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PLANTIN Christian - La Argumentacion
PLANTIN Christian - La Argumentacion
mentación
í ,o.A
Barcelona
Diseño cubierto: Vicente Morales
Título original:
L ’argum entation
Traducción de
A m pa r o T u s ó n V a l l s
ISBN: 84-344-2819-9
Impreso en España
1998. - Talleres L i b e r d ú p l e x , S. L.
Constitución, 19 - 08014 Barcelona
LO QUE LA ARGUMENTACIÓN
DEBE A LOS SOFISTAS
a) La c a t á s t r o f e o r ig in a l
a) L a «a n t if o n ía »
b) L a p a r a d o ja
c) Lo PROBABLE
9
Sin embargo, los cálculos que tienen en cuenta a la
vez lo probable humano y el conocimiento que de ello
se puede tener conducen a paradojas de un nqevo
género, evidentemente señaladas por los sofistas:
d) La d i a l é c t ic a
10
como locutor (véase capítulo 4, C, d). Después de Pla-
tón, el aristotelismo se construirá como una crítica de
la lengua natural, crítica que debe permitir estable-
cer verdades científicas que se sustraigan a los equívo-
cos de los sofistas (véase capítulo 5).
11
Ca p í t u l o 2
LOS ESTUDIOS
DE LA ARGUMENTACIÓN
a) La a r g u m e n t a c ió n e n l a r e t ó r ic a
13
mos actualmente una reseña en Éléments de rhétoñque
classique, de M. Patillon (Nathan, 1989). Sobre esta
cuestión deben distinguirse dos puntos de vista.
• El análisis del proceso argum entativo enume-
ra las diferentes etapas que conducen al producto aca-
bado, el discurso argumentaclo. Tomamos aqu( dis-
curso) en el sentido tradicional del término: un conjun-
to de actos de habla planificados, terminados, qpe se
dirigen a un público en el seno de un marco institucio-
nal concreto. La retórica antigua distingue el discurso
cíe la deliberación política (género «deliberativo»), el
discurso del tribunal (género «judicial») y el discurso
de la alabanza y de la reprobación (elogio y censura,
género «epidcíctico o cpidíctico»).
El cristianismo añadirá especialmente el discurso
de la exhortación religiosa; la Alta Edad Media, el
género epistolar; la época contemporánea, la publici-
dad y la inform ación m ediática. Del mismo modo
permitirá la evolución del discurso de la decisión polí-
tica hacia el de la propaganda ideológica.
La retórica antigua distingue cinco etapas en la
producción de un discurso argumentado:
14
palabras y con frases. Se proporciona musculatura
lingüística al esqueleto argumentativo.
— Las dos últimas etapas son las de la «memori-
zación» del discurso, necesaria puesto que tiene que
transmitirse ante un público, en el transcurso del últi-
mo y decisivo momento retórico, el de la «acción». En
la memorización y la acción, e! trabajo del orador se
asemeja al del actor.
b) La a r g u m e n t a c ió n c ie n t íf ic a
15
La argumentación en una lengua natural maneja
conjuntamente la lógica y la retórica. Las teorías pio-
demas de la argumentación se esfuerzan por articular
esas dos formas de argumentación sin por ello redu-
cirlas.
16
C LOS REFUNDADORES DE LOS AÑOS CINCUENTA
17
mentación. Se le opusieron críticas que recusaban las
nociones de «autor» y de «intencionalidad». Se veía
en las prácticas argumentativas una tentativa ilusoria
del sujeto por convertirse en dueño de su discurso.
Se oponía a la argumentación los determinismos «in-
conscientes», socioeconómicos o psicoanalíticos, que
condicionan la palabra en profundidad. Por otra par-
te, las visiones de la época privilegiaban las formas
de las «luchas radicales», completamente opuestas al
programa de negociación y de mediación social con-
ducidas de forma racional que acompañan a menudo
a los estudios de argumentación.
Sin duda ello explica que Perelman encontrara pri-
mero su público en el seno de medios que se interesan
por el discurso jurídico, donde la argumentación en
lengua natural es una preocupación constante, así
como en Estados Unidos, en los departamentos de
ciencias del discurso (Speech Dcpartments) , donde el
contacto con la retórica nunca se había perdido.
b) Los a ñ o s se t e n t a : c r ít ic a d e l o s pa r a l o g is m o s
Y LÓGICA NO FORMAL
18
suceplibles de un estudio formal. Esta obra está en el
origen del renacimiento del análisis crítico de las
argumentaciones, especialmente en los trabajos de
J. Woods y D. Walton, y, en general, de las corrientes
de estudios que se declaran partidarios de la «lógica
formal».
• J. A. Blair y R. H. Johnson (1989) han recogido
en Informal Logic un conjunto de textos que, a través
de la idea-eslogan de lógica no formal, marcan una
ruptura con una concepción del análisis argumentati-
vo exclusivamente adosado a la lógica elemental.
Estas investigaciones se pueden leer especialmente en
la revista canadiense Informal Logic.
* En los países anglófonos, particularmente en
Estados Unidos, esos años representan un «giro argu-
mentativo» en los departamentos de ciencias del dis-
curso y en ciertos departamentos de filosofía, en los
que la reflexión crítica sobre las argumentaciones en
lengua natural vienen a completar una enseñanza has-
ta entonces preocupada principalmente por la lógica
matemática elemental. Esta evolución se acompaña de
una multiplicación de las obras teóricas y prácticas, en
lengua inglesa, consagradas a la argumentación.
c) T e n d e n c ia s r e c i e n t e s : l a s p ra g m á tic a s
DE LA ARGUMENTACIÓN
19
(1962), Cómo hacer cosas con las palabras, y en espe-
cial en la versión de J. R. Searle (1969) Actos de habla.
Ésta investigación gener^ con la
teoría de la conversación propi esta por H. P. Grice
(191^) Lógica y conversación. Estos nuevos enfoques
han hecho posible el estudio de argumentacione3 con-
sideradas «cotidianas» o «comunes», que se producen
fuera del marco institucional. Ello ha permitido medir
el alcance de las evoluciones que han experimentado
los «grandes géneros» retóricos y superar esta noción
de género para ir hacia el estudio del debate argumen-
tado en general, sea o no polémico.
Hay cinco direcciones de investigación relaciona-
das con la pragmática.
• La «pragmadialéctica»
20
concepción original de la argumentación. La noción
misma de argumentación se redefinió a partir del
campo de la lingüística «de la lengua», especialmente
a partir de una obra de J. C. Anscombre y O. Ducrot
(1983) con un título programático: La argumentación
en la lengua. Esta investigación ocupa un lugar aparte
en el ámbito de los estudios de argumentación (véase
capítulo 12).
• «Lógica pragmática»
21
Ca pít ul o 3
^-LENGUAJE Y METALENGUAJE
DE LA ARGUMENTACIÓN
a) L a RELACIÓN ARGUMENTATIVA
23
El motiva, justifica, legitima, defiende, funda-
menta,
perm ite creer, decir, pensar q u e...
apoya, im p lica...
causa, explica, prueba, dem uestra... E2
El se presenta como una buena razón para i|dmi-
li r, creer... E2
El se enuncia para, en vista de, con ia intención do
hacer aceptar, hacer hacer, hacer decir... E2
24
Lal, no escapa al destino común de las palabras de la
lengua, que consiste en funcionar en red. Este hecho
tiene consecuencias segaras para la reflexión sobre la
argum entación.
