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Apuntes de sexualidad

Orientación/preferencia Sexo/genérica
Capítulo 8
Orientación/Preferencia Sexo/Genérica

Nuestros referentes culturales relacionados de la orientación sexual datan de más de 2000


años. La idea de que Dios creó a un Hombre y después a una Mujer para reproducirse, ha
tenido y sigue teniendo importantes repercusiones en nuestra idea de la sexualidad humana,
especialmente en el concepto de la orientación sexual. La biblia describe en Levítico 20:13
“Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido
abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos”. Es decir, la ley divina
indica que el hombre y la mujer se deben relacionar sexualmente entre sí, particularmente
para reproducirse. Si ocurre otra cosa es pecado y se debe evitar o sancionar.
Adicionalmente la psiquiatría reforzó este aspecto y considero la homosexualidad como
una enfermedad mental hasta 1973. Incluso, actualmente en algunos países no solo es
pecado o enfermedad, sino un delito que merece cárcel o pena de muerte.

En el año 2007 se promulgo la “ley para prevenir, combatir y sancionar toda forma de
discriminación en el Estado de Campeche”. En su Artículo 5 dice que “Para los efectos de
la presente ley, se entenderá por: … Párrafo IX. Orientación Sexual: La capacidad de una
persona para sentirse atraída por las de su mismo sexo, por las del sexo opuesto o por
ambas. De esta forma se propone una definición legal de la orientación sexual, inexistente
hasta esa fecha.

Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de estudios científicos de diferentes disciplinas


que han estudiado la orientación sexual, toda vía existen muchas dudas por responder. En
este capítulo no se pretende ser concluyente ni determinista. Sino por el contrario describir
algunos puntos de vista relacionados con la orientación sexual para ser debatidos, criticados
y cuestionados a modo de seguir entendiendo y construyendo marcos de referencia que
permitan el dialogo tolerante y respetuoso con respecto a este tema.

La orientación sexo/genérica

Le orientación sexo-genérica se puede definir como el nivel de atracción o apetencia erótica


que siente o experimenta una persona hacia otra que puede ser del mismo, del otro género o
ambos y puede dar cuenta de ello. Cabe mencionar que la atracción no se relaciona con una
decisión.

Basados en esta concepción, Lizarraga (en Alvarez-Gayou, 1979) propone un modelo


modificando el propuesto por Kinsey en los años 50`s, en este describe tres categorías
“básicas” de orientación:

1. Heterosexuales (atracción por el otro género),


2. Bisexuales (atracción por ambos géneros)
3. Homosexuales (atracción por el mismo género).

Así como tres grados o niveles de atracción para cada categoría:

1. Fundamentalmente (atracción exclusiva),


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2. Básicamente (atracción moderada),
3. Preferentemente (atracción baja).

Para los niveles 2 y 3 implica también cierto nivel de atracción antagónico, es decir que
para el nivel 2 la persona siente cierta atracción por un género pero también por el otro en
cierta medida.

Y tres dimensiones de expresividad/conducta erótica (excitación sexual):

1. No Practicante,
2. Practicante Asumido,
3. Practicante en Sueños y/o Fantasías.

Así, cada persona se ubica con alguna dimensión de expresividad/conducta erótica con
algún nivel de atracción para alguna categoría. Lo cual implica un amplio espectro de
posibilidades de preferencia sexo-genérica y de expresividad/conducta erótica.

CATEGORIAS Y NIVELES DE PREFERENCIA

HETEROSEXUAL BISEXUAL HOMOSEXUAL


FHT BHT PHT PHM BHM FHM
P BI
O P
T O
E T
N E
C N
I C
A I
L A
L
H
E H
T O
E M
R O
O

NO PACTICANTE ONIRICO FANTASIOSO PRACTICANTE ASUMIDO

En el gráfico se representan los diferentes grados de atracción para cada categoría, FHT
representa a las personas Fundamentalmente Heterosexuales, BHM a las Básicamente
Homosexuales, PHT a las Preferentemente Heterosexuales, etc. Los colores representan las
dimensiones de expresión erótica para cada grado.

