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POR
JEFFERSON MORENO NIEVES
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MARZO 22, 2018
1. Introducción
“Dime qué me imputas y te diré cómo me defiendo”. Esta es una frase que
solíamos usar en el litigio diario para exigir el respeto a la garantía de la imputación
necesaria. Normalmente era usada en la llamada etapa intermedia (no
exclusivamente en ella, claro), en la cual la acusación fiscal debía alcanzar los más
altos estándares de narración clara, precisa y circunstanciada, con la
fundamentación jurídica correspondiente y el debido ofrecimiento de los medios de
prueba que se considerase.
Castillo Alva define a este presupuesto como aquel que permite afirmar en grado
de probabilidad la comisión de un delito y su relación con quien se considera su
autor o partícipe. Afirma también que no basta que haya elementos de juicio,
evidencia, soporte material o hecho que vinculen a una persona con la comisión de
un delito, sino que estos elementos de juicio, evidencia y soporte material tengan
una especial magnitud, importancia o envergadura, en buena cuenta, que se trate
de elementos graves[4].
Dlel Río Labarthe, respecto de este presupuesto, manifiesta que el “nuevo” Código
Procesal Penal establece el nexo causal entre la (probable) existencia de un delito
y la (probable) responsabilidad criminal del sujeto pasivo de la medida.[5]
De la misma manera, hace referencia a que la legislación procesal penal asume una
posición muy similar a la del ordenamiento español, que, al requerir motivos
bastantes para la aplicación de la prisión preventiva, acerca de la valoración de la
existencia del hecho punible o un grado cognitivo calificable como probable y no
como posible, un alto grado de probabilidad si se quiere, cercano a la convicción o
certeza, pero nunca idéntico.[6]
Quién conoce normalmente esta etapa (excepto el proceso inmediato, por ejemplo)
es el Juez de Investigación Preparatoria, para evitar que innecesarios casos lleguen
a la etapa de juicio oral, y donde debe tener participación un juez diferente a quien
realizó el control, a fin de evitar contaminación con el caso.
Este análisis en el caso en concreto generó así la imposición de una medida menos
gravosa al derecho constitucional de la libertad individual como lo es
la comparecencia, volviendo así a un proceso penal donde la libertad es la regla.
No obstante, se sigue buscando que la medida de prisión preventiva sea realmente
una excepción en el marco del proceso penal, lo que nos permitirá una persecución
penal más garantista en un Estado constitucional y convencional de derecho.
5. Conclusiones
6. Bibliografía
[1] Corte Superior de Justicia de Lima. Segunda Sala de Apelaciones de Lima. Exp.
N° 462-2017-7, resolución N° 03 de fecha 03 de octubre del 2017, mediante la cual
se establece la vigencia de la garantía de imputación necesaria en la etapa de
diligencias preliminares.
[4] CASTILLO ALVA, José Luis, La colaboración eficaz, prisión preventiva y prueba,
Ideas Solución Editorial, Lima, 2017, p. 292.
[7] Corte Suprema de Justicia del Perú, Sala Penal Permanente, Casación N° 626 -
2013 de fecha 30 de junio del 2015.
[8] Corte Suprema de Justicia del Perú, Sala Penal Permanente, Casación N° 626 -
2013 de fecha 30 de junio del 2015, fundamento jurídico vigésimo séptimo.
[9] Corte Suprema de Justicia del Perú, Sala Penal Permanente, Casación N° 626 -
2013 de fecha 30 de junio del 2015, fundamento jurídico vigésimo octavo.
[10] Para descargar click aquí.
[11] Poder Judicial del Perú, Primera Sala Penal de Apelaciones Nacional,
Expediente N° 16-2017-74, Resolución N° 08 de fecha 19 de enero del 2018,
fundamento jurídico N° 2.1.4 literal d