítimo de un funcionario público.
b) La orden contra la que se dirige la desobediencia debe ser concreta y
directa. Las órdenes no pueden ser vagas o genéricas. Debe resaltarse

22 En este punto, es preciso señalar que no se debe entender desacato como el tipo
penal, ya derogado, sino como la omisión del cumplimiento de lo ordenado.

421
Actos Lesivos Homogeneos

que la orden o el mandato emitido por el funcionario público debe


haber sido requerido para su cumplimiento; es decir, que debe ha-
ber una conminación previa contenida en una resolución y otra
que haga efectivo el apercibimiento previo; vale decir el inicio del
proceso penal.
c) Este delito es de ejecución instantánea, vale decir que se consuma
al vencerse el plazo para el cumplimiento de la orden. De tal suerte
que si se cumple luego del vencimiento del plazo, el ilícito penal ya
se habría consumado; sin embargo el cumplimiento tardío podría se
considerado como factor atenuante.
d) El bien jurídico protegido es la efectividad de las actividades fun-
cionariales; es decir, el cumplimiento de las órdenes dadas por los
funcionarios en el ejercicio de sus funciones.
e) El sujeto activo recae en cualquier persona, siempre que sea destina-
tario de la orden y que esté legalmente a cumplirla.
f) El sujeto pasivo es el Estado.
g) Es un delito doloso.
De esta manera, los particulares se encuentran obligados a cumplir
lo establecido en las sentencias firmes, en tanto existe un tipo penal
que sanciona su incumplimiento o resistencia a acatar su contenido.
Asimismo, cabe destacar que el ilícito penal se configura al venci-
miento del plazo establecido en el requerimiento expreso emitido por
el juez competente.

b) Incumplimiento de sentencia por funcionarios públicos


Respecto al incumplimiento de sentencia por funcionarios públi-
cos, el Código Penal en su artículo 377º tipifica el delito de Incumpli-
miento de Obligación, señalando textualmente:
“El funcionario público que, ilegalmente, omite, rehúse o retarde algún
acto de su cargo, será reprimido con pena privativa de la libertad no mayor
de dos años y con 30 a 60 días multa”.

Este delito se caracteriza por los siguientes elementos:


a) Los comportamientos tipificados están comprendidos por los si-
guientes verbos: omitir, rehusar y retardar. La omisión constituye un
no hacer, es decir, no llevar a cabo los actos funcionariales que el fun-
cionario está obligado a hacer según sus propias funciones. Rehusar
significa negarse a hacer algo ante un previo requerimiento legítimo.

242224
La Sentencia Constitucional en el Perú

Finalmente, retardar es un cumplimiento diferido del acto debido sin


justificación alguna.
b) Por acto de cargo del funcionario público debe entenderse aquellos
que son actos propios de la actividad funcionarial del sujeto activo.
c) Cuando el tipo penal se refiere a que el funcionario público “ilegal-
mente” deja de cumplir sus funciones, se refiere a que el agente actuó
omisivamente cuando pudiendo actuar no lo hace, sabiendo que está
infringiendo lo dispuesto en la respectiva ley que norma sus funcio-
nes o en los dispositivos constitucionales.
d) El bien jurídico protegido es el normal desenvolvimiento y fun-
cionamiento de la administración pública, en cuanto oportuni-
dad y eficacia en el cumplimiento de la función; la que debe estar
asegurada contra la inercia y/o lentitud dolosa de los funciona-
rios públicos.
e) El sujeto activo del tipo penal es el funcionario público a título sin-
gular o colegiado que se encuentre obligado a cumplir con el acto de
función, y sea competente para tal fin.
f) El sujeto pasivo es el Estado.
g) Se trata de un delito de simple actividad, y se configura con dolo
eventual, es decir, el conocimiento de la ilegalidad del acto omisivo.
En virtud a lo expuesto, podemos destacar que el tipo penal sanciona el
incumplimiento, la omisión y el retardo de los actos de su cargo. Por ello,
cualquier funcionario público competente para dar cumplimiento a una
sentencia firme puede ser sujeto activo del delito previsto en el artículo
377º del Código Penal.

c) Incumplimiento de sentencia por parte del juez


El ex congresista Javier Diez Canseco, mediante el Proyecto de Ley
Nº 12296/2004-CR, impulsó la propuesta para desarrollar el artículo
422º del Código Penal, que tipifica el delito de Negativa a Administrar
Justicia, cuyo texto es el siguiente:
“El juez que se niega a administrar justicia o que elude juzgar bajo
pretexto de defecto o deficiencia de la ley, será reprimido con pena
privativa de la libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años”.
El proyecto añadía los siguientes párrafos:
“El juez o fiscal que injustificadamente no expidiera las resoluciones
o dictámenes que corresponda en cada vía procedimental, dentro de los
plazos que establecen las normas procesales o retarde los actos de desa-

423
Actos Lesivos Homogeneos

rrollo de la actividad jurisdiccional, será reprimido con pena privativa de


libertad no menor de 2 ni mayor de 4 años.
Si el retardo de actos que impulsan la actividad jurisdiccional proviene
de parte de un miembro integrante de órganos auxiliares de justicia, la
pena a imponerse no será menor de 2 ni mayor de 4 años”.
El Proyecto en mención no fue aprobado. Sin embargo, consideramos
necesaria la ampliación del tipo penal respecto al incumplimiento de sen-
tencias judiciales, en especial las recaídas en los procesos constitucionales,
toda vez que se trata de una tutela de urgencia.

d) Legislación Comparada
Sobre la responsabilidad penal por el incumplimiento de sentencias, es
importante revisar experiencias comparadas, como el caso de Costa Rica
y España.
En el caso de Costa Rica, la Ley de la Jurisdicción Constitucional establece
lo siguiente:
“Artículo 53.- Firme la sentencia que declare procedente el amparo,
el órgano o servidor responsable del agravio deberá cumplirla sin
demora.
Si no lo hiciere dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a su
firmeza, la Sala se dirigirá al superior del responsable y le requerirá
para que lo haga cumplir y abra el correspondiente procedimiento
disciplinario contra aquél.
Al mismo tiempo, mandará abrir proceso contra el culpable o los cul-
pables, y, pasadas otras cuarenta y ocho horas, contra el superior que no
hubiere procedido conforme con lo expuesto, salvo cuando se trate de fun-
cionarios que gocen de fuero privilegiado, en cuyo caso se comunicará al
Ministerio Público para lo que proceda.
Artículo 54.- El cumplimiento de la sentencia que se dicte en el
amparo no impedirá que se proceda contra el servidor, si los hechos
u omisiones en que incurrió constituyeren delito, a cuyo efecto se tes-
timoniarán las piezas necesarias y se remitirán al Ministerio Público.
De las sanciones
Artículo 71.- Se impondrá prisión de tres meses a dos años, o de veinte
a sesenta días multa, a quien recibiere una orden que deba cumplir o ha-
cer cumplir, dictada en un recurso de amparo o de hábeas corpus, y no la
cumpliere o no la hiciere cumplir, siempre que el delito no esté más grave-
mente penado.

42244
La Sentencia Constitucional en el Perú

Artículo 72.- Se impondrá prisión de seis meses a tres años, o de sesenta


a ciento veinte días multa, a quien diere lugar a que se acoja un nuevo re-
curso de amparo o de hábeas corpus, por repetirse en daño de las mismas
personas las acciones, omisiones o amenazas que fueron base de un ampa-
ro anterior declarado procedente.”
Como se aprecia la legislación costarricense regula expresamente el in-
cumplimiento de sentencia en materia de amparo y hábeas corpus.
Así, tratándose del cumplimiento de sentencia en materia de
amparo, precisa que el servidor u órgano que cometió el agravio
constitucional debe cumplir la sentencia sin demora, caso contrario
aunado a la responsabilidad administrativa (inicio de procedimiento
disciplinario) se deberán remitir copias al Ministerio Público para el
inicio de la acción penal.
Asimismo, tratándose de órdenes impuestas en los procesos de
amparo y habeas corpus que fueran incumplidas, la sanción a impo-
nerse es prisión.
Por su parte, tratándose de actos homogéneos, el artículo 72º antes des-
crito sanciona con pena privativa de la libertad de hasta 3 años a quien da
lugar al nuevo proceso de amparo o de hábeas corpus.
En el caso de España, el Código Penal de 1995 (Ley orgánica 10/1995, de
23 de noviembre) establece:
“Artículo 410.
1. Las autoridades o funcionarios públicos que se negaren abierta-
mente a dar el debido cumplimiento a resoluciones judiciales, de-
cisiones u órdenes de la autoridad superior, dictadas dentro del
ámbito de su respectiva competencia y revestidas de las formali-
dades legales, incurrirán en la pena de multa de tres a doce meses
e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo
de seis meses a dos años.
2. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, no incurrirán en
responsabilidad criminal las autoridades o funcionarios por no dar
cumplimiento a un mandato que constituya una infracción mani-
fiesta, clara y terminante de un precepto de ley o de cualquier otra
disposición general.”
Como podemos observar la legislación española también ha tipificado
como ilícito penal el incumplimiento de resoluciones judiciales por parte
autoridades o funcionarios públicos; salvo que el mandato a cumplirse no
se encuentre arreglado a ley.

425
Actos Lesivos Homogeneos

d) Conclusiones
• Si el incumplimiento de sentencia proviene de un particular, éste co-
mete el delito de desobediencia o resistencia a órdenes del funciona-
rio público, tipificado en el artículo 368º del Código Penal.
• Si el incumplimiento de sentencia proviene de un funcionario públi-
co, no obstante que no se encuentra tipificado, como ocurre en Es-
paña o Costa Rica, consideramos que tal conducta estaría incursa en
el delito Incumplimiento de Obligación regulado en el artículo 377º del
Código Penal.
• No obstante lo señalado anteriormente, sería pertinente que se tipifi-
que propiamente dicho como delito el incumplimiento de sentencia,
conforme a la legislación comparada.

6. Mecanismos para supervisar la ejecución de sentencias emitidas en


un proceso de tutela de derechos fundamentales
Los problemas identificados en materia de cumplimiento de senten-
cias justifican la existencia de mecanismos que tengan por objetivo revertir
esas situaciones. En esta sección se evaluará la posibilidad de acudir a otro
proceso constitucional con dicho objetivo, así como la competencia del Tri-
bunal Constitucional sobre esta materia.

6.1 Proceso de cumplimiento y ejecución de sentencias


El Tribunal Constitucional ha establecido como línea jurisprudencial
que para el cumplimiento de una sentencia no cabe acudir al proceso de
cumplimiento, cuyo objetivo –de conformidad con el artículo 200º inciso 6º
de la Constitución- es hacer frente a la inactividad de la administración en
caso de incumplimiento de una norma legal o un acto administrativo. En
caso de incumplimiento de una sentencia, corresponde a la magistratura
ordinaria, en la fase de ejecución respectiva, la responsabilidad de ejecutar-
la en sus propios términos.
A modo de ejemplo, se puede citar la STC Nº 2376-2003-AC23. En este
caso, el Tribunal señaló que la demanda de cumplimiento presentada no
era la vía idónea para demandar el cumplimiento de la resolución judicial
emitida en un proceso de amparo por medio del que se le reconoció al
demandante el goce de su pensión minera al amparo de la Ley N° 25009.
Para el Tribunal, esta pretensión debía ser peticionada y ejecutada dentro
del proceso en que dicha resolución fue emitida, sobre todo porque el fallo

23 Publicada el 27 de julio del 2004 en la página web del Tribunal Constitucional.

642264
La Sentencia Constitucional en el Perú

judicial no podía ser equiparado a una norma legal o acto administrativo,


pues la naturaleza de cada uno de ellos, así como la autoridad de la que
emanan, son diferentes.
No obstante lo expuesto, el Tribunal se pronunció sobre la actuación del
magistrado de primera instancia, quien, en aplicación del artículo 139º, in-
ciso 2) de la Constitución, tenía la responsabilidad de ejecutar la sentencia
emitida, “en sus propios términos y sin dejar abierta la posibilidad que el órgano
administrativo interprete la misma, desnaturalizando sus alcances y generando un
estado de cosas inconstitucional que no se condice con las garantías de la administra-
ción de justicia, protegidas a través de la acción de amparo, e incluso permitiendo la
afectación de la garantía correspondiente a la cosa juzgada”. Por ello, el Tribunal
dejó a salvo el derecho del demandante para que, de no ejecutarse el recono-
cimiento de su pensión en los términos que la ley y la sentencia de amparo
dispusieron, inicie las acciones legales pertinentes.
En este sentido, si bien el Tribunal declaró improcedente la demanda
de cumplimiento, estableció una serie de medidas a favor del demandan-
te, por cuanto decidió:
• Disponer que la sentencia emitida dentro del proceso de amparo que
culminó a favor del actor sea ejecutada según sus propios términos,
bajo responsabilidad funcional del juez ejecutor.
• Poner en conocimiento de la Presidencia de la Corte Superior de Jus-
ticia de Ica, así como del Consejo Nacional de la Magistratura, la ac-
tuación del juez encargado de hacer cumplir la sentencia de amparo
que reconoce derechos al accionante.
• Remitir copias certificadas de la sentencia al Fiscal Provincial de tur-
no para que adopte las medidas legales que correspondan.
• Dejar a salvo el derecho de la parte accionante para que inicie las
acciones legales pertinentes contra la entidad demandada (Oficina de
Normalización Previsional), en caso no cumpla con liquidar la pen-
sión en los términos dispuestos en la sentencia de amparo.
Una decisión similar fue establecida en la Resolución del expediente Nº
710-2004-AC, del 19 de agosto del 200424.
En consecuencia, el Tribunal Constitucional ha establecido como juris-
prudencia vinculante que no cabe acudir al proceso de cumplimiento para
exigir el cumplimiento de la sentencia expedida en otro proceso constitu-
cional, interpretación que también puede ser extendida a las sentencias
emitidas en cualquier otro proceso judicial.

24 Publicada el 31 de agosto del 2004 en la página web del Tribunal Constitucional.

427
Actos Lesivos Homogeneos

6.2 Proceso de amparo y ejecución de sentencias


El incumplimiento de una sentencia afecta el derecho a la tutela ju-
risdiccional efectiva, razón por la cual cabría, en principio, acudir a un
proceso como el de amparo para exigir el cumplimiento de una resolu-
ción judicial.
Sin embargo, si la sentencia que se incumple ha sido emitida en un
proceso de amparo, no cabe acudir a otro proceso constitucional. Esta
respuesta se justifica en la existencia de mecanismos coercitivos previs-
tos en el Código para exigir el cumplimiento de la sentencia (multas,
destitución y procedimiento administrativo). Al respecto, debe recor-
darse que una de las etapas de los procesos de tutela de derechos fun-
damentales es la de ejecución del mandato de dar, hacer o no hacer, por
lo que acudir a otro proceso para conseguir aquello que es la esencia de
un proceso de tutela de derechos, sería contravenir la razón de ser del
primer proceso y lo en él decidido.
En todo caso, si se presentase una demanda de amparo con este obje-
tivo, sus resultados se limitarían a volver a ordenar al demandado –como
se hizo en la fase de ejecución del primer proceso- que cumpla con la sen-
tencia respectiva.
Por ese motivo, llama la atención la STC Nº 4080-2004-AC25, en la que
se declaró fundada una demanda de amparo –que inicialmente fue un
proceso de cumplimiento- presentada ante un acto por medio del cual se
solicitaba que se diese cumplimiento a lo ordenado un proceso de amparo.

6.3 Recurso de agravio constitucional y ejecución de sentencias


Pueden presentarse situaciones de incumplimiento de sentencias o ca-
sos en los que se procede a dar cumplimiento a las mismas pero en for-
ma distinta a lo ordenado por los órganos jurisdiccionales. Esto último
puede ocurrir por diversos motivos, como por ejemplo, que la sentencia
no haya sido clara al establecer el acto que debe llevarse a cabo para ga-
rantizar los derechos afectados o que exista una interpretación distinta a
lo en ella ordenado.
El Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de conocer casos
en los que se han presentado problemas de este tipo. A fin de conocer y
pronunciarse sobre las resoluciones judiciales que estarían tergiversando
su mandato, ha habilitado el empleo del Recurso de Agravio Constitucio-
nal (RAC), previsto en el artículo 18º del Código Procesal Constitucional.

25 Publicada el 26 de octubre del 2005 en la página web del Tribunal Constitucional.

842284
La Sentencia Constitucional en el Perú

Esta ampliación de los alcances del mencionado recurso ha sido acogida


como jurisprudencia vinculante a través de la resolución 168-2007-Q/TC,
del 2 de octubre del 2007, en la cual se señaló:
“este Colegiado no puede permanecer indiferente ante los supuestos
de incumplimiento de lo dispuesto en sus sentencias o de su ejecu-
ción defectuosa, que termina virtualmente modificando la decisión;
frente a estas situaciones debería habilitarse la procedencia del re-
curso de agravio constitucional. Esto porque la invocación de tales
vulneraciones requieren siempre de una verificación  por el Tribunal
donde puedan acreditarse los alegatos escuchando al órgano judicial
emplazado y permitiendo, al propio tiempo, una afirmación de su
decisión por parte del Tribunal Constitucional.
Por todo ello, resulta oportuno realizar un redimensionamiento del
recurso de agravio constitucional, y con ello la reevaluación del criterio
precedente de este Colegiado aplicable a casos como el presente, de forma
que pueda optimizarse la legislación sobre los procesos constitucionales y
los fines que la informan” (fundamento Nº 7).
A partir de esta premisa, el Tribunal estableció algunos lineamientos
aplicables para el trámite del nuevo supuesto de aplicación del recurso de
agravio ante el incumplimiento de sus fallos durante la ejecución de senten-
cias, sustentado su posición en los principios de economía procesal y ausen-
cia de formalismos, consagrados en el artículo III del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional. Tales lineamientos son:  
• Primero. El recurso de agravio a favor del cumplimiento de las sen-
tencias del Tribunal Constitucional tiene como finalidad restablecer
el orden jurídico constitucional, el mismo que ha sido preservado
mediante sentencia estimatoria del Tribunal en el trámite de un pro-
ceso constitucional.
• Segundo. El Tribunal resolvería en instancia final para el restablecimien-
to del orden constitucional que resultó violado con la decisión del juez
de ejecución, devolviendo lo actuado para que la instancia correspon-
diente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el Tribunal Constitu-
cional, en lo que se refiere al alcance y el sentido del principio de la eficaz
ejecución de sus sentencias en sus  propios términos.
• Tercero. El órgano judicial correspondiente se limitará a admi-
tir el recurso de agravio constitucional, y corresponderá a este
Colegiado dentro del mismo proceso constitucional, valorar el
grado de incumplimiento de sus sentencias, cuando son desvir-
tuadas o alteradas de manera manifiesta en su fase de ejecución.

429
Actos Lesivos Homogeneos

En cualquier caso, el Tribunal tiene habilitada su competencia, ante


la negativa del órgano judicial, a través del recurso de queja a que
se refiere el artículo 19º del Código.
En consecuencia, el Tribunal Constitucional ha establecido como ju-
risprudencia vinculante que tiene competencia para conocer los posibles
problemas que puedan presentarse sobre el cumplimiento de sus fallos,
habilitando la posibilidad de emplear el recurso de agravio constitucional.
Cabe resaltar que esta atribución del Tribunal está referida a la verifi-
cación de sus propios fallos, mas no así respecto a los casos que culminan
en el Poder Judicial.
Sobre la base de esta habilitación, el Tribunal ha admitido recursos
de agravio constitucional con la finalidad de verificar el correcto cumpli-
miento de sus sentencias. El conocimiento de estas causas debería per-
mitir, asimismo, precisar algunos aspectos de índole procesal, como por
ejemplo, si el recurso puede ser presentado, no sólo por el demandante,
sino también por el demandado que discrepa de la forma cómo se está
ejecutando la sentencia.

6.4 Informes de los juzgados de ejecución sobre el cumplimiento de las


sentencias del Tribunal Constitucional
A efectos de realizar un seguimiento sobre el cumplimiento de sus
decisiones, podría considerarse necesario que el Tribunal Constitucional
ordene en sus fallos que el juez de ejecución emita un informe sobre el
cumplimiento del mandato establecido en sus sentencias para garantizar
el derecho amenazado o vulnerado.
A modo de ejemplo se puede citar la STC Nº 2488-2002-HC26, en donde
se identificó que el Estado no había procedido a investigar la desaparición
forzada de Genaro Villegas Namuche, afectándose de esta forma el dere-
cho a la verdad. En la parte resolutiva de la sentencia, el Tribunal dispuso:
“1. Declarar fundado el hábeas corpus, en el extremo materia del recurso.
2.  Disponer que el Ministerio Público inicie la investigación correspon-
diente por la desaparición de Genaro Villegas Namuche.
3.  Ordenar que el Juez de Ejecución dé cuenta a este Tribunal, cada seis
meses, sobre el estado de las investigaciones” (resaltado nuestro).
La opción por pedir informes únicamente al juez de ejecución se justi-
fica en el carácter objetivo de esta autoridad para evaluar el cumplimiento
de lo ordenado por el Tribunal Constitucional. Solicitar la misma informa-
26 Publicada el 22 de marzo del 2004 en la página web del Tribunal Constitucional.

043304
La Sentencia Constitucional en el Perú

ción a la autoridad, funcionario o persona sobre la cual recayó la obliga-


ción de dar, hacer o no hacer, podría dar lugar a un informe parcializado,
sin descartar que el demandante también quiera “informar” sobre su pun-
to de vista en torno a la ejecución de la sentencia. Por estos motivos, limitar
el pedido de información únicamente al juez de ejecución constituye una
opción adecuada, siendo importante señalar que tal medida podría estar
limitado a casos particularmente relevantes.

SEGUNDA PARTE: REPRESIÓN DE ACTOS LESIVOS


HOMOGÉNEOS
En esta sección se abordarán los fundamentos de la represión de actos
lesivos homogéneos, las características que debe reunir un acto sobrevi-
viente para ser considerado como homogéneo a uno anterior, la relación
entre esta institución y otras de similar alcance, así como el procedimiento
a seguir frente a tales actos homogéneos. De forma previa, se presentará
una definición y un estado de la cuestión sobre la forma en que la legisla-
ción procesal constitucional y la jurisprudencia del Tribunal Constitucio-
nal han desarrollado los alcances de esta institución.

1. Definición
La represión de actos lesivos homogéneos puede ser definida como un
mecanismo de protección judicial de derechos fundamentales frente a ac-
tos que presentan características similares a aquellos que han sido conside-
rados en una sentencia previa como contrarios a tales derechos.
Así por ejemplo, si en cumplimiento de lo dispuesto en una orden judi-
cial la policía detiene a una persona, pero ésta considera que no debió ser
detenida, por cuanto la orden judicial está referida a una persona homó-
nima, cabe la posibilidad de que inicie un proceso constitucional de tutela
de sus derechos fundamentales. Si la demanda es declarada fundada por
constatarse la situación de homonimia, pero con posterioridad la misma
persona vuelve a ser detenida por la policía en base a la misma resolución
judicial, no correspondería iniciar otro proceso constitucional, sino solici-
tar la represión del acto lesivo homogéneo.
En este sentido, lo resuelto en un proceso constitucional de tutela de
derechos fundamentales no agota sus efectos con el cumplimiento de lo
dispuesto en la sentencia respectiva, sino que se extiende hacia el futuro,
en la perspectiva de garantizar que no se vuelva a cometer una afectación
similar del mismo derecho.

431
Actos Lesivos Homogeneos

2. Estado de la cuestión a nivel normativo y jurisprudencial


A nivel normativo, la institución de la represión de los actos lesivos
homogéneos ha sido recogida en el artículo 60º del Código Procesal
Constitucional (en vigencia desde el 1 de diciembre del 2004). El texto
de este artículo, ubicado en el capítulo correspondiente al proceso de
amparo, señala:
“Artículo 60.- Procedimiento para represión de actos homogéneos
Si sobreviniera un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo
en un proceso de amparo, podrá ser denunciado por la parte interesada
ante el juez de ejecución.
Efectuado el reclamo, el Juez resolverá éste con previo traslado a la
otra parte por el plazo de tres días. La resolución es apelable sin efecto
suspensivo.
La decisión que declara la homogeneidad amplía el ámbito de protec-
ción del amparo, incorporando y ordenando la represión del acto represi-
vo sobreviviente”.
En la jurisprudencia del Tribunal Constitucional encontramos diver-
sas decisiones en las que se ha hecho referencia a esta institución, tanto
a nivel de sentencias, autos de improcedencia y recursos de queja. El si-
guiente cuadro es ilustrativo al respecto:

Fecha de
Número de publicación
Tipo de decisión Órgano
identificación en página
web

RTC Nº 5033-2006-PA/ 28 de
Autos de
TC (caso Víctor Roca Pleno noviembre del
improcedencia
Vargas) 2007

STC Nº 4909-2007-HC
26 de mayo del
Sentencia (caso Roberto Araujo Primera Sala
2008
Espinoza)

STC Nº 896-2008-PA
1 de setiembre
Sentencia (caso Vicente Walde Pleno
del 2008
Jáuregui)

243324
La Sentencia Constitucional en el Perú

A continuación reseñamos estas decisiones:


a) Autos de improcedencia
Los autos de improcedencia son aquellas decisiones del Tribunal Cons-
titucional en las que no existe un pronunciamiento sobre el fondo de la
controversia, sino una resolución declarando improcedente la demanda o
solicitud respectiva, al no cumplirse algún presupuesto procesal.
El primer pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre la repre-
sión de actos lesivos homogéneos se produjo a través de la Resolución del
expediente 5033-2006-PA/TC27, mediante la cual se declaró improcedente
el pedido respectivo, por cuanto el Pleno del Tribunal consideró que éste
debía ser formulado ante el juez de ejecución y no ante el propio Tribunal.
Al respecto, hubo un voto singular sobre la materia, emitido por el ma-
gistrado Bardelli Lartirigoyen, en el que establecía que, en situaciones ex-
cepcionales, el Tribunal debía asumir competencia para conocer en forma
directa los pedidos de represión de actos lesivos homogéneos28.

b) Sentencias
Identificamos como tales a aquellas decisiones del Tribunal Constitu-
cional en las que existe un pronunciamiento sobre el fondo de la controver-
sia, declarando fundada o infundada la demanda respectiva.
El segundo pronunciamiento del Tribunal sobre la represión de actos
lesivos homogéneos se produjo mediante este tipo de decisión. Nos referi-
mos a la STC 4909-2007-HC29.
En este caso, la controversia se originó de la siguiente manera. Median-
te sentencia de fecha 24 de enero de 2006, la Primera Sala Penal de Reos
Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte declaró fundada una
demanda de hábeas corpus a favor de Roberto Araujo Espinoza, dispo-
niendo su ingreso a un mercado. Dicho mandato fue ejecutado por el juez
de ejecución, habiendo sido reincorporado el favorecido en su puesto co-
mercial. No obstante, en fecha posterior el recurrente acudió nuevamente
al juez de ejecución argumentando que los emplazados originales estaban,
a su entender, incumpliendo el mandato judicial, amenazando sus dere-
27 Publicada el 28 de noviembre del 2007 en la página web del Tribunal Constitucional.
28 Las excepciones propuestas por Bardelli fueron: “a) Cuando el acto lesivo sobrevi-
niente implique la inobservancia de la cosa juzgada de su sentencia y una ostensible
inobservancia de su jurisprudencia y sus precedentes vinculantes. b)  Cuando el
caso es de considerable relevancia constitucional y requiere la resolución del Tribunal
a efectos de establecer doctrina jurisprudencial y precedentes vinculantes”.
29 Publicada el 26 de mayo del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional.

433
Actos Lesivos Homogeneos

chos constitucionales a la integridad personal y a la libertad de tránsito,


pues sufría amenazas orientadas a que deje su puesto en el mercado.
Ante la negativa del juez de ejecución de resolver esta controversia –
pues argumentaba que ya se había ejecutado la sentencia- el demandante
inició un nuevo proceso de hábeas corpus. Con fecha 20 de junio del 2007,
el Quinto Juzgado Especializado Penal de Lima Norte declaró infundada
la demanda, por considerar que no se había acreditado la amenaza a los
derechos constitucionales invocados. El pronunciamiento de la segunda
instancia fue declarar improcedente la demanda, por lo que el caso llega a
conocimiento del Tribunal Constitucional.
En su decisión, el Tribunal declaró infundada la demanda de hábeas
corpus pues consideró que no existían elementos suficientes para conside-
rar que existía una amenaza a los derechos del demandante. Sin embargo,
identificó que en el presente caso la nueva demanda de hábeas corpus fue
presentada contra “actos sobrevinientes y sustancialmente homogéneos a los de-
clarados lesivos” en el anterior proceso de hábeas corpus, por lo que sobre
tales hechos era innecesario dar inicio a un nuevo proceso constitucional,
pues el juez competente para pronunciarse sobre ellos era el juez de ejecu-
ción de la sentencia emitida en el primer proceso.
Otra decisión del Tribunal Constitucional sobre la represión de actos
lesivos homogéneos se aprecia en la STC Nº 896-2008-PA30. Los hechos
que motivaron este caso tienen sus antecedentes en la STC Nº 5156-2006-
PA31, en la que el Tribunal Constitucional declaró nulas las resoluciones
del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), por medio de las cuales
se destituyó al magistrado Vicente Walde Jáuregui de su cargo de vocal
supremo, ordenando al CNM emitir un nuevo pronunciamiento sobre la
medida de destitución, con la debida motivación.
Mediante la expedición de la Resolución N.º 066-2006-PCNM, de fecha
30 de noviembre de 2006, el CNM dio cumplimiento a la sentencia del
Tribunal Constitucional, ante lo cual el Trigésimo Tercer Juzgado Civil de
Lima declaró concluido el proceso de amparo.
Sin embargo, el demandante Walde Jáuregui consideró que la nueva
decisión del CNM contenía los mismos vicios identificados por el Tribunal
en la STC Nº 5156-2006-PA, por lo que apeló la decisión del juez que decla-
ró concluido el proceso, solicitando la represión de lo que a su considera-
ción constituía un acto lesivo homogéneo. La Sala que conoció la apelación
denegó su pedido, por lo que el caso subió a conocimiento del Tribunal

30 Publicada el 1 de setiembre del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional.


31 Publicada el 21 de setiembre del 2006 en la página web del Tribunal Constitucional.

43344
La Sentencia Constitucional en el Perú

Constitucional a través del recurso de agravio constitucional, instancia que


finalmente declaró infundado el recurso.
Sobre esta sentencia es importante señalar que, si bien el Tribunal no
hace referencia expresa a la represión de actos lesivos homogéneos, en el
voto del magistrado Vergara Gotelli se precisa que éste fue el objetivo del
reclamo del demandante contra la decisión del juez de ejecución de decla-
rar por concluido el primer proceso.

c) Recursos de queja
De conformidad con el artículo 19º del Código Procesal Constitucional,
el recurso de queja procede contra las resoluciones del Poder Judicial que
deniegan el recurso de agravio constitucional.
A través de la revisión de los recursos de queja se ha podido iden-
tificar que el recurso de agravio constitucional es empleado para que
el Tribunal Constitucional se pronuncie respecto a los pedidos de re-
presión de actos lesivos homogéneos, pues así lo mencionan de forma
expresa los recurrentes en sus respectivos escritos. En otras ocasiones,
aunque no se plantea de forma expresa este pedido, el Tribunal ha iden-
tificado que se trata de casos que permitirían analizar los alcances del
artículo 60º del Código Procesal Constitucional.
A modo de ejemplo se pueden mencionar las siguientes resolucio-
nes del Tribunal Constitucional sobre el recurso de queja:
• Resolución del expediente 149-2007-Q/TC32: En este caso una empresa
presentó una demanda de amparo a efectos de que se le inaplique
el Decreto de Urgencia Nº 140-2001, norma que posteriormente fue
declarada inconstitucional mediante STC Nº 17-2004-PI33, lo que dio
lugar a que su demanda sea declarada improcedente por sustracción
de la materia. Sin embargo, con posterioridad al fallo del Tribunal
se emitió el Decreto Supremo Nº 17-2005-MTC, que reiteró mate-
rialmente el contenido del anterior Decreto de Urgencia declarado
inconstitucional. Por ello, la empresa demandante solicitó la repre-
sión de acto homogéneo, que a su entender estaría constituido por
la aplicación del Decreto Supremo Nº 17-2005-MTC, pedido que fue
declarado improcedente en el Poder Judicial, ante lo cual presentó
un recurso de agravio constitucional, el cual fue denegado. Ante la
denegatoria de este recurso, el Tribunal declaró fundado el recurso
de queja, señalando en sus fundamentos que “dado que la empresa re-
32 Publicada el 2 de junio del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional.
33 Publicada el 17 de julio del 2005 en El Peruano.

435
Actos Lesivos Homogeneos

currente sostiene que mediante el Decreto Supremo Nº 17-2005-MTC se re-


producen las disposiciones sometidas a control constitucional, tal situación
mereció un análisis de fondo por parte del ad quem para verificar si, efectiva-
mente, los derechos invocados en la demanda han sido vulnerados por el acto
homogéneo denunciado” (fundamento 8).
• Resolución del expediente 61-2008-Q/TC34: En este caso el Tribunal
Constitucional consideró que la controversia planteada se relaciona-
ba con la institución de la represión de actos lesivos homogéneos,
por lo que consideró importante que el caso suba a su, en tanto el
mismo “requiere de importantes precisiones”, a ser realizada “de forma
progresiva, conforme se presenten nuevos recursos de agravio constitucional
relacionados con este tema, en la perspectiva de perfilar el marco procesal que
sea más conveniente para que los objetivos de la institución (…) se concreten
adecuadamente”.
• Resolución del expediente 172-2007-Q/TC35: Mediante la sentencia de fe-
cha 2 de julio de 2003, emitida por la Sala Mixta de la Corte Superior
de Justicia de Ucayali, se declaró fundada en parte la demanda de
amparo presentada por el Sr. Lizandro Leveau Pezo contra la Univer-
sidad Nacional de Ucayali, respecto a la sanción de destitución que
le fuera impuesta, y se ordenó la reposición en su cargo por haberse
vulnerado su derecho al debido proceso. Con fecha 27 de abril de
2007 el recurrente solicitó el cumplimiento del mandato recaído en la
sentencia precitada; sin embargo, su pedido fue desestimado en pri-
mera y segunda instancia por considerar que ya había sido ejecutado.
Contra la resolución de segunda instancia el actor presentó recurso
de agravio constitucional, reiterando que la sentencia que declaró
fundada su demanda no había sido ejecutada, toda vez que, confor-
me manifiesta, “con fecha 20/05/2004, es decir a los tres días posteriores
a la presunta reposición del recurrente se lleva a cabo una agresión similar
[…] y parecida a la que fue cuestionada con la acción de amparo, notificándo-
se con una resolución de separación en el cargo, resolución que tienen fecha
13/05/2004, es decir antes de que se produzca mi reposición; pretendiendo
de esa manera burlar los efectos de la acción de amparo […] por parte de los
funcionarios de la Universidad, incumpliéndose la sentencia de acción de
amparo” (fundamento 4). Ante la denegatoria del recurso de agra-
vio constitucional, el Tribunal declaró fundado el recurso de queja
por considerar que se había generado “una duda razonable respecto a la
revisión del supuesto (previsto en el artículo 60º del Código Procesal Cons-

34 Publicada el 25 de junio del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional.


35 Publicada el 8 de setiembre del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional.

643364
La Sentencia Constitucional en el Perú

titucional); teniendo en consideración además que el recurrente posee una


sentencia en segunda instancia estimatoria de su derecho al debido proceso,
por lo que se hace necesario promover la prosecución del caso sub judice, a fin
de determinar la competencia de esta instancia respecto de la situación antes
advertida” (fundamento 6).
En consecuencia, la tendencia del Tribunal Constitucional es admitir
los recursos de queja que se presenten contra las resoluciones denegatorias
de los recursos de agravio constitucional interpuestos contra las resolucio-
nes que deniegan los pedidos de represión de actos lesivos homogéneos.
Dependiendo de la decisión que adopte el Tribunal sobre su competencia
para conocer casos relacionados con la represión de actos lesivos homogé-
neos, esta tendencia se mantendrá o modificará.

3. Fundamentos de la institución
La represión de actos lesivos homogéneos encuentra su sustento, prin-
cipalmente, en la necesidad de garantizar la obligatoriedad de las senten-
cias ejecutoriadas y evitar el inicio de un nuevo proceso constitucional
frente a actos que de forma previa han sido analizados y calificados como
lesivos de derechos fundamentales.
A continuación se explica brevemente cada uno de estos fundamentos.

3.1 Evitar el desarrollo de nuevos procesos constitucionales


Un primer fundamento de la represión de actos lesivos homogé-
neos, mencionado de forma expresa por el Tribunal Constitucional en
su jurisprudencia, lo constituye la necesidad de evitar que las personas
afectadas en sus derechos por un acto homogéneo a aquél calificado
como inconstitucional en un primer proceso, tengan que dar inicio a
uno nuevo para cuestionarlo. En este sentido el Tribunal ha señalado
(STC 5033-2006-PA, fundamento 5):
“(…) mediante la represión de actos homogéneos se busca evitar
que los justiciables se vean obligados a interponer una nueva demanda
de amparo, en caso se configure un acto (u omisión) sustancialmente
homogéneo al declarado lesivo de derechos fundamentales en un pro-
ceso de amparo”.
Al respecto, es importante señalar que el Estado se encuentra obliga-
do a brindar a toda persona mecanismos de protección judicial rápidos
y efectivos de derechos fundamentales. La represión de actos lesivos
homogéneos forma parte de esos mecanismos, aunque no se emplea
de forma directa frente a toda amenaza o violación de derechos fun-

437
Actos Lesivos Homogeneos

damentales, sino frente a actos que presentan características similares


en relación a aquellas acciones u omisiones calificadas como lesivas de
tales derechos en una sentencia previa.
Al no ser necesario el desarrollo de nuevos procesos constituciona-
les también se evita la existencia de decisiones contradictorias entre los
órganos jurisdiccionales respecto a hechos que son homogéneos. En este
sentido, se busca evitar que una persona que cuenta con una sentencia fa-
vorable, al acudir a otro proceso respecto a un acto lesivo homogéneo, se
encuentre frente a una sentencia desfavorable.

3.2 Garantizar la obligatoriedad de las sentencias ejecutoriadas


Los procesos de tutela de derechos fundamentales, una vez que han
finalizado con un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, ad-
quieren la calidad de cosa juzgada. En este sentido, el artículo 6º del Códi-
go Procesal Constitucional establece:
“En los procesos constitucionales sólo adquiere la autoridad de cosa
juzgada la decisión final que se pronuncie sobre el fondo”.
Como señala DEVIS ECHANDÍA, la institución de la cosa juzgada
origina dos efectos: su inmutabilidad (efecto procesal) y su definitividad
(efecto sustantivo). En este sentido afirma36:
“El primero (la inmutabilidad) impone a los jueces (…) la prohibición
de entrar a resolver sobre el fondo de las pretensiones que han sido
materia de la sentencia y les otorga la facultad de paralizar la acción
que se ejercite con desconocimiento de ello.
El segundo otorga definitividad a la declaración de certeza contenida
en la sentencia (…), haciéndola indiscutible en nuevos procesos, y
por eso les otorga a las partes el mismo derecho y les impone igual
obligación que el efecto procesal”.
Sobre este tema, el mismo autor precisa que es importante distinguir
entre los efectos de la cosa juzgada y los de las sentencias ejecutoriadas. En
este sentido señala37:
“Debe tenerse cuidado de no confundir la cosa juzgada con la ejecu-
toria de la sentencia. Ésta se cumple cuando no hay recursos pendientes
por no otorgarlos la ley o por haber pasado el término para interponerlos,
cualquiera que sea la sentencia; aquélla es una calidad especial que la ley

36 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general del proceso. Aplicable a toda clase de
procesos. Buenos Aires: Universidad, 2002, 3ra. edición, pp. 454 y 455.
37 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Ob. cit., pp. 426 y 456.

843384
La Sentencia Constitucional en el Perú

les asigna a algunas sentencias ejecutoriadas. No hay cosa juzgada sin eje-
cutoria, pero sí ésta sin aquélla.
Igualmente importa saber que toda sentencia ejecutoriada obliga a las
partes y debe cumplirse voluntariamente o en forma coactiva, aun cuando
no constituya cosa juzgada. Por consiguiente, es un error decir que la obli-
gatoriedad de la sentencia sea un efecto de la cosa juzgada, pues lo es de
toda sentencia ejecutoriada (…).
Toda sentencia ejecutoriada tenga o no efectos de cosa juzgada, es im-
perativa u obligatoria y si impone condena es además ejecutable (…). Lue-
go no se trata de efectos de la cosa juzgada. Esta tiene influencia en aque-
llos, pero en cuanto los convierte en inmutables y definitivos, al excluir una
revisión en proceso posterior y prohibir la nueva decisión del fondo, en
caso de que alguna parte pretenda desconocerla”.
Al referirse a los fundamentos de la institución de la represión de actos
lesivos homogéneos, el Tribunal Constitucional ha señalado que uno de
ellos consiste en asegurar la plena eficacia de la cosa juzgada constitucional38.
Sobre esta última, el Tribunal ha señalado39:
“(…) lo que la Constitución garantiza, a través de su artículo
139º, inciso 240, es la cosa juzgada constitucional, la que se con-
figura con aquella sentencia que se pronuncia sobre el fondo de
la controversia jurídica, de conformidad con el orden objetivo
de valores, con los principios constitucionales y con los dere-
chos fundamentales, y de acuerdo con la interpretación que haya
realizado el Tribunal Constitucional de las leyes, o de toda nor-
ma con rango de ley, o de los reglamentos y de sus precedentes
vinculantes, como lo prescriben los artículos VI y VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, respectivamente.
Sólo de esa manera un ordenamiento constitucional puede ga-

38 El Tribunal ha señalado en la STC Nº 5033-2006-PA, fundamento 5: “(…) mediante la


represión de actos homogéneos (…) se pretende asegurar la plena eficacia de la cosa juzgada
constitucional”.
39 STC Nº 6-2006-CC (caso Poder Ejecutivo vs. Poder Judicial), publicada el 22 de mar-
zo del 2007 en la página web del Tribunal Constitucional, fundamento 70.
40 Este artículo señala: “Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional ni
interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que
han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni modificar
sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones no afectan el derecho de gracia ni la
facultad de investigación del Congreso, cuyo ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el
procedimiento jurisdiccional ni surte efecto jurisdiccional alguno”.

439
Actos Lesivos Homogeneos

rantizar a la ciudadanía la certeza jurídica y la predictibilidad de


las decisiones jurisdiccionales”.
Tomando en consideración las diferencias entre los efectos de la cosa
juzgada y de las sentencias ejecutoriadas, es más apropiado señalar que la
represión de los actos lesivos homogéneos se sustenta en la necesidad de
garantizar los efectos de éstas últimas antes que garantizar la cosa juzgada.

4. Presupuestos para conocer un pedido de represión de actos lesivos


homogéneos
Para que se pueda presentar un pedido de represión de actos lesivos
homogéneos deben existir dos presupuestos, que en caso no se presenten
daría lugar a la declaratoria de improcedencia de lo solicitado.

4.1 Existencia de una sentencia ejecutoriada a favor del demandante


en un proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales
Sólo si existe una sentencia previa, en la que se ha establecido clara-
mente el derecho afectado y el acto lesivo del mismo, y que ha adquirido
la calidad de firme, podrá evaluarse si la acción u omisión que se pro-
duzca con posterioridad resulta homogénea. Como es obvio deducir, ante
supuestos en los que se declara improcedente o infundada la demanda, no
corresponde la posibilidad de solicitar –con posterioridad- la represión de
actos lesivos homogéneos.
La sentencia previa mediante la cual se declara fundada la demanda
puede ser del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional.

4.2 Cumplimiento de lo ordenado en la sentencia de condena


Si el mandato de dar, hacer o no hacer establecido en una sentencia no
se cumple, corresponde aplicar los mecanismos coercitivos previstos en el
artículo 22º del Código Procesal Constitucional. Si una vez cumplido el fallo,
se reitera el acto que fue considerado como lesivo de un derecho fundamen-
tal, recién corresponderá solicitar la represión de actos lesivos homogéneos.
En este sentido, el cumplimiento de lo ordenado en una sentencia previa de
condena constituye un presupuesto para dar inicio al procedimiento previs-
to en el artículo 60º del Código Procesal Constitucional.
Al respecto, debe advertirse que en los casos en que luego de pre-
sentada la demanda cesó el acto lesivo o devino en irreparable el dere-
cho fundamental, pero el juez emitió pronunciamiento sobre el fondo, en
aplicación del segundo párrafo del artículo 1º del Código Procesal Cons-

044404
La Sentencia Constitucional en el Perú

titucional, el mandato del juez no requiere un cumplimiento inmediato,


pues tiene por objetivo advertir que determinadas conductas no pueden
llevarse a cabo a futuro, siendo procedente en estos casos la represión de
actos lesivos homogéneos.
Algo similar ocurre en el caso que el Tribunal Constitucional haya declarado
que una determinada situación lesiva de derechos fundamentales constituye un
estado de cosas inconstitucional, por cuanto los efectos de su decisión sobre un caso
concreto benefician a cualquier otra persona que se encuentre en similar situa-
ción. De producirse la afectación de un derecho, a través de la reiteración de una
acción u omisión que ha sido calificada como un estado de cosas inconstitucional, la
persona agraviada no tendría que dar inicio a un nuevo proceso constitucional
(que es justamente lo que busca evitarse con la mencionada declaración) sino
acudir a la represión de actos lesivos homogéneos (Ver al respecto la sección 6.2
Estado de cosas inconstitucional).

5. Criterios para identificar un acto lesivo homogéneo


Luego de verificar el cumplimiento de los presupuestos mencionados
en la sección anterior, corresponderá analizar si se está frente a un acto
lesivo homogéneo. Para tal efecto deberá evaluarse la existencia de deter-
minados elementos subjetivos y objetivos, el momento en que se produce
el nuevo acto y su carácter manifiesto. Se trata de criterios generales, que
corresponderán ser aplicados y verificados tomando en consideración las
particularidades de cada caso que se presente.

5.1 Elementos subjetivos


Aquí existen dos elementos a tomar en consideración. En primer lugar,
las características de la persona o personas afectadas por el acto homogéneo.
En segundo lugar, las características de la fuente u origen de este acto.

a) Persona afectada
El primer aspecto que debe ser evaluado por la autoridad jurisdiccional
se relaciona con las características de la persona que presenta un pedido
de represión de actos lesivos homogéneos, pues debe ser la misma que
en el proceso constitucional que dio origen a la sentencia fue considerada
como la persona afectada en sus derechos fundamentales, lo que refuerza
la necesidad de que en el fallo respectivo que declara fundada la demanda
se establezca claramente la identificación de la persona a favor de la cual se
condena a alguien a realizar una prestación de dar, hacer o no hacer.

441
Actos Lesivos Homogeneos

En los casos en que la demanda que dio origen al proceso fue presen-
tada en forma individual por una sola persona, no deberían existir mayo-
res problemas para evaluar este requisito. Las principales dudas podrían
presentarse en el caso de los denominados derechos difusos y colectivos
(entendidos como derechos supraindividuales), así como en el caso de las
demandas sobre actos individuales homogéneos (entendidos como derechos
pluriindividuales).
Si bien a nivel de la doctrina existen diferentes formas de denominar
a estos tres tipos de situaciones, es posible encontrar algunas definiciones
que permiten comprender sus alcances.
En este sentido, sobre los derechos difusos y derechos colectivos (dere-
chos supraindividuales) FERRER MAC-GREGOR señala41:
“Puede sostenerse que (ambos tipos de derechos) comparten los mis-
mos problemas jurídicos y se refieren a bienes indivisibles (aire, pai-
saje, medio ambiente sano, etc.). Su distinción fundamental consiste
en que los primeros (intereses difusos) se entienden referidos no al
sujeto como individuo sino como miembro de una conglomerado
más o menos amplio, creándose una pluralidad de situaciones comu-
nes; en cambio, los intereses colectivos atienden a colectividades o
grupos limitados o circunscritos. Así, los miembros del conglomera-
do que tiene un interés difuso, son indeterminables o de muy difícil
determinación; en tanto que los miembros del grupo portador del
interés colectivo suelen ser fácilmente determinables.
Parte de la doctrina y la legislación brasileña (…) los identifican según
sus titulares se encuentran ligados por circunstancias de hechos (intereses
difusos) o bien si pertenecen a un grupo, categoría o clase de personas
ligadas entre sí o con la parte contraria debido a una relación jurídica base
(intereses colectivos)”.
El mismo autor menciona como un ejemplo de tutela de derechos difusos
el caso de la contaminación ambiental del aire o del agua derivados de de-
sechos arrojados por una fábrica, y como un ejemplo de derechos colectivos
los problemas de la falta de higiene o de seguridad en una determinada
fábrica o escuela.
La posibilidad de acudir a los procesos constitucionales para la pro-
tección de los derechos difusos y colectivos ha quedado establecida en el
artículo 40º del Código Procesal Constitucional, referido a la legitimación

41 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Juicio de amparo e interés legítimo: la tutela de los


derechos difusos y colectivos. México D.F: Porrúa, 2003, p 12.

244424
La Sentencia Constitucional en el Perú

activa en los procesos de amparo42, y en el artículo 67º, referido a la legiti-


mación activa en los procesos de cumplimiento43.
En estos supuestos, la presentación de la demanda puede ser llevada a
cabo por una persona o un grupo de personas, afectadas en sus derechos
difusos o como integrantes del grupo que se ve afectado en sus derechos
colectivos. La sentencia respectiva surtirá efectos respecto de “todos los de-
más integrantes de la colectividad que se encuentren en una posición idéntica al
que ejercitó la acción correspondiente”44. Los efectos de la decisión, por lo tan-
to, vas más allá de la persona o grupo que presentó la demanda.
Respecto a los actos individuales homogéneos (derechos pluriindivi-
duales) FERRER MAC-GREGOR señala45:
“los derechos individuales homogéneos se distinguen de los intereses
supraindividuales (difusos y colectivos), en que aquellos son autén-
ticos derechos individuales, privativos e indisponibles por terceros,
pero que pueden existir en número plural y tener un origen fáctico
común y un contenido sustantivo homogéneo.
La tutela colectiva de los derechos esencialmente individuales
descansa en dos notas básicas: a) su homogeneidad al tener origen
común, es decir, al producirse de una misma fuente o causa; y b) su
divisibilidad, al representar en realidad derechos personales que pue-
den ejercerse de manera individual, pero existe la posibilidad y con-
veniencia de la acción colectiva, teniendo resultados desiguales para
cada participante”.
En este supuesto, cada persona afectada en sus derechos en forma indi-
vidual puede presentar la demanda respectiva. Los efectos de la sentencia
alcanzan únicamente a la persona que presentó la demanda. Sin embargo,
como ha sido explicado anteriormente, el Tribunal Constitucional ha con-
siderado que en determinados casos, los efectos de la decisión sobre un
caso particular pueden extenderse a otras personas en similar situación,
previa declaración del acto lesivo de un derecho constitucional como un
estado de cosas inconstitucional.

42 El tercer párrafo del artículo 40º del Código señala: ”Asimismo, puede interponer demanda
de amparo cualquier persona cuando se trate de amenaza o violación del derecho al medio ambien-
te u otros derechos difusos que gocen de reconocimiento constitucional, así como las entidades sin
fines de lucro cuyo objeto sea la defensa de los referidos derechos”.
43 El segundo párrafo del artículo 67º del Código señala: “Tratándose de la defensa de de-
rechos con intereses difusos o colectivos, la legitimación corresponderá a cualquier persona”.
44 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Ob. cit., p. 16.
45 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Ob. cit., p. 15.

443
Actos Lesivos Homogeneos

Tomando como premisas las definiciones expuestas se puede concluir


que la represión de actos lesivos homogéneos puede ser invocada de la
siguiente forma:
• Por cualquier persona en el caso de los derechos difusos.
• Por cualquier integrante del grupo en el caso de los derechos colectivos.
• Por cualquier persona que se encuentre en una situación igual a la
considerada como un estado de cosas inconstitucional, en el caso de
los derechos individuales homogéneos.
En consecuencia, a afectos de evaluar el primer criterio subjetivo para
determinar cuándo se está frente a un acto lesivo homogéneo, se deberá
considerar en primer lugar si éste afecta a la misma persona que presentó
la demanda original que dio lugar al proceso constitucional y a la respec-
tiva sentencia previa, siendo necesario estar atento a las particularidades
que podrían presentarse en el caso de los derechos difusos, derechos colec-
tivos y derechos individuales homogéneos.

b) Origen o fuente del acto lesivo


El segundo aspecto que debe ser evaluado por la autoridad jurisdic-
cional se relaciona con el origen o la fuente del acto respecto al cual se
pide la represión por considerársele como homogéneo a uno anterior. En
este sentido, el nuevo acto lesivo debe ser llevado a cabo por la misma
entidad, autoridad, funcionario o persona que fue obligada a dar, hacer o
dejar de hacer algo a través de la sentencia de condena establecida en un
proceso constitucional.
Al respecto es importante señalar que si bien en el proceso que dio
lugar a la sentencia previa, la demanda puede haber estado dirigida a un
funcionario en particular, el acto lesivo homogéneo puede producirse por
un funcionario diferente al demandado, pero que forma parte de la misma
institución demandada. Por ese motivo, al momento de evaluarse el origen
o fuente del acto invocado como homogéneo, debe tomarse en cuenta si el
mandato ordenado en la sentencia sólo podía ser cumplido por una deter-
minada persona o si se trataba de un mandato que debía ser observado por
toda una entidad en su conjunto.
Sobre el origen o fuente del acto lesivo homogéneo, SAGÜÉS señala46:
“Si se reitera exactamente el mismo acto lesivo, ejecutado por la mis-
ma demandada, la infracción encuentra remedio en una reiteración

46 SAGÜÉS, Néstor Pedro. Derecho Procesal Constitucional. Acción de amparo. Buenos


Aires: Astrea, 4ta. edición, 1995, pp. 462-463.

44444
La Sentencia Constitucional en el Perú

de lo ordenado en el mismo fallo. (…) (Un caso interesante es el) de


la reiteración de la lesión, pero por otros agentes públicos. Si éstos se
encuentran bajo la dependencia del condenado en el amparo, obvio
es que la sentencia los comprende, y bastará con aplicarla respecto a
ellos. En cambio, si se trata de sujetos ajenos a la repartición deman-
dada, nos parece que no hay cosa juzgada para ellos (al no mediar
identidad del sujeto), y por tanto, habría que articular un nuevo am-
paro para remediar el último acto lesivo”.

En similar dirección, RIVAS afirma47:


“(Un) problema se podría suscitar si la nueva agresión al derecho se da
bajo las mismas formas, pero por intermedio de otro agente público u otra
repartición distinta (…). Si se tratase de una situación como la descrita en la
que interviniesen dependientes diversos de una autoridad común involu-
crada en el amparo anterior, tampoco es dudoso sostener que corresponde la
utilización del fallo de amparo, conminando a su cumplimiento, pues lo de-
cidido obliga tanto a los primitivos agentes ofensores como a sus superiores,
y esa obligación se transmite de éstos a los que de ellos dependan, cualquiera
que sea su grado o ubicación dentro de la administración; si por el contrario,
el nuevo acto proviene de órgano o agente no integrante de tal esquema
(por ejemplo, el primer acto lesivo cometido por dependientes del Poder
Ejecutivo; el segundo por otros dependientes de una repartición autárquica),
aparece faltando la identidad subjetiva que junto con las de causa y objeto,
conforman la cosa juzgada; sin embargo, y si la causa de la repetición del
obrar dañoso es la misma, la subordinación definitiva a un superior común
que se da en todos los órdenes y aspectos de la administración, permite ex-
tender el efecto y mandato de la sentencia dictada”.
Nuevamente aquí se vuelve a apreciar la importancia de que en el fallo
respectivo que declara fundada la demanda se establezca claramente la
identificación de la persona o entidad a la cual corresponde llevar a cabo
una determinada conducta, a fin de garantizar el derecho amenazado o
vulnerado, pues de este modo se facilita la labor del juez de ejecución que
conozca la solicitud de represión de actos lesivos homogéneos.

47 RIVAS, Adolfo Armando. El amparo. Buenos Aires: La Rocca, 2003, pp. 612-613.

445
Actos Lesivos Homogeneos

5.2 Elemento objetivo: homogeneidad del nuevo acto respecto a uno


anterior
Luego de haber evaluado los elementos subjetivos, corresponde
a la autoridad judicial analizar si el acto invocado como homogéneo
presenta similares características respecto de aquél que dio lugar a la
sentencia del proceso constitucional. A nivel normativo, el Código Pro-
cesal Constitucional ha hecho referencia a este criterio en el artículo 60º,
en tanto señala que el acto lesivo debe ser “sustancialmente homogéneo”
al declarado lesivo.
Así por ejemplo, supongamos que a un trabajador permanente de una
empresa privada se le comunica, mediante una carta simple, el cese del
vínculo laboral, pero sin expresión de causa alguna. Ante esta situación,
dicho trabajador presenta una demanda de amparo, la cual es declarada
fundada, pues el Tribunal Constitucional ha señalado en su jurisprudencia
vinculante que los despidos sin causa son inconstitucionales. En la senten-
cia respectiva se ordena la inmediata reposición del trabajador en su pues-
to laboral. Sin embargo, semanas después, el trabajador recibe una comu-
nicación similar a la anterior, por medio de la cual se le vuelve a comunicar
el cese de sus labores, sin que tampoco se exprese motivo alguno. En este
caso, el cese del trabajador sin causa fue lo que dio origen a la demanda
de amparo, mientras que un acto similar permite a la persona agraviada
solicitar la represión de éste, por ser homogéneo al anterior.
Otros ejemplos que pueden servir para ilustrar este punto son plantea-
dos por GARCÉS de la siguiente manera48:
“Si dentro de una misma relación conflictiva entre dos sujetos se pro-
ducen una serie de agresiones respecto de una mismo derecho cons-
titucional, dichas agresiones, sean por acción o por omisión, pueden
ser consideradas homogéneas en el sentido que pertenecen al mismo
género constituido por un conflicto concreto. El lenguaje del Código
Procesal Constitucional al referirse a los actos sustancialmente homo-
géneos alude a la unidad de hecho conflictual.
Por ejemplo, si una autoridad ha agredido el derecho de reunión
interrumpiendo el ejercicio que de éste hacían algunas personas, y dos
días después impide que se inicie una reunión entre ellas, existe entre
los actos unidad de conflicto a pesar de las diferencias en la acción de
la autoridad. Los actos pertenecen al mismo género de las acciones

48 GARCÉS TRELLES, Kenneth. “La tutela preventiva y el artículo 60º del Código Pro-
cesal Constitucional: La represión de actos homogéneos”, Proceso y Justicia. Revista
de Derecho Procesal, Nº 5 (2005), p. 54.

644464
La Sentencia Constitucional en el Perú

agresivas de hecho y sustancialmente integran el mismo conflicto en


vinculación al mismo derecho. Si luego las personas solicitan una au-
torización para reunirse y la autoridad se la deniega mediante una re-
solución administrativa, nos encontramos ya en un plano distinto en
el cual el Estado actúa amparado en una formalidad legal y por medio
de una comunicación escrita, sin perjuicio de la eventual inconstitu-
cionalidad del acto”.
Un aspecto importante a señalar es que no corresponde únicamente
analizar las características del acto sino también las razones que dan lugar
al mismo, pues pueden ser diferentes a las invocadas en un primer mo-
mento. SAGÜÉS señala al respecto49:
“(…) si la accionada repite su conducta pero con otros fundamentos
(v.gr. clausura nuevamente un local, pero invocando distintas razo-
nes a las alegadas para disponer el primer cierre), cabe entender que
se está frente a un comportamiento no captado por la sentencia firme
de amparo, y que por ello, habrá que plantear uno diferente”.
Nuevamente aquí se manifiesta la importancia de que en la sentencia
respectiva se establezca en forma clara cuál es el acto lesivo que ha sido
identificado como violatorio de un derecho fundamental.

5.3 Manifiesta homogeneidad


El carácter homogéneo del nuevo acto lesivo debe ser manifiesto,
es decir, no deben existir dudas sobre la homogeneidad entre el acto
anterior y el nuevo. En caso contrario, debería declararse improcedente
la solicitud de represión respectiva, sin perjuicio de que el demandan-
te inicie un nuevo proceso constitucional contra aquel nuevo acto que
considera que afecta sus derechos fundamentales, pero que no ha sido
considerado homogéneo respecto a un acto anterior.

5.4 Temporalidad
Este criterio alude al tiempo durante el cual debería producirse el
acto lesivo homogéneo, para proceder a solicitar su represión.
El Código Procesal Constitucional no señala nada al respecto, por lo
que surge la duda sobre si debe establecerse un plazo máximo durante el
cual debería producirse el acto lesivo homogéneo, a fin de proceder con
el trámite previsto en el artículo 60º, o si, por el contrario, no existe un
plazo al respecto.

49 SAGÜÉS, Néstor Pedro. Ob cit., pp. 462-463.

447
Actos Lesivos Homogeneos

Si se opta por considerar que existe un plazo, el mismo deberá ser de-
terminado y adecuadamente fundamentado.
Debe tomarse en cuenta que si se establece un plazo, aquellos nuevos
actos que se produzcan después de vencido el mismo sólo podrían ser obje-
to de cuestionamiento a través de un nuevo proceso constitucional, con los
problemas que eso podría originar en el caso de sentencias contradictorias
(una sentencia previa que declara fundada la demanda y una posterior que
sobre un acto homogéneo se pronuncia por declararla infundada). A este
tema debe agregarse que es altamente probable que transcurra un tiempo
considerable entre lo decidido en una sentencia y el nuevo acto lesivo, lo
que constituye un argumento adicional en contra de establecer un plazo.

6. Relación y diferencia con otras instituciones procesales


Existen instituciones procesales que se relacionan con la represión de
actos lesivos homogéneos, tales como la sentencia estimatoria ante el cese
o irreparabilidad del acto lesivo y la técnica del estado de cosas inconstitu-
cional. Pero asimismo, hay otras con las que presenta diferencias, como la
denominada sentencia ampliatoria. A continuación presentamos una des-
cripción sobre estas relaciones y diferencias.

6.1 Sentencia estimatoria ante el cese o irreparabilidad del acto lesivo


Se entiende por cese del acto lesivo aquella situación por medio de
la cual la acción u omisión que origina una amenaza o violación de un
derecho fundamental deja de producirse por parte de quien la estaba
llevando a cabo. Así por ejemplo, el Tribunal Constitucional tuvo opor-
tunidad de conocer un caso en que la demanda fue presentada contra
la difusión de afiches en delegaciones policiales, en los que aparecía la
imagen del demandante y otras personas junto con la frase “Los más
buscados”. En este caso, el acto lesivo cesó con el retiro de los menciona-
dos afiches50.
De otro lado, se entiende por irreparabilidad del acto lesivo aquella
situación por medio de la cual no se pueden reponer las cosas al esta-
do anterior a la amenaza o violación de un derecho fundamental. Así
por ejemplo, el Tribunal Constitucional tuvo oportunidad de conocer el
caso de una persona que buscaba postular a una alcaldía distrital, pero
que fue objeto de una tacha, siendo impedido de participar en la con-
tienda electoral. Al momento de resolverse el caso, el proceso electoral

50 Resolución del Tribunal Constitucional N° 1631-2002-HC (caso Pedro Catalán Hui-


sa), publicada el 19 de mayo del 2003 en la página web del Tribunal Constitucional.

844484
La Sentencia Constitucional en el Perú

ya se había llevado a cabo, por lo que no podían reponerse las cosas al


estado anterior a la afectación de derechos constitucionales51.
Si luego de presentada la demanda cesa o deviene en irreparable el acto
lesivo, los órganos jurisdiccionales se encuentran facultados para emitir un
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, a fin de que tales actos
no vuelvan a reiterarse en el futuro. Al respecto, el Código Procesal Cons-
titucional señala lo siguiente en el segundo párrafo del artículo 1º:
“Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por
decisión voluntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el
Juez, atendiendo al agravio producido, declarará fundada la de-
manda precisando los alcances de su decisión, disponiendo que el
emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que mo-
tivaron la interposición de la demanda, y que si procediere de modo
contrario se le aplicarán las medidas coercitivas previstas en el ar-
tículo 22º del presente Código, sin perjuicio de la responsabilidad
penal que corresponda”.
El Tribunal Constitucional ha aplicado este artículo en diversos fallos.
A modo de ejemplo se puede citar la STC Nº 5490-2007-HC (caso Elvito
Rodríguez Domínguez)52. En este caso, el demandante inició un proceso de
hábeas corpus por considerar que el juez penal emplazado había vulne-
rado su derecho a la libertad personal al dictar contra su persona un auto
de apertura de instrucción con mandato de detención, sin que concurran
los requisitos establecidos en el artículo 135° del Código Procesal Penal.
En el transcurso del proceso, el mandato de detención fue variado por el
de comparecencia; sin embargo, el Tribunal Constitucional consideró que
pese a haber cesado el acto lesivo, resultaba necesario proceder al reco-
nocimiento del derecho fundamental invocado así como establecer que el
agravio cometido contra el demandante por las autoridades que dieron
cumplimiento a la orden de detención, constituyó un grave atentado con-
tra los derechos constitucionales a la dignidad, al honor y a la presunción
de inocencia. En este sentido, declaró fundada la demanda y ordenó a “los
efectivos policiales de la la División de Estafas y otras Defraudaciones (DIRIN-
CRI-DIVIEOD-D5) y (al) Juez del Quincuagésimo Sexto Juzgado Penal de Lima
abstenerse de cometer actos similares al que motivó la presente demanda, bajo aper-
cibimiento de aplicárseles las medidas coercitivas previstas en el artículo 22º del
Código Procesal Constitucional”.

51 STC Nº 2366-2003-AA (caso Juan Espino Espino), publicada el 7 de abril del 2004 en
la página web del Tribunal Constitucional.
52 Publicada el 24 de marzo del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional.

449
Actos Lesivos Homogeneos

En consecuencia, la decisión de un juez de declarar fundada una de-


manda respecto a un acto lesivo que ha cesado o devenido en irreparable,
contiene un mandato para que el mismo acto no se repita en el futuro,
siendo el objetivo de la sentencia prevenir la realización de un acto lesivo
homogéneo. Si dicho acto ocurriese nuevamente, correspondería aplicar el
procedimiento de represión previsto en el artículo 60º del Código Procesal
Constitucional. La primera sentencia servirá de parámetro para evaluar si
el acto que se produce con posterioridad es homogéneo.

6.2 Estado de cosas inconstitucional


a) Definición y alcances
El estado de cosas inconstitucional es una técnica que tiene por finalidad
expandir los alcances de una sentencia recaída en un proceso de tutela
de derechos fundamentales que, en principio, sólo tiene efectos para las
partes que intervinieron en el proceso. En este sentido, los efectos de
la sentencia que declara una determinada situación lesiva de derechos
fundamentales como un estado cosas inconstitucional van a tener eficacia
más allá de las partes que intervinieron en el proceso.
El Tribunal Constitucional, en la STC Nº 2579-2003-HD53, ha señalado
que mediante la declaración del estado de cosas inconstitucional se busca, en
suma, extender los alcances inter partes de las sentencias a todos aquellos
casos en los que de la realización de un acto u omisión se hubiese deriva-
do o generado una violación generalizada de derechos fundamentales de
distintas personas.
Para que dicha declaración pueda realizarse es preciso que la violación
de un derecho constitucional se derive de un único acto o de un conjun-
to de actos interrelacionados entre sí, que además de lesionar el derecho
constitucional de quien interviene en el proceso en el que se produce la
declaración del estado de cosas inconstitucional, vulnere o amenace derechos
de otras personas ajenas al proceso.
En el caso de actos individuales, esto es, que tengan por destinatarios
a determinadas personas, la declaración del estado de cosas inconstitucional
se declarará si es que se sustenta en una interpretación constitucional-
mente inadmisible de una ley o una disposición reglamentaria por parte
del órgano público.
De ahí que, mediante esta técnica se busque evitar que, una vez de-
clarada una situación como contraria a los valores, principios o dere-

53 Publicada el 16 de abril del 2004 en la página web del Tribunal Constitucional.

045504
La Sentencia Constitucional en el Perú

chos constitucionales (estado de cosas inconstitucional), otros ciudadanos


afectados por los mismos comportamientos violatorios tengan que in-
terponer sucesivas demandas con el fin de lograr la misma protección
frente al mismo acto.
Por ello, una vez declarado el estado de cosas inconstitucional, se efectúa
un requerimiento específico o genérico a uno o varios órganos públicos a
fin de que, dentro de un plazo razonable, realicen o dejen de realizar la ac-
ción u omisión, per se, violatoria de derechos fundamentales, lo que surtirá
efectos en la esfera subjetiva de personas ajenas al proceso constitucional
en el cual se origina la declaración.
En consecuencia, la sentencia no sólo se limita a vincular al sujeto
responsable de la violación, sino que también le impone reglas de ac-
tuación a fin de que la afectación sistemática y prolongada de derechos
fundamentales no vuelva a realizarse. En buena cuenta, es una técnica
que también busca eliminar comportamientos inconstitucionales en la
Administración Pública.
De este modo, con la declaración de una situación determinada como
estado de cosas inconstitucional, se generan una serie de responsabilidades
hacia los órganos, instituciones o personas involucradas en los actos vul-
neratorios, permitiendo, de este modo, allanar el camino en la búsqueda y
satisfacción de los derechos comprometidos. La realización de las medidas
ordenadas puede incluir a una amplia gama de autoridades públicas que
no intervinieron en el proceso, pero que se ven compelidas a adoptar una
serie de medidas para dar por terminada la violación sistemática y reitera-
da de derechos fundamentales.

b) Experiencia comparada: el estado de cosas inconstitucional en la


jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia
La Corte Constitucional de Colombia ha empleado la técnica del estado
de cosas inconstitucional respecto a casos en los que la afectación de derechos
fundamentales, como consecuencia de una determinada situación, afecta-
ba a un número importante de personas y las medidas a adoptar implicaba
la acción de varias autoridades para hacer frente a problemas de carácter
estructural. Como señala TOLE MARTÍNEZ54:
“La Corte Constitucional, con el fin de buscar remedio a situaciones de
vulneración de los derechos fundamentales que tienen una carácter gene-

54 TOLE MARTÍNEZ, Julián. “La teoría de la doble dimensión de los derechos funda-
mentales en Colombia. El estado de cosas inconstitucionales, un ejemplo de su apli-
cación”. En: Cuestiones Constitucionales, Nº 15 (julio-diciembre 2006), pp. 302-303.

