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Nuevas meditaciones sobre la técnica

Edición de
Fernando Broncano

E D T O R A L T R O T T A
Este libro hu sido realizado con uno ayuda
de lo D.G,C.Y,T. P.B. 8700336

CONTENIDO

COLECCION ESTRUCTURAS y PROCESOS


Serie Filosofía

Introducción. La filosofía y la tecnología: una buena relación:


Fernando Broncano .

MODEtOS TECNOLÓGICOS Y REALIDAD


Conocer y actuar a través de la tecnología: Manuel Liz 23
Notas sobre el significado de los modelos informáticos de
simulación: Javier Aracil 53
En torno a los conceptos de modelo, sistema y simulación:
táargarito vázqucz. 8 '1

CONOCIMIENTO TECNOLÓGICO
cultura Libre Y TECNOLOGÍAS DEL CONOCIMIENTO
Fernando Bronconc, Manuel l.z , Jovier Aracil, Morqcritc Vózquez ,
.loselo T enero Meteos. Jesús Ezquerro, Mlkel Olozorón. 1,;1 simulación y la (~'Midad en los sistemas de funciones. El caso
Miguel Ángel Oolntonillo, Alfonso Bravo Juego, 1995 de los sistemas cognitivos: remando Brcmcano ] 01
Semántica de las reglas tecnológicas: eficiencia y control en la
Editorial Trotto, S.I\., 1995
Altamirano, 34. 28008 Modrid
organización y planificación de los sistemas tecnológicos:
Teléfono 549 14 43 Jusefa Toribio Maleas 121
Fox. 549 16 ~5 Acciones, planes y tecnología: Jesús Ezquerro 139
Diseño
.looqvrn Colleqo SOCIOLOGÍA, POLÍTICA
Y ECONOMÍA DE LA TECNOLO(;ÍA
ISBN, 84·8164-056-5
Depósito Lequl- VA-686/95 Controversias y estructuración social de las comunidades
científico-tecnológicas: un estudio de caso en inteligencia
Impresión
artificial: lVlikel Cslazarán . 169
Simoneas Ediciones, S.A
Poi. lnd. Son Cus-óbol La construcción del futuro: Miguel A. Quintanilla . 201
CI Estaño, parcelo i 5) Innovaciones teóricas en la economía del cambio tecnológico:
4701? Valladolid Alfonso Bravo juega . 217

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Introducción

LA FILOSOFÍA Y LA TECNOLOGÍA:
UNA BUENA RELACIÓN
Fernando Broncano

Los ensayos que recoge este volumen resultan del trabajoque du-
rante más de tres años hemos ido desarrollando en el marco del
programa «Estructura, dinámica y evaluación de sistemas tecnoló-
gicos)', acogidos en el Instituto de filosofía del C'ilC y financiados
por el Programa de Desarrollo General del Conocimiento. A lo lar-
go de varios años nos hemos reunido sistemáticamente y hemos
discutido los trabajos que se habían ido gestando en el curso del
proyecto. Algunos de los participantes, como Javier Aracil y Miguel
Angel Quintanilla, habían escrito ya algunos trabajos filosóficos so-
hre la tecnología, los demás estábamos comenzando a pensar filo-
sóficamente en todos o algunos de los aspectos de las técnicas o de
la tecnología. El programa siguió un rumbo propio, por encima de
nuestras previsiones iniciales, al compás de nuestras discusiones,
que iban poco a poco derivando las primeras perspectivas generales
hacia un conjunto de temas y problemas más específicos y concre-
tos, que se habían ido volviendo cada vez más importantes, a medi-
da que dábamos vueltas a las ideas, y que coinciden con Jos recogi-
dos en este volumen. Sin embargo, han permanecido o se han afianzado
algunas de las preocupaciones primitivas que nos impulsaron a co-
menzar el trabajo, muchas de las cuales han aparecido ya en varias
publicaciones individuales y colectivas de los miembros del grupo.

UN PROYECTO DE FIl.OSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA

La tecnología no ha merecido la misma atención de los filósofos


que otros campos de la cultura. Una explicación repetida entre quienes
han notado la falta achaca el defecto al sesgo teoricista de nuestra
cultura. Se nos dice que el pensamiento occidental ha despreciado

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I H<NANl)O BRO"JCANO IN II<OIlU( {1r'lN

tradicionalmente el saber práctico, las artesanías y las tejnes. Sin una biblioteca bien dotada, tal vez debamos atribuirlo a otra razón
embargo no es completamente cierto este olvido. Los filósofos mo- añadida: es posible que la velocidad y profundidad del proceso de
dernos que hicieron posible la ciencia en el sentido actual del térmi- transformación que la tecnología causa en los modos y formas cul-
no estaban atentos a las innovaciones de los artesanos constructo- turales haya vuelto opaco el sentido de los cambios, en el mismo
res ?e inge.ni,os que estaban cambiando las formas de producción y sentido en el que los cambios revolucionarios se muestran opacos
la vida cotidiana desde el Renacimiento y la baja Edad Media. No para aquellos a quienes toca vivir en el ojo del huracán de la histo-
es cierto ese olvido en Ba~on y dudosamente 10 es en Descartes, por ria. La novedad del proceso y la ausencia de referentes históricos
no recordar la alta capacidad técnica de científicos-filósofos como no facilita tampoco la tarea del filósofo que desea meditar sobre la
Galileo y Newron. El propio Leibniz, paradigma de filósofos abs- técnica. Como tampoco la facilita el hecho de que la ciencia, la tec-
tract~)s, dedica m~chas, horas de su trabajo a problemas que hoy nología y la industria formen ya un entramado que sólo a efectos
consideramos de ingenierfa, como es el cálculo de resistencia de académicos tiene sentido dividir como formas culturales.
vigas. No es tan cierto, pues, que los filósofos modernos, en los A estas dificultades no es ajena la actitud distante y externa de
cuales se fundamenta en gran parte el pensamiento contemporáneo, muchas actitudes intelectuales, que ven en la técnica la madre de
hayan desprecI,adc: las artes. prácticas. La razón de la poca impor- todos los males o, por el contrario, de todas las soluciones a los
t~ncIa que la tecnica ha tenido en la cultura hay que buscarla, más males que nos aquejan. Pertenece a esta actitud externalista la con-
b~en, e~ un lugar mucho más conspicuo: en la poca importan- sideración de la tecnología como una caja negra de la que sólo inte-
era relativa que tiene la técnica en el dominio general de la cultura resan los productos y/o las consecuencias de los productos, pero no
e incluso de la vida cotidiana antes de la revolución industrial de los métodos de trabajo, la especial forma de su conocimiento, el
los siglos XVITI-XIX. Las actividades intelectuales como la ciencia modo en el que se articulan los factores sociológicos y económicos
y. el arte, .como. toda actividad humana en todo tiempo y espa- con los intereses estrictos de la investigación, la misma filosofía
CIO, usan, mvesngnn, desarrollan y aplican técnicas, pero su depen- interna al sistema de trabajo del ingeniero, proyectista o investiga-
dencia de la técnica para su propio desarrollo no es tan clara y dor. A pesar de que la falta de tradición filosófica no debería haber-
evidente como 10 será en los dos siglos posteriores. En los siglos XIX nos hecho muy escrupulosos en 10 que respecta a nuestras fuentes,
y XX la dependencia tecnológica de todas las actividades cultu- desde las primeras reuniones nos unió la convicción de que las pers-
rales ,s~ hace presente,:o todo momento del proceso de creación, pro- pectivas externalisras eran un camino engañosamente fácil de se-
ducción
. y reproducción cultural. La cultura no existe , no sobrevive , guir y que deberíamos evitar, aun si nuestras tendencias filosóficas
SI no es en un medio progresivamente más sofisticado tecnoló- nos inclinaban a ello.
gicamente.
Esta misma razón explica el interés creciente que suscita la tec-
nología como objeto de pensamiento. No hay un solo dominio cul- MÁs ALLÁ DEL filEN Y DEL MAL TECNOLÓGICOS
~ural que ~o haya sido transformado radicalmente por la progresiva
Implantación de sistemas tecnológicos. Félix de Azúa notaba en un ¿Acaso los sistemas, teorías, métodos y artefactos tecnológicos son
r~~lente ~rtículo periodí~tic~ ~ómo la difusión de sistemas de audi- neutros ética y políticamente? ¿Acaso hay tecnologías intrínseca-
Clan muslca~ en la propia VIVIenda ha hecho más receptivos a los mente malas, que exijan la resistencia incondicional de los espíritus
oye.ntes hacia formas más puras de la música clásica interpretadas avisados? ¿Acaso hay tecnologías intrínsecamente buenas que justi-
en, l~strumentos origina~es, por encima de la tradición de la gran fiquen no importa qué sacrificio en pro de su implantación? ¿Será
música burguesa que eXige grandes espacios y eventos para ser es- tal vez el uso lo que hace a las tecnologías malas o buenas? Estas
cuchada. Y Eugenio Trías confesaba también no hace mucho el ca- preguntas forman parte de nuestra conciencia ilustrada de fin de
rácter cinematográfico de su estilo de escritura, corroborando que siglo. Son las preguntas que uno se hace al principio y al final de
la mezcla de las artes ya ha alcanzado el propio ensayo filosófico. una aventura de reflexión sobre la técnica y, desde luego, nos lleva-
Así, el cine, arte emergente en el cacharrería técnico del siglo, se ron una buena parte del tiempo de discusión. No hemos encontrado
venga de sus padres, la novela, el teatro, la pintura. una respuesta única, sensata y aceptable para todos, pero a cambio
Si, a pesar ,de la preocupación que suscita la tecnología, apenas discutimos seriamente las condiciones que podría tener una respuesta
e~contramos fIlósofos que conviertan la técnica en objeto de pensa- a estas preguntas.
miento, hasta el punto de que la historia del pensamiento filosófico Quintanilla había propuesto en su libro Tecnología. Un enfoque
sobre la técnica en nuestro siglo ocuparía poco más de un estante de filosófico la siguiente fórmula: «Una tecnología mala es una mala

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I Lf,NANUO Hk.üNCANl) IN 11{(JIJUl.CllJN

tecnología». La fórmula no sienta una cuestión de principio, pero los sistemas que se inventan y desarrollan. Los valores externos de-
restaura una dimensión humana en los criterios de aceptabilidad penden de criterios que tienen en cuenta los sujetos sociales y facto-
tecnológicos: el punto de vista del usuario, el punto de vista social, res varios implicados en la tecnología: económicos, sociales, ecoló-
en el caso que nos ocupa. Si socialmente se llega a considerar que gicos, morales y otros. El predominio de valores externos puede ser
una tecnología es mala desde el punto de vista de las consecuencias visto por los ingenieros y científicos como una interferencia en el
que entraña, el juicio moral indicaría una deficiencia seria en el desarrollo normal del proceso autónomo de la tecnología. El pre-
juici? técnico que ha llevado a la decisión de aceptar esa tecnología. dominio de valores externos, consecuencia del hecho de que la tec-
La formula era, pues, una propuesta para considerar las cuestiones nología sobrevive a causa de su utilidad económica y social, tiende
de ética de la tecnología en términos naturalistas. a ser visto por los agentes sociales implicados como resultado de un
Hay dos formas de introducir la dimensión valorativa dentro de dominio de tecnócratas, quienes estarían generalizando injustifica-
la tecnología. La primera deriva de considerar el juicio moral como damente criterios de eficiencia internos a campos en los que ya no
result~do de una in!u.ición y aplicación de valores generales que son sujetos legítimos de decisión. En el marco de una empresa nadie
transcIenden.el dominio de las consecuencias de los hechos que juz- pone en duda que las propuestas de los departamentos técnicos de
gamos. El SUjeto moral, individuo o colectividad, debe estar dota- Investigación y Desarrollo se subordinan a otros departamentos en
do, se&ún esta perspectiva, de alguna competencia, sentido moral o los que las decisiones tienen en cuenta valores más generales para el
mecam~mo de acuerdo colectivo tal que, por su universalidad, in- interés de la empresa, que, en ocasiones, no coinciden o contradi-
dep~ndI.e~te de las características particulares del objeto de juicio, cen los intereses puramente técnicos. En el marco general de la so-
su eJerCICIO, se resuelva en juicios cargados de legitimidad. El otro ciedad, sin embargo, no hay criterios tan claros como los económi-
punto de VIsta es mucho más cauteloso frente a la clarividencia de cos para adoptar decisiones en los terrenos científico y tecnológico.
n.uestras capacidades de juicio moral en tanto que sujetos empí- Las decisiones sobre cualquiera de estas materias son en sí compli-
neos y normales. En lo que respecta a la tecnología es consciente cadas por la dimensión y el número de los criterios en los que se
de lo difícil que es el cálculo de las consecuencias de la tecnología basa la decisión. De ahí que hayan ido naciendo nuevos campos de
sin usar conocimientos técnicos. No son pocas las veces que nues- investigación y asesoría a los agentes sobre los que recaen las res-
tras intuiciones sesgan los juicios mucho más de lo que es capaz de ponsabilidades de la decisión o el control social sobre la ciencia y la
sopo,rtar n~le.st~o orgullo, aunque bien es cierto que eso no es patri- tecnología, sobre su investigación, desarrollo y aplicación social.
momo del JUlClO moral, pero es en dicho juicio en el que las cuestio- Son los llamados programas de evaluación de la ciencia y la tecno-
nes de legitimidad se suscitan con más frecuencia y dramatismo. logía, evaluación de políticas científicas, estudios sociales sobre la
"Así, pues, pronto llegamos a la convicción de la necesidad si ciencia y, en general, estudios que se agrupan bajo la trilogía de
no suficiencia, de tener una buena teoría y una mejor práctica para ciencia, técnica y sociedad.
valorar prematuramente las opciones tecnológicas como condición La evaluación de la tecnología es uno de los campos en los que
para la mejora de nuestras capacidades de juicio moral. la perspectiva filosófica puede servir de ayuda, sea en el análisis y
dilucidación de los conceptos, sea en la propuesta positiva de crite-
rios. De hecho ha sido uno de los campos relacionados con la tec-
CRITERIOS PARA LA EVALUACIÓN DE TECNOLOGÍAS nología en los que la aportación de los filósofos ha sido más noto-
ria. Hemos discutido numerosas veces acerca de la evaluación. No
Si nuestras intuiciones morales no son infalibles para juzgar el desa- hay, o no las hemos encontrado, recetas rápidas para aplicar en
rrollo y la aplicación de nuevas tecnologías, debemos acudir a otros situaciones de incertidumbre. Sí estamos convencidos, sin embar-
criterios que no sean los estrictamente morales, o quizás, como pa- go, de cuál es el camino que debemos perseguir: es urgente comen-
rece estar implícito en el dictum de Quintanilla, tal vez los valores zar estudios que nos ayuden a conocer los valores implicados en las
morales sobrevengan o se determinen cuando se determinen los va- decisiones tecnológicas ya desde los primeros momentos de forma-
lores en otros campos, como lo son las consecuencias observables ción de las tecnologías.
de los proyectos tecnológicos y, su aplicación en la producción. Los La evaluación exige conocimiento del modo en el que se desa-
valores bajo los que cabe discutir un proyecto tecnológico son in- rrollan y desenvuelven las innovaciones técnicas desde los primeros
ternos o externos. Los internos dependen de criterios funcionales momentos de su concepción intelectual en el seno de los grupos de
que se fijan en el-contexto del conocimiento científico y tecnológi- investigación. La investigación de las políticas de desarrollo cientí-
co y nos permiten juzgar la realizabilidad, fiabilidad y eficiencia de fico y tecnológico es un instrumento cada vez más necesario para ir

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11 F\NANI)() 11f<,ONCI\NO IN 1 HO[)tJCCI6N

abriendo la «caja negra» que N. Rosenberg, en un libro ya clásico, sentido en el que el mercado es efectivo en el logro de situaciones
pensaba que formaban las relaciones entre ciencia, tecnología, eco- de equilibrio económico. Se trata de una política basada en una
nomía y sociedad. El estudio de las interacciones entre la dinámica teoría de caja negra del sistema de investigación. Teoría que, en
de las comunidades científicas y el proceso de innovación tecnoló- muchas ocasiones, comparten Jos propios investigadores cuando miran
gico es uno de los campos de urgente investigación: el conocimien- a las estructuras sociales solamente como una fuente de financia-
to y la sensatez en la propuesta y aplicación de criterios para el ción que les es debida en función del interés que presuntamente
desarrollo y el control de la tecnología crecen juntos. tiene su investigación. Pero las teorías conductisras, como todas las
La interacción entre la investigación y el desarrollo científico y teorías de caja negra, solamente tienen en cuenta el ambiente exter-
tecnológico, por una parte, y el desarrollo económico, por la otra, no, sin reparar en la importancia del ambiente interno, en este caso
es tan universalmente aceptada como difícil de establecer. Alfonso las estructuras que configuran el sistema de investigación. La socio-
Bravo ha estudiado en varios trabajos casi exhaustivamente la his- logía de la ciencia y de la tecnología, una disciplina de apenas unas
toria del pensamiento económico acerca de la innovación y aportó décadas de historia, ha comenzado a desentrañar en parte algunos
al grupo la mirada del economista. En el estudio que recoge este de esos mecanismos. La aportación al proyecto de Mikel Olazarán,
volumen recoge las nuevas perspectivas teóricas que han abierto los un sociólogo de la ciencia formado en la escuela de Edimburgo,
economistas del SPRU (Science Policy Research Unity) de la univer- muestra un caso muy significativo en el sector de la informática: la
sidad de Sussex. dirección en los años setenta de la investigación en arquitecturas
Esta recomendación teórica de comenzar a estudiar las políticas computacionales hacia los ordenadores y la programación secuen-
de innovación se ha tomado tan en serio en el grupo que, posterior- cial clásica en vez de hacia el paralelismo masivo, una tecnología
mente al desarrollo del proyecto de Filosofía de la Tecnología, tan vieja como la otra, estuvo causada por decisiones que depen-
Quintanilla promovió la formación del grupo de Evaluación de Po- dían de las jerarquías internas de la ciencia. La sociedad establece
líticas Científicas y Tecnológicas (EPOC), en el que participan va- sus necesidades en la medida del conocimiento que tiene de sus
rios de los componentes que colaboran en este volumen, entre ellos posibilidades, y este conocimiento se lo proporcionan en una gran
su actual director, Alfonso Bravo, y que en el corto periodo de dos medida las expectativas de las comunidades científicas. De manera
años de funcionamiento ha producido un inmenso material sobre la que sería una locura no tomarnos en serio cuáles son los mecanis-
situación de la investigación científica y tecnológica en nuestro país mos de interacción entre el medio ambiente externo de la ciencia y
y en Europa. Los trabajos del grupo EPOC han reafirmado en la su medio ambiente inrerno. El trabajo de Mignel A. Quintanilla
práctica 10 que se puso de manifiesto en las reuniones teóricas: la presenta datos acerca del nuevo contexto de la ciencia y la tecnolo-
necesidad del estudio de los mecanismos internos de desarrollo de gía, en el que nace la urgente necesidad de evaluación de la tecno-
la innovación tecnológica. La detección de sesgos y tendencias en la logía y establece un buen marco teórico para concebir esta evalua-
innovación desde los primeros momentos de la investigación, me- ción social de una manera comprensiva.
diante el estudio de indicadores y la prospección de las consecuen-
cias internas y externas, es el método para que nuestras decisiones CONOCIMIENTO y REALIDAD EN LA TECNOLOGÍA
morales supongan y, por el contrario, no excluyan el ejercicio de
nuestras mejores capacidades de racionalidad colectiva. La investi- Javier Aracil es el único de nuestro grupo que pertenece profesio-
gación científica y la innovación y el desarrollo son ya demasiado nalmente al campo de la ingeniería en activo. Desde su Departa-
grandes y demasiado caras para que nos permitamos el lujo de des- mento de Electrónica y Automática de la Escuela Superior de Inge-
conocer las tendencias que generan sus mecanismos internos de nieros Industriales de Sevilla, ha desarrollado técnicas de dinámica
desarrollo. de sistemas para su uso en simulación del comportamiento de siste-
La sociedad paga el sistema de Invesrigación y Desarrollo y este mas complejos, no importa cuál sea su naturaleza, artificial, social
sistema produce el conocimiento que presuntamente necesita esa o natural. Desde que se incorporó al grupo ha sido una fuente de
sociedad. En consecuencia, la sociedad fija sus prioridades de inves- problemas filosóficos que nacen directamente de la práctica de la
tigación, estimula económicamente esas prioridades y la comuni- tecnología. En un grupo en el que predominaban numéricamente
dad científica orienta en esa dirección sus investigaciones. Así es los filósofos, ha sido, sorprendente pero no casualmente, la voz que
como muchos dirigentes económicos y políticos piensan que debe más se ha alzado en favor de un planteamiento radical de los pro-
enfocarse la política de investigación. Se trata de una política con- blemas filosóficos que presenta la tecnología, en tanto que aparece
ductista de estímulo y respuesta que se supone efectiva en el mismo como un nuevo modo de conocimiento.

14 15
~,Nf'..NI)U flkUNCAhO l"JII<ODUCClÓN

La ciencia y la tecnología forman ya un entramado único en el en que la concepción sistémica de la realidad se ha convertido en la
que es difícil separar una práctica de la otra. La tecnología es un forma más extendida de representarnos la naturaleza en una época
conjunto sistemático de acciones de transformación, dirigidas por en la que se ha puesto de manifiesto el naufragio de los reduccionis-
reglas y articuladas en planes que, cuando resultan exitosos, permi- mas. Posiblemente la concepción sistémica sea la primera gran apor-
ten la realización del objetivo planificado en un cierto grado. Las tación, junto a la teoría de la información, que la tecnología ha
reglas involucran procesos naturales regulares o legales que pueden hecho a la visión contemporánea del mundo. Todos los objetos y
estar mejor o peor conocidos al tiempo de formular el plan o dise- procesos se han modificado bajo el impacto conceptual de estos dos
ño. Un diseño es un modelo que representa las acciones que han de grandes instrumentos de análisis.
llevarse a cabo de una manera abstracta. No las representa en su
totalidad, a menos que el diseño se convierta en la propia realiza-
LA SIMULACIÓN ARTIFICIAl DF LA VIDA INTEl.lCENTE
ción del plan. A los ingenieros los paga la sociedad principalmente
para que hagan diseños. Para llevarlos a cabo el ingeniero realiza un La conducta de un sistema puede ser descrita y representada de
modelo que simula el sistema sobre el que se ha de actuar. En es- muchas maneras. Una de ellas es la descripción funcional: es aque-
te modelo emplea los materiales conceptuales que tiene a mano. No lla en las que las partes del sistema no se describen por las propie-
siempre dispone de teorías científicas precisas sobre los procesos dades materiales que las constituyen, sino por cómo su conducta
que ocurren en el sistema y, por el contrario, muy a menudo cons- coopera a la conducta total del sistema del que forman parte. Des-
truye el modelo representando procesos de muy diversos niveles de cribimos funcionalmente una biela como una pieza que transforma
realidad natural. Pongamos por caso los modelos que debe desarro- movimiento circular en movimiento rectilíneo de vaivén, y no nos
llar un urbanista: las propiedades que debe tener en cuenta involu- importa si la biela está hecha de este o aquel material. Los progra-
cran procesos que alcanzan desde los niveles de resistencia de mate- mas de computador son, en este mismo sentido, representaciones
riales hasta los hábitos y patrones sociales de los futuros usuarios funcionales de la información cuando ésta se transforma en nueva
del sistema. El ingeniero no siempre tiene a su disposición teorías, información. La aparición de los computadores ha permitido la si-
pero sí conoce Jos criterios por 1<)S que va a ser juzgada su labor, por mulación de, entre otras muchas cosas como son los cálculos, las
la eficacia del sistema que se construya y por la precisión de las listas de datos, los movimientos y transformaciones espaciales de
predicciones que haga su modelo. Muchas discusiones las hemos las imágenes, ciertas funciones que caracterizamos como inteligen-
dedicado al peculiar carácter que tienen los modelos en la tecnolo- tes. El ordenador ha dado nacimiento a una nueva área de investi-
gía, y tal vez, crecienternente, en la ciencia. La introducción de las gaciones que ha devenido en ser llamada ciencia cognitiva, aunque
nuevas técnicas de simulación matemática de la realidad, posibilita- agrupa actividades de muy diversa índole que van desde la inteli-
das por el uso de ordenadores con grandes capacidades de cálculo, gencia artificial a la psicología cognitiva, la robótica y, reciente-
está introduciendo una nueva dimensión metodológica en la inves- mente, la llamada «vida artificial». La ciencia cognitiva puede ser
tigación, posiblemente del mismo calibre que tuvo la aparición de calificada como el producto contemporáneo más importante de la
los métodos de investigación empírica durante las revoluciones cien- simulación como instrumento de investigación de la realidad. Tres
tíficas del XVII y XVIII. La importancia filosófica de estos métodos de los trabajos que presenta este volumen se dedican precisamente a
ha sido señalada reiteradamente por Javier Aracil y por Margarita cuestiones relacionadas C011 la ciencia cognitiva. El trabajo de Bron-
Vázquez. Hasta qué punto una simulación exitosa «construye» una cano se toma en serio la idea de que simular es reconstruir la estruc-
nueva representación de la realidad para la que anteriormente no tura de un sistema. Si esto es así la división entre lo natural y lo
existía ninguna teoría. De la profundidad de esta pregunta sola- artificial debería ser puesta en cuestión precisamente allí donde nos
mente puede uno darse cuenta cuando repara en que las simulacio- parece más ardua de tratar filosóficamente: équé ocurriría si tratá-
nes de procesos en no pocas ocasiones descubren propiedades es- semos de «construir» una persona, suponiendo que una persona es
tructurales que de otra manera estarían ocultas, aun bajo la escrutadora un sistema muy complejo de funciones? La imposibilidad de llevar
mirada del científico teórico. ¿Es que acaso la simulación para la a cabo el proyecto no impide la seriedad de la pregunta. Qué sea 10
práctica va a convertirse en una nueva forma de teorizar? natural y qué 10 artificial en los sistemas cognitivos que somos las
Son muchas las lecciones que uno puede aprender de la simula- personas es una cuestión que posiblemente habrá de ser tratada por
ción de sistemas. Muchas son las que nos enseña el trabajo de Mar- otros métodos que nuestras propias intuiciones acerca de nosotros
garita Vázquez, quien ha dedicado numerosos trabajos a la concep- mismos en una época en la que muchas de nuestras funciones son
ción sistémica de la realidad y al significado de la simulación. Repárese -simulables». Jesús Ezquerro y Mikel Olazarán tratan desde pers-

16 17
I ~RNAN[)O Bf,ONCANO 1i'; 1 I-:U 1) 1; 1__ 1_1() N

pectivas muy diferentes del impacto que ha producido en la repre- logía moderna, que nace de la revolución científica y de la revolu-
sentación de nuestros sistemas cognitivos la extensión de nuevas ción industrial, determina nuevos ámbitos de realidad en los que las
técnicas de tratamiento computacional derivados de las arquitectu- nociones de control, de reglas de acción eficaz y de racionalidad
ras de procesamiento masivamente paralelo. Se trata de los méto- adquieren nuevos sentidos en la medida en se aplican a grandes
dos conexionistas, que tratan de simular computacionalmente la sistemas en los que la cooperación de los agentes, el control de
estructura de las neuronas. La filosofía conexionista ha permitido resultados y la eficacia determinan una manera nueva y no sólo
pensar, al menos como posibilidad, la simulación de un sistema distinta de relacionarse el hombre con su entorno. Necesitamos ur-
cerebral, y no simplemente de sus funciones. Ezquerro analiza una gentemente nuevos instrumentos conceptuales para pensar la tec-
parte del impacto que estos métodos están teniendo en el modo en nología. Los que hemos heredado solamente nos sirven hasta un
el que los filósofos explican la conducta humana. Que una tecnolo- punto, mas allá del cual la novedad del fenómeno ante el que nos
gía computacional transforme de manera radical la visión filosófica encontramos los hace inaplicables. Tal vez estos dos ensayos, así
de la conducta humana es posiblemente algo que no se producía como los restantes del volumen, hayan dado un paso en este ca-
desde la emergencia en el siglo XVII de los modelos mecanicistas, en mmo.
los que el cuerpo, que no la mente, se representaba bajo el modelo En realidad el objetivo que ha guiado todas nuestras reuniones
de los sistemas mecánicos. No es imposible que las técnicas de com- ha sido el de renovar los estudios sobre la tecnología sacándolos de
putación estén transformando de manera igualmente radical nues- la visión externalista para plantearse un problemas filosóficos que
tra concepción de nosotros mismos. surjan de una representación más real de lo que es la práctica de la
El análisis de Mikel Olazarán del conexionismo, al que ya alu- tecnología, admitiendo sin duda que es una práctica insertada en un
dimos anteriormente, nos introduce en esta visión conceptual de las mundo de instituciones sociales políticas económicas y de conoci-
aplicaciones del procesamiento masivamente paralelo, pero, sobre miento, pero no renunciando a lo específico que la tecnología ha
todo, nos reintroduce de nuevo en los extraños caminos por los que aportado como nueva forma de práctica. Porque si alguna defini-
el conocimiento se entrelaza con muy diversos factores sociales for- ción cabe de tecnología es la de organizacion social de la transfor-
mando una red de interacciones que no son fácilmente reducibles a mación creativa de la naturaleza. Muchos años nos separan de las
fáciles determinismos de un solo nivel sobre los demás. meditaciones orteguianas sobre la técnica, uno de los primeros y el
más serio intento de una filosofía interna de la tecnología. Con más
audacia que modestia queremos que estos ensayos continúen esta
LA TECNOLOGÍA VISTA DESDE DENTRO: tradición.
HACIA UNA NUEVA FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA

Los problemas conceptuales más abstractos de cualquier campo de


la actividad humana involucran lo que los filósofos llaman episte-
mología, o estudio de los problemas del conocimiento práctico en
ese dominio, y ontología, o estudio de los objetos de los que tra-
ta ese dominio. Las reglas de acción conforman aquello específico
del lenguaje tecnológico, aquello que distingne los resultados del
ingeniero de los de cualquier otro investigador. Sin embargo, por
el predominio del estudio de las proposiciones científicas, o del len-
guaje cotidiano, las reglas tecnológicas no han recibido la atención
analítica que merecen. El trabajo de ] osefa Toribio es un ejemplo de
cómo los precisos instrumentos de la filosofía analítica actual pue-
den ayudar a una nueva visión de la tecnología. Lo mismo cabe
decir del trabajo de Manuel Liz, Ambos son, en ciento sentido, ma-
nifiestos programáticos de nuestras intenciones al pensar la tec-
nología: integrar las perspectivas, someterse al control del rigor, y,
al tiempo, aceptar que la tecnología es ya el principal determinante
de nuestra relación práctica y cognoscitiva con el mundo. La tecno-

18 19
MODELOS TECNOLÓGICOS
Y REALIDAD
CONOCER Y ACTUAR A TRAVÉS DE LA TECNOLOGÍA I

Manuel Liz
Universidad de La Laguna

"La técnicas, CUYJ. misión es re~()lvcrle al hombre


problemas, se ha convenido de pronto en un nuevo y
gigantesco problema.»
f. ORTr:(;A y GASSET, Meditación de la técnica

1. CONOCER y ACTUAR A TRAVÉS DE LA TECNOLOGíA

La gran misión tradicionalmente encomendada a la técnica ha sido


la de resolverle al hombre sus problemas prácticos y satisfacer sus
intereses actuando en la realidad. El caso es que la técnica, así en-
tendida, se ha convertido de pronto en un nuevo y gigantesco pro-
blema. Buena parte de la técnica se ha transformado actualmente
en tecnologia': Nuestro mundo y nuestras vidas han sido invadidas
por la tecnología. Por productos, procesos y lenguajes tecnológi-
cos. Casi cualquier relación que intentemos mantener con la natu-
raleza, con los demás o incluso con nosotros mismos se encuentra
ya mediada por la tecnología. Y la propia reflexión sobre nuestro
conocimiento y nuestra acción no puede seguir manteniéndose al

1. Quiero agradecer aquí [os numerosos comentarios y críticas que este trabajo ha
recibido; especialmente los debidos al resto de los miembros del Proyecto de Investigación
sobre Filosofía de la Tecnología desarrollado estos últimos años en el Instituto de Filosofía
del CSIC, así como los rtalizóldos por algunos de mis compañeros de la facultad de Filoso-
fía de [a Universidad de La Laguna. También debo agradecer a mis alumnos del curso de
doctorado sobre filosofía de la tecnología, llevado a cabo durante el curso 90-91, muchas t
importantes sugerencias en todos estos temas.
2. Las características generales de este camh¡o serán analizadas en ti siguiente apar-
tado.

23
H A ~J lJ 1 1 1 11 I (I~I()¡ 11< 1 1\( IlJI\I{ 1\ II,I\VI -, IJI 1\ 11 (.NOI Or.,IA

margen de este desarrollo tecnológico. No podemos perder el tren. ca como práctica. Ejemplos distintos de los que 005 podían ofrecer
Hubo un tiempo en el que conocíamos, actuábamos y reflexionába- la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas. La situación ha cambia-
mos sobre nuestro conocimiento y acción a través de la religión, la do, La tecnología actual, cada vez más, no representa sólo un pecu-
magia, la poesía, la técnica, la filosofía o la ciencia. Hoy día debe- liar modo de actuar sino también de conocer la realidad. En esta
mos también aprender a conocer y a actuar a través de la tecnología. última peculiaridad, y no sólo en el conocimiento científico que
Quien acepte que la ciencia nos ofrece un buen ejemplo de lo incorpora, descansa gran parte del valor actual de la tecnología,
que es la racionalidad epistemica, de su estructura, valor y límites, particularmente su valor para orientar nuestro conocimiento y nuestra
se sentirá también tentado a considerar la tecnología como un buen acción.
ejemplo de la estructura, valor y límites de la racionalidad práctica.
A través del análisis de la ciencia podríamos así hacernos una idea 2. TÉCNICA y TECNOLOCÍA
de lo que constituirían las virtudes epistérnicas y, a través de la
tecnología, una idea de lo que constituirían las virtudes prácticas. Hemos dicho más arriba que buena parte de la técnica se ha conver-
Este sería el planteamiento general en el que se desenvuelven algu- tido actualmente en tecnología. Es necesario aclarar esto. Los con-
nas filosofías de la ciencia y de la tecnología, a mi entender, más ceptos de técnica, tecnología y sus derivados son enormemente
estimulantes \. Con ello, no se estaría afirmando que todo en la ciencia ambiguos y en muchos contextos pueden ser considerados como
y la tecnología sea racional. Lo que se suscita aquí es otra cosa. Se sinónimos. Uno de los casos más patentes donde esto es así se en-
trata de un giro radical de nuestra perspectiva filosófica. La cues- cuentra precisamente en las denominaciones «escuela técnica» y
tión no es cómo justificar la racionalidad epistérnica de la ciencia y «estudios técnicos». Sin embargo, técnica y tecnología pueden dis-
la racionalidad práctica de la tecnología, sino adoptar la ciencia y la tinguirse en un importante sentido. Las técnicas serían actividades
tecnología como ejemplos privilegiados de nuestra racionalidad, co- o sistemas de acciones artesanales, artísticas, dirigidas hacia el pro-
mo productos sumamente elaborados de nuestras capacidades ra- pio cuerpo y su entorno inmediato, etc., de carácter socialmente
cionales (de las nuestras, para bien o para mal, no de las de nadie ni estructurado pero no directamente integradas en los modernos pro-
de nada ajeno a nosotros mismos), analizar críticamente su funcio- cesos productivos industriales, generalmente organizados en torno
namiento y hacer explícitos los rasgos con los que mejor podamos a la institución de la empresa (pública o privada), ni vinculadas a la
caracterizar y profundizar esa racionalidad. actividad científica. Las técnicas son, pues, en primer lugar, siste-
El anterior planteamiento puede seguir siendo provechoso al mas de acciones articulados según reglas de carácter social, no ac-
pie de la letra allí donde sea aún posible distinguir con nitidez entre ciones aisladas y ocasionales. Son, además, sistemas de acciones
ciencia y tecnologja.r'All¡ donde, por ejemplo, la ciencia permanez- muy independientes del desarrollo de la industria y de la ciencia.
ca desinteresada de sus posibles aplicaciones y donde la tecnología Las tecnologías, por otro lado, serían también actividades o siste-
no sea más que ciencia aplicada en función de intereses y objetivos mas de acciones socialmente estructuradas, pero esta vez sumamen-
extraídos de un contexto social completamente extraño a la activi- te integradas en los procesos productivos industriales y estrecha-
dad científica; En esta situación, todos los elementos epistémicos mente vinculadas al conocimiento científico. Así, hablamos de la
de la tecnología serán aportados por la ciencia y todos sus elemen- técnica de la acuarela, de técnicas de estudio, de técnicas de escritu-
tos prácticos provendrán del exterior de la esfera científica. Sin ra o de técnicas de relajación, y distinguimos este tipo de activida-
embargo, donde no podamos seguir manteniendo esta descripción, des de, por ejemplo, la tecnología informática, la tecnología nu-
será necesario introducir algunos pequeños cambios en nuestro es- clear o la tecnología aeronáutica.
quema. El caso es que esa manera de describir los papeles de la Nuestra distinción admitiría grados y aspectos. La integración
ciencia y de la tecnología resulta cada vez más inapropiada en nues- en los modernos procesos productivos industriales, en los macrosis-
tro mundo contemporáneo. La tecnología apenas puede ser ya con- temas empresariales de producción organizada de bienes, así como
siderada sólo como un ejemplo paradigmático para analizar exclu- la vinculación a la ciencia, pueden darse de muchas formas y con
sivamente los mecanismos de la racionalidad práctica. Ni la ciencia mayor o menor intensidad en todas ellas. Esto podría llegar a plan-
para hacer 10 mismo únicamente respecto de la racionalidad episré- tear prohlemas respecto a la identificación de cierta actividad como
mica. Muchas formas actuales de la tecnología pueden ser vistas perteneciente a la técnica o a la tecnología. Piénsense, por ejemplo,
como ofreciendo buenos ejemplos tanto de racionalidad epistemi- en las técnicas/tecnologías de fabricación de vinos o perfumes. La
misma dificultad surge frente a muchas de las actuales técnicas/
'l. Véase, por ejemplo, Quinr.milln, In 1.19R9a y 1n9h. tecnologías agrícolas y ganaderas, o en algunas técnicas/tecnologías

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M fiN (J I [ I 1/ (1Ir-·j()(II'. \ Allllfll\ A II(AVI'" [JI lA IIINI)IU(,IA

de materiales. Estos problemas, sin embargo, no hacen más que Al desarrollar nuestras clasificaciones, las propiedades físicas o
reflejar una situación real de indeterminación y, de todas formas, materiales de los agentes, medios e instrumentos que integran las
las diferencias deben resultar claras en los casos más extremos. actividades técnicas o tecnológicas concretas pueden ser relevantes
Nuestra distinción permitiría, también, una mutua incorpora- o no. En la medida en que esas propiedades sean relevantes, resulta-
ción técnico-tecnológica. Permitiría la existencia de ciertas activi- rá obvio que las clases de técnicas y tecnologías que determinemos
dades técnicas dentro de actividades de tipo tecnológico y viceversa, no podrán ser caracterizadas únicamente a través de propiedades
lo cual es, por otra parte, la situación habitual. La relación entre estas simplemente funcionales; por ejemplo, a través de propiedades in-
actividades podría entenderse como una relación de «parte-a-todo» formacionales. Es decir, en relación a propiedades cuya naturaleza
en la que la identidad del sistema total debería resultar inalterada a consista justamente en mantenerse indiferentes respecto de las pe-
través de ciertos cambios que puedan sufrir algunas de sus partes. culiaridades físicas o materiales concretas de aquellas cosas que las
Exactamente la misma tecnología admitiría muy variados cambios encarnan. Como toda clase, estas clases de técnicas y tecnologías
en algunas de las actividades técnicas que pueda involucrar. Una serán siempre objetos abstractos diferentes de sus realizaciones con-
tecnología particular de producción de energía nuclear, pongamos cretas, pero en este caso no podrán ser descritas únicamente en tér-
por caso, podría no cambiar sustancialmente aunque algunos de sus minos, por ejemplo, informacionales. Por otro lado, en la medida
ejecutores realizaran con mucha mayor habilidad su tarea gracias a en que aqu~las propie?~des.físicas o materiales pas~n a ser irrele-
un especial entrenamiento y a una serie de nuevas estrategias em- vantes en nuestras clasificaciones, las clases de tecmcas y tecnolo-
pleadas a la hora, por ejemplo, de organizar y manipular los contro- gías que obtengamos sí podrán ser caracterizadas completamente
les térmicos. Cosas muy semejantes podríamos decir de algunas téc- de esta forma, en términos tales que prescindan totalmente de las
nicas capaces, de alguna forma, de incorporar tecnologías. propiedades físicas o materiales que encarnen las realizaciones con-
Hemos dicho que las técnicas y las tecnologías son actividades cretas de esas técnicas y tecnologías.
o sistemas de acciones". Una actividad concreta ha de ser siempre Una conclusión de todo esto podría ser la siguiente. Las clases
realizada por agentes concretos en un medio material concreto y a de técnicas y tecnologías (incluyendo aquí los dos casos límites de
través de instrumentos concretos. Y todos estos elementos han de clasificación que indicábamos más arriba, es decir/las técnicas
ser caracterizables respecto a propiedades físicas o materiales de y tecnologías particulares' p~:)f un lado .yl'la técnica y la te,cnología,
algún tipo. Al menos en lo que concierne a la técnica y la tecnolo- en general,' por otro) son siempre entidades abstractas. Sus mate-
gía, hemos de suponer que los ángeles o los espíritus no realizan rializaciones o realizaciones concretas no. No obstante, a pesar del
actividad alguna. Por otra parte, las clases de técnicas y tecnologías inevitable carácter abstracto de las primeras, puede ocurrir que
serían clases de actividades. Mientras que las actividades concretas su caracterización no pueda siempre llevarse a cabo prescindiendo
han de estar siempre, por decirlo así, encarnadas, las clases de acti- por completo de las peculiaridades físicas o materiales de sus posi-
vidades, no. La clases de actividades son, por definición, entidades bles realizaciones concretas. Pongamos un ejemplo en forma de pre-
abstractas. Al clasificar actividades técnicas y tecnológicas concre- gunta. Algunos expertos egiptólogos podrían llegar a expresarse
tas, damos contenido a las expresiones ,<[...] es la misma (o una actualmente de una manera bastante parecida a como los antiguos
distinta) técnica que... }) y «[...] es la misma (o una distinta) tecnolo- egipcios lo hacían mediante jeroglíficos. Ahora hien, ~cons~itu.i­
gía que ... ». Estas clasificaciones pueden ser más o menos finas o ría su actividad una realización concreta más de la técnica egipcia
generalizadoras. Los casos límites vendrían descritos, respectiva- de escritura jeroglífica? Las respuestas a preguntas de esta índo-
mente, mediante expresiones sumamente especificadoras como «la le no son unívocas, al menos no son sencillas. Esto nos conduce a
técnica (tecnología) de ... », o máximamente generalizadoras como otra conclusión más general: el que la cultura, en su conjunto o en
«la técnica (tecnologfa)». sus partes, sea o no completamente caracterizahle a través de pro-
piedades funcionales (a través, por ejemplo, de propiedades infor-
4. Una conceptualiz.rciún rigurosa y enormemente sugerente de la técnica y la tecno- macionales) depende del punto de vista que se adopte, sin que re-
logía a través de la noción de sistema de acciones se encuentra en Quimanilln (l'olS'ol). Para sulte siempre claro de qué puede depender a su vez ese punto de
este autor, las teuwlogías serían sistemas técnicos especialmente vinculados al conocimicri- vista-l.
to científico, y todo sistema técnico sería un sistcrua de acciunev en parte intencionales v cn
parte no intencionales. Las distinciones que nosctro, estamos uquf señalando entre téc~ica S. Una interesante discusión de estos prohle mav -ontolúgjcos- de la técnica y la tecno-
y tccnología serían perfectamente compatibles con la mayoría de estos análisis, con la única logía, en relación a cierta manera de entender la cultura en términos cxl"!IJsivame!ltc infor-
rnatizarión de que reservamos el nombre de técuicn sot., para esos sistemas técnicos no macionales (como a veces ha sugerido entre nosotros, por ejemplo, Jesús Mostcrín), se
cualificados como tccnologías. encue nt ra en Quintnnil!a, 1989, cnps. TI y 11I.

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MANUII 11/ I (Irll){ 11'. T Al IIIAI\ A 11{I\V(', IJI 1A I1 ( "JOI OCiA

Pero volvamos a la distinción que estábamos trazando entre téc- domésticos. Otras técnicas sólo perviven actualmente como contra-
nica y tecnología. Lo que realmente constituye una novedad y un punto a tecnologías altamente desarrolladas capaces de producir
gigantesco problema en nuestra sociedad no es la técnica sino la resultados similares. Piénsese, por ejemplo, en los cultivos biológi-
tecnología. La técnica es constitutiva del hombre. Su origen se con- cos, en las artesanías textiles o en la costosa manufactura de cañas
funde con el origen del hombre mismo". Las técnicas siempre han de pescar de bambú refundido. En todos estos casos, la técnica se
acompañado, y siguen acompañando, a la humanidad) No así las desmarca actualmente de la tecnología acercándose al arte. Este hecho
tecnologías. Frente al carácter casi necesario de la técnica en rela- reforzaría socialmente la distinción conceptual que hemos venido
ción al desarrollo de nuestra especie, la tecnología presenta una haciendo entre técnica y tecnología.
naturaleza altamente contingente. Las actuales tecnologías hunden La técnica y la tecnología comparten, no obstante, un ubjetivo.
sus raíces en la aparición de la ciencia moderna y en la industriali- El objetivo de actuar en la realidad satisfaciendo los intereses de
zación. Nuestra tecnología es hija de las revoluciones científicas e ciertos sujetos. Cumplir intencionalmente tal objetivo requiere al
industriales. Con anterioridad a estos fenómenos históricos no cabe menos los siguientes elementos: 1) conocer esos intereses, 2) cono-
hablar propiamente de tecnología. Tal vez sean posibles organiza- cer de alguna forma la realidad sobre la que se pretende actuar,
ciones institucionales de la tecnología que prescindan de uno de 3) saber cómo actuar, 4) actuar, 5) disponer de criterios evaluado-
estos componentes, de la ciencia o de la industria. Formas institu- res acerca de la satisfacción de esos intereses mediante el resultado
cionales en las que la tecnología prescinda del conocimiento cientí- de la acción, y 6) evaluar el resultado de la acción realizada como
fico aunque esté unida a la producción industrial, o en las que pres- un progreso en la satisfacción de los intereses que se han tomado
cinda de lo último manteniendo su vinculación a lo primero. Y tal como punto de referencia.
vez también sea posible algo similar, desde algún punto de vista, a Pero, aun desde este punto de vista, en cada uno de los anterio-
la tecnología sin ninguno de estos elementos. De cualquier forma, res elementos podemos encontrar diferencias importantes entre la
ésa no es la tecnología que actualmente tenemos. No hay tecnolo- técnica y la tecnología. En la técnica intervienen intereses general-
gía, tal como hoy en día la conocemos, sin ciencia y sin industr-ia". mente individuales y fácilmente determinables. La realidad que se
Gran parte de la técnica se ha convertido actualmente en tec- manipula y sobre la que se actúa es manifiesta, superficial y fácil-
nología. Sin embargo, no la ha eliminado, más bien la ha transfor- mente accesible. El saber cómo actuar es transmitido personalmen-
mado. En más de un sentido, muchos problemas de la técnica siguen te y, en último término, se hace responsable del mismo a un conjun-
siendo problemas también para la tecnología. En toda tecnología, to de particulares destrezas. La actuación es directa y sin apenas
por ejemplo, perviven elementos propios de la habilidad y de la intermediarios. Finalmente, la evaluación de los resultados de la
actividad artesanal. Elementos que escapan al control científico y a acción técnica es también inmediata y muy cercana de los contextos
la planificación industrial. Esto parece ineliminable. Sin embargo, de producción y de liSO. En la tecnología, por otro lado, los intere-
en otros sentidos, la tecnología ha camhiado el rostro mismo de la ses que se satisfacen suelen ser colectivos y mucho más sofisticados.
técnica. Muchas técnicas artísticas serían impensables sin la exis- Se manipula y se actúa sobre pretendidos niveles más profundos de
tencia de sofisticadas tecnologías. Poniendo al margen los compu- la realidad o, al menos, sobre niveles no fácilmente accesibles. El
tadores, piénsese simplemente en los casos de la fotografía, del cine saber cómo actuar es transmitido institucionalmente y se hace res-
yen las infinitas posibilidades recientemente abiertas por los vídeos ponsable del mismo a cierto costoso aprendizaje más que a una se-
rie de destrezas. La actuación tiende a ser indirecta, compleja y al-
ó. Los primeros indicios de humanidad, o prcluuuanidad, rescnrudos de un olvido que
tamente organizada. Esto incide inevitablemente en el proceso de
se aprnxima a VC(CS al millón de anos, se encucnu-cn muy a menudo indisolublemente liga· evaluación, que se aleja enormemente de los contextos de produc-
dos a la interpretacion de cie rro, objetos (01110 instrumentos récnicos en hlgar de, por ejem- ción y uso de los resultados de la tecnología.
plo, COIllO rcxultado casual de ciertos procesos naturales. La sccuenci.ición habitual de nues- Con la tecnología entran en escena nuevos ingredientes y nue-
tra prchistori.r (paleolítico, mesolítico, neolítico, edad del br on ce , del hierro, etc) recoge
asimismo la importaucm y el carác te r constitutivo que ha tenido esta dimensión técnica en
vos problemas. Nuevos problemas epistemológicos y nuevos pro-
nuestra evolución cuhurul. blemas prácticos. Problemas que se derivan de su vinculación con
Las relaciones hisHíricas entre recnologfa e industria, cspccialrnenre entre el desa- el conocimiento científico y con los procesos productivos indus-
rrollo tecnológico moderno y las sucesivas revoluciones indusuialcs Ljuc, más () menos des- triales.
de el siglo XVII, han ido conformnndo nucstr.i cultur-a occidental, no han sido menos estu-
diadas que las relaciones histór-icas entre tcenología y ciencia. Los clásicos y formidables
El núcleo de los problemas epistemológicos lo constituye la re-
trabajos de La ndcs (IY69) y de Singcr el al. (lY54-5K) bastarían, por sí solos, para devmcn- lación que la tecnología mantiene con la ciencia. Necesitamos pre-
nr esta opiniún. cisar las relaciones que se establecen entre la tecnología y la ciencia.

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Necesitarnos aclarar también el tipo especial de conocimiento re- intereses actuando sobre la realidad. Esta actuación está orientada
querido por la tecnología en la determinación de los intereses que por el conocimiento científico. Y resulta que la tecnología encuen-
se han de s,atisfacer y de la realidad sobre la que se va a actuar, así tra lo que necesita en el conocimiento científico porque los intere-
como precisar cuáles son sus estrategias epistémicas a la hora de ses que mueven el conocimiento se solapan en gran medida con los
saber cómo actuar, cuáles son sus procedimientos de evaluación y intereses que las acciones tecnológicas quieren satisfacer. La armo-
cómo se aplican. nía no es casual sino preestablecida. Esta armonía conduce a la sos-
El núcleo de los problemas prácticos presentados por la tecno- pecha de que tal vez no sea ya posible, en nuestras sociedades avan-
logía viene dado por la relación que ésta mantiene con la moderna zadas, hacer ninguna demarcación real entre los intereses generales
industria, con los actuales procesos industriales y empresariales de de la tecnología y la ciencia. Ambas compartirían más o menos los
investigación, decisión, organización, producción, comercialización mismos intereses. En la ciencia y en la tecnología se busca tanto el
y. evalu~ció~. Exigimos de la tecnología que, al igual que la técnica, conocimiento como la acción. Es más, casi siempre la acción antes
siga satisfaciendo nuestros intereses actuando en la realidad. Pero que el conocimiento.
los intereses de la industria y de la empresa fácilmente se desvin- Negar la crisis institucional que sufre actualmente la anterior
culan de nuestros propios intereses y de los intereses de la socie- demarcación entre la ciencia y la tecnología es una locura. Los pro-
dad. Normalmente, combatimos esa desvinculación exigiendo a la pios planes de estudio y la autoidentificación y perspectivas profe-
tecnología mayor racionalidad. Sin embargo, esa racionalidad no sionales de los propios científicos y tecnólogos se ven directamente
sólo puede referirse ya a una mayor intervención de la ciencia, afectadas por este movimiento de (con-)fusión. Sin embargo, hay
no .sólo p~ede ser una raciona!idad epistémica. Tampoco puede re- algo en los argumentos que pretenden su crisis conceptual que no
f~flrse un~ca,mente a la capacidad de la tecnología para conseguir termina de convencer. La ciencia no conoce ni actúa como lo hace
Ciertos objetivos propuestos fuera de su ámbito, no sólo puede ser la tecnología. Aunque tanto en la ciencia como en la tecnología se
una racionalidad instrumental. Tiene que llegar inevitablemente busque el conocimiento y la acción, o incluso antes la.acción que el
a la consideración de los fines últimos a los que debería servir la conocimiento, hay una diferencia conceptual importante en la ma-
tecnología. nera como ello se lleva a cabo. Aunque en la ciencia importe el
. En 10 que sigue, nos ocuparemos de algunas cuestiones pertene- actuar tanto como en la tecnología y en la tecnología tanto el cono-
cientes a estos dos núcleos de problemas. cer como en la ciencia, ese conocer y actuar adoptan distintas
formas.
Antes veíamos que, para cumplir su objetivo común, la satisfac-
3. TECNOLOGÍA y CIENCIA ción de unos intereses actuando en la realidad, la técnica y la tecno-
logía también necesitan conocer no pocas cosas. No sólo a la cien-
Aún se sigue oyendo algunas veces el tópico de que la ciencia busca cia le preocupa el conocimiento. Y, en el caso de la tecnología,
el conocimiento puro y desinteresado mientras que la técnica y, en muchas veces 10 aporrado por la ciencia y por el conocimiento de
particular, la tecnología buscan desesperadamente la acción. La es- los intereses que se han de satisfacer no lo es todo en materias epis-
trecha vinculación actualmente existente entre la ciencia y la tecno- témicas. Muchas veces, la tecnología no es sólo ciencia aplicada a la
logía ha hecho que esta concepción entre en crisis. En una doble satisfacción de unos intereses dados. La tecnología puede tener con-
crisis: institucional y conceptual. tenidos epistémicos muy diferentes de los de la ciencia que utiliza e
Su crisis institucional se manifiesta abiertamente en el hecho incorpora. Por decirlo resumidamente, en la ciencia pura y aplicada
de que resulte cada vez más difícil distinguir las instituciones donde el conocimiento y la acción se organizan a través de teorías, mien-
se desarrollan actividades científicas de aquellas en las que se de- tras que en la tecnología y en la técnica se organizan a través de
sarrollan actividades tecnológicas. El conocer y el actuar se con- modelos. Pero, entiéndase bien, la anterior afirmación no implica
funden. que dispongamos de un nuevo criterio para distinguir ciencia y tec-
Su crisis conceptual puede ser reconstruida más o menos de la nología allí donde institucionalmente no se encuentren ya distin-
siguiente forma. El objetivo de la ciencia es conocer la realidad. De guidas. Sólo significa que donde sí lo estén, tenderemos a encontrar
acuerdo, pero no cualquier realidad ni de cualquier manera. En la de una parte teorías y de la otra modelos; y que donde no 10 estén,
ciencia intervienen criterios de relevancia y de aceptabilidad racio- podremos encontrar tanto modelos como teorías.
nal guiados por intereses en última instancia eminentemente prácti- La anterior diferencia conceptual es importante en relación al
cos. Por otra parte, el objetivo de la tecnología es satisfacer unos propósito de orientar mejor nuestro conocimiento y acción a través

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M A N 1) 1 1 1 1/ ( (lN()( 1" Y 1\1 1 \II\R, A 1 R,AVI' S 1)1 lA 1 bCNOI OGiA

de la tecnología. Con ella entran en juego los modelos. Aprender a era entre modelos y teorías. Pero lo importante son siempre las
orientar nuestro conocimiento y nuestra acción a través de la tecno- teorías, las pretensiones teóricas de cualquier modelo dentro de la
logía, en lugar de hacerlo sólo a través de la ciencia, significará, ciencia.
entonces, hacerlo con la ayuda de modelos más bien que con la Tal vez no sea posible la existencia de teorías sin modelos 11,
ayuda de teorías, o además de con la ayuda de ellas". peto la tecnología hace verdadera la afirmación de que sí es posible
Aclaremos más el concepto de modelo que estamos empleando. la existencia de modelos sin teorias",
Nos referimos en primer lugar a objetos tales como maquetas, pla- Tanto los modelos típicamente tecnológicos como las teorías y
nos, prototipos, diagramas, gráficos, dibujos, imágenes, iconos, etc. sus modelos asociados orientan el conocimiento y la acción. Ello
Las teorías son entidades abstractas, conceptuales, los modelos son depende de las intenciones y expectativas de los constructores y
objetos concretos. Objetos de este tipo pueden ser realizaciones posi- usuarios de estos modelos y teorías. Una teoría orienta la acción
bles de una teoría. Es decir, podemos tener una teoría de la cual cuando se aplica. Un típico modelo tecnológico, que no sea modelo
estos modelos sean modelos en el sentido del término modelo habi- de ninguna teoría, orienta el conocimiento haciéndonos conocer
tualmente empleado en lógica y en filosofía de la ciencia". Nuestros más cosas sobre el sistema que es objeto de modelación. Puede,
modelos incorporarán entonces teorías. Y esas teorías podrán servir incluso, llegar a sugerir el camino que conduce a la construcción de
a su vez como guías útiles en la construcción de los modelos. Las teorías hasta entonces inexistentes acerca de ese sistema. No se tra-
teorías imponen orden conceptual en nuestras ideas y las dotan de ta sólo de que la tecnología pueda ser algo más que ciencia aplica-
un enorme potencial deductivo. Pero los modelos tienen algo que da. La tecnología también llega a generar ciencia. Hoy en día, no
no tienen las teorías. Impactan enormemente nuestra sensibilidad y resulta difícil encontrar importantes avances teóricos en el seno de
estimulan con gran intensidad nuestra imaginación. Consiguen esto tecnologías marcadamente orientadas a la acción.
a través de su carácter concreto y mediante la incorporación, más o Los modelos típicamente tecnológicos intentan representar algo.
menos explícita, de un diseño 10. Un diseño que se refiere directa- Son representaciones. Pero son representaciones no teóricas; esto
mente al conjunto de intereses que la acción tecnológica preten- es, no abstractas o conceptuales ni expresables lingüísticamente.
de satisfacer y a la escalada de objerivos que para ello se ban de
alcanzar.
11. Las filosofías cst r ucrurulistas de la ciencia insisten especialmente en este punto.
Los modelos típicamente empleados en tecnología no necesitan 12. la filosofía de la ciencia casi siempre ha intentado dar preferencia al preciso con-
ser modelos de ninguna teoría. Y, aunque puedan serlo, lo más im- cepto lógico de modelo, intentando reconstruir a partir de él cualquier otra unción de mo-
portante de ellos no suele estar en las teorías de las cuales sean delo. Véase, por ejemplo, Suppcs (19hl) y Mostcr¡n (l9H4). Podríamos resumir nuestras
modelos, sino en los diseños que estos mismos modelos manifies- objeciones básicas a este intento de la siguiente forma. En los ambientes técnicos y tecnoló-
gicos es trecuenre emplear el término «modelo" allí donde no existen, ni es de esperar que
tan. Los modelos presentes en la ciencia son siempre modelos de e xistan, reor ias disponibles. Pero aún hJY más. Cuando existen teorías disponibles, de las
alguna teoría. A veces no resulta del todo clara aquí la diferen- cuales los modelos presentes en la tecnología son modelos en un sentido muy cercano al
concepto lógico de modelo, lo que tendrían en común esos modelos con otros modelos de
H. Creo que csro cs tar-in en b hase de lo que Broncano (l~H7) 1I,1Inab,1 las "posibilida- las mismas teorías es demasiadas veces lo menos importante. Lo que orienta decisivamente
des tCCI1o]{)gicJs» Según él, este tipo peculiar de modalidades veúnlarin una importante el conocimiento y la acción en la rec nolog¡a es, 111IKhas veces, algo sólo dependiente de los
diferencia conceptual cutre ciencia y tecnologíJ. detalles concretos y de la peculiar presentación, del peculiar formato, de tales modelos (en
~. Una estructura E es u n modelo de una teoría Ten relación a cierta inrcrprctación T de otras palabras, de aquello que caería fuera del isomorfismo existente entre todos los mode-
T sohre F (en otras palabras. respecto a cierta manera de referirse T a E) si y sólo si T resulta los de una teoría ---suponiendo que uucstru tcorta sea categórica, daro-). Y aquí no acaban
ser vcrdndcra sobre E bajo la inre rpret.ición /. Como lo que queremos resaltar aquí es cierto los prohlemas. Siendo suficientemente ingeniosos en nuestras interpretaciones, casi cual-
senrido del término modelo en el que algo puede ser un modelo sin necevitar ser modelo de quier estructura, abstracta o concreta, podría ser modelo de cualquier teoría. Los productos
ninguna teoría, siempre que estemos hablando de modelos que sí sean, en efecto, modelos tecnológicos pueden siempre interpretarse así como modelos de muchas teorías, como mo-
de teorías, lo seúalaremos e x pliritamente , Un importante anñlisis de LIS múltiples discusio- delos, por ejemplo, de todas las teorías (algunas de ellas, en ocasiones, mutuamente contra-
nes en filosofía de la ciencia acerca del concepto de modelo, así como una ncfnrnciou con- dictorias) que se han tenido en cuenta en su producción. Entre ellas deberán estar, por
ceptual de las caracter ísticas de los modelos típicamente tecnológicos a la que debe mucho supuesto, teorías acerca de los márgenes de tolerancia del error y cosas parecidas. Pero esto
el presente trabajo, se cncucntrnn en Váz qnev, 1990. Véase también Lir-,1992. vaciaría de contenido nuestra noción de modelo típicamente tecnológico a costa de triviali-
10. No puedo evitar aquí referirme a la clásica obr-a de Simon (1969). Urilixo Li pula- zar enormemente el uso epistemológico del concepto lógico de modelo. Con teorías o sin
bra «diseño- justarnente en el sentido en el que en inglés se empleo, como por ejemplo hace ellas nos enfrentamos, pues, al dilema de atrincherarnos en un ideal filosófico reductivo o
el propio Sirnon, el término designo La palabra castellana pr cscnta cierta cormoración de tolerar que nuestros conceptos reflejen diferencias más o rnerms supe rficiales. Efectivamen-
superficialidad y mera apariencia (diseño como bosquejo apresur;¡do, como los rasgos ma- te, se trata de un problema de mayor o menor profundidad o superficialidad filosófica. y
nifiestos generales de un objeto, etc.) que esd mucho más ausente en su análogo inglé-, creo que, en este C1SO, es preferible asumir filosóficamente roda la profunda superficialidad
(diseño como proyecto, incluso como designio, ctc.). DdHl a Javier Ar,lcil la aclaración de con la que los que hemos llamado modelos típicamente tecnológicos llegan muchas veces a
este punto. orientar nuestro conocimiento y acción.

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MANUII 11/ , , 11 , •• 1 1'. • h I 1 111\ I{ A 1 I{ A VI' 1> l i t , 1 1 I i ·11 , 1 \)', A

Podríamos caracterizar estos modelos diciendo que son representa- un sentido incuestionable. Asimismo, los conjuntos de algorit-
(,.'11
ciones concretas e icónicas de una realidad. Representan la realidad mos matemáticos () de programas informáticos con cuya ayuda se
como el cuadro que pinta un pintor representa algo. En cuanto solucionan problemas de carácter conceptual muchas veces inten-
orientadores de la acción, los modelos típicamente tecnológicos se tan adoptar también formas icónicas, suelen referirse a situaciones
asemejan mucho a ciertas herramientas. Nos ayudan a saber cómo muy concretas en relación a diseños previos y no es sorprendente
actuar, de la misma forma como un martillo nos incita a golpear y que no sean modelos de ninguna teoría conocida.
no a cortar. Los modelos típicamente tecnológicos son herramien- Podríamos decir también que si en la tecnología la ciencia mo-
tas intelectuales en un sentido mucho más directo que el sentido en derna pone las teorías y la moderna industria su modo especial de
el que podemos decir esto mismo de las teorías. De las teorías nos concebir la organización del trabajo y las tomas de decisiones, la
interesa su potencia deductiva. Potencia deductiva gracias a la cual técnica pone los modelos, en el sentido que hemos dado aquí a este
trazamos las historias pasadas y futuras de los conjuntos de fenó- término, guías concretas!' para saber cómo actuar frente a situacio-
menos a los que se refieran nuestras teorías. Con las teorías explica- nes específicas. La técnica siempre se ha servido de modelos en un
mos y predecimos. Con las teorías esperamos saber qué ocurre, que sentido básico muy parecido a como ahora se sirve de ellos la tec-
ha ocurrido y qué ocurrirá. De los modelos tecnológicos nos intere- nología.
sa, en cambio, su capacidad para ayudarnos a satisfacer nuestros No hay tecnología, tal como la conocernos, sin ciencia. Tampo-
intereses en situaciones específicas. Su diseño nos ayuda a diseñar co hay apenas, actualmente, ciencia al margen del desarrollo tecno-
nuestra acción. Con los modelos típicamente tecnológicos espera- lógico. Por mucho que intentemos distinguir conceptualmente en-
mos saber cómo actuar. Por decirlo aún más metafóricamente: las tre ciencia y tecnología, nuestras distinciones tendrán siempre que
teorías expanden nuestra mente, los modelos la concentran. Esto se enfrentarse con el hecho pragmárico e institucional del bien aveni-
derivaría principalmente, ya lo dijimos, del carácter abstracto de las do matrimonio entre la ciencia y la tecnología. La afirmación de la
teorías frente al carácter concreto, e incorporador de diseños, de existencia de modelos típicamente tecnológicos no niega todo esto.
los modelos tecnológicos. No puede negarlo. Si la ciencia y la tecnología están tan unidas, en
Todo lo anterior se aplicaría igualmente a dos usos especiales los complejos científico-tecnológicos habrá, entonces, modelos tí-
del concepto de modelo muy habituales en algunas ramas de la tec- picamente tecnológicos y no sólo conjuntos de teorías más sus apli-
nología. Nos referimos, por un lado, a la noción de modelo mental cacioncs. Los modelos típicamente tecnológicos no son, o no son
presente tanto en el contexto de la construcción de sistemas exper- sólo, teorías aplicadas.
tos como en el de la construcción de modelos de simulación me-
diante estrategias del estilo a la dinámica de sistemas!'; por otro, a
la utilización del término modelo a la hora de designar ciertos obje- 4. Qur. LF 1J\1PORTA LA RFAllDAD i\ I,A TECI'\()[ocíA
tos, por ejemplo ciertos algoritmos matemáticos o ciertos progra-
mas informáticos, útiles para la resolución de determinados proble-
¿Cómo representan la realidad los modelos típicamente tecnológi-
mas. Un modelo en este último sentido sería también una especie de
cos? l-lasta qué punto le importa la realidad a la tecnología?
é
herramienta intelectual".
Un rasgo característico de los modelos tecnológicos frente a
Los modelos mentales estarían básicamente constituidos por un
las teorías científicas es la ausencia en aquéllos de los fuertes com-
tipo peculiar de imágenes, por imágenes mentales. Estas imágenes
promisos realistas que adoptan estas últimas. En los modelos tec-
mentales siguen siendo muy concretas, tienen un gran valor icónico
nológicos no se intentan descubrir o señalar las posibles causas rea-
difícilmente reducible a sus expresiones lingüísticas y no son, en
les de los fenómenos, sino sugerir cuáles pueden ser los modos mas
general, modelos de ninguna teoría previa, pero incorporan diseños
adecuados de intervención en relación a nuestros intereses. Estas
sugerencias se realizan a través de los peculiares diseños que los
U. Vé.anse, respectivnmenrc, sólo a título de ejerup!o, Cucna et al. (19S6) y Aracil modelos tecnológicos transmiten. La noción de explicación ape-
(1986a, 19S6h). En algunos desarrollos rcóricos de la actual psicología cognitiva, cierta
noción de modelo mcntal rumhién OCUpJ un lugar central. Las relaciones curre los ant c rin-
r e s usos Tecnológicos y este último uso pr ccmincnrcmenre reórico no son, sin embargo. 15. LI carácter OJIIU('/O de los modelos tipicatnvntc tn:llol,·,gie"s es funcl.uucmal, Aun-
fáciles de esclarecer. Me he ocupado de este problema en Liz, 1992. que esros lIlOllclus scnn también ¡ll"delus de cicrt.iv rcoria s, lo que en la rccnolog¡a g11í:1 el
14. Minsky (196::;) intenta precisar este Sentido peculiar del término «modelo" de la conocimiento y la a cciún no es, en genCT,¡j, lo que tengan esos modelos en común con otros
viguicnrc forma: "Para un observador B, un objeto A'< es un modelo de un objeto A en la modclo-, de lols mismas rcorías, sino, romo 1';1 hemos indicado, jusrament e lo 'lile los difc-
medida en que R puede usar A" para responder cuestiones que le interesan sobre A". renc¡.i de ellos.

