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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS


–UAPA-

ASIGNTURA : ETICA JURIDICA


FACILITADOR :

REPORTES DE LECTURA. TEMAS 1 AL 8

TEMA I. Fundamentos de la Ética


1.1 Etimología. La ética se relaciona con el estudio de la moral y de la acción humana. El
concepto proviene del término griego ethikos, que significa “carácter”, costumbres, hábitos, modo
de ser.

1.2 Concepto.- La Ética es el estudio del carácter general de las normas de conducta y de las
elecciones morales concretas que el individuo hace en su relación con los demás. Una
sentencia ética es una declaración moral que elabora afirmaciones y define lo que es bueno,
malo, obligatorio, permitido, etc.

De acuerdo a Karol Wojttyla -Papa Juan Pablo II- La Ética es la rama de la filosofía dedicada
al estudio crítico del debe ser de la conducta humana: una ciencia normativa.
1.3 Historia.- Durante siglos, el hombre ha batallado con los temas de lo que es correcto o
incorrecto, la ética y la justicia. Los antiguos discípulos griegos de Pitágoras (filósofo griego
del siglo VI a.c.) intentaron aplicar sus teorías matemáticas al tema de la conducta y la ética
humanas. Poco después, Sócrates (filósofo y maestro griego, 470-399 a.c.) abordó el tema. El
discípulo de Sócrates, Platón (filósofo griego, 427-347 a.c.) siguió las teorías de su maestro,
pero insistía en que estas definiciones sólo podían hacerse mediante la razón pura. Aristóteles
(filósofo griego 384-322 a.c.) también se ocupó de la ética. Explicó el comportamiento no
ético diciendo que el deseo del hombre llegó a anular su racionalidad. Esta cadena continuó
durante siglos y siglos; filósofo tras filósofo intentaron resolver los temas de la ética y la justicia.

1.4 Finalidad
La ética es la parte de la filosofía que se ocupa del obrar del hombre, de sus acciones; este
obrar humano se puede entender en forma individual o en forma social. La ética es una
ciencia práctica y por medio de ella, podremos guiar nuestros actos, hacia aquellos que nos
hagan más virtuosos y felices. Por lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre
una persona, está realizando un juicio moral. La ética, pues, estudia la moral y determina
cómo deben actuar los miembros de una sociedad. Por lo tanto, se la define como la ciencia
del comportamiento moral.

1.5 Características
La ética es una ciencia dentro del ámbito de la filosofía que tiende a determinar la
significación de la vida humana, obliga al estudio, a la investigación y al razonamiento sobre
la biología moral, en cuanto al hombre se refiere. Estas circunstancias nos conducen a tocar
los amplios campos de la historia, la filosofía en sus variados aspectos, la psicología, entre
otras. La ética está en relación con el hombre, por ser energía de la personalidad humana, que
es generadora del progreso y la civilización. La ética es deber y obligación de la moralidad,
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conforme la voz interior del individuo que razona, lo que nos demuestra que es la base del
saber y la voluntad humana.
Las Principales características de la Ética son:
 Teórica o General: Por tener sus conocimientos especulativos puramente racionales, sobre
el criterio o norma de la moral;
 Práctica o Especial: Por estudiar los medios particulares, las virtudes, los deberes, etc.;
 Ciencia Filosófica: Que actúa en el plano de los valores y la controversia;
 Forma de Conciencia: Se ocupa de algo muy abstracto “el debe ser”.
 Establece principios universales: Busca formular explicaciones teóricas generales,
aplicables en toda sociedad y todo tiempo;
 Enfoca la moral como fenómeno: Toma en cuenta los valores, sean estos positivos o
negativos, en cada época;
 Orienta el Comportamiento Moral: Señala las normas adecuadas de la convivencia.
 Esta presente en todo acto humano: Es un elemento universal y básico de cohesión social.

