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MATERIAL BIBLIOGRÁFICO PARA “SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN” DEL

INSTITUTO “LA SALLE”

Profesor: Emanuel Riffel.

Bibliografía consultada:
Serafini, M. T. (2011). Cómo se escribe. Buenos Aires: Paidós.

Introducción.
Tal como se ha presentado en clase, en el primer capítulo del trabajo final (marco teórico)
habrá de incluirse toda la información que nos permita describir cada uno de los aspectos y
condiciones que hacen al fenómeno que estamos investigando. Ahora bien, resulta
fundamental que la exposición de temas a tratar se estructure a través un hilo conductor para
lograr coherencia y cohesión, características fundamentales de todo texto expositivo.

1. Estructuración del texto.


1.2. Organización de la información.
En primer lugar, elaborar una enumeración sobre los posibles temas o subtemas a abordar
suele ser una buena opción. Dicha enumeración no necesariamente debe presentarse en forma
de listado, otra opción que proponemos es la de “racimo asociativo” (Serafini, 2011, pág.
33). Tal formato supone que en el centro de una hoja en blanco ubiquemos el tema a tratar,
luego en modo radial deberíamos colocar ideas primarias en torno al tema central. A partir
de tal disposición, construiremos una segunda estructura radial, cuyas ideas se presentarán
como derivaciones o subtemas de los primeros. Según la autora: “el empleo de la asociación
impulsa a buscar relaciones lógicas y a traer a la memoria muchas informaciones útiles que
ya poseíamos” (Serafini, 2011, pág. 33). Por último, es necesario tener en cuenta que el
intento de vincular ideas inconexas puede conllevar divergencia y dispersión en el
tratamiento de las temáticas, lo cual puede traer aparejado que se pierda la finalidad a la que
se pretende arribar en términos expositivos.
Una alternativa marcadamente distinta es la de “flujo de escritura” (Serafini, 2011, pág. 41).
Consiste en comenzar a escribir y desarrollar ideas sin un eje estructurante. Tal forma de
escritura facilita la dinámica de la actividad para quienes el “papel en blanco” supone un
obstáculo. También sirve a los fines de aclarar opiniones o perspectivas personales en
relación a un tema, o para ahondar en la presentación descriptiva de un fenómeno. El aspecto
negativo que presenta tal modalidad reside en que “las relaciones entre las ideas no se hacen
explícitas” (Serafini, 2011, pág. 41). Por lo cual, la reconstrucción e integración de las partes
se vuelve una tarea posterior de carácter ineludible. En consecuencia, no debe pensarse que
el texto deba escribirse “de un solo tirón” (Serafini, 2011, pág. 42), y más aún, que resulte
ser el definitivo.
1.3. Clasificación.
Hasta aquí lo expuesto evidencia que la “clasificación” de información supone un trabajo
reflexivo de segundo orden, básicamente porque no se trata solamente de “rellenar” espacios
en blanco, sino de observar la calidad del vínculo entre las ideas. Muchas veces hemos
experimentado al momento de evaluar trabajos la sensación de acumulación de información
inconexa, que sirve a los fines de aumentar las páginas, pero que al mismo tiempo produce
un empobrecimiento del mismo. Tener presentes la noción de “clase” (Serafini, 2011, pág.
71), es fundamental para el ordenamiento de la información. Se entiende por “clase”: “un
conjunto de elementos que poseen propiedades comunes” (Serafini, 2011, pág. 71). Como
condición elemental debemos saber que la organización de ideas por clase supone tener en
claro qué es lo propio de dicha clase a los fines de tener un criterio justificado de pertenencia.
Por otro lado, la jerarquización de clases habilita a la “analogía” en la medida que dentro de
una clase puede haber elementos que se diferencian entre sí, pero que comparten al mismo
tiempo algún “aspecto común” de clasificación. Este aspecto común, se reconoce en el
concepto de “idea principal” o “categoría” (Serafini, 2011, pág. 79). Cada derivación o
subtema, debe estar ligado necesariamente a la idea principal o categoría (que a su vez se
deriva del tema central de nuestro trabajo). Allí reside la clave de integración de la
información presentada. Podemos habilitar varias ideas principales o categorías en la medida
que nos resulte necesario incorporar información que lo demande. De todos modos, lo
fundamental para la creación de una nueva categoría reside en que todos los elementos que
a ella pertenezcan deben contener esa dimensión común que los haga partícipes de manera
justificada.
La tarea de jerarquizar ideas en categorías y subcategorías implica que las primeras tengan
tal nivel de abstracción o generalización suficiente que nos permita subsumir un buen número
de subcategorías. De modo tal que cuanto más niveles seamos capaces de construir, entonces
más ordenada se encontrará la información presentada. Por otro lado, si hay alguna categoría
que presenta muy pocas ramas o derivaciones, deberíamos pensar que tal vez dicha categoría
sea en realidad un subelemento de alguna otra categoría de mayor generalidad.
La aplicación directa de tales consideraciones en el trabajo, puede evidenciarse en la idea de
“esquema”:
“Un esquema está constituido por una lista de ideas organizadas jerárquicamente, de forma que todos los
elementos del mismo nivel se alinean verticalmente a lo largo de la página, y, si se estima conveniente, se
identifican con letras y números” (Serafini, 2011, pág. 91).