34 35
MANUfl 11/ { IINO( (f~ 'f Al 1IJAH. A II{AV!" 1>1 1A 11 ( NOI ol,iA

nas tiene cabida en la tecnología a no ser cuando se refiere a intereses. No le importa la auténtica constitución de la realidad ni
la explicación de un cierto [uncionamiento": Pero entonces ya la genuina producción causal de esos comportamientos, Sabemos
no importan las causas reales de los fenómenos, sino la manera como que, incluso aunque cada estructura determinara unívocamente un
esos fenómenos se articulan satisfaciendo nuestras descripciones comportamiento para unas condiciones iniciales dadas, un determi-
acerca de un buen o mal funcionamiento en relación a ciertos inte- nado comportamiento a partir de unas condiciones iniciales dadas
reses. siempre podría ser generado por múltiples estructuras. La relación
Ésta es la razón de que en tecnología los márgenes de tolerancia que vincula comportamientos y estructuras no es, en este sentido,
del error tengan un sentido muy distinto al que pueden tener dentro una función 1~. Existen siempre, pues, muchas formas distintas de
de la ciencia. Los usuarios reales y potenciales de una tecnología producir un determinado comportamiento. Y, muy a menudo, no
exigen la satisfacción de sus propios criterios de tolerancia, crite- habrá nada en común entre todas ellas que pueda ser descrito con-
rios que no siempre coinciden con los criterios de los tecnólogos ni tando únicamente con la ayuda de la ciencia.
con los de los científicos que puedan estar involucrados en el mis- A todo esto habría que añadir aún otra importante cuestión. El
mo proceso tecnológico. Pensar que en la ciencia cualquier error es empleo, cada vez más extendido, de modelos de simulación en la
intolerable es demasiado idealista. El error es un inquilino inevita- actividad tecnológica. Simular un sistema no es duplicarlo. Y simu-
ble de la ciencia. No obstante, en la ciencia, la mayor o menor tole- lar el comportamiento de un sistema no supone tampoco repetirlo.
rancia hacia el error no viene directamente determinada por intere- Podemos simular un comportamiento sin hacer ningún uso de lo
ses prácticos concretos, sino por intereses epistémicos o por intereses que puedan haber sido las causas reales productoras de ese compor-
prácticos muy generales. Una de las virtudes que caracterizan a un tamiento. Esto obliga a replantearnos la simetría entre explicación
buen tecnólogo consiste justamente en su capacidad para mediar, a y predicción. Aunque podamos tener predicciones y, con ellas posi-
través de un gran número de limitaciones materiales de todo tipo, bilidad de control allí donde dispongamos de explicaciones, pode-
entre los errores permitidos por la ciencia y 10s errores admisibles rnos asimismo tener predicciones y posibilidad de control sin tener
por los usuarios. ninguna explicación. Esto ocurre siempre que basemos nuestras pre-
El lenguaje de la recnología es rípicamente funcional. Pueden dicciones y estrategias de control sólo en modelos de simulación,
ser, en general, muy variados los objetos físicos, descritos y taxono- en modelos que no hagan referencia directa a lo que puedan haber
mizados materialmente desde el punto de vista de la ciencia, capa- sido las causas reales productoras de un comportamiento. La simu-
ces de satisfacer las descripciones tecnológicas. Esos objetos no for- lación, por tanto, nos ofrece la posibilidad de tener predicción y
marían clases naturales, sino clases muy abiertas desde ese punto de control sin ningún tipo de explicación.
vista científico. Clases artificiales. podríamos decir también. Un La importancia de la simulación dentro de la tecnología actual
martillo, una central nuclear, un coche, una instalación eléctrica, puede aún ser relevante en otro sentido. Puede también romper la
un ordenador, pueden estar hechos de muy diferentes materiales disyuntiva, establecida por algunos filósofos de la tecnología'", en-
respetando igualmente sus descripciones tecnológicas, sus diseños tre producir y sintetizar, entre tecnologías de producción y tecno-
respectivos. Las especificaciones materiales actúan únicamente como logías de síntesis. El objetivo de las primeras sería la producción
condiciones restrictivas relativizadas a un uso o a unos intereses, intencionada de algo a través del control interno de ciertos proce-
pero no como condiciones últimas incondicionadas'". sos, a través de la manipulación y gestión de las causas reales ac-
A la tecnología le interesan los comportamientos de la realidad tuantes en los procesos que de manera natural lo pueden llegar a
sólo en cuanto tales comportamientos se relacionen con nuestros generar. Frente a esto, el objetivo de las segundas sería la síntesis de
cosas nuevas, la creación artificial de algo a través de procesos que
16. Prescindimos aquí, obviamente, de la aplicación tecnológica de teorías científicas trastoquen el orden natural de las cosas. Pues bien, independiente-
explicativas. Entonces estaríamos ante casos de ciencia aplicada, peto no es en est os casos mente de los numerosos problemas que traería consigo el recurso a
en donde deberíamos fijar nuestra atención. Muchas veces, por cierto, se aplican tecnológi-
carnenre cuerpos teóricos científicos omológicamente incompatibles, o teorías inadecuadas
una distinción tajante entre lo natural y lo artificial", el fenómeno
desde un estricto punto de vista científico. A la tecnología no [e importa esto porque no le de la simulación pone seriamente en serio peligro la anterior clasifi-
importa la realidad más que en cuanto a través de ella se deben satisfacer determinados
Intereses. 18. Sobre este punto, véase Vázquez , Aracil y Liz ([990), Vázquez (1988h), así como
17. Las especificaciones materiales, curiosamente, sí actúan de esta última forma in- Vdzquez y Liz (1989,1991).
condicionada en ti caso de algunas técnicas artesanales cuando, por ejemplo, se exigen escru- 19. Véase, por ejemplo, Sanmnrrín (19R7 y In9).
pulosamente materias primas naturales o el respeto, casi ritual, de ciertos tiempos de prepa- 20. Discusiones de este problema se encuentr an en Vázquez (19R7) y, más c xte ns.a-
ración y factura. mente, en Vázquez y Liz (1991).

36 37
~1.t~ N <J ; I (¡tllll 11\ 1 /\ I ! ll/\ 1\ /\ 11,/\ VI·', 1) 1 1/\ 11 ( N () 1 (1 t , 1/\

cación de tecnologías. El hecho decisivo consiste en que la simula- .5. LA RACIONALIDAD PRÁCTICA DE LA TECNOLocíA
ción no es ni producción ni síntesis. Existen actualmente tecnolo-
gías que no son ni de producción ni de síntesis. Se trata de las tec- Exigimos de la tecnología que satisfaga nuestros intereses actuan-
nologías basadas en la simulación. Por ejemplo, cierta versión débil do en la realidad, y queremos que esto se haga de manera racional.
de la inteligencia artificial o las múltiples tecnologías de prospecti- Esto es, valoramos y exigimos la racionalidad práctica de la tecno-
va v control basadas en modelos de simulación. 10gía 21 •
'Fijemos nuestra atención en el primer ejemplo. La expresión La racionalidad práctica de la tecnología debe incluir, casi por
«versión débil de la inteligencia artificial» denotaría el macropro- definición, la racionalidad epistémica de la ciencia. La tecnología
yecto actualmente existente en el campo de las ciencias cognitivas debe hacer uso, si ello es posible, de todo el conocimiento científico
que consiste en la utilización de modelos computacionales como disponible. Debe también emplear las mismas tácticas y métodos
representaciones teóricas de ciertos estados y procesos catalogados generales que utiliza la ciencia, esta vez en la adquisición y el con-
como «inteligentes» (estados y procesos mentales o psicológicos). trol del conocimiento específicamente tecnológico ofrecido por sus
Lo que podríamos llamar «versión fuerte de la inteligencia artifi- modelos. No podemos ser tecnológicamente racionales si no somos
cia!» pretendería mucho más, pretendería en sentido literal crear epistémicamente racionales al estilo de como lo es la ciencia. Esto
«inteligencia» (estados y procesos mentales o psicológicos) artifi- quiere decir que, aunque no se disponga de teorías y sólo se cuente
cialmente. Lo último sí daría lugar, claramente, a tecnologías de con el apoyo de modelos específicamente tecnológicos, la construc-
smtesis, lo primero, no. Pero tampoco lo primero tiene por qué ción y justificación de estos modelos debe seguir las mismas cons-
conducir necesariamente a tecnologías de producción, a tecnolo- tricciones normativas generales que la ciencia pone en juego en re-
gías que intenten producir algo a través de la manipulación y el lación a las teorías. Los modelos han de ser discutidos críticamente
control de las causas reales que de manera natural condicionen su y confrontados con la realidad de manera muy similar a como son
existencia. Como ya hemos indicado, los modelos de simulación discutidas críticamente y confrontadas con la realidad las teorías. A
son muy indiferentes, en general, a lo que puedan haber sido esas pesar de las diferencias que antes señalábamos entre teorías y mo-
causas reales. En perfectamente posible tener tecnologías pr edicti- delos, la racionalidad epistémica debe ser en líneas generales 1J mis-
vas y de control asociadas a modelos de simulación de este tipo sin ma en ambos casos.
que esas tecnologías puedan ser caracterizadas como tecnologías de La racionalidad práctica de la tecnología incluye, pues, a la ra-
producción ni como tecnologías de síntesis. El concepto de produc- cionalidad epistémica de la ciencia. Esta racionalidad se aplica tan-
ción al que esta distinción alude parece más apropiado a una con- to al conocimiento científico que incorpora la tecnología como a lo
cepción de la tecnología como ciencia aplicada, en donde lo mismo que hemos venido llamando modelos típicamente tecnológicos. Pe-
que ha servido para explicar sirve también ahora para predecir, con- ro la racionalidad práctica no es sólo una racionalidad episrémica.
trolar y producir, que a lo que pretenden ser muchas tecnologías La racionalidad práctica de la tecnología incluye también una ra-
actuales. Por otro lado, el concepto de síntesis presenta la mayoría cionalidad instrumental referida a la consecución de los fines propues-
de 13s veces un trasfondo exageradamente derniúrgico con el que no tos en las acciones tecnológicas. La racionalidad instrumental pre-
estarían de acuerdo muchos practicantes de tecnologías que se eti- senta múltiples aspectos. Se pueden conseguir esos fines de forma
quetan como sintéticas. En esta situación estaría, típicamente, L1 más o menos costosa, rápida, con más o menos consecuencias inde-
inteligencia artificial. seadas, etc."
Contestemos ahora a las preguntas que iniciaban este apartado. Pero la racionalidad práctica de la tecnología tampoco acaba en
(cómo representan la realidad los modelos típicamente tecnológi- estos aspectos instrumentales. Contiene, también, cierta ractonali-
cos? y ¿hasta qué punto le importa la realidad a la tecnología? Pues
bien, los modelos típicamente tecnológicos representan la realidad 22. Al t ruru r aquí el problema de la mcionnlidad de la ie cnolog¡a, adoptaremos una
de una manera funcional en relación a ciertos interescs-". Y lo con- cstratcgta npicamcnrc poppcr-iana. )\"0 nos plantearemos directamente el signific1do del
concepto de racionalidad, sino que hahlnrcrnos sobre ella e intentaremos decir algo intcrc-
siguen gracias a los diseños que incorporan y transmiten. Esto hace sante sobre la racionalidad de la tecnologfu. Esta estrategia sería la apropiada, neo, siempre
que a la tecnología le importe la realidad sólo en cuanto a través de que estemos haciendo [ilosctia a¡l/icada; en este caso, filosofía aplicada al .málisis de la tec-
ella se puedan sarisracer esos determinados intereses. Sólo en este nología. Sobre esta concepción de la filosofía de la tecnología como filosofía aplicada, en
sentido. lugar de como una rama miÍs de la filosofía, me remito a Cicrc (1977).
23. Algunos de estos aspectos son precisados de maneta muy clara en el libro de Quin-
ranilla (19S9). Son especialmentc sugestivos sus análisi s de los conceptos de e[icaci a y efi-
21. Sohre esre- tema, recomu-ndo cl intcrrsnntc ¡Llbell') tic Br"IlClIH' (1l)X'J). esencia,

39
t1ANLJII 11/ I (lN(){ 11\ Y A( lUA~ A II(AV!'., IJI lA IICNOIO(~IA

dad de fines. Cuando exigimos racionalidad práctica a la tecnolo- social, y pasar a ser elementos normativos sociales en otro contexto
gía, queremos también que ordene y priorice adecuadamente unos social diferente. Los tres tipos de elementos normativos intervienen
determinados objetivos sobre otros y que se conecte, en último tér- tanto en la discusión acerca de la racionalidad epistérnica de la tec-
mino, con nuestros ideales acerca de 10 que deba consistir una bue- nología como en las discusiones, que englobarían a la anterior, de
na vida>'. Queremos que la tecnología mejore nuestra calidad de su racionalidad instrumental y de su racionalidad de fines. Veamos
vida hasta donde sea posible. Con todo ello, la pregunta por la ahora cómo se relacionan estos dos grupos de distinciones.
racionalidad de la tecnología alcanza a la consideración de los fines El grado de intervención de las diferentes clases de elementos
últimos que deberían proponerse nuestras acciones tecnológicas. Esta normativos es crucial a la hora de distinguir clases de acciones tec-
vertiente de la racionalidad tecnológica se conecta con otras for- nológicas y de preguntarnos por sus condiciones de racionalidad",
mas de racionalidad práctica no estrictamente tecnológicas. Con Realizar un experimento de electrólisis en unas clases prácticas de
algo que podríamos tal vez llamar racionalidad social o racionalidad química, diseñar y construir un embalse, realizar un aborto, planear
política. Aquí ocurre algo parecido a lo que ocurría antes con la y llevar a cabo la instalación de una planta de residuos nucleares,
racionalidad epistémica de la tecnología. En la racionalidad prácti- organizar y ejecutar con la mayor discreción y eficacia posibles el
ca de la tecnología deben intervenir también estrategias y métodos genocidio de cierto grupo humano, serían acciones tecnológicas
generales muy parecidos a los que intervienen en la racionalidad básicamente distintas por las distintas dosis de elementos normati-
social y política. vos científico-tecnológicos, sociales y éticos que en ellas aparecen.
En la racionalidad práctica de la tecnología hemos identificado y la evaluación de su racionalidad debe depender estrechamente de
hasta el momento tres componentes: una racionalidad epistémica, la presencia o ausencia de estos diferentes elementos normativos
una racionalidad instrumental y una racionalidad de fines. Por otro que entran en juego. Veamos.
lado, en todas las acciones tecnológicas podemos también distin- Los elementos normativos científico-tecnológicos no pueden faltar,
guir la intervención, en grado variable, de tres tipos de elementos debiendo resultar siempre prioritarios en cuestiones epistémicas.
normativos. Los llamaremos elementos normativos científico-tec- Incluso en relación a los modelos específicamente tecnológicos, los
nológicos, elementos normativos sociales y elementos normativos criterios y controles de racionalidad epistémica en la tecnología deben
éticos. ser los mismos, en líneas generales, que los que operan en la cien-
Cada uno de los anteriores elementos normativos estaría forma- cia. Habrá ciertos problemas de racionalidad de las acciones tecno-
do tanto por creencias como por reglas de acción. Todos ellos se lógicas que serán decidibles exclusivamente en virtud de las carac-
distinguen por su diverso origen y pueden funcionar como criterios terísticas de sus elementos normativos científico-tecnológicos. Esto
de evaluación y corrección en todas las fases de una acción tecnoló- será así cuando no existan elementos normativos sociales o éticos
gica. Aclaremos más a qué nos referimos. La distinción entre ele- involucrados o cuando la intervención de estos elementos se man-
mentos normativos científico-tecnológicos, por un lado, y elemen- tenga en suspenso. Los problemas de la racionalidad epistémica de
tos normativos sociales y éticos, por otro, sería relativa al grado de la tecnología son problemas de este tipo. También los problemas de
aceptación que tengan determinadas creencias y reglas de acción la llamada racionalidad instrumental. El adecuado tratamiento
por parte de la propia comunidad científico-tecnológica. Lo que sea de estos últimos problemas se realiza en el marco de las teorías
un elemento normativo científico-tecnológico debe ser identificado matemáticas de la decisión, de la maximización de funciones, etc.
en relación a 10 que creen los propios científicos y tecnólogos como La economía y las teorías de la organización industrial y empresa-
científicos y tecnólogos. Por cierto, la distinción entre creencias y rial jugarían aquí un papel también fundamental. Todo ello delimi-
reglas de acción propiamente científicas o tecnológicas, por un la- taría un primer tipo de problemas de racionalidad de las acciones
do, y creencias y reglas de acción ideológicas, por otro, debe ser tecnológicas. Como acabamos de decir, a este primer tipo de pro-
trazada por la propia ciencia. A su vez, la distinción entre elemen- blemas pertenecería todo lo relativo a la racionalidad epistémica y
tos normativos sociales y éticos sería relativa a su grado de acepta- a la racionalidad instrumental de la tecnología.
ción social. Las creencias religiosas, por ejemplo, pueden ser ele- La presencia de elementos normativos éticos y sociales incom-
mentas normativos éticos, individuales y privados, en cierto contexto patibles entre sí, o incompatibles con ciertos elementos normativos
científico-tecnológicos, señalaría la presencia de un segundo tipo
24. Ortega (1982) acier t a plenamente cuando indica que con la técnica y la recnolog¡a
no sólo buscamos sobrevivir sino, sobre todo, bíenoioir. Como veremos mas adelante, esta
meta ccnsriruira justamente el origen de los que llarnar emos tercer tipo de problemas de 25. Un análisis más extenso de estas ideas, coincidente en líneas generales con el plan-
racionalidad de las acciones tecnológi<:as. teamiento que aquí estamos desarrollando, se encuentra en Liz (1988).

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MANUII 11/ < , 1I1 )' 1 l' , A' 1 II A I( A 1 1\ 1\ V ¡', 1) 1 1 ¡\ I I I "J 1) I 1) (,11\

de problemas de racionalidad de las acciones tecnológicas. Estos 6. SFAt\10S COMI'LETAME!'JTE RACIONALES


problemas se refieren a la justificación de la primacía de unos ele-
mentos normativos sobre otros. Son problemas, por tanto, que exi- Comencemos con una afirmación audaz. La completa racionalidad
gen una correcta ordenación de nuestros fines e intereses>. A este práctica de cualquier acción, de cualquier acción tecnológica por
segundo tipo de problemas pertenecería parte de lo que concierne a ejemplo, exige su capacidad última para procurar la obtención de
una racionalidad de fines. Parte, pero no todo. fines intrínsecamente valiosos.
La otra parte viene a continuación. Podemos decidir qué ele- Todo el mundo sahe que los fines intrínsecamente valiosos han
mentos normativos deben primar sobre los otros, resolviendo así de ser valorados por sí mismos; esto es, han de ser valorados aun-
problemas concretos de racionalidad del segundo tipo." y, no obs- que no podamos ya justificar mediante razones por qué los valora-
tante, sospechar que los elementos normativos predominantes en mos. Pero, claro está, algo puede ser valorado por sí mismo, en el
esos casos no son suficientemente racionales en sí mismos. Sería, anterior sentido, y no ser un fin intrínsecamente valioso. No esta-
entonces, racional la primacía de algo cuya racionalidad no está mos ante un bicoridicional. En este tema somos tan falibles como
suficientemente clara. Esta situación paradójica nos conduciría a en cualquier otro. Sin embargo, la determinación de este tipo de
un tercer tipo de problemas de racionalidad en las acciones tecno- fines algo tiene que ver con la utilización de toda la información
lógicas. Este tercer tipo de problemas de racionalidad surge de nues- pertinente, con la discusión, la crítica y al desarrollo histórico. A
tro afán por ser completamente racionales. Y la tecnología sólo será pesar de nuestro falibilismo, parece, pues, plausible la intuición de
completamente racional en la medida en que persiga la consecución que un fin propuesto tiene más valor intrínseco que otro si ponien-
de fines en sí mismos racionales, de fines intrínsecamente valiosos. do a prueba su respectivo valor, esto es, agotando la crítica y ha-
Una concepción meramente instrumental de la tecnología sólo ciendo uso de toda la información disponible, seguimos valorando
se planteará problemas de racionalidad del primer tipo. Los proble- más el primero que el segundo. Realmente, no conozco otra forma
mas del segundo tipo serán dejados a la discusión social y política. de expresar 10 que se quiere decir cuando se exige una racionalidad
y los problemas del tercer tipo sólo podrán ser objeto de especula- práctica que, respetando la racionalidad epistémica de la ciencia,
ción filosófica y utópica. Una concepción menos instrumental de la vaya más allá de la efectiva obtención de unos fines propuestos y de
tecnología llegará a plantearse también problemas del segundo tipo. su ordenación de acuerdo a las prioridades generalmente aceptadas
Por ~ltlmo, una concepción de la tecnología que aspire a poder en los contextos sociales en los que se desarrolle esa tecnología. Si
predicar de ella una racionalidad completa debe plantearse proble- querernos extender el concepto de racionalidad práctica más allá
mas de los tres tipos. Particularmente, los problemas del tercer tipo de estas cuestiones, más allá de una racionalidad instrumental y de
no podrán ya ser sólo tema de libre especulación. una racionalidad que ordena y prioriza unos fines sobre otros, de-
bemos recurrir a alguna noción de fines con un valor intrínseco. El
anterior análisis tiene, en consecuencia, un carácter básicamente
descriptivo. Cuando discutimos acerca del valor de nuestros fines,
26. Ordcnución que muchas veces sólo será parcial, lo cual también nos conduciría,
por otro cll1lino, a lo que a continuación llamaremos tercer tipo de problemas de raciona- llegamos muchas veces a situaciones que podrían ser descritas de la
lidud de las accroncs tecnológicas. Una ordenación de fines o intereses será s(ílo parcial siguiente forma:
cuando eXlstJn JI menos dos fines o intereses respecto J los que no sepamos cuál de ellos Seguimos valorando algo a pesar de no tener ya razones para
debe primar sobre el otro.
27. Podemos, por ejemplo, decidir que primen los elementos normativos sociales so-
ello. La valoración puede siempre ser irracional. Somos falibles. No
bre los éticos, los cientifico-tccnológico, sobre los sociales y los éticos, o viceversa, etc Ya hay nada en nuestras valoraciones que garantice contra todo riesgo
hemos sugerido que ante una incompatibilidad episrémica, el conocimiento científico-tec- que sea racional valorar lo que valoramos. No obstanre, asumimos
nológico, si existe, debe tener absoluta prioridad. Y, cuando no exist'l, los criterios genera- que la racionalidad última de un fin entraña su valor intrínseco. Si
les de corrección episrémica que funcionnn en la ciencia deben ser aquí también priorizados.
existen fines racionales en este sentido, tendríamos que valorarlos
El problema es que los elementos normativos científico-tecnológicos no sólo están com-
puestos por conocimientos sobre la realidad y por estrategi'ls generales de descubrimiento con independencia de las razones que podamos tener a su favor o en
y control epistémico sino, también, por líneas concretas de investigación y por criterios de su contra". También asumimos que, una vez agotados todos los
relevancia y de oportunidad acer-ca de por dónde merece la pena seguir avanzando. Tos
elementos normativos de cualquier tipo, COmo ya hemos indicado, no serían sólo creencias, 28. En otras palabras, la «bondad" de un fin, su valor intrínseco, debe bastar para ha-
sino también reglas de acción. Dicho de otra forma, los elementos normativos científicos cer racional su elección. La elección puede haberse realizado a través de p roc exos 4ue nada
no son sólo elementos normativos cpisrémicos. Y todo esto sí puede resultar incompatihle, tengan que ver con la racionalidad, pero ha de ser racional el haber elegido un fin intrínse-
y llegar a ser tal vez menos prioritario, que los elementos normativos sociales o éticos que camente valioso. Debemos distinguir e ntrc lo acertada 'lile puede ser una elección y lo acer-
puedan surgir. tados que pueden ser los procedimientos que hemos empleado para elegir. Una concepción

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MANUII LIL ( (INI)( 11\ y Af I UAR A 1 RAVr '> 1)1 lA 11 (NOI OCiA

recursos del conocimiento y la crítica, valorar algo es un buen indi- que tal vez, si nos lo propusiéramos, podría ser evitado. Pero la
cio de su valor intrínseco. En otras palabras, admitimos que ha de modificación total y absoluta de «nuestros» intereses no puede ser
ser posible proponerse fines intrínsecamente valiosos sin necesidad un producto técnico o tecnológico «nuestro», Ni un simple efecto
de ser sabio, pero reconocemos al mismo tiempo que ser sabio es la colateral o secundario. Ha de ser siempre un subproducto'"; es de-
mejor estrategia para descubrir lo intrínsecamente valioso. cir, algo que no puede ser intencionalmente planeado y conseguido.
Sabemos que nuestra racionalidad tecnológica, como toda ra- Un proyecto imposible. Y, algo imposible no puede ser un límite de
cionalidad, es siempre, en algún sentido, una racionalidad limita- la racionalidad. Hemos puesto un ejemplo extremo, pero la morale-
da. Y, sin embargo, estamos diciendo que queremos una racionali- ja es clara. Nuestra incapacidad para ajustarnos a una norma racio-
dad lo más completa posible. Precisamente por ello nos formulamos nal no puede ser identificada con ninguna insalvable incapacidad
problemas de racionalidad del segundo y del tercer tipo. ¿Cómo física o metafísica. La racionalidad no puede quedar limitada por
entender esto? Una racionalidad tecnológica completa procuraría, algo imposible de conseguir. Debe haber una diferencia crucial en-
según dijimos, la obtención de fines intrínsecamente valiosos. ¿Es tre ser irracionales y ser a-racionales. En los asuntos racionales, un
posible una racionalidad limitada pero completa? Nuestra respues- límite insalvable deja de ser ya un límite.
ta será afirmativa. Por las mismas razones, tampoco tiene por qué ser un límite de
Aclaremos un punto previo: Los límites de la racionalidad de la la racionalidad tecnológica el no ser capaces de controlar todas las
tecnología no son simplemente los límites de la tecnología. Nuestra consecuencias de nuestras acciones tecnológicas", Esto también
racionalidad está limitada, pero sus límites no dependen simplemente sólo es un límite determinante de nuestra tecnología. Controlar más
del hecho de que no podamos hacerlo todo o controlarlo todo. consecuencias de nuestras acciones tecnológicas sólo implica direc-
El no poder hacer todo lo que queramos no puede ser ningún tamente tener mejor tecnología, no tener una tecnología más racio-
límite de la racionalidad de las acciones tecnológicas. En todo caso, nal. Aunque tuviéramos un control total sobre todas las consecuen-
será un límite de la propia tecnología. Pongamos un ejemplo radi- cias de nuestras acciones, podríamos realizar acciones absolutamente
cal. La técnica y la tecnología no modifican los intereses para que irracionales. Una sociedad infinitamente perversa es perfectamente
éstos puedan resultar satisfechos por la realidad, sino que modifi- compatible con una tecnología ideal desde el punto de vista del
can la realidad para que ésta consiga satisfacer esos intereses. Por control. Pero, la perversión algo debe tener que ver con la irracio-
definición, la realidad que se pretende modificar no puede coincidir nalidad. La incapacidad de control sería, en nuestro caso anterior,
con los intereses que se intentan satisfacer", Otra forma más resu- no un límite sino más bien una virtud.
mida de decir 10 mismo sería ésta: el objetivo de «nuestra» técnica o Mayor control sólo significa mayor racionalidad cuando única-
tecnología no puede ser modificar «nuestros» intereses. Es induda- mente surjan problemas de racionalidad del primer tipo o, si ade-
ble que muchos de los intereses del hombre, muchas de sus actitu- más aparecen otros tipos de problemas de racionalidad, cuando efec-
des y expectativas, se ven continuamente modificados por la técni- tivamente sea racional la obtención de los objetivos que pretendemos.
ca y la tecnología. A veces esto satisface los intereses de alguien, y Pensar que el principal o el único problema de la racionalidad tec-
lo hace de manera planificada. Otras veces es un efecto secundario nológica es un problema de control, de maximizar el control sobre
nuestras acciones tecnológicas y sus consecuencias, es empeñarse
instrumentalista de la racionalidad no puede encontrar ningún sentido a la plausible intui- en que sus objetivos, sus fines, caen siempre fuera de la evalua-
ción de que sea racional elegir lo bueno, a pesar de todo lo irracionales que sean los proce- ción". Pero los fines no son dados, sino más bien tomados. Y los
dimienros que puedan habernos conducido a tal elección. Y, paralelamente, irracional ele-
gir 10 malo, a pesar de toda la racionalidad que se haya puesto en juego. Pero, entonces, criterios de adopción, ordenación y valoración de fines son esencia-
desde esta concepción instrumentalista de la racionalidad, nos veremos siempre enfrenta- les en toda acción tecnológica.
dos a casos como el del «nazi racional» que presenta Purnam (1981). Los fines que se propu- ¿Cuáles son, entonces, los límites de la racionalidad de la tec-
srera un «nazi racional» tendrían que ser necesariamente buenos por ser perseguidos de una nología? La causa decisiva que hace que nuestra racionalidad tecno-
manera escrupulosamente racional. Por cierto, en este trabajo de Putnam podemos encon-
trar una de las más agudas discusiones actuales de este tipo de problemas. De todas formas,
lógica esté limitada es, más bien, nuestra incapacidad para determi-
insisto, negar una concepción sólo instrumentalista, bcnrhamiana, de la racionalidad no nar de forma decisiva e irrevisable la racionalidad o irracionalidad
significa poder ofrecer ejemplos indiscutibles de fines intrínsecamente valiosos. [Qué más
quisiéramos! Pues, en ese caso, y por definición, inmediatamente serían valorados por cual- 30. Justamente en el sentido en el que Elsrer (19X3) utiliza esta noción.
quiera. 31. De manera análoga, podríamos decir que no conocerlo todo no supone tampoco.
29. Si lo que se quiere modificar son ciertos intereses, el resultado tendrá que satisfa- necesariamente, ningún límite de la racionalidad episrémica, sino sólo un límite del propio
cer otros intereses distintos. Esto permitiría diferenciar las técnicas y tecnologías psicológi- conocimiento.
cas y SOCIales de otras cosas que no son ni técnica ni tecnología. 32. En otro lugar, Liz y Vázquez (1990) llamábamos a esta actitud «síndrome Nemo».

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r1 A N 11 I I (I~lll( II( (A( IIJAH A II(AV(~ 111 lA rr c re or o c.L«

de la mayor parte de nuestras acciones tecnológicas. Es más, cuanto comunidad donde se desarrolle esa tecnología-U, procure la obten-
mayores sean las expectativas que pongamos en ciertas acciones ción de fines intrínsecamente valiosos.
tecnológicas, mayor parece ser siempre esta indeterminación!', Nuestra Queremos ser completamente racionales. Nos paramos en un
racionalidad tecnológica es limitada, en este sentido, porque tam- punto. No es imposible seguir avanzando. Simplemente, no sabe-
bién lo es la racionalidad epistérnica que incluye. Porque, además, mos ya cómo seguir. Hemos de suponer que, entonces, nuestra li-
siempre podemos replantearnos la existencia de nuevos elementos mitada racionalidad se vuelve completa cuando nos agotamos en el
normativos científicos, sociales o éticos o revisar críticamente aquellos querer ser racionales. Podríamos llegar a ser más racionales, imagi-
con los que ya contábamos. Siempre podemos, también, poner en namos contrafáctica mente otras circunstancias en las que posible-
cuestión las relaciones de primacía establecidas entre esos elemen- mente nuestra racionalidad se hubiera ejercido mejor, pero hemos
tos en base, por ejemplo, a la crítica y devaluación de la racionali- hecho todo lo que podiamos. Una racionalidad limitada puede ser
dad de alguno de ellos. La ampliación de consideraciones no cono- así una racionalidad completa.
ce aquí límite. El poner límites a esta falta de límites es lo que Un último comentario. Los límites de la racionalidad los pone-
limita nuestra racionalidad. Siempre es posible ser más racionales mos nosotros al pararnos en un punto. De las circunstancias de esa
de lo que somos, y los límites los ponemos nosotros al pararnos en parada depende el que consideremos que la racíonalídad ejercida
un punto. La posibilidad de un cambio en nuestras asignaciones haya podido ser o no más completa. Hay un importante sentido en
de racionalidad permanece siempre abierta. Toda determinación de el que cabe hablar aquí de progreso de la racionalidad. Nuestro
la racionalidad de una acción tecnológica es hipotética, tentativa y conocimiento aumenta y nuestras estrategias de crítica y acción se
revisable. Aspirar a una racionalidad completa no puede significar, hacen cada vez más sofisticadas y poderosas. Aprendemos también
pues, anular estos rasgos. Tales rasgos son constitutivos de nuestra del pasado, de nuestra historia y de los demás, conocemos otras
racionalidad. No son rasgos eliminables. manifestaciones culturales y otros valores con los que comparamos
Volvamos atrás. ¿En qué sentido podemos aspirar, entonces, y contrastamos nuestra cultura y nuestros valores. Asimismo, in-
a una racionalidad tecnológica limitada pero completa? La respues- ventamos e imaginamos nuevas formas de vida que pretendemos
ta a esta pregunta debería ser, creo, más o menos la siguiente: valorar intrínsecamente. Los límites capaces de contener una racio-
es plausible suponer que una racionalidad tecnológica limitada se nalidad limitada pero capaz de ser completa se amplían sin cesar.
vuelve completa en la medida en que explotamos toda la informa- Nada de esto es nuevo. Y todo ello puede ser dicho también de la
ción disponible y agotamos la crítica y la acción dentro de sus racionalidad tecnológica.
límites.
Al precisar la noción de fines intrínsecamente valiosos decíamos
que, aunque pertenezca a esa noción el que los fines intrmsccamcn- 7. IMAGINAR OTRA VIDA ANTES DE LA MUERTE
te valiosos deban ser valorados a pesar de no tener razones para
ello, no sólo el no tener esas razones nu nos pone en la mano fines Imaginar otras formas de vida nos conduce, en última instancia, al
intrínsecamente valiosos (no estábamos ante un bicondicional), sino terreno de la utopía. Pero, entre los campos de la racionalidad epis-
que el mejor, acaso el único, indicio que tenemos para suponer el térnica, de la racionalidad instrumental y de la ordenación adecua-
valor intrínseco de un fin es el hecho de que sigamos valorándolo da de nuestros objetivos, por un lado, y el terreno de la utopía, por
una vez agotados todos los recursos del conocimiento y de la críti- otro, aún queda mucho camino por recorrer. Un camino en el que
cal'. Con la completud de la limitada racionalidad de la tecnología el debate acerca de la calidad de vida es fundamental. Este debate
ocurre algo semejante. El paralelismo debe resultar obvio desde el acerca de la calidad de vida, acerca de una calidad de vida intrinse-
momento en que decimos que la racionalidad de la tecnología será camente valiosa, pertenecería a lo que hemos llamado tercer tipo
completa cuando, siendo epistémica e instrumentalmente racional de problemas de racionalidad de las acciones tecnológicas.
y ordenando y priorizando adecuadamente los fines dados en la No sería adecuado desplazar todos los problemas relativos al
valor intrínseco de los fines al ámbito de la imaginación utópica,
3:L Piénsese sin más en los CilSOS generales de la actual tecnología nuclear, de la inge-
niería genética, de la inrelige ncia artificial o en el espléndido eje rnp!o de la conflictiva intro- 35. "Adecuadamente» debe entenderse aqu¡ como «adecuadamente-según-Ios-criterios-
duccion de la máquina de vapor eu la industrio textil a finales del pasado siglo. gc nera Ime 11te -ace prados-e n-esa-c 0111 uni dad-pa fa -ordcn ar -y -p rio rizar -fines-. rile de trata rse de
34. Repitámoslo: 1M de ser posible proponerse fines intrínsecamente valiosos sin ne- criterios más o menos democráticos. autoritarios, etc. Una concepción de la racionalidad
cesidad de ser sahi o, pero ser sabio es la mejor estratcgj.i para descubrir lo inrrfsecamenre que no permita hablar de algo así l·0n10 «racionalidad intrínseca de fines» sólo podría llegar
valioso. hasta aquí. Esto es lo irn porrante.

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MANUIIII/ 1 (J~~l)\ 111 y Al IIJAI! A II{AV( <, IJI 1A I I I NUI O(,iA

cargándola con todo el peso de la completud de la racionalidad de mos planteando un problema que concierne al desarrollo interno
la tecnología. Una calidad de vida meramente utópica no es, en de la propia actividad tecnológica".
general, un objetivo tecnológicamente posible. No es, por tanto, Una filosofía de la tecnología basada en la invención, en los
algo que pueda hacer completa la racionalidad de la tecnología. Y, incondicionados procesos creativos del inventor genial o afortuna-
cuando aquí intentamos describir y alcanzar una calidad de vida do, no podrá nunca darse cuenta de esto. Para ella, la calidad de
intrínsecamente valiosa, un «bienvivir» de los que hablaba Ortega, vida será un capítulo más de la utopía de turno. Una filosofía de la
no queremos salirnos del espacio de objetivos posibles de la tecno- tecnología basada, en cambio, en el diseño, en ese componente im-
logía. No queremos simplemente elaborar utopías. Tampoco pen- prescindible de los modelos típicamente tecnológicos lleno de refe-
samas que describir una calidad de vida se reduzca a una cuestión rencias valorativas y siempre atento al punto de vista del usuario,
de ordenamiento y priorización de los fines aceptados por una co- debe considerar el debate sobre la calidad de vida como algo funda-
munidad en un momento dado. Lo que hacemos es plantear radi- mental e inaplazable.
calmente la posibilidad de ser completamente racionales en nues- La calidad de vida es, además, una de las pocas cosas que aún
tras acciones tecnológicas. pueden ser universalizables. Nuestra calidad de vida, de aquí y ahora,
Si queremos ser completamente racionales en nuestras acciones se ve afectada por lo que pueda ocurrir en otros tiempos y lugares.
tecnológicas, estamos obligados a promover mecanismos que favo- Los sujetos a los que se refiere una calidad de vida no pueden ser
rezcan el desarrollo de una imaginación no sólo utópica, estamos sólo los sujetos que pertenezcan actualmente a la comunidad social
obligados a desarrollar una imaginación que se aplique a la innova- en la que se plantea un problema de este tipo. Un problema que cae
ción tecnológica orientada al mejoramiento global de la calidad de dentro de lo que hemos llamado tercer tipo de problemas de racio-
vida. nalidad de las acciones tecnológicas. Una calidad de vida dehe referirse
La tecnología presenta cuatro importantes características que también a los sujetos pertenecientes a cualquier comunidad presente
avalan la relevancia y el poder de la imaginación en este pun- y futura. Y debe englobar asimismo los respectivos entornos en los
to. Algunas de ellas ya las hemos analizado, otras aparecerán aquí cuales se vaya a desarrollar esa calidad de vida. Nuestra calidad de
por vez primera. Todas ellas merecerían consideración. Son las si- vida no puede ser sólo nuestra. A la calidad de vida no le son indi-
guientes: ferentes ni las otras culturas, ni el futuro, ni el entorno. Por ello,
1) El desarrollo tecnológico es en gran medida imprevisto desde ordenar y priorizar los fines que actualmente tenemos no basta para
la perspectiva de los intereses y expectativas de los contextos cien- diseñar una calidad de vida. La calidad de vida debe tener un valor
tíficos y sociales en los que tiene lugar, la creatividad tecnológica intrínseco donde los haya. Al menos, así nos la imaginamos, que es
fácilmente escapa de los límites impuestos por la ciencia, la indus- lo importante. Pero debe ser, también, tecnológicamente posible.
tria y la empresa. Asumir todo lo anterior, confiar en el poder de nuestra imaginación
2) La tecnología es holista, enormemente interrelacionada y sen- para sugerir una calidad de vida con un valor intrínseco capaz de
sible, pequeños cambios en un lugar pueden originar tremendas inspirar, a la vez, su consecución tecnológica, supone intentar po-
modificaciones en todo el conjunto de la tecnología. ner todos los medios para que nadie pueda llegar a formularse una
3) La tecnología es altamente funcional, emplea un lenguaje tí- pregunta como la siguiente: ¿Hay vida antes de la muerte?".
picamente funcional y enormemente plástico relacionando cosas muy
heterogéneas desde otros puntos de vista, cosas pertenecientes a los 37. Uno de los ámbitos donde puede verse esto más claramente es en la creciente
ámbitos de la ciencia, la economía, la ética, el derecho, etc. integr-ación de los intereses ecológicos, antes presentes sólo en las propuestas de tecnologías
alternativas, dentro de los planes de investigación y desarrollo tecnológico elaborados en el
4) La tecnologia es sumamente finalista, incluyendo de manera
marco de tecnologías tradicionalmente ajenas a estas cuestiones. Sin embargo, aún es mu-
no e1iminable fines, objetivos, intereses, expectativas, etc., que cbo lo que queda por hacer y revisar. Sobre toda esta problemática puede consultarse el
pueden ser revisados, cambiados o ampliados a través de su desa- reciente libro de Sosa (1990). Otro ámbito sería la creciente sensibilidad con la que actual-
rrollo". mente se empieza a tratar el tema de la transferencia de tecnología a países no pertenecientes
a nuestras privilegiadas sociedades. También aquí, no se trata sino de una tendencia. Sobre
Al plantearnos, pues, el problema de la calidad de vida no esta-
esto último, puede consultarse ti análisis llevado a cabo por Shrndcr-Frcchette (1989).
mos simplemente planteándonos un problema utópico que caiga ya .H;' También supone situarse en un «ser-con" la tecnología distinto del escepticismo y
fuera del marco de los problemas generados por la tecnología. Esta- la sospecha del mundo clásico, del exagerado optimismo ilustrado y del desasosiego román-
tico. Para Mitcham (19S9) estos tipos ideales de actitudes ante la tecnología agotaban todo
el panorama. Creo haber mostrado que esto no debe ser así, y que es preciso diseñar un
36. Estos rasgos caracterizarían también a los modelos típicamente tecnológicos y a los
nuevo y comprometido «ser-con" la tecnología capaz de orientar mejor nuestro conocimiento
diseños que forman parte de los mismos. y nuestra acción en el actual mundo tecnológico.

48 49
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50 51
NOTAS SOBRE EL SIGNIFICADO DE LOS MODELOS
INFORMÁTICOS DE SIMULACIÓN
Javier Aracil
Escuela Superior de Ingeniero

Estas notas constituyen una parte de mi contribución al trabajo


de investigación Estructura y dinámica de los sistemas tecnoló-
gicos. Se trata de la primera, de un conjunto proyectado de dos, en
las que se estudiarán diferentes cuestiones relativas a la cons-
trucción y empleo de modelos de comportamiento de sistemas, em-
pleando el computador como instrumento de simulación. Tanto
la construcción como el empleo de modelos son actividades téc-
nicas, en el sentido de que persiguen orientar la acción, y no
aumentar el conocimiento (aunque si también lo hacen, tanto me-
jor). En esta primera parte se analizan los problemas de repre-
sentación del comportamiento de un sistema mediante un mo-
delo. Se suscita el problema de analizar el significado de un
modelo, en tanto que objeto conceptual que se asocia a un objeto
concreto. En la segunda I se atenderá a los problemas derivados
de la utilización de modelos; a lo que se puede considerar como
racionalidad de su empleo, en especial cuando sirven de soporte
par~ la toma de decisiones, a partir de las cuales se desencadenan
acciones.
Las cuestiones que aquí se suscitan tienen su origen en la ex-
periencia derivada de la construcción de modelos de simulación
de comportamiento de sistemas sociales y humanos, empleando
métodos que han demostrado su eficacia en dominios tecnoló-
gicos.

1. Se ha presentado al Congreso sobre Truth and rationality, celebrado en Tene tife,


junio 1993.

53
11\ 11 I{ l\ l' ¡\, 11 N () I Á', ',() 1\ I( I 11 ', 1e N lile Á IJ o IJ 1 lOS M o 1) I 1 0'-,

TN'I']{O])ll( :(:IÓl\: El comportamiento de un modelo de simulación puede ser muy


complejo. Se emplea aquí comportamiento en un sentido preci-
Una distinción tradicional (sobre la que volveremos más abajo) so. Entenderemos por comportamiento la evolución a lo largo del
entre la técnica o tecnología.' y la ciencia atribuye a la primera el tiempo de las magnitudes que se consideran relevantes p~ra cara~­
dominio de la accion, mientras que reserva para la segunda el del terizar los objetos considerados. Al comportarruento aSI entendi-
conocimiento (contrastado mediante procedimientos más o me- do se asocian representaciones gráficas como la de la figura 1. La
nos normalizados). La teoría de la acción tiene indudable atracti-
vo para la filosofía de la tecnología. Por el momento, interesa su-
brayar que toda acción presupone que el agente dispone de una
representación adecuada tanto del objeto sohre el que actúa, como x
de los objetivos que se pretenden con la acción. Este punto no ha
sido suficientemente reconocido en la literatura'. La representación
más simple y habitual de un objeto es su descripción mediante el
lenguaje ordinario. Esta representación puede ser suficiente para
decisiones sobre acciones corrientes. Para acciones (o conjuntos
coordinados de acciones, como se tiene en la técnica) m:1S comple-
jas, con un cierto nivel de especificidad, se requieren representacio-
nes más elaboradas. Es lo que sucede habitualmente en las aplica-
ciones técnicas, en donde las acciones persiguen objetivos de una
cierta complejidad que requieren técnicas de representación ade-
cuadas.
En las técnicas mecano-eléctricas tradicionales se han empleado
con profusión los planos y las maquetas (modelos a escala) como
formas de representación de los objetos técnicos que se proyectan.
Estas representaciones son básicamente estáticas, aunque es posible Figura 1: Comportamiento de una magnitud.
concebir maquetas dotadas de movimiento (de hecho, el reloj pue-
de considerarse como una representación mecánica del tiempo); sin evolución temporal de una variable describe una trayectoria. El con-
embargo, la ingeniosidad requerida en su concepción y la laborio- cepto de trayectoria es algo con lo que estamos familiarizados. En
sidad necesaria en su construcción han determinado que estos mo- principio, evoca la imagen de un objeto que se desplaza por el ~s­
delos móviles se utilicen escasamente. pacio (un proyectil). Pero también podemos emplearlo para referir-
Estos últimos problemas desaparecen con el advenimiento del nos a la evolución de un indicador económico (la figura que mues-
computador, que suministra un instrumento de considerable universa- tran los periódicos de la evolución de la bolsa, por ejemplo) o, en
lidad en el que representar comportamientos con facilidad, senci- general, de cualquier magnitud que cambie con el tiempo (la tem-
llez y eficiencia. El computador permite simular sobre él cualquier peratura de un enfermo). L~ represent.ación gráfica de las t~ayecto­
objeto del que se disponga de una descripción formalizada. Sumi- rias muestra el comportamiento del sistema al que se aSOCIan esas
nistra modelos básicos, tanto conceptuales como operativos, que variables.
permiten programarlo de modo que reproduzca las formulaciones Por tanto, la forma más simple de un modelo de simulación se-
habituales. Con el computador programado se puede realizar una rá aquella que se ocupe únicamente de las trayectorias asoci~das
amplia experimentación referente al objeto estudiado (en realidad, al objeto que se trata de simular. Aquí nos ocuparemos exclusiva-
a la formalización que ha servido de base para la programación del mente, con algún detalle, de los modelos que simulan esas trayecto-
computador). rias, asociadas a un clase de objetos a los que conocemos con la
denominación genérica de sistemas, y que pueden ser tanto natu-
2. Aquí se emplearán indisrim.nnenre los términos técnica y tC<:llología, sin entrar en rales como artificiales, tener una existencia real o ser simples pro-
ningún debate sobre la preferell\:i,¡ por uno II otro t ér-rnino. yectos. .
3. En la caracterización que h'-Ke Mosrcrfn (1'J7H) de la acción no incluye la considcrn- Sin embargo, el simple registro de los datos del Sistema no agota
cióu de la representación por parte del agente.
los modos de relación con él. Hay formas de percepción global del

54 55
JAVIII, ARALlI N(J lA', ~()I\RI 11 "IGNIIICADO DI: LOS MODlLOS

comportamiento (de percepción de las interacciones que se produ- No sucede lo mismo cuando se consideran sistemas sociales o
cen en el seno del sistema) que no se reducen al registro de las series humanos, en los que se carece de leyes básicas que regulen las inte-
temporales. Cuando nos relacionamos con un sistema, no nos limi- racciones en el seno del sistema. Por ello, cabe la tentación de re-
tamos a registrar, por separado, los datos correspondientes a cada chazar la validez de estos modelos o representaciones alegando que
uno de los atributos que se consideran relevantes considerados ais- carecen de un status epistemológico adecuado. Sería un error, ya
ladamente. También tenemos una forma de percepción, que po- que estos modelos se usan en la práctica, son útiles, lo cual, bajo
demos llamar global, de las interacciones que se producen entre una perspectiva tecnológica, es suficiente para aceptarlos (en reali-
estos atributos. Además, cuando nos relacionamos con un sistema dad es la propia actividad práctica la que los acepta, el proble-
concreto, aquí y ahora, no deja de estar presente en nosotros la ma está en encontrar ese status epistemológico). Por tanto, el pro-
experiencia adquirida por la interacción con otros sistemas análo- blema de su justificación merece una cierta reflexión. Precisamente
gos a éste, y que nos ha suministrado un conocimiento del modo de el analizarlo es uno de los objetivos de este ensayo.
comportamiento del sistema de carácter general (eso es precisamen- El hecho de que estemos hablando de sistemas determina que al
te la experiencia adquirida con los sistema del tipo de aquel que hablar de su representación conceptual nos encontremos, aun sin
estamos considerando en concreto) por oposición a la concreta, en pretenderlo, en las arenas movedizas que han venido en denominar-
forma de datos, que nos suministra este concreto que tenemos aho- se teoría de sistemas. Su objetivo debería ser elaborar conceptos
ra entre manos. generales con relación a sistemas, que se aplicasen con independen-
Cuando hablamos de estudiar el comportamiento, estamos bási- cia de la naturaleza concreta del sistema considerado. Se compren-
camente asumiendo que los sistemas cambian con el tiempo (es decir, de que la representación formalizada del objeto sobre el que se va a
que sufren variaciones los atributos asociados a ellos) y que nos teorizar es esencial para desarrollar una teoría de sistemas. Sin em-
interesa dar razón de estos cambios (buscamos una descripción ra- bargo, como veremos en una sección posterior, exis~e una conside-
cional del comportamiento). Haremos aquí la hipótesis adicional rable confusión respecto a qué cosa es la teoría de Sistemas, ]0 que
de que el cambio resulta fundamentalmente de las tensiones que se no favorece en absoluto su credibilidad.
producen en el seno del sistema; además se tienen, en segundo lu- Las reflexiones que se incluyen en este escrito han sido suscita-
gar, los efectos externos del entorno sobre el sistema. Estas tensio- das por una experiencia concreta. La que representa el aplicar con-
nes vienen determinadas por las interacciones entre las partes del ceptos y métodos desarrollados por ingenieros para la construcción
sistema, que suministran, a su vez, el vínculo que articula a esas de modelos de simulación de sistemas tecnológicos, a los complejos
partes en la entidad que es el propio sistema. sistemas sociales. Esta experiencia está bastante elaborada en una
Es frecuente referirse a las representaciones de sistemas u obje- teoría del modelado y simulación (Zeigler, 1976). Se trata de una
tos mediante la denominación genérica de modelos. La programa- experiencia que puede tener interés para la filosofía de la tecnolo-
ción sobre un computador de la representación formalizada del com- gía en la medida en que se trata de una actividad, en el origen es-
portamiento de un sistema conduce a los modelos de simulación trictamente tecnológica, que transciende de un campo concreto a
mediante computador del comportamiento, a los que suele aludirse ámbitos más generales, suscitando el problema de analizar la vali-
con la expresión más corta de modelos de simulación del comporta- dez de esa generalización.
miento (behavioral simulation models). Con ellos se puede hacer
una exploración experimental de los modos de comportamiento que
puede generar la descripción del sistema concreto sobre el que se ha MODELACIÓN DEL COMPORTAMIENTO DE SISTEMAS
construido el modelo.
Estos modelos se están empleando para representar el compor- Vamos a dedicar este apartado a repasar algunos conceptos básicos
tamiento de sistemas en un amplio espectro de campos, desde los relativos a los modelos de comportamiento de sistemas. Con ello
físicos y químicos hasta los sociales, pasando por los biológicos (en vamos a disponer de un marco conceptual con el que analizar los
especial los ecosistemas). En los modelos de simulación de sistemas problemas a los que se ha aludido en la introducción.
físicos y químicos, aparentemente, no hay problemas especiales de En primer lugar, veamos el concepto de modelo. Para un obser-
modelación ya que se conocen bien las leyes básicas de interacción vador O, un modelo M representa a un objeto S (un sistema), si se
en el seno del sistema. Ello permite una justificación a priori de la puede servir de M para responder a cuestiones que le importan con
validez de los modelos, que gozan de gran aceptación y permiten relación a S. En esta definición la presencia del observador es bási-
hacer predicciones. ca, ya que toda descripción (y, en consecuencia, todo modelo M)

56 57
I A VII I{ /\.1,1\, ( 11 rlr> 1 t,', ',1>11111 11 ',I( 1I1111 !,IJ(! UI 1')', M()II 10';

lleva asociado un observador" o. El modelo lo es para él, y para zado () ser simplemente un conjunto de opiniones. Pero en
aquellos con los que comparte una determinada forma de ver la todo caso, se trata de la información de que se dispone rela-
realidad. El modelo no es una copia de la realidad (al menos no tiva a S.
tiene pur qué serlo) que tenga un valor descriptivo independiente 3. Un medio de expresión que permita a () realizar M, al que
de quien la realiza, sino que está asociado a una interpretación de la llamaremos lenguaje de modelación. Básicamente este len-
realidad realizada con los útiles aportados por un lenguaje de mo- guaje suministrad. los útiles o módulos (conceptos y símbo-
delación. El modelo es más bien un apunte que una copia. Con el los) a partir de los cuales se construye el modelo. Comhi-
modelo se pretende analizar un cierto fenómeno o proceso. Por tan- nando estos módulos se tiene un repertorio de posibilidades
to, recogerá sólo aquellos aspectos que, en opinión de su (o sus) (o conjunto de hormas) entre las que hay que buscar aquella
consrructortes), resultan relevantes con relación a este fenómeno. que mejor se ajuste al S concreto. El lenguaje de modelación
La descripción presupone la adopción de un criterio de relevancia se construye a partir de la experiencia que se tiene (que debe
con respecto a aquello de la realidad que se va a incluir en ella. No ser muy amplia y dilatada) con relación a la clase de objetos
existen descripciones neutrales. Todo ello plantea un importante que se trata de modelar. Se trata de un patrimonio de los
problema: en la medida en que un modelo no es una réplica «obje- especialistas en los sistemas en cuestión, que les suministran
tiva» de la realidad, su utilización no está exenta de responsabilidad los útiles con los cuales ver y. a partir de esa visión, repre-
por parte del usuario (volveremos sobre este punto en el segundo de sentar a S.
los artículos).
Un modelo puede considerarse también como un mediu de co- Un modelo se dice, en la terminología habitual del modelista,
municación. Un modelo integra información, que puede proceder que se construye, en- el sentido de qlle se edifica, es decir, que se
de diferentes fuentes, y la devuelve articulada, dotada de cierta co- ensamblan módulos básicos para dar lugar al objeto (artificial) que
herencia. En este sentido suministra un medio de comunicación es el modelo. Este aspecto de construcción del modelo, a 10 largo
entre especialistas de diferentes especialidades. Al mismo tiempo del proceso de modelución, no debe ser subvalorado, ya que se rra-
suministra un vehículo mediante el cual expresar determinadas hi- ta de un proceso que puede considerarse como artesanal (en el
pótesis con relación a un cierto aspecto de la realidad. sentido de arte de organizar los elementos básicos que suministra la
El proceso mediante el cual O construye M recibe la denomina- técnica de modelación empleada de forma adecuada para conseguir
ción de proceso de modelacion, En este proceso se procede a la el objetivo propuesto: una imagen aceptable de un cierto aspecto de
construcción de un ohjeto artificial, el modelo, para lo que se re- la realidad).
quiere tanto una técnica como unos útiles o módulos básicos de Una vez construido el modelo, tenemos que O dispone de M. En
cuya adecuada combinación surge el modelo. En todo proceso de el caso concreto que sirve de marco a estas reflexiones, M será un
modelación se pueden distiguir, al menos, tres aspectos: programa en un computador, al que O tiene acceso mediante el
teclado, y con el que puede experimentar con M, obteniendo las
1. Una problernárica concreta con relación a S. Como ya he- respuestas mediante la pantalla o la impresora. Por tanto, () dispo-
mos apuntado, un modelo nunca puede pretender agotar la ne de un ohjeto concreto M con el que responder a cuestiones rela-
realidad de S, sino que sólo atiende a determinados aspectos tivas a S'. Se satisface así la definición que se enunciaba más arriba.
suscitados por un problema concreto. Este problema es el No obstante, aunque al ser programado en un computador M se
que ha determinado la decisión de construir el modelo (nor- convierta en un objeto concreto, nosotros seguiremos considerán-
malmente se trata de decidir sobre unas acciones a realizar dolo como abstracto, en el sentido de ser algo artificial, cuya natu-
con relación a S). raleza es esencialmente formal.
2. La experiencia previa relativa a otros Si análogos a S. Esta La cuestión que queda abierta, y que pienso que tiene indudable
experiencia puede ser propia o ajena; que se encuentre en interés filosófico, es la de la relación entre M (al fin y al cano un
libros, informes, o que sencillamente se la hayan contado a objeto abstracto materializado en un computador) y la propia reali-
O. Puede, a su vez, constituir un cuerpo de doctrina organi- dad S (cualquier cosa que eso sea). La relación que liga a M y S
recibe la denominación de relación de tnodelación (Bunge, 1973).
4. Se emplea a qui el término «observador» para referirse a una gran variedad de agen-
En esa relación está implícita la de referencia. Se dice también que
tes, desde el científico que estudia un sistema hasra el consultor que asesora J una empresa, M se refiere a S.
pasando por el simple curioso que se interesa por un tema. Esta relación entre un objeto absrracro y la realidad es de 11<1tu-

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JAVI[R ARACII N () lA', ',() IIIU 11 ',1 e,N 11- I ( A 1) O 1) I lOS M O IH I O ~

raleza análoga a la de significación entre palabras y hechos. El atracti- unánimemente en la literatura. Detengámonos un poco a explorar
vo filosófico de esta relación no escapará al lector, ya que vincula algunos de los usos diferentes de la locución teoría de sistemas.
un objeto concreto S con uno abstracto M. Parece, por tanto, que
análisis análogos a los desarrollados en la filosofía del lenguaje
con respecto a la relación de significación deberían desarrollar- DIVERSIDAD DE PERSPECTIVAS EN TEORÍA DE SISTEMAS
se con respecto a la modelación.
En todo caso, cabe preguntarse qué hace que la relación de A veces se asume demasiado poco críticamente la existencia de algo
modelación sea válida; es decir, que da validez a un modelo. En el suficientemente estructurado a lo que se pueda denominar teoría de
ámbito de las ciencias físicas, la validez de un modelo está asentada sistemas. Se suele dar por sentado que se trata de una teoría única y
sobre las leyes básicas a partir de las cuales se ha construido. Como ampliamente aceptada. Lamentablemente esto no es así, y la expre-
ya hemos recordado antes, las cosas no son tan simples en el ámbito sión «teoría de sistemas» se encuentra muy lejos de alcanzar alguna
de las ciencias sociales y humanas, en donde se carece de leyes bási ~ univocidad. Tomemos, por ejemplo, y casi al azar, algunos libros
cas de interacción. Sin embargo, en la práctica, es el propio uso de que hablan de teoría de sistemas, y que aunque no sean los más
los modelos lo que permite evaluarlos. Un modelo es bueno (es una representativos, sí puede considerarse que ilustran algunos puntos
representación adecuada del aspecto de la realidad que se está con- de vista con relación a la teoría de sistemas.
siderando) si conduce a acciones exitosas. El criterio de poseer un El primero de ellos se titula System Theory, de Padulo y Arbib,
modelo efectivo es su capacidad de ser empleado en determinadas y su título permite poca ambigüedad a los efectos que nos ocupan.
situaciones. El lector que lo hojee se encontrará con un libro profundamente
Conviene observar que los M que aquí consideramos (modelos matemático en el que, además, si profundiza un poco en él verá
de simulación del comportamiento) no son una representación pa- que, pese a sus casi ochocientas páginas, se trata sólo de determina-
siva de S (al modo de un plano), sino que son de tal naturaleza que dos aspectos de la teoría matemática de sistemas, y no se incluyen,
su programación en un computador permite que éste genere un por ejemplo, cuestiones como los sistemas dinámicos no lineales,
comportamiento que es una réplica, mediante cierta convención, los sistemas estocásticos o los sistemas de estados discretos, temas,
del de S. Mediante la conjunción de técnicas informáticas y mate- cada uno de los cuales es capaz de ocupar otro libro de al menos
máticas, es posible pasar de la descripción de un cierto sistema (en la misma extensión. El punto de vista subyacente es profundamente
un lenguaje adecuado, que es nuestro objeto de reflexión) a la gene- matemático, y se entiende por teoría de sistemas los desarro-
ración del modo de comportamiento correspondiente. Precisamen- llos matemáticos realizados en torno al concepto de sistema diná-
te el vínculo entre el sistema S y su modelo M se estable en función mico, sobre el que volveremos más abajo.
del ajuste entre los comportamientos de S y M. Es decir, la validez Otro libro que resulta interesante en este contexto es el titulado
de la representación de S que es M (obtenida a partir de una des- Systems: Concepts, Methodologies and Applications, de Brian Wilson.
cripción formada por un conjunto de enunciados, normalmente El interesado que lo hojee se encuentra ante un volumen menos
expresados matemáticamente, con relación a S) se establece no tan- voluminoso que el anterior, profusamente ilustrado con diagramas
to por la consistencia de estos enunciados (entre ellos, o con el co- (de hecho, grafos) y en el que parece subyacer la idea de que un
nocimiento científico aceptado -consistencia que, por otra parte, sistema es simplemente un objeto, más o menos complejo, formado
se suele dar por descontada-), sino por la capacidad generativa por partes en interacción. Esta complejidad, y esas interacciones,
que poseen esos enunciados con relación al comportamiento del pretenden quedar bosquejadas en los diagramas o grafos a los que
sistema. De este modo, en la propia sintaxis de los objetos abstrac- acabo de aludir. El lector se sorprenderá al comprobar que en este
tos M están implícitos aspectos generales de la interacción en el libro hay muchas figuras y relativamente pocas fórmulas. No obs-
seno de un sistema, a los que se puede considerar el objeto de la tante, cuando analice los ejemplos, verá que subyace una cierta pre-
teoría de sistemas. tensión de formalización. En cualquier caso, y a los efectos que
Se puede considerar a la teoría de sistemas como el estudio sis- aquí interesan, constatará que la teoría de sistemas para Wilson es
temático de los objetos abstractos de los que se vale el modelista algo considerablemente más laxo que lo era para Padulo y Arbib,
para representar los sistemas concretos. Por tanto, y como ya decía- aunque no exento de formalización matemática.
mos al final del apartado anterior, el estudio de modelos de com- Un tercer libro, que aporta una nueva perspectiva, es Evolu-
portamiento de sistemas conduce, de una manera natural, a la teo- ción, de Ervin Laszlo. Este libro se subtitula La gran síntesis. Su
ría de sistemas. Sin embargo, este punto de vista no es el sustentado pretensión es clara: establecer un marco único en el que se integre

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1t, V 11 I{ .f\ I{,\ I I1 r-I,JlA', ',(ll!IU 11 ',I(,NIII( 1\1)0 1)1 10<, MOIJII 0<'

la evolución de la materia (desde los orígenes del Universo a nues- Esos trabajos han cuajado en una serie de teorías (emplean?o el
tros días), de la vida (desde las primitivas formas vivientes al hom- término «teor-ía» en un sentido restringido, como se hace habitual-
bre) v de la sociedad (de la progresiva complejidad de las formas mente en matemáticas, y no en un sentido amplio) para :epresentar
sociales). Se trata de una concepción de la teoría de sistemas que sistemas, de las que hoy disponemos, y que se usan habl~ualme.nte.
busca la unidad del conocimiento, una gran síntesis que subsuma lo Entre estas teorías se encuentran principalmente la teoria de stste-
conocido. El lector encontrará figuras, que representan modos de mas dinámicos y la de autómatas, que suministran útiles con que
comportamiento, análogas a las que había en el libro de Padulo y representar sistemas, pero también se encuentran la teoría del c,on-
Arbib. Sin embargo, aquí no se encuentran las ecuaciones que per- trol, la de optimización, la teoría de juegos y otras que pcrnutcn
miten obtener esos modos de comportamiento. Estas figuras tienen explotar las representaciones de los sistemas para tomar decisiones,
un carácter que se puede considerar como ilustrativo. Se trata de El conjunto de estas teorías aporta los útiles matemáticos para una
una descripción que pretende ser consistente con los resultados de teoría de sistemas en un sentido amplio.
la ciencia, pero con la que posiblemente no se identifiquen muchos
científicos.
Por último, si el indagador se acerca a la Crítica a la teoría de TEORÍA DE SISTEMAS DINÁMICOS
sistemas, de Ramón Carcía Cotarelo, y, como hizo en los dos casos
anteriores, hojea el libro, no verá ni figuras ni fórmulas. La teoría Antes de recordar el concepto de sistema dinámico, conviene preci-
de sistemas, según este autor, debe ocuparse solamente de las cien- sar el de sistema, tal como lo adoptamos aquí. Tomando el término
cias sociales en un sentido que excluye toda formalización o mate- en un sentido amplio, un sistema es e~ objeto que resulta de la ~rti­
matización. Se trata de un punto de vista con el que no eS extraño culación o estructuración de un conjunto de partes en la unidad
toparse en la literatura sociológica o en la ideológica. Sin embargo, sustantiva que es el sistema. El sistema, por tanto, está formado
tanto en este libro como en el anterior se respira un respeto por los por las partes (elementos) y las relaciones entre ellas que las vin-
planteamientos formales y matemáticos. De hecho, se critican con- cula entre sí. Además, suele resultar interesante considerar el entor-
secuencias extraídas de modelos formales. Pero en ningún caso se no o medio en el que el sistema está inmerso. Este concepto de
adentra en esos planteamientos. Parecen interesar sus consecuen- sistema está recogido en la definición propuesta por Bunge (1979)
cias, no sus significados. No se prescinde de ellos, pero tampoco se según la cual un sistema S es un objeto al que puede asociarse una
consideran en su plenitud. En realidad, lo que sucede es que se res- terna S = (C, S, E). Esta definición aporta, posiblemente, el con-
peta el lenguaje matemático, pero no se habla. cepto de sistema más simple y general que se encuentra en la lite-
Ante tal disparidad de perspectivas, surge una cierta perpleji- ratura.
dad. Lo que sucede es que cuando se habla de teoría de sistemas se Las partes del sistema se describen mediante un conjunto deno-
está hablando de cosas distintas. No todo el mundo se refiere a lo minado composición C. Estas partes se definen mediante sus pro-
mismo. f~sta es una confusión que conduce a una ambigüedad que piedades características o atributos, a las que, en muchos casos, se
algunos autores emplean, no sé si conscientemente, para pretender asocian magnitudes. Las partes están vinculadas entre sí debido a
ilustrar la amplitud de la teoría de sistemas, pero que está siendo propiedades de interacción entre las partes, q~e se traducen en. ex-
muy perjudicial para la respetabilidad de los estudios sobre siste- presiones matemáticas formales entre las magnrtudes correspondien-
mas, y de la que conviene salir. En cualquier caso, para el especia- tes, que se recogen en la estructura S del sistema.
lista en construcción de modelos de simulación del comportamiento, La teoría de sistemas dinámicos tiene los mismos orígenes que
las dos únicas perspectivas que son relevantes son las correspon- la ciencia moderna: los estudios sobre mecánica teórica que se ini-
dientes a los dos primeros libros, más cercanas de la del primero, cian con Galileo, con un carácter fundamentalmente experimental,
por el rigor de sus planteamientos, aunque sin olvidar el segundo, y encuentran un punto álgido en las obras de Newton, lagrange y
interesado por aplicaciones que escapan al excesivo formalismo de Euler. Inicialmente se estudian sistemas muy simples, formados por
aquél. Los otros dos libros los verá, a jo sumo, con curiosidad, pero partículas (pequeñas masas) vinculadas mediante fuerzas de distin-
su contenido no tiene nada que ver con los problemas que se le ta naturaleza (principalmente acciones a distancia, aunque también
plantean en su actividad de constructor de modelos (de representar muelles y similares). Se desarrolló un formalismo que permitió cal-
significativamente la realidad mediante modelo). cular las trayectorias de estas partículas. En estos estudios tiene su
Tanto matemáticos como ingenieros y físicos llevan años desarro- origen el concepto de sistema dinámico. El propio término «d.iná-
llando útiles conceptuales para el estudio formalizado de sistemas. mico» se refiere a las acciones de las fuerzas en el seno de un siste-

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JAVll1<. AI<.AUI IJoIA', ''(JIII{I 1I ,>I(,NIIICAI)O 1)110':> MOIHIOS

ma de partículas (las partes del sistema) para integrarlas en la uni- mas (para calcular sus trayectorias de evolución), y en ese sentido,
dad que es el propio sistema. Así, por ejemplo, el sistema planetario junto con la teoría de autómatas, constituye las piezas básicas para
formado por los planetas (las partes) coordinados mediante la fuer- una teoría matemática de sistemas (y posiblemente de una teoría de
za de gravitación. sistemas sin más). A recordar estos útiles formales vamos a dedicar
Estos desarrollos iniciales a la mecánica pronto se extendieron a la siguiente sección.
otro tipo de sistemas, aun en el propio mundo de la física, en los
que las partes ya no eran simplemente partículas sino, por ejemplo,
elementos de un red eléctrica, y las interacciones ya no estaban re- DIFERENTES FORMALIZACIONES
guladas por fuerzas de tipo mecánico, sino por otro tipo de interac- DEL CONCEPTO DE SISTEMA DINÁMICO
ciones. Esta generalización no fue trivial (los sistemas fuera de la
mecánica celeste dejan de ser conservativos y se convierten en disi- La teoría de sistemas dinámicos, bajo una perspectiva de matemáti-
pativos), pero las dificultades que se presentaron se fueron solucio- cas aplicadas, suministra los útiles necesarios para representar un
nando y se ha llegado a disponer de una rama de las matemáticas sistema concreto mediante un sistema de ecuaciones diferenciales
aplicadas que se ocupa del estudio de los sistemas dinámicos, que de primer orden:
goza en la actualidad de un amplio campo de aplicaciones que exce-
dx
de el de la física y de la química para llegar a la biología (por ejem- -=/(x) [1]
plo, en ecología, dinámica de poblaciones) y las ciencias sociales dI
humanas.
En tiempos recientes aparecen las técnicas de regulación auto- Precisamente a ese objeto matemático es al que se denomina
mática en las que están involucrados procesos automáticos de toma sistema dinámico. La x es un vector que representa el estado del
de decisiones (las máquinas toman sus propias decisiones para su sistema (la información concerniente a su pasado necesaria para
gobierno, con el fin de alcanzar las metas para las que han sido predecir unívocamente su futur-o") de modo que la anterior expre-
concebidas), lo que requiere una modelación matemática de los sión no hace sino representar matemáticamente cómo cambia con
comportamientos, que a su vez necesita de la teoría de sistemas el tiempo (eso es lo que representa la derivada con respecto al tiem-
dinámicos para que le suministre las formas matemáticas de re- po) el estado del sistema en función del propio estado. Las compo-
presentar los sistemas. De este modo, la regulación automática y nentes del vector de estado son las magnitudes consideradas rele-
la teoría de sistemas son prácticamente inseparables. Un curso de vantes para describir al sistema (la población, la posición de un eje,
regulación automática se inicia con el estudio de la teoría de siste- la producción de una empresa... ).
mas necesario para representar aquellos sistemas que se van a auto-
matizar. El sistema [1] es autónomo, en el sentido de que su comporta-
Esta mezcla de teorías sistemas y de automática conduce a con- miento no está afectado desde el exterior. En caso contrario se es-
ceptos como el de realimentación, que, a su vez, cuando se conside- cribe:
ra en un contexto más amplio que el del propio mundo de la técnica
(entendiendo técnica de base física), se llega a planteamientos como dx
di= f(x,u)
el de Norbert Wiener en la cibernética (Wiener, 1948). Se produce
entonces una inmersión en campos biológicos o sociales. Se tiene
así una indudable ampliación del campo que abarca la teoría de en donde u denota la actuación sobre el sistema desde el entorno (se
sistemas. llama también señal de entrada al sistema).
La construcción de modelos se plantea como una estrategia cogniti-
va más que como una aproximación reduccionista al conocimiento 5. No es extraño encontrar en la lirerutura que se confunda entre el concepto de esta-
de la realidad. Sin embargo, en el siglo XVIII esta estrategia se con- do y de lista de atributos asociados al sistema. El estado del sistema es, por definición, la
vierte en una especie de dogma, sentando las bases del fisicalis- información necesaria para prever su futura evolución. En algunos CISOS, ext a informucidn
viene dada por el valor que tornan en el instante de tiempo conciderado \111 subconjunto
mo mecanicista. Aquí vamos a distanciarnos de este último punto (que puede ser el propio conjunto) de los atributos asociados al sistema. Esto sucede en los
de vista. sistemas de variables continuas. Pero, aun en este caso, el estado sólo esr.i formado en gene-
La teoría de sistemas dinámicos aporta útiles analíticos, concep- ral por una pane de los atriburos. En los sistemas de estados discretos el estado del sistcrna
tuales y operativos, para representar el comportamiento de siste- no tiene nada que ver con la lista de los atributos.