1.6 Relación con otras ciencias

La Ética es una ciencia filosófica, que analiza al hombre y a la sociedad desde diversos
puntos de vista, y se vincula con otras disciplinas:
1-Con la Filosofía, por que estudia hechos que corresponden al ámbito de la conciencia;
admite controversias; considera los problemas de la moral en un contexto general; y trata de
explicar los hechos morales buscando sus causas últimas.
La Ética se expresa mediante conceptos que tienen un trasfondo eminentemente filosófico:
Valor, libertad, necesidad, consciencia, responsabilidad, deber, principio, obligación, entre
otros.
2-Con la Historia, porque la moral en cuanto hecho humano, y por ende social, surge en un
momento determinado del discurrir histórico, evoluciona y se desarrolla con éste; por cuanto a
cada época y situación política, social y económica corresponde una cierta moral, sus valores
serán distintos a los vigentes en otros momentos y contextos históricos.
3-La Ética se vincula con la Psicología, porque explica las relaciones entre los
comportamientos, los impulsos, las motivaciones internas, la estructura del carácter, la
personalidad y los actos conscientes e inconscientes de las acciones individuales y colectivas.
Todo acto moral se expresa en la conducta individual.
4-Con la Sociología, ya que el comportamiento humano, los principios y normas éticas y
morales se expresan bajo dictámenes sociales. Una estrecha relación vincula a los actos
individuales con las estructuras sociales en las que se producen, las sanciones y
gratificaciones se establecen bajo normas de grupos sociales concretos y específicos.
5-Con el Derecho, ya que recoge las normas, las reglas y las leyes que rigen los hechos
humanos, tanto de carácter social como individual, generalmente los problemas jurídicos los
son también éticos.
6- Con la Economía, en vista que la moral y el comportamiento humano se remiten a las
condiciones concretas de la vida material, cuestión que define las características de los
problemas de la existencia. La Ética no puede ignorar que en una sociedad donde predomina
la maximización de la ganancia, todo acto humano se orienta por el lucro personal y el
egoísmo, los cuales desencadenan comportamientos distantes de la solidaridad y el interés
colectivo.
Los principios éticos positivos favorecen el desarrollo económico y por tanto la economía
debe regirse por una Ética que beneficie la colectividad humana y la convivencia social.
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7-Con la Religión, desde la más remota antigüedad la humanidad desarrolló creencias en


fuerzas sobrenaturales, en seres todopoderosos, en Dioses que han tenido y tienen influencia
en la conducta colectiva. Cada religión reconoce códigos y sistemas éticos, así como
mandamientos y preceptos de cumplimiento obligatorio para sus respectivos consolidados.
8-La Ética se relaciona con la Política, ya que el objeto de esta tiene como sujeto a los
humanos en relación con el dominio y control del poder social. Aunque la política y la moral
se distinguen, esta última juega un papel importante en la medida en que puedan adoptarse
determinadas normas al servicio del denominado bien común, aunque en sociedades basadas
en la competencia y los conflictos, la moral se aleja mucho de la política.

1.7 Ética y derecho.- la dimensión ética acompaña al hombre en todos sus actos, lo
envuelve, lo obliga a tomar decisiones constantemente; por lo tanto nada de lo humano es
ajeno a la ética; y, desde esta perspectiva, el Derecho tampoco puede serlo.

El Derecho es mal concebido con mucha frecuencia como simplemente el brazo armado de la
Ética, como un sistema de prohibiciones basado en los imperativos morales a fin de que la
sociedad se comporte en forma correcta.
Por eso, cuando la creatividad del hombre parece orientarse hacia caminos que pueden ser
destructivos, cuando la investigación científica parece salirse de los límites morales, mucha
gente se vuelve hacia el Derecho a fin de que colabore con su fuerza coercitiva en poner
barreras a esas conductas que se consideran peligrosas e inmorales.

El Derecho conglomera un conjunto de normas que rigen la conducta humana, presentando un


notable parentesco con la Ética, sin embargo, difieren entre las normas propias de cada una.
Existen cuatro diferencias principales:
a. Las normas de la Ética son autónomas (cada individuo debe darse sus normas propias) y las
del Derecho son heterónomas (las normas provienen de una autoridad diferente al individuo).
b. Las normas de la Ética rigen aspectos internos y las del Derecho aspectos externos.
c. Las normas de la Ética son unilaterales (el cumplir una norma no implica el surgimiento de
un derecho o una obligación por parte de otras personas), y las del Derecho son bilaterales
(una obligación implica un derecho y viceversa).
d. Las normas de la Ética son incoercibles (aún cuando tienen un carácter obligatorio,
generalmente no conllevan un castigo explícito en el caso de no cumplirlas) y las del Derecho
son coercibles (la autoridad que ha establecido ciertas normas civiles, tiene la facultad de
exigir el cumplimientos de ellas, y para llevar a cabo dicha tarea, impone vigilancia,
persecución, sanciones, etc.).

1.8 Importancia

Realmente la Ética viene a ser una imperante disciplina de la carrera profesional, exaltando en
todo momentos que el comportamiento social es y debe ser más exigente para el que ejerza
una profesión que para el hombre común, pues mientras que a éste se le perdonan faltas,
quizás por desconocedor de las normas éticas, por contrario del profesional es inaceptable,
debido a que se presume que es una persona pulida, de buena formación y de principios
relevantes en el terreno del bien; que debe representar la jerarquía de virtud que concurre en
un espíritu fecundado en las sensaciones del buen proceder.
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TEMA II. La Moral en el Derecho

2.1 ¿Es el derecho un mero hecho social?


El Derecho se produce en cada sociedad concreta por los grupos y fuerzas elegidas por sus
integrantes para imponer deberes y otorgar derechos a fin de establecer las bases de
convivencia social, garantizar los intercambios y dotar a todos los miembros de esa sociedad
de un ambiente impregnado de seguridad, igualdad, libertad y justica.

