Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
01 - El Amor Del Maestro PDF
01 - El Amor Del Maestro PDF
Serie
El Amor del Maestro
Libro 1
2
El Amor del Maestro
Marty Rayne
Este libro fue traducido por el blog
BRAD PACK C para libre lectura solo te
pedimos que no cambies nada de él.
3 Nuestro staff realizó mucho esfuerzo
para que puedas leerlo.
Este libro es de contenido homoerótico,
es decir tiene escenas de sexo explícito, si
te molesta el tema no lo leas, y si eres
débil de corazón no sería recomendable.
4
Resumen
Nate Jacobs tiene salud, un techo sobre su cabeza, comida
en su estómago, y una mejor amiga para mantenerlo con los
pies en la tierra.
¿Qué más necesita un dominante? Eso es lo que siempre
pensó hasta que Kyle Turner llamó a su puerta. En pleno bajón
desde su última ruptura, Kyle Turner decide probar algo
diferente.
19
Capítulo Tres
El lunes por la noche, Kyle llegó a tiempo, lleno de
expectación mientras se abría camino a la habitación de Nate.
Tragó un jadeo cuando la puerta se abrió. Nate llevaba un par
de apretados vaqueros azules desteñidos y una camisa blanca
abotonada, que estaba abierta por lo que su musculoso pecho
estaba expuesto. La esquina de los labios de Nate se levantó
ligeramente cuando vio a Kyle. Esperaba que fuera la sutil
manera de Nate de hacerle saber que estaba contento. Tan
pronto como Kyle pasó más allá de él, sintió un cosquilleo en la
entrepierna cuando el aroma de Nate llenó sus fosas nasales.
Nate cerró la puerta.
—Vamos a empezar de forma sencilla hoy —dijo, cogiendo
20 una fusta—. Quiero que te quites los zapatos, y te quites la
camisa.
Kyle era muy consciente de esos ojos color chocolate
vigilantes mientras seguía las órdenes de Nate. Su estómago se
dio la vuelta cuando Nate hizo una señal de aprobación.
—Arrodíllate en el suelo frente a la ventana. Luego cruza
los tobillos y junta las manos detrás de la espalda —entrenó
Nate. —Bien —alabó cuando Kyle se había establecido como
indicó—. Ahora, inclina tu cabeza y permanece así hasta que te
indique lo contrario. —Nate lentamente rodeaba a Kyle como si
estuviera acechando a su presa. —¿Cuántos años tienes, Kyle?
—Veinticuatro —contestó Kyle, entonces gritó en sorpresa
cuando sintió un rayo de dolor en sus hombros.
—Vas a referirte a mí como “señor” a partir de ahora.
¿Entendido? —Nate balanceó la fusta ligeramente a su lado y
esperó la reacción de Kyle.
Kyle tragó saliva cuando la picadura se instaló. Atrapó la
punta de la fusta en su visión periférica; la visión envió un
escalofrío por su columna vertebral.
—Sí, señor —respondió él, sin querer sentir la fusta de
nuevo.
—Has venido a mí para...orientación. —Una pequeña
pausa, como si Nate estuviera deliberando la palabra correcta a
utilizar—. Este es mi dominio, Kyle. Mientras estás aquí, yo soy
el dominante y tú mi sumiso. Obedecerás mi autoridad. En
nuestras sesiones puedo enseñarte control. Te puedo enseñar
disciplina. Durante nuestro tiempo juntos vamos a ver si este
vacío que sientes puede ser llenado a través de mi experiencia.
¿Es eso lo que estás exigiendo de mí?
—Sí, señor.
Aunque Nate se había parado detrás de él, Kyle podía
21 sentir el peso de su respeto. Su rostro se calentó, sabiendo que
la mirada de Nate se deslizaba sobre su forma. El silencio
crispaba sus nervios. Con la cabeza gacha, Kyle se sentía
vulnerable al hombre de pie junto a él. En esta posición, se
sentía extraordinariamente expuesto, a pesar de que sólo se
había quitado su camisa y zapatos. No por primera vez, deseó
saber lo que Nate estaba pensando cuando estaba siendo
estudiado. Luchó contra el impulso de cambiar de posición,
decidido a demostrar a Nate que podía tomar el intenso
escrutinio.
—En todos tus veinticuatro años, ¿no has tenido un
modelo a seguir al que admires? ¿Alguien que pudiera
conducirte, enseñarte lo que buscas? —preguntó Nate,
rompiendo finalmente el espeso silencio.
Kyle pensó antes de contestar.
—Sí, señor. Mi padre me crió bien. Es uno de mis mejores
amigos. Pero aún así... —Su voz se interrumpió, incapaz de
articular exactamente lo que sentía o por qué.
Aunque estaba contento con su vida, Kyle se sentía como
que algo le faltara, una parte de él que aún no había sido
completada. Nate dio la vuelta y se paró frente a Kyle, mirando
a su nuevo cliente.
—¿Tienes novio?
—No, señor. —¿Qué tenía su vida amorosa que ver con
estas sesiones con Nate?
—¿Cuándo fue la última vez que tuviste relaciones
sexuales? —Nate permaneció inmóvil delante de él y Kyle podía
sentir su cuerpo calentarse a fuego lento bajo la mirada
implacable.
1
Se refiere a que es heterosexual, porque en inglés se dice con la palabra straight que también
significa derecho, recto, etc.
Kyle se echó a reír. Había oído un tono raro en la voz de su
amigo y vio un extraño brillo en sus ojos. ¡Travis estaba celoso
de Nate! Se relajó, contento de que no fuera el único con esa
sensación sobre la relación entre Nate y Sydney. Pero Kyle
también sabía que su amigo tenía poco de qué preocuparse por
Nate.
Travis y Sydney habían crecido juntos en un pequeño
pueblo fuera de Atlanta. Habían salido durante sus años de
secundaria, pero luego la familia de Travis se mudó cuando él
tenía quince años. Él y Sydney perdieron el contacto después de
eso.
Kyle, por el contrario, sólo había conocido a Travis hacía
poco más de cuatro años. Se conocieron en Boston, donde
Travis era un profesor de arte en la universidad donde Kyle
estaba asistiendo. Sin embargo, se encontraron mientras
trabajaba como voluntarios en un centro comunitario local
27 donde ambos eran mentores de niños. Hicieron clic, a pesar de
su diferencia de edad. Sucedió que Travis estaba buscando un
compañero de piso. Se convirtieron en amigos rápidamente y
fácilmente se acomodaron en la vida compartiendo un
apartamento.
Cuando a Travis se le pidió que se mudara a Nueva York
para impulsar su carrera artística, Kyle nunca vaciló cuando
Travis le preguntó si quería ir con él. Con buenas referencias,
Kyle fácilmente consiguió un trabajo cuando Travis se
estableció y comenzó a exponer y vender su arte.
No mucho tiempo después de que se hubiera mudado a
Nueva York, Travis se reunió con Sydney en una de sus
exposiciones. Ella había estado fascinada por su arte. Cuando se
dio cuenta de quién era el artista, lo buscó y poco a poco se
reavivó su amistad, que se convirtió en un romance. Un
romance serio.
A Kyle le gustaba Sydney. Tenía un corazón tan grande y
cariñoso que era difícil para él imaginarla ser tan dominante
sobre otro, pero él sabía que podía ser terca cuando su mente se
imponía. Había atrapado pequeños destellos de lo mismo,
cuando ella y Travis tenían sus pequeñas discusiones. Pero por
lo que Kyle había oído, Sydney y sus empleados eran los
mejores en lo que hacían.
Kyle se quedó sin aliento, saliendo de su
ensimismamiento. Miró vergonzosamente por encima a Travis.
—Lo siento, amigo.
—¿No crees que yo sea lo suficientemente bien parecido?
¿Eso podría ser posible?
