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DE LA CALLE DEL CARTUCHO A LA CALLE DEL BRONX.
"El Cartucho, hoy El Bronx, es apenas una fase del proceso que muchas veces comienza en el hogar.Entre los llamados
“ñeros” hay de todo: prostitutas,delincuentes, recicladores y mendigos; duermen al lado de antiguos dueños de pequeñas
empresas y ex universitarios; profesionales que terminaron consumidos por el “basuco”. La calle es el inicio del fin para
quienes se les cierran las puertas del hogar. Comienzan durmiendo bajo los puentes o caminando hasta cuatro días
seguidos, sin dormir y fumando basuco. La calle del Bronx puede ser el siguiente paso". Ingrid Morris Antropóloga.
Antecedentes
Hasta finales del siglo diez y nueve en pleno centro de Bogotá, a pocas cuadras de la plaza de Bolívar, florecía el barrio Santa Inés,
donde residía lo más granado de la clase alta de Bogotá, las lujosas mansiones de ese barrio, ostentaban en sus balcones bellas flores
entre ellas los denominados cartuchos.
Allí existía la iglesia de Santa Inés. Para 1894, el barrio Santa Inés se convirtió en un
vecindario que brindaba servicios a viajeros de otras partes del país que arribaban a Bogotá
por la novedad del nuevo servicio del ferrocarril. Alrededor del barrio Santa Inés se crearon
una serie de negocios, debido una terminal de buses a donde llegaba en ese entonces la
gente de la provincia.
Después del Bogotazo, el barrio de Santa Inés experimentó un serio deterioro dado a que los
residentes se trasladaron a los nuevos barrios del norte de la ciudad y en su lugar se pobló de
desplazados por la violencia y gentes que buscaban oportunidades para vivir, mediante el
comercio de materiales y envases reciclados.
Las abuelas señalaban que desde que tumbaron la iglesia de Santa Inés, en febrero de 1957,
el barrio se comenzó a dañar. "Eso fue como una maldición por el sacrilegio cometido".
Así se inició el desmantelamiento de las grandes casonas republicanas que databan de finales
del siglo XIX .. Estas enormes casas desvalijadas dieron paso a grandes inquilinatos. No hay
duda que la construcción de la carrera décima, que conllevó a la demolición de tantas
construcciones patrimoniales, partió en dos el barrio Santa Inés, lo aisló del resto de la ciudad
y trajo consigo el deterioro de este espacio.
La consolidación del contrabando y el desempleo urbano fueron concentrando grupos de vendedores estacionarios y muchos jóvenes
en búsqueda de su subsistencia. La pobreza produjo que esta población fuera aumentando. Para finales de los sesenta y principios de
los setenta, Santa Inés ya empezaba a ser un lugar estigmatizado por el consumo y expendio de drogas. De una extraña manera este
lugar se había convertido en el eje de dicha actividad en la ciudad
En los años sesenta y setenta aparecieron pandillas, usaron sus armas para instaurar el poder del terror y cuando se hacía necesario,
mataban a los dueños de las casas y a sus familias del barrio que pronto se convertiría en el Cartucho. De esa manera se apropiaron
del sector; que ya hacía varios años se llamaba la Calle del Cartucho. Hay quienes señalan que ese nombre proviene de las flores
que adornaban los balcones del Santa Inés, pero otros afirman que el nombre de "El Cartucho" surgió de los conos de cartón en donde
se vendía el hilo. Cuando "Los Santandereanos", liderados por los Ariza y los Arguello, llegaron con el bazuco al Santa Inés, era en
esos "cartuchos" en donde sacaban la droga, que se expendía en tubitos de vidrio de los que se usaban para la anestesia dental.
