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Justo Figuerola, el único peruano en la historia que presidió los tres Poderes del Estado.

Pocas anécdotas en la historia de nuestro país son tan extravagantes como la ocurrida con el expresidente Justo
Figuerola de Estrada, quien además de ser el único peruano que ocupó sucesivamente los tres poderes del
Estado, es popularmente conocido por deshacerse de la banda presidencial de una forma bastante peculiar.
Siendo profesor en la Universidad San Marcos, el lambayecano Justo Figuerola fue uno de los próceres que
firmó primero el acta de Independencia de don José de San Martín, e incluso fue quien le dio el discurso de
bienvenida en dicha casa de estudios.
PUEDES VER Alcalde de Puno ofrece parque Bicentenario en Costanera
Primero integró el Congreso Constituyente de 1822 (primera institución política elegida democráticamente
en el Perú para crear la Constitución), cuya presidencia asumió el 20 de junio de 1823. Pasó en 1825 a ser
vocal de la Corte Superior de Justicia una vez conseguida la Independencia, puesto en el que organizó el
banquete para Simón Bolívar a un año de la batalla de Junín.
Luego de ascender políticamente en el aparato judicial y llegar a ser Canciller en 1839, Figuerola de Estrada
fue nombrado primer vicepresidente del Consejo de Estado durante el gobierno de Agustín
Gamarra. Muerto el militar cuzqueño en la batalla de Ingavi, le tocó gobernar interinamente el Perú en medio
de la anarquía de 1843 y 1844…….Anarquía es un concepto que procede de la lengua griega y que hace
mención a la ausencia de poder público. Puede estar relacionado con el movimiento político que propone la
existencia de una organización social que no sea jerárquica o con un
Es en este punto que según el relato “Minucias históricas” del tradicionalista Ricardo Palma, una multitud
de manifestantes se apostó en los exteriores del domicilio del buen Justo para exigirle su dimisión. Eran
partidarios del coronel Manuel Ignacio de Vivanco.
PUEDES VER “¿Por qué estamos condenados a elegir entre el sida y el cáncer?”
Incólume, el hasta entonces mandatario llamó a su hija política y le pidió que dejara caer la mismísima banda
presidencial por la ventana, en un acto que más que de cobardía figuraba un resignado desprendimiento.
“Catalina, saca esa banda que está en el cajón de la cómoda; abre la celosía del balcón y dile de mi parte
al pueblo soberano que ahí va la banda, para que disponga de ella a su regalado gusto…”. Sin más, ni
menos.
Con el tiempo, la familia se ha esforzado por desmentir la historia de Figuerola. Sin embargo, en vista del
proyecto del presidente que Martín Vizcarra presentará para adelantar los comicios presidenciales
mediante referéndum (muy a pesar de Fuerza Popular), corresponde preguntar ¿Qué sería del Perú si los
representantes de la patria dejaran sin tanto vuelta el cargo ante las demandas del pueblo?

Justo Figuerola (1844)


Justo Figuerola de Estrada nació en Lambayeque, el 18 de junio de 1771, fue un político y
magistrado peruano que ocupó la presidencia provisoria del Perú en dos ocasiones, durante
unos días en 1843 y brevemente en 1844.
Fue hijo del español Domingo Figuerola Castiglio y de Ana María Juana Francisca de Estrada
Alvarado. En la primera etapa de su vida, Figuerola se dedicó a la vida académica en la
Universidad de San Marcos, donde se recibió en 1795 como bachiller en Sagrados Cánones.
Allí regentó las cátedras de Filosofía Moral y Vísperas de Leyes. Fue uno de los primeros en
firmar el Acta de la Independencia en 1821.
Diputado, Magistrado y Ministro
Fue elegido diputado por Trujillo en el primer Congreso Constituyente (1823), que presidió
entre junio y setiembre de ese mismo año. En 1825 fue nombrado vocal de la Corte Superior
de Justicia y al año siguiente, elegido diputado por Lambayeque y para el Congreso de 1827.
También fue ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores.
Tres días de Presidente
En febrero de 1843, el general Manuel Ignacio de Vivanco se subleva contra Vidal, y éste
decide dejar el mando en manos de Justo Figuerola, el 16 de marzo. Tres días después, un
grupo de limeños toca la puerta de la casa del presidente para pedirle que deje el poder.
Figuerola, sin abrir la puerta, ordena a su hija, Juana, que arroje la banda presidencial por la
ventana para tranquilizar a sus adversarios.
Al día siguiente, las tropas de la guarnición de Lima se pronuncian a favor de Vivanco y
dirigen una carta a Figuerola para comunicarle: “Los jefes de los cuerpos que suscribimos
le suplicamos se sirva considerarse exonerado de la magistratura suprema y retirarse a su
domicilio donde será acatada su persona con todas las consideraciones merecidas”. Un
documento cínico e irónico contra un personaje que ni siquiera había salido de su casa.
Segunda vez en la Presidencia
El triunfo de Ramón Castilla contribuye a la dimisión del Presidente Domingo Elías, quien el 10 de agosto
entrega el mando nuevamente al septuagenario Justo Figuerola, entonces primer vicepresidente del Consejo
de Estado, y éste, a su vez, hace lo propio con Manuel Menéndez, presidente del Consejo, quien no acepta por
razones de salud.
En esa segunda oportunidad, Figuerola tuvo el mando durante 58 días, durante los cuales convocó a elecciones
de diputados, senadores, presidente de la República, jueces de paz, síndicos, procuradores y jurados;
elecciones en la que saldría elegido Ramón Castilla, con quien se iniciaría una etapa radicalmente distinta y
de prosperidad.
Pero al ver que la situación del país se tornaba inmanejable, el 7 de octubre, Figuerola visita a Menéndez, le
devuelve la insignia presidencial, y se aleja de la política.
Cabe resaltar que alternó sus cargos políticos con la escritura. Entre sus obras principales se encuentran
"Práctica Forense" (1811) y "Cartas a un amigo acerca de la manifestación histórica de la revolución de la
América y especialmente de las del Perú y Río de la Plata" (1820). Falleció en Lima, el 23 de mayo de 1854.

Fue hijo del español Domingo Figuerola Castiglio y de Ana María Juana Francisca de Estrada Alvarado. Trasladado a
Lima, estudió en el Real Convictorio de San Carlos, donde se graduó de bachiller en Sagrados Cánones (1795). Hizo
su práctica forense en el estudio de Cayetano Belón y se recibió de abogado en 1797.

Retornó a Lambayeque, donde aparece como capitán de las milicias locales en 1801 pero poco después se incorporó
a la labor académica en la Universidad de San Marcos, donde pronunció una oración laudatoria con motivo de la
proclamación del rey Fernando VII, el 14 de octubre de 1808. Se desempeñó como catedrático de Filosofía Moral,
Código y Vísperas de Leyes, así como procurador. Luego ejerció como notario mayor del arzobispado de Lima (1814-
1824).

Fue uno de los primeros en firmar el Acta de la Independencia del Perú, el 15 de julio de 1821. El 17 de
enero de 1822 pronunció la oración laudatoria a José de San Martín durante la recepción dada por la universidad de
San Marcos al Libertador

Fue elegido diputado por Trujillo en el primer Congreso Constituyente de 1822, cuya presidencia asumió el 23 de
junio de 1823. En julio de ese año y junto con otros diputados, siguió al presidente José de la Riva Agüero en su viaje
a la ciudad norteña de Trujillo. Estando allí, dicho mandatario decretó de manera arbitraria la disolución del Congreso
y la creación de un Senado de 10 miembros, siendo designado Figuerola como representante por Huancavelica. Sin
embargo, éste se negó a apoyar a Riva Agüero en su rebeldía, y de vuelta en Lima, se reincorporó al reinstalado
Congreso, cuya presidencia reasumió, hasta el 20 de septiembre de 1823. Este mismo Congreso despojó de su
autoridad a Riva Agüero y nombró como nuevo presidente a Torre Tagle, que finalmente otorgó el poder al
libertador Bolívar.

Consolidada la independencia, formó parte de la comisión encargada de preparar los proyectos de los códigos Civil y
Criminal y fue nombrado vocal de la Corte Superior de Justicia en 1825. Pronunció una salutación en honor
de Bolívar durante el banquete ofrecido a éste en el Palacio de Gobierno, al celebrarse el primer aniversario de
la batalla de Junín.

Durante la segunda presidencia de Agustín Gamarra fue nombrado primer vicepresidente del Consejo de Estado
en 1839 (cargo equivalente al de segundo vicepresidente; el presidente de dicho Consejo era Manuel Menéndez, que,
por ende, era el primer vicepresidente). Tras la muerte del presidente Gamarra en la batalla de Ingavi, se desató la
anarquía, y a Figuerola le correspondió hacerse cargo del Poder Ejecutivo en dos oportunidades
Domingo Tamariz Lúcar Periodista
Justo Figuerola nació en Lambayeque el 18 de abril de 1771, bajo el refinado gobierno del virrey Amat
y Juniet. Hijo del español Domingo Figuerola y de Juana Francisca de Estrada, hizo sus primeros
estudios en su ciudad natal, y antes de cumplir los veinte años de edad viajó a la capital para estudiar
Derecho.

Establecido en Lima, estudió en el Real Convictorio de San Carlos, donde optó el grado de bachiller en
Sagrados Cánones. Hizo su práctica forense en el estudio de Cayetano Belón, prestigioso abogado de
la época y miembro de la Sociedad Amantes del País, y luego se recibió de abogado (1797).

