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El Cerebro : nuestro fiel compinche

TEMAS MONOGRÁFICOS

PRIMERA CONFERENCIA:

LA PERCEPCIÓN
LA PERCEPCIÓN: TEMA MONOGRÁFICO (Comentario)

Podemos hablar de innumerables tramas psicológicas, sutilezas o en definitiva, engaños


piadosos, por los cuales hacemos pasar al cerebro cuando realizamos cualquier clase de efecto.
Pero somos nosotros mismos, los que en ocasiones no somos conscientes de que esto sucede
así. No sabes ni cuándo ni cómo sucede, y en la mayoría de ocasiones, no sabemos ni porqué.
Pero funciona: sabemos que si realizamos un paréntesis de olvido (Arturo de Ascanio), el
espectador olvidará lo que nos interesa; si utilizamos pistas falsas (Juan Tamariz), desviaremos
al espectador de forma insconsciente por el camino equivocado; sabemos que si miramos allí,
todos lo harán; e incluso, sabemos que debemos mover las manos antes de tal pase. Así como
alejarlas en el momento oportuno... y esto sin pasar por millones de técnicas de sugestión, falsos
recuerdos, dominio de la memoria y el recuerdo, etc, etc, etc. Pero, realmente, ¿porqué sucede
esto? La respuesta es sencilla: por la manipulación del cerebro. El cerebro es tan fuerte como
débil y tan inteligente como torpe. Solo que nosotros debemos aprovechar esa virtud y
entregarle lo que nos interesa, cómo, cuándo, dónde y porqué...
Por ello, un buen día se me ocurrió leer y estudiar con detalle el cerebro, aplicando cada palabra
de lo que leía a nuestro arte, y de esta forma poder mejorar mis juegos y la proyección de los
mismos, no ya hacia los espectadores, sino hacia sus cerebros. El cerebro es el capitán de un
barco llamado cuerpo, arterias, músculos... es lo que nos diferencia de otros animales. Por eso,
se cumple la ley del más fuerte: si podemos vencer al más fuerte, nos proclamaremos campeón.
Esa es la meta.
Para poder estudiar y comprender el concepto de la percepción, nos agarraremos a una idea
base:

“Los sentidos llevan la información al cerebro, pero es éste quien la manipula”

Podemos mantener una carta empalmada y el espectador puede ver nuestra mano; los ojos del
espectador verán nuestra mano y llevará esta información al cerebro. Pero es éste el que la
procesará detalle a detalle y analizará si la posición de la mano es la correcta, si tiene soltura, si
en apariencias normales no contiene nada... si estos datos son correctos, es posible que el
empalme que hemos realizado sea correcto, pero entonces, habremos engañado al cerebro, no
a la vista del espectador. De igual forma, cuando se cumple la función del efecto tubo, de la que
tantas veces nos habló nuestro padre Arturo de Ascanio, no es la mirada la que se fija en un
punto de interés, ya que ésta recoge todo un campo visual, sino el cerebro el que presta su
interés en determinado punto.
Al igual y dejando al lado el sentido de la vista, lo mismo ocurre con los sentidos restantes: Si
oímos cómo suenan dos monedas en la mano derecha, el cerebro dará por hecho que esa mano
contiene más de una moneda, cuando el sonido ha podido ser ficticio, ejecutado de alguna otra
forma, para tal engaño.
En este punto, se me ocurrió una teoría en mi opinión bastante acertada, la cual nos facilita la
comprensión del tema: “La respiración de los ojos”
Aunque el ejemplo principal se rinde al sentido de la vista, no cabe duda que puede ser utilizada
para cualquiera de los cinco sentidos. La idea básica la cual expresa el enunciado, es que los
ojos son los encargados de llevar la información al cerebro, con lo que si estos respiran bien, el
cerebro también lo hará: Si las manos se mueven demasiado deprisa, la información visual
llegará al cerebro confusa. Igual ocurre con la información sonora, si no se entendiese lo que el
mago anuncia. Son ejemplos que explican de forma visual si cabe, la expresión del enunciado.
Esto nos ayudará a tener una idea clave de cómo llevar esa información, poniendo especial
cuidado en las pausas, las charlas entendibles, etc, etc, etc

