Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Via de Hecho
Via de Hecho
VIA DE HECHO
Magistrados:
Dr. VLADIMIRO NARANJO MESA
Ponente.
ANTECEDENTES
a) La Decisión
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
A. LA COMPETENCIA
B. LA MATERIA
"Lo que se acaba de reseñar, pone de presente, por una parte, que si
el criterio del legislador de 1989, según la ley de autorizaciones (Ley
30 de 1987) fue simplificar los trámites judiciales, y de otro lado, se
ocupó de regular todo lo atinente al recurso de apelación, y
específicamente la procedencia, oportunidad y requisitos del
mencionado recurso, es de concluir que se reglamentó toda la
materia en dicho punto, y por ende, quedó eliminada del mismo como
exigencia para su concesión por el a-quo y su admisión por el ad-
quem, que el recurrente deba sustentar el referido medio de
impugnación.
RESUELVE :
INVIOLABILIDAD PARLAMENTARIA-Responsabilidades
políticas y disciplinarias de congresistas por sus votos y
opiniones en ejercicio de sus funciones
La inviolabilidad de los congresistas es absoluta. Sin embargo, esto
no significa que en una democracia constitucional no exista ninguna
responsabilidad de los congresistas por sus votos y opiniones en el
ejercicio de sus funciones. Así, la mayor parte de las constituciones, y
específicamente el artículo 185 de la nuestra, establecen que los
parlamentarios están sometidos a las normas disciplinarias de las
cámaras, las cuales, con el fin de mantener un orden en el debate,
pueden controlar y sancionar internamente ciertos abusos de la
libertad de expresión. De otro lado, y más importante aún, el control
esencial sobre los congresistas lo ejercen la propia ciudadanía y la
opinión pública, cuyos cuestionamientos pueden traducirse en la
imposición de formas de responsabilidad política sobre los senadores
y representantes.
Existen razones literales (el texto perentorio del artículo 185 superior),
conceptuales (el alcance absoluto de la inviolabilidad parlamentaria),
teleológicas (la finalidad y pertinencia de esa figura en los juicios
contra los altos dignatarios), sistemáticas (la regulación constitucional
de los juicios contra los altos dignatarios) y, finalmente, lógicas (los
absurdos a los que conduce la interpretación contraria) que permiten
inequívocamente concluir que la única tesis razonable es la siguiente:
los senadores y representantes conservan la inviolabilidad en sus
votos y opiniones incluso cuando ejercen funciones judiciales en los
procesos adelantados por el Congreso contra los altos dignatarios. Y
la razón es tan simple como contundente: los juicios ante el Congreso
por delitos de los altos dignatarios, si bien son ejercicio de una función
judicial, por cuanto imponen sanciones y configuran un requisito de
procedibilidad de la acción propiamente penal ante la Corte Suprema,
conservan una inevitable dimensión política, por lo cual, en ellos, los
congresistas emiten votos y opiniones que son inviolables.
INVIOLABILIDAD PARLAMENTARIA-Desconocimiento en
investigación judicial hace procedente la tutela
DECISUM-Alcance/RATIO DECIDENDI-Alcance/OBITER
DICTA-Alcance
DICTUM COLATERAL-Alcance
DOCTRINA CONSTITUCIONAL-Procedencia de modificación
por sentencias de unificación de tutela
Temas:
La Sala de Casación Penal de la
Corte Suprema de Justicia es
competente para investigar los
delitos cometidos por los
congresistas en ejercicio de sus
funciones.
Alcance y funciones de la
inviolabilidad parlamentaria en una
democracia constitucional.
La inviolabilidad parlamentaria
opera en los juicios a los altos
dignatarios en el Congreso.
Incompetencia de la Corte Suprema
de Justicia para investigar los votos
y opiniones de los representantes
en el proceso contra el Presidente
pero competencia para conocer de
cualquier otro delito cometido en
ese proceso.
Actuación fundada en derecho de la
Corte Suprema de Justicia pero
configuración de una vía de hecho
prospectiva, por falta absoluta de
competencia.
Precisión y rectificación de una
línea jurisprudencial derivada de
decisiones precedentes de la Corte
Constitucional.
Respeto a los precedentes, cosa
juzgada constitucional y sentencias
de unificación de la Corte
Constitucional.
Magistrados Ponentes:
CARLOS GAVIRIA DÍAZ
ALEJANDRO MARTÍNEZ
CABALLERO
Ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
2. Situación fáctica.
"La anterior se expide a los cinco (5) días del mes de marzo de mil
novecientos noventa y ocho (1998), en cumplimiento a lo
dispuesto por el Presidente de la Sala de Casación Penal, en auto
de esta fecha. (Firmado) Patricia Salazar Cuéllar, Secretaria Sala
de Casación Penal".
4. Pretensión.
Competencia.
Carta de 1886, que preveía la inviolabilidad de los senadores y representantes, "todas las
constituciones que la república se ha dado, así en las dos épocas de gobierno federal (1811 a
1815, y 1858 a 1885), como en la de organización unitaria (1821 a 1858), han reconocido como
principio fundamental la inviolabilidad e irresponsabilidad de los legisladores" (Ver Jose María
Samper. Derecho público interno de Colombia. Bogotá: Biblioteca popular de cultura
colombiana, 1951, Tomo II, p 247). En derecho comparado, y sólo para citar algunos ejemplos,
ver en Europa, el artículo 26 de la Constitución de Francia de 1958, el artículo 71 de la
Constitución actual de España, el artículo 46 de la Ley Fundamental de Bonn en Alemania, el
artículo 157 de la Constitución de Portugal y el artículo 68 la Constitución de Italia. En
América, ver el artículo 1, sección 6 de la Constitución de Estados Unidos, el artículo 60 de la
Constitución de Argentina de 1853, el artículo 48 de la Constitución de Chile de 1980, el artículo
142 de la Constitución de Venezuela, el artículo 110 de la Constitución de Costa Rica, el artículo
61 de la Constitución de México y el artículo 53 de la Constitución del Brasil.
poder. Así, en la larga lucha entre la Cámara de los Comunes y los Tudor
y los Estuardo, estos monarcas utilizaron frecuentemente las
persecuciones judiciales, civiles y penales, para intimidar a los
parlamentarios críticos. Por ello, una de las conquistas esenciales de la
“Revolución Gloriosa” en Inglaterra fue precisamente la cláusula de la
inviolabilidad, recogida en el artículo 9º de la “Bill of Rights” o
Declaración de Derechos de 1689, y según la cual la “libertad de
expresión, los debates y las actuaciones en el Parlamento no pueden ser
juzgados ni investigados por otro Tribunal distinto del parlamento”. Esta
garantía fue un paso decisivo en la independencia del Parlamento, por lo
cual fue retomada, casi en idénticos términos, por la Constitución de los
Estados Unidos de Norteamérica y la Constitución francesa de 17915.
Por ello esta Corte ha señalado que la inviolabilidad "es una institución
que nace con el parlamento moderno y que busca garantizar la
independencia de éste frente a los otros poderes, especialmente frente
al poder Ejecutivo”6.
13 Fernando Santaella. Derecho parlamentario español. Madrid: Espasa, 1990, p 119. Ver igualmente
Fernández-Miranda Campoamor. Op-cit. 3759. Ver sentencia del Tribunal Constitucional de ese país No 51 de
1985, que en su Fundamento Jurídico No 6 precisa que la inviolabilidad se extiende a las “declaraciones de juicio
o de voluntad” en ejercicio de las “funciones parlamentarias”.
14Ver Laurence Tribe. Op-cit, p 373. Ver igualmente Edward S Corwin. The constitution and
what it means today. pp 26 y ss.
15 Corte Suprema de los Estados Unidos. Sentencia Gravel v United States de 1972.
16 Ver Joseph Barhélemy. Op-cit, p 296.
17Ver Miguel Lanz Duret. Derecho constitucional mexicano. México: Norgis editores S.A, 1959, p 136
18 ". Ver Humberto Quiroga Lavié. Derecho constitucional. Buenos Aires, Depalma 1993, p 764
19 Citada por Juan González Calderón. Curso de derecho constitucional. Buenos Aires: Kraftt, 1960, p 368
20 Sentencia del caso Mario Martínez Casas de 1960, citado por German Bidart Campos. El derecho
constitucional del poder. Buenos Aires: Ediar,198. P 94.
Inviolabilidad y conductas delictivas.
22 Informe- Ponencia sobre “Estatuto del Congresista” en Gaceta Constitucional. No 51, pag 27
14- La inviolabilidad de los congresistas es entonces absoluta. Sin
embargo, esto no significa que en una democracia constitucional no
exista ninguna responsabilidad de los congresistas por sus votos y
opiniones en el ejercicio de sus funciones. Así, la mayor parte de las
constituciones, y específicamente el artículo 185 de la nuestra,
establecen que los parlamentarios están sometidos a las normas
disciplinarias de las cámaras, las cuales, con el fin de mantener un orden
en el debate, pueden controlar y sancionar internamente ciertos abusos
de la libertad de expresión.
25 Florentino González. Lecciones de Derecho Constitucional. Buenos Aires: Bernheim, 1869, pp 284 y ss.
26 Ver, con criterios similares, Barthélemy Op-cit, p 296 y José María Samper, Op-cit, p 247
excepción de todos los otros mecanismos alternativos que han sido
propuestos, podría decirse parafraseando al estadista inglés.
21- Una obvia pregunta surge entonces: ¿cuáles son los fundamentos
que permiten concluir que la inviolabilidad también opera cuando los
representantes y senadores ejercen funciones judiciales?
Como es evidente, existen ante todo las dos razones, que no por haber
sido ya ampliamente mencionadas en esta sentencia, dejan de tener una
importancia trascendental, a saber, (i) el texto del artículo 185, que no
establece distinciones en los votos y opiniones emitidos por los
congresistas en ejercicio de su cargo; y (ii) la finalidad misma de la figura
de la inviolabilidad, que es proteger la independencia y libertad del
Congreso en todas sus funciones, por lo cual la doctrina nacional e
internacional es uniforme en señalar que todos los votos y opiniones que
hayan sido emitidos por los representantes del pueblo en el proceso de
formación de la voluntad de las cámaras quedan excluidos de cualquier
responsabilidad civil o penal.
33 Sentencia C-198 de 1994, MP, Vladimiro Naranjo Mesa, criterio reiterado en las sentencias C-222 de
1996 y C-245 de 1996.
34 José María Samper. Op-cit, p 234.
Pero es más, la tesis de José María Samper va aún más lejos: según su
parecer, estos juicios son atribuidos al Congreso no sólo a pesar de la
inviolabilidad de los votos y opiniones de los congresistas sino
precisamente debido a esa inviolabilidad, por cuanto gracias a ella, los
representantes del pueblo pueden jugar el papel de órgano límite, y decir
la última palabra sobre la procedencia o no de las acusaciones contra
ciertos altos dignatarios. Según sus palabras:
42 Aclaración
de voto de los magistrados Eduardo Cifuentes Muñoz. José Gregorio Hernández Galindo,
Hernando Herrera Vergara y Vladimiro Naranjo Mesa a la sentencia C-037 de 1996.
juicio propiamente penal por la Corte Suprema, precisamente por cuanto
considera que sólo el Congreso goza de la suficiente legitimidad
democrática para destituir al jefe del Estado y a los otros altos
dignatarios, mientras que un órgano judicial no electo tendría enormes
dificultades para acometer esa tarea, por cuanto se vería cuestionado,
por su ausencia de origen democrático, para apartar de sus funciones a
quien ha sido electo por la mayoría de los ciudadanos.
Ahora bien, contra ese modelo puede argüirse que de todos modos
permite la impunidad, por cuanto puede haber colusión entre el jefe de
Estado y los congresistas. Sin embargo esa objeción no es válida, por
cuanto ese mismo reparo podría hacerse al juicio penal adelantado ante
la Corte Suprema u otro órgano judicial, ya que podría también haber
entendimientos ilícitos entre el funcionario judicial y el alto dignatario
investigado. Nada garantiza que eso no ocurra.
42- Sin embargo, una nueva objeción surge, por cuanto podría
considerarse que, en la medida en que las sentencias C-222 de 1996 y
C-245 de 1996 han hecho tránsito a cosa juzgada constitucional (CP art.
53 Ver, entre otras, las sentencias C-531/93. Fundamento Jurídico No 23, y C-386 de 1996. Fundamento
Jurídico No 6.
