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FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
TEMA:
UNIÓN DE HECHO
CURSO:
TRUJILLO – PERÚ
2023
UNION DE HECHO
1. ANTECEDENTES
Durante mucho tiempo en nuestra conservadora sociedad, el
concubinato fue cuestionado, señalado con menoscabo y tratado de
manera infame, debido a prejuicios vinculados a una concepción
tradicional de familia vinculada exclusivamente al matrimonio y a
cánones religiosos. No obstante, esta forma de familia siempre ha
existido, incluso antes de la existencia del matrimonio, aunque
legalmente no tuvieran un reconocimiento. Esta situación conllevó a que
sus integrantes no gozaran de los derechos y obligaciones similares a
los cónyuges y que incluso los hijos, producto de aquellas relaciones de
pareja, sean denominados hijos ilegítimos. Es recién con la Constitución
de 1979 que las uniones de hecho gozan de reconocimiento normativo,
asimismo, estipula que todos los hijos tienen iguales derechos y queda
prohibida toda mención sobre el estado civil de los padres y la
naturaleza de la filiación de los hijos en los registros civiles y en
cualquier documento de identidad y consagra la igualdad entre hombres
y mujeres con la consiguiente igualdad en las relaciones familiares. En
ese mismo contexto, nuestra actual Carta Magna, en su artículo 5,
define a la unión de hecho como: “La unión estable de un varón y una
mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de
hecho, da lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de la
sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable”. El artículo 4 de la
misma explicita que la comunidad y el Estado detentan la obligación de
proteger a la familia y promover el matrimonio, entendiendo que la
familia no está asociada únicamente al matrimonio y que el concubinato
es también una fuente generadora de familia amparada por nuestro
ordenamiento y veremos cómo, progresivamente, sus integrantes han
ido ganando mayores derechos.
2. CONCEPTO
En la antigua legislación española, se estableció oficialmente el
concepto de "barraganía", que permitía a una persona mantener una
relación íntima con una sola mujer sin importar su situación civil. Esta
asociación debía ser formalizada ante testigos para evitar cualquier
interpretación errónea como matrimonio clandestino y reconocimiento
legal posterior. Por otro lado, en el sistema jurídico francés no existían
consecuencias legales del concubinato y se aplicaban medidas anti-
concubinarias específicas para combatir esta práctica ilegítima.
Varsi Rospigliosi sugiere que las uniones de hecho, también conocidas
doctrinalmente como uniones estables, son una realidad desde hace
tiempo. Esta situación implica la convivencia íntima de dos personas
como en el matrimonio, normalmente con un hombre y una mujer, pero
puede incluir a parejas del mismo sexo que no están legalmente
casadas. A través de estos acuerdos, muchos optan por compartir sus
vidas sin formalidades pero respetando los efectos legales. A medida
que estas relaciones se hacen más frecuentes en la práctica, los
matrimonios tradicionales se debilitan en comparación; sin embargo, la
ley sigue dándoles un trato diferente a niveles inferiores, lo que socava
las relaciones de cohabitación entre las parejas.
Ya sea para un mejor o peor resultado, a pesar de la expresa
aceptación actual tanto en el Código Civil como en la Constitución, las
parejas que no estén casadas oficialmente siguen teniendo una
categoría más baja que aquellas legalmente comprometidas, según el
artículo 4 de nuestra Constitución:
4. ELEMENTOS
En nuestro ordenamiento jurídico, aquella unión de hecho que recibe
tutela, resulta inscribible y produce efectos jurídicos es la unión de
hecho propia.
En el fundamento sexto de la Casación 4066-2010, La Libertad la Corte
Suprema, siguiendo al Tribunal Constitucional, desarrolla los cinco
elementos configurativos de la unión de hecho, a saber:
Es relevante precisar que no todas las relaciones de convivencia están
protegidas por nuestro ordenamiento, así el artículo 326 de nuestro
Código Civil y la jurisprudencia han establecido una serie de requisitos,
entre los cuales podemos indicar los siguientes:
a. Unión estable entre un varón y una mujer; es decir, se requiere una pareja
conformada por un hombre y una mujer que convivan juntos y tengan una
vida íntima y sexual, con el fin de lograr objetivos y cumplir deberes
similares a los del matrimonio. La unión de hecho se equipará al matrimonio
y se hace referencia a lo establecido en los artículos 288 y 289 del Código
Civil, donde se establecen los deberes que surgen del matrimonio y las
uniones de hecho, como la fidelidad, asistencia, cohabitación y el cuidado
de los hijos, incluyendo su alimentación y educación.