El texto siguiente» producto de un montaje de tér-
minos frecuentem ente asociados con la argum enta-
ción, perm ite hacerse una primera idea de esa red. Se
han recom puesto algunos elementos recurrentes de
ese campo «estereotípico» o «asociativo» en forma
de un discurso espontáneo sobre la argum entación,
es decir un m etadiscurso. Su organización se deja
recorrer según las líneas siguientes:
25
ideas, donde las opiniones se confrontan, cncuenlran
objeciones y se refutan: la multiplicación de los puntos
de vista conduce a la tolerancia, lo cual no implica que
se renuncie a convencer ai interlocutor. Supone un
distanciam iento que permite elegir lo mejor.»
«Pero es preciso desconfiar de este aspecto angeli-
cal. La discusión se convierte fácilmente en disp uta.
La argum entación es una actividad sospechosa, con
sus paralogismos, sofismas, seudo-razonamientos cap-
ciosos y falaces. Deja el campo libre a las argucias y a
la mala fe. El argum entador se convierte en un razona-
dor, un quisquilloso, un sofista. La argumentación no
es mas que la máscara de una pura relación de fuer-
zas: entonces, el esfuerzo consiste en poner a punto las
estrategias, en utilizar arm as para ganar, en un com -
bate al que pone fin el hecho de mantener una argu-
mentación capaz de dar una vuelta de tuerca más
sobre el adversario a quien se ha hecho perder el hilo
de su discurso.»
26
mentación, pero que no se obtiene por !o mismo un
razonamiento o
c) Nec e s id a d d e e l e c c ió n
27
decisión de especializar los dos térm inos, de i:al
m anera que reproduzca el corte que opone las cien-
cias de la naturaleza (en las que reina la prueba) a
las ciencias hum anas (que se com entan con el (irgu-
mento). Esta postura es cercana a la de la «Nueva
Retórica».
® Hemos visto que el discurso sobre la argum en-
tación contiene un subdiscurso polémico, que abre
una dirección crítica. La co m en te que relaciona el
estudio de la argum entación al de ¡os paralogismos se
desarrolla en esa dirección, pero no todas las teoriza*
ciones de la argum entación la han tenido en cuenta.
Así, queda radicalm ente fuera de la teoría de la argu-
mentación «en la lengua».
28
les hem os dado una form ulación contrastada. Cada
una delim ita una cuestión. En función de las res-
puestas, im plícitas o explícitas, que se den a esas
cuestiones, nos encontrarem os más bien en una o en
otra teoría de la argum entación. Así pues, cada teo-
ría se caracteriza por un haz de respuestas, que quie-
ren ser coherentes, a ese haz de cuestiones. De form a
recíproca, esas teorías no pueden com prenderse si
no tenem os en cuenta las cuestiones que las han pro-
vocado.
d) C u e s t i ó n 1: L e n g u a j e / P e n s a m i e n t o
b) C u e s t i ó n 2: L e n g u a / D i s c u r s o
29
• El h ab la siem pre es necesariamente argum enta-
tiva. Es un resultado concreto de ia enunciación en
situación. Todo enunciado trata de actuar sobre su
destinatario, sobre el otro, trata de transform ar su sis-
tema de pensamiento. Todo enunciado obliga e incita
al otro a creer, a ver, a hacer, de forma diferente. E!
estudio de la argum entación es una psicolingüística o
una sociolingüíslica.
• Sólo algun o s d iscu rso s son argumentativos. La
argum entaíividad se ha de buscar en un modo de
organización de los discursos. Esta posición es la
de las teorías clásicas de !a argum entación retórica.
d) Cu e s t ió n4: E l e s t u d i o d e l a a r g u m e n t a c ió n
ES No NORMATIVO / ES NORMATIVO
30
• La norm a argum entativa es ¡a eficacia: c! dis-
curso «bien argumenlaclo» es ei que hace h a c e r bien,
ya se trate de hacer votar bien, de hacer am ar bien o
de hacer com prar bien. Subrayamos que se trata de
hacer hacer, y no de hacer creer. Las categorías de la
persuasión, de Sa verdad» de la creencia o de la convic-
ción están aquí subordinadas a la problem ática del
hacer. E sta argum entación, sujeta a la norma de la efi-
cacia, es Sa de los publicistas y la de los polínicos. Para
eiia, argum entar es influenciar.
® La norm a argum entativa es la verdad.
e) C u e s t i ó n 5: C o n s e n s o / D is e n s o
31
activación y la profundización del disenso. La argu-
mentación puede ayudar a la producción de opiniones
no conformes. La disonancia es una condición eje la
renovación del pensam iento. Esta posición la est^ ela-
borando actualm ente, por ejemplo, C. A. Willard.
C a pí t u l o 4
EL DIÁLOGO Y EL MONÓLOGO
ARGUMENTATIVOS
a) P r i m e r e s ta d io : u n a p ro p o s ic ió n
b) S e g u n d o e s t a d i o : u n a o p o s i c ió n
34
• La argum entación supone que nos preguntam os
si tal proposición está fundam entada. Tiene que exis-
tir duda, algo que se pone en duda, tiene que cuestio-
narse una proposición, tiene que haber divergencia de
opiniones y, finalmente, oposición entre Jos discursos.
Sólo p u e d e h a b e r arg u m en tació n si hay d e sa -
c u e rd o so b re u n a posición, es decir, co n fro n tació n
e n tre u n d isc u rso y u n co n trad iscu rso .
• Si el Oponente potencial no tiene la posibilidad
de expresarse respecto a la proposición que sostiene el
Proponente, no hay argum entación posible. Se dice,
con razón, que el desarrollo de una argum entación
sólo puede producirse bajo determ inadas condiciones,
que son a la vez culturales e individuales, y que supo-
ne si no una sociedad democrática, al menos una
«situación democrática». Esta condición lleva consigo
una problem ática de autoridad (véase capítulo 16).
c) Te r c e r e s t a d io : u n pr o b l e m a
d) C u a r to e s ta d io : lo s a r g u m e n to s
35
seguirá, pues, con el problem a presentando un cierto
número de d a to s (D) que justifican ¡a proposición ini-
cial, por ejemplo:
8. P r o p A s í Ío creo.
9. Lo he leído en el periódico.
10. Lo he leído en las estrellas.
1L Este año no hay fruta.
12. Las fresas llevan retraso.
13. Ha helado.
14. Las importaciones están bloqueadas.
15. El hielo de finales de febrero lia destruido los
frambuesos.
16. ¿Y qué?
17. No veo la relación entre la cosecha de fram -
buesas y ia cosecha de fresas, entre el hielo y la fruta.
36
• A esta pregunta dei Oponente, el Proponente
debe responder proporcionando una ley (L) —regla,
principio general, «licencia para inferir»— capaz de
funcionar como fundam ento para ese paso, lanzando
una especie de «puente» entre ei dato o prem isa y la
conclusión:
a) El e s q u e m a a r g u m e n t a t iv o m ín im o
37
Premisa: Conclusión:
ha helado habrá pocas fram buesas
Ley de paso:
eí hielo destruye los frambuesos
b) E l e sq u e m a d e T o u lm in
Ley de paso:
el Inquilino
debe p a g ar Reserva:
e l propietario decide
una p a rle
no p ed ir el aum ento
Garantía:
en virtud de iat
decreto ...
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C) M odulaciones y c o rre la to s d e la d efin ició n
d e b ase
a) A rg u m e n ta r , a rg u m e n ta c ió n
is
m íenlos . La argum entación intenta influir , transform ar
o reforzar las creencias o los com portam ientos (cons-
cientes o inconscientes) de la persona o personas que
constituyen su objetivo .
Esta definición abre la noción de argum entación a
lo extralingüístico, a lo no verbai y al ám bito de las
influencias sociales y psicológicas. La prim era defini-
ción, a la que nos atendrem os, se lim ita a los in stru -
m en to s lingüísticos; según ella, el tono autoritario de
una voz no es un argum ento, aun en el caso de que se
trate indudablem ente de un instrum ento para influir.