243), no pueden ser desconocidas por las autoridades constituidas,
incluida la propia Corte Constitucional, y menos aún cuando esa
Corporación actúa simplemente como juez de tutela, y no se encuentra
examinando, ya sea por demanda ciudadana o por vía de control
oficioso, la constitucionalidad de las leyes. Una pregunta obvia surge
entonces: ¿hasta qué punto es procedente que en esta sentencia de
tutela, la Corte Constitucional entre a precisar y corregir la doctrina
aparentemente sentada en decisiones previas de constitucionalidad?
Para responder a ese interrogante, debe esta Corporación analizar, en
primer término, en qué medida los jueces en general, y esta Corte en
particular, se encuentran vinculados por sus precedentes.
55 Para esta práctica en derecho inglés, ver Denis Keenan. English Law. (9 Ed) Londres:
Pitman, 1989, pp 130 y ss.
56 Ver al respecto la declaración de Lord Gardiner, Presidente de ese tribunal, citada en
Keenan. Op-cit, p 135
45- Una primera conclusión se impone: si bien las altas corporaciones
judiciales, y en especial la Corte Constitucional, deben en principio ser
consistentes con sus decisiones pasadas, lo cierto es que, bajo
especiales circunstancias, es posible que se aparten de ellas. Como
es natural, por razones elementales de igualdad y seguridad jurídica, el
sistema de fuentes y la distinta jerarquía de los tribunales implican que
estos ajustes y variaciones de una doctrina vinculante sólo pueden ser
llevados a cabo por la propia corporación judicial que la formuló. Por tal
razón, y debido al especial papel de la Corte Constitucional, como
intérprete auténtico de la Carta y guardiana de su integridad y
supremacía, corresponde a esa Corporación, y sólo a ella, modificar
las doctrinas constitucionales vinculantes que haya desarrollado en sus
distintos fallos.
58 Ver al respecto Denis Keennan. Op-cit. p 134. Igualmente ver Francisco Rubio Llorente.
"La jurisdicción constitucional como forma de creación del derecho" en La forma del
poder. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1993, pp 500 y ss.
Estos conceptos son formulados de distinta manera y con lenguajes
diversos por los autores59, lo cual ha generado a veces agudas
discusiones conceptuales. Sin embargo, su sentido esencial es
relativamente claro: Así, el decisum es la resolución concreta del caso,
esto es, la determinación específica de si el acusado es o no culpable en
materia penal, si el demandado debe o no responder en materia civil, si
al peticionario el juez le tutela o no su derecho, si la disposición acusada
es o no retirada del ordenamiento, etc. Por su parte, la ratio dedicendi es
la formulación general, más allá de las particularidades irrelevantes del
caso, del principio, regla o razón general que constituyen la base de la
decisión judicial específica. Es, si se quiere, el fundamento normativo
directo de la parte resolutiva. En cambio constituye un mero dictum, toda
aquella reflexión adelantada por el juez al motivar su fallo, pero que no
es necesaria a la decisión, por lo cual son opiniones más o menos
incidentales en la argumentación del funcionario.
Los anteriores criterios son enteramente aplicables para que esta Corte
examine si verdaderamente los apartes mencionados de las
sentencias C-222 de 1996 y C-245 de 1996 constituyen una doctrina
vinculante que no podía ser rectificada por medio de una sentencia de
tutela de la Sala Plena de la Corporación.
Conclusiones y decisión.
64- Por último, esta Corte precisa que, debido a la naturaleza misma
de la acción de tutela, no procede tampoco conceder directamente el
amparo constitucional a aquellos otros congresistas que pretendieron
intervenir como coadyuvantes, en el presente trámite judicial. En
efecto, el procedimiento de tutela, debido a su informalidad, no admite
ese tipo de intervenciones procesales, por lo cual la parte resolutiva de
esta sentencia sólo cobijará directamente a la peticionaria. Sin
embargo, tal y como esta Corte lo ha señalado, si bien la tutela sólo
tiene efectos en relación con las partes que intervienen en el proceso
(Decreto 2591/91, art. 36), “sin embargo, la doctrina constitucional que
define el contenido y alcance de los derechos constitucionales, sentada
por la Corte Constitucional, con ocasión de la revisión de los fallos de
tutela, trasciende las situaciones concretas que le sirven de base y se
convierte en pauta que unifica y orienta la interpretación de la
Constitución.70” Por ello, la Corte hará un llamado a prevención a la
Sala Penal de la Corte Suprema para que se abstenga de investigar
como delitos los hechos inescindiblemente ligados a las opiniones y
votos emitidos por los congresistas en ejercicio de sus funciones.
V. DECISION.
Demandante:
Viviane Morales Hoyos.
Demandada:
Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Penal.
Magistrados Ponentes:
3. LA GARANTIA INSTITUCIONAL
4. ALCANCE DE LA INVIOLABILIDAD
Es bien sabido que dentro del Estado Social de Derecho que nos rige,
plasmado en los ordenamientos constitucionales de 1991 se configura
el establecimiento de un gobierno de leyes por encima de las
personas. Nuestra Carta Política se inspira en el principio fundamental,
según el cual, los particulares solo son responsables ante las
autoridades por infringir la Constitución y las leyes, mientras que los
servidores públicos lo son por la misma causa y por omisión o
extralimitación de sus funciones. (C.P., art. 6o.)
Por ello desde luego, cabe expresar que, una cosa es la inviolabilidad
de los congresistas consagrada en el artículo 185 de la Constitución
Política, con respecto a las opiniones y votos que emitan en ejercicio
de sus cargos, en desarrollo del control político y para asegurar su
independencia y autonomía frente a la injerencia de los demás
poderes, lo que supone la configuración de la irresponsabilidad jurídica
en esta materia, derivada del ejercicio de la actividad parlamentaria, y
otra diferente, es la responsabilidad penal en que puedan incurrir sus
miembros, bien por delitos comunes cometidos con ocasión del
servicio o fuera del mismo, o cuando actúan en función judicial.
Aplicando los anteriores criterios al caso sub examine, cuya tutela debe
definirse exclusivamente en relación con la demandante, resulta
pertinente analizar, para los efectos de la decisión correspondiente, sí
como lo sostiene la actora en su demanda y en la pretensión principal
de la misma, el proceso adelantado por la H. Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Penal "investiga las opiniones y los votos
que la doctora Viviane Morales Hoyos en su condición de
Representante a la Cámara, emitió en 1996, en el proceso en el que
ésta Corporación investigaba la conducta del doctor Ernesto Samper
Pizano, a la sazón Presidente de la República" o por el contrario, se
trata del ejercicio de las atribuciones consagradas en la Constitución
Política, según las cuales dicha Corporación, conoce en forma
privativa, "de los delitos que cometan los congresistas". (C.P., art. 185)
y le corresponde "Investigar y juzgar a los miembros del Congreso".
Fecha ut supra.
Magistrados Ponentes:
77 La consideración del carácter arbitrario del acto judicial como requisito para la existencia
de una vía de hecho, es una constante en la jurisprudencia de la Corte Constitucional. A
continuación se citan algunas sentencias discriminadas según su magistrado ponente:
Jorge Arango Mejía: T-323/93, T-458/94, T-416/95, T-121/98.
Antonio Barrera Carbonell: T-442/93, T-081/94, T-139/94, T-175/94, T-442/94, T-444/94, T-459/94, T-
123/96, T-554/96, T-716/96, T-056/97, T-027/98, T-117/98.
Alfredo Beltrán Sierra: T-343/98, T-383/98, T-460/98, T-684/98.
Eduardo Cifuentes Muñoz: T-079/93, T-055/94, T-231/94, T-538/94, T-323/95, SU-637/96,
T-324/96, T-345/96, T-603/96, T-055/97, T-086/97, SU-337/98, SU-640/98, T-008/98, T-
083/98, T-162/98, T-325/98, T-567/98, T-654/98, T-698/98.
Carlos Gaviria Díaz: T-320/93, T-258/94, T-505/94, T-518/94, SU-327/95, T-193/95, T-
386/95, T-074/96, T-057/97, T-162/97, T-163/97, T-194/97, T-019/98, T-258/98, T-295/98,
T-501/98, T-657/98, T-659/98.
José Gregorio Hernández Galindo: T-173/93, T-118/95, T-492/95, C-666/96, T-329/96, T-
699/96, T-331/97, T-098/98, T-100/98, T-458/98.
Hernando Herrera Vergara: T-221/93, T-208/94, T-245/94, T-470/94, T-240/95, T-249/95,
SU-707/96, T-133/96, T-078/98, T-204/98, T-349/98, T-350/98, T-452/98.
Alejandro Martínez Caballero: T-336/93, T-572/94, T-282/96, T-178/98, T-179/98, T-
280/98, T-416/98, T-475/98.
Fabio Morón Díaz: T-346/94, T-212/95, T-494/95.
Vladimiro Naranjo Mesa: T-158/93, T-198/93, T-368/93, T-424/93, T-327-94, T-435/94, T-
146/95, T-197/95, T-285/95, T-336/95, T-500/95, T-518/95, T-548/95, C-037/96, T-299/96,
T-401/96, T-073/97, T-201/97, SU-429/98, T-029/98, T-465/98, T-608/98.
respecto del acto impugnado podía advertirse una clara y manifiesta
arbitrariedad, en cuyo caso la demostración concreta de la existencia
de una “vía de hecho”, habilitaría plenamente la competencia de esta
jurisdicción constitucional.
Si todo órgano judicial debe seguir los criterios del máximo intérprete
de la Constitución Política, que hayan servido de apoyo directo a las
decisiones de exequibilidad o inexequibilidad, no cabe duda de que la
Corte Suprema de Justicia se inspiró en aquéllos. Más aún, en la
medida en que tales criterios, como se demostrará con su transcripción
textual, se incorporaron a la parte resolutiva de varias sentencias de
constitucionalidad, la Corte Suprema de Justicia al acogerlos se limitó
a respetar el valor de cosa juzgada constitucional del que dichos fallos
están revestidos.
(...)
80Ibidem.
81Corte Suprema de Justicia. Sentencia No 17 del 7 de marzo de 1985. MP Manuel
Gaona Cruz.
pronunció “en los términos de esta sentencia”, fórmula esta que
emplea la Corte para extender el efecto de la cosa juzgada a la
doctrina que tiene carácter esencial, por lo que forma un solo cuerpo
con la decisión. En esta oportunidad el cargo de inconstitucionalidad se
enderezaba a cuestionar las disposiciones de la Ley 5ª de 1992 y del
D.L 2700 de 1991, en cuanto ellas conferían a la Cámara de
Representantes el poder judicial de calificar el mérito de la instrucción y
disponer los procedimientos a seguir. En este sentencia, la Corte
luego de acoger en su integridad lo dicho en fallos anteriores, arriba
transcritos - en los que se distingue la función judicial del Congreso
referida a los hechos punibles, de la orientada a deducir
responsabilidad en los casos de indignidad, ésta sí política y
discrecional -, concluye lo siguiente:
(...)
(...)
Mal puede este último afirmar, con posterioridad, que la Corte Suprema
de Justicia se encaminó por un sendero de arbitrariedad (vía de
hecho), salvo que sostenga la tesis según la cual creer y seguir la
interpretación dada por la Corte Constitucional no resulta ni
aconsejable ni obligatorio pues el que lo haga corre el riesgo de
prevaricar. Empero, para seguir la doctrina constitucional de la Corte
Constitucional - así se desprende de la posición asumida por la
mayoría -, y evitar ser crucificado en el intento, será indispensable
disponer de un poder adivinatorio capaz de anticipar las futuras
rectificaciones, matizaciones y virajes jurisprudenciales que sus
magistrados decidan introducir a las sentencias que han hecho
tránsito a cosa juzgada. No es necesario proseguir en esta línea de
pensamiento; tal vez tampoco sea conveniente. Baste recordar que la
doctrina de las vías de hecho se acuñó con el objeto de proteger a la
persona de las arbitrariedades de los jueces, pero no autoriza para
practicar el género perverso de un cierto tipo de remedio judicial
consistente en la arbitrariedad que un juez ejerce sobre otro.
(...)
Y para que no existiera duda alguna sobre el sentido del fallo, la Corte
resolvió "(d)eclarar EXEQUIBLE el artículo 131 de la Ley 5a. de 1992,
con excepción del literal b) del mismo artículo, el cual se declara
INEXEQUIBLE, en los términos de esta providencia".
22. Pero incluso, si hubiere existido una razón suficiente para justificar
el cambio de doctrina constitucional, cabe preguntarse si por vía de
una acción de tutela, en sede de revisión, puede la Corte
Constitucional desconocer la doctrina constitucional obligatoria.
