Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En la porción de la Torá de esta semana, comienza la historia del pueblo judío. Hasta
ahora, en las parashiot de Génesis y Nóaj, aprendimos sobre la creación del mundo y el
desarrollo de la humanidad. Ahora nos encontramos con la primera pareja judía:
nuestros abuelos Abraham y Sará.
La Torá detalla ampliamente los matices de sus vidas porque, como está escrito, "maasé
avot simán lebanim - lo que les ocurrió a nuestros patriarcas es un presagio para sus
hijos”. Por lo tanto, al estudiar sobre las vidas de nuestros patriarcas y matriarcas
podemos entender mejor el significado de nuestras propias vidas.
Nuestro patriarca Abraham fue sometido a diez pruebas que pasó con gran distinción.
Todos los desafíos y dificultades de las generaciones futuras tienen su raíz en esas
pruebas. Si a través de nuestra larga y dolorosa historia, continuamos fieles a Dios y
nunca perdimos de vista nuestra misión, es porque Abraham creó los rasgos personales
que nos permitieron lograrlo.
Si el pueblo judío tuvo el coraje de ser esa voz solitaria a través de los siglos y vivimos
de acuerdo con nuestros ideales proclamados en el Sinaí, es porque Abraham, nuestro
patriarca, nos pavimentó el camino. Todo lo que debemos hacer es seguir sus pasos.
En verdad, para que una prueba cumpla su objetivo, Dios debe evitar ayudarnos, de la
misma forma en que un padre o un maestro deben evitar dar las respuestas y de esta
manera alientan a sus hijos o estudiantes a investigar y estudiar. Por lo tanto, Dios le
negó ayuda a Abraham para que él descubriera los tesoros ocultos en su interior y
creara esas cualidades personales inmortales que les permitirían a sus descendientes
sobrevivir para siempre.
Gracias a que Abraham superó esa primera prueba y salió de su país, de su lugar de
nacimiento y de la casa de su padre, también nosotros fuimos capaces de adaptarnos en
las nuevas tierras a las que el destino nos llevó a lo largo de los siglos. Debido a que
Abraham fue capaz de conservar su fe a pesar de la hambruna y la dura prueba del
secuestro de Sará, nosotros fuimos capaces de conservar la fe en tiempos de absoluta
oscuridad, cuando todo parecía perdido. Debido a que Abraham fue capaz de responder
al llamado de Dios y ofrecer en el altar a su hijo Itzjak, los padres judíos pudieron
superar las pruebas de los Hitler de cada generación. De esta forma, cada prueba que
Abraham superó se volvió parte de nuestra genética espiritual. Por eso no tenemos que
perder las esperanzas al enfrentar las diversas pruebas y dificultades de la vida, porque
contamos con las herramientas necesarias para enfrentarlas. Nuestro patriarca
Abraham nos preparó muy bien. Sólo debemos rezarle a Dios para que nos brinde Su
ayuda, juntar fuerza y acudir a nuestras reservas internas para poder superar la
prueba y triunfar.
Al igual que Abraham, nosotros cumplimos las mitzvot porque Dios las ordenó, y cada
generación se fortalece sabiendo que tenemos la capacidad para hacerlo porque
Abraham nos allanó el camino. Pero hay una pregunta que sigue sin responder. En los
primeros versículos de la parashá, Dios le promete a Abraham: "Te convertiré en una
gran nación y prosperarás".(4) La pregunta obvia es: Si Dios promete que el Patriarca
se beneficiará, ¿por qué se considera que obedecerle es cumplir con Su voluntad?
Si lo deseamos
Dios le dijo a Abraham: "Vete… de tu tierra, de tus parientes y de la casa de tu padre
a la tierra que te mostraré".(6) Abraham parte y llega a la tierra de Canaán, como está
escrito: "Abram tomó a su esposa… y partieron para ir a la tierra de Canaán, y llegaron
a la tierra de Canaán".(7) De las palabras partieron y llegaron podemos aprender una
lección que puede ayudarnos durante toda la vida. Si demostramos que tenemos la
voluntad de cumplir la voluntad de Dios, no hay nada que pueda interponerse en
nuestro camino y con seguridad lograremos nuestro objetivo.
El paso siguiente es dejar tu lugar de nacimiento. Esto es más difícil. Significa dejar
atrás los valores que absorbiste de tu sociedad más cercana, de tu escuela y de los medios
que te rodean. ¿A quiénes respetan tus amigos? ¿Cómo definen el éxito? Eso ya no
determina a quién tú respetas y cómo tú defines el éxito.