—Por supuesto que sí, Travis. Eres realmente muy sexy de
una manera muy artística. Supongo que era la forma en que lo
dijiste. Tú... —Mirando a la mueca en el rostro de su amigo, Kyle
28 comenzó a reír de nuevo, incapaz de terminar la frase. Nunca
había visto a Travis así. Su expresión no tenía precio.
Esperaba que no le estuviera dando a Travis la impresión
de que no era un hombre bien parecido. Travis era guapo, con el
pelo rubio oscuro en su estilo ondeado por el viento y serios ojos
color avellana, pero no parecía el tipo de Nate. La idea
sorprendió a Kyle dado que Nate no sabía lo suficiente como
para ser el juez de eso.
—¿Y bien? ¿Es él? —insistió Travis, sin dejar que cayera el
tema, a pesar de la diversión de Kyle.
Suspiró y se levantó del sofá, en dirección a su habitación.
—Maldito calor. —Dijo las palabras en voz tan baja que
Travis casi lo perdió.
Capítulo Cuatro
Nate caminaba por los pasillos con un suspiro de alivio.
Era viernes por la noche, una vez más y acababa de terminar su
última sesión del día. Kyle. Esta era su tercera sesión de la
semana, pero hoy había sido la más frustrante. Había tratado de
mantener su tiempo con Kyle sencillo, partiendo lento, pero no
importaba lo fácil que lo mantuviera, las sesiones terminaban
muy intensamente, con el cuerpo dolorido y gritando por su
liberación.
Al comienzo de cada sesión, Nate tendría a Kyle
quitándose sólo la camisa, los zapatos y los calcetines antes de
arrodillarse en el suelo y asumiendo la pose sumisa que le había
enseñado. Con la cabeza de Kyle hacia abajo, Nate vigilaría a
29 Kyle en silencio durante unos momentos antes de preguntar
algunas cuestiones simples. Una vez que Nate vio a Kyle
relajarse, las respuestas a sus preguntas venían con facilidad,
Nate comenzaría a hacer preguntas más íntimas y sexuales.
A medida que la sesión avanzaba, Nate miraría cómo la
respiración de Kyle se aceleraba y crecía el bulto en sus
pantalones vaqueros. La reacción de Kyle le fascinó, tanto es así
que tenía el mismo efecto en él. Más de una vez Nate había
tenido que alejarse de Kyle para obtener el control sobre su
propio cuerpo antes de continuar con la sesión.
Nate pensaba que era una reacción extraña ya que aún
tenía que tocar físicamente a Kyle. De hecho, estaba un poco
preocupado de lo que sucedería cuando lo hiciera. Tenía tan
poco control cuando Kyle estaba cerca. ¿Cómo actuaría cuando
finalmente tocara toda esa piel suave?
No podía perder el control delante de Kyle. No podía dejar
que Kyle tuviera esa clase de poder sobre él. Las sesiones serían
inútiles si eso pasaba.
Nate se frotó la parte de atrás de su cuello mientras
luchaba con sus demonios interiores. Pasó junto a una puerta
cerrada y oyó un gemido lleno de pasión derivar desde el otro
lado. Rara vez prestaba atención a ellos ya, pero este gemido lo
hizo pensar de nuevo en la primera noche que había llegado al
Corazón del Ángel. La noche que Sydney lo había recogido de
una esquina de la calle a oscuras, tratando de ganar algo de
dinero para sobrevivir.
Lo que pasó esa noche, hace nueve años cambió la vida de
Nate. No había esperado tener una segunda oportunidad en la
vida cuando subió a su limusina. Había pensado que tendría al
conductor para que los llevara a un callejón oscuro, un
estacionamiento vacío, o tal vez incluso un hotel, pero en vez de
30 eso lo había llevado a este edificio de cuatro pisos. Habían
entrado por la puerta de atrás y ella lo había llevado a la
habitación que ahora utilizaba para sus clientes. Había
mantenido su mano desde el momento en que salieron de la
limusina hasta que entraron en la habitación, el calor de su
mano dándole comodidad a sus nervios inquietos. Subir por las
escaleras y a través de los pasillos parecía haber durado toda
una vida a medida que pasaban muchas puertas cerradas con
ruidos extraños procedentes de ellas en el camino. Se recordó
mantener los labios fuertemente cerrados mientras trataba de
mantener el poco contenido de su rugiente estómago en su
lugar.
Sydney le había dado instrucciones de que se sentara en la
cama y le entregó una lata de refresco. Aterrorizado por meter la
pata por todo el dinero que pudiera obtener de ella, había hecho
lo que le había dicho. Ella se había sentado a su lado y le
preguntó quién era, de dónde venía y cómo había terminado
tratando de prostituirse en la calle.
Pronto sus preguntas se volvieron hacia su historia sexual,
que Nate tenía miedo de admitir que era casi inexistente.
Sydney, sin embargo, tenía una forma que hacía que
cualquiera se sintiera cómodo en su presencia. Aunque era
vacilante y tímido, Nate había sido capaz de relajarse lo
suficiente para responder a todo lo que preguntó. A medida que
habían hablado, había tocado de vez en cuando la rodilla con la
mano o pasado sus dedos por encima de su oreja para echar su
pelo hacia atrás. Los gestos eran pequeños, pero de gran
consuelo para él. Había pasado tanto tiempo desde que alguien
lo había tocado con tanta amabilidad.
—Tengo una propuesta para ti, Nate —Sydney había dicho,
una vez más, rozando su mano sobre su rodilla—. ¿Te gustaría
un trabajo y un lugar para vivir?
Nate se había sorprendido por su oferta. Se había ido con
31 ella esperando tener sexo y luego estar en su camino con unos
pocos dólares para la comida en el bolsillo. Ir con Sydney había
sido su primer intento de vender su cuerpo por dinero, por lo
que su estómago se había anudado fuertemente con los nervios.
Todavía se había sentido como si vomitara en cualquier
momento, esperando que pudiera salir antes de avergonzarse a
sí mismo frente a esta hermosa mujer. Hasta este día Nate no
tenía ni idea de cómo había evitado vomitar por todo su cuerpo.
—No lo entiendo. —Las manos de Nate se apretaban
nerviosamente en su regazo. No quería que las viera sacudirse.
—Hay una posición abierta aquí en el Corazón del Ángel.
No es un trabajo glorificado o altamente pagado. Es más bien
una posición de limpieza. Recogida de basura, ayudando con
algo de limpieza y otras tareas de ese tipo. También tengo una
habitación adicional disponible donde puedes quedarte. No es
mucho, pero puedes hacerla tu hogar.
—¿Por qué estás haciendo esto?
Sydney sonrió.
—Me gustas, Nate. Eres inteligente. Tu vida tiene tanto
potencial. Y eres endiabladamente guapo. —Le guiñó un ojo con
coquetería—. ¿Por qué crees que te elegí? No eres un
drogadicto. Evidentemente, no has estado viviendo en las calles
durante años. La vida te ha dado un trato de mierda. Dadas las
oportunidades correctas, puedes realmente hacer algo de ti
mismo.
—Pero ni siquiera me conoces. ¿Cómo puedes estar tan
segura de que no te defraudaré? —Al igual que he hecho con
todos los demás, pensó.
—Tengo buenos instintos sobre la gente. —Se encogió de
hombros con indiferencia, como si se tratara de un
conocimiento común.
—Un puesto de trabajo. Una habitación. ¿Cuál es la
32 trampa? —Nate era joven, pero no estúpido.
Sydney le dio una pequeña sonrisa.
—Mira, sabía que eras inteligente. Aquí está la única
trampa que tengo en este acuerdo. Vuelve a la escuela, obtén
buenas calificaciones, y consigue tu diploma.
—¿Eso es todo? ¿Eso es todo lo que tengo que hacer para
poder vivir aquí? —Nate frunció el ceño. Sonaba fácil.