Este Derecho tiene que ser legítimo, es decir, obtener una legitimidad que no provoque su
rechazo social. A la hora de establecer la legitimidad de un Derecho podemos señalar 5
premisas:
1-Legitimidad de Origen. El órgano que las dicta tiene que ser legítimo;
2-Legitimidad de contenido basada en el principio de integración (respetar la diversidad social
y la tolerancia);
3-Tiene que respetar a las minorías;
4-Los derechos fundamentales han de ser eficaces. No basta con que estén reconocidos;
5-Las normas jurídicas han de ser ajenas a cualquier arbitrariedad. Tienen que estar
fundamentadas en una sana aplicación de justicia.

2.2 Separación entre derecho y moral


Dentro de la sociedad, el hombre ajusta su conducta a las normas obligatorias establecidas por
el Estado (normas jurídicas) y a las normas impuestas por la moral (normas morales). Las
primeras, deben ser obligatoriamente acatadas por el hombre; en cambio las segundas, no son
obligatorias: el hombre puede acatarlas o no, voluntariamente.

Si bien gran parte del Derecho y de las normas jurídicas están impregnadas de ideas y normas
morales, debemos aclarar que no todas las normas jurídicas caen bajo el dominio de la moral.
Conforme con esto, se hace necesario distinguir entre el Derecho y sus normas jurídicas, y la
Moral y sus normas morales.

En la antigüedad, los conceptos de Moral y Derecho se encontraban confundidos: la Moral y


el Derecho eran -en principio- lo mismo; y ambos estaban impregnados de ideas religiosas.
Ejemplo de esta confusión de conceptos, es la frase de Ulpiano: "el Derecho es el arte de lo
bueno y de lo justo".

Las primeras manifestaciones de separación de estos conceptos, surgen en Roma; prueba de


ello es la frase del jurisconsulto Paulo: "Non omne quod licet honestum est" (no todo lo que
es lícito es honesto).

El Cristianismo fijó claras distinciones entre el Derecho y la Moral; así lo evidencia el


principio: "dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios".

Entre el Derecho y la Moral podemos señalar diferencias: así, por ejemplo, las normas de
Derecho son obligatorias y las personas están obligadas a acatarlas; en cambio, las normas
morales no son obligatorias, y el hecho de que se acaten o no depende enteramente de la
voluntad y conciencia de cada uno.

2.3 Obligación jurídica y moral


Una obligación moral es aquella que se origina en el inconsciente de cada persona, es decir, la
razón ejerce una fuerte presión sobre la voluntad en relación o referencia a un determinado
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valor. Cuando un individuo capta un valor, la inteligencia inmediatamente interviene para que
la razón se lo muestre a la voluntad y le proponga conseguirlo. Pero claro, al estar originada
en la intimidad de cada persona, la obligación moral estará sujeta a las vivencias y
experiencias personales del sujeto que la encarnará, por supuesto. Aún con el libre albedrío en
alerta y en funcionamiento, el hombre siempre hará este ejercicio cuando detecte un valor, ya
que libre albedrío y obligación moral conviven sin ningún tipo de problemas.

Y por el otro lado, una obligación jurídica, es aquel vínculo jurídico a través del cual dos
partes, una acreedora y la otra deudora, quedan ligadas, debiendo, oportunamente y tal como
se haya estipulado, la deudora cumplir con la contraprestación de la cual fue objeto la
obligación.
Cuando una obligación jurídica no es observada y cumplida en tiempo y en forma, entonces,
la parte deudora deberá responder jurídicamente y someterse a un juicio porque no cumplió
con su compromiso previamente estipulado a través de un documento, como se asientan
generalmente estas cuestiones.
Las obligaciones jurídicas, según los estudiosos de la historia, data desde tiempos
inmemoriales, ya que aparentemente los pueblos primitivos le hacían pagar un determinado
precio a aquella persona que había ocasionado un daño o perjuicio a otro con el cual lo unía
un vínculo.

Moral interna de los casos difíciles


Es precisamente los tiempos o momentos de dificultad que ayudan al ser humano a forjar y
afianzar los valores morales, la ética y los principios que le sustentarán toda la vida. En los
momentos de quietud, cuando todo anda bien, no tenemos presión, la vida transcurre quieta y
reposadamente, es difícil determinar de qué somos capaces. Por eso la moral interna, como
fortaleza interna del ser humano, nos ayudará en los tiempos de dificultad a solucionar de la
mejor manera los problemas que diariamente nos enfrentamos.

2.4 Solución de los casos difíciles


Siempre nos enfrentaremos a situaciones difíciles en la vida, que para resolverlas, tendremos
que apelar a nuestro ingenio o emplear los recursos a nuestra disposición, como es la
experiencia previa. Así que tenemos que estar preparado para salir airosos de las situaciones
difíciles que se nos presentarán en la vida. La victoria dependerá de cuan preparados estemos
para cada batalla que nos presente la vida. El abogado lidia diariamente con situaciones de
alto riesgo que ponen en peligro su propia vida y posiblemente la su cliente.

