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Literatura Infantil

Angie Giovanna Porras Gaitán


A unos ojitos cafés

Angie, mi preciosa muñequita,


Tan llena de ternura
Linda y fresca princesita,
De incomparable hermosura.

Amor de mis amores


Niña bella y buena,
Amiga de la flores.
De dulzura toda llena.

Estrella de la mañana
Que se levanta con el alba
Y cuando llega el ocaso
Siempre quiere un abrazo.

Con tus grandes ojos cafés


Siempre dispuesta a estudiar
Como premio a tu interés,
Ya es hora de jugar.

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INDICE

1 .- Introducción
2 .- Canciones infantiles
3 .- Poemas infantiles
4 .- Adivinanzas
5 .- Trabalenguas
6 .- Refranes
7 .- Cuentos
8 .- Fabulas
9 .- Leyendas
10 .- Folklore nicaragüense
11 .- Gastronomía
12 .- Dedicatoria

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Introducción

Este proyecto está basado en las formas de aprendizaje de los niños, en sus
primeras etapas de desarrollo intelectual, cuando el menor inicia sus primeras
letras.
Es una recopilación de conocimientos propios de nuestra tierra natal, lingüística y
fonética en la formación de los niños en etapa de conocimiento primario como
forma de integración a la cultura que sus maestros a lo largo de su educación
primaria se comprometen a enseñar.
Una breve información de las formas de cultura de nuestra tierra, rica en cuentos y
leyendas que han dado inicio al folklore nacional de Nicaragua
Recordemos que nuestros padres y abuelos inician enseñándonos a hablar, luego
continúan enriqueciendo nuestro lenguaje con la práctica de canciones aprendidas y
heredadas de generación en generación y que hoy en día son utilizadas en muchos
países.
Pero el conocimiento continua y le corresponde a los maestros el enseñarnos,
instruirnos y prepararnos para los adquirir valores culturales que nos ayudan a
conocer el lugar donde vivimos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Es así como permanece nuestra cultura empírica, la que adquirimos de nuestros
padres, abuelos y maestros y heredaremos a nuestros hijos, enseñando nuestras
canciones, versos, coplas, cultura y tradiciones, que nos aseguran la perpetuidad del
conocimiento que adquirimos de nuestros antepasados.

Canciones infantiles
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Una canción infantil es aquella canción realizada con algún propósito para los niños
pequeños y bebés. La letra suele ser muy sencilla y repetitiva, para su fácil
comprensión y memorización

Las rondas infantiles y los juegos tradicionales nos hacen recordar aquella época
de nuestra infancia cuando éramos muy pequeños y nos tomábamos de la mano
formando una ronda, girábamos y cantábamos con la alegría que el canto y el juego
pueden provocar en un niño.

Otra de las funciones básicas que el niño desarrolla al cantar y mover su cuerpo
siguiendo sonidos y ritmos, con pausas y contrastes, es su aptitud rítmica.

El ritmo es tan importante en el niño porque le permite ejecutar danzas, juegos,


canciones, e incluso expresarse rítmicamente en el lenguaje oral, que luego será
escrito. El ritmo estará presente en el aprendizaje de la lecto-escritura, cuando
separe sílabas, cuando forme palabras, cuando reconozca las sílabas tónicas.

Es una forma de expresión que encuentran los niños para expresarse oralmente
desde el momento en que inician y conocen el habla.

El elefante trompita

Yo tengo un elefante
Que se llama trompita
Mueve sus orejas

Páá giná 5
Llamando a su mama

Y la mama le dice
Pórtate bien trompita
Si no te portas bien
Cha cha en la colita

Los deditos

Los deditos, los deditos,


Donde están, donde están,
Ellos se saludan, ellos se saludan
Y se van, y se van.

Las manitos, las manitos,


Donde están, donde están,
Ellos se saludan, ellos se saludan
Y se van, y se van.

Los de en medio, los de en medio,


Donde están, donde están,
Ellos se saludan, ellos se saludan
Y se van, y se van.

Un barquito

Un barquito, dos barquitos,


Se fueron de paseo y no me invitaron
A chichi guagua, a guagua chichi,
Que lo repita mi amiga…

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Un barquito, dos barquitos,
Se fueron de paseo y no me invitaron
A chichi guagua, a guagua chichi,
Que lo repita mi amiga…

Buenos días

Buenos días, buenos días


Como están, como está
Estamos muy contentos,
Estamos bien, estamos bien.

Ya es la hora, ya es la hora
De salir, de salir,
Toque la campana, toque la campana,
Din, don, dan, Din, don, dan.

Solecito

Sal solecito
Caliéntame un poquito
Por hoy y por mañana
Y por toda la semana
Pues ya es hora de ir a estudiar
De ir a estudiar.

El pollo

Baila el pollo,
El pollo con una pata
El pollo con otra pata,
El pollo con una alita,
El pollo con la otra alita
Y el pollo con la colita.

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El pollito y el pato

Iba un pollito para la escuela, con sus calzones muy remendados,


iba cantando viva la escuela, viva el maestro y viva yo. Un pato
blanco muy orgulloso, al ver el pollo soltó la risa, cua cua cua cua.
De que te ríes le dijo el pollo, de tus calzones tan remendados,
pues mis calzones son muy bonitos por que los hizo mi mamá.

Barquito de papel

Barquito de papel
mi amigo fiel
llévame a navegar
por el ancho mar

Amigos de aquí y de allá


yo quiero conocer
y a todos llevar
mi flor de amistad

Abajo la guerra
arriba la paz
los niños queremos
reír y cantar.

Martin tin, tin

Debajo un botón, ton, ton, que encontró Martín, tin, tin, había
un ratón, ton, ton,¡ay, que chiquitín!, tin, tin.¡Ay, que chiquitín!,
tin, tin,era aquel ratón, ton, ton,que encontró Martín, tin, tin,
debajo un botón, ton, ton. Es tan juguetón, ton, ton,el Señor
Martín, tin, tin, que escondió el ratón, ton, ton,en un calcetín,

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tin, tin.En un calcetín, tin, tin, estaba el ratón, ton, ton,que encontró Martín, tin,
tin, debajo un botón, ton, ton.

La muñeca azul

Tengo una muñeca de vestido azul


Con su gorro blanco y su canesú.
La llevé a paseo y se me constipo,
La tengo en la cama con mucho dolor.
La llevé al médico y le recetó,
Cuatro cucharadas de aceite castor.
Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis,
Seis y dos son ocho, y ocho dieciséis.
Y ocho veinticuatro, y ocho treinta y dos,
Estas son las cuentas que he sacado yo.

Canción del burro enfermo

A mi burro, a mi burro le duele la cabeza; y el médico le ha puesto una gorrita


negra. Una gorrita negra, mi burro enfermo está.

A mi burro, a mi burro le duele la nariz y el médico le ha dado agüita con anís.

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Una gorrita negra, agüita con anís, mi burro enfermo está.

A mi burro, a mi burro le duele la garganta; y el médico le manda una bufanda


blanca.

Una gorrita negra, agüita con anís, una bufanda blanca, mi burro enfermo está.

A mi burro, a mi burro le duele el corazón; el médico le ha puesto jarabe de limón.

Una gorrita negra, agüita con anís, una bufanda blanca, jarabe de limón, mi burro
enfermo está.

A mi burro, a mi burro le duelen las rodillas y el médico le manda un frasco de


pastillas.

Una gorrita negra, agüita con anís, una bufanda blanca, jarabe de limón, un frasco
de pastillas, mi burro enfermo está

A mi burro, a mi burro le duelen las pezuñas; y el médico le ha puesto emplasto de


lechugas.

Una gorrita negra, agüita con anís, una bufanda blanca, jarabe de limón, un frasco
de pastillas, emplasto de lechugas, mi burro enfermo está

A mi burro, a mi burro ya no le duele nada, pero el muy perezoso durmiendo está


en la cama.

Los pollitos

Los pollitos dicen, pío, pío, pío, cuando tienen hambre,


cuando tienen frío. La gallina busca el maíz y el trigo,
les da la comida y les da abrigo. Bajo sus dos alas se
están quitecitos, y hasta el otro día duermen calentitos

La rana cucú
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Cucú, cantaba la rana
Cucú debajo del agua,
Cucú pasó un caballero
Cucú de bota y sombrero.

Cucú decía la rana


Cucú cantaba feliz
Cucú miraba el paisaje
Cucú con su amigo Luis.

Una rata vieja

Una rata vieja, que era planchadora,


por planchar su falda, se quemo
la cola,
se puso pomada, se amarro un
trapito,
y a la pobre rata, le quedo un
rabito.

Una rata vieja, que era planchadora,


por planchar su falda, se quemo la cola,
lero lero lero lero lero ra, esa rata vieja
no sabe planchar

Corre, corre niño

Corre, corre niño,


Pajarito vuela,
Que las estrellitas
Ya están en la escuela.

La maestra luna
Dicta la lección
Y una nube negra
Es el pizarrón.

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Una estrella chica
Se pinto de tiza
Para que las otras
Se mueran de risa,
Jajajaja ja ja, ja, ja, ja, ja, ja

Que llueva, que llueva

Que llueva, que llueva,


la Virgen de la Cueva,
los pajaritos cantan,
las nubes se levantan.
Que si, que no,
que caiga un chaparrón
con azúcar y turrón,
que se rompan los cristales
de la estación
y los míos no
porque son de cartón.

Pim- Pom es un Muñeco

Pim-pom es un muñeco
muy guapo y de cartón.
Se lava la carita .
con agua y jabón.
Se desenreda el pelo
con peine de marfil,
y aunque se dé tirones
no llora ni hace así.

Páá giná 12
A La Ru Ru

A la ru ru, nene,
a la ru ru ya,
duérmete mi nene, duérmase ya.,.
Duérmase mi negro, cara de pambazo,
que si no se duerme
le doy un trancazo...
Mi negrito lindo,
ya se está durmiendo,
pon cara de palo,
que yo te estoy viendo...
A la ru ru, nene,
a la ru ru ró,
a la ru ru ró,
este negro lindo
ya se me durmió.

Me quiero casar

Arroz con leche,


lulero casar
una señorita
de este lugar.

Que sepa coser,


que sepa bordar,
que sepa abrir la puerta
para ir a jugar.

Con ésta, sí. Con ésta, no.


Con esta señorita me caso yo.

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Naranja dulce

Naranja dulce
Limón partido
Dame un abrazo
Que yo te pido.

Si fueran falsos
mis juramentos
en poco tiempo
se olvidarán.

Toca la marcha
mi pecho llora
adiós señora
yo ya me voy.

Las mañanitas

Éstas son las mañanitas


que cantaba el Rey David,
A las muchachas bonitas,
se las cantamos así.

Despierta, mi bien, despierta,


mira que ya amaneció,
ya los pajarillos cantan,
la luna ya se metió.

Qué linda esta mañana


en que vengo a saludarte,
venimos todos con gusto,
y placer a felicitarte

El día que tú naciste


nacieron todas las flores,
en la pila del bautismo

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cantaron los ruiseñores.

Ya viene amaneciendo
ya la luz del día nos dio,
levántate de mañana,
mira que ya amaneció.

Brilla estrellita
Estrellita ¿dónde estás?
quiero verte titilar
en el cielo sobre el mar
un diamante de verdad
estrellita ¿dónde estás?
quiero verte titilar...

Patito Juan

Encontré al patito Juan


En la esquina del zaguán//

Y me dijo ven que vamos a charlar


un consejo sano yo te voy a dar

Obedece a tu papa
obedece a tu mama
y si lo haces es Señor,
larga vida te dará

Cada día al despertar


a Jesús debes orar

Y también tu biblia tienes que leer


porque así un niño bueno vas a ser

Obedece a tu papa
obedece a tu mama
y si lo haces es Señor,

Páá giná 15
larga vida te dará

Encontré al patito Juan


En la esquina del zaguán

Y me dijo ven que vamos a charlar


un consejo sano yo te voy a dar

Obedece a tu papa
obedece a tu mama
y si lo haces es Señor,
larga vida te dará

Si las gotas de lluvia

Si los copos de nieve


fueran leche malteada
me encantaría estar ahí

Abriendo la boca para saborear


ahahahaha

Si los copos de nieve


fueran leche malteada
me encantaría estar ahí
Si los rayos de sol
fueran helado de chocolate
me encantaría estar ahí

Abriendo la boca para saborear


ahahaha

Si los rayos de sol


fueran helado de chocolate
me encantaría estar ahí...

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Si las gotas de lluvia
fueran de caramelo

Abriendo la boca para saborear


ahahahahaha

Coplas y piropos

La copla es una forma poética de 4 versos que sirve de letra para canciones
populares. Surgió en España, donde sigue siendo muy común, y está muy difundida
en Latinoamérica. Su nombre proviene de la voz latina copula, "lazo", "unión".

Por su estructura métrica y fórmulas características, la copla está muy cercana al


romance, género poético popular por excelencia de la literatura española.

El piropo sin embargo es una frase ingeniosa que se lanza a una persona para
adularla con el propósito de cortejarla o enamorarla.

Los piropos pueden llegar a ser tan ingeniosos, pícaros y originales que podrían
llegar a ser considerados como un subgénero popular

Las coplas y los piropos constituyen un valioso elemento dentro del lenguaje
popular, más si tomamos en cuenta que es utilizado por muchos jóvenes, tanto en el
sentido de romance como en el de picardía o burla.

Podemos decir que ambas formas expresión popular vigorizan y enriquecen el


idioma.

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Azul es el cielo,
Verdes son las plantas,
cafés son los ojos
De la chica que me mata.

Qué bonitos ojos tienes


Tan redondos como el sol,
Se parecen a los ceros
Que me pone el profesor.

Quién fuera bizco para verte dos veces.

En tus ojos bonitos leo mi suerte,


porque si tú me olvidas será mi muerte

Los pájaros del cielo


Nacieron para volar,
y yo nací para quererte
Y no poderte olvidar.

En el cielo no hay farolas,


lo que hay son estrellitas,
bendita sea la madre
que te tuvo tan bonita

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Adiós, mi chinita,
mi flor de azahar.
Ay platicaremos
cuando haiga lugar.

Te voy a hacer una cama


con oro, plata y marfil,
para que duermas conmigo
febrero, marzo y abril.

Adiós,
cantarito de arroz,
si no me das un beso
no me voy con vos

Eres alta y delgadita


como junco de ribera,
entre todas las mocitas
tú te llevas la bandera.

Niña de los ojos verdes,


labios de color punzó,
si no estás comprometida,
espero contestación

Yo no estoy comprometida,
ni quiero comprometerme.
Yo quiero vivir solita,
y que nadie me gobierne

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Manojitos de alfileres
me parecen tus pestañas,
cada vez que me miras
me las clavas en el alma.

Ayer pasé por tu casa


Y me tiraste un limón,
La cáscara cayó al suelo
Y el jugo en mi corazón

Los dientes de tu boquita


me tienen cautivo y preso,
en mi vida he visto yo
echar cadenas de besos

En el campo hay una flor


que le llaman margarita,
la perdición de los hombres
son las mujeres bonitas.

Quién fuera un gatito negro


que por tu ventana entrara,
a ti te diera un besito
y a tu padre le arañara.

Benditos los nueve meses


que estuviste encerrada
en el vientre de tu madre
para ser mi enamorada.

Poemas
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El concepto de poesía infantil comprende los textos escritos por niños y
adolescentes; escritos para ellos.

Se ha afirmado que la poesía es un género natural en los niños, puesto que en su


forma más sencilla la experimentan desde las canciones de cuna.

También se ha destacado que el elemento lúdico de la poesía es muy cercano al


proceso de aprendizaje del lenguaje.

Aparte de estas consideraciones teóricas, desde el campo de la sociología de la


literatura se constata que es un género muy frecuente en los primeros años de la
infancia, escaso en los últimos y casi ausente de la adolescencia, pues mientras el
pequeño va iniciándose en esta etapa pierde el la costumbre por la lectura e incluso
por el amor a la poesía.

Páá giná 21
La rosa blanca

Cultivo una rosa blanca


En julio como en enero
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca

Y para el cruel que me arranca


El corazón con que vivo
Cardo ni ortigo, cultivo,
Cultivo una rosa blanca

Boda de flores

Aquella rosita
Nacida en abril
Quería casarse
Con un alhelí.
Hará de padrino
Su tío el jazmín
E irán a la boda
Claveles cien mil.

