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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

TEMA:

 UNIÓN DE HECHO
CURSO:

 DERECHO CIVIL: FAMILIA


DOCENTE:

 GUANILO ALCANTARA, WILLIAM


INTAGRANTES:

 RODRÍGUEZ OCHOA, MILAGROS


 APAZA BEJARANO, PATRICK
 CORONADO MERCADO, JAZMIN
CICLO:
VIII CICLO

TRUJILLO – PERÚ
2023
UNION DE HECHO
1. ANTECEDENTES
Durante mucho tiempo en nuestra conservadora sociedad, el
concubinato fue cuestionado, señalado con menoscabo y tratado de
manera infame, debido a prejuicios vinculados a una concepción
tradicional de familia vinculada exclusivamente al matrimonio y a
cánones religiosos. No obstante, esta forma de familia siempre ha
existido, incluso antes de la existencia del matrimonio, aunque
legalmente no tuvieran un reconocimiento. Esta situación conllevó a que
sus integrantes no gozaran de los derechos y obligaciones similares a
los cónyuges y que incluso los hijos, producto de aquellas relaciones de
pareja, sean denominados hijos ilegítimos. Es recién con la Constitución
de 1979 que las uniones de hecho gozan de reconocimiento normativo,
asimismo, estipula que todos los hijos tienen iguales derechos y queda
prohibida toda mención sobre el estado civil de los padres y la
naturaleza de la filiación de los hijos en los registros civiles y en
cualquier documento de identidad y consagra la igualdad entre hombres
y mujeres con la consiguiente igualdad en las relaciones familiares. En
ese mismo contexto, nuestra actual Carta Magna, en su artículo 5,
define a la unión de hecho como: “La unión estable de un varón y una
mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de
hecho, da lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de la
sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable”. El artículo 4 de la
misma explicita que la comunidad y el Estado detentan la obligación de
proteger a la familia y promover el matrimonio, entendiendo que la
familia no está asociada únicamente al matrimonio y que el concubinato
es también una fuente generadora de familia amparada por nuestro
ordenamiento y veremos cómo, progresivamente, sus integrantes han
ido ganando mayores derechos.

2. CONCEPTO
En la antigua legislación española, se estableció oficialmente el
concepto de "barraganía", que permitía a una persona mantener una
relación íntima con una sola mujer sin importar su situación civil. Esta
asociación debía ser formalizada ante testigos para evitar cualquier
interpretación errónea como matrimonio clandestino y reconocimiento
legal posterior. Por otro lado, en el sistema jurídico francés no existían
consecuencias legales del concubinato y se aplicaban medidas anti-
concubinarias específicas para combatir esta práctica ilegítima.
Varsi Rospigliosi sugiere que las uniones de hecho, también conocidas
doctrinalmente como uniones estables, son una realidad desde hace
tiempo. Esta situación implica la convivencia íntima de dos personas
como en el matrimonio, normalmente con un hombre y una mujer, pero
puede incluir a parejas del mismo sexo que no están legalmente
casadas. A través de estos acuerdos, muchos optan por compartir sus
vidas sin formalidades pero respetando los efectos legales. A medida
que estas relaciones se hacen más frecuentes en la práctica, los
matrimonios tradicionales se debilitan en comparación; sin embargo, la
ley sigue dándoles un trato diferente a niveles inferiores, lo que socava
las relaciones de cohabitación entre las parejas.
Ya sea para un mejor o peor resultado, a pesar de la expresa
aceptación actual tanto en el Código Civil como en la Constitución, las
parejas que no estén casadas oficialmente siguen teniendo una
categoría más baja que aquellas legalmente comprometidas, según el
artículo 4 de nuestra Constitución:

“La comunidad y el Estado protegen especialmente al


niño, al adolescente, a la madre y al anciano en
situación de abandono. También protegen a la familia y
promueven el matrimonio. Reconocen a estos últimos
como institutos naturales y fundamentales de la
sociedad.”
En este orden de ideas, en la legislación peruana el Estado reconoce a la familia y
al matrimonio como instituciones naturales y fundamentales de la sociedad.
Asimismo, promueve el matrimonio por encima de otras formas de convivencia
(uniones de hecho). Por lo tanto, el Estado está más interesado en establecer un
tipo específico de familia por encima de otras.