Por ejemplo; una persona de género femenino siente atracción y prefiere relacionarse con
personas de género masculino (Heterosexual, HT), reconoce cierta belleza en personas de
su mismo género (Básicamente Heterosexual, BHT). Además, nunca ha tenido actividad

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erótica-sexual real con personas del género opuesto, solo en sueños y fantasías (lo que la
ubica como Onírico-Fantasiosa de su Heterosexualidad). Por otra parte, ha experimentado
en algunas ocasiones, actividad erótica-sexual con personas de su mismo género (lo que la
ubica como Practicante Asumido de su Potencial Homosexual). En resumen, esta persona
sería Básicamente Heterosexual, Onírico-Fantasiosa de su Heterosexualidad y Practicante
Asumido de su Potencial Homosexual.

Otro ejemplo sería, un hombre que experimenta atracción por el género opuesto
(Heterosexual). Además, no reconoce belleza alguna en personas por el mismo género
(Fundamentalmente Heterosexual). Solamente ha experimentado actividad sexual con
personas del sexo opuesto en sueños y fantasías (Onírico-Fantasioso de su
Heterosexualidad). Por otra parte, nunca ha tenido relaciones reales, en sueños o fantasías
con personas de su mismo género (No practicante de su Potencial Homosexual). En síntesis
sería una persona Fundamentalmente Heterosexual, Onírico-Fantasioso de su
Heterosexualidad, No practicante de su Potencial Homosexual.

En este sentido, Alvarez-Gayou (2001) define a la homosexualidad como la preferencia y


atracción que tiene una persona para relacionarse con personas de su mismo género. La
atracción debe entenderse por los aspectos fenotípicos y externos, es decir, los rasgos y
características físicas que agrupan a las personas como masculinas o femeninas. Por otra
parte, es necesario mencionar que la atracción no se restringe al aspecto sexual erótico sino
que se extiende a la atracción afectiva, cariñosa y amorosa no necesariamente erótica. Por
otra parte, en el modelo señalado se describe que todas las personas tenemos un potencial
latente homo, bi y heterosexual caracterizado por alguna dimensión de expresividad erótica.

Para Gotwald y Golden, (2000) las personas que comparten su cuerpo en lo sexual con
personas del mismo género son consideradas homosexuales, y su vínculo sexual no difiere
en intensidad, convencimiento, y sinceridad en relación al vinculo entre heterosexuales.
Hay que recordar que el término homosexual tiene su raíz etimológica en la palabra griega
HOMO que significa “mismo” o “igual” y no se deriva de la raíz latina homo que significa
“hombre” como normalmente se piensa. Es decir, la palabra homosexual no tiene género
pues se aplica igual a hombres y mujeres que toman como amantes a sujetos del mismo
género.

Generalidades etiológicas

Las causas por las cuales las personas experimentan cierto grado de atracción hacia otras
son diversas y existen muchas hipótesis al respecto. Alvarez Gayou (2001) describe algunas
de ellas, por ejemplo la teoría hormonal sostiene que los niveles de sustancias hormonales
en el organismo determinan el comportamiento y la atracción hacia las otras personas. Por
otra parte la hipótesis de las diferencias anatómicas describe que personas con orientación
homosexual masculina presentan estructuras cerebrales similares a las mujeres (LeVay,
1991; Allen y Gorski 1992). La teoría genética, por su parte, implica la herencia de un
factor genético encontrado en estudios con familias de hombres y mujeres homosexuales
(Hamer, 1993; Turnen, 1995). La explicación psico-social (Bieber, 1962; Bene, 1965;
Greenblat, 1966) sostiene la hipótesis del aprendizaje del comportamiento homosexual, la
influencia de los roles de las imágenes paterna y materna en la infancia y las experiencias
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sexuales en etapas tempranas de la vida como condicionantes del comportamiento
homosexual, lo cual no ha podido ser concluyente, ni para la homosexualidad ni para la
heterosexualidad. Otra teoría invita a pensar que la conducta homosexual es innata y
natural, ya que este comportamiento es presentado también por más de 450 especies
animales, sin embargo, como ocurre con otros aspectos de la investigación animal, las
deducciones y extrapolaciones dejan mucho que decir, a saber que la conducta animal
pueda explicar la conducta humana (Bagemihil, citado en Nogués, 2003). Nogués (2003)
propone, por su parte, una teoría alternativa basada en los sistemas caóticos-deterministas
que podrían dar luz para interpretar la conducta sexual alternativa y no reproductora como
la homosexual. Esto implica que la sexualidad sea considerada como un sistema caótico-
determinista en el que un modelo central vertebrador (heterosexualidad reproductiva) va
acompañado de otras formas complementarias de conducta que forman parte del sistema,
pero en el margen fractal o caótico. Esta visión se ha comparado con las visiones
cosmoantropológicas de los pueblos primitivos sobre la sexualidad. En muchas de estas
cosmovisiones se recuperan las conductas al margen, en un cuerpo conjunto de
complejidades especiales de la realidad.

