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1. DEFINICIÓN:
Este sistema posee reglas implícitas y explícitas que hacen que funcione de determinada manera
sosteniendo ese «todo», logrando un proceso de retroalimentación mediante la posición que cada
miembro ocupa dentro de esta estructura.
En el seno de una familia pueden surgir numerosos problemas entre las parejas, los hijos, los hijos
con los padres o con otros miembros de la familia. La psicología familiar analiza y trata de resolver
esos conflictos que se plantean en el grupo familiar.
Sin embargo, no debemos olvidar que una familia es un grupo de personas que tienen un lazo de
parentesco y, por lo tanto, pueden aparecer diversos obstáculos que van a influir en la terapia
familiar:
-Diversidad. No todas las familias son iguales, cada una es un universo, por lo que hay
que estudiar cada caso en particular con mucha atención.
-Privacidad. En el seno de las familias se guardan muchos secretos que es complicado sacar a la
luz. Hay temas como los malos tratos o los abusos que se consideran privados y que es difícil sacar
a relucir.
-Cambio. Una familia cambia mucho a lo largo del tiempo por lo que es preciso analizar el
desarrollo que ha tenido para llegar a la situación actual.
-Pertenencia. Las familias generan un fuerte sentimiento de pertenencia, y los miembros sienten
el apoyo del grupo.
La terapia familiar puede ayudar a mejorar las relaciones de pareja o los problemas de los padres
con los hijos, pero, además, puede servir de apoyo a la familia en los casos en que, por ejemplo,
un miembro del grupo familiar tenga una adicción o una enfermedad psicológica.
La psicología familiar a través de la terapia logra poner sobre la mesa los conflictos que existen en
la familia por lo que aporta los siguientes beneficios:
Apoyo de la familia. A través de la terapia de familiar se trabaja el apoyo de los demás miembros
de la familia a un familiar concreto que, por ejemplo, tiene una depresión, una adicción o una
enfermedad grave.
Te mostramos a continuación una serie de pautas muy básicas respecto a la psicología familiar,
algo que hará que mejore directamente tu relación y que afectará a todo lo que ella abarque,
desde hijos hasta en el día a día.
Una de las peores cosas que puede ocurrir en algunas de las parejas es que depositemos el mal
humor en algún miembro de este sistema provocando así un desajuste en las reacciones y
conductas que desatan desacuerdos y problemas.
Esto puede significar la extinción de la relación. Si ello se hiciese sin previo aviso o conocimiento
por parte del otro, este ignorar podría servir para encender todavía más al otro miembro y, en
ocasiones, incluso terminar en arranques violentos.
Es más fácil de llevar a cabo si el miembro que ha de ignorar sabe atribuir correctamente el mal
humor del otro, y sabe imputarlo a causas externas y descargarlo de una manera más productiva
sin alterar a otras personas.
Cuando estos arranques de hostilidad empiezan a generarse y todavía no son muy marcados, una
buena estrategia es que el miembro que está controlado intente “desarmar al otro”, haciendo
cosas que sabe le son especialmente gratas.
Esta forma de proceder es especialmente eficaz si hacemos hincapié en que, al llevarla a cabo, no
se demuestra sombra de ironía. Una buena forma de potenciar su eficacia consiste en saber
apoyarse, sobre todo, en la comunicación no verbal.
Una vez más, esta estrategia puede funcionar si el arranque de hostilidad no está todavía en su
cumbre. Consiste, sencillamente, en invitar al otro a hacer algo de manera conjunta. Algo que la
experiencia nos ha enseñado que es especialmente grato para cada uno de ellos.
4.5. Empatía
Ponerse en la piel de la otra pareja, ver las cosas desde otros ojos que no sean los propios y
expresar nuestra posición de manera empática, es otro de los métodos que algunas parejas
utilizan con éxito para impedir el desarrollo de estos malos momentos.
Todas estas situaciones marcan a la familia de alguna manera, ya que en ocasiones dejan en la
persona síntomas de desorganización, ansiedad y confusión, desestabilizan de tal forma a la
familia que se ve vulnerable ante cualquier situación, haciendo que sus modos de protegerse
cambien.
El fin y motivo de acudir a la psicología familiar, es para que se descubran herramientas y recursos
suficientes para poder afrontar las situaciones antes expuestas, así que si pasas por alguna de
ellas, no dudes en acudir por ayuda y de consultar con un asesor matrimonial o un psicólogo
matrimonial para que los oriente en poder resolver todo tipo de problema que suceda en la
familia.
Dentro de la psicología para familias veremos las crisis situacionales o no normativas, esto se le
conoce a los eventos no premeditados o sorpresivos, que amenazan la tranquilidad de uno de los
miembros de la familia o bien puede afectar a todos ellos.
En la primera clasificación encontramos los que se dan por adición, entre ellos entran los
embarazos adolescentes, los embarazos no deseados o la inesperada llegada de alguien a vivir en
nuestro hogar, creando esto problemas psicológicos de índole social.
En la segunda clasificación vemos a los de pérdida, aquí vemos accidentes o delitos dentro de la
familia, perdida de trabajo de los encargados de la casa, aborto espontaneo o bien provocado,
muerte de algún familiar, divorcio o separación de los conyugues, observar diagnósticos de
infidelidad de la pareja, poseer hijos fuera del matrimonio y la hospitalización de algún miembro
de la familia nuclear.
En este caso la psicología de familias es de gran ayuda para poder abordar este tipo de
problemáticas que desestabilizan el sistema y rompen con su homeostasis.
También están por cambio de estatus, ya sea por exilio obligado de carácter económico o político,
deserción o expulsión escolar de algún hijo, abuso de sustancias o de alcohol de alguno de los
hijos, cesantía prolongada de alguno de los padres o de los dos, encarcelamiento de algún
miembro.
6. Objetivos: