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DECISIONES EN EL DEPORTE
Clave de la eficiencia y el rendimiento óptimo
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Prólogo
De ahí que haya aceptado escribir el prólogo de este libro, no sólo por ser una excepción sino
porque los autores reúnen unas especiales cualidades para haberlo escrito. Su sólida formación
académica e investigadora, y su amplia experiencia en el trato con numerosos atletas y
entrenadores durante varias décadas, así como su colaboración con el Master de Alto
Rendimiento que se desarrolla por el Comité Olímpico Español y la Universidad Autónoma de
Madrid, son un importante aval para reconocerlos como especialmente aptos para esta labor, de
ahí que tanto entrenadores como deportistas encontrarán en las páginas de este libro nuevas vías
de análisis y consideración para la mejora del rendimiento.
Los profesores Ruiz y Arruza se han preocupado de acercar al lector una amplia base de
conocimiento científico de carácter aplicado con una particular forma de interpretarlo, en el que
predomina el que pueda ser de utilidad para poder ser empleado. El objetivo es comprender
mejor los procesos que están implicados en la toma de decisiones en el deporte, de ahí que den
énfasis al análisis de la complejidad de los contextos deportivos y a las demandas que éstos
reclaman, e incluso discuten el papel de las emociones en las decisiones deportivas en un
esfuerzo por relacionar los datos de investigación con la realidad del entrenamiento y la
competición. De ahí que propongan la necesidad reestablecer un modelo de entrenamiento
táctico de entrenamiento que forme parte de un Sistema Táctico y Decisional en el que las
dimensiones cognitivas, emocionales, procedimentales y sociales interactúen en el
entrenamiento y la competición. Este modelo es de carácter abierto para que los entrenadores
participen en su elaboración final. Más aún, este libro contiene numerosas ideas estimulantes,
referencias de investigación muy interesantes, y unas importantes recomendaciones para el
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entrenamiento que podrán ser de gran utilidad para entrenadores y atletas para mejorar su
competencia decisional en diferentes contextos.
Más aun, auguro que el contenido de este libro va a ser un dinamizador de futuras discusiones y
ayudará a favorecer la comunicación entre entrenadores e investigadores impulsando un trabajo
en conjunto, que dé como resultado mejoras en los procedimientos de entrenamiento y mejoras
en las condiciones de optimización de la toma de decisiones en el deporte.
Decidir adecuadamente es una competencia cognitiva adquirida que es esencial para tener éxito
en el deporte. Muchos deportistas poseen la capacidad de realizar de forma muy eficaz sus
técnicas, pero debido a sus decisiones incorrectas en el juego (competición), seleccionan los
movimientos inadecuados o las técnicas apropiadas no son elegidas con la suficiente rapidez
como para que cumplan su objetivo. Conocer QUÉ habilidades seleccionar para tener éxito en
las diferente situaciones deportivas no es lo mismo que conocer CÓMO realizar las técnicas
necesarias para un rendimiento óptimo. Conocer qué habilidades emplear en cada situación es
una cuestión centrada en la selección de la respuesta adecuada para cada una de ellas, mientras
que conocer cómo llevarlas a cabo es cuestión llevarla a cabo. Es importante comprender que ser
competente en la selección de la respuesta apropiada no es garantía de que se será competente en
su realización o viceversa. La selección de la respuesta y su ejecución de la respuesta son dos
procesos separados e independientes uno del otro. Los deportistas pueden seleccionar respuestas
incorrectas y llevarlas a cabo correcta o incorrectamente. La clave está en entrenar a los
deportistas para que aprendan a seleccionar las respuestas correctas y ejecutarlas correctamente.
De esta manera, conseguiremos que las dos dimensiones el QUÉ y el CÓMO esté optimizados.
En 1990 publiqué con otros dos de mis estudiantes un estudio de caso en la revista The Sport
Psychologist que ayudará a comprender lo anterior. Un entrenador de fútbol americano de la
Universidad Estatal de Pensilvania vino a verme y a indicarme que uno de sus defensas con más
talento, y que jugaba en la posición de linebacker, no estaba rindiendo adecuadamente. Después
de una observación y análisis de diferentes filmaciones de partidos en los que este jugador había
participado, y una vez habíamos discutido con el entrenador la situación actual del jugador,
llegamos a la conclusión de que era un excelente jugador realizando las diferentes técnicas pero
su rendimiento no era el adecuado porque no las seleccionada adecuadamente, de ahí que su
debilidad se encontraba en la toma de decisiones.
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Para acometer este problema desarrollamos un programa de entrenamiento para mejorar la
competencia decisional de este deportista. Las condiciones de entrenamiento desarrolladas tenían
la misión de favorecer que el jugador seleccionara la respuesta más adecuada de manera rápida y
precisa a cada situación de juego.
La investigación más reciente así como mi experiencia de los últimos 43 años como profesor de
educación física, entrenador, profesor universitario, investigador y científico me permiten
afirmar que los procedimientos tradicionales de entrenamiento (instrucción más práctica) que
centran su atención en la realización de las respuestas, no consiguen optimizar el rendimiento en
el juego porque olvidan dar el énfasis necesario a la competencia para tomar decisiones y
seleccionar las respuestas adecuadas de forma precisa. Esencialmente, el entrenamiento
tradicional no anima a los deportistas a poner en acción sus técnicas en situaciones reales de
juego, lo que permitiría que desarrollasen esta competencia decisional. El entrenamiento
tradicional reclama que el deportista aprenda y practique las técnicas de su deporte en
condiciones diferentes a las que experimentará durante la competición. Así, las muchas de
maneras en que son solicitadas y las decisiones que son reclamadas en el juego no son
practicadas y entrenadas, lo que da como resultado que tanto las operaciones cognitivas de
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procesamiento informativo como la competencia para decidir que es necesaria para una adecuada
selección de las respuestas, no sean aprendidas. El efecto que provoca es que no sea el óptimo el
proceso de transferencia del entrenamiento al terreno de juego porque los deportistas no pueden
aplicar lo que han entrenado (ej., la competencia para decidir). La mejor manera de aumentar las
oportunidades de optimizar la toma de decisiones en el deporte es entrenarles bajo condiciones
(simuladas si fuera necesario) cercanas a la realidad y de la manera en que ellos encontrarán en la
competición, y los autores de este libro, a lo largo de sus capítulos, ofrecen a los entrenadores y
deportistas numerosas propuestas para conseguirlo, al presentar numerosas ideas estimulantes y
recomendaciones basadas en las investigaciones más recientes sobre como practicar y entrenar,
incitándoles a diseñar escenarios de entrenamiento que favorezcan el desarrollo de la
competencia para decidir.
Por lo tanto, si desean conocer más sobre cómo desarrollar y optimizar la toma de decisiones en
sus deportistas, les animo a que lean con detenimiento este libro. No solo le sugerirán propuestas
de trabajo para su aplicación más inmediata, sino que les ofrecen numerosas ideas creativas para
poder diseñar su propio modelo de entrenamiento decisional. Espero que encuentren este libro
tan interesante y valioso como yo lo he encontrado. Así que, por favor, pase a la siguiente
página, lea y páselo bien.
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Agradecimientos
La elaboración de este libro se debe a la participación de mucha gente y a la colaboración de
muchas personas de forma tácita o de manera explícita. A lo largo de los últimos 15 años hemos
tenido el privilegio de participar en el Master de Alto rendimiento que el Comité Olímpico
Español viene desarrollando a través de su Centro Olímpico de Estudios Superiores (COES). El
contacto con los mejores entrenadores y profesionales del entrenamiento deportivo nos ha
permitido tener un contacto directo con la realidad del entrenamiento y la optimización
deportiva, y detectar las posibles carencias, de ahí que nos sintiéramos obligados en devolver
este privilegio en forma de libro para que puedan disfrutarlo todos aquellos interesados en la
optimización deportiva.
Sin duda nuestras familias son siempre los que establecen las condiciones de paz y tranquilidad
necesarias para poder escribir un libro como este, de ahí que sean nuestro agradecimiento sea
difícil de medir y cuantificar, siempre será eterno.
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Sumario
Prólogo: Dr. R.W. Christina
Agradecimientos
PARTE PRIMERA
Cap. 1. La pericia en el deporte
1.1 Introducción
1.2 Un acercamiento al estudio del rendimiento experto en el deporte.
1.3 El interés por el rendimiento experto en el deporte.
1.4 . Conocimiento y toma de decisiones en el deporte.
Cap. 2. El proceso de toma de decisiones en el deporte.
2.1. Las decisiones en el deporte.
2.2. La toma de decisiones: una preocupación actual
2.3. La investigación de la toma de decisiones en el deporte.
2.4. Decidir en el deporte reclama tiempo y esfuerzo.
2.5. El conflicto entre conocer y actuar.
2.6. ¿Por qué los deportistas fallan al decidir?
2.7. El riesgo y la toma de decisiones en el deporte.
2.8. La noción de problema deportivo y la toma de decisiones.
2.9. Conocimiento táctico y toma de decisiones.
2.10. La necesidad de contemplar la TD desde una perspectiva natural en el deporte.
2.11. La TD en grupos y equipos.
2.12. Consideraciones finales.
Cap. 3. Los procesos perceptivo-cognitivos en la toma de decisiones
3.1. El papel de los proceso perceptivo-cognitivos.
3.2. Fuentes de información para la TD.
3.3. Procesos cognitivos y TD:
Cap. 4. Análisis de los contextos decisionales en el deporte.
4.1. Análisis de las situaciones decisionales.
4.2. Dificultad objetiva y dificultad subjetiva en la TD.
4.3. Elementos del contexto decisional en el deporte.
4.4. Las exigencias táctico decisionales de los deportes.
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Cap. 5. El entrenamiento de la toma de decisiones en el deporte.
5.1. Introducción.
5.2. La visión del entrenador.
5.3. Los estudios sobre el entrenamiento la competencia decisional.
Cap. 6. La dimensión emocional de la toma de decisiones en el deporte.
6.1. La regulación emocional en la TD.
6.2. Emociones y confianza en la TD en el deporte.
6.3. Capacidades psicológicas y sistema de autorregulación.
PARTE SEGUNDA
Cap. 7. Determinantes situacionales en la optimización de la toma de decisiones tácticas.
7.1. Introducción.
7.2. Los deportes situacionales.
7.3. Sobre las características de los equipos y deportistas adversarios.
7.4. El objetivo: el desarrollo del sistema táctico.
Cap. 8. La toma de decisiones y el plan integral de competición.
8.1. El sistema táctico-decisional.
8.2. Los recursos táctico-decisionales.
8.3. El modelo táctico-decisional.
Cap.9. El desarrollo y mejora de la competencia para decidir: El sistema táctico-decisional.
9.1. Desarrollo del sistema táctico-decisional.
9.1.1.Fase primera: recogida y análisis de la información.
9.1.2. Fase segunda: Formulación y desarrollo de recursos táctico-decisionales.
9.1.3. Fase tercera: Selección de un modelo táctico-decisional.
9.1.4. Fase cuarta: La consolidación del sistema táctico decisional.
9.1.5. Fase quinta: Etapas de optimización del modelo táctico.
9.1.6. Fase sexta: Aplicación del sistema táctico - decisional.
9.1.7. Fase séptima: La transición.
9.1.8. Fase novena La ejecución del sistema táctico-decisional
9.1.9. Fase novena: El control de la ejecución del del sistema táctico-decisional.
9.1.10. Fase décima: Evaluación del sistema táctico-decisiona.
Reflexiones finales
Referencias bibliografía
Anexos
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PARTE PRIMERA
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CAPITULO 1
LA PERICIA EN EL DEPORTE
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“Si tratamos de descubrir lo rápido que puede llegar a correr una
milla un ser humano, debemos estudiar a los mejores y conocer
cómo se puede favorecer que otros puedan llegar a serlo”
(HEMERY, 1991)
1. Introducción
Sin duda cuando David Hemery empleaba esta frase parafraseando a uno de los más famosos
psicólogos norteamericanos, Abraham Maslow, estaba planteando algo un asunto clave para
comprender el rendimiento experto y la excelencia en el deporte, si queremos indagarla,
estudiemos y comprendamos a los que han llegado a serlo, a los que están siéndolo para ayudar a
los que podrían llegar a serlo.
Si existen ámbitos en los que los seres humanos pueden mostrar su pericia, el deporte es uno de
los más llamativos ya que se nos presenta como una compleja dinámica de inteligencias en
acción, por un lado la de los deportistas, por otro la de los técnicos y entrenadores, y lo que
podríamos llamar la inteligencia del contexto que emerge de las dinámicas que en el sucede y en
las que los deportistas, bien en solitario o en grupo, deben desenvolverse de forma competente.
El deporte se presenta como un entramado de decisiones y acciones, de intenciones y de
indecisiones, de emociones y de cogniciones, de deseos y voluntades que para poder
comprenderlo debemos adoptar una forma de pensar sistémica.
Hemery (1991) se planteó conocer si existía algo que caracterizase la excelencia en el deporte,
para lo cual se lanzó a entrevistar a los mejores deportistas en los deportes más conocidos de la
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época para conocer sus itinerarios vitales en el proceso de llegar a ser expertos en sus respectivos
deportes. De este trabajo monumental llegó a una conclusión: “Es muy fácil decir que todo se
debe a la naturaleza, que nacieron para ser campeones, que su genética fue la causa de sus
éxitos. Sabemos que esa no es toda la historia, ni pudo serla” (pág. VI). Sin duda es ésta una
reflexión que en algún momento nos hemos podido realizar, realmente lo que hace que Gasol o
Raúl sean tan excelentes sea su naturaleza, sus genes, su herencia o por el contrario ha contado
más su capacidad para el trabajo, su constancia y persistencia en alcanzar los objetivos
planteados, la confianza en sus propios recursos, su capacidad para recuperarse de los fracasos, a
su estilo atribucional, la presencia de entrenadores excelentes, el apoyo de sus padres, de las
instituciones etc.?.
Desde una concepción sistémica es la compleja dinámica de todos estos elementos la que hace
que en cada momento emerja o no la excelencia. Cierto que podemos pensar que cuando los
mimbres son buenos es más fácil hacer buenos cestos, pero nos asombraría constatar como con
mimbres peores se han fabricado cestos excelentes, y como jugadores que no manifestaban las
cualidades que a juicio de los especialistas eran las adecuadas, han sido capaces de compensar
unas carencias por unas fortalezas y llegar a lo más alto. Seguro que si el lector piensa un poco
encontrará más de un ejemplo.
Tal vez, una de las dificultades ha residido en establecer cuáles son las cualidades del campeón,
si estas deben estar presentes desde el principio para pulirlas y refinarlas con el entrenamiento o
por el contrario se desarrollan a partir de un soporte genético, que no negaremos, pero en el que
las experiencias y el entrenamiento, así como las relaciones humanas juegan un papel importante
para alcanzar lo más alto y mantenerse allí.
La dificultad de llegar a un acuerdo y establecer un retrato robot del deportista excelente hace
que se haya pasado de un estudio genérico de la pericia en el deporte a estudiar a los expertos,
dado el grado de variación interpersonal que puede llegarse a encontrar entre los campeones de
un mismo deporte y los itinerarios personales que han podido tener. No obstante, existen algunas
peculiaridades que nos ayudan a comprender mejor el proceso de haber llagado a ser excelentes
(Sánchez, 2002).
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2. Un acercamiento al estudio del rendimiento experto en el deporte
En la actualidad podemos decir que es una de las líneas calientes de investigación. Sánchez
(2002) en su trabajo doctoral realizó un excelente análisis de los enfoques de investigación que
sobre la excelencia y el rendimiento experto se vienen realizando en la actualidad, desde que los
psicólogos cognitivos se plantearan el estudio de la pericia.
Es cierto, que en muchos casos sin este propósito, los científicos del deporte ha estudiado a
fondo lo que podríamos denominar la pericia fisiológica, es decir las especiales cualidades que
son necesarias para poder rendir en situaciones de alta exigencia, de ahí que desde el análisis de
los procedimientos de entrenamientos, cargas, ciclos, macrociclos etc. hasta el estudios de los
aspectos más minuciosos del funcionamiento celular, la investigación diseccionó al deportista y
nos mostró como estaba compuesto, el problema era volver a montar todas las partes de este
complejo rompecabezas para que funcione en la competición.
Con el advenimiento de la revolución cognitiva los psicólogos encontraron que el estudio de los
maestros de ajedrez podría ser una buena manera de comprender el funcionamiento
computacional y el procesamiento cognitivo de la información en situaciones de alta exigencia y
complejidad cognitiva. A ello se unió el interés que Bloom mostró por los talentos, por aquellos
que habían demostrado una pericia por encima de los demás en ámbitos tan diferentes como las
artes. La ciencia o el deporte, pero en este caso sus estudios ya no reclamaban simulaciones de
laboratorio sino que se centró en analizar como fue sus vidas y que las caracterizó con la
intención de encontrar los elementos comunes a personas tan diferentes.
Muchas décadas atrás, los estudios realizados en ámbitos tales como la ciencias, el arte, ajedrez,
la aviación, la mecanografía o la minería, destacaron el importante papel que el compromiso y la
tenacidad tenían en el desarrollo de la pericia, así como el papel del entorno familiar y social en
la misma.(Bloom, 1985; Coté, 1999). El reto para los científicos, especialistas y entrenadores ha
sido analizar las complicadas interrelaciones que se establecen en el deportista para que sea
capaz de alcanzar logros excepcionales, logros imposibles para el resto de las personas e incluso
logros que otros deportistas no son capaces de conseguir en su vida: Por lo tanto, la cuestión que
se plantea es: ¿Qué es lo que diferencia realmente a un deportista excelente, a un campeón, del
resto de deportistas, que siendo de gran nivel, no llegan a alcanzar dichos logros?.
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Una de las explicaciones más habituales ha sido responsabilizar de todo a la genética: “Si quieres
llegar a ser campeón, elige a tus padres”. Como frase no está mal y suele tener sus partidarios
siendo que incluso en los últimos tiempos se ha escrito y publicado sobre el gen del campeón. No
obstante la cuestión no admite una respuesta tan sencilla, máxime cuando se conoce que lo que
somos o llegamos a ser no es fruto de tal o cual gen, sino que la complejidad genética en su
relación con ambientes complejos, son la razón, pero la explicación última queda por establecer.
No obstante admitir que la genética es la causa de la excelencia deportiva es suponer que la
naturaleza ha repartido sus dones y que por lo tanto es necesario captarlos alo antes posible,
seleccionar a los sujetos que los manifiesten, establecer programa de detección temprana Tal vez
sea ya el momento de establecer que hay de cierto en todo esto, y si los sistemas variados de
detección que los diferentes gobiernos han desarrollado, han dado sus frutos y si la relación entre
los campeones conseguidos y la inversión realizada ha sido la adecuada o no.
No obstante este apartado merece un breve comentario. La metáfora informática de que todo está
previamente establecido en el “programa genético”, y que propuso el biólogo Erns Mayr en
1961, no se corresponde con el conocimiento actual. Esta metáfora ha sido abusivamente
empleada en el deporte al considerar que unos sí poseían dicho programa y otros no, cuando en
la actualidad de lo que se trata es de comprender los determinantes genéticos, que si bien existen,
no implica que el ser humano esté genéticamente determinado. Este tipo de procedimientos no
están exentos de ciertas consideraciones morales, pero como indica Hemery: “es muy probable
que ésa (la explicación genético-biológica) no sea toda la historia ni la única”.
No vamos a negar las disposiciones de los individuos y numerosas cualidades parecen tener una
influencia genética clara, pero también no lo es menos que, a veces, se pasa por alto las decenas
de miles de horas que han estado dedicados intensamente tenazmente a entrenar, bajo una buena
tutela de sus entrenadores, para llegar a los niveles de rendimiento que tanto nos asombran.
Asimismo no deberíamos pasar por alto la existencia de mecanismos de compensación que
pueden suplir muchas limitaciones de la naturaleza y ayudar a alcanzar metas elevadas cuando se
está realmente decidido a hacerlo, de forma que unas potencialidades compensan otras
debilidades.
En el libro “Forja de Campeones” escrito por los padres de los Sánchez Vicario en 1993
indicaban como desde el inicio la familia optó por facilitar la posibilidad de que sus hijos e hijas
pudieran llegar a ser campeones, a pesar de que como resaltan: “de Emilio se dijera siempre
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(hasta los 16 años) que no era el tipo ideal de tenista.” (pág.17). Son múltiples los ejemplos en
los que sujetos con especiales cualidades para el salto o con una estatura portentosa para triunfar,
son superados, por otros menos agraciados con estas cualidades, pero que poseen un deliberado
deseo de mejorar, y una fortaleza psicológica que les permite llegar a lo máximo que puedan
llegar en el entrenamiento y la competición.
No estaría mal que empezáramos a pensar que aquellos que emplean más y más tiempo en la
solución de problemas difíciles son los que tienen más posibilidades de alcanzar altos niveles de
pericia, ya que si el carácter excepcional de la excelencia deportiva fuese exclusivamente fruto
de la herencia, debería mostrarse con fuerza a lo largo de los años, y la evidencia nos indica que
no es así, ya que considerar que un niño o niña con una disposición para el deporte, si desea
llegar a lo más alto debe emplear una parte importante de su vida en practicar y entrenar con el
deliberado deseo de llegar a lo más alto.
Desde los estudios de Bloom (1985) hasta la actualidad, tal vez sea el artículo que Ericcson,
Krampe y Tesch-Römer publicaron en 1993 el que supuso un verdadero aldabonazo al estudio
de la pericia y excelencia en el deporte al proponer que la clave estaba en el entrenamiento y no
el la genética. Ya el propio Bloom (1985) había expuesto que los expertos en las ciencias, las
artes y el deporte mostraban un itinerario parecido en el que la práctica y los otros significativos
jugaban un papel de primer orden (Fig. 1.1).
Este entrenamiento bien dirigido es el que ha permitido que lo potencial se hiciera realidad, y que
diferentes potencialidades se manifestaran en diferentes realidades. A lo largo de las miles de
horas de entrenamiento se dan cambios a todos los niveles en el sistema que constituye el
deportista, y todos los componentes del sistema participan armoniosamente de los proyectos e
intenciones que en cada momento se plantean. A la mejora y refinamiento fisiológico se añade la
capacidad para soportar el trabajo duro y el convencimiento de que esta es la vía para la mejora y
el progreso. A la tolerancia y fortaleza psicológica se añade el conocimiento refinado que ha
generado de su deporte, habiendo desarrollado verdaderas configuraciones típicas de su deporte,
modelos mentales de qué hacer en cada momento, lo que les permiten decidir mejor que otros
deportistas, es decir, han desarrollado esquemas de acción que poseen los rasgos característicos
de las situaciones típicas del deporte con sus posibles opciones más plausibles, pero que están
abiertos a una modificación particular a cada situación nueva que surge, lo que en circunstancias
en las que las decisiones deben ser tomadas con rapidez asumiendo riesgos, son capaces de
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realizarlas de forma precisa y competente.
Técnico/
Profesor Amable, Fuerte Exito
cariñoso Respetuoso Respetado
Centrado en
que
Competente Temido
aprenda Exigente Emocionalmente
Apoya implicado
Partiendo de las ideas que ha emanado de los recientes estudios sobre las etapas por las que
atraviesa un deportista hasta llegar a ser un experto en su campo de actuación, se muestra como
el desarrollo de la pericia es un proceso multidimensional y dinámico en el que las variables
perceptivos-cognitivas y psicológicas juegan un papel relevante en todo el proceso y no
solamente en las etapas más avanzadas.
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Olímpicos. Como indica Lara (1991) el miedo, la pasión u otra emoción puede afectar
notablemente el ejercicio normal de nuestra competencia para decidir, y el deporte posee todas
las características que favorecen que el deportista pueda perder el control, y como consecuencia,
la oportunidad que tanto estaba esperando.
Es este un punto clave, ya que la regulación emocional como lo denominan los autores alemanes,
se convierte en el motor de la excelencia, ya que es mediadora de las actuaciones de los
deportistas y de sus tomas de decisión, y por lo tanto, debería ser tratado con mimo por el
entrenador, de ahí que este punto recibirá nuestra atención en este libro.
Desde que los psicólogos cognitivos se preocuparon por el rendimiento experto hasta la fecha se
ha ido desarrollando lo que algunos han denominado el paradigma expertise, en este enfoque se
ha explorado de forma pormenorizada los mecanismos y procesos que subyacen a la percepción
y toma de decisión en diferentes contextos deportivos y no deportivos. Uno de los intereses se
centró en saber cuáles eran las estrategias visuales de los deportistas expertos, tanto en
situaciones simuladas como reales, para lo cual se emplearon procedimientos diferentes
(Williams, Davids y Williams, 1999).
Un primer paso fue analizar la respuesta visual como paso previo a la toma de decisiones ante
escenas deportivas, que presentadas en cortos lapsos de tiempo reclamaban que el deportista
indicase en dónde caería la pelota o lo que él creía que sucedería a continuación. Posteriormente
se comprobaba si el deportista, para poder decidir, se basaba en informaciones diferentes del
oponente, de ahí que se presentaran escenas en las que se ocultaba alguna parte del cuerpo,
cabeza, brazos, piernas, o el mismo balón reclamándole que respondiera a diferentes cuestiones.
Con el advenimiento de una tecnología más sofisticada el empleo de pupilómetros/ ocuolómetros
o gafas de cristal líquido, las posibilidades de obtener directamente la información del
movimiento de los ojos ha sido más factible. Así, se han realizados numerosos estudios con
pupilómetros para poder conocer el comportamiento visual de los deportistas expertos frente a
los novatos, para saber dónde localizan la mirada ante una situación dinámica deportiva, cuánto
tiempo la fijan en los diferentes puntos del escenario deportivo, cómo son sus itinerarios
visuales cuando contemplan una situación de juego, una pared que hay que atacar o un saque que
hay que devolver (Avila, 2001; Reina, 2004).
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Ciertamente este trabajo no ha estado exento de críticas aunque los avances han permitido
realizar las experiencias en contextos cada vez más parecidos a la propia realidad, pero las
críticas han estado principalmente centradas en que estos dispositivos sólo permiten obtener
datos sobre la visión central, lo que impide conocer el papel que juega la visión periférica o
ambiental en la toma de decisiones. Sea como fuere estos estudios han supuesto un importante
avance en el conocimiento de los procesos perceptivos de los deportistas excelentes.
El hecho de que los primeros estudios sobre la pericia se realizaran con grandes maestros de
ajedrez, supuso que las mismas competencias que se indagaban en estos expertos, se analizaran
en los deportistas, de ahí que el estudio de la memoria y de la capacidad de detectar y reconocer
patrones de juego fue objeto de estudio e investigación, siendo clásicos, por ejemplo, los estudios
de Allard y Burnet (1985). A partir de estos estudios aumentó el interés por saber como era la
estructura de conocimiento deportivo que los deportistas excelentes manifestaban, de ahí que se
les pusiera ante situaciones en las debieran responder a preguntas de conocimiento declarativo,
procedimental o estratégico relacionados con su deporte, además del empleo de protocolos
verbales que permitieran el análisis de lo que el deportista piensa sobre sus actuaciones y sus
decisiones poder hacer emerger las posibles estrategias en la toma de decisión (Jiménez, 2004).
Podemos decir que la mayoría de estos estudios tomaron prestados muchos de los
procedimientos empleados en la Psicología Cognitiva.
Como cabía esperar el comportamiento visual de los expertos es más refinado que el de los
noveles, y en deportes preferentemente decisionales como el fútbol, baloncesto, escalada o
bádminton, se demostró la existencia una mayor conocimiento declarativo, procedimental y
metacognitivo en los deportista de mayor nivel de excelencia en comparación con otros niveles
de pericia, lo hablaba a favor de lo que ha sido denominada como la hipótesis de software frente
a los que defendían que la supremacía se debía a un mejor funcionamiento del aparato visual
Lo que si parece que se acepta es que los expertos en el deporte son capaces de generar más
posibilidades de solución que los no expertos ante diferentes situaciones de juego; empleando
sus recursos visuales de forma mucho más eficaz para extraer una mejor y más pertinente
información a partir de menos señales visuales en una situación deportiva (Thomas, French y
Humpries, 1986).
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Por último, destacaremos lo que se está denominado el estudio del rendimiento experto mediante
el estudio retrospectivo de los itinerarios de excelencia (ver Bloom, 1985; Hemery, 1991 ó
Sánchez, 2002; Ericsson, Kramper y Tesch-Römer, 1993) o el estudios de las cualidades
psicológicas de los deportistas excelentes (Orlick y Partington, 1988).
Es esta dimensión cognitiva la que ha recibido una extensa atención en los últimos años. Los
estudios antes comentados han permitido establecer un mapa de la estructura del conocimiento
experto en diferentes dominios. Una consideración fundamental para analizar la toma de
decisiones en contextos deportivos es comprender la función conjunta de: 1) los rasgos y
características de la situación-tarea y 2) el conocimiento y experiencia del deportista sobre su
deporte.
La noción de conocimiento se viene empleando en los últimos 10 años, para relacionarla con las
adquisiciones motrices y deportivas, incuso se ha indicado la posibilidad de la existencia de un
ámbito de investigación denominado de conocimientos deportivos, y que destaca cómo los
conocimientos juegan un papel determinante a la hora de establecer diferencias entre los sujetos
en el plano motor. En línea con la psicología cognitiva y la ciencia cognitiva, esta orientación
propone la existencia de diferentes tipos de conocimiento: declarativo, procedimental,
estratégico, metacognitivo y afectivo.
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Pensemos en el conocimiento declarativo y procedimental que reclaman el Tenis y el Waterpolo,
son esencialmente diferentes. Mientras que en el tenis, el deportista conoce y domina unas reglas,
técnicas y formas de actuación específicas de su deporte, éstas son muy diferentes en Waterpolo,
como lo es el contexto de actuación, las exigencias del juego o las posiciones a adoptar.
La aplicación de estas conceptualizaciones al estudio del deporte, ha permitido conocer que las
diferencias entre expertos y novatos son debidas a que los expertos poseen unas redes semánticas
mucho más complejas y densas que contienen numerosos conceptos interrelacionados.
Asimismo, acceden de forma más eficaz a este conocimiento de base, organizado en bloques o
agrupamientos (chunks) con mayor cantidad de información, exigiendo un menor trabajo a la
memoria operativa, y una mayor economía operacional. Del mismo modo poseen unos sistemas
de producción (si=entonces) mucho más elaborados, es decir, han desarrollado las
“configuraciones típicas de su deporte” que le indican que ante una situación concreta existen
ciertas posibilidades de actuación que son más eficaces que otras.
Sin duda ser un experto no es un fenómeno de aquí y ahora, sino que supone decenas de miles de
horas de entrenamiento intencional y deliberado. Para muchos investigadores a partir de los
estudios con los grandes maestros de ajedrez, de más de 10 años de práctica enfocada hacia el
rendimiento y la competición, que parece caracterizar a los expertos en actividades muy
diferentes incluidas el deporte, la famosa regla de los 10 años (Fig. 1.3.).
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FIGURA. 1.3. La cuestión de la regla de los 10 años
10 AÑOS DE
ENTRENAMIENTO
Los deportistas excelentes poseen, en definitiva, una rica red semántica de conocimiento
declarativo y un sistema de conocimiento procedimental que les permiten formar planes
abstractos de solución de problemas con más facilidad que a los menos expertos; siendo capaces
de generar más posibilidades de solución ante las diferentes situaciones de juego y empleando su
sistema visual de forma mucho más eficaz para extraer una información más pertinente para
poder decidir acertadamente en una situación deportiva.
Bajo esta perspectiva que proponemos, llegar a ser experto en un deporte supone desarrollar la
capacidad de gestionar una gran base de conocimiento específico sobre su deporte, sobre las las
diferentes y variadas situaciones juego así como la competencia para llevar a cabo un amplio
repertorio técnico característico de dicho deporte, todo ello coloreado del deseo de progreso y de
la motivación necesaria para llegar a ser excelente, es decir poseyendo un autosistema fuerte y
robusto, lo cual nos plantea la duda de qué es antes: el conocimiento que la emoción, o como
indica Marina (2004) en conocimiento siempre es tributario de las emociones que lo dinamizan.
Uno de los primeros autores en destacar las características de los expertos fue Norman (1985).
Para este autor eran cinco las características principales:
1ª. Fluidez en la actuación. Los expertos parecen mostrar una gran facilidad para pasar de forma
fluida de una acción a otra, convirtiendo lo complejo en sencillo para el observador de su
actuación. El mundo del deporte está repleto de ejemplos sobre esta cualidad. Si algo tratan de
evitar los entrenadores es que sus deportistas será robots y respondan siempre de la misma
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manera, la clave está en desarrollar los recursos suficientes para sus intenciones no sean leídas
por el adversario, y si así ocurrieran, tener la capacidad para cambiar el curso de la acción y
realizar otra menos esperada. En el ámbito de la toma de decisiones, no hay nada como un
oponente que telegrafía sus intenciones decisionales, es la forma más sencilla de superarlo, de
esperarle a que las tome para contrarrestarla con una acción inesperada, de ahí que esta cualidad
referida a la fluidez en la actuación es aplicable también a las tomas de decisión.
2ª. Automaticidad. El experto realiza sus acciones de forma automatizada, sin ser consciente
exactamente de lo que ha realizado. Como no podría ser de otra manera, los recursos técnicos
están al servicio de las intenciones y de las decisiones, se espera que no sea éste el problema de
un jugador de bádminton o de un jugador de jockey patines. El entrenamiento abundante y
variado le permite liberar su atención consciente de la tiranía de la propia ejecución, relegando
esta misión a otros niveles de su sistema nervioso, no por ello menos importantes.
3ª. Esfuerzo mental. Con el dominio de las habilidades se manifiesta una economía mental, el
esfuerzo cognitivo es menor, con una menor fatiga mental, ya que uno de las características del
deportista excelente es que con menos esfuerzo consigue un mayor rendimiento, tanto en el
plano más energético como en el operacional. Sea un piloto de Fórmula uno como un corredor
de carreras de orientación, una de las premisas que manejan es que los recursos son limitados y
deben ser distribuidos de forma estratégica e inteligente, de ahí que frente al despilfarro y a la
incertidumbre, está la economía de esfuerzo cognitivo, de decisiones que supongan la solución
más plausible frente a la solución óptimo, que en muchos casos puede ser muy costosa y
arriesgada.
4ª. Tensión. Aquí Norman nos acerca a una dimensión psicofisiológica en la medida que esta
tensión se manifiesta con niveles de activación variables y porque tiene su correlato psicológico
de tolerancia y fortaleza ante situaciones que implican una gran responsabilidad y, a veces, y
elevado riesgo. Comprobar como los corredores de las diferentes cilindradas son capaces de
soportar la tensión que supone llevar literalmente pegado a su moto al adversario, buscar el
momento oportuno y lanzar una escapada, es decir, decidir que hay que irse y despegarse de él,
reclama un gran dominio psicológico de la situación, lo que supone una eficaz gestión de los
psicológicos.
23
5ª. Punto de vista. Con esta característica el autor destaca la visión que de la situación es capaz
de formarse el experto lo que le permite fundirse con la tarea, distinguir sus rasgos característicos
y decidir con gran competencia ante situaciones problemáticas y exigentes. El deportista ya no
controla el balón, o golpea de revés, está jugando al fútbol o al tenis. Es el aspecto que tiene una
relación muy directa con lo que posteriormente se ha denominado la ventaja cognitiva.
Hasta la fecha han sido muy numerosos los estudios realizados y diferentes los intentos de
caracterizar a los deportistas expertos. Siguiendo a Abernethy (1993) estos deportistas se
caracterizan por:
1. Ser expertos en su deporte concreto. No parece existir una pericia deportiva universal. Es
ésta una cuestión muy discutida en los foros deportivos, pero que demuestra que es difícil
alcanzar niveles de excelencia similares en varios deportes. Recordemos el caso Jordan y su
paso, sin pena ni gloria, por el Béisbol profesional americano, para volver, de nuevo al
baloncesto con resultados excelentes.
2. No manifiestan ser superiores en las medidas o tests generales. Así, en la mayoría de los
estudios sobre la visión no se manifiestan diferencias significativas en medidas tales como la
percepción de la profundidad o agudeza visual estática o dinámica, lo cual indica que es difícil
evaluar la pericia con los instrumentos habituales de evaluación, y que se hace necesario la
construcción de instrumentos específicos para cada deporte.
3. Son más sensibles a sus contextos deportivos, y conocen más y mejor su deporte. Esta
característica reclama que se empleen medidas específicas de evaluación en cada deporte para
poder analizar sus excelencias. Así, por ejemplo, cuando se analiza el tiempo empleado en la
solución de un problema deportivo por parte de un experto, éste es mucho menor si se compara
con el tiempo empleado por un novato.
5. Anticipan mejor las acciones de su oponente o de los objetos y situaciones. Han aprendido a
emplear su conocimiento para predecir y anticipar lo que pueden ocurrir en cada momento, de
ahí que estén varias jugadas por delante de sus oponentes.
24
6. Poseen mejores habilidades de autocontrol. Captan e interpretan mejor sus errores, la
dificultad de las tareas, gestionan de forma económica su esfuerzo físico, muestran mejores
habilidades metacognitivas que los no expertos.
Ya hemos trazado un retrato robot del deportista objeto de este libro, aquel que resalta por
encima de los demás y que es capaz de hacer aquello que otros deportistas no realizan. La toma
de decisiones y el comportamiento que le acompaña, serán nuestro objeto principal de análisis,
pensemos que para decidir en una situación competitiva, es imprescindible ser sensible a lo que
sucede y, por lo tanto, gestionar de forma eficiente los datos que emergen en la situación
deportiva y que son tratados por los sistemas sensoperceptivos, alimentadores del mecanismo de
tomas de decisión, lo cual permite dirigir la atención hacia la zona más rica de información y
anticipar la posible sucesión de acontecimientos, y todo ello para ser un oportunista, para decidir
y actuar oportunamente cuando nadie lo espera.
25
CAPITULO 2
EL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES EN EL
DEPORTE
26
“Hablaremos de buenas decisiones como de aquellas que se han
tomado con el mejor procedimiento disponible”(LEÓN, 2000)
La comprensión del papel de la regulación cognitiva tiene su sentido dentro del ámbito del
rendimiento deportivo en la medida que nos ayude a comprender lo complejos procesos y
variables que influyen en la toma de decisiones. Los técnicos y entrenadores esperan poder
mejorar el rendimiento de los deportistas al manejar los conocimientos científicos sobre cómo
los atletas son capaces de controlar los diferentes grados de libertad y posibilidades de
decisión/acción que les presentan en las situaciones individuales o colectivas de alta exigencia,
tanto en términos de complejidad informativa como de demanda de energía psicológica o física.
El entrenamiento de la
pericia al decidir en el deporte
Optimización del
conocimiento
Optimización de Optimización de
los recursos técnicos los recursos tácticos
Optimización de Optimización de
los recursos psicológicos los recursos energéticos
RENDIMIENTO
27
comprender la dinámica compleja del mismo”, y como el profesor Christina indica en el prólogo
de este libro, hablar de la toma de decisiones en el deporte supone hablar de la selección de la
respuesta (Tenembaum, 2003).
Ha pensado alguna vez ¿qué es lo que impulsa a su deportista a tomar las decisiones que toma,
qué cálculos ha realizado, qué ha tenido en cuenta, de qué manera ha aprendido a realizarlos o
cómo ha conseguido saber que tal circunstancia llevaría a tal consecuencia?. Si no tiene una
respuesta clara para estas cuestiones en los diferentes capítulos de este libro le presentaremos las
claves para encontrar una posible solución.
La toma de decisiones se puede considerar como una de las líneas actuales de investigación en
muy diferentes ámbitos. Así tanto la: Psicología como la Sociología, Matemáticas, Economía,
Política, Geografía, Educación y la Ciencia del Deporte se han preocupado, y se siguen
preocupando por este complicado proceso que lleva a las personas, instituciones o naciones a
actuaciones muy diferentes y con resultados y efectos muy diferentes (Edwards, 1954;
Tennenbaum y Bar–Eli, 1992).
Hablar de tomar decisiones en el lenguaje corriente supone hablar de elegir ante una situación
que ofrece varias alternativas posibles. Debemos elegir qué marca de coche es la más adecuada y
barata, qué tipo de zapatilla es la más conveniente para empezar a correr o que alimentación es la
más saludable. Los entrenadores deben decidir qué jugador es el más apropiado para una
situación, cuá es la táctica mejor ante un equipo concreto o si seguir o no las presiones de sus
directivos.
Nuestro protagonista es el deportista que vive en un mundo de exigencias decisionales sobre qué
palo es el más adecuado, como es el caso del golf, a qué compañero pasar el balón, cómo
engañar a los adversarios o el momento más propicio para iniciar un ataque en una carrera de
medio fondo. En definitiva, cuando hablamos de tomar decisiones en el deporte nos estamos
refiriendo al proceso que lleva a la elección de un procedimiento de acción ante una situación
que puede tener diferentes grados de complejidad, dinamismo e incertidumbre, y el interés para
el entrenador radica en conocer y comprender el papel de los diferentes mecanismos que
aseguran dicho proceso así como sus condicionantes (constraints)
28
Desde una perspectiva histórica Tennenbaum y Bar-Eli (1993) establecieron la existencia de tres
líneas de indagación diferente:
El interés, por lo tanto, ha oscilado entre describir y explicar los procesos de actuación para
comprenderlos y optimizarlos, aumentando las posibilidades de éxito y disminuyendo las
posibilidades de un posible fracaso, todo ello relacionado con una persona que posee sus
creencias, motivaciones y valores en ese contexto en el que esta actuando, pongamos el
deportivo (Cuadro 2.1.)
Fue Gilovich (1984) quien sugirió que el ámbito deportivo era el más apropiado para el estudio e
investigación de la toma de decisiones. Investigar qué piensa, cómo analizan las situaciones,
cómo juzgan las múltiples circunstancias que surgen en los acontecimientos deportivos, qué les
preocupa o cómo se perciben en situaciones en las que debe decidir, han sido asuntos de estudio
que vienen preocupando a los científicos del deporte en las últimas décadas (Bakker, Whiting y
Van der Brug, 1992; Tennebaum y Bar-Eli, 1992). El estudio del rendimiento deportivo está
reclamando un análisis minucioso de los diferentes procesos que están implicados en las
actuaciones deportivas (Ruiz y Sánchez, 1997), de ahí que desde los años 1970 dichos procesos
cognitivos implicados en la toma de decisiones hayan sido objeto de investigación por diferentes
grupos en el mundo (Williams, Davids y Williams, 1999).
Decidir es uno de los ingredientes más presente en la actividad deportiva, es más podríamos
analizar los deportes en función de su exigencia decisional. Para un jugador de Golf las
exigencias son de distinta naturaleza que para un ciclista o una pelotari. Siguiendo este análisis,
sin duda, un ingrediente que le acompaña es la incertidumbre que, con mayor o menor
intensidad, el deportista debe disipar o manejar para encontrar la solución a su problema. Tomar
una decisión puede no ser un proceso fácil de asumir máxime por el riesgo que implica que la
29
respuesta no sea la idónea y que las consecuencias de una decisión errónea pueden ser
irreversibles. Por lo tanto, la toma de decisiones en el deporte está cargada de elementos
subjetivos. Un análisis detenido de los comportamientos decisionales en el deporte nos muestra
como existen grandes diferencias individuales en esta materia, ya que pueden existir deportistas
con dificultades al decidir que les convierten en individuos sin ideas ni iniciativas. Decidir
reclama el esfuerzo cognitivo que permite un análisis de las alternativas posibles para actuar, y
una regulación emocional o si se prefiere un esfuerzo de voluntad para pasar a la acción.
Muchos deportistas prefieren rehuir todos estos esfuerzos ya que es más fácil y más cómodo
abstenerse o delegar en otros las responsabilidades y los riesgos. Los entrenadores son testigos de
que no todos los deportistas aceptan y soportan el desagradable peso de decidir y de arriesgar.
Parafraseando a Lara (1991) podríamos decir que existen deportistas que experimentan una
especie de parálisis ante la circunstancia de tener que actuar porque de su análisis deducen una
imposibilidad de hacerlo bien al faltarles suficientes datos.
Ese excesivo racionalismo les lleva a una casi permanente inhibición y falta de compromiso, es
una especie de fobia a decidir que les paraliza en las situaciones de riesgo y de oportunidad.
30
Por otro lado, existen deportistas que asumen que lo mejor es seguir al pie de la letra las
instrucciones tácticas del entrenador, llevando a cabo al pie de la letra los esquemas tácticos
previamente entrenados y que son los predominantes en su equipo. Siguen las normas de la
tradición, del club, del entrenador que les entrena, diluyen sus propias responsabilidades en el
grupo, la institución o en la persona que está al mando. Este comportamiento tiene la ventaja de
facilitar siempre una excusa si los resultados acaban siendo negativos. Por último, existen otros
deportistas para los que decidir es una actividad que les atrae y para la que se sienten empujados,
y se ve abocados a tratar de aprovechar todas y cada una de las oportunidades que se les ofrezca,
manifiestan un verdadero frenesí por decidir (Lara, 1991).
Como se puede comprobar, el asunto no es sencillo y como indica Lara (1991) se hace necesario
tratar de capturar la verdadera esencia y naturaleza del acto de decidir en el deporte, tanto en su
aspecto fenomenológico, es decir contemplarlo tal y como aparece en la conciencia de los
deportistas, praxeológico o en su relación con otros actos que surgen en la dinámica deportiva ,
psicológico, en tanto que procesos que suponen la el tratamiento de información y la
computación de diferentes alternativas, y social, ya que muchas decisiones suponen la
participación colectiva en las mismas, como en el caso de los deportes colectivos, de nuevo nos
hace falta una perspectiva sistémica para poder acometer la solución de este problema.
Desde que el interés por estudiar la toma de decisiones tomó carta de naturaleza son diferentes
los procedimientos y metodologías empleadas para su análisis, casi se podría avanzar que en su
mayoría fueron metodologías prestadas, es decir, tomadas de otros ámbitos de conocimiento, de
los cuales se obtuvieron los paradigmas, las mejoras tecnológicas y las posibles hipótesis. Ya
hemos comentado como los estudios ya clásicos con los expertos en Ajedrez sirvieron para
desarrollar procedimientos de evocación y recuperación de informaciones significativas para
decidir también en el deporte (Fig.. 2.2.)
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FIGURA.2.2. Los estudios pioneros sobre el ajedrez
Reproducción
Estimulo
Los primeros estudios sobre la toma de decisiones en el deporte se llevaron a cabo en contextos
de laboratorio en los que se trató de reproducir situaciones, que aunque distantes de la realidad
deportiva, podrían reclamar procesos cognitivos relevantes para decidir. Un ejemplo lo
encontramos en los investigadores canadienses de los años 1970 (Bard y Fleury, 1976; Bard,
Fleury y Carriere, 1975, Alain, 1988 o Alain y Proteau,1977, 1978) que se preocuparon por
aspectos tales como el procesamiento visual o las estrategias perceptivas de los deportistas en
situaciones diferentes de ataque y defensa
El eje central estaba en explorar qué informaciones empleaban los buenos decisores en el deporte
para poder actuar de forma competente, de ahí que se exploraran aspectos como la estructura de
conocimiento de dichos deportistas comparándolo con deportistas menos experimentados o de
nivel inferior. Estos estudios permitieron saber cómo estos deportistas expertos codificaban y
recuperaban informaciones específicas necesarias para responder de forma táctica en sus
diferentes deportes. El reto estaba en poder ofrecer campos perceptivos lo suficientemente
relevantes como para poner en acción dichos procesos de codificación y recuperación. Uno de
los procedimientos empleados consistía en la presentación de escenas deportivas en periodos
cortos de tiempo (entre 5 y 10 segundos) para solicitarles después que recompusieran la situación
de juego (Fig. 2.3.).
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FIGURA. 2.3.. La utilización de las imágenes en el entrenamiento decisional (tomado de Vanek
y Cratty, 1970)
Si se ha comentado que el deporte es dinamismo, uno de los grandes problemas que presentaba
este paradigma era el estatismo de las imágenes, de ahí que las sucesivas transformaciones de
este procedimiento han llegado hasta la presentación de las acciones sobre pantallas de tamaño
natural lo que les daba más crédito. Otro de los problemas añadidos era el solicitarles que
respondiesen mediante papel y lápiz, algo que hacia artificiosa la situación, de ahí que incluso en
la búsqueda de la mayor fidelidad posible se haya llegado hasta a filmar las escenas desde el
punto de vista del que las observa, haciéndolas terminar en una acción que solicitase la
participación del observador.
Desde entonces hasta la fecha han sido, y son, numerosos los investigadores o grupos de
investigadores del deporte, los que han afrontado el reto de descifrar la toma de decisiones en el
deporte por procedimientos muy variados, pero que tienen como denominador común lo que
podría denominarse una toma de conciencia ecológica en la investigación.
Estos estudios sobre la competencia para evocar y reconocer patrones de información (Allard y
Burnett, 1985), se completaron con estudios sobre la detección de señales basados en la teoría de
Tanner y Swets (Allard y Starkes, 1980), el estudio de patrones visuales y de las señales
perceptivas relevantes (Abernethy, 1990; Abernethy y Russell, 1987) o del conocimiento de los
deportistas con relación a la toma de decisiones (French y Thomas, 1987). Todo este conjunto
33
abundante de estudios han provocado más preguntas que respuestas e incluso con el
advenimiento de los modelos dinámicos y ecológicos actuales, se han abierto nuevas vías de
indagación (Ruiz y Arruza, 2001).
Pero para decidir es necesario que se hayan llevado a cabo otros procesos, de ahí que autores
como Ripoll (1991) indicaran que las causas de muchos de los errores técnico-tácticos que se
observan en el deporte tienen su raíz en un déficit en los procesos atencionales, en la percepción
de la situación de juego, en la anticipación y en la elaboración mental de la respuesta, es decir, si
existe un problema en la toma de decisiones, es difícil compensarlo con una buena ejecución
técnica (Temprado, 1989). Como expusieron Ruiz y Sánchez (1997) las exigencias de carácter
perceptivo pueden variar enormemente en los deportes, oscilando desde deportes cuyo
componente perceptivo es prácticamente nulo a deportes para cuya realización el deportista debe
ser capaz de integrar en patrones significativos una enorme avalancha de información cuyo
origen es el entorno más inmediato.
A diferencia con lo que ocurre en otro tipo de tareas, como por ejemplo, la resolución de
problemas, en las situaciones decisionales no siempre está claro que la decisión adoptada sea la
más adecuada, ya que los elementos subjetivos, personales e interpersonales juegan un papel
muy importante, y aunque mediante el entrenamiento se pueda imponer una estructura lógica y, a
veces, rígida de cómo deben ser encaradas ciertas situaciones de juego, no obstante no se
debiera olvidar la iniciativa personal, el insight del deportista o del equipo, que añade el
elemento de originalidad al deporte. Sea como fuere siempre existirá una regulación emocional
que coloreará dichas decisiones (Cuadro 2.2 y 2.3.).
CUADRO 2.2. Aspectos del deportista que pueden condicionar una toma de decisión.
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CUADRO 2.3. Aspectos del deporte que pueden condicionar una toma de decisión
Todos nos hemos visto sometidos a la necesidad de elegir bajo la presión del tiempo, esperar
demasiado puede suponer no responder a las demandas de la situación, y el deporte está cargado
de estas presiones. Tanto la psicología experimental como los especialistas en aprendizaje motor
han analizado con gran detenimiento este tipo de procesos, pensemos que en su inicio, los
estudios cronométricos trataron de explorar el tiempo que se invertían en los procesos mentales.
Cuando observamos a los jugadores en el campo, y les vemos reaccionar, sin duda nos llama la
atención la rapidez con la que deciden y actúan, o por el contrario les criticamos por su lentitud
en realizar el pase, tirar a portería a penetrar entre la defensa.
El estudio de los tiempos nos ha permitido saber que la respuesta ante una situación se compone
de momentos diferentes, así el tiempo de reacción hace referencia al intervalo que transcurre
entre la aparición de una señal y el inicio de una respuesta. Tradicionalmente se han establecido
dos categorías de tiempos de reacción (TR):
1. Tiempo de reacción simple: Ante una señal se da una respuesta. Ante el disparo del
juez se responde comenzando a correr en una prueba de velocidad.
2. Tiempo de reacción disyuntivo o de elección: Ante más de una señal con su
correspondiente respuesta específica. Las situaciones deportivas están llenas de momentos en
los que el deportista debe ser capaz de elegir una respuesta a una señal.
3. Tiempo de reacción discriminativo: Existe más de una señal pero sólo una respuesta
específica. Discriminar de entre un conjunto de señales (engaños) cuál es la que debe ser
respondida con una acción concreta, es un verdadero reto al que los deportistas se deben
enfrentar.
35
Sin duda estará pensando en numerosos ejemplos en los que las diferentes modalidades de TR
están presentes, así cuando vemos a Marion Jones salir de los tacos de salida, sin duda sabemos
que su tiempo de reacción ha participado en su rendimiento, pero no podemos afirmar que haya
tenido que elegir, ya que su decisión ha sido simple, salir o no salir al oír el disparo. Sin embargo
cuando Gasol recibe el balón en una acción rápida y compleja ante la canasta del oponente,
observamos como antes de recibir empieza a desplegar su respuesta bien sea de fintar, pasar,
quedarse quieto o tirar a canasta. Aquí, sí contemplamos qué decisiones están en juego y cómo se
manifiesta el hecho de elegir. Todas estas situaciones reclaman tiempo, unas veces bajo certeza
y seguridad, y otras bajo complejidad e incertidumbre.
•TR Premotor
•TR Motor
•Señal •Movimiento
Actividad
EMG
Los cronoscopios y los dispositivos para poder medir los diferentes momentos han sido
empleados muchas veces con deportistas de alto rendimiento, unas veces para conocer si su TR
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es mejor (menor) que en el resto de los deportistas, y otras para analizar de qué manera diferentes
factores internos o condiciones externas pueden influir en el procesamiento antes indicado.
TABLA 2.1. Variaciones del Tiempo de Reacción simple según las diferentes modalidades
sensoriales
Pensemos que todo sucede en un contexto como el deporte en el que los estímulos son muy
numerosos y de intensidad muy variable, el deportista tiene que ser capaz de seleccionar las
señales relevantes frente a las irrelevantes, éstas penetrarán en el sistema a través de los canales
sensoriales, los cuales poseen cualidades diferentes cuando del tiempo de reacción se trata, así si
analizamos los datos de investigación observamos que se emplea menos milisegundos en
responder a un estímulo táctil que a uno visual (Tabla 2.1.).
Otra manera de analizar el papel del TR en la toma de decisiones es hacerlo formar parte del
procesamiento de la información ante una tarea deportiva. Stein (1987) presentó un modelo de
procesamiento dividiéndolo en una serie de estadios con sus correspondientes operaciones de
procesamiento informativo que presentamos en la Fig.2.4.
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FIGURA. 2.4. Modelo de tratamiento informativo (Theios tomado de Stein, 1987)
ESTADIOS OPERACIONES
ENTRADA
Procesos sensoriales de captación
1 y procesamiento de los estímulos
INFORMACION
SENSORIAL 2 Identificación del estímulo
Determinación de la respuesta
3 Codificación E-R
SALIDA
4 Selección del programa de respuesta
Vertiente perceptiva
RESPUESTA
Vertiente motora
En este modelo se puede comprobar como hay un momento en el que el deportista debe elegir la
respuesta para poder responder a la situación siendo diferentes los factores que pueden influir en
esta elección, tales como por ejemplo la incertidumbre que rodea la situación y que hace que el
deportista se lo piense más antes de responder. Parece adecuado indicar que además de un
tiempo de reacción existe un tiempo de decisión que implicará a los mecanismos centrales del
sistema nervioso. Whiting (1969) consideró esta cuestión y destacó su existencia dentro del
conjunto de momentos que forma parte de la respuesta del deportista:
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d. Tiempo de latencia muscular o retraso entre el impulso que llega a la placa
motriz terminal y la respuesta muscular efectiva.
Muchas de las tácticas individuales provocan que los tiempo de reacción y de decisión se hagan
más lentos al incitar al oponente a tener que calcular más sobre cuál de sus posibles alternativas
puede ser la más efectiva, lo cual nos lleva a considerar lo perjudicial que es para un jugador, y
para su equipo, que sus acciones puedan ser interpretadas, anticipadas y previstas por sus
oponentes, de ahí la importancia de entrenar para lo inesperado, sobre todo porque un amplio
conjunto de situaciones deportivas suponen responder ante campos perceptivos complejos y
dinámicos, lo que reclama que aprenda a distinguir lo que es relevante de lo que no lo es, y que
conozca qué tipo de respuestas son las más adecuadas para cada situación o clase de situaciones,
lo que sin duda le permitirá anticipar, un procesos clave en la toma de decisione.
En los últimos tiempos una de las aportaciones de los estudiosos de estos procesos ha sido la
presentada por Ripoll y colaboradores sobre el conflicto semántico-sensoriomotor. Para Ripoll
(1987a, 1991) los deportes, en la medida que son actividades cargadas, y en muchos casos
sobrecargadas de información, exigen del deportista que aprenda a gestionar dicha información y
emplearlas de forma eficaz para alcanzar los objetivos planteados. Por una parte debe interpretar
dichas situaciones, y por otra debe ejecutar una respuesta técnica con un máximo de precisión.
• Y este conflicto se manifiesta en un tipo de actividades que por su naturaleza están cargadas
de incertidumbre, de limitaciones (constraints) temporales y espaciales, y de coordinaciones
motrices complejas que comprometen notablemente al deportista y que éste logra superar cuando
ha alcanzado un notable nivel de pericia (expertise). De nuevo el estudio del comportamiento
visual de los deportistas ha sido fundamental para analizar este conflicto (Ripoll, Papin y
Simonet, 1983). Este grupo de investigación estableció la existencia de dos tipos de
informaciones visuales necesarias para la toma de decisiones:
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o Las informaciones psicosensoriomotrices, destinadas a asegurar las funciones de
intercambio motor entre el deportista y el medio en el que actúa, es el soporte funcional del
movimiento asegurando la eficacia el procedimiento elegido y de su control.
Información Información
psicosemántica psicosensomotriz
Reducción de
Gestión del tiempo
La incertidumbre
• Realización de la
• Temporal: ¿Cuándo?
Conflicto velocidad/precisión acción: ¿Cómo?
• Espacial: ¿Dónde?
• Acontecimientos:
¿Qué?
Resultado de la acción
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Este tipo de circunstancias han sido muy analizadas en contextos experimentales de laboratorio
en los que se ha evaluado el tiempo empleado para responder ante configuraciones estimulares
diferentes en condiciones diferentes. Así, una tarea habitual es proponer al sujeto que responda
ante una situación experimental de la forma más rápida posible, en ellas el tiempo que tarda en
emitir la respuesta es considerado el tiempo necesario para las operaciones de toma de decisión,
el cual aumentaría linealmente en función de la cantidad de información y de incertidumbre que
conlleva la situación estimular. Complejidad, velocidad, incertidumbre producen efectos
diferentes en la realización de una acción motriz, y el deportista debe elaborar una estrategia
eficaz que le permita desenvolverse de forma competente en la escala del conflicto entre la
velocidad y la precisión (Ripoll, 1987b) (Fig. 2.5).
Todo ello es indicador para este autor del conflicto que se establece en las actuaciones reales,
entre el comprender y el actuar, y el conjunto de limitaciones o dificultades que debe superar, de
índole temporal, espacial, atencional y de incertidumbres.
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FIGURA.2.6. Prospección visual de jugadores de tenis de mesa expertos en situación de un
golpeo derecho de forma repetitiva (Tomado de Ripoll, 1987b) (El grosor de las líneas es proporcional al número
de asociaciones de dos elementos consultados sucesivamente- valores medios)
Trayectoria de la pelota
Desplazamiento de la mirada
Fijación de la mirada
Para poder llegar a convertirse en un experto decisor el deportista debe adquirir un elevado
conocimiento de sí mismo y de las propiedades de su medio de actuación, debe aprender sobre
las acciones que pueden ser realizadas en sus deportes y las consecuencias que pueden acarrear
su empleo. Acciona más que reacciona, por lo tanto, anticipa las posibles acciones de sus
adversarios y responde en consecuencia. Se facilita el proceso de extracción pertinente de
informaciones al poner en acción planes de funcionamiento y de representación diferenciados
que permitan que las decisiones estén relacionadas unas con otras, y que vaya de lo más general
a lo más específico, de la lógica interna del funcionamiento de un deporte a la identificación de
los índices pertinentes en los ciclos de decisión-acción.
Ya se ha comentado que una de las peculiaridades del experto es su elevado conocimiento sobre
su deporte, pero esto no es suficiente ya que existen muchas circunstancias en las comenten
errores al decidir qué hacer en un momento dado, que pueden llevar a resultados desastrosos. Sin
duda, es éste un asunto de gran interés ya que si conocemos las causas de los errores siempre se
podrían establecer los cauces para evitarlos. No existe una literatura en el ámbito del deporte que
nos permita el poder analizar esta cuestión con una base empírica clara, sí se ha tratado en otros
42
ámbitos lo que unido a nuestra experiencia en el ámbito deportivo, nos permite el poder
adelantas algunas de las posibles circunstancias que pueden llevar a un deportista, e incluso a un
deportista experto a optar por la peor de las soluciones.
Partamos de hechos reales, ya que todos los entrenadores son testigos de las dificultades que
muchos deportistas tienen para tomar decisiones oportunas en competición, las razones pueden
ser numerosas y centrar la atención en que no se concentra en el partido, no suele ser muy
adecuado, ya que pueden ser otras las razones que han podido influir en la decisión o no decisión
adoptada. León (2000) realiza una propuesta de posibles causas de los fallos a la hora de tomar
decisiones que nos servirán de punto de partida para su consideración en el ámbito deportivo
dejando abierta la posibilidad de que el lector reflexione sobre ello y las aumente o matice.
Ciertamente esta es una de las causas importantes entre los deportistas o equipos noveles . La
incertidumbre les atenaza, el no saber cuál es la táctica que empleará el oponente o la forma que
acometerá el partido en la segunda parte puede llevar a que muchos deportistas no actúen con
competencia, de ahí que está sea una de las claves del entrenamiento, aprender a ser capaces de
gestionar la incertidumbre, de completar la información, de ir más allá de la información
presente para predecir y establecer las probabilidades subjetivas de que un acontecimiento pueda
o no ocurrir.
Aprender a captar las señales o las zonas más ricas en informaciones sobre una situación y
aprender sobre las preferencias o costumbres de los oponentes, facilita la posibilidad de
disminuir la incertidumbre espacio-temporal y de los acontecimientos que pueden suceder. En
los niveles más elevados de pericia es difícil competir con todos los datos, con todas las
informaciones presentes ya que los oponentes, la circunstancias ambientales como en los
deportes en plena naturaleza o en el mar, pueden cambiar y provocar el tener que funcionar bajo
un grado de incertidumbre mayor, pero el entrenamiento ha dado la capacidad de tolerar dicha
incertidumbre y poder competir con muchas posibilidades de éxito al decidir.
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b. Indecisión por exceso de perfeccionismo. Meticulosidad.
Tanto en la labor de entrenador como en la deportista, todos tratamos de alcanzar los mayores
logros de la forma más ortodoxa posible. Sin duda, los deportistas han aprendido la manera de
solucionar las situaciones deportivas en las que se encuentran, desean encontrarse en la posición
idónea para poder chutar, pasar o tirar; buscan el conseguir un gesto preciso y exacto, necesitan
ser reconocidos por la persona más técnica de su deporte, pero muchas veces esto está reñido con
la realidad y la decisión debe ser tomada con escasa información y la respuesta técnica no tiene
por qué ser la más ortodoxa, ya que lo importante es decidir y actuar a tiempo. El exceso de
meticulosidad puede llevar a que los deportistas no estén el lugar oportuno con la decisión
oportuna. Es correcto que deportista sea un perfeccionista, que se empeñe en llegar al máximo,
en rizar el rizo, siempre que esto no le convierta en un lento e inseguro decidor en su deporte.
c. Precipitación
Del mismo modo que la meticulosidad puede llevar a la lentitud, la precipitación puede llevar a
no responder adecuadamente y ser superado por el oponente o por la situación. Todas las
decisiones reclaman un tiempo, en unos casos mínimos y se deben encontrar la decisión más
acorde con dicha situación, en otros casos la disponibilidad de tiempo es mayor y no sirve para
nada precipitarse ya que no siempre las situaciones con lo que parece, y reclama un cálculo
mayor para poder seguir acometiendo la subida en una pared complicada, como sería el caso de
un alpinista. El deportista debe realizar los cálculos y valorar las probabilidades para poder
decidir ajustadamente bajo esta presión con la mayor precisión posible, pero no siempre ocurre
así, y entra antes de tiempo, golpea con premura o sale demasiado pronto, no alcanzando el
objetivo previsto. Un conocimiento profundo del deporte que se practica permite desarrollar una
sintonía que favorece el acoplamiento temporal de las decisiones, de ahí la importancia en la
formación de los jóvenes deportistas trasladar la idea en la práctica de que tan complicado es
reflexionar demasiado sobre lo que hay que hacer como no dejarse llevar por lo que Lara (1991)
denomino el frenesí por decidir.
d. Impulsividad.
Estrechamente conectado con lo anterior, esta dificultad hace referencia a una toma de decisiones
extremadamente rápida y en muchos casos irreflexiva, impulsiva que en algunas ocasiones
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puedes ser motivo de un alto logro pero que otras muchas suponen la derrota o la pérdida de un
balón necesario. Pensemos en el deporte del baloncesto en el que el marcador esta igualado, y en
la que son sólo unos segundos lo que restan para proclamarse o no campeón. Los entrenadores y
entrenadoras son testigos de como en dichas ocasiones la regulación emocional influye de tal
manera en la cognitiva, que el deseo de terminar y acabar con el problema y con su presión,
motiva que un pase sea interceptado y se organice el contraataque del oponente y alcance el éxito
en el último segundo, de ahí la importancia de una buena preparación psicológica que permita
mantener la frialdad en dichas situaciones. Para muchos deportistas, el caso del karateka Iván
Leal, doble campeón del mundo, es claro, la frialdad es una de las claves para poder decidir en
situaciones de gran presión, algo que él mismo manifiesta que le caracteriza. Janev en 1983
diferenció entre deportistas intuitivos y lógicos. Los primeros prefieren responder rápidamente
con una tasa elevada de éxito pero con grandes errores, mientras que los segundos obtienen
menos tasa de éxito pero con menos errores. Estos dos tipos de jugadores se complementarían y
contribuirían a equilibrar y armonizar un equipo.
Es ésta una circunstancia en la que el deportista no tiene claro cuáles son las prioridades tácticas
y estratégicas, y actúa sin seguir un plan. Es probable que en estas circunstancias esté sometido
más al juego del oponente y a responder a ese juego, que a actuar anticipadamente tomando la
iniciativa. Todas las semanas tenemos ejemplos en los que equipos o deportistas manifiestan que
fueron atrapados por el juego o las estratagemas del oponente, que perdieron el norte de lo que
había que realizar. Sin duda la competición deportiva tiene un gran objetivo: ganar, pero hasta
alcanzarlo existe todo un conjunto de objetivos, en muchos casos cambiantes, que sirven de
plataforma, de cañamazo para desenvolverse en el campo. Sin duda el entrenador juega un papel
de primer orden, debe establecer dicha plataforma, debe dejar claro cuáles son los planes tácticos
para que la estrategia del equipo se lleve a cabo, y cómo reaccionar cuando las expectativas no se
cumplen. Es éste un punto interesante a considerar, nos referimos al grado de cumplimiento de
dichos planes tácticos, y como pueden co-existir dichos planes tácticos del entrenador con las
ocurrencias, como las llama Marina (2004), de los deportistas en el terreno de juego, en la pista o
en el tatami. ¿Hasta qué punto existe la posibilidad de que el deportista cambie un plan táctico
del entrenador porque el equipo o el oponente han captado las intenciones y ha generado un
nuevo espacio de incertidumbre que debe ser solucionado?. Bajo nuestra opinión existe una gran
45
diferencia entre competir sin una estrategia que guíe las decisiones tácticas, y hacerlo de forma
rígida bajo la atenta mirada del entrenador que coarta cualquier tipo de ocurrencia. Es una
complicada decisión para el entrenador y para el deportista, por lo que sugerimos al lector que
reflexione por un momento sobre este particular, más adelante volveremos sobre él.
Esta dificultad se manifiesta cuando el deportista considera que sólo hay una alternativa para
solucionar el problema deportivo planteado, que sólo existe una maniobra para poder tumbar al
oponente o para desmarcarse del un adversario. Es muy probable que esta forma de contemplar
los problemas en el deporte vengan dados por el tipo de entrenamiento que se ha llevado a cabo,
ya que tener la costumbre de plantear los problemas tácticos en términos de SI o NO, puede no
ser la forma más adecuada de progresar, en posteriores capítulos abogaremos por un
entrenamiento de la diversidad de opciones, del cambio y de la variación que ofrezca al
deportista contextos más reales de práctica. En el desarrollo de los recursos del deportista debe
tener cabida la promoción de las ocurrencias, de las alternativas, de otras posibilidades. Si algo
ha caracterizado a los grandes creadores y pensadores es que han sido capaces de aportar algo
nuevo a su ámbito. Cuando Fosbury salto de espaldas ofreció una nueva alternativa, cuando un
jugador penetra en la defensa por donde nadie podría esperar y con una maniobrar imprevisible,
ha jugado con las alternativas y ha elegido la menos esperada.
León (2003) considera que éste es uno de los problemas a la hora de decidir y probablemente en
ciertas circunstancias en las que el conocimiento y experiencia es escaso, la intuición como
mecanismo para salir airoso pueda jugar alguna mala pasada. Es interesante que hagamos un
breve comentario sobre este término. Si parafraseáramos a al golfista Jack Niclaus cuanto más se
entrena más posibilidades existen de tener buenas intuiciones. Para los psicólogos la intuición es
el conocimiento sui generis y directo de la realidad que se opone al conocimiento más analítico.
Sin duda el deportista despliega su intuición en el campo de juego indicándole lo que es probable
que determinados acontecimientos vayan a suceder, pero a veces estas intuiciones están poco
fundamentadas, no responden a lo que realmente está sucediendo y le lleva a adoptar decisiones
inadecuadas, es cuando ellos mismos indican que se dejaron llevar por su intuición. La intuición
parece mantener un cierta relación con la suerte, en la medida que uno intuye algo y si sucede la
46
suerte nos ha acompañado. Tal vez esto pueda suceder en los noveles pero en los deportistas
experimentados su intuición, su conocimiento directo está cargado de experiencia, y es ésta la
que guía su conocimiento directo y rápido de la realidad de la competición.
h. Preferencias al decidir.
Tal vez sea una de las dificultades contra las que más luchan los entrenadores, conseguir que sus
deportistas no decidan y actúen de forma predecible porque sus costumbres y preferencias les
dominan y pueden convertirse en su tarjeta de visita. En la actualidad es muy difícil ocultar las
preferencias al actuar. Los entrenadores invierten horas con sus ayudantes y los deportistas para
analizar filmaciones de sus oponentes, para establecer si existen redundancias, si ante diferente
tipo de condición se da de forma estable un tipo de respuesta. Una de las claves del
entrenamiento en los deportes con alta carga decisional es saber como ocultar las intenciones al
adversario. La posición desde la que se parte, la forma de apoyar los pies, de mover los brazos o
la forma de dirigir la mirada, todo son índices que el oponente puede emplear. Cuando los
deportistas manifiestan lo que podríamos denominar una rigidez decisional, siempre deciden de
la misma manera ante situaciones similares y es probable que lo que considera que es su
fortaleza se pueda convertir en su debilidad.
i. Sobrecargarse
47
2.7. El riesgo y la toma de decisiones en el deporte
El riesgo parece una cualidad inherente al decidir. Cuando compramos algo corremos el riesgo
de equivocarnos. Cuando realizamos un adelantamiento corremos el riesgo de que no nos de
tiempo a llevarlo a cabo, y así sucesivamente. Estamos construidos para asumir un cierto nivel de
riesgo que varia de unas personas a otras, de unos deportistas a otros. Para el corredor de
bicicleta de montaña tratar de adelantar a un oponente en una vereda estrecha con desniveles
pronunciados supone el riesgo de la caída. Para el karateka realizar en un combate una técnica de
pierna supone asumir el riesgo de que el oponente la anticipe y le supere. En definitiva, el
deporte tiene su componente de riesgo con el que lidian todos los deportistas hasta extremos que
pueden llegar ser irreversibles o realmente peligrosos, pensemos en las numerosas excelsas de
delanteros o porteros tumbados sin sentido en el suelo después de haber decidido entrar a por el
balón, bien para pararlo o bien para meterlo en portería.
Resnik (1998) clasificó en tres tipos los escenarios decisionales en los que el riesgo está presente:
1. Escenarios donde se toman decisiones bajo certeza. En estos casos la dificultad estriba
en determinar qué resultado desea alcanzar, ya que conoce qué acción conduce con toda
seguridad a su consecución. Sin duda esta circunstancia es muy extraña en el deporte de alto
rendimiento, ya que este nivel de pericia caracteriza por el enfrentamiento con otros deportistas
o con la naturaleza con el convencimiento de poder ganar, de ahí que las decisiones se toman
bajo riesgos muy variados.
2. Escenarios donde se toman decisiones bajo riesgo. Estas decisiones bajo riesgo
suponen una apuesta por una alternativa frente a otra y ambas pueden llevar a sus propios
resultados, resultados que van desde lograr un tanto, el éxito, hasta errar o ser eliminado o
lesionado.
Como bien indica el propio autor, esta clasificación manifiesta una cierta idealización porque los
problemas deportivos reclaman decisiones que pueden caer en alguna o varias de las categorías.
48
La percepción de un tipo de decisión u otro puede estar muy influida por factores de carácter
personal, que permiten que un deportista perciba la incertidumbre existente como algo
despreciable y actuar en una circunstancia de decisión bajo certeza, o todo lo contrario, un
deportista bajo un estado de ansiedad puede percibir una decisión bajo certeza como una decisión
bajo incertidumbre y riesgo.
El estudio del papel del riesgo en la toma de decisiones se ha concretado en toda una serie de
asuntos en el ámbito deportivo: percepción del riesgo, aceptación del riesgo, representaciones del
riesgo, actitudes de los deportistas ante el riesgo, etc. Son diferentes los estudios que se han
realizado para analizar la noción de riesgo en contextos deportivos, será a partir del modelo de
Deligniéres (1999) como trataremos las relaciones entre decisión y riesgo en el deporte
(Fig.2.7.).
Según este modelo la toma de decisiones en una situación deportiva esta condicionada por dos
tipos de representaciones que le deportista se formula, una referida al riesgo percibido y la otra al
riesgo preferente. Por riesgo preferente se entiende el nivel subjetivo de riesgo que un deportista
es capaz de aceptar ante una situación en la que calcula la relación costes-beneficios. Este riesgo
preferente está compuesto por cuatro tipos de utilidades percibidas:
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FIGURA 2.7. Modelo hipotético de los determinantes psicológicos de la aceptación del riesgo
según Delegnieres (1999)
Ansiedad
Nivel de riesgo
Representaciones preferente
Habilidad
percibida
Aceptación
Riesgo
Dificultad del riesgo
percibida percibido
subjetivo
Situación objetiva
Decisión
Habilidad del
Riesgo objetiva
deportista
objetivo Aceptación
Dificultad del
De la tarea Riesgo
objetivo
Factores de
riesgo
En cuanto al riesgo percibido éste supone una evaluación de la peligrosidad actual, el riesgo
percibido tiene que ver con la probabilidad de que un peligro físico o no pueda surgir como
consecuencia de adoptar una decisión en el juego, así como el valor que a dichas consecuencias
se le otorga (valencia). Como indica Delegnieres (1999) si en las situaciones estudiadas
clásicamente por las teorías de la decisión es posible dar a las probabilidades y valencias
definiciones probabilísticas y matemáticas, esta circunstancia es poco probable en el ámbito del
deporte.
El deporte se caracteriza por situaciones en las que el azar no es el eje central sino que existe la
posibilidad de influir en ellas por medio del conocimiento y la competencia de los deportistas.
De ahí que cuanto mayor es el nivel de pericia menor es la posibilidad de que el riesgo y la
peligrosidad se hagan patentes, y el éxito es más probable en los expertos que en los
principiantes. El proceso de toma de decisiones en el deporte está influido por estas percepciones
y representaciones, ya que el deportista compara su nivel de riesgo preferente y percibido, es a
partir de estos cálculos que el deportista adopta una decisión con su riesgo correspondiente.
50
Parece lógico pensar que una parte importante del desarrollo de los planes personales de
competición tengan que ver mucho con el trabajo del autosistema del deportista y de incrementar
y fortalecer su competencia percibida así como un tratamiento lo más objetivo de las situaciones
deportivas con las que debe enfrentarse, ya que como la mayoría de los entrenadores sabe en
cualquier momento se pueden ver personas a quienes llega una información y que toman
decisiones manifiestamente no requeridas por tal información y a menudo incompatibles, desde
luego, con ésta. Lo que conforma la decisión es la información seleccionada y a menudo
alterada, y además aumentada de nuestra fuente interior.
Sin duda los aspectos subjetivos, emocionales y personales juegan un papel importante en la
toma de decisiones, ya que las situaciones decisionales, que objetivamente pueden ser analizadas
bajo criterios muy diferentes, son redefinidas por el propio deportista que las filtra a través de sus
expectativas, sentimientos, miedos y temores, a lo que añadiríamos sus preferencias, que pueden
hacerle insensibles a ciertas informaciones presentes pero pasadas por alto al decidir y que
pueden ser de capital importancia.
Concebir el rendimiento deportivo como una forma de adaptación es reconocer que supone la
resolución de problemas que implican la participación motriz del deportista, lo que conlleva toda
una serie de operaciones cognitivas previas a la propia acción motriz. Adoptar esta perspectiva
supone plantearnos qué tipo de problemas son los que deben ser solventados y sobre todo qué
entendemos por un problema deportivo. Básicamente entenderíamos que existe un problema o
una situación problema cuando se produce un desequilibrio en la situación en la que el deportista
se encuentra en su medio. Un ataque inesperado del oponente, un viento racheado o una
reducción de los componentes del equipo por expulsión de uno de sus jugadores son problemas.
Estas circunstancias provocan unos efectos concretos en el equilibrio que el equipo mantiene en
el juego y reclama cómo solucionar la situación para recuperar la estabilidad de nuevo, lo que
puede suponen toda una cascada de decisiones.
Nicolás Bernstein (1968 ) distinguió por un lado la formulación del problema motor, es decir,
cómo puede evolucionar la situación, y por otro la determinación de la posible solución, lo que
reclama decidir ante un conjunto de alternativas cuál puede ser la más apropiada para dicha
situación problemática. Pensemos que la decisión táctica de los deportistas supone un
51
planteamiento similar ya que no sólo se identifica el problema táctico que un oponente puede
plantear, sino de además, y más importante, se debe hacer ver la posible(s) evolución de dicho
planteamiento táctico puede tener, para poder calcular las posibles soluciones tácticas y actuar en
consecuencia. Fue este mismo autor el que se adelantó en el tiempo al distinguir entre tarea y
actividad, algo que los autores alemanes han destacado de forma muy intensa en las
concepciones actuales del entrenamiento deportivo
Entendía la tarea como lo que debe ser solucionado y la actividad como lo que debe ser puesto en
acción para llevar a cabo dicha solución. Un problema es una tarea cuya dificultad objetiva
desborda las posibilidades actuales del deportista para adaptarse a la situación. En cualquier
caso, la naturaleza de los problemas en la toma de decisión puede resumirse en tres aspectos:
• Identificación del problema.
• Aceptación del problema
• Representación del problema
Se identifica un problema cuando hay oportunidad de tomar una decisión sobre él. De este
modo, podemos plantear que un problema tiene un conjunto de rasgos que permiten que se
interprete qué podemos hacer para solucionarlo. Se acepta un problema cuando enfocamos la
atención hacia algún lugar determinado que requiere nuestra atención porque es necesario
resolverlo. Se representa un problema porque asumimos que hay una mejora en nuestra
situación, de manera que solucionarlo nos permite aumentar nuestras condiciones.
En definitiva podemos afirmar que resolver problemas es una de las tareas importantes de los
deportistas expertos, y han llegado a ser grandes solucionadotes por una abundante practica, y es
muy probable que gran parte de las diferencias existentes entre los deportistas expertos y los que
no lo son, es que se han pasado mucho tiempo resolviendo y decidiendo sobre problemas
complejos. Pero una de las dificultades que los deportistas tienen es identificar dichos problemas
y comprender sus demandas. La realidad deportiva ha mostrado que no todos los problemas
están bien definidos, sino que en muchas ocasiones su definición es muy defectuosa. En el
cuadro 2.5. se puede observar las posibilidades que presentan los diferentes problemas, y debido
a ellas, la toma de decisión al respecto puede verse condicionada, ya que los sujetos pueden
elaborar distintas estrategias y por lo tanto, pueden tener distintos planes de acción, desde la
puesta en práctica de una actividad, hasta no hacer nada.
52
CUADRO. 2.5. Definición de problemas y sus soluciones (Tomado de Jiménez, 2004)
Como se puede comprobar, las decisiones a adoptar ante un problema pueden ser variadas. En el
primer caso, un sujeto que se encuentra ante un problema que está mal definido, porque no
ofrece la suficiente información pero que tiene solución, puede tomar decisiones al respecto. Por
ejemplo, un escalador que tiene que decidir un ascenso con una situación de espesa niebla pero
que su conocimiento del terreno le permite establecer ciertas probabilidades de que la decisión de
ascender por una vía concreta es la más adecuada.
En el segundo caso nos encontramos con que un problema derivado de una serie de expulsiones
en una competición y un equipo mermado en los últimos minutos del partido. El equipo
oponente provoca situaciones problemas en las que es difícil saber muy bien cuál es su finalidad,
y juegan a su ritmo con falta de iniciativa.
En el tercer caso, cuando el problema está bien definido y además se consigue una solución, el
sujeto toma decisiones que consiguen el objetivo pretendido, como puede ser el caso de un
jugador de baloncesto que tiene el balón y tiene la responsabilidad de tira una personal. Por
último, el deportista se enfrenta a un problema que está bien definido, pero la solución es
complicada, con lo que las decisiones que puede tomar no hacen que se cumpla el objetivo
pretendido; podría ser el caso de un defensor que contempla e interpreta un contraataque del
equipo oponente pero está solo, sus compañeros han sido superados y está ante tres atacantes, y
las posibilidades de cortar el contraataque son muy reducidas, cuando no imposibles.
53
Hay una circunstancia, muy interesante que acontece también en el contexto deportivo y que
reclama la toma de decisiones repentinas, relacionadas con soluciones repentinas que los
jugadores o los deportistas manifiesta y que les lleva al éxito. Este tipo de soluciones los
anglosajones denominan ¡ahá!, y que en nuestro contexto denominaríamos ¡Eureka!.
En numerosas ocasiones los deportistas expertos han sido preguntados por la forma en que
solucionaron un problema concreto en su deporte, responden que captaron de forma súbita la
solución y la aplicaron, solución que en muchas ocasiones era la menos esperada por su
oponente, lo que todavía causó más sorpresa. En vez de penetrar por la izquierda, realizó una
vaselina que sorprendió al portero, y lo dejo clavado en su sitio.
Diferentes autores han considerado que en este tipo de soluciones repentinas el deportista pasa
por una serie de fases:
1. Codifica selectivamente, es decir, capta con extremada rapidez los datos relevantes
a las señales que más información poseen en dicha situación problema.
2. Establece combinaciones entre informaciones aparentemente inconexas que le incita
a una representación diferente de la situación.
3. Compara selectivamente, es decir, descubre relaciones entre informaciones poco
claras, difusas, y sus conocimientos, lo que les lleva a tomar decisiones únicas.
Parece claro que resolver problemas es una de las tareas importantes en el deporte, tanto para los
entrenadores como para los propios deportistas, de ahí que una parte importante en la formación
y optimización de los deportistas es aprender a solventar problemas tácticos.
54
Cuando este conocimiento tiene como misión permitir que el deportista responda de forma eficaz
ante las diferentes situaciones-problemas que emergen en la dinámica deportiva, lo
denominamos conocimiento táctico, y es dicho conocimiento táctico una base de datos necesaria
para poder decidir de forma adaptable en el deporte. Ya se ha comentado como la toma de
decisiones es considerada frecuentemente como el mecanismo central del procesamiento
informativo y que pone en acción procesos operativos que se ven influidos por factores internos
de carácter subjetivo y externos del ambiente en el que deportista actúa. En definitiva, supone un
pensamiento operativo que facilita la posibilidad de producir actuaciones tácticas llenas de
sentido, rápidas y dirigidas a conseguir algún objetivo.
Este pensamiento operativo es el que algunos autores denominan pensamiento táctico, que
supone la existencia de tres elementos, tales como:
1. Tratamiento de grandes unidades de acción a partir de la unión de todo un conjunto
de elementos en un todo estructurado.
2. Reconocimiento dinámico de la situación problema en la que surge un objetivo que
el deportista trata de perseguir.
3. Formación de soluciones que puedan ser empleadas en una clase de situaciones o
secuencias de acción.
Son estas circunstancias las que diferencia a unos jugadores de otros en el terreno de juego, así
por ejemplo, podemos analizar la presencia de estos elementos en la narración que el jugador de
fútbol Raúl hizo de uno de sus goles más renombrados en 1997 ante el Atlético de Madrid:
“Redondo me envió un balón que fue hacia la izquierda, lo enganché y me libre de un defensa
(Geli), me metí en el área por el borde izquierdo y engañé con un quiebro al otro defensa
(López); me iba emocionado yo solo, así que intenté marcharme no por dentro sino por el
exterior, y me fui otra vez del defensa (López); no miré a nadie, vi un hueco y chuté raso y con
fuerza” (El Mundo, 20 de enero de 1997, D8).
En esta declaración, el deportista nos muestra todas las peculiaridades que vienen siendo
presentadas y que suponen en una actuación táctica en el que se destaca la confianza en sus
posibilidades para llevar a cabo la acción requerida: lo enganche... me libre .., .engañé... me fui.
A esta confianza en su capacidad para decidir y actuar se une el autocontrol, la motivación y su
conocimiento sobre su deporte: “me metí en el área por el borde izquierdo y engañé con un
quiebro al otro defensa (López); me iba emocionado yo solo, así que intenté marcharme no por
55
dentro sino por el exterior, y me fui otra vez del defensa (López); no miré a nadie, vi un hueco y
chuté raso y con fuerza”
CONFIANZA EN LA
PERCEPCIÓN
TOMA DE DECISIONES
DE AUTOEFICACIA
COMPETENCIA
MOTIVACIÓN TÁCTICA
AUTOCONTROL
METACOGNICIÓN
CONOCIMIENTO
Las relaciones entre la toma de decisiones y la competencia táctica es una relación estrecha y
productiva en la medida que un deportista es catalogado como táctico cuando sabe decidir de
forma conveniente en las situaciones concretas que así se lo reclaman en el juego o competición.
La competencia táctica supone una inteligencia operativa de carácter perceptivo-cognitivo,
basada en procesos de corte psicofisiológicos de recepción de informaciones, transmisión,
análisis, selección y elaboración de una respuesta y la ejecución de una técnica específica: “chuté
raso y con fuerza”. Por lo tanto la acción táctica reclama una toma de decisiones que refleja el
nivel de competencia táctica, técnica, cognitiva y psicológica del deportista .
56
En la Fig.2.9 mostramos las relaciones entre conocimiento, táctica y decisión en el deporte a
partir de las ideas de Roth (1989). El deportista ha ido acumulando a través de las miles de horas
de entrenamiento un conocimiento y una experiencia que constituye la reserva y referencia de la
que echará mano para decidir y actuar. Esto implica una puesta a disposición de los recursos
necesarios para configurar la solución (organización) y la evocación de las acciones motrices
reguladas para obtener el éxito (orientación), todo lo cual se pone escena mediante la
correspondiente decisión, exteriorizándose en el movimiento técnico correspondiente. Es a partir
de este hecho que los procesos de autorregulación entran en acción permitiendo procesos de
autoevaluación y de toma de conciencia.
HABILIDADES COGNITIVAS Y
METACOGNITIVAS
CONOCIMIENTO
TACTICO
COMPETENCIA
TACTICA
ORGANIZACIÓN ORIENTACIÓN
DECISIÓN
ACCIÓN
57
de trabajo que reclama la elección de procedimientos de acción técnica, que reclama un elevado
potencial intelectual, la llamada inteligencia cinestésico corporal de Gardner (1986) .
Pero esta explicación quedaría incompleta si no se aceptase que el deportista redefine la situación
que exige una toma de decisiones, pudiendo existir diferencias entre lo que de forma real y
objetiva se le presenta en la situación, y lo que él en se momento interpreta, de ahí que el las
ideas de Sieler (2000) nos parece sumamente interesantes al destacar la dimensión subjetiva e
interpretativa que el deportista hace del escenario y de las circunstancias que le rodean al decidir
(Fig. 2.10.).
FIGURA 2.10. Relaciones entre las dimensiones objetivas y subjetivas de la acción según Seiler
(2000)
TAR E A M E D IO
S U JE T O C au sas
D E C IS IÓ N A C C IÓ N
In flu en c ia s
TAR E A M E D IO
S U JE T O
S itu ac ió n R e al
Para el deportista experto las fuentes de información son diversas, como ya se ha venido
comentando, y debiendo gestionar en primer lugar, informaciones sobre el medio (agua, nieve,
césped, pared, tapiz, campo de juego, así como de los oponentes, compañeros, etc.) para poder
comprender y elegir el procedimiento más adecuado y optar por la solución más optima para tal
situación.
En segundo lugar, debe procesar informaciones sobre sí mismo y su estado personal así como de
su propia respuesta motriz, es decir, la organización de los impulsos nerviosos requeridos para la
realización del movimiento y, por último, debe procesar informaciones sobre el desarrollo del
movimiento y su resultado (feedbacks intrínsecos). A estas informaciones habría que añadir
58
todas aquellas referidas a sus sentimientos de competencia, estados de ánimo, etc. y las
sensaciones que le indican si está en el momento óptimo o si existe algún ruido (dificultad) que
puede entorpecer el procesamiento de la información dentro del sistema.
Todo ello nos lleva a considerar la existencia de diferentes niveles de regulación tanto cognitiva
como emocional y social que influye en la toma de decisiones de los deportistas. Esta gestión
cognitivo-emocional es la que dotará al deportista de la comprensión de la situación y favorecerá
que elija y opte por el recurso técnico más adecuado a dicha situación. Esta doble faceta de
comprender y actuar ha sido, habitualmente, separada de manera artificial, máxime cuando
sabemos que en el atleta sus repuestas técnicas son tributarias de un procesamiento informativo
anterior en el que la experiencia juega un papel muy importante, experiencia de éxitos y fracasos,
de percepción de competencia y del riesgo, etc. (Fig.2.11)
COMPRENSION
Autopercepciones
REPRESENTACION
Motivación
RESOLUCION
Disposición a
arriesgarse
Elección de una estrategia y
de un programa motor de respuesta
Realización motriz
Autosistema
Una de las peculiaridades que tiene el deporte es que su variedad es enorme, lo que implica muy
variadas interacciones de los deportistas con sus entornos y con/contra los demás, lo que hemos
denominados relaciones interpersonales, las cuales puedes ser de apoyo o de confrontación, de
ahí la necesidad de analizar la toma de decisiones en contextos naturales (TDN). .
59
Por ejemplo, los deportes de oposición se caracterizan por un alto nivel de incertidumbre y de
presión temporal, impuestos por las decisiones del adversario, es éste la fuente primordial de
información para poder decidir y contrarrestar sus decisiones. En muchos de esto deportes la
cercanía de los deportistas es muy grande lo que hace que las interacciones sean diferentes a los
deportes en los que una red o una pared sirven de parapeto.
Entre un judoka, un luchador de grecorronama y un tenista existen toda una gama de deportes en
los que el espacio decisional se hace más o menos amplio, y en el que el deportista debe jugar
con síntesis informativas que le permiten actuar en consecuencia, en cascadas de decisiones que
se mueven entre dos polos, atacar o defender. Son interacciones agonísticas como expone
Azemar (1987) en las que los dos deportistas tratan de ganar un espacio perceptivo-motor de
acción y decisión a partir en cual su oponente será derrotado. No sólo el tenis de mesa, tenis,
esgrima o boxeo responden a estas consideraciones sino también los denominados deportes de
invasión tales como el rugby, balonmano o fútbol.
Analizar las tomas de decisiones en laboratorio o en contextos naturales como los deportivos
difieren de forma notable ya que mientras en el primer caso el interés se centra en un solo asunto,
pongamos, por ejemplo, en la sensibilidad del deportista para detectar señales, estímulos o para
percibir estructuras de juego, etc., en los contextos reales las tomas de decisión suponen
interacciones dinámicas y complejas contextualizadas en ciclos de percepción-acción difíciles de
separar, en las que el deportista se ve afectado por el control y el feedback más que en un simple
60
juicio, aunque habría que considerar que los estudios realizados en situaciones controladas
raramente comparan entre alternativas, los sujetos evalúan la naturaleza de la situación y
seleccionan una acción apropiada.
Por lo tanto nos estamos refiriendo a contextos de gran dinamismo en los que los protagonistas
deben tomar rápidas y precisas decisiones, de ahí el interés por estudiar estos procesos en
situaciones naturales. Ocho son los factores importantes que caracterizan la toma de decisiones
en contextos naturales (Orasanu y Connolly, 1993), su presencia combinada complica más o
menos la toma de decisiones:
61
para decidir de forma lógica y racional, el deportista gestiona la ambigüedad y aprovecha
las pocas señales que la incertidumbre creada por el oponente o por el equipo contrario le
permiten.
3. Cambian los objetivos y las prioridades. Es común observar como al margen del
objetivo final de tener éxito y ganar el partido, el combate o el encuentro, en el desarrollo
de la competición los objetivos particulares de cada momento pueden cambiar para
ajustarse a los propios cambios que la situación reclama, y el objetivo de ataque se
convierte en defensa, en cuestión de segundos, y lo que era prioritario entes ahora ya no
los es. Esta flexibilidad cognitiva es imprescindible para que el deportista pueda lidiar
con las decisiones que se le exige que tome.
5. Presión temporal y riesgo. Existen muchas circunstancias en las que el deportista tiene el
tiempo suficiente para decidir, pensemos en un partido frente a un oponente
manifiestamente inferior. Maneja el tiempo y las decisiones de forma muy directa y
establece el ritmo de juego a su oponente. No siempre es así y la presión elevada suele
ser connatural a la confrontación deportiva., algo que puede dejar verdaderamente
exhausto al deportista que debe decidir, lo que en algunas ocasiones puede ocasionar que
arriesgue menos. Esto se suele mostrar en situaciones de emergencia como un tanteo
adverso y un tiempo de partido limitado, o en encuentros denominados de alto riesgo en
los que el deportista debe ser capaz de tolerar psicológicamente la presión ejercida por el
entorno deportivo y ser capaz de rendir de forma eficaz, de ahí la necesidad de desarrollar
sistemas tácticos que prevean estas circunstancias y preparen al decisor para que actúe
superándolas.
62
equipo de balonmano, las decisiones deben distribuirse dentro de un ambiente de
cooperación en el que se reparte las responsabilidades, lo que no siempre es factible.
Los estudios de los deportistas en entornos de gran rapidez y exigencia muestran diferencias
similares entre expertos y novatos a las halladas en estudios de laboratorio. Los expertos deciden
basándose en una simple opción basándose en las señales disponibles y trabajan en ella hasta que
encuentra alguna anomalía que le obligue a cambiar y considerar otras hipótesis. Asimismo, en
contextos de relación interpersonal como se muestra en muchos deportes, los expertos poseen
habilidades situaciones para la comunicación que le permiten gestionar los recursos necesarios,
los planes e intenciones de sus compañeros para que la decisión del grupo pueda concluir con
una actuación competente.
Es interesante resaltar que no solo los deportistas de forma individual toman decisiones, también
los toman los grupos deportivos y cuando nos referimos a grupo queremos identificarlo tanto con
el equipo que identificaría al balonmano como a la pareja que compite en dobles en bádminton.
Para Orasanu y Salas (1995) la toma de decisión en estas circunstancias supone una serie de
aspectos tales como:
b. Que los componentes del grupo posean las habilidades y conocimientos necesarios
para las situaciones que reclaman dichas decisiones.
Sin duda las tomas decisión en equipos o grupos de dos o más personas es un ámbito fascinante
de estudio y análisis, por la complejidad y el dinamismo que surge en el grupo. Analizar la
interdependencia o independencia de los componentes del grupo, su grado de coordinación y de
empleo de los recursos disponibles, la aceptación o no de objetivos comunes, las
responsabilidades comunes, el mapa mental compartido de las situaciones en las que hay que
decidir de manera urgente, y el conocimiento explícito e implícito que se pone en juego, son
aspectos que necesitan de un estudio en profundidad en el ámbito deportivo.
63
Es interesante definir qué entendemos por un equipo. Un equipo puede ser entendido como un
conjunto de dos o más deportistas que poseen una identidad común, que comparten objetivos y
metas comunes, que participan de un destino común, que poseen percepciones y modelos
mentales de juego comunes, que se comunican y coordinan de manera efectiva, en definitiva, que
son mutuamente interdependientes, considerándose a sí mismos como equipo (Wickwire, Bloom
y Longhead, 2004).
Un equipo puede ser entendido como un conjunto de dos o más deportistas que poseen una
identidad común, que comparten objetivos y metas comunes, que participan de un destino
común, que poseen percepciones y modelos mentales de juego comunes
Lo cierto es que los equipos también deciden y para ello los componentes del equipo deben estar
organizados con sus roles y sus responsabilidades concretas, deben poseer un modo claro de
comunicación así como disponer de mecanismos de coordinación eficaces. Esta comunicación
puede ser intencional o no intencional, verbal o noverbal. Todos hemos sido testigos de la
elevada cantidad de la tupida red de comunicaciones que se entreteje entre los componentes de
64
un equipo. La clave está en como articular la autonomía individual para decidir con la necesaria
coordinación de la acción-decisión colectiva.
La psicología del deporte ha aportado numerosos estudios sobre la organización de los grupos
deportivos y su dinámica, constituyendo sin duda una fuente inestimable de conocimiento. La
psicología preocupada por las organizaciones ofertan numeras pistas para poder comprender las
dinámicas decisionales de los grupos deportivos, de ahí que siguiendo a Eccles y Tenebaum
(2004) destaquemos la división que se realiza entre lo que supone el trabajo de los componentes
del grupo en las tareas que compone su deporte (taskwork) con el trabajo de equipo (teamwork).
Estas dos dimensiones del trabajo grupal reclaman diferentes procesos cognitivos que el
entrenador debe considerar.
En deporte como el fútbol, cada jugador debe ser conocedor de las tareas y habilidades que
caracteriza este deporte para poder desempeñar su labor con competencia, pero para que la
competencia sea plena debe desarrollar un conocimiento centrado en la tarea de equipo, deben
participar de un conocimiento similar compartido, deben desarrollar un conjunto de modelos
tácticos comunes que permite que cuando uno de los componentes del equipo tiene una
ocurrencia, una iniciativa, el resto sean capaces de interpretarla con rapidez esta expectativa y
participar en ella. Para estos investigadores, el conocimiento se puede compartir antes, durante y
después del partido o competición. Los procesos preparatorios, los objetivos, el tipo de
decisiones más fáciles a emplear contra el oponente, la distribución de responsabilidades, son
conocimientos que deben compartir todos los componentes del equipo, incluidos los reservas, de
ahí que la preparación deportiva suponga el desarrollo de este conocimiento compartido.
De ahí la importancia del visionado de los partidos propios y de los equipos oponentes. En un
reciente estudio llevado a cabo por Baker, Côte y Abernethy (2003) ha demostrado como los
jugadores de equipo expertos se caracterizan por la cantidad de tiempo que emplean en aprender
y entrenar con filmaciones en video. En la Fig. 2.12. presentamos los componentes de esta
dinámica coordinativa según Eccles y Tenebaum (2004).
65
FIGURA. 2.12. Modelo conceptual de Eccles y Tenenbaum para analizar la coordinación en los
deportes de equipo (2004, p. 546)
EQUIPO
Requiere
Coordinación
Depende de
Conocimiento
compartido
Perteneciente a
Se puede adquirir
mediante Trabajo Trabajo
en la tarea en equipo
Problemático
Incluye Depende de por falta de
Requiere Planificación Incluye relación
Establecimiento Comunicación limitada
De metas y Uso de
objetivos Incluye probabilidades Evaluación
situacionales
Planificación Intencional No intencional
y estrategia
Asociado Asociado Incluye
Responsabilidades con con
y roles
Tiempo Cognición
Ocurre bajo
Como ya se ha comentado son muchos los aspectos tratados y las propuestas realizadas para
comprender el proceso de toma de cisiones en el deporte, pero sigue existiendo una
insatisfacción derivada del empleo de modelos que han servido para explicar la TD en contextos
que no son tan dinámicos o tan exigentes como los deportivos.
66
Parece haber quedado claro que el comportamiento decisional y táctico de un deportista está
directamente relacionado con la capacidad para percibir e interpretar la situación de juego lo que
implica a los sistemas cognitivo y emocional, pero todo ello puede verse muy condicionado si no
existe un adecuado dominio técnico, y si o no se posee la condición física adecuada, lo que
puede impedir que el deportista no pueda gestionar correctamente sus recursos. Siguiendo con
nuestra posición sistémica el deportista debe ser considerado como un complejo y dinámico
sistema que interactúa e intercambia energía con su medio. En este dinámico y complejo
intercambio se activan procesos que le permiten gestionar informaciones en tiempo mínimo bajo
diferente tipo de presiones y riesgos, en los que en muchos casos no caben las vacilaciones o
deliberaciones típicas de otros contextos decisionales.
Todos los entrenadores conocen que los equipos con una historia de conocimiento compartido se
comportan y rinden de forma diferente de quienes no comparten dicha historia. En dichas
situaciones comparten modelos mentales de los ciclos decisión-acción que caracterizan su
deporte, y lejos de realizar complejos y costosos cálculos mentales ante las diferentes situaciones
que emergen del juego, han aprendido a evaluar la exigencia y gravedad de la situación y a
seleccionar una acción apropiada para la misma.
En las últimas décadas son numerosos los modelos explicativos de los ciclos de percepción-
decisión-acción los que han sido empleados en el seno del Deporte tanto en los enfoques
anglosajones como en los alemanes, franceses o rusos. Una de las primeras propuestas fue la
realizada por F. Malho (1976) en la que destacó que junto con la realización de la respuesta, son
necesarias la percepción, análisis de la situación y su solución mental, circunstancias que
reclaman la participación de la memoria y que daba una perspectiva perceptivo-cognitiva al
rendimiento deportivo. Waern en 1989 destacó algo que ya estaba reflejado en los escritos de los
autores soviéticos, y posteriormente por los científicos alemanes, y es la noción de tarea cuando
se trata de comprender con qué se enfrenta el deportista al tener que decidir sobre qué
procedimiento es el más adecuado para solucionar un problema táctico o estratégico, la idea de
tarea y problema se acercan de forma nítida. (Fig.2.13.).
67
FIGURA. 2.13. Factores cognitivos y motivacionales en la dinámica de la tarea.
F AC TO RES LIG AD O S A L A
M O TIV ACIO N
EMO CIO N
FEEDBACK
CO NTENIDIO Y
FUERZA DE LA ESFUERZO
M O TIV ACIÓ N
ESTR ATEG IA
O BJETIVO S C ALCULO
TAREA ELECCIO N DE RESULTADO
INTERNO S
L A PRO XIM A
TAREA
EXIG ENCIAS
FEEDB ACK
CO MPETENCIA
PERSO N AL
Durante los largos años de entrenamiento el deportista ha aprendido a emplear las múltiples
informaciones que surgen de su propio cuerpo y del medio que le rodea, diferentes canales
sensoriales y los sensores (analizadores sensoriales) repartidos por su cuerpo le informan de
forma selectiva del estado de su cuerpo y de su relación con el medio. Los diferentes sistemas
senso-perceptivos le ponen al día de su situación y del resultado de las acciones empleadas en
sus decisiones, pero todo no es información ya que como resalta Hotz (1985), los deportistas
expertos oscilan entre la información y la energía, indicando que no es posible la regulación y
control de las acciones ni las decisiones, sin información y no puede haber exteriorización de las
acciones sin la energía necesaria. Lo cierto es que podríamos hablar de un modelo perceptivo-
dinámico de la toma de decisiones en el que los diferentes subsistemas del deportista participan
de manera dinámica y continua en relación con las fuerzas del medio (Fig.2.14.). Este modelo
permite la inclusión de variables psicológicas y perceptivas que juegan un papel muy importante
en el proceso de decisión y que emergen como resultado de las relaciones que el sujeto entabla
con su medio físico y social.
68
Aspectos tales como la percepción de competencia tomaría sentido en un modelo en el que a lo
fenomenológico se le uniera la comprensión de los procesos.
Situación de competición
Decisión
• Elección del programa motor para alcanzar
el objetivo.
• Disposición de la acción técnica
Son diferentes los intentos de estudiar cómo se toman decisiones en contextos naturales, y en
ellos se destaca que una de las principales tareas que el deportista trata de solventar en su espacio
decisional de trabajo, es reconocer qué es lo que sucede, algo que puede ir en contra de los
enfoques habituales de estudio de la T.D., centrados en la elección entre alternativas.
En el deporte, como en otras muchas situaciones de la vida en la que se reclama que el decisor
responda de forma rápida y eficiente, lo que éste hace es tratar de evaluar la naturaleza de la
situación, evalúa la posible solución y a partir de ello, responde con el procedimiento de
actuación mas satisfactorio, que en muchas ocasiones no es óptimo. En muchas circunstancias el
deportista puede emplear esquemas anteriores, configuraciones situación-decisión-acción, que ha
69
almacenado de situaciones anteriores, en las que las soluciones empleadas funcionaron, pero en
otras debe elaborar una solución nueva, ya que la situación que se le presenta no se parece en
nada a lo conocido o no encaja en los esquemas que domina. Pensemos que el entrenamiento
táctico-decisional debe basarse en esta premisa: sorprender al adversario con lo que no espera,
llevarle a que adopte decisiones que en sí mismas favorecen más a nuestro deportista que a quien
las adopta. Todo ello nos lleva a resaltar que la forma en que un deportista contempla la
situación que exige una toma de decisión o decisiones debe ser tenida más en cuenta, algo que
los modelos clásicos y la investigación ha pasado por alto (Fig. 2.15).
Conocimiento
del deportista
Lo esperado y
Datos de la PROCESO DE los datos
situación EVALUACIÓN coinciden PROCESO ON LINE
DE LA DE CREACION O
Contexto MEJORA DE LA
SITUACIÓN
deportivo REPRESENTACION
Comparación de DE LA SITUACION
Espacio lo esperado con Lo esperado y
decisional lo observado los datos no
coinciden
DECISION
70
CAPITULO 3
LOS PROCESOS PERCEPTIVO-COGNITIVOS EN
LA TOMA DE DECISIONES
71
“Existe un acuerdo entre los entrenadores de fútbol
americano que la mejora de la capacidad de seleccionar
las respuestas no solo se puede obtener a través del
entrenamiento habitual, sino mediante el estudio cognitivo
de los oponentes observándolos en películas”
(CHRISTINA, BARRESI Y SHAFFNER, 1990)
Como se ha presentado en el capítulo anterior todas las informaciones y las energías deben
confluir para conseguir que el deportista consiga el máximo en el momento oportuno y en el
lugar oportuno, es decir, que logre el objetivo marcado. Los numerosos estudios realizados han
mostrado como la toma de decisiones está condicionada por toda una serie de procesos de
carácter cognitivo, de regulación cognitiva, que reclaman la puesta en acción de todos los
sistemas senso-perceptivos y la elaboración, y tratamiento de las informaciones de origen
diverso: visual, auditivo o, propioceptivo.
72
hayan resaltado el papel de los analizadores sistemas senso-perceptivos tales como el visual,
propioceptivo o acústico en el control motor (Hotz, 1985, Magill, 1989).
Estos sistemas se componen de vías nerviosas aferentes y de centros sensoriales y áreas de pro-
yección primarias en el cerebro. Su papel en la toma de decisiones es muy diferentes según el
contenido, cantidad, calidad y utilidad de la información disponible sobre el transcurso de la
situación deportiva, existiendo aquí también diferencias específicas para cada disciplina
deportiva (Schnabel, 1988). Parece claro que como consecuencia de las múltiples experiencias
de los entrenamientos y de las competiciones, los sistemas senso-perceptivos se sensibilizan
hacia cierto tipo de informaciones. Así, los deportistas expertos son capaces de una mayor
discriminación, de interpretaciones más ajustadas de una situación, en definitiva, de un empleo
eficaz de las informaciones, siendo capaces de discriminar las mínimas diferencias existentes
entre estímulos. Estas mínimas diferencias percibidas se suelen definir como la mínima cantidad
de cambio en la intensidad del estímulo que puede ser correctamente detectada por el sujeto.