Ahora bien, puede ser que se afirme la original teoría de que los jueces
están autorizados para cambiar de doctrina según su propio subjetivo e
irrefrenable estado de ánimo e, incluso, que se alegue que en sede de
revisión puede la Corte modificar la doctrina constitucional vigente. No
obstante, pese a que lo anterior se aceptase, subsiste un último
problema que debe ser resuelto para establecer si, en realidad, la
decisión impugnada de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
correspondía a una verdadera vía de hecho. Se trata de evaluar si el
paradigma seleccionado por la mayoría en sede de revisión, según el
cual los congresistas son judicialmente irresponsables por las
decisiones que adopten en ejercicio de la función judicial, tiene
suficiente sustento constitucional. Si no fuere así, la decisión de la Sala
Penal de la Corte Suprema, fundada sobre el paradigma contrario (la
responsabilidad penal de los congresistas jueces) estaría
decididamente avalada por la Constitución y, en consecuencia, no
podría ser calificada como arbitraria. Este tema ocupa la parte que
sigue del presente salvamento.
El debate, por lo tanto, debe darse en torno de las razones por las
cuales se escoge un determinado punto de partida. En este orden de
ideas, aparte del desconocimiento del principio interpretativo medular
de la unidad de la Constitución, la absolutización del principio de
inviolabilidad puede ser objeto de serios reparos.
67. Pero, pese a que se hubieran expuesto las razones del giro
doctrinal, la mayoría debió preguntarse si, en sede de tutela, se puede
sustituir la doctrina constitucional obligatoria. Como expongo en el
presente documento, considero que la oportunidad para transformar,
modificar o incluso “matizar” la doctrina que ha sido sentada por las
decisiones de constitucionalidad de la Corte Constitucional, es sólo un
nuevo estudio de Constitucionalidad realizado por la misma
Corporación. Considero que se excede la competencia funcional si se
actúa, como en el presente caso, omitiendo la diferencia que existe
entre la condición de la Corte Constitucional como juez de
constitucionalidad de las leyes y como juez de revisión de decisiones
de tutela.
ANEXO
CUADRO
RATIO DECIDENDI
Norma Texto Decisión Ratio Decidendi
Art. 6° "ARTICULO 6o. Clases de Sentencia C- La función de
num. 3 funciones del Congreso. El 198/94 control político
Ley 5ª de Congreso de la República Exequible lo que la Carta le
1992 cumple: acusado asigna al
Congreso, debe
"............................................... distinguirse de la
................................................. judicial, que
............... únicamente
procede respecto
"3- Función de Control de funcionarios
Político, para requerir y con fuero
emplazar a los Ministros del constitucional.
Despacho y demás
autoridades, y conocer de las
acusaciones que se formulen
contra altos funcionarios del
Estado. La moción de censura
y la moción de observaciones
pueden ser algunas de las
conclusiones de la
responsabilidad política. (...)"
6. Requerir el auxilio de
otras autoridades para el
desarrollo de las actividades
que le competen, y comisionar
para la práctica de pruebas
cuando lo considere
conveniente. La iniciación de
la investigación también
procederá de oficio;
7. Darse su propio
reglamento; y,
El legislador
estatutario no es
competente para
regular asuntos
de competencia
del legislador
ordinario, como lo
son los términos
judiciales en los
juicios contra
funcionarios con
fuero
constitucional.
Art. 342 "Artículo 342.- Decisión sobre Sentencia C- La competencia
Ley 5ª de resolución calificadora. 222/96 judicial que se
1992 Recibido el proyecto de Exequible lo asigna a la
resolución calificadora, la acusado plenaria de cada
Comisión de Investigación y cámara para
Acusación se reunirá dentro procesar
de los cinco (5) días funcionarios con
siguientes y estudiará y fuero
decidirá si aprueba o no el constitucional,
proyecto presentado. Si fuere constituye
rechazado, designará a un garantía de
nuevo representante para que separación de
elabore la resolución de poderes en la
acuerdo con lo aceptado por medida en que su
la Comisión. ejercicio se
adecue a criterios
judiciales y que
se limite a ser
presupuesto
procesal
indispensable
para proseguir la
acción penal, por
lo que el
legislador bien
puede regular los
aspectos
procedimentales
de la instrucción,
siempre que no
comporten la
cesión de la
competencia
sobre la adopción
de decisiones en
favor de células
del Congreso.
Art. 343 "Artículo 343.- Sentencia C-
Ley 5ª de Consecuencias de la 222/96
1992 resolución calificatoria. Si la Inhibición.
resolución calificatoria Derogado
aprobada fuere de preclusión por el
de la investigación, se artículo 3 Ley
archivará el expediente; si de 273/96
acusación, el Presidente de la
Comisión remitirá el asunto al
Presidente de la Cámara.
La Cámara se reunirá en
pleno dentro de los cinco (5)
días siguientes para estudiar y
decidir sobre la acusación
aprobada por la Comisión."
La Cámara se reunirá en
pleno dentro de los cinco (5)
días siguientes para estudiar y
decidir sobre la acusación
aprobada por la Comisión."
La cesación de procedimiento,
en los términos y causales del
Código de Procedimiento
Penal, procederá en cualquier
momento del proceso. El
expediente se archivará.
Si la resolución de acusación
fuere por hechos cometidos
en el ejercicio de funciones
públicas o en relación con las
mismas, el Senado señalará
fecha para la celebración de
audiencia pública. Esta
resolución se comunicará a la
Cámara de Representantes y
se notificará personalmente al
acusador y al acusado,
haciendo saber a éste el
derecho que tiene de nombrar
un defensor. La audiencia se
celebrará aunque a ella no
concurriere el acusado. Si no
fuere posible la notificación
personal se hará por estado.
Será acusador el
Representante-ponente de la
decisión de la Comisión de
Investigación y Acusación."
Si la resolución de
acusación fuere por hechos
cometidos en el ejercicio de
funciones públicas o en
relación con las mismas, el
Senado señalará fecha para la
celebración de audiencia
pública. Esta resolución se
comunicará a la Cámara de
Representantes y se notificará
personalmente al acusador y
al acusado, haciendo saber a
éste el derecho que tiene de
nombrar un defensor. La
audiencia se celebrará
aunque a ella no concurriere
el acusado. Si no fuere
posible la notificación personal
se hará por estado.
Será acusador el
Representante-ponente de la
decisión de la Comisión de
Investigación y Acusación."
En estas investigaciones
no podrán trasladarse
testimonios con reserva de
identidad. Sin embargo, salvo
en lo referente al Presidente
de la República, se mantendrá
la reserva sobre las piezas
procesales de actuaciones en
curso que por solicitud del
representante investigador
hubieren sido trasladadas al
proceso que se sigue ante la
cámara, cuando a juicio del
funcionario competente
obligado a remitirlas, su
publicidad pueda desviar o
entorpecer la actuación o el
éxito, de otra investigación en
curso."
'ART. 343.-
Consecuencia del proyecto de
resolución calificatoria. Al día
siguiente de la aprobación del
proyecto de resolución, el
presidente de la comisión,
enviará el asunto al presidente
de la cámara, a fin de que la
plenaria de esta corporación,
avoque el conocimiento en
forma inmediata. La cámara
se reunirá en pleno dentro de
los cinco (5) días siguientes
para estudiar, modificar y
decidir en el término de quince
(15) días sobre el proyecto
aprobado por la comisión.
Si la Cámara de
Representantes aprueba la
resolución de preclusión de
investigación, se archivará el
expediente. Si la improbare,
designará una comisión de su
seno para que elabore, en el
término de cinco (5) días, el
proyecto de resolución de
acusación."
Arts. 467 "ART: 467 – Acusación ante Sentencia C-Las disposiciones
y 489 la Cámara de 148-97 constitucionales,
Dec. Representantes. El Exequible ellas normas del
2700/91 juzgamiento de los servidores artículo 489 y
Congreso y las
públicos, que de acuerdo con la parte
previstas en el
la Constitución deban ser subrayada Código de
juzgados por el Senado, se del artículoProcedimiento
hará siempre mediante 467 Penal dan cuenta
acusación a la Cámara de que la intención
Representantes, que en tal del Constituyente
caso actúa como fiscal. y del legislador ha
sido la de que la
Cualquier ciudadano competencia
puede denunciar ante la judicial del
Cámara de Representantes Congreso
las infracciones de la ley penal comporte la
cometidas por los servidores facultad
públicos que deban ser instructiva y
juzgados ante el Senado." calificativa del
proceso penal
"ART. 489.- La cámara como que se sigue a los
fiscal. En las actuaciones que funcionarios con
adelante la Cámara de fuero, sin excluir
Representantes contra los los deberes que
servidores públicos ejerce tal investidura
funciones de fiscal." supone, lo cual
ha sido avalado
en la sentencias
E-004/95, C-
222/96, C-245/96,
C-385/96, C-
386/96 y C-
563/96
Art. 5 Ley “Artículo 5o. En todos los Sentencia C- La participación
273/96 procesos que se adelanten 085/98 del Ministerio
ante la Comisión de Exequibili- Público en el
Investigación y Acusación de dad proceso judicial
la Cámara de Representantes, condiciona- en el Congreso
es obligatoria la presencia del da contra
Ministerio Público. funcionarios que
gozan de fuero
constitucional,
debe hacerse por
conducto del
Procurador
General de la
Nación
IR A INICIO
AUTORIDAD PUBLICA – CONDENA DE EJECUCIÓN
CONDICIONAL-Sentencia No. T-336/93
Magistrado Ponente:
ALEJANDRO MARTINEZ CABALLERO.
Ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Solicitud.
1. Competencia.
La tutela fue interpuesta contra las decisiones del Juzgado 15 Penal del
Circuito y del Tribunal Superior de esta ciudad, mediante las cuales al
condenado Pulido González se le negó la excarcelación; decisiones que
tienen origen en la sentencia condenatoria proferida del 8 de abril de
1991 por el juzgado en mención.
a. Dilación injustificada.
87Corte Constitucional. Sentencia T-079 de febrero 26 de 1993. Magistrado Ponente Dr. Eduardo Cifuentes
Muñoz.
del hecho punible permitan suponer que el condenado no requiere
tratamiento penitenciario.
RESUELVE
88Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia de abril 25 de 1992. Magistrado Ponente
Dr. Gustavo Gómez Velásquez.
ALEJANDRO MARTINEZ CABALLERO
Magistrado Ponente
La acción de tutela contra providencias judiciales procede, siempre y cuando la decisión contenga un
fundamento arbitrario por medio del cual se haya violado un derecho fundamental de la persona, es decir se
haya incurrido en "vías de hecho". En otras palabras, al juez le corresponde pronunciarse judicialmente de
acuerdo con la naturaleza misma del proceso y las pruebas aportadas, todo ello de acuerdo con los criterios
que establezca la ley, y no de conformidad con su propio arbitrio.
La doctrina nacional ha coincidido en que la teoría del mandato ad scribendum es válida y no se presenta el
delito de falsedad de documento privado cuando una persona firma con la firma de otra, cuando haya una
la Fiscal interpretó los alcances del delito consagrado
previa autorización.
en el artículo 221 del Código Penal, de acuerdo con una posición
doctrinaria que señala como jurídicamente válida -desde una
perspectiva punitiva- la teoría del mandato ad scribendum. Si bien
debe señalarse que las opiniones doctrinarias que se expresen en
un caso contrario pueden ser objeto de controversia en materia
jurídica, esto no significa que se esté actuando caprichosa o
arbitrariamente al momento de tomar una decisión.
ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Solicitud
2. Hechos
"Es cierto que la grafía que allí aparece como hecha por
poderdante -en la que se lee claramente su nombre completo- es
ostensiblemente diferente de aquella con que JOSE M.
CARREÑO signó los cheques y tarjetas de aperturas de cuentas
corrientes (traidos (sic) de los archivos bancarios para la practica
(sic) del cotejo pericial correspondiente) en los que se observan
rúbricas ininteligibles, mas tal circunstancia no lleva a predicar
indefectiblemente que el referido documento sea apócrifo, pues
no es nada raro que una persona tenga una firma especial para
sus "operaciones bancarias" y otra, para los demás actos.
"No hubo daño alguno, todo lo cual permite predicador (sic) sin
duda, siguiendo el pensamiento del maestro CARRARA "si una
conducta no es dañosa, todo el andamiaje dogmático penal
pierde su sentido, su razón de ser, su explicación, su
justificación"...