Se mató un tomate

Páá giná 22
Páá giná 23
¡Ay! ¡Qué disparate! Con Doña Nabiza)
¡Se mató un tomate! Regresó de prisa
¿Quieren que les cuente? En su nuevo yate
Se arrojó de la fuente Por ver al tomate.
Sobre la ensalada Acaba la historia:
Recién preparada. Ocho zanahorias
Su rojo vestido, todo descosido, Y un alcaucil viejo
cayó haciendo arrugas al mar de Formaron cortejo
lechugas. Con diez berenjenas
Su amigo Zapallo corrió como un De verdes melenas,
rayo pidiendo de urgencia Sobre una carroza
Por una asistencia. Bordada con rosas.
Vino el doctor Ajo Choclos musiqueros
Y remedios trajo. Con negros sombreros
Llamó a la carrera Tocaron violines
A Sal, la enfermera. Quenas y flautines,
Después de sacarlo Y dos ajíes sordos
Quisieron salvarlo Y espárragos gordos
Pero no hubo caso: Con negras camisas,
¡Estaba en pedazos! Cantaron la misa.
Preparó el entierro El diario espinaca
La agencia “Los Puerros”. La noticia saca:
Y fue mucha gente... -Hoy, ¡qué disparate!
¿Quieren que les cuente? ¡Se mató un tomate!-
Llegó muy doliente Papa, el Al leer, la cebolla
presidente del Club de Verduras, Lloraba en su olla.
para dar lectura Una remolacha
De un “Verso al tomate” Se puso borracha.
(Otro disparate) mientras, de perfil, -¡Me importa un comino!
el gran Perejil Dijo Don Pepino...
Hablaba bajito Y no habló la acelga
Con un rabanito. (Estaba de huelga).
También el Laurel
(De luna de miel

Del Trópico (Rubén Darío)

Páá giná 24
¡Qué alegre y fresca la mañanita!
Me agarra el aire por la nariz:
los perros ladran, un chico grita
y una muchacha gorda y bonita,
junto a una piedra, muele maíz.
Un mozo trae por un sendero
sus herramientas y su morral:
otro con caites y sin sombrero
busca una vaca con su ternero
para ordeñarla junto al corral.
Sonriendo a veces a la muchacha,
que de la piedra pasa al fogón,
un sabanero de buena facha,
casi en cuclillas afila el hacha
sobre una orilla del mollejón.
Por las colinas la luz se pierde
bajo el cielo claro y sin fin;
ahí el ganado las hojas muerde,
y hay en los tallos del pasto verde,
escarabajos de oro y carmín.
Sonando un cuerno corvo y sonoro,
pasa un vaquero, y a plena luz
vienen las vacas y un blanco toro,
con unas manchas color de oro
por la barriga y en el testuz.
Y la patrona, bate que bate,
me regocija con la ilusión
de una gran taza de chocolate,
que ha de pasarme por el gaznate
con la tostada y el requesón.

Lo fatal

Páá giná 25
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
Y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,


Y el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida y por la sombra y por
Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡Y no saber adónde vamos


Ni de dónde venimos...!

El ruego al libro

He aquí, niña mía,


Que me has hecho tu amiga
He aquí, que cada día,
Páá giná 26
Conversaras conmigo

Ponme una ropa oscura


La ropa de labor
Trátame con dulzura
Cual si fuera una flor

No me hechas manchas sobre


La nieve del semblante
No pienses que recobre
Su lámina brillante

Gozaras cuando veas


Que hermoso me conservo
Sufrirás si me afeas
Del daño de tu siervo.

Sonatina (Rubén Darío)

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?


Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidada se desmaya una flor.

Páá giná 27
El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,


o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa


quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,


ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!


Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!


(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

Páá giná 28
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,


en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!

Páá giná 29
Caupolicán

Es algo formidable que vio la vieja raza:


robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,


pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,


le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.
«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.

Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,


e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

A Campoamor

Éste del cabello cano,


como la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano.

Cuando se tiene en la mano


un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la miel
y pica en el corazón.

Rubén Darío

Páá giná 30
Para Entonces

Quiero morir cuando decline el día,


en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía
y el alma un ave que remonta el vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,


ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz retira


sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira;
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven; antes que destruya


el tiempo aleve la gentil corona,
cuando la vida dice aún: "Soy tuya",
aunque, sepamos bien que nos traiciona.

Gutiérrez Najera

Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Páá giná 31
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido .
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Los sueños

Páá giná 32
El hada más hermosa ha sonreído
al ver la lumbre de una estrella pálida,
que en hilo suave, blanco y silencioso
se enrosca al huso de su rubia hermana.
Y vuelve a sonreír porque en su rueca
el hilo de los campos se enmaraña.
Tras la tenue cortina de la alcoba
está el jardín envuelto en luz dorada.
La cuna, casi en sombra. El niño duerme.
Dos hadas laboriosas lo acompañan,
hilando de los sueños los sutiles
copos en ruecas de marfil y plata.

Antonio machado

La madre triste

Duerme, duerme, dueño mío,


sin zozobra, sin temor,
aunque no se duerma mi alma,
aunque no descanse yo.

Duerme, duerme y en la noche


seas tú menos rumor
que la hoja de la hierba,
que la seda del vellón.

Duerma en ti la carne mía,


mi zozobra, mi temblor.
En ti ciérrense mis ojos:
¡duerma en ti mi corazón!

La pajita
Ésta que era una niña de cera;
pero no era una niña de cera,
era una gavilla parada en la era.

Páá giná 33
Pero no era una gavilla
sino la flor tiesa de la maravilla.
Tampoco era la flor sino que era
un rayito de sol pegado a la vidriera.
No era un rayito de sol siquiera:
una pajita dentro de mis ojitos era.
¡Alléguense a mirar cómo he perdido entera,
en este lagrimón, mi fiesta verdadera!

Gabriela mistral.

Mis deseos
Si Dios omnipotente me mandara
de sus deseos tomar el que quisiera,
ni el oro ni la plata le pidiera,
ni imperios ni coronas deseara.

Si un sublime talento me bastara


para vivir feliz, yo le eligiera;
mas, ¡cuántos sabios referir pudiera
a quien su misma ciencia costó cara!

Yo sólo pido al Todopoderoso


Propicio me conceda estos tres dones,
con que vivir en paz y ser dichoso:
un fiel amigo en todas ocasiones,
un corazón sencillo y generoso
y juicio que dirija mis acciones.

Sonetos

Páá giná 34
Adivinanzas:

Las adivinanzas son enigmas cuyo enunciado es una situación paradójica o un


juego de palabras, son acertijos generalmente para niños, con enunciado en
forma de rima.

Las adivinanzas son dichos populares utilizados como pasatiempos en los que
se describe algo para que sea adivinado.
Tienen como objetivo entretener y divertir. Forman parte activa del folklore
infantil.

Además de ser un entretenimiento, contribuyen al aprendizaje de los niños y a


la difusión y mantenimiento de las tradiciones populares.

Páá giná 35
En lo alto vive,
En lo alto mora
En lo alto teje
La tejedora.

La araña

Tengo corona
Y no soy reina
Tengo escamas
Y no soy pescado

La piña

Duerme de noche
Y alumbra de día

El sol

Llevo mi casa al hombro,


Camino sin una pata
Voy marcando mi huella
Con un hilito de plata

El caracol

Tengo hojas sin ser árbol,


Te hablo sin tener voz,
Si me abres no, no me quejo,
Adivina quien soy.

El libro
Oro no es
Plata no es

Páá giná 36
Abre la puerta
Y veras que son.

El plátano

Con tres colores


Ordeno a cada uno
Si todos me respetan
No habrá accidente alguno.

El semáforo

Chiquita y de hierro
Cuida la casa mejor que un perro

La llave

Si me haces trozos no lloro,


Pero a otros hago llorar
Por dentro siempre soy blanca
Y me usan al cocinar.

La cebolla

Cura catarros, tos y resfríos


Y si me pincha yo no armo líos

El doctor

Una dama muy delgada


Y de palidez mortal
Que se alegra y se reanima
Cuando la van a quemar
Páá giná 37
La vela

Redondo, redondo
No tiene tapa, ni tiene fondo.

El anillo

Verde por fuera, blanco por dentro,


Si quieres que te lo diga,
Espera.

La pera

Paseo de noche,
Duermo de día,
Me gusta la leche
Y la carne fría.

El gato

Te la digo y no me entiendes
Te la repito y no me comprendes.

La tela
Tengo la cabeza dura,
Me sostengo sobre un pie
Y soy de tal fortaleza
Que a Dios me sujete.
El clavo

Pérez anda,

Páá giná 38
Gil camina, tonto es
Quien no adivina
El perejil

Entro por el mar


Y salgo por la garita
¿Quién soy?
La margarita

Páá giná 39
Trabalenguas
Los trabalenguas constituyen a la vez un tipo de literatura popular de naturaleza
oral. En especial sirve para hacer a uno equivocarse en varias ocasiones las
personas que lo pronuncian no lo pueden hacer y ahí se desarrolla el conflicto de
la pronunciación.

Suelen ser juegos de palabras que combinan fonemas similares, y con frecuencia
se crean con aliteraciones y rimas con dos o tres secuencias de sonidos.

Lo interesante de los trabalenguas está en poder decirlos con claridad y


rapidez, aumentando la velocidad sin dejar de pronunciar ninguna de las palabras

Es muy divertido jugar con los trabalenguas. Es un juego ideal para adquirir
rapidez del habla, con precisión y sin equivocarse.

Los Trabalenguas, que también son llamados des trabalenguas, son útiles para
ejercitar y mejorar la forma de hablar de los niños.

Comience recitando lentamente cada frase y luego a repetirlas cada vez con más
rapidez. Los trabalenguas son un juego de palabras con sonidos y de
pronunciación difíciles, y sirven para probar tus habilidades.

Páá giná 40
Sorullo quiere lo suyo
Lo tuyo es tuyo
Dice sorullo
Suelta lo que no es tuyo
Sorullo quiere lo suyo

Yo no quiero que tú me quieras


Porque yo te quiero a ti,
Queriéndome o sin quererme
Yo te quiero por que sí.
Para Lola una lila
di a Adela, mas tomóla Dalila.
Y yo dije: ¡Hola! Adela, dile a Dalila
que le dé la lila a Lola.
Daría salario diario
mi Darío a Diorio el dorio,
si lección doria a Darío
diariamente diera Diorio.
Como quieres que te quiera,
Si el que quiero que me quiera,
No me quiere como quiero que me quiera.
Erre con erre, guitarra;
erre con erre, carril:
rápido ruedan los carros,
rápido el ferrocarril.

Me han dicho un dicho,


que dicen que he dicho yo.
Ese dicho está mal dicho,
pues si yo lo hubiera dicho,
estaría mejor dicho,
que ese dicho que dicen
que algún día dije yo

Rasquín era un rascón


que rascaba en una risca,
con un tosco rasca risca rascador,
rasca que rasca acabó con el risco,
rasca la risca, rascó un rincón.

Páá giná 41
Quiero y no quiero querer
a quien no queriendo quiero.
He querido sin querer
y estoy sin querer queriendo.
Si por mucho que te quiero,
quieres que te quiera más,
te quiero más que me quieres
¿que más quieres?, ¿quieres más?

Cuando cuentes cuentos


cuenta cuántos cuentos cuentas,
porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas,
nunca sabrás cuántos cuentos cuentas tú

Ya ves que la llave no abre


Ya ves que la llave no abría
¿Donde abría tanta llave
Si ninguna llave abría?
Compró Paco pocas copas y,
como pocas copas compró,
pocas copas Paco pagó.

Calvo Claudio
Y su calva familia
Clavan clavos
Al clarear el día.
El gallo pinto no pinta
El que pinta es el pintor
Que al gallo pinto las pintas
Pinta por pinta pinto

María Chucena su casa techaba,


Pasó un techador y le dijo:
Techas tu casa o techas la ajena,
Contesto María Chucena:
Ni techo mi casa, ni techo la ajena
Techo la choza de María Chucena.

Páá giná 42
Refranes

Los refranes son sentencias breves, habitualmente, de autor desconocido. No


obstante, muchas frases literarias y bíblicas ha pasado a formar parte del
refranero popular.

La mayoría de los refranes son observaciones acuñadas por la experiencia


colectiva a lo largo del tiempo, con temas que van desde la meteorología hasta el
destino invariable y fatalista de existencia.

Constituyen el bagaje cultural del pueblo en tiempos en los que la tradición oral
pasaba la sabiduría popular de una generación a otra

Los refranes son dichos de origen popular que en forma figurada y pintoresca,
muchas veces suelen encerrar enseñanzas morales de profunda sabiduría.

Se emplean sin alteración alguna y buena parte de ellos es común en el resto del
mundo hispanoparlante.

Los refranes se han originado de generación en generación, usualmente de


nuestros ancianos al establecer un vínculo entre lo común y el sentido figurado
de la expresión popular.

Generalmente son como las moralejas, en el trasfondo de la expresión, siempre


llevan una enseñanza.

Páá giná 43
Quien no oye consejos no llega a viejo

El que juega dados sale perdiendo

Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente

Mas vale pájaro en mano que cien volando

Árbol que nace torcido, nunca su rama endereza.

Es mejor un chiste malo, que una mala noticia.

Haz el bien y no mires a quien

El que mucho abarca, poco aprieta

Al que buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.

El que con lobos anda, a aullar aprende.

Gota a gota, se llena el vaso.

En boca cerrada, no entran moscas.

Indio comido, puesto al camino

A mal tiempo, buena cara.

No digas, de esta agua no beberé.

Nunca digas nunca.

En casa de herrero, cuchillo de palo.

En rio revuelto, ganancia de pescadores

Al que madruga, Dios le ayuda.

El que madruga, come pechuga.


Páá giná 44
A rey muerto, rey puesto.

Ojo por ojo, diente por diente.

Más vale tarde que nunca

No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Quien nace redondo, no muere cuadrado. (Nadie cambia tan fácilmente)

Siempre como ahora y mejor cuando Dios quiera. (Conformidad)

Los que se acuestan en el mismo colchón, se vuelven de la misma opinión.


Una persona mala transciende mucho. (Malas consecuencias)

Cuanto más te agaches, más se te ve el culo. (Autoestima baja)

Un loco hace a cientos. (Propaga la locura)

Hay que estar para las verdes y para las maduras. (Ser incondicional)
Hambre, sueño, o gana de ver al dueño. (Al bostezar)
El hombre es como el oso, cuanto más feos más hermosos.

Palos con gusto saben a almendras. (No hay que ser tan despistado. Hay
que aprender más)
Recadicos en reunión, falta de educación. (Hablar al oído)
El que tiene un vicio, si no se mea en la puerta, se mea en el quicio. (Difícil
de control)
El que su mal escoge, que no se enoje. (Libre)
No todo lo que brilla es oro. (Engaño)

La envidia es mala consejera.

Lo que se comen los gusanos, que lo vean los cristianos. (Enseñar el


cuerpo)

Quien la sigue la consigue. (Empeñarse)

Dime con quién andas, y te diré quién eres.

Páá giná 45
Con el tiempo y una caña, hasta las verdes se alcanzan. (Perseverancia)

A buen entendedor, pocas palabras.

Piensa mal y acertarás. (Desconfiar).

Unos nacen tontos, otros tontos no son, y otros hacen tontos, a los que
tontos no son. (Maneras de actuar)

Las aguas mansas, en las corrientes se pasan. (Desconfianza).

Arrieros somos y en el camino nos encontraremos. (Conducta con el otro)

Haz bien y no mires a quién, haz mal y guárdate. (Actuar)

Parece que nunca ha roto un plato. (Ocultar o mostrar inocencia, por lo


general aparente.)

El que no sabe es como el que no ve. (Analfabeto)

De ningún cobarde, se ha escrito, ná. Haces menos falta, que un perro en


Misa. (Inoportuno)

Quién mucho duerme, poco vive. (Perezoso)

Quién mucho llora, poco mama. (Sentimental)

El que se ríe del mal de su vecino, a él le viene de camino. (Escarmiento)

La risa es del último que la echa. (Quedar burlado)

Cuánto más me hagas, más me merezco. (Engreído)

No escarmiento en pellejo ajeno. (Tiene que pasarme a mí)

El que se ríe del mal de su vecino, a él le viene de camino. (No alegrarse


del mal ajeno)

Tienes cosas de peón caminero. (Tonterías)

Le ha salido el tiro por la culata. (No poder hacer daño)

Páá giná 46
Malo es meterse por el ojo un palo, y peor metérselo por los dos. (Hacer
el mal otra vez)

Quién solo se desea, solo se vea. (Sin compañía)

Tienes más huevos, que una pava clueca. (Mandar)

Quien quiera saber, embustes con él. (Entrometido)

Quien dice la verdad, se queda sin ella. (Ser precavido)

Se te van las mejores. (Despiste)

Anda y que te den por... saco. (Desprecio).

Si sale con barbas, San Antón y si no, la Pura Concepción. (Basto o


delicado)

Vaya picia que ha dado. (Meter la pata)

Pregona más que vende. (Presumir)

Esta es la visita del médico. (Corta).

Paras menos que el tren en Villarrubia. (Llevas prisa)

Me voy a liar la manta a la cabeza. (Voy hacer lo que quiera)

Estas como el jueves, en medio de la semana. (Estar en medio de


personas)

Te falta un tornillo. (Loca)

Qué mulo eres. (Cabezote)

Quien mal anda, mal acaba. Por embustero, te va a salir una verruga en un
diente. (Imposible)

Haz el bien y no mires a quien.

