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¿DE QUÉ HABLAMOS

CUANDO HABLAMOS DE INTERIORIDAD?


Lluís Ylla
Xavier Melloni, sj.
Josep M. Rambla, sj.
M. Dolors Oller

INTRODUCCIÓN: PEDAGOGÍA DE LA INTERIORIDAD ................................................ 3


1. DE ENTRADA UNAS PREGUNTAS ............................................................................. 5
2. EL QUÉ Y EL CÓMO DE LA INTERIORIDAD ............................................................ 12
3. APROXIMACIÓN IGNACIANA A LA INTERIORIDAD ............................................... 18
4. UNA MUESTRA DEL DIÁLOGO FINAL ..................................................................... 25
NOTAS ................................................................................................................................ 28
Lluís Ylla, Fundació Jesuïtes Educació.
Xavier Melloni, sj., Centre d’Espiritualitat Cova de Sant Ignasi.
Josep M. Rambla, sj., Escola Ignasiana d’Espiritualitat (EIDES).
M. Dolors Oller, Centre d’Espiritualitat Cova de Sant Ignasi.

Este cuaderno cuenta con la colaboración de la Direcció General d'Afers Religiosos


del Departament de Governació i Relacions Institucionals

Edita CRISTIANISME I JUSTÍCIA • Roger de Llúria, 13 • 08010 Barcelona


Tel: 93 317 23 38 • info@fespinal.com • www.cristianismeijusticia.net
ISBN: 978-84-9730-311-8 • ISSN: 2014-654X • ISSN (ed. virtual): 2014-6558
Depósito Legal: B-4.057-2013 • Imprime: Ediciones Rondas S.L.
Marzo 2013
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cancelación y oposición dirigiendose por escrito a c/ Roger de Llúria 13, Barcelona.
INTRODUCCIÓN: PEDAGOGÍA DE LA INTERIORIDAD

Este Cuaderno es fruto del deseo de sinergia entre la Fundació Jesuïtes


Educació, EIDES (Cristianisme i Justícia) y la Cova de Sant Ignasi de
Manresa. Las tres instituciones decidieron aunar esfuerzos para ofrecer
conjuntamente una atención especial a la adolescencia y la juventud,
fomentando en ellos el proceso de crecimiento en la fe y la “iniciación” en
el no fácil camino de la interioridad.
Todo ello se ha concretado en:
– Ofrecer pedagogías para suscitar la interioridad, el silencio, el auto-
conocimiento... (con ejercicios de expresión corporal, danza, relaja-
ción, silencio, reflexión...) de manera que los adolescentes experimen-
ten la alegría del descubrimiento del misterio de lo Transcendente en
el propio corazón y en el corazón de la vida, no obviando, sino enca-
jando, las rupturas propias y ajenas que se producen durante su pro-
ceso de crecimiento.
– Fomentar el estudio teórico de la pedagogía de la interioridad para
adolescentes y jóvenes, participando en los fórums de reflexión sobre
el tema, convocando un seminario de expertos y dedicando una espe-
cial atención a la formación de «pedagogos de la interioridad», una
interioridad que, en la estela de Ignacio, sólo será válida si se conjuga
con la “exterioridad”.
Y todo ello vinculado al “lugar santo” de la Cova de Sant Ignasi en Manresa,
donde Ignacio se encontró con el Señor Jesús, con la misma inmediatez
con la que un «amigo habla con otro amigo».
Como previo a este proyecto, las tres instituciones vinculadas a la
Compañía de Jesús convocaron en la sede de Cristianisme i Justícia una
jornada sobre el tema. Este Cuaderno recoge las tres breves ponencias
“provocativas” y el diálogo posterior que se produjo, y que hemos recogido
en el último apartado.
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La sinergia entre las tres Instituciones ha llevado ya a una reformulación
del Proyecto «Casal Lluís Espinal», del que se puede encontrar una pri-
mera información en www.casallluisespinal.cat, pero que está abierto a
nuevas sugerencias y modificaciones, ya que nos encontramos ciertamen-
te ante una realidad compleja y cambiante.
Esta propuesta se ha incluído en las últimas páginas de este cuaderno.

Francesc Riera i Figueras, sj.


President de la Fundació Lluís Espinal - Cristianisme i Justícia
Director del Centre Internacional d’Espiritualitat Cova de Sant Ignasi

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1. DE ENTRADA UNAS PREGUNTAS
Lluís Ylla

A la hora de hablar de la interioridad, seguramente son mucho más impor-


tantes las preguntas que las respuestas.