2.5 Justificación de las decisiones judiciales.-


El interés por la justificación judicial parte del rechazo tanto de una concepción mecanicista de la
aplicación del derecho, como de posturas irracionalistas. La aplicación del derecho no puede reducirse
a la remisión a ciertos enunciados jurídicos y a unos hechos “brutos” (premisas mayor y menor del
tradicional silogismo judicial), es por ello que, a la hora de analizar la aplicación del derecho, las
nociones de razonamiento o justificación deben ocupar un lugar tan central como el principio de
legalidad.

Puede decirse que no hay aplicación del derecho sin justificación: sólo puede mostrarse que una
decisión judicial está justificada si se ofrecen razones en apoyo de la misma. De aquí que la obligación
de motivar las sentencias no sea únicamente una exigencia de orden legal (en la medida en que dicha
obligación suele venir impuesta por los ordenamientos jurídicos), sino que deriva de la idea misma de
la jurisdicción y de su ejercicio en los estados democráticos, donde no pueden desligarse las ideas de
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jurisdicción y motivación: esta es constitutiva de aquella, de tal forma que la motivación no es algo
obligatorio pero “externo” (un aditamento) a las sentencias, sino que es inherente a la aplicación del
derecho.

De este punto de partida, las actuales teorías de la argumentación jurídica pretenden dar respuesta a
uno de los problemas centrales de la aplicación del derecho: el relativo a cómo justificar la elección
entre las alternativas.

2.6 Neutralidad moral del derecho.-


Entre el Derecho y la Moral podemos señalar diferencias: las normas de Derecho son de
cumplimiento obligatorio y las personas están obligadas a acatarlas; en cambio, las normas
morales no son obligatorias, y el hecho de que se acaten o no depende enteramente de la
voluntad y conciencia de cada uno. Así que el derecho tiene su propia moral y forma de
aplicarse que a veces puede apartarse de la reglas de la ética. Aunque el derecho debe
aplicarse con ética y moral, no es ninguna de ellas. En muchas ocasiones el derecho puede
callar o aplicarse ante situaciones que la ética y la moral exigen un veredicto.

TEMA III. El Abogado

3.1 ¿Quién es abogado? Su fuerza interior.-


El autor de la obra literaria “El alma de la Toga”, Ángel Ossorio considera que la abogacía no
es una consagración académica, sino una concreción profesional; y que nuestro título
universitario no es de “abogado”, sino de “licenciado en derecho”, además dice que para
poder ejercer la profesión de “abogado” se debe dedicar su vida a dar consejos jurídicos y
pedir justicia en los tribunales, por tanto quien no haga esto será todo lo licenciado que quiera,
pero no abogado.

En su conclusión, el abogado es, el que ejerce permanentemente la Abogacía. Los demás


serán solamente licenciados en derecho, pero nada más. Su afirmación es que: en el hombre
cualquiera que sea su oficio, debe creer principalmente en sí. La fuerza que en sí mismo no
halle no la encontrará en ninguna otra parte.

Da una recomendación para las agresiones y críticas de la gente: fiar en sí. Vivir la propia
vida. Seguir los dictados que uno mismo se imponga y desatender lo demás.
En nuestro Ser, hallase la fuerza de las convenciones, la definición de la justicia, el aliento
para sostenerla, el noble estimulo para anteponerla al interés propio. Además menciona que el
abogado tiene que comprobar a cada minuto si se encuentra asistido de aquella fuerza interior
que ha de hacerle superior al medio ambiente; y en cuanto le asalten dudas en éste punto debe
cambiar de oficio.

Dificultades del ejercicio

Los gobiernos garantizarán que los abogados puedan desempeñar todas sus funciones profesionales
sin intimidaciones, obstáculos, acosos o interferencias indebidas; puedan viajar y comunicarse
libremente con sus clientes tanto dentro de su país como en el exterior; y no sufran ni estén
expuestos a persecuciones o sanciones administrativas, económicas o de otra índole a raíz de
cualquier medida que hayan adoptado de conformidad con las obligaciones, reglas y normas éticas
que se reconocen a su profesión.
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Cuando la seguridad de los abogados sea amenazada a raíz del ejercicio de sus funciones, recibirán de
las autoridades protección adecuada. Los abogados no serán identificados con sus clientes ni con las
causas de sus clientes como consecuencia del desempeño de sus funciones.

Derechos y privilegios del abogado.-

Es evidente que el abogado, como auxiliar de la justicia, tiene muchos privilegios, alguno de los cuales
vamos a destacar:

No puede ser perseguido o cuestionado por defender incluso lo indefendible

Es reconocido en la sociedad por la labor que desempeña

Goza de garantías de cobro de sus honorarios y las costas de los procesos judiciales

Sus servicios se encuentran tarifados y reglamentados en el Código de Ética

Es un auxiliar de la justicia y considerado en los tribunales como tal

El arte y la abogacía

No es abogado quien no tiene una delicada percepción artística; algunos tienen como elementos de
expresión la aritmética, la química o el dibujo lineal, nosotros usamos la palabra escrita y hablada, es
decir, la más noble, la más elevada y artística manifestación del pensamiento. No existe antagonismo
entre el Arte y la Abogacía.