El hipnotizador no es un argum entador.
• Los elementos que forman parte del discurso
argum entativo pueden definirse de una m anera más o
menos estricta; en particular, la argum entación en
lengua natura! tendrá que tener en cuenta lo paraver-
bal y lo implícito (véanse capítulos 11 y 14).
Por otra parte, las modalidades de articulación de
las prem isas (premisa y ley de paso) con la conclusión
podrán ser más o menos complejas. De m anera gene-
ral, una argum entación está form ada por una serie de
enunciados (Ej, E 2, ... por lo tanto E„j tal que E„ se
afirma sobre la base de los enunciados que le rodean.
40
adm itido se convertirá en algo plausible —para que
una calum nia se crea hay que rodearla de un poco de
verdad.
b) A r g u m e n t o , c o n c l u s i ó n , l e y d e p a so
41
De ello se desprende que los enunciados de las con-
clusiones se presentan bajo dos formas lingüísticas
principales. Para el prim er tipo de preguntas, el enun-
ciado de la conclusión tendrá una forma constatati-
va; típicamente se tratará de un enunciado en presente
de indicativo: «ciertamente las cosas son así». Efi el
segundo caso, el enunciado de !a conclusión tendrá
una forma inyunctiva, típicam ente en imperativo:
«;Hagamos pues esto!»
En nuestro ejem plo de partida, el enunciado de
la conclusión está en futuro de indicativo. Este tiem -
po expresa un hecho aleatorio por naturaleza, pero
cuya realización se presenta como muy probable. En
esa form a del verbo se m aterializa bien toda la
am bigüedad del estatuto de ¡os enunciados arg u -
m entados.
• La ley d e paso. La ley de paso tiene 1a función
de transferir a la conclusión la aceptación que se le
atribuye al argum ento. Este paso supone siem pre u n
salto, una diferencia de nivel entre el enunciado del
argum ento y ei enunciado de la conclusión. En la con-
clusión siem pre hay «más» y «menos» que en el argu-
mento: la conclusión es m en os se g u ra que el argu-
mento precisam ente en la m edida en que dice m ás
que el argum ento. La conclusión es una proyección de
la premisa, una proyección siem pre arriesgada pero,
p or lo mismo, potencialm ente fructífera. A veces se
deplora la fragilidad de las conclusiones construidas
por la argum entación; esto se debe a que, con frecuen-
cia, aspira menos a derivar conocim iento que a cons-
truir hipótesis de trabajo y de acción.
La ley de paso aporta a la prem isa el se n tid o a rg u -
m en tativ o que no tenía antes: éste es un postulado
fundam entái d e 'la argum entación discursiva. De ahí
tom a la prem isa su o rie n tac ió n h a c ia íá conclusión.
Expresa una verdad general, a veces de tipo prover-
42
bial, atribuida a un enunciador colectivo: «-Se sabe
que...» A m enudo implícita, la ley de paso perm ite al
argum entador apoyar lo que dice en un principio, en
una convención adm itida en su com unidad de habla.
Estos principios reciben el nom bre también de lu g a-
res co m u n es, o topoi (sing.: topos). Esos térm inos
han sido redefinidos por las diferentes teorías de la
argum entación.
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d) R e f u ta c ió n , o b je c ió n
e) A rg u m e n ta c ió n c o m ú n y a r g u m e n ta c io n e s
ESPECIALIZADAS
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Ca pít ul o 5
LA LEY DE LO VERDADERO:
ARGUMENTACIONES Y PARALOGISMOS
45
El § A sitúa las nociones de argum entación en rela-
ción a las nociones de dem ostración y paralogismo, A
continuación se define el paralogismo en relación cpn
el silogismo (§ B), y el 3 C aporta algunos ejemplos. Ei
§ D se pregunta sobre la evolución de la noción de
paralogismo, señalando el interés de una visión de la
argum entación que la plantee como actividad crítica.
46
?
guíente m uestra eí papel de «filtro» que se asigna a las
norm as de la ciencia:
a) S ilo g is m o
47
esquema de base (véase capítulo 4). Un silogism o es,
en efecto, un discurso compuesto de tres enunciados
(proposiciones) simples. Una de esas proposiciónes, la
conclusión, se infiere de las otras dos, las p rem isas.
Cada una de las prem isas tiene un term ino en com ún
con la otra prem isa y un término en común cap la
conlusión: La argum entación i es un silogismo, y un
silogismo válido:
b) Pa r a l o g is m o
48
decir en qué consiste la evidencia. Retendremos, pues,
la definición siguiente: un p aralo g ism o es u n a arg u -
m e n ta ció n (u n a inferencia) no válida, cuya form a
re c u e rd a a la d e u n a a rg u m e n ta c ió n válida.
El silogismo no válido 2 no ha recibido un nombre
particular en la teoría de los paralogismos: sin duda
porque se considera que su no-validez es evidente.
Nadie se puede llevar a engaño con él, y no se puede
engañar a nadie con tal razonam iento.
c) S o fis m a
49
la. Evidentemente es útil poder acum ular ¡os dos cali-
ficativos sobre el adversario en una m aniobra ad
hominem (es decir, acusando a la persona, véase capí-
tulo 15).
50
3. El bronce es un metal.
Los metales son cuerpos puros.
Luego el bronce es un cuerpo puro.
4. A es B. 4
C es D.
Luego A es D.
• Paralogismo de cuantificación
52
® Paralogism o de la afirmación del consecuente
'l(a)': a es un incomprendido
*G(a)’: a es un genio
53
® Este paralogismo proporciona un buen ejemplo
de los problemas que se plantean cuando querernos
analizar y evaluar ¡as argum entaciones en lengua n a-
tural por medio de «un filtro» lógico. Supongarpos
que yo argumento:
54
«matices» que no afectan en nada a io esencial. Igual-
m ente, la significación de los conectores naturales se
desplaza hacia la de sus contrapartidas lógicas. En el
capítulo 12 (§ B) se propone un ejemplo de una incor-
poración de ese tipo a propósito del análisis ele! conec-
tor pero.
55
nos clásicos discutidos por Aristóteles o lo que se
podría llam ar ei negativo de un curso de metodología
científica.
• La imputación de paralogism o supone que existe
una operación precisa o un procedim iento de razona-
miento codificado del que se puede decir que h<\ sido
transgredido o aplicado de form a indebida. Así, en el
ám bito lógico-matemático, se habla, o se ha hablado,
de paralogismo para designar:
56
creer?», sino tam bién a ia pregunta «¿qué debemos
hacer?*». Hay que señalar que, para el análisis lógico,
las condiciones de validez de las argum entaciones que
tienen como conclusión la necesidad de u n a acció n
están sim plem ente calcadas de las que han sido esta-
blecidas para las argum entaciones que tienen como
conclusión la v e rd a d d e u n a aserción. Por ejemplo,
la argum entación:
i H a g a m o s esto, ya q u e no sa b e m o s h a c e r o tra
cosa!
E sto es v e rd a d e ro , va que no h a b é is p ro b a d o q u e
sea falso,
57
tíficas. Pero toda argum entación no está forzosamente
sujeta a ia ley de lo verdadero, puede s u o * q u e ei
juicio de verdad quede suspendido o resulte imppsi-
bie. Apelar a lo verdadero no es necesariam ente pna
forma juiciosa de clarificar y de cerrar los debates,
c) P o r u n a c r í t i c a i nma ne nt e d e l a a r g u m e n t a c i ó n
58
Ca pí t u l o 6
TIPOLOGÍAS
DE LAS ARGUMENTACIONES
COMUNES
59
a) La tip o lo g ía d e P e r e lm a n y O lb r e c h t s - T y t e c á
(1958)
b) L a TIPOLOGÍA de To u l m in , R ie k e y Ja n ik (1984)
p o r an a lo g ía
p o r g e n e ra liz a c ió n
p o r el sig n o
60
por la c a u sa
por la a u to rid a d
por ei d ilem a
por clasificació n
por los opuestos,
por el g ra d o
61
debate hacia consideraciones de personas ajenas a!
fondo de la discusión.