Tenemos que empezar, pues, con una gías del yo (interiorización) o de me-
actitud de interpelación: todologías?
– El interés moderno y postmoderno – Si queremos velar por la interiori-
por la interioridad, ¿no participa de un dad, ¿no habría que dejar a un lado
flujo poderoso que lleva a centrar el yo tanta lógica de la actividad y la forta-
en sí mismo y que desemboca en un leza y dar paso a una sabiduría de la
yo con pocos vínculos, por más que pasividad y la debilidad?
los humanismos cristianos siempre El interés por el mundo interior es un
nos empeñemos en ligarlo al otro?
signo de los tiempos. Hoy hay muchas
– ¿El interés por la interioridad y las iniciativas cualificadas que de una mane-
prácticas asociadas no son una especie ra autónoma (independiente de institucio-
de “mentiras románticas”? nes, corrientes...) se adentran en los terre-
– ¿Qué decir de los planteamientos nos de la interioridad. En este mundo
que asocian experiencia espiritual a diverso, las tradiciones espirituales, que
actividad emocional y plantean el tra- han sido ricas en el cuidado de la interio-
bajo de la interioridad como un tobo- ridad (entrelazándola con una ética, una
gán hacia la fe? estética y unas cosmovisiones), tienen el
– ¿Puede la experiencia de Dios ser el reto de decir una palabra propia, humilde.
resultado de la aplicación de tecnolo- Una palabra que no es fácil, porque el
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contexto actual es muy distante de aquel misterio. Aprendimos de la Ortodoxia a
en el cual se originaron. compasar la respiración con la palabra
Velar por el mundo interior se irá “Jesús”. Hablábamos de la espiritualidad
haciendo más y más urgente, y será una del arte. En Occidente irrumpió la psico-
demanda creciente. Ponerse en esta tarea, logía que abrió la conciencia del yo. Del
saberlo fundamentar, hacer que se integre Próximo Oriente nos llegó el sufismo; del
como un nuevo progreso, que no acabe Lejano Oriente la sabiduría del hinduis-
como una moda pasajera, es todo un mo, el budismo y tradiciones como el yo-
reto. ga, el zen y las artes que implican el cuer-
po y la mente.
«El camino más largo es el camino
hacia el interior», escribió Dag Hammar- De Ramana Maharshi (+1950) reci-
skjöld, una persona comprometida en el bimos la pregunta persistente de quién
desarrollo y la paz mundial. soy yo. En Vida Interior y no violencia
(1962), Lanza del Vasto, discípulo de
Gandhi, hacía una propuesta integradora
1.1. Estado de la cuestión de la vida interior y la práctica externa.
Maslow hablaba de las experiencias cum-
Durante años para cuidarse de la vida in- bre con una especie de jerarquización de
terior bastaba con los ritos sociales, las las necesidades (1964). Con Thomas
liturgias, las plegarias o el silencio. El rit- Merton (+1968) se hizo algo accesible la
mo de la vida lo favorecía. riqueza interior del monaquismo. A partir
Dentro de la gran tradición cristiana de la Gestalt, en Darse cuenta (1971)
éramos deudores de maestros como John Stevens propuso numerosos ejerci-
Agustín, quien en Las Confesiones se cios que algunos denominarían de inte-
explayó en el mundo interior; como rioridad. Las psicologías del cuerpo
Casiano, quien siguiendo a Evagrio, en (bioenergética, focusing) se difundieron y
las Colaciones hizo una disección pre- encontraron muchos desarrollos. En Sa-
cisa, que después fue extendida por el dhana (1980), Anthony de Mello empezó
monaquismo benedictino; y así podría- a hacer escuela en el Occidente cristiano.
mos seguir con Eckhart, Kempis, Ignacio Más tarde empezamos a hablar más
de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la de emociones (Goleman, 1996), se difun-
Cruz, Francisco de Sales, etc. dían muchas intervenciones terapéuticas
La vida familiar, de escuela y de pue- o de desarrollo que integran el cuerpo,
blo mantenía pequeños gestos, ritos reli- las emociones, la mente... Finalmente, la
giosos o civiles, que invitaban al recogi- autoayuda penetró en las librerías.
miento, a mirar hacia dentro. Al menos Desde la religión, y desde humanis-
callábamos, estábamos en silencio o pen- mos diversos, la necesidad de velar por la
sábamos. vida interior se ha ido haciendo más pre-
El siglo XX fue el siglo de la antropo- sente en nuestra cultura de la segunda
logía y del yo. Teilhard nos dejó una pro- mitad del siglo XX.
puesta paradójica: centrarse en el yo, des- Sin embargo son pocos los que hablan
centrarse en el otro, sobrecentrarse en el de interioridad.
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1.2. ¿Por qué hablar de vivencia religiosa íntima ante un mundo
interioridad? católico que subraya más la adhesión a la
objetividad de la doctrina.
¿Por qué inventamos palabras? ¿Por qué
necesitamos el sustantivo “interioridad”? Desde finales del siglo XX se difunde
¿Tiene interés usar una palabra nueva esta palabra, y va apareciendo como un
para referirse a alguna cosa de siempre? concepto filosófico y antropológico aso-
La primera vez que oí esta palabra fue ciado al yo. En España, desde hace unos
a Marcel Légaut. En Interioridad y com- años, también se habla de ello asociando
promiso (1977) hablaba de la importancia interioridad a ejercicios psicocorporales,
que el compromiso, para que fuese fecun- emocionales más o menos relacionados
do, naciera de la interioridad. Siguiendo con la espiritualidad. Sin embargo, en
el hilo la encontré en diversos autores otros países, a menudo para referirse a
franceses (Teilhard, Mounier, Levinas, estas prácticas, se habla de actividades
Merleau Ponty) y también algunos cen- de toma de conciencia, de espiritualidad
troeuropeos (Kierkegaard, Husserl, E. (con un sentido a menudo no religioso),
Stein), hasta llegar a Hegel, quien la usa y últimamente de mindfulness, atención
en relación con la arquitectura. Antes de llena o consciente, concepto nuevo que se
estos autores es difícil encontrarla. está extendiendo, con muchas especiali-
A pesar de no existir la palabra, la zaciones, entre ellas el mundo de la edu-
conciencia de la interioridad se ha desa- cación y la religión.
rrollado a lo largo de la historia y se ha Con el sustantivo interioridad subra-
ido extendiendo de la mano del lenguaje yamos la importancia que la cultura ha
y del arte. La interioridad desde la antigua dado a la subjetividad, se enfatiza una
Grecia (donde la identidad está esencial- dimensión de la persona que hoy consi-
mente en la exterioridad) ha ido devinien- deramos muy importante: una dimensión
do “interior”, a través de Agustín (quien antropológica autónoma –no dependiente
con las Confesiones escribió el primer de ideologías o creencias–, constitutiva
diario íntimo de la modernidad), Descar- de la persona. Es un concepto que tiene la
tes (quien inventa el yo) o a la psicología ventaja de ser muy englobante, intuitivo,
del siglo XX. Hoy la posibilidad de reco- poco ideológico, poco técnico...; y es más
rrer el mundo interior es mayor que en el amplio que hablar de emociones, con-
siglo XVI. Pero Ignacio de Loyola o Sha- ciencia, subjetividad, alma o espíritu.
kespeare recorrieron sus mundos interio- Además, por un lado, defendemos el
res más que muchos contemporáneos yo postmoderno desprotegido frente a un
nuestros. entorno que lo abruma de numerosos rui-
Las metáforas de la interioridad pe- dos que lo fragmentan y de novedades que
netran la obra de Shakespeare lingüísti- amenazan su identidad, o frente a una
camente, imaginativamente y temática- racionalidad y un empirismo insuficien-
mente. Pero posiblemente este nombre tes. Por otro lado, nos ayuda a concentrar
madura en el romanticismo y el pietismo iniciativas para impulsar un crecimiento
protestante centroeuropeo, que escruta en humano más integral e ir a fondo en lo que
el mundo de los sentimientos y de la uno emprende.
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1.3. Concretemos: ¿qué es – Un lugar para unificarnos en un en-
la interioridad? torno que nos fragmenta.
En el documento Ser a l’escola. Pedago- – También es un lugar en el que lu-
gia i interioritat1, presentado en 2008 en chamos con nosotros mismos y en-
los seminarios sobre interioridad de la contramos emociones que nos duelen,
Fundació Jesuïtes Educació2, hablábamos vivencias que abruman, recuerdos que
de interioridad prestando atención a los hieren, retos que paralizan, decisiones
siguientes ítems: que exigen.
– Es una dimensión antropológica Continuábamos diciendo: «Es el
fundamental de la persona en la cual espacio para sentir la individualidad y la
se dan las condiciones para la subjeti- libertad, siempre frágil, que nos permite
vidad, la escucha, el sentimiento, la la responsabilidad y el compromiso con
receptividad, la conciencia. nosotros mismos y los demás. La interio-
– Es allí donde se da el resultado del ridad de la que hablamos no es la de un
consejo de los clásicos: ¡conócete a ti intimismo cerrado, sino la que afirma
mismo! siempre un yo y un tú, un espacio en el
que encuentro al otro, en el que acojo su