Demasiado fácil.
Sydney se quedó de pie, asintiendo con la cabeza.
—Eso es todo. Cuando te gradúes, hablaremos acerca de la
universidad y tu futuro. —Caminó hacia la puerta—. Descansa
un poco. Podemos hablar más de esto en el almuerzo.
Ella lo dejó solo, el giro inesperado de los acontecimientos
haciendo que su cabeza diera vueltas.
Como prometió, hablaron más durante el almuerzo. Nate
descubrió que Sydney era la Señora de la casa fetiche. Pero la
suya era diferente a cualquiera que pudiera haber imaginado o
lo que mostraban en la televisión. Nate se enteró más tarde que
ahí realmente había algunos de esa manera, pero no el de
Sydney. El Corazón del Ángel era privado y de primer nivel, y
definitivamente no un burdel. Cada uno de los empleados era
seleccionado y entrenado por Sydney misma.
Nate aprendió que ser un Dominante no era lo mismo que
ser una prostituta. Aunque el sexo tenía mucho que ver con el
papel de un Dominante, los empleados nunca tenían relaciones
sexuales con sus clientes. Su tipo de trabajo iba mucho más allá
de la gratificación física temporal. Sydney había trabajado duro
para mantener su negocio legítimo y desalentaba a sus
empleados a involucrarse con sus clientes a nivel personal fuera
del Corazón del Ángel. Se negaba a dejar que su duro trabajo
33 llegara a ser contaminado por el estereotipo del prostíbulo.
Lo que ofrecía el Corazón del Ángel a su clientela era una
forma de escape terapéutico del estrés de la vida, de la
responsabilidad, de la culpa. Todavía otros clientes buscaban un
Dominante para evocar la sensación de seguridad y protección.
Aunque las sesiones permitían a los clientes hacer realidad sus
fantasías sexuales o fetiches, también eran interludios sexuales
para los Dominantes que Sydney tenía bajo su ala. A algunos les
gustaba el poder que tenían sobre sus clientes. Otros lo hacían
por el buen dinero que ganaban. Al igual que sus clientes, los
empleados del Corazón del Ángel, tanto hombres como mujeres,
tenían sus propias razones para estar ahí.
Si Nate permitía a un cliente cualquier tipo de liberación
durante una sesión, se llevaba a cabo por la propia mano del
cliente o sin el uso de contacto físico en absoluto. Mucho de lo
que Nate hizo fue satisfacer las necesidades de sus clientes
utilizando una variedad de métodos.
A algunos les gustaba el bondage ligero, mientras que
otros necesitaban ser humillados o azotados; otros disfrutaban
de tener alguna norma sobre sus vidas durante una hora. Nate
no podía quejarse del dinero que ganaba, ya que había pagado
sus estudios universitarios y le había permitido hacerse un
futuro para sí mismo.
Nate encontraba su trabajo satisfactorio la mayor parte del
tiempo. En forma sutil, había sido capaz de ayudar a muchos de
sus clientes a enfrentarse a sus miedos y sentimientos. De
hecho, el día anterior había recibido una invitación de boda de
una cliente que no había visto en mucho tiempo. Había ayudado
a decirle a su novio de hace mucho tiempo acerca de sus
necesidades sexuales específicas. El novio se había obligado
entusiastamente a mantener su amor feliz, por lo que ya no
requirió más los servicios de Nate. Eran clientes como ella de
los que Nate podría enorgullecerse.
34 Sí, Sydney le había dado la oportunidad de una vida que
era mejor de la que habría tenido en las calles. Había visto
potencial en él, algo especial, incluso si ella aún no lo había
conocido. Cada año en el aniversario de la noche en que lo
acogió siempre hacía algo especial para ella para mostrar su
gratitud. Por salvar su vida.
Nate entró en su apartamento y miró con nostalgia hacia el
baño. Lo que realmente quería hacer era tomar una larga y
caliente ducha, masturbarse con las imágenes frescas de Kyle, y
a continuación, meterse en la cama con la esperanza de un
sueño tranquilo. En cambio, Nate se fue en la dirección opuesta
a su ordenador y levantó el último artículo en el que estaba
trabajando. Tenía una fecha límite del domingo y todavía tenía
que comprobar las últimas tareas de los estudiantes de su clase
de literatura en Internet. Suspiró y se puso a trabajar,
bloqueando la imagen de Kyle de su mente.
Capítulo Cinco
El lunes Nate se levantó con un gran dolor de cabeza.
Había pasado el fin de semana atrapado en su pequeño
apartamento trabajando en su artículo y clasificando las tareas
de sus estudiantes. Y hasta el momento su mañana no había ido
nada bien, tampoco. Su primer cliente del día había llegado
tarde. Y, a pesar de saber las reglas, le había dado a Tisa, su
recepcionista, un mal rato. Luego los otros dos que llenaban la
mañana, eran clientes que exigían mucha atención y
creatividad. Lo único que lo mantuvo activo durante toda la
tarde fue el pensamiento de su última cita. Kyle.
Un extraño alivio recorrió a través de Nate una vez que
Kyle entró en su habitación. La tensión en los hombros se alivió.
35 —Hola, Kyle. —La mirada de Nate rastrilló sobre la ropa
de Kyle y sintió que su polla se agitaba y volvía a la vida.
—Señor —respondió Kyle, con un rápido movimiento de su
cabeza.
—Vamos a intentar algo un poco diferente hoy. Necesito
que te desnudes.
—¿Señor? —Kyle parecía inseguro.
—Quítate la ropa —ordenó, asegurándose que cada palabra
saliera clara y precisa.
Después de una breve vacilación, Kyle hizo lo que se le
dijo, quitando cada pedacito de ropa.
—¿Alguna vez has experimentado con el bondage, Kyle? —
preguntó Nate, su máscara inexpresiva en su lugar, acogiendo a
su cargo el cuerpo desnudo.
—No, señor. —Kyle sonaba un poco nervioso. Sus ojos se
posaron en los nuevos puntos en la habitación donde Nate
estaba de pie.
—Ven aquí.
Observó a Kyle acercarse a él donde se encontraba en el
centro de la habitación, por las dos columnas de mármol que se
alzaban hasta la cintura. Una manta tendida en el suelo entre
las columnas.
—Ponte en el centro de las columnas frente a mí.
Kyle dio dos pasos y se detuvo donde Nate lo quería.
—Ahora coloca una mano en la parte superior de cada
columna.
Después que Kyle hizo como se le instruyó, Nate usó unas
largas correas de cuero para atar cada mano a la columna que
36 tocaba. Se tomó su tiempo con cada atadura, con cuidado para
no hacerla tan apretada que le cortara la circulación, pero lo
suficientemente ajustada como para que no pudiera levantar las
manos del pesado mármol.
—Tira de las restricciones. —Nate vio a Kyle probarlas—.
¿Cómo se siente? ¿Te gusta?
—No estoy seguro, señor —contestó Kyle, mirando a Nate,
la incertidumbre brillando clara en las profundidades azules de
sus ojos.
Nate asintió. Entendía, recordando la primera vez que
Sydney lo había restringido.
—Un buen dominante sabe qué se siente al estar en el
extremo receptor —le había dicho ella cuando ató su cuerpo.
Fue una lección que conocía bien y respetaba.
Dio la vuelta alrededor de Kyle una vez antes de parar
detrás de él.
Su mirada recorrió de arriba abajo la parte de atrás de
Kyle. Se humedeció los labios antes de caminar más cerca.
Levantando una mano, vio cómo temblaba ligeramente. Podía
sentir su corazón latiendo con fuerza y se preguntó si Kyle podía
oírlo también.
Tomando una respiración profunda, Nate se inclinó hacia
adelante y tocó a Kyle por primera vez. Su mano pasaba
suavemente por el omóplato de Kyle, pero en el momento del
contacto, sintió los músculos saltar. La piel de Kyle estaba
caliente, y ese calor se irradiaba por el brazo.