Llegado a este punto, podemos hablar un poco sobre el engaño creado por la propia percepción,
ya que somos conscientes que el menor engaño con la percepción, puede cambiar un juego
por completo. Es decir, si comenzamos un juego realizando un falso depósito de la moneda en
la mano derecha, a partir de entonces, todos creerán que la moneda permanece allí. Y así lo
creerán hasta que no se les de a entender lo contrario. El espectador ha percibido de forma
visual cómo la moneda se colocó en la mano, y esta información llegó al cerebro el cuál, viendo
la acción de forma natural, fue engañado. Este engaño durará hasta que se muestre lo contrario.
No obstante, debemos ser conscientes del significado del siguiente enunciado, que hallé en un
libro titulado “El cerebro, manual de instrucciones”, y que me dio una ligera idea para crear
ciertas tramas de engaño. La definición en cuestión dice:

“el cerebro está conformado por las percepciones que experimenta, así que debemos
entregarle una información certera y consciente de lo que percibe y cómo lo percibe”

Es decir: Sabemos que el cerebro está permanentemente recibiendo información. Por ello ya
tiene una formación básica. Podemos decir que el cerebro es igual de torpe que inteligente: Si
realizamos un doble lift, éste dará por hecho que se ha vuelto una sola carta, porque son las
acciones propias de tal movimiento. Sin embargo, para que esto se cumpla, la información no
sólo debe llegar al cerebro, sino que debe llegar de forma adecuada. No sólo basta que los ojos
vean claro el proceso de volteo de cartas, sino que el cerebro debe interpretar que se volvió la
carta.
Por otro lado y debido, repito, a que el cerebro está recibiendo estímulos exteriores a través
de todos los sentidos, debemos prestar especial atención a lo que hacemos o decimos, sin
pasar por alto otro tema que nos llevaría muchas páginas de estas notas, como es la expresión
corporal. Digamos que este fascinante tema es uno de los aspectos a tener más en cuenta de la
percepción.