3.2 El abogado debe tener inexcusablemente


 Su biblioteca personal
 Una revista jurídica de su país y otra extranjera.
 Una mitad - según las aficiones - de todos cuantos libros jurídicos se publiquen en su
país.
 Unos cuantos libros de novela, versos, historia, crónica, crítica, sociología y política.
Las novelas y los versos los recomendé porque son la gimnástica del sentimiento y del
lenguaje. Son para que el abogado amplíe el horizonte ideal y mantenga viva la renovada
flexibilidad del lenguaje.
Un abogado debe ubicar los libros como artículo de primera necesidad y dedicar a su
adquisición un cinco, un cuatro o un tres por ciento de lo que se gane, aunque para ello sea
preciso privarse de otras cosas. Y si el abogado no puede alcanzar ni aún ese límite mínimo,
que no ejerza. La abogacía es profesión de señores y, a la manera que el derecho de sufragio,
debe estar vedada a los mendigos. No se eche esto a cuenta de un orgullo mortificante, sino a
la de una rudimentaria dignidad. Que diríamos de un médico que no tiene estetoscopio para
auscultar. Pues apliquemos la alusión al abogado y tratémosle de igual manera.

3.3 Independencia
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Hablando de independencia en el sentido de libertad creo que se define claramente el


concepto de este subtema con las palabras de Mr. Raymond Poicaré: “en ninguna parte es más
completa la libertad que en el foro. La disciplina profesional es leve para los ciudadanos de su
dignidad y apenas añade nada a los deberes que una conciencia poco delicada se traza a sí
misma. Desde que se crea por su trabajo una situación regular, el Abogado no depende más
que de sí mismo. Es el hombre libre, en toda la extensión de la palabra. Solo pesan sobre él
servidumbres voluntarias; ninguna autoridad exterior detiene su actividad individual, a nadie
da cuenta de sus opiniones, de sus palabras ni de sus actos. De ahí en el Abogado un orgullo
natural, a veces quisquilloso, y un desdén hacia todo lo que es oficial y jerarquizado”.

3.4 La moral del abogado


En la moral del abogado de lo que Ossorio nos habla es del criterio que debe tener un
abogado. Y comienza: La abogacía no se cimienta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud
de la conciencia. Malo será que erremos y defendamos como moral lo que no es; pero si nos
hemos equivocado de buena fe, podemos estar tranquilos. Cita las palabras del novelista
Cóllete Iver. “Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la justicia o a nuestro cliente? ¿Iluminamos
al Tribunal o procuramos cegarle?

Cuando un abogado acepta una defensa, es porque estima - aunque sea equivocadamente- que
la pretensión de su tutelado es justa, y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia, y
nuestra obra no va encaminada a cegar sino a iluminar.
También da unos consejos a los abogados. Hay que ser refractario al alboroto. Soportar la
amargura de una censura caprichosa e injusta, es carga añeja a los honores profesionales.
Debajo de la toga hay que llevar la coraza.

Abogado que sucumba al qué dirán debe tener su hoja de servicios manchada con la nota de
cobardía. No digo que el juicio público no sea digno de atención. Lo que quiero decir es que
después de adoptada una resolución, vacilar ni retroceder por miedo a la crítica, que es un
monstruo de cien cabezas irresponsables y faltas de sindéresis.
Cuando se ha marcado la línea del deber hay que cumplirla a todo trance. El transeúnte que se
detenga a escuchar los ladridos de los perros, difícilmente llegará al término de su jornada.

TEMA IV. Deberes Profesionales del Abogado

4.1 Deberes sociales.- Los deberes esenciales que la profesión de abogado impone a todo
profesional del derecho, son: la probidad, la independencia, la moderación y la
confraternidad. El abogado debe actuar con irreprochable dignidad, no solo en el ejercicio de
la profesión, sino en su vida privada, su conducta nunca debe infringir las normas del honor y
la delicadeza que caracteriza a todo hombre de bien.

4.2 La dignidad
El abogado debe mantener el honor y la dignidad profesionales; no solamente es un derecho,
sino un deber, combatir, por todos los medios lícitos, la conducta moralmente censurable de
jueces y colegas.

4.3 La lealtad, veracidad y buena fe


La conducta del abogado debe estar garantizada por la veracidad y la buena fe; no ha de
realizar o aconsejar actos fraudulentos, afirmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas o
tendenciosas, ni realizar acto alguno que estorbe la buena y expedita administración de
justicia o que importe engaño o traición a la confianza pública o privada. - Tampoco debe
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permitir ni silenciar las irregularidades en que incurran las personas que ejerzan funciones
públicas o cargos privados.