451
Actos Lesivos Homogeneos

ral (en tanto que afectan a una multitud de personas) y cuyas causas son
de naturaleza estructural (esto es, que generalmente la causa de la vulne-
ración no se origina de manera exclusiva en la autoridad demandada y,
por lo tanto, su solución exige la acción mancomunada de distintas enti-
dades), (ha creado) la figura del estado de cosas inconstitucionales”.
Reseñamos a continuación dos casos, uno relacionado con la población
desplazada en este país como consecuencia de la violencia política, y otro
relacionado con la situación de las personas privadas de libertad en los
centros penitenciarios de Colombia.

i) Sentencia T-153/98, del 28 de abril de 1998


En este caso, la Corte Constitucional de Colombia advirtió el estado de
cosas inconstitucional que recaía en la situación de las personas privadas
de libertad en los centros penitenciarios del país. Este pronunciamiento fue
emitido como consecuencia de la demanda de tutela (amparo) interpuesta
contra de Ministerio de Justicia y otras entidades involucradas en la mate-
ria, por no adoptar las medidas requeridas para solucionar la situación de
hacinamiento en las que los demandantes se encontraban.
Para resolver esta controversia, la Corte Constitucional verificó si real-
mente tales condiciones de hacinamiento se presentaban. En otros aspec-
tos, confirmó que en una celda de 2 m x 2.5 m se encontraban un promedio
de cinco a seis personas, que en muchos casos carecían de luz y ventilación,
a la vez que tenían que soportar olores nauseabundos. De la información
recabada, la Corte constató que la situación de hacinamiento desvirtuaba
de manera absoluta los fines del tratamiento penitenciario.
Ante la gravedad de las omisiones imputables a distintas autorida-
des públicas, la Corte declaró que “el estado de cosas que se presenta en las
prisiones colombianas, descrito en (la) sentencia, es inconstitucional y exige de
las autoridades públicas el uso inmediato de sus facultades constitucionales,
con el fin de remediar esta situación” (fundamento 65). En este sentido,
estableció la necesidad de solucionar los problemas que afectaban los
derechos a la dignidad, vida, integridad personal, salud y otros de un
número importante de reclusos, y cuyas causas se relacionaban con fac-
tores estructurales, siendo necesaria para su solución la acción manco-
munada de distintas entidades estatales.

ii) Sentencia T-025/2004, del 22 de enero del 2004


En este caso la Corte Constitucional de Colombia declaró el estado de
cosas inconstitucional en materia de desplazamiento forzado, por cuanto

245524
La Sentencia Constitucional en el Perú

un importante número de colombianos y colombianas se habían visto


obligados a migrar dentro del territorio nacional, abandonando su lu-
gar de residencia y sus actividades económicas habituales, dado que
su vida, integridad física, seguridad y libertades personales habían
sido vulneradas o se encontraban directamente amenazadas, en ra-
zón a diversas circunstancias, tales como el conflicto armado interno,
disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones
masivas de derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional
Humanitario, entre otras.
En este caso la Corte reiteró sus criterios para determinar cuándo co-
rresponde declarar el estado de cosas inconstitucional. En este sentido se-
ñaló que éste se configura cuando se presenta una repetida violación de
derechos fundamentales de una gran cantidad de personas, que podría
dar lugar a una masiva presentación de demandas de tutela (amparo),
originando una saturación de los despachos judiciales; y cuando la cau-
sa de esa vulneración no es imputable únicamente a una autoridad, sino
que reposa en factores estructurales.
A partir de esta premisa la Corte tomó en cuenta los siguientes as-
pectos para emitir su decisión: a) la vulneración masiva y generalizada
de varios derechos constitucionales que afectaban a un número signi-
ficativo de personas (contadas por miles); b) la prolongada omisión de
las autoridades en el cumplimiento de sus obligaciones para garantizar
los derechos de la población desplazada, c) la no expedición de medidas
legislativas, administrativas o presupuestales requeridas para evitar la
vulneración de derechos, d) la existencia de un problema social cuya so-
lución compromete la intervención de varias entidades, requiere la adop-
ción de acciones complejas y coordinadas y exige un nivel de recursos
que demanda un esfuerzo presupuestal adicional importante.
En consecuencia, la Corte declaró “la existencia de un estado de cosas
inconstitucional en la situación de la población desplazada debido a la falta de
concordancia entre la gravedad de la afectación de los derechos reconocidos cons-
titucionalmente y desarrollados por la ley, de un lado, y el volumen de recursos
efectivamente destinado a asegurar el goce efectivo de tales derechos y la capacidad
institucional para implementar los correspondientes mandatos constitucionales y
legales, de otro lado” (punto resolutivo Primero de la sentencia). Por lo tanto,
los efectos de la sentencia no solo beneficiaban a los demandantes, sino a
toda persona que se encontrase en calidad de desplazada como consecuen-
cia de la violencia política.

453
Actos Lesivos Homogeneos

c) Jurisprudencia del Tribunal Constitucional del Perú


La técnica del estado de cosas inconstitucional también ha sido empleada
por el Tribunal Constitucional peruano, aunque no respecto a problemas
de similar magnitud como en el caso colombiano. Tampoco en todos los
casos en que ha sido empleado, como se verá a continuación, es posible
encontrar elementos comunes que permitan identificar los perfiles o carac-
terísticas propias de esta institución.
Reseñamos a continuación tres sentencias del Tribunal sobre la materia.

i) STC Nº 2579-2003-HD (caso Julia Arrellano Serquén)55


Esta fue la primera vez que el Tribunal Constitucional utilizó la téc-
nica del estado de cosas inconstitucional. En este caso, el proceso fue ini-
ciado por una ex magistrada del Poder Judicial que no fue ratificada
por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), con la finalidad de
que se ordene a esta entidad que le proporcione los siguientes docu-
mentos: a) copia del informe de la Comisión Permanente de Evaluación
y Ratificación sobre su conducta e idoneidad en el cargo que ejercía
como Vocal Superior Titular del Distrito de Judicial de Lambayeque;
b) copia de su entrevista personal ante el CNM; y, c) copia del Acta del
Pleno del CNM, que contiene la decisión de no ratificarla en su cargo.
El CNM había denegado a la demandante el acceso a esta información,
amparándose en una interpretación de los artículos 28º y 43º de la Ley
Orgánica del Consejo, que establecía la reserva de aquella información
relacionada con la evaluación de magistrados.
Al respecto, el Tribunal señaló que la restricción prevista en la ley orgá-
nica del CNM tiene por objeto preservar el derecho a la intimidad, perso-
nal y familiar del sometido a un proceso de ratificación; es decir, impedir
que terceros puedan acceder a determinado tipo de información de interés
exclusivo de la persona sometida a ratificación. En consecuencia, esta res-
tricción arbitraria fue declarada como estado de cosas inconstitucional, y por
ende, se señaló que no surtía efectos respecto al titular de los datos, por lo
que la negativa del CNM para entregar los documentos solicitados resul-
taba lesiva a los derechos fundamentales de la demandante.
Asimismo, el Tribunal advirtió que “en caso de llegar al Tribunal o a cual-
quier otro órgano judicial competente un caso análogo, cuyos hechos se practiquen
con fecha posterior a la de esta sentencia, aparte de que se ordene la remisión de
copias de los actuados por la violación del derecho constitucionalmente afectado,

55 Publicada el 16 de abril del 2004 en la página web del Tribunal Constitucional.

45544
La Sentencia Constitucional en el Perú

también se dispondrá que se abra proceso penal por desacato de una sentencia del
Tribunal Constitucional”.

ii) STC N° 3149-2004-AC (caso Yarlequé Torres)56


El Tribunal Constitucional utilizó por segunda vez la técnica del
estado de cosas inconstitucional en el proceso de cumplimiento iniciado
por una profesora, con la finalidad de que se cumpla una resolución ad-
ministrativa que disponía abonar a su favor la suma de S/. 2,624.72 por
concepto de subsidios por luto y sepelio. Este mandato no había sido
cumplido bajo el argumento de que la entidad demandada no maneja-
ba un presupuesto ni era titular de un pliego presupuestal.
Al respecto el Tribunal reiteró los fundamentos del caso Arellano
Serquén sobre la finalidad del estado de cosas inconstitucional. En este
sentido señaló:
• Este Tribunal, “en el caso Arrellano Serquen contra el Consejo Nacional
de la Magistratura, utilizó la técnica de la declaración del Estado de Cosas
Inconstitucional, desarrollado de manera creativa por la Corte Constitu-
cional colombiana, con el objeto de expandir los alcances de la sentencia
en un proceso de tutela de derechos fundamentales con efectos, prima
facie, inter partes, evitando que otros ciudadanos afectados por los mis-
mos comportamientos violatorios tengan que interponer sucesivas de-
mandas con el fin de lograr lo mismo” (fundamento 12).
• Con la declaración de una situación determinada como contraria a los
valores constitucionales (estado de cosas inconstitucional), “se generan
una serie de responsabilidades de parte de los órganos, instituciones o
personas concretas involucrados en los actos vulneratorios, permitien-
do, de este modo, allanar el camino en la búsqueda y satisfacción de los
derechos comprometidos” (fundamento 12).
Respecto al caso específico, el Tribunal estableció que si bien el esta-
do de cosas inconstitucional tuvo su origen en la necesidad de ampliar
los efectos de una sentencia en el marco de la tutela de derechos fun-
damentales, “este Tribunal considera que similares argumentos respaldan la
necesidad de expandir los efectos de una sentencia en un proceso de cumpli-
miento, siempre que se constate que similares resistencias a acatar las normas,
o como ocurre en el presente caso, los actos administrativos, son tan insistentes
que merecen una respuesta de tipo institucional y no sólo respecto del caso a la
vista” (fundamento 13).

56 Publicada el 10 de octubre del 2005 en la página web del Tribunal Constitucional.

455
Actos Lesivos Homogeneos

En este sentido, el Tribunal consideró que el comportamiento renuente,


sistemático y reiterado de los funcionarios del Ministerio de Economía y
Finanzas, así como de las autoridades del Ministerio de Educación para
atender los reclamos que se refieren a derechos reconocidos en normas
legales sobre personal docente, configuraba un estado de cosas inconsti-
tucional. A efectos de lograr los efectos a de esta declaración, el Tribu-
nal dispuso que el Ministerio de Economía y Finanzas y el Ministerio
de Educación adopten “las medidas correctivas en el más breve plazo y se
establezca el debido procedimiento administrativo a que hubiera lugar a los
funcionarios responsables (del incumplimiento) en el presente caso, así como
en los casos similares (…) reseñados en la presente sentencia”.
Como conclusión, en la parte resolutiva de la sentencia el Tribunal es-
tableció que los “hechos que motivaron el presente caso, al haberse acreditado
que forman parte de una práctica de renuencia sistemática y reiterada, constituyen
situaciones o comportamientos contrarios con la Constitución que deben ser erra-
dicados”. Asimismo decidió “notificar la presente sentencia (…) al Ministro de
Economía y Finanzas y al Ministro de Educación, a efectos de que tomen las medi-
das correctivas en el más breve plazo posible respecto de las prácticas contrarias a
la Constitución establecidas en la presente sentencia”.

iii) STC N° 6089-2006-PA/TC57


En esta sentencia de amparo, el Tribunal Constitucional consideró que
el Régimen de Percepciones del IGV era inconstitucional porque contra-
venía el principio de reserva de ley en materia tributaria, debido a que
mediante una Ley se habilitó a la SUNAT para llevar a cabo su regulación.
Si bien el Tribunal identificó que la norma era inconstitucional, y que
diversas personas habían sido afectadas por la misma, consideró que los
efectos de su decisión debían posponerse en el tiempo. Fue precisamente
respecto a estos temas que hizo uso del estado de cosas inconstitucional. En
este sentido señaló (fundamentos 62 y 63 de la sentencia):
“Mediante la técnica de las sentencias prospectivas y cuando las cir-
cunstancias del caso lo ameriten, el Tribunal Constitucional modula los
efectos de su fallo pro futuro o, lo que es lo mismo, lo suspende en el tiem-
po, con el objeto de que el Legislador o de suyo el Ejecutivo subsanen las
situaciones de inconstitucionalidad detectadas en las normas evaluadas.
La modulación de tales efectos, propia de un proceso de inconstituciona-
lidad, también es trasladable al proceso constitucional de amparo, cuando
se haya detectado un estado de cosas inconstitucionales.

57 Publicada el 11 de junio del 2007 en la página web del Tribunal Constitucional.

645564
La Sentencia Constitucional en el Perú

Detectada la inconstitucionalidad formal del Régimen de Percepciones


del IGV, que evidentemente no solo atañe a la situación del demandante
–interpartes– sino a todas las personas sujetas al Régimen, la razón funda-
mental que obliga a este Colegiado a aplicar este tipo de sentencias en este
caso se sustenta en las implicancias negativas que podría generar un fallo
con efectos inmediatos en el plan de lucha contra la evasión fiscal y en la
propia recaudación del impuesto; más aún, considerando que en el estudio
del caso no se han detectado vicios de inconstitucionalidad respecto a las
cuestiones de fondo”.
En consecuencia, en el punto resolutivo Nº 3 de la sentencia, el Tribu-
nal señaló que “habiéndose detectado el estado de cosas inconstitucionales en lo
referido al ámbito formal de la Reserva de Ley, los efectos de la presente sentencia se
suspenden en este extremo, hasta que el Legislador regule suficientemente el Régi-
men de Percepciones IGV, en observancia del principio constitucional de Reserva
de Ley, en un plazo que no exceda del 31 de diciembre del 2007”.

d) Relación con los actos lesivos homogéneos


La característica esencial de la declaración de una determinada si-
tuación como un estado de cosas inconstitucional consiste en extender los
efectos de una decisión a personas que no fueron demandantes ni par-
ticiparon en el proceso que dio origen a la declaratoria respectiva, en
tanto se encuentran en la misma situación que fue identificada como
inconstitucional.
Como se ha podido apreciar en la mayoría de casos reseñados, la con-
secuencia de la declaratoria del estado de cosas inconstitucional implica que
las autoridades competentes adopten medidas orientadas a proteger los
derechos afectados. En caso esto no ocurra se estará ante un supuesto de
incumplimiento de la sentencia constitucional. Así por ejemplo, si en in-
observancia de lo dispuesto en la STC Nº 2579-2003-HD (caso Arellano
Serquén), el CNM denegase información a otro magistrado no ratificado
sobre su propio proceso de ratificación, éste tendría que solicitar la apli-
cación de medidas coercitivas para el cumplimiento de lo dispuesto por el
Tribunal Constitucional en el citado fallo.
En el supuesto que la declaratoria del estado de cosas inconstitucional im-
plique que las autoridades no deben llevar a cabo determinadas acciones,
por considerarse contrarias a los derechos fundamentales, si han dejado de
realizarse (en cumplimiento de la sentencia) pero luego se vuelven a rei-
terar respecto a personas que no participaron en el proceso que dio lugar
a la declaratoria del estado de cosas, éstas se encuentran habilitadas para
acudir a la represión de actos lesivos homogéneos.

457
Actos Lesivos Homogeneos

Al respecto es importante señalar que los casos en los que hasta el momento
el Tribunal Constitucional ha empleado la técnica del estado de cosas inconstitucio-
nal, han estado relacionados con supuestos de omisión de actos obligatorios –no
entregar información o no pagar una bonificación-, antes que con actos lesivos
de derechos concretados a través de acciones.

6.3 Sentencia ampliatoria


En el cuarto párrafo del artículo 59º del Código Procesal Constitucional
se establece la facultad del juez de dictar una sentencia ampliatoria. Al
respecto señala:
“Cuando el obligado a cumplir la sentencia sea un funcionario pú-
blico el Juez puede expedir una sentencia ampliatoria que sustituya
la omisión del funcionario y regule la situación injusta conforme al
decisorio de la sentencia. Para efectos de una eventual impugnación,
ambas sentencias se examinarán unitariamente” (resalrado nuestro).
Sobre este artículo, el Pleno del Tribunal Constitucional señaló lo si-
guiente en la STC Nº 4119-2005-PA58:
“la segunda sentencia que tenga que expedirse, sea integrando o
complementando la decisión recaída en el proceso constitucional, co-
rresponde al mismo órgano que emitió la sentencia materia de ejecu-
ción, sin distorsionar el sentido de la fundamentación y el fallo de la
primera sentencia firme, de modo tal que, en caso de que aquella sea
impugnada, le corresponderá resolver el recurso a la instancia jerár-
quicamente superior”.
Queda por determinar, a través de la jurisprudencia constitucional,
mayores aspectos relacionados con las sentencias ampliatorias. En lo
que se refiere a la relación de esta institución con la represión de actos
lesivos homogéneos, puede afirmarse que se tata de instituciones con
finalidades diferentes. Por un lado, la sentencia ampliatoria, tal como
se encuentra prevista en el artículo 59º del Código Procesal Constitucio-
nal, busca que el juez, directamente, sustituya la conducta a la que se
encontraba obligado el demandado en virtud de la sentencia estimato-
ria emitida en un proceso constitucional. Se trata, por lo tanto, de una
institución relacionada con el cumplimiento de las sentencias ejecuto-
riadas. Por su parte, la represión de actos lesivos homogéneos busca
que los efectos de una decisión judicial sobre un determinado acto le-
sivo, se extiendan a nuevos actos lesivos producidos con posterioridad
al fallo, por lo que para su aplicación se requiere el cumplimiento de lo

58 Publicada el 9 de noviembre del 2006 en la página web del Tribunal Constitucional.

845584
La Sentencia Constitucional en el Perú

dispuesto en la sentencia previa, sea mediante la aplicación de las me-


didas coercitivas o mediante la sentencia ampliatoria.

7. Procedimiento
7.1 Procesos constitucionales en los que se aplica
La institución de la represión de actos lesivos homogéneos se encuen-
tra prevista en el artículo 60º del Código Procesal Constitucional, en el Tí-
tulo correspondiente al proceso de amparo. Sin embargo, eso no significa
que no pueda ser empleada en otros procesos constitucionales de tutela de
derechos fundamentales.
En el caso del proceso de hábeas data, el uso de esta institución puede
llevarse a cabo en función al artículo 65º del mismo Código, de acuerdo al
cual las normas sobre el proceso de amparo pueden ser aplicadas al proce-
so de hábeas data.
En el caso del proceso de hábeas corpus, su aplicación es acorde con
la misma finalidad que comparte con el proceso de amparo, cual es la de-
fensa de derechos fundamentales a través de un proceso rápido y efectivo.
Asimismo, existe una sentencia en la que el Tribunal admitió esta posibili-
dad (STC Nº 4909-2007-PA)59.
Una situación diferente se presenta en el caso del proceso de cumpli-
miento, en el que se busca hacer frente a una omisión de la administración
respecto a una norma legal o un acto administrativo, por cuanto el acto
reclamado en estos procesos consiste en una omisión, por lo que la senten-
cia respectiva que declara fundada la demanda sólo se verá cumplida si
se revierte la omisión identificada. En este sentido, mientras dure la omi-
sión no se presenta un acto análogo sino que se incumple lo decidido en
la sentencia, situación frente a la cual correspondería aplicar las medidas
coercitivas destinadas al cumplimiento de lo decidido.
Sin embargo, un supuesto diferente se presenta en los casos en que el
acto administrativo o la norma legal establezcan un mandato que debe ser
cumplido de forma periódica, por ejemplo, cada quince días o cada mes.
En estos casos, si luego del fallo se cumple con el pago de algo ordenado
por un acto administrativo o una ley, pero con posterioridad se vuelve a
presentar la omisión, en este supuesto sí nos encontraríamos frente a una
omisión que ha vuelto a reiterarse y que es contraria a lo decidido por el
juez. Este supuesto sería aplicable, tanto a los amparos frente a omisiones
como a los procesos de cumplimiento.

59 Publicada el 26 de mayo del 2008 en la página web del Tribunal Constitucional

459
Actos Lesivos Homogeneos

Por lo tanto, la institución de la represión de los actos lesivos homogé-


neos puede ser aplicada en todos los procesos constitucionales de tutela de
derechos fundamentales y en el proceso de cumplimiento. En el caso de las
omisiones, su procedencia dependerá del contenido del mandato ordena-
do en una norma legal o acto administrativo.

7.2 Juez competente


La ejecución de una sentencia corresponde al denominado juez de
ejecución, que como regla general es el juez que conoció en primera ins-
tancia la demanda que dio inicio al proceso constitucional. Es éste el
que deberá verificar que se cumpla con el mandato final establecido en
la sentencia de condena.
Precisamente, en atención a su conocimiento sobre la medida que debe
adoptarse para proteger el derecho amenazado o vulnerado, tendrá par-
ticular ventaja para evaluar si el nuevo acto invocado como homogéneo
reúne las características a las que hemos hecho referencia anteriormente. A
esto debe sumarse su carácter unipersonal, que le permite hacer una veri-
ficación más rápida de las características del nuevo acto. Por este motivo,
la opción por asignar al juez de ejecución del proceso la competencia para
conocer y pronunciarse sobre la represión de actos lesivos homogéneos
constituye la más adecuada.
Ésta ha sido la opción asumida por el Código Procesal Constitucional,
en cual establece, en su artículo 60º, que:
“Si sobreviniera un acto sustancialmente homogéneo al declara-
do lesivo en un proceso de amparo, podrá ser denunciado por la
parte interesada ante el juez de ejecución”.
La opción establecida en el Código Procesal Constitucional ha sido
asimismo ratificada por el Pleno del Tribunal Constitucional, que ade-
más ha concordado el citado artículo 60º del Código con el artículo 22º
del mismo cuerpo legal, referido a la actuación de sentencia. En este
sentido ha señalado60:
“(…) respecto del juez competente, a partir de las normas relativas
a la ejecución de sentencias, es posible afirmar que en el ámbito de
los procesos constitucionales de tutela de derechos, el juez de ejecu-
ción es el juez que conoció el proceso en primera instancia. En efec-

60 Resolución del Tribunal Constitucional recaída en el expediente Nº 5033-2006-PA/TC,


publicada el 28 de noviembre del 2007 en la página web del Tribunal Constitucional.
Este criterio fue reiterado por la Sala Segunda del Tribunal Constitucional, en la STC Nº
4909-2007-HC (caso Roberto Araujo Espinoza), fundamento 11.

046604
La Sentencia Constitucional en el Perú

to, el Código Procesal Constitucional regula la etapa de ejecución


del proceso bajo el epígrafe de “Actuación de sentencia” (artículo
22°). En él se establece que la “sentencia que cause ejecutoria en los
procesos constitucionales se actúa (...) por el juez de la demanda.”
En ese sentido, una interpretación sistemática del artículo 60° del
Código Procesal Constitucional y del artículo 22° del mismo cuerpo
normativo, conduce a la conclusión de que el “juez de ejecución”
viene a ser el juez que admitió la demanda y la resolvió en primer
grado” –subrayado nuestro.
Sin embargo, es importante anotar que esta misma decisión hubo un
voto singular del magistrado Bardelli Lartirigoyen, en el que manifestó
que, si bien compartía la opción por considerar, en principio, que el juez
de ejecución era el competente para conocer este tipo de pedidos, estimaba
que –en algunos supuestos- el Tribunal Constitucional se encontraba fa-
cultado para conocer de forma directa las solicitudes de represión de actos
lesivos homogéneos. En este sentido señaló61:
“Considero que el Tribunal Constitucional, en ejercicio del principio de
autonomía procesal constitucional, tiene la potestad de establecer que, en
determinados supuestos, puede el mismo constituirse en el “juez de ejecu-
ción”, al único efecto de conocer la pretensión de represión de acto lesivo
homogéneo. Tal habilitación se da en atención a la dimensión objetiva del
proceso de amparo. En tan sentido, el Tribunal puede conocer la preten-
sión de represión de acto homogéneo en los siguientes supuestos:
a)  Cuando el acto lesivo sobreviniente implique la inobservancia de la
cosa juzgada de su sentencia y una ostensible inobservancia de su
jurisprudencia y sus precedentes vinculantes.
b)   Cuando el caso es de considerable relevancia constitucional y requie-
re la resolución del Tribunal a efectos de establecer doctrina jurispru-
dencial y precedentes vinculantes. (…)
En caso de que el Tribunal declarara improcedente el conocimiento de
la pretensión de represión de acto homogéneo, ésta será remitida al juez de
ejecución a efectos de su tramitación y resolución”.
En consecuencia, tanto el Código Procesal Constitucional como la ju-
risprudencia del Tribunal Constitucional reconocen que son los jueces de
ejecución de los procesos constitucionales los competentes para conocer los
pedidos de represión de actos lesivos homogéneos.

61 Voto singular de la Resolución del Tribunal Constitucional recaída en el expediente


5033-2006-PA/TC, publicada el 28 de noviembre del 2007 en la página web del Tri-
bunal Constitucional, fundamento 5.

461
Actos Lesivos Homogeneos

7.3 Plazo para presentar la solicitud


Aquí corresponde evaluar si debe existir un plazo para presentar
la solicitud de represión de actos lesivos homogéneos, tema sobre el
cual el Código Procesal Constitucional no se pronuncia. Tampoco lo
ha hecho el Tribunal Constitucional.
Al respecto caben dos opciones: aceptar que debe existir un plazo o
considerar que no debería existir.

a) Alternativa 1: Establecer un plazo


A favor de esta opción podría invocarse que si existe un plazo para pe-
dir la tutela de un derecho frente a un acto lesivo, asimismo debería existir
un plazo para reprimir el acto lesivo homogéneo. La urgencia que da lugar
al amparo asimismo debería estar presente en la represión de los actos ho-
mogéneos posteriores a la sentencia.
De aceptarse la necesidad de contar con un plazo, surge la duda de cual
sería éste. Al respecto, una primera opción podría ser considerar el mismo
plazo que se establece para la interposición de la demanda.
Finalmente, dado que el Código Procesal Constitucional no se ha pro-
nunciado sobre la materia, surge la duda sobre si la opción a favor del
plazo puede ser asumida por el Tribunal, a fin de determinar, vía juris-
prudencial, cuál debe ser el mencionado plazo. Sobre esto no existe un
pronunciamiento del Tribunal, pero es interesante anotar lo señalado por
el magistrado Bardelli Lartirigoyen en un voto singular62:
“Cuestión no establecida por el Código Procesal Constitucional es
también el del plazo para instar ante el juez la represión del acto le-
sivo homogéneo. Un límite temporal de tal naturaleza resulta exigi-
do por el principio de seguridad jurídica; sin embargo, la aplicación
por analogía del plazo para la interposición de la demanda debe ser
descartado debido al carcter restrictivo del derecho a la tutela juris-
diccional que supone tal operación de analogía; por ello, entiendo
que es al legislador a quien compete el establecer tal plazo. Entre
tanto, no habiéndose establecido plazo alguno por el citado Código,
no debe establecerse jurisprudencialmente ninguno”.

62 Voto singular de la Resolución del Tribunal Constitucional recaída en el expediente


5033-2006-PA/TC, publicada el 28 de noviembre del 2007 en la página web del Tri-
bunal Constitucional, fundamento 4.1.

246624
La Sentencia Constitucional en el Perú

Sobre este tema, debe advertirse que la opción por el plazo no se apli-
caría en los procesos de hábeas corpus, en los que no existe un plazo para
presentar la demanda.

b) Alternativa 2: No establecer un plazo


En contra de la existencia de un plazo podría argumentarse, princi-
palmente, objeciones de tipo procesal. En este sentido, si se produce un
acto considerado como homogéneo pero se vence el plazo para solicitar su
represión, el afectado tendría que dar inicio a un nuevo proceso cons-
titucional, ante un juez distinto al de ejecución, con lo que es probable
que puedan emitirse fallos contradictorios: primero uno en el que se
declaró fundada la demanda y luego otro en el que –frente a un acto
homogéneo- se emite un pronunciamiento diferente.

c) Balance
En consecuencia, sobre el plazo para presentar la solicitud de actos
lesivos homogéneos, corresponde determinar: a) si debe existir un pla-
zo para presentar la solicitud respectiva, b) en caso afirmativo, si ese
plazo debe estar previsto en el Código Procesal Constitucional o puede
ser establecido –transitoriamente- a través de la jurisprudencia. Asimis-
mo, deberá determinarse qué posición deben asumir los jueces sobre
este tema mientras no exista una definición sobre los aspectos que han
sido mencionados en esta sección.

7.4 Trámite
Dado que su objetivo es evaluar la homogeneidad entre el acto decla-
rado inconstitucional en una sentencia y otro producido con posterioridad
a ella, y no la resolución de una controversia compleja, el procedimiento
de represión de actos lesivos homogéneos corresponde que sea breve y no
sujeto a mayores etapas.
Sobre este tema, el Código Procesal Constitucional señala lo siguiente:

“Efectuado el reclamo, el Juez resolverá éste con previo traslado a la


otra parte por el plazo de tres días”.
De esta norma se desprende que, básicamente, lo que corresponde
en este procedimiento es poner en conocimiento del juez el acto consi-
derado como homogéneo, escuchar el punto de vista de la otra parte y
proceder a evaluar si existe homogeneidad.

463
Actos Lesivos Homogeneos

Una omisión del Código consiste en no haber previsto un plazo para la


emisión de la decisión respectiva, lo que no debería ser considerado
un obstáculo para emitir en forma rápida el pronunciamiento corres-
pondiente.

7.5 Contenido de la resolución


Siendo una de las finalidades de la represión de actos lesivos homogé-
neos proteger los derechos fundamentales que han vuelto a ser afectados,
corresponde al juez:
a) Determinar si el acto invocado es homogéneo a uno declarado con
anterioridad como violatorio de un derecho fundamental, y
b) ordenar a la otra parte que deje de llevarlo a cabo.
Ambos aspectos deben quedar claramente establecidos en la decisión
del juez. Sobre este tema, el Código Procesal Constitucional (artículo 60º)
establece:
“La decisión que declara la homogeneidad amplía el ámbito de pro-
tección del amparo, incorporando y ordenando la represión del acto
represivo sobreviviente”.
Los alcances de la primera sentencia, por lo tanto, se extienden al acto
considerado como homogéneo. Esto incluye todas las medidas coercitivas
previstas para hacer cumplir la sentencia original.

7.6 Efectos inmediatos de la decisión


La sentencia en los procesos de tutela de derechos fundamentales
debe ser actuada en forma inmediata, lo que es acorde con la protección
judicial rápida y efectiva que debe existir en materia de amenaza o vio-
lación de estos derechos, sin perjuicio de que se interponga un recurso
de apelación. Esta opción ha sido acogida por el artículo 22º del Código
Procesal Constitucional.
En el caso de la represión de actos lesivos homogéneos, en tanto
busca hacer frente a un acto contrario a los derechos fundamentales, co-
rresponde aplicar similar criterio, por lo que la decisión que declara que
existe un acto homogéneo debe tener efectos inmediatos, sin perjuicio
de que sea apelada. Esta opción ha sido acogida por el artículo 60º del
Código, al establecer que
“La decisión (sobre la represión de actos lesivos homogéneos) tiene
efectos inmediatos sin perjuicio de que sea apelada”.

46644
La Sentencia Constitucional en el Perú

7.7 Recursos de impugnación


A fin de garantizar la pluralidad de instancias y en atención al con-
tenido de la decisión, que implica condenar a una persona a realizar una
prestación de dar, hacer o no hacer, debe establecerse la posibilidad de
impugnar la resolución que declara fundada la petición de represión de
actos lesivos homogéneos
El Código Procesal Constitucional acoge esta opción en su artículo 60º
y establece que “la resolución es apelable sin efecto suspensivo”.

7.8 Competencia del Tribunal Constitucional


Corresponde ahora analizar si el Tribunal Constitucional debe asumir
competencia, como instancia de revisión, de los pedidos de represión de
actos lesivos homogéneos. El Código no ha precisado este tema, y en la
jurisprudencia del Tribunal no existe una posición al respecto.
Al respecto caben dos posibilidades: aceptarla o negarla.

a) Alternativa 1: Negar la competencia


La opción por negar la competencia del Tribunal Constitucional para
conocer en revisión las resoluciones sobre represión de actos lesivos homo-
géneos puede sustentarse en los fundamentos de este mecanismo, explica-
dos anteriormente, cual es evitar acudir a un nuevo proceso constitucional,
a fin de no atravesar por varias instancias, incluido el Tribunal Constitu-
cional, para obtener la tutela de derechos frente a un acto homogéneo. En
este sentido, reconocer la competencia del Tribunal implicaría que la re-
presión de actos homogéneos se asimile a un proceso constitucional, en lo
que se refiere al número de instancias que intervienen.
Asimismo, un argumento contrario a esta competencia podría ser que
no ha sido expresamente consagrada en el artículo 202º inciso 2º de la
Constitución.

b) Alternativa 2: Aceptar la competencia


Esta opción puede sustentarse en la necesidad de que el Tribunal Cons-
titucional verifique si sus sentencias son incumplidas a través de nuevos
actos homogéneos. En este sentido, la competencia asignada por el artículo
202º inciso 2º de la Constitución respecto a los procesos de tutela de dere-
chos fundamentales podría extenderse a la verificación del cumplimiento
de las sentencias en sus propios términos –aspecto desarrollado en la pri-
mera parte de este trabajo-, así como a la verificación de la existencia de

465
Actos Lesivos Homogeneos

actos lesivos homogéneos a aquellos que fueron declarados contrarios a


los derechos fundamentales.
En tanto la competencia del Tribunal estaría sustentada en la necesidad
de verificar que sus fallos sean estrictamente observados, la misma es-
taría limitada a la represión de actos homogéneos relacionados con los
casos que han sido de su conocimiento y sobre los que ha emitido un
pronunciamiento sobre el fondo. Sólo sobre estos casos el Tribunal se
encontraría en capacidad de evaluar la homogeneidad entre lo decidido
en sus fallos y el nuevo acto.
La vía procesal para que la revisión de la decisión del Poder Judicial so-
bre represión de actos lesivos homogéneos suba a conocimiento del Tribu-
nal Constitucional lo constituye el recurso de agravio constitucional, que
se presentaría contra la decisión de segunda instancia que declaró impro-
cedente la solicitud de represión de actos homogéneos.
En cuanto a los aspectos orgánicos, la revisión tendría que ser vista
por la misma Sala que resolvió la demanda original, o de ser el caso,
el Pleno de la institución. Tendría que definirse si cabe la posibilidad
de una audiencia.
Por último, la decisión final tendría que ser una resolución por
medio de la cual se califica al nuevo acto como homogéneo a uno an-
terior, extendiéndole los efectos del fallo anterior.

TERCERA PARTE: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES


Definición y fundamento del procedimiento de represión de actos
lesivos homogéneos
1) La represión de actos lesivos homogéneos puede ser definida
como un mecanismo de protección judicial de derechos funda-
mentales frente a actos que presentan características similares
a aquellos que han sido considerados en una sentencia previa
como contrarios a tales derechos. En este sentido, lo resuelto en
un proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales
no agota todos sus efectos con el cumplimiento de lo dispuesto
en la sentencia respectiva, sino que se extiende hacia el futuro,
en la perspectiva de garantizar que no se vuelva a cometer una
afectación similar del mismo derecho.
2) La represión de actos lesivos homogéneos encuentra su sustento
en la necesidad de garantizar la obligatoriedad de las sentencias
ejecutoriadas y evitar el inicio de un nuevo proceso constitucional

646664
La Sentencia Constitucional en el Perú

frente a actos que de forma previa han sido analizados y califica-


dos como lesivos de derechos fundamentales.

Estado de la cuestión a nivel normativo y jurisprudencial


3) A nivel normativo, la institución de la represión de los actos lesivos
homogéneos ha sido recogida en el artículo 60º del Código Procesal
Constitucional (en vigencia desde el 1 de diciembre del 2004). Esta
norma establece, entre otros aspectos, el trámite a seguir para so-
licitar la represión y los efectos de la decisión que se adopte, pero
se requieren precisiones sobre temas adicionales, las que deben ser
realizadas a nivel legislativo y/o jurisprudencial.
4) En la jurisprudencia del Tribunal Constitucional encontramos
algunas decisiones en las que se ha hecho referencia a la repre-
sión de actos lesivos homogéneos, tanto a nivel de sentencias
como de autos de improcedencia.
5) Asimismo, existe una tendencia del Tribunal Constitucional en ad-
mitir los recursos de queja que se presenten contra las resoluciones
denegatorias de los recursos de agravio constitucional interpuestos
contra las resoluciones que deniegan los pedidos de represión de ac-
tos lesivos homogéneos. Dependiendo de la decisión que adopte el
Tribunal sobre su competencia sobre tales pedidos, esta tendencia se
mantendrá o modificará.

Contenido de la sentencia que declara fundada una demanda


y su relación con la represión de actos lesivos homogéneos
6) El contenido de una sentencia resulta de especial importancia para
la represión de actos lesivos homogéneos prevista en el artículo 60º
del Código Procesal Constitucional. Sólo si la sentencia final esta-
blece de forma clara el acto lesivo que ha sido considerado como
atentatorio de un derecho fundamental, se podrá identificar en for-
ma rápida y sencilla si el mismo acto ha vuelto a llevarse a cabo. Por
el contrario, si el acto lesivo no queda claramente determinado en la
sentencia, en el caso que se produzca un acto similar se presentará
una dificultad para delimitar si existe homogeneidad entre el acto
lesivo anterior y el nuevo.
7) Para el cumplimiento de las sentencias que se emitan en los proce-
sos constitucionales de tutela de derechos fundamentales, se requiere
que aquellas reúnan un conjunto de requisitos en cuanto a su con-
tenido, de modo tal que se facilite la labor del juez al momento
de ordenar el cumplimiento de lo decidido. Como elementos co-

467
Actos Lesivos Homogeneos

munes, toda sentencia debe precisar en su parte resolutiva lo siguien-


te: a) el derecho identificado como amenazado o vulnerado, b) el acto
(acción u omisión) considerado como lesivo del derecho invocado, c)
el acto concreto que corresponde ser llevado a cabo por la autoridad
demandada a fin de garantizar el derecho amenazado o vulnerado, d)
la autoridad a la que corresponde llevar a cabo el mandato ordenado
por el juez, sala o tribunal, e) el plazo en el que corresponde llevar a
cabo el acto concreto a favor del derecho amenazado o vulnerado, f) las
medidas coercitivas a aplicar en caso de incumplimiento de lo ordena-
do en la sentencia, y g) de ser el caso, la información que los juzgados
de ejecución deben remitir al Tribunal Constitucional, a efectos de su-
pervisar el cumplimiento de sus sentencias.
8) En términos generales, las sentencias del Tribunal Constitucional no
presentan una redacción común en la parte resolutiva de aquellos fa-
llos que declaran fundada la demanda, y en ellas no siempre se men-
cionan todos los aspectos que debería contener una sentencia, como
el plazo en el que debería ejecutarse la medida que protege el derecho
amenazado y vulnerado, o la medida coercitiva a aplicar ante un su-
puesto de incumplimiento. Esta situación puede limitar la eficacia de
la represión de los actos lesivos homogéneos que se produzcan con
posterioridad a la sentencia.

Presupuestos para conocer un pedido de represión de actos lesivos


homogéneos
9) Para que se pueda presentar un pedido de represión de actos lesivos
homogéneos deben existir dos presupuestos. En primer lugar, debe
existir una sentencia ejecutoriada previa a favor del demandante en
un proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales. En
segundo lugar, debe haberse procedido con cumplir lo ordenado en
la sentencia de condena.

Criterios para identificar un acto lesivo homogéneo


10) Para analizar si se está frente a un acto lesivo homogéneo deberá eva-
luarse la existencia de determinados elementos subjetivos y objetivos,
el momento en que se produce el nuevo acto y su carácter manifiesto.
Se trata de criterios generales, que corresponderán ser aplicados y
verificados tomando en consideración las particularidades de cada
caso que se presente.
11) En cuanto a los elementos subjetivos, deberá evaluarse en primer lu-
gar si el nuevo acto lesivo afecta a la misma persona que presentó la

846684
La Sentencia Constitucional en el Perú

demanda original que dio lugar al proceso constitucional y a la res-


pectiva sentencia previa, siendo necesario estar atento a las particu-
laridades que podrían presentarse en el caso de los derechos difusos,
derechos colectivos y derechos individuales homogéneos. En este
sentido, la represión de actos lesivos homogéneos puede ser invoca-
da: a) por cualquier persona en el caso de los derechos difusos, b) por
cualquier integrante del grupo en el caso de los derechos colectivos, y
c) por cualquier persona que se encuentre en una situación igual a la
considerada como un estado de cosas inconstitucional, en el caso de
los derechos individuales homogéneos.
12) El segundo elemento subjetivo que debe ser evaluado se relaciona
con el origen o la fuente del acto respecto al cual se pide la represión
por considerársele como homogéneo a uno anterior. En este sentido,
el nuevo acto lesivo debe ser llevado a cabo por la misma entidad, au-
toridad, funcionario o persona que fue obligada a dar, hacer o dejar
de hacer algo a través de la sentencia de condena establecida en un
proceso constitucional.
13) Luego de haber evaluado los elementos subjetivos, corresponde
analizar si el acto invocado como homogéneo presenta similares
características respecto de aquél que dio lugar a la sentencia del
proceso constitucional. A nivel normativo, el Código Procesal
Constitucional ha hecho referencia a este criterio en el artículo 60º,
en tanto señala que el acto lesivo debe ser “sustancialmente homogé-
neo” al declarado lesivo.
14) El carácter homogéneo del nuevo acto lesivo debe ser manifiesto, es
decir, no debe existir dudas sobre la homogeneidad entre el acto an-
terior y el nuevo.
15) En cuanto al tiempo durante el cual debería producirse el acto lesivo
homogéneo para proceder a solicitar su represión, ni el Código Pro-
cesal Constitucional ni la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
se pronuncian al respecto, por lo que surge la duda sobre si debe esta-
blecerse un plazo máximo durante el cual debería producirse el acto
homogéneo, a fin de proceder con el trámite previsto en el artículo
60º del Código, o si, por el contrario, no existe un plazo al respecto.

Relación y diferencia con otras instituciones procesales


16) Existen instituciones procesales que se relacionan con la represión de
actos lesivos homogéneos, tales como la sentencia estimatoria ante el
cese o irreparabilidad del acto lesivo y la técnica del estado de cosas incons-

469
Actos Lesivos Homogeneos

titucional. Pero asimismo, hay otras con las que presenta diferencias,
como la denominada sentencia ampliatoria.
17) La decisión de un juez de declarar fundada una demanda respecto a
un acto lesivo que ha cesado o devenido en irreparable, en aplicación
del segundo párrafo del artículo 1º del Código Procesal Constitucional,
contiene un mandato para que el mismo acto no se repita en el futuro,
siendo el objetivo de la sentencia prevenir la realización de un acto
lesivo homogéneo. Si dicho acto ocurriese, correspondería aplicar el
procedimiento de represión previsto en el artículo 60º del mismo Có-
digo. La primera sentencia servirá de parámetro para evaluar si el acto
que se produce con posterioridad es homogéneo.
18) Si como consecuencia de declarar una determinada situación como
un estado de cosas inconstitucional, las autoridades competentes se
ven obligadas por la sentencia respectiva a adoptar medidas orien-
tadas a proteger los derechos afectados, en caso esto no ocurra se
estará ante un supuesto de incumplimiento de la sentencia consti-
tucional, ante lo cual corresponde aplicar las medidas coercitivas
necesarias para alcanzar el cumplimiento de lo ordenado en el fa-
llo. En el supuesto que la declaratoria del estado de cosas inconstitu-
cional implique que las autoridades no lleven a cabo determinadas
acciones, por considerarse contrarias a los derechos fundamenta-
les, si han dejado de realizarse (en cumplimiento de la sentencia)
pero luego se vuelven a reiterar respecto a personas que no parti-
ciparon en el proceso que dio lugar a la declaratoria del estado de
cosas, éstas se encuentran habilitadas para acudir a la represión de
actos lesivos homogéneos.
19) La sentencia ampliatoria y la represión de actos lesivos homogéneos
tienen finalidades diferentes. Por un lado, la sentencia ampliatoria,
tal como se encuentra prevista en el artículo 59º del Código Procesal
Constitucional, busca que el juez, directamente, sustituya la conducta
a la que se encontraba obligado el demandado en virtud de una sen-
tencia estimatoria emitida en un proceso constitucional. Se relaciona,
por lo tanto, con el cumplimiento de las sentencias ejecutoriadas. Por
su parte, la represión de actos lesivos homogéneos busca que los efec-
tos de una decisión judicial sobre un determinado acto lesivo, se ex-
tiendan a nuevos actos lesivos producidos con posterioridad al fallo,
siendo necesario para su aplicación el cumplimiento de lo dispuesto
en la sentencia previa.

047704
La Sentencia Constitucional en el Perú

Procedimiento
20) La institución de la represión de actos lesivos homogéneos se encuen-
tra prevista en el artículo 60º del Código Procesal Constitucional, en
el Título correspondiente al proceso de amparo. Sin embargo, pueda
ser empleada en otros procesos constitucionales de tutela de dere-
chos fundamentales y en el proceso de cumplimiento.
21) Tanto el Código Procesal Constitucional como la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional reconocen que son los jueces de ejecución de
los procesos constitucionales los competentes para conocer los pedi-
dos de represión de actos lesivos homogéneos.
22) Dado que su objetivo es evaluar la homogeneidad entre el acto decla-
rado inconstitucional en una sentencia y otro producido con posterio-
ridad a ella, el procedimiento de represión de actos lesivos homogé-
neos debe ser breve y no sujeto a mayores etapas. Básicamente, lo que
corresponde en este procedimiento es poner en conocimiento del juez
el acto considerado como homogéneo, escuchar el punto de vista de
la otra parte y proceder a evaluar si existe homogeneidad.
23) Siendo finalidad de la represión de actos lesivos homogéneos prote-
ger los derechos fundamentales que han vuelto a ser afectados, co-
rresponde al juez: a) determinar si el acto invocado es homogéneo a
uno declarado con anterioridad como violatorio de un derecho fun-
damental, y b) ordenar a la otra parte que deje de llevarlo a cabo. Los
alcances de la primera sentencia, por lo tanto, se extienden al acto
considerado como homogéneo. Esto debe incluir todas las medidas
coercitivas previstas para hacer cumplir la sentencia original.
24) La sentencia en los procesos de tutela de derechos fundamentales
debe ser actuada en forma inmediata, lo que es acorde con la protec-
ción judicial rápida y efectiva que debe existir en materia de amenaza
o violación de estos derechos, sin perjuicio de que se interponga un
recurso de apelación. Esta opción ha sido acogida por el artículo 22º
del Código Procesal Constitucional. En el caso de la represión de ac-
tos lesivos homogéneos, en tanto busca hacer frente a un acto contra-
rio a los derechos fundamentales, corresponde aplicar similar crite-
rio, por lo que la decisión que declara que existe un acto homogéneo
debe tener efectos inmediatos, sin perjuicio de que sea apelada. Esta
opción ha sido acogida por el artículo 60º del mencionado Código.
25) A fin de garantizar la pluralidad de instancias y en atención al con-
tenido de la decisión, que implica condenar a una persona a realizar
una prestación de dar, hacer o no hacer, debe establecerse la posibi-

471
Actos Lesivos Homogeneos

lidad de impugnar la resolución que declara fundada la petición de


represión de actos lesivos homogéneos. El Código Procesal Constitu-
cional acoge esta opción en su artículo 60º.
26) Se debe determinar si debe existir un plazo para presentar la so-
licitud de represión de actos lesivos homogéneos, tema sobre el
cual el Código Procesal Constitucional no se pronuncia. Tampoco
lo ha hecho el Tribunal Constitucional. Al respecto corresponde
determinar: a) si debe existir un plazo para presentar la solicitud
respectiva, b) en caso afirmativo, si ese plazo debe estar previs-
to en el Código Procesal Constitucional o puede ser establecido –
transitoriamente- a través de la jurisprudencia. Asimismo, deberá
determinarse qué posición deben asumir los jueces sobre este tema
mientras no exista una definición sobre los aspectos que han sido
mencionados en esta sección.
27) Se debe determinar si el Tribunal Constitucional es una instancia de
revisión de los pedidos de represión de actos lesivos homogéneos. Al
respecto caben dos posibilidades: aceptar o negar esta competencia.
En cada caso, deberá realizarse una interpretación del artículo 202º
inciso 2º de la Constitución, en el que se establece cuáles son las com-
petencias de la institución sobre los procesos de tutela de derechos
fundamentales.

Anexos: (Incluidos en el CD)


- Jurisprudencia constitucional
STC 4878-2008-PA
• (Caso Viuda de Mariátegui e Hijos S. A.)
STC 5287-2008-PA
• (Caso Mario Lovón Ruiz-Caro)

247724
V Addenda: Sentencias Constitucionales
Relevantes
474

Estructura de la Sentencia Constitucional


Exp. Nº 0024-2003-AI [Acción de Inconstitucionalidad promovida por la
Municipalidad Distrital de Lurín].
Fecha de Resolución: 10 de octubre de 2005
Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 31 de octubre de 2005

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 10 días del mes de octubre de 2005, el Tribunal Constitu-
cional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistra-
dos Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Ojeda, García Toma,
Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por la Municipalidad
Distrital de Lurín contra de la Municipalidad Provincial de Huarochirí y
la Municipalidad Distrital de Santo Domingo de Los Olleros, con el objeto
que se disponga que corresponde al Poder Ejecutivo la atribución de pro-
poner la demarcación territorial y al Congreso aprobar la misma.

  ANTECEDENTES
Con fecha 27 de noviembre de 2003, la municipalidad recurrente, re-
presentada por su Alcalde, don José Luis Ayllón Mini, interpone demanda
de inconstitucionalidad contra la Municipalidad Provincial de Huarochirí
y la Municipalidad Distrital de Santo Domingo de Los Olleros, con el obje-
to que se declare que a quien le compete aprobar o modificar la demarca-
ción territorial es al Congreso de la República, conforme a la propuesta que
alcance el Poder Ejecutivo, con lo que dicha atribución en modo alguno
les corresponde a las emplazadas; en consecuencia, solicita que se declare
nula la Ordenanza Municipal N.° 000011 aprobada en Sesión Ordinaria de
Concejo de fecha 27 de agosto de 2003, mediante la cual se dispuso ratificar
en todos sus extremos el ordenamiento territorial del Distrito de Santo Do-
mingo de Los Olleros, conforme a la Descripción de Linderos y Medidas
Perimétricas y el Cuadro de Datos Técnicos y Coordenadas Poligonales

475
Sentencias Constitucionales

expresadas en la Memoria Descriptiva aprobada por Acuerdo de Concejo


N.° 009-2000-MDSDLO, del 21 de diciembre de 2000, y ratificado por Or-
denanza N.° 004-2003-MDSDO, del 31 de mayo de 2003. 
Sostiene que la Ordenanza impugnada persigue de manera maliciosa
y encubierta aprobar la demarcación territorial del Distrito de Santo Do-
mingo de Los Olleros, puesto que ni la Constitución ni la Ley Orgánica de
Municipalidades establecen a favor de estas últimas la facultad de fijar su
ordenamiento territorial o determinar sus límites, dado que, conforme al
inciso 7) del artículo 102° de la Constitución, es atribución del Congreso
aprobar la demarcación territorial que proponga el Poder Ejecutivo. Asi-
mismo que, si bien corresponde a las municipalidades aprobar el Plan de
Acondicionamiento Territorial en el ámbito provincial, ello no autoriza a
que se aprueben los límites del Distrito de Santo Domingo de Los Olleros
en desmedro del Distrito de Lurín; de otro lado, expone que la Ordenanza
bajo comentario parte de una premisa inválida, pues señala que el Distrito
de Santo Domingo de Los Olleros fue creado por Ley del 4 de agosto de
1821 y está ubicado en la jurisdicción territorial de la Provincia de Hua-
rochirí, lo que es falso pues dicha ley no creó el precitado distrito; añade,
además, que este distrito carece de ley de creación y que lo que se pretende
es aprobar fraudulentamente sus límites, cercenando el 60% del área total
de la zona este del Distrito de Lurín.
La Municipalidad Provincial de Huarochirí contesta la demanda a tra-
vés de su Procurador Público, exponiendo que la Ordenanza N.° 000011 se
limitó a ratificar el ordenamiento territorial del Distrito de Santo Domingo
de Los Olleros de la Provincia de Huarochirí, con la descripción de los
linderos y medidas perimétricas que fueron aprobados por Acuerdo de
Concejo N.° 0009-2000-MDSDLO del 21 de diciembre de 2000 y ratificado
por Ordenanza N.° 04-2003-MDSDLO del 31 de mayo de 2003, con lo que
dicha norma ha sido dictada con arreglo a lo establecido en los artículos
40º y 79º de la Ley N.° 27972, Orgánica de Municipalidades, para lograr el
ordenamiento del distrito y sin modificar la demarcación territorial, puesto
que su territorio ya estaba delimitado. Añade que para evitar conflictos
territoriales el 25 de julio de 2002 se publicó en el diario oficial la Ley N.°
27795, mientras que el 24 de febrero de 2003 se expidió su Reglamento, en
la que se establece el procedimiento para los casos de conflicto territorial,
siendo competente para resolver los mismos la Dirección Nacional Técnica
de Demarcación Territorial de la Presidencia del Consejo de Ministros y,
agotado el procedimiento antes anotado, recién se puede recurrir al Tribu-
nal Constitucional para interponer demanda de conflicto de competencia,
con lo que la accionante no ha agotado la vía administrativa pertinente.

647764
La Sentencia Constitucional en el Perú

  Por su parte, la Municipalidad Distrital de Santo Domingo de Los


Olleros solicita que la demanda sea declarada infundada, en atención a
lo previsto en el artículo 79º de la Ley Orgánica de Municipalidades, que
establece que los gobiernos locales tienen facultades de organización sobre
su espacio físico y el uso del suelo, para lo cual deben aprobar un plan de
acondicionamiento territorial, por lo que considera que no hay exceso en el
ejercicio de las atribuciones como se expone en la demanda.

  FUNDAMENTOS
Consideraciones previas
 El Tribunal Constitucional, en aras de optimizar el despliegue y de-
sarrollo de su actividad jurisdiccional, estima pertinente, antes de pro-
nunciarse sobre la demanda de autos, precisar la estructuración interna
y alcances de sus sentencias. Entonces, en lo que sigue, se determinará
la naturaleza y forma de aplicación de sus precedentes vinculantes; las
condiciones y efectos del cambio del precedente vinculante; y la utili-
zación del precedente como forma de cubrir una laguna. Asimismo, se
explicará, in genere, los efectos en el tiempo de las sentencias constitu-
cionales en general.

Las sentencias en materia constitucional


Estas aluden a aquellos actos procesales emanados de un órgano adscri-
to a la jurisdicción especializada, mediante las cuales se pone fin a una litis
cuya tipología se deriva de alguno de los procesos previstos en el Código
Procesal Constitucional. Así, en los casos de los procesos de hábeas corpus,
amparo, hábeas data y cumplimiento, el fin de su expedición apunta a pro-
teger los derechos constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior
a la violación o amenaza de violación de un derecho constitucional, o dis-
poniendo el cumplimiento de un mandato legal o de un acto administra-
tivo; en los casos de los procesos de acción popular e inconstitucionalidad
su finalidad es la defensa de la Constitución frente a infracciones contra
su jerarquía normativa; mientras que en los procesos competenciales tiene
por objeto resolver los conflictos que se susciten sobre las competencias o
atribuciones asignadas directamente por la Constitución o la leyes orgáni-
cas que delimitan los ámbitos propios de los poderes del Estado, los órga-
nos constitucionales, los gobiernos regionales o municipales.
 En suma, permiten cautelar la supremacía jerárquica de la Constitu-
ción y la vigencia plena de los derechos fundamentales de la persona. Por
ende, rebasan con largueza la satisfacción de un interés particular o de

477
Sentencias Constitucionales

beneficio de un grupo, ya que teleológicamente resguardan los principios


y valores contenidos en la Constitución, que, por tales, alcanzan a la totali-
dad de los miembros de la colectividad política.
Para el cumplimiento de dicho cometido, el Tribunal Constitucional
considera necesario estipular que la estructura interna de sus decisiones se
compone de los siguientes elementos: la razón declarativa-axiológica, la ra-
zón suficiente (ratio decidendi) la razón subsidiaria o accidental (obiter dicta),
la invocación preceptiva y la decisión o fallo constitucional (decisum).

  Al respecto, veamos lo siguiente:


 La razón declarativa-axiológica es aquella parte de la sentencia constitu-
cional que ofrece reflexiones referidas a los valores y principios políticos con-
tenidos en las normas declarativas y telológicas insertas en la Constitución.  
En ese sentido, implica el conjunto de juicios de valor concomitantes a
la interpretación y aplicación de las normas técnicas y prescriptivas de la
Constitución, que permiten justificar una determinada opción escogitada
por el Colegiado. Ello a efectos de consolidar la ideología, la doctrina y
hasta el programa político establecido en el texto supra. 
La razón suficiente expone una formulación general del principio o re-
gla jurídica que se constituye en la base de la decisión específica, precisa o
precisable, que adopta el Tribunal Constitucional.  
En efecto, esta se constituye en aquella consideración determinante que
el Tribunal Constitucional ofrece para decidir estimativa o desestimativa-
mente una causa de naturaleza constitucional; vale decir, es la regla o prin-
cipio que el Colegiado establece y precisa como indispensable y, por ende,
como justificante para resolver la litis.  
Se trata, en consecuencia, del fundamento directo de la decisión; que,
por tal, eventualmente puede manifestar la basa, base o puntal de un pre-
cedente vinculante. 
La razón suficiente (la regla o principio recogida como fundamento)
puede encontrarse expresamente formulada en la sentencia o puede ser
inferida por la vía del análisis de la decisión adoptada, las situaciones fác-
ticas y el contenido de las consideraciones argumentativas. 
La razón subsidiaria o accidental es aquella parte de la sentencia que
ofrece reflexiones, acotaciones o apostillas jurídicas marginales o aleato-
rias que, no siendo imprescindibles para fundamentar la decisión adopta-
da por el Tribunal Constitucional, se justifican por razones pedagógicas u
orientativas, según sea el caso en donde se formulan. 

847784
La Sentencia Constitucional en el Perú

Dicha razón coadyuva in genere para proponer respuestas a los distin-


tos aspectos problemáticos que comprende la materia jurídica objeto de
examen. Ergo expone una visión mas allá del caso específico; por ende, una
óptica global acerca de las aristas de dicha materia.  
En efecto, en algunas circunstancias la razón subsidiaria o accidental
aparece en las denominadas sentencias instructivas, las cuales se caracteri-
zan por realizar, a partir del caso concreto, un amplio desarrollo doctrina-
rio de la figura o institución jurídica que cobija el caso objeto de examen de
constitucionalidad. La finalidad de estas sentencias es orientar la labor de
los operadores del derecho mediante la manifestación de criterios que pue-
den ser utilizados en la interpretación jurisdiccional que estos realicen en
los procesos a su cargo; amén de contribuir a que los ciudadanos puedan
conocer y ejercitar de la manera más óptima sus derechos. 
Al respecto, son ilustrativas las sentencias de los casos Eleobina Aponte
Chuquihuanca [Expediente N.º 2663-2003-HC/TC] y Taj Mahal Discote-
que [Expediente N.º 3283-2003-AA/TC]. 
En la primera de las citadas, de manera pedagógica se precisaron los
alcances de los diferentes tipos de hábeas corpus; en tanto que en la segun-
da se determinó académicamente la procedencia o improcedencia de una
acción de garantía con sujeción al tiempo de realización de los actos que
requieren tutela constitucional. 
Asimismo, el Tribunal Constitucional emplea la razón subsidiaria o ac-
cidental en aquellas circunstancias en donde, a través del proceso de cono-
cimiento de una determinada materia constitucional, establece un criterio
pro persuasivo o admonitorio sobre posibles determinaciones futuras en
relación a dicha materia. 
Este pronunciamiento, a modo de dicta, permite a los operadores juris-
diccionales y a los justiciables “predecir” o “pronosticar” la futura manera
de resolver aquella cuestión hipotética conexa al caso en donde aparece
manifestada. 
Como bien expone Ana Magatoni Kerpel [El precedente constitucional en
el sistema judicial norteamericano. Madrid: Mc Graw Hill, 2001, pág. 82] esta
dicta tiene fuerza persuasiva. 
Dicho “vigor convincente”, en razón del rango jerárquico de la au-
toridad que la emite, auspicia que se garantice que en el futuro las de-
cisiones de los órganos jurisdiccionales jerárquicamente inferiores no
sean revocadas; o que los justiciables puedan preveer las consecuencias
de determinadas conductas dentro del marco de una eventual litis de
naturaleza constitucional. 

479
Sentencias Constitucionales

Al respecto, puede citarse la sentencia del caso Eusebio Llanos Huasco


[Expediente N.º 976-2001-AA/TC], en donde se expusieron las considera-
ciones del Tribunal Constitucional relacionadas con las modalidades de
despido laboral que generarían readmisión en el empleo.  
La invocación preceptiva es aquella parte de la sentencia en donde se
consignan las normas del bloque de constitucionalidad utilizadas e inter-
pretadas, para la estimación o desestimación de la petición planteada en
una proceso constitucional. 
La decisión o fallo constitucional es la parte final de la sentencia
constitucional que, de conformidad con los juicios establecidos a tra-
vés de la razón declarativa-axiológica, la razón suficiente, la invocación
normativa y, eventualmente, hasta en la razón subsidiaria u occidental,
precisa las consecuencias jurídicas establecidas para el caso objeto de
examen constitucional.  
En puridad, la decisión o fallo constitucional se refiere simultáneamen-
te al acto de decidir y al contenido de la decisión. 
El acto de decidir se encuentra justificado cuando se expone dentro
de las competencias asignadas al Tribunal Constitucional; mientras que el
contenido de la decisión está justificado cuando se deriva lógica y axiológi-
camente de los alcances técnicos y preceptivos de una norma perteneciente
al bloque de constitucionalidad y de la descripción de ciertos hechos con-
signados y acreditados en el proceso constitucional. 
En suma, la decisión o fallo constitucional constituye el pronunciamien-
to expreso y preciso, por medio del cual el Tribunal Constitucional estima
o desestima el petitorio de una demanda de naturaleza constitucional. En
ese contexto, en dicha decisión puede surgir una exhortación vinculante o
persuasiva conforme a cánones establecidos en el caso Edgar Villanueva
N. y 64 Congresistas de la República [Expediente N.º 0006-2003-AI/TC]. 

La jurisprudencia constitucional: el precedente constitucional


vinculante
La noción jurisprudencia constitucional se refiere al conjunto de de-
cisiones o fallos constitucionales emanados del Tribunal Constitucio-
nal, expedidos a efectos de defender la superlegalidad, jerarquía, con-
tenido y cabal cumplimiento de las normas pertenecientes al bloque de
constitucionalidad.
En ese orden de ideas, el precedente constitucional vinculante es aque-
lla regla jurídica expuesta en un caso particular y concreto que el Tribunal
Constitucional decide establecer como regla general; y, que, por ende, de-

048804
La Sentencia Constitucional en el Perú

viene en parámetro normativo para la resolución de futuros procesos de


naturaleza homóloga.
El precedente constitucional tiene por su condición de tal efectos simi-
lares a una ley. Es decir, la regla general externalizada como precedente
a partir de un caso concreto se convierte en una regla preceptiva común
que alcanzar a todos los justiciables y que es oponible frente a los po-
deres públicos.
En puridad, la fijación de un precedente constitucional significa que
ante la existencia de una sentencia con unos específicos fundamentos o
argumentos y una decisión en un determinado sentido, será obligatorio re-
solver los futuros casos semejantes según los términos de dicha sentencia.
La competencia del Tribunal Constitucional para determinar un pre-
cedente vinculante se encuentra sustentada en el Artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, el cual preceptúa que “(...)
las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de
cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la
sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo. Cuando el Tri-
bunal Constitucional resuelva apartándose del precedente, debe expresar
los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y las
razones por las cuales se aparta del precedente”.

  Condiciones del uso del precedente constitucional vinculante


  La naturaleza del precedente tiene una connotación binaria. Por un
lado, aparece como una herramienta técnica que facilita la ordenación y
coherencia de la jurisprudencia; y, por otro, expone el poder normativo
del Tribunal Constitucional dentro del marco de la Constitución, el Código
Procesal Constitucional y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
 En ese contexto, el uso del precedente se sustenta en las condiciones
siguientes:

a) Existencia de relación entre caso y precedente vinculante


En ese sentido, la regla que con efecto normativo el Tribunal Consti-
tucional decide externalizar como vinculante, debe ser necesaria para la
solución del caso planteado.
El Tribunal Constitucional no debe fijar una regla so pretexto de solu-
ción de un caso, si en realidad esta no se encuentra ligada directamente con
la solución del mismo.
 b) Decisión del Tribunal Constitucional con autoridad de cosa juzgada.

481
Sentencias Constitucionales

La decisión del Tribunal Constitucional de establecer que un caso con-


tiene reglas que se proyectan para el futuro como precedente vinculante se
encuentra sujeta a que exista una decisión final; vale decir, que haya puesto
fin al proceso.
Más aún, dicha decisión final debe concluir con un pronunciamiento
sobre el fondo; es decir, estimándose o desestimándose la demanda.
La consagración de la cosa juzgada comporta que la decisión devenga
en irrevocable e inmutable.
 El establecimiento de un precedente vinculante no debe afectar el prin-
cipio de respeto a lo ya decidido o resuelto con anterioridad a la expedi-
ción de la sentencia que contiene un precedente vinculante; vale decir, no
debe afectar las situaciones jurídicas que gocen de la protección de la cosa
juzgada. Por ende, no puede impedir el derecho de ejecución de las sen-
tencias firmes, la intangibilidad de lo ya resuelto y la inalterabilidad de lo
ejecutado jurisdicionalmente.
 Dicha restricción también opera en el caso que el Tribunal Constitu-
cional, al amparo de lo previsto en la parte in fine del artículo VII del Titulo
Preliminar del Código Procesal Constitucional, resuelva apartarse de un
precedente y sustituirlo por otro. 
Lo anteriormente expuesto debe ser concordado con lo previsto en
los artículos 74° y 103° de la Constitución, y 83° del Código Procesal
Constitucional, cuando de por medio existe una declaración de in-
constitucionalidad. 

El cambio de precedente vinculante


 La competencia para el apartamiento y sustitución de un precedente
vinculante está sujeta a los tres elementos siguientes: 
a) Expresión de los fundamentos de hecho y derecho que sustentan
dicha decisión.
b) Expresión de la razón declarativa-teológica, razón suficiente e invo-
cación preceptiva en que se sustenta dicha decisión.
c) Determinación de sus efectos en el tiempo.
 Los presupuestos básicos para el establecimiento de un precedente
vinculante
El Tribunal Constitucional estima que dichos presupuestos son los
siguientes:

248824
La Sentencia Constitucional en el Perú

a) Cuando se evidencia que los operadores jurisdiccionales o admi-


nistrativos vienen resolviendo con distintas concepciones o inter-
pretaciones sobre una determinada figura jurídica o frente a una
modalidad o tipo de casos; es decir, cuando se acredita la existencia
de precedentes conflictivos o contradictorios.
b) Cuando se evidencia que los operadores jurisdiccionales o admi-
nistrativos vienen resolviendo en base a una interpretación errónea
de una norma del bloque de constitucionalidad; lo cual, a su vez,
genera una indebida aplicación de la misma.
c) Cuando se evidencia la existencia de un vacío normativo.
d) Cuando se evidencia la existencia de una norma carente de inter-
pretación jurisdiccional en sentido lato aplicable a un caso concreto,
y en donde caben varias posibilidades interpretativas.
e) Cuando se evidencia la necesidad de cambiar de precedente
vinculante.
En este supuesto, de conformidad con lo establecido en el Artículo
VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el Tribunal
Constitucional debe obligatoriamente expresar los fundamentos de hecho
y de derecho que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se
aparta del precedente.

