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Serie
El Amor del Maestro

Libro 1
2
El Amor del Maestro

Marty Rayne
Este libro fue traducido por el blog
BRAD PACK C para libre lectura solo te
pedimos que no cambies nada de él.
3 Nuestro staff realizó mucho esfuerzo
para que puedas leerlo.
Este libro es de contenido homoerótico,
es decir tiene escenas de sexo explícito, si
te molesta el tema no lo leas, y si eres
débil de corazón no sería recomendable.

¡¡Esperamos que lo disfrutes!!


Dedicatoria

A mi esposo por su eterno amor y apoyo y para mi


maravillosa editora, Lynne, por su aliento e infinita paciencia.

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Resumen
Nate Jacobs tiene salud, un techo sobre su cabeza, comida
en su estómago, y una mejor amiga para mantenerlo con los
pies en la tierra.
¿Qué más necesita un dominante? Eso es lo que siempre
pensó hasta que Kyle Turner llamó a su puerta. En pleno bajón
desde su última ruptura, Kyle Turner decide probar algo
diferente.

5 El Corazón del Ángel. Una Casa de Dominantes. Kyle no


tiene ni idea de qué esperar, pero definitivamente consigue más
de lo que esperaba cuando se pone a merced de Nate.
Literalmente. Una irresistible atracción sumerge a Kyle
cada vez más profundamente en el mundo de la dominación y
sumisión de Nate.
Pero a fin de encontrar el amor, el maestro tendrá que
rendirse y dejar que el amor de su sumiso lo domine.
Capítulo Uno
—¿Qué demonios estoy haciendo? —susurró Kyle para sus
adentros. Tenía que estar loco para venir a un lugar como este,
haciendo algo tan fuera de sí, tan diferente a él. Pero cuando
supo qué clase de negocio dirigía Sydney, había estado
irremediablemente intrigado... preguntándose si realmente lo
ayudaría.

Kyle se enderezó y miró su reloj. Sydney le había dicho que


Nate no toleraba retrasos. Tomando una última respiración
profunda, finalmente levantó su mano y golpeó la puerta.
Parecía que había pasado una eternidad, pero sólo unos
segundos más tarde se abrió la puerta. El aliento de Kyle se
desvaneció al contemplar el espectáculo que tenía delante.
6 Apretando su mandíbula cerrada para evitar babear, la
mirada de Kyle se dio un festín sobre el hombre que había
abierto la puerta. No sabía qué esperar, pero definitivamente no
era un dios de hombre. Sydney sólo le había dicho que él y Nate
eran de la misma edad y que Nate era bien parecido. Sin hablar
de condenados eufemismos. Ella no le había contado que sería
el hombre más hermoso en el que Kyle había puesto alguna vez
los ojos.
El hombre llevaba botas negras y un par de ajustados
pantalones de cuero negro que abrazaban su entrepierna.
Estaba sin camisa, dando a Kyle una completa vista del pecho y
los brazos musculosos, que sus manos de repente se morían de
ganas de tocar. Kyle siguió la línea de su largo cuello hacia
arriba a un conjunto de sensuales labios y ojos igualmente
sorprendentes que hicieron temblar sus rodillas. Su tono era de
chocolate salpicado de oro fundido y rodeado de espesas y
oscuras pestañas que hacían juego con el pelo oscuro que
adornaba la parte superior de su cabeza.
Era más largo que el suyo, la longitud se recostaba encima
de las orejas y acariciaba su cuello mientras que los extremos
subían un poco, el frente cayendo justo debajo de las cejas.
La apariencia de Nate era un contraste total con la de Kyle,
cuyo cabello rubio oscuro estaba veteado de blanco, blanqueado
por el sol, sus ojos azul profundo como el océano. Nate estaba
de pie en unos buenos diez centímetros más alto que Kyle, y su
aspecto de motorista contemporáneo se enfrentó con los
simples pantalones vaqueros de Kyle y la camisa a cuadros con
botones.
Nate se movió a un lado y abrió más la puerta para que
Kyle pudiera entrar en la habitación. Tomando unos pasos,
agradeciendo a sus piernas que aún tuvieran la fuerza suficiente
para llevarlo, Kyle ocultó su nerviosismo mediante la inspección
a su alrededor.

7 La habitación era masculina. El robusto mobiliario era de


madera oscura; la decoración elegante y severa. La cama con
dosel estaba cubierta por una colcha verde cazador. Las
persianas estaban echadas sobre la única ventana. Una sola
silla, tapizada en azul marino y verde oscuro, colocada en un
ángulo tal, que su ocupante podía ver la puerta y la ventana. A lo
largo de varios lugares en las paredes había ganchos de metal en
lugar de los cuadros que adornaban generalmente una
habitación.
La mirada de Kyle se extendió rápidamente por el techo y
el suelo y vio varios ganchos más como los atornillados en las
paredes. La alfombra azul oscuro era lujosa bajo sus pies. Había
otras diversas piezas de mobiliario en la habitación, pero su
observación fue interrumpida cuando Nate empezó a rodearlo.
Kyle casi podía sentir los ojos de Nate vagando por su cuerpo,
evaluándole.
—¿Cuál es tu nombre? —la voz baja y suave hizo temblar a
Kyle.
—Kyle —dijo de repente con ganas de escuchar esa voz
diciendo su nombre.
—Kyle —repitió Nate mientras se acomodaba en la silla
junto a la ventana—. Te queda bien. —Nate continuó mirándolo.
Kyle tomó nota de que el otro hombre no se molestó en
presentarse.
Kyle miró a Nate y asintió. No se atrevía a decir el nombre
de Nate. Parecía prohibido en esta sala.
—¿Por qué estás aquí, Kyle?
Otro escalofrío recorrió la espalda de Kyle con el sonido de
su nombre. El tono era suave y cerca de la adoración, pero sabía
mejor. La tarea de este hombre era hacer que sus clientes se
sintieran bien consigo mismos, sentirse necesitados, para sentir
lo que esa persona en particular quería sentir. Sydney había
sido muy clara sobre lo que hacían aquí en el Corazón del Ángel.
8
Kyle estudió la relajada postura de Nate y deseo poder
estar tan cómodo. Nate estaba sentado en la silla, con un tobillo
apoyado sobre la rodilla opuesta, con los dedos entrelazados
sobre su regazo. Parecía casi desinteresado, pero Kyle podía
distinguir un destello en los ojos de Nate que contradecía su
apariencia distante.
—No estoy realmente seguro —respondió Kyle con la
verdad—. Espero que usted me pueda ayudar. Tengo curiosidad
acerca de la relación entre dominantes y sumisos. Me pregunto
si soy un sumiso. —Tuvo cuidado de no hablar de Sydney. No
quería que Nate pensara que quería un tratamiento especial.
—¿Por qué crees eso? ¿Crees que tengo algún tipo de
magia que pueda tomar tu decisión? —preguntó Nate,
levantando una ceja en lo que parecía ser diversión.
—No. —Kyle negó con la cabeza—. Hay algo mal en mi
vida. Quiero explorar nuevos caminos que otros pueden no estar
dispuestos a intentar. Necesito a alguien que pueda evaluar si
en realidad soy un sumiso, averiguar si eso es lo que estoy
buscando. Estoy esperando que... bueno, que me ayude con esta
exploración. —La voz de Kyle era suave y su cara estaba caliente
con un rubor en aumento, pero no podía apartar la mirada de
Nate—. El Corazón del Ángel es de confianza, y estoy dispuesto
a confiar en esa reputación.
—Dime, Kyle… —Hizo una pausa. Kyle sintió un
hormigueo a lo largo de sus nervios cada vez que Nate decía su
nombre—. ¿Eres abiertamente gay?
—Si está preguntando si los demás saben que soy gay,
entonces sí. Mi familia y amigos saben de mi preferencia sexual.
Pero no soy de los que van por ahí haciendo alarde de eso y
diciéndoselo a todos los que conozco.
9
—¿Alguna vez has estado con una mujer?
—Sí.

—¿Alguna vez estarías con una de nuevo si encuentras que


te atrae? —Nate levantó una mano y dejó que su dedo tocara la
barbilla.
—No estoy seguro. Depende de lo que sintiera por ella.
Pero prefiero a los hombres ya que los encuentro mucho más
atractivos —admitió Kyle. Estaba empezando a sentirse
incómodo con las preguntas. No tenía problemas con su
orientación sexual o lo que la gente pensara de eso. ¿Qué tenían
que ver sus respuestas con el por qué estaba ahí?
—¿Con cuántas mujeres has estado?
Kyle cambió de postura, considerándolo.
—Siete.
—¿Tuviste un orgasmo con ellas?
Kyle casi se atragantó con su saliva mientras intentaba
tragar. Diablos, nada de baños de azúcar o sutilezas aquí. Nate,
sin embargo, no mostró ningún signo de vergüenza, su cuerpo
todavía tan relajado como cuando se sentó.
—A veces —respondió él, recuperándose. Pensó en mentir
a Nate, inventar algunas cosas en el camino, pero por alguna
razón no podía mentir. Algo más profundo lo obligó a ser
honesto.
—¿Qué pasa cuando estás con los hombres? ¿Te corres?
—Sí. —Las cejas de Kyle se juntaron. No había estado del
todo seguro de qué esperar, pero no era esto.
—¿Cada vez?
—Um, bueno, sí —respondió Kyle y vio a Nate asentir
10 como en aprobación—. ¿Puedo preguntar a dónde llevan todas
estas preguntas tan personales?
—Me llevan a ayudarte con lo que buscas. —El tono de
Nate era materia de hecho, como si la respuesta fuera obvia. Se
levantó de la silla y se acercó a Kyle—. ¿Siempre vistes así?
Kyle miró su ropa. ¿Qué pasaba con la camisa, vaqueros
desteñidos y botas de vaquero que llevaba? Eran cómodas, y
estaba a favor de la comodidad y el sentido práctico sobre la
moda. Su ropa de trabajo de pantalones cortos y una camiseta
eran cómodas también, pero cuando no estaba trabajando le
gustaban sus pantalones vaqueros.
—Básicamente.
Nate no dijo nada, pero extendió la mano y tocó los
botones de la camisa de Kyle. Con manos expertas, sin esfuerzo,
Nate comenzó a liberar cada botón de plástico hasta que la
camisa estaba abierta hasta la cintura.
Kyle se quedó inmóvil mirando los dedos de Nate
expertamente trabajar, sin llegar a tocar su cuerpo, su corazón
latía más fuerte con cada botón liberado.
Nate sacó la camisa de Kyle de sus pantalones y, aún sin
tocar la piel de Kyle, Nate deslizó la camisa por los hombros y
brazos hacia abajo hasta que yacía en un montón a sus pies.
Dio un paso atrás y miró el pecho de Kyle.
—Quítate el resto de la ropa —le ordenó. El tono no era
frío, pero era firme.
Kyle miró a Nate, y se tomó un momento antes de que las
palabras se instalaran en su cerebro. Aunque Nate se había
apartado, Kyle todavía podía oler la masculinidad del almizcle
rodeándole. Su pene estaba luchando contra sus vaqueros y se
sorprendió que le afectara de tal manera cuando Nate todavía
no lo había tocado. Nunca había reaccionado a una persona así.
11 Consciente de que Nate podría ver su excitación, el rubor se
deslizó más arriba en sus mejillas.
Kyle se aclaró la garganta nerviosamente antes de
agacharse para quitarse las botas y los calcetines.
Enderezándose, sus manos fueron a la cintura de sus
pantalones vaqueros. Miró a Nate y encontró esa mirada
desinteresada de nuevo, aunque los ojos de Nate brillaban y
observaba cada movimiento. Sintiéndose como un adolescente
torpe otra vez, Kyle anduvo a tientas con el botón y la
cremallera. Vacilantemente empujó hacia abajo los pantalones
vaqueros de sus caderas, llevando los boxers con ellos. Cuando
terminó, se quedó completamente desnudo, y su polla dura
sobresaliendo hacia fuera.
Kyle respiró hondo y esperó una respuesta de ese
desconocido del que, por alguna razón desconocida, quería su
aprobación.
La mirada de Kyle siguió a Nate mientras el otro hombre
una vez más daba vueltas, evaluando. Mirando arriba a los ojos
con motas doradas cuando Nate finalmente se detuvo frente a
él, Kyle no pudo encontrar ninguna pista en cuanto a lo que
Nate pensaba.
—Hemos terminado por hoy. —El tono de Nate era plano
—. Para en la recepción para tu horario. Lo seguirás sin
desviarte. No tolero tardanzas. Si no estás aquí cuando mi reloj
dice que es tu hora designada, la puerta se cerrará y la sesión se
acabará. Será tu dinero, no el mío.
Nate salió de la habitación sin otra palabra o una mirada a
Kyle, que se quedó en su lugar sin habla y confundido. Negó con
la cabeza y lentamente empezó a vestirse.
—¿Qué diablos estoy haciendo aquí de nuevo? —dijo en
voz alta, preguntándoselo por enésima vez desde que entró en el
12 edificio.
Kyle hizo su camino de vuelta hacia abajo a la hermosa
joven mujer que estaba sentada detrás del mostrador de
recepción. Había estado tan nervioso cuando había llegado, que
Kyle no se había dado cuenta de su entorno. Ahora que lo veía,
el área de recepción del Corazón del Ángel le recordaba mucho
al vestíbulo de la gran oficina corporativa en la que su madre
había trabajado durante años como recepcionista. Las
impresiones de los clubes fetichistas que había recogido de
películas desaparecieron de su cabeza. Nada de gente vestida de
látex y cuero, restallando látigos, ni esclavos serviles en el suelo,
ni orgías en las esquinas oscuras.
En cambio, una fila de sillas se extendía a lo largo de la
pared frente a la recepción, flanqueada por dos mesas
esquineras mostrando revistas populares y de negocios. Un
árbol en maceta estaba justo dentro de la puerta principal.
Sydney tenía todo muy profesional.
La gente que se adentraba en el Corazón del Ángel no
tendría ni idea de que esto era un negocio que alojaba
Dominantes y se entregaban a las fantasías fetiche de sus
clientes. Parecía la sala de espera de cualquier otra empresa de
buena reputación.
La recepcionista le sonrió y le entregó un pedazo de papel.
—Aquí está su horario. Buen fin de semana, Sr. Turner.
Kyle le devolvió la sonrisa, incapaz de resistirse a su
alegría contagiosa.
—Para ti también.
Salió por la puerta, examinando el papel que indicaba las
fechas y horarios para que regresara para más sesiones con
Nate. No podía parar la risa que se le escapó cuando vio el título
del papel. Decía: Programa de sesiones de Terapia.
13 —¿Terapia? No, me digas.
Tenía la sensación de que estas sesiones serían como
ninguna otra en el mundo.
Capítulo Dos
Nate se sentó en el tejado del edificio en el que vivía y
trabajaba. El lugar había sido su hogar desde que tenía dieciséis
años y le encantaba. Con un refresco en la mano, Nate miró
hacia el oscuro cielo. El día había estado nublado y las nubes
seguían bloqueando la mayor parte de las estrellas. A pesar de la
oscuridad del cielo, estaba contento por la paz aquí arriba.

La paz es de corta duración, pensó, mientras oía tacones,


y entonces se dio cuenta del movimiento por el rabillo del ojo.
—¿Cómo estuvo tu día? —Sydney se dejó caer en la silla a
su lado.
—Bien —respondió con indiferencia. Sydney Howell era su
14 mejor amiga. Ella lo había sacado de la calle y le había dado un
hogar hace años. Se había asegurado de que terminara la
escuela, y luego continuó con su educación. Era también la
dueña de este edificio y le había enseñado casi todo lo que sabía
sobre el negocio. A pesar de ser ocho años mayor que él, seguía
siendo tan hermosa como el primer día que la conoció.
Se fijó en su ropa.
—¿Vas a salir? —llevaba un vestidito negro de cóctel, su
dobladillo golpeándola en la mitad del muslo, una chaqueta a
juego sobre los hombros. Tenía el pelo largo y rubio recogido en
lo alto de la cabeza, unos cuantos mechones derramándose
ingeniosamente alrededor de su cara. Nate sabía que cautivaría
a la gente con la que estaría esta noche. Era uno de sus talentos
naturales.
—Sólo una cena de fiesta elegante. —Ella se acercó, levantó
el refresco de su mano y tomó un sorbo—. ¿Cómo te fue con el
nuevo? ¿Resultó para ti?
Esta era la verdadera razón por la que había venido aquí
antes de partir para su fiesta. Estaba rebuscando información,
pero no iba a darle ninguna.
—El tiempo lo dirá. —Le respondió con una práctica
mirada de aburrimiento. El problema era que podía ocultar muy
poco a su mentora.
Ella dio un resoplido, y sabía que ella estaba irritada, con
su desaire de silencio.
—Este es el primer cliente nuevo que has tenido en mucho
tiempo y ¿eso es todo lo que tienes que decir?
—Syd, sé lo que estás tratando de hacer. Sé que fuiste tú
quien lo remitió a mí. Sólo dame un descanso. Lo tomaré, pero
eso es todo. No más. —Su voz era inexpresiva.
Sydney puso su cara más inocente. A pesar de que se
15 conocían tan bien el uno al otro, todavía tenía sus momentos en
los que realmente no podía leer sus emociones.
—¿Qué? —dijo—. Sólo pensé que le vendría bien un poco
de chispa a tu vida. Un cambio de escenario, por así decirlo.
—Mi vida está bien como está. —Nate tomó su copa de ella
y volvió a mirar al cielo.
—Lo sé, pero dime... ¿cuándo fue la última vez que tuviste
a alguien así a tu completa merced?
Podía oír la diversión en su voz.
—Tengo gente a mi merced todo el tiempo, Syd.
—Sí, pero ¿cuántos se parecen a Kyle Turner?
Nate se volvió hacia ella y no podía parar la sonrisa que
aparecía en sus labios. Syd tenía razón. Tenía clientes hombres
y mujeres, jóvenes y mayores, sin embargo, ninguno parecía de
la manera que Kyle lo había hecho hoy.
Ninguno había hecho que su sangre se calentara y se
apresurara a la ingle de la manera que Kyle lo había hecho. Sólo
pensar en él hizo que el cuerpo de Nate reaccionara como si un
escalofrío recorriera su espina dorsal.
—Bueno, mi trabajo está hecho, así que te doy las buenas
noches. —Sydney se levantó y le dio un beso en los labios antes
de alejarse.
Sacudió la cabeza y se echó a reír.
—Que te diviertas.
—¡Siempre! —respondió ella, dejándolo solo con sus
pensamientos, que automáticamente fueron a Kyle.
Nate no podía sacar al hombre de su cabeza. Esos
profundos ojos azules se incrustaron en su cerebro. Había leído
mucho en esos ojos en el poco tiempo que había pasado con
16 Kyle. Vio la soledad, el deseo y la necesidad, junto con una
tristeza que no podía identificar. Tal vez estuviera vinculada a la
soledad. Como le había dicho a Sydney, sólo el tiempo lo diría.
Conocía a los del tipo de Kyle. Los había visto una y otra
vez. Kyle buscaba la necesidad de importar, ser alguien especial,
y recibir la atención que ansiaba cuando no podía encontrarla
fuera en el mundo. Su tipo por lo general era la persona que
tenía que encontrar aún para amar. Quien no había encontrado
aún su lugar en la vida, buscando algún tipo de satisfacción a
través de cualquier vía que pareciera prometedora.
Tampoco había pasado por alto la necesidad física de Kyle.
Podía claramente imaginar la polla de Kyle y la forma en que se
había movido nerviosamente cuando cambió el peso de un pie al
otro. Pero ya que era su primer encuentro, Nate no estaba
seguro de si era por los nervios o por Nate mismo. No sería la
primera vez que un cliente se sintiera atraído por él. Era su
trabajo, después de todo, atraerlos de una forma u otra.
Nate tomó otro trago, dejando que su mente divagara
sobre la imagen del cuerpo de Kyle. Era hermoso y esculpido a
la perfección, una señal de que hacía ejercicio con regularidad.
Nate había tenido que luchar contra el aumento del deseo
primitivo que se había disparado a través de él cuando había
quitado la camisa de Kyle y expuesto su pecho. Había hecho la
sesión corta, porque no podía seguir sin mostrar lo mucho que
lo afectaba. A pesar de que había hecho acabar desvistiéndose a
Kyle, eso era tan malo como tocarlo. Mirar a Kyle despojarse de
su ropa había casi acabado con su fuerte control. Su mirada se
había pegado a los músculos que se ondulaban con cada
movimiento. Le había tomado a Nate cada onza de fuerza de
voluntad evitar tomarlo ahí mismo y follarlo sin sentido.