Lo cierto es que la búsqueda de la etiología de la orientación sexo-genérica continúa


obstaculizada por dificultades metodológicas y por falta de homogenización de la población
estudiada. Serán útiles los esfuerzos para determinarse los orígenes de la conducta sexual
interpersonal hasta que se desarrolle una taxonomía confiable del comportamiento sexual
en general (Kolodny, citado en Alvarez-Gayou 2001).

Algunas consideraciones del comportamiento homosexual

Bertomeu (2003) menciona, que se debe tener claro que ser homosexual y sentirse atraído
por personas del mismo género no significa necesariamente que se haya interiorizado el
“rol” de la mujer, y por tanto comportarse femeninamente o el “rol” de hombre y
comportarse de manera masculina. Lo más importante a considerar con respecto a la
orientación homosexual es que se trata de una cuestión que escapa a la voluntad de la
persona. En ningún caso nadie decide ser homo, hetero o bisexual. Este es un hecho que se
cristaliza durante la pubertad y la adolescencia. Esto tampoco quiere decir que no haya
personas dispuestas a ensayar cualquier tipo de experiencia, la que sea, con tal de probar
todo en pos del placer. La homo, hetero o bisexualidad no se trata en ningún caso de un
logro personal.

La realidad es que, una vez que una persona ha aceptado su orientación homosexual, asunto
no siempre fácil, el expresar su sexualidad puede entrañar serias dificultades. Esto de “salir
del armario” no es tan sencillo. Las reacciones más dolorosas se producen en el seno
familiar. Hay familias, que en su ignorancia y situación de prejuicios, creen que su hijo o
hija es un(a) pervertid@ o enferm@ y lo primero que hacen es discriminarlos o llevarlos al
psicólogo o psiquiatra para que los “curen”. Es evidente que en nuestra sociedad la
“educación” e influencia cultural es orientada hacia la heretosexualidad. Es decir, nadie
educa a su hijo o hija para que prefiera a niños de su mismo género como pareja, así, el
descubrimiento de la orientación homosexual suele tomar por sorpresa a las personas.

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Por otra parte se debe considerar que este comportamiento sexual se ha presentado en la
mayoría de las culturas antiguas y clásicas, en algunos casos resaltando sus virtudes y en
otros castigándola y penalizándola1.

Un aspecto importante a considerar es la identidad sexual o genérica personal que se


desarrolla durante la vida. Si bien las causas de la homosexualidad pueden ser
multifactoriales, el afrontamiento que se hace de la misma, cambia de un sujeto a otro. En
este sentido, la relevancia de enfocar la atención de las investigaciones no a las causas, sino
al proceso de desarrollo de la identidad homosexual se hace imperativo, toda vez que de
ello depende la estabilidad emocional, psicológica y social de la persona.