Por ejemplo:
Introducción.
Capítulo 1.
1.
1.1.
1.1.1.
1.1.2.

2.
2.1.

2.2.

2.2.1.

2.2.2

2.2.3

2. Modelos para la vinculación de ideas.


La relación entre ideas puede acontecer de diversas maneras, proponemos a continuación
diversos formatos que habiliten a dicho vínculos (Serafini, 2011, págs. 45-51):
a. Por analogía: Supones la diferenciación de ideas a partir de una idea común que las
englobe. Por ejemplo: La idea de “conflicto de liderazgo” en una organización puede
llevarnos a una especificación de los “tipos de liderazgos”, y los tipos de liderazgos
puede llevarnos a preguntarnos acerca de los pro y los contra, de cada “modelo de
liderazgo”.
b. Por oposición: justamente se trata de examinar la idea contraria a la postulada. Si
nosotros hablamos en un trabajo del “empobrecimiento cultural de los medios de
comunicación” podríamos pensar, “los medios de culturización en los ámbitos de la
comunicación”.
c. Causa-consecuencia: en términos generales, la postulación de una proposición
demanda necesariamente de la explicitación de sus fundamentos (en lógica se conoce
como la relación necesaria de la conclusión con las premisas). Ninguna idea puede
presentarse sin que esté de alguna manera desarrollada las condiciones que
contribuyeron a dicha postulación. Por ejemplo, se constata el aumento de Diabetes
tipo II en la población infantil de un país, el “por qué” de tal suceso nos lleva a la
exposición de hábitos poco saludables en dicha población.
d. Por precedencia: supone un vínculo de tipo temporal entre dos ideas. Por ejemplo: El
tratamiento de un tema actual, evidenciando un problema similar en el pasado. Tal
circunstancia, no contiene en sí misma un vínculo de tipo causal, sin embargo, la
reiteración de la temática en el tiempo permite establecer dicho vínculo.
e. Por sucesión: supone la enumeración de acontecimientos o eventos, sin que ello
demande un vínculo causal. Por ejemplo, la descripción de movimientos migratorios.
f. Por generalización: permite cierta conclusión (con pretensiones de universalidad) a
partir de casos particulares. La generalización de tales casos supone una reiteración
fenoménica en relación a algún índice o criterio observacional derivado de la teoría.
Pensamos que las entrevistas o encuestas a realizar pueden alinearse en esta
modalidad expositiva.
g. Por búsqueda de tipologías: supone partir de una idea general que nos conduzca a
ideas específicas. Este formato, se asemeja bastante al modelo por analogía. En el
sentido que ambos comparten una dimensión, pero al mismo tiempo también existe
una diferencia específica entre ellos.
h. Por experiencia de autoridades: no es una falacia sustentar una afirmación a partir de
una o varias afirmaciones en la que se despliega el juicio de una autoridad en la
temática tratada. Al igual que en la generalización, la presencia de información que
nos ayude a construir una afirmación universal en términos argumentales no implica
falta de honestidad intelectual, por el contrario, reconocemos en ello los aportes
significativos de otros investigadores.

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