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creyentes, pues al proponerles los misterios divinos les exigía una vida de
acuerdo con la fe, virtuosa, consecuencia práctica de la verdad revelada.
La carta a Hebreos reivindica una sólida formación religiosa, bíblica, para
que la vida moral sea consecuente, la perseverancia es consecuencia del
conocimiento profundo de la verdad; la contemplación de la verdad
salvífica consolida la virtud. Cuando la prueba hace tambalearse la
perseverancia y la fidelidad, las tentaciones de apostasía son indicio de
que las convicciones de los fieles se debilitan, han perdido claridad y
viveza.
e) El autor se dirige a los que ya han pasado de la iniciación (ton th=j
a)rxh=j tou= Xristou= lo/gon 6,1), saben la doctrina elemental sobre Cristo
y este valor humano es para ellos la ocasión de ser “maestros” (5,12)
preparados avanzar hacia lo más perfecto (6,1) y para instruir a los demás
(12,15). No siendo debutantes su descuido personal ha retrasado su
disposición para recibir la enseñanza propia de los perfectos, de forma que
no han llegado a la madurez (cf. telei/wsij 5,11): son carnales (yuxikoi/)
apegados a lo material cuando deberían tener una sensibilidad espiritual
más fina y ser pneumatikoi/ (cf. 1Co 2,13-14); el remedio a tal estado es el
conocimiento profundo de la fe y la reflexión sobre ella (cf. 5,11 – 6,1),
porque es necesario que pasen de la mera obediencia al Evangelio a la
investigación de los misterios de Dios, su plan de salvación, o si se quiere
de la “teología”. Por eso se centra en el sacerdocio de Cristo, su exposición
es un tratado que debe ser la base de su vida espiritual eficaz.
f) Hebreos es una reivindicación de la excelencia de la concepción
cristiana, de su institución en Cristo, porque es una exposición maestra
de exégesis cristológica del A.T. y un discernimiento de la dimensión
teleológica de la historia religiosa del mundo, una exposición de la
revelación hasta llegar al cristianismo, con sus figuras y anticipaciones.
Quien intente disminuir la obra de Jesucristo - y su persona – quizá
fiándose de su sensibilidad (cf. 5,11 la torpeza para entender, a)ei\
planw=ntai t$= kardi/a? 3,10) se encuentra en Hebreos una defensa de
cristianismo y una iluminación de su contenido (5,11) de su verdad.
g) A la vez tiene algunos rasgos de apologética, defensa ante los judíos
que vacilan en la fe, para darles argumentos intelectuales y un estímulo
4
moral, expuestos de acuerdo con la retórica propia del siglo I3. Esta
retórica no es más que elocuencia (no tanto literatura) como indica el
exordio (1,1-4), las frases con ritmo, el vocabulario escogido, de sonido
elegante, aliteraciones, subjuntivos y exhortativos en la parénesis (4,1. 11.
14; 6,1; 10, 22.23.24; 12,28; 13,15), las transiciones y pausas, o la
variatio de los temas, e incluso emociones patéticas (12,29; 13,17)
apóstrofes como en 5,11 “os habéis vueltos torpes para entender” (cf. 6,9;
12,25); el mismo capítulo 11 tiene más su carácter como discurso que
como relato, poniendo de relieve la elocuencia con los sucesivos, “por la
fe... 11,3 4,5,6,7,8,9,11,13,17,20,21 como si fuera una forma de anáfora;
es más un orador que escritor, como indica el uso del verbo “lalou=men”
(cf. 2,5; 6,9) o “le/gw” (cf. 8,1; 9,5;11,32 v. dihgou//menon) por eso podemos
decir que la carta a Hebreos es un “lo/goj paraklh/sewj” como dice
Lucas aplicándolo al discurso de Pablo en la Sinagoga de Antioquía de
Pisidia (Hch 13,15).