3. Pretensiones
2. Impugnación
1. Competencia
De acuerdo con los parámetros establecidos por el artículo 86 del Estatuto Superior, la tutela presenta como
características fundamentales la de ser un mecanismo inmediato o directo para la debida protección del derecho
constitucional fundamental violado; y la de ser subsidiaria, esto es, que su implementación solamente resulta
procedente a falta de otro medio de defensa judicial, salvo que se trate de evitar un perjuicio irremediable.
Conviene, para los efectos de este pronunciamiento, recalcar que el referido mecanismo de protección, no fue
consagrado en la Constitución de 1991 como un medio para reemplazar o sustituir los procedimientos ordinarios
existentes en nuestro ordenamiento jurídico, ni para cuestionar el desempeño de las autoridades judiciales
respecto de los asuntos relacionados con la interpretación de la ley. Sobre el particular, ha señalado esta
Corporación:
"No hay lugar a que prospere la acción de tutela, cuando la persona que la invoca cuestione la acción de
las autoridades por errónea interpretación de la ley, ni en el caso de que la decisión de la autoridad pública
o del particular hayan definido el derecho dentro de sus competencias constitucionales y legales".
Y posteriormente agrega:
"De manera que el juez de la tutela no puede reemplazar al juez competente para fallar en lo que autoriza la
ley, sino que su accionar es un medio de protección de derechos propios de la persona humana en su
1
primacía".
Si bien esta Corporación, mediante sentencia C-543 de 1992, declaró inexequible el artículo 40 del decreto 2591
de 1991, la doctrina acogida por esta misma Corte ha determinado que la acción de tutela resulta procedente
cuando se pretenda proteger los derechos constitucionales fundamentales de las personas que se hayan visto
amenazados o vulnerados mediante vías de hecho por parte de las autoridades públicas y, en particular, de las
autoridades judiciales.
En el caso que ocupa la atención de esta Sala, conviene señalar que la acción de tutela contra providencias
judiciales procede, siempre y cuando la decisión contenga un fundamento arbitrario por medio del cual se haya
violado un derecho fundamental de la persona, es decir se haya incurrido en "vías de hecho". En otras palabras,
al juez le corresponde pronunciarse judicialmente de acuerdo con la naturaleza misma del proceso y las pruebas
aportadas, todo ello de acuerdo con los criterios que establezca la ley, y no de conformidad con su propio arbitrio.
Sobre la procedencia de la acción de tutela en los casos de la denominada "vía de hecho", ha manifestado la
Corte:
En otro pronunciamiento, relacionado también con el tema de la acción de tutela contra las providencias
judiciales, la Corte agregó:
Resulta pertinente entonces, determinar, como se hará más adelante, si para los efectos de la decisión que le
la Fiscal Tercera delegada ante el Tribunal
corresponde tomar a esta Sala,
Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, interpretó y aplicó en
forma arbitraria, flagrante y caprichosa las normas jurídicas
relacionadas con el delito de falsedad en documento privado.
"El que falsifique documento privado que pueda servir de prueba, incurrirá, si lo usa, en prisión de uno (1) a
seis (6) años.
Cabe anotar que el Código Penal de 1936 no contemplaba, en este tipo de delito, el uso obligatorio del
documento y exigía que se causara un perjuicio a terceros o que la falsedad se realizara con un propósito
lucrativo. Por su parte, el Código Penal vigente tan solo exige que el documento sea de aquellos que puedan
servir de prueba y que el sujeto activo del hecho punible lo use. Se trata, pues, de un tipo penal de dos actos:
que el mismo agente ejecute la falsificación en un documento y que lo utilice. Por tratarse de un delito donde el
interés jurídico protegido es la fe pública, la legislación penal colombiana ha considerado innecesaria la
4
presencia de un perjuicio real o la demostración del ánimo lucrativo del actor.
"Hay actos externos, signos o formas autenticadoras del valor jurídicos de las relaciones jurídicas. El
incumplimiento de esas investiduras, señales o fórmulas, introduce la falta de certeza en las relaciones
jurídicas, entorpece la vida económica, intranquiliza la vida política y desorganiza la vida familiar, esto es,
se atenta contra la 'fe pública'.
"Según la opinión corriente la fe pública constituye un bien o interés jurídico, una entidad real, y su titular
5
es la sociedad, vale decir la colectividad viviente dentro de un Estado".
Por su parte, la jurisprudencia colombiana ha considerado que la fe pública, dentro del contexto del delito de
falsedad en documento, se refiere a la confianza que la colectividad tiene en ciertos medios de prueba, como es
6
el caso de los documentos que permiten establecer la existencia, modificación o alteración de un derecho.
Otro de los aspectos, quizás el más importante para efectos del pronunciamiento de esta Sala, es el del dolo o la
intención para cometer el delito anteriormente señalado. Sin entrar en detalle respecto de la conocida discusión
entre los que consideran que existe dolo cuando se prevé el resultado dañoso y los que estiman que además de
prever se necesita querer el resultado, la Sala considera pertinente señalar que la doctrina, tanto nacional como
extranjera, se ha encargado de afirmar que este tipo de hechos punibles requieren una actuación dolosa, por
encima de una culposa. Al respecto se ha manifestado:
"El delito de falsedad es imputable a título de dolo. El dolo consiste en la conciencia y voluntad de inmutar
la verdad y producir daño o peligro. La ley no castiga toda falsedad sino solamente aquella que daña o tiene
potencia de dañar. De manera que el agente actúa con dolo cuando además de conocer que fabrica un
documento, conoce también que esa falsedad es dañosa al menos potencialmente. Si falta lo último tendrá
la conciencia de que hace un documento falso, pero no tendrá la conciencia de que hace algo que puede
ocasionar un perjuicio y, de tal manera, no estará en dolo.
"Cuando falta la conciencia de hacer valer como verdadero un documento falso, con daño ajeno, no hay
delito imputable a título de dolo: pero se podría responder a título de culpa. Más en nuestro Derecho se
7
ignora la figura de falsedad culposa".
"En cambio, la falta de intención fraudulenta, la carencia de lo que los franceses llaman el dessein de
nuire, o sea el propósito de dañar, sí tiene efecto discriminante. De acuerdo con autores atrás
mencionados, sostenemos que el dolo en el delito de falsedad no consiste en la intención de alterar la
verdad, sino que exige un propósito de daño. Pero no de daño a la fe pública sino a los derechos
8
individuales. Cuando esta intención no existe, no puede decirse que hay delito de falsedad".
Finalmente, conviene advertir que para que se configure el delito de falsedad de documento privado, se requiere
-como se ha dicho- que el actor lo use. Es decir, resulta indispensable que la utilización de ese documento no
sea inocua sino, por el contrario, se requiere que produzca los efectos queridos por el actor al introducirlo dentro
del tráfico jurídico.
La doctrina nacional ha coincidido en que la teoría del mandato ad scribendum es válida y no se presenta el
delito de falsedad de documento privado cuando una persona firma con la firma de otra, cuando haya una previa
autorización. Sobre este aspecto se ha señalado:
(...)
Con base en las razones expuestas, la Sala procederá a confirmar la sentencia del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Barranquilla, que denegó la acción de tutela interpuesta por la señora Beatriz Orozco Gómez.
DECISION
RESUELVE:
PRUEBAS-Omisión/PRINCIPIO DE PUBLICIDAD-
Vulneración/DERECHO A LA INFORMACION/PRUEBAS-
Controversia/FISCAL REGIONAL
VIA DE HECHO
VIA DE HECHO-Elementos
Febrero 14 de 1994
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Temas:
- principios de publicidad,
contradicción y defensa como
supuesto de la presunción de
inocencia y del debido proceso en
materia penal
- actuaciones judiciales consideradas
como vías de hecho en materia
constitucional.
la siguiente
SENTENCIA
FUNDAMENTOS
5. Conclusión
Esta Sala confirmará la decisión del Juez Segundo Penal del Circuito
de Barranquilla por las razones expuestas en esta providencia y
cuyos puntos esenciales pueden ser resumidos de la siguiente
manera: 1) el Fiscal regional debió llamar a rendir testimonio al señor
Rodríguez Pacheco y a la señora Lucy Garzón, no sólo por constituir
pruebas cuya conducencia podía objetivamente apreciarse desde la
indagatoria misma del procesado, sino también por el hecho de
haber sido solicitadas por su representante, violando de esta manera
los principios de publicidad y contradicción en el proceso; 2) la
omisión del Fiscal viola el principio de contradicción y por contera se
quebrantan los derechos de defensa, debido proceso y, finalmente,
la presunción de inocencia del inculpado; 3) semejante omisión no
puede ser considerada sino como una grave irregularidad que
vulnera el derecho del procesado a recurrir las providencias
judiciales, para lo cual es necesario que éstas existan y se
comuniquen. Se trata, por tanto, de un acto desprovisto de toda
justificación jurídica que configura lo que se conoce como "vía de
hecho". 4) teniendo en cuenta que la omisión del juez viola un
derecho fundamental, el afectado tiene derecho a interponer acción
de tutela de acuerdo con jurisprudencia reiterada de la Corte
Constitucional.
DECISION
RESUELVE
VIA DE HECHO
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA/SENTENCIA
EXTRAPETITA/SENTENCIA ULTRA PETITA/PRINCIPIO DE
CONTRADICCION
VIA DE HECHO
PRETENSIONES-Cuantía/CORRECCION MONETARIA
PERJUICIO INDEMNIZABLE/PERJUICIO-Incidente de
liquidación/CONTRATO DE SEGURO-
Incumplimiento/ENRIQUECIMIENTO ILICITO
MAYO 13 DE 1994
Temas:
- Procedencia de la acción de tutela
contra providencias judiciales por vías
de hecho
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
1. La sociedad SEGUROS ALFA S.A., por intermedio de apoderado,
interpuso acción de tutela contra la Sala Civil de Decisión del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Fe de Bogotá, por considerar
que ésta, mediante providencias del 16 de marzo de 1993 y del 7 de
septiembre del mismo año, dentro del trámite de liquidación de la
condena in genere impuesta en el proceso ordinario de FRANCISCO
VEGA GARZON contra SEGUROS ALFA S.A., vulneró sus derechos
fundamentales a una administración de justicia sujeta estrictamente al
imperio de la ley (CP arts. 121, 229 y 230), al debido proceso (CP art.
29), a la igualdad ante la ley (CP art. 13), al comportamiento de las
autoridades públicas conforme a derechos inalienables (CP art. 5), a la
prevalencia del derecho sustancial (CP art. 228), a la propiedad y al
patrimonio obtenido legalmente (CP art. 58).
FUNDAMENTOS JURIDICOS
5.1 La sujeción al imperio de la ley por los jueces (CP art. 230), si se
entiende que puede ser a cualquier ley, así sea la menos pertinente
para resolver el asunto bajo su consideración, daría lugar a la creación
de un poder personal, que es justamente lo que combate dicho
principio. Los jueces, en estas condiciones, no podrían pretender
actuar "en nombre de la ley", con lo cual como autoridades quedarían
desposeídas de legitimidad y para sus decisiones no podrían exigir
obediencia. La prohibición a la vía de hecho - no es necesario
recordarlo - se propone erradicar dentro del Estado el poder personal.
Así lo sostuvo la Corte Constitucional en decisión anterior cuando
afirmó:
5.3 Sin duda alguna, la sujeción más intensa de los órganos del
Estado está referida al cumplimiento de la Constitución, sus principios
y valores. La vía de hecho, inicialmente se presenta como un
quebrantamiento del derecho fundamental a la jurisdicción, en cuanto
la arbitrariedad judicial a la par que es una contradicción en los
términos respecto de la función judicial, anula de plano las expectativas
que toda persona puede legítimamente abrigar sobre su actuación.
Pero la vía de hecho no se limita a defraudar el sentimiento de justicia
de la colectividad. Se concreta, ante todo, como violación de un
derecho fundamental. De ahí que si se reúnen los requisitos de
procedibilidad, la acción de tutela se erija en medio apto para proteger
el derecho conculcado o amenazado. Ello no sería posible si se
admitiese únicamente el control formal de la vía de hecho. El principio
de efectividad de los derechos fundamentales (CP art. 2) y de
prevalencia del derecho sustancial (CP art. 228), se pondrían en
entredicho si la forma del acto arbitrario sirviese para inmunizar su
contenido antijurídico contra todo intento para deponerlo y restablecer
el primado del derecho. De este modo, la arbitrariedad que logre
hacerse a un título formal, se impondría a la Constitución y a los
derechos fundamentales, en cuya defensa estriba la tarea y la misión
confiada a los jueces.