Páá giná 47
Eres más raro que un grajo blanco.

El que mucho corre, pronto para. (Impaciente)

Te ahogas en la meá de una gallina. (Poco ánimo)

Tienes más miedo que once brujas. (Asustado)

Eres más guarro que la pata un pavo. (Suciedad)

Estás en Jauja. (Embobado)

Vete y te rozas con un cardo borriquero. (No me toques)

El que calla y no obedece, jode por dos veces. (Hago lo que quiero)

Eres más perro que un yegüero. (Vago)

Anda y que te folle la potra Lora. (Desprecio)

Dulce de monja, fanega de trigo. (Agradecimiento)

Métetelo en el culo y cierra la puerta. (Para ti solo)

Quien hizo la ley, hizo la trampa. (Engañar)

Métetelo en donde te quepa. (No lo quiero)

Se dice el pecado pero no el pecador. (No delatar)

Eres más agarrao que un clavo ardiendo. (No puedes ni tocarlo)

Te doy los “maculillos”. (Pegar con la rodilla en los cachetes)

Te doy una torta que te meas las patas abajo. (Sacudida grande)

Al hombre pobre la cama se lo come. (Perezoso)

Antes se coge a un embustero que a un cojo. (Pillar un embuste)

Hoy vienes con la jáquima al revés. (Contrariado).

Páá giná 48
Tienes menos luces que un farol apagao. (Ignorante)

Sabes mas que los ratones coloraos. (Sabiondo)

Periquillo, me engañaste. (Engaño)

Que te lo crees, que te lo has creído. (No conseguirlo)

No es trigo limpio. (Engañoso)

El que borracho se acuesta, con agua se desayuna. (Resaca)

Ves menos que un pez frito. (Cegato).

Cuando mete la cabeza por un sitio, por allí la saca. (Cabezonería)

Eres más guapo que el culo de mi gato. Tengo más que puedo. (Agobiado)

Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. (Vanidad)

No lo hago aunque me lo mande el médico. (Testarudo, que no le da la


gana)

Me cago en ti y en tu tío Martín. ¿Tonta? ! Méteme un dedo en la boca y


me sacas las sopas! (que lo pruebe)

Te conozco bacalao aunque vienes disfrazao. (Saber las intenciones del


otro)

A quien San Juan se lo dé, San Pedro se lo bendiga.

Páá giná 49
Cuentos

El cuento es una expresión literaria definida como una forma breve de


narración, ya sea expresada en forma oral o escrita. Posee ciertas
características que permiten definirlo a grandes rasgos.

Un cuento es una narración ficticia que puede ser completamente creación del
autor, o bien, puede basarse en hechos de la vida real, que podrían incluso ser
parte de la vida del autor.

El autor se ocupa de tomar un sólo tema como el principal, produciendo un


efecto sobre el lector o el auditor, y cierra el desarrollo de dicha temática con
un final que, muchas veces, es inesperado, mientras que en otras ocasiones es
absolutamente algo predecible.

El hada y la sombra

Páá giná 50
Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus
ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas
cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso
custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus
vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando
unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques,
muchos se unieron al hada cuando les pidió que la
acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en
busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos.

El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar


todo el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta
donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos
comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había
anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y
vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas
adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a
medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente,
ni el mejor luchador, ni siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al
hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como
los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a
pesar de las dificultades, y eso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo
porque haya sido verdad que iba a ser duro".

Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal,
pero el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela.
Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la
piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...

La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y


expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel
Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte
que ningún otro.

Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el


compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero
al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y
acompañan a su triste hada.
La princesa de fuego
Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia.
Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella

Páá giná 51
para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el
regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y
regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de
poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una
piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había
regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció
el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi


corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una
piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún
otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y


atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y
durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía
siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la
piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra
tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma
tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil
de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como


con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo
importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país
tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por
su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión
por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de
fuego".

Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven,
que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la
princesa hasta el fin de sus días

El regalo mágico del conejito pobre

Hubo una vez en un lugar una época de muchísima sequía y hambre


para los animales. Un conejito muy pobre caminaba triste por el
campo cuando se le apareció un mago que le entregó un saco con

Páá giná 52
varias ramitas."Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas" El
conejito se moría de hambre, pero decidió no morder las ramitas pensando en
darles buen uso.

Al volver a casa, encontró una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía
caminar."Dame algo, por favor", le dijo. El conejito no tenía nada salvo las
ramitas, pero como eran mágicas se resistía a dárselas. Sin embargó, recordó
como sus padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo, así que sacó
una ramita del saco y se la dio a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil
colores, mostrando su magia.

El conejito siguió contrariado y contento a la vez, pensando que había dejado


escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la necesitaba más que él.
Lo mismo le ocurrió con un pato ciego y un gallo cojo, de forma que al llegar a su
casa sólo le quedaba una de las ramitas.

Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se
mostraron muy orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la
ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre, y también se la dio a
él.

En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito


¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué? ¿Qué es lo que has hecho
con ellas? El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó
diciendo ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas? ¡Pues sal fuera y
mira lo que has hecho!

Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus


ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa
granja llena de agua y comida para todos los animales!! Y el conejito se sintió
muy contento por haber obrado bien, y porque la magia de su generosidad
hubiera devuelto la alegría a todos.

La invitación para el gran baile

Un príncipe terriblemente desordenado nunca hace caso a


sus padres cuando le piden orden. La princesa del reino
vecino, de la que está enamorado en secreto, organiza un
gran baile e invita a todos los príncipes de los alrededores.

Páá giná 53
El príncipe está emocionado y lo prepara todo con esmero, pero el día del baile
no encuentra la invitación entre el desorden de su cuarto.
La busca desesperado y no la encuentra, y al final decide ordenar todo su
cuarto, encontrando la invitación justo encima de la mesa. Para cuando llega al
baile ya se marchaban todos y se vuelve muy triste y habiendo aprendido la
lección. Pero tuvo suerte, y como no encontró novio, la princesa repitió el baile
poco después, y como esta vez tuvo todo ordenado, no perdió la invitación y pudo
conocer a la princesa, que también se enamoró de él.

El hada fea

Había una vez una aprendiz de hada madrina, mágica y


maravillosa, la más lista y amable de las hadas. Pero era
también un hada muy fea, y por mucho que se esforzaba en
mostrar sus muchas cualidades, parecía que todos estaban
empeñados en que lo más importante de un hada tenía que ser
su belleza.

En la escuela de hadas no le hacían caso, y cada vez que volaba


a una misión para ayudar a un niño o cualquier otra persona en apuros, antes de
poder abrir la boca, ya la estaban chillando y gritando:
- ¡fea! ¡Bicho!, ¡lárgate de aquí!

Aunque pequeña, su magia era muy poderosa, y más de una vez había pensado
hacer un encantamiento para volverse bella; pero luego pensaba en lo que le
contaba su mamá de pequeña:

- tú eres como eres, con cada uno de tus granos y tus arrugas; y seguro que es
así por alguna razón especial...

Pero un día, las brujas del país vecino arrasaron el país, haciendo prisioneras a
todas las hadas y magos. Nuestra hada, poco antes de ser atacada, hechizó sus
propios vestidos, y ayudada por su fea cara, se hizo pasar por bruja. Así, pudo
seguirlas hasta su guarida, y una vez allí, con su magia preparó una gran fiesta
para todas, adornando la cueva con murciélagos, sapos y arañas, y música de
lobos aullando.

Durante la fiesta, corrió a liberar a todas las hadas y magos, que con un gran
hechizo consiguieron encerrar a todas las brujas en la montaña durante los
siguientes 100 años.

Páá giná 54
Y durante esos 100 años, y muchos más, todos recordaron la valentía y la
inteligencia del hada fea. Nunca más se volvió a considerar en aquel país la
fealdad una desgracia, y cada vez que nacía alguien feo, todos se llenaban de
alegría sabiendo que tendría grandes cosas por hacer.

El origen de la felicidad

Había una vez un niño que era muy feliz, aunque no tenía
muchos juguetes ni dinero. Él decía que lo que le hacía
feliz era hacer cosas por los demás, y que eso le daba
una sensación genial en su interior.
Pero realmente nadie le creía, y pensaban que no andaba
muy bien de la cabeza. Dedicaba todo el día a ayudar a
los demás, a dar limosna y ayuda a los más pobres, a cuidar de los animales, y
raras veces hacía nada para sí mismo.
Un día conoció a un famoso médico al que extrañó tanto su caso, que decidió
investigarlo, y con un complejo sistema de cámaras y tubos, pudo grabar lo que
ocurría en su interior.
Lo que descubrieron fue sorprendente: cada vez que hacía algo bueno, un millar
de angelitos diminutos aparecían para hacerle cosquillas justo en el corazón.

Aquello explicó la felicidad del niño, pero el médico siguió estudiando hasta
descubrir que todos tenemos ese millar de angelitos en nuestro interior. La pena
es que como hacemos tan pocas cosas buenas, andan todos aburridos haciendo el
vago.

Y así se descubrió en qué consiste la felicidad, y gracias a ese niño todos


sabemos qué hay que hacer para llegar a sentir cosquillitas en el corazón

El árbol mágico

Hace mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo


centro encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol
encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.

Páá giná 55
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra,
supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada.

Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y entonces, se


abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que
decía: "sigue haciendo magia". Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se
encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran
montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del
mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras
mágicas

El joven del rostro bello

Había una vez una joven de origen humilde, pero increíblemente


hermosa, famosa en toda la comarca por su belleza.
Ella, conociendo bien cuánto la querían los jóvenes del reino,
rechazaba a todos sus pretendientes, esperando la llegada de
algún apuesto príncipe.

Este no tardó en aparecer, y nada más verla, se enamoró


perdidamente de ella y la colmó de halagos y regalos. La boda fue
grandiosa, y todos comentaban que hacían una pareja perfecta.

Pero cuando el brillo de los regalos y las fiestas se fueron apagando, la joven
princesa descubrió que su guapo marido no era tan maravilloso como ella
esperaba: se comportaba como un tirano con su pueblo, alardeaba de su esposa
como de un trofeo de caza y era egoísta y mezquino.

Cuando comprobó que todo en su marido era una falsa apariencia, no dudó en
decírselo a la cara, pero él le respondió de forma similar, recordándole que sólo
la había elegido por su belleza, y que ella misma podía haber elegido a otros
muchos antes que a él, de no haberse dejado llevar por su ambición y sus ganas
de vivir en un palacio.

La princesa lloró durante días, comprendiendo la verdad de las palabras de su


cruel marido. Y se acordaba de tantos jóvenes honrados y bondadosos a quienes
había rechazado sólo por convertirse en una princesa.

Páá giná 56
Dispuesta a enmendar su error, la princesa trató de huir de palacio, pero el
príncipe no lo consintió, pues a todos hablaba de la extraordinaria belleza de su
esposa, aumentando con ellos su fama de hombre excepcional. Tantos intentos
hizo la princesa por escapar, que acabó encerrada y custodiada por guardias
constantemente.

Uno de aquellos guardias sentía lástima por la princesa, y en sus encierros


trataba de animarle y darle conversación, de forma que con el paso del tiempo
se fueron haciendo buenos amigos. Tanta confianza llegaron a tener, que un día
la princesa pidió a su guardián que la dejara escapar. Pero el soldado, que debía
lealtad y obediencia a su rey, no accedió a la petición de la princesa. Sin
embargo, le respondió diciendo:

- Si tanto queréis huir de aquí, yo sé la forma de hacerlo, pero requerirá de un


gran sacrificio por vuestra parte.
Ella estuvo de acuerdo, confirmando que estaba dispuesta a cualquier cosa, y el
soldado prosiguió:

- El príncipe sólo os quiere por vuestra belleza. Si os desfiguráis el rostro, os


enviará lejos de palacio, para que nadie pueda veros, y borrará cualquier rastro
de vuestra presencia. Él es así de ruin y miserable.
La princesa respondió diciendo:

- ¿Desfigurarme? ¿Y a dónde iré? ¿Que será de mí, si mi belleza es lo único que


tengo? ¿Quién querrá saber nada de una mujer horriblemente fea e inútil como
yo?

- Yo lo haré - respondió seguro el soldado, que de su trato diario con la princesa


había terminado enamorándose de ella - Para mí sois aún más bella por dentro
que por fuera.
Y entonces la princesa comprendió que también amaba a aquel sencillo y honrado
soldado. Con lágrimas en los ojos, tomó la mano de su guardián, y empuñando
juntos una daga, trazaron sobre su rostro dos largos y profundos cortes...

Cuando el príncipe contempló el rostro de su esposa, todo sucedió como el


guardián había previsto. La hizo enviar tan lejos como pudo, y se inventó una
trágica historia sobre la muerte de la princesa que le hizo aún más popular entre
la gente.

Páá giná 57
Y así, desfigurada y libre, la joven del bello rostro pudo por fin ser feliz junto a
aquel sencillo y leal soldado, el único que al verla no apartaba la mirada, pues a
través de su rostro encontraba siempre el camino hacia su corazón.

Las monedas encantadas

Hubo una vez un hombre bondadoso y rico que al cumplir


muchos años pensó dejar a cargo de sus cosas a algún joven
inteligente y honesto. Comentando un día su decisión y las
ganas que tenía de no equivocarse en la elección, un buen
amigo le dio este consejo:

- La próxima vez que vendas algo, cuando des el dinero del cambio, entrega como
por descuido la moneda del menor valor. Aquel que te la devuelva sabrás que es
honrado.

El hombre rico agradeció mucho el consejo, y pensando que era una buena idea y
fácil de realizar, decidió ponerla en práctica. No contaba con que uno de los
presentes, un vecino que se hacía pasar por amigo pero en verdad le envidiaba
enormemente, contrató los favores de un hechicero, a quien encargó encantar
las pequeñas monedas que poseía el anciano de modo que cualquiera que mirase
una de aquellas monedas tocadas por él, viera en ella no una moneda corriente,
sino aquello que más quería en el mundo.

Confiaba el malvado en que nadie devolviera la moneda y el viejo se desesperase,


y entonces dejase a un sobrino suyo administrar todos sus negocios.

Todo resultó según lo planeado por el envidioso comerciante, y ni uno solo de los
que hablaron con el anciano fue capaz de devolver la triste moneda: unos veían
en ella el mayor diamante o piedra preciosa, otros una obra de arte, otros una
reliquia y algunos incluso una pócima curativa milagrosa.

Medio rendido en su intento por encontrar alguien honrado, su envidioso vecino


aprovechó para enviar al sobrino advirtiéndole cuidadosamente para que
devolviese la moneda. El sobrino fue decidido a hacerlo, pero al recibir la
moneda, vio en ella todas las posesiones y títulos de su tío, y creyendo que todo
lo que le había contado su tío era un engaño, marchó con su inútil moneda y su
avaricia hacia ninguna parte, pues cuando su tío se enteró de la traición lo
despidió para siempre.

Páá giná 58
El anciano, deprimido y enfermo, decidió llamar a sus sirvientes antes de morir,
y les entregó algunos bienes para que pudieran vivir libremente cuando él no
estuviera. Entre ellos se encontraba uno muy joven aún, al que entregó una de
aquellas pequeñas monedas por error.

El joven, criado a la sombra de aquel justo y sabio señor a quien quería como un
padre, vio en lugar de la moneda una poderosa medicina que curaría al anciano
señor, pues aquello era de veras lo que más quería en el mundo, y según la vio,
entregó la moneda de nuevo diciendo: "tomad, señor, esto es para vos; seguro
que os sentará bien".

Efectivamente, aquella simple moneda actuó como el más milagroso de los


bálsamos, pues el anciano saltó de alegría al haber encontrado por fin alguien
honrado, y le llenaba de gozo comprobar que siempre había estado en su propia
casa.

Y así, el joven sirviente pasó a administrar con gran justicia, generosidad y


honradez todos los bienes del anciano, quien siguió acompañándole y
aconsejándole como a un hijo por muchos años.

Una flor al día

Había una vez dos amigos que vivían en un palacio con sus
familias, que trabajaban al servicio del rey. Uno de ellos
conoció una niña que le gustó tanto que quería que pensó
hacerle un regalo.

Un día, paseaba con su amigo por el salón principal y vio


un gran jarrón con las flores más bonitas que pudiera
imaginarse, y decidió coger una para regalársela a la niña, pensando que no se
notaría. Lo mismo hizo al día siguiente, y al otro, y al otro... hasta que un día

Páá giná 59
faltaron tantas flores que el rey se dio cuenta y se enfadó tanto que mandó
llamar a todo el mundo.

Cuando estaban ante el rey, el niño pensaba que debía decir que había sido él,
pero su amigo le decía que se callara, que el rey se enfadaría muchísimo con él.
Estaba muerto de miedo, pero cuando el rey llegó junto a él, decidió contárselo
todo. En cuanto dijo que había sido él, el rey se puso rojo de cólera, pero al oír
lo que había hecho con las flores, en su cara apareció una gran sonrisa, y dijo
"no se me habría ocurrido un uso mejor para mis flores" .

