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Problemas de tránsito

Cúcuta, como ciudad frontera, siempre se ha visto atormentada por las


condiciones en que se presta el servicio de transporte público. Llevamos años
viendo cómo los taxistas cobran lo que consideran, los conductores de los buses y
busetas manejan cómo quieren, utilizando vehículos en mal estado,
contaminantes, peligrosos y reducidos de espacio; y viendo cómo se reduce
nuestra calidad de vida sin que nadie haga nada.

Cúcuta, como ciudad frontera, siempre se ha visto atormentada por las


condiciones en que se presta el servicio de transporte público. Llevamos años
viendo cómo los taxistas cobran lo que consideran, los conductores de los buses y
busetas manejan cómo quieren, utilizando vehículos en mal estado,
contaminantes, peligrosos y reducidos de espacio; y viendo cómo se reduce
nuestra calidad de vida sin que nadie haga nada.

Tal vez este sea un tema que no parezca interesante ante los ojos de muchos y
sea una pérdida de tiempo porque no afecta al 100% de la población cucuteña,
pero es un asunto que con pocas acciones puede solucionarse y beneficiar a
todos.

En primer lugar, debo decir que estoy de acuerdo con la opinión del concejal
Emerson Meneses, en tanto que no apoyo la decisión del alcalde sobre entregar
en concesión las funciones de la Secretaría de Tránsito, tan delicadas como el
cobro de las fotomultas y expedición de licencias; porque hay posibilidad de que
se presenten problemas y corrupción, como con los muchos casos que se ven a
diario de alianzas público-privadas.

Igual que con las carreteras y las demás obras públicas, el Estado dejó su
responsabilidad en otras manos, y se olvidó del problema. La Secretaría de
tránsito no debe quedar en manos de una empresa privada y que la alcaldía y el
pueblo se olviden del asunto, porque si todo lo entrega el gobierno a concesiones,
¿para qué la administración pública? Es sólo una pregunta que me surge. No
pretendo incitar a la rebeldía ni a la destrucción del Estado, ni mucho menos,
simplemente quiero recordarles que nos hemos olvidado de la gerencia pública
por quitarnos un peso de encima. Y al final está todo peor.

En segundo lugar, preocupa mucho la situación de los taxistas y los


desmesurados cobros que quieren hacer a los usuarios. Las tarifas decembrinas
están más excedidas que el cobro del predial, que por la prima navideña, que por
los trancones, que por los huecos, etc.; si bien es cierto que por estas fechas el
tráfico se hace más difícil, también es cierto que Cúcuta no deja de ser una ciudad
en la que se consigue muy barato el combustible, en la que el mantenimiento de
los vehículos no es costoso y en la que se consiguen todo tipo de repuestos. Por
lo tanto, la prima navideña no debería surgir ante los clientes como una obligación
o una imposición sino como una sugerencia y gesto de solidaridad con el gremio
amarillo.

Si Donamaris consigue entregar los asuntos de la Secretaría de tránsito a una


concesión, nadie le va a poner orden al transporte en Cúcuta, en beneficio de los
ciudadanos, sino que se va a organizar la red empresarial, y en vez de haber
taxímetros para controlar las tarifas, vigilancia ante los vehículos de transporte
colectivo y organización del tráfico; habrá más oportunidades para que cada quien
haga lo que se le antoje y consiga dinero.

En Cúcuta se necesita mano dura con los duros problemas y no mandatarios que
deleguen responsabilidades y funciones para luego decir, cuando las cosas
fracasan: “es que yo no estaba al mando”.

Por eso estoy con el concejal Emerson Meneses, apoyando que haya una
empresa encargada de la tecnificación de la movilidad y la modernización del
sistema de semáforos y fotomultas, pero no hasta el punto en el que una empresa
privada decide si cobra o no las fotomultas o si expide o no las licencias.

https://www.laopinion.com.co/problemas-de-tr-nsito-44489#OP

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