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Q. ¿ a .

H o i

ANNE ANASTASI
Profesora de Psicología de la Escuela Graduada,
Universidad de Fordham

PSICOLOGÍA
DIFERENCIAL
Versión española de
CELEDONIO RIESCO HERNÁNDEZ
Licenciado en Filosofía y Letras

Revisión técnica de
ALFONSO ALVAREZ VILLAR
Profesor Vicesecretario de la Escuela de Psicología
de Madrid

m AGUÍ LAR
colección psicología y educación
asesor gonzalo medina

PREFACIO

_, «'«IIOTCCA

edición española
consultor adolfo maíllo
© aguilar s a de ediciones 1964 1967 juan bravo 38 madrid
depósito legal m 23052/1980
segunda edición-séptima reimpresión-1980
ISBN 84-03-23002-8
printed in spain impreso en españa por gráficas ema
miguel yuste 31 madrid

edición original
© 1937 1949 1958 by the macmillan company
all rights reserved-no part of this book may be reproduced in
any form without permission in writing from the publishers
except by a reviewer who wishes to quote brief passages in connection
with a review written for inclusión in magazine or newspaper

differential psychology-individual and group differences


in behavior (third edition)
the macmillan company new york
PREFACIO

V-IONSTITUYE una experiencia excitante revisar un libro que


apareció por vez primera hace dos décadas. En este proceso se adquiere ávida
conciencia de la intervención del progreso en la especialidad en particular, en
el conjunto de la materia e incluso—hasta cierto punto—en la cultura contem-
poránea. El desarrollo de una metodología más efectiva de la investigación,
la rápida acumulación de nuevos datos y la aparición de otras teorías representan
tan solo los cambios más manifiestos; tan dignas de atención como estos son
las sutiles modificaciones en la importancia relativa dada a los diversos temas y
en las formas de expresión utilizadas en cada campo. En este aspecto, un psicó-
logo social, un antropólogo o un lingüista hallarían detalles fructíferos en el
análisis de su contenido. No carecería de interés, por otra parte, un estudio
comparativo de la fraseología y la terminología específica empleadas para re-
señar, en esencia, los mismos puntos. Al emprender la revisión, la autora, sensi-
ble a la evolución acontecida, se halla pronto inmersa en la redacción de una
obra prácticamente nueva.
El desarrollo de la psicología es tan rápido que impide la revisión de un texto
fundándose en una mera acumulación de datos recientes. Estas adiciones hacen
que surja la necesidad perentoria de una selección, una asimilación y una orga-
nización. Así, aunque una mitad del material que compone esta edición es nueva,
no por ello ha aumentado la extensión del volumen. En realidad, los 24 capítulos
de la segunda edición han quedado reducidos a 18 en esta revisión, con el corres-
pondiente, aunque ligero, acortamiento. Esta condensación se debe primordial-
mente al propósito de enfocar con más nitidez los conceptos importantes, los
problemas metodológicos básicos y las conclusiones principales. La extensión ac-
tual de la obra es, por otra parte, más adecuada a los cursos de un semestre de
duración.
Las variaciones habidas son, concretamente, las siguientes: se han conden-
sadora introducción histórica y el análisis de los tests psicológicos; los factores
psicológicos y biológicos en el desarrollo de la conducta se han agrupado en un
solo capítulo destinado a la metodología de la investigación sobre herencia y
ambiente (cap. IV); el material referente a los efectos de la práctica, combinado
con la asistencia a la escuela y la inteligencia, ha dado lugar a un capítulo sobre
capacitación y diferencias individuales; todos aquellos estudios que tratan del
parecido familiar, incluidos los de hermanos normales y gemelos, se integran en
un solo capítulo; también se han condensado en uno los dos capítulos sobre
XI
XII Prefacio Prefacio XIII

diferencias sexuales y, por último, han quedado reducidos a dos los tres capítu- y sencilla, evitando al tiempo caer en el error de las omisiones y falsificaciones
los que aluden a las diferencias raciales. significativas, tan extendidas en las obras de divulgación. La comprensión de los
El capítulo sobre constitución física y conducta, dada su importancia funda- conceptos básicos y las conclusiones principales establecidos en un campo cual-
mental en toda consideración de la etiología de las diferencias de conducta, se quiera no tiene por qué quedar limitada a quienes dominan sus técnicas especia-
ha colocado más al principio del libro. Por razones análogas el capítulo referente lizadas. Tampoco es intención de la autora que este libro se reduzca a una mera
a diferencias entre las clases sociales antecede ahora a los de diferencias raciales. exposición de la literatura sobre el tema. Primordialmente es un texto desti-
Entre los temas considerablemente desarrollados o introducidos por vez pri- nado a desarrollar en el estudiante las aptitudes intelectuales necesarias para
mera en esta edición se cuenta los siguientes: efectos de las primeras experien- comprender y valorar los datos aportados por la psicología diferencial. Se ha
cias sobre la conducta posterior; función de los factores fisiológicos en la con- prestado especial interés, a lo largo del libro, al examen de las añagazas y fuen-
ducta; estudios de amplio intervalo sobre los cambios en una población; aná- tes de error más comunes en la interpretación de los resultados obtenidos, do-
lisis longitudinales continuados de niños y adultos; funcionamiento intelectual tando al estudiante de los instrumentos necesarios para que sepa valorar por sí
en la madurez y en la vejez; diferencias en los rasgos de personalidad debidas a mismo cualquier conjunto de datos que se le presente, lo que consideramos
la edad; aplicaciones del análisis factorial; desarrollo de las baterías de aptitud mucho más importante que la mera presentación de un cuerpo de hechos. Es
múltiple y método del perfil en la medida de las diferencias individuales; rela- hoy más necesario que nunca, y más urgente, desarrollar la capacidad crítica
ción de percepción y personalidad; naturaleza del poder creador, e investigación y establecer una actitud objetiva y desapasionada hacia la conducta humana.
sobre cultura y personalidad en el estudio de los grupos étnicos y nacionales. La autora se complace en reconocer la cooperación que le han prestado al-
Asimismo, se informa extensamente sobre los hallazgos recientes en biología, gunos colegas y compañeros en la preparación de este libro. El doctor John P.
antropología y sociología, y se amplía el conocimiento de las investigaciones lle- Foley, Jr., coautor de la segunda edición, no ha podido participar con igual in-
vadas a cabo en Europa. tensidad en esta revisión, apremiado por otras responsabilidades profesionales;
Si bien se consideran y analizan los múltiples cambios acaecidos en el domi- no obstante, su colaboración en la edición anterior constituye una contribu-
nio de la psicología, esta revisión mantiene los objetivos fundamentales de las ción perdurable a la obra. Además, logró hacer una lectura crítica de la mitad,
dos ediciones anteriores. En primer lugar, no se presenta la psicología diferencial al menos, del presente manuscrito. El agradecimiento se extiende a todos aque-
como una rama aparte de la psicología, sino come un sistema de comprensión de llos profesores de psicología diferencial que respondieron amablemente a las
la conducta. Sus problemas fundamentales no son otros que los de la psicología consultas que se les hicieron sobre los cambios deseables en el texto. Algunos
general. Es evidente que si estamos en condiciones de explicar por qué los indi- de ellos enviaron abundante material nuevo en forma de reacciones de los estu-
viduos reaccionan de formas distintas nos hallaremos mucho más próximos a diantes, informes sobre investigaciones inéditas y artículos propios. Todas las
comprender por qué cada individuo recciona como lo hace. Los datos aportados respuestas han sido extremadamente útiles en la preparación de la actual revi-
por la psicología diferencial pueden, de tal manera, ayudar a aclarar los meca- sión. La autora queda deudora asimismo de la profesora Dorothea McCarthy,
nismos básicos de la conducta. Desde este punto de vista, fundamentalmente, se del Department of Psychology, por sus muy valiosas sugerencias, y también del
exploran en nuestro texto las diferencias individuales y de grupo. doctor Norman L. Munn y de la Houghton Mifflin Company, por su cortesía al
Un segundo objetivo del libro consiste en coordinar los diversos temas que facilitar un original que ha permitido reproducir la parte inferior de la figura 3-2,
usualmente se han reunido de un modo vago bajo el título de diferencias indivi- basada en material publicado originalmente en un artículo de D. C. Pease y
duales. El rápido desarrollo de la psicología diferencial ha conducido a una es- R. F. Baker, en Science. Por último, expresa su agradecimiento a los siguientes
pecialización creciente de los investigadores, asi como a un frecuente descuido miembros de la biblioteca de la Universidad de Fordham por su amable y eficaz
de las interconexiones más amplias de los datos. La acumulación de estos a un ayuda: señorita Elizabeth Rumies, jefe de los servicios de lectura; señorita
ritmo más intenso del que convendría para su asimilación suele oscurecer la re- Adelaide Rodríguez, bibliotecaria, y señorita Margaret Tighe, ayudante de con-
lación mutua existente entre ellos. Por esta razón, la autora ha procurado tener sulta y circulación.
siempre presentes las conexiones que enlazan los distintos tipos de investiga-
ciones, y ha intentado presentar una organización y una integración sistemáticas
del material expuesto. Ningún capítulo tiene consistencia en sí mismo; cada uno
está ligado a lo que le precede y a lo que le sigue.
En tercer lugar, la autora ha deseado exponer los problemas fundamentales
de la psicología diferencial de forma fácilmente comprensible al estudiante uni-
versitario. Se ha intentado en todo momento presentar los temas de manera clara
ÍNDICE GENERAL
f

ÍNDICE GENERAL

PREFACIO Pág. IX 3-4. Falsedades populares a la he-


rencia y el ambiente 69
CAP. I.—ORÍGENES DE LA PSICOLOGÍA
3-5. Características «estructurales» y
DIFERENCIAL 3
«funcionales» 72
1-1. Las diferencias individuales en 3-6. El concepto de «conducía no
el comienzo de la teoría psico- aprendida» 74
lógica 4 3-7. Medida de la «capacidad» ... 77
1-2. La ecuación personal en astro- Resumen 78
nomía 6 Bibliografía 79
1-3. Aparición de la psicología ex-
perimental 7 CAP. IV.—HERENCIA Y AMBIENTE: M E -
1-4. Contribuciones de la ciencia TODOLOGÍA 81
biológica 8 4-1. Selección de razas 82
1-5. Desarrollo del méicdo estadís- 4-2. Estudios de desarrollo norma-
tico ,.. 9 tivo 86
1-6. El progreso de los «tests» en psi- 4-3. Factores estructurales en el des-
cología 14 arrollo de la conducta 90
1-7. Aparición de la psicología dife- 4-4. Efectos de la experiencia ante-
rencial 18 rior sobre la conducta 93
Resumen 19 4-5. Estudios estadísticos sobre los
Bibliografía 20 parecidos familiares 107
CAP. II.—DISTRIBUCIÓN Y GRADUACIÓN Resumen 109
DE LAS DIFERENCIAS INDIVI- Bibliografía 111
DUALES 22
CAP. V.—CONSTITUCIÓN FÍSICA Y CON-
2-1. Distribución de las diferencias DUCTA 114
individuales 23
2-2. Curva normal 25 5-1. Creencias populares relativas a
2-3. Condiciones que afectan a la la constitución física y la con-
forma de la curva de distribu- ducta 114
ción 31 5-2. Variedades de la relación entre
2-4. Medida del grado de variabili- la constitución física y la con-
dad 42 ducta 116
2-5. Universalidad de las diferencias 5-3. Condiciones patológicas 119
individuales 46 5-4. Factores fisiológicos 123
Resumen 51 5-5. Impedimentos sensoriales ...... 137
Bibliografía 52 5-6. Dimensiones anatómicas '136
5-7. Relaciones de desarrollo 140
CAP. III.—HERENCIA Y MEDIO AMBIEN- Resumen 142
T E : CONCEPTOS BÁSICOS . . . 54 Bibliografía 143
3-1. Naturaleza de la herencia 54
CAP. V I . — T I P O S CONSTITUCIONALES . . . 147
3-2. Naturaleza del ambiente 60
3-3. Interacción de la naturaleza y 6-1. Tipología de Kretschmer 148
el ambiente 63 6-2. Tipología de Sheldon 157
XVII

i
índice general XIX
XVIII índice general
14-4.—Diferencias sexuales en perso- CAP. XVII.—DIFERENCIAS R A C I A L E S :
6-3. Los sistemas tipológicos en opo- 10-4.
Análisis factorial transpuesto nalidad 437 RESULTADOS MÁS IMPOR-
sición a los dimensionales 163 y otras variaciones 309 14-5. Diferencias sexuales en rendi- TANTES 525
6-4. La hipótesis constitucional 167 Resumen 312 miento 451
Resumen 170 Bibliografía 313 17-1. Estudios descriptivos de las
Resumen 455
Bibliografía 171 diferencias raciales 525
Bibliografía 456
CAP. XI.—ORGANIZACIÓN DE RASGOS: 17-2. Estudios psicológicos de las
CAP. V I L — L A FORMACIÓN y L A S DIFE- RESULTADOS MÁS IMPORTAN- CAP. XV.—DIFERENCIAS ENTRE LAS diferencias de razas 527
R E N C I A S INDIVIDUALES 173 CLASES SOCIALES 461
TES 315 17-3. Comparaciones de grupos en
7-1. Práctica, preparación y adulte- 11-1.
Baterías de aptitudes múlti- 15-!. Estructura de las clases socia- el nivel infantil y preescolar ... 529
ración del «test» 173 ples 316 les 461 17-4. Diferencias regionales y emi-
7-2. Práctica y variabilidad 177 11-2. El método del perfil para la des- 15-2. Diferencias de clase en el des- gración 532
7-3. Estudios en escuelas materna- cripción de la personalidad ... 317 arrollo psicológico 464 17-5. Comparaciones transversales
les 183 11-3. Investigación sobre el poder 15-3. «Status» socioeconómico e in- de grupos culturales y biológi-
7-4. Cuantía de escolaridad e inteli- creador 323 teligencia 470 cos 536
gencia 188 11-4. Percepción y personalidad ... 324 15-4. Desarrollo intelectual en los 17-6. Investigación sobre cultura y
7-5. Estudios longitudinales de po- 11-5. Condiciones que afectan a la grupos aislados 478 personalidad 540
blaciones 191 organización de rasgos 328 15-5. Diferencias urbanorrurales y Resumen 545
Resumen 194 11-6. Rasgos comunes opuestos a otras diferencias regionales ... 480 Bibliografía 546
Bibliografía 195 los individuales 337 15-6. Especialidad de las diferencias
11-7. El concepto de inteligencia ... 338 entre las clases sociales 486 CAP. XVIII.—LA CULTURA Y EL INDI-
CAP. VIII.—DIFERENCIAS DE EDAD 198 Resumen 489
Resumen 341 VIDUO 550
8-1. Métodos transversales y longi- Bibliografía 342 Bibliografía 490
18-í. Los sistemas de referencia cul-
tudinales 199 CAP. XVI.—DIFERENCIAS RACIALES: turales 551
8-2. Curvas de desarrollo 202 CAP. XII.—DEFICIENCIA MENTAL 346
PROBLEMAS METODOLÓGI- 18-2. Estadios de desarrollo y esce-
8-3. Constancia del cociente intelec- COS 495
12-1.
Criterios y niveles 347 nario cultural 555
tual (CI) 212
32-2.
Variedades clínicas y etiolo- 16-1. El concepto de raza 496 18-3. Anormalidad y cultura ......... 559
8-4. Funcionamiento intelectual en
gía 351 16-2. Factores selectivos 498 18-4. El lenguaje como factor cultu-
la madurez y en la ancianidad .. 219
12-3. Características físicas 359 16-3. Las diferencias del grupo y el ral de la conducta 563
8-5. Edad y personalidad 233
12-4. Características psicológicas ... 365 individuo 501 18-5. La «naturaleza humana» en
Resumen 240
12-5. Formación y rehabilitación ... 366 16-4. Diferencias culturales 502 las distintas culturas 567
Bibliografía 24l
Resumen 372 16-5. Bilingüismo 509 18-6. El individuo como miembro de
CAP. IX.—PARECIDO FAMILIAR 246 Bibliografía 373 16-6. Aplicación del «test» en encru- grupos múltiples 569
cijadas culturales 512 Resumen 572
9-1. Estudios de genealogía fami- CAP. X I I I . — E L GENIO 377 16-7. Niveles en los rasgos diferen- Bibliografía 573
liar 247
13-1.—Teorías relativas a la natura- ciales de cultura ".. 518
9-2. Estudios sobre correlaciones ... 254 ÍNDICE ALFABÉTICO DE AUTORES 579
leza del genio 378 Resumen 520
9-3. Parecidos de los gemelos en
13-2.—Métodos para el estudio del Bibliografía 521 ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 589
rasgos psicológicos 260
9-4. El ambiente de los gemelos ... 265 genio 384
9-5. Gemelos criados separadamen- 13-3. Características de los hombres
te 271 eminentes 386
9-6. Hijos adoptivos 278 13-4. El niño superdotado 396
9-7. Niños criados e instituciones ... 284 13-5. El niño superdotado se hace
Resumen 286 mayor 401
Bibliografía 287 Resumen 407
Bibliografía 409
CAP. X.—ORGANIZACIÓN DE RASGOS:
TEORÍAS Y METODOLOGÍA 292 CAP. XIV.—DIFERENCIAS SEXUALES . . . 412

10-1. Métodos para determinar la 14-1. Problemas metodológicos 412


variabilidad de rasgos 292 14-2. Factores biológicos y cultura-
10-2. Teorías sobre la organización les 420
de rasgos 296 14-3. Diferencias de los sexos en ap-
10-3. Análisis factorial 304 titudes 429
r PSICOLOGÍA
DIFERENCIAL
CAPITULO I

ORÍGENES DE LA PSICOLOGÍA
DIFERENCIAL

E L hombre ha conocido siempre la existencia de diferencias


entre sus semejantes. Ha sostenido variadas teorías, creencias o supersticiones rela-
tivas a las causas de tales diferencias, y las ha interpretado de formas distintas, de
acuerdo con su propio fondo tradicional. Pero en todo momento parece que ha
aceptado el hecho de su existencia. Entre los primeros vestigios de la actividad hu-
mana ya existen pruebas de que se reconocían y utilizaban las diferencias indivi-
duales.
En las culturas preliterarias, el artista, el hombre versado en medicina y el jefe
de tribu son ejemplos de personas que desplegaban talentos o características de per-
sonalidad especiales. En cualquier nivel de desarrollo cultural, la misma especializa-
ción del trabajo implica una suposición tácita de diferencias entre las personas.
El reconocimiento de las diferencias individuales no se limita a la especie hu-
mana. Pueden encontrarse fácilmente ejemplos en la conducta animal. En la lite-
ratura, tanto descriptiva como de ficción, se ha ti atado ampliamente de la aceptación
de ciertos individuos como jefes por las manadas de elefantes, búfalos y otros ani-
males gregarios similares. La jerarquía del picotazo de los pollos, tan frecuentemente
descrita, es otro ejemplo del caso que nos ocupa. Entre los pollos de corral se suele
dar una relación definida de dominación social, centrándose generalmente esta con-
ducta de luchas o picotazos en la adquisición del alimento. En casos tales, A atacará
a B, pero no ocurrirá lo contrario. A menudo surgirán violentos conflictos cuando se
discuta la autoridad del cabecilla principal del grupo. Estos ejemplos y otros muchos
ilustran la prevalencia de las respuestas diferenciales a los individuos, dentro del
propio grupo.
El objetivo y la investigación cuantitativa de las diferencias individuales en la
conducta constituye el dominio de la psicología diferencial. ¿Cuál es la naturaleza
y extensión de tales diferencias? ¿Qué podemos descubrir acerca de sus causas?
¿Cómo se ven afectadas dichas diferencias por el entrenamiento, el desarrollo y las
condiciones físicas? ¿De qué manera se organizan o relacionan entre sí las diferen-
cias de distintas características? Estas son algunas de las cuestiones fundamentales
propuestas por la psicología diferencial, y que trataremos en la primera parte del
presente libro. La psicología diferencial está interesada también en el análisis de
3
4 /. Orígenes de la psicología diferencial Diferencias individuales en el comienzo de la teoría psicológica 5

la naturaleza y características de las principales agrupaciones tradicionales, tales en cuanto a la destreza militar, representan el primer test de aptitud descrito siste-
como el anormal y el genio, los sexos y los grupos raciales, nacionales y culturales. máticamente de que existe memoria.
Esto proporciona la materia de los últimos siete capítulos. El estudio de tales diferen- Tampoco el genio múltiple de Aristóteles pasó' por alto las variaciones indivi-
cias de grupo sirve a un propósito triple. Primero, ciertos grupos son reconocidos duales. Dedicó en sus escritos considerable espacio a las diferencias de grupo,
y se reacciona ante ellos como tales en la sociedad contemporánea. Así, pues, es incluyendo las diferencias de especie, racial, social y de sexo, en cuanto a las carac-
de interés práctico aprender tanto como sea posible sobre su naturaleza. La infor- terísticas mentales y morales. En muchas de sus obras existe también una supo-
mación de este tipo puede, a su vez, modificar la idea popular que se tiene de sición implícita de las diferencias individuales, aunque Aristóteles no nos propor-
aquellos, y, finalmente, contribuir a la mejora de las relaciones entre grupos. ciona ningún tratado extenso sobre estas diferencias consideradas como tales.
Recibimos la impresión de que juzgaba la existencia de la variación individual
En segundo lugar, la investigación comparativa de los diferentes grupos ayuda-
demasiado obvia para requerir ninguna mención especial. Parece indicado suponer
rá a aclarar los problemas básicos de las diferencias individuales en general. En tales
que atribuía tales diferencias, al menos en parte, a factores innatos, según se des-
grupos podemos ver en acción los principios de las diferencias individuales y obser-
prende de enunciados como el siguiente:
var sus efectos. Las diferencias de los grupos en cuanto a la conducta, cuando se
consideran en conjunción con otras diferencias concomitantes entre los mismos, su-
/ Entonces, quizá alguien pueda decir: «Puesto que está en mi poder ser justo y bueno,
ministran un excelente medio a nuestro alcance para analizar las causas de la va- \ si lo deseo seré el mejor de todos los hombres.» Desde luego, esto no es posible... Porque
riabilidad humana. K. aquel que quiere ser el mejor, no lo será a menos que, además, se presuponga la natura-
Por último, la comparación de un fenómeno psicológico cuando se produce en ' ieza (29, Magna Mor alia, 1187b).
diferentes grupos puede contribuir a una más clara comprensión del fenómeno
mismo. Al intentar comprobar los hallazgos de la psicología general sobre grupos A través de las varias Eticas de Aristóteles aparecen pasajes que suponen la va-
que varían ampliamente, se observa a veces que no son tan generales como se riación individual. El siguiente enunciado, p. ej., deja poca duda en cuanto a la posi-
suponía. El estudio de un fenómeno en todas sus variadas manifestaciones equivale ción de Aristóteles sobre este punto:
a conseguir una mejor comprensión de su naturaleza esencial.
A pesar del temprano y extendido reconocimiento de las diferencias individua- Después de estas distinciones debemos advertir que en toda cosa continua y divisible
existe el exceso, la deficiencia y el término medio, y estos en relación de unos a otros o
les en las adaptaciones prácticas de la vida ordinaria, la investigación sistemática en relación para con nosotros, p. ej., en la gimnasia o en las artes de la medicina y en
de tales diferencias es un producto relativamente reciente en psicología. Por tanto, aquellas de la construcción y la navegación, y en cualquier tipo de acción, sea científica
empezaremos por considerar las condiciones que condujeron al establecimiento de o no científica, habilidosa o torpe (29, Ethica Endemia 1220b).
la moderna psicología diferencial.
Aristóteles proseguía describiendo las características de los hombres que po-
1-1. Las diferencias individuales en el comienzo de la teoría psicológica .— ! seen una cantidad excesiva o deficiente de distintos rasgos, tales como irascibilidad,
Uno de los primeros ejemplos de reconocimiento explícito de las diferencias indivi- audacia, impudicia, etc.
duales se encuentra en la República, de Platón. Uno de los objetivos fundamen- En la escolástica de la Edad Media, las diferencias individuales recibieron
tales del estado ideal de Platón era, en efecto, la asignación a los individuos de las relativamente poca atención. Las generalizaciones filosóficas con respecto a la na-
tareas especiales para las que estaban dotados. En el libro II de la República apa- turaleza de la mente eran formuladas en gran medida por medios teóricos más bien
recía el siguiente enunciado: «...no hay dos personas que nazcan exactamente que empíricos. De este modo, la observación de los individuos tenía poca o ninguna
iguales, sino que cada una difiere de la otra en dotes naturales, y así una es apro- parte en el desarrollo de tales doctrinas. De particular interés para la psicología
piada para una ocupación, y la otra, para otra distinta» (11, pág. 60). Además, diferencial es la [psicología de las facultades, sugerida por San Agustín y Santo To-
Platón proponía una serie de «acciones que realizar» para usarlas como tests de ap- más de AquinorTales facultades, como memoria, imaginación y voluntad^ han sido
titud militar con el fin de seleccionar los soldados de su estado ideal. Estas acciones, consideradas por algunos como las precursoras de los rasgos y factores corriente-
destinadas a servir de muestra de los varios rasgos que se consideraban esenciales, mente identificados mediante el análisis estadístico de las puntuaciones de los tests.
Sin embargo, estos factores últimamente determinados difieren en varios aspectos
1
de las facultades a que se llegó por derivación racional en la filosofía escolástica.
Para completar el breve esbozo histórico del estudio de las diferencias individuales
que damos en la presente sección y en las siguientes, remitimos al lector a cualquiera de los Del mismo modo, las muchas variedades de asociacionismo que florecieron del
trabajos clásicos sobre historia de la psicología, tales como BORING (7), MURPHY (23) y siglo xvn al xix prestaron escasa atención a las diferencias individuales. Los
RAND (28). asociacionistas se interesaron primordialmente por la elaborada mecánica median-
Los números entre paréntesis, aquí y a lo largo de todo el libro, se refieren a la bibliografía
numerada del final de cada capítulo. te la cual se asocian las ideas, dando nacimiento a los complejos procesos men-
6 /. Orígenes de la psicología diferencial Aparición de la psicología experimental 7

tales. Sus enunciados eran principios generales que no permitían el reconocimiento varios observadores entrenados, e indicó no solamente la presencia de tal ecuación
de la variación individual. Bain, el último de los llamados asociacionistas puros, personal de error, cuando se compara cualquier pareja de observadores, sino tam-
prestó, sin embargo, alguna atención en sus escritos a las diferencias individuales. bién la variabilidad de la ecuación en distintos momentos. Así se obtuvo el primer
El siguiente pasaje está tomado de su libro The Senses and the Intellect (1855): registro publicado de datos cuantitativos sobre diferencias individuales.
«Existe una fuerza natural de adhesión, específica a cada constitución, y que dis- Muchos astrónomos continuaron con las medidas de Bessel. En la segunda mi-
tingue a un individuo de otro. Considero que esta propiedad, como casi todas aque- tad del siglo xix,-con la introducción de cronógrafos y cronoscopios, llegó a ser po-
llas que pueden asignarse a la naturaleza humana, está desigualmente distribuida» sible medir la ecuación personal de un observador dado, sin referencia a ningún otro
(3, pág. 237). observador. Se hizo el intento de reducir todas las observaciones a sus valores obje-
Probablemente debería incluirse en este punto un desarrollo simultáneo en las tivos correctos, sin referencia a un sistema de tiempo basado sobre un observador
teorías educativas. En los escritos y prácticas de un grupo de educadores naturalistas considerado como tipo. Los astrónomos iniciaron el análisis de las diversas condicio-
de la última parte del siglo xvm y primera del xix, incluyendo a Rousseau, nes que afectaban la magnitud de la ecuación psrsonal. Fue este último problema,
Pestalozzi, Herbart y Froebel, es evidente que existe un claro principio de in- más bien que la medida de las diferencias individuales, el que los primeros psicólo-
terés hacia el niño individual. Las prácticas y métodos educativos habrían de gos experimentales acometieron en sus estudios sobre el tiempo de reacción.
estar determinados no por criterios externos, sino por la observación directa del
niño y de sus capacidades. Sin embargo, aún se hacía hincapié en la observación 1-3. Aparición de la psicología experimental.—Durante la segunda mitad del
del individuo como representativo de los individuos en general, más bien que en siglo xix, la psicología empezó a aventurarse a salir de su sillón y a entrar en el
cuanto distinto de otros individuos. Aunque en los escritos de estos educadores laboratorio. Los primeros psicólogos experimentales, en su mayoría, eran fisiólogos
cabe hallar manifestaciones sobre las diferencias entre los individuos y el deber cuyos experimentos llegaron a tomar gradualmente un matiz psicológico. Como re-
de adaptar la educación a ellas, todavía sigue insistiéndose sobre la educación libre sultado, tanto los puntos de vista como los métodos de la fisiología se introdujeron
natural, en contraste con los procedimientos impuestos desde fuera, más bien que a menudo directamente en la naciente ciencia de la psicología. En 1879, Wilhelm
sobre las propias diferencias individuales. El término individuo se suele usar sim- Wundt estableció el primer laboratorio de psicología experimental, en Leipzig. We-
plemente como sinónimo de naturaleza humana. ber. Fechner, Helmholtz y otros habían realizado previamente experimentos de natu-
raleza psicológica; pero el laboratorio de Wundt fue el primero en dedicarse ex-
1-2. La ecuación personal en astronomía.—Es bastante curioso que las prime- clusivamente a la psicología y en ofrecer facilidades para la formación de estudiantes
ras medidas sistemáticas de las diferencias individuales no fueran llevadas a cabo en los métodos de la nueva ciencia, ejerciendo así gran influencia sobre el desarrollo
en psicología, sino en la mucho más antigua ciencia de la astronomía. En 1796, de la naciente psicología experimental. Estudiantes de muchas naciones se sintieron
Maskelyne, astrónomo real en el Observatorio de Greenwich, despidió a Kinnebrook, atraídos por el laboratorio de Wundt y, a su regreso, establecieron laboratorios aná-
su ayudante, poique este observaba los tiempos; de~paso-de las estrellas casi un logos en sus propios países.
segundo después que él. El método entonces empleado para hacer tales observaciones Los problemas investigados en estos primeros laboratorios dan testimonio de
era el de vista y oído, que no solo requería la coordinación de las impresiones visua- la estrecha relación de la psicología experimental con la fisiología. El estudio de
les y auditivas, sino además complejos juicios espaciales. El observador anotaba el las sensaciones visuales y auditivas, tiempo de reacción, psicofísica y asociación
tiempo hasta el segundo del reloj; entonces empezaba a contar segundos escuchando constituía la casi totalidad del campo de la experimentación. Era característico de
el tictac del reloj y observando al mismo tiempo el paso de la estrella ante el campo los primeros psicólogos experimentales ignorar las diferencias individuales o bien
del telescopio. Anotaba la posición de la estrella en el último golpe del reloj, justa- considerarlas simplemente como errores casuales. Cuanto mayor fuera la variación
mente antes que alcanzara la línea crítica del campo; después, de modo análogo, individual en un fenómeno, menos precisas se consideraban las generalizaciones con-
anotaba su posición con el primer golpe inmediato al paso de la línea. De estas cernientes a su naturaleza. La extensión de las diferencias individuales represen-
observaciones se hacía una estimación en décimas de segundo del tiempo exacto en taba de este modo el error probable que había que esperar en la aplicación de las
que la estrella cruzaba la línea crítica. Este era el procedimiento aceptado y se con- leyes generales de la psicología. /
sideraba exacto, hasta una o dos décimas de segundo. Así, pues, al surgir la psicología experimental disminuyó el interés—en lugar de
En lfcl6, Bessel, astrónomo de Kónigsberg, leyó el incidente de Kinnebrook en acrecentarse—hacia el estudio de las diferencias individuales. Su mayor contribución
una história^del Observatorio Astronómico de Greenwich, y se interesó por me- al desarrollo de una psicología diferencial consistió en la demostración de que los
dir lo que más tarde fue conocido como la ecuación personal de los diferentes ob- fenómenos psicológicos pueden sujetarse a una investigación objetiva, y aun cuan-
servadores. En su origen, la ecuación personal se refería a la diferencia en segun- titativa ; de que las teorías psicológicas pueden comprobarse mediante datos reales;
dos entre las estimaciones de dos observadores. Bessel recogió y publicó datos sobre de que la psicología, en una palabra, podría convertirse en una ciencia empírica.
8 /. Orígenes de la psicología diferencial Desarrollo del método estadístico 9

Este paso era necesario antes que las teorías sobre el individuo pudieran ser reem- la sensibilidad inferior de los idiotas, observó que la_ capacidad discriminativa sen-
plazadas por los estudios sobre las diferencias individuales. sorial «en conjunto sería más alta entre los mejor dotados intelectualmente» (13, pá-
gina 29). Por esta razón, las medidas de capacidad sensorial, tales como las de la
1-4. Contribuciones de la ciencia biológica.—Durante el siglo xix, la biología vista y el oído, integran una parte relativamente grande de los tests que Galton
hizo rápidos progresos bajo el ímpetu de la formulación de la doctrina de la evo- construía y empleaba. Entre estos puede mencionarse la barra de Galton para la
lución hecha por Darwjo. Un subproducto de esta doctrina fue la ascensión a lugar discriminación visual de la longitud; el silbato, para la discriminación del tono
destacado del punto de vista comparativo, que supone la observación de fenóme- más alto perceptible, y tests de discriminación cinestésica basados en la ordenación
nos semejantes en especies distintas. En su esfuerzo por probar algunas de las con- de una serie de pesos, así como otros de energía del movimiento, velocidad de reac-
clusiones de la teoría de la evolución, Darwin y cierto número de sus contempo- ciones simples y muchos más de naturaleza análoga. Ga]t_on. inició asimismo el uso
ráneos reunieron el primer gran cuerpo de datos sobre conducta animal. Iniciada de tests de asociación^ libre, técnica más tarde adoptada y desarrollada porJWundL
con material anecdótico y observaciones en el campo, esta investigación condujo El estudio de Galton acerca de las diferencias individuales y de grupo en cuanto
a los experimentos animales altamente controlados del siglo xx. La psicología di- a la imaginación mental fue otro de sus esfuerzos de iniciación. Representaba la
ferencial se ha aprovechado en gran manera de tales investigaciones sobre la con- primera aplicación extensa de los métodos del cuestionario en psicología.
ducta animal. Ejemplos de destacados tipos de investigación, considerados más El desarrollo de la moderna ciencia de la genética también influyó considerable-
plenamente en el capítulo IV, incluyen el estudio de las series de desarrollo en mente en la formación de la psicología diferencial. El redescubrimiento de las leyes
el esfuerzo por descubrir los principios del desarrollo de la conducta; la exploración de la herenciajie Mendel, en 1900, condujo a una vigorosa experimentación sobre
de cambios anatómicos y orgánicos que corren parejos con cambios en la conducta, el mecanismo deTaTEerencia. La investigación altamente satisfactoria sobre la he-
y los muchos experimentos relativos al efecto de los factores ambientales controlados rencia de rasgos físicos en los animales, el trabajo sobre la mosca de la fruta,
sobre la conducta subsiguiente. Drosophila, cuyo ejemplo más sobresaliente se ha reflejado de diversas formas
De particular importancia para la psicología diferencial es la obra del biólogo en la psicología diferencial. Primeramente contribuyó a la aclaración y precisión
inglés Francis Galton, uno de los más eminentes seguidores de Darwin. Galton fue del concepto de herencia. En segundo lugar, proporcionó una variedad de modelos
el primero que intentó aplicar los principios evolucionistas de la variación, selección genéticos, en función de los cuales podían examinarse los datos de la conducta.
y adaptación al estudio de los individuos humanos. Las investigaciones científicas de En tercer lugar, condujo directamente a la experimentación animal sobre la selec-
Galton^ fueron muchas y variadas, pero siempre coincidieron en el subyacente inte- ción y entrecruzamiento para la investigación de características psicológicas (véa-
rés por el estudio de la herencia. En ^869 publicó un libro titulado Hereditary Genius, se Cap. IV). Por último, el desarrollo de la genética humana ha sugerido métodos
en el cual, mediante la aplicación derahora famoso método de laiíisTória familiar, para el análisis estadístico de semejanzas y diferencias familiares, que se han apli-
trató de demostrar la herencia de talentos específicos en varios campos de trabajo cado extensamente a los datos psicológicos (véase Cap. IX).
(véase Cap. IX para un informe más extenso). Le siguieron dos libros semejantes,
titulados EnglishMen of Science (1874) y Natural InheritanceJ\%^^ 1-5. Desarrollo del método estadístico.—Uno da los principales instrumentos
En relación con su estudio de la herencia humana, pronto resultó patente para de investigación de la psicología diferencial es el análisis estadístico^JüaJífla^ inte-
Galton que los individuos, emparentados y no emparentados, deben medirse objeti- ligentemente, percibió la necesidad de técnicas estadísticas especializadas para tra-
vamente y en grandes números, a fin de descubrir los grados de parecido que entre tar los datos sobre las diferencias individuales que reunía. De acuerdo con ello,
ellos existan. Con este propósito ideó numerosos tests y medidas y, en Jjtf^estable- se dedicó a adaptar cierto número de procedimientos matemáticos con este fin.
ció su famoso labcaatono^jiglropométricq en el museo de South Kensington, en Entre los principales problemas estadísticos por los que Galton se interesó destacan
Londres. Allí, mediante el pago de una pequeña tarifa, cualquier persona podía el de la curva de distribución normal (véase Cap. II) y el de la correlación.
hacerse examinar en cuanto a discriminación sensorial, capacidades motoras y otros Sobre este último trabajó intensamente y desarrolló un índice que llegó a conocerse
procesos sencillos. con el nombre de coeficiente de correlación. Sin embargo, fue uno de sus alumnos,
A través de la medida de los procesos sensoriales, Galton esperaba llegar a un Karl Pearson, quien más tarde resolvió los detalles matemáticos de la teoría de lá
cálculo del nivel intelectual de los sujetos. En Inquines inío-Muman Fgcjdty*. colec- correlación. Pearson fue también autor del desarrollo y sistematización de lo que,
ción de ensayos diversos publicada en 1883, escribía: «La única información que hasta hace poco, constituía casi todo el campo de la estadística.
llega a nosotros en relación con los acontecimientos exteriores parece pasar a través Otro estadístico británico cuyas contribuciones afectaron de forma significativa
de la avenida de nuestros sentidos; y cuanto más perceptivos de diferencias son los el curso subsiguiente de la estadística, fue R. A. Fisher. Trabajando principalmente
sentidos, más amplio es el campo sobre el cual pueden actuar nuestro juicio y nues- dentro del área de la investigación agrícola, Fisher dedujo nuevas técnicas estadís-
tra inteligencia» (13, pág. 27). Y, además, fundándose en las investigaciones sobre ticas que han demostrado ser extremadamente útiles en muchos otros campos, inclu-
10 /. Orígenes de la psicología diferencial Desarrollo del método estadístico 11

yendo la psicología, y que han abierto vastas y nuevas posibilidades para el aná- Las fluctuaciones casuales entre los resultados de dos muestras aleatorias distintas
lisis de los datos. Su nombre se ha asociado más estrechamente al análisis de las constituyen lo que se conoce como error de muestreo.
varianzas, técnica que permite la investigación simultánea de los efectos de varias Todavía existe otra manera de que los errores casuales puedan afectar nuestros
variables en un solo experimento. resultados. Si medimos la velocidad en la carrera de un grupo de niños, y después
Una interpretación inteligente de casi todos los estudios en psicología dife- repetimos esta medida con el mismo grupo en un día distinto, probablemente llega-
rencial requiere la comprensión de ciertos conceptos estadísticos fundamentales. Está remos a comprobar una ligera diferencia de velocidad media ; Puede ocurrir que cier-
fuera del alcance de este libro la descripción de los procedimientos de cálculo, así to número de chicos estuviera cansado cuando se les probó el primer día, y, sin
como la discusión con alguna extensión de los conceptos estadísticos. Se dispone embargo, en las mejores condiciones en la segunda ocasión. En el curso de repetidas
de numerosos y excelentes libros en el campo de la estadística psicológica, y el medidas en muchas ocasiones, estos errores casuales llegarían a equilibrarse*. Pero
estudiante debe consultarlos si desea obtener detalles más completos ! . Sin embargo, los resultados de cualquiera de las observaciones de un día pueden ser demasiado
puede presentar grandes ventajas resumir aquí el significado esencial de dos con- altos o demasiado bajos. En este caso, cabe pensar en los resultados de un solo
ceptos estadísticos de la mayor importancia en psicología diferencial: la significa- día como en una muestra de la población entera de medidas que podría obte-
ción estadística y la correlación. nerse del mismo grupo.
Ambos tipos de errores casuales pueden calcularse aplicando medidas estadís-
Significación estadística.—La significación estadística se refiere fundamental-
ticas de fiabilidad. Se dispone de fórmulas para calcular la fiabilidad de las me-
mente al grado en el cual cabría esperar resultados análogos si hubiera de repetirse
dias o de las diferencias entre medias, de las medidas de variabilidad, de las corre-
una investigación. ¿Qué probabilidades hay de que se invierta la conclusión original
laciones y de muchos otros índices. Por medio de estos procedimientos, cabe
en una segunda investigación del mismo problema? Es obvio que esta es una pregun-
predecir los límites probables dentro de los cuales pueden fluctuar nuestros resulta-
ta fundamental que ha de plantearse ante cualquier investigación. Una razón para dos debido a los errores casuales. Como es de suponer, un elemento importante en
esperar cierto cambio en los resultados se halla en el error de muestreo. Este error todas estas fórmulas es el número de casos de la muestra. Siendo las demás con-
casual, o fuente de fluctuaciones incontroladas en los datos, surge de que todo in- diciones iguales, cuanto mayor sea la muestra, más estables serán los resultados,
vestigador emplea solamente una muestra de la posible población total en estudio. puesto que en grandes grupos los errores casuales tienden a anularse.
Si, p. ej., un investigador desea saber la estatura media de los niños americanos Una de las más comunes aplicaciones de tales medidas de fiabilidad en la psi-
de ocho años, podrá medir 500 chicos de esta edad distribuidos por todo el país. cología diferencial es la relativa a la significación de la diferencia entre dos con-
Teóricamente, debe tratar de conseguir una auténtica muestra aleatoria para este juntos de puntuaciones.' ¿Es la diferencia obtenida suficientemente grande para caer
propósito. Así, si tuviera los nombres de todos los niños de ocho años, podría echar más allá de los límites probables de la fluctuación casual? Si la contestación es
suertes hasta reunir 500 nombres. O podría disponer los nombres en orden alfa- afirmativa, concluimos que la diferencia es significativa desde el punto de vista
bético y escoger uno de cada diez. Una muestra aleatoria es aquella en que cada estadístico.
individuo tiene las mismas probabilidades de estar incluido. Esta condición requiere Supongamos que, en un test de comprensión verbal, un grupo de mujeres obtiene
que cada elección sea independiente de todas las demás. Así, p. ej., si en un proce- un promedio superior en 8 puntos al de un grupo de hombres. Para valorar la
dimiento de muestreo la selección de un individuo impidiera la de cualquiera de significación de esta diferencia 1, calculamos lo que se conoce como la razón /. Por
sus parientes, la muestra resultante no sería verdaderamente aleatoria. la referencia a una tabla de / podemos investigar la probabilidad de que una diferen-
En la práctica, el investigador reunirá probablemente una muestra representativa, cia igual o mayor que la obtenida de 8 puntos en favor de cualquiera de los
asegurándose de que su grupo está distribuido de igual manera que la población total grupos, pueda haber resultado por casualidad. Supongamos que encontramos que
de chicos americanos de ocho años, respecto de factores tales como la razón de esta probabilidad (o valor P) es de 1 cada 100 (P = 0,01). Esto significa que si no
las poblaciones urbana-rural, la región del país, el nivel social y económico de la existiera la diferencia de sexos en la comprensión verbal de la población total, y si
vecindad, el tipo de escuela, etc. De cualquier modo, la estatura media de la mues- hubiéramos de extraer 100 muestras al azar de hombres y mujeres de esa pobla-
tra se tomará como la mejor aproximación de la estatura media de la población. ción, encontraríamos una sola vez una diferencia media de magnitud 8. Por tanto,"
Las dos medidas no serán, sin embargo, idénticas. Tampoco se obtendría la misma decimos que la diferencia obtenida a causa del sexo es significativa al nivel 0,01.
media en otra muestra aleatoria de otros 500 chicos americanos de ocho años. Esta afirmación es una expresión de la confianza que podemos tener en nuestra con-
1
1 En estudios anteriores1' se solía emplear la razón crítica para este fin. Aunque difieren
Se han publicado unas pocas introducciones cortas y elementales a la estadística psico- en ciertos detalles, ambas se interpretan esencialmente de la misma forma. Además, con gran-
lógica, de las cuales la de GARRET (14) es un ejemplo reciente, Para un tratamiento más avan- des grupos (100 o más casos), los resultados obtenidos por las dos técnicas no varían apre-
zado y de mayor alcance, remitimos al lector a textos como los de GARRET (15), GUILFORD (18) ciablemente.
y MCNEMAR (21).
12 /. Orígenes de la psicología diferencial
Desarrollo del método estadístico 13
clusión. Así, si el investigador concluyera que sus resultados demuestran una dife-
-alta en un grupo de medidas le corresponde también la puntuación más alta en el
rencia de sexos, sus probabilidades de equivocarse serían del 1 por 100. Inversa-
otro grupo; que aquel que es segundo en el primer grupo lo es también en el se-
mente, sus probabilidades de estar en lo cierto son, como es natural, del 99 por 100.
gundo, etc., siendo idéntica la posición relativa de cada persona en las dos medidas.
Otro nivel de significación que se encuentra con frecuencia es el de P 0,05. Esto
Una correlación — 1,00, por otra parte, indica que la puntuación más alta en una
quiere decir que existen 5 probabilidades de cada 100 de caer en error, y 95 probabi- medida se empareja con la más baja en la otra, presentándose a través de todo el
lidades por 100 de estar en lo cierto. grupo una correspondencia inversa perfecta. Una correlación cero significa que no
Otro tipo de problema en el que necesitamos una razón /, con su valor P, es existe relación alguna entre los dos grupos de puntuaciones o el tipo de dispo-
el que incluye el efecto de alguna condición experimental, tal como la administra- sición que resultaría si se mezclaran las puntuaciones y se emparejaran al azar. Se
ción de tabletas de vitaminas sobre los logros conseguidos en un test. ¿Actúa el aplican, desde luego, las mismas interpretaciones, cuando han sido correlacionadas
grupo que recibió la vitamina de una forma significativamente mejor que el grupo de las puntuaciones de diferentes personas, tales como padres e hijos; p. ej., una corre-
control, al que solamente se le dio una tableta placebo? La diferencia media entre lación + 1,00 indicaría que si el padre es el que puntúa más alto en el grupo, tam-
los dos grupos, ¿es lo suficientemente grande para llegar al nivel 0,01 de significa- bién su hijo logrará la puntuación mayor; el padre que vaya en segundo lugar ten-
ción? ¿O podría resultar por casualidad más de una vez sobre 100? drá por hijo al que puntúe en segundo
Otro ejemplo consistiría en volver a dar el mismo test a los mismos sujetos, lugar, y así sucesivamente.
antes y después de una experiencia interpolada, tal como un programa de entrena- El signo del coeficiente de correla-
90-94 p Ti / Ui

miento especial. De nuevo necesitamos saber si la ganancia que se advierte en el ción, positivo o negativo, indica la di- $ 85-89 r // \tl
mi
grupo es lo bastante grande para caer fuera de los resultados casuales que pueden rección de la relación. Una correlación 1 80-84 // /// 1/
//// m ///
esperarse. negativa significa una relación inversa £ 75*79 p
entre las variables. La magnitud del m II1 ~
Ha de añadirse que el valor P no tiene por qué—y rara vez sucede así—caer | 70-74 i m
un
/ 1
exactamente en los límites designados, tales como 0,05, 0,01 ó 0,001. Si, p. ej., el coeficiente representa la proximidad o "fc 65-69 //// ni m
mi //
investigador está dispuesto a aceptar el nivel de significación 0,01, esto indica que grado de correspondencia. Las correla- •mt II
J 60-64 / II
llegará a una conclusión cuando las posibilidades de equivocarse sean uno o menos ciones que se encuentran en la investi- '.o ni ni II i
gación psicológica casi nunca son numé- S 55-59 /
de uno por cada 100. De aquí que se acostumbre dar los valores P en las for- a ni i
ricamente iguales a 1,00. En otras pala- 1 50-54 /
mas P<0,05 o P<0,01, con este significado: las posibilidades de que la conclu- un l
sión sea errónea son menores del 5 por 100 o menores del 1 por 100, respectivamente. bras, la correlación no es perfecta (ni en ^ 45-49

Correlación.—Este es otro concepto estadístico con el que el estudiante de psi- una ni en otra dirección), sino que refleja
alguna variación individual dentro del
40-44 |
-J_L 1 "1
cología diferencial debe familiarizarse. Se entiende por correlación el grado de rela- £
grupo. Lo que se suele hallar es una ten-
ción o correspondencia entre dos conjuntos de medidas; p. ej., podemos querer K S
dencia de los que puntúan más alto en puntuación en el ensayo núm. /
saber la relación existente entre las puntuaciones obtenidas por los mismos indivi-
una variable a puntuar alto también en
duos en dos tesis diferentes, tales como el de razonamiento numérico y el de habi-
la otra, con cierto número de excepcio-
lidad mecánica. O que el problema consista en hallar el grado de correspondencia nes individuales dentro del grupo. Numé-
FIG. 1-1.—Distribución bivariante de 114
entre las puntuaciones de personas que están emparentadas, tales como padres e sujetos, en los ensayos inicial y final de
ricamente, el coeficiente de correlación re- un test de palabras ocultas: correla-
hijos, sobre el mismo test. En otro tipo de investigación se habrán de correlacionar sultante tendrá algún valor comprendido ción = 0,82. (Datos no publicados de
las puntuaciones de los mismos sujetos en el mismo test, administrado en diferentes Anastasi, 1.)
entre cero y uno.
ocasiones, tales como antes y después de un período de práctica. Es obvio que hay En la figura 1-1 se da un ejemplo de
muchos problemas en psicología diferencial que exigen este tipo de análisis. una correlación positiva relativamente alta. El diagrama presenta una distribución
La medida de correlación más común es el coeficiente de correlación del pro- bivariante o distribución en dos variables. La primera variable (representada en
ducto-momento de Pearson, y convencionalmente designado por el símbolo r. el eje horizontal) señala las puntuaciones en la primera prueba de un test de pala-
Este coeficiente proporciona un índice sencillo del grado y relación de la corre- bras ocultas en el que los sujetos habían de subrayar cada palabra de cuatro letras
lación presente-dentro de todo el grupo. Puede variar desde + 1,00 (una correla- que encontraran en una página de letras de varios colores. La segunda variable (repre-
ción positiva perfecta), pasando por cero, a — 1,00 (una correlación inversa o ne- sentada en el eje vertical) se refiere a las puntuaciones obtenidas por los mismos
gativa perfecta). sujetos en otra forma del mismo test, administrada en la prueba número 15. Cada
Una correlación + 1,00 significa que al individuo que recibe la puntuación más marca de trazo en el diagrama indica la puntuación de uno de los 114 sujetos en
ANASTASI.—2
El progreso de los «tests» en psicología 15
14 /. Orígenes de la psicología diferencial
tests psicológicos1. Ya hemos identificado los comienzos del manejo de tests en
una y otra prueba, la número 1 y la número 15; p. ej., un sujeto cuya puntuación las investigaciones de Galton con tests sensomotores sencillos. Otro contribuyente
inicial cayó entre 15 y 19, lograba una puntuación final entre 50 y 54. Al calcular importante al desarrollo de los tests psicológicos fue el psicólogo americano Ja-
el coeficiente de correlación de Pearson entre estos dos conjuntos de puntuaciones mes NJtJjjgfy r^ttpll En Cattell encontramos la convergencia de dos movimientospa-
resultó igual a 0,82. ralelos: el orto de la psicología experimental y la medida de las diferencias indi-
Sin entrar en detalles de cálculo, podemos advertir fácilmente que esta técnica viduales. Para su doctorado en Leipzig, bajo la dirección de Wundt, Cattell pre-
de correlación se basa en la desviación de cada individuo respecto a la media del paró una disertación sobre las diferencias individuales en el tiempo de reacción.
grupo en las dos variables. De este modo, si todos los individuos hubieran caído A continuación, pasó algún tiempo como lector en Inglaterra, donde mantuvo su
igualmente lejos, por encima o por debajo de la media del grupo, en ambas prue- interés por las diferencias individuales debido al contacto con Galton. A su vuelta
bas inicial y final, la correlación sería igual a + 1,00. En la figura 1 no se observa a América, Cattell se preocupó intensamente por el establecimiento de labora-
una correspondencia tan perfecta. A la vez, las marcas de trazos tienden a reunirse torios de psicología experimental y la expansión del manejo de tests.
a lo largo de la diagonal que va desde el ángulo inferior izquierdo al ángulo supe- Primeros «tests» mentales.—En un artículo escrito por Cattell en 1890 (9) se
rior derecho. Este tipo de distribución bivariante indica una alta correlación positi- empleó .por primera vez el término test mental en la literatura psicológica. Este ar-
va, ya que no hay individuos que puntúen muy bajo en la prueba inicial y muy alto tículo describe una serie de tests que anualmente se aplicaban a los universitarios
en la final, o muy alto en la inicial y muy bajo en la prueba final. Lo que indica en un esfuerzo por determinar su nivel intelectual. El test, que había de hacer-
en realidad el coeñciente 0,82 es que los sujetos tendieron a mantener la misma se individualmente, incluía medidas de energía muscular, rapidez de movimiento,
posición relativa en el grupo, al principio y al fin de la práctica. sensibilidad al dolor, agudeza visual y auditiva, discriminación de pesos, tiempo de
Sabiendo el número de casos en los que se obtuvo una correlación, podemos tam- reacción, memoria y cosas semejantes. En su elección de tests, Cattell compartía
bién valorar la significación estadística del r obtenido por los métodos citados an- la opinión de Galton de que podía obtenerse una medida del funcionamiento intelec-
teriormente en esta sección. Así, con 114 casos, se encuentra que un r de 0,82 es tual mediante tests de discriminación sensorial y de tiempo de reacción. La pre-
significativo en el nivel 0,001. Esto quiere decir que si los dos conjuntos de pun- ferencia de Cattell hacia estos estaba reforzada por su creencia de que las funciones
tuaciones no estuvieran realmente correlacionados (es decir r = 0), una correlación sencillas podían medirse con precisión, en contraste con aquellas más complejas
de 0,82 o superior se presentaría por azar menos de una vez sobre mil. De este modo cuya medida objetiva parecía una tarea casi desesperada en aquel tiempo.
podemos tener plena confianza en que las dos variables están efectivamente corre- Los tests de Cattell eran característicos entre los que aparecieron durante la úl-
lacionadas. tima década del siglo xix. Pueden notarse, sin embargo, algunos esfuerzos para con-
Además de la r de Pearson hay otros métodos para medir la correlación, apro- seguir información acerca de funciones psicológicas más complejas en la inclusión
piados en situaciones especiales; p. ej., cuando los sujetos se han ordenado o se han de tests de lectura, asociación verbal, memoria y razonamiento aritmético sencillo (22,
clasificado en unas cuantas categorías discretas, teniendo en cuenta uno o ambos 30). Estos tests se aplicaban a niños escolares, estudiantes universitarios y adultos de
rasgos, la correlación entre los mismos puede también hallarse mediante fórmulas todas clases. En la Exposición Americana celebrada en Chicago en 1893, Jastrow ins-
apropiadas. Los coeficientes resultantes se expresan numéricamente sobre una escala taló un stand en el cual se invitaba a los visitantes a someterse a tests sobre sensibili-
que va del 0 al 1,00, y pueden interpretarse aproximadamente igual que la r de dad, capacidad motora y procesos perceptivos sencillos, y a comparar su habilidad
Pearson. con la tomada como tipo (cf. 26, 27). Unos cuantos intentos de valorar estos primeros
El campo rápidamente creciente de la estadística ha prestado muchos concep- tests dieron resultados muy descorazonadores. La realización individual mostraba
tos y técnicas a la psicología diferencial, además de los de significación estadística poca correspondencia de un test a otro (30, 37), y se observaba poca o ninguna corre-
y correlación. Hemos tratado particularmente de estos dos, porque pronto tendre- lación con las estimaciones independientes del nivel intelectual determinadas por las
mos ocasión de volver a referirnos a ellos y se repetirán en conexión con casi todos valoraciones de los profesores (6, 16) o los grados académicos (37).
los temas. Introduciremos otros importantes procedimientos estadísticos en distintos Los psicólogos europeos de la época, incluyendo a Oehrn (25), Kraepelin (20) y
temas específicos; p. ej., las curvas de distribución y las medidas de variabilidad Ebbinghaus (12), en Alemania, y Guicciardi y Ferrari (17), en Italia, recogieron
serán consideradas en el capítulo II. De modo análogo, las técnicas del análisis fac- series análogas de tests. En un.artículo publicado en Francia en 1895. Binet y Hen-
torial, que representan un análisis adicional de los coeficientes de correlación, se ri (4) criticaron la mayor parte de las series de tests de que se disponía, consideran-
citarán al tratar la investigación sobre la organización de rasgos o características do que eran sensoriales en demasía y que se concentraban indebidamente sobre
(Cap. X). 1
Para un tratado más detallado de los principios del movimiento de aplicación de tests,
así como para una introducción al campo de los tests psicológicos, remitimos al estudiante a
1-6. El progreso de los «tests» en psicología.—De igual importancia que la cualquier texto reciente sobre tests psicológicos, tal como el de ANASTASI (2).
estadística como instrumento de la psicología diferencial pueden considerarse los
16 /. Orígenes de la psicología diferencial El progreso de los «tests» en psicología 17
capacidades sencillas y especializadas. Además, mantenían que en la medida de cito. La primera se preparó para uso general. La segunda era una escala no verbal,
funciones más complejas no se necesitaba un alto grado de precisión, ya que las di- destinada a los analfabetos y a los reclutas de origen extranjero que no estaban
ferencias individuales son más amplias en tales casos. Para obviar en parte estas suficientemente familiarizados con el inglés.
objeciones, Binet y Henri propusieron una nueva serie de tests que cubrían funcio- Desarrollos posteriores.—Los años posteriores a la primera guerra mundial fue-
nes tales como la memoria, imaginación, atención, comprensión, sugestionabilidad ron testigos de un desarrollo fenomenal en el número de tests de que se dispone,
y apreciación estética. En estos tests pueden reconocerse las tendencias que al fin el empleo de técnicas continuamente variadas y la aplicación de tests a muchos
condujeron al desarrollo de los famosos «tests de inteligencia» de Binet. aspectos diferentes de la conducta. Se construyeron escalas de inteligencia de grupo
«Tests»^de inteUgencia^-Eti 1904, el ministro francés de Instrucción Pública de- para todas las edades y tipos de sujetos, desde los niños del jardín de infancia
signaba una comisión para estudiar el problema del retraso entre los niños de las hasta los estudiantes graduados. Pronto fueron estas completadas mediante tests
escuelas públicas. Como resultado directo de su trabajo para aquella, Binet, en co- de aptitudes especiales, tales como la música o las aptitudes mecánicas. Un desarro-
laboración con Simón, preparó la primera escala de inteligencia destinada a dar un llo más reciente ha dado lugar a la aparición de las baterías de factores múltiples.
índice general del nivel de funcionamiento intelectual del individuo (5). En 1908 Estas baterías fueron el resultado natural de la investigación sobre la organización
apareció la primera revisión de Binet de esta escala, en la cual los tests estaban de rasgos, que hemos de considerar en los capítulos X y XI. En esencia, las baterías
agrupados en niveles de edad, sobre la base de ensayos empíricos; p. j . , en el nivel de factores múltiples proporcionan, en lugar de una sola puntuación global, tal
de tres años se colocaban todos los tests que podían pasar los niños normales de como el cociente de inteligencia, un perfil de puntuaciones sobre diversas aptitudes
tres años; en el nivel de cuatro años, todos aquellos que pasaban los niños nor- fundamentales.
males de cuatro años, y así sucesivamente hasta la edad de trece. La puntuación Otro desarrollo paralelo ha sido la extensión de los tests psicológicos a los rasgos
de un niño en la escala viene referida así a una edad mental, es decir, la edad de na intelectuales, gracias al uso de los inventarios de personalidad, técnicas pro-
los niños normales cuya ejecución iguala. yectivas y otros artificios. Este tipo de tests, iniciado en la primera guerra mundial
Aun antes déla revisión de 1908, los tests de Binet-Simon atrajeron ampliamente con la Hoja de Datos Personales de Woodworth, ha crecido rápidamente para in-
la atención de los psicólogos de todo el mundo. Aparecieron traducciones y adapta- cluir medidas de intereses, actitudes, adaptación emocional y rasgos sociales. Aun-
ciones en muchas lenguas. En América se preparó cierto número de revisiones, que se ha empleado una abrumadora cantidad de energía y capacidad de invención en
la más famosa de las cuales es la desarrollada bajo la dirección de Terman en la la preparación de tests con estos fines, los éxitos alcanzados hasta la fecha no
Universidad de Stanford, conocida como la Stanford-Binet (34). Fue en esta escala igualan todavía al de los tests de aptitud.
donde primeramente se introdujo el cociente de inteligencia (CI) o razón entre la Conceptos acerca de los «tests».—Como en el caso de la estadística, hay ciertos
edad mental y la cronológica. La revisión admitida de esta escala, a la que a menudo conceptos básicos que se refieren a los tests psicológicos, con los cuales debe fa-
se hace referencia como la escala de Terman-Merril (35), es todavía uno de los miliarizarse el estudiante de psicología diferencial. Uno de estos es el concepto de
tests individuales de inteligencia más ampliamente usado. normas. Ninguna puntuación tiene significado en un test psicológico hasta que
«Tests» colectivos.—Otro hito importante en el progreso de los tests psicoló- se compara con las normas del test. Tales normas se reúnen en el proceso de tipi-
gicos lo marca el desarrollo de las escalas de grupo. Las escalas de Binet y otras ficación de un nuevo test, dando este a un grupo de sujetos representativos de la
que tomaron a estas como modelo se conocen como «tests» individuales, en el sentido población para la cual se destina. La capacidad de este grupo sirve entonces como
de que cada vez solo puede someterse un sujeto al test. Además, son de tal natura- tipo en función del cual ha de valorarse toda puntuación individual. Las normas
leza que se requiere un examinador muy diestro para aplicarlos. Bajo estas con- pueden expresarse de modos diferentes, tales como edades mentales, percentiles o
diciones no es factible el test en gran escala. El advenimiento de las escalas de puntuaciones típicas. Pero todas capacitan al examinador para situar al sujeto
inteligencia de grupo fue, probablemente, el factor principal de la vulgarización con referencia a la muestra de tipificación. ¿Es su realización en el test igual al
de los tests psicológicos. Los tests colectivos no solo se adaptan a la prueba si- promedio del grupo? ¿Está por encima o por debajo del promedio, y si es así, cuánto
multánea de grandes grupos; también su aplicación y puntuación están muy simpli- se aleja de él?
ficadas.
Otro concepto importante es el de la fiabilidad del «test». Se quiere expresar así
El impulso para el desarrollo de los tests colectivos lo suministró, en 1917, su conciliabilidad. Si a un individuo se le volviera a dar el test en día distinto o con
la necesidad urgente de aplicar tests a más de millón y medio de hombres en el una forma paralela del mismo test, ¿en cuánto variaría su puntuación? Se acos-
ejército de EE. UU., durante la primera guerra mundial. Para muchos propósitos tumbra determinar la fiabilidad correlacionando las puntuaciones obtenidas por
militares se requería una clasificación de los reclutas, aproximada y rápida, rela- las mismas personas en dos ocasiones distintas. Se advertirá que la fiabilidad del
tiva a la inteligencia. Los psicólogos del ejército salieron al encuentro de este pro- test depende de uno de los tipos de errores casuales descritos en una sección anterior.
blema construyendo dos escalas de grupo, conocidas como la Alfa y Beta del ejér- Sin embargo, esta fiabilidad está afectada por el efecto de tales errores casuales
18 /. Orígenes de la psicología diferencial Resumen 19
sobre la posición relativa del individuo en sucesivos tests. No trata del efecto de la psicología diferencial, efectuó una valoración de la introspección, la observa-
estos errores sobre las medias y otros resultados de grupo. ción objetiva, el uso de material tomado de la historia y la poesía, el estudio de la
Una de las cuestiones fundamentales acerca de los tests psicológicos se refiere cultura, los tests cuantitativos y el experimento. La segunda parte contenía una dis-
a su validez, es decir, el grado en que el test mide en realidad aquello que se inten- cusión general, y algunos datos sobre diferencias individuales en varios rasgos psi-
ta. La validez puede investigarse comprobando las puntuaciones del test mediante cológicos, desde las simples capacidades sensoriales hasta los más complejos pro-
un gran número de clases de datos obtenidos independientemente, tales como ex- cesos mentales y características emocionales. El libro de Stern volvió a aparecer
pedientes escolares, índices de tareas realizadas con éxito o valoraciones de dirección. en una edición cuidadosamente revisada y aumentada, en 1911, y de nuevo en 1921,
Los datos sobre normas, fiabilidad y validez del test deben reunirse mientras se bajo el título de Die Differentielle Psychologie in ihren methodischen Grundlagen (33).
encuentra en período experimental y antes de su entrega para uso general. Los En América se nombraron comisiones para investigar los métodos de aplica-
tests de que se dispone difieren considerablemente en el grado en que satisfacen ción de tests y para fomentar la acumulación de datos sobre diferencias indivi-
especificaciones deseables en estos aspectos, así como en la plenitud con que se duales. En su reunión de 1895, la Asociación Psicológica Americana designó una
da cuenta de la información necesaria. En un esfuerzo por mejorar y sistematizar comisión «para considerar la posibilidad de cooperación entre los diversos laborato-
esta situación, la Asociación Psicológica Americana dio a conocer, en 1954, un con- rios psicológicos en la compilación de estadísticas físicas y mentales» (10, pág. 619).
junto de Technical Recommendations jor Psychological Tests and Diagnostic Al año siguiente, la Asociación Americana para el avance de la Ciencia establecía
Techniques (39), en donde se analizan diferentes tipos de normas, maneras de medir una comisión permanente para organizar una inspección etnográfica de la pobla-
la fiabilidad y validez y otros problemas relativos a la valoración de los tests. ción blanca de EE. UU. Cattell, uno de los miembros de la comisión, señaló la im-
El lector que desee una orientación adicional sobre el juicio actual acerca de los portancia de incluir tests psicológicos en esta inspección, y sugirió que su trabajo
tests psicológicos debe consultar esta publicación. fuese coordinado con el propuesto por la Asociación Psicológica Americana (10, pá-
ginas 619, 620).
1-7. Aparición de la psicología diferencial.—En el recodo del siglo, la psicolo- Continuaba a la vez la aplicación a varios grupos de los tests últimamente idea-
gía diferencial había empezado a asumir una forma definida. En 1895, Binet y Henri dos. Kelly (19) en 1903, y Norsworthy (24) en 1906, compararon a niños normales
publicaron un artículo titulado La psychologie individuelle (4), que representaba el y a otros con debilidades mentales, en tests sensomotores y tests mentales sencillos.
primer análisis sistemático de los objetivos, alcance y métodos de la psicología di- Sus conclusiones sacaron a la luz la continua gradación en capacidad que existe entre
ferencial. La primera frase reflejaba el estado de esta rama de la psicología estos grupos, sugiriendo que la debilidad mental no constituye una categoría dis-
en aquel momento. Rezaba así: «Empezamos aquí un tema nuevo, difícil y hasta tinta. En 1903, apareció The Mental Traits of Sex, de Thompson (36), resultado
ahora muy escasamente explorado» (4, pág. 411). Binet y Henri expusieron como de varios años de pruebas en hombres y mujeres con diversos tests. Esta obra re-
los dos mayores problemas de la psicología diferencial: primero, el estudio de la presenta la primera investigación comprensiva de las diferencias psicológicas se-
naturaleza y alcance de las diferencias individuales en los procesos psicológicos, xuales.
y segundo, el descubrimiento de las interrelaciones de los procesos mentales den-
También por primera vez se administraban a varios grupos raciales tests de
tro del individuo, de forma que podamos llegar a una clasificación de rasgos y a
agudeza sensorial, capacidades motoras y algunos procesos mentales sencillos. Unas
determinar cuáles son las funciones básicas.
cuantas investigaciones aisladas aparecieron antes de 1900. En 1904, Woodworth (38)
En 1900 apareció la primera edición del libro de S|eai sobre psicología dife- y Bruner (8) aplicaron tests a algunos grupos primitivos en la Exposición de
rencial, Über Psychologie der individuellen Dijjerenzen T32JTLa parte primera tra- St. Louis. En el mismo año apareció el original artículo de Spearman haciendo
taba de la naturaleza, problemas y métodos de la psicología diferencial. Dentro del pública su teoría de los dos factores de la organización mental e introduciendo una
alcance de esta rama de la psicología, Stern incluía las diferencias entre individuos, técnica estadística para la investigación del problema (31). Con esta publicación,
así como entre grupos raciales y culturales, niveles social y de ocupación, y uno Spearman abrió el campo de la investigación sobre la relación de características y
y otro sexo. Hacía triple el problema fundamental de la psicología diferencial. Pri- allanó el camino para el actual análisis factorial.
mero, ¿cuáles son la naturaleza y alcance de las diferencias en la vida psicológica
de los individuos y de los grupos? Segundo, ¿qué factores determinan o afectan a
estas diferencias? (En conexión con esto mencionaba la herencia, el clima, el nivel
social y cultural, la formación, la adaptación, etc.) Tercero, ¿cómo se manifiestan RESUMEN
estas diferencias? ¿Pueden detectarse por índices tales como la escritura a mano, la
Poco después de 1900 se habían virtualmente puesto los cimientos de todas las
conformación facial, etc.? Stern incluía, además, un análisis de los conceptos de tipo
ramas de la psicología diferencial. Las influencias que ayudaron a dar forma a este
psicológico: individualidad, y normalidad y anormalidad. Aplicando los métodos de
nuevo campo pueden encontrarse en los escritos filosóficos de los psicólogos pre-
20 /. Orígenes de la psicología dijerencial Bibliografía 21

experimentales, en los primeros intentos de los astrónomos para obtener medidas pre- in psychology and education. (3. a ed.) of Aristotle. Vol. 9, Oxford: Clarendon
N. Y . : McGraw-Hill, 1956. Press, 1915.
cisas sobre las diferencias individuales en el tiempo de reacción, en el aumento del 19. KELLY, R. L . : «Psychophysical tests of 30. SHARP, Stella E . : «Individual psychology:
método experimental en psicología, en ciertos desarrollos importantes dentro de los mentally deficient children». Psychol Rev., a study in psychological method». Amer.
campos de la biología y estadística y en el manejo de los tests mentales. 1903, 10, 345-73. J. Psychol, 1898-99, 10, 329-91.
20. KRAEPELIN, E . : «Der psychologische Ver- 31. SPEARMAN, C , : «General intelligence objec-
Las direcciones en que se ha desarrollado la moderna psicología diferencial such in der Psychiatrie». Psychol Arbeit., tively determined and measured». Amer.
también han estado determinadas en parte por lo sucedido en campos allegados, 1895, 1, 1-91. J. Psychol, 1904, 15, 201-93.
tales como el de la biología y estadística, así como por el consiguiente progreso de 21. MCNEMAR, Q . : Psychological statistics. 32. STERN, W . : Uber Psychologie der indivi-
(2. a ed.) N . Y . : Wiley, 1955. duelten Differenzen (Ideen zur einer «D//-
los tests psicológicos. A estas influencias contemporáneas han de añadirse las con- 22. MÜNSTERBERG, H.: «Zur Individualpsycho- ferentielle Psychologie»), Leipzig: Barth,
clusiones de la antropología y de la psicología social, dos áreas que tienen muchos logie». Zbl. Nervenheilk. Psychiat., 1891, 1900.
puntos de contacto con la actual psicología diferencial. La relación entre esta y 14, 196-98. 33. STERN, W . : Die differentielle Psychologie
23. MURPHY, G . : An historical introduction in ihren methodischen Grundlagen. Leip-
las dos últimas disciplinas llegará a ser más evidente después de leer los últimos ca- to modern psychology. (ed. rev.) N . Y. : zig: Barth, 1921.
pítulos, que tratan de las diferencias de grupo y de las influencias culturales. Harcourt, Brace, 1949. 34. TERMAN, L. M . : The measurement of in-
24. NORSWORTHY, Naomi: «The psychology telligence. Boston: Houghton Mifflin, 1916.
En el método estadístico, las contribuciones de iniciadores tales como Galton, of mentally deficient children». Arch. Psy- 35. TERMAN, L. M., y MERRILL, Maud A.:
Pearson y Fisher han procurado técnicas eficaces al psicólogo diferencial para el chol, 1906, núm. 1. Measuring intelligence. Boston: Houghton
análisis de sus datos. Entre los conceptos estadísticos más importantes utilizados en 25. OEHRN, A . : Experimentelle Studien zur Mifflin, 1937.
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fue continuado por la contribución de Cattell, Binet, Terman y los psicólogos del 26. PETERSON, J . : Early conceptions and tests 37. WISSLER, C . : «The correlation of mental
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telectuales. Los conceptos más importantes acerca de los tests, con los que el estu- 28. RAND, B . : The classical psychologists. 39. «Technical recommendations for psycholo-
diante ha de familiarizarse, incluyen las normas, la fiabilidad y la validez. N. Y . : Houghton Mifflin, 1912. gical tests and diagnostic techniques». Psy-
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Distribución de las diferencias individuales 23

turbación sensorial. Entre las capacidades visuales o auditivas establecidas empírica-


mente como normales y lo que se clasifica como ceguera o sordera, es posible ha-
llar una gradación continua de deficiencias menores. Debe añadirse que la existen-
CAPITULO II cia de un rasgo en grado cero, como ocurre en la ceguera total, no está en contradic-
ción con el punto de vista cuantitativo de las diferencias individuales. Este último
solo puntualiza que existen grados intermedios, y no la simple presencia o ausencia.

DISTRIBUCIÓN Y GRADUACIÓN DE LAS 2-1. Distribución de las diferencias individuales.—Puesto que las diferencias
DIFERENCIAS INDIVIDUALES individuales son cuantitativas, en el sentido explicado anteriormente, podemos pre-
guntarnos cómo se distribuyen entre la gente los varios grados relativos a cada
rasgo. ¿Están los individuos repartidos uniformemente por toda la extensión del
campo de variabilidad, o se agrupan en uno o varios puntos? ¿Cuáles son las fre-
£ N el lenguaje popular, las personas se clasifican generalmente cuencias relativas con que se presentan los diferentes grados de una característica?
en los que tienen y los que no tienen. López sabe escribir; García no sabe. Elena El mejor medio de responder a estas preguntas consiste en examinar las distri-
tiene talento para la música; Dorita, para la pintura; Federico, para las matemá- buciones y los gráficos de frecuencias.
ticas, y Samuel, para organizar a la gente. Estas descripciones se basan en separacio- Como todos los artificios estadísticos, la distribución de frecuencias es un me-
nes arbitrarias, dictadas por exigencias prácticas. Así, p. ej., para escoger la música dio de resumir y organizar hechos cuantitativos a fin de facilitar su comprensión y
como vocación, o incluso como un pasatiempo tomado en serio, un individuo debe sacar a la luz tendencias significativas. Las puntuaciones de un test, o cualquier
tener un mínimo de talento musical. Si el grado de su capacidad musical está por otro conjunto de medidas, se agrupan en intervalos y se tabula el número de
debajo de ese mínimo, no se considera que esta persona esté dotada para la música. casos que caen dentro de cada intervalo. En la tabla 1 se da un ejemplo de una
Estamos habituados a describir al individuo de acuerdo con sus cualidades y defectos distribución de frecuencias sobre las puntuaciones de 1000 estudiantes universitarios
sobresalientes, y nos limitamos a ignorar los rasgos en que se sitúa muy próximo en un test de aprendizaje de un código, en el que había que sustituir un conjunto
al término medio. De aquí que califiquemos al señor Moreno como de pensador de sílabas sin sentido por otro con él. Las puntuaciones, que indican el número
original; a la señorita Patricia, como una excelente preparadora de cócteles, y al de sílabas correctas que sustituyeron a las que carecían de sentido, durante un
señor Rodríguez, como un deportista malo, y no acostumbremos referirnos al señor ensayo de dos minutos de duración, se extendieron desde 8 a 52. Se han agrupado
Moreno como un deportista medio, a la señorita Patricia como el tipo del pensador en intervalos de cuatro puntos cada uno, empezando con el 52-55 en la parte superior
corriente y al señor Rodríguez como un barman mediocre. de la distribución, y disminuyendo progresivamente hasta el 8-11. La columna en-
Todos los días encontramos entre la gente distinciones cualitativas tajantes. cabezada por la palabra «Frecuencia», en la tabla 2-1, nos da el número de per-
Sin embargo, una observación más atenta revela que todos los individuos están sonas cuyas puntuaciones caen en cada uno de estos intervalos; p. ej., una persona
distribuidos a lo largo de una escala continua respecto a cada característica. En puntuó en el intervalo 52-55; otra, en el de 48-51; 20, en el de 44-47, y así su-
otras palabras, la gente no encaja en tipos claramente diferenciados. Las diferencias cesivamente. Es evidente que podemos conseguir una idea más clara de la realización
entre las personas son un asunto de grado. Por eso se dice que las diferencias indi- del test de este grupo observando esta distribución que mediante el examen de la
viduales son cuantitativas más bien que cualitativas. lista original de las 1000 puntuaciones.
Puede argüirse que, por lo menos, hay unas cuantas características que una per- Los hechos ordenados por una distribución de frecuencias pueden todavía
sona puede tener o no tener, y que en este aspecto cabe hablar de diferencias cua- percibirse más claramente si se presentan por medio de un gráfico de frecuencias.
litativas. Los ejemplos clásicos son los de los impedimentos físicos, tales como la La figura 2-1 muestra los datos de la tabla 2-1 en forma gráfica. La línea base o
pérdida de visión o del oído. Aquí, al parecer, existen rasgos que se caracterizan eje horizontal nos da las puntuaciones agrupadas en intervalos de clase; el eje
por su presencia o ausencia: una persona puede ver o puede no ver; podrá o no vertical se refiere a la frecuencia o número de casos incluidos en cada intervalo.
podrá oír. Pero resulta que esto también es una distinción práctica puramente con- El gráfico se ha proyectado de dos formas, ambas de uso común. Una es el
vencional. Cualquiera que haya visitado una escuela de ciegos sabe que hay muchos polígono de frecuencias, en el cual el número de individuos que se encuentran en cada
grados de ceguera y que no todos aquellos clasificados como ciegos lo son total- intervalo se indica por un punto situado centralmente con respecto a este, uniendo
mente. La definición ordinaria y funcional de la ceguera incluye cualquier grado después los puntos sucesivos por líneas rectas. La otra se obtiene levantando una
de deficiencia visual que sea demasiado grave para permitir una actividad normal. columna o rectángulo sobre cada intervalo, dependiendo la altura de la columna
Es obvio que sucede lo mismo en lo referente a la sordera o a cualquier otra per- del número de casos que entren en el intervalo. Este gráfico recibe el nombre de
22
24 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Curva normal 25

TABLA 2-1 uno de los puntos del polígono de frecuencias. Si se trata del histograma, los mis-
mos 20 casos están representados por una columna que se extiende sobre el inter-
Distribución de frecuencias de las puntuaciones de 1000 estudiantes
valo 44-47 y cuya altura es la del punto 20 del eje vertical.
de «College» en un «test» de aprendizaje de código
Podemos también describir el grupo refiriéndonos a alguna medida de tendencia
(De Anastasi, 2, pág. 34.) central. Si deseamos una sola puntuación más típica o representativa, que caracte-
rice el grupo en conjunto, la medida de tendencia central nos la proporcionará.
Intervalo de
clase Frecuencia Una de las más conocidas de estas medidas es la media, que se obtiene sumando
todas las puntuaciones y dividiendo la suma por el número de casos. El nombre
52-55 1 más preciso para esta medida es él dé media aritmética, aunque a menudo se llama
48-51 1
44-47 20
simplemente media.
40-43 73 Otra medida de tendencia central, usada frecuentemente en psicología, es la me-
36-39 156 diana, o sea la puntuación más central una vez ordenadas todas las puntuaciones con
32-35 328
28-31 244 arreglo a su tamaño. Para grandes grupos es mucho más fácil calcular directamente
24-27 136 la mediana partiendo de la distribución de frecuencias. En este caso encontramos
20-23 28 un punto mediano que divide en dos la distribución, de tal forma que la mitad
16-19 8
12-15 3 de los casos caen por encima de él y la otra mitad por debajo. Otra medida de
8-11 2 tendencia central que a veces se encuentra en estudios psicológicos es la moda, o sea
N= 1000 la puntuación más frecuente. Se halla a partir de una distribución de frecuencias,
tomando el punto medio del intervalo que tenga la frecuencia más alta. La moda
corresponde al punto más alto del gráfico. Para la distribución dada en la tabla 2-1 y
histograma. Si tomamos, p. ej., el intervalo 44-47 de la tabla 1, encontramos en la figura 2-1, la media es 32,37; la mediana, 32,46, y la moda, 33,5.
que 20 casos puntúan dentro de sus límites. De acuerdo con esto, en la figura 2-1
se ha hallado un punto como intersección de la horizontal trazada por la ordenada 20 2-2. Curva normal.—El lector habrá ya advertido algunas características de
y la vertical levantada por el punto medio del intervalo 44-47. Así se obtiene la distribución que se presenta en la tabla 2-1 y en la figura 2-1. La mayoría de los
casos se agrupan en el centro del campo de r
varíabilidad, y a medida que nos acercamos a Y
los extremos nos encontramos con una dismi- V
polígono de frecuencias nución gradual y continua. En la curva no se r
histograma aprecian vacíos ni roturas; no pueden discer- f
nirse clases que estén claramente separadas. La X
curva es, además, simétrica bilateralmente; esto
es, si hubiera de dividirse por una línea verti-
cal a través del centro, las dos mitades que F l °- 2"2 ~ Cur ^ lid n a ° d rmal d e proba ^
así obtuviéramos serían casi idénticas. Esta dis-
tribución se parece a la curva de forma de campana o curva normal, el tipo que se
encuentra más corrientemente en la medida de las diferencias individuales. En la
figura 2-2 se observa una curva normal perfecta determinada teóricamente.
El concepto de curva normal es ya viejo en estadística. En principio llegó a ser
familiar como la curva normal de probabilidad. La probabilidad de un aconteci-
miento es la frecuencia con que se espera que ocurra en un número muy grande
de observaciones. Esta probabilidad se representa por una razón o fracción, el nu-
merador de la cual es el resultado que se espera, y el denominador, el total de re-
puntuaciones sultados posibles. Así, la probabilidad u oportunidad de que cuando se echan al
Fio. 2-1.—Curvas de distribución: polígono de frecuencias c histograma. (Datos de la tabla 2-1.) aire dos monedas aparezcan solo las caras, es una de cada cuatro, o 1/4, ya que
Curva normal 27
26 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales
ñas (cf. 4). Quetelet advirtió que ciertas medidas humanas, tales como la estatura
las únicas combinaciones posibles que pueden presentarse cuando caen las dos mo- y el perímetro torácico de los llamados a filas, se distribuían de acuerdo con la
nedas son las cuatro siguientes: cara-cara, cara-cruz, cruz-cara y cruz-cruz. Solo curva de probabilidad de forma de campana. De la aplicabilidad aproximada de
una de estas cuatro, la cara-cara, contiene únicamente caras. De modo análogo, esta curva a los datos de la variabilidad humana, teorizó que tal variabilidad ocu-
la probabilidad de que salgan las dos cruces es de 1/4, y las de una cara y una cruz rría cuando la naturaleza apuntaba hacia un ideal o norma, pero que no llegaba
es dos de cada cuatro, o sea 1/2. Si aumentamos el número de monedas, p. ej., has- a su blanco por errores de magnitud diferente. En términos algo distintos, se puede
ta 100, de forma que el número de combinaciones posibles llegue a ser muy gran- argüir que los pesos y estaturas de las personas, así como sus logros en los tests,
de, todavía podemos determinar matemáticamente las probabilidades de que ocurra dependen de un gran número de factores independientes, de forma que el resultado
cualquier combinación, tales como la de todas ellas caras, o 20 caras y 80 cru- final se distribuirá de acuerdo con la ley de la probabilidad. Las aplicaciones de la
ces. Estas probabilidades o frecuencias de ocurrencia que se esperan pueden repre- curva normal realizadas por Quetelet fueron adoptadas y continuadas por Galton,
sentarse gráficamente siguiendo el mismo método que hemos indicado antes para
las puntuaciones. La curva obtenida cuando el número de monedas es muy grande
será la de forma de campana o curva normal de probabilidad.
En la figura 2-3 pueden observarse las curvas de frecuencia teórica y experimen-
tal sobre el número de caras conseguidas en 128 lanzamientos de seis monedas.
En cada lanzamiento, el número de caras podía, naturalmente, variar de 0 a 6.
La combinación más frecuente es la que con-
tiene 3 caras (y 3 cruces). Las frecuencias
decrecen progresivamente desde este punto a
medida que el número de caras es superior
o inferior a 3. En la figura 2-3, las proba-
bilidades calculadas teóricamente se indican
por la línea de trazos, mientras que las fre-
cuencias realmente obtenidas en los 128 lan-
zamientos sucesivos de las seis monedas se
representan por la línea continua. Se observa
que los resultados esperados y los consegui-
2 3 4 dos están bastante de acuerdo. Cuanto ma- 145 150 155 160 165 170 175 180 B5 190 195 200
número de caras yor sea el número de observaciones (aquí
estatura en centímetros
lanzamientos), mayor será este acuerdo.
FIG. 2-3.—Distribuciones observada y FIG. 2-4.- Distribución de la estatura de 8585 ingleses nativos. (De Yule y Kendall, 34.)
A medida que aumenta el número de
teórica del número de caras en 128
lanzamientos de seis monedas. (Datos monedas del ejemplo anterior, la distribución cuyas contribuciones a la psicología diferencial explicamos en el capítulo I. En ma-
de Guilford, 10, pág. 119.) teórica que podemos esperar se aproxima nos de Galton, la curva de probabilidad normal se destinó a gran variedad de usos,
más a la curva de probabilidad normal. Se muchos de ellos centrados alrededor de la cuantificación y afinamiento de los datos
dice que los resultados obtenidos echando al aire monedas o tirando los dados sobre diferencias individuales y de grupo.
dependen del azar, y se entiende por ello que el resultado está determinado por La distribución reproducida en la tabla 2-1 y figura 2-1 ha sido comprobada
un gran número de factores independientes cuya influencia no ha sido anali- en cuanto a normalidad mediante la aplicación de apropiados procedimientos ma-
zada. La altura desde la cual se lanza una moneda o un dado, el peso y tamaño temáticos. A pesar de sus irregularidades menores, no se desvía de modo significa-
de estos, el giro que la mano les da y muchos otros factores análogos determinan tivo de la curva normal de probabilidad. Podemos concluir de este modo que su di-
la posición particular en que quedan después de cualquier lanzamiento. La curva vergencia de la normalidad está dentro del campo de variabilidad esperado a causa
normal de probabilidad fue primeramente desarrollada por los matemáticos Laplace de la fluctuación muestral, y considerarla como una curva normal. Muchas de las
y Gauss en relación con los juegos de azar, la distribución de los errores de obser- distribuciones que se encuentran en la psicología diferencial se ajustan del mismo
vación y otros tipos de variaciones casuales. modo a las especificaciones matemáticas de una curva normal, en especial cuando
El estadístico belga del siglo xrx Adolfo Quetelet fue el primero en aplicar se obtienen mediante el uso de instrumentos de medida cuidadosamente construidos
la teoría de la probabilidad normal a la distribución de las características huma-
28 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Curva normal 29

y con grandes grupos representativos. En otros ejemplos, la distribución puede pa- pática del sistema nervioso autónomo; las puntuaciones bajas, una predominan-
recerse muy poco a la curva normal. Tales distribuciones exhiben, al menos, conti- cia funcional de la división simpática. Para los psicólogos, el sistema nervioso autó-
nuidad y simetría aproximada, en el sentido de que tienen la mayor agrupación nomo ha presentado especial interés a causa de su función en la conducta emo-
de personas cerca del centro del campo de variabilidad y una disminución gra- cional.
dual hacia los extremos. El gráfico reproducido en la figura 2-7 se refiere a la distribución en la realiza-
En las figuras 2-4 a 2-9 se hallarán ejemplos de curvas de distribución refe- ción de un test de precisión y velocidad de percepción. La puntuación indica el
rentes a una gran variedad de características humanas. Se escogieron estas distri- número total de letras A que fueron tachadas en un minuto en una página de carac-
buciones, principalmente, porque se basan en grandes muestras representativas, y teres abigarrados. Generalmente se considera que este test es de simple atención y
en su mayor parte incluyen 1000 casos o más. Se han añadido dos curvas proyec- percepción, aunque también lleva consigo la velocidad y el control del movimiento.
tadas con grupos más pequeños para presentar la distribución de una característica En relación con esto, puede hacerse referencia a los datos que se dieron previa-
mente en la tabla 2-1 y en la figura 2-1, sobre un test de aprendizaje sencillo. Re-
cordemos que este test requería la aplicación
de un código consistente en el emparejamiento
de sílabas sin sentido. Ambos tests se aplicaron
al mismo grupo de 1000 estudiantes universi-
tarios, y los dos dieron distribuciones que caían
dentro de los esperados valores matemáticos de
la curva normal.
En la figura 2-8 se presentan los resultados
típicos obtenidos con un test de inteligencia rea-
lizado sobre una gran muestra, y da la distri- so 55 60 65 70 75 80 85 90 95

bución del cociente intelectual (CI) de 2904 chi- medida dei equilibrio autónomo
cos comprendidos entre los dos y dieciocho años, FIG. 2-6.—Distribución de estimacio-
en la revisión de la escala Stanford-Binet de mo nes de la media del equilibrio autóno-
para 87 niños de edades entre
1100 1700 2300 2900 3500 4100 4700 5300 5900 6500 7100 1937. En el gráfico se observa que el mayor seis y doce años. (De Wenger y El-
capacidad pulmonar, en centímetros cúbicos porcentaje de casos obtuvo un CI comprendi- lington, 33, pág. 252.)
FIG 2-5—Distribución de la capacidad pulmonar de 1633 estudiantes universitarios. do en el intervalo central 95 a 104. El por-
(De Harris et al, 12, pág. 94.) centaje disminuye gradualmente hasta que solo una pequeña fracción de un 1 por 100
presenta los CI entre 35 y 44 y entre 165 y 174, respectivamente. Los débiles
fisiológica y otra de personalidad, respectivamente, ya que en estos casos los datos mentales acogidos en instituciones no se incluyeron en esta distribución, y tam-
sobre grupos grandes son relativamente escasos. bién se restringió la muestra de otros modos. Así, el grupo constaba solamente
En la figura 2-4 se da un ejemplo de la distribución de un rasgo puramente es- de individuos americanos de raza blanca con una proporción mayor de residen-
tructural, que muestra la estatura en centímetros de 8585 hombres de nacionalidad tes urbanos de la que se encuentra en la población total del país. La mayor parte
inglesa. Se verá que el gráfico se acerca a la curva matemática normal hasta un d e i a muestra estaba compuesta de niños de escuela elemental, y se hizo un esfuer-
grado de proximidad notable. La figura 2-5 presenta la curva de frecuencias de un zo para asegurarse de que los grupos de las edades superiores e inferiores fueran
rasgo fisiológico más funcional, la capacidad pulmonar. Esta es el volumen total aproximadamente comparables a la población total de la escuela elemental. Debe
de aire, medido en centímetros cúbicos, que puede expelerse de los pulmones des- hacerse notar que la variabilidad del CI para la población total según se ha de-
pués de una inspiración máxima. Las medidas con las cuales se proyectó la curva terminado partiendo de los datos de varios investigadores, se extiende en realidad
corresponden a 1633 universitarios masculinos. Otra vez aparece la correspondencia desde casi cero hasta ligeramente por encima de 200.
general con la curva normal. Como ejemplo final podemos considerar la figura 2-9, que da la distribución
La figura 2-6 se refiere a una medida fisiológica que se cree presenta alguna re- de puntuaciones en un inventario de personalidad muy usado. En el gráfico se indi-
lación con características emocionales y de personalidad. Muestra la distribución can las puntuaciones obtenidas por 600 universitarios en el test de ascendencia-sumi-
de 87 niños en una medida compuesta de equilibrio autónomo. Las puntuaciones sión de Allport. El objetivo de este inventario de informe sobre el yo consiste en
altas en esta medida indican una predominancia funcional de la división parasim- valorar la tendencia del individuo a dominar a sus asociados en los contactos per-
30 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales
Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución 31

bras, no debemos permitir que la duplicidad en el nombre del rasgo nos confunda
de forma que esperemos que los individuos se clasifiquen en dominadores y domina-
dos. Del mismo modo que otras características humanas mensurables, este rasgo
de la personalidad revela una gradación continua, con el mayor número de perso-
nas situado entre las que manifiestan reacciones intermedias.
2-3. Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución.—No debe
suponerse, partiendo de los ejemplos citados en la sección precedente, que todas

100 r -

9ok ^^^

80
1 / \
70 U / \
60- 70- 80- 90- 100- 110- 120- 130- 140- 150-160- 170- 180- 190- 200-
69 79 89 99 109 119 129 139 149 159 169 179 189 199 209 1 60| / \
puntuaciones
^ 50 U / \
FIG. 2-7.—Número de letras A tachadas en un minuto por 1000 universitarios.
(De Anastasi, 2, pág. 32.)
J: 40 f" / \
sonales de la vida diaria, o a ser dominado por ellos. La figura 2-9 demuestra que r 30
a pesar de la bipolaridad en la definición del rasgo (en función de la ascendencia 1 / \
20
y la sumisión), la mayoría de los sujetos se agrupan cerca del punto medio de 1 / \
la escala, y la distribución se aproxima mucho a la curva normal. En otras pala- 10
1 / ^ ^
I 1 i K""l I I I i i I I 1 i ¡ ¡ 1 1^1 1
•81 +73 *65 +57 *49 +41 +33 +25 +17 +9 +1 - 7 -15 -23 -31 -39 -47 - 5 5 -63 -71
puntuaciones
FIG. 2-9.—-Distribución de 600 universitarios en el test de ascendencia-sumisión de Allport.
(De Ruggles y Allport. 24, pág. 520.)

las distribuciones obtenidas en psicología diferencial se ajustan a la curva normal.