– Es el ámbito que acoge las diferen- vida y su misterio... y desde el cual salgo
tes acciones o movimientos no tangi- a su encuentro, o un espacio en el que me
bles: sentir, gustar, imaginar, rumiar, indigno y reacciono ante la injusticia o el
querer, asumir, razonar, recordar..., abuso».
el ámbito del “sentir y gustar de las
Interioridad es aquel espacio entre mi
cosas internamente”.
yo activo y mi yo profundo. A la vez nos
– También el del saber “sapiencial”, referimos a una realidad no reducible a
donde saber y (de)gustar son muy las emociones o a la inteligencia intraper-
próximos (diferente del saber del estar sonal. Es aquello que nos pasa por dentro
informado), el de la ciencia. y aquello que se nos revela desde dentro.
– El mundo interior es allí donde re- Más que una cosa, sustantiva, es un
suena lo que recibimos del mundo ex- ámbito: integra cuerpo, pensamientos, sen-
terior, es donde pensamos, donde re- timientos, sensaciones y emociones. Por
flexionamos, donde procesamos los esto a menudo es más sugerente hablar de
impactos que recibimos a lo largo del espacio o de mundo interior.
día, donde sentimos de vez en cuando
la indisponibilidad radical de nosotros
mismos. 1.4. Caminos para descubrir
– Es un lugar para el silencio, donde la interioridad y hacerla crecer
uno se pone ante sí mismo sin defen- Cuidar el mundo interior quiere decir
sas, con tanta transparencia como es crear condiciones para que éste crezca,
capaz de tener, donde uno elabora lo para que el corazón se ensanche, para que
que a través del pensamiento y de los los ojos se abran, para que vivamos desde
sentidos nos llega. más adentro, para ir más a fondo, para
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gustar y saborear más la vida, para ser Para una persona que se ha adherido a
más persona. una religión, una buena liturgia, la medi-
Pueden ayudar determinadas prácti- tación silenciosa y la lectura de los textos
cas fruto de la tradición y de las ciencias sagrados son un ámbito natural de desa-
humanas. Hay muchos itinerarios, todos rrollo de la dimensión interior.
parciales, que pueden ayudar a recorrer y Considero, sin embargo, que un cami-
ensanchar el mundo interior. Cada uno no privilegiado para ayudar a crecer la
debe encontrar el suyo. «No todo convie- interioridad es propiciar el hecho de de-
ne a todo el mundo ni de la misma mane- tenerse a contemplar los gestos de gran-
ra», recuerda un dicho jesuítico. deza humana (de amor/generosidad, de
Podemos crecer en el mundo interior libertad, de nobleza, de “decir verdad”,
enseñando a gustar el silencio; haciendo de perdón, de belleza...), o ante los dra-
buenas preguntas y yendo a fondo en el mas de dolor, de muerte y de injusticia o
pensamiento; educando la forma en que ante nuestra pobreza extrema que a veces
miramos a los demás, a las cosas de cada la vida nos pone delante. De esta interio-
día, al arte; educando la sensibilidad; ridad podrá nacer el gozo, la paz, la bon-
aprendiendo a rumiar la vida o lo que lee- dad, la compasión, el agradecimiento, la
mos o escribimos, en el diálogo y la escu- indignación y el compromiso.
cha o en la delicadeza de los pequeños
detalles. O haciendo uso de la memoria y
1.5. Interioridad y espiritualidad
de la imaginación, tan propias de la peda-
gogía ignaciana. O en la creación artística. Desde siempre la espiritualidad ha consi-
También lo podemos hacer apren- derado el mundo interior en relación con
diendo de las grandes tradiciones religio- la práctica religiosa. La espiritualidad pro-
sas, de la Ortodoxia cristiana o del pone una cosmovisión, una ética, unos
Oriente, que nos han hablado –más de lo procesos, y, desarrollándose, ejercita la
que estábamos acostumbrados en Occi- interioridad. No es pensable una espiri-
dente– del cuerpo, de la respiración, de la tualidad sin interioridad. Interioridad y
atención y de la concentración. O tam- espiritualidad, para un creyente, van es-
bién aprendiendo aquello que la psicolo- trechamente unidas. Pero para un no cre-
gía moderna nos ha hecho cercano: la yente pueden corresponder a ámbitos
toma de conciencia de uno mismo, de las diferentes. En una sociedad secularizada,
sensaciones, del cuerpo en movimiento la interioridad se presenta como una di-
–expresión corporal, danza–, el trabajo de mensión autónoma, que tiene valor por
las emociones y de las relaciones. sí misma, y que acabará desarrollándose,
Aprendiendo del mindfulness y de lo que o no, en una espiritualidad laica o reli-
las neurociencias nos aportan para poten- giosa.
ciar determinadas prácticas que favore- La interioridad es un ámbito que, en la
cen la conciencia con la que vivimos. O medida en que se pone en movimiento,
recorriendo a la ayuda de los especialistas toma una dirección, se vuelve espiritua-
de la psicología y del crecimiento perso- lidad. Cuando al cuidado de la dimensión
nal. interior le sumamos un sentido (ético,
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estético, noético), el cuidado de la inte- Los límites entre el cuidado de la inte-
rioridad se convierte en espiritualidad. rioridad y la espiritualidad son difusos.
En el inicio de los Ejercicios Espiri- Un ejercicio de hatha-ioga puede ser ple-
tuales de Ignacio de Loyola [1ª anota- garia para un creyente; la observación de
ción] encuentro una posible clave para un cuadro puede ser una profunda expe-
distinguir interioridad de espiritualidad. riencia espiritual para un artista; la lectura
El trabajo de la interioridad es: de poesía puede ser una manera de medi-
tar; la acción de compromiso social pue-
«Todo modo de examinar la concien-
de ser una experiencia de unidad con el
cia, de meditar, de contemplar […] y
otro dentro o fuera de una espiritualidad.
de otras espirituales operaciones […]
todo modo de preparar y disponer el Decía Eckhart: «Dios está en el fondo
ánima para quitar de sí todas las afec- del fondo»; el cuidado de la interioridad
ciones desordenadas.» [EE 1] ayuda a ir hacia el fondo de uno mismo.
La interioridad es lugar de encuentro con
Un creyente, un no creyente, un estoi- Dios (o el lugar donde resuena el encuen-
co o un buscador de sabiduría pueden tro con Dios presente en el mundo). Y
estar interesados. Estamos en el terreno desde la perspectiva cristiana, cuando
de las “tecnologías del yo”. Que en este desde el fondo del fondo miramos a Jesús
proceso ore vocal y mentalmente, y lo en la cruz –antropología escandalosa– es
haga no sólo para la búsqueda de la sabi- cuando se nos revela nuestra profunda
duría sino: interioridad.
«Para buscar y hallar la voluntad divi-
na en la disposición de su vida para la
salud del ánima, se llaman ejercicios 1.6. ¿Qué nos aporta cuidar de
espirituales.» [EE 1] la interioridad?
nos traslada de las tecnologías del yo al Acabo volviendo a Marcel Légaut. Con
espacio de la espiritualidad, de la fe y de el cuidado de la interioridad, decía él,
la gracia. estamos poniendo condiciones para la
Hay un espacio para cada una de estas libertad, para convertirnos en personas.
dos palabras. Tendríamos que seguir el La interioridad es condición para ser per-
esfuerzo apasionado de teorización de la sona, para avanzar en nuestra propia
experiencia espiritual iniciado en el siglo humanización, hacia una vida plena. Una
XVII, proseguirlo con el estudio de lo que persona con poco cultivo de su interiori-
aportan las grandes tradiciones que han dad desarrolla poco su personalización.
recorrido estos caminos, para, desde Trabajar la interioridad es habitar el pro-
ellas, entrar en contacto con lo que apor- pio espacio interior, habitar en uno
ta la psicología de hoy y las nuevas cien- mismo, o sea, lo contrario a estar fuera de
cias del cuerpo y la mente. También debe- uno mismo. Hemos intuido que tener cui-
ríamos profundizar en la interioridad y dado explícito de la interioridad tiene que
espiritualidad de la Ortodoxia cristiana, ver con el desarrollo sano de las perso-
más comunitarias y estéticas, con un nas, con ser nosotros mismos y con la
énfasis diferente en el yo. “felicidad”.
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El cuidado de la interioridad nos in- vés de la palabra (porque la escuela es
teresará en diversos contextos: en la vida obrador de la palabra), es urgente. Este
privada, en la familia, en las organizacio- cuidado se tiene que hacer, partiendo de
nes, en las instituciones dedicadas al desa- la vivencia, dirigido a los alumnos y a los
rrollo humano, la transmisión de valores, educadores, y se debe incorporar en el
los servicios sociales, etc. En las institu- proyecto educativo, en la vida de cada día
ciones con objetivos espirituales y de una (en el estilo de cómo hacemos lo que ya
manera especial en la educación, porque hacemos, en la forma de enseñar, con
es donde se configura la personalidad de pequeñas prácticas de atención: silencio,
muchas personas. psicocorporales, estéticas, etc.) y en
En la escuela, integrar el cuidado de momentos especiales que ayuden a ser
la dimensión interior, especialmente a tra- más conscientes de ello.