En no-respeto de la regla 1 conduce, pues, a para-
logismos que surgen de apelar a !a piedad (¡Na me
condenéis, tengo tres niños que alimentar!) o de acusa-
ción ad ¡tominera del adversario (véase capítulo 15).
a) L a a r g u m e n t a c ió n m a n ip u la l o s o b j e t o s
Y l a s r e l a c io n e s e n t r e o b j e t o s
b) La a r g u m e n t a c ió n a s u m e l a s r e s t r ic c io n e s
62
c) La a r g u m e n t a c ió n e s u n p r o c e s o in t e r a c t iv o
63
Ca pít u l o 7
CAUSALIDAD Y ARGUMENTACIÓN
65
mentación por el peso de las cosas, por la pendiente
resbaladiza, argum entación por indicio (§ C). E j § D
está dedicado a ía cuestión de las relaciones entre
argum entación y explicación, a m enudo evocada a
propósito de la causa.
a) E je m p lo
66
tró. Por lo tanto, rechazó esta hipótesis. Otra hipótesis
atribuía a la p a rtic u la r em o tiv id ad de las mujeres
parturientas la m ortalidad elevada: en efecto, los
sacerdotes que asistían a las mujeres en el m omento
de su m uerte tenían que atravesar toda la sala n.° 1,
donde la m ortalidad era particularm ente importante,
m ientras que, en la otra sala, podían llegar directa-
mente a la cabecera de las agonizantes, sin ser nota-
dos. La causa de la m uerta sería, pues, una especie de
shock psicológico. Semmelweis organizó una expe-
riencia: pidió a los sacerdotes que se acercaran más
discretam ente a la cabecera de las agonizantes en la
saia i l ° 1, Pero la cifra de m uertes no disminuyó. Así
pues, esta hipótesis no era tampoco la buena.
• O tra hipótesis hacía intervenir una «sustancia
m ortífera». Semmelweis observó que la saia n.° 1 era
utilizada para la form ación de estudiantes de medici-
na que practicaban disecciones por la mañana, antes
de ocuparse de las mujeres en la sala de partos. La
sala n.° 2 era utilizada para la formación de com adro-
nas, que no tom aban parte en las sesiones de disec-
ción. Semmelweis notó que después de esas diseccio-
nes sus dedos tenían un olor extraño; entonces se lavó
las m anos en una solución que nosotros denom inaría-
mos desinfectante, y pidió a cada uno de sus estudian-
tes que hiciera lo mismo. Resultado: en abril de 1847,
en la sala n.° 1, el 20 % de las m ujeres moría de fiebre
puerperal. A p artir de mayo, después de introducir el
lavado de m anos, la m ortalidad descendió a 1 % api'o-
xim adam ente en esa misma sala. Semmelweis, de ese
modo, había encontrado, indiscutiblem ente, un medio
para rom per la cadena causal que estaba en ei origen
de las m uertes.
• Tenemos ahí un caso de «manual» para el estu-
dio de la metodología causal: form ulación de las hipó-
tesis, preparación de experiencias cruciales que per-
67
m itán desestim ar algunas de esas hipótesis, confirm a-
ción de la hipótesis que adquiere el estatuto de «cau-
sa» y que constituye así un saber-hacer y un saber.
Esta argum entación causal rigurosa tiene urja fuer-
za de convicción que se podría creer que es irresistible.
Pero el rig o r es una cosa y la convicción es otra: vein-
te años más tarde algunos colegas de Semmelweis aún
atribuían la m ortalidad de las mujeres después del par-
to ai shock causado por el terror. Por ello, el caso es
aún más rico para los estudios sobre la argum entación.
h) R e fu ta c ió n d e l a a rg u m e n ta c ió n c a u s a l
68
creará confusión y en algunas causalidades encadena-
das el efecto alimenta a la causa); nos asegurarem os
de que no existe ningún factor tercero que determ ine
igualm ente aquello que habíam os tomado por una
causa y su efecto, etc.
El conjunto de criterios que perm iten filtra r las
argum entaciones causales constituye un sistem a n o r-
m ativo que funciona como se ha indicado en el capí-
tulo 5. Esta norm a está a disposición de cualquier
argum entador crítico, quien puede aplicarla en las
interacciones má.s comunes.
B) A rg um en tacio n es qu e ex p lo tan
u n a relació n cau sal
a) A r g u m e n ta c ió n p o r la c a u sa
• Definición
69
1.Pregunta: ¿Se producirá el acontecim iento X?
2. Existe actualm ente un hecho A.
3. Existe una ley causal que relaciona los fiechos
de tipo F1 con los hechos de tipo F2: F1 - c^usa
F2.
4. A es dei tipo F l.
5. X es del tipo F2.
6. Luego se producirá X.
• Refutación
— A no es del tipo FL
— A sí es del tipo F l, X sí es del tipo F2, pero no
hay una ley causal 'míre F l y F2.
— A sí es del tipo F l, F l sí que está unida causal-
mente a F2, pero X no es del tipo F2.
b) Ar g u m e n t a c ió n po r e l e f e c t o
70
Si tiene una cicaLriz, es que padeció una herida.
c) A r g u m e n ta c ió n p o r l a s c o n s e c u e n c ia s
Ejemplo:
71
tación pragmática y su refutación por los efectos per-
versos descansan en ia construcción más o menos
plausible de un re la to cau sal capaz de conectar de
forma coherente la medida propuesta con el hecho
positivo o negativo que perm itirá reforzarla o recha-
zarla.
a) E l p eso d e la s c o sa s
72
b) L a p e n d ie n te re s b a la d iz a
c) A r g u m e n ta c ió n p o r in d ic io
73
D) E xplicación y arg u m en tació n
a) C u e s tio n e s s im é tr ic a s
X - (causa) F
b) La p re g u n ta ¿p o r q u é ?
74
y perm ite actuar sistem áticam ente para reducir esa
m ortalidad. La argum entación causal aporta una res-
puesta a una pregunta del tipo ¿por qué?; explica,
pues, un fenómeno B relacionándolo con una causa
estable A.
En cierto sentido, Semmelweis respondió a la pre-
gunta «¿por qué las mujeres mueren en mayor número
en la sala n.° /?». Ahora la explicación conduce a un
n uevo h a s d e p roblem as: quisiéramos saber más
acerca de esa «sustancia mortífera» transportada por
los médicos que no se lavaban las manos.
• La cuestión de la explicación puede formularse y
redefinirse como un problem a que hay que resolver en
eS seno de una teoría científica. En los asuntos hum a-
nos hay que subrayar que un acontecim iento no tiene
«una» causa única y que apoya varias explicaciones:
se integra en una c a d en a causal, y se le asigna su cau-
sa en función de los intereses del analista. Ejemplo:
algunos hinchas resultan m uertos después de un par-
tido de fútbol. Pregunta: ¿cuál es la causa? ¿La fragili-
dad de la caja torácica de las víctimas, la lentitud de
los servicios de socorro, la impericia de los servicios
de la policía, la precariedad dei estadio, la avidez
financiera de los organizadores, la locura de los segui-
dores, los movimientos sociales, el paro, la margina-
ción social, el sistema capitalista...?
