Está en la página 1de 18

Segunda

República
española

ALEJANDRO MARTINEZ GIRBAL 4 ESO B


1.Introducción.

2. La proclamación de la II República.

3. Gobierno Provisional y Cortes Constituyentes. Constitución de 1931.

4. Bienio Reformista: formación, acciones y problemas.

5. Los problemas de la República de izquierdas.

6. Bienio radical-cedista: formación, acciones y problemas.

7. Las elecciones del 36: grupos de oposición, el Frente Popular y los antecedentes de
la guerra civil.

8. Bibliografía.
INTRODUCCIÓN:

Yo he elegido este tema porque me ha parecido bastante interesante ya que casi no se


lo que he pasado en este transcurso de tiempo y me gustaría saberlo.

PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA:

El día 13, ante la evidencia de los hechos, se reúne el Consejo de Ministros. El conde de
Romanones, miembro más destacado del último Gobierno de la monarquía, acepta el
carácter plebiscitario de las elecciones. El fracaso de la Dictablanda de Dámaso
Berenguer y la pérdida de apoyos de la monarquía en los años 30 llevó a la
convocatoria de elecciones municipales el 12 de abril de 1931. La amplia victoria de los
republicanos en las grandes capitales propagó por todo el país el entusiasmo y el ansia
de una población urbana hambrienta de cambio. El día 14 a la vez que en Éibar, se
inicia la celebración por el resultado obtenido, celebración que se extendería a
Barcelona y San Sebastián, el rey pide a Romanones que establezca contacto con los
líderes republicanos. Tras hablar con Alcalá-Zamora, quien había sido su secretario
particular, y corroborar que el general Sanjurjo, al mando de la Guardia Civil, ha hecho
saber que no seguirá apoyando al régimen monárquico. Romanones aconseja al rey,
tal y como exigen los líderes republicanos, que abandone inmediatamente España. A
primera hora de la tarde, mientras la multitud agita banderas republicanas en la Puerta
del Sol madrileña, Alfonso XIII emprende el camino del exilio. En automóvil se dirige
hasta el puerto de Cartagena, donde embarcará al amanecer del día 15 rumbo a
Marsella. De forma pacífica y sin violencia, el 14 de abril se proclama la República.

GOBIERNO PROVISIONAL, CORTES CONSTITUYENTES. LA CONSTITUCIÓN DE 1931:

Gobierno provisional: El Gobierno Provisional de la Segunda República Española fue el


gobierno que ostentó el poder político en España desde la caída de la Monarquía de
Alfonso XIII y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931 hasta la
aprobación de la Constitución de 1931 el 9 de diciembre y la formación del primer
gobierno ordinario el 15 de diciembre. Hasta el 15 de octubre de 1931, el gobierno
provisional estuvo presidido por Niceto Alcalá-Zamora, y tras la dimisión de este, a
causa de la redacción que se había dado al artículo 26 de la Constitución que trataba la
cuestión religiosa, le sucedió Manuel Azaña al frente del gobierno.
El 14 de abril de 1931 se forma el nuevo Gobierno Provisional presidido por Alcalá-
Zamora. En este gobierno están representados los principales partidos que habían
firmado el Pacto de San Sebastián:

 Los partidos republicanos constituyen el núcleo del gobierno y se identifican con la


defensa de la democracia y las libertades políticas. Dentro de estos partidos los hay
con posturas de centro, como el Partido Radical de Lerroux o la Derecha Republicana,
del propio Alcalá-Zamora. Estos defienden la democracia, pero se oponen a realizar
profundas transformaciones sociales. Otros partidos republicanos, como Acción
Republicana de Manuel Azaña tienen posturas más izquierdistas. Defienden una
política reformista para modernizar España y para conseguirlo no dudan en aliarse
con el PSOE.
 El PSOE representa el ala más izquierdista del nuevo gobierno, aunque en su seno
hay una tendencia más moderada, partidaria de las reformas, y otra más izquierdista,
partidaria de entenderse con los sindicatos y hacer la revolución social.
 En el ámbito nacionalista, el Gobierno contó con el apoyo de dos importantes
partidos de izquierda. En Cataluña había surgido ERC (Esquerra Republicana de
Cataluña) que dirige Françesc Macià y que surge como alternativa de izquierdas
frente a la conservadora Lliga Regionalista. En Galicia se había formado la ORGA
(Organización Republicana Gallega Autónoma). Sin embargo, el PNV, por su carácter
católico y conservador, no apoyó al nuevo gobierno.