Una de las notas que más me entusiasmaron al leer aquel libro hace ya algunos años, decía que
“la experiencia disfraza la percepción”. El cerebro está de forma constante manipulando
nuestras percepciones y haciéndolas coincidir con lo que queremos que sea. Aquí
podríamos adentrarnos un poco en el por qué de las acciones en tránsito del padre Arturo de
Ascanio. Si realizo el empalme de una carta y en un momento determinado, la mano con la carta
oculta se dirige a subir mis gafas caídas, a sacudir mi camiseta o a realizar cualquier acción
normal, el cerebro la interpretará como una acción natural impulsada por la necesidad (subimos
las gafas porque estaban bajas y no mirábamos bien o nos sacudimos la camisa porque tenía
una pelusa), con lo que no dará importancia al hecho. Esta es la idea base de las acciones en
tránsito: hacemos estos movimientos naturales para poder realizar la trampa ya que somos
conscientes que el cerebro, por tratarse de una naturalidad, no grabará la acción. Pues bien,
ahora no sólo sabes que funciona, sino por qué funciona: El cerebro disfraza la información que
le llega y la hace coincidir con lo que nosotros queremos que coincida. Si esa es la acción
natural de subirse las gafas, pensaremos que se está subiendo las gafas y no nos pararemos a
pensar otra cosa.
No obstante, buscando más salidas a este concepto, podemos exponer otro ejemplo: Mostramos
una carta cualquiera de la baraja y preguntamos si se trata de la elegida, esperando la negación
de los espectadores. Es obvio que la carta que se ha colocado sobre la mesa es y será en
aparentes condiciones, la que se acaba de mostrar. Al levantarla y mostrar la transformación de
la carta en la elegida, se habrá producido un choque en el cerebro y, por consiguiente, la magia.
Si sabemos que el azúcar tiene un sabor dulce, nuestro organismo estará preparado para recibir
ese sabor cuando el terrón choque con nuestras papilas gustativas pero, si ahora el terrón es
salado, se habrá producido ese choque.
Sabiendo este hecho, podemos adiestrar los cerebros de los espectadores. Cuando interpreté
esta frase se me vino a la cabeza el concepto de movimiento acondicionado: cogeremos la
baraja de tal forma mientras no hagamos la trampa, para volverla a sujetar de igual forma al
realizarla. Así, al utilizar de modo constante la utilización de la baraja que nos ayudará
posteriormente a realizar la trampa, habremos acondicionado dicha sujeción, haciéndola que
pase desapercibida en el momento donde más importancia cobre.
No obstante, el concepto de acondicionar un movimiento siempre me produjo una pregunta: ¿Y
porqué los espectadores no sospechan de esa sujeción, aunque no se esté haciendo nada?
Quizás sea porque como ya anuncié anteriormente, vean lo que quieran ver. No obstante,
funcione o no, lo que sí que es lógico es que debe emplearse de forma natural: No puedes tener
todo el tiempo las manos en los bolsillos porque vayas a descargar posteriormente allí una carta.
Quizás entonces no sospechen cuando introduces la carta, pero sí las cinco o seis veces que se
introdujo la mano en el bolsillo. Así pues, podemos deducir la siguiente definición de lo que
acabo de exponer: A medida que el cerebro se adiestra, las tareas son más fáciles y
automáticas. No obstante, el adiestramiento debe ser natural y convincente.
Podemos decir que el primer aliciente que tuve para ponerme en marcha a trabajar sobre la
percepción, fue hablando con mi compañero y gran amigo Gabi de Barcelona, el cual me
comentaba que un espectador puede mantener una baraja en sus manos durante gran tiempo,
bien mezclando, repartiendo cartas... que si transcurrido un tiempo se le pregunta de qué color
era el dorso de la baraja, posiblemente no tendría respuesta para la pregunta. Esta idea me hizo
pensar mucho, hasta tal punto que la incluí la noche posterior, en una rutina de cambio de color
que el mismo Gabi me mostraba y que yo realizaría un día cualquier en el mes de diciembre, en
la sala Llantiol de Barcelona. El éxito fue tremendo. Y es que lo que Gabi me comentaba tenía
toda la razón: No le des importancia a algo y el cerebro tampoco se la dará. Yo recuerdo
que entregé la baraja para que eligiesen cuatro cartas diferentes, las cuales debían ser ocultas
en los bolsillos de los mismos espectadores que la eligieron. Posteriormente saqué una navaja y
realicé una pequeñísima rutina de cambio de color, para explicar de forma concisa lo que iba a
ocurrir y, en el argot mágico, para realizar un paréntesis de olvido que me permitiera cambiar la
baraja y asegurarme la poca atención que todos pusieron al dorso de la baraja (que fue
ninguna). Cuando después del juego de la navaja realicé la rutina de cambio de color con la
baraja de la cual se habían elegido aparentemente las cuatro cartas, concluyendo con el
aparente cambio de color de éstas, todos querían morirse. Entonces alcé mi mirada y dediqué mi
actuación a San Gabi bendito.
Mi intención al exponerte esta idea, es expresar en forma de anécdota un hecho sólido y muy
mágico. Un concepto que sin duda alguna abre muchas puertas en nuestro arte.

