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LA UNION DE HECHO

ANTECEDENTES

Según Cesar Fernandez Arec “en Roma, las uniones de hecho fueron permitidas,
aunque no eran bien vistas, porque el concubinato era una forma de unión legal pero
de carácter inferior al matrimonio, donde la cohabitación debía darse sin affectio
maritalis de un ciudadano con una mujer de baja condición, como podría ser una
esclava o liberta. A diferencia de los pueblos germanos, donde se admitieron las
uniones de hecho entre libres y siervos.

En el antiguo derecho español se admitió la institución conocida como barragania, que


era una unión de naturaleza inferior parecida al concubinato romano de la que la
características resaltantes son que la barragana debía ser una sola, que no debía
existir impedimento matrimonial, y que quien tomaba barragana debía hacerlo ante
testigos para impedir que fuera considerada como esposa legitima en virtud de
matrimonio clandestino. En cambio, en el antiguo derecho francés no solo se limito a
desconocer efectos jurídicos al concubinato sino que, además, adopto una serie de
medidas para combatirlo.

En nuestro país, el Código Civil de 1852 hizo referencia, exclusivamente, al


concubinato como causal de separación de los cónyuges y no reguló las uniones de
hecho porque tuvo una marcada influencia del Derecho Canónico en lo referido al
matrimonio. Lo cual tiene asidero en la Carta Política de 1839, vigente en esa época,
que en su artículo 3 refería “su religión es católica, apostólica y romana, que profesa
sin permitir el ejercicio de cualquier otro culto”. El matrimonio religioso era el único
reconocido y que legitimaba a la familia, toda relación fuera de ella merecía el rechazo
de la sociedad (Varsi 2011, 388)

Si bien con la dación del Código Civil de 1936 estaba vigente la Constitución de 1933
en la cual hubo un notable avance en cuanto a la incorporación de garantías
individuales, se reconoció la libertad de conciencia y de creencia y no existió norma
expresa respecto a la Iglesia Católica, aunque, la influencia de la Iglesia seguía siendo
significativa y, por lo tanto, se propició una posición conservadora de la institución
matrimonial frente a la unión de hecho. Es así que este Código solo la mencionó a
propósito del tratamiento de los hijos en los casos de la investigación judicial de
paternidad y en cuanto a los derechos sucesorios de los hijos legítimos e ilegítimos,
otorgándoles más derechos a los hijos legítimos si heredaban conjuntamente con hijos
ilegítimos (Varsi 2011, 388-393).

La Ley 13157 del año 1961, Ley de Barrios Marginales o Barriadas señalaba que
cuando el adquirente de un lote marginal que no esté casado y no tenga impedimento
de casarse, lo ocupe con una mujer con la cual hace vida marital, el bien será de
ambos para lo cual se expedirá el título a nombre de los dos. Posteriormente, la Ley
17716 – Ley de Reforma Agraria de 1969 estipulaba como beneficiaria de la
adjudicación gratuita de la unidad familiar a la compañera permanente, en caso
muriera el adjudicatario falleciera sin haberla cancelado. En 1970, el Tribunal Agrario
reconoce el derecho de la concubina en la adquisición de predios rústicos adquiridos
durante la convivencia, pero vinculándolo al enriquecimiento ilícito.

El Decreto Ley 29598 de 1974 - Empresas de propiedad social estipulaba que los
certificados de retiro serán transferidos a la conviviente que mantiene estado de
permanente compañera del causante y siempre que se encuentre registrada en la
ficha del trabajador.

Adicionalmente, las Leyes 8439 y 8569 permitieron que la concubina reciba la


compensación por tiempo de servicios de su conviviente y trabajador fallecido. Pero
todo esto era insuficiente, ya que al no estar las uniones de hecho reguladas
legalmente se generaban situaciones de injusticia, sobre todo cuando esta unión de
hecho terminaba por decisión unilateral y la persona abandonada no tenía derechos
reconocidos, ni entidad a dónde acudir y quedaba en desamparo total (Aguilar 2016,
151-152). Es así que paulatinamente se va abriendo camino para la incorporación de
las uniones de hecho a nivel constitucional.