Y desde aquel día, el niño y el rey se hicieron muy amigos, y se acercaban juntos
a tomar dos de aquellas maravillosas flores, una para la niña, y otra para la reina.

El patito feo

En una hermosa mañana de verano, los huevos que habían


empollado la mamá Pata, empezaban a romperse, uno a
uno. Los patitos fueron saliendo poquito a poco, llenando
de felicidad a los papás y a sus amigos. Estaban tan
contentos que casi no se dieron cuenta de que un huevo, el
más grande de todos, aún permanecía intacto.

Todos, incluso los patitos recién nacidos, concentraron su atención en el huevo,


a ver cuando se rompería. Al cabo de algunos minutos, el huevo empezó a
moverse, y luego se pudo ver el pico, luego el cuerpo, y las patas del sonriente
pato.
Era el más grande, y para sorpresa de todos, muy distinto de los demás... Y cómo
era diferente, todos empezaron a llamarle el Patito Feo.

La mamá Pata, avergonzada por haber tenido un patito tan feo, le apartó con el
ala mientras daba atención a los otros patitos. El patito feo empezó a darse
cuenta de que allí no le querían. Y a medida que crecía, se quedaba aún más feo,
y tenía que soportar las burlas de todos.

Entonces, en la mañana siguiente, muy temprano, el patito decidió irse de la


granja. Triste y solo, el patito siguió un camino por el bosque hasta llegar a otra
granja. Allí, una vieja granjera le recogió, le dio de comer y beber, y el patito
creyó que había encontrado a alguien que le quería. Pero, al cabo de algunos días,

Páá giná 60
él se dio cuenta de que la vieja era mala y sólo quería engordarle para
transformarlo en un segundo plato.

El patito salió corriendo como pudo de allí. El invierno había llegado. Y con el, el
frío, el hambre, y la persecución de los cazadores para el patito feo. Lo pasó
muy mal. Pero sobrevivió hasta la llegada de la primavera. Los días pasaron a ser
más calurosos y llenos de colores. Y el patito empezó a animarse otra vez.

Un día, al pasar por un estanque, vio las aves más hermosas que jamás había
visto. Eran elegantes, delicadas, y se movían como verdaderas bailarinas, por el
agua. El patito, aún acomplejado por la figura y la torpeza que tenía, se acercó a
una de ellas y le preguntó si podía bañarse también en el estanque. Y uno de los
cisnes le contestó:

- Pues, ¡claro que sí! Eres uno de los nuestros.


Le dijo el patito:

- ¿Cómo que soy uno de los vuestros? Yo soy feo y torpe, todo lo contrario de
vosotros.

Y ellos le dijeron:

- Entonces, mira tu reflejo en el agua del estanque y verás cómo no te


engañamos.

El patito se miró y lo que vio le


dejó sin habla. ¡Había crecido y se
transformado en un precioso
cisne! Y en este momento, él
supo que jamás había sido feo. Él
no era un pato sino un cisne. Y
así, el nuevo cisne se unió a los
demás y vivió feliz para siempre.

Páá giná 61
Fábulas
Las fábulas, son relatos cortos y ficticios encargado de transmitir alguna
enseñanza a la que llamamos moraleja. Sus protagonistas, son animales que
actúan, hablan y piensan como humanos.

Es un instrumento ideal para incentivar la lectura en los niños de nuestro


tiempo. Ellos, desde muy pequeños, están inmersos en un mundo visual de dibujos
animados y de breves mensajes lingüísticos. Sacarlos a empellones de ese
entorno es casi imposible; en cambio la fábula puede introducirse en ese mundo
infantil y desde allí guiar a los futuros lectores por el largo camino de la lectura.

La fábula se ciñe estrictamente a dos elementos que son: su brevedad narrativa


y su conclusión en una sentencia o moraleja. Además, el uso de animales y
objetos humanizados, como personajes participantes, le da un tono alegórico a la
historia.

A diferencia de otras composiciones literarias que también tienen fines de


adoctrinamiento cultural, moral o religioso, como los mitos, leyendas, poemas
épicos, parábolas, cuentos maravillosos, etc., la fábula se circunscribe
directamente a la interrelación entre los seres humanos dentro de una sociedad;
esta característica hace que la fábula sea siempre actual por los valores
universales y atemporales que transmite.

Páá giná 62
El águila, el cuervo y el pastor

Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.


La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un
carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus
garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no
logró soltarse.

Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las


puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que


no te corresponde.

La zorra que se lleno su vientre

Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una encina unos


pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado
escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los
comió todos.

Pero tanto comió y se le agrandó tanto el vientre que no pudo


salir. Empezó a gemir y a lamentarse del problema en que había
caído.

Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acercó y le
preguntó que le ocurría. Cuando se enteró de lo acaecido, le dijo:

-- ¡Pues quédate tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que
estabas, entonces de seguro podrás salir fácilmente sin problema!

Con paciencia se resuelven muchas dificultades.

La zorra con el rabo cortado

Páá giná 63
Una zorra a la cual un cepo le había cortado la cola, estaba tan avergonzada, que
consideraba su vida horrorosa y humillante, por lo cual decidió que la solución
sería aconsejar a las demás hermanas cortarse también la cola, para así
disimular con la igualdad general, su defecto personal.

Reunió entonces a todas sus compañeras, diciéndoles que la cola no sólo era un
feo agregado, sino además una carga sin razón.

Pero una de ellas tomó la palabra y dijo:

-- Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿nos darías en


realidad este consejo?

Cuídate de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por hacer
realmente un bien.

El león y el ratón

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a


juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente
atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le
perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el
momento oportuno. El león echó a reír y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con
una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír los
lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por
ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos
agradecidos y cumplidos.

Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el


momento las cumplirán.

El cisne y su dueño

Páá giná 64
Se dice que los cisnes cantan justo antes de morir. Un
hombre vio en venta a un cisne, y habiendo oído que era un
animal muy melodioso, lo compró.

Un día que el hombre daba una cena, trajo al cisne y le rogó


que cantara durante el festín. Mas el cisne mantuvo el silencio.

Pero un día, pensando el cisne que ya iba a morir, forzosamente lloró de


antemano su melodía. Al oírle, el dueño dijo:

--Si sólo cantas cuando vas a morir, fui un tonto rogándote que cantaras en
lugar de inmolarte.

Muchas veces sucede que tenemos que hacer a la fuerza lo que no quisimos
hacer de voluntad.

El hombre y el león de oro

Un avaro que también era de ánimo apocado encontró un león


de oro, y púsose a decir:

-¿Qué hacer en este trance? El espanto paraliza mi razón; el


ansia de riqueza por un lado y el miedo por otro me
desgarran.

Qué azar o qué dios ha hecho un león de oro? Lo que me sucede llena mi alma de
turbación; quiero el oro, y temo la obra hecha con oro; el deseo me empuja a
cogerlo, y mi natural a dejarlo.

¡Oh fortuna que ofrece y que no permite tomar! ¡Oh tesoro que no da placer! ¡Oh
favor de un dios que es un suplicio! ¿Qué haré para que venga a mis manos?
Volveré con mis esclavos para coger el león con esta tropa de amigos, mientras
yo miro desde lejos.

No es correcto acaparar riquezas para no usarlas nosotros ni dejarlas usar a


los demás. Aprovechémoslas para ponerlas al servicio de todos, incluidos
nosotros mismos.

Un asno en la piel de león

Páá giná 65
Un asno, habiéndose puesto una piel de león, vagaba en el
bosque y se divertía él mismo asustando a todos los animales
ingenuos que él se encontraba en sus vagabundeos.

Por fin encontrando a una zorra, trató de asustarla también,


pero la zorra apenas oyó el sonido de su voz exclamó:

-- Posiblemente yo podría haber sido asustada también, si no hubiera oído tu


rebuzno.

Al mejor falsificador siempre le sale algún error.

El jabalí y la zorra

Un Jabalí estaba de pie bajo un árbol frotando sus


colmillos contra el tronco.

Una zorra que pasaba por allí le preguntó por qué él


afilaba sus dientes cuando no había ningún peligro
inminente de amenaza de cazador o de sabueso.

Él contestó,

-Lo hago deliberadamente; ya que así nunca tendría que afilar mis armas justo
en el momento que debería usarlas."

Es siempre necesario estar listo para encarar los problemas, y no esperar a que
ellos se presenten para apenas empezar a prepararse.

La mariposa perdida

Un hombre susurró: "Dios, habla conmigo" y un Ruiseñor


comenzó a cantar, Pero el hombre no oyó.

Páá giná 66
El hombre repitió: "Dios, habla conmigo", Y el eco de un Trueno se oyó, Más el
hombre fue incapaz de oír.

El hombre miró alrededor y dijo: "Dios, déjame verte", Una Estrella brilló en el
cielo, Pero el hombre no la vio.

El hombre comenzó a gritar: "Dios, muéstrame un milagro", un Niño nació, Mas el


hombre no sintió el latir de la vida.

El hombre comenzó a llorar y a desesperarse:

"Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo..."Y una Mariposa se posó
suavemente en su hombro, El hombre espantó la mariposa con la mano y
desilusionado Continuó su camino, triste, solo y con miedo.

La gallina de los huevos de oro

Erase una gallina que ponía un huevo de oro al dueño cada


día.

Aún con tanta ganancia, mal contento, quiso el rico avariento


descubrir de una vez la mina de oro, y hallar en menos
tiempo más tesoro.

Matóla; abrióla el vientre de contado; pero después de haberla registrado ¿qué


sucedió? Que, muerta la gallina, perdió su huevo de oro, y no halló mina.

¡Cuántos hay que teniendo lo bastante, enriquecerse quieren al instante,


abrazando proyectos a veces de tan rápidos efectos, que sólo en pocos meses,
cuando se contemplaban ya marqueses, contando sus millones, se vieron en la
calle sin calzones!

Recuerda a quien sirves

En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10


años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La
mesera puso un vaso de agua enfrente de él. - ¿Cuánto cuesta un
Páá giná 67
helado con chocolate y maní? -preguntó el niño. - Cincuenta centavos -respondió
la mujer.

El niño sacó la mano del bolsillo y examinó las monedas. - ¿Cuánto cuesta un
helado solo? -volvió a preguntar. Algunas personas esperaban mesa y la
camarera ya estaba un poco impaciente. - Veinticinco centavos -dijo
bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. - Quiero el helado solo -dijo.

La mesera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se retiró. El niño


terminó el helado, pagó en la caja y salió. Cuando la mesera volvió a limpiar la
mesa, le costó tragar saliva al ver que allí, ordenadamente junto al plato vacío,
había veinticinco centavos: su propina.

El gusanito

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy


cerca del camino se encontraba un saltamontes.
¿Hacia dónde te diriges? le preguntó. Sin dejar de caminar, la
oruga contestó:

Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba
todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo.

Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba; ¡debes estar


loco!, ¿cómo podrás llegar hasta aquel lugar?, ¡Tu una simple oruga! Una piedra
será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera
infranqueable.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su diminuto cuerpo no dejó de


moverse.
De pronto se oyó la voz de un escarabajo:

¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño? Sudando ya el gusanito, le dijo


jadeante: Tuve un sueño y deseo realizarlo, subir a esa montaña y desde ahí
contemplar todo nuestro mundo. El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la
carcajada y luego dijo:

Páá giná 68
Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso y se quedó
en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo
avanzado ya unos cuantos centímetros.

Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor le aconsejaron a nuestro


amigo a desistir, ¡No lo lograrás jamás! Le dijeron, pero en su interior había un
impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir,
decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde
pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo y murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ahí estaba el animal más
loco del pueblo, había construido como su tumba un monumento a la insensatez,
ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño
irrealizable.

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales
se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia
para los atrevidos.

De pronto quedaron atónitos, aquella concha dura comenzó a quebrarse y con


asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían
muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron
saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían
frente a ellos: una mariposa, no hubo nada que decir, todos sabían lo que pasaría,
se iría volando hasta la gran montaña y realizaría su sueño, el sueño por el que
había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

El león y la liebre

Sorprendió un león a una liebre que dormía tranquilamente.


Pero cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un
ciervo. Dejó entonces a la liebre por perseguir al ciervo.

Despertó la liebre ante los ruidos de la persecución, y no


esperando más, emprendió su huída.

Páá giná 69
Mientras tanto el león, que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado, regresó a
tomar la liebre y se encontró con que también había buscado su camino a salvo.
Entonces se dijo el león: - Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en
mis manos, la dejé para ir tras la esperanza de obtener una mayor.

Si tienes en tus manos un pequeño beneficio, cuando busques uno mayor, no


abandones el pequeño que ya tienes, hasta tanto no tengas realmente en tus
manos el mayor.

La ranita sorda

Un grupo de ranas viajaba por el bosque, cuando de repente dos


de ellas cayeron en un poso profundo. Las demás se reunieron
alrededor del agujero y cuando vieron lo hondo que era, le
dijeron a las caídas que, para efectos prácticos, debían darse
por muertas. Sin embargo, ellas seguían tratando de salir del
hoyo con todas sus fuerzas. Las otras les decían que esos
esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas atendió a lo que las demás decían, se dio por
vencida y murió, la otra continuó saltando con tanto esfuerzo como le era
posible. La multitud le gritaba que era inútil pero la rana seguía saltando cada
vez con más fuerza, hasta que finalmente salió del hoyo. Las otras le
preguntaron: “¿No escuchabas lo que te decíamos?” La ranita les explicó que era
sorda y creía que las demás la estaban animando desde el borde a esforzarse
más y más Para salir del hueco.

La zorra y la liebre

Dijo un día una liebre a una zorra:

- ¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes


muchas ganancias, y por qué te llaman la "ganadora"?

- Si quieres saberlo -- contestó la zorra --, te invito a cenar conmigo.

Páá giná 70
Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había
más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:

- ¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus


trabajos, sino de tus engaños!

“Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la


lección”

Las moscas

A un panal de rica miel dos mil moscas acudieron,


que por golosas murieron presas de patas en él.

Otra dentro de un pastel enterró su golosina. Así, si bien se


examina, los humanos corazones perecen en las prisiones del
vicio que los domina.

Los dos halcones

Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los


entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los


halcones estaba perfectamente educado, pero que no sabía
qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el
día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.

Páá giná 71
El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo
hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada
sucedió; por la ventana de sus habitaciones, el monarca veía que el pájaro
continuaba inmóvil.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos solicitando ayuda, y a la mañana
siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines. - Traedme al autor de
ese milagro -dijo.

Enseguida le presentaron a un campesino. - ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo


lograste? ¿Eres mago, acaso? Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:

- No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que
tenía alas y se lanzó a volar.

Mi mejor amigo

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto
y discutieron agriamente, uno de ellos le dio una bofetada al
otro.

Este, ofendido, escribió en la arena: “Hoy mi mejor amigo me


dio una bofetada”. Continuaron su camino y llegaron a un oasis,
donde resolvieron bañarse.

El que había sido abofeteado se estaba ahogando, y el otro acudió en su rescate.


Al recuperarse, tomo un cincel y escribió en una piedra: “Hoy mi mejor amigo me
salvó la vida”. Intrigado aquel le preguntó:

-¿Por qué después de que te lastimé escribiste en la arena, y ahora escribes en


la piedra?

-Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribirlo en la arena, donde el


viento del olvido y el perdón se encargará de borrarlo. Cuando nos pasa algo
grandioso, debemos grabarlo en la piedra del corazón, de donde ningún viento
podrá hacerlo desaparecer.

Páá giná 72
Leyendas

Una leyenda es una narración oral o escrita, en prosa o verso, de apariencia más
o menos histórica, con una mayor o menor proporción de elementos imaginativos.

Pueden ser religiosas, profanas o mixtas, según el tema del cual traten. Las
leyendas también pueden ser populares (de formación más o menos espontánea o
inconsciente), eruditas o fruto de una combinación de elementos de ambos
orígenes. Pueden haber sido inicialmente eruditas y haber conseguido, después,
una gran popularidad.

Un mito (relato falso con sentido oculto, narración, discurso, palabra emotiva)
se refiere a un relato que tiene una explicación o simbología muy profunda para
una cultura en el cual se presenta una explicación divina del origen, existencia y
desarrollo de una civilización.

En este contexto, puede considerarse a un mito como un tipo de creencia


establecida, habitualmente a través de varias generaciones, con relación a
ciertos hechos improbables y sorprendentes que, de acuerdo al mito, han
sucedido en la realidad, los cuales no son posibles de ser verificados de manera
objetiva. Pero incluso los hechos históricos pueden servir como mitos si son
importantes para una cultura determinada.

La carreta nagua

Páá giná 73
Por las noches en el silencio de los caminos solitarios se
oye pasar una misteriosa carreta.

Los perros aúllan y las personas que la ven quedan con


fiebre del susto de la aterradora visión. Algunos pierden
el habla por varios días y hasta se han mentado casos de
muertos por el solo hecho de oír el ruido del chirriante
paso de la carreta (...)