5.4 La prevalencia del derecho sustancial (CP art. 228), como criterio
de interpretación es inmanente al estado social de derecho. En este
sentido, el control meramente formal de la vía de hecho, no refleja esta
profunda necesidad de eficacia que el ordenamiento en su conjunto
reclama, y con mayor énfasis de sus mecanismos depuradores. El
control de la vía de hecho es un instrumento para enfrentar y someter a
la arbitrariedad judicial. Es evidente que la morfología y la naturaleza
de la técnica de control, si lo que se pretende es su eficacia - lo que
debe darse por descontado - debe ser correlativa y proporcional, por lo
menos, a las características del fenómeno que se desea contrarrestar.
Si la arbitrariedad judicial puede ser formal y material, su control sólo
formal, no sólo es recortado sino que en sí mismo anticipa una grave
impunidad, generando, por contera un oprobioso privilegio consistente
en poder violar el ordenamiento jurídico sin consecuencias y
reclamando para esa mácula la intangibilidad que sólo se prodiga a la
auténtica aplicación e interpretación del derecho.
"La conducta del juez debe ser de tal gravedad e ilicitud que
estructuralmente pueda calificarse como una "vía de
hecho", lo que ocurre cuando el funcionario decide, o actúa
con absoluta falta de competencia o de un modo
completamente arbitrario e irregular que comporta, según la
jurisprudencia del H. Consejo de Estado, una agresión
grosera y brutal al ordenamiento jurídico, hasta el punto de
que, como lo anota Jean Rivero, "su actuación no aparece
más como el ejercicio irregular de una de sus atribuciones,
si no como un puro hecho material, desprovisto de toda
justificación jurídica", con lo cual, la actividad del juez o
funcionario respectivo, pierde legitimidad y sus actos,
según el mismo Rivero, se han "desnaturalizado"
(Sentencia T-442 de 1993. M.P. Dr. ANTONIO BARRERA
CARBONELL)
DECISION
RESUELVE:
SENTENCIA CONDENATORIA-Impugnación/RECURSO DE
APELACION-Desierto/VIA DE HECHO
ERROR JURISDICCIONAL
PRINCIPIO DE LA BUENA FE
NOVIEMBRE DE 1994
Ref.: Expediente T-42515
Actor: FRANCISCO JAVIER
URQUIJO SUAREZ
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Temas:
- Términos judiciales
- Principio de la buena fe
- Tutela contra providencias
judiciales
- Vías de hecho
- Principio pro actione
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
7.1 Los cinco días que la ley otorga al apelante de la sentencia para
sustentar el recurso, comenzaban a contarse el día siguiente hábil,
es decir, el quince (15) de marzo y vencían el día veintidós (22) a las
seis de la tarde. La razón le asiste, por consiguiente, al Juzgado de
instancia y no a la Sala del Tribunal, que contabilizó el día catorce
(14) de marzo dentro del término del traslado.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
Por otra parte, el Secretario del Juzgado hace parte del despacho
judicial y sus actuaciones comprometen a la administración de
justicia, hasta el extremo de que por sus errores puede deducirse
responsabilidad contra el Estado por falla en la prestación del
servicio (CP art. 90). No se discierne la razón que lleva a la Sala de
Decisión Penal demandada a sustraer relevancia al presunto error
cometido por el Secretario del Juzgado y a imputarle, en cambio, el
desconocimiento de los términos de ley a la parte que se acogió a la
interpretación del referido servidor público, luego corroborada por el
Juez de la causa mediante auto del siete (7) de abril de 1994. La
decisión analizada es, por lo tanto, en extremo inequitativa, pues,
castiga la confianza legítima del particular en las autoridades y
sacrifica el derecho de defensa. En lugar de asumir la
responsabilidad de los actos propios de la administración de justicia,
traslada íntegramente a la parte las consecuencias del error judicial y
hace nugatorio su derecho fundamental a impugnar la sentencia
condenatoria.
Buena fe y prevalencia del derecho sustancial en las
actuaciones de las autoridades judiciales
8.4 La buena fe está dominada por una lógica finalista que califica,
bajo este parámetro, el comportamiento integral del sujeto, tanto el
abierto y formal como el subrepticio y material. Con referencia a la
administración pública, la exposición de motivos citada, cifra el valor
de la garantía que se instituye para la protección y aplicación de los
derechos, en "la efectividad del servicio público por encima de las
conductas meramente formales que han desnaturalizado su esencia"
(ibid, pág 7). Igualmente, en la administración de justicia, siguiendo
una idéntica orientación, se consagra en el artículo 228 de la CP, el
principio de prevalencia del derecho sustancial, que reivindica para
las normas procesales su carácter de instrumentos para la
efectividad del derecho sustancial.
93Corte Constitucional. Sentencia C007 de 1992, M.P. Dr. JOSE GREGORIO
HERNANDEZ.
fuerza de las cosas, cuando el término para sustentar la apelación
está ya vencido, de suerte que si resulta adverso para el apelante,
su capacidad procesal de reacción se encuentra ya agotada. Estas
consecuencias no repudian ni al derecho ni a la justicia en la
generalidad de los casos, particularmente, si media culpa de la
parte, que no puede desconocer el carácter perentorio y preclusivo
de los términos legales. Sin embargo, si el término no está dotado de
diafanidad incontestable y el despacho judicial oficialmente lleva a
cabo su contabilización concreta, la que resulta razonable y en modo
alguno arbitraria, confiar en ella no permite calificar la conducta de la
parte como culposa, pese a que posteriormente el superior
discuerde de la interpretación dada. La contabilización oficial del
término, fue el motivo principal que motivó la sustentación de la
apelación dentro del plazo fijado, y no se descubre por qué el
sindicado debía apartarse de aquélla, o ponerla en duda, si además
de ser una interpretación razonable estaba munida de autoridad.
Conclusión
DECISION
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
GALINDO
I. INFORMACION PRELIMINAR
Competencia
El objeto de la impugnación
Halla la Corte que tanto una como otra decisión judicial han quedado
ejecutoriadas.
Así las cosas, para que pueda llegarse a entender que, de manera
excepcional, procede la acción de tutela contra providencias
judiciales -y con mayor razón contra sentencias que han alcanzado
el valor de la cosa juzgada-, es indispensable que se configure y
acredite una situación verdaderamente extraordinaria, que implique
no solamente el incumplimiento de una norma jurídica que el juez
estaba obligado a aplicar sino una equivocación de dimensiones tan
graves que haya sido sustituído el ordenamiento jurídico por la
voluntad del fallador.
DECISION
RESUELVE:
VIA DE HECHO
Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
GALINDO
Se revisan los fallos proferidos por la Sala Civil del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo y por la Sala de Casación
Civil de la Corte Suprema de Justicia.
I. INFORMACION PRELIMINAR
Incoada de nuevo ante la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Santa Rosa de Viterbo, sobre ella se resolvió mediante
providencia del 11 de mayo de 1995, en la cual se resolvió negar la
protección pedida, pues, a juicio del Tribunal, las providencias
judiciales atacadas no constituyeron una vía de hecho susceptible de
generar amenaza o violación a los derechos fundamentales del actor.
Competencia
Así las cosas, para que pueda llegarse a entender que, de manera
excepcional, procede la acción de tutela contra providencias
judiciales -y con mayor razón contra sentencias que han alcanzado
el valor de la cosa juzgada-, es indispensable que se configure y
acredite una situación verdaderamente extraordinaria, que
implique no solamente el incumplimiento de una norma jurídica
que el juez estaba obligado a aplicar sino una equivocación de
dimensiones tan graves que haya sido sustituído el ordenamiento
jurídico por la voluntad del fallador" (Cfr. Corte Constitucional..
Sala Quinta de Revisión. Sentencia T-118 del 16 de marzo de
1995)
En ese orden de ideas, la providencia judicial escapa al ámbito de
competencia del juez de tutela mientras no se establezca con
certidumbre, surgida de la evidencia incontrastable, que se ha incurrido
en una vía de hecho.
DECISION
RESUELVE:
FICCION JURIDICA-Naturaleza
Temas:
Debido Proceso, ausencia de defensa
técnica en indagatoria y vía de hecho
judicial.
Transición constitucional y
armonización concreta de principios
constitucionales en conflicto.
Prevalencia del interés general y
primacía de los derechos de la
persona.
Tutela y derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas.
Magistrado Ponente:
Dr. ALEJANDRO MARTINEZ
CABALLERO
Ha pronunciado la siguiente
SENTENCIA
Dentro del proceso de tutela identificado con el número de radicación T-
101419
I. ANTECEDENTES
II- LA SOLICITUD
Si bien, para la Sala Penal era claro que ese no había sido el objetivo
de la acción de tutela, opinó que la garantía de los actos procesales
que seguían a la sentencia formaban parte del debido proceso
invocado por el accionante y ligados a la eficacia del mismo y del otro
medio de defensa judicial disponible; dado que de nada sirve contar
con otro instrumento judicial "...si la eficacia de ese otro medio se ve
entorpecida o comprometida por hechos que amenazan o lesionan el
debido proceso.".
Hay pues una evidente tensión entre el derecho al debido proceso (CP
art. 29), alegado con acierto por el actor, y la protección del interés
general, la seguridad jurídica y la eficiencia de la administración de
justicia (CP arts 1,2, 209 y 228), con base en los cuales sustentan en
parte sus decisiones negativas los jueces de tutela, principios que tienen
también raigambre constitucional. En efecto, no puede olvidarse que la
persecución y castigo de los hechos criminales son elementos esenciales
de la protección de la paz social (CP art. 20), la seguridad de las
personas y la convivencia pacífica entre los colombianos (CP art. 2º),
bienes que encuentran expresa consagración en la Carta.
11- Esta vía de hecho ha implicado entonces una vulneración del derecho
a la asistencia técnica del petente, por lo cual la Corte considera que el
criterio decisión de los jueces de tutela de no considerar afectado ese
derecho por estar aún formalmente vigente el artículo 148 del estatuto
procesal penal termina sacrificando de manera desproporcionada el
debido proceso en función del interés general, la seguridad jurídica y la
eficacia de la justicia. ¿Significa lo anterior que debe concederse la tutela
y acogerse integralmente las solicitudes del petente, de suerte que debe
la Corte ordenar retrotraer el proceso a la indagatoria, con la
correspondiente anulación de todo lo actuado? ¿Debería entonces
ponerse en libertad automáticamente al condenado? La Corte se plantea
también este segundo interrogante pues es evidente que si se anula el
proceso desde la indagatoria, esta persona condenada, y muchas otras
que se encuentran en similar situación, deberían ser automáticamente
liberadas, dando aplicación al artículo 415 del Código de Procedimiento
Penal, pues la persona llevaría más de un año detenida, y el proceso
sería formalmente retrotraído al inicio de la indagatoria.
La Corte considera que la anulación del proceso desde la indagatoria
comporta dos dificultades que la hacen inadmisible, como regla absoluta
a ser aplicada en estos casos y como solución específica de la presente
acción de tutela. La primera dificultad es de naturaleza sustantiva, y tiene
que ver con la posibilidad de que tal decisión afecte, de manera
desporporcionada, otros principios de raigambre constitucional, como la
eficacia de la justicia y la seguridad jurídica. La segunda dificultad tiene
que ver con la procedencia misma de la tutela en el presente caso por
cuanto, como se verá, el actor tenía a su disposición otros mecanismos
judiciales de defensa. Entra entonces la Corte a analizar estos dos
aspectos.
13- Dos interrogantes obvios surgen entonces del anterior análisis: ¿es
posible armonizar la protección a la defensa técnica y la eficacia de la
justicia, ambos principios de estirpe constitucional? Y en caso de que ello
no pueda lograrse, ¿cuál principio debe primar, esto es, debe darse
prevalencia al interés general sobre el interés particular de los
procesados y condenados o, por el contrario debe protegerse la
prevalencia de los derechos de la persona, aunque ello tenga efectos
graves sobre objetivos de interés general?