Al respecto, Beaty (1999) ha encontrado en sus estudios que personas con relaciones
afectivas estrechas con sus padres han desarrollado una identidad sexual homosexual mas
positiva que aquellos con relaciones pobres. En estas investigaciones, se considera que el
desarrollo de la identidad homosexual pueda ser considerada más una formación positiva
que una patología que hay que curar.

En este sentido, un buen número de investigaciones se han llevado a cabo describiendo el


proceso de desarrollo de identificación en sujetos homosexuales.

Según Zera (en Beaty, 1999), Cass fue el primero en articular a modelo de identidad del
homosexual. Cass propuso que los individuos pasan por seis fases sin-edad-específica: (1)
el conocimiento de identidad--el individuo está consciente de ser diferente; (2) la
comparación de identidad--el individuo cree que él o ella pueden ser homosexual, pero
intenta actuar heterosexual; (3) la tolerancia de identidad--el individuo comprende que él o
ella son homosexual; (4) la aceptación de identidad--el individuo empieza a explorar la
comunidad homosexual; (5) el orgullo de identidad--el individuo se vuelve activo en la
comunidad homosexual; y (6) la síntesis--el individuo se acepta y acepta a otros totalmente.

McDonald (en Beaty, 1999) encontró en una muestra de 199 adolescentes y adultos
homosexuales, que 15% no habían logrado un sentido "positivo" de identidad. Afirmó que
algunos homosexuales comunican su conflicto de identidad a través de enfermedades
somáticas, el intento de suicidio, o problemas de conducta. Una resolución saludable es
aceptar el hecho que uno es diferente.

Al mismo tiempo, Roesler y Deisher (en Beaty, 1999) encontraron, en una muestra de 60
varones homosexuales jóvenes, que el período promedio de tiempo entre la primer
experiencia homosexual y “salir del closet” fue de cuatro años. Este periodo de transición
fue caracterizado a través de tumulto emocional; 48% de la muestra habían visitado a un
psiquiatra y 31% habían intentado suicidio.

En este sentido, se aportan evidencias que confirman que el desarrollo de una identidad
positiva como homosexual, heterosexual o bisexual depende en gran medida de las
relaciones afectivas con los padres, el ambiente y el soporte familiar.

1
No es intención del ensayo abarcar la historia de la homosexualidad o la homosexualidad en la historia
humana. Sin embargo cabe mencionar que existe abundante literatura importante y seria sobre este tópico.

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En México, específicamente en algunas comunidades del Istmo de Tehuantepec se


reconoce la homosexualidad masculina como una orientación privilegiada, no así a las
mujeres lesbianas que son juzgadas socialmente. En este caso, los hombres homosexuales
ocupan un lugar social reconocido por la comunidad, asignándoles roles y tareas específicas
como parte del funcionamiento social. Los llamados “muxes”, hombres homosexuales de
edad adulta, suelen iniciar sexualmente a los jóvenes hombres heterosexuales aconsejados
por sus propias madres para obtener experiencia que después podrán ejercer con su pareja
heterosexual (Miano, 1996). Otro ejemplo, son algunas tribus de Nueva Guinea en donde
todos los varones desde los 8 años viven exclusivamente en grupos masculinos. En estas
comunidades tienen la creencia de que los hombres deben ingerir semen directamente de
los muchachos mayores para desarrollarse como hombres. A los 17 años comienzan a
practicar sexo oral con mujeres y a partir del nacimiento de su primer hijo el 95% descartan
la conducta homosexual para practicar la heterosexualidad, el 5% restante casado o no
continua practicando la homosexualidad (Reinisch, 1992).

Sin embargo, tanto en México como en otros países, el comportamiento homosexual es


reprimido y castigado por la misma sociedad, incluso muchas personas reportan sentir
cierto desagrado -“homofóbia”- por este tipo de expresión sexual. Inclusive instituciones
sociales han declarado, si no abiertamente, si con actitudes de rechazo, su reprobación ante
la homosexualidad.