Hay muchos otros tipos posibles de distribuciones de frecuencias, varios de los cua-
les podrían fácilmente ilustrarse con datos reales reunidos acerca de algún rasgo
humano. Las curvas de distribución pueden variar de la normalidad matemática de
dos maneras principales: la desviación y el grado de aplanamiento (técnicamente
llamado curtosis). Una distribución torada es aquella en la que la cúspide o moda
está desplazada a la derecha o a la izquierda del centro. Este tipo de distribución
carece de la simetría bilateral propia de la curva normal. En la figura 2-10 se encon-
trará un ejemplo de una curva torcida con un amontonamiento de puntuaciones en
35- 45- 55- 65- 75- 85- 95- 105- 115- 125- 135- 145- 155- 165- el extremo superior de la distribución.
44 54 64 74 84 94 104 114 124 134 144 154 164 174
Otra forma de apartarse una distribución de la normalidad es en su grado de
CI en el Stanford-Binet
FIG. 2-8.—CI en el Stanford-Binet de una muestra representativa de 2904 chicos comprendidos
apuntamiento o aplanamiento. La figura 2-11 incluye dos curvas, una más puntiagu-
entre los dos y los dieciocho años de edad. (De Terman y Merrill, 27, pág. 37.) da y la otra más aplanada que la curva normal teórica. En la primera (curva A)
hay un excesivo amontonamiento de casos en el centro, con relativamente pocas
32 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución 33

personas en los extremos de la escala. En la segunda (curva B) los casos están más no está escogida al azar de la población general, sino que consta de individuos se-
uniformemente extendidos sobre una gran porción del campo de variabilidad. Un leccionados procedentes de niveles que difieren considerablemente y que se com-
caso extremo de gráfico aplanado lo constituye la distribución rectangular, en la binan en un solo grupo. Un grupo que constara de muchachos de cinco y diez años,
cual son idénticas las frecuencias relativas de todos los grados de desviación desde p. ej., presentaría una distribución claramente bimodal en las puntuaciones de
el centro. En este caso, los sujetos estarían distribuidos uniformemente sobre toda la un test de inteligencia, así como en cuanto a la estatura, peso y muchas otras ca-
escala. Una curva multimodal puede considerarse también como otra variación racterísticas. Si en esta muestra se incluyeran los grupos de edades intermedias
en el apuntamiento de una distribución. Como de seis a nueve años, la distribución tomaría la apariencia de la curva normal de
su nombre sugiere, este tipo de curva tiene una forma de campana.
o más modas o cúspides. Los individuos se agru- En la figura 2-13 se observa la formación de una distribución bimodal por una
parían así en dos o más puntos diferentes de la
escala. Las cúspides pueden ser igualmente al-
tas, o puede haber una mayor y una o más me-
puntuaciones nores.
Bajo ciertas condiciones, las curvas de distri-
FIG. 2-10.—Una distribución torcida, bución se desvían a veces significativamente de A, dos grupos representados separadamente A, dos grupos representados separadamente
la normalidad y presentan una o más de las
características anteriormente descritas. Es esencial el conocimiento de estas con-
diciones para la adecuada interpretación de las distribuciones de frecuencias. Los
factores más importantes que pueden influir en la forma de la curva de distribu-
ción incluyen el muestreo inadecuado, el uso de instrumentos de medida no apro-
piados y defectuosos y ciertos factores que actúan directamente sobre el rasgo ob-
jeto de la investigación. A continuación examinaremos cada uno de estos tres tipos B, dos grupos combinados B, dos grupos combinados
de condiciones. FIG. 2-12.—Torcimiento resultante de la FIG. 2-13.—Bimodalidad que resulta de la
Muestreo.—Sería posible obtener cualquier combinación de grupos con medias y combinación de dos grupos de inedias muy
tipo concebible de distribución escogiendo campos de variabilidad diferentes. separadas.
deliberadamente los sujetos que encajaran en
el modelo. Desde luego, tal procedimiento no combinación de dos grupos marcadamente separados. Se advertirá que el alcance
tendría objeto. Sin embargo, es posible des- de la superposición entre los dos grupos separados es pequeño. Cuando la superpo-
cubrir variaciones análogas en el manejo de sición es grande, como en el caso de grupos de edades adyacentes, la curva combi-
factores selectivos que pueden haber sido nada resultante será normal y unimodal.
descuidados por el investigador. Siempre que Otras peculiaridades que pueden resultar del muestreo son un aplanamiento
una curva se desvíe significativamente de la excesivo de la curva de distribución (aproximándose a una distribución rectangular),
normalidad es necesario examinar la adecua- puntuaciones
o su contrario, un exagerado apuntamiento. Este puede ocurrir, p. ej., si el muestreo
ción del muestreo. es excesivamente homogéneo. Debe advertirse, por último, que suele presentarse un
El torcimiento puede resultar, p. ej., de la FIG. 2-11.—Una distribución muy apun- número ilimitado de irregularidades y variaciones menores en las curvas de distri-
inclusión en una sola distribución de dos tada (A) y otradarelativamente
(B).
aplana- bución al emplear grupos pequeños. Las curvas proyectadas partiendo de un núme-
grupos normalmente distribuidos que difie- ro pequeño de casos suelen presentar una apariencia desnivelada y dentada, puesto
ren de forma manifiesta tanto en la media como en el campo de variabilidad (véa- que las excepciones individuales son relativamente grandes. En general, cuanto mayor
se Fig. 2-12). En el gráfico A se dan las curvas de distribución separadas de los sea la muestra, más suave será la curva de distribución.
dos grupos, uno de los cuales tiene una media más baja, así como un esparci- Instrumentos de medida.—Varias características de los tests y otros instrumen-
miento más estrecho de puntuaciones que el otro. El gráfico B muestra la curva tos de medida empleados en la reunión de datos pueden asimismo afectar a la forma
marcadamente desviada que se obtiene cuando ambos grupos se combinan y re- de la curva de distribución resultante. De este modo, si el alcance de la dificultad
presentan como una sola distribución. cubierta por los elementos del test se restringe en los niveles superiores o inferiores,
Puede también obtenerse una curva multimodal si la muestra sometida al test puede producirse artificialmente una curva torcida. Se obtendrá una distribución de
T
34 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución 35

este tipo cuando se aplique un test a un grupo para el que no es apropiado; p. ej., si más extensos que jamás se hayan llevado a cabo. Se incluyó un total de 70 805 mu-
un test de inteligencia destinado a los grados superiores de una escuela primaria se chachos, muestra que los autores describen como completa, excepto por aquellos
aplicara a un grupo de universitarios, la gran mayoría de los sujetos puntuaría chicos cuyos impedimentos sensoriales o motores imposibilitan una aplicación vá-
muy cerca del máximo, y el número de los casos descendería rápidamente a medida lida del test, aquellos otros ausentes de la escuela el día en que se aplicó y
que las puntuaciones decrecieran. De modo análogo, si uno de los muchos tesis unos cuantos que asistían a ciertas escuelas privadas, de los que no pudieron ob-
realizados para estudiantes de primer año de Universidad se aplicase a niños de tenerse los datos fundamentales necesarios. Se calcula que la muestra a que se dio
escuela primaria, se produciría un amontonamiento notable de puntuaciones cerca el test representaba aproximadamente el 80 % de todos los niños escoceses de
del extremo cero de la escala, y la distribución sería también asimétrica. once años en aquel momento. A todos los sujetos se les aplicó un test de inteligencia
colectivo especialmente construido, de cuarenta y cinco minutos de duración, que
Es obvio que estos datos no pueden tomarse en el sentido de que la inteligencia
incluía dos páginas de elementos pictóricos y cinco de elementos verbales.
no está normalmente distribuida entre los chicos de la escuela primaria o entre los
estudiantes universitarios. Tales distribuciones torcidas resultan de que el alcance En la figura 2-15 se da la distribución de las puntuaciones verbales. Aunque, en
de la dificultad del test no se extiende lo suficientemente en la dirección superior o
en la inferior. En un caso, todos aquellos sujetos que superan cierto mínimo 18,000
de la capacidad que se prueba lograrán una puntuación perfecta o casi perfecta» 16,000
mientras que si el test hubiera incluido más elementos difíciles, dichos individuos
14,000
se habrían esparcido sobre un campo más amplio. Esto se observa en la figura 2-14,

número de casos
12,000

|~ distribución de la aptitud 10.000


\- distribución de las puntuaciones del test
8,000

6,000

4,000

2,000

0 10 20 30 40 50 60 70 76*
puntuaciones del test
v
F i e 2-15.—Distribución de puntuaciones de 70 805 muchachos escoceses de once años, en un
amplitud total del test test colectivo de inteligencia verbal. (Datos del Consejo Escocés para la Investigación en la Edu-
cación, 25, pág. 82.)
Fie, 2-14.—Asimetría resultante del inadecuado techo del test.
* Ei último intervalo de clase no cubre 10 puntos, ya que la puntuación máxima en el test fue 76.

donde la línea continua indica la distribución de la capacidad real del grupo, y la conjunto, esta distribución presenta un conglomerado de puntuaciones en el centro
de trazos, la curva que resultaría del uso de un test con un techo bajo. De forma y una disminución progresiva de frecuencias a medida que nos aproximamos a los
análoga, se producirá un amontonamiento de puntuaciones cero o muy bajas cuando
extremos, puede notarse en ella cierto número de irregularidades. Del examen del
el test sea demasiado difícil para el grupo. Al escoger un test para un grupo dado
test se desprende claramente que existe un abarcamiento inadecuado en el extremo
ha de tenerse, pues, mucho cuidado en asegurarse de que los sujetos tienen sufi-
inferior de la escala. El hecho de que el 13,9 % de los casos caigan en el intervalo
ciente desviación hacia ambos extremos de la escala. Las puntuaciones más altas
de 0 a 9 indica, además, que el punto cero del test estaba probablemente colocado
y más bajas alcanzadas deben estar a una distancia considerable del cero y de las
puntuaciones perfectas, respectivamente. demasiado alto para la población a que se destinaba. Con la inclusión de elementos
más sencillos, estos casos se hubieran distribuido sobre varios intervalos de clase
En la figura 2-15 encontramos un ejemplo práctico del efecto ocasionado al
por debajo del cero presente del test.
usar un test con un recorrido insuficiente en el extremo inferior de la escala. Los datos
También es fácil demostrar que la desigualdad de unidades en el instrumento
para esta distribución se reunieron en la supervisión escocesa de 1947, en la cual se
de medida puede distorsionar de varias maneras una distribución de frecuencias. Un
hizo un gran esfuerzo para someter a diversos tests a todos los muchachos escoceses de
buen ejemplo de esto lo tenemos en los datos recogidos sobre la agudeza visual por
once años de edad. Esta supervisión representa uno de los proyectos de muestreo
36 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución 37

medio de dos tests (28). Las distribuciones de frecuencias del mismo grupo de 226 Se advertirá que este gráfico se aproxima mucho más a la curva normal que el
personas, en cada uno de estos tests, están representadas en las partes A y B, res- de la distribución de las puntuaciones con unidades desiguales.
pectivamente, de la figura 2-16. El gráfico A nos da una aguda curva apuntada y De la desigualdad de las unidades de la escala pueden también surgir otros
torcida, obtenida con la conocida escala óptica de Snellen, en la que el índice de tipos de desviación que se aparten de la curva normal. Supongamos que en el
agudeza visual del sujeto se basa sobre la fila de letras más pequeñas que se pueden ejemplo anterior hubiera habido un abarcamiento completo de los elementos situados
leer a la distancia tipo de 6 metros. Así, un individuo que a los 6 metros no pueda en los extremos de la escala, pero ze hubieran producido vacíos por escasez de
leer más letras que aquellas que una persona promedio lee a 15 metros, tiene elementos apropiados en los niveles de dificultad intermedia. Esto podría dar lugar
un 6/15 de agudeza visual. Es obvio que la visión normal corresponde a un índice a una distribución con dos cúspides, puesto que las personas pertenecientes al centro
de 6/6. Un índice tal como 8/6 indica una visión superior a la del promedio. A tenderían a reunirse en los niveles disponibles más próximos. Bueno será tener este
causa de la elección particular del tamaño de las letras, en este test no se muestrean efecto presente cuando se consideren los resultados obtenidos con tests relativos a
ciertas características de personalidad, tales como introversión-extroversión. Al
definirse en términos bipolares, tales rasgos pueden haberse muestreado más cabal-
mente en sus manifestaciones extremas, mientras
que sus grados intermedios pueden presentar un
abarcamiento insuficiente. Un test de este tipo 90
tendría, pues, una discriminación más pobre de
valores y mayores vacíos entre las unidades del
centro del campo de variabilidad que en los ex- 75
tremos. Como resultado, sería fácil que se pre-
sentara una ligera bimodalidad, simplemente a 60 -
causa de las peculiaridades del instrumento de
medida, sin tener en cuenta la distribución del
•/6oSo%. % % s/9 6/e % % % 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
comportamiento mismo. De modo análogo, au- 45
A, índice déla escala de Snellen B, puntuaáones de agudeza visual
(unidades desiguales) de unidades iguales mentando el número relativo de los elementos en
los extremos de la escala, una distribución de 30
FIG. 2-16.—Efecto de la desigualdad de las unidades de la escala sobre las curvas de distribu-
ción: distribuciones de 226 personas en dos tests de agudeza visual. (De Tiffin y Wirt, 28, puntuaciones normal puede transformarse en otra
página 77.) relativamente aplanada, o incluso en una distri-
bución rectangular. 15
todos los niveles de agudeza en el mismo grado, ya que los más pobres están
representados por mayor número de elementos que los niveles de agudeza superior Vemos así que la escala de medida puede afec-
a la del promedio. En otras palabras: las diferencias en el nivel de dificultad entre tar de muchas maneras la forma de la curva de 0
<0

las sucesivas filas de letras no son iguales; existen vacíos mayores en el nivel de distribución. Estrictamente hablando, es imposi-
dificultad en las zonas central y superior de la escala de agudeza que en la zona ble determinar la distribución real de una varia-
ble, a menos que tengamos una escala de unida- 3^
inferior.
des iguales para medirla. Pero los únicos métodos FIG. 2-17.—Curva en / de la conducta
Un ejemplo de desigualdad de unidades nos lo da la comparación de los ele-
de que ahora se dispone para el desarrollo de de los automovilistas en un cruce sin
mentos o unidades en la escala de Snellen y los de una escala de unidades iguales
unidades iguales en los tests psicológicos se basan circulación transversal próxima, pero
sobre la agudeza visual (28, pág. 77): con una señal roja y un agente de trá-
también en la suposición de que el rasgo que se fico. (De Allport, 1, pág. 144.)
Escala de agudeza considera ¡está normalmente distribuido! Por-
de unidades iguales 4 10 11 12 13 14 15 tanto, intentar conocer la distribución real de un rasgo psicológico constituye, al
6 6 6 6 menos por el momento, una pretensión vacía de significado.
Escala de Snellen
60 30 21 15 12
En el proceso de la elaboración de un test, la curva normal se trata como un
problema metodológico más bien que como un hecho empíricamente observado.
La distribución de las puntuaciones del mismo grupo de 226 personas en el Cuando se obtiene una distribución no normal en el grupo de tipificación, la res-
test de agudeza visual de unidades iguales se da en la parte B de la figura 2-16, puesta usual es la de ponerse a trabajar en la revisión del test. En su mayor parte,
38 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución 39

los tests han sido de este modo deliberadamente ajustados de forma que nos den una dejara que los automovilistas se rigieran por sus propios impulsos, exhibirían una con-
distribución que se aproxime a la curva normal en la población para la que han sido ducta que seguiría aproximadamente la distribución normal. Pero la introducción
destinados. Se quitan o añaden elementos, otros se elevan o se bajan en la escala, de ¡imitaciones sociales, como las regulaciones del tráfico, las luces de señales y
se alteran las ponderaciones de "las diferentes respuestas y se hacen otras adapta- un policía sirven para hacer que la distribución tome la forma de la curva en J.
ciones semejantes, hasta que se alcanza la deseada aproximación a la normalidad. Debe advertirse que la situación del máximo depende del punto de la escala
Decir, pues, que una distribución dada es normal puede significar sencillamente que en el que es más frecuente la conducta socialmente impuesta. La auténtica curva en J
el proceso de tipificación del test se ejecutó con toda minuciosidad. A la inversa, no se obtiene necesariamente en todas las situaciones que supongan una confor-
decir que una distribución dada no es normal puede solamente significar que la ela- midad social. Así, el grado en que los ciudadanos adultos en América consumen
boración del test fue burda, o que este se aplicó a un grupo para el que era in- bebidas alcohólicas probablemente no presentaría un máximo en cada extremo,
apropiado. sino en un punto intermedio que correspondería a «una moderada consumición de tipo
social». Este punto representa la máxima conformidad a las prácticas del grupo,
Hay varias razones por las que el elaborador de un test y el investigador en psico-
pero no un máximo ni un mínimo en cuanto al comportamiento respecto a la
logía diferencial suelen perseguir la normalidad de la distribución. Si ha de hacerse
bebida. No es la curva en forma de J en sí misma lo realmente importante, sino
alguna suposición sobre la distribución de los rasgos humanos, la de la curva normal
más bien el hecho de que puedan introducirse variaciones en la curva de distribu-
parece ser la más plausible en la mayoría de las situaciones. La conocida complejidad
ción en virtud de la conformidad social. La curva en forma de J es solo un ejemplo
y multiplicidad de factores que determinan la posición de cada individuo en relación
especial de los efectos de este tipo de factor de presión. Podemos añadir además,
con cualquier rasgo nos llevaría a esperar que este rasgo estuviera distribuido en
entre paréntesis, que la curva de la figura 2-17 es en realidad una J invertida y
concordancia con la ley de probabilidades normal. Además, la distribución de los
que cabría describirla más precisamente como una curva en forma de L. Pero ha
rasgos físicos, que se mide con unidades iguales, tales como centímetros o kilogra-
llegado a ser convencional referirse a tales curvas de pronunciada desviación como
mos, suele dar lugar a curvas normales. Una razón adicional para buscar la confor-
lo \enimos haciendo, sin tener en cuenta el hecho de que su máximo esté a la
midad con la curva normal es la de que los datos normalmente distribuidos se avienen
derecha o a la izquierda. Naturalmente, la dirección de la escala podría invertirse
a muchos tipos de análisis estadísticos que, de otro modo, no serían aplicables.
de forma arbitraria, de manera que el máximo estuviera siempre a la derecha.
No obstante, conviene advertir que para ciertos propósitos especiales pueden ser
preferibles otros tipos de distribuciones, y que se emplean de acuerdo con ello. En una investigación más reciente sobre la conducta de los adolescentes hacia
Factores especiales.—Las desviaciones de la curva normal pueden también ser sus iguales en edad se ofrece una aplicación algo distinta del concepto de la
el resultado de condiciones que afectan a los rasgos mismos y no proceder de curva en J (20). En dicho estudio se dieron a 629 estudiantes de los primeros cursos
características del muestreo o del instrumento de medida. Tenemos un ejemplo en de la escuela secundaria listas con los nombres de sus condiscípulos (el tamaño medio
la llamada curva en J de hipótesis de conformidad social, que fue primeramente pro- de la clase era de 35,5), con la instrucción de añadir los números 1 a 5 junto a
puesta por Allport (1). Llamada así por su semejanza con la letra J, puede consi- cada nombre para indicar las siguientes reacciones, respectivamente: «me gustaría
derarse como una curva de gran torcimiento, en la cual la mayoría de las personas tenerlos como mis mejores amigos», «buenos amigos», «no somos amigos, pero los
figuran en el extremo que representa la completa o casi completa conformidad con encuentro bien», «no los conozco» y «no los quiero en mi clase». Para fines de
la conducta modelo socialmente aceptada. Un ejemplo favorito de tales curvas en J tabulación, el investigador combinó las dos primeras valoraciones bajo el término
se encuentra en las reacciones de los automovilistas o los peatones ante las diversas «aceptación»; las dos últimas, bajo los de «aislamiento o repudiación», y denominó
regulaciones de tráfico, tales como la parada ante los pasos de peatones y en los cru- la valoración media como «aceptación pasiva o tolerancia». En la figura 2-18 se
ces, o la de conducir dentro de la zona de tráfico que a cada uno le corresponde. Otros refleja la distribución resultante. Los dos gráficos de A indican las valoraciones
ejemplos de conducta conformista a los que se ha aplicado la curva en J incluyen que los muchachos dieron a otros muchachos y a' sus compañeras. Los gráficos
ciertas prácticas religiosas, tales como la hora de llegada a los servicios divinos, la correspondientes a las estudiantes se encuentran en B. Según el investigador, estos
participación en el canto coral y cosas semejantes. diagramas indican conformidad con las costumbres de nuestros chicos y chicas en
la edad de la pubertad o en la inmediatamente anterior, en cuanto que reflejan
En las figuras 2-17 y 2-18 se reproducen curvas típicas en forma de J. La pri-
una amplia aceptación de los iguales en edad y sexo, combinada con una tendencia
mera presenta la distribución de las respuestas de 102 automovilistas en un cruce sin
a evitar el sexo opuesto, esta más fuerte en los muchachos.
circulación transversal próxima, pero con una señal de luz roja y un agente de la
circulación. Se advertirá que más del 90 % de los casos observados se detuvo comple- Debemos añadir una palabra de precaución en lo referente a la interpretación
tamente. Del pequeño porcentaje restante, unos cuantos redujeron la velocidad de las curvas en forma de J. No podemos, desde luego, deducir directamente de la
de modo apreciable, algunos menos la redujeron ligeramente y un número muy forma de la curva las causas de la conducta en cuestión. Como se advirtió en la
pequeño continuó a la misma velocidad. En este caso puede argüirse que si se sección precedente, la naturaleza de la escala de medida puede afectar a la forma
40 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Condiciones que afectan la forma de la curva de distribución 41

de la curva. Cortando una escala por su centro, p. ej., podemos obtener una curva número real de accidentes sufridos por 59 conductores de tranvía durante un pe-
en forma de J de una variable distribuida normalmente. Como cualquier otra ríodo de un mes. Cabría suponer que estamos ante una curva en forma de J, en
distribución de frecuencias, la curva en J debe considerarse de acuerdo con la ade- la cual su máximo está en completo acuerdo con las normas de seguridad pres-
cuación de la escala de medida, los procedimientos de muestreo seguidos en la critas y su consiguiente falta de accidentes. O bien tratar de explicar la forma de
elección de los sujetos y otras condiciones que puedan influir sobre la forma de esta distribución según otras hipótesis, tales como la presencia de un pequeño
la distribución. grupo de hombres «propensos a accidentes». Pero una ojeada a los restantes grá-
Otro factor que puede producir una distribución de frecuencias parecida a la ficos de la figura 2-19 nos sugiere que el factor principal era, en realidad, un
artificio de la muestra particular de observación que se empleó. Si ampliamos nues-
2600 tras observaciones de los mismos 59 conductores del período de un mes a uno de
trece meses, obtenemos la distribución representada en la figura 2-19 E. Aunque
2400

2200h

2000 h
apreciaciones
apreciaciones ¡ :§ 1800 del mismo sexo
' del mismo sexo

t
I
j
1
* 1600
/ apreciaciones G 1400 apreciaciones
# V - del sexo ^ \ del sexo contrario
contrario ^ 120Q
^
1000 r
5 10 5 10
800 accidente*; 10 meses accidentes: 13 meses

600 F i e 2-19.—Distribución de los accidentes sufridos por 59 conductores de tranvías en diversos


períodos de tiempo. (Por autorización de Personnel and Industrial Psychology, de E. E. Ghi-
selli y C. W. Brown, Copyright, 1955, McGraw-Hill Book Company, Inc., pág. 343.)
400
1&2 3 4&5 1&2 3 4&5
aceptación -*—*- repudiación aceptación -«—» repudiación exhibe algunas irregularidades menores, esta distribución no es una curva en forma
de J, ya que su máximo cae aproximadamente en el centro del campo de varia-
FiG. 2-18.—Curvas en / sobre la aceptación de los iguales en edad por adolescentes de uno y bilidad. A medida que aumenta el período de observación, el número total de
otro sexo. A, apreciaciones de los muchachos; B, apreciaciones de las muchachas. (Datos
de Pepinsky, 20, pág. 536.) accidentes en nuestra muestra de 59 hombres aumenta también, y, en consecuencia,
la distribución llega de forma progresiva a ser menos torcida.
curva en J es la pronunciada rareza del fenómeno sometido a examen. Cuando en Un ejemplo final de los factores especiales que pueden influir en la forma de
la muestra de observaciones es pequeña la frecuencia absoluta de la ocurrencia la curva de distribución se debe al efecto de ciertas condiciones patológicas. Existen
de un acontecimiento, la distribución que de ella puede esperarse es la de una curva pruebas que hacen suponer, p. ej., que la distribución de los cocientes intelectuales
torcida, conocida por los estadísticos como distribución de Poisson; cuanto mayor (CI) de la población total presenta un exceso de CI muy bajos sobre el que cabría
sea la rareza del fenómeno, más torcida será esta distribución. Uno de los mejores esperar en una curva normal (cf. 23). En una inspección cuidadosamente llevada
ejemplos de este tipo de distribución en psicología es la frecuencia de accidentes sobre una muestra casi completa de los niños nacidos en un período de cuatro años
entre los individuos (3, 18); p. ej., si 200 personas tienen un total de 100 accidentes en la ciudad inglesa de Bath, la proporción de los casos en los que el CI estaba
en un período dado, la distribución casual que puede esperarse es como sigue: por debajo de 45 fue unas 18 veces mayor de lo que podría esperarse en una dis-
121 personas no sufrirán accidentes; 61 tendrán 1; 15 tendrán 2, y 3 tendrán 3 tribución normal (23).
accidentes cada una (cf. 3, págs. 456, 457). La explicación más plausible de esta desviación de la normalidad parece ser
En la figura 2-19 A se da un ejemplo de este tipo de distribución sobre el la de que existen factores secundarios, tales como enfermedades o condiciones
42 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales
Medida del grado de variabilidad 43
patológicas, que hacen que la proporción relativa de los débiles mentales sea supe-
rior a la que cabría suponer que se diera por azar (cf., p. ej., 22). Recordemos que entonces al cuadrado y se halla la media de estos; la desviación típica es sencilla-
la distribución normal se obtiene cuando la variable que se está midiendo es el mente la raíz cuadrada de esta media de las diferencias de cuadrados l .
resultado compuesto de un número muy grande de factores independientes y de Entre las muchas razones por las que se considera que la desviación típica tiene
igual ponderación. Considerando el extraordinario número de factores hereditarios una gran superioridad como medida de variabilidad está la de su utilización de
y ambientales que contribuyen al desarrollo de la inteligencia en la población gene- todos los individuos del grupo. La desviación típica posee también cierto número
ral, es razonable esperar que los CI se distribuyan de acuerdo con la curva normal. de importantes propiedades estadísticas, especialmente cuando se calcula para una
Sin embargo, ciertas formas de debilidad mental se deben a un factor sencillo y no a variable distribuida normalmente; p. ej., en una distribución normal con una
un factor múltiple. En otras palabras, algunas condiciones patológicas (que surgen media de 40 y una desviación típica de 5, se sabe que entre las puntuaciones que
bien sea por herencia o por influencia del medio ambiente) pueden conducir direc- van de 35 a 45 (es decir, dentro del intervalo de 1 DT a cada lado de la media) se
tamente a grados extremos de debilidad mental, a pesar de cualesquiera otros fac- encuentran aproximadamente dos tercios de los casos (el 68 %). Y en un intervalo
tores concomitantes que, de otro modo, habrían determinado el nivel intelectual d e ± 3 DT, o sea entre las puntuaciones de 25 a 55, se hallarán las puntuaciones de casi
del individuo. De aquí que en el nivel inferior de la distribución estos casos debidos todo el grupo (el 99,7 %). La desviación típica tiene muchas aplicaciones en la
a un factor sencillo vengan a sumarse a aquellos causados por los factores múltiples estadística psicológica, cuya consideración excede a los propósitos de esta obra.
que podrían esperarse por azar en una curva normal. Puede, sin embargo, apreciarse que uno de sus usos consiste en proporcionar una
Conviene añadir que los datos disponibles sobre el límite inferior de la distri- medida de las diferencias individuales, o variabilidad, dentro de un grupo de per-
bución del nivel intelectual, así como su interpretación, son todavía altamente pro- sonas y en un conjunto particular de puntuaciones.
babilísticos. Los hemos citado aquí solo como, ejemplo del posible efecto de las Supongamos ahora que deseamos comparar la variabilidad en rasgos diferentes.
condiciones patológicas sobre la forma de las curvas de distribución. ¿Varían más los individuos en los rasgos físicos o en los psicológicos? ¿Estas
Para resumir: si empezamos por suponer que las curvas de distribución se pa- diferencias son más grandes en las características intelectuales o en las emocio-
recerán en general a la curva normal, cualquier desviación de la normalidad se nales? A todo ello solo cabe responder de una manera categórica: diciendo que no
convierte en un problema que requiere investigación. Este sistema de abordar existe respuesta. De hecho, la pregunta acerca del grado de variabilidad humana,
la forma de la distribución rendirá beneficios al revelarnos la acción de factores que en sí misma, no tiene sentido alguno, a menos que se formule >en términos más
merecen estudio por derecho propio; p. ej., una desviación significativa de la nor- específicos.
malidad puede indicar que el techo del test es demasiado bajo, que su punto cero El primer problema que se nos plantea cuando tratamos de comparar la varia-
es demasiado alto o que ciertas zonas del campo de la dificultad no están adecua- bilidad en diferentes rasgos es el de la escala de medida a usar para cada uno de
damente cubiertas por los elementos disponibles en el test. Además, pueden reve- los mismos; es decir, las unidades en que aquellas medidas han de expresarse. Es
larse en la muestra en investigación algunos factores selectivos insospechados hasta fácil demostrar que la escala particular empleada afecta a la cantidad o grado de
ese momento. Por último, la forma de la distribución que se obtenga puede sumi- variabilidad que se encuentre. Si se rnide la altura de los edificios de una ciudad en
nistrarnos la clave para descubrir una influencia importante que modifique de tal pies y la de los de otra ciudad en metros, parecerá que los edificios de la primera
modo el rasgo mismo que sea capaz de alterar la curva de la distribución. En otras ciudad varían entre sí tres veces más que los de la segunda, aun cuando la amplitud
palabras: cualquier desviación significativa de la normalidad debe servir como una total de la variabilidad de la altura pueda ser idéntica en las dos ciudades. Afor-
señal de alerta para el investigador sobre la necesidad de un examen ulterior. tunadamente, los pies pueden reducirse a metros y viceversa. Pero esto no se puede
hacer con las unidades de los tests psicológicos. El número de problemas correcta-
2-4. Medida del grado de variabilidad.—Además de la forma de la curva de mente resueltos en un test de aritmética no puede traducirse en la misma clase de
distribución puede presentarse otra cuestión relativa a la variabilidad existente entre unidades en que se dan las palabras en un test de analogías.
una persona y otra. ¿De qué magnitud son las diferencias individuales? Podría La única solución que hasta ahora se nos ofrece para resolver esta dificultad es
darse una respuesta obvia en función de la amplitud total (o recorrido) entre las pun- el uso de medidas de variabilidad relativa, establecidas mediante cocientes. Una de.
tuaciones más altas y las más bajas. Pero esta es una medida imperfecta del grado de ellas, el coeficiente de variación, fue introducida por Pearson. Se obtiene dividiendo
variabilidad, puesto que solo se basa en dos puntuaciones, y puede alterarse indebi- la desviación típica por la media del grupo. Con el mismo fin, Wechsler (32)
damente por la adición o supresión de uno solo de los casos extremos. La medida de propuso la razón de la amplitud total (o recorrido), que se obtiene dividiendo la
variabilidad más precisa para la mayoría de los fines que se persiguen es la de la medida más alta del grupo por la más baja. Sin embargo, antes de su cálculo,
desviación típica (DT). Para su obtención empezamos por hallar la diferencia entre
la puntuación de cada persona y la media dei grupo. Estas diferencias se elevan TfX-A//1
• En forma simbólica: DT =
N
44 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Medida del grado de variabilidad 45

Wechsler excluye de la distribución el 0,1 % superior e inferior de la distribución anormal? Hemos visto que Wechsler (32), al calcular su razón de recorrido, traza
(o 1 por 1000), basándose en que lo más probable es que estas puntuaciones extre- esta línea de forma que excluya la milésima más alta y la más baja de cada dis-
mas representen desviaciones patológicas, o bien estén afectadas por grandes errores tribución. Como es natural, cabría establecer otros límites que dependieran de los
de medida. Después de inspeccionar por este método gran número de distribucio- propósitos del examen. Además, como es lógico, la línea debería trazarse por
nes relativas a rasgos humanos, Wechsler concluye, p. ej., que el hombre de mayor puntos diferentes cuando se tratara de rasgos distintos.
talla es alrededor de 1,28 veces más alto que el de estatura más baja; que el peso De manera semejante, pedemos preguntarnos qué factores deben mantenerse
del cuerpo en el momento de nacer varía con arreglo al cociente 2,38:1; que la constantes al medir la variabilidad en un rasgo cualquiera. ¿Qué homogeneidad
razón del recorrido relativo a la memoria para los dígitos entre los hombres adultos debería presentar el grupo? La inclusión de niños de diferentes niveles de edad
es de 2,50:1, y que la razón correspondiente para las edades mentales de la escala aumentaría, desde luego, el grado de variación en la mayor parte de los rasgos. Si
Binet, entre los niños ingleses de nueve años, es de 2,30:1. se desea solamente la amplitud total de las diferencias individuales dentro de una
Es discutible el significado de estos cocientes aplicados a las puntuaciones de población bastante homogénea, nos encontramos con la dificultad de definir el
los tesis psicológicos, y surge la dificultad al observar que la mayor parte de las grado de homogeneidad que se requiere. Muchos rasgos se hallan influidos por el
puntuaciones de los tests no se expresa en escalas de unidades iguales ni se mide nivel socioeconómico en el que el individuo se ha criado. ¿Deben mantenerse cons-
desde un punto cero absoluto x ; p. ej., la repetición correcta de una lista de 8 dígi- tantes las condiciones de este tipo? ¿Debe incluirse a miembros de diferentes
tos no representa exactamente una dificultad doble que recordar una lista de grupos étnicos cuando se trate de determinar el grado de variabilidad humana en
4 dígitos; lo cierto es que la primera tarea es de una dificultad mucho mayor que rasgos tales como la estatura, el peso del cuerpo y otras dimensiones físicas?
el doble de la segunda. Así, pues, si la puntuación más alta de un grupo fuera Podemos concluir, pues, de este análisis que es imposible establecer la exten-
de 8 y la más baja de 4, esto no significaría que el poder retentivo del individuo sión de las diferencias individuales, a menos que lo hagamos en términos muy espe-
que puntuó más alto fuera doble del de aquel que puntuó más bajo, como la razón cíficos. Hay que determinar la población en detalle y puntualizar la naturaleza del
anterior de la amplitud total parecía sugerir. De modo análogo, la diferencia entre rasgo medido, indicando especialmente las condiciones que han de mantenerse
una edad mental de 3 y otra de 4.es mayor que la que existe entre una edad mental constantes y aquellas otras a las que se permite variación. Es obvio que todas
de 11 y otra de 12. aquellas condiciones hereditarias y ambientales que afectan a un rasgo dado no
Por igual motivo, las razones son inaplicables a las escalas que empiezan por pueden mantenerse constantes; de otro modo, la variación desaparecería comple-
un punto cero arbitrario, como ocurre en la mayoría de los tests psicológicos; tamente.
p. ej., un grupo de 200 chicos de diez años obtuvo puntuaciones que se exten- Las afirmaciones absolutas o abstractas referentes a la extensión de la varia-
dían de 15 a 54 en un test de vocabulario. La razón de recorrido obtenida por bilidad humana en rasgos psicológicos tales como la memoria o la aptitud para
Wechsler (32, pág. 171) a partir de estos datos es 3,60:1. Sin embargo, si se hu- las matemáticas suelen carecer de sentido. Y tampoco es posible, con los instru-
biera bajadp el punto cero de este test añadiendo 20 palabras fáciles que todos mentos de que disponemos, comparar la variabilidad en diferentes rasgos. Debe-
los chicos del grupo pudieran definir, cada puntuación habría aumentado enton- mos reconocer al mismo tiempo que para fines prácticos pueden hacerse afirma-
ces en 20 puntos. Como resultado, la razón de amplitud total descendería ahora ciones útiles, en cuanto a la extensión de las diferencias individuales, dentro de un
a 74:35 ó 2,1:1. En resumen, a causa de las características de las escalas de medi- marco de referencia específico; p. ej., cabe hablar de la amplitud total de la
da no podemos realizar idénticas operaciones con las puntuaciones de un test capacidad dentro de una clase escolar típica, refiriéndose a las normas de valor escolar
psicológico a las que se pueden hacer con escalas físicas tales como centímetros o (normas de grado) o a las de edad. Un examen demostró que para las clases en las
kilogramos. Puesto que las razones obtenidas con las puntuaciones de los tests de que no se habían hecho agrupaciones basadas en la capacidad, la ampltitud de la edad
que se dispone son inestables y carecen de interpretación, no podemos usarlas para mental era de cinco años en el nivel primario, seis años en el intermedio y más de
comparar el'grado de variabilidad humana en rasgos diferentes. ocho años en el nivel de la escuela secundaria (5). Esto significa, p. ej., que en una
Aparecen dificultades adicionales a medida que se examina más de cerca el clase de grado quinto el niño más torpe puede equipararse intelectualmente al que .
conjunto de la cuestión. Así, p. ej., una estimación significativa de la variabilidad represente el promedio de la capacidad intelectual de un niño de ocho años, mientras'
humana ¿debe incluir a toda la Humanidad? ¿O habrían de excluirse al menos los que el más inteligente puede alcanzar el nivel del muchacho medio de catorce años.
extremos claramente patológicos? Si ello es así, ¿dónde debería trazarse la línea Tales diferencias, naturalmente, se reflejan en el trabajo escolar, como se com-
de separación entre un grupo típicamente humano y otro que se desviara en forma prueba en cualquier examen con tests de rendimiento. Estos consisten en unos
exámenes objetivos tipificados sobre temas escolares, cuyas puntuaciones se suelen
1
expresar de acuerdo con las normas de grado. En un estudio llevado a cabo en
Para una buena introducción a los diferentes tipos de escalas, sus relaciones y los proce- las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York, p. ej., la ejecución del test de
dimientos aritméticos apropiados a cada tipo, cf. STEVENS (26), págs. 21-30.
ANASTASI.—3
46 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Universalidad de las diferencias individuales 47

rendimiento de los alumnos que habían asistido a la escuela durante varios semes- viduales ha progresado más allá del estadio de la observación anecdótica y de los
tres, se extendía desde el nivel de primer grado hasta el del grado noveno (cf. 14). estudios de casos aislados. Todas las investigaciones de laboratorio que emplean
Este tipo de pruebas es de gran valor práctico y puede interpretarse dentro más de un sujeto han revelado estas diferencias individuales. Los especialistas en
de marcos de referencia familiares. Del mismo modo, a un profesor o a un director psicología animal han adoptado como norma la falta de interés por la medida
de escuela le conviene saber que aunque dos clases de grado sexto puedan tener el de la variabilidad, de forma que los datos sobre este problema solo se suelen men-
mismo cociente intelectual medio de 110, la desviación típica de la distribución cionar inciden talmente, y con frecuencia no se dan en forma cuantitativa. No obs-
del CI puede ser de 15 en una clase y solamente de 10 en la otra. Se desprende, en tante, siempre que se da algún informe sobre tales datos, la amplitud total de la
consecuencia, que habrá que esperar diferencias individuales mayores, en cuanto realización, en un grupo seleccionado al azar, es sorprendentemente grande. Se
a la realización escolar, en la primera clase que en la segunda, y los procedimientos ha encontrado una gran variación individual en todas las fases de conducta inves-
de enseñanza habrán de adaptarse convenientemente. tigadas, tales como el grado de actividad espontánea general, el vigor relativo de
los impulsos, la emotividad, la velocidad de movimiento, la rapidez en el apren-
2-5. Universalidad de las diferencias individuales.—Las diferencias individua- dizaje de tareas simples y el comportamiento en situaciones más complejas de re-
les de ningún modo se limitan a la especie humana. Por el contrario, la variación solución de problemas.
de individuo a individuo puede observarse a través de toda la escala animal. Del mismo modo se han observado diferencias individuales en toda clase de
A buen seguro que un conocimiento superficial produce a menudo la impresión de animales, desde los organismos unicelulares simples hasta los monos antropoides.
una estrecha semejanza, o incluso identidad, entre los miembros de cualquier En una investigación sobre una especie de protozoos, p. ej., se observaron notables
grupo. Pero una mayor familiaridad nunca deja de revelar diferencias individuales diferencias individuales en la velocidad del establecimiento de una reacción con-
entre ellos. Para la mayoría de las personas, todos los gatos parecen conducirse dicionada a la luz. El procedimiento requería la repetida presentación combinada
«exactamente como gatos»—¡y este sentimiento puede ser recíproco! No obstante, de un estímulo táctil y otro luminoso, hasta que solo el último evocaba la respuesta
para la persona que se encariña y mima a los animales, cada gato despliega una original que se daba al estímulo táctil. El número de intentos o repeticiones nece-
inconfundible individualidad que le es propia. sario para condicionar a sujetos diferentes se extendía de 79 a 284, con una media
Es muy comprensible que los primeros informes sobre las diferencias indivi- de 138,5 (cf. 21, pág. 308). También se advirtieron diferencias individuales entre
duales entre los animales trataran solo de las desviaciones extremas, los genios del los paramecios, en cuanto al tiempo de aprendizaje preciso para escapar de un tubo;
reino animal. Uno de los más famosos y a la par más auténticos de tales casos es algunos animales fallaron completamente en la prueba (8). En otra serie de experi-
el de Fellow, un perro pastor alemán (30, 31). A diferencia de muchos otros perros mentos sobre paramecios, los animales diferían en sus tendencias para agruparse
amaestrados, Fellow fue observado por psicólogos bajo condiciones cuidadosamente en masas compactas o para nadar independientemente, así como en sus tendencias
controladas. Este animal aprendió a responder correctamente a una gran variedad para entrar o no en una solución de agua nutritiva a la cual se habían añadido pe-
de órdenes verbales, logrando asociar unas 400 palabras con los apropiados objetos queñas cantidades de sustancias químicas extrañas (7).
y acciones. Es de especial interés el hecho de que Fellow diera las respuestas correc- Más recientemente, Hirsch y Tryon (15) han desarrollado ingeniosas técnicas
tas aun cuando la misma orden se expresara con distintas palabras o cuando las para obtener medidas fiables sobre las diferencias individuales en determinadas
mismas palabras fueran incorporadas a diferentes órdenes. Además, se estableció funciones relativas a la conducta en organismos sencillos. Su procedimiento se ha
que podía responder a las mismas palabras incluso cuando los gestos y otras claves aplicado, en particular, a la investigación de la función de la herencia en la con-
secundarias quedaran eliminados colocándose detrás de una pantalla. ducta de la mosca de la fruta, Drosophila. Consideraremos tal investigación en el
Podrían citarse fácilmente otros casos de perros que aprendieron con éxito a capítulo IV. Sin embargo, es interesante indicar ya las amplias diferencias indivi-
realizar tareas intrincadas y a responder a una gran variedad de complicadas claves. duales que se encuentran en la parte inicial de estos experimentos. En uno de ellos,
Dos ejemplos importantes nos los suministran los ojos videntes o perros que están el número de veces que los individuos volaban hacia arriba dentro de un tubo
entrenados para conducir a los ciegos, y el cuerpo de caninos, que fue efectiva- de ensayo, durante 15 intentos, se extendía de 0 a 15. En otras palabras: cuando
mente utilizado con fines militares en las. dos guerras mundiales. No se limitan se daban 15 oportunidades para alcanzar volando la parte superior del tubo de
estos ejemplos a los perros. Hay chimpancés adiestrados para llevar a cabo diversas ensayo, algunas moscas lo hicieron en todos los casos, y otras, en ninguno. El resto
actividades especiales, tales como patinar, montar en bicicleta, comer con cuchillo de los sujetos se distribuyó en todas las demás puntuaciones posibles entre ambos
y tenedor y abrir puertas. Debe hacerse mención de los animales amaestrados del extremos.
circo, especialmente las focas musicales. Desde luego, el animal de experimentación más popular es, con mucho, la rata
Con el auge de la psicología comparativa y el desarrollo de la medida de la blanca. El cuadro de una rata blanca recorriendo un laberinto para instrucción de
conducta animal controlada en el laboratorio, el testimonio de las diferencias indi- los psicólogos ha llegado a ser actualmente un clisé familiar. Bastará un ejemplo

S-
48 //. Distribución y graduación de las diferencías individuales Universalidad de las diferencias individuales 49

entre los muchos estudios que indican las diferencias individuales en el aprendizaje TABLA 2-2
de las ratas blancas: en un experimento, del que también habremos de informar
más extensamente en el capítulo IV, Tryon (29) sometió 142 ratas blancas al paso Diferencias individuales y de grupo en el aprendizaje animal, según se determinó
de un laberinto, dándoles 19 oportunidades. Durante cada intento, el número de mediante una caja de problemas
veces que la rata entraba en un callejón sin salida se registraba como una puntua- (Datos de Fjeld, 6, págs. 528, y Koch, 16, págs. 186, 208.)
ción de error. El número total de tales errores durante los 19 intentos se extendió
desde 7 a 214, en el caso de sujetos diferentes. 1 Núm. de los que Ensayos para aprender el primer paso Amplitud
Num.de aprendieron el en los
Tipo de animal
En una serie de proyectos de investigación llevados a cabo durante los años casos primer paso
Media 1 Amplitud total DT
pasos
aprendidos
1930-1940 en el laboratorio de psicología comparativa de la Universidad de Co-
lumbia se nos ofrece un conjunto de datos relativamente extenso sobre las dife-
30 16 185,50 53-407 176,28 0-1
rencias individuales en cuanto al aprendizaje animal. Se sometieron al mismo test Ratas albinas ... 35 24 221,04 30-453 125,26 0-2
pequeñas muestras de cobayas, ratas albinas, gatos comunes de pelo corto y dos Gatos , 62 62 46,69 * 9-136 25,28 3-7
especies de monos; la prueba consistió en una caja laberinto en la cual se pre- Macacos 17 I 17 162,47 19-310 94,36 2-22
Cébidos 6 6 137,17 42-327 108,41 5-15
sentaba al animal una serie de pasos de complejidad creciente. La caja, reprodu- i
cida en la figura 2-20, consistía esencialmente en dos jaulas, una dentro de otra; I
la interior contenía el incentivo que el ani- • En el estudio con gatos, la disposición del problema en el paso primero era más simple, permitiéndose
al animal que pisara en cualquiera de los tres platos. Por tanto, los datos para el paso primero, en este
mal conseguía cuando completaba el inten- grupo, no son directamente comparables con los de las otras especies.
to con éxito. En la jaula exterior había tres
placas sobre las que el animal tenía que amplitud de variación es de 3 a 7 pasos; entre los macacos, de 2 a 22, y entre
pisar en un orden dado antes que pudiera los monos cébidos, de 5 a 15. Esta variabilidad era tan grande, que podía fácil-
abrirse la puerta del departamento en el que mente hallarse un individuo de una especie superior incapaz de aprender tanto
se hallaba el incentivo. El problema en el como otro individuo dado de una especie inferior. Los resultados aparecen aún m^s
paso I consistía simplemente en pisar sobre sorprendentes cuando examinamos el número de ensayos que se requirieron para
la primera placa de la derecha al tiempo aprender el paso I ; p. ej., el mejor cobaya y la mejor rata lo consiguieron en
FIG. 2-20.—Diagrama de la caja de pro- que el animal entraba en la caja. Los otros menos ensayos que los monos peores de las dos especies. Tal superposición de
blemas usada en los estudios del apren- pasos consistían en tocar las placas 1 y 2; distribuciones, que difieren en tendencia central, es un concepto importante en todo
dizaje animal en la Universidad de Co- grupo de comparaciones, y volveremos a él frecuentemente cuando analicemos estu-
lumbia: E, departamento de entrada; 1, 2 y 3; 1, 2, 3 y vuelta al 2; 1, 2, 3, 2, 1, y
D, puerta del departamento de la comi- otras combinaciones semejantes. dios sobre el ser humano.
da; F, incentivo en forma de comida; Aunque estos estudios sobre cajas de la- Aunque el mayor número de los estudios sobre animales se refiere al aprendi-
1. 2 y 3, placas que había de pisar
el animal. (De Fjeld, 6, pág. 403.) berinto se realizaron principalmente para de- zaje de uno u otro tipo, también se dispone de datos sobre diferencias individuales
terminar el mayor número de pasos que relativas a otras características psicológicas. En el área de los rasgos emocionales y
cualquier animal, dentro de una especie dada, podía llegar a dominar, los datos de motivación, los estudios sobre ratas blancas han revelado claras diferencias indi-
arrojaron testimonios sorprendentes sobre las diferencias individuales dentro de viduales en manifestaciones de temor y agresividad, en conducta explorativa y en
cada especie. No solo difería de un individuo a otro el número de ensayos reque- potencia del impulso sexual (cf. 11). En todos estos rasgos la investigación ha de-
rido para aprender cada paso, sino también el de pasos que podían aprender. La mostrado una suficiente generalidad situacional para permitir la caracterización de
tabla 2-2 reúne algunos de los datos más importantes, incluyendo la» amplitud cada conducta individual en el rasgo en conjunto; p. ej., las ratas sometidas a
en número de pasos aprendidos por cada especie, el número de individuos que test bajo cuatro condiciones diferentes tendían a desplegar un grado de agresividad
aprendieron el paso primero y la media, amplitud total y desviación típica del relativamente congruente. Se obtenían resultados análogos en el caso de otros ras-
número de intentos requeridos para aprender el paso I. Los últimos datos solo gos que anteriormente hemos mencionado.
se han referido a este, puesto que fue el único aprendido por algunos miembros Un estudio preliminar del temperamento del chimpancé, descrito por Hebb (13),
al menos de todos los grupos. nos suministra datos ilustrativos sobre especies superiores. Se llevó a cabo una serie
Acudiendo a la tabla 2-2, vemos que entre los cobayas algunos fueron incapa- de observaciones sobre situaciones que permitían al chimpancé responder a los
ces de aprender incluso el paso I, mientras que otros lo lograron; entre las ratas, hombres o a objetos inanimados. Al aplicar categorías claramente definidas a la
algunas aprendieron dos pasos, otras uno y algunas ninguno; entre los gatos, la clasificación de la conducta del animal, según su amigabilidad, agresividad, desvío,
50 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Resumen 51

etcétera, se encontraron amplias diferencias individuales susceptibles de medida es una curva de frecuencias de la capacidad de carrera de los caballos, obtenida
con una fiabilidad aceptable. Nissen (19) ha informado asimismo sobre las amplias mediante una forma tipificada. Los ejemplos citados bastarán para sugerir que las
diferencias individuales entre 57 chimpancés albergados en el Laboratorio Yerkes diferencias individuales constituyen la regla cuando se ha de medir la conducta
de Biología de los Primates, en el Parque Orange, de Florida. Se observaron mar- de los seres vivientes. No importan las cifras exactas que se dan para indicar la
cadas diversidades en casi todas las funciones relativas a la conducta, incluyendo variabilidad, puesto que no pueden darnos la extensión de la variabilidad en nin-
la forma de andar, el cuidado del aspecto exterior, las preferencias alimenticias y gún sentido absoluto para las diferentes especies. Ni nos permiten hacer compara-
hábitos de comida, la expresión emocional, la excitabilidad, rapidez y precisión ciones generales con más amplitud de la conseguida al comparar la variabilidad
en el aprendizaje de diferentes tareas, uso de instrumentos e interacción social con humana en rasgos diferentes. Las puntuaciones particulares y las demás medidas
otros chimpancés y con seres humanos. dadas se expresan en unidades que son específicas del test o de los otros artificios
En la figura 2-21 se reproduce un ejemplo interesante de la curva de distri- de observación que se hayan empleado. Sin embargo, los datos sí que nos mues-
tran fuera de toda duda que los miembros de la misma especie difieren entre sí
en rasgos de conducta, y que tales diferencias son lo suficientemente grandes como
para llegar hasta una superposición en la distribución de los individuos, incluso
cuando pertenecen a especies ampliamente separadas.

RESUMEN

Las diferencias individuales son cuantitativas, no cualitativas. Las diferencias


entre las personas son un asunto de grado. Las distribuciones de frecuencias, en la
mayoría de los rasgos, presentan una agrupación de individuos cerca del centro
del campo de variación y un descenso gradual en el número de casos a medida
que nos acercamos a los extremos. Una distribución de este tipo puede represen-
tarse gráficamente, ya mediante un polígono de frecuencias, ya por un histogra-
ma. Cabe describirla de forma adicional mediante el cálculo de las medidas de
tendencia central (media, mediana o moda) y las medidas de variabilidad, tales
como la amplitud total o la desviación típica. Muchas curvas de distribución
de rasgos físicos o psicológicos se aproximan muy de cerca a la curva normal de
probabilidad.
Las distribuciones que se apartan de la curva normal, en torcimiento, apun-
tamiento (curtosis) u otras características, pueden producirse por cierto número
de razones. Entre los factores principales que afectan a la forma de la curva de
distribución encontramos: irregularidades de muestreo; características del instru-
mento de medida, tales como falta de adecuación del alcance de la dificultad,
y desigualdad de las unidades del test, y condiciones especiales que influyen so-
0,96080,96500,9686 0,9753 0,9811 0,9847 0,9875 0,9903 0,9922 bre los propios rasgos. Se propusieron ejemplos de estas últimas condiciones al
índice de La capacidad de carrera considerar la curva J de hipótesis de conformidad social, la distribución de Poisson
FiG. 2-21.—Curva de distribución normal úc la capacidad do carrera, mostrando el campo de los acontecimientos raros y el aumento en el número de frecuencias en el extre-
de 24 caballos acercándose a la meta en Epson Downs. (Según Laughlin, 17, pág. 215.) mo inferior del campo de variación, como resultado del efecto producido por con-
diciones patológicas.
bución normal en un rasgo de conducta entre los animales. La fotografía nos pre- Las afirmaciones absolutas sobre el grado de variabilidad en los diferentes
senta los caballos en la pista de carreras, justamente delante de la meta. La posi- rasgos carecen de sentido por varias razones, entre las cuales destacan la falta
ción relativa de los caballos suministra una demostración vivida de la distribución de unidades de comparación y la de puntos de cero absoluto en las escalas psi-
normal. Unos pocos se hallan en cabeza; un número igualmente pequeño se ha cológicas. Con fines prácticos, la extensión de las diferencias individuales dentro
quedado atrás, y la mayoría está esparcida en posiciones intermedias. El gráfico
52 //. Distribución y graduación de las diferencias individuales Bibliografía 53

de grupos específicos, en características concretamente determinadas, puede des- 25. Scottish Council for Research in Educa- 30. WARDEN, C. J . : «The ability of Fellow,
tion: The trend of Scottish intelligence. famous Germán shepherd dog, to under-
cribirs en función de un sistema de referencia dado. Pero no cabe hacer con ple- Londres: Univer. London Press, 1949. stand language». / . genet. Psychol., 1928,
nitud de sentido afirmaciones generales sobre el alcance de la variabilidad humana 26. STEVENS, S. S.: «Mathematics, measure- 35, 330-331.
en rasgos distintos. ment, and psychophysics». En S. S. Stevens 31. WARDEN, C. J., y WARNER, L. H . : «The
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Cualquier investigación de la conducta animal, desde los simples organismos uni- nas 1-49. dog Fellow to respond to verbal stimuli».
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celulares hasta los monos antropoides, revela amplias diferencias individuales en Measuring intelligence. Boston: Houghton 32. WECHSLER, D . : The range of human ca-
cuanto a la realización posible. Tan grandes son estas diferencias, que se observa Mifflin, 1937. pacities (ed. rev.). Baltimore: Williams &
una superposición de las distribuciones incluso cuando se comparan especies que 28. T I F F I N , J., y W I R T , S. E . : «Determining Wilkins, 1952.
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Naturaleza de la herencia 55

timo término, puede reducirse a la presencia de un gen particular o de una com-


binación de genes. Los genes se agrupan en cromosomas o cuerpos coloreados, lla-
mados así a causa de que se hacen visibles en el interior del núcleo de la célula
cuando se colorea esta con ciertos tintes para su observación. Los cromosomas se
presentan en parejas, y son semejantes en apariencia y función. El número de cro-
mosomas en cada célula es generalmente constante dentro de cada especie, pero
CAPITULO III difiere de unas especies a otras. Cada celda humana, p. ej., contiene 48 cromoso-
mas (24 pares); en cada célula del mosquito hay 6 (3 pares), y en cada célula de
cierta especie de crustáceos aparecen 200 (100 pares).
Los cromosomas, visibles al microscopio, tienen el aspecto de varillas en for-
HERENCIA Y MEDIO AMBIENTE: ma de salchichas o cuerpos en forma de V (Fig. 3-1). Sin embargo, los genes del
cromosoma son tan diminutos que, generalmente, permanecen invisibles, incluso
CONCEPTOS BÁSICOS utilizando microscopios de gran potencia. Por me-
dio de la observación microscópica de cromoso-
mas gigantes, descubiertos en las glándulas saliva-
H O R QUÉ difieren los individuos unos de otros? ¿Cuáles son los les de ciertas especies de moscas, ha sido posible
factores que producen la variación? Estas preguntas han dado lugar a largas dis- examinar su estructura interna de forma más com-
cusiones y animadas controversias. Además de su fundamental importancia teó- pleta. Aunque en volumen sean de 1000 a 2000
rica, el problema de la causación de las diferencias individuales tiene un amplio veces mayores, en otras características esenciales
significado práctico en muchos campos. Cualquier actividad destinada a mejorar estos cromosomas gigantes son semejantes a los
el desarrollo de la conducta debe basarse sobre una comprensión de los factores que se encuentran en otras células del cuerpo. La
que influyen en aquel. En el fondo de todos los métodos educativos existen unas figura 3-2 presenta un segmento de un cromosoma
suposiciones implícitas respecto a las causas de las diferencias individuales. Del gigante procedente de las glándulas salivales de la
mismo modo, las respuestas al gran número de cuestiones relativas a las oportu- mosca de la fruta, Drosophila melanogaster. La
nidades y elecciones vocacionales, relaciones de grupo y estructura social dependen parte superior reproduce una fotografía tomada
de un conocimiento de la causa que motiva las diferencias psicológicas entre per- mediante un microscopio de gran potencia; la
sonas de diferentes edades o sexos, entre grupos nacionales o étnicos, o entre ni- parte inferior presenta una microfotografía electró-
veles socioeconómicos. FIG. 3-1.—Cromosomas huma-
nica con un aumento de 26 000 diámetros. Se su- nos vistos al microscopio: au-
pone que las partículas visibles en la segunda mentados 3600 veces. (De
3-1. Naturaleza de la herencia l.—La base de las diferencias individuales ha de perspectiva son genes. Los que se encuentran den-
Evans y Swezy, 10.)
hallarse en el fondo hereditario de cada individuo y en las condiciones ambien- tro de una sección o banda de cromosoma aparecen uniformes en tamaño y figura,
tales bajo las cuales se ha desarrollado. Empecemos por considerar lo que espe- pero difieren de las partículas existentes en otras bandas (19).
cíficamente se quiere indicar por herencia. Desde luego, ha de tenerse presente
que este término tiene el significado de herencia biológica. Solo en forma figurada El individuo comienza su vida en el momento de la concepción como una
hablamos de herencia social o se usa en expresiones tales como la herencia cultural simple célula: el óvulo fertilizado. Esta célula se divide en dos células hijas,
del siglo XX o la herencia de la fortuna familiar. La llamada herencia social, en cada una de las cuales se divide a su vez, y así se continúa hasta que se desarro-
realidad, forma parte de las influencias ambientales. llan los miles de millones de células que constituyen el organismo maduro. Du-
rante este proceso de división celular, conocido como mitosis, cada cromosoma
Básicamente, la herencia de un individuo consiste en los genes específicos que
se duplica en el interior de la célula por una división longitudinal. Cada célula re-
recibe del padre y de la madre en el momento de la concepción. Llamar hereditario
sultante de esta división recibe un grupo idéntico de cromosomas. Todas las cé-
a cierto factor, influencia o característica debería significar, por tanto, que, en úl-
lulas del cuerpo tienen, de este modo, una herencia idéntica. Que unas células
1
den lugar a las células componentes del ojo, otras a las de la piel, huesos o cualquier
Para completar el breve esbozo del mecanismo de la herencia que sigue, instamos al
lector a que consulte cualquier texto reciente sobre genética, tales como los de SINNOT, DUNN otra de las variedades de células que se hallan en el cuerpo, depende de la influen-
y DOBZHANSKY (22), SNYDER y DAVID (23) o WINCHESTER (26). U n excelente resumen de cia del ambiente celular. Condiciones tales como la gravedad, presión, disponibi-
los desarrollos corrientes en genética, preparado por un grupo de expertos, se encuentra en lidad de oxígeno y otras sustancias químicas y campos eléctricos operan de modo
DUNN (9). Para un relato popularizado y agradable sobre el asunto, véase SCHEINFELD (21).
54
56 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Naturaleza de la herencia 57

diferente sobre las células individuales, dependiendo de la posición de la célula en padre en el proceso de la fertilización, se restablece el número completo de cro-
relación con las otras células. Técnicamente, esto significa que se establecen des- mosomas, y ya permanece invariable en las subsiguientes mitosis del desarrollo
niveles diferenciales de desarrollo, tales como los superficial-interior, dorsoventral de la descendencia.
o anteroposterior. Después de la diferenciación celular inicial, los genes actúan de La base hereditaria de las diferencias individuales se encuentra en la casi ili-
variadas formas con el medio ambiente celular en el subsiguiente desarrollo especia- mitada variedad de combinaciones posibles de genes que se pueden dar, espe-
lizado de las distintas células. cialmente en organismos tan complejos como el hombre. Ha de observarse, en
Cuando el individuo alcanza la madurez sexual, se produce otro tipo de di- primer lugar, que aun las características humanas sencillas dependen generalmente
de la influencia combinada de un número muy grande de genes. En segundo lugar,
las células germinales individuales de cada organismo paterno contienen diferentes
combinaciones de genes, como resultado del proceso de la división reductora. Por
último, las células de los dos organismos, el de la madre y el del padre, se com-
binan para producir el nuevo organismo, y por ende aumentan todavía la variedad
de las posibles combinaciones de genes. De ello se desprende que dos hermanos
(de igual o distinto sexo) nunca tendrán una herencia idéntica. Otro tanto ocurre
con los gemelos fraternos, quienes, aunque nacidos al mismo tiempo, proceden
de dos óvulos distintos y no son más semejantes en herencia que los hermanos ordi-
narios. Los gemelos fraternos pueden ser del mismo sexo o de sexo contrario,
e incluso muy distintos de aspecto. Los gemelos idénticos, por otra parte, proceden
de la división de un solo óvulo fertilizado, y tienen, por tanto, conjuntos de genes
idénticos. Tales individuos son auténticos duplicados en cuanto a la herencia.
El ejemplo más sencillo del mecanismo de la herencia nos lo suministran los
factores sencillos, que dependen de un solo par de genes. Un ejemplo de este tipo
de factor se halla en el albinismo, o ausencia de pigmentación en los ojos, cabello
y piel. Si el individuo recibió un gen transmisor de albinismo de cada uno de sus
progenitores (ce), será albino. Los individuos con dos genes que llevan el color
normal (CC) tendrán una pigmenlación normal. Ambos tipos de individuos son
homocigóticos respecto al albinismo. Esto significa que el óvulo fertilizado, o
cigoto, del que tales individuos se desarrollaron, recibió genes semejantes, en al-
Fio. 3-2.—Porciones de un cromosoma gigante procedente de las glándulas salivales de la binismo o en coloración normal, de ambos padres. Si un individuo recibió el gen
mosca de la fruta. Arriba, fotografía con microscopio de gran potencia; abajo, microfotogra- transmisor del albinismo de uno de sus progenitores y el gen transmisor de la
f/a electrónica de un segmento muy pequeño (aumento: 26 000). (De Painter, 18, pág. 464,
y Pease y Baker, 19, pág. 9.) coloración normal del otro (Ce), se dice que es heterocigótico en esta caracterís-
tica. Tal individuo presenta una coloración normal, ya que esta es dominante y el
visión celular en la formación de las células reproductoras especializadas: el óvulo albinismo es recesivo. En otras palabras, como el albinismo es un factor recesivo,
de la hembra y los espermatozoos del macho. Se conoce este proceso con el nom- aparece solamente cuando el individuo ha recibido el gen recesivo de albinismo
bre de meiosis o división reductora, ya que los cromosomas, en cada célula repro- de cada uno de sus progenitores. El individuo heterocigótico (Ce), aun siendo de
ductora, se reducen a la mitad del número original. En vez de duplicarse, como coloración normal, lleva el gen recesivo portador del albinismo, que, a su vez.
hacen en la mitosis, los dos cromosomas de cada par se separan, yendo cada uno puede transmitir a su descendencia.
a una célula hija. Ha de observarse que en este tipo de división celular cada célula Existen otros factores sencillos que presentan dominancia incompleta. Un ejem-
puede recibir una combinación distinta de cromosomas, ya que los cromosomas plo de ello lo encontramos en la coloración de las aves de corral. Las gallinas
de cada par se combinan al azar. Además, los cromosomas no siempre se sepa- negras y las blancas salpicadas proceden de un par de genes, ninguno de los cua-
ran como unidades en las diferentes células hijas, sino que pueden combinarse les es dominante. Cruzando entre sí estas dos variedades se obtendrá una descen-
segmentos de un cromosoma con segmentos de otro (entrecruzamiento), aumentan- dencia de un tercer color, la gallina andaluza azul, distinta a cualquiera de sus
do de este modo la variedad de combinaciones posibles de los genes en las células dos progenitores.
hijas individuales. Cuando el óvulo de la madre se une con el espermatozoo del Debe añadirse que, por lo menos en el caso de algunos factores considerados
58 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Naturaleza de la herencia 59

actualmente como dominantes-recesivos, una investigación ulterior puede revelar genes causantes de la calvicie fueron recibidos de ambos padres. Hay todavía
que no existe dominancia (cf. 6). En un rasgo dominante-recesivo, el heterocigoto otros factores, a los que se conoce como factores limitados a un sexo, que están
resulta, desde luego, imposible de distinguir de uno de los homocigotos. Pero esta presentes en los dos sexos; pero su expresión puede quedar inhibida en uno por
situación, en realidad, quizá solo signifique nuestro estado actual de ignorancia so- la presencia de las hormonas sexuales. Muchas de las diferencias físicas entre los
bre las características que diferencian al heterocigoto. Con el desarrollo y aplica- sexos se basan probablemente en este tipo de factores. La destrucción o el funciona-
ción de técnicas de análisis más reveladoras, las diferencias pueden llegar a hacerse miento inadecuado de las glándulas sexuales endocrinas puede producir cam-
patentes. En el caso de condiciones patológicas, p. ej., el heterocigoto puede pre- bios en el desarrollo de estas características. Ejemplo de un rasgo limitado a un
sentar una ligera forma de desorden, que será posible descubrir utilizando métodos sexo es la aparición de la barba en los hombres. Ha de observarse que siempre
más refinados; o bien cabrá identificar la condición heterocigótica mediante aná- que una característica dependa de un solo par de factores sencillos, el resultado
lisis químicos detallados u otros procedimientos de mayor precisión. Aun cuando será el de tipos claramente identificables que difieren cualitativamente entre sí. Sin
la distinción entre las condiciones heterocigótica y homocigótica ño tiene signifi- embargo, la mayoría de los rasgos dependen de factores múltiples, aumentando rá-
cación práctica dentro de la vida del organismo individual, nos proporciona una pidamente el número de combinaciones resultantes a medida que crece el número
útil información sobre los factores hereditarios que el individuo está en disposi- de factores que contribuyen a ello 1. Incluso con un número relativamente pequeño
ción de transmitir a su descendencia. de factores contribuyentes, las diferencias individuales resultantes son cuantitativas,
El sexo de un individuo también está determinado por un par de cromosomas, y su distribución puede aproximarse a la curva normal. El peso del cuerpo es un
denominados cromosomas sexuales y que se designan por X e Y. Si el niño recibe ejemplo de una característica que depende de un factor múltiple en los seres
un cromosoma X de cada progenitor, será una hembra; si recibe un X y un Y humanos.
resultará macho. De la madre solo puede recibir el cromosoma X, mientras En el caso de ciertos caracteres de factor múltiple, la aparición o no aparición
que el padre puede transmitir el cromosoma X o el Y. Este último es relativa- del propio carácter puede depender de un factor sencillo. En otras palabras, el
mente pequeño, y se cree que contiene muy pocos genes. En la figura 3-1 puede efecto de los factores múltiples depende de la presencia de un gen específico,
verse uno de ellos, convenientemente señalado. De acuerdo con los conocimientos que cabe considerar de este modo como una condición inhibidora. El ejemplo del
genéticos actuales, la interacción de ciertos genes de los cromosomas X con genes albinismo puede servirnos de nuevo a este respecto. Se sabe ahora que la deter-
que se encuentran en otros cromosomas es, en realidad, la que determina el sexo del minación del color de los ojos humanos depende de la presencia de varios pares
individuo. Se cree que cada individuo posee todos los genes necesarios para am- de genes. Las distintas combinaciones de estos producen la gradación casi conti-
bos sexos, pero la presencia de dos cromosomas X conduce al desarrollo de las nua observable en los colores de los ojos. Sin embargo, si un individuo ha recibido
características del sexo femenino y a la supresión del masculino. Por otra parte, el factor sencillo que causa el albinismo de los dos padres (ce), será albino, sin
cuando solo hay presente un cromosoma X se desarrollan las características mascu- importar la combinación de genes determinantes del color de los ojos que pueda
linas. tener. Estos últimos han quedado, pues, inoperantes en la determinación del color
Ciertos genes del cromosoma X determinan las características Usadas al sexo, de sus ojos a causa de la presencia del par de genes causantes del albinismo. De
algunas de las cuales han sido identificadas. Entre las más conocidas están la ce- modo análogo, la capa moteada que se encuentra en algunas razas de ganado es
guera para los colores y la hemofilia (hemorragia continua y excesiva por falta del el resultado de un factor recesivo sencillo. Pero el grado en que se da este moteado
poder normal de coagulación de la sangre). Estas dos condiciones dependen de varía a lo largo de una escala virtualmente continua, y depende de otros factores
un gen recesivo que se halla en el cromosoma X. Si una hija hereda este factor múltiples que la modifican. Este tipo de relación es de especial importancia cuan-
de uno solo de sus progenitores, el gen normal dominante en el otro cromosoma X do se refiere a la posible función de la herencia en el desarrollo de algunas carac-
impedirá la aparición del defecto. De este modo, únicamente se descubrirá la en- terísticas psicológicas. Tendremos ocasión de referirnos a él de nuevo en nuestra
fermedad si hereda el gen de ambos padres. En el caso de un hombre que reciba discusión de ciertos tipos de debilidad mental (Cap. XII).
el cromosoma X con el gen defectuoso, la enfermedad aparecerá invariablemente, Por último, mencionaremos el concepto de equilibrio genético. En sus análisis,
puesto que no hay ningún gen correspondiente normal en el cromosoma Y. Por el genetista debe necesariamente estudiar la influencia de los genes particulares
consiguiente, tales características son más corrientes entre los machos que entre sobre el desarrollo de cada característica. Recordemos, sin embargo, que toda ca-
las hembras. racterística es en realidad el resultado de la interacción de todos los genes que
Algunos otros factores, tales como la calvicie, están influidos por el sexo,
1
es decir, se conducen como dominantes en un sexo y como recesivos en el otro. A este propósito, algunos genetistas hablan de genes mayores, que operan como factores
Así, la calvicie se desarrolla en un macho si el gen causante de aquella le fue trans- unitarios en la producción de efectos recognoscibles, y de poligenes, que contribuyen al
desarrollo compuesto de rasgos factores múltiples. Desde luego, el mismo gen puede actuar como
mitido por uno de sus progenitores. En la hembra, solamente se desarrollará si los un gen mayor en la etiología de un rasgo y como poligen en la de otro.
60 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Naturaleza del ambiente 61

el individuo ha heredado. Snyder y David (23, pág. 251) resumen el punto de vista neraciones sucesivas criadas bajo estas condiciones tendrán una apariencia nor-
actual de los genetistas sobre esta cuestión de la forma siguiente: mal. Sin embargo, si a cualquiera de sus descendientes se le hace desarrollarse en
temperaturas más bajas, el defecto volverá a reaparecer. Esto nos suministra un
Un gen ejerce siempre su efecto en presencia de otros genes; de aquí ha surgido la idea claro ejemplo del hecho de que incluso un defecto heredado claramente demos-
del equilibrio genético, es decir, que cualquier carácter es el resultado del complejo total de trable solo se desarrollará bajo ciertas condiciones ambientales.
genes que actúan en un ambiente dado. Las variaciones de un tipo pueden estar producidas
por variaciones dadas en un simple gen, pero siempre será en presencia del resto de los Los monstruos producidos experimentalmente nos presentan ejemplos adicio-
genes. nales de la influencia del ambiente prenatal (24, Caps. VI y VII). En experimentos
con huevos de peces se han producido peces siameses inhibiendo o disminuyendo
3-2. Naturaleza del ambiente.—El concepto de ambiente también requiere al- artificialmente la marcha del desarrollo en edad temprana mediante el empleo de
guna aclaración. La definición popular de ambiente es de tipo geográfico o resi- temperaturas bajas, insuficiencia de oxígeno o rayos ultravioleta. En algunos casos,
dencial. Se suele decir de un niño que tiene un pobre ambiente, p. ej., cuando vive
en los suburbios/O se caracteriza a su ambiente como el de un pueblo francés,
una pequeña ciudad americana o una comunidad minera de Gales. Desde el punto-
de vista psicológico, tales definiciones del ambiente son altamente inadecuadas.
No puede concluirse, p. ej., que un chico de ocho años y su hermanito de cinco,
que se encuentran en la misma habitación, en el mismo momento, tengan idéntico
ambiente psicológico en ese instante. El hecho mismo de que el ambiente común
del primero incluya la presencia de un hermano más joven, y que el del segundo
incluya la presencia de un hermano mayor, constituye una significativa diferencia
psicológica. Además, los distintos medios de la experiencia pasada de los dos
hermanos causarán, a su vez, una diferencia en lo que cada uno de ellos perciba en
la situación presente. Un punto es obvio en este ejemplo: el hecho de que los dos
niños han sido criados en la misma casa no es un indicio de que ambos hayan
tenido idénticos ambientes psicológicos.
Desde el punto de vista psicológico, el ambiente consiste en la suma total de
estímulos que el individuo recibe desde el momento de la concepción hasta el de
la muerte. Este es un concepto activo del ambiente, es decir, la presencia física de
objetos no constituye en sí misma el ambiente, a menos que sirvan aquellos como
estímulos para el individuo (cf. 15, 27). Esta definición es también más completa FIG. 3-3.—Pececillos de agua dulce con ojo ciclópeo debido a condiciones ambientales.
que la popular, ya que cubre todas las formas de estímulos y se extiende por (De Stockard, 24, pág. 109.)
todo el ámbito del ciclo vital.
Repetidamente se ha demostrado la importancia del ambiente prenatal en la un gemelo es mucho más pequeño que el otro y además deforme, siendo comple-
determinación del desarrollo del individuo/Las variaciones en la dieta y nutrición, tamente normal el gemelo mayor. De modo análogo se han producido monstruos
las secreciones glandulares y otras condiciones físicas de la madre, p. ej., pueden de dos cabezas entre los renacuajos y diversas especies de peces, por medio de
ejercer una influencia profunda y duradera sobre el desarrollo del embrión. El la aplicación de varias clases de estímulos químicos o mecánicos.
desarrollo estructural del organismo está influido decisivamente por los factores Artificialmente se han inducido del mismo modo variaciones fundamentales en
ambientales tempranos, como se ha demostrado mediante diversas alteraciones ex- el número y posición de los ojos de un pececillo de agua dulce. Si se hace que los hue :
perimentalmente inducidas en animales inferiores. vos de este pececillo se desarrollen en agua del mar a Ja cual se le ha añadido un ex»-
En la mosca de la fruta, p. ej., un gen defectuoso es causa de que el animal ceso de cloruro de magnesio, aparecerán condiciones peculiares en los ojos en la ma-
desarrolle una duplicación en las patas, es decir, ciertas articulaciones de las patas yoría de los embriones. En lugar del par de ojos normal, muchos desarrollarán un
o las patas enteras se duplican. Aunque la herencia del gen defectuoso se ha esta- solo ojo ciclópeo en posición central, llamado así a causa del Cíclope mitológico.
blecido claramente, esta característica no aparecerá bajo ciertas condiciones am- Otros exhibirán un solo ojo lateral, colocado a la derecha o a la izquierda de la
bientales (14). Cuando los animales con dicho gen se mantienen a una tempera- cabeza. O los dos ojos se encontrarán anormalmente juntos. En la figura 3-3 se
tura suficientemente alta, la pata o articulación adicional no se desarrolla. Ge- representan algunos de estos monstruos producidos artificialmente.
r
62 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Interacción de la herencia y el ambiente 63