El precedente vinculante como forma de cubrir una laguna normativa


 La función integradora del Tribunal Constitucional permite que, a tra-
vés de la constitución de un precedente vinculante, se resuelvan las situa-
ciones derivadas de un vacío normativo.
 En ese orden de ideas, dicha función verificable mediante la expedi-
ción de un precedente vinculante se hace patente cuando, se acredita la
ausencia absoluta de norma; cuando, a pesar de la existencia de prescrip-
ción jurídica, se entiende que esta se ha circunscrito a señalar conceptos o
criterios no determinados en sus particularidades; cuando existe la regu-
lación jurídica de una materia, pero sin que la norma establezca una regla
específica para solucionar un área con conflicto coexistencial; cuando una
norma deviniese en inaplicable por haber abarcado casos o acarrear conse-
cuencias que el legislador histórico no habría establecido de haber conoci-
do aquellas o sospechado estas; cuando dos normas sin referencia mutua
entre sí –es decir en situación de antinomia indirecta– se contradicen en
sus consecuencias jurídicas, haciéndose mutuamente ineficaces; cuando,
debido a nuevas circunstancias, surgiesen cuestiones que el legislador his-
tórico no tuvo oportunidad de prever en la norma, por lo que literalmente

483
Sentencias Constitucionales

no están comprendidas en ella, aunque por su finalidad pudieran estarlo


de haberse conocido anteladamente; y cuando los alcances de una norma
perteneciente al bloque de constitucionalidad no producen en la realidad
efectos jurídicos por razones de ocio legislativo.
En relación con lo anteriormente expuesto, debe precisarse que la
antinomia indirecta se entiende como la coexistencia de dos normas
incompatibles, que tienen la misma validez jerárquica en el tiempo y
en el espacio, pero que inspiran consecuencias jurídicas en fines o cri-
terios ideológicos contrapuestos (interés público y seguridad jurídica
de los particulares, etc.); en tanto que el ocio legislativo aparece como
consecuencia de la omisión, inactividad, inacción o non facere por parte
de un órgano con competencias legislativas, lo que implica el desobe-
decimiento al mandato de una norma perteneciente al bloque de cons-
titucionalidad que hubiese establecido que el goce de un derecho o el
ejercicio de una competencia queda supeditada a la expedición de una
norma reglamentaria. Dicha omisión se constata por el vencimiento del
plazo determinado para legislar complementariamente o por el trans-
curso del plazo razonable para ello.

La aplicación del precedente vinculante


 El uso de los efectos normativos y la obligación de aplicación de un
precedente vinculante depende de: 
a) La existencia de similitudes fácticas entre el caso a resolver y aquél
del que emana el precedente.
b) La existencia de similitudes y diferencias fácticas; las que en el caso
de estas últimas no justifican un trato jurídico distinto. Por ende, es
factible que a través del razonamiento analógico se extienda la regla
del precedente vinculante.

La eficacia prospectiva del precedente vinculante (prospective ove-


rruling) 
El Tribunal Constitucional puede disponer excepcionalmente que la
aplicación del precedente vinculante que cambia o sustituya uno anterior
opere con lapso diferido (vacatio sententiae), a efectos de salvaguardar la
seguridad jurídica o para evitar una injusticia ínsita que podría producirse
por el cambio súbito de la regla vinculante por él establecida, y que ha
sido objeto de cumplimiento y ejecución por parte de los justiciables y los
poderes públicos.

48844
La Sentencia Constitucional en el Perú

 En efecto, la decisión de otorgar expresa y residualmente eficacia


prospectiva es establecida por el Tribunal Constitucional, en aras de
procesar constructiva y prudentemente la situación a veces conflictiva
entre continuidad y cambio en la actividad jurisdiccional de naturale-
za constitucional.
La técnica de la eficacia prospectiva del precedente vinculante se pro-
pone, por un lado, no lesionar el ánimo de fidelidad y respeto que los justi-
ciables y los poderes públicos mostrasen respecto al precedente anterior; y,
por otro, promover las condiciones de adecuación a las reglas contenidas
en el nuevo precedente vinculante.
 Esta decisión de diferir la eficacia del precedente puede justificarse en
situaciones tales como el establecimiento de requisitos no exigidos por el
propio Tribunal con anterioridad al conocimiento y resolución de la causa
en donde se incluye el nuevo precedente; la existencia de situaciones dura-
deras o de trato sucesivo; cuando se establecen situaciones objetivamente
menos beneficiosas para los justiciables, etc.
En atención a lo expuesto, el Tribunal Constitucional, al momento de
cambiar de precedente, optará, según sean las circunstancias, por estable-
cer lo siguiente: 
a) Decisión de cambiar de precedente vinculante ordenando la apli-
cación inmediata de sus efectos, de modo que las reglas serán apli-
cables tanto a los procesos en trámite como a los procesos que se
inician después de establecida dicha decisión.
b) Decisión de cambiar de precedente vinculante, aunque ordenando
que su aplicación será diferida a una fecha posterior a la culmina-
ción de determinadas situaciones materiales. Por ende, no será apli-
cable para aquellas situaciones jurídicas generadas con anterioridad
a la decisión del cambio o a los procesos en trámite.
 Este Colegiado ya ha tenido oportunidad de utilizar la técnica de efica-
cia prospectiva del precedente vinculante en el caso Juan Carlos Callegari
Herazo [Expediente N.º 0090-2004-AA/TC], en donde se estableció con
efecto diferido la aplicación de las nuevas reglas relativas al pase a la situa-
ción de retiro por causal de renovación de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional. Así, en dicho proceso, fijó lo siguiente: “Este Tribunal anuncia
que con posterioridad a la publicación de esta sentencia, los nuevos casos
en que la administración resuelva pasar a oficiales de las Fuerzas Armadas
y Policía Nacional de la situación de actividad a la situación de retiro por
renovación de cuadros, quedarán sujetos a los criterios que a continuación
se exponen: (...)”.

485
Sentencias Constitucionales

 Cabe recordar que sobre dicha materia, la decisión de diferir la aplica-


ción de las nuevas reglas tuvo como justificación el que hasta ese momento
tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional habían declarado
en innumerables sentencias que el pase a la situación de retiro por causal
de renovación estaba sujeto a la regla de discrecionalidad.
En ese contexto, los institutos castrenses, al amparo la sustituida regla,
habían venido efectuando dichos procesos.

  Los efectos de las sentencias constitucionales con o sin precedente


vinculante
De manera genérica, debe precisarse que el cumplimiento y ejecución
de las reglas y decisiones contenidas en las sentencias expedidas por el
Tribunal Constitucional pueden ser observados en función a los efectos
personales o temporales que de ellos se derivan.
 En cuanto a los efectos personales, estos pueden ser directos o indirectos. 
Los efectos directos de la sentencia se producen para las partes vincu-
ladas al proceso constitucional, frente al cual la sentencia expedida pone
fin a la litis.
Los efectos indirectos se producen para la ciudadanía en general y los
poderes públicos. En ese contexto, los citados quedan “atados”, en su com-
portamiento personal o funcional, a las reglas y decisiones que una senten-
cia constitucional declare como precedente vinculante.
En relación a los efectos en el tiempo, estos pueden ser irretroactivos,
retroactivos o de aplicación diferida.
 Como se ha referido anteriormente, la aplicación diferida se determina
en una sentencia con vacatio setentiae; es decir, las consecuencias jurídicas
de una decisión se suspenden durante algún tiempo, atendiendo a la nece-
sidad de preveer las derivaciones políticas, económicas o sociales que ello
alcance. Al respecto, no debe olvidarse que todo Tribunal Constitucional
tiene la obligación de aplicar el principio de previsión mediante el cual se
predetermina la totalidad de las “consecuencias” de sus actos jurisdiccio-
nales. En ese sentido, los actos jurisdiccionales (tras la expedición de una
sentencia) deben contener el augurio, la proyección y el vaticinio de una
“mejor” realidad político-jurídica y la cancelación de un otrora “mal”. En
ese contexto, el efecto diferido evita el hecho de corregir un mal creando
otro mal, el cual es evitable por la vía de la suspensión temporal de los
efectos de una sentencia con precedente vinculante.

648864
La Sentencia Constitucional en el Perú

Los efectos diferidos se manifiestan en los denominadas sentencias ex-


hortativas y en los casos de sentencias con precedente vinculante de efica-
cia diferida (prospective overruling).
Respecto a la aplicación con efectos irretroactivos o retroactivos, cabe
señalar lo siguiente:
a) Las sentencias sobre demandas de inconstitucionalidad, cumpli-
miento y conflictos competenciales, en principio, se aplican con
efectos irretroactivos; esto es, tienen alcances ex nunc. 
b) Las sentencias sobre demandas de hábeas corpus, amparo y hábeas
data se aplican con efectos retroactivos; ya que su objeto es reponer
las cosas al estado anterior a la violación de un derecho constitucio-
nal; es decir, tienen alcances ex tunc.
c) Las sentencias en los casos de procesos de inconstitucionalidad, en
donde se ventile la existencia de violación de los principios consti-
tucionales tributarios contenidos en el artículo 74° del texto supra,
deben contener la determinación sobre sus efectos en el tiempo; e
igual previsión debe efectuarse respecto de las situaciones judicia-
les mientras estuvo en vigencia la norma declarada inconstitucio-
nal. Entonces, cabe la posibilidad de que se establezca la aplicación
del principio de retroactividad. 
En consecuencia puede tener efectos ex tunc. 
Al respecto, cabe recordar la decisión adoptada por el Tribunal Cons-
titucional en relación a la declaración de inconstitucionalidad de los artí-
culos 38.1, 39°, Primera y Segunda Disposición Transitoria de la Ley N.°
27153 [Expediente N.° 009-2001-AI/TC], en donde de manera específica
resolvió lo pertinente a las situaciones jurídico-tributarias producidas
mientras estuvo en vigencia la citada ley.
d) Las sentencias en materia constitucional no conceden dere-
cho a reabrir procesos concluidos en los que se hayan apli-
cado normas declaradas inconstitucionales, salvo en materia
penal o tributaria, conforme a lo dispuesto en los artículos
103° y 74° de la Constitución.
 En ese contexto, éstas pueden tener efectos ex tunc.

  Petitorio de la demanda de inconstitucionalidad


1. Conforme a lo expuesto en el escrito de demanda, la pretensión de
autos es que se determine que ninguna de las municipalidades em-
plazadas es competente para aprobar o modificar su circunscrip-

487
Sentencias Constitucionales

ción territorial, pues esa atribución le corresponde al Congreso de la


República; en consecuencia, la Municipalidad Distrital de Lurín so-
licita que se declare nula la Ordenanza Municipal N.° 000011, apro-
bada en Sesión Ordinaria de Concejo de fecha 27 de agosto de 2003,
mediante la cual se dispuso ratificar, en todos sus extremos, el orde-
namiento territorial del Distrito de Santo Domingo de Los Olleros,
conforme a la Descripción de Linderos y Medidas Perimétricas y el
Cuadro de Datos Técnicos y Coordenadas Poligonales expresadas
en la Memoria Descriptiva aprobada por Acuerdo de Concejo N.°
009-2000-MDSDLO, del 21 de diciembre de 2000, y ratificado por
Ordenanza N.° 004-2003-MDSDO del 31 de mayo de 2003.

  Competencia del Tribunal Constitucional y adecuación del proceso


2. Debe precisarse que, en principio, el Tribunal Constitucional es
competente para conocer de los conflictos de competencia por man-
dato del inciso 3) del artículo 202º de la Constitución; no obstante,
del petitorio de autos se advierte que la materia controvertida guar-
da relación con una competencia o atribución expresada en una
norma con rango de ley, por cuya razón se dispuso que el proceso
de autos sea tramitado como si de una acción de inconstitucionali-
dad se tratara, como se aprecia del contenido de la Resolución del
Tribunal Constitucional de fecha 21 de abril de 2003.
3. Por consiguiente, dado que el Tribunal Constitucional, por manda-
to del artículo 202º, inciso 1) de la Constitución, es competente para
conocer de los procesos de inconstitucionalidad, corresponde que
emita sentencia, por ser ese el estado del proceso.

  La competencia en asuntos de demarcación territorial


4. El artículo 102º de la Constitución expresamente ha regulado, en
su inciso 7), como una de las competencias del Congreso de la Re-
pública, la de aprobar la demarcación territorial que proponga el
Poder Ejecutivo, por lo que ninguna corporación municipal pue-
de pretender ejercer dicha atribución, la que ha sido reservada de
manera excluyente y exclusiva, por el legislador constituyente, al
Poder Legislativo.
5. La Ordenanza impugnada, en su Artículo Primero, expresa que su
objeto es ratificar en todos sus extremos el Ordenamiento Territorial
del Distrito de Santo Domingo de Los Olleros de la Provincia de
Huarochirí; en tal virtud, aparentemente no habría ningún ejercicio

848884
La Sentencia Constitucional en el Perú

irregular o usurpación de funciones por parte de la Municipalidad


Provincial de Huarochirí, la que se habría limitado a reafirmar la
circunscripción territorial que corresponde a la Municipalidad Dis-
trital de Santo Domingo de Los Olleros. Sin embargo, no se aprecia
en autos de dónde provienen los datos que se pretende ratificar,
pues no existe documento que sustente la actuación de la emplaza-
da, esto es, que detalle la circunscripción territorial de la Municipa-
lidad Distrital de Santo Domingo de Los Olleros y, que por tanto,
pueda ser sujeto de “ratificación” en los términos empleados en la
Ordenanza impugnada.
6. Aunque en la Ordenanza se haya hecho referencia al artículo 194º de
la Constitución así como a los artículos II y 79º de la Ley Orgánica de
Municipalidades, Ley N.° 27972, dichas disposiciones no son habili-
tantes para que cualquier corporación municipal pueda realizar labo-
res de delimitación territorial, puesto que ni la autonomía municipal,
ni las acciones de saneamiento y ordenamiento del territorio, ni la
implementación, organización y administración del plan de acondi-
cionamiento territorial, son atribuciones que permitan el desarrollo
de actividades de demarcación territorial. En todo caso, el atributo
de la autonomía previsto en el artículo 194º de la Constitución, debe
ejercerse dentro de la jurisdicción de cada una de las corporaciones
municipales. Paso previo para el ejercicio de tal atribución, obvia-
mente será que se haya determinado la circunscripción territorial que
corresponde a cada gobierno local o regional, para evitar discrepan-
cias o conflictos entre los distintos órganos políticos; caso contrario,
de existir desavenencias entre ellos, estas serán resueltas de confor-
midad con el inciso 7) del artículo 102º de la Constitución.
7. En consecuencia, se advierte que, por vía indirecta, la Municipali-
dad Provincial de Huarochirí trató de realizar lo que en la vía direc-
ta le estaba vedado, esto es, ejercer una potestad reservada para el
Congreso de la República, pretendiendo “ratificar” un ordenamien-
to territorial determinado sin precisar previamente el documento
que señale los límites o linderos de la jurisdicción municipal “ratifi-
cada”, por lo que la demanda debe ser amparada.
 Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad
que le confiere la Constitución Política del Perú

489
Sentencias Constitucionales

  HA RESUELTO 
Declarar FUNDADA la demanda interpuesta; en consecuencia, IN-
CONSTITUCIONAL la Ordenanza Municipal N.° 000011 aprobada por
la Municipalidad Provincial de Huarochirí en Sesión Ordinaria de Concejo
de fecha 27 de agosto de 2003, mediante la cual se dispuso ratificar en todos
sus extremos el ordenamiento territorial del Distrito de Santo Domingo de
Los Olleros. Por tal efecto, decláranse nulos los actos administrativos que
se sustentan en ella o que contravengan la presente sentencia, tales como el
Acuerdo de Concejo N.° 009-2000-MDSDLO del 21 de diciembre de 2000.
 
Publíquese y notifíquese.
 
SS.

ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO

049904

Ejecución de la Sentencia Constitucional


Exp. Nº 4119-2005-AA [Acción de Amparo promovida por Roberto Renato
Bryson Barrenechea contra el Trigésimo Segundo Juzgado Especializado en lo
Civil de Lima].
Fecha de Resolución: 29 de agosto de 2005
Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 09 de noviembre de 2006

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Arequipa, a los 29 días del mes de agosto de 2005, reunido el Tri-
bunal Constitucional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asisten-
cia de los señores magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen,
Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pro-
nuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto adjunto, del
magistrado Vergara Gatelli

I. ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Roberto Renato
Bryson Barrenechea contra la resolución de la Sala de Derecho Constitu-
cional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República, de fojas 31
del segundo cuaderno, su fecha 18 de enero del 2005, que declaró improce-
dente la demanda de amparo de autos.

II. ANTECEDENTES
1. Demanda
Con fecha 23 de abril de 2004, el recurrente interpone demanda de ampa-
ro contra el Trigésimo Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima,
a cargo de la juez Nilda Virginia Yllanes Martínez, con objeto de que se deje
sin efecto la Resolución N.° 9, recaída en el Proceso N.° 48911-03, su fecha 26
de marzo del 2003, obrante a fojas 5 del primer cuaderno, que a su vez deja
sin efecto la Resolución N.° 5, su fecha 26 de marzo del 2003, obrante a fojas
1 del primer cuaderno, donde se le requiere a la demandada Centro Latino-
americano de Asesoría Empresarial S.A. (CLAE) para que pague la suma
ordenada en la sentencia de fecha 27 de diciembre de 1993.

491
Sentencias Constitucionales

Aduce que se ha vulnerado su derecho a la ejecución de resoluciones


judiciales, toda vez que la demandada ha aplicado retroactivamente a su
caso la Ley N.° 26421, que establece, entre otras disposiciones, el orden de
prelación de pago de las obligaciones contraídas por empresas disueltas por
la Corte Suprema de Justicia de la República, estableciendo en el artículo 6.°,
inciso b), la prohibición de persecución de ejecución de sentencias dictadas
contra las empresas mencionadas, supuesto en el que se encuentra el suso-
dicho CLAE. Considera el recurrente que la aplicación de la citada ley a su
caso impide la ejecución de la sentencia dispuesta a su favor contra CLAE.

2. Sentencia de Primer Grado


La Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, con fe-
cha 30 de abril de 2004, rechaza liminarmente la demanda, señalando que
si bien la Ley N.° 26421 se expide cuando ya había sido emitida la senten-
cia de fecha 26 de diciembre de 1993, es recién con la resolución de fecha
29 de diciembre de 2003, obrante a fojas 4 del primer cuaderno, que se le
requiere formalmente a CLAE para que pague la suma adeudada. Aduce
que en esta fecha ya se encontraba en plena vigencia la Ley N.° 26421 y que
el proceso no ha sido irregular.
A fojas 19 del segundo cuaderno, consta el apersonamiento de la Pro-
curadora Pública a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial, quien,
sin embargo, no contesta la demanda, pero da cuenta de que ha sido debi-
damente notificada.
A fojas 24 del segundo cuaderno, consta la opinión del representan-
te del Ministerio Público, quien solicita que la apelada sea confirmada
por la Corte Suprema, pues –según sostiene– la Ley N.° 26421, “por
el contenido de sus normas”, es de naturaleza procesal, y por ello de
aplicación inmediata, agregando que al momento en que el juez de eje-
cución declaró en suspenso la ejecución de la sentencia, la referida ley
se encontraba vigente.

3. Sentencia de Segundo Grado


La Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de
Justicia de la República, mediante resolución de fecha 18 de enero de
2005, obrante a fojas 31 ss. del segundo cuaderno, confirma la apelada
por los mismos fundamentos, añadiendo que no se ha demostrado que
el actor haya utilizado todos los medios impugnatorios contra la reso-
lución cuestionada.

249924
La Sentencia Constitucional en el Perú

III. FUNDAMENTOS
§1. Precisión del petitorio de la demanda
1. El objeto de la presente demanda es que se deje sin efecto la Resolu-
ción N.° 9 y que, en consecuencia, se inaplique el artículo 6.°, inciso
b), de la Ley N.° 26421. Argumenta el recurrente que con la referida
resolución judicial se viola el derecho a la cosa juzgada, reconocido
en el artículo 139.º, inciso 2, de la Constitución, así como el principio
constitucional de la irretroactividad de las leyes, consagrado en el
artículo 103.°.
Aquí interesa la Resolución N.° 9, de fecha 26 de marzo de 2004,
emitida por el 32.° Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, que
declaró sin efecto el requerimiento de pago ordenado contra CLAE
en la sentencia de fecha 27 de diciembre de 2003, emitida por el pro-
pio Juzgado. El fundamento central al emitir dicha decisión es que
“La Resolución N° 5 de fecha 29 de diciembre de 2003, mediante la
cual se requiere a la demandada CLAE cumpla con pagar la suma
ordenada en la sentencia, ha sido dictada en contravención de la
Ley antes citada”, disponiendo además que “el acreedor deman-
dante deberá acogerse al orden de prelación en el cumplimiento de
las obligaciones a cargo de las empresas declaradas en disolución
(entiéndase CLAE) señalados en el artículo 1° de la Ley en mención,
en la forma y con los requisitos que allí se señalan”.
Por su parte, la Ley N.° 26421 establece en su artículo 6.° que “a
partir de la fecha de publicación de la resolución de disolución y
liquidación de las empresas a que se refiere la presente ley, está
prohibido: a) iniciar contra éstas juicios o procedimientos coactivos
para el cobro de sumas a su cargo; b) perseguir la ejecución de sen-
tencias dictadas contra éstas; c) constituir gravámenes sobre alguno
de sus bienes en garantía de las obligaciones que le respetan; d)
hacer pagos adelantados o compensaciones o asumir obligaciones
por cuenta de éstas, con los fondos o bienes que le pertenezcan y se
encuentren en poder de terceros”.

2. De este modo las cuestiones que deben analizarse en el presente caso


son las siguientes:
a) Si la Ley N.° 26421 resulta aplicable al caso de autos. Es decir, si su
aplicación no violenta el principio de prohibición de aplicación re-
troactiva de la Ley, previsto en el artículo 103.° de la Constitución.
b) De resultar aplicable, si sus contenidos resultan compatibles con la

493
Sentencias Constitucionales

Constitución; en concreto, con el principio de cosa juzgada previsto


en el artículo 139.2 de la Constitución.
c) Si la resolución judicial cuestionada, al aplicar la ley al caso materia
de este proceso y dejar en suspenso la ejecución de la sentencia de
la referencia, violó los derechos que alega el recurrente y, en conse-
cuencia, resulta nula.

§2. CUESTIÓN PROCESAL PREVIA


2.1 Rechazo liminar de la demanda
3. Antes de resolver la cuestión de fondo, es necesario analizar un
aspecto procesal que resulta fundamental. Ello en la medida en
que las dos instancias judiciales han rechazado de plano la de-
manda, tras considerar que la Ley N.° 26421 dejaba en suspenso
la sentencia cuya ejecución se solicitaba, mientras que el recu-
rrente ha sostenido que la referida Ley no resultaba aplicable a
su caso, puesto que había sido publicada con posterioridad a que
la sentencia que ordenaba el pago de una suma de dinero a su
favor por parte de CLAE ya había quedado consentida. En con-
secuencia, se debe determinar si la demanda debió admitirse a
trámite y si, al no hacerlo, las instancias judiciales han incurrido
en la causal de nulidad prevista en el artículo 20.º del Código
Procesal Constitucional.
4. Al respecto, la posición del Tribunal Constitucional es que la
aplicación del segundo párrafo del artículo 20.º del Código Pro-
cesal Constitucional; esto es, la anulación de todo lo actuado tras
constatarse que se ha producido un indebido rechazo liminar de
la demanda en las instancias judiciales, sólo podría decretarse
tratándose de la presencia irrefutable de un acto nulo; entendido
como aquel
(...) que, habiendo comprometido seriamente derechos o principios consti-
tucionales, no pueden ser reparados (STC 0569-2003-AC/TC, FJ 4).
5. En este sentido y conforme hemos señalado recientemente en la
sentencia recaída en el Exp. N.° 4587-2004-AA/TC (FJ 15),
La declaración de invalidez de todo lo actuado sólo resulta proce-
dente en aquellos casos en los que el vicio procesal pudiera afectar
derechos constitucionales de alguno de los sujetos que participan
en el proceso. En particular, del emplazado con la demanda, cuya
intervención y defensa pueda haber quedado frustrada como con-
secuencia precisamente del rechazo liminar.

49944
La Sentencia Constitucional en el Perú

6. En el caso de autos, tal afectación no se ha producido, en la medida


en que las partes involucradas, pese al rechazo liminar de la deman-
da por las dos instancias judiciales, han tomado conocimiento del
trámite procesal de la demanda. Tal como consta en autos, a fojas
19, la Procuraduría Pública a cargo de los Asuntos Judiciales del
Poder Judicial se apersona en el proceso mediante escrito de fecha
17 de noviembre del 2004, con lo que se constata objetivamente que
la parte emplazada estuvo en la posibilidad de conocer del proceso
y ejercer su derecho de defensa.
7. De este modo, el Tribunal considera que si bien los jueces de las
instancias precedentes debieron admitir la demanda, al no hacerlo,
no se ha generado un supuesto de nulidad que amerite retrotraer
el estado del proceso a la etapa de su admisión, pues ello podría
resultar más gravoso aún para la parte que ha venido solicitando
tutela urgente de sus derechos a través del proceso de amparo. Esta
postura encuentra fundamento, además, en que en el caso de autos:
a) en primer lugar, se recogen todos los recaudos necesarios para
emitir un pronunciamiento sobre el fondo, y b) el rechazo liminar
de la demanda no ha afectado el derecho de defensa de los empla-
zados, quienes fueron notificados, y si bien no participaron directa-
mente, sí lo hicieron a través del procurador público encargado de
los asuntos judiciales del Poder Judicial.
8. En consecuencia y de conformidad con el tercer párrafo del artículo
III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, la exi-
gencia de las formalidades previstas en dicho Código se debe ade-
cuar a la consecución de los fines de los procesos constitucionales;
es decir, la tutela de la supremacía de la Constitución y la vigencia
efectiva de los derechos fundamentales (artículo II del Título Preli-
minar del Código Procesal Constitucional).
9. Resuelta la cuestión procesal, y antes de ingresar a analizar la preten-
sión de fondo, el Tribunal Constitucional estima pertinente hacer algu-
nas consideraciones sobre el derecho a la ejecución de sentencias.

§3. EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL


10. La ejecución de las sentencias judiciales constituye un asunto me-
dular para la eficacia de los derechos fundamentales en el Estado
constitucional y democrático, pero también para la definición del
poder jurisdiccional de los jueces, como un auténtico poder inde-
pendiente para hacer cumplir la Constitución y las leyes.

495
Sentencias Constitucionales

3.1. Cuestiones generales


11. La ejecución de las sentencias constitucionales está directamente vin-
culada al modelo de organización de la justicia constitucional de un
sistema jurídico determinado, y a las posibilidades, fácticas y jurídi-
cas, de su actuación. Así, en ordenamientos donde el diseño y la orga-
nización de la justicia constitucional están debidamente articulados,
y donde, además, existe una cultura de respeto a las instituciones de-
mocráticas, la ejecución de las sentencias se corresponde con los nive-
les de eficacia que las normas otorgan a las decisiones del máximo in-
térprete de la Constitución. En efecto, parece un hecho incontrastable
que una decisión de la Corte Suprema Norteamericana, del Tribunal
Federal Alemán, de la Corte Italiana o del Tribunal Constitucional
Español, obliga a los poderes públicos de sus países respectivos, sin
que pueda ponerse en cuestión su eficacia.
12. El problema de la ejecución de las sentencias constitucionales
en estos escenarios no es el del mandato que emitan las Cortes o
Tribunales en un caso particular. Es decir, no existe, en términos
generales, un problema de efectividad de la orden concreta que
emana del más alto Tribunal. Como se ha señalado, para el caso
español, “(...) la autoridad del Tribunal induce al cumplimiento.
Ningún poder público desea verse censurado –más allá de la cen-
sura que ya supone una sentencia estimatoria– por el Tribunal
Constitucional por incumplir una sentencia”. En todo caso, las
discusiones académicas y también prácticas, desde luego, surgen
respecto de la forma en que vinculan estas decisiones; su capaci-
dad para producir efectos en las instancias judiciales y, de manera
especial, los contenidos vinculantes de las sentencias. Esto debido
a que las sentencias no sólo comprenden el fallo (o parte disposi-
tiva), sino que lo más trascendente en un Tribunal que suele iden-
tificarse como “supremo intérprete de la Constitución” (art. 1.º de
la LOTC), son precisamente las “interpretaciones” que se ubican
en la parte de la justificación del fallo. Como se observado1, dentro
de la motivación hay que ubicar la denominada ratio decidendi – o
“hilo lógico” del razonamiento de los jueces- , que comprende en
los sistemas del common law tanto el principio de derecho como el
hecho relevante considerado por el Juez (holding), como también
las denominadas obiter dicta o razones subsidiarias. Son las razo-
nes decisivas para el caso las que vinculan, mas no las considera-

1 PEGORARO, Lucio La justicia constitucional. Una perspectiva comparada, Dykinson, Madrid


2004, pág. 112.

649964
La Sentencia Constitucional en el Perú

ciones tangenciales o de aggiornamento (obiter dicta).


13. El problema de la ejecución, sin embargo, no sólo comporta un de-
bate doctrinal, sino también y sobre todo un problema práctico.
Esto es, la capacidad de la corte o el tribunal para poder llevar al
terreno de los hechos la decisión expuesta en términos concretos
en su fallo. Aquí es donde cobra especial relieve el tipo de orga-
nización de la justicia constitucional, al punto que hay opiniones
que intentan describir el modelo mismo, a partir precisamente de la
capacidad del Tribunal para ejecutar sus decisiones, abandonando,
de este modo, el criterio tradicional, mediante el cual los modelos,
o estaban más cercanos al modelo kelseniano (modelo concentrado)
o, en todo caso, se ubicaban más próximos al control difuso al estilo
de la Corte Norteamericana.
Esta es la perspectiva que se ha sugerido, concluyéndose2 lo siguiente:
A la luz de estas consideraciones puede ser útil clasificar los diver-
sos sistemas de justicia constitucional en base a las técnicas y mo-
dalidades previstas para garantizar los derechos fundamentales. En
este caso, es oportuno abandonar la tradicional clasificación entre
sistemas difusos y concentrados, distinguiendo entre un modelo
que se propone principalmente depurar los vicios de la ley y garan-
tizar el equilibrio entre los poderes, y un modelo orientado directa-
mente hacia la defensa de los derechos.
14. A partir de esto, resulta fácil persuadirse de que el efecto vinculante
de las decisiones del Tribunal debe predicarse en este contexto, no
sólo como se hacía hasta hace poco, respecto de los efectos anula-
torios o no de las decisiones del máximo Tribunal sobre una ley en
particular, sino también en referencia a las órdenes concretas dicta-
das por él en su rol de controlador de los actos del poder a través de
los procesos constitucionales de la libertad. De este modo, el efecto
vinculante de las decisiones debe generar mecanismos de actuación
autónoma del Tribunal también en fase de ejecución, ya sea a través
de los demás entes de la administración, ya sea a través de la propia
organización judicial o, en su caso, del propio órgano en fase de
ejecución de sus sentencias.
15. La conclusión a la que se arriba en esta dirección sugiere que la
diferencia entre modelos de justicia constitucional ya no hay que
buscarla en aquella clásica distinción estática que identificaba los
2 ROLLA, Giancarlo “El papel de la justicia constitucional en el marco del constitu-
cionalismo contemporáneo”, VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, en
:http://www.associazionedeicostituzionalisti.it/materiali/convegni/mexico200202/rolla.html

497
Sentencias Constitucionales

modelos concentrado o difuso, dependiendo de si el órgano se en-


contraba dentro o fuera del Poder Judicial, ni tampoco en función
de la familia jurídica a que pertenece el sistema en el cual se ejerce
dicho control (civil law o common law), sino más bien en función de
las herramientas con que cuenta la Corte o el Tribunal en la etapa de
actuación de sus propias decisiones.
Esta constatación lleva también a considerar que la organización
jurisdiccional que incorpora dentro del Poder Judicial al órgano de
control de constitucionalidad de las normas y de los actos del po-
der público será siempre más expeditiva y eficaz; pero es también
verdad que nada impide que en los modelos donde la función de
tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales la comparten el
poder judicial con un tribunal autónomo, se establezcan mecanismos
de coordinación para una mejor defensa de los derechos en la fase de
ejecución, generándose una cadena de mandos entre las decisiones
de la máxima instancia jurisdiccional y las instancias judiciales que
actuarán la sentencia en estos casos.
En este nuevo esquema de clasificación de los sistemas de justi-
cia constitucional, unos mejor dotados que otros para afrontar la
tutela de los derechos fundamentales, parece fundamental el es-
tudio de los mecanismos que aseguren la mayor eficacia posible
a las decisiones del Tribunal en el ámbito de su actuación como
“jurisdicción constitucional de la libertad”3.
De este modo, un primer aspecto a tener en cuenta es que los me-
canismos de ejecución de las sentencias constitucionales varían,
tratándose de los procesos de control abstracto, respecto de los me-
canismos que han de ser necesarios en los procesos de tutela de
las libertades. Así, mientras que en el control normativo abstracto
el problema parece ubicarse en el ámbito de la eficacia (temporal,
material, o normativa) de las sentencias estimatorias o desestima-
torias4, en el caso de la tutela de los derechos, el problema suele
presentarse más bien en el plano de los concretos actos dictados
por la Corte o el Tribunal; es decir, se trata aquí del cumplimiento,
en sus mismos términos, de las obligaciones de hacer o no hacer
ordenadas en la sentencia. Veamos entonces los problemas que se
presentan en cada uno de estos supuestos.

3 CAPPELLETTI, M. La jurisdicción constitucional de la libertad, México, 1961.


4 El problema de los efectos vinculantes de las sentencias desestimatorias aún suscita
debates interesantes en la doctrina comparada. Véase al respecto la bibliografía ci-
tada en PEGORARO, ob. Cit. pág. 115.

849984
La Sentencia Constitucional en el Perú

3.2. Problemas de ejecución de las sentencias en los procesos de con-


trol normativo
16. En el proceso de inconstitucionalidad de la ley, la ejecución de la
sentencia no ofrece mayores problemas. El efecto vinculante de las
sentencias a que se refiere el artículo 204.° de la Constitución es, en
este sentido, suficientemente preciso, estableciéndose que “(...) la
sentencia del Tribunal que declara la inconstitucionalidad de una
norma se publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publica-
ción, dicha norma queda sin efecto”. Menos clara es, en todo caso,
la disposición que se refiere al mismo tema en el Código Procesal
Constitucional, que prescribe en el artículo 81.º que “Las sentencias
fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad dejan sin
efecto las normas sobre las cuales se pronuncian; (...) producen efec-
tos desde el día siguiente de su publicación”.
Surge de este modo la pregunta de si las decisiones desestimatorias
del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad
tienen algún efecto y, de ser así, si éstas pueden “ejecutarse”. El ar-
tículo 82.º del Código Procesal Constitucional pareciera dar alguna
respuesta a esta interrogante, al establecer ya en términos más ge-
nerales a las sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos
de inconstitucionalidad que queden firmes. Es decir, ya no en función
de si son estimatorias o no. La firmeza de una decisión del Tribunal
Constitucional es, en este sentido, automática, ya que como lo dis-
pone el artículo 121.° del mismo Código “(...) contra las sentencias
que tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos
los poderes públicos y producen efectos generales desde el día si-
guiente a la fecha de su publicación”. El mismo efecto se otorga al
auto a través del cual el Tribunal rechaza la demanda de inconstitu-
cionalidad por haber sido interpuesta luego de vencido el plazo de
6 años que contempla el artículo 100.° del Código.

3.3. La “ejecución” de las interpretaciones del Tribunal Constitucional


sobre la justicia ordinaria
17. Como ya hemos anunciado, no existe mayor problema en el marco
jurídico actual respecto de la eficacia inmediata de la sentencia que
se pronuncia por la inconstitucionalidad de una ley. La Constitu-
ción prevé, en estos casos, que la sentencia tiene efectos de anu-
lación a posteriori, una vez publicada en el Diario Oficial (artículo
204.° de la Constitución). Podría presentarse supuestos de desacato
sólo si alguna autoridad o funcionario se resiste a acatar lo dispues-

499
Sentencias Constitucionales

to en una sentencia estimatoria del Tribunal y aplica, por ejemplo,


una norma declarada inconstitucional. No obstante, este comporta-
miento ya no corresponde a la labor de vigilancia del Tribunal, pues
el tema se colocaría de inmediato en los límites del Derecho penal
(artículos 379.º y 418.º del Código Penal)5.
Los problemas que sí preocupan al Tribunal Constitucional en ma-
teria de ejecución de sus decisiones se encuentran en todo caso en
otra dimensión, por cierto, no menos preocupante.
18. En primer término, las decisiones de estimación parcial o las des-
estimaciones con interpretaciones que proscriben determinadas in-
terpretaciones de las disposiciones sometidas a control por parte
del Tribunal. En este caso, el artículo VI y VII del Código Procesal
Constitucional establece que los jueces deben seguir los criterios in-
terpretativos sentados por el Tribunal. La disposición, al ser una
reproducción casi exacta del artículo 5.1 de la Ley Orgánica del Po-
der Judicial Español6, ha trasladado a nuestro entorno el debate que
suscita en España la distinción entre interpretaciones de la ley y las in-
terpretaciones de los preceptos y principios constitucionales realizados
por el Tribunal Constitucional.
En España, en efecto, un sector de la doctrina sólo confiere efec-
tos vinculantes a las interpretaciones que realiza el Tribunal de los
preceptos y principios constitucionales, dejando al juez ordinario la
asignación de significados a las disposiciones contenidas en la Ley.
Parece, no obstante, que el efecto vinculante, que sin duda tienen
las interpretaciones del Tribunal en materia de derechos fundamen-
tales, ayuda a esclarecer el ámbito de vinculación en este tipo de
decisiones. Pero además, un buen sector de la doctrina se ha pro-
nunciado resueltamente también sobre el carácter vinculante de las

5 “Artículo 379.-Requerimiento indebido de la fuerza pública.- El funcionario pú-


blico que requiere la asistencia de la fuerza pública para oponerse a la ejecución de
disposiciones u órdenes legales de la autoridad o contra la ejecución de sentencia
o mandato judicial, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres
años.
Artículo 418.- Prevaricato.- El Juez o el Fiscal que dicta resolución o emite dicta-
men, manifiestamente contrarios al texto expreso y claro de la ley, o cita pruebas
inexistentes o hechos falsos, o se apoya en leyes supuestas o derogadas, será repri-
mido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años.”
6 El artículo 5.1 de la LOPJ establece: “La Constitución es la norma suprema del orde-
namiento jurídico, y vincula a todos los Jueces y Tribunales, quienes interpretarán y
aplicarán las leyes y los reglamentos según los preceptos y principios constituciona-
les, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dic-
tadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos. (resaltado nuestro).

050005
La Sentencia Constitucional en el Perú

decisiones meramente interpretativas del Tribunal. En este sentido,


se sostiene, por ejemplo, que “(...) cuando el Tribunal declara qué
interpretación o interpretaciones son constitucionales y cuáles no,
su decisión vinculará a todos los jueces y tribunales, y en la práctica
tendrá efectos erga omnes”7.
También en Italia es opinión ya pacífica a estas alturas que las “adi-
ciones” o las “interpretaciones” producidas en el contexto del juicio
de legitimidad constitucional, tienen implicancias y se introducen
como “textos” o “disposiciones” en el ordenamiento jurídico y, en
consecuencia, “haciéndose texto, el dispositivo de la sentencia cons-
titucional inicia su viaje en paralelo con los demás textos”; es decir,
tales decisiones del Tribunal constituyen fuentes de Derecho en nivel
incluso superior al de la ley, pues se trata de “creaciones” en el marco
de una reflexión de nivel constitucional8.

3.4. La ejecución de las sentencias en los procesos de tutela de los


derechos
19. La dimensión actual de la justicia constitucional, que no se limita
sólo a un juicio sobre la constitucionalidad de las leyes, sino que
es al propio tiempo justicia tutelar de los derechos humanos, ge-
nera repercusiones importantes en el ámbito de la ejecución de la
sentencia constitucional. A través de los procesos constitucionales
de tutela de la libertad (Hábeas Corpus, Amparo, Hábeas Data), el
Tribunal Constitucional genera órdenes a los poderes públicos y
también a los particulares (el amparo contra particulares está pre-
visto en nuestro ordenamiento, art. 200.2 de la Constitución). De
este modo, la ejecución de la sentencia constitucional en este tipo
de procesos supone la posibilidad de que la tutela ofrecida por el
Tribunal Constitucional opere generando consecuencias fácticas en
el ámbito de los derechos fundamentales. La ejecución es, por tanto,
el instituto jurídico que permite que el discurso argumentativo del
Tribunal cobre vida transformando un “estado de cosas” o situacio-
nes concretas en el plano de los hechos.
20. La naturaleza especial de estos procesos supone, también, un dis-
tanciamiento del enfoque procesal convencional con que se suele

7 DÍAZ REVORIO, Javier, La interpretación constitucional de la ley. Las sentencias inter-


pretativas del Tribunal Constitucional, Lima, Palestra, 2003, pág. 354.
8 BIN Roberto “La Corte constituzionale tra potere e retorica: spunti per la costruzione
di un modello ermeneutico dei rapporti tra Corte e giudici di merito”; en La Corte costi-
tuzionale e gli altri poteri dello stato, a cura di A. Anzon y otros, Torino, 1994, pág. 15.

501
Sentencias Constitucionales

referir la doctrina a la ejecución de la sentencia ordinaria y su íntima


vinculación al concepto de cosa juzgada. Como ha observado Blasco
Soto9, “(...) el proceso constitucional no se define sólo acudiendo a los
conceptos clásicos de litigio, acción y pretensión. La valoración de
la discordancia entre Ley-Constitución excede lo que propiamente
se entiende por función jurisdiccional, por lo que se exigen muchas
cautelas a la hora de asumir plenamente el aparato conceptual de la
cosa juzgada a la Sentencia Constitucional”. Por ello, este Colegiado
estima conveniente, en este punto, primero desarrollar el marco teó-
rico que permita delimitar las especiales características de las senten-
cias constitucionales, para luego analizar el distinto tratamiento que
amerita, no sólo la sentencia constitucional en general, sino también
las sentencias en cada uno de los procesos constitucionales.

3.4.1. Introducción: La sentencia constitucional como sentencia de con-


dena y como sentencia constitutiva de derechos vía interpretación
21. Sabido es que en la clásica clasificación de las sentencias, éstas sue-
len identificarse en función del contenido de su parte dispositiva,
esto es, si declaran un derecho o una situación jurídica preexistente
a la sentencia (sentencias declarativas), si constituyen un derecho
o una posición jurídica con relación a un objeto o situación (sen-
tencias constitutivas) y si ordenan compulsivamente la realización
de determinados actos establecidos en el proceso tras verificarse la
transgresión del orden legal (sentencias de condena).
22. La condena es la consecuencia de la violación de un mandato o
de una obligación. Couture sostiene que “La condena consiste, nor-
malmente, en imponer al obligado el cumplimiento de la presta-
ción, en comunicarle a que se abstenga de realizar los actos que se le
prohíben, o en deshacer lo que haya realizado”10. La doctrina pro-
cesal ha propiciado en los últimos tiempos la desvinculación de es-
tas categorías con las posibilidades de ejecución, recusando de este
modo la afirmación según la cual sólo las sentencias de condena se
ejecutan inmediatamente y en forma incluso forzada11, o aquellas

9 BLASCO SOTO, M. Del Carmen “Reflexiones en torno a la fuerza de cosa juzgada


en la sentencia dictada en cuestión de inconstitucionalidad”, en REDC, N.° 41, Ma-
drid, 2004.
10 COUTURE, Eduardo J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil, 4.ª edición, Editorial
B de F, 2002, pág. 260.
11 SATTA, Salvatore “Premesse generali alla dotrina de lla esecuzione forzata”, en
Riv. Di Diritto Proc. Civ. Vol. 9, parte Primera, 1932, Págs. 333 ss.

250025
La Sentencia Constitucional en el Perú

que dividían la secuela del proceso de la ejecución de la sentencia


que emana del mismo.
23. Como anota Ayarragaray12, “(...) el proceso es una unidad; tiende a
la tutela de los derechos”; no existe, por tanto, ninguna justificación
para separar en dos momentos distintos el proceso de su ejecución.
No obstante, si siguiéramos, aunque sea en sentido metodológico,
la distinción propuesta, las sentencias que pronuncia el Tribunal
Constitucional en los procesos para la tutela de los derechos fun-
damentales serían, prima facie, sentencias de condena que contie-
nen un mandato ejecutivo y, por tanto, se trataría de decisiones
que pueden ser objeto de ejecución forzosa.
En este caso, la orden del juez constitucional está encaminada, como
lo establece el artículo 1.º del Código Procesal Constitucional, a “(...)
reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de vio-
lación de un derecho constitucional”, o, en todo caso, a obligar a la
autoridad o poder público a cumplir “un mandato legal o un acto
administrativo”.
24. La condena, en consecuencia, viene impuesta a partir de la verifica-
ción de que se ha violado o amenazado un bien o un derecho de na-
turaleza constitucional (arts. 5.1 y 38.° del mismo CPConst.). Si bien
no es de conocimiento pleno, tratándose de un proceso de tutela
urgente, es deber del órgano que otorga la tutela la constatación de
los hechos que se alegan, a efectos de que lo que se exige posterior-
mente en etapa de ejecución no sea el producto de la arbitrariedad
o del absurdo.
No obstante, esta consideración preliminar de identificar las sen-
tencias de tutela de derechos fundamentales como sentencias de
“condena” sólo anuncia los problemas que se presentan respecto
de la caracterización de las sentencias constitucionales y su ejecu-
ción. Una mirada más detenida demuestra que el juez constitucio-
nal no sólo “ejecuta” los mandatos de la Constitución referidos a
los derechos fundamentales, sino que esta tarea es, a menudo, una
ardua actividad de valoración interpretativa, de ponderaciones, en
síntesis de “creación” y por tanto, en algún sentido, se trata también
de sentencias constitutivas.

12 AYARRAGARAY, Carlos, Introducción a la ejecución de sentencia, Buenos Aires,


1943, pág. 51.

503
Sentencias Constitucionales

Como lo ha puesto de relieve Spadaro,13 “quien interpreta crea”,


y más aún tratándose del máximo Tribunal Jurisdiccional de un
país. En tal sentido, “(...) quien está en posibilidades de estable-
cer qué cosa significa la Constitución del Estado es, a todas luces,
el órgano-sujeto que tiene el (mayor y más auténtico) poder en el
Estado”. No se trata, por ello, de un órgano cualquiera que debe
ejecutar aquello que es producto de la aplicación mecánica de la
Constitución o de la ley.
25. En tal sentido, las sentencias del Tribunal Constitucional no son
sólo actos retóricos o argumentativos en torno a la Constitución o
la ley, sino también actos de auténtico poder jurisdiccional. Las sen-
tencias constitucionales son, de este modo, piezas del orden jurídico
y de los derechos, que, a partir de los casos concretos, permiten el
desarrollo de los derechos frente a situaciones muchas veces no pre-
vistas en el propio ordenamiento constitucional.
26. En este sentido, refiriéndose a la importancia de la jurisprudencia
constitucional en materia de derechos fundamentales y su efec-
to “constitutivo”, Alexy, para el caso alemán, refiere lo siguiente:
“Hoy en día no se puede colegir lo que representan los derechos
fundamentales a partir del sucinto texto de la Ley Fundamental,
sino sólo a partir de los 94 volúmenes de Sentencias del Tribu-
nal Constitucional Federal que hasta la fecha ha registrado en to-
tal su benéfica actividad desde el 7 de septiembre de 1951. Los
derechos fundamentales son lo que son sobre todo a través de
la interpretación”14. La interpretación es, pues, actividad, no de
“descubrimiento” de algo preexistente, sino “atribución de signi-
ficados”; lecturas actuales de textos que en muchos casos pueden
ser bastante antiguos.
27. Por ello, establecer que las sentencias constitucionales son siempre
sentencias de condena y, por consiguiente, ejecutables “forzosa-
mente” por responder a dicha naturaleza, no sólo deja al margen
una buena cantidad de decisiones del Tribunal desconociendo la
labor creativa hermenéutica del máximo intérprete de la Constitu-
ción; sino que, además, no aporta elementos para un estudio de la

13 SPADARO, Antonino. “Las motivaciones de las sentencias de la Corte como técni-


ca de creación de normas constitucionales”. En Palestra del Tribunal Constitucional,
Lima, mayo de 2006, pg.
14 ALEXY, Robert. “Los derechos fundamentales en el Estado constitucional demo-
crático”, en Neoconstitucionalismo(s), Traducción de Alfonso GARCÍA FIGUEROA,
Edición de Miguel Carbonell, Editorial Trotta, 2003.

450045
La Sentencia Constitucional en el Perú

ejecución de la sentencia constitucional y la problemática que encie-


rra su tratamiento.
La ejecutabilidad de la sentencia constitucional no se desprende de
la “naturaleza” de condena o de lo que ella represente, sino de la
posición que le otorga el sistema constitucional a las decisiones del
máximo tribunal jurisdiccional del país.

3.2.2. La sentencia constitucional en función del tipo de pretensión


28. Otra forma de presentar la misma clasificación es aquella que incide
esta vez ya no en la decisión, sino en el tipo de pretensión que ha
sido puesta a consideración del Tribunal. La clasificación entre de-
manda autodeterminada y heterodeterminada, que opera en el Derecho
Procesal Civil, también podría trasladarse en términos similares a
los procesos constitucionales, en base a la naturaleza del derecho
invocado por el actor.
29. En consecuencia, el objeto del proceso determinará el tipo de res-
puesta del juez, que se pronunciará, consecuentemente, ya sea con
una sentencia declarativa, constitutiva o de condena. De este modo
y como se ha propuesto recientemente “(...) también en el proceso
constitucional el objeto (es decir, la naturaleza del derecho violado)
influye en el pronunciamiento del juez constitucional. En particular,
se puede distinguir el caso en el que, para eliminar la situación de
ilegitimidad, es suficiente la declaración de inconstitucionalidad del
acto denunciado (por cuanto el objeto del proceso está representado
por un derecho absoluto de primera o segunda generación); o bien
cuando resulta necesaria una ulterior actividad “positiva” de parte
del Estado (porque el objeto del proceso es, en este caso, un derecho
considerado de prestación). En otras palabras, podemos distinguir
dependiendo de si la sentencia sea o no self-executing respecto a la
exigencia de tutela individual sobre la cual el proceso constitucional
se ha puesto en movimiento”15.
30. Esta perspectiva tiene la virtud de poner en evidencia que los pro-
blemas reales respecto de la ejecución de las sentencias constitucio-
nales no se situarían tanto en el cumplimiento de aquellas sanciones
de actos u omisiones referidos a los derechos de libertad (entendi-
da en sus dimensiones positiva y negativa), sino, sobre todo, en el
de aquellas “prestaciones” de parte del Estado configuradas como
15 Bagni, Silvia. “Modelos” de justicia constitucional y defensa de los derechos. Un
ensayo preliminar para una nueva clasificación”, traducción de Pedro Grández; en
Justicia Constitucional, Año 1, N.º 2, Lima 2006, pág. 204.

505
Sentencias Constitucionales

“derechos de prestación”. Sin embargo, como ocurre con toda cla-


sificación, esta perspectiva deja a salvo muchas otras variables que
complican enormemente la ejecución de una decisión del máximo
Tribunal, incluso tratándose de los llamados derechos de libertad o
de defensa. Sucede así, por ejemplo, cuando el Tribunal tenga que
“vigilar” el cumplimiento de una decisión basada en la protección
de un derecho como el de asociación o de reunión. En ambos casos
pueden presentarse situaciones de desacato o necesidades de “ha-
cer” de parte del ente (público o privado) denunciado para garanti-
zar el derecho en cuestión.
31. Por tanto, una clasificación que en abstracto dé cuenta de todos los
supuestos en que se presentan situaciones de incumplimiento o de
dificultad para el cumplimiento de las decisiones del Tribunal, pa-
rece no sólo difícil de encontrar, sino incluso hasta inconveniente
para enfrentar el problema de la ejecución de la sentencia constitu-
cional como teoría general.

3.2.3. La sentencia constitucional como orden privilegiada y como “cosa


interpretada”. Sus efectos, su expansión a los terceros y la necesi-
dad de complementar su actual regulación
32. Hasta aquí se ha llegado a la convicción de que la sentencia consti-
tucional no puede ser comprendida ni analizada desde las pers-
pectivas desarrolladas por la teoría general del proceso, ni desde
las teorías que estudian los efectos de las sentencias a partir de
la perspectiva civil o penal. La sentencia constitucional requiere,
pues, no sólo de una teoría nueva que la fundamente, sino tam-
bién de nuevas herramientas de actuación que abandonen la idea
clásica de clasificación entre actos de declaración del derecho y
actos de ejecución.
Su dimensión como decisión que interpreta con la máxima fuerza
jurídica las disposiciones constitucionales le otorga una posición de
primer orden entre las decisiones del Estado Democrático de Dere-
cho. Sus peculiaridades resultan por tanto:
1) Por la especial naturaleza de las pretensiones sobre las que se pro-
nuncia (bienes indisponibles);
2) Por el valor y la fuerza que le otorga el sistema jurídico a sus inter-
pretaciones (IV Disposición Final de la Constitución, arts. 1.° de su
propia Ley Orgánica y VI del Código Procesal Constitucional), y
3) Por el poder extrapartes y su sometimiento sólo a la Constitución y

650065
La Sentencia Constitucional en el Perú

su Ley Orgánica con que actúa el Tribunal. Al respecto, veamos lo


siguiente:

a) Relevancia de objeto
33. La especial naturaleza de las pretensiones sobre las que se pronun-
cia el juez constitucional implica que sus decisiones, en muchos ca-
sos, pueden rebasar las propias alegaciones fácticas o jurídicas de
las partes. En efecto, a partir de determinados hechos presentados
por las partes, el Tribunal puede definir situaciones con implican-
cias no sólo para éstas, sino también para terceros. Esto sucede, por
ejemplo, con las decisiones donde el Tribunal se pronuncia sobre un
estado de cosas inconstitucional (Exps. 2579-2003-HD/TC y 3149-
2004-AC/TC). Esto sucede al margen de la competencia conocida
de los Tribunales Constitucionales con relación a la llamada incons-
titucionalidad por conexión propia de los procesos de control nor-
mativo (art. 78.° del CPConst.)
34. De otro lado, también en los procesos constitucionales de la liber-
tad, las propias normas de los procesos constitucionales hacen aho-
ra referencia a esta dimensión de las decisiones del máximo Tribu-
nal. Así, por ejemplo, el artículo 60.° del CPConst., según el cual
el juez constitucional, en vía de ejecución, puede “homologar” los
casos que se presenten con decisiones ya pronunciadas o por el pro-
pio juez o por el tribunal, a efectos de anular el trámite procesal y
convertir la admisión de la demanda en ejecución de una sentencia
anterior. Esto es impensable en otros procesos y sólo se justifica por
la especial relevancia y urgencia con que deben ser respondidas las
pretensiones en la vía constitucional.
35. La ejecución de este tipo de pronunciamientos supone, por ello, un se-
rio reto para la justicia constitucional, que requiere equiparar al poder
de decisión las competencias y poderes también en la fase de ejecu-
ción. Es decir, quien decide con tal fuerza y deja en manos de quien
no tiene tal poder la ejecución de lo decidido, corre el riesgo de perder
en esta fase lo logrado con la sentencia. La advertencia en este tramo
está dirigida a otorgar potestades y competencias al juez de ejecución,
similares a las que tiene el máximo Tribunal al momento de decidir.

b) Fuerza jurídica de las interpretaciones


36. Más que de “cosa juzgada”, que puede erosionar el concepto mis-
mo de la sentencia constitucional, es conveniente referirse aquí a la

507
Sentencias Constitucionales

“cosa interpretada”, siguiendo el nomen iúris que suele otorgarse a


los efectos de las decisiones de las instancias supranacionales res-
pecto de los estados sujetos a dicha jurisdicción16. Tal dimensión
puede evidenciarse a partir de la concepción de un Tribunal como
Supremo Intérprete de la Constitución (art. 1.° de la LOTC). Por tan-
to, no conviene en muchos casos que sus decisiones se identifiquen
con el valor de la cosa juzgada en los términos tradicionales, ya que
ello a menudo implicaría una renuncia a que el Tribunal haga evo-
lucionar su propia jurisprudencia, sometiéndose, por tanto, a “(...)
una eliminación gratuita y absurda de las mejores posibilidades de
un Tribunal Constitucional adaptando un texto constitucional a cir-
cunstancias y situaciones inevitablemente variables”17.
Como lo pone de manifiesto Ruiz Miguel, “(...) el efecto de cosa in-
terpretada es inseparable del problema del valor de la jurispruden-
cia como fuente de derecho”18. El efecto de cosa interpretada de las
decisiones del máximo tribunal se expresa de dos maneras. Por
un lado, supone que ningún juez puede desatender las interpre-
taciones que realiza el Tribunal Constitucional (TC) conforme lo
exige el artículo VI del CPC; y, por otro, que los efectos de cosa
interpretada se proyectan también no sólo a los jueces, sino a los
terceros que llevan sus causas ante la justicia constitucional, quie-
nes podrán invocar tales interpretaciones y hacerlas valer como
doctrina jurisprudencial del Tribunal.
37. Esta dimensión de la sentencia constitucional en los procesos de tute-
la de los derechos y libertades resulta especialmente relevante, pues
permite una función pedagógica y de protección no sólo subjetiva,
sino también objetiva de los procesos constitucionales. Las interpre-
taciones del Tribunal valen acá ya sea como doctrina jurisprudencial
o, llegado el caso y cuando así lo configure el propio Tribunal, tam-
bién como precedente vinculante para todos los poderes públicos.
La ventaja de considerar como cosa interpretada y no como “cosa juz-
gada” las decisiones del máximo Tribunal permite poner de relieve
que es el propio Tribunal quien puede, atendiendo a nuevas cir-
cunstancias, volver a analizar un caso que ya ha sido decidido con
pronunciamiento incluso sobre el fondo. Esto resulta especialmente

16 Véase en este sentido, RUIZ MIGUEL, Carlos. La ejecución de las sentencias del Tribu-
nal Europeo de Derechos Humanos, Tecnos 1997, Pág. 53 ss.
17 Cfr. Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA y Tomás R. FERNÁNDEZ, Curso de Derecho
administrativo, Tomo II, 2da. Edición, Madrid, 1981, Pág. 174.
18 RUIZ MIGUEL, C. Op. Cit. Pág. 53

850085
La Sentencia Constitucional en el Perú

relevante tratándose, por ejemplo, del control abstracto de normas,


donde la sentencia desestimatoria parece no aconsejar un efecto de
cosa juzgada en el sentido tradicional, puesto que si se defiende una
posición en tal sentido, “(...) quedaría de algún modo petrificada la
primera norma y el Tribunal Constitucional rígidamente vinculado
a sus precedentes”19, incluso contra una tradición bastante arraiga-
da en los sistemas del civil law, donde no rige el principio stare deci-
sis y, por tanto, el concepto de precedente resulta bastante flexible.

c) Poder extrapartes y extraproceso


38. La configuración del proceso mismo queda sujeta, en buena parte, a
la capacidad procesal del Tribunal para “fijarse” sus propios lími-
tes (piénsese en el principio iura nóvit curia o en las propias lecturas
que suele hacer el Tribunal a partir de la narración propuesta por
las partes). El Tribunal ha encontrado, en más de una ocasión, una
pretensión distinta o, en algunos casos, incluso ha podido “conver-
tir” un proceso de cumplimiento en amparo a efectos de dar “una
mejor protección” al recurrente20.
Estas “operaciones” procesales del Tribunal han encontrado apoyo
en la doctrina de Peter Häberle21, quien se ha referido en feliz frase
a la “autonomía procesal del TC”22, que ha permitido abrir el cami-
no para una verdadera innovación de sus propias competencias.
Esta capacidad para delimitar el ámbito de sus decisiones por
parte del Tribunal tiene como presupuesto la necesidad de dotar
de todo el poder necesario en manos del Tribunal para tutelar los
derechos fundamentales más allá incluso de las intervenciones
de las partes, pero sin olvidar que la finalidad no es una finalidad
para el atropello o la restricción. Este “sacrificio de las formas
procesales” sólo puede encontrar respaldo en una única razón:
la tutela de los derechos, por lo que toda práctica procesal que
se apoye en este andamiaje teórico para atropellar los derechos o

19 BLASCO SOTO, Op. Cit. Pág. 39


20 Cfr. Exp. 4080-2004-PC/TC, en esa ocasión el Tribunal desarrolló nada menos que
el derecho a la ejecución de una sentencia a partir de la conversión de un proceso de
cumplimiento en uno de amparo y sólo así pudo atender el derecho a la tutela judi-
cial que, en el caso, había sido violado con el retardo en la ejecución de la sentencia.
21 Cfr. Entre otros, su trabajo “El Derecho procesal constitucional como derecho cons-
titucional concretizado frente a la judicatura del Tribunal Constitucional”, en Nueve
Ensayos y una lección jubilar, Palestra, Lima 2004, págs. 23 ss.
22 La más reciente invocación puede verse en el auto de admisión de un proceso de
inconstitucionalidad (Exp. 0025-2005-PI/TC).

509
Sentencias Constitucionales

para disminuir su cobertura debe ser rechazado como un poder


peligroso en manos de los jueces.

3.2.4. Órdenes concretas a la administración


39. Como resulta obvio, las sentencias constitucionales hoy en día no
sólo se dirigen a controlar al legislador, sino que buena parte de las
decisiones del intérprete supremo de la Constitución se orientan al
control de los actos del gobierno y de la administración en general.
Este es, seguramente, el ámbito donde mayores dificultades tienen
los justiciables para lograr la ejecución de las decisiones jurisdiccio-
nales en general e incluso en los procesos constitucionales. En varias
ocasiones han llegado, vía acción de cumplimiento, hasta el propio
Tribunal, pretensiones que hacían referencia al incumplimiento de
fallos judiciales.
40. Un caso representativo de las reticencias de la administración para
cumplir con los pagos por obligaciones frente a los administrados lo
constituye la sentencia del TC expedida en el Exp. N.º 3149-2004-
AC/TC. Se trataba de una acción de cumplimiento referida a la
ejecución de una resolución administrativa que ordenaba el pago
por concepto de “luto y sepelio” a favor de una docente conforme
a lo establecido en la Ley del Profesorado. El trámite administrati-
vo había concluido dando contenido líquido a lo que establece la
Ley, pero la Administración, si bien “no se mostraba renuente”, no
cumplía con el pago que se había ordenado. Si bien en este caso no
se trataba de una sentencia judicial, lo relevante es que en el análi-
sis el Tribunal advirtió que se trataba de una actitud constante de
la Administración respecto al pago de deudas dinerarias. En tal
sentido manifestó que:
Este Tribunal considera que esta práctica constituye, además de un
incumplimiento sistemático de las normas, una agresión reiterada a
los derechos del personal docente. No es admisible, e incluso carece
de toda racionalidad, si se tiene en cuenta que es el propio Estado,
a través del presupuesto público, quien solventa los gastos de pro-
curadores y abogados que acuden a los procesos a “defender” a los
funcionarios emplazados con estas demandas, quienes en la mayo-
ría de los casos, ante la irrefutabilidad de los hechos, se limitan a
argumentar que “no existe presupuesto” o que, “teniendo toda la
buena voluntad de cumplir con las resoluciones”, no obstante, los
beneficiarios “deben esperar la programación de parte del Ministe-
rio de Economía y Finanzas”. En otros casos, contra un elemental

051105
La Sentencia Constitucional en el Perú

principio ético en el ejercicio de la abogacía, los “defensores” de la


administración apelan a argucias procesales solicitando que se de-
claren improcedentes las demandas de cumplimiento alegando, en-
tre otros reiterados formulismos, que no existe renuencia “debido a
que se han hecho todas las gestiones sin tener respuesta favorable”,
argumento que, lamentablemente, en más de una ocasión, ha pros-
perado ante los tribunales, dejando a los justiciables sin remedio
legal que pueda solucionar su angustia de justicia, generando, en
forma absolutamente comprensible, una actitud de total escepticis-
mo, cuando no de repudio a todo el sistema de justicia. A esto debe
agregarse que estos procesos, iniciados por el simple desacato de
funcionarios renuentes y poco sensibles con los derechos de los ciu-
dadanos, suponen buena parte de la carga procesal de los tribunales
y, si llegan hasta instancia constitucional, significan un enorme des-
pliegue de esfuerzo humano con cargo, una vez más, al presupues-
to público. Esta práctica de funcionarios colocados en los más altos
estratos de la burocracia del Estado supone también, por otro lado,
un grave menoscabo a los fondos públicos, argumento que, paradó-
jicamente, en más de una ocasión, se esgrime cuando los tribunales
pronuncian sentencias amparando los derechos que la Constitución
reconoce. (Fundamento jurídico 8).
41. La extensa cita se justifica en la medida en que pone de manifies-
to la problemática que supone muchas veces “conminar” a la ad-
ministración para que cumpla con los mandatos judiciales o de la
propia administración, incluso como se observa en el caso. Aquí el
TC resolvió emplazando a las más altas autoridades educativas, al
establecer en la parte dispositiva de la sentencia lo siguiente:
1. Declarar FUNDADA la demanda de autos.
2. Ordenar a las autoridades directamente emplazadas, en este caso el
Director de la Unidad de Gestión Educativa-Jaén y a quien aparece
indirectamente emplazado, el Gerente Regional de Planeamiento,
Presupuesto y Acondicionamiento Territorial del Gobierno Regio-
nal de Cajamarca, dar inmediato cumplimiento y en sus propios
términos a la Resolución materia de la presente demanda.
3. Establecer que los hechos que motivaron el presente caso, al ha-
berse acreditado que forman parte de una práctica de renuencia
sistemática y reiterada, constituyen situaciones o comportamientos
contrarios con la Constitución que deben ser erradicados.
4. Notificar la presente sentencia a través de la Secretaría General de
este Colegiado, al Ministro de Economía y Finanzas y al Ministro

511
Sentencias Constitucionales

de Educación, a efectos de que tomen las medidas correctivas en


el más breve plazo posible respecto de las prácticas contrarias a la
Constitución establecidas en la presente sentencia.
5. Ordenar al Ministerio de Educación que en el plazo de 10 días de
notificada esta sentencia, informe a este Tribunal sobre las acciones
tomadas respecto de las responsabilidades de los funcionarios invo-
lucrados en las prácticas aludidas.
6. Ordenar el pago de costos e intereses legales en ejecución de senten-
cia, conforme al Fundamento 17, supra.
42. Estos mandatos concretos de parte del Tribunal Constitucional dan
cuenta de la urgencia de la actuación jurisdiccional en estos casos;
pero, por otro lado, ponen de manifiesto la necesidad de contar con
una decidida colaboración por parte de la administración, a efectos
de hacer efectivas las decisiones no sólo del Tribunal Constitucio-
nal, sino también de toda sentencia judicial. En este sentido, cabe
distinguir diversos tipos de órdenes concretas a la administración:

a) Sentencias que contienen una obligación de “hacer”


Se trata de decisiones que obligan a la Administración a la realiza-
ción de determinada acción concreta: El pago de una suma líquida
ordenada en un procedimiento de cumplimiento, la reincorpora-
ción de un trabajador despedido inconstitucionalmente, la entrega
de determinados medicamentos a un enfermo con Sida23, o el re-
tiro de una antena de retransmisión de la azotea de una vivienda
por afectar el derecho a la salud e integridad física24, etc. En todos
los casos la orden debe ser precisa y no estar sujeta a condición o
intermediación regulativa de parte de la propia Administración.

b) Sentencias que ordenan abstenciones


43. En este caso la sentencia encuentra que determinadas acciones po-
nen en riesgo o afectan directamente algún derecho constitucional;
la orden concreta debe orientarse, entonces, a detener dicha acti-
vidad de la Administración o incluso a impedir que se ponga en
práctica algo ya decidido previamente a través de alguna orden de
la propia Administración. Es el típico caso de los procesos de am-
paros promovidos por cobros inconstitucionales o desproporciona-
dos de impuestos que tienen una orden concreta de ejecución de
23 Exp. 2945-2003-AA/TC.
24 Exp. 091-2004-AA/TC.