Santa Inés se convirtió en el Cartucho. Relato de un exhabitante de la calle:
:“Me impactó es ver que en una sola de esas casas viejas de Santa Inés había 18, 20 piezas con numerosas familias viviendo… Y
había muchos niños 14 viviendo en esas piezas, en esos patios y a los 8 ó 9 años ya estaban consumiendo.(…) ver después que son
ellos mismos los que salen a robar y son los mismos ladrones… es triste.”Recuerda Eduardo Betancourt usuario de las residencias del
Cartucho, que terminó habitando en sus calles después de haber dado varias vueltas peligrosas en su vida, y quien tiempo después de
rehabilitado, creó un centro de resocialización para habitantes de la calle.
Quienes vivían en estas casas sin servicios, unos dedicados al vicio y otros padres de familias o familias con sus niños, iban a unos
baños públicos: “de los que tengo memoria: existieron en el año 87 y quedaban al frente del parque los Mártires, donde actualmente
está el CAI; ahí sepagaban $100 pesos por bañarse”. Para muchos el lugar donde vivían era un hueco, una cloaca, pero los baños
públicos eran peores pues eran muy viejos, deteriorados o peor de sucios que las casas mismas. De esta manera lo recuerda Eduardo
Betancourt “Yo vivía en la Ancheta , que al parecer fue un colegio, eso le pertenecía a Doña Gilma y Moiso. Moiso fue muy conocido
por ser el dueño de este lugar que era una casa grande, grande y vieja, tenía unos patios centrales inmensos.Decían que había en ese
patio un tanque o cisterna, esas casas tenían como una especie de fuente en los patiecitos, y en uno de esos patiecitos donde estaba
la llamada cisterna, en esa fuente decían que había abajo un tanque y que posiblemente había cincuenta muertos metidos ahí.”
El caso es que El Cartucho, empezó a ser invadido por traficantes de droga, de armas, indigentes, prostitutas y delincuentes lo que lo
convirtió en uno de los barrios más peligrosos donde ocurrían crímenes.
La policía y las autoridades civiles descuidaron el sector donde la delincuencia creció desmesuradamente La antropóloga Ingrid Morris,
tal vez una de las personas que más ha escrito sobre este problema, mencionó en un estudio que realizó para la Alcaldía de Samuel
Moreno:
“Lo primero que aprendí de esta historia triste fue que el Cartucho nació del deterioro humano y urbano, la segregación y la
marginalidad; también, de las decisiones administrativas, de la descomposición social, de las guerras no declaradas, de la
complacencia o la indiferencia ante la ilegalidad y el fabuloso negocio del narcotráfico”. “El Cartucho fue creado por todos, lo hicimos
todos como sociedad al cerrar los ojos ante lo que sucedía allí y expresar: “Por fortuna lo que sucede en El Cartucho no ocurre frente a
mi tranquilo hogar”.
Un lazo común entre clases sociales:
¿Qué consumían los llamados “desechables”? Pues lo mismo que consumen algunos hombres y mujeres de las mejores familias, los
estudiantes,lo mismo que consumían los ejecutivos que enviaban sus mensajeros a conseguir las dosis para el fin de semana”. Lo que
catapultó El Cartucho y la fama dle lugar fue el desaforado consumo de ese clandestino producto llamado el Bazuco, que consumían
desde los 80 los niños bien y la gente del norte, quienes convirtieron la calle del cartucho en su despensa de droga ante los ojos
indiferentes de la policía y autoridades civiles y políticos. Si allí no hubiera droga, creo que ni siquiera hubieramos sabido de la
existencia de esa zona miserable.
Eso era el Cartucho, un paraíso de la droga, la miseria, el abandono donde nadie estaba seguro, ni siquiera los mismos delincuentes.
Así, el lujoso barrio Santa Inés pasó de ser el Chicó de ese entonces a un símbolo de la escoria y la drogadicción a donde llegaban
estudiantes, artistas de la farándula, profesionales y hasta extranjeros perdidos en la droga. Para muchos fue su última morada, es
posible que sus cuerpos hubiesen sido enterrados en esas oscuras calles y sus familias nunca lo supieron.