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2. EL QUÉ Y EL CÓMO DE LA INTERIORIDAD
Xavier Melloni, sj.

Con la palabra interioridad se pretende señalar en los últimos años aquella


dimensión insustituible e irreductible del ser humano que todas las civiliza-
ciones han cultivado durante milenios, fundamentalmente dentro del ámbi-
to de la religión, y que nuestra cultura, después de aclararla, está redescu-
briendo más acá o más allá del marco de las tradiciones religiosas.

Ésta es precisamente la novedad de nues- 2.1. Un nuevo paradigma


tro tiempo: el redescubrimiento de este
Después de décadas de rechazo de un es-
«espacio interior del mundo» en palabras
pacio sagrado saturado de palabras y de
de Rilke, imposible de apresar, siempre interpretaciones, se percibe en nuestros
disponible en su inaccesibilidad, que está contemporáneos la sed de esta dimensión.
antes y después del lenguaje con que lo Si bien había sido denunciada por los Ma-
podemos identificar. estros de la Sospecha como un escapismo
En gran parte, la crisis religiosa es una de la condición humana y como una alie-
crisis de lenguaje. No se cuestiona tanto nación del compromiso con la realidad,
lo que dicen sino cómo lo dicen. ¿Qué los acontecimientos sociales y políticos
quieren decir las religiones? ¿Hacia dón- del siglo XX nos han mostrado que, cuan-
de apuntan? Hacia esta dimensión intan- do esta dimensión se niega, aparece una
gible y transcendente, no sólo del ser hu- sociedad sin alma y unidimensional.
mano, sino de la realidad misma. Esta Hablar de interioridad no supone dar
dimensión última se ha personificado en un paso atrás, más o menos nostálgico, si-
las religiones teístas, mientras que en las no un paso hacia delante. ¿En qué senti-
religiones orientales permanece imperso- do? Esta recuperación de lo sagrado o de
nificada. Esto explica, en parte, la acepta- la dimensión espiritual no comporta la ab-
ción que éstas tienen en nuestra sociedad solutización de un lenguaje determinado
secularizada. que nos dé seguridad o poder, sino la ca-
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pacidad de comprender todos los lengua- nos dejamos llevar por los instintos sin
jes que apuntan hacia esta espaciosidad. ninguna contención, o nos mecanizamos,
Nos desposee a la vez que nos abre. En convirtiéndonos en autómatas de la ac-
este sentido, cada vez es más clara la dis- ción.
tinción entre religión y espiritualidad. Las Ahora bien, este «retorno de lo sagra-
religiones son marcos interpretativos do» también se debe discernir, porque to-
–más o menos institucionales– que custo- do es susceptible de degradarse y tenemos
dian una determinada experiencia de lo la tentación de apropiarnos de todo. Con
sagrado; la espiritualidad es esta expe- el eslogan de la interioridad también po-
riencia. Desde los marcos religiosos tradi- dríamos caer en nuevos dogmatismos, de-
cionales se cuestiona o se sospecha de una monizaciones o exclusiones. Por esto nos
espiritualidad (o interioridad) sin religión, hace falta estar bien atentos al nuevo es-
mientras que desde muchos ámbitos de pacio que se abre a la vez que necesitamos
la cultura secularizada se busca esta di- del legado de sabiduría que nos precede
mensión al margen de lo que consideran –en nuestro caso, la tradición ignaciana–
prisiones o arqueología.
para discernir los signos. La polaridad
De todos modos no utilizaremos el básica está en si fomenta el descentra-
término espiritualidad por dos razones: miento –alabanza (expansión), reverencia
porque puede contener un dualismo im- (recogimiento), servicio (entrega) [EE
plícito, separando la espiritualidad del 23]– o el autocentramiento.
cuerpo de otros ámbitos de la persona, y
porque tiene una connotación más reli-
giosa, la cual la hace menos apta para dia- 2.2. Los diversos ámbitos
logar con la cultura secularizada. En el de la interioridad
mundo anglosajón, influido por el budis-
mo, el término que más se utiliza es mind- La interioridad abre unos espacios que
fulness, que podemos traducir por «pleni- permiten la manifestación de más reali-
tud de conciencia». dad. Hay mucho más de lo que vemos,
sentimos, pensamos o creemos. La vida
Interioridad intenta ser una palabra
tiene muchas capas de profundidad y ac-
abierta, lo más neutra posible para no
cedemos a ellas a medida que avanzamos
connotarla de parcialidades, de alguna in-
en esta profundidad.
terpretación que excluya a alguien, sino
que suscite el reconocimiento de aquello
que cada uno debe indagar, ya que está en 2.2.1. La profundidad de las cosas
juego la calidad de cada existencia y la El cuidado de la interioridad permite otro
manera de estar en el mundo. acceso a lo que nos rodea. En vez de una
Entendemos por interioridad aquello mirada depredadora, nos enseña a rela-
sin lo cual el ser humano es amputado en cionarnos con el entorno de manera más
su dimensión más profunda. Es aquello gratuita. Se trata de transformar la mira-
que nos hace conscientes de estar atrave- da-flecha en mirada-copa: pasar de con-
sados de infinito. Aquello que, cuando lo quistar a recibir, de exigir a acoger. La pa-
descuidamos, nos animalizamos, porque radoja de nuestra sociedad es que nunca
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habíamos tenido tantas cosas y nunca permite que el propio contorno clarifique
habíamos estado tan insatisfechos. La in- el contorno de la individuación ajena, lo
terioridad abre una distancia entre el de- que sanea las relaciones. Captamos la pro-
seo y la satisfacción, lo que permite pasar fundidad de los demás en proporción de
del consumo compulsivo al goce sereno y nuestra profundidad.
agradecido de cada momento. Aquí la
máxima ignaciana, ligeramente parafrase- 2.2.3. Ante las situaciones
ada, adquiere todo su sentido: «No el mu-
cho consumir sacia y satisface el alma, El cultivo de la interioridad afecta tam-
sino el sentir y gustar internamente de bién a nuestra manera de estar en el mun-
cada cosa» [cf. EE 2]. En palabras del do. Ante las diversas situaciones, permite
cantautor argentino Facundo Cabral, tris- discernirlas no desde el autocentramiento
temente asesinado, «tener menos para sino desde un horizonte mayor. La visión
tenerse más». Este tenerse más posibilita del Reino que tenía Jesús nacía de su ca-
otra cualidad de los sentidos; desvela una pacidad contemplativa. Sus alternancias
dimensión más contemplativa que a la vez entre las poblaciones de Galilea y el tiem-
nos hace menos compulsivos y más aus- po de recogimiento (en el desierto, en el
teros porque cantidad y calidad del goce Tabor, a la orilla del lago) le permitían es-
son inversamente proporcionales. ta circularidad entre acción y contempla-
ción indispensables para la lucidez ante el
compromiso social y político. Porque la
2.2.2. La relación con las personas
interioridad no se opone a la exterioridad,
La interioridad también abre un espacio sino a la superficialidad. La exterioridad,
en las relaciones humanas, de manera que en cambio, es su indispensable comple-
permite el respeto de la radical alteridad. mento, su campo de verificación, el crite-
Sin esta contención, el otro se confunde rio de verificación y de autentificación por
con las propias proyecciones. El cultivo su credibilidad. En la medida en que la
de la interioridad posibilita que el otro sea interioridad libera de las exigencias ego-
reconocido en su misterio irreductible sin céntricas, posibilita maneras más libres y
que lo fagocite. Esta distancia no es leja- liberadoras de estar en el mundo. El tra-
nía sino espacio que, al ser recorrido, per- bajo sobre la interioridad tiene conse-
mite descubrir y venerar el rostro del otro cuencias directas sobre la solidaridad y la
y captar con más finura y delicadeza sus justicia en tanto que desactiva las pulsio-
matices, sus necesidades, la validez de sus nes depredadoras que nos lanzan los unos
puntos de vista aunque contradigan los sobre los otros y nos ciegan.
propios. Al mismo tiempo, permite darse
cuenta de las propias reacciones. «Conó-
cete a ti mismo», ya decía el frontispicio 2.2.4. Ante las ideas
del templo de Delfos. El trabajo interior Son diferentes las ideas que provienen de
ayuda a tomar conciencia de las propias nuestras reacciones inmediatas de aque-
necesidades, deseos, anhelos y proyeccio- llas que recibimos en estado de quietud y
nes que deforman la percepción de lo que de distanciamiento. La interioridad per-
nos rodea. Esta atención sobre uno mismo mite darnos cuenta de que antes de vio-
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lentar el mundo para adaptarlo a nuestra el marco simbólico que facilitaban la vi-
visión, formamos parte de él. Más allá de da espiritual. Lo que es propio de nuestra