Es el ejemplo de predicación de la Iglesia primitiva, un ejemplo del
“khrugma de la salvación por el Hijo de Dios encarnado”, una “didaxh/”
sobre el Cristo salvador desarrollada como comentario a pasajes de la
Escritura, en forma de homilía. Es obra de un conocedor de la Biblia y de
un profeta, por su intención y por su exposición, la paráclesis («paráclesis»
-exhortaciones– que intentan ofrecer consuelo y fortaleza, disponer a oír la
Palabra de Dios, para que despliegue su fuerza seductora)4 usual en el
“Por su potente espíritu vio el desenlace final y consoló a los afligidos de Sión”, y
en 49,10: “¡Que los huesos de los Doce profetas reverdezcan también en su lugar!
Pues consolaron a Jacob y les rescataron con la fe de la esperanza”. Pablo
atribuye a la profecía el objetivo de la Paráclesis en 1Co 14,3: “Quien profetiza,
en cambio, habla a hombres para su edificación, exhortación y consuelo”: o´ de\
5
86; C.L. MITTON, The Formation of the Pauline Corpus of Letters, Londres 1955; J.
Finnegan, “The Original Form of the pauline Collection”, en HThR (1956) 85-104.
Incluso se ha encontrado una referencia en el llamado “Evangelio de la Verdad”,
texto copto de Nag Hammadi, cf. Codex Jung, editado por M. MALININE, H. CH
PUECH , G. QUISPEL, Zurich 1956, procedente del siglo IV, pero procedente del
siglo II el original griego y relacionado con el gnóstico Valentín. Esta referencia a
Hebreos quiere decir que al finales del siglo II ya era considerada canónica,
aunque San Ireneo no la considera como tal, cf. W.L. Duliere, Le canon
néotestamentaire et les écrits chrétiens approuvés par Irénée, en Nouvelle Clio,
1954, 199-229.
7
19a
Tertuliano, De pudicitia, 20,3: “Quiero añadir, por redundancia, un
testimonio especial de un compañero de los apóstoles…. Existe un documento, a
los Hebreos con la superscriptio de Bernabé, un hombre con la autoridad
adecuada recibida de Dios… y a epístola de Bernabé es generalmente aceptada
en la Iglesia mejor que El Pastor de Hermas, pastor de los adúlteros”. Tertuliano
está en su fase montanista cuando afirma esto.
8
2
De viris ill., V.
10
hoy presenta”, por eso, según esta posición la redacción “no sería
formalmente paulina”10.
f) Sobre el origen paulino: la inscripción dentro del canon bajo el
nombre de Pablo dio lugar a una atribución directa del escrito, aunque no
aparece su nombre ni al principio ni al final, de forma semejante a las
cartas más seguras. La Glossa ordinaria, repertorio medieval de
comentarios variados agrupados en forma de antología, rechaza las
opiniones contrarias y mantiene una opinión cercana a la de Clemente
Alejandrino, pensando en la traducción al griego por obra de Lucas de un
escrito de Pablo en lengua hebrea (o aramea). Según esta opinión, Pablo la
habría dictado en lengua hebrea y Lucas la habría traducido al griego (así
se explica la semejanza de estilo con Hechos), pero no habría puesto su
nombre porque era considerado sospechoso para las comunidades de
origen judío. Ya hemos mencionado el texto copto apócrifo, procedente del
siglo IV, pero traducido de un texto griego que se remonta al siglo II, el
“Evangelio de la verdad", posiblemente una obra de Valentino, que se sirve
de la carta a los Hebreos como escrito inspirado y de origen paulino,
aunque contemporáneamente san Ireneo no la considera paulina, pero se
sirve de la carta, como también Hipólito de Roma.
