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Inseguridad emocional: causas,

consecuencias, cómo superarla


Por
María José Gonzalez

La inseguridad emocional es una sensación de poca autoconfianza y


autovalor. Las inseguridades pueden surgir de las experiencias previas en
la infancia temprana y reforzarse a medida que la persona crece.

Aunque cierto nivel de inseguridad es normal, la gente con niveles alto de


inseguridad puede tener problemas para relacionarse con los demás, en el
trabajo y en la vida general.


Causas
Cuando somos niños, no tenemos conciencia de aquello que podemos y no
podemos hacer. Nos acercamos al mundo con ansias de explorarlo, en vez
de tener una actitud temerosa ante la vida.

Poco a poco, los adultos van potenciando o restringiendo la confianza y


seguridad que tenemos en nuestras propias capacidades y podemos
desarrollar un sentimiento de inferioridad.

Por tanto, se considera que la sociedad tiene un importante papel en la


falta de confianza que tenemos en nosotros mismos.

Conforme vamos creciendo, vamos asimilando la idea de que tenemos el


deber de cumplir las expectativas de los que nos rodean: estudiar la
carrera que esperan nuestros padres, ser personas exitosas, tener muchos
amigos, etc.

En muchas ocasiones, pretendemos alcanzar la perfección, intentando sacar


las mejores notas, siendo los mejores en nuestro trabajo, etc.
Posteriormente, al darnos cuenta de que no somos perfectos, surge en
nosotros el sentimiento de la falta de confianza.

Consecuencias de la inseguridad

Se trata de un sentimiento muy desagradable, que nos puede perjudicar


negativamente en muchas esferas de nuestra vida. La falta de seguridad en
nosotros mismos, provoca que nos sintamos capaces a hacer algo, por lo
que evitamos intentarlo –de forma que se cumplen nuestras expectativas
negativas-.

Por ejemplo, si piensas que no tienes la capacidad suficiente para practicar


un deporte de forma habitual, no te esforzarás tanto en adquirir el
hábito, por lo que pondrás de excusa que no eres capaz de hacerlo.

Por el contrario, una persona con la suficiente confianza en sí mismo estará


más dispuesto a aprender, a mejorar los aspectos en los que no es muy
hábil, en marcarse metas y luchar por conseguirlas, con la certeza de que,
si fracasa, siempre puede empezar de nuevo.

Esta seguridad y confianza hace que las personas sean más hábiles en el
trabajo, en el plano académico y en sus relaciones interpersonales.
Como ves, son muchos los beneficios que puedes obtener si te animas a
aumentar la confianza en ti mismo.

Cómo superar la inseguridad emocional


1. Concibe este cambio un proceso, no como una sola meta

Obviamente, para que logres aumentar tu confianza y seguridad en ti


mismo, es necesario que te establezcas unos objetivos específicos, además
de dedicarle el tiempo suficiente para que el proceso de aumentar tu
confianza se implante.

Es muy importante que aprendas a ser paciente y a valorar los logros que
vas alcanzando, en lugar de reprocharte todo aquello que aún no has
conseguido. Con respecto a los objetivos concretos que quieres ir
consiguiendo, eres tú quien debe establecerlos y luchar por perseguirlos día
a día.
Piensa en todo aquello en lo que te gustaría mejorar. Cada uno tiene sus
propios retos, por lo que existe una amplia variedad de opciones:

 Ser más seguros en el plano del lenguaje no verbal. Por


ejemplo, puedes proponerte mirar a la cara cuando alguien te
habla.
 Perder la vergüenza a hablar en público. Tanto en reuniones
de amigos como en exposiciones de trabajo. En ambos casos, te
resultará muy beneficioso tener más confianza en ti mismo.
 Saber decir no. Para rechazar una propuesta, un consejo o un
favor que te han pedido, también es necesario que tengas una
gran confianza y seguridad personal.

Estos son sólo algunos ejemplos de retos que puedes proponerte, los cuales
te ayudarán a enfrentarte a todo aquello que te hace sentir mal e
inseguro contigo mismo.

Si te propones objetivos a corto plazo, tendrás expectativas mucho más


realistas y, al mismo tiempo, podrás ir percibiendo los resultados poco a
poco, en lugar de frustrarte al no alcanzar tus metas inalcanzables.