la estrategia egocentrada de la supervi- época es la fragmentación de la matriz re-
vencia o de la ambición, descubrimos que ligiosa, con lo que cada persona y cada co-
formamos parte de una totalidad mayor en munidad debe encontrar sus condiciones
la cual se inscribe nuestra aportación. La para hacerla posible. Porque la interiori-
razón interiorizada descubre que hay otras dad necesita de un tiempo, de un espacio
dimensiones cognitivas y aprende a poner y de unos soportes (corporeidad, palabras,
en relación aquello que antes le parecía textos, imágenes y gestos) para crecer.
contradictorio o absurdo porque entraba en
competición con la propia construcción.
2.3.1. Un tiempo
Las cosas más importantes para la super-
2.2.5. Ante las creencias
vivencia son de ritmo diario. Cada día ne-
También nuestras creencias están satura- cesitamos comer, beber, dormir y ocupar-
das de proyecciones. Muy a menudo son se de la higiene. Lo mismo sucede con la
las extensiones sublimadas de nuestros interioridad. Si queremos ser unos seres
anhelos o frustraciones. La misma plega- despiertos, necesitamos una práctica
ria de petición necesita abrirse a un hori- constante al inicio y al final del día. Pero
zonte mayor. hay que considerar también otros ritmos:
El cultivo de la interioridad permite el semanal, el mensual, el anual y el que
darse cuenta de que la forma que adquie- viene dado en el tránsito de las grandes
re para mí o para mi grupo el Absoluto no etapas de la vida, aquello que en las so-
es la única posible. La interioridad permi- ciedades antiguas se conocía como rito de
te aligerar de saturaciones nuestras imá- paso.
genes de Dios y abrirse a las expresiones En nuestra sociedad secularizada hay
religiosas de los demás en la medida que reminiscencias del sabbath judío y del do-
vislumbramos la profundidad de dónde mingo cristiano en el éxodo de los fines
nacen. Los ídolos se convierten en iconos de semana hacia la naturaleza. Por otro la-
y la competitividad por el espacio sagra- do, el ciclo litúrgico vinculado a las esta-
do se convierte en oportunidad para com- ciones puede seguir siendo de gran ayuda.
partir las indagaciones del Misterio en el La falta de marcos establecidos hace que
silencio que antecede a la palabra. sea necesario descubrir cómo combinar
los tiempos personales con los comunita-
rios.
2.3. El cómo de la interioridad
Hay dos períodos en los que la inte-
Hasta aquí hemos descrito los diversos rioridad debe ser cultivada particular-
ámbitos de la interioridad. Ahora debe- mente: al inicio y al final de la vida, en la
mos abordar cómo cultivarla, cómo ali- infancia y en la ancianidad.
mentarla y hacerla crecer. En el pasado se Urge que se introduzca un tiempo dia-
disponía de un entorno religioso que pro- rio de silencio en las escuelas, si pudiera
porcionaba los ritmos, el marco espacial y ser al inicio y también al final de cada día,
15
desde primaria a bachillerato, de manera falta nuevas arquitecturas y nuevos tem-
que las nuevas generaciones puedan in- plos.
corporar el gusto y el hábito del silencio y
los acompañe por siempre más. Éste es 2.3.3. Soportes
uno de los aprendizajes más valiosos que
pueden recibir, ya que sostiene a todos los A diferencia de los recursos estables y
demás desde la base. unívocos de imágenes, símbolos, textos
El otro reto que tiene nuestra sociedad y ritos que nos han acompañado durante
es dar sentido a la pasividad de la tercera siglos, hoy los tenemos que saber escoger
y cuarta edad, y preparar para el gran pa- personalmente y como grupo. El legado
so de aquello que llamamos “muerte”, un de escrituras, métodos y caminos dispo-
cambio de nivel de existencia para el cual nibles es inmenso. Éste es uno de los re-
haberse ejercitado en la interioridad es tos más grandes que tiene nuestro tiem-
fundamental. Pero esto no se improvisa: po. Disponemos de la oportunidad para
hace falta haberse preparado mucho antes. que cada uno elija los marcos simbólicos
y los soportes que más lo ayuden, pero
también corremos el peligro de la disper-
2.3.2. Un espacio sión y de la autocomplacencia. No es fá-
Si bien también los espacios para la inte- cil discernir cuándo conviene resistir la di-
rioridad venían dados antes por el marco ficultad y atravesarla, y cuándo conviene
de la cristiandad, hoy se tienen que recre- cambiar de vehículo sin cambiar la direc-
ar. El primer espacio sagrado que hay que ción. La falta de marcos exteriores hace
descubrir es nuestro cuerpo, que es la pri- más necesaria la figura de los maestros. Y
mera arquitectura sagrada que habitamos. éstos no abundan. El maestro es quien
Nos hace falta el aprendizaje de la postu- ayuda a avanzar hacia regiones más des-
ra de meditación, la recuperación de ges- centradas, identificando las tentaciones y
tos significativos, etc. El segundo espacio las detenciones en el camino, señalando
es el que tenemos que crear en casa, en con cuidado cuál es el paso siguiente pa-
correlación con el ritmo diario de silencio. ra dar a luz lo más noble y más puro de
Será propio de la ciudad y de la sociedad cada uno.
futuras la incorporación arquitectónica
de este espacio en todos los hogares, del
mismo modo que hoy en día son inconce- 2.4. Un itinerario
bibles las casas sin comedor, cocina, sala Todos los caminos espirituales conducen
de estar, baño o dormitorio. hacia el mismo horizonte: la entrega del
También aquí hay que discernir y te- yo a un Todo mayor, tanto si se concibe
ner en cuenta la complementariedad entre personalizado como si no. La entrega es la
los espacios privados y los comunitarios. misma. Este progresivo descentramiento
Las religiones siempre han sido genera- del yo es lo que atestigua que el trabajo de
doras de comunidad. En la nueva situa- la interioridad es verdadero. Nada más le-
ción habrá que encontrar espacios comu- jos que fomentar la autocomplacencia.
nes regeneradores para los cuales harán Hay que recorrer los difíciles tránsitos de
16
las noches oscuras y salir transfigurados más allá de la autorreferencia del yo y de
sin retroceder. la urgencia de la inmediatez.
De hecho, existe una progresión uni- La interioridad no es una huida, sino
versal que en la tradición medieval se un tomar distancia de la inmediatez para
identificaba con las vías purgativa, ilumi- ganar en libertad y lucidez. La interiori-
nativa y unitiva. Con otros nombres lo en- dad tiene profundidades sucesivas que se
contramos en las estaciones (maqam) del abren a medida que el yo se entrega.
camino sufí; en los diez cuadros zen del Cuando crece la interioridad, también se
boyero, así como en el propio recorrido de revela la profundidad de la exterioridad.
las cuatro Semanas de los Ejercicios ig- Son correlativas, porque no vemos la rea-
nacianos. Quizá cambie la forma de las lidad tal y como es, sino tal y como somos.
montañas, pero la nieve cae en las mismas Esta forma unificada de vivir en el
cuotas. Hacia esta nieve inmaculada se mundo, en ciertos ámbitos se identifica con
dirigen todos los caminos. el estado de no-dualidad. En lenguaje ig-
Estos itinerarios pueden estar dentro naciano se trata de llegar a ser contem-
de los marcos religiosos o en sus márge- plativos en la acción, vivir todas las situa-
nes. Se puede practicar el yoga y el zen ciones desde la percepción de la Presencia
sin participar de la cosmovisión hindú ni que todo lo sostiene y que todo lo convo-
budista, a pesar de que éstas son cuestio- ca. En palabras de Teilhard de Chardin:
nes que aún quedan por dilucidar y lo
estarán en las próximas décadas, porque «Este Foco, esta Fuente están, pues, en
es muy cierto el dicho latino: lex orandi, todas partes. Precisamente porque es
lex credendi, «según rezas, así crees», es infinitamente profundo y puntiforme,
decir, nuestras creencias están configura- Dios está infinitamente próximo y ex-
das por la manera de rezar. tendido por todas partes [...]. El Medio
Divino, por inmenso que sea, es en
realidad un Centro. Tiene, por tanto,
2.5. Hacia un estado de existencia las propiedades de un centro [...]. En
unificado el Medio Divino se tocan todos los
elementos del Universo por lo que tie-
La interioridad indica el silencio que hay
nen de más interior y definitivo. Poco
detrás de las palabras y de los actos. Se
produce un recorrido incesante que va del a poco [...] concentran lo que tienen de
silencio a la palabra y de la palabra al ac- más puro y de más atrayente.»3
to; a la vez, se mueve también en direc- Posibilitar la apertura de esta diafanía,
ción inversa: del acto a la palabra y de la esto es lo que nuestra generación anhela.
palabra al silencio. El silencio es la sus- Cada tradición puede contribuir al trabajo
pensión de la inmediatez que otorga al ac- sobre la interioridad aportando lo mejor
to y a la palabra otra dimensión que va que se ha depositado en ella.