Según el jurista peruano César Fernández Arce, el concubinato puede definirse


como un matrimonio que carece de inscripción en las oficinas del Registro Civil.

3. CLASES DE UNIÓN DE HECHO


Doctrinariamente se distinguen dos acepciones del concubinato: una
amplia, también denominada concubinato impropio, según el cual habrá
concubinato allí donde un varón y una mujer hagan, sin ser casados,
vida de tales; y otra restringida, que exige la concurrencia de ciertos
requisitos para que la convivencia marital tenga el carácter de
concubinaria (Fernández Arce y Bustamante Oyague, 2000, p. 223).
En cuanto al significado amplio de la cohabitación, es importante
distinguirla de las uniones sexuales ocasionales y los encuentros
casuales o de los casos de uniones libres. Esto se debe a que en la
cohabitación siempre debe haber un cierto nivel de permanencia o
regularidad en la relación entre los miembros de la pareja.
El concubinato stricto sensu, también llamado en su acepción
restringida, es la convivencia frecuente entre una pareja de manera
persistente y duradera. Esta relación se caracteriza por ser pública con
el compromiso de fidelidad mutua y sin obstáculos que impidan un
eventual matrimonio futuro.

4. ELEMENTOS
En nuestro ordenamiento jurídico, aquella unión de hecho que recibe
tutela, resulta inscribible y produce efectos jurídicos es la unión de
hecho propia.
En el fundamento sexto de la Casación 4066-2010, La Libertad la Corte
Suprema, siguiendo al Tribunal Constitucional, desarrolla los cinco
elementos configurativos de la unión de hecho, a saber:
Es relevante precisar que no todas las relaciones de convivencia están
protegidas por nuestro ordenamiento, así el artículo 326 de nuestro
Código Civil y la jurisprudencia han establecido una serie de requisitos,
entre los cuales podemos indicar los siguientes:

a. Unión estable entre un varón y una mujer; es decir, se requiere una pareja
conformada por un hombre y una mujer que convivan juntos y tengan una
vida íntima y sexual, con el fin de lograr objetivos y cumplir deberes
similares a los del matrimonio. La unión de hecho se equipará al matrimonio
y se hace referencia a lo establecido en los artículos 288 y 289 del Código
Civil, donde se establecen los deberes que surgen del matrimonio y las
uniones de hecho, como la fidelidad, asistencia, cohabitación y el cuidado
de los hijos, incluyendo su alimentación y educación.
Tanto el matrimonio como la unión de hecho tienen como una de sus
finalidades vivir juntos, para lo cual es necesario establecer un domicilio
compartido, ya sea conyugal o de convivencia, según corresponda. En las
relaciones matrimoniales, si se rompe esta obligación pueden surgir
diversas consecuencias, como que el matrimonio continúe a pesar de la
separación física, o que se inicie un proceso de separación legal o divorcio,
ya sea de mutuo acuerdo o por causas de separación de hecho o abandono
injustificado del hogar conyugal.
b. Otro deber es la fidelidad, que está relacionada con la monogamia en la
unión de hecho. En el matrimonio, el incumplimiento de este deber puede
dar lugar a causas de divorcio o separación de hecho, como el adulterio, la
homosexualidad o el comportamiento deshonroso. En el caso de las
uniones de hecho, la pareja agraviada puede optar por poner fin a la
convivencia o perdonar la infidelidad y seguir con la relación. El deber de
asistencia se abordará más adelante en relación con el tema de la
manutención entre convivientes. En cuanto a los hijos, existe el deber de
alimentarlos y educarlos, lo cual está ligado a la figura de la patria potestad,
independientemente de la relación que hayan tenido los padres.
Es importante destacar que también se reconoce la igualdad entre hombres
y mujeres en la toma de decisiones en el hogar, lo que implica la
eliminación de la autoridad marital, al menos en el ámbito normativo. Por lo
tanto, debemos fomentar la formación de familias basadas en la igualdad y
la democracia.
c. Voluntariamente realizada, sin coacción; no es posible entonces una
situación de convivencia originada por medio de una retención violenta o un
rapto.
d. Libres de impedimento matrimonial; es decir, no deben estar sujetos a los
impedimentos matrimoniales establecidos en los artículos 241, 242 y 243
del Código Civil, los cuales incluyen estar casado, ser menor de edad,
padecer una enfermedad crónica y transmisible por herencia, tener
parentesco consanguíneo en línea recta o colateral en segundo y tercer
grado, así como tener parentesco por afinidad en línea recta, entre otros.
Por lo tanto, la relación de convivencia entre una persona casada y alguien
que no sea su cónyuge no está respaldada por nuestras leyes y se
considera una unión de hecho inapropiada. Si alguno de los involucrados
sufre perjuicios económicos, solo se podría presentar una demanda por
enriquecimiento indebido.
e. Permanente; debido a que la convivencia debe tener una duración mínima
de dos años consecutivos, los períodos de convivencia intermitente no se
acumulan. Además, es importante destacar que el plazo comienza a contar
desde el momento en que los convivientes no tengan impedimentos
matrimoniales. Esto significa que si una pareja vive junta y uno de ellos aún
está casado, el plazo se computará a partir del momento en que el divorcio
sea efectivo, aunque la convivencia haya comenzado antes.
f. Exclusiva; es decir, la relación debe ser monogámica y no se reconocerá
como tal aquella en la que los convivientes mantengan relaciones sexuales
con más de una persona, ya que no se contempla el reconocimiento de
múltiples concubinatos simultáneos.
g. Notoriedad; La relación de convivencia debe ser evidente y conocida por
personas externas, como familiares, amigos, conocidos y vecino

