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Universidad Central del Ecuador

Bioquímica y Farmacia
Epistemología
Nombre: Robert Machuca
Curso: BYF S2 P1
Fecha: 25-07-2019
Simone Lucie Ernestine Marie Bertrand de Beauvoir, la mujer que hizo de su vida una
obra.
La filosofía y pensamiento redactado y plasmado en su obra más reconocida “el segundo sexo”,
en sus escritos autobiográficos publicados, Simone Lucie Ernestine Marie Bertrand de Beauvoir
siempre comunicó el mensaje de que su vida había seguido una trayectoria ascensional, y ésta
había sido la de una mujer fuerte emocional e intelectualmente. Sus obras, ideologías y
pensamientos siendo un blanco de críticas. En el presente ensayo por lo tanto el principal objetivo
es presentar la biografía y los principales factores para que Simone de Beauvoir lograra hacerse
quién fue, tal como se lo puede apreciar en sus obras, la primera en la que presenta una
autobiografía relatando de manera cronológica, desde su nacimiento hasta el año de 1962 puesto
que su siguiente obra se tornaría en forma temática de acuerdo a su ideología y pensamiento. Su
pensamiento basado en la filosofía del existencialismo convirtiéndose así en un blanco de críticas
como se menciona anteriormente son las principales causas que influenciarán su vida y
personalidad.

Entre sus acciones se pueden recalcar que fue una pensadora y representante del movimiento
existencialista ateo, “cuenta en sus memorias la fuerte impresión que le causó en su juventud
descubrir el final de la religión que consistía en dejar de creer en Dios y asumirse plenamente
responsable de sus propias elecciones”. (AmecoPress, 2013). Entre sus aportes éticos a la
humanidad se pueden citar que fue una figura importante en la reivindicación de los derechos de
la mujer, era una mujer totalmente feminista y luchó por los derechos y la igualdad
femenina. Simone de Beauvoir fue una mujer que rompió con los paradigmas y costumbres de su
época, presentando un pensamiento progresista y una forma de vida fuera de todo estigma social.
Sus escritos, relaciones sentimentales y vida en general ha sido inspiración para miles de mujeres
a través de los años. También según La doctora en filosofía, Teresa López Pardina “fue muy
criticada, ya que toda persona que rompe con los modelos establecidos o que se opone a los
prejuicios al uso, es muy criticada. Su obra fue muy criticada cuando salió en Francia por algunos
de sus compañeros intelectuales como Albert Camus, que le dijo que había deshonrado al varón
francés. (AmecoPress, 2013). Simone fue un gran ejemplo en cuanto a vivir con libertad y de
actuar conforme a lo que se piensa sin importar muchas veces lo que los demás piensen, ya que
no siempre se debe renunciar a lo que realmente queremos o pensamos solo por no ser criticados
o rechazados.(AmecoPress, 2013).

Todo individuo “se define por el conjunto de sus relaciones, compromisos, pertenencias y
propiedades, pasados y presentes” (Lahire, 2002). En una pequeña revisión en su árbol
genealógico y algunos de los eventos familiares que precedieron al nacimiento de Simone de
Beauvoir, aparecen algunas facetas de estas herencias pasadas. Para esto vamos a partir de dos
elementos y plantear como primer elemento que los hombres lograron siempre casarse con
mujeres procedentes de familias adineradas siendo un claro ejemplo los antecesores de Simone
de Beauvoir quienes se casaron con “mujeres de poder”. Y el segundo elemento siendo el rechazo
por parte de Simone de Beauvoir hacia el matrimonio, esto basándose principalmente en
problemas que vivió en carne propia por la disociación del matrimonio de sus padres que no trajo
consigo los prestigios y beneficios que su padre había esperado. Una de las ideas rectoras que
Beauvoir comunicó a las mujeres fue liberarse de la dependencia económica dentro del
matrimonio, optando por una vida laboral. Sin consentir en la idea reductora según la cual los
primeros meses de vida predeterminarían el resto de la existencia, sí nos parece interesante
recordar este elemento que dejó un sabor amargo en las dos familias y en el hogar donde nació
Simone.