Cada persona corta la cadena causal en función de
sus ideologías y de sus program as de acción. Esta ope-
ración tiene que tenerse en cuenta en el análisis de las
argum entaciones que descansan sobre la noción de
causa. La explicación prepara la argum entación; en
el encadem aniento (explicación, argum entación), el
a rg u m e n ta d o r e stá e n la c a u sa q u e él m ism o con s-
truye.
75
C a p ít u l o 8
ARGUMENTACIÓN Y ANALOGÍA
A) D efinición
a) E s q u e m a tiz a c ió n
77
4. Luego (?) es verdadera y (A) eficaz.
&) Ex pr e s ió n d e l a r e l a c ió n a n a l ó g ic a
c) Eje m pl o
a) Refu t a c ió n s o b r e e l f o n d o
b) R e fu ta c ió n a d h o m j n e m d e l a a n a lo g ía
79
(véase capítulo 15). Eí Oponente «Üeva más lejos» ia
analogía avanzada en el discurso del Proponer&te, con
el fin de d a rle la v u elta para ponerla al servicio de su
propio discurso de oposición:
Ejemplo:
80
a) E l p re c e d e n te
c) L a a rg u m e n ta c ió n m o r a l
81
por m odelos y c o n tra p u n to s se basa en los mismos
mecanismos psicológicos de identificación.
• El a rg u m e n to d e las re p re sa lia s es un argu-
mento esencialmente moral. El argum ento «ojo por
ojo, diente por diente» sirve para justificar una acción
moralmente reprensible:
D) A nalogía e in d u cció n
82
... Hundo ia mano por 294.* vez en el saco y extrai-
go un 294.° grano de trigo.
Conclusión: se trata de un saco de trigo.
83
Lo que es explicación en un sistema no lo será en
otro. Consideremos de ese modo la analogía áto-
mo/sistema solar. Se dice a veces que el sistem a solar
proporciona un «modelo» del átomo: el Sol representa
el núcleo central, y los planetas que giran alrededor
del Sol representan los electrones. La estructura del
átom o recibe, de ese modo, una prim era «explica-
ción». Pero basta con profundizar un poco para mos-
trar, que la analogía desorienta tanto como explica; los
sistemas de fuerzas en el interior del átom o no tienen
nada en común con los sistem as de fuerzas en el siste-
ma solar:
84
Ca pít ul o 9
ARGUMENTACIONES
SOBRE LA NATURALEZA
DE LAS COSAS
Y SU DEFINICIÓN
85
A) A rgum entación p o r la d efin ició n
a) E s q u e m a t iz a c i ó n
86
h) D e fin ic ió n y e s e n c ia d e l a s c o s a s
B) D e fin ic ió n a r g u m e n ta tiv a
a) D e fin ic ió n
87
plantea tai o tal país, sobre el que nos nrefrunínnios si
es una democracia.
Pero sucede a veces que se propone una definición
precisam ente en la persp ectiv a d el caso p a rtic u la r
q u e se tie n e q u e exam inar. Ese caso particular for-
zosamente se adapta a esa definición, que se denom i-
na entonces ad hoc, si ia flecha está tallada a la medi-
da de la m eta es imposible no acertar. Es así como la
definición resulta en sí misma argum entativa.
La definición argum entativa consiste en definir un
térm ino de tal m anera que la definición exprese una
toma de posición, favorable o desfavorable, respecto
al objeto definido. Ejemplo:
b) LA REDEFINIC1ÓN
c) El a r g u m e n t o p o r e t im o l o g ía
Y POR LA REDEFINICIÓN DE LAS PALABRAS
89
a) La c u e s tió n d e la s c ir c u n s ta n c ia s
h) A rg u m e n ta c ió n c a s o a c a s o
90
posibilidades que conlleva. Después de haber definido
así esa situación «en extensión », se examina cada una
de las posibilidades que la componen para eliminarlas
todas, salvo una, que se considera, entonces, como
probada.
Para que la argum entación caso por caso sea váli-
da es preciso que la situación sea definida por la enu-
meración exhaustiva de sus componentes; si no es
así, como en el caso precedente, se la puede refutar:
91
difuminados, en este caso por el río y en aquél, por el
tirano. ¿Cómo restablecer los límites de las propieda-
des? Para las catástrofes naturales, una respuesta
geométrica; para las catástrofes culturales, una res-
puesta a través de la argum entación. Esta oposición
ha conservado algo de ejemplar en la distribución de
las tareas que establece.
b) Q u ie n p ie r d e g a n a
6
debe pagar por la enseñanza recibida. En ambos
casos, Tisias debe pagar. Los amantes del cine noLarán
que esta vez los estudios de la argumentación compar-
ten con el cine esta variante de la escena primitiva de
El regador regado.
La anécdota tiene que leerse en diferentes niveles.
Nos podemos quedar con la broma de mal gusto,
como los jueces que, ante esta aporía (dilema indiso-
luble), persiguieron a los litigantes a bastonazos. Pero
podemos ver también cómo funciona una de las ope-
raciones principales de la argumentación: el hecho de
que m ediante un discurso se pueda dar la vuelta a
otro discurso; todo aquello que está hecho mediante
palabras puede deshacerse mediante palabras. Pon-
dremos de relieve, sobre todo, la contradicción que
nace de las obligaciones resultantes del convenio pri-
vado y de aquellas relacionadas con una decisión de
justicia. Una de las tareas permanentes de la argumen-
tación es la de tratar de aclarar las situaciones a las
que se aplican sistemas de normas heterogéneos.
93
Se podría habla*, igualmente, de « aritm ética lin-
güística»:
a) L a CUASi-PARÁFRASIS ARGUMENTATIVA
94
Tenemos la obligación moral de hacerlo porque es
nuestro deber.
Debemos acogerlos porque es nuestro deber.
95
Esas variaciones bastan para hacer mayor, entre el
enunciado primitivo y ei enunciado derivado, e| desni-
ve], una d ife ren c ia sem án tica, que puede tener un
valor argum entativo real.
Como esta operación reposa únicam ente sobre
operaciones lingüísticas, el Oponente argüirá que se
trata de un simple juego de palabras.
b) L a a rg u m e n ta c ió n p o r l o s c o n tr a r i o s
P re g u n ta : — ¿ D eb em o s p e d ir a esas p e rs o n a s q u e se
queden?
P ro p o n e n te : — No. Su. v e n id a no nos ha a p o rta d o
n in g ú n b en eficio , su p a rtid a n o n o s s u p o n d rá n in g ú n
p erju icio .
P re g u n ta : — ¿C óm o h a c e r q u e d e sc ie n d a el p aro ?
P ro p o s ic ió n : — B aje m o s la ta sa de in te ré s, las Lasas
d e in te ré s elev a d a s c o n llev a n el a u m e n to del p a ro , lu e -
go la b a ja d a d e la s ta sa s d e in te ré s co n lle v a rá su d is m i-
n u c ió n .
96
‘a es P\ luego 'no-a es no P\
c) L a r e l a c i ó n m e to n ím ic a c o m o r e l a c i ó n
a rg u m e n ta tiv a
L ib ro s y e s ta n te ría s e stá n re la c io n a d o s p o r u n a
m e to n im ia c lá sic a c o n tin e n te / c o n te n id o , q u e es s u fi-
cie n te p a ra f u n d a m e n ta r u n a a rg u m e n ta c ió n «todo lo
q u e vale p a r a u n o s vale p a ra los o tro s» . U na n u ev a
a rg u m e n ta c ió n h a ría p a s a r de u n a esp ecie de m u eb les
a to d o s los m u eb le s, p a ra lle g a r a la c o n clu sió n :
97
C a p í t u l o 11
DESIGNACIONES
Y TOMAS DE POSICIÓN
A) La a rg u m e n ta c ió n h o l o g r a m a
a) D e l a r g u m e n t o a l a p a l a b r a . ..