4.4 El honor
El abogado debe mantener el honor y la dignidad profesional. No solamente es un derecho,
sino un deber, combatir por todos los medios lícitos, la conducta moralmente censurable de
jueces y colegas y denunciarla a las autoridades competentes o a los colegios de abogados.

4.5 El respeto a la ley


Los profesionales del derecho deben respetar y hacer respetar la ley y las autoridades públicas
legalmente constituidas; el abogado como auxiliar y servidor de la justicia y colaborador en su
administración, no deberá olvidar que la esencia de deber profesional consiste en defender los
derechos de su cliente con diligencia y estricta sujeción a las normas jurídicas y a la ley
moral.

4.6 La moderación en sus alegatos


En sus alegatos verbales u escritos, el profesional del derecho debe usar la moderación y la
energía adecuadas, tratando de decir solamente lo necesario para la defensa de los derechos de
la parte que patrocina. Cuando tuviere que criticar los fallos judiciales o los alegatos de su
contrario, deberá abstenerse de toda expresión violenta o sarcástica; y si la gravedad del caso
exige energía en la expresión, deberá, no gravedad del caso exige energía en la expresión,
deberá, no obstante, abstenerse de toda vejación inútil y de violencias impropias.

4.7 La no publicidad de los asuntos que se le encomienda


El abogado no debe utilizar los periódicos para discutir los asuntos que se le encomiendan, ni
dar publicidad de las piezas del expediente en los asuntos no fallados, aun, a menos que ello
sea necesario para la corrección de conceptos cuando la justicia o la moral lo exijan.
Una vez concluido el proceso, el abogado puede publicar los documentos y actuaciones, así
como sus comentarios sobre los mismos, en forma respetuosa e imparcial.

4.8 Las defensas gratuitas


Es incorrecto para un profesional ofrecer sus servicios oficialmente o dar consejos no
solicitados, sobre asuntos específicos con el fin de provocar un juicio, o de obtener un cliente,
a menos que vínculos de parentesco o de amistad intima con la persona interesada se lo
imponga como un deber.
El estado no puede abandonar a este necesitado de pedir justicia, por carecer de los
elementos pecuniarios indispensables para sufragar los gastos del litigio.

4.9 Evitar la chicana


No hay necesidad de acudir a la erudición para saber que en el concepto público la chicana es
la cosa más condenable de los abogados, el gran vicio en los pleitos es la trapisonda, el
enredo, la dilación maliciosa, la complicación interesada; usando tales armas el abogado se
deshonra pero la justicia se volatiza, por ello todos los jueces viven prevenidos contra la
chicana y procuran evitarla, atajarla o corregirla, porque la chicana es lo más vergonzoso de la
administración de justicia.

Para evitar tantos trastornos no hay más que un camino: negar categóricamente y de una sola
vez la bendita firma, ya que negada la firma, el demandante tendrá que acudir a un pleito
ordinario sin embargar a su deudor, en el pleito se dilucidará todo tranquilamente, vendrán las
pruebas oportunas y el demandante malicioso perderá el asunto. Es absolutamente mejor y
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preferible reputarse chicanero, porque con este trámite chicanero en el fondo solo está
buscando el bien de su cliente.

TEMA V. El Secreto Profesional

5.1 La opinión de Osorio sobre el asunto


Ossorio comenta que no hay más que una manera de guardar un secreto: no diciéndoselo a
nadie; dice que en el mundo, el hombre más reservado y más discreto no confía los secretos a
nadie, absolutamente a nadie, más que a una sola persona, pariente o amiga de absoluta
confianza que tampoco comunica lo que sabe a nadie, más que a otra persona de idénticas
virtudes. La cual, a su vez, cuidará muy bien de no divulgar lo sabido y solamente lo
participará a otra persona que jurará callarse como un muerto. En efecto, esta persona se
dejará matar antes que decir lo que sabe a nadie, más que a otra persona por cuya fidelidad
pondría las manos en el fuego. Esta sólo se refiere a otra y ésta a otra y ésta a otra y ésta a
otra, con lo cual, dentro de los juramentos de la más perfecta reserva, acaba enterándose del
asunto media humanidad.
Refiere dicho autor que el que haya de guardar los secretos de esa manera hará muy bien no
dedicándose a abogado; ya que el abogado está obligado a guardar secreto y el no hacerlo
sería un delito.

5.2 Su extinción a las confidencias de terceros


El abogado debe guardar rigurosamente el secreto profesional; la obligación de la reserva
comprende las confidencias recibidas del cliente, las recibidas del adversario, las de los
colegas, las que resulten de entrevistas para conciliar o realizar una transacción y las hechas
por terceros al abogado en razón de su ministerio.