—Quiero que mantengas la cabeza erguida y mires hacia
adelante hasta que te diga lo contrario —dijo Nate suavemente,
tratando de mantener su voz firme.
—Sí, señor —se atragantó Kyle.
Preparándose, Nate puso su otra mano sobre la espalda de
37 Kyle antes de que lentamente se deslizara hacia arriba y abajo
de su espalda, sobre sus brazos y finalmente rozando cada
mejilla del culo. Nate se acercó para enfrentar a Kyle, sus manos
deslizándose sobre la piel antes de descansar sobre sus
hombros. Podía ver el problema que Kyle estaba teniendo para
mantener los ojos fijos al frente. Sabía que Kyle quería mirarlo y
esa reacción lo complacía.
Nate pasó los nudillos a través de una de las mejillas de
Kyle antes de deslizarse hacia abajo de su cuello. Kyle se
estremeció en respuesta. Se tomó su tiempo explorando el
pecho de Kyle y su estómago. Sabía que su apariencia externa
era de indiferencia, pero por dentro su cuerpo ardía. Luchó para
no apretar la mandíbula, un signo revelador de cómo Kyle lo
estaba afectando, sobre todo cuando veía lo dura que estaba la
polla de Kyle.
Nate rodeó la espalda detrás de Kyle, sus manos
continuando con su patrón de vagar.
Sus dedos rozaron suavemente sobre las nalgas de Kyle de
nuevo y se alegró de verlas tensarse en respuesta. Imágenes de
lo tenso que Kyle podía apretar el culo llenaban su mente. La
intensa visión le hizo dar un paso atrás, separando las manos
del cuerpo de Kyle para que pudiera mantener el control que,
por ahora, apenas estaba colgando de un hilo. Después de varias
respiraciones profundas, Nate se arriesgó a hablar.
—¿Te masturbaste este fin de semana, Kyle?
—No, señor.
—Buen chico. Pero ¿qué pasa con los sueños húmedos?
¿Has tenido alguno de esos? —Nate se acercó un paso,
manteniendo su cuerpo a una pulgada, pero sabía que Kyle
podía sentir el calor ardiente procedente de él.
—¿Húmedos...?
54
Capítulo Siete
El viernes no llegó lo suficientemente pronto para Nate. La
espera y la ansiedad crispaban sus nervios. Había estado
malhumorado e impaciente desde que dejó a Kyle el miércoles.
Había pensado que podría relajarse, sacarse los pensamientos
del otro hombre de su cabeza, pero a Nate le resultaba casi
imposible hacerlo. Estaba distraído y tenía problemas para
concentrarse en sus otros clientes. Por primera vez en su
carrera, tuvo problemas para darles toda su atención y, a
menudo redujo el tiempo para no arremeter contra ellos. Dejó
escapar un suspiro de alivio cuando llegó el golpe en su puerta,
pero tenía la sensación de que esta sesión, al igual que las otras
antes, no saldrían como estaba previsto.
69
Capítulo Ocho
—Creo que me voy a quedar esta noche, Travis. Estoy
cansado y realmente no me siento como para socializar —dijo
Kyle durante la cena. Esta noche había sido el turno de Travis
para cocinar. Trataban de comer juntos cuando podían. No eran
como muchos compañeros de piso, cada uno yendo en su propia
dirección. Les gustaba pasar juntos el tiempo, su relación era
más como hermanos que compañeros de piso.
—Kyle, lo prometiste. —Travis fijó su mirada en Kyle, su
famoso puchero en su lugar—. No vamos a salir hasta tarde.
Sólo un par de juegos de billar, eso es todo, luego podemos
volver a casa.
Kyle suspiró. Le había prometido a Travis que saldrían
70 esta noche, pero después de la intensa sesión de hoy con Nate lo
único que quería hacer era ir a la cama. Estaba física y
emocionalmente agotado. Miró a Travis, dispuesto a protestar,
pero la vista de los ojos de cachorro de su amigo lo hizo casi
imposible decir que no.
—Está bien. Sólo un par de partidas —dijo Kyle con un
suspiro. Travis sonrió en señal de victoria.
Después de terminar la cena se dirigieron a un club local.
La música esperaba y la pista de baile estaba llena, como era
habitual en un viernes por la noche. El dueño era un cliente de
Kyle y le permitía acceder a una mesa de billar abierta cuando
quisiera. Su mesa de siempre estaba en el segundo piso en la
esquina de atrás, lejos de la mayoría de los demás, pero se
posicionó de tal manera que pudieran ver hacia abajo, a la
mayor parte del club.
A mitad del primer juego encontró a Kyle inclinado sobre
la mesa apuntando su siguiente golpe cuando sintió las manos
frotando su culo y un cuerpo presionado contra él. Cálidos
labios tocaron su cuello, posando besos en su piel. Kyle sonrió,
cerró los ojos y se enderezó para recostarse en el cuerpo detrás
de él. Estaba sorprendido, pero no lo demostró en su expresión.
—Hey, Sydney —ronroneó Kyle, de alguna manera
haciéndose oír por encima de la música. Incluso con los otros
olores flotando en el aire, no había duda de su perfume.
—Hey, chico maravilla. —Hablaba con voz ronca en su
oído—. Espero que no te importe si nos unimos a tu pequeña
fiesta esta noche.
—Nunca me importa tenerte alrededor. —Se volvió y la
envolvió en sus brazos. Le dio un suave beso en la mejilla
afectuosamente.
71 —Perdón —interrumpió Travis, tirando de Sydney, de los
brazos de Kyle a los suyos—. Mi mujer, no la tuya. Ve a buscar
por tu cuenta. —Se volvió y le dio a su novia un apasionado
beso.
Kyle se echó a reír a sus amigos, sus travesuras siempre
divertidas. Luego, un movimiento llamó su atención. Se dio la
vuelta justo cuando las palabras de Sydney penetraron en su
cabeza. Ella había dicho “nosotros”. Sus ojos se encontraron con
los oscuros como el chocolate con motas de oro. Kyle se quedó
inmóvil, su aliento quedó atrapado en su garganta. ¡Qué
hermoso! era su único pensamiento contemplando al hombre
vestido con pantalones de color caqui y una camisa marrón
abotonada.
¿Qué demonios estaba haciendo aquí Nate? El estómago
de Kyle se encogió de pánico. Sí, Sydney se unía a él y a Travis
en ocasiones, pero Nate ciertamente nunca vino con ella.
Nate rara vez salía, de acuerdo con Sydney, y aun así, por
lo general, ella tenía que arrastrarlo. Entonces, ¿por qué
empezar ahora de todas las noches? ¿Y por qué aquí? ¿Fue por
eso que Travis estuvo tan insistente en salir esta noche?
Diablos, se ocuparía de Travis después. En el momento en que
tuviera que lidiar con estar en presencia de Nate en público.
—Um, bueno... Nate. —Las palabras de Kyle salieron a
trompicones. Casi había dicho “Señor”, pero rápidamente se
contuvo. No estaban en el Corazón del Ángel. Estaban en un
club, en público. Este no era el momento de Nate, sino el suyo
propio.
Los labios de Nate se movieron antes de que una sonrisa
los curvara en una exquisita delicia. Kyle sabía entonces que
había oído la leve vacilación en sus palabras.
—Hola, Kyle.
72 —Así que tú eres Nate. —Interrumpió Travis el concurso
de miradas entre los dos—. Estaba casi pensando que eras un
Snuffleupagus.2 —Sonrió y le tendió la mano—. Soy Travis. Me
alegro de conocerte por fin.