Y designaban los siguientes ministros:

 Estado, Alejandro Lerroux García (Partido Republicano Radical).

 Gracia y Justicia, Fernando de los Ríos Urruti (PSOE).

 Guerra Manuel Azaña Díaz (Grupo de Acción Republicana).

 Marina Santiago Casares Quiroga (Federación Republicana Gallega).

 Gobernación, Miguel Maura Gamazo (Partido Republicano Conservador).


 Fomento, Álvaro de Albornoz y Liminiana (Partido Republicano Radical Socialista).

 Trabajo y Previsión Social, Francisco Largo Caballero (PSOE).

Cortes constituyentes:

Las Cortes Constituyentes se reúnen en circunstancias normales, como consecuencia


de una revolución triunfante, que da por terminado el régimen precedente, o para
poner término a una interinidad legal en una nación, como el caso de Francia luego de
la ocupación alemana durante la Segunda guerra mundial. Por eso resultan casi
siempre superfluas las cuidadosas disposiciones que las Constituciones suelen
establecer para su propia reforma. La española de 1931 exigía propuesta del gobierno
o de la cuarta parte de los miembros del Parlamento; había de ser aprobada como ley,
pero con mayoría especial. Eso significaba la disolución automática de las Cortes y la
convocatoria de otras, que serían primero constituyentes sobre la reforma propuesta,
y luego actuarían como Cortes ordinarias.

La primera vuelta de las elecciones generales de España de 1931, consideradas a


Cortes Constituyentes, se celebró el 28 de junio de 1931. La segunda vuelta se
prolongó, con diversas elecciones parciales, entre el 19 de julio y el 8 de noviembre.
Tuvieron lugar poco después de la proclamación de la Segunda República Española con
el fin de elaborar una nueva constitución. A ellas concurrieron, la Conjunción
Republicano-Socialista, compuesta por el PSOE, los radicales de Lerroux, los radicales
socialistas, la Derecha Liberal Republicana de Alcalá-Zamora y la Acción Republicana de
Azaña, y cada partido concurría con su propio programa. La derecha antirrepublicana
concurrió dividida y no presentó candidaturas en parte de las circunscripciones. Las
elecciones dieron un triunfo rotundo a la Conjunción Republicano-Socialista.

Como resultado, la mayoría de las izquierdas en el Parlamento (girada en torno a


socialistas, radical socialistas y Acción Republicana, puesto que radicales y progresistas
abandonaron pronto la coalición) dio lugar al denominado bienio reformista entre los
años 1931 y 1933.
La constitución de 1931:

El 9 de diciembre de 1931, el presidente de las Cortes, promulgó la Constitución de la


Segunda República española. Se ha dicho que esta Constitución no fue mejor ni peor
que las anteriores que España había conocido o que sus contemporáneas vigentes en
Europa. Sin embargo, aquella Constitución recogió las ilusiones colectivas que suscitó
el cambio de régimen político en España. La República y la Constitución fueron la
consecuencia inevitable de la dictadura agotada de Primo de Rivera, que había dado
paso a una solución democrática que se plasmó en este texto jurídico.

La Constitución de 1931 se enmarca en el constitucionalismo europeo del período de


entreguerras. Es evidente la impronta de la Constitución alemana de Weimar en el
diseño del sistema parlamentario y la de la Constitución de Austria de la época en lo
que atañe a la formación de la justicia constitucional. Refleja también otras influencias
como la mexicana, ya que constitucionaliza los llamados derechos fundamentales de la
tercera generación o derechos sociales y económicos.

En lo que a la parte orgánica de la Constitución se refiere, junto a instituciones típicas


del constitucionalismo histórico, recoge el Tribunal de Garantías Constitucionales.
Contempla, además, un Ejecutivo dualista propio de un sistema parlamentario, y unas
Cortes unicamerales que, si bien retomaban la tradición de la Constitución de Cádiz,
chocaban con el modelo de Estado regional, descentralizado, que la propia
Constitución establecía, ya que, como es sabido, un Estado de estructura federal o
cuasi federal tiene su representación en una Cámara Alta o Senado.