Fueden emplearse otros agentes físicos o químicos para producir las mismas Por último, debe advertirse que el concepto de ambiente se ha ensanchado
anomalías de desarrollo. El factor determinante primario en el desarrollo de una gradualmente con un aumento en la precisión de su definición, y que también ha
anomalía particular parece ser el estadio en el que el agente se introduce más bien llegado a ser menos netamente distinto del concepto de herencia. La identifi-
que la naturaleza específica del agente empleado. El efecto esencial es un cambio cación popular del ambiente con las influencias externas y de la herencia con
en la marcha del desarrollo, que altera el equilibrio del crecimiento entre las di- las internas ha de descartarse a la luz del conocimiento creciente del efecto de la
ferentes partes del organismo. Comentando estos experimentos, Stockard escribió herencia y del ambiente. En la sección precedente se ha hecho ya referencia al
(24, págs. 109-110): ambiente intercelular, es decir, el ambiente de las células vecinas en el que cada
célula individual se desarrolla. En la actualidad ya se reconoce el importante papel
En otras palabras, la composición genética de estos peces hace que desarrollen dos ojos- de este ambiente celular en el establecimiento de desniveles y en otros procesos
en el agua del mar normal, pero la misma composición genética da lugar a un solo ojo de desarrollo.
ciclópeo cuando se añade un exceso de cloruro de magnesio a aquella. Si el agua del mar Llevando aún más lejos el análisis, deberíamos considerar el ambiente intra-
tuviera corrientemente la composición que hace que el pez desarrolle el ojo ciclópeo, y un
experimentador desarrollara los huevos del pez en'una solución de la misma composición celular. Es obvio que los genes ejercen su influencia en el ambiente del citoplasma
que la de nuestra agua ordinaria de mar, encontraría que ello produciría un pez con dos de la célula. La función del ambiente intracelular es especialmente importante
ojos laterales en lugar del pez con el ojo en el centro, y tales especies de dos ojos le una vez producidas algunas diferenciaciones en el proceso de la división celular.
parecerían a este investigador imaginario unos monstruos. Las células que contienen genes idénticos, pero diferente estructura citoplasmática,
diferirán en su desarrollo final. Los genetistas han supuesto que los genes pueden
Así, pues, ni siquiera cabe hablar de determinadas características estructurales operar como enzimas o catalizadores que inducen a cambios químicos en el cito-
considerándolas cerno normales para una especie dada y fijadas por constitución plasma sin que ellos mismos lleguen a alterarse. La acción enzimática de un gen
hereditaria. Si el ambiente en que el organismo se desarrolla hubiera de sufrir un particular puede producir resultados distintos (o ningún resultado en absoluto),
cambio de naturaleza, más o menos permanente, llegaría a ser considerado normal dependiendo esto de las sustancias químicas específicas que se encuentren en el ci-
un conjunto distinto de características. Las analogías de desarrollo han de atri- toplasma de la célula particular. Esta teoría no excluye la posibilidad de que los
buirse a una común exposición a un medio ambiente esencialmente semejante genes puedan también ejercer su influencia de otras formas. Del mismo modo,
tanto como a la posesión de genes comunes. añadiremos que cada gen debe considerarse que opera en un ambiente de otros
Se está acumulando gran copia de datos sobre los efectos de las radiaciones genes dentro de cada célula. Esta interdependencia mutua de los genes es lo que
en el desarrollo prenatal (20). La mayor parte de esta investigación se ha llevado se quiere decir con el concepto de equilibrio genético que se discutió en la sección
a cabo hasta ahora sobre ratas. Los resultados demuestran que la exposición precedente.
a la radiación durante el estadio embriogénico produce una variedad de anormali- Desde un ángulo algo diferente, puede hacerse mención del hecho de que los
dades morfológicas que incluyen alteraciones drásticas en el desarrollo craneal y mismos genes, elemento esencial en cualquier definición de la herencia, no son
del esqueleto. completamente impermeables a las influencias ambientales. Los experimentos han
Las observaciones hechas en varias especies también han demostrado un con- demostrado que pueden ser modificados bajo el efecto de factores tales como
siderable desarrollo de la conducta durante la vida prenatal, así como la influen- los rayos X, los cósmicos, los ultravioleta, los cambios de temperatura y ciertas
cia de condiciones específicas del ambiente prenatal sobre tal desarrollo (cf. 5). El sustancias químicas como, p. ej., el gas mostaza (cf. 7, Cap. II). Puesto que los mis-
punto cero de la conducta se halla, pues, en un momento muy anterior al del na- mos genes resultan afectados, los cambios producidos por estos agentes no solo
cimiento, variando ampliamente, de especie a especie, la edad de la conducta se manifiestan en la descendencia inmediata, sino que son transmisibles a las ge-
o edad mental en el momento del nacimiento (5). Los estadios en cuanto al des- neraciones futuras. En casos tales, una variante hereditaria o mutación surge bajo
arrollo motor se han establecido claramente en los embriones de muchos anima- la influencia de un factor ambiental. Sin embargo, estas influencias ambientales
les. La sensibilidad para los distintos tipos de estímulos se ha advertido también no son, al parecer, específicas, en el sentido de que estimulan o aumentan la fre-
muy pronto en la vida prenatal. De aquí que el hecho de que se puedan ejer- cuencia del cambio genético, pero no determinan su naturaleza.
cer varias funciones antes del nacimiento no pueda ya ignorarse en el es-
ludio del desarrollo de la conducta subsiguiente. Del mismo modo, debe tenerse 3-3. Interacción de la herencia y el ambiente.—El antiguo concepto de
en cuenta la posibilidad de condicionar los cambios, en cuanto a temperatura» instinto, que aún prevalece en gran parte del pensamiento popular, suponía la exis-
presión y otros estímulos, en el ambiente prenatal. Los estudios sobre aprendi- tencia de una conducta que era totalmente hereditaria 1. La clasificación de la con-
zaje prenatal abren un interesante campo de investigación respecto a los oríge-
nes de la conducta. Para un análisis de las muchas falacias inherentes al uso tradicional del concepto de ins-
64 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Interacción de la herencia y el ambiente 65

ducta en instintos y hábitos, correspondiendo a conducta innata y conducta adqui- tibie con este punto de vista, puesto que la proporción variaría a medida que va-
rida, respectivamente, suponía el efecto exclusivo, bien de la herencia o del am- riaran los factores hereditarios o ambientales. A la pregunta «¿Cuál es la contri-
biente, dentro de una actividad dada. Esta teoría, que postula la transmisión heredita- bución relativa de la herencia y el ambiente a las diferencias individuales, p. ej.,
ria de funciones de conducta como tales, no encuentra apoyo en la genética moderna. del CI?», habría de este modo un número infinito de respuestas posibles.
Se reconoce ahora que todo rasgo del individuo y toda reacción que manifieste Como ejemplo, podemos considerar primeramente una característica no psico-
dependen de ambos factores, su herencia y su medio ambiente. Aunque comúnmen- lógica cuya herencia se conoce. Se ha encontrado que el número de facetas en los
te se admite como insostenible la creencia de que las características psicoló- ojos de la mosca de la fruta, Drosophila, varía ampliamente en diferentes tipos que
gicas pueden separarse en aquellas que son heredadas y aquellas adquiridas, se difieren en su constitución genética. La temperatura a la cual se mantienen las
encuentra en varias generalizaciones vagamente expresadas acerca de la heren- larvas determina asimismo el número real de facetas de los ojos que se desarro-
cia de las características de la conducta. Las discusiones que se refieren a la heren- llan. La interación de estos dos factores, hereditario y ambiental, queda expuesta
cia de la inteligencia, aptitudes especiales o la locura, p. ej., dejan frecuentemente en la figura 3-4. Este gráfico indica el efecto de la temperatura sobre el número de
la impresión de que la herencia de la conducta misma está en ellas supuesta. Sin
embargo, tras una consideración concienzuda, es obvio que los factores heredi-
tarios y ambientales no pueden clasificarse de tal manera, ni cabe dividir la con-
ducta en heredada y adquirida.
Un segundo camino posible en el que puede concebirse la relación entre la
herencia y el ambiente es el de la contribución aditiva. De acuerdo con esta opinión,
herencia y ambiente contribuyen a todo el desarrollo de la conducta, y las carac-
terísticas de conducta resultantes pueden analizarse como la suma de las influen-
cias hereditarias y ambientales. No hay duda de que la opinión más ampliamente
sustentada es que la herencia y el ambiente contribuyen conjuntamente al des-
arrollo de la conducta, pero la suposición aditiva, en lo que concierne a su efecto,
rara vez se expresa como tal. Sin embargo, justamente esta suposición motiva los
intentos realizados para determinar la contribución proporcional de la herencia
y el ambiente en el desarrollo de características de conducta particular 1. La afir-
mación de que «la herencia contribuye con el 75 % y el ambiente con el 25 % al
desarrollo de la inteligencia», p. ej., ilustraría este método aditivo. Debe hacerse
notar que los mismos investigadores que han ofrecido tales cálculos de contribución
proporcional han argumentado a veces en contra de la opinión aditiva de la he-
rencia y el ambiente, no dándose aparentemente cuenta de la incongruencia de este
proceder (cf., p. ej., Burks, 3, 4).
La opinión aceptada con mayor frecuencia sobre la relación herencia-ambiente temperatura a que se mantienen las larvas
está basada en la interacción, con lo que, en principio, se postula que los efectos
de los factores ambientales y hereditarios no son acumulativos o aditivos, sino Fie 3-4.—Un ejemplo de la interacción de los factores hereditarios y ambientales: número
de facetas del ojo en la Drosophila como función de la constitución genética y de la tempe-
más bien que la naturaleza y extensión de la influencia de cada tipo de factor ratura (De Hogben, 13, pág. 96.)
depende de la contribución del otro. En otras palabras: cualquier factor ambiental
ejercerá una influencia diferente, que dependerá de la herencia material específica facetas del ojo en dos tipos de individuos que difieren en constitución genética,
sobre la que opere. De modo análogo, cualquier factor hereditario operará de modo y que, por conveniencia, han sido designados «tipo genético A» y «tipo genético B»¿
diferente bajo distintas condiciones ambientales. Es obvio que cualquier cálculo Obsérvese que la forma de la curva difiere para los tipos genéticos A y B. La di-
de la contribución proporcional de un factor hereditario o ambiental es incompa- ferencia en el número de facetas del ojo entre ambos era mucho mayor a los 16°
que a los 25°. Inversamente, el efecto de la temperatura era más grande en un
tinto, cf.
GINSBERG (11). La presente sección se basa en gran parte en un artículo de ANAS- tipo genético que en el otro. De este modo resultaba una diferencia distinta de los
TASI y FOLEY (1). cambios ambientales al operar sobre individuos de distinta herencia, y otro tanto
i En LOEVINGER (16) se encuentra un extenso análisis de las inferencias del concepto
de contribución proporcional como se aplica al problema de la herencia y el ambiente. sucedía en las variaciones hereditarias si se operaba en ambientes diferentes. La
66 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos
Interacción de la herencia y el ambiente 67
razón de las contribuciones hereditarias a las ambientales variaría así a medida encontramos a un chico llamado Félix cuyo CI es asimismo de 40. Félix tiene
que variara uno u otro factor 1.
los ojos azules, y en su país existe un antiguo decrete según el cual ningún mu-
El efecto de un tipo análogo de relación entre herencia y ambiente puede reco-
chacho con ojos azules puede asistir a la escuela ni recibir instrucción alguna.
nocerse fácilmente en el desarrollo de muchas características humanas familiares.
Ahora bien: puesto que el color está rígidamente determinado por factores here-
Si investigamos, p. ej., en qué medida el peso del cuerpo depende de factores am-
ditarios, podemos concluir que, en el caso de Félix, la inteligencia es, en gran
bientales tales como la dieta y el ejercicio, y en cuanto de ciertos factores heredita-
parte, resultado de la herencia. Algunos genetistas apoyarían esta interpretación
rios, no cabe dar una sola respuesta para todos los individuos o para cualesquiera
condiciones ambientales. A causa de las diferencias en factores hereditarios, el del CI de 40 conseguido por Félix (cf., p. ej./ 8, pág. 147). Y, lógicamente, la
peso del cuerpo de ciertos individuos es más susceptible a las diferencias en dieta* interpretación es muy defendible. En el país de Félix, los genes causantes del color
ejercicios, etc., que el de otros. En el primer tipo, la contribución de la herencia azul de los ojos predisponen inevitablemente al individuo a un retraso intelectual.
es menor. Así, pues, la contribución proporcional de la herencia y el ambiente en A buen seguro que en un ambiente distinto podrían tener un efecto opuesto o nin-
cuanto al peso del cuerpo puede estar determinada por factores hereditarios y pue- gún efecto en absoluto sobre su desarrollo intelectual. Pero los genes siempre ope-
de variar de una persona a otra. Del mismo modo, la contribución proporcional ran dentro de un ambiente específico. Y entre los genes y la compleja conducta hu-
de la herencia y el ambiente puede alterarse por variaciones de tipo ambiental* mana, existen muchos pasos intermedios en los que los efectos pueden variar in-
tales como la cantidad absoluta de alimento que se ingiere. Así, cuando la can- mensamente de un ambiente a otro.
tidad total de alimento que se ingiere es pequeña, como en una dieta que se halle Consideremos otra clase de ejemplo que incluye puntuaciones de tests de inte-
próxima al hambre, indudablemente el peso del cuerpo dependerá en mayor pro- ligencia. Supongamos que encontramos una diferencia de 10 puntos en el CI de
porción de las diferencias entre las cantidades de alimento. Si la cantidad total de dos gemelos idénticos que han sido criados en distintos hogares adoptivos (A y B),
alimento es grande, probablemente las diferencias individuales en cuanto al peso y una diferencia de 30 puntos en el CI de dos muchachos no emparentados,
del cuerpo dependerán mucho menos de la dieta. uno de los cuales se crió en el hogar A y el otro en el B. ¿Podemos suponer que la
En el caso de los rasgos de conducta, es todavía más fútil buscar un número diferencia de 10 puntos existente entre los gemelos idénticos mide el efecto dife-
sencillo que exprese la contribución relativa de la herencia y el ambiente. Supón- renciante de estos dos ambientes hogareños y que la diferencia de 30 puntos en-
gase que nos preguntan: «¿Cuánto contribuyen la herencia y el ambiente al des- tre los muchachos sin parentesco pueda, por ende, atribuirse en 10 puntos al am-
arrollo de la inteligencia?» En respuesta, consideremos primero el caso de Tomás* biente y en 20 puntos a la herencia? ¿Cabría concluir que, según parecen indicar
un muchacho con un CI de 40. Nos enteramos de que su deficiencia mental puede e:tos casos, la herencia tiene doble importancia que el ambiente en la produc-
atribuirse a un desarrollo cerebral desequilibrado que resulta de un desorden me- ción de diferencias individuales en el CI? Si seguimos el concepto de la interac-
tabólico, el que a su vez cabe atribuir a un gen recesivo sencillo. Puesto que este ción, la respuesta a ambas preguntas es rotundamente negativa. En realidad, una
desorden hereditario deja tan estrechos límites al desarrollo intelectual, nuestra diferencia hereditaria muy ligera entre los muchachos no emparentados puede ha-
conclusión sería que el nivel intelectual de Tomás depende en una gran medida ber aumentado de modo considerable la existente entre los ambientes efectivos de
de su herencia. las casas que los adoptaron. La diferencia en estimulación ambiental entre ambos
Consideremos ahora el caso de Jaime, cuyo CI es también de 40. Pero en este hogares sería de este modo mucho mayor para los no parientes que para los ge-
encontramos que el retraso intelectual es imputable a una lesión prenatal del ce- melos idénticos. Ninguna sustracción simple de los productos finales podría desen-
rebro, lo que también impone límites muy estrechos a su posible desarrollo inte- trañar la contribución relativa de los factores cuya interacción inicial condujo a la
lectual. En este caso, la inteligencia actual del muchacho es, en muy gran medida, diferencia en los CI.
el resultado de un factor ambiental, la lesión sufrida con anterioridad al nacimiento. Todos los ejemplos de interacción que hemos discutido--las facetas del ojo de
Tenemos después a Guillermo, cuyo CI, análogamente de 40, se debe a que vive la mosca de la fruta, así como los ejemplos hipotéticos del peso del cuerpo y
en una comunidad montañosa aislada y nunca ha ido a la escuela. El desarrollo del CI—ilustran la interdependencia de la herencia y el ambiente, que es funda,-
intelectual de este muchacho podría de nuevo atribuirse en gran parte al am- mental para el concepto de la interacción. En resumen, la interdependencia signifi-
biente. Pero es obvio que las deducciones de esta conclusión son muy diferentes ca que la contribución de cualquier factor ambiental dado sobre un rasgo particu-
para Guillermo que para Jaime. Entre otras cosas, las oportunidades de una futura
lar depende del fondo hereditario específico del individuo; y a la inversa, la
mejora son mucho más esperanzadoras para Guillermo.
contribución de cualquier factor hereditario dado depende de las condiciones especí-
Siguiendo con nuestro ejemplo, hagamos un viaje a un país imaginario, donde
ficas ambientales dentro de las cuales actúa.
1 Otra deducción del concepto de interacción es que la relación herencia-ambiente
Para más ejemplos cf. HALDANE (12) y HOGBEN (13).
puede compararse con más precisión a la operación aritmética de la multiplica-
68 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Falsedades populares referentes a la herencia y al ambiente 69

ción l que a la de la adición. Las características del individuo se conciben mejor o yuxtaponerse a la de herencia. El ambiente celular, los efectos de la radiación
como producto que como suma de los factores ambientales y hereditarios. En sobre genes, las lesiones ocurridas en el momento del nacimiento, la historia
tales condiciones, una ligera diferencia en el ambiente, en combinación con una educativa y el nivel socioeconómico, difícilmente pueden tratarse como una sen-
ligera diferencia en la herencia, pueden, en último lugar, conducir a una gran dife- cilla influencia.
rencia en la característica resultante. Esta multiplicación de influencias se da en
forma sucesiva en el desarrollo del individuo, sirviendo cada nuevo producto de 3-4. Falsedades populares referentes a la herencia y al ambiente.—Todavía
base para una ulterior multiplicación en un radio siempre creciente. De este modo, prevalece en el pensamiento popular cierto número de conceptos erróneos refe-
una ligera diferencia inicial entre dos individuos puede hacerlos desembocar en rentes a los efectos de la herencia y el ambiente. Examinaremos brevemente al-
dos vías de desarrollo ampliamente divergentes. gunas de las creencias más comunes a fin de aclarar el camino para un análisis
Cabe aún considerar otra consecuencia del concepto de interacción. Cualquier_esti- posterior del problema herencia-ambiente.
mación de ia contribución relativa de los factores hereditarios y ambientales^ en la Lo hereditario contra lo innato.—Una de las fuentes de confusión más co-
producción de las diferencias individuales (depende, obviamente, del recorrido rrientes en las discusiones acerca de la herencia y el ambiente es la que se encuen-
o grado de ambas diferencias, hereditaria y ambiental, dentro de la población tra entre hereditario e innato. La creencia popular de que cualquier cosa que se
que estamos considerando; p. ej., se ha demostrado que la susceptibilidad para la halle presente en el nacimiento es necesariamente heredada se halla también sos-
difteria depende de un factor hereditario recesivo, y la inmunidad para la misma, tenida por la falta de precisión de la terminología. Las definiciones que se en-
de un correspondiente factor dominante (23, págs. 416, 417). Sin embargo, esta cuentran en el diccionario de términos tales como hereditario, ingénito, innato, con-
enfermedad no será contraída sin la infección del bacilo diftérico. Si consideramos génito y nativo son difíciles de diferenciar. Desde luego, estos términos se usan a
ahora una población en la que todos sus miembros hayan heredado la suscep- menudo indiferentemente en la literatura científica, así como en la popular. El
tibilidad para aquella, entonces cabrá atribuir totalmente las diferencias indivi- científico suele emplear todos o la mayor parte de ellos como sinónimos de here-
duales en el desarrollo de la enfermedad a las diferencias ambientales, es decir, ditario. Por otra parte, el lego interpreta frecuentemente todos estos términos con
a la exposición a la infección. Por otra parte, en una población en la que todos referencia al nacimiento, referencia que está obviamente presente en la raíz de
estén igualmente expuestos al bacilo, cualquier diferencia individual será atribui- palabras tales como ingénito, nativo e innato.
ble a diferencias en la herencia, es decir, a la presencia del gen dominante que Tan incorrecto es, por cierto, considerar que la influencia de la herencia en el
produce la inmunidad. A la pregunta «¿Qué proporción de variación, en el desarro- desarrollo de cualquier rasgo cesa en el nacimiento, como lo es fijar la fecha del prin-
llo de la difteria, puede atribuirse a la herencia?», se alcanzarían contestaciones cipio de las influencias ambientales en el mismo momento. Los factores heredita-
opuestas en estas dos poblaciones. De modo análogo cabría obtener una amplia rios pueden afectar al desarrollo del individuo mucho después de su nacimiento,
variedad de respuestas intermedias en otras poblaciones, que dependerían de la y de hecho a lo largo de toda la vida. La susceptibilidad que se hereda para diver-
relativa frecuencia de la exposición y de la frecuencia relativa del número de in- sas enfermedades, p. ej., puede muy bien no manifestarse hasta bien entrada la ma-
dividuos con el gen dominante motivador de la inmunidad a la difteria en cada durez. Incluso la edad en que una persona muere puede en parte estar determinada
población. por factores hereditarios, como ha sugerido la observación de que la longevidad
A lo largo de esta discusión, los términos herencia y ambiente se han usado tiende a darse en el seno de algunas familias. Así, pues, las influencias hereditarias
sin restricciones en honor a la brevedad. No debe, sin embargó; concluirse que se pueden manifestarse por primera vez en cualquier edad. Ya se indicó en la discu-
refieren a entidades o fuerzas singulares. Ambos, herencia y ambiente, son nom- sión relativa al ambiente prenatal que las influencias ambientales empiezan a operar
bres generales aplicados a complejos multiformes de numerosas influencias espe- mucho antes del nacimiento. Las influencias de la herencia y el ambiente son coex-
cíficas. En el desarrollo del individuo, la interacción se da dentro y entre los facto- tensivas en el tiempo. No debe considerarse el nacimiento como principio o fin
res específicos en cada una de las dos categorías. Hablar de los miles de genes, de los efectos de estos factores, sino como un suceso en el continuo desarrollo que
cada uno con su composición química y otras propiedades específicas, como si para el individuo empieza en la concepción y finaliza en la muerte.
representaran una simple fuerza que operara como una unidad para estimular el Parecido con los padres.—Otra falacia popular es la creencia de que la herencia
desarrollo en una dirección particular, podría muy fácilmente llevar a confusión. lleva consigo un parecido con los padres, y viceversa. Puede demostrarse que los
Aún más evidente resulta que el ambiente no es una entidad que pueda contrastarse dos aspectos de esta proposición son falsos. Tras una breve consideración del
mecanismo de la herencia resulta evidente que esta no tiene por qué producir un
1
Hablar de los factores de la herencia y el ambiente como si se multiplicaran es, desde parecido de la prole con sus inmediatos progenitores. Los genes son continuos de
luego, una simplificación excesiva, aunque ayuda a aclarar las relaciones implícitas. La fun-
ción matemática real por la que se combinan las contribuciones de la herencia y el ambiente una generación a otra. No son producidos por los padres, en su aspecto individual,
es desconocida, y bien puede diferir de una característica específica a otra. sino simplemente transmitidos por ellos a su descendencia. De este modo, el indivi-
70 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos
Falsedades populares referentes a la herencia y al ambiente 71
dúo recibe la herencia no solo de sus padres, sino también de todos sus antepasa- plasma están, sin embargo, a gran distancia de la transmisión de un interés por los
dos directos. Una característica que ha permanecido latente durante muchas gene- clásicos o la afición a la pintura abstracta.
raciones puede llegar a manifestarse a causa de una combinación particular de los ilmpresiones maternasf.—Una noción aún más ingenua es la que se refiere a la
genes, p. ej., la de dos recesivos. El resultado será un individuo diferente a sus pa- influencia de las experiencias de la madre, durante el estado de preñez, sobre las
dres, o inmediatos progenitores, en algún aspecto. Ejemplos de esta clase son co- características del niño. Bajo este epígrafe deben incluirse las explicaciones popu-
munes en las historias de familia. Uno de los más conocidos es que dos padres de lares de los antojos, así como ciertas creencias afines, tales como la superstición
ojos oscuros tengan un hijo de ojos azules, en virtud de la combinación de dos ge- de que un hombre puede tener unas cejas muy pobladas porque su madre se llevó
nes recesivos productores del color azul de los ojos en la descendencia. En casos tales, un susto durante el estado de gestación ¡ a causa de un fox terrier de pelo duro!
la herencia actúa en realidad de forma que el niño no se parezca a sus pa- Otro ejemplo favorito es el de la madre que asiste a conferencias, conciertos y reci-
dres. tales durante el embarazo, a fin de que su hijo adquiera un deseo de cultura. Tales
La afirmación contraria de que el parecido entre padre e hijo es necesariamente creencias están ahora consideradas como supersticiones y cuentos de viejas.
un indicativo de la herencia, es igualmente insostenible. Tales parecidos pueden ha- Las únicas influencias prenatales que las actividades de la madre pueden ejer-
berse desarrollado a través de los muchos contactos y similitudes ambientales comu- cer sobre el desarrollo de la descendencia son los efectos bioquímicos indirectos.
nes al padre y al hijo en ambos estadios, el prenatal (en relación con la madre) y Así, ciertas materias tóxicas, bacterias propagadoras de enfermedad o cualquier
el posnatal. No solo padres e hijos están expuestos a ambientes más semejantes otro agente que sea transportado por la corriente sanguínea, pueden transmitirse por
que las personas no ligadas por lazos de parentesco, sino que cada uno de ellos la madre al embrión o feto/Del mismo modo, es posible que el nivel general del me-
constituye, en parte, ambiente del otro. Esta mutua influencia, así como la estimula- tabolismo de la madre, su nutrición y su equilibrio endocrino ejerzan una influencia
ción común, puede servir para producir semejanzas. Por estas razones, ningún pa- considerable sobre el desarrollo del embrión. Se sigue de ello que una excitación
recido entre padre e hijo puede atribuirse a factores hereditarios sin un análisis pos- emocional excesiva durante la preñez, p. ej., puede tener un efecto indirecto sobre
terior de su desarrollo. el desarrollo del niño como resultado de los cambios químicos en la corriente
Herencia de los caracteres adquiridos.—La hipótesis lamarckiana de la herencia sanguínea de la madre. Pero, desde luego, no hay base alguna para suponer que
de los caracteres adquiridos no ha encontrado apoyo ni en los hallazgos experimen- los temores específicos u otras experiencias de la madre hayan de tener un efecto
tales de la genética ni en los datos de la embriología que se refieren al mecanis- físico o psicológico específico sobre el embrión.
mo de la herenciaJSin embargo, persiste la creencia popular de que los padres pue- Herencia, ambiente y madificabilidad.—Otro concepto erróneo, todavía muy
den transmitir a su dependencia características físicas, así como psicológicas, que común, se refiere a la modificabilidad de las características atribuibles a factores
ellos han desarrollado a través del entrenamiento o la experiencia; p. ej., puede ex- hereditarios o ambientales. Por una parte, existe la creencia de que si se descubre
presarse la opinión de que si los padres asisten al colegio, sus chicos, como resul- un origen hereditario para una condición dada, nada—o muy poco—puede ha-
tado, heredarán una capacidad mental superior; o la de que si los padres toman cerse por mejorarla. Esto, desde luego, no es cierto. Las enfermedades heredita-
parte en actividades atléticas, sus hijos tendrán músculos más fuertes. También se rias, p. ej., no son inevitables y tampoco incurables. Pueden prevenirse y respon-
afirma que los temores, intereses, prejuicios y convicciones éticas y estéticas, así den al tratamiento. Los rasgos que tienen una base hereditaria responden a facto-
como las habilidades mecánicas y cosas semejantes adquiridas por los padres pueden res ambientales, tales como la dieta, el ejercicio o la educación. Hay muy pocas
ser heredadas por la prole/ características hereditarias que no puedan modificarse por cualquiera de los factores
ambientales conocidos. Los grupos específicos de sangre y el color de los ojos están
Desde luego, lo cierto es que solo las condiciones que actúan de modo directo entre ellas.
sobre los genes son transmisibles a la descendencia. Teóricamente, a buen seguro que
Por otra parte, existe la creencia correspondiente de que una característica
es posible que ciertas actividades de los padres puedan conducir a una acción de o diferencia entre individuos que pueda atribuirse al ambiente es fácilmente cam-
efectivos agentes físicos sobre los genes; p. ej., la exposición a las radiaciones. biable, inestable, superficial e incluso quizá un poco irjzgl. Tal creencia es igual:
La acción de los diversos tipos de radiación en la producción de modificaciones mente falsa. Es fácil demostrar que las diferencias producidas por el ambiente son
en el gen o mutaciones se mencionó en una sección anterior. Sin embargo, los justamente tan reales como aquellas de las que se puede rastrear su origen heredi*
genes son extremadamente estables y los agentes que los afectan son muy pocos. tario. No podemos ignorar las diferencias ambientales ni podemos hacerlas des-
Otros agentes, tales como el alcohol, pueden dañar el citoplasma de las células re- aparecer fácilmente. A la inversa, sería incorrecto suponer que cualquier caracterís-
productoras, afectando así al desarrollo de la descendencia inmediata; pero, con tica que resiste al cambio es necesariamente hereditaria. ¿La debilidad mental que
todo, no producirán un cambio en la herencia que pueda ser transmitido a las sea el resultado de una lesión prenatal del cerebro, aunque causada por una cir-
generaciones subsiguientes. Tales efectos físicos directos sobre los genes o el cito- cunstancia ambiental, es muy resistente a la mejora. Del mismo modo, el tipo
72 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Características «estructurales» y «funcionales» 73

de formación y otras experiencias que un individuo haya tenido durante los pri- función de las características estructurales en el desarrollo de la conducta 1. ¿De
meros veinte años de su vida no pueden borrarse por una experiencia subsiguiente qué modo están relacionadas las características de la conducta dada con las con-
relativamente breve o por una oportunidad educativa. diciones estructurales, tales como defectos glandulares, condiciones patológicas del
cerebro, composición química de la sangre y otras semejantes, y cómo están li-
3-5. Características ((estructurales» y «funcionales».—Hasta aquí hemos anali- gadas a las condiciones funcionales, es decir, a la previa biografía reaccional del
zado la acción de los factores hereditarios y ambientales en general, sin ninguna individuo?
referencia especial a la psicología. Consideremos, pues, las aplicaciones de estos Cuando se encuentra que una condición estructural específica está asociada
conceptos a los fenómenos psicológicos. El dominio propio de la psicología es el a una característica de conducta dada, puede plantearse la cuestión de la heren-
de la conducta de los individuos. Las características estructurales son importantes cia y el ambiente. Si, p. ej., se demuestra que una deficiencia particular de con-
en conexión con esto en cuanto que imponen ciertas limitaciones al desarrollo de ducta está normalmente asociada a cierta condición del cerebro, esta condición
la conducta. Un gato no puede aprender a volar porque carece de alas. Si un niño puede a su vez referirse a la presencia o ausencia de un gen específico o de una
tiene un tiroides defectuoso, sus movimientos serán lentos y desgarbados, y su con- combinación de genes. Por otra parte, la condición cerebral puede ser resultado
ducta, en general, torpe. Para el desarrollo de ciertos tipos de conducta son requi- de características físicas o químicas del ambiente prenatal, de lesiones ocasionadas
sitos esenciales los órganos vocales, las manos y un sistema nervioso humano. Es en el momento del nacimiento o de otros factores ambientales.
obvio que la naturaleza y desarrollo de las estructuras corporales ejercen su in- Un sencillo gen defectuoso puede impedir el desarrollo normal del cerebro y, por
fluencia en la determinación de las características de la conducta. ello, conducir a una forma de debilidad mental. En tal caso, este tipo particular de
v. $in embargo, la presencia de ciertas características estructurales debe conside- debilidad mental aparecería como una simple unidad mendeliana en los estudios
rarse como una condición necesaria, pero no suficientej para el desarrollo de cual- genéticos de las genealogías familiares. Sin embargo, resultados como este nunca
quier tipo específico de conducta! En otras palabras:' la presencia de todos los justificarían la aserción de que la debilidad mental sea un recesivo mendeliano
prerrequisitos estructurales no asegura por sí misma que llegue a aparecer la con- sencillo, como se proponía en algunos de los escritos psicológicos más antiguos.
ducta dadaf Se deduce también de esto que la ausencia de un tipo dado de En primer lugar, un hallazgo de este tipo no presupone que solo se requiera un
conducta nó supone necesariamente una deficiencia estructural, y tampoco las varia- gen para el desarrollo mental normal. Indudablemente,' contribuyen muchos ge-
ciones de conducta entrañan necesariamente las correspondientes variaciones es- nes al desarrollo estructural necesario para llegar a lo que llamamos inteligencia.
tructurales^' Excepto para los individuos con pronunciados defectos patológicos, Sin embargo, la sustitución de un gen específico puede impedir que el efecto de
el equipo estructural de la mayoría de las personas es de tal naturaleza que per- los demás se manifieste en la forma usual. De aquí que un defecto particular en
mite una variedad casi ilimitada de desarrollos de conducta. una característica estructural pueda transmitirse como una unidad mendeliana,
-JGran parte de la confusión y controversia en las discusiones sobre herencia y am- aunque la característica dependa del efecto combinado de gran número de genes.
biente en psicología surge del fallo en distinguir entre las características propias En segundo lugar, la presencia de todos los genes requeridos no nos aseguraría
de la conducta y las estructurales/Las conclusiones referentes a la herencia de la una inteligencia normal. El desarrollo intelectual—como todo desarrollo psicoló-
debilidad mental, el talento para la música, la aptitud para las matemáticas o las gico—depende de la biografía reaccional del individuo, esto es, de lo que este haga
tendencias criminales son a lo sumo muy apropiadas para producir confusión x. con su equipo estructural.
Desde luego, es imposible sostener que funciones como estas, completamente ajenas Debemos añadir una palabra referente al uso de los términos estructural y fun-
al cuerpo, sean misteriosamente transmitidas a través de los genes. Los genes son cional en esta obra. Cada una de estas palabras ha adquirido muchos significados
sustancias químicas específicas que, por medio de múltiples y sucesivas interacciones que aquí no intentamos darles. Estructural se escogió como una designación con-
con otras sustancias en su medio ambiente, al final llegan a producir el desarro- veniente para lo que había sido llamado, en forma variada, orgánico, somático o
llo de las estructuras constitutivas del individuo. No hay potencialidades, tendencias, fisiogénico. Incluye factores anatómicos, fisiológicos y bioquímicos que influyen
influencias, determinantes u otras abstracciones similares susceptibles de ser descu- sobre el desarrollo de la conducta. En el presente sentido, la etiología estructural
biertas en los genes. puede investigarse en niveles diferentes, que se extienden desde la anatomía vul-
¿Qué podemos decir, pues, sobre la función que la herencia desempeña en la gar a las propiedades intracelulares y moleculares. Por otra parte, el término fun-
conducta? Ante todo, es evidente que los factores hereditarios no pueden afectar cional se usa para indicar la etiología psicológica o psicogénica experimental y ae
directamente a la conducta, sino solo por medios indirectos, a través del equipo la conducta. La causación funcional en este sentido se refiere a la influencia de
estructural del individuo. La pregunta anterior se resuelve, pues, considerando la las primeras respuestas psicológicas del organismo sobre la conducta actual.
1
En muchos ejemplos, desde luego, son completamente infundidas. Pero en este estadio 1
Para una elaboración más completa de este punto, cf. ANASTASI y FOLEY (1).
no consideramos el material factual.
74 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos El concepto de «.conducta no aprendida* 75

3-6. El concepto de «conducta no aprendida».—En el concepto de conducta Hemos de hacer una advertencia en cuanto a la aplicación general del criterio
no aprendida ha de hallarse una aplicación de la distinción entre las etiologías es- básico de la conducta inaprendida. El aprendizaje no requiere necesariamente una
tructural y funcional. Entre los criterios propuestos para la identificación de exposición anterior a estímulos idénticos o al ejercicio de idéntica función. De
ía conducta no aprendida cabe mencionar: la universalidad dentro de una especie, hecho, en cuanto que la percepción de los estímulos y la naturaleza de las res-
la uniformidad entre miembros distintos de la especie, la aparición repentina sin puestas se espera que cambien en el curso del aprendizaje, puede argüirse que
cambio subsiguiente, la uniformidad de las secuencias de desarrollo en aquellos el aprendizaje nunca entraña un ejercicio anterior de una función idéntica. Así,
casos en que se presenta el cambio y su capacidad de adaptación o efectividad, que pues-, al determinar si ha habido o no oportunidad de un aprendizaje previo, se
exceden con mucho lo que cabría esperar razonablemente del aprendizaje propio tendrá en cuenta si ha habido aprendizaje preliminar de actividades semejantes
del animal. Se han puesto objeciones a cada uno de estos criterios (cf. 17, capí- o relacionadas que pudiera constituir una preparación adecuada para la conducta
tulo III); la principal crítica se basa en que la conducta que satisface cualquiera en cuestión. En el capítulo IV consideraremos este punto en forma más completa,
o todas estas especificaciones puede desarrollarse por medio del aprendizaje, y al analizar los datos que sobre esta cuestión se han reunido.
a veces así sucede. La conducta verdaderamente inaprendida solo puede significar aquella que
El único criterio completamente fiable sobre la conducta no aprendida es la está enteramente determinada por características estructurales del organismo, tales
ausencia demostrada de la oportunidad para aprender. Basándose en ello, se han que la mera presencia de las estructuras necesarias en un cierto estadio del des-
procurado ejemplos de conducta no aprendida en varias especies; entre los insec- arrollo asegure la aparición de la conducta en cuestión. Decir simplemente que
tos se encuentran los más claros. En tales casos, se realiza una serie de activi- cierto tipo de conducta es inaprendido no es una respuesta a la pregunta de cómo
dades complejas y con un alto grado de uniformidad, a pesar de que el animal no se desarrolla. Dicha afirmación no hace más que volver a formular el problema, de
ha tenido contacto previo con otros miembros de la especie o con los objetos manera que la pregunta sigue sin contestar. La respuesta exige el conocimiento de
hacia los que se manifiesta la conducta. En la mayoría de estas especies los los factores estructurales que determinan tal conducta y de la forma en que ope-
padres mueren o abandonan los huevos mucho antes que hayan sido incubados. ran. Probar que la conducta es inaprendida es un resultado negativo, que no pro-
De este modo, la prole no tiene oportunidad de aprender mediante la observación porciona ninguna información positiva. Por sí mismo no nos dice cómo se desarro-
de la conducta de los padres, y estos tampoco pueden observar el efecto de sus lla la conducta. Llamar a la conducta inaprendida instintiva, innata o hereditaria
actividades preparatorias sobre la descendencia. simplemente oscurece el problema, porque estos términos parecen sugerir explica-
Un ejemplo predilecto de conducta no aprendida es la polinización que realiza ciones positivas o procesos activos, mientras que en este caso se usan solamente
la mariposa de la yuca. Tan pronto como este insecto emerge de la crisálida, se como sinónimos del término negativo «no aprendido».
dirige a una flor de yuca, de la que consigue el polen. Encuentra después otra flor Es, además, incorrecto considerar la conducta no aprendida como hereditaria.
de yuca, donde deposita sus huevos, así como el polen recientemente recogido, si- En primer lugar, la conducta, como tal, no puede ser heredada. Solo las caracterís-
guiendo una secuencia de reacciones muy estereotipada. Los óvulos fertilizados ticas estructurales pueden estar influidas directamente por los genes. En segundo
de la flor que resultan de esta polinización proporcionan el alimento para las lar- lugar, las condiciones estructurales que determinan la conducta no aprendida pue-
vas de la mariposa cuando salen de los huevos cuatro o cinco días más tarde. den ser por sí mismas el resultado bien de factores hereditarios o ambientales o de
En un comentario sobre la naturaleza no aprendida de esta conducta, Stone (25) ha combinaciones varias de ambos (cf. 2).
escrito: Análogas dificultades surgen del uso común del término maduración en los
escritos psicológicos. En las discusiones sobre el origen de la conducta se suele
El adulto no comparte el polen que ha reunido y probablemente no obtiene alimento establecer distinción entre el desarrollo por medio del aprendizaje y el verificado
alguno de la planta mientras realiza esta sucesión de complicadas actividades... El insecto mediante la maduración. Esta última se refiere a la aparición repentina de cierto
adulto no aprende esta complicada serie de actos imitando a sus padres, muertos tiempo tipo de conducta, indiferente a las actividades previas del organismo, tan pronto
ha, o de individuos contemporáneos a él, pues sus receptores visuales no le suministran como se alcanza el requerido estadio de desarrollo estructural. Aunque en teoría
la clase de visión necesaria para que responda al concepto humano de una guía visual.
En su mayor parte, los sistemas de acción de la larva son totalmente distintos a los de la distinción puede ser válida, el uso en este sentido del término maduración cre¿
los adultos, y las actividades se realizan incluso con apéndices diferentes; el cuerpo de la frecuentemente impresiones confusas; p. ej., tiende a sugerir un proceso positivo
larva que desciende a lo largo de la hebra sedosa para enterrarse en el suelo se modifica del desarrollo de la conducta, sin poner suficientemente en claro que son las es-
y compone de nuevo durante el estado de reposo; y el prolongado lapso de la estación tructuras las que se desarrollan. Además, ciertos autores que emplean dicho tér-
invernal separa el último acto de la larva y el primero del insecto adulto. A la vista mino caen fácilmente en la deducción de que tal conducta es el resultado de un
de estos hechos no cabe invocar conceptos de memoria o de entrenamiento que puedan
apoyarse experimentalmente (25, pág. 33). despliegue de potencialidades que estaban presentes en los genes y que, por tanto, es
heredada.
76 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Medida de la «capacidad» 77

La conducta no aprendida se ha subdividido tradicionalmente en categorías, única fuente posible de que puede proceder dicha conducta. Al mismo tiempo, la
tales como tropismo, reflejo e instinto. Estas distinciones no están claramente defi- designación estructuralmente determinada centra la atención en la pregunta que
nidas. Algunos escritores han usado uno u otro de estos términos exclusivamente se desprende lógicamente: ¿qué estructuras son estas y cómo llegan a producir
para designar toda conducta no aprendida. El empleo más común, sin embargo, es el tal conducta?
de considerar como tropística cualquier conducta que sea en su origen una respuesta
de orientación (volverse, aproximarse, retirarse) del organismo entero hacia un es- 3-7. Medida de la «capacidad».—Otra zona de la psicología en la que es pro-
tímulo, estando esencialmente dicha respuesta forzada por las propiedades físicas bable que surjan confusiones en cuanto a la herencia y el ambiente es la referente
y químicas del estímulo y del organismo que reacciona. Tenemos un ejemplo a la interpretación de los tests psicológicos. Las personas que no están familia-
en la inclinación y giro de las plantas hacia el Sol u otra fuente de luz. Reflejo rizadas con su desarrollo y empleo esperan a veces que tales tests midan la
se refiere generalmente a la respuesta específica de parte del organismo a una for- inteligencia nativa, las capacidades innatas, las predisposiciones hereditarias de la
ma particular de estímulo. El término solo se aplica en general a los organismos personalidad y cosas semejantes. Obvio es que tamañas suposiciones son un com-
que poseen un sistema nervioso simpático. La base estructural del reflejo es el pleto absurdo.
arco reflejo, que consta de receptor, neuronas y efector. Dos ejemplos de ello en Entre las propiedades bioquímicas de los genes—que constituyen la herencia del
el hombre son el reflejo rotuliano, o salto de la rodilla, y el pupilar, o contracción individuó—y las complejas funciones que se incluyen bajo el encabezamiento de
y dilatación de la pupila según la intensidad de la iluminación. inteligencia y personalidad existe un gran número de pasos. En cada paso se
El término instinto se ha usado con significados más variados, aunque casi producen intrincadas interacciones que entrañan condiciones ambientales—pasa-
todas sus definiciones suponen una mayor complejidad de la conducta que la das y presentes—, así como cualquier efecto indirecto que dependa de genes espe-
representada por el tropismo o el reflejo. Ciertos autores toman la palabra tropismo cíficos. El resultado final refleja una multiplicidad de influencias, estructurales y
para referirse a una cadena o integración de reflejos, como la existente en las com- funcionales, hereditarias y ambientales.
plejas secuencias estereotipadas de actividades no aprendidas que se observan en Cada test psicológico mide una muestra de la conducta del individuo. No hay
ciertos insectos; uno de ellos, citado anteriormente, es la mariposa de la yuca. test que nos proporcione un artificio o truco especial para penetrar más allá de la
Otros autores emplean el término en un sentido más vago para indicar un marco conducta o para eliminar las experiencias pasadas del sujeto. Todas las condicio-
relativamente burdo, dentro del cual puede darse una considerable variedad de nes que influyan sobre la conducta se reflejarán inevitablemente en las puntua-
conductas específicas. En estas definiciones el instinto se relaciona a menudo con ciones del test. En la medida en que la respuesta a un test dado se correlacione
las necesidades fisiológicas, tales como la necesidad de alimento o agua, y con con la correspondiente a otras situaciones, el test puede servir para diagnosticar
la presencia de las hormonas. Este último uso del término instinto, menos específi- o predecir la conducta. Solo en este sentido puede decirse que un test psicológico
co, ha sido el que ha abierto el camino a muchos saltos incontrolados dentro de mide la capacidad o potencialidad. Es posible, p. ej., elaborar un test que prediga
un terreno improbable. Encontramos, p. ej., discusiones sobre instintos gregarios cómo pueden aprender francés determinados alumnos, incluso antes que hayan
o colectivos y cosas semejantes. No solo nunca se han identificado, ni aun vaga- empezado a estudiar dicho idioma. De este modo estaríamos probando la capa-
mente adivinado, las propiedades estructurales que conduzcan hacia una conducta cidad del estudiante para el aprendizaje del francés más bien que su conocimiento
gregaria o colectiva, sino que la naturaleza de esta hace que la investigación de presente de la lengua. Sin embargo, esta capacidad podría probarse determinando
sus correlativos estructurales aparezca fútil y sin sentido. la forma en que el individuo realiza ciertas funciones que constituyen requisitos
Sin duda se encuentran ejemplos aislados de conducta que encajan claramente necesarios y el grado de efectividad en que aprende vocabulario y reglas grama-
en las definiciones de tropismo, reflejo o instinto. Por otro lado, en su mayor par- ticales análogos a los que tendrá que aprender en las clases de francés. En otras
te, la conducta—humana o infrahumana—no puede clasificarse en ninguna de es- palabras: usaríamos la ejecución actual de los estudiantes en tareas afines para
tas categorías. Ciertos aspectos o secciones de una actividad compleja podrían, predecir lo que serían capaces de hacer cuando les enseñaran una nueva lengua.
probablemente, describirse como tropísticos, reflejos, instintivos o aprendidos, in- No está de más recordar que siempre que se emplean los términos capacidad y
cluyendo la propia actividad más de uno de estos varios componentes. Podría pa- potencialidad en los tests psicológicos han de interpretarse en el sentido dado de/
recer, además, que estos términos, así como el de maduración, se prestan demasia- predicción. No hay test psicológico que mida los genes. Requerir esto refleja
do fácilmente a malas interpretaciones y a conjeturas sin ninguna garantía. Decir simplemente un error en cuanto a la naturaleza de la herencia y de la función que
de una actividad dada, o de un componente particular de ella, que es inaprendida ejerce en la conducta.
(siempre que haya sido demostrado de manera concluyente que es inaprendida) es,
en verdad, una descripción más precisa y objetiva de las observaciones reales.
Llamar a tal actividad estructuralmente determinada añade a la observación Ja
A.N\¿>TASl.—4
78 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos Bibliograjía 79

arrollo de la conducta. Tales condiciones estructurales pueden a su vez referirse


RESUMEN tanto al efecto de los factores hereditarios como al de los ambientales.
La conducta inaprcndida, cuando en forma concluyeme se haya demostrado que
La herencia consiste en la suma total de genes que al individuo le transmiten se desarrolló en ausencia de un aprendizaje afín, está enteramente determinada por
sus padres en el momento de la concepción. Cada individuo recibe una combina- las propiedades estructurales del organismo. El término maduración se ha usado
ción diferente de genes, siendo la única excepción la de los gemelos idénticos. para referirnos a la aparición de cierto tipo de conducta, una vez alcanzado el
A través de la vida entera del organismo individual sus genes mantienen una in- necesario estadio de desarrollo estructural. La conducta inaprendida se ha clasifi-
teracción con los factores ambientales. El ambiente es un concepto muy amplio, cado en tropismos, reflejos e instintos. Estos términos, especialmente los de madu-
que se extiende desde el que se encuentra en el medio intracelular e intercelular, ración e instinto, deben usarse con precaución a fin de evitar suposiciones injustifi-
dentro del mismo organismo, hasta las multiformes influencias extemas que inci- cables. Los tests psicológicos no miden las capacidades nativas. Esperar que lo
den sobre él desde la concepción hasta la muerte. El ambiente del individuo in- hagan refleja un desconocimiento de la naturaleza de la herencia y de su inter-
cluye todos los estímulos a los que responde. De aquí que los ambientes efectivos acción con el ambiente.
de dos personas puedan diferir incluso si ambas están situadas en circunstancias Como conclusión, debemos recordar que la herencia y el ambiente no son in-
idénticas. Los ambientes de dos hermanos criados en el mismo hogar difieren, por fluencias unitarias, sino abstracciones. Cada una de ellas cubre gran multitud de
ejemplo, de muchas e importantes maneras. factores diferentes, todos los cuales reaccionan entre sí en complejidad siempre
Cuanto más aprendemos acerca del efecto de la herencia y el ambiente, más creciente durante la vida del individuo. Excepto algunas desviaciones patológicas,
nos damos cuenta de que están inextricablemente entrelazados. La herencia fija todos los seres humanos poseen los prerrequisitos estructurales para una casi infi-
ciertos límites dentro de los cuales el organismo puede desarrollarse. En el caso nita variedad de desarrollo en cuanto a conducta. La evolución humana se ha mo-
de los complejos rasgos psicológicos humanos, estos límites son, para la mayor vido en el sentido de ampliar los límites de variación impuestos por la he-
parte de las personas, tan amplios que permiten una casi ilimitada variación. rencia, y de este modo hacer que la conducta del hombre dependa cada vez más
Inquirir además hasta qué punto depende de la herencia un rasgo intelectual o de las condiciones ambientales. El hombre moderno no tiene un gen para aprender
de personalidad y cuánto del ambiente constituye un absurdo, puesto que pueden el cálculo o para apreciar el arte abstracto. Lo que sí tiene es una constitución ge-
darse tantas respuestas como individuos haya. La pregunta ha de volverse a formu- nética que le libera—hasta un grado sin precedentes—de las restricciones heredi-
lar en función del modo y no de la cantidad. Lo que necesitamos conocer es el tarias sobre una gran parte de su conducta, y que le permite una casi inconce-
moáus operandi: la manera en que los factores específicamente hereditarios y am- bible ampliación para la acción de los factores ambientales.
bientales operan en la producción de diferencias específicas en la conducta. Del breve esquema dado en este capítulo se desprende claramente que el pro-
Existe un gran número de errores populares en relación con los efectos de la he- blema de la relación herencia-ambiente no es, desde luego, un problema sencillo.
rencia y el ambiente. No es necesariamente hereditario todo lo que está presente Las tan atractivas generalizaciones solo pueden producir confusión en un tema que
en el nacimiento, ya que el ambiente prenatal puede influir sobre estructuras bá- es intrínsecamente complejo. Si esta discusión ha dado al lector alguna idea de
sicas y sobre características de la conducta del organismo. De modo análogo, las la complejidad de la interacción entre la herencia y el ambiente, ha servido a su
influencias hereditarias pueden manifestarse por primera vez mucho después del propósito. Si, además, el lector ha llegado a reconocer la importancia del uso
nacimiento. El parecido con los padres puede depender ya de la herencia, ya del cuidadoso de los términos para distinguir entre la superstición y los hechos estable-
ambiente. Asimismo, las desemejanzas entre padres e hijos pueden ser el resul- cidos, y para seguir lógica y objetivamente las deducciones en el área herencia-
tado de uno u otro tipo de factores. Los caracteres adquiridos de los padres no ambiente, habrá avanzado notablemente en la formación de su opinión. Siempre
se transmiten a los hijos por herencia. La única forma en que las actividades es preferible un reconocimiento honrado y sincero de la complejidad y difi-
de la madre durante la preñez pueden afectar al desarrollo del hijo se debe a los cultades inherentes al problema, así como de las limitaciones de nuestro conoci-
agentes bioquímicos o físicos que actúen sobre el embrión o feto. Finalmente, miento actual en este campo, a una lista de cómodas simplificaciones.
es incorrecto suponer que las condiciones que tienen un origen hereditario son
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80 ///. Herencia y medio ambiente: conceptos básicos
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de lo que se dijo en el capítulo III sobre la naturaleza del ambiente efectivo, es
obvio que resulta extremadamente difícil mantener constante el ambiente para
dos individuos, en especial si se trata de sujetos humanos. Algunas de las técnicas
empleadas no hacen intento alguno por separar los factores hereditarios y ambientales,
y, por tanto, proporcionan resultados que son, a lo sumo, descriptivos más bien
que explicativos. Por otra parte, ciertos métodos permiten alguna identificación
de factores hereditarios o ambientales que contribuyen a la producción de diferen-
cias individuales en rasgos específicos.
Al apreciar cada método debemos tener presente la naturaleza del problema,
como se esbozó en el capítulo anterior. Esencialmente, no estamos investigando
si un rasgo depende de la herencia o del ambiente. Tampoco consiste en llegar
a una estimación generalizada de la contribución proporcional de la herencia y
el ambiente. El problema radica más bien en descubrir el modus operandi de los
factores hereditarios y ambientales en el desarrollo de las diferencias en la conducta.
Queremos saber de qué modo contribuyen los distintos factores y cómo se com-
81
82 IV. Herencia y ambiente: metodología Selección de razas 83

binan para arrojar los resultados observados. La función de las condiciones estruc- constantes las condiciones ambientales, como el alimento, la iluminación, la tem-
turales u orgánicas en el desarrollo de la conducta también es pertinente, puesta peratura y la habitación, en las diferentes generaciones.
que solamente a través de tales características estructurales puede afectar la heren- En la figura 4-1 se observa el efecto de esta selección de razas basada en su
cia a la conducta. actuación en el laberinto. Se advertirá que las distribuciones de las estirpes inteli-
Casi todos los estudios que se hagan en psicología diferencial pueden contri gente y torpe se separan de modo
gradual, hasta que, virtualmente, no grupo de padres (N« 142)
buir a un análisis de los orígenes de las diferencias en la conducta. En este sentido,
el capítulo presente podría incluir a todos los que le siguen en el libro. Sin em- hay superposición entre ellas cuan-
bargo, se han concebido y empleado especialmente ciertas técnicas para el estudio do se llega a la generación F7. En
directo de la herencia y el ambiente. Son los métodos tradicionalmente asociados las generaciones posteriores a esta,
al problema herencia-ambiente en psicología. Bajo este encabezamiento podemos los efectos adicionales de la selec-
reconocer cinco vías principales, que discutiremos en las secciones siguientes. In- ción de razas eran despreciables.
cluyen: la selección de razas según ciertas características psicológicas, los estu- Cuando se cruzó a las ratas proce-
dios del desarrollo normativo de la conducta, la investigación de los factores dentes de los grupos inteligente y
estructurales en el desarrollo de la conducta, los estudios sobre los efectos de la torpe se obtuvo una distribución se-
experiencia anterior sobre la conducta y los análisis estadísticos de las semejanzas mejante a la del grupo original pa-
y diferencias que se hallan en la familia. terno, ya que la mayor parte de los
animales obtenían en este caso pun-
tuaciones intermedias, con pocos in-
4-1. Selección de razas.—La cría experimental de animales seleccionados de dividuos relativamente en los extre-
acuerdo con las características de la conducta es una aplicación reciente hecha por mos inteligente y torpe. En la figu-
los psicólogos de la técnica de selección de razas practicada hace mucho tiempo ra 4-2 se dan las distribuciones de
por los genetistas. Este es el método básico de la genética para el estudio de los grupos de padres inteligentes y
cualquier característica hereditaria. Mediante mejoras sucesivas de este método torpes y de dos generaciones filiales
han conseguido analizar las bases hereditarias de muchas características estructu- cruzadas. Tryon concluía que los re-
rales, e incluso la elaboración de mapas genéticos para ciertas especies. Sin embar- sultados de este experimento sobre
go, las aplicaciones actuales de la selección de razas, en cuanto a los fenómenos cruce de razas estaban en consonan-
de'la conducta, está lejos de llegar a tales mejoras. Todo lo que se ha conseguido cia con la hipótesis de la herencia
hasta la fecha, mediante sucesivas generaciones de cría selectiva, es el desarrollo dependiente de factores múltiples.
de dos estirpes que difieren significativamente en una característica de conducta Hall (34) ha señalado, sin embargo,
dada. Siguiendo el establecimiento de las estirpes contrastadas, se ha dado co- que si las estirpes hubieran sido pu-
mienzo a la investigación de las posibles bases estructurales para la determinación ras en el momento del cruzamiento,
de las diferencias, en cuanto a la conducta, entre las mismas. Una de las inves- la progenie de la primera genera-
tigaciones más profundas, mediante el empleo de la selección, es la realizada por ción (Fl) debería haber tenido una
Tryon (85, 86) sobre ratas blancas en el aprendizaje de un laberinto. A un grupo actuación uniforme en el laberinto,
inicial de 142 ratas se le permitieron 19 intentos en el recorrido del laberinto y mientras que sus descendientes (F2)
se determinó, para cada animal, el número de errores, o sea las entradas en habrían exhibido una amplia varia-
caminos que estaban cerrados. Ajustándose a estas puntuaciones de error, se se- bilidad en las puntuaciones. El he-
leccionó un grupo de las ratas más inteligentes y otro de las más torpes para lle- cho de que la generación cruzada
var a cabo un cruce experimental. Se cruzaron entre sí las ratas inteligentes en Fl desplegara grandes diferencias
esta generación, y lo mismo se hizo con las ratas torpes. Este procedimiento individuales en su actuación en el
9 19 29 39 49 64 84 114 154 194
se continuó durante dieciocho generaciones füiales (Fl a F18). En cada una de laberinto indica de este modo un 14 24 34 44 54 74 94 134 174 214
fallo en la consecución homocigóti- número de errores en el aprendizaje del laberinto
las sucesivas generaciones las ratas más inteligentes de la estirpe inteligente se casta "inteligente" casta "torpe"
seleccionaban en función de su actuación en el recorrido del laberinto, cruzándolas ca y hace más difícil la interpre-
entre sí, y otro tanto se hacía con las más torpes de la estirpe iorpe. Se mantuvieron tación genética de los resultados. FIG. 4-1.—Efecto de la cría selectiva para la ejecu-
ción del laberinto. (De Tryon, 86, pág. 113.)
84 IV. Herencia y ambiente: metodología Selección de razas 85
Subsiguientes investigaciones hechas por Tryon y otros han tratado de descu- Más recientemente, otros investigadores han criado con éxito estirpes de ratas
brir de qué modo las ratas inteligentes, en cuanto al laberinto, diferían de las inteligentes y torpes en laberintos (37, 43, 71, 83). Se han hecho algunos progresos
torpes. Pronto se puso de manifiesto que la diferencia no había de encontrarse en en la identificación de diferencias estructurales entre las estirpes. Condiciones
la inteligencia ni siquiera en la capacidad general de aprendizaje, ya que las ratas naturales, tamaño del cuerpo, tamaño del cerebro, factores relacionados con la
que se mostraban torpes en el laberinto igualaban e incluso superaban en otros salud, vigor y fuerza del impulso del hambre han aparecido como posibles bases
tipos de tareas de aprendizaje a las tenidas por inteligentes. Prosiguiendo las para la explicación de las diferencias entre las estirpes en cuanto al aprendizaje
investigaciones de Tryon, Searle (68) obtuvo treinta medidas sobre muestras de del laberinto. La comparación de las características físicas de las estirpes contras-
ratas de ambas estirpes. El análisis de los resultados sugería que las ratas inteli- tadas ha dado en ocasiones resultados contradictorios, pues donde un investigador
gentes, en cuanto al laberinto, eran «característicamente atraídas por el alimento, ha encontrado una diferencia significativa en una característica física particular,
otro no ha observado diferencia alguna. Sin embargo, estas contradicciones son de
40 r GRUPO DE PADRES esperar cuando actividades tales como las del aprendizaje de un laberinto están
35|- "inteligentes"'(N-85) "torpes" (H-5S) influidas por una multiplicidad de condiciones estructurales. Si suponemos, por
30
ejemplo, que el aprendizaje del laberinto puede facilitarse por seis factores estruc-
turales diferentes (a, b, c, d, e y f), un experimentador individual que seleccione
25 buenos actuantes en el laberinto entre los progenitores puede conseguir ratas que,
20 por azar, sobresalgan en cuatro de estas seis características estructurales afines
(a, b, c y d). El cruzamiento interno en gran escala que continúa en las sucesivas
15
generaciones aumentará estas particulares diferencias estructurales, puesto que, en
10
I
^ 5
efecto, el experimentador seleccionaba los animales en función de tales carac-
terísticas, aun sin haberse dado cuenta de ello. Por la misma razón, otro investiga-
dor que escoja sus ratas inteligentes en el laberinto para su cruzamiento puede
/>: progenie del cruce de las castas "inteligente " seleccionarlas en función de características estructurales d, e y /. En ese caso, las
| 15 y "torpe" (N-134) generaciones sucesivas de las razas seleccionadas producirán estirpes que se dife-
renciarán en d, e y /, pero no en a, b y c.
^10
Del mismo modo, se han realizado selecciones de razas respecto a caracte-
5 rísticas tales como grado de actividad espontánea (3, 63) y emocionalidad (33) en
0 las ratas. Una investigación sugería ciertas relaciones entre los rasgos que eran
F2: progenie del entrecuzamiento de rj (N-203) objeto de la selección y otras características de la conducta. Así, p. ej., las ratas
15
intrépidas, relativamente carentes de rasgos emocionales, presentaban también un
10 nivel más alto de actividad y mayor agresividad que las estirpes relativamente
5
emocionales.
En la investigación realizada por Hirsch y Tryon sobre organismos inferio-
° 9 13 17 22 32 42 56 81 121 164 195 res (45) se encontrará un desarrollo altamente significativo en la genética de la
11 15 19 27 37 48 68 100 141 183 203 conducta. Estos investigadores han creado técnicas para la obtención de medidas
número de errores en el aprendizaje del laberinto fiables de las diferencias individuales de conducta en organismos tales como la
FIG. 4-2.—Efecto del cruce de ratas procedentes de las castas inteligente y torpe, en la mosca Drosophila. De este modo es posible capitalizar la masa de conocimientos
ejecución del laberinto. (De Tryon, 86, pág, 115.) genéticos de que se dispone sobre la morfología de la Drosophila; otras ventajas
consisten en el breve período de tiempo entre las generaciones y la abundancia de
económicas en cuanto a la distancia, bajas en motivación para escapar del agua progenie. Mediante el uso de procedimientos recientemente desarrollados, Hirsch
y tímidas en las respuestas a los espacios abiertos», mientras que las que se mos- y Tryon han logrado producir estirpes de moscas de la fruta que son positiva o
traban torpes en el laberinto eran «relativamente desinteresadas en cuanto al ali- negativamente geotrópicas, así como otras que son positiva o negativamente foto-
mento, de un término medio o aun superiores en cuanto a motivación relativa al trópicas. En el primer caso, una estirpe tiende a volar hacia arriba y la otra hacia
agua y tímidas frente a los aparatos mecánicos» (68, pág. 323). Así, las dos estirpes abajo cuando quedan en libertad en un laberinto vertical. En el segundo, una tiende
diferían en factores emocionales y motivacionales más bien que en capacidad. a volar hacia el manantial luminoso y la otra a alejarse de él. Las posibilidades de
86 IV. Herencia y ambiente: metodología Estudios de desarrollo normativo 87

este tipo de investigación se advierten al comprobar que todas estas diferencias de aprendida, esto es, a las funciones que aparecen cuando se ha llegado al estadio
linaje se realizaron en el curso de unos pocos meses, en contraste con los once requerido de desarrollo estructural, en contraste con aquellas que requieren ejer-
años requeridos para el proyecto original de Tryon sobre la cría de ratas. cicio o aprendizaje específico. Por tanto, en la medida en que los factores here-
Un método en cierto modo distinto es el que representa el estudio de las dife- ditarios influyen sobre tal desarrollo estructural, puede decirse de ellos que entran
rencias de conducta entre linajes de animales existentes que no fueron criados con en el desarrollo de las funciones de la conducta en cuestión.
métodos selectivos en busca de características psicológicas. Un estudio de este En el análisis de los datos del desarrollo normativo, las dos condiciones más
tipo sobre tres estirpes de ratones reveló diferencias significativas entre las mismas frecuentemente citadas en apoyo de la hipótesis de la maduración son la aparición
en cuanto a su comportamiento en la lucha (64). Stockard ha realizado con perros repentina de funciones y el modelado progresivo del desarrollo. Se afirma de este
varios proyectos de investigación de este tipo (77), y más recientemente, Scott y modo que la conducta que aparece repentinamente, en forma más o menos definida
Fuller en el Jackson Memorial Laboratory (25, 65, 66, 67). Se ha observado que dife- cuando el organismo ha alcanzado una edad determinada, debe ser inaprendida.
rentes razas y cruces de razas de perros varían de modo significativo en determinadas La uniformidad de los estadios del desarrollo o modelado continuo, en cualquier
tareas de aprendizaje, así como en las respuestas emocionales, nivel de actividad función particular, se ha considerado del mismo modo como un criterio de conducta
y conducta social hacia otros perros y hacia sus asociados humanos. Como en los no aprendida, partiendo de la base de que es muy probable que las oportunidades
estudios sobre las ratas, se advierte que las diferencias en la capacidad de apren- para el aprendizaje varíen de un individuo a otro y no puedan dar lugar a una
dizaje «son producidas por diferencias en los procesos emocionales, motivacionales sucesión tan uniforme de estadios semejantes.
y periféricos, y que las diferencias producidas genéticamente en los procesos cen- En la actualidad se dispone de gran copia de datos, obtenidos por observación,
trales pueden ser bien ligeras o inexistentes» (66, pág. 225). En la investigación sobre el desarrollo de la conducta en una notable variedad de formas animales,
sobre perros concurrieron también ciertas diferencias de razas en características desde la salamandra hasta el hombre. La simplicidad relativa de los procesos en
fisiológicas, que a su vez pueden relacionarse con diferencias observadas en la las formas inferiores de vida facilita el reconocimiento de los principios de desarro-
conducta. llo esenciales, cuya aplicabilidad a las formas superiores puede investigarse más
En la mayor parte del trabajo sobre todas las formas animales estudiadas fácilmente. Del mismo modo, algunas de las observaciones más significativas se
hasta ahora, el funcionamiento de las glándulas endocrinas aparece como una han llevado a cabo en el nivel prenatal, en parte a causa de la mayor simplicidad
fuente prometedora de las diferencias en conducta observadas en las castas. Se de la conducta en este nivel y en parte porque las diversidades de ambiente y las
desconoce por ahora si las diferencias entre castas suponen propiedades del cerebro oportunidades para aprender no son tan grandes como durante la vida posnatal.
u otras partes del sistema nervioso (cf. 34). En la interpretación de los resultados A buen seguro que el proceso del desarrollo de la conducta continúa durante toda
de los experimentos sobre selección de razas debe concederse atención a la siguiente la vida y debe incluir cualquier declive en el funcionamiento que pueda aparecer
dificultad metodológica que Hall hizo notar: hacia el final de la edad adulta. Sin embargo, como los cambios producidos por
la edad al llegar al término de la niñez y en la edad adulta los discutiremos en un
La transmisión de un rasgo de generación en generación puede aparecer como genética, capítulo posterior (Cap. VIII), nos limitaremos por el momento al estudio del
cuando en realidad se debe a un factor extragenético. El modo de transmisión tal vez sea
alguna influencia prenatal o posnatal de la madre sobre el pequeño. La influencia prenatal período prenatal 1 , lactancia y primera niñez.
puede determinarse mediante el trasplante del huevo fertilizado a una madre adoptiva En Carmichael encontramos una minuciosa inspección de las investigaciones
de diferente casta. La influencia posnatal puede investigarse colocando a los neonatos con sobre el desarrollo de la conducta prenatal en las especies humana y subhuma-
una madre adoptiva (34, pág. 309).
na (9). Un resumen más breve nos lo da Munn (60, Cap. VI). Estas fuentes nos
Hasta la fecha, muy pocos investigadores han intentado aplicar estos controles. proporcionan también una introducción a las técnicas especializadas desarrolladas
Al mismo tiempo existen considerables pruebas (que discutiremos en una sección para observar la conducta prenatal en el hombre y en los animales, junto con
posterior) que parecen indicar que todas las formas de conducta por las que la una apreciación crítica de tales procedimientos. Entre las investigaciones clásicas
selección de raza se ha llevado a cabo pueden modificarse claramente mediante en este aspecto conviene mencionar las de Coghill (10), sobre la salamandra;
influencias ambientales tempranas. Coronios (11), sobre el gato; Kuo (52, 53, 54, 55), sobre el pollo, y Carmichael (7),
1
4-2. Estudios de desarrollo normativo.—Otra fuente de datos referente a los Los términos germinal, embriónico, fetal y neonatal se refieren a sucesivos estadios an-
factores etiológicos de la conducta se encontrará en las observaciones del curso teriores e inmediatamente posterior al nacimiento, En el nombre, p. ej v el estadio germinal
dura unas dos semanas después de la fertilización; desde ese momento hasta la edad de dos
normal del desarrollo de la misma. ¿Qué información puede suministrarnos este meses, el organismo recibe el nombre de embrión, y desde los dos meses hasta el nacimiento,
método sobre la interacción de los factores hereditarios y ambientales? Durante de feto. Entre el nacimiento y aproximadamente un mes de edad posnatal, al niño se le
conoce comúnmente como neonato. Desde luego, la duración de estos estadios varía en las
mucho tiempo los investigadores que utilizaban estos procedimientos han buscado diferentes especies.
pruebas de la maduración. Debe recordarse que esta se refiere a la conducta no
88 IV. Herencia y ambiente: metodología Estudios de desarrollo normativo 89

sobre el cobayo. Una reciente e importante contribución es el registro en película y alimentación son producto de un curso largo y progresivo de desarrollo pre-
de la conducta del feto humano, llevado a cabo por Hooker (47). natal» (11, págs. 377, 378). Este tipo de hallazgos pone una nota de precaución
Cruikshank ha reunido los datos sobre el desarrollo de la conducta posnatal en cuanto a la aceptación de la aparición súbita de las funciones de la conducta
en los animales (12). Pratt resume las observaciones sobre los recién nacidos hu- como criterio de maduración. La aparición súbita de un acto particular después
manos (61). El estudio del desarrollo de la conducta en el lactante y en el niño del nacimiento puede, en múltiples casos, representar una reaparición, en presencia
constituye una gran parte del contenido de la psicología infantil. En muchas de una apropiada estimulación ambiental, de la conducta que ha soportado un
publicaciones se ha informado sobre estos resultados. Los análisis más profundos ejercicio y desarrollo graduales anteriores al nacimiento.
de tales datos del desarrollo infantil, desde el punto de vista de la hipótesis de la El estudio del desarrollo de los comienzos de la conducta ha proporcionado
maduración, han sido realizados por Gesell y sus colaboradores en la Clínica del pruebas abundantes de un modelado progresivo. Las uniformidades de las secuen-
Desarrollo del Niño, de la Universidad de Yale (cf. 28, 29, 30). Durante años, este cias del desarrollo y una progresión ordenada de los cambios de la conducta
grupo de investigadores ha reunido gran cantidad de datos sobre el curso normal parecen ser la regla de las funciones que aparecen durante el período prenatal y
del desarrollo en la lactancia y en la niñez. A partir de estos datos, Gesell y sus los primeros posnatales. Los estudios animales han arrojado unos horarios deta-
asociados han preparado unos esquemas normativos que señalan la edad en la llados de los cambios de conducta, a los que los miembros individuales de cada
que ocurren los cambios específicos en múltiples funciones. Sus observaciones se especie se ajustan más o menos estrechamente. El mismo tipo de información se
basan en procedimientos cuidadosamente elaborados, que incluyen el uso de jugue- ha reunido en cuanto al desarrollo del feto humano.
tes, cunas, sillas y demás equipo normalizado, así como material cinematográfico De la misma manera, Gesell y otros psicólogos especializados en psicología
diverso y otros adelantos. infantil se han visto impresionados por la regularidad de las secuencias del des-
En todas las especies investigadas existen pruebas evidentes de que la conducta arrollo en la lactancia y en la primera niñez, insistiendo en una interpretación
se inicia mucho antes del nacimiento. En el feto humano, p. ej., se han registrado maduracional de este desarrollo. Así, p. ej., en el desarrollo de la conducta prensil,
respuestas a los estímulos táctiles ya en la octava semana de vida. Se cree que los estadios sucesivos siguen el mismo orden y aproximadamente a las mismas
todos los receptores pueden funcionar antes del nacimiento, aunque es muy pro- edades en niños distintos. Así, las reacciones del niño hacia un pequeño azucarillo
bable que la visión, el gusto, el olfato y la temperatura no puedan ser estimulados, que se coloque ante él muestran una secuencia cronológica característica en la
a causa de la uniformidad y otras condiciones del ambiente prenatal. Se han iden- fijación visual y en los movimientos de la mano y de los dedos. El uso de toda la
tificado varios tipos de respuestas motoras en el feto humano a partir de la octava mano en sus intentos de prensión palmar, p. ej., se da en una edad anterior a
semana. Hacia el cuarto mes pueden obtenerse casi todos los reflejos del nuevo ser. la del uso del pulgar en oposición a la palma de la mano; esta, a su vez, es seguida
Además, muchas respuestas fetales parecen ser las precursoras de la conducta por el empleo del pulgar y el índice en un modo más eficaz de coger el azucarillo,
posterior. Entre ellas cabe citar el llanto, la succión y los reflejos palpebrales; los en forma de pinzas. También hallamos un modelado progresivo en cuanto a cami-
movimientos de balanceo y erección; las contracciones rítmicas del tórax, simila- nar, trepar por escaleras y la mayor parte de los desarrollos sensomotores de los
res a los movimientos respiratorios, y el reflejo del trote, con la extensión y flexión primeros años.
alternadas de las dos piernas en oposición. Se ha sugerido que este último reflejo En apoyo adicional de la hipótesis de la maduración, Gesell (30) cita los naci-
puede ser la base de actividades posnatales, como la de arrastrarse y la de la mientos prematuros y retardados. Es decir, aquellos que ocurren antes o después
marcha. Existen también pruebas de un aprendizaje rudimentario anterior al naci- del período normal de nueve meses de gestación. ¿Cuál es la conducta del niño
miento, aunque los investigadores no están de acuerdo sobre si puede establecerse de un mes que ha nacido prematuramente, después de un período de gestación de
un auténtico condicionamiento en los humanos antes del fin del primer mes de ocho meses, comparada con la de un recién nacido cuyo período de gestación ha
la vida posnatal (cf. 8, 19, 74, 88). sido normal? Ambos fueron concebidos nueve meses antes, pero el prematuro ha
También se ha observado la conducta prenatal en muchas formas animales. tenido el beneficio de un mes de exposición en el medio ambiente posnatal, con
Se han establecido con éxito reacciones condicionadas en los embriones de pollo sus muchos cambios en estimulación y un aumento de oportunidades para el ejer-
antes de su abandono del huevo (32, 48). Mediante una extensa serie de observa- cicio de funciones varias. Gesell mantiene que a pesar de las ventajas temporales
ciones sobre la conducta del embrión del pollo, Kuo (54) ha llamado la atención y superficiales del niño prematuro, el patrón básico del desarrollo de la conducta
hacia ciertas formas mecánicas de estimulación a las que el embrión responde, así es el mismo para ambos.
como sobre muchos tipos de respuestas musculares que se ejercen antes del naci- En resumen, la maduración parece ejercer una mayor influencia en los comien-
miento. De modo análogo, Coronios (11) concluía, en su estudio sobre el feto del zos del desarrollo de la conducta. Sin embargo, es importante tener en cuenta
gato: «Antes del nacimiento existe un rápido, progresivo y continuo desarrollo determinados factores al interpretar los datos a este respecto y al calibrar las gene-
de la conducta... Las reacciones primitivas de la respiración, erección, locomoción ralizaciones que hemos propuesto. En principio, debe prestarse atención al período
90 IV. Herencia y ambiente: metodología Factores estructurales en el desarrollo de la conducta 91

del desarrollo total. El ejercicio prenatal de funciones puede influir sobre la apa- las estructuras sensoriales con la aparición de las correspondientes funciones de
rición de otras análogas o relacionadas con ellas después del nacimiento. No puede la conducta.
comprenderse la etiología de la conducta solamente en función de lo que sucede Se han recogido informes sobre los cambios neurales anteriores a las pri-
después del nacimiento. Además, en el caso de funciones que se desarrollan en la meras manifestaciones del desarrollo de la conducta humana, mediante estudios
segunda infancia y posteriormente, no podemos ignorar la posible influencia de histológicos de fetos humanos después de la muerte. La observación de fetos sin
las uniformidades ambientales. Las observaciones de Gesell, p. ej., se han limitado motilidad, p. ej., ha demostrado que, en tales casos, las conexiones sensomo-
en gran parte a niños criados en hogares americanos de la clase media, que repre- toras no habían sido todavía establecidas en el sistema nervioso. Mediante gran
sentan un campo relativamente estrecho en cuanto al fondo cultural. Por ello es variedad de procedimientos se han reunido datos que indican qué el control de
posible que la regularidad en las secuencias del desarrollo se deba en parte al la conducta por la corteza cerebral no empieza hasta algún tiempo después del
resultado de las uniformidades en las prácticas de la crianza de los niños, así como nacimiento. Los electroencefalogramas x de los fetos humanos dentro del útero mues-
a otras semejanzas en el medio físico y psicológico de los sujetos. tran, p. ej., poca o ninguna prueba de actividad cerebral con anterioridad al na-
cimiento (57).
Por último, conviene tener en cuenta la naturaleza limitada de la conducta que
Aun cuando las conexiones anatómicas comunes estén presentes en el sistema
estamos considerando en todos estos estudios. Las funciones sensomotoras sencillas
nervioso, hay a menudo un retraso en la aparición de las correspondientes fun-
inspeccionadas en ambas investigaciones, la animal y la realizada sobre fetos hu-
ciones. Se ha emprendido una extensa investigación hacia el descubrimiento de las
manos y niños pequeños, están estrechamente enlazadas con el desarrollo estruc-
condiciones neurales adicionales que deben cumplirse con anterioridad al funciona-
tural. Para la aparición de estas funciones es prerrequisito esencial un mínimo de miento de las vías específicas. Hace tiempo se creyó que la mielinización (forma-
desarrollo de los receptores, músculos y células nerviosas de conexión. No estaría ción de la capa de mielina que rodea las fibras nerviosas) constituía un requisito
justificado hacer consideraciones generales partiendo de tales observaciones y previo esencial. Las primeras investigaciones establecían una correspondencia en-
aplicarlas al desarrollo de funciones simbólicas más complejas, que incluyen el tre la aparición de las funciones específicas de la conducta y la mielinización de
lenguaje y el razonamiento abstracto. Los principios formulados a partir de los las vías nerviosas correspondientes. No obstante, los estudios posteriores no corro-
datos sobre funciones sensomotoras sencillas deben comprobarse de nuevo sobre boraron aquellas teorías, y ahora se reconoce comúnmente que la mielinización no
funciones más complejas antes de aceptarlos como principios generales del des- es condición precisa para el funcionamiento de las fibras nerviosas (cf. 75, pá-
arrollo de la conducta. gina 267).
Las conclusiones sobre la mielinización ponen de relieve un punto importante refe-
4-3. Factores estructurales en el desarrollo de la conducta.—Puesto que cual- rente a la interpretación del desarrollo concomitante estructural y de la conducta.
quier influencia que la herencia ejerza sobre la conducta ha de manifestarse a La mielinización puede mejorar la función o, a la inversa, puede a su vez ser es-
través de las condiciones estructurales, como se definió en el capítulo III, el estudio timulada y acelerada por la función, o los dos procesos pueden darse al mismo
directo de la parte que desempeñan los factores estructurales en el desarrollo de tiempo, sin que el uno influya sobre el otro. Que la correlación no indica causa-
la conducta representa otra vía para el análisis de las interacciones herencia- ción es una perogrullada familiar. Es particularmente necesario tener esto presente
ambiente. Frecuentemente se ha seguido este camino junto con alguna de las otras al valorar la función de los factores en la conducta. La investigación actual prosi-
técnicas de investigación ya discutidas. Hemos considerado, p. ej., los intentos gue aún en su esfuerzo por identificar los posibles cambios histológicos, químicos
llevados a cabo para identificar las diferencias estructurales entre las castas obte- o físicos que deben ocurrir con anterioridad al funcionamiento del nervio, pero
nidas por selección, y que los resultados obtenidos hasta la fecha indican que las todavía no se ha conseguido respuesta definitiva.
condiciones glandulares son una de las fuentes más prometedoras en cuanto a las Otra técnica importante para la investigación de la relación entre la estructura
diferencias advertidas. y la conducta consiste en la manipulación artificial de factores estructurales. Este
Del mismo modo, diversos estudios sobre el desarrollo han incluido observa- método puede ilustrarse por la extirpación quirúrgica de porciones de la corteza
ciones sobre los cambios estructurales que acompañan al desarrollo de la conducta. cerebral, la administración de extractos glandulares y la estimulación directa de
En su trabajo sobre la salamandra, Coghill (10) fue el primero en rastrear siste- diferentes partes del sistema nervioso por medios eléctricos o de otro tipo. De
máticamente los cambios anatómicos del sistema nervioso que precedían la apari- este modo se ha conseguido acopiar numerosos informes para la psicología fisio-
ción de funciones tales como las de nadar y alimentarse. Una base neural seme- lógica, y ha sido posible demostrar la misión de las partes específicas del sistema ner-
jante, pero menos completa, ha sido proyectada para los comienzos del desarrollo vioso o de las glándulas endocrinas específicas sobre determinadas funciones de la
de la conducta en otras formas animales, como las del pollo (55) y la rata (cf. 9).
Por medio de estudios anatómicos e histológicos se ha relacionado el desarrollo de 1
Esta técnica se explicará en el capítulo V.
92 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 93

conducta. Asimismo, se ha establecido que la disrupción o pérdida de las fun- cuestión. Además, existe también la posibilidad de que los rasgos físicos y psi-
ciones particulares sigue a la extirpación de ciertas estructuras neurales o glan- cológicos que se consideren no estén relacionados cabalmente en una u otra di-
dulares. rección, sino que ambos estén afectados por un tercer factor, tal como el nivel
Indudablemente, estas investigaciones de los psicofisiólogos han aumentado socioeconómico; p. ej., los niños de una región subdesarrollada pueden presentar
nuestro conocimiento de la acción de las diversas estructuras sobre la conducta. deficiencias físicas como resultado de una dieta y cuidados médicos pobres, así
Sin embargo, este camino no lleva muy lejos hacia la aclaración de las fuentes como deficiencias intelectuales debidas a una precaria instrucción elemental.
de las diferencias individuales en la conducta, dentro del campo normal de varia-
ción. El conocimiento de los prerrequisitos estructurales de la conducta no nos 4-4. Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta.—Uno de los modos
proporciona necesariamente una explicación de las diferencias individuales entre más directos de estudiar la influencia de la maduración y el aprendizaje sobre el
aquellos que satisfacen tales condiciones. Es como si tratáramos de descubrir desarrollo de la conducta consiste en alterar sistemáticamente las primeras expe-
las causas de las diferencias individuales en la velocidad y estilo de marcha nor- riencias del individuo y observar los efectos sobre su conducta subsiguiente. Una
males examinando a un hombre cojo. gran proporción de la investigación por este método se ha llevado a cabo con
Desde el punto de vista de las diferencias individuales, una variante más pro- animales jóvenes; en comparación, se han estudiado pocos casos en niños de di-
metedora de este método es aquella que induce cambios físicos en un estadio tem- versas edades. También se han acumulado experiencias comparando a individuos
prano del desarrollo. Varios de los estudios en esta categoría han utilizado con- o grupos criados en condiciones distintas, si bien las diferencias ambientales no
diciones no muy diferentes de las que podrían operar en el curso ordinario del fueron introducidas por el experimentador. Aunque no tan bien controlados, los
desarrollo. Entre los factores cuyos efectos sobre la conducta subsiguiente se han últimos estudios representan una variante del mismo método básico.
investigado en el nivel prenatal cabe destacar la anoxia (carencia del oxígeno sufi- Experimentos animales.—Algunas de las funciones de la conducta comúnmente
ciente), diversas drogas, deficiencias de nutrición, secreciones endocrinas y radia- consideradas como no aprendidas o instintivas se han sometido a control experi-
ción. En estudios recientes, p. ej., se han observado deficiencias en la conducta del mental, por el cual se impedía al animal el ejercicio de la función hasta bien pa-
aprendizaje de las ratas cuyas madres habían estado sujetas a una radiación de sada la edad en que aparece normalmente en la especie. Con este aislamiento
rayos X durante la preñez (26, 56, 81). No deben confundirse estos efectos con la de factores se ha intentado determinar en qué medida conducirá la maduración
producción de mutaciones en los genes por medio de la radiación, que discutimos física de las estructuras necesarias, por sí misma, al desempeño de la función dada.
en el capítulo III. Las mutaciones son transmisibles por herencia; los efectos que Otros experimentadores han seguido el procedimiento opuesto, consistente en pro-
hemos señalado no lo son. porcionar una estimulación adicional o un adiestramiento intensivo, a fin de de-
Finalmente, debe mencionarse la masa de datos acumulados sobre las rela- terminar hasta qué punto puede acelerarse o modificarse el desarrollo normal de
ciones entre las diferencias individuales y los rasgos físicos y psicológicos. En ge- la conducta.
neral, los estudios en esta área se han referido directamente a problemas sobre di- En 1954, Beach y Jaynes (2) revisaron los numerosos estudios aparecidos con
ferencias individuales. Los sujetos han sido comúnmente adultos o niños mayores. anterioridad sobre los efectos de la experiencia temprana en la conducta animal.
Reservamos para el capítulo V una consideración detallada de los rasgos físicos El interés de este tema permanece latente, como atestigua el número de nuevos
investigados y de los resultados obtenidos. Por el momento, bastará llamar la estudios publicados desde la revisión de Beach y Jaynes. Entre las funciones in-
atención hacia ciertas cuestiones persistentes de interpretación y análisis causal. vestigadas se encuentran el vuelo y el canto de los pájaros, la natación en las ranas,
Cuando se establece una relación significativa entre una característica física particu- las reacciones en cuanto a la alimentación, el almacenamiento de la comida, la
lar y una característica de la conducta, la cuestión de causa y efecto continúa aún conducta reproductora, el comportamiento de los padres hacia sus hijos, el aseo,
sin resolver. ¿Contribuye la conducta a la condición estructural, o es al contrario? la lactancia, la formación de grupos y preferencias por los miembros de la misma
¿Son ambas el resultado de un tercer factor? Si puede demostrarse que un factor o de diferentes especies, las respuestas perceptivas en varias modalidades senso-
estructural particular afecta a la conducta, ¿cuál es su modus operandi? riales, la lucha y otras conductas agresivas, la ferocidad, la timidez y otras res-
El efecto de las condiciones físicas sobre la conducta puede extenderse desde el puestas emocionales. Todas estas funciones responden a las condiciones introduci-
producido por una deficiencia neural o metabólica relativamente irremediable, que das experimentalmente, aunque el grado de la respuesta varía con las especies,
limita seriamente el desarrollo de la conducta, hasta aquel representado por un las funciones y la naturaleza de la experiencia que se intenta.
clisé social que hace que se trate de modo diferente a las personas que poseen En algunas situaciones, la reacción típica de la especie no aparece. En otras
ciertas características físicas. Ambos pueden afectar a la conducta, aunque en for- puede alterarse de diferentes modos, y hay casos en que la respuesta obedece a
ma distinta. Un análisis ulterior se refiere a la manera en que los factores here- estímulos distintos de aquellos que normalmente la hacían aparecer. Lorenz y sus
ditarios y ambientales interactúan en la producción de las características físicas en asociados nos proporcionan un ejemplo de esto último en lo que han llamado el
94 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 95

troquelado (cf. 2 ; 84, pág. 150), significando con ello que el primer estímulo que influyera la edad. Sin embargo, los grupos mayores avanzaron con más rapidez,
evoca una determinada reacción en el animal muy joven puede convertirse en y al cabo de pocos días alcanzaron a aquellos que habían empezado a picotear
el único estímulo capaz de hacerla surgir en adelante. Así, p. ej., al separar los más pronto. Estos resultados indican la función de la maduración, puesto que los
ansarinos recién salidos del cascarón de los gansos adultos y hacerles seguir al pollos que habían alcanzado un estadio más avanzado de desarrollo físico fueron
experimentador durante algún tiempo, continuaron siguiéndole desde entonces y más capaces de aprovechar la práctica que los pollos más jóvenes.
no mostraron ninguna inclinación a ir tras sus adultos. También se ha observado En la segunda parte de la figura 4-3, la curva de aprendizaje del grupo A,
a pajarillos de varias especies que llegan a formar lazos afectivos con padres adop- que tuvo una práctica ilimitada desde el primer día, se compara con la de los otros
tivos de otras especies. cuatro grupos, a los que solamente se les permitió picotear pasado un día, pero
Unos pocos experimentos representativos servirán para ilustrar la variedad de restringiéndoles el volumen de práctica diaria. Al grupo F solo se le permitían
procedimientos que se han utilizado. Cruze (13) estudió las respuestas, en cuanto 25 pruebas al día, y al grupo G, 12, antes de hacerlos volver a la habitación oscura.
a la forma de comer, de polluelos a los que se había impedido picotear durante Estos dos grupos mostraron muchos menos progresos que el grupo A. De he-
diversos períodos de tiempo. Cinco grupos iguales de 25 ó 26 pollitos cada uno cho, el grupo G casi no reveló mejora apreciable después del primer día. Al último
25 r 25 r
grupo (H), se le permitieron 12 pruebas diarias durante los primeros diez días,
que se elevaron a 25 después. La actuación del grupo H no se distinguía de la del
grupo G durante los primeros diez días, pero aventajó rápidamente a este último
cuando se le aumentó la práctica diaria. Este experimento pone así claramente
de manifiesto la influencia conjunta de la maduración y el aprendizaje en la con-
ducta normal de alimentación del pollo.
En un experimento análogo de Carmichael (4, 5, 6) se comparó la forma de
nadar de renacuajos que habían sido mantenidos desde su nacimiento en agua a
la que se añadieron drogas con la de un grupo de control que había permane-
cido en agua limpia. La droga impedía efectivamente el ejercicio de los movi-
mientos de natación hasta pasada la edad en la que normalmente nadan los re-
nacuajos. Cuando fueron trasladados al agua limpia se observó que los animales
nadaron normalmente tan pronto como desaparecieron los efectos de la droga. De
este modo, la maduración parece explicar adecuadamente la conducta natatoria
de esta especie. Sin embargo, otro investigador, en un experimento posterior (24),
consiguió demostrar una significativa ventaja del grupo de animales de control en
cuanto a la velocidad y distancia a que podían nadar. La práctica tiene, pues, cierta
importancia en esta función, aunque el patrón motor básico aparezca incluso en
ausencia de una actividad previa.
En experimentos del tipo que estamos discutiendo es a menudo difícil estar
seguro de que se ha suprimido realmente la influencia de un aprendizaje ante-
5 10 15 5 10 15
rior. Esto es particularmente cierto en los patrones de conducta complejos que sue-
serie ¿fe "tests"diarios serie de "tests"diarios
len llamarse instintos; p. ej., las ratas hembras criadas en aislamiento emprenden,
Fie 4-3.—Efectos de la práctica en la conducta de picoteo de los pollos. A la izquierda, reac- sin embargo, actividades de construcción del nido y cuidan de sus crías de la típica
ciones de deglución de cinco grupos de polluelos a los que se impidió el picoteo durante uno,
dos, tres, cuatro y cinco días, respectivamente; a la derecha, reacciones de deglución de cuatro manera que corresponde a su especie. Sin embargo, en investigaciones controladas
gTupos de polluelos a los que se permitió una práctica diaria de diverso volumen. con más precisión se sugiere que la experiencia previa de la rata en la mani-
(De Cruze, 13, págs. 386, 388.)
pulación de los materiales y en el lavado y aseo del cuerpo es necesaria para la
aparición subsiguiente de aquella conducta maternal (cf. 62). Ratas hembras cria-
fueron mantenidos en la oscuridad y alimentados a mano durante uno, dos, tres,
das en cajas que no contenían nada que se pudiera recoger o transportar fracasa-
cuatro y cinco días después de haber abandonado el cascarón, respectivamente.
ron en la construcción de nidos cuando estos materiales se les pusieron al alcance,
La actuación subsiguiente, cuando se les permitió picotear, se observa en la figu-
y tampoco reunieron sus crías en un área determinada, en la forma acostumbrada. A
ra 4-3. Todos los grupos manifestaron análogas deficiencias al principio, sin que
las ratas de otro grupo se les colocaron collares de caucho que les impedían el con-
96 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 97

tacto de la nariz o la boca con la parte inferior del cuerpo. Llevaron los colla- yor parte de su comunicación social, sin embargo, Viki recurría a prácticas tales
res desde la infancia hasta la madurez sexual. Al dar a luz, estas ratas no lim- como las de señalar, conducir a las personas al objeto deseado o imitar los movi-
piaron ni asearon a sus crías. mientos. Solo cuando los otros medios le fallaban acudía a la vocalización. Los expe-
Algunos investigadores, en lugar de recurrir a una práctica restringida, han rimentadores concluyeron que la principal fuente de dificultad se encontraba en el
proporcionado a los animales estímulos y adiestramiento adicionales, o bien expe- inadecuado gobierno del mono para el juego vocal. El chapurreo y parloteo ca-
riencias distintas a las que les corresponden normalmente. En esta categoría en- racterístico de los niños faltaba casi en absoluto en el chimpancé, a pesar de que
tran las investigaciones en las que se han criado chimpancés en un ambiente es- fisiológicamente podía producir gran variedad de sonidos. Además, aunque los
pecíficamente humano. En estos casos no se ccnsidera el animal en su aspecto do-
méstico, sino que recibe el trato de un humano en lo referente al vestido, sueño,
alimentación, actividades de recreo y todos los demás aspectos de la educación
infantil. Además, los experimentadores criaron juntos al mono y a uno o varios
hijos, recibiendo niños y mono el mismo trato en la medida de lo posible. Los
primeros psicólogos que emprendieron este proyecto sistemática e intensamente
fueron los Kellogg (51), quienes llevaron un chimpancé hembra, Gua, a su casa,
a la edad de siete meses y medio, y la retuvieron durante un período de nueve
meses. En la figura 4-4 se reproduce una fotografía de Gua en la que despliega
parte de la típica conducta humana que adqui-
rió en este ambiente.
Más recientemente, los Hayes (38, 39, 40,
41) emprendieron un proyecto similar de mayor
duración. Viki, otra hembra de chimpancé, fue
adoptada pocos días después de su nacimiento
y permaneció en la casa del experimentador Fio. 4-5.—Viki, chimpancé de seis años, criado en una casa: tratando de extraerse con alicates
hasta su muerte, ocurrida por enfermedad infec- un diente que se le mueve y mirándose al espejo. (De Hayes y Hayes, 41, pág. 291.)
ciosa seis años y medio más tarde. En la solu-
ción de problemas que requirieran imitación, usaba en la expresión emocional, Viki parecía experimentar una seria dificultad
Viki demostró que era tan hábil como los niños en la vocalización voluntaria.
de su edad y sobrepasaba claramente a los chim- Un grupo de experimentos animales, de interés especial para la psicología dife-
pancés criados en laboratorios. Era capaz de rencial, se refiere al efecto de la experiencia temprana sobre la capacidad de apren-
repetir las acciones del experimentador a la or- dizaje subsiguiente. En el estudio anteriormente citado, Beach y Jaynes escriben:
den de «haz esto», y también imitaba espontá- «Muchos psicólogos parecen concebir la capacidad de aprendizaje en los ani-
FIG. 4-4.—Gua, chimpancé criado neamente varias actividades familiares, tales males como genéticamente determinada y relativamente inmodificable, pero los
durante nueve meses en un am- como afilar lápices o quitar las tapaderas de las hallazgos recientes indican que esta tesis es insostenible.» (2, pág. 255.) Las abun-
biente típicamente humano. (De latas. Del mismo modo, Viki se entregaba es- dantes investigaciones llevadas a cabo con monos y ratas han demostrado que los
Kellogg y Kellogg, 51, pág. 226.)
pontáneamente al manejo de juguetes y acceso- animales pueden «aprender cómo aprender»; en otras palabras, pueden ser edu-
rios mecánicos, como lo hacían sus compañeros humanos, y demostró habilidad en el cados.
uso de herramientas. En tests de inteligencia no verbales, sobre tableros de formar Cierto número de estudios recientes sobre este problema ha sido estimulado
puzzles, juegos de construcción y cosas semejantes, actuaba casi tan bien como seña- por una teoría propuesta por Hebb (42) al efecto de que los animales que habían
lan las normas humanas determinadas para su edad cronológica. En la figura 4-5 se tenido una gran experiencia perceptiva en los primeros estadios de la vida demos-
da una fotografía de Viki a la edad de seis años tratando de extraerse un diente traban ser mejores aprendices que los que habían carecido de ella. Se han reunido
con unos alicates y usando el espejo. testimonios confirmatorios en estudios con ratas y perros (23, 58, 82; cf. también 2).
El único tropiezo serio de Viki se demostró que era la adquisición del lengua- En todos estos casos, los animales criados bajo condiciones menos restrictivas se
je. Con enormes esfuerzos los experimentadores lograron enseñarle a decir tres comportaban significativamente mejor en el aprendizaje de laberintos y en la
palabras (mamá, papá, taza) y a usarlas en los momentos apropiados. Para la ma- solución de problemas.
98 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 99