Withley (2001) menciona que los prejuicios contra las mujeres y los hombres
homosexuales están extendidos en la sociedad americana. Aunque las actitudes hacia las
mujeres y los hombres homosexuales se han vuelto menos negativa durante los últimos 30
años, sobre todo durante la última década, la mayoría todavía ve la homosexualidad como
moralmente inaceptable (ej., Yang, 1997). Además, estas actitudes negativas se manifiestan
a menudo en la forma de agresión verbal y física (Berrill, 1992,; D'Augelli, 1989). Por
ejemplo, 50% de homosexuales estudiantes universitarios inspeccionados por D'Augelli
informaron haber oído por casualidad comentarios desacreditando su comportamiento, 26%
ha experimentado insultos verbales personales, 26% informó haber sido amenazados con
ataque físico, y 23% informaron haber sido víctimas de ataque.

Sin embargo, Gotwald y Golden (2000) sostienen que esta situación está cambiando. Un
ejemplo son las profesiones de la salud mental que consideran la homosexualidad como una
variante sexual y no como una enfermedad. La historia de este asunto inicio con la edición
del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales) que realiza la
Asociación Americana de Psiquiatría (APA). En la primera y segunda edición se clasificó a
la homosexualidad como una desviación sexual en la cual la persona sufría de trastorno
sociopático de la personalidad y ciertos trastornos mentales no psiquiátricos. Para 1974 la
APA consideró que la homosexualidad no era un trastorno en absoluto y elimino la palabra
homosexualidad del manual y creó el trastorno de la orientación sexual. Argumentan que la
orientación sexual del sujeto no es en sí misma ni necesariamente problemática. La forma
en que el sujeto siente su orientación es lo que le puede causar dificultades emocionales y
mentales. Es decir, las presiones externas sociales son las potenciales causantes de la
angustia y las dificultades emocionales del sujeto.

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No obstante, estos cambios no son suficientes, pero sí son un indicio de que las mismas
instituciones sociales están debatiendo el tema. La homosexualidad es todavía un tema
delicado en la cultura occidental, en la que todavía quedan por resolver muchos problemas
morales, éticos, legales, y de posturas generalizadas (McCary, 1996).

Bisexualidad

El problema de la conceptualización2.

Estudiar la orientación sexual no es tarea fácil ya que los hallazgos de las investigaciones
dependen fundamentalmente de la conceptualización y operacionalización de la orientación
de los grupos estudiados, además de la manera en se conforman las muestras (Sandfort,
1997). De esta manera, la Homosexualidad y la Bisexualidad son conceptos complejos que
se han definido en términos de sentimientos de atracción física, emocional y/o en fantasías
(Campanilla, Weinberg, & Hammersmith, 1981,; Tormentas, 1981), la conducta real y la
auto-definición abarca una gran variedad de etiquetas (Klein, Sepekoff, & el Lobo, 1985,;
Shiveley & DeCecco, 1977). Las dimensiones o etiquetas no necesariamente se superponen
y pueden cambiar a lo largo del desarrollo de la identidad personal (Coleman, 1987,; Klein
et al., 1985). Es más, estas dimensiones no pueden excluir la existencia consecuente o
subsecuente de sentimientos y conductas heterosexuales.

Existen solo algunas consistencias en la literatura que consideran cómo se evalúa la


orientación sexual. Algunos investigadores usan la escala de 7 puntos de Kinsey (Davis &
Smith, 1996,; Fay, Tornero, Klassen, & Gagnon, 1989), otros usan una modificación de 5-
puntos (Michael, Laumann, Gagnon, & Smith, 1988,: Van Zessen & Sandfort, 1991). Las
personas bisexuales son a menudo incluidas dentro de la muestra de homosexuales,
principalmente debido al tamaño de la muestra limitado para los estudios. Varias
investigaciones se dedican a medir la conducta sexual (ej., "ha tenido experiencias sexuales
con personas del mismo-sexo en los últimos 12 meses" o "desde su cumpleaños 18 " o "con
cuántos compañeros masculinos ha tenido usted sexo"?), y definen esto como orientación
sexual (Harris Poll, 1988,; Michael el al del et., 1988; Sandfort, 1997,; Smith, 1991).