BIENIO REFORMISTA: FORMACIÓN, ACCIONES Y PROBLEMAS:

Formación: El primer bienio de la Segunda República Española constituye la primera


etapa de la Segunda República Española, delimitada entre su proclamación el 14 de
abril de 1931 y la celebración de las elecciones generales de noviembre de 1933, que
dieron paso al segundo bienio.

Sin embargo, al primer bienio, lo restringen al periodo de gobierno de la coalición de


los republicanos de izquierdas con los socialistas encabezada por Manuel Azaña, que
se inició el 15 de diciembre de 1931, fecha de la formación del segundo gobierno de
Azaña, tras rechazar el Partido Republicano Radical su participación en el mismo por
estar en desacuerdo con la continuidad de los socialistas y que terminó en septiembre
de 1933. Durante ese tiempo, la hora de las izquierdas, se profundizaron y
radicalizaron las reformas iniciadas durante el periodo constituyente (abril-diciembre
de 1931) con el propósito de modernizar la realidad económica, social, política y
cultural españolas.

Acciones:

Reforma Agraria: La reforma agraria, aprobada en septiembre de 1932 intenta


redistribuir la propiedad de la tierra, mayoritariamente en manos de la nobleza
terrateniente. Para ello se apoya en la expropiación de latifundios y en el
asentamiento de campesinos en las tierras expropiadas. El rechazo de los afectados y
la lentitud de los trámites burocráticos impiden que se avance lo suficiente aunque
consiguen, de nuevo, enfrentar a la República con poderosos sectores sociales.
Además se intenta reformar al ejército, aquejado de un exceso de oficialidad y
demasiado involucrado en asuntos políticos.

Reformas laborales: Su objetivo era potenciar la presencia sindical en la negociación de


las condiciones laborales. Se regularon los convenios colectivos, que reconocían la
participación sindical en la negociación de las condiciones de trabajo. Se crearon los
Jurados Mixtos, con participación de representantes de la patronal y de los sindicatos,
que actuaban como instrumento de conciliación y arbitraje en los conflictos laborales.

La reforma educativa y cultural: La modernización del país exigía erradicar el


analfabetismo y que el Estado asumiera la responsabilidad de garantizar la educación
para todos. En este sentido se impulsó un amplio programa de construcción y dotación
de escuelas, especialmente en las zonas rurales. A pesar del esfuerzo realizado, la falta
de presupuesto hizo que no se alcanzaran los objetivos previstos y de hecho, hubo que
dejar en suspenso la prohibición de ejercer la enseñanza a la Iglesia, pues el Estado
carecía de medios para suplir el vacío dejado por los colegios religiosos.

En general, el ambiente de libertades políticas y el compromiso de los intelectuales con


la República contribuyeron a un importante desarrollo cultural. Se alcanza el momento
culminante de la llamada Edad de Plata de la Cultura Española, tal y como se conoce a
la concentración de figuras de alto relieve intelectual y artístico que se produce en
España desde principios de siglo.

Las reformas militares: Buscaban la modernización del Ejército, someterlo al poder civil
y asegurar su lealtad al nuevo régimen. El gran impulsor de estas reformas fue Azaña,
que mantuvo junto a la jefatura del gobierno el ministerio de la guerra y adoptó varias
medidas:

– Se aprobó el retiro voluntario de todos los oficiales y altos mandos que lo solicitaron,
manteniendo el sueldo. Se pretendía que aquellos militares no conformes con el nuevo
régimen pudieran abandonar el Ejército que vería reducir el abultado número de
mandos intermedios.
– Se suprimió la Ley de Jurisdicciones, evitando que la jurisdicción militar afectara a
ámbitos de la vida política.
– Se cerró la Academia Militar de Zaragoza, por considerar anticuadas sus enseñanzas.
– Se creo un cuerpo de seguridad civil, la Guardia de Asalto, con la intención de separar
al Ejército de las labores de control del orden público.