Nate volvió su atención a Travis y tomó la mano que le
ofrecía. Pero en lugar de dejarla ir después de la sacudida, atrajo
a Travis a su pecho. Eran cerca de la misma altura, así que fue
fácil para Nate mover sus labios cerca de la oreja de Travis. Kyle
miró, intrigado. Sabía que estaba en su propio elemento, Nate
era fuerte y seguro de sí mismo. Parecía que era el mismo en
público, confiado y despreocupado de la opinión pública. A Kyle
le gustaba eso, y le gustaba verlo bajo una nueva luz.
2
Snuffleupagus o Snuffy , es uno de los personajes en el programa de televisión educativa
para niños pequeños, Barrio Sésamo. Fue creado como un mamut lanudo, sin colmillos y
orejas (visible), y tiene una larga cola puntiaguda y espesa, similar en su forma a la de un
dinosaurio u otro reptil.
—Syd no me dijo que eras tan condenadamente sexy.
Mmm, diablos. —Nate inhaló el olor de Travis, luego miró
profundamente a sus ojos—. ¿Por qué no te deshaces de estos
dos, para que pueda tener mi malvado camino con este sexy
culo apretado? Te voy a mostrar cosas que nunca has soñado. El
placer de este mundo.
Kyle observó los ojos de Travis ampliarse en aturdimiento
y dio un paso atrás de Nate, tratando de liberar su mano.
Mientras que Kyle estaba tan sorprendido como Travis por las
acciones de Nate, Kyle encontró la reacción de su mejor amiga
divertida y tuvo que ocultar su sonrisa detrás de su mano.
Sydney se había dado la vuelta, pero vio que sus hombros
temblaban ligeramente mientras trataba de reprimir la risa.
Kyle miró a Nate y vio un destello de picardía en sus ojos.
—¡Kyle, idiota! —dijo Travis con fuerza mientras se volvía
hacia su amigo. Nate, Sydney y Kyle se echaron a reír. Pronto
73 Travis se sumó, aunque él fue la peor parte de la broma.
Kyle golpeó la espalda de Travis.
—Lo siento, hermano. No pude evitarlo. Le dije a Sydney
lo que dijiste la otra noche y me imagino que decidió decirle a
Nate.
—Está bien, hombre. Sólo recuerda que la venganza es una
perra. —Travis asintió mientras Kyle se echó a reír de nuevo.
—Realmente, Travis. Me alegro de conocerte por fin —dijo
Nate—. Y realmente eres un hombre bien parecido, así que no
dejes que Sydney te diga lo contrario. —Le dio un guiño a
Travis.
—Me gusta. —Travis miró a Sydney antes de volver a
Nate—. Vamos, te voy a invitar a una bebida.
El cuarteto jugó tres partidas juntos al billar. La inquietud
inicial entre Nate y Kyle se desvaneció al final del primer juego,
permitiendo a todos abrirse y pasar un buen rato. Kyle estaba
contento de que Travis le hubiera hablado de salir y pensó que
la noche estaba resultando bien.
Antes de que pudieran iniciar un nuevo juego, Nate dijo
que tenía que tomar un descanso y se dirigió hacia el baño. Kyle
creyó ver una leve vacilación, y no se perdió la mirada que Nate
le dio antes de marcharse.
—Yo también —dijo Kyle antes de seguir a Nate. No se dio
cuenta de la expresión satisfecha en las caras de Travis y
Sydney.
Kyle entró en el baño, buscando con la mirada. Nate
estaba de pie cerca del compartimento de atrás recostado contra
un muro como si esperara. Sin decir una palabra, Kyle se acercó
74 a él y acunó la cara de Nate en sus manos antes de tirar de él
hacia abajo para un beso tan deseado. Nate abrió la boca
voluntariamente, sus lenguas enredándose al instante juntas. El
gemido de Kyle mezclado con el de Nate cuando finalmente
cedió ante el deseo que había sentido desde que conoció al otro
hombre.
Kyle empujó a Nate atrás al compartimento más cercano y
cerró la puerta, sin romper el beso. Pasó las manos por el
cabello de Nate, sintiendo la suavidad entre sus dedos, por
primera vez. Presionó su cuerpo contra el de Nate, su polla
hinchándose y palpitando, presionando contra sus vaqueros,
anhelante, pero no hizo caso de la molestia. Toda su atención
estaba centrada en el hombre apretado contra él.
Podía sentir que la ingle de Nate se había endurecido en
respuesta a sus caricias, la idea envió emocionantes escalofríos
por su espina dorsal. La lujuria que lo había llenado desde que
conoció a Nate amenazó con explotar, conduciéndolo a actuar
sobre sus impulsos.
Se molía en Nate, su emoción subiendo cuando su
movimiento se encontró con un gemido como respuesta. En ese
momento, Kyle supo que no saldría de la habitación sin haber
cumplido parte de su deseo.
Con esfuerzo, Kyle se soltó de los muy adictivos labios de
Nate y dejó que su boca se deslizara a su oreja y luego,
lentamente, viajó por el cuello, saboreando la mayor cantidad
de piel de Nate como fuera posible. Sus manos trabajaban en
desabotonar la camisa de Nate, luchando contra el impulso de
arrancarla de su cuerpo. Estaba desesperado por sentir la piel
de Nate bajo sus manos. Sentir su calor y finalmente tocar la
piel que lo había estado torturado durante las últimas dos
semanas.
Su boca bajó por encima de los hombros de Nate, sus
manos quitando la camisa. Su única preocupación era sus labios
que se movían, la piel que tocaba, y la respuesta que recibió de
75 Nate. Kyle se movió más abajo, hasta que capturó uno de los
pezones expuestos de Nate entre sus dientes y le dio un tirón.
—Kyle. —Nate gimió suavemente. Tenía la cabeza echada
hacia atrás, los ojos cerrados, y sus dedos se habían enterrado
en el cabello de Kyle. El sonido era profundo y lleno de deseo.
Kyle se preguntó cuánto tiempo había pasado desde que alguien
había tocado a Nate de esta manera. Con este deseo y anhelo.
¿Cuándo fue la última vez que a Nate lo había tocado alguien
porque lo deseaba, a Nate Jacobs? No alguien que quisiera a un
Dominante, sino alguien que quería al hombre que sentía dolor,
lujuria y soledad como todos los demás.
Kyle se tomó su tiempo para acariciar, besar y explorar el
pecho y el estómago de Nate. Sintió las manos de Nate
deslizarse desde su pelo para explorar sus hombros y cualquier
otro lugar que pudiera alcanzar. Kyle se arrodilló, su entorno
desvaneciéndose, ajeno a cualquier ida o venida fuera del
compartimento.
Todo lo que podía ver y sentir era a Nate. El único sonido
que oyó fue su propio latido del corazón y los sonidos suaves
escapando de los labios de Nate.
—Kyle... —La voz de Nate tembló cuando Kyle rozó sus
labios sobre su ombligo; sus dedos habían hecho un trabajo
rápido en el cinturón de Nate y pantalones, y estaba tratando de
empujarlos hacia abajo—. Kyle, no deberíamos —Nate intentó
de nuevo, sus manos yendo a los hombros de Kyle para
empujarlo.
Kyle se levantó de sus rodillas sin decir palabra y capturó
los labios de Nate de nuevo. El beso fue profundo y sin
restricciones. Besó a Nate hasta que ambos estaban sin aliento.
—No estamos en tu habitación, Nate. —Kyle enfatizó el
nombre de Nate—. No soy tu cliente en estos momentos. Soy un
hombre que está muy atraído por ti y trata de darte placer. Así
76 que cierra la jodida boca antes de que me vea obligado a meter
algo en ella.
Kyle vio la sorpresa de Nate por su agresividad, pero la
mostró sólo un momento mientras una sonrisa se formó
lentamente en sus labios.
—¿Lo prometes?