Nate se pasó una mano por el pelo.


—Mierda —murmuró. Se sentía nervioso y ansioso, casi sin
poder esperar para ver a Kyle de nuevo. Su estómago se revolvió
17 en previsión de lo que sus futuros períodos de sesiones con Kyle
podrían traer. Se sentía como si volviera a cuando Sydney lo
había acogido primero y luego lo instruyó con cuidado en el arte
de la dominación.
Nate se levantó y se paseó por el tejado, maldiciéndose a sí
mismo por sentir el cosquilleo en la entrepierna. Se suponía que
debía estar distanciado de sus clientes. Regla número uno,
nunca hacerlo personal. Era estrictamente negocio. Un medio
para un fin, financieramente. A partir de su reacción, uno
podría pensar que Kyle era su primer cliente, pero había estado
haciendo esto durante seis años. Sintió su control deslizarse un
poco más y maldijo de nuevo. No le gustaba cómo Kyle fue
capaz de meterse debajo de su piel así, especialmente después
de una sola visita.
Nate se volvió y bajó a su apartamento estudio. Aunque no
había mucho que ver, estaba en la planta superior, y era suyo. El
único lugar que alguna vez sintió como su casa.
Nate se despojó de su pantalón deportivo y camiseta y se
encaminó a la ducha. Esperó hasta que el agua saliera muy
caliente antes de entrar y luego la dejó correr por su cuerpo.
Cerró los ojos y se quedó perfectamente inmóvil, tratando de
arrastrar los nuevos sentimientos que estaban de manifiesto.
Pero esos ojos, esos malditos ojos azules, le devolvieron la
mirada desde las oscuras profundidades de su mente.
Nate gruñó, abrió los ojos y se apoyó contra la pared de la
ducha. Se agachó y agarró su polla endurecida. Lentamente su
mano levantó su longitud, variando la presión de cada golpe.
Gimiendo, cerró los ojos una vez más. Esta vez, la imagen de
Kyle brotó desnuda delante de él, espontáneamente. Nate se vio
a sí mismo mover a Kyle para pasar sus manos por el liso pecho
del hombre. El calor de Kyle irradiaba en sus palmas. Kyle se
inclinó hacia adelante, capturando la boca de Nate,
acercándolos.
18 El beso fue profundo y lleno de lujuria cuando la lengua de
Kyle rápidamente dominó la suya. Sintió las manos de Kyle
moverse abajo por la espalda hasta que descansaron en el culo
por un momento. Luego Kyle tiró a Nate contra él, sus pollas
excitadas rozando entre sí. Seda y acero.
Nate imaginó que su mano era la de Kyle. Que se había
deslizado entre sus cuerpos y comenzó a bombearla. Sintió su
polla hincharse en la mano, luego la oleada de placer estallando
mientras tenía un orgasmo, su espeso líquido lanzando un
chorro al suelo de la ducha. Nate se deslizó abajo por la pared,
sus piernas agotándose por debajo de él. Acunó su cabeza, con
los codos apoyados en las rodillas.
—Maldita seas, Sidney. Maldita seas por hacerme esto.
Una vez que la precipitación de su orgasmo disminuyó,
Nate se levantó, se limpió y salió. Apenas tomándose tiempo
para secarse y sin molestarse con la ropa, se metió en la cama, a
pesar de todavía ser temprano en la noche del viernes.
Se esforzó por relajarse, esperando que el sueño le ayudara
a escapar de los ojos seductores que lo atormentaban.

19
Capítulo Tres
El lunes por la noche, Kyle llegó a tiempo, lleno de
expectación mientras se abría camino a la habitación de Nate.
Tragó un jadeo cuando la puerta se abrió. Nate llevaba un par
de apretados vaqueros azules desteñidos y una camisa blanca
abotonada, que estaba abierta por lo que su musculoso pecho
estaba expuesto. La esquina de los labios de Nate se levantó
ligeramente cuando vio a Kyle. Esperaba que fuera la sutil
manera de Nate de hacerle saber que estaba contento. Tan
pronto como Kyle pasó más allá de él, sintió un cosquilleo en la
entrepierna cuando el aroma de Nate llenó sus fosas nasales.
Nate cerró la puerta.
—Vamos a empezar de forma sencilla hoy —dijo, cogiendo
20 una fusta—. Quiero que te quites los zapatos, y te quites la
camisa.
Kyle era muy consciente de esos ojos color chocolate
vigilantes mientras seguía las órdenes de Nate. Su estómago se
dio la vuelta cuando Nate hizo una señal de aprobación.
—Arrodíllate en el suelo frente a la ventana. Luego cruza
los tobillos y junta las manos detrás de la espalda —entrenó
Nate. —Bien —alabó cuando Kyle se había establecido como
indicó—. Ahora, inclina tu cabeza y permanece así hasta que te
indique lo contrario. —Nate lentamente rodeaba a Kyle como si
estuviera acechando a su presa. —¿Cuántos años tienes, Kyle?
—Veinticuatro —contestó Kyle, entonces gritó en sorpresa
cuando sintió un rayo de dolor en sus hombros.
—Vas a referirte a mí como “señor” a partir de ahora.
¿Entendido? —Nate balanceó la fusta ligeramente a su lado y
esperó la reacción de Kyle.
Kyle tragó saliva cuando la picadura se instaló. Atrapó la
punta de la fusta en su visión periférica; la visión envió un
escalofrío por su columna vertebral.
—Sí, señor —respondió él, sin querer sentir la fusta de
nuevo.
—Has venido a mí para...orientación. —Una pequeña
pausa, como si Nate estuviera deliberando la palabra correcta a
utilizar—. Este es mi dominio, Kyle. Mientras estás aquí, yo soy
el dominante y tú mi sumiso. Obedecerás mi autoridad. En
nuestras sesiones puedo enseñarte control. Te puedo enseñar
disciplina. Durante nuestro tiempo juntos vamos a ver si este
vacío que sientes puede ser llenado a través de mi experiencia.
¿Es eso lo que estás exigiendo de mí?
—Sí, señor.
Aunque Nate se había parado detrás de él, Kyle podía
21 sentir el peso de su respeto. Su rostro se calentó, sabiendo que
la mirada de Nate se deslizaba sobre su forma. El silencio
crispaba sus nervios. Con la cabeza gacha, Kyle se sentía
vulnerable al hombre de pie junto a él. En esta posición, se
sentía extraordinariamente expuesto, a pesar de que sólo se
había quitado su camisa y zapatos. No por primera vez, deseó
saber lo que Nate estaba pensando cuando estaba siendo
estudiado. Luchó contra el impulso de cambiar de posición,
decidido a demostrar a Nate que podía tomar el intenso
escrutinio.
—En todos tus veinticuatro años, ¿no has tenido un
modelo a seguir al que admires? ¿Alguien que pudiera
conducirte, enseñarte lo que buscas? —preguntó Nate,
rompiendo finalmente el espeso silencio.
Kyle pensó antes de contestar.
—Sí, señor. Mi padre me crió bien. Es uno de mis mejores
amigos. Pero aún así... —Su voz se interrumpió, incapaz de
articular exactamente lo que sentía o por qué.
Aunque estaba contento con su vida, Kyle se sentía como
que algo le faltara, una parte de él que aún no había sido
completada. Nate dio la vuelta y se paró frente a Kyle, mirando
a su nuevo cliente.
—¿Tienes novio?
—No, señor. —¿Qué tenía su vida amorosa que ver con
estas sesiones con Nate?
—¿Cuándo fue la última vez que tuviste relaciones
sexuales? —Nate permaneció inmóvil delante de él y Kyle podía
sentir su cuerpo calentarse a fuego lento bajo la mirada
implacable.

22 Kyle se detuvo de nuevo, reflexionando.


—Hace nueve meses, señor. —La última vez que él y Steve
habían tenido relaciones íntimas fue alrededor de un mes antes
de que rompieran.
—Antes de que vayamos más lejos, respóndeme a esto,
Kyle. ¿Estás listo para rendirte a mí? ¿Estás dispuesto a someter
completamente el control de tu cuerpo para mí y sólo a mí?
¿Permitirme el acceso completo a tu vida sexual? ¿Cuándo y
cómo puedes alcanzar el orgasmo? ¿Darte el castigo merecido
cuando lo merezcas? ¿No hablar nada más que palabras
honestas? Dime, Kyle, ¿es eso lo que realmente quieres de mí?
Kyle consideró cuidadosamente las palabras de Nate. ¿De
verdad quieres que alguien domine una parte de tu vida tan
completamente? De rodillas, sabiendo que Nate estaba
observándolo tan de cerca, Kyle se sintió conforme y sumiso.
Se dio cuenta de que al volver esta tarde, ya había tomado
su decisión. Ya había dado el primer paso y cedido, aunque una
parte racional de su cerebro trataba de luchar contra eso.
—Sí, señor. Eso es lo que quiero. —Trató de hacer de su
voz fuerte y convincente, a pesar de que todavía albergaba
alguna duda en los confines de su mente en cuanto a si podía
manejar algo tan intenso.
Con la cabeza todavía abajo, Kyle oyó a Nate arrodillarse
delante de él. Sintió el duro cuero rígido del final de la fusta bajo
el mentón. Nate pulsó la fusta arriba. Levantando la cabeza en
respuesta, Kyle miró a los ojos cautivadores de Nate.
—Entonces, ¿me estás diciendo que a partir de este mismo
momento puedo hacer lo que quiera contigo? Si fuera a
desnudarte ahora mismo, obligar a tu cuerpo, y joderte como a
una perra, ¿estarías dispuesto?
23 Kyle sabía que Nate y los demás empleados en el Corazón
del Ángel en realidad no tenían relaciones con sus clientes, pero
las palabras lo hicieron tragar saliva, la imagen misma
afectándole más de lo que quería admitir. Nunca nadie había
pintado un cuadro tan claro para él. Un torrente de emociones
encontradas inundó su cuerpo, haciéndolo temblar.
—Sí, Señor. —La voz de Kyle era gruesa y áspera, sin sonar
como la suya propia en absoluto.
Kyle bajó la cabeza de nuevo cuando Nate se levantó
instintivamente sabiendo que esto era lo que Nate esperaría.
Oyó a Nate caminar a su alrededor y detenerse. Su piel
quemaba, sabiendo que Nate estaba otra vez observándolo. La
escena sexual que Nate había creado en la mente de Kyle aún
persistía y despertó un torbellino de deseo y aceleró su
respiración.
—¿Esperas ganar un amante de estas sesiones, Kyle? —la
voz de Nate era baja y controlada.
Otra imagen despojando los pantalones vaqueros de Nate
de su cuerpo, y luego metiendo su polla en su boca, brilló en la
mente de Kyle, haciéndole soltar un elevado gemido.
—Eso depende de usted, Señor. —Resistió la tentación de
mirar hacia atrás a Nate.
—Tienes mucho entrenamiento por delante de ti. —Nate se
arrodilló detrás de Kyle sin comentar su respuesta. Estaba tan
cerca que Kyle podía sentir el calor del cuerpo de Nate—. ¿Te
masturbaste este fin de semana, Kyle? —fue apenas un susurro,
pero sintió el aliento de Nate contra su oreja.
Kyle tragó antes de contestar.
—Sí, señor. —Sus mejillas flameaban. La pregunta fue
contundente e inesperada. Hasta ahora, Kyle había estado muy
sorprendido con la mayoría de lo que Nate había hecho y dicho.
Sydney había dicho que cada persona tenía su propia manera de
24 hacer las cosas, pero no había estado preparado para Nate.
—¿Pensaste en mí cuando lo hiciste? —Kyle sintió el
extremo de la fusta arrastrarse por su lado.
—Sí, señor —vino la confesión silenciosa.
—Halagador. —La diversión era clara en la voz de Nate.
Kyle se estremeció cuando Nate se alejó, llevándose el
calor con él.
—Ya no te tocarás la polla si no es para lavarte en la ducha
y para hacer pis.— La voz de Nate estaba al mando y era fuerte
ahora; ya no era el murmullo profundo y silencioso—. Eso
significa que nada de caricias y nada de masturbación.
¿Entendido?
—Lo intentaré, señor. —Respondió Kyle honestamente,
recordando las fantasías que había creado de Nate este pasado
fin de semana.
El aguijón de la fusta hizo a Kyle una mueca de dolor al
chocar contra sus hombros.
—Intentar no es aceptable, Kyle. Lo harás o no.
—Lo haré, señor. —El aliento de Kyle se enganchó.
—Bien. Eso es todo por hoy. Quiero que cuentes en voz alta
hasta diez, y entonces puedes levantarte y vestirte. Nos vemos
en dos días.
Kyle oyó sus pasos cruzar el suelo, seguido por la apertura
y el cierre de la puerta. Hizo lo que le dijo, contando hasta diez
en una voz que podía oírse en el caso de que Nate estuviera de
pie fuera de la puerta. Finalmente se levantó, estirando los
músculos rígidos. Tomando varias respiraciones profundas y
tratando de calmarse, Kyle cerró los ojos. Estaba frustrado, su
polla estaba dura y presionando con fuerza contra sus vaqueros.

25 Kyle reprimió el impulso de tocarse. No quería nada más


que ir a casa, tumbarse en su cama, y aliviar la tensión que
consumía su cuerpo. Pero sabía que no lo haría. Obedecería el
mandato de Nate e ignoraría el dolor en su ingle lo mejor que
pudiera. ¿No era esa la razón por la que estaba aquí?

Travis, el compañero de cuarto de Kyle y mejor amigo,


estaba sentado en el sofá viendo la televisión cuando Kyle llegó
a casa esa noche.
—¿Qué, nada de citas esta noche? —preguntó Kyle,
sentándose al lado de Travis.
—Nop. Sydney está con Nate esta noche. Además, tengo
una cita mañana temprano.
Kyle sintió su estómago apretarse ante la mención del
nombre de Nate. Una nueva emoción corrió por sus venas al
pensar en Sydney y Nate juntos. ¿Sobre qué fue todo eso?
No podía estar celoso. Sólo había conocido a Nate y, de
acuerdo con Travis, Nate y Sydney se habían conocido hacía
muchos años. Además, Travis tenía una relación seria con
Sydney. Kyle sabía que estaba haciendo el tonto y alejó los
pensamientos.
—Hablando de Nate, ¿cómo fue la sesión de esta noche? —
preguntó Travis, interrumpiendo los pensamientos de Kyle.
Su rostro se calentó, pensando en la cita con Nate y las
imágenes que ahora estaban indelebles en su mente.

26 —Bien —contestó evasivamente, incluso cuando un


cosquilleo comenzó entre sus piernas. Claramente recordaba la
calidez del aliento de Nate en la oreja y el calor de su cuerpo
contra su espalda.
—Así que... ¿es tan caliente como dicen? —preguntó Travis
casualmente, con la atención fija en la pantalla del televisor.
La cabeza de Kyle se quebró para mirar a su mejor amigo.
—Travis, tú eres tan recto como una tabla1 . ¿Por qué
preguntas si un hombre es caliente?
Travis se encogió de hombros, sin mirar a Kyle.
—Sólo me lo preguntaba. Syd todavía no nos ha
presentado y el rumor es, que es un bombón total. —Negó con la
cabeza—. Tengo una teoría. Creo que una vez que Nate me eche
una mirada, va a tratar de apartarme de ella.