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1/1 V 11 1I /11, A I 11
rJr t lA', " () RKI I 1 ', 1G NI' I c. A u O 1) 1 1 o S M O D 1 lOS

Integrando la ecuación [1] se obtiene la trayectoria del vector


de estado tiempo en los sistemas dinámicos es un problema de alcance filosó-
fico que ha hecho y hará correr mucha tinta). Si se considera una
x(l) = X(tO)+ f' [t xid:
o
escala de tiempo discreta, entonces la anterior formulación se con-
vierte en:
con lo que se tiene la evolución del sistema a lo largo del tiempo.
Conviene detenerse en analizar el contenido de [1] (que es a 10
que llamamos modelo matemáticu del fenómeno en cuestión). T e-
nemas un sistema de ecuaciones de la forma expresión en la que el subíndice k representa el instante de tiempo
en el que se considera a la variable a la que está asociado. La ante-
dx, , rior expresión, por tanto, permite generar recursivamente la secuencia
&::::fi(Xj, X2' ... , x,) discreta de valores del estado del sistema Xo, X¡, ... ~ xi.
Se tiene, por tanto, dos formas diferentes de representar un sis-
tema que evolucione en el tiempo, según se considere un tiempo
lo que se puede leer diciendo que sobre el cambio a lo largo continuo o uno discreto. Pero, aparte de esto último, las dos formas
del tiempo de la variable x, influyen aquellas otras variables x-, son análogas y sirven para representar sistemas cuyas magnitudes
XI. ''', XII> que aparecen como argumentos de fi' Por tanto, en asociadas varían de forma continua con el tiempo. Estas formas de
la formulación de un modelo subyace el concepto de influencia en- evolución se tienen en ámbitos muy variados de nuestra experien-
tre variables. A cada influencia puede asociarse un enunciado de la cia, tanto en sistemas físicos (la velocidad de un motor, la posición
forma de un eje ) como en sociales (la evolución de una población, de los
precios ).
X---7Y (2) Existen, sin embargo, sistemas que no son fácilmente describi-
bIes mediante las formas [1] o [2]. Estos sistemas son normalmente
que se lee 'X influye sobre Y' (lo que equivale a decir que a una producto de la tecnología moderna e incluyen desde la máquina
variación provocada en X se responde con otra de Y). De este modo, expendedora de paquetes de cigarrillos hasta complejas líneas de
un modelo puede enunciarse mediante un conjunto finito y articu- ensamblamiento y producción, redes de comunicación de computa-
lado de relaciones de influencia (que se someten a contrastación dores, sistemas de control de tráfico, etc. En esos casos la evolución
experimental como cuerpos integrados). Por tanto, el concepto de del sistema depende de la interacciones complejas de acontecimien-
influencia es básico en la formulación de un modelo. El concepto tos discretos, tales como la iniciación o el acabado de una tarea, la
de influencia tiene connotaciones con el de causalidad. Sin embar- llegada de un mensaje o el simple hecho de oprimir o no un botón.
go, este último parece tener un carácter más fuerte que aquél, por El estado de estos sistemas cambia de forma discreta, en lugar de
lo que se prefiere hablar de influencia más que de relación causal'. hacerlo de forma continua como en los casos más arriba considera-
La forma más básica del lenguaje de modelación está formado pre- dos. Estos sistemas recihen la denominación genérica de sistemas
cisamente por los enunciados de las influencias (el lenguaje de si- de estados discretos (por oposición a los sistemas de variables con-
mulación es la contrapartida informática de este lenguaje de mode- tinuas), y para su representación se emplean los autómatas que se
lación). El constructor del modelo selecciona aquellas influencias definen como
que considera relevantes para generar el comportamiento global del
sistema.
[3J
En la formulación de la ecuación [1] está implícita la adopción
de una escala continua para el tiempo (que es una variable de natu-
raleza especial en el estudio de los sistemas dinámicos; el papel del Esta expresión también representa la evolución del estado, que
aquí se denota por q, pero con la importante salvedad de que en
6. La relación de influencia, tal como aquí sc cntplcn. cs una relación más d¿bil que la
de cnusnlidud, que tiene, en la literatura filosófica, una connotación más fuerte que la que
esta formulación está implícita la consideración de estados discre-
aquí intcrcsa. Este sentido fuerte se refiere a la causa total, mientras que la causalidad que ,,: tos (y de valores discretos para la entrada Uk) cada uno con entidad
recoge en las rul.niones de influencia anteriores es una relación p.n-ciul, rcalizad as en con- propia perfectamente definida, y no, como sucedía en los sistemas
junción con ot rns -cuusas-. de variables continuas, como valores tomados por una variable en
un conjunto continuo. Esta formulación es especialmente inrcre-
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JAVllk Af\A(11 N()IA', \OI~KI 1I SICNIIICALJO DI lOS MOUIIOS

san te cuando se trata de representar transiciones entre acontecí- Aunque sea de forma un tanto colateral, merece un comentario
rnieritos discretos. la posibilidad de representación cualitativa en el contexto de los
Aunque el formalismo de [3] es análogo al de [1] yespecialmen- sistemas dinámicos. Con ello se ilustra el hecho de que aun de una
te al de [2], sin embargo, los conceptos involucrados son radical- misma teoría, la de sistemas dinámicos, se puedan admitir, al me-
mente distintos. La figura 2 muestra la diferencia entre las trayecto- nos, dos tipos de interpretaciones: una marcadamente cuantita-
rias de uno y otro sistema. No existe un único formalismo que sea tiva y otra cualitativa, de carácter más geométrico y topológico,
capaz de subsumir ambos planteamientos (algo se pretendió con más plástica y menos rígida que la primera (aunque no menos for-
ayuda de la teoría de las categorías hace aproximadamente un dece- mal). El término «cualitativo» se usa habitualmente en demasiados
nio, pero los resultados alcanzados no han tenido transcendencia sentidos y mientras, en el lenguaje ordinario, esté clara su ambigüe-
práctica). dad (valga la contradicción) no hay mayor problema. Otra cosa
Aparte de las formulaciones anteriores del concepto de sistema sucede cuando se pretende usar en un sentido preciso. Quizás ha-
dinámico, existen otras como, por ejemplo, los sistemas dinámicos bría que pensar algún día en investigar sobre las distintas pretensio-
estocásticos. En tal caso 10 que se estudia es la evolución de la fun- nes de formalizar lo cualitativo que se encuentran en la literatura.
ción de distribución de probabilidades de las variables asociadas al En el contexto de la teoría de sistemas disponemos de una teoría
sistema y no del valor de estas variables en sí, como sucedía con los cualitativa de los sistemas dinámicos en la que el término «cualita-
casos hasta ahora considerados. Se comprende que en este caso se tivo» es objeto de un uso preciso y riguroso, basado en conceptos
tiene un nivel de complejidad en la descripción muy superior. Esta geométricos y topológicos (la teoría de catástrofes puede consi-
forma de descripción es especialmente interesante cuando se estu- derarse como una parte de la teoría cualitativa de sistemas diná-
dian sistemas que poseen un cierto grado de imprecisión o incerti- micos").
dumbre (también se emplean en esos casos los sistemas borrosos). Con todo lo anterior se pretende poner de manifiesto que aun
En todo caso, 10 único que interesa aquí considerar es que se trata en el campo concreto de la teoría matemática de sistemas dinámi-
de otra forma matemática de descripción del comportamiento de cos existen distintas formulaciones (y aun distintas interpretacio-
un sistema. nes) que, en último extremo, no hacen sino aportar diferentes re-
cursos conceptuales para representar los sistemas concretos del mundo
real, en sus variadas peculiaridades (de manera análoga a como en
la geometría, entendida en un sentido genérico, se tiene la geome-
Estado tría euclídea, la esférica, la de Riernann, etc. .., y ante cada proble-
Estado
ma de representación geométrica de un objeto de la realidad se
recurre a una de ellas, la más adecuada al caso, sin que la realidad
dx posea una estructura geométrica determinada"). De modo análo-
dt go, la teoría de sistemas se presenta como un catálogo de lenguajes
de modelación con los que expresar determinados aspectos de la

_/ realidad, asociados a objetos a los que cabe caracterizar como sis-


temas.

7. La tradicional clasificación de los conceptos en teor¡a de la ciencia (Mosrer¡n, 197H)


posiblemente requiera una revisión a la luz del concepto de cualitativo al que me estoy
~l refiriendo. De acuerdo con este concepto, una magnitud cualitativa está asociada a un COIl-

~4
'Í_, ccpto intermedio entre 10 que tradicionalmente en teoría de la ciencia se conoce como un

y Tiempo concepto comparativo (basado en una relación de orden) y [o que se conoce como un con-
cepto métrico. Este concepto cualitativo (que no tiene nada que ver con el concepto cualita-
tivo o clasificatorio de la reor¡a tradicional de la ciencia) posee, además de una relación de
ti orden, una relación topológica (de proximidad), pero no posee una estructura algebraica.
En aplicaciones de las teorías de sistemas a ciencias sociales y humanas (a lo que se viene en
llamar ciencias blandas) presumo que este uso cualir anvo está llamado a tener un gran futu-
ro. Pero aquí no puedo extenderme más en ello.
Figura 2: Trayectoria de un sistema con variables continuas y con acontecimientos 8. Análogamente sucede con el caso de la mecánica que presenta formas variadas, de
discretos. las panículas, de los medios continuos, relativista, estadística, cuántica ..

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11' I 1 A', ',1) 1\ 1< 1 11 ',1 t , 'J I II A;) () 1) I I ()', M U 1) i I 1)',
JAVII R AIZAI.II

ca, mientras que los orientados al conocimiento lo harían en el de la


¿Hasta qué punto subyace a las anteriores formulaciones algo ciencia. De este modo, la distinción entre los dos tipos de modelos
que puede denominarse una teoría de sistemas? Creo que a esta se traslada a la más básica entre ciencia y técnica.
cuestión se puede responder de manera analógica con el ejemplo de La distinción entre ciencia y técnica es una cuestión ardua. La
la geometría antes apuntado: de la misma manera que existe una forma más simple de solventarla ha sido tradicionalmente la de
geometría, digamos general, que se manifiesta en geometrías con- subordinar una a la otra (bien sea invocando el hecho histórico de
cretas, como la euclidea, la de Riernann, etc ... , existe una teoría de que la técnica antecede a la ciencia, o bien sea aludiendo a la mayor
sistemas que toma una forma concreta en la teoría de sistemas diná- excelsitud y universalidad de los conocimientos manejados por la
micos, en la de autómatas, en la de sistemas estocásticos, etc... Cada ciencia con relación a los de la técnica). Sí es cierto, sin embargo,
una de estas teorías (en cierto sentido parciales) aporta instrumen- que existen diferencias sustanciales entre los modos de actividad
tos para representar diferentes aspectos o un fenómeno de la reali- humana involucrados en la ciencia y en la técnica; de ahí que exis-
dad, y, con su concurso, podemos asociar diferentes descripciones a tan dos clases de profesionales perfectamente diferenciados, como
un mismo objeto, según el uso al que se destine el estudio que este- son los científicos y los ingenieros, cuya formación (génesis) está
mos realizando (correspondientes no sólo a los diferentes lenguajes claramente diversificada tanto en su forma como en su fondo (aun-
que empleamos para realizarlas, sino a las diferentes formas de ver que no falten voces, por otra parte no carentes de justificación, que
un sistema, según los problemas que nos interesen de él). traten de aproximarlos, si bien ésta es una cuestión que se sale del
Antes de acabar con estos comentarios conviene recordar que, tema que aquí nos tiene). En todo caso está claro que hay alguna
para algunos autores, la teoría de sistemas tendría como objetivo la forma de distinción entre lo técnico y 10 científico. Posiblemente la
búsqueda de una teoría de lo que llaman el sistema general. Algo así manera corriente de enunciar esta diversidad sea la de considerar
como una especie marco de único y universal en el que tuviera cabi- que la ciencia se ocupa de saber y que la técnica lo hace de hacer.
da todo el conocimiento humano. La tabla periódica de Mendeleiev Esta distinción es muy genérica, pero puede servir a nuestros pro-
es una muestra del tipo de síntesis que pretenderían alcanzar (en el pósitos. Si la aceptamos, se plantean al menos dos tipos de cues-
caso de Mendeleiev referido a la química, y en el de la teoría de tiones:
sistemas a toda la realidad). El punto de vista de Bertalanffy parece
ajustarse a esta perspectiva (así como el de Lazslo, en el libro antes • para hacer se requiere saber;
citado) que constituye una pesada carga para un desarrollo acepta- • pero saber équé?
ble de la teoría de sistemas. Bajo tal perspectiva, se trata de desarro-
llar una (o la) teoría de sistemas. No es presumible que exista tal Puesto que el primer punto no admite discusión, consideremos
cosa. Existen teorías sistemas (tomando teoría en el sentido que se el segundo. Al decir que necesitamos saber parece que nos aden,tra-
le da en matemáticas, como se ha puesto de manifiesto más arriba, mos en el terreno de la ciencia. Pero «le saber qué se ocupa la cien-
en la analogía con las distintas geometrías) que suministran útiles cia? La respuesta tradicional a esta pregunta sería: saber cómo son
conceptuales con los que estudiar los diferentes aspectos de los ob- las cosas en realidad, describir qué pasa en el mundo, y otras seme-
jetos que por su complejidad (partes más estructura) convenimos en jantes. Pero éello es posible?, étienc sentido plantearse la posibilidad
llamar sistemas. de captar la realidad, con pretensión de globalidad y exhausrividad,
mediante nuestros esquemas conceptuales? Siempre he tenido pro-
fundas dudas respecto a ello. La lectura reciente de trabajos de Putnarn
MODELOS ORIENTADOS A LA ACCIÓN Y AL CONOCIMIENTO (1981, 1983, 1987) me ha producido cierto sosiego (como previa-
mente lo habían hecho trabajos de Mosterín) al comprobar que estas
Entre las posibles clasificaciones de los modelos hay una que mere- dudas no sólo son compartidas, sino que están bastante elaboradas
ce consideración. Es la de clasificarlos en modelos orientados a la en la posición filosófica conocida como realismo interno.
acción y en modelos orientados al conocimiento (technologically De acuerdo con la concepción filosófica posiblemente más ex-
adequate model y epistemologically adequate model, según la ter- tendida entre los científicos, conocida como realismo metafísico,
minología que proponen Vázquez y Liz, 1989). Me parece que a existe un mundo articulado y estructurado de por sí, con indepen-
esta distinción entre modelos subyace la más genérica entre técnica dencia de observadores. La labor de la ciencia, según esta concep-
(o tecnología si se quiere) y ciencia (por conservar el mismo orden ción, sería la de ir desenmarañando o desvelando progresivamente
que entre los dos tipos de modelos). Según esta propuesta, los mo- esa articulación y estructura. El punto de vista adoptado por el rea-
delos orientados a la acción caerían dentro del dominio de la técni-
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jAVll!<. Afl.AC 1I N()IA'i son nt 1I SIGNlllCADü nr lOS MODLLOS

lismo interno es bien diferente: esa estructuración previa de la rea- la ciencia, en un sentido absoluto, queda cuestionada y que sólo
lidad es un supuesto metafísico que se debe descartar. Disponernos tiene sentido planteársela en un sentido relativo, es decir, ligada a
de útiles conceptuales internamente estructurados, que son una determinados contextos que se establecen en función de problemá-
construcción nuestra, y que se manifiestan relevantes para captar ticas concretas. Es decir, si el saber-en-sí no tiene sentido, entonces
distintos aspectos de la realidad. Que son útiles aquí y allá, para sucede que todo saber es para-algo. El saber es para-hacer. Nos
unos determinados tipos de problemas, pero que nJ.ll1ca podemos encontramos con la técnica.
pretender que agoten la descripción de la realidad. Esta es siempre Quedan así (si el argumeuto es correcto) desdibujados los lími-
más rica que cualquiera de nuestras descripciones y ninguna de ellas tes entre la ciencia y la técnica. Aparecen como los dos extremos de
podrá nunca agotarla por completo. Según el problema que este- un mismo espectro y no como dos cosas radicalmente diferentes
mos tratando en cada caso dispondremos (o no) de unos útiles ade- (esto último sería como si se distinguieran como el blanco y el ne-
cuados para representarlo, pero nunca podremos pretender agotar gro; mientras que lo que aquí se propone es considerar una gama
una realidad (cualquier cosa que eso sea) con una descripción. continua de grises que van desde uno que es prácticamente blanco a
Según el realismo interno, toda descripción que se haga de un otro casi negro). Ello, claro está, sin perjuicio de que las actividades
determinado aspecto de la realidad depende de su modo de relación concretas de hacer ciencia o de hacer técnica tengan sesgos diferen-
con el que la realiza y no de la cosa en sí. Este modo de relación está ciadores muy marcados, que se han institucionalizado socialmente
ligado al aparato conceptual con el que (desde el que) se capta S. El en profesiones diversificadas (de manera análoga a como la propia
modelista (el observador de un determinado fenómeno) está insta- ciencia y la filosofía se han diferenciado, a lo largo de la historia, en
lado en un paradigma (por usar en un sentido muy laxo el concepto actividades distintas con un núcleo germinal común).
de Kuhn), desde el que observa el sistema estudiado (este paradig- El punto de vista del realismo parece especialmente interesante
ma se refuerza en la medida en que es capaz de asimilar los datos para el modelista. Disponemos de una serie de teorías que tratan
que le suministra el sistema; si los rechaza, el paradigma es insufi- de sistemas (sistemas dinámicos autómatas, sistemas estocásticos,
ciente, y hay que plantearse el cambiarlo, cosa que sucede con fre- control, optimización, sistemas jerarquizados...) que suministran mar-
cuencia en la historia de la ciencia). Las actuaciones que tengamos cos conceptuales, de un alto grado de formalización y elaboración,
inspirados en esa descripción (modelo) servirán para confirmarlos con los que construir representaciones de aspectos problemáticos
(tanto la descripción como el paradigma) si son exitosos. de la realidad que nos interesan. Esa representación se convierte en
Los científicos (adoptando, más o menos explícitamente, el punto nuestro mundo de referencia con respecto a la realidad, en un esque-
de vista del realismo metafísico) suelen considerar que existe un ma que nos organiza la percepción que tenemos de ella. La vemos,
mundo con una estructura externa, previamente dada, y que su la- y actuamos sobre ella, a través de esa representación. Si hemos construi-
bor consiste en desvelarla. En ese sentido dicen que buscan la ver- do algo consistente con la realidad (cualquier cosa que ello sea),
dad. Por el contrario, el técnico se preocupa menos de cómo son las nuestro comportamiento se adecuará a nuestras metas (el problema
cosas y más de cómo puede manejarlas. Para él, el conocimiento le de cómo la representación determina nuestra actuación para conse-
ayuda a formular los sistemas de reglas de acción que, en el fondo, guir determinadas metas lo analizaremos en un próximo artículo).
son las técnicas. Ante cada problema, recurre a la teoría que le re- El análisis de la consistencia con la realidad en modelos de com-
sulta más útil, sin preocuparse demasiado sobre si le aporta un co- portamiento, como los que estamos considerando, presenta proble-
nocimiento exhaustivo del ámbito de la realidad que le preocupa. mas delicados, ya que la evolución de un modelo incluye tanto su
Lo fundamental es el uso de ese conocimiento, que adquiere para pasado (al que siempre es posible ajustar el modelo, si tenemos un
el técnico un sentido básicamente instrumental. El punto de vista registro de él), como el futuro (que, por su propia naturaleza, es
del técnico parece ajustarse al realismo interno (realismo pragmáti- esencialmente problemático').
co, lo ha llamado también Putnam, y el pragmatismo es uno de los Al modelo lo único que podemos exigirle es su consistencia interna
activos profesionales del ingeniero) de manera análoga a como el y su ajuste a los datos (con las dos inmensas restricciones de referir-
científico lo hace al realismo metafísico. se sólo a las variables incorporadas al modelo y al pasado de éstas).
Estas consideraciones tienen relevancia para el problema que Que sea una copia de la realidad, con capacidad de predecir su
planteábamos más arriba de la relación entre ciencia y técnica. Si la
9. Resultaría interesante analizar en este contexto las reflexiones de Nelson Goodman
misión de la ciencia fuese conocer la realidad, y no existe la posibi-
sobre el predicado verbal. La conjunción de los problemas de proyección al futuro y de
lidad de hacer tal cosa porque no tiene sentido plantearse encontrar inducción se presenta conjuntamente en los modelos que estamos considerando. Posible-
una representación que la agote, se sigue que la supuesta misión de mente resulte fructífera una reflexión sobre estas cuestiones.

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IJlJ lA', 'd)1l1\1 1I ~1C;NIIIc..:Al)ü 1)1 I (J~ MUI)I I 0 \
JAVIFR ARACli

más importantes se deben a Rosen) que podría sernos de ayuda para


futuro, es demasiado pedir (aunque en algunos ámbitos del mundo físi- tratar los problemas que estamos considerando. Se parte del su-
co se haya producido lo que Thom llama el milagro de que esta pre- puesto de que un determinado objeto de la realidad (por ejemplo,
dicción haya sido posible. La fascinación producida por ese milagro una ciudad) puede ser objeto de múltiples descripciones alternati-
hace que esperemos verlo reproducido en ámbitos en los que no vas (según se atienda a su población, su actividad económica, su
cabe esperarlo. Nuestra interacción con la realidad guiados por el mo- disponibilidad de viviendas; se considere toda la ciudad como una
delo (es decir, nuestro uso de él) es nuestro único modo para evaluarlo. única área, o más bien se considere su división en distintas zonas;
Una de las aportaciones más interesante del realismo interno interese la evolución de la ciudad en su conjunto, o cómo se produ-
del modelista es la de socavar el mito del modelo único (aun el caso ce una especialización de las distintas áreas en residenciales, zonas
de que los modelos que realmente se construyan pretendan ser sólo fabriles, ete. ..); se trata de analizar qué tienen en común estas des-
aproximaciones a aquél). Cada modelo tiene valor por sí mismo y cripciones alternativas, y en qué medida algunas de ellas son más
no con referencia a ese modelo único. ricas que las otras!", Pero nunca se puede pretender comrar~r los
diferentes modelos, a que dan lugar las diferentes descrJpclOn~s,
con la propia realidad. En todo caso se trata de comparar descnp-
SOBRE UNA DEFINICIÓN DE MODELO ciones entre sí, y no descripciones con la realidad (salvo qu.e se
asuma la propuesta de Borges de que el mejor mapa de la realidad
Consideremos ahora la definición de modelo propuesta por Moste- es la propia realidad, con lo cual incluiríamos a la propia real!-
rín (1978, 156). Se dice que un sistema M sirve de modelo del siste- dad en el dominio de las descripciones -pero no sé si por ese carrn-
ma S al científico O si: no llegaríamos a alguna parte, ya que presupone que somos capaces
de captar la realidad en su exhaustividad-) .
• M es igualo más conocido para O que S; Pero es que, además, la descripción se realiza con el concurso de
• a partir de M el observador O desarrolla la teoría T de la que un determinado medio. En el caso trivial este medio es el propio
M es un modelo; y lenguaje ordinario. Aquí, sin embargo, interesa la consideración de
• S es también un modelo de T. otros medios: los aportados por la teoría de sistemas dinámicos.
Con su concurso podemos describir la evolución de una ciudad (por
Apliquemos esta definición al caso que aquí consideramos, en volver al ejemplo antes mencionado), el crecimiento de su pobla-
que M es un modelo de simulación mediante computador. Conside- ción, las fluctuaciones de su actividad económica, los problemas de
remos el primero de esos puntos. Se dice que M es igual o más la vivienda, etc. A esta forma de descripciones es a la que común-
conocido que S. Córno hay que entender esto? ¿Qué sabemos de S
é mente llamamos modelo del objeto (o sistema concreto) en cues-
que no sea alguna de sus descripciones y, por tanto, alguno de sus tión (en este caso tendríamos un ejemplo de lo que sería un modelo
modelos? (descripciones que O siempre hace desde un marco de orientado a la acción, ya que un modelo de esta naturaleza -el del
referencia determinado). ¿Qué quiere decir que M es igualo más área urbana- sería eventualmente solicitado por las autoridades
conocido que S? ¿Cómo concebir que se pueda comparar un objeto municipales para orientar sus decisiones de política urbana).
abstracto M con uno concreto S? Y asimismo, équé quiere decir que
S es también un modelo de Y? Por ejemplo, si S es una ciudad, con
sus edificios y sus habitantes, y M es un programa de computador; MODELOS y TEORÍA
o si S es un circuito electrónico y M las ecuaciones que describen su
comportamiento de acuerdo con la teoría de circuitos, ¿cómo en- Veamos ahora el segundo tipo de modelos: los modelos orientados
tender una forma de relación -una correspondencia necesaria para al conocimiento. La definición de estos modelos involucra, además
decir que M es más conocido que S entre objetos de naturaleza tan de consideraciones análogas a las que se han hecho con respecto a
dispar- uno concreto S y otro abstracto M? Por lo mismo, tampo- los modelos orientados a la acción, cuestiones relativas a la teoría
co parece consistente el aceptar una correspondencia entre S y T. de modelos, en el sentido preciso de esta teoría en lógica y filosofía
(Esta misma inconsistencia se tiene en la definición de modelo em- de la ciencia. De acuerdo con la propuesta de Suppes (1988), el
pleada por Vázquez y Liz cuando exigen que exista una descripción concepto de «modelo» empleado en teoría de modelos es el concep-
de S que pueda ser isomórfica con M.)
Se ha desarrollado, en el seno de la teoría de sistemas dinámi- 10. Alguna aportación a este problema puede verse en Aracil (1986).
cos, una teoría de las descripciones alternativas (las aportaciones
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jAVIH, ARAClI ~l(ll A', ~()ljl{1 11 ',I(JNIIICAI)O 1>1 10, MOIII 1 OS

to básico para la formalización del concepto de modelo, aun del ecológico, es posible que se tenga un cierto conocimiento de la bio-
empleado en las ciencias empíricas. Tanto M como S deben ser logía de las especies implicadas en el sistema, pero no tanto de las
modelos, en el sentido preciso que tiene en la teoría de modelos interacciones entre ellas. Se puede entonces tratar de construir un
(Manzano, 1989), de la teoría T. La existencia de una teoría cientí- modelo postulando esas interacciones, y comprobar luego si el com-
fica Tse convierte en un requisito de la definición. Vaya cuestionar portamiento del propio modelo se ajusta a lo observado en la reali-
este punto de vista. dad. De este modo tenemos un modelo orientado al conocimiento,
Una primera objeción a esta definición ya se ha hecho más arri- que sin embargo no presupone la existencia de una teoría.
ba: écómo hay que entender que S sea un modelo de T, si S es un Se podrá decir que esa teoría T no existía antes de construir el
objeto concreto y T uno abstracto? Pero, además, me parece que la modelo, pero una vez lo hayamos construido, el modelo satisface
categórica propuesta de Suppes olvida uno de los usos de los mode- los requerimientos de aceptación, ya tenemos la teoría, con lo que,
los más extendidos en la práctica (y que es un uso en el que coinci- al final, nos encontramos en la situación que requería la definición.
den científicos y técnicos); aquel en el que el constructor del mode- No estoy convencido de que con este subterfugio se resuelva el pro-
lo carece precisamente de una teoría del aspecto de la realidad que blema. Lo más que se hace es cubrir las formas.
trata de estudiar. Por ejemplo, y volviendo nuevamente al ejemplo La cuestión está, me parece a mí, en que se le da a la teoría un
que hemos considerado ya varias veces, considérese un modelo de carácter cerrado y definitivo, de modo que encierra (al menos pre-
un área urbana. Realmente se carece de una teoría estricta de lo que tendidamente) ya todo el conocimiento necesario con relación al
sucede en las áreas urbanas. Podrán existir, a lo sumo, resultados aspecto de la realidad que se está modelando, y que de lo único que
teóricos relevantes para representar algunas de las interacciones que se trata es de organizar convenientemente este conocimiento en los
se producen en el seno de un sistema tan complejo; pero una teoría, supuestos concretos del caso. Este planteamiento resulta aceptable
en sentido estricto, no existe. Y, sin embargo, se construyen mode- en situaciones relativas al mundo físico, de las que se disponga de
los que son efectivos en el sentido de que ayudan a la toma de deci- una aceptable cobertura teórica. Por ejemplo, la construcción de un
siones de los organismos encargados de ello (no vaya el lector a modelo de una red eléctrica o de un artilugio mecánico, antes men-
entender que pretendo decir que son capaces de hacer predicciones cionados. No sucede, sin embargo, lo mismo en el caso del modelo
precisas, como cabría esperar un modelo de una red eléctrica, o de de un área urbana y, en general, de los empleados en ciencias socia-
un artilugio mecánico!"; pero sin embargo sí afirmo que son capa- les. El punto de vista de Suppes parece considerar al modelo como
ces de integrar la información disponible, procesarla de una manera «ejemplo» distinguido de una teoría ya construida y aceptada".
coherente, y de esta forma ayudar, con todas sus limitaciones, a la Lo que parece importante (10 que me preocupa en tanto que
toma de decisiones racionales -cualquier cosa que esto sea-). constructor de modelos) es la relación entre ellos (objetos abstrac-
En muchas ocasiones (y hoy en día, con el advenimiento de los tos, formados por ecuaciones u otros formalismos) y la realidad
computadores, más aún) se construyen modelos de aspectos de la que tratan de representar (esa ciudad con sus gentes y sus calles,
realidad de los que se carece de una teoría, precisamente para ensa- con su actividad, con su evolución ... ). Me pregunto si no sería inte-
yar sobre ellos conjeturas o hipótesis respecto a una teoría de la que resante (o si alguien lo habrá hecho ya, lo enal es posiblemente ]0
se carece. El modelo se convierte entonces en un generador de teo- más probable) aplicar conceptos análogos a los desarrollados en los
ría, y no en un simple receptor pasivo de ella (como sucede cuando estudios semánticos (en la filosofía del lenguaje) al problema de la
hago un modelo de un circuito eléctrico, para lo que dispongo de significación de los modelos, en cuanto a representación de aspec-
toda una amplia teoría de las redes eléctricas). Ese tipo de situacio- tos concreros de la realidad. Y ello no sólo por lo que respecta a la
nes son especialmente patentes cuando el objeto que se trata de asignación de símbolos a objetos concretos de la realidad, sino al
estudiar es un sistema (un conjunto de partes estructuralmente arti- hecho (que nunca deja de sorprender y perturbar) de que sometien-
culadas en una unidad). Cuando se estudia, por ejemplo, un sistema
12. Considérese cada lenguaje ordinario concreto (el español, el inglés... ) como la rea-
11. Conviene observar aquí que, no obstante el hecho de disponer de las leyes de lización concreta de una gramática universal a lo Chomsky. Esto podrá resultar interesante
inter-acción en el seno de un sistema, corno sucede en los sistemas eléctricos o mecánicos, a determinado tipo de estudiosos que, por otra parte, posiblemente extraigan de sus estu-
no garantiza que podamos hacer predicciones en todos los sistemas de esta naturaleza. Si el dios conclusiones prácticas de gran interés y generalidad. Sin embargo, para algunos usua-
modelo de uno de estos sistemas es tal que presenta lo que se conoce corno un modo de rios del lenguaje el problema importante (el que para ellos resulta relevante) no es tanto la
comportamiento caótico, entonces, aun en este caso, es imposible hacer predicciones aun- relación del idioma que hablan con ese supuesto lenguaje universal (de alguna manera in-
que conozcamos con todo detalle las leyes de interacción en el seno del sistema y podamos corporado a nuestro bagaje genético) sino la relación de significación entre los enunciados
construir un modelo que reproduzca su comportamiento con gran fidelidad. que es capaz de construir y el mundo que le rodea.

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JAV 111, A I{Al. 11
f-J() 1 A', ',()III(I 1I ',I(;NIIICAI)() DI tOS MOI)11 OS

do estos símbolos a determinadas reglas de combinación (que son


Lnsz!o, E. (\ 987), Eiolution. The Creat Synthesis, Boston, Shambhala [v. esp. (1988)
construcción nuestra, de los humanos) se obtengan contrapartidas
Evolución, la gran síntesis, Barcelona, Espasa-Calpc].
consistentes con el mundo real (incluso, y más perturbadoramente Manzano, M. (1989), Teoría de Modelos, Alianza, Madrid.
aún, en lo relativo al devenir). Lo notable de los modelos de com- Mosterín, J. (197H), Racionalidad y Acción Humana, Alianza, Madrid.
portamiento de sistemas no es que capten en una representa- Mosterín, J. (1984) (2." edición ampliada, I9H7), Conceptos y teoría en la Ciencia,
ción simbólica las partes del objeto que representan (esto ya lo hace Alianza, Madrid.
una maqueta o un plano), sino que también captan su interacción, Padu!o, L. y Arbib, M. (1974), System Theory, Saundcrs.
el mecanismo que permite generar una réplica de comportamiento, Purnnm, H. (198 1, v. csp-, 19H8), Razón, verdad e historia, T ecno s, Madrid.
calculando las trayectorias. Existe una forma de correspondencia Putnam, H. (1983), Realism and Reason [v. esp. de los capítulos 12 y 13 en colección
tanto entre símbolos y objetos reales como entre las reglas abstrac- Revista Teorema, con el título Racionalidad y Metafísica, Valencia, 1985].
tas de interacción entre los símbolos y el desenvolvimiento de los Putnam, H. (1987), The manv faces of realism, Opcn Court Publishing Cornpany.
objetos reales. Esta correspondencia está en la base de la aportación Rosen, R. (1976), -Srrncrural Srabiliry, Alternare Dcscriprions and Information»,
j. Theor. Biol., 63, 19-31.
del modelo a la comprensión de la realidad.
Snppes, P. (1988), estudio de filosofía e metodología de la Ciencia, Alianza, Madrid.
Al estudiar un fenómeno concreto en un ámbito determinado de Thom, R., -I.a scicnce malgré tont. .. », Enciclopedia Universalis, Organnm, 5- 1O.
la realidad lo primero 'que hacemos es describirlo (referir su historia Vázquez, M. y Liz, M. (198'j), «Systerns Formalization and Models Building'>, en
diría Mosterín). En una primera instancia esta descripción se hace P. Milling y E. Zahn (eds.), Computer-Based táanagement of Complex Systems,
mediante el lenguaje ordinario. Pero inmediatamente nos pregunta- Springcr, Bcrlin, 285-292.
mos si somos capaces de emplear un lenguaje más elaborado para Wiencr, N. (1948), Cybemetics, The MIT Prcss, Cambridge. Mass.
esa descripción: un lenguaje matemático. Si ello es así, ya tenemos Wilson, B. (1984), Systems: Concepts, Methodologies and Applications, Wiley.
un modelo matemático de esa situación concreta. Lo que interesa Zeigler, B. (1976), Tbeory of Modelling and Símulatíon, Wiley.
es que la describa adecuadamente y que, a partir de esa descripción,
se sea capaz de generar su historia. En caso afirmativo se considera-
rá aceptable, con independencia de que sea o no un modelo de una
teoría T (que probablemente ni exista), como pretende Suppes.
Se dice a veces que se rechazará epistemológicamente los mode-
los que, aunque sirvan para la acción, no sean modelos de alguna
posible teoría científica. No comparto esa conclusión. Por el con-
trario, creo que si el modelo sirve para la acción, en el sentido de
que conduce a acciones que sean consistentes con ciertos objetivos,
y no existe una teoría científica que permita considerarlo como modelo
para el conocimiento, lo que sucede es que se está detectando una
deficiencia en un mundo científico que habrá de subsanar. La teoría
científica (en ese momento histórico) es pobre en el tipo de situa-
ciones que están considerando, y que han podido ser captadas por
el modelo, pero no por la teoría. No se trata de que el modelo per-
t~n~zca a una categoría inferior, sino que descubre algo que la cien-
CIa ignora.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aracil,]. (1986), -Bifurcations and Strnctural Srability in the Dynamical Systems


Modeling Process», Systems Research, vol. 3, n." 4,243-252.
Bunge, M. (1973), Methud, Model and Malter, Reidel, Dordrechr.
Bunge, M. (1979), A Wurld uf Systems, Reidel, Dordrecht.
Careta Cotare lo, R. (1979), Crítica de la Teoría de Sistemas, C\S, Madrid.

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79
EN TORNO A LOS CONCEPTOS pE MODELO,
SISTEMA Y SIMULACION 1
Margarita Vázquez
Universidad de La Laguna

1. EL ENFOQUE SISTÉMICO

A lo largo de este capítulo, se intentará presentar una aclaración


conceptual de la noción de sistema y de algunas otras nociones
relacionadas con ésta. Entre ellas destacan las de modelo, simula-
ción, estructura y comportamiento de un sistema, jerarqufas de sis-
temas, sistemas naturales y artificiales, diseño, etc. Para ello, se
analizarán algunas conceptualizaciones y usos de dichos conceptos.
Adoptaremos la denominación de «enfoque sistémico» para referir-
nos al conjunto de ideas, conceptos y disciplinas que tienen como
punto central la noción de sistema y que aunaría áreas científicas
muy actuales, a veces muy dispersas. Este enfoque sistémico no es,
propiamente, una teoría o un conjunto de teorías, sino que se trata
mas bien de una orientación, o punto de vista, peculiar en el trata-
miento de los problemas.
Aunque desde la antigüedad se pueden encontrar claros antece-
dentes de lo que denominaremos enfoque sistémico», es en nuestro
siglo cuando la utilización de este enfoque cobra plena vigencia.
Bertalanffy, Wiener, Thom, Prigogine ... y, más recientemente, los
promotores de la llamada «ciencia del caos» han puesto de relieve
la necesidad de enfoques sistémicos dentro de la ciencia. Como ca-
racterísticos del enfoque sistémico, se podrían señalar ciertos con-

1. En este trabajo se recogen ideas y argumentos de los trabujos desarrollados por la


autora en [os últimos anos, especialmente de Vázquez (1990).
2. Complementaria a las ofrecidas por Javier Aracil y Manuel Liz.
3. La idea de concebir la realidad como un todo o una serie de estructuras o sistemas
interconectados es, quizás, tan antigua como el hombre mismo. Y, además, parece estar
profundamente enraizada en nuestro conocimiento ordinario.

81
I ~~ I (JIU~(J /1. 10', (UNU l' I ()~ IJI M()[)1.1 U SIS 11 M/\ Y ',IMLJI AlI ó N
MAR.GAI~ll A VA/QUI /

to del sistema. El tercero de estos tres sentidos constituiría la razón


ceptos clave: sistema, información, realimentación, modelo, etc. ontológica básica de muchos casos de perspectivismo d~~tro del
Muchos de estos conceptos se entroncan con discusiones clásicas en enfoque sistémico. Es especialmente relevante en la a~tlvldad de
filosofía. Otros, en cambio, se relacionan muy estrechamente con construcción de sistemas dinámicos que intentan reflejar el com-
disciplinas y teorías científicas muy recientes (como la teoría de portamiento de un sistema real. Un comportamient? pued~ ,.ser ge-
catástrofes o la geometría fractal). nerado por infinidad de estructu~as. Las otras dos t~~IS tambIet; apo-
Además, algunos problemas filosóficos clásicos parecen encon- yan este perspectivismo, pero ~n~ntad?a la. ~eleccIO~ d~ los límites
trar una nueva perspectiva para su análisis dentro del enfoque sis- del sistema, es decir, a su propia identificación, ~or ultimo, las sa~­
témico. Así, por ejemplo, el problema de las relaciones entre el vedades o excepciones que las dos primeras tesis pon~n a la tests
macrocosmos y el microcosmos podría encontrar una nueva aproxi- fundamental, de que toda realidad es un sistema de Sistemas, son
mación. Habría muchas formas no causales de relacionar distintos excepciones convencionales, debid~s al significado de lo~ concep-
sistemas, según su composición, su entorno y su estructura. Estas tos «universo» y «constituyentes Últlll:OS'), pero no excepcIO~es em-
relaciones no causales entre sistemas constituyen, actualmente, el píricas. ¿Qué nos asegura que la realidad vaya ~ te~er c.onstltuyen-
objeto de numerosas investigaciones orientadas por la perspectiva tes últimos o que el universo tenga que ser referido inevitablemente
sistémica, principalmente las referidas a relaciones topológicas de- mediante un artículo singular?
bidas a semejanzas o analogías entre los espacios de estados de sis-
temas diversos. El descubrimiento de los fractales en relación al
fenómeno de los atractores extraños ha abierto grandes vías de es- 2. EL CONCEPTO DE SISTEMA
tudio en este terreno. Las clásicas relaciones entre lo grande y lo
pequeño aparecen aquí vistas e interpretadas matemáticamente co- El significado del término sistema no es unívoco, sino 9~e c~da
mo un problema de «escalas'} en la percepción y caracterización de uno que lo utiliza parece estar dándole una mterpretacion dife-
una figura geométrica. rente. Esto ha sido también así históricamente, por lo que muchos
La relación entre el macrocosmos y el microcosmos es sólo un autores se han planteado la tarea de formalizar este concepto,
ejemplo de cómo el enfoque sistémico se ha mostrado especialmen- intentando recoger todas las particularidades que éste lleva co~­
te apto para asumir e integrar muchas dicotomías filosóficas tradi- sigo, pero manteniendo una base c.omún a la qU,e P??er acu,dlr.
cionales, tanto ontológicas como epistemológicas. La disolución de La terminología elegida para este npo de formalización ha SIdo,
estas dicotomías se consigue, casi siempre, mediante un proceso de habitualmente la de la teoría de conjuntos. Entre las forrnalizacio-
relativización a un marco de descripción. Así, puede muy bien ha- nes más interesantes de esta noción destacan la de Mario Bunge y
blarse de una tendencia «perspectivista» dentro del propio enfo- la de Bernard P. Zeigler, pues recogen algunos de los aspectos más
que sistémico. De esta manera, el recurso a autores como Ortega o fundamentales y que serán de gran utilidad a la hora de comentar
Putnam", en defensa de este perspectivismo, puede ser muchas ve- el uso de la noción de sistema y, con ella, la de modelo en tecno-
ces de gran utilidad. El enfoque sistémico ofrecería un nuevo marco logía.
epistemológico y ontológico. Epistemológicamente, se caracteri- Bunge va a mostrar, en el segundo tomo de su ont?logía (1979),
zaría, entre otras cosas, por su ruptura con las divisiones disciplina- con ayuda del álgebra de conjuntos, su inrerpretacion del mundo
rias establecidas, por su antifundamentalismo epistemológico y, co- como un mundo de sistemas. Bunge representa los Sistemas me-
mo ya se ha señalado mas arriba, por su perspectivismo. Si hemos diante triples ordenados formados por la composi~i~~, e, la est~uc­
de sintetizar en una tesis básica el nuevo marco ontológico sugeri- rura, S, y el entorno, E, 0'::::: {e, S, E}. La compOSICIOn de ~n SIste-
do, la expresión «toda realidad es un sistema de sistemas» sería fun- ma es el conjunto de sus componentes; el entorno, el conJun~o de
damental. elementos con los que está conectado, y la estructura, las relaciones
Toda realidad es un sistema de sistemas, al menos en tres senti- entre sus elementos, así como entre éstos y los del entorno. Para
dos: todo sistema (menos, por definición, el universo mismo) for- que este triple represente un sistema se exige que no haya elemen-
ma parte de otros sistemas; todo sistema (menos, por definición, tos comunes a la composición y al entorno y que en la estructura
los constituyentes últimos de la materia) está formado por otros haya al menos una relación: ,..,
sistemas; y la estructura de todo sistema puede ser descrita de inde- Un componente de un sistema puede o no ser el mismo un siste-
finidas formas, todas ellas haciendo igual justicia al comportamien- ma Si lo es es un subsistema. Sea un sistema con composición
q;, t), ento~no E(a, t) y estructura Sra, t) en el momento de tiem-
4. COIllO hemos visto en los trabajos de Javier Aracil y Manuel Liz.

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MAR.(,ARI r A VA/()lJI / IN 1 (IIU~() A 1 o ', (uNel P I OS IJI MODII.O. '>1'> 11 MA Y ,>IMUI AllÓN

po t. Una cosa' x será un subsistema de o en t, si y sólo si: i) x es un conjunto de segmentos de entrada incluido en (T, X). R es la rela-
sistema en el momento t y ii) C(x, t) 5;;; Cto, t) y E(a, t) 5;;; E(x, t) y ción de entrada/salida que caracteriza a este nivel, y que es una
5(x, t) ~ 5(0, t). No hay, así, una jerarquía de estructuras, como relación que está incluida en X (T, Y), donde (T, Y) es el conjunto de
veremos en Zeigler, sino una colección de sistemas cada uno de los todos los segmentos de salida.
cuales es subsistema de uno mayor. La observación de la función entrada/salida, fOFO = {T, X, Q,
Zeigler (1976, 1984a y 1984b) revisa la jerarquía de niveles en Y, F}, es en todo similar al nivel anterior, excepto en que sustituye
los que un sistema puede ser especificado'. El término sistema lo la relación de entrada/salida, R, por las funciones de entrada/sali-
emplea referido a un término matemático que captura las peculiari- da, F. F es el conjunto de todas las funciones de entrada/salida, de
dades intuitivas de un sistema real. Esto nos lleva a varios concep- tal manera que dada fE F, f 5;;; X(T, Y).
tos distintos de lo que es un sistema y a intentar organizarlos. Zei- El sistema entrada/salida, S = {T, X, Q, Y, O, u}, añade a los ya
gler construye una jerarquía de niveles de sistemas. En ella establece conocidos Oy ~. Tendríamos también el conjunto de estados inter-
una estratificación que empieza con el nivel más bajo, como de «caja nos, Ilamémosle Q, que representa la memoria del sistema. oes la
negra», y va ascendiendo en complejidad. Zeigler ha dado varias función de cambio de estado, de un estado interno, con el conjun-
versiones de su jerarquía, aquí se tomará la de Zeigler (1984a y b). to de los segmentos de entrada, se pasa a otro estado interno, y
El nivel O es el marco observacional, O; el nivel 1, la observación de ~ es la función de salida, que representa lo que puede ser sentido,
la relación entrada/salida, fORO; el nivel 2, la observación de la medido u observado por el entorno cuando el sistema está en un
función entrada/salida, fOFO; el nivel 3, el sistema entrada/sali- estado Q.
da, S; el nivel 4, el sistema estructurado, 0, y el nivel 5, el sistema El sistema estructurado es igual al sistema entrada/salida, ex-
multicompuesto, N. cepto en que todos los conjuntos y funciones están estructurados,
Lo característico de esta sucesión de fórmulas es que cada una esto es, ordenados de acuerdo a unas determinadas coordenadas.
añade algo a la anterior. Las tres primeras dan sólo razón del com- Por último, el sistema multicompuesto, N = {D, {Sa}, {la}, {Za}},
portamiento de un sistema, dejando de lado la estructura de los representa ya un sistema compuesto de sistemas, donde D es el con-
mismos. Funcionan como «cajas negras» más o menos complejas. junto de los nombres de los componentes, y para todo elemen-
Las últimas pretender dar ya razón de su estructura y explicar el to U E D, Su. representa el sistema u, la el conjunto de sus influen-
comportamiento a partir de la misma. cias y Z¿ la función interface de a.
En el marco observacional O = {T, X, Y}, T es la base temporal Si se estudia esta jerarquía de abajo a arriba, podemos verla como
en la que transcurre la observación, X es el conjunto de valores de una descripción del proceso de modelado de un sistema. Tenemos
entrada, es decir, representa cómo el entorno afecta al sistema. Por un modo de comportamiento, un modo de referencia", que tenemos
último, y es el conjunto de valores de salida, de cómo el sistema que explicar mediante una estructura. A partir de un determinado
afecta al entorno. nivel se pretende explicar ya cómo es la estructura interna. Los tres
En la observación de la relación entrada/salida, fORO = {T, X, primeros niveles, el marco observacional, la observación de la rela-
Q, Y, R}, contamos con los mismos elementos que en el marco ob- ción y la observación de la función, ya por sus propios nombres,
servacional y con dos elementos nuevos, Q y R, es el conjunto «observación», indican que hacen referencia a algo que simplemen-
de segmentos de entrada. Un segmento de entrada es una función te es observado.
que asigna a un intervalo de tiempo un valor de entrada. El conjun- No se intenta dar razón de su estructura interna, de por qué se
to de todos los segmentos de entrada será (T, X). Entonces, Q es un comportan como lo hacen, sino solamente de datos tomados de la
observación: cómo se comportan, no por qué. De estos tres niveles,
la observación de la función representaría lo que normalmente se
5. Para Bunge, una cosa es una sustancia individual con sus propiedades sustanciales.
Hay una cantidad no enumerable de cosas que están organizadas en un número finito de
entiende como modo de referencia o datos para calibrar un modelo,
sistemas. Estos sistemas serán los sistemas concretos o materiales. es decir, aquellos datos observados, medidos o sentidos, que permi-
6. Zeigler considera que un modelo es una especificación de un sistema. Los modelos ten afirmar cómo ha funcionado un sistema durante un período de
se pueden expresar de muchas maneras (ecuaciones diferenciales, notación de teoría de tiempo determinado, dadas determinadas condiciones. A la hora
autómatas o formalismos de sucesos discretos). Con estas notaciones lo que se pretende es
proporcionar instrucciones "a algo o a alguien» que le permitan generar datos. Esto es lo
de construir un modelo lo que pretendemos, al menos en un pri-
que permite hablar de "datos generados» o «comportamiento del modelo». El comporta-
miento del modelo se distinguirá de la estructura del mismo en que el comportamiento es lo 7. Ésta es una noción de Dinámica de Sistemas. Más detalles sobre ella pueden verse
que el modelo hace y la estructura lo que le hace, o permite, hacerlo. en Aracil (1986).

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mer acercamiento, es poder dar razón de un modo de referencia


concreto". comparación directa entre ese conjunto de estados y la realidad misma,
Cuando tenemos un modelo, pretendiendo explicar un compor- sino del dictamen de expedientes mucho más indirectos. Por ejem-
tamiento de un sistema dado, y tenemos un modo de referencia, lo plo, del grado de ajuste entre el comportamiento generado por ese
que querernos es subir un peldaño. Lo que queremos es a partir de conjunto de estados internos y el modo de comportamiento concre-
ese comportamiento, de ese modo de referencia, explicar la estruc- to observado, de lo ya conocido a través de otros modelos o teorías
tura o, a veces, incluso menos: si tenemos un modo de referencia acerca del sistema real productor de ese modo de comportamiento,
degenerado, una observación pobre, podernos querer construir un de consideraciones de coherencia, simplicidad, elegancia, etc. Nor-
modelo que dé razón de esa observación, que establezca la función malmente, se considera que cuando ese conjunto de estados inter-
de observación. De todas maneras, la tarea fundamental de un pro- nos representa realmente (aunque parcialmente) aspectos reales del
ceso de modelado sería la asignación de estructuras a modos de sistema modelado, nos encontrarnos ante teorías genuinamente ex-
comportamiento dados. Siguiendo la jerarquía, sería en el nivel 3, plicativas. Cuando no ocurre esto, podemos decir que tenemos teo-
el sistema entrada/salida, cuando nos encontraríamos por prime- rías con un valor simplemente instrumental ti operacional o, con
ra vez con algo que puede ser llamado en verdad estructura de un otras palabras, que tenemos sólo «modelos», no teorías. Todo esto
sistema. Aquí aparece Q, el conjunto de estados internos del siste- desemboca en el problema del realismo al que haremos referencia
ma, que va a permitir explicar cómo la historia del sistema afecta a más adelante.
las futuras respuestas del mismo. Es esto precisamente lo que nos Siguiendo con la jerarquía, los niveles 4 y 5 complementarían el
va a posibilitar las simulaciones y lo que nos va a permitir dar cuen- nivel 3. El nivel 4 estructuraría un sistema de nivel 3, lo haría más
ta de, por ejemplo, cómo una entrada puede tener su respuesta, su concreto. Y el nivel 5 sería como el ideal de todo modelo: especifi-
salida, después de un, a veces largo, período de tiempo. car los subsistemas que tiene y el macrosistema del cual es parte.
Este conjunto de estados Q es un concepto de modelado que no Todos los subsistemas quedarían acoplados, excepto unos pocos
tiene por qué corresponderse con algo que exista realmente. Lo úni- llamados componentes iniciales, que serían los únicos de este siste-
co que importa es que en ese conjunto de estados se introduzca toda ma multicompuesto que recibirían entradas externas. Estos compo-
la información que permita dar cuenta del comportamiento del sis- nentes serían los que en la terminología de modelado se conocen
tema e, incluso, prever futuros comportamientos. Desde cierto punto como variables exógenas.
de vista, el conjunto de estados Q constituiría la «teoría» que da Los sistemas de la formalización de Bunge podrían ser entendi-
cuenta de la «experiencia» ofrecida en el modo de comportamiento. dos como sistemas del nivel 5 de esta jerarquía de Zeigler.
Q sería así el conjunto de propiedades y relaciones teóricas cuya
correspondencia con la realidad queda siempre pendiente. En la
rertninolog¡a de la filosofía de la ciencia estructuralista, lo que dife- 3. SISTEMAS ARTIFICIALES Y MODELOS MENTALES
rencia el nivel 3 de los anteriores sería justamente la aparición de
predicados y relaciones T-teóricas. Por el contrario, los predicados Cuando queremos conceptualizar la noción de sistema, nos encon-
y relaciones presentes en los niveles 0, 1 Y2 serían exclusivamente tramos con una distinción clásica. Ésta es la que diferencia los siste-
no T-teóricas. La relación entre lo teórico y lo no teórico nunca es mas entre naturales y artificiales. En el planteamiento de Bunge el
directa, sino relativa a una teoría T. Lo no teórico respecto a una punto que marca la diferencia entre estos dos tipos de sistemas está
teoría es teórico siempre respecto a otra teoría. El valor realista o en la estructura del mismo, en el proceso por el que se ensamblan
no que demos al conjunto de estados Q dependerá, pues, no de una los componentes para dar lugar a un sistema. Habíamos visto que la
estructura de un sistema es el conjunto de relaciones entre los com-
'!L Conviene recordar aquí que estamos hablando de especificaciones (modelos) de ponentes del mismo y entre ellos y las cosas del entorno. Estas rela-
sistemas dinimicos. Esto es, de sistemas que cambian con el tiempo. La función enrrada!
salida toma sus argumentos y arroja sus valores en momentos o instantes determinados del
ciones establecen conexiones entre las cosas que van a permitir dis-
tiempo, o de cierta escala temporal establecida. Por ello, el cálculo diferencial e integral tinguir un sistema de un agregado de elementos que no interactúan.
respe·cto al tiempo es aquí aplicable, especialmente cuando hablamos de las estructuras (flu- Para Bunge todos los sistemas materiales, menos el universo, han
jos, niveles.o-etardos, erc.) capaces de generar ese "modo de referencia». El hecho de inrcr- sido formados a partir de cosas concretas sin estructura.
venir .aquí marcos <J escalas temporales previamente definidas permite relacionarlo con e!
tema de las escalas en los fractales. La única solución al problema fundamental -c-écomo
Para que una cosa compuesta se convierta en un sistema ha de
medidos?- de I~ fractales (Ma.nddbrot, 1975, 1984) parece pasar por la reducción de! introducirse una trabazón, un conjunto de conexiones entre las par-
mismo a un prohtem.a de escalas o puntos de vista. tes del mismo. Cuando esto ocurre se dice que ha habido un ensam-
blaje entre los componentes. Estos procesos de ensamblaje pueden
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ser naturales o artificiales. Se dice que el ensamblaje es artificial estructura a fin de conseguir dichas modificaciones (que pueden
cuando es dirigido por el hombre, es decir, cuando es el hombre el ser tanto de comportamiento como de estructura). Si no co-
que establece la trabazón entre las partes. De esta forma, la diferen- nocemos la estructura, la hipotetizamos y hacemos las mo-
cia entre un sistema natural y uno artificial radicaría en la manera dificaciones sobre la hipótesis.
en la que un simple agregado, una cosa compuesta, ha pasado a
convertirse en un sistema, ha obtenido las conexiones necesarias La planificación podría ser entendida como el requisito previo
entre los elementos para poder ser considerado un sistema. Si las para el control de cualquier sistema, pues sólo a través de ella es
conexiones las ha obtenido por sí mismo, es decir, de una manera posible conocer y comprender el comportamiento del sistema y, lo
espontánea, «natural», el sistema será un sistema natural. Si, por el que es más importante, el porqué de ese comportamiento. Esto es
contrario, esas conexiones han sido impuestas por el hombre, es el posible .debido a que al artificializar, al construir un sistema artifi-
hombre el que las ha creado, el sistema será un sistema artificial. cial, 10$ hombres imponen, o imponemos, una estructura deter-
Aunque esta imposición puede ser total o, simplemente, una pro- minada.
ducción de condiciones que podrían haber sido espontáneas. Podemos entender un modelo construido con una técnica de
Así, es el origen de las relaciones entre sus elementos lo que va simulación, como, por ejemplo, la Dinámica de Sistemas, como la
a definir o no la artificialidad de un sistema. En el planteamiento de hipoterización de una estructura con el objetivo de generar un com-
la teoría de sistemas hecho por Bertalanffy la cuestión más urgente portamiento que ya conocemos o del que disponemos de algunos
era la de caracterizar a los organismos vivos. En el tratamiento de datos acerca de cómo se podría comportar. En estos casos, un mo-
Bunge, un sistema natural será un organismo si por el proceso de delo se entiende como una hipótesis acerca de la estructura de un
ensamblaje han surgido nuevos subsistemas. De esta manera, la no- sistema, como un sistema artificial que simula a otro sistema, sea
ción de organismo sirve para dar razón no sólo de organismos vi- este otro natural o artificial.
vos, sino también de otros sistemas organizados, como son los eco- Esta característica de los modelos de Dinámica de Sistemas, como
lógicos y los sociales. generadores de hipótesis, ha llevado a la idea de que la Dinámica de
Por sistemas artificiales podemos entender tanto los sistemas Sistemas puede facilitar el desarrollo de determinadas estructuras
creados por el hombre como aquellos otros, que aun teniendo un conceptuales, en el sentido del lenguaje l.OGO. El l.OGO es un
origen natural, hayan sido después objeto de artificialización, es lenguaje de programación desarrollado por Seymour Papert. Papert
decir, su estructura haya sido modificada por el hombre. A esto fue discípulo de Piaget en Ginebra, donde comenzó a estudiar el
podemos llamarlo también planificación. Así una planificación se- aprendizaje de los niños. En el MIT formó el grupo l.OGO dentro
ría un proceso de artificialización de un sistema ya existente o la del laboratorio de Inteligencia Artificial. Este grupo estaba dedica-
creación de un nuevo sistema. De este modo, y aceptando la posibi- do a la creación de nuevos medios tecnológicos para la educación
lidad de artificializar un sistema que ya de por sí sea artificial, pla- de los niños y con el lenguaje LOGO desarrolló un instrumento
nificación y artificialización serían equivalentes. nuevo de exploración del conocimiento. Papert y sus colaboradores
En Vázquez (1990), se presentaba la forma general de una pla- consideran al niño como constructor activo de sus propias estructu-
nificación de la siguiente manera: ras intelectuales, asegurando que los niños se apropian de materia-
les que se encuentran a su alrededor, así como de los modelos y
1) Tenemos un sistema, Ilamémosle sistema real aunque no metáforas que les sugiere la cultura circundante.
creamos en la existencia real del mismo como tal sistema, Una de las grandes ventajas que presenta ell.OGO es su aproxi-
del cual conocemos un determinado comportamiento (o con- mación al lenguaje natural, evitando de este modo que sus instruc-
junto de n comportamientos, con n > O). ciones primitivas sean malentendidas por el niño. Además, este len-
2) Queremos modificar el comportamiento de 1) con vistas a guaje presenta el error como algo positivo y favorece las estrategias
conseguir determinados fines u objetivos. También podemos heurísticas, respetando las de cada sujeto.
querer modificar la estructura por razones de economía, es- La Dinámica de Sistemas, y otras técnicas de simulación de sis-
tética, etc. temas, podrían tener una tarea de este tipo: estudiar situaciones
3) Si conocemos la estructura que genera ese comportamiento complejas combinando bloques simples y,.. al mismo tiempo, provo-
(esto es posible, entre otros, en los sistemas completamen- car y acelerar el lenguaje observacional. Este ha sido señalado por
te artificiales) que queremos modificar, o la estructura que Morecroft (1988). Este dice que el lenguaje l.OGO de Papert es
querernos modificar, hacemos los cambios necesarios en la usado para crear estructuras de aprendizaje que ayuden a los estu-

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diantes a entender conceptos difíciles o abstractos, desde los con-


ceptos más simples se construyen los más complejos, y que la Diná- 2) Los modelos mentales son doxa, opinión, no episteme. Los
mica de Sistemas puede tener una función similar. modelos mentales que dos sujetos diferentes tengan acerca
Pensamos la realidad en términos de sistemas y esto constituye de un único sistema pueden ser inconmensurables, aunque
una estrategia heurística formidable. Logramos así una visión de las aquí habría que resaltar la flexibilidad de los modelos men-
cosas rica y sugestiva. Se trata de un proceso sintético: elementos tales: dos sujetos diferentes con dos modelos mentales dife-
que estaban aparentemente desconectados se integran formando rentes de un único sistema podrían converger, tras la discu-
un sistema. Pero nuestra visión no podrá distinguirse de la fantn- sión y el diálogo, en un único modelo mental acerca de ese
sía, a menos que establezcamos mecanismos de control analítico sistema.
ngurosos.
El modelo, sin conceptualizar, que, acerca del sistema que se Los modelos mentales son una parte muy importante a la hora
quiere modelar, tiene el modelista es llamado en Dinámica de Siste- de construir modelos en Dinámica de Sistemas. En ellos, aunque los
mas el «modelo mental» y es la forma en la que el experto, agente modelos no sean teorías, serán muchas veces substitutivos de las
o usuario percibe ese sistema. En Vázquez, Liz & Aracil (1990) se mismas a la hora de construir este tipo de modelos. Y, aunque tam-
examinaban algunas relaciones entre el «realismo interno» de Hilary poco sean modelos de ninguna teoría, los dibujos, diagramas, etc.,
Putnam (1981) y la Dinámica de Sistemas (Aracil, 1986), poniendo que se utilizan para dar una forma gráfica de estos modelos menta-
especial énfasis en la habitual ausencia de conocimientos teóricos a les serán una primera representación del sistema que está siendo
la hora de simular sistemas sociales complejos. La ausencia de tales objeto de la simulación. Donella Meadows, jorgen Randers y Javier
conocimientos teóricos hace inevitable el recurso al punto de vista Aracil, entre otros, han destacado la importancia de este tipo de
y las opiniones que sobre tales sistemas tienen los agentes involu- representación.
crados en los mismos.
De esta manera, el modelo mental no es el punto de vista del ojo 4. LA «REALJDAD)~ DE LOS MODELOS
de Dios, sino el de los seres humanos particulares, especialmente
los seres humanos que participan en tales sistemas. Es, por lo tanto, El modelo mental guía en la elección de una estructura. A través de
un punto de vista parcial, limitado y corregible, pero es imprescin- ella, inferimos y determinamos con precisión un comportamiento
dible. Podríamos decir que si el punto de vista del ojo de Dios es el (o un conjunto de comportamientos -atractores, bifurcaciones,
punto de vista de las teorías interpretadas de una manera hiperrea- etc.-), que debe adecuarse al conocimiento disponible del sistema
lista (es decir, de la manera como el «realismo metafísico- interpre- a modelar. En Teoría y Dinámica de Sistemas son frecuentes los
ta el conocimiento), el punto de vista de los modelos mentales es un conceptos de «análisis cualitativo», «propiedades cualitativas de un
punto de vista altamente inrernalisra, sistema dinámico», etc. Aquí lo cualitativo se refiere a los diferentes
El internalismo en Dinámica de Sistemas no es sólo debido a modos de comportamiento de un sistema dinámico. Es posible des-
que no haya teorías precisas disponibles, sino también (y esto no es cribir ciertos modos posibles de comportamiento asociados con la
menos importante) al hecho de que la propia estructura de los siste- estructura de un sistema, con independencia de los valores cuanti-
mas sociales complejos que se modelan depende necesariamente del tativos concretos que tornen las magnitudes bajo consideración. Los
punto de vista de los agentes involucrados en ellos. Este punto de resultados y las perspectivas originados en este campo son numc-
vista es el conjunto de opiniones, deseos, decisiones, políticas de rosos",
acción, etc., que esos agentes desarrollan a la hora de constituir el A primera vista, podría parecer que aquí «cualirarivo» se refiere
sistema del que son parte. Este punto de vista es el modelo mental a las propiedades primarias tradicionales. Sin embargo, cabe argu-
que sirve de guía para la construcción de modelos en Dinámica de mentar que no es así y que el sentido que tienen los análisis cualita-
Sistemas. tivos de sistemas dinámicos concretos o reales están frecuentemen-
Estos modelos mentales, que se pueden representar mediante te mucho más del lado de los colores y los sabores que de aquellas
maquetas, diagramas, imágenes, erc., no son teorías ni modelos de cualidades de la realidad presuntamente fundadas en algo más «ob-
teorías. Y esto es así, fundamentalmente, por dos razones: jetivo). Propiamente, no son los sistemas mismos los que analiza-
mos cualitativamente, sino los modelos matemáticos que tenemos
1) Los modelos mentales tienen un fuerte carácter implícito,
mientras que toda teoría es explícita. 9. En Arucil (l'-)79 Y 1986a) puede encontrarse una clara exposición de los procedí-
miemos utilizados en el análisis cualitativo de los sistemas dinámicos.