Problemas: Contemplado en perspectiva histórica el proyecto republicano de los años


1931-33 fue un fracaso, por cuanto el cambio político provocado por las elecciones de
noviembre de 1933 y, sobre todo, la ruptura bélica del verano de 1936, invalidaron por
largo tiempo los desarrollos democratizadores impulsados durante el bienio. Los
obstáculos puestos al proceso reformista fueron de muy variada naturaleza. En el
interior del propio bloque reformista, las distintas visiones de los ritmos y alcances del
proceso -los socialistas ponían el acento en las reformas sociales, los republicanos, en
las administrativas, los primeros esperaban alcanzar una sociedad socialista, los
segundos, consolidar la democracia burguesa- dificultaron su armonización en el
marco de una difícil situación económica, que no favorecía el aumento del gasto
público. La aportación a la tarea fue generosa en la mayoría de los gobernantes del
bienio, pero no faltaron los excesos ideológicos y las presiones del entorno partidista,
abriendo hueco a las disensiones. Pero fueron las presiones exteriores las que, en
definitiva, terminaron frenando los procesos de transformación estructural. Se puede
señalar el papel desestabilizador jugado por la crisis económica, o la rivalidad entre los
modelos sindicales socialista y anarcosindicalista que, en definitiva, fue tan perjudicial
como la resistencia de las organizaciones patronales a la articulación de un modelo
estable de relaciones laborales. La mayoría de las presiones exteriores tuvieron su
origen, sin embargo, en la actividad opositora de grupos sociales y económicos, cuyos
intereses se vieron afectados por las reformas emprendidas por la coalición de
izquierda: los terratenientes, en primer lugar, pero también determinados sectores
profesionales y funcionariales, tanto civiles como militares, los círculos intelectuales
vinculados a la tradición conservadora, la opinión católica, etc.

Problema Territorial: Junto a estas reformas, la cuestión territorial, especialmente la


catalana, es otro de los ejes de discusión sobre los que gira la política republicana.
Desde el último cuarto del siglo XIX y de forma principal a partir del desastre de 1898,
determinados sectores sociales catalanes y, en menor medida, vascos y gallegos, van a
impulsar el conocimiento y reconocimiento de sus diferencias culturales, las cuales,
poco a poco, consiguen articularse políticamente.

LOS PROBLEMAS DE LA REPÚBLICA DE IZQUIERDAS:

El Cartel gubernamental de izquierdas del primer bienio descansaba sobre un doble


soporte: la izquierda republicana y el socialismo. Pero mientras este último formaba
una única y disciplinada organización partidista, el republicanismo progresista se
encontraba dividido en varios partidos jóvenes y poco consolidados, algunos de los
cuales ni siquiera asumieron las consecuencias de una integración plena en la
coalición. Y lo mismo sucedía con la derecha y el centro republicanos. Superada la
euforia del triunfo e inútiles ya los lazos de solidaridad forjados en la lucha contra la
Monarquía, los intereses particulares de los grupos sociales y económicos primaban en
los partidos que los representaban. Los gobiernos presididos por Azaña durante el
primer bienio reflejaban la amplitud de sus apoyos parlamentarios, pero también el
difícil equilibrio de la mayoría, cuya estabilidad dependía de la permanente transacción
entre sus integrantes y de su capacidad de resistencia frente a las crecientes presiones
exteriores. El primer Gabinete Azaña, formado en octubre de 1931, reproducía la
composición del Gobierno provisional, con la exclusión de los derechistas Alcalá
Zamora y Maura. Pero tan sólo dos meses después, los radicales, que aspiraban a ser
una alternativa centrista de gobierno y rechazaban la legislación sociolaboral
impulsada por los equipos ministeriales del PSOE-UGT, abandonaron la coalición y
rompieron definitivamente la Alianza Republicana de 1926. Ello supuso una nueva
reducción de los apoyos políticos y parlamentarios del Gobierno, que aún disfrutaría
de una holgada mayoría en las Cortes, pero cuyo carácter izquierdista se acentuaba.
Azaña formó el 15 de diciembre de 1931 su segundo Gabinete, que sería el de más
larga vida de la República. Durante su año y medio de vida, este Gobierno realizó la
desigual labor reformista que hemos analizado en el capítulo anterior. Aunque su
evolución fue sumamente estable en comparación con la de los restantes equipos
ministeriales, no dejó de verse condicionada por las dificultades de los partidos que lo
sostenían. En la izquierda republicana, el mayor problema lo planteó la crisis del
radical-socialismo, pero también fue en algunos momentos muy nociva la actitud de
los catalanistas de la Esquerra, empeñados en una compleja negociación con el
Ejecutivo sobre la transferencia de competencias estatutarias. Azaña era consciente,
por otra parte, de que la colaboración socialista era eventual, como quedó patente en
el XIII Congreso del PSOE, celebrado en octubre de 1932, y de que sin la reconstrucción
de la Alianza Republicana sería imposible la continuidad gubernamental en caso de
retirada de los socialistas. Sus llamamientos en este sentido fueron rechazados por los
radicales y otras fuerzas de centro, pero condujeron a la constitución, el 23 de
diciembre de 1932, de la Federación de Izquierdas Republicanas de España (FIRPE),
bajo la presidencia del radical-socialista Ángel Galarza. Pero la Federación no llegó a
cumplir los fines para los que había sido creada. Los partidos integrantes, que se
negaron a unificar sus minorías parlamentarias, sólo contaban con un treinta por
ciento de los escaños de las Cortes y, además, la FIRPE fue boicoteada por un sector
del dividido radical-socialismo. Por ello, mantuvo una vida poco activa y dejó de tener
virtualidad tras la ruptura del Partido Radical Socialista, en septiembre de 1933. Por su
parte, el socialismo vivió un intenso debate interno a lo largo del bienio sobre la
conveniencia de mantenerse en el Gobierno. La esperanza de avanzar en la senda del
reformismo social, y la coincidencia de los sectores que encabezaban Largo Caballero y
Prieto sobre la necesidad de consolidar las instituciones republicanas, permitió que los
Congresos celebrados por el PSOE y la UGT en 1932 se pronunciaran por el
mantenimiento temporal de la colaboración, aunque con ciertas reservas. En el campo,
las bases socialistas, desilusionadas por el alcance y los ritmos de la reforma agraria,
comenzaron a agitarse muy pronto.
Por un lado, estarían las fuerzas a la izquierda, principalmente los anarquistas. Por otro
lado, se encontraba una potente oposición eclesiástica, la de amplios sectores de la
oficialidad del Ejército y la de las distintas derechas.