1
Se refiere a que es heterosexual, porque en inglés se dice con la palabra straight que también
significa derecho, recto, etc.
Kyle se echó a reír. Había oído un tono raro en la voz de su
amigo y vio un extraño brillo en sus ojos. ¡Travis estaba celoso
de Nate! Se relajó, contento de que no fuera el único con esa
sensación sobre la relación entre Nate y Sydney. Pero Kyle
también sabía que su amigo tenía poco de qué preocuparse por
Nate.
Travis y Sydney habían crecido juntos en un pequeño
pueblo fuera de Atlanta. Habían salido durante sus años de
secundaria, pero luego la familia de Travis se mudó cuando él
tenía quince años. Él y Sydney perdieron el contacto después de
eso.
Kyle, por el contrario, sólo había conocido a Travis hacía
poco más de cuatro años. Se conocieron en Boston, donde
Travis era un profesor de arte en la universidad donde Kyle
estaba asistiendo. Sin embargo, se encontraron mientras
trabajaba como voluntarios en un centro comunitario local
27 donde ambos eran mentores de niños. Hicieron clic, a pesar de
su diferencia de edad. Sucedió que Travis estaba buscando un
compañero de piso. Se convirtieron en amigos rápidamente y
fácilmente se acomodaron en la vida compartiendo un
apartamento.
Cuando a Travis se le pidió que se mudara a Nueva York
para impulsar su carrera artística, Kyle nunca vaciló cuando
Travis le preguntó si quería ir con él. Con buenas referencias,
Kyle fácilmente consiguió un trabajo cuando Travis se
estableció y comenzó a exponer y vender su arte.
No mucho tiempo después de que se hubiera mudado a
Nueva York, Travis se reunió con Sydney en una de sus
exposiciones. Ella había estado fascinada por su arte. Cuando se
dio cuenta de quién era el artista, lo buscó y poco a poco se
reavivó su amistad, que se convirtió en un romance. Un
romance serio.
A Kyle le gustaba Sydney. Tenía un corazón tan grande y
cariñoso que era difícil para él imaginarla ser tan dominante
sobre otro, pero él sabía que podía ser terca cuando su mente se
imponía. Había atrapado pequeños destellos de lo mismo,
cuando ella y Travis tenían sus pequeñas discusiones. Pero por
lo que Kyle había oído, Sydney y sus empleados eran los
mejores en lo que hacían.
Kyle se quedó sin aliento, saliendo de su
ensimismamiento. Miró vergonzosamente por encima a Travis.
—Lo siento, amigo.
—¿No crees que yo sea lo suficientemente bien parecido?
¿Eso podría ser posible?
—Por supuesto que sí, Travis. Eres realmente muy sexy de
una manera muy artística. Supongo que era la forma en que lo
dijiste. Tú... —Mirando a la mueca en el rostro de su amigo, Kyle
28 comenzó a reír de nuevo, incapaz de terminar la frase. Nunca
había visto a Travis así. Su expresión no tenía precio.
Esperaba que no le estuviera dando a Travis la impresión
de que no era un hombre bien parecido. Travis era guapo, con el
pelo rubio oscuro en su estilo ondeado por el viento y serios ojos
color avellana, pero no parecía el tipo de Nate. La idea
sorprendió a Kyle dado que Nate no sabía lo suficiente como
para ser el juez de eso.
—¿Y bien? ¿Es él? —insistió Travis, sin dejar que cayera el
tema, a pesar de la diversión de Kyle.
Suspiró y se levantó del sofá, en dirección a su habitación.
—Maldito calor. —Dijo las palabras en voz tan baja que
Travis casi lo perdió.
Capítulo Cuatro
Nate caminaba por los pasillos con un suspiro de alivio.
Era viernes por la noche, una vez más y acababa de terminar su
última sesión del día. Kyle. Esta era su tercera sesión de la
semana, pero hoy había sido la más frustrante. Había tratado de
mantener su tiempo con Kyle sencillo, partiendo lento, pero no
importaba lo fácil que lo mantuviera, las sesiones terminaban
muy intensamente, con el cuerpo dolorido y gritando por su
liberación.
Al comienzo de cada sesión, Nate tendría a Kyle
quitándose sólo la camisa, los zapatos y los calcetines antes de
arrodillarse en el suelo y asumiendo la pose sumisa que le había
enseñado. Con la cabeza de Kyle hacia abajo, Nate vigilaría a
29 Kyle en silencio durante unos momentos antes de preguntar
algunas cuestiones simples. Una vez que Nate vio a Kyle
relajarse, las respuestas a sus preguntas venían con facilidad,
Nate comenzaría a hacer preguntas más íntimas y sexuales.
A medida que la sesión avanzaba, Nate miraría cómo la
respiración de Kyle se aceleraba y crecía el bulto en sus
pantalones vaqueros. La reacción de Kyle le fascinó, tanto es así
que tenía el mismo efecto en él. Más de una vez Nate había
tenido que alejarse de Kyle para obtener el control sobre su
propio cuerpo antes de continuar con la sesión.
Nate pensaba que era una reacción extraña ya que aún
tenía que tocar físicamente a Kyle. De hecho, estaba un poco
preocupado de lo que sucedería cuando lo hiciera. Tenía tan
poco control cuando Kyle estaba cerca. ¿Cómo actuaría cuando
finalmente tocara toda esa piel suave?
No podía perder el control delante de Kyle. No podía dejar
que Kyle tuviera esa clase de poder sobre él. Las sesiones serían
inútiles si eso pasaba.
Nate se frotó la parte de atrás de su cuello mientras
luchaba con sus demonios interiores. Pasó junto a una puerta
cerrada y oyó un gemido lleno de pasión derivar desde el otro
lado. Rara vez prestaba atención a ellos ya, pero este gemido lo
hizo pensar de nuevo en la primera noche que había llegado al
Corazón del Ángel. La noche que Sydney lo había recogido de
una esquina de la calle a oscuras, tratando de ganar algo de
dinero para sobrevivir.
Lo que pasó esa noche, hace nueve años cambió la vida de
Nate. No había esperado tener una segunda oportunidad en la
vida cuando subió a su limusina. Había pensado que tendría al
conductor para que los llevara a un callejón oscuro, un
estacionamiento vacío, o tal vez incluso un hotel, pero en vez de
30 eso lo había llevado a este edificio de cuatro pisos. Habían
entrado por la puerta de atrás y ella lo había llevado a la
habitación que ahora utilizaba para sus clientes. Había
mantenido su mano desde el momento en que salieron de la
limusina hasta que entraron en la habitación, el calor de su
mano dándole comodidad a sus nervios inquietos. Subir por las
escaleras y a través de los pasillos parecía haber durado toda
una vida a medida que pasaban muchas puertas cerradas con
ruidos extraños procedentes de ellas en el camino. Se recordó
mantener los labios fuertemente cerrados mientras trataba de
mantener el poco contenido de su rugiente estómago en su
lugar.
Sydney le había dado instrucciones de que se sentara en la
cama y le entregó una lata de refresco. Aterrorizado por meter la
pata por todo el dinero que pudiera obtener de ella, había hecho
lo que le había dicho. Ella se había sentado a su lado y le
preguntó quién era, de dónde venía y cómo había terminado
tratando de prostituirse en la calle.
Pronto sus preguntas se volvieron hacia su historia sexual,
que Nate tenía miedo de admitir que era casi inexistente.
Sydney, sin embargo, tenía una forma que hacía que
cualquiera se sintiera cómodo en su presencia. Aunque era
vacilante y tímido, Nate había sido capaz de relajarse lo
suficiente para responder a todo lo que preguntó. A medida que
habían hablado, había tocado de vez en cuando la rodilla con la
mano o pasado sus dedos por encima de su oreja para echar su
pelo hacia atrás. Los gestos eran pequeños, pero de gran
consuelo para él. Había pasado tanto tiempo desde que alguien
lo había tocado con tanta amabilidad.
—Tengo una propuesta para ti, Nate —Sydney había dicho,
una vez más, rozando su mano sobre su rodilla—. ¿Te gustaría
un trabajo y un lugar para vivir?
Nate se había sorprendido por su oferta. Se había ido con
31 ella esperando tener sexo y luego estar en su camino con unos
pocos dólares para la comida en el bolsillo. Ir con Sydney había
sido su primer intento de vender su cuerpo por dinero, por lo
que su estómago se había anudado fuertemente con los nervios.
Todavía se había sentido como si vomitara en cualquier
momento, esperando que pudiera salir antes de avergonzarse a
sí mismo frente a esta hermosa mujer. Hasta este día Nate no
tenía ni idea de cómo había evitado vomitar por todo su cuerpo.
—No lo entiendo. —Las manos de Nate se apretaban
nerviosamente en su regazo. No quería que las viera sacudirse.
—Hay una posición abierta aquí en el Corazón del Ángel.
No es un trabajo glorificado o altamente pagado. Es más bien
una posición de limpieza. Recogida de basura, ayudando con
algo de limpieza y otras tareas de ese tipo. También tengo una
habitación adicional disponible donde puedes quedarte. No es
mucho, pero puedes hacerla tu hogar.
—¿Por qué estás haciendo esto?
Sydney sonrió.
—Me gustas, Nate. Eres inteligente. Tu vida tiene tanto
potencial. Y eres endiabladamente guapo. —Le guiñó un ojo con
coquetería—. ¿Por qué crees que te elegí? No eres un
drogadicto. Evidentemente, no has estado viviendo en las calles
durante años. La vida te ha dado un trato de mierda. Dadas las
oportunidades correctas, puedes realmente hacer algo de ti
mismo.
—Pero ni siquiera me conoces. ¿Cómo puedes estar tan
segura de que no te defraudaré? —Al igual que he hecho con
todos los demás, pensó.
—Tengo buenos instintos sobre la gente. —Se encogió de
hombros con indiferencia, como si se tratara de un
conocimiento común.
—Un puesto de trabajo. Una habitación. ¿Cuál es la
32 trampa? —Nate era joven, pero no estúpido.
Sydney le dio una pequeña sonrisa.
—Mira, sabía que eras inteligente. Aquí está la única
trampa que tengo en este acuerdo. Vuelve a la escuela, obtén
buenas calificaciones, y consigue tu diploma.
—¿Eso es todo? ¿Eso es todo lo que tengo que hacer para
poder vivir aquí? —Nate frunció el ceño. Sonaba fácil.
Demasiado fácil.
Sydney se quedó de pie, asintiendo con la cabeza.
—Eso es todo. Cuando te gradúes, hablaremos acerca de la
universidad y tu futuro. —Caminó hacia la puerta—. Descansa
un poco. Podemos hablar más de esto en el almuerzo.
Ella lo dejó solo, el giro inesperado de los acontecimientos
haciendo que su cabeza diera vueltas.
Como prometió, hablaron más durante el almuerzo. Nate
descubrió que Sydney era la Señora de la casa fetiche. Pero la
suya era diferente a cualquiera que pudiera haber imaginado o
lo que mostraban en la televisión. Nate se enteró más tarde que
ahí realmente había algunos de esa manera, pero no el de
Sydney. El Corazón del Ángel era privado y de primer nivel, y
definitivamente no un burdel. Cada uno de los empleados era
seleccionado y entrenado por Sydney misma.
Nate aprendió que ser un Dominante no era lo mismo que
ser una prostituta. Aunque el sexo tenía mucho que ver con el
papel de un Dominante, los empleados nunca tenían relaciones
sexuales con sus clientes. Su tipo de trabajo iba mucho más allá
de la gratificación física temporal. Sydney había trabajado duro
para mantener su negocio legítimo y desalentaba a sus
empleados a involucrarse con sus clientes a nivel personal fuera
del Corazón del Ángel. Se negaba a dejar que su duro trabajo
33 llegara a ser contaminado por el estereotipo del prostíbulo.
Lo que ofrecía el Corazón del Ángel a su clientela era una
forma de escape terapéutico del estrés de la vida, de la
responsabilidad, de la culpa. Todavía otros clientes buscaban un
Dominante para evocar la sensación de seguridad y protección.
Aunque las sesiones permitían a los clientes hacer realidad sus
fantasías sexuales o fetiches, también eran interludios sexuales
para los Dominantes que Sydney tenía bajo su ala. A algunos les
gustaba el poder que tenían sobre sus clientes. Otros lo hacían
por el buen dinero que ganaban. Al igual que sus clientes, los
empleados del Corazón del Ángel, tanto hombres como mujeres,
tenían sus propias razones para estar ahí.
Si Nate permitía a un cliente cualquier tipo de liberación
durante una sesión, se llevaba a cabo por la propia mano del
cliente o sin el uso de contacto físico en absoluto. Mucho de lo
que Nate hizo fue satisfacer las necesidades de sus clientes
utilizando una variedad de métodos.
A algunos les gustaba el bondage ligero, mientras que
otros necesitaban ser humillados o azotados; otros disfrutaban
de tener alguna norma sobre sus vidas durante una hora. Nate
no podía quejarse del dinero que ganaba, ya que había pagado
sus estudios universitarios y le había permitido hacerse un
futuro para sí mismo.
Nate encontraba su trabajo satisfactorio la mayor parte del
tiempo. En forma sutil, había sido capaz de ayudar a muchos de
sus clientes a enfrentarse a sus miedos y sentimientos. De
hecho, el día anterior había recibido una invitación de boda de
una cliente que no había visto en mucho tiempo. Había ayudado
a decirle a su novio de hace mucho tiempo acerca de sus
necesidades sexuales específicas. El novio se había obligado
entusiastamente a mantener su amor feliz, por lo que ya no
requirió más los servicios de Nate. Eran clientes como ella de
los que Nate podría enorgullecerse.
34 Sí, Sydney le había dado la oportunidad de una vida que
era mejor de la que habría tenido en las calles. Había visto
potencial en él, algo especial, incluso si ella aún no lo había
conocido. Cada año en el aniversario de la noche en que lo
acogió siempre hacía algo especial para ella para mostrar su
gratitud. Por salvar su vida.
Nate entró en su apartamento y miró con nostalgia hacia el
baño. Lo que realmente quería hacer era tomar una larga y
caliente ducha, masturbarse con las imágenes frescas de Kyle, y
a continuación, meterse en la cama con la esperanza de un
sueño tranquilo. En cambio, Nate se fue en la dirección opuesta
a su ordenador y levantó el último artículo en el que estaba
trabajando. Tenía una fecha límite del domingo y todavía tenía
que comprobar las últimas tareas de los estudiantes de su clase
de literatura en Internet. Suspiró y se puso a trabajar,
bloqueando la imagen de Kyle de su mente.
Capítulo Cinco
El lunes Nate se levantó con un gran dolor de cabeza.
Había pasado el fin de semana atrapado en su pequeño
apartamento trabajando en su artículo y clasificando las tareas
de sus estudiantes. Y hasta el momento su mañana no había ido
nada bien, tampoco. Su primer cliente del día había llegado
tarde. Y, a pesar de saber las reglas, le había dado a Tisa, su
recepcionista, un mal rato. Luego los otros dos que llenaban la
mañana, eran clientes que exigían mucha atención y
creatividad. Lo único que lo mantuvo activo durante toda la
tarde fue el pensamiento de su última cita. Kyle.
Un extraño alivio recorrió a través de Nate una vez que
Kyle entró en su habitación. La tensión en los hombros se alivió.
35 —Hola, Kyle. —La mirada de Nate rastrilló sobre la ropa
de Kyle y sintió que su polla se agitaba y volvía a la vida.
—Señor —respondió Kyle, con un rápido movimiento de su
cabeza.
—Vamos a intentar algo un poco diferente hoy. Necesito
que te desnudes.
—¿Señor? —Kyle parecía inseguro.
—Quítate la ropa —ordenó, asegurándose que cada palabra
saliera clara y precisa.
Después de una breve vacilación, Kyle hizo lo que se le
dijo, quitando cada pedacito de ropa.
—¿Alguna vez has experimentado con el bondage, Kyle? —
preguntó Nate, su máscara inexpresiva en su lugar, acogiendo a
su cargo el cuerpo desnudo.
—No, señor. —Kyle sonaba un poco nervioso. Sus ojos se
posaron en los nuevos puntos en la habitación donde Nate
estaba de pie.
—Ven aquí.
Observó a Kyle acercarse a él donde se encontraba en el
centro de la habitación, por las dos columnas de mármol que se
alzaban hasta la cintura. Una manta tendida en el suelo entre
las columnas.
—Ponte en el centro de las columnas frente a mí.
Kyle dio dos pasos y se detuvo donde Nate lo quería.
—Ahora coloca una mano en la parte superior de cada
columna.
Después que Kyle hizo como se le instruyó, Nate usó unas
largas correas de cuero para atar cada mano a la columna que
36 tocaba. Se tomó su tiempo con cada atadura, con cuidado para
no hacerla tan apretada que le cortara la circulación, pero lo
suficientemente ajustada como para que no pudiera levantar las
manos del pesado mármol.
—Tira de las restricciones. —Nate vio a Kyle probarlas—.
¿Cómo se siente? ¿Te gusta?
—No estoy seguro, señor —contestó Kyle, mirando a Nate,
la incertidumbre brillando clara en las profundidades azules de
sus ojos.
Nate asintió. Entendía, recordando la primera vez que
Sydney lo había restringido.
—Un buen dominante sabe qué se siente al estar en el
extremo receptor —le había dicho ella cuando ató su cuerpo.
Fue una lección que conocía bien y respetaba.
Dio la vuelta alrededor de Kyle una vez antes de parar
detrás de él.
Su mirada recorrió de arriba abajo la parte de atrás de
Kyle. Se humedeció los labios antes de caminar más cerca.
Levantando una mano, vio cómo temblaba ligeramente. Podía
sentir su corazón latiendo con fuerza y se preguntó si Kyle podía
oírlo también.
Tomando una respiración profunda, Nate se inclinó hacia
adelante y tocó a Kyle por primera vez. Su mano pasaba
suavemente por el omóplato de Kyle, pero en el momento del
contacto, sintió los músculos saltar. La piel de Kyle estaba
caliente, y ese calor se irradiaba por el brazo.
—Quiero que mantengas la cabeza erguida y mires hacia
adelante hasta que te diga lo contrario —dijo Nate suavemente,
tratando de mantener su voz firme.
—Sí, señor —se atragantó Kyle.
Preparándose, Nate puso su otra mano sobre la espalda de
37 Kyle antes de que lentamente se deslizara hacia arriba y abajo
de su espalda, sobre sus brazos y finalmente rozando cada
mejilla del culo. Nate se acercó para enfrentar a Kyle, sus manos
deslizándose sobre la piel antes de descansar sobre sus
hombros. Podía ver el problema que Kyle estaba teniendo para
mantener los ojos fijos al frente. Sabía que Kyle quería mirarlo y
esa reacción lo complacía.
Nate pasó los nudillos a través de una de las mejillas de
Kyle antes de deslizarse hacia abajo de su cuello. Kyle se
estremeció en respuesta. Se tomó su tiempo explorando el
pecho de Kyle y su estómago. Sabía que su apariencia externa
era de indiferencia, pero por dentro su cuerpo ardía. Luchó para
no apretar la mandíbula, un signo revelador de cómo Kyle lo
estaba afectando, sobre todo cuando veía lo dura que estaba la
polla de Kyle.
Nate rodeó la espalda detrás de Kyle, sus manos
continuando con su patrón de vagar.
Sus dedos rozaron suavemente sobre las nalgas de Kyle de
nuevo y se alegró de verlas tensarse en respuesta. Imágenes de
lo tenso que Kyle podía apretar el culo llenaban su mente. La
intensa visión le hizo dar un paso atrás, separando las manos
del cuerpo de Kyle para que pudiera mantener el control que,
por ahora, apenas estaba colgando de un hilo. Después de varias
respiraciones profundas, Nate se arriesgó a hablar.
—¿Te masturbaste este fin de semana, Kyle?
—No, señor.
—Buen chico. Pero ¿qué pasa con los sueños húmedos?
¿Has tenido alguno de esos? —Nate se acercó un paso,
manteniendo su cuerpo a una pulgada, pero sabía que Kyle
podía sentir el calor ardiente procedente de él.
—¿Húmedos...?

38 —Sí. ¿Te despertaste con los pantalones llenos de semen?


—preguntó Nate sin rodeos, con la boca junto a la oreja de Kyle,
pero aún sin tocar.
Kyle vaciló un segundo antes de responder, como si
contemplara la posibilidad de decir la verdad.
—Sí, Señor. —Su respuesta llegó en un cercano susurro.
Bajó la cabeza una muesca antes de que él mismo se quedara
atrapado y la llevara de nuevo arriba para mirar justo hacia
adelante de nuevo.
—¿Te acuerdas de los sueños que te hicieron venirte? —El
aliento de Nate rozó sobre la oreja de Kyle y fue recompensado
con un estremecimiento.
—Algunos, señor. —La voz de Kyle era tensa.
—¿Eran sobre mí?
—Sí, señor —dijo jadeando.
Nate puso una mano en cada uno de los hombros de Kyle.
Kyle se tensó bajo el toque.
—Cuéntame uno.
—Bueno... sólo... —Se tropezó con sus palabras.
—Detalles, Kyle. ¿Dónde estábamos?
—Aquí, señor. Yo estaba sentado en la cama esperando por
usted.
—¿Qué llevabas puesto? —Los dedos de Nate empezaron
acariciando círculos sobre los hombros de Kyle. Estaba claro
que podía oír la respiración de Kyle y sintió su pulso acelerarse
bajo sus dedos.
—Nada. —Su aliento se enganchó—. Entonces usted
caminó hacia adentro.

39 —¿Qué llevaba puesto yo? —el tono de Nate era profundo y


ronco.
—Sólo los pantalones de cuero negro.