251125
La Sentencia Constitucional en el Perú

una deuda tributaria, o las abstenciones ordenadas a los municipios


para que dejen de cobrar arbitrios que no hayan sido previamente
autorizados por el municipio provincial25, etc.

c) Sentencias que declaran la nulidad de actos administrativos


44. Se trata en este caso de una consecuencia práctica inapelable de las de-
cisiones del máximo Tribunal. Muchas veces la reposición de un esta-
do de cosas al momento anterior a la violación encuentra en su camino
una decisión de la administración que sirve de sustento al acto que vio-
la un derecho. En estos casos hay que entender que existe un pronun-
ciamiento tácito sobre la nulidad del acto administrativo que lo autori-
zaba (v.g. el despido de un trabajador contenido en la una resolución
administrativa sin un debido procedimiento). Estos actos administra-
tivos son nulos de pleno derecho por ser contrarios a la Constitución,
conforme al artículo 10.1 de la Ley N.° 27444 (Ley del Procedimiento
Administrativo General). La competencia del Tribunal para declarar la
nulidad de un acto administrativo fluye tanto de la máxima jerarquía
normativa de la Constitución (art. 51.°), como también deber de todos
los poderes públicos de respetarla (art. 38.°).

3.2.5. Mecanismos de cumplimiento de la sentencia constitucional y fa-


cultades de coerción
45. En la legislación de los procesos constitucionales, es muy escueta
la regulación sobre la ejecución de las decisiones. Recientemente el
Código Procesal Constitucional ha establecido determinados meca-
nismos de “presión” para el cumplimiento de las decisiones, entre
los que cabe destacar los siguientes:
a) La inmutabilidad de las decisiones del Tribunal Constitucional (art.
121.° del CP Const.)
b) La competencia para la ejecución de las sentencias en los procesos
constitucionales de la libertad está en manos del juez que recibió la
demanda (art. 22.° del CPConst.)
c) El principio de prevalencia de las sentencias constitucionales sobre
cualquier otra decisión judicial. Esto tiene relevancia en el caso de
decisiones que contienen condenas patrimoniales.
d) El poder coercitivo de los jueces constitucionales incluye la posibili-
dad de ordenar el despido del funcionario que se resista al mandato
contenido en una sentencia.
25 Exp. 3465-2004-AA/TC.

513
Sentencias Constitucionales

46. Llama la atención el hecho de que en la legislación administrati-


va (Ley N.° 27444) no se haya regulado la responsabilidad de la
Administración o de los funcionarios a cargo de los entes públicos
por el incumplimiento de sentencias judiciales. La regulación de la
ejecución de las sentencias producidas en los procesos contenciosos
parece, en este sentido, bastante más detallista y puede servir de
pauta frente a los vacíos anotados. En esta dirección, el artículo 41.°
de la Ley N.° 27584 ha establecido, entre otras cosas:
a) La responsabilidad del personal al servicio de la Administración
por el incumplimiento “intangible” de las sentencias judiciales.
b) La individualización del funcionario con más alta jerarquía como
responsable del cumplimiento de las decisiones judiciales.
47. Tratándose de decisiones que contienen obligaciones de dar sumas
líquidas de dinero, el artículo 42.° establece: 1) la posibilidad de eje-
cución forzosa contra la Administración; 2) la actuación adminis-
trativa para lograr ampliaciones presupuestarias para atender las
obligaciones que contiene una sentencia; 3) el inicio de oficio del
trámite de ejecución forzosa conforme al artículo 713 ss. del Código
Procesal Civil, modificado mediante Ley N.° 27684, de 16 de marzo
de 2002 con el siguiente texto:

Artículo 42.- Ejecución de obligaciones de dar suma de dinero


Las sentencias en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de
suma de dinero, serán atendidas única y exclusivamente por el Pliego
Presupuestario en donde se generó la deuda, bajo responsabilidad
del Titular del Pliego, y su cumplimiento se hará de acuerdo a los
procedimientos que a continuación se señalan (...).
48. Sin embargo, este párrafo del texto fue modificado luego del pro-
nunciamiento del Tribunal Constitucional, que, al fallar en la sen-
tencia recaída en los Expedientes Acumulados N.os 015-2001-AI-
TC, 016-2001-AI-TC y 004-2004-AI-TC, publicada el 1-2-2004, de-
claró inconstitucional la expresión “única y exclusivamente” del
presente artículo, quedando subsistente dicho precepto legal con
la siguiente redacción:
Las sentencias en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de
suma de dinero, serán atendidas por el Pliego Presupuestario en
donde se generó la deuda, bajo responsabilidad del Titular del Plie-
go, y su cumplimiento se hará de acuerdo con los procedimientos
que a continuación se señalan (...).

451145
La Sentencia Constitucional en el Perú

49. La misma norma modificadora estableció un procedimiento en pro


de la administración a la hora de hacer efectivo el cobro de sumas de
dinero a consecuencia de sentencias judiciales. Así, el artículo 42.2
del texto modificado establece una suerte de potestad discrecional
en el pago de las deudas, al establecer que “(...) el Titular del Pliego
Presupuestario, previa evaluación y priorización de las metas presupues-
tarias, podrá realizar las modificaciones presupuestarias dentro de
los quince días de notificada, hecho que deberá ser comunicado al
órgano jurisdiccional correspondiente”.
50. Este Colegiado considera, en este punto, que es necesario que el legis-
lador realice las modificaciones legislativas pertinentes a fin de aten-
der la naturaleza del derecho fundamental que representa hoy en día
el derecho a la ejecución de las decisiones judiciales en general y, en
particular, de la sentencias constitucionales. En tal sentido, parece ra-
zonable que su cumplimiento no puede quedar librado al arbitrio de
los funcionarios de la administración, tal como se lee de las disposi-
ciones que se han recogido en el fundamento precedente.

1.3. Cuestiones específicas


51. Luego de analizar la trascendencia de la ejecución de la sentencia
constitucional en la estructura del modelo de justicia constitucional
que se ha configurado en nuestro país, conviene detenernos ahora
en los aspectos más específicos de actuación de las sentencias en
cada uno de los procesos constitucionales.

3.3.1. La ejecución de sentencias constitucionales en el ordenamien-


to peruano
52. En la ejecución de las sentencias recaídas en los procesos constitucio-
nales de la libertad, el juez encargado debe actuar dentro del marco
previsto en el Título Preliminar del Código Procesal Constitucional;
especialmente debe observar los artículos II, V y VII, ya que, a dife-
rencia de las sentencias recaídas en los procesos ordinarios, donde
el juzgador resuelve una controversia que vincula únicamente a las
partes en el proceso que fuere, con un efecto inter partes, ello no
necesariamente ocurre en la sentencias emitidas dentro de los pro-
cesos constitucionales, donde si bien es cierto es posible identificar
plenamente a las partes o, cuando menos, a la parte demandante,
los efectos de sus sentencias muchas veces tienen un alcance mayor
que las de los procesos ordinarios, pues no solo vinculan a quienes
son parte material del mismo, sino también a los propios órganos

515
Sentencias Constitucionales

de la administración de justicia, bien cuando actúan en sede ordina-


ria, bien cuando lo hacen en sede constitucional.
Por consiguiente, si bien los jueces competentes para conocer de los
procesos constitucionales de la libertad deben tener presente que
los fines esenciales de este tipo de procesos no sólo son asegurar
la vigencia efectiva de los derechos constitucionales, sino también
garantizar la primacía de la Constitución (art. II TP del CPConst.),
también deben tomar en cuenta que su responsabilidad no se agota
con la emisión de una sentencia fundada en derecho o debidamente
motivada, dentro de los alcances previstos en el artículo 139.5 de la
Constitución, sino que, además, deben garantizar la plena ejecución
de sus decisiones, puesto que de nada valdría una sentencia recaída
en un proceso seguido con las garantías previstas en la Constitución
y en los tratados vigentes sobre Derechos Humanos, si es que aque-
lla no puede ser ejecutada.
Más aún, dado que la actividad interpretativa de los jueces consti-
tucionales está vinculada a los tratados suscritos por el Perú sobre
Derechos Humanos y a la jurisprudencia de los tribunales interna-
cionales constituidos según los tratados de los que el Perú es parte
(art. V TP del CPC), así como a los precedentes vinculantes emiti-
dos por el Tribunal Constitucional (art. VII TP del CPC); del mismo
modo, debe resaltarse que la ejecución de las sentencias, en general, y
la ejecución de las que hayan recaído en procesos constitucionales, en
particular, constituyen una afirmación del Estado Social y Democrá-
tico de Derecho, y la afirmación y vigencia de la garantía reconocida
en el artículo 139.2 de la Carta Fundamental. En este último caso, la
aplicación de las sentencias recaídas en los procesos constitucionales
de la libertad importa, también, la reafirmación de que el Estado pe-
ruano cumple con las obligaciones contraídas con la comunidad in-
ternacional, hecho por el cual el juez constitucional competente para
ordenar y ejecutar el cumplimiento o la ejecución de las decisiones
emitidas en los procesos constitucionales no es un mero tramitador
de las decisiones de otras instancias, sino, principalmente, el garante
de los derechos y las garantías previstas en nuestro ordenamiento
constitucional, y el responsable por la protección oportuna y pronta
de los derechos constitucionales conculcados.
Para ello, el CPC ha otorgado las herramientas necesarias para que
el juez ejecutor haga cumplir las sentencias emitidas en los procesos
constitucionales, reglas que se detallan a continuación:

651165
La Sentencia Constitucional en el Perú

a) Proceso constitucional de hábeas corpus


53. El artículo 34.º del CPC establece cuáles son los mandatos que pue-
de ordenar el juez en una sentencia firme, en este tipo de procesos,
tales como disponer la libertad de quien se encuentra irregularmen-
te privado de ella (inciso 1), o que aquella continúe conforme a las
disposiciones aplicables al caso, pudiendo ordenarse que se cam-
bien las condiciones de detención, en el mismo centro de detención,
en otro o bajo personas distintas a quienes la ejercían (inciso 1); o, si
existe exceso en el plazo de detención legalmente establecido, que
el afectado sea puesto a disposición del juez competente (inciso 3),
o que cese el agravio de que se trate, adoptandose las medidas ne-
cesarias para que ello no vuelva a repetirse (inciso 4).
Dicha sentencia debe ser ejecutada en forma inmediata, esto es, desde
la fecha en que le es comunicada al emplazado por el órgano que emitió la
sentencia, independientemente del trámite de devolución de actuados al
juez que conoció del proceso en primera instancia; en todo caso, correspon-
derá a éste verificar el cumplimiento de la misma o, de ser el caso, ante el
incumplimiento de ella, adoptar las medidas necesarias para la inmediata
ejecución de lo ordenado. Cuando ello ocurra, el juez ejecutor debe adop-
tar las siguientes medidas:
1. Poner en conocimiento del Ministerio Público el incumplimiento a
fin de que dicha entidad formule la denuncia pertinente, por el deli-
to contra la libertad individual, dado que la sentencia que ordena el
cese de la medida que restringe el derecho a la libertad individual,
es manifiestamente contraria a la Constitución, pues afecta el dere-
cho fundamental a la libertad individual y/o conexos, de manera
ilegítima y arbitraria.
2. Solicitar el apoyo de la fuerza pública para personalmente consti-
tuirse en el lugar donde se encuentra el agraviado en el proceso de
hábeas corpus, con el objeto de proceder a ejecutar lo ordenado en
la sentencia, en los términos previstos en ella.
3. Disponer la ejecución de medidas complementarias e idóneas para
el cumplimiento de lo ordenado en la sentencia.
En los casos citados, la medida adoptada debe estar debidamente sus-
tentada y motivada.
54. La primera medida tiene su sustento en el artículo 8.º del CPC, el
cual no sólo debe interpretarse en el sentido de que, de existir no
solo indicios de la comisión de un delito verificada durante la tra-
mitación del hábeas corpus, sino también durante la ejecución de la

517
Sentencias Constitucionales

resolución recaída, no debe ignorarse que todo ciudadano está en


la obligación de poner en conocimiento de la autoridad competen-
te los hechos que podrían configurar un hecho delictivo, lo cual se
desprende del artículo 38.º de la Constitución, dado que todos los
peruanos tienen el deber de defender el ordenamiento jurídico, y
donde la comisión de un delito constituye una afectación al orden
jurídico establecido. Esta obligación es mayor si se trata del juez a
quien le compete actuar o verificar la ejecución de las sentencias
emitidas en procesos constitucionales.
55. La segunda medida se sustenta en los artículos 118.9 y 166 de la
Constitución, debido a que existe la obligación del Presidente de la
República de cumplir y hacer cumplir las leyes, de donde se deriva
que aquel debe prestar y disponer los recursos necesarios cuando
sean requeridos por las autoridades jurisdiccionales; amén de que
la Constitución prevé como finalidad fundamental de la Policía Na-
cional del Perú la de mantener y restablecer el orden interno, así
como la de prestar protección y ayuda a las personas y a la comuni-
dad, garantizando el cumplimiento de las leyes y la seguridad del
patrimonio, por lo que le corresponde prevenir, investigar y comba-
tir la delincuencia.
Además, debe resaltarse que también son de aplicación a los pro-
cesos de hábeas corpus las reglas previstas para el proceso de ampa-
ro que a continuación se detallan; e incluso lo pertinente al supuesto
previsto en el artículo 60.º del CPConst., relativo a la represión de
actos homogéneos.

b) Procesos constitucionales de amparo, hábeas data y cumplimiento


56. Por disposición de los artículos 65.º y 74.º del CPC, el procedi-
miento para la ejecución de las sentencias recaídas en los pro-
cesos de amparo también es aplicable al trámite de ejecución de
sentencias que pongan fin a los procesos de hábeas data y cum-
plimiento, respectivamente.
En ese sentido, la primera regla establecida en el artículo precitado
es que la sentencia firme que declara fundada una demanda debe
ser cumplida dentro de los dos días siguientes a su notificación, pla-
zo que puede ser duplicado cuando se trate de omisiones; esto es,
cuando aquel que ha sido emplazado se encuentre en la obligación
de seguir una conducta o realizar un acto o conjunto de actos, en la
forma precisada en la sentencia.

851185
La Sentencia Constitucional en el Perú

Este artículo detalla expresamente el procedimiento a seguir en


caso de incumplimiento, pudiendo el juzgador establecer los aper-
cibimientos necesarios para la ejecución de las sentencias recaídas
tanto en los procesos de amparo como en los de hábeas data y
cumplimiento, tales como la imposición de multas fijas o acumu-
lativas, o incluso disponiendo la destitución del responsable de la
afectación de los derechos fundamentales; sanciones que incluso
puede imponerse al superior del responsable que también incum-
pla lo ordenado en la sentencia cuando sea requerido para ello.
Ambas herramientas son suficientemente persuasivas para obtener
la ejecución de la sentencia, pero no pueden ser usadas discrecional-
mente, sino que corresponde que la autoridad competente, en cada
caso, cumpla con motivar y sustentar en forma adecuada sus deci-
siones, esto es, hacer mínimamente referencia a los requerimientos
hechos así como a los apremios dispuestos.
Igual que en el caso del proceso de hábeas corpus, la autoridad juris-
diccional debe hacer de conocimiento del Ministerio Público los he-
chos ilícitos que pudieran presentarse durante el trámite de ejecución
de sentencia para los fines pertinentes (artículo 8.º CPC); e, igualmente,
puede requerir el auxilio de la fuerza pública, para las diligencias que
sean necesarias desarrollar con las garantías que aquella otorga.
Especial mención merece el párrafo 4 del artículo 59.º, pues prevé
la posibilidad de que, cuando el obligado a cumplir la sentencia sea
un funcionario público, “(...) el juez puede expedir una sentencia
ampliatoria que sustituya la omisión del funcionario y regule la si-
tuación injusta conforme al decisorio de la sentencia”.
Para este Colegiado, la segunda sentencia que tenga que expedirse,
sea integrando o complementando la decisión recaída en el proceso
constitucional, corresponde al mismo órgano que emitió la senten-
cia materia de ejecución, sin distorsionar el sentido de la fundamen-
tación y el fallo de la primera sentencia firme, de modo tal que, en
caso de que aquella sea impugnada, le corresponderá resolver el
recurso a la instancia jerárquicamente superior.
57. Distinto es el caso de una sentencia que haya sido expedida por el
Tribunal Constitucional, dado que su decisión no puede ser obje-
to de recurso impugnativo alguno, por ser este órgano de control
la última instancia en sede constitucional; en consecuencia, en este
último supuesto, la decisión del Tribunal Constitucional, en caso
de que se emita una nueva sentencia, deberá ser ejecutada en los
términos que establezca el Supremo Intérprete de la Constitución.

519
Sentencias Constitucionales

3.3.2. Otras herramientas procesales para la ejecución de las sentencias


constitucionales
a) La represión de los actos homogéneos
58. El procedimiento está previsto en el artículo 60.º del CPC para aque-
llos casos en los que el que ha resultado vencedor en un proceso de
amparo se vea nuevamente afectado en sus derechos fundamen-
tales, por actos similares a los que ya fueron objeto de pronuncia-
miento en sede jurisdiccional, y siempre que los derechos constitu-
cionales afectados sean sustancialmente los mismos. En estos casos,
igualmente corresponde que el juzgador adopte las medidas pre-
vistas en el artículo 8.º del CPC y, de ser el caso, con el apoyo de la
fuerza pública.

b) El estado de cosas inconstitucional


59. El Tribunal Constitucional ha recurrido a esta directiva para de-
jar sentada una decisión con alcances generales cuando se ha ve-
rificado una práctica de renuencia sistemática y reiterada, que
constituye una situación o comportamiento contrario a la Cons-
titución (STC N.º 3149-2004-AC/TC), y que debe ser erradicado
a fin de evitar una sistemática vulneración de los derechos fun-
damentales de un sector de la población. Para ello, el Tribunal
Constitucional debe establecer, además, que el sustento del pre-
citado estado, así como los fundamentos que permiten su supe-
ración, constituyan precedente vinculante, conforme lo dispone
el artículo VII del Título Preliminar del CPC.
Declarado el estado de cosas inconstitucional y establecidos los
efectos perniciosos que se pretenden eliminar, corresponde que
los jueces que conocen del proceso constitucional en el que se pre-
senten situaciones análogas, emitan pronunciamiento conforme a
la doctrina jurisprudencial establecida, debiendo entender que los
actos impugnados –cuando ocurrieron luego de emitida la resolu-
ción que constituye precedente vinculante, o cuando, habiéndose
notificado la misma, la autoridad competente no hubiera adop-
tado las medidas correctivas no sólo para que tales conductas o
actos no vuelvan a repetirse, sino también para subsanar aquellas
situaciones que se encuentran sometidas a revisión de una autori-
dad jurisdiccional– constituyen una voluntad renuente y atentato-
ria de los derechos ciudadanos de quienes han sido perturbados o
perjudicados por la acción de la autoridad, entidad, funcionario o
persona emplazada.

052205
La Sentencia Constitucional en el Perú

Igualmente, deberán tener en cuenta dicho precedente para evaluar


situaciones análogas que se presenten respecto de autoridades, en-
tidades, funcionarios o personas distintas a las que fueron emplaza-
das en el proceso en que se emitió el precedente.
Corresponde, por consiguiente, que el juez ejecutor tome en cuenta
las conductas de los obligados al momento de establecer los apre-
mios y medidas que sean necesarias para lograr el cumplimiento
de las resoluciones pendientes de ejecución, conforme ha quedado
expuesto en la presente resolución, dependiendo del proceso cons-
titucional del que se trate.

3.3.3. Apremios adicionales que pueden aplicar los jueces ejecutores


60. Los magistrados a quienes corresponde tramitar la ejecución de las
resoluciones emitidas en procesos constitucionales podrán adoptar
las medidas coercitivas necesarias para el cumplimiento de sus fun-
ciones, siempre que ellas no conlleven la afectación de los derechos
fundamentales de los demandados o emplazados; en ese sentido,
las medidas expresamente previstas en el CPC son las únicas le-
galmente aplicables a las partes. En todo caso, puede adoptar cual-
quiera que no implique la afectación de tales derechos, debiendo
motivar siempre sus decisiones.
Entre tales medidas puede disponerse la publicación en el diario
oficial El Peruano, o en el encargado de las notificaciones y avisos
judiciales de la localidad o el de mayor circulación, de extractos de
la sentencia emitida, que permitan conocer el acto lesivo, el autor
del mismo y el resultado del proceso, todo ello a cuenta de la parte
interesada, y únicamente cuando ella lo solicite; igualmente, puede
ordenar que se publique la sentencia o parte de ella, en forma vi-
sible, en las dependencias públicas de la localidad que se señalen,
por el plazo que considere pertinente, para que la resolución sea de
conocimiento general, permitiendo que la población pueda ejercer
su derecho de analizar y criticar las resoluciones jurisdiccionales,
previsto en el artículo 139.20 de la Constitución, aplicable también a
las decisiones de los órganos que administran justicia en sede cons-
titucional, en tanto desarrollan labores jurisdiccionales.

3.3.4. Apremios aplicables a los abogados de las partes


61. Conforme al artículo IX del Título Preliminar del CPC, en caso de
vacío o defecto del precitado cuerpo normativo, son de aplicación

521
Sentencias Constitucionales

supletoria a los procesos constitucionales los códigos procesales; en


ese sentido, debe entenderse que su aplicación no sólo corresponde al
proceso en sí, sino también en lo que respecta a la etapa de ejecución
de las resoluciones que pongan fin al proceso. Por ello, este Colegia-
do considera que el juez constitucional, tanto durante el desarrollo
del proceso como en la etapa de ejecución está en la obligación de
verificar que los abogados de las partes cumplan los deberes esta-
blecidos en el artículo 109.º del Código Procesal Civil, en especial el
establecido en el numeral 6), a efectos de colaborar con la etapa de
ejecución de las sentencias26. Asimismo, deben ejecutar los actos que
permitan determinar la responsabilidad patrimonial de estos, confor-
me lo establece el artículo 110.º de la norma precitada27.
Y, principalmente, en lo que corresponde a la responsabilidad de
los letrados, cuando su conducta no sea contraria a los fines del pro-
ceso, por actuar con temeridad o mala fe, debe hacer de conocimien-
to de las instancias pertinentes tales hechos, conforme se establece
en los artículos 111.º y 112.° del mismo Código28.

26 Artículo 109.- Deberes de las partes, Abogados y apoderados.- Son deberes de las
partes, Abogados y apoderados:
1. Proceder con veracidad, probidad, lealtad y buena fe en todos sus actos e interven-
ciones en el proceso;
2. No actuar temerariamente en el ejercicio de sus derechos procesales;
3. Abstenerse de usar expresiones descomedidas o agraviantes en sus intervenciones;
4. Guardar el debido respeto al Juez, a las partes y a los auxiliares de justicia;
5. Concurrir ante el Juez cuando este los cite y acatar sus órdenes en las actuaciones
judiciales; y
6. Prestar al Juez su diligente colaboración para las actuaciones procesales, bajo aper-
cibimiento de ser sancionados por inconducta con una multa no menor de tres ni
mayor de cinco Unidades de Referencia Procesal.
27 Artículo 110.- Responsabilidad patrimonial de las partes, sus Abogados, sus apode-
rados y los terceros legitimados.-
Las partes, sus Abogados, sus apoderados y los terceros legitimados responden por
los perjuicios que causen con sus actuaciones procesales temerarias o de mala fe.
Cuando en el proceso aparezca la prueba de tal conducta, el Juez, independiente-
mente de las costas que correspondan, impondrá una multa no menor de cinco ni
mayor de veinte Unidades de Referencia Procesal.
Cuando no se pueda identificar al causante de los perjuicios, la responsabilidad
será solidaria.
28 Artículo 111.- Responsabilidad de los Abogados.-
Además de lo dispuesto en el artículo 110, cuando el Juez considere que el Abogado
actúa o ha actuado con temeridad o mala fe, remitirá copia de las actuaciones res-
pectivas a la Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio Público y al Colegio de
Abogados correspondiente, para las sanciones a que pudiera haber lugar.
Artículo 112.- Temeridad o mala fe.-
Se considera que ha existido temeridad o mala fe en los siguientes casos:

252225
La Sentencia Constitucional en el Perú

Además, también corresponde que el juez ejecutor ejerza las fa-


cultades disciplinarias y coercitivas previstas en los artículos 52.º
y 53.º del Código Procesal Civil, siempre que aquellas no conlle-
ven la afectación de los derechos fundamentales de los aboga-
dos y obviamente estén encaminadas en este punto a lograr que
los sentencias no sean burladas por la actuación de las partes. El
abogado es, en este sentido, un auxiliar de la justicia y un colabo-
rador permanente para que las sentencias logren su eficacia en el
plano de la realidad.
62. En todos los casos, igualmente las decisiones del juez ejecutor de-
ben encontrarse debidamente motivadas, puesto que tal mandato
no solo alcanza a las sentencias que deciden el fondo de las preten-
siones de las partes, sino que, tal como se establece en el artículo
139.5 de la Constitución, dicha motivación incluye a todas las “reso-
luciones judiciales” y en “todas las instancias”, y desde luego a las
que ordenan la ejecución de lo resuelto en el proceso. Desde luego,
en los procesos constitucionales, la orden de ejecución es la pro-
pia sentencia y también así ocurre en buena parte de los procesos
ordinarios, donde no hay necesidad siquiera de un requerimiento
formal posterior, bastando la orden concreta que se consigna en la
parte dispositiva de la sentencia. En tal sentido, el deber de motivar
los actos de ejecución debe entenderse en este punto referido a las
sentencias que requieren de cierta actividad de las partes o del juez
de ejecución a efectos de determinar con precisión lo que se ha dis-
puesto en la sentencia.

3.3.5. Responsabilidad de los jueces ejecutores


63. Corresponde a las propias partes del proceso constitucional velar por
la buena marcha del proceso constitucional y, en lo que respecta a
la ejecución de las resoluciones firmes, deben formular sus pedidos,
sin pretender afectar lo resuelto o dilatar su ejecución; en todo caso,

1. Cuando sea manifiesta la carencia de fundamento jurídico de la demanda, contes-


tación o medio impugnatorio;
2. Cuando a sabiendas se aleguen hechos contrarios a la realidad;
3. Cuando se sustrae, mutile o inutilice alguna parte del expediente;
4. Cuando se utilice el proceso o acto procesal para fines claramente ilegales o con
propósitos dolosos o fraudulentos;
5. Cuando se obstruya la actuación de medios probatorios;
6. Cuando por cualquier medio se entorpezca reiteradamente el desarrollo normal
del proceso; y
7. Cuando por razones injustificadas las partes no asisten a la audiencia generando
dilación.

523
Sentencias Constitucionales

como ya ha quedado expuesto, corresponde al juez ejecutor adoptar


las medidas necesarias para la ejecución de lo ya resuelto.
En caso de que los jueces ejecutores no cumplan con actuar di-
ligentemente para ejecutar las decisiones firmes recaídas en los
procesos constitucionales, las partes interesadas deberán poner
estos hechos en conocimiento de las autoridades administrativas
competentes –ODICMA, OCMA, Oficina de Control Interno del
Ministerio Público, Consejo Nacional de la Magistratura, entre
otras–, para que determinen si, en su actuación, el juez ejecutor ha
incurrido en responsabilidad funcional, sea administrativa o pe-
nal, independientemente de otras que se deriven y cuyo ejercicio
podría ser de acción privada.

4. El derecho a la ejecución de resoluciones judiciales como manifesta-


ción del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva
64. Tal como lo ha manifestado este Tribunal, el derecho a la ejecución
de resoluciones judiciales es una manifestación del derecho a la
tutela jurisdiccional reconocido en nuestra Constitución (artículo
139.º, inciso 3).
Si bien nuestra Carta Fundamental no se refiere en términos de signifi-
cado a la “efectividad” de la tutela jurisdiccional, resulta claro que la tutela
jurisdiccional que no es efectiva no es tutela. En este sentido, el derecho
al cumplimiento efectivo y, en sus propios términos, de aquello que ha
sido decidido en el proceso, forma parte inescindible del derecho a la tu-
tela jurisdiccional a que se refiere el artículo 139.3 de la Constitución. Esta
obligación constitucional se desprende además de los convenios interna-
cionales de los que el Perú es parte. En efecto, este Tribunal recuerda que
el numeral 1) del artículo 25.º de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos dispone que
Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo, rápido o cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampa-
re contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea
cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
65. En este sentido, este Colegiado ha establecido, en la sentencia recaí-
da en el Exp. N.° 015-2001-AI/TC (acumulados), que
El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales no es sino una
concreción específica de la exigencia de efectividad que garantiza el dere-
cho a la tutela jurisdiccional, y que no se agota allí, ya que, por su propio

452245
La Sentencia Constitucional en el Perú

carácter, tiene una vis expansiva que se refleja en otros derechos constitu-
cionales de orden procesal (v. gr. derecho a un proceso que dure un plazo
razonable, etc.).
El derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales garantiza que
lo decidido en una sentencia se cumpla, y que la parte que obtuvo un pro-
nunciamiento de tutela, a través de la sentencia favorable, sea repuesta en
su derecho y compensada, si hubiere lugar a ello, por el daño sufrido.
Así mismo, como lo ha sostenido el Tribunal Europeo de Derechos Hu-
manos en el arret “Hornsby c/ Grecia”, sentencia del 13 de marzo de 1997,
en criterio que comparte este Colegiado, el derecho a la efectividad de las
resoluciones judiciales forma parte de las garantías judiciales, pues “sería
ilusorio” que “el ordenamiento jurídico interno de un Estado contratante
permitiese que una decisión judicial, definitiva y vinculante, quedase ino-
perante, causando daño a una de sus partes (...)”29.

4.1. Límites del derecho a la ejecución de las sentencias


66. No obstante, es necesario precisar que si bien el derecho a la ejecu-
ción de resoluciones judiciales es un derecho fundamental, no es un
derecho absoluto en su ejercicio. Por ello, en un Estado constitucio-
nal y democrático el ejercicio de los derechos fundamentales debe
ser armonizado tanto con el ejercicio de otros derechos igualmente
fundamentales así como con los valores y principios constituciona-
les reconocidos en nuestra Constitución. De ahí que las limitaciones
a su ejercicio puedan provenir del ejercicio de otros derechos y de
la propia actividad legislativa en el afán de preservar también la
protección de otros bienes constitucionales.
67. En este sentido, este Colegiado ha establecido cuando menos dos
límites a las restricciones de los derechos fundamentales. En pri-
mer lugar, un límite formal, en el sentido de que toda restricción
a los derechos fundamentales sólo puede realizarse mediante ley
del Congreso (principio de legalidad de las restricciones) y, en
segundo lugar, un límite sustancial, en la medida en que las res-
tricciones de los derechos fundamentales deben respetar el prin-
cipio de proporcionalidad consignado en el artículo 200.° in fine
de la Constitución.

29 Exp. N.º 015-2001-AI/TC FJ 11

525
Sentencias Constitucionales

4.2. Limitaciones al ejercicio de los derechos fundamentales y exigencias


del principio de reserva de ley, proporcionalidad y razonabilidad
68. El principio de reserva de ley exige que toda limitación a un derecho
fundamental debe estar impuesta por una norma con rango legal.
Así lo dispone el artículo 2.º, inciso 24, literal a), como también el
artículo 30.° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
cuando establece que
Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y
ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden
ser aplicadas sino conforme a las leyes que se dictaren por razones de inte-
rés general y con el propósito para el cual han sido establecidas.
69. Esta primera exigencia en el control de la limitación a los derechos
fundamentales, sin embargo, sólo llega a complementarse material-
mente si la limitación contenida en la Ley no resulta desproporcio-
nada conforme a las finalidades constitucionales a las que intenta
satisfacer el legislador. En este sentido ha sido exigencia de este
Tribunal que las restricciones a los derechos fundamentales tienen
que responder a parámetros de proporcionalidad y razonabilidad,
lo que permite un análisis sustancial de los contenidos de la Ley con
relación a su incidencia en los derechos fundamentales.
70. Tal como lo ha establecido este Colegiado, el test de proporciona-
lidad incluye, a su vez, tres subprincipios: idoneidad, necesidad y
ponderación o proporcionalidad en sentido estricto. En cuando al
procedimiento que debe seguirse en la aplicación del test de propor-
cionalidad, hemos establecido que la decisión que afecta un derecho
fundamental debe ser sometida, en primer término, a un juicio de
idoneidad o adecuación, esto es, si la restricción en el derecho resulta
pertinente o adecuada a la finalidad que se busca tutelar; en segundo
lugar, superado este primer análisis, el siguiente paso consiste en ana-
lizar la medida restrictiva desde la perspectiva de la necesidad; esto su-
pone, como hemos señalado, verificar si existen medios alternativos al
adoptado por el legislador. Se trata del análisis de relación medio-medio,
esto es, de una comparación entre medios; el medio elegido por quien
está interviniendo en la esfera de un derecho fundamental y el o los hi-
potéticos medios que hubiera podido adoptar para alcanzar el mismo
fin. Finalmente, en un tercer momento y siempre que la medida haya
superado con éxito los test o pasos previos, debe proseguirse con el
análisis de la ponderación entre principios constitucionales en conflic-
to. Aquí rige la ley de la ponderación, según la cual “cuanto mayor es

652265
La Sentencia Constitucional en el Perú

el grado de la no satisfacción o de la afectación de un principio, tanto


mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción del otro”30.

§4. ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO


71. Se aprecia de los documentos que obran en autos que por sen-
tencia judicial (f.1), de fecha 27 de diciembre de 1993, se declaró
fundada la demanda, por pago de suma de dinero, interpuesta
por el demandante contra el Centro Latinoamericano de Ase-
soría Empresarial (CLAE). Dicha resolución fue declarada con-
sentida mediante auto (f.3), de fecha 3 de marzo de 1994. No
obstante, con fecha 30 de diciembre de 1994, se publicó en el
diario oficial “El Peruano” la Ley N.º 26421, que establece el
orden de prelación en que se deben cumplir las obligaciones
a cargo de las empresas declaradas en disolución por la Corte
Suprema de la República.
72. Precisamente, el recurrente cuestiona el hecho de que la menciona-
da Ley se le haya aplicado retroactivamente. No obstante que me-
diante resolución judicial (f.4) de fecha 29 de diciembre de 2003, se
requirió formalmente al Centro Latinoamericano de Asesoría Em-
presarial (CLAE) para que pague la suma de dinero, a través de la
resolución judicial de fecha 26 de marzo de 2004, se declaró funda-
do el recurso de reposición presentado por la empresa requerida, en
aplicación del artículo 6.º, inciso b), de la Ley N.º 26421.
73. Planteadas así las cosas, una de las primeras cuestiones que se debe
analizar es si resulta constitucional la aplicación, al caso concreto,
de la Ley N.° 26421, a partir de la procedencia del proceso consti-
tucional de amparo contra normas. Sobre el particular, el artículo
200.º, inciso 2, de la Constitución señala que
Son garantías constitucionales:
(...)
2) La acción de amparo que procede contra el hecho u omisión, por par-
te de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza
los demás derechos reconocidos por la Constitución, con excepción de los
señalados en el inciso siguiente. No procede contra normas legales ni con-
tra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular.
74. Si bien de una primera lectura pareciera que la Constitución pro-
híbe la interposición de una demanda de amparo contra una nor-

30 STC del Exp. 045-2004-AI/TC FJ 39

527
Sentencias Constitucionales

ma legal, o de rango legal, ha sido este mismo Colegiado el que ha


precisado que dicha restricción debe ser evaluada a la luz de otros
preceptos también constitucionales; de modo que
(...)el impedimento para plantear una demanda de amparo contra
normas, previsto en el artículo 200.2 de la Constitución, debe ser in-
terpretado bajo un criterio pro actione, de manera tal que, en ningún
caso, la persona afectada o amenazada en sus derechos fundamen-
tales por una norma autoaplicativa, se encuentre inerme e indefensa
frente a ella31.
75. En tal sentido, a partir de una concepción sustancial de los derechos
contenidos en la Constitución, ningún acto de los poderes públicos,
incluida por cierto la Ley, puede interferir inconstitucionalmente en
el ejercicio de los derechos fundamentales sin que pueda ejercitarse
en su defensa mecanismos efectivos de garantía, como es en este
caso el proceso de amparo.
76. Así lo ha sostenido este Colegiado en el Exp. N.º 07320-2005-AA/
TC, donde se estableció que
(...) el inciso 2) del artículo 200º de la Constitución no contiene una
prohibición de cuestionarse mediante el amparo leyes que puedan
ser lesivas en sí mismas de derechos fundamentales, sino una sim-
ple limitación, que pretende impedir que, a través de un proceso
cuyo objeto de protección son los derechos constitucionales, se pre-
tenda impugnar en abstracto la validez constitucional de las nor-
mas con rango de ley.
77. En efecto, tal como lo tiene establecido este Colegiado en unifor-
me y reiterada jurisprudencia32, el denominado amparo contra nor-
mas resultará improcedente sólo si lo que se pretende mediante este
proceso es cuestionar una norma heteroaplicativa, esto es, aquella
cuya aplicabilidad no está directamente unida a su vigencia, sino
que para que tenga plenos efectos requiere de actos legislativos o
reglamentarios posteriores, sin cuya existencia la norma carecerá,
indefectiblemente, de eficacia, esto es, de capacidad para alterar la
realidad existente. Se trata en buena cuenta de normas que no crean
peligros inminentes en la esfera de los derechos fundamentales, por
lo que al no configurarse el supuesto exigido en el artículo 2.º del
Código Procesal Constitucional (CPC), ni menos aún la existencia

31 Exp. N.° 4677-2004.PA/TC, FJ 5


32 Además de las citadas precedentemente, Cfr. STC 0300-2002- AA y otros (acumula-
dos), Fundamento 1; STC 2670-2002-AA, Fundamento 2; STC 0487-2003-AA, Fun-
damento 2; STC 2302-2003-AA, Fundamento 7; entre otras.

852285
La Sentencia Constitucional en el Perú

actual de un acto lesivo de tales derechos, la demanda de amparo


resulta improcedente.
78. Distinto es el caso de las denominadas normas autoaplicativas, o ca-
paces de producir lesiones o amenazas latentes en la esfera de los
derechos de modo automático, tras su aprobación por el Parlamen-
to, tal como lo sostuvo este Colegiado:
En este supuesto, cabe distinguir entre aquellas normas cuyo su-
puesto normativo en sí mismo genera una incidencia directa sobre
la esfera subjetiva de los individuos (v.g. el artículo 1.º del derogado
Decreto Ley N.º 25446: “Cesar, a partir de la fecha, a los Vocales de
las Cortes Superiores de los Distritos Judiciales de Lima y Callao
que se indican, cancelándose los Títulos correspondientes: (...)”), y
aquellas otras que determinan que dicha incidencia se producirá
como consecuencia de su aplicación obligatoria e incondicionada
(v.g. el artículo 2.º del Decreto Ley N.º 25454: “No procede la Ac-
ción de Amparo dirigida a impugnar directa o indirectamente los
efectos de la aplicación de los Decretos Leyes N.os 25423, 25442 y
25446.”). En el primer caso, el amparo contra la norma procederá
por constituir ella misma un acto (normativo) contrario a los de-
rechos fundamentales. En el segundo, la procedencia del amparo
es consecuencia de la amenaza cierta e inminente a los derechos
fundamentales que representa el contenido dispositivo inconstitu-
cional de una norma inmediatamente aplicable33.
79. Ambos supuestos se encuentran previstos en el artículo 3.º del CPC,
que dispone: “Cuando se invoque la amenaza o violación de actos
que tienen como sustento la aplicación de una norma incompatible
con la Constitución, la sentencia que declare fundada la demanda
dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada norma”.
80. Ahora bien, en el presente caso lo que se cuestiona es la aplicación
del artículo 6.º inciso b), de la Ley N.º 26421, el cual dispone la pro-
hibición de ejecución de resoluciones contra las empresas disueltas
por la Corte Suprema de Justicia de la República. Si bien la norma
aparenta un nivel de abstracción y generalidad, en realidad regula
con precisión el supuesto de hecho a que se refiere el caso. Es de-
cir, en la medida en que CLAE es una institución disuelta por una
Resolución de la Corte Suprema, el supuesto de hecho de la Ley es
precisamente aquella empresa que ha sido requerida para que cum-
pla una sentencia que ordena abonar una suma de dinero a favor
del recurrente. Su ámbito de aplicación incide, por tanto, de modo
33 Exp. N.° 4677-2004-PA/TC, FJ 4

529
Sentencias Constitucionales

directo en la pretensión del recurrente, quien, a partir de la emi-


sión del acto legislativo en cuestión, no podría cobrar su acreencia
a CLAE por la interferencia producida por la Ley en cuestión. Se
trata, entonces, de un supuesto donde el proceso de amparo resulta
procedente para cuestionar la aludida Ley.
81. Si ello es así, se debe determinar si la aplicación de la Ley N.º 26421,
al presente caso, es o no constitucional. Al respecto, el Tribunal Cons-
titucional precisa que en la resolución de una controversia en materia
constitucional, en la cual está de por medio la tutela de derechos fun-
damentales, el juez constitucional asume un rol tutelar de tales dere-
chos. Ello implica que en la resolución de un caso concreto no se debe
limitar a la aplicación automática de la norma, si fuera el caso, al objeto
de la controversia constitucional, sino que debe realizar un análisis in-
tegral de todos los elementos aportados por las partes.
82. En el presente caso, la resolución judicial que declara fundado el re-
curso de reposición de la empresa requerida al pago de la suma de
dinero y que es objeto de cuestionamiento por parte del demandante,
se sustenta en la aplicación de la Ley N.º 26421, sin que se advierta
mayor análisis jurídico. En tal sentido, la primera cuestión de rele-
vancia constitucional que queda claramente establecida es la aplica-
ción retroactiva de la Ley N.º 26421, publicada en el diario oficial “El
Peruano” el 30 de diciembre de 1994, no obstante que el artículo 103.º
de la Constitución establece que “(...) La ley desde su entrada en vi-
gencia se aplica a las consecuencias de las relaciones y situaciones
jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo en
ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. (...)”.
83. Si bien se ha señalado que el derecho a la ejecución de sentencias
es un derecho relativo y no absoluto, ello no implica que las restric-
ciones a su ejercicio estén sometidas a la absoluta discrecionali-
dad de los órganos constitucionales facultados para ello. En el
presente caso, el demandante, luego de un proceso judicial re-
gular, obtuvo el reconocimiento de su derecho al pago de una
determinada suma de dinero, con fecha 26 de diciembre de 1993,
resolución que fue declarada consentida el 3 de marzo de 1994,
mucho antes de la entrada en vigencia de la Ley N.º 26421, del 30
de diciembre de 1994, y con lo cual adquirió la calidad de cosa
juzgada, la que está garantizada en el segundo párrafo del artí-
culo 139.º, inciso 2, de la Constitución.
84. De otro lado, un segundo elemento jurídicamente relevante para el
análisis y la resolución del caso que es objeto de controversia consti-

053305
La Sentencia Constitucional en el Perú

tucional es el hecho de que, a pesar de que la resolución que recono-


ce el derecho al pago de suma de dinero del recurrente quedó con-
sentida con fecha 3 de marzo de 1994, es recién el 29 de diciembre de
2003 que se requiere formalmente el pago a la empresa demandada.
En relación con esto, el demandante afirma que ello se debió a que
el Juez ad hoc para el caso CLAE extravió el expediente, motivo por
el cual desde el mes de marzo de 1994 no pudo ejecutar la resolu-
ción que le reconocía su derecho, hecho que, según el demandante
(f.17) consta en la resolución de fecha 1 de setiembre de 2003, no ha
sido desvirtuado ni contradicho por la emplazada en el proceso de
amparo ni por el Procurador a cargo de los Asuntos Judiciales del
Poder Judicial; es más, ha sido el propio demandante el que tuvo
que reconstruir el expediente (f. 27).
85. En ese sentido, el Tribunal Constitucional estima que la aplicación
del artículo 6.º, inciso b), de la Ley N.º 26421 al demandante es in-
constitucional y, por ende, arbitraria, por vulnerar los artículos 103.º
y 139.º, inciso 2, de la Constitución. Más aún si se considera que la
Constitución también reconoce el derecho a la propiedad (artículo
70.º) y fomento, y garantiza el ahorro (artículo 78.º).
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad
que le confiere la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda;
2. Dejar sin efecto la resolución judicial de fecha 26 de marzo de 2004;
en consecuencia, ordena que se cumpla la resolución judicial de fe-
cha 29 de diciembre de 2003;
3. Declarar inaplicable al presente caso el artículo 6.º, inciso b), de la
Ley N.º 26421.
Publíquese y Notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LATIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO

531
Sentencias Constitucionales

FUNDAMENTOS DEL VOTO DEL MAGISTRADO VERGARA


GOTELLI
Estando de acuerdo con el fallo pero no con los fundamentos del 03 al
09 y 84 y 85, emito el siguiente voto:
1. No hay vicio en las resoluciones inferiores y por tanto no hay nuli-
dad; se trata en rigor procesal de un error en el juzgar que ha per-
mitido el rechazo ab initio de la demanda, cuyo razonamiento sus-
tentatorio el Tribunal Constitucional revoca, pudiendo así, como
consecuencia, disponer la admisión a trámite de la demanda por el
Juez de primer grado; empero, de acuerdo a la argumentación que
este colegiado expone en los fundamentos 6), 7) y 8), por los que
llama a un pronunciamiento sobre el fondo en razón de constituir lo
actuado un proceso de urgencia, amén del tiempo transcurrido en
su tramitación, considero también procedente la revisión fondal.
2. Considero menester agregar que en la sistemática acogida por el
Código Procesal Civil Peruano el proceso de conocimiento en sus
tres canales procedimentales concluye con la sentencia firme que
pone término, definitivamente, a los cuatro primeros estadios de los
cinco en que tradicional y dogmáticamente han sido considerados
dichos pasos en el proceso ordinario, entregándosele al victorioso el
título que dice precisamente de la sentencia con autoridad de cosa
juzgada que le da la razón. La ejecución de esta sentencia (quinto
estadio del proceso) entraña la ejecución del título, inalterable e ina-
movible, en atención a sus propios términos que son los términos
de la sentencia que quedó en poder del victorioso como expresión
de un derecho reconocido por el órgano jurisdiccional para ser rea-
lizado a su requerimiento a través del residual proceso de ejecución
(de sentencia) estatuido en los artículos 688 y siguientes hasta el 692
y 713 hasta el 719 del citado Código, en el que se prevé limitadísi-
mas expresiones de contradicción. El titular tiene, como derecho,
el plazo de prescripción señalado en el inciso 1 del artículo 2001
del Código Civil, por lo que la ley 26421 resulta implicante con las
disposiciones de la Constitución Política del Perú contenidas en los
artículos 138 y 139, inciso 2, siendo por tanto dicha ley inaplicable al
caso que trae el recurrente.

SR.
VERGARA GOTELLI

253325
Derecho a la Ejecución de las Resoluciones
Judiciales
Exp. Nº 0015-2001-AI/0016-2001-AI/0004-2002-AI [Acción de Inconstitu-
cionalidad promovida por el Colegio de Abogados de Ica contra los artículos 1°, 2°,
3° y 5° del Decreto de Urgencia 055-2001, que establece el procedimiento para el
pago de sumas de dinero ordenadas por mandato judicial en los procesos seguidos
contra el Estado].
Fecha de Resolución: 29 de enero de 2004
Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 30 de enero de 2004

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 29 días del mes de enero de 2004, reunido el Tribunal Cons-
titucional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores
magistrados Alva Orlandini, Presidente; Rey Terry, Aguirre Roca, Revoredo
Marsano, Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia,
con el fundamento singular, adjunto, del magistrado Aguirre Roca

ASUNTO
Demandas de inconstitucionalidad interpuestas por el Colegio de Abo-
gados de Ica y la Defensoría del Pueblo contra el Decreto de Urgencia N.°
055-2001, y demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Colegio de
Abogados de Ica contra la Ley N.° 27684.

ANTECEDENTES
El Colegio de Abogados de Ica, con fecha 8 de noviembre de 2001, in-
terpone demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 1°, 2°, 3° y
5° del Decreto de Urgencia N.° 055-2001, norma que estableció el procedi-
miento para el pago de sumas de dinero ordenadas por mandato judicial
en los procesos seguidos contra el Estado. Sostiene el demandante que tales
dispositivos impiden al acreedor ejecutar al Estado, situación que también
vulnera el principio de igualdad, dado que esta situación no se presenta
cuando el Estado no es parte en los procesos. Agrega que la norma impug-

533
Sentencias Constitucionales

nada vulnera el principio de independencia de la función jurisdiccional,


porque la Constitución no le ha dado al Poder Ejecutivo, la facultad de
crear procedimientos posteriores a las sentencias; y que el artículo 5° del
texto impugnado viola el principio de irretroactividad de la ley, al estable-
cer que el Decreto de Urgencia N.° 055-2001 es aplicable –inclusive– a los
procesos que se encuentren en etapa de ejecución de sentencia.
Por su parte, con fecha 12 de noviembre de 2001, el Defensor del Pueblo
(e) interpone demanda de inconstitucionalidad contra el Decreto de Ur-
gencia N.° 055-2001, alegando que dicha norma atenta contra los derechos
de igualdad ante la ley y de tutela judicial efectiva, al otorgar un privilegio
irrazonable al Estado cuando este es emplazado judicialmente. Entiende
que al persistirse en tratamientos excepcionales favorables a las entidades
públicas, se convierte en ilusorio el derecho de los justiciables a una tutela
judicial efectiva. Agrega que si bien el citado Decreto pretende establecer
un procedimiento para hacer efectivo el cumplimiento de las sentencias
judiciales emitidas contra el Estado, consagra reglas que podrían mantener
una situación de desigualdad procesal cuando el Estado sea el obligado a
acatar una sentencia.
El Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio
de Economía y Finanzas, mediante escritos de fecha 17 de abril de 2002,
solicita que se declaren improcedentes las demandas presentadas por el
Colegio de Abogados de Ica y la Defensoría del Pueblo, aduciendo que los
artículos 2°, 3° y 5° del Decreto de Urgencia N.° 055-2001 fueron derogados
por la Ley N.° 27684, publicada el 16 de marzo de 2002, y que es un prin-
cipio de carácter presupuestal que los recursos públicos se destinen a los
fines establecidos en la ley.
Con fecha 9 de mayo de 2002, el Colegio de Abogados de Ica interpone
nueva demanda de inconstitucionalidad, esta vez, contra la Ley N.° 27684,
modificatoria de la Ley N.° 27584, solicitando que se declaren inconstitu-
cionales sus artículos 1° y 2°, y que la presente se resuelva e integre con
la demanda de inconstitucionalidad interpuesta precedentemente contra
el Decreto de Urgencia N.° 055-2001. Fundamenta su demanda en las si-
guientes consideraciones:
a) El artículo 1° de la Ley N.° 27684 ha sustituido al artículo 42° en sus
4 numerales de la Ley N.° 27584, que regula el Proceso Contencioso
Administrativo, restituyendo al Estado el privilegio de condicionar
el acatamiento de sentencias judiciales.
b) El artículo 42.1, tal como ha quedado redactado según el dispositivo
impugnado, resulta contrario al principio de independencia de la
función jurisdiccional, puesto que condiciona el cumplimiento de

453345
La Sentencia Constitucional en el Perú

una sentencia a la disponibilidad presupuestal, limitando con ello


la facultad jurisdiccional de hacer cumplir sus sentencias. Asimis-
mo, considera que dicho privilegio estatal vulnera el principio de
igualdad ante la ley, pues los particulares no gozan de él. Por últi-
mo, resulta opuesto al principio de intangibilidad de la cosa juzga-
da, al reiterar el mismo criterio de la Ley N.° 26599 y la Disposición
Transitoria Única de la Ley N.° 26756, que, en su momento, fueron
dejadas sin efecto por el Tribunal Constitucional.
c) El artículo 42.2 resulta violatorio del principio de independencia de
la función jurisdiccional, pues pretende establecer una prioridad
distinta a la sentenciada por el juez en materia de obligaciones. Asi-
mismo, vulnera el principio de eficacia de la cosa juzgada, al dejar
librada a la voluntad del obligado la decisión de habilitar o no la
partida correspondiente.
d) El artículo 42.3 vulnera igualmente el principio de independencia
de la función jurisdiccional al establecer sobre el administrador la
facultad de decidir la forma y el plazo para acatar una sentencia ju-
dicial. Es, además, contrario al principio de igualdad ante la ley, al
señalar para la deuda pública interna un porcentaje de presupuesto
que no es equitativo en relación con el que existe para la deuda
pública externa. Por otra parte, resulta también incompatible con la
prohibición constitucional de que no puede aprobarse presupuesto
sin partida destinada al servicio de la deuda pública, pues con la
fórmula utilizada se pretende que existan deudas que no han sido
presupuestadas.
e) El artículo 42.4 es opuesto al principio de igualdad ante la ley, por-
que el Estado y el ciudadano son tratados de forma distinta. Asimis-
mo, resulta contrario a los principios de eficacia de la cosa juzgada,
tutela jurisdiccional efectiva e independencia en el ejercicio de la
función jurisdiccional, ya que condiciona el cumplimiento del artí-
culo 713° y siguientes del Código Procesal Civil.
f) Finalmente, el artículo 2° de la norma impugnada viola el principio
de cosa juzgada en materia constitucional, pues contraría la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional.
Admitida la demanda, el Congreso de la República la contesta negán-
dola y contradiciéndola, con los siguientes argumentos:
a) Que no es cierto que al modificarse el artículo 42° de la Ley N° 27584,
mediante el artículo 1° de la norma impugnada, se haya restituido
al Estado el privilegio de condicionar el acatamiento de sentencias
judiciales, pues el mencionado dispositivo precisa que el pago se

535
Sentencias Constitucionales

hace en el marco de las leyes anuales de presupuesto, y que, en todo


caso, si dicho financiamiento fuera insuficiente, el titular del Pliego
Presupuestario podrá realizar modificaciones respectivas, comuni-
cándolo al órgano jurisdiccional correspondiente, con lo cual se
ha incorporado en la ley la recomendación que hiciera el Informe
Defensorial sobre “Incumplimiento de Sentencias por parte de la
Administración Estatal”, aprobado por Resolución Defensorial
N.° 62-98/DP.
b) Que el mismo artículo 42° agrega que si el requerimiento judicial
superase el financiamiento adicional obtenido a través de modi-
ficaciones presupuestarias, el titular del Pliego correspondiente,
bajo responsabilidad, debe destinar hasta el 3% de los recursos
ordinarios en el ejercicio presupuestal siguiente, debiendo el Mi-
nisterio de Economía y Finanzas deducir dicho porcentaje de los
recursos asignados al pago de la deuda pública y la reserva de
contingencia, coincidiendo con un criterio que también proponía
la Defensoría del Pueblo.
c) Que el Estado no puede limitar el pago de sus obligaciones a su
disponibilidad presupuestaria lo demuestra el mismo artículo 42°,
donde se precisa que una vez transcurridos seis meses de la notifi-
cación sin que el Estado haya iniciado el pago o se haya obligado al
mismo según al procedimiento previsto, se puede recurrir a la eje-
cución de resoluciones judiciales conforme al Código Procesal Civil.
Se trata, en todo caso, de una limitación temporal y razonable para
que la Administración Pública obtenga los recursos necesarios para
realizar el pago ordenado.
d) Que la posición del demandante implica que las sentencias ju-
diciales firmes deben ser ejecutadas en forma inmediata e indis-
criminada contra los recursos del Estado, sin importar que ellos
se encuentren destinados a fines socialmente relevantes, contra-
viniendo el principio de equilibrio presupuestal y de asignación
equitativa de recursos.
e) El artículo 2° de la norma impugnada tampoco vulnera la Constitu-
ción, pues se limita a restituir normas que no son inconstitucionales,
o que, en todo caso, no han sido declaradas como tales por el Tribu-
nal Constitucional.
Las dos primeras demandas (expedientes N.os 0015-2001-AI/TC
y 0016-2001-AI/TC) se ven en Audiencia pública el 19 de agosto de
2002, y la tercera demanda (expediente N.° 004-2002-AI/TC, el 20 de
agosto de 2002.

653365
La Sentencia Constitucional en el Perú

Mediante Resolución de fecha 28 de enero de 2003, el Tribunal Consti-


tucional dispone la acumulación de los Expedientes N.os 015-2001-AI/TC,
016-2001-AI/TC y 004-2002/AI/TC, por existir conexión entre ellos, pues,
por un lado, las dos primeras demandas tienen por objeto que se declare la
inconstitucionalidad, total o parcial, del Decreto de Urgencia N.° 055-2001,
y por otro, en la última de ellas se solicita que se declare la inconstitucio-
nalidad de la Ley N.° 27684 que, entre otras materias, restituye la plena
vigencia del Decreto de Urgencia citado, con excepción de los artículos 2°,
3° y 5° que deroga.
Finalmente, atendiendo al escrito del 20 de noviembre de 2003, del re-
presentante del Poder Ejecutivo, en el que solicita que se programe una
nueva vista del último proceso, pues en la vista respectiva, él que no había
participado, el Tribunal, a fin de no recortar el derecho de defensa del Po-
der Ejecutivo, decide llevar a cabo una nueva Audiencia pública de los tres
procesos acumulados, la que se realiza el 10 de diciembre de 2003.

FUNDAMENTOS
1. Las partes solicitaron a este Tribunal un plazo prudencial para la
expedición de esta sentencia, con miras a obtener una solución con-
ciliatoria, la cual, transcurrido dicho lapso, no se ha producido. El
Tribunal se aboca entonces a sentenciar las causas acumuladas.

§1. Disposición que restablece la vigencia de diversas disposicio-


nes legales
2. El artículo 2º de la Ley N.º 27684 declara:
“Retírase el inciso 8) de la Primera Disposición Derogatoria de la Ley
N.° 27584 y, en consecuencia, declárase la plena vigencia de la Ley N.º
26756, con excepción de la Disposición Transitoria Única, declarada in-
constitucional mediante sentencia del Tribunal Constitucional del 15 de
marzo del año 2001; del Decreto de Urgencia N.º 019-2001 y del Decreto de
Urgencia N.º 055-2001, con excepción de sus artículos 2, 3 y 5 que quedan
derogados”.
A su vez, el inciso 8) de la Primera Disposición Derogatoria de la
Ley N.º 27584, retirado de las disposiciones derogatorias de la Ley N.º
27584, establecía:

“A partir de la vigencia de la presente Ley, quedan derogados:


(...)

537
Sentencias Constitucionales

8) La Ley N.º 26756, el Decreto de Urgencia N.º 019-2001 y los artículos


2, 3 y 6 del Decreto de Urgencia N.º 055-2001”.
De esta manera, se ha restablecido la vigencia de los artículos 1º, 2º
y 3º de la Ley N.º 26756, de los artículos 1º, 2º, 3º y 4º del Decreto de Ur-
gencia N.º 019-2001, y de los artículos 1º, 4º y 6º del Decreto de Urgencia
N.º 055-2001.

§2. Derogación de diversos artículos del Decreto de Urgencia N.º 055-


2001 y sustracción de la materia
3. Habiendo sido derogados los artículos 2°, 3° y 5° del Decreto de
Urgencia N.° 055-2001 por el inciso 8) de la Primera Disposición
Derogatoria de la Ley N.º 27584, carece de objeto pronunciarse en
torno a ellos, por haberse producido la sustracción de la materia.

§3. Determinación del petitorio


4. De las disposiciones que se encuentran vigentes del Decreto de Ur-
gencia N.° 055-2001 (artículos 1°, 4° y 6°), las demandas interpues-
tas por el Colegio de Abogados de Ica y la Defensoría del Pueblo
sólo han impugnado el artículo 1°, el cual establece que los recursos
públicos no pueden ser destinados a fines distintos de los que esta-
blece la ley.
5. La segunda demanda interpuesta por el Colegio de Abogados de
Ica impugna el artículo 1° de la Ley N.° 27684, que modifica diver-
sos numerales del artículo 42° de la Ley del Proceso Contencioso
Administrativo.
En dicha demanda, también se impugna el artículo 2° de la Ley N.°
27684, pues se considera que al restablecer la vigencia de la Ley
N.° 26756 (con excepción de su Disposición Transitoria Única), del
Decreto de Urgencia N.° 019-2001, y del Decreto de Urgencia N.°
055-2001 (con excepción de sus artículos 2°, 3° y 5°), se restituye al
Estado el privilegio de declarar inembargables los bienes que admi-
nistra a título privado, y la prerrogativa de cumplir las sentencias
que le ordenan el pago de adeudos, en la forma y el plazo que esti-
me convenientes.

De esta forma, también han sido impugnados:


a) La declaración de que sólo son embargables los bienes del Estado
que se incluyan en la ley que se expida más adelante (artículo 2º de
la Ley N.º 26756);

853385
La Sentencia Constitucional en el Perú

b) La declaración de que los depósitos de dinero existentes en las cuen-


tas del Estado en el Sistema Financiero Nacional constituyen bienes
inembargables (artículo 1º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001).
c) La declaración de que los procesos judiciales en trámite deberán
adecuarse a las disposiciones del Decreto de Urgencia N.º 019-2001
(artículo 3º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001).

§4. El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales como mani-


festación del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva
6. Evidentemente, cuando el legislador establece que mediante una
ley se determinará cuáles son los bienes del Estado que pueden ser
afectados por mandato judicial para el cumplimiento de sus obli-
gaciones derivadas de un proceso judicial; y, al mismo tiempo, se-
ñala que entre tanto se dicte dicha ley, los depósitos de dinero se
consideran inembargables, por lo que los procesos judiciales que
se encuentran en trámite deberán adecuarse a las disposiciones que
ya se encuentran en vigencia, está limitando el derecho de la parte
vencedora en un juicio de poder ejecutar lo resuelto en un fallo que
tiene la calidad de cosa juzgada.
7. El problema, a juicio del Tribunal Constitucional, es determinar si
con tal limitación se persigue satisfacer un bien del mismo rango
que el derecho afectado. Y si así fuera, evaluar si dicha restricción
afecta o no lo garantizado constitucionalmente por tal derecho.
8. El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales que han pasa-
do en autoridad de cosa juzgada, es una manifestación del derecho
a la tutela jurisdiccional, reconocido en el inciso 3) del artículo 139º
de la Constitución. También se encuentra aludido en el segundo pá-
rrafo del inciso 2) del mismo artículo 139º, cuando se menciona que
“ninguna autoridad puede (...) dejar sin efecto resoluciones que han
pasado en autoridad de cosa juzgada (...) ni retardar su ejecución”.
9. El derecho a la tutela jurisdiccional es un atributo subjetivo que
comprende una serie de derechos, entre los que destacan el acceso
a la justicia, es decir, el derecho de cualquier persona de promover
la actividad jurisdiccional del Estado, sin que se le obstruya, impida
o disuada irrazonablemente; y, como quedó dicho, el derecho a la
efectividad de las resoluciones judiciales.
A diferencia de lo que sucede en otras constituciones, la nuestra
no alude al derecho a la tutela jurisdiccional “efectiva”. Sin em-
bargo, en modo alguno puede concebirse que nuestra Carta Fun-

539
Sentencias Constitucionales

damental tan sólo garantice un proceso “intrínsecamente correcto


y leal, justo sobre el plano de las modalidades de su tránsito, sino
también (...) capaz de consentir los resultados alcanzados, con ra-
pidez y efectividad” [STC Exp. N°. 010-2002-AI/TC].
10. Precisamente, la necesidad de entender que el derecho a la tutela
jurisdiccional comprende necesariamente su efectividad, se des-
prende tanto del artículo 8º de la Declaración Universal de Dere-
chos Humanos como del artículo 25.1 de la Convención Americana
de Derechos Humanos. De acuerdo con el primero, “Toda persona
tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley”. Con-
forme al segundo, “Toda persona tiene derecho a un recurso sen-
cillo, rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la
presente Convención (...)”.
Como el Tribunal Constitucional ha recordado, tal derecho al recur-
so sencillo, rápido y efectivo esencialmente está referido a los pro-
cesos constitucionales de la libertad. Sin embargo, de ello no debe
inferirse que tales exigencias (sencillez, brevedad y efectividad) se
prediquen sólo en esta clase de procesos. Dado que en ambos ins-
trumentos internacionales se hace referencia a los derechos recono-
cidos en la “ley”, tales características deben considerarse extensivas
también a los denominados procesos judiciales ordinarios.
11. El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales no es sino
una concreción específica de la exigencia de efectividad que garan-
tiza el derecho a la tutela jurisdiccional, y que no se agota allí, ya
que, por su propio carácter, tiene una vis expansiva que se refleja en
otros derechos constitucionales de orden procesal (v. gr. derecho a
un proceso que dure un plazo razonable, etc).
El derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales garantiza
que lo decidido en una sentencia se cumpla, y que la parte que obtu-
vo un pronunciamiento de tutela, a través de la sentencia favorable,
sea repuesta en su derecho y compensada, si hubiere lugar a ello,
por el daño sufrido.
Como lo ha sostenido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
en el arret “Hornsby c/ Grecia”, sentencia del 13 de marzo de 1997,
el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales forma par-
te de las garantías judiciales, pues “sería ilusorio” que “el ordena-

054405
La Sentencia Constitucional en el Perú

miento jurídico interno de un Estado contratante permitiese que


una decisión judicial, definitiva y vinculante, quedase inoperante,
causando daño a una de sus partes (...)”.
12. El contenido constitucionalmente protegido de este derecho impo-
ne especiales exigencias a los sujetos pasivos del derecho, es decir,
a los que se encuentran en principio vinculados y, en particular,
a quienes participaron en calidad de partes en el proceso y, des-
de luego, al propio juez. Pero también lo está el Presidente de la
República, a quien, en su condición de titular del Poder Ejecutivo,
conforme establece el inciso 9) del artículo 118° de la Constitución,
le corresponde “Cumplir y hacer cumplir las sentencias y resolucio-
nes de los órganos jurisdiccionales”.
Respecto de los jueces, el glosado derecho exige un particular tipo
de actuación. Y es que si el derecho a la ejecución de las resolucio-
nes judiciales garantiza que lo decidido en una sentencia o en una
resolución judicial sea cumplido, es claro que quienes las dictan, o
quienes resulten responsables de ejecutarlas, tienen la obligación
de adoptar, según las normas y procedimientos aplicables -y con
independencia de que la resolución a ejecutar haya de ser cumplida
por un ente público o no- las medidas necesarias y oportunas para
su estricto cumplimiento.
13. A juicio del Tribunal Constitucional, tras el reconocimiento del de-
recho a la ejecución de las sentencias no sólo está el derecho subjeti-
vo del vencedor en juicio, sino también una cuestión de capital im-
portancia para la efectividad del “Estado democrático de derecho”
que proclama la Constitución.
En efecto, tras los artículos 38º, 45º, 51º, 102,º inciso 2, 118º, inciso
1, y 138º de la Constitución, existe un mandato de sujeción de los
ciudadanos y órganos públicos a la Constitución y a todo el ordena-
miento jurídico. Dicha sujeción al ordenamiento jurídico, cuando se
produce un conflicto, ordinariamente se procesa a través del Poder
Judicial, en tanto que tercero imparcial. De ahí que cuando un tri-
bunal de justicia emite una resolución, y ésta adquiere la condición
de firme, con su cumplimiento no sólo se resuelve un conflicto y
se restablece la paz social, sino, además, en la garantía de su cum-
plimiento, se pone a prueba la sujeción de los ciudadanos y de los
poderes públicos al ordenamiento jurídico.
El Estado democrático de derecho está, pues, sujeto a un plebiscito
de todos los días. Y es difícil que pueda hablarse de la existencia
de un Estado de derecho cuando las sentencias y las resoluciones

541
Sentencias Constitucionales

judiciales firmes no se cumplen. Como afirma el Tribunal Consti-


tucional español, “Cuando este deber de cumplimiento y colabora-
ción –que constituye una obligación en cada caso concreto en que se
actualiza- se incumple por los poderes públicos, ello constituye un
grave atentado al Estado de Derecho, y por ello el sistema jurídico
ha de estar organizado de tal forma que dicho incumplimiento –si
se produjera- no pueda impedir en ningún caso la efectividad de las
sentencias y resoluciones judiciales firmes” (STC 67/1984).
14. Por ello, en línea de principio, el Tribunal considera que cuando
el obligado –sea un particular o el Estado- no cumple lo ordena-
do por la sentencia o la resolución judicial firme, el derecho a la
efectividad de las resoluciones judiciales autoriza al afectado con
el incumplimiento a pedir del órgano jurisdiccional competente
la adopción de las medidas y providencias necesarias para que
se ejecute lo dispuesto.
15. No obstante, cabe recordar que, como sucede con todos los dere-
chos fundamentales, el de efectividad de las resoluciones judiciales
tampoco es un derecho absoluto, es decir, que esté exento de con-
diciones, límites o restricciones en su ejercicio. Al margen de los re-
quisitos y la presencia de una serie de circunstancias generales que
la ley pueda prever, como puede ser que la ejecución deba llevarla
adelante el órgano jurisdiccional competente; que se trate de una
resolución firme; que la ejecución se realice respetando el contenido
del fallo, etc., el Tribunal Constitucional considera legítimo que, to-
mando en cuenta al sujeto procesal vencido en juicio y, en concreto,
cuando ese vencido en juicio sea el Estado, el legislador pueda es-
tablecer ciertos límites o restricciones al derecho a la efectividad de
las resoluciones judiciales firmes, en la medida en que éstas tengan
una justificación constitucional.
16. Uno de esos límites, derivado directamente de la Norma Suprema,
lo constituye el mandato constitucional de que ciertos bienes del
Estado, como los de dominio público, no pueden ser afectados, vo-
luntaria o forzosamente. Ese fue el criterio implícitamente señalado
por este Tribunal Constitucional en su sentencia recaída en el Exp.
N.º 006-1996-AI/TC, en la que se dejó entrever que, de conformidad
con el artículo 73º de la Constitución, tales resoluciones judiciales o
las que se emitan para ejecutarlas, no pueden recaer sobre los deno-
minados bienes de dominio público.
17. Los montos que el Estado peruano debe pagar en ejecución de sen-
tencias judiciales se originan, en su mayoría, en deudas previsio-

254425
La Sentencia Constitucional en el Perú

nales o laborales, o en indemnizaciones por daños y perjuicios o en


cuestiones comerciales. Las deudas de carácter previsional o laboral
tienen solución especial y autónoma. Y entre las otras, cabe desta-
car, por su monto, a la de los bonos de la Reforma Agraria, que ha
merecido en anterior oportunidad una sentencia de este Tribunal y
que permanece aún –después de muchos años- impaga.
Los fundamentos de esta sentencia se refieren y comprenden, entre
otras materias, y en lo que fuere aplicable, a la deuda del Estado por
los bonos de la Reforma Agraria.