Tan pronto se graduó retornó a su ciudad natal, donde figuró como capitán de las milicias locales (1801),
pero al poco tiempo se reincorporó a las actividades académicas. En la Universidad Mayor de San
Marcos dio cátedra de Filosofía Moral y Vísperas de Leyes y, en ese discurrir, en 1808 pronunció una
oración laudatoria a raíz de la proclamación del rey Fernando VII. Luego se desempeñó como notario
mayor del Arzobispado de Lima.

Era ya un fogoso partidario de la independencia cuando San Martín desembarcó en Paracas y, por
consiguiente, fue uno de los primeros en suscribir el Acta de la Independencia (15 de julio de 1821).
Dada su fama de orador, le tocó –otra vez– pronunciar la oración laudatoria en la recepción que ofreció
la Universidad de San Marcos al Libertador.

En esos días decisivos fue elegido diputado por Trujillo en el primer Congreso Constituyente de 1822,
cuya presidencia asumió el 20 de junio de 1823. En julio de ese mismo año acompañó al presidente
Riva Agüero en su aventurado viaje a Trujillo, pero después de que el mandatario dio unos decretos
inaceptables se negó a seguir apoyándolo en su rebeldía. De vuelta a Lima, se reincorporó al Congreso,
cuya presidencia reasumió hasta el 20 de setiembre de 1823.

Lograda la independencia, integró la comisión encargada de preparar los proyectos de los códigos Civil
y Criminal, y luego fue nombrado vocal de la Corte Superior de Justicia (1825). En ese azar, pronunció
la salutación en honor de Bolívar durante el banquete que se le ofreció a este en Palacio de Gobierno
al conmemorarse el primer año de la batalla de Junín.

En 1926 fue elegido diputado para el frustrado Congreso de ese año, así como al Congreso
Constituyente de 1827, y posteriormente fue investido como ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores. En 1839, siendo vocal supremo, fue ungido presidente del más alto tribunal de justicia.

Durante la segunda presidencia de Agustín Gamarra fue nombrado primer vicepresidente del Consejo
de Estado (1839). Tras la muerte del presidente en la batalla de Ingavi se desató la anarquía, y en esta
suerte a Figuerola le correspondió el sillón presidencial en dos oportunidades.

En 1843, por renuncia del general Vidal y en su condición de segundo vicepresidente, accedió a la
Presidencia de la República durante cinco días, faena que repitió por prácticamente dos meses en 1844.
Cuenta Palma en el relato ‘Minucias históricas’ de sus Tradiciones peruanas que el doctor Figuerola –
que vivía en la calle Plateros de San Agustín–, la tarde del 11 de agosto de 1843, fue informado por su
portero de que frente a su casa había una multitud de partidarios de Vivanco pidiendo su renuncia. Al
escuchar lo que ocurría, Figuerola llamó a su hija política y le dijo: “Catalina, saca esa banda que está
en el cajón de la cómoda; abre la celosía del balcón y dile de mi parte al pueblo soberano que ahí va la
banda, para que disponga de ella a su regalado gusto…”.

Ciento cincuenta años después –rememoré esa anécdota en mi libro Historia del poder–, la familia trató
de desmentir ese hecho. Tal vez las cosas no ocurrieron tal como las narró Palma, pero, en el fondo, la
versión de que Figuerola se desprendió de la banda abruptamente es verídica.
Había cumplido 80 años de edad y logrado todos los honores de la tierra cuando decidió ju

bilarse, el 5 de febrero de 1851. Tres años después emprendía el viaje eterno.

Su carrera lo llevó a presidir los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

MANUEL MENÉNDEZ GOROZABEL (1841-1842 / 1844-1845)

El Presidente Provisional
Manuel Menéndez Gorozabelfue presidente del Perú en tres breves periodos.

Nació en Lima en 1793. Cursó Artes en el Convictorio de San Carlos, y luego se dedicó a la conducción de sus
empresas agrícolas.

Elegido alcalde de segunda nominación (1835) cuando el general Felipe Santiago Salaverry iniciaba su
pronunciamiento en el Callao, sólo asumió sus funciones luego de varios meses. Al año siguiente, tuvo que cesar
en su cargo, luego de que las municipalidades fueran reemplazadas por intendencias de policía, aunque ocupó
nuevamente la alcaldía tras la batalla de la Portada de Guía. Convocó entonces a Cabildo Abierto, en dónde se
proclamó a Agustín Gamarra como presidente provisorio. pero luego el cabidlo tuvo que disolverse ante la
proximidad de las tropas confederadas de Andrés de Santa Cruz.

Vencido el Protector en la batalla de Yungay, Menéndez fue nombrado prefecto de Lima (febrero a noviembre
de 1839). Pasó a desempeñar la Presidencia del Consejo de Estado, y asumió el Poder Ejecutivo provisoriamente
por enfermedad del presidente Gamarra (28 de Julio al 23 de Setiembre de 1840); cuando marchó a combatir a
la Regeneración de Vivanco (18 de Marzo al 17 de Junio de 1841), y cuando se produjo la guerra contra Bolivia
(a partir del 14 de Julio de 1841).

Presidente luego de la muerte del Mariscal Gamarra

Continuó en el gobierno después de la batalla de Ingavi y la muerte del mariscal Agustín Gamarra. Negoció la
paz, pero fue depuesto por el general Juan Crisóstomo Torrico (16 de Agosto de 1842). Volvió a encargarse de
las tareas de gobierno al triunfar la revolución constitucional de Nieto y Castilla (7 de Octubre de 1844) hasta la
eleción como presidente por el Congreso de Ramón Castilla.

Murió en Lima, el 2 de mayo de 1847. Se encuentra enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro.


Manuel Menéndez Gorozabel

 Nombre: Manuel Menéndez Gorozabel


 Periodo de presidente: 1840 – 1842 y 1844 – 1845
Manuel Menéndez Gorozabel nació en Lima en 1793, fue un empresario agrícola y político peruano, ejerció
varias veces la presidencia interina del Perú. Participó en las luchas políticas iniciales de la República y ocupó
diversos cargos públicos. Durante el segundo gobierno de Agustín Gamarra (1839-1841) fue Presidente del
Consejo de Estado (cargo equivalente al de vicepresidente) y en tal calidad se encargó interinamente del Poder
Ejecutivo en tres ocasiones.
Fue hijo de Rafael Menéndez y María Gorozabel. Estudió Artes en el Real Convictorio de San Carlos, y más
tarde, según José Antonio de Lavalle, «se dedicó al manejo de los intereses de una acaudalada tía materna
suya, a quien heredó después, adquiriendo así, entre otras valiosas propiedades, la hacienda cañaveral
Bocanegra al noreste del Callao».
El 22 de febrero de 1835 Manuel Menéndez Gorozabel fue elegido alcalde de segunda nominación, justo en el
momento en que el teniente coronel Felipe Santiago Salaverry iniciaba su pronunciamiento en la Fortaleza del
Real Felipe del Callao, por lo que asumió sus funciones luego de varios meses, el 11 de agosto de 1835. Pero
al cabo de seis meses cesó en dicho cargo, luego de que las municipalidades, que habían caído en desprestigio,
fueran reemplazadas por intendencias de policía.
Tras la batalla de Portada de Guías (21 de agosto de 1838) y la entrada de las tropas restauradoras en Lima,
el general Manuel Bulnes ordenó la reinstalación de la Municipalidad con el personal que tenía al momento de
cesar. Manuel Menéndez Gorozabel reasumió entonces su función municipal, el 22 de agosto de 1838, con
exclusión del primer alcalde, Pedro de Reyna, al que se desbancó seguramente por haber servido a
la Confederación Perú-Boliviana. Le correspondió convocar a cabildo abierto, en donde se proclamó al general
Agustín Gamarra como presidente provisorio. Pero ante la proximidad de las tropas confederadas de Andrés de
Santa Cruz, debió retirarse de la capital, junto con los demás miembros del ayuntamiento.
Vencido Santa Cruz en la batalla de Yungay, Manuel Menéndez Gorozabel fue nombrado prefecto de Lima,
cargo que ejerció de 18 de febrero a 10 de noviembre de 1839. Al consolidarse el segundo gobierno de Gamarra
fue nombrado Presidente del Consejo de Estado, y asumió provisoriamente el Poder Ejecutivo en tres ocasiones:
 Por enfermedad del presidente Gamarra (28 de agosto a 23 de septiembre de 1840).
 Cuando Gamarra marchó a combatir la revolución regeneradora iniciada en Arequipa por Manuel Ignacio
de Vivanco (18 de marzo a 17 de junio de 1841).
 Cuando estalló la Guerra entre Perú y Bolivia, a raíz de la invasión peruana de dicho país del altiplano que
condujo el mismo Gamarra en persona (desde el 14 de julio de 1841).
Presidente luego de la muerte del Mariscal Gamarra
Tras la derrota y muerte de Gamarra en Bolivia, permaneció en el poder hasta 1842, enfrentando la invasión
boliviana y negociando la paz con dicho país, hasta que fue derrocado por el general Juan Crisóstomo Torrico,
iniciándose entonces el período conocido como la «anarquía militar». Finalizada esta etapa, reasumió
interinamente el poder de 1844 a 1845.
El 16 de abril de 1845 se reunió el Congreso Extraordinario, bajo la presidencia de Manuel Cuadros, ante el
cual Manuel Menéndez Gorozabel pronunció un largo mensaje. Aprobadas las actas de los colegios electorales,
el día 19 de abril la cámara de senadores proclamó presidente a Ramón Castilla.
Muerte de Manuel Menéndez Gorozabel
Murió en Lima, el 2 de mayo de 1847 a consecuencia de una enfermedad que había contraído en Chile. Se
encuentra enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro.