5. REGIMEN PATRIMONIAL

A diferencia del matrimonio, donde existe la opción de elegir entre el


régimen de sociedad de gananciales y régimen patrimonial de
separación de bienes, en la unión de hecho el régimen patrimonial es
único y forzoso, es decir, todos los bienes y rentas obtenidas durante la
vigencia de la convivencia pertenecen a los cónyuges en partes iguales.
En la unión de hecho se origina una sociedad de bienes que está sujeta
al régimen de sociedad de gananciales en cuanto le fuera aplicable,
siempre y cuando esta unión haya durado por lo menos dos años. Es
decir, todos los bienes y rentas obtenidas durante la vigencia de la
convivencia pertenecen a la pareja en partes iguales. En cambio, en el
matrimonio existen dos opciones para la pareja: elegir el régimen de
sociedad de gananciales o el régimen de separación de patrimonios
Asimismo, en el matrimonio, los cónyuges tienen deberes de fidelidad y
asistencia (artículo 288° del Código Civil), mientras que en la unión de
hecho no están consignados estos deberes por ley.
De allí la importancia de inscribir la convivencia en el registro de
personas naturales de la Sunarp. De esta manera, la pareja precisa la
fecha de inicio de la relación, así como la de su finalización, ello con el
objetivo de diferenciar con exactitud los bienes muebles e inmuebles
que les corresponden a cada uno y evitar una injusta redistribución de
su patrimonio.
En consecuencia, al inscribir su unión de hecho en la Sunarp, los
convivientes garantizan la preservación de sus derechos patrimoniales o
de propiedad.
5.1. ¿CÓMO INSCRIBIR UNA UNIÓN DE HECHO?
Cuando los convivientes decidan inscribir formalmente su unión
de hecho, primero deben acudir a un notario público y cumplir con
lo siguiente:
 Solicitud que incluya los nombres y firmas de ambos
solicitantes, así como el reconocimiento expreso
que conviven no menos de dos años de manera continua.
 Declaración expresa de los solicitantes que se
encuentran libres de impedimento matrimonial y que
ninguno tiene vida en común con otro varón o mujer,
según sea el caso. Asimismo, dado que uno de los
requisitos de la unión de hecho es la singularidad, también
se exige que ninguno conviva con otra pareja.
 Certificado domiciliario de los solicitantes (el domicilio debe
ser el mismo para ambos convivientes).
 Certificado negativo de unión de hecho tanto del varón
como de la mujer, expedido por el registro de la oficina
registral donde domicilian los solicitantes. A fin de evitar la
coexistencia de más de una convivencia y, por lo tanto,
exista más de un régimen de gananciales de manera
simultánea.
 Declaración de dos testigos indicando que los solicitantes
conviven dos años continuos o más.
 Otros documentos que acrediten que la unión de hecho
tiene por lo menos dos años continuos.