Podemos comenzar que la información de interés que llega al cerebro a través de la mirada, no
aumenta el tamaño de una uña. Es decir, cuando nosotros miramos a cualquier lado, tenemos
todo un inmenso cuadro de colores que entra en lo que llamamos el campo de visión. No
obstante, los datos de interés que entran en el cerebro, son aquellos a los que se les ha
prestado un interés especial en el campo en cuestión. Si estamos leyendo un libro, estaremos
centrando la atención sobre una palabra, aunque dicha atención vaya constantemente
cambiando de palabra a palabra. De no ser así, tan sólo mirando la página podríamos leerla en
menos de un segundo. No obstante, al cerebro hay que darle la información de forma pausada y
clara. Lo mismo ocurre si estamos leyendo un cartel publicitario en plena calle, o si estamos
mirando a la taquillera que trabaja en el metro. El tamaño que utiliza el ojo para central su
atención, es practicamente del tamaño de una uña. De aquí podemos mencionar
nuevamente la teoría del efecto tubo.
Pero entonces, ¿porqué el cerebro puede procesar la información tan rápidamente? La
respuesta es sencilla: El cerebro contiene patrones de imágenes que se almacenaron de
forma permanente. Patrones que adaptamos cotidianamente: información, imágenes, melodias,
sonidos, etc. Así pues, cuando miramos a cualquier lugar, es la retina la que reparte pistas
concretas, siendo el cerebro el que interpreta esas pistas, rellenándolas con los patrones
que ya tiene almacenados. Aquí cabría destacar una conversación que mantuve con Rafael
benatar en Granada, con un descubrimiento que él habia realizado y que en su día mostró a
Arturo de Ascanio, el cual le aplaudio la idea. Él me comentaba algo lógico, que corrobora lo que
quiero expresar en estos parrafos: Comentaba que si en mitad de una conversación tosemos, el
llevar la mano a la boca es un signo evidente y natural. Si mientras lo hacemos, miramos al vaso
de agua que hay sobre la mesa, todos darán por hecho que beberás un trago de agua. Aunque
Rafael me comentaba esta teoría dando a entender otro término del efecto tubo, nos sirve para
comprender cómo el cerebro a interpretado la señal de la mirada y se ha adelantado al suceso.
Como diría el maestro Juan Tamariz, a modo de Vía Mágica, intentaré analizar los datos que
expresan nuestra acciones en un juego clásico como la carta al bolsillo, y cómo son estos datos
interpretados por el propio cerebro.

En primer lugar podremos prestar especial atención a los siguientes enunciados:

SENTIDOS = CEREBRO

EFECTO = TRUCO

ESPECTADOR = CEREBRO
EFECTO: El espectador elige una carta, la pierde por la baraja y la mezcla. De pronto el mago
se coloca la baraja completa en la boca, dejando gran parte fuera de la misma debido a su
tamaño. De repente comienzan a caer cartas y cartas al suelo hasta que cae la baraja completa.
Cuando parece que el efecto ha concluido con un fallo, la carta elegida y firmada hace su
aparición, doblada, del interior de la boca del mago.

PERCEPCIÓN DEL EFECTO

LO QUE EL ESPECTADOR VE
1 2 3 4 5 6

Se da a elegir una carta La baraja se mezcla Se introduce la baraja en La Gran Aparición


que se firma y se pierde para perder la carta la boca, comienzan a caer
nuevamente. cartas.

La Carta se controla Se introduce la baraja


y se dobla bajo la baraja en la boca y también la
carta doblada que está en inf.

LO QUE SUCEDE Y NO VE

El cuadro se divide en dos partes: La superior, que es lo que el espectador puede ver, y la
inferior que es lo que ocurre por debajo, lo que nunca ve. La flecha que recorre las seis acciones
desde que se da a elegir la carta hasta que hace su aparición, es la que sigue las acciones del
mago tanto las vista como las no vistas por el espectador. Los cuadros grises son los espacios
que el espectador no ve, que el cerebro no graba y que, por consiguiente, rellena con una
información errónea.
¿Qué sucede en los cuadros A y B? Pues pueden suceder muchas cosas en un mismo tiempo o
muchas acciones que desvia la atención del espectador y hace que esa línea que recorre las
acciones del mago, pueda bajar y realizar la trampa sin que el cerebro grabe el hecho. En el
interior del cuadro gris titulado como “A”, como ejemplo, podríamos poner: El espectador mira
fijamente al espectador mientras comenta lo que sucederá. Este hecho, desviará la atención del
espectador mientras realizamos un salto para controlar la carta. Lo cual, podríamos rellenar el
gráfico anterior, sustituyendo la acción 3 por estas nuevas acciones.