Observar a un atleta en plena actuación nos muestra la elevada cantidad de ajustes que realiza
para mantener la posición, iniciar un movimiento, controlar el artefacto que debe proyectar lo
más lejos posible o que debe emplear como intermediario para conseguir su rendimiento óptimo.
Para los autores alemanes es el analizador de las sensaciones motrices (Hotz, 1985; Schnabel,
1988; Mechling, 1991).
Aparentemente, esto no parece tener mucha relación con la toma de decisiones, pero
contemplado más detenidamente, son muchos los deportistas los que se inhiben de tomar
decisiones porque sus analizadores propioceptivos les envían informaciones que les incitan a
pensar que nos serán capaces de realizar el esfuerzo, de aguantar la posición, de elevarse lo
suficiente, de controlar el móvil o el instrumento.
73
Los analizadores propioceptivos están compuestos de numerosos sensores localizados en
músculos, articulaciones y tendones, permitiendo que el deportista esté informado de la posición
del cuerpo y de sus diferentes cambios en relación con la gravedad. También informa de los
movimientos de su cuerpo y de sus partes, siendo capaces de registrar los mínimos cambios de
posición y de tensión. Estas informaciones se convierten en realimentaciones necesarias para los
complicados procesos de comparación entre lo deseado y lo conseguido al actuar, y de este modo
poder establecer circuitos de auto-corrección cuando éstos sean necesarios, influyendo de forma
notables en las futuras expectativas de actuación. Siendo una fuente de retroalimentación para el
deportista, es importante que éstos aprendan a interpretar las informaciones propioceptivas
eliminando el analizador visual, ya que en las situaciones decisionales el sujeto no pueden estar
pendientes del desarrollo de la acción sino en actuar para alcanzar el objetivo de ahí la necesidad
de saber interpretar los mensajes que sus músculos, articulaciones o sistema vestibular le envían.
Si los diferentes deportes reclaman que el deportista afine su sensibilidad propioceptiva para
poder interpretar las reacciones del luchador oponente, el agarre de la raqueta o el toque de balón
con precisión. El analizador vestibular dota al atleta de informaciones sobre las aceleraciones, los
cambios de posición, de estabilidad, equilibratorias, es decir, colabora con las informaciones
propioceptivas para que el deportista reciba informaciones sobre el punto de partida para la
realización del movimiento, informaciones importantes en deportes como el patinaje artístico,
gimnasia artística deportiva, hockey sobre patines, saltos de trampolín, etc. Si bien estas
informaciones poseen un papel relevante en la regulación del movimiento y de las decisiones, su
influencia se incrementa con el entrenamiento (Sage, 1984).
El analizador visual juega un papel muy relevante en el rendimiento deportivo ya que ofrece al
deportista informaciones sobre el desarrollo del propio movimiento, de sus relaciones con el
entorno y los demás, las superficies donde actúa y con los materiales. Tal vez sean los deportes
de balón, aunque no los únicos, en los que la función visual resalta con más nitidez. En estos
deportes es común escuchar que los deportistas expertos tienen una excelente visión para las
jugadas, una visión de juego, indicando la facilidad que tienen para leer y comprender
rápidamente lo que sucede en el campo de juego para poder decidir (Papin, 1987).
74
Uno podría pensar, en primera instancia, que son sus habilidades visuales, ligadas a un excelente
equipamiento visual, la causa de dicha ventaja, pero es, cuando menos, paradójico encontrar
como la investigación ha mostrado que las diferencias existentes entre deportistas y no
deportistas en sus habilidades visuales fundamentales no son grandes, es más, en algunas
ocasiones se resalta la existencia de jugadores con problemas visuales que debieron ser
corregidos. Lo que parece innegable es que una parte importante de la información visual tratada
por el deportista está destinada a permitirle comprender y decidir sobre la situación en la que
participa. Su importancia se manifiesta cuando todos los sistemas sensoriales están disponibles
para su empleo, éste predomina sobre los demás.
Como expuso Ripoll (1991) la función visual en el deporte tiene una doble tarea: por un lado,
dota al deportista de información sobre la situación (función psicosemántica) identificando e
interpretando las informaciones de la situación deportiva, y por otro lado, permite que el sujeto
obtenga las informaciones necesarias para llevar a cabo la respuesta, calculando el tiempo
necesario para desencadenar la respuesta y coordinarse con el sistema motor para la regulación
del gesto deportivo (función psicosensomotriz).
75
FIGURA 3.1. Demandas perceptivo-visuales en el deporte según Konzag y Konzag, (1981)
DEMANDAS PERCEPTIVO-VISUALES
EN EL DEPORTE
MOVIMIENTO (TIEMPO)
ESPACIO
Percepción de los
cambios de situación
• Escenarios con
compañeros, adversarios,
móvil
Los deportes de precisión, de balón o de raqueta reclaman de forma notable el sistema visual en
todas sus manifestaciones así como la capacidad del sujeto para estar en el momento oportuno en
el lugar oportuno, realizando los cálculos ópticos motores necesarios para adoptar la respuesta
más ajustada a cada situación.Los deportistas aprenden a atrapar e interpretar las informaciones
que el contexto deportivo le presenta, a extraer los datos más relevantes de cada situación yendo
de una captación global de las informaciones a la extracción de datos específicos, para a ir más
allá de la información recibida y poder anticipar la acción del oponente o predecir el futuro
inmediato como se comentará más adelante en este documento.
76
FIGURA. 3.2. Dispositivo experimental de Deridder (1985) para estudiar el comportamiento
visual de los porteros de balonmano
Pantalla
de protección Cámara
de control
Portero
Lanzador
Sistema de
Control de
la mirada
7 metros
Los estudios de la función visual en su relación con la toma de decisiones en el deporte han sido
numerosos en los últimos años. El objetivo principal ha sido analizar las estrategias visuales de
los deportistas con diferente nivel de pericia, como paso precio para conocer qué hace que los
expertos decidan mejor que los novatos. Como ya se comentó estos procedimientos de
investigación han sido variados aunque en los últimos tiempos se han empleado tecnología
oculométrica en los que mediante un dispositivo desarrollado para conocer la actividad ocular
(pupilómetro) se puede conocer dónde, cuándo y cómo es el comportamiento visual de un
deportista ante una situación táctica de juego.
Así por ejemplo, Deriddier en 1985 analizó las estrategias visuales de los porteros de balonmano
a través de diferentes parámetros tales como la amplitud de los movimientos sacádicos, de
localización y de duración de las fijaciones visuales (oscilan entre 100 y 200 milisegundos. En la
figura 3.2 se presenta la disposición de la situación experimental en la que los lanzadores se
colocan a 7 metros del portero que está ubicado detrás de una pantalla protectora, dispuesto a
parar los diferentes disparos. Para poder conocer sus estrategias visuales el portero lleva puesto
un dispositivo pupilométrico que permite la captación de los parámetros comentados (Fig. 3.3.)
77
FIGURA. 3.3. Dispositivo pupilométrico ASL© para medición del comportamiento visual
Los resultados (Fig. 3.4 y 3.5) mostraron como los comportamientos visuales de los expertos y
de los no expertos es muy diferente, así mientras que la secuencia de fijaciones de los expertos
ante el lanzamientos desde 7 metros es: Cabeza – brazo lanzador y balón, la secuencia de los no
expertos fue: cabeza y pecho- cabeza- cabeza y balón- balón. Todo ello hace que el autor indique
que ante una situación rápida como es ésta, el experto emplea estrategias perceptivas conocidas
que favorecen la elaboración de sus decisiones. Su prospección visual se organiza a partir de
zonas informativas diferentes según la etapa del lanzamiento para poder aislar rápidamente
índices que le permitan predecir la trayectoria del balón.
78
FIGURA. 3.5. Localización de la mirada en los porteros de balonmano no expertos
En un estudio realizado por Ruiz et al. (2001) con jugadores expertos y novatos en baloncesto en
silla de ruedas mostró como las estrategias visuales de unos y otros eran muy diferentes.
(Fig.3.6)
FIGURA. 3.6. Recorrido de la mirada de los jugadores expertos y novatos ante una misma
situación de juego (las diferentes líneas representa el recorrido de la mirada de cada participante al visionar un
ataque a canasta)
EXPERTOS NOVATOS
15
10
8
1
23
13
De los numerosos estudios en los que se ha analizado la función visual en diferentes situaciones
deportivas, se pueden establecer ciertas diferencias entre los expertos y novatos en la gestión de
sus estrategias visuales que presentamos en el cuadro 3.1.
79
3.2.3. La información acústica y la toma de decisiones
El mundo del deporte, además de ser un mundo de sonidos y de ruidos que el deportista deben
seleccionar para ser empleados en sus decisiones. El analizador acústico se pone de manifiesto
cuando consideramos el conjunto de sonidos que suceden en las actividades deportivas (el sonido
de la pelota en la raqueta, de la mano al golpear el balón, del golpeo con el pie, de los patines o
las tablas de esquí al deslizarse o de los apoyos en un triple salto o en una carrera de vallas).
EXPERTOS
NOVATOS • Relaciona informaciones
•Visión central y periférica
•Información concreta
•Lectura anticipada
•Visión central
•Atención selectiva-
•Lectura cronológica
relevante
•Atención sobrecargada
• Tiempo de análisis
•Poco tiempo de análisis
ajustado
•Tiempo total de análisis
•Tiempo total de análisis
elevado
reducido
•Elevada demora entre
• Desencadena la acción
percibir y actuar.
mientras analiza la
•Selecciona respuestas
situación
inadecuadas
•Selecciona respuestas
pertinentes
Muchas habilidades deportivas poseen una estructura dinámica con puntos acentuados de fuerza
especialmente intensos, con fases de relajación y con puntos de aceleración, lo que suele
conlleva la posibilidad de la existencia de sonidos. Los deportistas conocen bien estos sonidos y
forman parte de sus programas motrices. Para el entrenador es un excelente medio de favorecer
la adquisición del ritmo de actuación necesario, muchos sistemas de juego poseen asimismo su
propio ritmo y sus peculiaridades acústicas que el deportista debe reconocer como un patrón que
conlleva toda una serie de respuestas.
Todo este conjunto de sonidos suponen una fuente de informaciones que pueden influir en la
regulación de sus decisiones y que deben ser interpretados por el deportista de forma muy preci-
sa. En los deportes de raqueta los sonidos emitidos por el contacto de la pelota en la raqueta o los
sonidos emitidos por sus oponentes en los deportes de combate se pueden convertir en
80
dinamizadores de acciones y de decisiones. El analizador acústico favorecerá la orientación del
deportista en el campo de juego y su relación con el resto de los componentes del equipo, así
como de las múltiples informaciones que pueden rodear la actuación deportiva (sonidos de
espectadores, indicaciones del entrenador, etc.).
Interpretador
Interpretador
Datos sensoriales
no significativos Información
significativa
Centro de
Centro de
decisión
decisión
Acción
significativa
Es por ello que merece la pena pasar revista a aquellos procesos y operaciones cognitivas que
juegan un papel relevante en la toma de decisiones tácticas en el deporte. Nos referimos a los
procesos de atención, anticipación y de memoria. Sin duda pueden destacarse más, pero para el
interés de este documento, éstos manifiestan una interesante relevancia (Fig. 3.8.)
81
FIGURA .3.8. Los condicionantes cognitivos de la toma de decisiones
CONDICIONANTES COGNITIVOS
DE LA TOMA DE DECISIONES
MEMORIA
3.3.1. Atención y toma de decisiones
Como indican Nougier y Rossi (1999) en el deporte de competición el objetivo se debe rendir en
situaciones de alta exigencia y bajo la presión del tiempo y de los acontecimientos,
circunstancias en las que las acciones deben ser los más adecuadas y óptimas posible. Pero dicho
así parece que la capacidad para seleccionar acertadamente las señales que mejor informarán, es
algo innato, que no debe ser entrenada, que sólo algunas personas la poseen. Nada más cercano a
la realidad, las diferencias que se constatan entre expertos y novatos en el deporte surgen de las
miles de horas de entrenamiento perceptivo, intencional o incidental, que han llevado a cabo, lo
que indica que los expertos poseen una ventaja atencional manifiesta que les reduce el gasto de
recursos cognitivos en la búsqueda de una solución ante un problema planteado.
82
orientarla y dirigirla a una parte del campo perceptivo u otra, en función de las demandas del
juego o de la situación. A fuerza de entrenar y de competir aprende de que existen más o menos
probabilidades de que unos acontecimientos u otros ocurran, de que un oponente emplee o no
determinada maniobra o de que un equipo responda de una forma u otra a un determinado
ataque.
No obstante todos hemos comprobado como existen circunstancias en las que la atención del
deportista se ve atrapada, en las que los procesos son automáticos, lo cual en ciertas
circunstancias es de gran valor para decidir en situaciones de emergencia, funcionan para
seleccionar el procedimiento a emplear o la acción a llevar a cabo en un partido o en un
combate, pero en otras puede tener su coste ya que puede llevar al deportista a centrar su
atención en una fuerte de información que no es relevante para la tarea que está llevando a cabo,
así un sonido repentino, el flash de una cámara de fotos o movimientos en las gradas pueden
alterar la concentración del deportista
Como indicó Azemar (1987) los deportes de adversario como la esgrima, el tenis, tenis de mesa
o badminton supone la existencia de un espacio de acción y decisión basado esencialmente en la
dicotomía de atacar y defender. En estos deportes la presencia cercana de los oponentes hace que
sus decisiones supongan un dominio del espacio de acción del oponente para superarle y reclama
una distribución de la atención para poder cambiar rápidamente del estatus de atacante al de
defensor a medida que transcurre el combate o el partido. Son los procesos atencionales los que
juegan un papel muy relevante en los deportes de oposición y combate, ya que en estos deportes
el estado de alerta y de vigilancia de los deportistas es crucial, y deben ser capaces de dividir sus
recursos atencionales para poder responder a dos exigencias.
83
Por un lado la de detectar las intenciones ofensivas del oponente y por otro la necesaia para
establecer la estrategia necesaria para solucionar el problema planteado, o lo que es lo mismo, el
deportista necesita distribuir su atención para poder comprender las intenciones del atacante y
para poder establecer el contraataque posible, lo cual suele suponer que el deportista establezca
una estrategia atencional difusa que favorece lo que el autor denomina una alerta defensiva.
Para Bersntein las acciones deportivas están precedidas de una anticipación del resultado, lo que
consigue aumentando el conocimiento de las señales relevantes, es decir, cuando sabe dirigir su
atención hacia estas señales. Por lo tanto este proceso es de carácter activo, en el que el deportista
trata de responder a las invitaciones para actuar (affordances) que las situaciones les ofrecen, de
entrar en sintonía con ellas, unas veces acertando y otras errando. Las relaciones entre atención y
toma de decisiones es de primer orden, ya que es difícil pensar en un deportista que decide ante
una situación deportiva de la que no haya extraído algún tipo de información. Ya se ha
comentado que el deporte es dinamismo y complejidad, lo que supone considerar que en el
deporte existen múltiples fuentes de distracción que pueden movilizar la atención del atleta hacia
fuentes no relevantes y favorecer un rendimiento inadecuado, fuentes que los entrenadores
conocen muy bien y que el deportista experto trata de emplear en su beneficio.
84
atención funciona a dos niveles, por un lado: Selectivo, excitador y facilitador, y por otro lado:
Cambiante, inhibitorio e interruptora. Es adecuado destacar que no sólo tienen que ver con el
procesamiento de informaciones sino que participa de forma intensa durante la preparación de la
acción y en su realización.
Una de las claves del entrenamiento es conseguir que el deportista sea flexible en el manejo de
sus procesos atencionales para ser capaz de cambiar el foco atencional cuando sea necesario de
forma competente. Lo que caracteriza a los deportistas expertos es su capacidad para modular el
empleo y localización de sus recursos atencionales para poder decidir ante una situación, de ahí
la importancia que tiene conocer sobre la probabilidad de que algo pueda ocurrir, de ahí que
saber dirigir u orientar la atención sea un aspecto importante para la toma de decisiones.
Para la mayoría de los especialistas los deportistas de competición toman sus decisiones
basándose en las informaciones que emergen en la dinámica del juego y que son seleccionadas
rápidamente por los mecanismos atencionales para poder prever y anticipar la probabilidad de
que un determinado acontecimiento sucede, y que para el mismo, puede existir una respuesta
adecuada que tiene que seleccionar y poner en acción.
Los procesos atencionales tienen diferentes manifestaciones ya que mientras que en unas
ocasiones se reclama al deportista que centre la atención en sus procesos internos, lo que
85
denominaríamos una atención interiorizada que le permite reconocer que su situación favorece
un determinado tipo de decisión cuando está colgado en una pared escalando, en otras la
situación le reclama que manifieste una atención más abierta a procesar grandes cantidades de
información de forma selectiva, los juegos colectivos son un ejemplo claro, y poder con ello
identificar el problema y la situación de manera global dejando de lado todo aquello que es
irrelevante y superfluo, manifestando una clara economía atencional (Konzag, y Konzag, 1981).
En esa misma línea de argumentación es adecuado considerar que son diferentes los factores que
pueden influir en los procesos atencionales: el deportista debe estar entrenado para soportar la
tensión y el estrés derivado de la competición, y no ver alterada su forma habitual de percibir y
decidir por dichas circunstancias. Para deportistas expertos como Iván Leal, doble campeón del
Mundo de Karate, la características principal de su éxito está en su frialdad: “yo creo que tener
mucha sangre fría, por lo menos en mi caso, creo que así es, verlo todo bastante tranquilo no
dejarte llevar demasiado por los instintos y las emociones, y bastante inteligencia, yo creo que
es eso, sangre fría e inteligencia”.
Diferentes estudios basados en los postulados de Nideffer (1976) han analizado las dimensiones
de la atención y su posibilidad de estudio en los deportistas, o lo que es lo mismo, la manera en
que los deportistas emplean sus recursos atencionales o focalizan su atención para poder decidir
(Fig. 3.9). En la actualidad parece claro que la focalización de la atención supone considerar su
amplitud y su dirección. La dimensión externa-interna: indica que el deportista al entrenar puede
centrar su atención en los aspectos de la tarea y el contexto donde la realiza o en sus
sentimientos, la planificación de la propia acción o el desarrollo de una estrategia personal de
actuación, tal y como es el caso de las pruebas de largo aliento en atletismo en las que el atleta
puede centrar su atención en pensamientos diversos relacionados o no con la prueba. Esto es
factible en actividades deportivas en las que la exigencia de recursos atencionales sobre el
exterior es mínima y se en la realización emplean acciones técnicas automatizadas. Los
86
deportistas suelen alternar su atención del interior (su técnica, informaciones corporales) al
exterior (resto de competidores) o viceversa, lo cual le permite optimizar el empleo de sus
recursos y obtener rendimientos elevados a la hora de tener que decidir.
La dimensión amplia-reducida: indica la cantidad de estímulos que el atleta puede atender. Una
atención amplia se reclama ante la situación de tener que optimizar la técnica para iniciar un
contraataque en un juego deportivo mientras que en ciertos deportes de precisión como el tiro
con arco, la atención esta focalizada en el centro de la diana.
AMPLITUD
AMPLIA
EVALUACION ANALISIS
DIRECCION
CALCULO PLANIFICACION
RAPIDO
EXTERNA INTERNA
ACCION PREPARACION
ANTE LA ENSAYO MENTAL
SITUACION
REDUCIDA
Una vía de comprensión de estos fenómenos ha sido estudiar a los sujetos expertos en diferentes
deportes (Bard y Fleury, 1976; Abernethy y Russell, 1987), tratando de aproximarse a esta
cuestión analizando la forma de ubicar la mirada y de detectar las señales por parte de los atletas,
los cuales parecen demostrar unos niveles atencionales en su empleo y gasto óptimos,
caracterizándose por un procesamiento de la información más automático frente a un
procesamiento informativo más controlado. Estos dos tipos de procesamiento son de fácil
observación entre los deportista ya que en muchas circunstancias el sujeto ha automatizado
configuraciones situación-acción que puede llevarlas a cabo de forma rápida, económica,
87
autónoma y consistente, mientras que existen otras circunstancias en las que se hace necesario,
por su dificultad, un mayor análisis y una racionalización de la situación mayor. Es este
procesamiento automático el que emplea mínimos recursos atencionales, algo que parece ser
característico de los deportistas expertos. La automatización libera la atención para poder
emplear con mayor eficacia los recursos de procesamiento y favorece la toma de decisiones.
Los numerosos estudios realizados en el seno de los deportes de alto rendimiento en los que se
ha explorado las demandas atencionales, han demostrado como en aquellos en los que la
anticipación-coincidencia es su característica principal, los deportistas tienen que analizar los
estímulos visuales para poder desencadenar una respuesta motriz en sincronía con dichos
estímulos, reclaman las puesta en acción de procesos de control que produzcan y regulen de
forma automática la respuestas apropiada con alto nivel de rendimiento, como es el caso del
Tenis o Badminton. Estos procesos de control les permiten una regulación flexible de
comportamientos normalmente inflexibles a nivel automático. Esta es la razón por la que los
deportes de alta demanda perceptiva y decisional en los que es necesaria una constante
adaptación a las exigencias de la actividad, los procesos de control son dominantes y conllevan
gastos atencionales más elevados.
Además no debe olvidarse que los procesos atencionales se relacionan con el estilo cognitivo de
los deportistas, con su competencia anticipatoria, sus preferencias al decidir y con sus
experiencias, algo que se construye a lo largo de sus miles de horas de entrenamiento. De ahí que
resaltemos, como ya lo hicieron otros (Nideffer, 1976), la existencia de estilos atencionales en
los deportistas, ya que no todos despliegan sus recursos de la misma manera y con la misma
eficacia, ni despliegan el mismo tipo de estrategias atencionales para decidir.
En resumen, podemos decir que los deportistas de competición manifiestan una mayor
flexibilidad atencional que otros deportistas al dirigir su atención en el espacio perceptivo-motor
de rendimiento, y son capaces de modular sus recursos atencionales en función de la demanda de
la tarea en cuestión.
88
3.3.4. Anticipar y Decidir en el Deporte
En el deporte de competición una de las claves es ocultar los planes de acción, las decisiones, al
oponente, de ahí la necesidad de promocionar las conductas anticipatorias incitando a los
deportistas a captar las señales significativas (Mechling, 1991). Los deportistas expertos han
desarrollado esta sensibilidad, esta capacidad para anticipar de forma oportuna las intenciones
del oponente o los movimientos de los objetos en el terreno de juego, posee la ventaja cognitiva
de poder gestionar en avance, de rendir proactivamente en sus diferentes escenarios deportivos.
Disponer de todo el tiempo del mundo, esa es una de las clave de los deportistas expertos.
En los deportistas expertos se manifiesta las conductas de anticipación bajo una doble vertiente:
• Por una capacidad para predecir a partir de informaciones externas los acontecimientos
posteriores.
• Por una capacidad para la anticipación de señales internas que contribuyen a la organización y
ejecución de la respuesta motriz requerida.
Los deportes rápidos e inciertos de balón y/o pelota reclaman que el deportista despliegue una
estrategia adecuada de atención selectiva que reduzca la información necesaria para ser
procesada, en estos contextos deportivos los atletas aprenden a reconocer las redundancias dentro
del campo perceptivo presentado por los oponentes. En las actividades deportivas existen
89
niveles de repetitividad de los acontecimientos y aprender sobre ellos supone una menor
incertidumbre en el atleta ya que aprovecha esta ventaja para superar las limitaciones que tiene
impuestas por su tiempo de reacción (Marteniuk, 1976).
Lo que caracteriza a los deportistas expertos es su elevada capacidad para anticipar los
acontecimientos
La existencia de redundancias supone que el atleta pueda aprender sobre ellas en un campo de
actividad concreto y sea capaz de conocer la secuencia de acontecimientos que probablemente
sucederá ante determinadas circunstancias, lo que le pondrá "varias jugadas o técnicas" por
delante de su oponente, y decidir en consonancia, lo que resalta la importancia que tiene conocer
sobre las costumbres de los oponentes, o si se prefiere sobre la morfología a la que hacía
mención Meinel. En deportes de raqueta tales como el Tenis, Bádminton o Squash se eleva la
eficacia cuando se actúa basándose en las probabilidades subjetivas de que un acontecimiento
vaya a suceder. La capacidad para anticipar qué golpe será el más adecuado reduce de forma
importante el tiempo de elección y de respuesta. Esta capacidad se consigue de dos maneras:
• Valorando la probabilidad de posibles acontecimientos.
• Evaluando la probabilidad de los acontecimientos que pueden jugar un papel importante en la
determinación de la rapidez de las decisiones que vendrán después del gesto técnico anticipado.
90
Esta dimensión temporal de los procesos anticipatorios supone considerar diferentes aspectos de
una respuesta ante una situación deportiva en la que se reclama un gesto técnico para su solución
y que representamos en el esquema que a continuación se presenta: Un portero de fútbol o de
balonmano trata de deducir los movimientos de sus oponentes, la posibilidad de que dispare a
portería o de que ceda el balón a otro compañero. Si acierta en su anticipación, puede estar
todavía en condiciones de parar un tiro a portería..
Los estudios pupilométricos han mostrado como los porteros en fútbol basan sus procesos
anticipatorios y decisionales en determinadas señales que obtiene del movimiento de la cadera y
la pierna que va a golpear el balón (Fig.3.10.). Si un deportista, en un deporte de combate, es
capaz de anticipar las acciones de sus oponentes dispondrá de un tiempo más elevado para
preparar y aplicar su propia táctica y decidir cómo contrarrestar el ataque del oponente.
Estas conductas son, por lo tanto, capitales para una eficaz participación en el deporte de alto
rendimiento. La previsión, el pronóstico de lo que puede suceder es un aspecto clave para poder
decidir, lo que reclama un elevado conocimiento y experiencia en el ámbito concreto en el que se
desenvuelve. Como expresa el propio Meinel (1971): “la auténtica anticipación de los
movimientos ajenos en los juegos y las luchas deportivas se basa en gran parte en un
pensamiento táctico, en la captación justa de la situación, limitando desde el principio la gama
de posibilidades”.
91
3.3.5. Diferentes formas de anticipar lo que va a suceder
Cuestiones tales como ¿Cuánto tiempo empleará?, ¿Cuando sucederá?, ¿Dónde ocurrirá? y ¿Qué
pasará? son claves en los procesos anticipatorios. Son diferentes los parámetros que un deportista
experto puede emplear para poder anticipar la acción o el comportamiento de un oponente o la
trayectoria de un móvil:
• Por un lado están los parámetros físicos que permiten evaluar la trayectoria de un
móvil a partir de estos datos iniciales.
• Por otro lado está la competencia perceptiva del deportista que le permiten
seleccionarlos y analizarlos con rapidez, en cuestión de milisegundos.
El aspecto temporal hace referencia a cuándo un suceso sucederá, el aspecto espacial supone
considerar el lugar donde el suceso acontecerá y para la organización de la respuesta es adecuado
conocer en avance qué tipo de respuesta debe ser ejecutada. La facilidad mostrada por los
expertos a la hora de prever y predecir los acontecimientos que surgen en una situación deportiva
no tiene que ver con nada excepcional, sino con un entrenamiento abundante y deliberado que
les permite establecer una invarianza en los comportamientos de sus oponentes, lo que pasa a
formar parte de sus conocimiento, desarrollando, como indica Paillard (1974), un verdadero
detector de invarianzas.
La complejidad del hecho deportivo supone que no sólo es importante anticipar la trayectoria de
un móvil sino que se debe contactar con él para pode decidir si pasar, controlar o tirar a canasta o
portería. Los estudiosos de los procesos de anticipación los han clasificado en varias categorías,
la clasificación más conocida fue la expuesta por Poulton en 1957 y que hacía referencia a
existencia de tres tipos de anticipación, clasificación que ha sido popular entre los especialistas
de este ámbito:
92
• Anticipación receptora, que hace referencia a la predicción del tiempo que empleará un
determinado acontecimiento en suceder (vuelo de la pelota, es decir, de las características de los
estímulos bajo condiciones en los que éstos están presentes mientras se planifican las respuestas.
Supone la previsión de acontecimientos y la preparación del sujeto para el futuro más inmediato.
Este tipo de anticipación capacita al atleta para que realice ajustes cognitivos o motrices que
faciliten su actuación. La anticipación receptora también implica a la anticipación efectora en la
medida que el deportista tiene que predecir el momento y duración de su respuesta para que
coincida con un móvil, del que hay que anticipar el tiempo que empleará para llegar hasta su
posición.
Para otros autores, los deportes de alta demanda decisional tienen una alta exigencia en el
componente anticipatorio, de tal manera que un deportista puede o tiene partiendo de las ideas de
Samulski (1992) que:
• Anticipar las consecuencias y efectos de la decisión y de la actuación.
• Anticipar el valor y el sentido de la decisión y de la acción.
• Anticipar el transcurso del procedimiento elegido.
93
FIGURA. 3.11. Estructura básica de la acción y fases de su desarrollo según Nitsch (1982,
1986)
CONDICIONES OBJETIVAS
DE LA ACCION
CONTROL PLANIFICACIÓN
EVALUACIÓN CÁLCULO
CONDICIONES SUBJETIVAS
DE LA ACCION
FASE DE REALIZACIÓN
DE LA ACCION
REGULACION BÁSICA
Para los es partidarios de la teoría de acción Nitsch (1982, 1986) la acción deportiva consta de
tres componentes principales (Fig. 3.11.): Anticipación; Realización; Interpretación. El
deportista planifica su comportamiento táctico poniendo en acción toda una serie de mecanismos
para la solución del problema planteado, y que llevará a una decisión concreta e implicará una
acción técnica específica y apropiada a la situación. Mechling (1991) considera la existencia de
una denominada anticipación activada, que está relacionada con la adaptación anticipada en
términos de activación previa de todos los elementos perceptivo-motrices que deben ser
empleados. Para este autor la anticipación receptora es reemplazada por la perceptiva y efectora
como consecuencia del aprendizaje y experiencia, esto supone que el atleta no necesite mantener
la mirada en el balón a lo largo de toda la trayectoria hasta la toma de contacto.
94
constantemente la pelota?, ¿Cuanto tiempo debe mantener su atención visual sobre la pelota en
una habilidad técnica concreta? o ¿Qué hacen realmente los deportistas de elite en estos
deportes?.
HACIA MOVIMIENTOS
EXTERNOS AL DEPORTISTA
Balón/móvil:
• En relación con el propio DE LA SITUACIÓN DE
movimiento/ JUEGO O COMBATE
Dirección del pase o lugar de
recepción. Anticipar el posible
• En relación con los movimientos de desarrollo de la situación en
Los compañeros o adversarios. su totalidad
Tal vez la primera constatación fue demostrar que es físicamente imposible mantener la mirada
en la pelota en toda su trayectoria, máxime considerando la velocidad que los móviles tienen en
los deportes de alto nivel. El deportista despliega su capacidad de predicción para poder
ajustarse a las situaciones de cambio que dichos deportes presentan. Ciertamente es probable que
la afirmación que los deportistas suelen expresar, indicando que son capaces de ver en toda su
trayectoria la pelota de tenis hasta que toma contacto con la raqueta, no sea otra cosa que un
proceso por el cual los sistemas senso-perceptivos suelen completar el campo perceptivo, una
especie de relleno perceptivo, que favorece la estabilidad informativa. Es necesario optimizar el
conocimiento de los sujetos sobre la predicción de las trayectorias o de los acontecimientos así
como el empleo de señales secundarias que ayuden a dicha predicción (Fig. 3.12).
95
Resaltando el componente espacio-temporal Schmidt (1986) dividió los procesos anticipatorios
en dos modalidades:
1. Anticipación espacial o de acontecimientos que supone conocer qué tipos de estímulos van a
estar presentes y qué tipo de respuestas serán requeridas para solucionar el problema
deportivo.
2. Anticipación temporal supone que el deportista conoce la respuesta que puede ser realizada,
disminuyendo drásticamente el tiempo empleado para responder.
96
psicológica que le permita decidir cuando así sea necesario, y no evitar esta responsabilidad a
pesar de haber anticipado claramente las intenciones de sus adversarios.
3.3.6. Elementos para analizar el proceso anticipatorio que condicionan la toma de decisiones
en el deporte
Son diferentes los determinantes situacionales que pueden influir en los procesos anticipatorios y
que por lo tanto afectan en la toma de decisiones que un deportista debe llevar a cabo ante una
situación deportiva. Destacaremos:
2. La rapidez de las señales. En este factor se considera que existe un continuo en relación
a la velocidad de la emergencia de las informaciones, desde las que suceden lentamente
(una dejada en un deporte de raqueta) y aquellas que se presentan con una elevada
rapidez (un saque en Tenis). Parece claro que el deportista juega con el tiempo y se ve
constreñido por el tiempo. La gestión inteligente de su tiempo de actuación supone un
manejo de la incertidumbre temporal para el oponente. Pensemos en el bádminton, tenis
o en voleibol. La dificultad es mayor en los puntos extremos, es decir cuando el estímulo
97
viaja lentamente o cuando lo hace rápidamente representándose como una U invertida la
relación entre la precisión anticipatoria y la velocidad del estímulo.
3. Tiempo de presencia las señales sobre la situación. Continuando con loa anteriormente
expresado, la incertidumbre espacial y temporal, tiene que ver también con las
dificultades para poder obtener la información necesaria para actuar en un momento
dado. La toma de decisiones se lleva a cabo con informaciones incompletas y en muchos
casos poco seguras, dado que es necesario interpretar una situación con una información
cuya presencia es mínima. En los deportes de balón o pelota es imposible mantener la
visión en el móvil durante toda su trayectoria, de ahí que el deportista tenga que anticipar
su trayectoria. La familiarización con estas informaciones favorecerá una óptima
interpretación de las situaciones que reclaman una decisión.
98
agrupar más configuraciones familiares de juego con mayor detalle y riqueza de datos que los
que puede usar un deportista no experto. Las limitaciones tradicionales de la memoria a corto
plazo parecen ser irrelevantes para los expertos ya que soportan mejorar las interferencias que
pudieran recibir. Ericsson y Kintsch (1995) sugieren que con el entrenamiento específico en un
dominio concreto, como es el caso del deporte, las personas pueden hacer que su memoria a
largo plazo se prolongue en la memoria de trabajo, de tal manera que en la memoria a largo
plazo se almacena la información de forma que pueda ser más fácilmente recuperada para su uso
y con una mayor fortaleza contra las posibles interferencias a las que pudiera verse sometida la
memoria de trabajo.
99
poseen una mayor cantidad y calidad de conocimiento declarativo sobre sus deportes que
los no practicantes, manifiestan redes semánticas más ricas y complejas.
2. Conocimiento de los procedimientos, tiene que ver con el conocimiento que se posee
sobre el cómo realizar una táctica o como llevar a cabo un procedimiento de acción al
decidir. Este tipo de conocimiento comprende todos los aspectos perceptivos y cognitivos
implicados en la producción de una acción, siendo su conceptualización en términos de
sistemas de producción del tipo Si... entonces (If...Then), es decir, ante tal circunstancia
es necesario tal tipo de respuesta. Esta memoria permite el empleo de los procedimientos
aprendidos para responder de forma adaptada a los requerimientos del medio. Podríamos
decir que los deportistas expertos ah sido capaces de almacenar en su memoria
centenares de escenarios tácticos con sus posibles soluciones, del mismo modo que los
maestros en ajedrez son capaces de manejar decenas de miles de configuraciones de
juego con sus alternativas de solución.
100
1. Conocimiento Técnico: Este conocimiento representa la capacidad del deportista
para imaginarse el movimiento y su diferenciación sensorial.
Cuanto mayor es el conocimiento del deportista más fácil le resulta caracterizar la secuencia
temporal de sus acciones, elaborar expectativas, calcular las distancias, elaborar planes de acción
más acabados y completos.