Las manos de Nate se deslizaron por la espalda de Kyle y


se envolvieron alrededor de su abdomen. En un rápido
movimiento tiró de Kyle de nuevo contra sí mismo hasta que su
culo presionó rudamente el bulto duro como una roca de Nate,
vestido de cuero.
—¿Así que te gusta que vaya de cuero? —La voz de Nate
llegó a ser espesa con diversión, pero su cuerpo ardía de deseo.
Cada respiración se llenaba del perfume de Kyle que
bombardeaba ondas de choque a su polla.
—Sí, Señor. —La voz de Kyle era apenas audible por
encima de su acelerada respiración.
—Cuéntame más. —Una de las manos de Nate vagaba por
encima de la cadera y cerca de la ingle de Kyle, donde sus dedos
provocaban el pelo justo por encima de la longitud endurecida.
—Usted se corrió para mí. —Kyle jadeaba y tragaba
saliva—. Yo... Yo... —Tropezaba con sus palabras, al igual que
sus pensamientos se confundían. Nate estaba seguro de haber
escuchado una palabra de maldición bajo su aliento, pero no
dijo nada de eso y continuó con la ligera caricia.
Nate dejó que un dedo frotara muy suavemente a través de
la base de la polla de Kyle para obtener su atención.
—¿Tú qué?
—Me moví a mis manos y rodillas, y lo miré. —Nate
miraba los dedos de Kyle curvarse sobre el borde de las
columnas, poniéndose blancos del apretado agarre—. Se
desabrochó el cinturón del pantalón y me hizo usar los dientes
40 para abrir la cremallera.
Nate sonrió ante la imagen cuando la otra mano se movió
arriba hacia el pecho de Kyle hasta que encontró un pezón. Le
dio un pellizco, haciendo a Kyle estremecerse y gemir.
—Adelante.
—Tú... oh maldita sea... —Kyle se detuvo cuando los dedos
de Nate empezaron a frotar su tenso pezón. Sin mirar, Nate
sabía que había cerrado los ojos durante un par de segundos
mientras trataba de componerse para continuar—. Empujó
hacia abajo sus pantalones y lo tomé en mi boca.
—¿Mi polla? —Nate cambió su cuerpo, empujando su bulto
hinchado más duro contra el culo desnudo de Kyle.
—Sí, señor. —Kyle tragó duro mientras su cuerpo se
estremecía con toques de Nate—. Llenó mi boca y saboreé... —Se
quedó sin aliento y tuvo que hacer una pausa.
—¿Cómo es mi sabor, Kyle? —Nate se sentía como si
estuviera a punto de estallar. Su cuerpo estaba en llamas, con la
garganta apretada y la cabeza dando vueltas mientras el olor de
Kyle lo rodeaba. Sentir el cuerpo de Kyle contra el suyo era un
afrodisíaco. Quería más, su cuerpo exigía más.
—Delicioso —se quejó Kyle—. Tenía este sabor almizclado.
Sus jugos se filtraban en mi lengua mientras lo chupaba. Mi
lengua... dulce Jesús... su calor me llenaba la boca y pude sentir
como se hinchaba cuando lo llevé más adentro.
Kyle estaba casi sin aliento mientras contaba su sueño. El
pecho de Nate golpeaba acompañando al de Kyle mientras sus
cuerpos se moldeaban perfectamente juntos a pesar de la
diferencia de altura. La mano en el pezón de Kyle subió hasta
que los dedos se enredaron en su cabello, mientras que la otra
se levantaba de la ingle de Kyle a su duro abdomen,
manteniéndolo en un fuerte abrazo. La excitación sexual
41 pulsando sobre ellos era palpable, el aire demasiado pesado casi
para respirar.
Nate presionó más fuerte sobre Kyle y se movió,
colapsando desesperadamente en el gemido atrapado en su
garganta. Se maldijo, sabiendo que tenía que separarse de esto,
tenía que irse, pero no podía. Su cuerpo no quería escuchar a la
parte sana de su mente. Cualquier deseo que alguna vez sintió
por un cliente siempre se mantuvo bajo apretada restricción.
Pero Kyle, sólo tenía que entrar en la sala y el control de Nate se
derrumbaba.
—Dime, Kyle —Nate continuó a través de las mandíbulas
apretadas. Su dolor, palpitante en la ingle se comprimía con
fuerza en sus pantalones—. ¿Cómo me vengo? ¿Tragas mi
carga? —casi gimiendo la última palabra, ¡maldita sea!
Las piernas de Kyle le temblaban, su respiración salía en
cortos soplos ásperos mientras su culo retrocedía contra Nate,
manteniendo una presión constante. Placer ardiente atravesó el
cuerpo de Nate con desesperación de Kyle.
—Usted se viene en mi boca. —Gimió, reviviendo el
sueño—. Se adentraba en mi garganta y sentía su caliente
esperma deslizarse abajo en mi garganta.
—¿Podías saborearme? —Nate estaba a punto de perder el
último vestigio de su control, pero necesitaba oír a Kyle acabar.
Tenía que saber.
—Sí... —La cabeza de Kyle cayó hacia atrás sobre el
hombro de Nate cuando gimió su respuesta. —¡Joder! —Sus
manos se sacudieron en sus ataduras mientras su cuerpo se
estremecía en el orgasmo, sus caderas empujando hacia atrás.
Nate sintió su propia carga disparar tan pronto como Kyle
42 respondió y apretó los dientes para no gemir en la satisfacción
de la liberación. Se alegraba de que el grueso cuero ocultara la
evidencia de su orgasmo durante unos minutos. Lentamente
dejó escapar un largo suspiro mientras su cuerpo se disparaba a
través de su placer. El orgasmo había sido más que intenso y se
sorprendió de que sus piernas todavía lo mantuvieran de pie,
pero luego se dio cuenta de que estaba sosteniendo el peso de
Kyle contra él. Con ambos brazos, fácilmente apoyó a Kyle,
temiendo que ambos cayeran si no lo hacía.
Nate puso su cabeza en el hombro de Kyle, recuperando su
respiración natural. Fue golpeado con las ganas de besar a Kyle.
Nate nunca había besado a un cliente. Ayudaba a mantenerlo
distanciado, separado. Besar era demasiado personal, así que lo
excluyó de su trabajo.
Pensó que podría tener éxito en su resistencia, pero Kyle
volvió la cabeza hacia Nate y cuando notó el olor de Kyle
mezclarse con el olor de su liberación, perdió la batalla.
Nate volvió la cabeza ligeramente y dejó que sus labios
rozaran suavemente el cuello de Kyle. Podía sentir el pulso de
Kyle golpeando contra su piel y quería más.
Haciendo lo que había querido hacer desde que Kyle
caminó por primera vez en su habitación, Nate deslizó su lengua
con el siguiente ligero beso y probó la piel de Kyle. Fue
intoxicante, enviando su cabeza a dar vueltas y su cuerpo a
tambalearse por la necesidad.
—Nate —dijo Kyle con un suspiro.
Ésta, la palabra suavemente pronunciada, devolvió a Nate
bruscamente a la realidad. Kyle no era su amante, sino un
cliente, no importa cuán hermoso su nombre sonara viniendo
de esos labios sexys en una voz tan baja. Nate levantó la cabeza
y soltó su agarre de Kyle, contento de que hubiera sido capaz de
recuperar el equilibrio. Se apartó y observó cómo un escalofrío
43 corría por el cuerpo de Kyle, sintiendo al suyo hacer lo mismo, y
sintiendo el efecto del aire fresco corriendo por sus sudados
cuerpos enlazados cuando se separaron.
Nate se movió a un lado de Kyle y desató una mano, luego
se movió a liberar la otra, manteniendo su cuerpo detrás de
Kyle, tratando de evitar el contacto con él de nuevo.
—Puedes usar el cuarto de baño para limpiarte antes de
vestirte. Las mismas reglas se aplican esta semana. —El tono de
Nate era un poco más frío de lo que había previsto, por lo que se
ablandó con sus siguientes palabras—. Nos vemos el miércoles.
Se dio la vuelta y salió de la habitación. Se quejó
maldiciendo en voz baja todo el camino a su apartamento.
Nunca había perdido el control de esa manera. Nadie más que
Sydney lo había afectado tanto, e incluso entonces, había sido
diferente y había sido tan joven. Desde entonces, ella le había
enseñado cómo controlar sus apetitos, para separarse de los
deseos de sus clientes.
Nate siempre se había enorgullecido de su control
impecable y sus respuestas profesionales a sus clientes.
Demonios, era fácil para él apartarse; su infancia se había
encargado de eso. Y con el entrenamiento de Sydney, ahora era
el mejor Dominante que tenía. Sólo Sydney había atravesado
esa pared. Ahora parecía como si Kyle también pudiera.
Nate sabía que sería difícil tocar a Kyle, pero había
pensado que podía armarse contra sus reacciones. Nate soltó
una baja y disgustada risa cuando abrió la puerta, pensando en
qué rápidamente la piedra de la pared se había derrumbado a
los pies de Kyle. Se fue al baño y se quitó los pantalones
manchados. Mientras lo hacía, oyó a Kyle decir su nombre otra
vez en su cabeza. Era un sonido celestial, un tono que nunca
había oído hablar a nadie, lleno de ternura y promesa. Nate
gruñó, se metió en la ducha y dejó que el calor del agua alejara
el deseo que todavía tamborileaba en todo su cuerpo,
44 deteniéndose en sus venas, exigiendo más. Dejó que el agua
ahogara el sonido de la voz de Kyle.
Capítulo Seis
Nate quería mantener su siguiente sesión con Kyle lo más
simple posible. Después de que Kyle se desnudara y asumiera su
pose sumisa, Nate se sentó en su silla y admiró al hombre. Nate
sabía que estaba pisando un terreno peligroso después de lo
ocurrido durante su última sesión. Sabía que su control era
frágil. Sabía que tenía que pasar a Kyle a otro Dominante, pero
Nate no podía negarse a sí mismo la presencia de Kyle, no
importaba lo mucho que odiara que sus defensas cayeran
cuando Kyle estaba cerca.
Así que Nate se sentó en silencio y miraba. Su mirada
recorría el cuerpo de Kyle con apreciación. Todavía recordaba la
sensación de Kyle presionando contra él, la forma en que el
45 corazón de Kyle se había apresurado con su toque, y lo caliente
que la piel de Kyle había estado en contra de su boca. Nate se
movió en su asiento, ajustando su ya endurecida polla cuando
imágenes de dos días antes se repetían en su cabeza. Sus dedos
se clavaron en el brazo de la silla, manteniéndolo anclado a ella,
la necesidad de ir a Kyle brotaba desde lo más profundo. Le
asombraba que las imágenes y el deseo aún estuvieran frescos
después de dos días. Nadie había tenido ese efecto en él.
A medida que el silencio perduraba, Nate miró a su cliente
y lo vio cambiar un poco. Nate no podía mantener la mirada de
los brazos de Kyle, sus músculos ondeando débilmente bajo la
piel lisa. El calor explotó en la ingle de Nate a la vista y se tragó
el gemido creciente en la garganta.
Sabiendo que era muy mala idea, pero incapaz de resistir,
Nate se levantó de su silla y se acercó a Kyle. Tomando varias
respiraciones profundas, trató de enfriar la reacción de su
cuerpo al hombre arrodillado.
Funcionó..., pero sólo un poco, sólo lo suficiente para que
Nate se arrodillara delante de él, apenas conteniéndose a sí
mismo de arrastrar a Kyle con él.
El silencio continuó, con sólo el golpeteo fuerte de su
corazón rompiéndolo. Dejó que su mirada vagara sobre el
cuerpo de Kyle. Le gustaba cómo su piel estaba bronceada, pero
no demasiado oscura. Era como si Kyle fuera besado por el sol,
dándole la cantidad perfecta de color, una hazaña difícil de
lograr viviendo en la ciudad. Kyle era más bajo que él, pero lo
compensaba en mayor medida que su cuerpo lucía músculos
definidos en cada extremidad y un sistema perfecto de
abdominales. Nate dejó que el olor del otro hombre provocara a
su nariz, inhalando la fragancia almizclada.
Dejó que su mirada finalmente cayera en la ingle de Kyle.
Estaba contento de encontrar al hombre casi duro. Hubo un
ligero temblor en el cuerpo de Kyle. ¿Estaba pensando en su
46 última sesión? ¿Estaba Kyle afectado por ella como él? ¿Había
Kyle pensaba en eso día y noche, como lo había hecho él? Nate
no lo sabría a menos que preguntara, pero la verdad es que no
quería ir ahí hoy. Su control era demasiado frágil para explorar
esa posibilidad.
Extendió una mano y la pasó por el pelo de Kyle, la
suavidad deslizándose entre sus dedos. Sus ojos se quedaron en
la polla de Kyle; estaba encantado de encontrarla crispándose y
cada vez más dura cuando lo tocaba. Oyó un suave suspiro y
observó la forma rígida de Kyle relajarse sólo una fracción,
como si su caricia fuera relajante. No hizo más que acariciar el
cabello de Kyle, deteniéndose sólo cuando Kyle estaba
completamente erecto, su grosor palpitando.
Nate puso su mano bajo la barbilla de Kyle. Con el más
suave empuje, su cabeza se levantó y sus ojos se encontraron.
Claramente vio la lujuria ardiente en el fondo de los
magníficos ojos de Kyle. Su pregunta fue respondida, pero Nate
no estaba seguro de si debía estar estático o perturbado.
—Háblame del trabajo. —La voz de Nate era suave, la falta
de respiración oculta. Podía sentir su dura polla presionando
contra los confines de sus pantalones vaqueros. Todo lo que
Kyle tenía que hacer era mirar hacia abajo para ver que Nate
estaba en la misma condición en que él estaba.
—Um... trabajo... ¿Señor? —las cejas de Kyle se juntaron
en confusión.
El cuerpo de Kyle estaba tenso, rígido, con la necesidad, y
claramente anhelante de deseo. Por la forma en que sus
palabras se tambaleaban, Nate sabía que la mente de Kyle
estaba involucrada con la lujuria. Lo había visto demasiadas
veces para no conocer los signos.
47 —Sí, Kyle. —Nate quería decir su nombre. Rodaba tan
suavemente a través de su lengua—. Dime qué es lo que haces.
—Ya sabía que Kyle era un entrenador físico, la razón de su
musculoso cuerpo.
Kyle respiró hondo antes de hablar. A Nate le divertía que
le llevara a Kyle dos intentos antes de que su voz fuera lo
suficiente clara y firme como para hablar. Mantuvo contacto
visual cuando Kyle pasó los siguientes quince minutos
contándole sobre su trabajo en un gimnasio cercano. Nate sólo
hablaba para hacer preguntas cuando los pensamientos de Kyle
se quedaban atrás. El único contacto que tenían era la parte de
la mano de Nate levantando la cabeza de Kyle.
Escuchaba cada palabra que Kyle decía. No es que le
importara mucho acerca de lo que hiciera para ganarse la vida,
sino más para escuchar el suave sonido de su voz.
El tono, no demasiado profundo, más bien el de un tenor
que un ligero sonido estridente. Nate no podía evitar ser
arrullado por el sexy sonido.
Retiró su mano y la cabeza de Kyle bajó. Sus ojos se
desviaron hacia abajo y encontró que Kyle se había quedado
duro a través de todas las conversaciones de distracción. Estaba
muy emocionado por la respuesta de Kyle. Antes de que pudiera
detenerse, Nate se inclinó hacia adelante y le dio un beso en la
parte superior de la cabeza de Kyle.
—Muy bien. Eso es todo por hoy. Nos vemos el viernes. —
Nate se levantó y salió de la habitación antes de que su control
se quebrara totalmente y luego hizo algo realmente estúpido...
como lo que había hecho en la sesión del lunes. Se apoyó contra
la puerta un momento para recuperar el aliento, lo que permitió
a su pecho subir y bajar por primera vez desde que Kyle había
entrado en su habitación. Apartándose, caminó por el pasillo.
48

Nate entró en la oficina de Sydney y se dejó caer en la silla


frente a su escritorio. Ella levantó la vista de los papeles
esparcidos por la superficie. Sabía lo mucho que realmente
odiaba todo el papeleo que conllevaba el negocio, pero alguien
tenía que hacerlo. Una vez había tratado de pasarle la
responsabilidad a él, pero lo había rechazado con vehemencia.
Era bueno no ser el propietario de la empresa.
Sydney sonrió.
—Hey. —La sonrisa se desvaneció lentamente cuando él no
le devolvió la sonrisa—. ¿Estás bien?
Aspiró profundamente y se pasó la mano por el oscuro
pelo.
—No, no lo estoy. No sé qué demonios estoy haciendo.
Ella hizo a un lado los papeles y volvió su completa
atención a él.
—¿Qué pasa, Nate?
—Es Kyle. No puedo... —Nate gruñó en agitación,
removiéndose en su silla, incómodo. Si no podía hablar con su
mejor amiga, ¿cómo podía ayudarlo? Él seguro como el infierno
que no podía averiguar qué hacer.
Sydney levantó una ceja preguntando. Echó un vistazo a su
reloj. Las comisuras de sus labios se movieron, casi como si
estuviera reprimiendo una sonrisa.
—Acabas de terminar una sesión con Kyle. —Era una
49 afirmación, no una pregunta. Se inclinó hacia adelante en su
escritorio, con la barbilla apoyada en la mano.
—Sí —gruñó con frustración. Todavía tenía una furiosa
erección y era cierto que el alivio no estaba a la vista—. Mi
control se hace añicos cuando él está cerca —confesó. Nate se
levantó y empezó a pasearse por la pequeña oficina. —Tan
pronto como entra, mi cuerpo me traiciona. Hace cosas que no
quiero que haga. ¡Mírame! —Él se detuvo frente a su escritorio,
alargando las manos a sus costados, de modo que tuviera una
visión clara de él. Ella bajó la mirada hacia su ingle y podría
haber jurado que sus labios se retorcieron otra vez. ¿Encontraba
esto divertido? Él no creía que lo fuera. Sólo la idea de que Kyle
lo excitara. Iba más allá de frustrante.
Nate se inclinó sobre la mesa, con los brazos acogiendo su
peso.
—He pasado años disciplinándome yo mismo,
manteniendo el control. Incluso al principio, nunca estuve tan
verde. Nunca ha sido tan... ¡maldita sea! —Empujó la mesa y
empezó a caminar de nuevo—. Un hombre y todo se va al
infierno. Años de control destruido con una sola mirada de sus
magníficos ojos azules.
Sydney se recostó en su silla, sus uñas golpeando el labio
inferior.
—¿Qué? —preguntó, deteniéndose frente a su escritorio de
nuevo.
—No te he visto tan nervioso desde la noche en que te
ofrecí un trabajo aquí. —Ella dejó escapar una pequeña risita—.
De lo más entretenido.
Nate golpeó las manos sobre el escritorio.

50 —Esto no pretende ser entretenido, Syd. Estoy en una


situación real. Necesito un consejo.
—¿Te gusta estar solo, Nate?
Él la miró, confundido. ¿Qué es lo que tenía que ver con su
problema?
—¿Te gusta? —presionó ella.
¿Qué podía decir? Por supuesto que odiaba estar solo.
Pero había estado solo desde que era un niño. Sydney era su
única relación cercana. Amantes una vez, ahora los mejores
amigos.
—No veo qué tiene eso que ver con Kyle.
—Respóndeme, Nate. ¿Te gusta estar solo?
Nate odiaba el hecho de que Sydney lo conociera tan bien.
Ella se daba cuenta de que odiaba estar solo, pero era la única
vida que conocía.
Si permanecía distante de los demás, entonces no podía
salir herido, ¿verdad? No podía decepcionar a nadie. No habría
nadie que lo dejara o traicionara. Pero Sydney iba a hacerlo
decirlo.
La expresión de Nate se deslizó en una máscara distante y
desinteresada que usaba con sus clientes.
—No, no —admitió.
—¿Kyle te excita más allá de la razón, a pesar de tu
control? —preguntó ella, cerrando miradas con él.
Él se irguió y se pasó una mano nerviosa por el pelo.
—Sí —respondió con sinceridad. Él y Sydney nunca se
habían mentido el uno al otro, sin importar el tema. No iba a
empezar ahora.
Ella se encogió de hombros.
51
—Déjalo. —Su tono era plano, sin emociones—. Pásaselo a
otra persona. ¿Dale, tal vez?
Sus ojos se abrieron con sorpresa. Esto era lo último que
esperaba oír de ella. Su impacto fue tan grande que era como si
le hubiera dicho que cortara su pene.
Nate sacudió la cabeza lentamente.
—No, no puedo hacer eso. Nunca he renunciado a algo
sólo porque fuera difícil. —Y el pensamiento de otra persona
tocando a Kyle hizo que su pecho se contrajera. Kyle era suyo.
No podía soportar tener a Kyle debajo de la norma de otro.
—No, nunca lo has hecho. Eres un alma fuerte, Nate. Lo vi
la primera vez que nos conocimos. Esa noche, cuando estabas
parado en la esquina de la calle luciendo como un niño
asustado. Pero fue la fuerza en tus ojos lo que me atrajo de ti.
Eso me dijo en qué clase de persona te convertirías.
—¿Y qué clase de persona es esa, Syd?
Ella sonrió.
—Un hombre que ha conocido el dolor, el abuso, y no es
ajeno al sufrimiento, pero que se ha convertido en un ser
sensual, lleno de compasión, todavía con vulnerabilidades que
se esconde de quienes lo rodean.
Nate una vez más estaba sorprendido por sus palabras. Su
idea de sus emociones era abrumadora y predecible. Daba
miedo a veces cómo ella lo hacía.
Suspiró.
—Averiguaré la manera de lidiar con esto. Siento
molestarte con esto.
Sydney se puso de pie y caminó alrededor de su escritorio.

52 —No molestas en absoluto. —Ella lo besó brevemente en


los labios—. Esta cosa con Kyle no es algo con la que puedas
tratar, Nate. Es algo que te consume y te da una pequeña
oportunidad para someterte. Ya no eres más el Maestro, sino el
esclavo.
No estaba seguro de lo que quería decir, pero Sydney era a
menudo así. Dando consejos que no tenían mucho sentido hasta
que te golpeaban en la cara.
—Buenas noches, Syd. —Sin saber qué más decir, se fue.
Estaba más confundido que antes de verla.
Travis finalmente levantó la vista de su vídeo-juego hacia
su compañero de cuarto. Kyle había entrado en el apartamento
cinco minutos antes y se sentó en el sofá, pero aún tenía que
decir una palabra.
—¿Estás bien, amigo? Te ves como el diablo.
—Gracias —murmuró Kyle con tristeza. Suspiró y se quedó
mirando la pantalla del televisor—. Dime otra vez ¿por qué me
estoy tomando tiempo para ir a ver a Nate tres veces a la
semana?
Travis se encogió de hombros.
—No lo sé. Nunca me diste esa información a mí. ¿Quieres
decirme ahora por qué? —Travis hizo una pausa a su juego y
miró a Kyle.
—No lo sé. —La irritación de Kyle sonaba claramente en su
53 voz—. Es solo que a veces, me siento tan frustrado cuando él
está cerca... bueno, maldita sea, no lo sé. Me confundo y parece
que no puedo controlarme. No sé si sentirme enojado con él por
hacérmelo a mí o... —Su voz se desvaneció.
Travis se volvió y comenzó su juego de nuevo; los sonidos
electrónicos y explosiones llenaron el aire.
—Tengo una solución simple.
—Sí, ¿cuál?
—Deja de ir —dijo Travis con su voz plana.
Detuvo el juego de nuevo y volvió a mirar a Kyle cuando no
respondió. Parecía como si sólo le hubieran dado un puñetazo
en el estómago. Su rostro había palidecido y miraba a Travis
como si le hubieran crecido dos cabezas.
—¿Qué? —preguntó Travis con la ceja levantada.
Kyle se levantó del sofá y se dirigió a su habitación.
—No eres de mucha ayuda.
Travis esperó hasta que Kyle estuvo en su habitación antes
de coger el teléfono y marcar un número demasiado familiar.
—Hey, cariño. Sí, ya sé que acordamos que te dejaría en
paz para ponerte al día con un poco de trabajo, pero esta noche
tenemos que hablar. ¿Puedo ir? —Travis sonrió—. Sí, sobre eso.
Estaré ahí en unos minutos. —Colgó, cogió las llaves y se fue.