Evidentemente, las definiciones conceptuales y operacionales de orientación sexual han


variado ampliamente. Muchos investigadores de hecho, han fracasado proporcionado
definiciones, y a veces las definiciones conceptuales y operacionales no han coincidido
(Sell, 1997). En su lugar, las definiciones del constructo han estado implícitas en la
construcción de las muestras o herramientas de medida. Un acercamiento común ha sido
categorizar a las personas como heterosexual (HET), homosexual (HOM), o bisexual (BI).
Sell (1997) ha argumentado que la investigación dominante, y que refleja los significados
de la corriente principal de cultura Occidental, clasifica a las personas como 100%
heterosexuales o 100% homosexuales. Este acercamiento básico de definir tipos o
categorías de orientación sexual puede remontarse a por lo menos el trabajo de Ulrich

2Tomado de Differences between sexual orientation behavior groups and social background, quality of life, and health
behaviors. The Journal of Sex Research; (2001) Horowitz, Stephen M. Weis, David L. Laflin, Molly T.

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(1994) en los 1860s, el cual perfiló tres orientaciones sexuales que pueden traducirse como
HET, HOM, y BI.

Sell (1997) ha sugerido que la mayoría de las conceptualizaciones desde la de Ulrich, han
aceptado su punto de vista que define la orientación como tener una dimensión
comportamental y/o una dimensión psicológica. Algunos autores han insistido que la
orientación sea principalmente una cuestión de una dimensión o la otra; otros han insistido
que una valoración de ambas dimensiones sea necesaria. Por ejemplo, Paul (1983) y Herek
(1986) defendieron la orientación que es definida por lo que una persona hace sexualmente.
Otros (Coleman, 1987,; Klein et al., 1985) ha criticado esta visión como demasiado
simplista. Aunque la dimensión del comportamiento parece ser bastante sincera, ha habido
disparidad al definir el factor psicológico. Se ha concebido también como un impulso,
pasión, instinto, sentimiento sexual, apetito, interés, deseo, atracción, forma de excitación
erótica, fantasía, preferencia afectiva, y preferencia sexual (Marmor, 1980). En recientes
décadas, se ha popularizado considerar el factor psicológico como una forma de auto-
identidad y se ha comenzado a estudiar el proceso de formación de la identidad (D'Augelli
& Patterson, 1995,; Harry & DeVall, 1978).

Según Gotwald y Golden (1983) las personas bisexuales son atraídas en lo sexual por
hombres y mujeres. En otras palabras, se encuentran en un continuo homo-heterosexual, a
la mitad de la homosexualidad exclusiva y la heterosexualidad exclusiva. Mencionan
también que el Dr. Klein en 1978 agrupó a la bisexualidad en tres categorías: la
bisexualidad en transición, la bisexualidad histórica y la bisexualidad consecutiva.

Como puede observarse, constituye un problema conceptualizar la orientación sexual, por


lo que parece tener sentido para los investigadores especificar y medir dimensiones
particulares de la misma. Al mismo tiempo, debe quedar claro que la orientación o
preferencia sexual es algo que se escapa de la voluntad del sujeto. (Bertomeu, 2003).

Por lo tanto, más que conceptualizar la bisexualidad es necesario comprender el fenómeno


de las relaciones humanas en su sus diversas dimensiones y en su totalidad.

Algunos aspectos relacionados con la bisexualidad.

Muchas personas podrían clasificarse como bisexuales según la regla de la atracción y el


amor por personas del mismo sexo y del opuesto. Sin embargo, si se considera solamente
bisexual a las personas que han tenido actividad sexual con compañeros de ambos sexos
por algún periodo de tiempo, entonces solo del 10 al 15 % de la población de estados
unidos es bisexual.

Algunas de estas personas rechazan la etiqueta de bisexual, porque no se identifican de esa


manera. Por ejemplo, muchos presos tienen relaciones sexuales con compañeros del mismo
sexo solo mientras están en la cárcel, pero se identifican como heterosexuales (Reinisch y
Beasley, 1992).