En el barrio de Subtiava algunos testimonios nos aclaran mejor acerca de esta


carreta bruja que muchos han oído su pavoroso ruido. Doña Julia, una anciana de
79 años, cuenta lo siguiente:

«...Decía que la carreta nagua era una carreta que anda, en las noches. Esta
carreta es bruja. Se le oía pasar y después se callaba al llegar al final de la
calle. Se callaba porque no podía pasar las cruces que forman las calles en las
esquinas. Yo a veces la oía pasar y me daba un miedo horrible y el corazón me
hacía bum... bum... bum... como que se me iba a salir.

También decían que era una procesión que encabezaba la carreta, hecha de
huesos de muerto. Esta procesión salía muy a media noche. La gente, entonces,
se asomaba a ver cuando pasaba esa procesión. Las personas que iban rezando
en la procesión llamaban a los que salían a ver:
—Téngame esta candela. - El que cogía la candela de pronto se percataba que
llevaba un hueso de muerto prendido...»

Allá en Telica, sobre el camino que va de León a Chinandega, se oye mucho pasar
la carreta nagua y doña Jacinta ya se las conoce todas a la bendita carreta,
según sus propias palabras, pero su susto más grande nos lo evocó con
escalofrío:

“Yo estaba solita, íngrima, ya eran las once de la noche y Chon todavía no había
llegado. Yo sabía que el vendría temprano a la casa porque había ido a la vela de
la agüela de Chilo. Estaba yo pensando que era tarde, cuando de pronto oí un
estrépito, los perros aullaban, las gallinas cacareaban, los animales estaban
asustados. No había luna y las calles oscuras, oscuras. Yo temblaba pero al fin
de cuentas decidí asomarme a ver lo que pasaba. Entonces agarré valor y salí.
No vi más que una inmensa carreta y pronto perdí el conocimiento, la vista se me
nubló y caí privada. Al día siguiente todavía tenía calentura y pasé dos días sin
poder hablar, el sonido de la vos no me salía.

Páá giná 74
Eso les sucede a las personas que ven esa carreta. Dicen que esos pasajeros que
llevan una vela prendida en cada mano y con la cabeza cubierta con una capuchas
blancas, son las ánimas del purgatorio que andan penando...”

Dicen que la carreta nagua pasa por las calles de los barrios de Granada. Don
José Jesús recuerda que cuando él era chavalo se reunía a jugar con los
chavalos del barrio del Bolsón pero ya de noche terminaban sentados en la acera
de don Rubén, que tarde de noche, pasaba echando cuentos, pero el que más les
gustaba a los muchachos era el de la carreta nagua.

Esta es su versión:

“...Se oía el correteo de la carreta, las ruedas parecía pegar en zanjones,


algunos decía que los mismos que ahí iban montados la hacían sonar así. Los que
lograban verla quedaban enfermos con calenturas bien altas.

Pero lo mas feo era el ruidaje de la carreta que se quedaba suspendido en el


aire, sonando frente a la casa como que nunca acabara de pasar. Algunos que
salían con el ruido sólo veían una sombra lejana.

La carreta era veloz porque nadie podía verla de cerca. La tal carreta pasaba
entre la Cale Real y la Calle de Xalteva. Y entrada la noche lograba llegar a la
pólvora viniendo del Cementerio pero al arrimar a los cruces se quedaba
estancada.

La carreta no puede pasar por las calles que forman una cruz. Al lado del barrio
del Bolsón correteaba esa tal carreta. La carreta iba en barajustada de la
Pólvora hasta un arroyo»

Páá giná 75
La Mocuana

Hace muchos años, en los primeros días de la Colonia, la


noticia de los yacimientos de oro que según fama había en los
dominios del Cacique de la tercera Villa de Sébaco, llevó allí a
muchos españoles, que fueron muy bien recibidos por el indio,
quien les entregó tamarindos de oro para que los enviasen al
rey de España.

Después del obsequio, el Cacique rogó a los extranjeros que


se alejasen y no volviesen.

Estos aparentaron hacerlo, pero al poco tiempo regresaron; y esta vez con
deliberadas intenciones de sojuzgar al jefe indio.

Habiéndolo sabido este, escondió sus tesoros. Únicamente su hija conocía el


secreto del escondite. Los españoles fueron derrotados.

Pasó el tiempo y habiendo llegado uno de los hijos de los viejos españoles
vencidos, se enamoró perdidamente de la hija del Cacique, que era muy bella.
Esta correspondió el amor; y como bien sabía ella que su padre se opondría
rotundamente al matrimonio, huyó con el español.

Generosa, le dio a su amante europeo las riquezas que poseía y este, satisfecho,
y no esperando nada más de la pobre india, la encerró en la cueva de un cerro y
le tapó su salida; pero ella, conocedora del lugar, logró escapar por otro lugar.

La actitud de su amante le causó la perdida del juicio y se convirtió en la bruja


La Mocuana...

Desde entonces se aparece en los caminos e invita a los transeúntes a seguirla


hasta la cueva. La gente dice que nunca le han podido ver el rostro; solamente su
larga y cimbreante figura y su preciosa cabellera.

Páá giná 76
La Llorona

...Doña Jesusita, se llamaba la anciana solitaria que viendo


nuestro interés por conocer las historias del pueblo empezó a
contarnos sobre el origen del llanto de la madre en pena.

“...En aquellos tiempos de antigua, había una mujer que tenía


una hijita de unos 13 años, ya sazoncita estaba la mujercita.
Ella ayudaba a lavar la ropita de sus nueve hermanitos
menores y acarreaba el agua para la casa.

La mamá no se cansaba de repetir a la hija cada vez que la veía silenciosa moler
el maíz o palmar la masa cuando el chisporreteo de la leña tronaba debajo del
comal de barro:

-Hija, nunca se mezcla la sangre de los esclavos con la sangre de los verdugos.
Ella le decía verdugos a los blancos porque la mujer era india. La hija, en la tarde
salía a lavar al río y un día de tantos arrimó un blanco que se detuvo a beber en
un pocito y le dijo adiós al pasar. Los blancos nunca le hablaban a los indios, solo
para mandarlos a trabajar. Pero la cosa es que ella se encantó del blanco y los
blancos se aprovechaban siempre de las mujeres.

Entonces bajo un gran palencón de ceibo que sirve para lavar ropa, ahí por el río,
se veían todos los días y ella se metió con él.

- Mañana, blanco, nos vemos a esta misma hora, -le decía siempre.
Claro, el blanco llegaba y la indita salió pipona, pero la familia no sabía que se
había entregado al blanco. Dicen que ella se iba a ver bajo el guanacaste, para
que las lavanderas no la vieran y no fueran a acusar con la mamá.

Allá al tiempo, ya ella estaba por dar a luz, entonces entró un barco a la isla,
aquí en Moyogalpa. Ya se iba el blanco, se iba para su tierra y entonces como ella
estaba por criar, ella le lloraba para que se la llevara. Pero ¡dónde se la iba a
llevar! La indita lloraba y lloraba, inconsolable, a moco tendido. Él se embarcó y a
ella le dio un ataque, cayó privada.

Cuando ella se despertó al día siguiente, estaba un niño a su lado y en lugar de


querer aquel muchachito, lo agarró y con rabia y le dice:

Páá giná 77
-Mi madre me dijo que la sangre de los verdugos no debe mezclarse con la de los
esclavos.

Entonces se fue al río y voló al muchachito y ¡pan! Se cayó cuando cayó al agua.
Al instante se oyó una voz que decía:

¡Ay! madre... ¡ay madre!... ¡ay madre!...

La muchacha al oír esa voz se arrepintió de lo que había hecho y se metió al agua
queriendo agarrar al muchachito pero entre más se metía siguiéndolo, más lo
arrastraba la corriente y se lo llevaba lejos oyéndose siempre el mismo llanto:
¡Ay madre!... ¡ay madre!... ¡ay madre!

Cuando ya no pudo más se salió del río. El río se había llevado al chavalito pero el
llanto del niño que a veces se oía lejos otras veces aparecía cerquita:
¡Ay madre!... ¡ay madre!... ¡ay madre!...

La muchacha afligida y trastornada con la voz, enloqueció. Así anduvo dando


gritos, por eso le encajaron La Llorona.

Ahora las madres para contentar a los muchachitos que lloran por pura
malacrianza, les dicen:

-Ahí viene la llorona...

La mujer enloquecida se murió y su espíritu quedó errante, por eso se le oyen los
alaridos por las noches... “Por ahí se anda La Llorona, hasta la vez se le oye por
todo el río.”

Páá giná 78
La Taconuda

Es una mujer de 7 pies de estatura, joven, pelo largo que


le llega hasta la pantorrilla, delgada, zapatos de tacón
altos y curvos, de cara seca, de ojos hondos labios
pronunciados, pintados y risueños, chalina negra, bustos
respingados, vestido blanco con un fajín de plata y hebilla
cuadrada grande y un cintillo dorado en el pelo.

Esta linda joven era hija de un cacique que era dueño de todas las haciendas
desde la línea hasta llegar a Masaya; su padre le heredó todas sus riquezas por
ser la única hija, es de apellido Sánchez.

Dicen que sale en los cafetales, en las cuchillas cerca de las haciendas que llevan
por nombre Corinto y Las Mercedes.

El encanto de ella es agarrar a los hombres y ponerlos locos, le sale a los


capataces y los lleva a las curvas de los caminos, dejándolos adormecidos y
desnudos hasta que sus familiares los encontraban.

Cuando la taconuda pasaba, dejaba un gran aroma de perfume y por eso la


identificaban pero no a todo hombre se llevaba. Dicen los que la han visto que le
gusta que la llamen taconuda.

Pancho Ñato

Se llamaba Francisco Juárez, nació en el municipio del Tololar,


Departamento de León.

Fue un hombre ágil, muy astuto de unos cinco pies de altura,


tenía dos caballos; un blanco y un negro, este era el que siempre
montaba, se llamaba Saltarín.

Pancho era un hombre bandido, le gustaba burlar a la gente, a veces mataba por
defenderse o para ganar dinero, por eso muchas personas le temían, también

Páá giná 79
era respetuoso con las mujeres, nunca se escuchó decir que le hizo daño a
alguna, además fue bondadoso con los pobres, si tenía, les ayudaba.

Lo seguía la Guardia pero nunca lo atrapaba, hasta escapaba de la balaceras,


dicen que tenía espíritus que lo protegían.

Incluso cuando la Guardia lo seguía él se transformaba en algo que estuviera


cerca, una vez se arrimó a un cerco y se convirtió en un poste, otra vez fue en
su casa, se colgó del techo y se convirtió en una cabeza de guineos, cuando la
Guardia entró no lo halló pero sí a los guineos y los arrancaron y se fueron,
cuando Pancho volvió en si, estaba completamente desnudo.

Para ejecutar su muerte tuvieron que mentirle, la Guardia procedió a atraparlo


por orden de Nolazco Ramiro y se lo llevaron preso al Fortín, ahí mismo le dieron
muerte. Esto sucedió como para el año de 1950.

La Mujer Serpiente

Cuenta la leyenda que en un antiguo pueblo aborigen, asentado


a orillas del Río Viejo, existió una hermosa mujer, esposa del
Cacique principal.

Se decía que esta mujer, de proceder extraño y misterioso,


acostumbraba ir todos los viernes a un determinado lugar del
río, llevando abundantes alimentos, aves ricamente preparadas
y sabrosas bebidas.

La leyenda sigue diciendo que uno de los servidores del cacique, extrañado por
el comportamiento de la mujer, determinó seguirla a prudente distancia.

Lo que vio ese día lo aterró tanto que echó a correr y fue a contárselo a su
señor. El cacique no dijo nada a su mujer fingiendo ignorar.

El siguiente viernes, la siguió confirmando lo que le dijera su servidor. Vio, según


la leyenda, que sentada en una piedra junto al río, golpeaba con su mano el agua,
emergiendo impetuosamente al llamado una inmensa serpiente que tenía su cueva
en el mismo río.

Páá giná 80
El terrible reptil, posaba su inmensa cabeza en las bellas piernas de la mujer y
una vez alimentada, serpiente y mujer se entregaban al placer sexual. El
indignado esposo mató a la infiel mujer.

La enfurecida serpiente agitó las aguas del río y su corriente destruyó el


milenario pueblo.

Según la leyenda, los sobrevivientes reconstruyeron su pueblo, el cual dieron por


llamar Cihua Coatl, que en lengua náhuatl significa Mujer Serpiente. Y desde
entonces, en la antiquísima región de Sébaco se adoró como divinidad a la
serpiente mujer, gran diosa de pueblos de Mesoamérica, adorada por los nahoas
o nahuas.

El Cadejo

En las noches, a altas horas, cuando generalmente los hombres


van de regreso para sus posadas, depuse de visitar a sus
mujeres, un perro grande y fuerte, de color blanco, sigue a
aquellos a poca distancia, custodiándolos, hasta dejarlos en
sus casas.

Este perrote es el Cadejo, el amigo del hombre trasnochador;


quien se siente garantizado cuando se da cuenta que es seguido por dicho animal.
Todos los peligros desaparecen: el perro blanco lucha y vence siempre
defendiendo al hombre.

Hay otro perro que deambula por las noches. Es grande y negro, con un collar
blanco en la propia piel. Este es el Cadejo Malo. Es enemigo del trasnochador.

Apenas encuentra a este en su camino, se le abalanza, lo derriba, lo golpea, y lo


deja maltrecho y sin sentido; pero no lo muerde. El tunante así agredido queda
como insulso y dundo, tartamudo y se muere pronto. De este dicen que “lo jugó
el Cadejo”.

También el Cadejo Bueno procede así con los tunantes si estos no quieren
dejarse acompañar por aquel y le gritan y lo corren y le tiran piedras. Si yendo
el Cadejo Blanco acompañando a un hombre, encuentra al Negro, se traba ente

Páá giná 81
ambos cadejos una sangrienta y encarnizada lucha, hasta que cae vencido el
Negro.

Los ojos de los Cadejos brillan muchísimo. “Parecen candelas” según el decir de
los indios de Monimbó. El Cadejo no se cansa de caminar. Camina toda la noche
hasta el amanecer en que desaparece.

El Barco Negro

Cuentan que hace mucho tiempo, ¡tiempales hace! Cruzaba una


lancha de Granada a San Carlos y cuando viraba cerca de la
isla Redonda le hicieron seña con una sabana.

Cuando los de la lancha bajaron a tierra solo ayes oyeron. Las


dos familias que vivían en la isla, desde los viejos hasta las
criaturas se estaban muriendo envenenadas. Se habían comido de una res
muerta picada de toboba.

-¡Llévennos a Granada!- les dijeron. Y el Capitán preguntó:- ¿quién paga el viaje?

-No tenemos centavos -dijeron los envenenados-, pero pagamos con leña,
pagamos con plátanos.

-¿Quién corta la leña? ¿Quién corta los plátanos? –dijeron los marineros.

-Llevo un viaje de chanchos a Los Chiles y si me entretengo se me mueren


sofocados -dijo el capitán.

-Pero nosotros somos gente -dijeron los moribundos.

-También nosotros -contestaron los lancheros-; con esto nos ganamos la vida.

-¡Por Diosito! -grito el más viejo de la isla-; ¿no ven que si nos dejan nos dan la
muerte?

-Tenemos compromiso -dijo el Capitán.

Páá giná 82
Y se volvió con los marineros y ni porque estaban retorciéndose, tuvieron
lastima. Ahí los dejaron. Pero la abuela se levantó del tapesco y a como le dio
voz les echó la maldición:

-¡A como se les cerró el corazón se les cierre el lago!

La lancha se fue. Cogió altura buscando San Carlos y desde entonces perdió
tierra. Eso cuenta.

Ya no vieron nunca tierra. Ni los cerros ven, ni las estrellas. Tienen años, dicen
que tienen siglos de andar perdidos. Ya el barco está negro, ya tiene las velas
podridas y las jarcias rotas. Mucha gente del Lago los ha visto. Se topan en las
aguas altas con el barco negro y los marineros barbudos y andrajosos les gritan:

-¿Dónde queda San Jorge? ¿Dónde queda Granada?... Pero el viento se los lleva y
no ven tierra. Están malditos.

La Serpiente Emplumada

Cuenta la leyenda que sobre las serenas aguas de la Laguna de


Asososca, emergían cuatro hileras de rocas sobre las cuales
descansaba la techumbre de un templo maravilloso.

Súbditos de Nagrandano y Nequecheri, precedidos por los


envejecidos padres de las tribus, llegaban hasta él en frágiles
canoas, a depositar al pie del altar sus ofrendas de oro, plata
y piedras preciosas al Dios supremo.

Un viejo guerrero, a quien todos respetaban como una divinidad, cuidaba el


templo. Tenía músculos grandes, llevaba al pecho poblado de tatuajes y su
arrugada piel marcada con cicatrices. Vencedor de cien combates gloriosos por
su tierra y por su dios.