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de ellos. Y el modelo recorta la realidad y selecciona las magnitudes plicar, por ejemplo, el hecho de que sea mucho más habitual encon-
relevantes en función de nuestros intereses. De esta forma, el com- trar aspiraciones y justificaciones externalistas en las ciencias de la
portamiento del modelo es el resultado de nuestro punto de vista naturaleza que en las ciencias o tecnologías sociales. El internalis-
sobre la realidad (al menos tanto como es un resultado de la reali- mo es una propiedad que atribuimos a nuestros conocimientos y
dad misma), de forma muy semejante a como el color blanco de teorías, mientras que la artificialidad es una propiedad que atribui-
este papel resulta de una disposición especial para aparecer así des- mos a nuestras realizaciones técnicas. Si aceptamos el hecho del
de cierto punto de vista. carácter borroso de cualquier demarcación actual entre ciencia y
Tal vez algún complejo sistema de ecuaciones diferenciales pu- técnica, es decir, si asumimos la inseparabilidad de ambas, la vincu-
diera describir la realidad de manera completa y en todos sus aspec- lación entre internalismo y artificialidad puede ser una característi-
tos posibles. El espacio de estados de este sistema de ecuaciones ca muy importante del estado actual de desarrollo científico-tecno-
diferenciales sería identificable con lo físicamente posible, y esto lógico.
podría constituir el reino de las cualidades primarias, sin embargo, Al artificializar, al construir un sistema artificial, los hombres
las propiedades cualitativas de nuestros modelos (a escala humana, imponen, o imponemos, la estructura que va a generar ese compor-
no divina) no podrían ser encontradas en el espacio de estados de tamiento. Dretske (1981) ha presentado los artefactos como para-
ese sistema de ecuaciones a menos que supiéramos, en expresión de digma de lo artificial. Dennett (1990) ha dado una interpretación
Putnam (1987), por donde «cortar el pastel». Es nuestra contribu- de los artefactos como ejercicio hermenéutico. Para él, lo que sea la
ción la que constituye el comportamiento cualitativo de un sistema peculiar estructura/función de un artefacto no se puede determinar
(en relación a nuestros intereses y a nuestra tradición y práctica en sin hacer referencia a los usuarios. Son los usuarios los que le dan
la construcción y diseño de modelos), como en el caso de los olores, su utilidad, independientemente del fin para el que hayan sido cons-
colores, etc. Pero esto no significa que las propiedades «cual itati- truidos.
vas» no sean objetivas, como tampoco resulta adecuado decir que En cierto sentido, tanto los artefactos como los organismos pueden
los colores y olores sean absolutamente subjetivos. Si sólo fueran ser vistos como unidades organizadas cuyo comportamiento pode-
objetivas las cualidades primarias, no dispondríamos de objetividad mos explicar en relación a un diseño. Algunas propiedades que pa-
alguna. recen distinguir los organismos de los artefactos serían su funciona-
La adecuación entre el modelo mental y el comportamiento ge- lidad, su constitución holista y cambiante, su finalismo, una conducta
nerado por la estructura no justifica, por sí sola, el modelo final- aparentemente siempre orientada a fines, su adaptabilidad a un en-
mente construido. Se necesita, además, evaluar sus rendimientos torno cambiante y un montón de propiedades precedidas de «auto»,
pragmáticos y sus interacciones con el modelo mental. Si, a esto, como autocontrol, autonomía, automovimiento, autoformación,
añadimos que el conocimiento que tenemos de los sistemas reales autodiferenciación, autolimitación, etc. Este tipo de propiedades
(modos de referencia, etc.) es, a su vez, producto de otras modeliza- no sólo han servido para demarcar lo orgánico frente a lo mecáni-
ciones previas, nos encontramos de lleno en el mundo de lo artifi- co, también han sido usadas para caracterizar todo lo peculiarmen-
cial. Desde un enfoque sistémico, sólo tenemos construcciones, elec- te humano (sistemas sociales, moralidad, cultura, etc.) en contra-
ciones, elecciones y construcciones sobre elecciones y construcciones partida al mundo natural, mecánico, no humano.
previas y, así, indefinidamente. La pregunta constante es si estas propiedades están absoluta-
Estos hechos nos llevan a una conclusión que sobrepasa los lí- mente ausentes en cualquier tipo de artefacto. Muchos de los con-
mites de la Dinámica de Sistemas: la perspectiva internalista se pre- ceptos se han visto superados asumiendo concepciones más sofisti-
senta como inevitable en aquellos casos en que nuestro conocimien- cadas de los «artefactos». Destacan en esto el problema de la finalidad
to no disponga de bases teóricas previas. Esta inevitabilidad será y el del autocontrol en la generación de una estructura orgánica
tanto mayor en cuanto este conocimiento se refiera a sistemas cuya distintiva y en el desenvolvimiento de un entorno. No obstante, los
peculiar estructura y dinamismo dependa de nosotros mismos, de viejos problemas descansaban en la dicotomía objetivo/subjetivo.
nuestras creencias, actitudes, políticas de acción, etc. Decir esto es Todos los vitalistas señalan algo peculiar en los organismos inal-
equivalente a pedir que este conocimiento se refiera a sistemas con canzable por la ciencia, algo semejante a lo que podemos ser noso-
un elevado grado de artificialidad. tros mismos. Este aspecto ha sido discutido repetidas veces por Pur-
Esta conclusión puede, entonces, ser tomada como una hipóte- narn, destacando especialmente Putnam (1987), en concreto, sus
sis empírica acerca de las áreas científicas en las que es más espera- dos primeras partes.
ble encontrar tendencias internalistas. Esta hipótesis permitiría ex- En cierto sentido, parece que la decisión de adoptar una estrare-

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MARGARI I A VÁ/QLJI/

cer.i explicación alguna acerca de los mecanismos que hacen que


gia de explicación puramente intencional, de explicación aludiendo nuestro sistema tenga justamente ese comportamiento.
a un diseño o de explicación puramente mecánica es, muchas veces, Los artefactos no tienen, si atendemos a estos planteamientos,
pragmática. El ejemplo de la computadora que juega al ajedrez es una estructura/función fija y determinada, al modo como un «rea-
muy claro en este punto 10. Los procesos que tienen lugar en la com- lista metafísico» podría pensar. Entendemos e interpretamos los
putadora admitirían una descripción física. Así, en principio, po- artefactos, y, con ellos, en general, todos los sistemas artificiales,
dríamos predecir una respuesta de la computadora a un cierto mo- desde un punto de vista sumamente internalisra. No hay estructu-
vimiento de una pieza en el tablero, describiendo los procesos físicos ras/funciones privilegiadas.
que tienen lugar en su hardware. Podríamos también, suponiendo Los antecedentes de esta concepción se pueden encontrar en
un correcto funcionamiento del artefacto, predecir sus respuestas Herbert Simon (1969, 1981). Para él 1,0 artificial no es algo que
conociendo el diseño del programa que el ordenador ejecuta al ju- viole la ley natural, sino aquello que se adapta a los objetivos y
gar. Y, por último, bajo ciertas suposiciones de conducta racional propósitos del hombre. Así que varían los objetivos del hombre,
en su juego, podríamos también explicar o predecir exitosamente varían también sus artificios. Simon relaciona lo artificial con el
sus jugadas mediante la adscripción de determinadas creencias, va- diseño y la simulación y piensa que cuanto más dispuestos estemos
lores y fines. Dennett (1978 y 1987) afirma que tenemos a veces a hacer abstracción de los detalles de un conjunto de fenómenos,
bastante éxito en tratar a las computadoras como sistemas intencio- tanto más fácil resulta simular dichos fenómenos. Además, no tene-
nales, aunque uno siempre puede negarse a ello y cambiar a volun- mos por qué conocer, o adivinar, toda la estructura interna del sis-
tad de situaciones (perspectiva física, de diseño, intención, etc., desde tema, sino únicamente aquella parte del mismo que es básica para
las que podemos intentar explicar el comportamiento de un siste- la abstracción.
ma). Para él podemos esperar que rinda frutos la perspectiva de No necesitamos conocer la realidad, sino que es suficiente con
adoptar la situación intencional, siempre que tengamos alguna ra- suponer los hechos más fundamentales que influyen en un sistema y
zón para asumir que la suposición de un diseño óptimo está garan- que nos permitan simularlo. Usando la terminología habitual en los
tizada y para dudar de la viabilidad de la predicción a partir de la textos de Dinámica de Sistemas, podríamos decir que los modelos
situación física. mentales construyen la realidad que se modela.
Respecto a todo este enfoque, en el cual se relativizan ciertas A través del planteamiento de Prigogine (1983), se pueden en-
propiedades, atribuidas tradicionalmente a los organismos (como contrar algunas ideas acerca de la objetividad de lo «real». Para
la intencionalidad), a los intereses y restricciones pragmáticas en la Prigogine todo saber conlleva una construcción, y esto tanto en las
explicación y predicción de un comportamiento, hay una crítica ciencias físicas como en las ciencias humanas. Sí el saber se entien-
directa posible. Esta crítica insistiría en la distinción entre simular de como construcción, el pensar en la realidad como algo dado deja
un comportamiento y duplicar los poderes causales capaces de ge- de parecer admisible, pues cualquier cosa que sea aquello a 10 que
nerar tal comportamiento. Un. comportamiento puede ser descrito llamamos realidad se nos revela solamente a través de una cons-
como orientado a fines y esa descripcion servir de base a simulacio- trucción activa en la cual nosotros participamos. Lo que nosotros
nes muy precisas del mismo. Sin embargo, «ser un comportamiento describimos es el mundo desde dentro. Somos espectadores com-
orientado a fines» parece exigir algo más. Algo más que no es sim- prometidos. Además, independientemente de lo que denominemos
plemente una descripción, o la posibilidad de tal descripcion, sino realidad, sólo accedemos a ella a través de síntesis mentales. De esta
que depende de ciertos «poderes causales», de cierto hardware: Un forma, distintos lenguajes y puntos de vista respecto a un mismo
defensor de este punto de vista sería Searle (1985). Según Searle sistema físico pueden ser complementarios. Esta irreductible plura-
ninguna simulación es, por sí misma, una duplicación de aquello lidad de perspectivas sobre una misma realidad expresa la imposi-
que se simula. Una simulación repite la estructura funcional de aque- bilidad de un punto de vista divino, ojo de Dios, desde el cual pueda
llo que simula. La repite en cierta medida, pero pueden compartir ser contemplada toda la realidad.
la misma estructura funcional muchos sistemas con muy diferente Es impensable que un modelo pueda recoger todos los detalles
composición. Mientras no haya en la simulación nada que se refiera del complejo sistema real que se quiera modelar. Como diría Si-
a la concreta composición de aquello que estemos simulando, nues- mon, a la hora de simular hay que abstraer. Y esto es así, entre otras
tra simulación podrá servir perfectamente para predecir y controlar razones, porque estos sistemas varían en función de las variaciones
los comportamientos de los sistemas que simulemos, pero no ofre- que puedan sufrir los modelos mentales que los originan. A la vez,
estos modelos mentales interactúan con los modelos construidos y
10. El ejemplo est:í tomado de Dennetr (1985). Véase asimismo Den ne t r (1987).

95
94
MAI,CIII,IIII vA/()IJI/ IN Illllr,,() "" 10'> (ONCII'IO:, DI MüI)IIO, "1"IIMA y "IMUIA(ION

cambian como consecuencia de esta interacción. Además, sólo aquellos Simon , H. (1969) 1981), Sciences o( the Artificial, MIT Press, New York [trad. casrc-
modelos que conecten e interactúen de forma adecuada con los co- llana de la edición de 1969, Las ciencias de lo artificial, ATE, Barcelona, 1973].
rrespondientes modelos mentales serán considerados buenas repre- Vázqucz, M. (1990), Formalización de sistemas. El enfoque sistémico y el uso de
sentaciones. modelos en ciencia y tecnolagia. Tesis doctoral.
Vázquez, M., Liz, M. & Aracil, J. (1990), «Sorne Conceptual Problerns in the System
Desde un enfoque sistémico, sólo tenemos construcciones, elec-
Dynamics Models Building Process», en Actas de 1990 International System
ciones y construcciones sobre elecciones y construcciones previas,
Dvnamics Conterence.
y, aSÍ, indefinidamente. Lo real surge, en todo caso, únicamente Zeigler, B. P. (1976), Theory of Modelling and Simulatíon, John Wiley & Sons, New
como un compromiso especial con determinadas modelizaciones. York.
No podemos salirnos fuera de todo este proceso y modelarlo. En Zeigler, B. P. (1984a), -Sysrem rheoretic foundations 00 modelling and simulation-,
este caso, incluso, decir!' que «la realidad se nos escapa entre las en Oren, Zeigler & Elzas (eds.), Simulatíon and Model-Based Methodologies:
redes de nuestras teorías» tal vez no sea una buena metáfora. Más Anlntegrative View, Sptinger, Berlín, 1n4.
bien, todo lo visto nos conduce a afirmar que la única noción que Zeigler, B. P. (1 984h), Multifacetted Modelling and Discreto Eoent Simulatían, Aca-
podemos tener de la realidad es aquella que inferimos a partir de dcmic Press, London.
los peces que pescamos!". Sólo podemos comer los peces que han
quedado presos en nuestras redes. Comer 10 que se nos escapa sig-
nificaría morir de hambre. Pensar demasiado en ello supone, tam-
bién, sustituir la pesca por la ilusión de pescar.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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[1. Como hace Moster ln (]'JH4, último capítulo).


[2. Esta idea se [;1 debo a M. Liz.

96 97
CONOCIMIENTO TECNOLÓGICO
Y TECNOLOGÍAS DEL CONOCIMIENTO
LA SIMULACIÓN Y LA REALIDAD
EN LOS SISTEMAS DE FUNCIONES.
EL CASO DE LOS SISTEMAS COGNITIVOS
Fernando Broncano
Universidad de Salamanca

El complejo de investigaciones que se agrupan bajo el nomhre de


ciencia cognitiva son una extraña mezcla de especulaciones filosófi-
cas, ciencias básicas, como la lógica, las matemáticas, la psicología,
la lingüística y las llamadas neurociencias, y tecnologías como la
inteligencia artificial, la informática y la robótica. Algunos piensan
qne la filosofía de la tecnología debería tomar como modelo de
trabajo alguna ingeniería paradigmática en la que no haya muchas
discrepancias de principio sobre los sistemas de los que se ocupa, ni
sobre cuáles son las técnicas que deben aplicarse para producir re-
sultados más eficaces. Yo no estoy de acuerdo con esta opinión.
Nos preocupa filosóficamente la tecnología porque descubrimos la
complejidad de los problemas que genera la tecnología en el con-
junto de la sociedad y de sus formas de desarrollo. La complejidad
de los problemas nace, precisamente, de las mezclas de técnica y
vida cotidiana, de cultura en el sentido tradicional y de nuevas for-
mas de cultura y comportamientos inducidos por la tecnología, de
la lábil distinción entre sistemas naturales y sistemas artificiales, en
un mundo progresivamente resultado de nuestras capacidades de
transformación. Por el contrario, las tecnologías complejas, que in-
volucran muchos sistemas tecnológicos, como el urhanismo, la edu-
cación, la sanidad pública, exigen expertos en sentido común, exi-
gen que el buen ingeniero sea buen usuario y exigen que el usuario
comprenda lo suficiente acerca de las intenciones del ingeniero como
para ser capaz de elegir sus propias alternativas. De ahí que sean
más interesantes las tecnologías borrosas en las que todo se relacio-
na con casi todo, tecnologías a veces imposibles, pero que son inte-
resantes por su propio fracaso sistemático. Al fin y al cabo, la quí-
mica es hija del sueño imposible de la piedra filosofal, disolvente y

101
I1 RNANI)O IlFUN(!\i~() lA 'lIM(IIA(I(~N Y LA KLALILJALJ ¡:N lOS SISILMAS o r. IUNCIONLS

reconstituyente de toda sustancia, y la termodinámica es hija del guna importancia el que fuera imposible, porque lo importante es
sueño del móvil perpetuo, como en otros terrenos las políticas frag- el camino hasta llegar a demostrarlo. De los fracasos habríamos
mentarias son las nietas de los movimientos utópicos y ucrónicos. aprendido algo acerca de nuestros límites, y de los éxitos aprende-
Planteemos, pues, una especie de programa de ingeniería-ficción ríamos algo sobre nuestro diseño. Estoy convencido de que la im-
compleja: construir una persona, no un robot ni un instrumento, posibilidad no radica en la complejidad, de la mente humana: si
sino un auténtico ser libre, racional e impredecible, una auténtica fuera un problema de complejidad, el éxito sería posible y verosí-
persona cuya única diferencia con nosotros es que es artificial. millo Aunque no tengo ninguna prueba, tiendo a pensar que tal vez
el objetivo sea en sí contradictorio. Si construimos una persona nos
gustaría que fuese perfecta, por lo menos que fuese lo más parecida
Es DIFíCIL CONSTRUIR UNA PERSONA que seamos capaces de concebir a un preferidor racional', Pero los
preferidores racionales, idealmente racionales, son producto de
Pero no imposible. Hay que resolver muchos problemas y no sabe- nuestros normas sociales, producto de racionalizaciones y modelos
mos si compensará el resultado. Mary Shelley estaba segura de que ideales, y las personas podrán ser productos sociales, pero no son
la empresa era moral y socialmente peligrosa, y escribió Franken- productos normativos sociales -iOrwell y Huxley nos protejan!-.
stein para demostrarlo, pero su personaje, el Dr. Frankenstein, no Las personas son imperfectas, bastante imperfectas, como objetos
estaba de acuerdo con su creadora, y no le faltaba razón: mientras racionales. Sea quien sea quien nos haya diseñado, su producto es
no aprendamos a construir una persona no sabremos qué es una una chapuza ingenieril: funcionamos mal, estamos llenos de meca-
persona. Tenemos la obligación moral de construir personas. nismos redundantes, sesgamos las preferencias, gastamos derna-
Puede que la empresa sea imposible, desde luego, aunque no siada energía y nuestra esperanza media de uso es bastante corta,
tengo una prueba contundente de por qué ', y tampoco tendría nin- a pesar de los cuidados permanentes y las costosas reparaciones.
De manera que si construimos una persona, no nos gustaría que
1. Pum.un (1988, apéndice) da una "prueba" de que todo sistema abierto (el cerebro) fuese como nosotros, pero entonces ya no construiríamos una
puede un de estados finitos, conducta podría un
reducirse a uurornntón cuya predecir

matico omnisciente. Kirn (1989) tiene una aproximación similar con intC'llciones exacta-
mat e-

persona. No hay, pues, a priori, límites ontológicos, ni metodoló-


rnenre contrarias: Pumnm quiere dcrnosrra r que el funcionalismo es indistinguible del fisi- gicos, ni siquiera tecnológicos; económicos, tal vez, pero no tiene
calisrno, con el objetivo J~ refutarle, Kirn persigue este mismo objetivo par.l demostrar la interés filosófico examinarlos. Construir una persona, pues, no sólo
imposibilidad de un marc rialismo no rcductivo. Si consiguiérarnos determinar I;JS condicio- es difícil sino también contradictorio, pero hay que hacerlo. Además,
nes de frontera y los estados máximos del sistema ósto sería predecible y, por consiguiente.
la mayoría de nuestros objetivos en la vida son difíciles y contradic-
en principio, constnrible. Puesto que nosorros for-m.unos parte de ese sistema (que por de-
finición es abierto), es imposible, a menos que pudiéramos predecir nuestros propios esta- torios. Queremos que nuestros coches corran mucho y gasten poco
dos fu-uros. Popper ya dio una prueba similar hace varias décadas, y mucho antes Dilthey y que nuestras novias sean guapas e inteligentes". Lo importante es
de sarrollú argumcnr os similares contra la reducción de las ciencias humanas a las naturales, que sepamos aprender de los fracasos y de los éxitos, y que no nos
basándose en la necesnria implicación del sujeto observador en el objeto observado. El ar-
gumento cs incontroverrihle, pero no está claro que pruebe la imposibilidad de construc-
importe construirla a pedazos. Sobre todo es importante que no
ción de un sisrcma inteligente, en todo caso probaría la imposibilidad de saber lo que cvta- nos desanimen los que dicen que es imposible construir una persona.
rnos haciendo cuando lo construimos. L;¡ cuestión es si prueba a priori la imposibilidad de
construcción, ¡;OSa que yo r reo que no hace: una perSOI1;J es un sisrem.r abierto, pero sus
relacjone s externas pueden ser controlad,]s .u-tifit.ialmt-ute, aunque no sepamos predecir el
PERO BASTA CON SIMULARLA
espacio entero de estados. Par.i conocer cómo entran los tornillos en los agujeros no hace
falta la descripción cuántica. Por otr-a parte, el argumento, al asumir el punto de vista del
Ojo de Dios sobre In extructura desnuda del mundo, puede que esté probando dcma siadas Comencemos proponiendo una tesis metodológica que, como casi
cosas. Por cirar un ClsO, si la prcpnrución de un estado en mecánica cuántica (no hace falta todas, contiene supuestos ontológicos: un éxito tecnológico es una
siquiera el observClJor) no fuese climiunhlr , el argumento probaría la imposibilidad JI.' la
mec.irucn cu.uuica. Incluso, aunque cle ruostráse mos su imposibilidad podría h abc r LlZOl1eS
condición suficiente de éxito en el dominio ontológico. El postula-
metodológicas inreresanres para perseguir la tarea. La más p.nenre es que en no pocas OC1"
sienes la persecución de un objetivo que se sabe imposible enseña muchas COS.1S nuevas. Un
ejemplo: el uso de teorías falsas e s un método muy interesante en investigaci.;n. Otro: la 2. Precisemos- e l problema tecnológico sí es un problema de complejidad de sistemas,
ccmxtrucc.ión de máquinas de movimiento perpetuo es un objetivo muy intcrt:sanH; en te e- pero 1\0 es la complejidad de la mente lo que hace difícil su tratamiento, sino las propieda-
nología. A veces la «demosrrnciórr- de la imposibilidad de un objetivo puede tener cense- des especiales que tiene como sistema biológico.
cuencias nefastas sobre programas de investigación en sus fases iniciales. Parece que algo de 3. El término, como se sabe, es de Muguerza (1976).
eso hubo e n los primeros momentos de la inve stigacjón en redes neuronales artificiales, 4. Si alguna/o sintiese heridas sus creencias ferrunistas, puede pensar que la conrradic-
cuando se "demostró), la imposibilidad de perccprroncs. ción no está entre ser guapa/o e inteligente, sino entre ser guapa/o e inteligente y nuestra/o.

102 103
IlRNANDO RRONCANO lA "IMIII /1,1 1('lN Y lA HLAIIDAl) 1N I US SI" II Mil,,> DI I UNLlUNI ',

do que subyac~ a esta tesis es un p~incipio funcionalista: las perso- vistas de termostatos para regular las condiciones de equilibrio tér-
nas se c~racterlzan por ~na determinada organización funcional. Si mico de sus cuerpos: aunque los termostatos pueden concebirse
conseguimos reproducirla tecnológicamente, hemos creado una en algún grado como sistemas cognitivos", no son sistemas cog-
persona. Dicho en otros términos: la «simulación», en el caso de las nitivos que pertenezcan a las personas en tanto que sujetos cognos-
estructuras funcionales, es una construcción teórica de pleno dere- centes. Sólo tendremos en cuenta, pues, los mecanismos cognitivos
cho. La realización física de una simulación es una realización fí- que contribuyan a la formación y dinámica de creencias (justi-
sic~ de ~n objeto que pertenece a la misma clase natural que el ficadas) o, para decirlo más exactamente, solamente aquellos
obJe~o simulado. Si imitamos un coche japonés, y el producto es mecanismos cuya conducta está causada por la información que
func.lOnalt;Iente igual que un coche japonés, el resultado es un co- contienen.
che japonés". En realidad el objetivo es todavía mucho más modesto. Se trata
El cuerpo, su forma o la materia de la que esté hecho, es, en este de introducirnos en dos cuestiones que presentan los sistemas cog-
proyecto, una cuestión bastante marginal", Tan marginal como, de nitivos: la cuestión metodológica -quizás también ontológica y
hecho, 10 es para el sentido común: no rechazamos nunca a una metafísica- de cuándo nuestras simulaciones aciertan con estruc-
persona como persona porque lleve gafas, ni porque tenga una ba- turas «naturales», y la cuestión normativa de cuándo las funciones
rra de metal para soldar una vieja fractura. Y si siguiéramos aña- realizan mejor o peor su tarea, o dicho de otra manera, la cuestión
diendo cambios conservativos de la estructura funcional, seguiría- de la aparición de las virtudes'.
mos preservando la identidad de la persona: aunque la persona El final de nuestro camino debería ser un sistema del que pu-
estuviera hecha de otra materia y con otra forma diferente seguiría diéramos predicar la racionalidad, un animal o artefacto racio-
siendo una persona". ' nal, con racionalidad epistémica 10: el sistema deberá tener un
No es mi objetivo diseñar en este trabajo una persona entera. conjunto de disposiciones internas cuyas operaciones puedan ser
Como y~ se ha dicho, es difícil y hay que hacerlo por etapas gradua- descritas como virtuosamente racionales. La racionalidad es un cri-
les. AqUI me propongo solamente esbozar algunos criterios rele- terio que constriñe al ingeniero que diseñe este sistema. Si no es
va~tes en la construcción d~ sus sistemas cpistérnicos. Una persona capaz de construir un sistema que muestre un grado de racionali-
esta formada por muchos sistemas que interactúan orgánicamente; dad mínima, no será reconocible como un caso (o una parte de un
m~chos son sist~mas cognitivos, y sólo algunos, sistemas episré- caso) de persona. Pero conviene que le digamos al ingeniero de qué
mI~os .. No nos m~eresa, o al menos sólo marginalmente, cual- estamos hablando cuando le oblígamos a que nos construya un ob-
qUIer SIstema cognitivo, sólo aquéllos de los que están provistas las jeto racional: ésta es la aportación del filósofo al proyecto. No im-
personas en tanto que sujetos cognoscentes. Por ejemplo, no nos porta que a los ingenieros de lA no les interesen esos criterios,
Interesan los termostatos, aunque las personas deben estar pro- porque lo que nos importa a nosotros es que una teoría de la cons-
trucción de la racionalidad es una teoría natural de la racionalidad
S. El principio podría tener algunas consecuencias div~rtidas cuando los andados
humana.
pertenecen. al reino de los objetos artísticos: supongamos que ~I cuadro de Goya Tiempo,
Verdad c Histnria ; 411~ se encuentra en el Musco de Fkllas Artes de Bostotl, en realidad fuese
una COpla exacta que hizo Purnam con oojeto de que el original le inspiras~ en su lihro de 8. Un termostato es un sistema de control por realimentación de la temperatura de un
rtrulo parecido. La cuestión metafísica es qué añade al cuadro ti hecho de su historia pasa- cuarto, que ejerce un papel causal en virtud de una cierta "información» que recibe del
da. Adell~ás de diver-tida, la cne srión es metafísica en el sentido más positivista del término, medio y que compara con un estado interno que representa la rernperatura seleccionada
porgue SI no fuese cor recta alguna versión de mi principio, no existirían [alsificadores; que como ideal. En este sentido es un sistema cognitivo.
generalmente nunca son descubiertos por los críticos que más acidamenre criticHian mi 9. La noción de virtud aplicada al conocimiento ha sido desarrollada en varios eseriros
principio.
por E. Sosa, aunque puede encontrarse una buena introducción en Sosa (1990). Un sistema
6.. Un argumento tradicional de la fenomenolog¡a, desde Merleau-Ponty, es que la vi- es virtuoso si cumple su función en una proporción de casos suficientemente alta. Si la
venera corporal es un corriporre nte necesario de la fenomenología de la conciencia (véase fnnción es alcanzar la ver-dad, como es el caso de un sistema epistémico, podernos relativi-
Drcyfus, 1972) y es cierto, pero la «vivencia corporal es un problema de funciones. Cuan-
n
zar la noción de virtud o buen funcionamiento a un medio ambiente adecuado y a una
do me quito las gafas mi mundo fenomenológico es mucho menos interesante q\1~ cuando comunidad de sueros en la cual el término ambiguo «suficiente» puede precisarse como la
las tengo puestas, por lo demás nunca reparo en que las tengo puestas. media alcanzada dentro de los sujetos de la comunidad.
7. .Reparemos en que no debería aplica-se aquí ninguna versión de ln paradoja del t o. Pollock (t 989) recoge varios artículos en los que se plantea sistemáricamenre esre
calvo: SI a nn cnlvo le añadimov un pelo sigue siendo calvo, si le añadimos dos, también, proyecto de «construcción» de una persona, que él llama Osear. Se trata de una ocasión de
etc ... ~a condición de conservación de la estructura fuu ... ional Io impide. Otra cosa es que examinar problemas filosóficos, epistemológicos principalmente involucrados en la intcli-
L¡ nocrón de persona si inc(lrpor~ esto paradoja, pero es una cuestión que no t rat a rernos gencia artificial. El libro es interesantísimo y muy recomendable. Aquí recogeremos y co-
aquí.
mentaremos los criterios principales que usa Pollock.

104 105
f'lRNANlJO BI~ONCANO l A ' , I M I J I A ( 1(') N Y 1A R I Al I f) A f) I N LO S S I Sil M A ~ [) l f U N e ION LS

LAS PERSONAS SON SISTEMAS FUNCIONALES nalista que use esos conceptos deberá enfrentarse a la cuestión del
valor teórico y explicativo de esos conceptos: équé añade a las cues-
Una persona es un objeto natural que sobreviene!' a un conjunto de tiones normales de diseño artificial el que los sistemas sean califica-
funciones de clases y niveles diferentes, que son realizadas por un dos como racionales, y sus estados cognitivos como verdaderos?
sistema biológico cuando se encuentra en las circunstancias apro-
piadas y en el medio ambiente social apropiado. Por consiguiente
una persona, como totalidad, y sus partes constitutivas son objetos EL VALOR DE LA IMAGEN MANIFIESTA
que pueden definirse en nuestra ontología como sistemas funciona-
les. La descripción funcional de un sistema plantea problemas filo- En las discusiones acerca del valor teórico de los tópicos de la psi-
sóficos que están detrás de la discusión entre los funcionalistas, cología del sentido común deberíamos discutir separadamente tres
quienes piensan que en las ciencias especiales, como la psicología o cuestiones diferentes: La primera es si los tópicos de la psicología
la sociología, la descripción funcional es suficiente, independiente- del sentido común son verdaderos o falsos. Churchland (1981) sostiene
mente de los mecanismos que subyacen a las funciones, y los elimi- estas dos tesis: 1) los tópicos de la psicología del sentido común
nativistas, que postulan que la descripción funcional es sólo un paso deben ser tratados como teorías y no como condiciones a priori de
provisional de tipo instrumental en la explicación de los sistemas constitución del sujeto; 2) los tópicos del sentido común son teorías
psicológicos, e incluso una etapa dudosamente necesaria que ha de falsas. La primera es una tesis naturalista de origen sellarsiano que
superarse cuanto antes, en favor de una descripción teórica más no admite la menor réplica. La segunda es una tesis empírica que no
adecuada desde el punto de vista ontológico. tiene mucho sentido ni interés discutir dentro del contexto filosófi-
Una descripción funcional puede ser tan compleja y teórica como co: sicl47 por ciento de los niños de Vallecas dan una contestación
deseemos y nos permita nuestro conocimiento del sistema, pero en correcta al problema de las cuatro tarjetas, frente al 23 por ciento
el caso de las personas y sus sistemas epistémicos, parece difícil de los niños del barrio de Salamanca, es un problema acerca del que
dejar de emplear en la descripción funcional algunas nociones profun- los filósofos deberían tener poco que decir. Claro que tiene muchí-
damente enraizadas en lo que se ha denominado psicología popular simo interés estudiar cuáles son las teorías falsas de la psicología
o psicología de sillón". Citemos solamente dos conceptos de «sen- del sentido común: es lo que se supone que hacen los psicólogos,
tido común»: verdad y racionalidad. Pero una descripción funcio- pero no es lo que deben hacer los filósofos.
La segunda cuestión es metodológica y también se divide en
11. El término sobrevenienc¡a fuc comenzado a usar por D. Davidson y ha sido preci-
dos, una primera cuestión general que pregunta si es suficiente la
sado y desarrollado entre otros por J. Kim. (Kim afirma que fue Moore en Principia Ethica descripción funcional en el nivel de explicación psicológica, y una
quien usó el término por primcra vez.) Se diferencia del concepto clásico de emergencia segunda cuestión más concreta: si es insuficiente, se trata de decidir
desarrollado, sobre todo en un conrexro biológico, por Lloyd Morgan y A. Lovejoy en los si hay que desarrollar programas de reducción desde arriba hacia
años veinte, y continuado por W. Scllars y M. Bunge, en que no se r-educe a un conrexro
histórico: una propiedad puede ser sobrevenida sobre otra sin «aparecer» en la historia del
abajo, es decir, si hay que partir de una descripción de «sentido
sistema, como la curvatura de una esfera respecto a la estructura de sus par-tes, y, en cual- común» como una descripción esencialmente correcta de lo que pasa
quier caso, es mucho más general como término filosófico (Kim, 1990). Decimos que una en la estructura constitutiva de las personas, y ayudarnos de esa
propiedad o conjunto de propiedades A sobreviene a otro conjunto de propiedades B si la descripción para ir descubriendo los mecanismos internos, o si, por
indiscernibihdad respecto a B entraña indiscernibilidad respecto a A. Hay varios conceptos
de sobreveniencia, dependiendo de su uso (uno de los más naturales es el moral: decimos
el contrario, debemos perseguir una reducción de abajo hacia arri-
que una propiedad moral de una acción sobreviene a otras propiedades naturales si la indis- ba, buscando los términos teóricos explicativos y las teorías en los
tinguibihdad de sus propiedades fácticas entraña indistinguihilidad de sus propiedades mo- mecanismos internos u, de manera que se expliquen los conceptos
rales). Se trata de una relación que quiere salvar otras relaciones entre propiedades: la cova- del sentido común como sesgos producidos por nuestro desconoci-
rianza (los cambios en una propiedad entrañan cambios en otra), la dependencia entre
propiedades y la no reductibilidnd. La literatura es ya muy amplia para resumirla aquí si-
miento de lo que realmente ocurre.
quiera. Como introducción y formulación general véase Kim (1984 y 1990). Para la aplica-
ción a las personas como sistemas sobre ve ni entes, véase Sosa (1987), aunque él duda de que 13. En Broncano (1990) he argumentado en favor de una teoría top-down para la ex-
ellenguaje funcional permita explicar la persistencia de la identidad. La discusión que sigue plicación de las acciones. No estaría dispuesto a defender la idea como una cuestión de
espero que aclare algo la cuestión. principio, tal como hace Dennerr, pero simpatizo mucho con ella, y, desde luego, sería un
12. Stich (1983) y Churchland (1981) son dos de los filósofos actuales más proclives a programa de investigación al que no negaría (económicamente) la existencia hasta que de-
la crítica de la imagen cotidiana o manifiesta que tenemos de nosotros mismos criticándola muestre sistemáticamente sus fracasos. La lA «clásica» ha fracasado sisremáticamenre en sus
como una teoría atávica y falsa, no menos falsa que nuestra intuición espontánea del calor objetivos y nadie la considera un programa inútil. Me parece igualmente importante persc-
como una sustancia. guir la estrategia inversa, como se deducirá del desarrollo posterior.

106 107
FIRNANUO B~ONCAN() l A ' . n11 J I ¡\ ( ro N Y I A IU Al Ii) A U LN I o ~ ':> I -, 11M A', u I I LJ N U () N I

La respuesta más generalizada y sensata a la cuestión más ge- realizan su trabajo bajo condiciones de desconocimiento de las le-
neral parece ser la reduccionista o eliminativista: la descripción yes básicas del sistema, una situación mucho más corriente en la
fu;n~ional es .ins~ficiente como objetivo de la investigación con pro- investigación actual de lo que harían suponer las filosofías optimis-
positos explicativos!"; pero no está muy clara cuál de las dos subsi- tas de la ciencia. La tesis que defenderé es que, de hecho, muchas
guientes estrategias de reducción es la correcta, ni quizás haya una simulaciones interesantes no tienen ninguna posibilidad de reduc-
buen~ repu~sta por principio. Mi propuesta, no obstante, es que ción teórica, ni quizás interés en ella, y, sin embargo, pueden ser
podna arrojar alguna luz sobre esta cuestión metodológica el có- consideradas como teorías aceptables. El argumento es que, prag-
mo tratemos la tercera cuestión, que es directamente ontológica: se máticamente, no como una cuestión de principio filosófico, algu-
trata del estatuto de las explicaciones funcionales en un mundo de nas ciencias en las que la simulación es el método esencial de traba-
leyes y causas: suponiendo que la estructura del mundo (o de una jo, tienen que fijar los parámetros esenciales por ensayo y error, sin
parte ,suya) queda bien definida si fijamos todas las propieda- fundamentación teórica, pero los resultados pueden ser predictivos
des bas1C~s que determ~nar: el orden .causal de los sucesos, équé y, por consiguiente, la teoría es correcta.
estatuto tienen las explicaciones funcionales desde la perspectiva
ontológica?".
Porque si vamos a construir un sistema dotado de racionalidad LEYES y FUNCIONES: UN PROBLEMA METAFÍSICO
epistérnica, la manera más adecuada de construir la racionalidad es
como una propiedad evaluativa que adscribimos a las funciones de Las funciones son conductas de los sistemas naturales, en la medida
los sistemas epistémicos, cuando éstos las realizan de manera vir- en que estos sistemas forman parte de otros sistemas más comple-
tuosa. Tratar qué es un sistema que funciona adecuadamente es un jos. La función de un sistema puede describirse como la colabora-
paso '.lue podrí~ ayudar a aclarar la cuestión de cómo penetrar en el ción que presta la acción o conducta de ese sistema a la conducta
estudio de los SIstemas que funcionan adecuadamente. total de otro sistema mayor del que el primero forma parte!",
.Hay una posición reductivista que afirma que no existen expli- Consideraremos un sistema desde un punto de vista ontológica-
cacrones .f~~cionales di~tintas de las leyes físicas subyacentes, y hay mente mínimo. Una aproximación fuerte sería la defendida por quienes
otra pO~lclOn, caractenzada como anomalismo (Davidson, 1980), consideran un sistema como un conjunto de entidades (la composi-
que defiende la autonomía ontológica del nivel cognitivo. No es el ción de un sistema), que tienen ciertas propiedades y relaciones in-
objeti~o de este trabajo analizar detalladamente esta discusión, pero ternas (la estructura del sistema), y ciertas relaciones externas con
debenamos tener en cuenta que hay varios autores que han expre- el medio ambiente del sistema" (el entorno relevante). Para evitar
sado dudas más que razonables sobre la viabilidad del llamado mo- discusiones, definiremos un sistema como un conjunto de propie-
nismo anómalo de Davidson, dudas que se extienden a otras formas
de no reduccionismo y pluralismo mágico (Hurgan, 1989; Lepa- 16. En términos metafísicos se suelen describir como propiedades de segundo orden,
re & Loewer, 1987, Davidson, 1990, y Kim, 1989). En lo que sigue propiedades que se definen sobre propiedades existentes. Esta definición se suele utilizar en
vamos a proponer una formulación del funcionalismo compatible la aplicación del funcionalismo a la semántica, en la llamada sem.íntica del papel COllCCP-
tu al. Nosotros dejaremos este lenguaje por el momento.
con ~~ monismo re.du~cionista, pero que al tiempo admite la aproxi- 17. La aproximación débil es tomar un sistema como una región espacio-temporal (el
macion no reduccionista, Se trata de una formulación basada en el espacio ni siquiera es importante en la mayoría de los casos, no así el tiempo, que indica la
análisis de cómo los expertos simuladores de sistemas complejos duración del sistema v los límites de validez de su estructura). La composición del sistema
está formada por propiedades que toman valores matemáticos. La estructura es un conjun-
to de ligaduras o influencias causales entre propiedades, descrita generulmcnre mediante
14. Rcpát-ese en que no es conrradictorio afirmar que la explicación funcional es insu- funciones matemáticas (no necesuriamcnre leyes naturales). La distinción entre composi-
ficiente y postular que la simulación o reconstrucción física de un sistema funcional es sufi- ción interna y relaciones externas del sistema es bastante convencional y relativa al nivel de
cienre: uno podría simula- un sistema sin conocer todos los mecanismos que subyacen a su descripción; seleccionamos propiedades externas e internas dependiendo de nuestro nivel
propia simulación. Esta es la tests que estamos defendiendo. de conocimiento de las leyes que rigen el sistema. En un sistema cerrado rodas las propieda-
15. Un caveat: es una falacia naturalista el pretender derivar las prescripciones meto- des son internas, en un sistema abierto hay un subconjunto de las propiedades del sistema
dológicas, o la naturaleza de la explicación y la reducción, operaciones que dependen de dividido en variables de entrada y variables de salida. Un sistema es fenomenológico o
nuestr~)~ ?bjetivos metodológicos y de! estado de nuestro conocimiento, pero también aquí conducrisra si solamente tiene variables de entrada y salida. La historia del sistema son los
un análisis de la naturaleza de ciertos sistemas no es irrelevante para e! curso que tomen valores de las propiedades a lo largo de su duraciún. El espacio de fases del sistema es la
nuestras investigaciones. De hecho el interés contemporáneo en el problema mente-cuerpo estructura matemática en la que definimos la historia del sistema, generalmente dependien-
es fdosófico y metaffsico, naturalmente, pero está fomentado por nuestras necesidades de te de las ligaduras estructurales entre propiedades. Véanse Aracil (1986a y 19H6b) Y Vá7.-
investigación psicobiológiea. Y uno espera, tal vez infundadamente, que los análisis filosófi- quez (1990 y 1987). La aproximación formal que usamos se encuentra en Wojciky (1978).
cos ayuden algo en la investigación. Allí aparece una apr-oximación constructiva a los sistemas.

108 109
FFRNANDO f1RONCANO lA ',IMIJIAC IC')N y lA KfAlllJAD IN lOS SIS¡~MA;, 1)1 IUN<..:IONlS

dades que realiza o ejemplifica una estructura abstracta. El sistema determina constricciones entre mecanismos causales, pero esta de-
puede ser un sistema real, si es un sistema de propiedades de una terminación no nos ayuda demasiado, de hecho no nos ayuda na-
región espacio-temporal, o puede ser un modelo de un sistema real, da a conocer el mecanismo causal que subyace a la estructura": Un
si es una estructura abstracta que pretende capturar toda o parte de sistema funcional puede ser realizado múltiple e ilimitadamente por
la estructura del sistema real. Los sistemas forman parte de otros mecanismos muy diferentes. La digestión es un complejo de funcio-
sistemas mas amplios de los que son subsistemas": la descripción nes que será digestión mientras sea una relación estable entre la
funcional es una clase de descripción sistémica en la que nos intere- ruptura de ciertas cadenas químicas y su conversión en otras que
sa la colaboración de la conducta de un subsistema a la conducta pueden ser usadas por las células del organismo. Pues bien, a un
total. Pero las descripciones funcionales de los sistemas (si se quie- organismo le podemos quitar el sistema digestivo «normal» y susti-
re un lenguaje realista, los sistemas funcionales) tienen tres caracte- tuirlo por un número ilimitado de sistemas diferentes, algunos de
rísticas que las (los) hacen especiales desde el punto de vista me- ellos muy barrocos, sin que varíe la función de la digestión. La re a-
todológico: lizabilidad múltiple indica que no hay ninguna relación necesaria
1. Regularidad de conducta: un sistema pueda simularse basta entre la descripción funcional y la realización del sistema.
si muestra cierta regularidad de conducta. Las regularidades pue- 3. Condiciones normales de funcionamiento: Un sistema fun-
den ser estructurales o temporales. Una regularidad es una conjun- cional es un sistema físico que mantiene sus funciones mientras se
ción contingente entre sucesos que puede ser descrita mediante una mantenga una cierta acumulación contingente, esencialmente con-
regla que conecta condiciones antecedentes y consecuentes. Entre tingente e histórica, de circunstancias bajo las que el sistema puede
el suceso del cartero entrando por la puerta del edificio, el hecho de trabajar adecuadamente. Las condiciones son muy variadas pero
que aparezan los buzones con cartas y que oiga la puerta de mi pueden reducirse a dos: una condición de equilibrio de la estructu-
vecino abrirse, hay una regularidad que puede ser simulable como ra del sistema y una condición de normalidad de las circunstancias.
una regla, independiente de la explicación en sucesivos grados de Los que a nosotros nos interesan son los sistemas sanos que actúan
precisión que pueda hacer de ese sistema. en condiciones normales.
En la filosofía de la psicología contemporánea hay una discre- La primera condición proviene del hecho, bien conocido por los
pancia esencial respecto a este punto entre el conductismo y el fun- ingenieros de sistemas, también por los biólogos y, en general, por
cionalismo: mientras que el conductismo afirma que todo lo que todos aquellos que se ocupan del estudio de sistemas complejos, de
necesitamos en la descripción de un sistema funcional es tratar su que muchas propiedades observables de los sistemas y, desde luego,
diseño como un conjunto de disposiciones internas que se definen todas las propiedades que están presentes en la descripción de su
de manera suficiente mediante correlaciones entre conductas abier- conducta abierta, están determinadas por una compleja red de sub-
tas, entre entradas y salidas, el funcionalismo añade que lo que in- sistemas subyacentes (son propiedades holísticas, si se quiere decir
teresa es el diseño de los mecanismos o disposiciones internas en así), pero las regularidades observables de esas conductas" se man-
tanto que conjuntos de relaciones entre estados que tienen carácter tienen siempre que el sistema sea capaz de conservar el equilibrio
causal: lo que determina a un estado como parte de un diseño fun- estructural entre todos sus subsistemas. Pongamos un ejemplo: ob-
cional, de manera suficiente, es el conjunto de relaciones «causa- servamos en una determinada región geográfica que el número de
les» que mantiene con otros estados. La cuestión es más compleja, conejos permanece estable a lo largo de un periodo de tiempo T,
porque ni el conductista tiene razón, pero no está completamente acumulándose alrededor del valor N. Esta regularidad está determi-
equivocado -ya está bien de que el conductismo sea siempre el nada por el hecho de que existe una estructura subyacente de meca-
malo de la película-, ni mucho menos el funcionalista, a menos nismos de control de población descritos por variables internas como
que tengamos claro qué queremos decir con que un estado se carac-
teriza por ser un montón de poderes o capacidades causales!". 20. Podemos usar la estructura abstracta como un sistema de clasificación de mecanis-
mos causales, pero la clasificación en sí sólo nos indica que hay una parte de la estructura
2. Realizabilidad múltiple: una estructura funcional puede ser causal que realiza la estructura absrrncru: un atizador de la chimenea entra en la misma
realizada por muy diferentes mecanismos causales. La estructura "clase» que el arsénico, si atendemos a la estructura funcional de «instrumentos que suelen
usar los mayordomos para matar a las señoras».
18. Vénnse Bunge (1974) y Wojciky (1978) para un análisis de la composición de sis- 21. En la formulación más clásica del funcionalismo se habla de propicdadcs disposi-
temas. cionales que dependen de la estructura del sistema: hablamos de propiedades disposiciona-
19. Las condiciones que siguen definen la posición del funcionalismo clásico. Los tra- les cuando la conducta que ejerce la estructura del sistema es regular, es decir, cuando pode-
bajos que contribuyeron a construir esta versión son Block y Fodor (1972), Purnam (1967), mos correlacionar ciertas circunstancias con dicha conducta, aun si la especificación de esas
Lewis (1972 y 1980), Cummins (1975), todos ellos recogidos en Block (1980). circunstancias no entrañe la existencia de una ley causal.

110 111
f~RNAN[)O BKONCANO lA ',IMlIIAtlON y lA IUAllDAD IN LOS SISrfMAS IH fUNCIONeS

la tasa de nacimientos de los conejos, el número de depredadores de ser descrita mediante ecuaciones. Un modelo será tecnológica-
habituales, y la cantidad de hierba disponible. El comportamiento mente adecuado (MTA) si es suficiente para la descripción funcio-
regular del sistema es un producto de relaciones de influencia cau- nal relativamente a los datos que tenemos y a nuestras necesidades
sal entre las variables anteriores, cuyo resultado es el comporta- predictivas. Un MTA será también un modelo ontológicamente ade-
miento equilibrado N. Tal comportamiento subsiste sólo mientras cuado (MOA) si podemos identificar los mecanismos causales inhe-
subsista la estructura subyacente (Aracil, 1986a y 1986b), una mo- rentes explicándolos mediante teorías científicas que empleen leyes
dificación en las relaciones internas puede o no modificar el equili- esmeras". Pues bien, en la definición de funcionalismo que esta-
brio, pero si el equilibrio existe es porque se mantienen estables las mos usando, el modelo tecnológicamente adecuado sería una con-
relaciones internas. dición suficiente de éxito ontológico: construir un modelo tecnoló-
La segunda condición es una condición de normalidad de con- gicamente adecuado (si es suficientemente adecuado) es lo mismo
diciones: podríamos haber descrito con todo detalle el sistema an- que definir una clase de equivalencia entre mecanismos causales
terior, y, sin embargo, seguiríamos necesitando siempre una cláusu- subyacentes. La cuestión que nos interesa es si el uso de métodos de
la que en metodología de la ciencia se denomina ceteris paribus, e simulación es una clase decente de métodos de investigación. La
indica que las circunstancias externas a la descripción que hemos cuestión parece que no admite otra respuesta que la afirmativa: en
elegido permanecen estables. Supongamos en el ejemplo anterior las ciencias esencialmente históricas, en las ciencias que estudian
que se produce una modificación genética en el sistema inmunoló- sistemas cuya conducta regular depende de estructuras subyacentes
gico de las águilas que se comen a los conejos y que causa que el producidas y mantenidas contingenremente , parece que el éxito en
300;0 no puedan asimilar una proteína que contiene la carne de los la simulación, al menos, es un buen comienzo de la investigación,
conejos, lo que implica que la población de estos últimos crece rá- en la medida en que propone constricciones entre modelos. Liz y
pidamente por ausencia de depredadores, hasta producir una ex- Vázquez proponen varios ejemplos en los que alguien puede simu-
plosión que rompe temporalmente el equilibrio del sistema. La re- lar un sistema sin tener idea en absoluto de los mecanismos subya-
gularidad podría recuperarse a largo plazo (cuando el agotamiento centes. Es cierto, pero la cuestión de si un modelo es ontológica-
de la hierba redujese la población, mas re párese que el mecanis- mente adecuado no depende de que hayamos sido capaces de formular
mo causal es otro, incluso aunque, por alguna casualidad, la nueva las leyes y descubrir los mecanismos que subyacen al sistema, sino
población siga estable en el mismo número que antes) pero las cir- de si ha definido o no de facto una clase natural de sistemas equiva-
cunstancias normales ya han cambiado significativamente. lentes funcionalmente: en este caso es un instrumento de investiga-
Lo importante aquí es que, en el caso de los sistemas que esta- ción tan correcto como el que más. Pensemos en una simulación de
mos considerando, la cláusula ceteris paribus no es eliminable. Por la deriva de las placas de la corteza terrestre hecha en un tanque de
más profundamente que bajemos en la descripción del sistema, siem- goma de mascar coloreada, que calentamos más o menos, y sobre el
pre la necesitamos. La razón está en el carácter contingente del equi- que producimos diversos ejercicios causales: si conseguimos que
librio estructural del sistema: los mecanismos subyacentes se sostie- los valores fundamentales sean equivalentes a los observados en la
nen sobre el equilibrio de otros más básicos, y así hasta el nivel tierra, tenemos una teoría de cómo funcionan los mecanismos te-
último, pero de no llegar a este nivel no conseguiríamos nunca ex- rrestres, aunque los sistemas contengan arreglos de propiedades
plicar por qué se produce el equilibrio. físicas completamente diferentes: algo hemos aprendido en la in-
En algún nivel bajo de la descripción, el complejo de subsiste- vestigación. Hay, sin embargo, una pregunta interesante en esta
mas puede ser descrito mediante teorías que empleen leyes estric- historia: écómo sabemos que nuestra simulación capta las relaciones
tas, es decir, leyes científicas fundamentadas que permitan predecir estructurales subyacentes a la Tierra? No lo sabemos, al menos no
bajo la especificación de las circunstancias, con un grado de genera- 10 sabemos de manera diferente a la de cualquier teoría científica.
lidad que no tienen las descripciones anteriores. Pero la reducción La cuestión es que, si observamos los sistemas funcionales des-
no siempre es posible y, como vamos a ver, no siempre interesante. de este punto de vista, no deberíamos obsesionarnos por la existen-
cia o no de leyes causales: no hay leyes funcionales, hay regularida-
LA SIMULACIÓN Y LA REALIDAD
des sostenidas contingentemente por leyes naturales, pero eso no
hace de un sistema funcional un sistema menos natural. Al simular
Llamemos a la descripción funcional un modelo del sistema, en el
sentido en que se emplea el término modelo en las técnicas de simu- 22. Las definiciones de modelo tecnológicamente adecuado y ontológica mente ade-
lación: normalmente como una descripción de relaciones que pue- cuado son de M. liz y M. Vázquez, analizadas en un trabajo de discusión con J. Aracil.

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f lH..NANDü HI~ONCANü lA vt r-ttr r !\L1ÓN Y lA RI AIIDAD leN LOS 515 I LMAS DI f-UNCIONI-S

un sistema, en el plano teórico, aprovechamos el conocimiento dis- consistente, lo que ocurre es que hemos creado unas nuevas condiciones
ponible que tenemos del sistema, o, si no, lo conjeturamos; al «si- equivalentes que conservan la condición de normalidad.
mularlo» prácticamente, aprovechamos las herramientas y trozos La cuestión suscitada es en qué consiste la naturalidad de un
de naturaleza (sistemas causales) que tenemos en nuestro cajón de sistema funcional. En un gran número de casos no tendríamos gran
sastre. Lo importante es que el modelo «funcione» y, si es posible, dificultad en contestar: cuando el complejo de leyes que confor-
que lo haga virtuosamente. Las leyes podemos conocerlas o no, pueden ma la estructura del sistema no ha sido arreglada intencionalmente
haber sido las adecuadas o no, pero nuestro objetivo es que el siste- por ningún sistema inteligente, pero la respuesta puede ser poco
ma se mantenga en equilibrio el tiempo necesario como para que convincente cuando nos enfrentamos a algunas clases de sistemas
digamos que es un sistema de funciones, funcionales que, desgraciadamente, coinciden con los que nos inte-
Las supuestas leyes funcionales pueden ser relaciones estables resan: los artefactos, las personas, los hábitos culturales, las institu-
entre estados funcionales, o relaciones estables entre niveles, es de- ciones, etc.
cir, entre estados funcionales y estados que no lo son (son las leyes No tengo ninguna buena respuesta a esta pregunta, lo que no
internivel). El argumento esencial de quienes defienden esta posi- implica el que sigamos manteniendo la necesidad de un criterio dé-
ción es que al individualizar una propiedad funcional hemos capta- bil de naturalidad. Pero quizás, propongo, podríamos acudir a cri-
do un conjunto de capacidades o poderes causales que, dadas cier- terios relacionales, como los que nos permiten definir un sistema de
tas circunstancias, son suficientes para predecir (Fodor, 1990). Pero funciones como un sistema innecesariamente barroco en relación
no es cierto, lo que hemos captado son constricciones sobre poten- con otros sistemas. La cuestión es parecida, si no es la misma, que
cialmente infinitos procesos causales que son arreglos básicos de la cuestión de la simplicidad y buen diseño de los sistemas naturales
leyes y propiedades básicas entre las que sí existen relaciones causa- biológicos. Si optamos por un criterio perfecto y matemático de
les: pero estas constricciones no crean fuerza nomológica. Pense- simplicidad, casi ningún sistema natural la cumple; si lo hacemos
mos un caso como éste: «todas las cervezas de la nevera son Heine- por un criterio de naturalidad tan débil que permita cualquier acu-
ken», Se trata de una regularidad típicamente no legal, pero que me mulación azarosa de estructuras y funciones cualquier criterio, o
permite hacer «contra fácticos» como «si cogiese una cerveza de la bien usamos alguna estrategia de darle una función a cada sistema
nevera sería una Heineken», contrafácticos que podrían ser usados que no sabemos explicar, como hacía el doctor Panglos, o lo más
para propósitos prácticos en circunstancias determinadas: no es una probable es que nos incapacitemos para explicar, aunque débil-
ley, pero es un sistema en el que la regularidad accidental puede mente, la evolución natural", No hay criterio a priori de naturalidad
haber sido determinada por infinitos (ilimitados) procesos causales, aunque sí hay mecanismos naturales de control de la evolución que
todos ellos clasificados por la propiedad general que define la regu- operan por extrañas vías y nos permiten explicar la persistencia
laridad de «esta nevera que contiene sólo botellas Heineken en cir- de algunos rasgos, al menos a posteriori. Si en un determinado sis-
cunstancias normales". Fodor (1990) ha suscitado la cuestión de tema ecológico una cierta especie de hervíboros, presa habitual de
qué diferencia las correlaciones entre propiedades funcionales na- los depredadores, no tuviese un sistema rápido de huida del peligro,
turales y el simple arreglo verbal de propiedades. La cuestión no ceteris paribus, esa especie está muy probablemente mal adaptada
puede ser contestada más que empíricamente. El que un sistema al sistema y sus posibilidades de supervivencia deben ser muy pocas.
funcional sea un sistema que pertenece a una clase natural o no
depende de que las leyes subyacienres sean leyes naturales -aun-
que los mecanismos de fondo siempre se articulan sobre leyes natu- VIRTUDES y MECANISMOS
rales-. Lo que da naturalidad al sistema es la continuidad de las
estructuras causales en el tiempo, es decir, depende de la historia. ¿Hay virtudes naturales? Sí, épor qué no va a haberlas? Los sistemas
Pensemos en una población de pájaros que se alimenta de una espe- de funciones no sólo realizan sus funciones en circunstancias nor-
cie de moscas que habita en su sistema ecológico: sus hábitos ali- males, sino que lo hacen mejor o peor. Cuando compramos una
menticios bajo condiciones normales consisten en alimentarse de moto no sólo nos interesa que realice sus funciones normales en
esas moscas. Supongamos que las moscas desaparecen por algún circunstancias adecuadas, sino que lo haga de la mejor forma posible.
accidente natural o artificial y son sustituidas por señuelos parecidos La perspectiva aristotélica, como la funcionalista, se equivoca
que contienen la misma cantidad de sustancias alimenticias que las
moscas, pero transformadas y preparadas por Kellogg Co. Las circuns- 23. Un libro sumamente recomendable sobre los problemas filosóficos implicados en
tancias normales han cambiado, pero si el sistema es históricamente la reconstrucción de sistemas históricos, evolutivos en este caso, es el de Saber (1988).

114 115
cfR.NANI)O HR.ONCANU 1/\ ',IMlIIACIÓN y LA REALIDAD ~N LOS SISI~MAS DF FUNClüNfS

en la causalidad, pero en nada más: que un sistema de funciunes sea Las virtudes son relativas contextualmente (Sosa, 1990a y 1990b),
o no virtuoso no explica nada, no añade nada, causalmente habla.o- pero no son arbitrarias, ni mucho menos dependiente de las inten-
do al funcionamiento del sistema, pero no es redundante. Las vtr- ciones -¡que más quisieran los ejecutivos que poder ser antirrealis-
rudes de un sistema funcional son propiedades que adscribimos a la tas!-, pero tampoco realizan ejemplares transcendentes. Si alguien
actualización de las disposiciones del sistema, en la medida en que nos pregunta por qué el coche funciona bien: hasta donde sepamos,
realiza adecuadamente la función. tendremos que dar una explicación en la que los objetivos de diseño
Pensemos en las virtudes de un coche: queremos que gaste poco, entren junto a las propiedades físicas del artefacto, como al medio
corra mucho se aparque bien, sea espacioso por dentro, sea bello, ambiente en el que el producto cobra sentido: uno de los ejemplos
sea manejable, tenga buena seguridad estática y dinámica, dure mucho que se suelen poner de la lógica del consumo son las televisiones
y cueste poco. ¿Qué es lo que hace entonces de un coche un buen que están en algunas favelas, donde no llega la electricidad. Está
coche?, pues que tenga esas propiedades. en cierto grado. Observe- claro que el «diseño» del objeto es el mismo, pero sus funciones han
mos algunas características de esas propIedades.: ., . cambiado radicalmente en el contexto.
La primera es que son inccmpatihles: la realt~aclOn de una t:en-
de a inhibir la realización de otra: los coches bonitos son pequenos,
los coches que corren mucho gastan much,o? e~c. La cuestión es LAS DIFICULTADES DEL DOCTOR PANGLOS DE NUEVO
encontrar un diseño que encuentre un equilibrio aceptable entre
todas ellas. Pero équé es un equilibrio aceptable? Los ingenieros No sabemos demasiadas cosas acerca de las personas, apenas las
que diseñan coches pueden si~ular div~rsos puntos de eq,u~l!bno suficientes para que nuestras relaciones se mantengan en un equili-
mediante ajustes del diseño: SI se cambia el motor de postcion se brio inestable que llamamos cultura. No sabemos muy bien qué son
deja más espacio y se gana potencia contra la gravedad, pero ~u­ las depresiones, ni las enfermedades mentales, si las hay, ni sabe-
menta el costo porque los materiales son más caros, etc. Hay vanas mos separar las estructuras heredadas de las estructuras aprendi-
alternativas con los elementos disponibles a mano entre las que los das... Las personas son extraños mecanismos que estamos inter-
ejecutivos de la empresa tienen que decidir. Las matemáticas .les pretando continuamente. Sabemos algo, no mucho, de su historia,
ayudan, pero la teoría de la decisión no nos dice cuál es el mejor sabemos otro poco de sus habilidades y sabemos mucho menos de
punto de equilibrio entre virtudes incomp~~ibl~s, sino cómo se mo- su estructura. Las personas son la frontera de nuestro conocimien-
difican relacionalmente los puntos de equilibrio: la bondad del co- to. Hic sunt leones, dicen los mapas de nuestros propios conoci-
che «transciende» o «sobreviene» a sus virtudes parciales, pero no mientos, más allá hay monstruos. Algunos han pensado que algo o
es diferente de ellas. alguien nos diseñó, y que si pudiéramos preguntarle por los planos
La segunda es que existe una distancia más que apreciable e~tre que usó, por las intenciones con las que nos fabricó, habríamos
a) las intenciones de quien decide hacer un coche bueno, b) el dise- resuelto el problema de la identidad.
ño que es capaz de conseguir con sus conocmuentos y los ma~ena­ Un siglo después de Darwin sabemos que no existe ese diseño:
les disponibles y e) el funcionamiento real del coche. El funciona- ni los dioses ni la naturaleza podían saber qué hacían. Somos pro-
miento más o menos adecuado es una VIrtud relacional en la que ducto de casualidades; como ya dijo Jorge Manrique, las personas
cuenta la historia del coche: con qué intención u objetivos se dise- se parecen más a los ríos que a los autómatas cartesianos. El paisaje
ñó cuáles fueron las constricciones de diseño que se eligieron y que forma un río es producto de fuerzas naturales, de la gravedad y
cuáles las que fueron impuestas por l.os materiales a mar:o,; cuenta de la energía cinética del agua y de las piedras, de la composición
también la realización práctica del diseño, el artefacto ftS1CO; y lo química de los terrenos que atraviesa, de los azares meteorológicos
que realmente cuenta es la prue)Ja. del pastel, el cómo f,uncion,a e~ la del tiempo y de otras muchas variables que implican la historia en-
práctica: si se adecúa a los objetivos que .se p:etendIan, esta bien. tera del planeta. Mucha parte de nuestro diseño fue producida por
Aunque tampoco aquí habría acabado la historia de la virtud: pue- y en circunstancias que ya han desaparecido, hemos creado funcio-
de que los objetivos del mercado hayan cambiado! haya subido la nes y hemos aprovechado viejas funciones para nuevos propósitos:
gasolina y los coches que gastan mucho hayan dejado de ser bue- no sabemos si en algún momento usamos los miedos y terrores para
nos, puede que tenga virtudes que los ingenieros no pensaron, como aprender a razonar o si los miedos fueron producto de la capacidad
ser pequeño y aparearse bien las ciudades, y puede que el coche sea de razonamiento.
perfecto pero los usuarios no sepan manejar coches sm cambio au- Nuestros órganos fueron creados por la historia, pero la his-
tomático y el coche deje de ser adecuado. toria de nuestra evolución genética y los sistemas de que nos ha

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ILRNANDO [lRONCANO lA \1~1IJIA¡I('¡N Y lA f(!AIIDAD fN lOS SISrlMAS DI IUNCIONfS

dotado, la historia de las circunstancias en las que nuestra especie el atado de bota. Es un término que explica gráficamente cuál es la
se ha desenvuelto, y las funciones que en el tiempo actual defi- estrategia menos dogmática y probablemente la más productiva en
nen las personas, son tres instancias que están relacionadas median- la simulación de los sistemas cognitivos.
te complejas relaciones de desarrollo desigual. Nos encontramos
ante algunos dilemas metodológicos que surgen del carácter histó-
rico de nuestra identidad. El uso de cada instancia para explicar las
otras ha sido criticado con buenas razones por muchos filósofos: REFERFNCIAS BIBUOGRÁFlCAS
sabemos que hay relaciones causales entre ellas pero no podemos
definir una relación explicativa, pero tampoco podemos prescin-
Aracil, J. (19S6a), Introducción a la Dinámica de sistemas, AtiaJII'&:aI, M;Jjdrid~
dir de ninguna de ellas. Una inferencia desde las funciones que po-
Arac~I,J. (1986b),Máquinas, si$tema$Y modelos, Tecnos, Madrid.
demos observar a nuestro diseño y a la explicación histórica pue- Block. N.(1980). Readings in Phil'üsopfry of Psy,oolügy, 1 vcls., MIT PRSS. Cam-
de caer en las tautologías del doctor Panglos, en el pensar que la bridge. Mass.
naturaleza nos diseñó para que cumpliésemos exactamente esa Block. N_ y J. Fodor (1972), «What Psychological Staees Are' Nee», P'hdo'S€J;{iJhical
función. Reoiew 81~ reimp. en Block (1981).
El peligro contrario no es menos grave: pensar que podemos Broncano, F_(1989), «Las bases pragmáticas de la rcciorrotidcd tecnológica», Anthro-
descubrir lo que somos independientemente de las formas en las pos, 94-95, 99-95.
que nos reconocemos como somos. Muchos filósofos encuentran Broncano, P. (1990), «La acción, su razón y su circuuseencia», em Pérez Bellestar
una más que razonable esperanza en las perspectivas que abre nues- (ed.), Conocimiento 'Y Acción. Estudios de Lógica y Filo'sofía'! de' llili Ciexeia mi.
tro conocimiento del cerebro. Los neurofisiólogos están descubriendo Universidad de Selcmanco,
Bunge, M. (1974), Sense and Reterence. Treatise o," Basic Philosophy U~ Reidel, Doe-
las condiciones físicas de funcionamiento, pero seguimos necesi- drecht.
tando metodológicamente una aproximación externa, y posiblemen- Cummins, R.(1975), -Punctional Anaiysis»,journal of Philosophy 72, r~i:mp. en Block
te una aproximación externa desde nuestras habilidades más com- (1980).
plicadas. Una de las razones que se dan de los muchos e innegables Churchland, Paul (1981), «Elimmarive Maeerialisrn and the Prepoeinonal Acutudes-,
fracasos de la inteligencia artificial proviene de la obsesión por de- en Churchland, P. M. (1989),A Newrocomputationai rerepectioe. Tbe Strur;:twe
finir las habilidades de procesamiento de manera «artificial». Los of Mind and tbe Structure of Scíence, MIT Press, Cambridge, Mass.
sistemas vivos dotados de cerebro no sólo mantienen relaciones con Davidson, D. (1990). «Thinking Causes», en Heil & Mete (e&s....} (1993), Cavee and
el medio, sino que saben explotar la situación para hacer funcionar Action. Cambridge U. P., Combeidge,
mejor sus propios sistemas de procesamiento. Un perro siguiendo Dennett, D. (1983), «lnrentional Sysrems in Cogrmive Erholcgy. The Paeglossian
Paradigm defended». Tbe Behavíoral and Bram Sceences 6, 343-3900 Y 13,577-
una pista aprovecha lo que el medio le ofrece para realizar inferen-
584, yen (1987) The lntemionaí Stance, MIT Press, Cambridge. Mass. [trad...
cias, no espera a que su base de datos esté completa. Un humano en española, La actitud intencional, Gedisc, Barcelona],
una conversación no espera a analizar todas las implicaturas con- Dreyfus, H_ L. (1971), What Computers Can't Do. A Critique uf Anificial Reason;
versacionales. El silencio de su oyente le enseña algo sobre lo que él Harper and Row, New York.
mismo acaba de decir que nunca podría haber aprendido analizán- Fodor, J. (1990),A Theory of Content, MIT Press, Cambridge, Mass.
dolo internamente. La moraleja es que no siempre las aproximacio- Horgan, T. (1984), «Mental Quausanon», en Tomberhn (ed ..}, Pbilosaphica'J Perepec-
nes reductivas son las más exitosas: una rica fenomenología funcio- tíues 3,47-76.
nal puede enseñarnos algo sobre relaciones profundas entre estructuras Kim, J. (1984a), «Concepts oí Snpervemence-, PhiJosvphy and Pbenomenolügicat
que no aprenderíamos por su estudio directo. Research40, 153-175.
La posición metodológica intermedia más productiva trabajaría Kim, j. (1984b). «Epiphenomenal and Supervenient Causarion-, en French, P. et al.
(eds.), Midwest Studies in Pbilosophy IX, Universiry oí Minnesora Press, Min-
simultáneamente en el descubrimiento de constricciones estructu-
neapolis.
rales de los mecanismos de funcionamiento y en la fenomenología Kirn, J. (1989), «Tbe Mith of Non-reductive Materialism», en Presidextiat Adres5 a fa.
de conducta del organismo, pero si lo primero no estuviese disponi- 87 Reunión de la APA.
ble en un plazo corto lo recomendable sería intentar simularlo como Kim, j. (1990), «Supervenience as a Philosophical Concepr», Matapbilosophy 11.
fuese posible. Si de su simulación se desprendiese un sistema fun- 1-26.
cional pobre, no esperaría a que el fenomenólogo le dijese cuáles Lepore, E. & B. Loewer (1987), -Mind Mareers», jO/ll.rnal of PhiJosophy 84.
son las funciones esenciales, intentaría mejorar su modelo. C. Gly- 630-642.
mour inventó un término para analizar la justificación en la ciencia: Muguerza, J. (1976). La razón sin esperanza, Tecnos, Madrid.

118 119
II:RNANIJO BRONCANO

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Wojcicki, R. (1979), Topics in the formal Methods of Empírica! Theories, Reidel, Si retomamos algunos de los que constituyen ya lugares comunes
Dordrecht. dentro del discurso sobre el fenómeno tecnológico, tendremos que
mencionar al menos los siguientes:
i) Los sistemas tecnológicos son fundamentalmente sistemas
de acciones y no, o al menos no sólo, de conocimiento.
ii) Su estructura es más la de un conjunto de reglas orientadas
a la solución de problemas específicos que la de un conjunto de
leyes descriptivas.
iii) La característica central de estas reglas, que funcionan como
imperativos hipotéticos, es que su validez se establece básicamente
en términos de eficiencia. Es este concepto y no el de verdad el que
juega el papel fundamental en el campo estrictamente tecnológico.
iv) La relación de los sistemas tecnológicos con la realidad no
es tanto de conocimiento o representación cuanto de control.
De entre los conceptos mencionados, quizá sean los de regla y
sus subordinados, eficiencia y control, los que presentan mayores
dificultades de tratamiento teórico. Contribuir a la eliminación de
tales dificultades constituye mi objetivo en las páginas siguientes,
que aparecen estructuradas en tres momentos bien diferenciados.
El primero consiste en la elucidación de los conceptos de ac-
ción y regla tecnológica, haciendo especial hincapié en la noción
de intencionalidad como definitoria del tipo de acciones que con-
forman los sistemas técnicos. Este análisis se extiende, en un segun-
do momento, a los conceptos de eficiencia y control, dentro del
marco de la organización y planificación de sistemas tecnológicos
concretos.