La ceja de Kyle se levantó y gimió al oír el sonido de la
burla en la voz de Nate. No respondió, pero se arrodilló como
antes. Empujó los pantalones de Nate por sus muslos y manejó
la endurecida polla y las apretadas pelotas. Kyle se humedeció
los labios y rodó los ojos arriba para ver la reacción de Nate,
sólo para encontrar los ojos del hombre cada vez más oscuros,
mientras que las vetas de oro parecían resplandecer más
brillantes. Tanteando, Kyle lamió la punta con su lengua,
consiguiendo su primer sabor de Nate.
Gruñó de placer sólo un momento antes de tomar la polla
de Nate completamente en su boca.
Kyle sintió el estremecimiento ir a través del cuerpo de
Nate y oyó su jadeo. El corazón de Kyle latía con anticipación al
sentir el cuerpo de Nate responderle. Cerrando los ojos, Kyle
dejó que su lengua lamiera el grosor en el interior de su boca.
Dejó que su succión variara, continuó la provocación, y dejó que
su boca pusiera a Nate absolutamente salvaje. Utilizó una mano
para agarrar las pelotas de Nate, dándoles un suave tirón, que
fue respondido por un sonido que era un cruce entre un gruñido
y un gemido. Ese sonido era estimulante, y alentó a Kyle a
relajar su garganta y absorber más de Nate.
Pronto Nate estaba empujando sus caderas al ritmo de
Kyle, empujando su polla hasta la garganta de Kyle tanto como
era posible. Kyle no se quejó, y sólo se abrió más hasta que la
liberación de Nate se deslizó suavemente por la garganta. Se
aseguró de limpiar hasta la última gota de Nate antes de
liberarlo.
77 Kyle se levantó, pero antes de que cualquiera pudiera
pronunciar una palabra, Nate le atrajo para un beso. Sus manos
se deslizaron por el cuerpo de Kyle y rozó la polla de Kyle antes
de palmear la longitud endurecida. Kyle gimió de deseo, su
deseo ardiente como un volcán. Las manos de Nate
serpenteaban alrededor de su cintura y agarró su culo, tirando
de él más cerca. Kyle gimió con fuerza cuando el tapón se
desplazó casi violentamente en su culo. No dolió, pero lo
empujó hacia el borde del orgasmo.
—Mierda —maldijo Nate, liberando su agarre.
Kyle suspiró y empujó más allá entre el dolor y la
frustración.
—Está bien. No había manera de saber que te vería de
nuevo. Y, por supuesto, tengo reglas que acatar. —Trató de
asegurar a Nate, su mano acariciando suavemente la mejilla del
otro hombre. Ignoró las molestias. Estaba tan excitado, pero
ahora no era el momento para cuidar de sus necesidades. Esto
había sido sobre Nate. El querer tocarlo, probarlo—. Estaré
bien. Creo que es mejor regresar antes de que Sydney envíe a
Travis aquí en nuestra búsqueda.
Nate miró a Kyle, todavía inmóvil. Kyle le dirigió una
sonrisa y se alejó. Le entregó a Nate su camisa que de alguna
manera habían logrado enganchar en la puerta en lugar del
suelo. Esto hizo que Nate se moviera y se arreglara la ropa. Una
vez que se puso todo de nuevo, siguió a Kyle fuera del
compartimento. Kyle estaba un poco sorprendido de que no
hubieran tenido ninguna interrupción.
—Si conozco a Sydney, ella y Travis son cosa del pasado —
dijo Nate en voz suave.
Kyle no lo creía, pero cuando volvieron a su mesa de billar
a los dos no se les encontraba en ninguna parte. Después de una
breve búsqueda a través del club, salieron a la calle y
78 descubrieron que el coche de Kyle había desaparecido.
—No puedo creer esto —murmuró Kyle, mirando
alrededor de la plaza de estacionamiento, pasando una mano
por su pelo.
—Te lo dije. Ahora, te llevaré a casa —ofreció Nate,
abriendo el camino a su camioneta con una sonrisa.
Capítulo Nueve
El viaje a casa de Kyle fue tranquilo, pero no incómodo.
Nate se sentía a gusto, más relajado de lo que recordaba estar en
mucho tiempo. Ya no sentía el nerviosismo que había tenido
cuando vio por primera vez esta noche a Kyle. Se había
sorprendido cuando Sydney lo había llevado a la segunda planta
del club para unirse a Travis... y Kyle. Nate había mantenido la
calma, sin mostrar su asombro. Y una vez que los cuatro habían
terminado su primer juego, se sintió a gusto flirteando con Kyle,
la escalada de la tensión sexual ya elevada.
Hubo un cambio entre ellos. Cuando Nate miró a Kyle, las
farolas que pasaban iluminaban su hermoso rostro, podía sentir
que su relación había cambiado. Se preguntaba cómo podía
79 volver a las cosas cuando llegara el lunes. Después de ver que
Kyle no tenía miedo de tomar el control, no siendo tanto un
sumiso, ¿cómo podría volver a ser completamente dominante
cuando las imágenes de Kyle tomando el control invadían su
cabeza?
Acercándose al edificio de Kyle, Nate no vio ni rastro de su
coche y las luces del apartamento estaban apagadas. Era
evidente que no había nadie en casa todavía. Estuvieron
sentados en la camioneta durante unos minutos, sin hablar,
Nate realmente no queriendo separarse por el momento. Estaba
disfrutando de estar en la presencia de Kyle, llegando a
conocerlo sin las restricciones de las reglas por las que
normalmente vivía.
—¿Te gustaría subir? —la voz de Kyle distrajo a Nate de
sus pensamientos.
Sacudió lentamente la cabeza.
—Realmente no debería hacerlo.
—Oh, está bien. —Decepción sonaba claramente en su voz
cuando apartó la cabeza de Nate—. Gracias por el paseo. —Kyle
se movió para salir de la camioneta cuando Nate lo agarró del
brazo, deteniéndolo y remachando su atención.
—No es que no quiera... porque realmente lo hago de la
peor manera —dijo, mirando a los ojos de Kyle. Esperaba que su
sinceridad fuera evidente—. Es sólo que... —Hizo una pausa,
cuidando sus palabras. —Quiero estar contigo, Kyle, pero quiero
que nuestro tiempo juntos sea sin restricciones.
Nate esperaba que Kyle lo entendiera. En realidad no sabía
otra manera de decirlo. Kyle seguía siendo su cliente y le había
dado reglas estrictas en cuanto a la estimulación sexual. Subir al
apartamento de Kyle arrojaría la tentación en sus rostros. Nate
quería a Kyle. Pero sin los juguetes y sin los juegos que jugaba
con sus clientes. Quería que su unión fuera pura, sin
impedimento de ninguna manera. Quería ver si era él quien
80 podía dar a Kyle pura felicidad, sin ser el Maestro.
Kyle se inclinó hacia Nate y lo besó. Fue un beso lento y
suave, comunicando su comprensión y mezclado con el deseo.
—Buenas noches, Nate. Me divertí mucho —dijo Kyle
suavemente sobre sus labios.
—Yo también. —Sonrió cuando Kyle se alejó y se bajó de la
camioneta, la mano de Nate a regañadientes se soltó.
Kyle vio marcharse a Nate antes de girar y entrar a su
edificio de apartamentos. Con las piernas temblorosas, subió las
escaleras a su apartamento. Su mente se dirigió a los
acontecimientos antes de la noche. Todavía no podía creer lo
agresivo que había sido con Nate. Pero entonces, cada vez que
estaba cerca de Nate, Kyle se sentía atraído por él, obligado a
darle tanto placer como sabía que recibiría.
Kyle entró en su apartamento y sin encender las luces, y se
sentó en el sofá.
Un poco de luz se filtraba de las farolas, creando sombras a
lo largo de las paredes. Se echó hacia atrás y suspiró. Su mente
estaba corriendo mientras los acontecimientos del día se
repetían. Su sesión con Nate había sido intensamente erótica.