17
3. APROXIMACIÓN IGNACIANA A LA INTERIORIDAD
Josep M. Rambla, sj.

Al empezar quiero evitar el riesgo de caer en el anacronismo de pensar que


Ignacio respondía a preguntas que nos hacemos hoy y más aún caer en la
tentación de una especie de capitalización ignaciana sosteniendo que él ya
había previsto lo que nosotros hoy tratamos sobre la interioridad. No obs-
tante, parece haber una cierta afinidad entre el carisma ignaciano y muchas
de las cosas que hoy nos interesan en el campo de la interioridad, como lo
demuestra el hecho de que personas que siguen esta espiritualidad hayan
hecho aportaciones interesantes, sin dejar el ignacianismo o incluso acen-
tuándolo (A. De Mello4, Franz Jalics, Mariano Ballester, etc.).

3.1. La interioridad como condición como si Dios entrase en nuestras vidas por
previa una puerta falsa… San Ignacio presupone
en parte, esta formación personal, y tam-
Además, otra observación preliminar,
bién la ofrece, pero lo hace a través de la
siempre he pensado que en la experiencia
misma mistagogía y de forma muy gra-
más propiamente espiritual hay una serie
dual. Pensamos en el acompañamiento
de condiciones previas que pertenecen al
que realizó durante años a Pedro Fabro,
campo de la educación personal humana.
antes de darle los Ejercicios, o en el que
Por ejemplo, se hace difícil iniciar una ex-
propone en la anotación 18a de los Ejer-
periencia espiritual sin ningún tipo de
cicios en la Parte VII de las Constitu-
educación del silencio, sin un cierto co-
ciones sobre la forma adaptada de dar los
nocimiento práctico de la gratuidad, sin la
EE.
capacidad de entrar dentro de uno mismo,
etc. Intentar una experiencia espiritual con «Los Ejercicios Espirituales entera-
esta carencia se nos antoja un angelismo, mente no se han de dar sino a pocos,
18
y tales que de su aprovechamiento se escribe e imprime en los corazo-
espere notable fruto a la gloria de nes…» [Const. 134].
Dios. Pero los de la primera semana La ley del Espíritu es interior en la me-
pueden extenderse a muchos, y algu- dida que el Espíritu actúa en el interior de
nos exámenes de conciencia y modos las personas, en su espíritu.
de orar, especialmente el primero de
los que se tocan en los Ejercicios, aun b) «Interior» puede tener una signifi-
se extenderá mucho más; porque cación de lucidez y de profundidad, mien-
quienquiera que tenga buena voluntad tras que “obras exteriores” significan
será de esto capaz.» [Const. 649] obras hechas con la buena voluntad y ge-
nerosidad, pero con poca lucidez y madu-
Efectivamente, el examen de concien- rez espiritual. Esto es lo que experimen-
cia y los modos de orar que Ignacio pro- taba el peregrino camino de Montserrat:
pone en los Ejercicios Espirituales son
«Esta ánima que aún estaba ciega… y
prácticas muy sencillas de vida interior
no miraba a cosa ninguna interior…
que están al alcance de muchas personas.
sino toda su intención era hacer estas
Habiendo dicho esto, pasamos a hacer obras grandes exteriores, porque así
un análisis de la aportación ignaciana a la las habían hecho los santos para glo-
comprensión y a la pedagogía de la inte- ria de Dios, sin mirar ninguna más par-
rioridad. ticular circunstancia.» [Auto. 14]
c) Las actividades interiores se con-
3.2. Análisis terminológico traponen a las exteriores:
Hay una serie de palabras características «Aquellos interiores… estos exterio-
de Ignacio que entran dentro de la conste- res.» [Const. 813]
lación del vocabulario propio de la inte- «Cosas espirituales o exteriores.»
[Const. 253]
rioridad. Me voy a ceñir a analizar tan solo
tres. d) Las virtudes y disposiciones espiri-
tuales (humildad, intención recta, etc.) son
3.2.1. Interior cosa interior y, por tanto, la vida interior
equivale con frecuencia a «vida espiri-
a) Hablamos de aquello que es interior tual». Así, el peregrino yendo hacia
a la persona, pero con un grado notable de Montserrat se sentía muy generoso, pero,
profundidad. Es el centro de la persona y en cambio nada experimentado en la vida
aquello con él relacionado, el espíritu. Por espiritual, como lo demuestra el episodio
otro lado, “exterior” y también “externo”, del debate con el moro que el santo narra
a veces, son correlativos de este sentido de inmediato y casi a modo de ejemplo:
de “interior”. Veamos este importante tex- «No mirando a ninguna cosa interior,
to: ni sabiendo qué cosa era la humildad,
«Y de nuestra parte, más que ninguna ni caridad, ni paciencia, ni discreción
constitución exterior, la interior ley de para reglar ni medir estas virtudes.»
la caridad y amor que el Espíritu Santo [Auto. 14]
19
Y, hablando de cómo se ha de conser- de lo interior porque recibe de este último
var y crecer la Compañía, las Constitu- una calidad especial:
ciones precisan la importancia capital de «Aquellos interiores son los que han
una serie de actitudes y virtudes que son de dar eficacia a estos exteriores.»
cosas interiores: [Const. 813]
«Los medios que juntan el instrumen-
to con Dios y le disponen para que se 3.2.2. Espiritual
rija bien de su divina mano son más
La palabra «espiritual» se corresponde
eficaces que los que le disponen para
bastante con «interior», pero con algunos
con los hombres, como son los medios
matices.
de bondad y virtud, y especialmente la
caridad y pura intención del divino a) «Espiritual» parece tener una cali-
servicio y familiaridad con Dios nues- dad de profundidad y de trascendencia
tro Señor en ejercicios espirituales de especial equivalente a «ser movido por
devoción y el celo sincero de las áni- el Espíritu». Abundan en el lenguaje ig-
mas para la gloria de quien las creó y naciano, sobre todo en los Ejercicios
redimió, sin ningún otro interés. Y así Espirituales y en el Diario Espiritual, ex-
parece que por un lado ha de procu- presiones como «mociones espirituales»,
rarse que todos los de la Compañía se «inteligencias espirituales», «consolacio-
den a las virtudes sólidas y perfectas y nes espirituales», «desolaciones espiritua-
a las cosas espirituales, y se haga de les».
ellas más caudal que de las letras y b) La palabra «espiritual» también
otros dones naturales y humanos. expresa las actividades o ejercicios inte-
Porque aquellos interiores…» [Const. riores, como son la oración o el examen.
813] Ignacio habla de la «familiaridad con Dios
O sea que todo aquel conjunto de ac- nuestro Señor en los ejercicios espiritua-
tividades, actitudes y virtudes constituyen les de devoción», «se den a las virtudes
«aquellos [dones] interiores». Por tanto, sólidas y perfectas y a las cosas espiritua-
según esta significación, «exterior» es lo les» [Const. 813].
contrario, en el sentido de dones naturales Esta acepción coincide de hecho con
y humanos. «interior», ya que se contrapone a activi-
Entonces, una cosa «interior», según dades exteriores, como aparece en esta
la significación propia y usual del térmi- orientación para la formación espiritual de
no (pensar, teología, creación literaria o los novicios:
artística, etc.) es «exterior». «Todos generalmente en santidad ten-
e) Hay una interrelación entre «inte- gan en qué entender cosas espirituales
rior» y «exterior». El exterior puede ser la o exteriores.» (Const. 253)
manifestación del interior. Por ejemplo, c) «Espiritual» califica la vida espiri-
la penitencia «externa» que es fruto de la tual, la cual a veces aparece formulada
«interna» [EE 82]. Lo exterior también bien explícitamente: «en cuan grado ayu-
puede ser de alguna manera dependiente da y aprovecha en la vida espiritual»
20
[Const. 101]. Pero a veces aparece de ma- a) A menudo la interioridad hace refe-
nera menos explícita, por ejemplo, para rencia a aquello más profundo de la per-
indicar que el peregrino aun no estaba sona, el corazón: «sentir y gustar las co-
acostumbrado a la vida espiritual, es de- sas internamente» [EE 2,4]; «se conocen
cir, en «cosas interiores espirituales» más interiormente los pecados» [EE
[Aut. 20]. En los Ejercicios nos encontra- 44,5]; «interno conocimiento de mis pe-
mos con esta expresión para significar la cados» [EE 63,2]; «interno sentimiento de
vida espiritual: «todas las cosas espiritua- la pena que padecen los dañados» [EE
les» [EE 189,10]. 65,4]; «conocimiento interno del Señor»
d) A veces están unidos «espiritual» e [EE 104]; «pena interna de tanta pena que
«interior», y los dos términos se refuerzan Cristo pasó por mi» [EE 203]; «conoci-
miento interno de tan bien recibido» [EE
recíprocamente «cosas interiores espiri-
233]; «moción interior», [EE 316,1]; «que
tuales» [Aut. 20]; «internas mociones es-
internamente sintamos que no es de no-
pirituales» [DE 61].
sotros traer o tener devoción crecida…»
[EE 322,3]. Y «cosas internas» se identi-
3.2.3. Interno fican con los «ejercicios espirituales» [EE
El adjetivo «interno» coincide en parte 44,5], con la experiencia espiritual. No es
con «interior» en su sentido más elemen- extraño que las primeras reflexiones teo-
tal (3.2.1.a). lógicas sobre los Ejercicios girasen alre-
Pero «interno» con frecuencia tam- dedor de la theologia cordis.
bién coincide con el sentido más profundo b) La interioridad tiene una riqueza in-
de «espiritual» (3.2.2.a): «las cosas inter- mensa de dimensiones, implica todo el
nas» [EE 44,5]; «pena interna» [EE ser, el conjunto de actitudes que humani-
203,1]; «internas noticias» [EE 213,2]; zan a la persona y al cristiano. La interio-
«alegría interna» [EE 316,4); «muy inter- ridad no es exclusivamente el mundo in-
na y suave devoción» [DE 120,1]; «mo- terior, ya que las virtudes y las prácticas