Una tarde, la princesa Izayana, hija del cacique Nequecheri, la perfumaba con
flores de la campiña, llegó a la orilla de la laguna acompañada por los
conquistadores españoles, pretendiendo entrar al templo, creyendo que éstos
eran los hijos del sol.

Páá giná 83
El fiero guardián no comprendió el engaño del que había sido víctima Izayana y
tomando esto como traición, contrajo terriblemente las facciones, una intensa
cólera brilló en sus ojos y levantando su cuchillo de obsidiana sobre Izayana, le
dio muerte.

Los blancos conquistadores que sólo querían apoderarse del tesoro, dispararon
sus mosquetes hiriéndole.

Agrega la leyenda, que el guerrero herido, se arrastró dentro del templo como
una serpiente y que al sacudir no se sabe que base, el templo del dios se hundió
para siempre en sus tesoros, en las profundas aguas de Asososca.

Sólo la Serpiente Emplumada siguió protegiendo la misteriosa laguna, como


sortilegio encantador.

La Laguna Robada

Algunos años antes de la Conquista de América, regía


una parte del territorio de Cuscatlán un Cacique que
tenía una hija, princesa a la vez. Por aquellos tiempos
viajaban de norte a sur caravanas de tribus entre
México y Centroamérica.

Un día, por los dominios del Cacique pasó un indio con


trazas de mercader, pero de noble aspecto. Llevaba ricas telas y presentes, y
fue recibido cordialmente por el Cacique cuzcatleco. Venía —según decía el
viajero— de las posesiones de su padre, en el Reino de Quiché.

Una sola vez se miraron el forastero y la hija del Cacique y quedaron prendados
uno del otro. Aquella misma noche el galán la requirió de amores y comenzaron a
charlar íntimamente: “Mi región, dijo él, está más allá de las montañas... Mi
padre estará contento de que te lleve conmigo...

Ella, embelesada, le escuchaba atentamente, había nacido entre ellos un amor a


primera vista. Él insistió en su propuesta: “¿Qué me dices? ¿Quieres irte
conmigo a las posesiones de mi padre?
Páá giná 84
“Sí, pero habrá de ser de noche... Sin que mi padre se dé cuenta. No daría su
permiso”.

Siguió la pareja haciendo los planes de la fuga. No cabía duda, había surgido un
amor impetuoso capaz de vencer todos los obstáculos. Una vez más se escuchó
la voz apasionada del indio, al decir: “Estoy dispuesto a todo... Pero no, conozco
más que un camino... Los hombres de tu padre nos encontrarían...”

De pronto ella se acordó de algo y dijo: “Yo conozco otro... bordeando la laguna...
habrá de ser hoy mismo... Tienes que esperarme aquí... apenas aparezca la luna
yo vendré a este sitio... nadie debe saber nada”.

Él reaccionó apasionadamente ante la decisión terminante de la amada: Estaré


esperando cada momento y mis ojos estarán fijos en la distancia hasta que se
disipen las sombras de la noche. Te quiero Xincalt, y la estrechó fuertemente
contra su pecho. Ambos corazones latieron desenfrenadamente al influjo del
amor, alentados por aquella pasión desbordante que lo inundaba todo.

Ella con una voz, que más que voz parecía caricia, aproximándose muy cerca de
los labios del joven indio, le dijo: “Te quiero Nahoa, te quiero, ya pronto
aparecerá la luna y la gran estrella de plata será testigo de nuestro amor, de
nuestro gran amor. Sin embargo, tengo miedo”.

Como para alentarla, él musitó calladamente: Nuestro amor es más poderoso que
todos los poderes del mundo, ¿a quién temes?

A mi padre, contestó ella. Consciente de que lo que ella decía era una realidad, él
quiso poner un poco de optimismo, cuando le dijo: “Su violencia puede ser
momentánea, amada mía, después nuestra felicidad será su propia felicidad. Mi
princesa, confía en lo mucho que te amo, lo demás no debe preocuparnos... Y
ahora, hasta dentro de un momento, amada mía”.

Pasó el tiempo, y por fin la estrella de plata comenzó a ascender. La luna


empezaba a bañar con su brillante luz plateada el extenso valle y la pareja
emprendió la marcha furtivamente, silenciosamente, con una sola idea, con una
sola convicción: se amaban.

Atravesaban el sendero a orillas de la laguna y la princesa se detuvo un momento


para contemplar la serena belleza de las aguas; su adorada laguna de los días de
la infancia... y no pudo contener un sollozo.

Páá giná 85
“Adiós mi lagunita... si pudiera llevarte...”

Él le tomó suavemente con sus manos el rostro amado, lo levantó un poco y notó
cómo dos lágrimas, que como perlas cristalinas se resbalaban por las mejillas:
¿“Lloras? ¿Lloras mi pequeña Xincalt? Lloro por mi laguna... Tengo que dejarla...
“Xincalt, si tú quieres, podemos llevar la laguna. La alegría iluminó su rostro y
con voz que sonaba a felicidad, le dijo: “Si puedes hacerlo, hazlo, te lo ruego...

No quisiera dejar mi laguna querida, quiero que marche conmigo, que siga siendo
testigo de nuestro amor”.

El Nahoa llamó a sus servidores y desde la orilla de la laguna recitó misterioso


dialecto: “Sacutelt... Amíntale... Uyre... Xincalt coguatila... Marute... Epitoy
caguatelt...

A medida que el mancebo pronunciaba sus palabras, las aguas se iban


encrespando, bajo los conjuros las aguas se estremecieron e iban bajando. La
laguna quedó convertida en un charquito que el brujo cogió en el cascarón de un
huevo de guajolote o pavo montés, el cual llevó consigo en su viaje.

Atravesaron ríos y montañas, tierras xincas, lencas, choltecas, Matagalpas,


Nagrandanas y pipiles, hasta alcanzar Imabite, a orillas del Lago Xolotlán. De
Imabite se adelantó un mensajero hacia las sierras del oriente, lo que hoy es
Tiscapa, anunciando la llegada de aquel gran joven Cacique.

Se ordenó el convite para recibirlo y el jefe, su padre, le recibió como merecía


por su bravura y coraje. Como especial presente el joven traía a su padre aquella
sorpresa: “Padre mío: Te traigo conmigo a la Princesa Xincalt... y en este
cascarón, la bella laguna que ella quiso traer...”

El Cacique al tomar el cascarón se le cayó de las manos, rodando por precipicio,


hasta llegar al cráter de un volcán extinguido que inmediatamente se lleno de
agua, para formar la Laguna de Tiscapa, la Laguna Robada por los brujos de
Managua.

La Novia de Tola

A sólo 13 kilómetros al norte de Rivas se encuentra un pequeño

Páá giná 86
pueblo que debe su fama a un hecho histórico, que en su momento fue el mayor
escándalo social de la época, a tal punto que de él se han creado versiones que
rayan en lo mítico y lo folklórico, pero que en el poblado todavía quedan personas
que dan fe de que aquí nació la verdadera historia de la Novia de Tola.

Ocurre por 1870 la pareja de enamorados Salvador Cruz, un jovenazo simpático,


rico, parrandero y mujeriego le propone matrimonio a Hilaria Ruiz una jovencita
muy bonita, dulce e inocente.

Al parecer ellos estaban locamente enamorados, o por lo menos eso


aparentaban.

De Salvador, sin embargo se sabe, que parecía ya cansado de tanto mujerear y


en sus casi treinta primaveras conquista a Hilaria, muy ingenua... quien estaba
advertida por todos sus amigos y familiares de no casarse con semejante
bandido.

Todo el pueblo murmuraba de que este era el mismo hombre que visitaba la
Juana Gazo, una vecina de por el lado del Río de Tola.

Un pariente de Hilaria en Belén, en donde estaba ubicada la parroquia más


cercana, ofrece su casona para la fiesta de la boda... y ese día muy de
madrugada se prendieron todos los candiles de la casa y el olor a cafecito
madrugador reunía la parentela a cargo de realizar los preparativos...

El silencio de la noche se interrumpió y se escuchaban los primeros crujidos de


leña prendida en aquel fogón de piedra, nacatamales y chicha aguardaban a los
invitados a la gran boda.

Rosa, prima de Hilaria llamaba a los chavalos para que la ayudaran en la


correteada de las gallinas, chompipes y chanchos....

Como un espanto en las tinieblas de aquella madrugada se escuchaban los


alaridos de aquella chancha bien gorda en terror ante su eventual sacrificio.

Mas tarde llegaron los chicheros con sus guitarrones y sus grandes panas de
aluminio que usaban para hacer el pom pom del bajo...todo estaba preparado.

Y en todo el pueblo la bulla y alegría del acontecimiento que ya era la novedad...

La mamita Juana compartía con la parentela historias de antiguos

Páá giná 87
casamientos...las historias felices de las bodas famosas de aquella parroquia en
Belén...

Mientras Rosa correteaba a sus seis chavalos... Entre sus otros primos y
parientes... Estos corrían de arriba para abajo, en la casona. Los detalles
habidos y por haber, de la boda estaban todos listos...

Salvador Cruz, por el otro lado había pasado la noche en Tola, y como a las once
del día se dirige hacia Belén...pero en el camino se da un resbalón por el estanco
del Río de Tola... En donde vivía su famosa Juana Gazo.

Juana sabia que todo estaba terminado con su amante y pretendiendo aceptar la
realidad del matrimonio ofrece que para despedirse brinden por el futuro de la
pareja.

Salvador parrandero no muy corto y perezoso le entra al guarón y se


emborracha en los brazos de Juana una vez más.

Mientras en Belén, en el altar de la iglesia Hilaria lloraba profundamente en


desconsuelo...

La familia, sus invitados y el pueblo presenciaban con tremenda tristeza esta


tragedia al final.

Desde entonces nació la leyenda de la Novia de Tola, que sacó del anonimato a
este municipio y dio a nuestro lenguaje un dicho que ahora se utiliza mucho
cuando alguien se queda esperando a otra persona y ésta no da señales de vida,
por lo que bien le cae aquello de “Te dejaron esperando como la Novia de Tola.”

Ceguas, Chanchas y Micas Brujas

Aseguran los indios de Monimbó que hay mujeres en el barrio


que tienen la manía de ser brujas, que se transforman, por
ser conformes con su manía, en chanchas, y micos brujos y
en ceguas.

Todas estas mujeres poseen un guacal grande y blanco. A las

Páá giná 88
once de la noche, hora en que los tunantes salen de una choza a otra, las
mujeres se dan tres volantines para atrás y tres para adelante, echando el alma
por la boca en el guacal grande y blanco al final del tercer salto delantero.

Vomitada el alma, quedan ellas convertidas en el ser brujo en que decidieron


convertirse antes de dar los volantines; por cuanto tienen poder arbitrario de
transformación.

El objetivo primordial de estas transformaciones es el ejercer venganza o


causar daño a los hombres y mujeres, por causa de celos, rivalidades, despechos
o enemistades enconadas por motivos pasionales, etc.
Y así estas brujas, prevalida de la oscuridad nocturna y del amiente de
superstición que respira la población indígena –en extremo crédula y de
imaginación fantástica-, llevan a efecto sus correrías y asustamientos a sus
anchas.

Como micas brujas, se dedican a efectuar robos y raterías. Se trepan a los


árboles, cortan las frutas y se los lanzan a la familia victima. Súbanse a los
techos de las casas, saltan de un lugar a otro; bajan al patio o a la calle y
arrojan piedras contra las puertas. Se introducen en la cocina y quiebran lo que
encuentran; se agazapan tras el tinajón o tras el número de leña, y después
corren rápidamente a colgarse de las ramas de algún árbol cercano, a
balancearse burlescamente.

Mientras el mico actuario se halla en plena acción, la familia victima –auxiliada


de los vecinos- lo persigue con palos y garrotes, tratando de agarrarlo y
matarlo. Pero... en vano.

Ya están cerca, ya creen tenerlo acorralado, y el mico se les esfuma...; y aparece


luego en el otro extremo donde creían estaba agazapado.

Las gentes se desasosiega en grado sumo, se desesperan y gritan, son presas de


crisis nerviosas; y el sueño y el hambre se les alejan; y, naturalmente, caen en
cama enferma, con fiebre y alucinaciones, etc.

Se creen y siente “hechizadas”...Ahora sí; ya consiguieron su objetivo las


mujeres brujas.

Casi idéntico papel desempeñan estas como micas brujas; con la pequeña
diferencia de que todos sus actos y movimientos van acompañados de voces

Páá giná 89
lastimeras, del llanto característico de las monas heridas o de las a quienes les
quitaron sus hijos.

***

Como chanchas brujas andan en las calles y caminos siempre al trote. Son
chanchas de tamaño grande, negras y embadurnadas de lodo podrido.

Apenas divisan a la persona “señalada”, aligeran el trote y comienzan gruñir


fuertemente, con el gruñido con que se caracterizan cuando andan en ciclo o
brama.

Ya cerca de la persona, la envisten fuertemente; le dan trompadas y mordiscos


en las piernas. Esta trata de correr y si no lo hace a tiempo, la chancha bruja la
derriba al suelo y la golpea hasta hacerla perder el conocimiento.

Al día siguiente la victima aparece molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.
* * *

Como ceguas, después de vomitar el alma queda transformada en mueres


jóvenes. Sus vestido son de hojas de guarumo; sus cabelleras, que le llegan
hasta la cintura, de cabuya y sus dientes están recubiertos de cáscara de
plátano verde, de manera que cuando hablan s les oye la voz cavernosa y hueca.

Se les ha visto introducirse en los patios sembrados de jazmines y lirios; bajo


de limoneros y naranjos en flor; bajo de los aromos; y colocarse en la cabeza
flores de penetrante perfume.

Ellas solo tienen un decidido afán: perseguir a los hombres tunantes y


castigarlos.
Todas las ceguas son amigas y trabajan en compañía. Se entienden unas a otras
por medios de silbidos agudos prolongados, y tienen una agilidad asombrosa en
las pierna. Pues la acaban de ver en una esquina y de pronto se les divisa a dos
cuadas de distancia. Por eso “aseguran” que carecen de pies y que vuelan.

Pues bien una vez sorprendido y acorralado un tunante por una o más ceguas, si
este no anda revenido con sus granos de mostaza oraciones “protectoras” queda
inmóvil y como petrificado, pierde la voz y sus fuerzas, y pierde con frecuencia
todo lo que llevan encima.

Páá giná 90
Las ceguas lo golpean, lo aruñan, lo pellizcan, le frotan la cara y los brazos y lo
tiran exánime al suelo y allí lo dejan y se retiran, luego, carcajeándose.

La victima pasa allí hasta el amanecer, sin sentido respirando fatigosamente.

Los vecinos lo recogen y lo llevan a su posada Y las comadres del barrio


comentan apesaradas y medrosas: “si esta jugado ‘e cegua el pobre. A lo mejor
se muere, por que está prendido en calentura”.

El “jugado ‘e cegua” pasa en estadio de idiotez y tartamudo y con fiebre alta por
espacio de ocho días. Delira frecuentemente y crisis nerviosas alarmantes.

Es algo extraordinario e inverosímil, pero es palmario el estado de enfermedad


de estos hombres, que la noche anterior estuvieron sanos y normales y fueron
encontrados tendidos en la calle, inconscientes y con muestra de haber sido
agredido mujerilmente.

* * *

Cuando el sorprendido por las ceguas es un hombre listo y avisado, apenas las ve
ceca, les lanza puñados de granos de mostazas, se quita el sombrero y se los
tiende sostenido con la mano derecha, cuidando de que lo hueco de la copan
quede al lado de ellas.

Son secretos indígenas que producen excelentes resultados.


Las ceguas se dedican afanosamente a recoger del suelo los granos de mostaza,
el tunante prosigue su camino.

Si al rayar el alba las ceguas todavía no han terminado de recoger la mostaza

–Obligación de la que se pueden sustraer-.

Entonces mueren, mueren porque la luz natural les lleva muerte; mueren porque
no pueden tragarse el alma que antes vomitaron.

Natural les lleva muerte; mueren porque no pueden tragarse el alma que antes
vomitaron. Pues las ceguas, cuando calculan que se va extinguir a oscuridad,
vuélvanse a tragar el ala vomitada antes y quedan reintegradas a su verdadero
ser, tornan a ser mujeres corrientes y molientes.

Páá giná 91
Igual cosas hacen las micas y chanchas brujas: tragan el alma para volver a ser
mujeres al amanecer.

Chico Largo del Charco Verde

La bella y misteriosa isla de Ometepe, guarda leyendas locales


que aún viven en la imaginación popular.

Entre ellas se destaca la de “Chico Largo” y la de “El encanto


del charco verde”, ambas están relacionadas por una
continuidad mental y mágica debida sobre todo a la topografía
insular.

El Charco Verde es una pequeña ensenada que se abre en la hacienda Venecia,


propiedad de mi amigo don Emilio Rivera Moreno, distante dos kilómetros del
pequeño pueblo llamado San José del Sur.