Experimentos con niños.—Es obvio que los experimentos que ocasionan una período, la melliza de control (C), que no había tenido adiestramiento específico
interferencia con el curso normal del desarrollo infantil deben limitarse a usar pro- en estas funciones, demostró que igualaba a T en el manejo de cubos.
cedimientos relativamente suaves o por lo menos aceptables. En un estudio efec- Se encontró diferencia en cuanto a gatear por h.s escaleras. Mientras que T
tuado por Dennis (16) sobre los efectos de la práctica restringida, se mantuvo a dos era una trepadora relativamente experta, su hermana no podía llegar a la parte
niñitas bajo condiciones controladas, en la casa del experimentador, entre las eda- superior de una escalera de cinco peldaños ni aun con ayuda. Sin embargo, dos
des de uno y catorce meses. Durante los primeros siete meses de este período semanas más tarde, y todavía sin ningún tipo de adiestramiento, la gemela de
fueron rígidamente restringidas la actividad y la estimulación. Se eliminaron las control fue capaz de llegar al quinto peldaño sin ayuda. Al llegar a esta edad (cin-
oportunidades para levantarse o sentarse y se disminuyeron en gran medida las cuenta y tres semanas) tuvo la melliza C un período de adiestramiento de dos se-
de poder coger objetos. La habitación que se les destinó estaba vacía, exceptuando manas, a cuyo final se aproximó mucho a T e n cuanto a la habilidad de trepar.
los muebles absolutamente necesarios. Los experimentadores no tenían contacto De este modo, a causa de un nivel mayor de desarrollo maduracional, un período
social con las niñas, salvo para proporcionarles el cuidado físico y para someterlas de adiestramiento de dos semanas, a la edad de cincuenta y tres, demostró que
a unos pocos tests durante este período. No sonreían, ni fruncían el ceño, ni ha- era casi tan efectivo como el de seis semanas a la edad de cuarenta y seis.
blaban o jugaban con los sujetos. Las dos niñas estaban separadas una de otra El mismo par de gemelas fue sometido posteriormente a experimentos análo-
por medio de una pantalla opaca. Transcurridos siete meses fueron eliminándose gos en otras funciones que incluían el vocabulario (44, 80). A la melliza T, a par-
gradualmente las restricciones sobre ejercicios motores y estimulación social. tir de la edad de ochenta y cuatro semanas, se le procuró diariamente un adiestrar
Durante los catorce meses se comparó el desarrollo de la conducta de las dos miento intensivo, durante cinco semanas, en las actividades de nombrar objetos,
niñas con las normas establecidas para los niños que se crían en condiciones nor- ejecutar órdenes sencillas y otras técnicas de construcción de vocabulario. La ge-
males no restringidas. Las funciones que normalmente aparecen durante los prime- mela C fue privada de cualquier oportunidad de escuchar el lenguaje durante el
ros siete meses no presentaron retraso apreciable. Entre estas se encontraban ac- mismo período. Al final de la quinta semana, cuando las gemelas tenían ochenta
tividades tan simples como la contemplación de los objetos; el sobresaltarse o y nueve, se concedió un adiestramiento análogo a la gemela C, pero solamente du-
volver la cabeza o gritar cuando oían un sonido; la prensión de los objetos; ob- rante cuatro semanas. Transcurrido este lapso, la gemela C tenía un vocabulario
servarse o jugar con las propias manos y llevarse las manos o los objetos a la de 30 palabras. El de la gemela T, al final de su cuarta semana de adiestramiento,
boca. Evidentemente, tales funciones aparecen sin que se tenga en cuenta el ejer- había sido de 23 palabras, aunque después de la quinta semana llegó a 35. Los
cicio cuando se ha producido el desarrollo estructural necesario. En conjunto, investigadores hacen resaltar la influencia de la maduración en estos resultados,
las respuestas que suelen darse pasados los siete meses mostraron un retraso sig- llamando la atención sobre el hecho de que la gemela cuyo entrenamiento había
nificativo; la edad a la que aparecían en los sujetos experimentales sobrepasaba empezado a la edad de ochenta y nueve semanas progresó más rápidamente, casj
la variabilidad de la muestra normativa. Sin embargo, incluso estas respuestas lle- a diario, y mostró una forma de responder más madura en los estadios de formación
garon a establecerse rápidamente cuando se proporcionó la oportunidad para prac- correspondientes que aquella cuyo entrenamiento empezó a las ochenta y cuatro
ticarlas 1. semanas.
La técnica que se ha aplicado más frecuentemente a la investigación con niños Al interpretar estos resultados debe advertirse, en primer lugar, que la dife-
es la conocida como método de control de mellizos. En estos experimentos se procura rencia en la marcha del aprendizaje entre las dos gemelas era pequeña; p. ej., el
a un miembro de un par de mellizos univitelinos un entrenamiento intensivo en vocabulario total de la gemela C, después de veintisiete días de ejercicio, igua-
alguna actividad, mientras se mantiene al otro como sujeto de control y se le laba al de la gemela T a los treinta y un días (29 palabras). Además, en lo re-
prohibe que ejercite la función que se está investigando. En uno de los estudios ferente al vocabulario, pronunciación y construcción de frases, la gemela de adies-
realizados por Gesell y sus colaboradores (31) con este método, se estudiaron, tramiento más temprano, de cinco semanas de duración, sobrepasaba ligeramente
en un par de mellizas idénticas, las actividades de subir escaleras y el manejo a su hermana, con entrenamiento más tardío y solo de cuatro semanas, aunque
de cubos (incluyendo su prensión, manipulación y juego constructivo con los esta diferencia había desaparecido por completo tres meses después. Finalmente,
mismos). Las gemelas tenían cuarenta y seis semanas al principio del experimento. es obvio que cierta cantidad de desarrollo estructural en la primera y segunda in-
Una de ellas recibió el adiestramiento (T) durante un período de seis semanas, fancia facilita los primeros estadios de la adquisición del lenguaje. El niño no
a razón de veinte minutos diarios, en los dos tipos de actividad. Al final de este puede producir combinaciones de sonidos semejantes a las de los adultos hasta
que sus mecanismos vocales y auditivos permiten cierto grado de diferenciación
1 y control del sonido. Así, pues, los factores maduracionales pueden influir en este
En el capítulo IX consideraremos algunas observaciones relativamente incontroladas sobre
ciertos trastornos extremos de la personalidad, motivados por la privación emocional y social aspecto puramente vocal del desarrollo del lenguaje, mientras que los aspectos sim-
temprana, en conexión con el estudio de los niños criados en instituciones. bólicos o de significado del desarrollo lingüístico pueden depender del aprendizaje.
100 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 101

Debe tenerse presente, al interpretar los resultados de todos los experimentos lle- juntamente con análisis y comentarios hechos por psicólogos, un sociólogo, un ge-
vados a cabo por el método del control de mellizos, que la comparación, en rea- netista y un antropólogo. Fue muy difícil conseguir mantener la salud de las ni-
lidad, no se hace entre aprendizaje y maduración, sino más bien entre, por una ñas, a causa particularmente de que la readaptación a la dieta humana normal pro-
parte, un período específico de adiestramiento controlado, y por otra, la acción ducía en ellas debilidad y graves reacciones cutáneas. La niña más pequeña, Amala,
combinada de la maduración y de todo el ejercicio no controlado de funciones murió antes de transcurrir un año; la mayor, Kamala, vivió unos ocho años, duran-
afines que los sujetos experimentan fuera del laboratorio. De no anestesiarlos, con- te los cuales se hicieron algunos progresos en cuanto a enseñarle a hablar y
tinuará en acción tal ejercicio no controlado. Puesto que ambos gemelos tienen a adoptar otros hábitos humanos.
las mismas oportunidades para el ejercicio exterior, la diferencia que se refiere Debe mencionarse el misterioso y célebre caso de Kaspar Hauser (cf. 72,
a su ejecución, en cuanto a las funciones que se controlan en el laboratorio, se págs. 277-365), acerca del cual tanto se ha escrito. Algunos relatos sugieren que
verá disminuida. A pesar, pues, de su popularidad, el método de control de me- este chico era el heredero de una casa principesca y fue secuestrado por enemigos
llizos, como usualmente se ha puesto en práctica, no llega a arrojar un análisis políticos. Aparentemente, estuvo confinado desde su primera infancia en una celda
• claro de tales factores contribuyentes. oscura que no era lo suficientemente alta para permitirle estar en pie. No se le
Estudios de casos de «niños salvajes-».—Una especie de experimento natural suministraron ropas ni mantas, salvo una camisa y unos pantalones. Cuando des-
> sobre la formación restringida nos lo proporcionan ciertos casos famosos de niños pertaba solía encontrar pan y agua, pero nunca vio a la persona que lo llevaba
1 y no tenía ningún conocimiento de la existencia de otros seres vivientes. Fue pues-
que, cuando fueron descubiertos habían vivido probablemente en aislamiento
o exclusivamente en contacto con animales. Desde los primeros tiempos histó- to en libertad en 1828, cuando tenía diecisiete años. Entonces se le descubrió por
ricos se tiene noticia de tales niños salvajes. En 1758, Linneo los incluía en su primera vez, vagando sin rumbo, por las calles de Nuremberg. No sabía hablar,
clasificación de la especie humana bajo la denominación de hombre salvaje. pero continuamente emitía algunas frases sin sentido. Se dice que tenía un sentido
Zingg preparó una extensa documentación de los casos que se habían regis- del olfato extraordinariamente fino y una sorprendente capacidad para ver en la os-
trado (89, 90). Se describen en ella más de cuarenta casos, aunque en cierto nú- curidad. Su manera de andar recordaba los primeros esfuerzos de un niño. Des-
mero de ellos la información de que se dispone es muy escasa o el aislamiento fue pués de vicisitudes varias, se encargó de su instrucción un inteligente y abnegado
solamente parcial. Estos niños salvajes incluyen unos pocos que, aparentemente, profesor. Bajo la tutela de este último, Kaspar Hauser hizo rápidos progresos
habían sido abandonados o habían estado vagando, y que fueron capaces de sobre- y pronto aprendió a hablar. Pudo por este medio comunicar lo que recordaba
vivir en un medio agreste, dependiendo principalmente de sus propios esfuerzos, de su vida en la celda, así como sus experiencias durante el período de enseñanza.
así como algunos otros que, al parecer, fueron criados por animales tales como A diferencia de otros casos de muchachos a los que se puso en contacto con la
el lobo, el oso, la cabra, el jabalí, la oveja y el leopardo. Se incluyen también en civilización relativamente tarde en sus vidas, Kaspar Hauser aprovechó lo sufi-
esta categoría a los chicos que han sido confinados en aislamiento de contactos ciente su educación para llegar hasta un rendimiento normal e incluso sobre-
humanos y que han vivido en condiciones apenas suficientes para la subsistencia. pasarlo.
Uno de los casos más intensamente estudiados es el de Víctor, el muchacho Estos casos de niños salvajes han sido de especial interés para los psicólogos
salvaje de Aveyron (49). En septiembre de 1799 tres deportistas encontraron a a causa de la posible luz que pueden arrojar sobre la medida en que se desarrolla la
un muchacho de once o doce años en un bosque de Francia. El chico se hallaba conducta humana en ausencia de una estimulación normal. En su resumen de los
completamente desnudo, desgreñado, lleno de cicatrices; era incapaz de hablar casos registrados, Zingg (89) concluye que los niños salvajes eran, sin excepción,
y parecía haber llevado una existencia salvaje semejante a la de los animales. Fue mudos y cuadrúpedos en el andar. En estas circunstancias, no se desarrolló nin-
apresado por los hombres cuando intentaba trepar a un árbol para escapar a su guna vocalización que se pareciese al discurso humano, y faltaba la característica
persecución y, naturalmente, llevado a la vida civilizada, donde se le puso bajo locomoción humana en posición erecta. En todos ellos se había desarrollado
la observación y dirección del médico francés Itard, quien publicó una relación alguna forma de locomoción sobre las manos y los pies, o sobre las manos y las
detallada de este caso, describiendo las reacciones iniciales del muchacho, así como rodillas, y a menudo su estructura física había sufrido modificación (por la apa-
sus progresos durante cinco años de tratamiento intensivo. rición de plantas callosas, etc.) para permitirles una locomoción rápida y eficaz
Las niñas lobos de Midnapore (27, 50, 72, 76, 79, 89), descubiertas más re- al estilo de los cuadrúpedos.
cientemente, representan otro caso genuino. En 1921 se encontró a dos niñas, una Se han observado también modificaciones sensoriales características, ya que
de ellas entre dos y cuatro años, y la otra de ocho a nueve, que vivían en una a menudo los sentidos del olfato, oído y vista, especialmente la visión nocturna,
guarida de lobos en una apartada región de la India. Se las condujo a un orfanato mostraban una agudeza semejante a la del animal. Los hábitos de alimentación
local, donde intentaron educarlas. Disponemos de un diario detallado de las ac- eran notoriamente distintos a los que se consideran típicos del ser humano. La
tividades de las niñas, llevado por el director del orfanato, que se publicó (72) carne cruda fue la dieta común entre los niños criados por animales carnívoros;
102 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 103

se ha descrito que la subsistencia de los niños que se criaron en un medio salvaje el lenguaje ó la locomoción en posición erecta, así como sus otras características
se basaba en gran medida en cortezas, raíces, hierbas y hojas. En Francia, una de parecido animal, se atribuyen al defecto mental originario. El contraargumento
niña salvaje había llegado a alcanzar un grado muy alto de eficacia en la práctica usual es el siguiente: «¿Cómo, pues, un niño con debilidad mental pudo habér-
de la natación orientada a la búsqueda de peces y ranas, que constituían su prin- selas arreglado para sobrevivir en un ambiente que habría puesto a prueba incluso
cipal alimento. El patrón de la conducta, en cuanto a la comida, es también aná- la capacidad de un adulto normal?» Para responder a esto Dennis propuso la po-
logo al que se encuentra entre los animales inferiores, incluyendo la olfacción del sibilidad de que, en realidad, los niños salvajes pudieran haber sido abandonados
alimento antes de comerlo, la inclinación de la boca hasta el alimento, el aguza- solo durante un corto período de tiempo, quizá solo unos pocos días antes que se
miento de los dientes por medio de huesos y cosas semejantes. Carecemos de tes- les encontrara, y que su deficiencia en cuanto a la conducta fuera incorrectamente
timonios que indiquen cierta tendencia a cubrir el cuerpo o crear ropaje de interpretada como señal de un aislamiento prolongado.
ninguna clase. Parece que los niños salvajes han sido relativamente insensibles En una réplica a la crítica de Dennis, Zingg (90) llamó la atención hacia la
al calor y al frío, y, del mismo modo, no han desarrollado ningún sentimiento existencia de las plantas callosas y otros cambios físicos que aparecieron como
de vergüenza a causa de su desnudez. No se observó entre ellos el llanto, las lá- consecuencia de una prolongada locomoción sobre cuatro pies, así como hacia el
grimas o la risa, aunque se registró la existencia de expresiones de rabia violenta grado de pericia alcanzado en dicho medio de locomoción, condiciones cuyo des-
o de impaciencia. Las expresiones de interés sexual, así como de la actividad re- arrollo no parece posible si el niño hubiera vivido en una sociedad humana hasta
lacionada con el mismo, o bien faltaban completamente o solo se hallaban pre- muy poco tiempo antes de su descubrimiento. Las preferencias alimenticias en
sentes en forma difusa de actividad general no dirigida. Tampoco se evidenció nin- muchos de los casos, y los efectos fisiológicos de prolongadas deficiencias en la
guna conciencia de clase o tendencia gregaria; a menudo ocurría que los chicos dieta, sugieren del mismo modo una separación larga de los contactos humanos.
evitaban a los humanos y mostraban preferencia por la compañía de los anima- No es probable que un niño—incluso el débil mental—hubiera subsistido alimen-
les inferiores. tándose principalmente de carne cruda, aunque hubiese sido criado por personas.
Una observación particularmente significativa—cuyo informe se da en dos de Esto es especialmente cierto en la India, donde se encontraron muchos de estos
los casos de niños salvajes más concienzudamente estudiados—se refiere al des- casos y en donde es muy improbable que los chicos tengan algún acceso a la
arrollo de la percepción espacial. Se observó que en ambos casos, el del niño sal- carne, ni aun siquiera guisada (cf. 73).
vaje de Aveyron y en Kaspar Hauser, se daba cierto número de deficiencias en Zingg mencionó también, como prueba contra la hipótesis de la debilidad men-
la percepción de la distancia, profundidad y solidez, durante los contactos inicia- tal originaria, el progreso que algunos niños hicieron en el aprendizaje de la con-
les de los chicos con sus nuevas circunstancias ambientales. Itard (49, pág. 5) ducta humana. A decir verdad, solo en contadas ocasiones igualan en aprendizaje,
informó que cuando se observó por primera vez al chico salvaje de Aveyron, este y en general ni siquiera se aproximan, a los chicos normales de la misma edad.
era incapaz de distinguir entre los objetos sólidos y sus representaciones. Otro tanto Esto, sin embargo, es natural no solo a causa del largo período de aislamiento
sucedía en el caso de Kaspar Hauser. Se dice que la primera vez que Kaspar Hau- durante el cual faltaron las oportunidades para la adquisición de la conducta hu-
ser miró un panorama a través de una ventana lo percibió como si fueran las con- mana normal, sino también por la interferencia de una transferencia negativa pro-
traventanas pintadas en varios colores. Análogamente, experimentaban dificulta- cedente de otros modos de conducta adquiridos en la vida salvaje y que han de
des para juzgar el tamaño de los objetos a distancias variables (cf. 72, pág. 323). ser olvidados antes que pueda hacerse ningún progreso. Por vía de contraste, Zingg
Algunos psicólogos, tales como Dennis, han puesto en tela de juicio los infor- se refirió al caso de un niño lobo de la India que aparentemente era un idiota ab-
mes sobre los niños salvajes (18, 20). Es indudablemente cierto, como demuestran soluto. Este chico no mostró progreso alguno después de su captura, aunque llegó
los mismos informes, que en varios de los casos resumidos por Zingg la asociación a vivir hasta la edad adulta. Los progresos comparativamente grandes hechos por
con los animales o bien empezó después de haber alcanzado el chico una avanzada otros niños salvajes sugieren que pueden haber sido inicialmente normales, llegando
edad entre los humanos o bien era solamente parcial y el muchacho conservaba a su grado de deficiencia solo a causa de haberse visto privados de sus primeras
algún contacto con humanos adultos. También es cierto que los datos sobre algu- estimulaciones.
nos de los casos, especialmente sobre los primeros, son tan escasos y están tan Además, Zingg citó los informes de testigos dignos de confianza, que indica-
sujetos a imprecisiones y prejuicios por parte de los observadores originales ban que al menos dos niños salvajes (las niñas lobos de Midnapore, que antes he-
como para que se dude de su autenticidad. mos descrito) habían realmente vivido con los lobos durante algún tiempo con
Algunos psicólogos, sin embargo, van todavía más lejos y proponen una ex- anterioridad a su captura. Zingg hace destacar esto en respuesta al argumento
plicación paralela para todos los casos de niños salvajes. Para empezar, mantienen de Dennis de que no existe ninguna prueba directa que nos demuestre que los
que los niños pueden haber sido débiles mentales, lo que en ciertas culturas expli- niños han sido de hecho criados por animales. Dennis sugiere que cuando se
caría su abandono. La ausencia en ellos de la típica conducta humana, tal como capturaron las niñas en compañía de los animales, podían haberse reunido ac-
104 IV. Herencia y ambiente: metodología Efectos de la experiencia anterior sobre la conducta 105

cidentalmente, en sus comunes esfuerzos por escapar del perseguidor. Dennis acen- lo cual se atribuyó a la existencia de grandes familias y al hecho de que las per-
túa la importancia de este punto para la interpretación de la conducta de los niños sonas constituían el único tipo familiar de estimulación en el ambiente del niño.
salvajes. Señala que si se abandonara a un niño antes de cumplir los tres años Los niños de más de un año eran normales en sus reacciones sociales, en su capa-
de edad, probablemente no podría sobrevivir en plena Naturaleza, a menos que cidad de aprendizaje y en productividad mental, pero retrasados en la coordinación
fuera adoptado y cuidado por un animal. Por otro lado, si tuviera ya más de y en la expresión. Su actitud hacia los objetos nuevos se consideró interesada y
tres años al principio de su existencia salvaje, habría adquirido ya, por lo menos, dispuesta, aunque tímida y torpe, pues los niños requerían frecuentemente la ayuda
los rudimentos del lenguaje y locomoción humanos y funciones análogas, si no de los adultos en las situaciones nuevas.
se trataba de un tarado congénito. Se encuentran también prácticas restrictivas en la crianza de los niños entre
Una hipótesis afín ha sido la propuesta por la antropólogo Marian Smith (73). ciertas tribus de indios americanos, tales como los navajos y los hopi. En estos
Según Smith, la conducta de los niños salvajes puede en parte explicarse en función grupos se empaqueta al niño recién nacido con una manta y se le ata sólidamente
del trauma emocional experimentado por el niño cuando se le abandona o aleja a una tabla lisa. En esta postura el niño no puede mover brazos ni piernas,
de su hogar. Esta experiencia es más drástica que la mera discontinuidad en la ni siquiera volverse de lado. Se le mantiene en tales envolturas durante los tres
formación. Cualquier socialización o adquisición de hábitos humanos ocurrida an- primeros meses, excepto durante una hora diaria, en que se procede a su aseo y
tes del aislamiento puede también dejar de persistir porque no se ve reforzada por limpieza. Transcurrido este lapso, el niño está ya cada vez más tiempo fuera de
las experiencias subsiguientes del niño. Cuanto más larga sea la duración de la la cuna. Dennis (17) nos dice que a pesar de esta extrema restricción de movi-
existencia salvaje en relación con el período anterior de crianza humana, menos mientos, cuando se deja en libertad a los niños hopi o navajos se comportan como
probable será que los efectos de los contactos humanos puedan ser discernibles. los niños blancos americanos en lo que se refiere a sentarse, arrastrarse y caminar,
Esta hipótesis considera que la conducta, tal como la de caminar o la de hablar, y lo hacen en la misma progresión. Durante los cortos períodos diarios en que se
pudo haberse desarrollado con anterioridad al aislamiento; sin embargo, no se les libera de sus envolturas asumen la posición normal, cogen objetos y se los
observó en ninguno de los casos de niños salvajes. llevan a la boca, hacen lo mismo con los dedos de los pies y exhiben las mismas
Deben sopesarse cuidadosamente las objeciones presentadas por Dennis y otros características en cuanto a la conducta motora que los niños que no han estado
al interpretar cualquier informe sobre los supuestos niños salvajes. Es probable sometidos a esta restricción. También es interesante advertir que no se halló dife-
que sean válidas para la mayoría de los casos discutidos por Zingg y otros. Por rencia significativa alguna en este estudio entre la edad en que comenzaban a andar
otra parte, los testimonios de que disponemos sugieren marcadamente que por lo los niños hopi mantenidos en sus cunas a la manera tradicional y aquella a que lo
menos tres o cuatro casos representan auténticos ejemplos de un aislamiento pro- hacían los otros niños hopi que se habían criado sin el vendaje, a la usanza de
longado de todo contacto humano. En esta categoría parece que pueden incluirse los americanos blancos. En un grupo de 63 niños criados al estilo tradicional de
el niño salvaje de Aveyron, las niñas lobos de Midnapore, Kaspar Hauser y quizá los hopi, la edad media en que empezaban a andar era la de 14,95 meses; para
uno o dos más. El estudio de estos casos ayuda a esclarecer algunos de los hechos otros 42 niños hopi criados sin vendaje, era de 15,05. Esta diferencia no es signi-
del desarrollo humano establecidos por otros procedimientos mejor controlados. ficativa desde el punto de vista estadístico (22).
Diferencias culturales en las prácticas de crianza de niñosA-Oüa. especie de Se han obtenido resultados análogos en un estudio de 110 niños japoneses y
experimento natural nos lo proporcionan las prácticas de crianza que prevalecen en coreanos a los que se aplicaron tests entre las edades de un mes y tres años (46).
ciertas culturas. En Albania, p. ej., y en cierto número de países vecinos, era costum- Estos niños no presentaron retraso en los tests de desarrollo motor, aunque habían
bre vendar fuertemente a los niños, atándolos a sus cunas durante el primer año de sido llevados a las espaldas de sus madres, a la manera tradicional, durante una
su vida, de forma que no pudieran mover brazos ni piernas. La cuna se encontraba considerable parte de cada día.
en una habitación oscura y el niño no tenía contacto alguno con juguetes u otros Los resultados de estas investigaciones no están de completo acuerdo, ya que
objetos. Una vez al día se le quitaban las vendas para bañarle, y a veces esto no el primero sugiere, en cierto modo, una desorganización mayor de las funciones,
era tan frecuente. como consecuencia de la falta de ejercicio, que los dos últimos. Es obvio que los
A diez niños de esta clase se les aplicaron tests entre los cuatro meses y un hallazgos específicos dependen de cierto número de factores, tales la naturaleza
año (cf. 14), descubriéndose así en ellos un considerable retraso en cuanto a la y grado de la restricción, así como la edad a que dejó de aplicarse; p. ej., es muy
conducta. Pocos reaccionaron espontáneamente cuando se les dio la oportunidad probable que la restricción motora sola cause mucho menos efecto que la restric-
de hacerlo así. La coordinación era claramente pobre y los movimientos prensiles ción motora acompañada de una reducción en la estimulación sensorial y en los
aparecían mucho más tarde de lo que se considera normal. Solo uno de los diez contactos sociales. Las funciones particulares observadas también difieren, induda-
niños consiguió arrastrarse antes de cumplir el año, aunque todos podían sentarse blemente, en su relación con la práctica. En general, los estudios sugieren que
sin ayuda. Por otra parte, se encontró que las reacciones sociales eran avanzadas, ciertas funciones motoras sencillas que aparecen en la primera infancia dependen
106 IV. Herencia y ambiente: metodología Estudios estadísticos sobre los parecidos familiares 107

casi por completo de la maduración, mientras que muchas otras requieren períodos la escuela. Se incluirá en esta categoría un grupo de estudios más bien polémicos
de ejercicio relativamente breves para su total realización. relativos a los efectos de la asistencia a una escuela maternal sobre el CI del
Estudios recientes sobre las diferencias culturales en las prácticas de crianza niño. Algunos investigadores han reunido datos sobre la efectividad de los pro-
han hecho hincapié sobre los efectos de ciertos aspectos de la formación del niño gramas de formación especial en la elevación del nivel intelectual de los sujetos
en el subsiguiente desarrollo de la personalidad. Se ha prestado especial atención afectados de debilidad mental. Discutiremos esta investigación en el capítulo XII,
al grado de libertad o de rigor en lo referente al aseo, hábitos de comida, sueño y al tratar de las deficiencias mentales. Otro grupo de investigaciones se refiere
otras funciones. En el estudio de Whiting y Child se encuentra una extensa aplica- a la relación entre el tiempo de asistencia a la escuela y la inteligencia del adulto.
ción de este método (87). Utilizando los datos que se poseen sobre setenta y cinco Una línea de investigación afín ha sido el análisis de las tendencias ampliamente
sociedades primitivas en los archivos del Instituto de Relaciones Humanas de Yale, esparcidas en el nivel intelectual general de las poblaciones en relación con los
estos investigadores se propusieron comprobar cierto número de hipótesis relativas cambios educativos que puedan haber ocurrido en esa época.
a las relaciones entre las prácticas de crianza y el desarrollo de la personalidad.
En nuestra propia cultura se han realizado inspecciones similares sobre los efectos 4-5. Estudios estadísticos sobre los parecidos familiares.—Un quinto y último
de las diferencias de crianza entre las diversas clases sociales (15). Puesto que todos acceso al análisis de los factores hereditarios y ambientales en la conducta nos
estos estudios tratan de diferencias más complejas y sutiles y con efectos más los proporcionan los estudios estadísticos de los parecidos familiares, que discuti-
remotos que las investigaciones que hemos discutido anteriormente relativas al remos en el capítulo IX. La interpretación de tales parecidos se complica por el
comportamiento motor, sus informes son más difíciles de interpretar. La posibilidad hecho de que los parientes próximos, generalmente, viven juntos. El ambiente de
de que otros factores desconocidos o no controlados puedan tener una importancia las personas que viven en el mismo hogar es, en realidad, más semejante que en
crucial en la determinación de las diferencias que se observan entre los grupos, cualquier otra situación, salvo la que se ha preparado experimentalmente. De aquí
en cuanto a los rasgos de personalidad, nos presenta un serio problema metodo- que las dos clases de factores hereditarios y ambientales operen conjuntamente para
lógico. Volveremos a considerar estos estudios en capítulos posteriores, en los que producir una mayor semejanza dentro de la familia ordinaria que la que se en-
nos ocuparemos de las diferencias socioeconómicas y culturales (Caps. XV y XVII). cuentra entre individuos escogidos al azar. Además, cuanto más estrecha sea la
Debe también hacerse mención del gran cuerpo de datos disponibles sobre las relación hereditaria, mayor será la proximidad ambiental, ya que padres e hijos,
diferencias socioeconómicas en relación con las funciones intelectuales, que discu- hermanos y hermanas, suelen vivir generalmente en el mismo hogar, mientras que
tiremos en el capítulo XV. Pueden considerarse estos estudios como una extensión los parientes más lejanos, como tíos y sobrinos, primos, etc., entran menos fre-
adicional del mismo método, en cuanto que las diferencias específicas de clase cuentemente en contacto. Los individuos emparentados no solo están expuestos
que se observaron en rasgos tales como aptitudes verbales, numéricas, espaciales a una común estimulación ambiental a causa de la semejanza de las condiciones
y mecánicas se relacionan con las correspondientes diferencias en el ambiente del de vida, sino que, además, ellos mismos constituyen parte del ambiente de los
hogar y en las experiencias educativas. Ciertas investigaciones recientes se han demás y pueden, en algunos aspectos, hacerse más semejantes por tal interacción
interesado notoriamente por los factores en el ambiente del hogar que pudieran mutua.
explicar las subsiguientes diferencias observadas en el grupo, en cuanto a los Las familias ofrecen, de variadas formas, un ejemplo excelente de la acción de
resultados de los tests. Un ejemplo de ello es el estudio de Milner (59) sobre los las influencias ambientales en el desarrollo de las semejanzas de conducta. Al
efectos de las diferencias de clase social en la interacción padre-hijo, en cuanto a la mismo tiempo, el hecho de que los miembros de la misma familia compartan una
aptitud para la lectura y desarrollo del lenguaje, en los niños del primer grado herencia común—en distintos grados—ha hecho de los parecidos familiares una
elemental (cf. Cap. XV). fuente de datos favorita para las hipótesis, sometidas a tests, relativas a los factores
La formación y las diferencias individuales.—Otro tipo de estudio relativo a hereditarios. En este aspecto es importante recordar que el parecido familiar, en
los efectos de la experiencia previa sobre el desarrollo de la conducta es el que sí mismo, no puede considerarse como indicativo de la herencia. Se requieren aná-
trata de la formación y la asistencia a la escuela, que consideraremos en el capí- lisis adicionales y procedimientos de control para demostrar la acción de los factores
tulo VIL Estos estudios incluyen cierto número de experimentos controlados en hereditarios. <
el laboratorio, que tienden a descubrir si las diferencias individuales aumentan o Estudios genealógicos.—La investigación de las genealogías familiares, con refe-
disminuyen después de un período de práctica uniforme en alguna función sen- rencia a alguna característica específica fácilmente identificable, puede arrojar
cilla. En estos estudios los sujetos han sido corrientemente estudiantes universitarios valiosos datos sobre los factores hereditarios. Las técnicas del análisis genealógico
o ya graduados, aunque también se dispone de algunas investigaciones realizadas empleadas por los genetistas han demostrado su validez en el estudio de anormali-
sobre escolares. dades físicas sencillas, tales como el albinismo, la sindactilia, la polidactilia, el pie
Se ha acumulado un buen cuerpo de datos sobre los efectos de la asistencia a zambo y cierto número de malformaciones o condiciones patológicas más raras y
108 IV. Herencia y ambiente: metodología Resumen 109

graves. Algunas anormalidades psicológicas se prestan también al análisis por de niños criados en instituciones. En el capítulo IX presentaremos los resultados
estas técnicas. típicos de los estudios que han utilizado estos diferentes métodos.
Sin embargo, la aplicación del análisis genealógico al estudio de la mayoría
de los rasgos psicológicos encuentra generalmente obstáculos casi insuperables. Una RESUMEN
de las principales dificultades resulta de la multiplicidad de factores que contri-
buyen a la constitución de los rasgos psicológicos. De aquí que en su mayor parte Al inspeccionar los métodos que los psicólogos han utilizado para investigar
los estudios genealógicos en psicología se hayan limitado a demostrar que ciertas la herencia y el ambiente es importante que tengamos presente la naturaleza del
características, tales como la debilidad mental, la locura, el genio musical o la problema, como se discutió en el capítulo III. No se trata de establecer si un
eminencia científica, tienden a darse en determinadas familias. Tales datos, que rasgo depende de la herencia o del ambiente, o de determinar la contribución pro-
examinaremos en el capítulo IX, son esencialmente descriptivos y proporcionan porcional de los mismos. El objeto de tal investigación debe consistir en tratar de
poca o ninguna base para la explicación de las semejanzas observadas. identificar los factores hereditarios y ambientales específicos implícitos en el des-
Correlación en los parecidos familiares —E\ grado de parecido entre 'personas arrollo de cada función y sus modos de actuar para producir las diferencias indi-
emparentadas puede expresarse por medio de un coeficiente de correlación viduales observadas. Afín a estas cuestiones es la contribución de las condiciones
(cf. Cap. I); p. ej., una elevada correlación positiva entre las puntuaciones del test estructurales u orgánicas al desarrollo de la conducta, ya que la herencia solo puede
de inteligencia de padres e hijos indicaría que los padres que puntúan más alto afectar a la conducta a través de las características estructurales.
en el grupo tienden a tener hijos que también puntúan más alto, y que los padres Los procedimientos usados en los estudios psicológicos sobre los factores here-
que puntúan más bajo tienen los hijos de más bajas puntuaciones. La mayor parte ditarios y ambientales, en lo relativo a la conducta, pueden clasificarse bajo cinco
de los estudios de correlaciones se ha ocupado del grado de relación existente entre encabezamientos principales: selección de razas, estudios de desarrollo normativo,
las puntuaciones de tests de padres e hijos, hermanos normales y hermanos gemelos. factores estructurales en el desarrollo de la conducta, efectos de la experiencia
Unos pocos han investigado las relaciones más remotas entre primos o entre abuelos previa sobre la conducta y estudios estadísticos de los parecidos familiares.
y nietos. La selección de razas, desde el punto de vista de las características psicológicas,
En todas las investigaciones sobre mellizos es importante distinguir entre los ha sido empleada con éxito por varios investigadores que han trabajado con ratas,
gemelos univitelinos y los gemelos fraternos (cf. Cap. III). Ha de recordarse que y se ha empezado también a llevar a cabo con otras especies. Se han seleccionado
los gemelos univitelinos son completamente idénticos en cuanto a la herencia. Entre las ratas teniendo en cuenta características tales como el aprendizaje de laberintos,
tales mellizos cualquier diferencia debe, por tanto, proceder de los factores ambien- el grado de actividad espontánea y la emocionalidad. Investigaciones recientes han
tales que operen con anterioridad y con posterioridad al nacimiento. Por otra parte, sugerido que las diferencias de razas en cuanto al aprendizaje de laberintos están
los gemelos fraternos no tienen más semejanza genética que la de los hermanos probablemente más asociadas a las diferencias emocionales y motivacionales que a
corrientes. De este modo, las comparaciones en cuanto al grado de parecido en las de capacidad. Al parecer, la actividad endocrina es también de importancia
rasgos psicológicos entre gemelos univitelinos, gemelos fraternos y hermanos co- en las diferencias de conducta que se encuentran entre las diversas razas, lo cual
rrientes nos proporcionan oportunidades especiales para el análisis del efecto de se ve apoyado por los estudios comparativos de la conducta entre las razas exis-
los factores hereditarios y ambientales. tentes de perros.
Estudios de relaciones familiares especiales—Algunos investigadores han consi- Los estudios de desarrollo normativo, que investigan el curso normal del des-
derado que en el estudio sobre hijos adoptivos se encuentran mejores oportunidades arrollo de la conducta con la edad, se han llevado a cabo antes y después del
para el aislamiento de las influencias hereditarias y ambientales. En tales investi- nacimiento en animales y en seres humanos, fundando la evidencia de los factores
gaciones es posible obtener varios tipos de datos; p. ej., pueden estudiarse los de maduración en la presencia repentina de ciertas actividades sin una práctica
cambios que se siguen de la residencia en el hogar adoptivo, así como el grado previa, así como en las uniformidades del modelado progresivo. Los resultados
de parecido de los hijos adoptivos con sus propios padres y hermanos y con sus indican que, tanto en seres humanos como en animales, un considerable desarrollo
padres y hermanos adoptivos. Una explicación especial de este procedimiento in- de la conducta es anterior al nacimiento. A la luz de estas observaciones, parte de
cluye los estudios de casos de gemelos idénticos criados separadamente en hogares las pruebas sobre la aparición repentina de la conducta después del nacimiento se
adoptivos distintosl. También se han investigado desde este punto de vista casos tornan sospechosas. El modelado progresivo parece ser en gran parte la regla del
desarrollo de la conducta ocurrido durante los períodos prenatal e inmediatamente
ISTONE (78) ha sugerido la utilización de ciertas formas animales que normalmente tie- posterior al nacimiento. En general, estos resultados indican que la maduración
nen una progenie múltiple de herencia idéntica. Los ejemplos incluyen las colonias de los
organismos unicelulares y los partos múltiples de vertebrados, como el armadillo. En estas cir- y en condiciones mejor controladas de lo que sería posible en el caso de los sujetos hu
cunstancias, los experimentos con gemelos idénticos podrían realizarse con muchos más sujetos manos.

ANA.STASI.— 5
110 IV. Herencia y ambiente: metodología Bibliografía 111

es relativamente importante en el desarrollo sensomotor sencillo que se da al prin- tests de los padres, hermanos corrientes y mellizos, y la investigación sobre los ge-
cipio de la vida. Sin embargo, no está justificado generalizar de tales observacio- melos univitelinos criados separadamente, los hijos adoptivos y los niños criados
nes el desarrollo de funciones simbólicas más complejas que se presentan poste- en instituciones.
riormente.
La función de los factores estructurales en el desarrollo de la conducta ha sido BIBLIOGRAFÍA
investigada de varios modos. Entre estos pueden citarse la comparación de castas
seleccionadas en relación con diferentes características físicas, la observación de 1. AMES, Louise B.: «The sequential pattern- blem der Funktionsreifung. Erster Bericht
ing of prone progression in the human über Entwicklungsprüfungen en albanis-
los cambios físicos que acompañan al desarrollo de la conducta, la manipulación infant». Genet. Psychol. Monogr., 1937, chen Kindern». Z, Kinderforsch., 1934, 43,
artificial de factores estructurales (como en la privación o estimulación experimen- 19, 409-60. 219-254.
tal de las áreas corticales) y los estudios estadísticos de las relaciones entre las 2. BEACH, F . A., y JAYNES, J.: «Effects of 15. DAVIS, A., y HAVIGHURST, R. J.: «Social
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diferencias individuales en rasgos físicos y psicológicos. Hasta ahora este método máis». Psychol. BulL, 1954, 51, 239-63. ing». Amer. sociol. Rev., 1946, 11, 698-
ha arrojado poca información positiva sobre las diferencias estructurales que puedan 3. BRODY, E. C . : «Genetic basis of sponta- 710.
identificarse claramente con diferencias individuales en la conducta. Además, aun neous activity in the albino rat». Comp. 16. DENNIS, W . : «Infant development under
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cuando sea posible hallar correspondencias, quedan sin contestar muchas pre- 4. CARMICHAEL, L . : «The development of mínimum social stimulation: a preliminary
guntas relativas a las relaciones causales. En el capítulo V encontraremos una dis- behavior in vertebrates experimentally re- report». / . genet. Psychol., 1938, 53, 149-
cusión de este método. moved from the influence of external stim- 158.
uiaticn». Psychol. Rev.. 1926, 33, 51-58. 17. DENNIS, W . : «Does culture appreciably
Entre los estudios de los efectos de la experiencia previa sobre la conducta, gran 5. CARMICHAEL, L . : «A further study of the affect patterns of infant behavior?» J. soc.
número de experimentos animales ha demostrado la influencia de la experiencia development of behavior in vertebrates ex- Psychol., 1940, 12, 305-317.
perimentally removed from the influence
temprana en la modificación de muchas formas de conducta que comúnmente se of external stimulation». Psychol. Rev.,
18. DENNIS, W . : «The significance of feral
consideraban como instintivas. Se ha demostrado que la capacidad de aprender man». Amer. J. Psychol., 1941, 54, 425-32.
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19. DENNIS, W . : «Is the newborn infant's rep-
es susceptible de un aprendizaje previo. Los estudios experimentales sobre seres 6. CARMICHAEL, L . : «A further experimental ertoire learned or instinctive?» Psychol.
study of the development of behavior».
humanos han sido relativamente pocos; utilizando el método de la práctica res- Psychol. Rev., 1928. 35, 253-60.
Rev., 1943, 50, 330-37.
tringida y el del control de mellizos, sugieren nuevamente la importancia de los 20. DENNIS, W.: «A further analysis of reports
7. CARMICHAEL, L . : «An experimental study
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factores maduracionales en el primer desarrollo sensomotor, pero los datos no son in the prenatal guinea p:'g of the origin and
22. 153-58.
development of reflexes and patterns of
concluyentes por ciertas razones metodológicas. El estudio de los casos de niños behavior in relation to the stimulation of 21. DENNIS, W., y DENNIS, Marsena G.:
salvajes que se encontraron viviendo en aislamiento o en contacto exclusivo con snec'fx receptor áreas during the period «Behavioral development in the first year
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animales, sirve para aclarar el grado en que los niños adquieren una conducta típi- Rev., 1937, 1, 349-61.
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camente humana solo por el contacto con individuos de su especie. Las investiga- 8. CARMICHAEL, L . : «Ontogenetic develop- 22. DENNIS, W., y DENNIS, Marsena G . : «The
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ejercicio no afecta por sí misma la aparición en la infancia de ciertas respuestas 9. CARMCHAEL, L . : «The onset and early 23. FORGUS, R. H . : «The effect of early per-
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pensarse rápidamente cuando se permite la práctica apropiada. Los psicólogos se logy <2* ed.). N . Y . : Wiley, 1954, pági- Psychol., 1954, 47, 331-36.
han interesado también en explorar los posibles efectos de otras diferencias cultu- ras 60-185. 24. FROMME, A . : «An experimental study of
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lectual y de la personalidad. Reservamos para los capítulos XV y XVII un análisis Press, 1929. of the frog, Rana pipíense. Genet. Psy-
más completo de estos estudios. En el tema general relativo a los efectos de la 11. CORONIOS, J. D . : «Development of be- chol. Monogr., 1941, 24, 219-56.
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variada investigación sobre los efectos de la asistencia a la escuela, lo que se En CARMICHAEL, L. (cirec. de ed.): Man- 26. FURCHTGOTT, E . : «Behavioral effects of
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El quinto método general abarca los estudios estadísticos de los parecidos fami- 13. CRUZE. W. W . : «Maturation and learning 27. GESELL, A . : Wolf child and human child,
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the experimental behavior genetics of lower págs. 215-91.
organisms». Psychol Bull, 1956, 53, 402- 62. Rmss, B. F.: «The effect of altered envi-
410. ronment and of age on mother-young re-
Creencias populares relativas a la constitución física y la conducta 115

forma de la cabeza y en los rasgos faciales. Hoy, la influencia de estas seudo-


ciencias sobrevive en las prácticas de los charlatanes y en parte de nuestro len-
guaje y folklore. La ceja elevada y la cabeza de huevo del intelectual, la pelirroja
CAPITULO V de temperamento ardiente, la rubia inconstante, la evasiva mirada engañosa, la
mandíbula cuadrada de la firmeza y un sinnúmero de asociaciones que el lector
puede fácilmente recordar, han llegado a entroncarse firmemente en el pensamiento
popular.
CONSTITUCIÓN FÍSICA
Se conocen tales asociaciones tradicionales entre los rasgos con el apelativo de
Y CONDUCTA clisés sociales. La literatura y el arte han contribuido a perpetuarlos. Los juicios
ligeros y las corazonadas de los contactos humanos diarios suelen basarse precisa-
mente en tales asociaciones. No es necesario creer a pies juntillas en la frenología
JCL psicólogo que desee estudiar las relaciones entre la consti-
o la fisiognomía para ser susceptible a estos clisés al juzgar a los demás. Ni es
tución física J y el comportamiento debe seguir alguna de las varias vías de esta
preciso tener plena conciencia de que se está respondiendo a un supuesto indicador
investigación. Los principales accesos de que disponemos para este problema, y
físico de la personalidad. Puede que una persona justifique su juicio de alguna
que ya hemos bosquejado en el capítulo anterior, incluyen los análisis comparativos
otra forma o simplemente lo manifieste como un presentimiento que no tiene
de las características físicas en castas seleccionadas de acuerdo con los rasgos del
explicación.
comportamiento, el examen de los cambios físicos que se dan paralelamente al
desarrollo de la conducta, la alteración artificial de las condiciones estructurales Pero el lector podrá preguntar: «¿Es que el hecho de que estas creencias hayan
y la investigación de las relaciones entre las diferencias individuales en las carac- persistido a través de los siglos no indica que debe haber algo cierto en ellas? Si
terísticas físicas y psicológicas. El psicólogo diferencial se ha interesado principal- fueran completamente gratuitas, ¿no lo habría descubierto la gente más pronto o
mente por el último de estos cuatro procederes. Y este es el camino que examina- más tarde?» La respuesta es «No». Las razones para la supervivencia de tales
remos con mayor detenimiento en el capítulo presente. clisés son las mismas que nos explican la persistencia de las supersticiones y de otras
creencias populares erróneas.
El estudio de las relaciones entre la constitución física y el comportamiento es
el apropiado para numerosas cuestiones de tipo teórico y práctico. En primer lugar, En primer lugar, si confiamos en la memoria, es muy probable que solo recor-
una investigación de este tipo debe contribuir a la comprensión de la etiología de demos casos aislados que apoyan la creencia y tendamos a olvidar los centenares
la conducta. Pero no solo la función de los factores estructurales en la conducta es, que la refutan. La conversación ordinaria está llena de referencias a tales casos
por derecho propio, un área importante de la investigación, sino que su aclaración seleccionados. «Yo SÓIQ sé que las rubias son versátiles... ¡Mirad a Merche!»
representa también un paso hacia la identificación de los factores hereditarios en «¿Que si una mandíbula cuadrada es señal de determinación? Mira, tengo un
el desarrollo de la conducta. Debemos recordar que en el grado en que la herencia primo que es un caso que ni pintado.» Y así podríamos continuar indefinidamente.
afecte a la conducta lo hace a través de las características estructurales. Otra cues- Los frenólogos y otros seudocientíficos se apoyan principalmente sobre este tipo
tión teórica que ha estimulado muchos estudios sobre la constitución física y la de razonamiento falaz. Sus escritos incluyen muchos casos especialmente selec-
conducta se refiere a la distribución y organización de los rasgos. En esta categoría cionados para ilustrar sus pretensiones. Uno de sus ejemplos favoritos es Daniel
se incluye la investigación sobre los tipos constitucionales analizada en el capí- Webster, cuya circunferencia craneana medía 24,5 pulgadas, y de quien se decía
tulo VI. Desde un punto de vista práctico, el interés de la relación entre la cons- que tenía una protuberancia en el cráneo justamente en el lugar que indica un
titución física y la conducta surge de la posibilidad de valorar a las personas y superdesarrollo del talento literario. Pero los frenólogos pasan por alto los miles
predecir su comportamiento apoyándose en sus características físicas. de hombres con dotes literarias que poseen cabezas del tamaño medio e incluso
pequeñas y con protuberancias en lugares incorrectos. La única comprobación
aceptable de cualquier hipótesis requiere, desde luego, la observación de muestras
5-1. Creencias populares relativas a la constitución física y la conducta.—
tomadas al azar; el uso de casos seleccionados, por numerosos que sean, nunca
Los esfuerzos populares para juzgar de las capacidades y la personalidad, partiendo puede probar una afirmación.
de la apariencia física, datan probablemente de las primeras interacciones sociales
entre los hombres. Estos intentos se han formalizado de cuando en cuando en Un segundo tipo de error surge de la tendencia a generalizar, partiendo de
sistemas tales como la frenología y la fisiognomía, basadas, respectivamente, en la desviaciones patológicas, hasta llegar a las diferencias individuales que se encuen-
t tran dentro del campo de variabilidad normal; p. ej., la existencia de idiotas
1
Por conveniencia, el término constitución física se emplea aquí para designar todas las microcefálicos, o de cabeza pequeña, no supone una correlación positiva entre la
características estructurales del individuo, incluyendo las propiedades anatómicas, fisioló- capacidad del cráneo y la inteligencia dentro de la población general. Al idiota
gicas y bioquímicas.
114
Variedades de la relación entre la constitución física y la conducta 117
116 V. Constitución física y conducta
los adecuados controles metodológicos y se halle una correlación significativa, es
microcefálico le falta la cantidad mínima de tejido cerebral que se requiere para
de primordial importancia, tanto teórica como prácticamente, descubrir la causa
el desarrollo de la inteligencia normal. Pero entre las personas que llegan a este
prerrequisito mínimo estructural, el tamaño mayor del cerebro no tiene por qué de la asociación. En esta sección consideraremos los tipos de relaciones que pueden
asociarse con un funcionamiento intelectual superior. Si existe o no esta asocia- producir una correlación significativa entre las condiciones físicas y la conducta.
ción, ello ha de determinarse directamente partiendo de grandes muestras de Cuando dos variables cualesquiera, A y B, están correlacionadas, las relaciones
personas normales. causales entre ellas pueden reducirse básicamente a uno de estos tres tipos o a
Un tercer punto que conviene tener presente al valorar cualquier observación alguna combinación de los mismos: A puede causar B, B puede causar A, o ambos,
sobre las relaciones entre la constitución física y las características psicológicas es A y B, pueden ser el resultado de una tercera variable, C. Aplicando este análisis
el de que los propios clisés sociales tienden a perpetuar la creencia en ciertas a la constitución física y a la conducta, empezaremos por considerar el primer
asociaciones. Si existe la creencia muy extendida de que una persona de mentón tipo de relación, en el cual la constitución física influye sobre la conducta. Esta
poco pronunciado tiene que ser de voluntad débil, existirá a su vez la tendencia a relación puede manifestarse de varios modos. En un extremo encontramos anor-
juzgar a una persona de estas características como de voluntad débil. Las acciones malidades glandulares o nerviosas que ponen rígidos límites al desarrollo de la
que en otra habrían sido pasadas por alto serán en ella advertidas y aceptadas conducta. Ejemplos de ello los tenemos en condiciones patológicas tales como el
como un índice de debilidad de voluntad. Este tipo de error no solo se da en las cerebro extremadamente pequeño y escaso que se encuentra en ciertas formas de
relaciones interpersonales y sin importancia de la vida diaria, sino también en la debilidad mental, o en la falta de actividad normal del tiroides del cretino. En estos
investigación psicológica, en la que se correlacionan las valoraciones de los rasgos casos están ausentes los prerrequisitos estructurales mínimos necesarios para el
psicológicos con las medidas físicas. Esta aceptación general de los estereotipos desarrollo normal de la conducta. Sin embargo, se está poniendo cada vez más en
fisiognómicos se pone en evidencia en los resultados de las investigaciones sobre claro que en la gran mayoría de los individuos no es muy rígido el control directo
los juicios hechos acerca de la personalidad mediante la observación de fotografías. de la conducta ejercido por los factores estructurales. Por encima de cierto mínimo
Aunque no guarden relación con la información objetiva sobre las características esencial, las diferencias existentes en cuanto a las características estructurales no
de la conducta de los sujetos fotografiados, los juicios que a ellos se refieren suelen van acompañadas necesariamente de las correspondientes diferencias en la con-
revelar una marcada coincidencia de acuerdo con los rasgos que se atribuyen a ducta. En otras palabras, el equipo estructural de la mayor parte de los individuos
cada fotografía (cf., p. ej., 70). permite un amplio campo de variación en el desarrollo de la conducta.
La influencia de los clisés sociales puede incluso llegar más lejos, modifi- Una influencia algo menos directa de las condiciones físicas sobre la conducta
cando la opinión propia del sujeto y el subsiguiente desarrollo de su conducta. Lo es la que representan los impedimentos graves, sensoriales o motores, que reducen
que la gente espera de uno puede ser un factor importante en el momento de deter- el normal intercambio social y que dificultan la educación. Aunque ordinariamente
minar la propia conducta. Si se acusa constantemente a un chico de torpe y estú- estas condiciones imponen restricciones serias al progreso intelectual y a la adap-
pido, puede llegar a creérmelo y actuar de acuerdo con ello. Si a un individuo suele tación social, en casos individuales cabe superar estas limitaciones mediante adap-
ignorársele y nunca se le toma en serio, será muy difícil para él llegar a asumir un taciones apropiadas de técnicas educativas. Una palpable demostración de que
papel director. De este modo, la mera presencia de un clisé social inicia un círculo tales impedimentos físicos pueden ser superados es el ejemplo de la carrera de
vicioso. Cuanto más fuerte sea una creencia, más influirá en la percepción que del Helen Keller, sorda y ciega, así como los casos de estudiantes afectados' de parálisis
individuo tengan sus asociados, así como en su propia percepción, y, por tanto, cerebral que han conseguido doctorarse.
más pruebas se hallarán que parezcan apoyar la creencia original. Ha de adver-
Más indirectos todavía son los efectos psicológicos de condiciones tales como
tirse, desde luego, que cuando un clisé social opera en la forma dicha, llegando
las enfermedades crónicas o las deficiencias en la dieta, que pueden llevar a una
a afectar la conducta de una persona poseedora de determinadas características
excesiva fatiga, a una motivación deficiente o a una resistencia disminuida. Estos
físicas, entonces se ha producido una genuina relación entre la constitución física
impedimentos tienden a retardar los progresos escolares, dificultan seriamente la
y la conducta. No se trata ya de una asociación ilusoria o generalizada, como en el
participación en los deportes y limitan de formas diversas el desarrollo social e
caso de los tres tipos de falacias que hemos visto anteriormente. Sin embargo, es
intelectual. Finalmente, la constitución física puede afectar a la conducta a través
importante identificar correctamente el origen de la asociación. No debe atribuirse
del efecto de los clisés sociales» El que una persona sea claramente alta o baja,
la correlación a lazos hereditarios, factores constitucionales o cosas semejantes.
gruesa o delgada, musculosa o débil, rubia o morena, y muchas otras características,
pueden servir como estímulos para las respuestas que los demás manifiesten hacia
5-2. Variedades de la relación entre la constitución física y la conducta.—
ella» Pueden influir sobre las actitudes que se encuentre, las oportunidades que
Es claro que no basta establecer la existencia de una correlación entre ciertas con-
se le ofrezcan y hasta, incluso, la opinión propia del individuo. Por estos canales
diciones físicas y determinadas características psicológicas. Aun cuando se apliquen
118 V. Constitución física y conducta Condiciones patológicas 119

su conducta puede tender gradualmente a aproximarse a aquella que demanda el alergias son las alteraciones psicosomáticas que más frecuentemente se mencionan
estereotipo social. a este respecto, aunque se ha llegado a suponer que las condiciones psicológicas
En un examen de los diversos tipos de relación existentes entre la constitución están, posiblemente, en el origen de casi todas las enfermedades conocidas. Es tan
física y la conducta, Barker et al. (7) propusieron el término somato psicológico para común la creencia de que la angustia, la tensión y el impulso excesivo están rela-
calificar cualquiera de las relaciones, excepto la primera, descritas anteriormente. cionados con las úlceras gástricas, que en ocasiones se ha dado a esta dolencia el
Excluyeron los factores glandulares y nerviosos, ya que principalmente estaban nombre de estómago de Wall Street. En general, la ansiedad y la tensión emocio-
interesados en las influencias relativamente indirectas, de tipo social y psicológico, nal son los factores psicológicos que más suelen asociarse con los desórdenes psico-
de la constitución física sobre la conducta. Su examen abarca los datos sobre los somáticos.
efectos somatopsicológicos asociados con las variaciones normales en el tamaño del El interés por este tipo de desórdenes ha estimulado la reunión de gran copia de
cuerpo, fortaleza y atractivo físico; desórdenes auditivos y visuales; condiciones datos sobre las características de la personalidad de los pacientes atacados de
ortopédicas, tuberculosis y enfermedades agudas en general. Desde un punto de diversas enfermedades, entre las que se incluye el cáncer (cf., p. ej., 27). Los resul-
vista metodológico, Barker y sus colaboradores señalan que los efectos somatopsi- tados de muchos de estos estudios no permiten, desde luego, un análisis de las
cológicos de la misma condición física pueden variar considerablemente de una relaciones causales. Las investigaciones longitudinales de los casos individuales,
persona a otra, ya que cada individuo suele responder en forma distinta a su así como el registro de los cambios en las condiciones físicas, asociados a experien-
incapacidad o a otras características estructurales. Ello hace que las relaciones cias emocionales específicas y a otros acontecimientos en la vida del paciente, es
discernióles en el estudio de casos puedan ser menos evidentes en las tendencias más probable que arrojen alguna luz sobre las relaciones de causa y efecto (cf. 5).
de grupo. La experimentación animal ofrece otro camino prometedor, puesto que se ha
El área de las relaciones somatopsicológicas, según Barker et al, es, sin duda, demostrado que es posible inducir en los animales síntomas patológicos similares a
lo suficientemente importante para que los psicólogos continúen su exploración. algunos de los desórdenes psicosomáticos observados en los seres humanos (10).
Sin embargo, al considerar los modos en que la constitución física puede influir El tercero y último tipo posible de relación entre las condiciones físicas y la
sobre la conducta, no debemos perder de vista el hecho de que todas las categorías conducta es aquel en el que la asociación resulta de la común influencia de un tercer
son arbitrarias, puesto que lo que en realidad se nos ofrece es una gradación con- factor. Uno de los más claros ejemplos de este tipo se encuentra en la influencia
tinua, desde el tipo de relación más directo y de más rígida limitación hasta el del nivel socioeconómico; p. ej., el niño que se ha criado en un hogar superior
más indirecto y flexible. Hemos dado ejemplos de cuatro niveles en este continuo, y tendrá mejores oportunidades para el desarrollo intelectual, así como una mejor
Barker y sus asociados han acuñado un útil término para una región determinada dieta, higiene y cuidados médicos, que el chico que crece en el suburbio de una
dentro del continuo. Pero cabe encontrar fácilmente ejemplos que representen ciudad o en un área rural pobre. Como resultado, obtendremos alguna correlación
más grados y variedades de relaciones de los que se han citado. Ha de tenerse positiva entre la inteligencia y cierto número de condiciones físicas dentro de un
presente que aun después de relacionar cierta característica de la conducta con una grupo que varíe ampliamente en el panorama socioeconómico. Sin embargo, la
base física, tal vez no sepamos nada sobre su origen hereditario o ambiental. Ca- correlación puede desaparecer si el nivel socioeconómico se mantiene constante. Al
racterísticas físicas específicas, tales como el cerebro subdesai rollado, pueden ser valorar las conclusiones de cualquier estudio que pretenda mostrar una relación
el resultado bien de factores hereditarios, bien de factores ambientales. entre características físicas y psicológicas, debemos estar alerta para descubrir los
El segundo tipo de relación importante que bosquejamos al principio de esta posibles terceros factores que puedan ser responsables de tal correlación.
sección es aquel en que la conducta influye sobre la constitución física. Los pode- En las siguientes secciones examinaremos algunas conclusiones típicas sobre las
rosos músculos dorsales del nadador y la inclinación de los hombros del trabajador relaciones entre los distintos aspectos de la constitución física y la conducta. Consi-
intelectual son reflejos de los efectos de una actividad habitual. Las sonrisas y los deraremos estos datos bajo los siguientes encabezamientos: condiciones patológicas,
ceños fruncidos dejan con el tiempo sus marcas sobre el rostro humano. Investi- factores fisiológicos, impedimentos sensoriales, dimensiones anatómicas y relaciones
gaciones hechas sobre grupos de inmigrantes han demostrado que características de desarrollo.
como la estatura e incluso la forma del cráneo pueden estar influidas por expe-
riencias determinadas culturalmente (cf. Cap. XVI). Otros ejemplos nos los pro- 5-3. Condiciones patológicas. Desórdenes extremos en la conducta.—Hay
curan los numerosos cambios fisiológicos debidos a la excitación emocional. ciertas variedades bien conocidas de desórdenes intelectuales y emocionales que
En este aspecto son de sumo interés los desórdenes psicosomáticos (cf. 5, 21), pueden referirse directamente al mal funcionamiento glandular, a deformaciones
desórdenes físicos a cuyo desarrollo se cree que contribuyen, e incluso ejercen una cerebrales de importancia, a los efectos de las infecciones del sistema nervioso cen-
función decisiva, ciertos factores psicológicos. Las úlceras gástricas, el asma y las tral y a otras condiciones patológicas. Los síntomas de la conducta asociados a la
120 V. Constitución física y conducta Condiciones patológicas 121

parálisis, al delírium tremens y al cretinismo, p. ej., pueden relacionarse claramente nervioso central producen siempre marcadas desviaciones en la conducta. Al mismo
con los efectos físicos de la infección sifilítica, el alcohol y la insuficiencia tiroidea, tiempo, las anormalidades pronunciadas en la conducta no requieren necesariamente
respectivamente. El cerebro defectuoso y subdesarrollado, que se encuentra en la presencia de las correspondientes deficiencias estructurales. Por último, identifi-
ciertas formas de debilidad mental, y los serios desórdenes metabólicos identifi- cada la base física de un desorden psicológico, todavía subsiste el problema de
cados en otras, nos proporcionan ejemplos adicionales de los efectos psicológicos referir la condición física a un origen hereditario o ambiental.
que producen los extremos desórdenes físicos que obstaculizan el normal desarrollo Defectos físicos varios e inteligencia.—Algunos de los primeros investigadores
o funcionamiento del sistema nervioso. Por otra parte, para la gran mayoría de se interesaron por la relativa frecuencia con que se daban desórdenes fisiológicos
las personas afectadas de debilidad mental no se han descubierto todavía las bases de menor importancia entre los niños escolares que diferían en nivel intelectual.
físicas de la deficiencia intelectual observada. En el capítulo XII volveremos a dis- Las condiciones que se inspeccionaron fueron las que comúnmente se encuentran
cutir más detalladamente las variedades y causas de la debilidad mental. en los exámenes médicos habituales de los escolares, incluyendo defectos tales como
En el caso de ciertas alteraciones, como la esquizofrenia, los factores causales amígdalas infectadas, adenoides, dilatación glandular, dientes cariados, desnutri-
todavía son en gran parte desconocidos. Se ha acumulado una considerable can- ción y enfermedades de la piel. El nivel intelectual se determinó mediante tests de
tidad de testimonios que indican que el mal funcionamiento cerebral de uno u inteligencia o bien por las fichas de rendimiento escolar. Algunas de estas inspec-
otro tipo es más común entre los esquizofrénicos que entre las personas norma- ciones no llegaron a revelar relación entre los defectos físicos y la inteligencia (55,
íes (13). Tales datos incluyen las deficiencias de ciertas sustancias químicas en las 76, 86). Otras hallaron una tendencia leve, pero consistente, hacia el hecho de
células cerebrales, la degeneración y diversas anormalidades de las neuronas corti- que casi todos los tipos de defectos se dieran más frecuentemente entre los escolares
cales, la presencia de sustancias tóxicas en la sangre, la falta de funcionamiento torpes que entre los normales, y más a menudo entre los normales que entre los
endocrino y los electroencefalogramas anormales. de inteligencia superior (6, 42, 67). En estos últimos estudios, el número total de
Es muy probable que factores diferentes conduzcan a varias formas de esqui- defectos por niño tendía también a ser mayor entre los torpes y más pequeño entre
zofrenia, e incluso que los mismos síntomas puedan ser el resultado de causas los inteligentes, mientras que el número de chicos que se encontraban libres de
diferentes en distintas personas. Además, la base para el desarrollo de la esquizo- todo defecto era mayor entre los inteligentes y menor en el grupo de los torpes.
frenia puede estar constituida por factores experimentales o psicológicos, o por Al interpretar estos descubrimientos no hay que olvidar que aun cuando se
estos mismos en combinación con ciertos factores fisiológicos. El hecho de que obtuvieron diferencias de grupo significativas, eran pequeñas y dejaban lugar
la esquizofrenia no sea una entidad singular, sino más bien una amplia categoría a muchas excepciones individuales. En cualquier inspección podemos encontrar
que abarca gran variedad de desórdenes en la conducta, hace el cuadro aún más una proporción considerable de chicos torpes que se hallan completamente libres
complicado. Debe también prestarse atención a los posibles efectos fisiológicos de de defectos físicos, así como de chicos inteligentes que sufren una o más altera-
la tensión emocional, al grado de actividad, a las condiciones de la alimentación ciones. Además, debe tenerse en cuenta el posible efecto de los factores socioeconó-
y a otras variables que se refieran bien al estado psicótico, bien al género de vida. micos. Es más probable que los niños procedentes de hogares más pobres sean
Horwitt (38) ha indicado que tales factores pueden ejercer una marcada influencia intelectualmente más torpes y exhiban más deficiencias físicas que los que proceden
sobre algunas de las medidas fisiológicas en las que se comparan esquizofréni- de hogares más ricos. La extensión en la que varía el nivel socioeconómico, dentro
cos y normales. Existe, por tanto, un peligro de confusión entre causa y efecto en de cada inspección, puede ser una de las razones para explicar las discrepancias en
algunas de las relaciones indicadas. sus hallazgos.
Es evidente que se necesitan muchos más datos antes de poder formular afir- En una minuciosa investigación sobre los efectos de las amígdalas infectadas,
maciones definitivas sobre las causas de la esquizofrenia. El resultado todavía es Rogers (66) clasificó a los chicos de una escuela pública en niños con amígdalas
menos concluyente en otras psicosis, como los desórdenes maníaco-depresivos. AI normales (N = 294) y niños con amígdalas infectadas (N = 236). La media del
menos en el caso de algunos pacientes, es posible que los síntomas psicóticos repre- CI de los dos grupos, según la escala Stanford-Binet, fue 95,4 y 94,9, respectiva-
senten un desorden puramente funcional sin patología orgánica. En otras palabras: mente, diferencia que estadísticamente no es significativa. Además, las dos distri-
es posible que no exista anormalidad estructural causante del desorden, aunque buciones presentaban una superposición virtualmente completa, como puede verse
puedan desarrollarse ciertos trastornos físicos. Por otra parte, algunos psicólogos en la figura 5-1. Es probable que el panorama socioeconómico fuera más homo-
y psiquíatras mantienen la opinión de que todas las alteraciones importantes de géneo en este grupo que en los examinados en alguna de las inspecciones que
la personalidad poseen bases físicas, aunque estas últimas estén aún por descubrir. citamos antes.
Al valorar los descubrimientos de la investigación en este campo, deben tenerse Observaciones generales han sugerido que los chicos que padecen de lombrices
presentes los siguientes puntos: primero, el mismo síntoma puede proceder de tienden a ser intelectualmente perezosos, descuidados y apáticos, conclusión que se
causas diferentes en distintos individuos; segundo, los trastornos graves del sistema ha visto apoyada por diversos estudios. Smillie y Spencer llevaron a cabo una
122 V. Constitución física y conducta Factores fisiológicos 123

investigación cuidadosamente controlada en una típica área de lombrices (73). Se contradas entre los desórdenes fisiológicos y la inteligencia pueden proceder de
clasificó a los niños en cinco categorías de acuerdo con el grado de infección; factores somatopsicológicos (7, 19, 26). Sin embargo, es más probable que lleguen
las medias de los CI variaron desde 76,3, en el grupo de mayor infección, a 90,2, a advertirse tales efectos en el caso de enfermedades que produzcan impedimentos
en el que no la presentaba. La correlación entre el grado de infección de lombrices grandes. En un estudio sobre niños que habían padecido poliomielitis, los CI, según
y el CI de los individuos era de 0,30, lo que es significativo en el nivel de 0,01 la escala Stanford-Binet, obtenidos un año después de vencida la enfermedad se
(62, pág. 196). Los factores socioeconómicos pueden contar de nuevo en la asocia- compararon con los CI logrados antes del ataque de poliomielitis, que constaban
ción establecida, ya que esta clase de infección es más común allí donde las con- en los expedientes escolares (63). Se aplicó también el test & un grupo de control cui-
diciones higiénicas son deficientes. dadosamente escogido y que no había sufrido la poliomielitis. Los resultados seña-
Un acceso en cierto modo más directo a la totalidad del problema nos lo laron un descenso en la media de 1,5 puntos en el CI del grupo que había pasado
proporcionan los estudios de antes y después, en donde se vuelve a proponer el test la poliomielitis, en contraste con una ganancia de 2 puntos en el grupo de con-
a los mismos sujetos después de haber sido tratados de un desarreglo particular. trol. Aunque la media del CI obtenido en el segundo test difería significativamente
En tales investigaciones es importante incluir un grupo de control que sea víctima entre los dos grupos (en el nivel de 0,02), conviene observar que ni la ganancia del
del mismo desarreglo y esté igualado con el grupo experimental en todas las carac- grupo de control ni la pérdida del que había sufrido la enfermedad eran por sí
mismas estadísticamente significativas. Debemos, pues, considerar tales resultados
más bien como sugestivos que como concluyentes. Un estudio especial de 22 casos
que sufrieron grandes pérdidas en CI demostró que estos sujetos habían padecido
una forma grave de la enfermedad. Considerando solo estos datos es, desde luego,
imposible determinar si las pérdidas fueron resultado del daño cerebral sufrido
o de la desventaja en cuanto a la educación y de los efectos somatopsicológicos
análogos del trastorno motor.
La parálisis cerebral plantea un problema semejante, aunque se han logrado algu-
nos progresos en el aislamiento de los dos tipos de efectos. Existen pruebas de
que en ciertos pacientes atacados de parálisis cerebral la' lesión se encuentra en
el nivel cortical, y la deficiencia intelectual es del tipo que suele asociarse con los
desórdenes orgánicos, mientras que en otros la lesión es subcortical y el retraso
mental que se observa resulta del impedimento social y educativo consiguiente
(16; 68, Cap. VII).
Hemos hecho ya referencia al análisis preparado por Barker et ai (7) sobre los
efectos somatopsicológicos de las incapacidades físicas. Los estudios que se resu-
mieron en este análisis incluían a niños y adultos y abarcaban gran variedad de
impedimentos ortopédicos, tuberculosis y, en general, las consecuencias psicológi-
40- 50- 6a 70- 80- 90- 100- 110- 120- 130- 14a cas de enfermedades graves o prolongadas. Los datos sobre tests de inteligencia
50 60 70 80 90 100 110 120 130 140 150
cociente de inteligencia recogidos en algunos de estos estudios no revelan pruebas firmes de deterioro
intelectual. Sin embargo, se hace hincapié sobre la adaptación social y emocional.
FIG. 5-1.—Distribución del porcentaje de los CI de muchachos con amígdalas normales En general, el grado de trastorno emocional parece relacionarse no tanto con la
e infectadas. (Datos de Rogers, 66, pág. 29.)
naturaleza de la condición física como con la duración y gravedad del impedi-
terísticas afines, pero que no reciba tratamiento. Cuando se emplearon los contro- mento, panorama cultural del paciente y relaciones sociales y personales en el
les adecuados no se observó ningún cambio significativo en las puntuaciones de hogar. Debe repetirse que las respuestas de diferentes pacientes a la misma enfer-
los tests de inteligencia después del tratamiento de condiciones tales como caries medad pueden variar ampliamente a causa de otras circunstancias concomitantes.
dentales (cf. 62, Cap. VI) o amígdalas infectadas (36, 52, 65, 66). En conjunto, De aquí que las tendencias de grupo puedan dar un cuadro inadecuado del total
las pruebas de que disponemos sobre el tipo de los desórdenes fisiológicos consi- de los efectos somatopsicológicos.
derados en la presente sección indican poco o ningún efecto de estas condiciones
sobre el nivel intelectual de los niños en edad escolar. 5-4. Factores fisiológicos.—Psicólogos, fisiólogos, bioquímicos y miembros
Efectos somato psicológicos de la enfermedad.—Algunas de las asociaciones en- de otras profesiones afines prosiguen vigorosamente la investigación en busca de
124 V. Constitución física y conducta Factores fisiológicos 125

los (factores fisia]|óflico3 que puedan intervenir en las diferencias individuales que patológicas y no necesita presentar inferencias dentro del campo normal de varia-
se aprecian en la conducta. Recientemente se han abierto varios caminos nuevos ción. Otros investigadores han fracasado también al tratar de descubrir alguna rela-
de investigación. Se ha aprendido mucho acerca de la función que ejercen diversos ción significativa entre las características del EEG y el nivel intelectual en sujetos
factores fisiológicos en la patología de la conducta. Al mismo tiempo, los intentos afectados por una debilidad mental indiferenciada (cf. 22, 51).
para relacionar las diferencias de la conducta, dentro del campo normal de varia- Las escasas pruebas directas de que se dispone sobre la relación del EEG con
bilidad, con las características fisiológicas, han obtenido mucho menos éxito. Por el nivel intelectual en sujetos normales son también negativas. En un estudio sobre
consiguiente, el trabajo en esta última área continúa en la fase de exploraciones y niños normales (45), p. ej., se encontró una correlación significativa de 0,50 entre
sugerencias. la frecuencia alfa y el CI en 48 niños de ocho años, pero se obtuvo una correla-
Ekctroencefalografía.—Un campo prometedor y rápidamente creciente en la ción insignificante de 0,12 en 42 muchachos de doce años. Es posible que entre
investigación del cerebro se centra alrededor del electroencefalograma (EEG), que los más jóvenes la correlación significativa se deba a las diferencias individuales
es un registro de los ligeros cambios en el potencial eléctrico generado por el cere- en el nivel de desarrollo físico, dentro de un solo año de edad cronológica. En un
bro (22, 28, 51, 59). Una especial ventaja de esta técnica es que nos permite el grupo de 1100 candidatos a personal de vuelo que se hallaban comprendidos entre
estudio de la función del cerebro en el organismo vivo. Puesto que muchas de los dieciocho y los treinta y tres años no se halló ninguna relación entre las pun-
las propiedades importantes de los tejidos se pierden con la muerte, los exámenes tuaciones del test de inteligencia y la frecuencia alfa (71).
postmortem del cerebro pueden excluir hechos esenciales. Por medio de electrodos En el campo de las características relativas a la personalidad y las anormalidades
adheridos al cuero cabelludo, se recogen las menores ondas cerebrales o fluctua-
emocionales, los resultados del EEG no son concluyentes, con excepción del extenso
ciones del potencial eléctrico en el cerebro, se amplían y se registran gráficamente.
cuerpo de datos acumulados sobre la epilepsia. Se ha establecido muy claramente
Se han identificado varios tipos de cambios rítmicos en el potencial eléctrico, que
que los epilépticos presentan desviaciones características en el EEG, y que los
difieren en frecuencia y amplitud en el cerebio humano adulto. Algunos de los
parientes de epilépticos en quienes nunca se han dado los síntomas clínicos de la
resultados más claros se han obtenido con las ondas alfa, que tienen un promedio
epilepsia muestran desórdenes similares (50, 51). Ya nos hemos referido en la
de frecuencia de unas diez por segundo, y que se encuentran en los niños y adultos
normales despiertos y en estado de reposo. Se han observado consistentes diferen- sección precedente a los descubrimientos en el caso de la esquizofrenia. Es tam-
cias de edad en la frecuencia y amplitud de estas ondas alfa, así como en el bién interesante anotar que existen varios estudios sobre niños con trastornos en
porcentaje del tiempo en que el ritmo alfa se encuentra presente; p. ej., entre los la conducta y que presentan también anormalidades en el EEG, algunas de las
tres y diez años hay un aumento progresivo en la frecuencia del ritmo alfa. Se han cuales tienen una forma epileptoide (17, 43, 51, 56).
reunido datos suficientes para establecer normas de edad en varios aspectos del Probablemente podemos conceder muy poco significado al hecho de que los
EEG. También se han observado diferencias individuales en el EEG, mantenién- intentos para correlacionar las puntuaciones de los tests de personalidad y las ca-
dose con una permanencia considerable las características individuales en los suce- racterísticas del EEG en los adultos, así como en los niños, hayan arrojado resul-
sivos tests. tados contradictorios y poco convincentes (22, 34, 51). En tales casos, la falta de
Tales descubrimientos han llevado a ciertos investigadores a investigar si los adecuación de los tests de personalidad como medidas de las características de la
cambios de desarrollo en el EEG están fundamentalmente relacionados con la edad conducta puede, en parte, haber sido responsable de los hallazgos negativos. Saúl,
cronológica o con la edad mental. En estudios sobre varios tipos de adultos ataca- Davis y Davis (69) informaron de ciertas correspondencias entre los patrones del
dos de debilidad mental, Kreezer (46, 47) informó sobre la existencia de varias EEG y diversas características de personalidad, determinadas mediante estudios de
correlaciones significativas, pero generalmente bajas, entre la edad mental y ciertas casos psicoanalíticos de 136 pacientes adultos. Pero sus resultados, aunque orien-
características de las ondas alfa. Sin embargo, deben considerarse algunos puntos tadores, no son definitivos.
al interpretar estos resultados: primero, los grupos estudiados eran generalmente Respuestas autónomas.—Algunos investigadores se han ocupado del equili-
pequeños y muchas de las correlaciones apenas si eran significativas; segundo, brio autónomo, por el cual se indica el grado en que la rama simpática o para-
diferentes características de las ondas alfa arrojaron correlaciones significativas en simpática del sistema nervioso autónomo predomina en las respuestas individuales.
distintos tipos de debilidad mental, lo cual parece indicar que sea cualquiera la En una serie de estudios, Wenger (82, 83, 84, 85) construyó un índice de equili-
relación que exista, ciertamente no es una relación sencilla; tercero, las relaciones brio autónomo que exhibía un alto grado de estabilidad progresiva dentro del
significativas se confinaban a los tipos de debilidad mental que tenían otras defi- individuo y presentaba alguna relación con características de personalidad. Se
ciencias físicas claramente observables. No fueron comprobadas en un grupo de obtuvieron sugestivos resultados positivos, tanto con niños como con hombres
casos de debilidad mental indiferenciada sin patologías físicas observables. Esto de las fuerzas aéreas, aunque las relaciones entre el equilibrio autónomo y las
sugiere que el trastorno en el EEG puede asociarse con las otras condiciones físicas variables de la personalidad fuero-n bajas, y las correspondencias evidentes solo
126 V. Constitución física y conducta Factores fisiológicos 127