En los últimos años se ha revitalizado el análisis del papel que el conocimiento explícito e
implícito juega en el rendimiento motor y deportivo, algo que tiene una relación directa con lo
que los entrenadores proponen en las sesiones de entrenamiento. El conocimiento explícito es
aquel conocimiento susceptible de ser verbalizado por el deportista y del que los entrenadores
hacen uso abundantemente al explicar a sus pupilos qué deben hacer y cómo deben responder
ante las diferentes situaciones de juego. Esto reclama que el deportista sea consciente de lo que le
dicen aunque su comprensión no sea garantía de que vaya a ser capaz de llevar a cabo la decisión
propuesta. Por otro lado, cuando se hace referencia al conocimiento implícito se destaca el
101
conocimiento que permite a un deportista llevar a cabo una acción técnica o a tomar una decisión
apropiada aunque no sea capaz de describir verbalmente como la realizan.
Master (2000) y Master y Maxwell (2004) realizaron diferentes estudios en los que destacaron
como el conocimiento implícito se ve menos afectado por los vaivenes psicológicos mientras que
el explícito sí se ve afectado. En uno de sus estudios,.jugadores poco experimentados de golf
aprendieron a realizar el putt mediante las frases e indicaciones que habitualmente se emplean en
la enseñanza del golf mientras que otro grupo practicó dicho gesto técnico sin ninguna
instrucción explícita. Sin duda el grupo instruido tenían una idea más clara de los que suponía en
gesto técnico en comparación con el grupo no instruido, pero el grupo al que no se le había dado
instrucciones verbales y que había aprendido directamente a realizar el gesto, manifestaron una
menor susceptibilidad a cambiar su forma de actuación ante una situación estresante, mientras
que el grupo explícito era más susceptible a dicha influencia.
Sin duda estos resultados incitan a numerosas reflexiones, y la primera de ellas es que si de lo
que se trata es de entrenarle para tomar decisiones, pudiera ser que un exceso de verbalización
puede no ser beneficioso, y que el reto está en el diseño de situaciones de entrenamiento en las
que el conocimiento implícito predomine, de ahí que diferentes investigadores están proponiendo
el empleo de metáforas, analogías e imágenes mentales para que el sujeto lleve a cabo una acción
o una decisión. El empleo de formas geométricas como incitadores de las acciones técnicas o
palabras clave, ha sido muy común entre los entrenadores, como el recurso de comparaciones
con acciones que están dentro del repertorio de conocimientos del deportista, para que adopte
una postura o realice una acción concreta, en vez de explicársela mecánicamente.
La idea que subyace a estos estudios es provocar que el deportista tenga que decidir y actuar de
forma directa sin tener que verse sometido a complicados cálculos mentales teniendo que
gestionar demasiadas informaciones en la memoria a corto plazo, lo que podría reclamar más
tiempo y esfuerzo operacional, de ahí que las propuestas aplicadas vayan en esta dirección,
proponer situaciones en las que los deportistas tengan que llevar a cabo una tarea secundaria
mientras tiene que decidir ante un problema, como en el caso de tener que adoptar una repuesta
mientras escuchan música a través de unos auriculares o diseñar situaciones en las que el
deportista tenga que describir cuáles son las claves de la situación que le reclama una decisión
apropiada.
102
Es este asunto una cuestión que en la actualidad está traspasando los límites de la investigación y
está replanteando la actividad del propio entrenador. Como entrenadores todos hemos aceptado
el papel directivo que se debe ejercer trasladando las informaciones necesarias para que el
deportista pueda conocer más y mejor su deporte. Es más los deportistas agradecen que se les
indique sobre detalles que no son capaces de captar cuando están en plena competición. Se
supone que dicha intervención explícita tiene como misión dirigir la atención el deportista hacia
la zona de su campo perceptivo de más información regulatoria y relevante para que pueda
emplearla. Durante los entrenamientos, es difícil observar a un entrenador que no de gritos a sus
deportistas, que no dirija constantemente la actividad del entrenamiento, para los observadores
no versados en estas cuestiones, un entrenador que interviniese poco en la sesión de
entrenamiento no está cumpliendo con su labor profesional.
No obstante, los estudios sobre conocimiento implícito provoca que se vuelva a pensar sobre
estas intervenciones en los entrenamientos y la pregunta que plantean es: ¿ Es necesario en todo
momento reclamar los proceso cognitivos más conscientes del deportista mediante
intervenciones explícitas que ofrezcan demostraciones, descripciones o feedbacks verbales, o se
pueden construir situaciones de entrenamiento en los que el deportista aprenda de manera
implícita a solucionar los problemas planteados?
103
Sea como fuere son numerosos los procesos conscientes e inconscientes, explícitos e implícitos
que participan en la toma de decisiones que presentamos en la figura 3.14 de Tenenbaum (2004)
104
¿Dónde miraría ¿Qué es o no ¿Qué es lo Basado en mi
y a qué es relevante? que va a experiencia,
atendería? pasar? conocimiento y actual
Indicar que los deportes poseen propiedades que los diferencian unos de otros, es algo que todo
el mundo entiende. Tratar de analizar dichas propiedades es uno de los intentos que desde hace
décadas viene realizándose desde los ámbitos del aprendizaje motor y del estudio del
rendimiento humano en contextos de trabajo. De ahí que parece lógico dedicar este capítulo a
encontrar las claves que permitan conocer mejor las situaciones decisionales a partir de
indicadores externos, para lo cual partiremos de los elementos que constituyen el espacio
decisional de trabajo.
Cabe recordar que las características peculiares de cada deporte debe ser el punto de partida para
un correcto planteamiento del proceso de toma decisiones. Tomando este hecho como referencia,
vamos a proceder a un análisis de la dificultad decisional de los deportes con el fin de facilitar
unos planteamientos más avanzados de su entrenamiento, es decir, consideraremos a las tareas
motrices en función de sus particulares características perceptivas y cognitivas (Ruiz y
Sánchez, 1997).
107
de la percepción de competencia que el deportista haya desarrollado. La diferencia entre el
estado o nivel de competencia actual y el requerido para alcanzar un mayor nivel de pericia,
representa la cantidad de entrenamiento que debe producirse, para alcanzar la meta propuesta. En
consecuencia, una de las funciones relevantes del proceso de entrenamiento es reducir la
dificultad subjetiva para evitar que pueda verse secuestrada la capacidad de decidir de los
deportistas por las dudas o temores.
Numerosos estudios han destacado la necesidad de considerar los diferentes aspectos que
caracterizaban las habilidades motrices y las familias de habilidades motrices que constituyen los
deportes. En diferentes documentos (Ruiz, 1994, Ruiz y Sánchez, 1997; Oña, Martinez, Moreno
y Ruiz, 1999) se ha plasmado de forma pormenorizada esta cuestión, de ahí que en este apartado
centraremos la atención en aquellas características que más destacan a la hora de considerar las
demandas perceptivo-cognitivas de los deportes y por lo tanto la necesidad de decidir.
Fue Poulton (1957) quien dio la pista para que autores como Whiting (1969) adoptaran su
clasificación y la aplicaran al deporte. Así en los deportes considerados abiertos frente a los
llamados cerrados, la capacidad de adaptación del movimiento a las demandas situacionales
juega un papel primordial. Parece lógico pensar que en estos deportes la variabilidad de las
condiciones de práctica y entrenamiento constituye una premisa fundamental. Por ejemplo, es
prácticamente imposible que en las situaciones reales de juego, un futbolista tenga que repetir un
lanzamiento a puerta idéntico a otro anterior, bajo esta consideración podemos apreciar como
una práctica repetitiva puede carecer de sentido.
1. Fue Billing (1980) quien destacó que para analizar las demandas de tipo perceptivo-
cognitivo podría ser de gran interés el considerar:
108
4. La velocidad y la duración de dichos estímulos.
5. La intensidad de su presencia.
6. La posible existencia de estímulos confusos y conflictivos.
Así como hemos visto que la posibilidad de analizar las exigencias de carácter perceptivo de los
deportes, y que éstas pueden variar enormemente, estas consideraciones las podemos tener
presentes cuando de lo que se trata es destacar las exigencias decisionales de los deportes y como
dichas exigencias activan el mecanismo de selección de las respuestas o mecanismo de toma de
decisión. Sin duda cuando consideramos que un deporte es preferentemente decisional es porque
demanda del deportista de forma más o menos intensa, con mayor o menor frecuencia, con una
mayor o menor presión temporal y con una mayor o menor precisión en cuanto a las respuestas
reclamadas, de ahí que los especialistas en aprendizaje motor cuando trataron estas cuestiones
destacaron la necesidad de considerar diferentes aspectos que comentaremos brevemente a
continuación (Ruiz y Sánchez, 1997).
Habrá que considerar como primer factor el número de decisiones diferentes que es necesario
tomar para responder a la situación de juego. Está claro que cuanto mayor sea el número de
decisiones reclamadas la complejidad del mismo a este respecto será mayor. Por ejemplo, el
número de decisiones que tiene que tomar un lanzador de peso frente a un triatleta son muy
109
diferentes, o entre un judoka y un tirador de arma corta. Cada deporte tiene sus contextos y sus
demandas, tiene sus dinámicas decisionales y un grado de incertidumbre.
Otro elemento esencial a considerar es el número de respuestas alternativas con que se enfrenta
el individuo ante una situación deportiva. Las clásicas interpretaciones de la toma de decisión
nos presentan a un deportista que calcula, delibera y sopesa la conveniencia o no de una
respuesta sobre otra ante un problema, éste que podría ser un escenario similar al de los
jugadores de ajedrez, no concuerda con lo que tienen que acometer los jugadores de baloncesto
de una final olímpica o con lo que exige un igualado partido de balonmano o un combate de
karate. El exceso de deliberación puede ser negativo, el deportista debe considerar cuales son las
alternativas más aceptables y responder, es muy probable que responda de la forma que él tiene
establecida ante situaciones de esas características.
Los estudios que se han realizado en otros ámbitos y en situaciones reales han mostrado como
los jefes de bomberos o los comandantes de una tripulación en situaciones de emergencia
emplean preferentemente su esfuerzo en definir la situación y la gravedad del problema
basándose en la experiencia acumulada lo que les lleva al procedimiento más plausible para
dicha situación. Es ilusorio pensar que la decisiones que toman los deportistas parten de un
conocimiento exhaustivo y explícito de todas las posibles alternativas (Lara, 1999).
La rapidez con que una decisión haya de ser tomada es otro punto importante a considerar, así
tomemos, por ejemplo, un deporte de combate, en él los deportistas están ante la presión del
tiempo establecido para cada asalto, deben ser capaces de encontrar la forma de superar al
contrario para poder alzarse con el triunfo o para clasificarse, algo que el oponente trata de hacer
a su vez. Puede ser que en un momento dado surja la posibilidad de encadenar una serie de
movimientos o de golpes que pongan en apuros al oponente, pero en muchos casos la astucia de
este oponente le impide llevar su ritmo y es atraído como si se tratara por un remolino a su forma
de combatir, a su ritmo de actuación, en definitiva a una trampa que le puede llevar a perder el
combate. Todo lo comentado nos lleva directamente a considerar los elementos que componen
el contexto decisional.
110
Pongámonos en situación, pensemos en los jugadores españoles de balonmano en los Juegos del
2004 en la que tuvieron que enfrentarse a Alemania para poder continuar hacia los puestos de
honor. Fue un partido trepidante en el que se manifestaba de forma clara todos los elementos que
constituyen el espacio perceptivo-decisional de trabajo para los jugadores.
Las situaciones de posesión de balón o las situaciones en las que debían defender el ataque
alemán reclamaban constantes cascadas de decisiones, de consideración de las posibles
alternativas y de búsqueda de procedimientos adecuados a cada momento, momentos que
cambiaban de forma rápida. Si se analiza, estos procesos llevan implícitos cálculos cuyos
parámetros son: la distancia existente con sus oponentes, con sus compañeros de equipo,
distancia a la portería, la velocidad de los participantes y del móvil, sus trayectorias y
desplazamientos, y su propia actuación. Sin duda sólo los más expertos pueden ser capaces de
gestionar este espacio de decisión, soportar la presión del equipo oponente y además responder
con eficacia y eficiencia.
Analizar los contextos decisionales en el deporte reclama una visión sistémica del proceso
111
componer un contraataque. Estos procesos son difíciles de verbalizar si se les hubiera preguntado
sobre los mismos. Parece claro que los cálculos que estos deportistas realizaron son de carácter
difuso (fuzzy) con datos difusos.
Son numerosos los deportes en los que estas características son parte de su esencia, situaciones
en las que el deportista tiene que decidir qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo, en las que se
les solicita una respuesta instantánea, consciente o no, racional o no, con la particularidad de que
esta respuesta es consecuencia de una computación selectiva, implícita o explícita, entre varias
soluciones posibles, lo que implica la activación de todo un conjunto de mecanismos y procesos
de procesamiento informativo.
Una de las estrategias para poder conocer las exigencias decisionales de los diferentes deportes
con implicaciones para el entrenamiento y la optimización, supone analizar los componentes y
elementos que caracterizan a los deportes, el papel que el deportista juega en ese contexto
deportivo y las presiones a las que se verá sometido al actuar. De forma específica y según Lara
(1991) toda situación decisional se compone de 4 elementos:
1. La propia situación que provoca la decisión.
2. El proceso por el cual se efectúa la elección.
3. El acto de voluntad que favorece que el proceso se finalice.
4. La alternativa elegida
Decisiones de Tipo A: Decisiones que resultan de actos irracionales dominados por la emoción,
el instinto o la intuición, más o menos incontroladas. Estas decisiones las denominamos
intuitivas y suelen adornar a los deportistas considerados nacidos para el deporte, aunque
debiéramos matizar que la intuición que estas deportistas manifiestan es furo de miles d horas de
entrenamiento. También es posible contemplar este tipo de decisiones cuando los deportistas que
actúan con una falta de regulación emocional, y deciden golpear peligrosamente al oponente o
que se enfrentan abiertamente a su entrenador ante su salida del campo de juego, o que se
inhiben y se separan de cualquier situación que implique que tenga que tomar la decisión de
decidir.
112
Decisiones de Tipo B: Decisiones guiadas y controladas por un análisis racional previo o
concomitante. Estas son decisiones que pueden estar presentes en la actividad deportiva, ya que
se espera que el deportista que avanza rápidamente a la zona de la defensa contraria sea capaz
analizar la situación en su desarrollo anticipadamente, y fruto de ese análisis seleccionar la
acción que considere más conveniente, pasar al compañero libre, penetrar hacia la portería o
disparar, pero como ya hemos comentado no siempre los procesos de decisión son de carácter
lineal y secuencial sino que como expresan algunos psicólogos tienen mucho de catástrofe,
entendida como una discontinuidad que surge en un campo de actuación.
Un portero ante una situación de urgencia, el delantero se ha escapado y viene a toda velocidad
hacia la portería, se encuentra ante una mezcla de agresividad y de temor, sentimientos ambos
representados vectorialmente. La tensión emocional interna se incrementa gradualmente ante la
urgente necesidad de dar una respuesta al ataque a medida que se acerca. Para salir de esta
tensión emerge la respuesta de salir para proteger la portería, esta respuesta es una
discontinuidad, catástrofe, que rompe el equilibrio en el que se encontraba antes del ataque.
Nuestro portero es un sistema inestable que trata de encontrar con su decisión, de nuevo, la
estabilidad.
Decisiones de Tipo C: Este tipo de decisiones comparten características de las dos anteriores, de
tal manera que sea el que probablemente caracterice mejor las situaciones que presentan los
deportes de tipo decisional. En este tipo de decisiones lo cognitivo y lo volitivo - emocional se
combinan para poder responder a las demandas dinámicas y complejas de las situaciones de
juego. Lo cognitivo permitirá el poder valorar la situación a partir de datos incompletos, ya que
los sistemas tácticos procuran ocultar las intenciones para que se desconozca el curso de los
acontecimientos, de ahí que las probabilidades subjetivas de que la elección tenga éxito siempre
juega un papel relevante, lo cual nos conecta con el componente intuitivo y emocional, una
intuición basada en la experiencia y el conocimiento. Experiencia y conocimiento que le dice al
deportista que determinados escenarios llevan a determinadas posibilidades de acción, teniendo
el valor y la responsabilidad de decidir, lo que nos lleva a la cuestión de la confianza.
Por lo tanto, podríamos decir que además de los 4 elementos ya comentados, se debiera
considerar también:
113
• Los agentes que las realizan: individuo, grupo reducido, grupo grande.
Clasificar los deportes y sus exigencias decisionales supone comprender su verdadera finalidad y
sus posibilidades de optimización. Existen numerosos ensayos de clasificación de los deportes,
de ahí que partiremos del establecido por Farfel (1988) quien realizó una Clasificación
Fisiológica de los Movimientos Deportivos (pág. 174) basada en las exigencias de control que
éstos poseen y que es una muestra de los criterios que habitualmente se han manejado para
comprender la complejidad de los deportes. Para este investigador los movimientos deportivos
pueden ser divididos en dos grandes grupos:
• Deportes que reclaman movimientos estereotipados o estandarizados.
• Deportes situacionales.
• Deportes situacionales.
Pero existen toda una serie de deportes en los que los cambios de las situaciones es lo más
característico, situaciones que reclaman el repertorio de acciones motrices del deportista y un
control flexible de sus movimientos que habrá sido adquirido a lo largo de las sesiones de
entrenamiento. Los deportes colectivos, de combate, de oposición pueden ser ubicados en esta
clasificación. Las demandas informativas son elevadas de ahí que el control motor esté muy
condicionado por el procesamiento informativo. El entrenamiento debe considerar la naturaleza
de estas circunstancias si se desean rendimientos óptimos.
114
En este mismo sentido Iwoilov (1973) publicó una clasificación de los deportes en los que doy
énfasis al componente situacional, decisional o táctico. Para este autor estos elementos
intervienen en todas las actividades deportivas, en unas de forma más general y en otras de forma
más específica en otros deportes, distinguiendo tres tipos de exigencias decisionales y tácticas en
los deportes:
• Deportes individuales sin que existan una oposición y /o comparación simultánea, tales
como la Gimnasia, los Saltos desde el Trampolín, el Patinaje Artístico, los lanzamientos o los
saltos atléticos. En estas modalidades deportivas las estrategias y las decisiones son de
carácter general y se centran en la realización óptima de las técnicas entrenadas en un
momento dado.
• Deportes de oposición directa de forma individual o colectiva, con o sin contacto físico.
En estos deportes tales como los deportes de combate, los deportes colectivos, los deportes de
raqueta, etc., el pensamiento táctico y la toma de decisiones está muy regulada por las
condiciones en las que se desarrolla el acontecimiento deportivo, dada la existencia de
incertidumbre y cambio. En estos deportes se trata de anticipar las intenciones del adversario
y de decidir el procedimiento más adecuado en el momento oportuno, en la mayoría de los
casos bajo presión temporal y con diferente exigencia de precisión.
Para este mismo autor, el componente táctico-decisional de los diversos deportes varía y posee
una importancia diversa (Fig. 4.1.). Es el tercer grupo de deportes en los que de forma preferente
la capacidad de tomar decisiones y de comportarse tácticamente es imprescindible. Las
demandas decisionales de estos deportes queda bien plasmada en el siguiente párrafo de Döbler
(1961):
“En primer lugar, existe la necesidad de ajuste ante el adversario que deforma dinámica
trata de ocultar sus intenciones, en segundo lugar, los gestos no solo dependen de las
propias técnicas sino de las que realizan los compañeros con los que se relaciona. En tercer
115
lugar, los cambios rápidos de las situaciones de juego, exigen una gran movilidad, en cuarto
lugar, la dinámica específica del juego prohíbe que se lleven a cabo de forma repetitiva las
acciones técnicas, y en quinto lugar se hace necesario un control motor de las movimientos
que serán puesto en acción, adecuándolos a la dinámica del juego”
Los cambios constantes que se dan en la mayoría de los deportes de oposición, combate y
colectivos, reclama una competencia para poder adaptarse a dichos cambios y para poder
producirlos con la intención de alcanzar los objetivos estratégicos y tácticos establecidos sin que
el oponente pueda ser capaz de interpretarlos. Es la razón por la que los ciclos de percepción-
decisión-acción son de capital importancia en estos deportes y cómo la inteligencia de juego
debe permitir un pensamiento que favorezca una toma de decisiones original, flexible y crítica,
que garantice al máximo el empleo de los conocimientos tácticos y técnicos, así como sus
modificaciones cuando así fuera necesario. Esta competencia decisional se verá favorecida por el
desarrollo del conocimiento táctico, de las habilidades técnicas y por la tolerancia psicológica
adecuada.
Esta preocupación ha sido muy abundante entre los estudiosos de la antigua URSS, de la antigua
DDR y en la actualidad de los autores alemanes (Bernstein, 1969, Döbler, 1984, Konzag, 1981,
Mahlo, 1965) dentro de lo que ha sida denominada la Teoría de la Acción (Nistch, 2000) para
los que en análisis de los deportes y de sus exigencias de carácter decisional implica contemplar
cuatro postulados básicos:
1. Concebir el deporte como un sistema complejo y total.
2. La intencionalidad de la acción, siendo considerada como una forma particular de
actividad y de comportamiento, determinada por una anticipación subjetiva de las
consecuencias determinadas de la acción.
3. Regulación. Dicha regulación no solamente es biológica sino también psíquica.
4. Desarrollo. El psiquismo se desarrolla a través de la acción.
Mechling (1988) partiendo de las exigencias que se reclama en las acciones deportivas (Fig.4.2.)
caracterizaron las tareas y deportes en cuatro tipos:
116
FIGURA.4.2. Tipo de tareas y sus exigencias tácticas deportivas
Secuencia Motriz
Estructura del
movimiento Acíclica Cíclica
Condiciones
Externas de Constante Variable
realización
Tipo de
deporte Tipo 1
I Tipo 2 Tipo 3 Tipo 4
MINIMA MÁXIMA
Deportes de Tipo 3
En este tipo de tareas y deportes un elemento cambia y es el hecho de que las condiciones de
actuación pueden variar (eje. ciclo-cross, bicicleta de montaña, descenso alpino, carrera de
orientación). Una practica minuciosa puede hacer que estas variaciones e incertidumbre sea
manejable y relativamente anticipable por el deportista, de ahí que las cascadas de decisiones
sean relativamente previsibles.
Deportes de Tipo 4
117
comentado anteriormente la capacidad de anticipación es de capital importancia. Por último, nos
haremos eco del sistema clasificatorio que Vanek y Cratty elaboraron en 1970 basándose en la
tipología de Kodym. Esta tipología consideró las demandas preferentemente psicológicas,
estableciendo 5 tipos de deportes (4.3):
• Deportes que reclaman la coordinación global del cuerpo: El deportista debe mover su
cuerpo globalmente en el espacio con finalidades en muchos casos estéticas, las demandas
decisionales no suelen elevadas, y las exigencias están centradas en la propia realización, de ahí
que psicológicamente la tensión sea muy característica en deportes como la gimnasia rítmica,
patinaje artístico o natación sincronizada.
• Deportes que reclaman una movilización total de energía: En este nivel se ubican deportes
que exigen una gran demanda energética por parte del deportista, como es el caso de las carreras
atléticas de fondo o gran fondo, remo, piragüismo o triatlón. Muchos de estos deportes reclaman
del deportista la toma de decisiones para poder obtener sus objetivos pero con una peculiaridad,
y es la necesidad de ignorar el dolor o la fatiga dada la exigencia del deporte en cuestión. Este
tipo de deportes reclaman del deportista un gran poder de determinación y una gran motivación
para mantenerse dentro de la actividad hasta la finalización de la misma.
• Deportes de alto riesgo, peligro de lesión o muerte: En estos deportes la enorme presión
temporal, las dificultades contextuales de su realización y la exigencia de precisión se combinan
de forma intensa, obligando al deportista a que tenga que decidir bajo una gran presión. Nos
referimos a los deportes que como el automovilismo o motociclismo, las decisiones se toman en
fracciones de segundo, y en muchas ocasiones dichas decisiones reclaman la aceptación de un
riesgo que va más allá del riesgo de perder o ser superado.
118
• Deportes que reclaman la anticipación de los movimientos de otras personas: Los
deportes colectivos, de oposición o de combate reclaman la cualidad de predecir y anticipar las
acciones de los oponentes. Los deportes como el judo, karate, tenis, bádminton o esgrima
pertenecen a este 5º tipo de deportes. Son estos deportes en los que los recursos perceptivo-
cognitivos, energéticos y psicológicos, o que bajo una perspectiva sistémica nos indica que el
entrenamiento del deportista de alto rendimiento debe poseer el conocimiento, la condición física
y la tolerancia psicológica armoniosamente desarrolladas para superar todo tipo de situaciones.
FIGURA. 4.3. Sistema clasificatorio de los deportes según Vanek y Cratty (1970)
Sistema clasificatorio de
M. Vanek y B.J. Cratty (1970)
El hecho de poder estar en contacto le reclama que sus decisiones sean muy rápidas y los
procesos reflexivos son difíciles de llevar a cabo, lo que pone en tela de juicio algunos
presupuestos de los teóricos de la deliberación cuando explican la toma de decisiones. En estos
deportes el deportista debe interpretar de forma directa ala situación y elegir la solución más
119
aceptable, que en muchos casos no es la óptima, para solventar el problema que su oponente le
está planteando. En los deportes colectivos o de oposición pero sin un contacto directo, como es
el caso de los deportes de raqueta, la toma de decisiones del deportista va a estar muy en
consonancia con la gestión competente de los recursos propios y la anticipación de las acciones
del oponente, en complejos ciclos de percepción-acción.
120
CAPITULO 5
EL ENTRENAMIENTO DE LA TOMA DE
DECISIONES EN EL DEPORTE
121
¿Por qué el entrenamiento tradicional no ayuda a
optimizar el rendimiento deportivo? (CHRISTINA
y ALPENFELS, 2002)
5.1. Introducción
Ya ha quedado manifiesto que la competencia para tomar decisiones es una de las grandes
competencias que los deportistas deben desarrollar. También ha quedado constatado que
dicha competencia no es únicamente expresión de lo que la naturaleza ha dotado al deportista
sino que es fruto de la numerosas horas de entrenamiento intencionalmente desarrollado para
mejorarla. No obstante las propuestas para su desarrollo no son tan abundantemente como las
que podrían encontrarse en la dimensión técnica sino que queda a la interpretación de cada
entrenador el diseñar sus propias situaciones de entrenamiento.
De ahí que este capítulo realicemos un recorrido analizando diferentes experiencias que han
sido realizadas para explorar el efecto de diferentes tipos de trabajo en el desarrollo de la
competencia decisional en los deportistas para finalizar presentando el modelo de
entrenamiento decisional propuesto por Vickers.
Este mismo entrenador realiza un interesante análisis basado en su experiencia sobre las
cualidades que reconoce componen la inteligencia táctica en un deporte como el voleibol en el
que el papel de atacante y defensor varía de forma rápida. En este deporte durante la fase de
ataque los jugadores deben prever las acciones de los defensores, ser precisos en sus
122
elecciones, tomar la iniciativa en el momento oportuno en una acción colectiva, ocultando sus
intenciones al defensor y estando dispuesto a modificar sus planes con el objetivo de superar
al equipo contrario (Fig. 5.1.)
Sin duda, los entrenadores deberían preocuparse en preparar a sus jugadores en la previsión de
lo que sus ponentes pueden realizar en el juego, sin duda se refiere a lo que los especialistas
han denominado las probabilidades subjetivas de que unas acciones o técnicas pudieran
realizarse, máxime en un deporte que como el voleibol sufre transiciones rápidas y complejas.
Anticipar es una competencia que los jugadores deben desarrollar de forma refinada para lo
cual debe ser capaz de leer las señales que sus oponentes, y que sus propios compañeros le
envían para interpretar lo que puede llevarse a cabo o lo que posiblemente va a suceder, y
decidir en consecuencia.
La alerta y vigilancia de los jugadores o jugadoras es muy elevada, deben estar dispuestos a
detectar el movimiento del balón y de sus oponentes, deberán dirigir su mirada hacia las zonas
de información relevante más abundante para poder interpretar el tipo de bloqueo que le va a
realizar el equipo oponente o como las tácticas que pueden organizarse a partir de ese
momento, estando dispuesto a transformar rápidamente su posición de atacante a defensor o
de defensor a atacante, de estar dispuesto a anticipar las acciones de sus oponentes, prever las
trayectorias de los balones e interceptarlos a ocultar las intenciones y lanzar mensajes falsos a
sus oponentes.
En todo este proceso la competencia para decidir es fundamental ya que se espera que el
jugador sea preciso juzgando y eligiendo el procedimiento más adecuado para la situación de
juego, de ahí que los entrenamientos debieran estar cargados de situaciones inesperadas y
variadas que permitieran al jugador estar abierto a lo posible, de sacarle de lo rutinario y
ponerle ante circunstancias en las que la táctica menos posible sucede y debe contrarrestarla,
de incitarle a tomar la iniciativa a partir de sus intuiciones, intuiciones basadas en el
conocimiento y la experiencia. Adivinar y no ser adivinado es el aspecto clave. Adivinar las
intenciones del oponente y ocultar las propias debe entrenarse de forma cotidiana, de ahí que
para este entrenador el disimular las propias acciones sea un elemento fundamental, en sus
propias palabras supone: “ Nunca demostrar demasiado pronto las propias intenciones
tácticas”.
123
FIGURA.5.1.Modelo de inteligencia táctica de Zhang Ran (1990)
Previsión
de la acción Flexibilidad en
la aplicación
Precisión táctica
en el juicio
Inteligencia Táctica
Disimulación
Toma de iniciativa de las acciones
en el ataque
Cooperación
colectiva
124
5.3. Los estudios sobre el entrenamiento de la competencia decisional
En la última década son numerosos los investigadores que han explorando el papel de
diferentes procedimientos en el desarrollo de la toma de decisiones en el deporte. En este
apartado pasaremos revista a los estudios más relevantes.
Ya se ha comentado como una de las primeras preocupaciones de los investigadores había
sido conocer cómo obtienen los deportistas las informaciones que posteriormente emplearan a
la hora de decidir.
5.3.1. Entrenamiento de las habilidades perceptivo-visuales
Dado que el sistema visual es el canal senso-perceptivo a través del cual se obtienen una parte
importante de dichas informaciones, justo era el poder entrenar las habilidades visuales, de ahí
que hayan proliferado programas de entrenamiento para que los deportistas puedan emplear con
mayor pericia dichas habilidades visuales (Williams, y Grant ,1999). El catálogo de habilidades y
competencias visuales que han formado parte de los entrenamientos visuales son numerosas pero
nos ceñiremos a aquellas más conocidas:
Atención Visual, dominancia ocular, movimientos oculares, agudeza visual dinámica o estática,
convergencia, visión periférica, anticipación o búsqueda visual. Para su entrenamiento se han
diseñado diferentes tipos de entrenamientos, así Revien y Gabor (1981) o de Revien (1987)
desarrollaron toda una serie de ejercicios para mejorar competencias visuales tales como la
percepción figura-fondo, la agudeza visual estática o dinámica o la visión periférica, con la
esperanza de que dichas mejoras se transfirieran de forma directa al campo de juego, aunque la
evidencia científica que poye este deseo es poco abundante.
Estudios de Long y Riggs (1991) Solé, Palmi y Quevedo (1994), Kukla, Love,Hammack,y
Wesson, (1996) o los de Knudson, D.y Kluka, D.A. (1997)) han apoyado la existencia de
dichas mejoras pero como indican Williams y Grant (1999), Williams y Ward (2003) o
MacLeod (1991) son muchas las críticas que han recibido por problemas metodológicos en
los estudios, la falta de test relacionados con el deporte, la no existencia de grupos de control
o el entrenamiento con las mismas tareas que posteriormente son evaluadas, hace que estos
hallazgos sean puesto en tela de juicio, aunque no por ello hayan dejado de practicarse. Para
los críticos con este tipo de estudios la falta de resultados más favorables se debe a la
aceptación de que los deportistas no poseen un sistema visual mejor dotado que los no
125
deportistas, la falta de validez ecológica de los ejercicios recomendados y la falta de
especificidad de los entrenamientos propuestos (William y Bard, 1999;).
La poca contundencia de los resultados obtenidos en los estudios con el entrenamiento de las
habilidades visuales llevó a los investigadores a tratar de simular y poner al deportista ante
situaciones que le fueran familiares, de ahí que una de las formas más comunes fuera la
simulación mediante el imágenes o películas de otros o propias.
Grosgeorge (1987) analizando esta cuestión recoge como ya en 1965 Bissonete empleo en el
entrenamiento de patinadores una combinación de fichas con información técnica, imágenes y
repetición mental. Las imágenes estáticas han sido empleadas por diferentes autores, bien para
explorar las competencias memorísticas de los deportistas para reproducir la imagen captada
en un breve lapso de tiempo, junto con quienes las emplearon con una finalidad táctica.
Pronto se empezaron a utilizar filmaciones de juego o de competición para aprender las
complejidades de dicho deporte, pero las críticas mostraron como no siempre las filmaciones
servían a los propósitos de mejorar la competencia decisional, de ahí que se considerara que
las filmaciones debían ser lo más reales posibles por lo que se optó por filmaciones realizadas
desde la propia perspectiva del deportista pudiendo manipular la información que recibe o los
feedbacks sobre sus respuestas, en otras filmaciones lo que se le propone es que capte las
señales que son más importantes en el juego para que las haga suya y las transfiera a la
situación real. Williams y Ward (2003) realizaron una revisión de los estudios en los que se ha
analizado la mejora de las competencias perceptivas mediante el entrenamiento.
Hagedorn en 1975 (tomado de Grosgeorge, 1987) realizó una experiencia en la que empleó el
feedback mediante video para entrenar el contraataque en jugadores de alto nivel de
Baloncesto. Su objetivo fue el estudiar los procesos implicados en la resolución de problemas
tácticos en este deporte, de tal manera que consideró que el presentar mediante video los
escenarios reales suscitaría dichos procesos y favorecería la competencia decisional de sus
jugadores. Como entrenamiento propuso el visionado de secuencias de entrenamiento contra
el contraataque, partes de la secuencia fueron ralentizadas o congeladas y explicadas en
determinados momentos para favorecer su toma de conciencia. Acto seguido pasaban a la
cancha para poder reproducir de forma real lo observado en las imágenes. Dichas prácticas
126
fueron filmadas para posteriormente ser analizadas por jugadores y entrenadores. Esta
alternancia favoreció la mejora del conocimiento de los jugadores al poder constatar el
resultado, de sus observaciones y análisis, en el terreno. Son numerosos los autores recogidos
por Grosgeorge (1987) que resaltar el papel de las filmaciones en video para dotar de
conocimiento de los resultados a los jugadores para facilitar su aprendizaje de los
componentes d su deporte, incluida la toma de decisiones.La posibilidad de ralentizar o parar
la filmación permite resaltarlas, ofertar feedbacks, y analizar la evolución de las acciones a lo
largo de la jugada. Estudios como los de Christina, Barresi y Shaffer (1990), Starkes y
Lindley (1994), Williams y Davids (1998), Abernethy, Word y Parks (1999), Farrow,
Chivers, Hardingham y Sacase (1998) o Farrow y Abernethy (2002) son ejemplos de esta
orientación.
Para estos autores el empleo de estas filmaciones en video favorecieron el tiempo de respuesta
y ayudaron al jugador a percibir aquellas señales que más le ayudaban en la selección de la
respuesta. Tal vez uno de los aspectos más interesantes que tiene este estudio, era que para
que la transferencia entre lo entrenado en situación controlada y el terreno de juego estaba el
favorecer la mayor fidelidad posible entre lo entrenado y la realidad, de ahí que además de las
propias filmaciones incitaran al jugador a que practicara mentalmente estas decisiones
específicas que manifestaba en las filmaciones. Fruto de su trabajo lograron mejorar su juego
ratificando la conveniencia de su intervención.
En el estudio de Williams y Burwitz (1993) con porteros de fútbol los autores se propusieron
enseñarles a percibir las señales más relevantes a la hora de detener un penalti (posición de la
127
cadera del que lo tira, ángulo del tronco y pie antes de contactar con el balón, etc.)
consiguiendo que mejorara su capacidad de anticipación después de un entrenamiento
perceptivo de 90’ de duración. Starkes y Lindley (1994) entrenaron con filmaciones
incompletas a los sujetos para que aprendieran a indicar el movimiento ofensivo óptimo que
debiera realizarse al contemplar dichas secuencias incompletas de actuación en baloncesto,
evaluando el tiempo de reacción vocal y la precisión de la respuesta. Posteriormente en la
cancha se les presentó situaciones reales de juego para que pudieran indicar cual era la
solución óptima a dichas situaciones de juego. El programa estuvo compuesto de 6 sesiones
de media hora, encontrando que uno de los grandes problemas era transferir al terreno lo
entrenado fuera de él.