En la misma situación se encuentran los documentos confidenciales o íntimos entregados al


abogado; La obligación de guardar secreto es absoluta. El abogado no debe admitir que se le
exima de ella por ninguna autoridad o persona, ni por los mismos confidentes. Ella da al
abogado el derecho ante los jueces, de oponer el secreto profesional y de negarse a contestar
las preguntas que lo expongan a violarlo.

Ningún asunto relativo a un secreto que se le confíe con motivo de su profesión, puede ser
aceptado por el abogado sin consentimiento previo del confidente.

5.3 El secreto ante las necesidades de la defensa


La obligación del secreto profesional cede a las necesidades de la defensa personal del
abogado, cuando es objeto de acusaciones por su cliente. Puede, entonces, revelar tan sólo lo
que sea indispensable para su defensa y exhibir los documentos que aquél le haya confiado.

Cuando un cliente comunica a su abogado la intención de cometer delito, la reserva de la


confidencia queda librada a la conciencia del abogado quien, en extremo ineludible, agotados
otros medios, puede hacer las revelaciones necesarias para prevenir el acto delictuoso o
proteger a las personas en peligro.

5.4 La subsistencia del secreto más allá de la terminación del servicio.


El abogado guardara el más riguroso secreto profesional; este deber fundamental subsiste
íntegramente después que el abogado ha dejado de prestarle sus servicios al cliente. El
abogado tiene el derecho de negarse a testificar contra su cliente y podrá abstenerse de
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contestar cualquier pregunta que envolviese la revelación del secreto o la violación de las
confidencias que le hiciere su cliente.

5.5 La dispensa de guardar el secreto


El abogado que fuere acusado judicialmente por su cliente, estará dispensado de la obligación
de guardar el secreto profesional en los límites necesarios o indispensables para su propia
defensa.
Cuando un cliente comunica a su abogado su intención de cometer un delito, el abogado
podrá, según su conciencia, hacer las necesarias revelaciones objeto de evitar la comisión del
delito para prevenir los daños morales o materiales que puedan derivarse de su consumación.

TEMA VI. Abogado y su Cliente

6.1 La libertad de aceptación y rechazo de los asuntos que se les encomienda.- El


profesional del derecho, salvo que la ley disponga lo contrario, tiene absoluta libertad para
aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su intervención, sin necesidad de expresar las
causas que lo determinen a ello, sin embargo, es racional que se abstenga de defender una
tesis contraria a sus convicciones políticas, sociales o religiosas, y que no se haga cargo de
defender un caso semejante a otro que ha atacado ante los tribunales. En resumen, solo debe
aceptar el asunto que permita un debate serio, sincero y legal.

6.2 La eficiencia y la diligencia en el servicio


El abogado de servir a sus clientes con eficiencia y diligencia para hacer valer sus derechos,
sin temor a provocar animadversiones o represalias de autoridades o particulares; sin
embargo, él no deberá renunciar a su libertad de acción ni dejar de obedecer a su conciencia, y
no podrá exculparse de un acto ilícito de su parte atribuyéndole a instrucciones de sus
clientes.

6.3 El arreglo promovido por el abogado


El abogado jamás deberá asegurar a su cliente que su asunto tendrá éxito para inclinarse a
litigar, estando obligado por lo contrario el abogado de imponer a su cliente las circunstancias
imprevisibles que puedan afectar la decisión del asunto: solamente deberá dar su opinión
sobre los méritos del caso. El abogado deberá favorecer siempre un arreglo justo.

6.4 Caracteres de las relaciones del abogado con su cliente


Las relaciones entre un abogado y su cliente deberán ser siempre personales o por intermedio
de personas legalmente autorizadas, ya que la responsabilidad es directa y por consiguiente, el
no deberá aceptar asuntos por medio de agentes excepto cuando se trate de instituciones
altruistas, que prestan asistencia legal y gratuita a los pobres.

Que al ser contratado como abogado para representar a una persona jurídica, el abogado no
está obligado a prestar sus servicios en los asuntos particulares de las personas físicas que
constituyen aquellas.

6.5 El abogado y las consultas verbales y escritas


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El abogado deberá celebrar con su cliente el contrato por escrito en el cual se especifican las
condiciones de los servicios y todo, y se firma por el abogado y el cliente, conservando cada
parte un ejemplar del mismo.

TEMA VII. El Asunto de los Honorarios

7.1 Acierto en la estimulación


Resalta el código de ética que, el profesional del derecho debe procurar el mayor acierto al
estimar sus honorarios; debe evitar el error, tanto por exceso como defecto, pues la dignidad
profesional resulta comprometida si el cobro es demasiado alto o exiguo, esto último si no se
trata de racionales casos de excepción.

7.2 Acuerdo previo sobre los honorarios


De acuerdo al mismo código de ética, es una práctica recomendable la de que el profesional
en derecho convenga con su cliente la suma de que éste debe abonarle por lo honorarios,
indicando con claridad la forma de pago, antes de tomar a su cargo la dirección del asunto.