Sin embargo, la Corte considera que es posible salir de ese difícil dilema,
cuyos extremos tienen consecuencias insatisfactorias, puesto que existe
una solución intermedia, que puede no parecer la más ortodoxa en
términos formales, pero que encuentra plena justificación si se recuerda
que, en materia de defensa técnica, se ha vivido un complejo proceso de
transición constitucional. Y es que la garantía a la defensa técnica se
equilibrar, en lo posible, con la protección de la seguridad jurídica y la
eficacia de la justicia. Por ejemplo, si a pesar de no existir una asistencia
técnica en la indagatoria, está plenamente probado el delito, la
culpabilidad y la responsabilidad, sería absolutamente desproporcionado
que se ordenara que se repusiera el procedimiento a partir de la
indagatoria, y que ello conllevara la libertad de un procesado contra quien
existe decisión respaldada ostensible y suficientemente en un acervo
probatorio irrefutable que motivó decisiones justas. Pero es posible
también que las mismas sentencias condenatorias hayan exigido unos
razonamientos que, al menos hipotéticamente, permitan una
contradicción, y en esta circunstancia una indagatoria técnicamente
recibida puede arrojar luces, por lo cual resulta imperativo rehacerla.
15- Ahora bien, esta solución puede parecer ilógica en un doble sentido.
De un lado, desde el punto de vista sustantivo, se podría señalar que no
existe ningún interés en la repetición de las diligencias en donde el
procesado careció de asesoría técnica, si sigue en firme lo actuado, pues
de esa manera la nueva indagatoria no tendría efectos reales sobre el
ejercicio de la defensa, que es precisamente lo que se pretende proteger
mediante la exigencia de abogado. ¿De qué sirve -podría preguntarse el
crítico- a un condenado que se repita la indagatoria si de todos modos la
sentencia sigue en firme? Y, de otro lado, en términos formales, podría
objetarse que, en función del principio lógico de no contradicción, la
decisión no es consistente pues, o se está en la indagatoria, y por ende
no puede existir jurídicamente el resto del proceso, ya que éste es una
sucesión ordenada de etapas, de tal manera que una no puede existir sin
la otra. O, por el contrario, el resto del proceso queda en firme y por ende
no se puede repetir la indagatoria pues ésta ya habría ocurrido
procesalmente.
18- Con todo, podría objetarse que una decisión de esta naturaleza no es
admisible, pues no se ajusta al ordenamiento formal de los procesos
penales, pues se estaría practicando una diligencia del sumario, mientras
se entiende que el juicio ya ha culminado. La Corte no desconoce esa
crítica, por lo cual entiende que su cirterio implica una suerte de ficción
jurisprudencial, pues sólo hay una manera de armonizar el desarrollo
formal de los procesos con la decisión que se considera materialmente la
más razonable y justa en el presente caso: es necesario que los jueces
penales razonen como si la nueva indagatoria hubiese sido tomada en el
momento en que fue practicada la anterior indagatoria. Esto es
obviamente una ficción, pues la nueva diligencia será practicada con
fecha posterior a la presente sentencia. Ahora bien ¿es legítimo que una
decisión judicial se funde en una ficción jurídica?
En ese sentido, la Corte considera que en este caso la ficción de que los
jueces deben razonar como si la nueva indagatoria se hubiese practicado
en el momento procesal oportuno es legítima y necesaria, pues
constituye la única forma de armonizar la estructura formal del
procedimiento penal con las exigencias materiales derivadas de los
principios constitucionales en conflicto en el presente caso.
19- Las anteriores razones explican por qué, incluso si fuera procedente
la tutela, no es razonable que la Corte ordene retrotraer el proceso penal
a la indagatoria en donde se afectó el derecho a la defensa técnica del
petente. Pero existe además otra razón por la cual esta Corporación no
puede conceder el amparo y es la relacionada con el carácter subsidiario
de la tutela. En efecto, como lo ha reiterado constantemente esta
Corporación, con la protección que emana de la acción de tutela no se
pretende relegar a la jurisdicción ordinaria del conocimiento de los
asuntos que son de su competencia, para dar paso a un manejo
extraordinario de los mismos en forma permanente y dificultando su
trámite normal y corriente. Por el contrario, se busca el uso de un
mecanismo que asegure en forma especial y excepcional la
intangibilidad del núcleo esencial de los derechos fundamentales
afectados o en peligro de estarlo, cuando no existan instrumentos
ordinarios que suplan esa protección y coloquen al afectado en una
situación de impotencia para su defensa.
108Ver Jean Rivéro. "Fictions et présomptions en droit public francais" citado por Chaim
Perelman. Op- cit, pp 221 y 222. Igualmente MAZEAUD. "Derecho Civil", Parte
primera, Vol. I. Ed. Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 195, en criterio citado y
utilizado por esta Corte en la Sentencia T-090/95. MP Carlos Gaviria Díaz.
Consideración de la Corte No 4.
109Tomás de Aquino. Suma Teológica, vol XII, 3, q.55, art. 4, ad 1, citado por Jesús
Ignacion Martínez García. La imaginación jurídica. Madrid: Debate, 1992, p 107.
Por ende, en el presente caso no procede la tutela por vulneración del
derecho de defensa técnica, por cuanto el petente tenía a su
disposición otros mecanismos judiciales de defensa en el propio
proceso penal. La tutela es entonces improcedente en virtud de su
naturaleza subsidiaria y residual. Al existir otros mecanismos de
defensa para solicitar ante los jueces la protección eficaz del derecho
a la defensa, la acción resulta improcedente y obliga a ejercitar los
demás instrumentos procesales que le ofrece el ordenamiento jurídico,
como serían entre otros, la posibilidad de formular nulidades durante
el proceso, según lo consagrado en el C.P.P., artículos 304 al 308; e,
igualmente, la de utilizar el recurso extraordinario de casación,
respecto de la sentencia de segunda instancia del Tribunal de Orden
Público, según lo dispuesto en el Capítulo VIII del C.P.P. En efecto, en
el presente caso la indagatoria fue practicada sin abogado el 31 de
diciembre de 1993 pero el 14 de abril de 1994 se posesionó el
abogado Enrique Suaza Palacio como defensor del sindicado José de
Jesús Zapata Cardona, petente en la presente acción. Por ende, a
partir de ese momento, el petente gozó de una defensa técnica y tuvo
entonces también amplios mecanismos judiciales de defensa en el
proceso penal para haber solicitado que se corrigiera la ausencia de
abogado durante la indagatoria, por lo cual la presente tutela no
puede ser concedida. Es pues una diferencia trascendental con los
anteriores casos estudiados por esta Corporación, y en donde se
concedió el amparo, pues en ellos los petentes no tuvieron
mecanismos judiciales alternativos y eficaces para que se subsanara
la violación al derecho a una defensa técnica.
Sobre este punto, la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín hizo
las siguientes consideraciones que la Corte comparte:
22- Por último, la Corte no puede pasar por alto las dilaciones
injustificadas alrededor de la notificación personal a los condenados
de la sentencia proferida por el Tribunal Nacional, mucho menos la
falta de diligencia de las autoridades obligadas a cumplir con la
notificación sobre la situación jurídica de una persona privada de su
libertad y respecto de las actuaciones surgidas dentro del proceso
cursado en su contra, así como desconocer el incumplimiento del
deber de informar oportunamente acerca de la realización de la
comisión para la notificación a la autoridad comisionante, de manera
que el proceso pueda seguir su cause normal sin interrupciones
ocasionadas por la demora o descuido de los funcionarios.
V- DECISIÓN
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
Dr. ALEJANDRO MARTINEZ
CABALLERO
Fecha ut supra,
Magistrado Ponente:
Dr. JORGE ARANGO MEJÍA.
I. Antecedentes.
A. La demanda.
II. Consideraciones.
A. Competencia.
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
GALINDO
1. Competencia
Esta Sala, por auto de fecha 16 de diciembre de 1997, estimó que las
reglas establecidas en los artículos 7 y 35 del Decreto 2591 de 1991,
debían "conciliarse con el principio de la autonomía judicial, toda vez
que al juez de tutela le está vedado invadir competencias ajenas, y su
injerencia dentro del curso de un proceso judicial debe estar
determinada por la flagrante violación o amenaza de los derechos
fundamentales y con el fin de evitar un perjuicio irremediable".
Además, consideró esta Corte que el alcance que debía darse a los
artículos mencionados era el siguiente:
De allí resulta, sin duda, que los defectos del análisis probatorio, o la
ausencia total del mismo, no menos que la falta de relación entre lo
probado y lo decidido, vulneran de manera ostensible el debido proceso
y constituyen irregularidades de tal magnitud que representan vías de
hecho. Tal expresión encaja en los indicados supuestos como ninguna
otra, ya que el fallador que se aparta del material probatorio, que no lo
evalúa en su integridad, o que lo ignora, plasma en su sentencia su
propia voluntad y no la de la justicia ni la de la ley. Decide de facto y
quebranta, en consecuencia, los fundamentos esenciales del orden
jurídico.
DECISION
RESUELVE:
Primero.- CONFIRMAR, por las razones que anteceden, las decisiones
de instancia, por medio de las cuales se negó el amparo invocado.
Temas:
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Y
POR MANDATO DE LA CONSTITUCION
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
A partir del 6 de marzo de 1997, la Sala Penal del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Santa Fe de Bogotá, D.C., llevó a cabo la etapa de
juzgamiento, la cual culminó mediante sentencia condenatoria de agosto
8 de 1997.
Por otra parte, el juzgador indicó que, en el caso de los sindicados Cruz y
Arias, lo procedente hubiera consistido en solicitar, durante la etapa de
juzgamiento y ante el juez de conocimiento, el restablecimiento inmediato
de la libertad por prolongación ilícita de la misma (C.P.P., artículo 414-A).
A este respecto, señaló que "este control puede solicitarse y desarrollarse
simultáneamente con el Habeas Corpus, prevaleciendo obviamente el
segundo en cuanto a la decisión a tomar, pero si este amparo no
prospera, se sigue con el otro trámite, resaltando que se trata de un
control sobre el debido proceso, que apunta a la protección de los
derechos fundamentales, y no un recurso o una tercera instancia, debido
a que el juez no tiene facultad para cuestionar los fundamentos
probatorios de la medida adoptada, criterio que ha sostenido la Corte
Constitucional en varias oportunidades, razón de más para predicar que
no procedía el Habeas Corpus, porque los sujetos no estaban
capturados, sino asegurados".
Agregó que "la tesis de que la acción de tutela no procede contra ninguna
providencia judicial, no sólo se opone al desarrollo jurisprudencial dado
por la Alta Corporación Judicial al tema de las vías de hecho, sino que,
además, niega al peticionario su derecho a una segunda instancia, en el
trámite del procedimiento humanitario y el debate del caso por él
propuesto como vulneración a sus derechos fundamentales del debido
proceso y defensa (…). Sin debatirse el asunto concreto en segunda
instancia, en cuanto a la convalidación de la prolongación ilícita de la
privación de la libertad, sus alcances y sus efectos, así como la tesis que
señala la medida de aseguramiento, control de legalidad, en oposición a
los tratados internacionales, la Convención Interamericana de Derechos
Humanos, la propia Constitución Política, que indican sobre el derecho
fundamental de Habeas Corpus, su carácter de ilimitado aún durante los
estados de excepción, lo que precisa que la violación de la garantía
fundamental de la libertad no puede ser saneada".
FUNDAMENTOS
Sin embargo, tanto la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá como la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia consideraron que el funcionario judicial investigado había
incurrido en el delito de prevaricato por acción. A su juicio, no existe
ninguna duda sobre la improcedencia de la acción de Habeas Corpus por
privación ilegal de la libertad por vencimiento de términos para resolver
situación jurídica, cuando la acción se interpone luego de que se ha
proferido una decisión judicial que ordena la detención del sindicado.
Sostienen que al amparo de lo dispuesto por el artículo 430 del Código
de Procedimiento Penal (modificado por el artículo 2° de la Ley 15 de
1992), - declarado exequible por la Corte Constitucional -, una vez se ha
proferido la decisión judicial que ordena la detención, las solicitudes de
libertad deben realizarse a través de los recursos ordinarios existentes y
no mediante la acción de Habeas Corpus. Indican que, habiendo sido
declarada exequible la norma en cuestión, mal puede omitirse su
aplicación a un caso concreto bajo el pretexto de la aplicación directa del
artículo 30 de la Carta.
110Sobre las competencias diferenciadas de cada una de las altas Cortes, véase, en
general, la sentencia 037/96 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa).