Los anarquistas terminaron por declarar a la República, como a cualquier otra forma
de Estado, como enemiga de la clase obrera, aunque no se movilizaron en su contra
cuando se proclamó. En plena Dictadura de Primo de Rivera se había fundado la FAI
(1927), como sociedad que reclutó a sus afiliados entre los cuadros más duros de la
CNT. Ante lo que consideraban excesiva lentitud de las reformas republicanas,
especialmente, la agraria, la FAI y la CNT impulsaron la iniciativa campesina y obrera al
margen del poder. Así se sucedieron diversas agitaciones anarquistas en el campo y en
las fábricas. El gobierno respondió, en general, con extrema dureza. Uno de los
acontecimientos con más resonancia fue el de Casas Viejas a principios de 1933. Los
campesinos se sublevaron y atacaron a la Guardia Civil. Esto motivó el envío de la
Guardia de Asalto para restablecer el orden. Cuando todo parecía acabado, un viejo
anarquista se atrincheró en su casa con sus hijos, nietos y algunos vecinos, ante lo cual
se desencadenó una brutal y desproporcionada represión: se incendió la casa y se
ordenó ametrallar a sus ocupantes. Murieron todos menos dos. Después se asesinaron
a doce hombres maniatados. Esta actuación policial desacreditó al gobierno entre
amplios sectores populares y de la izquierda, y contribuyó a su crisis y caída.

BIENIO RADICAL-CEDISTA: FORMACIÓN, ACCIONES Y PROBLEMAS:

Formación: El segundo bienio de la Segunda República Española, también llamado


bienio radical-cedista, constituye el periodo de la II República comprendido entre las
elecciones generales de noviembre de 1933 y las de febrero de 1936 durante el que
gobernaron los partidos de centro-derecha republicana encabezados por el Partido
Republicano Radical de Alejandro Lerroux, aliados con la derecha católica de la CEDA y
del Partido Agrario, primero desde el parlamento y luego participando en el gobierno.
Precisamente la entrada de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934 desencadenó el
hecho más importante del periodo: la Revolución de octubre de 1934, una fracasada
insurrección socialista que solo se consolidó en Asturias durante un par de semanas,
aunque la Revolución de Asturias finalmente también fue sofocada por la intervención
del ejército. A diferencia de la relativa estabilidad política del primer bienio, el segundo
fue un periodo en que los gobiernos presididos por el Partido Republicano Radical
tuvieron un promedio de tres meses de vida (se formaron 8 gobiernos en dos años) y
se turnaron tres presidentes distintos (Alejandro Lerroux, Ricardo Samper y Joaquín
Chapaprieta), y aún duraron menos los dos últimos gobiernos del bienio, los presididos
por el centrista Portela Valladares.