Se les solicitó que indicaran el tipo de servicio y la zona en la que la pelota caería en el
campo. Después de cada servicio se les ofreció un feedback sobre el resultado de sus
respuestas. Los resultados de este estudio mostraron que los sujetos del grupo de
entrenamiento mejoraron su velocidad al decidir aunque no su precisión al indicar al dirección
del servicio. En este caso concreto, por lo tanto, se unieron varios factores que contribuyeron
a que las mejoras tuvieran lugar, por un lado la comprensión de los especialistas de que para
favorecer la transferencia se debe dotar de situaciones de entrenamiento similares el
procesamiento informativo y en segundo lugar el convencimiento del entrenador y del atleta
de que con este entrenamiento se puede mejorar.
Las evidencias a favor de entrenamientos en los que la simulación en video sea empleada para
mejorar la competencia anticipatorio y decisional de los jugadores es más abundante que en el
128
caso de las habilidades visuales, de ahí que se haya convertido en un procedimiento al que los
entrenadores tienen fácil acceso y con el que pueden mejorar las competencias decisionales de
sus deportistas. No obstante quedan muchas cuestiones por considerar, tales como el tipo de
información que debe ofrecerse a los deportistas cuando visionan las secuencias, la
organización de dicha práctica y la búsqueda de una mayor fidelidad de lo filmado.
La búsqueda de la fidelidad en los entrenamientos fuera del terreno es uno de los grandes
retos que en la actualidad existen, fidelidad que puede ser física cuando se establece un gran
parecido entre la situación simulada y la realidad. Tomaremos como referencia los
interesantes escritos de Christina (1996) y Christina y Alpenfles (2002) en los que se hace un
especial hincapié en establecer cuáles deben ser las condiciones que determinarán la
transferencia del entrenamiento a la competición.
a. Similitud estructuradle las tareas a entrenar: Es más fácil encontrar una transferencia
positiva entre el entrenamiento de la toma de decisiones y la competición cuando las
tareas que se proponen a los deportistas son estructuralmente similares a las que va a
encontrar en la competición, las cuales deben ser practicada abundantemente.
129
razón por la que el entrenamiento decisional debe estar repleto de propuestas variadas
que deben ser aprendidas y no sólo practicadas.
En muchos estudios se ha propuesto que el jugador tenga en sus manos el instrumento con el
que habitualmente rinde en el campo (la raqueta o el palo de hockey), con la intención de que
físicamente sienta la veracidad de la situación. En otras ocasiones lo que se busca es que la
fidelidad sea de tipo funcional, es decir que las sensaciones que reciba sean como las reales.
Los numerosos simuladores que conocemos tratan de cumplir esta misión, que el sujeto sienta
el vértigo de la velocidad de los cambios de posición, o de la dificultad del terreno.
Sin duda el entrenamiento constituye la esencia de la mejora del rendimiento deportivo, y se nos
presenta como un aspecto mucho más complejo de lo que a priori se pueda creer. Es cierto, que
los entrenadores han adquirido una amplia experiencia sobre los efectos de la práctica y de cómo
emplear y aprovechar mejor el tiempo dedicado a la misma, y es muy probable que en este
asunto el viejo refrán de “cada maestrillo tiene su librillo“, se aplique plenamente y que cada
130
entrenador tenga su propia teoría sobre cómo debe ser el entrenamiento de los recursos
decisionales del deportista, sin embargo, la investigación actual sobre el efecto de la práctica,
feedback o instrucción ofrece en la actualidad muchas sugerencias y recomendaciones para
poder favorecer el entrenamiento de la toma de decisiones en los contextos deportivos (Vickers
et al., 1999; Vickers et al., 2004), de ahí qel interés que tiene identificar las condiciones de
práctica que mejor favorecen el desarrollo de esta competencia.
Una de las estudiosas que viene desde hace más de una década dedicada a analizar y desarrollar
condiciones de entrenamiento de la toma decisiones es Joan Vickers. Para esta autora canadiense
las raíces del entrenamiento de la Toma de Decisiones se encuentran en las investigaciones
sobre cognición y aprendizaje motor.
Los escenarios de enterramiento deben ser lo más fieles y reclamar un procesamiento cognitivo
similar al reclamado en la competición
Tal vez una de las raíces más potentes se encuentra en el conjunto de efectos paradójicos que la
práctica puede tener en los deportistas cuando ciertos tipos de práctica y feedback se emplean en
los entrenamientos. Fruto del trabajo con entrenadores encontró que existían cuestiones que
necesitaban una respuesta para poder favorecer el desarrollo de la competencia para decidir entre
sus atletas. En primer lugar, necesitaba trasladar algunas de las aportaciones que los estudios de
aprendizaje motor sobre práctica variable y aleatoria a unos entrenadores que no estaban muy
convencidos de sus bondades.
131
El segundo problema estaba referido al uso del feedback y lo que la investigación indicaba en la
actualidad, en contraste con lo que de forma habitual los entrenadores muestran en sus
entrenamientos, sus intervenciones y sus expresiones debían ser consideradas a la luz de lo que
en la actualidad se conoce sobre esta cuestión.
Para dar respuesta desarrolló un modelo de tres fases en el proceso de entrenamiento decisional.
Toda la propuesta está centrada en favorecer las habilidades y estrategias que los deportistas
deberían desplegar para poder responder a los escenarios decisionales que los diferentes deportes
le presentan, e ahí que la práctica variable y aleatoria sea una herramienta indispensable en el
entrenamiento, y que el concepto de entrenamiento variando las condiciones situacionales se
opone al entrenamiento basado en la rutina y en la repetición siempre de la misma forma. Las
tres fases propuestas por el modelo ofrece posibilidades a los entrenadores para el diseño de
actividades para aumentan la competencia decisional.
En la primera fase, el objetivo supone establecer un contexto en el que las habilidades cognitivas
necesarias para la toma de decisiones sean el eje del entrenamiento. Cada decisión reclamaría un
proceso cognitivo que se define dentro del contexto de ese deporte, así atender a las señales,
anticipar, cambiar el foco atencional con rapidez, recuperar de la memoria un procedimiento
adecuado para la solución, resolver el problema planteado bajo las limitaciones del tiempo. Las
configuraciones técnico-tácticas se van desarrollando en el proceso de entrenamiento.
En la segunda fase el entrenador debe diseñar las tareas específicas que desencadenen la
activación de dichos procesos necesarios para la toma de decisiones. Una vez que se ha definido
el tipo de decisión a trabajar y la actividad que disparará los elementos perceptivos y cognitivos,
la tercera fase supone la puesta en acción de las siete herramientas que la autora considera
fundamentales. Estas herramientas han sido seleccionada de la investigación más reciente en
materia de aprendizaje motor e incluyen: Práctica variable, práctica aleatoria, utilización del
feedback, la formulación de preguntas, el feedback mediante el video, instrucción exigente y el
modelado.
132
FIGURA. 5.2. Componentes de modelo de entrenamiento decisional según Vickers et al., 1999)
Decisiones
Desencadenantes
Herramientas
1.Práctica 2. Práctica 3. Feedback
Variable Aleatoria
4. Cuestionamiento
5. Feedback 6. Instrucción
en video exigente 7. Modelado
Parece establecerse que, frente a un tipo de entrenamiento en el que los feedbacks son inmediatos
y en caso todos los ensayos, en los que se repite una y otra vez las mismas tareas, tareas en las
que no se reclaman los mismos procesos cognitivos que serán reclamados en la competición y
que no simulan las condiciones de competición, se propone una entrenamiento de la toma de
decisiones que promocione la transferencia y que simule las condiciones de juego y de
competición (Christina y Bjork, 1991; Christina y Alpenfels, 2002). Es necesario que el
entrenador decida qué enfoque es el más beneficioso para sus deportisas:
133
Como colofón de este capítulo haremos mención de lo que para algunos investigadores supone el
futuro del entrenamiento decisional en el deporte. Nos referimos al entrenamiento en entornos
virtuales que en otros contextos como el militar se está empleado para la formación de los
pelotones de combate (Pleban, Mattwes, Salter y Eakin, 2002). Mediante los entornos virtuales
es probable que se puedan dar un mayor énfasis en la inmersión del deportista en el escenario
creado para decidir y que reproducirá con gran precisión la posible realidad a la que se
enfrentará, entornos en los que se reclaman decisiones rápidas y seguros y que puede manejar la
sorpresa y la presentación de situaciones inesperados para, de este modo mantener los niveles de
alerta en un nivel elevado. Asimismo, es un medio que permite la posibilidad de ofertar
retroalimentaciones que ayuden al deportista a darse cuenta de la situación en la que actúa y
debe decidir, lo que los especialistas denominan conciencia de la situación.
Tal vez unos de los retos que los investigadores tienen en la actualidad es el de analizar el
impacto que el entrenamiento en entornos virtuales puede tener en la mejorar de la tomas de
decisiones en el deporte como ya se viene indagando en otros contextos como el militar (Pleban,
Mattews, Salter y Eakin, 2002). Este contexto comparte con el deportivo aspectos tales como la
incertidumbre, el dinamismo cambiante de las situaciones, los cambios de objetivos y la presión
temporal, además del riesgo. El reto está en crear entornos virtuales en los que los deportistas
perciban las situaciones de forma rápida y active estrategias de decisión que permitan la solución
de los problemas planteados, seleccionando la respuesta que mejor se ajusta a dicho problema.
De ahí que los escenarios deben ser múltiples para permitir una abundancia de práctica variada y
un feedback que favorezca la optimización de los recursos cognitivos implicados en la toma de
decisiones. Si de lo que se trata es de deportes colectivos estos escenarios deben permitir
moverse y comunicarse como lo harían en las situaciones reales.
De lo analizado en los diferentes estudios podemos sacar a la luz algunas consideraciones que
ayudarán al entrenador a establecer tareas de entrenamiento que favorezcan la selección de las
respuestas, es decir, la toma de decisiones.
Parece claro que las filmaciones deben estar realizadas desde el punto de vista de quine va a
utilizarlas. Es cierto que el visionado de partidos y su comentario puede ayudar a comprender
mejor lo que ha sucedido e intentar solventar los problemas encontrados, es más, como ha
134
demostrado Hackfort (1996) eleva la calidad emocional de los deportistas elevando su activación
y sus aspiraciones. Pero de lo que se trata es de proponer situaciones problemas que inciten y
activen los procesos cognitivos del deportista.
Uno de los aspectos, por lo tanto, a considerar es la fidelidad o el grado de parecido que el
escenario creado tenga con la realidad que se encontrará en la competición. Una de las críticas
que se han realizado a numerosos estudios en los que los deportistas han tenido que presionar
botones o mover palancas para manifestar su respuesta al escenario cuando en realidad lo que
tiene es que placar, bloquear o tirar a portería, es la falta de fidelidad física. No obstante parece
ser, aunque no es definitivo, que es el tipo de fidelidad que pudiera tener menos importancia
cuando de transferencia positiva se trata, recordemos el estudio de Christina et al. (1999), aunque
siempre hay que tratar de preservar las condiciones de percepción-acción y elevar la similitud del
procesamiento cognitivo reclamado.
Esfuerzo y complejidad cognitiva deben ser dos aspectos a considerar al establecer las
secuencias de entrenamiento. El esfuerzo cognitivo ha de entenderse como la carga de trabajo
mental que el deportista debe llevar a cabo para poder resolver el problema planteado y que se
añade a su procesamiento automático y rutinario. Si las escenas son sencillas de resolver no se
convierten en un reto para quien las ve. Por complejidad cognitiva se ha de entender la cantidad
de actividad cognitiva reclamada por unidad de tiempo, algo que en los contextos naturales como
el deporte puede ser de una elevada exigencia
135
Parece interesante considerar las dos vías de adquisición de conocimiento, la explícita y la
implícita, es decir, las filmaciones deben ofrecer las posibilidades de ser analizadas con el
entrenador, comprendidas en sus aspectos relevantes, pero también se debe dar opción al
deportista a que sea él quien busque las áreas ricas de información para decidir, más que
centrarse únicamente en ciertas señales concretas. Los ciclos explícito e implícito deben formar
parte de este tipo de entrenamiento.
Asimismo, parece lógico que las escenas sean temporalmente similares a las que encontrará en la
competición, los tiempos de acción deben estar presentes, de ahí que las secuencias empleadas
no deban ser de larga duración, pero que reclamen situaciones diferentes. Es aquí donde
proponemos una práctica aleatoria de escenarios, en los que el deportista responda con aquellas
alternativas que sean más adecuadas a los problemas planteados. Se ha demostrado que después
de entrenamientos de 50 a 60 minutos se aprecian mejoras. En los diferentes estudios
presentados en este capítulo se ha podido mostrar como el entrenamiento de este tipo combinado
con otras modalidades de práctica como la práctica mental y la propiamente física, preparan a los
deportistas para responder deforma competente a los requerimientos de su deporte (Blomqvist et
al, 2000).
De ahí que sea responsabilidad del entrenador y de su equipo técnico el establecer una videoteca
de escenarios decisionales para poder entrenar esta competencia, y el desarrollo de escenarios ad
hoc para mejorar la competencia decisional de sus deportistas. Siempre cabe la posibilidad de
establecer programas de entrenamiento decisional que puedan ser grabados en un CD y
empleados individualmente por los deportistas en su propia casa, las posibilidades que en la
actualidad ofrecen las tecnologías informáticas son muy elevadas.
Sin duda una de las cuestiones interesantes es cómo valorar la mejora en las decisiones de
aquellos que entrenan este tipo de tareas. Por un lado, tenemos la evaluación en el momento de
ver la filmación o de participar en el entorno virtual. Por otro, la competencia decisional que los
deportistas manifiestan en el terreno de juego o en la competición.
En cuanto a la primera opción, parece necesario establecer para cada escenario un listado de las
posibles respuestas, un listado que establezca una jerarquía desde la que puede ser considerada
óptima a la que pudiéndose llevar a cabo sus eficacia es dudosa. En la elaboración de este listado
el juicio de entrenadores expertos es importante. La posibilidad de anotar cuando una decisión se
136
toma acertadamente, o cuando no se toma, dicha decisión táctica aconsejable, y hacerlo con su
tiempo correspondiente, permite poder analizarlo con el deportista de forma que pueda
comprender mejor la necesidad de ciertas decisiones y poder desarrollar el modelo mental que
permita responder a las contingencias del juego.
Los deportistas deben comprobar que en las escenas que se les presentan para entrenar se les
ofrecen las diferentes posibilidades decisionales que puedan surgir ante los equipos o deportistas
oponentes. Situaciones en las que deben responder de forma urgente como las que suceden en un
combate cuando el oponente manifiesta una táctica que no estaba prevista y no hay tiempo para
análisis sino que se debe responder de forma inmediata a las señales que se reciben, situaciones
en las que la complejidad y la urgencia es moderada, el tiempo no se convierte en el dinamizador
principal, se puede realiza cierto análisis de la situación, se puede organizar el equipo para
responder a un ataque del equipo oponente, y por último, aquellas situaciones en las que la
urgencia es baja, y se puede decidir sin tanta presión.
Los diferentes deportes tienen su propio perfil de urgencia, complejidad y presión, que deberá ser
manejado por los entrenadores adecuadamente, tanto individuamente como en grupo hasta que
se vaya desarrollando dentro y fuera del campo de juego la zona óptima de funcionamiento
decisional.
Sin duda el test final es la propia competición, de ahí que la efectividad de este tipo de
entrenamiento en su combinación con el resto de las tareas de entrenamiento, será la medida
última a considerar.
137
CAPITULO 6
LA DIMENSIÓN EMOCIONAL DE LA TOMA DE
DECISIONES EN EL DEPORTE
138
“La confianza y la voluntad de ganar puede ser
cruciales. Tales consideraciones ponen de relieve
la necesidad de llegar a conocer otros factores en
el proceso de toma de decisiones bajo condiciones
de riesgo que siempre predominarán en el
deporte”(COHEN, 1975)
Un hecho que parece incontrovertible es indicar que en los deportes en los que el componente
decisional es muy relevante, la regulación psicológica adquiere una gran importancia, ya que los
procesos psicológicos no actúan de forma independiente sino que el deportista es un sistema en
el que todos los elementos que lo componen, y la dimensión emocional es uno de ellos, deben
cooperar de forma armoniosa para que el deportista esté disponible para optar por la acción más
apropiada a cada circunstancia.
Son numerosos los estudios que han mostrado como un estado emocional inadecuado puede
afectar a la atención y la toma de decisiones de los deportistas. Así por ejemplo, Bird y Horn
(1990) estudiaron las relaciones existentes entre el perfil de ansiedad y los errores cometidos por
jugadores jóvenes de softball, para lo cual cumplimentaron el Inventario de Estado de Ansiedad
Competitiva (CSAI-2) antes y después de jugar, encontrando que los que habían cometido más
errores decisionales en el juego eran los que puntuaban más alto en este inventario. Parece existir
un consenso en considerar que los estados afectivos positivos facilitan la toma de decisiones
(Isen,1993).
Para los teóricos de la acción (Seiler, 2000a) la evaluación psicológica de la situación deportiva
tiene dos dimensiones diferentes, por un lado la referida a la competencia percibida y por otro a
la valencia percibida. (Fig. 6.1).
En numerosas ocasiones los entrenadores han escuchado a sus deportistas explicar qué hicieron y
cómo se sentían el día que alcanzaron sus mayores logros. Las sensaciones de fuerza, plenitud,
competencia y eficacia que le hacia fluir a lo largo del encuentro o de la competición, o durante
todas las sesiones de entrenamiento que precedieron a la consecución del éxito.
Csikszentmihalyi (1990) ha estudiado estos relatos de los expertos sobre los pensamientos y
sensaciones que rodearon su rendimiento excelente. Estos estudios le llevaron al empleo de la
139
expresión inglesa Flow (flujo) para expresar este estado de llegar a la zona de rendimiento
óptimo que ha sido denominado ERO (Estado de Rendimiento Óptimo o IZOF (Zona Individual
de Rendimiento Optimo) (Hanin, 2000). Es el momento de gracia que todos los deportistas
desearían alcanzar, un estado que por naturaleza es de carácter efímero e inestable y que necesita
constancia y compromiso para mantenerlo en el tiempo.
FIGURA . 6.1. Las dos dimensiones de la evaluación subjetiva de las situaciones según Seiler
(2000)
Aspectos de la evaluación
Tal vez habría que plantearse si no es conveniente dotar a los deportistas de la formación
adecuada para que puedan aprender a alcanzar el estado flujo. Para conseguir esto parece
necesario plantear unas situaciones de práctica en las que el deportista se sienta en disposición de
poner en funcionamiento todos sus recursos para alcanzar los objetivos previstos. La literatura
científica al respecto ha demostrado la necesidad de ofrecer tareas de entrenamiento que se
140
caracterizan por un nivel “dulce” de complejidad, que por una parte representen un reto y no
resulto tediosas, pero que no provoque ansiedad.
En lo que hace referencia a los propios deportistas son inexistentes los estudios de este tipo de
ahí su interés. Uno de los aspectos relevantes en el contexto de esta investigación es el referido a
la confianza de los deportistas en sus posibilidades de ser buenos decisores en su deporte. La
investigación viene demostrando en los últimos tiempos el papel mediador que las percepciones
de competencia y la confianza tienen en las decisiones vitales, incluidas alas deportivas (Griffin
y Keogh, 1992).
Nociones tales como: confianza deportiva, autoeficacia física, competencia motriz percibida o
similares han servido de referencia para numerosas investigaciones en el ámbito del deporte. La
noción de confianza, tan importante para poder responder a los requerimientos deportivos, ha
sido objeto de análisis por parte de investigadores como Griffin y Keogh (1992). Para estos
últimos, hace referencia de forma general a la sensación que los deportistas tienen de sus propias
posibilidades en un contexto dado. Esta sensación de ser capaz se relaciona de forma compleja
con sus logros concretos, permitiéndole interpretarse o percibirse como una persona competente
para solucionar problemas en su deporte, para lo cual necesita las experiencias que le confirme
que eso es así y la opinión de otros significativos que ratifiquen esta realidad. Esta relación la
presentamos en la Figura 6.2.
No cabe la menor duda que la toma de decisiones supone un estado motivado en el que el
deportista se siente movido a tener que actuar de una determinada manera, bien respondiendo o
bien inhibiéndose. El análisis de las actuaciones deportivas nos manifiesta como existen
141
deportistas que poseen verdaderas dificultades para decidir. No muestran, por un lado, el
necesario esfuerzo cognitivo para poder analizar de forma sistemática las posibilidades que
presenta un problema dado, y carecen del esfuerzo volitivo para convertir sus intenciones en
acciones. No es difícil encontrar jugadores que rehuyen estos esfuerzos ya que es más fácil
abstenerse y delegar en otros la responsabilidad y el riesgo que conlleva la decisión. Se podría
pensar que existe un continuo que va desde la fobia decisional al frenesí por decidir (Lara,
1991).
FIGURA. 6.2 Relaciones entre competencia real y percibida en la toma de decisiones (adaptado
del modelo de Griffin y Keogh, 1992)
Percepción
Competencia real
Confianza
Sensaciones de decisional
Competencia
Autoevaluación
Heteroevaluación
Son diferentes las fuentes de información que un deportista a lo largo de su carrera puede haber
empleado para llegar a percibirse como un sujeto capaz de decidir en situaciones de diferente
grado de complejidad, exigencia y riesgo. Los estudios llevados a cabo en materia de
competencia percibida (Horn y Amorose, 1998) han permitido considerar que existen fuentes de
información relacionadas con los propios logros, con el efecto que los mismos tienen en el
deporte y en quienes opinan sobre el acontecimiento deportivo.
Los otros significativos ejercen un claro control sobre las propias decisiones y un proceso de
autonomía se va dando a medida que aumenta el nivel de pericia. Es, por lo tanto, apropiado
pensar que lo que es un deportista en cada momento, es fruto del valor que da a sus propios
logros y de la facilidad o dificultad que tiene para alcanzarlos, del efecto de sus actuaciones en el
contexto deportivo y de la evaluación de los demás, sean éstos entrenador, compañeros/as de
equipo, padres o espectadores (Fig.6.3.).
142
FIGURA.6.3. Relaciones hipotéticas entre las fuentes de información, la dimensión psicológica y
la toma de decisiones
FEEDBACKS
DE LOS
OTROS
SIGNIFICATIVOS
LOGROS ESFUERZO
OBTENIDOS VOLITIVO
DECISION
EXPERIENCIAS CONFIANZA
VICARIAS
DECISIONAL
ESFUERZO Y
FACILIDAD EN EL NO DECISION
APRENDIZAJE
ESFUERZO
COGNITIVO
EVALUACIONES
SUBJETIVOS
Son muy escasos los estudios en los que se haya investigado el estilo de toma de decisiones de
los deportistas. Solamente Tennenbaum y Bar–Eli (1993, pág.173) en su revisión sobre esta
cuestión, hacen mención a este particular cuando, basándose en Hunsaker y Alexandra (1980)
indican que:“Los estilos de decisión se definen como los métodos aprendidos de procesar
información y tomar decisiones. Y son considerados como los hábitos adquiridos por la persona
a lo largo de su experiencia”.
Con este objetivo in mente, es factible plantearse numerosas cuestiones tales como:¿Es posible
hablar de un estilo de decidir en el deporte?, ¿Es un estilo común o difiere según sea el
deporte?, ¿Es una competencia aprendida y por lo tanto el estilo evolucionará con la
competencia técnica y táctica de los jugadores?, ¿Es posible hablar del estilo de decisión de un
equipo?. Estas y otras muchas preguntas quedan por responder ya que frente a quienes
consideran la toma de decisiones un asunto preferentemente informativo, creemos con Cohen
(1975) que es también un asunto emocional, volitivo y motivacional que implica que deban ser
considerados otros elementos como la confianza en las propias posibilidades, la preocupación
por mejorar en la toma de decisiones o la capacidad para superar situaciones de riesgo y
responsabilidad en el juego, son estos los ejes centrales del modelo que presentamos en la figura
6.2)
143
Un aspecto poco tratado entre los investigadores es el referido al análisis que los deportistas
pueden hacer de sus propios actos de decisión. Somos conscientes de que nos referimos a datos
de difícil análisis, impreciso, donde lo consciente y lo inconsciente se entremezclan, de ahí que
sea adecuado ofrecer escenarios veraces en los que los deportistas deban contemplarse y
responder a lo que haría ante los mismos. Indagar como se consideran en relación con esta
cuestión, qué responsabilidad es capaz de asumir al decidir en el juego o la competición o que
miedos le acechan o le impiden tomar decisiones de forma eficaz, son aspectos que serán
indagados en esta investigación. Con ello se busca obtener los perfiles de decisión de los
deportistas, para relacionarlos con otras variables personales o sociales, sea su nivel de
competencia deportiva, su edad, sexo o tipo de deporte: decisional o no decisional.
144
FIGURA. 6.4. Perfil de deportistas en diferentes niveles de competencia en el CETD en la
dimensión compromiso en el entrenamiento táctico y decisional
COMPROMISO
local
provincial
autonómico
nacional
internacional
Nivel
Medias
COMPETENCIA D.PERCIBIDA
local
provincial
autonómico
nacional
internacional
Nivel
Medias
145
FIGURA. 6.6. Perfil de deportistas en diferentes niveles de competencia en el CETD en la
dimensión ansiedad al decidir.
ANSIEDAD AL DECIDIR
local
provincial
autonómico
nacional
internacional
Nivel
Medias
6.2. Emociones y confianza en la toma de decisiones en el deporte
Todos los entrenadores han sido testigos de situaciones en las que la dimensión emocional de sus
deportistas han sido las causantes del éxito o el fracaso. En unos casos la euforia de verse
campeón le permite establecer con claridad la estrategia que le llevará al podio y no tiene reparo
a tomar una decisión arriesgada. En otros casos, el temor a fracasar le impide decidir en una
situación que no presenta un riesgo elevado.
146
FIGGURA. 6.7. Modelo conceptual de la toma de decisiones en los deportes de carácter abierto
o situacional según Tenenbaum (2003).
Atención
visuo-espacial
Priming
Estrategias visuales
Flexibilidad
Detalle Contexto Atencional
Mecanismo
Memoria Estilo
anticipatorio
de trabajo atencional
Selección de
la
respuesta
Declarativo Procedimental
Nivel Macro
Perfil del Perfil de la tarea
Plan de acción concreta
Contenido del Estrategias Contenido del Estrategias
conocimiento específicas conocimiento específicas
Nivel Micro
147
Las emociones están presentes en todas las actividades de nuestra vida como deportistas o como
entrenadores, son las que generan nuestros impulsos hacia la actuación, es decir, en toda
emoción existe una tendencia hacia la acción, que nos lleva a actuar unas veces de forma
automática y desequilibrada y otras veces de forma más racional y equilibrada, formando parte
del conjunto de fenómenos afectivos que se manifiestan en el ser humano (Vallerand y
Blanchard, 2000) (Fig. 6.8).
FIGURA. 6.8. Distinción de los fenómenos afectivos según Vallerand y Blanchard (2000)
Rasgos Temperamentos
emocionales
Toda la vida
Semanas
Sentimientos
Días Emociones
Horas
Minutos
Segundos
Fenómenos afectivos
148
Asimismo se acepta comúnmente que la función primaria de las emociones es el de movilizar el
organismo para actuar rápidamente en las situaciones importantes o significativas
interpersonales, es decir tomar decisiones, preparándolo para responder lo más adaptativamente
posible. Según el mismo autor, podemos considerar a cada familia de emociones como una
dimensión con variaciones, tanto cualitativas como cuantitativas. La dimensión se compone de
las características únicas que le pertenecen "per se" y las variaciones son el producto de
numerosas influencias: personales (constitución biológica), comportamentales (aprendizajes) y
contextuales (circunstancias particulares en las que han ocurrido).
Lazarus y Folkman (1.986) hablan de tareas adaptativas comunes tal como son evaluadas y
configuradas en situaciones relacionales vitales, tales como afrontar un peligro inmediato,
experimentar una pérdida irreparable, o progresar hacia la realización de una meta. Estos autores
también distinguen dos modos de evaluación: Uno automático, no reflexivo, inconsciente o
preconsciente y el otro deliberado y consciente. Asimismo señala que la evaluación automática
está también influenciada por el aprendizaje social, y esto para nosotros es muy importante, dada
la posibilidad de modelar la respuesta emocional, incluso la que proviene de ésta evaluación
automática.
Desde nuestra perspectiva de rendimiento, vemos una interesante coincidencia en estos dos
autores al señalar la importancia emocional en la consecución de metas, que refuerzan más aún la
relación binomial entre la excelencia en el ámbito deportivo y las emociones. Además ambos
destacan la importancia de la evaluación inicial de un acontecimiento, influenciada por nuestro
pasado filogenético y ontogenético, como el elemento crucial de la respuesta emocional, lo que
en definitiva viene a reforzar la importancia de la dimensión cognitiva en dicha respuesta.
Cuando las emociones afectan a la capacidad atencional de los deportistas, pierden la posibilidad
de mantener en la mente la información relevante para las tareas que en ese momento está
ejecutando. La tensión emocional compromete el buen funcionamiento de la memoria de trabajo
a través de las conexiones límbicas que convergen en el córtex prefrontal, dificultando así toda
posibilidad de pensar con claridad (Goleman, 1.996).
149
adecuados, así como de seleccionar la respuesta más eficiente para alcanzar los logros
propuestos. La demora en la satisfacción que se espera obtener al alcanzar una meta auto-
impuesta, entendida como la relación entre el deseo inmediato y el trabajo paciente orientado
hacia dicha meta, es decir, la persistencia psicológica, es una capacidad básica del rendimiento
deportivo, esencial para el desarrollo del Autocontrol. Esta capacidad de demorar impulsos,
riqueza de control emocional, constituye una facultad fundamental que permite desarrollar una
gran cantidad de trabajo durante las sesiones de entrenamientos y conseguir los objetivos
propuestos.
También las investigaciones del equipo del profesor Damasio (Damasio, 2000; Bechara,
Damasio, Granel y Damasio,1997), confirman estas interpretaciones en el sentido de que las
emociones son indispensables para la toma racional de decisiones, ya que nos orientan en la
dirección adecuada para sacar el mejor partido de nuestras posibilidades, por encima de lo que
nos pueda ofrecer la lógica racional. Esta toma de conciencia de las propias emociones, que es la
base de la inteligencia emocional, permite controlar los sentimientos y utilizarlos
adecuadamente. Si intentamos anular la respuesta emocional, provocaremos un estado de apatía
y aburrimiento, dado que el aumento de la respuesta emocional conlleva la energía necesaria
para estar alerta, mantener la concentración, tomar decisiones más acertadas que, en definitiva, se
traduce en una actuación más eficaz.
¿Cómo debo actuar en situaciones forzadas? ¿Cuál es el límite de tolerancia psicológica del
deportista? ¿Puede hacer algo, cuando las cosas empiezan a ir mal? Con la propuesta que
hacemos desde este módulo, pretendemos clarificar y proponer una forma de actuar que permite
al deportista desarrollar mecanismos para afrontar dichos momentos. Se enmarca en la teoría de
Lazarus y Folkman (1986), sobre el afrontamiento al estrés que la profesora Folkman, en su
origen, desarrolló en el hospital de San Francisco (California) y que están relacionados con
planes de intervención que realizan con las personas que atienden a los enfermos terminales en
dicho hospital.
La adaptación realizada de dicho estudio está configurada en cuatro apartados: el sistema táctico,
la reevaluación situacional, autoeficacia y estabilizadores personales, denominado como CIP
(Competition Integral Planning). Estos autores en su teoría sobre el afrontamiento del estrés,
distinguen entre dos tipos de evaluación: la evaluación primaria: la cual se centra en la situación,
en el significado y el valor de un acontecimiento, y la evaluación secundaria: se centra en la
150
eficacia o resultados que tendrán las medidas que se adopten para hacer frente a la situación o
acontecimiento, es decir, de los recursos disponibles para afrontarla.
Bandura (1986), en su teoría sobre el aprendizaje social, por su parte, sostiene que la conducta, la
persona y el medio están entrelazados determinándose recíprocamente, pudiendo en cada caso
predominar cualquiera de ellos. Según esta teoría, las personas no están ni impulsadas por
fuerzas internas ni a merced de los estímulos del medio: el comportamiento se explica en
términos de una interacción recíproca y continua entre determinantes personales y ambientales.
En este enfoque resultan importantes los procesos vicarios, simbólicos y autorreguladores.
Por otra parte, una de las teorías cognitivo sociales en el estudio de la motivación de logro, es la
teoría de las perspectivas de meta (Nicholls, 1984, 1989). Dos premisas subyacentes a esta teoría
indican que existen dos perspectivas de metas que reflejan el criterio por el que los individuos
juzgan su competencia, y por el que subjetivamente definen el éxito y el fracaso en el contexto
de logro. Estas dos perspectivas se denominan "orientación a la tarea" y "orientación al ego". Los
sujetos que están orientados a la tarea juzgan su nivel de habilidad basándose en un proceso de
comparación con ellos mismos.
Mientras que los sujetos orientados al ego demuestran si son o no competentes comparándose
con otros. El trabajo de Duda y Nicholls (1992), realizado en el ámbito escolar y deportivo,
sugiere que las dos orientaciones de meta son independientes (no son polos opuestos de un
continuo), y que son generalizables a diferentes contextos de logro. Concretamente ellos
encontraron que las orientaciones de metas en el colegio estaban fuertemente relacionadas con
las orientaciones en el deporte. Además, según los defensores de esta teoría, hay tres factores que
interactúan para determinar la motivación de una persona: las metas de logro, la competencia
percibida y la conducta de logro (Nicholls, 1986; Dweck, 1980; Duda, 1987; Roberts, 1995).
Otros estudios han constatado que existen diferentes y variadas teorías acerca de los impulsos o
de las razones que tienen las personas para implicarse en determinadas tareas.
Desde esta perspectiva cognitiva y social, a partir del enfoque que sobre la motivación de logro
defienden estos autores, considero que tanto la intensidad como la persistencia en las tareas que
realizan las personas, van a estar determinadas por su tipo de motivación, y que aquellas que se
orientan hacia la mejora de realización van a practicar con mayor énfasis y durante más tiempo.
Además, siendo la autoconfianza uno de los aspectos fundamentales del modelo propuesto,
151
quiero señalar que últimamente también se han realizado en nuestro país algunas investigaciones
en relación a la autoeficacia percibida Bandura, (1986), como los de Escartí, (2002), Amenabar,
(2002); Irazusta, (2000) o Arruza (1996) y que según Williams, (1993), el más consistente de los
descubrimientos que podemos encontrar en la literatura de la psicología deportiva científica es la
correlación directa entre autoconfianza y el éxito en la competición.
Desde un punto de vista metodológico, hay que señalar que tanto el deportista como el
entrenador, deben implicarse en el proceso de toma de decisiones, ya que sin el concurso de
ambos, las garantías en la consecución del éxito quedan muy mermadas. Esta propuesta se
orienta hacia el desarrollo de la capacidad de poder realizar una valoración del deportista, para la
identificación de diferentes parámetros relacionados con el alto rendimiento.
152
6.3. Capacidades psicológicas y sistema de autorregulación.
Por ello conviene señalar que el primer objetivo persigue valorar, mejorar y desarrollar un
aspecto tan descuidado en la práctica deportiva como es el de las funciones cognitivas que
constituyen el sistema de autorregulación: auto-observación, autovaloración y auto-acciones que
de forma tan importante influyen en la toma de decisiones. Estas competencias están fuertemente
relacionadas con el resto de las capacidades psicológicas, con las técnico-tácticas, con las físicas
así como con las motrices, y su desarrollo adecuado supondrá una mejora generalizada de su
rendimiento. En este sentido el profesor Tenenbaum et al (2003), en su propuesta de intervención
para el desarrollo de la zona óptima de funcionamiento individual (IZOF) en deportistas de alto
nivel, señala la importancia de desarrollar estrategias relacionadas con su sistema de
autorregulación Es éste el espacio al que se orienta esta propuesta.
El sustrato teórico sobre el que se basa nuestra propuesta considera que el deportista dispone de
una capacidad auto-directiva que le permite tomar decisiones y controlar sus sentimientos,
pensamientos y acciones a partir de las consecuencias que ellos mismos le comportan. Por ello,
los procesos decisionales surgen de la influencia interdependiente que se produce entre
condicionantes externos e internos. Además, todas las actividades que se plantean en el alto
rendimiento deportivo, tienen como meta la obtención de resultados en el futuro, a corto, medio
y largo plazo; lo que está en consonancia con lo que indicaba Bandura (1986) cuando señalaba
que: “El hombre hace cosas para obtener beneficios anticipados o para evitarse problemas
futuros”.