ciones internas» [DE 149,2]... externas espirituales son interiores: bon-
A veces, según la bien fundamentada dad, caridad, intención recta, gratuidad
[cf. Const. 813], atención a la manera de
opinión de Parmananda Divarkar, tiene
relacionarse, humildad, paz interior y ex-
una connotación de relación personal con
terior, madurez en la manera de expresar-
Dios, cuando se trata del «conocimiento
se [cf. Const. 250].
interno de mis pecados» [EE 63,2], «co-
nocimiento interno del Señor» [EE 104], c) La interioridad es abierta al exterior
«conocimiento interno de tan bien recibi- y es dinámica, como lo muestra el senti-
do» [EE 233]5. do de «conocimiento interno». Hablar de
interioridad es hablar de la relación con
Alguien, es encontrarse con una Presencia.
3.2.4. Breve síntesis
Porque en Ignacio la interioridad tiene un
De los datos precedentes se pueden sacar horizonte creyente, de fe, no es simplemen-
las siguientes conclusiones sobre la mane- te un ejercicio ascético o psicológico. En
ra como Ignacio entendía la interioridad. este sentido la interioridad se aproximaría
21
a la manera como la entiende Ramón «Del cargo de las cosas temporales,
Llull: la disponibilidad total a vivir ena- aunque en alguna manera parezca y
morado, a vivir definitivamente seducido. sea distractivo, no dudo que vuestra
d) Hay una unidad entre el interior- santa intención y dirección de todo lo
interno y externo-exterior. Ignacio no se- que tratáis a la gloria divina lo haga es-
para entre interior y exterior. Lo externo piritual y muy grato a su infinita bon-
puede ser la expresión de lo interno, por dad; pues las distracciones tomadas
ejemplo la penitencia “externa” que es por mayor servicio suyo, y conforme
«fruto de la primera [la interna]» [EE a la divina voluntad suya, interpreta-
82,3]. Hay que prestar atención a la sen- da por la obediencia, no solamente
sibilidad con el fin de ordenarla a la razón, pueden ser equivalentes a la unión y
como también «las cosas inferiores» (sen- recolección de la asidua contempla-
sibles y exteriores) se han de subordinar ción, pero aun más aceptas, como
a las superiores (espirituales e interiores) procedentes de más violenta y fuerte
[EE 87,2]. Y hay que «alabar… peniten- caridad.»6
cias, no solamente internas sino también g) Aunque la interioridad es la que da
externas» [EE 359]. fuerza al exterior, a la vez depende de él.
e) La interioridad tiene una cierta pre- No podemos hablar de interioridad dejan-
eminencia respecto de las cosas externas do al margen la exterioridad. Una addición
y corporales, porque pertenece a las cosas de los Ejercicios Espirituales afirma que
superiores a las cuales se han de sujetar la posición corporal se ha de mantener o
las otras [EE 87, 2]. La interioridad, ade- cambiar en función de la experiencia es-
más, da fuerza o calidad a las cosas ex- piritual que se esté produciendo:
ternas y por esta razón la interioridad, en- «Si hallo lo que quiero de rodillas, no
tendida del modo amplio que hemos pasaré adelante, y si prostrado, igual-
tratado en el punto b) se ha de cultivar es- mente, etc.» [76,2].
pecialmente: «se haga de ellas [las cosas Ignacio habla de «guardar con mucha
espirituales] más caudal… porque aque- diligencia las puertas de los sentidos…»
llos interiores son los que han de dar efi- [Const. 250], porque a través de los senti-
cacia a estos exteriores para el fin que se dos corporales salimos hacia fuera desde
pretende» [Const. 813). el interior y el exterior nos entra en el in-
f) Gracias a esta subordinación, las terior… Las addiciones [EE 73-90], en
cosas exteriores, simplemente humanas, general, son orientaciones que en buena
pueden llegar a ser espirituales y particu- parte hacen referencia al exterior (mirada,
larmente los mismos ministerios al servi- palabra, gesto corporal, relación con el lu-
cio del prójimo pueden ser “espirituales” gar y la temperatura, etc.) en orden a una
en la medida en que están animados por experiencia profundamente interior, aun-
el elemento espiritual. Ignacio dice a un que también holística. Para una experien-
jesuita preocupado porque vive demasia- cia espiritual superior como es la del
do distraído en cosas administrativas Resucitado, hay que tener en cuenta as-
materiales: pectos bien exteriores como son la luz, la
22
frescura, etc. [EE 229,4]. Y, en relación a importancia a que la persona se centre y a
las Constituciones se habla de la guarda la unificación interior. Este es el sentido
de las «puertas de los sentidos», se relacio- de la 20ª anotación [EE 20]:
na esta disposición con la paz, el silencio, «Estando así apartado, no teniendo el
la humildad, la modestia, la madurez, la entendimiento dividido en muchas co-
paciencia, el respeto. Más aún, la peni- sas, mas poniendo todo el cuidado en
tencia externa puede ser una especie de una sola, es a saber, en servir a su
súplica corporal para obtener alguna gra- Criador y aprovechar a su propia áni-
cia interior (contrición, lágrimas por la ma, usa de sus potencias naturales más
pasión de Cristo, luz interior) [EE 87,3-4]. libremente, para buscar con diligencia
Incluso la misma comida es lugar de ex- lo que tanto desea.»
periencia espiritual, porque quitando de lo
conveniente en la comida y bebida «mu- Apartarse físicamente ayuda mucho,
chas veces sentirá más las internas noti- pero la cosa importante es el trabajo de
cias, consolaciones y divinas inspiracio- cortar los hilos de conexión con lo que no
nes…» [EE 213,2]. hace referencia a aquello que uno «tanto
desea».
h) La pedagogía de la Compañía em-
pezó inspirándose en los Ejercicios Es-
pirituales7 y, por tanto, muchas cosas que 3.3.2. Integración
Ignacio propone como mistagogía en los Las addiciones y las anotaciones de los
Ejercicios tienen valor para una pedago- Ejercicios Espirituales [EE 73-90;1-20]
gía humana de la interioridad. Concre- suponen la integración de las diferentes
tamente, en referencia a la interioridad, se dimensiones interiores de la persona (pen-
puede afirmar que el núcleo del paradig- samiento, imaginación, sensibilidad, etc.),
ma pedagógico ignaciano, es una profun- de la interioridad con la exterioridad de la
da iniciación a la interioridad humana: 1) persona (cuerpo: posición y gesto corpo-
experiencia, que es un ejercicio bien ral, mirada, palabra, etc.), y de toda la per-
orientado y motivado personalmente; 2) sona con el entorno (cosmos: luz, oscuri-
reflexión, que es un discernimiento de dad, frío, calor, etc.) hasta conseguir la
aquello que se ha experimentado; 3) ac- unidad profunda de todo en el espíritu, en
ción, que es un compromiso madurado y la profundidad de la persona. Por tanto, la
realizado con un cierto grado de concien- atención a la interioridad se ha de conju-
cia en la misma realización. gar con la atención a los aspectos exterio-
res personales y relacionales, tanto con las
personas como con el entorno.
3.3. Mistagogía
3.3.1. Apartarse para unificarse 3.3.3. Amplitud
San Ignacio habla poco de silencio en los No olvidar que en la práctica la interiori-
Ejercicios, solamente una vez cuando ex- dad no solamente abarca el silencio, el
plica la manera suave de entrar Dios en el recogimiento, la oración etc. Sino también
alma [EE 335,6]. En cambio, da mucha el cultivo y el ejercicio de las virtudes
23
(humildad, respeto, etc.), las relaciones de aquello que en nosotros impide la ac-
personales, la gratuidad, la conversión del ción vivificadora de Dios y la adhesión a
corazón… Es decir, la interioridad no es los valores evangélicos y a la voluntad de
simple, sino poliédrica, no es debilidad, Dios que nos mueve desde dentro y, por
sino vigor. tanto, abnegación de juicio y voluntad, se-
gún san Ignacio. El salir del «propio amor,
3.3.4. La interioridad es dinámica querer e interés» [EE 189,10] se corres-
a través del amor ponde con dejarse mover por el amor que
«desciende de arriba, del amor de Dios»
El secreto de la vida espiritual es que sea [cf. EE 184,2]. De aquí la importancia
una vida movida por el amor, el que «de capital que da Ignacio a la interioridad
arriba desciende» [cf. EE 184,2;338,2]. como una experiencia profunda y trans-
La interioridad, pues, es atención y dispo- formadora por el amor.
nibilidad al amor que nos habita y nos
mueve. Por esta razón los pensamientos y
3.3.6. Gradualidad
las mociones espirituales, que son signos
que nos ayudan a descubrir la acción y la Aunque lo que hasta aquí hemos dicho tie-
dirección del amor, constituyen en gran ne un alcance general o universal, Ignacio
parte la vida interior. En consecuencia, el supone que hay un proceso de iniciación
discernimiento –no solamente la capaci- y de crecimiento. Por esta razón, en los
dad de escuchar, sino también de inter- Ejercicios, propone una gradualidad a la
pretar–, es de suma importancia, es uno de hora de hacerlos, empezando por unas
los elementos principales de la interiori- prácticas sencillas de oración y examen
dad. [cf. EE 18]. Y en el momento de orientar
las actividades de los jesuitas en dar los
Ejercicios Espirituales, supone que se
3.3.5. La abnegación ofrece a cada uno aquello que necesita y
Como actividad conjunta de desapego y es capaz de practicar; por tanto, los Ejer-
adhesión, la abnegación es uno de los as- cicios completos son para pocas personas,
pectos de la interioridad indispensables como hemos visto en el texto de las Cons-
para dejarse llevar por el amor. Desapego tituciones citado al inicio de estas páginas.