El fin del cartucho
La guerrilla quiso contribuir para acabar el Cartucho y el día de la posesión de Uribe, disparó rockets contra el palacio presidencial, con
tal mala puntería que uno cayó en medio de los “ñeritos” y mató a diez y seis de ellos, esta es la versión del historiador habitante de la calle>>
El Cartucho continúo creciendo cerca al Palacio de Nariño. Afortunadamente un día llegó Enrique Peñalosa, alcalde que algunos
consideran el mejor urbanista del mundo, el mismo que nos convenció que era mejor El Transmilenio que el Metro y ese burgomaestre,
preocupado por un informe de la Organización Mundial de la Salud para 1998, donde se declara al Cartucho como uno de los lugares
más peligrosos de Latinoamérica, encuentra la razón para eliminarlo. Se ingenió la solución para ese gran problema social del
Cartucho que en ese entones implicaba a más de 10.000 “habitantes de la calle”.
Inició entonces la demolición del Cartucho, operación que no fue fácil por la resistencia de sus habitantes y de los traficantes que no
querían perder su centro de operaciones. Dicen que entre las ruinas encontraron decenas de restos humanos de gente que
asesinaban o se morían en las calles del cartucho y que enterraban allí. Cuentan historias tan tétricas como que encontraron enterrado
a un policía, su casco y su moto.
El 21 de diciembre de 2003, la vocera del Alcalde Peñalosa la, entonces concejal, Gilma Jiménez, en un artículo que escribió para la
revista semana, anunció así el fin del Cartucho, como la gran obra de Peñalosa:
“EL FIN DE UNA VERGÜENZA
Se acabó El Cartucho. Un esfuerzo de cinco años les restituyó la dignidad no sólo a cientos de personas que sacó de una vida
inhumana sino también a todos los bogotanos. Este año se demolió la última casa de la zona conocida como la calle de El
Cartucho y con ella cayeron 40 años de vergüenza.
Quedaba en el centro de Bogotá, en el antiguo barrio elegante de Santa Inés…
En 1998, el entonces alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, tomó la decisión política de intervenir radicalmente el sector. Su
razón principal era precisamente que era urgente salvar a las miles de personas atrapadas en ese lugar, especialmente a los
niños, las mujeres y los ancianos.
La intervención de El Cartucho tuvo dos niveles. Por un lado, fue la renovación urbana que culminó este año. Implicó adelantar
muy complejos censos de la población, identificar los inmuebles y sus propietarios, presentar ofertas de compra y
compensaciones, y proyectar y construir el Parque Tercer Milenio. El otro nivel fue un ambicioso programa de intervención
social y humanitaria, sin antecedentes por la diversidad de los fenómenos sociales que debían ser atendidos”
" En total, la ciudad ha invertido más de 18.000 millones de pesos en inversión social para atender a la gente que salió de El
Cartucho, además de los 20.000 millones que ha invertido en la rehabilitación de indigentes de la capital.
“ A partir de este año Bogotá podrá decir que ya no tiene en sus entrañas un gueto, un infierno, en donde una vez un niño
murió en la calle, acurrucado, y en dos días nadie se dio cuenta y otro de 4 años fue castrado. En su lugar hay un parque
donde los niños podrán volver a serlo; los viejos podrán asolearse tranquilos en las bancas y los únicos cartuchos que quedan
son las flores, como testimonio de una vergüenza con la que convivió la ciudad por cuatro décadas.”
Ver artículo completo>>
Gracias al Alcalde Peñalosa los “ñeros” o “desechables” como irónicamente los llamamos, se desaparecieron por arte de magia. Se
informó al mundo que habían sido reubicados en condiciones humanas y resocializados. Qué gran obra!!. Un ejemplo para el mundo.
En el área donde habitaban surgió un parque de cemento que bautizaron El Tercer Milenio, el cual tuvo que inaugurar el siguiente
alcalde, Lucho Garzón, este se encargaría de reformar el diseño colocándoles zonas verdes en lo que era solo cemento.