El planteamiento de objetivos lejanos sirve en el presente de guía para la elección de las tareas a
realizar e incrementa el nivel de compromiso y participación en ellas. A veces estas metas se ven
muy distantes y por eso se deben utilizar los objetivos a corto plazo, que entre otras cosas sirven
para verificar que las mejoras obtenidas van en la buena dirección y produciendo un efecto auto-
153
motivador, ya que el deportista se ve decidiendo y actuando adecuadamente en sus
competiciones.
a) La auto-observación
Para poder mejorar la competencia decisional será necesario orientar la atención hacia aquellas
áreas de mayor carga informativa, considerando la importancia y el valor de determinados
elementos presentes en la situación y, en función de un criterio previamente establecido, evaluar
los posibles cambios que se hayan producido. En las situaciones de competición es necesario
orientar la atención en varias direcciones: hacia los aspectos contextuales, hacia los adversarios,
hacia sí mismo y hacia las consecuencias de las propias acciones. Uno de los pilares de este
proceso dependerá de la exactitud, fiabilidad, consistencia y proximidad temporal de esta auto-
observación.
La definición de las acciones que van a constituir el CIP (Competition Integral Planning), junto
con la activación emocional óptima, van a ejercer una influencia selectiva y positiva en la
interiorización de la percepción, evaluación y estructuración de la información proveniente de la
propia ejecución. Por otro lado, la auto-eficacia activa reacciones emocionales que influyen
positivamente en la capacidad decisional de los deportistas. Las características más importantes
de esta función de auto-observación son:
154
autorregulación, pero en el ámbito de la competición en numerosas ocasiones es discontinua,
por ello será necesario decidir las transiciones entre pausa-acción, recordemos que muchas
decisiones se tomaran bajo un régimen de urgencia.
• Centrado en el éxito. El prestar más atención a los logros que a los fracasos contribuirá a
aumentar el compromiso con la tarea y con la intensidad de los esfuerzos necesarios para
alcanzar los objetivos propuestos. El centrarse en los fracasos, en las actuaciones y decisiones
deficientes o sentir pena por lo que “ podía haber hecho o decidido”, provoca una
devaluación de los logros obtenidos y se ve acompañada de sensaciones de pesimismo,
desánimo e insatisfacción permanente, que influyen negativamente en las intervenciones
posteriores y ya hemos comentado como estados de afecto positivo favorecen la toma de
decisiones.
b) La auto-evaluación.
Para poder emitir un juicio sobre el rendimiento durante la competición, es necesario disponer de
criterios personales que permitan llevar a cabo este proceso de auto-evaluación. En este
contexto, las decisiones realizadas generan una respuesta evaluativa, a partir de la auto-
observación, en la que se utilizan criterios internos y externos. Es importante que exista una
convergencia de criterios entre el deportista y su entrenador, ya que la satisfacción y la
155
motivación por los logros obtenidos que manifieste el deportista dependerán del criterio
evaluativo que se utilice.
156
autoevaluación se realizará fundamentalmente en función de los criterios del modelo, sin que se
tomen en cuenta las experiencias previas para juzgar lo adecuado de su actuación.
• Niveles de habilidad. Más arriba hemos mencionado que la fusión entre las capacidades
morfológico-funcionales del deportista con los aspectos biomecánicos de la técnica deportiva,
es uno de los indicadores a considerar a la hora de establecer los requisitos que debe cumplir el
modelo seleccionado, ya que la autosatisfacción y la auto-motivación que el deportista pueda
sentir por los logros de ejecución dependerá la sintonía que se produzca con dicho modelo.
• La mejora continua produce satisfacción, pero conviene ser consciente de que en los altos
niveles de pericia los progresos se producen en pequeñas dosis, y cualquier mejoría por
reducida que ésta sea debe generar un sentimiento de satisfacción tanto en el deportista como
en el entrenador. En algunas ocasiones una rápida progresión, acompañada de un bajo nivel de
esfuerzo empleado, es el peor enemigo para una adecuada valoración futura, ya que puede
inducir a error y provocar que los deportistas relacionen los rápidos progresos iniciales de bajo
nivel de esfuerzo con las reducidas mejorías y altos costes que se producen en los límites
superiores del desarrollo de las capacidades.
157
• La Importancia de las situaciones. La valoración y el significado que la situación tenga
para el deportista van a determinar el propio proceso de autoevaluación. Independientemente de
lo que el deportista se juegue en una competición, una vez establecido el nivel de importancia
deberá esforzarse por mantenerlo estable a lo largo de toda la competición, sin fluctuaciones ni
cambios. El entrenador puede influir en el establecimiento de un determinado nivel de
importancia para una competición y, a través de la reestructuración cognitiva, hacerle partícipe
al deportista de dicho valor, tanto en el aspecto favorable como desfavorable. Es un error
minusvalorar la importancia de una situación competitiva con el objetivo de favorecer una
activación emocional adecuada, ya que existe una relación de doble dirección entre la
valoración de la situación y la respuesta emocional. Con semejante proceso evaluativo el
deportista jamás encontrará su Estado de Rendimiento Óptimo (E.R.O.). Tanto en relación a las
acciones que se ejecuten como a la competición en general, es necesario establecer previamente
el valor que tienen el logro de las mismas, ya que de esta manera al obtenerlos producirán un
alto grado de satisfacción y reforzarán la auto-eficacia. Aquellos logros que se devalúan, tales
como conseguir. par en un hoyo, superar una fase preliminar, la repetición óptima de decisiones
tácticas, etc. provocan un deterioro en todo el sistema de autorregulación y un aumento de su
vulnerabilidad, acompañada de una sensación de fragilidad e inconsistencia de su nivel de
juego. También los continuos cambios en la valencia de sus acciones o de las situaciones,
producirá estos efectos negativos para su rendimiento, acompañados de cierta inestabilidad
emocional lo que sin duda influirá en sus decisiones.
158
c) Satisfacción anticipada..
Es importante que los deportistas afronten las situaciones comprometidas con emociones
positivas antes de ejecutar las acciones previstas para resolverlas, ya que la satisfacción
anticipada por el éxito deseado refuerza la auto-confianza y aumenta las probabilidades de
ejecutarlas eficientemente. Dentro de esta función los aspectos a tener en cuenta son:
• Auto-motivación. Los deportistas más motivados son los que prestarán mayor atención
sobre las acciones que se realicen, ya que esto les ayudará a utilizar con mayor eficiencia su
autosistema, y les permitirá alcanzar sus propósitos en menor tiempo. Para un buen
desarrollo y aplicación del sistema de autorregulación, es imprescindible que los deportistas
estén muy motivados y centrados en las tareas que están realizando ya que esto producirá
aumento de la intensidad, de la persistencia y del nivel de compromiso con las mismas:
Los errores son consustanciales a la naturaleza humana, sirven para aprender, y son la base del
éxito futuro. El nivel de compromiso se encuentra en el esfuerzo y en la entrega por intentarlo, y
no en conseguirlo, lo que genera un estado de ánimo positivo. Visualizando o visionando las
experiencias positivas, los logros de entrenamiento y concentrando su atención en los aspectos
positivos de sus actuaciones, fortaleceremos el sentido de competencia y de autosatisfacción.
Esto es importante sobre todo cuando ha descendido temporalmente el rendimiento del
deportista, en los procesos de recuperación de lesiones o en momentos de la temporada en la que
no se alcance un estado de forma óptimo.
159
Los deportistas expertos han aprendido sobre la necesidad de autorreforzarse
160
a) Establecimiento de metas. La satisfacción que siente un deportista por su actuación depende
en gran parte de sus propios criterios evaluativos. No es la experiencia per se sino la medida en
que ésta coincida con las expectativas lo que determina su efecto emocional. El planteamiento
de metas proximales con posibilidades de alcanzarlas, ejerce un efecto auto-motivador que
facilita la consecución de las mismas y permite acercarse al nivel de aspiraciones propuesto.
Los deportistas con un excesivo nivel de aspiraciones menosprecian los pequeños logros que día
a día obtienen y manifiestan un estado de permanente insatisfacción y, como consecuencia de
esta percepción de ausencia de logro, desciende el nivel y la estabilidad de la auto-eficacia. Es
necesario que exista una adecuada proporción entre las capacidades del deportista y las metas
propuestas, que siempre deben de exceder ligeramente de las mismas. Mientras mantenga la
absoluta convicción de alcanzarlas, esta divergencia resultará auto-motivadora. Sin embargo,
cuando los criterios que se establezcan se encuentran muy alejados de la auto-eficacia percibida,
se producen desánimo, insatisfacción y desmotivación.
161
entrenadores analizan la competición de forma rutinaria, a través del visionado una o dos veces
de imágenes grabadas previamente, centrándose en un reducido número de indicadores técnicos.
Pero es necesario profundizar en dicho análisis y considerar que el auto-conocimiento del que
estamos hablando se basa en las interacciones entre los pensamientos los sentimientos y las
acciones que se producen en las situaciones competitivas.
Por otra parte es necesario determinar con antelación aquellas acciones que se van a ejecutar y
que naturalmente están relacionadas con los propósitos que persigue el deportista en esa
situación. El establecimiento de metas conlleva la realización de auto-evaluaciones, a fin de
alcanzar una mejora progresiva que incrementará los esfuerzos hacia la consecución de las
mismas, y estarán determinadas por la auto-eficacia percibida. Así mismo, el conocimiento de
la propia ejecución activa procesos de autoevaluación que influirán en las acciones posteriores.
162
PARTE SEGUNDA
163
CAPITULO 7
DETERMINANTES SITUACIONALES EN LA
OPTIMIZACIÓN DE LA TOMA DE DECISIONES
TÁCTICAS
164
La excelencia personal es principalmente una cuestión de
creer en las propias capacidades y comprometerse
plenamente en su desarrollo. (ORLICK, 1990)
7.1. Introducción
Considerando los agentes que intervienen y confieren un carácter específico al hecho deportivo,
los factores a considerar dentro del entrenamiento de la toma de decisiones y de la táctica estarán
relacionados con aquellos elementos que delimitan la situación deportiva. De estos factores
destacaremos a aquellos que están relacionados con la propia actuación global y que
clasificaremos en:
• La duración de la competición.
Muchas diferencias se observan en este punto entre los diferentes deportes. Unos se celebran en
una jornada, como el judo olímpico, otros en dos o más jornadas seguidas, como la lucha, otros
con un día de descanso entre ellas, otros en varias jornadas, como el tenis, el frontón, tenis de
mesa, bádminton etc.. Evidentemente estas diferencias deberán tenerse en cuenta al diseñar el
plan general de entrenamiento para la competición. Este factor va a condicionar el ritmo de
competición, el aporte energético necesario, el uso y control adecuado del gasto ya que son los
aspectos que mayor dependencia tienen de este factor, lo que habrá de tenerse en cuenta en el
entrenamiento.
165
importancia, pero cuando se disputan durante varias jornadas seguidas también habrá que tener
en cuenta la acumulación de partidos y la duración total de los mismos. Habrá que tener en
cuenta:
1. Número de intervenciones por jornada.
2. Intervalo de tiempo entre cada actuación.
3. Sistema de competición.
4. Eliminatoria directa: Sin repesca para la final: reduce las posibilidades tácticas. Con
repesca para la final, es decir, que en semifinales los dos primeros de un lado (Tabla
"A") se cruzan con los otros dos primeros del otro lado (Tabla "B"). En la primera fase
de la competición, existen más alternativas tácticas.
5. Sistemas de Liga. Este segundo sistema permite un mayor juego táctico, siempre que se
clasifique más de uno de cada liga, con posibilidades de hacer planteamientos más
arriesgados o más reservados en función de los intereses del momento. Tanto si los
competidores no vuelven a encontrarse hasta la final, en caso de clasificarse, como si se
vuelven a encontrar en semifinales, las posibilidades tácticas son semejantes al de la
eliminatoria directa con repesca para la final.
Estos elementos pertenecen a la estrategia de la competición, y con frecuencia ocurre que, en esta
situación de falsos ataques, es el propio deportista el que encubre esa acción al continuar el
trabajo de suelo, en vez de separarse bruscamente y dejarlo en evidencia. Como ya hemos
señalado anteriormente estos elementos son de carácter subjetivo, tienen gran importancia en los
deportes de interacción directa y pueden ser:
1. Nivel de combatividad. (Frecuencia de ataques)
2. Iniciativa constante. (Posición y Desplazamiento)
166
3. Ataques reales. (Intensidad de los ataques)
• Objetivos: En este caso los criterios de aplicación son mensurables, objetivos, están
señalizados en el espacio, o están medidos con instrumentos precisos, no se realiza la
valoración a juicio del árbitro, sino que a veces son personas ajenas al juez quienes realizan el
control. Entre estos elementos que van a condicionar el sistema táctico se encuentran: Es con
estos condicionantes reglamentarios con los que el deportista deben aprender y optimizar su
capacidad para decidir.
167
• En estos deportes son aspectos claves el número de tantos conseguidos, de juegos a
conseguir o recorrido a realizar etc... A este grupo pertenecen todos los deportes de interacción
indirecta. Desde un punto de vista táctico, las consecuencias en un caso o en otro son bien
diferentes. El cometer un error en el caso primer caso, nos lleva a perder todas las posibilidades
de conseguir la victoria y, si es aprovechado por el adversario, las consecuencias son
irreversibles, y no es posible contrarrestar el fallo. Habrá que medir el nivel de riesgo y
utilizarlo como criterio de selección prioritario para elegir la táctica a seguir. Si el deportista
percibe una mayor amenaza para conseguir un resultado le generará mayores niveles de
angustia, apareciendo ciertas características que son malas compañeras del rendimiento óptimo:
1. Aumento de los errores frente a los aciertos al decidir.
2. Planteamiento reduccionista y reducción del foco atencional.
3. Principio de la utilidad frente al cálculo de otras posibilidades
4. El placer por el juego desciende y el deseo de terminar cuanto antes.
En el segundo caso, no tendrá consecuencias irreparables, sino que a lo largo del encuentro
tendrá la posibilidad de enmendar los errores y conseguir la victoria, y esto se deberá a que las
características adecuadas emergen:
1. Planteamiento de posibilidades.
2. Principio de la eficacia decisional
3. Aumentos de los aciertos frente a los errores al decidir .
4. El placer por el juego aumenta.
Muchos deportistas se implican con mucha intensidad en las acciones ofensivas, pero no lo
hacen de la misma manera en las defensivas, dado que a veces no son agradables ni
espectaculares. En una ocasión, durante el transcurso del Campeonato de Europa-2003 de Judo,
intentaba (JAAG) explicar a un judoka que las decisiones tácticas destructivas conllevan cursos
de acción desagradables, que generan poca satisfacción de realización, pero que son necesarios
para conseguir los propósitos que perseguía..”me gusta hacer cosas que me generan buenas
sensaciones y esto que tengo que hacer no me da ese punto”. Al final, el combate se desarrolló
en los términos en los que inicialmente estaba planteado y, una vez finalizado, reconoció la
importancia de mantener ese principio destructivo para poder superar a su oponente. En los
deportes colectivos, muchos equipos se dedican a desarrollar un juego de ataque brillante y
espectacular, pero cuando se tienen que dedicar a tareas defensivas, la intensidad de sus acciones
168
se reduce de forma espectacular, sin duda no se ha desarrollado la coordinación necesaria y el
sentimiento de grupo que hemos destacado en capítulos anteriores, y los entrenadores se
encuentran con un equipo de jugadores expertos pero no ante un equipo experto capaz de tomar
decisiones de grupo y adoptar los papeles que son necesarios en cada momento del partido.
c. Perceptivos
Como ya explicó en capítulos anteriores, una de las características de los diferentes deportes
decisionales es que reclaman coordinaciones motrices muy diferentes que van a influir en el
deportista a la hora de elegir el correspondiente planteamiento táctico-decisional. Estas técnicas
exigen de forma diferente la participación de los diferentes mecanismos del procesamiento de la
información. La necesidad de tener automatizados los gestos técnicos es de suma importancia ya
que debe formar parte de los recursos a los que el deportista echará mano cuando tenga que
decidir la solución a un problema táctico. Uno de los grandes problemas de los deportistas menos
avanzados es que pueden haber comprendido la situación y haber tomado una decisión acertada
pero no poseen el dominio técnico suficiente para ponerla en acción.
Hay que recordar que desde un punto de vista táctico los deportistas deben recurrir a sus
habilidades técnicas cuando perciben cuáles son los estímulos relevantes frente a los que no lo
son en cada momento, pero como ya se ha destacado en diferentes ocasiones el deporte es
dinámico y complejo por lo que a medida que las situaciones deportivas evolucionan así también
169
los estímulos que son relevantes, por lo que es necesario que en el entrenamiento los deportistas
convivan con:
• Estímulos presentes. Son los que tienen una continua presencia durante el transcurso
del partido, combate o juego, siendo los que tienen el potencial de reclamar la atención
activa de los deportistas.
• Estímulos latentes. Son aquellos que en un momento dado pueden manifestarse y que
en función de la dinámica del juego pueden ir variando. Se pueden utilizar en acciones
de anticipación cuando su captación requieren poca energía de atención.
Los entrenadores deben considera aquellas situaciones en las que sus deportistas pueden verse
secuestrados por la expectativa de la aparición de una determinada señal que finalmente nunca
aparece, provocando una baja actividad ofensiva y reduciendo su capacidad de decidir
170
acertadamente, lo que puede llevarle a una desorganización táctica que le conducen
irremisiblemente a la derrota.
Cuando hablamos de señales corporales nos referimos a todo aquello que se refiera al cuerpo y
a los movimientos de los oponentes, sea de forma individual o de manera colectiva. Hay que
recordar que en las coordinaciones motrices o en las coordinaciones grupales existen sus formas,
es lo que denominaríamos su morfología, y los deportistas debieran ser expertos en detectar
patrones morfológicos de acción. y conocer sus posibles consecuencias
En el caso de los deportes de equipo o duales, los manuales al uso presentan todo un conjunto de
configuraciones de juego, de configuraciones tácticas que suponen un cambio de la morfología
de las mismas y una búsqueda de las debilidades del oponente para poder superar. Las estrategias
del entrenador y las tácticas de los equipos y de los deportistas deben ser flexibles y maleables
para evitar que sean detectadas con claridad por sus oponentes.
Por lo tanto podríamos decir que dichas formas pueden tener un valor funcional: agarrar,
empujar, impulsar, contener, esquivar, golpear, bloquear, etc... , o valor estructural: diferentes
partes del cuerpo, brazos, piernas, tronco, posiciones, posturas, diferentes configuraciones de
juego que suponen diferentes tipos de movimientos y de acciones técnicas, etc..
Nos estamos refiriendo a deportes que como el Judo, Lucha, Sambo, Kárate, Taewkondo,
reclaman un contacto directo con el adversario, a deportes individuales o duales como el tenis,
171
badminton, esgrima, o a los deportes colectivos como el baloncesto, balonmano o fútbol. En
todos ellos existe todo un conjunto de acciones y movimientos individuales y colectivos que el
deportista deber saber leer e interpretar, para lo cual la observación y el conocimiento de los
oponentes es de capital importancia, así como la simulación en los entrenamientos de las
condiciones que provocan dichas formas.
Cuando hablamos de señales espaciales nos estamos refiriendo a aquellos aspectos del contexto
espacial de la competición que van a ser centro de atención, es decir, direcciones, trayectorias,
desplazamientos de objetos, ocupación de espacios, existencia de zonas libres etc… Estamos
hablando de la geometría del deporte, a las estructuras sistémicas que lo componen, al papel que
en el espacio juegan cada elemento que lo constituye, incluido el propio deportista, ya que la
toma de decisiones tácticas se lleva a cabo en un espacio y a partir de informaciones espaciales, y
se toman con la intención de desquilibrar lo que esta equilibrado y estable. Es este juego de
equilibrios y desequilibrios espaciales el que acontece en los deportes de alta exigencia
decisional y para lo que los deportistas deben estar preparados.
Cuando hablamos de señales temporales nos referimos a centrar la atención en aquellas señales
que adquieren su significación a través de parámetros temporales, es decir, al momento de su
presencia, a su duración, a su velocidad, a su periodicidad o redundancia, su cadencia, etc. Si
hemos comentado que la toma de decisiones se realiza en un espacio y que reclama una
morfología, sin duda alguna también reclama un tiempo ya que precipitarse es tan negativo
como decidir tarde. Los diferentes deportes, como unidades específicas, poseen sus propias
peculiaridades temporales, las decisiones se llevan a cabo bajo diferentes presiones temporales y
éstas varían a lo largo de transcurso de la competición y el deportista debe estar atento a la
posibilidad de que su oponente, que su defensor, tome la iniciativa y le deje desprovisto de
recursos para contrarrestarla.
Desde la óptica sistémica que hemos proclamado en este texto, pensar que estos diferentes
estímulos y señales emergen de forma individual y por separado es poco fructífero, de ahí que el
escenario habitual en el que tienen que desenvolverse los deportista es un escenario en el que los
movimientos, las configuraciones de juego y los tiempos de decisión y acción se combinan y
cambian de forma dinámica y compleja. .
172
Tomemos como ejemplo la disputa de la fase de clasificación para el Campeonato del Mundo de
Judo-1995. En esta competición una judoka planteó un combate en función del modelo táctico
que habitualmente usaba su adversaria, olvidándose de que en el curso de la competición podían
surgir otras posibilidades tácticas, por lo que estuvo durante todo el combate pendiente de que su
adversaria realizara unos determinados ataques que nunca se produjeron. Conclusión, pasaron
los cuatro minutos, se olvidó de su potencial ofensivo y perdió el combate como consecuencia de
una doble amonestación por falta de combatividad. Es decir, “es conveniente pensar en lo que
los demás vayan a hacer pero sin olvidarme de lo que uno puede hacer y perder la iniciativa”.
Como entrenadores debiéramos tener en cuenta que prever la forma en la que se va a desarrollar
la competición no debería reducir el potencial ofensivo del propio deportista o del propio equipo.
Es éste un buen momento para reflexionar sobre este aspecto en particular.
d. Cognitivos
A lo largo de las páginas de este libro el eje central ha sido la toma de decisiones y quneue ya ha
sido desmenuzado convenientemente en capítulos anteriores, en este apartado lo consideráramos
en algunos de sus elementos relevantes. Son numerosos los ensayos de análisis de los deportes
(Ruiz, 1994). Desde un punto de vista cuantitativo se destacarán aquellos aspectos que pueden
influir de forma clara en la toma de decisiones:
a. Número de decisiones que es necesario tomar.
b. Número de alternativas en el propósito de la tarea.
c. Número de posibilidades motrices.
d. Número de elementos que es necesario que recordar.
Desde un punto de vista más cualitativo el entrenador debe favorecer que sus deportistas
aprendan a ser precisos en sus decisiones para lo cual diseñará escenarios de entrenamiento en
los que el deportista aprenda a evaluar:
a. Nivel de predicción.
b. Nivel de riesgo
c. Orden secuencial.
En aquellas tareas motrices específicas que contemplen en su realización gran número de los
elementos señalados, será necesario, dentro de la planificación táctica, concretar y prefijarlos de
antemano si queremos aprovecharlos positivamente e introducirlos como soportes tácticos. En
173
caso de que no fuera posible realizar esa concreción, dichas tareas motrices debieran ser
desechadas como recursos tácticos.
d. Motrices.
Las características de la ejecución de las técnicas desde un punto de vista neuromuscular son
múltiples y muy variadas en los diferentes deportes, e incluso dentro de una misma modalidad
deportiva el nivel de complejidad de unas acciones técnicas varia muchísimo respecto de otras,
pero existen dos factores básicos que van a condicionar la dificultad de la propia ejecución, como
son:
En numerosos deportes (de adversario, de equipo, duales, etc.) estas dos exigencias están
siempre presentes, por lo tanto, a la hora de hacer una valoración táctica, la presencia o ausencia
de estos dos factores serán fundamentales en la elección de los elementos tácticos que vayan a
configurar el plan de acción. Deben coexistir equilibradamente, no es adecuado tener muchísima
velocidad y baja precisión, tampoco lo contrario, mucha precisión pero baja velocidad, ambos
aspectos deben de ir aumentando conjunta y paulatinamente para alcanzar su máxima expresión
en el contexto de su utilización táctica. La pérdida de cualquiera de estas dos características en
un determinado gesto técnico obligarán a prescindir el uso del mismo durante la competición, lo
que sin duda ofrecería una debilidad al oponente difícil de compensar.
• Tipo de Esfuerzo.
En relación al tipo de esfuerzo requerido, existen grandes diferencias dentro de las diferentes
modalidades deportivas. El aspecto normativo guarda estrecha relación con este factor,
permitiendo, en algunos casos, poder modificarlo por intereses tácticos y, en otros no. Dado que
pueden existir tiempos de descanso fijos y constantes, en los que el adversario puede recuperarse
parcialmente y no llegar a una alta demanda de esfuerzo físico. La duración total de cada partido,
combate, de cada encuentro, si es continuo o fraccionado etc.. , da lugar a un abanico de
posibilidades muy grande que va desde deportes en los que la exigencia de esfuerzo es media-
baja hasta deportes de altas exigencias de esfuerzo físico. Así, por ejemplo, en los deportes de
combate la demanda de esfuerzo físico es muy elevada y en tramos de tiempo reducido,
174
pudiendo el deportista agudizarla imponiendo un ritmo muy elevado al combate, obligando a su
adversario a entrar en una situación totalmente dependiente de su nivel de condición física.
Los deportistas deben ser capaces de gestionar su conocimiento y decidir en circunstancias en las
que el esfuerzo reclamado sea máximo, de ahí la necesidad de una estrecha relación entre los
recursos cognitivos y los físicos en el entrenamiento deportivo. Como ejemplo podríamos citar la
reciente Copa Davis celebrada en Sevilla en el 2004 que nos ofreció un trepidante partido entre
el norteamericano Roddick y el español Nadal. En este partido y después de más de tres horas de
un esfuerzo elevado, el español era capaz de decidir con gran precisión sus golpes y alcanzar el
triunfo, esos son los aspectos que terminan diferenciando a aquel que llega a lo más alto en un
momento dado, la confianza en los propios recursos físicos, la comprobación de que es capaz de
obligar a su oponente a decidir de forma predecible y actuar de forma impredecible, es lo que
lleva a un deportista o a un equipo a lo más alto en un momento dado.
Poseer una elevada condición física permitirá presionar sobre un adversario en una determinada
fase de la competición, sin darle tiempo a recuperarse y llevarle a una situación de gasto
energético por encima de sus posibilidades, posibilitando el descenso de su capacidad de
respuesta ofensiva y defensiva, quedando a merced de su oponente.
175
altas de rendimiento ni poner en acción las decisiones tomadas. Es necesario hacer una
matización y establecer una clara distinción entre:
1. Nivel de ejecución técnica.
2. Nivel de aplicación técnica.
En el primer caso tendrá más importancia la armonía, fluidez, economía y la precisión, es decir,
la reproducción perfecta del modelo ideal de la técnica que se ejecuta. Predominando la
optimización de las capacidades coordinativas. En el segundo caso, el ajuste, el momento y la
oportunidad serán los elementos más significativos de esa acción técnica, con predominio de los
aspectos perceptivos y cognitivos. Evidentemente, desde una perspectiva táctica, será el nivel de
aplicación de la técnica que manifieste el deportista lo que determinará su inclusión o no dentro
del plan de acción. Habitualmente en los deportistas de alto rendimiento existe una relación
directa entre un buen nivel de ejecución y un buen nivel de aplicación, pero, en otras ocasiones,
no ocurre esto, y en estos casos siempre prevalece el nivel de aplicación como criterio
determinante a la hora de utilizar una técnica como elemento de soporte táctico.
Un ejemplo fue lo observado durante las semifinales del Campeonato de Europa de Judo en
1994. El movimiento que más influyó en la decisión final no correspondía al repertorio técnico
específico de la judoka (Uchimata), sino que su ejecución se produjo por el momento adecuado
de la situación (Nivel de aplicación). Esta matización también sirve de gran ayuda para evaluar el
resultado de las competiciones y poder detectar, dentro del apartado técnico, si los errores han
sido decisiones de ejecución o de aplicación. Por lo tanto, todas las técnicas de las disciplinas
deportivas que pertenecen a este grupo, presentan en su realización unas fases bien diferenciadas
(Fig.7.1.).
176
FIGURA.7.1.Fases de realización de las técnicas en los deporte de interacción directa.
FASE PREPARATORIA
FASE PRINCIPAL
FASE FINAL
Desde un punto de vista táctico habrá que combinar y utilizar, de forma conjunta posible aquellas
técnicas que en su fase preparatoria y principal tengan el mayor número de elementos idénticos
entre sí, para así poder encubrir, engañar o enmascarar las intenciones reales de las acciones
atacantes. Es decir, el deportista no descubre cuáles serán sus decisiones hasta la fase final. Las
acciones técnicas que serán utilizas como elementos tácticos tendrán que tener esta característica
de enmascaramiento que, además de reducir el tiempo de respuesta del oponente, aumentará su
nivel confusión e incertidumbre.
Todos los deportes poseen unas características especiales diferenciadas que sirven de referentes
en su preparación para todos los deportistas. Por lo tanto, las características del adversario
vendrán determinadas por sus características personales en la competición y por la adaptación
específica conseguida para el rendimiento en este deporte. Existen múltiples y variadas formas
de realizar esta adaptación, pero de cualquiera de las maneras, el planteamiento táctico surge de
la comparación del supuesto modelo competitivo del adversario con las características
específicas de nuestro deportista o equipo.
177
El modelo táctico de nuestro equipo o deportista adversario responderá a una estrategia global
con sus diferentes expresiones tácticas. Dichas expresiones o modelos tácticos formarán parte del
modelo mental que del deporte poseen los deportistas que conforman el equipo.
En todo sistema táctico es necesario establecer una comparación entre las características
específicas de nuestro deportista o equipo, es decir, "el modelo propio", con las características
de su oponente:"el modelo del adversario", y fruto de esta comparación de estos dos modelos de
comportamiento surge una posible forma de intervención que denominamos: "el modelo táctico",
que debe ser la opción desarrollada para superar al adversario. Esto va a suponer centrar la
atención y el máximo esfuerzo en entrenar todas las posibilidades técnicas, perceptivo-cognitivas
y psicológicas necesarias para su puesta en acción. Dentro de este modelo, y relacionado con las
características personales de los deportistas y su nivel de adaptación, podemos establecer
diferentes características:
1. Características técnicas.
Es el primer factor a considerar dentro de todo el Modelo Táctico ( a partir de ahora MT). El
dominio de las técnicas específicas del deporte practicado es sinónimo de peligro, ya que a
mayor dominio (cuantitativo o cualitativo) mayor peligro. La cantidad, la calidad, el nivel de
eficacia y la utilidad que pueda perseguir durante el juego o competición serán factores a tener en
cuenta. Por esa razón los analizaremos desde esta perspectiva de utilidad:
a) Gestos o acciones técnicas ofensivas. Son los recursos técnicos en los que el
deportista o un equipo basan su juego de ataque. Con estas acciones técnicas el deportista intenta
conseguir un resultado y modificar el marcador a su favor logrando un punto, un tanto etc. Estas
acciones pueden ser: Directas, Combinadas, de contraataque y de anticipación
b) Gestos o acciones técnicas defensivas. Son los recursos que dan seguridad al
deportista o equipo, y que permiten neutralizar la actividad ofensiva del oponente. Cada acción
ofensiva puede ser neutralizada con una decisión defensiva. Para el entrenador y para los propios
deportistas, es necesario conocer el mayor número de técnicas ofensivas posibles de sus
oponentes para así poder practicar su defensa.
178
no persiguen una acción directa que incida en el marcador, sino que se utilizan para engañar,
encubrir, simular o mantener la actitud ofensiva, entrenarlos supone ofrecer a los deportistas un
bagaje de recursos que en numerosas ocasiones se convierten en determinantes.
2. Exigencias energéticas
Sin duda cada deporte posee sus exigencias energéticas, de ahí que sea necesario establecer
cuales son los factores condicionales que posee el deportista y cuales son los que carece. En unos
deportes predomina más la velocidad, en otros la resistencia, en otros la fuerza, en otros una
combinación de múltiples factores, pero en todos los casos es importante considerar este aspecto,
ya que el deporte es una compleja y dinámica combinación entre información y energía, tanto
psíquica como física.
El planteamiento táctico supone establecer los términos en los que se va a desarrollar el juego o
la competición. Si el objetivo es enfrentarse a un deportista más veloz, se evitará utilizar recursos
en los que predomine esta condición, o se buscará la manera de reducir esa cualidad en el
adversario. Si lo que predomina es la fuerza, sería absurdo introducir en el modelo táctico
recursos caracterizados en su ejecución por elevada presencia de esta cualidad. Entre todos estos
factores se destaca la importancia de la relación existente entre la resistencia y la táctica. Para
cualquier observador deportivo resulta fácil comprobar hasta qué punto es importante este
179
elemento, y, por lo tanto, la preparación física se realiza de forma personalizada. En el ciclismo o
atletismo, el deportista decide como van a utilizar sus energías como las empleará a lo largo de la
competición, pero en otros casos, el fútbol, balonmano o voleibol, esta decisión es compartida,
interdependiente, y el adversario siempre tiene algo que decir respecto a la intensidad del
esfuerzo que se va a emplear durante el partido, el juego o el combate.
De ahí que resaltemos que el ritmo de juego es un recurso que reclama una condición física
excelente, que a veces obliga al adversario a realizar los esfuerzos en condiciones no elegidas,
sin posibilidad de evitarlo. Considerando los aspectos táctico-decisionales se hace necesario
establecer una clara diferenciación entre aquellas circunstancias en las que se puede imponer el
ritmo de la competición y en los que esto no es posible, lo que implicaría la:
Durante la celebración del Campeonato del Mundo de Judo en Barcelona de 1991, la judoka
Miriam. Blasco planteó un combate con alto ritmo de competición, asumiendo determinadas
decisiones arriesgadas con pequeñas ventajas en el marcador favorables su adversaria. Su
propósito era generar altos niveles de fatiga y que su adversaria no pudiera mantener durante
mucho tiempo la velocidad de ataque. Inicialmente el combate fue muy igualado, e incluso con
desventaja en el marcador, pero a partir del segundo minuto, el rendimiento de su adversaria se
redujo de forma espectacular y, al no poder mantener el ritmo planteado, su potencial ofensivo
desapareció del escenario de la competición, quedando a merced de la judoka española. En
180
numerosas ocasiones hemos contemplado como un equipo o un deportista comienza la
competición con un ritmo y energía elevada, y progresivamente va siendo atrapado por el ritmo
del oponente como si de un espacio de atracción se tratara, y en dicho espacio es dominado y
superado.
3) Características psicológicas.
¿Qué cualidades psicológicas soportan el modelo táctico del oponente?. Sin duda es ésta una
pregunta que muy pocas veces nos planteamos. Para facilitar su respuesta señalaremos varios
aspectos a considerar.
Muchos golfistas dotan de un alto valor a sus autopercepciones al ejecutar el Putt, pero
continuamente lo están cambiando según sean los resultados inmediatos, lo cual podemos
considerarlo decisiones inadecuadas. Si la bola no entra en dos o tres golpes próximos al hoyo,
181
comienzan a dudar de sí mismos en los siguientes, provocando una pérdida de precisión. A partir
de ese momento, no son conscientes de que esta decisión ha reducido su potencial de precisión, y
siguen valorando su ejecución en función de parámetros técnicos, sin darse cuenta de que los
psicológicos les llevan necesariamente a una situación diferente.
182
CAPITULO 8
LA TOMA DE DECISIONES Y EL PLAN INTEGRAL
DE COMPETICIÓN
183
Hay en la excelencia una voluntad de escapar de la rutina que
desmotiva, de los hábitos que frenan la superación de nuevos
obstáculos (MISSOUM y SELVA, 1994)
Como ya venimos avanzando, nuestra posición sistémica nos incita a organizar lo comenzado
dentro de los márgenes de un sistema, el sistema táctico y decisional en el que tendrán cabida los
diferentes modelos tácticos a desarrollar. El sistema táctico decisional (STD) es una
materialización manifiesta o latente del entrenamiento deportivo. Consta de una serie de
elementos que, actuando interrelacionadamente, dan origen a formas determinadas de
comportamiento que tienen como misión alcanzar el éxito deportivo en una competición. El
objetivo del STD. Consistirá en favorecer la comprensión de la situación, identificar las
alternativas más adecuadas, decidir poner en funcionamiento la acción más eficaz, llevar a cabo
dichas acciones y verificar sus consecuencias. Por esta razón se considera el STD. como un
proceso de toma de decisiones basado en el autocontrol y la auto-eficacia.