Tanto el matrimonio como la unión de hecho tienen como una de sus
finalidades vivir juntos, para lo cual es necesario establecer un domicilio
compartido, ya sea conyugal o de convivencia, según corresponda. En las
relaciones matrimoniales, si se rompe esta obligación pueden surgir
diversas consecuencias, como que el matrimonio continúe a pesar de la
separación física, o que se inicie un proceso de separación legal o divorcio,
ya sea de mutuo acuerdo o por causas de separación de hecho o abandono
injustificado del hogar conyugal.
b. Otro deber es la fidelidad, que está relacionada con la monogamia en la
unión de hecho. En el matrimonio, el incumplimiento de este deber puede
dar lugar a causas de divorcio o separación de hecho, como el adulterio, la
homosexualidad o el comportamiento deshonroso. En el caso de las
uniones de hecho, la pareja agraviada puede optar por poner fin a la
convivencia o perdonar la infidelidad y seguir con la relación. El deber de
asistencia se abordará más adelante en relación con el tema de la
manutención entre convivientes. En cuanto a los hijos, existe el deber de
alimentarlos y educarlos, lo cual está ligado a la figura de la patria potestad,
independientemente de la relación que hayan tenido los padres.
Es importante destacar que también se reconoce la igualdad entre hombres
y mujeres en la toma de decisiones en el hogar, lo que implica la
eliminación de la autoridad marital, al menos en el ámbito normativo. Por lo
tanto, debemos fomentar la formación de familias basadas en la igualdad y
la democracia.
c. Voluntariamente realizada, sin coacción; no es posible entonces una
situación de convivencia originada por medio de una retención violenta o un
rapto.
d. Libres de impedimento matrimonial; es decir, no deben estar sujetos a los
impedimentos matrimoniales establecidos en los artículos 241, 242 y 243
del Código Civil, los cuales incluyen estar casado, ser menor de edad,
padecer una enfermedad crónica y transmisible por herencia, tener
parentesco consanguíneo en línea recta o colateral en segundo y tercer
grado, así como tener parentesco por afinidad en línea recta, entre otros.
Por lo tanto, la relación de convivencia entre una persona casada y alguien
que no sea su cónyuge no está respaldada por nuestras leyes y se
considera una unión de hecho inapropiada. Si alguno de los involucrados
sufre perjuicios económicos, solo se podría presentar una demanda por
enriquecimiento indebido.
e. Permanente; debido a que la convivencia debe tener una duración mínima
de dos años consecutivos, los períodos de convivencia intermitente no se
acumulan. Además, es importante destacar que el plazo comienza a contar
desde el momento en que los convivientes no tengan impedimentos
matrimoniales. Esto significa que si una pareja vive junta y uno de ellos aún
está casado, el plazo se computará a partir del momento en que el divorcio
sea efectivo, aunque la convivencia haya comenzado antes.
f. Exclusiva; es decir, la relación debe ser monogámica y no se reconocerá
como tal aquella en la que los convivientes mantengan relaciones sexuales
con más de una persona, ya que no se contempla el reconocimiento de
múltiples concubinatos simultáneos.
g. Notoriedad; La relación de convivencia debe ser evidente y conocida por
personas externas, como familiares, amigos, conocidos y vecino
5. REGIMEN PATRIMONIAL
En los tres casos citados, si la unión de hecho cumple con los requisitos del
artículo 326 del Código Civil, los convivientes tienen derecho a que el juez les
reconozca el régimen de sociedad de gananciales establecido por la ley. Para que
sea viable este reconocimiento de los efectos patrimoniales, el juez previamente
debe haber declarado la existencia de la unión de hecho. El reconocimiento del
régimen de sociedad de gananciales tendrá como propósito la disolución y
liquidación para el reparto de los gananciales entre los convivientes.
El trámite es similar para las demás causales, con la diferencia de que las
pretensiones serán tres: declaración judicial de la existencia de la unión de hecho,
reconocimiento judicial del régimen de sociedad de gananciales e indemnización o
pensión de alimentos, según elección del conviviente abandonado.
.
CONCLUSIONES