Manuel Menéndez Gorozabel


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Manuel Menéndez

Encargado del Mando del Perú


(Como Presidente del Consejo de Estado)

28 de agosto de 1840-23 de septiembre de 1840

Predecesor Agustín Gamarra

Sucesor Agustín Gamarra

18 de marzo de 1841-17 de junio de 1841

Predecesor Agustín Gamarra

Sucesor Agustín Gamarra


14 de julio de 1841-16 de agosto de 1842

Predecesor Agustín Gamarra

Sucesor Juan Crisóstomo Torrico

7 de octubre de 1844-20 de abril de 1845

Predecesor Justo Figuerola

Sucesor Ramón Castilla

Información personal

Nacimiento 1793
Lima, Virreinato del Perú

Fallecimiento 2 de mayo de 1847


Lima, Perú

Lugar de
Cementerio Presbítero Matías Maestro (Perú)
sepultura

Nacionalidad Peruana

Información profesional

Ocupación Empresario agrícola

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Manuel Menéndez Gorozabel (* Lima, 1793 – † Lima, 2 de mayo de 1847) fue


un empresario agrícola y político peruano, que ejerció varias veces la presidencia interina de su país. Participó
en las luchas políticas iniciales de la República y ocupó diversos cargos públicos. Durante el segundo gobierno
de Agustín Gamarra (1839-1841) fue Presidente del Consejo de Estado (cargo equivalente al de vicepresidente)
y en tal calidad se encargó interinamente del Poder Ejecutivo en tres ocasiones. Tras la derrota y muerte de
Gamarra en Bolivia, permaneció en el poder hasta 1842, enfrentando la invasión boliviana y negociando la paz
con dicho país, a la vez montoneros peruanos iban expulsando del sur del Perú a las fuerzas bolivianas; hasta
que fue derrocado por el general Juan Crisóstomo Torrico, iniciándose entonces el período conocido como la
“anarquía militar”. Finalizada esta etapa, reasumió interinamente el poder de 1844 a 1845, correspondiéndole
traspasar el mando al general Ramón Castilla, iniciando éste su primer gobierno constitucional.

Biografía[editar]
Fue hijo de Rafael Menéndez y María Gorozabel. Estudió Artes en el Real Convictorio de San Carlos, y más
tarde, según José Antonio de Lavalle, «se dedicó al manejo de los intereses de una acaudalada tía materna
suya, a quien heredó después, adquiriendo así, entre otras valiosas propiedades, la hacienda cañaveral
Bocanegra al noreste del Callao».
El 22 de febrero de 1835 fue elegido alcalde de segunda nominación, justo en el momento en que el teniente
coronel Felipe Santiago Salaverry iniciaba su pronunciamiento en la Fortaleza del Real Felipe del Callao, por lo
que asumió sus funciones luego de varios meses, el 11 de agosto de 1835. Pero al cabo de seis meses cesó en
dicho cargo, luego de que las municipalidades, que habían caído en desprestigio, fueran reemplazadas por
intendencias de policía.
Tras la batalla de Portada de Guías (21 de agosto de 1838) y la entrada de las tropas restauradoras en Lima, el
general Manuel Bulnes ordenó la reinstalación de la Municipalidad con el personal que tenía al momento de
cesar. Menéndez reasumió entonces su función municipal, el 22 de agosto de 1838, con exclusión del primer
alcalde, Pedro de Reyna, al que se desbancó seguramente por haber servido a la Confederación Perú-
Boliviana. Le correspondió convocar a cabildo abierto, en donde se proclamó al general Agustín Gamarra como
presidente provisorio. Pero ante la proximidad de las tropas confederadas de Andrés de Santa Cruz, debió
retirarse de la capital, junto con los demás miembros del ayuntamiento.
Vencido Santa Cruz en la batalla de Yungay, Menéndez fue nombrado prefecto de Lima, cargo que ejerció de
18 de febrero a 10 de noviembre de 1839. Al consolidarse el segundo gobierno de Gamarra fue nombrado
Presidente del Consejo de Estado, y asumió provisoriamente el Poder Ejecutivo en tres ocasiones:

 Por enfermedad del presidente Gamarra (28 de agosto a 23 de septiembre de 1840).


 Cuando Gamarra marchó a combatir la revolución regeneradora iniciada en Arequipa por Manuel Ignacio de
Vivanco (18 de marzo a 17 de junio de 1841), y
 Cuando estalló la Guerra entre Perú y Bolivia, a raíz de la invasión peruana de dicho país del altiplano que
condujo el mismo Gamarra en persona (desde el 14 de julio de 1841).

La Batalla de Ingavi y muerte de Gamarra (18 de noviembre de 1841).

Continuó en el gobierno después de la batalla de Ingavi y la muerte de Gamarra el 18 de noviembre de 1841,


suceso que originó en el Perú el período conocido como la “anarquía militar”, en el cual varios caudillos se
disputaron el poder. Menéndez se mantuvo en el poder por unos meses más, durante los cuales enfrentó la
invasión boliviana en el sur peruano y negoció la paz con Bolivia, a la vez montoneros peruanos iban
expulsando de su territorio alas fuerzas invasoras bolivianas, hasta concentrándose la batalla de orurillo donde
concretan la victoria y expulsión de las tropas de Ballivian. Asimismo, dio un decreto de amnistía el 11 de
diciembre de 1841 para que retornaran al Perú los exiliados en Chile y Bolivia, y convocó el 15 de junio de 1842
a la asamblea nacional para que se eligiera a un nuevo presidente. Pero fue depuesto por el general Juan
Crisóstomo Torrico, el 16 de agosto de 1842, y pasó desterrado a Chile.
Triunfante en 1844 la revolución constitucional que encabezara el general Ramón Castilla, volvió al Perú para
encargarse interinamente del gobierno por ser el legítimo sucesor de Gamarra, en su calidad de Presidente del
Consejo de Estado. Reasumió el poder el 7 de octubre de 1844, permaneciendo hasta abril del año siguiente.
Pese a la brevedad de su administración, se destacó por interesarse en la solución de los problemas
hacendarios. El historiador Jorge Basadre califica a su gobierno como “admirable”.
Pero indudablemente, la tarea más importante del gobierno de Menéndez era las elecciones de las nuevas
autoridades. Ya bajo el interinato de Figuerola (agosto a octubre de 1844) se habían convocado a colegios
electorales, para que eligiesen al presidente de la república y a los senadores y diputados, entre otras
autoridades. Se convino en que el Congreso debía reunirse el 9 de diciembre de 1844, pero como al llegar a
esa fecha los colegios electorales del centro y sur (Arequipa, Moquegua, Cuzco, Puno, Ayacucho, Huancavelica
y Junín) no habían elegido senadores, Menéndez dio un decreto el día 14 de diciembre, a fin que las
autoridades activasen la reunión de los colegios y se procediese a la elección de senadores para un Congreso
Extraordinario, que se reuniría para hacer el escrutinio de la elección presidencial y proclamaría al Presidente
de la República. Manifiestamente, el candidato a la presidencia que contaba con el favor popular era Castilla.
El 16 de abril de 1845 se reunió el Congreso Extraordinario, bajo la presidencia de Manuel Cuadros, ante el
cual Menéndez pronunció un largo mensaje. Aprobadas las actas de los colegios electorales, el día 19 de
abril la cámara de senadores proclamó Presidente a Ramón Castilla.
Entregado el mando a Castilla, Menéndez pudo reintegrarse a la vida del hogar que había formado con Andrea
Mendoza y Sánchez Boquete. Falleció en Lima, en 1847, a consecuencia de una enfermedad que había
contraído en Chile. Se encuentra enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro.
Manuel Menéndez Gorozabel nació en Lima en 1793, fue un empresario agrícola y político peruano,
ejerció varias veces la presidencia interina del Perú. Participó en las luchas políticas iniciales de la
República y ocupó diversos cargos públicos. Durante el segundo gobierno de Agustín Gamarra (1839-1841)
fue Presidente del Consejo de Estado (cargo equivalente al de vicepresidente) y en tal calidad se encargó
interinamente del Poder Ejecutivo en tres ocasiones.
Fue hijo de Rafael Menéndez y María Gorozabel. Estudió Artes en el Real Convictorio de San Carlos, y
más tarde, según José Antonio de Lavalle, «se dedicó al manejo de los intereses de una acaudalada tía
materna suya, a quien heredó después, adquiriendo así, entre otras valiosas propiedades, la hacienda
cañaveral Bocanegra al noreste del Callao».
El 22 de febrero de 1835 Manuel Menéndez Gorozabel fue elegido alcalde de segunda nominación, justo
en el momento en que el teniente coronel Felipe Santiago Salaverry iniciaba su pronunciamiento en
la Fortaleza del Real Felipe del Callao, por lo que asumió sus funciones luego de varios meses, el 11 de
agosto de 1835. Pero al cabo de seis meses cesó en dicho cargo, luego de que las municipalidades, que
habían caído en desprestigio, fueran reemplazadas por intendencias de policía.
Tras la batalla de Portada de Guías (21 de agosto de 1838) y la entrada de las tropas restauradoras en
Lima, el general Manuel Bulnes ordenó la reinstalación de la Municipalidad con el personal que tenía al
momento de cesar. Manuel Menéndez Gorozabel reasumió entonces su función municipal, el 22 de agosto
de 1838, con exclusión del primer alcalde, Pedro de Reyna, al que se desbancó seguramente por haber
servido a la Confederación Perú-Boliviana. Le correspondió convocar a cabildo abierto, en donde se
proclamó al general Agustín Gamarra como presidente provisorio. Pero ante la proximidad de las tropas
confederadas de Andrés de Santa Cruz, debió retirarse de la capital, junto con los demás miembros del
ayuntamiento.
Vencido Santa Cruz en la batalla de Yungay, Manuel Menéndez Gorozabel fue nombrado prefecto de
Lima, cargo que ejerció de 18 de febrero a 10 de noviembre de 1839. Al consolidarse el segundo gobierno
de Gamarra fue nombrado Presidente del Consejo de Estado, y asumió provisoriamente el Poder Ejecutivo
en tres ocasiones:
 Por enfermedad del presidente Gamarra (28 de agosto a 23 de septiembre de 1840).
 Cuando Gamarra marchó a combatir la revolución regeneradora iniciada en Arequipa por Manuel Ignacio de
Vivanco (18 de marzo a 17 de junio de 1841).
 Cuando estalló la Guerra entre Perú y Bolivia, a raíz de la invasión peruana de dicho país del altiplano que
condujo el mismo Gamarra en persona (desde el 14 de julio de 1841).

