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Cuento del Rey Neferkaré y el general Sasenet. Reino Medio. [J. M.

Serrano Delgado,
Textos para la Historia Antigua de Egipto (Madrid 1993) 152-153].

“Sucedió que la majestad del rey del Alto y Bajo Egipto Nefer-karé, el Hijo de Re
[Pepi], justo de voz, era el rey benéfico de este país entero. El Noble Hereditario,
[Príncipe],... de su Persona, el... llamado Iti [supo del (?)] amor [del rey por] el general
Sasenet, en cuya [casa entera] no había mujer. El general Sasenet salió a pasear para
distraerse... [el rey] Teti, justo de voz...
... el general Sasenet. Discutió... [el amor (?) de la majestad del rey del Alto y Bajo
Egipto] Neferkaré. El general Sasenet salió ... [con (?)] el Grande... del rey, el Superior
de..., el Gran Mayordomo, el Chambelán,..., Escriba Real, el Oficial del Escriba de los
Documentos reales, Superior de los Campos..., los cortesanos de la residencia, y el
Consejo de Menfis, sin [escuchar al Suplicante de Menfis]. Entonces el Suplicante de
Menfis llegó a... [y fue acogido (?)] por los cánticos de los cantores, por la música de
los músicos, por las voces de los chillones y por los silbidos de los silbadores, hasta que
el Suplicante de Menfis salió... Si el suplicante de Menfis [había venido para apelar]
ante el presidente del Tribunal, (por el contrario), éste [hizo] que cantaran los cantores,
que tocaran música los músicos, que dieran voces los vocingleros, que silbaran los
silbadores, hasta que el Suplicante de Menfis salió sin que ellos le hubieran escuchado.
Terminaron abucheándole, (de forma que) el Suplicante de Menfis salió llorando
abundantemente y con el cabello [en desorden]...
...Entonces [él vio] a la majestad del rey del Alto y Bajo Egipto Neferkaré que salía, de
noche, en solitario paseo, sin que hubiera nadie con él. Se apartó de él para impedir que
le viera. Tjeti, el hijo de Henet, se quedó quieto, reflexionando, diciendo(se): "¡Así
pues, es esto! Es cierto lo que se cuenta (de que) sale de noche". Entonces Tjeti, el hijo
de Henet, marchó siguiendo a este dios, sin permitir que su corazón le hiciera reproches,
para ver todo lo que hacía. Llegó a la casa del general Sasenet; arrojó un ladrillo y
golpeó con su pie. Entonces se le bajó [una escala (?)] y subió hasta arriba. Entretanto
Tjeti, el hijo de Henet, se quedó quieto hasta que su majestad salió. Después de que su
majestad hubiera hecho cuanto quiso junto a él, marchó hacia su palacio, y Tjeti fue tras
él. Cuando su majestad regresó al palacio real, v.p.s., Tjeti se fue a su casa. Por lo
demás, su majestad había entrado en la casa del general Sasenet cuando habían
transcurrido cuatro horas de la noche; pasó otras cuatro horas en la casa del general
Sasenet y (luego) regresó al palacio real, v.p.s., (cuando aún) restaban cuatro horas para
el alba. Tjeti, el hijo de Henet, fue... cada noche, sin permitir que su corazón le hiciera
reproches, y cuando su majestad regresaba [al palacio real, v.p.s., Tjeti volvía a su
casa...]”.

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