§5. Artículo 1° del Decreto de Urgencia N.° 055-2001


18. El Tribunal Constitucional considera que no existen vicios de in-
constitucionalidad en el artículo 1° del Decreto de Urgencia N.°
055-2001, el cual establece que los recursos públicos no pueden ser
destinados a fines distintos de los que establece la ley.
En efecto, mediante dicho dispositivo legal tan sólo se ha repro-
ducido legislativamente el principio de legalidad presupuesta-
ria, reconocido en el artículo 77° de la Constitución, según el cual
la administración económica y financiera del Estado se rige por
el presupuesto que anualmente aprueba el Congreso. En buena
cuenta, los recursos del Estado sólo deben estar asignados a los
fines que determine la ley previamente existente.
Cabe advertir que es evidente que en el pasado no se ha respeta-
do lo previsto en esta disposición, pues se han venido destinando
diversos recursos del Estado a fines ajenos a los previstos en el or-
den presupuestal. Los funcionarios públicos que malversaron es-
tos recursos son los causantes de la imposibilidad del Estado para
cumplir sus obligaciones, entre ellas, las ordenadas por sentencias
judiciales, y deben ser sancionados en el ámbito que corresponda,
ya sea el administrativo, el civil o el penal, correspondiendo al Mi-
nisterio Público investigar y denunciar a los responsables de dichos
actos ilícitos.

§6. Artículo 2° de la Ley N.º 26756 y clase de bienes inembargables


19. El artículo 2º de la resucitada Ley N.º 26756 declara “Sólo son em-
bargables los bienes del Estado que se incluyan expresamente en la
respectiva ley”.
20. El Tribunal comparte las preocupaciones de los demandantes en
torno a la interpretación y eventual aplicación que se le podría dar

543
Sentencias Constitucionales

a dicho precepto legal. En efecto, de una lectura literal de dicho pre-


cepto, pareciera desprenderse que no es la cualidad jurídica del bien
del Estado lo que lo hace inembargable, sino, fundamentalmente,
que este se no encuentre previsto en la ley futura. Una interpreta-
ción en ese sentido, es decir, que no repare en la naturaleza jurídica
del bien del Estado, podría llevar a autorizar al legislador a excluir
de entre esos bienes embargables a determinados bienes distintos
de los denominados de dominio público, lo que sería evidentemen-
te inconstitucional.
21. De manera que el Tribunal Constitucional debe señalar que, al esta-
blecerse en el artículo 2° de la Ley N.° 26756 que “sólo son embarga-
bles los bienes del Estado que se incluyan en la respectiva Ley”, con
ello no debe entenderse que es la sola exclusión de un determinado
bien estatal de la ley futura lo que lo hace inembargable, sino, antes
bien, su condición de bien de dominio público, lo que la ley se en-
cargará de precisar.
22. Hubiera sido más eficiente que el Congreso optase por “definir” con
claridad el concepto de bien del Estado de uso privado en lugar de
“enumerar” los bienes del Estado de uso privado. En todo caso, el
Congreso decidió enumerar en una futura norma los bienes de do-
minio y uso privado del Estado, facultad que le es propia y que –en
principio- encontramos conforme a la Constitución.
23. La posibilidad de entenderse como inconstitucional el artículo 2° de la
Ley N.° 26756, no se refiere tanto al tenor de la disposición, sino, esen-
cialmente, al sentido interpretativo que de él se pueda inferir.
En efecto, si nos atenemos a la distinción entre “disposición”, como
enunciado lingüístico de un precepto legal, y “norma”, como sentido in-
terpretativo que de la disposición se pueda derivar [STC Exp. N°. 0010-
2002-AI/TC], la inconstitucionalidad no recae sobre la disposición en
cuestión, sino, concretamente, en la omisión de haberse precisado que
los bienes del Estado sobre los cuales puede recaer el embargo lo consti-
tuyen, en exclusiva, los considerados bienes de dominio privado.
24. Por tales motivos, este Colegiado considera conveniente declarar
la inconstitucionalidad de la palabra “sólo” del artículo 2° de la
Ley N.° 26756, de forma tal que, en lo sucesivo, dicha disposición
se interprete y aplique en este sentido: Los bienes del Estado que
se incluyan en la futura ley y que, por el hecho de estar allí ex-
presados, sean los únicos bienes que puedan ser embargables, lo
serán porque tienen, o deberán tener, la condición de bienes de
dominio privado.

454445
La Sentencia Constitucional en el Perú

25. Es preciso insistir en que la inexistencia de una ley especial que


determine qué bienes del Estado son embargables, no supone que
el juez de ejecución y el órgano administrativo correspondiente no
puedan dictar o ejecutar embargos sobre bienes del Estado.
Por el contrario, la inexistencia de una ley especial que fije qué bie-
nes son embargables, impone en ambos órganos públicos un deber
especial de protección del derecho a la ejecución de las resoluciones
judiciales. En efecto, la procedencia del embargo sobre bienes del
Estado, sean estos muebles o inmuebles, no debe tener más límite
que el hecho de tratarse, o tener la condición, de bienes de dominio
público, por lo que corresponde al juez, bajo responsabilidad, deter-
minar, en cada caso concreto, qué bienes cumplen o no las condicio-
nes de un bien de dominio privado y, por ende, son embargables.
26. En este sentido, ante el vacío de legislación que precise qué bienes
estatales pueden ser embargados, el principio general es que al
juez le corresponde pronunciar el carácter embargable de un de-
terminado bien, analizando, en cada caso concreto, si el bien sobre
el que se ha trabado la ejecución forzosa está o no relacionado con
el cumplimiento de las funciones del órgano público, y si está o no
afecto a un uso público.
En ese particular contexto, convendría que la Corte Suprema de la
República aplique el artículo 22° de la Ley Orgánica del Poder Judi-
cial, precisando los principios jurisprudenciales que han de ser de
obligatorio cumplimiento en todas las instancias judiciales.

§7. Artículo 1° del Decreto de Urgencia N.° 019-2001


27. El artículo 1º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001, declara:
“Los depósitos de dinero existentes en las cuentas del Estado en el
Sistema Financiero Nacional, constituyen bienes inembargables”.
28. El problema respecto a este punto es determinar si el dinero del Es-
tado existente en el Sistema Financiero Nacional constituye un bien
de dominio público y, como tal, no embargable, según lo expresa el
artículo 1° del Decreto de Urgencia N°. 019-2001.
29. Ya en la sentencia recaída en el Exp. N°. 006-1996-AI/TC, este Tri-
bunal sostuvo que los bienes del Estado pueden ser públicos o pri-
vados. Los bienes poseídos por los entes públicos, a título público,
son los comprendidos bajo el nomen de dominio público. Lo que
hace que un bien del Estado tenga dicha condición es su afectación
al servicio y uso públicos.

545
Sentencias Constitucionales

El dominio público es una forma de propiedad especial, afectada al


uso de todos, a un servicio a la comunidad o al interés nacional, es
decir, que está destinada a la satisfacción de intereses y finalidades
públicas y, por ello, como expresa el artículo 73º de la Constitución,
tiene las características de bienes inalienables e imprescriptibles,
además de inembargables.
Los bienes que no están afectos al servicio público, al uso pú-
blico o al interés nacional, incluyendo los depósitos de dinero,
constituyen, prima facie, bienes de domino privado y, como tal,
son embargables.
30. Ciertamente, determinar, en abstracto, qué depósitos de dinero del Es-
tado existentes en el Sistema Financiero Nacional constituyen bienes
de dominio público no es un asunto que, con generalidad, pueda pre-
cisar este Tribunal Constitucional en un proceso como el de inconsti-
tucionalidad de las leyes. En cambio, lo que puede afirmarse es que no
todos esos depósitos se encuentran afectos al servicio público.
En efecto y como se mencionará luego, existen determinadas cuen-
tas en el Sistema Financiero Nacional que no sólo no tienen la ca-
lidad de bien de dominio público, sino que se encuentran específi-
camente destinadas al cumplimiento de pago de las obligaciones
estatales que surjan a consecuencia de la expedición de sentencias
judiciales. Es el caso, por ejemplo, de las cuentas que por imperativo
legal deben existir en los pliegos presupuestales para tales efectos
(ver fundamentos Nos. 55 a 58, infra).
31. En este sentido, el Tribunal Constitucional considera que el artículo
1º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001 sería inconstitucional en
la parte de la disposición que no precisa que sólo tienen la condi-
ción de bienes inembargables, los que son de dominio público, es
decir, los depósitos de dinero que resultan indispensables para el
cumplimiento de los fines esenciales de los órganos del Estado o
porque contribuyen con su funcionamiento. En otras palabras: el
Tribunal considera que es inconstitucional el sentido interpretativo
que se deriva de la disposición contenida en el artículo 1º del De-
creto de Urgencia N.º 019-2001, según el cual “todo” depósito de
dinero existente en una cuenta del Estado en el Sistema Financiero
Nacional constituye un bien inembargable.
32. Tal problema de constitucionalidad puede ser resuelto expidiendo
una “sentencia interpretativa reductora”, es decir, una sentencia so-
bre cuya base el ámbito de aplicación de la disposición quede redu-
cido. Y es que en este caso, la inconstitucionalidad del artículo 1° del

654465
La Sentencia Constitucional en el Perú

Decreto de Urgencia N.º 019-2001 no reside en lo que omite, sino,


por el contrario, en su amplio margen de alcance.
Por tal motivo, el Tribunal Constitucional deja asentado que cuan-
do la disposición referida establece que “los depósitos de dinero
existentes en las cuentas del Estado en el Sistema Financiero Na-
cional, constituyen bienes inembargables”, debe interpretarse que
tales “depósitos de dinero” son sólo aquellos que se encuentren
afectos al servicio público.
Así expuesto el problema, este extremo de la pretensión debe des-
estimarse.

§8. Artículo 3° del Decreto de Urgencia N.° 019-2001


33. Atendiendo a lo expuesto, este Tribunal no encuentra inconstitu-
cional el artículo 3º del Decreto de Urgencia N.º 019-2001 cuando
establece que “Los procesos judiciales en trámite deberán adecuarse
a las disposiciones contenidas en el presente Decreto de Urgencia”,
en tanto que, en el futuro, los jueces y tribunales, al resolver, de ofi-
cio o a instancia de parte, una solicitud destinada a embargar bienes
del Estado, hagan una interpretación y aplicación del artículo 1º del
Decreto de Urgencia y las demás disposiciones afines, de acuerdo
con lo establecido en los fundamentos de esta sentencia.
Entendida la referida disposición en el sentido interpretativo con-
forme a la Constitución, el Tribunal Constitucional considera que
debe desestimarse este extremo de la demanda.
34. Debe tenerse presente que, en adelante, los órganos del Estado –y con
ellos, sus autoridades y funcionarios- están en la obligación de dar
cuenta, a solicitud del juez, de los fines que tienen los depósitos de
dinero existentes en el Sistema Financiero Nacional y, en su caso, de
cumplir los mandatos judiciales, respetándose el procedimiento seña-
lado en la ley, conforme a los criterios que más adelante se exponen.

§9. Artículo 1° de la Ley N.° 27684


35. Finalmente, queda por determinar si el artículo 1° de la Ley N.°
27684, cuestionado en la tercera demanda (Expediente N° 004-
2002-AI/TC) resulta, o no, contrario a la Constitución Política del
Estado.Alcance de los precedentes del Tribunal Constitucio-
nal sobre la materia
36. Las anteriores sentencias del Tribunal Constitucional que tienen
estrecha vinculación con la temática que ahora se aborda (recaídas

547
Sentencias Constitucionales

en las causas Nos 006-96-AI/TC y 022-96-AI/TC), no contienen


juicio alguno acerca de si es procedente o no limitar el cumpli-
miento de los mandatos judiciales que declaran obligaciones eco-
nómicas sobre el Estado, so pretexto de no contarse con disponibi-
lidad presupuestaria.
37. En aquellas oportunidades, el Tribunal Constitucional sólo se pro-
nunció en el sentido de considerar que los bienes del Estado de do-
minio privado no pueden ser susceptibles de la misma protección de
inembargabilidad que reciben los de dominio público. No ha existido
hasta la fecha un enfoque integral de dicha problemática a efectos de
determinar si puede considerarse inconstitucional, o no, el que las
sentencias expedidas en procesos donde el Estado ha sido parte y en
las cuales ha quedado obligado en términos económicos, puedan ser
condicionadas en su ejecución o cumplimiento a la disposición de
partidas presupuestales. Es en este mismo contexto que se plantea
la impugnación de los artículos 1° y 2° de la Ley N.º 27684, lo que en
realidad es el objeto central de la presente demanda.
Principio de legalidad presupuestal, principio de autotutela eje-
cutiva de la administración estatal y derecho a la ejecución de las
resoluciones judiciales
38. Las disposiciones que pretendan condicionar el ejercicio del dere-
cho a la efectividad de las resoluciones judiciales deben ser aplica-
das de conformidad a la Constitución y, por efectos del principio de
optimización de los derechos fundamentales, deben interpretarse
en el sentido que más favorezca al ejercicio del derecho.
Precisamente, uno de los condicionamientos a los que puede some-
terse el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales, tratán-
dose del Estado como sujeto procesal vencido en juicio, se relaciona
con las exigencias que se derivan de la observancia del principio de
legalidad presupuestaria del gasto público.
39. Dicho principio, que se deriva del artículo 77º de la Constitución
Política del Estado, implica que el pago de las sumas de dinero or-
denado por una resolución judicial firme, sólo podrá ser cumplido
con cargo a la partida presupuestal correspondiente. En los alcan-
ces de dicho principio de legalidad presupuestaria se encuentra,
por un lado, el origen del llamado privilegio de la autotutela eje-
cutiva de la administración, esto es, que el cumplimiento de las
sentencias condenatorias contra la administración haya de estar
sujeto al cumplimiento de un procedimiento administrativo ante
el órgano estatal deudor; y, por otro, la posibilidad de diferir la

854485
La Sentencia Constitucional en el Perú

ejecución forzada, por un lapso razonable, sobre los bienes del


Estado de dominio privado.

Análisis de constitucionalidad
40. Este Colegiado considera que al haberse sustituido el artículo 42º
de la Ley N.º 27584 por las disposiciones del artículo 1° de la Ley
N.º 27684, que declara que “las sentencias en calidad de cosa juzga-
da que ordenen el pago de suma de dinero, serán atendidas única y
exclusivamente por el Pliego Presupuestario en donde se generó la
deuda (...)” (resaltado agregado), se limita irrazonablemente la fuente
de donde pueden surgir los montos para cubrir las deudas estatales
que provengan de sentencias judiciales. En efecto, al establecerse que
“única y exclusivamente” dichos montos provendrán del Pliego Pre-
supuestario en el que tuvo origen la deuda, se niega la posibilidad de
afectar la existencia de partidas presupuestarias especiales comunes
a todos los pliegos para cubrir las respectivas obligaciones.
41. Así pues, este Colegiado considera pertinente declarar la inconstitucio-
nalidad de la expresión “única y exclusivamente” del artículo 42° de
la Ley N.° 27584, modificado por el artículo 1° de la Ley N.° 27684, de
manera tal que, en lo sucesivo, se interprete, tal como lo ha sugerido la
Defensoría del Pueblo, que los fondos para cubrir las deudas estatales
surgidas de resoluciones judiciales, no solamente pueden provenir del
Pliego Presupuestal en donde se generó la deuda, sino también de par-
tidas presupuestales comunes a todos los pliegos.
Ello, desde luego, tampoco desvirtúa la posibilidad de que, previa
aprobación del Ministerio de Economía y Finanzas, y en estricta ob-
servancia del principio de legalidad presupuestal, existan transfe-
rencias dinerarias de un pliego a otro con el propósito de honrar las
deudas respectivas.
42. El artículo 1° del Decreto Supremo N.° 175-2002-EF, que establece
que “las obligaciones de pago serán atendidas única y exclusiva-
mente con cargo a la asignación del Pliego Presupuestal”, es conexo
y concordante con el artículo 1° de la Ley N.° 27684. Este artículo
1° del Decreto Supremo 175-2002 resulta inconstitucional por los
mismos fundamentos expuestos al comentar el artículo 1° de la Ley
N° 27684, ya que reitera la expresión “única y exclusivamente”,
declarada inconstitucional.
43. Sin perjuicio de lo expuesto, es claro que al haberse modificado el
artículo 42° de la Ley N.° 27584 por las disposiciones del artículo 1°
de la Ley N.° 27684, se ha regulado la actuación que deberán tener

549
Sentencias Constitucionales

los órganos estatales ante la existencia de mandatos judiciales que


ordenen el pago de dinero al Estado, en un doble sentido: por un
lado, recordando la sujeción en la que se encuentran los órganos de
la administración en su actuación (principio de legalidad adminis-
trativa); y, por otro, el principio de legalidad presupuestaria en el
régimen jurídico del cumplimiento de las sentencias condenatorias
de pago de sumas de dinero del Estado, declarando que tal pago se
efectuará conforme a un procedimiento, cuyas reglas son:
“42.1 La Oficina General de Administración o la que haga sus veces
del Pliego Presupuestario requerido deberá proceder conforme
al mandato judicial y dentro del marco de las leyes anuales de
presupuesto.
42.2 En el caso de que para el cumplimiento de la sentencia el finan-
ciamiento ordenado en el numeral anterior resulte insuficiente, el
Titular del Pliego Presupuestario, previa evaluación y priorización
de las metas presupuestarias, podrá realizar las modificaciones pre-
supuestarias dentro de los quince días de notificada, hecho que de-
berá ser comunicado al órgano jurisdiccional correspondiente.
42.3 De existir requerimientos que superen las posibilidades de financia-
miento expresadas en los numerales precedentes, los pliegos pre-
supuestarios, bajo responsabilidad del Titular del Pliego, median-
te comunicación escrita de la Oficina General de Administración,
harán de conocimiento de la autoridad judicial su compromiso de
atender tales sentencias en el ejercicio presupuestario siguiente,
para lo cual se obliga a destinar hasta el tres por ciento (3%) de la
asignación presupuestal que le corresponda al pliego por la fuente
de recursos ordinarios.
El Ministerio de Economía y Finanzas y la Oficina de Normali-
zación Previsional, según sea el caso, calcularán el tres por cien-
to (3%) mencionado en el párrafo precedente, deduciendo el
valor correspondiente a la asignación para el pago del servicio
de la deuda pública, la reserva de contingencia y las obligacio-
nes previsionales.
42.4 Transcurridos seis meses de la notificación judicial sin haberse inicia-
do el pago u obligado al mismo de acuerdo a alguno de los procedi-
mientos establecidos en los numerales 42.1, 42.2 y 42.3 precedentes,
se podrá dar inicio al proceso de ejecución de resoluciones judiciales
previsto en el Artículo 713 y siguientes del Código Procesal Civil.
No podrán ser materia de ejecución los bienes de dominio público
conforme al Artículo 73 de la Constitución Política del Perú.”

055505
La Sentencia Constitucional en el Perú

Todo ello con la finalidad de regular y, en su caso, limitar el


derecho constitucional a la ejecución de las resoluciones judi-
ciales cuando es el Estado el obligado a realizar determinadas
prestaciones ordenadas mediante una sentencia judicial. De ahí
que el Tribunal Constitucional considere que son dos los temas
en los cuales debe centrar su análisis. Por un lado, el principio
de legalidad presupuestaria, según el cual la ejecución de las
sentencias que ordenen el pago de sumas de dinero al Estado
deberá efectuarse conforme a la Ley Anual del Presupuesto (ar-
tículo 42.1); y, por otro, cuando esas previsiones presupuesta-
rias resulten insuficientes, si el procedimiento contemplado en
los artículos 42.2, 42.3. y 42.4 satisface los principios de razona-
bilidad y proporcionalidad.
44. Se ha alegado que a través de los artículos 42.1, 42.2 y 42.3 se ha
establecido, a favor de los órganos estatales, la capacidad de poder
disponer discrecionalmente el cumplimiento de las sentencias pasa-
das en autoridad de cosa juzgada.
45. El Tribunal Constitucional no comparte dicho criterio. La necesidad
de seguirse un procedimiento administrativo, con posterioridad
a la expedición de la sentencia condenatoria contra el Estado, no
constituye, per se, un privilegio que el Legislador haya creado ex
novo, y sin sustento constitucional alguno a favor de los órganos
estatales. Se deriva, por el contrario, de los alcances del principio de
legalidad presupuestaria en los gastos de ejecución de las senten-
cias que ordenan el pago de sumas de dinero.
46. Si bien una resolución judicial firme produce la exigibilidad de la
obligación de pago de una suma de dinero determinada, ello no
quiere decir que ésta sea inmediatamente ejecutable.
Se deriva del principio de legalidad presupuestaria que la ejecu-
ción de las sentencias esté sujeta al seguimiento de un procedi-
miento previo, y en el caso de que ese procedimiento no satisfaga
la deuda o demore el pago irrazonablemente, se pueda proceder
a su ejecución forzada, pues sucede que la obligación de pago no
podrá ser satisfecha si no existe el crédito presupuestario sufi-
ciente para cubrirla.
47. De ahí que el cumplimiento de las resoluciones judiciales que deter-
minen el pago de sumas de dinero a cargo del Estado se encuentre,
en principio, reservado a esos órganos estatales, para que actúen de
acuerdo con la ley del presupuesto y las asignaciones presupuesta-
les previstas para su satisfacción.

551
Sentencias Constitucionales

48. El principio de autotutela ejecutiva de la administración en el cum-


plimiento de las sentencias que ordenan el pago de sumas de dinero
al Estado debe entenderse, necesariamente, como una actividad de
los órganos administrativos encaminada a la satisfacción de lo re-
suelto judicialmente.
En el Estado Constitucional de derecho, la autotutela ejecutiva de la ad-
ministración en el cumplimiento de las resoluciones judiciales es servi-
cial e instrumental al cumplimiento de las sentencias, y se justifica de
cara al principio de legalidad presupuestaria, como antes se ha indicado.
49. Con lo anterior, simplemente se quiere poner de relieve que el es-
tablecimiento de un procedimiento conforme al cual se deberán
ejecutar las decisiones judiciales que ordenen el pago de sumas
de dinero del Estado no es, per se, inconstitucional, y tampoco lo
es que en la fijación de ese procedimiento, como lo han expresa-
do los demandantes, se haya previsto una facultad discrecional
de los órganos de la administración para cumplir o no las deci-
siones judiciales.
50. El principio de legalidad presupuestaria debe armonizarse con el de
efectividad de las sentencias judiciales. La preservación del primero
no justifica el desconocimiento o la demora irracional en el cumpli-
miento de las sentencias judiciales. En consecuencia, debe darse pre-
ferencia al pago de las deudas más antiguas y reconocerse los intere-
ses devengados por demoras injustificadas del pago.
51. La eventual colisión entre el principio de legalidad presupuestaria
y el principio de efectividad de las sentencias judiciales debe resol-
verse sobre la base de los test de proporcionalidad y razonabilidad,
ponderando a cuál de esos principios debe dársele mayor peso y sin
desconocer, sin embargo, la importancia del otro.
52. Por ello, en la medida en que el tema del pago de intereses que ge-
nere el retraso en la ejecución de la sentencia se encuentra previsto
en el artículo 43º de la Ley N.º 27584, y que el artículo 44º de la
misma ley ha establecido que se encuentran afectados de nulidad
“los actos y disposiciones contrarios a los pronunciamientos de las
sentencias que se dicten con la finalidad de eludir el cumplimiento
de éstas”, en lo que sigue el Tribunal centrará su atención en eva-
luar si el procedimiento establecido en los artículos 42.1, 42.2 y 42.3
es idóneo para garantizar el cumplimiento de las sentencias de pago
de sumas de dinero del Estado.
53. En primer lugar, ha de expresar el Tribunal que no encuentra repa-
ro constitucional alguno en la parte del artículo 42.1 de la ley im-

255525
La Sentencia Constitucional en el Perú

pugnada, que declara: “La Oficina General de Administración o la


que haga sus veces del Pliego Presupuestario requerido deberá pro-
ceder conforme al mandato judicial y dentro del marco de las leyes
anuales de presupuesto”.
Con dicha disposición simplemente se ha establecido, como una
concreción del principio de legalidad en la actuación de los órganos
administrativos, que las oficinas generales de administración o las
que hagan sus veces, son los órganos en principio llamados a cum-
plir las resoluciones judiciales, y, en su segunda parte, como una
concreción del principio de legalidad presupuestaria en la ejecución
de pagar sumas de dinero, que ese cumplimiento de las sentencias
ha de realizarse “conforme a las leyes de presupuesto”.
No hay allí, como antes se ha expresado, autorización a tal órga-
no administrativo para que disponga libremente si cumple o no la
decisión judicial, sino un mandato de cumplimiento dentro de los
límites establecidos en la decisión judicial y la ley presupuestaria.
54. En segundo lugar, el Tribunal Constitucional tampoco considera
que sea inconstitucional el artículo 42.2 de la ley impugnada, al es-
tablecer que
“En el caso de que para el cumplimiento de la sentencia el finan-
ciamiento ordenado en el numeral anterior resulte insuficiente, el
Titular del Pliego Presupuestario, previa evaluación y priorización
de las metas presupuestarias, podrá realizar las modificaciones pre-
supuestarias dentro de los quince días de notificada, hecho que de-
berá ser comunicado al órgano jurisdiccional correspondiente”.
Y es que si bien pueden abrigarse dudas sobre la interpretación del
verbo “poder” que se utiliza en dicho precepto legal, ya que dicha
disposición podría interpretarse en el sentido de que mediante él
el titular del Pliego Presupuestario queda facultado discrecional-
mente para realizar las modificaciones presupuestarias y así poder
satisfacer el mandato ordenado en la sentencia; en realidad, con-
sidera el Tribunal que no se ha establecido allí una facultad dis-
crecional para que dicho funcionario cumpla o no con satisfacer la
suma de dinero ordenada en la sentencia.
En efecto, bien entendida la disposición, mediante ella se autoriza
a realizar modificaciones presupuestarias, con el objeto de poder
satisfacer lo ordenado por la decisión judicial. Tal autorización de
la ley para que un órgano administrativo modifique el presupuesto
de la institución, se deriva de los efectos del principio de legalidad
en la actuación administrativa, así como en el ámbito presupuestal.

553
Sentencias Constitucionales

En ese contexto, el verbo poder (“podrá” realizar las modificaciones


(...)) no debe entenderse como que la ley otorga una facultad discrecio-
nal, sino como una autorización, para que, de existir partidas presu-
puestales, el funcionario administrativo necesariamente deba disponer
de aquéllas para el cumplimiento de la sentencia, pese a que original-
mente dicha partida estaba prevista para el cumplimiento de otras me-
tas, y en la medida en que esa disposición de la partida no comprometa
la continuidad en la prestación de los servicios públicos.
55. Asimismo, el Tribunal Constitucional tampoco considera que sea
inconstitucional el artículo 42.3 de la ley, por establecer que
“De existir requerimientos que superen las posibilidades de finan-
ciamiento expresadas en los numerales precedentes, los pliegos pre-
supuestarios, bajo responsabilidad del Titular del Pliego, median-
te comunicación escrita de la Oficina General de Administración,
harán de conocimiento de la autoridad judicial su compromiso de
atender tales sentencias en el ejercicio presupuestario siguiente,
para lo cual se obliga a destinar hasta el tres por ciento (3%) de la
asignación presupuestal que le corresponda al pliego por la fuente
de recursos ordinarios.
El Ministerio de Economía y Finanzas y la Oficina de Normaliza-
ción Previsional, según sea el caso, calcularán el tres por ciento (3%)
referido en el párrafo precedente, deduciendo el valor correspon-
diente a la asignación para el pago del servicio de la deuda pública,
la reserva de contingencia y las obligaciones previsionales” (resal-
tado agregado).
Dicha disposición se refiere al procedimiento que ha de cumplir el
Estado en los casos en que se excedan las posibilidades de financia-
miento. A juicio del Tribunal, no es inconstitucional, prima facie,
que el legislador difiera el cumplimiento de la ejecución de la sen-
tencia, porque en el año presupuestal no se cuente con la disponi-
bilidad correspondiente, en la medida en que el legislador puede
establecer condicionamientos constitucionales temporales y razo-
nables al derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales, como
antes se ha dicho.
De más, está advertir que los aumentos anuales en el Presupuesto
deben concordar con el monto y la naturaleza de las deudas exigi-
das judicialmente, otorgándose prioridad a las más antiguas y a las
originadas en el trabajo, de modo que el 3% debe ser sólo un míni-
mo, pero no una cifra fija, señalada a fardo cerrado para todos los
casos, y menos una cifra máxima.

455545
La Sentencia Constitucional en el Perú

No se descartan, además, las transacciones extrajudiciales o judiciales


mediante las cuales el Estado pueda convertir con su acreedor o adju-
dicar en pago concesiones, terrenos eriazos, acciones u otros bienes o
servicios, de común acuerdo con este. Corresponde al Congreso facili-
tar estas otras maneras de cumplir las sentencias judiciales, actualizan-
do las normas sobre transacciones en las que es parte el Estado.
Sobre el particular, debe tenerse presente que, siendo insuficientes
para el cumplimiento de la obligación las instancias procedimentales
previstas en los artículos 42.1 y 42.2, el compromiso para atender los
pagos impagos surge desde el ejercicio presupuestario inmediatamen-
te siguiente, debiendo ser cubierta la deuda hasta en un máximo de 5
años, conforme lo establece el artículo 16.5.a de la Ley N.° 28128 –Ley
de Presupuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2004.
Esta última disposición ha derogado expresamente el segundo pá-
rrafo de la Séptima Disposición Final de la Ley N.° 27879 –Ley de
Presupuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2003, el cual, de
haber permanecido vigente al momento de expedirse la presente
sentencia, en aplicación del artículo 38° de la Ley N.° 26435 –Orgá-
nica del Tribunal Constitucional-, hubiese tenido que ser declarado
inconstitucional por conexión, toda vez que hacía indeterminado el
plazo para el cumplimiento efectivo de las sentencias en contra del
Estado, lesionando el derecho a la ejecución de las resoluciones ju-
diciales, so pretexto de no contarse con disponibilidad presupuestal
para satisfacerla.
Desde luego, una cosa es condicionar p, mejor, reglamentar tempo-
ralmente el derecho a ejecutar una sentencia firme, y otra, bastan-
te distinta, es que ese derecho a la ejecución quede postergado en
el tiempo sine die. A juicio de este Colegiado, establecer un plazo
máximo de 5 años para que el Estado cubra proporcionalmente la
totalidad de una obligación declarada en una resolución judicial re-
sulta razonable y, por ende, constitucional. Pero no es razonable ni
constitucional el incumplimiento de sentencias judiciales que, te-
niendo ya más de 5 años de dictadas, no hayan sido presupuestadas
conforme a la legislación vigente al tiempo de ser expedidas dichas
sentencias; en consecuencia corresponde al Ministerio Público in-
vestigar si los funcionarios públicos que incumplieron con presu-
puestar las deudas del Estado procedieron o no dolosamente.
Por otra parte, el procedimiento establecido no debe servir de he-
rramienta para postergar sine die el cumplimiento de las sentencias
judiciales contra el Estado, por lo que es procedente la vía de la

555
Sentencias Constitucionales

ejecución forzosa mientras se incumpla el pago parcial o total de la


obligación, aún cuando se haya iniciado el procedimiento, tal como
se declara en los fundamentos Nos. 63 y 64, infra, sin que el intere-
sado tenga que esperar los 5 años a que se refiere la ley.
Podrían incurrir en responsabilidad, pues, los funcionarios públicos
competentes que no hayan previsto en el Presupuesto el pago de las
deudas sentenciadas del ente estatal correspondiente. Responsabi-
lidad que eventualmente no es sólo de carácter administrativo, sino
también de orden civil o penal.
56. El Tribunal tampoco considera que sea inconstitucional la parte del
artículo 42.3 en que se ordena que, de existir requerimientos que
superen las posibilidades de financiamiento, y con el compromiso
de atenderse tales sentencias en el ejercicio presupuestal del año
siguiente, la Oficina General de Administración se obligue ante el
juez a destinar hasta un 3% de la asignación presupuestal que le
corresponda al pliego por la fuente de recursos ordinarios. Tal por-
centaje, en abstracto, y a la vista del procedimiento previo, no se
presenta, a juicio del Tribunal, como irrazonable.
57. El Tribunal Constitucional observa, con preocupación que son sólo
algunos sectores de la administración estatal los que cumplen con
depositar los montos de las referidas previsiones presupuestales. En
tal sentido, debe recordarse a los titulares de los respectivos pliegos
presupuestales, la obligación que por imperativo legal les alcanza,
siendo plenamente factible que los jueces ejecutores hagan valer la
responsabilidad penal existente en dichos funcionarios públicos, en
caso de que, pretendiendo ejecutar una sentencia judicial firme, no
puedan recurrir a la cuenta bancaria a la que se ha hecho referencia,
dada la inexistencia de la misma.
58. Debe tenerse en cuenta que, conforme a lo establecido en el ar-
tículo 43.3, la obligación del Estado de destinar hasta un 3% de
la asignación presupuestal que le corresponda al pliego por la
fuente de recursos ordinarios para cubrir la obligación de una
sentencia judicial, surge, como es lógico, cuando dicha sentencia
judicial ya existe y ha quedado firme. Pero, así vistas las cosas,
podría resultar que el inicio del procedimiento estipulado para
el pago de las obligaciones declaradas en resoluciones judiciales
(artículos 42.1), sea de mero trámite, pues dada la inexistencia de
partidas presupuestales previamente destinadas a tales efectos,
lo cierto es que resultará bastante improbable que el vencedor
en el juicio pueda hacerse cobro en dicho trámite inicial. Por tal

655565
La Sentencia Constitucional en el Perú

motivo, este Colegiado recuerda que es importante para el ade-


cuado afrontamiento de las eventuales sentencias que pudieran
resultar adversas al Estado, el concepto de “recursos contingen-
tes” o también denominado “de contingencias judiciales”, el cual
se referiere a los recursos que debe presupuestar toda entidad
pública, en atención a los procesos judiciales que, encontrándose
ya iniciados, pudieran ocasionar finalmente una sentencia con-
denatoria contra el Estado.
Dicho concepto ya ha sido aludido en el primer párrafo del artículo
16.5.a de la Ley N.° 28128. En efecto, dicho precepto refiere que “Los
Pliegos Presupuestarios del Gobierno Nacional, que deban abonar
sumas de dinero por efecto de sentencias judiciales en calidad de cosa
juzgada, atenderán dichos requerimientos única y exclusivamente
con los recursos que para tal efecto ha previsto la Ley N.° 27684 y sus
normas modificatorias, los cuales se asignarán a la cuenta habilitada
para la atención de la partida presupuestaria prevista para las con-
tingencias judiciales de cada entidad” (resaltado agregado).
Así las cosas, los órganos públicos deben habilitar cuentas no tan
sólo una vez que existe una obligación cierta de pago, sino también
para afrontar obligaciones que, aunque aún inciertas, son poten-
ciales obligaciones futuras que deberá afrontar la entidad, a conse-
cuencia de procesos judiciales en trámite (recursos contingentes).
59. Cabe advertir que el artículo 42.3 de Ley N.° 27584, modificado por
el artículo 1° de la Ley N.° 27684, ha sido reglamentado por el artí-
culo 2° del Decreto Supremo N.° 175-2002-EF, el cual, contravinien-
do el mencionado artículo 42.3 , refiere que el monto destinado
a afrontar las deudas surgidas de sentencias judiciales se origina
solamente “con cargo a la Categoría del Gasto 5, Gastos Corrien-
tes, en el Grupo Genérico 3, Bienes y Servicios, de la fuente de
financiamientos de Recursos Ordinarios”. De esta manera, este
Colegiado considera que esta norma afecta al principio de legali-
dad al que está sujeta toda disposición reglamentaria, al reducir,
extra legem, el monto destinado a atender las deudas del Estado
contenido en resoluciones judiciales, previsto en el artículo 42.3 de
la Ley N.° 25684; por lo que considera inconstitucional el artículo
2° del referido Decreto Supremo.
60. Finalmente, ha de evaluarse la constitucionalidad o inconstitucio-
nalidad del artículo 42.4 de la Ley del Proceso Contencioso Admi-
nistrativo. Dicho precepto legal declara:

557
Sentencias Constitucionales

“Transcurridos seis meses de la notificación judicial sin haberse


iniciado el pago u obligado al mismo de acuerdo a alguno de los
procedimientos establecidos en los numerales 42.1, 42.2 y 42.3
precedentes, se podrá dar inicio al proceso de ejecución de re-
soluciones judiciales previsto en el Artículo 713 y siguientes del
Código Procesal Civil. No podrán ser materia de ejecución los
bienes de dominio público conforme al Artículo 73 de la Consti-
tución Política del Perú”.
61. En primer término, el Tribunal ha de señalar que la ejecución forza-
da, como medio para el cumplimiento pleno de una sentencia que
ordena la realización de una determinada prestación, una vez que
se ha seguido un procedimiento de ejecución razonablemente im-
puesto por las exigencias del principio de legalidad presupuestal,
se encuentra necesariamente garantizado por la Constitución.
62. Este Tribunal estima razonable que se haya previsto que “Trans-
curridos seis meses de la notificación judicial sin haberse iniciado
el pago u obligado al mismo de acuerdo a alguno de los procedi-
mientos establecidos en los numerales 42.1, 42.2 y 42.3 preceden-
tes”, se pueda dar inicio al proceso de ejecución de resoluciones
judiciales, conforme a las reglas del Código Procesal Civil.
Se trata, en efecto, de una hipótesis en la que, dado el absoluto des-
interés del Estado en cubrir el monto de la deuda, y transcurridos
6 meses desde la notificación de la resolución judicial, quien tenga
una obligación judicialmente declarada pueda, a través de la eje-
cución forzosa, exigir su cumplimiento, con las limitaciones que se
derivan del artículo 73° de la Constitución, esto es, que tal ejecución
forzosa no pueda recaer sobre los bienes de dominio público.
Dicha ejecución forzosa deberá realizarse conforme a las reglas del ar-
tículo 713° y siguientes del Código Procesal Civil. En tal sentido, en
aplicación del artículo 716° de mismo cuerpo de leyes, el juez podrá
trabar embargo sobre los bienes de dominio privado del Estado que
juzgue conveniente.
Debe quedar claro que si, a criterio de este Colegiado, en la eta-
pa de ejecución forzada de las resoluciones judiciales, la judicatura
goza de la potestad para determinar los bienes estatales de domi-
nio privado sobre los que recaerá el embargo, ello se debe a que,
no habiéndose dado inicio al procedimiento previsto para cubrir
la deuda, se evidencia la inexistencia de cuentas habilitadas por el
respectivo órgano público para afrontarla. No obstante ello, resulta
claro que, en primer término, el juez deberá agotar la posibilidad de

855585
La Sentencia Constitucional en el Perú

que dichas cuentas existan a efectos de cubrir el pago con ellas; y


sólo corroborada su inexistencia, aplicar los embargos respectivos,
sin perjuicio de determinar las responsabilidades administrativas y
penales a que hubiere lugar.
Entendido en la manera como antes se ha señalado, el artículo 42.4
es plenamente legítimo.
63. No obstante, cabe precisar que de la misma disposición se puede in-
ferir otro sentido interpretativo. Este sería así: Si se ha iniciado el pro-
cedimiento establecido en los numerales 42.1, 42.2 y 42.3 de la ley im-
pugnada, y pese a ello no se ha cumplido con satisfacer la prestación
exigida por la sentencia, no cabe que se inicie un procedimiento de
ejecución forzada, pues éste sólo está contemplado para el supuesto en
el que no se hubiese seguido ninguna de las fases del procedimiento
establecido en los numerales 42.1, 42.2 y 42.3 de la ley impugnada.
64. Evidentemente, si la disposición se interpretara de esta forma, implí-
citamente se habría introducido una hipótesis inconstitucional, pues
se permitiría postergar sine die el cumplimiento de las sentencias. En
tal sentido, aunque no resulta necesario (ni conveniente) expulsar del
ordenamiento jurídico la disposición sub análisis, sí debe declararse la
inconstitucionalidad del sentido interpretativo aludido en el funda-
mento precedente. En consecuencia, al aplicarse el artículo 42.4 de
la ley impugnada, ésta no debe entenderse o aplicarse en el sentido
de que, de haberse seguido el procedimiento señalado en los nume-
rales 42.1, 42.2 y 42.3 de la ley impugnada, y aún manteniéndose
incumplida la prestación ordenada por la sentencia, no es posible
que se inicie el procedimiento de ejecución forzosa. Al contrario, si
tales prestaciones no se cumplen, pese a las limitaciones contem-
pladas, cabe que el vencedor pueda iniciar dicho procedimiento de
ejecución forzosa, luego de superada la etapa prevista en el artículo
42.3, sin éxito en el cobro.
65. Tampoco puede considerarse constitucional una interpretación
según la cual basta que el Estado haya iniciado el procedimiento
previsto en el artículo 42° de la Ley del Proceso Contencioso Ad-
ministrativo, para que el juez deba esperar los 5 ejercicios presu-
puestales a que hace alusión el artículo 16.5.a de la Ley N.° 28128
y, recién entonces ejecutar forzosamente la resolución judicial. El
plazo máximo de 5 años que tiene el Estado para pagar el íntegro
de una obligación contenida en una sentencia judicial, deberá
ser atendido por el Juez ejecutor, siempre y cuando, iniciado el
procedimiento previsto en el artículo 42° y durante toda su con-

559
Sentencias Constitucionales

tinuidad, observe signos objetivos y razonables que evidencien


que, no obstante los límites presupuestales, existe una verdadera
y manifiesta voluntad por parte del órgano público de honrar la
deuda respectiva.

§10. El marco histórico-constitucional de la deuda pública y el deber


estatal de cumplir con su pago
66. El Perú previó, desde su independencia, honrar la deuda pública.
Así lo acredita el artículo 19° de las Bases de la Constitución
Peruana, del 17 de diciembre de 1822, que dispuso literalmente:
“La Constitución reconoce la deuda del Estado, y el Congreso
establecerá los medios convenientes para su pago, al paso que
vaya liquidándose”.
La primera Constitución, de 1823, declaró que era facultad del Con-
greso (artículo 60°, inciso 8) “establecer los medios de pagar la deu-
da pública al paso que vaya liquidándose”.
En términos similares, la Constitución de 1825 concedió a la Cámara
de Tribunos la facultad de autorizar al Poder Ejecutivo para nego-
ciar empréstitos y adoptar arbitrios para extinguir la deuda pública
(artículo 43º, inciso 3).
Y las Constituciones de 1828 (artículo 48º, inciso 10), 1834 (artículo
51º, inciso 10), 1839 (artículo 55º, inciso 22), 1860 (artículo 59º, inciso
7), 1867 (artículo 59º, inciso 8), 1920 (artículo 83º, inciso 7) y 1933
(artículo 123º, inciso 8), declararon que era atribución del Congreso
“Reconocer la deuda nacional, y fijar los medios para consolidarla y
amortizarla”.
La Constitución de 1979 (artículo 141º) dispuso que “El Estado sólo
garantiza el pago de la deuda pública que contraen los gobiernos
constitucionales, de acuerdo con la Constitución y la ley”. Dicho pre-
cepto está repetido en el artículo 75º de la Constitución de 1993.
Las diversas disposiciones constitucionales, según se advierte, no hi-
cieron diferencia alguna entre la deuda pública interna y la externa,
de manera que una y otra tenían amparo en los textos respectivos.
67. La deuda pública externa, en franco incremento, es más o menos
de conocimiento del país a través de la información que, periódica
y oficialmente, proporciona el Banco Central de Reserva del Perú.
El pago de esa deuda se programa en el Presupuesto de la Repúbli-
ca. Sin embargo, no hay ningún registro de la deuda interna, ni se
conoce a cuánto asciende la devengada y exigible, ni la que pueda
tener tal naturaleza en el futuro inmediato o mediato.

056605
La Sentencia Constitucional en el Perú

La historia no debe repetirse, sobre todo cuando ha causado inmen-


so daño a la población. Por ello, se insiste en que resulta imperativo
e inexcusable que se abra un registro de tal deuda, en el que conste
el origen, la preferencia legal para la amortización y el pago, así
como todos los otros datos que permitan conocer con claridad las
obligaciones asumidas por el Tesoro Público.
Este Colegiado recomienda, en consecuencia, la creación de un re-
gistro de la deuda pública interna, así como de los plazos y condi-
ciones para su amortización paulatina y su cancelación, dentro de
las posibilidades fiscales; y sin desmedro de los servicios básicos
que debe cumplir el Estado en cuanto a salud, educación, vivienda,
saneamiento y seguridad.

§11. Responsabilidad solidaria de los funcionarios


68. Los presupuestos del Estado Social y Democrático de Derecho exi-
gen, no sólo el cumplimiento de las sentencias judiciales por parte
del Estado, sino también conocer el origen de las obligaciones, los
motivos por los que no fueron canceladas oportunamente y la res-
ponsabilidad de los operadores estaduales que intervinieron en la
generación de dicha obligación, razón por la cual, el Ejecutivo debe
crear una Comisión especial para que analice las obligaciones ya
referidas y establezca un Registro de la deuda interna.
Es necesario establecer la responsabilidad solidaria de los funcio-
narios públicos con el Estado, respecto de los actos administra-
tivos que dispongan, celebren o ejecuten. La impunidad penal y
la irresponsabilidad civil han permitido que la República haya
sido gobernada de manera inescrupulosa, especialmente en los
períodos de facto, a pesar de que, previsoriamente, el artículo 15°
de las Bases de la Constitución Peruana, dispuso que “Los que
ejercen el poder ejecutivo y los ministros de estado son responsa-
bles in solidum por las resoluciones tomadas en común, y cada
ministro en particular por los actos peculiares a su departamen-
to” (resaltado agregado).
Asimismo, la Constitución de 1823 (artículo 78º) indicó que “El
Presidente es responsable de los actos de su administración” y (ar-
tículo 84º) que “Son responsables in solidum los Ministros por las
resoluciones tomadas en común, y cada uno en particular por los
actos peculiares de su departamento”.
Las demás Cartas Políticas han mantenido el criterio de la responsa-
bilidad solidaria de los ministros de Estado, pero en términos más o

561
Sentencias Constitucionales

menos restringidos o ambiguos, que las han hecho inoperantes. En


cuanto a otros funcionarios públicos, del mismo o de menor rango,
la responsabilidad solidaria por los actos que ejercen en nombre del
Estado es lamentablemente inexistente, salvo la que se deriva de los
delitos que perpetren en agravio de la República.
Es menester, por consiguiente, que se incorpore a la Constitución la
norma que establezca la responsabilidad de los funcionarios públi-
cos ante el Estado y la de éste y aquéllos en los casos en que causen
perjuicios a terceros, sin perjuicio de legislarse, en plazo razonable,
respecto a la responsabilidad civil solidaria de los funcionarios pú-
blicos y del Estado frente a terceros.
Este Colegiado reitera que, por aplicación ultraactiva del artículo 307º
de la Constitución de 1979, corresponde al Congreso decretar, me-
diante acuerdo adoptado por la mayoría absoluta de sus miembros,
la incautación de todo o de parte de los bienes de los responsables del
golpe de Estado de 5 de abril de 1992 y de quienes se hayan enrique-
cido al amparo de la usurpación para resarcir a la República de los
perjuicios que se le hayan causado.
Es pertinente exhortar al Congreso a efectos de que dicte la ley que
regule el ejercicio de la acción pauliana contra los autores del Decreto
Ley N.° 25418, en cuyo artículo 8° se dispuso dejar en suspenso la
Constitución de 1979, violando así esa Carta Magna, y de todos los
otros funcionarios, civiles, militares y policías, incursos en la respon-
sabilidad de resarcimiento prevista en el referido artículo 307° de la
anterior Constitución. De no aprobarse tal ley en un plazo razonable,
los acreedores del Estado estarán autorizados para acogerse a las dis-
posiciones pertinentes del Código Civil.
Este Colegiado exhorta, asimismo, a la Fiscalía de la Nación para que,
en ejercicio de las atribuciones previstas en los artículos 158°, 159° y
160° de la Constitución, formule las denuncias a que haya lugar por
los delitos tipificados en los artículos 317° y 346° del Código Penal,
que sancionan con pena privativa de la libertad no menor de ocho ni
mayor de veinte años a quienes integran una agrupación ilícita que
comete el delito contra los Poderes del Estado, contra los responsa-
bles del golpe de Estado del 5 de abril de 1992; acción penal que sólo
prescribirá, de acuerdo con el artículo 80° del Código Penal, el 5 de
abril de 2012.

256625
La Sentencia Constitucional en el Perú

§12. Informe de la Comisión Multisectorial encargada de estudiar y


formular propuestas técnicas y normativa orientada a coadyuvar
al cumplimiento de sentencias por parte de la Administración Es-
tatal y de la Opinión Particular de la Defensoría del Pueblo
69. Al Tribunal Constitucional no le es ajeno que el Estado peruano no
es precisamente un Estado rico, y que muchas veces no cuenta con
los fondos necesarios para satisfacer los más elementales servicios
públicos con idoneidad, eficiencia y calidad.
Pero tal condición tampoco puede servir como un pretexto constitu-
cionalmente suficiente como para autorizar el sacrificio del derecho
a la efectividad de las resoluciones judiciales, cuando existen otros
medios y medidas que pudieran implementarse con el objeto de sa-
tisfacer las deudas ordenadas por sentencias firmes.
Resulta alarmante que –según el informe de la Comisión Multi-
sectorial encargada de estudiar y formular propuestas técnicas y
normativa orientadas a coadyuvar al cumplimiento de sentencias
por parte de la Administración Estatal, conformada mediante las
Resoluciones Ministeriales N°. 238-2003-PCM y 317-2003-PCM-
“no se cuenta con un registro de todas las obligaciones del Estado
pendientes de ejecución en virtud a sentencias en calidad de cosa
juzgada, lo cual no permite calcular de manera cabal la magnitud
del problema” (conclusión 2); que se desconozcan las razones por
las que las entidades estatales se resisten a cumplir tales sentencias
(conclusión 4); que existan vacíos en la normatividad vigente que
permiten interpretaciones inconstitucionales en el cumplimiento de
sentencias (conclusión 11); que el registro inmobiliario de los bienes
del Estado a nivel nacional esté desactualizado y se desconozca la
realidad patrimonial de cada entidad estatal y del Estado mismo:
“como consecuencia de ello, no se puede establecer si todas las en-
tidades públicas están realizado un uso efectivo de los bienes de
su propiedad o sobre los que ejerzan algún otro derecho real, de
tal modo que permita constituir un Fondo Patrimonial Estatal de
disponibilidad restringida, para atender alternativamente el man-
dato de sentencias contra el Estado” (conclusión 13); que la mayo-
ría de comisiones constituidas para solucionar el cumplimiento por
el Estado de sentencias judiciales no hayan culminado sus trabajos
quedando sus miembros impunes, y que no exista ley que regule el
Régimen Jurídico de los Bienes del Estado (conclusión 15).
70. Dentro del conjunto de medidas sugeridas por la referida Comi-
sión Multisectorial y por la Defensoría del Pueblo en su Opinión

563
Sentencias Constitucionales

Particular del Informe Final antes citado, este Tribunal considera


que varias de esas medidas merecen implementación administra-
tiva o legislativa, adicionando, a su vez, otras medidas que estima
importantes. A saber:
- Establecer un registro actualizado, público y transparente de las
deudas que tiene el Estado, debido a sentencias judiciales firmes.
- Establecer un registro actualizado de los bienes del Estado, distin-
guiendo entre los que son de dominio público y aquellos que son de
dominio privado.
- Crear programas de previsión de gastos para atender el cumpli-
miento de sentencias que puedan razonablemente ser desfavora-
bles al Estado, desde el momento en que se dicte la sentencia de
primera instancia.
- Sancionar sin omisión alguna a los funcionarios que no presupuesten
oportunamente las deudas de su sector, derivadas de sentencias judicia-
les firmes, modificando el artículo 48° de la Ley de Gestión Presupuesta-
ria del Estado.
- Modificar el artículo 17° de la Ley de Gestión Presupuestaria del
Estado para destinarse un porcentaje razonable de la reserva de
contingencia al pago de sentencias que hayan adquirido la calidad
de cosa juzgada con posterioridad a la programación y formulación
del presupuesto de cada año fiscal.
- Establecer legalmente que el gasto para el cumplimiento de sentencias es
prioritario en la programación y formulación presupuestaria.
- Contemplar legalmente la posibilidad de sustituir la prestación ordena-
da en la sentencia, previa aceptación del deudor, ya sea mediante una
indemnización, o adjudicación en pago, o compensación de créditos.
- Regular la posibilidad de fraccionar las prestaciones ordenadas por
mandato judicial.
- Establecer la prelación en los pagos ordenados en sentencias judiciales
desfavorables al Estado, considerando la antigüedad de las sentencias
firmes irrazonablemente retrasadas en su ejecución.
- Establecer la responsabilidad penal, civil o administrativa en los casos de
generación de deudas motivadas por razones dolosas, culpa inexcusable
o arbitrariedad de funcionarios públicos.

456645
La Sentencia Constitucional en el Perú

§13. Independencia de la judicatura en el ejercicio de la función juris-


diccional y vinculación del juez a las leyes constitucionales
71. Finalmente, el Tribunal Constitucional observa con mucha pre-
ocupación que, cuando en ejercicio pleno e irrestricto de la función
jurisdiccional, los jueces han efectuado el control judicial de cons-
titucionalidad de las leyes y, en consecuencia, no aplicaron por in-
constitucionales diversas disposiciones legislativas –muchas de las
cuales han sido objeto de pronunciamiento en esta sentencia- el Es-
tado ha iniciado acciones penales contra dichos magistrados, por la
supuesta comisión del delito de prevaricato.
Sobre el particular, el Tribunal Constitucional recuerda que cuando
el artículo 418° del Código Penal sanciona el acto de dictar una reso-
lución o expedir un dictamen “contrarios al texto expreso y claro de
la ley”, evidentemente hace alusión a una ley constitucionalmente
válida. Y es que los jueces y fiscales están obligados a aplicar la ley
conforme a su texto claro y expreso, siempre que se encuentre confor-
me con la Constitución (y en esto los asiste toda sentencia del Tribu-
nal Constitucional), y a no aplicarla en el supuesto contrario.

FALLO
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la au-
toridad que la Constitución Política del Perú le confiere,
Ha Resuelto
1. Declarar que carece de objeto pronunciarse sobre la validez de los
artículos 2°, 3° y 5° del Decreto de Urgencia N.° 055-2001, por haber-
se producido la sustracción de la materia.
2. Declarar la inconstitucionalidad del artículo 2° de la Ley N.° 26756, en
la parte que contiene el adverbio “Sólo”, quedando subsistente dicho
artículo 2° con la siguiente redacción: “Son embargables los bienes del
Estado que se incluyan expresamente en la respectiva ley”.
3. Declarar la inconstitucionalidad de la expresión “única y exclusiva-
mente” del artículo 42° de la Ley N.° 27584, modificado por el ar-
tículo 1° de la Ley N.° 27684, quedando subsistente dicho precepto
legal con la siguiente redacción: “Las sentencias en calidad de cosa
juzgada que ordenen el pago de suma de dinero, serán atendidas por
el Pliego Presupuestario en donde se generó la deuda, bajo responsa-
bilidad del Titular del Pliego, y su cumplimiento se hará de acuerdo
con los procedimientos que a continuación se señalan:
(...)”.

565
Sentencias Constitucionales

4. Desestimar las demandas en lo demás que contienen.


5. Integrar al fallo los fundamentos Nos. 24 a 26, 32 a 34, 41, 42, 53 a 55,
58, 59, 62 a 65, 68, supra.
6. Recomendar la creación de un registro de la deuda pública inter-
na, conforme al fundamento N.° 67 de esta sentencia, así como la
adopción de las medidas señaladas en el fundamentos Nos. 68 y
70 de esta sentencia, y otras análogas que permitan contar con una
política estatal destinada al pago de la deuda interna.
Publíquese en el diario oficial El Peruano y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI
REY TERRY
AGUIRRE ROCA
REVOREDO MARSANO
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA

656665
La Sentencia Constitucional en el Perú

FUNDAMENTO SINGULAR DEL MAGISTRADO MANUEL


AGUIRRE ROCA
De acuerdo con la mayor parte de la fundamentación y del FALLO de
la presente Sentencia, creo de mi deber dejar constancia, sin embargo, de
dos precisiones, a saber:
a) Que respecto de los fundamentos 64, 65 y concordantes, estimo
necesario aclarar mi criterio en el sentido de que, interpretado el
artículo 42.4 como se hace en el precitado fundamento 64, la regla
respectiva no sólo sería inconstitucional, sino que debería ser expul-
sada del sistema u ordenamiento jurídico; y que lo mismo se aplica
al plazo de los 5 años que aparece en el artículo 16.5.a de la Ley N.°
28128. En ambos casos, en suma, no puede privarse al acreedor del
derecho de recurrir, pasados los 6 primeros meses correspondientes
a los trámites administrativos, del derecho de recurrir a la ejecu-
ción forzada, aun cuando se haya respetado previamente el pro-
cedimiento de los artículos 42.1, 42.2 y 42.3, y haya dado el Estado
signos claros de su voluntad de cumplir con la sentencia; y,
b) Que, respecto del fundamento 68, corriente bajo el subtítulo de Res-
ponsabilidad solidaria de los funcionarios, y que, en verdad, no es
materia, procesalmente hablando, de estos autos, también debo pre-
cisar que considero que, en principio, todas las normas de derecho son
ultractivas, habida cuenta de que los hechos y actos ocurridos durante
su vigencia, siguen siempre sujetos a ellas, de modo que la decantada
ultraactividad del artículo 307° de la Constitución precedente, no es
una excepción a la regla, sino sólo una manifestación de ella. Además,
es necesario tener presente que las normas preconstitucionales (ya sean
de rango legal, inferior al legal, o superior al legal, verbigracia, consti-
tucional, como lo es el glosado artículo 307° –puesto que el mismo es
parte de la Constitución del 79’ que, como se sabe, fue reemplazada
por la actual de 1993, y, por tal motivo, respecto de ésta, es precons-
titucional– están sujetas, en su ultraactividad y efectos, en general, al
régimen resultante de la Constitución vigente.

SR
AGUIRRE ROCA

567
568
Exp. Nº 4080-2004-AC [Acción de Cumplimiento promovida por Mario Fer-
nando Ramos Hostia contra la Unidad de Gestión Educativa de Chincha, represen-
tada por don Héctor Edilberto Sotelo Sotelo, para que cumpla con lo establecido en
la Ley N.° 27648].

Fecha de Resolución: 28 de enero de 2005


Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 26 de octubre de 2005

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 28 días de enero de 2005, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, con la asistencia de los magistrados Bardelli Lartirigoyen,
Gonzales Ojeda y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia

  ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por don Mario Fernando Ramos
Hostia contra la Resolución de la Segunda Sala Mixta de Chincha de la
Corte Superior de Justicia de Ica, de fojas 137, su fecha 27 de setiembre de
2004, que declaró infundada la acción de cumplimiento de autos.

  ANTECEDENTES
Con fecha 15 de marzo de 2004, el recurrente interpone demanda
de cumplimiento contra la Unidad de Gestión Educativa de Chincha,
representada por don Héctor Edilberto Sotelo Sotelo, para que cumpla
con lo establecido en la Ley N.° 27648, que modifica el artículo 42°,
numeral 42.3, de la Ley N.° 27584, así como en los artículos 2°, 4° y 6°
del D.S. N.° 157-2002-EF, y proceda a destinar el tres por ciento (3%) del
presupuesto de sus recursos ordinarios para el pago de las sentencias
en calidad de cosa juzgada. Refiere que en anterior acción de cumpli-
miento sobre materia diferente, mediante Resolución Judicial N.° 07 de
fecha 25 de octubre de 2002, el Juez del Primer Juzgado Civil de Chin-
cha ordenó a la entidad emplazada que cumpla con lo establecido en
la R.D.R. N.° 0604-02, motivo por el cual la mencionada entidad edu-
cativa emitió las R.D. N.° 00055-03 y N.° 00460-03, otorgándole crédito
devengado por las sumas de cuatro mil seiscientos sesenticinco nuevos
soles con ochenticinco céntimos (S/. 4665,85) y cuatrocientos nueve
nuevos soles con sesentinueve céntimos (S/. 409,69), respectivamente,
sin que a la fecha se dé cumplimiento a tales mandatos.
 La emplazada contesta la demanda manifestando que, efectivamente,
la Resolución Judicial N.° 07 le ordena cumplir con lo referido en el R.D.

569
Sentencias Constitucionales

N.° 604-02, aunque ésta en ningún momento ordena el pago de suma


de dinero, de modo que no se cumpliría el supuesto que prescribe el
artículo 42° de la Ley N.° 27684, en el sentido de que, “(...) las senten-
cias en calidad de cosa juzgada que ordenen el pago de suma de dinero
serán atendidos única y exclusivamente por el Pliego Presupuestal en
donde se generó la demanda”, puesto que no estamos aquí ante una
obligación dineraria.
El Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio
de Educación propone la excepción de falta de agotamiento de la vía ad-
ministrativa, y contesta la demanda señalando que la UGE Chincha viene
cumpliendo con destinar el 3% de su presupuesto para el pago de las sen-
tencias con calidad de cosa juzgada, y que en todo caso lo que origina el
retraso del cumplimiento de esta obligación es la falta de disponibilidad
económica financiera, ya que el pago de estas bonificaciones no estaban
presupuestadas en el calendario de compromisos del período 2004, fecha
en que el demandante reclamó el cumplimiento de las resoluciones, me-
diante remisión de carta notarial.
El Juzgado Especializado en lo Civil de Chincha, con fecha 27 de mayo
de 2004, declara infundada la demanda, por considerar que para acogerse
a los procedimientos que establece el artículo 42° de la Ley del Proceso
Contencioso Administrativo, debe haber un mandato jurisdiccional que
ordene el pago de una suma líquida, ya que ni la R.D.R. N.° 604-02, ni la
R.D. N.° 00055-03, ordenan el pago de una suma de dinero.
 La recurrida confirma la apelada, bajo el fundamento de que, habién-
dose determinado lo adeudado, su ejecución debe realizarse en la vía ad-
ministrativa con arreglo a las normas contenidas en la Ley N.° 27444 o, en
su defecto, debe recurrirse al órgano jurisdiccional vía la Acción Conten-
ciosa Administrativa.

FUNDAMENTOS
1. El recurrente manifiesta que su pretensión consiste en que se cum-
pla con lo establecido en la Ley N.° 27684, es decir, que se destine
el 3% del presupuesto de los recursos ordinarios de la Unidad de
Gestión Educativa de Chincha para el pago de las sentencias en
calidad de cosa juzgada. Es decir, lo que el demandante realmente
pretende es lograr la eficacia de una sentencia emitida en un proce-
so anterior sobre cumplimiento donde, de manera bastante clara,
el Juez a quo ordenó que la emplazada Dirección Sub-Regional de
Educación Paracas-Chincha cumpla “dentro del plazo de diez días
con lo establecido en la Resolución Directoral N.° 0604, de fecha 14

057705
La Sentencia Constitucional en el Perú

de marzo de 2002” (Expediente N.° 2002-0264-141102JC01). Lo que


la Resolución Administrativa en referencia ordenaba, era que se
le reconozca un reintegro al recurrente “(...) conforme a la plaza y
presupuesto analítico de personal a la época de ingreso al trabajo de
Especialista Administrativo I fijo (..).”.

 §1. Adecuación del petitorio y principio iura novit curia


 2. Este Tribunal considera que lo que en el presente caso se encuentra
en juego, más que la eficacia de determinada ley sobre asignación
presupuestal para dar cumplimiento a las resoluciones judiciales,
es en realidad la plena eficacia de la primera sentencia judicial que
declaró fundada la pretensión del actor. Ello no obstante, no puede
ventilarse en un proceso de cumplimiento, puesto que las decisio-
nes judiciales para su ejecución no requieren de ninguna actuación
adicional de la jurisdicción y deben cumplirse por su sólo mérito,
conforme lo ha reiterando este Colegiado, entre otras, en la senten-
cia emitida en el Expediente N.° 0710-2004-AC/TC.
 3. En consecuencia, en aplicación del principio iura novit curia enun-
ciado en el artículo VIII del Código Procesal Constitucional, este
Colegiado entiende que en el presente caso, en correspondencia
con los principios del proceso constitucional recogidos en el artí-
culo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
(principios de dirección judicial del proceso y economía procesal),
así como de suplencia de la queja deficiente recogida en nuestra
propia jurisprudencia (Exp. N.° 0569-2003-AC/TC), resulta necesa-
rio adecuar el presente proceso a las reglas del proceso de amparo y
resolver con arreglo a ellas.
 4. En efecto, conforme se ha establecido en jurisprudencia vinculante,
“(...) a diferencia de los jueces ordinarios, quienes en la mayoría de
los casos mantienen una vinculación rígida con la ley, el deber de
suplir los actos defectuosos es exigible ineludiblemente en el caso
del juez constitucional, debido al deber especial de protección de
los derechos fundamentales que informa los procesos constitucio-
nales”. (Exp. N.° 0569-2003-AC/TC, FJ.3).
 5. La finalidad de los procesos constitucionales no sólo es la defensa de
concretos derechos subjetivos, sino también la tutela de los valores
objetivos de la Constitución. Como antes lo ha señalado este Colegia-
do, los derechos fundamentales no sólo tienen una dimensión subje-
tiva [esto es, no valen sólo como derechos subjetivos], sino también
una dimensión objetiva, puesto que constituyen el orden material de

571
Sentencias Constitucionales

valores en los cuales se sustenta el ordenamiento constitucional (cf.