54
Capítulo Siete
El viernes no llegó lo suficientemente pronto para Nate. La
espera y la ansiedad crispaban sus nervios. Había estado
malhumorado e impaciente desde que dejó a Kyle el miércoles.
Había pensado que podría relajarse, sacarse los pensamientos
del otro hombre de su cabeza, pero a Nate le resultaba casi
imposible hacerlo. Estaba distraído y tenía problemas para
concentrarse en sus otros clientes. Por primera vez en su
carrera, tuvo problemas para darles toda su atención y, a
menudo redujo el tiempo para no arremeter contra ellos. Dejó
escapar un suspiro de alivio cuando llegó el golpe en su puerta,
pero tenía la sensación de que esta sesión, al igual que las otras
antes, no saldrían como estaba previsto.

55 Permitió que Kyle entrara en su habitación y le hizo


quitarse toda su ropa como antes. Nate se apoyó contra la pared
cerca de la ventana. Llevaba una máscara inexpresiva y se
esforzó por no estar demasiado interesado en las acciones de
Kyle mientras se desvestía. Tal vez hablar desviaría su atención.
Rompió el silencio.
—¿Tuviste algún sueño más, Kyle?
Las manos de Kyle flaquearon un poco ante la pregunta.
—Sí, señor —admitió, casi con timidez.
—¿Me incluían a mí? —¿Estaba Kyle tomando más tiempo
de lo habitual para desabrocharse la camisa, o era sólo su
imaginación?
—Sí, señor. —Por fin se abrió la camisa y Nate pudo
vislumbrar en el suave y definido pecho.
—¿Te importaría contarme uno?
Su aliento quedó atrapado cuando la camisa se deslizó del
cuerpo de Kyle. A pesar de que había visto varias veces la parte
superior del cuerpo de Kyle, nunca dejaba de causar la misma
reacción en él. Hizo que la mano de Nate picara por tocar a
Kyle. Deslizar los dedos por todo el cuerpo de Kyle.
Kyle se detuvo después de desabrochar sus vaqueros. ¿Fue
a propósito? ¿Sabía cuánto se veía afectado Nate sólo por la
vista de él? ¿Estaba provocándolo a propósito? ¿Tenía Kyle la
menor idea de la frustración que causaba a Nate con cada
segundo de su presencia? Se sentía como un adicto en busca de
su próxima dosis y encontrando que sólo Kyle podría quitarle el
ansia.
—No, señor —admitió Kyle.
Su honestidad era refrescante. Sabía que si le hubiera
dicho a Kyle que le contara acerca de los sueños, lo habría
56 hecho. Pero Nate le había preguntado a Kyle esta vez. Nate
sintió la necesidad de respetar los deseos de Kyle, aunque no
sabía por qué.
Su miembro se endureció al ver a Kyle deshacerse del resto
de su ropa. Se había puesto los pantalones de cuero negros que
sabía que a Kyle le gustaban, para provocarlo, para darle algo
con lo que fantasear el fin de semana, pero no había pensado en
la opresión que resultaría una vez que creciera la excitación.
Tragó un gemido de incomodidad cuando Kyle se volvió hacia
él, desnudo, y la polla estimulada.
Nate instruyó a Kyle que se tumbara boca abajo sobre la
cama, con los brazos sobre la cabeza y las piernas separadas.
Usando cuerdas suaves, pero robustas Nate ató las muñecas y
los tobillos de Kyle cada uno a un poste de la cama. Sacó varios
elementos de un cajón de la mesita de noche y se arrodilló entre
las piernas de Kyle.
—Levanta tus caderas —dijo Nate suavemente. Rara vez
tenía que usar una voz fuerte y autoritaria con Kyle, cuando el
hombre con impaciencia hacía lo que se le pedía, por lo general
la primera vez.
Kyle levantó su cuerpo visiblemente rígido cuando Nate
tomó su polla en la mano y la reposicionó, apuntando hacia los
pies. Nate sabía que esta posición provocaba malestar a Kyle
debido a que su polla comenzaba a llenarse de sangre. Se dio
cuenta de que Kyle se mordió el labio, ¿tal vez para controlar la
queja inicial? Nate empujó hacia abajo sobre sus caderas para
que bajara su cuerpo y disfrutar del gruñido que salió de la
garganta de Kyle. Sabía que venía de su agitación cuando su
peso presionó en su polla endurecida.
Cuidadosamente colocó un separador de bolas encima de
Kyle, entonces unió un pedazo largo de cuerda de nylon al
mismo. Tiró de la tensa cuerda antes de atar el otro extremo al
57 pie de la cama. Tomando un momento para observarlo, Nate vio
lo rígido que estaba su cuerpo y lo lenta que era su respiración.
—Levanta de nuevo.
Kyle no vaciló, pero tan pronto como sus caderas se
levantaron jadeó y se detuvo. Nate sabía que el dolor era por el
movimiento de la cuerda de nylon tirando duramente en sus
bolas. Nate suavemente reposicionó el pene de Kyle para que
fuera más cómodo tumbarse, señalando a su pecho. Nate no
podía ignorar lo duro que Kyle había estado y estaba
complacido de que el dolor no hubiera causado que su polla
disminuyera. Una vez más empujó hacia abajo en las caderas de
Kyle, deseando que bajara de nuevo a la cama. Kyle dejó escapar
un agradecido suspiro una vez que el tirón en sus bolas se sintió
aliviado.
Nate frotó suavemente su mano sobre la espalda baja de
Kyle.
—¿Estás bien?
—Sí, Señor. —La voz de Kyle era apretada.
Nate se inclinó hacia adelante, con los brazos a cada lado
de Kyle apoyando su peso, y habló en voz baja al oído.
—Vamos a hacer una pequeña prueba. Quiero ver qué tipo
de tolerancia tienes para la incomodidad, y quiero ver cuál es tu
reacción a ella.
Nate se había quitado la camisa antes de llegar a la cama y
ahora dejó que su pecho desnudo descansara sobre la espalda
de Kyle, piel sobre piel. Bajó sus caderas hacia las de Kyle, hasta
que su bulto se encontraba descansando entre las nalgas de
Kyle. Una vez más, Nate empujó suavemente sus caderas hacia
abajo, luego cambió arriba y oyó la pronunciada inhalación de
Kyle para respirar. El movimiento había provocado que el
cuerpo de Kyle cambiara de posición, ejerciendo presión sobre
58 sus bolas.
—Creo que tu control es deficiente. —Nate empujó otra
vez, y Kyle jadeó más fuerte en el malestar—. Pero creo que tu
tolerancia para el malestar podría ser muy alta... si te animas a
conseguir lo que buscas. —Provocó de nuevo, obteniendo un
gemido ahogado a cambio. Sabía por experiencia que sus
acciones no estaban causando excesivo dolor o daño a Kyle, por
lo que continuó con su plan.
—Vamos a probar otra cosa.
Nate se levantó a regañadientes del cuerpo de Kyle. Tenía
ganas de quitarse los pantalones y meter su dura polla
despiadada y profundamente en el hermoso culo expuesto de
Kyle, quería hacer que el hombre se retorciera debajo de él.
Quería poseer al hombre que yacía en la cama, quería poner a
Kyle tan salvaje de deseo que sólo pudiera rogar por más.
La imagen fue intensa, haciendo que Nate se estremeciera.
Nate sacudió los pensamientos de su mente y sacó un
látigo de nueve colas. Acarició ligeramente la espalda de Kyle
con sus longitudes fuertemente anudadas, sonriendo ante el
temblor que sacudió el cuerpo de Kyle. Los músculos de los
brazos de Kyle se apretaron visiblemente mientras sostenía sus
ataduras tan tensas que sus nudillos se pusieron blancos. La
respiración de Kyle sonó fuerte en la habitación, ya que se hizo
más rápida y menos profunda.
—¿Alguna vez has sido azotado? —preguntó Nate, dejando
que las puntas bailaran sobre la suave piel bronceada que estaba
a su merced.
—No, señor. —Kyle tragó saliva, su culo apretándose al
sentir el látigo.
Nate levantó el látigo y observó el culo de Kyle relajarse
brevemente antes de apretarse de nuevo ya que se preparaba
59 para el impacto del golpe del látigo. A Nate le divirtió cuando
Kyle saltó y dejó escapar una respiración rápida cuando las
puntas ligeramente tocaron el pie. Utilizó las puntas para rozar
su pierna, por encima de su culo, y por la otra pierna. Nate se
aseguró que su paso fuera lento y tortuoso, haciendo a Kyle
moverse y gemir suavemente.
Kyle levantó la cabeza para ver a Nate, viendo si podía
anticipar el golpe que seguramente caería.
—Estate quieto —ordenó Nate, empujando su cabeza hacia
abajo de la cama. Kyle obedeció, para placer de Nate. Vio que
cada músculo se tensaba y se ponía rígido; sabía que cada
nervio estaba de punta mientras Kyle esperaba en la
incertidumbre de la llegada del golpe del látigo.
Nate continuó sus provocaciones, rozando las puntas de
cuero estratégicamente sobre la espalda de Kyle, luego bajó sus
brazos y sus piernas antes de barrer a través de su culo.
Observó, fascinado, cómo el cuerpo de Kyle
alternativamente se tensaba y relajaba, con cada cambio de
movimiento. Por los músculos moviéndose nerviosamente, Nate
vio que Kyle se estaba conteniendo. Sabía lo sensual que el
cuero se podía sentir en todo el cuerpo y cómo una persona
reaccionaría a tal sensación. Sabía que Kyle estaba tratando de
evitar que su cuerpo se retorciera bajo el cuero, pero cada
movimiento traía presión a sus bolas.
Perfecto, pensó Nate, mientras levantaba el látigo y lo
bajaba con fuerza en el culo de Kyle.
—¡Joder! —gruñó Kyle con los dientes apretados. La
picadura y la sorpresa del cuero, le había hecho saltar, a su vez,
tirando con fuerza de sus bolas.
La satisfacción corría a través de Nate, sabiendo que su
tortura elegida obtuvo la reacción que deseaba. Bajó el látigo
60 cuatro veces más hasta que la carne estaba de color rosa y Kyle
estaba moviéndose dentro de sus cadenas y gimiendo, pero ni
una vez quejándose. Nate sabía que si se hacía de la manera
correcta el dolor se convertía en placer, y eso era exactamente lo
que estaba ocurriendo, a juzgar por la reacción de Kyle.
Nate se inclinó hasta que sus labios estaban al lado de la
oreja de Kyle. Movió la lengua en el lóbulo de Kyle y sintió su
propio cuerpo temblar de deseo mientras sus sentidos fueron
asaltados de nuevo con el olor y el sabor de Kyle.
—Quiero que me mires, Kyle. —La voz de Nate era un
tenso susurro—. Vuelve la cabeza y mírame.

Se puso de pie y esperó a que Kyle lo mirara. Esto no era lo


que había planeado, pero fue incapaz de parar una vez que el
pensamiento había entrado en su cabeza. Le dolía el cuerpo con
necesidad, le picaba la lujuria, y latía de deseo prohibido.
No pudo resistir la oportunidad de tener a Kyle viéndolo
cuando fuera aliviado del deseo construyéndose, y si también
proporcionaba a Nate los resultados deseados, serviría a su
propósito para esta sesión.
Las manos de Nate fueron a la cintura de sus pantalones
mientras la mirada de Kyle seguía. Poco a poco los dedos
liberaron los botones, luego la cremallera. Extendiendo el cuero
aparte para mostrar que no llevaba ropa interior, Nate metió los
pulgares en la cintura y empujó sus pantalones. Se inclinó por la
cintura, intencionalmente bloqueando la vista de Kyle de él
mientras se quitaba las botas y sacaba sus pantalones. Antes de
enderezarse, Nate levantó la cabeza y miró a los ojos de Kyle.
Los ojos azules que habían oscurecido su color, brillaban con
lujuria y necesidad. Nate vio el cuerpo de Kyle sacudirse, la
necesidad pasar a ser desesperada. El lenguaje corporal de Kyle
gritaba sus pensamientos, mientras sus ojos hablaban de sus
61 deseos y esa vista sacudió a Nate, su pecho estrechándose en la
comprensión. En ese instante, supo que las ataduras eran lo
único que mantenían a Kyle de llegar a él. De llegar a tocarlo. Si
Kyle fuera libre de moverse, vendría a Nate, y al diablo con las
consecuencias.

Nate se enderezó, su postura alta. Estaba duro y


palpitante, la sangre corriendo hacia su polla. Kyle siseó,
consiguiendo su primera vista de Nate completamente desnudo.
Sus manos estaban agarrando las ataduras, los nudillos blancos
y sus brazos temblaban por el esfuerzo.
Nate se movió con gracia, sus músculos desplazándose tan
suavemente como sus pasos, hasta su silla. Sintió la mirada de
Kyle moverse con él. Forzando la respiración contenida de sus
pulmones, Nate se sentó sin decir una palabra. El silencio
colgaba pesado, el aire imposiblemente grueso con la tensión
sexual.
Nunca tan audaz, pero todavía sin poder detenerse, Nate
se agachó y comenzó lentamente a acariciar su polla. Palpitaba
en su mano, dolorida por la liberación. Se imaginó que era la
mano de Kyle tocándolo y obligó a sus ojos a permanecer
abiertos para ver la reacción de Kyle.
Kyle se removió en la cama, mordiéndose el labio inferior,
pero no logró silenciar el gemido que escapó. Nate sabía que con
cada cambio del cuerpo de Kyle su polla se frotaba sobre el
satén, el material sedoso provocaba sus nervios sensibles. Cada
movimiento era una molestia, ya que Nate sabía que la
necesidad podría superar al dolor.
—¿Puedes tomar la molestia para conseguir el placer,
Kyle? —se apretó con más fuerza, sintiendo el flujo de sangre
lento haciendo que su polla se hinchara y la cabeza se
oscureciera.

62 Kyle cerró los ojos y respiró profundo. Nate esperó y


observó. Después de varios segundos un gruñido se levantó de
la garganta de Kyle, profundo y primitivo. Abrió los ojos, pero
en lugar de reunirse con los de Nate, miraron a la ingle de Nate
donde su mano todavía acariciaba lentamente.
—Muéstrame, Kyle. Muéstrame lo que aguantarás para tu
satisfacción. —Nate trató de mantener la voz firme, pero sonaba
sin aliento a sus oídos. Tuvo que ralentizar su ritmo, sin querer
venirse antes de que su plan pudiera desarrollarse.
Kyle vaciló un momento, mirando la otra mano de Nate
bajar y tirar de sus propias bolas. El cuerpo de Kyle temblaba,
pero Nate se hizo esperar con paciencia, con tanta paciencia, a
pesar de que su cuerpo quemaba por la liberación. Sus ojos
ardían con la observación de Kyle, vio el conflicto en sus ojos, y
sabía que las emociones del hombre estaban luchando en su
interior. Nate quería que Kyle hiciera esto porque quería
hacerlo, no porque se le ordenara. Tenía que saber hasta qué
punto Kyle estaba dispuesto a llegar.
Kyle se empujó hacia el pie de la cama tanto como las
cuerdas le permitieran, lo que realmente no era mucho en
absoluto. Luego, tomando una respiración profunda, empezó a
mover su cuerpo, deslizándolo hacia arriba y hacia abajo en la
cama, consiguiendo la posición correcta. Con cada empuje hacia
arriba Nate veía que hacía una mueca de dolor, la cuerda
tirando de las bolas de Kyle, disparando dolor en todo su
cuerpo.
—Kyle —Nate respiró cuando su ritmo se aceleró. Sabía
que el malestar era grande cuando Kyle se mantuvo a la par con
su ritmo, pero sabía que Kyle logró viajar en el dolor cuando el
placer de pronto cubrió su rostro y gruñidos fluían libremente
de sus labios entreabiertos. Ninguno de los hombres cerró los
ojos, cada uno mirándose al otro.
—Eso es, Kyle —alentó Nate, su voz apenas un susurro
cuando su propio cuerpo se apretó, pero se las arregló para
63 mantenerse a raya. Tenía que escuchar a Kyle, tenía que ver
cuándo el orgasmo lo reclamara.
El cuerpo de Kyle comenzó a temblar, su ritmo llegó a ser
frenético y abrupto mientras su cuerpo exigía la liberación.
Gritó, luchando por respirar, sus caderas moliéndose duro en la
cama mientras se corría.
Nate gruñó en respuesta, finalmente incapaz de
contenerse por más tiempo, arrojando su espesa carga en su
estómago.
Sólo el sonido de sus respiraciones trabajosas y el fuerte
olor a semen llenaba el aire. Nate se levantó, con las piernas
temblorosas. Entró en el cuarto de baño sin decir una palabra y
se limpió. Antes de salir, se miró en el espejo y se sorprendió de
la vista. La oscuridad debajo de sus ojos que había estado
construyéndose la semana pasada se había aclarado.
Tenía el pelo revuelto, la longitud enmarcando su rostro
haciéndolo parecer más joven, y sus ojos tenían un brillo en
ellos que no recordaba haber tenido antes. La tensión dolorosa
en el cuello y los hombros se había aflojado, mientras su cerebro
estaba un poco menos opaco que antes de la llegada de Kyle.
En silencio se reprendió por dejar que su cuerpo se hiciera
cargo de tal manera delante de un cliente. Nunca se había
expuesto a un cliente antes, y mucho menos había tenido un
orgasmo delante de uno. Sin embargo, no podía discutir con los
resultados. La tensión que había ido creciendo desde la primera
cita de Kyle había sido maravillosamente aliviada, pero ya podía
sentir a su cuerpo ansiando más.
Acariciando el pelo de su cara, Nate volvió a entrar en la
sala principal. Tenía que salir de aquí. Rápidamente se puso los
pantalones y se dirigió a Kyle, que descansaba con los ojos
cerrados. Su respiración se había estabilizado. Nate se arrodilló
64 junto a la cama con la intención de liberar sus ataduras, pero la
serenidad en el rostro de Kyle atrajo a Nate más cerca. Sin
pensarlo se inclinó y dejó un ligero beso en los labios
entreabiertos de Kyle.
Kyle abrió los ojos, sin retroceder de Nate, pero
bloqueando miradas con él. Los ojos azules de Kyle se habían
aclarado de nuevo, pero esta vez vio algo diferente en ellos. Lo
que vio en aquellas profundidades azules lo asustó. Era una
mirada que nunca había esperado, ni sabía cómo manejar.
Nadie lo había mirado nunca de tal manera.
Nate se dio la vuelta, sus entrañas temblando.
Rápidamente liberó a Kyle, colocando todas las cuerdas y
herramientas en una caja cercana.
—Siéntete libre de utilizar la ducha antes de vestirte. No te
preocupes por las sábanas. Volveré en breve —dijo Nate
rápidamente antes de salir de la habitación.
Se apoyó contra la puerta tratando de calmar su corazón
que latía con fuerza. Imágenes de Kyle en la ducha invadieron
su mente, haciéndolo apretar los ojos fuertemente cerrados.
—No, no, no. Fuera de mi cabeza —gritaba, tratando de
pensar en otra cosa que no fuera Kyle desnudo con agua
deslizándose por las curvas de su musculoso cuerpo.
Kyle lentamente se levantó, sus músculos amenazando con
calambres después de toda la tensión y la presión. Sintiendo la
fría rigidez, miró hacia abajo y vio el resultado de su orgasmo.
—¿Qué diablos está pasando? —preguntó Kyle a la
habitación vacía. No podía creer lo que estaba haciendo. ¿Por
qué, por enésima vez, estaba permitiendo que este hombre lo
controlara? ¿Por qué esa única mirada a esos ojos oscuros hizo
debilitarse sus rodillas, lo hizo estar dispuesto a darle lo que
exigía? Ni siquiera Steve había forjado tal respuesta en él. ¿Qué
65 era tan diferente con Nate?
Fue al baño y comenzó la ducha, esperando que se
calentara. Sus pensamientos vagaban mientras veía el agua
apresurarse por el conducto. Tenía una buena vida, se reiteró a
sí mismo. Sus padres eran estupendos y habían aceptado que
fuera gay. Tenía un buen trabajo haciendo algo que le gustaba y
tenía grandes amigos. ¿Qué más podía querer de la vida?
Debajo de toda la racionalización, lo sabía. Amor y
confianza. Había sido herido y traicionado tantas veces, que se
negó a permitir que nadie se acercara a su corazón de nuevo. No
quería pensar en Steve, pero una vez que sus pensamientos
empezaron por ese camino, fue difícil de detener. Kyle se
sorprendió al encontrar que, por primera vez, la idea del
hombre no trajera un dolor agudo en el pecho. Por primera vez
en mucho tiempo, su corazón no se sentía como si estuviera
siendo arrancado de su cuerpo. Sólo había un dolor sordo, por
una pérdida de tiempo atrás, pero nada más.
Fue sólo cuando Kyle pensaba en Nate que su cuerpo
respondía con una sensación de hormigueo en la ingle, una
aceleración de su pulso, y una sonrisa tirando de sus labios.
Se metió en la ducha y dejó que el agua lo invadiera.
¿Cuándo había ocurrido todo esto? ¿Cuando su corazón había
sanado? ¿Fue antes de conocer a Nate? Metiendo la cabeza bajo
el torrente de agua, Kyle apoyó los brazos contra la pared y dejó
escapar un suspiro. Había disfrutado de la anticipación de ver a
Nate. Había tenido placer cuando se dio cuenta de que Nate
estaba influenciado por sus sesiones y disfrutaba del hecho de
que, tan controlado como Nate se suponía que era, él pudiera
afectar a un hombre así.
Definitivamente hubo un cambio durante la sesión de hoy.
Algo había cambiado entre ellos. Sabía por Sydney que Nate era
un fanático del control, que su voluntad era fuerte como el
acero. Ese beso... sólo el más ligero de los besos había
66 demostrado a Kyle que el control de Nate podría echarse a
perder. Nate era humano. Tenía sentimientos y necesidades,
como todos los demás. Y, Kyle se dio cuenta, quería satisfacer
esas necesidades y calmar esos sentimientos. No sabía cómo ni
cuándo, pero algún día lo haría.
Cuando salió del cuarto de baño, Nate estaba ahí de pie
esperando. Kyle era incapaz de moverse cuando Nate lo
examinaba. Kyle sólo llevaba una toalla alrededor de sus
caderas, su ropa todavía junto a la cama donde la había puesto.
De repente se sintió completamente al descubierto, a pesar de la
toalla.
Sin decir una palabra, Nate se acercó a él y tiró de la toalla
de su cintura. Kyle inhaló por la sorpresa, sin ver lo que Nate
tenía en la mano. Nate levantó un objeto púrpura de forma
extraña. Se veía como una especie de consolador deformado.
La punta era delgada, pero el cuerpo se ensanchaba más
ampliamente, seguido por un tipo de copa de succión en la parte
inferior. Correas se extendían desde la parte inferior del
dispositivo.
—¿Alguna vez has utilizado un tapón anal, Kyle?
El estómago de Kyle se dio la vuelta nerviosamente, con
las manos temblando. Negó con la cabeza.
—No, señor.
—No tengas miedo. Voy a usar uno pequeño. —Nate dio la
vuelta al tapón para que Kyle pudiera ver sus diferentes
dimensiones—. Quiero que continúes con nuestras reglas este
fin de semana, Kyle. Nada de masturbación, nada de orgasmos.
—Sí, señor. —Kyle no podía apartar sus ojos del tapón
púrpura brillante.
67 —Voy a poner esto dentro de ti y quiero que lo uses hasta
mañana por la mañana. Puedes quitártelo durante el día, pero
espero que lo vuelvas a insertar a esta hora mañana. Lo mismo
se aplica para el domingo. Cada vez que lo sientas moverse
dentro de ti, quiero que pienses en mí.
Kyle se estremeció. Como si necesitara recordatorios para
pensar en Nate.
—Acuéstate en la cama para que tus piernas cuelguen —
instruyó Nate.
El estómago de Kyle dio un vuelco con una mezcla de
excitación y alarma mientras se acercaba a la cama. Esto, como
todas las otras cosas que Nate le había hecho, era nuevo y no
tenía ni idea qué esperar de ello.
—Esto requerirá una buena cantidad de lubricante para
que no te hagas daño. También puede ser un poco incómodo al
principio, pero a medida que los músculos se adapten a él, será
capaz de funcionar bien.
Kyle dejó escapar un suspiro cuando sintió el frío del
lubricante siendo extendido alrededor y dentro del culo. Nate
tenía razón cuando dijo que usaría un juguete pequeño. Kyle
había tenido pollas más grandes en el culo que el tapón.
Sin embargo, tuvo que obligar a su cuerpo a relajarse
cuando sintió la punta en su apertura.
—Relájate.
El juguete lentamente empujó hacia adentro, más allá de
sus músculos y se instaló en su lugar.
—Puedes levantarte ahora.
68 Kyle lentamente se levantó de la cama, con el cuerpo
rígido y muy consciente de que el tapón estaba dentro de él.
Nate se acercó y comenzó a tirar de las correas alrededor de su
cintura y una entre las piernas, el cuero que yacía junto a su
polla y sus pelotas.
—Esto te ayudará a seguir. —Abrochó las correas juntas
bajo el ombligo de Kyle—. Si sientes como si estuviera frotando
incómodamente después de un par de horas de estar dentro, no
dudes en quitarlo y agregar más lubricante. Tu cuerpo
finalmente lo absorberá.
—Sí, señor —Kyle se apagó cuando su polla comenzó a
sentir un hormigueo. La única vez que había tenido algo en su
culo fue durante el sexo. Esta era una experiencia
completamente nueva.
Kyle tomó el tubo de lubricante que Nate le ofrecía.
—Ah, y una última cosa. —Nate rebuscó en el bolsillo y
sacó un anillo de plata. Se veía como un pendiente... o un anillo
del vientre que había visto llevar a las mujeres. Nate separó las
dos bolas pequeñas que se tocaban un poco y deslizó su pezón
derecho entre ellas. Antes de que Kyle pudiera preguntar qué
estaba haciendo, Nate empujó los extremos juntos.
—¡Joder! —exclamó a Kyle cuando un dolor lo rasgó.
Nate dio un paso atrás y sonrió.
—Eso se ve bien. —Sus ojos se encontraron con los de
Kyle—. Mantén eso el fin de semana también.
Al salir del Corazón del Ángel, Kyle se sentía malicioso.
Estaba teniendo una atrevida experiencia sexual en público y
seguía sin entender nada.