Ahora bien, como ya lo había reconocido esta Corte “tal fenómeno no es
exclusivo de nuestro país, como quiera que se ha presentado en todos
los Estados que, en la segunda mitad del presente siglo, modificaron, en
forma sustancial, la estructura constitucional del poder judicial. Sin
embargo, lo cierto es que en esos Estados, más temprano que tarde, los
más altos tribunales se adaptaron a los cambios constitucionales, lo que
en nuestro país, al parecer, todavía no ha terminado de suceder”.111
Ahora bien, para resolver el presente caso, la Sala debe definir si, como
lo afirma el actor, procede la acción de Habeas Corpus en aquellos casos
en los cuales, verificada la privación ilegal de la libertad, se profiere una
decisión judicial que pretende mantener la restricción del mencionado
derecho.
10. Como lo señala la apoderada del actor, el antiguo artículo 464 del
Decreto 50 de 1987 establecía que “en los casos de prolongación ilícita
de privación de libertad no procederá el Habeas Corpus cuando, con
anterioridad a la petición, se haya proferido auto de detención o
sentencia, sin perjuicio de la responsabilidad penal y disciplinaria del
funcionario”. Sin embargo, el Decreto 50 de 1987 fue derogado por el
nuevo Código de Procedimiento Penal (Decreto 2700 de 1991), que
reguló, en sus artículos 430 y subsiguientes, los alcances y el trámite de
la acción de Habeas Corpus. Con posterioridad, el artículo 2 de la Ley 15
de 1992 (que adoptó, como legislación permanente, entre otras cosas, lo
dispuesto en el artículo 3 del Decreto 1156 de 1992) modificó, en los
siguientes términos, lo dispuesto por el citado artículo 430, norma
actualmente vigente:
Para definir la relevancia del alegato del actor, debe la Sala estudiar la
doctrina constitucional vigente en materia de procedencia de la acción de
Habeas Corpus.
13. Alega la apoderada del actor que las sentencias impugnadas incurren
en un vicio fáctico protuberante pues, en su criterio, no existe prueba
alguna que demuestre la mala fe o el dolo con el que pudo actuar su
poderdante. En este sentido, sostiene que las decisiones no lograron
desvirtuar el error en el que pudo incurrir el procesado al interpretar el
artículo 430 del Código de Procedimiento Penal y, en consecuencia, en
aplicación del principio in dubio pro reo, éste debió ser absuelto.
15. Como ha sido precisado, para que se configure una vía de hecho
judicial por defecto fáctico, se requiere que no exista, en absoluto, ningún
elemento probatorio que permita conducir a la decisión judicial finalmente
adoptada.
123Cfr., entre otras, las Sentencias T-413/92 (M.P. Ciro Angarita Barón); C-319/94 (M.P.
Hernando Herrera Vergara); C-259/95 (M.P. Hernando Herrera Vergara); T-162/98 (M.P:
Eduardo Cifuentes Muñoz).
por la Corte Constitucional en la sentencia C-038/98124. En la mencionada
decisión la Corte consideró que “Desde el punto de vista material la
norma no consagra una causal de agravación punitiva que pueda tildarse
de injusta o discriminatoria, ya que, si bien hace más difícil la situación de
ciertas personas ante la aplicación de la ley penal, no lo establece así
gratuitamente sino a partir de diferencias relevantes que precisamente
llevan a considerar que, dentro de la sociedad, los individuos de quienes
se trata son precisamente los "distinguidos", esto es, los que sobresalen
por cualquiera de los factores enunciados, colocándolos en un nivel
privilegiado frente a los demás. Es precisamente de ellos -a quienes más
se ha dado- de quienes más se espera en lo relativo a la observancia de
la ley y el respeto al orden jurídico.”
Cabe advertir, desde luego, que esta, como las demás causales de
agravación punitiva, debe ser aplicada por el juez dentro de una
concepción objetiva de lo justo, cuya efectividad exige dar a cada
cual lo que le corresponde, según la conocida definición de Ulpiano,
lo que implica que de la notoriedad o preeminencia de una persona
en concreto no se deriva fatalmente -y sin consideración a otros
criterios de evaluación, a las circunstancias del caso o a las demás
reglas legales de graduación de la pena- la imposición de una sanción
más fuerte. Es tarea del juez, con arreglo a postulados de justicia y
equidad y siempre dentro del marco de la ley, medir la incidencia
específica de los distintos factores puestos a su consideración en
cada proceso y dictar su sentencia de manera que no los desconozca
y, en cambio, armonice sus consecuencias jurídicas en la situación
particular, con miras a realizar los valores fundamentales del
Derecho.”125
125 Sentencia C-038/98 (M.P. José Gregorio Hernández Galindo).
En suma, al amparo de la jurisprudencia constitucional y bajo el
entendido de que quienes deben fijar los verdaderos alcances de la
legislación penal son los jueces naturales que operan dentro de esta
particular área del derecho, debe señalarse que no parece vulnerar los
derechos fundamentales la interpretación según la cual la dignidad que
ocupe una persona dentro de la jerarquía del Estado puede ser tenida en
cuenta para agravar la pena que se le imponga por la comisión de
aquellos delitos que cometió, justamente, en virtud de su condición de
servidor público.
DECISION
RESUELVE
PERDIDA DE INVESTIDURA-Incompatibilidad
Abril 30 de 1998
Temas:
Doctrina de las vías de hecho en la
jurisprudencia constitucional
Los principios de non bis in idem y de
la cosa juzgada en los procesos de
pérdida de investidura
Validez procesal de las pruebas
obtenidas al margen de lo dispuesto
en el artículo 137 de la C.P.
Procedencia de la acción de tutela
contra sentencias de pérdida de
investidura de un congresista
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
la siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES
Por otra parte, el apoderado del actor manifiesta que, frente al vacío
legal que en la actualidad existe en punto al anotado recurso
extraordinario, interpuso recurso de reposición, ante la Sala Plena de lo
Contencioso Administrativo del Consejo, contra la sentencia que ahora
ataca por vía de tutela. Indica que esa Corporación denegó el recurso
al considerar que el ordenamiento procesal era claro al prohibir su
procedencia contra sentencias y compulsó copias para que se le
investigara disciplinariamente al estimar que mediante la interposición
del anotado recurso lo que perseguía era la dilación del cumplimiento
de la sentencia.
Estima que ante la imposibilidad de recurrir la sentencia atacada por la
vía ordinaria y ante el claro mandato constitucional que determina que
toda sentencia condenatoria debe poder ser impugnada, la acción de
tutela se convierte en el único mecanismo a disposición de su
poderdante para hacer valer sus derechos fundamentales.
FUNDAMENTOS
3. Una vez establecidos con claridad cuáles son los eventos en los
cuales la tutela es el mecanismo procesal adecuado para controvertir
decisiones judiciales, la Sala se pregunta si puede ser considerada
como una vía de hecho aquella decisión judicial que vulnera los
principios constitucionales de la cosa juzgada y del non bis in idem,
ambos contenidos en la garantía constitucional del debido proceso
establecida en el artículo 29 de la Carta Política.
En este caso, la Sala no deja de advertir que los dos procesos de que
se habla persiguen finalidades distintas, pues mientras el proceso
electoral busca la determinación de la constitucionalidad y legalidad de
140 Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sentencia de octubre 23 de
1974.
141 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de enero 18 de 1983 (MP. José María Esguerra
Samper).
los actos administrativos expedidos por las corporaciones electorales y
la guarda de "los principios constitucionales y legales sobre el sufragio,
que constituyen la piedra angular de un régimen representativo y
democrático como el nuestro",142 el proceso de pérdida de la
investidura es un juicio disciplinario de carácter eminentemente ético
que persigue la evaluación de la conducta de un congresista con la
finalidad de determinar si ha actuado conforme a los deberes que su
dignidad le impone.143
142 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sentencia de abril 20 de 1983; Consejo
de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, sentencia de mayo 14 de 1992; Corte Constitucional,
sentencia C-507/94 (MP. Jorge Arango Mejía).
143 SC-011/94 (MP. Alejandro Martínez Caballero); SC-089/94 (MP. Alejandro Martínez Caballero); SC-319/94 (MP.
Hernando Herrera Vergara); SC-497/94 (MP. José Gregorio Hernández Galindo); SC-507/94 (MP. Jorge Arango Mejía);
SC-247/95 (MP. José Gregorio Hernández Galindo); SC-037/96 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa); SC-280/96 (MP.
Alejandro Martínez Caballero); SC-473/97 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz).
Demandada la nulidad de la elección, de conformidad con los
artículos 227 y 228 del decreto 01 de 1984, y habiéndose
dictado sentencia, será posible estar en una de estas
situaciones:
9.1. En la demanda que dio lugar al juicio electoral, el actor alegó que
el señor Salcedo Baldión se encontraba inhabilitado para ser elegido
senador y, por ende, era inelegible, por haber incurrido en la inhabilidad
consagrada en el artículo 179-3 de la Carta Política146. Según la causal
mencionada, quienes hayan celebrado contratos con entidades
públicas en interés propio o de terceros dentro de los seis meses
anteriores a la elección no podrán ser elegidos congresistas.
145 Por medio de la cual se declara la elección de senadores por circunscripción nacional, correspondiente a los
comicios electorales llevados a cabo el 27 de octubre de 1991.
146 Folios 2 a 10 del expediente contentivo del proceso electoral de nulidad en contra de la Resolución N° 121 de
noviembre 25 de 1991, expedida por el Consejo Nacional Electoral.
Los hechos que fundaban la petición de nulidad del acto administrativo
demandado consistieron en que, según el demandante, Félix Salcedo
Baldión, por intermedio de la sociedades Diario de la Frontera Ltda,
Radio 900 Televisión y Comunicaciones S.A. y Vallas Cero Ltda,
contrató con la Empresa Licorera del Norte de Santander, con las
Centrales Eléctricas del Norte de Santander, con la Junta
Departamental de Beneficencia del Norte de Santander y con el
Municipio de Cúcuta, entre el 27 de abril y el 27 de octubre de 1991,
fecha en la cual resultó electo Senador de la República.
147Folios 2 a 9 del expediente que contiene el respectivo proceso cursado ante la Sala Plena de lo Contencioso
Administrativo del Consejo de Estado.
conforme a lo dispuesto por los artículos 180-2 y 183-1 de la
Constitución y los artículos 296-1, 301 y 304 de la Ley 5ª de 1992.
DECISION
R E S U E L V E:
Reiteración de Jurisprudencia
Magistrado Ponente:
Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Santa Fe de Bogotá, D.C., a los veintiseis (26) días del mes de mayo de
mil novecientos noventa y nueve (1999).
150 Cfr. sentencias T-231 de 1994 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, T-208 de 1994 M.P.
Hernando Herrera Vergara, T-668 de 1997, M.P. Alejandro Martínez Caballero, T-654, T-
567, T-803 de 1998, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, y T-069 de 1999, M.P. Martha
Victoria Sáchica de Moncaleano, entre otras.
151 Cfr. sentencia T-327 de 1994 M.P., Eduardo Cifuentes Muñoz, SU-477 de 1977 M.P.
Jorge Arango Mejía, T-571 de 1997, M.P. Fabio Morón Díaz, T-201, T-533 de 1997 y T-
465 de 1998, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa y T-069 de 1999, M.P. Martha Victoria
Sáchica de Moncaleano, entre otras.
152 Cfr. Corte Constitucional, sentencia T-231, M. P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
153 SU-637 de 1996 M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz, T-208 de 1994, y T-465 de 1998.
154 Cfr. T- 465 de 1998, M. P. Vladimiro Naranjo Mesa.
RESUELVE:
DEBIDO PROCESO-Alcance
RESERVA PENAL
RESERVA DE IDENTIDAD
LIBERTAD PROVISIONAL
AUDIENCIA PUBLICA
PRUEBAS-Valor legal
PRUEBAS-Solicitud al Exterior
Actores:
ANDRES DE ZUBIRIA Y VICTOR MANUEL ZULUAGA
HOYOS. D-165; RAFAEL BARRIOS MENDIVIL. D-
169.
Magistrado Ponente:
Dr. FABIO MORON DIAZ
Santafe de Bogotá, D.C., Abril veintidos (22) de mil novecientos noventa
y tres (1993).
I. ANTECEDENTES.
DECRETA:
TITULO PRELIMINAR
NORMAS RECTORAS
"...
"..
"...
"...
En primera instancia:
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"....