Acerca de sus años de carrera universitaria, cabe resaltar un punto central que pude considerarse
como el inicio de la construcción del estilo de vida de Beauvoir. Dos hilos conductores tejen este
modo de vida el primero la pasión por el estudio y la reflexión y segundo la constitución sólida
de una red de amistades que retroalimentaba las inquietudes intelectuales Desde un punto de vista
sociológico, se podría hablar de la consolidación de un capital cultural y de la creación de un
capital social por medio de esta red de amistades (Grau Duhart, O. (2014) Más precisamente, al
“estado incorporado” se agrega el “estado institucionalizado” del capital cultural (Bourdieu,
1979), en la medida en que Simone no sólo sacó provecho de las disposiciones más duraderas que
incorporó en su infancia una de ellas la pasión por la lectura y la reflexión , sino que además se
institucionalizó este capital por medio de los títulos escolares. En tres años, Simone aprobó siete
certificados de licenciatura. Estas nuevas adquisiciones correspondían a una trayectoria de vida
que decidió ella misma. Como lo subraya Le Bon de Beauvoir, Simone no “estudiaba” únicamente
para asegurarse una formación profesional, ni tampoco para sólo “instruirse”. Había algo más
profundo en Simone frente al estudio. Vivía fases sucesivas de su auto-creación, que reportaba en
sus diarios: “Acabo de leer algunos libros inteligentes que me han cambiado” (Tinat, A. 2009).
Beauvoir realiza a través de su escritura literaria un conjunto de categorías estrechamente
vinculadas a su filosofía existencialista, como son las de proyecto, destinación, situación, sobre
pasamiento, libertad, liberación, trascendencia, ambigüedad, las que cobran sus particularidades
con relación a su posición política sexual. Su escritura literaria de ficción es, de ese modo,
inseparable del esclarecimiento de carácter filosófico que la anima, lo que podríamos reconocer
en La invitada, La sangre de los otros, Los mandarines, La mujer rota, entre otras de sus novelas.
Sus textos autobiográficos y memorialistas no se eximen tampoco de la presencia de tales
conceptos. En ese sentido, se hace muy difícil distinguir literatura de filosofía en el proyecto de
escritura de Simone de Beauvoir. Puestos desde el lado de la literatura, ésta nos parece filosófica,
y puestos del lado de la filosofía ésta se nos muestra de una manera poco habitual con múltiples
referencias a ejemplos concretos o, decididamente, a obras literarias pertenecientes a la literatura
universal que le ofrecen 'figuraciones' de la existencia. Nos parece que Beauvoir hace una
propuesta de pensar filosóficamente, que la sitúa más allá de las expectativas de una construcción
de sistema filosófico, ofreciéndonos un 'género discursivo reflexivo' en todas sus manifestaciones
escriturales. Habría que preguntarse por una suerte de zona intermedia que instituye Beauvoir
entre filosofía y literatura, lugar de intersección en que su propia subjetividad es articulada y
puesta en movimiento en decursos imaginarios o ficticios o en relatos definitivamente
autobiográficos.