Acciones:

Las elecciones de noviembre de 1933: El presidente de la República Niceto Alcalá-


Zamora decidió resolver la crisis planteada por la disolución de la coalición
republicano-socialista que había sustentado al gobierno de Manuel Azaña durante el
primer bienio con la disolución de las Cortes elegidas en junio de 1931, porque creyó
que éstas ya no representaban a la opinión pública dominante en ese momento
después de las fuertes reacciones y tensiones que se habían vivido en España como
consecuencia de la política reformista emprendida por el gobierno social-azañista, y
por esta razón buscó orientación y armonía definitiva, acudiendo a la consulta directa
de la voluntad general», tal como decía en el preámbulo del decreto de convocatoria
de las elecciones.

La nueva ley electoral aprobada el 27 de julio de 1933 introdujo algunos cambios


respecto a la que se aplicó en las elecciones anteriores de junio de 1931: se elevó al 40
% la cantidad de votos requerida por una candidatura para triunfar en la primera
vuelta, mientras que, en la segunda, que se celebraría si ningún candidato llegaba a
esa cifra, solo podían participar quienes hubiesen alcanzado el 8 % de los votos.
Además, se posibilitó el cambio en la composición de las candidaturas entre la primera
y la segunda vuelta. Pero se mantuvo lo esencial: era un sistema electoral mayoritario
de listas abiertas que premiaba a las candidaturas que obtuvieran más votos, por lo
que los partidos que consiguieran presentarse en coalición conseguían un mayor
número de diputados que si se presentaban en solitario.

La Revolución de octubre de 1934:

A la vuelta de las vacaciones parlamentarias, y antes de que se reunieran el 1 de


octubre, la CEDA anunció que retiraba su apoyo al gobierno de Ricardo Samper y exigía
la entrada en el mismo. En la sesión de apertura del 1 de octubre Samper intentó
defender su gestión, pero la CEDA no lo apoyó, por lo que tuvo que presentar su
dimisión. Entonces el presidente de la República se encontró con un grave problema
político, pues los republicanos de izquierda (la Unión Republicana de Martínez Barrio e
Izquierda Republicana de Manuel Azaña) le presionaron para que disolviera las Cortes,
convocaran nuevas elecciones y no consumara la «traición» que suponía «el hecho
monstruoso de entregar el gobierno de la República a sus enemigos. Pero Alcalá
Zamora se atuvo a las reglas de los sistemas democráticos y propuso a Alejandro
Lerroux de nuevo como presidente de un gobierno que incluiría a tres ministros de la
CEDA. La composición del nuevo gobierno se hizo pública el día 4 de octubre. Los
socialistas cumplieron su amenaza de que desencadenarían la «revolución, si la CEDA
accedía al gobierno y convocaron la «huelga general revolucionaria» que comenzaría a
las 0 horas del día 5 de octubre.

En un contexto en que se trataban asuntos de extrema importancia y sensibilidad en la


política (cuestiones religiosas, laborales y educación), la Revolución de Octubre
envenenó la vida política y empañó de incertidumbre al régimen de la Segunda
República. Según el historiador Julián Casanova, «nada sería igual después de octubre
de 1934.

El fin del segundo bienio (septiembre, 1935- febrero, 1936):

Uno de los acuerdos pactados entre los cuatro partidos que formaban el nuevo
gobierno de Lerroux (CEDA, Partido Agrario, Partido Republicano Demócrata-Liberal y
Partido Republicano Radical) formado en mayo de 1935 fue presentar un proyecto de
«revisión» de la Constitución (que era el punto más importante del «programa
mínimo» de la CEDA con el que se presentó a las elecciones). A pesar de que el centro-
derecha republicano y la CEDA discrepaban sobre el alcance de la reforma de la
Constitución de 1931, a comienzos de julio de 1935 llegaron a un principio de acuerdo
y Lerroux presentó en las Cortes un anteproyecto que proponía el cambio o la
supresión de 41 artículos: se recortaba el alcance de la autonomía de las regiones con
aumento de su control por el gobierno central; se abría el camino a la supresión del
divorcio; se anulaba la posibilidad de socialización de la propiedad privada; se
reformaban los artículos 26 y 27, que eran sobre los que más insistían los cedistas,
eliminado gran parte de su contenido «persecutorio» de la Iglesia católica; se
establecía un Senado, como segunda cámara de las Cortes. Sin embargo, los debates
se eternizaron porque el anteproyecto no satisfacía plenamente a ningún partido.