podían discernirse entre los sujetos que se encontraban en los extremos de la dis- de algún modo con las diferencias en la conducta. En este aspecto debe advertirse
tribución del equilibrio autónomo. que el cuerpo posee cierto número de mecanismos reguladores que mantienen la
En trabajos posteriores, otros investigadores sugieren una mayor especializa- estabilidad del medio interno dentro de límites muy estrechos. Se ha llamado
ción de la función autónoma, comprendida bajo el concepto de equilibrio autónomo homeostasis al mantenimiento de esta situación relativamente estable. La acción
general. Lacey y sus colaboradores (48, 49) han hallado pruebas de una especifi- de varias glándulas endocrinas constituye uno de los importantes mecanismos regu-
cidad de respuesta autónoma en las reacciones de los sujetos a varios tipos de ten- ladores que equilibran los excesos o defectos en la composición química de la
siones suaves. Sus datos indican que al examinar de nuevo a los sujetos bajo cuatro sangre. Gracias a estas salvaguardias interiores, la composición de la sangre no
condiciones de tensión diferentes tendían a manifestar el mismo patrón de respuesta experimenta gran variación entre individuos o en el mismo individuo en condicio-
autónoma de una forma significativamente más frecuente que lo que podría espe- nes ordinarias. A pesar de este hecho, han proliferado las hipótesis relativas a la
rarse por el simple azar. Así, p. ej., algunos sujetos darían repetidamente su máximo relación entre las diferencias individuales en la composición de la sangre y los
de reacción en conducción palmar (reflejando la actividad de las glándulas sudo- rasgos intelectuales y de personalidad. El estudio de los correlatos que la' compo-
ríparas); otros, en la marcha del corazón, y así sucesivamente. sición química de la sangre pueda tener en la conducta constituye hoy un activo
Lacey y sus asociados sugieren que al buscar correlaciones entre la reactividad campo de investigación; pero hasta ahora los datos han sido contradictorios y des-
autónoma y los índices de personalidad puede ser más provechoso correlacionar la corazonadores. Una de las más ampliamente discutidas entre estas posibles rela-
respuesta autónoma máxima del individuo, en cualquier medida, con las variables ciones es la que pueda existir entre la estabilidad emocional y la homeostasis.
de la personalidad, que investigar separadamente cada medida autónoma. En apoyo Existen algunas pruebas que sugieren que los individuos neuróticos tienden a pre-
de esta recomendación citan una correlación de 0,47 (P < 0,02) entre el índice de sentar mayores fluctuaciones diarias en la composición de la sangre que las perso-
forma-color del test de Rorschach (que pretende ser un índice de emocionalidad) nas mejor ajustadas. Sin embargo, los resultados de la investigación sobre la
y el grado de reacción autónoma máxima en un grupo de 26 universitarios. El uso composición química de la sangre y la conducta nos proporcionan, a lo sumo,
de medidas autónomas separadas, en el mismo grupo, había arrojado correlaciones interesantes sugestiones para investigaciones futuras.
insignificantes. Tenemos un método afín a este en la investigación bioquímica llevada a cabo
Siguiendo un camino diferente, Terry (81) computó intercorrelaciones entre 22 por Williams y sus asociados (cf. 88, 89). La esencia de sus descubrimientos se
medidas autónomas obtenidas en 85 universitarios bajo condiciones de reposo encuentra en la existencia de marcadas diferencias individuales en los patrones
y tono muscular suave. Aplicando técnicas de análisis factorial (que discutiremos en metabólicos, como lo demuestran las proporciones de los diferentes constituyentes
el capítulo X), identificó tres factores separados, que describió como conducción, de la saliva y la orina. Aunque en dos libros famosos Williams se ha declarado
período cardíaco y presión sanguínea. en favor de estudios conjuntos bioquímicos y sobre la conducta y ha especulado
Condiciones bioquímicas.—La composición química de la sangre, que constituye ampliamente sobre las posibles relaciones entre las diferencias individuales que se
el ambiente interno del organismo, es de capital importancia en el funcionamiento dan en las características psicológicas y bioquímicas, no ha presentado hasta ahora
normal del individuo y en el mantenimiento de la vida misma. Gran número de ningún dato en apoyo de tal asociación. Además, sus excursiones por los temas
investigaciones han demostrado que a cambios en condiciones de la sangre tales psicológicos abundan en afirmaciones erróneas y poco precisas (cf. 3).
como la temperatura, el contenido de oxígeno o de azúcar, o el equilibrio ácido- Los correlatos bioquímicos de la conducta representan, indudablemente, un
base, siguen marcados síntomas en la conducta. Un ejemplo de ello se encuentra área de investigación prometedora; p. ej., la investigación de ciertas formas raras
en los efectos bien conocidos que produce la falta de oxígeno—como ocurre en de debilidad mental ha demostrado los efectos psicológicos de largo alcance que
las grandes alturas—, que lleva consigo claras alteraciones en las respuestas sen- tienen ciertos trastornos metabólicos (cf. Cap. XII). Sin embargo, la relación entre
soriales, motoras, intelectuales y emocionales. Existen pruebas de que algunas de la «individualidad bioquímica» dentro del campo normal de variación y las carac-
las condiciones de la sangre que producen trastornos temporales en el funciona- terísticas psicológicas es una cuestión que, hasta el presente, permanece sin res-
miento del cerebro pueden conducir a cambios irreversibles en las células cere- puesta.
brales y de este modo causar modificaciones permanentes en la conducta del indi- Actividad glandular.—Es bien sabido que una señalada hiperactividad, así corno
viduo. Son especialmente significativos los agentes de este tipo que operan en la la falta de actividad de cualquiera de las glándulas endocrinas, puede tener mar-
primera infancia o durante la vida prenatal. Una severa anoxia (falta de oxígeno) cadas consecuencias sobre la conducta (cf. 9). Sin embargo, dentro del campo de
en el momento del nacimiento, p. ej., puede producir una lesión cerebral que cause variación normal no se ha demostrado en forma concluyente la existencia de ninguna
desórdenes motores, intelectuales o emocionales durante toda la vida. relación entre el funcionamiento glandular y las características intelectuales o emo-
Una cuestión, en cierto modo distinta, es la de si las diferencias en la compo- cionales. Entre los índices de la actividad glandular más fácilmente conseguidos
sición química de la sangre de los individuos adultos normales están relacionadas se encuentra el tan conocido índice de metabolismo basal (IMB). Es este una
128 V. Constitución física y conducta Factores fisiológicos 129

medida de la velocidad de consumición de oxígeno por el cuerpo, lo que a su vez tancia. De aquí que los resultados sean inaplicables a las graves deficiencias en la
depende del grado de actividad de la glándula tiroides. Un IMB anormalmente bajo dieta que prevalecen en muchas otras partes del mundo.
puede elevarse mediante la administración de extracto de tiroides. La falta extrema de Uno de los pocos estudios experimentales intensivos y bien controlados de los
actividad en el tiroides produce el cretinismo, condición que se caracteriza por efectos de la nutrición sobre la conducta humana es el que Keys y sus colabora-
debilidad mental, así como por cierto número de síntomas físicos de fácil recono- dores llevaron a cabo en la Universidad de Minnesota (44). En él se mantuvo
cimiento. Por otra parte, las variaciones menores en IMB entre los adultos o ado- a 36 hombres comprendidos entre los veintiuno y treinta y tres años, que se pres-
lescentes normales x han presentado de modo uniforme correlaciones cero o des- taron voluntarios para el experimento, sometidos durante seis meses a una dieta de
preciables con las puntuaciones obtenidas en tests de inteligencia. hambre que se describió como característica de las condiciones de carestía europeas.
Una posible asociación entre anormalidades glandulares leves y trastornos de la Se registró como tipo la actuación normal del sujeto durante un período preliminar
personalidad nos la sugiere el número relativamente grande de casos de trastornos de tres meses de dieta adecuada. La ración diaria de calorías era de una media
glandulares entre los niños problema. En un examen (54) de 1000 niños que pre- de 3150 durante el período preliminar, y de 1755 durante el segundo período
sentaban problemas de conducta se observó que el 20 % de ellos tenía deficiencias o período experimental. La pérdida media en el peso de los sujetos durante el
endocrinas. En un 10 %, las condiciones glandulares parecían ser un factor causal período en que fueron sometidos a la dieta de hambre llegó hasta alrededor
del desorden en la conducta. La relación no puede ser tan directa como suponen del 25 %.
estos datos, dada la variedad de desórdenes en la conducta que se asocian al mismo El cambio más claro, en cuanto a la conducta, en el período experimental con-
tipo de trastorno endocrino. Inversamente, la misma clase de desorden en la con- sistió en una disminución de la fuerza y resistencia en las tareas motoras, y una
ducta se encuentra en niños que tienen defectos glandulares enteramente distintos. pérdida significativa, aunque menos señalada, en la velocidad y coordinación. No
Como ocurre con muchas otras condiciones físicas, la relación con la conducta es se observaron cambios en velocidad o nivel de ejecución, en una serie de tests
general y no específica. Una hipótesis plausible para explicar la asociación obser- sobre funciones intelectuales; tampoco el aprendizaje resultó afectado. En con-
vada entre los trastornos glandulares y los problemas de la conducta, se basa sobre traste con esta ausencia de debilitación, determinada por tests objetivos, los sujetos
las consecuencias sociales indirectas de la condición física anormal; es decir, sobre creían que habían sufrido una gran pérdida. Las autovaloraciones relativas a la aten-
los efectos somatopsicológicos. Si la anomalía glandular es un impedimento para el ción, concentración, comprensión y juicio decayeron señaladamente en el curso
niño o en cierto modo lo hace distinto a los demás chicos, el problema de la conducta del período experimental. Probablemente, estas diferencias se relacionaban con los
puede simplemente representar su reacción ante la situación anormal que padece. cambios de personalidad, que eran ostensibles. Los íests de personalidad presentaron
Factores nutritivos.—La gran escasez de alimentos, que en muchos países fue un aumento estadísticamente significativo en depresión, histeria, hipocondría, sínto-
una de las consecuencias de la segunda guerra mundial, prestó un impulso especial mas nerviosos, sentimientos de inadecuación e inferioridad, e introversión. Se ob-
a la investigación sobre los efectos de la desnutrición. El rápido crecimiento de la servó del mismo modo una disminución en la actividad general, un retraimiento
moderna ciencia de la alimentación sirvió asimismo para centrar la atención sobre de la vida social, una disminución del impulso sexual, reducción de intereses y una
la cantidad y naturaleza de los alimentos que deben tomarse. Nos interesa saber preocupación obsesiva por todo lo que se refería a la alimentación. En general,
si se dan efectos psicológicos a causa de la dieta, aparte de los efectos físicos so- los autores informan que sus observaciones corroboran los estudios hechos sobre pri-
bradamente conocidos. sioneros liberados de campos de concentración y sobre las personas que viven en
Un grupo de los primeros estudios sobre nutrición deficiente, hecho entre esco- comunidades que padecen gran escasez de alimentos.
lares americanos e ingleses, demostró que se producían ligeros efectos sobre el fun- La tercera fase del experimento consistió en un período de rehabilitación de
cionamiento intelectual (cf. 4 1 ; 62, Cap. VI). Estos íesultados fueron ambiguos doce semanas, durante el cual se controló la nutrición, aumentando las calorías
y poco convincentes por varias razones. En algunos estudios, la carencia de con- en cantidades diferentes para los distintos subgrupos. Los efectos sobre las fun-
trol del nivel socioeconómico hizo sospechosa cualquier correlación que se obtu- ciones motoras, intelectuales y de personalidad fueron paralelos, en sentido inverso,
viera entre el estado nutritivo y la inteligencia. Cuando se investigaron los efectos a los cambios anteriores experimentados durante el período en que duró la dieta de
de una dieta mejorada, resultó a menudo difícil separar los efectos de la dieta de aque- hambre. La mejora fue grande en funciones motoras y en características de perso-
llos debidos a factores motivacionales no controlados, asociados con la atención espe- nalidad, pero no se encontró ningún cambio significativo en las funciones intelec-
cial que demostró el grupo experimental. Finalmente—y quizá lo más importante de tuales. Este experimento indica que los cambios de la conducta inducidos por el
todo—, los grados de nutrición inadecuada que se estudiaron eran de poca impor- empleo de una dieta de hambre son reversibles y se pueden remediar. Debe recor-
darse, sin embargo, que esto se refiere a un período de seis meses de inadecuada
nutrición en adultos. No podemos inferir de ello lo que le ocurriría a un niño
1
En la sección 5-7 se proporcionan datos sobre el IMB en los niños. o lo que resultaría si el período de privación fuera más largo.
130 V. Constitución física y conducta Impedimentos sensoriales 131
La investigación sobre la nutrición ha demostrado que los aspectos cualitativos efectos del ácido glutámico sobre el desarrollo intelectual de los niños deficientes
de la dieta son aún más importantes que los cuantitativos. Experimentos animales, mentales. Se cree que el ácido glutámico, uno de los aminoácidos esenciales derivado
así como observaciones clínicas sobre humanos, han suministrado amplios testi- de las proteínas, puede influir en el desarrollo intelectual mediante su efecto sobre el
monios de que pueden derivarse graves trastornos físicos de la falta en la dieta metabolismo cerebral. Zimmerman y sus colaboradores (94, 95, 96), que se hallan
de uno o más elementos esenciales. A causa de los conocidos efectos fisiológicos entre los más entusiastas exponentes de esta hipótesis, han informado de las ganancias
de las vitaminas del grupo B sobre el sistema nervioso, se ha centrado un interés significativas en CI de los niños afectados de debilidad mental después de la admi-
especial sobre este grupo (cf. 44, 74). Se tiene evidencia plena de que la deficiencia nistración del ácido glutámico. Pero sus resultados no son convincentes a causa de
en vitamina B reduce la energía y la resistencia física (12, 15). Los informes clínicos varias dificultades metodológicas, y los estudios de otros investigadores han arro-
sobre pacientes con este tipo de avitaminosis mencionan la irritabilidad, el mal jado resultados contradictorios (cf. 4, 25, 57). Aun cuando se establezcan resultados
humor y la falta de cooperación. En casos de deficiencia grave se ha observado positivos concluyentes, queda todavía por dilucidar si las ganancias en las puntua-
apatía, depresión e inestabilidad emocional. Se dispone relativamente de pocos estu- ciones de los tests resultan de los efectos bioquímicos específicos del ácido glutá-
dios experimentales bien controlados sobre los efectos de las deficiencias vitamí- mico sobre el cerebro, o proceden de efectos más generales de mejora de la salud
nicas en la conducta humana, y la mayor parte de las investigaciones han operado y de la atención. Es este el tipo de indagación necesaria para una interpretación
con casos muy poco numerosos para que sean convincentes. En general, estos final de cualquier estudio sobre los factores nutritivos.
estudios no muestran disminución alguna de las funciones intelectuales, sino solo
cambios motores y de personalidad (12, 30). Tampoco la administración en exceso 5-5. Impedimentos sensoriales.—Las limitaciones sensoriales presentan conse-
de la vitamina B a individuos normales ha dado lugar a efectos apreciables sobre cuencias más directas sobre la conducta que muchas otras clases de deficiencias
la conducta. físicas, dado que limitan la estimulación ambiental. El individuo con un impedi-
Por otra parte, parece que la administración de tiamina (una de las vitaminas B) mento de esta clase está parcialmente aislado de los contactos culturales. Es obvio
a niños cuya dieta ha sido deficiente en vitaminas puede conducir a mejoras signi- que, para el hombre, los defectos visuales y auditivos representan los trastornos
ficativas en ciertas funciones de la conducta. Harrel (31) llevó a cabo un experi- más graves. Como la cultura humana está, en tan gran medida, asentada sobre el
mento bien controlado con parejas de niños de orfanato cuya dieta era relativa- fundamento del lenguaje—lenguaje que principalmente se adquiere mediante la vista
mente baja en contenido vitamínico. Un miembro de cada pareja recibía pildoras de y el oído—, las deficiencias en estas modalidades son de importancia básica.
tiamina ordinaria, mientras que al otro solamente se le daba un placebo como con- Desde la segunda guerra mundial se ha acumulado un cuerpo impresionante de
trol. El procedimiento era de tal naturaleza que ni los niños ni ningún miembro literatura de investigación sobre la ceguera y la sordera, y se han llevado a cabo
del orfanato sabían cuáles eran los del grupo experimental y cuáles los que com- rápidos progresos en el desarrollo de técnicas educativas especiales adaptadas a estos
ponían el de control. Estudios continuados durante un período de dos años'demos- impedimentos (cf. 7, 11, 19, 61, 93). De acuerdo con las tendencias corrientes, se
traron una diferencia significativa en favor del grupo al que se le había administrado ha hecho también especial hincapié en el mejoramiento de las adaptaciones sociales
la vitamina, en tests de agudeza visual, ejercicios de memoria y aprendizaje de cla- y emocionales de las personas ciegas y sordas.
ves. La naturaleza de los tests sugiere que la ventaja del grupo al que se admi- Un cálculo general del nivel intelectual medio de los niños sordos o ciegos,
nistró la tiamina puede proceder en gran parte de una mayor atención y de una considerados como un grupo, está expuesto a carecer de significado por cierto nú-
capacidad de concentración superior. mero de razones. Primera: tanto la sordera como la ceguera se extienden sobre
Un estudio posterior emprendido por Harrel et al. (32) demostró que comple- un amplio campo y variedades de impedimentos diferentes. De hecho, todavía no
tando la dieta materna con tiamina u otras vitaminas durante el embarazo y la se ha formulado ninguna definición generalmente aceptable, ni existe sistema al-
lactancia, puede influirse en el subsiguiente desarrollo intelectual del niño. Traba- guno de clasificación de estos trastornos. Segunda: la mayor parte de los estudios
jando con un grupo de madres de un nivel socioeconómico bajo, cuyas dietas se han efectuado sobre niños que asisten bien a clases diurnas especiales, bien a
normales eran deficientes, los investigadores encontraron CI, según la escala escuelas residenciales para sordos o ciegos. Tales grupos es muy probable que
Stanford-Binet, significativamente más altos en las edades de tres a cuatro años incluyan casos de impedimentos múltiples, entre los que se encontrarán los desór-
entre los niños cuyas madres habían recibido suplemento vitamínico que entre denes neurológicos que pueden limitar seriamente el desarrollo intelectual. Pueden
aquellos otros cuyas madres habían recibido solamente tabletas de control. Los también influir ciertos factores selectivos al determinar la admisión a estos progra-
resultados de este estudio están de acuerdo con los experimentos hechos con ratas mas especiales; p. ej., un chico inteligente con una capacidad visual o auditiva
blancas, que demuestran la influencia de las deficiencias en la dieta prenatal sobre limitada es probable que pueda alternar en una situación escolar ordinaria, mientras
la conducta del aprendizaje (cf. 32). que un niño torpe, con el mismo grado de deficiencia sensorial, puede fracasar
Un campo de la investigación expuesto a controversia es el que se refiere a los en ella y, por tanto, verse enrolado en una escuela especial. Por esta misma razón,
132 V. Constitución física y conducta Impedimentos sensoriales 133
es posible hallar relaciones negativas y falsas entre la gravedad del impedimento Se aplica el término de videntes parciales a los niños con deficiencia visual tan
sensorial y el nivel intelectual, dentro de una población de tipo institucional. grave que necesitan técnicas instructivas especiales, en clases de ahorro de visión,
Tercera: los niños inscritos en escuelas residenciales pueden presentar carac- donde los procedimientos escolares se adaptan a un uso reducido del poder visual.
terísticas intelectuales y emocionales que estén asociadas a su modo de vida insti- Los límites de esta categoría se han fijado, aproximadamente, entre el 20/70
tucional y sean completamente independientes de los efectos directos de su impe- y el 20/100 de visión del ojo mejor después de la corrección máxima, aunque
dimento sensorial. Cuarta: el rendimiento intelectual de los niños sordos y ciegos puedan también tenerse en cuenta otros factores. Los niños que reciben lecciones
depende también del grado y naturaleza de la educación especial que hayan tenido de ahorro de visión representan un grupo muy heterogéneo, acerca del cual es
a su disposición. Tal formación tiende a compensar el aislamiento sensorial, propor- difícil hacer generalizaciones. No se dispone de datos sobre la ejecución del test
cionando los necesarios contactos con el ambiente social por medio de otros canales de inteligencia o sobre los rendimientos académicos de una muestra representativa de
sensoriales. Con los señalados progresos en los métodos de instrucción especial, es de tales casos. El cuadro somatopsicológico se complica por la presencia de desfigu-
esperar que el CI medio de los niños que padecen impedimentos sensoriales sea raciones faciales observables en cierto número de ellos.
hoy superior de lo que era hace veinte años, y que todavía será más alto dentro Se han definido como ciegos aquellos que no pueden educarse por los medios
de otros veinte. visuales. Los estudios llevados a cabo en gran número de escuelas para ciegos han
Quinta: del mismo modo, la edad en que comienza la ceguera o sordera está arrojado un promedio de retraso de dos a tres años en el progreso escolar, pero
relacionada con el status intelectual y emocional, aunque la relación no sea desde poca o ninguna inferioridad en el promedio de ejecución del test de inteligencia
luego sencilla. Por una parte, cuanto más tarde acontezca la pérdida, más oportu- (7, 33, 53). En una inspección de 17 escuelas, que comprendían 2372 alumnos, el
nidad habrá tenido el individuo para experimentar una educación normal. Por otra promedio general del CI era de 98,8, extendiéndose la media en diferentes escuelas
parte, habrá tenido menos tiempo para adaptarse al defecto y quizá encuentre más desde 108,1 a 92 (33). Las distribuciones contenían una proporción ligeramente
interferencias en la adquisición de los nuevos sistemas de reacción que su condi- mayor de CI muy altos y una proporción considerablemente mayor de CI bajos
ción requiere. Estas dos influencias opuestas, probablemente, son responsables de la en relación con las que se encuentran en la población general de los videntes. El
falta de correspondencia que existe a menudo entre la edad del acceso del impe- test que se empleó fue una adaptación especial de la escala Stanford-Binet, prepa-
dimento sensorial y la ejecución del test de inteligencia o el rendimiento educativo. rada por Hayes para los ciegos. Se obtuvieron resultados análogos con adaptaciones
Un sexto factor que influye en el desarrollo intelectual del niño sordo o ciego es su de las escalas de Wechsler para niños y adultos (cf. 8). Por las razones que anterior-
respuesta emocional al impedimento. Las actitudes de su familia y de sus conocidos, mente hemos discutido, podemos considerar estos resultados solamente como des-
la naturaleza general del medio hogareño y muchas otras circunstancias afines deter- criptivos de las poblaciones institucionales que se inspeccionaron.
minarán el grado de efectividad con que el individuo se adapte al impedimento, No existen pruebas que justifiquen la creencia popular de que los ciegos poseen
y afectarán indirectamente su progreso educativo e intelectual. una discriminación más fina en otros sentidos, tales como los del oído o del tacto,
Impedimentos visuales.—Como otras características psicológicas, la visión tien- que aquellos que gozan de visión normal. Los hechos notables que a veces han
de a seguir una distribución normal en el común de la población. Entre el gran realizado las personas ciegas mediante el uso de otros sentidos surgen de una
grupo de los normales y el de los totalmente ciegos, se encuentran innumerables utilización más eficaz de las indicaciones sensoriales, y no de la superioridad de los
grados del impedimento a lo largo de una escala virtualmente continua. Las cate- propios sentidos. Mediante un adiestramiento prolongado, un individuo puede
gorías claramente distintas están aquí exactamente tan fuera de lugar como en los adquirir la capacidad de responder a indicaciones muy ligeras que, ordinariamente,
otros aspectos de las diferencias individuales. Para fines prácticos se ha venido pasan inadvertidas. Tal parece ser el caso entre los ciegos. Se ha demostrado que
utilizando una clasificación tripartita solo aproximada, que incluye a las personas el llamado sentido de los obstáculos de los ciegos, que les permite percibir los
que tienen defectos que pueden corregirse, a los parcialmente videntes y a los obstáculos que se encuentran a su paso, se basa primariamente en respuestas de
ciegos (87). Los defectos visuales corregibles, cuando en realidad se han corre- aprendizaje a indicaciones auditivas (18, 91, 92).
gido mediante el uso de cristales, no tienen ningún efecto sobre el desarrollo inte- En el desarrollo de la personalidad, la adaptación al impedimento visual varía
lectual. Si el niño lleva gafas desde el momento en que el defecto llega a ser ampliamente con los individuos. El campo de variación de las características de per-
apreciable, no se producen interferencias con el contacto ambiental ordinario. Sin sonalidad es exactamente tan amplio entre los ciegos como entre los videntes.
embargo, cuando no se compensa el defecto mediante el uso de lentes, el trabajo Barker et al (7) y Lowenfeld (53) han analizado los datos publicados sobre los
escolar del chico—e indirectamente su desarrollo intelectual—suele sufrir por ello. tipos de problemas sociales y emocionales que suelen asociarse con la ceguera, así
La distracción, la falta de interés por la escuela, la pérdida de confianza en sí como los modos varios en que los individuos se ajustan a ellas. Al valorar los
mismo y una ejecución inferior pueden proceder de deficiencias visuales que pasaron resultados obtenidos con numerosos tests de personalidad, es importante adver-
inadvertidas. tir que muchos elementos tienen una significación interpretativa diferente para el
134 V. Constitución física y conducta Impedimentos sensoriales 135

ciego y para el que ve. Por esta razón, las comparaciones en función de respuestas nunciación, pérdida de interés por la escuela, retraimiento social y una actitud
específicas son mucho más significativas que las estimaciones totales de la inadap- recelosa. Es digno de advertir que los niños con defectos auditivos tienden a ser
tación. Sobre todo, parece estar bastante claro que no es el defecto en sí mismo, frecuentemente clasificados por sus profesores como problemas de conducta (23).
sino sus inferencias sociales, lo que constituye el fundamento de la inseguridad En tests verbales de inteligencia, los niños duros de oído dan un promedio lige-
y de las demás dificultades emocionales de los ciegos. ramente por debajo del normal. Esta diferencia, sin embargo, desaparece cuando
Impedimentos auditivos.—Contrariamente a lo que la creencia popular supone, los tests se sustituyen por otros no verbales (cf. 60). En los tests de rendimiento
las deficiencias auditivas constituyen un impedimento más serio para el desarrollo escolar, los duros de oído tienden a quedarse retrasados en comparación con los
intelectual que los defectos visuales. La sordera al principio de la niñez supone un compañeros de audición normal que se igualaban a ellos en tests de inteligencia
obstáculo mayor que la ceguera para el desarrollo del lenguaje y, por tanto, para no verbales (24, 75).
los contactos sociales normales. En el esfuerzo para apreciar la extensión del impe- Se ha llevado a cabo, en escuelas para sordos, cierto número de extensas inspec-
dimento intelectual procedente de una deficiencia auditiva, encontramos los diversos ciones mediante el uso de tests (cf. 60), observándose que estos grupos estaban
problemas metodológicos que bosquejamos al principio de esta sección, el principal retrasados, desde el punto de vista educativo, de tres a cinco años. Su retraso es
de los cuales es la cuestión básica de la definición y clasificación. menor en materias tales como la aritmética y la ortografía, y mayor en compren-
Una distinción común es aquella que se hace entre el duro de oído y el sordo. sión del lenguaje. En el test de inteligencia verbal de tipo corriente, el sordo
Generalmente parece que hay acuerdo en que el último término denota un impe- experimenta una considerable dificultad, a causa de su deficiente dominio del len-
dimento más serio que el primero, pero el acuerdo parece terminar ahí. Algunas guaje y de los conceptos lingüísticos. Tan grande es este impedimento, que gene-
autoridades basan la distinción entre el sordo y el duro de oído en la época de su ralmente los tests verbales se consideran inaplicables a los niños sordos, aun
pérdida, según ocurriera antes o después que el individuo hubiera aprendido a cuando tales tests no incluyan el lenguaje hablado. De hecho, el problema de someter
hablar (87). De acuerdo con esta opinión, si el sordo consigue aprender a hablar, a tests a los sordos fue una de las principales razones que condujeron a Pintner y
lo hará en virtud de medios no auditivos. Otras autoridades han insistido en que la otros a la construcción de las primeras escalas no verbales y de ejecución.
única clasificación practicable se ha de establecer en función del grado de la pérdida, Incluso en tests como el no verbal de Pintner, los niños sordos presentan un
siendo sordos aquellos en quienes el sentido del oído no ejerce su función para los retraso, siendo su CI medio del orden de 85 (cf. 60). En aquellos tests individuales
fines ordinarios, mientras que los duros de oído tienen una audición funcional, de ejecución que requieren el manejo de objetos más bien que el uso de mate-
bien sea con ayuda auditiva o sin ella (cf. 60, pág. 124). Myerson, en un análisis riales escolares, el CI de los niños sordos se aproxima a la normalidad; las va-
minucioso del problema total, ha propuesto que todos los intentos de clasificación riaciones se producen según el tipo de test. Es probable que esta variación de-
deberían reemplazarse por la descripción de los casos individuales en función de penda en parte del grado en que los conceptos del lenguaje ayuden a su ejecución.
varios parámetros que incluyeran el grado de la pérdida auditiva, con especial Puesto que el lenguaje desempeña una función importante en gran parte de nues-
referencia a la capacidad de entender el lenguaje, la edad en que el defecto comenzó, tro pensamiento, el retraso lingüístico ocasionado por la sordera puede impedir
el tipo de comunicación usado (discurso, lectura de labios, lenguaje de los dedos, etc.) el desarrollo normal del individuo en una amplia área de la actividad intelectual.
y la adaptación emocional y social al impedimento. Concuerdan con lo expuesto los resultados que Templin obtuvo en una investigación
Sin embargo, al examinar los estudios disponibles sobre deficiencias auditivas, bien controlada (79, 80), en la que, en una serie de tests de razonamiento, descu-
nos encontramos con sujetos clasificados en las poco precisas categorías que dimos brió un retraso de cinco a ocho años en muchachos sordos.
anteriormente. En general, las investigaciones sobre los duros de oído se basan Desde luego, debe tenerse presente que tales conclusiones pueden cambiar con el
sobre todo en las deficiencias auditivas menores observables en una clase escolar desarrollo creciente de las técnicas educativas especiales. Como ha dicho Myerson:
ordinaria, en tanto que las que tratan de los sordos han buscado sus sujetos en «Es muy probable que los datos de que disponemos reflejen nuestra ignorancia sobre
escuelas de externos o residenciales para sordos, donde se empleaban métodos espe- la forma en que debemos educar a los niños que padecen de audición defectuosa, en
ciales de instrucción. Ha de reconocerse que ninguno de los dos grupos es homo- una proporción mucho mayor de lo que reflejan cualquier característica inherente a
géneo en su naturaleza o en el grado del impedimento, y que existe alguna super- los sordos» (60, pág. 139). Un ejemplo de esto nos lo proporcionan aquellos indi-
posición entre ellos. viduos que anteriormente se conocían por sordomudos. Estas personas ofrecen una
Entre los duros de oído, el defecto auditivo puede pasar inadvertido hasta que vivida demostración de la influencia de la estimulación ambiental sobre el desarrollo
se le somete a un test audiométrico. La conducta de los niños que padecen defi- de una importante función de la conducta. El sordomudo, al no haber oído nunca
ciencias auditivas leves puede muy bien confundirse con la falta de atención, la indi- la voz humana, es incapaz de hablar, aunque sus órganos vocales sean perfectamente
ferencia o la torpeza. Entre los posibles efectos que tales impedimentos puedan normales. La presencia de los órganos vocales humanos no conduce por sí misma
tener sobre el niño han de mencionarse una escolaridad deficiente, defectos de pro- al desarrollo de la elocución, de igual modo que cualquier otra estructura tampoco
136 V. Constitución física y conducta Dimensiones anatómicas 137

nos asegura la aparición de la función ordinariamente asociada con ella. La defi- lugar, la frenología se funda sobre el supuesto erróneo de que existe una estrecha
ciencia del sordomudo depende de la estimulación, como nos lo demuestra el hecho correspondencia entre la forma del cráneo y la del cerebro. Pero apenas cabe espe-
de que con los modernos métodos de enseñanza, que se basan en el uso de otras rar que exista tal correspondencia si se tiene en cuenta el fluido cerebroespinal
claves sensoriales, es factible enseñar a hablar a tales individuos. y las diversas capas membranosas interpuestas entre el cerebro y el cráneo. Debe
En relación con la personalidad, el sordo exhibe muchas de las características también advertirse que el tamaño no nos proporciona un índice satisfactorio del
de conducta que se observan entre otras personas impedidas (cf. 7, 60). Los exá- grado de desarrollo dentro del sistema nervioso. La complejidad de la interrelación
menes de niños mediante tests, en las escuelas para sordos, indican más síntomas de las diminutas células nerviosas y otras características microscópicas de la materia
de inadaptación y más problemas de conducta que entre los de oído normal. Fre- nerviosa es más probable que esté relacionada con la eficacia de la función. Ade-
cuentemente se ha advertido la existencia de timidez e inseguridad. Los niños sordos más, el tipo de rasgo que los frenólogos adscriben a las diferentes áreas del cerebro
acogidos a una institución tienden también a caer por debajo de lo normal, en es completamente distinto a las funciones descubiertas mediante investigaciones
cuanto a madurez social. Es difícil de apreciar en qué grado depende esta dife- de la localización cortical. Se ha demostrado que existen conexiones entre ciertos
rencia de su tipo de vida y en qué grado de su sordera. Además, como en el caso grupos de músculos u órganos de los sentidos y áreas específicas del cerebro, pero
de los chicos ciegos, algunas respuestas de los sordos pueden representar las reac- eso está muy distante de la localización en la corteza de inclinaciones literarias
ciones normales adecuadas a la propia situación de sus vidas. Son de especial interés o amor a los animales inferiores.
los resultados de un examen que indicaban que los niños sordos procedentes de Volviendo a hipótesis menos imaginarias, nos encontramos con cierto número
hogares en los que había adultos sordos tendían a estar mejor adaptados que aque- de investigaciones a gran escala sobre la relación entre el tamaño de la cabeza
llos otros que se criaron entre adultos de oído normal (64). Esto sugiere la depen- y la inteligencia, realizadas durante las tres primeras décadas del siglo actual
dencia de la adaptación emocional del chico sordo a la adecuada comprensión, por (cf. 14; 62, Cap. III). Medidas tales como la longitud, anchura y altura de la
parte de los adultos, de los problemas del niño durante sus años de formación. cabeza, así como estimaciones calculadas de varias formas de la capacidad del
La presencia de una o más personas que compartan su impedimento hará que el cráneo, se correlacionaron con índices de inteligencia basados en las valoraciones
niño se sienta menos diferente y aislado. de profesores, en el rendimiento escolar o en tests de inteligencia. Los datos pro-
cedentes de estudiantes universitarios, así como los recogidos entre alumnos de
5-6. Dimensiones anatómicas.—Un conjunto de factores muy distintos, cuyas escuelas elementales y secundarias, arrojaron correlaciones que se extendían desde
relaciones con la conducta han sido consideradas desde gran variedad de puntos un 0,10 hasta un 0,20. Aunque generalmente significativas en el nivel 0,01 a causa
de vista, incluye características anatómicas tales como el tamaño y la configura- del gran número de casos de que procedían, estas correlaciones indican una ten-
ción de la cabeza, la forma de la cara y de las manos y el tamaño general del dencia apenas perceptible a asociar el mayor tamaño de la cabeza con una inte-
cuerpo. Los datos recogidos sobre estos factores se refieren a varios de los tipos ligencia superior. Además, en cuanto que el tamaño de la cabeza está relacionado
de relación entre las características físicas y fisiológicas, bosquejados al principio de con el tamaño general del cuerpo, el ligero grado de relación que se encontró en
este capítulo. Dichos rasgos anatómicos han ejercido también un papel importante estos estudios puede simplemente reflejar que existe una asociación entre el tamaño
en los sistemas seudocientíficos del análisis de la personalidad que los charlatanes del cuerpo y la inteligencia, lo que discutiremos en una sección posterior.
explotan a veces. Algunos autores han propuesto la hipótesis de que las personas dolicocéfalas
Tamaño y configuración de la cabeza.—Ya hemos hecho referencia a la freno- tienden a ser más inteligentes (cf. 62, págs. 116-21). Otros arguyen con igual vigor
logía, basada en una mala interpretación del funcionamiento de la corteza cerebral. a favor de la hipótesis contraria; es decir, que la anchura de la cabeza está aso-
La frenología, que empezó con Gall en el siglo xvm, ha mantenido que las dife- ciada con una inteligencia superior (cf. 62, pág. 122). Tales hipótesis han sido de
rentes partes del cerebro controlan funciones específicas de la conducta, tales como interés especial a causa de las diferencias raciales en la forma de la cabeza que
la capacidad mecánica, la actitud religiosa, los impulsos domésticos y otras acti- consideraremos en el capítulo XVI. La medida de la cabeza más ampliamente
vidades igualmente complejas y vagamente definidas. Afirmaba, además, que se usada es el índice cefálico, o proporción de la anchura con la longitud de la cabeza:
i
podía diagnosticar el desarrollo superior o inferior de aquellas funciones mediante
el examen de las protuberancias del cráneo. Si se localizaba un bulto particular, anchura de la cabeza x 100
IC =
se suponía que la función supuestamente controlada por la correspondiente área longitud de la cabeza
cortical estaba considerablemente desarrollada en el individuo de que se tratara.
Parecería innecesario refutar una doctrina tan obviamente insostenible si no La longitud de la cabeza se mide desde el espacio que media entre las cejas hasta
fuera porque su popularidad persiste aún entre los crédulos que hacen posible la la proyección más alejada de la parte posterior. La anchura es la distancia que
continuación de su práctica por los charlatanes, incluso en nuestros días. En primer existe entre los lados izquierdo y derecho, medida desde los puntos de mayor
138 V. Constitución física y conducta Dimensiones anatómicas 139
abultamiento que se encuentran por encima de cada oreja. Una clasificación común tales como el tamaño, estatura y peso del cuerpo? Está plenamente demostrado,
del índice cefálico es la siguiente: por ciertas variedades clínicas de debilidad mental que discutiremos en el capítu-
lo XII, que se hallan más individuos que no han alcanzado su pleno desarrollo
Dolicocéfalos (de cabeza alargada) IC por debajo de 75
Mesocéfalos (proporciones medias) IC entre 75 y 80 físico entre las personas afectadas de debilidad mental que entre aquellas intelec-
Braquicéfalos (cabeza ancha) IC por encima de 80. tualmente normales o superiores. Sin embargo, si deseamos explorar la relación
entre la constitución física y el intelecto en la población general, tenemos que
Las investigaciones llevadas a cabo en grandes muestras de niños escolares y estu- excluir estos casos patológicos, puesto que solo servirían para complicar el cuadro.
diantes universitarios en Europa y América han fracasado persistentemente en dar- Los primeros estudios sobre la relación de estatura y peso con los índices de
nos una relación significativa entre el índice cefálico y la inteligencia. Ni la doli- rendimiento académico y las puntuaciones del test de inteligencia, entre universi-
cocefalia ni la braquicefalia son indicativos de capacidad intelectual superior. tarios, arrojaron correlaciones bajas e insignificantes. Sin embargo, algunos de estos
Configuración de cara y manos.—Numerosas características relativas a la con- grupos eran más bien pequeños, por lo que los resultados no fueron concluyentes.
formación facial, la forma de la mano, el tejido epidérmico, el color de los ojos Además, los universitarios son mucho más homogéneos que la población en general
y del cabello y otros rasgos han sido vagamente organizadas en sistemas popu- en cuanto a inteligencia, hecho este que tendería a reducir las correlaciones entre
lares de fisiognomía para el análisis de la personalidad. No tienen estos sistemas ellos.
más derecho a su pretendida validez científica que lo tuvo la frenología. Sin em- Un estudio más reciente, llevado a cabo durante la segunda guerra mundial en
bargo, de cuando en cuando se han interesado los psicólogos por la exploración una muestra de setecientos soldados americanos, reveló diferencias conciliables en las
de las posibles relaciones que puedan existir entre estos rasgos anatómicos y las medias de estatura y peso, entre subgrupos que fueron clasificados de acuerdo con
características intelectuales o de personalidad. Una teoría racional que pudiera las puntuaciones del test de clasificación general del Ejército (2). Las diferencias
explicar tales asociaciones se relaciona con las funciones endocrinas. Es bien sabido entre los subgrupos extremos eran lo bastante grandes para considerarlas estadísti-
que la hiperactividad o la hipoactividad de ciertas glándulas endocrinas pueden camente significativas. Del mismo modo, en dos muestras al azar tomadas entre
alterar señaladamente el tamaño y proporciones del cuerpo, la forma de la cara los suecos de veinte años a los que se examinó a su entrada en el servicio militar
y de las manos, la aspereza de la piel y del cabello y otros aspectos de la apa- obligatorio, las correlaciones entre la estatura y las puntuaciones del test de inteli-
riencia física. Un ejemplo claro del efecto conjunto de la disfunción endocrina gencia fueron de 0,22 (N = 2257) y 0,20 (N = 4061), respectivamente (40). Ambas
sobre la constitución física y la conducta nos lo proporciona el cretinismo, que es correlaciones son significativas mucho más allá del nivel 0,01. En otras muestras
el resultado del hipotiroidismo. Tales condiciones patológicas, desde luego, no cons- análogas, que totalizaban más de 7000 casos, las correlaciones entre el peso y las
tituyen prueba alguna para una asociación dentro del campo normal de variación; puntuaciones del test de inteligencia dieron un promedio de 0,09. Aunque estas
pero, al menos, pueden sugerir plausibles hipótesis para la investigación. correlaciones también son significativas en el mismo nivel, fueron mucho más
Bajo la dirección de Hull se llevaron a cabo ciertos estudios (39, Cap. IV) bajas que en el caso de la estatura. Las correlaciones de estatura y peso con la inte-
que trataban de establecer la relación entre dimensiones cuidadosamente tomadas u ligencia permanecieron virtualmente invariables cuando se calcularon de nuevo
otras características de la cara y de las manos y cierto número de aptitudes y varia- en muestras que eran relativamente homogéneas en ambiente socioeconómico, tal
bles de personalidad. Los tests psicológicos y las valoraciones emitidas por personas como el de los trabajadores rurales. Sin embargo, incluso en el último grupo subsiste
conocidas proporcionaron los datos sobre la conducta. Entre los rasgos físicos indudablemente una variación apreciable en el nivel socioeconómico de los hogares.
investigados se encontraban la convexidad del perfil, la altura de la frente, el pelo Al parecer, la explicación más plausible de las correlaciones bajas, pero significa-
rubio y un conjunto de medidas de la cara y de las manos, elegidas para contrastar tivas, halladas entre el tamaño del cuerpo y las medidas de la inteligencia es que
las aseveraciones tradicionales de los fisiognomistas, quirománticos, etc. Todas las el nivel socioeconómico afecta tanto al desarrollo físico general como a las oportu-
relaciones investigadas arrojaron correlaciones insignificantes. nidades para la estimulación intelectual. Testimonios abundantes indican, p. ej., que
Más recientemente, Wolff (90), trabajando en Inglaterra, ha propuesto algunas la estatura media de la población ha aumentado, en generaciones sucesivas, a medida
hipótesis sobre las características de la mano y las reacciones emocionales. Aunque que han mejorado las condiciones higiénicas y dietéticas y el cuidado médico. ,
asegura que ha encontrado ciertas pruebas en apoyo de estas hipótesis, por lo menos Ciertas teorías relacionan las características psicológicas no con el tamaño total,
un intento hecho en este país para verificar una supuesta relación entre la longitud sino con la constitución corporal. ¿Difieren en personalidad los individuos de cons-
del pulgar y la dominancia tuvo resultados completamente negativos (58). Algunos titución fuerte y aquellos altos y frágiles? ¿Están relacionadas las proporciones cor-
de los datos anteriores reunidos por uno de los alumnos de Hull también contra- porales con la conducta? Cuestiones de este tipo han formado parte integrante
dicen ciertas afirmaciones específicas expuestas en el libro de Wolff. de las diversas teorías de tipos constitucionales que se han propuesto de cuando en
Tamaño del cuerpo.—¿Están relacionados con la inteligencia índices comunes cuando. Puesto que el método tipológico presenta otras relaciones importantes para
140 V. Constitución física y conducta Relaciones de desarrollo 141

la psicología diferencial, superiores a la establecida entre la constitución física y la estructura ósea obtenidas por rayos X, está significativamente correlacionada con
conducta, reservamos estas teorías para el capítulo VI. la inteligencia de los niños, y que la correlación tiende a disminuir con la edad (20).
Hinton (35) ha informado sobre algunas correlaciones extraordinariamente altas
5-7. Relaciones de desarrollo.—Cuando se trata de rasgos que presentan cam- entre el índice de metabolismo basal y el CI, en un grupo de doscientos niños cuyas
bios apreciables con la edad, cualquier correlación que se encuentre entre los niños edades oscilaban entre seis y quince años. Estas correlaciones se encontraban pró-
debe considerarse aparte de las correlaciones análogas obtenidas en los grupos de ximas a 0,80 para los grupos de seis a nueve años; desde los diez en adelante decaían
adultos. Es posible que una relación presente en el organismo en período de creci- firmemente, alcanzando un valor de alrededor de 0,50 entre los muchachos de
miento desaparezca cuando se alcance la madurez, ya que puede proceder de las quince años de edad. Ha de recordarse que las investigaciones sobre adolescentes
influencias del desarrollo. Es obvio, desde luego, que un chico de diez años sobre- y adultos presentaron correlaciones virtualmente nulas entre el IMB y la inteligencia.
pasará a otro de cinco en aritmética y en estatura. Por tanto, si se incluyen en el Si los resultados obtenidos por Hinton se confirman por otros estudios, pueden
mismo grupo a un chico de diez años y a otro de cinco, se obtendrá una corre- proporcionarnos un interesante ejemplo de los cambios debidos a la edad, en la
lación artificial entre la aritmética y la estatura. Tal correlación falsa se elimina relación entre las condiciones corporales y la conducta. Se sabe que el IMB tiende
generalmente mediante el uso de medidas relativas (p. ej., CI) o por medio de a ser mayor durante los períodos de crecimiento rápido. Si se demuestra que está
comparaciones dentro de un grupo de la misma edad. Pero estos procedimientos significativamente relacionado con el nivel intelectual en la infancia, esto podrá
no hacen desaparecer la total contribución de las diferencias de desarrollo, puesto ayudar a explicar muchas otras correlaciones.
que los niños de la misma edad cronológica pueden variar ampliamente en el grado Se ha argumentado que en ambos desarrollos, físico y psicológico, algunos
de desarrollo físico alcanzado. individuos progresan más rápidamente que otros durante todo el período del creci-
No hay una relación específica, en cuanto a las características físicas, entre miento. De acuerdo con esta hipótesis, estas diferencias en el índice de desarrollo
el índice de desarrollo y el estado adulto. Los datos concernientes a la edad en que son las que pueden explicar las correlaciones ligeramente positivas halladas en los
se presenta la pubertad nos proporcionan un buen ejemplo al efecto. Los individuos niños entre la inteligencia y ciertas características corporales. Debe, sin embargo,
que llegan antes a la madurez sexual suelen tener un desarrollo físico acelerado recordarse que el desarrollo no sucede de modo uniforme o regular en el mismo
ya desde la primera infancia (72). El comienzo de la pubertad es, pues, una mani- individuo, sino que presenta muchos puntos irregulares de aceleración y retraso.
festación del índice general de desarrollo físico del individuo. Durante la niñez, Estas fluctuaciones temporales en el índice de desarrollo son completamente espe-
los individuos de maduración más temprana serán más altos y más pesados y cíficas y no se ha descubierto ningún paralelismo entre las fluctuaciones psicoló-
estarán más avanzados en la mayor parte de las características físicas que aquellos gicas y las físicas en las curvas de desarrollo del individuo. Así, los incrementos
otros que la alcanzan más tarde. Pero en la edad adulta, los que llegaron antes mensuales o anuales en el estado estructural y en el intelectual no suelen estar
a la pubertad no son más altos ni más pesados. En realidad, se ha encontrado una correlacionados (1, 20). Esto sugiere que sea cualquiera la relación existente entre
ligera tendencia entre las mujeres de maduración más temprana a presentar menor el desarrollo del cuerpo y el de la conducta, probablemente es una relación indirecta ;
estatura de la normal cuando se acercan a los veinte años (72, 77). El niño más p. ej., es probable que el niño físicamente acelerado aprenda a andar—y posible-
alto de un grupo no ha de ser necesariamente el hombre más alto veinte años mente a hablar—más pronto, extendiendo por ello sus contactos ambientales en
después. El estado físico del niño depende, en parte, de ciertos factores absolutos fecha más temprana que el individuo que madura a un paso más lento. Esta ventaja
que hacen que algunos individuos, p. ej., sean más altos que otros durante toda la- puede explicar la ligera diferencia en el desarrollo intelectual en favor del niño
vida, y en parte, de las diferencias individuales en el índice de desarrollo. de maduración más rápida. Por otra parte, los altibajos temporales en el desarrollo
A la luz de estas consideraciones, quizá no resulte sorprendente encontrar que físico y psicológico parecen ser el resultado de múltiples factores no relacionados
las correlaciones entre las características anatómicas o fisiológicas y la inteligencia y no ofrecen ningún apoyo a la teoría de «una tendencia común subyacente al cre-
tienden a ser más altas entre los niños que entre los adultos. Aun así, son bastante cimiento».
bajas, ya que rara vez exceden de 0,30; pero a menudo son lo suficientemente altas Se ha discutido ampliamente el efecto de la pubertad en el desarrollo de la
para indicar una relación estadísticamente significativa (cf. 20, 37, 62). Abernethy (1), conducta. Contrariamente a lo que sostiene la creencia popular, no hay prueba
p. ej., en un extenso estudio, encontró correlaciones positivas entre varias medidas alguna de que el desarrollo intelectual sea acelerado u obstaculizado por la apa-
anatómicas y la inteligencia, en todas las edades desde los ocho años a los diecisiete, rición de la madurez sexual (1, 20). Ni existe relación entre la edad de la madurez
pero las correlaciones tendían a ser más bajas en los grupos que se aproximaban sexual y las características intelectuales o de personalidad en la edad adulta, cuando
a la madurez. En un grupo de adultos que se incluyó en el mismo estudio, las se mantienen constantes las diferencias raciales y culturales (1, 77). La aparición
correlaciones eran virtualmente nulas. Existen también algunos testimonios que de la pubertad anuncia generalmente cambios en actitudes, intereses y reacciones
aducen que la edad del esqueleto, según se determina por las fotografías de la emocionales. En un examen (78) se encontraron diferencias significativas entre las
ANASTASI. — 6
142 V. Constitución física y conducta Bibliografía 143

respuestas dadas a un test de personalidad por chicas que se encontraban en la fase investigación ofrecen sugestiones prometedoras. Los efectos psicológicos de las defi-
previa a la pubertad y en la inmediatamente posterior, de la misma edad crono- ciencias graves en la dieta, según informes especializados, se han verificado en
lógica y de estados socioeconómico y cultural semejantes. Indudablemente, los fac- condiciones controladas, en investigaciones tales como el proyecto de la dieta de
tores sociales tienen importancia en la aparición de estos cambios de personalidad, hambre de Minnesota. Son sugestivos los resultados obtenidos mediante la admi-
hecho este vividamente demostrado por Barker et al (7) en su análisis de los efectos nistración experimental de la tiamina y el ácido glutámico.
somatopsicológicos de la pubertad. Los impedimentos sensoriales, tales como la sordera y la ceguera, interfieren
en el desarrollo intelectual, limitando los contactos ambientales. Las técnicas mo-
RESUMEN dernas de educación especial están destinadas a contrarrestar estas limitaciones. La
sordera es para el niño un impedimento psicológico más grave que la ceguera, a
Las relaciones entre las características físicas y psicológicas son apropiadas para causa del importante papel que desempeña la audición en el desarrollo del lenguaje.
los análisis causales de la conducta, las teorías sobre la organización de los rasgos La definición y clasificación de los grados de ceguera y sordera permanece todavía
y los problemas prácticos de valoración de las personas. Los sistemas seudocientí- entre los problemas metodológicos que están por resolver y hace que sean ambiguos
fieos tales como la frenología y la fisiognomía, así como cierto número de estereo- los resultados de los tests de que disponemos en este aspecto.
tipos populares, se basan en las supuestas relaciones existentes entre la constitución Los psicólogos han investigado la relación de los rasgos intelectuales y de per-
física y la inteligencia o personalidad. A pesar de su calidad de erróneas, las creencias sonalidad con cierto número de dimensiones anatómicas y otras características
de este tipo tienden a sobrevivir a causa de la práctica común de citar casos selec- de la apariencia física. El tamaño de la cabeza y el del cuerpo muestran significa-
cionados, olvidando los ejemplos negativos; la tendencia a generalizar desde las tivas, aunque bajas, correlaciones positivas con la inteligencia. El índice cefálico
desviaciones patológicas a las variaciones normales, y la influencia de los clisés (que indica la forma de la cabeza) no está relacionado con la capacidad. Tampoco
sociales sobre la percepción de sí mismo del individuo y la manera como lo perciben existe justificación para la supuesta existencia de asociaciones entre características
los demás. de la cara o las manos y la personalidad. Ciertas correlaciones que se han encon-
Las correlaciones entre los rasgos físicos y psicológicos pueden indicar que la trado entre la inteligencia y los rasgos anatómicos y fisiológicos, entre los niños,
constitución física influye sobre la conducta (p. ej., trastornos neurológicos o glan- pueden simplemente reflejar relaciones de desarrollo. E^n tales casos la correlación
dulares, efectos somatopsicológicos), o que la conducta influye sobre la constitución desaparece cuando se alcanza la madurez.
física (p. ej., el ejercicio muscular, los trastornos psicosomáticos), o que ambas de- En resumen, la investigación de que disponemos sobre la constitución física y la
penden de un tercer factor (p. ej., el nivel socioeconómico). conducta ha revelado que no existe ninguna relación bien establecida y suficiente-
Las condiciones patológicas pueden afectar a la conducta de varias maneras. Los mente alta para que tenga un valor práctico en la estimación de las capacidades
trastornos graves intelectuales o emocionales, tales como el cretinismo, la paresia o de la personalidad por medio del aspecto físico. Sin embargo, tal investigación
y el delirium tremens, son los resultados directos de una falta funcional grave de ha proporcionado explicaciones causales sobre unas pocas condiciones patológicas
orden glandular o cerebral. En el caso de otros trastornos, tales como la esquizo- y ha abierto caminos prometedores para la investigación de los factores causales
frenia, se ha llegado a acumular gran cantidad de pruebas sugestivas de correla- en las diferencias de la conducta dentro del campo de variación normal, aunque
ciones físicas, pero el mecanismo causal es todavía desconocido. En algunos casos, hasta la fecha no se haya demostrado la existencia de relaciones claras en forma
al menos, los desórdenes emocionales e intelectuales pueden simplemente ser de tipo inequívoca.
funcional, sin ninguna patología orgánica. BIBLIOGRAFÍA
Las inspecciones llevadas a cabo sobre escolares han revelado generalmente una
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rado también desde el punto de vista de los tipos constitucionales. En un esfuerzo
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tory deficiency and academic achievement». 89. WILLIAMS, R. J , : Free and unequal: the viduos, se han propuesto ciertos tipos humanos básicos. Podemos así describir
/ . Speech Hearing Disorders, 1949, 14, biological basis of individual libfity.
26-32.
a un individuo específico en virtud de su proximidad a uno de los tipos elegidos
Austin: Univer. Texas Press, 1953.
76. STALNAKER, E., y ROLLER, R. D., J r . : «A 90. WOLFF, Charlotte: The human hand. Lon- como básicos. Estos tipos constitucionales constituyen una caracterización del indi-
study of one hundred non-promoted chil- dres: Methuen, 1942. viduo considerado en conjunto, con todos sus rasgos físicos, intelectuales y emo-
dren». / . educ. Res., 1927, 16, 265-70. 91. WORCHEL, P., y DALLENBACH, K. M . : cionales, y no se les debe considerar en función de ninguna de las cualidades del
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certain aspects of personality, intelligence 60, 502-53. desarrollo de los tipos existe una base innata o hereditaria. De este modo, una teoría
and physique in college women». / . genet. 92. WORCHEL, P., y MAUNEY, J.: «The effect de los tipos constitucionales implica cierto grado de concordancia entre las diversas
Psychol, 1934, 45, 121-35. of practice on the perception of obstacles
78. STONE, C. P., y BARRER, R. G . : «The by the blind». / . exp. Psychol, 1951, 4 1 , características del individuo, puesto que, en último término, estas características
attitudes and interests of premenarcheal 170-76. se atribuyen a factores hereditarios subyacentes.
and postmenarcheal girls». J. genet. Psy- 93. ZAHL, P. A. (direc. de ed.): Blindn-ss;
modern approaches to the unseen environ- Las teorías sobre los tipos tienen una larga historia. Ya en el siglo v antes de
chol., 1939, 54, 27-71.
79. TEMPLIN, Mildred C . : The development ment. Princeton, N . J.: Princeton Univer. Jesucristo, el médico griego Hipócrates llamó la atención sobre una conexión entre
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defective hearing. Minneapolis: Univer. 94. ZIMMERMAN, F . T., y BURGEMEISTER, Bes-
sie B . : «Permanency of glutamic acid temprana obra sobre tipología ha sido estudiada por Wertheimer y Hesketh (56),
Minnesota Press, 1950.
80. TEMPLIN, Mildred C : «A qualitative analy- treatment». Arch. Neurol Psychiat., 1951, Paterson (39, págs. 220-48) y Eysenck (16, Cap. III). La moderna investigación
sis of explanations of physical causality: 65, 291-98. psicológica sobre los tipos constitucionales fue notablemente estimulada por la publi-
I. Comparison of hearing and defective 95. ZIMMERMAN, F . T . ; BURGEMEISTER, Bes-
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hearing subjects». Amer. Ann. Deaf, 1954,
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81. TERRY, R. A . : «Autonomic balance and functioning in children and adolescents». tución corporal y la personalidad. Más recientemente, la obra de Sheldon ha servido
temperament». J. comp. physiol. Psychol., Psychosom. Med., 1947, 9, 175-83.
96. ZIMMERMAN, F . T . ; BURGEMEISTER, Bes- para reavivar el interés por estos problemas. En las dos primeras secciones de este
1953, 46, 454-60.
82. WENGER, M. A . : «The measurement of sie B., y PUTNAM, T. J.: «The effect of capítulo consideraremos los sistemas tipológicos propuestos por Kretschmer y
individual differences in autonomic balan- glutamic acid upon the mental and physical Sheldon, junto con otros datos afines.
ce». Psychosom. Med., 1941, 3, 427-34. growth of mongols». Amer. J. Psychiat.,
83. WENGER, M, A . : «The stability of measu- 1949, 105, 661-68. De manera básica, todas las tipologías constitucionales abarcan dos conceptos
de primera importancia. Uno se refiere al sistema tipológico en contraste con el
dimensional (o de los rasgos) para la descripción de las diferencias individuales.
Se aplica esta distinción cuando se trata de características físicas o psicológicas.
En la sección 6-3 consideramos las relaciones entre estos dos sistemas y sus
méritos relativos. El otro concepto se refiere a la relación existente entre las carac-
terísticas físicas y las psicológicas. Todas las tipologías constitucionales, como las
de Kretschmer y Sheldon, proponen asociaciones claras entre la constitución corpo-
ral y la personalidad. A este respecto, las tipologías constitucionales representan
147
148 VI. Tipos constitucionales Tipología de Kretschmer 149

otro acceso al problema de la relación entre la constitución física y la conducta que


hemos analizado en el capítulo V. En la sección 6-4 examinaremos algunas con- TABLA 6-1
clusiones de este aspecto de las teorías tipológicas. Ha de hacerse hincapié en que
Porcentaje de esquizofrénicos, maníaco-depresivos y epilépticos incursos en las
los dos conceptos principales de las tipologías constitucionales son lógicamente inde-
diferentes categorías de constitución corporal
pendientes. Puede aceptarse o rechazarse uno de ellos sin afectar al otro.
(De Westphal, 57, pág. 97)
6-1. Tipología de Kretschmer,—Kretschmer (33, 34) clasifica la constitución
Constitución corpo- Esquizofrénicos Maníaco-depresivos Epilépticos
corporal con arreglo a cuatro tipos: pícnico, atlético, leptosomático y displástico. ral (N = 5233) (N = 1361) (N = 1505)
El tipo pícnico es bajo y rechoncho, con el tronco relativamente largo y las piernas
cortas, de hombros y pecho redondeados, y manos y pies cortos. El atlético tiene Pícnico 13,7 64,6 5,5
Atlético - 16,0 67 28,9
un desarrollo más proporcionado de tronco y piernas, huesos y músculos bien des- Leptosomático 50,3 19,2 25,1
arrollados, hombros anchos, y manos y pies largos. El leptosomático se caracteriza Displástico 10,5 1,1 29,5
generalmente por el pequeño volumen del cuerpo en relación con la estatura. Es Dudoso 8,6 8,4 11,0
alto y delgado, con un pecho relativamente estrecho, piernas largas, cara alargada,
y manos y pies estrechos y largos. En la categoría del displástico se colocan todos los sobre más de 8000 casos. Se observará que el mayor porcentaje de esquizofrénicos
individuos que presentan una mezcla incompatible de características tipológicas en (50,3) recae en la categoría de los leptosomáticos, mientras que el 64,6 % de los
su desarrollo físico. Kretschmer sugiere una gran variedad de medidas físicas que maníaco-depresivos se clasifican como pícnicos. Esta investigación incluyó también
el experimentador utilizará en unión de los diagnósticos clínicos para establecer un grupo de epilépticos que presentaban mayor dispersión de constitución corporal.
las diferencias entre estos tipos corporales. Los principales rasgos distintivos del grupo epiléptico, en contraste con los de los
La suposición básica de la teoría de Kretschmer es que existe una relación esquizofrénicos y maníaco-depresivos, son sus proporciones relativamente grandes
entre los tipos corporales que él describe y dos temperamentos esencialmente opues- de tipos atléticos y displásticos.
tos, el cicloide y el esquizoide. El individuo cicloide manifiesta rasgos de persona-
La interpretación de tales resultados obtenidos en casos psicóticos se complica
lidad que, en caros extremos, se clasificarían bajo la forma de locura cíclica o manía-
por la presencia de factores no controlados, el principal de los cuales es la edad.
co-depresiva. En esta psicosis, el paciente alterna típicamente entre los extremos
La esquizofrenia es más común entre las personas jóvenes, mientras que las per-
de la excitación y la depresión. El esquizoide tiende hacia la esquizofrenia, carac-
sonas de más edad son más susceptibles a las psicosis maníaco-depresivas. Además,
terizada por una introversión extrema y una falta de interés por lo que le rodea.
es un hecho bien establecido, como el mismo Kretschmer reconoció, que los sujetos
Kretschmer sostiene que el cicloide es usualmente pícnico, mientras que el esquizoide
de más edad presentan mayor tendencia a una constitución corporal pícnica, y los
es leptosomático o, menos frecuentemente, atlético. Aunque esta teoría se aplicó
sujetos más jóvenes, hacia la constitución corporal leptosomática. Desde luego,
originalmente a diferentes formas de desórdenes mentales, se amplió después hasta
pueden encontrarse pícnicos entre las personas jóvenes, y leptosomáticos, entre los
incluir individuos normales, que no manifestaban ningún trastorno de personalidad.
Se idearon los términos ciclotimia y esquizotimia para indicar estos dos biotipos grupos de personas mayores, y muchos individuos conservan el mismo tipo de
normales. Al primero se le describe como sociable, amistoso, animado, práctico constitución corporal durante toda su vida. Pero la tendencia general es lo sufi-
y realista; al segundo, como tranquilo y reservado, más solitario, tímido y ence- cientemente marcada para producir una relación totalmente espuria entre la cons-
rrado en sí mismo. Adviértase que estas descripciones se corresponden muy estre- titución corporal y las tendencias psicóticas. Por esta razón es esencial que se
chamente con los tipos de extrovertidos e introvertidos de Jung. supriman las diferencias de edad en cualquier comparación del tipo corporal de
distintos grupos psicóticos.
Se han reunido testimonios procedentes de muchas fuentes para comprobar las
hipótesis de Kretschmer. Puesto que la teoría se originó en la observación de pa- En una investigación hecha por Garvey (21) se seleccionaron 130 maníaco-de-
cientes psicóticos, gran parte de los datos procede de estos casos. En exámenes presivos y 130 esquizofrénicos de forma que los dos grupos estuvieran muy es-
llevados a cabo por Kretschmer (33, 34) y otros (5, 56, 57) se ha revelado en general trechamente equiparados en edad. Se emplearon solo los casos claros, clasificados
la correspondencia predicha entre la constitución corporal y la psicosis. En la ta- por el acuerdo unánime de los miembros del hospital (sin incluir al experimentador).
bla 6-1 están resumidos los resultados obtenidos en uno de estos estudios hecho Una vez divididos los pacientes en tipos pesados y ligeros, de acuerdo con la obser-
vación general, se halló cierta concordancia con los supuestos de Kretschmer, aun-
que la asociación era ligera. Para llegar a una clasificación más precisa se adop-
tó una extensa serie de medidas físicas y se calcularon diversas proporciones entre
150 VI. Tipos constitucionales Tipología de Kretschmer 151

las dimensiones horizontales y verticales del cuerpo. Todas mostraron una superpo- dice de constitución corporal de Wertheimer-Hesketh *. Este índice arrojó las ma-
sición casi completa de los dos grupos psicóticos. No solamente guardaban gran se- yores diferencias entre los dos grupos. Es evidente que, a pesar de las diferencias
mejanza los promedios, sino que también la amplitud total y la forma de la dis- estadísticamente significativas en los promedios, pueden encontrarse esquizofréni-
tribución eran prácticamente idénticas en los dos grupos. cos que son mucho más pícnicos que ciertos maníaco-depresivos, y al contrario.
Burchard llevó a cabo otra investigación cuidadosamente controlada sobre la Incluso las pequeñas diferencias en los promedios entre los dos grupos pue-
relación entre el tipo corporal y la psicosis (5). Se seleccionó un total de 407 pa- den proceder de otros factores no controlados. Burchard advirtió esta dificultad y
cientes masculinos de raza blanca para este examen, procedentes de varias institu- emprendió un análisis detallado de sus grupos maníaco-depresivo y esquizofrénico.
ciones para alienados. De estos, 125 estaban claramente diagnosticados como esqui- No se pudo descubrir diferencia apreciable, con relación al fondo racial y nacio-
zofrénicos por los miembros del hospital, y 125 como maníaco-depresivos. Los nal, ocupación y situación cultural. Sin embargo, las diferencias de edad eran muy
157 pacientes restantes manifestaban una amplia variedad de condiciones psicóticas
20
y neuróticas, y fueron utilizados como grupo de control. Se clasificó a los sujetos
16 [ maniaco-depresivos
de los tres grupos en pícnicos, atléticos y leptosomáticos, según una impresión ge-
neral. Se hicieron a continuación comparaciones respecto a varias medidas e índi- l esquizofrénicos

ces antropométricos. Solamente se encontraron siete displásticos en el total de la 8


muestra, a quienes se eliminó mediante una ulterior consideración. Se retuvo a todos
£
los demás sujetos, asignando los tipos intermedios o mezclados al tipo morfoló- » : .
gico al que más se asemejaban. En la tabla 6-2 se dan los porcentajes de pícnicos, ' 130 150 170 190 210 230 250 270 290 310 330 350 370 390
valor del índice
TABLA 6-2 FIG. 6-1.—Distribución de frecuencias de 125 maníaco-depresivos y 125 esquizofrénicos en el
índice de constitución corporal de Wertheimer-Hesketh. (De Burchard, 5, pág. 47.)
Porcentaje de esquizofrénicos, maniaco-depresivos y casos de control en tipos
corporales pícnicos, atléticos y leptosomáticos
grandes, siendo el promedio de las edades de los prupos esquizofrénico, de control
(De Burchard, 5, pág. 31) y maníaco-depresivo, 30,97, 42,90 y 49,65 años, respectivamente. Un análisis ul-
terior reveló una clara relación entre la edad y la constitución corporal, según se
Maníaco-depre- . . . , indica en la tabla 6-3. Esta tabla da la media de los índices Wertheimer-Hesketh
Constitución corporal sivos Esquizofrénicos ? ° n t r ?15l7)
lf,s
(N = 125) <N = 12& ) (N
= de los sujetos que se encuentran en las sucesivas décadas, dentro de la muestra to-
tal, así como dentro de cada grupo psicótico. Es evidente que existe una ten-
Pícnico 63,2 36,3 55,6
Atlético 8.8 17,7 11,3
dencia definida hacia la adquisición de una constitución corporal pícnica a medida
Leptosomático 28,0 46,0 33, i que se avanza en edad. Se manifiesta esto dentro de cada grupo psicótico, así como
en la totalidad del grupo. Observamos una corroboración adicional de este hallazgo
en la correlación de — 0,256 que se obtuvo entre la edad y el índice de Wertheimer-
atléticos y leptosomáticos hallados en los grupos maníaco-depresivos, esquizofré- Hesketh en la muestra entera, y que es significativa en el nivel 0,01.
nicos y de control, respectivamente, cuando se aplicó el método de clasificación
1
del examen. índice Wertheimer-Hesketh (56, pág. 415):
La tendencia general de estas cifras parece estar de acuerdo con la teoría de 100 x longitud de la pierna X 1Q3
Kretschmer. No solo procede del grupo pícnico el mayor porcentaje de los maníaco- diámetro transversal del pecho X diámetro sagital del pecho x altura del tronco
depresivos, y del leptosomático el mayor porcentaje de los esquizofrénicos, sino
que el grupo de control ocupa una posición intermedia entre estos dos grupos en
todos los porcentajes. Al comparar esquizofrénicos y maníaco-depresivos en fun-
ción de las medidas antropométricas se revela también cierto grado de diferencia-
ción. Se encontraron diferencias fiables entre los promedios de los dos grupos,
en tres medidas físicas de cada nueve y en dos índices corporales de cada tres. A
pesar de todo, la superposición de los grupos en todas estas medidas era muy gran-
de. En la figura 6-1 se representan las distribuciones de frecuencias según el ín-
152 VI. Tipos constitucionales Tipología de Kretschmer 153

pocas, demostraron ser insignificantes. Las que alcanzaban significación estadís-


TABLA 6-3 tica eran bajas y podían haber resultado de factores de edad no controlados.
Los defensores de la tipología constitucional podrían, sin embargo, argumen-
índice de Wertheimer-Hesketh de constitución corporal en relación tar que tales correlaciones despreciables quizá hayan resultado de la presencia
con la edad y el tipo de psicosis de un gran número de individuos de tipo mixto, en los que no puede manifestarse
(De Burchard, 5, pág. 64) relación conciliable alguna entre la constitución física y la personalidad. Estos
individuos, que probablemente forman la mayoría, servirían para diluir cualquier
Media del índice Wertheimer-Hesketh relación neta entre los tipos puros. Se ha argüido también que, aun cuando
d ^ x « ! * . £ • Maníaco-depre- „ . , se empleen índices en lugar de dimensiones aisladas, el investigador no consigue
Grupo entero Esquizofrénicos sivos Control
(N = 407) (N = 125) (N = 125) (N = 157) un cuadro de la constitución física del individuo en su totalidad. Y esta última es
esencial en cualquier concepto de tipos constitucionales.
15-19 306,11 297,25 262,66 321,00
20-29 275,10 279,77 252,00 273,48 La mayor parte de las numerosas investigaciones alemanas sobre tipología ha
30-39 260,82 272,00 256,33 253,86 procedido seleccionando buenos ejemplares de cada tipo de acuerdo con las me-
40-49 249,34 252,50 246.52 249,41 didas u observaciones físicas, y aplicando después a los grupos así obtenidos di-
50-59 253,68 277,50 247,29 257,16
60-69 236,50 243,33 241,67 228,75 versos tests psicológicos. Con este método, p. ej., se alcanzaron las conclusiones
de que los pícnicos se encolerizan más fácilmente que los leptosomáticos, que
tienen una mayor amplitud de percepción, muestran una mejor memoria incidental,
Así, pues, cabe atribuir a la edad gran parte de la diferencia que se observó responden sintéticamente más bien que analíticamente a una percepción difícil,
entre los dos grupos psicóticos. Sin embargo, ha de advertirse que dentro de cada son más sensibles a los colores que a las formas, son superiores en tareas motoras,
decenio los esquizofrénicos tienen un índice medio más alto que los maníaco- excepto cuando estas requieren delicadeza de movimientos, y dan más respuestas
depresivos, lo que indica una tendencia hacia una constitución corporal más extrovertidas. Estas son las diferencias más importantes señaladas por los investi-
leptosomática. Desde luego, las diferencias se reducen considerablemente elimi- gadores alemanes 1 .
nando las de la edad, y el grupo de control ya no retiene su posición intermedia, Muchos de estos estudios están expuestos a serias críticas y sus conclusiones
aunque se mantenga cierta diferencia en la dirección esperada, que tal vez proceda son, por tanto, de difícil valoración. Los grupos, empleados fueron usualmente pe-
de otros factores insospechados en los que los dos grupos psicóticos no estén equi- queños. Se dieron promedios sin ninguna indicación de la variabilidad, dentro de
parados. O puede indicar una verdadera relación, aunque ligera, entre la constitu- cada grupo, o del grado de superposición entre los grupos. Frecuentemente faltaban
ción corporal y el tipo de psicosis. los datos cuantitativos y solo se daban las observaciones descriptivas. Los tests
Eysenck (16, pág. 85) ha señalado nuevas fuentes productoras de dificultad eran a menudo inadecuados y de pobre tipificación. Los mismos grupos, seleccio-
en la interpretación de estos datos. Advierte que varios subgrupos de esquizofré- nados principalmente de acuerdo con la constitución física, solían diferir en otros
nicos se distinguen entre sí en la constitución corporal casi tanto como los esquizo- aspectos esenciales. La proporción relativa de hombres y mujeres, p. ej., puede no
frénicos difieren de los maníaco-depresivos. Es bien sabido que la esquizofrenia es haber sido constante en todos los grupos. O quizá los pícnicos fueran de más edad
una amplia categoría psiquiátrica que abarca variados síndromes específicos. En que los leptosomáticos, en cuyo caso esta diferencia de edad podría explicar las
su propia investigación sobre 1000 adultos neuróticos, Eysenck (16, págs. 89-94) diferencias psicológicas observadas. Se prestó escasa o nula atención al control de
encontró testimonios de que el tipo ansioso e inhibido tiende a ser leptosomático, este factor de la edad, y en algunos estudios los sujetos se extendían desde los ado-
mientras que el grupo histérico e impulsivo se inclina hacia el pícnico. Dentro lescentes hasta los sexagenarios. Los resultados pueden también haberse visto afec-
de la variación de edad que abarcaba su examen, no había relación entre la tados por los panoramas sociales y culturales. Existen algunas pruebas, p. ej., de
edad y la constitución corporal. que los leptosomáticos se encuentran más comúnmente entre las clases sociales
Se han seguido varios sistemas en el esfuerzo por controlar las corresponden- y niveles educativos superiores. Puesto que hay también diferencias intelectuales,
cias entre la constitución corporal y la personalidad en las personas normales. y posiblemente emocionales, de un nivel socioeconómico a otro, tales factores deben
Un grupo de los primeros estudios llevados a cabo con estudiantes universitarios se mantenerse constantes.
refería a la relación entre la razón estatura-peso u otros índices de constitución En un estudio realizado por Klineberg, Asch y Block (31), se intentó comparar
corporal más elaborados, y las puntuaciones del test de inteligencia, las del in-
ventario de personalidad o las valoraciones de los allegados sobre cierto número 1
Para el examen de las primeras investigaciones, véase KLINEBERG et al. (31). El trabajo
de rasgos de personalidad (20, 26, 37, 46, 47). Todas las correlaciones, salvo unas europeo más reciente ha sido resumido por EYSENCK (16, 17, 18).
154 VI. Tipos constitucionales Tipología de Kretschmer 155

los tipos corporales de Kretschmer bajo condiciones controladas más rígidamente. pícnicos y leptosomáticos según el índice de Pignet *, que fue uno de los cinco
El ensayo se limitó a estudiantes universitarios, de forma que las variaciones de criterios de selección empleados. Adviértase que la superposición está virtualmente
la edad y nivel social y educativo quedaban así muy reducidas. Los sujetos eran ausente.
también muy homogéneos en panoramas racial y cultural. De un grupo de 153 hom- En agudo contraste con esta distribución se encuentra la que reproducimos
bres de un solo Centro, que tenían una edad media de diecinueve años y nueve en la figura 6-3, que muestra las puntuaciones de los leptosomáticos y pícnicos en
meses, fue posible seleccionar 56 pícnicos y 59 leptosomáticos relativamente puros. uno de los tests psicológicos de tachado de letras. En este caso los dos grupos
se superponen casi totalmente. Se obtuvieron resultados análogos con casi todos
36 los demás tests, que incluían tests de inteligencia y de adaptación emocional, así
32 pícnicos (N=56) A
como con seis tests específicamente destinados a medir las supuestas caracteríticas
Leptosomáticos <N=59) /\ de los dos tipos constitucionales opuestos. En ningún caso la diferencia entre los
dos grupos fue estadísticamente significativa. La correlación de las medidas so-
bre 110 sujetos confirmó estas. Las correlaciones entre los índices físicos y las pun-
tuaciones de los tests estaban todas próximas a cero. Las intercorrelaciones de
los diversos tests psicológicos eran también despreciables. Si se hubiera presentado
la concordancia fundamental requerida por las teorías tipológicas, debería haberse
encentrado una correspondencia bastante estrecha entre los varios tests de diag-
-15 -10 -5 0 5 10 15 20 25 40 nóstico. Desde cualquier punto que los contemplemos, los resultados son comple-
índice de Pignet tamente negativos.
FIG. 6-2.—Distribuciones de las puntuaciones de leptosomáticos y pícnicos en el índice de Pignet.
(De Klineberg, Asch y Block, 31, pág. 180.) Klineberg, Fjeld y Foley realizaron una investigación similar de rasgos de
personalidad en relación con los tipos físicos (32). Los sujetos fueron también estu-
La clasificación del tipo corporal se basó en cinco índices, estimados a partir diantes seleccionados de varios colleges de la ciudad de Nueva York y de sus
de medidas físicas, junto con diagnósticos de observación realizados por el experi- alrededores. Se examinó a un total de 200 hombres y 229 mujeres. Dentro de cada
mentador. En la figura 6-2 se observa que los dos grupos elegidos eran claramente uno de estos grupos, los sujetos que correspondieron al 25 % superior e inferior
diferentes en constitución física. Se representan las distribuciones de los grupos de la distribución, según el índice de Pignet, fueron seleccionados como leptosomáti-
cos y pícnicos, respectivamente. Esto arrojó 50 leptosomáticos y 50 pícnicos entre los
hombres y 57 de cada tipo entre las mujeres., Estos tipos físicamente contrapues-
pícnicos (N=56) tos presentaron también diferencias significativas en casi todas las otras medi-
leptosomáticos (N=57) das físicas e índices que se obtuvieron en el estudio, y puede con toda seguridad
considerárselos como claramente distintos en constitución física. Se encontró muy
poca o ninguna superposición en cualquiera de estas medidas. A todos los sujetos
se les aplicó el inventario de personalidad de Bernreuter, el estudio de valores
de Allpot-Vernon y un test de sugestibilidad que se les destinó especialmente. Gran
parte del grupo efectuó también un test de honradez (el test de deportes y ocu-
paciones favoritas, de Maller), y otro de persistencia (laberinto insoluble al tacto).
En la tabla 6-4 se exponen las puntuaciones medias de ambos grupos, mascu-
lino y femenino, de leptosomáticos y pícnicos, en cada test, junto con datos sobre
la significación de las diferencias entre las medias. Los resultados de este estudio
cuidadosamente controlado son claramente negativos en lo que ÍQ refiere a dos
tipos constitucionales. Ninguna de las diferencias entre leptosomáticos y pícnicos
es significativa en el nivel 0,01. Solo 2 de las 30 diferencias alcanzan significación
24 32 40 48 56 64 72 80 en el nivel 0,05, lo cual pudiera ser debido al azar. Además, las puntuaciones me-
número de letrds tachadas dias de todos los grupos se aproximan, en general, a las normas para la pobla-
FIG. 6-3.—Distribuciones de las puntuaciones de leptosomáticos y pícnicos en el tachado de 1
letras. (De Klineberg, Asch y Block, 31, pág. 180.) índice de PIGNET = estatura — (peso + medida torácica).
156 VI. Tipos constitucionales Tipología de Sheldon 157

ción masculina y femenina de los estudiantes universitarios. Un punto final que 6-2. Tipología de Sheldon.—Un sistema más reciente de tipología constitucio-
advertir es que los campos de variabilidad de leptosomáticos y pícnicos eran casi nal es el desarrollado por Sheldon y sus colaboradores (48, 49, 50, 51). El rasgo
idénticos, mostrando una superposición prácticamente total de las distribuciones, distintivo de este sistema es que a cada individuo se le valora en una escala de
en todos los tests. siete puntos en cada una de las tres categorías de la constitución física y en cada
una de las tres categorías correspondientes del temperamento. En lugar de carac-
TABLA 6-4 terizar al individuo en función del tipo al que más de cerca se asemeja, se le coloca
a lo largo de un continuo con respecto a cada uno de los tres componentes de la
Puntuaciones medias de grupos leptosomáticos y pícnicos constitución física y del temperamento.
en «tests» de personalidad Se escogieron y definieron los tres componentes de la constitución física me-
(De Klineberg, Fjeld y Foley, 32)
diante detalladas observaciones de fotografías de 4000 estudiantes masculinos.
Como puede verse en la figura 6-4, cada persona fue fotografiada desnuda, en una
Hombres Mujeres postura estandardizada, frontal, lateral y dorsal. Una vez que por medio de este
Test Leptosomá-
Pícnicos Razón crí-
Leptosomá-
Pícnicos
análisis de inspección se habían sugerido los tres componentes, se seleccionaron
ticos ticos Razón crí-
(N = 50) (N = 50) tica (N = 57) (N = 57) tica apropiadas medidas antropométricas mediante el sistema de tanteo. La mediciones
se hicieron directamente en las fotografías por medio de compases.
BERNREUTER
Se siguió un procedimiento paralelo para llegar a los componentes básicos del
1. BiN: Neuroticismo —37,50 —39,76 0,14 —40,51 —45,60 0,34
2. BaS: Autosuficiencia + 34,30 + 29,22 0,49 — 0.26 + 18,02 1,88 temperamento. Primeramente, los autores reunieron una lista de 650 supuestos
3. B3I: Introversión —14,98 —17,88 0,30 —18,47 —27,00 0,95 rasgos temperamentales, descritos en la literatura, relacionados la mayor parte de
4. B4D: Dominancia + 39,20 + 42,18 0,26 + 30,32 + 38,54 0,72 ellos con la introversión-extroversión. Después de añadir algunos, sacados de sus
5. FiC: Confianza en sí
mismo — 8,54 — 8,46 0,005 + 4,67 — 13,67 1,19 propias observaciones, distribuyendo y condensando la lista, lograron reducirla
6. F2S: Sociabilidad + 1,22 - 6,66 0,62 —29,79 —18,39 0,97 a 50 términos, que parecían abarcar todas las características esenciales. Se valoró
ESTUDIO DE VALORES DE después a un grupo de 33 jóvenes, la mayor parte de ellos estudiantes graduados
ALLPORT-VERNON
1. Teórico 31,82 31,46 0,23 28,57 29,32 0,54 e instructores, en una escala de 7 puntos para cada uno de estos 50 rasgos. Las
2. Económico 28,67 29,98 0,96 27,42 26,71 0,61 valoraciones se basaron en una serie de 20 entrevistas intensivas, llevadas a cabo
3. Estético 27,27 28,40 0,61 34,77 32,91 1,15 por el experimentador, que abarcaron un período de un año y se completaron me-
4. Social 32,29 31,82 0,39 30,25 32,63 2,22*
5. Político 30,30 31,72 1,08 29,65 29,54 0,09 diante observaciones diarias. Se calcularon las 1225 intercorrelaciones existentes
6. Religioso 29,65 26,62 1,47 29,34 28,89 0,28 entre las valoraciones de los 50 rasgos. El examen de esta tabla de correlación
SUGESTIBILIDAD 11,02 10,82 0,23 11,89 11,43 0,56 sugirió a los autores que los rasgos se condensaban en tres agrupaciones princi-
6,94 8,71 1,32 pales, de tal manera que los tests pertenecientes a cada agrupación estaban corre-
PERSISTENCIA 6,00 10,94 2,22*
lacionados positivamente entre sí y negativamente respecto a los tests de las otras
HONRADEZ 97,58 94,77 1,61 99,00 99,14 0,25 agrupaciones. Sobre esta base, decidieron conservar solamente aquellos rasgos o
elementos que habían tenido una correlación positiva de 0,60 o más con los res-
* Significativa al nivel de confianza de 0,05. tantes elementos de la misma agrupación, y una correlación negativa de 0,30 o
más con los elementos exteriores a ella. De este modo, se retuvieron 22 de los
Estos estudios se han limitado, desde luego, a las poblaciones americanas de 50 rasgos originales. En el curso de subsiguientes estudios sobre mayor número
estudiantes universitarios. Cabe en lo posible que otras poblaciones normales pre- de sujetos, los investigadores emprendieron la tarea de precisar más detalladamente
senten alguna relación entre la constitución corporal y las características psicoló- los 22 rasgos iniciales y añadir otros que satisfacían también el criterio correla-
gicas. También pudiera ser que otros índices de personalidad tuvieran más éxito ciona! antes mencionado. La escala final desarrollada por esta técnica constaba
en la diferenciación entre grupos. Investigadores europeos, como Eysenck, han de 60 rasgos, correspondiendo 20 a cada una de las tres agrupaciones. Los tres
informado sobre alguna corroboración de la teoría de Kretschmer, aunque los tes- componentes de la constitución física y los correspondientes componentes tempe-
timonios son difíciles de interpretar a causa de las dificultades metodológicas. En ramentales pueden describirse brevemente como sigue:
general, sin embargo, parece claro que incluso sí se estableciera de una manera
concluyente una asociación significativa entre los tipos corporales de Kretschmer
y la personalidad, esta relación, indudablemente, sería muy ligera.
158 VI. Tipos constitucionales Tipología de Sheldon 159

ra 6-4 corresponde al tipo pícnico de Kretschmer, mientras los predominantes meso-


CONSTITUCIÓN FÍSICA TEMPERAMENTO morfo y ectomorfo representan los tipos atlético y leptosomático, respectivamente.
El tipo somático reproducido en la figura 6-4 d se clasificaría como tipo intermedio o
1. Endomorfia.—Predominancia de la redon- 1. Viscerotonía- Tendencia a la tranquila mixto en el sistema de Kretschmer.
dez y la blandura; relativo superdesarro- dad, gusto por la comodidad, el placer de También se calculan en una escala de 7 puntos cada uno de los tres compo-
lio de las visceras digestivas. la comida, sociabilidad. nentes temperamentales del sistema Sheldon. La prueba primaria para la asocia-
2. Mesomorfia.—Predominancia de los teji- 2. Somatotonía.—Tendencia a la autoafir- ción entre el tipo somático y las estimaciones temperamentales se derivó de un es-
dos óseo, muscular y conjuntivo; cons- mación, actividad enérgica, gusto por el
titución física pesada, fuerte, rectangular. poi'.er y el riesgo, valor físico.
3. Ectomorfia.— Predominancia lineal y fra- 3. Cer».brotonía—^Tendencia al retraimiento,
gilidad; con relación a su masa, el ecto- introversión, gusto por la intimidad y so-
morfo tiene mayor exposición sensorial ledad, inhibición.
y cerebro y sistema nervioso más des-
arrollados.