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Las personas bisexuales jóvenes3 enfrentan a menudo varios obstáculos encontrando los
términos asociados con su sexualidad, y estos obstáculos no sólo vienen de la comunidad
mayoritaria, sino también de la homosexual y la comunidad lesbiana.

Algunos estudios examinan dos áreas importantes en la investigación con personas


bisexuales jóvenes: las metodologías que se necesitan para investigar un grupo que puede
estar esforzándose con su identidad bisexual, dado que la falta de reconocimiento de la
bisexualidad como una identidad legítima impacta en las personas jóvenes que acuñan los
términos con ser bisexual, y lo que las implicaciones que esto tiene para la investigación en
sexualidad juvenil.

Para las personas bisexuales jóvenes “aprender a esconderse” involucra grandes esfuerzos
para esconder aspectos de sus vidas que podrían incriminarlos, como esconder los libros y
revistas relacionados con la bisexualidad u homosexualidad. Muchas de las personas
bisexuales jóvenes mienten a la familia y amigos sobre sus experiencias, y mantienen en
secreto su trabajo en comunidades o relaciones con compañeros. Ellos creen que al
esconderse de las personas amadas se hacen la vida más fácil y a menudo sienten que este
peso es mejor que cualquier costo a su salud emocional, mental y espiritual creada por
sentimientos de aislamiento, heridas y desesperación. Un hombre bisexual joven comentó
que sentía tensiones persistentes de mantener alejada su orientación bisexual, prefiriendo
guardarla como secreto a su pareja, quien él creyó no podría tratar con esto. Otra mujer
bisexual joven se había resignado a ocultarlo para proteger su relación con sus padres; ella
comentó que usualmente los engañaba falseando su propio ser.

La implicación de esto, es que a menudo las personas bisexuales se crean varias


personalidades. A diferencia de los homosexuales o las lesbianas que intentan esconder su
sexualidad teniendo dos versiones de ellos (pasando como heterosexuales), para las
personas bisexuales, aprender a esconderse frecuentemente significa que tienen tres
versiones: una versión heterosexual, una versión bisexual y, a menudo, una homosexual o
lesbiana. Estas versiones se usan según el contexto; por ejemplo, una persona heterosexual
para las situaciones familiares, una persona bisexual en espacios seguros para bisexuales
como grupos de apoyo o el chat online, y un gey o lesbiana dentro del la comunidad
homosexual y lésbica. Zinik llama a esto el “doble armario” donde las personas bisexuales
no mantienen su bisexualidad saliendo del armario, pero quedándose dos veces en él,
escondiendo sus actividades heterosexuales de los amigos homosexuales mientras esconde
sus actividades homosexuales de los amigos heterosexuales.

En su estudio sobre personas bisexuales publicado en 1994, Weinberg, Williams y Pryor


encontraron que en los bisexuales era menos probable “que se mostraran” o “salieran del
clóset” que los homosexuales. Este secreto juega un papel importante en la vida del
bisexual. Las implicaciones de tal secreto son numerosas, y se magnifica más aun cuando
se combina con las presiones de la adolescencia y la madurez joven. La pregunta
permanece: ¿cómo creamos una cultura en que la bisexualidad es considerada como una

3
Tomado de Living life in the double closet: Bisexual youth speak out. (Focus on Younger Women). (social research, United States)
Hecate; May 1, 2001; McLean, Kirsten

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identidad sexual legítima para ser adoptada por las personas jóvenes cuando la mayoría de
esas personas jóvenes quienes se identifican como bisexuales sienten que vivir una vida
basada en el engaño y las mentiras es una opción mejor, y sienten que deben esconder su
sexualidad pasando como hetero o homo, o ambos?

Existen estudios en los que se reportan actitudes negativas hacia las personas bisexuales.
Herek (2002) encontró que en comparación a grupos religiosos, étnicos, drogadictos,
grupos con VIH, grupos a favor del aborto, el grupo de bisexuales fue calificado
negativamente por personas heterosexuales. Al parecer las actitudes hacia personas
bisexuales son aun más negativas que hacia la población homosexual u otro tipo de grupos.