Los habían escondido "debajo del tapete"
Pero los “ñeritos” no se dejaron esconder y se le volvieron un problema a Lucho. Como era de esperar se produjo un desplazamiento
masivo hacia otros sectores de la ciudad, el malestar de los ciudadanos, que vieron amenazada su seguridad, se hizo evidente.
En abril de 2005 el gobierno del Alcalde Lucho Garzón dio la orden del desalojo final y demolición de la última casa en ruinas. Fue una
de las jornadas más duras de su administración. La ciudad se conmovió cuando en la televisión vio las imágenes dantescas de
centenares de habitantes del Cartucho, desfilando en masa por la Avenida Jiménez hacia la carrera 30, rumbo al barrio Cundinamarca.
Las protestas ciudadanas desafiaron a las autoridades. La gente que habita el Conjunto Residencial Colseguros se rebeló. Nadie los
quería al lado de sus casas. Nadie deseaba de vecino un "desechable" que trajera delincuencia y drogas. La cosa era tan grave que ya
incluso muchos hablaban de limpieza social, un delicado "chicharrón" para el Alcalde, que la verdad sea dicha heredó..
No se si Uds., recuerdan que Lucho, agobiado por la opinión pública los concentró en el antiguo matadero, pero luego se dio cuenta de
la embarrada, pues allí llegaron "ñeros" de otras ciudades", pues allí les daban comida y baño. Lucho dio marcha atrás y los dispersó
por Bogotá. Luego aparecieron en otras ciudades, los periodistas especulaban que los habían embarcado en camiones desde Bogotá.
Como verán esa la platica de Peñalosa se perdió… (según la investigadora Morris incluyendo el valor del Tercer Milenio, se gastaron
29 millones de dólares en dicha empresa.)
Surge el Bronx
El caso es que a los pocos meses Bogotá ya no tenía un Cartucho, tenía muchos más: ‘Cinco Huecos', los alrededores de la plaza de
mercado de Corabastos, el caño del barrio 12 de Octubre, debajo de algunos puentes vehiculares específicos, como el de Fucha, y el
más grande y peligroso de todos EL BRONX ubicado detrás de la iglesia del Voto Nacional.
Curiosamente, al igual que ocurría en el Cartucho, buscaron un sitio cercano a las autoridades y militares. En efecto el Bronx está
ubicado a una cuadra de la Dirección de Reclutamiento del Ejército y a dos de la Policía Judicial y del comando de la Policía
Metropolitana. Siete cuadras al oriente está la sede de la Presidencia de la República, en la zona más custodiada del país. No es difícil
suponer quiénes se encargaron de arrendar o de comprar las casuchas para reubicar el negocio que Peñalosa les acabó en El
Cartucho.
El nombre del Bronx es un símil con el condado neoyorquino de bajo estrato en el que viven negros y latinos, aunque nadie se atribuye
este bautizo.
Son unas pocas calles en las cuales no hay más de 55 casas, algunas de varios pisos y miles de cambuches en andenes y calles. Es
parte del barrio Voto Nacional, que debe su nombre a la iglesia de estilo grecorromano en la que Colombia fue consagrada al Sagrado
Corazón de Jesús.
Hoy es territorio vedado para cualquiera que no sea reciclador, consumidor de droga o administrador y dueño de los negocios ilegales
que reinan en el lugar. Recientemente la Policía en uno de tantos operativos que anuncian previamente con bombos y platillos, sufrió el
asesinato de uno de sus integrantes y las mafias le pusieron precio a la cabeza de sus agentes ($20 millones por policía).