STC N.os 0976-2001-AA/TC, 0964-2002-AA/TC, 0858-2003-AA/TC
entre otras). Esta es quizá la nota más saltante en lo que hace a las
diferencias entre Estado Liberal Decimonónico de Derecho y Estado
Social y Democrático de Derecho: el valor objetivo de la Constitución,
que en determinados supuestos opera incluso como límite o condi-
cionante de las libertades y derechos individuales.
6. En este contexto, el Juez constitucional constituye una especie de me-
diador entre estos valores constitucionales y los derechos y libertades
que la misma norma garantiza, a efectos de lograr una prudente pon-
deración entre los mismos y hacer posible la democracia constitucio-
nal con plena eficacia y vigencia de los derechos fundamentales.
 7. El principio iura novit curia que recoge el Código Procesal Constitu-
cional en su artículo VIII, a la luz de la situación mencionada, debe
ser entendido como un atributo del Juez constitucional destinado a
lograr una relación armónica entre los derechos cuya tutela le en-
comienda la Constitución a través del Derecho Procesal Constitu-
cional y los propios valores que consagra la Carta Fundamental. El
aforismo reza “El Tribunal conoce el Derecho” y, en el ámbito de la
justicia constitucional, esto supone que el Tribunal debe amparar
de la mejor manera las pretensiones sobre violaciones o amenazas
a los derechos fundamentales. El “Tribunal conoce el Derecho” su-
pone, en esta sede, la necesidad de prestar el mejor auxilio de la
jurisprudencia y del derecho vigente en aras de salvaguardar, en los
mejores términos, las alegaciones de violaciones a los derechos que
las partes presentan a través de sus demandas.
 8. Podría recusarse que tal consideración pondría en riesgo otros prin-
cipios del proceso como el dispositivo, que caracteriza a los proce-
sos civiles, y según el cual son las partes las únicas que determinan
los términos en que debe pronunciarse el Juez; o el de congruencia,
a tenor del cual la decisión de un tribunal debe estar directamente
vinculada a la pretensión planteada por las partes. Este Colegiado
considera que tales principios, que inspiran el proceso civil, no pue-
den ser comprendidos en los mismos términos en los procesos cons-
titucionales. En todo caso, el límite en la adecuación de las preten-
siones al derecho aplicable se sujeta a la necesidad de defensa que
debe operar irreductiblemente respecto de las alegaciones o causa
petendi que han planteado las partes. Si en la adecuación del peti-
torio no se afecta el derecho de defensa de la parte emplazada, el
Tribunal no habrá sobrepasado sus límites de actuación permitidos

257725
La Sentencia Constitucional en el Perú

por el ordenamiento jurídico. En tal sentido, se ha señalado ante-


riormente que “(...) cuando se trate del aforismo iura novit curia, este
Tribunal, al aplicar el derecho a las cuestiones debatidas, buscará no
alterar ni sustituir las pretensiones y hechos fácticos que sustentan
la demanda y resulten acreditados en el proceso”. (Exp. N.° 0569-
2003-AC/TC F.J. 9).
 9. En el presente caso, la parte emplazada no ha negado en ningún
momento los hechos alegados por el recurrente; y, aunque sustenta-
dos en una errada fundamentación jurídica, han sido objeto de con-
tradicción. En consecuencia, la adecuación de los hechos alegados
a la vía del proceso de amparo, no afecta el derecho de defensa o
contradicción de la emplazada, pues simplemente se está aplicando
el principio iura novit curia en los términos en que ha sido expuesto
en los fundamentos precedentes.
 10. Entonces, ajustándose a las reglas del proceso de amparo y ade-
cuando la pretensión del actor a la finalidad que persigue, este
Colegiado considera que su pronunciamiento debe establecer: a)
si de la sentencia de fecha 25 de octubre de 2002, emitida por
el Juzgado Civil de Chincha, puede deducirse el mandato que
ahora exige el actor mediante la demanda de autos; b) si con el
incumplimiento de la sentencia, así como de las resoluciones ad-
ministrativas posteriores a la misma, afecta el derecho del recu-
rrente a la tutela judicial efectiva en su dimensión de derecho a
la ejecución de las resoluciones judiciales, reconocido en la Cons-
titución en el artículo 139°, inciso 3.

§2. Cumplimiento de la sentencia mediante actos administrativos


11. Si bien la sentencia en el primer proceso de cumplimiento hace refe-
rencia a la Resolución Directoral N.° 0604, de 14 de marzo de 2002,
resulta claro para este Colegiado que lo que allí se ordena es que la
emplazada cumpla con hacer efectivo el pago de lo que resulte lue-
go del recálculo del pago y reintegro, conforme a lo que se ordenó
en la Resolución Administrativa correspondiente. En cumplimiento
de dicha sentencia es que se emitieron las Resoluciones Directora-
les N.os 00055-03 y 00460-03 el 23 de enero de 2003 y 18 de mar-
zo de 2003, respectivamente. En la primera de ellas, se determina
otorgar crédito devengado al recurrente por diferencia de pagos
pendientes “desde el 15 de febrero al 12 de julio de 2002”, liqui-
dándose por dicho concepto la suma de S/. 4,665.85; mientras que
mediante la segunda, se dispuso otorgar crédito devengado por

573
Sentencias Constitucionales

diferencia de pago correspondiente al mes de mayo de 2001 por la


suma de S/. 409.69.
12. La emplazada, en su escrito de contestación de demanda, aduce que
las referidas resoluciones “(...) en ningún momento ordenan el pago
de suma de dinero (...)” y que, por ello, no habría un mandamus exi-
gible. Este Colegiado no comparte tal posición, no sólo porque asu-
miendo un exceso de formalismo se pretende desconocer la eficacia
y el contenido de lo que en dichas resoluciones se ha dispuesto, sino
porque en la base de las mismas se encuentra una decisión jurisdic-
cional emitida en un proceso judicial previo y cuyo cumplimiento
se pretende, en el fondo, evadir.
13. En anteriores casos, similares al ahora examinado (Expedientes N.°
2376-2003-AC/TC y N.° 710-2004-AC/TC), este Colegiado había es-
tablecido que la acción de cumplimiento no era la vía idónea para
demandar el cumplimiento de una resolución judicial, establecien-
do de manera enérgica que corresponde a la magistratura ordina-
ria, en la fase de ejecución de la respectiva sentencia, “(...) la respon-
sabilidad de ejecutar la sentencia emitida, en sus propios términos
y sin dejar abierta la posibilidad que el órgano administrativo in-
terprete la misma”. En esta oportunidad, no obstante, al haberse
adecuado la pretensión del actor al cauce del proceso de amparo,
es atinente esclarecer los alcances del derecho a la tutela judicial en
fase de ejecución de las sentencias, a efectos de establecer si en el
presente caso se han afectado, o no, alguno de las manifestaciones
de este Derecho.

 §3. Derecho a la ejecución de las sentencias como manifestación del


derecho a la tutela judicial efectiva
 14. El derecho a la tutela judicial efectiva está reconocido en nuestro
ordenamiento constitucional en el artículo 139°, inciso 3, donde si
bien aparece como “principio y derecho de la función jurisdiccio-
nal”, es claro tanto para la doctrina unánime como para la propia
jurisprudencia de este Tribunal, que se trata de un derecho constitu-
cional que en su vertiente subjetiva supone, en términos generales,
un derecho a favor de toda persona de acceder de manera directa o
a través de representante ante los órganos judiciales; de ejercer sin
ninguna interferencia los recursos y medios de defensa que fran-
quea la ley; de obtener una decisión razonablemente fundada en
derecho; y, finalmente, de exigir la plena ejecución de la resolución
de fondo obtenida.

457745
La Sentencia Constitucional en el Perú

 15. Como lo ha precisado este Colegiado, “(...) el derecho a la ejecución


de las resoluciones judiciales que han pasado en autoridad de cosa
juzgada, es una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional,
reconocido en el inciso 3) del artículo 139º de la Constitución. Tam-
bién se encuentra aludido en el segundo párrafo del inciso 2) del
mismo artículo 139º, cuando se menciona que ninguna autoridad
puede (...) dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autori-
dad de cosa juzgada (...) ni retardar su ejecución”.( Sentencia emiti-
da en el Expediente N.° 0015-2001-AI/TC, FJ 8).
 16. El derecho a la ejecución de las decisiones jurisdiccionales resulta de
especial relevancia no sólo por su manifestación de derecho de tutela
judicial, sino porque constituye una garantía sine qua non para que
pueda evidenciarse, en la práctica, el principio de independencia ju-
dicial, que conforme lo ha declarado este Tribunal no es sólo uno de
los elementos “(...) que, conforme al artículo 43.° de la Constitución,
nos configuran como una República Democrática”, sino que, además,
resulta “(...) necesaria (o) para inspirar la confianza de los ciudada-
nos en los tribunales” (Expediente N.° 0004-2004-CC/TC, fj. 33). Si
las sentencias de los jueces no se cumplen, simplemente no podría
hablarse de un Poder Judicial independiente que es capaz de hacer
valer su juris dictio con plena eficacia respecto de lo que decide, y de
este modo, los ciudadanos no tendrían un garante real para la protec-
ción de sus derechos.

 §4. El derecho a la ejecución de las sentencias como mandato a su


cumplimiento pleno y oportuno
 17. El cumplimiento pleno de lo establecido en una decisión judicial
supone, por otro lado, la satisfacción real y efectiva, en tiempo opor-
tuno, de lo decidido por el poder jurisdiccional. No es posible ad-
mitir como alegato que, si lo que se ordena mediante una sentencia
judicial es la realización de uno o más actos administrativos previos
a la asignación de un monto que se ha dejado de pagar, cuando co-
rrespondía hacerlo, y debido a que en la medida que en la sentencia
no se ha ordenado el pago de una suma líquida, tal obligación no
es atendible en la etapa de ejecución. Es como pretender que para
el cumplimiento de las obligaciones de la administración, haya que
pasar previamente por el Poder judicial, en una suerte de interme-
diación jurisdiccional permanente.
 18. Esta forma de concebir las responsabilidades y obligaciones de par-
te de los funcionarios de la Dirección Sub-Regional de Educación

575
Sentencias Constitucionales

Paracas-Chincha, resulta desde todo punto de vista reprochable, no


sólo porque apelando a argucias formalistas pretende desconocer
derechos con contenido constitucional como el aquí evaluado, sino
porque, en perspectiva, distorsiona ante la sociedad la imagen del Es-
tado democrático y como ya se ha afirmado, genera la desconfianza
y el desaliento de los ciudadanos ante las instituciones. Este Tribunal
considera que la construcción de una administración pública demo-
crática, sensible a los derechos y abierta al diálogo ciudadano perma-
nente, pasa necesariamente por un cambio radical de actitudes y de
mentalidad de parte de los funcionarios públicos. La función pública
debe ser asumida como un compromiso diario con los valores del
Estado Social y Democrático de Derecho, el cual parte de comprender
que el ejercicio de todo cargo público, desde la más alta magistratura
encarnada en el cargo de Presidente de la República, está al servicio
de la nación y de sus ciudadanos.

 §5. Plazo razonable en la ejecución de las sentencias


 19. El derecho a la ejecución de la decisión de fondo contenida en
una sentencia firme, también supone su cumplimiento en tiempo
oportuno. El derecho a obtener un pronunciamiento de fondo en
un plazo razonable, ha sido precisado por este Colegiado como
una “(...) manifestación implícita del derecho al debido proceso
y la tutela judicial efectiva reconocidos en la Carta Fundamen-
tal (artículo 139º3 de la Constitución) y, en tal medida, se funda
en el respeto a la dignidad de la persona humana”. (Expediente
N° 0549-2004-HC/TC, F.J. 3). Si bien tal precisión se hacía en el
ámbito de afectación del derecho de libertad como consecuencia
de un proceso penal, este Tribunal considera que el derecho a
una decisión sobre el fondo y al cumplimiento de la misma en
un plazo razonable es extrapolable a todo tipo de procesos juris-
diccionales. El plazo razonable no sólo debe entenderse referido
al trámite que existe entre la presentación de una demanda y la
decisión sobre el fondo, sino que resulta indispensable que dicho
concepto se entienda también como una exigencia para lograr
la efectividad del pronunciamiento judicial en un plazo que no
debe exceder lo que la naturaleza del caso y sus naturales com-
plicaciones de cumplimiento ameriten, sin que en ningún caso su
ejecución se difiera por dilaciones indebidas.
 20. En consecuencia, toda dilación indebida que retarde innecesaria-
mente el cumplimiento pleno de lo que mediante una sentencia
judicial firme se ha ordenado, debe entenderse como vulnerato-

657765
La Sentencia Constitucional en el Perú

ria del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva que la


constitución reconoce.

§6. Cumplimiento pleno de la sentencia en el presente caso


21. En el presente caso, la sentencia que ordenó que se haga un recál-
culo tanto del pago como del reintegro a favor del recurrente con-
forme a la Resolución Directoral Regional N.° 604 emitida por el
Director Regional de Educación de Ica, data del 25 de octubre de
2002 y, a la fecha, según se ha constado tanto por la versión del
recurrente como de la propia emplazada, no se le ha dado pleno
cumplimiento. Tanto el Juez de primera instancia como la Segunda
Sala Mixta de Chincha de la Corte Superior de Justicia de Ica, han
estimado que en la referida sentencia pronunciada en el Expediente
N.° 2002-0264, sobre acción de cumplimiento, no se ordena el pago
de una suma líquida y, en consecuencia, aducen que: “(...) al haber-
se determinado en la vía administrativa el monto real del crédito a
favor del actor; mediante las resoluciones que corren a fojas 2 y 3,
respectivamente, ellas constituyen actos administrativos cuya eje-
cución debe hacerse valer en la vía prevista por la Ley N.° 27444 y/o
en su defecto recurriendo al órgano jurisdiccional de acuerdo con el
artículo 148° de la Constitución Política del Estado (...)”.
22. El Tribunal no comparte tal apreciación, puesto que no estamos
aquí ante el incumplimiento de un acto administrativo puro y sim-
ple, sino, como ya se ha señalado, ante un mandato judicial que sólo
puede considerarse cumplido a plenitud cuando el favorecido con
dichos actos haya materializado a su satisfacción el contenido orde-
nado en las mencionadas resoluciones; es decir, para el caso de au-
tos, ello recién ocurrirá cuando los montos recalculados hayan sido
plenamente cancelados en su totalidad al recurrente, lo que no ha
ocurrido aún, pese al tiempo transcurrido. Es necesario enfatizar, en
todo caso, que los procesos judiciales no constituyen instancias para
lograr declaraciones epistolares sin ningún contenido material. El
cumplimiento de las sentencias sólo es pleno cuando en la realidad
se produce el cambio de una situación jurídica o fáctica solicitada
mediante la actuación de la jurisdicción.

§7. Imposición de multa y apercibimiento al funcionario que desacata


el cumplimiento de la sentencia
23. Toda vez que en el presente caso se advierte el incumplimiento
reiterado no sólo de una decisión judicial, sino de las sucesivas

577
Sentencias Constitucionales

resoluciones administrativas que establecieron el monto líquido


que debe abonarse al recurrente, resulta de aplicación lo previsto
en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional referido a la
aplicación de los apercibimientos que corresponde hacer al Juez
constitucional para el efectivo cumplimiento de las sentencias
en los procesos constitucionales. En consecuencia, analizando
las graves consecuencias que tiene sobre el derecho a la efecti-
vidad de la tutela judicial el incumplimiento de pago por parte
de la emplazada de los montos líquidos que han sido ordenados
con base en una decisión judicial firme, este Colegiado considera
que, a efectos de no ver burlado una vez más el cumplimiento de
las decisiones judiciales, resulta necesario establecer como multa
que deberá pagar el Director de la Unidad de Gestión Educativa
de Chincha, el equivalente a 10 Unidades de Referencia Proce-
sal, estableciéndose, además, que de no darse cumplimiento a
lo dispuesto en las Resoluciones Directorales N.° 00055 del 23
de enero de 2003 y 00460 del 18 de marzo de 2003, en el término
de 10 días hábiles luego de notificada la presente sentencia, se
deberá proceder a la destitución del mencionado funcionario, tal
como lo prevé el artículo 22° del Código Procesal Constitucional,
pudiéndose, en todo caso, suspender la medida de multa si es
que en la fase de ejecución el Juez constata que se ha dado cum-
plimiento a lo dispuesto en el término del quinto día de notifica-
da esta sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad
que le confiere la Constitución Política del Perú

  HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda, adecuada por este Tribunal con-
forme a los fundamentos 2, 3 y 4, supra.
2. Ordenar que la emplazada dé efectivo cumplimiento a la Resolucio-
nes Directorales N.° 00055 del 23 de enero de 2003 y N.° 00460 del
18 de marzo de 2003, pagando los intereses legales que correspon-
dan al momento en que se ejecute la presente sentencia.
3. Disponer, conforme al fundamento 23 de esta sentencia, que el
Director de la Unidad de Gestión Educativa de Chincha cumpla
con pagar una multa correspondiente a 10 Unidades de Referen-
cia Procesal (URP), apercibiéndole, además, que de no dar efec-
tivo cumplimiento a lo dispuesto en la presente sentencia en el
término de 10 días de notificada la presente, deberá procederse

857785
La Sentencia Constitucional en el Perú

a su destitución, notificando para el efecto a la Dirección que co-


rresponda del Ministerio de Educación.
 Publíquese y notifíquese.
 
SS.
 
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
LANDA ARROYO

579
580
Actuación Inmediata de
La Sentencia Impugnada
Exp. Nº 0607-2009-PA [Proceso de Amparo promovido por Flavio Ro-
berto Jhon Lojas contra la Universidad Inca Garcilaso de la Vega].

Fecha de Resolución: 15 de marzo de 2010


Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 18 de marzo de 2010

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 15 días del mes de marzo de 2010, la Sala Segunda del
Tribunal Constitucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez,
Beaumont Callirgos y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia.

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Flavio Roberto
Jhon Lojas contra la sentencia de la Quinta Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima, de fojas 234, su fecha 10 de septiembre de 2008, que
declaró fundada, en parte, la demanda de amparo.

ANTECEDENTES
Con fecha 26 de julio de 2007, el recurrente interpone demanda de am-
paro contra la Universidad Inca Garcilaso de la Vega solicitando:
• Que se le permita el ingreso al local de la Facultad de Derecho sin
restricción alguna durante la época de exámenes parciales y finales, a
pesar de no estar al día en sus pagos.
• Que se le permita rendir todo tipo de evaluaciones y exposiciones sin
necesidad de no estar al día en sus pagos, sin perjuicio de que como
requisito para matricularse en el subsiguiente ciclo, se le exija el pago
de dicha deuda con los intereses y moras que correspondan.
El actor manifiesta que resulta desproporcional e irrazonable que ante
la demora en el pago de sus obligaciones sea sancionado de una manera
tan drástica, pues tal situación ocasionó que desapruebe los cursos en que

581
Sentencias Constitucionales

se matriculó, y, por consiguiente, cuando se vuelva a matricular en los mis-


mos cursos deberá pagar nuevamente por ellos.
Agrega que en todo caso, ante su retardo en el cumplimiento del pago
de su pensión, lo proporcional y razonable hubiera sido que se le retenga
su certificado de estudios, o en su defecto, que se impida que se matricule
en el ciclo subsiguiente hasta que su deuda haya sido cancelada con las
penalidades y moras que, de ser el caso, correspondan.
Asimismo cuestiona el hecho de que a pesar que la demandada es
una entidad no lucrativa y tiene un superávit financiero, perjudique a sus
alumnos de menores recursos, más aún cuando brinda un servicio público,
razón por la cual, entiende vulnerado su derecho a la educación.
La Universidad Inca Garcilaso de la Vega contesta la demanda seña-
lando que no se le ha prohibido de manera permanente el ingreso a la
Facultad al actor, ni ha indicado cuáles son los actos de cumplimiento obli-
gatorio que ha cometido u omitido; y que su proceder tiene sustento en lo
dispuesto en el artículo 6 de su Reglamento General de Estudios, según el
cual, no se encuentra obligada a permitir el libre acceso a sus instalaciones
ni a brindar el íntegro de los servicios educativos a quien no se encuentre
al día en sus pensiones educativas.
Asimismo, sostiene que ha celebrado un contrato sinalagmático con
sus alumnos que se rige por lo previsto en el artículo 1402 del Código Civil;
y que, por tanto, ante el incumplimiento del pago de las pensiones edu-
cativas, tiene el derecho a suspender la prestación a su cargo hasta que se
satisfaga su contraprestación o se garantice su incumplimiento, tal como
ha sido establecido en el artículo 1426 del Código Civil.
En tal sentido, alega que no se está frente a un acto arbitrario en la me-
dida que su conducta se encuentra respaldada por el artículo 62 de nuestra
Carta Magna, los artículos 1402 y 1426 del Código Civil, y el artículo 6
del Reglamento General de Estudios. Asumir lo contrario importaría una
transgresión a lo dispuesto en el artículo 62 de nuestra Constitución, que
establece imperativamente que los términos contractuales no pueden ser
modificados por leyes u otras disposiciones de cualquier clase.
Solicita, en consecuencia, que la demanda sea declarada improcedente
en virtud de lo dispuesto por el numeral 1) del artículo 5 y el artículo 38
del Código Procesal Constitucional, pues se trata de una controversia de
origen contractual que debió ser ventilada en el fuero civil.
Expresa, por otro lado, que resulta de aplicación la causal de improce-
dencia establecida en el numeral 2) del artículo 5 del Código Procesal Cons-
titucional, debido a que existe otra vía idónea y específica para la protección

258825
La Sentencia Constitucional en el Perú

de los derechos supuestamente vulnerados, como es el cumplimiento por


parte del demandante de las normas administrativas de la Universidad o la
suscripción de un fraccionamiento, con lo que se restituiría al demandante
del goce de todos los servicios educativos a los que se ha obligado, incluido
su derecho a rendir los exámenes correspondientes.
En cuanto al fondo de la controversia aduce que amparar las pre-
tensiones del demandante implicaría convalidar el ejercicio abusivo de
un derecho, lo que se encuentra proscrito en virtud de lo establecido en
artículo II del Título Preliminar del Código Civil y, a su vez, generaría un
nefasto precedente que incentivaría la interposición de demandas simila-
res, lo que originaría una situación caótica, que incluso podría paralizar
sus actividades educativas.
Sostiene, además, que lo pretendido por el demandante es que median-
te la vía del amparo se modifique arbitraria y unilateralmente los términos
contractuales a los que se ha obligado, desconociendo lo establecido en el
artículo 62 de nuestra Carta Magna, lo que a su vez, perjudica los derechos
de sus trabajadores, que dependen económicamente de ella.
Agrega que el demandante ha tenido una conducta académicamente
reprobable, pues de lo contrario, a la fecha de la interposición de la pre-
sente demanda ya hubiese terminado su carrera, y que, en todo caso, a los
26 años de edad se encuentra facultado para realizar cualquier actividad
lucrativa a fin de sufragar sus estudios.
Finalmente asevera que a pesar de que sus notas no fueron del todo
satisfactorias y vivir en una zona residencial como La Molina, fue reca-
tegorizado. Sin embargo, perdió dicho beneficio debido a su bajo ren-
dimiento académico.
El Trigésimo Cuarto Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, con
fecha 13 de diciembre de 2007, declaró fundada la demanda considerando,
que, por un lado, a pesar de haber cancelado lo adeudado más las corres-
pondientes moras, se impidió el ingreso del demandante a la Facultad de
Derecho, y por otro, que no resulta de aplicación la excepción de incumpli-
miento prevista en el artículo 1426 del Código Civil al caso de autos, pues
las prestaciones no se cumplen instantáneamente. Y que, en todo caso, re-
sulta de aplicación el artículo 2 de la Ley N.º 27665, Ley de Protección a la
Economía Familiar que modifica la Ley N.º 26549, Ley de Centros Educa-
tivos Privados, toda vez que la evaluación de los alumnos en ningún caso
puede estar supeditada a que se esté al día en sus pagos.
La recurrida confirmó la apelada en el extremo referido a que no se im-
pida el ingreso del actor a la facultad, a pesar de no encontrarse al día

583
Sentencias Constitucionales

en sus pagos; y la revocó en el extremo relacionado a que se le permita


rendir sus exámenes parciales y finales correspondientes, pues la edu-
cación universitaria tiene un costo que fue voluntariamente asumido
por el demandante y debe ser cancelado, razón por la cual, ante su in-
cumplimiento, únicamente resulta de aplicación el Reglamento General
de Estudios en la medida que guarda concordancia con los artículos 23
y 103 de la Constitución.

FUNDAMENTOS
§1. Delimitación de la controversia
1. Es objeto de revisión, a través del recurso de agravio constitucional,
el extremo desestimado por la recurrida, y que, a juicio de este
Tribunal, radica en determinar si corresponde ordenar a la Uni-
versidad Inca Garcilaso de la Vega que reprograme las evaluacio-
nes que por falta de pago en sus pensiones educativas se impidió
rendir al demandante.
Respecto a esta pretensión cabe precisar que, conforme se advierte
del escrito presentado por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega,
con fecha 02 de febrero de 2010, durante el transcurso de este proceso
constitucional, el demandante ha culminado los doce semestres aca-
démicos en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la referida
Universidad, lo que ha producido la sustracción de la materia, por
haber devenido el agravio en irreparable, conforme a lo establecido
en el artículo 5, inciso 5 del C.P.Const. No obstante esta circunstancia
procesal, debido a la trascendencia que el presente caso tiene sobre
el derecho a la educación y la pertinencia del mismo para analizar el
instituto de la “actuación inmediata de la sentencia de primer gra-
do”, y dada la dimensión objetiva que también ostenta el proceso de
amparo, este Tribunal estima pertinente ingresar a analizar estos dos
aspectos del fondo de la controversia.

§2. Sobre la procedencia de la demanda


2. De autos se puede advertir que, en el caso, si bien se trata de un con-
trato de prestaciones recíprocas, no por ello se puede atribuir, sin
más, a la presente controversia una naturaleza civil o contractual,
que deba ser resuelta al amparo de las normas de Derecho Privado,
en la medida que el servicio brindado por la demandada es consi-
derado como un servicio público, el cual atiende a la prestación de un
específico derecho social fundamental como el derecho a la educación. Lo

458845
La Sentencia Constitucional en el Perú

que cabe en todo caso determinar es si al amparo de la facultad que


tiene la Universidad para efectivizar el cumplimiento de la obliga-
ción contractual asumida por el recurrente de pagar mensualmente
la pensión de estudios correspondiente, puede restringir el derecho
ius-fundamental a la educación del demandante, en la forma de im-
pedir a éste rendir sus exámenes y poder concluir satisfactoriamen-
te su ciclo de estudios. Lo que hace, en el presente caso, escapar al
problema planteado de la esfera del derecho civil es, por tanto, la
especial consideración que tiene el servicio prestado por la univer-
sidad dada su naturaleza de bien ius-fundamental y su proyectada
eficacia, por tanto, -aunque con especiales peculiaridades- incluso
en las relaciones entre particulares.
3. Como este Colegiado ha tenido ocasión de precisar en diversas
oportunidades, la presencia o el ejercicio de un derecho fundamen-
tal en el orden privado no hace perder al mismo la calidad de tal, ni
mucho menos su eficacia normativa o fuerza vinculante. Así, este
Tribunal ha apreciado que:
“La dignidad de la persona trae así consigo la proyección universal,
frente a todo tipo de destinatario, de los derechos fundamentales, de
modo que no hay ámbito social que se exima de su efecto normativo
y regulador, pues de haber alguno, por excepcional que fuese, sig-
nificaría negar el valor normativo del mismo principio de dignidad.
En consecuencia, los derechos fundamentales vinculan, detentan
fuerza regulatoria en las relaciones jurídicas de derecho privado, lo
cual implica que las normas estatutarias de las entidades privadas
y los actos de sus órganos deben guardar plena conformidad con la
Constitución y, en particular, con los derechos fundamentales”1.
4. La eficacia de los derechos fundamentales frente a particulares co-
bra, por otro lado, especial sentido en un contexto donde la pre-
sencia e importancia de la empresa privada en la vida económica y
social del país es cada vez mayor, lo cual puede generar, además
de grandes beneficios en atención al progreso material, serios peli-
gros en el ejercicio de determinados derechos ius-fundamentales.
En este marco, es también de especial preocupación la prestación
que las empresas privadas brindan, hoy, de servicios considera-
dos esenciales y que atienden necesidades básicas de la población,
calificadas por nuestra Constitución como derechos fundamenta-
les, como es el caso por ejemplo de la salud, la educación y las
pensiones de cesantía.

1 STC 06730-2006-PA/TC, FJ. 9.

585
Sentencias Constitucionales

En este sentido, la eficacia frente a particulares no se proyecta sólo


al ámbito de los clásicos derechos civiles y políticos, como el honor,
la asociación o el debido proceso, sino que encuentra un particular
terreno de desenvolvimiento en los denominados derechos econó-
micos, sociales y culturales o derechos de segunda generación. En
este sentido se ha pronunciado, por ejemplo, el profesor Gerardo
Pisarello, quien ha manifestado significativamente que:
“Frente a la creciente privatización de recursos y servicios que
conforman el objeto de los derechos sociales, le incumbe más que
nunca a los poderes públicos, si no ya la gestión directa de dichos
recursos, la irrenunciable obligación de proteger los intereses de
las personas en los mismos frente a afectaciones provenientes
de agentes privados. Esta obligación exige ampliar el ámbito de
aplicación de la llamada Drittwirkung constitucional, es decir, la
posibilidad de vincular a los poderes sociales y económicos al
cumplimiento, en materia de derechos sociales, a las obligacio-
nes de respeto, promoción y no discriminación. Sobre todo, en
situaciones de especial subordinación e indefensión de los destina-
tarios frente a prestadores privados (empleadores, proveedores
de servicios públicos de salud, educación, agua potable, alimen-
tos, electricidad, arrendadores de tierra o vivienda), así como en
aquellas otras que, bajo el amparo de la Constitución, pudieran
crearse por vía legal”2 (resaltado nuestro).
5. En dicho contexto, y a efectos de resolver la aplicación de la causal
de improcedencia prevista en el artículo 5, inciso 1 del C.P.Const.,
esto es, con el objeto de determinar la naturaleza constitucional de
la presente controversia, es necesario resaltar que en el presente
caso, aún cuando inicialmente la relación entre la Universidad de-
mandada y el recurrente del amparo, es una relación contractual
regida por el Código Civil, la prestación o bien jurídico involucrado
en dicha relación es el derecho a la educación superior del deman-
dante, en una específica e importante dimensión como es la con-
tinuidad en la prestación educativa, libre de intervenciones arbi-
trarias o irrazonables. Baste por lo pronto, pues, constatar, a la luz
de los elementos expuestos que el examen a realizar en el presente
caso será uno de tesitura ius-fundamental. La determinación de la
razonabilidad o proporcionalidad de la intervención efectuada por

2 PISARELLO, Gerardo: “Del Estado social legislativo al Estado social constitucional:


por una protección compleja de los derechos sociales”, en Isonomía, Nº 15, octubre
del 2001, pp. 95-96.

658865
La Sentencia Constitucional en el Perú

la universidad demandada en el derecho a la educación del deman-


dante, por medio de la prohibición de rendimiento de los exámenes,
es una evaluación que deberá ser realizada a posteriori, cuando se
examinen detenidamente las razones a favor o en contra de la razo-
nabilidad de la decisión y, por tanto, los alcances del derecho a la
educación en el presente caso.

§3. Análisis del caso concreto


6. Según el criterio establecido por este Tribunal en la STC 04232-2004-
AA/TC, la educación posee un carácter binario en razón de que no
sólo constituye un derecho fundamental, sino también un servicio
público, dado que se trata de una prestación pública que explicita
una de las funciones–fines del Estado, de ejecución por el propio Es-
tado o por terceros bajo fiscalización estatal, y que, indudablemente,
constituye, además de un elemento esencial en el libre desarrollo de
la persona, un bien de trascendental importancia en la función social
del Estado recogido en los artículos 13 y 14 de nuestra Carta Magna y
que se vincula directamente con el fortalecimiento del sistema demo-
crático y con el desarrollo económico y social del país.
7. Así pues, de conformidad con el artículo 13 de nuestra Ley Fun-
damental, la educación “tiene como finalidad el desarrollo inte-
gral de la persona humana”, mientras que de acuerdo con su ar-
tículo 14 “promueve el conocimiento, el aprendizaje y la práctica
de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación
física y el deporte” y “(p)repara para la vida, el trabajo y fomenta
la solidaridad”, por lo el Estado que se encuentra obligado a ga-
rantizar la continuidad del servicio y brindar un acceso efectivo
para todos los habitantes del territorio nacional, en especial a los
de menores recursos.
8. De modo más específico, este Tribunal Constitucional ha estableci-
do que la educación universitaria posee determinadas características
que contribuyen de manera especial a alcanzar la formación profe-
sional, distinguiéndola de aquella que se otorga en educación básica
y en cualquier otro nivel superior de enseñanza. En este orden de
ideas, a partir del artículo 18 de la Constitución ha indicado que:
“[…] a la universidad le corresponde realizar el servicio público
de la educación mediante la investigación, la docencia y el estudio,
teniendo como funciones, entre otras, las de creación, desarrollo,
transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica, de las artes y de la
cultura, así como las de difusión, valorización y transferencia del

587
Sentencias Constitucionales

conocimiento para lograr una mayor calidad de vida, desarrollo


económico y el fomento de la solidaridad, la ética y el civismo”3.
9. De lo anotado se evidencia entonces, que el derecho a la educación
adquiere en el caso de la educación superior o universitaria una
especial importancia, dadas las particulares características de la
formación brindada en este nivel de estudios, que responden a la
promoción y satisfacción de determinados bienes valiosos para el
individuo y la comunidad. En dicho contexto, el Estado debe velar
porque el desarrollo de las actividades indicadas se genere y desen-
vuelva satisfactoriamente, de modo tal que los estudiantes alcancen
una formación profesional adecuada.
10. En este marco, al delinear el contenido del derecho a la educación,
en el ámbito específico de la educación superior o universitaria, el
Tribunal ha reconocido la existencia de determinadas garantías, en
el ejercicio de este derecho y, por ende, determinadas obligaciones
de quienes brindan este servicio. Así, ha señalado que:
“Asimismo, es preciso destacar que el derecho fundamental a
la educación universitaria no sólo garantiza, entre otros, el de-
recho de acceso a la universidad en condiciones de igualdad
(previo cumplimiento de los requisitos que razonablemente se
impongan al respecto), sino también el derecho a permanecer
en ella libre de limitaciones arbitrarias mientras se desarrolle
el estudio y la actividad de investigación, e incluso el derecho a
la obtención del respectivo título universitario una vez cumpli-
dos los requisitos académicos y administrativos correspondien-
tes […]” 4 (resaltado nuestro).
11. En el ámbito del derecho a la educación en general y de la educa-
ción universitaria en particular, uno de los elementos esenciales
en la configuración constitucional de este derecho es, pues, el
derecho a permanecer en el centro de estudios sin interferencias
irrazonables, que garantice justamente la finalidad a la cual está
ligada el servicio educativo, esto es, el aprendizaje adecuado de
los conocimientos y técnicas que la formación educativa provee.
En el presente caso, justamente, el núcleo del problema consti-
tucional planteado radica en determinar, como ya se dijo, si la
interrupción de los estudios del demandante como medio para
lograr el pago de la prestación educativa, se presenta como una
interrupción razonable de la permanencia del demandante en la
3 STC 04232-2004-AA, fundamento 20.
4 STC 04232-2004-AA, fundamento 21.

858885
La Sentencia Constitucional en el Perú

universidad o si, por el contrario, deviene en una limitación arbi-


traria y desproporcionada y, por tanto, ilegítima por parte de la
entidad emplazada.
12. Si bien en un sentido general puede decirse que la educación
del estudiante universitario debe ser garantizada en cuanto a su
continuidad, pues es obligación del Estado proveer el servicio
de modo continuo; en el caso de que el servicio educativo sea
brindado por particulares dicha obligación adquiere un matiz
distinto, pues la prestación del servicio está ligada a un contrato
de naturaleza privada donde el centro educativo –en este caso,
la universidad- se obliga a brindar el servicio a cambio de una
contraprestación económica. En este contexto, es necesario tener
en cuenta que si bien la universidad privada lleva a cabo una
actividad calificada como servicio público y que se orienta a la
satisfacción de un derecho fundamental, no por ello dicha acti-
vidad deja de tener o pierde su cualidad primordial de actividad
empresarial, garantizada por la libertad de gestión y empresa
que todo ente privado de este carácter ostenta. En dicha línea, es
preciso tener presente que cuando se aborda un problema de este
tipo no sólo debe considerarse el carácter de derecho fundamen-
tal que ostenta el servicio educativo, sino que es preciso atender
también al legítimo derecho de la entidad educativa privada de
requerir la contraprestación dineraria correspondiente. Así lo ha
entendido también la Corte Constitucional colombiana quien ha
manifestado que:
“La vocación de empresa orientada a la prestación de un servicio
público, que cumple una función social y que materializa un dere-
cho fundamental, impone que la realización de estas altas finalida-
des no se logre a costa del sacrificio de las legítimas expectativas de
los establecimientos educativos particulares pues éstos están am-
parados por una libertad de gestión y de empresa que no puede
desconocerse”5.
13. De lo que se trata entonces, en el presente caso, es de preservar el
mayor equilibrio posible entre la continuidad del servicio educativo
sin discriminación de ningún tipo como parte del contenido esencial
del derecho a la educación y la potestad de la empresa privada de
recibir la prestación dineraria a cambio. En la búsqueda de la for-
ma de dicho equilibrio es importante tener en cuenta, por tanto,
el principio de concordancia práctica que este Colegiado ha recogido

5 Sentencia T-388/01, de 17 de abril del 2001.

589
Sentencias Constitucionales

permanentemente como principio orientador de la interpretación


constitucional. De acuerdo a éste, la solución brindada al caso debe
optimizar en el mayor grado posible la virtualidad jurídica de los
principios en juego, de modo que los derechos o principios constitu-
cionales en conflicto mantengan, luego de la solución brindada, un
determinado ámbito de vigencia.
14. En esta línea y a efectos de verificar si en el presente caso ha existido
una intervención irrazonable en el derecho fundamental a la educa-
ción del demandante, este Colegiado considera necesario recurrir a
un examen de proporcionalidad, de acuerdo a la constatación de los
tres sub-principios o elementos que componen el test.
En dicho sentido, es necesario verificar, en primer lugar, si la me-
dida se presenta como idónea, esto es, si está encaminada al logro
de aquel fin lícito que trata de tutelar. En esta línea, es evidente
que el hecho de impedir rendir los exámenes al alumno moroso
se presenta como una medida altamente protectora de la finali-
dad del cobro de la contraprestación dineraria, pues simplemen-
te el estudiante que no pague a tiempo y en momento oportuno
la pensión correrá el serio riesgo de perder el ciclo de estudios,
con todos los perjuicios que ello le puede acarrear. El carácter
marcadamente compulsivo que presenta la medida, sobre los in-
tereses del discente refleja, pues, la alta efectividad de la norma
contenida en el reglamento de la universidad sobre la interrup-
ción del servicio educativo.
En segundo lugar, en cuanto a la necesidad de la medida restrictiva
del derecho a la educación, esto es, respecto a la existencia de otros
medios menos lesivos del bien constitucional en juego que pudieran
haberse empleado en el presente caso; es preciso tener en cuenta
que si bien puede decirse que el cobro de la pensión adeudada en la
vía civil es también una forma de cobrar lo adeudado y que, obvia-
mente es menos lesiva al derecho a la educación que el impedimen-
to de rendir los exámenes, hay que tener en cuenta también que esta
“otra” medida no es igualmente idónea a la solución brindada por
la universidad en aras a hacer efectivo el cobro de la pensión de es-
tudios. En esta perspectiva, aún en este nivel no puede decidirse el
conflicto ius-fundamental presentado, pues la otra medida existen-
te para lograr el cumplimiento de la obligación contractual si bien
es menos lesiva al derecho a la educación, en la práctica se presenta
como poco idónea para lograr hacer efectivo el pago de la pensión
adeudada, al punto de sacrificar casi por completo el cumplimiento
efectivo de la contraprestación dineraria.

059905
La Sentencia Constitucional en el Perú

En lo que respecta al examen de proporcionalidad en sentido estricto, es


decir en cuanto a la evaluación de la relación de proporción entre el
grado de afectación del derecho afectado en relación con el grado de
satisfacción del bien constitucionalmente protegido, se tiene que la
medida de impedimento de rendir los exámenes por falta de pago
de la pensión de estudios se presenta como una medida de inter-
vención grave o fuerte en el derecho del estudiante a recibir de modo
regular y continuo el servicio educativo, de forma tal que pueda
acceder en términos adecuados a la formación universitaria brin-
dada. Es evidente que el hecho de no poder rendir los exámenes,
sean estos parciales, de unidad o finales, deja al estudiante en tal
desventaja que difícilmente pueda considerarse que superaría satis-
factoriamente el ciclo de estudios, con la consiguiente pérdida del
tiempo invertido en los estudios adelantados, el registro desapro-
batorio de las notas por causas no académicas y la interrupción del
proceso de aprendizaje técnico y científico. Si a ello sumamos que,
según el Reglamento de la Universidad emplazada, también se le
impedía al estudiante moroso el ingreso al campus universitario,
ello representa en la práctica una interrupción abrupta del ciclo
de estudios, que afectaría gravemente la continuidad intrínseca
al servicio educativo garantizada como un contenido básico del
derecho a la educación.
Frente a dicha afectación grave del derecho a la educación uni-
versitaria, en su dimensión de continuidad del servicio, el gra-
do de protección o satisfacción de la libertad de empresa de la
entidad universitaria demandada se refleja sólo como leve, en el
entendido que la universidad no pierde el derecho ni una opor-
tunidad adecuada para hacer efectivo el cobro de la contrapres-
tación adeudada. En este contexto, no es de recibo el argumento
según el cual la medida adoptada por la Universidad puede lle-
gar a proteger de modo intenso la libertad empresarial, en tan-
to la continuidad del estudiante sin la contraprestación debida
fomenta una cultura del “no pago” y deja en indefensión a la
Universidad respecto al cobro de la deuda; y ello porque lo único
que se está solicitando y que este Tribunal está evaluando es si el
estudiante puede continuar estudiando y rindiendo sus exáme-
nes de cara a superar el ciclo de estudios en curso. En dicha línea,
la admisión de la permanencia del estudiante moroso durante el
ciclo no supone el incumplimiento indefinido de su obligación
contractual, sino sólo lo circunscribe a lo que dure el ciclo de es-
tudios con el objeto de proteger la continuidad del servicio edu-

591
Sentencias Constitucionales

cativo. Es difícil pensar que esta solución fomente una cultura


del no pago, pues quien quiera seguir regularmente sus estudios
y tenga posibilidad económica de hacerlo en una universidad
privada, simplemente pagará su pensión de modo regular, pues
de lo contrario haría acumular una deuda de modo innecesario.
Por otro lado, no se deja a la universidad en indefensión frente a
su pretensión de cobrar lo adeudado, pues tendrá el derecho de
hacerlo en la próxima matrícula, como condición indispensable
para registrar al alumno en el ciclo siguiente.
No puede, por tanto, considerarse de cara a lo precedentemente
expuesto, que la medida de impedimento del rendimiento de los
exámenes al actor demandante se presente como proporcionada y,
por ende, legítima frente a la pretensión de la universidad de co-
brar la contraprestación adeudada por el servicio prestado. La im-
portante valencia del bien jurídico-constitucional en juego, el cual
resulta casi enteramente sacrificado en el presente caso, merced a
la medida impuesta, frente a una afectación sólo leve de la acti-
vidad empresarial de la demandada, así lo justifica. La solución
brindada a este problema constitucional se presenta, por otro lado,
como la más equilibrada posible en aras a la protección de los dos
bienes constitucionales en juego, pues ni se permite una interrup-
ción abrupta del ciclo regular de estudios ni se deja en indefensión
a la universidad frente al cobro de lo adeudado. Conviene aquí
citar una decisión en sentido similar adoptada por nuestro par co-
lombiano. La Corte Constitucional de Colombia, en una decisión
del año 2001 estableció:
“2.3. Una de las principales razones que justifican obligar a un plantel
educativo privado a continuar prestando el servicio, a un estudian-
te cuyos padres o responsables no han cancelado sus obligaciones,
es la magnitud del efecto nocivo que tiene sobre el menor la inte-
rrupción abrupta del proceso educativo. La especial protección de
la que gozan los niños a la luz de la Constitución, impide que a la
mitad del año lectivo, y por razones ajenas al ámbito académico, al
menor se le suspenda su proceso formativo.
Sin embargo, la misma razón que justifica que prevalezcan los de-
rechos del niño sobre los del plantel, es la que justifica la solución
contraria cuando ella no esté presente. En efecto, en la sentencia
T-208 de 1996, la Sala Primera de Revisión consideró que cuando la
interrupción del proceso educativo no sea abrupta, el plantel no es-
taría obligado a continuar prestando el servicio al menor. Ello ocu-
rre cuando finaliza el año lectivo. Dice la sentencia,

259925
La Sentencia Constitucional en el Perú

“La Sala entiende que es completamente válida y legítima la deci-


sión de cancelar el cupo a las niñas Alarcón Padilla y que esa me-
dida no se tomó en detrimento del derecho a la educación de las
menores porque, en contra de lo que quiso hacer ver el padre de las
alumnas, el Gimnasio Santa Cristina de Toscana no las suspendió
desde el mes de septiembre de 1995, sino que estuvo dispuesto a
permitirles concluir el año lectivo, habiendo sido el padre quien las
retiró del plantel.
(…)
Distinta sería la situación si se hubiese presentado una interrup-
ción abrupta de la prestación del servicio educativo antes de finali-
zar 1995, ya que la determinación de impedirles culminar el curso
habría afectado de manera grave el derecho a la educación de las
menores, abocadas, sin miramiento alguno a sus específicas condi-
ciones académicas, a perder definitivamente al año, habida cuenta
de que les era difícil completar las etapas restantes en otro estableci-
miento. Una medida de tal índole entrañaría un sacrificio excesivo
del derecho a la educación en aras de un interés patrimonial y por
lo mismo, se revelaría desproporcionada”6.
Por último, este Colegiado debe ser enfático en señalar que la solu-
ción brindada al caso sub-examine no debe interpretarse, en modo
alguno, como una puerta de entrada al incumplimiento de las obli-
gaciones y deberes que el propio estudiante asume con la univer-
sidad. Dentro de éstas, se encuentra claro está, el deber de estar
al día en el pago de la pensión de estudios; obligación que debe
apreciarse no sólo desde la perspectiva de una relación contractual
privada de carácter económico, sino que debe considerarse dentro
del contexto más amplio del deber de colaboración y cooperación
que el estudiante tiene con la universidad, con la cual comparte
no sólo un interés meramente pecuniario y de intercambio de con-
traprestaciones, sino un conjunto de relaciones más amplias que
involucran la formación humanista y personal y que otorgan a la
universidad su verdadera esencia de “comunidad académica”. Así,
cuando el estudiante cumple adecuadamente su obligación de estar
al día en el pago de la pensión no sólo asume y cumple la obliga-
ción contractual establecida, sino que cumple su deber de colaborar
con la buena y adecuada marcha de la universidad. La exigencia
de una educación de calidad, planteada a la universidad privada,
debe corresponderse así con la exigencia del pago oportuno de las
6 Sentencia T-388/01, de 17 de abril del 2001.

593
Sentencias Constitucionales

pensiones que, como parte de su compromiso con la comunidad


universitaria, le corresponde al estudiante, máxime si la reclamada
excelencia académica (profesores de nivel adecuado, infraestructu-
ra apropiada, bibliotecas y demás servicios) es sostenida, en gran
medida, por los ingresos provenientes de las pensiones de estudios.
15. La educación es un bien preciado en muchos aspectos. En nuestros
países, en vías de desarrollo, constituye no sólo parte primordial e
inescindible de la formación personal, sino un medio –el más im-
portante- para aspirar a una sociedad más justa e igualitaria. Allí
donde la educación haya llegado con sus raíces de cultura y huma-
nidad, de ciencia y tecnología, los hombres podrán declararse libres
y más humanos, no sólo para luchar por su propia superación, sino
para procurar soluciones colectivas que permitan a más personas
disfrutar de los derechos que la Constitución recoge. En la tarea
de hacer a la sociedad más humana y más justa, por medio de la
educación, las empresas privadas juegan un rol trascendental. Ellas
no deben perder nunca de vista que tienen frente a sí un derecho
esencial para el desarrollo de todo ser humano y primordial para
alcanzar la justicia que tanto reclaman nuestros países. Por ello, su
labor no debe desarrollarse sólo en la búsqueda de un mero interés
económico, sino que debe representar ese espíritu de solidaridad y
humanidad que toda institución universitaria tiene como esencia
misma de su función social y educativa.
16. En el presente caso, el actor justiciable pretendía la continuidad de
sus estudios en el ciclo que venía cursando y, por ende, se le permi-
ta rendir sus correspondientes exámenes con el objeto de no perder
tiempo valioso en su formación universitaria, lo que con el trans-
curso del tiempo ha devenido en irreparable, tal y como se expresó
en el fundamento 1 supra. En este contexto, es necesario poner en
evidencia una situación muy delicada en aras a lograr una efectiva
protección del derecho fundamental invocado; así este Colegiado
llama la atención respecto a una situación que en el curso de este
proceso habría impedido justamente la consumación del acto lesivo
alegado. Esta situación no es otra que la invocación que el recurren-
te hizo del cumplimiento de la sentencia de primer grado; solicitud
que de ser aceptada hubiera impedido el perjuicio al que finalmen-
te se sometió al demandante al prolongarse la decisión definitiva
del amparo por varios meses. Por esta razón es que a continuación
se abordará el tema de un instituto que se encuentra textualmente
recogido en el Código, pero que no ha sido aún utilizado de cara a
impedir los perjuicios ocasionados por la dilación del tiempo.

459945
La Sentencia Constitucional en el Perú

§4. La actuación inmediata de sentencias estimatorias


17. Conforme se aprecia en autos, el Juez del Trigésimo Cuarto Juzgado
Civil de Lima, quien conoció el presente proceso a nivel de primera
instancia, omitió actuar conforme a las reglas establecidas imperativa-
mente en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional. En efecto,
pese a que la sentencia emitida con fecha 13 de diciembre de 2007 tuvo
un resultado estimatorio y, por tanto, obligaba a su actuación inmedia-
ta conforme al régimen procesal establecido en el citado artículo 22, el
Juez constitucional permitió que la entidad demandada persistiera en
su actitud so pretexto de haber perdido jurisdicción.
18. Así pues, este Tribunal considera necesario enfatizar que, a di-
ferencia del modelo procesal que recogía la derogada Ley N.°
23506 y normas conexas, el Código Procesal Constitucional
(C.P.Const.) –vigente desde el 1 de diciembre de 2004–, ha in-
corporado en su artículo 22, segundo párrafo, el régimen de ac-
tuación inmediata de sentencias estimatorias para los procesos
constitucionales de la libertad. En consecuencia, y sin perjuicio
de lo que habrá de decirse más adelante, el juez constitucional se
encuentra habilitado en estos casos para ejecutar los mandatos
contenidos en su sentencia estimatoria, independientemente de
la existencia de mecanismos de acceso a la instancia superior. Por
lo demás, este Tribunal ya ha tenido ocasión de decantarse por
esta posibilidad –si bien incipientemente– en la sentencia recaída
en el Expediente N.º 05994-2005-PHC/TC.
19. Sin embargo, toca ahora a este Colegiado precisar con mayor de-
talle los alcances de dicha figura procesal toda vez que, si bien el
legislador ha reconocido positivamente su existencia, no ha hecho
lo mismo en relación a sus presupuestos procesales; generándose
así un vacío que este Tribunal está llamado a cubrir.
20. Teniendo a la vista dicho cometido, el Tribunal considera que la
norma contenida en el artículo 22 del C.P.Const. ha de ser objeto
de una “lectura desde la Constitución”, como norma procesal cons-
titucional que ella es; ello en el entendido de que las disposiciones
del C.P.Const. deben ser interpretadas y/o integradas “desde” y
“conforme” a la Constitución, de modo tal que resulte optimizada
la finalidad sustantiva a la cual se orientan los procesos constitucio-
nales (artículo II del Título Preliminar del C.P.Const.).
21. De esta manera, al momento de desarrollar los presupuestos pro-
cesales que han de regir la procedencia de la actuación inmediata,
una debida interpretación constitucional de los derechos en juego

595
Sentencias Constitucionales

coadyuvará no sólo a encontrar el diseño que mejor se adecue a


los fines que aquélla figura procesal tiene trazados –evitando así
su desnaturalización–, sino que además le servirá de soporte con-
ceptual al juez constitucional cuando éste haya de ponderar en los
casos concretos.

§4.1. Definición
22. Dentro del contexto del proceso civil, suele entenderse por “actua-
ción inmediata de la sentencia estimatoria” (o “ejecución provi-
sional”) aquella institución procesal a través de la cual se atribuye
eficacia a una resolución definitiva sobre el fondo, pero carente de
firmeza, cuyos efectos quedan así subordinados a lo que resulte del
recurso interpuesto o por interponer. (CABALLOL ANGELATS,
Lluís: La ejecución provisional en el proceso civil, Barcelona, Bosch,
1993, p. 47)
23. Como es sabido, la diferencia básica entre una resolución definitiva
y otra firme radica en que respecto de ésta (resolución firme) no cabe,
ya, esperar decisión judicial alguna. En cambio, una resolución defi-
nitiva está siempre sujeta a una posterior revisión pues existe la po-
sibilidad de interponer contra ella un medio impugnatorio; recurso
al cual, por lo demás, el ordenamiento procesal suele atribuir un
“efecto suspensivo” de la adquisición de firmeza, ello en el entendi-
do de que la sentencia definitiva es todavía un “trabajo incompleto”
que no puede (o que no debe) ejecutarse. Este es, en buena cuenta,
el sentido que cabe atribuir al clásico brocardo pendente appellatione
nihil erit innovandum.
24. Dentro de este orden de cosas, pues, la institución procesal de la
actuación inmediata se erige como excepción legal a la regla de la
suspensión, en la medida en que ella denota la plena exigibilidad
de los efectos (léase ejecución) de una resolución que aún no ad-
quiere firmeza.
25. Sea como fuere, es obvio que una resolución definitiva no se con-
vierte en firme como consecuencia de su ejecución provisional.
Antes bien, los efectos de esa ejecución quedan siempre condi-
cionados a lo que resulte del recurso efectivamente interpuesto
o por interponer. De modo que, si la resolución de segundo gra-
do confirma la resolución recurrida, esos efectos permanecerán;
pero si la revoca, deberá restituirse todo lo percibido y revocarse
cualquier efecto que se haya producido. (CABALLOL ANGE-
LATS, Lluís: op. cit., pp. 52-53)

659965
La Sentencia Constitucional en el Perú

26. Con todo, reducir la problemática de la actuación inmediata al ex-


tremo de los recursos y sus efectos, de poco o nada serviría para
los fines argumentativos que aquí se pretenden. En efecto, para
este Tribunal dicha figura procesal admite otros tópicos de igual o
mayor interés, máxime si es que prestamos atención al puesto que
actualmente ocupa la actuación inmediata en el contexto del proce-
salismo contemporáneo como técnica de aceleración del proceso o
de tutela urgente.

§4.2. La actuación inmediata de la sentencia y su relación con las con-


cepciones teóricas que existen sobre el proceso
27. Preliminarmente, puede afirmarse que aquello que se busca con la
actuación inmediata no es otra cosa que brindar una tutela oportuna
de los derechos fundamentales ante una situación manifiestamente
injusta; ello toda vez que, mientras el acto lesivo suele producirse
de manera inmediata, la restitución del derecho conculcado, en con-
traste, depende de que el juez constitucional, luego de un proceso
en el que se resguarden los derechos de ambas partes, resuelva la
controversia en sentido favorable al demandante.
28. Por esta razón, bien puede afirmarse que la actuación inmediata,
junto a otras instituciones procesales como las medidas cautelares o
las autosatisfactivas, comparte con ellas un objetivo común: impedir
que la duración del proceso se convierta en una negación anticipada
de tutela, sobre todo cuando resulta evidente que la razón le asiste
al demandante y que la parte demandada, abusando de su derecho
a la pluralidad de instancias, cuestiona lo resuelto en primer grado
esgrimiendo argumentos manifiestamente impertinentes con la in-
tención de dilatar innecesariamente la culminación del proceso.
29. Pero, bueno será enfatizar que la actuación inmediata, a pesar de
contar con algunos antecedentes remotos, es primordialmente una
institución procesal cuyo desarrollo doctrinario y jurisprudencial es
de reciente data y se enmarca dentro del conflicto de ideologías que
mueven hoy por hoy al proceso civil.
30. En efecto, obligado como estaba el juez del siglo XVIII a actuar en
forma subordinada a la ley –sujeción que hallaba su causa en la des-
confianza que la judicatura inspiraba al derecho liberal–, aquél ter-
minaba siendo un “poder nulo” carente de imperium que no podía
dar fuerza ejecutiva a sus decisiones. Ello explica bien por qué el
derecho liberal limitaba los poderes del juez con relación a la sen-
tencia condenatoria, definiendo taxativamente los medios de eje-

597
Sentencias Constitucionales

cución disponibles y prohibiendo todo tipo de tutela fundada en la


“verosimilitud” pues se identificaba al procedimiento ordinario clá-
sico con el valor de la seguridad jurídica. No por otra razón la cosa
juzgada, a la par que petrificar el contenido de la decisión judicial,
terminó convirtiéndose en el requisito sine qua non para su ejecu-
ción, renovándose así el sentido del clásico principio nulla executio
sine titulo. (MARINONI, Luiz Guilherme: Derecho fundamental a la
tutela jurisdiccional efectiva, Lima, Palestra, 2007, pp. 22-32.)
31. Sin embargo, como bien apunta Luiz Guilherme Marinoni, esa se-
paración que el derecho procesal clásico solía efectuar en fase de
ejecución entre sentencia condenatoria con autoridad de cosa juzgada y
sentencia condenatoria recurrida nos sirve para concluir que “la doc-
trina clásica asoció la plenitud de la cognición –inclusive en la fase
recursal– con el descubrimiento de la verdad, [por ello] acusó a la
ejecución provisoria de ser una figura anormal.” (MARINONI, Luiz
Guilherme: op. cit., p. 37.)
32. Pues bien, para este Tribunal no pasa desapercibido que esta
apelación al “dogma de la verdad” como un efecto dimanante
del recorrido íntegro del iter procesal, denota una perspectiva
teórica difícilmente compatible con el diseño del proceso en un
Estado constitucional, pues ella toma al proceso como un fin en
sí mismo y lo antepone a los derechos y valores que subyacen
en su interior.
33. Antes bien, este Colegiado entiende que todo análisis sobre la lógica
del proceso en un Estado constitucional debe siempre partir de un
enfoque finalista o instrumental del mismo que reivindique en cada
caso la trascendencia del derecho o derechos materiales discutidos
en su seno y la prevalencia de su eficaz protección.
34. Por lo demás, sólo partiendo de un esquema conceptual tal, es que
pueden quedar debidamente justificadas algunas hipótesis en las
cuales la ejecución de una sentencia, aún provisional, aparece como
una necesidad imperiosa de cara a la protección efectiva de los de-
rechos involucrados en la litis.

§4.3. Actuación inmediata y proceso de amparo


35. Pero si lo anteriormente dicho resulta siendo cierto tratándose de
la generalidad de los procesos, con mayor razón lo será tratándose
de procesos constitucionales como el de amparo. En efecto, tenien-
do el proceso de amparo como fin primordial la protección de los

859985
La Sentencia Constitucional en el Perú

derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución, pare-


ce correcto afirmar que la actuación inmediata se revela entonces
como una herramienta de primerísimo orden para la materializa-
ción de aquella tutela urgentísima y perentoria que aquel proceso
debe representar; lo que, a su vez, se halla en consonancia con
aquel “recurso sencillo y rápido” para la defensa de los derechos
al que alude el artículo 25.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
36. Ello explica bien por qué nuestro C.P.Const, junto a la jurispru-
dencia de este Supremo Intérprete, reconocen sendas instituciones
procesales orientadas, desde diversos frentes, a hacer del proceso
de amparo uno realmente “sencillo y rápido”, tal como ordena el
citado tratado internacional. Entre ellas, cabe mencionar los prin-
cipios procesales de carácter publicístico que lo informan (art. III
CPConst), la cláusula de residualidad (art. 5.2 CPConst), la ausen-
cia de etapa probatoria (art. 9 CPConst), el régimen flexible de la
representación procesal (art. 40 del CPConst), el régimen de las me-
didas cautelares (art. 15 del CPConst), la institución de la represión
del acto lesivo homogéneo (art. 60 del CPConst), la reconversión de
procesos, entre otros.
37. Pero además, este Tribunal ya ha observado que la consagración
de los procesos constitucionales en la Norma Fundamental otorga
a éstos un especial carácter que los distingue nítidamente de los
procesos ordinarios, cuando menos en cuatro aspectos: 1) Por sus
fines, pues a diferencia de los procesos constitucionales, los ordi-
narios no tienen por objeto hacer valer el principio de supremacía
constitucional ni siempre persiguen la protección de los derechos
fundamentales; 2) Por el rol del juez, porque el control de la ac-
tuación de las partes por parte del juez es mayor en los procesos
constitucionales; 3) Por los principios orientadores, pues si bien es
cierto que estos principios, nominalmente, son compartidos por
ambos tipos de procesos, es indudable que la exigencia del cumpli-
miento de principios como los de publicidad, gratuidad, economía
procesal, socialización del proceso, impulso oficioso, elasticidad y
de favor processum o pro actione, es fundamental e ineludible para el
cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales; y 4) Por
su naturaleza, que es de carácter subjetivo-objetivo, pues no sólo
protegen los derechos fundamentales entendidos como atributos
reconocidos a favor de los individuos, sino también, en cuanto se
trata de respetar los valores materiales del ordenamiento jurídico,
referidos en este caso a los fines y objetivos constitucionales de tute-

599
Sentencias Constitucionales

la de urgencia.” (STC 00023-2005-PI/TC, FJ. 10)


38. Naturalmente, esta diferencia sustantiva que distingue a los proce-
sos constitucionales de los ordinarios despliega importantes conse-
cuencias en relación a las normas procesales que han de regirlos. Es
por esa razón que el artículo IX del C.P.Const., a guisa de ejemplo,
condiciona la aplicación supletoria de códigos procesales afines, en
sede de procesos de la libertad, a dos tipos de límite: uno negativo
y otro positivo; de manera que toda norma supletoria no sólo no
debe contradecir los fines que persigue el amparo, sino que, ade-
más, debe coadyuvar al mejor desarrollo de los mismos.
39. Más específicamente, este Tribunal ha reconocido en más de una
oportunidad que en el proceso de amparo no se dilucida la titula-
ridad de un derecho, como sucede en otros, sino sólo se restablece
su ejercicio. Ello supone, como es obvio, que quien solicita tutela en
esta vía tiene que acreditar, mínimamente, la titularidad del dere-
cho constitucional cuyo restablecimiento invoca, en tanto que este
requisito constituye un presupuesto procesal, a lo que se suma la
exigencia de tener que demostrar la existencia del acto cuestionado.
Dicho en otras palabras, el proceso de amparo constituye, en buena
cuenta, un proceso al acto, en el sentido de que el juez no tiene tanto
que actuar pruebas, sino juzgar, en esencia, sobre su legitimidad o
ilegitimidad constitucional.
40. Siendo ello así, resulta fácil advertir que el proceso de amparo se
presenta más como un proceso de condena, antes que como uno
de cognición o uno de declaración. En consecuencia, una sentencia
de amparo de primer grado que declara fundada la pretensión del
demandante ha de ser entendida, correctamente, como el resultado
de una oportuna evaluación del derecho o derechos implicados en
la litis, realizada además por el juez constitucional que se encuentra
más familiarizado con los hechos del caso; decisión que, por ese
motivo, merece ser ejecutada de inmediato.
41. Por todas estas consideraciones, pues, parece claro que la actuación
inmediata se proyecta como una herramienta eficaz para la con-
secución de aquellos fines que son inherentes y consustanciales al
proceso de amparo.

§4.4. En el juego de la ponderación: el derecho a la tutela jurisdiccional


efectiva vs. el derecho a la doble instancia
42. Pero, adicionalmente, este Tribunal estima que una “lectura desde
la Constitución” de la actuación inmediata como la que aquí se pro-

060006
La Sentencia Constitucional en el Perú

pone implica también una invitación hacia la argumentación basa-


da en la ponderación de derechos.
43. En ese sentido, este Colegiado advierte que, en la temática de la ac-
tuación inmediata aparecen contrapuestos, por un lado, el derecho
de la parte demandante a quien el juez de primer grado ha dado
la razón para hacer cumplir una decisión que le beneficia (lo que
deriva de su derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, reconocido
por el artículo 139.3 de la Constitución); y, por otra parte, el derecho
del demandado a impugnar esa decisión ante una segunda instan-
cia (facultad reconocida también por la Norma Fundamental en su
artículo 139.6).

a) La actuación inmediata de la sentencia estimatoria como manifes-


tación del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva
44. El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva constituye la reafirma-
ción del carácter instrumental del proceso, en tanto mecanismo de
pacificación social. En esa línea, dicha efectividad abarca no sólo
aquellas garantías formales que suelen reconocerse en la conduc-
ción del proceso (lo que, en teoría, atañe más al derecho al debido
proceso) sino que, primordialmente, se halla referida a la protección
eficaz de las concretas situaciones jurídicas materiales, amenazadas
o lesionadas, que son discutidas en la litis.
45. Por su parte, el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales
–entendido como una de las dimensiones del derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva–, garantiza que lo decidido en una sentencia
se cumpla, y que la parte que obtuvo un pronunciamiento de tutela,
a través de una sentencia favorable, sea repuesta en su derecho y
compensada, si hubiere lugar a ello, por el daño sufrido.
46. Así las cosas, este Tribunal considera que una postura favorable a la
ejecución de la sentencia estimatoria de primer grado en el amparo
–en lugar de reservarla exclusivamente para la etapa final del pro-
ceso–, protege adecuadamente el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva del demandante, por dos órdenes de razones: 1) porque la
sentencia de primer grado es ante todo una decisión obligatoria; y
2) porque esa decisión merece una ejecución acorde con el carácter
perentorio y urgente que caracteriza al amparo.
47. En efecto, en cuanto a lo primero, merece destacarse que toda de-
cisión judicial, al margen de su ubicación dentro del iter procesal,
es siempre un acto imperativo emitido por un tercero imparcial a
quien el Estado le reconoce esa potestad. (CABALLOL ANGELATS,

601
Sentencias Constitucionales

Lluís: op. cit., pp. 76-77). Por eso, este Tribunal no comparte aque-
lla opinión según la cual las resoluciones “simplemente” definitivas
no son obligatorias, ni aquella otra que asume que las decisiones
judiciales van adquiriendo madurez conforme transitan por las dis-
tintas instancias previstas legalmente. Antes bien, todas las resolu-
ciones judiciales son obligatorias. De ahí que, aún en el supuesto de
que dicho acto imperativo no haya de cumplirse como consecuen-
cia del efecto suspensivo del medio de gravamen, ha de entenderse
correctamente que “la relación se traba con la ejecución (executio),
pero el acto no pierde autoridad ni suficiencia [de manera que] aún
cuando el pronunciamiento fuera revocado, igual tiene vigencia e
imperatividad.” (GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo: “La ejecución provi-
sional en el proceso civil”, en Revista Peruana de Derecho Procesal, T.
III, diciembre de 1998, p. 88).
48. Y en segundo lugar, hay que poner de manifiesto que al cumplir una
función básicamente satisfactiva, la actuación inmediata se halla en
perfecta consonancia con el nuevo estado de cosas que se conforma
una vez dictada la sentencia de primer grado favorable al demandante
en el amparo. En efecto, en semejante contexto, resulta legítimo pre-
guntarse: ¿quién debe soportar la pendencia del proceso por la articu-
lación de un recurso: la parte que ya cuenta con una decisión o quien
requiere la revisión? Pues bien, el instituto procesal de la actuación in-
mediata no hace otra cosa que asistir a quien ha demostrado, ante el
juez de primer grado, merecer la protección jurisdiccional. (OTEIZA,
Eduardo y Luis María SIMÓN: “Ejecución provisional de la sentencia
civil”, en Derecho Procesal. XXI Jornadas Iberoamericanas, Fondo Editorial
de la Universidad de Lima, Lima, 2008, pp. 525-526).
49. Todo lo dicho hasta aquí nos permite apreciar, en consecuencia, que
la firmeza y la ejecución son dos conceptos perfectamente escindibles.
En efecto, la institución la cosa juzgada, si bien garantiza que lo deci-
dido en última instancia se cumpla en sus propios términos, no llega a
erigirse como un requisito de inexorable cumplimiento para la ejecu-
ción de las sentencias judiciales, cuando de por medio se encuentra la
defensa oportuna de los derechos fundamentales. En dichos casos, por
tanto, la sentencia de condena recurrida debe ser entendida como un
auténtico título de ejecución. (MORENO CATENA, Víctor: La ejecución
forzosa, Palestra, Lima, 2009, pp. 139-140).
50. Y es que el cambio de paradigma que afronta hoy el derecho pro-
cesal –y que fuera reseñado supra–, afecta también a la noción de
seguridad jurídica que es consustancial a la cosa juzgada, que

260026
La Sentencia Constitucional en el Perú

por esa razón ha de entenderse en forma dinámica y flexible (an-


tes que estática) y debe ser medida por la estabilidad de su fina-
lidad, de modo que no se busque más el absoluto de la seguridad
jurídica, sino la seguridad jurídica afectada con un coeficiente de
garantía de realidad. (ALVARO DE OLIVEIRA, Carlos Alberto:
“El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva desde la perspec-
tiva de los derechos fundamentales”, en Derecho Procesal. XXI
Jornadas Iberoamericanas, Fondo Editorial de la Universidad de
Lima, Lima, 2008, p. 78).

b) El derecho a pluralidad de instancias y el efecto suspensivo de los


recursos
51. La recurribilidad de las sentencias (o pluralidad de instancias) es un
derecho reconocido en el inciso 6) del artículo 139º de la Constitu-
ción, y tiene por objeto garantizar que las personas, naturales o jurí-
dicas, que participen en un proceso judicial tengan la oportunidad
de que lo resuelto por un órgano jurisdiccional sea revisado por un
órgano superior de la misma naturaleza, siempre que se haya hecho
uso de los medios impugnatorios pertinentes, formulados dentro
del plazo legal. (STC 3261-2005-PA/TC, FJ. 3).
52. Se trata, en estricto, de un derecho que nace a partir de una doble
realidad: por un lado, la comprobación de la falibilidad humana,
que en el ámbito judicial recae en la persona del juzgador, y por
el otro, el hecho, consustancial a la pretensión de las partes de no
aceptar la resolución que sea desfavorable a sus propios intereses.
(SOLÉ RIERA, Jaume: “El recurso de apelación”, en Revista Peruana
de Derecho Procesal, Lima, T. II, marzo de 1998, p. 573).
53. Por otro lado, es bueno remarcar que al igual que el derecho a la
ejecución de las resoluciones judiciales, el derecho a la pluralidad
de instancias forma parte del contenido complejo de otro derecho
fundamental, como lo es el debido proceso. (Cfr. STC 0282-2004-
AA/TC, FJ. 4).
54. Asimismo, teniendo en cuenta lo señalado en la Cuarta Disposi-
ción Final y Transitoria de la Constitución, cabe mencionar que el
artículo 14°, numeral 5, del Pacto Internacional de Derechos Ci-
viles y Políticos establece que “toda persona declarada culpable
de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena
que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior,
conforme a lo prescrito por la ley”. Asimismo, la Convención
Americana sobre Derechos Humanos consagra, en su artículo 8°,

603
Sentencias Constitucionales

numeral 2, apartado h, “el derecho de recurrir el fallo ante juez o


tribunal superior”.
55. Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha de-
jado sentado que la garantía del doble conforme (o doble instancia)
no se circunscribe a la materia penal –como pareciera desprender-
se de los citados instrumentos internacionales–, sino que también
se extiende a materias extrapenales (civiles, laborales, fiscales o de
cualquier otro carácter) (Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú,
Considerando 69.)
56. En lo que se refiere al proceso de amparo, la pluralidad de las ins-
tancias ha sido prevista en el artículo 57 del C.P.Const., que habilita
el recurso de apelación dentro del tercer día siguiente a la notifica-
ción de la sentencia.
57. No obstante, este Tribunal considera que, a diferencia de lo que su-
cede con la actuación inmediata en relación al derecho a la tutela
judicial efectiva, el efecto suspensivo de los recursos no forma parte
del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la plu-
ralidad de instancias.
58. En efecto, todo recurso de apelación –como ya hemos señalado su-
pra– tiene por contenido necesario la simple revisión de la decisión
judicial por un órgano superior, pero en modo alguno conlleva
un derecho similar a la estimación del recurso. Y es que, en buena
cuenta, la subsanación del supuesto error impugnado constituye
tan sólo un efecto probable, mas no de seguro cumplimiento, de los
medios impugnatorios. En esa medida, pues, puede afirmarse que
el régimen de efecto suspensivo de los recursos, al impedir la ejecu-
ción de la sentencia apelada, termina garantizando al demandado
un resultado que es sólo contingente y aleatorio; lo que contrasta,
en todo caso, con el derecho cierto del demandante que ha sido re-
conocido en la sentencia estimatoria de primer grado.
59. En cualquier caso, este Tribunal estima que una medida igualmente
adecuada al fin perseguido por el régimen de efecto suspensivo de
los recursos, pero menos lesiva del derecho a la ejecución de las
resoluciones judiciales, podría consistir en la prohibición dirigida
al juez de conceder toda aquella actuación inmediata que genere
un estado de cosas tal que no pueda revertirse en el futuro, cuando
se cuente con el pronunciamiento judicial que resuelve el recurso
efectivamente interpuesto.