De igual manera, dicho código aconseja que se haga la estipulación de que los honorarios
sean cubiertos en tres cuotas iguales, pagaderas al presentarse la demanda o la contestación, la
querella o la defensa; al fallarse el negocio en primera instancia, y a la terminación del juicio.

7.3 Apreciación de los servicios y factores surgidos para la estimulación de los


honorarios
Asimismo manifiesta el referido código de ética que, en la apreciación de los servicios que
deben ser retribuidos, se recomienda tener en cuenta, de ser posible de manera deparada, los
siguientes:
a) Las actuaciones esenciales establecidas por la ley para el desarrollo del juicio en
las distintas instancias;
b) Los incidentes ocasionales;
c) Los trabajos fuera del expediente: conferencias, consultas, correspondencia y otras
gestiones diversas.

7.4 El contrato de Cuota litis


Es aquel convenio que celebra el abogado con su cliente, mediante el cual asume el patrocinio
legal o dirección profesional del asunto, a cambio de una cuota parte del objeto del litigio, que
habrá de recibir en concepto de honorarios.

Según el código antes mencionado, para la estimación del monto de los honorarios se
recomienda la consideración de los siguientes factores:
a) La importancia de los trabajos y la cuantía del asunto;
b) El éxito obtenido, en toda su trascendencia;
c) La novedad y dificultad de las cuestiones jurídicas debatidas;
d) La experiencia y especialidad del profesional;
e) La fortuna o situación pecuniaria del cliente;
f) El carácter de la intervención fiel profesional, si se trata de trabajos aislados o de
servicios fijos y constantes;
g) La responsabilidad que se derive para el profesional de la atención del asunto; y
h) El tiempo tomado por los servicios prestados.
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7.5 Las igualas y los sueldos


Comenta el código en cuestión que, los profesionales en derecho deben evitar los cobros
judiciales por honorarios hasta donde sea compatible con su derecho a percibir una retribución
razonable por sus servicios.

Que los honorarios pueden convertirse en un sueldo fijo, anual o mensual, siempre que el
importe de los mismos constituya una adecuada retribución de los servicios profesionales.

TEMA VIII. Consecuencias del Comportamiento no Ético

8.1 Sanción al incumplimiento de los deberes


Refiere nuestro código de ética, que los profesionales del derecho serán sancionados con
amonestaciones y disciplinariamente.

8.2 La acción disciplinaria: sus principios generales


Comenta nuestro código que, las correcciones disciplinarias se impondrán sin perjuicio de
las responsabilidades penales y civiles en que haya incurrido el profesional del derecho, por lo
tanto, no será obstáculo para imponerla el hecho de que esté pendiente de tramitación ante los
tribunales queja, juicio o causa sobre el motivo que sirva de fundamento a la corrección, ni
tampoco el que haya recaído sobreseimiento o sentencia absolutoria.

8.3 Procedimiento de la acción disciplinaria


Las correcciones disciplinarias por los actos y omisiones son aplicables de la manera
siguiente:
a) La amonestación, se impondrá siempre en forma estrictamente confidencial;
b) La inhabilitación temporal del ejercicio de la abogacía de un mes a cinco años;
c) La inhabilitación perpetua para el ejercicio de la abogacía de modo absoluto.

8.4 Apelación contra las decisiones disciplinarias.-


Siempre las medidas disciplinarias aplicadas por el Colegio de Abogados a uno de sus
miembros puede ser revisada a petición de la parte afectada o recurriendo a los tribunales
ordinarios.

8.5 Las amonestaciones: casos en que se aplican


Nuestro código de ética formula que, los profesionales del derecho serán sancionado con
amonestaciones, cuando en términos injuriosos, despectivos o irrespetuosos se refieren a sus
colegas, ya sea por correspondencia privada o en las representaciones verbales o escritas ante
cualquier autoridad del país, aunque no suscriban las ultimas, salvo que el hecho se hubiese
cometido en juicio que se ventile o se haya ventilado ante los tribunales, pues en ese caso éste
será llamado a imponer la sanción disciplinaria conforme lo dispuesto por la ley de
organización judicial.

8.6 Suspensión de uno a 4 meses (Art. 73, numeral 5, Código de Ética del Abogado)
Esta pena aplicada a los abogados Enuncia el código de ética que, será objeto de
amonestación o suspensión de uno a 4 meses, al profesional del derecho que sin intervención
en un negocio, suministren oficiosamente informes a las partes acerca de la marcha del
mismo, o censuren ante aquellas la actuación de los colegas.

8.7 La inhabilidad (numeral 7 del Art.73 del Código de Ética)


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Refiere el mismo código que, los profesionales del derecho serán sancionados con la
inhabilitación, cuando entren en inteligencia con la parte contraria a su patrocinado o con
terceros, para perjudicar a su cliente, o causaren ese perjuicio por malicia inspirada por
cualquier otra cosa.

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