“Hay cambuches de dos y tres pisos coronados por terrazas desde las cuales se divisa el vecindario: tejas de zinc les sirven de
sombrero. Las llaman 'torres gemelas'. Los techos están convertidos en depósito de frascos de pegante bóxer, uno de los alucinógenos
más comunes entre los habitantes de la calle.” Desde este punto se pueden observar los frentes del segundo y tercer piso de las
casas. Predominan los ventanales con los vidrios rotos cubiertos de plástico y las paredes ahumadas, cruzadas por decenas de cables
de contrabando de energía. Lo que hay detrás de esas ventanas siempre es un misterio para la Policía, que les teme a delincuentes
que puedan estar agazapados y disparar desde el rincón menos esperado.” El Tiempo octubre de 2012
El Brox, es hoy otra vez un símbolo de abandono y desidia. El Director de la policía ha informado recientemente a la ciudadanía que
“han descubierto en el Bronx, grandes mafias, que trafican con drogas y armas de corto y largo alcance”. Ha decubierto el agua tibia.
¿Acaso no se sabe esto ocurría hace desde hace varias décadas en el Cartucho?.
Mientras la policía trata de erradicar las mafias del Bronx con operativos cíclicos y avisados, el actual alcalde Gustavo Petro levantó una
polvareda con su propuesta específica de crear los centros de consumo controlado (entregándoles droga de manera controlada a los
consumidores), disque para quitarle el consumidor a las redes de comercio ilegal y así disminuir el narcomenudeo. Señor Alcalde ¿Ud.
si realmente cree que con esto se acabará el narcomenudeo?
Como todos se le fueron encima y hasta el procurador le dijo que se la había fumado verde, Petro cambió rápidamente su propuesta
por una especie de ambulancia donde atiende a los Drogadictos Centro de Atención Móvil a Drogodependientes (CAMAD) que ubicó a
a la entrada del Brox. Petro indicó: “Con los CAMAD se da el primer paso para que el Bronx se convierta en un barrio digno de vivir con
la construcción de baños públicos, jardines infantiles, restaurantes, talleres y alojamientos para los habitantes de esta zona de la
capital”. Definitivamente el Procurador tenía razón se la fumó biche. ¿Ud. cree señor Petro que con ese Camad el Bronx se convertirá
en un barrio residencial "digno de vivir"?. Si le funciona debe patenetar su idea para salvar al mundo de ese flagelo. Amanecerá y
veremos...
Definitivamente nuestros gobernantes andan en otro planeta y pasaran años, décadas, ojalá no siglos, antes de que alguno de ellos
piense en la verdadera solución integral al problema del Bronx, que describió Yolanda Gómez, Subeditora del El tiempo
magistralmente:
“El Bronx es un lugar que simboliza la desidia y el abandono del Estado, la indiferencia y la negligencia de los ciudadanos y el
cinismo y la desvergüenza de los delincuentes, todo al mismo tiempo…”
Este lugar y el anterior Cartucho, ignorado por décadas, es sencillamente el reflejo de un fenómeno y un proceso que se vivió y se vive
en todo el país. La respuesta a tanta guerra, desidia, desigualdad social, violencia entre muchos otros factores. Ni siquiera saber que
allí hay niños que conviven con la droga y a quienes inician a corta edad y sufren violaciones y vejámenes conmueve a las autoridades.
¿Dónde esta el Bienestar familiar?. ¿Dónde está la Bogotá Humana de Petro?.
¿Podrán las autoridades recuperar este lunar penoso para la ciudad y para Colombia?, de pronto el día en que la guerrilla firme la Paz
y entregue las armas… es decir... nos demoraremos muuucho.
Bogotá, Octubre 22 de 2012
Omarquez
artículo original 2012, actualizado en 2014.
Bibliografía. Periódicos El Tiempo y El espectador, Artículos de interés sobre el tema: La calle del Cartucho oficina del Bajo Mundo. El tiempo
1991. El Bronx, un símbolo de abandono y desidia.
En un lugar llamado El Cartucho Crónica
Acualización febrero 2 de 2016 Revista Semana
PEÑALOSA ANUNCIA QUE INTERVENDRÁ EL BRONX
"Para Peñalosa, no se puede permitir que a pocos metros de la Presidencia, la Alcaldía, el Palacio de Justicia y varios ministerios haya
una zona en la que el crimen tiene su imperio."
La historia se repite?
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