PRESIDENTE LUEGO DE LA MUERTE DEL MARISCAL GAMARRA

Tras la derrota y muerte de Gamarra en Bolivia, permaneció en el poder hasta 1842, enfrentando la invasión
boliviana y negociando la paz con dicho país, hasta que fue derrocado por el general Juan Crisóstomo
Torrico, iniciándose entonces el período conocido como la «anarquía militar». Finalizada esta etapa,
reasumió interinamente el poder de 1844 a 1845.

El 16 de abril de 1845 se reunió el Congreso Extraordinario, bajo la presidencia de Manuel Cuadros, ante
el cual Manuel Menéndez Gorozabel pronunció un largo mensaje. Aprobadas las actas de los colegios
electorales, el día 19 de abril la cámara de senadores proclamó Presidente a Ramón Castilla.

MUERTE DE MANUEL MENÉNDEZ GOROZABEL

Murió en Lima, el 2 de mayo de 1847 a consecuencia de una enfermedad que había contraído en Chile. Se
encuentra enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro.
Manuel Menéndez Gorozabel (* Lima, 1793 – † Lima, 2 de mayo de 1847) fue
un empresario agrícola y político peruano, que ejerció varias veces la presidencia interina de su país. Participó
en las luchas políticas iniciales de la República y ocupó diversos cargos públicos. Durante el segundo gobierno
de Agustín Gamarra (1839-1841) fue Presidente del Consejo de Estado (cargo equivalente al de vicepresidente)
y en tal calidad se encargó interinamente del Poder Ejecutivo en tres ocasiones. Tras la derrota y muerte de
Gamarra en Bolivia, permaneció en el poder hasta 1842, enfrentando la invasión boliviana y negociando la paz
con dicho país, a la vez montoneros peruanos iban expulsando del sur del Perú a las fuerzas bolivianas; hasta
que fue derrocado por el general Juan Crisóstomo Torrico, iniciándose entonces el período conocido como la
“anarquía militar”. Finalizada esta etapa, reasumió interinamente el poder de 1844 a 1845, correspondiéndole
traspasar el mando al general Ramón Castilla, iniciando éste su primer gobierno constitucional.

Biografía[editar]
Fue hijo de Rafael Menéndez y María Gorozabel. Estudió Artes en el Real Convictorio de San Carlos, y más
tarde, según José Antonio de Lavalle, «se dedicó al manejo de los intereses de una acaudalada tía materna
suya, a quien heredó después, adquiriendo así, entre otras valiosas propiedades, la hacienda cañaveral
Bocanegra al noreste del Callao».
El 22 de febrero de 1835 fue elegido alcalde de segunda nominación, justo en el momento en que el teniente
coronel Felipe Santiago Salaverry iniciaba su pronunciamiento en la Fortaleza del Real Felipe del Callao, por lo
que asumió sus funciones luego de varios meses, el 11 de agosto de 1835. Pero al cabo de seis meses cesó en
dicho cargo, luego de que las municipalidades, que habían caído en desprestigio, fueran reemplazadas por
intendencias de policía.
Tras la batalla de Portada de Guías (21 de agosto de 1838) y la entrada de las tropas restauradoras en Lima, el
general Manuel Bulnes ordenó la reinstalación de la Municipalidad con el personal que tenía al momento de
cesar. Menéndez reasumió entonces su función municipal, el 22 de agosto de 1838, con exclusión del primer
alcalde, Pedro de Reyna, al que se desbancó seguramente por haber servido a la Confederación Perú-
Boliviana. Le correspondió convocar a cabildo abierto, en donde se proclamó al general Agustín Gamarra como
presidente provisorio. Pero ante la proximidad de las tropas confederadas de Andrés de Santa Cruz, debió
retirarse de la capital, junto con los demás miembros del ayuntamiento.
Vencido Santa Cruz en la batalla de Yungay, Menéndez fue nombrado prefecto de Lima, cargo que ejerció de
18 de febrero a 10 de noviembre de 1839. Al consolidarse el segundo gobierno de Gamarra fue nombrado
Presidente del Consejo de Estado, y asumió provisoriamente el Poder Ejecutivo en tres ocasiones:

 Por enfermedad del presidente Gamarra (28 de agosto a 23 de septiembre de 1840).


 Cuando Gamarra marchó a combatir la revolución regeneradora iniciada en Arequipa por Manuel Ignacio de
Vivanco (18 de marzo a 17 de junio de 1841), y
 Cuando estalló la Guerra entre Perú y Bolivia, a raíz de la invasión peruana de dicho país del altiplano que
condujo el mismo Gamarra en persona (desde el 14 de julio de 1841).

La Batalla de Ingavi y muerte de Gamarra (18 de noviembre de 1841).

Continuó en el gobierno después de la batalla de Ingavi y la muerte de Gamarra el 18 de noviembre de 1841,


suceso que originó en el Perú el período conocido como la “anarquía militar”, en el cual varios caudillos se
disputaron el poder. Menéndez se mantuvo en el poder por unos meses más, durante los cuales enfrentó la
invasión boliviana en el sur peruano y negoció la paz con Bolivia, a la vez montoneros peruanos iban
expulsando de su territorio alas fuerzas invasoras bolivianas, hasta concentrándose la batalla de orurillo donde
concretan la victoria y expulsión de las tropas de Ballivian. Asimismo, dio un decreto de amnistía el 11 de
diciembre de 1841 para que retornaran al Perú los exiliados en Chile y Bolivia, y convocó el 15 de junio de 1842
a la asamblea nacional para que se eligiera a un nuevo presidente. Pero fue depuesto por el general Juan
Crisóstomo Torrico, el 16 de agosto de 1842, y pasó desterrado a Chile.
Triunfante en 1844 la revolución constitucional que encabezara el general Ramón Castilla, volvió al Perú para
encargarse interinamente del gobierno por ser el legítimo sucesor de Gamarra, en su calidad de Presidente del
Consejo de Estado. Reasumió el poder el 7 de octubre de 1844, permaneciendo hasta abril del año siguiente.
Pese a la brevedad de su administración, se destacó por interesarse en la solución de los problemas
hacendarios. El historiador Jorge Basadre califica a su gobierno como “admirable”.
Pero indudablemente, la tarea más importante del gobierno de Menéndez era las elecciones de las nuevas
autoridades. Ya bajo el interinato de Figuerola (agosto a octubre de 1844) se habían convocado a colegios
electorales, para que eligiesen al presidente de la república y a los senadores y diputados, entre otras
autoridades. Se convino en que el Congreso debía reunirse el 9 de diciembre de 1844, pero como al llegar a
esa fecha los colegios electorales del centro y sur (Arequipa, Moquegua, Cuzco, Puno, Ayacucho, Huancavelica
y Junín) no habían elegido senadores, Menéndez dio un decreto el día 14 de diciembre, a fin que las
autoridades activasen la reunión de los colegios y se procediese a la elección de senadores para un Congreso
Extraordinario, que se reuniría para hacer el escrutinio de la elección presidencial y proclamaría al Presidente
de la República. Manifiestamente, el candidato a la presidencia que contaba con el favor popular era Castilla.
El 16 de abril de 1845 se reunió el Congreso Extraordinario, bajo la presidencia de Manuel Cuadros, ante el
cual Menéndez pronunció un largo mensaje. Aprobadas las actas de los colegios electorales, el día 19 de abril
la cámara de senadores proclamó Presidente a Ramón Castilla.
Entregado el mando a Castilla, Menéndez pudo reintegrarse a la vida del hogar que había formado con Andrea
Mendoza y Sánchez Boquete. Falleció en Lima, en 1847, a consecuencia de una enfermedad que había
contraído en Chile. Se encuentra enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro.

