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En la mayor parte de la
dominación española, las
calles de la ciudad no
tuvieron nombre oficial, se
les llamaba con el nombre de
algún templo, convento,
edificio de importancia o de
algún personaje notable.
En la esquina de Santa Mónica y Juan Manuel, está una casa de cantera que
fue donde vivió don Juan Manuel Caballero, considerada por muchos años
como la mejor finca particular de esta ciudad (hoy la parte inferior son locales
comerciales). El señor Caballero vino de España en la segunda mitad del siglo
XVIII, fue comerciante, político, prior del Gran Consulado de Guadalajara,
intervino en la construcción del actual convento franciscano de Zapopan,
cuando falleció en marzo de 1837, dejó toda su fortuna para obras benéficas en
esta ciudad tapatía. Por su generosidad y filantropía esta calle lleva su nombre.
"Cuenta la leyenda que una hermosa dama de vida licenciosa, tenida por el
vulgo como endemoniada tanto por su constante lectura de libros prohibidos,
como por sus continuos ataques a la religión, cayó en cama, herida de muerte,
y presintiendo su último fin llamó a una amiga intima que en temporadas más o
menos largas había vivido a su lado y haciendo un postrer alarde de impiedad
le recomendó que no dejara entrar a ningún sacerdote, pues prefería morir en la
impenitencia final mejor que dejar de leer libros prohibidos ya que, por otra
parte, ella nunca había creído que hubiera otra vida después de ésta. Pidió ya
agonizante, le leyeran "Las Ruinas de Palmira" y que en cuanto muriera le
pusieran el libro entre las manos pues quería podrirse juntamente con él en el
sepulcro. Y habiendo muerto la señora renegando de su fe y llamando al diablo
cada vez que se impacientaba, tendiéronla en su catre y amortajáronla según
ella había ordenado poniéndole un ejemplar de la obra citada entre las
manos. ... Por la noche nadie quiso ir al velorio por lo que solamente le hicieron
compañía a la difunta la amiga íntima y dos sirvientas y que a la madrugada
hallándose las tres en el comedor tomando vino y café oyeron un ruido extraño
en la alcoba donde yacía el cadáver de la renegada, advirtieron que se habían
apagado los cirios y que paulatinamente la casa se había llenado de humo
pestilente. Cuando se repusieron del susto se asomaron a la recámara y con
gran azoro vieron que el cadáver de la excomulgada había desaparecido
misteriosamente". Dávila Garibi nos explica esta misteriosa desaparición, según
le platicó Toñita Vallejo amiga de él; resulta que "algunos parientes de la difunta
por ser personas de dinero e influyentes, consiguieron permiso para sacar el
cadáver sigilosamente, en altas horas de la noche, por temor de que la gente lo
apedreara o cometer algún escándalo. Y no habiendo en la casa quien pudiera
estorbarías más que la amiga y las sirvientas procuraron embriagarlas con
pretexto del velorio y poder sacar a la difunta sin que se dieran cuenta de ello".
Joaquín Angulo
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Joaquín Angulo (Cocula, Jalisco) 1811 - 1861) fue un abogado y político mexicano.
Fue nombrado diputado local en 1846, gobernador constitucional de Jalisco de 1848 a
1852 y luego senador. Fue parte del Supremo Tribunal de Justicia y gobernador
sustituto en 1855. En 1857, el voto popular le llevó a la Suprema Corte de Justicia.