99
dos. Pero la m ism a argum entación form a parte inte-
grante del sentido de ios enunciados complejos
siguientes:
L a a r g u m e n t a c i ó n n o e s t á m e n o s p r e s e n t e e n el
e n u n c ia d o :
100
c a e ió n , u n e n u n c ia d o ú n ic o , sim p le, p u e d e a u lo ju slifi-
c a rse , « a u to - a r g u m e n ta r s e » : ya no es ni a rg u m e n to
n i c o n c lu s ió n sin o , de a lg ú n m odo, u n a a r g u m e n ta -
c ió n sóio p a r a él m ism o .
E ste e n u n c ia d o a u to -a rg u m e n ta d o a d q u ie re , así,
u n nuevo e s ta tu to q u e lo e m p a re n ta con los e n u n c ia -
do s d e n o m in a d o s « a n alítico s» . Un e n u n c ia d o a n a líti-
co es un e n u n c ia d o c o n la form a:
.101
b) . . . D E LA PALABRA A LA CONCLUSIÓN
102
se les tiene que dejar contam inar a la población; si tie-
nen "almas de esclavos' (Himmler), nadie tiene que
perder su tiempo intentando reeducarlos.» (H. Arendt,
Le Systéme totalitaire, Éd. du Seuil, col. «Points»,
p. 198).
c) Co n c l u s ió n
a) La e m o c ió n
103
® El discurso siguiente utiliza sistem áticam ente
un lenguaje que se puede llamar «sesgado», «carga-
do», «marcado emotivamente»:
—¡Es genial!
—jEs subnormal!
b) ¿N e u t r a l iz a r e l l e n g u a je ?
104
zar ese lenguaje en el marco de los fenómenos de
visiones divergentes que constituyen el fondo de la
situación de argumentación; es una condición de ejer-
cicio de ia argum entación común.
• El hecho de evitar el lenguaje «cargado» debería
conducir a una forma de depuración del lenguaje, a
una preocupación por la objetividad. En ei discurso de
los partidarios del aborto se emplea la palabra feto allá
donde los que se oponen al aborto hablan de bebé.
Puesto que, grosso modo, se trata de determ inar si se
le va a conceder el estatus de persona al objeto del
debate, se ve que ia discusión sobre el término no se
puede disociar aquí de la discusión sobre el fondo. En
ia práctica, ai «vencedor» se le reconoce porque ha
conseguido im p o n e r su vocabulario, en ei sentido
que le ha asignado.
• No es, pues, posible encontrar remedio al «len-
guaje sesgado» por una forma de convencionalismo,
que consiste en ponerse de acuerdo sobre el sentido de
las palabras previam ente al debate en el que se van a
utilizar, y abstenerse de térm inos «cargados» a favor
de térm inos «neutros». Un m étodo sano exige, sin
duda, que si se puede, se haga así. Pero en ciertos
debates y en el caso de ciertas palabras cruciales, esta
recom endación es difícil de poner en práctica; la dis-
cusión sobre la naturaleza del objeto no se puede
separar de la discusión sobre su nombre. El hecho de
ser lo que está en juego en un debate d esd ob la la
d esig n ació n de ese objeto. Su «verdadero nombre»
«objetivo» le será, eventualmente, atribuido al térm i-
no del debate —la objetividad no es una condición
sino un p ro d u c to del debate.
« La búsqueda de térm inos «neutros» traiciona,
pues, p o ru ñ a parte, el deseo de poner eníre paréntesis
el lenguaje, puesto que no corresponde a un ideal refe-
rencia! puro y, por otra parte, tal ve/, más profúnda-
los
mente, traiciona la voluntad de considerar que ei de-
bate entre seres racionales sólo podría reposar sobre
el m alen ten d id o , que el recurso al diccionario y ei
empleo de buenas reglas de deducción podrían solu-
cionar.
c) An t a g o n is m o d is c u r s iv o y po l a r id a d l é x ic a
L Pedro es servicial
2. Pedro es servil.
106
los enunciados 1 y 2 es que crean en el oyente expecta-
tivas de discursos opuestos.
♦ La oposición que utilizan los d iscursos/contra-
discursos se refleja en la morfología de las palabras,
como en ei caso precedente:
p o litiq u e o / p o lítica
c ie n tifism o / cie n tífic o
d) Ca t e g o r iz a c ió n a r g u m e n t a t iv a
Y PROBLEMAS d e f o c a l iz a c ió n
107
términos para los que los «criterios» de identiíicacióu
no están definidos, o lo están mal, dentro de ámbitos
que son por excelencia aquellos en ios que la argu-
mentación tendrá que desplegarse.
Por ejemplo, ¿según qué criterios puedo yo categó-
rica r a tal individuo corno «terrorista» o como «resis-
tente»? ¿Es ei resistente un terrorista que ha triunfa-
do, y el terrorista un resistente de una causa perdida?
Consideremos eí hecho siguiente: un coche con un
explosivo, colocado delante de una embajada, explo-
ta, mata a cuatro personas: ai soldado que m ontaba
la guardia, a una empleada, a una persona que pasa-
ba casualm ente y, finalmente, a! mismo «militante»/
«coíocador de la bomba». ¿Debe este acto catcgorizar-
se como un acto de terrorism o (cobarde) o un acto de
resistencia (heroico)? ¿Se dirá que todo depende del
bando aS que se pertenezca? ¿Qué elementos se elegi-
rán como evidencias? ¿Qué titular se im pondrá en la
prim era plana de los diferentes periódicos al día si-
guiente?
C) C onclusiones
108
C a p i tu l o 12
109
a) Los TOPOI
3. ¡Id!
110
4. jEse restaurante es bueno, id!
5. E se re s ta u ra n te es caro
se d e s a c o n s e ja el re s ta u r a n te :
ó. jNo vayáis!
7 es u n d is c u rs o m o n o ló g ic o e stán d ar:
b) El s e n t id o c o m o d ir e c c ió n
i II
teniente china, dice que cuando el sabio señala las
estrellas, el Ionio m ira el dedo—. Las significaciones
no están «dentro de» las palabras, sino en los m arcos
discursivos activados por esas palabras y proyectados
sobre la continuación del discurso: en ese sentido, en
la teoría de la argum entación en la lengua, significar
significa argumentar.
B) Los conectares
a) D e f in ic io n e s
b) Est u d io s d e c a s o
® Pero
112
1L E sc re s ta u ra n íc es b u e n o ( - P), p e ro caro
(= Q).
P a r a u n ló g ic o , en la n ío que c e rn e d o r lógico, pero
sig n ifica e x a c ta m e n te lo m ism o que y; el e n u n c ia d o 1 1
es v e rd a d e ro si y só lo si e) re s ta u ra n te es a la v e z ca ro
y b u e n o . E n g e n e ra l, la s e m á n tic a del e n u n c ia d o «P,
pero Q» e stá p o r c o m p le to c o n te n id a en la eq u iv a le n -
cia (A):
— P a p u n ta h a c ia la c o n c lu sió n C (¡ld!)\
— Q a p u n ta h a c ia la c o n c lu sió n o p u e sta no-C
(¡No vayáis!}.