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JO"I t A l üf\IIIIO MA I1 A'> ',IMÁNII( A IJI lA'> 'il(JlA~ l(eNOlÓGILA"

Por último, discuto de una forma más general los elementos y el tipo de acciones a las que aluden las reglas que conforman las
características fundamentales del conocimiento tecnológico. Dada teorías tecnológicas, encontramos que su característica fundamen-
la primacía otorgada al aspecto pragmático sobre el aspecto estricta- tal es la de ser intencionales. Esto es válido al menos en un primer
mente proposicional o represenracional, la construcción de un marco nivel de análisis, aquel precisamente en el que de lo que se trata es
teórico global para los procesos tecnológicos no puede venir --ésa es de construir -sobre la base de planes o diseños concebidos subjeti-
mi tesis- de lo que se ha venido denominando concepción heredada vamente- ciertos estados o estructuras materiales concretas que
(Suppe, 1974), enunciativa (Stegmüller, 1973) o sintáctica (van Fra- permitan la consecución del fin deseado. Obviamente esto no ex-
asen, 1983) de la ciencia. Intento mostrar que, muy al contrario, los cluye, sobre todo en el caso de sistemas mecánicos, que, una vez
sistemas tecnológicos, en tanto modelos operativos con un carácter creadas las condiciones iniciales, se produzcan una serie de accio-
instrumental, se caracterizan por estar inmersos en una estructura nes no intencionales entre los componentes materiales del sistema
articulada de elementos sociales, institucionales y éticos, elemen- o, incluso, entre esos componentes y los sujetos que lo manipulan.
tos, en definitiva, para los que se requiere una interpretación en Sin embargo, el rasgo que me interesa subrayar es precisamente el
términos de conceptos típicamente pragmáticos o instrumentales. de la inrencionalidad del sistema técnico en su conjunto, indepen-
dientemente de que exista un subconjunto de las acciones que lo
constituyen que pueda no ser intencional.
2. ACCIONES y REGLAS La importancia de este rasgo se pone de manifiesto si tenemos
en cuenta lo siguiente:
La tecnología es fundamentalmente conocimiento operativo. Si i) Que al aceptar la intencionalidad en la acción de un indivi-
-siguiendo a Rapp-c- distinguirnos entre los métodos proyectivo- duo o de un grupo de individuos suponemos también que «es capaz
programático e hipotético-deductivo, los sistemas tecnológicos se de representarse conceptualmente la realidad y de tener creencias
rigen, claramente, por el primero de ellos (Rapp, 1981, 65-71). acerca de ésta, que es capaz de asignar valores a determinados esta-
En tanto teorías operativas', las teorías tecnológicas se mueven dos, acontecimientos o cosas y de desear que se realicen los que
en el terreno del deber ser, en el sentido de que aspiran no tanto a considera más valiosos, y que es capaz de tomar decisiones espontá-
una teorización lo más general y explicativa posible, cuanto a la neamente basándose en sus representaciones, valoraciones y deseos»
realización y fabricación de sistemas, artefactos y procesos técnicos (Quintanilla, 1989,75).
concretos. Constituyen un conjunto planificado y sistemático de ii) Que esas representaciones internas del objetivo o de los re-
indicaciones sobre cómo se debería proceder para conseguir de for- sultados que se pretenden alcanzar con una acción intencional se
ma eficiente un objetivo específico, un objetivo que, en la mayoría individualizan en función de un contenido o significado preciso, el
de los casos, no está dado naturalmente. Estas indicaciones tienen, cual, a su vez, es compatible con un conjunto lo suficientemente
como dije al principio, la forma de reglas, de imperativos hipotéti- amplio de conductas o acciones concretas corno para que el sentido
cos; por ejemplo, son expresiones de carácter normativo. Conse- que cabe atribuirle a cualquier representación interna en tanto mo-
cuentemente, de ellas no cabe predicar la verdad o la falsedad sino tor y origen de una acción intencional se multiplique en igual medi-
que tan sólo cabe hablar del mayor o menor éxito conseguido una da por ese conjunto de conductas.
vez realizadas las acciones que expresan. Esto explica el hecho de Estos aspectos consustanciales a la inrencionalidad tienen, al me-
que la relación de las teorías tecnológicas con la realidad sea funda- nos, dos consecuencias inmediatas. La primera de ellas es de carácter
mentalmente una relación de control. axiológico, y nos lleva a considerar hasta qué punto las diferentes
Hay que destacar, por otra parte, que la determinación de cuáles valoraciones y creencias previas acerca de la realidad que supone
hayan de ser esos objetivos es algo que depende de toda una suerte toda acción intencional influyen en la planificación de diseños tecnoló-
de condicionamientos socio-económicos, políticos y éticos, cuyo gicos concretos, toda vez que los subsistemas intencionales de ges-
estudio constituye un ámbito importante de la filosofía de la tecno- tión, por ejemplo, aquellos colectivos que se encargan de la planifi-
logía pero que, sin embargo, no voy a tratar en este trabajo, que cación, organización y control de los sistemas técnicos, representan
pretende mantener un enfoque fundamentalmente metodológico. un subsistema fundamental de los mismos (Quintanilla, 1989,92).
Si, situándonos dentro de ese enfoque, estudiamos más de cerca La otra consecuencia es de carácter conceptual y apunta a la
necesidad de hacer explícita la relación existente entre esas repre-
1. Por ejemplo, rclacionud as con la acción misma, por oposición a las teorías sustanti- sentaciones previas del agente y la producción efectiva de su acción.
vas en el sentido en que Bunge (1969, 6R4-92, Y 1972, 62-S) utiliza estos conceptos. Este tipo de explicitaciones y explicaciones, características de

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IO~ffA lOklAIO MAllA', ',1 M A N I I (A ri I I A S R f C,I A S T 1- eNoI 6 G Ie A S

campos como el de la filosofía de la acción o el de la filosofía de la individualizadas útilmente a través de la adscripción de creencias y
mente, no suelen aparecer en los análisis habitualmente llevados a deseos» (Clark, 1989,5-6).
cabo dentro del marco estricto de la filosofía de la tecnología. De Esta línea, que podemos denominar dennettiana, encaja de ma-
hecho, la caracterización de Quintanilla citada anteriormente, a pesar nera bastante satisfactoria con las investigaciones conexionistas en
de poner de manifiesto que lo peculiar de una acción intencional el campo de la inteligencia artificial, en la medida en que los mode-
consiste precisamente en que el agente es capaz de tener una re- los conexionistas de procesamiento son esencialmente no-senterr-
presentación previa de la misma, y de desear que se realicen los ciales (Clark, 1988 y 1989), pero, y sobre todo, lo que resulta más
resultados a los que apunta, no plantea en absoluto el problema importante para nuestro propósito es que parece especialmente ade-
inmediato de cómo se relacionan cosas tan diferentes como repre- cuada como modelo de análisis en el caso de las acciones que cons-
sentaciones, creencias o deseos y las acciones propiamente dichas. tituyen los sistemas tecnológicos.
No se plantea tampoco ninguna investigación sobre el evidente pa- La razón de esta relevancia parece fácilmente comprensible si
pel causal que tienen esas representaciones, creencias y deseos en la pensamos en lo siguiente:
puesta en marcha de la acción. a) Las reglas que expresan las acciones características de un
Una manera habitual de enfocar este problema es plantearse qué sistema técnico son enunciados cuyo contenido sólo es determina-
tipo de relación existe entre las creencias, deseos y, en general, los ble de forma precisa a través de la consideración del contexto glo-
estados mentales de un sujeto, tal y como se expresan y/o adscriben bal de enunciación -si no de la representación del sistema técnico
a través del aparato lingüístico habitual -las denominadas actitu- en su conjunto, o de una parcela amplia del mismo-o Este es el
des proposicionales- y las acciones desencadenadas por ellos. aspecto estrictamente semántico de las reglas. Lo que se comprende
Han sido múltiples las explicaciones psicolingüísticas propues- cuando se comprende una regla, su contenido, se determina en fun-
tas para analizar esta relación. Una de las más influyentes consiste ción de un conjunto interrelacionado y, en general, sumamente com-
en la postulación de un «lenguaje del pensamiento» (Fodor, 1975 y plejo, de acciones.
1987). Concebido en términos puramente sintácticos -en térmi- b) Al menos en sistemas técnicos muy simples -basta recor-
nos de operaciones computacionales del cerebro-, su existencia dar cualquier taller de alfareros o las labores más usuales de fonta-
explicaría la eficacia causal de esos diferentes estados mentales. Estas nería-, es bastante habitual que el/los agente(s) diseñador(es)j
estructuras sintácticas son además semánticamente transparentes, ejecutor(es) sea(n) capaz(ces) de conseguir el objetivo propuesto sin
por ejemplo, reflejan el contenido semántico de las adscripciones contar con una formulación explícita de la(s) regla(s) seguida(s) en
lingüísticas de los estados mentales. Sin embargo, un planteamiento la realización del proyecto. Este segundo aspecto de las reglas tec-
mucho menos preocupado por este carácter sentencial del pensa- nológicas constituye la base de la distinción entre conocimiento teórico
miento y, desde mi punto de vista, mucho más interesante es, bre- y conocimiento práctico.
vemente esbozado, el siguiente. Si, teniendo presentes estas consideraciones, miramos hacia las
Se supone que el sistema -sujeto- cuenta con una cierta infor- dos orillas mencionadas del caudal de explicación cognitiva, en-
mación -puede leerse también creencias- codificada jerárquica, contramos que, mientras estas características encuentran difícil ex-
aunque no lingüísticamente, en función de los objetivos que persi- plicación dentro del paradigma clásico de la teoría representacional
gue -puede leerse también deseos o valores-o Esa información se de la mente -la descrita en primer lugar-, los modelos conexio-
constituye objetivamente como tal a través de las relaciones exis- nistas parecen especialmente diseñados para dar cuenta de esos as-
tentes entre el sujeto y su entorno, y explica causalmente la con- pectos típicos de las reglas tecnológicas. Veamos por qué.
ducta de aquél (Dretske, 1981). Con palabras de Clark: los pensa- El paradigma clásico se erige sobre la idea de que el sistema sim-
mientos (tal y como se adscriben a través del uso de las actitudes bólico interno que funciona como correlato computacional de los esta-
proposicionales) se adscriben holísticamente sobre la base del con- dos mentales expresados a través de las actitudes proposicionales:
junto total de la conducta. Las conductas individuales son causadas i) Se rige por un cierro principio de cornposicionalidad y, en
por operaciones computacionales del cerebro sobre particulares sin- ese sentido, se presupone un cierto contenido semántico individua-
tácticos, que pueden no ser (y tópicamente no serán) semántica- lizado para cada uno de los ítems que lo componen. Según esto, no
mente transparentes. En mi modelo un pensamiento no es en abso- sería necesaria la consideración del contexto para la determinación
luto idéntico a ninguna operación computacional del cerebro sobre del contenido preciso de una regla aislada del sistema, lo cual choca
entidades identificadas sintácticamente aunque, por supuesto, exis- frontalmente con a).
te una relación sistemática entre eventos cerebrales y conductas, ii) Para que esos procesos mentales puedan explicar causal-

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jOS[fA t o muro MAllA" ',1 MAN IICA DI 1 AS kl.GlAS I ~CNOl6GICAS

mente las acciones supuestamente desencadenadas por ellos, su con- Si planteamos ahora la pregunta por el sentido de las distintas
tenido semántico dehe estar explícitamente representado. El enfren- reglas tecnológicas, éste sólo puede entenderse corno el conjunto de
tamiento con b) parece también evidente. las conductas concretas que manifiestan los agentes que componen
Ahora bien, si fijamos nuestra atención en el otro ámbito expli- el sistema.
cativo, podemos observar que: El hecho de que hablemos de sentido como conjunto refleja una
i) El procesamiento de información que llevan a cabo los mo- de las Ideas centrales del enfoque desarrollado: la idea de que el
delos conexionisras funciona sobre la base de una dependencia es- contemdo de las reglas tecnológicas está determinado semántica-
tructurada entre las diferentes redes que conforman el sistema y mente de forma holista. El hecho de que hablemos de conjunto de
responden, por tanto, a ese tipo de holismo semántico al que hacía conductas muestra el segundo aspecto en el que he querido incidir:
alusión cuando hablaba de la determinación del contenido de las la noción de regla como expresión del conocimiento práctico nece-
reglas tecnológicas. sario para seguirla. Si además reformulamos el concepto de explíci-
ii) La noción de representación explícita se concibe corno algo to en términos de la capacidad y facilidad en el uso de la informa-
mucho más próximo a la capacidad y facilidad de utilización de ción y los medios en los que el agente está inmerso, este conocimiento
información que a la ocurrencia identificable de ciertos símbolo~ en puede y debe entenderse como conocimiento explícito. Las dificul-
algún tipo de código interno (Clark, 1992, cap. 6). En este sentido, tades de análisis conceptual que tradicionalmente ha representado
es perfectamente aceptable una explicación causal de la acción en la caracterización del conocimiento práctico como conocimiento
términos de su relación con ciertos estados mentales sin suponer implícito quedan así superadas desde esta nueva manera de enten-
que el sujeto puede representarse explícitamente -en el sentido der el concepto.
tradicional de explícito, por ejemplo, en el sentido en que explícito Las condiciones de posibilidad de esas reglas, en tanto prescripcio-
se identifica con conocimiento teológico- el contenido semántico nes de acción, vienen impuestas: a) por los recursos materiales, in-
de sus estados mentales. telectuales y humanos disponibles y b) por las representaciones que
Es así como el conexionismo nos presta herramientas importan- los agentes del sistema conciben como soluciones a problemas con-
tes para desentrañar el complicado mundo que se esconde detrás cretos, representaciones que, de nuevo, funcionan como causa ex-
del discurso sobre acciones e intencionalidad y, en la medida en que plicativa de sus acciones o conductas.
los sistemas tecnológicos se conciben como sistemas de acciones Esa multivocidad de recursos y representaciones nos lleva a un
intencionales, nos enseña también a construir un modelo de análisis discurso teórico integrado por conceptos que no responden a cate-
conceptual de los mismos. Por supuesto, estoy tratando de forma gorías cerradas, sino que presentan más bien unos límites borrosos,
muy superficial conceptos harto problemáticos, como el de infor- corno lo prueba la existencia de una gradación importante respecto
mación o el de causalidad -o, incluso, uno no mencionado hasta de las acciones entre el calificativo de eficientes o inútiles, acordes
ahora pero igualmente esencial para el desarrollo de todo el plan- con la regla o en desacuerdo con ella.
teamiento: el de la adscripción de racionalidad al sujeto-, pero no ~ Consideremos, po~ ejemplo, el siguiente enunciado nomoprag-
es éste el sitio más idóneo para desarrollar pormenorizadamente el manco: «para que el sistema pueda reconocer el contenido de una
abanico teórico que presenta el panorama actual de la ciencia cog- imagen y archivarlo adecuadamente, se ha de construir una base de
nitiva. Tampoco pretendo insinuar que no sea posible el di.scu~so datos suficientemente amplia en relación con ese contenido». Esta
sobre el fenómeno tecnológico sin acudir a este tipo de explicacio- regla implica la ejecución de distintos tipos de acciones respecto del
nes, pero lo cierto es que la colaboración interdisciplinar en este almacenamiento de datos que sean relevantes para el reconocimien-
caso no tiene sólo un valor innegable de aclaración conceptual, sino to automático de documentos gráficos. Ahora bien, el éxito de esas
que representa el único medio plausible de alcanzar un análisis ade- acciones puede ser sólo parcial-como de hecho todavía lo es- en
cuado de los sistemas tecnológicos, una vez definidos éstos como el sentido de que, incluso creadas las bases necesarias, la máquina
sistemas de acciones, y de acciones intencionales". no reconoce una imagen o, al revés, es capaz de reconocer una ima-
gen y archivar su contenido correctamente sin contar con una base
2. Un ámbito más cercano al tecnológico, e igualmente relevante en el proceso de de datos presumiblemente apropiada para ello. El éxito de una ac-
análisis de las repr esentaciones que precc den toda alción intencional, es el de la reor¡a de ción es, pues, algo que se mide por grados.
sistemas. LJ noción de modelo o, más cspecfficamentc , l.i de relación de modelado, consti-
tuyc un punto JlO rcf~r~ncia inexcusable en cualquier proceso de conceptualización de los ~ De todo ell~ se desprend~ q~e, al intentar construir lo que po-
fenómenos técnicos. En este sentido puede leerse con gran provecho el manuscrito de Ja- dríamos denominar una sernanuca de las reglas tecnológicas, ésta
vier Ar acil Notas sobre la relación de mcdelacirm, no sería nunca una semántica bivalente. Y no lo sería fundamental-

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J0511A IOKII'IIU MAllA" ';1 MAN' ICA DI lA" KI (,1 A" 11 CNOI OC;ICA"

mente por dos razones: en primer lugar, porque hablar de bivalen- que hay que situar, de manera también más específica, la concep-
cia significa hablar de valores de verdad, y un valor de verdad no es tualización de la intencionalidad del sistema, ya que el conjunto de
algo que sea predicable de un enunciado normativo. En segundo decisiones que 10 constituyen conlleva la necesidad de formular,
lugar, porque hablar de bivalencia significa hablar de dos únicas evaluar y elegir entre alternativas que son de tipo diferente, i.e., que
posibilidades y las posibilidades de éxito o fracaso de cualquier ac- representan opciones cualitativamente distintas. En este nivel nos
ción acorde con una regla son esencialmente probabilísticas. enfrentamos, por ejemplo, al problema de decidir entre objetivos
Una semántica para este tipo de reglas tendría que acudir, por contradictorios -construir un coche rápido y que gaste poco-s-, al
tanto, a una serie posiblemente infinita de valores epistérnicos en de decidir entre planes alternativos -construir una central nuclear
lugar de a un conjunto binario de valores de verdad. o una eólica- o incluso a la creación de planes absolutamente no-
vedosos.
Paralelamente, el nivel de control directivo conlleva la formula-
3. EFICIENCIA y CONTROL ción, evaluación y selección de alguna de entre un conjunto de al-
ternativas que son ya simples variaciones de una alternativa estraté-
Si, como acabamos de decir, el éxito de las acciones que se ejecutan gica previa y cuya diferencia es, por tanto, más de grado que de
por imperativo de una regla es una cuestión de grados y si la efi- tipo. Son ejercicios de decisión tácticos. Y el nivel de control ope-
ciencia del sistema en su conjunto se concibe como la combinación racional incluye ejercicios de decisión que se distinguen principal-
de los resultados parciales de esas acciones, écómo conceptualizar mente en términos de propiedades cuantitativas específicas y, por
en qué consiste ese grado de eficiencia? tanto, representan alternativas que son simplemente diferentes en
Una manera de responder a esta pregunta es intentar determinar magnitud".
cuáles son los criterios que contribuyen al mayor o menor éxito de
una determinada estructura de planificación tecnológica. Ahora 3.2. Distinciones en el dominio de los hechos
bien, el establecimiento de esos criterios pasa por una especifica-
ción de los distintos niveles de organización que están involucrados Una cuestión que se nos plantea inmediatamente es cuáles son las
en el ejercicio de toma de decisiones que aparece en el desarrollo de razones que influyen en el ejercicio de un tipo u otro de decisiones.
cualquier sistema técnico. Hablemos, por tanto, de esos diferentes y para dar cuenta de ello es necesario tener en cuenta la clase de
niveles. hechos distinguibles en el dominio de actuación de cualquier siste-
ma técnico. Para ello podemos establecer una taxonomía paralela a
3.1. Distinciones en el dominio de decisión la anterior en el sentido siguientes:
i) Alternativas a nivel de estado. Se caracterizan por represen-
Como dije anteriormente, en el conjunto de las acciones que consti- tar situaciones que son cualitativamente únicas en términos de sus
tuyen un sistema tecnológico se pueden establecer dos subconjun- propiedades estructurales o dinámicas, por ejemplo, son diferentes
tos bien diferenciados. Aquel en el que se incluyen los conocimien- en tipo. Un ejemplo típico de este nivel lo constituye la planifica-
tos operacionales y el subconjunto de las acciones organizadoras. ción agrícola. El problema sobre el que hay que tomar uoa decisión
Dentro de este último, es ya clásica la taxonomía tripartita que dis- es el del cultivo más apropiado para un tipo de terreno. Podemos
tingue entre el nivel de planificación estratégica, el de control di- pensar, por ejemplo, que la opción se establece entre la producción
rectivo y el de control operacional, donde a cada uno de ellos le co- de naranjas o la de manzanas.
rresponde, respectivamente, un nivel alto, medio o básico de gestión". ii) Alternativas a nivel temático. Un suceso de este nivel ha de
Obviamente, el nivel en el que recae el mayor peso de la respon- ser visto como una variante específica de alguna alternativa cualita-
sabilidad en la consecución del objetivo que se pretende alcanzar en tivamente singular. Son diferentes en grado. Siguiendo con el ejemplo
el sistema es el de la planificación estratégica, ya que de él surgirán agrario, el problema en este nivel es el de establecer, una vez elegi-
las líneas de actuación prioritaria de las que dependerá la actuación do el tipo de fruta, la variedad específica que se quiere producir.
en los dos niveles restantes. Pero, y sobre todo, es en este nivel en el iii) Alternativas de nivel paramétrico. Difieren unas de otras
principalmente en términos de las propiedades cuantitativas que
3. Tanto In terminología COlJlO el planteamiento que voy a utilizar están tomados en
gran parte del estudio de J. W. Sutherland, Towards a etrategic Mallagemellt and Decísion 4. tu«, p. 4.
Technology, Kluwer Academic Press, Drir-drechr, 19R9. 5. íbíd., p. R.

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jO<,HA IOI{II,IO MAllA') '" MAN III A IJI 1 A', 1" (,1 A', 111. N()I ('II,ll 1\',

presentan. Los hechos a tener en cuenta en nuestro ejemplo serían riesgos y dificultades que pueden aparecer en cada uno de los nive-
los de los atributos de la variedad de fruta elegida: tamaño, tiempo les de actuación, de manera que":
de maduración en árbol, nivel de acidez, etc. i) En el nivel de estado la incertidumbre/riesgo deriva de la
Una vez establecida esta distinción, podemos decir que las deci- existencia de Jos o más situaciones ambientales y/o competitivas
siones que toman los subsistemas de gestión están en función del cualitativamente distintas a las que debe enfrentarse la organiza-
tipo de hecho al que se enfrentan en los diferentes momentos de la ción durante un periodo de tiempo.
dinámica del sistema. Así: ii) En el nivel temático la incertidumbre y el riesgo van asocia-
i) Las decisiones estratégicas se formulan con respecto a he- dos a alguna(s) variación(es) particular(es) de algún suceso ambien-
chos alternativos de nivel de estado. Es así una decisión estratégica tal y/o competitivo singular perteneciente al nivel de estado.
la de decidir entre el cultivo de naranjas o el de manzanas. iii) En el nivel paramétrico la incertidumbre/riesgo se localiza
ii) Las decisiones tácticas se formulan con respecto a alterna- en la ambigüedad de las estipulaciones que pueden ir asociadas con
tivas de hechos temáticos (la cuestión a decidir en este nivel es la de algún suceso temático; por ejemplo, atributos cuantitativos especí-
la variedad del cultivo elegido). ficos.
iii) Las decisiones operacionales se formulan con respecto a La consecuencia fundamental que se deriva de todo esto es el
alternativas de nivel paramétrico, Utilizando de nuevo el ejemplo, número y diversidad de factores que la organización de un sistema
con respecto a las propiedades específicas que se pretenden alcan- técnico debe inrernalizar en cualquiera de sus ejercicios de toma de
zar en la variedad de fruta seleccionada. decisiones. Esta internalización es necesaria toda vez que su eficien-
Cada una de ellas pueden caracterizarse, a su vez, por el tipo de cia dependerá de en qué medida el subsistema de gestión sea capaz
instrumentos a través de los cuales se intentan solucionar los pro- de adecuarse y anticipar la serie de hechos ambientales/competiti-
blemas a los que se aplican. Así, los análisis cualitativos son típicos vos a los cuales estará sujeto el sistema durante periodos de tiempo
de las decisiones que pretenden elegir entre ciertas opciones en el determinados.
nivel estratégico, mientras que, en el nivel operacional, tal resolu- El aspecto esencial del problema de la planificación reside, pues,
ción procede vía técnicas de maximización/minimización mate- en la pre-definición de la serie de posibles hechos -y sus posibles
mática. A caballo entre ambas están los instrumentos estadísticos transformaciones- tanto a nivel ambiental como competitivo, pu-
propios de los ejercicios de decisión tácticos, instrumentos que se diéndose diferenciar al menos cuatro referentes genéricos respecto
adecúan mejor que los algoritmos determinísticos al grado de com- al nivel de cambio potencial del contexto en el que está integrado el
plejidad de este nivel, pero con los que no puede resolverse una sistema":
ambigüedad de carácter cualitativo". i) Cuando existe una certeza efectiva con respecto al estado con-
La eficiencia de cualquier sistema tecnológico estará en función textual que prevalecerá durante algún periodo de tiempo, dado que
de la coherencia interna que se produzca entre todos estos niveles puede ser identificado un único conjunto de propiedades ambienta-
de actuación con respecto al objetivo propuesto -por ejemplo, de les y estructuras competitivas como aquel que tiene una probabili-
la adecuación de las decisiones a los hechos respecto de los cuales dad de ocurrencia real, hablaremos de determinación de estado.
se toman y de la utilización de los instrumentos más operativos en ii) Si, durante algún periodo o intervalo de planificación, pue-
cada caso-, pero, y esto es importante, también estará en función de aislarse un estado fuertemente dominante o de máxima probabi-
del grado de congruencia que se dé entre los recursos del sistema y lidad, por ejemplo, puede asignarse a algún conjunto de propieda-
las propiedades del contexto en el que se encuentra inmerso, donde des ambientales y estructuras competitivas una probabilidad de
estas últimas presentan dos vertientes básicas: la ambiental y la com- ocurrencia significativamente alta -aunque no tan alta como para
petitiva. tener un nivel de certeza efectiva-, se hablará de dominación de
La dimensión ambiental comprende el conjunto de condiciones estado.
sociales, políticas, económicas y tecnológicas previas a las que está iii) Cuando se espera que dos o más estados ambientales y/o
sujeto el desarrollo del sistema. La dimensión competitiva, por su competitivos -que agotan sustancialmente el repertorio de posibi-
parte, alude a las relaciones entre éste y otros sistemas directa o lidades que podrían surgir- tengan alguna probabilidad significa-
indirectamente adversarios.
La eficiencia del sistema estará así sujeta a la superación de los
7. Tbid., p. 14.
6. Tbid., p. 12. 8. u.u., pp. 37-8.

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JOSlfA10I~I~IO MA1IA~ ',1 MÁN IICA DI I A~ KI GI. AS 11 eNOlÓGICAS

ti va de ocurrencia durante el periodo de interés, se produce lo que los sistemas tecnológicos, la falta de una estructura de coordina-
podemos denominar estocasticidad de estado. ción sería condición suficiente para su fracaso.
iv) Por último, si el alcance de los estados ambientales y/o com- La noción de eficiencia abarca los tres criterios mencionados,
petitivos que podrían surgir es tan amplio que incluye algunas posi- de tal manera que podremos decir que un sistema es eficiente si es a
bilidades que no pueden ser predefinidas, nos enfrentamos típica- la vez exhaustivo, completo y está interrelacionado respecto a sus
mente a una indeterminación de estado. niveles de actuación, en el sentido en que estas nociones acaban de
ser definidas. Pero, además, si hemos de hablar de la realizabilidad
3.3. Criterios de hecho de un proyecto, tendremos que incluir como un factor
adicional, y de importancia no desdeñable, el factor tiempo: por
La eficiencia global de cualquier sistema depende, pues, de la ade- ejemplo, un sistema sólo será eficiente si cuenta, además, con los
cuación entre los recursos existentes en esta estructura de planifica- recursos necesarios para conseguir el objetivo propuesto en un pla-
ción y el objetivo propuesto y, por tanto, del grado de control que zo de tiempo determinado. La ausencia de respuestas temporalmen-
ejerza sobre el contexto en el que se desarrolla. Y, a su vez, este te ágiles a un determinado problema puede ser, sobre todo en con-
grado de control refleja hasta qué punto el sistema está preparado textos muy competitivos, un error tan grave para la eficiencia global
para enfrentarse con el cúmulo de situaciones y problemas que pue- del sistema como la construcción de un plan estratégico inade-
den aparecer en cualquier momento de su desarrollo. Cuanto más cuado.
complejo sea el contexto, mayor será el número y diversidad de los La organización estratégica de planes que incluye cualquier sis-
hechos y cambios potenciales de situaciones que la estructura de tema tecnológico ha de poder solucionar, pues, la tensión existente
planificación ha de tener en cuenta. entre lo ideal y lo factible, y el único camino viable en este sentido
De acuerdo con esto, se pueden establecer distintos criterios es que la decisiones se tomen en función de aquellas situaciones que
que nos permiten conceptualizar su grado de eficiencia y control. A cabe razonablemente esperar a la luz los hechos contextuales.
saber: Cuanto mayor es el alcance y variedad de los hechos ambienta-
i) Exhaustividad. Se dice que un sistema es exhaustivo si el les y/o competitivos que pueden surgir naturalmente dentro de al-
conjunto de alternativas que han sido planificadas cubre la serie gún contexto organizativo, mayor será la probabilidad de que el
completa de situaciones ambientales y/o competitivas en la que el universo de contingencias que los planificadores definan no incluya
sistema está situado. Aunque difícil de conseguir, la exhaustividad todas las potencialidades. En general, cuanto mayor sea el número
de un sistema tecnológico es especialmente importante en aquellos y variedad de contingencias a que están sujetos los sistemas tecno-
ámbitos relacionados directamente con la conservación del medio lógicos, mayor tendrá que ser el conjunto de recursos que han de
ambiente o la salud pública. desplegar para poder ser considerados eficientes.
ii) Completud. Un sistema es además completo si se ha defini- La única ruta plausible para alcanzar un grado satisfactorio de
do un plan estratégico para cada una de esas posibles situaciones eficiencia será, pues, limitar lo suficiente el universo de posibilida-
ambientales/competitivas y se ha desarrollado un plan apropiado des al nivel estratégico y efectuar una selección de las contingencias
en el nivel táctico o/y operacional para cada una de ellas. Hablar de previsibles de manera tal que, en la planificación, se consideren
completud significa, pues, hablar del desarrollo de planes específi- únicamente aquellas que han sido seleccionadas, prescindiendo del
cos susceptibles de ser aplicados ante la aparición de alteraciones resto.
en los valores previstos del sistema. En otras palabras, cuando la
estructura de planificación cuenta con recursos y procedimientos
suficientes para modificar los diferentes subplanes que la confor- 4. TECNOLOGÍA y METACRÍTlCA FILOSÓFICA
man a la vista de posibles cambios en las circunstancias para las que
estaban pensados, decimos que el sistema es completo. Tanto el estudio hecho a propósito de los mecanismos de acción de
iii) Interrelación. Un sistema está interrelacionado si en el plan las reglas tecnológicas como la delimitación de los conceptos de
estratégico se establecen estipulaciones adecuadas para la coordi- eficiencia y control sirve de base justificativa a la reflexión metafi-
nación de los resultados obtenidos en el nivel táctico y operacional. losófica que pretendo llevar a cabo. Como dije al comienzo, la tesis
Esta centralización de las decisiones y actuaciones desarrolladas en que pretendo defender es la del carácter típicamente pragmático o
los diferentes niveles del sistema es un requisito imprescindible para instrumentalista de la tecnología o, para ser más precisos, la necesi-
la buena marcha del mismo. Dada la complejidad de la mayoría de dad de acudir a elementos pertenecientes a este paradigma explica-

132 133
I u, 1 1A 1 U 1\1 1', Il) M A 1 1 A') ~IMAN'ICA 1)1 lAS lOGIAS ILCNOIÓl,ICAS

rivo si queremos construir un marco teórico general que dé cuenta a pesar de todo, es decir, pudiera ser falsa en realidad (Putnam,
de las peculiaridades del conocimiento tecnológico. 1980, 432). Esto pone de manifiesto claramente hasta qué punto
Quizá una buena manera de entender en qué consiste este para- los aspectos epistemológicos están ausentes de la noción de verdad
digma sea presentarlo en yuxtaposición con su opuesto teórico: el que maneja el realista".
realismo. Frente a ello, el insrrumenralismo interpreta la ciencia no como
Bajo el concepto de realismo se agrupan una serie de tesis meta- una trama teórica que describe y explica causalmente una realidad
físicas, epistemológicas y semánticas. En primer lugar se defiende objetiva, sino como un instrumento de predicción. Las teorías cien-
la existencia de un mundo objetivo, independiente de nosotros y de tíficas se conciben como un conjunto de reglas que nos permiten
nuestro conocimiento y compuesto de objetos o entidades fijas que obtener determinadas consecuencias observacionales sobre la base
poseen ciertas propiedades y mantienen entre sí ciertas relaciones. de experiencias ya dadas y son, por tanto, más o menos útiles, pero
En segundo lugar, se defiende la posibilidad de un acceso y una no verdaderas o falsas. Entendida como un instrumento de predic-
representación epistemológicamente neutrales respecto de esa es- ción y control, la ciencia se ve libre de cualquier compromiso onto-
tructura que conforma el mundo. lógico en relación con las entidades que postula. Aceptar una teoría
Lo que se conoce como realismo científico resulta, precisamen- científica no significa aceptarla como descriptivamente verdadera,
te, de añadir a estas afirmaciones que es la ciencia la que permite sino sólo como empíricamente adecuada; no supone comprometer-
ese acceso epistémico y que, por tanto, las entidades que postulan se ontológicamente con sus afirmaciones, sino únicamente aceptar
las teorías científicas existen en realidad, con el mismo cstatus on- sus predicciones observacionales. Esto es especialmente destacable
tológico que el resto de las entidades no-teóricas, incluso cuando en relación con la existencia de entidades inobservables, uno de los
están más allá de nuestras capacidades de observación. puntos centrales de enfrentamiento entre las tendencias realistas e
La ciencia se ve, desde esta perspectiva, como un conjunto de instrumentalistas.
enunciados que describen objetivamente una realidad que existe Independientemente de cuál de estos planteamientos resulte más
independientemente de nuestros esquemas conceptuales y de nues- adecuado en una caracterización del conocimiento científico -tema
tros métodos de conocimiento. Por ello, la tercera gran tesis del del que no me vaya ocupar-, lo cierto es que existen razones de
realismo puede formularse como la tesis de que las teorías científi- peso que justifican la relevancia e idoneidad del enfoque instru-
cas -o por lo menos las teorías científicas sólidamente estableci- mentalista en la conceptualización del conocimiento tecnológico.
das- son descripciones verdaderas o, al menos, aproximadamente Si retomamos el conjunto de elementos que se han puesto de mani-
verdaderas del mundo. fiesto en relación con la tecnología, en general, y con el análisis de
En definitiva, se mantiene que la relación ser verdadero respec- las reglas tecnológicas y de los conceptos de eficiencia y control, en
to a los enunciados que componen las teorías científicas es una rela- particular, podemos resumir esas razones de la forma siguiente:
ción objetiva, una relación que tiene como centro un concepto ~e i) El concepto de verdad que se encuentra en cualquier repre-
verdad primitivo ya-epistémico: el concepto de correspondencia sentación teórica de una técnica no es en absoluto un concepto ob-
con la realidad. jetivisra ya-epistémico, sino que responde más bien al calificativo
Ahora bien, esa posibilidad de representación fiel sólo existirá si de verdad útil, por ejemplo, un concepto estrechamente relaciona-
los términos que componen los enunciados del lenguaje en el que se do con la eficiencia de los sistemas técnicos concretos.
expresa la teoría designan de forma fija y objetiva aquellas entida- La pregunta relevante con respecto a cualquier propuesta de
des que configuran los hechos en virtud de los cuales son verdade- actuación técnica no es tanto si es verdadera o falsa -si representa
ros. Es necesario, pues, un argumento que justifique tanto la exis- o no adecuadamente una realidad preexistente-, cuanto si funcio-
tencia de los referentes de los términos teóricos -observables e na o no, es decir, si, a través de ella, se pueden crear las circunstan-
inobservables-, como su permanencia real a través del cambio teó- cias y los mecanismos apropiados para alcanzar el objetivo deseado.
rico. Ese argumento lo encuentra el realismo en el hecho empírico Mi propuesta, en este sentido, es reivindicar el concepto de co-
de que la ciencia hace predicciones que resultan cumplirse. rrección frente al de verdad en el campo de la caracterización de los
La sucesión de teorías científicas se entiende así en una forma
convergente, por ejemplo, como un progreso efectivo hacia una verdad
9. Puesto que el nivel en el que nos movemos es puramente descriptivo, no entraré ni
última. Se podría dar el caso límite, por tanto, de que una teoría en las dificultades que acarrea aceptar este tipo de planteamientos ni en su justificación.
empíricamente adecuada, predictiva, explicativa, coherente, racio- Hay que destacar, sin embargo, que la conjunción de todas estas tesis plantea problemas de
nalmente justificada y completa en grado máximo pudiera ser falsa difícil solución.

134 135
JOSllA t o urnr o MAllA) ~I MAN lit. A ur lAS RI.GI AS I fCNOl 0GICA)

sistemas técnicos. En primer lugar, porque es un concepto básica- En definitiva, necesitarnos un marco filosófico específico para
mente normativo, corno lo son las reglas tecnológicas. En segundo el análisis de los sistemas tecnológicos que, como tal, no puede
lugar, porque responde a los aspectos estrictamente pragmáticos reducirse a un extrapolación de los enfoques realistas en filosofía
que les son inherentes. de la ciencia. Incluso admitiendo la idoneidad del instrumentalismo
ii) La esquematización de los sistemas tecnológicos como ca- en la construcción de ese marco, hemos de tener en cuenta que una
jas negras, en las que sólo son relevantes las variables externas de filosofía de la técnica, para ser adecuada, ha de ser entendida no
input y output, convierte en innecesario cualquier tipo de compro- sólo, ni básicamente, como una teoría del conocimiento técnico,
miso ontológico con respecto a los referentes de los posibles térmi- sino como una teoría general de la acción.
nos teóricos que aparecen en la formulación de las reglas de acción.
De hecho, esta ausencia de relaciones esenciales entre términos teó-
ricos y objetos es el resultado inmediato de la aceptación de un REFERENCIAS BIRLIO(;RÁ¡':¡CAS
concepto de verdad fundamentalmente pragmático o, como hemos
dicho, de la prioridad del concepto de corrección. Bunge, J\..1. (1%9), ía investigación científica, trad. de M. Sacristán, Ariel, Bnrcc-
iii) La necesidad de postular una red referencial fija y objetiva lona.
surge, en buena parte, como el único medio de poder establecer Bungc, M. (1972), «Toward a Philosophy of Tcchnology», en Mirchcm, C. y Mac-
algún tipo de relación interteórica. A su vez, esta posibilidad de key, R. (eds.) (1972). pp. 62-76.
comparación global entre teorías diferentes es la piedra de toque de Clark, A. (1988), «Thoughrs, Sentcnces and Cognitive Sciencc», Philosophica/ Psy-
chology 1 (3), págs. 263-278.
la tesis típicamente realista de que la ciencia es un conocimiento
Clark, A. (1989), Microcognition. Pbiíosopby, Cognitive Scíence and í'arallel Díetrí-
acumulativo que progresa históricamente hacia la consecución de buted Processíng, MIT/Bradford, Cambridge, Mass.
un objetivo central: dar una descripción completa y verdadera de la Clark, A. (1992), The Molten Codeo Concepts and Mental Causation Without A Lan-
realidad. guage ofThought. Manuscrito presentado a MIT Press.
Ahora bien, puesto que la tecnología, como hemos visto, no Dretske, F. (198 1), Knowledge and the F/ow vf íniormation, Basi! Blackwcll, Oxford.
tiene, al menos prima [acie, aspiraciones globales, ni de representa- Fodor, J. (1975), The Language ofThought, Crowefl, New York.
ción teórica, ni de representación verdadera de la realidad, sino Fodor, J. (1987), Psychosemantics: Tbe Problem of Meaning in the Philosophy of
más bien aspiraciones de control eficiente de aspectos muy parcia- Mind, MIT/Bradford, Cambridge, Mass.
les de esa realidad, la existencia o no de un esquema fijo de referen- Quinranilla, M. A. (1989), Tecnología. Un enfoque filosófico, Fundcsco, Madrid.
cia no es algo que resulte problemático, como tampoco lo es la po- Putnam, H. (1980), -Models and Realiry», [ournal nf Symbolic Logic 45 (3)
sibilidad o imposibilidad de comparar diferentes reorías técnicas pp. 464-482.
Rapp, F. (ed.) (1974), Contributíons to a Pbilosopbv ofTechnology, Rcidel, Dor-
con el afán de investigar su mayor o menor aproximación a la verdad.
drecht.
Los conflictos de comparación entre tecnologías diferentes sur- Rapp, F. (1981), Filosofía analítica de la técnica, Alfa, Barcelona (v. o. Analytische
gen en un nivel de racionalidad práctica. Los mecanismos de eva- Technikphilosophie, Karl Alber, Preiburg i. Br., 1978).
luación vienen en este caso de los campos económico, político, so- Sregmüller, W. (1973), Estructura y Dinámica de Teorías, Ariel, Barcelona.
cial y medioambiental. Suppe, F. (1974) -Theory Strucrure», en Asquith y Kyburg (cds.), Current Research
iv) El concepto de predicción tecnológica es un concepto in- in Phi/osophy (Jf Science, Easr Lansing, P. S. A., 1979.
tervencionista, en el sentido de que más que predecir la ocurrencia Van Prasen, B. C. (1983), «Aim and Srructure of Scicntific Theorics», 7th 1nt. Cong.
de determinados acontecimientos, contribuye a su creación. Este I.ogic, Meth. & Phil. uf Scí., Salzburg, 1983.
crear realidad propio de la tecnología puede caracterizarse, por tan-
to, en base a enfoques filosóficos -corno el realisrno- que conlle-
van una visión cerrada -en el plano ontológico- y neutral -en el
plano epistemológico.
v) El espacio de posibilidades pragmáticas en el que se mue-
ven los sistemas técnicos exige, como hemos dicho, una mayor plas-
ticidad en los conceptos que se utilizan para representarlos teórica-
mente, y esa plasticidad conceptual exige una arquitectura fuzzy,
mucho más próxima a los puntos de vista instrumentalistas que a la
rigidez tópica de los planteamientos realistas.

136 137
ACCIONES, PLANES Y TECNOLOGÍA
jesús Ezquerro
Universidad del País Vasco/u-m

1. lNTRODUCUÓl'\: PLANES y TECNOLO(;ÍA

En su libro Tecnología. Un enfoque filosófico (1989), Miguel


A. Quintanilla señala con acierto algunas de las tareas de la Filoso-
fía de la Técnica. En este campo, nos dice, aparecen problemas
ontológicos, epistemológicos y valorativos, entre otros. Cuestiones
tales como la entidad de los artefactos, la naturaleza de una inven-
ción, la creación de diseños, los criterios de evaluación de tecnolo-
gías y las implicaciones morales, económicas y culturales del cam-
bio tecnológico encajan en uno u otro de los problemas filosóficos
anteriormente señalados. Hay, sin embargo, un concepto nuclear
de especial relevancia filosófica en la noción de técnica; se trata de
la idea de acción.
No por casualidad Quintanilla utiliza la noción de técnica con el
significado expreso siguiente: «sistemas de acciones intencionalmente
orientados». Esta definición, nos dice, pretende excluir del concepto
de técnica acciones que se llevan a cabo de forma sistemática pero ins-
tintiva, es decir, sin utilizar conocimiento conscientemente, como suce-
de con algunas especies animales cuando construyen nidos o «fabrican»
miel. Pero no excluiría el uso de conocimiento inconsciente y no delibe-
rado resultante, por ejemplo, de la automatización mediante aprendiza-
je de habilidades que inicialmente requieren el uso de conocimiento
consciente. Lo esencial sería que el conjunto de acciones esté inten-
cionalmente sistematizado para conseguir unos objetivos (p. 35)1.
Ateniéndonos a la definición anterior, parece obvio que el con-
cepto de técnica vendría a identificarse con el concepto de plan. Si
1. Cuando aparezca solamente indicación de página debe entenderse que la referencia
es Quintarulla (1989).

139
I~SLJs f/QUl:KKO A(.CIONIS, 1'1 ANI S Y r t c n or o cló

bien es cierto que no se puede afirmar que todo plan constituye una do final en el que se obtiene el resultado, sino también el hecho de
técnica, la inversa sí se da. Es decir, toda técnica conlleva el diseño que el plan, o al menos partes del mismo, debe ser compartido por
y uso de un plan, de ahí que diseñar una técnica se identifique con los agentes implicados. Quintanilla define la acción cooperativa
diseñar un plan. Mi plan para ir a Moscú el próximo mes de agosto (p. 66) como el producto intencional de acciones intencionales, es
implica un conjunto sistematizado de acciones intencionalmente decir, como el producto de una acción compuesta (A, A') en la que
orientado que va desde contactar con la agencia de viajes, sopesar los agentes implicados tienen una representación del producto (A * A')
los pros y contras de unas ofertas u otras, hacer la reserva, etc., y creen que dicha acción es posible, comparten un objetivo común
hasta mi traslado al aeropuerto de donde partirá el vuelo, etc. Sin y además creen que dicho objetivo se obtendrá como resultado de la
embargo, este conjunto sistematizado de acciones no constituye una acción compuesta.
técnica. En cambio, el sistema de acciones que va desde el diseño de Como punto de partida la caracterización anterior parece co-
un prototipo, la fabricación y la adquisición de piezas a los provee- rrecta", y podría servir como base para el diseño de planes. No obs-
dores, hasta la producción de automóviles en una cadena de monta- tante, necesita ser desarrollada y complementada. La razón no es
je sí constituiría una técnica, pero, como será fácil de admitir, com- difícil de ver si observamos algunas de las peculiaridades de la "ló-
parte con el caso anterior buena parte de su estructura básica. gica" del diseño tecnológico (p. 90). Al tratar este tema, Quintani-
Quinranilla introduce como referencia fundamental en la caracte- Ha matiza la idea de que diseñar una técnica sea lo mismo que con-
rización de técnica la idea de orientación a la «transformación de cebir un plan, puesto que una cosa es concebir una técnica y otra
objetos concretos» con el fin de diferenciarla de la noción más ge- diferente, nos dice, especificar una determinada realización de esa
nérica de «rnétodo-", que serviría igualmente para designar proce- técnica, que correspondería a la formulación del plan. Esta matiza-
dimientos orientados a la resolución de problemas exclusivamente ción, sin emhargo, quedaría suficientemente satisfecha recurriendo
conceptuales. Esta caracterización podría dificultar la considera- a la conocida distinción «tipo-caso» entre acciones, ya que un de-
ción como técnicas de las a veces denominadas «técnicas o tecnolo- terminado tipo de acción puede ser ejecutado, realizado o instan-
gías socio-económicas), es decir, aquellos sistemas de acciones in- ciado de diferentes maneras. La razón de utilizar esta distinción
tencionalmente orientados a la transformación de estados de cosas es que, si la aplicamos a la relación entre un plan global y los dife-
de la sociedad tales como, por ejemplo, la reducción de la tasa de rentes sistemas de acciones posibles para ejecutarlo, estaremos en
analfabetismo funcional, o la del diferencial de inflación. No obs- mejor disposición para dar cuenta de otro aspecto fundamental en
tante, entendiendo de forma suficientemente amplia la expresión la técnica. Se trata del hecho de que las técnicas se aplican en situa-
anterior, es decir, incluyendo objetos y estados de cosas concretos, ciones de tiempo real y de recursos limitados, por lo que el diseño
lo que vendría a caracterizar a una técnica como un tipo especial de de técnicas debe permitir la reconsideración de las acciones, e in-
plan sería precisamente dicha especificidad de objetivos'. En cual- cluso de los objetivos, en el momento de su diseño y durante el
quier caso, lo que me interesa destacar aquí es la idea de que toda curso de su ejecución. Aunque la especificidad del objetivo para
técnica constituye un plan, puesto que siendo esto así, los proble- el que se diseña una técnica restringe el conjunto de acciones nece-
mas filosóficos de la teoría de la acción y de planes resultan, ea sarias y/o suficientes para su obtención, hay que tener en cuenta,
ipso ; problemas filosóficos para la filosofía de la técnica. nos dice Quinranilla, que «todas ellas son en principio objeto de
Uno de los aspectos más interesantes de la mayor parte de las reconsideración a lo largo del proceso de diseño: los objetivos pue-
tecnologías actuales es que involucran acciones cooperativas. Es decir, den sufrir modificaciones como resultado del descubrimiento de
que constituyendo sistemas de acciones orientados a la obtención nuevas posibilidades interesantes, los materiales pueden variar
de los resultados pretendidos, requieren de la cooperación de dos o si se descubre que hay otros más apropiados para el objetivo pro-
más agentes, y en el caso más frecuente de multitud de ellos, para puesto, e incluso las restricciones de coste económico pueden cam-
ser ejecutadas. Este tipo de técnicas plantea problemas muy intere- biar como resultado del propio proceso de innovación técnica),
santes porque para su diseño hay que tener en cuenta no sólo la (p. 91).
concatenación de acciones que conduce de un estado inicial al esta-
4. En realidad esta caracterización encajaría en 10 que Bratman (1990) denomina ioint
act-types cooperatioeíy loaded, en la medida en que los requisitos cognitivos que impone a los
2. Incluye, sin embargo, no sólo operaciones reales sobre cosas reales, sino también agentes parecen desembocar necesariamente en la idea de cooperación. El contraste se hace
operaciones conceptuales. En la medida en que [as operaciones conceptuales requieren, con más claro si los tipos de acción anteriores se comparan con los que son neutrales con res-
frecuencia, ser realizadas mediante operaciones sobre objetos concretos. pecto a la cooperación, es decir, aquellos tipos de acciones que pueden ejecutarse coopera-
3. A diferencia, por ejemplo, de un plan para resolver un problema matemático. ti va mente, pero que no requieren necesariamente la cooperación.

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AC(IONI~, I'IANI~ Y IICNOloclA

Aunque este tipo de reconsideraciones se proponen para el pro- vos, es decir, con algunos problemas filosóficos clásicos de la expli-
ceso de diseño, ya que al diseñar un plan de acción concreto es cación de acción, y más concretamente, con problemas de explica-
cuando aparecen las restricciones de tiempo, coste y limitaciones ción de acción racional. En 10 que sigue me centraré en algunos
de recursos, no se puede obviar el hecho de que las técnicas se apli- de los problemas filosóficos que aparecen en el intento de ofrecer
can a lo largo de períodos de tiempo real y, por consiguiente, todas explicaciones de acción racional, para pasar a tratar algunos de los
estas contingencias pueden seguir apareciendo durante el período problemas de planificación de sistemas de acción que deben nego-
de ejecución del plan. No es casual que los desarrollos recientes de ciar con el mundo real. Estos últimos han aparecido vinculados a
la teoría de planes en inteligencia artificial reflejen precisamente la planificación en inteligencia artificial; sin embargo, el tratamien-
la constatación de esta debilidad y el intento de remediarla. Hasta to que están recibiendo a lo largo de los últimos años puede ofre-
fechas muy recientes, la planificación en inteligencia artificial se cer luz para paliar, siquiera parcialmente, la primera clase de pro-
entendía como el proceso de formular programas de acción con el blemas.
fin de obtener unas metas determinadas; sin embargo, apenas se
venía prestando atención al problema de cómo se usan los planes.
El problema del uso de los planes es interesante en sí mismo aun 2. LA EXPLICACTÓN DE LA ACC¡0N RACTONAl.
cuando se prevea que el plan va a ser ejecutado por un solo agente,
pero cobra una importancia especial en el caso de la acción coope- El modelo creencias-deseos, considerado como el modelo usual de
rativa. La razón es que a los requisitos anteriormente señalados en explicación de acción, contiene simultáneamente aspectos descrip-
el sentido de que los agentes implicados deben compartir el plan", y tivos y normativos. Por una parte pretende capturar la estructura
teniendo en cuenta la posibilidad de reconsideración durante la eje- básica de la concepción de la mente implícita en nuestra percepción
cución del mismo, hay que añadir el de que cada agente (o cada ordinaria de la intención y la acción, o al menos muchos teóricos
grupo de agentes) debe ser capaz de identificar las creencias, inten- cognitivos lo entienden así cuando hablan de la psicología del sen-
ciones y acciones de los demás para que el plan pueda ser llevado a tido común ((o/k psycbologyv: Por otra parte, sin embargo, preten-
cabo, lo cual presupone algún tratamiento para el problema de la de articular una concepción normativa de la racionalidad práctica
comunicación. Es decir, hay que contar con recursos para tratar el que va asociada al modelo (Brarrnan, 1987a). Este carácter peculiar
problema del reconocimiento y la generación de planes entre los ha sido el causante de la mayor parte de los problemas filosóficos
agentes que actúan cooperativamente. Con vistas a avanzar en la asociados con la modelización y explicación de la conducta inteli-
solución de este problema, los desarrollos recientes en teoría de gente, hasta el punto de que un buen número de filósofos han des-
planes en inteligencia artificial pueden resultar de mucha utilidad cartado la posibilidad de una ciencia de la mente humana'. No obs-
para la filosofía de la tecnología. tante, si se es naturalista, es decir, si se considera que los estados y
Por otra parte, parece evidente que el diseño de planes y, por procesos internos (psicológicos, cognitivos, mentales, o como los
consiguiente, de técnicas, es una labor básicamente normativa: no queramos denominar) a los que se alude en la explicación de la
se ocupa primariamente de diseñar modelos acerca de cómo los acción humana son procesos naturales que tienen lugar en algún
humanos actuamos y planificamos de hecho, sino que trata de dise- tipo de sustancia material, es decir, si se es monista o materialista,
ñar sistemas intencionales de acciones capaces de transformar obje- entonces habrán de afrontarse serios problemas para diseñar un mar-
tos concretos de forma eficiente para conseguir objetos que se con- co conceptual adecuado en el que se pueda hablar propiamente de
sideran valiosos (p. 90). Sin embargo, si tenemos en cuenta las explicación causal de la acción mediante la adscripción de actitudes
observaciones anteriores acerca de la importancia del uso de los proposicionales. La razón es que habrá que responder de forma
planes para tratar el problema de la ejecución concreta, en tiempo mínimamente satisfactoria a la cuestión acerca de por qué resulta
real, por parte de agentes particulares que actúan de forma coope- eficaz, desde los puntos de vista explicativo y predictivo, la adscrip-
rativa, nos tropezaremos inmediatamente con problemas descripti- ción de creencias, deseos, intenciones, etc., a las personas.
Más concretamente, habrá que garantizar, o mostrar, que las
acciones a explicar son causadas por las «razones» o «actitudes pro-
5. Realmente, para los casos en que el plan o la técnica son suficientemente complejos,
puede resultar un requisito demasiado fuerte exigir que los agentes deben poseer una rc-
presentación del producto intencional completo, sería suficiente con que tuviesen ccncci- 6. Véase, por ejemplo, Fodor (1975 y 1987), entre otros.
miento de sub-planes del mismo. Piénsese en técnicas como construir ordenadores () 7. Éste sería el caso de van Wright (1971) y, en general, de toda la tradición neo-
automóviles. hermenéutica en el tratamiento de la acción humana.

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Jl ~u~ I /QUI Hf-\U A(( IUNI", I'I.ANlS y II.CNOlüc,IA

posicionales» que se adscriben a los agentes en las premisas texpla- dadas las mejores (y únicas) creencias que el agente haya podido
nans) del modelo explicativo, lo cual requiere a su vez: formar, relativas a la cantidad óptima (y únicamente determinada)
i) Ofrecer algún marco conceptual en el que se articule con de la evidencia.
cierta plausibilidad la idea de que las «actitudes proposicionales», b) Deben mostrar que la acción fue causada (de la forma ade-
las «razones» (creencias, deseos... ), poseen propiedades causales. Es cuada) por los deseos y las creencias, y las creencias, causadas (de la
decir, intervienen en relaciones causales con el entorno tinputsv, forma adecuada) por la evidencia considerada (Elster, 1985,71).
con otras actitudes (o estados mentales internos), y con la conducta Elster denomina a la condición a) el aspecto de la optimalidad,
abierta (outputs). ya la condición b) el aspecto causal, de las explicaciones de acción
ii) Ofrecer algún tipo de garantía de que las «razones» o "acti- racional. La explicación a intentar debiera ser, naturalmente, aque-
tudes proposicionales» adscritas para explicar o predecir una ac- lla que cumpliera ambos requisitos. No obstante, se muestra bas-
ción son las causas de la conducta en que consiste dicha acción, y tante pesimista respecto a las perspectivas de hallar pistas fiables
de que lo son qua razones, y que actúan del modo adecuado (in the acerca de la historia causal de cualquier acción (desde la línea cau-
right way), con el objeto de evitar el problema de las cadenas causa- sal evidencia-creencias, hasta la relación causal deseos-creencias-
les caprichosas (wayward causal chainsv. acción). Hacerlo supondría tener algún tipo de acceso a la «maqui-
iii) Ofrecer, igualmente y en correspondencia con el punto naria» psíquico-cerebral de los agentes, yeso es algo que difícilmente
anterior, alguna clase de garantía (en el sentido de contrastación, podemos hacer. Por este motivo, Elster opina que, siendo pragmá-
falsación, etc.) acerca de nuestra capacidad, como individuos que ticos, debiéramos conformarnos con explicaciones de acción que
pretenden explicar las acciones de los demás, para adscribir actitu- incorporen solamente el aspecto de optimalidad. Sin embargo tam-
des proposicionales a las personas de modo fiable, en el sentido de bién se muestra pesimista respecto a las posibilidades de llevar a
«acertar» con las razones que causan su conducta (10 que D. David- buen puerto esta empresa más modesta. Incluso un modelo explica-
son [1963] denomina las razones «primarias»). Recuérdese a este tivo que soslaye los aspectos causales de la acción y tome en consi-
respecto que, como Anscombe (1963) señaló acertadamente, toda deración únicamente los de optimalidad (o racionales) tiene una
acción es intencional (o racional) bajo una u otra descripción. La viabilidad ciertamente dudosa, al descansar en tres postulados, no
solución a este problema conlleva a su vez tener de algún modo sólo excesivamente fuertes, sino también insolubles, según los ca-
resuelto el no menos agudo problema de la individuación y/o iden- sos, desde las propias bases conceptuales de la Teoría de la Deci-
tidad de las actitudes proposicionales. Y digo o:de algún modo» so- sión. Se trata de los postulados de unicidad señalados anteriormen-
lamente, porque este problema es, a mi juicio, uno de los «intrata- te en a): determinación única de la evidencia óptima; de las creencias
bles» en un marco de explicación causal-computacional: sufre del óptimas, dada la evidencia; y de la acción óptima, dadas las creen-
[rame problem". cias y los deseos.
Bien, podrá parecer que se trata de unas condiciones excesiva- Podría parecer que éste es un caso más de las dificultades para
mente restrictivas, pero por el momento no he hecho otra cosa que armonizar los aspectos normativos y descriptivos del modelo creen-
tratar de reflejar, de forma resumida, las principales constricciones cias-deseos, peto no es del todo así. Los problemas descriptivos no
señaladas por los diversos autores acerca del estatuto teórico de sólo afectan al aspecto causal en puridad, es decir, al acceso a la
nuestras explicaciones racionales de acción. Las explicaciones de la «maquinaria» psíquico-cerebral, afectan fundamentalmente al uso
acción racional, a diferencia de las explicaciones simples de acción, del modelo en la práctica por los agentes. Y en la práctica, no existen
se hallan sometidas, naturalmente, a un conjunto de restricciones los agentes bayesianos estrictos. Ya hace bastantes años, H. Simon
más severo. (1955) argumentaba, frente a la concepción de la racionalidad im-
Jan Elster (1985) expresaba las condiciones que a su juicio de- puesta por la Teoría de la Decisión, que un agente racional no es
ben cumplir las que él denomina «explicaciones ideales de la elec- aquel que siempre escoge el curso de acción que mejor satisface sus
ción racional». Son las siguientes: objetivos dadas sus creencias. En la práctica, nos decía, un agente
a) Deben mostrar que la acción a explicar es la mejor forma (y racional simplemente no tiene acceso a todos los recursos y fuentes
la única) de satisfacer el conjunto total de los deseos del agente, de información necesarios para poder decidir las acciones óptimas
en cada caso. Las diversas dificultades señaladas por J. Elster son
H. Para una formulación, ejemplos y propuestas de tratamiento de este problema, pue-
una constatación de este hecho: respecto al proceso mismo de forma-
den verse [os escritos de Chisholm (1964 y 1970). ción de creencias a partir de la evidencia disponible existen con fre-
9. Más adelante trataremos este problema. cuencia casos en los que, por decirlo así, no se sabría cuándo parar

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JbSU~ I/QtHRRO A( ( I () N 1<', l' 1 AtJ I y 11 (NOI 0(,11\

de recopilar información para poder afirmar que el proceso de for- Como acabamos de ver, los diagnósticos de Elster y Cberniak
mación de creencias ha sido racional 10. Por contra, en muchas situa- son muy similares respecto al tema que nos ocupa, aunque en los as-
ciones de decisión podría ser irracional consumir un tiempo excesi- pectos relacionados con la causalidad y el estatuto teórico de las
vo en formar racionalmente las creencias sobre las que se va a decidir. actitudes proposicionales difieren sensiblement~. Por una p.a~t~, Elster
Tenemos, pues, que existen casos (no poco frecuentes), en los que ser critica como implausible, al igual que Chemiak, la posibilidad de
racional en la adopción de decisiones implica actuar en base a unas realización de los modelos (ideales) de elección racional, y las con-
creencias adquiridas irracionalmente y viceversa!'. Hay otros casos secuencias que extrae de esas críticas asimis~? guardan s~I!1eian­
para los que, por definición, no existe una solución óptima, por lo zas, en la medida en que también propo~e debilitar los reql1~s~t?S de
que difícilmente se podrían cumplir los postulados de unicidad. racionalidad exigibles a los agentes!". Sin embargo, su decisión de
Desde la perspectiva de la construcción de modelos cognitivos prescindir de los aspectos causales, de no contemplar la posibi!idad.
de agente, Christopher Cherniak (1986) señala que ha sido precisa- de dar cuenta nómicarnente de los vínculos causales entre eviden-
mente la asunción (tácita) de una concepción de la racionalidad cia, actitudes proposicionales y acciones, no descansa, como ven-
excesivamente idealizada la que ha conducido o bien a sostener la dría a sostener Cherniak, en la constatación de las dificultades para
tesis de la autonomía de lo mental (su carácter no-nomológico), o implementar los modelos (excesivamente idealizados) de racionali-
bien a mantener concepciones instrumentalistas del modelo creen- dad, sino en una observación previa: las dificultades de acceso a la
cías-deseos". En esencia, afirma que esta concepción ideal de la causalidad psíquica de los agentes (Elster, 1985, 62 Y 71).
racionalidad no es realizable en los seres humanos de carne y hueso, No hay lugar, en este escrito, para tratar los probl~mas de la
ya que requieren una habilidad deductiva ideal y no son compa- causalidad y del estatuto teórico y ontológico de las actitudes pro-
tibles, por consiguiente, con el carácter finitario de las capacidades posicionales. Ciertamente, solucionar el problema de.l~ causalidad
y recursos cognitivos humanos. En consecuencia, el único camino -requisitos i)-ii) anteriores- podría ser de gran utilidad para la
que Cherniak contempla para tratar de sortear el dilema anterior es solución del problema de la individuación o identidad de los esta-
intentar formular concepciones de la racionalidad realizables en los dos mentales o actitudes proposicionales -requisito iii)-. Pero en
seres humanos, lo que él denomina racionalidad mínima, de modo el estado actual de la ciencia cognitiva esta posibilidad es remota.
que alguna de ellas pudiera ser candidata a figurar como marco Sin embargo, también se podría aducir que la solución del proble-
explicativo real de los procesos de acción y decisión humanos!', ma de la individuación o identidad es un reqursrro previo para la
solución de los problemas de la causalidad. Se trata, por tanto, de
10. Este problema de la Teoría de la Decisión, el problema de Hamlet, se plantea
un problema abierto y probablemente se necesitará todavía mucho
igualmente en Teoría de Planes en lA. Como veremos más adelante, Poder (1987a) lo iden- tiempo de avance en ciencia cognitiva y experimentación psicológi-
tifica con el (rame problem. ca que nos permita afinar mucho más en la comprensión de fenómenos
11. Piénsese, por ejemplo, en las técnicas de diagnóstico médico, donde e! balance
entre el tiempo consumido en formar racionalmente las creencias (diágnóstico) y la formu-
lación de un plan de acción, por una parte, y la aplicación del plan o la técnica, por otru, de Che rnink de formular mode'los dt racionalidad mínima es un trabajo necesario para
resulra especialmente crucial. poder dcsarrollar modelos computacionales de razonamiento y acción. Esta a~:titud con-
12. El primero podría ser el caso de D. Davidson , con su tesis de la anomalía de lo trasta en buena medida con la mantenida dentro del marco conceptual funcionalista que ha
mental, y e! segundo e! caso de o. Dennett, con su conocida concepción instrumentalista de atropado filosóficamente el desarrollo de los denominados modelos clásicos en lA y.en
la psicología popular (jolk psycho/ugy) que él mismo ha matizado en sus últimos escritos (ver ciencia cognitiva, donde se ha operado primariamente a nivel-1 (denominado corupur acto-
Cherniak, 1986,3 ss.). nal) entendido como un nivel de competencia ideal en el sentido de Chomsky.
13. La perspectiva desde la que Chemiak aborda este problema es evidente: «And I 14. Técnicamente sus propuestas son diferentes, debido seguramente a las también
arrempted to construct more psychologically and computationally realistic rnodel s of rhe diferentes perspectivas intelectuales con las que abordan, en este caso, el mismo problema.
"minimal agent"» (Cherniak, 1986, Pretaces. ,,1 will furrher propase thar such minimal rn- Mientras 'lile Chr. Chernink proviene del campo de la Filosofía y en su trahajo se percibe
tionality conditions are indispensable for adequare cognitive theory. What is at srake con- un peso decisivo de su interés por la Lógica y la Episternolog¡a, y por la construcción de
ccrns the very possibility of a cognitive scicncc and of a realist ínterpretatíon o( ít» (lbid., 3 modelos computacionales de razonamienro plausibles para la psicología cognitiva, J. Elsrer
[el énfasis es mío]). Personalmente no creo que e! hecho de haber asumido concepciones de se mueve en el cruce de las disciplinas Teoría de la Decisión-Psicología Socinl-Pilosofía. De
la racionalidad excesivamente ideales haya sido la única razón. ni siquiera la principal, por ahí que sus propuestas vayan encaminadas más hacia la eliminación de! carácter dercrmi-
la que muchos filósofos han dudado de la interpretación realista de! modelo creencias-de- nista de los modelos de explicación de la elección racional y a la minimización del número
seos. Creo más bien que ha sido básicamente e! problema de la intencionalidad (e! hecho de de posibles decisiones que la teoría ideal permite en abstracto para cada situación, sin tener
que las actitudes proposicionales posean propiedades semánticas y las múltiples y complejas en cuenta las limitaciones de tiempo, memoria, etc., que afectan a los humanos; todo ello
consecuencias que se derivan de ello) lo que ha empujado a muchos filósofos, naturalistas y matizado con la consideración de las variables {actuales que la Psicología contempla como
no-naturalistas, a considerar muy poco plausible e! intento de hacer la psicología popular características de la personalidad de los agentes: conservadurismo, deseos de seguridad,
científicamente respetable bajo una interpretación realista. En cualquier caso, la propuesta estados depresivos, etc.