CONCEPTO

La legislación peruana establece que la unión de hecho o convivencia es la unión


estable entre varón y mujer, libres de impedimento matrimonial, quienes forman un
hogar con finalidades semejantes a las de un matrimonio.
Zannoni define el concubinato como: "la unión estable de un hombre y una mujer en
estado conyugal aparente o de hecho, esto es sin atribución de legimitidad pero con
aptitud potencial a ella".

Por concubinato se entiende aquella'convivencia de un hombre y una mujer que viven


juntos bajo un mismo techo, a la manera de personas casadas y de forma permanente.
Quienes sin estar unidos por matrimonio mantienen una comunidad de habitación y
de vida, de modo similar a la que existe entre los esposos.

Como el concubinato es una imitación del matrimonio, se trata de una unión marital
entre dos personas de distinto sexo. Así, dicha vida en común ofrece la apariencia de
un hogar tradicional, en el que ambos asumen las mismas tareas. Para sus amigos,
para sus padres, este hombre y esta mujer forman una pareja: tienen un alojamiento
propio, reparten sus alimentos, y ponen, probablemente, sus recursos en común. En
buena cuenta, podría definirse al concubinato como un matrimonio al que le falte la
correspondiente inscripción en los Registros del Estado Civil.

Sobre si se requiere que este hogar de hecho deba tener hijos, NOIR-MASNATA
señala que importa poco, aun cuando es de notar que algunas decisiones
jurisprudenciales observan que la presencia de hijos se constituye en un factor de
estabilidad, haciéndolo un elemento de prueba importante para determinar la
existencia de la unión concubinario.

En suma, la definición que se asume del concubinato como objeto de tratamiento


jurídico, se encuentra referida a esa situación de precaridad, circunstancialidad y
extralegalidad en que descansa la unión voluntaria entre un hombre y una mujer.
Donde ambos, el hombre y la mujer están ante una situación al margen de la ley
porque su unión como pareja no se basa en el vínculo que produce el matrimonio civil.

ELEMENTOS DE LA UNION DE HECHO

- Unión estable entre un varón y una mujer

Es decir, debe ser una pareja heterosexual que conviva, que tenga intimidad y vida
sexual, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio.
Se equipara la unión de hecho al matrimonio. En ese sentido, nos remitimos a lo
regulado en los artículos 288 y 289 del Código Civil y establecemos que son deberes
que nacen del matrimonio y de las uniones de hecho: el deber de fidelidad, de
asistencia, de cohabitación y respecto a los hijos, tienen el deber de alimentarlos y
educarlos.

Una de las finalidades del matrimonio y también de la unión de hecho es hacer vida
en común para lo cual, se debe establecer un domicilio conyugal o convivencial, según
sea el caso. En las relaciones matrimoniales, cuando se rompe este deber pueden
ocurrir distintas consecuencias: que el matrimonio continúe vigente a pesar que ya no
viven juntos o que debido a este alejamiento, se inicie un proceso de separación legal
o divorcio por mutuo acuerdo o por las causales de separación de hecho o abandono
injustificado del hogar conyugal. En el caso de las uniones convivenciales, esta
separación física da lugar a la culminación de la unión de hecho.

Otro de los deberes, es la fidelidad, que va de la mano con el que la unión de hecho
sea monogámica. En las relaciones matrimoniales, el incumplimiento de este deber
puede dar lugar a causales de divorcio o separación de hecho, como son el adulterio,
la homosexualidad o la conducta deshonrosa. En el caso de las uniones de hecho, el
conviviente ofendido puede optar por dar por concluida la convivencia o por perdonar
la infidelidad y continuar la relación. El deber de asistencia será desarrollado más
adelante a propósito del tema de los alimentos entre convivientes.