Ramón Castilla
Inicio » Biografías » Ramón Castilla
Ramón Castilla y Marquesado, Presidente de la República entre 1845-1851 y 1855-1862. Hijo del bonaerense Pedro
de Castilla y de Juana Marquesado Romero, tarapaqueña con sangre india, Ramón Castilla nació el 30 de agosto de
1797. Durante su niñez, según Clemente Markham, trabajó como leñador al servicio de su padre e hizo viajes al desierto
para recoger los pedazos de leña que caían de los algarrobos. Pasó a Chile e ingresó al regimiento realista Dragones de
la Frontera, con el que combatió a los patriotas en Concepción, Talcahuano, Chillan y Rancagua, cayendo prisionero
en la batalla de Chacabuco (enero de 1817) y trasladado a Buenos Aires. Obtenida su liberación, pasó a Río de Janeiro
y emprendió, en compañía del coronel español Fernando Cacho, su retorno al Perú (diciembre de 1817) vía el Mato-
Grosso. Pasó por Chiquitos, Santa Cruz de la Sierra, Valle Grande, Chuquisaca, Oruro, La Paz, Puno, Cuzco, Huamanga,
Huancavelica, Lunahuaná y Lurín hasta llegar a Lima; atravesando en total leguas de selva, sierra y arenal. Ya en la
capital (octubre de 1818), el virrey Joaquín de la Pezuela lo destinó al regimiento Dragones de la Unión, acantonado en
Arequipa; sin embargo, fue en ese entonces que abandonó su postura realista y se presentó en Lima ante Torre Tagle y
luego ante el Libertador José de San Martín (febrero de 1822). Luego de una serie de pruebas e interrogatorios fue
incorporado a los Húsares de la Legión Peruana como alférez de caballería. No asistió a la batalla de Junín por
pertenecer al estado mayor patriota, pero sí a la de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), donde resultó herido.

Ramón Castilla y la Confederación Perú-Bolivia

Mapa de las batallas Confederación Perú-Bolivia


En 1825 fue nombrado prefecto de Tarapacá y fue uno de los primeros funcionarios de su rango en romper con Bolívar,
por estar en desacuerdo con la llamada constitución vitalicia. Promovido al grado de teniente coronel de caballería y por
su amistad con Domingo Nieto, se perfiló como enemigo de Andrés de Santa Cruz y del proyecto de la Confederación
Perú-Boliviana (1836-1839). Por ello renunció a la prefectura de Puno y se apartó del presidente Luis José de Orbegoso,
pasando luego a Chile con otros emigrados peruanos opositores al régimen santacrucino y simpatizantes de los planes
del ministro chileno Diego Portales para acabar con la confederación; en el país sureño, al mando de un batallón
peruano, derrotó a los enemigos de Portales en el combate de Barón efectuado en Quillota (junio de 1837).
Participó en la primera expedición restauradora comandada por Manuel Blanco Encalada que fracasó en Paucarpata;
durante la segunda expedición restauradora, comandada por Manuel Bulnes y al lado de Agustín Gamarra, estuvo en
la batalla de Portada de Guía (agosto de 1838) y tuvo destacada actuación en la batalla de Yungay (enero de 1839)
y en la derrota final de Santa Cruz y de la confederación, haciéndose merecedor al ascenso como general de división.
En estas campañas promovidas por Chile contra Santa Cruz se hizo famosa su frase: “¡No hemos venido a correr!”.
Vinculado al segundo gobierno de Agustín Gamarra (1839-1841), primero como ministro general y luego como ministro
de Guerra y Hacienda, secundó al presidente en su intento por invadir Bolivia siendo derrotado en la batalla de Ingavi,
permaneciendo prisionero en la fortaleza de Oruro (noviembre de 1841). Culminada la guerra con Bolivia regresó al
Perú y, durante la anarquía militar (1842-1845), se enfrentó a Manuel Ignacio de Vivanco, a quien finalmente derrotó
en la batalla del Carmen Alto (julio de 1844). De este modo, el vicepresidente legal, Manuel Menéndez, convoca a
elecciones resultando elegido Ramón Castilla a la presidencia de la República.

Primer gobierno de Ramón Castilla

Ramón Castilla
Al asumir el gobierno en 1845, Castilla encontró un país desordenado debido a las luchas entre caudillos militares, y
una economía que podía recuperarse gracias a los ingresos por la venta del guano en Europa. Por ello, la época que su
gobierno inauguró ha sido denominada la del “apogeo” o “prosperidad falaz”, ya que los ingresos obtenidos por la venta
del excremento de aves de nuestro litoral permitió la ejecución de numerosas obras públicas y una relativa calma política.
En efecto, Castilla y sus asesores quisieron ordenar el país. En el aspecto económico inauguró el sistema de las
consignaciones para la venta del guano entregando casi la totalidad de este negocio a la casa británica Gibbs, implantó
el primer presupuesto de la República, creó la ley de la “consolidación de la deuda interna” para cancelar los gastos de
peruanos en favor de las guerras de la independencia, arregló la deuda externa con Inglaterra, Estados Unidos y Chile,
excepto la “deuda de la independencia” con España y permitió la llegada de trabajadores chinos, los coolíes para las
plantaciones de la costa y la extracción del guano en las islas de Chincha.

Compra de armamentos y acciones internacionales


En el campo internacional se afilió a la doctrina Monroe y convocó al primer congreso americano que se realizó en Lima
entre 1847-1848; además abrió delegaciones en Estados Unidos, Inglaterra, Ecuador, Bolivia y Chile, así como
consulados en diversas ciudades de América, Europa y Asia. Con respecto a la defensa nacional, creó el Colegio Militar
de Bellavista, la Escuela Central de Marina en Bellavista y la factoría naval; compró la fragata Mercedes, los
bergantines Guisse y Gamarra y el transporte Alianza, siendo la compra más espectacular la del Rímac, primer buque a
vapor del Perú y de Sudamérica; de otro lado, su mayor preocupación fue el equilibrio militar con Chile, país que conocía
mucho, por ello su frase: “¡Si Chile construye un buque, el Perú debe construir dos!».
Otras obras
Otras obras públicas de su primer gobierno fueron la construcción del ferrocarril Lima-Callao, primero en Sudamérica
(1851); la introducción del primer telar mecánico y la instalación de la primera fábrica de papel; la construcción del
Mercado Central en Lima; la instalación de agua potable con tuberías de hierro en Callao, Arica e Islay; la protección a
las tierras de las comunidades indígenas; la promulgación de leyes de jubilación y cesantía; y la construcción de iglesias,
colegios, mercados, hospitales, cuarteles, aduanas, prefecturas, canales de irrigación, caminos y puentes en diversos
puntos del país. Con respecto a la política educativa se promulgó el primer Reglamento de Instrucción Pública para las
escuelas y colegios de la República (junio de 1850), reivindicando para el Estado la dirección y administración del
proceso educativo, estableciendo diferencias entre la educación pública y la privada. También se dictaminó la
reorganización de la Universidad de San Marcos, del Convictorio de San Carlos y de la Escuela de Medicina de San
Fernando.
A pesar de haber apoyado en 1851 la candidatura del general José Rufino Echenique a la presidencia de la República,
encabezó tres años después una revolución de corte liberal en su contra, debido a los escándalos por los pagos irregulares
de la “deuda interna”.

Abolición de la esclavitud
Desde Ayacucho, donde decretó la abolición del tributo indígena (5 de julio de 1854), derrotó por primera vez a
Echenique en la batalla de Izcuchaca; pasó luego a Huancayo donde dictaminó la abolición definitiva de la
esclavitud en el Perú (5 de diciembre de 1854), derrotando finalmente a Echenique en la batalla de La Palma (5 de
enero de 1855).

Abolición de la esclavitud por Ramón Castilla

Segundo gobierno de Ramón Castilla


Durante su segundo gobierno se promulgaron dos constituciones: la de 1856, de corte liberal, y la de 1860, de carácter
moderado, la de más larga vida en el país, pues rigió hasta 1920. En el campo internacional estalló la guerra con el
Ecuador (1859-1860), que luego de un victorioso desembarco peruano en Guayaquil culminó con la firma del tratado
de Mapasingue. Con respecto a su política americanista ayudó económicamente a Nicaragua y Costa Rica frente a las
pretensiones del norteamericano William Walker, frustró los planes del presidente ecuatoriano Gabriel García Moreno
en formar con ambos países el Reino Unido de los Andes, protestó contra la invasión española de Santo Domingo y
envió ayuda diplomática contra la intervención francesa en México. Por último, entre sus numerosas obras públicas
tenemos el primer Mapa General del Perú realizado por Mariano Felipe Paz Soldán; el primer Censo General de la
República que arrojó una población de 2 487 916 habitantes (1860); creó el departamento de Loreto (7 de enero de
1861) y adquirió para la navegación amazónica los buques Morona, Pastaza, Ñapo y Putumayo; se restableció el
régimen de las municipalidades; se inauguró la Penitenciaría de Lima (julio de 1862) y se abrieron varios centros
penitenciarios al interior del país; se instaló el servicio de agua potable en Lima; se tendió el telégrafo Lima-Callao,
primera línea telegráfica de Sudamérica; se inauguró el sistema de alumbrado a gas en Lima, primero de Sudamérica
(mayo de 1855); se construyó el ferrocarril Lima-Chorrillos (noviembre de 1858); se fundó la Compañía de Bomberos
Voluntarios Unión Chalaca N°l, la primera en su género en Sudamérica (diciembre de 1860); se inauguraron los
monumentos a Cristóbal Colón y Simón Bolívar en Lima; se implantó el uso de estampillas (octubre de 1857); se dio el
primer Reglamento de Carruajes; la embarcación peruana Lorthon dio la vuelta al mundo; y se construyó el muelle del
puerto de Pisco. En el campo educativo se promulgó el nuevo Reglamento de Instrucción Pública (abril de 1855) que
establecía la enseñanza primaria en las escuelas, común para todos los ciudadanos; la media para quienes podían recibir
una cultura liberal o se preparaban para seguir una formación profesional; y la especial, en las universidades y escuelas
e institutos como el Instituto Militar, el Instituto de Ingenieros, la Escuela Náutica, la Escuela de Pintura y Dibujo, la
Escuela de Minería y la Escuela de Agricultura.
Al culminar su gobierno (1862) convocó a elecciones y apoyó al mariscal Miguel de San Román, quien a la postre salió
elegido presidente.