69
Capítulo Ocho
—Creo que me voy a quedar esta noche, Travis. Estoy
cansado y realmente no me siento como para socializar —dijo
Kyle durante la cena. Esta noche había sido el turno de Travis
para cocinar. Trataban de comer juntos cuando podían. No eran
como muchos compañeros de piso, cada uno yendo en su propia
dirección. Les gustaba pasar juntos el tiempo, su relación era
más como hermanos que compañeros de piso.
—Kyle, lo prometiste. —Travis fijó su mirada en Kyle, su
famoso puchero en su lugar—. No vamos a salir hasta tarde.
Sólo un par de juegos de billar, eso es todo, luego podemos
volver a casa.
Kyle suspiró. Le había prometido a Travis que saldrían
70 esta noche, pero después de la intensa sesión de hoy con Nate lo
único que quería hacer era ir a la cama. Estaba física y
emocionalmente agotado. Miró a Travis, dispuesto a protestar,
pero la vista de los ojos de cachorro de su amigo lo hizo casi
imposible decir que no.
—Está bien. Sólo un par de partidas —dijo Kyle con un
suspiro. Travis sonrió en señal de victoria.
Después de terminar la cena se dirigieron a un club local.
La música esperaba y la pista de baile estaba llena, como era
habitual en un viernes por la noche. El dueño era un cliente de
Kyle y le permitía acceder a una mesa de billar abierta cuando
quisiera. Su mesa de siempre estaba en el segundo piso en la
esquina de atrás, lejos de la mayoría de los demás, pero se
posicionó de tal manera que pudieran ver hacia abajo, a la
mayor parte del club.
A mitad del primer juego encontró a Kyle inclinado sobre
la mesa apuntando su siguiente golpe cuando sintió las manos
frotando su culo y un cuerpo presionado contra él. Cálidos
labios tocaron su cuello, posando besos en su piel. Kyle sonrió,
cerró los ojos y se enderezó para recostarse en el cuerpo detrás
de él. Estaba sorprendido, pero no lo demostró en su expresión.
—Hey, Sydney —ronroneó Kyle, de alguna manera
haciéndose oír por encima de la música. Incluso con los otros
olores flotando en el aire, no había duda de su perfume.
—Hey, chico maravilla. —Hablaba con voz ronca en su
oído—. Espero que no te importe si nos unimos a tu pequeña
fiesta esta noche.
—Nunca me importa tenerte alrededor. —Se volvió y la
envolvió en sus brazos. Le dio un suave beso en la mejilla
afectuosamente.
71 —Perdón —interrumpió Travis, tirando de Sydney, de los
brazos de Kyle a los suyos—. Mi mujer, no la tuya. Ve a buscar
por tu cuenta. —Se volvió y le dio a su novia un apasionado
beso.
Kyle se echó a reír a sus amigos, sus travesuras siempre
divertidas. Luego, un movimiento llamó su atención. Se dio la
vuelta justo cuando las palabras de Sydney penetraron en su
cabeza. Ella había dicho “nosotros”. Sus ojos se encontraron con
los oscuros como el chocolate con motas de oro. Kyle se quedó
inmóvil, su aliento quedó atrapado en su garganta. ¡Qué
hermoso! era su único pensamiento contemplando al hombre
vestido con pantalones de color caqui y una camisa marrón
abotonada.
¿Qué demonios estaba haciendo aquí Nate? El estómago
de Kyle se encogió de pánico. Sí, Sydney se unía a él y a Travis
en ocasiones, pero Nate ciertamente nunca vino con ella.
Nate rara vez salía, de acuerdo con Sydney, y aun así, por
lo general, ella tenía que arrastrarlo. Entonces, ¿por qué
empezar ahora de todas las noches? ¿Y por qué aquí? ¿Fue por
eso que Travis estuvo tan insistente en salir esta noche?
Diablos, se ocuparía de Travis después. En el momento en que
tuviera que lidiar con estar en presencia de Nate en público.
—Um, bueno... Nate. —Las palabras de Kyle salieron a
trompicones. Casi había dicho “Señor”, pero rápidamente se
contuvo. No estaban en el Corazón del Ángel. Estaban en un
club, en público. Este no era el momento de Nate, sino el suyo
propio.
Los labios de Nate se movieron antes de que una sonrisa
los curvara en una exquisita delicia. Kyle sabía entonces que
había oído la leve vacilación en sus palabras.
—Hola, Kyle.
72 —Así que tú eres Nate. —Interrumpió Travis el concurso
de miradas entre los dos—. Estaba casi pensando que eras un
Snuffleupagus.2 —Sonrió y le tendió la mano—. Soy Travis. Me
alegro de conocerte por fin.
Nate volvió su atención a Travis y tomó la mano que le
ofrecía. Pero en lugar de dejarla ir después de la sacudida, atrajo
a Travis a su pecho. Eran cerca de la misma altura, así que fue
fácil para Nate mover sus labios cerca de la oreja de Travis. Kyle
miró, intrigado. Sabía que estaba en su propio elemento, Nate
era fuerte y seguro de sí mismo. Parecía que era el mismo en
público, confiado y despreocupado de la opinión pública. A Kyle
le gustaba eso, y le gustaba verlo bajo una nueva luz.

2
Snuffleupagus o Snuffy , es uno de los personajes en el programa de televisión educativa
para niños pequeños, Barrio Sésamo. Fue creado como un mamut lanudo, sin colmillos y
orejas (visible), y tiene una larga cola puntiaguda y espesa, similar en su forma a la de un
dinosaurio u otro reptil.
—Syd no me dijo que eras tan condenadamente sexy.
Mmm, diablos. —Nate inhaló el olor de Travis, luego miró
profundamente a sus ojos—. ¿Por qué no te deshaces de estos
dos, para que pueda tener mi malvado camino con este sexy
culo apretado? Te voy a mostrar cosas que nunca has soñado. El
placer de este mundo.
Kyle observó los ojos de Travis ampliarse en aturdimiento
y dio un paso atrás de Nate, tratando de liberar su mano.
Mientras que Kyle estaba tan sorprendido como Travis por las
acciones de Nate, Kyle encontró la reacción de su mejor amiga
divertida y tuvo que ocultar su sonrisa detrás de su mano.
Sydney se había dado la vuelta, pero vio que sus hombros
temblaban ligeramente mientras trataba de reprimir la risa.
Kyle miró a Nate y vio un destello de picardía en sus ojos.
—¡Kyle, idiota! —dijo Travis con fuerza mientras se volvía
hacia su amigo. Nate, Sydney y Kyle se echaron a reír. Pronto
73 Travis se sumó, aunque él fue la peor parte de la broma.
Kyle golpeó la espalda de Travis.
—Lo siento, hermano. No pude evitarlo. Le dije a Sydney
lo que dijiste la otra noche y me imagino que decidió decirle a
Nate.
—Está bien, hombre. Sólo recuerda que la venganza es una
perra. —Travis asintió mientras Kyle se echó a reír de nuevo.
—Realmente, Travis. Me alegro de conocerte por fin —dijo
Nate—. Y realmente eres un hombre bien parecido, así que no
dejes que Sydney te diga lo contrario. —Le dio un guiño a
Travis.
—Me gusta. —Travis miró a Sydney antes de volver a
Nate—. Vamos, te voy a invitar a una bebida.
El cuarteto jugó tres partidas juntos al billar. La inquietud
inicial entre Nate y Kyle se desvaneció al final del primer juego,
permitiendo a todos abrirse y pasar un buen rato. Kyle estaba
contento de que Travis le hubiera hablado de salir y pensó que
la noche estaba resultando bien.
Antes de que pudieran iniciar un nuevo juego, Nate dijo
que tenía que tomar un descanso y se dirigió hacia el baño. Kyle
creyó ver una leve vacilación, y no se perdió la mirada que Nate
le dio antes de marcharse.
—Yo también —dijo Kyle antes de seguir a Nate. No se dio
cuenta de la expresión satisfecha en las caras de Travis y
Sydney.
Kyle entró en el baño, buscando con la mirada. Nate
estaba de pie cerca del compartimento de atrás recostado contra
un muro como si esperara. Sin decir una palabra, Kyle se acercó
74 a él y acunó la cara de Nate en sus manos antes de tirar de él
hacia abajo para un beso tan deseado. Nate abrió la boca
voluntariamente, sus lenguas enredándose al instante juntas. El
gemido de Kyle mezclado con el de Nate cuando finalmente
cedió ante el deseo que había sentido desde que conoció al otro
hombre.
Kyle empujó a Nate atrás al compartimento más cercano y
cerró la puerta, sin romper el beso. Pasó las manos por el
cabello de Nate, sintiendo la suavidad entre sus dedos, por
primera vez. Presionó su cuerpo contra el de Nate, su polla
hinchándose y palpitando, presionando contra sus vaqueros,
anhelante, pero no hizo caso de la molestia. Toda su atención
estaba centrada en el hombre apretado contra él.
Podía sentir que la ingle de Nate se había endurecido en
respuesta a sus caricias, la idea envió emocionantes escalofríos
por su espina dorsal. La lujuria que lo había llenado desde que
conoció a Nate amenazó con explotar, conduciéndolo a actuar
sobre sus impulsos.
Se molía en Nate, su emoción subiendo cuando su
movimiento se encontró con un gemido como respuesta. En ese
momento, Kyle supo que no saldría de la habitación sin haber
cumplido parte de su deseo.
Con esfuerzo, Kyle se soltó de los muy adictivos labios de
Nate y dejó que su boca se deslizara a su oreja y luego,
lentamente, viajó por el cuello, saboreando la mayor cantidad
de piel de Nate como fuera posible. Sus manos trabajaban en
desabotonar la camisa de Nate, luchando contra el impulso de
arrancarla de su cuerpo. Estaba desesperado por sentir la piel
de Nate bajo sus manos. Sentir su calor y finalmente tocar la
piel que lo había estado torturado durante las últimas dos
semanas.
Su boca bajó por encima de los hombros de Nate, sus
manos quitando la camisa. Su única preocupación era sus labios
que se movían, la piel que tocaba, y la respuesta que recibió de
75 Nate. Kyle se movió más abajo, hasta que capturó uno de los
pezones expuestos de Nate entre sus dientes y le dio un tirón.
—Kyle. —Nate gimió suavemente. Tenía la cabeza echada
hacia atrás, los ojos cerrados, y sus dedos se habían enterrado
en el cabello de Kyle. El sonido era profundo y lleno de deseo.
Kyle se preguntó cuánto tiempo había pasado desde que alguien
había tocado a Nate de esta manera. Con este deseo y anhelo.
¿Cuándo fue la última vez que a Nate lo había tocado alguien
porque lo deseaba, a Nate Jacobs? No alguien que quisiera a un
Dominante, sino alguien que quería al hombre que sentía dolor,
lujuria y soledad como todos los demás.
Kyle se tomó su tiempo para acariciar, besar y explorar el
pecho y el estómago de Nate. Sintió las manos de Nate
deslizarse desde su pelo para explorar sus hombros y cualquier
otro lugar que pudiera alcanzar. Kyle se arrodilló, su entorno
desvaneciéndose, ajeno a cualquier ida o venida fuera del
compartimento.
Todo lo que podía ver y sentir era a Nate. El único sonido
que oyó fue su propio latido del corazón y los sonidos suaves
escapando de los labios de Nate.
—Kyle... —La voz de Nate tembló cuando Kyle rozó sus
labios sobre su ombligo; sus dedos habían hecho un trabajo
rápido en el cinturón de Nate y pantalones, y estaba tratando de
empujarlos hacia abajo—. Kyle, no deberíamos —Nate intentó
de nuevo, sus manos yendo a los hombros de Kyle para
empujarlo.
Kyle se levantó de sus rodillas sin decir palabra y capturó
los labios de Nate de nuevo. El beso fue profundo y sin
restricciones. Besó a Nate hasta que ambos estaban sin aliento.
—No estamos en tu habitación, Nate. —Kyle enfatizó el
nombre de Nate—. No soy tu cliente en estos momentos. Soy un
hombre que está muy atraído por ti y trata de darte placer. Así
76 que cierra la jodida boca antes de que me vea obligado a meter
algo en ella.
Kyle vio la sorpresa de Nate por su agresividad, pero la
mostró sólo un momento mientras una sonrisa se formó
lentamente en sus labios.
—¿Lo prometes?
La ceja de Kyle se levantó y gimió al oír el sonido de la
burla en la voz de Nate. No respondió, pero se arrodilló como
antes. Empujó los pantalones de Nate por sus muslos y manejó
la endurecida polla y las apretadas pelotas. Kyle se humedeció
los labios y rodó los ojos arriba para ver la reacción de Nate,
sólo para encontrar los ojos del hombre cada vez más oscuros,
mientras que las vetas de oro parecían resplandecer más
brillantes. Tanteando, Kyle lamió la punta con su lengua,
consiguiendo su primer sabor de Nate.
Gruñó de placer sólo un momento antes de tomar la polla
de Nate completamente en su boca.
Kyle sintió el estremecimiento ir a través del cuerpo de
Nate y oyó su jadeo. El corazón de Kyle latía con anticipación al
sentir el cuerpo de Nate responderle. Cerrando los ojos, Kyle
dejó que su lengua lamiera el grosor en el interior de su boca.
Dejó que su succión variara, continuó la provocación, y dejó que
su boca pusiera a Nate absolutamente salvaje. Utilizó una mano
para agarrar las pelotas de Nate, dándoles un suave tirón, que
fue respondido por un sonido que era un cruce entre un gruñido
y un gemido. Ese sonido era estimulante, y alentó a Kyle a
relajar su garganta y absorber más de Nate.
Pronto Nate estaba empujando sus caderas al ritmo de
Kyle, empujando su polla hasta la garganta de Kyle tanto como
era posible. Kyle no se quejó, y sólo se abrió más hasta que la
liberación de Nate se deslizó suavemente por la garganta. Se
aseguró de limpiar hasta la última gota de Nate antes de
liberarlo.
77 Kyle se levantó, pero antes de que cualquiera pudiera
pronunciar una palabra, Nate le atrajo para un beso. Sus manos
se deslizaron por el cuerpo de Kyle y rozó la polla de Kyle antes
de palmear la longitud endurecida. Kyle gimió de deseo, su
deseo ardiente como un volcán. Las manos de Nate
serpenteaban alrededor de su cintura y agarró su culo, tirando
de él más cerca. Kyle gimió con fuerza cuando el tapón se
desplazó casi violentamente en su culo. No dolió, pero lo
empujó hacia el borde del orgasmo.
—Mierda —maldijo Nate, liberando su agarre.
Kyle suspiró y empujó más allá entre el dolor y la
frustración.
—Está bien. No había manera de saber que te vería de
nuevo. Y, por supuesto, tengo reglas que acatar. —Trató de
asegurar a Nate, su mano acariciando suavemente la mejilla del
otro hombre. Ignoró las molestias. Estaba tan excitado, pero
ahora no era el momento para cuidar de sus necesidades. Esto
había sido sobre Nate. El querer tocarlo, probarlo—. Estaré
bien. Creo que es mejor regresar antes de que Sydney envíe a
Travis aquí en nuestra búsqueda.
Nate miró a Kyle, todavía inmóvil. Kyle le dirigió una
sonrisa y se alejó. Le entregó a Nate su camisa que de alguna
manera habían logrado enganchar en la puerta en lugar del
suelo. Esto hizo que Nate se moviera y se arreglara la ropa. Una
vez que se puso todo de nuevo, siguió a Kyle fuera del
compartimento. Kyle estaba un poco sorprendido de que no
hubieran tenido ninguna interrupción.
—Si conozco a Sydney, ella y Travis son cosa del pasado —
dijo Nate en voz suave.
Kyle no lo creía, pero cuando volvieron a su mesa de billar
a los dos no se les encontraba en ninguna parte. Después de una
breve búsqueda a través del club, salieron a la calle y
78 descubrieron que el coche de Kyle había desaparecido.
—No puedo creer esto —murmuró Kyle, mirando
alrededor de la plaza de estacionamiento, pasando una mano
por su pelo.
—Te lo dije. Ahora, te llevaré a casa —ofreció Nate,
abriendo el camino a su camioneta con una sonrisa.
Capítulo Nueve
El viaje a casa de Kyle fue tranquilo, pero no incómodo.
Nate se sentía a gusto, más relajado de lo que recordaba estar en
mucho tiempo. Ya no sentía el nerviosismo que había tenido
cuando vio por primera vez esta noche a Kyle. Se había
sorprendido cuando Sydney lo había llevado a la segunda planta
del club para unirse a Travis... y Kyle. Nate había mantenido la
calma, sin mostrar su asombro. Y una vez que los cuatro habían
terminado su primer juego, se sintió a gusto flirteando con Kyle,
la escalada de la tensión sexual ya elevada.
Hubo un cambio entre ellos. Cuando Nate miró a Kyle, las
farolas que pasaban iluminaban su hermoso rostro, podía sentir
que su relación había cambiado. Se preguntaba cómo podía
79 volver a las cosas cuando llegara el lunes. Después de ver que
Kyle no tenía miedo de tomar el control, no siendo tanto un
sumiso, ¿cómo podría volver a ser completamente dominante
cuando las imágenes de Kyle tomando el control invadían su
cabeza?
Acercándose al edificio de Kyle, Nate no vio ni rastro de su
coche y las luces del apartamento estaban apagadas. Era
evidente que no había nadie en casa todavía. Estuvieron
sentados en la camioneta durante unos minutos, sin hablar,
Nate realmente no queriendo separarse por el momento. Estaba
disfrutando de estar en la presencia de Kyle, llegando a
conocerlo sin las restricciones de las reglas por las que
normalmente vivía.
—¿Te gustaría subir? —la voz de Kyle distrajo a Nate de
sus pensamientos.
Sacudió lentamente la cabeza.
—Realmente no debería hacerlo.
—Oh, está bien. —Decepción sonaba claramente en su voz
cuando apartó la cabeza de Nate—. Gracias por el paseo. —Kyle
se movió para salir de la camioneta cuando Nate lo agarró del
brazo, deteniéndolo y remachando su atención.
—No es que no quiera... porque realmente lo hago de la
peor manera —dijo, mirando a los ojos de Kyle. Esperaba que su
sinceridad fuera evidente—. Es sólo que... —Hizo una pausa,
cuidando sus palabras. —Quiero estar contigo, Kyle, pero quiero
que nuestro tiempo juntos sea sin restricciones.
Nate esperaba que Kyle lo entendiera. En realidad no sabía
otra manera de decirlo. Kyle seguía siendo su cliente y le había
dado reglas estrictas en cuanto a la estimulación sexual. Subir al
apartamento de Kyle arrojaría la tentación en sus rostros. Nate
quería a Kyle. Pero sin los juguetes y sin los juegos que jugaba
con sus clientes. Quería que su unión fuera pura, sin
impedimento de ninguna manera. Quería ver si era él quien
80 podía dar a Kyle pura felicidad, sin ser el Maestro.
Kyle se inclinó hacia Nate y lo besó. Fue un beso lento y
suave, comunicando su comprensión y mezclado con el deseo.
—Buenas noches, Nate. Me divertí mucho —dijo Kyle
suavemente sobre sus labios.
—Yo también. —Sonrió cuando Kyle se alejó y se bajó de la
camioneta, la mano de Nate a regañadientes se soltó.
Kyle vio marcharse a Nate antes de girar y entrar a su
edificio de apartamentos. Con las piernas temblorosas, subió las
escaleras a su apartamento. Su mente se dirigió a los
acontecimientos antes de la noche. Todavía no podía creer lo
agresivo que había sido con Nate. Pero entonces, cada vez que
estaba cerca de Nate, Kyle se sentía atraído por él, obligado a
darle tanto placer como sabía que recibiría.
Kyle entró en su apartamento y sin encender las luces, y se
sentó en el sofá.
Un poco de luz se filtraba de las farolas, creando sombras a
lo largo de las paredes. Se echó hacia atrás y suspiró. Su mente
estaba corriendo mientras los acontecimientos del día se
repetían. Su sesión con Nate había sido intensamente erótica.
Mirar a Nate acariciarse a sí mismo, deseando que fuera su
propia mano, le había vuelto loco de deseo. Esa poderosa
emoción se había quedado con él y se había desatado cuando se
encontró a solas con Nate en el baño del club, muy fuera del
dominio de Nate.
Kyle se había sentido obligado a tocar a Nate, besarlo, y
hacer las cosas que había estado frecuentando en sus sueños
desde que se conocieron. Ni siquiera en todo el tiempo que
había pasado con Steve se sintió de esta manera, tan fuera de
control y desesperado de alguien. Su cuerpo aún le dolía por la
liberación, claramente sintiendo el tapón más profundo en su
culo y el anillo sujetando su pezón. Sólo pensar en Nate hizo a
81 su polla hincharse, el hambre corroyendo sus entrañas.
La expresión en el rostro de Nate mientras se dedicaba a él
mismo, parpadeaba en su mente. La imagen estaba grabada en
su cerebro, y anhelaba ser la causa de esa mirada muchas veces
más en el futuro.
No sabía cuánto tiempo se sentó ahí viendo las sombras,
sus pensamientos dirigiéndose salvajes, pero el sonido de la
puerta delantera cerrándose lo trajo de vuelta a la realidad.
—Debería darte una paliza por sacar ese truco —dijo Kyle,
sin levantar la vista.
Travis estaba detrás del sofá y miró hacia abajo.
—Fue idea de Sydney —dijo, tratando de echar la culpa a
su novia.
Kyle miró hacia arriba y en la oscuridad pudo ver la figura
en sombras de Travis.
—¿Y un hombre fuerte como tú deja que una chica lo
arrastre fuera del club pateando y gritando? —levantó una ceja
cuestionando, aunque sabía que Travis no podía verlo.
Travis se encogió de hombros.
—Yo no dije que pensaba que fuera una mala idea.
Entonces, ¿cómo te fue? ¿Nate y tú consiguieron un poco de
tiempo para... bueno, llegar a conocerse mejor?
Kyle se levantó y respondió con un gruñido mientras se
dirigía a su habitación.
—Te dije que la venganza es una perra. —Travis se reía
justo antes de que Kyle golpeara su puerta.
—Ya veo eso —dijo Kyle en voz baja mientras se
desplomaba en su cama, con la esperanza de que el sueño
vendría rápidamente.
82 Nate finalmente estaba quedándose dormido cuando oyó
que la puerta de su apartamento se abría y cerraba. Se sintió
despreocupado cuando pasos familiares sonaban por el suelo de
su habitación. Las mantas se levantaron y sintió el calor de un
cuerpo contra el suyo. Se volvió y recogió el cuerpo en sus
brazos, abrazándola como si fuera una preciada posesión.
—Debería echarte de mi cama y de mi habitación ahora
mismo. Si tuviera dos dedos de frente, te echaría de mi vida. Tú
y Travis no tenían ningún derecho a hacer lo que hicieron. Ya
sabes que no me gusta que me engañen o me tiendan una
trampa
Sydney se acurrucó más profundamente en el cálido
abrazo de Nate. Sintió el algodón de su camiseta frotar contra su
piel. Si tuviera que adivinar, probablemente era su camiseta
favorita de Metallica que había pertenecido a Travis.
—Lo sé, pero alguien tenía que comenzar las cosas entre
ustedes dos. Ninguno de los dos tenía las agallas para hacerlo;
además, los estaba llevando lentamente a la locura a ambos. —
Sintió su cabeza levantarse... —¿Todavía me quieres, verdad?
Nate oyó el puchero en su voz y sonrió en su pelo después
de empujar hacia atrás la cabeza contra su pecho. Sabía que
nunca podría estar enojado con ella por mucho tiempo. Era su
mejor amiga. Le había proporcionado el apoyo de la amistad y el
amor a través de los tiempos, buenos y los malos. Ella había
sido su ancla durante tanto tiempo.
—Todavía te amo, Syd. No hagas eso otra vez.
—No lo haré después de esta noche —dijo con una voz
empapada de sueño.
—Tú y Travis ¿Están bien? —preguntó, deslizando sus
dedos por el pelo. Había estado realmente sorprendido cuando
83 ella vino a él. Había esperado una llamada de despertar
temprano con un montón de preguntas acerca de lo que pasó
entre él y Kyle.