Respecto a los hijos, existe el deber de alimentarlos y educarlos lo cual viene ligado a
la figura de la patria potestad, independiente de la relación que tuvieron los padres.

Es preciso agregar que también se reconoce la igualdad del hombre y la mujer en el


gobierno del hogar, con lo cual desaparece la potestad marital por lo menos en el
plano normativo, en consecuencia, debemos apuntar a la conformación de familias
democráticas.

- Voluntariamente realizada, sin coacción

No cabe pues, una convivencia producida por retención violenta o rapto.

- Libres de impedimento matrimonial

Es decir, no deben estar incursos en los impedimentos matrimoniales regulados en


los artículos 241, 242 y 243 del Código Civil, algunos de los cuales son: estar casado,
ser menor de edad, adolecer de alguna enfermedad crónica, contagiosa y transmisible
por herencia, ser parientes consanguíneos en línea recta o colateral en segundo y
tercer grado, los afines en línea recta, entre otros. Con lo cual la relación de
convivencia de una persona casada con otra distinta a su cónyuge no está protegida
por nuestro ordenamiento y es considerada como unión de hecho impropia y si alguno
de los integrantes resultara perjudicado económicamente solo cabría interponer una
demanda por enriquecimiento indebido.

- Permanente

Dado que debe durar por lo menos dos años continuos, por lo tanto, los plazos de
convivencia intermitentes no se suman. Asimismo, es necesario precisar que el plazo
se empieza a contabilizar desde que los concubinos estén libres de impedimento
matrimonial, de tal forma que, en el caso que una pareja conviva y uno de ellos aún
esté casado, el plazo se computará desde el momento que esté divorciado por más
que la convivencia haya sido anterior.

- Singular o Exclusiva

Es decir, monogámica y no será considerada aquella relación en donde convivan y se


mantengan relaciones sexuales con más de una persona debido a que no está
contemplado el reconocimiento de dos o más concubinatos simultáneos.

- Notoriedad

La relación de convivencia tiene que ser pública y exteriorizada ante terceros quienes
pueden ser familiares, amigos, conocidos y/o vecinos.

La sola existencia de estas uniones no basta para que sus integrantes puedan ejercer,
de manera plena, todos los derechos que nuestro ordenamiento les otorga, para ello
se requiere que las uniones se inscriban en el Registro Personal de Registros
Públicos, a través de la vía notarial, o que se inicie un proceso judicial de
reconocimiento de Unión de Hecho. A continuación, nos centraremos en el
procedimiento notarial de inscripción de unión de hecho.

¿COMO SE DEBE INSCRIBIR LA UNION DE HECHO?


El artículo 46 de la Ley 29560, establece que se debe presentar una solicitud que debe
incluir lo siguiente:

1. Nombres y firmas de ambos solicitantes. Uno de los requisitos es la voluntad de


ambos convivientes para registrar su unión de hecho, caso contrario, la vía será la
judicial.
2. Reconocimiento expreso que conviven no menos de dos (2) años de manera
continua. Esta inscripción se realiza cuando la convivencia tiene por lo menos dos
años y no desde el inicio de la misma, por lo tanto, este reconocimiento es declarativo.
Asimismo, el plazo se empieza a computar siempre que la convivencia sea continua
y los convivientes estén libres de impedimento matrimonial. Por lo tanto, si durante la
convivencia uno de los integrantes de la misma está casado(a), el plazo de
convivencia se empieza a contabilizar desde que ambos estén soltero(a)s o
divorciado(a)s.
3. Declaración expresa de los solicitantes que se encuentran libres de impedimento
matrimonial y que ninguno tiene vida en común con otro varón o mujer, según sea el
caso. El estado civil de ambos solicitantes no podrá ser casado porque estaríamos
ante una unión de hecho impropia que no es factible de ser inscrita ni declarada
judicialmente. Asimismo, dado que uno de los requisitos de la unión de hecho es
la singularidad, también se exige que ninguno conviva con otra pareja.
4. Certificado domiciliario de los solicitantes. El domicilio debe ser el mismo para
ambos convivientes.
5. Certificado negativo de unión de hecho tanto del varón como de la mujer, expedido
por el registro personal de la oficina registral donde domicilian los solicitantes. A fin de
evitar la coexistencia de más de una convivencia y, por lo tanto, exista más de un
régimen de gananciales de manera simultánea. Este requisito también debería ser
exigido en el caso de los contrayentes al matrimonio y no solo en las inscripciones de
uniones de hecho.
6. Declaración de dos (2) testigos indicando que los solicitantes conviven dos (2) años
continuos o más. Esto constituye uno de los medios probatorios para acreditar que el
periodo de convivencia es de por lo menos dos (2) años.
7. Otros documentos que acrediten que la unión de hecho tiene por lo menos dos (2)
años continuos. Algunos presentan partidas de nacimiento de hijo(a)s en común,
contratos de alquiler, partidas registrales o contratos de compra venta de bienes en
los que ambos convivientes intervienen, entre otros.

Es relevante la inscripción de la unión de hecho puesto que permite el reconocimiento


legal de la existencia de una sociedad de bienes sujeta al régimen de sociedad de
gananciales, el otorgamiento de derechos sucesorios para el conviviente supérstite y
su consideración como heredero forzoso, el goce de derecho de salud, de la pensión
de viudez, la posibilidad de adoptar, sin embargo, aún queda mucho por reconocer en
cuanto a derechos a los integrantes de las uniones de hecho e incluir dentro de las
mismas a las uniones homoafectivas.

Con la emisión de la Ley 29560, se amplía la competencia de los (as) notarios y se


incorpora como un asunto no contencioso, el reconocimiento de la unión de hecho
cuando ambos convivientes están de acuerdo en su inscripción. Los integrantes de la
unión de hecho que cumplan con los requisitos deben acudir ante el notario a fin que
extienda una escritura pública, que luego será inscrita en el Registro de Personas
Naturales de SUNARP.

Los convivientes presentan su solicitud ante el notario, quien manda publicar un


extracto de dicha solicitud en el Diario “El Peruano” y otro diario de amplia circulación.
Transcurridos quince (15) días útiles desde la publicación del último aviso, sin que se
hubiera formulado oposición, el notario extiende la escritura pública con la declaración
del reconocimiento de la unión de hecho entre los convivientes y remite los partes al
registro personal del lugar donde domicilian los solicitantes. En caso de oposición, el
notario remite los actuados al Poder Judicial.

El cese de la unión de hecho también debe ser inscrita y se tramita ante el notario a
través de una escritura pública en la cual podrán liquidar la sociedad de gananciales,
para este caso no es necesario realizar publicaciones. El cese de la convivencia se
inscribe en el Registro de Personal Naturales de SUNARP.
BIBLIOGRAFIA

LEY 29560 LEY QUE AMPLÍA LA LEY NÚM. 26662, LEY DE COMPETENCIA
NOTARIAL EN ASUNTOS NO CONTENCIOSOS, Y LA LEY NÚM. 26887, LEY
GENERAL DE SOCIEDADES

CESAR FERNANDEZ ARCE Y EMILIA BUSTAMANTE OYAGUE (2000), LA UNION


DE HECHO EN EL CODIGO CIVIL DE 1984: ANALISIS DE SU
CONCEPTUALIZACION JURIDICA DESDE LA PERSPECTIVA EXGETICA Y
JURISPRUDENCIAL
ERIKA IRENE ZUTA VIDAL (2018) LA UNION DE HECHO EN EL PERU, LOS
DERECHOS DE SUS INTEGRANTES Y DESAFIOS PENDIENTES. LIMA PERU

https://ius360.com/privado/requisitos-para-constituir-una-union-de-hecho/

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