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jlSUS II.QUI n n o ACCIONLS. PLANFS y TECNOLOGIA

que la psicología popular trata de forma global y sin discriminar. inteligente, por ello tiene un doble interés para la Filosofía de la
Quizá elmodelo creencias-deseos haya recibido un uso sobreexten- Tecnología. De un lado, la inteligencia artificial en sí misma es uno
dido, en el sentido de que ha sido aplicado sin distinción a los casos de los desarrollos tecnológicos más significativos de nuestra época,
en que una acción responde a un plan explícito y a aquellos casos por lo que constituye una fuente muy rica de problemas filosóficos
en que no es aSÍ, aunque sean racionalizados a posteriori de ese de todo tipo como los aludidos al comienzo de la primera sección.
modo, es decir, mediante la adjudicación de creencias y deseos. Por Por otra parte, uno de los campos clásicos de desarrollo más impor-
otra parte, incluso los eliminacionistas están de acuerdo con la afir- tantes de la inteligencia artificial es precisamente la teoría de planes
mación de que el modelo creencias-deseos funciona asombrosamente (o planning), que consiste en el proceso de formular planes de ac-
bien, por lo que alguna explicación habrá que buscar a este hecho!'. ción, usualmente para robots, con el fin de conseguir unas metas
De cualquier modo, el diseño y la planificación tecnológicos determinadas. Por esa razón, corno dice Quintanilla, los modelos
requieren la manipulación consciente de información -planes ex- de inteligencia artificial son especialmente importantes, porque los
plícitos- y, por consiguiente, el uso de nociones corno creencias, sistemas de producción son buenos modelos de contexto operacio-
intenciones, objetivos, etc. Hemos comenzado esta sección dicien- nal y el diseño de un sistema técnico se puede entender corno el
do que el modelo creencias-deseos tiene un aspecto descriptivo, en equivalente a la definición de una estrategia para aplicar de forma
la medida en que pretende capturar nuestras intuiciones ordinarias efectiva un sistema de reglas a la resolución de un problema (p. 95).
acerca de la acción y la racionalidad. Este aspecto descriptivo que- La inteligencia artificial, sin embargo, ha venido concentrando
da evidenciado si tenemos en cuenta que el ser humano tiene la tradicionalmente sus esfuerzos en el problema de cómo se forman
habilidad para concebir planes de acción de vez en cuando, en fun- los planes, pero ha prestado muy poca atención al problema de cómo
ción de sus creencias y sus objetivos, y de actuar guiado, es decir, se usan los planes. En realidad, no está en modo alguno claro cómo
con un cierto grado de compromiso, por los planes que ha formula- se puede juzgar la inteligencia de un sistema que nunca ha actuado.
do. Por otra parte, también es capaz, con frecuencia, de identificar Esta reflexión ha conducido recientemente a revisar los objetivos
las actitudes de los demás agentes en la medida en que las «enmar- tradicionales de la inteligencia artificial, de modo que sería más
ca» en algún plan adjudicado al agente en cuestión. Siendo esto así, correcto afirmar que la inteligencia artificial no debiera pretender
hay razones para ser realistas acerca de las actitudes proposiciona- tanto el diseño de sistemas inteligentes, sino la construcción de ac-
les, al menos en los casos en los que se hace un uso explícito de tores inteligentes (Pollack, 1992). La razón es obvia: buena parte de
ellas. Sin embargo, su aspecto normativo -la idea de racionalidad los problemas que han venido afectando el desarrollo de la inteli-
construida a partir de la estructura básica del modelo- ha sido gencia artificial, englobados en su mayoría bajo el rótulo del pro-
desarrollada sin prestar atención al uso efectivo que los agentes hacen blema del marco iframe problem), tienen que ver con lo que po-
de los planes. Es precisamente esta falta de atención al uso una de dríamos denominar «el desafío de los sistemas dinámicos».
las principales causas de los problemas filosóficos a los que hemos ¿Qué es el problema del marco? Shoham (1987) dice que el [ra-
aludido. Correlativamente, el desarrollo de modelos de uso de los me problem es tan ubicuo, que todo el que trabaja en inteligencia
planes puede ofrecer bastante luz en la comprensión del modelo. En artificial se tropieza con él y nadie sabe exactamente en qué consis-
la sección siguiente examinaremos algunos de los problemas de la te, por lo que resulta enormemente difícil de identificar y definir.
teoría de planes en inteligencia artificial. Veremos cómo, no por Fodor (1987a) afirma, de forma mucho más gráfica, que el [rame
casualidad, el desarrollo de esta teoría refleja problemas muy simi- problem es como la música de las esferas: debido a que su melodía
lares a los que acabarnos de ver. suena por todas partes resulta imposible discriminarla. El problema
marco fue inicialmente reconocido en el campo de la teoría de pla-
nes para robots, pero inmediatamente se presentó en el desarrollo
3. INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y TEORÍA DE PLANES de la inteligencia artificial aplicada al estudio de la comprensión y
producción del lenguaje, el razonamiento ordinario, la acción coo-
La inteligencia artificial tiene como objeto diseñar sistemas inteli- perativa y la planificación social. Existe coincidencia, en principio,
gentes, es decir, sistemas capaces de resolver problemas de forma respecto a que este problema tiene que ver con los efectos, los no-
efectos y los efectos colaterales de las acciones y con la plasticidad
15. Dennett distingue entre Beliefs, o estados mentales conscientes con formato lin- de los entornos en los que las acciones son llevadas a cabo. Por una
güístico, y Opinions, que corresponderían a "estados profundos (vamma!es")». Puede verse parte se da el problema de que una representación formal de acción
Esquerro (1991) para un análisis de estos problemas. debe prever explícitamente todos los efectos pretendidos de dicha

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JI '"J', 1 I () u 1 I{ 1<' () ACClüNfS. PLANES Y llCNOLOGIA

acción, de lo contrario algunos no sucederán; por otra, la infinidad tualrnente, cualquier inferencia puede ser apoyada por virtualmen-
de efectos no pretendidos resultarán irrelevantes sólo si hay suerte te cualquier condición. Pero también se da la inversa, es decir, si
o suficiente perspicacia para anticiparlos". fallan las condiciones adecuadas, virtualmente cualquier inferencia
Bastantes expertos en inteligencia artificial creen que una estra- dejará de ser apoyada por virtualmente cualquier condición", Con-
tegia conocida como «la estrategia de dormir al perro» tsleeping- siderado desde este punto de vista, el argumento de Haugeland in-
dog strategyí" resuelve el problema del marco en el supuesto de tensifica el problema de la relevancia. Aplicado al problema del
que éste sea identificado como el problema de la persistencia. Esta ma~co, requeriría encontrar un algoritmo eficiente que capacitase
estrategia consiste, según su acepción más usual, en diseñar siste- al sistema para discriminar qué conocimiento es relevante para lo-
mas capaces de ignorar los hechos que ellos entienden que perma- grar un objetivo determinado en una situación dada sin que el siste-
necen inalterados por una acción dada, y al mismo tiempo capaces ma tuviese que sondear un espectro infinito de posibilidades. La
de concentrarse únicamente en los cambios pretendidos. Esta hahi- conclusión de Haugeland es que la estrategia de «dormir al perro»
lidad debe ser complementada con otra que capacita al sistema para no puede resolver el problema del holismo.
inferir automáticamente la persistencia de los no-cambios. Fodor sitúa sus argumentos en el contexto de la teoría modular
El problema del marco ha sido objeto de diversas reflexiones de la mente (Fodor, 1983). Según esta teoría es necesario distinguir
filosóficas especialmente pertinentes para los problemas que es- en la mente entre dos tipos de sistemas muy diferentes entre sí: los
tamos tratando. Las más relevantes han sido realizadas por los sistemas modulares y los sistemas centrales. Los sistemas modula-
tres autores siguientes: Dennett (1984), Haugeland (1987) y Fodor res, a diferencia de los centrales, son facultades mentales «encapsu-
(1987a). ladas» desde el punto de vista de la información que procesan. Fo-
Daniel Dennett describe el problema del marco como el «pro- dar entiende que un sistema está «encapsulado» cuando no tiene
blema de la relevancia». Desde esta perspectiva, se trataría del acceso a toda la información disponible, por razones de su propio
problema de distinguir las inferencias relevantes de las no relevan- dise~o. La consecuencia inmediata de esta caracterización es que
tes, con el fin de evitar que el robot quede atrapado en la tarea de los sistemas modulares son, por definición, irracionales, en la me-
procesar un número infinito de inferencias irrelevantes (tales como dida en que ignorar evidencia relevante resulta irracional conside-
si la acción de mover un vaso de la mesa al suelo cambia su color o rado como una técnica de adquisición de creencias (recuérdese la
su forma, a diferencia del no-cambio, seguramente relevante, con- condición a de Elster). Sin embargo, esta «encapsulación- informa-
sistente en que el agua que hay dentro del vaso continuará dentro cional tiene sus ventajas: es económica y rápida, y podría resultar a
del mismo después de rrasladarlo de lugar). Para Dennerr, el pro- la postre la única forma de explicar habilidades humanas tan bási-
blema de identificar las inferencias relevantes y distinguirlas de las cas e importantes como el parsing lingüístico o la percepción del
no-relevantes constituye en sí mismo un profundo problema episte- mundo del sentido común ifolk pbvsicsi",
mológico previo al diseño de los planes: se trata del problema de En contraste, los sistemas centrales son racionales. Pero los sis-
encontrar conocimiento relevante para los objetivos propuestos. Desde temas racionales también tienen sus debilidades. Si emprendemos
este punto de vista, el problema de la persistencia vendría a la tarea de considerar un conjunto no arbitrario de evidencia rele-
ser una instancia particular del problema más general de la rele- vante disponible antes de decidir la fijación de una creencia, nos
vancra. toparemos de forma inmediata con el problema de decidir cuándo
Haugeland, por su parte, identifica el problema del marco como
el «problema del holismo», La razón es, argumenta Haugeland, que 1H. Téngase en cuenta la fuerte dependencia de este problema de [a amplia libertad
las relaciones inferenciales con respecto al mundo real son holísti- exisrenre para describir eventos y estados del mundo en función del contexto y de las accio-
cas en el sentido de que lo que resulta razonable inferir a partir de nes que se pretendan llevar a cabo.
una situación dada depende de un número no delimitado de condi- 19. Por ejemplo, nuestra percepción del habla, a partir de ondas sonoras como in-put
de intormación, debe ser rcprocesuda en los sistemas centrales con el fin de considerar más
ciones subyacentes. Dado este supuesto, la consecuencia es que, vir- evidencia disponible que se encuentra en el contexto, en el conocimiento que el oyente
poste del hablante, etc. El argumento resulta más plausible con respecto a nuestra percep-
ción del mundo del sentido común: las limitaciones en cuanto a acceso a información del
16. Ver McCarthy & Hayes, 1969. Inicialmente se trató de solucionar este problema «módulo de la percepción» son complementadas en el reprocesamiernn por parte de los
mediante la introducción de «axiomas ruar-en», es decir, dorando al sistema axiomas que sistemas centrales, capaces de tener acceso a mayor cantidad de evidencia y de considerar
delimitasen los efectos de cada acción. Pronto se vio que esta vía era imposible. De ahí el los resultados científicos y de instrumentos para recolectar evidencia a la que no tiene acce-
nombre de "problema del marco». so nuestro sistema perceptivo. Ésta sería una forma de explicar el hecho de ~a persistencia
17. La expresión es de J. HaugcLmd. de nuestras ilusiones ópticas aun a sabiendas de que son ilusiones.

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)IÓlUÓl I LQUlR.KU ACCIONIS l'IANI.:' y llCNOIOCJIA

la evidencia considerada es suficiente, es decir, deberemos afrontar quedas bidireccional y heurística, cuando se trata de problemas de
el problema de cuándo parar de pensar". Nuevamente el problema dominio general, y mediante la incorporación de resultados de la
de Hamlet. Fodor piensa que el problema del marco es precisamen- investigación científica cuando se trata de problemas de dominio
te el problema de Hamlet contemplado desde la perspectiva del in- específico (Lomard, 1990). Sin embargo, desde el punto de vista de
geniero: los expertos en inteligencia artificial tratan de construir la distinción anterior entre sistemas encapsulados y sistemas no-
sistemas racionales en el sentido que se acaba de mencionar de que encapsulados, cuando un sistema que debe razonar acerca de accio-
sus mecanismos de fijación de creencias no están encapsulados. Pero nes, es decir, un sistema de planificación, necesita incorporar resul-
al mismo tiempo pretenden que estos sistemas fijen alguna creen- tados científicos, entonces se tratará de un sistema abierto y quedará
cia o adopten una decisión de cuando en cuando, en lugar de que- afectado por los problemas de la relevancia, holismo, problema del
dar paralizados en su proceso después de haber intentado computar marco, o cualquier otro nombre que le queramos poner. Estos siste-
un conjunto infinito de evidencia disponible. El problema está en mas son abiertos, como lo es la racionalidad misma. En la medida
que, con objeto de evitar el problema de la parada se necesita al- en que la racionalidad desempeña su papel principal en los procesos
gún modo de delimitar la búsqueda de evidencia. En los sistemas de decisión entre hipótesis y teorías, lo hace en la decisión entre
encapsulados, según hemos visto, la delimitación es arbitraria, pero descripciones alternativas del mundo. Dado que los sistemas de pla-
por eso precisamente se dice que estos sistemas son irracionales por nificación tienen que operar sobre descripciones del mundo, se plan-
definición. Por consiguiente, el problema reside en cómo hallar una teará el problema de cuáles son las más apropiadas y relevantes,
estrategia (un algoritmo) que delimite de forma no arbitraria la correctas o no. Fodor dice que, bajo esta interpretación, resolver el
búsqueda de evidencia seleccionando únicamente la evidencia rele- problema del marco vendría a ser lo mismo que solucionar el pro-
vante. blema de la inferencia no desrnostrativa".
Según hemos visto, los argumentos de Fodor guardan una asom- Admitamos sin embargo, por razones del argumento, que esta
brosa semejanza con los anteriores argumentos de la relevancia y última afirmación es correcta. ¿Qué se seguiría de ello? Pues ni más
del holismo. Sin embargo, algunos autores han aducido que los pro- ni menos que si el problema del marco es considerado única y sola-
blemas de la relevancia y del holismo únicamente guardan un pare- mente como el problema de la persistencia, entonces el empleo de
cido superficial con el problema del marco (Hayes, 1987 y Lomard, dosis apropiadas de la estrategia de dormir al perro funciona. Pero
1990, entre otros). De hecho, afirman, los problemas aludidos apa- esto no significa que los problemas de la relevancia y del holismo
recen en todos los sistemas que tienen que realizar inferencias acer- no constituyan problemas reales en la planificación. Como acaba-
ca del mundo real, utilicen la estrategia de dormir al perro o no, por mos de ver, estos problemas se le presentan a todo sistema que tiene
lo que resultaría fuera de lugar atacar la estrategia en base a esas que negociar con el mundo real. Solamente en los casos de planning
razones. Por otra parte, también se afirma que los tipos de proble- para robots en los que se crea un entorno suficientemente aislado y
mas a los que se refieren con los argumentos de la relevancia y del elemental parece funcionar la estrategia, pero deja de hacerlo a medida
holismo pueden ser tratados de forma satisfactoria mediante el uso en que la situación y el problema a resolver se hacen mínimamente
de algunos instrumentos de la inteligencia artificial como las bús- complejos". La razón es que existen problemas de planteamiento
básico. El robot Shakey se paraba a la menor modificación de algu-
20. Recuérdese nuevamente la condición a) de Elster y los problemas aludidos en la na variable del estado del mundo no prevista en su base de datos. El
nota 14 anterior. No es en modo alguno casual que Huyes (1979 y 1985), tratando de trabajo posterior aplicando la estrategia de dormir al perro y usan-
garantizar LJ posibilidad de formalizar el r.izonurnienro ordinario, afirme que nuestra per-
do técnicas de revisión de creencias no ha cambiado sustancialmen-
cepción y raaoncmien«: ordinarios acerca del mundo físico no requieren en el uso de teo-
rías físicas. Mis bien, utilizaría, según Hayes, una «física del sentido común» (nafve physics) te las cosas. El problema de fondo es que, en la concepción clásica
consistente en un sistema re pr-esentaciorral, no aprendido y de uso en su mayor parte in- de los planes en inteligencia artificial, un cambio en el entorno no
consciente, acerca del mundo físico. Este conocimiento estaría insertado en nuestras fncul-
tades sensorio-motrices y de comprensión lingüística. Del mismo modo, el propio Hayes, y
más recientemente Ray Jackendoff (1993), consideran que nuestra comprensión ordinaria 21. En realidad, el tema no es nuevo. Parece evidente que no pueden existir este tipo
de la vida social depende de algún tipo de competencia psicológica, una especie de psicolo- de sistemas razonadores automáticos por las mismas razones que en ciencia no existe una
gía del sentido común (nai've o (o/k psychology). Desde este punto de vista, el razonamien- "lógica del descubrimiento» en sentido propio.
to ordinario vendría a ser un sistema de información encapsulado (aunque Ray jackendoff 22. Wilensky (lY7S) caricaruri za las situaciones típicas a las que se aplican los planes
no tiene la misma concepción de sistema encapsulado que Fodor). Personalmente creo que de los solucionadores de problemas: "Juan tenía una caja en una habitación y otra caja en la
es dudoso considerar estos módulos, en caso de existir, al mismo nivel que el parsíng o la habitación contigua. Quería tener las dos cajas en la misma habitación, cte.". En contextos
percepción, ya que en estos últimos no hay procesos de inferencia e hipótesis a contrastar como éste comenzó a darse el problema del marco, pero es cuando menos atrevido pensar
en sentido estricto (Ezquerro, 1993). que su solución a estos niveles es generalizable.

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JI so, ¡ IVUI KKO Al. ( I () NI' r. I A r,J 1', ( I I 1 t~ () I \) I , I A

significa ~~actar:n~nte que el mundo ha cambiado, sino que la re- den caracterizar' la acción cooperativa 'compartida, aunque no to-
presenracion original del mundo era errónea. Sin embargo es evi- das las acciones cooperativas deban satisfacer los tres requisitos".
dente que el mundo puede cambiar tanto mientras los agentes razo- Sin embargo, lo que hay que tener en cuenta es que todas ellas pre-
nan acerca de cómo conseguir sus objetivos, como cuando usan sus suponen la capacidad de reconocimiento de las creencias e inten-
planes (Pollack, 1992). En el caso de la acción cooperativa el pro- ciones de los demás agentes. Por consiguiente, los agentes que están
blema resulta mucho más difícil de solucionar, puesto que al pro- ejecutando una acción cooperativa deben ser capaces de inferir los
blema de la persistencia de los hechos del mundo entorno hay que planes de los otros agentes. El reconocimiento de los planes de los
añadir el problema de la persistencia de las representaciones o acti- demás agentes conlleva de furma correlativa, como acabamos de
tudes mentales ~e los demás agentes con los que se actúa cooperati- ver, la capacidad de inferir las creencias de los otros agentes acerca
vame~te. Es de,Clr, ~n modelo adecuado de planes para acción coo- del mundo entorno y sus intenciones. Y esta capacidad debe permi-
perativa debe incluir no solamente el problema del diseño de los tir la posibilidad de que las creencias de los otros agentes sean dife-
planes, sino el de su uso por los agentes, el cual debe incluir a su rentes de las propias.
vez, algún tratamiento para el reconocimiento de planes entre los Martha Pollack (1987) ha criticado el hecho de que los modelos
agentes implicados. tradicionales de inferencia de planes venían asumiendo de forma
simplista que el agente cuyo plan está siendo inferido y el que rea-
liza la inferencia tienen creencias idénticas acerca del dominio del
4. PLANifiCACIÓN y ACCiÓN COOPERATIVA plan. Pero este supuesto es evidentemente erróneo y conduce, por
necesidad, a problemas insalvables cuando se trata de modelar sis-
Tenemos, pues, que los problemas más difíciles de resolver en el temas de acción cooperativa que requieren procesos de comunica-
diseño de técnicas de planificación se presentan al tratar de diseñar ción entre los agentes. Por esta razón debe abandonarse el supuesto
plan~s humanos que implican acción cooperativa, a diferencia de anterior. Quizá la única salida a este problema, señala Pollack, sea
los Simples planes para robor-'. Las críticas filosóficas anteriores adoptar modelos de planificación basados en una concepción de los
adquieren mucha más relevancia ahora. La planificación para ro- planes como fenómenos mentales, de modo que se pueda distinguir
bots ~per~ sobre un mundo de hechos. La planificación humana, en entre las representaciones mentales de unos agentes y otros (ver
ca~blO, tiene que tratar además con un mundo de creencias y otras también Pol lack, 1990). Del mismo modo, el desarrollo de la inves-
actitudes mentales. Retomemos el caso de la acción cooperativa. tigación, en interacción humano-computador, se ha tropezado con
Este tipo ~~ acción h~ si?o caracterizado, en términos generales, problemas similares. Y los intentos de solución apuntan en la mis-
como exhibiendo los siguientes tres aspectos siguientes: ma dirección, señalando la necesidad de un análisis de la conduc-
i) Responsabilidad mutua: cada agente participante intenta ser ta de los usuarios de los sistemas como una actividad intencional
responsable de las intenciones y acciones de los otros sabiendo al (Suchman, 1987).
mis~o tiempo que los otro~ intentan asimismo ser res~onsables. Es Así pues, como se ha anticipado, en la medida en que la planifi-
decir, cada uno trata de gurar su conducta con un ojo puesto en la cación implica acción cooperativa, hay que tener en cuenta, en adi-
co.nducta de los demás, suponiendo que los otros tratan de hacer lo ción a las representaciones del entorno o del dominio, los estados
mismo. mentales de los demás agentes. El problema es que inferir los esta-
ii) Compro~iso de a~tividad conjunta: cada participante po- dos mentales de los demás agentes tiene sus peculiaridades: la posi-
see un compromiso apropiado (aunque sea por diferentes razones) bilidad de inferir los planes de los demás agentes descansa en las
con respecto a la actividad conjunta. creencias e intenciones que les adscribimos. Pero la conversa tam-
~ii) Compromiso de apoyo mutuo: cada agente está compro- bién se da: la capacidad de adscribir creencias e intenciones a los
metido en el apoyo a las acciones de los otros como parte de su agentes tiene lugar en el contexto de los planes que les adjudica-
papel en la actividad conjunta". mos, y no parece que esto pueda hacerse de otra manera. Es más,
Se trata, como se ve, de unas condiciones generales que preten- esta capacidad parece residir en el corazón de la idea que tenemos
de agente racional.
23, Para un análisis general de las diferencias entre la modelización de planes para 25. Por ejemplo, los tres requisitos no serian satisfechos por las accionc s que Quinrn-
robot y la de planes humanos, puede consultarse Bruce (1986). uilla denomina de conftonración o competitiva, (p. 66). Desde este punto de vista, esta
24. Véase Brarman (1990). Puede inferu-se igualmente que estos tres aspectos vienen clase de acciones serían cooperativas, Jun411e no pertenecerían a la clase de acciones de
de alguna manera implicados por la definición de acción cooperativa que QllintaniJla propone. cooperación cr.rnpartida.

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¡f'>ú'> I/QUI I{I{ü A«IONf'>, f-'IAN~'> Y lilNOIO(,IA

Esta situación contrasta enormemente con la que se ha venido comprobar si las actitudes mentales de los demás agentes cambian
dando en la modelización clásica de planes en inteligencia artificial. o no como resultado de nuestra propia actividad? Según acabamos
En este tipo de modelización usualmente se presupone un conjunto de ver, la posibilidad de inferir las intenciones a partir de las accio-
fijo de operadores, variables de estado y objetivos, que permanece nes requiere observar la conducta de los demás agentes y utilizar
sin modificación a lo largo del proceso de planificación. Sin embar- toda la información disponible en un contexto dado. El problema
go, en la planificación humana la identificación o individuación de es que normalmente existe más de una interpretación compati-
los estados mentales de los demás agentes es fuertemente depen- ble con lo que aparentemente es la misma acción, por lo que una
diente de contexto y suele cambiar a medida en que el contexto lo acción no puede servir como única evidencia para inferir las creen-
hace". Por ese motivo, en la planificación clásica en inteligencia cias, intenciones y planes. Del mismo modo, si una intención dada
artificial, incluso en aquellos casos en que se dota al sistema de puede manifestarse en un número indefinido de acciones diferentes,
técnicas de revisión de creencias, se tiende a separar el problema del entonces la ausencia de la acción esperada no significa necesaria-
diseño y la generación de planes del problema del reconocimiento mente la ausencia de la intención adscrita. Así pues, en este punto
de planes". Los trabajos más prometedores para dar cuenta de las nos encontramos en una situación como la expuesta por Hau-
relaciones entre reconocimiento y generación de planes no están geland: las relaciones inferenciales entre creencias, intenciones,
viniendo actualmente de la modelización de planes en la inteligen- acciones y planes son holísticas. La razón es que, virtualmente, cual-
cia artificial clásica inspirada en la solución de problemas, sino de quier par creencia-intención puede ser considerado como racional
los intentos de modelar la comprensión de narraciones y la comuni- dada una situación apropiada y en el contexto de un plan adecua-
cación, puesto que estos casos están esencialmente relacionados con do, y virtualmente cualquier inferencia de plan puede dejar de estar
la inreración y cooperación humana. El problema, nuevamente, es garantizada si fallan las condiciones apropiadas. Esta es la razón
cómo evitar el problema del marco (aunque sea entendido como el por la que en la planificación humana no se puede separar la gene-
problema de la persistencia), o los problemas de la relevancia y del ración de planes del reconocimiento de planes. En la acción coope-
holismo, en la planificación de acción cooperativa. rativa la generación o diseño de planes (y su revisión) tiene lugar
usualmente como consecuencia del reconocimiento de las intencio-
nes y planes de los demás agentes. Es más, puede darse el caso de
5. CONCLUSiÓN: ALGUNAS PISTAS PARA AVANZAR que si los demás agentes reconocen el plan de uno, pueden modifi-
car sus propios planes mientras el agente está ocupado en reco-
¿Cómo podemos controlar la persistencia de las creencias, inten- nocerlos.
ciones y planes de los demás agentes en la acción cooperativa? ¿Cómo En los modelos de planes de la inteligencia artificial clásica, los
planes son considerados, o bien como estructuras formales que con-
26. Por no hablar de la cuestión de principio aludida anteriormente acerca de la nece- trolan acciones situadas (la situación se describe mediante variables
sidad de tcconsiderución de las técnicas a lo largo del proceso de diseño, incluidos los obje- de estado), o bien como abstracciones de instancias de acciones si-
tivos (Quinranilla, 1989, 91).
27. Ciertamente, en la actualidad se está trabajando con ahínco en revisión de creen-
tuadas, sirviendo posteriormente dichas instancias para satisfacer
cias, aunque más a nivel lógico que a los niveles computacional y de implementación. En la estructura abstracta en cada ocasión particular. Ahora bien, si
cualquier C<lSO, por muy prometedoras que sean estas líneas de investigación, estimo que el este enfoque fuera correcto, entonces una situación en la que estu-
argumento que trato de presentar aquí no queda invalidado. La razón es que, hasta donde vieran perfectamente especificados el contexto y las condiciones
pueda alcanzar mi conocimiento, la revisión de creencias está basada en la admisión de
cambios en los hechos del entorno. Por ejemplo, si se añade un nuevo hecho, se efectúa una
bajo las cuales los constructos mentales (planes de acción) se reali-
revisión de creencias con el fin de preservar la consistencia. Algunos enfoques incluso dis- zan como acciones, debiera ser suficiente para tener acceso a las
ringuen entre "revisión» de creencias y «actualización» de creencias (ver, por ejemplo, del actitudes del agente. Sin embargo, no parece ser así. Incluso en sis-
Val & Shoham, 1992 y de! Val 1992). Sin embargo, esta clase de revisión no contempla los temas de cooperación o interacción humano-computador de bajo
cambios en las representaciones de los demás agentes, incluida la revisión o modificación
de los planes (o de sub-planes del mismo) corno consecuencia de los cambios de creencia en
nivel aparecen problemas de comunicación. Suchman (1987) ha rea-
otros agentes. Puede consultarse, sin embargo, Sharon Wood (1990) para ver un promete- lizado un sencillo e interesante experimento diseñado bajo los ante-
dor intento de unir el reccnocimicnrc de planes a la solución de problemas (o planning riores supuestos. En el experimento, una máquina fotocopiadora
clásico) en un contexto de nivel relativamente bajo, comparado con muchos casos de acción está dotada de un sistema tutorial para enseñar su propio manejo a
cooperativa (piénsese en una conversación o en planificación social) como es el dominio de
la conducción. Lo que no termino de ver es cómo la autora puede evitar el problema de l
los usuarios. Como, se podrá notar, se cuenta aquí con un contexto
marco desde la perspectiva de la persistencia de las creencias e intenciones de los otros perfectamente fijado y con un sistema de representación de un plan
conductores. de acción diseñado expresamente que conforma las «estructuras

156 157
JI 'di', I /(jLJI IU,u ACC:IONI'>, 1'1 ANI " Y I1 (.NUI O(,IA

mentales>, de la máquina. Por otra parte, también se supone que los ta ordinaria de los filósofos continúa siendo más argumentación y
usuarios desean ejecutar con éxito la acción de obtener fotocopias análisis a priori, la de los expertos en inteligencia artificial, en cam-
de la máquina. Pues bien, los resultados del experimento mostraron bio, suele ser: «trata de construir un modelo y comprueba cómo
que en el transcurso de la interacción usuario-máquina, unas mis- funciona).
mas instrucciones eran interpretadas por los mismos agentes de for- Lo que las refutaciones anteriores muestran, sobre todo, son las
ma diferente o ambigua, y que la máquina tampoco interpretaba insuficiencias de los modelos de planificación y acción coopera-
siempre igual las mismas acciones de los usuarios, llegando a situa- tiva basados en los modelos clásicos de solución de problemas.
ciones de impasse. Es decir, en un contexto tan restringido y acota- Estos modelos, como hemos visto, concentran exclusivamente su
do como el relatado, se producen fallos en la identificación de las atención en el diseño de planes, y posteriormente se ven obligados
«actitudes» del interlocutor. La conclusión más importante de la a recurrir a técnicas, más o menos ad hoc, con el fin de sortear
autora es que la coherencia de las acciones no se puede explicar el dilema que aflige a la inteligencia artificial: encontrar un equili-
adecuadamente en base a esquemas cognitivos preconcebidos, y brio entre la efectividad de la acción y el suficiente consumo de
que, por el contrario, la organización de la acción situada (y todas tiempo pensando. Sin embargo, recientes análisis filosóficos en tor-
lo son) es una propiedad emergente de las interacciones momento- no a la acción y los planes (véase, por ejemplo, Bratman, 1987,
por-momento entre los agentes, y entre los agentes y el entorno de 1990 Y 1991) están sentando las bases para que la inteligencia arti-
su acción. Por ese motivo, la adscripción de intenciones y la inter- ficial afronte el anterior dilema en una mejor posición. Bratman
pretación de acciones parece ser más bien el resultado de procesos (1987) se plantea el problema de la acción en agentes con fuentes
de inferencia continuos y situados, basados en evidencia lingüísti- de información limitadas que deben actuar en tiempo real. La idea
ca, demostrativa y circunstancial paso por paso (Suchman, 1987, que sostiene es que los agentes forman planes precisamente, en par-
179 ss.). Así, pues, el problema es doble: en primer lugar, cómo dar te, a causa de las limitaciones de información. Desde este punto de
cuenta de la persistencia o el cambio de las creencias, intenciones vista, los planes sirven para enmarcar los problemas subsiguien-
y planes; en segundo lugar, cómo se puede conseguir esto teniendo tes de razonamiento y para restringir la cantidad de información
en cuenta las fuertes restricciones que tienen las máquinas para necesaria para resolverlos. Por ello es plausible pensar que los pla-
su acceso a la evidencia disponible, un acceso que los humanos eje- nes cumplen dos funciones importantes en la acción cooperativa:
cutan de manera rutinaria y aparentemente sin esfuerzo, basándo- controlan la acción y a la vez posibilitan la coordinación entre los
se en evidencia que en muchos casos no es de carácter lingüístico agentes.
y que está contextualizada en un transfondo de circunstancias no Con esta idea de base se puede tratar de modelar en inteligencia
articulado. artificial el uso de los planes. Uno de los intentos más prometedores
éQué es lo que se puede hacer? Los argumentos anteriores pare- en esa línea es IRMA (Intelligent, Resource-Bounded Machine Ar-
cen tan contundentes que podrían inclinar a más de uno a arrojar chitecture) (Bratman, Israel y Pollack, 1988), con especial interés
la toalla en el intento de modelizar la acción humana. La conse- para los problemas de la filosofía de la tecnología señalados ante-
cuencia inmediata sería que, a fin de cuentas, es muy poco 10 que riormente. IRMA es un sistema que asume que los agentes deben
la modelización de planes en inteligencia artificial puede aportar razonar acerca de cómo conseguir sus objetivos. Se trata, por tanto,
al diseño tecnológico, puesto que no puede dar razón de aspectos de un sistema razonador medios-fines que tiene como particula-
fundamentales como la acción cooperativa y la revisión de planes. ridad, a diferencia de otros sistemas clásicos como STRIPS, que
Pero quizá esta conclusión sea precipitada. Decía Dennett (1988) el agente razona sobre posibilidades acordes con sus intenciones,
que los filósofos normalmente trabajan mediante experimentos no sobre fines arbitrarios. Esto no quiere decir que los agentes sola-
mentales y refutaciones a priori. Cuando dan con una buena refu- mente deliberan acerca de cómo conseguir sus objetivos, también
tación a priori, entonces los investigadores en inteligencia artifi- deben decidir, tanto en principio como en el curso de la ejecución
cial, que persisten en sus intentos a pesar de la refutación, tienen del plan, qué objetivos perseguir. Es decir, deben deliberar entre un
que hacer frente, tarde o temprano, a un coro de filósofos diciendo: conjunto limitado de opciones. Las opciones están acotadas, en pri-
«ya os lo habíamos advertido nosotros», Lo interesante, dice Den- mer lugar, por las intenciones y por un mecanismo de umbral
nett, es cómo distinguir las pruebas de imposibilidad genuinas de que selecciona aquellas que sobrepasan un determinado valor.
las que son un mero resultado de falta de imaginación. A este res- No obstante, una de las fuentes más importante de opciones se da
pecto sigue habiendo una gran diferencia entre el talante de los filó- en el curso de la ejecución' del plan, al ser sugeridas por los cam-
sofos y el de los investigadores en inteligencia artificial. La respues- bios en el entorno. La opciones deben pasar por un mecanismo

158 159
II'>U<' I/QlJl 1{f{O ACClONIS. I'IANIS y lyeNOI()(,IA

de filtrado que contrasta si una determinada opción es compatible como comportándose de forma más o menos estable, debido a sus
los planes existentes. Si no lo es, la opción será rechazada y no será, compromisos con sus planes (Bratman, 1983, 1987 Y 1991); por
usualmente, objeto de nueva deliberación-", pero con el fin otra, la comunicación se facilita enormemente cuando los agentes
de que el mecanismo de filtrado permita reconsideraciones, el siste- razonan acerca de los planes de los demás (Allen, 1983, y Pollack,
ma contiene como segundo módulo un mecanismo de rechazo (ove- 1992).
rride mechanism). Este segundo mecanismo codifica clases de carac- Dados estos supuestos, es posible tratar de modelar la acción
terísticas del entorno a las que son sensibles los agentes. Una opción cooperativa dando cuenta del reconocimiento de las actitudes de
que activa un rechazo sensible será objeto de una deliberación más los demás agentes (reconocimiento de planes) y posibilitando res-
detenida, incluso si es incompatible con los planes existentes. puestas cooperativas entre los mismos. En este sentido, algunas in-
Otra técnica inspirada en la reflexión sobre cómo los agentes vestigaciones recientes sobre procesamiento de discurso y compren-
usan los planes es el solapamiento o «sobrecarga» (overloading) (Po- sión de textos pueden resultar muy útiles. Grosz y Sidner (1981,
lIack, 1991 y 1992). Antes hemos dicho que los planes no sólo sir- 1986, 1990), tratando de resolver los problemas del significado de
ven para guiar la acción, sirven también para restringir el razona- las expresiones referenciales y del reconocimiento de la estructura
miento. ¿Cómo reconocen los agentes los medios relevantes para de los discursos complejos, han propuesto lo que se denomina «Teoría
obtener un objetivo determinado? Además de las estrategias pro- del Foco». Un foco consiste básicamente en un estado atencional
puestas en la investigación sobre razonamiento basado en casos, el que contiene información acerca de los objetos, propiedades, rela-
overloading hace uso de íos planes ya adoptados por los agentes. Es ciones e intenciones comunicativas más salientes en cada fase del
decir, cuando se está diseñando un plan para conseguir un objetivo, discurso. Se trata, por consiguiente, de una abstracción del foco de
si las acciones posibles (o parte de ellas) coinciden con las de la atención de los participantes en el discurso, y sirve para condensar
obtención de algún otro objetivo, entonces usualmente se para la información acerca de los usos lingüísticos previos que resulta cru-
deliberación y se adopta dicho plan. Dicho llanamente sería el re- cial para el procesamiento de los siguientes, ahorrando, por tanto,
curso a la estrategia de «matar dos pájaros de un tiro» aplicada en la necesidad de retomar la historia desde el comienzo. El proceso de
inteligencia artificial. «focalización» consiste en un corrimiento del foco arencional por
Como se podrá ver, estas técnicas, basadas en el análisis del uso parte de los participantes mientras el discurso progresa. Es un ejem-
de los planes, permiten avanzar en la solución de los problemas plo más acerca de cómo aspectos fundamentales de la comunica-
surgidos como resultado de partir de concepciones ideales de la ción se encuentran estrechamente vinculados al razonamiento acer-
racionalidad y del hecho de concentrar los esfuerzos únicamente en ca de los planes del interlocutor. El problema es que, como ya se ha
el diseño y no en el uso. Al mismo tiempo proporcionan una con- indicado, la mayor parte de la investigación en reconocimiento de
cepción de la racionalidad más plausible, en el sentido de que abre planes ha sido realizada, hasta el momento, fuera del ámbito de la
vías para sortear diversas paradojas sobre la racionalidad que sur- planificación en inteligencia artificial.
gen cuando se adoptan concepciones ideales. Quizá la razón fundamental de este divorcio entre el reconoci-
En cuanto a la acción cooperativa y las relaciones entre diseño, miento de planes y la inteligencia artificial se deba al hecho de que
uso y reconocimiento de planes, la investigación actual en modelos el tipo de razonamiento necesario para el reconocimiento de planes
de comunicación, conversación y comprensión de narraciones pro- ha venido siendo considerado como computacionalmente intra-
porciona buenas ideas. La concepción de los agentes como indivi- table hasta fechas muy recientes. Piénsese en la ingente cantidad de
duos que planifican no sólo permite abordar, según hemos compro- inferencias que un par de agentes deben realizar en el curso de una
bado, los problemas de las restricciones de razonamiento y del control simple conversación o mientras están realizando una acción coope-
de la acción, también facilitan la coordinación: los agentes usan los rativa coordinada. La mayor parte de estas inferencias dependen de
planes de los demás para facilitar la comunicación y la acción coo- una cantidad arbitraria de conocimiento general (el problema del
perativa. La razón es doble: por una parte, la comunicación entre conocimiento enciclopédico) que los humanos usamos con suma
los agentes sólo parece posible si se asume que se ven unos a otros facilidad, pero que resulta inaccesible en un sistema computacio-
nal. Por esta razón, los modelos de inferencia existentes en la inte-
ligencia artificial clásica iframes, scripts), reconociendo de antema-
2iJ. La matiza<:ión es relevanrc puesto que, corno señala Marrha Pollack (1992), puede
tener importancia, en algunos casos, la consideración de opciones incompatibles con los
no la intratabilidad de estos .fenómenos, venían relegando a la
planes vigentes. Los agentes que jamás reconsideran sus planes, a pesar de los cambios no pragmática los problemas no resueltos. Shastri y Ajjanagade (1992)
previstos que puedan ocurrir en el entorno, no se comportará racionalmenre a la larga. han propuesto un modelo concxionista parcial de razonamiento que

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JI ~U~ I/()UI kKU ALClüNLS, I'LANL5 Y ILCNOLOGIA

ejecuta este tipo de inferencias, y lo hace, además, en tiempo psico- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
lógicamente plausible. La historia nuevamente se repite, el proble-
ma de los modelos clásicos es que no prestaban apenas atención al AlIen, .l- F. (1983), «Recognizing intentions from naturallanguuge utterances», en
uso, en este caso a la implementación, obviando las estrechas r eln- Brady, M. and Berwick, R. C. (eds.), Computational Models of Discourse, MIT
ciones entre la naturaleza de las representaciones, la efectividad de Press, Cambridge, Mass., pp- 107-66.
la inferencia y la arquitectura computacional en la que se ejecuta el Anscombe, G. E. M. (1963), lntention, Cornell U. P., lrhacc.
proceso (Shastri, 1989). El problema de este modelo es que asume, Brarman, M. (1983), «Taking plans seriously», Social Theory and Practice 9, pp.
de partida, una base representacional «activada) (es lo que posibili- 271-87.
ta un razonamiento tan rápido y efectivo), pero no da cuenta ni de Brarman, M. (1987), lntention, Plans and Practica! Reason, Harvard U. P., Cambridge.
cómo se llega a activar dicha base, ni de cómo debe ir siendo susti- Bratrnan, M. (1987a), ,,011 the Way ro rhe Planning Theory», en Bratman, M. (1987),
tuida por otras bases representacionales a lo largo del curso del pp. 14-27.
Brarman, M. (1990), «Shared Cooperative Activity», CSU Paper, Sranford Universiry.
procesamiento. Sin embargo, este problema podría solucionarse in-
Bratman, M. (1991), «Planning and rhe Stability of lntention», CSU Paper, Stanford
corporando al sistema un foco, en el sentido anteriormente indica- Universiry.
do, como un módulo adicional, con objeto de controlar la inferen- Bratman, M., Israel, D. .l.. Pollack, M. (1988), «Plans and rcsource-bounded pracrial
cia (Ezquerro e Iza, 1993). reasoning», Computatíonal lntelligence 4, pp. 349-355.
Un sistema de este tipo, con un mecanismo de foco que va pro- Bruce, B. (1986), «Robot Plan s and Human Plans: Implications for Models of Com-
porcionando sucesivamente las bases representacionales sobre las munication», en Gopnik, L & Gopnik, M. (eds.) (1986), From Models tu Modu-
que opera el mecanismo razonador, resulta altamente plausible para les: Studies in Cognitive Science from the McGilI Workshops, Ablex Publishing
su aplicación al procesamiento de textos". Pero, dada la definición Corp., New Jersey.
y las características de la acción cooperativa, en donde los agentes Cherniak, Chr. (1986), Minimal Rationality, MIT Prcss, Bradford.
comparten el plan, tienen responsabilidad mutua y compromiso Chisholm, R. M. (1964), «The Descriptive Element in the Concept of Action», The
[ournal of Philosophy LXI, pp. 613-625.
de actividad y apoyo mutuo, no es difícil ver su aplicabilidad al
Chisholrn, R. M. (1970) «Tbe Srructurc of intention», The [ournal of Philosophy
diseño y uso de técnicas complejas que requieran de la comunica- LXVI!, pp. 633-47.
ción entre los agentes que desarrollan cooperativamente un plan. Al Davidson, D. (1963), -Acrions, Reasons and Causes», The [ournaí of Philosuphy,
menos, creo que es una especulación razonablejo. LX, pp. 685-700; reimp. en D. Davidson (1980), Essays on Actions and Events,
Espero haber mostrado con las anteriores propuestas cómo los Clarendon, Oxford.
actuales desarrollos en teoría de planes en inteligencia artificial pue- Dennett, D. (1984), -Cognitive Wheels: The Pramc Problcm in Al», en Hookaway,
den contribuir al esclarecimiento de las nociones básicas de la técni- C. (ed.) (1984), Minds, Machines and Evolution, Cambridge U. P., Cambridge.
ca en la medida en que éstas se definen como sistemas de acciones Dennett, D. (1987), The íntentional Stance, MIT, Bradford.
intencionalmente orientados. La atención al uso de los planes nos Dennett, D. (1988), "When Philosopbers Encounter Artificial Inrelligence», Artifi-
enseña, por otra parte, cómo se puede ir avanzando en la construc- cial lnteííigence, Winter, 1988.
Elster, j. (1985), «The Narure and Scope of Rational-Choice Bxplanarion», en
ción de modelos de acción a pesar de las argumentaciones a priori
E. Lepore & B. P. Mcl.aughlin (eds.), Actíone and Euents. Perspectives on the
propuestas por algunos filósofos. Es cierto que la encapsulación Philosophy ofDonald Daoidson, Basil Blackwell, Oxford, 1985, pp. 60-72.
limita la racionalidad, pero no lo es menos que, como agentes ra- Ezquerro, J. (1991), -Davidson, Fodor, Dennett y conexionismo/s: razones y causas
cionales, estamos limitados. La cuestión es dónde se encuentra el en los marcos actuales de explicación causal de la acción racional», en DAJ-
límite. MüN, vol. especial Action Theory/Teoría de la Acción, 3, pp. 81-112.
Ezquerro, J. (1993), -Simulation Theory versus Folk Crafr: Commcnrs to M.
29. Shastr i, en comunicación personal, piensa que es posible incorporar las reglas del Davies' Mental Simulation and the concept of belíe], en Truth and Ratio-
movimiento del foco atencioual a su sistema. Se rrarar¡a de utilizar una pila para el foco nality: Actas de la VI Conferencia de SOFlA, Universidad de La Laguna (en
global con unos cuantos focos parciales (no muchos, lo que también es psicológicamente prensa).
plausible), de modo que pudieran ir restringiendo cada proceso de razonamiento. De este Ezquerra, j. & Iza, M. (1993), Reflexive Reasoning, Focus Theory and Anapbo-
modo la entidad en foco podría servir para controlar la activación de la inferencia.
ra Resolution, Logic Seminar Repon LPHS-EHU-02.3, Universidad del País
30. Naturalmente, lo que escaparía al sistema sería la cantidad de información que los
agentes se transmiten por medios no lingüísticos, como los gestos, etc. No obstante, en los Vasco.
casos de Jos sistemas de acciones que suponen acción cooperativa como son la mayoría de Fodor, j. (1975), The Language ofThought, Crowell, New York.
las técnicas, el grado de espontaneidad en la comunicación entre agentes es mínimo si se lo Fodor, J. (1983) The Modularity of Mind, MIT Press, Cambridge, M:lS$.
compara con los casos de conversación, donde ordinariamenre no existe un plan explícito Fodor, j. (1987), Psycbcsemantícs. The Problem of Meaning in the P'hilosophy of
compartido por los agentes. Ivíínd, MIT, Cambridge, Mass.

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164 165
SOCIOLOGÍA, POLÍTICA
Y ECONOMÍA DE LA TECNOLOGÍA
CONTROVERSIAS Y ESTRUCTURACIÓN SOCIAL
DE LAS COMUNIDADES CIENTÍFICO-TECNOLÓGICAS:
UN ESTUDIO DE CASO EN INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Mikel Olazarán
Universidad Pública de Navarra

1. EL CONEXIONISMO

El objetivo del (anexionismo o investigación en redes neuronales


es, por un lado, el diseño y la construcción de máquinas (sistemas)
inteligentes y, por otro, el estudio y rnodelación de la percepción y
la cognición utilizando elementos computacionales. Así, el (anexio-
nismo es un paradigma científico en las disciplinas inteligencia arti-
ficial (lA) y ciencia cognitiva.
Las redes neuronales (también llamadas redes neuronales artifi-
ciales, redes conexionistas, sistemas de procesamiento paralelo y
distribuido, y sistemas de computación neuronal) son sistemas de
procesamiento de la información compuestos de muchas unidades
de procesamiento (neuronas simplificadas) interconectadas que in-
teractúan de un modo paralelo para producir un resultado u output.
La arquitectura masivamente paralela de estos sistemas es radical-
mente diferente de la de los ordenadores digitales convencionales
van Neumann. Una importante diferencia a este respecto es que los
sistemas conexionistas no se programan para realizar una determi-
nada tarea computacional, sino que son «entrenados», Para entre-
nar un sistema conexionista en la realización de una determinada
clasificación es necesario realizar dos operaciones. Por un lado, hay
que seleccionar una muestra estadísticamente representativa (con
respecto a la clasificación en cuestión) de pares de inputs y (sus
correspondientes) outputs. Por otro lado, es necesario un algoritmo
para ajustar los valores modificables de las conexiones entre las
unidades en los casos en los que el sistema no produzca los outputs
deseados (es decir, prácticamente siempre).
El paradigma conexionista difiere radicalmente de la perspec-
tiva del procesamiento simbólico, la tradición que ha dominado

169
MIKII 01 f\./f\.I\AN (()NI'~()VIR~IAS y LS1RUClURACIÓN SOCIAL DL LAS COMUNIDAIlIS

la investigación en lA y ciencia cognitiva en las últimas décadas. La tido peyorativo, sino descriptivo. Decir que la ciencia es socialmen-
perspectiva simbólica interpreta la inteligencia y la cognición como te construida y evaluada no equivale a afirmar que la ciencia es
procesos de manipulación y transformación de símbolos. Una carac- «ideológica» o «mala»,
terística central de los sistemas simbólicos de lA son sus estructuras Así, si la generación y validación del conocimiento científico se
representacionales, y la posibilidad de manipular y transformar di- realiza en procesos sociales, entonces es natural estudiar dichos pro-
chas representaciones, de una manera sensible a la estructura lógi- cesos desde una perspectiva sociológica. Una manera útil de co-
co-sintáctica de las mismas. En estos sistemas, las representaciones menzar un estudio sociológico de la actividad científica es la cons-
son manipuladas y transformadas de acuerdo con ciertas reglas y tatación de la «flexibilidad interpretativa» de la evidencia científica
estrategias (algoritmos), y la expresión simbólica resultante es la (resultados, experimentos) (Collins, 1981a, 1983). Esto quiere de-
solución del sistema a un determinado problema. cir que la evidencia científica (resultados, experimentos) puede siem-
Los investigadores conexionistas esperan que sus sistemas ten- pre, en principio, interpretarse de diferentes maneras. En otras pa-
gan considerable éxito en la realización de tareas tales como la clasi- labras, la flexibilidad interpretativa de los datos, experimentos o
ficación o reconocimiento de objetos y el reconocimiento del lenguaje resultados científicos es, en principio, ilimitada. Este básico princi-
natural, tareas que no son fácilmente programables en los sistemas pio de la sociología de la ciencia ha sido afirmado por diferentes
simbólicos (basados normalmente en una base de conocimiento y investigadores:
reglas y en un sistema de inferencia). La capacidad de aprendizaje
de los sistemas conexionistas puede ser de gran importancia en la [... 1Limitless debates are made possible by rhe unlimired interprerative flexi-
modelación y reproducción artificial de estos procesos cognitivos. biliry of data [... ] (Collins, 1983,95).

l... l In principie, all the assumptions rhar go inro scienrific argumcnts can be
challeugcd (Pinch, 198 t, t 46).
2. CONTROVERSIAS EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA:
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO At the instrumental level, studies hove shown rhat debate can be kcpt up as
Y LOS SISTEMAS TECNOLÓGICOS long as parncipanrs dcsirc by challenging the particularities of any individual
experimento At rhe pbenomenal level, studies ha ve supportcd rhc general ar-
gument that there are, in principie, an crbitrary number of inrerpretations of
La sociología de la ciencia estudia los procesos de producción
any set of data (Pickcring, 1981,65).
y validación del conocimiento científico. Hasta los años setenta,
la perspectiva dominante en sociología de la ciencia fue el estudio l... ] No knowledge possesses absolute wa rrant , whether from logic, experi-
de instituciones, organizaciones y comunidades científicas defi- mcnt, or pracricc. Tbere are always grounds for challenging any knowlcdgc
nidas de acuerdo con criterios profesionales (tales como disciplinas claim (MacKem:ie, 1990, 10).
y grupos especializados de investigación). Dentro de esta perspecti-
va son destacables los (ya clásicos) trabajos realizados por Robert Pero la flexibilidad interpretativa es sólo el principio. El proble-
K. Merton y sus colegas. En los años setenta se produjo un cambio ma es cómo la flexibilidad interpretativa es reducida en la práctica,
de énfasis dentro de los estudios sociales de la ciencia: un número esto es, cómo una interpretación es aceptada como superior en una
creciente de investigadores de esta disciplina dejaron de dar prio- determinada situación. Donald MacKenzie (1990, 11) formuló esta
ridad al estudio de organizaciones científicas definidas de acuerdo idea en los siguientes términos:
con criterios profesionales y comenzaron a estudiar sociológicarnen-
te la génesis y el desarrollo del conocimiento científico mismo. En l... ] It is important, as far as possiblc, ro investigare why a given technical
las dos últimas décadas un número considerable y creciente de estu- reason was found compel1ing, whcn , abstractly, ir eould hove been challen-
dios de caso realizados desde esta perspectiva ha demostrado el
carácter social de los procesos de generación y evaluación del cono- muchos temas centrales en sociología de [a ciencia, y ofrecieron una bibliografía detallada
cimiento científico. En estos procesos sociales intervienen facto- tic las investigaciones realizadas en el área (incluyendo estudios de caso) hasta entonces.
res tanto internos a la comunidad científica como externos a la Shapin (19H2) también pasó revista a algunos de los más importantes estudios sociales de [a
ciencia. Collins (1981<1, notas a pie de página) contiene una bibliografía bastante detallada.
misma l. Por supuesto, el término «social» no se usa aquí en un sen- Knorr-Cetina-y Mulkay (1983) contiene artículos de las principales perspectivas recientes
en sociología de la ciencia. MacKenz.ie y Wajcl11an (19HS) aplicaron el enfoque consrruccio-
1. Bornes (1974) y Blnor (1976) fueron dos de [os primeros investigadores que defen- rusta (the social construction approach) al estudio de la tecnología. Esta línea ha sido quizá la
dieron explícitamente estas ideas. Bornes y Edge (1982) introdujeron y pasaron revista a más productiva en los últimos aúos (véase Bijker, Hughes & Pinch, 1987).

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MIKII 01 A/ARÁN ( (J t~ I H (J V I K!, 1A ~ Y 1) I f{ U c. 1 U K A el (J N ) OC 1A 1 1) I I A S (O M U N I[) A DI S

ged; and ro ask whar counts as superiority and efficiency in particular cir- dencia científica, o de la pura «superioridad técnica» (o «superior
cumstances. racionalidad») de una de las posiciones en litigio. Esa misma supe-
rioridad es el resultado del cierre de la controversia, y por tanto no
La flexibilidad iuterpretativa es eliminada (o reducida a niveles puede ser la causa del mismo:'. Dentr? de la sociología d~ la ciencia
prácticos o manejables) a través del «cierre» o resolución de contro- y la tecnología, Harry Collins fue quizá el pnmer investigador que
versias (Collins, 1981a, 1983). En las controversias científicas (y propuso la idea de que siempre se emplean tácticas retóricas en el
tecnológicas) investigadores de distintos grupos defienden interpre- cierre de las controversias:
taciones diferentes (y a veces alternativas) de los mismos datos o
fenómenos. Se produce, pues, una confrontación de diferentes in- Sorne -non-scientific» tactics must be employed becausc rbc rcsources of ex-
terpretaciones. Lo interesante en un estudio sociológico de una con- periment alone are insufficient (Collins, 1985, 143)4.
troversia en ciencia o tecnología son los procesos y mecanismos por Wirhin rhe relativist programme we accept [... ] rhur the scientific view bclon-
los cuales dicha controversia -que en principio podría siempre ging to both sides of a controversy can be defended indefiuirely and that cuen
continuar- es resuelta o «cerrada» en la práctica", in the purest uf sciences, if debate is going ro end, ir must be brought to a
Bruno Latour (1987) desarrolló el esquema controversia-cierre clase by some mean s not usually rhought of as srrictly scientific [... 1 (Collins,
desde una perspectiva propia y formuló un aparato conceptual y 1983,99).
metodológico más completo para el estudio sociológico de la «tec-
nociencia», Latour utilizó el término «tecnociencia» para enfatizar (En mi opinión, el adjetivo «no-científico» utilizado por Collins
el carácter heterogéneo de la red de recursos y «actantes» (actants) en esta cita cuando se refiere a «tácticas no-científicas» no es el más
que se relacionan (o asocian) entre sí en los procesos de «enrola- idóneo, incluso cuando es escrito entre comillas.) En toda contro-
miento» y «alistamiento» o «control de las acciones de los actantes» versia científica se emplean siempre tácticas retóricas. Estas tácti-
típicos de la actividad científica y tecnológica. Mediante el término cas son elementos constitutivos del discurso y la práctica científica
«tccnociencia» Latour quiere expresar todas las actividades (todos (y del discurso y la práctica en general). En otras palabras, el dis-
los tipos de actividad) relacionadas con la investigación (científica curso y la práctica científica se organizan y construyen a través de
y tecnológica), y pretende asimismo ir más allá de las fronteras con- la utilización de argumentos y recursos tácticos. Y, por supuesto, el
vencionales (que él considera artificiales e inservibles) entre «cien- térrninovrácrica retórica» no se utiliza aquí en sentido peyorativo.
cia» y «recnología-. Esta pretensión de Latour es particularmente Al contrario, en las controversias científicas (esto es) ella construc-
interesante desde el punto de vista del caso concreto que nos ocupa, ción del conocimiento científico) no se avanza de la retórica a la
el conexionismo o investigación en redes neuronales. El conexio- «verdad», sino de una retórica débil a una retórica cada vez más
nismo es, por definición, una red heterogénea en el sentido de La- fuerte, tal y como señaló Latour (1987). El discurso científico mo-
tour que incluye elementos de «ciencia» (el estudio de la percep- viliza más «aliados», recursos y actantes heterogéneos que (por ejern-
ción, la inteligencia, la cognición, procesos neurofisiológicos y plo) el discurso de la vida cotidiana, y por tanto en este sentido se
neurobiológicos... ) y de «tecnología» (... utilizando modelos y ele- puede decir que aquél es más social que éste. Bruno Latour (1987)
mentos computacionales y de tecnología de la información). Aquí expresó esta idea en los siguientes términos:
utilizaré los términos «investigación- o «investigación científica-
(en un sentido general) en lugar del término «tecnociencia» pro- We saw a litcrarure [scientific literarurc] becoming more rechnical by brin-
puesto por Latour, pero el sentido en el que utilizaré aquellos tér- ging in more and more resources l... ] We saw a dissidenr drivcn into isolation
minos es cercano al de «tecnociencia». bccause of the numbcr of elements the authors of scientific articlcs mustered
Una característica crucial de las controversias científicas, seña- oü their side l... ] Thc more technical and spccialised a lireraturc is, thc more
lada por Latour (1987) y otros sociólogos de la ciencia, tales como
Leigh Star (1989), es la utilización (o, en otras palabras, la «rnovili- 3. Collins·(1985, 106, nota 6) expresó esta idea en los términos siguientes: «[... ]The
zación») de recursos y argumentos retóricos y tácticos. El cierre de success of one party 10 a dispute of this sort call11ot be cxplained by their superior grusp of
una controversia no es la mera consecuencia de la adición de evi- rhe na tu re of rhe phenomenon under investigation. Ir is this that ir is being discover ed
(detcr mincd) by che debate itsclf 1... ]". La idea es también una de la «reglas del método» de
2. Este esquema controversia-cierre fue (y ~igue siendo) urilizado en numerosos estu- Lacour (1987, 258): -Sincc rhe settlement of a conrroversy is the cause of Narure represen-
dios de sociología de la ciencia (ver, por ejemplo: Collins 1981c), y fue más tarde «exporta- tation, nor its consequence, we can neve r use rh¡s consequence , Nature, to expl ain how and
do" a la sociología de la tecnología (ver, por ejemplo, Bijker, Hughes & Pinch, 1987; Pinch why a controversy has be en settled-.
& Bijkcr, 1987). 4. Para una afirmación similar, ver Collins (1985,152).

172 173
MIKII 01 A/ARAN (ONII{()VfRSIA'> y IC,IRUCIURACIÓN SOCIAL ut lAS COMUNIDAI)lS

«social» it becomes, since the number of associations necessury ro drive rea- dores. Para los Investigadores que fueron partidarios del lado per-
ders out and force them into accepting a claim as a fuer increase [... ] If being dedor es cada vez más difícil mostrar la plausibilidad de sus argu-
isolated, besieged, and lefr without allies and supporrers is not a social act, mentos. Conforme la actividad científica «postcierre» se normaliza
rhen nothing IS. The distinction between rhe rechnicallirerature and rhe resr e institucionaliza, los episodios de la controversia -por espectacu-
is nor a natural boundary; ir is a border creared by the disproporrionare amount lares que en su tiempo hayan sido- se olvidan rápidamente, y la
of linkages, resources and allies locally available. This literature is so hard ro interpretación vencedora va adquiriendo la apariencia de una «ver-
read and analyse not beca use ir escapes from all social Iinks, but because ir is dad autoevidente»:
more social than so-callcd normal social ties.

Even when it is pointed out rhat the viewpoinr of thc loscrs is logically tena-
El resultado del cierre de una controversia científica es (depen- hle, ir is difficult for the reade r ro remain impartial in thc facc of rhe sheer
diendo del tipo de debate) la replicabilidad de un experimento, la weight of numbcrs in the winning camp (Harvey, 1.981, t 26).
validez de unos resultados o la racionalidad de unas pautas o mol-
des de práctica científica (modelos de problemas-soluciones). Pero,
claro está, la aceptación de una interpretación de un resultado (o Harry Collins (1975,94-95) utilizó la analogía del «barco den-
conjunto de resultados) significa que las otras interpretaciones en tro de la botella» para describir este proceso:
litigio son rechazadas. Suponiendo que hablamos de una controver-
sia entre dos posiciones, el cierre de la controversia en favor de una [... ] Much of our knowledge seems so «solid» as to require a justification in
de ellas trae consigo el rechazo de la otra posición (por supuesto, terms orher rhan those which describe human actions [... 1To speak figuran-
esto puede ser una cuestión de grados de aceptación y rechazo). vely, it is as rhough epistcmologisrs are concerned wirh the characteristics of
Esto quiere decir que cuando se cierra un debate hay «ganadores» y ships (knowledge) in bordes (validity) while living in a world where all ships
«perdedores». Una posición «gana» cuando su movilización de ac- are already in bordes wirh rhe glue dricd and rhe stnngs cut. A ship within a
tan tes, aliados y recursos no puede ser contrarrestada por la otra borde is a natural object in rhis world, and beca use there is no way to reverse
posición, es decir, cuando consigue inclinar la balanza de poder a this process, ir is not easy ro accept rhat the ship was ever just a bundle of
su favor. En ese caso, el lado «perdedor» tiene dos opciones: o bien sticks [... ] [But] ir is possible ro perform a kind of phenomenological brccke-
acepta la interpretación de sus oponentes como un «hecho», y la ting for ideas and fucts, by looking at thcm while they are being formed,
utiliza como tal (esto es, dando por supuesta su validez científica) beforc thcy have beco me «ser» as pnrt of anyones narural (scientific) world.
[... ] This will generare a picrure of scicncc in which the figurative -ships» are
en su propia investigación (en cuyo caso se habría producido, en
stil! bcing built by human acrors, ro be subsequently erected in rhcir bordes
términos de Latour, una nueva «caja negra» (black box), o bien
by a trick invenred and workcd by human actors also.
continúa trabajando en su propia interpretación de una manera ais-
lada, alejado de los centros «calientes» de actividad científica y tec-
nológica, esperando que un día sea posible lanzar un contraataque Bruno Latour (1987), por su parte, se vale de términos como
que ponga en duda el statu qua que emergió del primer cierre de la «hechos» y «cajas negras» para referirse a este fenómeno. Lo que
controversia (de todas maneras, mientras tanto la interpretación todo esto quiere decir es que un estudio sociológico de la ciencia
del lado «ganador» es aceptada como correcta). Así pues, el cierre tiene que reconstruir las circunstancias y procesos por los cuales
de una controversia puede verse como la emergencia de un nuevo una caja negra fue creada, o un «barco puesto en una botella». Esto
orden social (con su correspondiente distribución de poder) dentro es cada vez más difícil conforme el tiempo pasa y los «hechos» que
de un área de investigación, y por tanto no es la consecuencia de la emergieron del cierre de una controversia son utilizados como «ca-
«intrínseca superioridad técnica» de una de las posiciones (con- jas negras), para construir más hechos, esto es, conforme prácticas,
viene repetir esto otra vez: esa «superioridad» es precisamente lo formas de vida y expectativas que incorporan esos hechos como
que está siendo decidido cuando la controversia todavía no se ha recursos o «componentes), cuya validez no es puesta en duda se
cerrado). desarrollan e institucionalizan.
Está claro que, una vez que se ha consumado la emergencia de Es más, lo que se quiere decir con todas estas analogías (cajas
una de las posiciones como la «correcta» tras el cierre de una con- negras, barcos en botellas) es que la reapertura de una controversia
troversia, y conforme la institucionalización del «nuevo orden» avan- es un caso especialmente interesante en sociología de la ciencia. No
za (términos como «inercia» y «reificación» han sido utilizados para cabe duda de que un caso en el cual el lado perdedor en una controver-
referirse a este fenómeno), el tiempo corre en contra de los perde- sia reemergiera un tiempo después (digamos dos décadas después) y

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MIKIL OIA/Af{ÁN (INIf{OVIf{~IA!> y 1~¡f{Uc:IUf{A(ION ~OClAI IJI lA" lOMUNII)AI)I~

provocara la reapertura de la controversia (y el cambio de la balanza Una de las características más importantes del movimiento ci-
de poder resultante de aquella controversia) sería especialmente in- bernético, en lo que a la cuestión de las relaciones cerebro-máquina
teresante desde el punto de vista de la sociología de la ciencia. se refiere, fue su carácter plural. Esta cuestión fue tratada desde
Collins utiliza a veces el argumento de que «las cosas podrían posiciones teórico-metodológicas muy diversas. Conforme los años
haber sido de otra manera» en sus estudios sobre mecanismos de iban pasando, el conexionismo y la inteligencia artificial basada en
cierre en controversias científicas. En su estudio de las controver- el procesamiento de símbolos se convirtieron en las posiciones más
sias sobre radiación gravitacional en los años setenta, Collins señala importantes. No obstante, no hay que olvidar que se exploraron y
cómo, al aceptar la técnica de medición conocida como «calibra- desarrollaron otras muchas líneas de investigación'.
ción electrostática» (electrostatic calibration), ]. Weber restringió Es interesante señalar que el problema cerebro-máquina fue for-
la flexibilidad interpretativa de sus resultados en radiación gravita- mulado originalmente utilizando terminología de redes neuronales
cional y decidió no dirigir su retórica argumentativa hacia ciertos proveniente del seminal artículo "A logical ca1culus of the ideas
«frentes» del debate que en principio eran plausibles: inmanent in nervous activity» de Warren McCuIJoch y Walter Pitts
(McCulloch & Pitts, 1943). El objetivo de McCulloch y Pitts era
Weber in accepting clectrosratic calibrarion chose nor to argue on these fronts. mostrar cómo un substrato físico de cierta similitud con el cerebro
My respondents decisión to open up the range of possibilities for calibration podía realizar operaciones lógicas. Otro caso de la utilización de
signals reveuls thar such an argument mighr nor have bccn entirely implausi- terminología de redes neuronales con anterioridad al desarrollo del
ble (Collins, 1985, 104-106). propio paradigma conexionista es el primer diseño teórico del or-
denador secuencial «von Neumann», John van Neumann describió
Por tanto, un caso en el que «cosas que podían haber sido de el diseño del ordenador con programa incorporado (stored-program
otra manera» en un momento dado son realmente de otra manera computer) en 1945 utilizando neuronas formales del tipo McCul-
en un momento posterior en el tiempo y/o en diferentes circunstan- loch-Pitts (Aspray, 1990, 173). Un tercer ejemplo a este respecto es
cias es un caso especialmente interesante en el estudio de los proce- la utilización por Minsky de terminología de redes neuronales de
sos sociales por los cuales se genera y evalúa el conocimiento cien- tipo McCulloch-Pitts en su trabajo sobre teoría de la computación
tífico. En este artículo se defiende la tesis de que la historia del (Minsky, 1967).
conexionismo o investigación en redes neuronales es precisamente Entretanto algunos investigadores habían comenzado a elabo-
un caso de ese tipo. rar y desarrollar una perspectiva propiamente conexionista, esto es,
habían comenzado a construir y estudiar sistemas de redes neuro-
nales (y no a utilizar terminología de redes neuronales para descri-
3. EL PRIMER CONEXIONISMO bir sistemas que no eran conexionistas). Estos primeros investiga-
dores conexionistas comenzaron a combinar redes de neuronas
Los orígenes del conexionismo, como los orígenes de la investiga- formales de tipo McCulloch-Pitts con la noción de «aprendizaje por
ción en inteligencia artificial y ciencia cognitiva en general, se re- medio de la modificación del valor de las conexiones interneurona-
montan al movimiento cibernético de los años cuarenta y cincuen- les» del psicólogo canadiense Donald Hebb, y construyeron así las
ta. Uno de los problemas centrales de la cibernética era el de las primeras máquinas conexionistas.
relaciones entre el sistema nervioso (yen particular el cerebro) y Hacia finales de los años cincuenta la investigación en redes
diversos sistemas artificiales automáticos. El «lenguaje» de la ciber- neuronales adquirió un carácter más definido. La formulación ex-
nética, esto es, el nivel en el cual los posibles paralelismos entre el plícita de una buena parte de las ideas principales de esta línea de
cerebro y diversas máquinas automáticas fueron estudiados, era el investigación fue realizada por Frank Rosenblatt, un psicólogo ma-
lenguaje del control y del procesamiento de la información. Nor- temático de la Unidad de Investigación en Sistemas Cognitivos de
bert Wiener, uno de los fundadores de la cibernética, definió este la Universidad de Cornell (Ithaca, New York). Los primeros inves-
interés central del siguiente modo: tigadores conexionistas, con Rosenblatt a la cabeza, se oponían ex-
plícitamente a la utilización del procesamiento de la información
[... ] Cybernetics attempts ro find rhc cornmon elements in the funcrioning of de tipo van Neumann como «metáfora- de la cognición, y por tan-
aurornatic machines and of the human nervous sysrem, and to dcvelop a theory to definieron su paradigma en oposición al paradigma simbólico
which wil1 cover thc entire field of control and communication in machines
and in living organisms (Wiener> 1948, 14). S. Para más información a este respecto. ver Arhib (1983).

176 177
MIKI.I OIA/AKAN LONIf{OVIK<,IA" y ISIKUC!UR.ACIÓN SOCIAL LH LAS COMUNIDADCS

de IA6. Los paradigmas simbólico y conexionista empleaban «direc- unidades


ciones metafóricas» (por decirlo de alguna manera) opuestas. Para de asociación
los partidarios del paradigma simbólico, el ordenador van Neumann a
era la metáfora de la cognición; para los conexionisras, por el con-
trario, era el cerebro lo que debía ser utilizado «metafóricamente»
en la construcción de ordenadores inteligentes.
Los investigadores de lA simbólica desarrollaron la cuestión ci-
bernética de las relaciones entre máquina y cerebro en la línea de
las relaciones entre mente (procesos simbólicos y representaciona-
les del pensamiento y la cognición) y ordenador van Neumann. El
paradigma simbólico en lA comenzó a desarrollarse con fuerza cre-
ciente a finales de los cincuenta y en los sesenta a medida que la
tecnología del ordenador van Neumann fue extendiéndose. La pers- unidades input
pectiva simbólica de lA y ciencia cognitiva utiliza el ordenador di-
gital como instrumento de experimentación y modelación tanto Figura 1: Perceprrón
para el estudio de la cognición y la inteligencia como para la cons-
trucción de máquinas inteligentes (por ello puede decirse que, para nes del perceptrón, así como otros similares elaborados por Ber-
la perspectiva simbólica, el ordenador van Neumann es una «metá- nard Widrow y Marcian Hoff en la Universidad de Stanford (Cali-
fora» de la cognición). La dirección de la investigación de los pri- fornia) fueron algunas de las contribuciones más importantes del
meros investigadores conexionistas era justamente la contraria: cons- primer período de la investigación en sistemas conexionistas. Estos
truir sistemas inteligentes inspirándose en el cerebro.
En la primera época de la historia del conexionismo se cons-
truyeron grandes (en el sentido literal de «grandes») máquinas

..
siguiendo esta idea del «cerebro como metáfora». La primera má- unidades input
.quina importante en este sentido (y la más famosa) fue el «per-
ceptrón» Mark 1, construido en el Laboratorio de Aeronáu- unidades output
tica de Cornell según el diseño de Rosenblatt. El perceptrón era
un sistema conexionista con 400 unidades input, 512 unidades
de asociación y 8 unidades output. Las unidades de procesa-
miento del perceptrón producían activación (output = 1) si los inputs °1
que recibían superaban un determinado valor de umbral. Sólo
eran modificables las conexiones entre unidades de asociación y •
unidades output, La figura 1 muestra la estructura de un percep-
trón que sólo tiene una unidad output. La figura 2 muestra sólo una
parte de un perceptrón: los estratos de unidades de asociación y

de unidades output, y las conexiones modificables entre dichas uni- •
dades.
Una característica del perceptrón que creó gran interés en
la investigación en redes neuronales tanto dentro como fuera de la
comunidad científica fue su capacidad de «aprendizaje», esto es,
su capacidad para mejorar su rendimiento en tareas de clasifica-
ción de objetos. Los algoritmos para la modificación de las conexio-

6. Schon (1963) utilizó el concepto de metáfora en su interpretación de los procesos


de emergencia Je nuevas ideas, Para la aplicación de este concepto a la emergencia de nue- Figura 2: Perceptrón simplificado.
vas ideas en la ciencia, ver Barnes (1974).