Por otra parte, Travers y Paoletti (1999) describen los principios de un programa modelo en
Toronto para sensibilizar a la comunidad y trabajar con un enfoque de consejería basado en
el empoderamiento de las personas. Consideran que l@s homosexuales y bisexuales
enfrentan grandes riesgos causados por la estigmatización social de la homosexualidad.
Respondiendo a estas necesidades se requiere de aproximaciones más allá de lo tradicional
e individualizando en los apoyos de consejería. El Programa de Lesbianas, Gey´s y
Bisexuales (LGBYP) del Centro de Servicios Juveniles en Toronto puede servir como un
modelo para aquéllos que desean desarrollar servicios comunitarios más apropiados para la
juventud. Estos programas refuerzan la calidad de vida para las personas lesbianas, los
gey´s y los bisexuales a través del fortalecimiento de la consejería basada en el
empoderamiento, la investigación de acción, la ayuda legal, el desarrollo comunitario y la
educación de la comunidad.

Partiendo de la problemática de la conceptualización de la orientación sexual o genérica


queda claro que hay mucho por hacer, ya que hasta el momento se han propuesto
constructos parciales al fenómeno. Reducir las relaciones humanas solo a dimensiones
conductuales, psicológicas, temporales, contextuales, para etiquetarlas resulta difícil. La
consecuencia de esta dificultad es la incertidumbre de poder identificarse con las demás
personas. En el pensamiento occidental, el énfasis por categorizar de manera dicotómica o
binaria no ha sido beneficioso en el nivel de los significados y la subjetividad. Los seres
humanos somos animales que interpretamos, contextualizamos, resignificamos basados en
la interacción con los otros.

En el caso de la bisexualidad o la homosexualidad, existen muchas complicaciones y


problemas tanto para la sociedad que intenta comprender como para las propias personas
que se identifican con estas etiquetas ya que están acompañadas de estigmas y significados,
en la mayoría de los casos negativos.

En un afán por identificarse con el mundo, las personas no eligen sus sentimientos,
emociones, pensamientos hacia los demás pero si eligen la etiqueta con la que se enfrentan
a los demás.

Por otra parte, los intentos por reorientar esfuerzos y reeducar a la sociedad comienzan por
las mismas personas afectadas, que como minorías son tratadas desventajosamente.

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En este sentido, la educación sexual deberá ir más allá de la información, incorporándose al
simbolismo que en la convivencia cotidiana se concrete en mejores relaciones humanas y
en una estructura y organización social que beneficie a todos.

Es importante señalar que más allá de estar a favor o en contra de la homosexualidad o la


bisexualidad, el análisis serio y el debate abierto, libre de prejuicios y mitos es vital para
construir un entendimiento más amplio que promueva el desarrollo de una sociedad más
equitativa, informada, formada, abierta al reconocimiento de la diferencia y a la integración
de las diversas formas de ser y pensar. Ya que de lo contrario la salud y el bienestar de las
personas está de por medio.

Por otra parte, cabe mencionar que desde las diferentes disciplinas del conocimiento, hace
falta investigar con una perspectiva integral los aspectos no solo de la homosexualidad, sino
también de las diferentes orientaciones y preferencias sexo-genéricas en su totalidad.

Entender las relaciones entre los seres humanos va más allá de clasificarlas, diferenciarlas o
explicarlas. Una visión que incluya y no que excluya, que sume y no que reste, crítica,
propositiva y reflexiva, es lo que puede facilitar la resignificación del fenómeno de las
relaciones humanas, de manera que se puedan concretizar modelos de comportamiento más
sanos, basados en el bienestar personal y social.

REFERENCIAS PARA REVISAR

Alvarez-Gayou, J. (1979). Elementos de Sexología. Interamericana: México

______________ (1986). Sexoterapia Integral . Manual Moderno: México.

______________ (2001). Homosexualidad. Derrumbe de Mitos y Falacias. IMESEX:


México.

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