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Universidad Nacional de Loja

FACULTAD DE LA ENERGÍA, LAS


INDUSTRIAS Y LOS RECURSOS NATURALES
NO RENOVABLES
Carrera en Geología
Ambiental y Ordenamiento
Territorial
Noveno Ciclo
TRABAJO GRUPAL

ECONOMIA AMBIENTAL
Fecha de asignación: 23-04-2019

Tema:

“RESUMEN DEL CAPITULO II: EL PROBLEMA DESDE UN

PUNTO DE VISTA ECONÓMICO”

Alumnas:
 Gabriela Galván
 Gabriela Quezada

Docente:
Ing. Wilfrido Torres

2019
Loja-Ecuador
1. Tema
CAPITULO II: EL PROBLEMA DESDE UN PUNTO DE VISTA
ECONÓMICO
2. Actividad a realizar
 Realizar un resumen del capítulo II: El problema desde un punto de vista
económico.
3. Desarrollo
El problema de la deforestación: las empresas madereras
El otro gran agente de deforestación en el mundo no es otro que la empresa
maderera.
Según el marco analítico aplicado al caso: El objetivo de la empresa maderera es
maximizar beneficios, para lo que necesita garantizarse el acceso a la materia prima
(madera) al menor coste posible. Dado que muchas de estas empresas no son
propietarias de tierras en cuantía suficiente, adquieren el acceso a la madera a través de
licitaciones. Las autoridades de los países subdesarrollados abren licitaciones
internacionales para la explotación de una determinada superficie forestal, por un
período de tiempo dado, y la conceden al mejor postor. Supongamos, que la empresa
maderera que ha ganado el concurso, tiene ante sí dos posibilidades:
 En primer lugar, la empresa puede efectuar una tala a rasay sacar toda la
madera existente, sin preocuparse de reponer los árboles cortados
 Alternativamente podría realizar una entresaca selectiva, reponiendo los
ejemplares extraídos, y convirtiendo paulatinamente el bosque no
intervenido en una plantación forestal.
Desde el punto de vista ambiental, la segunda opción es preferible. El problema es
que, a corto plazo, esta opción es más costosa que la primera: hay que seleccionar los
árboles que se van a cortar y reponerlos. Entonces, la segunda opción sería una
inversión cuyo coste viene dado por la diferencia entre los costes de explotación de una
alternativa y otra, y cuyo beneficio es la garantía de suministro estable de materia prima
durante una serie de años. Para que una inversión resulte preferida frente a otras, la
relación beneficio-coste superior a la unidad: tiene que tener una relación beneficio-
coste mayor que la de sus alternativas. La relación beneficio-coste de las dos
alternativas presentadas (tala a rasa y entresaca selectiva) depende, al menos, de las dos
variables siguientes:

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 Del valor financiero del beneficio obtenido con la entresaca selectiva. Este
beneficio es, sencillamente, lo que la empresa se ahorra por no tener que buscar
una fuente alternativa de suministro de madera. Este ahorro es lo que le costaría
a la empresa conseguir otra concesión similar.
 Del horizonte temporal relevante. La segunda de las opciones, es más rentable
que la primera, siempre y cuando el horizonte temporal no sea excesivamente
corto.
En definitiva, los agentes toman sus decisiones con base en un conjunto de decisión
incompleto, que excluye una parte fundamental del valor de los activos ambientales, y
carecen de los incentivos necesarios para incorporar el impacto ambiental de lo que
hacen en su función de decisión. Cuando el gobierno concedió la concesión, sólo tuvo
en cuenta lo que las empresas demandantes estarían dispuestas a pagar por el derecho a
sacar madera. No introdujo de ninguna manera en el precio de la misma el valor de las
externalidades negativas que sobre el resto de la sociedad imponía destruir o
transformar el bosque.
Descubrir este valor, y obligar a quien se beneficia del mismo a introducirlo en su
contabilidad de costes y beneficios podría ser, por tanto, un paso en la dirección
correcta. Hacerlo implicaría, sin embargo, que se deja en manos del decisor la elección
entre degradar y pagar el correspondiente precio, o no hacerlo.
EL NIVEL DE CONTAMINACIÓN ÓPTIMO
La degradación ambiental de origen antrópico es, normalmente, un acompañante
necesario aunque no deseable del proceso de producción, distribución y consumo de
bienes y servicios: en otras palabras, de la satisfacción de una serie de necesidades.
Se cita el ejemplo de una persona que cuenta con 1 L de agua para su supervivencia, y
luego se añaden otros litros para satisfacer sus necesidades. Si representáramos
gráficamente esta evolución del bienestar que le proporciona cada litro de agua
adicional, el resultado sería algo similar a la curva BMg
En esta figura, el primer litro (L1) tiene un valor infinito,
ya que satisface la necesidad más básica, el litro Lj tiene
ya un valor finito Vj, puesto que satisface una necesidad
mucho menos urgente.Incrementos de bienestar que
proporcionan cantidades adicionales de este líquido son
cada vez menores, puede generalizarse para cualquier