Mirar a Nate acariciarse a sí mismo, deseando que fuera su
propia mano, le había vuelto loco de deseo. Esa poderosa
emoción se había quedado con él y se había desatado cuando se
encontró a solas con Nate en el baño del club, muy fuera del
dominio de Nate.
Kyle se había sentido obligado a tocar a Nate, besarlo, y
hacer las cosas que había estado frecuentando en sus sueños
desde que se conocieron. Ni siquiera en todo el tiempo que
había pasado con Steve se sintió de esta manera, tan fuera de
control y desesperado de alguien. Su cuerpo aún le dolía por la
liberación, claramente sintiendo el tapón más profundo en su
culo y el anillo sujetando su pezón. Sólo pensar en Nate hizo a
81 su polla hincharse, el hambre corroyendo sus entrañas.
La expresión en el rostro de Nate mientras se dedicaba a él
mismo, parpadeaba en su mente. La imagen estaba grabada en
su cerebro, y anhelaba ser la causa de esa mirada muchas veces
más en el futuro.
No sabía cuánto tiempo se sentó ahí viendo las sombras,
sus pensamientos dirigiéndose salvajes, pero el sonido de la
puerta delantera cerrándose lo trajo de vuelta a la realidad.
—Debería darte una paliza por sacar ese truco —dijo Kyle,
sin levantar la vista.
Travis estaba detrás del sofá y miró hacia abajo.
—Fue idea de Sydney —dijo, tratando de echar la culpa a
su novia.
Kyle miró hacia arriba y en la oscuridad pudo ver la figura
en sombras de Travis.
—¿Y un hombre fuerte como tú deja que una chica lo
arrastre fuera del club pateando y gritando? —levantó una ceja
cuestionando, aunque sabía que Travis no podía verlo.
Travis se encogió de hombros.
—Yo no dije que pensaba que fuera una mala idea.
Entonces, ¿cómo te fue? ¿Nate y tú consiguieron un poco de
tiempo para... bueno, llegar a conocerse mejor?
Kyle se levantó y respondió con un gruñido mientras se
dirigía a su habitación.
—Te dije que la venganza es una perra. —Travis se reía
justo antes de que Kyle golpeara su puerta.
—Ya veo eso —dijo Kyle en voz baja mientras se
desplomaba en su cama, con la esperanza de que el sueño
vendría rápidamente.
82 Nate finalmente estaba quedándose dormido cuando oyó
que la puerta de su apartamento se abría y cerraba. Se sintió
despreocupado cuando pasos familiares sonaban por el suelo de
su habitación. Las mantas se levantaron y sintió el calor de un
cuerpo contra el suyo. Se volvió y recogió el cuerpo en sus
brazos, abrazándola como si fuera una preciada posesión.
—Debería echarte de mi cama y de mi habitación ahora
mismo. Si tuviera dos dedos de frente, te echaría de mi vida. Tú
y Travis no tenían ningún derecho a hacer lo que hicieron. Ya
sabes que no me gusta que me engañen o me tiendan una
trampa
Sydney se acurrucó más profundamente en el cálido
abrazo de Nate. Sintió el algodón de su camiseta frotar contra su
piel. Si tuviera que adivinar, probablemente era su camiseta
favorita de Metallica que había pertenecido a Travis.
—Lo sé, pero alguien tenía que comenzar las cosas entre
ustedes dos. Ninguno de los dos tenía las agallas para hacerlo;
además, los estaba llevando lentamente a la locura a ambos. —
Sintió su cabeza levantarse... —¿Todavía me quieres, verdad?
Nate oyó el puchero en su voz y sonrió en su pelo después
de empujar hacia atrás la cabeza contra su pecho. Sabía que
nunca podría estar enojado con ella por mucho tiempo. Era su
mejor amiga. Le había proporcionado el apoyo de la amistad y el
amor a través de los tiempos, buenos y los malos. Ella había
sido su ancla durante tanto tiempo.
—Todavía te amo, Syd. No hagas eso otra vez.
—No lo haré después de esta noche —dijo con una voz
empapada de sueño.
—Tú y Travis ¿Están bien? —preguntó, deslizando sus
dedos por el pelo. Había estado realmente sorprendido cuando
83 ella vino a él. Había esperado una llamada de despertar
temprano con un montón de preguntas acerca de lo que pasó
entre él y Kyle.
84
Capítulo Diez
Nate pasó un fin de semana agitado tratando de corregir
exámenes y trabajar en su último proyecto. Era incapaz de
concentrarse y con frecuencia se distraía. No podía creer
cuántas veces había recogido el receptor con toda la intención
de marcar el número de Kyle, sólo para reemplazarlo en la base
y alejarse. No podía olvidar la forma en que Kyle lo había
tocado, la sensación de sus labios sobre su piel, o la forma en
que Kyle se sintió en sus brazos.
Esto estaba completamente fuera de su alcance.
Fácilmente podría seducir a un hombre o una mujer a
hacer su voluntad; había tenido años para perfeccionar eso.
Pero Kyle era más que un cliente. Kyle, se enteró por Sydney, se
85 acercó a él por curiosidad, por su propia voluntad. El
descubrimiento de que Kyle tenía más carácter dominante de lo
que originalmente había pensado, era intrigante. Nate estaba
impresionado con la fuerza de Kyle, por permitir a alguien que
lo dominara por completo durante la duración de sus sesiones y
todavía siguiera todas las normas establecidas por él. Esos que
eran verdaderamente sumisos, raramente exponían el dominio
que Kyle había mostrado en el club, lo cual sólo atrajo a Nate
más.
El lunes por la mañana amaneció como otros lunes ajenos
antes, pero el día parecía durar más tiempo de lo habitual. Cada
hora se alargaba interminablemente. Cuando la última cita del
día se acercaba, Nate sintió que se le agitaba el estómago,
rebelándose contra la comida que había logrado tragar antes.
Un golpe en la puerta hizo que su estómago se revolviera y
apretara. Tomó una respiración profunda para resolver sus
nervios. Dejó que Kyle entrara y cerró la puerta detrás de él.
—Buenas noches, Kyle —dijo él, su mirada hambrienta
devorando al otro hombre.
Kyle frunció los labios antes de hablar.
—Hola, Señor.
Nate estaba teniendo problemas para evitar que sus
pensamientos revivieran la mamada que Kyle le había dado la
noche del viernes. Estaba claro que Kyle se sentía igual de
incómodo por la forma en que su mirada vagaba por la
habitación, sin mirar a Nate.
Dio un paso hacia Kyle, luego se detuvo. Se moría por
tener a Kyle en sus brazos y besarlo. Dio un paso atrás de nuevo
y luchó contra frotar las manos sobre sus brazos como si tuviera
frío. Por primera vez en años, Nate no estaba seguro. Tomando
una respiración profunda, reunió lo que pudo de su control.
97
Epílogo
Un año más tarde...
Nate se quedó mirando la pantalla en blanco del
ordenador y suspiró. Odiaba el bloqueo del escritor. Era
frustrante para él cuando su fecha límite se acercaba. Miró el
reloj y sonrió. Diez minutos más y Kyle estaría en casa y
entonces tendrían una cena con Travis y Sydney a última hora
de la tarde. Su mirada cambió desde el reloj a la ventana. Sus
pensamientos no estaban en la hermosa vista, sin embargo, sino
sobre todo lo que había sucedido el año pasado.
Sydney y él trasladaron el Corazón del Ángel a la nueva
casa dentro de los cinco meses desde que la compró. El negocio
había prosperado desde la mudanza. Trasladar el Corazón del
98 Ángel fuera de los límites de la ciudad parecía haber
incrementado más el negocio. Nate especulaba porque a sus
clientes les resultaba más privado y, por lo tanto, se sentían más
cómodos con la nueva atmósfera.