—Sí. Necesitaba estar en la galería temprano en la


mañana, así que se fue a casa. Dice que no hace mucho por
dormir cuando está conmigo. —Ella se echó a reír, y luego besó
el pecho de Nate—. Gracias —dijo antes de que el sueño la
reclamara.
—De nada —respondió él en voz baja, sin saber realmente
lo que le estaba agradeciendo.
Se quedó despierto un rato más, sosteniendo a Sydney
cerca de él. Sydney en su cama no era un hecho inusual. A
través de los años, ella a menudo había llegado a su cama para
compañía, tal como él había ido a la suya para mayor
comodidad. Ella había sido la única que lo había dejado entrar,
sentirse tan cerca, confiar plenamente.
Hacía tiempo que habían dejado de tener relaciones
sexuales, y Sydney amaba a Travis demasiado como para
engañarlo alguna vez. Pero eran el uno para el otro; su vínculo
fuerte e íntimo, cada uno conociendo al otro completamente.
Era agradable mantener a alguien. Sentir el calor de otro
ser humano, a su lado, aunque Sydney roncara y hablara en
sueños. Haría cualquier cosa por ella, pero no importaba lo
mucho que la amara, deseaba que fuera Kyle el que yaciera en
sus brazos esa noche.

84
Capítulo Diez
Nate pasó un fin de semana agitado tratando de corregir
exámenes y trabajar en su último proyecto. Era incapaz de
concentrarse y con frecuencia se distraía. No podía creer
cuántas veces había recogido el receptor con toda la intención
de marcar el número de Kyle, sólo para reemplazarlo en la base
y alejarse. No podía olvidar la forma en que Kyle lo había
tocado, la sensación de sus labios sobre su piel, o la forma en
que Kyle se sintió en sus brazos.
Esto estaba completamente fuera de su alcance.
Fácilmente podría seducir a un hombre o una mujer a
hacer su voluntad; había tenido años para perfeccionar eso.
Pero Kyle era más que un cliente. Kyle, se enteró por Sydney, se
85 acercó a él por curiosidad, por su propia voluntad. El
descubrimiento de que Kyle tenía más carácter dominante de lo
que originalmente había pensado, era intrigante. Nate estaba
impresionado con la fuerza de Kyle, por permitir a alguien que
lo dominara por completo durante la duración de sus sesiones y
todavía siguiera todas las normas establecidas por él. Esos que
eran verdaderamente sumisos, raramente exponían el dominio
que Kyle había mostrado en el club, lo cual sólo atrajo a Nate
más.
El lunes por la mañana amaneció como otros lunes ajenos
antes, pero el día parecía durar más tiempo de lo habitual. Cada
hora se alargaba interminablemente. Cuando la última cita del
día se acercaba, Nate sintió que se le agitaba el estómago,
rebelándose contra la comida que había logrado tragar antes.
Un golpe en la puerta hizo que su estómago se revolviera y
apretara. Tomó una respiración profunda para resolver sus
nervios. Dejó que Kyle entrara y cerró la puerta detrás de él.
—Buenas noches, Kyle —dijo él, su mirada hambrienta
devorando al otro hombre.
Kyle frunció los labios antes de hablar.
—Hola, Señor.
Nate estaba teniendo problemas para evitar que sus
pensamientos revivieran la mamada que Kyle le había dado la
noche del viernes. Estaba claro que Kyle se sentía igual de
incómodo por la forma en que su mirada vagaba por la
habitación, sin mirar a Nate.
Dio un paso hacia Kyle, luego se detuvo. Se moría por
tener a Kyle en sus brazos y besarlo. Dio un paso atrás de nuevo
y luchó contra frotar las manos sobre sus brazos como si tuviera
frío. Por primera vez en años, Nate no estaba seguro. Tomando
una respiración profunda, reunió lo que pudo de su control.

86 —¿Lo has traído?


Kyle levantó una bolsa de papel y se lo entregó a Nate.
—¿Has seguido todas mis reglas este fin de semana? —
preguntó, a sabiendas de que Kyle lo había hecho.
—Sí, Señor. —Kyle asintió con la cabeza y, finalmente,
encontró los ojos de Nate—. ¿Permiso para hablar libremente,
Señor?
Nate vaciló un momento. Kyle se veía tan serio que lo
estaba asustando.
—Sí, puedes decir lo que está en tu cabeza —dijo, pero el
miedo se elevó en su interior.
—Escucha, Nate. —Kyle se pasó una mano por el pelo y
miró hacia abajo.
El cuerpo de Nate se puso rígido al repentino tono sombrío
de Kyle y la forma en que lo llamaba por su nombre.
—He venido aquí hoy... —Hizo una pausa, mirando a
Nate—. Para decirte que ya no tengo necesidad de tus servicios.
El pecho de Nate se constreñía. ¿Lo que sucedió el viernes
por la noche fue un error? ¿Había hecho algo malo? ¿Se dio
cuenta Kyle de que no estaba interesado, después de todo? La
idea de no ver a Kyle le hizo difícil poder respirar, y sintió como
si su corazón estuviera siendo arrancado de su cuerpo.
—Kyle. —Nate forzó la palabra en una respiración corta.
Kyle levantó la mano, deteniendo a Nate de decir más.
—No. Escúchame. No creo que lo que está sucediendo sea
correcto. ¿Cómo puedo convertirme en tu amante cuando
también soy tu cliente? Tengo la sensación de que será
imposible para nosotros discernir entre los dos.
El aliento inundó los pulmones de Nate cuando las
87 palabras de Kyle se registraron en su cabeza y sintió su cuerpo
relajarse de alivio. Su cuerpo zumbaba con alegría, sabiendo
que Kyle quería una relación con él. Más allá de ser su cliente, o
un conocido.
—Tienes toda la razón. —Se acercó a Kyle—. No podemos
tener las dos cosas, así que ya no estás más a mi servicio. Te
libero totalmente de mi cuidado —dijo, justo antes de reclamar
la boca de Kyle.
Nate gimió mientras su beso se profundizaba, la pasión
quemando y dejando a ambos sin aliento. El sabor de Kyle lo
llenaba, su olor lo provocaba. Se separaron por un poco del muy
necesario aire, pero Nate puso su frente contra la de Kyle, su
cuerpo exigiendo mantener el contacto. Sintió las manos de
Kyle deslizarse abajo a la cintura de los pantalones de cuero que
había llevado sólo por Kyle. El botón se aflojó, pero Nate no
dejó a Kyle ir más allá, poniendo sus manos sobre las de Kyle.
—No aquí —dijo sin aliento. Kyle no era su cliente ya más.
No quería estar rodeado de las cosas de su profesión. Quería
que este momento fuera en sus propios términos.
Se apartó y tomó la mano de Kyle para sacarlo de la
habitación, y subir las escaleras hasta su apartamento. Kyle fue
sin protestar. Una vez dentro, Nate se centró en la ropa de Kyle
mientras Kyle hacía lo mismo. Les tomó sólo un momento para
que el material fuera liberado de sus cuerpos, desatando la
lujuria y el fuego que habían sentido desde su primer encuentro.
Las manos de Nate con entusiasmo recorrieron el cuerpo
de Kyle, tratando de calmar el hambre que lo llenaba. Era
finalmente libre para tocar y hacer lo que quisiera, sin
restricciones. Podía sentir los labios de Kyle acaloradamente
rozar su piel, avivando el fuego que ardía en su interior. Nate
temblaba de necesidad, sin saber cuánto tiempo podría durar en
realidad con esta nueva libertad.
88
Sus dedos rozaron el anillo en el pezón que había puesto
en Kyle. Un silbido sonó en su oído.
—Me había olvidado de esto —dijo Nate, sus dedos
alcanzando hasta quitarlo.
—No. —Kyle lo detuvo. Sus labios se curvaron en una
sonrisa tímida—. Me gusta.
—¿En serio? —la ceja de Nate subió con interés, su dedo
acariciando como una pluma alrededor del rígido pezón.
—¿Tal vez podamos convertirlo en un elemento
permanente? —preguntó Kyle con una sonrisa maliciosa.
—Creo que sería muy sexy —gruñó Nate.
Hizo que ambos caminaran hasta que las piernas de Kyle
golpearon la cama. Con un ligero empujón a sus hombros, Nate
instó a Kyle a que se sentara antes de arrodillarse delante de él.
—He esperado tanto tiempo para saborearte. Mis sueños
estaban casi dirigiéndome a la locura de lo que sería.
Los dedos de Kyle se retorcieron en el cabello de Nate,
tirando de él hacia abajo.
—Nada te detiene ahora.
Por mucho que quisiera llevar a Kyle a su boca, se tomó un
momento para mirar a su amante. La idea hizo que su corazón
latiera de alegría. Nunca había sido capaz de decir que tenía un
amante. No, Kyle no había dicho que amaba a Nate, pero sabía
que Kyle podía regresar el mismo deseo y pasión que sentía.
Kyle era alguien que tal vez podría llenar el vacío en su propia
vida. Alguien que no se marcharía cuando las cosas se pusieran
difíciles. Quién no usaría su poder para abusar de él.
—Nate —declaró Kyle, casi sonando como si le doliera.