El 1 de septiembre de 1935 en una concentración de las Juventudes de la CEDA, Gil


Robles declaró que aspiraba a la «revisión total» de la Constitución y añadió que, si no
la aprobaban, son Cortes muertas que deben desaparecer, discurso que siempre
combinó con declaraciones en las que se sometía a la legalidad, haciendo un discurso
conscientemente confuso.

La cuestión del alcance de la reforma de la Constitución y la de la devolución a la


Generalidad catalana de algunas de las competencias que habían sido suspendidas con
motivo de la «Revolución de Octubre, abrió una crisis en el gobierno. Así el 17 de
septiembre, Lerroux aprovechó la dimisión del ministro de Marina, Antonio Royo
Villanova, un furibundo anticatalanista miembro del Partido Agrario que exigía la
derogación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, al que le siguió su compañero de
partido Nicasio Velayos Velayos, para disolver su gobierno y renunciar a seguir al
frente del mismo.

Lerroux fue sustituido por un hombre de confianza del presidente de la República


Alcalá Zamora, el financiero liberal Joaquín Chapaprieta, que mantuvo la alianza
radical-cedista con Lerroux y Gil Robles en el gobierno, e incluyó un ministro de la Lliga
Regionalista, para ampliar la base parlamentaria del mismo. Pero este gobierno,
formado el 25 de septiembre, se vio afectado por el estallido del escándalo del
estraperlo, que provocó la salida de Lerroux del gabinete el 29 de octubre y del resto
de ministros radicales, y más tarde por el asunto Nombela que constituyó el golpe
definitivo para el Partido Republicano Radical, del que no se recuperaría.

Problemas: La crisis del bienio radical- cedista. Se produjo una fuerte represión de los
movimientos de izquierdas. La CEDA ocupó gran parte del gobierno. Provocó la
rectificación de las reformas republicanas: Se anularon muchas de las reformas
laborales.
LAS ELECCIONES DEL 36. GRUPOS DE OPOSICIÓN, FRENTE POPULAR Y LOS
ANTECEDENTES DE LA GUERRA CIVIL:

Elecciones del 36: Los días 16 de febrero y 1 de marzo de 1936 se celebraron en


España las terceras elecciones generales, y últimas, de la Segunda República Española.
Las elecciones dieron una mayoría parlamentaria a la coalición de izquierdas
denominada Frente Popular (Frente de Izquierdas en Cataluña), que, con más del 60 %
de los diputados electos, agrupaba a Partido Socialista Obrero Español (PSOE),
Izquierda Republicana (IR), Unión Republicana (UR), Esquerra Republicana de
Catalunya (ERC), Partido Comunista de España (PCE), Partido Obrero de Unificación
Marxista (POUM), Partido Sindicalista y otros. Sin embargo, no obtuvieron el 50 % en
cuanto a voto se refiere.

Es difícil calcular cuántos votos recibió cada partido, ya que la ley electoral era por
listas abiertas, y no es posible decir cuántos votos obtuvo cada candidatura, ya que los
votantes podían elegir candidatos de distintas listas para cada uno de los escaños de su
circunscripción. El Gobierno de la Segunda República nunca publicó los resultados en
su integridad. Según disponía la Ley Electoral vigente, la mecánica de adjudicación de
las actas de diputados era compleja y necesitaba de tiempo para llevar a cabo el
escrutinio general, una segunda vuelta donde fuera necesario y la discusión de las
Actas en el Parlamento. En 1933 el presidente del Gobierno dirigió la segunda vuelta
presentando al Parlamento los resultados. La dimisión de Portela Valladares, quien
fuera jefe de gobierno, el 19 de febrero llevará al presidente de la República, Alcalá
Zamora, a adelantar el nombramiento del líder del Frente Popular, Manuel Azaña,
como presidente del Consejo de Ministros.