Y, por último, debes dejar atrás el impacto de la casa de tu padre. Esto no significa
abandonar a tus padres y cortar relaciones con ellos. Significa dejar atrás la identidad
que te dieron, las limitaciones que pueden haber puesto en ti y las expectativas que no
necesariamente son para tu mejor interés. Analiza todo eso. Sé independiente. Lej lejá
significa ‘vete para ti mismo’, descubre quién eres y en qué crees realmente. No
renuncies a tus aspiraciones y a obtener claridad sobre lo que es correcto.
¿Qué habrías hecho? Podrías haber salvado tu vida reverenciándote ante unos ídolos.
Después de todo, es sólo una acción exterior; en tu corazón sabrías que no tiene sentido.
Pero Abraham entendió, incluso antes de que la Torá fuera entregada, que la obligación
de Kidush Hashem (santificar el nombre de Dios) requería que uno diese su vida antes
que cometer cualquiera de las tres transgresiones cardinales: idolatría, asesinato y
relaciones ilícitas (Pesajim 25a). La prohibición en contra de idolatría incluye incluso
acciones externas de idolatría ante un ídolo en el cual no crees.
Abraham se rehusó a reverenciarse y fue arrojado al fuego. Esperaba morir, dado que
sabía que uno no debe apoyarse en milagros. Pero Dios hizo un milagro y salió del horno
ardiente con vida.
Este fue un acto increíble de mesirut néfesh (autosacrificio). Abraham estuvo dispuesto
a morir por lo que creyó correcto. Sin embargo, la Torá no menciona una palabra sobre
esta historia. ¿Por qué? ¿No es esta prueba mucho más grande que la de dejar Ur
Kasdim, mencionada al principio de esta parashá?
Muchas personas están dispuestas a dar la vida para hacer lo correcto. En 1967, cuando
la existencia de Israel se vio amenazada, salieron judíos vaya uno a saber de dónde para
ser voluntarios y luchar, arriesgando sus vidas. Incluso hoy, si se te ordenara matar a
cien niños o ser asesinado, ¿los matarías o elegirías morir?
Todos entendemos que hay valores y creencias que son más importantes que la vida
misma.
¿Pero reconocer que una causa es lo suficientemente importante como para morir por
ella te insta a dedicar tu vida a esa causa? Si te importa el pueblo judío lo suficiente
como para morir por ellos, ¿no significa esto que deberías estar dispuesto a abandonar
todo para dedicar tu vida a salvarlo?
Ser moser néfesh, ‘dar tu vida’ por Hashem, es un acto grandioso, pero sigue siendo una
elección de una sola vez. Mucho más difícil es enfrentar la lucha constante de vivir cada
momento del día de acuerdo a lo que Dios nos ordena.
Muchas personas están dispuestas a dar su vida por una causa (a menudo falsas, como
la yihad). Pero hay pocos héroes que dedican toda su vida a la causa por la cual están
dispuestos a morir.
El Talmud describe la vida después de la muerte como "un mundo al revés". Esto
significa que muchas personas que recibieron poco respeto aquí, en la tierra, recibirán
grandes honores en el Mundo Venidero. Por el contrario, muchas personas que eran
prominentes en esta vida allí recibirán muy poca atención. En otras palabras, desde
nuestro punto de vista en este mundo, no podemos saber cuál es la verdadera rectitud
de una persona.
Rav Arie Levine, conocido como el "Tzadik de Jerusalem", contó sobre un zapatero al
que veía todos los días en el mercado de Jerusalem. Aunque nunca habían conversado,
cada vez que Rav Arie pasaba junto al zapatero algo lo llevaba a poner un poco de
dinero en la alcancía de caridad que tenía en su tienda. Un día, el zapatero invitó al
rabino a participar de una comida especial para celebrar la finalización del estudio de
un tratado de Talmud.
La tradición judía enseña que en cada generación hay “36 tzadikim ocultos”, 36
personas cuya presencia justifica la existencia del mundo. Es posible que ese zapatero
haya sido una de ellas.
A primera vista, esto es difícil de entender. ¿Qué quiere decir Dios con "vete a ti"?
Dios le dice a Abraham que deje atrás las influencias que han dado forma a su sistema de
valores: su tierra - su sociedad, su lugar de nacimiento - su grupo de amigos, la casa de su
padre - su familia. Dios le dice a Abraham: No permitas que estas influencias determinen
tus creencias en la vida. No te transformes en un simple producto de tu entorno, más
bien: "Vete a ti". Vuelve a ti mismo, Abraham. Mira en tu interior y descubre quién eres.
Y no dejes que nadie te diga lo contrario. Confía en ti mismo, porque al final eso es lo
único en lo que tienes que confiar.
La “verdad”, le dice Dios a Abraham, se encuentra dentro de cada uno de nosotros. Pero
por lo general estamos tan ocupados buscándola en el exterior, que no nos damos cuenta
de que está justo ahí, en nuestro interior.