460046
La Sentencia Constitucional en el Perú

c) A modo de conclusión
60. Teniendo a la vista las consideraciones expuestas hasta aquí, este
Tribunal no puede sino concluir que la actuación inmediata de la
sentencia estimatoria constituye una institución procesal de suma
importancia y utilidad para la efectiva concreción del derecho a la
tutela jurisdiccional efectiva, como quiera que ella se dirige a conju-
rar daños irreparables, a evitar el abuso procesal de la institución de
la apelación y a (re)asignar al juez de primera instancia un rol pro-
tagónico y estratégico en la cadena de protección de los derechos
fundamentales. (MONROY GÁLVEZ, Juan: “La actuación de la
sentencia impugnada”, en Revista Peruana de Derecho Procesal, tomo
V, junio del 2002, p. 218).
61. Todo lo cual, sin embargo, no excluye que al momento de abordar el
diseño de sus presupuestos procesales, se dispongan de los necesa-
rios recaudos dirigidos a hacer de la actuación inmediata una figura
procesal plenamente compatible con aquellos otros intereses que,
en el marco de lo dispuesto por la Constitución, también resulta
legítimo proteger.

§4.5. Presupuestos de la actuación inmediata de las sentencias es-


timatorias
62. En ese sentido, este Tribunal no puede obviar que en la medida en
que la actuación inmediata puede originar, en ciertos casos, deter-
minadas situaciones injustas para el demandado, se hace necesario
precisar cuál debe ser la interpretación constitucionalmente adecuada
del artículo 22 del CPConst.; para lo cual, este Colegiado habrá de
tener en cuenta tanto la naturaleza misma del proceso de amparo,
en tanto vía de tutela urgente, así como también los derechos fun-
damentales de la parte emplazada.
63. Por ende, para la aplicación de la figura de la actuación inmediata
de sentencia estimatoria de primer grado, el juez debe observar al-
gunos principios y reglas procesales, como los que se mencionan a
continuación:

i. Sistema de valoración mixto:


Si bien la regla general debe ser la actuación inmediata de la sen-
tencia estimatoria de primer grado, el juez conservará, empero,
cierto margen de discrecionalidad para tomar una decisión ajus-
tada a las especiales circunstancias del caso concreto.

605
Sentencias Constitucionales

ii. Juez competente:


Será competente para resolver la solicitud de actuación inmediata y,
de ser el caso, para llevarla a cabo, el juez que dictó la sentencia de
primer grado.

iii. Forma de otorgamiento:


Si bien como regla general la actuación inmediata procederá a pe-
dido de parte; ello no impide que el juez pueda ordenarla de oficio
cuando exista el riesgo de un perjuicio irreparable para el deman-
dante, ello, en virtud de la obligación del juez constitucional de pro-
teger de modo efectivo los derechos constitucionales, conforme a lo
dispuesto por el artículo II del Título Preliminar del C.P.Const.

iv. Sujetos legitimados:


Tendrá legitimación activa para solicitar la actuación inmediata el bene-
ficiado con la sentencia estimatoria de primer grado o, en su caso, el re-
presentante procesal, según lo dispuesto por el artículo 40 del C.P.Const.

v. Alcance:
Por regla general, la actuación inmediata ha de ser otorgada respecto
de la totalidad de las pretensiones estimadas por el juez a quo; sin em-
bargo, el juez podrá conceder también la actuación inmediata de forma
parcial, es decir, sólo respecto de alguna o algunas de las referidas pre-
tensiones, cuando ello corresponda según las circunstancias del caso
concreto y teniendo en consideración los presupuestos procesales esta-
blecidos en el punto viii. No serán ejecutables por esta vía los costos y
costas del proceso, ni los devengados o intereses.

vi. Tipo de sentencia:


Podrá concederse la actuación inmediata de la sentencia estimato-
ria de primer grado, tanto de sentencias que no hayan sido apeladas
pero que aún puedan serlo, como de sentencias que ya hayan sido
apeladas. La actuación inmediata de la sentencia estimatoria de pri-
mer grado se entiende sólo respecto de sentencias de condena.

vii. Mandato preciso:


La sentencia estimatoria de primer grado debe contener un man-
dato determinado y específico (mandato líquido), de acuerdo a lo

60066
La Sentencia Constitucional en el Perú

establecido por el inciso 4 del artículo 55 del C.P.Const., en el cual


debe sustentarse el mandato contenido en la actuación inmediata.

viii. Presupuestos procesales:


1. No irreversibilidad: la actuación inmediata no debe generar un es-
tado de cosas tal que no pueda revertirse más adelante; en caso con-
trario, no procederá la actuación inmediata.
2. Proporcionalidad: no obstante que, por regla general, el juez debe
conceder la actuación inmediata; al momento de evaluar la solici-
tud, éste deberá tener en cuenta también el daño o perjuicio que
puede causarse a la parte demandada, ponderando en todo caso,
el derecho de éste a no sufrir una afectación grave en sus derechos
fundamentales y el derecho de la parte demandante a no ser afecta-
da por la dilación del proceso; de manera que la actuación inmedia-
ta no aparezca en ningún caso como una medida arbitraria, irracio-
nal o desproporcionada.
3. No será exigible el otorgamiento de contracautela. Sin embargo, de
modo excepcional el juez puede solicitarla cuando las pretensiones
amparadas posean algún contenido patrimonial, y siempre aten-
diendo a criterios de proporcionalidad.

ix. Apelación:
La resolución que ordena la actuación inmediata, así como aquella
que la deniega, serán inimpugnables.

x. Efectos de la sentencia de segundo grado:


1. Si la sentencia de segundo grado confirma la decisión del juez a quo
que se venía ejecutando provisionalmente, dicha ejecución se con-
vertirá en definitiva.
2. Si la sentencia de segundo grado revoca la decisión del juez a quo
que se venía ejecutando provisionalmente, dicha ejecución pro-
visional podrá seguir surtiendo efectos en tanto se mantengan
los presupuestos en atención a los cuales fue inicialmente otor-
gada; lo que se justifica en la finalidad esencial de los procesos
constitucionales que, de acuerdo a lo previsto en el artículo II del
Título Preliminar del C.P.Const., es la vigencia efectiva de los
derechos fundamentales.

607
Sentencias Constitucionales

xi. Relación con la medida cautelar:


Una vez emitida la sentencia estimatoria de primer grado, el de-
mandante podrá optar alternativamente entre la actuación inme-
diata o la medida cautelar; sin embargo, la utilización de una ex-
cluirá la de la otra.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad
que le confiere la Constitución Política del Perú

  HA RESUELTO
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda por haberse producido la
sustracción de la materia.
2. DISPONER que la Universidad Inca Garcilaso de la Vega tenga en
cuenta los fundamentos 2 al 16 de la presente resolución respecto al
derecho a la educación, a efectos de no volver a incurrir en vulnera-
ción de este derecho fundamental.
3. DISPONER la notificación, por Secretaría de esta Sala del Tribunal,
a Presidencia de cada Distrito Judicial del país, a efectos de que se
tomen en cuenta los criterios expuestos en la presente sentencia, en
la aplicación de la figura de la actuación inmediata de la sentencia
estimatoria de primer grado, contenida en el artículo 22 del Código
Procesal Constitucional.
 
Publíquese y notifíquese.
SS.

MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
ETO CRUZ

860086
Declaratoria del Estado de cosas Inconstitucional
Exp. Nº 2579-2003-HD [Hábeas Data promovido por Julia Eleyza Arellano Serquén
contra el Consejo Nacional de la Magistratura].

Fecha de Resolución: 06 de abril de 2004


Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 16 de abril de 2004

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 6 días del mes de abril de 2004, la Sala Primera del Tri-
bunal Constitucional, con la asistencia de los señores magistrados Alva
Orlandini, Presidente; Bardelli Lartirigoyen y Gonzales Ojeda, pronuncia
la siguiente sentencia

  ASUNTO
  Recurso extraordinario interpuesto por doña Julia Eleyza Arellano
Serquén, Vocal Superior cesante del Poder Judicial, contra la resolución de
la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, de
fojas 168, su fecha 21 de agosto de 2003, en el extremo que declaró impro-
cedente la acción de amparo de autos respecto de la entrega de copias del
informe de la comisión permanente de evaluación y ratificación.

  ANTECEDENTES
 Con fecha 5 de setiembre de 2002, la recurrente interpone acción de
hábeas data contra el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), con el
objeto que se le proporcione la información denegada mediante la carta
notarial de fecha 5 de julio de 2002, respecto a: a) el informe de la Comi-
sión Permanente de Evaluación y Ratificación sobre la conducta e idonei-
dad en el cargo que ejercía la recurrente como Vocal Superior Titular del
Distrito de Judicial de Lambayeque; b) la copia de la entrevista personal
de la solicitante, realizada el día 31 de julio de 2001; y, c) la copia del Acta
del Pleno del CNM, que contiene la decisión de su no ratificación en el
cargo mencionado.
  Alega que mediante Resolución N.° 159-2001-CNM, de fecha 17 de
agosto de 2001, se decidió no ratificarla en el cargo que ejercía como Vocal

609
Sentencias Constitucionales

Superior Titular del Distrito de Lambayeque, sin que se indiquen las razo-
nes ni motivos por las cuales el CNM adoptó dicha decisión.
 La Procuradora Pública a cargo de los asuntos judiciales del Consejo
Nacional de la Magistratura señala que la recurrente no puede acceder a
dicha información porque el artículo 28° de la Ley N.° 26397 –Orgánica del
Consejo Nacional de la Magistratura–, no lo permite, debido a que la nor-
ma prescribe la reserva respecto a las informaciones y deliberaciones que
efectúen los miembros de dicho organismo. Agrega que la demandante no
ha probado la supuesta afectación de sus derechos constitucionales prote-
gidos por la acción de hábeas data.
 El Tercer Juzgado Especializado en lo Civil de Chiclayo, con fecha 4 de
febrero de 2003, declara fundada, en parte, la demanda, ordenando que el
CNM cumpla con entregar a la demandante copias del acta de la entrevista
personal de fecha 31 de julio de 2001, e improcedente el otorgamiento de
copias del Informe de la Comisión Permanente de Evaluación y Ratifica-
ción sobre la conducta e idoneidad de la actora, y del Acta del Pleno del
CNM que contiene la decisión de no ratificarla en el cargo desempeñado.
  La recurrida confirma la apelada en el extremo que declara impro-
cedente la entrega de copias del Informe de la Comisión Permanente de
Evaluación y Ratificación y del Acta del Pleno del Consejo; y la confirma
en el extremo que declara fundada en parte la demanda; revocándola, no
obstante, en la parte que dispone que el CNM cumpla con entregar a la de-
mandante copias del acta de la entrevista personal del 31 de julio de 2001,
para reformarla y disponer que la entidad antes citada entregue copias del
video de la entrevista personal de la demandante.

  FUNDAMENTOS

 §1. Petitorio
1. La recurrente pretende que la emplazada le proporcione: a) copia
del informe de la Comisión Permanente de Evaluación y Ratifica-
ción sobre su conducta e idoneidad en el cargo que ejercía como
Vocal Superior Titular del Distrito de Judicial de Lambayeque. b)
copia de su entrevista personal, realizada el día 31 de julio de 2001;
y, c) copia del Acta del Pleno del CNM, que contiene la decisión de
no ratificarla en el cargo mencionado.
A su juicio, la negativa de la emplazada para entregarle la informa-
ción requerida viola su derecho de acceso a la información pública,
reconocido por el inciso 5) del artículo 2° de la Constitución.

061106
La Sentencia Constitucional en el Perú

§ 2. Competencia del Tribunal Constitucional


2. De conformidad con el inciso 2) del artículo 202° de la Constitución
Política del Perú, el Tribunal Constitucional es competente para co-
nocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegato-
rias de las acciones de hábeas corpus, amparo, hábeas data y acción
de cumplimiento.
En el caso, la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lambayeque confirmó la apelada, que desestimó la petición de
que se le entregue las copias a las que se refiere los ordinales “a” y
“b” del fundamento anterior. Asimismo, variando la apelada, que
había dispuesto que se entregue copia del acta de la entrevista per-
sonal a la que fue sometida la recurrente, ordenó que se entregue
copia del video de la referida entrevista.
Respecto a este último extremo de la pretensión, la recurrente ha
precisado, cuando interpuso su recurso extraordinario, que solicitó
se le proporcione la “copia del acta de entrevista personal”. Por tan-
to, el Tribunal Constitucional es competente para conocer el fondo
de la controversia.

§3. Derecho de acceso a la información pública


 3. A través del hábeas data se protege el derecho reconocido en el
inciso 5) del artículo 2° de la Constitución. Dicho precepto cons-
titucional dispone que “Toda persona tiene derecho a solicitar sin
expresión de causa la información que requiera y a recibirla de cual-
quier entidad pública, en el plazo legal, con el costo que suponga
el pedido. Se exceptúan las informaciones que afectan la intimidad
personal y las que expresamente se excluyan por ley o por razones
de seguridad nacional”.
En la STC N.° 0950-2000-HD/TC, este Tribunal precisó que “La
Constitución Política del Estado ha consagrado en estos términos
el derecho fundamental de acceso a la información, cuyo contenido
esencial reside en el reconocimiento de la facultad de toda persona
de solicitar y recibir información de cualquier entidad pública (...)
no existiendo, en tal sentido, entidad del Estado o entidad con per-
sonería jurídica de derecho público que resulte excluida de la obli-
gación de proveer la información solicitada. Pero es además otra
característica del derecho en cuestión la ausencia de expresión de
causa o justificación de la razón por la que se solicita la información;
este carácter descarta la necesidad de justificar la petición en la pre-

611
Sentencias Constitucionales

tensión de ejercer otro derecho constitucional (v.gr. la libertad cien-


tífica o la libertad de información) o en la existencia de un interés
en la información solicitada, de modo tal que cualquier exigencia de
esa naturaleza es simplemente inconstitucional (...)”.

§4. Dimensión individual y colectiva del derecho de acceso a la infor-


mación pública
 4. A su vez, en el Fundamento Jurídico N.° 10 de la STC N.° 1797-
2002-HD/TC, este Tribunal sostuvo que “El derecho de acceso a
la información pública... se encuentra estrechamente vinculado a
uno de los contenidos protegidos por la libertad de información.
Y al igual de lo que sucede con esta última, debe indicarse que
el derecho de acceso a la información pública tiene una doble
dimensión. Por un lado, se trata de un derecho individual, en
el sentido de que garantiza que nadie sea arbitrariamente im-
pedido de acceder a la información que guarden, mantengan o
elaboren las diversas instancias y organismos que pertenezcan
al Estado, sin más limitaciones que aquellas que se han previsto
como constitucionalmente legítimas. A través de este derecho se
posibilita que los individuos, aisladamente considerados, pue-
dan trazar, de manera libre, su proyecto de vida, pero también
el pleno ejercicio y disfrute de otros derechos fundamentales.
Desde esta perspectiva, en su dimensión individual, el derecho
de acceso a la información se presenta como un presupuesto o
medio para el ejercicio de otras libertades fundamentales, como
puede ser la libertad de investigación, de opinión o de expresión,
por mencionar alguna (...)”.  
5. En el Fundamento N.° 11 de la precitada sentencia, puntualizó que
el derecho de acceso a la información también “(...) tiene una dimen-
sión colectiva, ya que garantiza el derecho de todas las personas de
recibir la información necesaria y oportuna, a fin de que pueda for-
marse una opinión pública, libre e informada, presupuesto de una
sociedad auténticamente democrática (...)”.
Desde este punto de vista, la información sobre la manera como se
maneja la res pública termina convirtiéndose en un auténtico bien
público o colectivo, que ha de estar al alcance de cualquier indivi-
duo, no sólo con el fin de posibilitar la plena eficacia de los princi-
pios de publicidad y transparencia de la Administración Pública, en
los que se funda el régimen republicano, sino también para efectuar
del mejor modo el control institucional sobre los representantes de

261126
La Sentencia Constitucional en el Perú

la sociedad; y también, desde luego, para ejercer el control sobre


aquellos particulares que se encuentran en la capacidad de poder
inducir o determinar las conductas de otros particulares o, lo que es
más grave, en una sociedad como la que nos toca vivir, su misma
subordinación.
El Tribunal Constitucional destaca, por principio, que el derecho
de acceso a la información pública es consustancial a un régimen
democrático. (De manera que éste) “(...) no sólo constituye una con-
cretización del principio de dignidad de la persona humana” (art.
1° de la Constitución), sino también un componente esencial de las
exigencias propias de una sociedad democrática, ya que su ejercicio
posibilita la formación libre y racional de la opinión pública. La de-
mocracia, se ha dicho y con razón, es por definición el “gobierno del
público en público” (Norberto Bobbio).
Por ello, con carácter general, debe destacarse que la publicidad en
la actuación de los poderes públicos constituye la regla general, y el
secreto, cuando cuente con cobertura constitucional, la excepción. Y
es que si el Estado democrático de derecho presupone la división de
poderes, el respeto de los derechos fundamentales y la elección pe-
riódica de los gobernantes, ciertamente éste no podría asegurarse si
es que no se permitiera a las personas poder ejercer un control sobre
las actividades de los representantes del pueblo. Uno de los modos
posibles de cumplir dicho principio y, con ello, las demandas de
una auténtica sociedad democrática, es precisamente reconociendo
el derecho de los individuos de informarse sobre la actuación de los
órganos estatales y sus representantes.  

§5. El test judicial estricto y la protección de la dimensión colectiva del


derecho de acceso a la información pública
6. Asimismo, este Colegiado ha relevado que cuando el ejercicio del
derecho de acceso a la información pública está destinado a con-
tribuir con la formación de una opinión pública, libre e informada,
éste ha de considerarse como una “libertad preferida”. Tal condi-
ción se ha precisado en el Fund. Jur. N.° 11 de la STC N.° 1797-
2002-HD/TC: “(...) no quiere decir que al interior de la Constitución
exista un orden jerárquico entre los derechos fundamentales que
ella reconoce, en la cúspide del cual se encuentre o pueda encon-
trarse el derecho de acceso a la información u otros derechos que
cuentan igualmente con idéntica condición. Y, en ese sentido, que
una colisión de éste con otros derechos fundamentales [o con otros

613
Sentencias Constitucionales

bienes constitucionalmente protegidos] se resuelva en abstracto,


haciendo prevalecer al que tiene la condición de libertad preferi-
da. Evidentemente ello no es así. Todos los derechos constitucio-
nales tienen, formalmente, la misma jerarquía, por ser derechos
constitucionales. De ahí que ante una colisión entre ellos, la so-
lución del problema no consiste en hacer prevalecer unos sobre
otros, sino en resolverlos mediante la técnica de la ponderación
y el principio de concordancia práctica”.
No obstante, tratándose de una intervención legislativa sobre una
libertad preferida, esta condición impone que el control sobre las
normas y actos que incidan sobre ella no sólo se sujeten a un control
jurisdiccional más intenso, a la luz de los principios de razonabili-
dad y proporcionalidad, sino, además, que en ese control tenga que
considerarse que tales actos o normas que sobre él inciden carecen,
prima facie, de la presunción de constitucionalidad.
Esta presunción se traduce en exigir al Estado y sus órganos la
obligación de probar que existe un apremiante interés público por
mantener en reserva o secreto la información pública solicitada y, a
su vez, que con tal reserva se puede servir efectivamente al interés
constitucional que la justifica. De modo que si el Estado no justifica
dicha existencia, la presunción que recae sobre la norma o acto debe
efectivizarse y, en esa medida, confirmarse su inconstitucionalidad;
asimismo, ello implica que la carga de la prueba sobre la necesidad
de mantener en reserva el acceso a la información ha de estar, exclu-
sivamente, en manos del Estado.
 7. En el caso, la recurrente alega que no se le proporcionó informa-
ción sobre el proceso de ratificación al que fue sometida. Así, puede
colegirse que la dimensión del derecho de acceso a la información
pública alegada como lesionada es la que este Tribunal ha calificado
como “individual”. De manera que los actos realizados por la em-
plazada, y las disposiciones sobre las cuales ha sustentado su nega-
tiva de proporcionar los documentos reseñados en el Fund. Jur. N.°
1 de esta sentencia, habrán de evaluarse con el test de razonabilidad
y, en su caso, el de proporcionalidad, y no bajo las reglas del test
judicial estricto, que como antes se ha anotado, se practica sobre
actos y normas que inciden sobre un derecho que tiene la condición
de libertad preferida.

461146
La Sentencia Constitucional en el Perú

§6. Disposiciones que no restringen el derecho de acceso a la informa-


ción relativa con el proceso de ratificación judicial y que han servi-
do de sustento para denegar la petición
8. Como se ha expuesto en los antecedentes de esta sentencia, el Con-
sejo Nacional de la Magistratura sustenta su negativa a entregar
la información requerida por la recurrente amparándose en la Ley
N.° 26397, Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura (LOC-
NM), y, en particular, en lo dispuesto por sus artículos 28° [“Los
consejeros deben guardar reserva respecto a las informaciones y
deliberaciones que reciben y realicen con motivo de la evaluación
de los candidatos”], 42° [“El Consejo lleva un registro de los resulta-
dos obtenidos en los procesos de evaluación para el nombramiento,
ratificación y destitución de los Magistrados del Poder Judicial y
miembros del Ministerio Público”] y, finalmente, en el 43° [“Es pro-
hibido expedir certificaciones o informaciones de cualquier género
a particulares o autoridades respecto a los datos contenidos en el
registro; a excepción de lo dispuesto en el artículo 96° de la Consti-
tución o de mandato judicial”].
9. Por tanto, a fin de absolver los términos de la controversia consti-
tucional, es preciso dilucidar las siguientes cuestiones: a) si dichas
disposiciones, en realidad, constituyen un límite al ejercicio del de-
recho de acceso a la información pública; b) si así lo fuera, debe
analizarse con el test judicial estricto aludido, si existen intereses
constitucionalmente relevantes que justifiquen la limitación del de-
recho de acceso a la información pública.
10. Planteado de ese modo el problema, lo primero que debe indi-
carse es que, a juicio del Tribunal Constitucional, de todas las
disposiciones invocadas por la emplazada para negar la entrega
de la información solicitada, sólo una de ellas podría entenderse,
por decirlo así, como una restricción del derecho. En efecto, el
sentido y la finalidad de lo regulado en los artículos 28° y 42° de
la LOCNM no puede considerarse como restricciones del dere-
cho de acceso a la información pública. Y es que en el primero de
los citados dispositivos sólo se alude a un deber que, por razón
del cargo, se ha impuesto a quienes tienen la condición de con-
sejeros del CNM, concerniente a guardar reserva respecto de las
información y deliberaciones que reciben y realicen con motivo
de la evaluación de los candidatos a ocupar cargos en el Poder
Judicial y en el Ministerio Público. Se trata de un deber que se ha
impuesto, por la propia naturaleza de la función que desarrollan,

615
Sentencias Constitucionales

a los consejeros del Consejo Nacional de la Magistratura, y no


propiamente al órgano constitucional, que es el sujeto pasivo del
derecho de acceso a la información pública.
El segundo exige al CNM la creación en su seno de un sistema de re-
gistro que contenga la información sobre los “resultados obtenidos”
en materia de nombramiento, ratificación y destitución de magis-
trados del Poder Judicial y el Ministerio Público. Es decir, establece
la obligación de organizar y mantener la información con la cual el
CNM ejerce una competencia constitucional, como es la ratificación,
nombramiento y destitución de magistrados.
 Ni el uno ni el otro, pues, limitan el derecho de la recurrente de acceder
a la información solicitada.
§7. Los alcances del artículo 43° de la Ley Orgánica del Consejo Na-
cional de la Magistratura (LOCNM)
11. A juicio del Tribunal, entre las disposiciones invocadas por el CNM
para no entregar la información requerida, la que aparentemente
limita el ejercicio del derecho de acceso a la información pública es
el artículo 43° de la LOCNM. Dicha disposición establece que:
  “Es prohibido expedir certificaciones o informaciones de cualquier
género a particulares o autoridades respecto a los datos contenidos
en el registro; a excepción de lo dispuesto en el artículo 96° de la
Constitución o de mandato judicial”.
12. Uno de los primeros sentidos interpretativos de esta norma excluye
del conocimiento público la información que se pueda encontrar
almacenada en el denominado “registro” [que contiene los resulta-
dos obtenidos en los procesos de evaluación para el nombramiento,
ratificación y destitución de los magistrados del Poder Judicial y
miembros del Ministerio Público], a no ser que ésta sea solicitada
por un congresista o lo disponga un mandato judicial. Cabe, por
tanto, interrogarse si acaso la información que se mantiene en el
“registro” no tiene el carácter de información pública.
El segundo párrafo del artículo 10° del Decreto Supremo N.° 043-
2003-PCM, Texto Único Ordenado de la Ley de Transparencia y Ac-
ceso a la Información Pública, establece que “(...) se considera como
información pública cualquier tipo de documentación financiada
por el presupuesto público que sirva de base a una decisión de na-
turaleza administrativa”. El Tribunal Constitucional considera que
la exigencia de que la documentación se encuentre financiada por
el presupuesto público es irrazonablemente restrictiva de aquello

61166
La Sentencia Constitucional en el Perú

que debe considerarse como “información pública”. Lo realmente


trascendental, a efectos de que pueda considerarse como “informa-
ción pública”, no es su financiación, sino la posesión y el uso que le
imponen los órganos públicos en la adopción de decisiones admi-
nistrativas, salvo, claro está, que la información haya sido declarada
por ley como sujeta a reserva.
Evidentemente, las informaciones que se encuentren en el re-
gistro que menciona el artículo 42° de la LOCNM tienen esa
naturaleza, es decir, constituyen “información pública”, pues
sobre la base de ellas el CNM, además de otros criterios, adopta
una decisión tan delicada como nombrar, ratificar o destituir
magistrados del Poder Judicial.
 13. No obstante, conviene precisar que el propósito del artículo 43° de
la LOCNM no es tanto negar el carácter de “información pública” a
la información que se mantiene en el “registro”, sino, esencialmen-
te, disponer su confidencialidad, esto es, restringir el ejercicio del
derecho de acceso a la información pública.
El inciso 6) del artículo 17° de la Ley de Transparencia y Acceso
a la Información Pública, establece que “El derecho de acceso a la
información pública no podrá ser ejercido respecto de lo siguiente:
(...) 6°. Aquellas materias cuyo acceso esté expresamente exceptua-
do por la Constitución o por una Ley aprobada por el Congreso de
la República”.
Si así fuere, entonces, habría que analizar tal limitación bajo los al-
cances del test judicial estricto precisado en el Fundamento Jurídico
N.° 4 de esta sentencia, es decir, “a la luz de los principios de razo-
nabilidad y proporcionalidad”, partiendo del dato a priori de que
la disposición que restringe “carece, prima facie, de la presunción de
constitucionalidad” [STC N.° 1797-2002-HD/TC].
Como antes se ha mencionado, esta presunción de inconstitucio-
nalidad se traduce en exigir del Estado y sus órganos la obligación
de probar que existe un bien, principio o valor constitucionalmente
relevante que justifique que se mantenga en reserva, secreto o con-
fidencialidad la información pública solicitada y, a su vez, que sólo
si se mantiene tal reserva se puede servir efectivamente al interés
constitucional que la justifica. De manera que si el Estado no justifi-
ca la existencia del apremiante interés público para negar el acceso
a la información, la presunción que recae sobre la norma o acto debe
efectivizarse y confirmarse su inconstitucionalidad; y, consecuen-
temente, la carga de la prueba sobre la necesidad de mantener en

617
Sentencias Constitucionales

reserva el acceso a la información ha de estar, exclusivamente, en


manos del Estado.
 14. En la contestación de la demanda, tanto la Procuradora Pública en-
cargada de los asuntos judiciales del CNM, como el Presidente de
este órgano constitucional, han sostenido que no entregaron la in-
formación requerida por la recurrente, acatando la prohibición que
establece el artículo 43° de la LOCNM: ...la información en comento,
ha sostenido el primero de los emplazados nombrados, no se encuentra dis-
ponible al libre tráfico informativo; siendo así al constar el carácter confi-
dencial de la información y que por ende no se encuentra dentro del tráfico
documentario, no se justifica que sea brindado a la demandante.
A su vez, el Presidente del CNM ha sostenido que concordante
con esta normatividad legal, el Reglamento de Evaluación y Ratifi-
cación de Jueces del Poder Judicial y Fiscales del Ministerio Público,
establece que las grabaciones de las entrevistas, cuando se realicen,
tendrán carácter reservado.
Al margen de que este Colegiado más adelante analice si un acto
realizado en público, como la entrevista a la que fue sometida la
recurrente, pese a ello, y culminado el proceso de ratificación, pue-
da terminar después clasificada como confidencial, considera que
ninguno de los argumentos expresados por los emplazados busca
preservar fines constitucionalmente valiosos que sustenten la confi-
dencialidad de la información.
Evidentemente, no es constitucionalmente tolerable que una decla-
ración de confidencialidad se legitime por el sólo hecho de ampa-
rarse en la ley. Los derechos constitucionales, como lo eran en el
Estado legal de derecho, no valen en el ámbito de las leyes, sino a la
inversa: las leyes valen en el ámbito de los derechos fundamentales
[Herber Krüger]; de manera que si a través de una ley se limita el
ejercicio de un derecho fundamental, tal restricción necesariamente
debe sustentarse en un fin constitucionalmente valioso, además de
presentarse como una medida estrictamente necesaria y adecuada
para conseguir lo que se persigue alcanzar.
Sin embargo, la ausencia de argumentos constitucionales destina-
dos a justificar la limitación del derecho no debe necesariamente
atribuirse a los emplazados. Después de todo, el CNM sólo se ha
limitado a aplicar una disposición que pertenece a su Ley Orgánica,
y por cuya condición es elaborada por el Congreso de la República.
Es éste, en concreto, quien debería expresar esas razones, pues es el
órgano legislativo quien, en principio, está facultado para realizar

861186
La Sentencia Constitucional en el Perú

una ponderación sobre los intereses comprometidos con la declara-


ción de confidencialidad.
No obstante, dado que se trata de un proceso de hábeas data, y no
de uno de inconstitucionalidad, es deber de este Tribunal, como
juez de los derechos fundamentales, elucidar las probables razones
que habrían servido al legislador para restringir el ejercicio del de-
recho en los términos que se han anotado.
 15. Los fines constitucionales que el legislador habría buscado preser-
var esencialmente, se circunscriben, esencialmente, a los siguientes:
En primer lugar, por los sujetos a los que se dirige la restricción de
acceso a la información mantenida en el registro, esto es, particula-
res y autoridades, su objeto es preservar el derecho a la intimidad,
personal y familiar del sometido a un proceso de ratificación. Es
decir, impedir que terceros y autoridades, según sea el caso, puedan
acceder a determinado tipo de información privativa del sometido a
proceso de ratificación. Tal supuesto además se encuentra previsto,
de modo general, como uno de los criterios a tomarse en cuenta por
el inciso 5) del artículo 17° de la Ley de Transparencia y Acceso a la
Información Pública.
En el caso, dado que quien peticiona la entrega de información es la
propia persona sometida al proceso de ratificación, no se analizará
si la restricción genérica tiene justificación constitucional. Es decir,
no se dará respuesta a la siguiente interrogante: ¿todos los datos
contenidos en el registro están protegidos por el derecho a la intimi-
dad personal y familiar del sometido al proceso de ratificación?
Sí, en cambio, cabe deslindar si dentro de los sujetos a los cuales está
destinada la restricción no se encuentra el titular de los datos que se
mantienen en el registro. La restricción ha de entenderse, en efecto,
sobre “los particulares o a autoridades” distintos del titular de los
datos, no pudiéndose realizar una interpretación extensiva del con-
cepto “particulares”, utilizado por el artículo 43° de la LOCNM, y
comprender, dentro de él, al sometido al proceso de ratificación.
El criterio de interpretación extensiva de una disposición que res-
tringe el ejercicio de un derecho constitucional, como el que ahora
se discute, se encuentra vedado implícitamente por el principio ge-
neral que se deriva del inciso 9) del artículo 139° de la Constitu-
ción, y está desarrollado por el artículo VI del Título Preliminar
del Código Civil; asimismo, está precisado, de mejor forma aún y
de modo categórico, por el artículo 18° de la Ley de Transparen-
cia y Acceso a la Información Pública, a tenor del cual los límites

619
Sentencias Constitucionales

al derecho de acceso a la información pública “deben ser inter-


pretados de manera restrictiva por tratarse de una limitación a
un derecho fundamental”.

16. En ese contexto, el Tribunal Constitucional considera que es arbi-


trario que la demandada haya denegado a la recurrente:
 a) La copia de la entrevista personal a la que fue sometida en el
proceso de ratificación. Manifiestamente arbitrario, en un doble
orden de razones: en primer lugar, porque es notorio que la en-
trevista a la que fue sometida fue de carácter de público, y si fue
así, no hay razón alguna para que después ésta pueda ser consi-
derada como “confidencial”.
En segundo lugar porque, tratándose de una solicitud planteada
por la misma recurrente, sobre un acto a la que ella fue sometida,
no le era aplicable lo dispuesto por el artículo 43° de la LOCNM,
que, como antes se señaló, constituye una limitación para que
terceros o autoridades, salvo las excepciones que dicha disposi-
ción prevé, puedan acceder a tal información.
Asimismo, el Tribunal Constitucional considera insuficiente que la
recurrida, al revocar la apelada, haya previsto que sólo se entregue
el vídeo de la entrevista, y no el acta que sobre tal acto público se
hubiese levantado. Dado que se trata de información no sujeta a
confidencialidad, corresponde que se entregue ambos.
 b) La copia de la parte del acta del Pleno del Consejo Nacional de la
Magistratura, que contiene la votación y acuerdo de no ratificación
de la recurrente. La carencia de fundamento constitucional para
denegar tal petición, además, es un hecho que el propio CNM ha
replanteado, al modificar su posición original sobre el tema y auto-
rizar su entrega, conforme se observa del Acuerdo N.° 514-2003, si
bien respecto a una persona distinta a la recurrente.
 17. Respecto de la petición de la recurrente para que también se le con-
ceda copia del Informe de la Comisión Permanente de Evaluación
y Ratificación, el Tribunal Constitucional considera que, dado que
el artículo 41° de la LOCNM estipula que “El Consejo Nacional de
la Magistratura actúa en plenario y en comisiones”, y además que
dicha información se encuentra comprendida dentro del supuesto
contemplado en el inciso 1) del artículo 17° de la Ley de Transpa-
rencia y Acceso a la Información, el juez, en ejecución de sentencia,
deberá apreciar si en el acuerdo de no ratificación de la recurrente
se hace referencia al referido Informe de la Comisión Permanente

062206
La Sentencia Constitucional en el Perú

de Evaluación y Ratificación. Si así lo fuera, el carácter confidencial


de aquel informe habrá cesado, y deberá ordenarse que se entregue
a la recurrente.
§5. Estado de cosas inconstitucionales y efectos de la sentencia 
18. Por su propia naturaleza, y a diferencia de lo que sucede con otra
clase de remedios procesales constitucionales que tienen una mar-
cada dimensión objetiva [como sucede con el proceso de inconstitu-
cionalidad de las leyes y el conflicto entre órganos constitucionales],
en el caso de los procesos constitucionales de la libertad (hábeas
corpus, amparo y hábeas data), lo resuelto con la sentencia vincula
únicamente a las partes que participan en él.
  En efecto, de acuerdo con el artículo 8° de la Ley N.° 23506, la reso-
lución final constituye cosa juzgada únicamente si es favorable al
recurrente, aunque también “puede oponerse a quien pretendiera
ejecutar o ejecutase igual agresión”. Y, de conformidad con el artí-
culo 9° de la misma Ley N.° 23506, las sentencias “... sentarán juris-
prudencia obligatoria cuando de ellas se puedan desprender prin-
cipios de alcance general”, debiendo, en todo caso, observarse que,
en concordancia con la Primera Disposición General de la LOTC,
“Los jueces y tribunales interpretan y aplican las leyes o toda norma
con rango de ley y los reglamentos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que
resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional
en todo tipo de procesos”.
  Excepto el supuesto de que sobre una persona que haya obtenido
una sentencia en su favor, un tercero pretenda o realice un acto si-
milar de agravio, al que se refiere el artículo 9° de la Ley N.° 23506,
lo normal es que la sentencia dictada en estos procesos sólo se pue-
da oponer al “vencido” en juicio. Si un tercero, en las mismas cir-
cunstancias, agraviada por el mismo acto, o como consecuencia de
una interpretación contra constitutionem de una ley o una disposi-
ción reglamentaria, quisiera acogerse a los efectos del precedente
obligatorio o a la doctrina constitucional sentada por este Tribunal
Constitucional, no tendrá otra opción que iniciar una acción judicial
e invocar en su seno el seguimiento de aquel precedente o de la
doctrina constitucional allí contenida.
Tal práctica, no prevista originalmente por el legislador, ha genera-
do una serie de problemas en la justicia constitucional, que no han
sido ajenas a este Tribunal. Ello se expresa, por un lado, en el ince-
sante crecimiento del número de demandas destinadas a obtener

621
Sentencias Constitucionales

similares términos de tutela y, de otro, en la consiguiente saturación


y el eventual colapso de la justicia constitucional de la libertad.
Para hacerle frente, en algunas ocasiones este Colegiado ha tenido
que recurrir a ciertas instituciones del derecho procesal general,
como la acumulación de procesos o la reiteración de jurispruden-
cia. Con el primero, controversias sustancialmente análogas, han
sido resueltas mediante una sola sentencia. Y mediante la segun-
da, el Tribunal se ha ahorrado el deber de expresar sus razones
sobre cada uno de los puntos controvertidos, para simplemente
expresarlas por remisión.
Sin embargo, el uso que este Tribunal ha hecho de ambas institu-
ciones procesales ha contribuido muy escasamente a la solución de
esta problemática, dado que para su activación es preciso que el
afectado en sus derechos inicie también una acción judicial.
 19. El problema, sin embargo, no es estrictamente procesal o se basa en
razones de eficiencia en la prestación de la justicia constitucional.
El Tribunal estima que esa práctica también contrae un problema
que atañe a la propia naturaleza y el carácter vinculante que tienen
los derechos fundamentales sobre los órganos públicos. En diver-
sas oportunidades, en efecto, se ha advertido que, pese a existir
una inveterada tradición jurisprudencial en determinado sentido,
diversos órganos públicos han mantenido y, lo que es peor, conti-
nuado, la realización de actos considerados como lesivos de dere-
chos constitucionales.
¿Cómo explicar tal situación? Seguramente, entre muchas otras op-
ciones, debido al desconocimiento de aquellos criterios, pero también
por la desidia o los efectos patrimoniales que se pudieran generar. En
efecto, resulta muy cómodo para un órgano público argüir que tal o
cual acto se justifica con el cumplimiento de una sentencia, antes que
justificarlo con una decisión unilateral, por ejemplo alegando que se
actúa de conformidad con los derechos fundamentales.
En tal concepción subyace, evidentemente, un problema de com-
prensión del significado y valor de los derechos fundamentales en
el Estado constitucional de derecho. Éste no es otro que asumir que
tales derechos sólo vinculan porque existe una sentencia que así lo
establece. La interpositio sententiae se convierte, así, en una condición
del ejercicio pleno de los derechos fundamentales, y su ausencia,
por decirlo así, determina que los derechos apenas si tengan un va-
lor vinculante.

262226
La Sentencia Constitucional en el Perú

Definitivamente no se puede compartir un criterio de tal naturaleza. Sin


embargo, el Tribunal no sólo puede limitarse a condenar el desconoci-
miento del carácter vinculante de los derechos; es decir, la insensatez
de que no se comprenda que, en particular, todos los órganos públicos
tienen un deber especial de protección con los derechos fundamenta-
les, y que la fuerza de irradiación de ellos exige de todos los operadores
estatales que realicen sus funciones del modo que mejor se optimice su
ejercicio. Es urgente, además, que adopte medidas más audaces que
contribuyan a hacer aún más efectiva su función pacificadora de los
conflictos de la vida constitucional. Por ello, dado que este Tribunal
es competente para fijar las reglas procesales que mejor protejan los
principios y derechos constitucionales, considera constitucionalmente
exigible que se adopte la técnica del “estado de cosas inconstitucio-
nales” que, en su momento, implementara la Corte Constitucional de
Colombia, a partir de la Sentencia de Unificación N.° 559/1997.
Ésta técnica, en un proceso constitucional de la libertad, com-
porta que, una vez declarado el “estado de cosas inconstitucio-
nales”, se efectúe un requerimiento específico o genérico a un (o
unos) órgano(s) público(s) a fin de que, dentro de un plazo razo-
nable, realicen o dejen de realizar una acción u omisión, per se,
violatoria de derechos fundamentales, que repercuta en la esfera
subjetiva de personas ajenas al proceso constitucional en el cual
se origina la declaración.
Se trata, en suma, de extender los alcances inter partes de las senten-
cias a todos aquellos casos en los que de la realización de un acto u
omisión se hubiese derivado o generado una violación generalizada
de derechos fundamentales de distintas personas.
Para que ello pueda realizarse es preciso que la violación de un derecho
constitucional se derive de un único acto o de un conjunto de actos, inte-
rrelacionados entre sí, que además de lesionar el derecho constitucional
de quien interviene en el proceso en el que se produce la declaración del
estado de cosas inconstitucionales, vulnera o amenaza derechos de otras
personas ajenas al proceso. Y, tratándose de actos individuales, esto es,
que tengan por destinatarios a determinadas personas, la declaración
del estado de cosas inconstitucionales se declarará si es que se sustenta
en una interpretación constitucionalmente inadmisible de una ley o una
disposición reglamentaria por parte del órgano público.
20. Una modulación de los efectos de las sentencias dictadas en el seno de
estos procesos constitucionales de la libertad se justifica, como lo ha ex-
presado la Corte Constitucional colombiana, “(...) en el deber de colabo-

623
Sentencias Constitucionales

rar armónicamnte con los restantes órganos del Estado para la realiza-
ción de sus fines. Del mismo modo que debe comunicarse a la autoridad
competente la noticia relativa a la comisión de un delito [artículo 11° de
la Ley N.° 23506], no se ve por qué deba omitirse la notificación de
que un determinado estado de cosas resulta violatorio de la Cons-
titución Política”.
 “El deber de colaboración se torna imperativo si el remedio administra-
tivo oportuno puede evitar la excesiva utilización de la acción de [am-
paro, hábeas corpus o hábeas data]. Los recursos con que cuenta la ad-
ministración de justicia son escasos. Si instar al cumplimiento diligente
de las obligaciones constitucionales que pesan sobre una determinada
autoridad contribuye a reducir el número de causas constitucionales,
que de otro modo inexorablemente se presentarían, dicha acción se erige
también en medio legítimo a través de la cual la Corte realiza su fun-
ción de guardiana de la integridad de la Constitución [artículo 201 de la
Constitución] y de la efectividad de sus mandatos”.
21. De modo que, y a fin de que se respeten plenamente los pronunciamien-
tos de esta naturaleza que de ahora en adelante se emitan, este Colegiado
enfatiza que, si con posterioridad a la fecha de expedición de una senten-
cia de esta clase, llegase al Tribunal o a cualquier órgano judicial compe-
tente un caso análogo, cuyos hechos se practiquen con fecha posterior
a la de esta sentencia, aparte de que se ordene la remisión de copias de
los actuados por la violación del derecho constitucional concretamente
afectado, también se dispondrá que se abra proceso penal por desacato
de una sentencia del Tribunal Constitucional.
 22. En el caso, si bien el CNM realizó un acto concreto de violación del dere-
cho constitucional de la recurrente, éste se sustentó en una interpretación
constitucionalmente incorrecta de una disposición legal que forma parte
de la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura. De ahí que,
sin perjuicio de los alcances particulares del acto analizado en el pre-
sente caso, a fin de evitar que, fundamentándose en igual criterio inter-
pretativo, puedan violarse derechos constitucionales de otras personas,
el Tribunal Constitucional declara que el estado de cosas que originó el
hábeas data es incompatible con la Constitución.

FALLO 
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la au-
toridad que la Constitución Política del Perú le confiere,
 

462246
La Sentencia Constitucional en el Perú

Ha resuelto
 
1. Declarar FUNDADA la acción de hábeas data.
2. Ordena que se entregue a la recurrente: a) copia del Informe de la
Comisión Permanente de Evaluación y Ratificación, referente a su
conducta e idoneidad en el cargo que ejercía como Vocal Superior
de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque; b) copia del acta de
la entrevista personal y copia del vídeo de la referida entrevista per-
sonal; y c) copia de la parte pertinente del acta de sesión del Pleno
del Consejo Nacional de la Magistratura que contiene la decisión de
no ratificarla en su condición de Magistrada del Poder Judicial.
 3. Declárese que el estado de cosas que originó el hábeas data, y que
ha sido objeto de la controversia en este proceso, es contrario a la
Constitución Política del Perú.
 4. Remítase, por Secretaría General del Tribunal Constitucional, la
presente sentencia a los miembros del Consejo Nacional de la Ma-
gistratura, a fin de que en un plazo de 90 días hábiles a partir de la
notificación de ésta, adopten las medidas necesarias y adecuadas a
fin de corregir, dentro de los parámetros constitucionales, las soli-
citudes de entrega de información sobre el proceso de ratificación
judicial.
 5. Prevéngase a los consejeros del Consejo Nacional de la Magistra-
tura para que eviten volver a incurrir en las acciones u omisiones
ilegítimas que originaron el presente proceso, de conformidad con
lo expuesto en el Fundamento Jurídico N.° 21.
 6. Dispone que las medidas que se adopten se pongan en conocimien-
to del juez de ejecución de la sentencia, quien, al décimo (10) día
hábil de culminado el plazo otorgado en la presente, informará a la
Secretaría General del Tribunal Constitucional.
 
Publíquese y notifíquese.
 
SS.
 
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA

625
626
Exp. Nº 3149-2004-AC [Acción de Cumplimiento promovida por Gloria Marleni
Yarlequé Torres contra el Director de la Unidad de Gestión Educativa de Jaén, para que se
cumpla lo establecido en la Resolución Directoral de la Unidad de Gestión Educativa N.°
00794-2003-ED-JAEN].

Fecha de Resolución: 20 de enero de 2005


Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 10 de octubre de 2005

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 


En Lima, a los 20 días del mes de enero de 2005, la Sala Segunda del Tri-
bunal Constitucional, con la asistencia de los magistrados Bardelli Lartiri-
goyen, Gonzales Ojeda y Vergara Gotelli, pronuncia la siguiente sentencia

  ASUNTO
 Recurso extraordinario interpuesto por doña Gloria Marleni Yarlequé To-
rres contra la sentencia de la Sala Mixta Descentralizada Permanente de Jaén
de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, de fojas 88, su fecha 19 de
julio de 2004, que declaró improcedente la acción de cumplimiento de autos.

  ANTECEDENTES
  Con fecha 24 de octubre de 2003, la recurrente interpone acción de
cumplimiento contra el Director de la Unidad de Gestión Educativa de
Jaén, solicitando el cumplimiento de la Resolución Directoral de la Unidad
de Gestión Educativa N.° 00794-2003-ED-JAEN, de fecha 20 de junio 2003,
que dispone abonar a su favor la suma de S/. 2,624.72 por concepto de
subsidios por luto y sepelio.
 El Director de la Unidad de Gestión Educativa de Jaén contesta la de-
manda alegando que si a la fecha no se ha hecho efectivo el pago reclama-
do por la actora, ello se debe a que la dirección a su cargo no maneja un
presupuesto ni es titular del pliego.
 El Procurador Público a cargo de los asuntos judiciales del Ministerio
de Educación propone la excepción de falta de agotamiento de la vía ad-
ministrativa, y contesta la demanda señalando que si la Unidad de Gestión
Educativa de Jaén aún no ha dado cumplimiento a la obligación contenida
en la resolución materia de la demanda, es porque el pago de dichos bene-
ficios no se encuentra presupuestado en el calendario de compromisos de
pago correspondiente al año 2003, por lo que se debe esperar la aprobación
del Ministerio de Economía y Finanzas para efectuarlo.

627
Sentencias Constitucionales

El Primer Juzgado Especializado Civil de Jaén, con fecha 6 de abril de


2004, declaró improcedente la excepción propuesta y fundada en parte la
demanda, al considerar que la resolución materia de cumplimiento contie-
ne un mandato claro, concreto, preciso y específico que debe ser ejecutado
según sus propios términos, por lo que su incumplimiento demuestra la
renuencia de la autoridad.
La recurrida, revocando la apelada, declaró improcedente la demanda,
argumentando que el Director de la Unidad de Gestión Educativa de Jaén,
solicitó al Presidente de la Región Cajamarca la ampliación del calendario
de compromisos del mes de octubre de 2003 para atender el pago de los
subsidios por luto y sepelio de la demandante y otros servidores públicos,
sin que éste emitiera respuesta alguna.

FUNDAMENTOS

§1. Petitorio y agotamiento de la vía previa


1. La recurrente solicita, el cumplimiento de la Resolución Directoral
N.° 00794-ED-JAEN emitida por la Unidad de Gestión Educativa
de Jaén con fecha 20 de junio de 2003, resolución que dispone se
abone a favor de la demandante la suma de S/. 2,624.72 nuevos
soles, por concepto de subsidios por luto y sepelio que le corres-
ponde, conforme a Ley.
 2. Con la Carta Notarial de fojas 2 se acredita que la demandante ha
cumplido con agotar la vía previa a que se refería el artículo 5°,
inciso c), de la Ley N.° 26301, requisito hoy recogido en similares
términos por el artículo 69° del Código Procesal Constitucional.

§2. Objeto del proceso de cumplimiento: renuencia y responsabilidad


por el incumplimiento
 3. El artículo 200°, inciso 6), de la Constitución establece que la acción
de cumplimiento procede contra cualquier autoridad o funcionario
renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo. Por su
parte el artículo 66°, inciso 1), del Código Procesal Constitucional
establece que el proceso de cumplimiento tiene por objeto que el
funcionario o autoridad renuente dé cumplimiento a una norma le-
gal o ejecute un acto administrativo firme.
 4. En el presente caso, el funcionario directamente emplazado con
la demanda alega que no es renuente a acatar la Resolución re-
ferida puesto que, conforme puede apreciarse en autos de fojas

862286
La Sentencia Constitucional en el Perú

15 a 20, ha procedido a su gestión ante la Gerencia Regional de


Planeamiento, Presupuesto y Acondicionamiento Territorial del
Gobierno Regional-Cajamarca, sin que hasta la fecha se haya
atendido el requerimiento.
 5. El Tribunal considera sin embargo, que dicho argumento antes que
eximir de responsabilidad a las autoridades del sector, directa o
indirectamente emplazadas con la demanda, pone de manifiesto
una actitud insensible y reiterada de parte de los funcionarios
del Gobierno Regional de Cajamarca respecto de los derechos
de la recurrente. Este Colegiado ha constatado, además, a par-
tir de los múltiples y similares procesos que llegan hasta esta
instancia, que esta actitud de las autoridades y funcionarios del
Sector Educación y del Ministerio de Economía y Finanzas se ha
convertido en sistemática.

§3. Incumplimiento sistemático de las normas como afectación a la


consolidación del Estado Social y Democrático de Derecho
6. Esta actitud de resistencia a acatar las disposiciones legales, que a la
larga, genera desesperanza en los justiciables respecto de las solucio-
nes que ofrece el Derecho, deslegitima el Estado Democrático ante
los ciudadanos; asimismo, dada la cantidad de demandas de amparo
o de cumplimiento a las que se ven obligados a recurrir las personas
afectadas con estas práctica, dicha actitud se evidencia como siste-
mática por parte de los funcionarios de los sectores involucrados en
este caso. Así, sólo en el año 2004 pueden citarse, entre otros muchos,
los siguientes expedientes, que tratan básicamente de los mismos te-
mas: 3159-2004-AC/TC; 2363-2004-AC/TC; 3157-2004-AC/TC; 2060-
2004-AC/TC; 254-2004-AC/TC; 2653-2004-AC/TC; 3989-2004-AC/
TC; 2054-2004-AC/TC; 1997-2004-AC/TC; 2159-2004-AC/TC; 1997-
2004-AC/TC; 2033-2004-AC/TC; 1151-2004-AC/TC.
7. Todos los casos aludidos versan sobre dos temas recurrentes: 1) la
exigencia de docentes que trabajan en distintos lugares del país del
pago de un derecho por concepto de luto y sepelio, previsto en la
Ley del Profesorado y su reglamento y; 2) el pago de bonificaciones
por haber cumplido 20, 25 y 30 años de servicios como docentes, en
aplicación del artículo 52° de la Ley N.° 24029 (Ley del Profesorado).
En todos los casos, luego de una serie de trámites administrativos,
los docentes conseguían un Resolución Administrativa que autori-
zaba el pago, para luego iniciar una verdadera batalla a efectos de
hacer efectivo dicho pago.

629
Sentencias Constitucionales

 8. Este Tribunal considera que esta práctica constituye, además de un


incumplimiento sistemático de las normas, una agresión reiterada a
los derechos del personal docente. No es admisible, e incluso carece
de toda racionalidad, si se tiene en cuenta que es el propio Estado,
a través del presupuesto público, quien solventa los gastos de pro-
curadores y abogados que acuden a los procesos a “defender” a los
funcionarios emplazados con estas demandas, quienes en la mayo-
ría de los casos, ante la irrefutabilidad de los hechos, se limitan a
argumentar que “no existe presupuesto” o que, “teniendo toda la
buena voluntad de cumplir con las resoluciones”, no obstante, los
beneficiarios “deben esperar la programación de parte del Minis-
terio de Economía y Finanzas”. En otros casos, contra un elemen-
tal principio ético en el ejercicio de la abogacía, los “defensores”
de la administración apelan a argucias procesales solicitando que
se declaren improcedentes las demandas de cumplimiento alegan-
do, entre otros reiterados formulismos, que no existe renuencia
“debido a que se han hecho todas las gestiones sin tener respuesta
favorable”, argumento que, lamentablemente, en más de una oca-
sión, ha prosperado ante los tribunales, dejando a los justiciables
sin remedio legal que pueda solucionar su angustia de justicia,
generando, en forma absolutamente comprensible, una actitud de
total escepticismo, cuando no de repudio a todo el sistema de jus-
ticia. A esto debe agregarse que estos procesos, iniciados por el
simple desacato de funcionarios renuentes y poco sensibles con
los derechos de los ciudadanos, suponen buena parte de la car-
ga procesal de los tribunales y, si llegan hasta instancia constitu-
cional, significan un enorme despliegue de esfuerzo humano con
cargo, una vez más, al presupuesto público. Esta práctica de fun-
cionarios colocados en los más altos estratos de la burocracia del
Estado supone también, por otro lado, un grave menoscabo a los
fondos públicos, argumento que, paradójicamente, en más de una
ocasión, se esgrime cuando los tribunales pronuncian sentencias
amparando los derechos que la Constitución reconoce.

 §4. El ethos corporativo del Estado democrático como plasmación en


la vida cotidiana
 9. Todo ello hace necesario encarar este problema integralmente, y no
sólo desde las respuestas aisladas por cada caso que se presenta
ante este Tribunal, puesto que, pese a las múltiples sentencias emi-
tidas, ésta practica se mantiene, en abierto desafío a la eficacia de
los derechos que la Constitución reconoce. La construcción y con-

063306
La Sentencia Constitucional en el Perú

solidación del Estado Social y Democrático de Derecho en nuestro


país requiere de una actitud comprometida de parte de todos los
poderes públicos y, de manera especial, de quienes en nombre del
Estado ejercen la función pública como delegación. Los funciona-
rios públicos, desde el que ostenta la más alta jerarquía encarnada
en el cargo del Presidente de la República, conforme al artículo
39° de la Constitución, están al servicio de la Nación. Esto supone,
ante todo, un compromiso de lealtad con los valores y principios
sobre los que se asienta el Estado peruano, definido como Estado
Social y Democrático de Derecho conforme a los artículos 3° y 43°
de la Constitución.
10. El Estado Social y Democrático de Derecho constituye no sólo un
conjunto de reglas de derecho a las que está supeditada la actuación
del poder público, sino también un conjunto de actitudes, es decir,
una cultura o, como lo sugiere Böckenförde, un “ethos”, que presu-
pone “(...) determinados modos de comportarse (...) Estos modos
de comportamiento, en los que se incorporan los principios y los
criterios de ordenación de la democracia, constituyen el ethos de la
democracia. Y este ethos no es otra cosa que la cultura política en la
aquella vive y se apoya”
 11. En esta línea de razonamiento es necesario recordar que el Estado
Social y Democrático “(...) está sujeto a un plebiscito de todos los días
(...)”1 o, como lo expresáramos en otra sentencia, es un imperativo
que “(...) sus contenidos axiológicos se plasmen en la vida cotidiana (...)”
2
. Es decir, su concreción requiere de una colaboración permanente
entre todos los poderes públicos y, de modo especial, de la Jurisdic-
ción, poder premunido por excelencia de potestades y competen-
cias para hacer realidad los mandatos de la Constitución y la ley en
cada caso concreto. En este sentido dada la trascendencia del tema
que se resuelve, se hará uso de las técnicas resolutivas y las faculta-
des que la doctrina y el ordenamiento permiten, para dejar un men-
saje claro a todos aquellos funcionarios o poderes públicos que no
sólo desconocen el sistema legal imperante, sino que desalientan la
de un modelo de convivencia civilizada a partir de la Constitución.
La edificación de una cultura constitucional es también objetivo y
compromiso de este Colegiado con la sociedad peruana, a la que
debe su mandato.

1 Expedientes acumulados N.º 015-2001-AI/TC; 016-2001-AI/TC, y 004-2002-AI/


TC, Fundamento Jurídico N.° 13.
2 Exp. 008-2003-AI/TC, Fundamento Jurídico 13.d

631
Sentencias Constitucionales

§5. La declaración del Estado de Cosas Inconstitucional como técnica


para eliminar comportamientos anticonstitucionales en la admi-
nistración pública
 12. Este Tribunal en el caso Arrellano Serquen contra el Consejo Na-
cional de la Magistratura, utilizó la técnica de la declaración del Es-
tado de Cosas Inconstitucional, desarrollado de manera creativa por
la Corte Constitucional colombiana, con el objeto de expandir
los alcances de la sentencia en un proceso de tutela de derechos
fundamentales con efectos, prima facie, inter partes, evitando que
otros ciudadanos afectados por los mismos comportamientos
violatorios tengan que interponer sucesivas demandas con el fin
de lograr lo mismo.
Con la declaración de una situación determinada como contraria
a los valores constitucionales (Estado de Cosas Inconstitucional), se
generan una serie de responsabilidades de parte de los órganos,
instituciones o personas concretas involucrados en los actos vulne-
ratorios, permitiendo, de este modo, allanar el camino en la búsque-
da y satisfacción de los derechos comprometidos. Así lo dejamos
establecido en el caso Arrellano Serquén, precisando que: “(...) esta
técnica, en un proceso constitucional de la libertad, comporta que,
una vez declarado el “estado de cosas inconstitucionales”, se efec-
túe un requerimiento específico o genérico a un (o unos) órgano(s)
público(s) a fin de que, dentro de un plazo razonable, realicen o
dejen de realizar una acción u omisión, per se, violatoria de derechos
fundamentales, que repercuta en la esfera subjetiva de personas aje-
nas al proceso constitucional en el cual se origina la declaración”.

§6. Expansión de los efectos de la sentencia, también en un proceso de


cumplimiento, por constatarse un Estado de Cosas Inconstitucional
 13. Si bien tal desarrollo tuvo su origen en la necesidad de ampliar los
efectos de una sentencia en el marco de la tutela de derechos fun-
damentales, reconociendo de este modo una dimensión objetiva a
tales derechos como parte del orden jurídico constitucionalizado,
este Tribunal considera que similares argumentos respaldan la ne-
cesidad de expandir los efectos de una sentencia en un proceso de
cumplimiento, siempre que se constate que similares resistencias a
acatar las normas, o como ocurre en el presente caso, los actos ad-
ministrativos, son tan insistentes que merecen una respuesta de tipo
institucional y no sólo respecto del caso a la vista.

263326
La Sentencia Constitucional en el Perú

Es verdad que el Proceso de Cumplimiento, como bien lo ha reco-


nocido la doctrina3, no es propiamente un proceso para la tutela de
verdaderos derechos fundamentales, pero no es menos cierto que la
observancia y el acatamiento al sistema de fuentes del ordenamiento
jurídico, donde deben incluirse, por cierto, las decisiones de este Cole-
giado, constituyen valores preeminentes de todo sistema democrático
donde existe el gobierno del derecho y no de los hombres. En el proce-
so de cumplimiento, además de la atención de los derechos subjetivos
en juego, existe un fundamento de importancia capital para la propia
labor de este Colegiado, cual es la vigilancia de la “regularidad” en la
vigencia del sistema jurídico en su integridad. La condición es, desde
luego, que el mandamus sea concreto, líquido y actual, como lo ha rei-
terado este Colegiado, pero es evidente que, desde su dimensión obje-
tiva, el Proceso de Cumplimiento constituye también un proceso para
asumir la vigencia y defensa del sistema de fuentes que la Constitución
encomienda a este Colegiado.
 14. La expansión de los efectos de una sentencia más allá de las par-
tes intervinientes en el litigio no debe causar mayor alarma, pues-
to que, tratándose de un Tribunal encargado de la defensa de la
supremacía constitucional, es claro que sus decisiones -no sólo en
los juicios abstractos de constitucionalidad, sino también en los ca-
sos concretos de tutela de derechos subjetivos- vincula a todos los
poderes públicos. Las interpretaciones del Tribunal constituyen su
jurisprudencia, que es fuente de derecho y vincula a toda la magis-
tratura en los términos establecidos el artículo VI del Título Prelimi-
nar del Código Procesal Constitucional.
  De otro lado, en sociedades como la nuestra, donde los postulados
del Estado Social y Democrático, están, en muchos casos, pendientes
de realizar, corresponde a este Tribunal, en gran medida, coadyu-
var para concretarlos. Esto supone desde luego, una colaboración
permanente con los demás poderes públicos “(...9 a fin de modificar
una realidad social intolerable y contraria a los principios que infor-
man el Estado Social de Derecho”4. En este sentido, este Colegiado

3 En este sentido también se pronuncia la Comisión de Profesores universitarios que


elaboró el Código Procesal Constitucional. “La Comisión estima que la denominada
acción de cumplimiento no es un proceso constitucional en sentido estricto, toda
vez que no cautela derechos fundamentales o valores constitucionales, como puede
ser el de la jerarquía normativa” Cfr. AA.VV. Código Procesal constitucional. Comen-
tarios, exposición de motivos, dictámenes e índice analítico, Lima 2004, pg. 153
4 Vargas Hernández, Clara Inés, “La garantía de la dimensión objetiva de los dere-
chos fundamentales y la labor del Juez Constitucional colombiano en sede de acción

633
Sentencias Constitucionales

es también un agente de cambio para la plasmación de los postula-


dos del Estado Social y Democrático de Derecho, labor que realiza a
partir de los mensajes y del poder ordenador de su jurisprudencia.
 15. En tal entendimiento dejamos establecido en el Expediente N.°
2579-2003-HD/TC, que mediante la declaración de Estado de Co-
sas Inconstitucional “(...) y a fin de que se respeten plenamente los
pronunciamientos de esta naturaleza que de ahora en adelante se
emitan, este Colegiado enfatiza que, si con posterioridad a la fecha
de expedición de una sentencia de esta clase, llegase al Tribunal o
a cualquier órgano judicial competente un caso análogo, cuyos he-
chos se practiquen con fecha posterior a la de esta sentencia, aparte
de que se ordene la remisión de copias de los actuados por la viola-
ción del derecho constitucional concretamente afectado, también se
dispondrá que se abra proceso penal por desacato de una sentencia
del Tribunal Constitucional”.
 16. Detallado este antecedente jurisprudencial en la sentencia ya aludi-
da, este Colegiado encuentra, sobre la base de los hechos expuestos,
que en el presente caso se ha configurado un Estado de cosas inconsti-
tucional por constatarse de los comportamientos renuentes, sistemá-
ticos y reiterados, de los funcionarios del Ministerio de Economía y
Finanzas, así como también de las autoridades del Ministerio de Edu-
cación, a la hora de atender los reclamos que se refieren a derechos
reconocidos en normas legales correspondientes al personal docente,
como es en el presente caso la ejecución de una resolución que decla-
ra un derecho concedido en la Ley del Profesorado y su reglamento a
todos los docentes en los supuestos claramente establecidos.

  Pago de costos como sanción inmediata y reconocimiento de intere-


ses legales
 17. En el presente caso, al haberse incurrido en un comportamiento
contrario a la Constitución en los términos expuestos en los funda-
mentos precedentes, se ha obligado a la recurrente a interponer una
demanda ocasionándole gastos innecesarios que han incrementado
su inicial afectación. En consecuencia, y sin perjuicio de las demás
responsabilidades a que hubiera lugar, este Colegiado considera
que corresponde el pago de costos conforme al artículo 56° del Có-
digo Procesal Constitucional, el mismo que deberá hacerse efectivo

de tutela: El llamado estado de cosas inconstitucional”; En: Estudios Constitucionales,


Revista del Centro de Estudios Constitucionales, Año 1, N° 1, Universidad de Talca,
Santiago de Chile, 2003, pg. 207.

