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PARO CARDIORRESPIRATORIO

(PCR)
Un paro cardio rrespiratorio (PCR) es una situación clínica que cursa con la detención brusca,
de la respiración y del latido cardíaco en un individuo por diversas causas, algunas de las más
típicas son ahogo por inmersión, efectos de anestesia y otros fármacos, traumatismo,
estrangulación, entre otros.

Un PCR implica la detención de la circulación de la sangre y por lo tanto implica la


detención del suministro de oxígeno al cerebro. En el momento en el que hay un fallo en la
ventilación, un fallo en la función cardiaca o de ambos, se produce una pérdida de la consciencia.

Si un paciente entra en este estado la muerte es inminente, por lo tanto, requiere de


intervención inmediata a través de reanimación cardiopulmonar (RCP) que, como será
desarrollado en el siguiente seminario, comprende un conjunto de maniobras encaminadas a
revertir el estado de PCR.

SIGNOS VITALES
Reflejan funciones esenciales del cuerpo, cambian con la edad, el sexo, el peso, la capacidad
para ejercitarse y la salud general.

PULSO ARTERIAL: Es la expansión rítmica de las arterias que se produce por el paso de sangre
expulsado por el corazón en cada sístole ventricular. Valor normal en adultos 60-100 p.p.m.
(Número de latidos cardiacos por minuto)

PRESIÓN ARTERIAL: Es la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias a medida
que pasa por ellas. Valor normal en adultos 100-120/60-80 mmHg.

TEMPERATURA: Es la expresión del grado de calor corporal, producido como resultado de las
reacciones metabólicas y de las actividades mecánicas. Valor normal en adultos 36,5-37,3 °C.

FRECUENCIA RESPIRATORIA: Es el número de ciclos respiratorios que realiza el individuo en un


minuto. Valor normal en adultos 12-18 r.p.m.
DIAGNOSTICO
Algunos pacientes pueden tener signos que anuncien un PCR. Algunos de ellos son: cianosis,
bradicardia, hipotensión, alteraciones en la respiración, entre otros.

Reconocimiento del paro cardíaco: Si bien se han descrito múltiples signos aplicables en el
reconocimiento del paro cardíaco, es fundamental recordar que el plazo de que se dispone para
iniciar un tratamiento eficaz no supera los cuatro minutos desde el comienzo del mismo. Por
ende, el tiempo utilizado en procedimientos diagnósticos tales como auscultación cardíaca o
búsqueda de un electrocardiógrafo es tiempo que se pierde irremediablemente para el
paciente.

Teniendo en cuenta lo antedicho, se debe realizar el diagnóstico de paro cardíaco


cuando se reúnan las siguientes condiciones, cuyo reconocimiento no requiere ningún elemento
auxiliar:

1.- Ausencia de pulso palpable en las grandes arterias: carótidas (Fig. 2) y femorales.

El reconocimiento de la ausencia de pulso no es fácil para el personal no entrenado, e incluso


para los médicos. En tal sentido, la recomendación es no demorar las maniobras de reanimación
mientras se intenta reconocer la presencia de pulso. Un médico entrenado no debe demorar
más de 10 segundos en la búsqueda de un pulso. Si no se reconoce en forma definitiva dentro
de los 10 segundos, se deben iniciar maniobras de compresión torácica.

2.- Pérdida de la conciencia. Se puede constatar llamando a la persona por su nombre, o


realizando estímulos dolorosos y observando si hay reacción.

3.- Apnea. En algunos casos el paro cardíaco precede al paro respiratorio y existen en estos casos
movimientos respiratorios agónicos que duran algunos segundos o minutos.

4.- Midriasis. Se ha insistido sobre el valor del tamaño de las pupilas en el diagnóstico del paro
cardíaco. Las pupilas comienzan a dilatarse a los 20 segundos del cese de la circulación y llegan
a la dilatación completa a los 45 segundos. En forma similar, la recuperación de su tamaño
normal es un buen índice de retorno de la circulación cerebral, ya sea por las maniobras de
asistencia médica o por recuperación espontánea del ritmo cardíaco. Es importante destacar
que la presencia de pupilas con dilatación fija no siempre es un signo de daño cerebral
irreversible.

FISIOPATOLOGIA
Cuando hablamos de la fisiopatología del PCR, nos referimos a la detención de la circulación
sanguínea y por consiguiente un corte abrupto en el transporte de O2 y glucosa a las células de
los diferentes tejidos.

El aporte de O2 depende cuanto pueda mantenerse un adecuado flujo tisular, lo cual depende
del gasto cardiaco, y de un nivel de Hb adecuado que actúe como transportador del O2.
En el caso del PCR el problema surge mayoritariamente de la inexistencia de gasto cardíaco más
que de un déficit de O2. Pese a que la consecuencia final es la misma, ya que una detención de
la circulación lleva a una detención de la ventilación y viceversa.

La magnitud del daño producido dependerá de la condición previa del paciente y del tiempo que
tome el retornar a la circulación normal. Los órganos que se afectan de primero por el colapso
circulatorio son el cerebro y el corazón. El daño producido a estos órganos, especialmente al
cerebro, determinan el pronóstico del paciente que ha sufrido un PCR. Dicho de otro modo, a
mayor tiempo de isquemia cerebral, mayor daño por el PCR.

En el momento en el que la actividad cerebral cesa, la transmisión sináptica se altera. Y


considerando que el valor normal de flujo sanguíneo cerebral es de 50 ml/100g/min de tejido
cerebral, se admite que con valores de 15 a 18 ml/100g/min se llega a una situación denominada
denominada umbral de falla de transmisión sináptica o umbral de falla de función cerebral.

Esta suspensión de la actividad eléctrica puede ser considerada como una respuesta de
protección para el ahorro energético. Se ha estimado que hasta el 50% de la energía celular se
utiliza para mantener la transmisión sináptica.

Si la perfusión se reduce aún más, comienza el daño celular. Este segundo umbral de flujo se
denomina umbral de función de membrana. En este momento ocurren una serie de procesos
que conducen a la muerte celular.

CAUSAS
El paro cardíaco puede ser determinado por distintos mecanismos fisiopatológicos,
entre los cuales se pueden destacar:

FIBRILACIÓN VENTRICULAR: La causa más frecuente del paro cardíaco este tipo de arritmia,
caracterizada por impulsos eléctricos rápidos y erráticos que hacen que los ventrículos se agiten
con pulsaciones ineficaces, en lugar de bombear sangre.

CARDIOPATÍA ISQUÉMICA, como la causada por la Enfermedad de la arteria coronaria, cuya


primera manifestación en un alto porcentaje de casos es, precisamente, la muerte súbita.

CHOQUES ELÉCTRICOS O TRAUMATISMOS TORÁCICOS, que sean capaces de detener el ciclo


cardíaco, ocasionando Muerte súbita por conmoción cardíaca.

ASFIXIA de cualquier origen, como por ejemplo la disminución de la presión parcial de O2 del
aire inspirado o una perturbación del control de la respiración, pero principalmente las causadas
de forma mecánica por obstrucción de vías respiratorias.

OTROS que caben mencionar como la anestesia, reacciones anafilácticas, embolismo pulmonar,
enfermedades cardiacas congénitas…

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