2. Piensa sobre tus talentos y cualidades


Seguro que una de las razones por las que sientes que tu autoconfianza es
baja es que tiendes a resaltar tus defectos, de forma que éstos eclipsan
tus virtudes. Dedicar un momento a analizar todas las virtudes y
capacidades que posees te ayudará a tener una visión más objetiva de ti
mismo.

Este ejercicio puedes llevarlo a cabo con papel y lápiz, puesto que si los
escribes, podrás leer los ámbitos en los que eres compete cada vez que
lo necesites.

Para que esto tenga el efecto deseado, tienes que evitar compararte con los
demás. Por ejemplo, en vez de decir “hablo inglés mejor que mi compañero
del trabajo”, deberías escribir “tengo un buen dominio del inglés”.

Si este ejercicio te resulta complicado y no encuentras ejemplos de


actividades en las que eres competente, puedes preguntar a la gente de tu
alrededor, seguro que te llevas muchas sorpresas agradables.
Tras dedicarle el tiempo necesario, podrás apreciar todas aquellas
cualidades positivas y virtudes que posees, lo que ayudará a incrementar tu
seguridad y confianza en ti mismo.

Además, visualizar tus éxitos pasados, ser consciente de todo aquello que
has logrado por ti mismo, te ayudará a tener una mayor confianza en el
futuro.

3. Cambia tu lenguaje interno, dejando a un lado las


autocríticas

A veces, sin darte cuenta, te mandas mensajes internos negativos sobre ti


mismo. Seguro que en algunas ocasiones, incluso verbalizas estos
mensajes a otras personas, diciendo por ejemplo “qué torpe soy” “nunca
hago las cosas bien”.

El primer paso para cambiar esta comunicación contigo mismo es aprender


a detectar estos mensajes negativos y convertirlos en positivos.
No se trata de negar la realidad, sino de ser más objetivo en las críticas –
constructivas- que hacemos de nosotros mismos. Un ejemplo podría ser el
siguiente:

En lugar de decir: “soy muy irresponsable y desorganizado”, podrías


decirte: “me gustaría ser más ordenado y responsable. Tengo que trabajar
para cambiar este aspecto de mí mismo”.

En el primer caso, se puede ver cómo se trata de una autocrítica negativas


sobre uno mismo, que simplemente hace una descripción, sin intención
ni propósito de cambio. Sin embargo, el segundo caso pone de manifiesto
un lenguaje que potencia el cambio sobre un ámbito con el que se está
descontento.

Cambiando este lenguaje, poco a poco, llegarás a modificar tus


pensamientos catastrofistas sobre ti mismo, conseguirás alcanzar tus
objetivos poco a poco y esto te llevará a aumentar tu nivel de
autoconfianza.

4. Prestar atención a tu lenguaje no verbal


El lenguaje no verbal revela en gran medida muchos aspectos de nuestra


personalidad. Seguro que más de una vez has detectado un nivel de
inseguridad emocional en otras personas gracias a su lenguaje no verbal.

Los signos de las personas que tienen una baja confianza y seguridad
suelen ser los siguientes:

 No mantienen la mirada cuando hablan con otra persona.


 Tienen la mirada baja.
 No suelen tomar la iniciativa al iniciar una conversación.
 A veces, hablan rápido porque quieren terminar pronto su
intervención, por miedo a que sean inapropiados.
 Normalmente, tienen una posición corporal encorvada.
 Hablan con un tono bajo y titubeando.
Para que transmitas una mayor seguridad y confianza en ti mismo,
necesitas modificar estos aspectos del lenguaje no verbal. Empieza por
detectar cuales son los signos de lenguaje no verbal donde transmites una
imagen de baja seguridad en ti mismo, para ir modificándola poco a poco.

No intentes modificar todos estos aspectos al mismo tiempo, puesto que


estarás más preocupado en dar una buena imagen que en disfrutar de una
conversación o un encuentro con tus amigos.

Con respecto al lenguaje verbal, deberías plantearte hablar con tranquilidad


y espontaneidad, de forma que logres transmitir confianza al que te
está escuchando.

5. Utiliza el sentido del humor

Un aspecto común entre la gente que tiene inseguridad en sí misma es que


les afectan las críticas más que a otras personas.
Si tienes este problema, seguro que te ruborizas al hacer el ridículo o
cuando dices algo inapropiado –o incluso te mantienes al margen del grupo
por miedo a que se produzca una situación incómoda-.