113
Q; luego, señaia hacia ia conclusión ¡No vayáis! Esta
teoría da cuenta de ia diferencia enlre «P, pero Q» y
«Q.pero P». Observemos que una lógica veritatjva asi-
mila el sentido de las dos construcciones: si «F>* y «Q»
son ambos verdaderos, las dos construcciones spn ver-
daderas, y no hay nada más que decir. Veamos ahora
el par de enunciados 12 y 13, en los que se han perm u-
tado «P» y «Q»:
114
modo, para describir el discurso gram aticalm ente
bien formado.
• Justamente
115
— Sin embargo, de ese mismo hecho él saca la
conclusión implícita opuesta: Debes dejarme salir esta
noche.
— Im p líc ito íáctico : la triste h isto ria d e la h e rm a -
na cuyo in stin to de lib e rta d ha re su lta d o d e sd e hace
d e m a sia d o tie m p o h u m illa d o .
— Implícito argum entativo —una forma de argu-
mentación por las consecuencias—: «Una medida cu-
yas consecuencias son malas tiene que reformarse.»
C) La a rg u m e n ta c ió n com o se m á n tic a
in te n c io n a l
a) Una s e m á n t ic a d e l d is c u r s o id e a l
116
ción de recom endar ei xestaurante, es decir en la con-
clusión ¡vayamos! La teoría de la AeL utiliza única-
mente en este sentido lingüístico el vocabulario de la
intención. De ello se desprende que, en esta teoría, no
se pueda dar el análisis semántico de un enunciado
aislado; eí sentido no está orientado lracia el pensa-
miento o hacia la realidad sino h a c ia ia co n tin u ació n
del d iscu rso . Por ese motivo se habla a propósito de
ello de una «semántica del discurso ideal».
El concepto de argumento relaciona de la m anera
siguiente el postulado intencional con la orientación
dada al discurso: el interlocutor «ideal» es el que es
capaz de pasar sin dudar al enunciado siguiente. Cada
enunciado orienta al interlocutor en una dirección
discursiva determ inada, hacia un determinado «x»;
com prender a un locutor es ver lo que quiere decir,
captar sus intenciones, prever cómo va a continuar su
discurso, prever sus conclusiones; es, en una palabra,
captar ese «x» hacia el que apunta, y que es la razó n
por la que el enunciado ha sido emitido. Comprender
un enunciado es ser capaz de captar su sentido, es
decir, las intenciones que expresa lingüísticam ente,
es decir, las conclusiones «x» que prefigura. Compren-
der un enunciado es ser capaz de continuar el discur-
so al que pertenece, ser capaz, si no de dar con preci-
sión el enunciado siguiente, sí al menos do dar su for-
m a sem ántica (siempre en un discurso ideal monoló-
gico). Es ese «x» el que da la significación de la
«conclusión» en la teoría argumentativa-intcncional
de la significación; y si es la conclusión, entonces el
enunciado que orienta al locutor hacia ella toma nece-
sariam ente el estatus de «argumento».
En resum en: el sentido de$ un enunciado (de un
argum ento según las definiciones precedentes) es
dado por el enunciado que le sigue, es decir, su con-
clusión (siem pre en un discurso ideal monológico).
117
Esta conclusión rem ite a las intenciones (lingüísticas)
del enunciador; el sentido del enunciado es el retrato
de su enunciación. En suma, el sen tid o, es depir, la
«intención», se d efine aq u í com o la c a u sa finp! del
enun ciad o .
En esta teoría, la fuerza de la restricción argum en-
tativa es por completo una cuestión de lenguaje. No es
diferente de la de un discurso coherente. Rechazar un
argum ento es quebrar el hilo del discurso ideal.
b) A rg u m e n ta c ió n y a c tiv id a d d e h a b la
118
Ca pít u l o 13
ARGUMENTACIONES RELACIONADAS
CON LA ESTRUCTURA
DE LA INTERACCIÓN
119
entendimiento h u r'a n o , 1690). Esas Ircs últimas Coi-
mas declaradas no válidas (a veces designadas por sus
nom bres latinos) son:
12 0
los a rg u m e n ta d o re s en la arg u m en tació n . Esos
paralogismos se organizan en torno de una prohibi-
ción relacionada con las exigencias del método cientí-
fico: las c irc u n sta n c ia s dei en u n c ia d o no deben
in te rv en ir en el v alo r de v erd ad d el en u n ciad o . Se
da por sentado que esa prohibición está relacionada
con una aproxim ación muy específica a la argum enta-
ción. En particular, no condiciona las prácticas com u-
nes de la argum entación tal como las planteam os no-
sotros aquí.
B) La a rg u m e n ta c ió n p o r la fu erza
jL a b o lsa o la vida!
121
creada por ei mismo Proponente y que no sea anterior
a la interacción. Si e! Oponente corre u n n e s g o y va a
buscar a alguien para que le proporcione un medio de
escaparse financiándole, nos encontram os en una
situación perfectamente civilizada: estoy enfermo, sé
que pagando a un médico me cuidará.
C) La carg a d e la p ru e b a
12 2
las cuestiones que se van abordando a lo largo del
debate. Algunas argum entaciones no arrancan, por-
que cada uno de los participantes se descarta de la
carga de la prueba de su adversario.
En general, la carga de la prueba corresponde a
quien se opone a la opinión mayo ri tari a, la do xa de su
sociedad o de su grupo.
Proponente: —...
Oponente: —Usted no ha probado que Dios existe /
no existe. Luego no existe / existe.
125
M ien tras no se te n g a n m ás d a lo s, si es p ro fe so r
co n o ce su m a te ria .
124
por ei. Proponenie desde el prim er momento, quien ha
podido intentar ev itar las objeciones sim plem ente a
base de form ularlas él mismo. De ese modo, fag ocita
ei discurso del Oponente, intentando quitarle las pala-
bras de la boca.
125
vas. Pera no es generaiizable, no sólo por razones de
sim patía o de antipatía respecto de tal o cual punto
de vista, sino porque, en el punto extremo de ías ten-
siones, los lenguajes de las partes expresan p e rsp e c ti-
vas inconm ensm .ibles —es el m om ento en que sur-
gen las acusaciones de m ala fe rec íp ro c a s—. La mis-
ma com prensión del discurso del otro en tanto que tal
no se puede separar de un verdadero proceso de tra-
ducción-traición.
126
C a p í tu l o 14
127
realiza sobre la base de enunciados «comunitarios» y
la argum entación entonces funciona a partir de las
creencias, los intereses y ios valores de una com uni-
dad de habla (§ C).
A) El im plícito d e la a rg u m e n ta c ió n
a) Ar g u m e n t a c ió n s in «l e y d e pa s o »
Me lo ha d ich o P e d ro , a sí es q u e lo c o n sid e ro c o m o
u n hecho.
b) A r g u m e n t a c i ó n s in c o n c l u s i ó n
128
Pedro es un ser con prestigio. Pero también podría
apoyar la conclusión «/Sigamos ¡amando!» si Pedro
no es a los ojos de los interlocutores mas que un boba-
licón arrepentido de! que hay que distinguirse.
• El enunciado
c) ¿A r g u m e n t a c ió n s in a r g u m e n t o ?
129
En ciertos tipos de interacciones argum entativas en
las que no hay ninguna aserción que sea portadora de
su propia legitimación se puede, sin embargo, supo-
ner que todo enunciado, fáclico o descriptivo, es sus-
ceptible de ser objeto de argum entación —lo que lleva
a afirm ar que todo enunciado pertinente en ese rparco
puede ser cuestionado.
a) L a n o c ió n d e p re s u p o s ic ió n
130
de un enunciado en una lengua natural se compone,
así pues, de varias capas. Contrariamente a los enun-
ciados lógicos, cuya significación es estática, su se-
m antism o es «lam inado»: una afirmación puede es-
conder otras m uchas...
b) La p re s u p o s ic ió n a r g u m e n ta t iv a
131
tema de la discusión cam bia y pasa a los p r e s u p u e s -
tos, vuelve a plantear el tema de la carga de 1^ prueba
(véase capítulo 13, C).
c) La s p r e g u n t a s m ú l t ip l e s
132
El objetivo que se persigue, y que se consigue siem-
pre, es poner en un aprieto al interlocutor: ¡Pero todo
esto es absurdo ! ¡Esps ca m p o s existen, yo no los he
in v e n ta d o !...