Últimos años de Ramón Castilla


Elegido senador por Tarapacá, presidió su Cámara en 1864 y agitó a la opinión pública cuando, durante el gobierno de
Juan Antonio Pezet, se desató el conflicto con España y se firmo el tratado Vivanco-Pareja; siendo por ello desterrado
a Gibraltar (enero de 1865). Actuó, asimismo, como opositor al régimen de Mariano Ignacio Prado desde Tarapacá
(1866), siendo desterrado a Chile, desde donde inició una campaña para regresar al poder, lo cual no fue posible
pues falleció el 30 de mayo de 1867 en el desierto tarapaqueño de Tivilichi.

Ramón Castilla murió el 30 de mayo de 1867. (Internet)


REDACCIÓN PERÚ21
redaccionp21@peru21.pe
Actualizado en 30/05/2014 a las 22:00
1. Ramón Castilla y Marquesado nació en Tarapacá el 31 de agosto de 1797. Asumió la presidencia del
Perú en cuatro ocasiones, gobernando un total de doce años.
2. Es considerado uno de los primeros presidentes progresistas e innovadores del Perú. Según el historiador
Jorge Basaadre, con él empezó realmente el periodo republicano.
3. Una de sus más recordadas acciones como presidente fue la liberación de los esclavos. Decretada
oficialmente en 1854, reconoció a los afroperuanos como ciudadanos del país.
4. También dio la ley de libertad de prensa, favoreciendo a los medios de comunicación. En el plano
educativo, inició una reforma nacional para abandonar los modelos coloniales.
5. Abolió el tributo indígena y los mayorazgos. A su vez, se destacó por impulsar el desarrollo de la
Amazonía peruana, creando flotillas y apostaderos fluviales.
6. En el plano de la infraestructura, mandó a construir el primer ferrocarril del Perú en 1851, para cubrir la
ruta de Lima al Callao. Asimismo, impulsó la navegación a vapor.
7. Fundó el servicio diplomático, reformó la administración pública y estableció un presupuesto estatal. Del
mismo modo, modernizó el ejército y la fuerza naval peruana.
8. Su mandato coincidió con el auge del guano, por lo que pudo pagar la deuda externa e interna del país.
También propició el alumbrado a gas, el agua potable y el telégrafo.
9. Reorganizó el sistema de correos, dándole seguridad y garantía. Asimismo, implantó el primer telar
mecánico del país, que inició la primera fabricación de tejidos de algodón.
10. Creó fábricas de bujías, ácido sulfúrico y papel. Esta última fue instalada por los propietarios del
diario El Comercio en la ciudad de Lima.
11. Construyó numerosas iglesias, hospitales, mercados, aduanas, prefecturas, caminos y puentes a lo largo y
ancho de la República del Perú.
12. Tuvo una política americanista en el plano internacional, inspirada en un profundo sentimiento de unidad
y solidaridad entre los países del continente.
13. Murió el 30 de mayo de 1867. Aunque tuvo muchos detractores, pasó a la historia como el redentor del
indio, libertador del negro y fundador de la libertad de prensa.

José Rufino Echenique


Acabo de leer Memorias para la historia del Perú, del expresidente Rufino Echenique, editada en dos tomos,
gracias a sus descendientes. Es una obra rica en revelaciones y sucesos ocurridos en su tiempo y, sobre todo,
emocionante por su ardoroso deseo de reivindicar su honra. A pesar de que en 1861 fue rehabilitado
judicialmente y se lo absolvió de todos los cargos levantados en su contra, su gobierno (1851-1854) ha
quedado marcado como uno de los más corruptos de nuestra historia republicana. Una pena, porque
condujo una administración pletórica en realizaciones, aunque no exenta de errores.
17/6/2018

Domingo Tamariz
Periodista
José Rufino Echenique nació en Puno el 16 de noviembre de 1808. Sus padres fueron José Martín Echenique
Vásquez y doña Hermenegilda Benavente.

Trasladado a Lima, ingresó en el Colegio de los Príncipes, y a los 14 años, tan pronto San Martín proclamó la
independencia, se alistó como cadete en el batallón N° 3 de la Legión Peruana. A los pocos meses ascendió
a subteniente y, seguidamente, viajó al sur para participar en la Segunda Expedición a Intermedios. En el
combate de Alzuri –su primera experiencia como soldado– fue hecho prisionero y enviado a la isla Esteves
del lago Titicaca, donde fue liberado dos años después al consumarse la victoria de Ayacucho.

De vuelta a Lima, prosiguió su brillante carrera militar: en 1926 ascendió a teniente; en 1927 –cuando aún
no había cumplido los 20 años– obtuvo el grado de capitán, y como tal estuvo en la campaña de Gamarra en
Bolivia y en la guerra con Colombia (1929), en la que alcanzó, por su destacada actuación, el grado de
sargento mayor.

Participó en muchas batallas y pronunciamientos. En una de esas contiendas fue el gestor del célebre abrazo
de Maquinhuayo que puso fin a la primera anarquía militar (1934), año en que fue ascendido a coronel.

En esta coyuntura se retiró del Ejército para casarse con Victoria Tristán, la hija primogénita del acaudalado
arequipeño Pío Tristán, prima hermana de Flora Tristán y propietaria de la hacienda Victoria, heredad en la
que hoy se extiende el distrito de La Victoria, cuyo nombre es en su honor. Por esos años, Echenique se
entregó al trabajo de campo en la hacienda azucarera de San Pedro, en Lurín.

En 1943, debido a la insistente invitación del supremo director Manuel Ignacio de Vivanco, abandonó el
trabajo agrario para asumir el cargo de prefecto de Lima. Además, se reintegró al Ejército y fue ascendido a
general de brigada.

Derrotado Vivanco, colaboró con el gobierno de Ramón Castilla: primero como secretario de Estado y, luego,
como ministro de Guerra.

En 1951 fue elegido presidente de la República. Sus primeros años de gobierno fueron de paz y trabajo. Abrió
caminos del Cusco a Arequipa y de Lima a Matucana; realizó obras de irrigación; inauguró el ferrocarril de
Tacna y Arica; obtuvo el derecho de libre navegación a lo largo del Amazonas mediante la convención fluvial
suscrita con el Brasil (1851); continuó con el fortalecimiento de la Marina y promulgó importantes leyes
(código civil, enjuiciamiento civil, etcétera).

No obstante, su gestión se vio empañada por el escándalo de la consolidación de la deuda interna, que lo
llevó a enfrentar una férrea oposición. Se le acusó de haber pagado más de 23 millones de pesos cuando el
monto era de alrededor de 8 millones.

Este manejo controvertido de la deuda llevó a Castilla a encabezar una de las revoluciones más largas y
sangrientas de nuestra historia. En ese azar derrotó a las tropas del presidente, en la batalla de La Palma (5
de enero de 1855).

Producido el desastre, Echenique se asiló en la casa del encargado de negocios británico. Mientras tanto,
Lima se había convertido en un laberinto. El Palacio de Gobierno, la casa del presidente y la quinta de su
esposa fueron saqueados. A Echenique no le quedó más que partir al destierro rumbo a Nueva York.

En 1861 volvió al país, clandestinamente, para solicitar un proceso político, que se le concedió.

Ya rehabilitado, fue elegido diputado y presidió la Cámara, y en 1868 fue presidente del Senado. En 1872
postuló a la Presidencia al terminar la gestión de Balta, pero tuvo que retirarse debido a la violencia que
adquirieron esas elecciones. Desde su Cámara condenó la revolución de los hermanos Gutiérrez y se
mantuvo al margen de toda acción política.

En el retiro, ya anciano, escribió sus memorias, que vieron la luz con el prólogo de Basadre después de 65
años de su deceso, ocurrido el 16 de junio de 1887, cuando contaba 79 años.

