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©2015 Prof.

Miguel Bellusci
Análisis de la Música Contemporánea I
Conservatorio “Manuel de Falla”

2. Charles Ives
„The unanswered question“
(1908)

La integración de elementos divergentes en una obra es, sin duda, una de las características
salientes de la obra de Ives. Una de sus trabajos más conocidos es „The Unanswered Question“
(La pregunta sin respuesta), para orquesta de cámara. La formación consiste en 3 grupos separados
espacialmente para la ejecución: Orquesta de cuerdas (fuera de la vista del público) , 4 Flautas y
Trompeta Solista.

La obra tiene un contenido simbólico explicitado por Ives en el siguiente texto, incluído en la
partitura:
Sobre “The Unanswered Question”:
Las cuerdas tocan ppp durante toda la obra, sin cambio en el tempo (Largo molto). Ellas
representan “Los Silencios de los Druidas, que no saben, ni ven, ni oyen nada”. La trompeta
entona “La Eterna Pregunta de la Existencia”, permaneciendo cada vez en el mismo tono de
voz. Pero la búsqueda de “La Respuesta Invisible”, a cargo de las flautas y de otras personas,
se hace cada vez más activa, veloz y fuerte a través de un animando al con fuoco. Las
“Respuestas en Pugna”, a medida que pasa el tiempo y luego de una “Conferencia Secreta”,
parecen reconocer su futilidad, comienzan a parodiar a “La Pregunta” y la contienda se
acalla por un momento. Luego de que aquellas desaparecen, “La Pregunta” es formulada por
última vez y “Los Silencios” se oyen a lo lejos en “Imperturbable Soledad”.

Charles Edward Ives

En esta obra encontramos la superposición de tempi en dos planos, uno fijo en las Cuerdas y Trpt.
(Largo molto, ca. negra = 50), que se mantiene a lo largo de toda la obra y otro variable en el
cuarteto de Flautas que, partiendo de Adagio (un poco más rápido que el Largo), se va acelerando
en cada intervención (ver partitura), pasando por Andante, Allegretto, Allegro y Allegro molto
hasta llegar a Molto agitando (Las indicaciones metronómicas de las flautas en nuestra partitura no
están en Ives, son referencias para nuestra ejecución de esta obra en 2007).

Ives escribe los tempi con indicaciones tradicionales, lo cual da un cierto margen de movilidad a los
intérpretes, ya que no calcula matemáticamente las relaciones temporales, como se dará en otros
compositores. Esto último estaría creando una unidad temporal superior (como en el caso del
Ockeghem), con la cual se relacionarían las velocidades divergentes contenidas en la obra, lo cual
no es de ningún modo la intención de Ives, quien plantea justamente la divergencia como pilar de su
concepción formal.

En cuanto al aspecto melódico-armónico, está concebido para plasmar el contenido simbólico que
se desprende del texto incluído en la partitura. Aquí también será la divergencia y la oposición entre
un elemento fijo y otros evolutivos la columna vertebral de la composición. Las Cuerdas avanzan
lentamente y con gran placidez en valores extremadamente largos y con algunos breves giros
melódicos cuasi ornamentales (ver partitura). Esta capa está en Sol (si bien Ives no escribe, como en
muchas de sus obras, armadura de clave), con las 4 voces en una disposición muy abierta y con
algunos virajes modales (fa natural), que le darían probablemente a Ives una sensación arcaica. La

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evolución de esta capa a la largo de la pieza es mínima, con la intención de acentuar lo meditativo,
tal como leemos en el texto de Ives.

Sobre esta base de las Cuerdas tiene lugar un diálogo (Pregunta y Respuestas) entre la Trpt. y las 4
Fl. La Pregunta, a cargo de la Trpt. Solista, comparte el tempo de las cuerdas y se presenta por
primera vez en el c.16 sincronizada con el comienzo del compás. Esta melodía de 5 notas está
construída con solamente 4 alturas: sib, do#, mi natural y mib, de las cuales sólo el mi natural está
contenido en la escala utilizada por las Cuerdas. En cuanto al ritmo, se observan dos aspectos a
tener en cuenta: la Pregunta está escrita en base a distintas combinaciones de tresillos de negras,
subdivisión que no está nunca presente en las Cuerdas, cuyo valor más breve es la negra (ver
partitura). Esto equivaldría, desde el punto de vista perceptivo, a un metro virtual (apenas más
rápido, en relación 6 a 4) superpuesto al 4/4 de la Orquesta de cuerdas. Este motivo se repite
inmutable en su construcción melódica y rítmica a lo largo de sus 7 apariciones. Hay con respecto a
este elemento un único proceso de cambio: su ubicación métrica con respecto al compás de las
Cuerdas. El ataque se va desplazando alternativamente desde la 1ra. negra de las 6 que
compondrían los dos tresillos, a la 5ta., 3ra., 5ta., 3ra., 1ra. y 5ta. negra, formando un ciclo de
desplazamientos. De esta manera, Ives refuerza aún más la sensación de divergencia de esta línea
con la base de las Cuerdas.

Las Fl. ejecutan 6 Respuestas a la Pregunta de la Trpt. (la última de las 7 Preguntas queda, tal como
reza el título de la obra, “sin respuesta”), las cuales evolucionan en diversos aspectos. Ya hemos
mencionado el tempo, que se vuelve cada vez más rápido, con lo cual Ives plasma la sensación de
insatisfacción por su “futilidad” (ver texto de Ives más arriba). Ives se refiere probablemente como
“Conferencia secreta” al cluster del final de la pág.6, que es el único pasaje inmóvil en las Fl., como
un momento reflexivo, antes de la última explosión de velocidad. Las Fl. forman, en cada
intervención, una textura bastante homogénea entre sí, aunque totalmente divergente de la de las
Cuerdas. Además del aumento de velocidad de acuerdo al tempo, este grupo contiene un aumento
de la dinámica (de p a fff) así como de la movilidad rítmica interna. Con cada intervención, las Fl.
se van separando aún más del estilo de las cuerdas, por el aumento contínuo de la movilidad rítmica
en cada una de sus intervenciones. En cuanto a la organización de alturas de este grupo, se utilizan,
por una parte la mayor cantidad de alturas no contenidas en las escala de Sol de las Cuerdas y la
constitución interválica se basa principalmente en 7mas./2das., tomadas por Ives como
“disonancias” e intervalos como 3ras. o 5tas., “consonancias”, como complementarios.

Lo forma de la pieza se desprende de la interacción entre los 3 planos mencionados, a cargo de los 3
elementos constitutivos: la base en las Cuerdas, la Pregunta en la Trpt. Solista y las Respuestas en
el cuarteto de Fl. Sobre el final, luego del abandono de la pugna, según Ives, por parte de las
Respuestas inútiles ante la “Eterna pregunta de la existencia”, y de la formulación de la Pregunta
por última vez, lo único que queda son “Los Silencios”, encarnados en la sonoridad lejana de las
Cuerdas. Esta sonoridad, que en la ejecución en vivo de la obra proviene de un lugar lejano no
identificado por el público, da la impresión de no tener ni principio ni fin, der ser una manifestación
del infinito.

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