g) Orígenes, según el testimonio transmitido por Eusebio, pensaba que
“el carácter del estilo de la carta llamada a los Hebreos no tiene la
simplicidad del estilo del Apóstol en su lenguaje, pues el mismo confiesa
ser sencillo en su expresión, es decir, en sus frases; de hecho, es muy
griega por su estilo y composición, como reconocerá cualquiera que sea
capaz de juzgar las diferencias de estilo. Por lo demás, que las ideas de la
carta sean admirables, y en nada inferiores a las de las cartas apostólicas
incontestables, es algo que cualquiera que lea con atención las cartas de
los Apóstoles puede comprobar... Según mi opinión diría que las ideas son
del Apóstol, pero el estilo y la composición son de alguien que recordaba
las enseñanzas de los apóstoles y ha explicado las palabras de su
maestro... pero ¿quién ha escrito la carta? Sólo Dios lo sabe” (HE 6,25 PG
Epistle to the Hebrews”, en BJRLibrary (1949) 1-17; FR. LO BUE, “The Historical
Background of the Epistle tothe Hebrews”, en JBL (1956) 52-57; G. PÉREZ,
“Autenticidad y canonicidad de la Carta a los Hebreos”, Cultura Bíblica (1956)
216-226.
13 Cf. R. SCHUMACHER, Der Alexandriner Apollos, Munich 1916; J. HASTINGS,
The Greater Men ad Women of the Bible, Edinburgh, 1942; S.G.F. BRANDON, The
Fall of Jerusalem and the Christian Church, Londres 1951, 24-26; E. SCHWEIZER,
“Die Bekehrung des Apollos”, en ETh (1955) 247-254 el valor de la noticia de
Lucas es auténticamente histórico.
12
14 Las notas que ofrece C. SPICQ en DBS 7,248 son un buen resumen: Apolo
es judío, como el autor de Hebreos; nativo de Alejandría, patria de Filón, que ha
influido en nuestro autor; instruido, erudito y orador (aÃnhr lo¿gioj), cualidades
que propone Fr. Dibelius, Der Verfasser des Hebräer-briefes, Strasbourg, 1910;
ha puesto al servicio de la Iglesia no sólo sus conocimientos de la Biblia sino
también su técnica y su celo de biblista, nutrido del A.T. como muestra la carta a
hebreos. La Escritura misma es la que se encuentra como argumento de peso en
la exposición: prefiguraciones del A.T. en el Nuevo, la armonía de las dos
Alianzas, la lectura cristiana del A.T.; enseña como argumento principal (y en
sentido apologético) lo que se refiere a Jesús de Nazaret, es decir, la persona de
Cristo, como rey, profeta, sacerdote; Hebreos usa el nombre ·Ihsou^j con
preferencia, 10 veces. Según la noticia de Hch 18,24-28 su formación cristiana
tuvo lugar en Éfeso.
13
15
Cf. C. SPICQ DBS 7, 251, donde anota que algunos de la comunidad de
Qumram pudieron después convertirse al cristianismo.
14
17 Cf. A. BÜCHLER, Die Priester und der Kultus im letzten Jahrzehnt des
jerusalemischen Tempels, Viena 1895; J. JEREMIAS, Jerusalén en tiempos de
Jesús, Madrid 1979 se habla de cerca de 20.000 miembros de la clase sacerdotal
en tiempos de Jesús, por lo que se podía pensar en algunos centenares o millares
los aludido en Hch 6,25; no se tiene noticia de lo que hicieron después de su
conversión al cristianismo, si continuaron a frecuentar el templo, aunque
debieron ser postergados en su vida cultual por los partidarios del templo, quizá
en especial después de la persecución y muerte de Esteban. Quizá formaron una
comunidad definida en el seno de la Iglesia. Si se acepta esta determinación para
los destinatarios de la carta, cf. J.V. BROWN, “The Authorship and Circunstancies
of the Hebrews Again”, en Bibliotheca Sacra 1923, 505-538. K. BORNHÄUSER,
Empfanger und Verfasser des Hebräerbriefes, Gütersloh 1932; M. E. CLARKSON,
“The Antecedents of the High Priest Theme in Hebrews”, en Anglican ThR (1947)
89-95; P. Ketter, Hebräerbrief, Freibourg 1950, 5.
17
18Sería una de esas categorías de presbíteros que según 1Tim 3,1; Tit 1,5-7
estaban puestos para cuidar de la comunidad;
18
200; A. SCHLATER, The Church in the New Testament Period, Londres 1955, 240-
241.