Un pescador estaba pescando sentado a la orilla de un río. Vino un hombre rico y miró
con asombro como cada pocos minutos él pescador sacaba con su caña un pez bastante
grande. Después de sólo una hora, el pescador comenzó a empacar sus cosas para
marcharse. El hombre rico corrió hacia él y le preguntó: "¿Por qué te vas después de tan
poco tiempo?".
"Bueno", dijo el pescador, he atrapado suficientes peces para toda una semana y la verdad
es que no necesito más. Ahora voy a casa a estudiar Torá y a pasar tiempo con mi familia".
"Pero piensa lo que podrías hacer con más pescados", imploró el hombre rico. "Se puede
vender el pescado extra, se puede usar ese dinero para invertir en más cañas de pescar y
entonces podrías comprar una embarcación y contratar a otras personas para que realicen
la pesca, mientras que tu supervisarías la operación".
"Bueno", respondió el hombre rico, "después podrías contratar a alguien para que se
haga cargo de tu negocio y así podrías retirarte para hacer lo que realmente quieres en la
vida".
Con esas palabras, el pescador se despidió del hombre rico y le dijo, "muchas gracias,
¡pero ya estoy haciendo eso!".
Desprenderse
¿Cuál es el secreto de la increíble fuerza de Abraham, y cómo podemos integrar esta
lección en nuestras vidas hoy?
Nos atascamos en una rutina de presión ejercida por nuestros pares. Viejos amigos.
Viejos hábitos. Padres autoritarios. Cuando yo era pequeño, tenía un amigo que
siempre había deseado ser abogado. Pero sus padres querían que él fuera un médico,
para poder decir "Mi hijo el doctor". Él insistió en convertirse en un abogado, ellos
insistieron en que fuera médico. La presión se hizo tan grande que él pasó 10 años en la
escuela de medicina sólo para satisfacer a sus padres. (Una vez terminada la carrera, se
fue a la escuela de derecho, y después combinó los dos campos y se convirtió en abogado
de casos de negligencia médica). Pero el punto es que él no tuvo la fuerza para romper
la presión y vivir su propia vida.
La primera pregunta que cada uno de nosotros debe preguntarse es: ¿De dónde
proviene mi "filosofía de vida"?. ¿Es esencialmente un enfoque griego de la vida?,
¿Romano?, ¿Oriental?, ¿Judío? Intenta preguntarte a ti mismo lo siguiente: "Si yo
hubiese nacido en una familia de fundamentalistas musulmanes en Irán, ¿qué estaría
haciendo hoy con mi vida?". Porque si no lidias con esta cuestión, entonces hay
bastantes posibilidades ¡de que si serías un musulmán fundamentalista!
Así como Dios le dijo a Abraham: "Ve para ti mismo, lejos de tu país, de tus familiares,
y de la casa de tu padre". No lo instó a rechazar automáticamente los valores de la
sociedad. Sino que lo instó a que con inteligencia examinara sus méritos.
Ideas relevantes de la parashá semanal acerca de cómo vivir una vida feliz y
significativa.
Diez generaciones habían pasado desde la muerte de Noaj. El mundo había comenzado
nuevamente a adorar todo tipo de ídolos y existía un completo desprecio ante cualquier
punto de vista monoteísta; todo el mundo a excepción de un hombre llamado Abraham.
Después de pensar e investigar profunda y significativamente, Abraham llegó a la
conclusión de que había un solo Dios y comenzó a enseñar esta creencia, radicalmente
diferente, a cualquiera que quisiera escucharlo. Cuando Dios vio lo interesado que
Abraham estaba en difundir este mensaje, Dios se le apareció y le dijo...
“Vete para ti mismo de tu tierra... a la tierra que yo te mostraré... Así que Abraham fue,
tal como Dios le había ordenado”. (Génesis, 12:1-4)
Dios no sólo le dijo a Abraham que se mudara, sino que ni siquiera le dijo hacia donde
iría. Ciertamente esta parece una situación doblemente estresante. Pero no fue así.
Cuando alguien deja lo familiar y lo cómodo en búsqueda de una causa más valiosa y
elevada, entonces, el estrés involucrado en el traslado se reduce dramáticamente. Y
como Abraham estaba dejando su casa para difundir la palabra de Dios, el estrés
involucrado se redujo prácticamente a cero.
Supongamos que un doctor decide cerrar su práctica privada, empaca sus valijas, y se
muda a un país tercermundista para ayudar a gente que necesita desesperadamente de
sus conocimientos. El estrés del doctor de dejar su medio familiar es reemplazado por
excitación y propósito. Pero si en cambio, el doctor se estuviera mudando a otra ciudad
porque simplemente desea una casa más lujosa y más grande, entonces la mudanza
estaría llena de ansiedad y preocupación.