89 Nate no levantó la vista, sólo miró a la polla ante él, a cada


vena que latía en ella y todos los pliegues que se arrugaban. Su
lengua lamió a Kyle finalmente; estaba contento de sentir a Kyle
saltar a su contacto inicial, luego gemir profundamente de
deseo.
—Joder, Nate. ¡Sólo hazlo!
Nate finalmente miró a Kyle con una sonrisa pícara.
—Puta exigente, ¿verdad?
Kyle gruñó y empujó la cabeza de Nate más cerca. Nate
dejó que sus labios entraran en contacto con la punta de la polla
de Kyle y luego puso ligeros besos en ella antes de lamer el
líquido que filtraba en su boca. Nate dejó escapar un ruido
sordo cuando el sabor celestial se deslizó por su garganta.
—¡Sí! —exclamó Kyle cuando Nate finalmente lo llevó a la
boca.
Abrió sus mandíbulas, permitiendo a Kyle deslizarse más
profundo, mientras su lengua suavemente lo acariciaba. Poco a
poco empezó a chupar, degustando el sabor de su amante. Nate
estaba ansiosamente dispuesto a complacer a Kyle, haciendo a
Kyle lo que había querido hacer la noche del viernes. Sabía que
Kyle estaba cerca de correrse, su espesor hinchándose,
estirando la boca, pero antes de que pudiera chupar a su amante
hasta el olvido, Kyle detuvo a Nate para salir.
—Quiero sentirte dentro de mí, Nate. Quiero venirme
contigo jodiéndome —jadeó Kyle, su voz ronca por la reserva.
—Mi placer. —La polla de Nate, ya dura y lista, se retorció
en anticipación.
Nate recogió el lubricante y el condón de su mesilla de
noche. Observó a Kyle deslizarse hacia atrás en la cama
mientras rasgaba el envoltorio del condón y lo deslizó sobre su
90 polla palpitante, y añadió el lubricante. Nate subió a la cama, su
cuerpo apoyado contra el lado de Kyle. Sus labios se unieron en
un beso de bienvenida. Un beso de nuevos amantes. Un beso de
exploración y control hasta que se profundizó, convirtiéndose
en caliente, las lenguas avivando el fuego construyéndose entre
los dos.
Nate se separó, el aliento saliendo en jadeos, su control
poco a poco desapareciendo. Se posicionó entre las piernas de
Kyle y las levantó sobre sus hombros, deslizándose más cerca.
Tomando un poco de lubricante en sus dedos, Nate empujó
suavemente en el cuerpo de Kyle. Fue un ajuste apretado, pero
entró sin problemas. El tapón anal había hecho su trabajo en su
preparación para este momento. Tomó un poco de tiempo para
explorar, buscando ese lugar especial y sonriendo cuando Kyle
gimió cuando su dedo lo rozó.
Nate añadió otro dedo, usándolos para preparar a Kyle, no
quería hacerle daño.
—Estás muy apretado —pronunció Nate complacido,
deseoso de sentir la tensión alrededor de su pene. Apretó de
nuevo, más duro, en el lugar de placer de Kyle.
—¡Mierda! —Gritó Kyle, su cuerpo poniéndose rígido, sus
caderas saltando, obligando a los dedos de Nate aún más dentro
de su cuerpo—. Hazlo ahora —exigió.
Nate retiró sus dedos y se movió tanto que se puso de
rodillas, su polla lista para entrar en la prometedora tirantez. Se
mordió el labio inferior, el dolor recordándole mantener las
cosas con calma y fácil. Miró hacia abajo a Kyle y vio al hombre
más hermoso en el que jamás había puesto los ojos. Su cuerpo
estaba afinado hasta la perfección, sus ojos azules se
oscurecieron con el deseo y súplica por placer.
Nate empujó lentamente hacia adelante, sintiendo el
apretado anillo renunciar a su entrada, abrazándolo tenso y
91 arrancando un gruñido de placer de su garganta. Quería tomar
las cosas con calma y disfrutar de cada segundo, pero tan pronto
como el calor de Kyle lo rodeó, su cuerpo se hizo cargo. Había
esperado demasiado tiempo para esto, resistió y luchó contra las
necesidades de su cuerpo. Sus embestidas, sin importar cuánto
tratara de ser amable, eran profundas, causando que Kyle
jadeara de placer. Nate se obligó a empezar lento, pero a medida
que el sudor se reunía en su piel, su paso se aceleró. Sus
respiraciones se convirtieron en cortos gemidos y jadeos cuando
sus ojos se quedaron bloqueados juntos.
Kyle se agachó y se acarició la polla al mismo ritmo que los
empujes de Nate. Kyle fue el primero en romper su mirada
mientras su orgasmo reclamaba su cuerpo, demoliéndolo con
estremecimientos. Sentir el fluido caliente de Kyle en su
estómago llevó a Nate por encima del límite, permitiéndole el
placer de la liberación.
Nate se derrumbó por la intensidad de su orgasmo, pero
fue capaz de evitar caerse por completo encima de Kyle.
De algún modo logró darles la vuelta a ambos a los lados
para poder sostener a Kyle cerca cuando sus cuerpos se
calmaran. Mirando a Kyle, Nate sabía que estaba enamorado.
Había más emociones arremolinadas en la cabeza que la lujuria.
Nate conocía la lujuria. Conocía el deseo. Y sí, sentía ambas
cosas, pero había algo más. Esta necesidad de pasar el resto de
su vida sosteniendo a este hombre. Estaba el deseo de despertar
con él todos los días, para hacerlo sonreír, o para consolarlo
cuando estuviera triste. Esto iba mucho más allá de lo que podía
lograr la lujuria.
Pasó un dedo ligeramente a lo largo de la mandíbula de
Kyle.
—Nunca me he sentido así antes. Sé que no te conozco
muy bien, que sólo nos conocemos de un par de semanas, pero
te quiero, Kyle.

92 Kyle sonrió y le devolvió el suave toque.


—Me conoces, Nate. Más que nadie en este mundo que me
haya conocido. Soy yo quien no te conoce a ti, pero hasta ahora
me gusta lo que estoy viendo y estoy sintiendo. Me estoy
enamorando de ti, Nate, y creo que todo comenzó en el
momento en que entré en tu sala y te dije mi nombre.
Nate se inclinó y besó a Kyle. Fue un beso tierno, dulce,
antes de caer en un sueño saciado.
Capítulo Once
Nate sintió dedos corriendo a través de su pelo y todo ese
muy familiar olor haciéndole señas desde el sueño. Luchó
contra el tirón mientras atraía el cuerpo duro y cálido cerca de
él.
—Nate —llamó su voz. A regañadientes abrió los ojos.
—Syd. ¿Está todo bien? ¿Qué necesitas? —su voz estaba
cargada de sueño.
—Tenemos que hablar contigo —dijo ella, rozando el dorso
de la mano por la barba áspera de la mejilla.
¿Nosotros? Nate desvió la mirada y se encontró a Travis
junto a ella.
93
—¿Ahora? —preguntó Nate. Todavía dormido, ofuscaba su
voz y pensamientos—. ¿No ves que estoy un poco ocupado?
Estaba durmiendo, ya sabes. —Su mente registró que él y Kyle
estaban acostados en su cama completamente desnudos, con las
sábanas que deberían estar cubriéndolos agrupadas cerca de sus
pies. No pensó más acerca de su estado de desnudez. Sydney lo
había visto sin ropa muchas veces y Travis, por la mirada
divertida en su rostro, no se sorprendió al encontrar a los dos
envueltos en un apretado abrazo. Nate no estaba a punto de
empezar a ser modesto ahora.
—Nos mudamos —anunció Sydney, su voz emocionada. Su
mano se extendió y le tocó el brazo, un brillo en la temprana
mañana capturando su atención. Mirando la mano, vio un gran
solitario anillo de diamantes.
—Ya era hora, Colburn —dijo Nate, mirando al novio de
Sydney.
Travis se encogió de hombros.
—Estaba esperando el momento perfecto.
Kyle se agitó en los brazos de Nate, despertándolo las
voces. Se movió de nuevo y abrió los ojos. La primera persona
que vio fue a Travis. Kyle saltó, obligándose a agarrarse a Nate
para relajarse.
—Travis, ¿qué jodidos estás haciendo aquí? —preguntó
Kyle con los dientes apretados mientras ciegamente agarraba
las sábanas para cubrir su desnudez. Cambiando de nuevo los
ojos al oír el sonido de una pequeña risa ahogada, vio a Sydney
sentada al otro lado de Nate, su mano cubriendo su boca y sus
ojos verdes bailando con diversión.
—¿Uh, Sydney? ¿Por qué están aquí? —preguntó Kyle,
confundido. Nate sonrió cuando vio el rostro de Kyle enrojecer
con un rubor.
94
—No te preocupes, Kyle. No es que nunca haya visto una
polla antes. —Ella se inclinó un poco más hacia Nate y le
susurró, aunque seguía siendo bastante alto para que todos lo
oyeran—. Eres un hombre con suerte, Nate.
Sonrió y miró a su amante ruborizado.
—No lo sé—. Extendió la mano y tiró de Kyle de nuevo a
sus brazos.
—Uh, chicos, perdón, pero una vez más, ¿por qué están
aquí en la habitación de Nate? —Kyle miró sobre el reloj para
llamar la atención sobre la temprana hora—. Y tan jodidamente
temprano. —Miró a Nate. —¿Hace esto a menudo?
—Cada vez que quiere. —Nate sonrió y besó la mejilla de
Kyle. Kyle sabía lo cercanos que eran él y Sydney, pero estaba
recibiendo sólo una pequeña dosis de lo que era vivir con ella—.
¿Qué es eso de mudarse? —preguntó, Nate volviendo su
atención de nuevo a Sydney y Travis.
—¿Mudarse? —Kyle se hizo eco y Nate podía ver que se
sentía muy desorientado por toda la escena.
—Nosotros… —dijo Sydney, indicando al mismo tiempo a
los cuatro— …Nos mudamos. He encontrado esta hermosa casa
de dos pisos en las afueras de la ciudad con cuatro hectáreas de
terreno. Necesita un poco de trabajo, pero creo que podemos
manejarlo y hacerlo todos juntos. Pero ¿sabes lo que lo
convierte en un lugar perfecto para nosotros? —su voz resonó
con la emoción de un niño en una tienda de dulces.
—¿Qué? —preguntó Nate, incapaz de detener la sonrisa en
su excitación. Le encantaba verla así. Tenía la mala costumbre
de ser demasiado seria la mayor parte del tiempo. Sabía que
desde que Travis había entrado en su vida otra vez, disfrutaba
de nuevo de la vida más plenamente.
—Tiene dos casas detrás. Una es una casa de tres
95 dormitorios para Travis y para mí para comenzar nuestra
familia. La otra, es una casita más pequeña de tres dormitorios.
Perfecta para ti y para Kyle.
—¿Espera, acabas de decir para mí y para Nate? —
preguntó Kyle, los ojos de par en par.
Sydney asintió.
—Sí, ¿no es genial?
Nate se echó a reír al ver la expresión de Kyle. La miraba
como si a ella le hubieran crecido dos cabezas. Extendió la mano
y acarició ligeramente la mejilla de Kyle con el pulgar.
—Sé que acabamos de empezar juntos, Kyle, pero ¿Sería
tan malo estar conmigo?
Kyle volvió sus ojos a Nate. Su insondable azul
profundizado mientras miraba a su amante. Sacudió su cabeza.
—Nunca podría ser malo, Nate. —Rozó tiernamente un
dedo por el labio inferior de Nate.
Nate sintió su cuerpo temblar con el tacto, sus entrañas
derritiéndose mientras miraba a los ojos de Kyle tan llenos de
deseo y ¿... amor?
—¿Qué dices, socio? —interrumpió Sydney su momento,
sus ojos brillando con humor.
—¿Socio? —Nate volvió su atención hacia ella.
—Bueno, sí. Si voy a formar una familia, voy a necesitar un
poco de ayuda con el negocio, y quién mejor que mi mejor
amigo, que, por cierto, conoce los entresijos de este lugar, tanto
como yo. Además… —Ella sonrió como un gato Cheshire—…
Serás tú quien estará entrenando a tu sustituto porque yo no
voy a poder hacerlo.

96 Las palabras de Sydney finalmente hicieron clic en la


cabeza de Nate y, por la expresión de Kyle, sabía que Kyle
comprendió también. Si fuera socio de Sydney, ya no vería más
a los clientes privados.
Podría pasar más tiempo concentrándose en sus clases,
sus escritos, y... en Kyle. Sólo había que entrenar a su sustituto y
a los recién llegados cuando el tiempo pasara.
—Felicidades. —Ambos, Nate y Kyle, hablaron al mismo
tiempo, mirando de Sydney a Travis, quien también tenía una
gran sonrisa en su rostro.
—Vamos a ser tíos —dijo Kyle con una sonrisa parecida a
la de Travis.
Nate asintió, sintiéndose eufórico por la noticia.
—Así que ¿cuándo es el día de la mudanza?
—En cualquier momento de los próximos ocho meses para
el negocio, pero quiero que sea trasladado a nuestra casa en los
próximos seis meses, de modo que podamos tener todo listo
para nuestra nueva llegada. —Travis envolvió sus brazos
alrededor de Sydney.
—Es temprano, pero vamos a celebrar —sugirió Kyle
cuando su estómago gruñó en voz alta.
Sydney se rió.
—Sí, imagino que los dos tuvieron su parte de actividad
anoche.
—Syd —regañó Nate, pero no pudo evitar que su rostro
serio coincidiera con su tono de voz.

97
Epílogo
Un año más tarde...
Nate se quedó mirando la pantalla en blanco del
ordenador y suspiró. Odiaba el bloqueo del escritor. Era
frustrante para él cuando su fecha límite se acercaba. Miró el
reloj y sonrió. Diez minutos más y Kyle estaría en casa y
entonces tendrían una cena con Travis y Sydney a última hora
de la tarde. Su mirada cambió desde el reloj a la ventana. Sus
pensamientos no estaban en la hermosa vista, sin embargo, sino
sobre todo lo que había sucedido el año pasado.
Sydney y él trasladaron el Corazón del Ángel a la nueva
casa dentro de los cinco meses desde que la compró. El negocio
había prosperado desde la mudanza. Trasladar el Corazón del
98 Ángel fuera de los límites de la ciudad parecía haber
incrementado más el negocio. Nate especulaba porque a sus
clientes les resultaba más privado y, por lo tanto, se sentían más
cómodos con la nueva atmósfera.
Sydney encontró a un chico de diecinueve años de edad,
para sustituir a Nate. Le gustaba el chico, el joven le recordaba a
cómo era él cuando Sydney lo había encontrado. El chico era un
aprendiz rápido, teniendo tan sólo seis meses para entrenarse
completamente, y lo estaba haciendo muy bien por su cuenta.
Acababa también de liberar a una joven del entrenamiento para
estar sola con los clientes, dando al Corazón del Ángel un
cuadro completo de empleados.
Travis continuó con su carrera artística en auge. Él y
Sydney se habían casado en una pequeña e íntima ceremonia un
mes antes de que el guapo David Nathaniel Colburn naciera.
Tenía ahora tres meses de edad y sus dos tíos lo echaban a
perder.
Kyle se había quejado de que Nate tuviera un niño que
llevara su nombre, por lo que Sydney prometió que el próximo
niño tendría su nombre. Nate sintió lástima por si el niño fuera
una niña, pero conociendo a Sydney y su creatividad, sabía que
ella se las arreglaría para hacer feliz a Kyle.
Sydney tenía una gran alegría por ser madre. Sólo se
ocupaba de los aspectos financieros que iban con la dirección
del Corazón del Ángel, dejando el manejo y el resto del trabajo
en las capaces manos de Nate. Le encantaba verla tan feliz y
crecida en eso. Por supuesto, ser esposa y madre todavía no la
detuvo de irrumpir en la vida de Nate y Kyle cuando quería,
jugando a la gallina protectora y madre de los dos.
De hecho, parecía aún más decidida a inmiscuirse en la
vida de Nate y asegurarse de que todo estaba funcionando bien.
Como si dirigir un negocio y familia no fuera suficiente para
ella. Pero era de Sydney de la que estaban hablando. Nació
99 Dominante y siempre sería Dominante. Simplemente no estaba
en su naturaleza ser una de esas mamás que se quedan en casa
cocinando galletas todo el día. Nate realmente sentía lástima
por el pequeño David, cuando entrara en la escuela primaria.
Sydney probablemente se haría cargo ahí y de algún modo
encontraría una manera de hacerse cargo de la PTA. 3
Kyle rápidamente superó su modestia inicial, haciendo de
las intrusiones de Sydney un hecho sin incidentes. A veces,
incluso cerrando la puerta con llave y colocando la alarma de
seguridad para asegurarse de que Sydney no les hiciera una
visita cada vez que sentía la necesidad. Pero Nate no lo querría
de ninguna otra manera.
Kyle. El amor de su vida. El hombre que curó sus heridas.
El hombre del que se enamoró en el momento en que puso los
ojos en él. Eran felices juntos. Le encantaba estar con Kyle y
atesoraba todos los días que pasaban juntos.

3
PTA, Asociación de padres y profesores
Su relación con Kyle había crecido a pasos agigantados en
el último año. Sus sentimientos hacia su amante iban
aumentando cada día. Nate no podía imaginar su vida sin él. Ni
siquiera sabía cómo existió durante todos esos años sin él.
Kyle y él todavía se divertían con los papeles de
maestro/sub, pero era sólo eso. Actuación. Algo para no caer en
los baches a los que muchas parejas se enfrentaban. También
les dio espacio para experimentar nuevas aventuras juntos. El
papel de Nate como Dominante había desempeñado uno
importante en juntarlos a los dos, pero no era el centro de su
vida. Se respetaban mutuamente como iguales y habían
encontrado juntos un hogar feliz, llenando los vacíos que una
vez los atormentó.
El día de la mudanza, Kyle admitió estar feliz de que Nate
no tuviera que ver a los clientes. Nate se había divertido al ver
que Kyle estaba celoso cada vez que tenía que trabajar con los
100 clientes, que se mantuviera celoso hasta que Nate pudiera
transmitírselos a los demás empleados. Entendía los celos de
Kyle, sin embargo, y se alegró de transferir el servicio a otra
persona.
Sydney construyó un gimnasio de buen tamaño en la casa
principal, de modo que Kyle podía ahora dirigir su negocio
desde ahí en vez de tener que conducir a la ciudad. También
proporcionó clientes al Corazón del Ángel con la oportunidad de
matricularse para el uso y servicio de Kyle. El gimnasio estaba
abierto desde hace un mes ya e iba muy bien. Sus clientes
habituales voluntariamente conducían fuera para sus sesiones,
disfrutando del marco campestre. Algunos habían empezado
incluso a correr en la pista al aire libre que habían instalado.
Nate oyó la puerta delantera abrirse y cerrarse. Oyó pasos
familiares que se acercaban a su oficina y luego sintió fuertes
brazos envolviéndose alrededor de él cuando la esencia de Kyle
inflamó sus sentidos.
—Hola, precioso. ¿Conseguiste hacer algo?
Nate se apoyó de nuevo en el abrazo.
—No mucho. Sigo teniendo problemas.
—Hmmm. Creo que tengo la solución perfecta.
La ceja de Nate se alzó.
—¿En serio?
—Un poco de tiempo en la cama asegurando mi placer
despejará cualquier bloqueo —dijo Kyle, su voz baja y ronca.
Nate se rió y negó con la cabeza.
—Dices eso de casi todas las dolencias. —Pero ya estaba
apagando el ordenador.
Kyle liberó a Nate y esperó a su amante.
101 —El sexo alucinante cura todas las enfermedades.
Nate se levantó y se acercó a Kyle. Sus manos levantaron la
camisa de Kyle, pero se detuvo a medio camino, la camisa
manteniendo los brazos de Kyle levantados y atrapados en la
camisa. Nate la sostenía con una mano mientras la otra se
agachó hasta la ingle de Kyle.
—Veamos qué de cierto hay en eso.
Kyle gimió cuando Nate utilizó sus dientes para tirar del
anillo del pezón que perforaba su pezón derecho.
—Tengo una sorpresa para ti —dijo Nate, besando el pecho
de Kyle y el cuello, y luego terminó de quitar la camisa de Kyle.
—¿En serio? Me gustan tus sorpresas. —Sonrió Kyle.
Nate sacó una correa de cuero del bolsillo y se la mostró a
Kyle.
—Eso es...
Los labios de Nate se curvaron en una sonrisa maliciosa.
—Un anillo de pene. Pensé que teníamos tiempo para
jugar antes de la cena.
—¿Encontraste el látigo? —las palabras de Kyle salieron
sin aliento mientras miraba el pequeño pedazo de cuero.
—Está colocado en la cama, limpio y listo para usar.
—He sido malo hoy, Señor. —Kyle dijo las palabras
suavemente mientras sus labios rozaron los labios de Nate.
—¿Qué tan malo?

—Mucho —contestó Kyle, de rodillas asumiendo la


posición sumisa que Nate le había enseñado hacía un año.
—Ya veo. Supongo que, como tu Maestro, voy a tener que
castigarte.
102 —Sí, Señor —respondió Kyle con una sonrisa.
Tirando de Kyle a sus pies, prácticamente lo arrastró a su
dormitorio, Nate se dio cuenta de que Kyle había aprendido una
lección importante en la vida. Que un Maestro necesita amor
tanto como necesita darlo.

Fin
Acerca de la Autora
Marty Rayne… Cuando no estoy siendo esposa, madre y
abuela, estoy creando mundos apasionantes de fantasía.
Empujando los límites y experimentando con nuevos ángulos y
mundos.
Los libros han sido mi primer amor desde que puedo
recordar. Me encanta perderme en nuevos y emocionantes
mundos. Los personajes me reclaman, aunque sea por poco
tiempo. Escribir de forma natural sólo vino después, pero nunca
103 me lo tomé en serio hasta hace pocos años, cuando tuve acceso a
internet. Con el apoyo y la ayuda de un gran amigo, decidí
incursionar en el campo de la escritura.
Vivo en Florida y disfruto del tiempo en la playa. De
acuerdo, no tanto el agua. No estoy loca por los tiburones, pero
me encanta ver las olas balancearse y la sensación de la arena
entre los dedos de mis pies. También disfruto de paseos en
moto con mi marido y aprender karate con mis niños.

http://www.martyrayne.com
Coordinación del proyecto
Cinty

Traducción
104
Paqui

Corrección/Revisión
Visionepica

Edición, Diseño y formato


Aintzane/Mila/Visionepica

Limpieza de Portada
Clau
¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de todas estas historias!

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