Con la utilización del S.T.D.el deportista pretende conseguir el máximo nivel de comportamiento
eficaz durante la competición. Este proceso de toma de decisiones tiene fases, en las que tanto
el entrenador como el deportista se enfrentan a diversas alternativas entre las que deben elegir la
más adecuada. En esta selección, es necesario priorizar en cada fase una serie de criterios entre
los que destaca el de la "utilidad esperada". Este criterio establece que cuando los deportistas
toman decisiones lo hacen basándose en un conocimiento de las posibles dependencias,
consecuencias y probabilidades que acompañan a las distintas opciones y comportamientos. Este
concepto viene definido por:" el uso que le damos a nuestra conducta deportiva y la capacidad
que tenemos para ejecutarla adecuadamente”.
El deportista se enfrenta a una elección: deseable y su probabilidad de éxito; para lo cual deberá
seleccionar la opción más satisfactoria que le lleve al más alto nivel de eficacia. En esta elección
los pensamientos auto-referentes tienen una importancia capital a la hora de seleccionar el
modelo táctico específico. Debe creer firmemente que posee los recursos para resolver la
situación satisfactoriamente consiguiendo el éxito, es decir, deben manifestarse"expectativas de
logro", y además debe estar convencido de que es capaz de utilizarlos eficazmente, es
decir,"expectativas de eficacia".
184
El STD es un proceso mediador entre el entrenamiento y la competición. Es la forma más
adecuada y eficaz que permite utilizar al deportista y entrenador todos los recursos que, a lo largo
de los periodos de entrenamiento han ido preparándose meticulosamente para acometer cada
situación deportiva. Es el nexo de unión entre el entrenamiento y la competición.
185
mismos en diferentes contextos. La judoka española Miriam Blasco, en los Juegos
Olímpicos de Barcelona-92 disponía de 10 recursos técnicos básicos que, con pequeñas
modificaciones, le posibilitaban más de 64 aplicaciones diferentes para construir sus
propios modelos.
• Recursos Biomédicos.Están constituidos por los elementos que pertenecen al área biomédica
y tienen varias funciones, entre ellas:
1. Preparar y reponer puntualmente el gasto energético que se produce durante la
competición.
2. Reducir los síntomas de fatiga durante la transición.
3. Eliminar molestias o dolores que puedan existir.
4. Mantener un estado fisiológico óptimo permanente.
Es muy importante conocer el proceso metabólico del deportista, el sustrato energético utilizado,
las reservas disponibles etc… Deben tenerse en cuenta a la hora de establecer un tipo de
estrategia y tácticas determinadas. No estaría mal recordar que los deportistas pueden agotar sus
reservas en un combate o en un partido, y que esto supone que en los siguientes partidos tengan
que optar por otra fuente de energía. Pensemos en los torneos de Tenis o en los Campeonatos de
Karate o de Judo. Durante el Torneo de Judo celebrado en París en 1992, la judoka Miriam
Blasco después del tercer combate agotó sus reservas de hidratos de carbono, comenzando a
utilizar en mayor medida energía de fuentes proteínicas durante el cuarto combate.
Circunstancias como esta tienen una gran importancia a la hora de establecer el modelo táctico,
ya que las decisiones que se tomen estarán mediatizadas por el efecto de este tipo de recursos.
186
8.3. El modelo táctico-decisional (M.T.)
El modelo táctico es la forma específica de utilizar los recursos tácticos durante la competición,
los cuales contribuyen al logro de los objetivos del S.T.D., es decir, es la forma específica de
aplicar dicho sistema. Por un lado, existen diferentes formas de abordar una competición y, por
otro, dentro de la propia competición también existen distintas maneras de actuar en cada fase de
la misma. Estas diferencias y estos cambios dan lugar a la existencia de diferentes modelos
tácticos. En definitiva son formas de actuación seleccionadas en función de las exigencias
específicas que requieren los determinantes situacionales y la propia disposición de los recursos
del S.T.D. Tanto el deportista como el entrenador deben realizar una comparación de sus
virtudes y de sus carencias con las del adversario y, fruto de ésta comparación, surgirán
diferentes opciones de actuación, entre las que deben elegir las más adecuadas. Todo ello es lo
que da lugar a un modelo táctico determinado que permitirá poner en acción la competencia
decisional de los deportistas o de los equipos.
A partir de las diferentes y variadas formas que existen de combinar las capacidades y recursos
de los equipos deportivos o de los deportistas, de su elección o rechazo, de su presencia o
ausencia durante la competición, pueden surgir numerosos modelos tácticos. Lo ideal es que para
cada situación, adversario y entorno, se disponga de un modelo diferente, pero desde un punto de
vista metodológico estableceremos tres categorías que permitirán que el lector se haga una idea
de las posibilidades existentes. Los clasificaremos en: Generales, Especiales y Específicos.
En numerosas ocasiones, y por diferentes causas, se puede no llegar a realizar una distinción
entre los torneos y campeonatos o entre un adversario y otro, sino que por el contrario se adopta
siempre la misma manera de comportarse durante las competiciones. Su actuación no es
selectiva, carece de definición, de especificidad y este comportamiento global, es lo que
caracteriza el modelo táctico. Entre las razones que le llevan a esta actuación destacaremos:
1. La carencia de recursos específicos.
2. Ausencia de objetivos específicos de "logro".
3. Enmascaramiento de los modelos tácticos específicos.
187
4. Realización de posibles innovaciones en el desarrollo de sus recursos.
5. Otras.
Son formas más elaboradas que el deportista tiene de actuar durante la competición y están
mediatizados por los determinantes situacionales. Estos modelos cumplen dos importantísimas
funciones:
Pensemos en los numerosos deportes que se realizan en oposición, unos con contacto físico
directo y otros no, así por ejemplo la posición o la preferencia lateral del adversario pueden dar
origen a cuatro tipos de modelos especiales básicos, a saber:
1. Modelo táctico de diestros.
2. Modelo táctico de zurdos.
3. Modelo táctico de delanteros o proximales.
4. Modelo táctico de zagueros o distales.
• Modelos Tácticos Específicos.
Todos estos modelos supone la propuesta en acción de procesos y cualidades de los deportistas y
de los equipos, es la plasmación en el terreno de las miles de horas entrenando, simulando,
188
visionando películas, estableciendo las condiciones para ser capaz de leer en un tiempo record las
intenciones y las tácticas de los oponentes. Como entrenadores, y convencidos de la necesidad de
dotar a los deportistas del grado de autonomía necesario para poder desenvolverse en el terreno
de forma eficaz y eficiente, tenemos la misión de dotarle de los recursos necesarios para que al
salir a la competición se sientan competentes y confiados de que poseen los conocimientos y
técnicas necesarios, y que están dispuestos a ofrecer el esfuerzo necesario, es decir debemos
promover lo que denominamos como excelencia percibida, ya que su deseo de ser excelente
crecerá a medida que perciba que sus otros significativos le perciben como excelente.
189
CAPITULO 9
EL DESARROLLO Y MEJORA DE LA
COMPETENCIA PARA DECIDIR: EL SISTEMA
TACTICO-DECISIONAL
190
“Aunque le parezca que su adversario juega de un modo
irracional, puede que en realidad le esté tendiendo una trampa de
la que quizá no consiga salir. En consecuencia, se supone a
menudo que la irracionalidad de un juego constituye el
enmascaramiento de un juego racional, bien meditado y eficaz”
(WILBERG, 1975)
La primera fase es esencial para recopilar la mayor cantidad de información posible acerca de las
características del adversario y de los determinantes situacionales que van a ser fundamentales en
la competición. Esta información habrá que obtenerla de de cuatro fuentes fundamentales:
a) Las experiencias propias de anteriores confrontaciones.
b) El visionando de S.T.D. con otras adversarios semejantes.
c) El registros de sus peculiaridades competitivas y estilo de decidir a través de la
observación directa.
d) La información de técnicos o de deportistas de confianza sobre las peculiaridades de
su preparación y de su forma de competir.
Esta información estará relacionada con sus preferencias de trabajo, sus características físicas,
técnicas y psicológicas más importantes y sus preferencias al decidir tácticamente, analizando
detenidamente sus actuaciones con otros equipos o adversarios del mismo estilo que nuestro
deportista o equipo, y, sobre todo, el posible si existe una preferencia en sus modelos táctico-
decisionales (M.T.) que pudieran ser empleados contra nuestro deportista o equipo. De lo que se
trata es de obtener el conocimiento adecuado que permita plantear cómo pudiera ser el
comportamiento táctico del adversario en el encuentro o el partido, en definitiva, es muy
importante poder prever cuáles van a ser sus posibles decisiones durante la competición.
Somos conscientes de que es difícil saber exactamente lo que puede ocurrir (incertidumbre del
acontecimiento), cuándo y cuántas veces puede durar( incertidumbre temporal) y dónde lo podrá
llevar a cabo (incertidumbre espacial). Estas circunstancias puede generar unos niveles de
191
incertidumbre que afecte a la seguridad y eficacia del propio modelo y a la consistencia de los
comportamientos tácticos de nuestro deportista o equipo, de ahí que sea necesario trabajar con
informaciones diversas referidas:
a) Al entorno situacional.
• La presencia de espectadores y su cercanía al terreno de juego.
• La climatología: Temperatura, Sol, Humedad, Viento.
• Las peculiaridades del terreno de juego: Material, Orientación, Dimensiones.
b) Al adversario.
• Conocidas: Experiencias propias de confrontaciones anteriores o similares.
• Experiencias Vicarias.
• Desconocidas: Modelos Tácticos de los oponentes.
c) Modalidad deportiva.
• Conocidas: Normativa, Material etc.
• Desconocidas: Juicios arbitrales.
Cuando un entrenador trabaja con información incompleta y los deportistas perciben esta
carencia puede sentir una gran ambigüedad y surgir dudas acerca de las posibilidades de superar
a ese adversario, lo que terminará condicionando todo el sistema táctico. En estos casos el
deportista debe incorporar a su modelo táctico unos recursos que le permitan eliminar cualquier
desventaja que se pueda producir durante esos momentos de incertidumbre en el juego. Debe de
estar preparado ante lo imprevisto y hacer gala de una buena preparación psicológica que le
permita afrontar sin demasiados problemas la confrontación con un adversario o con un equipo
desconocido.
192
9.1.2. Segunda Fase: Formulación y Desarrollo de Recursos Táctico-Decisionales.
Durante el proceso de entrenamiento y en la primera fase, se han trabajado los aspectos tácticos
conocidos más importantes de los oponentes, asociándolos a los estímulos mediadores que
pueden estar presentes en estas situaciones, y se han practicado y simulado las posibles
respuestas anticipatorias eficaces. Naturalmente se utilizan unos criterios técnicos específicos
para cada caso, los cuales surgen de la relación que existe entre las características del oponente
analizadas y la estrategia de combate decidida. Esta formulación se realiza teniendo en cuenta
tres objetivos:
• Generar la mayor cantidad posible de respuestas tácticas.
• Eliminar los juicios previos.
• Buscar combinaciones de los posibles recursos.
• Verificar la utilidad y eficacia de dichos recursos.
Esta práctica simulada debe de ser lo más ajustada posible a la realidad de los movimientos
técnicos o a las acciones tácticas de los equipos oponentes, poniendo a los deportistas ante la
necesidad de resolver todos los problemas o dificultades que surjan de las situaciones técnico-
tácticas posibles del equipo o deportista oponente. Entrenar a los deportistas hacia lo que pueda
ocurrir le dispone para poder responder con eficacia a las novedades, ajustar mejor sus
movimientos técnicos y tácticos para neutralizar la ofensiva del oponente. Se trata de buscar en
nuestro almacén de memoria aquellas los modelos mentales tácticos, las configuraciones de
juego posibles, tanto de forma individual como colectiva, dispuestas para poder ser aplicadas a
las situaciones que surjan en la competición.
193
9.1.3.Tercera Fase: Selección del Modelo Táctico Decisional
El modelo táctico seleccionado en el entrenamiento y que servirá para afrontar una determinada
situación durante la competición, surgirá de la comparación de nuestro propio modelo con el del
adversario y, a partir de las diferencias que se observen, determinar el curso de acción de mayor
utilidad y eficacia, seleccionando para ello los recursos tácticos más adecuados para resolver la
situación favorablemente. Por esta razón es necesario establecer una prioridad a la hora de
seleccionar dichos recursos, prediciendo las consecuencias y dependencias entre cada uno de
ellos. Para mantener una actitud ofensiva y anticipatorio, los recursos seleccionados deberán de
cumplir dos principios: Alto nivel de probabilidad y Bajo nivel de riesgo.
Solamente tendrán cabida en el Modelo Táctico aquellos recursos que cumplan estos dos
principios, completándolo con aquellos otros que posibiliten la destrucción del sistema ofensivo
del adversario, reduciendo sus posibilidades de logro a la mínima expresión. Es conveniente que
dentro del modelo seleccionado existan varias opciones, ya que si se contempla una sola, o un
número reducido de ellas, disminuye la probabilidad de que sea eficaz. A veces ocurre que no se
sabe reconocer las mejores alternativas entre las disponibles o que no se pondera adecuadamente
la valía de sus consecuencias para resolver la situación favorablemente. Todo esto tiene que estar
claramente definido, decidido y concretado. Como anteriormente hemos señalado el M.T. surge
de la comparación realizada entre el M.T. del adversario y el propio, y los criterios que se
utilizan para seleccionar los recursos que van a constituir dicho M.T. son los siguientes:
194
ofensivo. Incluso en aquellas situaciones más ventajosas, es prioritaria la aplicación de este
criterio: destruir el sistema ofensivo del oponente, incluso sacrificando parte de nuestro sistema
ofensivo lo que supone tener que tomar decisiones arriesgadas. Esto hace que aumente la eficacia
del modelo seleccionado y que disminuya el riesgo de fracaso.
En relación al nivel predictivo, las tareas que vamos a utilizar para construir el modelo táctico
deben estar asociadas a estímulos y señales mediadoras con un alto nivel de probabilidad de
ocurrencia. Si carecen de esta cualidad no son interesantes desde un punto de vista táctico, ya
que ésta es la base de la anticipación. Cuando el nivel de predicción sea alto se podrán plantear
respuestas anticipatorias, pero cuando éste sea bajo será la improvisación y la ocurrencia las que
adquieran mayor relevancia. En unas declaraciones realizadas por Miriam Blasco posteriores a
los Juegos Olímpicos de Barcelona afirmaba que " la competición se desarrolló en más de un
90% tal y como lo habíamos planteado; no ocurrió nada importante que no estuviera previsto".
A continuación ofrecemos una tabla con cinco niveles diferentes para cada aspecto de este
criterio, que al sumarlos (Cuadro 8.1.) posibilita la cuantificación de forma objetiva la "utilidad
esperada" de cada recurso seleccionado.
CUADRO 8.1.
C AT E G O R IAS D E N IV E L D E U S O Y P R O B AB IL ID A D .
M u y a lto ............... 5
Alto ........................ 4
M e d io .................... 3
B ajo ........................ 2
M u y B a jo ............. 1
B) Nivel de riesgo. Es necesario tener en cuenta el nivel de riesgo que comporta cada uno
de los elementos que vayamos a seleccionar. La ejecución de los recursos tácticos seleccionados
195
para construir el modelo tendrá necesariamente un bajo nivel de riesgo. El riesgo es un factor que
debe de ser reducido a su mínima expresión siempre que sea posible.
b) Elección de recursos.: La exactitud en los juicios sobre la eficacia personal de cada recurso
facilitará acertadamente la elección de los mismos. Los más adecuados son los que exceden
ligeramente de la propia capacidad real.
c) Intensidad de esfuerzo y Persistencia. Un alto nivel de eficacia hace que el deportista aumente
sus niveles de esfuerzo y persistencia en sus entrenamientos, manteniendo los niveles de reto y
de confrontación adecuados para poder acometer cualquier competición con cualquier
adversario.
196
El deportista, al trabajar con supuestos, siempre debe de estar dispuesto a modificar el modelo
seleccionado porque siempre suceden cosas no previstas, lo que hace necesario realizar pequeños
ajustes para adaptarse mejor a las necesidades del momento. A veces, en las competiciones
ocurre que la situación presente no se corresponde con lo previsto y, por lo tanto, el modelo
táctico seleccionado no era el más adecuado para resolver eficazmente dicha situación.
Evidentemente en estos casos lo más importante es realizar una reevaluación de la situación,
darse cuenta de lo que realmente está ocurriendo, e introducir los cambios tácticos necesarios
dentro del modelo que nos permitan adecuarnos a las necesidades de la situación competitiva.
El error en las apreciaciones conlleva un error en las decisiones y esto a su vez provoca un error
de selección del modelo táctico inadecuado que, a través de un comportamiento ineficaz,
conduce a la derrota. Por lo tanto, una vez detectados por el entrenador o deportista los desajustes
entre las necesidades de la situación presente y el modelo táctico seleccionado, no deberá existir
ninguna necesidad para que sea modificado inmediatamente. La adaptabilidad es una de las
cualidades que debe presidir el comportamiento experto.
La consolidación del S.T.D. se produce a través de la práctica diaria de los diferentes recursos
tácticos ensamblados en diferentes modelos. Se supone que el deportista posee un determinado
bagaje de respuestas motrices que puede utilizar en una determinada situación. Para mejorarlas y
desarrollarlas, es necesario entrenarlas en situaciones lo más cercanas a la realidad que sea
posible, reproduciendo fielmente el contexto en el que se van a utilizar. Una vez realizado el
diseño del M.T., con su práctica lo que conseguimos es la automatización de las interacciones
que se producen entre los recursos que constituyen dicho modelo. Este proceso de mejora supone
una serie de modificaciones:
197
Practicando con ojos cerrados. En los deportes de interacción indirecta se puede utilizar
el sonido del golpe o una señal después de iniciada la acción técnica. Con esto
pretendemos reducir el tiempo de respuesta del deportista a las acciones previstas, las
acciones no previstas y a las acciones sucesivas ordenadas y
desordenadas.Distorsionando o ocultando la información real. En los deportes de
interacción indirecta es más fácil enmascarar la situación, ya que el deportista carece de
sensaciones propioceptivas. La posibilidad de utilizar la vía propioceptiva dificulta este
enmascaramiento.
b- Sobre el curso de las acciones. La variación del curso de la acción iniciada es otra
forma de dificultar las condiciones reales, bien intentando modificar la decisión tomada,
o bien introduciendo elementos perturbadores dentro de la propia ejecución. Cuanta
mayor consistencia tengan los movimientos del deportista en su fase de preparación y
principal, mayores posibilidades de alcanzar el logro tendrá. Por esto es necesario
construir y entrenar los recursos tácticos con gran cantidad de elementos idénticos entre
ellos, pero también es cierto que estos recursos tienen que estar disponibles para
adaptarse a las perturbaciones que puedan venir derivadas de la propia dinámica de la
competición.
198
competir, sino que estos colaboradores cumplen un papel, simular a los futuros oponentes en
situaciones construidas por el entrenador.. Es factible el empleo de tres posibilidades:
a) La reproducción del modelo del adversario previsto.
b) La introducción de variaciones en dicho modelo previsto.
c) La actuación libre del colaborador con M.T. propio.
Los objetivos que se pretenden alcanzar con la práctica continua de estos simulacros son los
siguientes:
1- Fortalecer la capacidad de anticipación y la toma de decisiones en situaciones de
diferente grado de urgencia.
2- Aprender a destruir la capacidad ofensiva del oponente empleando diferentes
recursos tácticos..
3- Dominio de los ritmos de actuación:
o Ritmo psicológico: Cambio en las decisiones.
o Ritmo fisiológico: Alternancia de las intensidades.
o Ritmo técnico: Alternancia en el empleo de los recursos técnicos en situaciones
tácticas de diferente exigencia.
199
9.1.4.2. Visionado de los M.T.
Ya se ha comentado en capítulos anteriores el papel tal relevante que juega el ver a otros
competidores actuado y pensar en lo que se podría hacer. Una de las grandes características de
los expertos es que emplean mucho tiempo en el visionado de los modelos tácticos de sus
oponentes. De ahí la importancia que tiene el realizar filmaciones durante el entrenamiento que
nos proporcione una interesante información visual tanto del nivel de ejecución de los diferentes
recursos como del simulacro de competición para su posterior visionado y análisis. Las
posibilidades de montaje que existen en la actualidad permiten acometer objetivos muy variados,
de carácter técnico, táctico y psicológico. Es adecuado recordar que es recomendable visionar las
secuencias de las mejores acciones realizadas en el entrenamiento y no solamente centrar la
tención en los errores cometidos.
9.4.1. Etapa de Automatización. El principal objetivo de esta etapa es combinar los diferentes
recursos que van a constituir cada M.T. Aunque un recurso pueda ser válido aisladamente, es
necesario comprobarlo dentro del propio modelo, analizando las posibles influencias que pueda
ejercer sobre el resto de los elementos; en el caso de que estas influencias fuesen negativas,
habría que plantearse la exclusión de dicho recurso. Pensemos que en numerosas ocasiones una
debilidad en los recursos psicológicos afecta a la toma de decisiones y afecta de forma notable a
200
la actuación técnica de los deportistas. La simulación de las competiciones es una vía excelente
de ponerlos en acción y que funcionen de forma sistémica.
Una vez recorridas las diferentes fases, el reto está en aplicarlo, en ponerlo en acción y
comprobar que realmente funciona, que el deportista decide y lo hace correctamente, que sus
recursos funcionan de forma armónica, que los logros serán posibles de ser alcanzados. Es en
201
este punto donde se necesita resaltar el papel que ciertos comportamientos tienen de cara a la
competición.
9.1.6.1. El Afrontamiento.
Este proceso tiene dos direcciones diferentes, pero a la vez dependientes entre sí, por un lado
orientado hacia las emociones:"Regulador emocional" y por otro orientado hacia la situación de
juego: " Elegir y Ejecutar el M.T.".
En este caso se procura que el deportista dirija su esfuerzo y atención hacia la optimización de su
estado de ánimo. Esta optimización se puede conseguir a través de tres vías:
202
sus convicciones y eliminando las posibles dudas y preocupaciones que puedan surgirle en estos
momentos.
La competición deportiva debe ser contemplada como algo deseado, como un reto.
203
ocurra esto, para poder instrumentalizarlo y dirigirlo hacia la competición y poder alcanzar su
máximo rendimiento.
Esta es la manera de conseguir niveles de actuación por encima de los previstos, la forma de batir
marcas personales, de obtener records, en definitiva, de superar cualquier obstáculo que se
interponga en el camino de conseguir la victoria. El deportista debe ser consciente de que son
situaciones únicas que generan mucha tensión; y nota cómo se va cargando poco a poco: cuando
llega al estadio, al tatami, a la cancha o a la zona donde competirá. La contemplación de sus
amigos, de sus adversarios y de su familia, eleva todavía más la tensión, pero todo ello se
desvanecerá cuando ponga el pie en el terreno de juego en la cancha o en la zona de combate,
entonces el sistema se pondrá en funcionamiento con un solo objetivo hacerlo lo mejor posible y
desplegar todo el esfuerzo necesario para alcanzar el mayor logro posible.
En este caso la atención del deportista está relacionado con las exigencias que plantea el juego,
concretamente los determinantes situacionales. Ante esta situación ¿qué se puede hacer?. La
contestación a esta pregunta no lleva a clarificar este proceso considerando:
204
incertidumbre, lo que hará posible: a)- La existencia de respuestas anticipatorios y b)- Aumento
de control sobre la situación.
Una vez hemos realizado todo el procedimiento anterior se elige el modelo táctico específico,
que estará compuesto por una serie de recursos comportamentales preparados durante el
entrenamiento. A partir de la comparación realizada entre el modelo táctico del adversario y el
propio, se eligen los elementos que van a configurar el modelo táctico específico, priorizando
una serie de criterios respecto de otros. Posiblemente sea la parte más importante y delicada del
proceso táctico. Estos criterios señalados anteriormente son: a) Destructivo-Constructivo; b)
Utilidad esperada; c) Nivel de riesgo; d) Economía de esfuerzo; e) Auto-eficacia y f)
Flexibilidad y Adaptabilidad durante la ejecución.
205
encontramos a un conjunto de excelentes jugadores faltos de una red que los relacione entre sí
con un solo objetivo, superar al oponente, para desesperación del entrenador.
206
Visualizar es una excelente técnica para simular la propia actuación
Esta fase adquiere gran relevancia en aquellos deportes en los que no existe un horario concreto
y exacto de salir al terreno de juego, es decir, no se puede predecir la hora exacta para iniciar la
competición, o en los que se produce un lapsos de tiempo lo suficientemente largos como para
afectar el nivel de afrontamiento. Como medida de prevención es necesario tener previsto una
serie de recursos tácticos de carácter psicológico dentro del sistema, por si se produce unos
lapsos de tiempo excesivamente largos que pueda afectar el nivel de mentalización del
deportista. Durante la semifinal de la Olimpiada de Atlanta 1996, cuando una judoca Y. Soler
salía al tatami para disputar la semifinal, de repente, la organización decidió esperar sin previo
aviso 2-3 minutos por horarios televisivos. La verdad es que ella estaba muy concentrada en
iniciar el combate y le sorprendió lo que sucedía, alterando ligeramente su estado de
rendimiento.
Al retornar al tatami 3 minutos más tarde, perdió la concentración y a las primeras de cambio su
adversaria le marcó hippón, sin enterarse de lo que había sucedido. Quizás si hubiera dispuesto
de un recurso para manejarse en esta transición, el resultado del combate hubiera sido diferente.
Las esperas son habituales en numerosos deportes por lo que debe ser considerada en el sistema
táctico.
Por lo tanto esta fase comienza con la finalización de la fase anterior y dura hasta el inicio de la
combate. Una vez finalizada la fase anterior es necesario mantener los logros conseguidos
durante la misma y que caracterizan su disposición para el combate, es decir, un alto nivel de
concentración y un estado óptimo de activación emocional. Es un tiempo de espera que a veces
se hace eterno y en el que pueden ocurrir muchas cosas. Esos 10 minutos finales antes de salir a
competir son fundamentales y es necesario tener unos recursos que nos hagan mantener el estado
conseguido.
Los elementos que utilizamos para conseguir mantener a la deportista en ese estado son:
207
a) Pensamientos positivos. Estos pensamientos positivos relacionados con las expectativas de
resultado presentes (auto-confianza), bien con experiencias pasadas positivas en situaciones
semejantes, o bien con otros tipos de pensamientos que le ayudan a mantener la concentración.
"Imagínate que lo ves todo como si estuvieras fuera de la situación y te ves a ti misma haciendo
lo que tienes que hacer en cada momento. Es maravilloso sentirse así, es como un sueño”
(Miriam Blasco, Barcelona-1992).
b) Práctica mental del M.T.. seleccionado. Es de vital importancia repasar mentalmente los
contenidos del modelo elegido, sobre todo en su nivel de aplicación, imaginando todo tipo de
posiciones, desplazamientos y situaciones. La velocidad de ejecución, la anticipación y la
improvisación en situaciones no esperadas son elementos que no deben de faltar en estos
pensamientos positivos.
208
situación concreta. El deportista debe analizar lo que en el inicio del juego está ocurriendo y
determinar el nivel predictivo de los supuestos planteados anteriormente. Este proceso re-
evaluativo es importante en todos los deportes de adversario, pero en los de interacción directa
son vitales, dado que existe un mínimo de tiempo para analizar y decidir correctamente.
Pueden ocurrir dos cosas:
• Alto nivel predictivo. Se mantiene el M.T. seleccionado realizando pequeños reajustes que no
afectan al mismo. En este caso se priorizarán todos los recursos tácticos que estén basados en la
anticipación. Es decir, con un alto nivel predictivo sobre la situación de juego, el deportista
centrará su atención en aquellos aspectos del combate que le permitan anticiparse a las acciones
de su oponente.
• Bajo nivel predictivo. Es necesario introducir cambios en el M.T. previsto o incluso reducirlo
a su mínima expresión, a través del enmascaramiento, para evitar el desconcierto que
inicialmente pueda suceder. Estos cambios se deben de realizar rápidamente, instantáneamente,
dado que en esos momentos de desconcierto señalados puede decidirse el resultado de la
competición.
209
cada modalidad deportiva, y estarán directamente relacionadas con la cantidad de tiempo
disponible que tenga el deportista para realizar los ajustes señalados así como de los recursos
tácticos que posea para neutralizar el M.T. que utilice su oponente.
Hemos observado con frecuencia en numerosas competiciones como el/la deportista en esos
momentos de desconcierto, provocados por el bajo nivel predictivo sobre la situación y
careciendo de respuestas específicas, entra en una fase de inactividad competitiva que le
conduce a la derrota.
Para poder conseguir los objetivos propuestos es necesario ejercer un control continuo sobre la
situación de juego. Qué y cómo se ejecuta son decisiones que en gran medida se han tomado
anteriormente, pero "cuándo" se ejecutan es lo que falta por decidir, y para esto es necesario
tener una buena capacidad de autocontrol que permita regular dichas acciones. Los elementos
que contribuyen a su funcionamiento correcto son:
Siempre al finalizar cada competición se debe valorar las consecuencias que han tenido las
acciones realizadas y del cómo y cuándo se han producido. Por lo tanto, es necesario orientar la
evaluación por un lado hacia el proceso y por otro, hacia el resultado. Se produce a partir de la
información que nos suministra el C.R., e influye en todo el proceso de toma de decisiones.
210
Distinguiremos los tipos de evaluación en función de la influencia que tenga cada C.R. Está
íntimamente relacionada con el proceso de toma de decisiones. Las conclusiones de ésta
evaluación producen un fenómeno de retroalimentación que se introduce en el sistema a través
del entrenamiento y cierran el circuito. Los tipos de evaluación que pueden llevarse acabo son las
siguientes:
• 9.1.10.1.. Concurrente. Es la evaluación que se realiza durante la ejecución del propio S.T.D.
e influye en dicha ejecución. Es una fase en la que coinciden la ejecución y la evaluación
simultáneamente. Durante la ejecución del S.T.D., el deportista debe realizar una evaluación
continua de lo que esta ocurriendo momento a momento; debe de constatar que los supuestos
previstos se están produciendo, y que la elección previamente realizada del M.T., se ajusta a lo
que ocurre dentro del juego o dentro del combate. Los aspectos más importantes que debe
contemplar esta evaluación son:
211
9.1.10.2. Inmediata. A través de la observación directa tenemos una información de lo que ha
ocurrido. Esta información se reintroduce en el S.T.D. y ayuda a corregir las deficiencias que se
hayan producido o ayudan a detectar y eliminar los posibles errores que se hayan cometido.
Influyen en las decisiones que se toman para afrontar los siguientes combates o juegos dentro de
la misma competición. Es conveniente reforzarse con las experiencias positivas que se hayan
producido en el transcurso de la competición hasta ese momento, y que van a servir para
aumentar el nivel de autoconfianza y fortalecer la consistencia psicológica. Sabemos que cada
adversario posee características propias, que cada partido o combate tiene unas necesidades
diferentes, que han sido analizadas y estudiadas anteriormente y, si actuamos eficazmente a
medida que va transcurriendo el juego, debemos de utilizar esta experiencia para abordar las
siguientes dificultades.
Es importantísimo resaltar que en esta forma de evaluación sólo se debe de contemplar acciones
de máxima eficacia realizadas, desechando cualquier evaluación crítica o negativa del
comportamiento que haya realizado el/la deportista en el periodo de juego o combate finalizado.
Desgraciadamente he contemplado en numerosas ocasiones que los entrenadores una vez
finalizado el combate y a pesar de obtener un resultado favorable, centran su atención en los
aspectos deficientes de la ejecución del M.T., recalcando "las cosas que se han hecho mal"; esto
no sirve de ayuda para la misma competición, sino más bien es un perjuicio. Al deportista en
estos momentos hay que ayudarle a centrar su atención en los comportamientos acertados y
eficaces que se han producido durante el periodo de juego que acaba de finalizar.
9.1.10.3. Retrasada.
Es necesario visionar numerosas veces secuencias de los momentos más difíciles de las
competiciones realizadas. A través de este visionado periódico se van detectando pequeños
errores en las acciones o decisiones que en un principio eran consideradas insignificantes pero
que con un profundo análisis se descubre su trascendencia. Esta observación necesaria permite
detectar ligeros movimientos que están asociados a las acciones reales de ataque del adversario,
es decir, son los estímulos desencadenantes de las acciones. Al percibir esta asociación entre esos
dos movimientos, podemos introducir una acción anticipatoria específica en nuestro M.T.
Se evalúa tanto el proceso como el resultado, los aciertos como los errores, intentando introducir
cambios en los propios modelos utilizados que supongan una mejora del propio modelo. En el
212
fútbol americano muchos entrenadores dicen que el mejor modelo táctico para afrontar una
competición es "el modelo del día siguiente", refiriéndose a la importancia que tienen las
decisiones que se toman una vez finalizada la competición. En la medida que ese "modelo del día
siguiente" no necesita introducir modificaciones, estaremos ante un modelo óptimo de aplicación
del S.T.D. Establecer las diferencias o semejanzas que se produzcan entre estos dos modelos,
modelo ejecutado "modelo día siguiente", nos ayudará a evaluar acertadamente el
comportamiento del/la deportista en el transcurso de una competición.
213
Reflexiones Finales
Estimado lector si ha llegado hasta este punto quiere decir que el asunto le ha resultado de interés
y que habrá tenido no pocas reflexiones, algunas de ellas críticas con lo planteado. Esa era
nuestra intención, y si lo hemos conseguido ha merecido la pena. Le invitamos a participar de
este esfuerzo siempre tiene la oportunidad de ir a las fuentes y tratar de extraer de ellas lo que
nosotros no hayamos sido capaces de ofrecerle.
Llegar a ser un buen decisor en el deporte y hacer que esta competencia forme parte de todo el
conjunto de recursos necesarios para tener éxito es un largo y deliberado proceso con miles de
horas de práctica y entrenamiento. Hemos tratado de ofrecerle en la primera parte los aspectos
que permitieran comprender el complejo proceso de decidir en el deporte, y en la segunda nos
hemos decidido por proponer ideas que favorezcan su desarrollo e integración en lo que pudiera
ser el plan global de entrenamiento. El que lo hayamos conseguido o no lo dejamos a su
valoración.
Nuestra intención ha sido el llevar al terreno lo que habitualmente se encuentra en las revistas y
textos especializados como líneas actuales de investigación. El atrevimiento ha sido grande, pero
como indica la frase de Publio Siro que da comienzo a este libro, nadie sabe de lo que es capaz
hasta que se pone en ello, y así ha sido.
Ha sido difícil encontrar un lenguaje en el que se vieran reconocidos los diferentes deportes en
los que la decisiones fundamental, confiamos de la habilidad de los lectores para establecer los
cambios y adaptaciones pertinentes, al fin y a la postre de eso se trata, de incitarles a adaptase
constantemente. No es nuestra intención que acepten de forma ciega lo que se propone en este
texto, pero sí que reflexionen y piensen en la necesidad de desarrollar esta competencia desde
temprana edad para optimizarla en los altos niveles de pericia.
Los autores
214
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227
ANEXO 1
Estimado/a deportista
A continuación te presentamos una serie de frases que están relacionadas con tu forma
de pensar, sentir y actuar en tu deporte. No se trata de ningún examen, por lo tanto, no
existen frases mejores o peores, sino tus propias respuestas, siempre que éstas sean sinceras.
Lo que deseamos conocer es qué piensas, qué sientes y qué haces ante situaciones de
diferente complejidad en tu deporte. Por ello, te pedimos que leas atentamente cada una de las
frases de esta lista y nos indiques con sinceridad tu grado de acuerdo o desacuerdo con ellas. El 1
es el máximo desacuerdo con la frase y el 4 el máximo acuerdo. Rodea con un círculo el
número que más se acerque a tu opinión.
No es necesario que pongas tu nombre. Te aseguramos que todas tus respuestas serán
tratadas de manera confidencial y consideradas en el más absoluto anonimato, respetando tu
derecho a la intimidad.
228
CETD-2000 © Ruiz, Graupera y Sánchez 2000
229
CETD-2000 © Ruiz, Graupera y Sánchez 2000
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SOBRE LOS AUTORES
231