Tras ello, el notario publicará un extracto de la solicitud. Transcurridos 15 días


útiles, de no presentarse oposición, se extenderá la escritura pública con la
declaración del reconocimiento de la unión de hecho entre los convivientes, la cual
se remitirá al Registro Personal de la Sunarp del lugar donde estos domicilian.
El costo de inscripción de una unión de hecho en la Sunarp es de S/22 y el plazo
de inscripción es de siete días. Los gastos notariales varían de acuerdo a la
notaría elegida.

6. DIFERENCIAS ENTRE MATRIMONIO Y UNION DE HECHO


Las parejas que cohabitan no tienen los mismos derechos y obligaciones
que los cónyuges. Las parejas que cohabitan no tienen obligaciones de
apoyo familiar con respecto a la propiedad, por ejemplo, el matrimonio. En
este último caso, el deber de alimentos recae sobre el cónyuge, quien es
responsable del cuidado de los hijos. El matrimonio es inherentemente
diferente de la cohabitación real en términos de derechos de propiedad
matrimonial. B. Representación de sociedades matrimoniales,
administración y enajenación de bienes sociales, etc. Una comunidad de
bienes se reconoce como una comunidad de bienes, pero requiere una
declaración notarial o judicial para probar primero el cumplimiento de los
requisitos exigidos legalmente y la "propiedad estatal perpetua". Además,
hay dos limitaciones. En primer lugar, no todas las disposiciones del
sistema de propiedad comunal se aplican a los matrimonios de hecho, y las
parejas tienen la opción de elegir este sistema de propiedad u optar por él
en lugar de la división de bienes. casamiento. En cuanto a los objetos
personales, los compañeros de habitación no tienen derecho a comer
mientras vivan juntos. El ordenamiento jurídico peruano no les otorga este
derecho. Esto sucede cuando la relación se termina por la ruptura unilateral
de la pareja después de una ruptura, pero solo si se elige esta opción en
lugar de la compensación por daños emocionales. Construir relaciones
estables no cambia el estado civil de las personas. En otras palabras, el
documento nacional de identidad enumera a cada conviviente no casado
como una sola persona, y lo utilizan para identificarse como no personas
aptas para iniciar una relación. Puedes parecer una persona dedicada. Las
leyes Nos. 19990 y 20530 no consideran a los convivientes como
beneficiarios de pensión de sobrevivencia. Sin embargo, el régimen privado
de pensiones considera al cónyuge como beneficiario de una pensión de
viudedad. La mayoría de los peruanos cree que los cónyuges viudos
deberían recibir una pensión de viudez, lo cual está en línea con la opinión
de la Corte Constitucional. Los socios no tienen derecho a compensación
por muerte o accidente del socio. Este derecho surge de la frágil situación
de dependencia económica de los convivientes, cuya muerte o invalidez
afecta la supervivencia de las familias solteras. El artículo 326 del Código
Civil no reconoce los derechos sucesorios del cónyuge, lo que es una gran
diferencia con el matrimonio. Afortunadamente, la Ley 3007 ahora permite
que los compañeros de cuarto hereden de sus parejas. La constitución
política de Perú considera que todos los niños son iguales, pero la ley civil
considera que los niños que viven juntos son ilegítimos. Esto significa que
la madre debe presentar una demanda de paternidad extramatrimonial en
nombre del niño si el padre no quiere reconocerlo. Por ello, se dice que la
ley actual no protege la identidad y propiedad de los hijos de los
convivientes.
6.1. PRINCIPIO DE AMPARO A LA UNIÓN DE HECHO
 Martín Pérez sostiene que la tutela jurídica de las uniones
libres se justifica por constituir una relación jurídica
familiar, y como tal, ha de recibir protección social, jurídica
y económica; y, en cualquier caso, las situaciones
convivenciales exigen atención del derecho en la medida
que la prolongada cohabitación crea una serie de intereses
dignos de tutela. La inexistencia del matrimonio no
significa que los intereses personales y patrimoniales de
los concubinos no merezcan protección, tanto durante la
convivencia como al momento de su ruptura.
 Vásquez García manifiesta que el principio de amparo a
las uniones de hecho ha sido recogido inicialmente en el
artículo 9 de la Constitución de 1979 y mantenido en el
artículo 5 de la Constitución de 1993, sustentando la regla
de que la unión voluntariamente realizada y mantenida por
un varón y una mujer, sin impedimento matrimonial,
produce determinados efectos personales y patrimoniales
reconocidos en la ley y que son similares a los del
matrimonio. Comenta que nuestro ordenamiento jurídico
sigue la tesis de la apariencia de estado matrimonial,
contemplada en el artículo 326 del Código Civil, la cual
persigue “alcanzar finalidades y cumplir deberes
semejantes a los del matrimonio”. Agrega que se
comprueba, por lo tanto, que no hemos adoptado la teoría
de la equiparación al estado matrimonial, según la cual la
unión de hecho produce los mismos efectos que el
matrimonio.
7. EFECTO DE LA UNION DE HECHO
La convivencia genera relaciones diversas de carácter intersubjetivo,
muchas de las cuales recaen en las esferas personal y patrimonial, de los
cuales se acordará solo algunos tópicos.
7.1. EFECTOS PERSONALES.
7.1.1. EFECTOS EN CUANTO A LOS HIJOS
7.1.1.1. FILIACION Y PRESTACION ALIMENTARIA
Durante la unión de hecho se establecerán
relaciones personales y sexuales entre pareja, lo
que dará origen a la procreación de los hijos,
producto de ese affecto familiaris, y con ellos se
originará un nuevo vinculo, el del parentesco, la
filiación extramatrimonial, y con ello, por ende, la
obligación alimentaria y la educación de la prole.
Cuando nace un hijo en la unión de hecho no es
aplicable la presunción de paternidad la que se
aplica en el vínculo matrimonial (art. 361 y 362
del código civil). Pero, en caso que un hijo no se
encuentre reconocido por su progenitor, la
situación fáctica de las relaciones sexuales en la
época de la concepción deberá acreditarse para
establecer judicialmente la prestación
alimentaria (art415 del código civil)
7.1.1.2. INDEMNIZACION DE DAÑOS EN CASO DE
FALTA DE RECONCIMIENTO VOLUNTARIO
Cuando falta el reconocimieno de un hijo
extramatrimonial fruto de una convivencia, no
existe un marco legal preciso que pueda conferir
un derecho a pedir indemnizacion por dañor
moral sobre todo cuando no exista
reconcimiento coluntario. En el Perú, se
encuentra vigente la ley 2857 de Filliacion, en la
que se regula el procedimiento a seguir
estableciendose la relevancia de la prueba del
ADN para finer de establecer judicialmente la
filiacion.