El Frente Popular: fue una coalición electoral española creada en enero de 1936 por los
principales partidos de izquierda. El 16 de febrero, consiguió ganar las últimas
elecciones durante la Segunda República antes del golpe de Estado que
desencadenaría la Guerra Civil. El Frente Popular no se presentó en Cataluña, en donde
una coalición equivalente llamada Front d’Esquerres, nucleada en torno a Esquerra
Republicana de Catalunya, tomó su lugar.
El Frente Popular no formó grupo parlamentario, sino que se articuló en diversas
minorías parlamentarias correspondientes a cada uno de sus integrantes; ni formó
gobierno como tal, ya que este estuvo compuesto, hasta bien entrada la Guerra Civil,
únicamente por partidos republicanos, bajo la presidencia, sucesivamente, de Manuel
Azaña (que dejó la presidencia del Consejo para hacerse cargo de la Presidencia de la
República en mayo de 1936), Santiago Casares Quiroga y José Giral. Con la constitución
del primer gobierno de Largo Caballero, y hasta el final de la guerra, los gobiernos de la
República estuvieron integrados por representantes de los principales partidos del
Frente Popular y del Front d’Esquerres.

Grupos de oposición:

 Izquierda Republicana.
 Unión Republicana.
 Partido Nacional Republicano.
 Partido Socialista Obrero Español.
 Partido Comunista de España.
 Partido Sindicalista.
 Partido Obrero de Unificación Marxista.
 Partido Galeguista.
 Acción Nacionalista Vasca.

Antecedentes de la guerra civil: En cuanto al primer antecedente político debemos


hablar especialmente del gobierno de la Segunda República, siendo el sistema de
gobierno que había regido en España desde 1931 y cuyo gobierno se dice que fue
causa de la guerra. Tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera tuvo lugar la
sustitución del sistema monárquico español por un sistema republicano, aunque
fueron muchos los que se opusieron a este sistema reformista.

Una de las grandes razones por la que el gobierno republicano fracasó fue sus grandes
cambios en numerosas elecciones, ya que poco tiempo pasaron por el gobierno del
país partidos de ideologías muy diferentes, causando con ello un gran caos político.
Esto iba unido a una sociedad española muy dividida, que formaba dos grandes grupos
dependiendo del partido al que apoyaran, dividiendo el país en dos ideas políticas.
El fracaso de la derecha y la izquierda a la hora de cambiar la situación crítica de
obreros y campesinos llevaba a que mucha parte de la población buscara un cambio
mucho mayor del que se había realizado, ya que para muchos la República no había
servido como respuesta a las crisis.

La política española se volvió cada vez más radical, debido en gran parte a los golpes
de estado de los últimos años, a las grandes rebeliones vistas en Asturias y Cataluña, a
las amenazas de muerte realizadas en un congreso en el que cada vez era más común
llevar armas y la aparición de partidos de clara ideología fascista como la Falange
Española.

Las diferencias sociales en España eran enormes ya que el dinero estaba en los grandes
terratenientes, y los obreros y campesinos sufrían grandes desigualdades. Por lo tanto
no existía una clase media que mediara entre ambas, al mismo tiempo que cada uno
de los dos grupos tenía una clara diferenciación ideológica.

La política de la República era de clara ideología anticlerical, siendo los religiosos gente
que tenía mucho poder en la España de la época y a los que el gobierno republicano
ataco fuertemente. La Iglesia fue clave en la guerra, ayudando al bando sublevado y
sufriendo los ataques de los republicanos.

Los nacionalismos en España estaban en auge, especialmente tras la formación de


determinados Estatutos de Autonomía, siendo una clara oposición a ello el bando
sublevado.

La violencia se había vuelto algo común para España, yendo desde golpes de Estado
hasta la cada vez más común violencia en la calle. Muchos los españoles pidieron un
golpe de Estado militar que terminara con la República.

La influencia de los países del entorno también fue esencial en este periodo, siendo
muy relevante el apoyo de los gobiernos socialistas a la república, pero, aún mayor, el
apoyo del fascismo italiano y el nazismo alemán al bando sublevado.
Bibliografía
https://es.wikipedia.org/

https://www.congreso.es/

https://historicodigital.com/

https://unprofesor.com/

https://historiasiglo20.org/

https://nuevatribuna.publico.es/

https://davidstreams.com/

https://historiaespana.es

https://es.m.wikipedia.org

https://universojus.com

También podría gustarte