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"ARTICULO 342. Providencias reservadas. Las providencias
motivadas mediante las cuales se disponga el allanamiento y el
registro, la retención de correspondencia postal o telegráfica o la
intersección de comunicaciones telefónicas no se darán a conocer a
las partes mientras el funcionario considere que ello puede interferir
en el desarrollo de la respectiva diligencia. Cuando se trate de
procesos de competencia de los jueces regionales se dará el mismo
tratamiento a aquellas pruebas que en virtud de solicitud de
autoridad extranjera, se deban mantener en reserva hasta tanto se
formule la acusación correspondiente. Contra dichos autos no
procede recurso alguno.
"...
"...
"...
"...
"...
"...
"...
8. En los eventos del inciso primero del artículo 139 del Código
Penal, siempre que la cesación del mal uso, la reparación de lo
dañado o el reintegro de lo apropiado perdido o extraviado, o su
valor, y la indemnización de los perjuicios causados, se haga antes
de que se dicte sentencia de primera instancia.
"...
Normas Transitorias
"...
"...
"...
b) Concepto de la violación.
El artículo 322, que es similar al art. 4o. del Decreto 2271 de 1991, que
acoge el art. 1o. del Decreto 099 de 1991, que adicionó el art. 26 del
Decreto 2790 de 1990, viola la garantía establecida en el artículo 33 de la
Constitución Política, al autorizar a funcionarios de Policía Judicial para
recibir versión libre y espontánea a los capturados en flagrancia y al
imputado que voluntariamente lo solicite obteniendo una versión a través
de medios que atentan contra la dignidad e integridad del capturado y
convirtiendo la excepción contemplada en la norma en regla general.
Además, sostiene que se restringe el derecho de defensa y se genera un
rompimiento del principio de la igualdad ante la ley, pues el artículo 304
inciso 2o. que se acusa, tomado en parte de la art. 40. del Decreto 2271
de 1991, el cual acogió el art. 52 del Decreto 2790 de 1990, ordena que
durante la instrucción no habrá lugar a nulidad por razón del factor
territorial.
Se arguye que el Derecho de Defensa, la contradicción de la prueba y el
principio de la publicidad que debe imperar en el proceso Judicial, se
afectan cuando se autoriza la existencia de fiscales secretos. Ya que el
derecho a un proceso público comprende el conocimiento del
expediente y de las personas que intervienen en el mismo; en este
sentido, el proceso público está consagrado como derecho constitucional
fundamental por el artículo 29 inciso 4o. que establece: "quien sea
sindicado tiene derecho a un debido proceso público sin dilaciones
justificadas".
t) Por lo que se refiere al inciso quinto del artículo 399 del Código de
Procedimiento Penal, se considera que si bien siempre que procede la
detención preventiva de un servidor público sin ocurrir causal de
excarcelación, es necesario que se produzca la suspensión en el cargo,
en razón de que los hechos punibles de competencia de los jueces
regionales constituyen el mayor peligro para la estabilidad del sistema y
de la seguridad nacional, es necesario disponer el no requerimiento de la
suspensión en el cargo para hacer efectiva la detención de un servidor
público. Con las mismas razones, se justifica el art. 40 inciso 2o.,
numeral 8o. del Código referido, el cual excluye del beneficio de ser
detenido parcialmente en el lugar del trabajo o domicilio a los sindicados
por delito de competencia de los Jueces Regionales, como también, el
beneficio de libertad condicional, al tenor del inciso 2o del numeral 8o. y
del parágrafo del art. 415 del mismo código.
- "De otra parte, las previsiones del artículo 158 no riñen con las
garantías de índole penal, procesal y de ejecución penal reconocidas en
los instrumentos internacionales también mencionados, en donde
refiriéndose al proceso, se entiende que éste sólo puede aplicarse por
órganos y jueces instituídos legalmente para esta función y de que nadie
puede ser castigado sino en virtud de un juicio legal. Así, la institución de
los funcionarios sin rostro, en cuanto no lesiona la seguridad jurídica
propuesta como intangible para las personas en un Estado Social o de
Derecho, es garantía del orden, de la justicia y de la seguridad que la
misma carta se propone asegurar.... Se preserva entonces con el secreto
de éstos, intereses de la justicia que como tal son colectivos y merecen
especial prevalencia y protección".
- "El inciso 2o. del artículo 7o. del C. P. P. en su contenido parcial "salvo
las excepciones contempladas en este código", restringe de manera
abierta el postulado del contradictorio que se halla inmerso en el principio
del derecho a la defensa, que de manera expresa estatuye el artículo 29
de la Carta Política al consagrar:
Concluye el jefe del Ministerio Público afirmando que "Bajo este contexto
resultan inexequibles el inciso 2o. del artículo 7o. y los preceptos 242 y
352 del Estatuto Procedimiento Penal".
- "No hay que olvidar que el art. 29 en su inciso final establece como
nula de pleno derecho la prueba obtenida con violación del debido
proceso, cuyo concepto comprende todas las garantías procesales como
la del derecho a la defensa, es decir el derecho a estar asistido por un
abogado de su confianza o de oficio desde el instante en que surja la
imputación, vale decir desde el momento en que el ciudadano es
aprehendido en el estado jurídico de flagrancia, sinónimo de "sindicado"
que utiliza la Constitución en la estructuración del debido proceso para
garantizarlo".
1. Son INEXEQUIBLES los artículos 7º, 161, 251, 321, 322, 342, 352,
en lo acusado.
2. Son EXEQUIBLES LOS ARTICULOS 8º, 11, 16, 66, 67,68, 69,71, 78,
86, 89, 96, 106, 118, 120, 121, 124, 126, 134, 156, 158, 206, 214, 218,
247, 272, 293, 304, 310, 323, 374, 386, 387, 388, 379, 409, 415, 542, y
los preceptos 2º, 5º y 7º transitorios, también en lo impugnado.
III. CONSIDERACIONES DE LA CORTE.
Dentro de este capítulo se analizan los artículos 7º, 251, 272 y 342, del
Código de Procedimiento Penal, relacionados todos ellos con el principio
de contradicción de la prueba, contenido como uno de los elementos del
debido proceso consagrado en el artículo 29 de la Constitución que
dispone:
Art. 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones
judiciales y administrativas.
1Corte Constitucional. Sentencia C-053 de 1.993. Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
En otras palabras, una cosa es la persona y otra el documento. En este
sentido, la sentencia C-053 de febrero 18 de 1993, de la Sala Plena de
la Corte Constitucional, estableció:
- Sobre la parte acusada del artículo 134 del C. P. P., y que hace
obligatoria la participación del agente del Ministerio Público cuando se
trate de investigaciones de hechos punibles de competencia de los
jueces regionales, esta Corporación no encuentra reparo alguno, ya que,
por el contrario, la vigilancia del Ministerio Público sobre las unidades
investigativas conformadas por las unidades de policía judicial, se
constituye en una garantía preventiva que asegura el celoso cuidado que
cabe y la atención sobre las eventuales extralimitaciones de dichos
funcionarios. Nada se opone en la Constitución a que los agentes de la
Procuraduría General de la Nación vigilen el cumplimiento de la
Constitución, de las leyes, de las decisiones judiciales y los actos
administrativos en dichos casos, para proteger los derechos humanos,
así como para asegurar su efectividad, defender los intereses de la
sociedad, el orden jurídico y los derechos y garantías fundamentales. En
este sentido el artículo 277 de la Carta permite la existencia de dichos
agentes y su presencia obligatoria en las actuaciones de las unidades
investigativas de policía judicial.
Ahora bien, en lo que hace a la acusación del inciso 2° del artículo 386
del C. P. P., se advierte que se trata de la autorización al Fiscal del lugar
distinto al de la sede del fiscal delegado, en los delitos de competencia
de los jueces regionales, para avocar la investigación e indagar a los
imputados con el deber de enviar las diligencias inmediatamente a la
dirección de fiscalía correspondiente. No se encuentra reparo alguno de
constitucionalidad, puesto que la Carta parte del supuesto según el cual
los fiscales tienen competencia en todo el territorio nacional, y bien puede
la ley permitir que aún cuando exista una organización interna de la
fiscalía en razón de los delitos, todos los fiscales puedan colaborar en la
investigación previa y en la recepción de la indagación de los imputados.
El reparo que se observa sobre esta parte del artículo 386 parte de los
mismos supuestos, según los cuales resultaría inconstitucional la
existencia de los jueces regionales, y consecuencialmente la de las
estructuras y competencias de las fiscalías delegadas que colaboran con
aquellos.
r) La Audiencia Pública
R E S U E L V E:
Primero.- Declarar EXEQUIBLES las partes acusadas de los artículos 8º,
11, 16, 66, 67, 68; los artículos 69, 71; las partes acusadas de los
artículos 78, 86, 89, 96, 106 y 118; el artículo 120; la parte acusada del
artículo 121; los artículos 124 y 126; el último inciso del artículo 134; la
parte acusada del artículo 156; el artículo 206; el último inciso del artículo
214; la parte acusada del artículo 218; el último inciso del artículo 247; el
inciso 2º del numeral 1º del artículo 304; los artículos 310 y 312; el
artículo 323; los últimos incisos de los artículos 352, 374, 386, 387 y 388;
el numeral 1º del artículo 397; el último inciso del artículo 399; el inciso 2º
del artículo 409; el inciso 2º del numeral 3º y Parágrafo del artículo 415; el
último inciso del artículo 542; los artículos 2º y 5º y la parte acusada del
artículo 7º transitorios, todos del Decreto Ley 2700 de 30 de noviembre
de 1.991 "por el cual se expiden las normas de procedimiento penal", en
la forma como aparecen transcritos y subrayados en el numeral II, de
esta Sentencia.
c) Del artículo 251: "no habrá controversia probatoria pero quien haya
rendido versión preliminar y su defensor, podrán conocerlas".
Abril 22 de 1993
Expedientes D-165 y D-169
Magistrado Ponente
Dr. FABIO MORON DIAZ
Observo que en el fallo se dejan de tener en cuenta los alcances del derecho de defensa técnica y de las competencias de la
Fiscalía, así como las reglas de la sana crítica para efectos del adelantamiento del proceso penal; desde luego, no desconozco
los graves problemas que plantean estas instituciones no sólo en nuestro país sino en todas las latitudes, en las que por razones
de respuesta racional a la criminalidad organizada, se tienen instituciones procesales en que participan activamente los
organismos de policía judicial, del Ministerio Público o de la Policía Técnica o de agencias especializadas de seguridad, o de
control de delitos especiales, como el tráfico de drogas, tabaco o armas, o el contrabando, o los económicos o fiscales, y los de
las organizaciones terroristas. Es posible advertir la ocurrencia eventual pero cierta, de excesos y abusos físicos o morales de
algunos agentes o funcionarios que valiéndose de la ausencia del abogado defensor provocan confesiones o delaciones
forzadas; empero el malestar que suscitan aquellas excepcionales violaciones de los derechos humanos y de los derechos
fundamentales, censurables y reprochables desde cualquier orden racional y jurídico, no conducía a la invalidez constitucional
del instrumento legal de la recepción de la versión libre y espontánea en caso de flagrancia con las advertencias constitucionales
y legales y su puesta en conocimiento al capturado. Sabido es que en otros regímenes de larga tradición democrática y
republicana, se puede aprovechar todo lo que el capturado diga o manifieste, e incluso aquella versión puede ser usada por la
Fiscalía en contra del capturado en flagrancia o contra el libre deponente y contra cómplices, coautores, auxiliares, testigos o
encubridores, y obviamente el capturado tiene derecho a guardar silencio y a comunicarse con cualquier persona y a tener un
abogado.
En los anteriores términos, si la versión del capturado no imputado aún, hubiere sido forzada y obtenida con violación de
cualquiera de las garantías constitucionales que establecen los artículos 15 (Derecho a la intimidad), 12 (libertad de conciencia),
28 (Inviolabilidad del domicilio), 29 (Presunción de inocencia), 33 (La no autoincriminación forzada) y 44 (Derechos de los niños),
entre otros, entonces hubiere sido nula de pleno derecho (art. 29 in fine).
Se reitera que lo que señala el Constituyente es que toda persona se presume inocente mientras no sea declarada judicialmente
culpable, que quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él o de oficio durante
la investigación y el juzgamiento. La salvaguardia de los derechos humanos, su protección judicial específica y directa y los
mecanismos procesales y sustanciales complementarios, así como la promoción y la difusión de su garantía y amparo, son los
derroteros que señala la Carta para efectos de solucionar y reprimir las dolorosas experiencias en estas materias, todo lo cual se
endereza a superar las prevenciones doctrinarias que inspiran las consideraciones de la Honorable Sala Plena y de las que
respetuosamente me separo.
Fecha Ut Supra
Fecha : ut supra.