Empero no se ha previsto el caso en la cual cuando no hay reconocimiento


voluntario por su progenitor conlleve algun tipo de indemninzacion, que en
realidad, en esos casos se está afectando además del derecho a la identidad del
hijo y con ello el goce de sus derchos a plenitud, un daño adicional, cual es, el
daño moral que sibyace de dicha negativa.

7.1.2. EFECTOS ENTRE LOS CONCUBINOS


7.1.2.1. DEBERES QUE NACEN DE LA CONVIVENCIA
Nuestro Código Civil, al no regular con mayor
integridad a la unión de hecho se encuentra
limitada hacia el tratamiento de los deberes que
nacen naturalmente de la unión de hecho, pues,
como se dijo esta también debe cumplir las
finalidades semejantes al matrimonio, tales
como los deberes de ayuda mutua y auxilio entre
los concubinos, de la cohabitación, fidelidad, de
las prestaciones alimentarias, entre otras.

En la convivencia, más bien estos, son deberes naturales que subyacen de la


misma naturaleza humana para la conservación de la convivencia y sus relaciones
armoniosas como se dijo, porque la pareja comparten su proyecto de vida en
común, caso contrario de incumplirse esos deberes naturales podría originar el
termino de concubino que abandone el hogar convivencia que se ampara, además
de las condiciones previstas, es la unión formada para alcanzar finalidades y
cumplir deberes semejantes a los del matrimonio, pero no existe obligación legal
de exigencia en ese concubinato de cumplimiento de esos deberes, por ejemplo,
el alimentario entre convivientes, el de fidelidad, de cohabitación, quedando así
debilitada legalmente esta institución por conllevar únicamente obligaciones
naturales.