El tipo somático de cada individuo consta de tres números que representan sus
proporciones en endomorfia, mesomorfia y ectomorfia, respectivamente. Así,
un 7-1-1 representa la extrema endomorfia. Un 2-6-2 y un 3-6-2 son ambos err
gran medida mesomórficos, pero el segundo muestra más endomorfia que el pri-
mero. Teóricamente, existen 210 combinaciones de somatotipos que se obten-
drían mediante la combinación de los tres componentes en una escala de 7 puntos.
Pero algunas de estas combinaciones son físicamente imposibles, como las hipotéti-
cas 7-7-7 o 1-1-1. Sheldon (49) describe 88 tipos somáticos que han sido realmente
observados. El uso de una escala de 7 puntos es, desde luego, arbitrario y de pura
conveniencia. Podría sustituirse por otra de 5 o de 10 o de cualquier otro nú-
mero, en cuyo caso el número total de tipos somáticos disminuiría o aumentaría.
Originalmente, el sistema de Sheldon se desarrolló para hombres. La extensión
del sistema a las mujeres está ahora en vías de realización y se planea la prepa-
ración de un Atlas de mujeres que sea parejo al recientemente publicado Atlas de
hombres. Aplicando el sistema original de los tipos somáticos a las mujeres, Shel-
don informa de que estas tienden a ser más endomórficas que los hombres. Se
han identificado entre las mujeres seis nuevos tipos somáticos en el grupo endomorfo
que no se habían encontrado en las muestras masculinas. El tipo somático más fre-
cuente entre las 4000 estudiantes femeninas de College que hasta ahora han sido
examinadas es el representado por 5-3-3.
En la figura 6-4 se reproducen las fotografías de los cuatro tipos somáticos hiu. 6-4.—Ejemplos de los somatotipos de Sheldon. (De Sheldon, 49, págs. 37, 66, 225, 325.)
que ilustran las extremas endomorfia 7-1-1, mesomorfia 1-7-1 y ectomorfia 1-1-7,
así como una constitución física en la que los tres componentes se hallan prác- tudio sobre 200 estudiantes universitarios de edad comprendida entre diecisiete y
ticamente en equilibrio (4-4-4). La constitución física más común entre los estu- treinta y un años, y que Sheldon observó durante un período de cinco años (50).
diantes de colegio masculinos, que fueron los sujetos originales de Sheldon, fue Las correlaciones entre los correspondientes componentes físicos y del tempera-
la de 3-4-4. Para llegar a fijar el tipo somático de un individuo se calculan los tres mento en este grupo fueron como sigue:
componentes en cinco regiones corporales distintas, al menos, y después se halla
el promedio; p. ej., los cálculos separados del tipo 7-1-1 que se representa en la Endomorfia y viscerotonía 0,79
figura 6-4 a fueron 6V2-I-W2, 7-1-1, 7-1-1 Vi, 7-1-1, 7-2-1. Resalta el parecido Mesomorfia y somatotonía 0,82
de estos somatotipos con los de Kretschmer. El endomorfo predominante en la figu- Ectomorfia y cerebrotonía 0,83
160 VI. Tipos constitucionales Tipología de Sheldon 161

De un análisis ulterior de los mismos sujetos, los autores sugirieron la hipótesis de En el nivel psicótico, Sheldon enlaza las condiciones maníaco-depresivas con la
que ciertas discrepancias entre el somatotipo y el índice temperamental pueden cerebropenia; los estados paranoides, con la visceropenia, y la esquizofrenia hebe-
predisponer al individuo a una falta de adaptación e interferir con su rendimien- frénica, con la somatopenia. Mantiene que las formas atenuadas de las mismas
to (50, Cap. VII). deficiencias producen las correspondientes neurosis conocidas tradicionalmente como
Las correlaciones entre los componentes estructurales y temperamentales de que histeria, psicastenia y neurastenia, respectivamente.
Sheldon nos ha informado son ciertamente mucho más altas que las que se habían Se ha encontrado alguna prueba en apoyo de esta teoría en un estudio lle-
hallado previamente. Sheldon y sus colaboradores atribuyen esta diferencia a que vado a cabo sobre 167 pacientes masculinos en el Hospital del Estado Elgin (58;
ellos se fundaron sobre componentes esenciales subyacentes de la constitución fí- 48, págs. 66-78). Se hallaron correlaciones significativas en las direcciones espe-
sica y del temperamento, en lugar de lo que consideran como medidas relativa- radas entre las estimaciones para los tipos de reacción psiquiátrica, por una parte,
mente superficiales o fragmentarias de los investigadores anteriores. Sheldon ar- y las de somatotipos y temperamentos, por la otra. En esta investigación las valo-
guye, p. ej., que los tests de aptitud o de personalidad no revelarán los «aspectos raciones psiquiátricas se obtuvieron independientemente de las del tipo somático
más profundos o más resistentes» del temperamento, que él asegura haber alcan- y del temperamento, de forma que el efecto de halo quedó suprimido de las co-
zado mediante el empleo de su serie de entrevistas (11, pág. 33). Quizá por ello las rrelaciones. Sin embargo, parte de la asociación puede haber resultado de las dife-
puntuaciones de los tests no arrojaron correlaciones tan altas con el tipo somático rencias en edad, nivel socioeconómico y otros factores no controlados entre los
como las que Sheldon encontró mediante el empleo de sus estimaciones. Un argu- grupos psiquiátricos. No se dan datos sobre estos factores en el informe del
mento en contra es el de que el bien conocido efecto de halo puede haber produ- estudio.
cido correspondencias artificialmente altas entre la constitución física y el índice En un estudio de diez años de duración sobre 200 muchachos delincuentes, en
temperamental, ya que fue el mismo observador el que aplicó ambos conjuntos un reformatorio, Sheldon (48) encontró una predominancia de mesomorfos en-
de valoraciones. Sheldon aduce que el experimentador se encontraba al tanto del domórficos. La mayor agrupación de somatotipos se encontraba entre los extremos
efecto de halo y, por consiguiente, se hallaba en guardia contra él. La efectividad mescmórfico y endomórfico, pero estaba claramente más próximo a la mesomor-
de esta aserción se presta, naturalmente, a discusión. fia. Había una ausencia definida de ectomorfia. Sheldon considera que estos des-
Los estudios subsiguientes de otros investigadores no han podido corroborar cubrimientos son una confirmación adicional de su hipótesis, puesto que el tipo
el alto grado de asociación entre la constitución física y el temperamento aportado somático prevalente en el grupo de delincuentes es el que, en su sistema, estaría
por Sheldon. Al comparar las valoraciones y los somatotipos se obtuvieron en ge- asociado con la cerebropenia o falta de inhibición. Al mismo tiempo, no cabe
neral correlaciones significativas, aunque usualmente fueran mucho más bajas considerar el somatotipo como indicador de delincuencia. Según el mismo Shel-
que las encontradas por Sheldon (10, 24, 44, 45). También se lograron correla- don indica, la mesomorfia endomórfica es también característica de generales
ciones significativas comparando las puntuaciones del estudio de valores de Allport- eminentes, hombres de Estado y jefes de empresa. Además, Sutherland (54), en
Vernon con los tipos somáticos basados en auto-estimaciones de las cualidades fí- nuevo análisis de los datos publicados por Sheldon, no halló una asociación signi-
sicas (12). En todos estos estudios subsiste la posibilidad de que se produzcan co- ficativa entre el somatotipo y el grado de criminalidad, tal como se determinó
rrelaciones espurias como resultado del efecto de halo, los clisés sociales, conceptos por las historias de los casos.
particulares y otros factores. Por otra parte, aquellas investigaciones en las que se En un estudio en cierto modo mejor controlado, los Glueck (22) compara-
compararon medidas independientes de los somatotipos con puntuaciones de los ron 500 muchachos delincuentes con otros 500 que no lo eran y que aproxi-
tests de aptitud.o personalidad arrojaron muy pocas—o ninguna—correlaciones sig- madamente estaban equiparados con los primeros en edad, Cl, nacionalidad y
nificativas (11, 19, 29, 53). A la luz de tales conclusiones solamente puede concluirse residencia en áreas no privilegiadas. En general, sus resultados sobre la cons-
que la principal aserción de Sheldon, relativa a la asociación del tipo somático y el titución corporal confirmaron los de Sheldon. Había un porcentaje significativa-
temperamento entre las personas normales, está todavía por probar. mente mayor de características físicas mesomórficas, y un porcentaje significa-
En una ulterior extensión de su teoría, Sheldon ha aplicado su clasificación tivamente más pequeño de ectomórficas entre los delincuentes que entre los jóvenes
constitucional a los pacientes psiquiátricos y a los delincuentes (48, 58). Con esta del grupo de control. Además, una de las mayores diferencias de grupo se daba
finalidad ha creado categorías que representan una deficiencia patológica en los en el caso de los mesomorfos endomórficos, cuatro veces más numerosos en el gru-
componentes temperamentales anteriormente descritos. Utilizando el sufijo penia po delincuente que en el de control.
para caracterizar estos rasgos negativos, propone la siguiente clasificación: Las pruebas citadas por Sheldon en apoyo de su sistema de clasificación de
los rasgos de personalidad, así como las que pretenden demostrar una estrecha re-
Cerebropenia.—Falta de inhibición. lación entre la constitución física y la personalidad, exigen un cuidadoso examen.
Visceropenia.—Falta de compasión y de flexibilidad y tacto.
Somatopenia.—Falta de energía y de impulso para la acción abierta.
Ya hemos mencionado la posible acción del efecto de halo cuando la constitución
162 VI. Tipos constitucionales Los sistemas tipológicos en oposición a los dimensionales 163
física y el temperamento son valorados por el mismo observador. También hemos «bajo condiciones de nutrición estandardizadas y en ausencia de patología que
hecho referencia a la presencia de factores no controlados, tales como la edad y pueda producir trastornos graves» (49, pág. 19).
el nivel socioeconómico, en el estudio de los pacientes psiquiátricos. Aparte de estas críticas específicas sobre su evidencia, hay problemas más fun-
La identificación original de los tres componentes temperamentales (visceroto- damentales que pueden proponerse sobre el método de Sheldon considerado en
nía, somatotonía y cerebrotonía) puede también ponerse en entredicho a causa de conjunto. ¿Es el esquema de los tres componentes el sistema más eficaz para clasifi-
la inadecuación de los datos (cf. 1). En último término, toda la estructura proba- car a las personas en cuanto a constitución física y personalidad? Las relaciones
toria de la presencia de estos componentes particulares se mantiene o falla según observadas entre la constitución corporal y las características de la conducta—en
la adecuación del experimento inicial sobre 33 universitarios. Desde luego, los en- la medida en que se han establecido fiablemente—, ¿son indicativas de una cone-
sayos posteriores se realizaron con grupos mayores. Pero estos estudios se desti- xión constitucional, básica, hereditaria, como mantiene Sheldon? ¿O existen expli-
naron simplemente a precisar con mayor detalle y a aumentar la lista originalmente caciones paralelas para las correspondencias obtenidas a lo largo de alguna de las
elegida de 22 rasgos para medir los tres componentes temperamentales, más bien líneas bosquejadas en el capítulo V? Consideraremos estas cuestiones en las dos
que a comprobar la idoneidad de dichos componentes. Esto está claramente in- secciones próximas, haciendo referencia no solo a la teoría de Sheldon, sino tam-
dicado en el procedimiento de los autores. El criterio para añadir un nuevo rasgo bién a la tipología constitucional en general.
a la lista consistía en que aquel presentara una correlación elevada y positiva con
los rasgos de uno de los grupos originales, y negativa con los de las otras dos 6-3. Los sistemastipológicosen oposición a los dimensionales.—Las nociones
agrupaciones. De este modo, la modificación o adición de rasgos posterior depen- populares sobre los tipos suponen la clasificación de las personas en categorías ní-
día muy estrechamente de los resultados del experimento inicial. El corto número tidamente separadas. Esencialmente son esquemas cualitativos, incompatibles con
y la naturaleza muy poco representativa de los sujetos que se emplearon en este las gradaciones cuantitativas, continuas, que se obtienen al medir cualquier carac-
experimento inicial lo hace inapropiado para desempeñar una parte tan fundamen- terística humana. Los tipólogos constitucionales modernos no usan el término tipo
tal en el desarrollo de todo el esquema de la clasificación del temperamento. en este sentido popular. El sistema de Sheldon se formuló explícitamente en fun-
Además, la técnica de identificación de los componentes mediante la inspección ción de componentes a lo largo de las cuales los individuos varían por grados.
de una tabla de correlaciones deja demasiado lugar al juicio subjetivo. En la me- Los endomorfos (7-1-1), mesomorfos (1-7-1) y ectomorfos (1-1-7) puros son rela-
dida en que la contribución más importante del método de Sheldon es la importan- tivamente raros en este esquema de clasificación. La mayoría de las personas ocu-
cia dada a los componentes sobre los tipos, deberían aplicarse las mejores técnicas pan posiciones intermedias en cada componente. En cuanto a la teoría de Kretsch-
objetivas de que se dispone para la identificación de tales componentes. Estas mer, aun referida a categorías de tipos extremos, reconoce también las variaciones
técnicas, conocidas bajo el nombre colectivo de análisis factorial, se basan en el cuantitativas. En sus escritos, Kretschmer ha explicado repetidamente que sus
análisis estadístico adicional de una tabla de intercorrelaciones, y las discutiremos tipos no son más que puntos focales o extremos en una distribución continua (34).
más detalladamente en el capítulo X. Los individuos pueden encontrarse en cualquier punto entre estos puntos focales.
En cuanto a lo que ahora nos ocupa, será suficiente advertir que otros inves- Eysenck (16, 17) y Ekman (14, 15) han llamado la atención sobre este aspecto
tigadores han empezado a emplear estas técnicas en el análisis de la constitución de la teoría de Kretschmer y sobre la común interpretación errónea de que ha
corporal, así como en el de las características de la personalidad, con resultados sido objeto por parte de los psicólogos americanos e ingleses.
que ofrecen muy poco apoyo a la clasificación tripartita de Sheldon. Más descon- Puesto que en el método tipológico no está implícita la discontinuidad de la
certante aún es la observación de Lubin (36) de que en la tabla pubücada por Shel- distribución, ¿cuál es, pues, la principal diferencia entre los sistemas tipológico
don de intercorrelaciones entre las estimaciones temperamentales, algunos de los co- y dimensional en la clasificación de las personas? Esencialmente, una tipología des-
eficientes aplicados son aritméticamente imposibles. Así, pues, los datos básicos de cribe al individuo estableciendo su parecido con una persona típica. ¿Cuánto, por
los que se dedujeron los componentes temperamentales ¡contienen errores de ejemplo, se aproxima el sujeto a la constitución corporal típica del pícnico, del lep-
cálculo! tosomático o del atlético? El principal rasgo distintivo de este sistema es que sus
Con referencia a la clasificación de la constitución física, es interesante hacer categorías son siempre, hasta cierto punto, mutuamente exclusivas. Cuanto más se
notar que la edad (38) y el estado de nutrición (4) sí que afectan al somatotipo, parece un individuo a un tipo, menor será su semejanza con los otros. Las catego-
a pesar de la original reclamación de Sheldon en contrario. Sheldon argumenta- rías se definen de forma que un solo individuo no pueda alcanzar valores altos
ba, p. ej., que la pérdida de peso no puede cambiar a los endomorfos en meso- o bajos en todas ellas. El método tipológico utiliza, esencialmente, un sistema de
morfos o ectomorfos: «simplemente se cambiarán en endomorfos adelgazados» medida no absoluto, sino relativo.
(50, pág. 8). En escritos más recientes, ha limitado en cierto modo tales aserciones, El sistema de Sheldon, aunque se expresa superficialmente en términos dimen-
indicando que el somatotipo es indicativo de la constitución corporal del individuo sionales, presenta esta propiedad fundamental de las tipologías. Se recordará, por
164 VI. Tipos constitucionales Los sistemas tipológicos en oposición a los dimensionales 165

ejemplo que los tipos somáticos representados por 7-7-7, 1-1-1, y muchas otras los individuos que caigan dentro del sistema tipológico l. Pero cuando se satisface
combinaciones, son físicamente imposibles por la propia definición de los tres esta condición, bastarán dos dimensiones para identificar a cada individuo. En otras
componentes. A medida que la valoración de un individuo crece en un compo- palabras, cualquier conjunto de datos que puedan describirse adecuadamente por
nente, debe descender en los otros. n tipos, podrán ser igualmente descritos mediante n-\ dimensiones. En estas cir-
En dos de sus artículos, Ekman (14, 15) lleva a cabo minuciosos análisis de cunstancias parece obvio que no existe justificación para conservar el método tipo-
las diferencias entre los sistemas tipológico y dimensional, que deben consultarse lógico.
para una comprensión total del problema. Aquí solamente mencionaremos al- ¿Qué ocurre, pues, con los tres componentes de la constitución física y la per-
gunos de los puntos principales. sonalidad de Sheldon? ¿Son tipos o son dimensiones? Ekman ha demostrado que
Empezaremos considerando un sencillo ejemplo hipotético que se refleja en la el sistema de Sheldon es, en efecto, tipológico, y que se puede sustituir por un sis-
figua 6-5. Supongamos que queremos describir a dos personas en función de dos tema dimensional simplificado. Usando los propios datos de Sheldon sobre los
factores o dimensiones (en el sentido estadístico): la estatura y la anchura. Ya he- tipos somáticos, Ekman encontró que el promedio de intercorrelación de los tres
mos medido la estatura y tenemos una estimación satisfactoria de la anchura, ba- componentes se hallaba próximo a —0,50, que es el requerido para un sistema
sada posiblemente en una combinación de medidas tomadas sobre distintas partes de tres tipos. Lo que esto significa, desde luego, es que los tres componentes de
del cuerpo. Podemos representar a cada persona por un punto que muestre am- Sheldon estaban definidos de forma que hicieran que ciertos valores se excluyeran
bas dimensiones, su estatura y su anchura, y así lo hemos hecho con seis per- mutuamente.
sonas en la figura 6-5. Si ahora reemplazamos este sistema dimensional por el La figura 6-6 es una representación esquemática de los sistemas tipológicos de
tipológico, podemos hablar de un tipo A bajo y grueso y de un tipo B alto y del- Kretschmer y Sheldon. Es una pirámi-
gado. Describiremos, pues, a todas las personas en función de su parecido a uno de triangular con la base sobre el plano tipo atlético
(1-7-D
u otro de estos tipos extremos. del papel. Para que los datos encajen en
Observando la figura 6-5, vemos que el individuo 1 se encuentra próximo al este sistema tipológico, todos los casos
tipo B tipo A; el individuo 2, próximo al tipo B, deben caer dentro de su base triangular
falto, esbelto) y los individuos 3 y 4 representan tipos (el plano tipológico ha reemplazado
-^y2 medios o mixtos. Los cuatro se encuen- ahora a la línea tipológica del sistema
tran a lo largo de la línea que une los de dos tipos). Ekman demostró que,
I? - x5 con ligeras adaptaciones, los datos de
• ^
-Vi
tipos A y B. Pero los individuos 5 y 6
ti
-Cí caen fuera del sistema tipológico dado. Sheldon satisfacen esta condición; así,
$
-5 La persona que es alta y fuerte, o al con- pues, los mismos datos pueden descri-
-s \3 trario, baja y delgada, no puede caracte- birse adecuadamente en función de dos ttpo leptosomáüco tipo pícnico
$ \ 4 rizarse adecuadamente en función de este dimensiones. (1-1-7) (7-1-1)
•^ x6 sistema de dos tipos. Solo podemos apli- Con fines ilustrativos, Ekman (15) ha
s carlo cuando todos los individuos se en- construido un sistema revisado de so-
FIG. 6-6.—Representación esquemática de los
sistemas tipológicos de Kretschmer y de
- cuentran a lo largo de la línea que se ex- Sheldon. (Según Ekman, 14, pág. 18.)
i i 1 1 L 1 1 L_l 1_
matotipos que solamente incluye la en-
medida de la anchura Upo A tiende del tipo A al tipo B. El lector fa- domorfia y la mesomorfia. En este sis-
(bajo, fuerte) miliarizado con los estadísticas reconocerá tema la ectomorfia se representa por una valoración pequeña en la endomorfia y la
que esto significa que la correlación en- mesomorfia. Aparte de consideraciones puramente estadísticas, parece razonable des-
Fie 6-5.—Representación esquemática de un
sistema tipológico y otro dimensional. (Adap- tre la estatura y la anchura tendría que cribir al extremo ectomorfo (o tipo leptosomáüco) como aquel que carece de las
tado de Ekman, 14, pág. 5.) s e r — 1 . Bajo estas condiciones, sin em- características de mesomorfos y endomorfos—no se encuentra superdotado de
bargo, una sola medida a lo largo de la tejido graso ni de tejido muscular u óseo—, sobresaliendo únicamente en la cua-
línea AB bastaría para caracterizar al individuo. De este modo, si hubiéramos de lidad negativa de la fragilidad. La figura 6-7 nos da una representación esquemá-
usar un sistema dimensional, solamente se requeriría una dimensión para realizar tica de esta clasificación dimensional modificada, mostrando la posición de los
la misma tarea que se hacía con el sistema de dos tipos.
Ekman (14) ha demostrado que este argumento puede generalizarse para abar- iPara n tipos, la correlación media entre las variables dimensionales debe ser:
car todos los sistemas tipológicos; p. ej., en un sistema de tres tipos, las interco-
rrelaciones entre las categorías tipo deben dar un promedio de — 0,50 para todos n— 1
166 VI. Tipos constitucionales
La hipótesis constitucional 167
tipos de Kretschmer y Sheldon en el nuevo sistema. Ekman señala que esta con-
vestigadores identificaron factores que parecían corresponder al desarrollo del
versión del sistema de Sheldon a un esquema dimensional se llevó a cabo solo
tejido adiposo y del óseo y muscular, respectivamente.
como demostración de los principios formales correspondientes. Si se ha de cons-
En este estadio, cualquier conclusión relativa a la clasificación de la constitución
truir un sistema dimensional para describir adecuadamente la constitución física,
corporal sería aún prematura. Sin embargo, la mayor parte de los psicólogos están
habrán de volverse a perfilar y formular las dimensiones originales de la mesomor-
fia y la endomorfia, y posiblemente tendrán que añadirse otras dimensiones que de acuerdo en que el progreso que en este campo pueda esperarse exige un
no abarcaba el sistema de Sheldon. Utilizando un método estadístico diferente, método dimensional y no tipológico.
Humphreys (28) ha corroborado las conclusiones de Ekman, demostrando que
los datos de Sheldon no nos proporcionan testimonios más que para dos tipos 6-4. La hipótesis constitucional.—Dejando a un lado el sistema de medida
de constitución física y dos temperamentales. que se emplee, todas las teorías constitucionales se basan sobre las proposiciones
siguientes: 1 .a, la constitución corporal y la conducta están relacionadas significa-
Mientras que los tipólogos acaparaban tivamente, y 2.a, esta relación es de naturaleza constitucional. La naturaleza exacta
tipo pícnico la atención con sugestivas generalizacio- de la relación constitucional no se ha puesto en claro, pero se desprende de los
(7-1-1) nes, cierto número de investigadores pro- escritos de los psicólogos constitucionales, que suponen una base hereditaria para
seguía calladamente con el método di- la asociación. Además, resulta también evidente que tales escritores conciben que
mensional, tratando de aplicarlo a la tanto la constitución corporal como la personalidad son el resultado de un tercero
constitución corporal (6, 7, 8, 18, 23, 25, y más fundamental conjunto de factores, posiblemente de tipo glandular o neuro-
27, 35,40, 41, 42, 43, 52, 55). En Eysenck

i
nal. Asimismo, es evidente que los psicólogos constitucionales tradicionalmente
puede encontrarse un resumen de gran no han concedido mucha importancia a la variedad de las posibles relaciones
.3 parte de esta investigación (18, Cap. V). psicosomáticas y somatopsicológicas que discutimos en el capítulo V.
El procedimiento usual de estos estudios
En cuanto a la primera proposición, los testimonios de que hasta ahora se
se basa en la obtención de un número de
dispone sobre sujetos normales y anormales sugieren que, probablemente, existe
medidas corporales a partir de un gran
•1 una relación significativa entre la constitución corporal y las características de la
grupo de hombres y mujeres y el cálculo
conducta, aunque las correlaciones no sean tan altas como mantienen los psicólogos
tipo Leptosomático tipo atLe tico de todas las intercorrelaciones entre las constitucionales. Los datos citados en las secciones anteriores con referencia a las
(1-1-7) -<— mesomorfia • - 0-7-1) medidas. Después, la tabla completa de
tipologías de Kretschmer y Sheldon apuntaban hacia una asociación de esta clase.
las correlaciones se somete al análisis fac-
FIG. 6-7.—Representación esquemática de un Investigaciones realizadas por psicólogos británicos, empleando métodos dimen-
torial (usando de técnicas que discutire-
sistema de tres tipos mediante un sistema sionales, han indicado asimismo la probabilidad de que exista una relación signi-
bidimensional. mos en el capítulo X), con el fin de iden-
ficativa entre la constitución física y el desarrollo de la conducta (cf. 16, 41).
tificar las dimensiones requeridas para
describir los datos conseguidos. El significado de estas relaciones es más difícil de determinar. Los psicólogos
Burt (6, 7, 8) fue el primero en aplicar el análisis factorial a la constitución constitucionales han hecho pocos o ningún intento por rastrear el modus operandi
corporal, y su metodología ha sido seguida de cerca por otros investigadores in- de las relaciones entre la constitución física y la personalidad. La mayor parte de
gleses, como Rees y Eysenck (40, 41, 42, 43). Todos estos estudios están de acuer- ellos se han basado en una suposición vagamente expresada de una conexión here-
do en encontrar un factor de tamaño general y un segundo factor de forma bipolar, ditaria, y no han ido más lejos. Sin embargo, parece que pueden ajustarse a los
que se corresponden con la longitud en contraposición a la anchura. El segundo datos explicaciones alternativas que merecen alguna consideración.
factor está positivamente relacionado con las medidas longitudinales, y negativa- Existe, p. ej., la probabilidad de que la constitución corporal sea en parte
mente con las medidas transversales y circulares. Se encontró que un índice de la resultado de la conducta. Los años de intenso ejercicio dejan, desde luego, su
constitución corporal basado en este segundo factor se distribuía normalmente marca en el desarrollo muscular. La sobrealimentación habitual conduce clara-
en grupos de hombres y mujeres (8, 42). En estudios específicos, se ha identifica- mente a una acumulación de tejido adiposo. Es interesante observar, en relación
do cierto número de otros factores de alcance más restringido, tales como la lon- con esto, que la literatura moderna sobre psicología anormal, así como sobre me-
gitud de los huesos, el tamaño de las extremidades y el de la cabeza. Pero dicina psicosomática, contiene muchas referencias a una sobrealimentación psico-
tales factores solo explican una parte relativamente pequeña de la variación co- lógica, resultante de la frustración y de otros problemas emocionales. Es obvio que
mún entre las medidas. Son de particular interés dos estudios recientes (25, 52) hay múltiples formas de que la adaptación emocional del individuo, sus intereses
que tienden a confirmar el sistema dimensional propuesto por Ekman. Ambos in- y aptitudes, puedan influir sobre el desarrollo de su constitución corporal. El lector
puede fácilmente añadir muchos otros ejemplos a los ya citados.
168 VI. Tipos constitucionales La hipótesis constitucional 169

Cabe argüir—y algunos psicólogos constitucionales lo han hecho—que las ca- dominancia. Se encontrarán también datos análogos en una investigación llevada
racterísticas básicas de la constitución corporal están determinadas por la heren- a cabo por Cabot (9), quien utilizó una extensa serie de puntuaciones de tests,
cia y que los cambios producidos por la actividad habitual son de menor cuantía. valoraciones y datos sobre entrevistas, relativa a 212 muchachos de la escuela
En tal caso, los efectos psicosomáticos mencionados anteriormente serían de una secundaria. Dentro de este grupo, 9 estaban clara y consistentemente clasificados
importancia relativamente pequeña. Sin embargo, aún subsistiría otro conjunto de como pícnicos; 25, como atléticos, y 28, como leptosomáticos. Las compara-
influencias que habría que considerar: las somatopsicológicas. Barker et al (2) ciones principales se hicieron entre estos tres grupos. Un examen de las medidas
discuten los problemas somatopsicológicos de las personas muy altas, o muy bajas, de personalidad demostró que las mayores diferencias se daban entre los atléticos,
o muy gruesas, aunque se dispone de muy pocos estudios directos sobre tales por un lado, y los pícnicos y leptosomáticos, por el otro. Los atléticos tendían
individuos. a ser más dominantes y extrovertidos y más activos como líderes sociales. También
obtenían mayor valoración en poder creador, imaginación, responsabilidad e in-
El individuo débil puede desarrollar un interés especial por la lectura* o por
fluencia sobre sus compañeros. Basándose en ello, Cabot propuso una teoría de
la música, al no poder competir con éxito en actividades más vigorosas de sus
ventaja sociobiológica, de acuerdo con la cual una buena constitución física (p. ej. atlé-
compañeros de la misma edad. El muchacho con un cuerpo fuerte y musculoso
tica o mesomórfica) proporciona al individuo ciertas ventajas en su ambiente social.
es más probable que se dedique a los deportes y escoja una vocación activa que
si se hubiera encontrado falto de estas propiedades físicas. Haremos notar, de Esta explicación está en parte corroborada por un estudio posterior de Hanley
paso, que una constitución física robusta es uno de los instrumentos que contri- (24). La técnica de los somatotipos de Sheldon se aplicó a las fotografías de 122
buyen a muchos de los actos abiertamente agresivos del delincuente juvenil, hecho jóvenes comprendidos entre los dieciséis y veinte años, a quienes se había estu-
que puede proporcionarnos una simple explicación del predominio de los meso- diado cuatro o cinco años antes, cuando se encontraban en la escuela secundaria.
morfos endomórficos en las muestras de delincuentes examinadas por Sheldon y los En aquel momento se había empleado un test sociométrico de reputación para
Glueck. Es cierto que existen formas de delincuencia que no requieren predo- descubrir los rasgos que a cada uno le adscribían sus compañeros. Se encontraron
minio físico; pero también hay delincuentes que no son mesomorfos. Los datos varias correlaciones significativas entre la constitución física y la reputación,
solo indican una proporción significativamente mayor de constituciones físicas me- dándose algunas de las más altas entre la mesomorfia y caracterizaciones tales como
somórficas entre los grupos delincuentes que entre los no delincuentes. «excelente muchacho», «sabe arriesgarse», «jefe», «lucha», «desarrollado», «bueno
en deportes». El autor sugiere que los rasgos asociados con la mesomorfia, tomados
En un nivel más sutil, el desarrollo de la personalidad puede reflejar el dife-
en conjunto, parecen describir el estereotipo de «todo muchacho americano», y
rente trato social recibido por individuos de constituciones físicas distintas. En la
reconoce que la presencia de este estereotipo puede explicar la asociación.
medida en que los clisés sociales pueden identificarse con la constitución física,
tienden a influir sobre las reacciones que un individuo adopta entre sus conocidos, Brodsky se propuso llevar a cabo un control aún más directo sobre tales este-
así como sobre el concepto que forma de sí mismo. Esto puede verificarse espe- reotipos (3). Los sujetos eran 125 hombres, de los cuales 75 eran estudiantes negros
cialmente en la niñez y la adolescencia, cuando es más probable que el tamaño de medicina y odontología, y 50, estudiantes blancos universitarios. Se prepararon
físico, la destreza y la fuerza muscular, la agilidad y otras características relacio- cinco siluetas basándose en las fotografías de Sheldon para representar los cinco
nadas con la constitución física influyan sobre las interacciones y el status social. tipos somáticos: endomorfo, endomesomorfo, mesomorfo, ectomesomorfo y ecto-
Los estudios realizados sobre niños y adolescentes han mostrado repetidamente, por morfo. Se presentaron estas siluetas a los sujetos, junto con 50 preguntas que abar-
ejemplo, que quienes en estas edades ocupan puestos directivos tienden a ser más caban los aspectos positivos y negativos de 25 rasgos, tales como: 1) «¿Cuál de
altos y fuertes que sus compañeros (cf. 30). Además, es más probable que los estos cinco hombres es el más agresivo?», y 2) «¿Cuál de estos cinco hombres
líderes de la escuela secundaria lleguen a serlo también en la enseñanza superior, es el menos agresivo?» Puesto que los dos grupos de sujetos no arrojaron dife-
y tienen más probabilidades que los demás de continuar siéndolo en el ámbito rencias significativas en la frecuencia de elección de las figuras, se los volvió a
de la comunidad una vez terminados los estudios (cf. 13, págs. 300, 301). La expe- combinar para posteriores análisis estadísticos. Las elecciones volvieron a apa-
riencia obtenida como líderes escolares tiende a predisponer a tales individuos para recer relativamente independientes del somatotipo propio de cada sujeto.
una tarea directiva posterior, con independencia completa de otros factores. Los resultados mostraron un alto grado de compatibilidad en la asociación de'
un somatotipo dado con determinados rasgos específicos. De este modo se escogió
Abundan también las pruebas sugeridoras de que, por lo menos en la cultura
la misma figura en 45 de las 50 preguntas por más del 30 % de los sujetos; en
americana contemporánea, la mesomorfia tiende a asociarse con ciertas ventajas
35 de las preguntas, el 40 % o más estuvo de acuerdo en la elección de una figura,
sociales. Sheldon se ha referido en repetidas ocasiones a la constitución mesomór-
y en 18 de las preguntas, el 50 % o más escogió una sola figura. En general, se
fica de les hombres que llegan a triunfar en los diferentes campos sociales. En
eligió al endomorfo para los rasgos predominantemente indeseables, sugiriendo que
un estudio realizado por Child y Sheldon (11) sobre universitarios, una de las
era el estereotipo de una persona grosera y egoísta. Al ectomorfo se le caracterizaba
más altas correlaciones obtenidas fue la que se daba entre la mesomorfia y la
170 VI. Tipos constitucionales Bibliografía 171

como esencialmente inamistoso y emocionalmente inadaptado. Por su parte, el schmer y Sheldon en sistemas dimensionales se observa que bastan dos dimensiones
mesomorfo fue el más a menudo designado como líder y como amigo deseable; para describir las diferencias individuales registradas en la constitución física.
muy rara vez se le atribuyeron rasgos indeseables de cualquier clase. Los dos tipos La relación constitucional implica que tanto la constitución física como la
mixtos consiguieron relativamente pocas elecciones. Es divertido advertir, sin em- conducta proceden de una base hereditaria común. Las hipótesis alternativas
bargo, que la única pregunta para la que el endomesomorfo fue elegido por más que pudieran ayudar a explicar las correlaciones significativas, pero bajas, entre
del 30 % de los sujetos consistió en «quién sería el mejor presidente de la Universi- la constitución corporal y las características psicológicas incluyen una amplia varie-
dad». Se recordará que este somatotipo es el que, según Sheldon y los Gluecks, pre- dad de relaciones psicosomáticas y somatopsicológicas. En este aspecto debe tenerse
dominaba entre los delincuentes juveniles. en cuenta la existencia de los clisés sociales sobre la constitución corporal. En la
cultura americana contemporánea—y posiblemente también en otras culturas—, la
constitución física atlética, mesomórfica, está asociada con funciones directivas en
RESUMEN muchos campos y tiende a producir reacciones sociales favorables.

La tipología constitucional representa un camino para llegar a la relación entre


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sociol. Rev., 1951, 16, 10-13.
37. NACCARATI, S.: «The morphologic aspect 55. THURSTONE, L. L . : «Factor analysis and
En el presente capítulo nos concentraremos sobre ciertos problemas especiales de
of intelligence». Arch. Psychoi., 1921, body types». Psychometrika, 1946, 11, la formación, investigados en adultos normales y en niños en edad escolar. Todos
núm. 45. 15-21.
38. NEWMAN, R. B.,; «Age changes in body
los estudios que discutiremos han utilizado tests psicológicos de varias clases. Al-
56. WERTHEIMER, F . I., y HESKETH, F. E.:
build». Amer. J. phys. Anthrop., 1952, 10, «The significance of the physical constitu- gunos han investigado la marcha del aprendizaje bajo condiciones controladas en
75-90. tion in mental disease». Medicine, 1926, el laboratorio. En buen número, otros se han ocupado de los efectos de la asistencia
39. PATERSON, D . G . : Physique and intellect. 5, 375-463.
N. Y . : Appleton-Century-Crofts, 1930.
a la escuela sobre el desarrollo intelectual.
57. WESTPHAL, K . : «Korperbau und Charak-
40. REES, L . : «The physical constitution and ter der Epiieptiker». Nervenartz, 1931, 4,
mental illness». Eugen. Rev„ 1947, 39, 96-99. 7-1. Práctica, preparación y adulteración del «test».—Los psicólogos han re-'
50-55. 58. WITTMAN, Phyllis; SHELDON, W. H., y
41. REES, L . : «Body build, personality and KATZ, C. J.: «A study of the relationship corrido un largo camino desde la vieja idea del «CI» como una propiedad del orga-
neurosis in women». J. ment. ScL, 1950, between constitutional variations and fun- nismo fijada por la herencia. Generalmente se reconoce ahora que un CI es sim-
96, 426-34. damental psychotic behavior reactions». plemente una puntuación en un test particular. Como tal, no solamente varía en
42. REES, L . : «A factorial study of physical J. nerv. ment. Dis., 1948, 108, 470-76.
cierto modo según la naturaleza y contenido del test, sino que, además, es también
susceptible a todas las influencias que afectan a la conducta. Para la adecuada inter-
pretación de cualquier CI necesitamos, por tanto, información sobre: 1) el test del
ANASTASI.—7 173
174 VIL La formación y las diferencias individuales Práctica, preparación y adulteración del «test» 175

que se obtuvo, y 2) antecedentes de experiencias del individuo, en la medida en qus También hay ganancias en las puntuaciones cuando se repiten formas paralelas
pueden haber afectado al tipo de funciones de la conducta examinado en el test. del mismo test, aunque, en general, tienden a ser más pequeñas. Se han registrado
Un grupo de cuestiones más específicas se refiere a la experiencia previa del ganancias significativas al aplicar formas alternadas de un test en sucesión inme-
individuo en la respuesta a tests. ¿Hasta qué punto la práctica de someterse a tests diata (53), con intervalos de un día (53) y de un mes (44, 45). Se obtuvieron análogos
mejora la ejecución? ¿Puede la preparación sobre tests psicológicos aumentar las resultados con muchachos ingleses (44, 45), escolares americanos normales y super-
puntuaciones de un modo apreciable? Algunos estudios nos proporcionan datos sobre dotados (53) y estudiantes americanos de escuelas secundarias, universitarios y gra-
los efectos de repetición de un test idéntico en períodos de tiempo que se extienden duados (53). Los elaboradores contemporáneos de tests reconocen este efecto de la
desde pocos días hasta un año (1, 6, 9, 10, 25, 26). Se han utilizado adultos y niños, práctica y a menudo cuentan ya con él. En la Escala Preescolar de Minnesota, por
y sujetos normales o con defectos mentales. En la mayor parte de los estudios se han ejemplo, se sugiere que se deduzcan tres puntos del CI como corrección del efecto
aplicado tests colectivos, aunque se dispone también de algunos datos sobre tests de la práctica cuando se aplican formas alternas en el plazo de unas pocas sema-
individuales. Todos ellos coinciden en presentar ganancias medias significativas en nas (19). De modo análogo, el manual para el Stanford-Binet registra una ganancia
la puntuación del test repetido. La mejora no se limita necesariamente a las repeti- media de unos 2,5 puntos en el CI cuando la Forma L es seguida por la Forma M, o,
ciones iniciales del test. La persistencia o liquidación de la ganancia en las sucesivas viceversa, en un lapso de pocos días (52).
aplicaciones parece depender de la dificultad del test y del nivel de capacidad de los También existen pruebas de un efecto más general, conocido como adulteración
sujetos (9, 25, 26). del «test» (26, 47). Esto simplemente quiere decir que el individuo que ha tenido
Los autores de uno de estos estudios, exponiendo las consecuencias de las conclu- una extensa experiencia anterior en lo que se refiere a tests psicológicos o de cual-
siones anteriores, señalan que el significado de un CI obtenido en un test dado puede quier otro tipo disfruta de cierta ventaja en la ejecución del test sobre quien lo re-
cambiar considerablemente en sucesivas repeticiones del mismo. Así, un CI de 100 suelve por ver primera. Parte de esta ventaja procede de que ha superado el senti-
podría corresponder al centil 47 del grupo en la primera aplicación del test, pero miento de extrañeza inicial y ha desarrollado más confianza en sí mismo y mejores
correspondería al centil 17 si se obtuviese en una repetición (10, pág. 134). En aptitudes para someterse a los tests. Se debe asimismo a cierto grado de superpo-
otras palabras, un CI que en el primer test indicaría aproximadamente una capa- sición en el tipo de contenido y funciones que muchos tests abarcan. Probable-
cidad media, podría significar una capacidad correspondiente al cuarto inferior de mente actúan también otros factores de modos más sutiles e indirectos. Desde luego,
la distribución si se obtuviera en una repetición del test. es muy importante tomar en consideración la adulteración del test cuando se com-
Ha de advertirse que la repetición puede alterar la naturaleza de un test, puesto paran los resultados obtenidos por muchachos de distintos tipos de escuelas, donde
que cabe emplear diferentes métodos de trabajo, antes y después de la práctica en la extensión de la aplicación de los tests psicológicos puede variar considerable-
la resolución de los mismos problemas. En general, aquellos tests en los que los mente.
métodos de trabajo varían apenas con la repetición señalan poca mejora en la Algunos investigadores se han interesado por los efectos del adiestramiento sobre
puntuación como resultado de la práctica; aquellos en los que la ejecución sufre la ejecución del test. Diferentes estudios sobre el Stanford-Binet demostraron qu¿
cambios cualitativos señalados con la repetición, presentan grandes ganancias. Pro- es posible enseñar a los niños a resolver tests de inteligencia que antes eran incapaces
curó testimonios de esta relación un estudio llevado a cabo sobre universitarios, en de ejecutar correctamente (5, 23). En un experimento se obtuvieron grandes y signi-
el que las puntuaciones de los tests objetivos se completaron mediante observaciones ficativas ganancias en el CI como resultado de dos horas de adiestramiento sobre
cualitativas de la ejecución e informes introspectivos sobre los métodos empleados subtests Stanford-Binet fallados por el niño en una aplicación anterior (23). Los grupos
en la resolución de los problemas (22). En este estudio, los tests que medían la velo- adiestrados en materias semejantes, pero no idénticas a las del contenido del test,
cidad de movimientos sencillos, así como los de discriminación auditiva, mostraron mostraron ganancias más pequeñas. Los efectos del adiestramiento declinaron en
poco o ningún efecto como consecuencia de la práctica. El sujeto realizaba esencial- sucesivas repeticiones del test, y al cabo de tres años no subsistían diferencias signi-
mente las mismas funciones en los ensayos iniciales y en los siguientes. Los tests que ficativas entre los grupos adiestrados sobre materiales idénticos y semejantes y el
requerían precisión de movimientos y los que dependían de una información ante- grupo de control que había repetido el test sin período de adiestramiento. Era de
rior, como los de vocabulario, arrojaron ganancias en la repetición que se extendían esperar este resultado, en parte, a causa del olvido, y en parte, porque la naturaleza
desde el 6 al 25 % de las puntuaciones iniciales. Los tests sobre laberintos y repro- de los elementos del Stanford-Binet varía en los diferentes niveles de edad. Por
ducción de dibujos con cubos (dibujos de Kohs), en los que podía formularse una re- tanto, a los chicos se les daba un test diferente de aquellos sobre los que habían sido
gla generalizada durante el test inicial, presentaron mejoras del 76 al 200 %. Aún adiestrados.
mayores se encontraron en los de aptitud mecánica, en donde había que reconstruir Investigaciones más recientes sobre determinados tests, tanto colectivos como
objetos reuniendo sus partes componentes; en tales casos podían recordarse las solu- individuales, han demostrado del mismo modo que, en general, el adiestramiento
ciones anteriores y aplicarse de nuevo sin ningún cambio en la repetición del test. produce ganancias significativas en las puntuaciones medias (8, 12, 15, 31, 63, 70,
176 VII. La formación y las diferencias individuales Práctica y variabilidad 177
71, 73). Muchos de estos estudios los han llevado a cabo psicólogos británicos que ciría la validez del test para fines predictivos. Por otra parte, si la mejora se extiende
se han interesado por los efectos de la práctica y del adiestramiento sobre los tests a un área más amplia de conducta de la que el test está destinado a medir, entonces
utilizados para distribuir a los muchachos de once años entre los diferentes ti- la formación puede considerarse equivalente a educación y de ninguna manera inva-
pos de escuelas secundarias. Como era de esperar, la magnitud de la mejora depende lidaría el test. En tal caso, la puntuación de este sigue dándonos un cuadro preciso
de la capacidad y experiencias educativas anteriores de los sujetos, de la naturaleza de la posición del individuo en cuanto a las capacidades que se están considerando.
de los tests y del grado y tipo de adiestramiento proporcionados. Es más probable Es obvio que cualquier experiencia que el individuo haya tenido, bien metódica o
que se beneficien de un adiestramiento especial los sujetos con una educación defi- irregular, en la escuela o fuera de ella, se reflejará en la ejecución que consiga en
ciente que los que han tenido oportunidades educativas superiores y están ya los tests que prueben aspectos afines de la conducta.
preparados para desempeñar buen papel en los tests. Es obvio también que cuanto Otro punto a considerar en la interpretación de las diferencias individuales en
mayor sea el parecido entre el contenido del test y el material de adiestramiento, las puntuaciones de tests se refiere a la cuestión anteriormente mencionada de los
mayor será la mejora obtenida en las puntuaciones. Por otra parte, la efectividad métodos de trabajo. Si bien la práctica o adiestramiento sobre un test conduce al
del adiestramiento puede depender del grado en que se han enseñado a los sujetos uso de diferentes métodos de trabajo en la resolución de los mismos problemas,
los principios o tipos de información que puedan aplicar a una amplia variedad entonces las diferencias en los métodos de trabajo pueden también explicar las dife-
de situaciones. rencias individuales en la aplicación inicial del «test»; p. ej., los individuos cuya
En conexión con el último punto se han proporcionado sugestivos datos sobre experiencia previa incluye la resolución de muchos problemas aritméticos sobre la
la posible obtención de elevaciones considerables en la puntuación de tests de inte- cantidad de dinero que se gasta y se ahorra del salario semanal, o sobre el número
ligencia, como resultado de una formación especial en la semántica y en la lógica de lapiceros que podrían comprarse con una cantidad de dinero dada, se apoyarán
(40, 60). Los prometedores resultados de grupos de universitarios sometidos a un más seguramente en soluciones de memoria y rutina, y con menos fuerza sobre el
test antes y después de tal formación apuntan hacia la conveniencia de continuar razonamiento, al responder a un test compuesto de tales problemas. Lo contrario
los estudios en este sentido. será también cierto en los individuos que no hayan tenido ese tipo de experiencia
Se sigue un método análogo en los ejercicios especiales destinados a mejorar previa. Esto es aún más evidente en tests tales como los de ensamblaje de piezas
la disposición de los niños para el primer grado de las tareas escolares y a estimular mecánicas. En este caso, la ejecución inicial de una persona que frecuentemente ha
el desarrollo de varias funciones intelectuales. En un intento de comprobar la efec- desmontado y montado timbres, relojes, picaportes y otros accesorios mecánicos,
tividad de tal instrucción (28), se sometió a dos clases del jardín de infancia, que se podrá comparar con más justeza a la tercera ejecución de un individuo sin nin-
totalizaban 53 niños, a un programa de catorce semanas de duración, basado en guna experiencia mecánica que a la del primer intento de este último.
la serie «Aprenda a pensar» (57, 58). Antes y después del programa se les sometió
a los tests Thurstone de Aptitudes Mentales Primarias (nivel primario) y a la Escala 7-3. Práctica y variabilidad.—Se han planteado diversas preguntas sobre la
de Inteligencia para Niños, de Wechsler. Dos clases que sirvieron de control, de 54 ca- relación entre la práctica y las diferencias individuales. ¿Aumentan o disminuyen
sos cada una, recibieron los mismos tests sin ningún adiestramiento. Todos los las diferencias individuales con la práctica? ¿Tienden los individuos a mantener la
grupos mejoraron en la realización del segundo test. En los de Aptitudes Mentales misma posición relativa en el curso de la formación? ¿En qué medida cabe atribuir
Primarias, los grupos adiestrados consiguieron ganancias significativamente mayores las diferencias individuales a diferencias en el grado de práctica? Estas preguntas
que los de control. En la escala de Wechsler, sin embargo, todos los grupos mejo- presentan inferencias teóricas y prácticas. Tienen una influencia directa sobre la
raron significativamente en el nivel 0,01, y los grupos adiestrados no obtuvieron selección y situación personales, el consejo vocacional y educativo y cualquier otro
ventaja sobre los de control. Por consiguiente, las ganancias en la escala de procedimiento que requiera predecir la ejecución de los individuos después del
Wechsler no podían atribuirse al programa de formación. Los resultados sugieren, período formativo. Desde un punto de vista teórico, algunos psicólogos han tratado
pues, que la formación suministrada por la serie «Aprenda a pensar» puede ser de utilizar los experimentos sobre la práctica y la variabilidad como uno de los
específica para los tests de Aptitudes Mentales Primarias más bien que para accesos para el análisis de las contribuciones hereditarias y ambientales en el des-
producir una mejora de carácter general. Ha de advertirse al respecto que el material arrollo de la conducta. '
de formación es muy semejante al de los elementos del test. Sin embargo, las respuestas a estas preguntas han demostrado que no son tan
Los estudios del tipo de los tres últimos citados nos ponen ante el dilema de simples como se creía originalmente. Los primeros investigadores obtenían a menudo
considerar si el adiestramiento es solo válido para los tests psicológicos o cabe apli- resultados contradictorios debido a cierto número de dificultades metodológicas l.
carlo a la educación general. La respuesta depende de la amplitud del efecto. Si la Puede demostrarse que muchas de estas discrepancias surgían de las maneras espe-
mejora se limita a los elementos específicos del test o a un material claramente
1
similar, entonces la formación debería considerarse como adiestramiento y este redu- Para un examen de esta literatura y un análisis de los problemas metodológicos, cf. Anas-
tasi (2).
178 VIL La formación y las diferencias individuales Práctica y variabilidad 179

cíficas en que se formulaban los problemas. Una de las diferencias se refiere a la resultados típicos en un estudio realizado por Anastasi (2). A cuatro grupos, cada
medida de la práctica empleada. Cuando decimos que dos personas han tenido la uno de los cuales comprendía de 114 a 200 universitarios, se les procuró una
misma práctica, ¿suponemos que han empleado la misma cantidad de tiempo prac- práctica continua en uno de los cuatro tests siguientes:
ticando o que han llevado a cabo una cantidad de trabajo igual? Por ejemplo, ¿han Tachado: tachar todas las letras A en una página multicolor.
pasado dos horas trabajando sobre problemas aritméticos o han resuelto las dos diez Símbolo-dígito: escribir el número correcto debajo de cada símbolo mediante la
problemas prácticos? referencia a la clave.
Otra dificultad surge del uso de puntuaciones de cantidad o de tiempo como Vocabulario: escribir la sílaba sin sentido apropiada junto a cada sílaba dada
medidas de progreso. Las primeras se basan en la cantidad de trabajo que se ha mediante referencia a la clave.
realizado correctamente durante un período de tiempo dado; las segundas, en el Palabras ocultas: subrayar todas las palabras de cuatro letras en una página mul-
tiempo requerido para completar una cantidad de trabajo dada. Los resultados de ticolor.
los experimentos prácticos dependerán también de la elección de medidas de varia-
bilidad absolutas o relativas, como se describieron en el capítulo II. ¿Se ha de
expresar la magnitud de las diferencias individuales en función de la amplitud total, La práctica consistía en 15 pruebas de cuatro minutos cada una para las pala-
la desviación típica o medidas absolutas semejantes, o bien en función de una me- bras ocultas, y en 20 pruebas de dos minutos cada una para los demás tests, em-
dida proporcional tal como el coeficiente de variación? pleándose un grupo de sujetos diferente para cada test. Todas las puntuaciones
se trasladaron a una escala de unidad igual, construida previamente en una mues-
Un problema final se refiere a la desigualdad de unidades. En muchos tests psico- tra de 1000 casos.
lógicos los puntos de las sucesivas puntuaciones no corresponden a incrementos
Las desviaciones típicas y las medias de las puntuaciones en cada ensayo se
iguales en la dificultad. Así, puede ser más difícil añadir 5 puntos a una puntuación
reproducen en la tabla 7-1. Puede verse fácilmente que las desviaciones típicas
inicial de 30 que a otra de 20. Además, es probable que los cambios de los métodos
aumentan con la práctica en cada test. Aunque las fluctuaciones de ensayo a ensayo
de trabajo que se dan a menudo en el curso de la práctica afecten a la distancia
son pequeñas, la tendencia es inconfundible. En cada test, la diferencia entre las
relativa entre las sucesivas unidades de la puntuación. Si, p. ej„ pasada ya cier-
desviaciones típicas inicial y final es significativa en el nivel 0,01. Así, pues, los
ta puntuación, el progreso requiere una organización más compleja de activi-
resultados indican que los individuos tienden a ser más desemejantes después de
dades simples o el desarrollo de un procedimiento más eficaz, las unidades de pun-
un mismo período de práctica de lo que lo eran al comienzo.
tuación que se apliquen tendrán, probablemente, intervalos mayores en la escala
del nivel de dificultad. Los cambios en magnitud de las unidades de puntuación Puede mencionarse al respecto la sugerencia de que las diferencias individuales
netas pueden darse también en tareas en las que nos acercamos rápidamente a un tienden a aumentar en el curso del olvido. En un examen de los datos publicados
límite fisiológico. Esto suele ser cierto en las tareas motoras y en muchas otras sobre numerosos experimentos de aprendizaje, Tilton (59) comprobó que las des-
en las que la velocidad es de importancia primordial. En tales casos las limita- viaciones típicas tendían a aumentar cuando se volvía a someter a los sujetos al
ciones impuestas por razones fisiológicas o estructurales pueden hacer que sea impo- mismo test después de un período de tiempo. El olvido diferencial aparece así como
sible el progreso más allá de cierto punto. A medida que nos acercamos a este se una fuente de variación adicional en la ejecución.
hace mucho más difícil mejorar la puntuación propia; así, las unidades de pun- Se ha visto así que en el curso de la práctica los individuos tienden general-
tuación sucesivas corresponden a diferencias progresivamente mayores en el nivel mente a mantener la misma posición relativa dentro de su grupo. En un resumen
de la dificultad. Ocurre otro tanto al limitar artificialmente el progreso mediante el de los primeros estudios, Kincaid (34) informó que las correlaciones entre las pun-
techo del test. Si el techo es demasiado bajo para los sujetos a quienes se aplica, tuaciones de los ensayos inicial y final solían ser superiores a 0,60. En la investiga-
producirá el efecto de reducir artificialmente las diferencias individuales en el ción de Anastasi anteriormente citada (2), las correlaciones entre los ensayos inicial
curso de la práctica, ya que el progreso de cada uno se encuentra arbitrariamente y final eran todas positivas y significativas en el nivel 0,01. Las correlaciones de los
cortado en un nivel relativamente bajo, aunque cierto número de individuos pudiera cuatro tests fueron:
haber avanzado mucho más si se les hubiera dado la oportunidad. Tachado 0,6725
Se puede argumentar sobre bases teóricas y prácticas que la formulación más Símbolo-dígito 0,2981
Vocabulario 0,5073
significativa del problema de la práctica y la variabilidad abarca los cambios en Palabras ocultas 0,8239
variabilidad absoluta de las puntuaciones de cantidad consiguientes a períodos igua-
les de tiempo empleados por todos los sujetos en la práctica (cf. 2). Cuando^se-sajis- Tales resultados indican que las predicciones de la ejecución de un individuo
iacen estas condiciones, la mayoría de las investigaciones está de acuerdo en señalar con posterioridad al período de formación, partiendo de su puntuación anterior al
un aumento de las diferencias individuales debido a la práctica. Se pueblen encontrar
180 VIL La formación y las diferencias individuales Práctica y variabilidad 181

en un sentido limitado. Lo que el individuo realmente hace durante tal forma-


TABLA 7-1 ción—y de aquí lo que aprende de ella—depende, a su vez, de las experiencias
pasadas afines.
Medias y desviaciones típicas de las puntuaciones de los intentos sucesivos en cada
uno de los cuatro «tests* Algunos investigadores han tratado de determinar la contribución relativa de
la práctica a las diferencias individuales. Supongamos que tuviéramos que examinar
(De Anastasi, 2, págs. 40-42) de latín a unos alumnos de los últimos años de segunda enseñanza, todos los cuales
han recibido de uno a cuatro años de instrucción en dicha disciplina. Podríamos
Tachado Símbolo-dígito Vocabulario Palabras ocultas
i tentó (N == 200) (N = 134) (N == 123) (N = 114) entonces preguntar: «Del total de variabilidad en las puntuaciones, ¿cuánto resulta
Media DT Media DT Media DT Media DT - del grado de instrucción en latín y cuánto de las diferencias individuales dentro de
los grupos que han tenido el mismo grado de instrucción?» Por lo que sabemos
1 40,63 6,78 41,15 7,58 39,06 6,84 43,58 6,94
2 44,99 6,42 47,63 7,38 46,30 6,03 44,63 6,90 acerca de la amplitud de la ejecución respecto a una sola clase sobre cualquier
3 47,00 6,60 52,69 7,30 45,22 6,95 49,00 7,52 materia escolar, esperaríamos un considerable solapamiento entre las puntuaciones
4 48,00 6,52 54,57 8,04 47,74 5,88 51,25 7,74 de los tests de rendimiento de los diferentes grupos. No es improbable, p. ej., que
5 50,75 6,60 57,90 7,94 49,19 6,86 54,49 7,86
0 50,30 6,68 58,63 8,34 48,80 6,78 55,12 8,24 el mejor estudiante del grupo de primer curso rindiera mejor examen que el peor
7 51,68 6,62 61,02 8,66 52,06 7,22 58,18 9,28 estudiante del grupo de cuarto curso. Es obvio, pues, que en la situación descrita
8 52,74 7,04 62,25 8,44 48,97 7,89 60.40 8,90 el grado de formación en latín no demostraría ser la única fuente de variación en la
9 53,06 7,28 63,79 8,08 51,59 7,16 61,30 9,10
10 55,83 7,24 64,52 8,36 52,50 8,34 64,40 10,22 puntuación del test. Mediante análisis estadísticos apropiados, podríamos determinar
11 54,70 7,24 65,22 7,94 53,08 8,90 62,19 10,46 qué proporción de la varianza total de las puntuaciones del test en latín, en este
12 55,08 7,22 65,70 9,40 55.35 8,10 63,26 10,96 grupo, cabría atribuir al grado de formación y qué proporción obedecería a las
13 56,09 7,70 67,04 8,06 54,54 7,98 67,02 11,36
14 55,50 7,12 67,51 8,40 54,74 7,26 68,47 12,96 diferencias individuales dentro de los grupos 1 .
15 57,88 7,54 67,78 8,72 56,02 8,49 69,28 11,44 Las investigaciones encaminadas a responder a este tipo de preguntas han utili-
16 56,67 7,70 69,13 9,78 56,48 8,46
17 57,01 7,32 68,19 8,92 57,83 8,59 zado tanto los cursos escolares como las prácticas de laboratorio controladas (16,
18 57,62 7,58 68,81 8,80 56,63 9,13 24, 41, 42, 54). Algunos de estos estudios han tendido a crear impresiones falsas
19 57,08 7,36 69,17 8,40 56,97 8,89 por varias razones. En primer lugar, algunos de los cálculos publicados sobre la
20 59,60 7,88 70,07 9,98 59,28 8,87
contribución proporcional de la práctica y de las diferencias individuales en la
varianza total son erróneos a causa del uso de técnicas estadísticas impropias (cf. crí-
mismo, son siempre mejores que las que podrían obtenerse por azar. La precisión ticas en 21, pág. 162, y 24, págs. 5-8). En segundo lugar, como Hamilton (24) ha
de esta predicción varía con la naturaleza de las funciones y las prácticas efec- señalado en un cuidadoso análisis del problema, no podemos atribuir a la herencia
tuadas (27). Pero en la inmensa mayoría de las actividades las correlaciones son su- todas las diferencias individuales que subsisten cuando se mantiene constante el
ficientemente altas para hacer posible la predicción. grado de formación. Esta interpretación—propuesta por algunos de los primeros
El hecho de que los individuos tiendan a mantener su estado relativo y a escritores—ignora los efectos acumulativos de los factores ambientales antecedentes
separarse en lugar de converger después de un período de prácticas es interpre- que ya hemos discutido. Cuando la formación que estamos considerando se obtuvo
tado por algunos de los primeros escritores como testimonio de una base here- en un curso escolar ordinario, el efecto de las anteriores diferencias en motivación,
ditaria de las diferencias individuales. Se argumentaba que si las diferencias inicia- hábitos de estudio e información y habilidades previamente adquiridas sobre la*
les procedían, en gran medida, de las desigualdades de la experiencia pasada, un ejecución del estudiante, es de gran importancia. A esto debe añadirse que el hecho
período de formación uniforme debería reducir drásticamente tales diferencias. Este de que estén inscritos en el mismo curso no significa que se haya empleado el
razonamiento es muy discutible. La influencia de los factores ambientales sobre mismo tiempo en el aprendizaje de una materia por parte de los distintos estu-
el desarrollo de las aptitudes es de naturaleza acumulativa. Si la experiencia anterior diantes, i
del individuo le ha hecho más experto en una tarea determinada, debemos esperar Una tercera objeción, y más fundamental, a la mayoría de estos estudios es la
que se encuentre en mejores condiciones para aprovecharse de una formación ulte- de que nos informan de lo que parece ser un cálculo generalizado de la contribución
rior. El mejor ejecutor inicial aporta a la tarea métodos de trabajo, actitudes, habi-
lidades e información que sirven también para acelerar su progreso ulterior. Cuanto 1
más haya aprendido un individuo en el pasado, más capaz será de aprender en La técnica a emplear con este fin se basa en el análisis de la varianza de Fisher. La
el presente. Además, debe reconocerse que una formación uniforme solo puede serlo varianza es el cuadrado de la desviación típica o ^X M
¡
N
182 VII. La formación y las diferencias individuales Estudios en escuelas maternales 183

proporcional de la práctica y las diferencias individuales en relación con la varianza ción proporcional de la herencia y el ambiente en los grupos que variaran, bien en
total. Hámilton demostró, en un estudio bien planeado, que tales estimaciones gene- la heterogeneidad hereditaria, bien en la ambiental. Así, en un grupo de ambiente
rales no tienen sentido (24). A escolares del quinto grado se les aplicaron 24 ensa- relativamente uniforme los factores hereditarios tienen mayor peso en la determi-
yos sobre cada uno de tres tesis de aprendizaje—trazado por orificios, sustitución nación de las diferencias individuales. A la inversa, en un grupo con una herencia
de símbolos por dígitos y lenguaje artificial—. El número de casos variaba de 22 a relativamente homogénea, los factores ambientales ejercerán una influencia relativa-
28 para los diferentes tests. Se determinó para cada uno la contribución relativa de mente mayor en el desarrollo de las diferencias individuales. Debe advertirse que
la práctica con la varianza total en los diferentes estadios de aquella. Este análisis también es válida esta relación cuando se determinan las ponderaciones relativas de
se basaba esencialmente en una comparación del grado de las diferencias indivi- dos factores ambientales diferentes o de dos factores hereditarios distintos. Así, pues,
duales, en cuanto a los ensayos considerados uno a uno, con los cambios generales en el experimento de Hámilton, si queremos comparar la contribución relativa de
de puntuación de un ensayo a otro. la práctica inmediata (número de ensayos o longitud del período formativo) con la
contribución de los factores antecedentes (ambientales y hereditarios), el cálculo va-
El análisis de Hámilton demostró que la contribución proporcional de la práctica
riará de acuerdo con la variación de la práctica presente o de las condiciones ante-
variaba ampliamente para cada test y dependía de la cantidad de práctica que se
riores ; p. ej., si consideráramos únicamente las puntuaciones obtenidas en un solo
hacía intervenir. Los datos de la tabla 7-2 ilustran este punto. Cuando se comparaba
ensayo, la contribución de la práctica a la varianza en la puntuación sería obvia-
mente cero. Del mismo modo, si se comparan las puntuaciones de ensayos adya-
TABLA 7-2
centes, la función de la práctica en la producción de las diferencias en la puntuación
Contribución de la práctica a la varianza de puntuación total es relativamente pequeña. Por otra parte, cuando comparamos ensayos que están
(De Hámilton, 24, págs. 32-34) muy separados, la contribución de la práctica es mucho mayor que la de las dife-
rencias individuales.
INTENTOS 1-2 naom A r»-20 DÍTWNTOS 1-2 TRINA A 3-4
7-3. Estadios en escuelas maternales *.—Se han llevado a cabo más de cin-
Porcentaje de puntuación total Porcentaje de puntuación total
Varianza atribuible a: Varianza atribuible a: cuenta investigaciones con el fin de determinar el efecto, si es que existe, de la
asistencia a una escuela maternal o a un jardín de infancia sobre el desarrollo inte-
Diferencias in- Diferencias In-
Práctica dividuales Práctica dividuales lectual del niño. El interés por este problema alcanzó su máximo al principio de
la década de 1940 con la publicación de una serie de estudios de la Universidad de
Trazado por orificios 84,15 15,85 32,16 67,84 lowa. A ello siguió una animada controversia con las críticas, respuestas, réplicas
Símbolo-dígito 55,65 44,35 25,57 74,43
Lenguaje artificial 71,43 28,57 34,38 65,62 y contrarréplicas aparecidas en las revistas psicológicas. Aunque los estudios pre-
escolares puedan haber añadido poco a nuestro conocimiento de las causas de
el promedio de la ejecución en los dos primeros ensayos con el de los dos últimos, la las diferencias individuales, estimularon un examen minucioso de la metodología
contribución proporcional de la práctica era consistentemente mayor que en el resto de los estudios longitudinales. Como producto secundario de la controversia, se cen-
de ellos, y eran los factores residuales los que promovían las diferencias individuales tró la atención sobre los requisitos experimentales y estadísticos de tales investiga-
dentro de cada ensayo. Por otra parte, al comparar parejas de ensayos adyacentes, ciones. El producto neto fue una contribución positiva al desarrollo de métodos
las diferencias individuales residuales son mucho más importantes que la práctica válidos de investigación.
en la determinación de la variación total de la puntuación. Hámilton concluye que En 1945, Wellman (66) resumió las conclusiones de los estudios sobre niños en
no pueden presentarse cálculos generalizados de una manera significativa, puesto edad preescolar que se habían publicado hasta entonces. A causa de las pequeñas
que la contribución proporcional de la práctica depende de: 1) el estadio de la muestras, la falta de grupos de control y otras limitaciones, muchas de estas inves-
curva de aprendizaje en el que se miden las diferencias individuales; 2) la cantidad tigaciones no son convincentes. Algunas, p. ej., solo publican las puntuaciones del
de práctica que tiene lugar entre los ensayos que se comparan; 3) la heterogeneidad test de inteligencia de un grupo de escuela maternal antes y después de un período
de los grupos con relación a otras características afines, y 4) la clase de tarea o habi- de asistencia a la misma. En tales estudios es imposible determinar en qué grado
lidad que se considera. procede el cambio en la puntuación de la repetición del test o de la época del año
El lector habrá advertido ya que le es familiar esta crítica de los cálculos gene- en que se aplicó. Para conseguir este fin es esencial un grupo de control. Otro
ralizados de la contribución proporcional. Nos encontramos coq el mismo punto en
* En EE. UU., la escuela maternal (nursery school) es anterior al jardín de infancia o
el capítulo III, cuando se discutía la interacción de los factores hereditarios y am- kindergarten. A la primeTa acuden los niños de los dieciocho meses a los cuatro años. Al
bientales. Se indicó entonces que se obtendría un cálculo distinto de la contribu- segundo, de los cuatro años a los seis. (TV. del T.)
184 VIL La formación y las diferencias individuales Estudios en escuelas maternales 185

grupo de estudios nos informa únicamente de la ejecución relativa en el grado que hemos discutido en una sección anterior de este capítulo. En general, cuanto
primero (o en los niveles escolares inmediatos) de dos grupos, uno de los cuales más permanece un niño en una escuela de párvulos, más frecuentemente se somete
había asistido a la escuela maternal y el otro no. La dificultad que entraña este a tests. Jones y Jorgensen (33), en un estudio realizado en la Universidad de Cali-
procedimiento es que la asistencia a una escuela maternal puede ya, en sí misma, fornia, nos proporcionan un testimonio directo sobre esta cuestión. Estos autores
ser selectiva. Aun cuando los grupos estén equiparados en la educación y ocupa- hallaron una correlación de 0,34 entre la ganancia en CI y el período de asistencia
ción de los padres, así como en otras amplias categorías, la selección puede ha- a la escuela maternal. Sin embargo, cuando se mantuvo constante el número
berse dado ya dentro de estas categorías. Así, entre familias que tienen el mismo de tests mediante una técnica de correlación parcial, la correlación entre la ganancia
nivel educativo, ocupacional y socioeconómico, los padres que inscriben a sus en CI y la duración de la asistencia a la escuela descendió hasta un valor despre-
hijos en una escuela maternal pueden todavía diferir en inteligencia, características ciable e insignificante.
de personalidad, interés por sus hijos, o en otros aspectos sutiles y de difícil deter- La mejora en la ejecución del test que sigue a la asistencia a la escuela ma-
minación. Por todas estas razones, el procedimiento más satisfactorio consiste en ternal puede también resultar, en parte, de una mejor adaptación emocional y
someter a los tests a un grupo de una escuela maternal antes y después de iniciar motivacional a la situación de test. En un estudio cuidadosamente controlado sobre
la asistencia a la escuela, junto con el correspondiente grupo de control y en el mismo la escuela maternal, llevado a cabo por Goodenough y Maurer (20) en la Univer-
intervalo de tiempo. sidad de Minnesota, se hizo un intento por eliminar este factor, dejando de aplicar
Un examen de las extensas y ampliamente citadas investigaciones de Wellman y el test a los niños que presentaban una conducta de tipo negativo. Además, si un
sus colaboradores en la Universidad de Iowa (65) servirá para aclarar la naturaleza niño persistía en mostrar una actitud de no cooperación en repetidas visitas, se le
de estos estudios sobre escuelas maternales. En uno de los proyectos de Iowa se excluía del estudio. Como precaución adicional, ninguno de los examinadores esta-
reunieron datos de 652 niños comprendidos entre los dieciocho y los setenta y siete ba en conexión con la escuela. De este modo el grado de la relación entre el exa-
meses, todos los cuales asistían, bien a la escuela maternal, bien al jardín de in- minador y el niño no era mayor con el grupo de la escuela maternal que con
fancia, regidos por la Universidad. Se aplicó a los sujetos el test de Stanford-Binet el de control. Bajo estas condiciones, el grupo que asistía a la escuela presentó
o el de Kulhmann-Binet en el otoño y otra vez en la primavera de cada curso de ganancias despreciables en la media del CI después del período de asistencia.
asistencia escolar. Durante el primer año de asistencia, las puntuaciones mostraron Ha de hacerse notar, entre paréntesis, que este estudio puede haber borrado dema-
una ganancia media de 6,6 puntos en el CI. Los niños que continuaron asistiendo siadas cosas. En su esfuerzo por eliminar los factores específicos que pudieran
durante dos o tres años experimentaron posteriores incrementos en su CI, aunque influir en la conducta en cuanto a la recepción del test, los investigadores pueden
las ganancias se redujeron progresivamente de un año a otro. Por otra parte, no haber pasado por alto la posibilidad de que la asistencia a la escuela maternal,
se halló ninguna correlación significativa entre la ganancia en CI y el número de en general, mejore las actitudes hacia las tareas determinadas por los adultos. Esta
días que se había asistido a la escuela durante el año (este último se extendía desde mejora podría, a su vez, facilitar el subsiguiente aprendizaje y desarrollo intelec-
treinta y siete hasta ciento cuarenta y ocho días). tual. Como en el caso de los estudios de adiestramiento previamente discutidos, aquí
Desde luego, no es posible valoración alguna sobre las determinaciones ante- la cuestión es la de la amplitud o generalidad del efecto.
riores sin datos comparables procedentes de un grupo de control. Con este fin, Otras dificultades metodológicas se centran alrededor de la práctica de utiliza-
Wellman comparó a 34 de los niños que asistían a la escuela maternal con otros ción de poblaciones previamente diferenciadas, en las cuales se ha dado un proceso
34 que no lo hacían, de forma que tuvieran edad cronológica y CI inicial iguales. de autoclasificación. Idealmente, el experimentador ha de escoger de antemano los
Entre los tests del otoño y la primavera el grupo preescolar ganó un promedio de 7,0 grupos que se equiparen a partir de una población sencilla. Al comprobar los efectos
puntos, mientras que el grupo de control perdió un promedio de 3,9 puntos. La de la asistencia a la escuela maternal, p. ej., los niños deben ser primeramente
diferencia media de casi 11 puntos entre los dos grupos observada en el test de la emparejados sobre la base de características equivalentes. Entonces debe seleccio-
primavera era estadísticamente significativa. A primera vista, estas experiencias narse al azar un miembro de cada pareja para su asignación al grupo de la escuela
parecen indicar un efecto genuino, aunque ligero, de la asistencia a la escuela ma- maternal, y el otro para el grupo de control. Sin embargo, en la práctica las in-
ternal sobre el CI, y así lo interpretaron los investigadores de Iowa. Sin embargo, vestigaciones sobre la escolaridad han tenido que recurrir a una equiparación' a
la conclusión levantó una tormenta de objeciones (cf. 17, 18, 37, 38, 68). Algunas posteriori. Algunos niños pertenecientes a una comunidad han ingresado en la escuela
de las cuestiones metodológicas e interpretativas más fundamentales provocadas por maternal por decisión de sus padres. Pero esta misma decisión puede reflejar
estas críticas merecen consideración a causa de sus consecuencias generales. características que distingan a estos padres y sus hogares o sus hijos de otros que
Con relación a la continua mejora de los niños que asistieron a la escuela ma- existan en la comunidad. El investigador entonces trata de encontrar a otros niños
ternal durante dos o tres años, es probable que las ganancias en las puntuaciones de la comunidad que equivalgan a los que ya van a la escuela en lo que considera
de los tests resultaran en gran medida de la práctica y adulteración del «test» que son características importantes para su estudio.
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186 VIL La formación y las diferencias individuales Estudios en escuelas maternales 187
Con una equiparación a posteriori es probable que los grupos difieran en una puntuaciones obtenidas en las edades preescolares y que el efecto de la regresión
o más características cuya afinidad con el problema que se investiga pueda haber sea relativamente grande.
sido pasada por alto. Si, p. ej., los niños procedentes de hogares con superior orien- La figura 7-1 presenta un ejemplo esquemático de la regresión. La parte superior
tación intelectual son los que van a la escuela maternal, la diferencia sistemática del grabado indica la distribución de los Cl en el primer test. La parte inferior, la mis-
en la atmósfera del hogar en favor del grupo de la escuela puede, con el tiempo, ma en el segundo. Se expone la regresión en el caso de diez personas, cada una de las
conducir a un desarrollo superior de este grupo en contraste con el grupo de control. cuales obtuvo un Cl de 120 en el test inicial. Debido a la existencia de factores
O quizá sean enviados a la escuela con más frecuencia los niños que tienen incli- casuales no correlacionados en los dos
nación a la timidez para ayudarlos a vencer esta dificultad. En tal caso, esta timidez tests, las puntuaciones de estas diez perso-
podría ser un impedimento en el test de inteligencia inicial y conducir a una ganancia distribución del Cl en la primera
nas se extienden sobre un amplio campo aplicación del test
aparente en otro posterior, cuando la timidez producida por la situación desconocida en el segundo test, y el promedio de los Cl
haya remitido. Si el experimentador asigna los niños al azar a los grupos escolar y de las diez personas en la repetición (107)
no escolar, cualquier característica incontrolada tenderá, por cálculo de probabili- está más próximo a la media del grupo
dades, a distribuirse por igual en los dos grupos. Pero cuando factores especiales, que el valor inicial de 120. Ha de añadir-
como la decisión de los padres de inscribir a su hijo en la escuela maternal, de- 10 casos con
se que tal regresión deja la misma variabi- Cl-120
terminan el emplazamiento en el grupo experimental o en el de control, entonces lidad total de la distribución. Los indivi-
las características no controladas pueden variar sistemáticamente, amontonando duos cambian simplemente de lugar, sin
un exceso de un tipo de niño solamente en uno de los grupos. ninguna reducción en la variabilidad to-
Una objeción todavía más seria al uso de muestras equiparadas procedentes tal del grupo.
de poblaciones diferenciadas surge de lo que los estadísticos llaman el efecto de
¿Cómo entra la regresión en el uso de distribución delCI
regresión. La regresión opera siempre que se hacen comparaciones entre dos medidas
muestras equiparadas? Una ojeada a la entesegunda
que están imperfectamente correlacionadas. Esta condición se aplica a cualquier
figura 7-2 nos sugiere la respuesta. Es pro- aPíicacLón deltest^
repetición de tests, ya sea exactamente el mismo el que se repita, ya se apliquen
bable, p. ej., que los niños que asisten
formas equivalentes en las dos ocasiones. Es bien sabido que ningún test tiene un
a una escuela de párvulos tiendan a pro-
coeficiente de fiabilidad de 1,00 (cf. Cap. I). En otras palabras, las puntuaciones
ceder de hogares superiores y a tener, CI medio
de los individuos presentarán generalmente alguna variación en cualquier repetición de 10 casos = 107
por tanto, Cl más altos que los otros mu-
del test. La regresión significa simplemente que a través de esta variación las pun-
chachos de su comunidad. Así, si consi- FIG. 7-1.—Efecto de la regresión en la re-
tuaciones extremas tienden a remitir, o sea a acercarse hacia la media cuando el
deramos la distribución del Cl de los ni- petición del test.
test se repite. Así, p. ej., si se somete a varios niños a la forma L del Stanford-
ños preescolares y la de los niños no pre-
Binet y se les aplica la forma M seis meses después, se advertirá una tendencia de
escolares en conjunto, podemos encontrar una situación semejante a la que repre-
-aquellos que puntuaron por encima del promedio en el primer test a aproximarse
senta la población A y la población B en la figura 7-2. Si ahora un investigador
a la media en el segundo. Del mismo modo, los que puntuaron bajo en el primer
reúne muestras equiparadas procedentes de estas dos poblaciones, solamente podrá
test tenderán a subir hacia la media en su puntuación en el segundo.
hacerlo eligiendo chicos que se encuentren por debajo de la media de la pobla-
La regresión es el resultado de la presencia de factores casuales, no correlacio- ción A y otros que estén por encima de la media de la población B. Sin embargo,
nados, que en las dos ocasiones afectan a la puntuación. Algunos de los individuos al repetir el test, los individuos de la muestra a (preescolar) tenderán a regresar
que recibieron puntuaciones iniciales altas lo hicieron así, en parte, porque ciertos hacia la media de su población; es decir, sus Cl tenderán a subir. Por la misma
factores casuales elevaron sus puntuaciones en aquella ocasión particular o en aque- razón, los Cl de la muestra b (control) tenderán a bajar. De este modo tenemos
lla forma de test. Estos individuos estaban, por consiguiente, en situación de ventaja una posible explicación de la ganancia media en Cl del grupo preescolar y la per-
en el test inicial. Sin embargo, puesto que los factores casuales no están correlacio- dida media en Cl del grupo de control que se encontró en el estudio de Iowa. La
nados en los dos tests, no se verán igualmente favorecidos en la repetición, y sus diferencia final en la puntuación entre los dos grupos puede no ser más que un
puntuaciones tenderán a decrecer más frecuentemente que a aumentar o a permanecer artefacto estadístico, que resulta de la forma en que se escogieron las muestras equi-
iguales. Desde luego, la presencia de estos factores casuales impide que la correla- paradas l.
ción entre ambos tests sea perfecta. A este respecto conviene observar que la fiabi-
1
lidad de los tests preescolares tiende a ser más baja que la de los tests para sujetos Para una explicación más completa de la regresión y de sus interrelaciones en los ex-
de más edad. De aquí que los factores casuales tengan mayor importancia en las perimentos sobre grupos equiparados, instamos al lector a consultar el artículo de Thorn-
dike (55).
T"