Sus estudios culminados en 1929 donde conoció a Jean Paul Sartre en quien descubrió algo más
que una amistad al darse cuenta de que tenían las mismas aspiraciones, siendo así que, podemos
destacar algo muy importante de Beauvoir y es que podemos considerar que ha sido un ejemplo
de libertad amorosa para las dos generaciones posteriores de heterosexuales, pero hoy está siendo
revisada a la luz de sus cartas, para comprobar si la relación de total intercambio y mutuo apoyo
pregonada por de Beauvoir no fue en realidad su creación literaria más convincente (Tinat, A.
2009). Creo que debemos hacer el esfuerzo de ubicar históricamente la relación de pareja
heterosexual más intensa de mediados del siglo XX. Si ubicamos a Simone de Beauvoir en un
tiempo que, en gran medida, rebasó arrastrando, pero que de todas maneras la formó, podremos
entender por qué, tras haberse alejado sentimentalmente de Sartre en 1947, volvió de Estados
Unidos para apoyarlo en su tarea de redacción filosófica, abandonando a su amante, Nelson
Algren, a su novela, a un país menos atado a las trabas del pasado que Francia. Sin lugar a dudas,
desde el momento mismo en que lo conoció, Beauvoir consideró la obra de Sartre como la más
importante de sus tiempos, en el mundo entero, de manera que le manifestaría un mayor respeto
que a la suya propia. Como mujer formada en el catolicismo y la moral burguesa, a pesar de su
seguridad intelectual y su sentimiento de superioridad, no se habría enamorado de un hombre que
no considerara superior a ella misma; más aún, considerándose ella superior a todos los demás
hombres que conoció (Stolke, V. 2004).

El 3 de septiembre de 1939 se declaró el comienzo de la segunda guerra mundial. Separada de


Sartre y Bost, y preocupada por lo que vivían, Beauvoir se dedicó a una actividad epistolaria
intensa. La publicación póstuma de estas cartas reveló la potencia de los vínculos afectivos entre
Beauvoir y cada uno de los dos. A pesar de las interdicciones, inventó subterfugios para visitarles
en 1939 y 1940: se reunió con Sartre en Brumath gracias a la obtención de un permiso. De igual
manera, visitó a Bost en Charmont y Nettancourt. Esa situación de separación e inquietudes
alcanzó su apogeo en 1940, cuando en mayo Bost fue gravemente herido, y cuando en junio
Beauvoir padeció el éxodo y el París ocupado antes de enterarse de que Sartre estaba prisionero
en Alemania. Acerca de esto, escribió: “No creo que pueda caer nunca más bajo que durante ese
regreso por las calles vacías (…) ya no había hombres, nunca más los habría, y yo no sabía por
qué sobrevivía absurdamente. (…) comprendí que Sartre estaría prisionero por un tiempo
indefinido, que tendría una vida horrible (…) fue para mí el momento más atroz de toda la guerra”
(Tinat, A. 2009). Su obra literaria posterior -considerando su autobiografía y las novelas Le sang
des autres(1945) y Les mandarins (1954)-, revela su reflexión acerca de cuestiones como el
compromiso político, las relaciones de amor y amistad en tiempos de excepción, la muerte, la
necesaria Resistencia, el ambiguo rol de las mujeres en la vida y los entusiasmos políticos de los
hombres.

Beauvoir establece un diálogo con algunos de los conceptos de Husserl y de su amigo Merleau-
Ponty, en cuanto considera la ficción literaria con el valor de concepto. Merleau-Ponty afirma que
"todo cambia cuando una filosofía fenomenológica o existencialista se da por tarea, no explicar
el mundo o de descubrir las condiciones de posibilidad, sino de formular una experiencia del
mundo, un contacto con el mundo que precede todo pensamiento sobre el mundo (...). Desde
entonces la tarea de la literatura y de la filosofía no pueden estar separadas (...). La expresión
filosófica asume las mismas ambigüedades que la expresión literaria, si el mundo está hecho de tal
suerte que no pueda ser expresado sino en "historias" y como puesto en la mira" (Decousu 2008).
Se podría decir que la ficción aparece en Simone de Beauvoir como método de indagación
filosófica, en tanto la escritura literaria es desafiada a revelar una particularidad de la experiencia
humana, un modo de ser en el mundo, una singular manera de existir, una experiencia metafísica.
En la escritura de una novela, Beauvoir se entregaría a descubrir en el mismo proceso de invención
determinadas condiciones ontológicas del existente, de los existentes que cobran cuerpo a través
de la trama narrativa. Su materialidad es la de la semejanza con la vida real, con la experiencia
humana, y podríamos decir que algo más sabe Beauvoir sobre la existencia después de escribir
sus libros de ficción. El proceso de indagación que se realiza a través de la imaginación y de la
reflexión es parte de la reflexividad que un sujeto puede hacer desde las limitaciones y
posibilidades de su propia vida actual. Límite en el ser y posibilidad de ser forman parte del
movimiento del existir concreto, ya sea que se de éste en la ficción o en la realidad. En la novela,
los personajes podrían seguir diversos derroteros, podrían ir en uno u otro sentido, y, como en la
vida real, se ofrecerían distintas posibilidades a sus acciones futuras.