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bien: cuanto más se tiene de algo, menos añade el tener un poco más.
El análisis económico denomina a este fenómeno la ley del decrecimiento de la utilidad
marginal del consumo.
En la Figura 2.3 el valor del beneficio marginal que supone cada litro de agua adicional
para el consumidor se mide en unidades monetarias. Los costes de proporcionarle esa
satisfacción son los que se representan en la curva CMg, costes en los que se incurre
para llevar cada litro adicional a la vivienda de estas personas. Supongamos que una
empresa, puede ser municipal, es la encargada de suministrar este servicio. Es probable
que los primeros litros de agua los pueda ofrecer a un coste muy bajo: recogiendo el
agua de lluvia, captándola de los ríos o arroyos cercanos, etc en la localidad. Sin
embargo, a medida que aumenta la cantidad de agua que se quiere ofrecer, los costes de
cada litro adicional se incrementan: las fuentes de agua cercanas se agotan, y hay que ir
a buscar más lejos, y bombear desde mayor profundidad. Por eso la curva CMg tiene
pendiente positiva: proporcionar cada litro adicional de agua añade más al coste total de
la empresa que lo que costó suministrar el anterior. Esto es lo que se denomina el coste
marginal de producir el bien (en este caso, colocar un litro de agua de determinada
calidad en la vivienda de una familia) y refleja, como decimos, lo que la producción de
esta última unidad añade al presupuesto de costes de la empresa.
El punto P es un punto de equilibrio óptimo: producir y consumir 0Lm litros de agua, y
cobrar por cada uno la cantidad 0Vm, es lo mejor que puede hacerse. En ese sentido de
que el valor que proporciona en términos de bienestar la última unidad consumida del
bien es idéntico al valor que sacrificamos para hacerlo. Con ello se garantiza la máxima
diferencia entre el beneficio total que proporciona toda el agua consumida, y el coste
total de su suministro.
Ahora bien, la optimalidad del equilibrio logrado será cierta, siempre y cuando se
hayan reflejado todos los costes en los que la sociedad incurre para suministrar agua a
sus miembros, y éste no ha sido el caso. A ellos habría que añadir, al menos, los
siguientes:
 El coste de oportunidad del recurso agua en el punto donde fue captada.
 El impacto ambiental de las obras necesarias para asegurar el
aprovisionamiento de los usuarios.
 El transporte del agua captada hasta la residencia del usuario no sólo supone
unos costes de construcción de conducciones, energía y mantenimiento.

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 Tomar medidas para depurar el agua si está contaminada, si no se traduce en
una degradación del medio receptor.
El coste marginal que permitía alcanzar el óptimo es una infravaloración del coste total
que le supone a la sociedad proporcionarla. Si el consumidor tuviera que soportar todos
los costes que supone el suministro de agua, reduciría su consumo en consecuencia, y la
degradación ambiental sería menor. En este caso se habría logrado internalizar la
externalidad anterior mediante el mencionado pago.
La curva CMg (amb), recoge los costes ambientales marginales que supone añadir un
litro adicional a la cantidad de agua suministrada, estos costes aumentan al irse elevando
la cantidad de agua ofrecida: mayor captación, mayor distancia, mayor cantidad de
energía necesaria.
La segunda, CMg (total), es el resultado de sumar esta nueva curva a la curva de costes
marginales, CMg (privado), de la empresa suministrador.
El nuevo punto óptimo de equilibrio es ahora P*, que viene caracterizado por un menor
consumo, y «producción» de agua (0L*), y un mayor precio de la misma, reflejo del
coste marginal total de proporcionarla (0V*).
Al nivel de degradación ambiental asociado con el suministro y consumo de una
cantidad de agua igual a 0L*, medido por la
integral de la curva CMg (amb),o por la
diferencia del valor de la integral de las dos
curvas de costes (privados y totales), entre los
puntos 0y L*,y que aparece representado en la
figura por el área sombreada, ha dado en
denominársele el nivel de contaminación óptimo.
Alcanzar a identificar el nivel de contaminación
óptimo requiere de una identificación y posterior valoración monetaria de todos los
costes ambientales en los que se incurre al producir y distribuir cualquier bien o
servicio.
Con ello se habría dado, un paso muy importante para eliminar el problema que
supone la inexistencia de un precio que refleje el valor económico total de aquellos
servicios de la biosfera que ofrecen los grados de libertad suficientes como para poder
elegir entre distintos estados de la naturaleza compatibles con la sustentabilidad global,
en el sistema de mercado.