188 VIL La formación y las diferencias individuales Cuantía de escolaridad e inteligencia 189

A la luz de las dificultades metodológicas de la investigación de Iowa—y en Desde luego, existen dos explicaciones alternativas para tales correlaciones: 1) la
vista de los resultados negativos de otros estudios análogos—, es evidente que, hasta educación eleva el nivel intelectual, y 2) cuanto más inteligentes son los individuos,
ahora, no se ha demostrado ningún efecto de la asistencia a la escuela maternal es más probable que sobrevivan a las estrictas selecciones progresivas que se dan
sobre el CI. Sin embargo, ha de advertirse que el estudio de Iowa que anteriormente en los sucesivos niveles educativos. Es obvio que la duración de la educación de
discutimos se realizó en una escuela preuniversitaria. Esto fue también cierto en un individuo no depende por completo de su capacidad. Cabe citar los recursos
la mayor parte de los otros estudios preescolares, incluyendo los proyectos citados financieros, la tradición y las actitudes familiares, las facilidades educativas en
de California y Minnesota. El hecho de que los niños enrolados en tales escuelas las diferentes localidades y otros varios factores no intelectuales. Por otro lado, se
preuniversitarias tiendan en conjunto a proceder de hogares superiores sirve para da una considerable selección intelectual en los sucesivos niveles educativos cuando
minimizar cualquier posible efecto de la asistencia a la escuela. Si los niños se se pasa de los grados obligatorios.
encuentran ya en un ambiente que los conduzca fácilmente al desarrollo intelec- Estudios longitudinales de los mismos sujetos, durante un período de varios años,
tual, la experiencia escolar adicional no representará ninguna diferencia notable. nos proporcionan un acceso más directo al problema. Lorge (36) informó sobre los
Por esta razón las investigaciones llevadas resultados de la repetición de un test aplicado a 131 hombres, al que se habían
a cabo con niños procedentes de hogares sometido veinte años antes, cuando aún se encontraban en el grado octavo de las
población A
pobres representan una comprobación más escuelas públicas de la ciudad de Nueva York. Se clasificó a los sujetos, primera-
muestra a decisiva del efecto de la asistencia a la es- mente, en función de las puntuaciones del test inicial, obtenidas cuando se ha-
cuela maternal. llaban en el grado octavo. Se encontró que, dentro del intervalo de cada clase de
Mt Otro estudio de Iowa realizado en un las puntuaciones iniciales, las finales tendían a aumentar a medida que lo hacía la
población B orfanato (67) nos ofrece resultados suges- educación recibida posteriormente; p. ej., entre 30 hombres, cuyas puntuaciones
tivos a este respecto. Los niños se hallaban iniciales oscilaban entre 69 y 78, aquellos que solamente completaron el grado
muestra b por debajo del promedio en el CI inicial, octavo obtuvieron una puntuación media final de 20,7, mientras que los que habían
procedían de panoramas socioeconómicos llegado a graduarse obtuvieron un promedio de 38,0.
inferiores y vivían en un ambiente institu- Las comparaciones que se hicieron en el estudio de Lorge se vieron seriamente
cional relativamente falto de estimulación. limitadas por el pequeño número de casos de que se dispuso, hecho que hizo difícil
FIG. 7-2.—Muestras equiparadas de po-
blaciones desemejantes. En este cuadro los investigadores introduje- el establecimiento de tendencias significativas. Además, el análisis de los datos
ron una escuela de párvulos, cuyas activida- deja abierto el camino a la actuación del efecto de regresión. De este modo, entre
des ofrecían un genuino contraste con la rutina de la vida del orfanato. Además, pues- los sujetos que recibieron la misma puntuación en el test inicial, es probable que
to que los experimentadores asignaron los sujetos a los grupos preescolares y de con- aquellos que después continuaron su educación durante un período de tiempo
trol, no podían presentarse efectos de autoclasificación o de regresión. Se equiparó a mayor tuvieran más errores casuales negativos en las puntuaciones iniciales, mien-
los sujetos respecto del CI, edad, sexo, estado de nutrición y período de residencia en tras que los que terminaron antes su período escolar tuvieran más errores casuales
el orfanato. Desgraciadamente, a causa de la pérdida de varios casos de niños que positivos. De este modo se esperaría que los primeros hubieran mostrado una mejora
fueron adoptados durante la prueba, los grupos no permanecieron bien equiparados y los últimos un descenso en sus puntuaciones finales. Puesto que se seleccionó a
durante los tres años del proyecto. Sin embargo, teniendo en cuenta estas dificultades, los sujetos de cada subgrupo sobre la base de las puntuaciones iniciales, podía espe-
los datos indican todavía un efecto significativo de la asistencia a la escuela de párvu- rarse este efecto de regresión.
los sobre el CI (39, 67). Entre los niños que habían residido cuatrocientos días o más Sin embargo, más recientemente se han llevado a cabo otros estudios longitu-
en el orfanato, los que asistieron a la escuela durante el 50 % o más de los días mos- dinales con muestras mayores y en condiciones mejor controladas. En una inves-
traron una ganancia media en el CI de 6,8 puntos. La media final del CI de este tigación en Suecia, Husén (30) comparó la ejecución del test de 722 jóvenes examina-
grupo fue significativamente más alta que la del grupo de control. dos a su entrada en el servicio militar con las puntuaciones que habían obtenido diez
años antes, cuando se encontraban en el grado tercero de las escuelas primarias
7-4. Cuantía de escolaridad e inteligencia.—Se ha explorado también el efecto en la ciudad de Malmó 1. Se subdividió la muestra en cinco grupos con respecto a
de la escolaridad sobre el desarrollo intelectual por medio de un análisis de la rela- l En Noruega está en marcha una investigación similar, que empezó en 1953 aplican-
ción entre la cuantía de la educación y las puntuaciones del test de inteligencia entre do el test prácticamente a todos los alumnos del grado séptimo en una región del sur de Norue-
los adultos; p. ej., exámenes llevados a cabo en el Ejército americano durante las ga (32). Los planes presentes exigen la repetición del test a casi 4000 muchachos de esta mues-
tra, a su entrada en el servicio militar, unos cinco años después del test inicial. Las repeticio-
guerras mundiales arrojaron correlaciones de 0,73 y 0,74 entre los tests de inteli- nes del test se harán también con subgrupos de uno y otro sexo a medida que se gradúen en las
gencia (Alfa del Ejército) y los grados más altos alcanzados en la escuela (62, 74). distintas escuelas secundarias.
T
190 VII. La formación y las diferencias individuales Estudios longitudinales de poblaciones 191

la cuantía total de educación, que se extendía desde los siete años obligatorios de guros de no haber pasado por alto otros factores significativos. En la investigación
la escuela primaria hasta los doce-trece años. Se compararon, dentro de cada grupo, de Husén, p. ej., se demostró que el nivel de los ingresos y la clase social producían
los CI inicial y final. Con relación a la muestra total, el grupo de educación inferior menores cambios en el CI que los obtenidos cuando se estudió la cuantía de la
descendió en un promedio de 1,2 puntos en el C I ; los otros grupos mostraron educación (30). Subsiste, por tanto, cierto número de condiciones ocultas que
ganancias medias relativas de 2,1, 3,0, 3,2 y 11,0, respectivamente. De este modo pudieran ser responsables de los cambios en el CI. Es obvio que solo podrá obte-
se asoció la continuidad en la educación con las mejoras mayores en la puntuación nerse una respuesta concluyente con el tipo de experimentos en los que el experi-
del test. Las tres últimas ganancias medias de que se informó eran significativas mentador decida quién continuará su educación y quién no en cada nivel, y asigne
en el nivel de 0,01. En el mismo estudio la cuantía de la escolaridad correlacio- los sujetos al azar a los diferentes grupos educativos.
naba 0,61 con la puntuación inicial del test, y 0,80 con la puntuación final (29). El Debe también advertirse que el grado más alto que se alcance en la escuela es un
hecho de que la segunda correlación sea más alta nos proporciona una prueba más medio más bien grosero para determinar la cuantía de la educación. El que se haya
del efecto directo de la educación sobre la ejecución del test. pasado el mismo número de años en escuelas de tipos distintos no representa
También es importante un estudio americano de Owens (43) sobre una muestra necesariamente equivalencia en la cuantía de la escolaridad, aun cuando se den,
más restringida. Se volvió a aplicar a 127 hombres el test Alfa del Ejército en 1950, en realidad, requisitos nominales uniformes. Se han efectuado algunos intentos para
al que ya habían respondido treinta años antes, recién entrados en el Colegio Oficial investigar los efectos de las diferencias cualitativas de la educación sobre el desarrollo
de Iowa. Las puntuaciones de la repetición del test mostraron ganancias medias intelectual, aunque los factores selectivos y otros problemas metodológicos hagan
significativas, que aumentaron consistentemente con la cuantía de formación cole- difíciles las comparaciones. Los resultados han sido negativos o poco convincentes
gial o graduada que habían recibido después del test inicial. en unas cuantas investigaciones sobre alumnos que asistían a escuelas elementales
El tipo de análisis empleado por Husén y Owens evita el efecto de regresión dependientes de la universidad (64) y a escuelas privadas superiores (56), así como
que surge de la falta de fiabilidad de las puntuaciones de los tests, ya que no se elige, sobre grupos sujetos a cursos de estudios especiales (35, 46).
equipara o agrupa a los sujetos basándose en la ejecución del test. Además, Husén En un estudio, se comparó a niños que acudían a los tres grados primeros de
pudo demostrar que, en sus datos, las diferencias de educación, en realidad, equili- escuelas rurales de clase única con los que asistían a escuelas graduadas en la
braban el efecto de regresión (30). Específicamente, los grupos que continuaron su misma región (72). Los CI obtenidos, según el Stanford-Binet, cada otoño y prima-
educación durante un período mayor de tiempo contenían una mayor proporción vera, durante un período de dos años, mostraron ganancias significativas durante
de sujetos de puntuación inicial alta que los grupos que interrumpieron antes su las sesiones escolares por parte de los niños que asistían a las escuelas graduadas,
educación. Sin embargo, teniendo en cuenta el efecto de regresión, los grupos mejor pero solo un cambio o pérdida ligeros en los de las escuelas de clase única. Esta
educados deberían haber presentado un descenso desde la puntuación inicial a la diferencia no se relacionó con el fondo familiar o el ambiente del hogar, sino que
final, en lugar de las ganancias relativamente grandes que consiguieron. el autor la atribuyó a las superiores facilidades educativas que las escuelas gradua-
No obstante, tampoco este tipo de experimento nos proporciona una demostra- das podían procurar. Sin embargo, un factor incontrolado en tal estudio fue, posi-
ción concluyente de los efectos de la educación sobre el desarrollo intelectual. En blemente, la cuantía relativa de la experiencia en tests en los dos tipos de escuelas.
la medida en que se permite a los individuos que «ellos mismos se clasifiquen» en Merece también destacarse una observación hecha sobre escolares holandeses (11).
grupos, puede argumentarse que: 1) deben de haber existido diferencias iniciales en- Las puntuaciones de los tests de inteligencia de los que solicitaban la entrada en
tre ellos que influyeron en la clasificación, 2) estas diferencias iniciales, más bien que una escuela de formación industrial en Holanda revelaron un descenso significativo
el tiempo invertido en la educación, pueden ser las causantes de las diferencias de en la media del CI durante los años de la guerra. El conocimiento de las condi-
grupo en las puntuaciones finales del test. Es concebible, p. ej., que las personas ciones escolares durante el período de guerra y de ocupación sugería que tal des-
que continúan su educación durante lapsos más largos puedan tener motivaciones censo en la media del CI pudiera ser el resultado de las condiciones inferiores de
más fuertes para avanzar, ser más persistentes, o proceder de hogares que, intelec- escolaridad. Esta hipótesis se corroboró al advertir que en los años 1949 a 1951,
tualmente, sean más estimulantes. Este tipo de factores, más bien que las diferen- después de la restauración de las condiciones educativas propias del tiempo de paz,
cias en la educación metódica, puede ser la causa de las ganancias proporcional- la media del CI volvió a subir a su nivel de anteguerra. ,'
mente mayores que tales personas consiguieron en las puntuaciones del test. A buen
seguro, los mismos factores podrían haber afectado a las puntuaciones iniciales. 7-5. Estudios longitudinales de poblaciones.—La aplicación corriente del mé-
Pero tal vez su influencia haya aumentado o se manifieste de manera más clara todo longitudinal en la investigación psicológica requiere la repetida administración
entre los períodos inicial y final de aplicación del test. de tests a los mismos individuos durante un período de tiempo. Una variante de
Tampoco es posible analizar, y en cierto modo hacer desaparecer, la influencia este procedimiento es el estudio longitudinal de poblaciones, por medio del cual
de todos los susodichos factores, puesto que teóricamente nunca podemos estar sc- se examinan muestras diferentes, aunque comparables, de la misma población en los
192 VIL La formación y las diferencias individuales Estudios longitudinales de poblaciones 193

períodos correspondientes de su propio desarrollo. Un ejemplo sobresaliente de este apoyo de una interpretación educativa, están las ganancias relativamente grandes
método nos lo proporcionan los exámenes escoceses (48, 49, 50). En 1932 se aplicó en puntuación, obtenidas cuando la escolaridad y otras condiciones ambientales,
un test de inteligencia a casi todos los niños escoceses de once años; se repitió dentro de una comunidad particular, han mejorado de forma notable. Es de especial
en 1947, insistiendo en el intento de hacerlo llegar a todos los niños escoceses que interés un estudio llevado a cabo con niños montañeses en el este de Tennessee (69).
tuvieran once años. Las dos muestras incluyeron 87 498 y 70 805 niños, respectiva- En 1940 se aplicaron tests de inteligencia colectivos a más de 3000 niños en
mente, que representaban el 87 y el 88 % de las poblaciones totales de niños de 40 escuelas rurales. Se compararon los resultados con los obtenidos en niños de
once años que vivían en Escocia en una y otra ocasión. Se describen las muestras la misma región y procedentes en gran parte de las mismas familias, a quienes se
como completas, salvo para los casos en que los impedimentos sensoriales o moto- había aplicado el test en 1930. Durante este período de diez años, el estado econó-
res podrían haber anulado la validez de la prueba, para los niños ausentes el día que mico, social y educativo de estas comarcas había mejorado considerablemente. Pa-
s" aplicó el test y para unos pocos que asistían a escuelas privadas, de las que no ralelamente a estas mejoras ambientales, se observó una elevación en el CI, de la
pudieron obtenerse los datos necesarios que se requerían. En las dos inspecciones primera a la segunda muestra, en todas las edades y en todos los grados, siendo
se aplicó también el Stanford-Binet individualmente a muestras aleatorias más pe- la media del CI de 82 y 93 en las muestras de 1930 y 1940, respectivamente. Los
queñas. niños de las escuelas públicas sometidos al test en Honolulú presentaron asimismo
La comparación de las puntuaciones medias obtenidas en 1932 y 1947 en las ganancias grandes y significativas en las puntuaciones del test de inteligencia, des-
inspecciones escocesas reveló una pequeña mejora, aunque estadísticamente signi- pués de un lapso de catorce años, durante el cual se habían hecho considerables
ficativa, al final del intervalo de quince años. La experiencia era de particular progresos en facilidades educativas (51).
interés, ya que contradecía la predicción de la disminución de la inteligencia, basada Pueden encontrarse datos afines en una comparación del nivel de inteligencia
en las correlaciones negativas que generalmente se dice que existen entre la inteli- de los soldados americanos en las dos guerras mundiales (61). A un grupo de 768
gencia y el tamaño de la familia (cf. 3). Tales correlaciones, halladas en algunos hombres alistados, en representación de la población total de los soldados blancos
países, son del orden de —0,30. Varios autores han argumentado que, puesto que en la segunda guerra mundial, se les aplicó el nuevo Test de Clasificación General
los hijos de familias numerosas tienden a tener un CI más bajo que los procedentes del Ejército (AGCT) y una revisión del Alfa de la primera guerra mundial. La dis-
de familias pequeñas, cada generación sucesiva deberá mostrar una ligera pér- tribución de este grupo en el AGCT se ajustó mucho a la del total del Ejército. En
dida en el nivel intelectual. Sin embargo, análisis ulteriores han indicado que el el Alfa, su puntuación media fue de 104, en contraste con una media de 62 ob-
problema es mucho más complejo de lo que se suponía en principio y que estas tenida en la primera guerra mundial. Se percibirá más claramente la magnitud de
disminuciones predichas son muy problemáticas 1. esta diferencia cuando se considere que la mediana de la muestra en la segun-
Aunque no tan extensas ni tan bien controladas como las inspecciones escoce- da guerra mundial corresponde al percentil 83 de la de la primera guerra mun-
sas, Burt (4), Cattell (7) y Emmett (13) han llevado a cabo estudios análogos en Ingla- dial. En otras palabras, el 83 % del grupo de la primera guerra mundial está
terra, que tampoco pudieron corroborar la disminución esperada en la puntuación por debajo de la puntuación media de la muestra de la segunda guerra mundial.
del test. Es también digno de notarse que una inspección de la ejecución en el test Hay varios factores que pueden ayudar a explicar esta señalada mejora en el ni-
de inteligencia de los estudiantes de escuelas secundarias americanas durante un vel de inteligencia al cabo de los veinticinco años. Entre ellos cabe señalar la
período de veinte años sugería que aquella había mejorado también, a pesar del au- mayor experiencia del último grupo en responder a tests en la escuela, en la industria
mento señalado en el número de estudiantes inscritos en las escuelas secundarias (14). y en el mismo Ejército. También debe tenerse en cuenta la posible influencia de
Puesto que una proporción mayor de la población total asistía a la escuela secun- una mejor condición física, resultante esta de las mejoras en la salud pública y
daria al final del período de veinte años, cabía esperar una disminución en la pun- en la nutrición. Sin embargo, el factor más importante parece ser el superior nivel
tuación media entre el grupo de los asistentes a la escuela secundaria, a no ser que educativo de la población, junto con las mejoras probables en la calidad y longi-
la población total hubiera mejorado lo suficiente para equilibrar el descenso. tud de los períodos de los cursos escolares, etc. En la muestra de la segunda guerra
Entre los factores ambientales que podrían explicar el aumento en las puntua- mundial, el promedio de la educación era de diez años, es decir, cuatro años de es-
ciones medias del test de inteligencia, se encuentra principalmente el progreso en cuela secundaria. El promedio comparable de la primera guerra mundial era de
las condiciones educativas y en el medio cultural general, durante los años transcu- ocho años, o sea solamente la graduación en la escuela elemental y dos de enseñanza
rridos. Se ha sugerido también la familiaridad creciente con los tests psicológicos media.
como un posible factor contribuyente, aunque existen algunos testimonios de que en
las inspecciones escocesas no era este un factor significativo (cf. 3, pág. 199). En
1
Para una discusión de los problemas metodológicos y conclusiones pertinentes, cf. Anas-
tasi (3).
194 VIL La formación y las diferencias individuales
Bibliografía 195

RESUMEN embargo, el uso de experimentos que incluyen poblaciones previamente diferencia-


das impide una interpretación definitiva de los resultados de tales estudios.
Las investigaciones longitudinales de poblaciones durante períodos que se ex-
En la discusión presente de la relación entre la formación y las diferencias
tienden de diez años a veinticinco años han revelado una tendencia ligera, pero
individuales, la formación se define ampliamente para incluir en ella cualquier ac-
significativa, a mejorar la ejecución en los tests de inteligencia, lo que puede
tividad o serie de experiencias destinadas a mejorar la ejecución. En el capítulo IV
deberse, en parte, a los cambios favorables ocurridos en educación y cultura general.
se consideraron ciertos tipos de investigación sobre la formación; en el capítulo XII
Cuando la escolaridad y otras condiciones ambientales han mejorado claramente,
se examinarán otros. En este se ha hecho hincapié en las investigaciones que han
dentro de una comunidad particular, se han observado aumentos relativamente
utilizado tests psicológicos tipificados y han empleado principalmente adultos
grandes en las puntuaciones de los tests.
normales y niños en edad escolar.
Los estudios realizados mediante diversos tests de inteligencia indican que
pueden obtenerse ganancias significativas en la puntuación media por la repetición
del mismo test o de una forma paralela, mediante el adiestramiento con material igual BIBLIOGRAFÍA
o análogo, o bien a través del acostumbramiento a los tests. Una consideración im-
portante en la valoración de todos estos efectos es la de la envergadura de la in- 1. ADKINS, Dorothy C : «The effects of 13. EMMETT, W. G.: «The trend of intelligence
practice on intelligence test scores». J. educ. in certain districts of England». Popul
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A la pregunta «¿Aumentan o disminuyen las diferencias individuales con la 3. ANASTASI, A n n e : «Intelligence and family Monogr., 1946, núm. 10.
práctica?», cabe dar diferentes respuestas que dependen de la formulación espe- size». Psychol. Bull., 1956, 53, 187-209. 15. FRENCH, J. W . : «An answer to test coach-
cífica del problema. Los resultados se ven afectados por la definición de práctica 4. BURT, C . : Intelligence and fertility. Lon- ing». College Board Rev., 1955, 27, 5-7.
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absoluta o relativa y la naturaleza de la escala que se emplee. Cuando la pregunta HARTER, Doris I.: «Three studies on the Psychol, 1940, 26, 547-67.
se formula de manera que puedan satisfacerse mejor las exigencias teóricas y prác- effect of training in similar and identical 17. GOODENOUGH, Florence L . : «New eviden-
material upon Stanford-Binet test scores». ce on environmental influence on intel-
ticas, las diferencias individuales generalmente aumentan con la práctica. Las per- ligence». 39th Yearb., Nat. Soc. Stud.
27th Yearb., Nat. Soc. Stud. Educ, 1928,
sonas tienden a mantener la misma posición relativa durante el período de forma- parte I, 431-39. Educ, 1940, parte I, 307-65.
ción. La contribución relativa de la práctica y de las diferencias individuales an- 18. GOODENOUGH, Florence L . : «Some special
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problems of nature-nurture research». 39th
teriores a la varianza total del grupo depende de la extensión de las diferencias Stanford-Binet IQ». / . educ. Psychol, 1931,
Yearb., Nat. Soc. Stud. Educ, 1940, par-
22, 544-50. te I, 367-84.
de práctica en el grupo, así como del alcance de las diferencias individuales ante- 7. CATTELL R. B.: «The fate of national intel-
19. GOODENOUGH, Florence L . ; FOSTER, J. G.,
riores. Cuando se hace la pregunta en términos generales resulta sin sentido e ligence: a test of a thirteen-year predic- y VAN WAGENEN, M. J.: The Minnesota
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8. CATTELL, R. B . ; FEINGOLD, S. N., y SA- Bur., 1932.
Han sido varios los métodos que se han seguido en el esfuerzo por determinar RASON, S. B . : «A culture-free intelligence 20. GOODENOUGH, Florence L., y MAURER,
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tudios hechos con niños de escuelas maternales se han visto complicados por pro- on test performance». / . educ. Psychol., of nursery-school children compared with
1941, 32, 81-100. that of non-nursery school children». 39th
blemas metodológicos tales como el acostumbramiento a los tests, el efecto de los 9. CRANE, V. R., y H E I M , Alice W . : «The Yearb., Nat. Soc. Stud. Educ, 1940, par-
factores emocionales y motivacionales en la ejecución del test, el uso de poblaciones effects of repeated retesting: III. Further te II, 161-78.
previamente diferenciadas y la regresión estadística. Los resultados con niños que asis- experiments a n d general conclusions». 21. GRANT, D. A . : En «The analysis of va-
Quart. J. exp. Psychol, 1950, 2, 182-97. riance in psychological research». Psychol.
tían a escuelas de párvulos dependientes de la Universidad, la mayor parte de 10. DEARBORN, W. F., y ROTHNEY, J.: Predic- Bull, 1944, 41, 158-66.
los cuales procedían de ambientes hogareños superiores, sugieren poco o ningún ting the child's development. Cambridge, 22. GREENE, E. B.: «Practice effects on varióos
efecto de la asistencia a la escuela maternal sobre el CI. Por otra parte, los niños pro- Mass.: Sci-Art Pub., 1941. types of standard tests». Amer. J. Psychol,
11. D E GROOT, A. D . : «War and the intel- 1937, 49, 67-75.
cedentes de ambientes hogareños inferiores pueden presentar ganancias apreciables en ligence of youth». / . abnorm. soc. Psychol, 23. GREENE, Katharine B.: «The influence of
CI después de la asistencia a dicha escuela. Entre los adultos, la cuantía de la educa- 1951, 46, 596, 597. specialized training on tests of general
ción indica una correlación elevada con las puntuaciones del test de inteligencia. 12. DEMPSTER, J. J. B . : «Symposium on the intelligence». 27th Yearb., Nat. Soc Stud.
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Los estudios continuados sugieren que parte al menos de esta correlación puede ligence tests. III. Southampton investigation 24. HAMILTON, Mildred E . : «The contribution
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Métodos transversales y longitudinales 199

Puesto que gran parte de la conducta del niño consiste en la adquisición de


habilidades motoras y coordinaciones sensomotoras (actividades estrictamente liga-
CAPITULO VIII das a los factores estructurales), el desarrollo físico o maduración adquiere una
importancia destacada, frente a la práctica, en la primera evolución de la con-
ducta. Los testimonios que se citaron en el capítulo IV apoyan tal conclusión. Sin
embargo, consideramos un asunto totalmente distinto el empleo del concepto de
DIFERENCIAS DE EDAD desarrollo para describir la evolución intelectual y emocional del niño mayor.
La distinción entre las investigaciones de formación y las de desarrollo es super-
ficial cuando se aplica a las funciones psicológicas. Solo por conveniencia hemos
L A cronología de la conducta dentro del ámbito vital del indivi- discutido la primera en el capítulo anterior, reservando la segunda parte para este.
duo proporciona una de las más ricas fuentes de datos sobre la variación humana. Los datos sobre ambos temas deben considerarse en conjunto. De hecho, se en-
Las diferencias psicológicas entre el niño, el adolescente y el octogenario son, desde cuentran algunos estudios que podrían clasificarse en cualquiera de las dos catego-
luego, tan notables como las diferencias en su aspecto físico. Gran parte de la rías. En general, el presente capítulo se ocupará de los estudios en los que se obser-
psicología de la niñez y de la adolescencia se ha dedicado tradicionalmente al estu- varon y anotaron los cambios psicológicos propios de la edad, sin ningún intento
dio de los cambios que ocurren a medida que el individuo crece. Hoy, el rápido de alterar el curso normal de su evolución. Desde luego, no se pretende afirmar
avance de la investigación sobre la madurez y la ancianidad está ayudando a com- con esto que faltara la formación durante los intervalos, sino, simplemente, que
pletar nuestro conocimiento del ciclo vital completo. esta formación no fue introducida o controlada por el experimentador.
Para el psicólogo diferencial, los cambios de la edad en aptitudes y rasgos de
personalidad le plantean diversos problemas de importancia. ¿Qué parte desem- 8-1. Métodos transversales y longitudinales.—Debido a la dificultad práctica
peñan, en el desarrollo de la conducta, la formación y el desenvolvimiento estruc- de seguir a los mismos individuos año tras año, muchos estudios sobre las diferen-
tural? ¿En qué medida las diferencias entre grupos de edad coexistentes reflejan cias producidas por la edad han recurrido a los procedimientos transversales; por
los cambios generales en la cultura? ¿Cómo se relacionan las ganancias y pérdidas ejemplo, se aplica simultáneamente un test a grupos de sujetos cuya edad varía
entre los diez y los dieciocho años, y se representa la puntuación media de cada
en la ejecución del test, transcurridos varios años, con las experiencias adquiridas?
grupo de edad en función de esta. Se supone que estas medias indican el curso
¿Qué grado de estabilidad presenta la posición relativa del individuo dentro de su
normal de la evolución, y que reflejan con bastante precisión las puntuaciones que
propio grupo de edad? ¿Existen regularidades básicas en el curso del desarrollo?
se habrían obtenido si, p. ej., se hubiese aplicado anualmente el test a un solo grupo,
¿Qué influencias ejercen las diferencias individuales, dentro de los grupos de la
desde los diez años hasta los dieciocho.
misma edad, sobre las conclusiones que se refieren a las diferencias de la edad?
En el presente capítulo insistiremos repetidamente sobre preguntas como estas. Pero este supuesto es problemático, al menos para algunos de los grupos some-
tidos al test, ya que es posible que no pueda establecerse comparación entre grupos
El término desarrollo ?e ha usado tradicionalmente para designar los cambios
de edades distintas a causa del efecto de los factores selectivos. Los alumnos de los
de la edad que se dan con anterioridad a la madurez. Cuando hablamos de desarro-
últimos cursos de segunda enseñanza, p. ej., forman un grupo mucho más selecto
llo solemos referirnos a una secuencia determinada de los estadios evolutivos en las
que los recién ingresados, ya que los peores estudiantes tienden a abandonar antes
características estructurales del individuo; p. ej., a medida que el niño se hace mayor
los estudios. Si, como suele suceder, se aplica el test dentro ya de la escuela, la
aumenta su estatura, se alteran sus proporciones corporales y ocurren muchas otras
puntuación media superior de los sujetos más avanzados puede resultar, en parte,
modificaciones físicas bien conocidas. Estos cambios se presentan sea cualquiera del abandono selectivo de los estudiantes menos capacitados. Si fueran los mismos
la formación específica dada al individuo. sujetos quienes hubieran respondido al test en el primero y último año de la escuela
Puesto que las estructuras se alteran con la edad, es lógico concluir un cambio secundaria, la ganancia media en la puntuación habría sido mucho más pequeña.
en sus funciones. El niño mayor, al tener músculos más fuertes, puede aprender a Otra objeción al método transversal es que las bases de experiencia de los dife'-
caminar, a trepar escaleras, a sentarse y a realizar otras tareas mucho más fácil- rentes grupos de edad pueden no ser comparables. Esto es especialmente evidente
mente que su hermano pequeño. Es razonable esperar que ciertos tipos de actividad cuando se establecen las comparaciones entre grupos de edad muy divergentes;
aparezcan, en general, en estadios claramente definidos, puesto que requieren un p. ej., las diferencias entre personas con una edad actual de cuarenta años y otras
grado específico de desarrollo estructural para su ejecución. Un entrenamiento de quince no pueden atribuirse enteramente a factores asociados con la edad. Cuan-
intensivo en edad temprana producirá efectos casi despreciables comparado con los do los que hoy tienen cuarenta años tenían quince, las condiciones escolares eran
rendimientos de un niño mayor al que sólo se le dio un mínimo de entrenamiento. más pobres, las oportunidades para ejercitar ciertos tipos de actividad eran menos
198
200 VIH. Diferencias de edad Métodos transversales y longitudinales 201

frecuentes o incluso no existían y muchas actitudes sociales eran probablemente a proporcionar datos normativos sobre problemas de conducta, por edades y sexos',
muy distintas de las que hoy son corrientes. Tales comparaciones se complican en una muestra aleatoria.
por el hecho de que los grupos de personas mayores y los de jóvenes se han Una orientación distinta está representada por el estudio de desarrollo de
criado en condiciones diferentes debido a los cambios culturales generales que están Harvard (21), que recogió datos sobre el desarrollo físico, intelectual y educativo
ocurriendo constantemente. de unos tres mil quinientos escolares de Massachusetts. A estos niños se les aplicó
En la actualidad está en auge el uso del método longitudinal; en parte, porque un test inicial en el momento de la admisión al primer grado, y después, anualmente,
se reconocen las deficiencias metodológicas del transversal, y en parte, porque se se repitió la aplicación durante un período de doce años. Debe mencionarse asi-
dispone de mayores facilidades para una mejor investigación. En algunos centros mismo el proyecto llevado a cabo en el Fels Research Institute (86, 87), que se
se están realizando ahora estudios continuados de largo alcance. Unos pocos ejem- interesa por casi todas las fases del desarrollo individual, desde la concepción a la
plos bastarán para indicar la naturaleza y amplitud de tales proyectos. El más madurez. Estás constituido por unos trescientos chicos y sus familias, que viven
extenso es, sin duda, el estudio sobre niños superdotados que lleva a cabo la Uni- en las comunidades vecinas. En varios países europeos también se ha iniciado
versidad de Stanford, en el que más de mil quinientos escolares de California, cierto número de investigaciones longitudinales. Una característica especial de estos
seleccionados por sus altos CI, han sido sometidos a una intensa investigación me- estudios es la oportunidad de hacer análisis comparativos de los resultados que se
diante repetidos estudios continuados (91, 92). Se ha seguido ya una gran propor- obtengan en diferentes países. En conexión con esto, es de especial interés el examen
ción de este grupo hasta la edad adulta. También se van acumulando datos sobre que se está llevando a cabo en varios países bajo el padrinazgo del Centro Inter-
los cónyuges y la descendencia de los sujetos originales, y están en marcha los planes nacional de la Infancia (25, 26).
para la continuación de estos estudios en las dos generaciones. En el capítulo XIII Debe advertirse que el método longitudinal presenta también sus dificultades
daremos un informe más detallado de esta investigación, en conexión con el análisis peculiares propias. Cuando los estudios continuados cubren un período de varios
sobre el genio. años, el número de sujetos que se pierden para el estudio puede llegar a ser consi-
derable durante el intervalo. Por tanto, los estudios subsiguientes se basan a menudo
Dos estudios longitudinales importantes realizados en el Instituto del Bienestar en una muestra muy disminuida. Es también probable que los grupos participantes
del Niño, de la Universidad de California, son el del desarrollo, de Berkeley (8, 9, se seleccionen considerando la estabilidad de la residencia y la continuidad en la
10, 11) y el de orientación (58). El primero empezó con 61 niños a la edad de un cooperación con el investigador. Los sujetos seleccionados en función de estas con-
mes, y continuó durante veinticinco años, cuando aún se disponía de la mitad, diciones pueden, a su vez, mostrar otras características relacionadas con el nivel
aproximadamente, de los sujetos originales para su examen. Durante el primer año cultural del hogar, las relaciones entre padre e hijo, los intereses, actitudes, etc.
se sometió a los niños a un test mensual con la Escala mental para el primer año de Por estas razones, es probable que las muestras que se emplean en los estudios
California; los tests posteriores, con intervalos que fueron aumentando cada vez longitudinales tiendan a ser algo superiores a la población general. También puede
más, emplearon la Escala preescolar de California, el Stanford-Binet, el test colectivo suceder lo contrario, en el caso de las muestras procedentes de instituciones ta-
de Terman-McNemar y la Escala de inteligencia para adultos de Wechsler-Bellevue. les como los orfanatos. En esta situación, p. ej., los miembros superiores pue-
En el estudio de orientación, el interés se centró principalmente alrededor de den desaparecer con más frecuencia, a causa de la adopción. La muestra que
los problemas de la conducta, más bien que en el desarrollo intelectual. Se inició permanece representaría de este modo una selección inferior. En uno u otro caso,
el proyecto en 1929 con el examen de una muestra al azar de 252 niños de Berkeley. las generalizaciones de una muestra longitudinal para la población total deben
Se dividió a los sujetos en dos submuestras de 126 cada una, equiparadas en cierto hacerse con mucha precaución y prestando la consideración debida a los factores
número de características de nivel socioeconómico, educativo y otras características selectivos que puedan haber obrado en la situación particular. Sin embargo, lo
relativas a los padres. En una de estas submuestras, el grupo de investigadores peor que puede ocurrir es que tales selecciones limiten el alcance de los resultados,
mantuvo conversaciones intensivas con los padres sobre materias como problemas pero esto no las invalida si la población a la que se aplican se ha especificado cla-
maritales, relaciones entre padre e hijo y procedimientos de formación del niño. ramente.
La otra submuestra sirvió como grupo de control. Se reunieron periódicamente Un problema metodológico adicional se refiere al posible efecto que la continua
datos idénticos sobre ambas submuestras, por medio de exámenes de condiciones participación en el estudio mismo pueda tener sobre la conducta de los sujetos. La
físicas, tests de inteligencia, inventarios acumulativos de la conducta, que se relle- práctica en la toma de tests, los repetidos contactos con los miembros del proyecto,
naban en entrevistas sostenidas con las madres. El primer informe importante de las la identificación con un grupo especial y condiciones similares asociadas con el estu-
experiencias, publicado en 1954, representa un análisis de las frecuencias de ciertos dio pueden influir sobre la ejecución del test de los sujetos, sus actitudes, motiva-
tipos de problemas de conducta, en el grupo de control, entre las edades de veintiún ción, adaptación emocional y otras características.
meses y catorce años. El objetivo principal de esta parte del proyecto se ceñía De este modo, incluso cuando el tiempo y las facilidades permiten su empleo,
202 VIH. Diferencias de edad Curvas de desarrolla 203

el método longitudinal puede no proporcionarnos una solución completamente satis- resultados principales pueden quedar oscurecidos por el amontonamiento de estos
factoria. En ciertas condiciones serán de desear combinaciones de los métodos factores y el hecho de haberles dado un aspecto de desarrollo sistemático.
transversal y longitudinal. Se ha propuesto un procedimiento que abarca el test Cuando las curvas de desarrollo se aplican a las puntuaciones de tests y a otros
transversal de diferentes grupos de edad, completados por estudios continuados de datos relativos a la conducta, nos muestran la ejecución del individuo en alguna
corto alcance (13). Así, p. ej., puede someterse tres veces a un test a niños de ocho situación de test típica, en edades distintas. Tal curva no difiere en ningún aspecto
y diez años en un período de dos años. Los controles sobre la comparabilidad y con- esencial de la curva de aprendizaje. En ambos casos se prueba al sujeto bajo con-
tinuidad de estas dos muestras de edad los proporciona la ejecución de ambos grupos diciones análogas en intervalos sucesivos, y sus progresos se proyectan en la curva.
a los diez años, así como la tendencia de los cambios, al repetir los tests, dentro Desde luego, las curvas de aprendizaje suelen cubrir períodos de tiempo más
de los dos grupos. Si se establece tal comparabilidad, los datos obtenidos en ambos cortos que las curvas de desarrollo, aunque puede concebirse que se extiendan du-
grupos después del período de dos años pueden tratarse conjuntamente, de forma rante veinte años en un experimento práctico. La diferencia más importante entre
que nos revelen los cambios acontecidos entre los ocho y los doce años. las curvas de aprendizaje y las de desarrollo parece deberse a que, en las primeras,
Otro esquema experimental requiere la combinación de exámenes transversales se le da al sujeto una formación especial bajo condiciones experimentales rígida-
con estudios longitudinales de poblaciones (cf. 70). Se recordará que ciertas inves- mente controladas, mientras que, en las segundas, se le deja entregado a sus propios
tigaciones proporcionan datos sobre muestras distintas, pero aproximadamente com- recursos. La mayoría de las curvas psicológicas de desarrollo son esencialmente cur-
parables, de la misma población, a la que se sometió a la repetición de un test vas de aprendizaje que se han obtenido en ausencia de condiciones controladas;
después de un período de varios años (cf. Cap. VII). Si se combina un estudio reflejan los efectos acumulativos de la formación y la experiencia diarias. Durante
longitudinal de la población con un examen transversal de diferentes grupos de edad, el período de la primera infancia, los cambios sensomotores y otros estructurales
se podrán separar más fácilmente los cambios de la edad de los cambios culturales. influyen en la forma de la curva, fijando ciertos límites al desarrollo de la conducta.
Así, p. ej., cabe aplicar el test a sujetos de veinte y cuarenta años en 1940, y a Pero es improbable que el progreso intelectual, después de la edad de la entrada en
muestras semejantes de las mismas edades en 1960. Cualquier diferencia en la pun- la escuela, esté sistemáticamente ligado con nuevos cambios estructurales.
tuación entre los de veinte años, en 1940, y los de la misma edad, en 1960, podría Se sigue de esta discusión que las curvas de desarrollo pueden variar con el
atribuirse a cambios culturales. Las diferencias entre los de veinte y cuarenta medio cultural en el que se obtengan. Si las condiciones de aprendizaje difieren
años a los que se aplicó el test simultáneamente (en 1940 o en 1960) reflejarían los de un grupo a otro, es lógico esperar que difieran las curvas del desarrollo psicoló-
cambios de la edad, más las diferencias culturales, especialmente las diferencias gico. Estas curvas de desarrollo pueden todavía servir a un fin útil, como arti-
en las condiciones bajo las que crecieron los dos grupos de edad. Por último, la ficios descriptivos. En este aspecto, pueden indicarnos el curso general del desarrollo
comparación de los que tenían veinte años en 1940 con los de cuarenta años en 1960 de diferentes funciones, bajo condiciones culturales dadas, y caracterizar a indivi-
indicaría los efectos conjuntos de la edad y de los cambios culturales acontecidos duos de diferentes niveles de edad, dentro de una población específica. La expre-
y que puedan haber modificado la conducta de los sujetos a partir de los veinte sión curva de los progresos con la edad parece una designación más precisa que la de
años. Habrá de advertirse que incluso si a la misma muestra de individuos de vein- curva de desarrollo, puesto que nos procura una descripción más realista del tipo
te años sometidos al test en 1940 volviese a aplicárseles en 1960, sería imposible de datos de los que se derivan estas curvas.
separar los cambios culturales que han intervenido de los cambios cronológicos, En las figuras 8-1, 8-2 y 8-3 se encontrarán ejemplos de algunas de las curvas
a menos que se dispusiera de datos comparables sobre grupos de la misma edad, de progresos con la edad más cuidadosamente preparadas para la ejecución del
a los que se hubiera aplicado el test en ambas ocasiones. test de inteligencia. Thurstone y Ackerson (100) proyectaron la primera a partir
de las puntuaciones de 4208 sujetos que se hallaban entre los tres y los dieciocho
8-2. Curvas de desarrollo. Aplicaciones a los datos psicológicos.—Las curvas años en el test de Stanford-Binet. Se advertirá que esta curva sube al principio
de desarrollo se proyectaron primeramente para señalar los cambios de la edad en lentamente, después más de prisa, y luego de nuevo con lentitud, a medida que
rasgos físicos, tales como estatura, peso, proporciones corporales, de acuerdo con nos aproximamos al nivel superior. Se dice que.tal curva es positivamente acele-
determinados índices, etc. Como técnica descriptiva para presentar más vividamente rada en los primeros estadios y negativamente después. La parte de curva por
el curso del desarrollo de las características estructurales, la curva de desarrollo ha debajo de los tres años se obtuvo por extrapolación, partiendo de la ecuación
demostrado su utilidad e inteligibilidad. Los datos físicos no son ambiguos, y su deducida de los datos disponibles. Se obtuvo, sin embargo, alguna confirmación
interpretación es relativamente fácil. Sin embargo, por analogía, se han hecho empírica de su forma cuando se representaron los datos longitudinales del estudio
intentos para proyectar curvas de desarrollo mental, procedimiento este que ha de desarrollo de Berkeley para los cinco primeros años, con la misma escala de
(levado a algunas falsas interpretaciones. Tales curvas son, a lo sumo, un resumen unidades (10, pág. 809).
descriptivo de los cambios producidos por una multiplicidad de factores. Pero los En el estudio de desarrollo de Harvard (21) se obtuvo una curva semejante
204 VIII. Diferencias de edad Curvas de desarrollo 205

investigación longitudinal extendida a un intervalo de edad menor. Sin embargo,


2,5 r - debe añadirse que en un análisis posterior de las puntuaciones del test de inteligencia,'
preparado en el estudio de desarrollo de Harvard, se revelaron marcadas diferencias
individuales en el patrón de los cambios con la edad (19). Las curvas se ajustaron
a cuatro tipos principales (con variantes pequeñas), que diferían principalmente
en la velocidad de desarrollo durante los años de la adolescencia.
Los datos del estudio de desarrollo de Berkeley, aunque basados en una mues-
tra mucho menor (10), nos proporcionan una amplitud de edad mayor que cual-
quiera de las otras dos investigaciones. En la figura 8-3 se dan los resultados de
este estudio longitudinal que abarca
desde la edad de un mes hasta los
170 [
veintiún años. De nuevo se obtiene
una curva de la misma forma gene- 15of
ral. El gráfico presenta también una 13of
-0,43
tendencia al aumento de las diferen- S^iSllO
cias individuales con la edad, indi-
I*! 90 [
O 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
edad, enanos cada por la magnitud de la desvia-
70 f
FIG. 8-1.—Cambios con la edad en la ejecución del Stanford-Binet: datos transversales. ción típica.
(De Thurstone y Ackerson, 100, pág. 576.) Debe advertirse que cuando se es- sol-
tudian períodos de tiempo más cor- so
en su forma general a la de Thurstone y Ackerson. Las puntuaciones de la repe- tos, de unos cinco años de duración, 10
«6 8 10 12 14 18 20
tición del test de 522 muchachos comprendidos entre los ocho y los quince años sobre todo durante la niñez media, edad, en años
dieron por resultado el gráfico que se reproduce en la figura 8-2. De este modo la curva de los progresos con la
se confirman los resultados del estudio transversal primero mediante los de una edad para la mayoría de los tests FIG. 8-3.—Cambios con la edad en las puntua-
ciones del test de inteligencia en el Estudio
de inteligencia coincide aproxima- de Desarrollo de Berkeley. N varió desde 61,
damente con una línea recta. La for- a la edad de un mes, hasta 33, a los veintiún
ma de la curva de los progresos con años. El área rayada muestra el aumento de
la variabilidad (DT) con la edad. (De Bay-
la edad puede resultar afectada tam- ley, 10, pág". 811.)
bién por cierto número de factores
técnicos y metodológicos que examinaremos en las secciones siguientes. Es esencial
familiarizarse con estos puntos para la interpretación apropiada de cualquier curva
de edad.
Igualdad de las unidades de la escala.—A diferencia de las unidades físicas,
tales como centímetros o kilogramos, las puntuaciones de los tests psicológicos
no se corresponden con unidades iguales en la aptitud. Tales desigualdades en la
escala de medición pueden alterar de varios modos las curvas de la edad. Supon-
gamos, p. ej., que en cierto test la diferencia de aptitud requerida para mejorar una
puntuación de 50 hasta hacerla de 51 sea considerablemente mayor que la que se/
precisa para progresar de una de 20 a otra de 21. Una discrepancia de este tipo
11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 tenderá a hacer que el progreso parezca más lento en las edades superiores, ya que
edad cronológica, en años el paso de la puntuación de 50 a la de 51 caerá probablemente dentro del campo de
ejecución de los sujetos de más edad, y el paso de la puntuación 20 a la 21, en la
FIG. 8-2.—Cambios con la edad en las puntuaciones del test de inteligencia, en un grupo de 522
muchachos sometidos de nuevo a tests entre los ocho y los quince años de edad. (De Dearborn de los sujetos más jóvenes.
y Rothney, 21, pág. 215.) Un ejemplo especial de la influencia de las unidades del test sobre la forma
ANASTA6I.—8
206 VIII. Diferencias de edad Curvas de desarrollo 207

de la curva de desarrollo nos lo proporcionan las curvas de edad mental. Si se de este tipo reflejarán muy poco o ningún progreso, ya que su ejecución se aproxima
representa el promedio de la edad mental frente al de la edad cronológica, el resul- a una puntuación perfecta. En la figura 8-4 se representa esquemáticamente el pro-
tado será una línea recta. Cualquier divergencia de la línea recta en un gráfico bable efecto que esto tiene sobre la forma de la curva. Aunque la aptitud que se
de este tipo indica, simplemente, que existen desemejanzas entre el grupo que se a medida que se aproximan al techo arbitrario del test, y de hecho se detendrán
considera y aquel sobre el que ze tipificó el test de que se trata. Las escalas de (es decir, a lo largo de una línea recta), las puntuaciones empiezan a debilitarse
edad están construidas de forma que el muchacho del término medio avance un a medida que se aproximan al techo arbitrario del test, y de hecho se detendrán
año en edad mental por cada año de edad cronológica. Las unidades sucesivas cuando se alcance la puntuación máxima. En las edades tempranas puede produ-
de la edad mental están, de este modo, adaptadas para que puedan eliminar auto- cirse una disminución igualmente artificial del progreso, por el empleo de un test
máticamente cualquier diferencia en la cuantía de la mejora de año en año. Tales cuyo punto cero, arbitrario, sea demasiado
unidades no son apropiadas para un estudio del curso del desarrollo intelectual, alto para los sujetos. Así, si un test presen-
puesto que la curva de edad que resulta es un artificio de la tipificación del test. ta muy pocos elementos fáciles para probar
Diferentes investigadores han tratado de resolver de formas diversas el problema adecuadamente la ejecución de los suje- desarrollo real
de las unidades 1. Thurstone y Ackerson, al representar la curva que se reproduce tos más jóvenes, la curva, probablemente, 5 de La aptitud medida\
puntuación
en la figura 8-1, usaron una técnica, conocida como de escala absoluta, que ascenderá con lentitud al principio y des- máxima en el test
Thurstone había desarrollado previamente. El mismo procedimiento se empleó en la pués con rapidez; es decir, será una curva
curva del estudio de desarrollo de Harvard, reproducida en la figura 8-2. Por otra positivamente acelerada.
parte, la escala que se utilizó en la representación de la curva del estudio de
desarrollo de Berkeley (Fig. 8-3) se construyó originariamente con el fin de con-
Composición cambiante de la a inteli-
gencia» con la edad.—Una complicación
1 curva dé la edad
obtenida con el
test dado
seguir la comparabilidad entre las puntuaciones de diferentes tests. La unidad ele- importante en la interpretación de la ma-
gida fue la desviación típica de las puntuaciones de los sujetos de dieciséis años yoría de las curvas de desarrollo de la
sobre la escala Wechsler-Bellevue. Las puntuaciones de todos los tests y de todas inteligencia surge de que, en los diferentes edad
las edades se expresaron en función de esta unidad, y de aquí su nombre de niveles de edad, puede medirse una com-
puntuaciones de 16 D. Esta escala, aunque no estaba expresamente destinada a binación de aptitudes distinta. En los es- FIG. 8-4.—Efecto del techo bajo del test
sobre la forma de la curva de los progre-
producir la igualdad, de unidades, arrojó resultados que se aproximaban mucho tudios continuados de largo alcance se ha sos con la edad.
a los que se habían obtenido mediante el procedimiento de escala absoluta. demostrado que era necesario aplicar tests
Nivel de dificultad del «test».—Algunas características del test o del instru- diferentes a medida que los sujetos se hacían mayores; p. ej., los dos estudios de des-
mento de medida que se emplee para calcular la cuantía del progreso afectan tam- arrollo, el de Berkeley y el de Harvard, siguieron esta práctica. Si todos los tests de
bién a la forma de la curva de edad. Entre tales factores se encuentra el nivel inteligencia midieran una sola función, entonces la sustitución de los instrumentos pa-
de dificultad general del test. En una tarea relativamente fácil, la ejecución mejo- ralelos constituiría una fuente de error menor. Pero tal opinión no se ve apoyada por
rará rápidamente durante los primeros años, y más lentamente después, a medida los análisis de las puntuaciones de tests (8, 10) ni por la investigación sobre la organi-
que nos acercamos a una puntuación perfecta. Por otra parte, en una tarea relati- zación de las aptitudes, de que informaremos en los capítulos X y XI. Existen pruebas
vamente difícil, o que requiera cierto grado de formación general o de dominio de que lo que se considera como inteligencia y se mide por los comunes tests de inte-
de alguna técnica antes de poder ejecutarla adecuadamente, el progreso será lento al ligencia, cambia radicalmente de naturaleza con la edad. Un análisis de los datos del
principio y mucho más rápido en los niveles de edad superior. La segunda tarea estudio de desarrollo de Berkeley (37) para los primeros dieciocho años sugería
nos dará de este modo una curva positivamente acelerada. Además, si el campo de que las funciones que se miden durante los dos primeros años pueden en gran
dificultad del test es estrecho, la ejecución se verá artificialmente limitada en el medida describirse como despertar sensomotor; las que se miden entre los dos y los
extremo superior o en el inferior, o bien en ambos. Así, si el techo del test es cuatro años, como de persistencia, y las que se miden después de los cuatro años,
demasiado bajo para las aptitudes de los sujetos de mayor edad, no habrá elementos como manejo de símbolos. >
suficientes en el extremo más difícil de la escala para permitir que estos sujetos El uso de un solo test de inteligencia durante la amplitud total de la edad
demuestren lo que pueden hacer. Aunque la capacidad de los sujetos pueda aumen- tampoco nos proporciona una salvaguardia adecuada contra un fondo variable de
tar, p. ej., desde los dieciocho a los diecinueve años, sus puntuaciones en un test aptitudes. Cuando se emplea una escala compleja, como la Stanford-Binet, es muy
1
probable que se midan aptitudes distintas en los diferentes niveles de edad. En las
Para una discusión de este problema en un nivel más técnico, cf. Shock (79) y Thur- edades superiores, la mayor parte de los tests de inteligencia están sobrecargados
stone y Ackerson (100). En textos de estadística psicológica se pueden encontrar explica-
ciones de los procedimientos de construcción de escalas de unidad igual. con funciones verbales y otras tareas simbólicas y abstractas. En el otro extremo,
208 VIH. Diferencias de edad Curvas de desarrollo 209

los tests para niños se basan principalmente sobre el desarrollo sensomotor. Es


también posible que lo que superficialmente parece una tarea uniforme pueda exigir actividad total
el juego de actividades distintas en diferentes niveles de edad. Así, p. ej., la misma —•— pequeños movimientos rítmicos
-o— pataleo
tabla de formas que a la edad de cuatro años mide predominantemente la percep-
ción espacial, a los diez puede medir especialmente la rapidez de movimiento.
Por tanto, es obvio que cualquier curva de edad consiste realmente en varios curvas
superpuestas para las diferentes funciones.
Curvas de edad para distintas funciones.—Incluso en un solo nivel de edad,
las funciones contenidas en la mayor parte de los tests psicológicos son variadas
y complejas. La puntuación de un individuo en un test de este tipo depende, gene-
ralmente, de sus aptitudes en cierto número de funciones distintas. Aun cuando sean
esencialmente las mismas funciones las que se miden por medio de tales puntua-
ciones en toda la amplitud de edad que se prueba, la curva resultante se compone
de varias curvas. Cada una de las funciones contribuyentes puede desarrollarse en
una proporción diferente y llegar a la madurez en distintas edades. A buen seguro,
si el compuesto se define de forma coherente e inequívoca, los cambios de edad
que en él se den pueden por sí mismos ser significativos. Es posible analizar, FIG. 8-5.—Curvas de edad para diferentes tipos de movimientos durante la vida prenatal
p. ej., la curva del desarrollo de la estatura en curvas de desarrollo separadas (De Sontag, 85, pág. 152.)
para los miembros y el tronco, que crecen en proporciones diferentes. Sin embargo,
de los seis meses. La cuantía del llanto decrece una vez más pasados los seis meses,
resulta todavía útil, desde el punto de vista práctico y científico, medir los cambios
pero aumenta ligeramente hacia el final del primer año. A primera vista, estas
de la edad en función del total de la estatura. Pero las medidas compuestas de la
experiencias podrían sugerir una evolución cíclica de la conducta emocional del
estatura, llevadas a cabo por diferentes investigadores, tienen la misma composición,
niño. Sin embargo, es posible que la aparente periodicidad proceda de los efectos
hecho que evidentemente no es cierto en los distintos tests de inteligencia. De este
combinados de cierto número de factores que varían independientemente. En el
modo, muchos tests psicológicos, que pretenden ser equivalentes, pueden arrojar
estudio de Berkeley, el llanto, como respuesta a diferentes tipos de estímulos, arrojó
diversas curvas de edad, a causa de las combinaciones variables de las funciones
curvas de edad que diferían en la forma y en la dirección. En la figura 8-6 se
que entran en cada test.
reproducen tres de estas curvas. Se advertirá que «el llanto, como resultado de la
Consideremos tres ejemplos de índices compuestos de la conducta. El primero se restricción del movimiento y de la postura inhabitual», conserva una frecuencia
ocupa del grado de actividad del feto humano en diferentes edades prenatales. relativamente alta durante el primer año, sin tendencia definida a decrecer o a
La figura 8-5 indica el promedio de los resultados de dieciséis fetos que se obser- aumentar. «El llanto causado por la fatiga» muestra un claro y continuado des-
varon durante una gestación normal (85). La curva superior, que señala el porcen- censo desde el primer mes hasta el fin del año. La tendencia contraria es evidente
taje del tiempo que el feto permanece activo en distintas edades, se parece a la en «el llanto a causa de la extrañeza de las personas o los lugares», que aumenta
familiar curva de desarrollo negativamente acelerada. Sin embargo, cuando se sub- claramente durante el año. La aparente periodicidad en la emocionalidad parecería,
divide el conjunto de la actividad fetal en los tres tipos comúnmente observados, de este modo, resultar de una combinación de muchas respuestas emocionales espe-
se obtienen tres curvas muy diferentes. Los pequeños movimientos rítmicos mues- cíficas, cada una de las cuales sigue su curso de desarrollo propio e independiente.
tran poco o ningún aumento con la edad. El pataleo presenta una brusca subida Estos resultados sugieren que, en otra investigación, podría producirse una tendencia
del quinto al tercer mes antes del nacimiento, seguida de un descenso. Por otra distinta en la curva compuesta del llanto, alterando la frecuencia relativa de los
parte, las torsiones aumentan su frecuencia durante todo el período de obser- estímulos específicos que lo evocan.
vación, subiendo con lentitud al principio y más rápidamente después.
El tercer ejemplo nos lo suministran las puntuaciones obtenidas por un grupo
El segundo ejemplo se refiere a la frecuencia del llanto de los niños durante de adolescentes varones sometidos a tests durante la tipificación de la batería de
el primer año de vida (7). En el estudio del desarrollo de Berkeley se llevó un aptitudes mecánicas de Minnesota (cf. 46). La figura 8-7 muestra las diferencias
registro de todos los casos de llanto de sesenta y un niños, a los que todos los de edad en las puntuaciones típicas medias de dos de los tests de esta batería:
meses se examinaba física y mentalmente. Las cifras totales sugieren una tenden- los de relaciones espaciales y los de ensamblaje. Se advertirá que la curva para las
cia general de la cuantía del llanto (en frecuencia y duración), a decrecer hacia relaciones espaciales muestra una clara aceleración negativa, subiendo brusca-
los cuatro meses de edad, y después a aumentar de nuevo, especialmente alrededor mente hasta la edad de quince años y descendiendo después. Por otra parte, la curva
Vil/ Diferencias de edad Curvas de desarrollo 211
210

40 r- del test de ensamblaje sigue una dirección casi de línea recta, con pequeñas fluctua-
. restricción del movimiento y posición desusada ciones.
Podrían citarse ejemplos análogos de las distintas fases del desarrollo lingüís-
tico, cambios con la edad en diferentes tipos de tests de memoria y el desarrollo de
32 muchas otras funciones. Se haría evidente que la llamada curva de desarrollo mental
no es única, sino que está compuesta de muchas curvas.

1
^ 24
extrañeza de lugares y personas y ^ \
Curvas de promedio y curvas individuales.—Uno de los inconvenientes del mé-
todo transversal es que solo permite la representación de las curvas de promedio.
Puesto que el test se aplica a diferentes personas en cada nivel de edad, es obviamente
/

1 vA \ imposible representar los progresos de los casos individuales. Incluso cuando se


recogen datos longitudinales, se suele representar la puntuación media para cada
edad. Este procedimiento puede ocultar variaciones significativas de individuo a
-S> 16 fatiga-
t individuo. Si el desarrollo de cualquier función particular cambia señaladamente entre
los distintos individuos, tales diferencias probablemente se equilibrarán en la curva
de promedio. La curva resultante podría, de este modo, ser muy distinta a la del
r*^\
/N V curso real del desarrollo de un individuo cualquiera. Un ejemplo claro de los
posibles efectos de esta práctica de hallar el promedio de las curvas del desarrollo
individual lo tenemos en los descubrimientos de las explosiones del desarrollo pre-
puberal (22, 82). Las curvas de desarrollo individuales para muchos rasgos físicos
presentan una erupción o aumento repentino en la velocidad de desarrollo, poco
4 6 8 10 12 antes de la pubertad. Como los individuos difieren en la edad en que alcanzan la
edad, en meses pubertad, dicha aceleración se observa en zonas diferentes de la curva del desarrollo
F i e 8-6.—Cambios de la edad en la conducta del llanto como respuesta a diferentes tipos de para las distintas personas. La curva basada sobre medias de grupo no revelará,
estímulos. (De Bayley, 7, pág. 320.) por tanto, el aumento repentino en ningún período, puesto que el fenómeno que-
dará completamente enmascarado u oscurecido. Cuando solamente se incluyen
individuos que llegan a la pubertad al mismo tiempo, sin embargo, el estallido del
1,8 desarrollo prepuberal se hace claramente evidente, como se ve en la figura 8-8.
Esta curva, tomada del estudio de desarrollo de Harvard, muestra el incremento
1.6 L
medio anual en estatura de cada uno de los ocho grupos de muchachas clasificadas
con arreglo a la edad de la pubertad. Así, p. ej., el grupo que llega a la pubertad
1,4 r test de relaciones espaciales^
^^y antes de los once años y medio presenta su estallido de desarrollo máximo a los
^
y ,s once años. En el otro extremo, las que alcanzan la pubertad después de los ca-
| 1.0 y torce años y medio muestran su más rápido crecimiento hacia los catorce.
y Con relación a las funciones psicológicas, los estudios longitudinales han reve-
| 0,8
lado señaladas diferencias individuales en la proporción del desarrollo y en las
lo.6 formas de las curvas de edad. En muchas curvas individuales aparecen ciclos de
r ^
/ / -'^ ensamblaje evolución lenta o rápida, erupciones, estacionamientos e incluso regresiones a ni r
0.4 veles inferiores de ejecución, con poca o ninguna regularidad de una persona á
r / '
0,2 L
/ '
/// ' ' ' otra (10, 19, 21, 32, 44). Indudablemente, resultan irregularidades menores de la
r
/' poca fiabilidad del test y de otros factores aleatorios temporales. Por otra parte,
Ll£ 1 1 | L_ l i i los cambios mayores o de mayor duración reflejan probablemente variaciones en las
12 13 14 15 16 17 18 19
edad, enanos influencias ambientales, en la salud y adaptación emocional y en otras condiciones
Fio. 8-7.—Cambios con la edad en dos tests de aptitud mecánica. (De Jones y Seashore, que afectan al desarrollo. Otra fuente de variación se encuentra en los cambios
46, pág. 141.) en la naturaleza de las aptitudes que se prueban en las diferentes edades. Así, un
212 VIH. Diferencias de edad Constancia del cociente intelectual (CI) 213

en el primer ensayo, ¿tendían a mantener su superioridad? Los de ejecución pobre


en el primer ensayo, ¿presentaban también deficiencias al fin de la práctica? Se ha
hecho el mismo tipo de pregunta con relación a las curvas de edad. ¿Qué estabi-
lidad tiene la situación del individuo con relación a los de su misma edad, en el
transcurso de los años? A esta pregunta se le ha puesto históricamente la etiqueta
de la constancia del CI, como resultado del interés que en principio se tuvo por
hallar en el CI un posible índice de una inteligencia general subyacente y unitaria.
Hoy, aunque la etiqueta ha sobrevivido, se reconoce que el CI no es más que un
modo conveniente de expresar las puntuaciones en ciertos tipos de tests, y como
tal debe interpretarse.
Conviene advertir que la tradicional cuestión de la constancia del CI abarca,
en realidad, dos cuestiones separadas. La primera es la cuestión puramente empí-
rica y práctica de la predicción. Sabemos, p. ej., que el escolar bien dotado intelec-
tualmente es muy probable que llegue a ser un adulto de categoría superior, y que
el niño afectado de debilidad mental, casi con certeza caerá por debajo del promedio
al llegar a adulto. Pues bien, ¿con qué precisión y desde qué edad pueden hacerse
tales previsiones? Estas son las cuestiones prácticas de la predicción que se refieren
solamente a las tendencias observadas en las puntuaciones de tests. En la segunda
cuestión, teórica, se considera el grado de constancia del CI como índice de la
regularidad del desarrollo intelectual. Esta segunda cuestión puede investigarse me-
diante el examen de las curvas de edad del individuo o a través de un análisis de los
incrementos anuales en las puntuaciones de tests. Veremos que la contestación a la
primera pregunta no implica necesariamente la correspondiente respuesta a la
segunda.
Valor predictivo del CI.—Empíricamente se ha encontrado que el CI mantiene
la suficiente constancia durante los años de la escuela elemental para permitir una
predicción que se extienda a varios años. Asimismo, entre los sujetos de más edad,
8 10 11 12 13 14 15 16 17 18 el nivel intelectual presenta una considerable estabilidad, especialmente cuando los
edad(,enaños individuos permanecen en ambientes muy regulares. De este modo, las puntuaciones
FIG 8-8.—Incrementos anuales medios, en estatura, de ocho grupos de muchachas que lle- del test de inteligencia de los estudiantes universitarios guardan una correlación muy
gan a la pubertad en diferentes edades: A, pubertad antes de los 11-6; B, pubertad entre
los 11-6 y los 11-11; C, pubertad entre los 12-0 y los 12-5; D, pubertad entre los 12-6 y elevada con las obtenidas por los mismos individuos en la escuela secundaria, e in-
los 12-11; E, pubertad entre los 13-0 y los 13-5; F, pubertad entre los 13-6 y los 13-11; cluso en los grados superiores de la elemental (24, 97). Así, en un estudio se encon-
G pubertad entre los 14-0 y los 14-5; H, pubertad después de los 14-5. (De Shuttleworth, tró una correlación de 0,80 entre las puntuaciones del Examen Psicológico del
82, pág. 32.)
Consejo Americano de Educación, aplicado en el ingreso a la universidad, y las
puntuaciones del test de inteligencia obtenidas en el grado séptimo de la escuela
niño que sea relativamente pobre en tareas verbales mostrará progresos más lentos
elemental (24, pág. 476).
cuando se le examine con tests predominantemente lingüísticos. En general, el
curso detallado del desarrollo de la conducta está influido por muchos factores En la interpretación de estos últimos resultados debe advertirse que solo se.
incluyeron los sujetos que habían continuado su educación hasta el nivel univer-'
—tanto estructurales como de la experiencia—que necesariamente varían con el
sitario. Si los investigadores hubieran trabajado empezando por el otro extremo,
individuo.
siguiendo a un grupo de graduados en la escuela elemental y repitiéndoles el test
8-3. Constancia del cociente intelectual (CI).—Se recordará que una de las después de cinco o seis años, probablemente las correlaciones habrían sido más
cuestiones propuestas en el capítulo precedente, en conexión con el efecto de la bajas, ya que tanto la educación como otras experiencias de los sujetos habrían
práctica sobre las diferencias individuales, se refería a la permanencia de la situa- variado sin duda mucho más. En un grupo que comparativamente tenga unas
ción relativa del individuo en el transcurso de la práctica. Los que puntuaban alto experiencias educativas constantes, los individuos tienden a mantener la misma
214 VIII. Diferencias de edad Constancia del cociente intelectual (CI) 215

posición relativa en las puntuaciones del test de inteligencia durante un período de muchachos presentan permanentes tendencias ascendentes o descendentes después
muchos años. Por otra parte, los estudiantes universitarios representan un grupo de varios años. Además, los cambios en la puntuación tienden a tomar la dirección
de alta selección intelectual, y son, por tanto, más homogéneos en las puntuaciones del nivel familiar, juzgado este por la educación de los padres o por el estado
del test de inteligencia que una muestra al azar de la población general. Este hecho socioeconómico; p. ej., en el estudio de desarrollo de Berkeley, la correlación entre
tiende a disminuir la correlación entre las puntuaciones iniciales y finales en un grupo el CI del niño y la educación de los padres subió desde aproximadamente cero poco
de universitarios. Un estudio sueco del que nos informa Husén (41), nos propor- después del nacimiento a 0,55 a la edad de cinco años x (10). En el estudio de
ciona datos de una muestra mucho más heterogénea. En este caso se halló una orientación, una investigación detallada de las condiciones del hogar, las relaciones
correlación de 0,72 entre las puntuaciones de seiscientos trece escolares de tercer entre padre e hijo y otros factores ambientales indicaron que los grandes cambios
grado y las obtenidas por los mismos sujetos diez años después, a su ingreso en el ascendentes o descendentes en el CI estaban asociados al clima del medio cultural
Ejército. En el intervalo, estos individuos habían recibido diferentes grados de edu- y emocional en el que el muchacho se había criado. En general, los niños que viven
cación. en ambientes inferiores tienden a perder con la edad, y los de ambientes superiores,
Es obvio que las correlaciones de la repetición del test dependen del intervalo a ganar en relación con las normas del test. Es probable que los cambios drásticos en
entre los «tests». La amplitud del período sobre el que se hacen las predicciones las condiciones ambientales durante la niñez produzcan ascensos o descensos nota-
afecta a la precisión de las mismas. Esta relación la demostró claramente Thorndike bles en el CI. A causa de la posibilidad de grandes cambios en las puntuaciones
en un análisis de los datos previamente publicados sobre niños en edad escolar (95). individuales, los investigadores de California concluyeron que las puntuaciones sen-
Combinando los resultados de estos estudios con intervalos muy uniformes entre el cillas, e incluso dobles, procedentes de niños en edad escolar, han de interpretarse
test y su repetición, y ajustando después una curva a estos datos, Thorndike obtuvo con la máxima precaución (39).
una ecuación que señalaba la relación entre el tiempo de intervalo y la correlación Inestabilidad de los primeros CI.—Se reconoce ahora, generalmente, que los
esperada. Sobre esta base calculó, p. ej., que la correlación entre el test y su repe- tests preescolares de que se dispone nos proporcionan muy poca base para la pre-
tición es de 0,90 cuando la repetición es inmediata, pero que desciende a 0,70 des- dicción de la situación intelectual posterior del individuo. Incluso con intervalos
pués de un intervalo de cinco años. Las correlaciones obtenidas empíricamente con de unos pocos años solamente, las correlaciones de la repetición del test son dema-
escolares en subsiguientes investigaciones han corroborado en general los valores siado bajas para fines predictivos y suelen arrojar índices de 0,30. Se encuentran
predichos por esta curva (cf. 96). datos afines en cierto número de estudios longitudinales (4, 10, 15, 34, 39, 67, 107).
Un segundo factor que influye en la precisión de la predicción es la edad en Así, p. ej., en un grupo de 123 niños, la ejecución en el examen de desarrollo de
que se aplica el «test» inicial. En general, cuanto mayor sea el sujeto, mayor será Yale a los seis meses de edad solo daba una correlación de 0,37 con las puntua-
la constancia de sus puntuaciones. Pasados los años de la escuela elemental, es ciones del Merrill-Palmer, a los dos años (67). En el mismo grupo se encontró una
probable que incluso intervalos relativamente largos nos den resultados bastante correlación de 0,46 entre la puntuación inicial de Yale y el CI obtenido por el
estables. Así, en el caso de tests aplicados a estudiantes universitarios, las correla- Stanford-Binet a los tres años de edad. En un estudio más reciente, realizado por
ciones con tests anteriores tomados durante el primer año de estancia en la escuela Wittenborn (107), aún se hallaron menos pruebas para la validez de la predicción.
secundaria son casi tan altas como las obtenidas en tests tomados en el último En el esfuerzo por determinar la validez de los diferentes aspectos del examen de
año de la escuela secundaria (97). En el otro extremo, los tests preescolares arrojan desarrollo de Yale, se empleó una gran variedad de criterios, incluyendo el Stanford-
correlaciones muy bajas con las puntuaciones que se obtienen durante la última Binet, la escala de ejecución de Arthur, los tests de rendimiento escolar, las me-
parte de la niñez, como veremos en la sección siguiente. didas del desarrollo físico y motor y extensos datos sobre el desarrollo personal y
Por último, es importante tener presente que incluso cuando las correlaciones social obtenidos recurriendo a la entrevista y otras técnicas de valoración. Se con-
del test repetido sean altas, después de un intervalo de tiempo dado pueden ocurrir frontó la validez predictiva con la ejecución de los cinco a seis años en un grupo
grandes cambios en casos individuales. Se observa una repetida corroboración de de 114 chicos, y de los siete a nueve años en un grupo de 81. No se hallaron corre-
este hecho tanto en el estudio de desarrollo de Berkeley (9, 10) como en el estudio laciones significativas con ninguna de las medidas de criterio.
de orientación (58). En un análisis de los datos de doscientos veintidós casos toma- 1
Teóricamente, el mero hecho de una correlación ascendente podría atribuirse a heren-
dos del último proyecto, Honzik, Macfarlane y Alien (39) informan sobre cambios cia y ambiente a la vez. Con el aumento de la edad se presentan más oportunidades
individuales en el CI que llegan a alcanzar los 50 puntos. Después de un período para que los factores hereditarios se manifiesten en el desarrollo intelectual del niño, situa-
de seis a dieciocho años, cuando las correlaciones de la repetición del test son ción que produciría un aumento en el parecido entre padre e hijo. Por otro lado, los
cambios observados en el CI podrían reflejar la continuada influencia de los contactos pater-
generalmente altas, el 59 % de los sujetos experimentaron una variación de 15 pun- nos y de los diferentes tipos de ambientes hogareños que pueden proporcionar padres de
tos o más en el CI; el 37 %, de 20 puntos o más, y el 9 %, de 30 puntos o más. distinta inteligencia. Las correlaciones, por sí solas, no proporcionan base alguna para elegir
entre estas explicaciones alternativas. Han de revisarse los resultados a la luz de otros cono-
La naturaleza de estos cambios individuales no es aleatoria o errática. Algunos cimientos generales, concernientes a la actuación de la herencia y del ambiente.
216 VIH. Diferencias de edad Constancia del cociente intelectual (CI) 217

Sobre la base de los datos del estudio del desarrollo de Berkeley, Bayley (9, 10) lugar, las muestras de tipificación sobre las que se establecen las normas para las
concluyó que los tests aplicados a los cuatro años pueden permitir predicciones de escalas preescolares e infantiles suelen ser más pequeñas y menos representativas que
grados escolares, dentro de un grupo de clasificaciones amplias; los tests entre los aquellas de niveles de edad mayor. Las normas en función de las cuales se valo-
dos y los cuatro años podrán predecir con cierto éxito la ejecución de los ocho ran las puntuaciones pueden ser, por tanto, menos estables. Debido a la natura-
o nueve años; pero las puntuaciones que se obtengan antes de los dieciocho meses leza de los tests para los niños muy pequeños, la tipificación del procedimiento
de edad son completamente inútiles en la predicción de aptitudes durante la edad del test También puede ser menos exacta.
escolar. En esta investigación, las puntuaciones obtenidas por debajo de la edad de Otra característica del instrumento de medida que puede producir cambios
dieciocho meses arrojaron correlaciones cero y aun negativas con la ejecución aparentes en la puntuación se refiere a la escala de unidades que se emplee en
posterior. el sistema de puntuación. Así, en el caso de que dos tests utilicen CI, estos no
El estudio de orientación demostró del mismo modo el poco valor predictivo podrán compararse si difieren sus desviaciones típicas 1 . Un CI de 120 en un test
de los CI obtenidos en edades muy tempranas (38). Los tests iniciales dados a los puede, en realidad, ser equivalente a un CI de 140 en el otro. Además, en ocasio-
veintiún meses solo presentaban una correlación alrededor de 0,30 con la repetición nes se calculan los CI en tests que no llegan a satisfacer los requisitos necesarios
del test a los cinco y seis años de edad. Era posible una predicción algo mejor para la aplicación de este tipo de puntuación. Por consiguiente, el significado de
con tests aplicados en los grados superiores de la edad preescolar, pero las corre- un CI puede variar con la edad, incluso en el mismo test. En la escala de Merrill-
laciones eran todavía demasiado bajas para hacer predicciones individuales con Palmer, p. ej., un CI de 114, a una edad, puede indicar el mismo grado de supe-
alguna garantía. Goodenough y Maurer (34) llegaron esencialmente a la misma rioridad hacia las normas de edad que un CI de 141 a otra.
conclusión en estudios continuados sobre más de doscientos niños sometidos al test Una cuarta fuente de variación en los CI muy tempranos se halla en ciertas
preescolar de Minnesota antes de la edad de seis años. Las correlaciones de estas características de la conducta de los niños pequeños que pueden hacer descender
puntuaciones iniciales con la repetición del Stanford-Binet en las edades de siete la fiabilidad del test. El establecimiento de la relación y el control de la motivación
a doce, se extendían desde 0,15 a 0,45. Se informó también de correlaciones sobre del test son más difíciles antes de la entrada en la escuela. La timidez, la confu-
grupos más pequeños, que se siguieron hasta su entrada en la Universidad. Las sión, el negativismo y otras reacciones emocionales similares, que se observan a
correlaciones entre los tests preescolares y las puntuaciones del ACE (Consejo menudo en la conducta de los niños preescolares, pueden rebajar, indebidamente
Americano de Educación) tomadas al ingresar en la Universidad eran de 0,12 (con en alguna ocasión, las puntuaciones del test. Todas estas condiciones relativas a las
tests tomados antes de los cuatro años), 0,29 (con tests tomados entre los cuatro características del mismo test o a su aplicación y valoración, son capaces, sin duda,
y los cinco) y 0,39 (con tests tomados entre los cinco y los seis). de reducir el valor predictivo de cualquier puntuación de test. Si se observan gran-
Las correlaciones entre los CI preescolares y las puntuaciones posteriores son des fluctuaciones en cualquier caso individual, deben examinarse teniendo presen-
bajas, incluso cuando es el mismo test el que se aplica repetidamente. En un estudio tes estos factores. Por otra parte, en los estudios longitudinales mejor controla-
hecho por Bradway (15), 138 muchachos que habían respondido a un test entre las dos no parece probable que dichos factores hayan desempeñado una función im-
edades de dos y seis años, como parte de la muestra de tipificación del Stanford- portante. El valor predictivo de los tests infantiles es pequeño, aun cuando se
Binet, fueron reexaminados diez años más tarde. El análisis de los cambios en CI apliquen tests bien tipificados y se expresen las puntuaciones en unidades com-
condujo a la conclusión de que, aunque este test «es tan bueno o mejor que cualquier parables. Además, algunos tests infantiles y preescolares arrojan coeficientes de
otro índice objetivo en la predicción del funcionamiento intelectual futuro de un fiabilidad altos, cuando esta se mide para intervalos cortos (cf. Cap. XI). Existen
niño en edad preescolar..., un CI individual obtenido antes de la edad de seis pruebas de que los tests infantiles y preescolares proporcionan un índice satisfac-
años debe interpretarse con discreción». Del grupo total de 138 sujetos se selec- torio de la situación presente del niño. Solamente fallan las predicciones de largo
cionaron 50 que mostraban los cambios mayores entre el test y su repetición, para alcance.
un estudio especial (16). Los resultados de las visitas a los hogares y entrevistas La inestabilidad de los primeros CI depende solo parcialmente de la escasez
con los padres indicaron en estos casos que los ascensos o descensos significativos de instrumentos de medida. El valor predictivo del CI sobre períodos superiores
en el CI, después del período de diez años, estaban relacionados con las diversas a un año no puede considerarse como sinónimo de la fiabilidad del test en el sen-
características familiares que se investigaron. Estos resultados son análogos a los tido corriente (cf. 1, Cap. 5). Si se dan cambios auténticos en el nivel de ejecución
que se consiguieron en el estudio de desarrollo de Berkeley y en el estudio de orien- durante un intervalo, las puntuaciones de un instrumento de gran fiabilidad cam-
tación, en el caso de niños de edad preescolar y de otros mayores. biarán, y así deben hacerlo. El peso del cuerpo a la edad de seis meses, p. ej., pre-
Factores que influyen en la estabilidad de las puntuaciones del «test».—Existen sentará una correlación muy baja con el peso del cuerpo a los cuarenta. La pre-
algunos factores que pueden explicar la inestabilidad de los primeros CI y la cons-
tancia creciente de las puntuaciones a medida que se aumenta en edad. En primer * Para una explicación de este punto, véase ANASTASI (1), págs. 73-77.
218 VIII. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad 219

dicción de la segunda medida, partiendo de la primera, será aventurada, y, sin una serie de correlaciones en apoyo de estas hipótesis entre las puntuaciones inicia-
embargo, tales medidas se han obtenido con escalas de fiabilidad casi perfecta. les y finales que se obtenían con cartas barajadas y números tomados al azar.
Es lógico que un test tenga una gran fiabilidad—y validez—en un nivel de edad Estas correlaciones, que solo dependían del grado de superposición entre medidas
particular, a despecho de que no nos permita predicciones de largo alcance muy sucesivas, coincidieron prácticamente con las correlaciones entre tests y sus repeti-
precisas. Desde un punto de vista práctico, un test de este tipo tendría todavía utili- ciones en las puntuaciones de tests de inteligencia registradas en tres estudios lon-
dad de diagnóstico, es decir, podrían hacerse generalizaciones partiendo de la gitudinales publicados. En realidad, las puntuaciones del test tendían a dar corre-
muestra de la conducta específica del test sobre otro comportamiento del niño laciones algo más bajas, diferencia que Anderson atribuyó a factores tales como los
en aquel nivel de edad particular. errores de medida y los cambios en el contenido del test de acuerdo con la edad.
Cabe buscar razones adicionales de la inestabilidad de los primeros CI, te- Predicción aduanal y regularidad del desarrollo.—Estudiemos de nuevo la se-
niendo en cuenta las características básicas del desarrollo de la conducta. Es pro- gunda cuestión propuesta al principio de esta sección. La constancia del CI, indica-
bable, en este sentido, que el nivel individual del funcionamiento intelectual sea da por el valor altamente predictivo de las puntuaciones que se obtienen durante
más susceptible a las influencias del ambiente en el comienzo de la vida. Además, los años escolares, ¿significa una regularidad del desarrollo intelectual? La hipó-
la naturaleza de la inteligencia varía con la edad, cambio este que se refleja en el tesis de la superposición de Anderson sugiere que no es necesario que sea así.
contenido de los «tests» de inteligencia para las distintas edades. No es probable Aun cuando no hubiera regularidad en la cuantía de los incrementos anuales, la
que las funciones abstractas y fundamentalmente verbales que prueban los tests superposición de las puntuaciones permitiría hacer predicciones bastante precisas.
de inteligencia para la edad escolar puedan predecirse con precisión basándose en Se puede encontrar una confirmación empírica de esta explicación en un análisis
los tests de la infancia y primera niñez, que son predominantemente sensomotores. llevado a cabo por Roff (74). Usando datos previamente publicados, Roff estableció
Aún está por resolver la posibilidad de idear tests preescolares que sean lo sufi- una correlación entre la ejecución de los niños en el test de inteligencia, a una edad
cientemente verbales para establecer una correlación alta con las puntuaciones pos- cualquiera, con su ganancia en ejecución después de uno o más años. Todas estas
teriores. Debe advertirse que hasta que llegan a la edad escolar, los niños, en su correlaciones estaban próximas a cero. De tal descubrimiento, el autor concluía
mayor parte, no se han visto expuestos a un cuerpo de experiencia uniforme suficiente- que «la llamada constancia del CI se debe, en primer lugar, a la retención que
mente grande—que les proporcionan más tarde los cursos escolares relativamente cada niño hace de las habilidades y conocimientos que determinaron sus puntua-
tipificados—como para permitirnos obtener un índice adecuado de las tareas in- ciones en los años anteriores, y que no se debe en absoluto a la correlación entre
telectuales comunes, con el fin de elaborar los tests convenientes. El brusco aumento las puntuaciones anteriores y las ganancias o incrementos posteriores» (74, pági-
en estabilidad de las puntuaciones del test de inteligencia, que se da con posterio- na 385).
ridad a la entrada en la escuela, puede relacionarse con este fondo creciente de En conclusión, el individuo en desarrollo presenta una compatibilidad siempre en
experiencia común. aumento del nivel de capacidad, no porque sea constante el índice de desarrollo, sino
Finalmente, un factor importante en la constancia del aumento del CI con la porque sus dotes actuales constituyen una porción en crecimiento de sus dotes
edad es la naturaleza acumulativa del desarrollo de la conducta. La dotación del futuras a medida que se hace mayor. Esto equivale a decir que a la edad de quin-
individuo, en lo que a la conducta se refiere, incluye en general, para cada edad, ce años podemos hacer una predicción más acertada de la conducta subsiguiente
todas sus dotaciones anteriores más el incremento de sus nuevas adquisiciones. del individuo que a la de dos, porque sabemos más de él a los quince. El cambio
Aun cuando los incrementos anuales no guarden relación entre sí, aparecerá una proporcional en su conducta desde los quince a los dieciséis años es menor que
creciente estabilidad del nivel de la conducta, simplemente porque las adquisiciones desde los dos a los tres años, y, claro está, mucho menor que desde los dos años a
primeras constituyen una proporción cada vez mayor del total de la conducta, a los dieciséis.
medida que aumenta la edad. Las predicciones que del CI puedan hacerse de los
diez a los dieciséis años serán, por consiguiente, más precisas que las efectuadas 8-4. Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad.—El estudio
de los tres a los nueve, porque las puntuaciones obtenidas a los diez incluyen una de la madurez y la ancianidad es una rama reciente, pero vigorosa, de la psicolo-
mayor proporción de lo que se halla presente a los dieciséis, mientras que las puntua- gía contemporánea. El interés por las características y problemas de las personas
ciones obtenidas a los tres incluyen una proporción menor de lo que está presente mayores ha tomado muchas formas. Ciertos proyectos de investigación sobre gran-
a los nueve. des grupos de adultos se han interesado por los cambios a que da lugar la edad
Anderson (3) se ha referido a esta relación entre las puntuaciones sucesivas en la inteligencia general, aptitudes especiales, respuestas emocionales y actitudes.
en su hipótesis de superposición. Escribe: «Puesto que el individuo en desarrollo Se han hecho esfuerzos especiales para estudiar muestras representativas en varios
no pierda lo que ya posee, la constancia del CI es, en gran medida, un asunto niveles de edad, en contraste con las muestras, más bien atípicas, utilizadas en
de parte a todo o de relación de superposición» (3, pág. 394). Anderson estableció estudios anteriores al tratar de personas mayores. En la investigación sobre los
220 VIH. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad 221

adultos se usan cada vez más los métodos longitudinales. También se está pres- Sin embargo, desde un punto de vista puramente descriptivo, el hecho es que estos
tando gran atención a la orientación personal y vocacional de las personas ancia- sujetos, cuya edad oscilaba entre los quince y los treinta años, demostraron adqui-
nas, a los problemas de retiro y al tratamiento clínico de las inadaptaciones en estos rir ganancias consistentes en el test de inteligencia. Se tienen también testimonios
niveles de edad. La importancia de esta área general de la investigación psicoló- de que los individuos que continúan su educación durante un mayor período de
gica queda patente a la vista de la bibliografía, en rápido crecimiento, sobre la tiempo tienden a mejorar la ejecución del test de inteligencia aun en edades más
conducta del adulto; por la publicación de tesis de inteligencia especiales para adul- avanzadas y en cuantías considerables (69, 101). Finalmente, los estudios conti-
tos, tales como el Wechsler-Bellevue y la más reciente escala de inteligencia para nuados más recientes que se han llegado a completar sugieren que, al menos para
adultos de Wechsler, y por el establecimiento de una sección dedicada a la madurez ciertos grupos, las puntuaciones del test de inteligencia pueden seguir mejo-
y ancianidad en la Asociación Psicológica Americana. rando durante toda la vida (12, 14, 69).
No solo el psicólogo está interesado en este aspecto. La gerontología, que abar- Las diferencias entre los resultados de los primeros estudios y los últimos refle-
ca el estudio del último período de la madurez desde muchos puntos de vista, cons- jan, indudablemente, tanto cambios culturales como mayor precisión en los instru-
tituye hoy una rama de la ciencia bien establecida y en continuo progreso. El in- mentos de medida. Los primeros tests de inteligencia se destinaban principalmente
terés práctico por los problemas de la edad avanzada se ha visto acrecentado por a los niños, y su contenido se adaptaba después para los adultos. Hoy existe mayor
el número relativamente grande de ancianos en el mundo actual. A medida que número de tests propios de los adultos, y provistos de un límite superior suficiente
los progresos médicos y las mejoras en las condiciones de vida hacen crecer el para que la mejora pueda ser continuada. Por otra parte, incluso al aplicar los an-
promedio de la duración de esta, aumenta la proporción de las personas de edad tiguos tests en estudios recientes se han observado ganancias significativas en la
avanzada. media (p. ej., 69). Es muy probable que los factores educativos y culturales hayan
La curva completa de la edad en cuanto a la inteligencia.—Una de las pri- contribuido a estas ganancias.
meras cuestiones surgidas acerca de la inteligencia del adulto se refería al límite En íntima conexión con el problema del cese del desarrollo intelectual se halla
del desarrollo mental. ¿A qué edad alcanza el individuo el punto cumbre de su eje- el del comienzo de la declinación. En realidad, a medida que se fueron reuniendo
cución en la clase de funciones que miden los tests de inteligencia? ¿Cuál es la más datos, las dos cuestiones llegaren a confundirse, y hoy es evidente que deben
edad mental del adulto medio? Iniciado con una estimación de la edad mental considerarse unidas. Según el tipo de sujetos a quienes se aplica el test y las fun-
del adulto, que se fijó en los catorce años basándose en datos procedentes de la ciones intelectuales específicas que se miden, las curvas de edad pueden mostrar
primera guerra mundial, este límite ha sido elevado progresivamente por la inves- un aumento continuo durante toda la vida, un aumento seguido por una nivelación
tigación posterior. En la revisión del Stanford-Binet de 1937, la media de la edad sin ningún declive, o un aumento al que sigue un descenso gradual o pronun-
mental de los adultos corresponde a los quince años. En una investigación más ciado.
reciente llevada a cabo por Wechsler-Bellevue—y en la todavía posterior escala En la figura 8-9 se reproducen datos procedentes de tres estudios transversales
de inteligencia para adultos—, la muestra de tipificación alcanzó sus puntuaciones en gran escala. En uno de los primeros exámenes sistemáticos de la inteligencia de
cumbres en los comienzos de la veintena. Los estudios transversales en gran escala las personas mayores, Jones y Conrad (43) aplicaron el Alfa del Ejército a 1191
de Jones y Conrad (43) y de Miles y Miles (61), que discutiremos después, reve- sujetos comprendidos entre los diez y los sesenta años, que constituían práctica-
laron también un aumento en la puntuación media en las proximidades de los mente la población total entre estas edades, en diecinueve pueblos de Nueva In-
veinte años. glaterra. Como parte del estudio de la Stanford sobre el último período de la
Del mismo modo, algunos estudios longitudinales han aportado pruebas de la madurez, Miles y Miles (61) aplicaron una versión abreviada y acelerada de los tests
continuidad de la mejora en las puntuaciones de los tests de inteligencia a los veinte autoadministrados de aptitud mental, de Otis, a 823 sujetos que se extendían de
años y aun después (10, 11, 12, 32, 93). Así, p. ej., en el estudio del desarrollo los siete a los noventa y cuatro años de edad. En un esfuerzo por conseguir mues-
de Berkeley, las puntuaciones continuaron mejorando hasta la edad de veinticinco tras aproximadamente comparables en las diferentes edades, se entró en contacto
años (última edad que abarcaba el examen), y había indicaciones de que todavía con los sujetos adultos considerando principalmente las viviendas y los grupos so-
no se había alcanzado un máximo (10, 11). Pueden también mencionarse los estu- ciales 1. Wechsler (103), durante la tipificación del Wechsler-Bellevue, reunió datos
dios sobre repeticiones de tests con estudiantes de escuelas secundarias y universi- de 670 niños y 1081 adultos que llegaban a los sesenta y nueve años de edad. To-
tarias, aplicando formas paralelas del examen psicológico del ACE, todos los cua- dos los sujetos de esta muestra vivían en el estado de Nueva York, y se seleccionó
les mostraron ganancias significativas en la repetición del test (6, 40, 55, 81, 98).
1
Sin el uso de grupos de control formados por personas que no sean estudiantes, Como control de las tendencias transversales se repitió el test dos años más tarde a 190
es desde luego imposible determinar hasta qué punto pueden atribuirse las ganan- adultos entre las edades de veinticinco y ochenta y nueve años. A lo largo de todo este inter-
valo de edad se halló el mismo descenso, aproximadamente, que el esperado después del
cias a la formación lograda por el estudio o a oirás condiciones más generales. período de dos años, sobre la base de los datos transversales (60).
222 VIH. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad 223

a los adultos de manera que la distribución de ocupaciones para cada edad se ase- descenso en la puntuación media con la edad, las curvas ni se cortan ni coinciden,
mejara a la distribución correspondiente que figuraba en los datos del censo y los grupos de mayor educación retienen su superioridad en todas las edades. Se
nacional. Las tres curvas de la figura 8-9 se han representado en función de las pun- advertirá también que los sujetos de setenta años que continuaron su educación
tuaciones típicas a fin de hacer comparables los datos de los tres estudios. Todas hasta el nivel universitario tenían un promedio superior que los de veinte
presentan un máximo al principio de la veintena, seguido de un descenso. La años que solamente habían recibido una edu-
pendiente es menor en el estudio de Jones y Conrad que en los otros dos. Tal cación elemental o de escuela secundaria.
discrepancia puede, en parte, resultar de irregularidades de muestreo, y en parte, Puesto que las tres curvas reproducidas en
de las diferencias entre los tesis que se emplearon en las tres investigaciones. la figura 8-9 se proyectaron partiendo de da-
En los tres estudios, las diferencias individuales dentro de cada edad eran gran- tos de estudios transversales, pueden estar
des, y la variabilidad tendía a aumentar con la edad. Aunque las puntuaciones me- influidas por los cambios culturales que ya
dias decrecían con la misma, estas diferencias eran pequeñas comparadas con la discutimos en la primera sección de este ca-
variabilidad de las puntuaciones dentro de una sola edad. Como resultado, incluso pítulo. Debido, por ejemplo, al aumento del
los grupos de edad muy separados mostraban una extensa superposición de pun- nivel educativo de la población, los indivi-
duos de sesenta años, en cualquiera de estas
inspecciones, recibieron indudablemente me-
nos educación, considerados como grupo, que
los de veinte años con quienes se les com-
paró. Surge entonces la sospecha de que, al
menos parte del descenso que se observa en
la media de la ejecución del test, pueda ser
resultado no de una edad mayor, sino de
una educación menor (2). Tenemos cierta co-
rroboración de esta hipótesis en la compa- 20 30 40 50 60 70 80
edad cronológica
ración de los datos de la tipificación del
FIG. 8-10.—Cambios con la edad en las
WAIS (escala de inteligencia para adultos de puntuaciones del test de inteligencia,
Wechsler) con los del test anterior de Wechs- en diferentes niveles educativos: A,
ler-Bellevue (103, 104). Ambas muestras se- salidos del College; B, en el College
y después (están incluidos los ante-
ñalan un descenso en la puntuación durante riores; entre uno-diez años); C, es-
la edad adulta, que es muy paralelo al des- cuela secundaria o equivalente (uno-
cuatro años); D, escuela primaria
censo en el nivel educativo en los sucesivos (cero-ocho años). (De Miles y Miles,
grupos de edad. Pero en la muestra más re- 61, pág. 70.)
ciente de la escala de inteligencia para adul-
FIG. 8-9.—Puntuaciones medias en el test de inteligencia en relación con la edad: compa* tos de Wechsler, la mejora continúa durante mas tiempo y ei descenso empieza a
ración de los resultados de tres investigaciones transversales. (De Jones y Kaplan, 45, pág. 72.)
una edad más avanzada que en la muestra de Wechsler-Bellevue. Este resultado
está de acuerdo con las diferencias educativas entre las dos muestras de tipificación
tuaciones. Las personas más inteligentes en el grupo de más edad conseguían toda-
y refleja los cambios educativos que tuvieron lugar en el período de quince años
vía una ejecución sensiblemente mejor que la de las personas más torpes en los
que media entre las dos. Afines a estos son los resultados obtenidos por Mi-
grupos más jóvenes.
ner (63) con un test de vocabulario aplicado a una muestra nacional, cuidadosa-
En la figura 8-10 tenemos otro ejemplo de que la edad, por sí misma, es una
mente estratificada, de 1500 personas. Aunque la muestra total presentó un lige-
guía poco segura para juzgar del nivel de aptitud; está basada en el análisis de
algunos de los datos procedentes del estudio de Stanford sobre el último período ro descenso en puntuación media más allá del nivel de edad de 35-44, los descen-
de la madurez (61). En este gráfico se ha clasificado a los sujetos adultos en sos con la edad desaparecían al equiparar a los sujetos en la cuantía de escolaridad.
cuatro grupos, en función de la cuantía de la educación recibida, que se extiende Gradualmente vamos disponiendo de datos procedentes de estudios longitudi-
desde la escuela elemental a la graduada. Aunque los cuatro grupos presentan un nales sobre los cambios de edad en el período adulto. Bentz (14) nos informa de los
224 VIH. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en ¡a madurez y en la ancianidad 225

resultados obtenidos con 208 directores de negocios que se habían sometido al es el estudio de las diferencias de edad en subtests separados de los tests de inte-
examen psicológico del ACE unos seis a diez años antes. Los que no llega- ligencia. Los análisis de las puntuaciones medias obtenidas pof distintos grupos de
ban a treinta y cinco años en el momento de la repetición del test mostraron ga- edad en los subtests de Wechsler-Bdlevue, p. ej., han revelado diferencias consis-
nancias significativas; los que tenían cuarenta o más presentaron una ligera pér- tentes entre estos subtests (20, 31).
dida. En 1950, Owens (69) aplicó el Alfa del Ejército a 127 hombres que se habían En la figura 8-12 se reproducen datos correspondientes tomados de las mues-
sometido al mismo test treinta años antes, recién ingresados en el Iowa State Co- tras de tipificación de la escala de inteligencia para adultos de Wechsler. Las cur-
llege. En lugar de producirse algún descenso en la repetición del test, el grupo vas de edad presentan las puntuaciones medias en la escala de los sucesivos gru-
exhibió una ganancia media significativa, equivalente a un medio de la desviación pos de edad en los seis subtests verbales y los cinco de ejecución del WAIS. Los
típica de la distribución original. Además, ninguno de los ocho subtests del Alfa
del Ejército indicó descenso significativo, y cinco de ellos presentaron un aumento A, tests verbales B, tests de ejecución
señalado en la puntuación media. información símbolo-dígito M .»b