463346
La Sentencia Constitucional en el Perú

en la etapa de ejecución de sentencia, donde además deberá efec-


tuarse conforme a los artículos 1236° y 1244° del Código Civil, el
abono de los intereses legales a partir de la fecha en que se determi-
nó el pago de los derechos a la recurrente hasta la fecha en que éste
se haga efectivo. La liquidación deberá realizarla el juez conforme
a la tasa fijada por el Banco Central de Reserva en el momento de
ejecutarse la presente sentencia.
 18. A efectos de lograr los efectos a que se refiere la presente sentencia,
de manera especial en el Fundamento 12, ésta deberá notificarse a
los titulares del Ministerio de Economía y Finanzas y del Ministerio
de Educación, a fin de que tomen las medidas correctivas en el más
breve plazo y se establezca el debido procedimiento administrativo
a que hubiera lugar a los funcionarios responsables en el presente
caso, así como en los casos similares que han sido reseñados en la
presente sentencia.
 Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la
autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú

  Ha resuelto
1. Declarar FUNDADA la demanda de autos.
2. Ordenar a las autoridades directamente emplazadas, en este caso el
Director de la Unidad de Gestión Educativa-Jaén y a quien aparece
indirectamente emplazado, el Gerente Regional de Planeamiento,
Presupuesto y Acondicionamiento Territorial del Gobierno Regio-
nal de Cajamarca, dar inmediato cumplimiento y en sus propios
términos a la Resolución materia de la presente demanda.
3. Establecer que los hechos que motivaron el presente caso, al ha-
berse acreditado que forman parte de una práctica de renuencia
sistemática y reiterada, constituyen situaciones o comportamientos
contrarios con la Constitución que deben ser erradicados.
4. Notificar la presente sentencia a través de la Secretaría General de
este Colegiado, al Ministro de Economía y Finanzas y al Ministro
de Educación, a efectos de que tomen las medidas correctivas en
el más breve plazo posible respecto de las prácticas contrarias a la
Constitución establecidas en la presente sentencia.
5. Ordenar al Ministerio de Educación que en el plazo de 10 días de
notificada esta sentencia, informe a este Tribunal sobre las acciones
tomadas respecto de las responsabilidades de los funcionarios invo-
lucrados en las prácticas aludidas.

635
Sentencias Constitucionales

6. Ordenar el pago de costos e intereses legales en ejecución de senten-


cia, conforme al Fundamento 17, supra.
 
Publíquese y notifíquese
 
SS.
 
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
VERGARA GOTELLI
 
 

63366
Exp. Nº 5561-2007-PA [Proceso de Amparo promovido por la Oficina de Nor-
malización Previsional (ONP) contra la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima].

Fecha de Resolución: 24 de marzo de 2010


Fecha de Publicación en el Portal Oficial del TC: 26 de marzo de 2010

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 24 días del mes marzo de 2010, el Tribunal Constitucio-
nal en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados
Vergara Gotelli, Presidente; Mesía Ramírez, Vicepresidente; Landa Arro-
yo, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pro-
nuncia la siguiente sentencia

ASUNTO
 Recurso de agravio constitucional interpuesto por Oficina de Nor-
malización Previsional (ONP) contra la resolución de la Sala de Derecho
Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República,
de fojas 77, su fecha 28 de agosto de 2007, que declara improcedente la
demanda de autos.

  ANTECEDENTES
 Con fecha 11 de agosto de 2005 la ONP interpone demanda de amparo
contra los vocales integrantes de la Tercera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima, señores Arnaldo Rivera Quispe, Alicia Gómez Carva-
jal y Rafael Teodoro Ugarte Mauny, solicitando que se declare inaplicable
la sentencia de vista de fecha 10 de noviembre de 2004 expedida en el pro-
ceso de cumplimiento seguido con don Grimaldo Díaz Castillo. Sostiene
que tal resolución afecta su derecho constitucional al debido proceso ya
que ha vulnerado los principios de cosa juzgada y la prohibición de re-
forma en peor, al haberse pronunciado sobre un extremo que no ha sido
materia del recurso de apelación.
Con fecha 16 de noviembre, la Quinta Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima declaró improcedente la demanda, por considerar que
los procesos constitucionales no proceden cuando se cuestione una reso-
lución firme recaída en otro proceso constitucional, siendo de aplicación
el artículo 5° inciso 6 del Código Procesal Constitucional. Interpuesto el
recurso de apelación, la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte

637
Sentencias Constitucionales

Suprema confirmó la sentencia apelada tras establecer que en el caso de


autos no existe afectación manifiesta al derecho al debido proceso o a la
tutela judicial efectiva.

FUNDAMENTOS
I) Delimitación del petitorio
1. Conforme se desprende de autos, la entidad recurrente solicita que se
declare la nulidad de la sentencia de vista dictada en un proceso de
cumplimiento (Exp. N.° 2298-2004), en el que las instancias judiciales,
tras establecer la renuencia por parte de la Oficina de Normalización
Previsional (ONP) de acceder al pedido del recurrente, estimaron la
pretensión planteada, ordenando a la institución recurrente, “cumpla
con reajustar la pensión de jubilación del demandante Grimaldo Díaz
Castillo”. Dicha decisión fue confirmada en segunda instancia, preci-
sándose, además, que respecto de los intereses legales, debe estarse a
lo establecido por la jurisprudencia de este Colegiado, ordenándose
que dicho extremo también sea atendido.
La ONP considera que la referida sentencia estimatoria afecta
su derecho constitucional al debido proceso, ya que en uno de
sus extremos, el referido a los intereses legales, se vulnera su
derecho a la cosa juzgada y a la prohibición de reformatio in peius,
pues se pronuncia sobre un tema que no había sido materia del
recurso de apelación.
2. Tal como se advierte de autos, el presente proceso constitucional de
amparo cuestiona lo resuelto en un anterior proceso constitucional
de cumplimiento. Sobre el particular, si bien de la lectura literal del
artículo 5.6 del Código Procesal Constitucional esta posibilidad esta-
ría, en principio, proscrita; no obstante, conforme lo ha precisado este
Colegiado, “cuando el Código Procesal Constitucional se refiere en su
artículo 5°, inciso 6), a la improcedencia de un proceso constitucional
que cuestiona una resolución judicial firme recaída en otro proceso
constitucional, esta disposición restrictiva debe entenderse referida
a procesos donde se han respetado de modo escrupuloso el debido
proceso y la tutela procesal efectiva en sus distintas manifestaciones,
conforme al artículo 4° del mismo Código Procesal Constitucional,
puesto que una interpretación que cierra por completo la posibilidad
del amparo contra amparo sería contraria a la Constitución” (STC
3846-2004-AA/TC, fundamento 5).
En tal sentido, este Colegiado dejó establecido, con carácter de pre-
cedente vinculante, que el “amparo contra amparo” solo resultaba

863386
La Sentencia Constitucional en el Perú

procedente de manera excepcional y por única vez contra una sen-


tencia estimatoria de segundo grado, emitida por el Poder Judicial
en el trámite de un proceso de amparo “donde se haya producido la
violación manifiesta del contenido constitucionalmente protegido
de los derechos fundamentales, o que haya sido dictada sin tomar
en cuenta o al margen de la mejor protección de los derechos esta-
blecida en la doctrina jurisprudencial de este Colegiado, desnatura-
lizando la decisión sobre el fondo, convirtiéndola en inconstitucio-
nal” (STC 4853-2004-AA/TC, fundamento 39).
3. No obstante, en el presente caso se tiene que las instancias judiciales,
al momento de estimar la demanda de cumplimiento interpuesta
contra la ONP, establecieron también la existencia de la obligación
de cumplir el mandato legal exigido en la demanda, lo que como
ha precisado la instancia de apelación, al expedir la resolución ma-
teria del presente proceso, en lo que respecta a los intereses legales
reclamados, debe ampararse conforme a lo establecido para casos
similares por este Colegiado.
De ahí que, la Sala Civil emplazada, al haber ordenado que la ONP
cumpla con reajustar la pensión de jubilación demandada, inclu-
yendo los intereses legales que correspondan, no ha violado los
derechos procesales que alega la recurrente y, al contrario, ha ac-
tuado en el marco de sus competencias y respetando los criterios
jurisprudenciales vinculantes de este Colegiado, aplicables al caso
en cuestión y de conformidad con lo establecido en el artículo VI
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.
4. Por tanto, contrariamente a lo sostenido por la entidad recurrente
en su demanda, los hechos a que ésta se refiere, antes que viola-
ciones a sus derechos, constituyen, tal como se tendrá ocasión de
demostrar infra, actos de permanente interferencia al cumplimiento
de las decisiones judiciales, en los procesos constitucionales en los
que resulta emplazada y vencida esta entidad encargada de la ad-
ministración de los diferentes regímenes pensionarios.
En atención a ello, este Colegiado, tras constatar la manifiesta
falta de fundamentos de la demanda, considera pertinente de-
jar sentada su posición sobre el comportamiento que ha venido
observando por parte de la ONP, en aras de colaborar con los
demás entes públicos y en el marco de sus funciones de control
constitucional, en especial sobre las entidades públicas cuyas
funciones tienen directa vinculación con la atención de derechos
fundamentales, como es el caso de la ONP.

639
Sentencias Constitucionales

II) La ONP en el marco de las exigencias que impone el derecho a un


sistema eficiente de seguridad social
5. Los artículos 10º y 11º de la Constitución establecen, el primero, “el
derecho universal y progresivo de toda persona a la seguridad so-
cial”; y el segundo, la libertad de “acceso a prestaciones de salud y
a pensiones, a través de entidades públicas, privadas o mixtas”. El
artículo 11º de la norma fundamental precisa además que al margen
de que dichas prestaciones se encuentren gestionadas por entidades
públicas, privadas o mixtas, corresponde al Estado el deber de su-
pervisar “su eficaz funcionamiento”.
Dada la enorme trascendencia que tiene el sistema de gestión de los
fondos destinados a la atención de los derechos previsionales, importa
de manera especial que su gestión se realice con eficiencia y con los de-
bidos controles, a efectos de no distorsionar su finalidad y garantizar,
en todo momento, un acceso en las mejores condiciones y con la mayor
cobertura posible.
6. A partir de lo que prevé la Constitución en su artículo 10º, este Co-
legiado ha establecido que, “[…] la seguridad social (dentro de cuyo
concepto, se entenderá incluido el servicio previsional de salud y
de pensiones) es un sistema institucionalizado de prestaciones in-
dividualizadas, basado en la prevención del riesgo y en la redis-
tribución de recursos, con el único propósito de coadyuvar en
la calidad y el proyecto de vida de la comunidad. Su condición
de sistema institucionalizado, imprescindible para la defensa y
el desarrollo de diversos principios y derechos fundamentales,
permite reconocer a la seguridad social como una garantía insti-
tucional” (STC 10063-2006-AA, fundamentos 13 a 15).
7. Que el derecho a la seguridad social comporte un conjunto de dere-
chos e instituciones, hace referencia a los dos ámbitos en que se pro-
yecta, tanto como derecho subjetivo, como también como garantía
institucional en su dimensión objetiva. En tanto garantía institucio-
nal, tenemos establecido que el sistema de seguridad social, consti-
tuye “[…]el soporte sobre el cual se cimenta el derecho fundamental
a la pensión, las prestaciones de salud, sean éstas preventivas, re-
paradoras o recuperadoras –en atención a la oportunidad en que se
brinden–”. (STC 09600-2005-AA, fundamentos 3 y 4).
8. De este modo, las instituciones comprometidas con la gestión y
administración general del sistema de la seguridad social y que
tengan como responsabilidad la atención de los diversos aspec-
tos que comportan los derechos previsionales y de salud, tanto en

064406
La Sentencia Constitucional en el Perú

cuanto al acceso como a la gestión de las prestaciones que corres-


pondan conforme a cada régimen, están directamente vinculadas
a la garantía y el deber especial de protección que corresponde al
Estado, a tenor del artículo 11º de la Constitución. En tal sentido,
cuando dicho precepto establece que el Estado “Supervisa asimis-
mo su eficaz funcionamiento”, debe entenderse que corresponde
al Estado determinadas actuaciones a efectos de evaluar y contro-
lar que el accionar de dichas instituciones, públicas o privadas,
esté arreglada no sólo a las normas que lo reglamentan, sino que
constituyan en conjunto instituciones eficaces y adecuadas para el
logro del objetivo último al que se dirigen, esto es, ser garantes del
ejercicio y plena realización de auténticos derechos fundamentales
como es el caso de la salud y las pensiones.
9. En dicha línea, se tiene establecido en jurisprudencia atinente que:
“(…) el derecho fundamental a la pensión puede ser realizado a través
de las entidades públicas y privadas. Entre las primeras se encuentra
el Sistema Nacional de Pensiones, y tiene como institución central a
la Oficina de Normalización Previsional. Las segundas constituyen el
Sistema Privado de Pensiones, y básicamente tienen como exponente
a las Administradoras de Fondos de Pensiones. Sin embargo, existen
otros entes (como puede ser la Caja de Beneficios y Seguridad Social
del Pescador) que si bien son privados, se encargan de administrar
fondos pensionarios que cuentan con registro estatal.
Este reconocimiento no se encuentra dado por la existencia de una
fiscalización directa del Estado respecto a su actuación privada, sino
básicamente porque, según la propia Norma Fundamental, está en-
cargado de supervisar su eficaz funcionamiento. Es aquí donde la
garantía institucional de la seguridad social asume una importancia
capital, toda vez que se determinan con claridad las contingencias
específicas con que cada régimen funciona o actúa” (STC 07321-
2006-AA, fundamento 11).
10. Sin lugar a dudas, el control de “su eficaz funcionamiento” respecto del
sistema de prestaciones de salud y de pensiones, corresponde al Po-
der Ejecutivo, conforme a lo que prevé el artículo 119º de la Consti-
tución que establece que: “La dirección y la gestión de los servicios
públicos están confiadas al Consejo de Ministros; y a cada ministro en
los asuntos que competen a la cartera a su cargo”. No obstante ello,
es claro también que en la medida que los servicios públicos, en mu-
chos casos, se relacionan con la prestación de derechos básicos que la
Constitución reconoce, el control del buen funcionamiento de dichos

641
Sentencias Constitucionales

servicios públicos también corresponde, llegado el caso, a los entes


jurisdiccionales, y en especial a este Colegiado.
11. Con relación a la gestión de los sistemas de pensiones a cargo del
Estado, la Oficina de Normalización Previsional (ONP) tiene im-
portantes funciones. Conforme a su Reglamento de Organización y
Funciones, aprobado mediante Decreto Supremo N.° 027-2008-EF,
la ONP tiene a su cargo la administración del SNP del Decreto Ley
N.º 19990, así como del régimen del Decreto Ley N.º 18846, referido
a Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, y otros re-
gímenes previsionales que le sean encargados conforme a Ley. En
esa línea, por disposición del artículo 9° del Decreto Ley N.º 25897,
la ONP —al asumir las competencias en materia de pensiones del
IPSS— tiene también a su cargo el otorgamiento de los Bonos de
Reconocimiento en favor de los afiliados al Sistema Privado de Pen-
siones que hayan realizado aportes previos al Sistema Nacional de
Pensiones. Asimismo, a partir del 1º de julio del 2008, la ONP pasó
a administrar las pensiones derivadas del régimen del Decreto Ley
N.º 20530, conforme a lo establecido en el Decreto Supremo N.º 149-
2007-EF modificado por el Decreto Supremo N.º 207-2007-EF.
12. Todo ello pone de manifiesto la enorme importancia que tiene esta
entidad del Estado a la que se le ha confiado la gestión de los di-
ferentes regímenes legales de seguridad social, entre ellos, los dos
regímenes de mayor alcance como son los del Decreto Ley N.º 19990
y más recientemente el del Decreto Ley N.º 20530. De manera que
el control sobre sus prácticas y la eficiencia con que administra los
regímenes pensionarios que tiene bajo su competencia repercute en
los sectores más vulnerables, constituidos por las personas que su-
fren accidentes de trabajo y enfermedades profesionales o las per-
sonas mayores que son a quienes corresponde recibir su pensión de
jubilación y gozar de los demás derechos inherentes.
13. Sobre la práctica de esta entidad en los últimos años y sus sistemas
de trabajo, la Defensoría del Pueblo, en el marco de sus funciones
constitucionales, ha elaborado un detallado informe que será mate-
ria de análisis en esta sentencia (Informe Defensorial N.º 135: Por un
acceso justo y oportuno a la pensión: Aportes para una mejor gestión de la
ONP. Julio de 2008).
Debe subrayarse que las deficiencias y graves interferencias con el ac-
ceso a los derechos pensionarios que en dicho informe defensorial se
señalan, constituyen un llamado a la actuación urgente de los poderes
públicos. No obstante, este Colegiado ha observado con preocupación

264426
La Sentencia Constitucional en el Perú

que, pese al tiempo transcurrido, no se han tomado las medidas correc-


tivas que correspondían a la magnitud de las deficiencias que en aquel
informe se denunciaron de manera documentada.
Este Colegiado llama la atención sobre la falta de sensibilidad y la
pasividad con que, en muchos casos, se suele asumir los grandes
temas que comprometen la vigencia cotidiana de los derechos fun-
damentales. De este modo, el artículo 1º de nuestra Constitución
que establece que “La defensa de la persona humana y el respeto
de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”,
debe dirigir la agenda de las instituciones del Estado, pues si tal es
el postulado, las cuestiones relativas a las preocupaciones de los
más débiles y la protección de sus derechos fundamentales, por es-
tar relacionadas directamente a la dignidad humana, en cuanto “fin
supremo”, deben merecer especial preocupación y prioritaria aten-
ción por parte de los poderes públicos.

III) ONP, contratación de servicios jurídicos y actuación en los procesos


judiciales
14. En el referido Informe Defensorial N.º 135, también se recoge la eva-
luación de los procesos de tercerización, como forma de gestión de
los derechos previsionales. En el referido análisis se advierte que la
ONP, entre los servicios que suele tercerizar, se cuenta la asesoría
jurídica para la defensa en los procesos judiciales en que es parte.
En la medida que los reclamos de los pensionistas, frente a la fre-
cuente renuencia de la ONP de atender sus reclamos, terminan ante
los estrados judiciales, cobra especial relevancia el análisis sobre la
contratación de diversos estudios de abogados que, como se tendrá
ocasión de confirmar, constituye en muchos casos una verdadera
interferencia a las prestaciones que por derecho corresponde a los
pensionistas y, en otros tantos casos, difiere la posibilidad de tute-
la oportuna que los órganos judiciales están obligados a brindar a
todo justiciable a quien respalda el Derecho.
15. Por ello, este Colegiado llama la atención de los organismos públicos
competentes, a efectos de que evalúen el proceder de la ONP frente a los
reclamos de los pensionistas y la actuación de los estudios de abogados
contratados por esta entidad del Estado. Ello debido a que en los últi-
mos años, esta institución se ha convertido en el principal ente público
emplazado con demandas de amparo o de cumplimiento, las mismas
que, en un alto porcentaje, vienen siendo estimadas por las instancias ju-
diciales o por este Colegiado, tras constatarse la evidente violación a los

643
Sentencias Constitucionales

derechos constitucionales de que vienen siendo objeto los pensionistas


por el proceder abiertamente inconstitucional de esta institución.
16. En su Informe N.º 135, la Defensoría del Pueblo advierte al respecto
que “a diciembre del 2005 sólo había 60,063 expedientes judiciales
en trámite, mientras que en el 2006 y el 2007 se presentaron 27,074
y 20,171 demandas, respectivamente”. Ello explicaría los elevados
costos que la ONP está asumiendo en la contratación de estudios de
abogados para su defensa judicial, conforme se puede apreciar en el
siguiente cuadro.

Gastos 1995 2004 2005 2006 2007 (*)


Principales

Estudio de 221,813 12`595,211 21`479,549 17`178,718 14`010,482


Abogados

Atención+ 1`338,987 24`400,100 23`207,192 24`715,249 26`788,865


Calificación
+Verifi
cación+18846
+Bonos

Personal y 622,720 21`084,280 22`775,979 23`601,367 25`418,842


obligaciones
sociales

Fuente: www.onp.gob.pe Información General/ Estadísticas ONP/


Miscelánea / Ratios ONP Administradora 11. El cuadro permite
comparar el gasto en estudios de abogados con los costos del perso-
nal y de la tercerización de servicios.
(*) La información del año 2007 no estaba actualizada a diciembre.
Las cifras del 2007 podrían ser mayores.1
Conforme al reporte de la Defensoría del Pueblo, “para el año 2008, la
ONP ha previsto que gastará la suma de S/.14’880,624 por concepto de
honorarios de estudios de abogados, conforme a la información pro-
porcionada en su página Web (Ratios de ONP Administradora)”.
17. Para este Colegiado las cifras que ha reseñado la Defensoría del
Pueblo muestran una situación que amerita, por lo menos, una re-
visión de los procesos de contratación de servicios de asesoría legal
al interior de la ONP, pero de manera especial un control racional
de la actuación de esta entidad a través de los procesos judiciales y,
en especial, a través de los procesos constitucionales.

1 Extraído del Informe Defensorial N.º 135, Pág. 25.

464446
La Sentencia Constitucional en el Perú

18. El presente caso, por lo demás, pone de manifiesto una vez más que la
contratación de estudios de abogados, como también ocurre con otros
servicios de tercerización, no estaría siendo controlado adecuadamen-
te, al menos con relación a la calidad del servicio2. A esta conclusión
puede arribarse de la simple lectura de la demanda de autos.
En efecto, en el punto 3, al fundamentar la supuesta violación al
debido proceso, el abogado que suscribe la demanda sostiene: “El
derecho a un debido proceso no está contemplado en forma explícita en el
artículo 2º de nuestra Carta Magna, pero ello no impide que califique como
un derecho constitucional, en virtud de lo contemplado en el artículo 3º del
texto constitucional (…)” de este modo para el abogado que suscribe
la presente demanda, es en base al artículo 3º de la Constitución,
“que el derecho al debido proceso califica como derecho constitucional”,
puesto que “el derecho a un debido proceso es un derecho implícitamente
reconocido por la Constitución…”.
Ello pone de manifiesto, en el presente caso, la discutible calidad
de los servicios profesionales de los estudios que son contratados
por la ONP, pues como es conocido, el debido proceso se encuen-
tra explícitamente reconocido como derecho constitucional en el
artículo 139.3 de la Constitución, que establece que “Son princi-
pios y derechos de la función jurisdiccional: 3) La observancia
del debido proceso y la tutela jurisdiccional.”
19. Quizá como consecuencia de ello, es que también la Defensoría ha
podido constatar en su Informe que dichos estudios no conocen o
no quieren reconocer en el ejercicio de su defensa de la ONP, los
criterios jurisprudenciales del Tribunal Constitucional que resuel-
ven conflictos con carácter vinculante para casos similares, “obli-
gando de esta forma a que el asegurado o pensionista que busca
el otorgamiento de un determinado derecho pensionario, y cuyo
pedido se encuentra sustentado en la jurisprudencia constitucio-
nal de un caso idéntico al suyo, tenga que recurrir a un nuevo
proceso judicial a fin de obtener una sentencia que se aplique a su
caso concreto”. (Informe N.º 135 Pág. 142).
20. Por tanto, es posible concluir que la defensa que hace la ONP a nivel
judicial en las contestaciones de demanda, en abierta contradicción
de la jurisprudencia pensionaria vigente, desnaturaliza el objeto de
la defensa judicial del Estado.

2 Al respecto puede verse los exámenes de evaluación que reporta la Defensoría en
su Informe.

645
Sentencias Constitucionales

Esta situación, que conspira contra la ética de la profesión legal, pero


que al mismo tiempo interfiere en el efectivo goce de los derechos
pensionarios, debe ser valuada en esta ocasión por este Colegiado,
a partir de un enfoque integral, esto es, tomando en cuenta las múl-
tiples ocasiones en que se ha dado respuesta a la ONP respecto de
situaciones de reiterado desacato a las decisiones de los órganos
judiciales y, en especial, de este Tribunal, como también ocurre en
el presente caso.

III.1. La jurisprudencia constitucional aplicable al caso de autos


21. En el presente caso la ONP interpone demanda de amparo porque
considera que las instancias judiciales emplazadas, al estimar una
anterior demanda de cumplimiento interpuesta en su contra por
don Grimaldo Díaz Castillo, habría violado su derecho a la refor-
matio in peius. Esto debido a que la primera instancia habría des-
estimado el extremo referido al pago de intereses, mientras que la
sentencia confirmatoria habría estimado este extremo pese que “la
única que impugnó la citada decisión jurisdiccional fue la ONP…”
(demanda punto E.1).
En tal sentido, se arguye en la demanda que “lo que debió ser objeto
de pronunciamiento en la instancia superior (Tercera Sala Civil de
Lima) debió consistir únicamente respecto a la aplicación de la ley
23908 y pago de devengados, más no con relación a los intereses
legales, ya que al no haber sido impugnado adquirió la calidad de
cosa juzgada al haber operado el principio de preclusión procesal”.
22. No obstante, como se lee también en la demanda, la consideración
que llevó a la Tercera Sala Civil a variar su criterio sobre el parti-
cular, fue el acatamiento de las decisiones de este Colegiado que
en reiterada jurisprudencia sobre el particular había dispuesto que,
para supuestos similares al de autos, también procedía el pago de
intereses, en la medida que resultaban absolutamente determina-
bles y su pago correspondía a un elemental criterio de justicia, pues
los devengados no se pagaron por decisión unilateral de la ONP,
contraviniendo normas de cumplimiento obligatorio. Esta renuen-
cia no puede condicionar la interposición de nuevos procesos para
reclamar como única pretensión el pago de intereses, pues a todas
luces no podrían prosperar en la medida que serían pretensiones
desligadas de una pretensión constitucional. De manera que este
Colegiado concluye en este punto que cuando se trata de la apli-
cación de los criterios vinculantes del Tribunal Constitucional por

64466
La Sentencia Constitucional en el Perú

parte de las instancias judiciales, no rige el principio procesal, pro-


pio de los procesos civiles, del quantum devolutum tantum apellatum,
que establece la necesidad de congruencia entre el contenido de la
apelación y el fallo de segunda instancia.
23. No debe perderse de vista, por lo demás, que el criterio invocado
por la instancia judicial emplazada en el presente proceso tiene am-
plio respaldo jurisprudencial, notificado en múltiples ocasiones a la
propia ONP, como resultado de procesos anteriores seguidos con-
tra dicho organismo. De manera que el estudio de abogados encar-
gado de la defensa de la ONP no pudo desconocerlos, sin incurrir
en temeridad, y al margen de las responsabilidades contractuales
que se generen como consecuencia de ello.
Solo a guisa de ejemplo, los siguientes son procesos notificados
a la ONP en los últimos años donde este Colegiado ha estableci-
do con toda precisión la procedencia del pago de intereses en esta
vía, respecto de pensiones o ajustes no pagados oportunamente;
así, véase entre otras; STC 0065-2002-PA/TC, STC 8515-2006-PA/
TC, STC 3447-2007-PA, STC N.º 4845-2006-PA/TC, STC N.º 2590-
2006-PA/TC, 1208-2007-PA/TC, 07627-2006-PA/TC, STC N.º 267-
2007-PA/TC, STC N.º 4975-2006-PA/TC, STC N.º 0605-2006-PA/
TC, STC N.° 0361-2006-PA/TC, STC N.º 10699-2006-PA/TC, STC
N.° 09684-2006-PA/TC, STC 5730-2006-PA/TC, STC N.° 4817-
2006-PA/TC, STC N.º 4790-2006-PA/TC, STC. N.º 04941-2006-PA/
TC, STC 2711-2006-PA/TC, STC N.° 02472-2006-PA/TC, STC N.°
02470-2006-PA/TC, STC N.° 6341-2006-PA/TC, STC N.º 4273-2006-
PA/TC, STC 07630-2006-PA/TC, STC N.º 6474-2006-PA/TC, STC
N.° 6288-2006-PA/TC, STC 06125-2006-PA/TC, STC N.º 6060-2006-
PA/TC, STC N.° 05847-2006-PA/TC, STC N.° 05652-2006-PA/TC,
STC N.° 05629-2006-PA/TC, STC N.° 05629-2006-PA/TC STC N.°
5402-2006-PA/TC, STC N.º 4874-2006-PA/TC, STC N.° 08648-2006-
PA/TC, STC N.° 05817-2006-PA/TC, STC N.° 05732-2006-PA/TC,
STC N.° 02688-2006-PA/TC, STC N.° 2677-2006-PA/TC, STC N.°
05023-2006-PA/TC, STC N.° 02759-2006-PA/TC, STC N.° 3483-
2006-AA, STC N.º 00381-2006-PA/TC, STC N.° 08849-2006-PA/
TC, STC N.º 08114-2006-PA/TC, STC N.º 6440-2006-PA/TC, STC
N.° 07551-2006-PA/TC, STC 7013-2006-PA/TC, STC N.° 05675-
2006-PA/TC, STC N.° 08664-2006-PA/TC, STC N.° 07665-2006-PA/
TC, STC N.º 5354-2006-PA/TC, STC N.° 04521-2006-PA/TC, STC
N.° 2837-2006-PA/TC, STC 7010-2006-PA/TC, STC 7151-2006-PA/
TC, STC N.° 03853-2006-PA/TC, STC N.º 1842-2006-PA/TC, STC
N.° 9253-2006-PA/TC, STC N.° 03435-2006-PA/TC, STC N.° 01257-

647
Sentencias Constitucionales

2006-PA/TC, STC 01090-2006-PA/TC, STC N.º 01802-2006-PA/


TC, STC N.° 7837-2005-PA/TC, STC N.° 06173-2005-PA/TC, STC
N.° 1087-2004-PA/TC, STC N.º 3673-2004-PA/TC, STC N.º 4433-
2006-PA/TC, STC N.º 01027-2006-PA/TC, STC N.° 05759-2006-
PA/TC, STC N.º 05349-2006-PA/TC, STC N.° 3906-2006-PA/TC,
STC N.°02167-2006-PA/TC, STC 7792-2005-PA/TC, STC 01229-
2006-PA/TC, STC N.º 7011-2006-PA/TC, STC N.º 1691-2006-PA/
TC, STC 07421-2005-PA/TC, STC N.° 09283-2005-PA/TC, STC N.º
7635-2005-PA/TC, STC N.º 4531-2006-PA/TC, STC N.º 06184-2006-
PA/TC, STC N.º 01394-2005-PA/TC, STC N.° 02599-2005-PA/TC,
STC N.º 10038-2005-PA/TC, STC N.° 07700-2005-PA/TC, STC N.°
10309-2005-PA/TC, STC N.° 06743-2006-PA/TC, STC 07309-2005-
PA/TC, STC N.° 05811-2005-PA/TC, STC N.° 04266-2005-PA/TC,
STC N.º 03999-2005-PA/TC, STC N.° 8588-2005-PA/TC, STC N.º
05532-2005-PA/TC, STC N.° 5157-2005-PA/TC, STC N.° 03809-
2005-PA/TC, STC N.º 03995-2005-PA/TC, STC N.º 09918-2005-
PA/TC, STC N.º 09810-2005-PA/TC, STC N.º 07128-2005-PA/TC,
STC N.° 07273-2005-PA/TC, STC N.° 1011-2005-PA/TC, STC N.°
6282-2005-PA/TC, STC N.º 06670-2005-PA/TC, STC N.° 04502-
2005-PA/TC, STC N.º 3621-2005-PA/TC, STC 6529-2005-PA/
TC, STC 6510-2005-PA/TC, STC N.º 4284-2005-PA/TC, STC N.º
01609-2005-PA/TC, STC N.º 0336-2005-PA/TC, STC N.º 06481-
2005-PA/TC, STC N.° 04286-2005-AA/TC, STC N.º 2367-2005-
PA/TC, STC N.° 1749-2005-PA/TC, STC N.° 03163-2005-PA/TC,
STC N.° 6187-2005-PA/TC).
24. Más recientemente, este Colegiado ha reafirmado este criterio juris-
prudencial al establecer, con carácter de precedente vinculante en
la STC 5430-2006-PA/TC, que el juez constitucional, cuando estime
una pretensión atendible en la vía del proceso de amparo, “deberá
ordenar el pago de los referidos montos dejados de percibir y los in-
tereses, y de no haberse demandado, de oficio, en aplicación del prin-
cipio iuria novit curia, se deberá ordenar el pago de dichos conceptos,
considerando la naturaleza restitutoria del amparo; sin perjuicio de
lo dispuesto en el artículo 56 del Código Procesal Constitucional”.
Este Colegiado considera que este criterio jurisprudencial es tam-
bién el que se debe aplicar en el trámite de un proceso de cumpli-
miento. En tal sentido, cuando las instancias judiciales estimen una
demanda de cumplimiento, luego de constatar la actuación renuen-
te de la entidad pública con relación al cumplimiento de un acto o
una norma, están en la obligación de incluir, por un elemental cri-

864486
La Sentencia Constitucional en el Perú

terio de justicia, los devengados y los intereses a que hubiera lugar,


como consecuencia de la actitud renuente de la entidad emplazada.
25. Constituye entonces un deber indiscutible de la defensa a cargo de
los intereses de la ONP conocer estos criterios jurisprudenciales y,
desde luego, acatarlos. En el mismo sentido, constituye también
deber igualmente ineludible de los funcionarios de la ONP, bajo
responsabilidad, desde el más alto cargo en su jerarquía organiza-
cional, el acatar las decisiones judiciales y, en especial, las de este
Colegiado, lo que impone la obligación de no seguir avalando de-
mandas o escritos con la única intención de interferir en el disfrute
oportuno de los derechos que corresponden a los pensionistas de
los diferentes regímenes pensionarios y que hayan sido determina-
das o por las leyes o por las decisiones judiciales, como ocurre en el
presente caso. Una actitud renuente y reiterada de desacato a la ley
y/o a las decisiones judiciales supone una clara afrenta al deber de
protección de los derechos, encomendado por la Constitución a la
ONP a través de los artículos 10 y 11, y constituye un supuesto cla-
ro de incumplimiento del mandato de “eficaz funcionamiento” que
dimana del sistema de seguridad social a que se refiere el artículo
11º de la Norma Fundamental.
26. En consecuencia, el ejercicio de los abogados contratados por la ONP
y de los funcionarios que la avalan en el presente proceso, constituye
un acto de temeridad procesal que debe ser sancionado en el marco
de las competencias de este Colegiado, conforme a la jurisprudencia
al respecto y en el marco de lo establecido en el artículo 56º del Códi-
go Procesal Constitucional. Ello, como se ha adelantado, sin perjuicio
de las responsabilidades civiles a que haya lugar por la manifiesta
incompetencia en la prestación del servicio de asesoría a la ONP por
parte del estudio contratado para el presente caso, responsabilidades
que deben ser evaluadas por las instancias correspondientes.

III.2. Exhortación a los órganos competentes respecto de la actuación


de la ONP
27. En tal sentido, este Colegiado considera que las situaciones descri-
tas, relativas a la gestión de la ONP en los últimos años y, en espe-
cial, su accionar en los procesos judiciales frente a las reclamaciones
de los pensionistas y jubilados de los diferentes regímenes pensio-
narios, merecen ser investigadas en las instancias correspondientes,
ya sea por parte del propio Congreso de la República, en el marco
de sus facultades a que se contrae el artículo 102.2 de la Constitu-

649
Sentencias Constitucionales

ción, o por los órganos de Control de la Contraloría General de la


República en el marco de sus funciones encomendadas en el artícu-
lo 82º de la Constitución, así como en su propia Ley Orgánica, de
manera de controlar el uso de los recursos públicos en el pago de
honorarios de abogados particulares y estudios que, en la mayoría
de los casos, convierten el ejercicio de la abogacía y la defensa le-
trada en una suerte de fábrica de recursos y excepciones procesales
que presentan a los despachos judiciales sin ningún escrúpulo ni
control, pese a conocer de su evidente falta de sustento.
Tales comportamientos irresponsables y contrarios a la ética pro-
fesional de la abogacía, resultan doblemente perniciosos. Por un
lado, generan frustración y desasosiego en los pensionistas que
no cuentan con los recursos para hacer frente a las “estrategias
legales” del propio Estado, y por otro, abarrotan los despachos
judiciales, distrayendo la atención que merecen los casos que real-
mente requieren la actuación inmediata y oportuna de los órganos
jurisdiccionales en defensa de los derechos fundamentales.
28. De otro lado, las actuaciones judiciales de los abogados contratados
por la ONP ponen también de manifiesto ante este Colegiado que
la entidad recurrente viene utilizando los procesos constituciona-
les para desacatar sentencias constitucionales que tienen calidad de
cosa juzgada, sin tener ningún fundamento jurídico que la ampare,
por lo que las instancias judiciales encargadas de la ejecución de
dichas sentencias deben utilizar las facultades coercitivas conteni-
das en los artículos 22º y 59º del Código Procesal Constitucional. Se
tiene además que en el caso de autos la recurrente, al haber presen-
tado una demanda de amparo con argumentos que claramente se
contraponen a lo resuelto por este Colegiado en casos similares y de
los que la referida entidad ha sido debidamente notificada, ha incu-
rrido en temeridad procesal manifiesta, resultando de aplicación el
artículo 56º del Código Procesal Constitucional.
29. En tal sentido, y conforme lo establece el artículo 292º de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, “Los Magistrados sancionan a los
abogados que formulen pedidos maliciosos o manifiestamente ile-
gales, falseen a sabiendas la verdad de los hechos, o no cumplan
los deberes indicados en los incisos 1), 2), 3), 5), 7), 9), 11), y 12) del
artículo 288. Las sanciones pueden ser de amonestación y multa
no menor de una (01) ni mayor de veinte (20) Unidades de Refe-
rencia Procesal, así como suspensión en el ejercicio de la profesión
hasta por seis meses”.

065506
La Sentencia Constitucional en el Perú

Sobre el particular este Colegiado ha establecido que “(…) es-


tas previsiones normativas no son sólo aplicables al ámbito de
la jurisdicción ordinaria, sino también, y con mayor celo aún, al
ámbito de la justicia constitucional, que en nuestro país corres-
ponde prestarla tanto al Poder Judicial como a este Tribunal”
(STC 8094-2005-PA/TC).
30. En el caso de autos, el abogado que presentó la demanda estaba
obligado a conocer de las normas éticas y procesales, así como la
propia jurisprudencia de este Colegiado que, como ha quedado di-
cho, había establecido en más de una oportunidad la procedencia
del pago de intereses como consecuencia de devengados dejados
de pagar en forma unilateral por la ONP, por lo que la articulación
de un nuevo proceso constitucional para revisar indirectamente el
criterio público de este Colegiado en este tipo de supuestos, consti-
tuye un abierto desacato a sus decisiones y configura un supuesto
de temeridad procesal que debe ser sancionado conforme al artículo
292º de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
31. En este punto, este Tribunal debe llamar la atención de las instancias
judiciales para que ejerzan sus potestades disciplinarias, reprimien-
do la mala fe y la temeridad procesal en el marco de sus atribucio-
nes conforme a las normas procesales y a la Ley Orgánica del Poder
Judicial. No es posible que nuestro país logre estándares mínimos
en la protección de los derechos de los ciudadanos, sin una actitud
de compromiso de parte de los abogados a quienes corresponde la
defensa de los ciudadanos y también de las instituciones públicas,
ya sea a través de las procuradurías o las defensorías de oficio, o
también a través de contratos estatales de servicios profesionales
con estudios o abogados independientes.
Así también lo exige el artículo 1º del Código de Ética de los Co-
legios de Abogados del Perú, que precisa que “El Abogado debe
tener presente que es un servidor de la justicia y un colaborador
de su administración; y que su deber profesional es defender, con
estricta observancia de las normas jurídicas y morales, los derechos
de su patrocinado”, mientras que en el artículo 5º de este mismo
instrumento normativo de la abogacía peruana, establece que, “El
Abogado debe abstenerse del empleo de recursos y formalidades
legales innecesarias, de toda gestión dilatoria que entorpezca el nor-
mal desarrollo del procedimiento y de causar perjuicios”.
32. En tal sentido, este Colegiado invoca a los entes del Estado, en parti-
cular a las más altas autoridades de la ONP y del Poder Ejecutivo,

651
Sentencias Constitucionales

a efectos de que al evaluar el rendimiento o calidad del servicio


profesional de los abogados y procuradores, no dejen de aten-
der estos principios básicos de su actuación. El Estado no puede
propiciar la defensa legal que no se sustente en un estricto com-
portamiento ético o que no esté basado en los deberes de lealtad,
veracidad y justicia, principios de los que no puede desprenderse
el ejercicio profesional de la abogacía en el marco de un Estado
Constitucional de Derecho. Desde el Estado, no se puede pagar
por recursos dilatorios o por entorpecer la justicia sin incurrir en
un doble discurso o una doble moral, en la que por un lado se
actúa para hacer cumplir la ley y, por otro, el propio Estado se
convierte en violador de la ley y los derechos.
Como se ha tenido ocasión de establecer en otra ocasión, “La cons-
trucción y consolidación del Estado Social y Democrático de Dere-
cho en nuestro país requiere de una actitud comprometida de parte
de todos los poderes públicos y, de manera especial, de quienes en
nombre del Estado ejercen la función pública como delegación. Los
funcionarios públicos, desde el que ostenta la más alta jerarquía
encarnada en el cargo del Presidente de la República, conforme al
artículo 39° de la Constitución, están al servicio de la Nación. Esto
supone, ante todo, un compromiso de lealtad con los valores y prin-
cipios sobre los que se asienta el Estado peruano, definido como
Estado Social y Democrático de Derecho conforme a los artículos 3°
y 43° de la Constitución” (STC 3149-2004-AC/TC).
33. Conviene preguntarse entonces en tono crítico: ¿resulta ético y
jurídicamente amparable que el Estado haga padecer diariamen-
te a los pensionistas regateando pensiones mínimas mientras, al
mismo tiempo, contrata sin regateos los costosos servicios pro-
fesionales de estudios de abogados, cuya única finalidad, en el
plano judicial, es oponerse con absurdos e infundados escritos a
los reclamos de los jubilados?; ¿podemos seguir asistiendo a este
espectáculo de escritos y excepciones procesales, los más carentes
de fundamentos, que se reparten en los despachos judiciales con
el aval irresponsable de las autoridades de la ONP, dilatando la
comprensible expectativa de los pensionistas de acceder al goce
de su derecho fundamental?

265526
La Sentencia Constitucional en el Perú

III.2. Ampliación de los efectos de la presente sentencia y declaración


de una situación de hecho inconstitucional, con relación a la con-
tratación de servicios legales por parte de la ONP
34. Todo lo desarrollado supra debe ahora merecer una consideración
de conjunto por parte de este Colegiado. Frente al accionar de la
ONP, manifiestamente incompatible con los roles que se le enco-
mienda desde la Constitución (en cuanto gestora de los derechos
previsionales conforme lo prevén los artículos 10 y 11 de la Consti-
tución), no basta una actuación aislada. Los poderes públicos, y en
especial el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Economía y
Finanzas, tienen la obligación de actuar de manera inmediata con-
forme a los lineamientos que corresponde a este Colegiado emitir
en esta ocasión, y que responden a la necesidad de garantizar de la
manera más eficaz los derechos de los pensionistas, directamente
afectados con el accionar de la ONP, tal como ha quedado estableci-
do en éste y otros casos.
De ahí que resulte pertinente, en esta ocasión, utilizar una vez más
la técnica de la declaración de una situación de hecho incompati-
ble con la Constitución, esta vez con relación a la contratación de
estudios jurídicos o abogados independientes para el patrocinio
de los intereses de la ONP en los procesos en los que están en jue-
go derechos de naturaleza constitucional. Por lo demás, se trata de
dotar de efecto expansivo general a las consideraciones realizadas
en esta ocasión, de manera que esta sentencia pueda ser invocada
por otros pensionistas que en la fecha tengan procesos abiertos
con similares pretensiones y en los que la ONP se resiste a acatar
las decisiones judiciales.
35. El fundamento de este tipo de decisiones hay que ubicarlo en la do-
ble dimensión y efecto que despliegan los derechos fundamentales,
en tanto manifestaciones de los atributos que conciernen a cada per-
sona, pero también en cuanto expresiones del sistema de valores y
principios que vinculan, desde la Constitución, tanto a los poderes
públicos como a la comunidad en su conjunto.
Los hechos incorporados en un proceso constitucional constituyen
situaciones fácticas que no puede dejar de ser percibidas como
parte de una realidad que atañe no sólo a los sujetos intervinientes
en un proceso, sino que en algunas ocasiones, como ocurre en el
presente caso, su proyección aflictiva se expande más allá de las
partes que actúan en el proceso en cuestión.

653
Sentencias Constitucionales

Son éstas las situaciones que suelen ser analizadas a la luz ya no de


la dimensión subjetiva de los derechos fundamentales, sino desde
su faz objetiva, esto es, en cuanto mandatos de orden general que
exigen actuaciones integrales por parte de los poderes públicos a
quienes corresponde el aseguramiento y garantía de derechos; se
trata, en buena cuenta, de proveer justicia no sólo a quienes se ven
forzados a acudir a un proceso judicial para solicitar tutela a los
órganos jurisdiccionales, sino también a todas aquellas personas
que, estando en las mismas condiciones, sufren las mismas lesio-
nes a sus derechos.
36. En el presente caso, los actos que se ha podido constatar no son
aislados, sino que forman parte de una conducta sistemática de la
ONP, amparada en normas reglamentarias que permiten y dan sus-
tento a la tercerización de los servicios legales sin un mecanismo
de control adecuado que garantice los derechos de los pensionistas.
La constatación de que se trata de una actuación sistemática se des-
prende del copioso número de causas que se ha tenido ocasión de
analizar a raíz del caso de autos.
Un problema de estas dimensiones no puede ser afrontado sino con
una actuación integral y con la colaboración de los demás poderes
públicos involucrados. Es por ello que una sentencia como la aquí
se pronuncia participa de este temperamento de colaboración con
los demás poderes, a quienes corresponde la actuación inmediata
para superar la serie de anomalías que aquí se han constatado y que
deben ser removidas, en la medida que suponen una seria interfe-
rencia en el goce efectivo de los derechos de los pensionistas de los
diferentes sistemas que administra la ONP.
37. Por otro lado, la expansión de los efectos de una sentencia más allá
de las partes intervinientes en el litigio no debe causar mayor alar-
ma, puesto que, tratándose de un Tribunal encargado de la defensa
de la supremacía constitucional, es claro que sus decisiones -no sólo
en los juicios abstractos de constitucionalidad, sino también en los
casos concretos de tutela de derechos subjetivos- vinculan a todos
los poderes públicos y no sólo a las partes involucradas, conforme
lo establece el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.
Esto supone, desde luego, una colaboración permanente con los
demás poderes públicos en el marco de las competencias que co-
rresponden a este Tribunal en cuanto garante último de los dere-
chos fundamentales. Más todavía si en nuestro país, precisamente

465546
La Sentencia Constitucional en el Perú

en esta materia, pese a que la Constitución plantea desde su primer


artículo que es la persona humana y su dignidad el fin supremo de
la Sociedad y el Estado, no obstante, con frecuencia la práctica de
los poderes públicos no se condice con este mandato. Cuando ello
ocurre resulta legítimo que un Tribunal encargado de la defensa de
los derechos fundamentales, que tienen su fuente precisamente en
esa dignidad humana, actúe de manera firme y decidida para reen-
causar la actuación de los poderes públicos; lo que constituye ade-
más un deber irrenunciable para garantizar la eficacia y vigencia de
los derechos que se encuentren amenazados o conculcados.
38. A partir de tal comprensión, se ha dejado establecido en el Expedien-
te N.° 2579-2003-HD/TC, que mediante la declaración de Estado de
Cosas Inconstitucional “(...) y a fin de que se respeten plenamente
los pronunciamientos de esta naturaleza que de ahora en adelante
se emitan, este Colegiado enfatiza que, si con posterioridad a la fe-
cha de expedición de una sentencia de esta clase, llegase al Tribunal
o a cualquier órgano judicial competente un caso análogo, cuyos he-
chos se practiquen con fecha posterior a la de esta sentencia, aparte
de que se ordene la remisión de copias de los actuados por la viola-
ción del derecho constitucional concretamente afectado, también se
dispondrá que se abra proceso penal por desacato de una sentencia
del Tribunal Constitucional”.
39. Siendo esto así y con base en jurisprudencia precedente, este Cole-
giado encuentra, sobre la base de los hechos expuestos, que en el
presente caso se ha configurado una situación de hecho incompati-
ble con la Constitución, específicamente la contratación de estudios
y/o abogados para asumir la defensa de los intereses de la ONP
frente a los reclamos de los pensionistas de los diferentes regímenes
pensionarios que administra este Organismo Público Descentrali-
zado correspondiente al Sector Economía y Finanzas. Dicho Estado
de Cosas Inconstitucional afecta los derechos de los pensionistas y
genera, al mismo tiempo, importantes asignaciones presupuestales
que se destinan no sólo a la contratación de estos estudios de abo-
gados, sino que las demandas, en muchos casos manifiestamente
infundadas que presentan estos abogados, constituyen al mismo
tiempo un porcentaje considerable en la carga de la justicia cons-
titucional, convirtiéndose, por tanto, en un serio obstáculo para el
acceso a la justicia constitucional de muchas otras personas que ven
postergadas las respuestas a sus casos debido a que los órganos ju-
diciales deben responder estas demandas de la ONP.

655
Sentencias Constitucionales

40. En tal sentido, la declaración de un Estado de Cosas Inconstitucio-


nal, con relación a la contratación de estudios de abogados, y en
general de profesionales encargados de la defensa de los intereses
de la ONP mediante procesos judiciales, debe merecer una reestruc-
turación integral, conforme a los considerandos de esta sentencia,
a fin de impedir que en el futuro se vuelvan a presentar demandas
con él único ánimo de dilatar la atención de los derechos de los pen-
sionistas, sobre todo cuando respecto de tales derechos exista un
criterio jurisprudencial establecido e inequívoco sobre la materia,
ya sea de parte del Poder Judicial o de este Colegiado.
41. El mandato contenido en esta sentencia, referido a la reestructura-
ción de los procesos de contratación de servicios legales para la de-
fensa de los intereses de la ONP mediante procesos judiciales, no
impide, desde luego, que el Congreso de la República o el propio
Poder Ejecutivo, cada uno en el marco de sus competencias consti-
tucionales, actúen de modo integral atendiendo a la necesidad de
una reestructuración integral de todas las áreas de la ONP, a efectos
de hacerla más eficiente y sensible a las importantes funciones que
se le ha encomendado.
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la
autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.
2. Declarar, como un Estado de Cosas Inconstitucional, la participación
temeraria, obstructiva y contraria a la jurisprudencia y precedentes
de este Tribunal de la ONP en los procesos judiciales relacionados a
los derechos pensionarios que administra; en consecuencia:
a) ORDENA a las instancias judiciales que tienen en curso procesos
en los que la pretensión esté referida al pago de intereses o deven-
gados como consecuencia de la actuación renuente y unilateral de
la ONP, apliquen los criterios jurisprudenciales de este Colegiado,
dando por concluidos los procesos judiciales relacionados a recla-
mos de los pensionistas e imponiendo las medidas disciplinarias a
que hubiera lugar a los abogados patrocinantes.
b) ORDENA a la ONP para que en los próximos 3 días posteriores a la
publicación de la presente sentencia, se allane o se desista de toda
demanda constitucional que tuviera en curso y en el que la única
pretensión esté referida a la misma materia de la presente demanda,

65566
La Sentencia Constitucional en el Perú

bajo apercibimiento para el titular del pliego de incidir en desacato


a la autoridad judicial.
c) ORDENA a la ONP dar inmediato cumplimiento a la sentencia ex-
pedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima (Exp. N.º 2298-2004) a favor de don Grimaldo Díaz Castillo,
bajo apercibimiento de solicitar la destitución del cargo de Jefe Na-
cional de la ONP de don José Luis Chirinos Chirinos, notificándolo
para dicho efecto de manera personal en el domicilio de la referida
entidad, de conformidad con lo previsto en el artículo 22º del Códi-
go Procesal Constitucional
3. IMPONER a la entidad recurrente, por concepto de sanción por
conducta temeraria y conforme a los fundamentos de esta senten-
cia, el pago de los costos procesales, que deberá liquidarse y estable-
cerse en vía de ejecución.
4. IMPONER a todos y cada uno de los abogados que autorizaron los
escritos a lo largo del presente proceso el pago solidario de 20 URP
por concepto de sanción por incumplimiento de los deberes propios
del ejercicio profesional. El cumplimiento de este pago se deberá
supervisar en etapa de ejecución por el Juez competente.
5. DISPONER que la Defensoría del Pueblo, en el marco de sus com-
petencias constitucionales, se encargue del seguimiento respecto del
cumplimiento de la presente sentencia, informando al Colegiado en
el término de 90 días y emitiendo, si así lo considerara pertinente,
un Informe al respecto.
6. DISPONER la notificación de la presente sentencia, a través de la
Secretaría General de este Colegiado, a todas las instancias involu-
cradas o referidas en el fallo para los fines pertinentes.
Publíquese y notifíquese.

SS.
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

657
658
VI Indice Analítico de Sentencias
660
Índice General

Contenido........................................................................................................

Presentación......................................................................................................
• Gerardo Eto Cruz
I. VALOR Y EFICACIA
DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL....................................

1. Efectos de las sentencias constitucionales en el Perú...................


• Domingo García Belaunde Y Gerardo Eto Cruz
I. Introducción...........................................................................................
II. Las sentencias constitucionales...........................................................
2.1 Definición..............................................................................................
2.2 Estructura de las sentencias constitucionales..................................
2.3 Clases de sentencias............................................................................
III. Lo que defienden las sentencias constitucionales............................
3.1 Sentencias que tutelan la parte dogmática de la Constitución.....
3.2 Sentencias que tutelan la parte orgánica de la Constitución.........
IV. Ejecución de sentencias constitucionales...........................................
4.1 Preliminares..........................................................................................
4.2 Las sentencias constitucionales: ¿sentencias declarativas,
constitutivas o de condena?................................................................
4.3 Mecanismos de cumplimiento de la sentencia
constitucional y facultades de coerción............................................
V. Ejecución de sentencias en Hábeas Corpus,
Amparo y Hábeas Data........................................................................
5.1. Ejecución de sentencias en Hábeas Corpus.....................................
5.2. Ejecución de sentencias en el Amparo y Hábeas Data.................
5.3. Las medidas coercitivas previstas para
la ejecución de la sentencia...............................................................
5.4. Otras herramientas procesales para la ejecución
de las sentencias en los procesos constitucionales
de la libertad......................................................................................

661
Indice Analítico de Sentencias

5.5. Apremios adicionales que pueden aplicar


los jueces ejecutores............................................................................
5.6. Apremios aplicables a los abogados de las partes.........................
5.7. Responsabilidad de los jueces ejecutores........................................
5.8. Breve epílogo sobre la eficacia de las sentencias
constitucionales de la libertad: La actuación de sentencia
impugnada. La discreta posición del TC.........................................
VI. Ejecución de sentencias de cumplimiento,
constitucionalidad y acción popular..................................................
6.1. Ejecución de sentencias en los procesos de cumplimiento
6.2. Efectos de las sentencias en el proceso
de inconstitucionalidad...................................................................
6.3. Efectos de la sentencia de acción popular..................................
VII. Ejecución de obligaciones patrimoniales
en los procesos constitucionales....................................................
7.1. Cuando el obligado es un particular...........................................
7.2. Cuando el obligado es el Estado..................................................
7.3. El caso de las costas y costos........................................................
VIII. Efectos personales de las sentencias constitucionales....................
IX. La sentencia dentro del sistema de fuentes peruano.....................
9.1. La jurisprudencia como fuente del Derecho
9.2. La jurisprudencia constitucional y el precedente
vinculante como fuente del Derecho..........................................
9.3. La posición del precedente vinculante dentro
del sistema de fuentes.................................................................

2. La ejecución de la sentencia constitucional..................................


• Pedro Grández Castro
I. Delimitación del problema............................................................
II. Problemas de la ejecución de las sentencias en los procesos
de control normativo.....................................................................
2.1. La “ejecución” de las interpretaciones del Tribunal
sobre la justicia ordinaria...........................................................
2.2. El caso de las decisiones manipulativas-aditivas
(Sentencias reductoras aditivas, sustitutivas)............................
2.3. La “ejecución” de las sentencias exhortativas............................

266626
La Sentencia Constitucional en el Perú

III. La ejecución de las sentencias en los procesos


de tutela de derechos.....................................................................
3.1. Introducción: La sentencia constitucional como
sentencia de condena, pero también como sentencia
constitutiva de derechos vía interpretación..............................
3.2. La sentencia constitucional en función
del tipo de pretensión................................................................
3.3. La sentencia constitucional como orden privilegiada
y como “cosa interpretada”. Sus efectos, su expansión
a los terceros y la necesidad de complementar
su actual regulación...................................................................
3.4. Ejecución de sentencias contra la administración.....................
3.5. Mecanismos de cumplimiento de la sentencia
constitucional y facultades de coerción.....................................
IV. La ejecución provisional o “inmediata” de la sentencia................
4.1. Principio de doble instancia y “ejecución inmediata”...............
4.2. Identidad propia, distinta a las medidas cautelares..................
4.3. ¿Debe ofrecerse caución en los procesos constitucionales?........
4.4. Presupuestos y requisitos..........................................................
V. Conclusiones y recomendaciones..................................................

3. Eficacia y cumplimiento de las sentencias


del Tribunal Constitucional......................................................
• Carolina Canales Cama
I. Presentación...................................................................................
II. Problemas de relevancia constitucional........................................
2.1. Validez y eficacia.........................................................................
2.2. Respecto a los supuestos de incumplimiento
de las sentencias del Tribunal Constitucional............................
2.3. Respecto a la insuficiente regulación legal sobre
la materia: artículo 22° del Código Procesal Constitucional.......
III. Las sentencias del Tribunal Constitucional...................................
3.1. Naturaleza del Tribunal Constitucional....................................
3.2. La sentencia constitucional........................................................
3.2.1 Naturaleza.............................................................................
3.2.2. Principios constitucionales vinculados.................................

663
Indice Analítico de Sentencias

3.2.3 Efectos....................................................................................
IV. Mecanismos propuestos para la ejecución de las sentencias
del Tribunal Constitucional y recomendaciones...........................
4.1. Órgano del Tribunal Constitucional encargado
de la supervisión del cumplimiento de sus sentencias..............
4.2. Dotar de mayores garantías al actual proceso de ejecución
de las sentencias del Tribunal Constitucional...........................
4.3. Desarrollo y complemento de la regulación procesal
en la materia a través de la jurisprudencia.
La autonomía procesal constitucional.......................................
V. A modo de conclusión...................................................................

4. ¿Existe actuación de sentencia impugnada en el Código


Procesal Constitucional peruano?............................................
• Gerardo Eto Cruz
I. Introducción...................................................................................
II. Exordio conceptual: el ocaso del procesalismo clásico
y la actual tutela de urgencia.........................................................
III. La elaboración del Código Procesal Constitucional......................
IV. El texto definitivo del Código Procesal Constitucional.................
V. ¿Cuándo empieza a hablarse de la existencia
de la actuación de sentencia impugnada?
VI. La posición de Domingo García Belaunde: la no existencia
de la actuación de sentencia impugnada
VII. Los planteamientos de la doctrina constitucional
peruana: pros, contras y silencios en torno
a la actuación de sentencia impugnada.........................................
VIII. Una ojeada panorámica a la legislación comparada......................
IX. ¿Qué es lo que ocurrió en la Comisión que
elaboró el Código Procesal Constitucional?..................................
X. Entre la voluntad del legislador y la voluntad de la ley................
XI. Las disposiciones y normas vinculadas a la actuación
de sentencia impugnada: las orillas contrapuestas........................
XII. ¿Ante qué tipo de actuación de sentencia nos encontramos?........

5. Actuación inmediata de la sentencia en el proceso de amparo:


fundamento, objetivos y presupuestos procesales..........................

466646
La Sentencia Constitucional en el Perú

• Jose Miguel Rojas Bernal


I. Introducción..................................................................................
II. La actuación inmediata de la sentencia y su relación
con el derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva......
III. La actuación inmediata en el proceso de amparo:
posibilidades y límites...................................................................
3.1. ¿Qué es lo que se espera de la actuación
inmediata en el amparo?............................................................
3.2. ¿Qué es lo que no se espera de la actuación
inmediata en el amparo?............................................................
IV. La actuación inmediata y sus presupuestos procesales:
revisión de algunos conceptos controvertidos..............................
V. A modo de conclusión...................................................................

II. SENTENCIA CONSTITUCIONAL Y PROCESO


DE INCONSTITUCIONALIDAD..........................................
6. Aproximación a la dimensión subjetiva del proceso
de inconstitucionalidad..............................................................
• Roger Rodríguez Santander
I. Ideas iniciales.................................................................................
II. Invalidez y derogación..................................................................
III. La validez en el escenario de las tradiciones jurídicas..................
IV. La función de los hechos en la determinación
del contenido de las normas..........................................................
V. Para concluir..................................................................................

7. Los efectos temporales de las sentencias


de inconstitucionalidad..............................................................
• Javier Adrián Coripuna
Introducción......................................................................................
I. La eficacia temporal de las sentencias de inconstitucionalidad
en Alemania, Austria, Italia y España...........................................
II. La eficacia temporal de las sentencias
de inconstitucionalidad en el Perú................................................
III. La relación entre Tribunal Constitucional y Legislador.
La vacatio sententiae y el problema de la efectividad
de la exhortación librada al Legislador.........................................

665
Indice Analítico de Sentencias

IV. La relación entre Tribunal Constitucional y Poder Judicial.


La aplicabilidad en un caso concreto de una ley cuya
declaratoria de inconstitucionalidad ha sido diferida...................
V. Conclusiones..................................................................................

III. SENTENCIA CONSTITUCIONAL


Y DERECHO INTERNACIONAL..........................................
8. El valor jurídico de la interpretación y de las sentencias
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos................
• Jorge León Vásquez
I. Introducción...................................................................................
II. El valor jurídico de la interpretación de la CIDH
en el ordenamiento interno............................................................
III. La fuerza vinculante de las sentencias de la CIDH.......................
IV. Conclusión.....................................................................................

IV. APÉNDICE..................................................................................
1. Informe al Pleno del Tribunal Constitucional
sobre los Proyectos de Ley que modifican
algunas de sus funciones...............................................................
Anexos:

- Proyecto de Ley Nº 14321/2005-CR, “Proyecto


de Ley que propone garantizar el principio
de separación de poderes y la seguridad
jurídica en los procesos de inconstitucionalidad”............................

- Proyecto de Ley Nº 3930/2009-CR, “Proyecto de


Ley que modifica el Código Procesal Constitucional,
sobre competencia del Tribunal Constitucional,
efectos de las resoluciones y prohibiciones
y deberes de los magistrados”............................................................

CONTENIDO EN CD
- Jurisprudencia constitucional (sentencias interpretativas)
Sentencias interpretativas propiamente dichas
• STC 0004-1996-AI
(Caso Ley N.º 26637, que modifica la administración
del programa municipal del vaso de leche)

66666
La Sentencia Constitucional en el Perú

• STC 0014-1996-AI
(Caso Ley N.º 26530, referida a los métodos
de planificación familiar)
• STC 0011-2003-AI
(Caso Ley N.º 27785, Orgánica del Sistema Nacional
de Control y de la Contraloría General de la República )
• STC 0009-2004-AI
(Caso Decreto de Urgencia N.º 088-2000, sobre pago
de deudas a favor de los propietarios de bienes agrarios
afectados durante la Reforma Agraria)
• STC 0042-2004-AI
(Caso Ley de Tributación Municipal, sobre el impuesto
a los espectáculos públicos no deportivos)
• STC 0050-2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-2005-PI
/ 0007-2005-PI / 0009-2005-PI (acumulados)
(Caso Ley N.º 28389, sobre la reforma constitucional
del régimen pensionario)
• STC 0008-2005-AI
(Caso Ley N.º 28175, Ley Marco del Empleo Público)
• STC 0019-2005-PI
(Caso Ley N.º 28586, sobre el abono del tiempo
de la detención domiciliaria para el cómputo de la pena)
• STC 0014-2007-AI
(Caso Ley N.º 28991, Ley de Libre Desafiliación Informada)
• STC 0024-2007-PI
(Caso Ordenanza Regional de Moquegua, que regula
la actividad de pesca artesanal de anchoveta)
• STC 0025-2007-PI
(Caso Ley N.º 29062, que modifica la Ley del Profesorado
en lo referido a la Carrera Pública Magisterial)
• STC 0002-2008-PI
(Caso Ley N.º 29166, que establece reglas de empleo
de la fuerza por parte del personal de las Fuerzas Armadas)
• STC 0002-2009-PI
(Caso Acuerdo de Libre Comercio entre Perú y Chile)

667
Indice Analítico de Sentencias

• STC 0006-2009-PI
(Caso Ley N.º 29277, Ley de la Carrera Judicial)
Sentencias reductoras
• STC 0015-2001-AI / 0016-2001-AI / 0004-2002-AI (acumulados)
(Caso Decreto de Urgencia N.º 055-2001, que establece
el procedimiento de pago de sumas de dinero ordenadas
por mandato judicial en procesos seguidos contra el Estado)
• STC 0010-2002-AI
(Caso Legislación Antiterrorista)
• STC 0009-2004-AI
(Caso Decreto de Urgencia N.º 088-2000, sobre pago
de deudas a favor de los propietarios de bienes agrarios
afectados durante la Reforma Agraria)
Sentencias sustitutivas
• STC 0023-2007-PI
(Caso Homologación de Docentes Universitarios
de las Universidades Públicas)
Sentencias aditivas e integrativas
• STC 0015-2001-AI / 0016-2001-AI / 0004-2002-AI (acumulados)
(Caso Decreto de Urgencia N.º 055-2001, que establece
el procedimiento de pago de sumas de dinero ordenadas
por mandato judicial en procesos seguidos contra el Estado)
• STC 0006-2003-AI
(Caso Reglamento del Congreso, sobre la mayoría
simple para aprobar una acusación constitucional)
• STC 0050-2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-2005-PI
/0007-2005-PI / 0009-2005-PI (acumulados)
(Caso Ley N.º 28389, sobre la reforma constitucional
del régimen pensionario)
• STC 0014-2007-PI
(Caso Ley N.º 28991, Ley de Libre Desafiliación Informada)
Sentencias exhortativas y de mera incompatibilidad
• STC 0009-2001-AI
(Caso Ley N.º 27153, que regula la explotación de juegos
de casino y máquinas tragamonedas)

866686
La Sentencia Constitucional en el Perú

• STC 0010-2002-AI
(Caso Legislación Antiterrorista)
• STC 0001-2003-AI / 0003-2003-AI (acumulados)
(Caso Ley N.º 27755, que crea el Registro de Predios
a cargo de la SUNARP)
• STC 0023-2003-AI
(Caso Decreto Ley N.º 23201, Ley Orgánica
de Justicia Militar y otros)
• STC 0030-2004-AI
(Caso Ley N.º 28047, que regula el porcentaje de aportes
de los pensionistas del Decreto Ley N.º 20530)
• STC 0008-2005-AI
(Caso Ley N.º 28175, Ley Marco del Empleo Público)
• STC 0020-2005-AI / 0021-2005-AI (acumulados)
(Caso Ordenanza Regional del Cusco, que declara
a la planta de hoja de coca como patrimonio cultural)
• STC 0004-2006-AI
(Caso Ley N.º 28665, Ley de Organización,
Funciones y Competencia de la Jurisdicción
Especializada en Materia Penal Militar Policial)
• STC 0006-2006-AI
(Caso Ley N.º 28665, Ley de Organización,
Funciones y Competencia de la Jurisdicción
Especializada en Materia Penal Militar Policial)
• STC 0014-2007-AI
(Caso Ley N.º 28991, Ley de Libre Desafiliación Informada)
• STC 0016-2007-AI
(Caso Decretos Legislativos N.º 977 y 978, que modifican
la Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía)
• STC 0002-2008-PI
(Caso Ley N.º 29166, que establece reglas de empleo
de la fuerza por parte del personal de las Fuerzas Armadas)
• STC 0013-2009-PI
(Caso Resolución Legislativa N.º 008-2007, sobre reemplazo
del congresista suspendido por el accesitario)

669
Indice Analítico de Sentencias

2. Informe al Pleno del Tribunal Constitucional sobre


Actos Lesivos Homogéneos
Anexos:
- Jurisprudencia constitucional
• STC 4878-2008-PA
(Caso Viuda de Mariátegui e Hijos S. A.)
• STC 5287-2008-PA
(Caso Mario Lovón Ruiz-Caro)

V. ADDENDA: SENTENCIAS
CONSTITUCIONALES RELEVANTES................................
1. Estructura de la sentencia constitucional.......................................
- STC 0024-2003-AI
2. Ejecución de la sentencia constitucional........................................
- STC 4119-2005-AA
3. El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales como
manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.........
- STC 0015-0016-2001-AI (acumulados)
- STC 4080-2004-AC
4. Actuación inmediata de la sentencia impugnada..........................
- STC 0607-2009-PA
5. Declaratoria del estado de cosas inconstitucional
- STC 2579-2003-HD
- STC 3149-2004-AC
- STC 5561-2007-PA

VI. ÍNDICE ANALÍTICO DE SENTENCIAS............................

067706
Estudios Sobre la Sentencia Constitucional
Se terminó de imprimir en los Talleres Gráficos de
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Arequipa - Perú
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en el mes de Agosto del 2010

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