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EL TEOREMA DE COASE Y EL PARADIGMA DE LOS DERECHOS DE
PROPIEDAD
Si fuera posible crear un mercado en el que el acceso a las funciones ambientales
de la biosfera fuera objeto de compraventa, el problema, en principio, se simplificaría
notablemente: el mercado se encargaría de ponerle un precio, y con ello el valor de estos
servicios quedaría integrado en el proceso de toma de decisiones que les afecta. Sin
embardo el problema se centraría, pues, en analizar las condiciones que harían aceptable
este precio como un exponente del valor económico del impacto ambiental generado.
La popularidad de este tipo de soluciones, que ponen el énfasis en la ausencia de
unos derechos de propiedad bien definidos y protegidos como la verdadera responsable
de la falta de un mercado, se produce a raíz de la aparición del llamado «Teorema de
Coase».
El punto de partida de Coase es la afirmación de que para que exista una externalidad
siempre tiene que haber dos partes: alguien que la cause, y alguien que la sufra.
El «teorema» afirma que, en ausencia de costes de transacción, el problema causado por
las externalidades podría resolverse asignando en favor de una de las partes el derecho
de propiedad sobre el medio a través del que se transmite la externalidad: dejando a
favor de una de las partes la definición de lo que se puede y no se puede hacer en ese
medio.
El Teorema de Coase implica no sólo la necesidad de identificar plenamente a los
afectados por cualquier externalidad, sino que éstos no sean de tal naturaleza que haga
que cualquier negociación entre las dos partes resulte prohibitiva.
Ahora bien, cuando esta negociación fuera posible, bastaría con definir estos derechos
de propiedad sobre los recursos ambientales en favor de alguien para que algunos
problemas ambientales quedaran solucionados.
Esta lanza en favor de la privatización del medio ambiente y los recursos naturales, en
el caso de que fuera institucionalmente posible, tiene varias razones:
 Es probable, que la privatización se quede a mitad de camino, al no poder el
dueño explotar todos los beneficios de su recién adquirido recurso.
 En segundo lugar se encuentran los problemas relativos al horizonte temporal
que le da valor al bien ambiental.
 Para garantizar una transición ordenada de un bien de una generación a la
siguiente, la preservación del, requiere no sólo de la inexistencia de

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externalidades no aprovechadas, sino del equilibrio del resto de los mercados (y
precios) del sistema.
 Finalmente, de acuerdo a lo planteado por Coase, la utilización final del recurso
ambiental será la misma, cualquiera que sea la persona en favor de quien se
reconoce el derecho de propiedad. Esto, sin embargo, no es cierto: el valor que
se le otorga al recurso, en función de las propiedades que tiene para su dueño,
depende, precisamente, del hecho mismo de la propiedad.
EL VALOR DEL MEDIO AMBIENTE EN PRESENCIA DE RESTRICCIONES
Podría afirmarse que cualquier acción humana que violara un equilibrio
ecológico previamente definido como esencial tendría un coste económico igual a
infinito, ya que infinito es el valor de la función de la biosfera para la especie humana
que queda degradada (el ser sustento de la vida). Sin embargo, esta argumentación es
insatisfactoria: no por errónea, sino por incompleta.
En efecto, admitamos que aumentar las emisiones de CO2 tiene un coste infinito, y
supongamos que se plantea la construcción de una nueva central termoeléctrica, con su
correspondiente aumento de las emisiones a la atmósfera, cuya capacidad de absorción
está ya saturada. Siendo el coste de este impacto inaceptable, el valor de la pérdida de
calidad ambiental imputable a la construcción de la nueva planta sería infinito, y se le
debería negar la autorización para operar. Hacerlo podría ser, no obstante, un error. La
empresa productora de energía eléctrica podría comprometerse a no aumentar las
emisiones netas de CO2 al poner en funcionamiento la planta, o reforestar la superficie
necesaria para que el crecimiento de los nuevos árboles fijara una cantidad de carbono
igual a la emitida; en cualquier caso, el coste de las opciones no es infinito. El coste, por
tanto, de emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera no es infinito, sino que viene dado
por el de conseguir su reducción en algún otro punto. Éste es el denominado precio
sombra del impacto, y es el resultado de introducir una nueva restricción operativa en el
problema de maximización condicionada que se quiere resolver: maximizar el bienestar
social, con una serie de restricciones que vienen dadas por la cantidad de recursos con
que cuenta la sociedad

4. Bibliografía
 AZQUETA, D (2007). Introducción a la economía ambiental. Madrid,
España. Segunda Edición.

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