Para combatir esta vergüenza, deberías hacer uso del sentido del humor. Si
tienes un error o dices algo inoportuno, puedes reírte de ti mismo, de modo
que los demás se puedan reír contigo –no de ti-.

Resta importancia a las consecuencias que puede tener tu conducta, de


forma que no tengas un miedo y excesivo e irracional a las críticas de los
que te rodean.

6. No te disculpes continuamente

Éste es otro aspecto que deberías modificar de tu lenguaje verbal y no


verbal. Si eres una persona insegura, puede que te disculpas
excesivamente, de modo que las palabras “perdón”, “disculpa” o “lo siento”
suelen estar en tu vocabulario.
Pedir perdón o disculparte por todo hace que los demás te vean como una
persona muy insegura y débil. Además, también tiene consecuencias
negativas para ti mismo, puesto que consideras que eres el culpable o
responsable de lo que ocurre a tu alrededor.

Llevando a cabo algunos cambios simples en tu vocabulario, conseguirás


que los demás perciban una mayor confianza en ti mismo, al tiempo que
evitas sentirte mal con tu comportamiento.

Para que lo veas más claramente, podrías evitar decir: “siento haberme
retrasado”, y cambiarlo por: “gracias por la espera”.

De esta forma, te muestras agradecido a la otra persona pero sin necesidad


de mostrarte preocupado en exceso por lo que puedan decir de ti o lo que
puedan reprocharte.

En este ejemplo, también podrías recurrir al uso del sentido del humor
descrito anteriormente, contando de forma divertida la razón por la cual no
has sido puntual.

7. No seas excesivamente humilde

Para que tu seguridad y confianza en ti mismo sea mayor, deberías


aprender a aceptar los cumplidos que recibes de los demás. Deja a un lado
la vergüenza porque te hayan dicho lo bien que te sienta el nuevo corte de
pelo, o que te halaguen por haber hecho bien tu trabajo.

No hace falta que te muestres arrogante ni pretencioso, simplemente que


agradezcas a los demás todo lo positivo que dicen sobre ti, que se lo
agradezcas y valores esos aspectos positivos de ti mismo.

Las personas que tienen una gran confianza y seguridad en sí mismos,


también son capaces de halagar a los demás –de hecho, lo suelen hacer
frecuentemente-. Intenta adquirir este hábito de halagar a los demás y
disfrutarás de las consecuencias positivas que aporta –aceptación,
agradecimiento, etc.-.

8. Cuida tu apariencia física

Aunque el físico no es lo más importante, está claro que tu seguridad y


confianza depende, en parte, de él. Vestir ropa adecuada a cada ocasión,
no resultar demasiado extravagante, te ayudará a sentirte más confiado y
menos preocupado por el qué dirán.

Por otra parte, también deberías prestar atención a tu silueta –sin llegar a
obsesionarte-, de forma que la persona que veas en el espejo te haga
sentir bien cada día.

Para que puedas estar más satisfecho/a con tu imagen, puedes proponerte
dedicarle un poco más de tiempo a tu cuidado personal –aplicar cremas
hidratantes, hacerte un peinado que te favorezca, etc.-.
Tu propósito debe ser convertirte en la mejor versión de ti mismo, sin
comparaciones con los demás, sin juzgarte ni culpabilizarte por tu aspecto
actual.

Recuerda que tu seguridad y confianza en ti mismo no debe depender


exclusivamente de tu apariencia física, puesto que se trataría de una falsa
seguridad que sólo te hace sentir bien de forma temporal.

Si sigues estos consejos, conseguirás construir una seguridad y confianza


en ti mismo que te ayudarán a aumentar tu bienestar personal.

«Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se


rompa, porque su confianza no está en la rama, sino en sus propias alas”.

¿Y tú qué estas haciendo para ser una persona más segura?

Referencias
1. Branden, N. (1989). Cómo mejorar su autoestima. Círculo de
Lectores.
2. Branden, N. (1995). Los seis pilares de la autoestima. Paidós.
3. González-Pienda, J. A., Pérez, J. C. N., Pumariega, S. G., & García,
M. S. G. (1997). Autoconcepto, autoestima y aprendizaje
escolar. Psicothema, 9 (2), 271-289.
4. López, M. P. S., García, M. E. A., & Dresch, V. (2006). Ansiedad,
autoestima y satisfacción autopercibida como predictores de la
salud: diferencias entre hombres y mujeres. Psicothema, 18 (3),
584-590.

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