José Rufino Echenique


Inicio » Biografías » José Rufino Echenique

José Rufino Echenique Benavente, Presidente de la República. Nacido en Puno el 16 de noviembre de 1808,
fue hijo de José Martín Echenique Vásquez y de Hermenegilda Benavente Macoaga. Durante las revueltas
iniciales de la revolución de Pumacahua y con sólo seis años de edad, fue secuestrado y dedicado al pastoreo.
Reconocido casualmente por un empleado postal fue devuelto a sus padres y estudió en el colegio del
Príncipe. En 1822 se incorporó al batallón N° 3 de la Legión Peruana y con el grado de subteniente
participó en la segunda expedición a intermedios, bajo las órdenes del general Agustín Gamarra.
Derrotado en el encuentro de Alsuri, sufrió prisión en la isla de Esteves hasta 1824, una vez finalizada la
batalla de Ayacucho. Reincorporado al ejército fue destinado a Lima integrando, ya como teniente, las
fuerzas destacadas en Huancayo, con las cuales le tocó combatir a los iquichanos, quienes expresaron un
extemporáneo apoyo al rey. Secundó a Gamarra en su campaña sobre Bolivia, participó en la guerra contra
Colombia (1829) y por su comportamiento en Pórtete del Tarqui obtuvo los galones de sargento mayor. En
1832 asumió el mando del batallón “Piquiza” con el grado de teniente coronel y coadyuvó a debelar la
conspiración del capitán Felipe Rossel. Secundó el pronunciamiento del 4 de enero de 1834 del general
Pedro Bermúdez, rechazado masivamente. Echenique promovió entonces el excepcional “abrazo de
Maquinhuayo” del 22 de abril. Estando al mando de la guarnición del Cuzco, ya con el grado de coronel, se
retiró del servicio al producirse la intervención boliviana de 1835, dedicándose a la explotación de caña de
azúcar en la hacienda “San Pedro”, en el valle de Lurín, donde introdujo algunas mejoras técnicas, como el
uso del trapiche a vapor. Ante el pronunciamiento de Manuel Ignacio de Vivanco en 1843, volvió a tomar las
armas y en calidad de prefecto de Lima fue encargado de detener el avance de las fuerzas constitucionales que
dirigía Ramón Castilla. Nuevamente tuvo que ceder a la presión popular y optó por la restauración de las
autoridades legales. Al año siguiente, luego de sucesivos ascensos, alcanzó el grado de general de brigada
luego de derrotar a Domingo Elias en Carmen Alto, y fue elegido consejero de estado por el presidente
Ramón Castilla. En 1845 fue nombrado vicepresidente y más tarde ministro de Guerra y Marina.

Gobierno de José Rufino Echenique

José Rufino Echenique

El 20 de abril de 1851 el Congreso lo proclamó como presidente de la República, logrando ese mismo año
el derecho a la libre navegación en el Amazonas, mediante un convenio suscrito con el gobierno de Brasil.
Graves escándalos en torno a los procedimientos para la consolidación de la deuda interna propiciaron
alzamientos en su contra, liderados primero por Domingo Elias y luego por su antecesor en el gobierno, Ramón
Castilla. Éste basó su campaña, de marcado corte liberal, en la reivindicación del esclavo y del indígena,
alzándose con el triunfo final en La Palma el 5 de enero de 1855.

Vida después de la presidencia

Echenique fue desterrado e impedido de regresar hasta la gestión de San Román, aunque hizo varios intentos
por ingresar clandestinamente. En 1862 inició una fecunda carrera parlamentaria, llegando a presidir dos años
después la cámara de Diputados y en 1868 la correspondiente de Senadores. Elegido candidato presidencial
para suceder a José Balta, declinó a favor de Antonio Arenas. En 1872, en su condición de presidente del
Congreso y en lo que constituiría su última acción pública, suscribió una declaración de condena a la revuelta
de los hermanos Gutiérrez. Viajó a Europa al año siguiente y permaneció al margen de la política hasta
su muerte el 16 de junio de 1887.

José Rufino Echenique Benavente (Puno, 16 de noviembre de 1808-Lima, 16 de junio de 1887) fue
un militar y político peruano. Presidente Constitucional de la República del Perú entre 1851 y 1855.
Muy joven se enroló en el ejército independentista (1821); luego participó en las campañas contra Bolivia (1828)
y la Gran Colombia (1829). Intervino en las guerras civiles y revoluciones de las décadas de 1830 y 1840.
Durante la anarquía de 1841-44, fue gobernante interino durante unos días, en marzo de 1843. Fue colaborador
del Directorio de Manuel Ignacio de Vivanco (1843-44), pero luego pasó a servir al primer gobierno de Ramón
Castilla (1845-51), quien le auspició como su sucesor. Elegido presidente en las elecciones de 1850, su
gobierno fue de tendencia conservadora, sufriendo una fuerte oposición de los liberales. Su principal
colaborador fue Bartolomé Herrera, sacerdote que era el líder de los conservadores. Contando con la
prosperidad económica derivada de la venta del guano, continuó el progreso material iniciado por Castilla. Inició
la delimitación de las fronteras con el Brasil por medio del controvertido Convenio Herrera-Da Ponte Ribeyro.
También continuó el pago de la deuda externa y la deuda interna; esta última, denominada consolidación,
derivó en un escándalo mayúsculo, al sospecharse que se inflaron los montos para beneficiar a un grupo de
personas allegadas a él. Este escándalo fue uno de los motivos de la revolución liberal de 1854 encabezada por
Castilla, que desembocó en una sangrienta guerra civil. Echenique fue derrotado en la batalla de La Palma,
librada en las afueras de Lima el 5 de enero de 1855, tras lo cual abandonó el poder y partió al exilio. Volvió al
cabo de unos años, rehabilitándose y continuando en la política. Llegó a ser presidente de la Cámara de
Diputados (1864-1865) y presidente del Senado (1868-1872) y le tocó suscribir la declaración de condena a
la rebelión de los coroneles Gutiérrez contra el gobierno de José Balta. Fue también candidato a la presidencia
en 1871. Luego se retiró definitivamente de la política.

Índice

 1Biografía
 2Elecciones presidenciales de 1851
 3Obras de su gobierno
 4El escándalo de la Consolidación
 5Incidentes internacionales
 6Revolución liberal de 1854-1855
 7Post-Presidencia
 8Descendencia
 9Obra escrita
 10Árbol genealógico
 11Referencias
 12Véase también

Biografía[editar]
Su padre fue José Manuel Echenique y Vásquez, natural de Valparaíso, Chile, hijo de Miguel de Echenique e
Ibárola y Ana Vásquez de Ojeda y Morales. Su madre fue Hermenegilda Benavente Macoaga, natural de Ayata,
en la actual Bolivia, hermana de Jorge de Benavente y Macoaga, arzobispo de Lima.
Cuando contaba seis años de edad se trasladó con su familia al Cuzco, coincidiendo con el comienzo de
la revolución acaudillada por los hermanos Angulo y Pumacahua (1814). Un indio del pueblo de Para le
secuestró y escondió, salvándolo así de una matanza tramada contra los españoles. Adoptado por una familia
india, se dedicó al pastoreo hasta que, al cabo de dos años, fue reconocido por un conductor de correo y
devuelto a sus padres. Trasladado a Lima, ingresó en el colegio del Príncipe.
Tras proclamarse la Independencia, se presentó ante el general José de San Martín y se alistó como cadete en
el Batallón N.º 3 de la Legión Peruana (1822). Pronto ascendió a subteniente y participó en la Segunda
Campaña de Intermedios que dirigió el general Agustín Gamarra contra las fuerzas realistas que ocupaban el
sur peruano. Fue hecho prisionero en el combate de Alsuri y confinado en la isla Esteves, en el Lago Titicaca.
Tras el definitivo triunfo patriota en 1824 fue liberado y retornó entonces a Lima, siendo ascendido a teniente.
En 1827 participó en la campaña militar emprendida contra los indios iquichanos de Huanta, quienes mantenían
su lealtad al rey de España. En 1828 integró el ejército del general Agustín Gamarra que invadió Bolivia para
acabar con la presencia grancolombiana en dicho país. Durante la guerra con la Gran Colombia, estuvo en la
sorpresa de Saraguro y en la batalla del Portete de Tarqui del 27 de febrero de 1829, donde obtuvo el grado
de sargento mayor.
Secundó al presidente Gamarra durante la campaña efectuada sobre la frontera boliviana, en la zona
del Desaguadero, en 1831. Al año siguiente le fue concedida la jefatura del batallón Piquiza y contribuyó a
debelar la conspiración del capitán Felipe Rossel, el 19 de marzo de 1832.
En enero de 1834 apoyó la rebelión del general Pedro Pablo Bermúdez contra el gobierno provisorio del
general Luis José de Orbegoso, pero ante la impopularidad de esta revolución hizo de mediador y auspició el
llamado "abrazo de Maquinhuayo" en el que ambos bandos se reconciliaron. Orbegoso lo ascendió a coronel y
le otorgó la comandancia de la guarnición del Cuzco.
Al producirse la intervención boliviana de 1835, solicitada por el mismo Orbegoso, Echenique se retiró a la vida
privada, dedicándose a la explotación de caña de azúcar en la hacienda “San Pedro”, en el valle de Lurín,
donde introdujo algunas mejoras técnicas, como el uso del trapiche a vapor.
Por insistencia del general Manuel Ignacio de Vivanco, retornó en 1843 a la actividad pública como prefecto
del departamento de Lima. Sirvió entonces al gobierno del Directorio que instaló dicho caudillo y al estallar la
rebelión constitucional dirigida por el general Ramón Castilla, se le encomendó frenar el avance de la misma.
Echenique emprendió una campaña militar en la sierra central, pacificando dicha zona, pero una rebelión civil
en Lima contra Vivanco encabezada por el prefecto interino Domingo Elías le obligó a dirigirse de vuelta hacia
la capital, que se preparó para la resistencia (episodio conocido como la "Semana Magna", julio de 1844). Al
final, Echenique desistió el ataque, pues según cuenta él en sus memorias, Felipe Pardo y Aliaga le convenció
de que estaba a punto de decidirse la guerra en Arequipa, entre las fuerzas de Vivanco y Castilla, y por ende no
tenía ya sentido intervenir en la capital. Efectivamente, la guerra culminó poco después con la derrota de
Vivanco en la batalla de Carmen Alto, el 22 de julio de 1844. Echenique no participó en esta fase final de la
guerra, y llevó, como alguien dijo entonces, "un penacho blanco en el entierro del Directorio." Fue ascendido
ese mismo año a General de Brigada.
Pese a haber sido partidario de Vivanco, el nuevo gobierno presidido por Castilla lo incorporó como
colaborador, nombrándole para cargos importantes: consejero de estado en 1845, ministro de guerra (1846-
1847) presidente del consejo de estado, es decir primer vicepresidente de la República elegido dos veces y en
ejercicio en 1850 y 1851.
A tal punto llegó a ganarse la confianza del presidente Castilla, que éste le brindó su apoyo para que presentara
su candidatura a la presidencia de la República. Ganó así las elecciones y asumió como presidente para el
período 1851-1857, pero no concluyó su mandato, pues fue depuesto en 1855 por una revolución
liberal encabezada por el mismo Castilla.