Se llega a la ensenada bajando una pequeña cuesta sombreada por grandes


árboles y pequeños arbustos. El Charco Verde, aparece así repentinamente, ante
os ojos del espectador curioso, que mira con interés la pequeña bahía de aguas
verdes, que se tornan iridiscentes, desde ciertos ángulos a través del pequeño
oleaje que agitan sus aguas, cuando hay vientos fuertes del sur o suroeste.

La leyenda cuenta que el viernes santo al mediodía, aparece una mujer rubia
bañándose en el centro del charco y peinándose con un peine de oro.

También es la entrada a un sitio encantado. En ese encanto se encuentran as


personas que “han sido vendidas a Chico Largo”, quien las ha convertido en
ganado al servicio de algún menester campesino.

Ese ganado encantado se vende en algunas ocasiones al matadero público de


Moyogalpa o Altagracia, donde muchas personas han oído lamentarse al toro o
vaca, que había sido un cristiano, al momento de ser inmolado. El vendedor de
este ganado es un individuo que había hecho “pacto” con Chico Largo.

Por medio de ese pacto, el pactante goza de bienestar material durante cierto
tiempo después del cual renueva el pacto o es llevado por muchos demonios al
tiempo de su muerte.

Páá giná 92
Personas que dicen haber presenciado la muerte de alguien, de quien se decía
“vendido a Chico largo”, cuentan que a media noche aparecen jinetes en brioso
caballos negros haciendo ladrar a los perros, cantar a la gallinas y balar al
ganado.

Luego se apagan las luce que alumbran al cadáver del muerto. Bajan los jinetes
en medio de un estrépito infernal. Cuando alguien se atreve a encender la luz
porque ha cesado el ruido, encuentra que el cadáver ha desaparecido. Es que se
lo llevó chico largo, porque había cumplido su plazo.

El individuo que ha pactado con Chico Largo recibe “siete negritos” que le
ayudarán en sus momentos difíciles y le sacarán de cualquier apuro. Cuando
cumplió siete años de tenerlo debe pasarlos a otra persona, so pena de ser
llevado al “encanto” en cuerpo y alma.

Según mi informante hubo, hace cerca de 60 años, un comerciante árabe, de


esos que el pueblo “turcos” quien hacia su comercio de tela entre Moyogalpa y
Altagracia, pasando por Esquipulas, los Ángeles, Trigueros, el Teñidero, San
José del Sur, las Pilas y Urbaite.

Es una oportunidad, yendo de San José del Sur a Altagracia, se encontró al


vendedor con un camino desconocido. Lo siguió por curiosidad y a cierta
distancia divisó una gran casa-hacienda, con mucho trajín de gente en todas las
dependencias y poblada de ganado muy gordo.

El turco, llamado Umanzor, saludó una y otra vez ofreciendo sus telas pero nadie
le contestaba. En vista de esa desatención en un lugar que es tan hospitalario, y
al cual se había acostumbrado, torno sus maletas, se las echó al hombro y
caminó hacia la salida. De pronto y sin que notara en que momento, se encontró
de nuevo en el camino real que había traído, es decir, el de Altagracia.

El narrador, viejo experto, me había dicho antes de empezar su relato, que


seguramente no lo creería, pero que Umanzor, el turco vendedor del caso, había
pasado por su casa y preguntado por la hacienda desconocida. Nadie le había
dado referencia de ella.

El Padre Sin Cabeza

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Era un fraile en tiempos de la Colonia, que defendía a los
indígenas y lo asesinaron el 6 de febrero de 1550. Lo
decapitaron y su cabeza rodó por las calles de la ciudad de
León.

Cuentan que el padre sin cabeza, anda penando y se pasa las


noches recorriendo el pueblo. El Sábado de Gloria paseaba por los túneles que
comunicaban a los sótanos de la Catedral de León.

Dice la tradición que se le aparece a los hombres y mujeres que trasnochan y


que el padre los embruja y los guía hasta la iglesia del pueblo donde el sacerdote
canta misa en latín.

A la hora de la consagración, al dar la cara el sacerdote se le ve sin cabeza y


está chorreando sangre entre sus manos. Despavorido sale de aquel lugar y
queda varias semanas sin habla.

Páá giná 94
La dulce Xalí del Cailahua

Por la noche, dice un antiguo romance, vaga sobre el haz


de las aguas de la laguna de Masaya el fantasma de la
dulce Xalí.

Los pescadores tienen buena pesca en el plenilunio porque


la dulce Xalí vaga sobre el haz de la laguna de Masaya.
La brisa que riega el agua, hace y deshace los pliegues de
la túnica de la dulce Xalí.

Pescador, es el plenilunio; toma la barca y tu atarraya y ándate a Cailahua que


habla dulce Xalí va sobre el haz de las aguas.

Kieg, hijo de un príncipe Quiché, llegó un día a pescar por los dominios del
cacique de Nindirí y prendose locamente de Xalí, la hija d este. Cuando se
supieron sus pretensiones, el hijo del cacique de Jalata, llamado Nancimí, quien
estaba ofrecido en matrimonio porque así convenía a una alianza que ambos
caiques habían convenido, se sintió hondamente despechado; entre las pequeñas
cortes hubo un movimiento de desagrado y juraron hacerle la guerra al
extranjero que arrebataba la dicha del bravo Nancimí, mas el padre de Xalí,
agradaba el matrimonio con Kiev, y no vio con desagrado los amores.

Herido en su amor el de Jalata, cuando supo que el amigo le era infiel a la


palabra empeñada, dispuso hacerle una visita acompañado de numeroso séquito,
llevando consigo un mil súbditos armados con lanzas y agudas flechas de
huiscoyol.

En efecto, después de haber enviado un heraldo anunciándole su visita, se puso


en camino el de Jalata embarcándose en hermosas canoas empavesadas llevando
músicas y haciendo una feliz travesía sobre las aguas dormidas de la laguna de
Masaya. Del otro lado esperaban para darle la bienvenida los del señorío de
Nindirí que así mismo acompañaron con flautas, tunes, chirimía y tambores al
cortejo que traía el de Jalata.

Que se dijeron los caciques es fama que nunca llegó a saberse, pero Kieg, unió su
destino al de la dulce Xalí.

Las fiestas que acordaron fueron por varios días, celebrándose en la plaza
torneos y simulacros divertidísimos, mas el mejor numero fue la casa del
venado, hecho en plena selva hacia Ticuantepe.

Páá giná 95
Caía la tarde y las aguas de Masaya se tenían de oro y gualda, Kiev y Xalí
habíase quedado atrás, olvidados de la vida y del mundo, engarzando un collar de
horas para el porvenir. Nancimí que disfrutando entre el cortejo había asistido
a la cacería, habíase adelantado y oculto tras la maleza espiaba el paso de la
pareja.

De repente el zumbido de una flecha paso sobre a cabeza de los novios.

- ¿Oyes? – dijo Xalí.


- Si, es el pájaro que anuncia la proximidad de la noche.
- es una flecha – repuso ella -, mírala como quedó clavada en el tronco del
Jenízaro.

- ¿Pero quien podrá ser?


- Solo uno: Nancimí...
- Ah –dijo el joven indio.
- Y no pudo decir mas, una segunda flecha mas certera le atravesó el cráneo y
cayo muerto en el camino.

Xalí se precipitó sobre el cadáver adorado y besando la herida abierta por


donde la vida se escapaba grito en el silencio de la tarde.
- ¡Kiev! Óyeme, soy yo tu Xalí...

Pero como un tigre salto Nancimí al camino y tomando por el talle a Xalí, le dijo:
- Mía o de nadie, Xalí. ¡A mí todos!
Y brotaron de la maleza varios compañeros.

Bajaron por los despeñaderos de la laguna llevando a la princesa, travesaron la


costa de rápida pendiente sembrada de lava y al llegar a las orilla, tomaron una
canoa que los condujo a la parte opuesta, en donde se mira la roca cortada a pico
de Cailahua: luego buscaron la parte accesible a la parte humana y bajaron hacia
la gran cañada en donde corren las aguas lluvias a precipitarse en el
despeñadero del Cailahua. Era el plenilunio, la luna con luz perla baña el monte
silencioso y Nancimí quiso con dulces palabras llegar hasta el corazón de Xalí.

El sol de la mañana sorprendió a Nancimí a los pies de Xalí, y ella desolada


llorando al bien amado muerto.

- Di, Xalí, ¿no me quieres?


-¡Quiero la muerte para unirme con Kiev!

Páá giná 96
-Si eso quieres la tendrás ¡cruel!

Y retirándose a una distancia regular le dijo:


-Toma, ahí va y no serás ni de aquel ni mía.
Y le disparo una aguda flecha de huiscoyol.

En la roca, desde entonces se mira una sepultura abierta y alrededor varios


jeroglíficos que dicen ser la tumba de la dulce Xalí.

El Lagarto de Oro

Hace muchos, pero muchos años, llegó a Chontales un noble


caballero francés llamado Don Félix Francisco Valois. En
cantado de los paisajes que rodeaban la hacienda Hato
Grande, situada a cuatro leguas de Juigalpa, decidió
comprarla.

En ese entonces, vivía en Juigalpa una joven muy linda que se llamaba Chepita
Vital. Un día don Francisco se encontró con la Chepita, enamoraron y a los pocos
meses contrajeron matrimonio. Después de algunos años tuvieron una niña a la
que bautizaron con el nombre de Juana María.

Sintiéndose muy enfermo, don Francisco dispuso hacer un viaje a Guatemala


para curarse. Antes de irse, recomendó a su administrador que se hiciera cargo
de la hacienda y de su familia.

Pasó el tiempo y don Francisco no volvía, todos los pobladores de la comarca


comenzaron a preguntar a los viajeros por él, hasta que un día alguien dijo que el
pobre señor había muerto antes de llegar a Guatemala.
Doña Chepita se enfermó de pena moral y murió a los pocos años dejando su
testamento enterrado en un lugar que nadie conocía. Juan María fue creciendo y
creciendo hasta que se hizo señorita. La muchachita ignoraba que el
administrador, que se llamaba Fermín Ferrari, se había robado todos los bienes
que le pertenecían.

Páá giná 97
Como era muy malo y ambicioso, el tal Ferrari pensó que mientras la joven
existiera, él no podía adueñarse de la hacienda. Pensó y pensó y por fin se le
ocurrió enloquecer a la muchacha. Comenzó a decirle que en la hacienda
asustaban y que salían los fantasmas.

Le contaba cuentos tan horribles que al poco tiempo la Juana María se puso loca.
Gritaba, cantaba, bailaba mientras decía: “viva la condesa de Valois”. Después de
varios meses de haber perdido la razón, murió. Todos los de la comarca
afirmaban que la había matado Ferrari.

Como no había herederos, el bandido comenzó a vender todas las propiedades y


con el dinero que recogió se fue del país. Pocos días después un caminante trajo
la noticia de que unos bandoleros lo habían matado en el camino.

Como los vecinos le tenían cariño a la Juana María, le llevaban flores a su tumba.
La sepultura quedaba en el cerro de Hato Grande, al borde de una laguna y las
personas que la visitaban aprovechaban la oportunidad para bañarse.

Una mañana casi se mueren del susto, porque vieron un enorme lagarto que con
los rayos del sol brillaba y brillaba. Corrieron al pueblo para contar lo que habían
visto. Muchos campistas fueron a la laguna e intentaron cazar al animal pero les
fue imposible.

Un campista que creía mucho en la Virgen, subió al cerro un día de tantos y le


ofreció a la Virgen de la Asunción una corona de oro y un altar de la cola del
lagarto si le ayudaba a cazarlo.

Tiró su mecate y lo cogió de la cabeza, pero cuando lo tenía en sus manos dijo:
“Que se friegue la Virgen”. A penitas dijo esto, el lagarto se le escapó y se
sumergió en el fondo de la laguna. Desde entonces, todos los chontaleños buscan
el lagarto de oro para hacerse ricos, pero este no volvió a salir jamás y dicen los
campistas que es el ánima de la Juana María cuidando sus bienes”.

Páá giná 98
Muertos o aparecidos

Otro dolor de cabeza de los tunantes de Monimbó es el


muerto o aparecido. Encontrar los tunantes el muerto es
cosa tan frecuente como encontrar las ceguas. Sin
embargo, aquel es más temido y causa más pánico que éstas.

En la oscuridad de la noche el tunante advierte cruzado en


el camino o callejuelas del barrio, un bulto blanco. Inmediatamente se apodera
del trasnochador, un miedo terrible, una especie de calambre; y no puede
retroceder.

El aspecto del bulto es vaporoso. El indio, repuesto de la primera impresión,


echa mano a su cutacha de cruz; y, si lleva prisa, avanza rápidamente y la pasa
metiendo de punta en la cabeza inconsistente del muerto. Rápidamente, éste
desaparece, como por ensalmo; y se oye el ruido de un mosquetero alborotado.

Si el tunante no lleva prisa, se acerca despacio al bulto acostado, le clava la


cutacha en la cabeza y comienza de inmediato a rezar sus oraciones que, aunque
as lleva en el bolsillo, s las sabe de memoria. A medida que va rezando, el bulto
vaporoso va tomando consistencia y solidez, hasta quedar convertido en un ser
humano hecho y derecho, varón, lleno de vida.

Cuando esto sucede, cuando se efectúo la cogida del muerto, el tunante se va


para su choza; y el ex -muerto se llena de tristeza y de pena. Y pasa así varios
días, hasta que se muere de veras. Murió de pena, dicen todos los vecinos.

Eso sí, el ex muerto es desconocido para toda la gente del barrio. Le prodigan
atenciones, lo asisten y lo entierran, pero por espíritu de caridad. Nada más.

Muchos creen que hay ciertos hombres que tienen el poder de vomitar su alma,
para convertirse en fantasmas. Otros sostienen que beben algún “brebaje” o
“preparación” para poderse convertir.

El objetivo de muertos o aparecidos es el de ejercer venganza o daños por


rivalidades amorosas, envidias, o disputas por intereses. Pues si el tunante

Páá giná 99
espiado no anda prevenido queda peor que jugado ‘e cegua: amanece muerto, con
huellas moradas en el cuello y demás partes del cuerpo....

Leyenda de la serpiente emplumada


Laguna de Asososca

Cuenta la leyenda que sobre las serenas aguas de la


Laguna de Asososca, emergían cuatro hileras de rocas
sobre las cuales descansaba la techumbre de un templo
maravilloso.

Súbditos de Nagrandano y Nequecheri, precedidos por


los envejecidos padres de las tribus, llegaban hasta él en
frágiles canoas, a depositar al pie del altar sus ofrendas
de oro, plata y piedras preciosas al Dios supremo.

Un viejo guerrero, a quien todos respetaban como una divinidad, cuidaba el


templo. Tenía músculos grandes, llevaba al pecho poblado de tatuajes y su
arrugada piel marcada con cicatrices. Vencedor de cien combates gloriosos por
su tierra y por su dios.

Una tarde, la princesa Izayana, hija del cacique Nequecheri, conocida como "la
perfumaba flor de la campiñas", llegó a la orilla de la laguna acompañada por los
conquistadores españoles, pretendiendo entrar al templo. Izayana, creyendo en
su ingenuidad, que eran hijos del sol los condujo a donde estaba el templo del
dios supremo.

El fiero guardián no comprendió el engaño del que había sido víctima Izayana y
tomando esto como traición, contrajo terriblemente las facciones; una intensa
cólera brilló en sus ojos y levantando su cuchillo de obsidiana sobre Izayana, le
dio muerte; los blancos conquistadores que sólo querían apoderarse del tesoro,
dispararon sus mosquetes sobre el viejo guardián, hiriéndole.

Agrega la leyenda, que el guerrero herido, se arrastró dentro del templo como
una serpiente y que al sacudir no se sabe que base, el templo del dios se hundió
para siempre en sus tesoros, en las profundas aguas de Asososca.

Sólo la "Serpiente Emplumada" siguió protegiendo la misteriosa laguna, como


sortilegio encantador."

Páá giná 100


La serpiente de los tres pelos

Hace muchos años cuando se estaba formando Matagalpa, estaban ubicados sus
primeros habitantes, cuentan que hubo una discusión y que apalearon a un
sacerdote, no se sabe el motivo, pero el sacerdote agarró su mula y se fue, pero
antes de irse dijo una maldición para los pobladores de esta ciudad.

Con el tiempo buscaron al sacerdote para saber cuál era esa maldición, y él les
comunicó que existía una culebra gigante que cubría toda la ciudad y que estaba
amarrada por tres pelos, la cabeza de esta culebra está en la Catedral de
Matagalpa y la cola en el cerro de Apante, y los tres pelos están amarrados en la
quebrada del Yaguare, ubicada en el barrio de Palo Alto.

Según la historia, ya se han reventado dos pelos, sólo falta uno, cuando estos
tres pelos se revienten se derrumbará el cerro de Apante y se reventarán
fuentes grandísimas de agua que atraviesan esa zona, entonces Matagalpa se
inundará. Los habitantes en su mayoría conocen esta historia, muchos dicen que
no creen en esto, pero otros afirman que así será.