De enero a mayo de 1947, Beauvoir fue a Estados Unidos a dar conferencias sobre “los problemas
morales del escritor de la post-guerra”. En su diario de viaje refirió unas 24 conferencias en
diversos lugares y universidades como Nueva York, Los Ángeles, Berkeley, Harvard y Boston.
En 1949 publicó El segundo sexo. Este libro la convirtió en la primera filósofa que, durante esa
posguerra que clamaba por mujeres sumisas a la felicidad doméstica, se comprometiera con los
estudios de la condición de subordinación y negación de la experiencia femenina. Por debajo de
su aparente aceptación del rol de ser para otro, de Beauvoir percibió que ellas estaban a punto de
destronar el mito de la feminidad y afirmar su independencia. Puede ser que no terminara de
desconstruir al macho como modelo, como norma de la humanidad, sin embargo, El segundo
sexo, con su descripción de la fabricación de las mujeres como el otro con respecto a los hombres,
fue duramente criticado por François Mauriac y los otros escritores católicos, atemorizados entre
otras cosas por su escandalosa popularidad. El propósito de Beauvoir era denunciar la opresión
generada por la tradición: no sólo la mujer es condicionada por su educación, sino por los mitos
que los hombres han forjado de ella a través de las cosmologías, las ideologías, las literaturas.
Después de un recorrido sobre las distintas etapas de vida de las mujeres, el segundo volumen
concluyó sobre la esperanza y la necesidad de acabar con la injusticia intolerable de la desigualdad
de sexos: “(…) cuando sea abolida la esclavitud de una mitad de la humanidad, [ésta] revelará su
auténtico significado y la pareja humana encontrará su verdadera figura” (Grau Duhart, O. 2014).

Simone de Beauvoir no va más allá de esta percepción genial. El modelo masculino -sobre todo
si encarnado en hombres verdaderamente diferentes de la media opresora, como lo eran sus
colegas filósofos y escritores existencialistas de la Francia de la posguerra y de la izquierda
crítica-, seguía siendo para ella algo al que reclamaba igualarse: la libertad de esos hombres que
eran sus compañeros era la libertad que deseaba para todas, ética y políticamente. Como
historiadora, yo sé que igualarse a un modelo es imposible, porque implicaría una identidad
inexistente en el ámbito de lo humano (Stolke, V. 2004). El modelo al que igualarse ha sido
siempre un instrumento de opresión para las poblaciones del tercer mundo, para las economías
más pobres, para los sistemas políticos no alineados, para las formas de vida no occidentalizadas:
más te esfuerzas para igualarte, más el modelo te responde que estás en buen camino pero no lo
alcanzas, de manera que te obliga a seguirlo sin desviarte de esa tarea, sin visualizar otra senda
más propicia. La situación de las mujeres, como la de las poblaciones indígenas de todo el mundo,
es definida como inferior para que ellas no reconozcan en su diferencia sexual su humanidad
completa y válida.