Elecciones presidenciales de 1851[editar]


Artículo principal: Elecciones presidenciales de Perú de 1851

En las elecciones de 1851 el presidente Ramón Castilla auspició la candidatura de Echenique, con el apoyo de
sectores conservadores. Otros candidatos fueron:

 El general Manuel Ignacio de Vivanco, apoyado por élite arequipeña y algunas zonas del norte del país.
 El caudillo civil Domingo Elías, fundador del Club Progresista, apoyado por hombres de negocio e
intelectuales liberales. Este grupo fue el primer intento de formación de un partido civil en la historia
republicana peruana.
 El general Antonio Gutiérrez de La Fuente
 El general Miguel de San Román
 El general Pedro Pablo Bermúdez
Echenique triunfó en esta elección, que a decir del historiador Jorge Basadre fue el primer proceso electoral
verdadero de la historia republicana del Perú, aunque con serios indicios de malas maniobras.1 Echenique
recibió el mando el 20 de abril de 1851 y su gestión se convirtió de alguna manera en la prolongación del primer
gobierno de Castilla.
Obras de su gobierno[editar]

José Rufino Echenique 1855.

 Comenzando por la política económica, a mediados de 1851 la exportación por parte de la casa Gibbs del
guano de las islas hacia Inglaterra llegó a las 112.000 toneladas y convirtió a dicho rubro en el más
importante de los ingresos del fisco. Las islas se explotaban desde 1849 bajo el sistema de la consignación,
método que exigía a la firma inglesa adelantar el pago y realizar préstamos al Estado con la garantía del
disfrute exclusivo de dicho fertilizante. El 21 de marzo de 1853 el gobierno prorrogó sin ningún tipo ventaja
económica adicional y por seis años la consignación a la casa Gibbs a partir de 1855, año en que finalizaba
el contrato firmado en 1849. Este acto fue muy criticado por la oposición parlamentaria, arremetiendo
especialmente contra el ministro de Hacienda Nicolás Fernández de Piérola (padre del futuro caudillo
homónimo).
 La prosperidad económica también permitió el arreglo de la deuda externa, en especial la deuda que se
tenía con los gobiernos de Colombia y Venezuela por la ayuda dada al Perú durante la guerra de la
independencia. Este hecho es poco conocido por los latinoamericanos: la llegada al Perú de los ejércitos
libertadores desde Chile y la Gran Colombia tuvo un monto justipreciado, hecho incomprensible si se tiene
en cuenta que la empresa libertadora fue una causa común en la que los patriotas peruanos dieron su
cuota valiosísima. Echenique alentó incluso a que se pagara en 1854 a los herederos del Libertador Simón
Bolívar la suma de un millón de pesos, según lo acordado por el Congreso peruano de 1825.
 Se finalizó la construcción del ferrocarril de Tacna a Arica, el segundo en construirse en el país. Se
proyectó el de Islay a Arequipa.
 Se emprendió la construcción de carreteras de Cuzco a Arequipa y de Lima a Matucana; se mejoró el de
Lima al Callao.
 Se construyeron aduanas y se mejoraron los muelles de algunos puertos importantes.
 Se dotó a Lima de un nuevo mercado.
 Se contrató el servicio de alumbrado a gas para Lima.
 Para el embellecimiento de la capital se mandaron confeccionar en Roma las estatuas de Colón y Bolívar, y
las que embellecieron la Alameda de los Descalzos.
 Se contrataron ingenieros extranjeros a fin de emprender obras de irrigación en la costa para ampliar las
zonas cultivables en los valles de Lima, Cañete, Tacna y Lambayeque.
 Se continuó con el fortalecimiento de la Marina, iniciado por Castilla. Se mandó a construir la
fragata Apurímac y las goletas Tumbes y Loa. La armada peruana llegó a ser la más importante de
Sudamérica: contaba con 17 unidades. Marinos peruanos fueron enviados a Europa para perfeccionarse
profesionalmente.
 Se puso en práctica una política inmigratoria europea. Llegaron así colonos alemanes para poblar la región
del Pozuzo. También se fomentó la inmigración china, iniciada por Castilla.
 Se promulgó el Código Civil y el Código de Enjuiciamiento Civil, los primeros que tuvo el Perú, en
reemplazo de los viejos códigos virreinales aun vigentes (julio de 1852).
 Se restablecieron las Municipalidades, importantes organismos de gobierno local, pero bajo la dependencia
del poder ejecutivo.
 Se eliminó el pasaporte interior y se declaró el libre tránsito de los puentes.
 El 23 de octubre de 1851 se firmó en Lima la Convención de Comercio y Navegación con Brasil, entre el
ministro interino de Relaciones Exteriores del Perú, Bartolomé Herrera y el ministro plenipotenciario del
Brasil, Duarte Da Ponte Ribeyro, convenio que incluyó un parcial acuerdo de límites de la parte norte de la
frontera de ambos países. Hay que remarcar que este acuerdo fue en principio una Convención de
carácter comercial y fluvial, y no un Tratado Limítrofe, por lo que resulta controvertido que se decidieran
límites de territorio.2 Esta Convención ha sido muy criticada porque el Perú aceptó el criterio del uti
possidetis, por el cual renunciaba a territorios amazónicos ocupados poco tiempo atrás por población
brasileña, a cambio del libre tráfico de mercaderías, productos y embarcaciones por la frontera y los ríos de
ambos países. Se fijó una línea de frontera imaginaria que partía de la población de Tabatinga hasta la
desembocadura del río Apaporis por el norte y el Yaraví por el sur. La frontera del sur del Yaraví no fue
entonces tocada, por ser territorio desconocido. Este acuerdo se cuenta entre los actos internacionales más
discutidos de la historia diplomática peruana, porque para llegar a un acuerdo con un país vecino se
entregó territorio nacional. Otro punto de vista considera sin embargo que era necesario un entendimiento
con Brasil, ante la amenaza potencial de otros países limítrofes, especialmente el Ecuador y Bolivia. La libre
navegación por el Amazonas la obtuvo el Perú recién el 22 de febrero de 1858, con la firma de
una Convención Fluvial, ya bajo el segundo gobierno de Castilla.
La nota negra del gobierno de Echenique fue sin duda el escándalo de corrupción en la consolidación o
cancelación de la deuda interna, según veremos enseguida.

El escándalo de la Consolidación[editar]
El hecho más sonado de este gobierno fue la consolidación de la deuda interna con los recursos fiscales
provenientes del guano de las islas, operación que ya había iniciado el anterior gobierno de Ramón Castilla. Se
entiende por “consolidación de la deuda interna” al pago de la deuda que el Estado había contraído con
ciudadanos particulares, durante la guerra de la independencia y contiendas posteriores. Durante esa contienda
los jefes del Ejército Libertador habían realizado confiscaciones, empréstitos forzados, imponiendo cupos,
embargos, y contribuciones; los jefes militares entregaban a cambio recibos, vales o cartas de cobranza en
favor de los afectados, con la promesa que una vez culminada la lucha el nuevo Estado peruano pagaría las
deudas así contraídas.
Durante el gobierno del mariscal Ramón Castilla se reconoció que la deuda del Estado ascendía a 4 millones
879 mil 607 pesos de plata debidamente sustentados; según el propio Castilla, en el peor de los casos el monto
total de la deuda interna no podría sobrepasar los 6 o 7 millones de pesos. Pero bajo el gobierno de Echenique
se reconocieron más de 19 millones de pesos adicionales a los reconocidos por Castilla, lo que generó
sospecha de malos manejos al no justificarse la aparición de una deuda tan elevada (que casi cuadruplicaba el
monto original).
Los opositores a Echenique alegaron que muchos partidarios o allegados del presidente adulteraron
documentos y expedientes para aumentar falsamente algunas deudas verdaderas, o incluso para invocar
deudas inexistentes y hacerse pasar por "acreedores del Estado" sin serlo en realidad. Se acusó también al
gobierno de Echenique de haber pagado elevadas sumas sin preocuparse de verificar la autenticidad de los
expedientes. En un informe emitido en 1856 por la Caja de Consolidación se señaló que más de 12 de los 19
millones de pesos reconocidos por Echenique tenían origen fraudulento.3 En total el Estado peruano pagó a
diversos particulares más de 23 millones de pesos en total, originándose así muchas fortunas y surgiendo una
clase emergente de “nuevos ricos”.
Este manejo controvertido de la deuda interna fue denunciado por los enemigos políticos de Echenique como
un acto de corrupción política y grave despilfarro, destinado a beneficiar solamente a los amigos y allegados del
presidente. Constituyó uno de los motivos para el estallido de una insurrección popular, que derivaría en una
sangrienta guerra civil.
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