PERCEPCIÓN DEL EFECTO

LO QUE EL ESPECTADOR VE E INTERPRETA


1 2 3 4 5 6

Se da a elegir una carta La baraja se mezcla El mago mira a l Se introduce la baraja en La Gran Aparición
que se firma y se pierde para perder la carta espectador y habla la boca, comienzan a caer
nuevamente. cartas.

La Carta se controla Se introduce la baraja


A través de “un salto” en la boca y también la
y se dobla bajo la baraja carta doblada que está en inf.

LO QUE SUCEDE Y NO VE

Igualmente, el cuadro titulado como “B”, es interpretado erróneamente. Claro que esto sucederá
siempre que las acciones o tramas psicológicas sean correctas. La conclusión que podemos
extraer de este ejemplo gráfico es el siguiente: Las acciones que el cerebro no es capaz de
interpretar claramente, bien por no ser vistas, oídas, etc... o bien por haber sido
engañado, serán interpretadas de forma errónea.

(Ejemplo: Ver una carta sin mirarla)

Me gusta este titulo para lo que voy a comentar, porque después de todo, usaremos de una
forma secreta la percepción, con cualquiera de los sonidos. Me explico: Si estamos utilizando
una carta con esquina corta, en el momento que estamos localizando de forma secreta la carta,
riflearemos secretamente el mazo hasta notar un pequeño chásquido. Sin tener que mirar la
baraja, la información llegará al cerebro a través del sentido del tacto, el cual interpretará que
esa es la carta que buscamos. En este caso habremos aprovechado y utilizado una percepción
de forma secreta. Lo contrario, una percepción visible, sería por ejemplo voltear la carta superior.
Es una acción que podríamos hacer perfectamente con los ojos cerrados, por que el sentido del
tacto estará informando continuamente al cerebro. Pero estas percepciones, estas acciones, son
vistas por los espectadores.
Entre todas las percepciones secretas que se pueden realizar, vi una hace muchísimo tiempo en
una conferencia de Juan Tamariz en Granada, allá por el año 82 (La vi en video, pues ahí tenía
2 añitos), que me maravilló y de la cual ideé multitud de fórmulas. La sutileza en cuestión era el
hecho de poder echar un vistazo a la carta inferior de la baraja de forma completamente
insospechada. Esto es posible ya que la parte inferior de la baraja se verá cuando entre en
nuestro campo visual, pero no “clavaremos” en ella la uña de la que hablábamos en anteriores
páginas (punto de atención del ojo). Es decir, como ejercicio, si dirigimos nuestra mirada al
frente y mantenemos la baraja en la mano izquierda en posición de dar y cara arriba, bajo
nuestra cabeza, a unos diez o quince centímetros de nuestros ojos, posiblemente veamos la
baraja con una imagen difusa, ya que la uña en cuestión, el punto de interés del ojo, estará
situado y dirigido al frente, que bien podría ser hacia un espectador. Sin embargo, esa imagen
borrosa se puede trabajar y corregir, de forma que con mucho ejercicio (hacerlo muchas veces),
podremos ver claramente la imagen de la carta “sin tener que mirarla” (no la miramos pero sí la
vemos).

Veo de vital importancia detener aquí el estudio de la percepción, ya que a modo de conferencia,
podría alargarse demasiado. Imagino que he dejado una marca notable de la importancia de las
percepciones... la cual creo que le hará razonar y le ayudará a mejorar su magia. Si es así,
habré cumplido mi principal propósito. Deciros por otro lado, que mi propósito, ya que después
de todo esto es una conferencia que tendré que producir de forma verbal, he querido expresar
todo el contenido sin terminos profesionales, de forma que cada linea sea entendible por
cualquier persona.
Si el lector desea tener un estudio más completo sobre este fascinante tema, puede
complementar este estudio en multitud de libros que, no siendo precisamente de magia, dedican
un completo análisis. Por otro lado, te recomiendo también el libro titulado precisamente como
“EL LIBRO”, de los Alemanes Fertinger Finger, editado por la editorial páginas.

Sin más, un fuerte abrazo y besos a mis lectoras, de este loco mago,

Dani DaORTIZ

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