24
4. UNA MUESTRA DEL DIÁLOGO FINAL
M. Dolors Oller

Decíamos en la introducción que, como previa al proyecto de «Pedagogía


de la Interioridad», dirigido especialmente a jóvenes, las instituciones pro-
motoras (CJ-EIDES, FJE y Cova de Manresa) convocaron la jornada de
reflexión, de la cual son las tres ponencias anteriores.
En este capítulo final, he recogido resumidamente buena parte de un diá-
logo que fue rico y plural, y que ayuda a interpretar, matizar y ampliar
aspectos de las tres intervenciones anteriores.

Una demanda social “yo” recibido, como don, cosa que po-
sibilita que me pueda entregar de forma
• Hoy podemos percibir una evolución
íntegra, a cada acción, por pequeña que
de la conciencia y una progresiva valora-
sea. La interioridad nos posibilita vivir el
ción de la interioridad: están surgiendo
momento presente con atención y es con-
dentro de la sociedad muchas iniciativas
dición de posibilidad para la propia trans-
importantes, al margen de las institucio-
formación personal y para una acción de
nes.
verdad transformadora.
• La importancia de la interioridad es
• La interioridad es condición de posi-
clara y de ahí la actual demanda en socie-
bilidad para una verdadera pastoral. Todo
dades muy huérfanas de ella. La interiori-
este despertar del mundo interior –que va
dad nos posibilita estar y sentirnos vivos;
nos ayuda a poder tener la autoconciencia más allá de las prácticas pastorales– de-
de ser y de que no soy sino en relación con viene imprescindible hoy para que se pue-
los demás y con el Otro; en definitiva, nos da hacer experiencia religiosa.
conduce a conectar con el Misterio. La in- • Nuestra sociedad tiene la necesidad
terioridad es clave para encontrar sentido de saber detectar las olas que nos sacan
al vivir. Es el espacio en el que puedo ex- del mar. Hay que saber discernir para po-
perimentar qué es la libertad humana y der encontrar a Dios en todas las cosas y
desde dónde puedo percibirme como un a todas en Él.
25
Interioridad y valores ¿Cómo cultivar la interioridad?
• No podemos olvidar que la interio- • Para cultivar la interioridad ¿basta
ridad no abarca sólo el silencio, sino que encontrar un cierto espacio y hacer silen-
está conectada al cultivo del ejercicio de cios o pide más cosas? San Ignacio pedía
las virtudes. La gran pregunta es hasta qué a quien quería ingresar en la Compañía un
punto los valores forman parte de la mes de Ejercicios, una temporada desem-
interioridad o emergen en un segundo mo- peñando tareas humildes y peregrinar sin
mento. dinero. Este despliegue más amplio que,
• En san Ignacio la interioridad se vi- en definitiva, es la reacción ante la vida y
ve siempre como algo relacional, que “se la entrega, también es interioridad. En la
contagia”. parábola del Buen Samaritano se nos di-
ce que el Samaritano «se compadeció» del
• Hay que tener presente que espiri- hombre herido y «lo ayudó». Su proceso
tualidades sin Dios (la de André Comte- interior se tradujo en acción. Por esto, la
Sponville, por ejemplo) incluyen en la in- importancia de la abnegación que es una
terioridad los valores: dentro del ser transformación del corazón, que se hace
humano hay unos valores que nos mueven. dócil. Y esto sólo se da en relación con el
• Precisamente, hoy estamos asistien- otro.
do al despertar consciente de allá donde • Interioridad no quiere decir aislarse;
nacen los valores, las raíces del árbol que en nuestro interior encontramos el olor de
no se ven (los valores serían la parte visi- los demás. Interioridad quiere decir hacer
ble, el tronco), un querer ir explícitamen- las cosas desde dentro, desde un corazón
te a la fuente de la que emanan los valores. limpio, evangelizado. Las cosas profanas
se convierten así en cosas espirituales. Pe-
A qué nos referimos cuando ro para que esto pase, se necesita un cierto
hablamos de interioridad bagaje espiritual, haber recorrido camino.
• En mi interior hay pensamientos,
emociones, intuiciones, recuerdos... y Una reflexión antropológica previa
también hay una dimensión intuitiva-rela- • Constatamos que nuestra sociedad
cional-Transcendente. Hay que conside- está muy “exteriorizada”: vivimos dema-
rarlo todo, con una visión integral. siado “en el exterior” de nosotros mismos.
• La terminación -or (sufijo compara- Asimismo, percibimos una llamada a
tivo) de “interior” y “exterior” expresa lo aportar alguna cosa que ayude a hacer ca-
que está más allá, hacia dentro y hacia fue- mino hacia la interioridad. En este itine-
ra de mí. Nos referimos a un lugar más allá rario se puede comenzar por el silencio o
de la percepción inmediata de las cosas; por los valores y, muy concretamente, por
se crea un espacio que hace que nuestra la humildad. Hoy en día, sin embargo, pa-
actuación no responda a un estímulo-res- rece muy importante tener experiencia de
puesta porque soy capaz de mirar la reali- silencio-gratuidad que puede hacer brotar
dad desde más allá. la chispa que encienda el fuego interior.
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• En vez de vivir a menudo “fuera de cuenta que estas estructuras entran en
nosotros mismos”, lo que hace falta es nuestro interior y configuran nuestro ima-
“habitarnos nosotros mismos”, que cada ginario.
uno se habite a sí mismo y, en esto, nos
puede ayudar nuestra tradición cristiana,
¿Qué interioridad?
con la riqueza de su antropología. Los
procesos son experiencia. Es clave, pues, • No nos interesa cualquier interioridad.
partir de la experiencia, saber posibilitar Ante una interioridad que no busque la jus-
los tiempos y crear espacios para poder ticia nos tendríamos que preguntar si la apo-
ayudar a conectar con la propia sed. yamos. Además, hace falta que sea una in-
• Para poder hablar de interioridad y terioridad habitada por la Transcendencia.
de espiritualidad, hay que abrir antes una • Nos hace falta una interioridad habi-
reflexión antropológica sobre qué ser hu- tada por los otros y por el Otro, en el que
mano se va configurando hoy. El ser hu- están todos, que posibilite irlos viviendo
mano actual no tiene tiempo, y su espacio como íntimamente relacionados con lo que
se ha reducido porqué Internet posibilita soy, haciéndome progresar en empatía,
una comunicación constante. La interio- compasión y ternura hacia ellos. Una
ridad requiere tiempo y espacio. Implican interioridad que tiene que ver con justicia,
un proceso. La pregunta está en qué utili- obviamente, porque tiene que ver con el
zamos nuestro tiempo. Porque donde po- amor, inseparable de la justicia, de una
nemos nuestro tiempo, ponemos nuestro justicia vivida desde Dios, en Dios que es
corazón. Es cuestión de priorizar. Es im- amor misericordioso. Tal vez fuera bueno
portante constatar la emergencia actual de plantearnos qué concepto de justicia tene-
la idea de peregrinación: quien peregrina mos cuando hablamos de justicia hoy en
recupera el espacio, al otro (quien va con- día.
migo de peregrinación y a quien me en-
cuentro por el camino) y el tiempo.
¿Cómo nos sentimos interpelados?
• Esta sociedad nos clasifica de una
Una interioridad a contracorriente
determinada manera; si no decimos nada,
• El cultivo de la interioridad necesita nuestro silencio significa para la sociedad
un tiempo y un esfuerzo, y esto implica un alguna cosa. Como colectivo sólo pode-
replanteamiento serio de elementos pro- mos hacer una reflexión hacia dentro o
pios de nuestra cultura, un ir a contraco- podemos salir al exterior y decir algo en
rriente. Cuidado con no vender interioridad este debate. Tenemos que decidir si que-
como si fuera un objeto más de consumo. remos estar presentes en la sociedad.
• No hace falta tratar de la interioridad • Constatación que detrás de las insti-
en una asignatura concreta; tenemos que tuciones convocantes del encuentro hay
ir analizando la estructura religiosa que mucha experiencia, reflexión y que la fide-
paradójicamente nos está proponiendo lidad a los signos de los tiempos nos exige
hoy en día la ciencia, la psicología, el mar- decir alguna palabra sobre este tema, que
keting, etc. Y ver sus rasgos, teniendo en tiene tantas implicaciones personales y so-
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NOTAS

1. Helena ESTEVE, Ruth GALVE y Lluís YLLA, Ser Véase el relato de una entrevista de De Mello
a l’escola. Pedagogia i Interioritat, Barcelona, con Calveras, en: Anthony DE MELLO,
Pagès Editors. Contacto con Dios, Santander, Sal Terrae,
2. La Fundació Jesuïtes Educació es una funda- 1991, pág. 59-62.
ción que agrupa los colegios vinculados a los 5. Parmananda DIVARKAR, La senda del conoci-
Jesuitas de Cataluña. miento interno. Reflexiones sobre los
3. Teilhard DE CHARDIN, El Medio Divino, Madrid, Ejercicios Espirituales de san Ignacio de
Taurus ediciones, 1984, pág. 93-94. Loyola, Santander, Sal Terrae, 1984, pág. 180-
4. Anthony de Mello, a la pregunta que un día le 181.
hicieron sobre quien había sido su gurú, respon- 6. Carta a Manuel Godinho, 01.01.1552.
dió: «el Padre Calveras. Este jesuita era uno de 7. Así comenzó la pedagogía de los colegios para
los máximos conocedores de los Ejercicios seglares en el colegio de Mesina, fundado el
Espirituales y un gran experto en dirigirlos». 1548.

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