19
son importantes en esta parte central, así como el vocabulario cultual. Cf.
los vv. 8,1.3 sobre el término sacerdote, vv. 4.9 diezmos, vv.11.19
perfección-ley, vv.20. 28 juramento, vv.26.28 sumo sacerdote (como en el
preámbulo de 5,10; 6,20). Entre el comienzo (7,1-3) y el final (7,26-28) hay
una inclusión paralela sobre el término “sumo sacerdote”.
Cap. 8,18 - 9,28 ofrecer dones y sacrificios - dones y sacrificios se
ofrecen, como encuadre general en el vocabulario sacerdotal; pero
atención a 8,1.3 y 9,9 en la cual se mencionan los términos “sumo
sacerdote” (7,28 palabra engarce, cf. 8,1), ministro, ministerio, alianza
primera, culto y ritos 9,1.10. De nuevo en 10,1 ofrecer y ofrecido, ofrenda
por el pecado (cf. 10, 11.17-18) sobre la eficacia sacerdotal, cumplir,
santificar, hacer perfecto o eliminar pecados. Los términos de anuncio
retoman el verbo “perfeccionar” de 7,28 (como en 5,9), para desarrollar en
torno a la perfección del sacerdocio el vocabulario cultual: ofrecer (8,3.4;
9,7. 6.14.25.28), dones y ofrendas (8,2; 9,1.8.12.24.25; 9,9 como en 5,1),
santuario (8,2.5; 9,2.3.6.8.11.21), sangra y alianza en 9,11ss y 9,15.
(9,12.15) por medio de la efusión de la sangre, sin ella no hay remisión (cf.
9,22 xwri\j ai(matekxusi¿aj ou) gi¿netai a)¿fesij” (2,17). El sacrificio
purifica y lava las manchas de los pecados (1,3; 9,14; 10,2.22), las borra
(10,11), absuelve de los pecados (9,22; 10,18) y los anula (9, 26), por eso
santifica a los creyentes que ahora son consagrados a Dios y a su servicio
(2,11; 10,10.14; 12,10; 13,12).
El hilo argumental de este pasaje central nos presenta el camino que
siguió Cristo hasta llegar a su posición actual de sumo sacerdote y
mediador ante Dios: una ofrenda sacrificial totalmente nueva, por la cual
Cristo llegó a la perfección: la pasión de Cristo es el acontecimiento que
concentra el significado de tal ofrenda. Ya lo hemos encontrado en 5,1-10
en relación con el sacerdocio levítico sin subrayar especialmente las
diferencias, pero dando lugar a una aclaración de lo que es el sumo
sacerdote: instituido para las cosas de Dios ... llamado / elegido por Dios
(5,1-3-4), para ofrecer dones y sacrificios por los pecados, pero en el
sacerdocio antiguo la ofrenda es por el pueblo y por él mismo; el sacerdote
debe ser capaz de compadecerse de los ignorantes y extraviados (como en
2,10-18). Además, en 5,5-10 se aplica a Cristo no sólo la elección de Dios,
pues era el Hijo elegido como sacerdote (5,6), sino también la debilidad y
la obediencia en el sufrimiento (5,7-8) que le llevan a la perfección del
sacrificio (5,9).
Este es el punto del que parte 8,1 evocando la actividad sacrificial de
todo sumo sacerdote, y describiendo la liturgia que Cristo celebra (8,6)
como alianza nueva que sustituye y perfecciona la antigua: el culto
antiguo (8,4-5) y la alianza que estaba ligada al mismo (8,7.13) con su
organización ritual (9,1-10) son sustituidos por el sacrificio de Cristo
(9,11-14 frente a 8, 2-5) que es el fundamento de la nueva alianza (9,15-
17 frente a 8,6-7.13) por obra de Cristo (9,24-28 frente a 8,3; 9,1.6-10). La
antigua y la nueva alianza están presentadas en oposición y superación
(9,15-23). La actividad sacrificial (9,1-10.11-14) se presenta describiendo
el lugar sagrado de la tienda y el sancta sanctorum (9,2-3ss) donde se
situaba la morada de Dios. El pueblo no podía entrar en estos lugares,
porque no tenía la santidad requerida para ello, y ni aun los sacerdotes
podían entrar en el sancta sanctorum (9,6) sino sólo el sumo sacerdote
por su consagración especial, pero sólo una vez al año (9,7 cf. la
ceremonia del Yom kippur Lev 16).