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MIKII UI AjARAN ( UN III()VIII''¡A', y 1'> I kUL I UkACl6N SOCIAl [JI lAS l.OMUNll)ADI s

algoritmos garantizaban que, si un perceptrón con un único estrato 4. LA CONTROVERSIA DEL PERCEPTRÓN
de conexiones modificables era físicamente capaz de realizar una
tarea clasificatoria, entonces dicho perceptrón podía «aprender» El primer momento crítico de la controversia acerca de la validez
la tarea clasificatoria en cuestión a base de repetir el ciclo presenta- científica de la investigación en sistemas conexionistas tuvo lugar a
ción de input-observación del output-modificación del valor de las finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. La (siem-
conexiones. pre latente) oposición entre los paradigmas simbólico y conexionis-
Es importante señalar que el perceptrón no fue el único pro- ta se convirtió entonces en una controversia abierta y explícita. El
yecto de grandes dimensiones en la primera etapa de la inves- perceptrón de Rosenblatt y sus colegas fue subvencionado por la
tigación en redes neuronales. En otros laboratorios y universi- Oficina de Investigación Naval (Office of Naval Research) del Mi-
dades norteamericanas se llevaron a cabo importantes esfuerzos nisterio de Defensa norteamericano y recibió considerable atención
de implementación de sistemas de redes neuronales. Dos de los tanto dentro como fuera de la comunidad científica (por ejemplo,
proyectos más importantes a este respecto fueron las máquinas en los medios de comunicación populares: periódicos, revistas). Las
Madaline y Minos. Madaline fue construida por Bernard Widrow afirmaciones de Rosenblatt acerca de los resultados obtenidos con
y sus colegas del Departamento de Ingeniería Electrónica de la el perceptrón y, sobre todo, acerca de las perspectivas de futuro de
Universidad de Stanford. Minos fue construida en el Instituto de dicha máquina adquirieron una atención y una dimensión inusita-
Investigación de Stanford (Stanford Research Institute, SRI) por das. La reacción de los investigadores contrarios al conexionismo y
Charles Rosen, A. E. Brain y sus colegas. Estos dos proyectos y el favorables a los sistemas simbólicos no se hizo esperar, y fue con-
de Rosenblatt son buenos ejemplos del volumen de la actividad in- tundente. Criticaron fuertemente las afirmaciones de Rosenblat
vestigadora que el conexionismo alcanzó en los años cincuenta y acerca de las capacidades del perceptrón, y al conexionismo y los
sesenta. conexionistas en general. La retórica verbal y dialéctica utilizada
Al mismo tiempo que se iban desarrollando los mencionados por ambas partes (por investigadores favorables y contrarios al co-
proyectos conexionistas, el proceso de emergencia de la perspectiva nexionismo) alcanzó cotas muy importantes, y en muchas ocasio-
simbólica de lA iba creciendo en intensidad. A finales de los años nes la diplomacia fue dejada de lado por los participantes en el
cincuenta y principios de los sesenta, la lA simbólica, concentrada debate. Y esto fue sólo el comienzo de una cadena de ásperas y
en unos pocos «centros de excelencia» y con acceso privilegiado a duras críticas y acusaciones y las correspondientes respuestas y de-
recursos computacionales, estaba creciendo con rapidez y comen- voluciones de acusaciones".
zando su institucionalización. Investigadores como McCarthy, Ne- En el apartado segundo de este artículo se ha dicho que las con-
well, Simon, Minsky y sus colegas y estudiantes estaban elaboran- troversias científicas y tecnológicas se «luchan» (se resuelven) en un
do y desarrollando poderosos instrumentos y programas para la contexto de conflicto argumentativo en el que se utilizan «tácticas
construcción de sistemas inteligentes. Se ha indicado ya que los ins- retóricas» (en el sentido que esta expresión tiene para Latour). El
trumentos y técnicas utilizadas por los investigadores de lA simbó- objetivo de las posiciones contendientes es la movilización y el en-
lica eran muy diferentes de los utilizadas en los proyectos de redes rolamiento de tantos (y tan buenos) aliados, actantes y recursos
neuronales. Pero afirmar que la tradición simbólica era simplemen- favorables como sea posible. Bruno Latour (1987) utilizó el térmi-
te diferente de la tradición conexionista a nivel teórico y metodoló- no «carrera por la prueba» para referirse a este proceso. Es impor-
gico es insuficiente. La oposición entre los investigadores partida- tante señalar que la dinámica de esta carrera no va de la retórica a
rios de uno y otro paradigma fue siempre explícita y activa. Es más, la «verdad", sino del empleo de retórica débil al empleo de retórica
en ciertos momentos claves de la historia del conexionismo, dicha cada vez más fuerte. La controversia del perceptrón confirma esta
oposición tomó pronto la forma de una abierta controversia cientí- dinámica que va de menos a más retórica. La espectacular y áspera
fica. Esta controversia con investigadores favorables al paradigma retórica verbal de los comienzos de la controversia era sólo el prin-
simbólico (y contrarios al conexionista) ha condicionado en gran cipio, la «retórica débil» (en términos de Latour). La retórica más
medida la evolución histórica del conexionismo' «dura» vino poco despues. Marvin Minsky y Seymour Papert, dos
investigadores del Laboratorio de Inteligencia Artificial del presti-
gioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) decidieron lle-
7. Un fenómeno similar, aunque en otro contexto disciplinar y en otra situación histó- var a cabo un proyecto que mostrara las limitaciones del percep-
rica, fue apuntado por la socióloga de la ciencia norteamericana Leigh Star (1989, 126) a
propósito de la investigación localizacionista en neurociencias: «The shape of localizati 0-
nisr theory was developcd through with its opponenrs-. 8. Para un estudio detallado, ver Olazarán (1991, sección 3.1).

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MIKII 01 AtARAN (ON1ROV¡R')IAS y FSTRUCTURACIÓN SOCIAl O~ l.AS COMUNIQAOfS

trón de un modo decisivo. «De un modo decisivo» significaba para tos de investigación, bien hacia aplicaciones tecnológicas de los sis-
Minsky y Papert que la comunidad científica abando nata de una temas conexionistas, o bien hacia proyectos de lA simbólica, &í,.
vez por todas la investigación en redes neuronales. Utilizando tér- Widrow y sus colegas comenzaron a desarrollar aplicaciones basa-
minos de Latour, se podría decir que Minsky y Papert decidieron das en sus técnicas de modificación de conexiones. para redes de
intervenir decisivamente en el debate, enrolando y movilizando tantos único estrato en el área de procesamiento -adaprivo» de' señales
actantes, recursos y factores como fuera posible en favor de su po- (adaptive signal processing). Por otro lado, los imestigadores del
sición (o, lo que es lo mismo, en contra de la posición conexionis- Instituto de Investigación de Stanford abandonaron la investigación
ta), La siguiente cita, que pertenece a una entrevista que ]. Bern- conexionista y se incorporaron a. la tradición simbólica de' lA,. con-
stein realizó años despues a Minsky para la revista The New Yorker, cretamente al área de robótica. No obstante, en: 10) qllJue a Rcsenbsatt
muestra la contundencia con que Minsky y Papert comenzaron su y sus colegas se refiere.. es importante insistjr en que', si bDe1lF estos
proyecto crítico: investigadores: reconocieron las Iimiracienes de sus máqieines, a pe-
sar de ello continuaron buscando soluciones dentro del paradigma
concxionista.
In rhe rniddle nineteen-sixries llapen and Minsky ser out to kili the pereep- En este contexto de controversia y crisis del coaexionismo, el
tron, or, ar least, ro establish irs Iimitarions - a rask rhar Minsky felr was a proyecto crítico de Minsky y Papert tuvo i-mpo·rtantes C?flSeCUen-
son of social service rhey could perform fur che arrificial-inrclligence com-
cias. La intervención de Mínsky y Papert en la controversia del per-
munirv (Bernscein, 198], ] 00).
ceptrón, qne culminó con la publicación de su famoso libro Percep-
trons (Minsky & Papert, 1969), puede ser in>ue"Pretada corr ayuda
La «versión popular» (por llamarla de alguna manera) de la his- de la noción de Latour (1'>S7) de -reprcdecir» ire-enact) unos re-
toria del conexionismo, según la cual Minsky y Papert demostraron sultados científicos. La intervención de' Minsky y Paperr en la con-
fuera de toda duda las limitaciones del perceptrón, descuida la aten- troversia del perceptrón es un caso de lo que Latour d1e1n:onJin6 La
ción e investigación que los propios conexionistas habían dedicado «tercera manera» de «leer» (interpretar) un texto' científico (o unos
a dichas limitaciones con anterioridad al estudio de Minsky y Pa- datos o resultados científicos), Para Latour (19S7, 60-61) un texto
pcrt, Los investigadores conexionistas habían reconocido con fre- científico puede ser leído de tres maneras. La primera manera de'
cuencia que sus sistemas, que en la mayoría de los casos tenían un «leerlo» es. sencrllamanre no leerlo, Según las estimaciones informa-
solo estrato de conexiones modificables, tenían importantes pro- les de Larour, esto es.lo que S€ hace en el 90 por ciento de los casos.
blemas y limitaciones. La solución que una buena parte de estos La segunda manera de leer un texto científico es la aceptación de
investigadores conexionistas proponían era el estudio y la imple- los resultados del texto. Las pretensiones de validez del autor son
mentación de sistemas conexionistas más complejos. aceptadas, y sus resultados son utilizados y citados, De este modo,
En particular, los conexionistas de los años sesenta sabían que dichos resultados se van transformando en «hechos». Esta segunda
algunos de los problemas más importantes de los sistemas de estra- manera de leer un texto es bastante infrecuente; tan sólo tiene lu-
to único (como el perceptrón) podían ser superados con redes de gar, según las estimaciones informales de Larour, en e19 por ciento
múltiples estratos de conexiones modificables. Continuaron estu- de las ocasiones, La tercera manera de' leer un texto, científico es,
diando y experimentando con diversas técnicas de modificación de según Latour, extremadamente infrecuente y costosa. Se trata de
conexiones para esos sistemas, pero los resultados no eran todavía reproducir las distintas fases por las que el autor- original pasó en su
considerados favorables. Para los investigadores conexionistas, no investigación. Latour afirma que si se realiza ese (costoso) proceso
había por el momento garantías suficientes de que estas técnicas siempre, incluso en el texto científico mejor escrito, es posible en-
produjeran resultados comparables a los que las técnicas de modifi- contrar defectos, dificultades y limitaciones. Esto es otra manera de
cación de conexiones en sistemas de único estrato producían en decir que, en principio, todo resultado científico puede ser ob-
dichos sistemas. No obstante, y esto es de la máxima importancia, jeto de flexibilidad interpretativa (ver apartado 2 de este artícu-
la única conclusión que de esto se seguía para un grupo significati- lo). El proyecto critico de Minsky y Papert se puede clas,íi= den-
vo de dichos investigadores, encabezados por Frank Rosenblatr, era tro de esta tercera manera de «leer» un texto (o unos resultados)
que había que seguir investigando en sistemas conexionistas de científicos.
múltiples estratos. Esta intervención de Minsky y Papert en la conrroversia del per-
A pesar de esto, conforme la controversia iba aumentando, otros ceptrón no implicó el paso de un discurso. retórico a un discurso
conexionistas comenzaron a cambiar la orientación de sus proyec- basado en la «verdad» o la «racionalidad», La retórica utilizada en

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MIKf 1 01 A/AHÁN CON II\OVI ¡nIA~ '( 151 fHJC 1 URACIÓN SOC IAI 1)1 1 AS COMUNIDAI)[ ')

la controversia fue de menos a más (en el sentido de Latour), y no importante: tanto los resultados acerca del perceptrón como las afir-
de más a menos. En otras palabras, Minsky y Papert movilizaron maciones acerca de sistemas más complejos fueron en la práctica
tantos (y tan buenos) «aliados» y «actantes- como pudieron en fa- objeto de flexibilidad interpretativa; de hecho los investigadores
vor de sus argumentos, de tal manera que su posición no pudiera conexionistas trataron de explotar esta flexibilidad interpretativa a
ser contrarrestada. su favor.
Se ha dicho anteriormente que, según Latour, si se lleva a cabo Esta flexibilidad interpretativa del estudio crítico de Minsky y
un proyecto de «tipo 3)~, siempre es posible encontrar al menos Papert (1969) fue explotada por Rosenblatt y sus colegas en su re-
un defecto incluso en el texto científico mejor escrito. Tras rea- tórica en favor del perceptrón y de la investigación en redes neuro-
lizar su largo y costoso estudio crítico, Minsky y Papert afirma- nales en general. Estos investigadores conexionistas insistieron en
ron que habían encontrado no uno, sino varios importantes defec- las propiedades más positivas del perceptrón de único estrato y en
tos en el perceptrón de Rosenblatt. Las principales limitaciones los aspectos más prometedores de los sistemas conexionistas de
del perceptrón (y de los sistemas conexionistas en general) estu- múltiples estratos. Sin embargo, en el curso de la controversia, el
diadas por Minsky y Papert se podrían resumir en dos conjuntos complejo retórico-argumentativo de Rosenblatt y sus colegas no fue
de problemas. Por un lado, Minsky y Papert estudiaron en de- suficiente para contrarrestar la emergencia del consenso en contra
talle las limitaciones de los sistemas conexionistas de estrato único del conexionisrno. Esta interpretación estaba estaba emergiendo,
(esto es, sistemas que sólo tienen un estrato de conexiones mo- con creciente fuerza, como la «lectura>, dominante del estudio de
dificables). Por otro lado, dichos investigadores formularon un Minsky y Papert,
pesimista «juicio intuitivo» (ésta es la expresión que ellos uti- Pero recapitulemos: ¿Cuál era la situación de la investigación
lizaron) acerca de la posibilidad de elaborar algoritmos efectivos conexionista cuando el estudio crítico de Minsky y Papert fue pu-
para la modificación de conexiones en sistemas de múltiples estra- blicado a finales de los años sesenta? Una rápida mirada a los tres
tos (la solución propuesta por Rosenblatt para superar las limita- principales proyectos conexionistas de aquella época revela que
ciones de los sistemas de estrato único). La situación de la contro- Rosenblatt, el principal defensor del conexionismo, no tenía mu-
versia era la siguiente: si estos dos puntos de la crítica de Minsky chos recursos ni aliados. Widrow y sus colegas habían comenzado a
y Papert a los sistemas conexionistas eran aceptados, la capacidad trabajar en aplicaciones de sus técnicas de redes neuronales en otros
de maniobra de los conexionistas para defender su programa de campos de la ingeniería electrónica. Por otro lado, Rosen y sus co-
investigación se reducía casi por completo, y por tanto la balanza legas del Stanford Research lnstitute habían comenzado a trabajar
se inclinaba en contra de la posición de Rosenblatt y otros conexio- en un proyecto de robótica dentro del paradigma simbólico.
nistas. Rosenblatt y sus colegas intentaron explotar la flexibilidad in-
Según la versión normalmente aceptada (y dada por supuesta) terpretativa de los resultados de Minsky y Papert para defender su
de la historia del conexionismo, el estudio crítico de Minsky y Pa- posición, pero cada vez estaban más aislados. Por un lado, estaban
pert (1969) acerca del perceptrón demostró las limitaciones de es- aislados dentro de su propio campo de investigación: muchos in-
tos sistemas fuera de toda duda. Es más, esta interpretación señala vestigadores de redes neuronales habían comenzado a abandonar
también que este estudio mostró la inutilidad de continuar investi- sus proyectos. El complejo retórico-argumentativo de los conexio-
gando en sistemas conexionistas. En este artículo se defiende que nistas no fue suficiente para mantener la plausibilidad y legitimidad
dicha interpretación o versión sobre la historia del conexionismo de su programa de investigación tanto ante la comunidad científica
fue el resultado -y por tanta no la causa- del cierre de la contro- (de lA y disciplinas cercanas) como ante instancias de la sociedad
versia del perceprrón". Los resultados de Minsky y Papert (1969) externas a la comunidad científica (entre las que destaca la institu-
acerca de las limitaciones del perceptrón de único estrato eran sus- ción del Ministerio de Defensa estadounidense DARPA [Defense
ceptibles de ser interpretados de maneras diferentes (esto es, esta- Advanced Research Projects Agency], que subvencionó la mayor parte
ban en principio abiertos a flexibilidad interpretativa). Por otro la- de la investigación de lA en Estados Unidos en los años sesenta). El
do, los comentarios y afirmaciones de dichos investigadores acerca estudio de Mínsky y Papert (1969) fue ampliamente interpretado
de las capacidades y posibilidades de perceptrones más complejos como la «última palabra» en el debate del perceptrón. La controver-
(sistemas de múltiples estratos) eran todavía mucho más suscepti- sia estaba cerrada y, como en todas las controversias, había «gana-
bles de flexibilidad interpretativa. Pero lo que es aún mucho más dores» y «perdedores». Un factor de gran importancia en el cierre
de la controversia (o, utilizando la expresión de Collins, un «meca-
9. Para una defensa detallada de esta tesis, ver Oluzarán (1991). nismo de cierre») fue la «asociación exitosa», impulsada por los

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M¡K! I 01 A/AKÁN lONIIU)VIK~IA~ y I.SIRUCIURACIÓN SOCIAl 1)[ LAS (OMUNIDADLS

investigadores contrarios al conexionismo, entre i) la crítica (y re- más cercanos a las neurociencias y a la psicología. El dominio del
chazo) de los sistemas conexionistas e ii) factores tales como la emer- paradigma del procesamiento simbólico continuó a través de los
gencia de la lA simbólica o el desarrollo de la tecnología del orde- años, hasta que la situación comenzó a cambiar a principios de la
nador von Neumann. La conexión entre los dos factores nombrados década de los ochenta. A principios de dicha década comenzaron a
en el punto ii) y el rechazo de la investigación en redes neuronales desarrollarse un conjunto de elementos, factores y acontecimientos
no era algo necesario, natural o inevitable, sino el resultado de un que hicieron posible la reemergencia del conexionismo en lA y ciencia
proceso social de decisión y consenso. En otras palabras, la conexión cognitiva.
entre a) el estudio crítico de Minsky y Papert y los elementos men- A principios de los ochenta se estaban produciendo cambios sig-
cionados en el punto ii) por un lado, y b) el rechazo de la validez nificativos en el mundo de la lA y áreas relacionadas de invesriga-
científica de la investigación en redes neuronales y el consiguiente ción. Por un lado, se habían producido avances importantes en la
abandono de la misma por otro, no era una conexión lógica, natu- tecnología del ordenador digital. En lo que se refiere a hardware,
ralo racionalmente inevitable, sino una conexión construida en un hay que destacar la miniaturización, el enorme crecimiento del po-
proceso social de controversia tanto interna a la comunidad cientí- der computacional y la reducción de costes. No en vano ésta era la
fica como en esferas de la sociedad externas a la misma. época de la VLSI (Very Large Scale Integration). Por otro lado, tras
Dentro de las disciplinas de lA-ciencia cognitiva, esto fue una diversos altibajos en los años setenta, la lA simbólica había alcanza-
clara derrota para los investigadores conexionistas. La controversia do la fase de comercialización. Los fondos dedicados a esta activi-
se había cerrado en contra de su posición. (Y por si esto fuera poco, dad científica estaban creciendo considerablemente tras el lanza-
el conexionismo perdió a Rosenblatt, su líder más representativo, miento por parte del Gobierno japonés del proyecto de la «Quinta
en un trágico accidente de barco de vela en 1971.) El conexionismo Generación», en el cual una de las áreas prioritarias era precisa-
perdió este debate, y fue por tanto considerado como un paradigma mente la lA (concretamente know/edge-based informatia n systems
sin validez científica en lA-ciencia cognitiva. No obstante, no hay y lenguaje natural). Por último, se estaba dedicando una cantidad
que olvidar que perder una controversia no significa desaparecer creciente de investigación a diversos tipos de arquitecturas de com-
totalmente de la faz de la tierra. Un reducido y aislado grupo de putación en paralelo. Este tipo de investigación no buscaba única-
investigadores continuó trabajando en aspectos relacionados con mente mayor poder computacional (en términos, por ejemplo, de
las redes neuronales aunque, eso sí, lejos de los «frentes calientes de número de operaciones por segundo) sino también, en un sentido
actividad» de lA-ciencia cognitiva, en áreas como las neurociencias más global, arquitecturas computacionales alternativas. Aunque, por
y la psicología (en temas relacionados con el conexionismo en «fren- su paralelismo «masivo» y por su cercanía a la inteligencia artifi-
tes científicos» no tan «espectaculares» como el de las máquinas cial, la ciencia cognitiva y las neurociencias las redes neuronales se
inteligentes) 10. Las aportaciones de investigadores como C. van der situaban entre las soluciones más radicales dentro del movimiento
Malsburg, O. Willshaw, T. Kohonen, S. Grossberg y ]. Anderson en del paralelismo, no cabe duda de que el conexionismo se benefició
los años setenta en temas como content-addressable associative me- del contexto cambiante de principios de los ochenta.
mory y redes neuronales no supervisadas fueron un elemento im- En este contexto, un grupo de investigadores, el llamado grupo
portante de la base sobre la cual se desarrolló (reemergió) el co- POP (Parallel Oistributed Processing, procesamiento en paralelo y
nexionismo en la segunda mitad de los ochenta. distribuido), comenzó a desarrollar y relacionar una serie de instru-
mentos y elementos teóricos, metodológicos, experimentales, disci-
plinares e institucionales con el firme y explícito objetivo de volver
5. EL NUEVO CONEXIONISMO a llevar el conexionismo al «frente» de lA-ciencia cognitiva. Entre
los «aliados» (utilizando la terminología de Latour), factores, ele-
Tras el cierre de la controversia del perceptrón, la actividad cientí- mentos y recursos que el grupo PDP pretendía «enrolar» figuraban
fica y tecnológica en redes neuronales fue abandonada por la gran los siguientes: i) los pocos investigadores que habían continuado
mayoría de los que se habían dedicado a ella. Los pocos investiga- investigando en redes neuronales en los años setenta, ii) investiga-
dores que continuaron lo hicieron lejos del «frente» (por decirlo de dores que estaban trabajando dentro del paradigma simbólico de lA
alguna manera) de la lA, en contextos disciplinares e institucionales y ciencia cognitiva y que estaban encontrando dificultades en el
estudio y la modelación de ciertos procesos cognitivos, iii) investi-
10. Estos investigadores tuvieron una presencia más notoria en Europa que en Estados gadores de áreas como reconocimiento de objetos (pattern recogni-
Unidos (Lighthill, 1973). tion), reconocimiento del lenguaje hablado y visión, y iv) investi-

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MIKI-I 01 A1ARÁN (()N'I~(JVII("IA" '( 1',IIHJl IlJRACI(lN SOCIAl IJI IA~ C.OMLJNIIJAI)I"

gadores en computación paralela que buscaban una alternativa, inspi- dores conexionisras, y en particular por parte de los investigadores
rada en el estilo computacional del cerebro, al «cuello de botella» de del grupo PDP.
la computación secuencial van Neumann 11. La activa e incluso a veces Además de los elementos mencionados anteriormente, como los
militante labor realizada por los investigadores del grupo PDP en la investigadores de lA simbólica que tenían problemas en el estudio y
«vuelta» del conexionismo a la lA y ciencia cognitiva fue muy im- modelación de ciertas capacidades cognitivas y las tendencias al
portante. Los investigadores del grupo PDP definieron y elaboraron paralelismo en tecnología de la información, hay que mencionar
el paradigma conexionista como una respuesta a los problemas que el también otros importantes aliados que los conexionistas fueron ca-
paradigma simbólico estaba encontrando en la modelación y repro- paces de enrolar en su empresa tales como la System Development
ducción de ciertas capacidades y procesos cognitivos e inteligentes. Foundation y la Oficina de Investigación Naval de Minsisterio de
En este contexto de reemergencia del conexionisrno, hacia me- Defensa de Estados Unidos (Office of Naval Research, ONR). Tho-
diados de los ochenta, algunos investigadores conexionistas entre mas McKenna (citado en Will, 1989, 12), de ONR, hizo una intere-
los cuales había un número importante de miembros del grupo PDP sante observación a este respecto:
realizaron importantes innovaciones científicas. Algunas de las más
importantes de estas innovaciones pueden ser estudiadas dentro del ¡...1 The
PDP group at thc Umversuy of California, San Diego, wcrc funded
esquema de «analogía e innovación» utilizado por Barry Barnes (1974) [by ONRJ at a time when nobody was sure rhat what they were doing would
y otros investigadores de sociología de la ciencia'>. En 1982 John amount to anything.
Hopfield, un físico del Instituto de Tecnología de California (Cali-
fornia lnstitute of Technology) elaboró un sistema conexionista basado Más tarde, conforme el proceso de emergencia del conexionis-
en una analogía con ciertos sistemas (spin glasses) de física estadís- mo se iba consolidando y los investigadores conexionistas desarro-
tica (Hopfield, 1982). Esta analogía entre sistemas de física esta- llaban importantes contribuciones, los investigadores del grupo PDP
dística y sistemas de redes neuronales fue desarrollada en profundi- jugaron un papel importante en la consecución del apoyo de DAR-
dad por David Ackley, Geoffrey Hinton y Terrence Sejnowski (1os PA (Defense Advanced Research ProjectsAgency), la institución más
dos últimos pertenecientes al grupo PDP) (Ackley, Hinton & Sej- importante en la subvención de actividades científicas en lA en Es-
nowski, 1985) en su sistema conexionista llamado «máquina de Boltz- tados Unidos. El apoyo de DARPA fue un elemento legitimador
mann». Valiéndose de conceptos como «energía» y «temperatura» muy importante en la reernergencia del conexionismo.
(e~ el sentido que estos términos tienen en sistemas conexionistas),
Hinton y sus colegas desarrollaron una técnica de modificación de
conexiones para sistemas de múltiples estratos y dieron así una pri- 6. LA REAPERTURA DE LA CONTROVERSIA
mera solución a uno de los problemas más importantes de la inves-
tigación en redes neuronales. Pero los acontecimientos se estaban desarrollando con rapidez an-
A pesar de que el sistema conexionista tipo máquina de Boltz- tes de la intervención de DARPA. Tres destacados miembros del
mann tenía una estructura (caracterizada por conexiones simétricas grupo PDP, David Rumelhart, Hinton y R. Williams, estaban traba-
entre las unidades) bastante diferente de la que los primeros investi- jando en otro tipo de sistema de múltiples estratos: el llamado sis-
gadores conexionistas utilizaron normalmente (jeedforward networks) , tema de retro propagación (back-propagation). Los resultados ob-
los resultados que Hinton y sus colegas obtuvieron animaron a otros tenidos con redes conexionistas con retro propagación (Rumelhart,
investigadores a intentar desarrollar otras técnicas de modificación Hinton & Williams, 1986) -que fueron objeto, como se verá, de
de conexiones para otros tipos de sistemas de múltiples estratos. importante flexibilidad interpretativa- fueron la gota que colmó
No obstante, la importancia de la contribución de Hinton y sus el vaso de la reapertura de la controversia de las redes neuronales.
colegas ha de situarse en el mencionado contexto general de movi- La figura 3 muestra el tipo de arquitectura en la que Rumelhart
lización de recursos heterogéneos por parte de los nuevos investiga- y sus colegas realizaron sus experimentos utilizando la técnica de
modificación de conexiones por retropropagación. La arquitectura
de este sistema es similar a la del perceptrón, con dos importantes
11. El cuello de botella de la arquitectura von Neumann está causado por el carácter diferencias. En primer lugar, es un sistema con dos (o más) estratos
secuencial de la computación, y por el hecho de que memoria y procesador están unidos de conexiones modificables. En segundo lugar, la función de acti-
por un único tubo conector a través del cual se tienen que realizar las operaciones de una en
una. Esto limita la velocidad de procesamiento de la información.
vación de las unidades de procesamiento de estos sistemas es conti-
12. Para un análisis detallado de la cuestión, ver Olazarán (1991, sección 4.2). nua (de tipo sigmoide), frente a la función binaria o «de escalón»

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MIKII 01 A/AH..AN (()N II\()VII(',IA', y 1 " IIUJ( IlJKAClÓN "OCIAI IJI 1 A" COMUNIDADI S

La idea de la técnica de retropropagación tiene una larga (y


estrato
intermedio sociológicamente interesante) historia. Paul Werbos (hoy en la
estrato National Science Foundation del Gobierno de Estados Unidos)
input estrato output estudió un algoritmo similar e intentó aplicarlo a sistemas de tipo
conexionista en los años setenta, pero encontró una fuerte resis-

• tencia que no pudo contrarrestar por parte de destacados miem-


bros de la comunidad científica de inteligencia artificial. El uso
de técnicas de minimización de error en sistemas de procesamien-
to de la información compuestos por múltiples unidades que in-
teractúan en paralelo estaba muy lejos del tipo de situaciones
experimentales que eran en aquellos momentos aceptables o le-
gítimas -con toda la carga sociológica que estos términos tie-
• nen- en la disciplina de inteligencia artificial. No es de extrañar,
por tanto, que Werbos no fuera capaz de «vender su idea» en un
«mercado» de lA (el de los setenta) dominado por el paradigma
• • simbólico!",
La idea de utilizar una técnica corno la retropropagación en lA
• no fue aceptada hasta que fue elaborada y desarrollada por los in-
vestigadores del grupo PDP David Rumelhart, Geoffrey Hinton y
Ronald Williams dentro del contexto, caracterizado anteriormente,
• de la reemergencia del conexionismo a mediados de los ochenta. En
los años ochenta, veinte años después del cierre de la controversia
de las redes neuronales de los sesenta, los investigadores conexio-
nisras se encontraban en una posición que les permitía intentar con-
trarrestar el «reto» de Minsky y Papert (1969) y forzar la revisión
del consenso acerca de la falta de validez científica del conexionis-
Figura 3: Sistema de múltiples estratos.
mo. En otras palabras, estaban en condiciones de intentar provocar
la modificación de la relación de fuerzas (el «orden social») que
emergió de aquel cierre.
utilizada por Rosenblatt y otros investigadores en la primera época Prueba de esto fue la rápida respuesta de Minsky y Papert (1988)
del conexionismo. (En la máquina de Boltzmann también se utilizó a las optimistas evaluaciones que Rumelhart, Hinton y Williams
una función continua.) La utilización de este tipo de función de hicieron de los experimentos con redes conexionistas de múlti-
activación permitió a Rumelhart y sus colegas utilizar elementos ples estratos con retro propagación (Rumelhart, Hinton & Williams,
del cálculo diferencial en los procesos de modificación del valor de 1986). Minsky y Papert eran conscientes de que las afirmaciones de
las conexiones del sistema 13. Rumelhart y sus colegas ponían en entredicho la «última palabra»
del debate del perceptrón (esto es, el libro Perceptrons de Minsky y
13. En el funcionamiento de la técnica de modificación de conexiones por retropro- Papen de 1969), e intentaron evitar la revisión del consenso «anti-
pagación pueden distinguirse dos fases. En la primera se presenta un input al sistema. La conexionisrno» (por decirlo de alguna manera) que emergió con el
actividad se propaga de estrato en estrato, hasta que el sistema produce un autput. La res-
puesta de cada unidad del estrato output se compara con la respuesta deseada para dicha
cierre de la controversia de los sesenta. Estos dos investigadores del
unidad. Entonces se calcula el error cometido por la unidad output en cuestión. Tras calcu- Institututo de Tecnología de Massachussets (MIT), líderes de la
lar los errores de todas las unidades output; la conexiones entre unidades intermedias y posición crítica respecto al conexionismo en la controversia de los
unidades output pueden ya ser modificadas. Tras esto, comienza la segunda parte, la fase de años sesenta, insistieron en 1989 (Minsky & Papert, 1988) en que
retropropagación. El primer paso de esta fase es hallar el crror cometido por cada unidad
intermedia. Para ello, los errores cometidos por las unidades output son propagados -de
los recientes sistemas conexionistas, y en concreto el de Rumelhart
adelante hacia atrás», esto es, del estrato autput al estrato intermedio. En este momento se y sus colegas, tenían importantes limitaciones, y afirmaron asimis-
calculan los errores cometidos por las unidades intermedias, tras lo cual las conexiones
entre las unidades input y las unidades intermedias pueden ya ser modificadas. 14. Para información más detallada de este episodio, ver Olazarán (1991, sección 5.1).

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MIKf I 01 A/AKÁN ( () NI 11 () V I Il. '>1 A) y 1) I R U e 1 u R A e 16 N s o e I A I u t I A S eo M U N 11) A ut S

mo que muchas de las conclusiones de su estudio de 1969 seguían nos ejemplos a este respecto. Estas técnicas se están desarrollando
siendo válidas!'. en distintas direcciones y mejorando continuamente, pero en cierto
Pero la posición conexionista era esta vez mucho más fuerte que sentido son ya resultados que se dan por supuestos y que se utilizan
en los sesenta. Los conexionistas fueron capaces de movilizar ele- como recursos, sin ser puestos en duda, por miles de investigado-
mentos suficientes como pata forzar (nadie regala nada) la reaper- res. Las siguientes conclusiones de Latour se pueden aplicar a estos
tura de la controversia. La heterogeneidad de estos elementos (cien- resultados:
tíficos, tecnológicos, institucionales, organizacionales, persuasivos,
retóricos, analogías, búsqueda de apoyo en instancias sociales ex- [... ] Few papers are always referred ro hy larcr article wirh similar pusirivc
ternas a la comunidad científica, erc.) ha quedado puesta de mani- modaliues, not only for une gcncration of arriclcs bur for severul. This evcnr
fiesto en estos últimos apartados. Los argumentos de Minsky y Pa- -extremely rare by all standards-c- is visible cvcry rime a claim made by une
pert tuvieron en los ochenta un efecto mucho menor que en los article is borrowed withour any qualificarion by many orhers [... ] A hlack box
sesenta. A finales de los ochenta, la emergencia, el crecimiento y el has bcen produced l... ] A fact is what is collecrively srabilised from the midst
of coutroversies when the activity of later papers does not only consist of
comienzo de la institucionalización del nuevo conexionismo era un
criticism or deformation but also of confirmution. Thc streugth of rhe origi-
proceso imparable":
nal statement does not lie in itsclf, bur is derived from any of the papers thar
El futuro «mapa» de las disciplinas inteligencia artificial y cien-
incorporare it. [... ] The dissentcr will be faced nor wirh une claim in one
cia cognitiva no está claramente definido todavía. La controversia paper, bur with the same claims incorporatcd in hundrcds of pape-s (Larour,
está abierta, y dicho mapa es por tanto ahora mismo objeto de de- 19H7,41-42).
bate y negociación (la «batalla» de movilización de recursos hetero-
géneos -por utilizar términos de Latour- es feroz). Lo que está Como indica Latour, esta cristalización de contribuciones cien-
claro es que la balanza de poder resultante del cierre de la actual tíficas no es un fenómeno frecuente en ciencia. Por esta razón, la
controversia determinará en gran medida el futuro de dichas disci- historia reciente del conexionismo es también especialmente intere-
plinas de investigación. sante desde un punto de vista de sociología de la ciencia.
No obstante, a pesar del carácter ahierto de la controversia en la Se ha indicado anteriormente que la controversia de las redes
actualidad, el proceso de emergencia y comienzo de la instituciona- neuronales está abierta en estos momentos. Prueba de ello es que
lización del conexionismo ha avanzado 10 suficiente como para que los investigadores conexionistas siguen recibiendo críticas, algunas
se pueda decir que algunas de las contribuciones recientes de los de ellas durísimas, por parte de investigadores que continúan du-
conexionistas se han convertido en resultados cuya validez no se dando de la legitimidad científica del conexionismo. A modo de
cuestiona (black boxes en el sentido de Latour), resultados que es- ilustración, se incluyen a continuación las opiniones de investiga-
tán siendo ya utilizados como recursos (y por tanto están siendo dores tan cualificados como ]erry Fodor y Zenon Pylyshyn (ciencia
continuamente desarrollados y refinados) por miles de científicos e cognitiva), Minsky y Papert (laboratorio de lA de MIT), y Tomaso
ingenieros en todo el mundo. El sistema de Hopfield, el sistema de Pogio (del laboratorio de lA de MIT y de la empresa «Thinking
máquina de Boltzmann y el sistema con retro propagación son bue- Machines corporation»)!".
15. Rumelharr, Hinton y Williams (1986, .)34-.)35) ofrecen un pequeño ejemplo de
una red neuronal capaz de computar la paridad de una imagen (esto es, contar si el número [There] is a real disagreement chout rbe naturc of mental proccsscs and men-
de puntos -o unidades input- activados en una pantalla es par o impar). Este sistema tal representarions. But it seems ro us that it is a matrcr that wns subsrantially
consta de cuatro unidades input, cuatro unidades intermedias y una red ousput, A este siste- pu t to test abour rhirry years ago; and the argumcnrs that then cppeared to
ma se le pueden presentar hasta 16 estímulos (vectores input) diferentes, ya que tiene cuatro militare dccisivelv in favor of the Classical [i.e. symbolic] vicw appear ro LIS ro
unidades input y las unidades son binarias. Tras presentar al sistema estos 16 vectores input do so srill [... ] As far as Connectionist architccturc is concerned, there is no-
2.825 veces cada uno, esto es, tras 45.200 ciclos de presentación input-modificación de las
thing to prevent minds rbat are arbitrarily unsystematic. But that result is
conexiones, el sistema consiguió realizar la clasificación en cuestión (paridad) correctamen-
te. Pero lo que para Rumelhan y sus colegas es una prueba de que su sistema conexionista preposterous. Cognirivc capacities come in structurally rclarcd cluster s, their
con rer ropropagación funciona, para Minsky y Papen es un resultado más que dudoso: systematicity is pervasivc. All the evidence suggesrs that punctate minds caru
«[ ... [Thus consuming 45,200 trials for rhe nerwork ro !carn to compute the parity predicare happen. This argument seemed conclusive againsr the Connecrionism of Hebb,
for only four inpucs. ls rh¡s a good result ur abad revulr? We cannor rell wirhour more Osgood and Hull rwenty or rhirty years ago. So far as we can tcll, nothing of
knowledgc ubout why the prccedure -equires so many triuls- (Minsky & Papen, InH, 254).
16. Para IIn examen más detallado de los aspectos institucionales de la re emergencia
del conexionismo como área de investigación aceptada en inteligencia artificial, ver Olaza- 17. «Thinking Machines Corporation- desarrolló y comercializó e] ordenador parale-
rán (1991, sección 5.3). lo «Connecrion Machine- de Daniel Hiil¡s.

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MI~II ()i A/AIlAN ¡ ()I-j II'(IVIII'.IA', y 1', IIUi( I UI{/IlI(lN ',()lIAI IJI 1 A'. l or-tureru o u r ' ,

any importance has happened to chango rile situurion in rhc mcuntimc (Fodor cuenten ahora con un considerable margen de maniobrabilidad cuando
& Pylyshyn, 1988,6,49). reciben críticas, por ásperas que éstas sean y por muy reconocidos
Has not thcre becn a -connccticrusr revolurion»? r...] Ccrrainly no, in rhat que sean los investigadores que las hacen. Al contrario de lo que
there has been little clear-cut change in the conceptual basis of the field (Minsky ocurrió en la primera época de la investigación en redes neuronales,
& Papen, 19RR, vi). los conexionistas pueden hoy apelar a «resultados futuros», a los
aspectos «prometedores» de la investigación en redes neuronales, y
Poggio r...1 jokes abour a virus rhar infects brain scienrisrs, srarting a new ser creídos. La relación de fuerzas en lA y ciencia cognitiva ha cam-
cpidemic cvery 20 yC.lrs. Thc epidernic rakcs rhc form of uncritical cnthu-
biado significativamente desde los tiempos del cierre de la contro-
siasm for a new idea. In the 1920s, rhe idea W3S Gestaft psychology; in the
versia del perceptrón.
1940s, cybernetics: in the 1960s, perceptrons. In rhe 1980s ir is connecrio-
nism (The Economist, 19H7, 94).

«Neural networks are accompanied by a lot of irritaring hype», Poggio decla- 7. CONCLUSiÓN
res, «[... ] Neural ners point out interesting problems, but ha ve not solved rhe
big problems of vision or speech. Ultimately, in my view, when the hype dis- En este artículo se ha mostrado cómo la sociología de la ciencia
appears, rhere is a good possibility rhey will go rhe way of perceptrons» puede aportar importantes elementos interpretativos para el estu-
(Poggio, as quctcd by Finkbcincr, 1988, 11).
dio de la evolución histórica del conexionismo. En particular, el
esquema «controversia-tácticas retóricas-enrolamiento de recursos
Pero por importantes que sean los investigadores que han hecho y aliados-cierre», elaborado y desarrollado por sociólogos como Col-
este tipo de afirmaciones, y por duras que éstas sean, los conexio- lins (1985), Latour (1987) y Star (1989) ofrece instrumentos de
nistas se pueden permitir el lujo de ignorar buena parte de estas importante poder interpretativo para el estudio de la evolución del
críticas y concentrar su atención en el desarrollo de sus sistemas y conexionismo. La «prioridad epistemológica» que estos autores han
técnicas. Dado el grado de crecimiento e institucionalización que el dado al estudio de controversias y de la formación del consenso en
conexionismo ha alcanzado ya, en estos momentos los conexionistas el estudio sociológico de los procesos de producción y validación
tienen credibilidad cuando afirman que, para desarrollar todas las de la ciencia y la tecnología está, desde el punto de vista de este
potencialidades del conexionismo, es necesario ignorar las críticas artículo, plenamente justificada.
más radicales de que es objeto y (simplemente) continuar investigando. Los períodos de controversia han sido de la máxima importan-
Otra prueba del grado de aceptabilidad e institucionalización cia en la historia del conexionismo. El conexionismo se ha formado
que el conexionismo ha alcanzado es la posibilidad que tienen los y estructurado en procesos de controversia con investigadores con-
conexionistas de utilizar la táctica retórica de legitimación que Leigh trarios al mismo (y normalmente fervientemente favorables al para-
Star (1989) denomina «triangulación». Dada la variedad de los com- digma simbólico). En este artículo se ha visto que estas controver-
ponentes del «complejo disciplinan) del coriexionismo (lA, ciencia sias fueron principalmente dos: la del perceptrón, que se cerró a
cognitiva, informática, ingeniería electrónica, neurociencias, física, finales de los sesenta, y la que en la segunda mitad de los ochenta
matemática, etc.) los conexionistas pueden, en la justicificación de provocó la reemergencia del conexionismo. Leigh Star (1989) sena-
su actividad científica, triangular entre el conexionismo preferente- ló la importancia del debate como una «fuerza positiva» en la for-
mente dirigido hacia lA y tecnología de la información por un lado mación de tradiciones de investigación. Esta idea es útil a nivel ge-
y el conexionismo preferentemente dirigido hacia las neurociencias neral en la interpretación de la historia del conexionismo. Es también
por otro. La investigación en redes neuronales orientada hacia tec- útil en el caso concreto del problema de la modificación de co-
nología de la información se justifica a veces por su relevancia para nexiones en sistemas de múltiples estratos. En la controversia del
la investigación científica del cerebro y, a su vez, la investigación en perceptrón, Minsky y Papert (1969) subrayaron la importancia de
redes neuronales orientada hacia las neurociencias es justificada a dicho problema y, en cierto sentido, contribuyeron a la «construc-
veces por su relevancia para la tecnología de la información. ción» de dicho problema (que es, por supuesto, el primer paso para
La nueva etapa del conexionismo no ha hecho más que empe- su solución).
zar, y muchas cuestiones acerca del alcance y la utilidad de estos El (ya clásico) esquema «controversia-cierre» de Collins es útil
sistemas permanecen todavía muy abiertas. Sin embargo, la emer- en la interpretación de la historia del conexionismo, pero es nece-
gencia del conexionismo, el hecho de que haya sido capaz de re- sario completarlo con otros instrumentos interpretativos. Collins
abrir la controversia, hacen que los investigadores conexionistas (1985) indicó que en el cierre de controversias científicas siempre

194 195
MIKI.I 01 A/AI,AN ((H~I"(JVI"'.IA', y 1'>'I~\J(llJRAClÓN '>OCIAI 1)1 lAS (ClMlJNIIJAIlI',

se emplean tácticas retóricas. Esta idea fue desarrollada con ampli- vocar el cierre de la misma. El tiempo que les costó finalizar su
tud por Latour (1987), en una de las contribuciones teóricas más proyecto y el tiempo que llevó el cierre de la controversia son una
importantes de sociología de la ciencia. Latour indicó que las con- buena muestra de los costes que suponía.
troversias se cierran por medio de procesos sociales de retórica y Otro ejemplo a este respecto es la re apertura de la controversia
poder, esto es, por medio de procesos de enrolamiento de aliados, del conexionismo en los ochenta. El proceso de movilización de
elementos y recursos heterogéneos. La idea de Leigh Star de la cien- recursos y elementos heterogéneos que hizo finalmente posible esa
cia como una actividad heterogénea y distribuida donde las contin- reapertura en la práctica -es decir, a pesar de la oposición de los
gencias que se producen en puntos concretos de dicha actividad investigadores contrarios al conexionismo- fue extremadamente
(contingencias locales) son eliminadas, utilizando diversas tácticas costoso en términos de tiempo y de la cantidad (iy calidad!) de los
retóricas, para producir validez global es también útil en la inter- elementos y recursos que hubieron de ser movilizados. El tiempo
pretación de la historia del conexionismo. necesario fueron unos veinte años. Los elementos y recursos movi-
La idea de Latour de una dinámina que va de menos a más retó- lizados fueron muchos y muy diversos. Se podrían destacar entre
rica o, en otras palabras, de una evolución de la controversia en la otros los siguientes: los investigadores que continuaron trabajando
que se emplea una retórica cada vez más fuerte (es decir, enrolando en sistemas conexionistas en los años setenta, investigadores que no
cada vez más recursos, acranres y aliados) es útil para el estudio de encontraban soluciones a ciertos problemas dentro el paradigma
la intervención crítica de Minsky y Papert (1969) en la controversia simbólico, poderosas «asociaciones- como las analogías entre redes
del perceptrón. Se ha indicado anteriormente cómo el proyecto crí- neuronales y física estadística, otras innovaciones y contribuciones
tico de Minsky y Papert puede interpretarse como una «reconstruc- como la red conexionista con retropropagación, poderosos ordena-
ción>, o «reconstitución» (en el sentido de Latour) del perceptrón. dores digitales von Neurnann para simulación, desarrollos en tec-
Por otro lado, en el artículo se ha visto cómo la idea de Latour de nología de computación paralela, la intervención vanguardista y
enrolamiento y movilización de actanres heterogéneos es también militante del grupo PDP, la emigración de físicos, ingenieros e in-
útil para la interpetación de la emergencia del nuevo conexionismo vestigadores en neurociencia al conexionismo y el apoyo económi-
en los años ochenta y del papel jugado por el grupo POP en dicho co de las agencias del ministerio de Defensa norteamericano como
proceso. OARPA. El calihre de esta movilización es un buen ejemplo de los
También pueden hacerse algunos comentarios acerca de los «cos- «costes sociales» de la reapertura de una controversia científica. Los
tos sociales» (por decirlo de alguna manera) del cierre y la reapertu- costes de mantener y desarrollar la posición propia en una «carrera
ra de controversias. Como se ha indicado al comienzo de este artí- por la prueba» (utilizando el término de Latour) de este tipo están
culo, una de las premisas de la sociología de la ciencia y la tecnología siempre creciendo. Conforme la controversia evoluciona (continúa
es que ningún resultado científico, ninguna «pieza» de conocimien- y aumenta) es preciso movilizar más y más aliados y elementos para
to científico, ningún sistema tecnológico tiene garantía de validez mantenerse en la misma, y la investigación científica se hace cada
absoluta. Siempre es posible, en principio, poner en duda la validez vez más y más costosa.
de los resultados científicos, de la evidencia o de los datos científi- Como se ha indicado en este artículo, la controversia del cone-
cos. Criterios como las «razones técnicas convincentes», la «supe- xionismo está abierta en la actualidad (la reemergencia del conexio-
rioridad técnica» de ciertos resultados o la «mayor eficiencia» pue- nismo a finales de los ochenta consistió precisamente en eso, en la
den siempre, en principio, ser puestos en duda o criticados. El cierre reapertura de la controversia). A través del proceso (social)
de una controversia, la cristalización del consenso en favor o en de movilización de elementos y recursos que se ha estudiado en
contra de la aceptación de ciertos resultados o interpretaciones es este artículo, los conexionistas han conseguido romper el consen-
un proceso social. so acerca de la falta de validez científica del conexionismo. El co-
Sin embargo, como en política, en ciencia y tecnología la prác- nexionismo es hoy en día una tradición de investigación aceptada y
tica es muy frecuentemente diferente del «principio», En el caso de legítima en lA. Además, el conexionismo es hoy un «complejo cien-
la historia del conexionismo, analizado en este artículo, hay dos nfico-técnológico», por decirlo de alguna manera, con una estruc-
episodios que ilustran esta diferencia entre «el principio» y «la prác- tura disciplinar e institucional de considerable (y creciente) volu-
tica». Uno es el coste de la intervención de Minsky y Papert (1969) men. Los investigadores de lA que no participan en este complejo
en la controversia de la primera época de la investigación en redes institucional pueden criticar al conexionismo (y se ha visto en
neuronales. A comienzos de los sesenta Minsky y Papert decidieron el apartado anterior que lo han hecho), pero no tendrán más reme-
intervenir decisiva y contundentemente en la controversia para pro- dio que contar con él en su práctica científica diaria. No es lo mis-

196 197
l 1) N I I{ () VIII " lA', Y r ', I IU) e I u k A <. I 6 N ) o e 1A I LH lA', eo M U N 11.1 i\ () 1 '
MIKII I)IA/AI{AN

Bijkcr, W. E., Hughcs, T. P; & Pinch, T. (1987), Tbe Social Construction of Tecbno-
mo trabajar en un paradigma dominante que no tiene rivales serios logiea! Systems: New Directíons in the Sociology and History of Technology,
en una disciplina científica (como era el caso del paradigma simbó- MIT Press, Cambridge, Mass.
lico en los setenta) que trabajar en un paradigma que tiene riva- Bloor, D. (1976), Knowledge and Socia!lmagery, Routledgc & Kegan Paul, London.
les (al menos uno) aceptados y reconocidos dentro de su misma Collins, H. M. (1975), -Thc scvcn scxes: a srudy in rhe sociology of a phcnomcnon,
área disciplinar. La emergencia del conexionismo como paradigma or rhc rcplication of experiments in physics», Sociology (journa! of Britisb 50-
de investigación aceptado (y como complejo disciplinar e institu- ciological Associatíon] 9,205-224 (recd. en Barnes & Edgc [cd.], 19S2, 94-116;
cional) ha alterado sensiblemente el carácter de la actividad cientí- citas en el texto de esta versión).
fica en lA. Collins, H. M. (1981a), -Stages in the Empirical Programmc of Relarivism», Social
Una controversia no puede continuar mucho tiempo a los nive- Studies of Science, J 1, 3-11.
Collins, H. M. (In le), Knoioledge and Controversy: Studics of Modern Natu-
les del debate del perceptrón o de la reapertura del debate en los
ra! Science. Sage Publications, London (Spec¡al issuc of Social Studiee of Scíence
ochenta. En una controversia tan directa, dura e intensa como las 1111, Februarv 1981).
dos mencionadas los costes de mantener la posición propia en el Collins, H. M. (19~J), -An empiricc! rclarivist programme in rhe sociology of scicn-
debate aumentan continua y rápidamente. Para poder reconstituir tific knowlcdgc», en K. D. Knorr-Cetina & M. Mulkay (cds.), Sciencc Observed,
-por utilizar el término de Latour- la posición contraria y mos- Sage Publications, London , 85- J 13.
trar sus problemas, limitaciones y puntos débiles es necesaria una Collins, H. M. (1985), Changing Order: Replícation and índuction in Scienti[ic Prac-
movilización de actantes y recursos cada vez mayor. Este proceso tiee, Sage Publications, l.ondon.
de confrontación directa es muy costoso, y por tanto no puede man- Finkbeiner, A. (I98S), «The brain as rcrnplatc-, Mosaie 19/2,3- [5.
tenerse durante mucho tiempo. Por ello es posible que, ahora que fodor,./. A. & Pylyshyn, Z. W. (1988), -Connectionism and cognitive architccturc:
tanto el paradigma simbólico como el conexionismo son lo sufi- a crirical analysis-, Cognition 28, 3-71.
Harvey, B. (In 1), «Plausibilir.y and evaluarion if knowledge: a case srudy of experi-
cientemente fuertes como para resistir los ataques del otro (ambos
mental quanrum mcchauics», Social Studies of Science 11, 95-1.10.
son paradigmas aceptados y cuentan con una estructura disciplinar Hopficld, J. J. (1982), «Neural networks and physica! systcms with cmergcnt col lee-
e institucional de importantes dimensiones), no les quedará otro re- tive cornputational abilirics», Proceedings (Jf the National Academv uf Scíencee
medio que coexistir, o incluso cooperar, en el estudio y la modela- 79, 2554-255K (rccd. en Anderson and Roscnfcld [cds.] 19S8, pp. 460-464;
ción de la cognición y en la construcción de máquinas inteligentes. citas en el texto de esta versión).
Esta posible coexistencia y cooperación se desarrollará, como siempre, Knorr-Cetina, K. D. & Mulby, M. (1983), Scíence OfJserved: Perspectivee on the
por medio de controversias, pero es previsible que estas controver- Sucia! Study uf Scíence, Sage Publications. London.
sias no sean en adelante tan radicales, directas y dramáticas como Kuhn, T. S. (1970), The Structure of Scicntific Revolutions (2.'1 ed. nmplioda), The
las que han mediatizado y condicionado la historia de la aceptación University of Chicago Prcss, Chicago, 111.
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Connection, 3/6,12-13. bendecir-la, pero no podemos ignorarla."
CHRISTOPHER FKFEMAN (1974)

Las palabras con las que Freeman comienza su conocida obra La


teoria económica de la innovación industrial describen muy bien la
idea fundamental que quisiera transmitir al lector en estas páginas.
Durante cinco siglos los individuos humanos hemos sido protago-
nistas de la aventura más interesante de toda nuestra historia: he-
mos creado el método científico y lo hemos aplicado con éxito al
descubrimiento de los secretos más recónditos de la naturaleza, he-
mos inventado innumerables artefactos aprovechando nuestros co-
nocimientos científicos y la acumulación de nuestra experiencia
práctica, hemos utilizado estos conocimientos e inventos para mo-
dificar el mundo en que vivimos y nosotros mismos nos hemos trans-
formado de manera insospechada. Pero sin duda estos cinco siglos
no han sido sino el preludio de una aventura mucho más dilatada
que vivirán nuestros descendientes. La fecha que conmemoramos!
es un momento oportuno para repensar en el significado de todo lo
que hemos hecho y para atisbar cómo puede ser la continuación de
la aventura.
1. Este trabajo se redactó como capítulo final del catálogo del Pabellón de los Descu-
brimientos, de la Exposición Universal de Sevilla. Un incendio impidió que se abriera el
pabellón y, en consecuencia, tampoco se publicó el catálogo previsto. La fecha de referen-
cia es, por lo tanto, el año 1992.

200 201
lA { [lN', 1 kue. ( l(lN 1111 11) 1111~(l
MIGU,I A (.)IJIN1IINIII JI

En las páginas que siguen pasaremos revist.a a .algunos de los


Hasta ahora (en realidad hasta principios del siglo xx) el pro- problemas más relevantes que nos plantean la cle~~la y la tecnolo-
greso en el conocimiento y en el dominio de la naturaleza ha sido, gía y a los utillajes conceptuales que' podemos utilizar para afron-
digamos así, natural o espontáneo. Las innovaciones técnicas se han tarlos y darles una respuesta.
incorporado a nuestra vida social y económica y como consecuen-
cia se han producido cambios radicales en el mundo. Muchos de
estos cambios los valoramos positivamente (el aumento de bienes- 1. LA COMPLEJIDAD DEL SISTEMA CIENCIA,
tar, los avances médicos, etc.). Otros los vemos como verdaderas TECNOLOGÍA E INDUSTRIA
catástrofes (la capacidad destructiva del armamento, el deterioro
del medio ambiente natural). En el pasado podía pensarse que los A lo largo de los dos últimos siglos se pu~de o~ser,:,~r u~ in~r~men­
pros y los contras del desarrollo tecnológico terminarían arrojando to continuo de las relaciones entre la lllvest¡gaclOn científica, la
a medio plazo un saldo positivo, sin más requisitos que dejar que invención técnica y la producción industrial. D~ hecho la revolu-
las cosas sucedieran a su aire. Lo nuevo de la situación actual es que ción industrial que se inició en Inglaterra e!1los s~~los XVIII y XIX !i0
ahora sabemos que la continuación de la aventura humana depende se puede entender si no s~ toman en cons!de~aClOn las repercusio-
en buena medida de nuestras propias decisiones. Pero no sólo ni nes económicas de invenciones como la m~qu,lI~a de vapo!., el ferro-
fundamentalmente porque la tecnología nos ha proporcionado me- carril, la energía eléctrica, los. producto~ smtetl~os, etc. Sm e~ba~­
dios potentes para diseñar el mundo a nuestro antojo, sino sobre go la mayoría de estas [nvertciones su.rgleron mas d~ l~ eXpef1enCI~
todo porque estamos implicados en los mecanismos que pueden práctica de los ingenieros que trabajaban e~ la~ .fabncas o e.o los
paralizar, acelerar o cambiar de dirección el desarrollo futuro de la talleres mecánicos que de los laboratorios clent~ftco.s; A par~l~ del
ciencia y la tecnología. Podemos decidir en qué emplearemos el siglo XX, sin embargo, la distancia entre la i.nvestlgaclOn cienrffica y
poder tecnológico que hemos conseguido, pero sobre todo tenemos el desarrollo tecnológico se acorta progreslvame~t~, sobre todo en
que decidir cuánto poder y qué tipo de poder queremos conseguir y el campo de las aplicacio~es industriales de la 9ulmlca, en ~a tecno-
cómo queremos que se emplee y se reparta. El desarrollo tecnológi- logía eléctrica y electrónica y en la recnología a~roe.spaclal. Des-
co ha dejado de ser un regalo de los dioses y se ha convertido en un pués de la segunda guerra I?und,ial, ~~as la ex pertencta acumulada
asunto de nuestras preocupaciones cotidianas. Prometeo se sienta en proyectos científicos de interes militar, como el desarrollo de la
ahora en los consejos de administración de las empresas, en las ofi- bomba atómica en EUA, del radar en el Reino Unido y de las V2 ~n
cinas de gestión de los laboratorios y las universidades, en los parla- Alemania, se impuso una nueva forma de organizar la ¡!1vest~gaclOn
mentos que deciden cuánto dinero se va a invertir en investigación científica movilizando ingentes recursos humanos; ~ll1anCIerOs y
y desarrollo o en las asociaciones de fabricantes de bienes de equipo materiales para conseguir objetivos técni~os pr~defll1..do~ ,de ante-
y de consumidores y usuarios de servicios públicos que presionan mano. Desde entonces esta forma de orgaruzar la invesngacron, como
para imponer especificaciones técnica, normas de compatibilidad y una actividad planificada y oriet.Itada a la obtención de nuevos p~o~
exigencias de calidad para los nuevos productos. Si hasta ahora nos duetos y procesos, se ha generalt~ad.o. La proeza d~ los la~orat~no~
hemos limitado a descubrir los secretos del mundo y a inventar Bell, que culminó con el descubr~mIe.nto del translst.?r, es un. ejem
artefactos que han ido transformando lo que nos rodea, ahora de- plo de la nueva ubicación de la Ciencia y la tecnología ~n e~ ,slst~ma
bemos enfrentarnos a la responsabilidad de diseñar el mundo que industrial. En la actualidad la mayor parte de la mv.eStIgaclOn CIen-
queremos construir. tífica y técnica de los países más avanzados se realiza en l~borato­
A primera vista, no es fácil percibir la novedad de la situación. rios industriales o vinculados de alguna forma a la mdustr.la. .
A lo sumo podemos aceptar la evidencia de que ya no nos podemos Una de las consecuencias de la incorporación de ,1~ CIen.cIa ~l
desentender de la técnica; pero para limitarnos de inmediato a mal- sistema industrial es que la distinción entre CIenCIa ~asl~a, ciencia
decirla o bendecirla, según el humor de cada cual, sin aceptar que aplicada y desarrollo tecnológico ,resulta cada vez mas ~lfusa. Una
merezca la pena dedicar ningún esfuerzo a comprenderla. Se trata buena parte de la invesugaclOn básica se pro~ue~~ en ar~as. en las
sin embargo de una actitud irresponsable. Gracias a los científicos que se espera que puedan surgir r~sult.ados ~lenuflC.os mas ll1te~e­
sociales hoy disponemos de muchos conocimientos y métodos de santes con vistas a eventuales aplicaciones mdustn~les.,~demas,
análisis que nos pueden ayudar a comprender el significado y las muchos de los nuevos problemas que se plan~ean los científicos que
implicaciones sociales y económicas del desarrollo científico y téc- hacen investigación básica surgen de la ~e~esldad de ~a~ respuesta a
nico y a tomar decisiones con más conocimiento de causa y mayor problemas técnicos e industriales. Por último, los mas Importantes
racionalidad.
203
202
MII,UII A {)IJIN I ANIII A I A CON:' I KUCCION !JI! I U I UKU

proyectos de investigación fundamental (en física de altas energías, toriadores de las ideas han escrito hermosos ensayos explicándonos
astrofísica, microbiología, erc.) exigen innovaciones técnicas ins- cómo surgieron los conceptos fundamentales de la ciencia moder-
trumentales y trabajos de ingeniería civil que hacen de ellos autén- na. Por otra parte, los filósofos de la ciencia se ~an esfo.rza~~ en
ticos proyectos industriales (p. ej., la construcción de un sincrotrón). analizar la lógica interna de las teorías y los metodos científicos
. ~t~a con:ec1!encia de la nueva situación es que la investigación para ayudarnos a comprender su significado y su ~alor. E~ ambos
c~ent1flca y tecmca ~a pasado a ser un valor estratégico para la so- casos se utiliza un enfoque que podernos llamar internalista, los
ciedad de nuestro tiempo, no sólo desde e! punto de vista de la descubrimientos científicos son ante todo acontecimientos intelec-
política de defensa, sino desde la óptica más amplia de las políticas tuales, cuyo valor y significado se puede apreciar sin refere?~ias a
de desarrollo económico y social. Ningún gobierno puede ya inhi- otros acontecimientos o factores externos, corno las condiciones
birse de la torna de decisiones en este campo. La competitividad d,e sociales en que se producen o las repercusiones económicas que
la economía de un país depende de su capacidad para introducir o tienen. Las invenciones técnicas se entienden ante todo como el
asimilar innovaciones tecnológicas y ésta depende en buena medida resultado de aplicar los conocimientos disponibles a la resolu,ción
del potencial científico de que disponga, En consecuencia se ha ge- de problemas prácticos. Unos inventos suceden a otros al mismo
nerado toda una nueva esfera de actuación política (la política cien- ritmo que se suceden los descubrimientos científicos. A veces aparecen
tífica y tecnológica) por parte de los Estados nacionales, que pro- grandes inventos que revolucionan el panorama técnico de una época
gr.eslvamente se ha extendido hacia las administraciones regionales (la máquina de vapor, la electricidad, e! transistor), de forma pare-
e incluso locales, por una parte, y hacia las organizaciones interna- cida a como surgen las grandes teorías científicas (la mecánica clá-
cionales por otra. sica la teoría del electromagnetismo, la mecánica cuántica).
De hecho existe una alta correlación entre nivel de desarrollo Existen, sin embargo, también otros enfoques, que llamaremos
económico y nivel de gasto en actividades de investigación por paí- externa/islas, y que se caracterizan por intentar ent~nder el des~­
ses. Los países más avanzados son también en general los que más rrollo científico y técnico en función de factores sociales y econ,o-
recursos humanos y materiales dedican a la investigación y en los micos. Bernal fue pionero en este tipo de estudios, que pronto die-
raros ejemplos en que países más atrasados han logrado dar el salto ron lugar a dos nuevas especialidades académicas: la sociología de
hacia la industrialización avanzada (primero Japón, luego Corea, la ciencia (y de la técnica) y la economía del cambio técnico.,
Taiwan, Singapur) las políticas de investigación y desarrollo han En principio se puede pensar que los enfoques internalistas y
desempeñado un papel esencial. extcmalistas del cambio científico y técnico pueden ser comple-
La importancia económica y social de la investigación ha altera- mentarios y no tienen por qué entrar en conflicto. La sociología de
do también la organización del trabajo científico en instituciones la ciencia se puede limitar de hecho a analizar la reglas de com"or-
~radicionales, como las universidades. Por una parte, éstas han de- ramiento que rigen las relaciones sociales en las comunidades CIen-
jado de ser e! lugar donde se produce la mayor parte de la investiga- tíficas. En función de ellas podemos explicarnos fenómenos intere-
ción científica; por otra parte se han abierto a las demandas econó- santes, como la frecuencia de los descubrimientos múltiples, o la
micas y sociales y han incrementado su colaboración con laboratorios importancia de la objetividad entendida como valor que d~be ser res-
industriales o gubernamentales. Por último, incluso la investigación pectado por todos los miembros de la comunidad científica. Est~s
básica de carácter más académico se orienta cada vez más hacia los explicaciones pueden ser compatibles ~on los pnncipios m.eto~<:,lo­
objetivos prioritarios establecidos por los gobiernos en función de gicos que guían la apreciación internalista del ~esarroll~ científico.
su valor estratégico para el desarrollo económico. Sólo cuando aparecen anomalías en la historia de la ciencia (por
Todos estos cambios en la naturaleza y la función social de la ejemplo, los fraudes científicos, el r~de~c~brimiento de leyes o ~~orías
ciencia obligan a un replanteamiento en profundidad de los esque- que habían sido olvidadas por los científicos, etc.) puede el sociólogo
mas conceptuales que utilizamos para entender el cambio científico ayudarnos a encontra~ explicaciones pa,ra e~l~s. Lo Il}IS~O cabe decir
y técnico. de! enfoque económico del cambio científico y tecrnco: para ,los
economistas neoclásicos el cambio técnico es el responsable principal
del aumento de la productividad, pero ello se traduce en simples
2. MODELOS DE DESARROLLO CIENTÍFICO Y TÉCNICO cambios de la función de producción (en las diferentes combinacio-
nes de los factores capital y trabajo que intervienen en la prod~c­
Hasta fechas recientes, el desarrollo de la ciencia y la tecnología era ción de bienes y servicios y en la obtención del beneficio). El contenido
considerado SImplemente como un fenómeno intelectual. Los his- de las innovaciones técnicas y de las ideas científicas en que se basan,

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MI{,IJII A ()\II~JIANIIIII 111 CON, I R.UCCIÓN DF I IU fL;R.O

el valor cognoscitivo de éstas, los factores que explican su apari- problemas que hay que resolver, pero a partir de ahí la invención
ción y su desarrollo son asuntos ajenos a la economía en cuanto tal. procede de acuerdo con una lógica interna en la que los criterios de
Sin embargo, esta división del trabajo entre enfoques internalis- factibilidad, eficiencia y fiabilidad juegan un papel semejante al que
tas y externalistas no se puede mantener por más tiempo. La obra los criterios de verdad, capacidad explicativa y predictiva desempe-
de Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas (1963), ñan en el método científico. Sin embargo, los sociólogos radicales
ha tenido consecuencias decisivas. Kuhn propuso allí el concepto de la técnica han puesto de manifiesto que las cosas no son tan
de paradigma como nueva unidad de análisis para comprender el sencillas: el esquema lineal (definición de necesidades, aplicación
desarrollo de la ciencia. Un paradigma es una entidad híbrida, que del conocimiento disponible, diseño de nuevos artefactos técnicos)
Incluye teorías científicas, reglas metodológicas, tradiciones acadé- no es realista. Los factores sociales y económicos (la moda, la ren-
micas, pautas de comportamiento social de los científicos, etc. La tabilidad) no sólo influyen en la definición de los objetivos de una
mayor parte de la ciencia se explica en términos de 10 que Kuhn técnica, sino también en la valoración de las invenciones y en la
llama la ciencia normal: los científicos de una época, en una deter- orientación del proceso que lleva a una invención: la técnica se con-
minada especialidad, trabajan la mayor parte del tiempo resolvien- figura socialmente. La evolución del diseño de las bicicletas (Bijker
do rompecabezas, tratando de encajar los hechos que descubren en et al. [eds.], 1987) proporciona un buen ejemplo: factores sociales
el marco del paradigma que todos ellos comparten. Pero a veces como la moda y el uso de la bicicleta como objeto de diversión por
ocurre que en un determinado campo científico se acumulan las parte de las mujeres tuvieron más influencia en la consolidación del
anomalías y en algún momento surge alguien que propone ideas modelo clásico de bicicleta (altura, separación de las ruedas, uso de
radicalmente nuevas; se inicia así un periodo de revolución en la cámaras de aire y de transmisión por cadena, etc.) que las simples
ciencia que puede dar lugar a la instauración de un nuevo paradig- consideraciones de ingeniería relacionadas con la eficiencia.
ma. Por lo general el nuevo paradigma permite resolver las viejas Los economistas también han variado radicalmente su enfoque
anomalías y encajar una buena parte de los conocimientos hereda- del desarrollo tecnológico. La idea fundamental es que la innova-
dos del paradigma anterior, aunque siempre queden cabos sueltos. ción técnica es ella misma una actividad económica. Por una parte
El paso de un paradigma a otro no es un simple avance lineal del las actividades de investigación y desarrollo de las propias empre-
conocimiento racional, se parece más a un fenómeno sociológico sas industriales se consideran como parte de su actividad producti-
de cambio de moda: de pronto los científicos empiezan a trabajar va. Por otra parte, muchas innovaciones técnicas dependen de pro-
en el nuevo paradigma, se olvidan los problemas anteriores y se cesos de aprendizaje internos a la propia empresa o de las relaciones
inicia un nuevo periodo de ciencia normal. entre, las empresas productoras y los clientes o usuarios. En conse-
Las ideas de Kuhn han dado impulso a lo que podríamos llamar cuencia, para entender el desarrollo tecnológico no basta con supo-
una sociología radical de la ciencia. Un claro ejemplo es el «progra- ner que las empresas se limitan a sacar provecho de los descubri-
~a fuerte» de sociología de la ciencia del grupo de Edimburgo, ca- mientos que se generan al margen de su propia actividad. Por el
p~taneado por Barry Barnes y David Bloor. Este último define muy contrario, hay que analizar las estrategias empresariales en el ámbi-
bien el alcance del nuevo enfoque sociológico: la nueva sociología to de la investigación, ver cómo la propia gestión empresarial, por
trata por igual al error y a la verdad científica y no sólo se propone una parte, y las exigencias del mercado, por otra, condicionan o
encontrar las causas que pueden explicar los errores y desviaciones determinan las opciones científicas y técnicas.
de la ciencia, sino también explicar en términos sociológicos el he-
cho de que los científicos acepten como verdadera una nueva teo-
ría. La ciencia es ante todo una actividad social, el error y la verdad 3. PROBLEMAS E INQUIETUDES
dependen de procesos sociales, un nuevo descubrimiento científico
no es valioso porque sea verdadero, sino porque es aceptado como Gracias a los estudios del cambio científico y técnico, hoy tenemos
tal por los científicos. una visión mucho más completa de estos fenómenos que la que
Este enfoque sociológico y relativista se ba aplicado también a teníamos hace tan sólo unas décadas. Pero en contrapartida carece-
la historia de la técnica. Desde una perspectiva internalista se puede mos de una visión unitaria que nos permita entender en su totalidad
estudiar el desarrollo de la técnica como el simple resultado de la la función social y el significado de la ciencia y la tecnología y en la
aplicación de criterios de eficiencia a la resolución de problemas que podamos apoyarnos para tomar decisiones. Esto explica algu-
prácticos a partir del conocimiento disponible. Es cierto que los nas de las dudas y recelos que periódicamente se extienden en la
factores sociales y económicos pueden influir en la definición de los cultura occidental a propósito de estos temas.