• Señalemos que las formas de insistencia y de
intensificación constituyen medios poderosos de crea-
ción de sobreentendidos argumentativos. En una es-
tructura argum entativa decir:
e s d a r a e n t e n d e r q u e el a d v e r s a r i o h a c a m b i a d o .
C) L o s e n u n c ia d o s c o m u n ita r io s
a) L a a d a p ta c ió n a l a u d it o r io
J 33
enfermeras en un servicio de reanimación, ante un
auditorio de gestores de hospitales o ante un auditorio
de personas de la tercera edad.
b) A rg u m e n ta c ió n s o b r e l o s v a lo r e s
Y LOS INTERESES
134
ías personas: uno se interesa por los sellos de correos,
otro por los coches... La adaptación a las personas
conduce hacia el público tercero y la argum entación
fundam enta sus razones sobre las pasiones de aquel a
quien quiere convencer:
i 35
c) Ar g u m e n t a c ió n s o b r e l a s c r e e n c ia s
DE TERCEROS
136
der amoral: se sabe que toda demostración lo es en
relación a un sistema de axio m as no demostrados y
lom ados como verdaderos. Del mismo modo, aquí, se
puede considerar que no interesa la verdad en sí de
las prem isas de la argum entación, sino la simple
construcción de una conclusión a p artir de tales y
tales creencias que el argum entador no tiene por qué
com partir.
137
C a p í t u l o 15
LAS ARGUMENTACIONES
SOBRE LA PERSONA
A) F u c s ia e n evidencia de ia co n tradicció n
139
en el sentido moral o en el sentido intelectual; en cual-
quier caso, se trata de argum entar dentro del sistema
de creencias y de valores del adversario, para extraer
de ahí una contradicción y crear, de ese modp, una
disonancia.
a) C o n tra d ic c ió n e n la s p a la b r a s
b) C o n tr a d i c c ió n e n l a s p a l a b r a s y e n l a s c r e e n c ia s
140
Oponente: —No hay que intervenir en Sildavia.
141
r) CON!T>AÍ>t< CíÓN M.N t * A ! A t i f i ' W Y .íí\*'í5\
d) C o n tra d ic c ió n e n la s p r e s c r ip c io n e s
Y EN LAS PRÁCTICAS
142
y o h i i f f o , i U j i t r i i t t 1 kit< SU l<» ( j U f - i :U l o* ; , I %X t ü i
i titá n iüíní < ií< !oi ¿íc*- ()} x í ü i <' i o n ¿t i j ‘ m a f\vn d i !«*.■>
v a n a n t e s s i g u ie n t e s :
;U s Um Í p r e t e n d a e n s e n a r a io s d e m á s a a r g u m e n t a r
y u s t e d m i s m o e s in c a p a z d e a r g u m e n t a r !
;N o e s u n b u e n c o n s e j e r o m a t r i m o n i a l , r i ñ e c o n s u
m u je r !
IMódico, cúrate a ti mismo!
B) A taque p e rso n a l
143
Consideremos las d escrip cio n es negativas del
adversario:
144
Ca p ít u l o 16
LAS ARGUMENTACIONES
DE AUTORIDAD
145
allá de la puesta a punto de un c ó d i g o u d vucu uso de
la competencia, que es el aspecto que se puede abor-
dar con mayor facilidad (§ C),
A) La a u to rid a d m o strad a
a) L as fu e n te s c r e íb le s
tí) P o s tu la d o : e l i n t e r lo c u t o r e s v e r a z
146
preguntam os la hora a nuestro vecino en ei tren, no
pedimos necesariamentes ver su reloj, creemos lo que
nos dice*
Las cosas son de otra manera si se trata de un lema
conflictivo; es a este último tipo de contexto al que
Locke destinó originalm ente la argum entación de
autoridad, él habla de argum entación falaz basada en
la m o d estia (ad verecundiam}. Se imputa el paralogis-
mo al Oponente quien, por falta de audacia, no se
atreve a contradecir a un Proponente impresionante:
puesto que quien calía otorga, las afirmaciones no
contradichas son validadas «por defecto». La autori-
dad, en el sentido en que la entendem os, está ligada ai
hecho de d ar valor a lo que se dice; la modestia está
ligada a la dificultad de contradecir. En la interacción,
la autoridad falaz nacerá del silencio impuesto por la
cortesía en m aterias en las que el imperativo científi-
co, político o ético debe prevalecer sobre el imperativo
social de la cortesía.
B) La a u to rid a d cita d a
a) Lo c u t o r e s a v e c e s in f a l ib l e s
b) La s f u e n t e s a u t o r iz a d a s
• L as a u to r id a d e s h u m a n a s . Los locutores a
veces infalibles están dolados de au to rid ad en fun-
ción de circunstancias muy precisas. En lan ío que
lo cutor vulgar, cada persona dispone de la a u to ri-
dad que le confieren su papel social y su carism a
personal.
• Procedente tam bién de la autoridad citada, hay
que poner aparte la autoridad especializada de los
ex p erto s y de los profesionales.
• Finalm ente, hay que señalar la autoridad difusa
de los grandes a c to res an ó n im o s con a u to rid a d : la
Sabiduría de los mayores o de los chinos, la Costum -
bre, el Tiempo, el Consenso universal, la M uchedum -
bre en el tren que se intenta coger en m archa, la. Cien-
cia, la Opinión:
148
La mayoría de ios franceses piensa que la situación
mejora. Luego la situación mejora.
i 49
Las afirmaciones de los expertos no siempre se
escapan a este tipo de traducción.
d) L a c o n n o ta c ió n d e a u to r id a d
150
C) R efu tació n de las a rg u m en tacio n es
de a u to rid a d
a) A ta q u e , c o n t r a l a a u to r id a d
151
Pregunta: —¿Cuál es la edad del universo?
Proponente: —La Ciencia nos dice que el universo
tiene varios miles de millones de años.
Oponente: —Ei Dogma nos dice que el murado tie-
ne 12345 años.
b) La a u t o r i d a d r e s t r in g id a a su á m b it o
152
En nombre de la Divinidad / de la Revelación / del Tex-
to sagrado / del Texto [lindado / del Dogma:
los hombres no deben consumir tal alimento
este pintor es decadente
las empresas deben ser nacionalizadas / priva tizadas
el mundo comenzó hace 12.345 años
n° se desintegra en dos fotones.
153
CONSEJOS DE LECTURA
Aristóteles
Retórica, trad. esp. Credos, 1990.
Tratado de lógica (Organun). I: Categorías - Tópicos - Sobre las
refutaciones sofísticas, trad. esp. Credos, 1982.
Pictórica a Herenio, Bosch, .1991.
155
El sistem a de la re tó ric a an tigua y clásica
1^6
Woods, J. y Walton, D., Critique de l'argiimentation , trad. ir.
Kimé, 1992.
Van Eemeren, H. H. y GrooLcndorsL, R.r Argumenlalion,
Cotmnunication and Falladas, Lawrcnce Erlbsum, 1992.
Revistas
Argumentación
¡nfomial Logic
Philosophy and Rhetoric
Véanse también los trabajos del Centre de recherches sémioio-
giques de NeucháteL
158
ÍNDICE
159