35
las ideas del judaísmo, según las cuales una figura angélica ejercía
funciones sacerdotales en el santuario celestial; en otras es el mismo
Lógos (Filón) el que aparece como intermediario único entre Dios y los
hombres; aquí se ha aplicado a Cristo para exponer su condición de
intercesor, mediador, celestial (2,17; 4,16; 7, 25). En 5,5-10 se explica el
sacerdocio de Cristo, que se manifiesta en su pasión y en su exaltación. El
Sal 110,4, citado en Hb 5,6, aplica a Cristo el sacerdocio de Melquisedec
(rasgo peculiar de Hb) como enviado celestial del Altísimo, después
ampliado en cap 7 (con citas de Gn 14,18-20). Pero Cristo ofrece un único
sacrificio, el de su vida pues al ser sumo sacerdote llamado por Dios (5,2),
y esto sucede en la tierra, con el cual es consumado, perfeccionado. El
sacerdocio de Cristo frente al de Melquisedec se realiza en la tierra como
indica 5,7-10 donde aparecen “los días de su vida mortal” como el tiempo
en el que se ofrecen súplicas, clamores y lágrimas a Dios. Es una
transformación de la tradición. Se completa con la explicación de cap
7,11.21 según el Sal 110,4 y Gn 14,17-20 por lo que Cristo ejerce un
sacerdocio superior al de los Levitas, por eso es un sacerdocio perfecto, no
depende de la Ley, que ha sido modificada al ser modificado el sacerdocio
regulado por ella.
d) El sacrificio del Sumo sacerdote se introduce en 7,27 con esta
característica: es un sacrificio único y se ofrece el mismo sacerdote. La
muerte de Cristo tiene el carácter de sacrificio expiatorio en comparación
el del Sumo sacerdote el día del Yom kippur (9,11-14), pues entra en el
santuario auténtico, el celestial, el más perfecto (9,11-12) el de la
presencia directa de Dios, que manifiesta su conformidad con Dios (10,5-
10). Celeste y a la vez terreno por realizarse en el cuerpo (10,10). El
sacrificio inaugura la alianza nueva (9,15-22) según lo anunciado por
Jeremías (Hb 8,7-13). El valor de la víctima ofrecida garantiza la eficacia
del sacrificio y el perdón de los pecados (cf. 8,12; 9,14; 10,17) prometido
por la alianza, además hace que el sacrificio de Cristo cumpla la alianza
interior nueva (8,10; 10,10.16). Porque la muerte de Cristo ha inaugurado
la nueva alianza se siguen consecuencias para la vida de los que
participan de esta alianza, sobre todo como exigencia de fidelidad (12,1-3),
así la cristología justifica la exhortación parenética.
e) Los aspectos soteriológicos. Si la obra de Cristo tiene como
consecuencia la salvación (1,14; 2,3.10; 5,9; 6,9; 9,28), ésta tiene efectos
que son negativos, pues nos libra del juicio de Dios (10,29-31) que se
40
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La carta a los Hebreos, RESEÑA, nº. 66 (2010) 53 pp..
42
9. HEBREOS 8, 1 - 9, 28
Esta sección de la carta contiene el núcleo de la exposición de la
doctrina cristológica junto con la consecuencia de ella, 10,1-18. La
sección enlaza con 7,28 donde termina diciendo que el sacerdocio según la
Ley es débil e)¿xontaj a)sqe¿neian) mientras que la palabra del juramento
constituye sacerdote al Hijo (cf. 4,14 - 5,10) perfeccionado para siempre.
Cuando inicia 8,1 nos recuerda el camino que Cristo ha seguido para
llegar a esa posición actual de sumo sacer-dote perfecto y acepto a Dios.
Por eso es denominado el "punto principal", capital: Cristo es el sumo
sacerdote, tan grande que está sentado a la derecha de Dios (glorificado).