8. FINALIZACIÓN DE LA UNIÓN DE HECHO.


Extinción de la unión de hecho, en el Derecho español, se prevén
compensaciones para el caso de ruptura de una unión de hecho.
La unión de hecho puede terminar de cuatro maneras y por las siguientes
causas:
 Muerte de uno de los convivientes. El fallecimiento comprende no
sólo la muerte física, sino también la muerte presunta.
 Ausencia judicialmente declarada, lo que solo es posible después de
dos años de su desaparición.
 Mutuo acuerdo. Generalmente se da este tipo de fenecimiento de
manera verbal y no consta por escrito.

En los tres casos citados, si la unión de hecho cumple con los requisitos del
artículo 326 del Código Civil, los convivientes tienen derecho a que el juez les
reconozca el régimen de sociedad de gananciales establecido por la ley. Para que
sea viable este reconocimiento de los efectos patrimoniales, el juez previamente
debe haber declarado la existencia de la unión de hecho. El reconocimiento del
régimen de sociedad de gananciales tendrá como propósito la disolución y
liquidación para el reparto de los gananciales entre los convivientes.

 Decisión unilateral. La presentación de esta causal es la más


frecuente en la jurisprudencia nacional, y la ley le confiere mayores
derechos por la situación del abandono injustificado.

El trámite es similar para las demás causales, con la diferencia de que las
pretensiones serán tres: declaración judicial de la existencia de la unión de hecho,
reconocimiento judicial del régimen de sociedad de gananciales e indemnización o
pensión de alimentos, según elección del conviviente abandonado.

La jurisprudencia nacional ha incorporado el término “cese de la unión de hecho”,


el cual no sólo consiste en la finalización de la convivencia bajo un mismo techo,
sino aun cuando ésta persista y cualquiera de los convivientes se sustraiga
intencional y deliberadamente de sus obligaciones emergentes de la unión de
hecho. Como podemos apreciar, la figura del cese es la sustracción deliberada de
las obligaciones convivenciales. Para nosotros, esta figura del cese es una forma
de otorgar la pensión de alimentos a los convivientes durante el desarrollo de la
unión convivencial, derecho que no está expresamente establecido en la
legislación civil.

Nos parece relevante comparar el régimen sancionatorio en el caso de la unión de


hecho por abandono del conviviente con el divorcio remedio:

 Pérdida del derecho de gananciales proporcionalmente a la duración de la


separación.
 Pérdida de los derechos hereditarios que le corresponden.
 Reparación del daño moral del cónyuge inocente.
 Pérdida de gananciales que procedan de los bienes del otro.

En el caso del divorcio remedio, se sanciona al cónyuge abandonante con la


pérdida del derecho de gananciales en proporción al tiempo de la separación y de
los derechos hereditarios, por haber ocasionado la ruptura del vínculo matrimonial,
sin causal alguna ni culpa del abandonado. Además, por haber destruido el
compromiso matrimonial y truncado el proyecto de vida familiar. En la unión de
hecho, el conviviente abandonante no pierde ningún derecho porque nunca lo
tuvo. Aunque sí tendrá que devolver los gananciales del conviviente que abandonó
cuando éste solicite la declaración judicial de su unión de hecho y se reconozca
por el juez la sociedad de gananciales.

.
CONCLUSIONES

 El Estado detentan la obligación de proteger a la familia y promover el


matrimonio, entendiendo que la familia no está asociada únicamente al
matrimonio y que el concubinato es también una fuente generadora de
familia amparada por nuestro ordenamiento.
 La inexistencia del matrimonio no significa que los intereses personales y
patrimoniales de los concubinos no merezcan protección, tanto durante la
convivencia como al momento de su ruptura.
 Al inscribir la unión de hecho en la Sunarp, los convivientes garantizan la
preservación de sus derechos patrimoniales o de propiedad.
 Cuando nace un hijo en la unión de hecho no es aplicable la presunción de
paternidad la que se aplica en el vínculo matrimonial.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
 Reinoso, Martha. 1987. La Unión de Hecho. Análisis y perspectivas. Lima
 Plácido, Alex. 2001. Manual de Derecho de Familia. 1ª ed. Lima: Gaceta Jurídica.

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