Es importante mencionar que Simone de Beauvoir sin duda alguna fue una mujer digna de
admirar, que aunque no comparto su pensamiento hacia Dios, me pareció muy interesante su lucha
por los derechos humanos y más aún por los de las mujeres, ya que hasta escuelas feministas creó
en su vida. Por otra parte su lucha deja una evidencia de perseverancia, solidaridad, respeto,
igualdad, justicia, entre muchos otros valores éticos importantes en toda persona y que de una u
otra forma los hemos comentado en el curso (Proverbia. 2013). Conocer acerca de esta gran mujer
ha sido una experiencia muy enriquecedora ya que desconocía de su existencia, situación que me
satisface porque por personajes como ella son los que motivan a luchar por lo que se cree y se
quiere, además la desigualdad que sufren muchas mujeres es otro aspecto de gran interés y
situación por la cual luchó Simone de Beauvoir, que si bien es cierto es un problema difícil de
erradicar no es imposible y que el poder está en quien lucha por tenerlo y más aún la libertad ya
que sin ella no se puede decir que se vive plenamente.

De acuerdo con Celia Amorós, el feminismo se inicia como movimiento emancipa torio y político
con la Revolución francesa y en ese sentido El Segundo Sexo se puede encuadrar en la línea de
un feminismo ilustrado. Su soporte teórico es la filosofía existencialista, pero se encuadra en el
marco más amplio de un pensamiento ilustrado y dentro de él, en lo que tiene de más emancipa
torio la Ilustración, la idea de la igualdad natural entre todos los seres humanos. El lugar de El
Segundo Sexo en la teoría feminista es de eslabón entre la Ilustración y el feminismo radical de
los setenta, llamado la segunda ola del feminismo, y considerando la primera ola el feminismo
sufragista, porque El Segundo Sexo es un libro teórico y de reflexión, pero no de militancia
política. Podemos decir que todo el feminismo que se ha escrito después ha tenido que tomar
posición con respecto a “El Segundo Sexo, bien para atacarlo como hacen por ejemplo las
feministas de la diferencia o bien para desarrollar algunos de sus aspectos. El feminismo de
Beauvoir es de raigambre clásica, un humanismo global. Sin embargo ha realizado sobre sus
predecesores una vuelta de tuerca inestimable: pasar de las vindicaciones a las explicaciones. Su
singularidad le viene en buena medida de su potencia filosófica: una combinación exitosa de
existencialismo, hegelianismo y filosofía de la sospecha. Desde esta red teórica, Beauvoir inicia
una nueva manera de hacer feminismo. El feminismo de Beauvoir es un feminismo radical, su
propuesta es cambiar no solo el papel de la mujer sino también el del hombre y conseguir una
sociedad en donde ningún sexo se oprima y ambos sean libres. Cuestionamos la idea de la mujer,
y también cuestionamos la idea del hombre, pretendemos reconstruir los dos. Los hombres son
una construcción social al igual que las mujeres y esto forma parte, no de la herencia de El
Segundo Sexo de Beauvoir, sino de la radicalización de Beauvoir después de haber escrito El
Segundo Sexo. La solución está en considerarnos por encima de todos seres humanos.

Bibliografías:

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from http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59820678001
 Grau Duhart, O. (2014a). LA AMBIGUA ESCRITURA DE SIMONE DE
BEAUVOIR. Revista de Filosofía. https://doi.org/10.4067/s0718-43602013000100012
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Revista Chilena de Literatura. https://doi.org/10.4067/s0718-22952014000100006
 Stolke, V. (2004). La mujer es puro cuento: la cultura del género. Revista Estudos
Feministas, 12(2), 77–105. https://doi.org/10.1590/S0104-026X2004000200005
 Bair, Deirdre (1991) [1990], Simone de Beauvoir, París, Fayard
 Héritier, Françoise (2002), Masculino/Femenino. El pensamiento de la diferencia,
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 Decousu (2008), La escritura Filosófica de Simone de Beauvoir. Revista de filosofia.
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 AmecoPress. (2013). El Femenismo de Beauvoir. Recuperado el, 25 de julio de 2019
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 Proverbia. (2013). Frases de Beauvoir. Recuperado el 25 de julio de 2019, de
http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=76

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