Sydney encontró a un chico de diecinueve años de edad,
para sustituir a Nate. Le gustaba el chico, el joven le recordaba a
cómo era él cuando Sydney lo había encontrado. El chico era un
aprendiz rápido, teniendo tan sólo seis meses para entrenarse
completamente, y lo estaba haciendo muy bien por su cuenta.
Acababa también de liberar a una joven del entrenamiento para
estar sola con los clientes, dando al Corazón del Ángel un
cuadro completo de empleados.
Travis continuó con su carrera artística en auge. Él y
Sydney se habían casado en una pequeña e íntima ceremonia un
mes antes de que el guapo David Nathaniel Colburn naciera.
Tenía ahora tres meses de edad y sus dos tíos lo echaban a
perder.
Kyle se había quejado de que Nate tuviera un niño que
llevara su nombre, por lo que Sydney prometió que el próximo
niño tendría su nombre. Nate sintió lástima por si el niño fuera
una niña, pero conociendo a Sydney y su creatividad, sabía que
ella se las arreglaría para hacer feliz a Kyle.
Sydney tenía una gran alegría por ser madre. Sólo se
ocupaba de los aspectos financieros que iban con la dirección
del Corazón del Ángel, dejando el manejo y el resto del trabajo
en las capaces manos de Nate. Le encantaba verla tan feliz y
crecida en eso. Por supuesto, ser esposa y madre todavía no la
detuvo de irrumpir en la vida de Nate y Kyle cuando quería,
jugando a la gallina protectora y madre de los dos.
De hecho, parecía aún más decidida a inmiscuirse en la
vida de Nate y asegurarse de que todo estaba funcionando bien.
Como si dirigir un negocio y familia no fuera suficiente para
ella. Pero era de Sydney de la que estaban hablando. Nació
99 Dominante y siempre sería Dominante. Simplemente no estaba
en su naturaleza ser una de esas mamás que se quedan en casa
cocinando galletas todo el día. Nate realmente sentía lástima
por el pequeño David, cuando entrara en la escuela primaria.
Sydney probablemente se haría cargo ahí y de algún modo
encontraría una manera de hacerse cargo de la PTA. 3
Kyle rápidamente superó su modestia inicial, haciendo de
las intrusiones de Sydney un hecho sin incidentes. A veces,
incluso cerrando la puerta con llave y colocando la alarma de
seguridad para asegurarse de que Sydney no les hiciera una
visita cada vez que sentía la necesidad. Pero Nate no lo querría
de ninguna otra manera.
Kyle. El amor de su vida. El hombre que curó sus heridas.
El hombre del que se enamoró en el momento en que puso los
ojos en él. Eran felices juntos. Le encantaba estar con Kyle y
atesoraba todos los días que pasaban juntos.
3
PTA, Asociación de padres y profesores
Su relación con Kyle había crecido a pasos agigantados en
el último año. Sus sentimientos hacia su amante iban
aumentando cada día. Nate no podía imaginar su vida sin él. Ni
siquiera sabía cómo existió durante todos esos años sin él.
Kyle y él todavía se divertían con los papeles de
maestro/sub, pero era sólo eso. Actuación. Algo para no caer en
los baches a los que muchas parejas se enfrentaban. También
les dio espacio para experimentar nuevas aventuras juntos. El
papel de Nate como Dominante había desempeñado uno
importante en juntarlos a los dos, pero no era el centro de su
vida. Se respetaban mutuamente como iguales y habían
encontrado juntos un hogar feliz, llenando los vacíos que una
vez los atormentó.
El día de la mudanza, Kyle admitió estar feliz de que Nate
no tuviera que ver a los clientes. Nate se había divertido al ver
que Kyle estaba celoso cada vez que tenía que trabajar con los
100 clientes, que se mantuviera celoso hasta que Nate pudiera
transmitírselos a los demás empleados. Entendía los celos de
Kyle, sin embargo, y se alegró de transferir el servicio a otra
persona.
Sydney construyó un gimnasio de buen tamaño en la casa
principal, de modo que Kyle podía ahora dirigir su negocio
desde ahí en vez de tener que conducir a la ciudad. También
proporcionó clientes al Corazón del Ángel con la oportunidad de
matricularse para el uso y servicio de Kyle. El gimnasio estaba
abierto desde hace un mes ya e iba muy bien. Sus clientes
habituales voluntariamente conducían fuera para sus sesiones,
disfrutando del marco campestre. Algunos habían empezado
incluso a correr en la pista al aire libre que habían instalado.
Nate oyó la puerta delantera abrirse y cerrarse. Oyó pasos
familiares que se acercaban a su oficina y luego sintió fuertes
brazos envolviéndose alrededor de él cuando la esencia de Kyle
inflamó sus sentidos.
—Hola, precioso. ¿Conseguiste hacer algo?
Nate se apoyó de nuevo en el abrazo.
—No mucho. Sigo teniendo problemas.
—Hmmm. Creo que tengo la solución perfecta.
La ceja de Nate se alzó.
—¿En serio?
—Un poco de tiempo en la cama asegurando mi placer
despejará cualquier bloqueo —dijo Kyle, su voz baja y ronca.
Nate se rió y negó con la cabeza.
—Dices eso de casi todas las dolencias. —Pero ya estaba
apagando el ordenador.
Kyle liberó a Nate y esperó a su amante.
101 —El sexo alucinante cura todas las enfermedades.
Nate se levantó y se acercó a Kyle. Sus manos levantaron la
camisa de Kyle, pero se detuvo a medio camino, la camisa
manteniendo los brazos de Kyle levantados y atrapados en la
camisa. Nate la sostenía con una mano mientras la otra se
agachó hasta la ingle de Kyle.
—Veamos qué de cierto hay en eso.
Kyle gimió cuando Nate utilizó sus dientes para tirar del
anillo del pezón que perforaba su pezón derecho.
—Tengo una sorpresa para ti —dijo Nate, besando el pecho
de Kyle y el cuello, y luego terminó de quitar la camisa de Kyle.
—¿En serio? Me gustan tus sorpresas. —Sonrió Kyle.
Nate sacó una correa de cuero del bolsillo y se la mostró a
Kyle.
—Eso es...
Los labios de Nate se curvaron en una sonrisa maliciosa.
—Un anillo de pene. Pensé que teníamos tiempo para
jugar antes de la cena.
—¿Encontraste el látigo? —las palabras de Kyle salieron
sin aliento mientras miraba el pequeño pedazo de cuero.
—Está colocado en la cama, limpio y listo para usar.
—He sido malo hoy, Señor. —Kyle dijo las palabras
suavemente mientras sus labios rozaron los labios de Nate.
—¿Qué tan malo?
Fin
Acerca de la Autora
Marty Rayne… Cuando no estoy siendo esposa, madre y
abuela, estoy creando mundos apasionantes de fantasía.
Empujando los límites y experimentando con nuevos ángulos y
mundos.
Los libros han sido mi primer amor desde que puedo
recordar. Me encanta perderme en nuevos y emocionantes
mundos. Los personajes me reclaman, aunque sea por poco
tiempo. Escribir de forma natural sólo vino después, pero nunca
103 me lo tomé en serio hasta hace pocos años, cuando tuve acceso a
internet. Con el apoyo y la ayuda de un gran amigo, decidí
incursionar en el campo de la escritura.
Vivo en Florida y disfruto del tiempo en la playa. De
acuerdo, no tanto el agua. No estoy loca por los tiburones, pero
me encanta ver las olas balancearse y la sensación de la arena
entre los dedos de mis pies. También disfruto de paseos en
moto con mi marido y aprender karate con mis niños.
http://www.martyrayne.com
Coordinación del proyecto
Cinty
Traducción
104
Paqui
Corrección/Revisión
Visionepica
Limpieza de Portada
Clau
¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de todas estas historias!