El Sisimique

Contaban que siempre que comenzaba a oscurecer se aparecían dos enormes


animales con cara de hombre, tenían los ojos rojos como llamas, una cola bien
larga y se llamaban el Sisimique y el Sisimicón.

Decían que estos animales se les aparecían a las muchachas solteras y que si les
gustaban se las llevaban enrolladas con la cola. Donde primero se aparecían era
en el río y después seguían el camino para la casa y que en camino iban llamando
Páá giná 101
a las muchachas a las que les gustaba hacerles ojitos a los hombres, y se oían
unos gritos y gruñidos que nadie podía imitar.

Decían que para que el Sisimique y el Sisimicón no entraran a las casas no había
que hacer ruido, muchos menos reírse, ya que las risas de las mujeres era lo que
más les gustaba. A varias muchachas se las habían robado, porque ellas eran
bien bandidas y ellos sabían dónde había mujeres que les coqueteaban a los
hombres.

La Mocuana

Hace muchos años, en los primeros días de la Colonia, muchos españoles llegaron
hasta el centro de Matagalpa porque se decía que en ella había oro. El cacique
indio que mandaba en esas tierras los recibió muy bien y les regalo tamarindos
de oro para que los enviasen al Rey de España.

Después del regalo el cacique les pidió que se alejaran y no volvieran. Los
españoles aparentaron irse, pero al poco tiempo regresaron con la intención de
dominar al jefe indio. Cuando éste lo supo, escondió sus tesoros y sólo su hija
supo del escondite. Los españoles derrotados se marcharon del lugar.

Al tiempo llegó un hijo de uno de los españoles que había sido vencido, éste se
enamoró perdidamente de la hija del cacique, que era una mujer muy bella, ella
también se enamoró del español, pero como sabía que su padre se iba a oponer al
matrimonio, huyó con él.

Generosamente ella le dio todas las riquezas que poseía y el español, que con eso
se sentía satisfecho, no quería más de la pobre india, la encerró en la cueva de
un cerro y le tapó la salida, pero ella conocía bien el lugar y se escapó por un
boquete. Después de esta decepción la india se volvió loca y se convirtió en La
Mocuana. Dicen que desde entonces se aparece en los caminos.

A la Mocuana nadie ha podido verle la cara, pues dicen que es una horrible
calavera, solamente se ha logrado apreciar su larga y bella figura y su preciosa
cabellera.

La Ciguacoatl

Páá giná 102


Cuenta la leyenda que en un antiguo pueblo aborigen, asentado a orillas del Río
Viejo, existía una hermosa mujer esposa del cacique principal. Se decía que esta
mujer, de proceder extraño y misterioso, acostumbraba ir todos los viernes a un
determinado lugar del río, llevando abundantes alimentos, aves ricamente
preparadas y sabrosas bebidas.

Uno de los servidores del cacique, extrañado por el comportamiento de la mujer,


determinó seguirla a prudente distancia. Lo que vio ese día lo aterró tanto que
echando a correr fue a contárselo a su Señor. El cacique no dijo nada a su mujer
fingiendo ignorancia.

El siguiente viernes la siguió, y confirmó lo que le dijera su servidor. Vio, según


dice la leyenda, que sentada en una piedra junto al río golpeaba con su mano el
agua, y al llamado emergía impetuosamente una inmensa serpiente que tenía su
cueva en el mismo río.

El terrible reptil, posaba su inmensa cabeza en las bellas piernas de la mujer, y


una vez alimentada, serpiente y mujer se entregaban al placer sexual. El
indignado esposo mató a la infiel mujer. Entonces la enfurecida serpiente agitó
las aguas del río y su corriente destruyó el milenario pueblo. Según la leyenda,
los sobrevivientes reconstruyeron su pueblo, al cual dieron por llamar
Ciguacoatl, que en lengua nahuatl significa mujer serpiente.

Páá giná 103


Folklore Nicaragüense

Nuestra tierra está hecha de tradiciones, enriquecida con nuestro folklore


nacional desbordante de cultura y maravillosos personajes y colores que le han
dado vida a nuestros mitos y leyendas, pero que además nos han heredado
numerosos bailes y originales trajes típicos propios de cada región de nuestro
país.

Estos bailes se identifican con todos y cada una de las localidades, que a través
de ellas cuentan una historia de valentía y lucha por la independencia y
desarrollo cultural de nuestra linda Nicaragua.

La lucha de nuestros antepasados por permanecer siempre dentro de nuestras


raíces indígenas, las que nos enseñan que venimos de un pueblo trabajador,
gente humilde y de ancestrales costumbres y tradiciones que se van perdiendo a
través de la historia; pero que muchos se esfuerzan por conservar

Páá giná 104


Cultura Tradicional

En muchos de los Departamentos de nuestro país, nuestra cultura se ve muy


involucrada con la religiosidad de nuestro pueblo.

Algunos de estos ejemplos es el departamento de Managua, que cuenta su


fiesta típica dedicadas a Santo Domingo de Guzmán, la cual ofrece un gran
derroche de cultura y tradición; en estas se contemplan el bailes de los negros,
el baile de la vaca, el tradicional Indio Mayor, que representa la cultura de la
cual somos provenientes, pero además ofrece una historia de mitos y leyendas
de sus bellas lagunas, del lago Xolotlán.

Si unimos la tradición con la religión obtenemos las fiestas patronales de cada


lugar, además de la popular celebración de la Purísima, realizada a nivel nacional
el 7 de diciembre de cada año.

La danza folklórica de Managua, está representada por el Baile de la Vaca, que


es el baile que se ejecuta en las fiestas de Santo Domingo, la fiesta patronal de
la capital. Este baile consiste en un aro alargado portando adelante una cabeza
de vaca, y en el contorno, una especie de falda floreada.

Tenemos a inigualables cantautores y trovadores encargados de recopilar e


impulsar la cultura, canto y baile de nuestra Nicaragua; entre ellos Carlos Mejía
Godoy, el Maestro Ronald Abud Vivas, encargado de la Danza, y nuestro
inigualable poeta Rubén Darío entre otros, conocidos por su aporte a la cultura,
tradiciones, y su aporte literario, que nos ha enorgullecido a todos los
nicaragüenses.

Además del apego a la cultura su herencia también se caracteriza por tener


pintores de gran imaginación y colorido, creativos artesanos y grandes
agricultores, que destacan nuestra geografía agraciada de lagos y volcanes que
ofrecen una vista panorámica y pintoresca a esta tierra que nos vio nacer.

La ciudad de Masaya es una de las ciudades con mayor arraigo cultural; la


denominada ciudad de las flores cuenta con sus fiestas patronales dedicadas a
San Jerónimo, las de más duración en todo el país; pero además cada uno de los
departamentos de este país ofrece su atractivo cultural, turístico y
gastronómico.
Sus coloridos trajes típicos e inigualables bailes, entre ellos tenemos los más
conocidos en el país como:
Páá giná 105
El Gueguense o macho ratón

Es una síntesis de la fusión de las culturas


españolas e indígenas que combinan el teatro, la
danza y la música, siendo considerada una de las
expresiones folclórica y literaria más distintivas
de la era colonial en América Latina, aunque la mas
representativa de la cultura nicaragüense.

Es un estilo propio nicaragüense que muestra la


realidad de un pueblo que busca su propia identidad y evade el convertirse en un
modelo colonizador y opresor de la cultura indígena.

Es muy popular en las fiestas patronales de Diriamba Carazo, en honor a San


Sebastián.

La obra literaria El Gueguense es un patrimonio cultural de la humanidad.

Baile de la vaquita

Es propio de la capital, Managua y que por tradición se viste


gracias a mujeres que se unían a la algarabía de la procesión de
Santo Domingo.

La vaquita viste entre sus trajes con un aro grande alrededor


de la cintura, el cual es decorado con telas de vivos colores
que lo hacen ver como una falda; y que a su vez simula en su
parte frontal una imagen o una pintura de cabeza de vaca,
coronada con unos cuernos reales o elaborados.

La bailarina viste un güipil tradicional floreado generalmente de color rojo o del


mismo color que la tela del vestido de la “vaca” (el aro); y que además, lleva en
sus cabellos un arreglo floral. La Danza con este traje es aún usado por mujeres
promesantes durante la procesión de Santo Domingo, durante las fiestas
patronales de Managua en agosto.

Páá giná 106


La vaquita acompaña al santo, bailando al son de chicheros, e interactuando con
los demás promesantes quienes simulan torear y correrse de ella. También es
interpretada en presentaciones coreografiadas de ballets profesionales. La
Música es Sones de toros, interpretados por los populares chicheros.

El baile de las inditas

Las inditas usan un traje tradicional enteramente blanco,


que se complementa con un reboso rojo, fustán, trenzas,
flores en la cabeza y un canasto.

Este baile aún se ejecuta en las fiestas tradicionales de


Masaya, e interpreta la laboriosidad de la mujer de pueblo,
con movimientos suaves y coquetos de baile tradicional de
marimba.

Lo ejecutan una o varias bailarinas, en fiestas populares o en interpretaciones


profesionales o aficionadas.

Este baile se interpreta con la canción de son de marimba “El baile de la


inditas”.

El Baile del mestizaje,

Es interpretado al ritmo de la canción “Mate amargo”,


es un baile tradicionalmente del pacifico y al son de
marimbas.

Estos trajes, masculino y femenino, muestran la


ostentosa influencia española en las vestiduras del
pueblo.

La mujer usa un traje con falda colorida y con lentejuelas pegada al cuerpo, que
es también conocido como “traje de india lujosa”; ésta se acompaña con un
sombrero coronado con arreglos de plumas y un abanico también de plumas.

El hombre usa una camisa blanca, con una capa oscura decorada con lentejuelas;
un sombrero con el ala doblada al frente y con una flor roja, más varias tiras de

Páá giná 107


colores que caen hacia atrás, y un pantaloncillo embombado, medias blancas y
zapatillas.

Esta es una danza de galantería sensual, de romance, en la que el hombre


vestido con elegancia danza junto a la dama engalanada, cortejándola con sus
movimientos al son de la marimba. Es posible verlo en las presentaciones de
grupos de danza folclórica profesionales o aficionados.

Baile del Zopilote

Se origino en el Pacífico Sur (sobre todo Masaya,


Diriá y Diriomo). Los personajes con sus trajes
interpretan este baile: el zopilote, que usa un disfraz
que siempre es negro, con una máscara de zopilote; y
las mujeres, que visten un traje folclórico tradicional
a naranjado, con rebozo negro y flores decorando el
peinado.

La danza, según una experta folclorista, es muy antigua y ya ha desaparecido de


la tradición popular. Actualmente sólo se interpreta en producciones
profesionales. El baile representa la muerte y entierro de “el zopilote”,
personaje negativo caracterizado por esa ave carroñera.

El baile se realiza con la alegre canción “El zopilote murió”, que se interpreta al
son de chicheros (grupo filarmónico).

Traje de Trencilla,

Este traje tiene su Origen en el Pacífico (posiblemente


Masaya). Este es un traje tomado de la vestimenta popular
de trabajo de las mujeres mestizas o indígenas. El vestido
es blanco decorado con trencillas de colores, y se usa con un
rebozo negro o rojo, trenzas, flores en la cabeza y aretes.

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Este traje es utilizado para bailar cualquier son de marimba. Música Todo son
de marimba, no se usa con una canción en particular.

El traje del güipil

Si hablamos de trajes típicos, el güipil, es utilizado con


un baile al son de la marimba

Este es el traje tradicional mestizo de Nicaragua. El


güipil es una camisa sencilla de manta, que puede ser
simple o decorada con bordados. Se usa con una enagua
(falda) larga, de vuelos, también bordada. Este
conjunto, que puede ser blanco o negro, se acompaña con un pañuelo de pico en la
cintura, trenzas y adorno de flores en el cabello, y aretes.

La blusa suele tener 4 orificios: uno en el pecho, otro en la espalda y dos en


cada hombro que, según investigadores, representaban para los indígenas los 4
puntos cardinales.

Las bailarinas danzan descalzas, o con caites. Algunos güipiles se decoran con
dibujos de petroglifos encontrados en el país u otros dibujos sencillos bordados.
También pueden agregarse al conjunto un abanico de mano, un rebozo o un comal
de barro. El hombre que acompaña usa una cotona y pantalón blanco sencillo, más
un sombrero de pita.

El traje de los agüizotes:

Los trajes de los Agüizotes son una variedad de


disfraces que representan a los personajes de
leyendas y de la mitología folclórica nicaragüense:
la muerte quirina, la bruja, la cegua, la llorona, el
padre sin cabeza, la vieja del monte y muchos
más.

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El baile se ejecuta con movimientos rítmicos relacionados al personaje, con
música alegre, carnavalesca y de algarabía interpretada por chicheros Música
Se baila con toda la variedad de música de chicheros.

El Traje norteño campesino

Propio de la Zona Norte (posiblemente Matagalpa, Jinotega,


Estelí). Estos son también dos personajes, que representan al
hombre y mujer laboriosa del norte de Nicaragua.

La dama usa una falda pegada al cuerpo, con un pañuelo de


punta en la cintura, cotona de manga larga, pañuelo en la
cabeza, aretes y una olla de barro negro en los brazos. El
hombre viste un blanco pantalón largo, cotona blanca (u otro color claro) y un
pañuelo al cuello, además de un jícaro para el agua y sombrero norteño.

Es una danza de galantería sensual, en la que el laborioso campesino corteja a la


trabajadora mujer, al ritmo de mazurcas, polcas o valses del norte nicaragüense.
Se interpretan como presentación cultural en fiestas populares tradicionales, o
son ejecutados por ballets profesionales de danza.

Estos trajes se usan para danzar libremente o en coreografía cualquier canción


de mazurca, polca o vals de norte montañoso de Nicaragua.

El palo de Mayo

Es un baile propio de la región Atlántica, la que posee diversos grupos étnicos


que bailan con sus coloridos trajes y atrevidos movimientos costeños y
caribeños, acompañados al son de tambores y otros instrumentos de ritmo
tropical.

Páá giná 110


Gastronomía Nicaragüense

Además de nuestros bailes nos deleitamos con nuestra gastronomía que sirve
dentro de su variedad alimentos de diferentes sabores y productos propios de
cada región de nuestro país; la que ofrece amplia y variada degustación de
productos para cada lugar de nuestro país, elaborado con los granos de consumo
de la región.

El Nacatamal

El delicioso Nacatamal; referido a la comida


típica nicaragüense es un alimento hecho a
base de maíz, carne de cerdo envuelta en hojas
de plátano con algunos ingredientes propios de
la región que le dan su sabor original de la
comida típica de nuestra tierra.

El vigoron: es un delicioso alimento preparado


básicamente de Yuca cocida, chicharrón, y la riquísima ensalada de repollo,
propia del Departamento de Granada.

El quesillo: es un alimento preparado con tortilla de maíz, quesillo; que es una


especie de queso de crema cocido, propio de Nagarote y la Paz Centro, con un
agregado de ensalada de cebolla y una espesa y deliciosa crema. Este rico
alimento originalmente se acompañaba de una deliciosa bebida de Tiste.

Las rosquillas: las mas conocidas son las de Somoto, que es una preparación de
masa de maíz, queso, manteca de cerdo y dulce de rapadura, la que una ves
preparadas son tostadas en forma de rosquillas es un horno.

El gallo pinto: es el mas delicioso y popular de los alimentos, preparado con los
frijolitos fritos y arroz, los que una ves revueltos y fritos hacen del delicioso
gallo pinto la comida favorita de los nicaragüenses.

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La fritanga: es uno de los alimentos más populares del país, ya que hoy en día se
vende en muchos lugares populares como en barrios, plazas, ferias. Esta
compuesta principalmente por las ricas tajadas fritas, gallo pinto, cerdo asado,
pollo asado, ensalada, maduro frito, queso frito y otros ingredientes que son de
gusto de la población.

El indio viejo: es uno de los alimentos mas tradicionales del lugar, hecho a base
de carne, masa de maíz, naranja agria, yerbabuena, y es muy rica, además de ser
una comida típica.

Las cajetas: son dulces típicos de la región, variados, y de diferentes sabores,


entre ellos se pueden mancinar la cajeta de leche, de coco, de sapuyol, de maní,
manjar de leche, toronja y el delicioso almíbar.

El baho: es un platillo que con los años se ha hecho tradición en la mesa


nicaragüense; hecho de carne de res, yuca, plátano verde y maduro, sazonado
con cebolla, chiltoma, tomate, ajo y cocido en hojas de plátano. Es importante
mencionar que en algunas regiones como en la Isla de Ometepe también lo hacen
con pescado.

Pescado frito: no es mas que el delicioso pescado frito acompañado con su


deliciosa salsa de tomate, arroz, ensalada y plátano verde frito, el que
principalmente se consume como tradición en las zonas costeras del país, pero
que no falta en la mesa de los nicaragüenses como un antojo tradicional según la
temporada.

Páá giná 112

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