206 207
MIGUII A VUIN I ANIII A I A CON:' I R.UCCI6N Dt.L I U rUR.O

La mayoría de la gente considera inaccesible el mundo de la dores indirectos. En los estudios de política científica se suele con-
ciencia y de la recnología; a pesar de que los gobiernos, y por lo siderar la ciencia y la tecnología corno un sistema que se alimenta
tanto los ciudadanos a través de sus impuestos, dedican grandes de recursos financieros (el dinero que se gasta en investigación) y
recursos a la investigación, éstos suelen adoptar una actitud pasiva humanos (las personas que trabajan en actividades de investigación
en temas de política científica. Periódicamente esta actitud puede y desarrollo) y produce nuevos conocimientos y nuevos inventos o
convertirse en un rechazo frontal ante el desarrollo tecnológico, aplicaciones técnicas. Para estudiar el crecimiento del sistema po-
que se asocia con catástrofes medioambientales (accidente de la cen- demos utilizar indicadores económicos (porcentaje del producto
rral nuclear de Chernobyl), conflictos morales (aplicaciones de la interior bruto que se dedica a 1+ D, porcentaje de la población acti-
biotecnología, aumento de las desigualdades entre el países ricos y va que trabaja en actividades científicas y técnicas, etc.) e indicado-
pobres) o con problemas jurídicos de gran significación política (pro- res de la producción científica y tecnológica (principalmente núme-
tección de la intimidad frente al desarrollo de las bases de datos ro de artículos que se publican en revistas internacionales y número
informáticas). de invenciones patentadas). Naturalmente estos indicadores no nos
En las propias esferas de decisión política (gobiernos, organiza- permiten obtener una imagen exacta y completa del sistema pero, a
ciones internacionales), se presentan problemas nuevos para los que pesar de sus limitaciones, proporcionan información útil y relevan-
no existen soluciones preparadas. Se discute, por ejemplo, cuál debe te. A partir de ellos, podemos hacernos una idea bastante precisa de
ser el papel de los gobiernos en las políticas de 1+ D, que áreas de la los factores que influyen en el crecimiento de la ciencia y de la
investigación básica deben considerarse prioritarias para favorecer influencia de ésta en el conjunto de la sociedad.
la competitividad de la economía, qué relación existe entre las polí- El análisis cuantitativo de la producción científica llevó al his-
ticas industriales, educativas, financieras, y su contribución a la pro- toriador y sociólogo Dereck de Solla Price a distinguir claramente
moción de la capacidad científica y tecnológica de un país, qué dos tipos de ciencia que él llamó la «Pequeña Ciencia" y la «Gran
papel deben cumplir las organizaciones internacionales en la coor- Ciencia". Price descubrió en primer lugar que, utilizando indicado-
dinación o dirección del cambio científico, etc. res como el número de artículos que se publican en revistas científi-
Por último existen problemas de carácter general que preocu- cas o el número de científicos que existen en cada momento, se
pan a los científicos, a los políticos, a los ciudadanos y a los espe- podía llegar a la conclusión de que, desde el siglo XVII, la ciencia ha
cialistas en el estudio de la ciencia. Por ejemplo: éhasta qué punto crecido de una forma exponencial (es decir, de forma semejante a
la capacidad creativa e innovadora de la ciencia puede verse afecta- como crece un capital invertido a interés compuesto), de manera
da por los métodos de gestión y planificación característicos de las que su tamaño se duplica aproximadamente cada quince años. Pues-
actividades industriales? ¿Existe real me me capacidad de decisión to que el crecimiento exponencial no se puede mantener indefini-
para orientar el desarrollo científico técnico en una dirección cohe- damente (terminaría habiendo más científicos que habitantes en el
rente con los intereses de la humanidad, o por el contrario hay que planeta), supuso que tendría que darse una inflexión en la curva de
resignarse a que la ciencia y la técnica se sometan a las leyes im- crecimiento que se transformaría así en una curva sigmoidea o lo-
puestas por la economía de mercado? ¿Es posible conseguir una gística. Price planteó la hipótesis de que la inflexión de la curva
mayor igualdad en el nivel de desarrollo científico y técnico entre logística empezó en torno a los años 1940 ó 1950, momento en que
los países, o la propia dinámica del desarrollo tecnológico e indus- tiene lugar también el salto de la Pequeña Ciencia a la Gran Cien-
trial impone una distribución desigual de estas capacidades? cia. A partir de este análisis Pricc llamaba la atención sobre los cam-
No es fácil dar respuestas simples a todas estas preguntas. Pero bios drásticos que deberían operarse en la organización social de la
tampoco es razonable adoptar una actitud derrotista y de resigna- ciencia para adaptarse a la nueva situación.
ción. Por el contrario, podemos utilizar los datos que nos propor- Muchas de las hipótesis de Price han sido discutidas por otros
cionan las ciencias sociales para entender mejor el fenómeno del científicos sociales. Pero los métodos de análisis cuantitativo del
cambio científico y técnico. crecimiento científico que él utilizó y el énfasis que él puso en la
importancia de estos estudios para entender la dinámica del creci-
miento científico son hoy universalmente asumidos. De los estu-
4. EL CRECIMIENTO CIENTÍFICO dios cuantitativos del crecimiento científico, podemos extraer dos
consecuencias: 1) el cambio científico y técnico tiene un carácter
Aunque la ciencia y la tecnología no son cosas que se puedan medir acumulativo (su crecimiento en un momento dado depende de lo
directamente, podemos estimar su crecimiento a través de indica- que haya crecido en el pasado); pero 2) no es autónomo, sino que

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Mll.UII A ()IJINIANIIIA 1 JI CON","! R.UC(I(JN 1)1 I I U I UKU

depende de las condiciones sociales en que se produce (el creci- de innovaciones revolucionarias. Se trata de tecnologías «intersti-
miento tiene límites demográficos, económicos y sociales y su tasa ciales» (en inglés pervasive), es decir, que tienen aplicaciones prác-
disminuye en la medida en que se acerca a ese límite). ticamente universales y sirven para potenciar el desarrollo de casi
Algunas de las consecuencias políticas que se derivan de esto cualquier otra tecnología industrial. Su aparición representa, en el
son evidentes. Por ejemplo, el porcentaje de recursos económicos campo de la tecnología, algo equivalente a lo que supone un cam-
que un país puede dedicar a 1+ D no es independiente de su poten- bio de paradigma en la historia de la ciencia. De ahí que se pueda
cial económico global medido en términos de su renta per capita. hablar con propiedad de paradigmas tecnológicos.
Por otra parte, dado un determinado nivel de desarrollo científico, Ahora bien, la aparición y difusión de un nuevo paradigma tec-
no es posible pasar a un estadio superior sin pasar por un penoso nológico conlleva cambios radicales en la actividad económica y en
camino de acumulación de recursos económicos y humanos (scien- la vida social. Piénsese por ejemplo en las repercusiones que tuvo el
tia non facit saltus: a pesar de las apariencias, la ciencia no crece a ferrocarril para la vida cotidiana de las sociedades industrializadas
saltos), y además cuando más ha avanzado la ciencia, más esfuerzo en el siglo XIX, en los cambios sociales, culturales e institucionales
cuesta seguir avanzando al mismo ritmo. En tercer lugar, puesto que se están produciendo en nuestros días por la difusión de las
que los recursos son limitados, una sociedad debe decidir cuáles tecnologías electrónicas, las telecomunicaciones, la informática, etc.,
son sus prioridades para impulsar el desarrollo científico y técnico o en los que sin duda se habrán de producir con la difusión de la
y no tiene más remedio que correr el riesgo de concentrar sus es- biorecnología basada en la ingeniería genética.
fuerzos en aquellas áreas de la investigación y del desarrollo tecno- Lo mismo que ocurre en el conocimiento científico, también la
lógico que considere más esenciales. difusión de las innovaciones tecnológicas presenta una doble cara:
Junto a estas características generales del crecimiento científi- por una parte tiene un carácter acumulativo y en cierto modo deter-
co, hay otras que afectan específicamente al desarrollo tecnológico. minista, dentro de un paradigma dado; pero por otra parte es extre-
madamente sensible a las condiciones sociales y económicas. Las
posibilidades de difusión de una innovación dependen de su renta-
5. PARADIGMAS TECNOECONÓMICOS bilidad económica, y ésta puede verse afectada por factores institu-
cionales y políticos: desde la regulación de los mercados financie-
Los economistas del cambio técnico distinguen entre invención e ros (que faciliten o no la inversión extranjera, por ejemplo) hasta
innovación tecnológica. Una invención se convierte en una innova- las políticas educativas (que facilitan o impiden una formación de
ción en el momento en que se introduce en el circuito económico, la población laboral adecuada a los nuevos requerimientos técni-
en la forma de un nuevo proceso o producto que sale al mercado. cos), o institucionales (reglamentación del mercado laboral, crea-
En ese momento se inicia la difusión de esa innovación. Se han ción de nuevas instituciones científicas, etc.).
realizado estudios empíricos de la difusión de innovaciones tecno-
lógicas y se puede decir que, en general, si tienen éxito responden
también a la pauta de crecimiento logístico. Pero sobre todo se han 6. UN MODELO INTEGRADO DEL CAMBIO TECNOLÓGICO
podido comprobar también otros muchos fenómenos interesantes.
En primer lugar se hace imprescindible distinguir al menos dos A partir de todos estos datos, se puede formular un modelo general
tipos de innovaciones tecnológicas: radicales e incrementales. Cuando del cambio científico y técnico que constituye, en cierto modo, una
aparece y se difunde una innovación radical (por ejemplo la máqui- síntesis de las perspectivas internalistas y externalistas. En este modelo
na de vapor) inmediatamente da lugar a la acumulación de múlti- se consideran tres tipos de factores o procesos: intelectuales o cul-
ples innovaciones incrementales (mejoras en la disposición de la turales, económicos y sociales.
caldera, separación del condensador del vapor, válvulas de regula- 'a) Procesos de investigación y desarrollo. Están constituidos
ción automática de la presión en función de la carga, erc.) que inci- por actividades de carácter intelectual, que se realizan en laborato-
den fuertemente en el proceso de difusión de la tecnología. rios e institutos de investigación, universitarios, gubernamentales y
Por otra parte, a lo largo de la historia de la tecnología aparecen empresariales, fundamentalmente. Una parte de los resultados de
a veces innovaciones radicales que inciden en el desarrollo de todo estas actividades se transforman en innovaciones tecnológicas.
el sistema tecnológico e industrial. La propia máquina de vapor, la b) Procesos de difusión de las innovaciones. Tienen un carácter
producción de energía eléctrica, la electrónica de semiconductores económico y comercial. Dependen de la rentabilidad económica de
(transistor, circuitos integrados, procesadores) son ejemplos claros las innovaciones; pero ésta se ve afectada no solamente por sus va-

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MI r, U I l A {J \J 1N 1 A N lilA lA CONSIRUCCIÓN D\I IU1URü

lores intrínsecos (eficiencia tecnológica), sino también por las con- en muchos otros, el resultado de muchas acciones individuales nun-
diciones generales del mercado relativas a la competitividad de las sa equivale a la mera suma de todas ellas, es siempre algo diferente.
empresas, su capacidad de financiación, de comercialización, etc. Esta es una de las razones por las que se necesitan las instituciones
e) Procesos de innovación social. Consisten en las transfor- políticas, a través de las cuales, si son democráticas, los individuos
maciones que se operan en la sociedad como consecuencia de la pueden ejercer un cierto control sobre los efectos colectivos de las
difusión de innovaciones tecnológicas: cambios de formas de vida, decisiones de cada uno.
creación de nuevas instituciones, desarrollo de nuevas regulaciones Hasta muy recientemente las decisiones en el campo del desa-
legales, cambios en las políticas educativas, etc. rrollo tecnológico se han tomado en función de criterios ajenos a
Cada uno de estos procesos tiene una dinámica propia que le los principios del control democrático. En la Pequeña Ciencia, los
lleva a seguir una pauta de crecimiento exponencial o logística. Pero científicos decidían por sí mismos lo que querían investigar. En la
no son procesos independientes ni están conectados de forma sim- Gran Ciencia los gestores de las empresas o de las instituciones
plemente lineal, sino que se encuentran más bien entrelazados en públicas toman decisiones en función de criterios económicos, de
múltiples realimentaciones. Por ejemplo, la aparición de nuevas interés militar o de interés político general. Los efectos de estas
tecnologías, más eficientes, puede abortar la difusión de tecnolo- decisiones se pueden controlar indirectamente, a través de los me-
gías anteriores masivamente utilizadas en un determinado sector de canismos del mercado o a través de los procedimientos habituales
la actividad industrial. Por otra parte la difusión de innovaciones de control del poder político.
tecnológicas da lugar a nuevas invenciones y los cambios sociales Sin embargo, en la medida en que aumenta nuestro conocimien-
pueden influir en la dirección de las actividades de investigación y to de los mecanismos e implicaciones del desarrollo tecnológico,
~ondici~nar (potenciar o retrasar) los procesos de difusión de las aumenta también la conciencia de la necesidad de definir procedi-
innovaciones. mientos específicos para la toma de decisiones en este campo, de
En condiciones ideales las curvas de crecimiento de cada uno de superar el riesgo que supone seguir aplicando criterios inadecuados
los factores implicados en el cambio técnico presentarían cierto desfase que pueden dar lugar a resultados contrarios a los pretendidos.
temporal: el crecimiento más rápido se produciría en las invencio- En realidad el desarrollo tecnológico en la época de la gran ciencia
nes técnicas y el más lento en la innovación social. Pero una acele- ha contribuido a la aparición de problemas completamente nuevos
ración en cualquiera de estos procesos afectaría a los demás. e insospechados. Señalemos tan sólo los tres más importantes: la
El modelo, aunque puramente teórico, puede servir de base para planetarización de la sociedad actual, el aumento de la desigualdad
entender la importancia de las decisiones políticas y la responsabi- de oportunidades para el desarrollo entre países ricos y pobres, y la
lidad de la participación en la toma de decisiones en este campo: alarmante degradación del medio ambiente.
cualquier innovación tecnológica puede tener repercusiones im- El fenómeno de la planetarización es un efecto directo de las
portantes sobre la vida social y cualquier iniciativa social puede innovaciones tecnológicas más radicales de nuestra época: las tec-
afectar al desarrollo tecnológico. Por ejemplo, ya en los procesos nologías de la comunicación y el transporte. El aumento de la des-
iniciales de diseño de programas de investigación y desarrollo, en- igualdad de oportunidades entre países ricos y pobres es una conse-
tran en juego decisiones políticas y criterios de evaluación de carác- cuencia del peso general que la capacidad científica y tecnológica
ter social, económico, moral, además de otros criterios «internos'} tiene sobre el desarrollo económico y social. Hasta fechas recientes
de carácter estrictamente científico y tecnológico (factibilidad, efi- los países menos desarrollados podían obtener ventajas comparati-
ciencia, erc.). vas en el comercio internacional basadas en sus recursos naturales o
Si algo está claro, después de cinco siglos de descubrimientos, demográficos; en la actualidad el peso de estas ventajas en el con-
es que nuestro futuro depende de la ciencia y de la tecnología, pero junto de las actividades económicas es mínimo, y en cambio ha cre-
el desarrollo científico y tecnológico está en nuestras manos. cido extraordinariamente el peso de las ventajas basadas en la capa-
cidad científica y tecnológica. Pero el esfuerzo que un país atrasado
necesita realizar para mejorar su posición en la carrera tecnológica
7. CONSTRUIR EL FUTURO es cada vez mayor y más difícil. El resultado es un círculo infernal:
cuanto más avanza la tecnología en los países desarrollados, mayor
Aunque los individuos humanos somos los únicos responsables del peso tiene en el conjunto de la economía mundial, mayor es la des-
desarrollo científico, tecnológico e industrial, ningún individuo por ventaja de los países menos desarrollados para competir a nivel
sí solo puede modificar el curso de la historia. En este campo, como mundial, más difícil les resulta a éstos superar la situación y más se

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concentra aún la capacidad tecnológica en los países avanzados. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Por último, el deterioro del medio ambiente también es en buena
medida resultado del tipo de desarrollo tecnológico que se ha segui-
Barnes, B. (1974), Scíentític Kncnule dge and Sociological Theory, Routledge & Kea-
do a partir de la revolución industrial: ha crecido extraordinaria- gan Paul, London.
mente la capacidad de la humanidad para alterar el medio natural, Bemal, J. D. (1939), Tbe Social Function oí Science, MacMillan, New York.
pero no se han desarrollado tecnologías orientadas a restaurar las Bijker, W. E., Hughes, Th. P & Pinch, T. J. (cds.) (1987), The social Construction of
modificaciones perniciosas, ni se ha seguido un camino consciente- Tecbnological Systems (New Dírectíons in tbe Sociology and History oi Techno-
mente diseñado para mantener las modificaciones ambientales den- logy), The MIT Prcss, Cambridge, Mass. y London.
tro de los límites razonables. Bloor, D. (1976), Knowlcdge and Social lmagery, Routledgc and Keagan Paul.
Si estos problemas son en parte el fruto de un desarrollo tecno- London.
lógico irreflexivo, el primer paso para buscarles solución es empe- Bungc, M. (1985): Philosophy of Scíence and Technoiogv. Parr 11: Life Scíenee. So-
zar a diseñar el futuro de la ciencia y la tecnología de forma más cial Science and Tecbnology, Reidel; Dordrechr.
Dosi, G., Frccman, c., Nelson, R., Silverberg, G. & Soete, L (1988): Tecbnical
conveniente, e introducir las innovaciones sociales y políticas que
Change and Economíc 'íheory, Pintcr Publishcrs, London y New York.
nos permitan participar y controlar democráticamente las decisio- Freeman, C. (1974), The ccononucs of Industrial ínnouatíon, Pcnguin Books, Hae-
nes que afectan al desarrollo científico y tecnológico. monsworth Lrd. [trad. esp. de E. Paredes, La teoría económica de la innovación
Todo es aún posible. El carácter planetario de nuestra civiliza- industrial, Alianza, Madrid, 19741.
ción tecnológica hace que se planteen problemas de dimensiones Freeman. C. (1987). Technology Policy and Economic Performance: I.essons (rom
planetarias, pero también permite que se pongan en marcha solu- [apan, Pintor, London.
ciones a escala mundial. Hay medios técnicos para ello. Las compa- Kuhn, T. S. (1962), The Structure uf Scientífic Revolutíons, Chicago u. P., Chicago
ñías multinacionales ya lo hacen: recogen información de todas las [trad. esp. de A. Cont¡n, La estructura de las revoluciones científicas, FCE, México,
partes del mundo y toman decisiones a escala planetaria. Además, 1971 ].
existen en el mundo suficientes recursos para iniciar un proceso de Mcrton, R. K. (1957), Social Theory and Social Structure, Free Press, New York.
Nelson, R. (1987), Understanding Tecbnicai Change as an Evolutionary Procese, North
transferencia masiva de tecnología de los países más avanzados a
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los menos desarrollados, lo que facilitaría el desarrollo económico OeDE (1988), New Technologies in the 1990's. A socio-economic Strategy, OCDE,
de éstos. Por último, si la misma capacidad de innovación que du- París.
rante dos siglos se ha aplicado a la explotación de los recursos natu- Price, D. J. S. (1963), l.itt!e Scíence. Big Science, Columbia U. P., New York [trad.
rales se aplicara ahora a la reconstrucción del medio ambiente, en esp. de J. M. López Piñero, Hacia una ciencia de la ciencia, Ariel, Barcelona,
menos de veinte años podría cambiar la faz del planeta. Lo único 1973].
que falta es el marco institucional y la voluntad política para afron- Quintanil1a, M. A. (1988), Tecnología. Un enfoque filosófico, Fundesco, Madrid.
tar estos problemas como el núcleo esencial de una nueva política Roscnbcrg, N. (1982), Inside the Balck Box: Technology and Economice, Cambridge
de desarrollo científico y tecnológico a escala mundial. u. P., Cambridge.
Hay indicios esperanzadores, sin embargo. Tanto en la sociedad
civil como en los parlamentos, en las instituciones académicas y
en las organizaciones están proliferando las iniciativas orientadas
a la evaluación social de las tecnologías y al diseño democrático
de políticas científicas y tecnológicas. Por otra parte, cabe esperar
que el fin de la guerra fría permitirá liberar inmensos recursos eco-
nómicos y humanos que podrán emplearse en la cooperación inter-
nacional y en la reconstrucción del medio ambiente. Nunca en el
pasado había tenido la humanidad tantas posibilidades de construir
su futuro.

214 215
INNOVACIONES TEÓRICAS EN LA ECONOMÍA
DEL CAMBIO TECNOLÓGICO
Alfonso Bravo Juega
Universidad de Salamanca

1. INTRODUCCIÓN

La innovación y el cambio tecnológico han recibido una atención cre-


ciente en la ciencia económica desde que Schumpeter realizara sus
aporraciones pioneras (1912 y 1942). Actualmente se está producien-
do en este área de investigación una actividad intensa, que ha lleva-
do a la introducción de nuevos puntos de vista en la ciencia eco-
nómica. Estos nuevos planteamientos han coincidido tanto en su
desapego hacia el enfoque neoclásico en economía, como en la re-
cuperación de nociones evolucionistas para la misma. La obra de
Nelson-Winter (1982), que se puede considerar su punto de inicio
más inmediato, tiene un título tan significativo como Una teoría
evolucionista del cambio económico.
Nuestro objetivo en este trabajo es hacer mención de algunos de
los logros más relevantes de este nuevo enfoque evolucionista, de
modo que a través de ellos se pongan de manifiesto las líneas maes-
tras que permiten, en opinión del mismo, incorporar el cambio tec-
nológico en la ciencia económica.
Los temas que vamos a abordar se refieren a los contenidos si-
guientes. ('
En primer lugar, se han formulado críticas a nociones básicas de
la economía neoclásica, que se quedan cortas cuando entran en jue-
go situaciones de cambio tecnológico.
En segundo lugar, la tecnología se ha considerado tradicional-
mente en economía una especie de «caja negra», que opera exóge-
na mente en el contexto económico. Los conceptos que hoy en día
se aportan, intentan penetrar de algún modo en esa caja y compren-
der su funcionamiento.

217
AIION',IJ II"AVI) jlll I,A INNOVAC.,ON¡ s II Ófl-I(AC, IN l A r CONOMIA

En tercer lugar, el cambio tecnológico tiene implicaciones en el Hacemos a continuación mención de algunas criticas a las no-
ámbito puramente económico y también en otros aspectos de la ciones de conducta maximizadora de las empresas y de equilibrio,
vida en sociedad. Ello determina que la ciencia económica conecte que son los pilares fundamentales de los mod:los neoc}á.sicos. ~
con otras aportaciones de las ciencias sociales y que se atienda a En relación con la primera, la econorrna neoclásica senala
aspectos sociales e institucionales no estrictamente económicos. que la empresa desea maxi~izar el benefi.c,io, que es la ,función ob-
En cuarto lugar, el estudio del cambio tecnológico evidencia el jetivo global. Dado un conjunto de elección, que contiene aquello
riesgo que se corre cuando se intenta dar paso a las generalizaciones que la empresa sabe hacer, la acción de la empre~a se c.Ol1.templa
y muestra la necesidad de investigación empírica y del estudio de como el resultado de la maximización de la función objetivo, te-
casos; lo cual también es conveniente a la hora de obtener implica- niendo en cuenta un conjunto de alternativas conocidas y de restric-
ciones prácticas y de realizar recomendaciones políticas. crones.
Una crítica evolucionista a este punto de vista adopta el plan-
teamiento conductista, acerca de que no hay una función objeri-
2. INSATISFACCiÓN CON EL ENrOQUE NEOCLÁSICO y CONSTRUCCIÓN vo dominante que imponga una estructura coherente a las .acClo-
DE UN NUEVO PUNTO DE VrST A EVOLUCIONISTA nes de la empresa. Si la empresa opera en el mundo real sm un.a
función objetivo claramente definida, ésta no será tampoco c~:mdl­
Existen dos concepciones fundamentales que enmarcan el desarro- ción necesaria para la construcción de la teoría (Nelson-W inter,
llo de los modelos en economía. La primera es la «rnecanicista», 1982, 57). Por tanto, se acepta que la empresa está motivada por el
que analiza los problemas económicos por medio de la identifica- beneficio, peto no se supone que sus acciones sean maximizadoras
ción de sus elementos constitutivos y de las relaciones que guardan del mismo.
entre ellos. Se centra en el estudio del equilibrio y suele adoptar una La noción de equilibrio también se somete a m~~iz~ciones. ~n el
perspectiva a corto plazo y estática. La segunda concepción es la enfoque evolucionista se emplea la no~i~n d~ equilibrio selectivo y
evolucionista, cuyo planteamiento es orgánico, en el sentido de que se admite que las empresas con heneficios tienden a. expulsar del
el todo no es una mera suma de sus partes, sino que evoluciona y negocio a las que no los obtienen. Este punto de vista parece el
cambia a partir de las interacciones de sus componentes. El centro mismo que el tradicional, pues en éste ~e afirn:a que las fuerzas
de interés está ahora en los procesos de cambio, en que hay innova- competitivas de selección expl~l~an de. la industria a todos excepto
ción y selección, y en el largo plazo (Clark-Juma, 1988, 198). a los maximizadores del beneficio (Fnedman, 1953,22). .
Ambas concepciones han tenido sus defensores en la ciencia eco- Sin embargo, la diferencia está en que en el enfoque evolucio-
nómica. Autores como Marx, Veblen o Schumpeter han perteneci- nista no se acepta que el proceso de adaptación tenga que ~onverger
do a la concepción evolucionista, a la que también Marshall realizó hacia la acción óptima. Las rutinas de las empre~as no tienen .p~r
aportaciones. Sin embargo, la tradición que ha dominado ha sido la qué ser las conductas óptim~s desde el p~mto de. vista de la maxirru-
mecanicista, quizá por la influencia de la física clásica, que ha diri- zación. Se entiende por rutrnas un conjunto bien estructurado de
gido la economía hacia la cuantificación y el estudio del equilibrio reacciones habituales de la empresa, que cumplen el mismo papel
(Clark-juma, 1988, 199). que la herencia genética en, la. evolución biológica. No se puede
No obstante, si se consideran fenómenos en los que es esencial aceptar que las fuerzas econorrucas selectivas operen. sobre un con-
el cambio, corno en el crecimiento económico o en la innovación, la junto factible de posibilidades donde resulte seleccionada la con-
economía neoclásica revela sus insuficiencias. Por ejemplo, la fuer- ducta óptima, sino que la selección opera sobre lo que existe, que es
za clave, a largo plazo, en el crecimiento económico es el cambio el conjunto de reacciones habituales o ru.tinas. Y n? hay razón para
tecnológico. Esto no ha sido tratado por la economía neoclásica de creer que este conjunto tenga que incluir necesanamente las con-
modo adecuado, quizás por ignorancia de los propios economistas ductas mejores (Nelson-Winter, 1982, 142).
en cuestiones de ciencia y tecnología, por escasez de estadísticas, o La noción de equilibrio está estrechament~c?nectada, en !a eco-
incluso porque ha habido preocupaciones más urgentes, como los nomía neoclásica, con el supuesto de los rendimientos decrecientes;
problemas de las fluctuaciones cíclicas y el desempleo (Freernan, pues éste permite sostener que las acciones econ?,?i~as engen?ran
1988,1). una retroacción negativa que conduce a un equilibrio predecible.
Cuando esos fenómenos de cambio pasan a ocupar el primer Todo cambio se ve compensado por las reacciones que genera. La
plano de la reflexión económica, se ponen en entredicho los plan- crítica a este punto de vista se basa en la constatación de que en la
teamientos básicos de la economía neoclásica. realidad económica existen retroacciones positivas que amplían los

218 219
Al ION'> O A K AV O I LJ I e A INNOVACIONf S II.ÓRICAS IN lA ICONOMIA

efectos de los cambios. Por ejemplo, los rendimientos crecientes Éstos son los rasgos que confieren dinamismo al sistema, el cual se
son típicos de sectores económicos basados en el conocimiento, como veria suprimido por la afirmación de la identidad de los agentes
los de ordenadores, productos farmacéuticos, etc. (Arthur, 1990, (Coricelli-Dosi, 1988, 130).
86-87). ~o eran anteriormente tenidos en cuenta por las dificulta- Las críticas a los planteamientos ortodoxos han provenido tam-
des analíticas que conllevan.; J:foy en día, se cuenta, sin embargo, bién del propio campo neoclásico. Por ejemplo, F. Hahn tiene en
con las herramientas ~atem~tIcas que permiten manejarlos, y que cuenta el problema de la información imperfecta y la importan-
llevan a tomar en consideración pequeños acontecimientos que in- ciade la historia y de los procesos de aprendizaje (Freeman, 1988,
clinan la ec~nomía hacia determinadas pautas de desarrollo, lo cual 4). A pesar de ello, la actitud que predomina es la de mantener-
tiene su analogo en las mutaciones de la teoría evolucionista en se dentro del marco del paradigma neoclásico y no romper con
biología (Arthur, 1990, 92). él. Esta actitud es comparada por Nelson con la del borracho que
E~ proc~so de innovaci,ón presenta características que son fuen- busca su llave bajo la luz del farol, porque es el único sitio ilumi-
te de incertidumbre y que impiden aceptar que los agentes apliquen nado, a pesar de que sabe que la perdió en otro lugar (Freeman,
procedimientos de rnaximización para tomar decisiones (Dosi-Or- 1988,5).
semgo, 1988, 17). Existe incertidumbre técnica, referida al logro de Ante estos problemas, caben diferentes posiciones. Se puede tra-
un producto o proceso específico y su nivel de coste, e incertidum- bajar hacia atrás, de modo que se vaya desde los resultados obteni-
b.re de mer~ado, respecto a si ese producto o proceso será comer- dos hasta las restricciones que se necesitan para alcanzar los resul-
cialmente viable. No es incertidumbre medible o asegurable, por- tados que se desean. También es posible introducir supuestos ad
que los nesgos no se pueden predecir (Kay, 1988,283). Hay límites hoc de carácter empírico, que permitan dar cuenta de las nuevas
en la información disponible y carencias en la competencia de los situaciones. En tercer lugar, se puede romper con el molde neoclá-
agentes para procesar esa información. La economía convencional sico para construir uno nuevo, como pretende el enfoque evolucio-
dispone de versiones para dar cuenta de situaciones semejantes, pero nista (Coricelli-Dosi, 1988, 136-137).
no parece que puedan enfrentarse al problema que plantea la incer- Si se comparan los enfoques neoclásico y evolucionista, se ob-
tidumbre. Una empresa puede juzgar que es improbable que algo serva que los modelos neoclásicos son más simples, pero tienen que
suceda, pero también se da el caso de que la empresa no ha pensado pagar el precio de la escasa plausibilidad de sus supuestos. El en-
nunca en una situación que puede suceder y de la que no sabe nada foque evolucionista se centra en aquello que plantea problemas al
en absoluto, Esta situación no se puede modelizar con probabilida- enfoque neoclásico, como son las externalidades, los rendimientos
des bajas (Nelson-Winter, 1982, 67). crecientes, las diferentes prioridades de los agentes, la incertidum-
También se pone en tela de juicio el intento de la «Nueva ma- bre, etc. (Coricelli-Dosi, 1988, 141).
croeconomía clásica» de aportar a la macroeconomía un fundamen- Esto no quiere decir que no haya conexiones entre ambos enfo-
to microeconómico basado en el equilibrio walrasiano. En él se ques. La economía evolucionista acepta que las empresas persiguen
c.omprime la multitud de agentes en un agente singular representa- objetivos, como el del beneficio, sin por ello aceptar el supuesto
n va, lo que con,lleva aceptar que los agentes son idénticos y que sus neoclásico de su maxirnización, que es mucho más fuerte. También
c.onducta~ no difieren cualitativamente. La Escuela de las Expecta- se está de acuerdo parcialmente con los conceptos de competencia
uvas Racionales supone que algún agente forma sus expectativas y equilibrio, aunque se rechaza el procedimiento convencional de
sobre la base del modelo de equilibrio y espera que los demás agen- introducirlos en una etapa temprana de la modelización, porque
tes lo hagan del mismo modo. Su argumento discurre del modo con ello se desecha la consideración de la lucha competitiva que
srgurente. Las expectativas de algunas empresas coinciden con las lleva hacia esa situación (Nelson-Winter, 1982,31-32).
predicciones de la teoría económica. Si tales expectativas fueran En definitiva, el enfoque evolucionista echa en cara al neoclási-
más exactas que las de otras, que no se basan en la teoría económi- co la falta de realismo en la descripción de conductas y sucesos, así
ca, obtendrían más beneficios que ellas. Sin embargo, esto no ocu- como el manejo de un aparato lógico desmedido: «La ortodoxia
rre y es, no obstante, cierto que las predicciones de la teoría econó- construye un palacio lógico rococó sobre arena empírica movedi-
mica son más exactas que cualesquiera otras. Por tanto, las expectativas za» (Nelson-Winter, 1982, 33). El enfoque neoclásico falla, a pesar
de la mayoría de las empresas coinciden con las predicciones de la de su sofisticación lógica, en relación con el cambio tecnológico e
t~oría económica (Hausman, 1989,5-6). Este planteamiento se cri- institucional, por lo que no constituye una teoría satisfactoria del
tica por el hecho de que si se desea considerar el cambio y la inno- crecimiento económico (Freeman, 1988,5). La alternativa evolucio-
vación, se tiene que aceptar la asimetría y diversidad de los agentes. nista que se propone está todavía en proceso de constitución y no

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AII UN',() IIIIAV() jlJI l,A INNOVACIONI S 11 (¡kICA', IN 1A I ()N()MiA

se ha .~esarrollado completamente, pero sí ha logrado señalar la mientos «universales», basados en los principios y leyes generales
dirección en que se debe ir para lograr tal teoría (Freernan, 1988, 7). de la ciencia. Pero además exige conocimientos «específicos», con-
sistentes en modos particulares de hacer las cosas, que residen en la
experiencia de! productor o del usuario (Dosi, 1988,224).
3. CONSTRUCCIÓN DE CONCEPTOS QUE INTENTAN PENETRAR La segunda dicotomía se refiere a lo «articulado-tácito», presen-
EN LOS ENTRESIJOS DEL FENÓMENO TECNOLÓGICO te en la tecnología. Algunos aspectos del conocimiento tecnológico
están bien «articulados», esto es, se presentan en artículos o manua-
En la economía evolucionista se intenta ir más allá de la concepción les y se enseñan en las aulas. Pero hay también aspectos «tácitos»,
de la tecnología como información, para lo cual se estudian las ca- que no son transmisibles explícitamente, sino que se aprenden a
racterísticas real~s de la tecnología y se proponen conceptos que se través de la práctica (Dosi, 1988, 224).
adapten a las mismas. Dado que los economistas han tratado los El tercer aspecto contrapuesto incide en lo «público-privado»
fenómenos tecnológicos como sucesos que ocurren dentro de una que se pone de manifiesto en la tecnología. Parte del conocimien-
«caja negra» (Rosenberg, 1982, vii), se trataría de investigar lo que to tecnológico es «público», como son las publicaciones cientí-
ocurre dentro de la caja. ficas y técnicas. Hay, sin embargo, aspectos que son «privados»,
El conocimiento que la empresa tiene de sus posibilidades tec- bien por ser tácitos o por estar protegidos por patentes o secreto
nológic~s de transformar bienes está contenido, según el enfoque (Dosi, 1988,224).
neoclás!co, en su conjunto de producción. Este enfoque supone que Estas características hacen que el cambio tecnológico tienda a
los c0!IJ~ntos de producción son idénticos, lo cual implica que los ser acumulativo y específico a la empresa, pues lo que la empresa
conocimientos tecnológicos que permiten definir tales conjuntos son haga en e! futuro dependerá de lo que ha sido capaz de hacer en el
materia de información pública y no supone costes hacerse con ella. pasado (Dosi, 1988,225).
Arrow (1962) considera que la tecnología es información que se Disponemos de diversos conceptos que pretenden acercarse a
aphca con generalidad y que es fácil de reproducir. Afirma, por estas características de la tecnología. Dosi ha propuesto el concepto
ejemplo, que «el COSte de transmisión de un cuerpo dado de infor- de «paradigma tecnológico», basándose en la similaridad que existe
mación es con frecuencia muy bajo» (Arrow, 1962, ed. esp. 1979, entre ciencia y tecnología. De! mismo modo que se habla de para-
156-157). Por ello, las empresas pueden generar innovaciones ha- digmas científicos o de programas de investigación científica, tam-
ciendo uso, de modo gratuito, del conjunto almacenado de conoci- bién se puede hablar de paradigmas tecnológicos (Dosi, 1988, 224).
mientos tecnológicos (Dosi, 1988, 145). Un paradigma tecnológico es un patrón para la solución de pro-
Es~a descripción neoclásica no se corresponde, sin embargo, con blemas tecnoeconómicos, basado en principios derivados de las
la realidad, Según ella, parece que los conocimientos tecnológicos Ciencias Naturales. Incluye un conjunto de «ejemplares» o artefac-
conforman una especie de archivo, o están disponibles en la mente tos básicos que van a ser desarrollados o mejorados, como un coche
de un ~specialista, por lo que no habría problemas para que la in- o un circuito integrado. Tamhién contiene un conjunto de «heurís-
formación se transmitiera de una empresa a otra. Pero las cosas ticas», que consisten en reglas que orientan e! desarrollo, como, por
no son de este modo. Los registros simbólicos de la información no ejemplo, la que indica que se debe incidir en la miniaturización del
contienen todas l~s especificaciones para ponerla en práctica, ni circuito. El paradigma señala las necesidades que se pretende satis-
hay una persona singular en la empresa que por sí sola disponga de facer, los principios científicos que se usan para ello y la tecnología
todo el conocimiento tecnológico de la misma. La transmisión de la material que se debe emplear (Dosi, 1988, 224).
información no es tan sencilla como supone el enfoque neoclásico Los paradigmas tecnológicos definen «trayectorias tecnológi-
(Ne!son-Winter, 1982, 62). cas», que son vías de progreso tecnológico enmarcadas por el para-
Para adecuarnos a las características que muestra efectivamente digma (Dosi, 1988,225). Con ello se pone de relieve que el apren-
la tecnología, debemos empezar por distinguir entre información y dizaje innovativo está limitado al paradigma y sucede a lo largo de
conocirniento, pues éste incluye competencias que son necesarias trayectorias particulares definidas por él (Dosi, 1988, 226). Ade-
para procesar la información (Dosi, 1988, 234). Disponernos de más, los diferentes mecanismos que influyen en el cambio tecnoló-
tres dicotomías o aspectos contrapuestos, que nos permiten pene- gico, como son los cambios en los precios relativos o en las condi-
trar en los rasgos reales de la tecnología. ciones de la demanda, operan dentro de los límites definidos por
La p:~mera atiende a lo «universal-específico» en la tecnología. los paradigmas tecnológicos (Dosi, 1988,227). Esto ayuda a resol-
La solución de los problemas tecnológicos implica el uso de conoci- ver el debate entre las hipótesis del «empuje tecnológico» y de! «ti-

222 223
Al t üN~U IlflAVO JLJI (,A

rón de la demanda». Los factores relativos al ambiente como los En relación con la invención, de que a veces deriva, se entiende
precios relativos o la demanda, operan en la conformación del cam- la innovación como la primera aplicación económica de aquélla.
bio tecnológico, pero es el paradigma lo que determina los límites De hecho, se habla de cambio técnico real cuando la invención se
en que pueden ejercer su efecto (Dosi, 1988, 228). transforma en innovación y se difunde a través del sistema social
, .Con la noción de paradigma tecnológico se recogen las caracte- (Nucci-Pearce, 1989, 103).
nsncas expuestas de la recnologfa, pues, por una parte, da cuenta Con el término innovación nos referimos en definitiva a la in-
del conocmuenro genénco que se manifiesta en la tecnología (Nel- vestigación, descubrimiento, experimentación, desarrollo, imitación
son, 1988,314) y, por otra, contiene conocimientos específicos que y adopción de nuevos productos, nuevos procesos de producción y
prod~c.en patrones de cambio técnico acumulativos, irreversibles y nuevos sistemas organizativos (Dosi, 1988,222).
específicos a cada país (Dosi-Soete, 1988,418). Los estudios empíricos de los años setenta y ochenta nos permi-
Existen otros c~nceptos similares al de paradigma tecnológico, ten señalar algunas características básicas de los procesos de inno-
como el de «herramientas orientadoras» de Rosenberg (1976); el de vación. Primera, la incertidumbre: la innovación contiene un fuerte
"P?stes mdlcado;es tecnológicos» de Sahal (1981 y 1985); o los de elemento de incertidumbre debido a que los resultados técnicos y
«regirnen tecnológic.», y «trayectoria tecnológica» de Nelson-Win- comerciales de los esfuerzos innovadores no se conocen ex ante.
ter (1977 y 1982). También se relacionan con el concepto de "para- Segunda, la vinculación a la ciencia: la innovación tecnológica, des-
dlgm~ tecnoeconórnico» propuesto por Pérez (1983), referido a de la Revolución Industrial sobre todo, tiene su origen en oportuni-
amplios gr~pos de paradigmas, en el sentido de Dosi, que inciden dades derivadas de los adelantos científicos. Tercera, la internaliza-
en todo el sistema económico (Dosi, 1988,225). Todas estas nocio- ción de la 1+ D en la qTlpresa: las actividades de investigación tienden
nes comparten la idea de que las innovaciones no se deben conside- a estar integradas en ·las empresas de producción debido a la cre-
rar aisladamente, sino en términos de una estructura tecnológica en ciente complejidad de las actividades innovativas. Cuarta, el apren-
evolución (Coombs, 1988,295). dizaje: muchas innovaciones tienen su origen en el aprendizaje, tan-
to por la práctica como por el uso. Quinta, la acumulatividad: la
dirección del cambio técnico se define por la tecnología que se usa,
4. ATENCIÓN A LA CONEXIÓN ENTRE LA TECNOLOGÍA Y LOS ASPECTOS de modo que el logro de avances científicos, por parte de empresa.s
ECONÓMICOS, SOCIALES E INSTITUCIONALES o de países, depende de los niveles tecnológicos ya alcanzados (Dosi,
1988,222-223).
En es!e apar~ado, exponemos el modo en que operan la innovación No todas las innovaciones tienen la misma importancia ni ejer-
y las mstJ~UClOnes,10. cual. nos permite observar Cómo la tecnología cen el mismo efecto. Distinguimos por ello cuatro tipos diferentes
y el cambio tecnológico tienen efecto en el conjunto de la vida so- de innovaciones.
cial y económica. Las innovaciones incrementales son innovaciones menores, que
El cambio tecnológico, en cuanto modo de innovación intro- mejoran paulatinamente los procesos o productos. No suelen ser
duce en la realidad económica un factor de inestabilidad que 'la hace resultado de la actividad de 1+ D deliberada, sino de mejoras conse-
evolucionar. Junto a este elemento de cambio, existen otros que le guidas por los ingenieros o por los usuarios. Tienen gran importan-
dan ~ohesión y orden. Entre ellos encontramos, por una parte, al cia en el crecimiento de la productividad, pero sus efectos no son
propio modo de desarrollo de la tecnología, a través, como vimos, espectaculares de forma individual (Freernan-Pérez, 1988,46).
de las vías de un paradigma tecnológico, y por otro, a las institucio- Las innovaciones radicales son sucesos discontinuos que no sur-
nes, que aportan el «engrudo» que mantiene unido al sistema (Free- gen de mejoras en los procesos de producción existentes, sino que
man, 1988, 11). se deben generalmente a las actividades de 1+ D. Tienen importan-
Este planteamiento nos hace partir del concepto de innovación cia para promover la inversión, pero su impacto económico es rela-
que es más amplio que el de cambio técnico, pues incluye cambios: tivamente pequeño y localizado (Freernan-Pérez, 1988,46).
corno las transformaciones en la prestación de servicios, que pue- Los cambios de sistemas tecnológicos constituyen el tercer tipo
den ~ene~ escaso ,conteni?o tecnológico. Schurnperer, por ejemplo, de innovación y consisten en cambios en la tecnología que afectan a
consideró corno innovacrones los nuevos métodos de producción, diversas ramas de la economía, dando lugar a la aparición de secto-
los nuevos productos, las nuevas formas de organización, las nue- res nuevos. Se trata de constelaciones de innovaciones, tanto radi-
vas fuentes de surmrnstro y las nuevas rutas comerciales y mercados cales como incrementales, que afectan a una diversidad de empre-
(Schumpeter, 1942, ed. esp., 1984, 103). sas (Freeman-Pérez, 1988,46).

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AIIONSU IIi{AV() IIJI (,A INNOVAC:'ON~<' Il6RICAS I-N lA LCONOMiA

Los cambios en el paradigma tecnoeconómico son, por último, nos ha llevado a mencionar el papel de la instituciones en los proce-
revoluciones tecnológicas, pues conllevan cambios de tan largo al- sos de cambio técnico. Un enfoque que ha hecho referencia directa
cance que afectan a la economía entera. No consisten sólo en la a este papel es la «Escuela de la Regulación», francesa, que se ha
aparición de nuevas industrias, sino que todo el sistema econó- desarrollado de forma paralela al enfoque evolucionista y cuyos
mico se ve afectado en la estructura de costes de los inputs, en las conceptos son empleados de modo usual en éste. Se reconoce, por
condiciones de producción y en las de distribución (Freernan-Pérez, ejemplo, que el enfoque de la regulación ha prestado menos aten-
1988,47). ción al cambio técnico y que, por otra parte, autores vinculados a la
Nos detenemos un momento en este último concepto, por la economía del cambio técnico no han desarrollado un análisis de
importancia que tiene este tipo de cambio técnico de consecuencias las formas institucionales ni modelos agregados formales de la eco-
tan extendidas en todos los sectores de la economía, que llega a nomía. Por ello, sus aportaciones respectivas se consideran com-
provocar cambios sociales e institucionales. plementarias y pueden dar lugar a una sintesis (Freernan, 1988,
Con la noción de paradigma tecnoeconómico se pone énfasis en 11-12).
el aspecto económico y no sólo técnico, porque el paradigma tec- Una dificultad del análisis neoschumpeteriano, que no de
noeconómico no se caracteriza sólo por la aparición de nuevos pro- Schumpeter, consiste en su~oner que el crecimiento económic? ,y
cesos o productos, sino sobre todo porque cambia la estructura de las instituciones sociales derivan de aspectos puramente tecnológi-
los costes relativos de todos los inputs de producción. En cada pa- coso El punto de vista adecuado, según la Escuela de la Regulación,
radigma hay un input, o combinación de inputs, que es el «factor exige distinguir dos dinámicas: la de las f~rmas !nstitucionales. y. l.a
clave», caracterizado por la caída rápida de los costes, la disponibi- del sistema recnológico.. Tras ello, se debe investigar la compatibili-
lidad aparentemente ilimitada de su oferta y el amplio potencial de dad entre ambas (Boyer, 1988,67). De este modo, el enfoque de la
uso en numerosos productos y procesos (Freernan-Pérez, 1988,48). regulación se plantea la cuestión de la coherencia entre ~n sistema
Los factores clave en los sucesivos paradigmas tecnoeconómi- técnico y un patrón de acumulación definido por mecalllsmo~ que
cos han sido el algodón y el hierro, en 1770-1840; el carbón y el afectan a la competencia, la demanda, el mercado de trabajo, el
transporte, en 1840-1890; el acero, en 1890-1940; el petróleo, en crédito y la intervención del Estado (Boyer, 1988,68).
1940-1990, y los chips y la microelectrónica en la década que hace El método de este enfoque consiste en identificar el marco insti-
poco inauguramos (Freeman-Pérez, 1988,50-53). tucional por medio del trabajo de los historiadores y conectarlo con
El nuevo paradigma empieza a demostrar sus ventajas en unos las regularidades económicas asociadas a ese marco. Ello le permite
pocos sectores, que son las «ramas portadoras», y no desplaza al derivar hipótesis que se someten a pruebas estadísticas y, economé-
antiguo hasta que la oferta del factor clave no cumple las condicio- tricas y, cuando es posible, se contruyen modelos que permiten probar
nes indicadas. Una vez que se extiende, el nuevo paradigma llega la coherencia del sistema (Boyer, 1988,77).
a ser un «tipo ideal» de organización productiva, de modo que lle- La noción fundamental de este enfoque es la de «modo de regu-
ga a cambiar el «sentido común» de la ingeniería y de la administra- lación». Se entiende por «regulación» el proceso de adaptación en-
ción, reestructurando el sistema productivo entero (Freeman-Pérez, tre producción y demanda dentro de un marco de instituciones (Bo-
1988,58). Actualmente, la organización productiva que se está im- yer, 1988,68). Por su parte, el «modo de regulación» .consiste en
poniendo es la intensiva en información, donde la flexibilidad y la un conjunto de reglas y conductas individuales y coleenvas con las
diversidad sustituyen a los sistemas homogéneos. Las computado- tres propiedades siguientes. En primer lugar, hacen posible la com-
ras se asocian a todo tipo de equipo productivo y la electrónica se patibilidad de decisiones descentralizadas conflictivas, sin necesi-
convierte en sector puntero (Freeman-Pérez, 1988,61). dad de que los individuos o instituciones comprendan la lógica del
La aparición de un paradigma tecnoeconómico produce una sistema. En segundo lugar, controlan y regulan el modo de produc-
gran crisis estructural de ajuste entre la nueva tecnología y el siste- ción dominante. En tercer lugar, reproducen las relaciones sociales
ma social. Esto permite hacer referencia a los ciclos económicos. La básicas a través de un sistema de «formas institucionales- (Boyer,
depresión estaría relacionada con el periodo de ajuste estructural, 1988,75).
en que el marco institucional y social se adaptan a la nueva tec- Las instituciones se consideran precisamente dentro de este con-
nología. Una vez logrado, se produciría el boom, relacionado con cepto de «formas institucionales». Se distinguen cinco tipos. Prime-
la difusión del nuevo paradigma tecnoeconómico (Freeman-Pérez, ro, las relaciones monetarias y de crédito, como es el hecho de que
1988,45). después de la Segunda Guerra Mundial la oferta monetaria se de-
La consideración del concepto de paradigma tecnoeconómico termine por el volumen de crédito que los bancos conceden a las

226 227
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I~N(IVA( ION! -, 11 (lkl(/\C, 1 N 1A 1 (UN()MI/\

familias y empresas. Segundo, el nexo salario-trabajo, que incluye un nuevo paradigma tecnológico implica atender también a aspec-
los problemas relacionados con la organización del trabajo y el ni- tos institucionales como los expuestos (Boyer, 1988,89).
vel de vida de los asalariados (Boyer, 1988, 72). Por ejemplo, el Un autor de importancia fundamental en la economía del cam-
nexo salario-trabajo fordista vincula los salarios nominales a las bio técnico, como C. Freeman, no ha dejado también de señalar la
ganancias de productividad y a los precios de los bienes de consu- importancia de .los aspe~tos inst.i~ucionales"a través del concepto
mo, por lo que se hace casar la producción en masa con el consumo de «sistema nacional de mnovacion». Se entiende por tal la red de
en masa. Tercero, los tipos de competencia, como se dan, por ejem- instituciones de los sectores público y privado, cuyas actividades e
plo, tras 1945, en que la competencia es oligopolística y basada en interacciones inician, modifican y difunden las nuevas tecn,ologías
la diferenciación de prodncto (Boyer, 1988, 73). Cuarto, el régi- (Freernan, 1987, 1). En estas institu~iones s: ~ncluyen l<?s sl.ste~as
men internacional, que se define por el conjunto de reglas y con- de educación y adiestramiento, medidas ~olttlcas, .ca?1blOs mstttu-
venciones que organizan el intercambio entre países (Boyer, 1988, cionales como la introducción de laboratorios especializados de 1+ D
74). Quinto, las formas de intervención del Estado, que se han ido en determinados sectores de la industria, etc.
intensificando tras la Segunda Guerra Mundial (Boyer, 1988, 75). Freernan ha estudiado detenidamente el caso japonés como sis-
Dentro de un marco de instituciones, se producen en la econo- tema de innovación que ha logrado un gran éxi!o en I?s ~ltimos
mía procesos de crecimiento, que pueden entrar en crisis. Esta últi- años. Esto se ha debido a la introducción de cambios cualitativos en
ma se denomina «estructural» cuando el modo de regulación entra el sistema o, como también podríamos decir, a que se trata de un
en contradicción con las formas institucionales existentes y el siste- sistema de innovación innovador. . .
ma no se puede reproducir a largo plazo (Boyer, 1988, 76). La crisis Una parte importante del éxito japonés se debe al MITI (Minis-
de 1929 sobreviene, por ejemplo, por las tendencias divergentes te no de Industria y Comercio Internacional), que ha ejercido su
entre salarios reales y productividad. El taylorismo genera incre- influencia a través de juicios acerca de la dirección futura del cam-
mentos importantes de productividad, pero los salarios reales se bio técnico y de la importancia relativa de las distintas tecn?logías.
establecen de modo competitivo, por lo que crecen lentamente. El La estrategia que siguió Japón tras la Segunda Guerra Mundial con-
sistema conduce a una alta tasa de beneficio, que no se puede soste- sistió en intensificar la eficiencia técnica y las innovaciones en la
ner por las carencias que se manifiestan en la demanda total (Boyer, producción (Freeman, 1988, 331). Para log;arlo, el MITI aportó
1988,83). El régimen fordista, sin embargo, introduce después de subsidios directos para instalar equipos y m~qull1~s en las .empr~:
la Segunda Guerra Mundial un nuevo nexo salario-trabajo, por el sas· incentivó la inversión en 1+ D con medidas fiscales; financió
que los sindicatos aceptan la modernización capitalista y los empre- ob:as de infraestructura (Freernan, 1988, 332). Además, el MITI
sarios acceden a compartir las ganancias de productividad con los dedicó mucha atención a obtener una «visión» a largo plazo acerca
asalariados (Boyer, 1988, 84). Este sistema no se distingue del an- de cuáles podrían ser las tend~ncias fut~ras de la tecnolosía. Esto
terior por la tecnología, sino por el modo de regulación. Las tasas les llevó a detectar pronto la importancia de las recnologfas de la
de beneficios son altas y también lo son los niveles de vida de los información y lograron que las mismas se generalIzaran en .las e~­
trabajadores. presas (Freeman 88, p. 332). Para ello, fue importante la e~1StenCJa
éPor qué este sistema ha entrado en crisis, como comprobamos en Japón de una práctica institucionalizada de cooperacion entre
en los años setenta? Se apuntan tres límites del régimen fordista. las empresas, denominada keiretsu, que lleva a las empresas a co~­
Primero, el fordismo llega a ser antiproductivo, porque la bús- partir investigación, tecnología, pers,onal de apoyo, f.uentes de fi-
queda de rendimientos crecientes a escala alcanza su techo y tam- nanciación, etc. Su importancia radica en que permlt~ a las. ;m-
bién porque los trabajadores se rebelan contra los métodos tay- presas tener un punto de vista a largo plazo acerca de la mversion y
loristas y fordistas de trabajo. Segundo, la competencia exterior la tecnologia (Freeman, 1988,338).. .
determina que los países con salarios altos no puedan vender fuera A todo ello se añaden aspectos relacionados con el Sistema de
sus productos a los precios que permitan mantener esos salarios educación; el sistema de financiación de la inversió.n dentro d.e los
(Boyer, 1988,86). Tercero, existen posiblemente efectos negativos conglomerados de empresas; l.a dirección ~e.las mismas por l~ge­
en los beneficios, que llegan a ser bajos en relación con la demanda nieros, que dominan las cuestiones tecnológicas; los nuevo.s sI~te­
(Boyer, 1988,88). mas de organización del trabajo, etc. Todo estos aspectos ms~tl~u­
El enfoque de la regulación pone, por tanto, de manifiesto que cionales explican por qué Japón se ha situado en la f;ontera tecnológica
el sistema tecnológico no se puede separar de los aspectos económi- mundial aliado, e incluso superando, a otros paIses que hace poco
cos y sociales. La salida de la crisis actual a través de la búsqueda de le aventajaban ampliamente.

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AL I ON'>O IlkAV() IUI (,A INNOVACIONFS Il:ÓR.ICAS f:N LA fCONOMiA

5. PRECAUCIÓN A LA HORA DE OBTENER GENERAI.IZACIONES economías de escala son fuertes en empresas que producen para dos
y DE DERIVAR IMPLICACIONES PRÁCTICAS clases de usuarios sensibles a los precios, como son las empresas
que producen materiales estándar y las que producen bienes de con-
En un apartado anterior, dimos ya fe de la insatisfacción con la sumo duradero y vehículos. Las fuentes más importantes de la tec-
teoría económica neoclásica, cuando se trata de comprender el cambio nología de proceso de estos sectores son, por una parte, los depar-
técnico. En este apartado, dejamos constancia de la variedad de tamentos de ingeniería de producción y, por otra, las empresas
modos en que opera el cambio técnico en los diferentes sectores relativamente pequeñas y especializadas que les surten de equipo e
económicos, con la consiguiente dificultad de emplear supuestos instrumentos. Por ello, hay una gran variación en los modos de
generales al estilo de la economía convencional. Además, nos refe- apropiación de las ventajas tecnológicas, según sean considerados
riremos al planteamiento político que se adopta en el enfoque evo- los productores a gran escala o los proveedores de equipo e instru-
lucionista, el cual es también ejemplo de la cautela con que se opera mentos a pequeña escala. En primer lugar, para los productores a
en este enfoque. gran escala, no son significativas las invenciones particulares, sino
Pavitt (1984) distingue diferentes trayectorias tecnológicas de la capacidad de diseño y el manejo de procesos a gran escala. En
los sectores económicos y así habla de sectores dominados por los innovaciones de proceso mantienen el liderazgo tecnológico a tra-
proveedores, sectores intensivos en producción y sectores basados vés del secreto y el know-how, y en innovaciones de producto se
en la ciencia (Pavitt, 1984,353). Existen diferencias sectoriales que amparan en los inevitables retrasos técnicos que debe sufrir la imi-
explican esas diversas trayectorias tecnológicas. Hay que atender tación y también se protegen mediante patentes. En segundo lugar,
para ello a los tres factores siguientes. En primer lugar, hay diferen- los proveedores de equipo e instrumentos a pequeña escala basan su
tes fuentes de la tecnología. Esta procede unas veces de dentro de la éxito en las habilidades específicas de la empresa, que se reflejan en
empresa, a través de laboratorios de 1+ D o de departamentos de el diseño y fiabilidad del producro, así como en la habilidad para
ingeniería de la propia empresa, y otras procede de fuera, a través, responder rápidamente a las necesidades del usuario. Los secto-
por ejemplo, de los proveedores o de los usuarios, o también de res con producción a gran escala son los de productos alimenticios,
investigación financiada por el Gobierno. En segundo lugar, las manufacturas de metales, vehículos a motor, cemento y vidrio. Los
necesidades de los usuarios no son siempre las mismas. En unas sectores que agrupan a los proveedores de equipo e instrumentos
ocasiones es importante el precio, mientras que en otras importan para los anteriores están constituidos por empresas de ingeniería
más las prestaciones o la fiabilidad. En tercer lugar, existen diferen- mecánica e insrrumenros (Pavitt, 1984,358-359).
tes medios de apropiación de los beneficios. En innovaciones de Las empresas basadas en la ciencia se encuentran en los sectores
proceso prima sobre todo el secreto. En innovaciones de producto, químico y eléctrico-electrónico. Su fuente principal de tecnología
las patentes se emplean, por ejemplo, en el sector farmacéutico; se basa en la actividad de 1+ D de las empresas, que se vincula fuer-
pero el aeronáutico se basa más en los retrasos técnicos naturales temente al desarrollo científico de las universidades. Sus métodos
(Pavitt, 1984,355). de apropiación contienen una mezcla de patentes, secreto, retrasos
Las empresas dominadas por los proveedores se dan principal- récnicos naturales y habilidades específicas de las empresas. La pro-
mente en sectores tradicionales de manufactura; también en agri- tección de patentes es particularmente importante en sectores como
cultura, construcción, producción doméstica informal, y en muchos el de química fina (Pavitt, 1984,362).
servicios profesionales, financieros y comerciales. Se trata normal- Esta diversidad que se produce, en relación con la innovación y
mente de empresas pequeñas, con débiles capacidades de 1+ O in- el cambio técnico, dentro de los sectores económicos, tiene como im-
terna y de ingeniería. Sus medios de apropiación de beneficios se plicación analítica la exigencia de evitar las generalizaciones precipi-
basan menos en las ventajas tecnológicas y más en las habilidades tadas. Como señala el propio K. Pavitt (1984, 370): «Dada la varie-
profesionales, el diseño estético, las marcas y la publicidad. Sus tra- dad de patrones de cambio técnico que hemos observado, es probable
yectorias tecnológicas se definen por la reducción de costes y sus que la mayoría de las generalizaciones estén equivocadas». Esto se
innovaciones suelen proceder de los proveedores de equipo y mate- refiere tanto a los trabajos empíricos, que de analizar un caso pasen
rial, aunque también pueden provenir de la investigación financia- a obtener una ley general, como a los trabajos teóricos, que preten-
da por el Gobierno (Pavitt, 1984,356). dan ser relevantes empíricamente, habiendo empleado supuestos tan
Las empresas intensivas en producción emplean procedimientos simples y generales que carecen de conexión con la realidad. Lo que
de fabricación a gran escala, de modo que logran reducir los costes se precisa en el tratamiento económico del cambio técnico son mo-
unitarios a través del aumento de la capacidad de la planta. Las delos analíticos más complejos y más numerosos (Pavitt, 1984, 371).

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En relación con la política pública referida al cambio 'técnico y programa de investigación en el contexto del cambio tecnológico.
la promoción de la innovación, el enfoque evolucionista también Existen otras propuestas, que representan, en términos kuhnianos,
realiza apreciaciones que difieren de los planteamientos tradicionales. un desarrollo «normal» del enfoque neoclásico. El evolucionismo,
En este terreno es clásica la aportación de K. Arrow (1962). En en cambio, parece más bien implicar un cambio «revolucionario»
ella se considera que en una economía de libre competencia se in- de paradigma, al poner en cuestión nociones básicas que forman el
vertirá menos de lo socialmente deseable en investigación y desa- núcleo del enfoque neoclásico. La naturaleza de las críticas a las
rrollo, debido tanto al riesgo que tal inversión conlleva, como a que nociones de maximización y de equilibrio, así como la adscripción
sólo en medida limitada habrá apropiación del producto de la mis- a un marco evolucionista, no mecanicista, nos hacen pensar que el
ma (Arrow, 1962, ed. esp., 1979,161). De ello se deriva la conclu- enfoque evolucionista se halla más cerca de este camhi? ~evolucio­
si,ón .de que la asignación óptima para la invención requiere que el nario que de un desarrollo normal del programa neoclásico.
Gobierno, o alguna otra entidad no regida por criterios de pérdidas Los aspectos que más deseamos destacar de este enfoque evolu-
y ganancias, financie la investigación y la invención (Arrw, 1962, cionista son los siguientes.
ed. esp., 1979, 165). En primer lugar, ha dejado claro, sin ser por ello los únicos, que
Este planteamiento tradicional presenta el problema de que, en la conceptualización económica no es ajena a la naturaleza y rasgos
un campo de gran complejidad, con principios generales no se lo- de la tecnología. Ésta no es algo simplemente exógeno, en lo que no
grará d~scribir con precisión la experiencia ni se aportará una guía se entra y se deja como una caja negra. Es preciso conocer sus ca-
norrnanva. La Teoría Económica ortodoxa que se emplea será de racterísticas y estudiar cómo, en función de las mismas, la tecnolo-
poca ayuda (Nelson-Soete, 1988,632). gía opera de diferentes modos en el contexto económiC(~. ~I en.f;)-
En la alternativa evolucionista se considera que el cambio técni- que evolucionista parece haber tomado nota de la rccrtrrunacron
co es un proceso dinámico y a largo plazo, que conlleva exrernali- que Freernan hacía a los economistas 'de ignora.r completamente los
dades imposibles de caracterizar definitivamente, por lo que el pa- fenómenos tecnológicos, y propone el acercanuento entre el mundo
pel central corresponde a la experimentación (Nclson-Soere, 1988, de los economistas y el de los ingenieros.
633-634). Además, se realizan las apreciaciones siguientes. En pri- En segundo lugar, el evolucionismo no ~onsid~ra a la e~OI~omía
mer lugar, y en consonancia con lo anterior, se debe abandonar el como una ciencia aislada de las otras ciencias sociales, Su insisten-
objetivo tradicional de definir un óptimo y la estructura insritucio- cia en la importancia de las institu~iones y de la hi~toria rev,el~l el
~1al q~l~ permita alcanzarlo, y aceptar el objetivo más modesto de carácter interdisciplinar de los estudios sobre el cambio tecnológico.
identificar problemas y posibles mejoras (Nelson-Soete, 19S8, 632). En tercer lugar, en el enfoque evolucionista hay cautela a la
En segundo lugar, se destaca la importancia de los aspectos socia- hora de dar el paso a la generalización en la construcción de teorías.
les. La integración social del cambio técnico implica no sólo la atención El cambio tecnológico pone de manifiesto diferencias muy grandes
a factores económicos, sino también a los sociales y éticos (Nelson- entre sectores económicos, por lo que las generalizaciones acerca
Soete, 1988,633). En tercer lugar, se reconoce que el Estado tiene de la incidencia del mismo en el conjunto de la economía son fácil-
un papel, tanto para controlar como para estimular la innovación. mente fallidas. Esto debe ser tenido en cuenta al formular modelos
Hay que tener en cuenta incluso que el cambio técnico plantea económicos muy agregados que deseen incorporar el efecto del cambio
retos que van más allá de los Estados existentes y demandan nue- tecnológico.
vas estrategias de gobierno para hacerles frente (Nelson-Soete, En cuarto lugar, el evolucionismo enfatiza el papel de la expe-
1988,634). riencia cuando se trata de obtener implicaciones prácticas o políti-
cas. Se aleja de las rotundas declaraciones ideológicas y pone empe-
ño en mejorar paulatinamente lo que hay. Es interesa~te observar
6. CONCLUSIÓN que la teoría evolucionista en Biología es más explicativa que pre-
dictiva. Su adopción en economía quizá sirva para descargar al eco-
Hemos observado cómo la incorporación del cambio tecnológico nomis-ta de la inasumible responsabilidad de tener que adelantarse
en las, ~eorÍas económicas puede llevar a alejarse de los principios al futuro y predecirlo. La razón es sencillamente que del futuro no
neo~laslcos: El enfoque evolucionista es consecuente con esta exigencia se sabe nada. De lo que se trata más bien es de tomar nota de lo que
y, leJOS de introducir modificaciones ad hoc en la doctrina neoclási- hay y procurar hacer las cosas lo mejor posible. El enfoque evolu-
ca, rompe con ella y adopta un marco diferente de referencia. cionista parece adecuarse mejor que otros a este sensato precepto
El evolucionismo en economía se puede considerar un nuevo poppenano.

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Al I () N ',() I\I<!I VI) 11) I (,/\ INNOVACIONes TeÓRICAS EN LA i::CONOMIA

El evolucionismo no es todavía una teoría completamente desa- Kay, N. (1988), «Thc R and D function: Corporate Straregy and Strucrurc». en Dosi
rrollada, pero ha empezado a ofrecer buenos resultados en el estu- et aí. (19881,282-294.
Nelson, R. R. (1988), «Insnturions Supporring Technical Change in thc Unired Sta-
dio del cambio tecnológico. Como programa de investigación pare-
res», en Dos! el al. (1988), 312-329,
ce situarse en una especie de síntesis entre los enfoques neoclásico e Nelson, R. R. & Soere, L. (1988), "Poliey Conclusions», en Dosi et al. (19S8),
institucionalista. Critica del primero su alejamiento de la realidad 631-635.
empírica; pero no renuncia a la teoría, aunque dentro de un marco Nelson, R. R. & Winter, S. (1977), -In Search of a Uscful Thcory of Innovations»,
evolucionista. Insiste con el segundo en la importancia de las insti- Research Policy 6/1, 36-77.
tuciones, sin caer por ello en un mero estudio de casos, sin co- Nclson. R, R. & Winrer, S. (1982), An Eooíuuonary Theory of Economic Cbange,
nexión teórica entre ellos. Por otra parte, también promete un ma- The Belknap Press of Harvard U. P., Cambridge, Mass., y London.
yor acercamiento entre teoría y experiencia, cuya desconexión es Nucci Pearce M. & Pccrcc, D. (J 989), «Economic and Techuological Chunge: Some
precisamente el rasgo que más separa a la economía de ciencias Conceptual and Mcrhodological Issues-, Erkenntnís 30/1-2, 10 1-127.
mejor asentadas como la física. Pcvirt, K. (J 984), -Sectoral Pattems of T ecnical Cbange: T owards a Taxonomv and
a Thcorv», Research Poticy 13,343-373.
Esperamos, en consecuencia, que con este enfoque se progrese
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en el estudio económico del cambio tecnológico y se obtenga ade- thc Economic and Social gvsrern», Futures 15/5,357-375.
más una propuesta teórica rigurosa y más relevante empíricamente. Rosenberg, N. (1976), Perspectiues on Technology, Cambridge U. r., Cambridge.
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