8,1-6 Cristo sacerdote celeste. El camino nos propone una ofrenda
sacrificial: la pasión de Cristo interpretada como sacrificio que expía
eficazmente los pecados y establece la alianza duradera entre Dios y la
humanidad (8,6-7). La argumentación se caracteriza por una serie de
antítesis espaciales y antropológicas (carne / espíritu; tierra / cielo; uno /
muchos) y oposiciones entre antiguo / nuevo; exterior / interior, tal como
resultan de las citas aducidas de Jeremías, del salmo 110, de forma que lo
que presenta como "espiritual / celestial / único" se corresponde con
"nuevo, interno y eficaz".
Además, el sacrificio que Cristo hace de si mismo, es descrito en
términos místicos como consumado en la esfera celestial y eterna, y es
eficaz para proporcionarnos la purificación verdadera y eficaz de la culpa.
Pero este cumplimiento celestial se interpreta en términos psicológicos y
existenciales. Es un sacrificio espiritual, por ser interior e intencional-
mente acto de perfecta conformidad con la voluntad de Dios (10,1-10). El
sacrificio celestial de Cristo es realizado en un sacrificio corporal hecho
una sola vez (10,10).
La antítesis entre el sacerdocio antiguo y el nuevo, y entre el sacrificio
antiguo y nuevo (cf. 5,1-10), tiene en cuenta que el sacerdote está
constituido para ofrecer sacrificios, por eso es ministro del santuario y de
la tienda (tw=n a(gi¿wn ... kai\ th=j skhnh=j 8,2). Cristo es sacerdote del
santuario celestial, de un culto nuevo, de una alianza nueva (desarrollado
en 9,1-14;15-17; 24-28), aunque no sea sacerdote en la tierra, ni ofrezca
su servicio en un santuario que es sombra y copia (inferioridad de los
sensible frente al modelo celestial cf. v.5). Aquí se unen las instituciones
del culto, liturgia / ministerio mejor por ser mediación de una alianza
mejor, alianza y sacerdocio, aunque no se expliquen su naturaleza ni su
48
alianza / testamento (diaqh¿kh) sea válida de una vez para siempre, pues
Cristo es la Víctima perfecta que espía todos los pecados del ser humano y
el verdadero Sumo Sacerdote que ofrece al Padre el culto agradable,
verdadero y eterno.
La carta es una exposición de la salvación realizada por Cristo – Dios y
hombre verdadero – presentado como sacerdote –Sumo y perfecto
sacerdote cf. Hb 7,20-25, en especial el v. 26: Sumo sacerdote, santo,
inocente, inmaculado, separado de los pecadores y encumbrado por
encima de los cielos; 8,1 superior a los ángeles y al legislador – Moisés –
de la Ley antigua, también al sacerdocio levítico. La intercesión de Cristo
sacerdote a favor nuestro es eficaz y definitiva, permanente. En la
salvación se puede participar por medio de la fe y por la caridad que salva.
A Cristo se le aplican cuatro títulos principales, que manifiestan su ser y
su persona: Hijo (1,2.8 para el autor es el Hijo de Dios cf. 1,5 aplicándole
el Sal 2,7 y 2S 7,14; e Hijo de hombre en 2,6), Mesías (= Cristo 3,14; 5,5;
6,1; 9,14.24.28), Jesucristo – Jesús (10,10; 13,8.20), Señor (en 1,13 con
cita del Sal 110 en cuanto Señor invitado por Dios para sentarse a su
derecha); no sólo, aparecen además, sus funciones: Sacerdote (presentado
como sumo sacerdote en 2,17 y acreditado en 3,1-6; solidario con los
seres humanos en 4,15-5,10 ya que es “hermano nuestro” 2,11-12;
distinto a todos los demás sacerdotes 7,1-28; cf. 10,21), a)rxhgo\n th=j
swthri¿aj (2,10; 12,2), Santificador, Heredero, Mediador, Pastor (13,20) y
Apóstol: Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y para siempre (Hb 13,8).