Bayley y Oden (12) hallaron también aumentos continuos a través de los años
adultos en estudios continuados de sujetos procedentes del estudio de Stanford so-
bre niños bien dotados. En una muestra de más de mil casos, que incluía a
los sujetos bien dotados y a sus cónyuges, se hicieron comparaciones entre dos
aplicaciones de formas paralelas del test de dominio de conceptos, separadas por
un intervalo de doce años. Las edades en el momento del test inicial oscilaban
entre los veinte y los cincuenta años. Todos los subgrupos dentro de esta mues-
tra pusieron de manifiesto un aumento significativo en la puntuación, sin importar
la edad inicial.
Bayley (10) ha construido una curva compuesta de inteligencia con la edad,
combinando los datos de este análisis con
170
los del Alfa del Ejército del estudio de
150
Owens y datos del estudio del desarrollo
C^130 f alfa del ejército(Owensj de Berkeley hasta los veintiún años de
^110 edad. Esta curva, reproducida en la figu-
ra 8-11, muestra un aumento continuo sin
'£ 90 '. A_ estudio det desarroÜQ ningún descenso. Las ganancias mayores
| 70 1 de Berkeley del grupo bien dotado de Stanford pueden
17 22.5 30 40 50 - 60 67,5 79.5
^50 resultar del mayor nivel de aptitud de los 17 22.5 30
19
40 50 60 67,5
62,5 72.5
79.5
19 62.5 72.5
30 I sujetos, o también del hecho de que el edad(puntos medios delosgrupos de edad) edad(puntos medios de los grupos de edad)
10
í \ i i . i — i r Áñt ,, -. test tenía un máximo más alto. Incluso
1 — i — i — > —
F i e - 8-12.—Diferencias con la edad en subtests verbales y de ejecución de la escala de
O 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
edad en años en e
* estudio de Owens, desde luego, los inteligencia para adultos de Wechsler. (De Doppelt y Wallace, 23, pág. 322.)
sujetos constituían una muestra selecta, ya
Fie. 8-11.—Curva compuesta de inteligencia todos habían ingresado en la Univer-
resultados de las personas que pasaban de los sesenta años se obtuvieron de
que
M o l M rSl/oMDe Va e a
:
**">• h i e n d o de los datos de q U e dis- una especial muestra de ancianos. Aunque se siguieron procedimientos de mues-
y
ley, 10, pág. 816.) ponemos, no podemos suponer lo que un treo algo diferentes para la elección de la muestra de ancianos y la muestra nacional
estudio longitudinal de una muestra más (que abarcaba edades menores), la continuidad de las curvas de edad de ambas
cercana a una verdadera muestra aleatoria arrojaría, teniendo en cuenta este inter- muestras sugiere que son aproximadamente comparables. Todas las puntuaciones
valo de edad. están expresadas en función de las desviaciones media y típica del grupo de refe-
Especificidad funcional de los cambios de edad.—Los psicólogos, al considerar rencia, cuya edad era de veinte-treinta y cuatro años, y estos dos valores se indican a
cada vez más a la inteligencia como un compuesto de muchas aptitudes relativa- la derecha de la curva. Puede verse fácilmente que, en general, los tests de ejecución
mente independientes, han demostrado un creciente interés hacia el análisis de los alcanzan antes su máximo y descienden más bruscamente con la edad que los tests
cambios de edad en funciones más específicas. Una manifestación dé esta tendencia verbales. Entre los últimos, los de vocabulario son los que presentan la pérdida más
226 VIH. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad 227
pequeña. Los de información, comprensión y aritmética revelan también un descen- Wechsler. Las comparaciones entre estos tres tests se hicieron sobre grandes mues-
so relativamente pequeño con la edad. De los tests de ejecución, el de símbolo- tras representativas de sujetos de veinte a veinticuatro años, y de cuarenta y cinco a
dígito es el que arroja un descenso más pronunciado con la edad. Este test cuarenta y nueve. Los porcentajes de la disminución eran como sigue: en el
hace especial hincapié sobre la velocidad y la percepción visual. Wechsler verbal, el 11 % ; en el Wechsler ejecutivo, el 28 % ; en el Beta, el
Estos resultados, obtenidos con los substests del WAIS (y el Wechsler-Belle- 23 %, y en el Alfa, el 22 %. Por estos resultados puede verse que la velocidad
vue), están de acuerdo con los de gran número de otros estudios que se han servido es más importante que las demás características de los tres tests para determinar
de muchos tests diferentes. Uno de los descubrimientos más consistentes en los tests la proporción del descenso.
de adultos es la relativa estabilidad de las puntuaciones de vocabulario (5, 36, 43, Se ha demostrado repetidamente que los tests de ejecución y los no verbales
76, 78, 99, 105). Por esta razón ha llegado a ser una práctica común la de utilizar arrojan una mayor disminución con la edad que los verbales (29, 30, 68, 73, 76, 105).
las puntuaciones de vocabulario como un índice aproximado del nivel intelectual Pero el descenso tampoco puede atribuirse por entero a la velocidad, puesto que se
anterior de una persona, en contraposición al cual se puede medir el empeoramien- encuentran pérdidas significativas con la edad en tests de potencia, como el de
to en otras funciones (cf. 1, Cap. 13). Muchos tests de vocabulario son de la varie- matrices progresivas de Raven (30, 31,73). En el proceso de tipificación se aplicó este
dad de elección múltiple, en la cual el sujeto solo tiene que reconocer el sinónimo test a grandes muestras de niños y adultos ingleses, que llegaban hasta los sesenta
correcto. Los subtests de vocabulario en los tests de inteligencia individuales, tales y cinco años de edad. Consiste en una serie de dibujos geométricos abstractos, a
como los de las escalas Stanford-Binet y Wechsler, requieren que el sujeto defina cada uno de los cuales le falta una parte. Se pide a cada sujeto que escoja la parte
cada palabra. Pero usualmente se considera aceptable cualquier testimonio de fami- eliminada entre un conjunto de alternativas. Los elementos más fáciles requieren
liaridad con algún significado correcto de la palabra. Es, pues, posible que un principalmente precisión en la percepción visual; los más difíciles incluyen ana-
test más exigente en cuanto al conocimiento de palabras pudiera mostrar algún logías y otras relaciones lógicas. Los resultados demostraron que las puntuaciones
descenso con la edad. Existen testimonios reveladores de que, al menos en el caso medias en el test de matrices progresivas alcanzan su máximo a los catorce años
de los psicóticos, las puntuaciones del vocabulario ordinario pueden no revelar de edad y empiezan a descender a los veinticuatro. Por otra parte, en un test de
ningún empeoramiento, mientras que un análisis cuantitativo de los tipos de defini- vocabulario que se aplicó a los mismos sujetos, las puntuaciones aumentaron hasta
ción dados por el sujeto indica una pérdida significativa (18, 27). los treinta años y permanecieron aproximadamente constantes hasta los sesenta,
En los tests en que lo principal es la velocidad, las personas mayores suelen Se obtuvieron resultados análogos en una muestra de seiscientas personas a las que se
estar en desventaja. El estudio sobre la madurez avanzada realizado por la Univer- aplicó el test en Bélgica (68).
sidad de Stanford nos da alguna indicación de esto (60). Cuando se aplicó otra forma Entre los mayores descensos que acompañan a la edad destacan los de las ta-
del test de Otis, sin límite de tiempo, a 433 personas que se habían sometido al de reas que exigen percepción visual (62, 80, 106). Este descenso se asocia, en parte,
velocidad, la media del descenso con la edad era menor de la primera forma hasta con la pérdida en agudeza de todos los sentidos al aumentar la edad. Incluso cuan-
los sesenta años. Sin embargo, entre sesenta y ochenta, la caída de la puntuación fue do los defectos visuales se corrigen con el empleo de gafas, las personas mayores tie-
pronunciada incluso en estas condiciones. Lorge (56) siguió un procedimiento algo nen una ejecución más pobre que las jóvenes en las tareas perceptivas (62). Se ha
distinto. Tres grupos de sujetos comprendidos entre los veinte a veinticinco años, sugerido que parte de esta deficiencia puede centrarse alrededor del proceso de
veintisiete y medio a treinta y siete y medio y cuarenta hasta más de setenta, fue- la organización de datos nuevos y de su integración con el material afín de la
ron equiparados en el CAVD, que es un test puramente de potencia, o sea sin límite experiencia pasada (106, pág. 146).
de tiempo. Cuando se aplicó a los mismos sujetos el Alfa del Ejército y el Otis S-A, En habilidades motoras, el declive que acompaña a la edad es menos pro-
las puntuaciones medias declinaron progresivamente desde el grupo de los más nunciado de lo que suele creerse. En el estudio sobre la madurez avanzada, de la Stan-
jóvenes al de los más viejos. Debe advertirse que en este estudio el efecto de re- ford, se encontró poca pérdida hasta los setenta años de edad en cualquiera de las
gresión (cf. Cap. VII) puede explicar algunas de las diferencias de grupo que se series de tests motores (62). Welford y sus colaboradores, en Cambridge (106), lle-
observaron en los tests con límite de tiempo. varon a cabo una investigación excepcionalmente minuciosa sobre los cambios cor*
Es de gran interés un estudio realizado por Gurvitz (35), que utilizó el Wechsler- la edad en habilidades motoras. En su mayoría, los datos se obtuvieron en condiciones
Bellevue, así como las revisiones Alfa y Beta del Ejército. Gurvitz indica que, en de laboratorio, aunque también se informa de estudios preliminares llevados a cabo
general, los tests de ejecución de la Wechsler tienen limitación de tiempo, mien- en la industria. Una característica especial de esta investigación fue el análisis de
tras que los verbales no la tienen. Tal diferencia podría explicar, en parte, el ma- diferentes aspectos de las ejecuciones motoras del sujeto, a fin de explorar más
yor descenso que con la edad se encuentra en los tests de ejecución. El Alfa se pa- plenamente la naturaleza de los cambios con la edad. Los resultados indicaron que
rece a la parte verbal del Wechsler, pero con medida del tiempo, mientras que el los mayores empeoramientos se daban en los aspectos perceptivos de las actividades,
Beta, en el que se mide el tiempo, es un test similar a la parte de ejecución del más bien que en los motores.
228 VIII. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad 229

Además, los sujetos de más edad tendían a cambiar los métodos de ejecución dizaje del esperanto o en les cursos universitarios, el progreso de las personas ma-
de tareas y a compensar de este modo sus deficiencias. La rigidez o flexibilidad de yores igualaba y a veces aventajaba al de las más jóvenes.
la tarea determina el grado en que el sujeto puede usar efectivamente de tales cam- Cuando el aprendizaje nuevo está en pugna con el anterior, es razonable espe-
bios compensatorios del procedimiento. Así, Welford et al. concluyen que, cuando rar que los adultos se encuentren en desventaja. Esto simplemente puede ser un
la tarea permite cierta variedad^de caminos a seguir y el método está en gran resultado de interferencia o de transferencia negativa, que no tiene por qué pre-
parte bajo el control del sujeto, es probable que se den los cambios compensato- sentar necesariamente conexiones con la edad como tal. Existen algunas pruebas
rios en la ejecución. Tales tareas pueden no mostrar ningún declive con la edad, experimentales que demuestran que las tareas que se ven obstaculizadas por una
sino que incluso a veces hay alguna mejora debida a la compensación. Por otra experiencia previa experimentan una mayor disminución con la edad que aquellas
parte, «allí donde se constriñe estrechamente la ejecución, bien en la forma o en que se benefician de tal experiencia. Como parte del estudio sobre la madurez
el tiempo de las reacciones constitutivas, la compensación será virtualmente im- avanzada, de la Stanford, Ruch (75) aplicó tests de aprendizaje a tres grupos de
posible» (106, pág. 123). cuarenta sujetos cada uno, de doce a diecisiete, treinta y cuatro a cincuenta y
Es también digno de notarse que las pérdidas en energía física que acompañan nueve y sesenta a ochenta y dos años de edad, respectivamente. Los sujetos de
a la edad no son tan grandes como comúnmente se creía. Datos relativos a obreros más edad demostraron ser inferiores a los más jóvenes en el aprendizaje de toda
industriales (28) nos revelan un máximo hacia los veinticinco años, seguido de clase de materias, aunque su inferioridad disminuía en las materias más significa-
un descenso gradual durante los cuarenta años siguientes. A los setenta años la tivas ; p. ej., los sujetos de más edad hallaban menos dificultad en el aprendizaje
media es aproximadamente el 16,5 % más baja que a los veinte. Parece, pues, de pares de asociaciones que estaban unidas por algún sentido, tales como nido-
lechuza, blanda-silla. Su ejecución era más pobre en el aprendizaje de material sin
que los obreros de más edad están mejor equipados para habérselas con un trabajo
sentido, tal como A X M =B, o N X M =C, y aun peor cuando la memorización
moderadamente pesado que con tareas relativamente ligeras que exijan un alto
del material entraba en conflicto con su aprendizaje anterior, tal como 3 x 4 = 2,
grado de velocidad y de precisión perceptiva.
o 3 X 1 = 1.
¿Pueden las personas mayores aprender como las jóvenes? La idea de que
Estas diferencias de la edad en el aprendizaje de varios tipos de tareas podrían
«a un perro viejo no se le pueden enseñar nuevos trucos» es muy corriente en el
explicarse partiendo de la interferencia con asociaciones previamente establecidas,
pensamiento popular. A menudo los adultos deploran su incapacidad para apren-
o quizá de las diferencias de la edad en intereses y motivación. En general, las per-
der una nueva lengua o nuevas tareas motoras, como podían haber hecho en su
sonas mayores están menos inclinadas a esforzarse por tareas que les parecen
juventud. Sin embargo, la observación atenta revela que las condiciones del apren- anodinas o sin sentido en función de su experiencia. Cabría hallar otra explicación
dizaje están muy lejos de poder compararse en los distintos niveles de edad. El en la hipótesis de Welford previamente citada, relativa a la organización perceptiva
tiempo de que se dispone para el aprendizaje, las distracciones y la motivación de los nuevos datos. Discutiendo sus propios experimentos de aprendizaje, Welford
para aprender son a menudo muy diferentes en el muchacho y en el adulto. Frecuen- et al. escriben (106, págs. 121 y 122):
temente, el adulto emprende el aprendizaje de habilidades nuevas de una manera
casual y sin mucho entusiasmo, mientras que para el niño o el adolescente constitu- Se observa, desde luego, que a veces la dificultad de modificar una organización preexis-
ye la esencia de sus responsabilidades, y el resto de sus actividades son algo «ex- tente causa el empeoramiento de la ejecución entre las personas mayores: p. ej., en el
experimento de aprendizaje era evidente que, en muchos casos, la principal dificultad
terior al curso». se encontraba no tanto en el aprendizaje de la serie propuesta como en el hecho de tener
Cuando las personas mayores y los jóvenes aprenden en condiciones compa- que desechar una serie que contenía cierto número de errores, Además, frente a los datos muy
rables, como las que se dan en una situación experimental, las diferencias en sus difíciles que se presentaban en el experimento del pensamiento lógico, los sujetos de más
ejecuciones son relativamente ligeras. En una serie de investigaciones con diferentes edad mostraban una tendencia mucho mayor que los más jóvenes a emitir respuestas en
función de su experiencia pasada y de sus prejuicios, en vez de organizar los datos mismos
tareas, E. L. Thorndike (94) concluía que existe un promedio de descenso menor en la forma indicada por las instrucciones.
de un 1 % al año en «modificabilidad total» entre las edades de veintidós y cua-
renta y dos años. Este declive se manifestaba principalmente en los tesis sin sig- En relación con la memoria, generalmente se ha hallado disminución con la
nificado de aprendizaje memorístico, tales como el dibujar líneas de una cierta lon- edad, aunque también en este caso la intensidad varía con la naturaleza de la
gitud con los ojos vendados, aprendizaje de un código o memorización de núme- tarea. Gilbert (33) aplicó once tests de memoria a 174 personas comprendidas entre
ros emparejados con sílabas sin sentido. En la mayor parte de las otras tareas, las los sesenta y sesenta y nueve años de edad, y a un número igual de sujetos entre
personas mayores podían compensar cualquier pérdida en su capacidad para apren- los veinte y veintinueve, que estaban equiparados con los anteriores en las puntua-
der mediante un mayor interés, un esfuerzo más sostenido y un mayor fondo de ciones de vocabulario del Stanford-Binet. Todos los tests de memoria arrojaron
experiencia con cosas afines. Así, p. ej., en taquigrafía y mecanografía, en el apren- diferencias significativas en la media en favor del grupo más joven. Las diferen-
230 VIH. Diferencias de edad Funcionamiento intelectual en la madurez y en la ancianidad 231

cias fueron menores, sin embargo, en la memoria para dígitos, y mayores en la es probable que nos revele un hombre más joven que el que estábamos acostum-
de las parejas de palabras sin relación. Se observó también que las personas mayo- brados a ver.
res más inteligentes tendían a mostrar menos pérdida de memoria que las más Lehman (53) ha analizado un conjunto monumental de los datos publicados
torpes (como se determinó por la puntuación del vocabulario). En otro experi- referentes a las edades en que se han producido las más importantes contribu-
mento, Shakow et al. (77) aplicaron un test a 115 sujetos cuyas edades se extendían ciones a muchos campos del esfuerzo humano. Sus resultados confirman que la
desde los quince a los noventa años. Se obtuvieron tres medidas, que incluían cumbre de la producción creadora se sitúa, de forma muy constante, en la década
vocabulario, capacidad de recordar sucesos pasados (memoria para las cosas anti- de los treinta. Un ejemplo tomado de la química nos servirá para ilustrar sus pro-
guas) y aptitud para recordar el material recientemente aprendido, tales como cedimientos y conclusiones. Lehman obtuvo de una fuente de información segura
cifras, frases e ideas que se presentaron durante el test (recuerdo de cosas recientes).
los nombres de 244 químicos de fama (ninguno de los cuales vivía), juntamente
Como se ve en la figura 8-13, ambos recuerdos, el de las cosas viejas y el de las
con las fechas en que habían realizado sus más importantes hallazgos. Los datos
nuevas, declinan con la edad, aunque el declive es mucho más pronunciado en
fueron entonces analizados de forma que indicaran el número total de contribu-
80 ciones que el grupo entero había aporta-
do dentro de cada intervalo de cinco contribuciones mes importantes
70 recuerdo de Lo antiguo recuerdo de ¿o reciente vocabulario
años. A fin de tener en cuenta el núme- "" de 46 químicos
ro decreciente de personas a medida que total de contribuciones
60
la edad avanzaba, Lehman calculó la de 244 químicos
^50 contribución media anual de aquellos
miembros del grupo que todavía vivían
•I 40 en cada nivel de edad. Estos promedios 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
anuales, expresados como porcentaje del edad
^ 30
promedio durante el intervalo de edad FIG. 8-14.—Edad e índice de la producción
20 más productivo, se dan en la figura 8-14 creadora en química. (De Lehman, 53, pá-
gina 7.)
(línea continua).
10 Obsérvese que el índice de producción asciende bruscamente hasta un máximo
en el intervalo treinta-treinta y cuatro; después, el descenso es gradual y continuo.
20 40 60 80 20 40 60 80 20 40 60 80 Se obtuvieron curvas análogas para las diferentes ciencias y para muchas clases
edad, en décadas de trabajo creador en literatura, arte y música. Tenemos una interesante corro-
FIG. 8-13.—Cambios con la edad en memoria. (Adaptado de Shakow, Dolkart boración de tales curvas de edad en los datos de un estudio longitudinal sobre un
y Goldman, 77, pág. 48.) científico especialmente prolífico. En la figura 8-15 se da la edad en la que
Tomás A. Edison patentó cada una de
estas últimas. En el vocabulario, las puntuaciones permanecen virtualmente cons- *• & I I sus 1086 invenciones. El máximo se pre-
tantes hasta alrededor de los setenta años, en que descienden bruscamente. ||iooL senta también en la mitad de la aerada
^ 8 0 \
La edad y el rendimiento creador.—Otro camino para la investigación de de los treinta.
las aptitudes del adulto se encuentra en el análisis de la producción creadora en Cuando se consideró solamente la pro-
campos tales como la ciencia, la literatura, la música y el arte. Desde luego, es ducción de mayor calidad, el máximo
fácil demostrar que en todos estos campos se han presentado contribuciones impor- 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 tendía a alcanzarse más pronto en todos
tantes debidas a individuos de edades muy diversas. Sin embargo, los rendimien- edad los campos de la creación investigados,
tos creadores sobresalientes tienden a reunirse en ciertas décadas. Las fotografías FIG. 8-15.—La edad en relación con las in- como indica la línea de trazos de la figu-
de los científicos eminentes que vemos en los libros de texto usualmente nos los venciones patentadas en EE. UU. por Tomás
A. Edison. Basado en un total de 1086 pa- ra 8-14. Otra observación importante se
muestran como personas de edad avanzada. Se ha indicado, sin embargo, que tentes. (De Lehman, 53, pág. 11.) refiere a los cambios que se dan de ge-
es muy probable que tales fotografías se hayan hecho después que el científico, neración en generación. En general, en
ya envejecido, ha llegado a alcanzar la fama (cf. 53, pág. 12). Pero si dirigimos tiempos más recientes, los trabajadores con poder de creación han ofrecido el
una mirada al científico empeñado en su obra—o al escritor, músico o artista—, máximo de sus contribuciones en edades más tempranas que en períodos anterio-
232 VIII. Diferencias de edad Edad y personalidad 233

res. La figura 8-16 analiza esto en el caso de los físicos. El campo de actividad mero de colegas siempre en aumento. Las oportunidades de un rendimiento sobre-
específico parece tener poca influencia sobre la edad de máxima productividad. saliente se ven de este modo reducidas para el individuo a medida que este gana
En el campo de la literatura, p. ej., los poetas llegan a su cumbre en la década en edad. Debido a estos y otros factores no controlados en los datos, es evidente
de los veinte; los novelistas, al principio de la de los cuarenta. En conjunto, sin que los resultados de Lehman no pueden considerarse como testimonio convin-
embargo, la década de los treinta se presenta como la edad dorada del rendi- cente de la disminución con la edad del poder creador 1 .
miento creador. En contraste, los líderes en campos tales como el Gobierno y el
Ejército constituyen un grupo de personas de más edad, y así, el mayor conjunto 8-5. Edad y personalidad. De la infancia a la madurez.—Las descripciones
de personas lo encontramos entre los cin- de los cambios en los rasgos emocionales, motivacionales y de actitud, que se dan
J4 físicos nacidos cuenta y los setenta años. Además, la a medida que el individuo progresa desde la infancia a la edad adulta, constituyen
entre 1785y 1801
i 100 edad media de estos grupos parece que una de las partes más importantes de los textos corrientes sobre la psicología de
\ 45físicos nacidos va en aumento con las sucesivas genera- la infancia y la adolescencia. Los psicólogos sociales también han estudiado la
\Tantesde1785 ciones. Se ilustra este hecho en la figu- aparición y desarrollo de actividades, clisés sociales, conceptos del yo y otros
40 ra 8-17, que nos da la distribución de la aspectos de las relaciones interpersonales que se dan en el niño (cf. p. ej., 50; 52,
edad de los miembros de la Cámara de Caps. 9 y 10; 72). Jersild nos proporciona un resumen de gran parte de la inves-
25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 Representantes norteamericana en los tigación sobre el desarrollo de la personalidad en la infancia (42). En el libro
edad años 1825 y 1925, respectivamente. Debe de Pressey y Kuhlen (71) se lleva a cabo un examen intensivo que abarca el ám-
advertirse que el reconocimiento social, bito total de la vida. Es de particular interés, desde el punto de vista del des-
FIG. 8-16.—Edad e índice de la producción
creadora en física, en tiempos pasados y más que es esencial para funciones de direc- arrollo, la monografía de Shuttleworth (83), en la que se halla gran cantidad de
recientes. (De Lehman, 53, pág, 289.) ción, es más probable que se vea retra- gráficos sobre el desarrollo físico y psicológico. Aunque esta monografía está
sado hasta una edad relativamente avan- específicamente dedicada al período de la adolescencia, muchos de los gráficos se
zada. Por otra parte, el hombre creador puede llevar a cabo su contribución con extienden hasta la niñez y cubren también los años adultos.
anterioridad y en ausencia del reconocimiento que de ella haga la sociedad. Un examen de los gráficos de la monografía de Shuttleworth nos proporciona
Cabría especular largo y tendido en lo concerniente a las razones para el des- muchos ejemplos del tipo de datos obtenidos en tales estudios de desarrollo. Así,
censo del rendimiento creador, que hemos informado que se da después de los por ejemplo, diferentes medidas sobre la sugestionabilidad concuerdan en señalar
treinta años. Lehman escribe: «Como resultado de una trasferencia negativa, los un máximo para las edades de siete y ocho años, que después desciende brusca y
viejos generalmente son más inflexibles que los jóvenes. Esta inflexibilidad puede constantemente. Los estudios sobre colecciones hechas por los niños revelan que,
constituir un impedimento para el traba- en general, el mayor número de colecciones se da a los diez años, aunque para
jo creador, aun cuando dependa de la I825(W=2\1) diferentes clases de colecciones su máximo pueda producirse en distintas edades.
erudición.» (53, pág. 329.) Reconoce, El hábito de morderse las uñas alcanza un máximo en la pubertad y declina des-
además, los posibles efectos de otros pués. Se han investigado cambios característicos en los intereses durante la niñez
muchos factores. El declive en el vigor por medio de un análisis de los libros y revistas favoritos, los temas que se esco-
físico, en la agudeza sensorial y en el gen para composiciones, la asistencia al cine, las preferencias en la ocupación y
estado general de la salud con el aumen- temas análogos. Se dispone también de datos sobre el desarrollo normativo en
to de la edad reduce indudablemente la 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 varios aspectos de la madurez social, cuidado de sí mismo y responsabilidad. Debe
productividad en algunos casos. Los in- edad hacerse mención especial del vasto conjunto de datos sobre juegos y otras activi-
tereses y motivaciones pueden, del mis- FIG. 8-17.—Distribución de la edad de los dades recreativas que han coleccionado Lehman y Witty (54). Se analizaron estos
mo modo, alterarse con la edad por una miembros de la Cámara de Representantes
de los EE. UU., en 1825 y 1925. (De Leh-
datos con referencia a la edad, así como al sexo, al nivel socioeconómico y .a
multiplicidad de razones. Las presiones man, 53, pág. 270.) otros factores. '
financieras, las responsabilidades domés- Los cambios típicos de la personalidad que se presentan durante la niñez y
ticas y circunstancias extrínsecas similares pueden ejercer influencias varias en las adolescencia—y en realidad a través de toda la vida—se han descrito a menudo
diferentes edades. La llegada a la fama, el aumenio de las actividades administra- considerando los estadios de desarrollo. Probablemente, el ejemplo literario más
tivas y otros lances de la vida profesional del individuo pueden afectar también al
patrón de la productividad. Además, en un campo de expansión muy rápida, el 1
Para una detallada discusión de los factores espurios que influyen en tales datos, véase
trabajo científico individual se valora de acuerdo con la contribución de un nú- la revisión del libro de Lehman hecha por Wayne Dennis. (J. Geront, 1956, 11, 331-33).
234 VIH. Diferencias de edad Edad y personalidad 235

familiar de este proceder se encuentra en «las siete edades del hombre», de Shake- cincuenta y cinco. De este modo, la edad menos conservadora en este aspecto parece
speare. Pero los psicólogos han recurrido también, de cuando en cuando, a este ser la de veinticinco años.
artificio, proponiendo su propio conjunto de convenientes estadios para resumir En el examen previamente citado de Lehman y Witty (54) se encontró que las
el desarrollo de la personalidad. Estas descripciones poseen cierto mérito como actividades recreativas de los adultos tendían a ser más tradicionalistas y menos
vividos retratos de las diferencias características entre los niveles de edad. Sin individualistas al aumentar la edad. De este modo, los intereses de las personas
embargo, han de observarse ciertas precauciones en la aplicación de tales esquemas. mayores, en cuanto a sus diversiones, tendían a canalizarse de acuerdo con los
Primeramente, no estará de más recordar que las transiciones entre estos estadios patrones culturales.
son graduales y no bruscas. En segundo lugar, puesto que los individuos difieren Una comparación de las respuestas dadas por universitarios al inventario mul-
ampliamente en el desarrollo de la personalidad, cualquier sistema de estadios tifásico de personalidad de Minnesota con las emitidas por hombres de negocios
solamente representa vagas tendencias colectivas. Una tercera limitación impor- y profesionales, de cuarenta y cinco a cincuenta y cinco años de edad, reveló
tante en el concepto de los estadios de desarrollo se presenta a causa de la función diferencias significativas en muchos elementos (17). Las respuestas de las personas
de los factores culturales. La naturaleza, principio y duración de los estadios par- mayores indicaban una disminución en las condiciones físicas, descenso de interés
ticulares puede variar ampliamente de cultura a cultura, o entre subgrupos dentro por actividades fatigosas y arriesgadas y una mayor tensión en lo relativo al trabajo
de una misma cultura. En el capítulo XVIII daremos ejemplos de tales diferen- y adaptaciones emocionales, pero mejor adaptación social a la familia y a las
cias culturales. Un punto estrechamente relacionado con este es que los estadios amistades. En un experimento sobre sugestión, las personas mayores demostra-
de desarrollo no tienen por qué entrañar cambios estructurales o de tipo madura- ron menor susceptibilidad que los sujetos más jóvenes a la influencia de la opinión
cional. Pueden proceder de uniformidades que están culturalmente determinadas colectiva o de la del experto (59). Cabría interpretar también este resultado como
en las biografías de reacción de los individuos. evidencia de un mayor conservadurismo o relativa infleoibilidad de las personas
Los años adultos.—El creciente interés de los psicólogos por el período que mayores. Específicamente, puede indicar que, cuanto más tiempo ha mantenido
se extiende desde la madurez a la senectud se refleja en el aumento del número uno la misma opinión, menos inclinado se siente a cambiarla.
de estudios sobre los cambios de la personalidad durante la edad adulta. Una de Las extensas inspecciones realizadas por Kinsey y sus colaboradores sobre la
las más extensas investigaciones es el análisis de Strong de los cambios de intereses conducta sexual de hombres (48) y mujeres (49) nos proporcionan una masa de
con la edad. La parte primera de este proyecto (88), realizada como parte del datos sobre las diferencias de la edad. Aunque representa el mayor cuerpo de
estudio sobre la madurez avanzada, de la Stanford, se basaba en un análisis trans- hechos sobre esta materia y el más cuidadosamente seleccionado de que se dispone
versal de las respuestas dadas al registro de intereses vocacionales de Strong por hasta la fecha, las conclusiones de las investigaciones de Kinsey se han visto
2340 hombres, comprendidos entre los veinte y los sesenta años de edad, extraídas criticadas principalmente en dos aspectos: primero, las muestras empleadas pueden
de ocho campos principales de ocupación. Un trabajo posterior de Strong (89) uti- ser atípicas, sobre todo si se tiene en cuenta que en su mayor parte los sujetos
lizó muestras de edad más comparables y completó los datos transversales con se ofrecieron voluntarios para el estudio; en segundo lugar, como los datos se
estudios longitudinales de los mismos individuos. En la última investigación se han reunido mediante el procedimiento de entrevista, están sujetos a errores de
analizaron separadamente los cambios con la edad para los períodos de quince a recuerdo, así como a exageraciones deliberadas u otras falsificaciones por parte
veinticinco años y de veinticinco a cincuenta y cinco. de los sujetos. Es probable que estas limitaciones no afecten a todos los resultados
En general, los datos de Strong indican que las semejanzas en intereses entre en el mismo grado. Los resultados relativos, tales como los que se refieren a las
los grupos de edad son mucho mayores que las diferencias. Los hombres que inclinaciones de la edad dentro de las muestras investigadas, se hallan, probable-
tienen distintas ocupaciones presentan una variación mucho mayor en patrones mente, entre los hechos más seguros obtenidos en estos estudios. Una de las con-
de intereses que las halladas entre niveles de edad. Además, los mayores cambios clusiones que se desprenden de los datos de Kinsey es que los sentimientos, actitu-
achacables a la edad se daban entre los quince y los veinticinco años. Uno de des y otras características psicológicas no están tan estrechamente ligadas con
estos cambios producía un aumento en el número de preferencias, resultado pro- los factores fisiológicos como antes se suponía. Esta observación se encuentra
bable de la ampliación de la experiencia. Entre los veinticinco y los cincuenta y reforzada por datos que se refieren a los cambios de edad, especialmente entre
cinco años, los principales cambios incluían una disminución en las preferencias las personas mayores. Así, la terminación de la capacidad reproductora no tiene
por las actividades que requerían habilidad física y riesgo, así como por las ocu- por qué asociarse con bruscos cambios psicológicos o con una pérdida de interés
paciones que exigían la escritura. Se encontró también un descenso significativo,en por el sexo. Otra investigación sobre la personalidad de las personas mayores
las inclinaciones por actividades que llevaban consigo cambios o interferencias con (cf. 51) revela grandes diferencias individuales en las reacciones al cambio de
los hábitos establecidos. Es interesante advertir que la preferencia por el cambio vida y sugiere la importancia de los factores psicológicos en la determinación de
aumentaba desde los quince a los veinticinco años, y después decrecía hasta los la adaptación emocional durante tales períodos. Por este motivo se reconoce cada
VIH. Diferencias de edad Edad y personalidad 237
236
vez más que las reacciones del individuo a todos los aspectos del proceso de enve- l3S mujeres. Finalmente, ambos sexos se valoraron como menos briosos, más
jecimiento pueden verse sensiblemente modificadas por los factores psicológicos. descuidados en el vestir, con intereses más limitados y con peor temperamento tras
En una revisión de los estudios sobre la personalidad de las personas mayores, ese lapso de veinte años. Tales cambios en las autovaloraciones pueden reflejar
Kuhlen (51) concluye que «el mantenimiento de intereses activos y el hecho de una combinación de auténticas diferencias de personalidad, más las variaciones en
tener un trabajo suficiente se destaca como un hecho de primera importancia» en intuición, conocimiento propio y modelos de juicio.
el logro de una buena adaptación. Watson (102), en una inspección posterior, pide Kelly, en su valoración de todas estas diferencias, observa que «cada uno de
que se continúe la investigación sobre el concepto del yo de las personas mayores los cambios significativos en las medias es de interés teórico, pero en ausencia de
y sobre su efecto en los cambios de la personalidad. Lorge y sus asociados han normas adecuadas a la edad en los dos momentos considerados, pueden interpre-
llevado a cabo (cf. 57) una serie de estudios sobre los conceptos del yo de la9 tarse exactamente con la misma garantía como debidos a los cambios producidos
personas mayores y sobre los estereotipos de la edad. por el aumento de la edad o bien a los cambios culturales» (47, pág. 671). Esto
La mayor parte de los datos sobre los cambios de personalidad en los adultos nos presenta una cuestión metodológica que ya hemos considerado en la primera
procede de investigaciones transversales. Es de gran interés un estudio longitudinal sección del presente capítulo.
de la personalidad del adulto realizado por Kelly (47). El proyecto empezó en En un estudio realizado por Pressey y Jones (70) se dan a conocer datos rela-
los años 1935-38, aplicando el test a trescientas parejas de prometidos en Nueva tivos a la cuestión general del cambio cultural y de las diferencias de edad. En 1953
Inglaterra. La edad media de los hombres en aquel momento era de 26,7; la de
las mujeres, 24,7; casi el 90 % de los sujetos se hallaba entre los veintiuno y los
treinta años. Veinte años más tarde, aproximadamente, se volvió a examinar al
86 % de los sujetos originales con los mismos tests de actitud, interés, y otros de
personalidad, y las escalas de valoración que se usaron en el test inicial.
Los análisis de las tendencias colectivas después del intervalo revelaron pocas
diferencias significativas en las puntuaciones medias, e incluso estas representaban
cambios pequeños. En el estudio de valores Allport-Vernon, los hombres descen-
dieron en la puntuación teórica, los dos sexos declinaron en la estética y experi-
mentaron un alza en la religiosa. El último de los cambios citados fue el mayor
de los tres y quedó corroborado por un aumento de actitud favorable hacia la
Iglesia, medido por las escalas de actitudes generalizadas de Remmers 1. Entre
10 12 F S J Sr. 30-39 4(H9 5059 50 + 10 12 F S J Sr. 30-39 40-49 50-59 60-»-
otras diferencias significativas se hallaron actitudes ligeramente más favorables
gradoy grupo de edad gradoy grupo de edad
hacia la crianza de los niños y menos favorables hacia los cuidados de la casa por A, sujetos masculinos B, sujetos femeninos
parte de ambos sexos. Los hombres presentaron un aumento significativo en su
afición por la jardinería, así como una puntuación significativamente más alta en FiG. 8-18.—Respuestas al test X-O de Pressey, en función de la edad, educación y cambio
la escala de ocupaciones por la de granjero, en el registro de intereses vocacio- cultural. (Adaptado de Pressey y Jones, 70, pág. 487.)
nales de Strong. Aparentemente, el trabajo de la tierra ganó en popularidad con el
aumento de edad entre los hombres de esta muestra. se aplicaron a grupos de estudiantes universitarios y de adultos comprendidos entre
El test de Strong indicó también un cambio significativo hacia intereses más los veinte y los sesenta años de edad dos partes del test X-O de Pressey. En una
masculinos por parte de ambos sexos. Kelly sugiere, como hipótesis posible para de ellas se pedía al sujeto que tachara todas las cosas que considerara que no
la explicación de este resultado, la creciente mecanización de nuestra cultura, que estaban bien en una lista de 125 elementos, los cuales, en su mayor parte, se refe-
tiene su ejemplo en el aumento del número y variedad de las aplicaciones mecáni- rían a actividades marginales, tales como fumar, beber, flirtear, escupir, reír a
cas para el hogar. Tal mecanización podría producir un aumento en el área típica- tontas y a locas y cosas semejantes. En la otra tenía que tachar todos los ele*
mente masculina de intereses mecánicos, al valorar las puntuaciones en función mentos acerca de los cuales se hubiera sentido alguna vez molesto o ansioso. Se
de las normas del test original. En el Bernreuter, el único cambio significativo fue había aplicado el mismo test a grupos comparables de universitarios en 1923, 1933
un aumento en la puntuación relativa a la confianza en sí mismas por parte de y 1943. En el test de 1923 se incluyeron también alumnos de determinados cursos
de la enseñanza elemental y secundaria. De este modo, los datos permitían hacer
1
comparaciones transversales en cada uno de los cuatro años, así como ciertas com-
En un estudio de NELSON (66), en el que se reexaminó a estudiantes universitarios después paraciones longitudinales de las poblaciones después de las cuatro décadas.
de un intervalo de catorce años, se obtuvieron consecuencias semejantes.
ANASTASI.—9
238 VIII. Diferencias de edad Edad y personalidad 239

En la figura 8-18 se dan algunos de los resultados. La parte A nos indica la y puede descubrirse incluso en la infancia. Al mismo tiempo, los datos de que
media de los elementos señalados como falsos por los sujetos masculinos en cada disponemos muestran que el grado de estabilidad varía sensiblemente con el rasgo
curso escolar, clase universitaria y década de edad (para los adultos). Los datos y con el individuo. Está, desde luego, fuera de duda que los cambios patentes en el
correspondientes de los sujetos femeninos se dan en la parte B. Se han proyectado ambiente del hogar, las relaciones familiares, el clima psicológico del hogar y otras
gráficos separados para los resultados conseguidos en 1923, 1943 y 19531. En circunstancias ambientales influyen sobre el desarrollo posterior de la personalidad
estos datos aparecen varias tendencias. Primero, el número de elementos consi- del niño. Además, las técnicas de orientación y terapéuticas pueden conseguir una
derados como falsos tiende a decrecer algo desde el grado octavo al grado duo- mejora considerable en las características de la personalidad.
décimo, y declina mucho más bruscamente en el grupo de estudiantes recién Smith (84) nos informa sobre un tipo extraordinario de estudio longitudinal,
ingresados en la Universidad. Además, se dan descensos más pequeños durante los en el que obtuvo valoraciones hechas por allegados de cinco hermanos, cincuenta
cuatro años siguientes, excepto para los colegiales de 1953, cuyas puntuaciones años después de haberse reunido los datos iniciales. Se valoraron los rasgos de la
son uniformemente bajas. Por otra parte, los grupos de adultos consideraron mayor personalidad en la infancia, partiendo de los diarios detallados que habían sido
número de elementos falsos que los estudiantes sometidos al test en el mismo año. conservados por la madre de los niños durante un período de ocho años. Los
Existe, además, una tendencia a aumentar en estas puntuaciones con la edad, espe- análisis de las valoraciones de la infancia y la edad adulta llevaron al investigador
cialmente entre los hombres. a concluir que las características de la personalidad mostraban una predominante
Es de especial interés la comparación transversal de los adultos a quienes se consistencia durante los cincuenta años, conservando los cinco hermanos su posi-
aplicó el test en 1953 con los estudiantes que estaban en la Universidad cuando estos ción relativa original en la mayoría de los rasgos. Aparte de la limitación en el
grupos de adultos tenían de veinte a treinta años. La figura 8-18, p. ej., nos mues- número de los casos y de la posible influencia de factores subjetivos sobre estos
tra que los sujetos de cincuenta años señalaron como malos aproximadamente el resultados, ha de advertirse que las valoraciones de la infancia se basaban en regis-
mismo número de elementos que los universitarios de treinta años antes. Todas las tros acumulativos de la conducta sobre un período medio de seis años por niño.
demás comparaciones correspondientes arrojaron resultados semejantes. Parece, Es posible que se puedan hacer predicciones más seguras de la personalidad del
pues, que las personas mayores tienden a conservar las actitudes que se formaron adulto en estas condiciones que partiendo de simples tests o de períodos de obser-
en su juventud. Más bien que hacerse más conservadores con la edad, parece que vación cortos.
simplemente mantienen su postura anterior. En realidad, las aportaciones sugieren Los testimonios longitudinales de que disponemos sobre adultos indican un
cierto movimiento en la dirección de los cambios culturales, ya que las puntua- grado relativamente alto de estabilidad en los intereses, actitudes y otros rasgos
ciones de los adultos eran aproximadamente iguales a las de los estudiantes uni- de personalidad, sobre períodos de diez a veinte años (47, 65, 66, 89, 90). Los
versitarios de su generación. En comparación con la gente joven de un nivel edu- análisis de Strong de los intereses vocacionales, p. ej., arrojaban correlaciones que
cativo aproximado, estos adultos probablemente habrían considerado como malo tenían un promedio de 0,70 y 0,80 en intervalos hasta de veintidós años (90). El
un número menor de hechos. estudio longitudinal de Kelly, de veinte años de duración, previamente descrito (47),
Estabilidad de los rasgos de personalidad.—Los resultados que hasta ahora señalaba que los intereses y los valores vocacionales (medidos por el Allport-
hemos considerado se han referido a las tendencias de grupo en relación con la Vernon) eran los rasgos más estables, con correlaciones que se extendían desde
edad y a los cambios absolutos en cuantía o nivel. ¿Qué le ocurre al individuo 0,30 hasta 0,60. Las autovaloraciones y otras medidas de rasgos emocionales seguían
en el curso de tales cambios? ¿Mantiene la misma posición relativa dentro del entre las correlaciones más altas. Y las actitudes demostraron ser los rasgos menos
grupo? Se recordará que surgía una pregunta análoga en conexión con la forma- estables de todos los que se investigaron.
ción (Cap. Vil), así como con los cambios intelectuales que hemos discutido en una Kelly encontró también que los cambios tendían a ser bastante específicos en
sección anterior de este capítulo. Para responder a tales preguntas convendrá tener la variable particular. En otras palabras, un individuo podía ser muy estable en un
en cuenta los estudios longitudinales de los mismos individuos. rasgo y muy inestable en otro. Los análisis de datos procedentes de matrimonios
Algunos estudios longitudinales de escasa amplitud sobre niños en edad prees- no revelaron semejanzas crecientes entre los cónyuges en el intervalo. En con-
colar y unos pocos con niños en edad escolar sugieren que, en general, la estabi- junto, los cambios en puntuación no estaban relacionados significativamente con la
lidad de los rasgos de personalidad no es alta durante la infancia, aunque es mejor puntuación inicial del otro cónyuge. Las correlaciones maritales tendían a ser posi-
de lo que cabría esperar de modo aleatorio (cf. 42; 64, Cap. XVI). Algunos espe- tivas y significativas al principio y a permanecer sin cambios en la repetición del
cialistas en psicología infantil hablan de un núcleo de personalidad que persiste test. Así, se dedujo que cualquier semejanza marital en estos rasgos de persona-
lidad procedía más bien del emparejamiento selectivo que de la influencia mutua.
1
Aunque no se incluyeron en los gráficos publicados por Pressey y Jones, los datos
de 1933 eran intermedios entre los de 1923 y 1943.
240 VIH. Diferencias de edad Bibliografía 241

A causa de los cambios culturales en la cuantía de la educación, algunas de estas


RESUMEN disminuciones en la puntuación del test suelen reflejar más bien diferencias educa-
tivas que cambios que acompañen a la edad.
Los cambios en las características intelectuales y de personalidad que se dan La cuantía del descenso observado con la edad varía también con la natura-
a lo largo de la vida se han investigado por los métodos transversal y longitudinal. leza de la función que se trate de medir. El vocabulario varía muy poco o nada.
En los estudios transversales, los grupos pueden no ser comparables, a causa de Los tests sobre rapidez, percepción visual y relaciones espaciales abstractas tien-
los factores selectivos y de los cambios culturales acumulativos. Cada vez se está den a mostrar los más bruscos descensos con la edad. La pérdida en las capa-
haciendo un uso mayor del método longitudinal, como resulta evidente por el cidades motoras es ligera, especialmente cuando el sujeto se halla en libertad para
número creciente de proyectos importantes que se efectúan hoy sobre adultos y niños. introducir cambios compensatorios en el método. Las personas de edad pueden
Ciertos experimentos, que combinan los procedimientos transversales y longitudi- aprender casi tan bien como las jóvenes, pero encuentran mayores dificultades cuando
nales, tienen ventajas teóricas y prácticas. la tarea entra en conflicto con hábitos profundamente establecidos. Del mismo
Las curvas de desarrollo aplicadas a los datos psicológicos pueden designarse modo, la memoria para las materias recién aprendidas sufre en cierto modo más
más apropiadamente como curvas del progreso con la edad, ya que reflejan las menoscabo con la edad que la memoria para las materias aprendidas hace más
diferencias combinadas del desarrollo físico y del aprendizaje. Las curvas del pro- tiempo.
greso con la edad más cuidadosamente construidas por medio de las puntuaciones El poder creador en arte, música, literatura, ciencia e invención puede darse
del test de inteligencia presentan una ligera ascensión en la primera infancia, seguida en casi todas las edades, pero la frecuencia mayor se halla entre los treinta y los
de otra más rápida y de un descenso final a medida que nos aproximamos a la cuarenta años. Se llega antes al máximo en la calidad que en la cantidad de pro-
madurez. Sobre las curvas del progreso con la edad influye cierto número de con- ducción. Diversos testimonios hacen suponer que la edad cumbre para el poder
diciones técnicas, tales como la igualdad de las unidades de la escala, el nivel de creador ha ido descendiendo con el paso de las generaciones. Por el contrario,
dificultad del test (que incluye su máximo y su mínimo) y la composición, cam- para las tareas de dirección, gubernativas y de tipo militar, se sitúa entre los cin-
biante con la edad, de los tests de inteligencia. Además, puesto que las formas de la cuenta y los setenta años, y ha ascendido con el tiempo. Debido a la contribución
curva de la edad pueden diferir, bien con la función que se mida, bien con el indi- de otros muchos factores, las diferencias con la edad observadas en los principales
viduo, las curvas del promedio y las compuestas pueden inducir a error. rendimientos no tienen por qué acusar cambios correspondientes en la capacidad
La tradicional pregunta en cuanto a la constancia del Cl se refiere a la esta- creadora o en otros rasgos psicológicos.
bilidad de la posición relativa del individuo, después de un largo período de tiempo. La investigación sobre la edad y la personalidad nos ha proporcionado una
Los valores predictivos de las puntuaciones de los tests de inteligencia dependen del gran riqueza de datos sobre modificaciones características en rasgos emocionales,
intervalo entre el test y su repetición, así como de la edad en la que se aplica el test motivacionales y de actitud, desde la infancia a la edad adulta. Con el desarrollo
inicial. Las puntuaciones ganan en estabilidad de la infancia a la madurez. Los de la gerontología se están reuniendo más y más datos sobre las alteraciones de la
tests aplicados en los niveles infantil y preescolar no tienen virtualmente valor como personalidad en la madurez avanzada. Aparte del interés decreciente por las acti-
elementos para la predicción del rendimiento ulterior. Incluso en los casos de los vidades que requieran vigor físico o impliquen una interferencia con los hábitos
niños en edad escolar pueden darse grandes cambios según los individuos. Un factor establecidos, son ligeros los cambios en intereses, una vez alcanzada la madurez. El
importante en el aumento de estabilidad de las puntuaciones de los tests con la edad conservadurismo de las personas mayores refleja más bien un cambio cultural entro
es la naturaleza acumulativa del desarrollo de la conducta y la consiguiente super- generaciones que las diferencias de edad en el individuo.
posición de las puntuaciones. Al parecer, la constancia del Cl es el resultado de tal En- cuanto a la estabilidad de los rasgos de personalidad, las predicciones del
superposición, más bien que de las regularidades en el desarrollo de la conducta, desarrollo futuro partiendo de observaciones en los niveles preescolar y escolar
puesto que las ganancias no están correlacionadas con las puntuaciones anteriores. son aventuradas. Por lo menos, en algunos casos se producirán importantes cam-
Los estudios sobre el funcionamiento intelectual en la madurez y en la vejez bios en las respuestas emocionales, motivacionales o sociales. Sin embargo, pasados
han tratado de establecer el límite del desarrollo intelectual, así como el comienzo los treinta años, los testimonios de que disponemos sugieren que la mayoría de lds
y el índice del descenso. Hoy puede asegurarse que la ejecución de un test de inteli- rasgos de personalidad son bastante estables.
gencia continúa mejorando por lo menos hasta los treinta años. Para individuos
superiores, especialmente los que poseen una educación universitaria o están em-
pleados en ocupaciones relativamente intelectuales, la mejora puede continuar durante
toda la vida. Estudios transversales de muestras prácticamente aleatorias indican
un descenso en la puntuación, que se inicia cerca de los treinta años o poco después.
242 VIII. Diferencias de edad Bibliografía 243
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Estudios de genealogía familiar 247

interacción familiar proporciona muchas oportunidades para la influencia mutua.


Los parientes próximos viven en ambientes parcialmente comunes. Un tercer factor
psicológico importante resulta de los pre-supuestos sociales. AI niño se le recuer-
dan a menudo los talentos y defectos particulares de sus antepasados, y cualquier
manifestación casual de una conducta semejante por su parte, puede acentuarse
por tales referencias. Además, el hecho de que la gente espere de él que haya here-
dado la aptitud administrativa de su padre, o la habilidad de su madre para el dibujo,
tenderá a influir sobre su propio concepto del yo. Y esto, a su vez, es probable
CAPITULO IX que afecte su desarrollo ulterior.
Debe añadirse también que el ambiente familiar puede explicarnos ciertas dife-
rencias en los rasgos psicológicos. Aunque semejantes en muchos aspectos funda-
PARECIDO FAMILIAR mentales, los ambientes de dos hermanos criados en el mismo hogar no son idénticos,
psicológicamente considerados. Para empezar, el ambiente de uno de ellos incluye
un hermano mayor, mientras que en el del otro hay que considerar un hermano
E N el sentir popular, los parecidos familiares se consideran, en menor, lo que en sí no es pequeña diferencia. Tenemos luego las actitudes de los
cuanto a aptitudes y personalidad, como manifestaciones directas de la herencia. padres hacia los dos hermanos, que pueden variar como resultado de multitud
Al niño se le describe diciendo que posee la agudeza para los negocios del padre, de experiencias y acontecimientos que hayan ocurrido. Del mismo modo, cualquier
el talento musical de su tía, que recuerda por su obstinación al abuelo, y que quizá cosa que acontezca en el hogar ejercerá su influencia sobre los dos hermanos en
el sentido del humor le viene de una abuela irlandesa por parte de padre. El hijo diferentes estadios de su desarrollo. Estos y muchos otros factores ambientales
de familia eminente que alcanza el éxito atribuye sus dotes al hecho de su elevada pueden explicar el motivo de que dos hermanos presenten diferencias de conducta
cuna. El vigor y celo de un conferenciante se explican por la existencia de una características, del mismo modo que otros aspectos del ambiente familiar pueden
rama de descubridores en su familia. La destreza de un qhico con los juguetes ayudarnos a comprender sus semejanzas.
mecánicos se considera que es simplemente natural cuando se sabe que desciende A causa de la mezcla inevitable de los factores hereditarios y ambientales en las
de una larga linea de constructores navales e inventores. Tozzer (117) ha reunido relaciones familiares, el mero hecho de establecer un parecido familiar no puede
cierto número de citas bastante divertidas tomadas de las biografías de personas indicar las razones de este parecido. De aquí que gran cantidad de los datos reuni-
eminentes y que ilustran la común tendencia de buscar orígenes ancestrales a los dos en este terreno sea solamente descriptiva y que solo indique diversos grados
talentos y defectos del individuo. Damos un ejemplo a continuación: de semejanza familiar bajo las condiciones de vida existentes. En algunas investi-
gaciones se han realizado experimentos que, al menos, permiten un aislamiento
El notable egiptólogo Flinders Petrie, con toda modestia, se atribuye pocos méritos y parcial de algunos de los factores contribuyentes. Examinaremos ambos tipos de
deriva su equipo arqueológico total de una colección muy varia de protoplasma ancestral datos en las secciones siguientes.
que le viene de su madre y de su padre, para no hablar de dos abuelos y un bisabuelo.
«Mirando atrás—escribe—puedo ver cuánto debo a mis antecesores; en parte, a la capaci-
dad de manejar los hombres y el material que tenía mi abuelo Petrie y su amor por el dibu- 9-1. Estudios de genealogía familiar. Familias eminentes.^La publicación de
jo ; de mi bisabuelo Mitton, su aptitud para los negocios y la banca; de tres generaciones de Hereditary Genius, de Galton (33), en 1869, abrió el camino a un número de inspec-
cirujanos Flinders, su amor a arreglar los cuerpos; de mi madre, su amor por la historia ciones estadísticas de familias de hombres eminentes. En el capítulo XIII discu-
y su conocimiento de los minerales.» (117, pág. 235.) tiremos con más detalle los resultados de estos informes, que se refieren al tipo
Se hace patente que tales semejanzas no prueban, por sí mismas, la influencia desviante de categoría superior. Un examen del propio estudio de Galton nos servirá
de la herencia, cuando consideramos el ambiente familiar. En el capítulo IV ya para ilustrar el procedimiento y los descubrimientos típicos. Se recogieron datos
anticipamos algunos de los puntos importantes. Hay cierto número de formas en sobre 997 hombres de 300 familias, que incluían jueces, hombres de Estado, jefes
que los factores ambientales pueden producir semejanzas entre los hermanos, entre militares, teólogos y otros líderes religiosos, científicos, poetas y otros hombres de-
los padres y los hijos y—en grado más pequeño—entre parientes más remotos. En dicados a la literatura, músicos y pintores. A fin de facilitar el rastreo de las historias
primer lugar, los miembros de la misma familia tienden a tener muchos rasgos co- de familia y la ubicación de los descendientes y otros parientes, el estudio se limitó
munes en sus ambientes, tales como el nivel económico general, el medio geográ- a los hombres eminentes que eran ingleses de nacimiento o famosos en Inglaterra.
fico y cultural y cosas análogas. En el caso de los hermanos, los elementos comunes La información se obtuvo de las colecciones biográficas o mediante una investi-
se extienden incluso a muchos rasgos del ambiente prenatal. En segundo lugar, la gación directa entre los parientes y conocidos de los hombres estudiados. Galton
246
248 IX. Parecido familiar Estudios de genealogía familiar 249
definió como sigue el grado de eminencia necesario para ser incluido en su examen: y, con frecuencia, habitan en las mismas cabanas rústicas que hace generaciones
«Cuando hablo de un hombre eminente me refiero a aquel que ha conseguido una levantaron sus antepasados. Normalmente, se entremezclan y son muy prolíficos,
posición que solo llegan a alcanzar doscientas cincuenta personas de cada millón y pueden llegar al final a constituir comunidades propias. Los más famosos ejemplos
o una persona de cada cuatro mil» (33, pág. 9). de tales familias son los de los Jukes y los Kallikak, seudónimos estos que les
Los resultados de Galton demostraron claramente que el número de parientes dieron sus investigadores.
eminentes, entre el grupo de hombres eminentes, era bastante mayor de lo que Se prestó por primera vez atención oficial a la familia Jukes en el curso de
cabría esperar por azar. Como punto de partida se tomaba, dentro de cada familia, una inspección a una prisión en el estado de Nueva York, en 1874, en la que se
el hombre más eminente o caso índice, y se expresaban todas las relaciones fami- encontraron seis miembros de la misma familia procedentes de un solo distrito.
liares en relación con él. Siguiendo el nombre de cada caso índice, Galton añadió Este hallazgo fue el principio de una minuciosa búsqueda de los demás parientes
una lista de parientes eminentes, junto con la naturaleza de su relación con el caso y condujo al final a la constitución de una extensa historia familiar que se extendía
índice. Partiendo de esos datos, calculó el número de parientes eminentes para durante varias generaciones, e incluía 540 personas relacionadas por la sangre
100 familias, como se indica en la tabla 9-1. Se verá que por cada 100 familias y 169 por el matrimonio o la cohabitación (25). Continuando este estudio, se
de casos índices había 31 padres, 41 hermanos y 48 hijos eminentes. En el caso de siguió la pista a la familia hasta 1915 (26). En su origen, la familia Jukes constaba
parientes más lejanos, las frecuencias eran más pequeñas, pero todavía mucho de cinco hermanas, cuya progenie, legítima e ilegítima, fue seguida durante cinco
mayores de lo que podría esperarse aleatoriamente. Desde luego, estas cifras de- generaciones. Dos de estas hermanas se casaron con dos hijos de Max, descendiente
de los primeros inmigrantes holandeses, y que vivió como un hombre selvático al
TABLA 9-1
que se describe como «cazador y pescador, buen bebedor, alegre compañero y no
Número de parientes eminentes de los casos índices, por 100 familias muy amigo de todo lo que fuera un trabajo duro y continuado» (25, pág. 14). Este
(De Galton, 33, pág. 308) hombre nació en el estado de Nueva York entre 1720 y 1740. La genealogía de los
Jukes comienza generalmente con Max, aunque ha sido la progenie de las cinco
Número por Naturaleza del
hermanas la que se ha seguido y la que se tiene en cuenta en los esquemas genea-
Naturaleza del Número por
parentesco * 1-00 familias parentesco * KM) familias lógicos.
La familia Kallikak, descrita por Goddard (41), consta de dos ramas, una que
Padre 31 Bisabuelo 3
Hermano 41 Tío abuelo 5 contiene personas normales o superiores y la otra compuesta en su mayor parte
Hijo 48 Primo hermano 13 por personas que muestran algún defecto. Se ha rastreado su historia hasta los
Abuelo 17 Sobrino nieto 10 días de la Revolución americana. Martin Kallikak, un joven de veintiún años, de
Tío 18 Bisnieto 3
Sobrino 22 buena familia, que se había unido a una de las muchas compañías militares que
Nieto 14 Otros más remotos 31 se organizaron entonces, tuvo relaciones sexuales con una débil mental a quien
encontró en una taberna. El niño ilegítimo de esta unión, al que se conoce como
• No se Incluyen hembras en esta cifra resumen, aunque en las historias de familias específicas se
daban los nombres y hechos de tales parientes.
Martin Kallikak Júnior, fue el progenitor de la rama defectuosa de la familia.
A la edad de veintitrés años, Martin Sénior se casó con una mujer intelectualmente
muestran que la eminencia tiende a darse en familias. Sin embargo, es un asunto superior, de su misma clase social, con la que fundó una familia normal, muchos
completamente distinto concluir, como hizo Galton, que el genio es hereditario. de cuyos miembros llegaron a ser sobresalientes. Goddard, al valorar los resul-
Familias afectadas de debilidad mental.—El método de la historia familiar lo tados de la familia Kallikak, hace constantemente hincapié en el papel de la
han empleado también los psicólogos, sociólogos y genetistas en su esfuerzo por herencia. Dando gran importancia al hecho de que los dos grupos eran ramas de
analizar las causas del defecto intelectual, el crimen, la locura y condiciones simi- la misma familia, que procuraban, «por decirlo así, un experimento natural, al con-
lares (22, 25, 26, 27, 41). Se han descubierto ciertas familias que presentan un tener una rama normal con la que comparar la rama defectuosa», argumentaba
sorprendente número de personas socialmente inadaptadas durante varias genera- que «de esta comparación, la conclusión inevitable es que toda la degeneración
ciones. Se usan las mismas técnicas generales en el rastreo de estas familias que procede del defecto mental y la sangre mala introducidos en la famüia normal de
en el estudio de los grupos eminentes. Se visita y observa a los parientes y descen- buena sangre» (41, pá gs . 68 y 69). Parece bastante curioso que deba considerarse
dientes, se mantienen entrevistas con los que residen en la vecindad y se examinan que la descendencia común de las dos ramas procedentes de Martin Kallikak refuerza
los certificados de matrimonio y nacimiento y otros registros públicos, siempre que la interpretación hereditaria de las diferencias entre ellas. Los medios ambientes de
se dispone de ellos. Generalmente, estas familias se encuentran en distritos rurales los dos grupos no estaban equiparados en absoluto por esta ascendencia común.
250 IX. Parecido familiar Estudios de genealogía familiar 251
De hecho, es evidente que los miembros de las dos ramas se criaron en condiciones mecanismos hereditarios, tales como las características dominante-recesivo o ligado
muy distintas. al sexo, así como aquellas que dependen de más de un par de genes.
Desde su aparición, el estudio Kallikak fue muy criticado, tanto por lo inade- Tenemos un buen ejemplo de las técnicas de genealogía familiar en el estudio
cuado y falto de precisión de sus datos como por sus interpretaciones genéticas de las deficiencias gustativas del hombre. Accidentalmente se descubrió que algunas
y psicológicas (cf. 93). A pesar de ello, todavía se cita de cuando en cuando como personas no experimentan el gusto de los cristales de cierto producto químico, la
prueba de la herencia de la debilidad mental y de otros defectos psicológicos. Desde feniltiocarbamida (F. T. C). Para la mayoría de las personas, estos cristales son
luego, todo lo que estos estudios nos muestran es que existen formas de inadap- muy amargos. Se sospechó pronto que esta diferencia pudiera tener una base gené-
tación social y psicológica que tienden, como la eminencia, a darse por familias. tica, y se comenzó una investigación sobre su posible transmisión hereditaria. La
Pero la cuestión de saber hasta qué punto este parecido familiar procede del ambiente investigación subsiguiente no solo confirmó esta hipótesis, sino que ha revelado que
común y en qué grado depende de la herencia no se puede determinar partiendo
de tales datos.
Análisis genéticos de genealogías familiares.—En determinadas circunstancias,
los estudios de las genealogías familiares nos proporcionan datos relativos a la acción
de los factores hereditarios. Según el uso que de él hacen los genetistas, este método
comprende dos pasos principales: análisis genealógico y análisis de las frecuencias
de los genes. El primer paso requiere datos, al menos, sobre dos generaciones de
cada familia de un grupo de estas, con relación a la presencia o ausencia del rasgo F i e 9-1.- Genealogías seleccionadas de la deficiencia gustativa en el hombre. Los cuadros
indican hombres; los círculos, mujeres. Los blancos indican los que perciben el sabor; los
que se considera. Del examen de estas genealogías se deducen hipótesis concernientes negros, los que no lo perciben. (De Snyder, 103, pág. 482.)
a las probables bases hereditarias del rasgo. Como estas hipótesis se controlan con
otras genealogías, algunas se desechan fácilmente, mientras que otras pueden re- tal deficiencia en el gusto se extiende a cierto número de otros compuestos quí-
sultar congruentes con todas las genealogías observadas, y así pueden aceptarse micos estrechamente relacionados (cf. 2, 18, 20, 103).
empíricamente. El segundo paso lo constituye la comprobación de esta hipótesis En la figura 9-1 se reproducen cinco genealogías familiares de deficiencia gusta-
empírica sobre muestras representativas de la población general, o sea el análisis tiva, seleccionadas entre varios miles que fueron examinadas (20, 103). La primera
de la frecuencia de los genes. genealogía deja el camino abierto a diferentes tipos de determinación hereditaria, pero
En los estudios animales, este es el estadio en el que se üevaría a cabo la selec- las distintas hipótesis pueden eliminarse sucesivamente a medida que se consideran
ción de razas y el cruce de las mismas como comprobación directa de la hipótesis las restantes familias; así, p. ej., en la familia número 3 se ve claramente que esta
elegida. Puesto que esto no puede realizarse en los estudios humanos, el procedi- deficiencia gustativa no puede atribuirse a un factor dominante, ya que la deficiencia
miento consiste en comparar la frecuencia de los diferentes fenotipos en la pobla- apareció en un niño cuyos padres estaban libres de ella. La sugerencia de que en
ción general con la frecuencia que se espera partiendo de la base de la hipótesis este caso pueda obrar un factor recesivo simple se ve apoyada por la familia
elegida. Los fenotipos se refieren a los diferentes modos en los que puede obser- número 5, en la que ambos padres presentan la deficiencia. En esta familia, como
varse que la característica en cuestión se manifiesta en los distintos individuos. se esperaba, toda la prole nace con el defecto. El resto de las hipótesis, que atienden
Así, p. ej., en el caso de una característica determinada por un solo par de factores Ja posibilidad de factores ligados al sexo o influidos por él, puede desecharse ins-
dominante-recesivo, el individuo puede haber recibido dos factores dominantes de peccionando las otras dos genealogías.
sus dos padres, o uno dominante y otro recesivo, o los dos recesivos. Sin embargo, Siguiendo la aceptación empírica de la hipótesis de un par sencillo de genes
aquellos que recibieron la combinación dominante-recesivo manifiestan la caracte- dominante-recesivo, se llevó a cabo un análisis de las frecuencias de los genes
rística dominante. Por consiguiente, solo se encuentran dos fenotipos en esta carac- en una muestra aleatoria de 800 familias. En algunas de estas, ambos padres eran de
terística, en contraste con los tres genotipos diferentes a que corresponde. Si las sentido gustatorio normal; en otras, los dos eran deficientes, y en otras, por último,
frecuencias de los genes dominantes y recesivos para esta característica fueran idén- un progenitor era normal y el otro deficiente. La proporción de los que percibían
ticas en la población general, entonces los dos fenotipos se presentarían en la el sabor y los que no lo hacían, entre la descendencia de cada uno de los tres tipos
conocida proporción mendeliana de 3:1. Ordinariamente, sin embargo, los dos de familia, así como la proporción de los que percibían el sabor y los que no, en la
genes no serán igualmente comunes, y no nos servirá la simple proporción de 3:1. población general, constituyen los datos básicos para el análisis de las frecuencias
Con todo, en estas circunstancias se encontrarán ciertas relaciones constantes entre de los genes. Si la hipótesis escogida es válida, se espera que existan ciertas rela-
las frecuencias de los diferentes fenotipos. Estas son las relaciones que se emplean ciones entre las diversas proporciones. En la tabla 9-2 se dan los porcentajes obser-
en los análisis de frecuencias de los genes, y pueden derivarse de varios tipos de vados, y los que se esperaban, de los que no percibían el sabor, entre la deseen-
252 IX. Parecido familiar Estudios de genealogía familiar 253
dencia de cada tipo de familia 1. Si la deficiencia en el gusto depende de un factor distintos. En tales casos, la distribución de frecuencia se aproxima a la curva
recesivo simple, toda la descendencia de los dos progenitores incapaces de notar ese normal.
gusto determinado debe ser también incapaz. El porcentaje obtenido de 97,76, Aparte de la demostración de una base hereditaria para ciertas formas raras
en lugar del de 100, debido a la presencia de cinco individuos con poder gustativo de debilidad mental (cf. Cap. XII) y otras pocas condiciones patológicas, este tipo de
en esta categoría, no ha de considerarse como testimonio en contra de la hipótesis. análisis genealógico ha sido poco utilizado en psicología. Se han hecho intentos
Los investigadores (20) sugieren varias razones posibles para explicar estas excep- para emplear este método en la investigación de la esquizofrenia, psicosis maníaco-
ciones : la naturaleza subjetiva de la experiencia gustatoria puede llevar a diagnós- depresivas y otros trastornos graves de la personalidad. Los análisis de las historias
familiares, así como los estudios sobre la incidencia de estas condiciones en pobla-
TABLA 9-2 ciones relativamente aisladas, han sugerido ciertas hipótesis con relación a los
Análisis de la frecuencia de genes de deficiencia gustativa para la F. T. C. factores hereditarios de predisposición (7, 60). No hay, sin embargo, acuerdo gene-
ral sobre estas hipótesis, ni existen pruebas claras que las apoyen.
(De Cotterman y JSnyder, 20, pág. 514) Uno de los obstáculos que se han encontrado en la aplicación de los análisis
genealógicos a las características psicológicas es la multiplicidad de factores here-
Número Número Porcentaje de descendencia ditarios que contribuyen a la mayoría de las funciones de la conducta. Si las fre-
Tipo de familia de total de con deficiencia gustativa
familias descendencia
cuencias observadas siguen la curva normal, poco puede deducirse, aparte de la
Observado Esperado Diferencia acción de un número muy grande de factores. Además, la misma distribución de
Ambos padres con defi- frecuencias podría resultar del efecto combinado de las innumerables influencias
ciencia 86 223 97,76 100,00 2,24 ambientales, a las que está expuesto el individuo en período de desarrollo. En rea-
Un padre con deficien- lidad, estos resultados no permiten la misma interpretación clara que es posible
cia y el otro no 289 761 36,53 35,32 1,21 ± 1,76* cuando se trata de proporciones genéticas más simples.
Ambos padres sin defi- Un segundo factor, causa de trastornos en tales análisis, es el indiscutible
ciencia 425 1159 12,28 12,47 0,19 ± 1,02* efecto del emparejamiento selectivo en los matrimonios humanos. Los análisis de
las frecuencias de los genes se basan en la suposición del emparejamiento aleatorio,
* Error típico de la diferencia. en relación al rasgo que se está considerando. Esta suposición está probablemente
justificada con referencia a características tales como la deficiencia gustativa que
ticos incorrectos; también es posible que se haya determinado el parentesco de forma antes hemos descrito, ya que la mayor parte de los individuos ni siquiera se dan
incorrecta, a causa de alguna adopción no sospechada o alguna ilegitimidad; y cuenta de ella ni en sí mismos ni en sus allegados. Además, esta deficiencia no
mutaciones de factores desconocidos, o de naturaleza hereditaria o ambiental, pue- parece estar correlacionada con otras características que podrían entrar en un empa-
den haber afectado el efecto del gen recesivo. En los otros dos tipos de fami1- rejamiento selectivo, tales como la apariencia general, la constitución física, el
lias se observará que los porcentajes que se esperaban y los obtenidos no difieren nivel intelectual o el panorama socioeconómico. Sin embargo, la mayor parte de
de forma significativa. Las diferencias no son mayores de lo que cabía esperar las características de la conducta—y muchas características físicas—, o bien ejercen
del error muestral. De aquí se concluyó que los datos verificaban la hipótesis de una influencia directa en el emparejamiento selectivo, o lo hacen indirectamente,
que la deficiencia gustativa se transmite por un gen recesivo simple. mediante su asociación con el nivel socioeconómico, la distribución geográfica y
Cuando las genealogías o las frecuencias observadas no estén de acuerdo con cosas semejantes. Los individuos tienden a casarse dentro de sus propios grupos,
ninguna hipótesis de un factor sencillo, pueden elaborarse otras en función de desde el punto de vista económico, nacional, geográfico e intelectual, práctica esta
dos o más pares de factores; así, p. ej., dos pares de factores dominante-recesivo que produce correlaciones maritales significativas en la mayoría de los rasgos.
nos darán cuatro fenotipos. Resultarán todavía más fenotipos cuando exista una
falta de dominancia en uno o más pares de factores. En estas condiciones, los Una tercera dificultad, siempre presente en el análisis genético de los datos
patrones de frecuencia se hacen más complicados, pero todavía pueden predecirse sobre la conducta humana, es la influencia de los factores ambientales. El mues-
y, por tanto, existe la posibilidad de la comprobación. Sin embargo, cuando el nú- treo de hipótesis genéticas lleva consigo, bien una influencia constante del ambiente
mero de factores hereditarios comprendidos es muy grande, se observa un número o una influencia ambiental aleatoria. En realidad, sin embargo, las diferencias
casi infinito de gradaciones cuantitativas, más bien que de fenotipos claramente ambientales entre los individuos no son aleatorias, sino que tienden a ir de la mano
con las diferencias hereditarias. De este modo, el hijo de padres con defectos físicos
1
Para una explicación del cálculo de los porcentajes esperados, cf. 20, 102. o debilidad mental también es más probable que tenga un nivel socioeconómico
254 IX. Parecido familiar Estudios sobre correlaciones 255

bajo, exiguos cuidados físicos y educación inferior que el hijo de padres intelectual. nida está de acuerdo con la interpretación hereditaria del parecido entre padre e
y físicamente superiores. hijo teniendo en cuenta el hecho del emparejamiento selectivo. Sin embargo, reco-
Otra dificultad se presenta por la probabilidad de los diagnósticos imprecisos nocieron que los resultados estaban asimismo de acuerdo con una explicación pura-
e incorrectos, especialmente cuando se busca información sobre individuos muertos mente ambiental, o con la operación combinada de los factores hereditarios y am-
hace años. Los datos que se recogen en forma retrospectiva, p. ej., sobre ascen- bientales. Al generalizar partiendo de la correlación específica hallada en este estu-
dientes afectados de debilidad mental, suelen basarse en informes obtenidos de dio, debe tenerse presente que las correlaciones entre padre e hijo pueden variar
personas sin formación o en registros inadecuados. Otra dificultad, en dirección con la naturaleza del test. Las funciones no verbales, p. ej., tienden a arrojar corre-
opuesta, es la que se encuentra cuando se reúne información sobre características laciones más bajas que las altamente verbales (121). Del mismo modo, las corre-
que no se manifiestan hasta muy avanzada edad; p. ej., ciertas psicosis usual- laciones familiares dependen del grado de homogeneidad del panorama familiar
mente se dan entre las personas mayores. Por tanto, los informes sobre estas con- dentro del grupo. Conrad y Jones llamaron la atención hacia la relativa homoge-
diciones no pueden obtenerse mientras los sujetos son todavía jóvenes. Además, neidad de su muestra, indicando que la aparente influencia de un ambiente hoga-
algunos individuos mueren antes de llegar a la edad en que podrían desarrollarse reño común dentro de cada familia queda minimizada cuando las diferencias de
tales estados. hogar a hogar son pequeñas. De este modo, las correlaciones entre padres e hijos
podrían ser mucho más altas si se eligiera una muestra más amplia de hogares.
9-2. Estudios sobre correlaciones. Semejanza entre padre e hijo.—Pear- Debe advertirse, además, que la correlación de 0,50, aproximadamente, entre
son (78, 79) fue de los primeros en aplicar el análisis de la correlación a las padre e hijo en las puntuaciones del test de inteligencia no se encuentra hasta que
semejanzas entre padre e hijo. Continuando una línea de investigación iniciada por el niño tiene unos cinco años de edad (87). La correlación es considerablemente
Galton (35), recogió medidas de padres e hijos en rasgos físicos tales como la más baja en edades más tempranas, y se va aproximando a cero. Se recordará que
estatura, envergadura y longitud del antebrazo. Las correlaciones entre padre e se hallaba una falta de correlación parecida entre las puntuaciones de la infancia
hijo en estos rasgos daban un promedio de 0,52. La semejanza de esta correla- y la ejecución posterior del individuo. Probablemente, los dos descubrimientos tienen
ción con las obtenidas en características corporales en muchas formas animales una explicación análoga. Un factor importante es, sin duda, la diferencia en las
llevó a Pearson y a otros a sugerir que esta cifra indica la contribución de los funciones de la conducta existente entre los niños en edad preescolar y los más
factores hereditarios al desarrollo de los rasgos físicos. El parecido familiar ert mayores o los adultos.
tales rasgos probablemente puede atribuirse en gran medida a la herencia, aunque Las correlaciones entre padres e hijos en «tests* de personalidad tienden a ser
no deba pasarse por alto la influencia de un ambiente similar, especialmente en el positivas y significativas, aunque son más bajas que las correlaciones de los tests
estadio prenatal. de inteligencia (21, 88). Las correlaciones varían mucho según el aspecto de la
Más recientemente se han correlacionado las puntuaciones obtenidas por pa- personalidad que se considera. En conjunto, el parecido entre padre e hijo es menor
dres e hijos en «tests» de inteligencia. Conrad y Jones, en los estudios más profundos en características emocionales, tales como la introversión, la dominancia o el neuro-
sobre este tema (19), aplicaron tests de inteligencia a 269 grupos de familias ticismo, y más alto en los intereses, opiniones y actitudes. De hecho, la correlación
que incluían 977 personas comprendidas entre los tres y los sesenta años de edad. media entre padre e hijo en la mayoría de las escalas de actitud es aproximada-
Todos los sujetos eran nativos, hablaban solamente inglés en casa y vivían en los mente igual que en los tests de inteligencia. En conexión con las correlaciones relati-
distritos rurales de Nueva Inglaterra. Las diferencias socioeconómicas dentro de vamente bajas en los tests sobre características emocionales, es interesante considerar
esta muestra eran pequeñas. A los sujetos más jóvenes se les aplicó el test de Stanford- los posibles efectos de la personalidad del padre sobre el desarrollo de la personalidad
Binet, y a los mayores, el Alfa del Ejército. La correlación total entre padre e del hijo. Es probable, p. ej., que la excesiva dominancia en un padre pueda fomentar
hijos obtenida en la muestra entera con estos tests fue de 0,49. No se encontró dife- el tipo opuesto de reacción en el hijo. Los efectos de la interacción padre-hijo
rencia consistente o significativa entre las correlaciones de la madre o del padre difieren mucho, probablemente, con el grado de la característica de personalidad
con el hijo, y tampoco diferían las correlaciones de los hijos o las hijas con el que se manifieste, así como con muchas otras circunstancias adyacentes. Es digno
progenitor del mismo sexo de las que se obtuvieron con el de sexo opuesto. Se de notarse también que las hijas tienden a parecerse más a ambos padres en acti-
puede argumentar que si el ambiente es importante en la producción de estos pare- tudes y opiniones que los hijos (30, 88). Esta observación sugiere que el clima psico-
cidos familiares, entonces la descendencia debe parecerse más a la madre que al lógico del hogar debe influir más sobre las hijas que sobre los hijos en nuestra
padre. Es cierto que, generalmente, la madre tiene más contacto con sus hijos cultura.
que el padre, pero debe también advertirse que el nivel intelectual de este suele Parecido entre hermanos.—El estudio de hermanos, especialmente cuando los
determinar en mayor grado el nivel socioeconómico del hogar que el de la madre. dos están en la escuela, no presenta las mismas dificultades prácticas que se encon-
Conrad y Jones demostraron estadísticamente que la correlación de 0,49 obte- traron cuando había que aplicar el test a los padres. Abundan, por tanto, más las
256 IX. Parecido familiar Estudios sobre correlaciones 257

investigaciones sobre el parecido entre hermanos, habiéndose registrado más de tiene poco efecto o ninguno sobre las correlaciones entre las puntuaciones de los
una docena de estudios hechos sobre muestras adecuadamente grandes. Con rela- tests de inteligencia (73, 85). Para la interpretación de resultados se necesita mucha
ción a los «tests» de inteligencia, el estudio de Conrad y Jones (19), previamente más información sobre la interacción social de los hermanos entre sí y respecto de
citado, incluía datos sobre 644 hermanos en 225 familias. La correlación era idén- sus padres. Un esfuerzo preliminar para investigar estos factores sociales, especial-
tica a la hallada entre padres e hijos en el mismo estudio; es decir, de 0,49. Se ha mente en lo que afecta a la ejecución del test de inteligencia de los hermanos ma-
confirmado repetidamente que la correlación entre hermanos, en la mayoría de los yores y más jóvenes, nos lo proporciona un intensivo estudio continuado de 39 pare-
tests de inteligencia, es muy próxima a 0,50. En la tipificación de 1937 de la jas de hermanos, realizado como parte del estudio de desarrollo, de Fels (54). To-
escala Stanford-Binet se observó que la correlación entre 384 parejas de her- das las parejas de hermanos estaban compuestas del primero y segundo nacidos.
manos era de 0,53. La misma correlación entre hermanos se obtuvo en un test A todos ellos, de edad comprendida entre los treinta meses y los doce años, se les die-
aplicado en Inglaterra a 1163 chicos con una escala colectiva (86). Este último ron formas paralelas del Stanford-Binet, a intervalos de tiempo regulares. Con ta-
grupo se encontraba especialmente libre de las limitaciones del muestreo, ya que les datos fue posible comparar las ejecuciones de los primeros y segundos herma-
incluía a todos los hermanos que se localizaron durante un proyecto en que se aplicó nos de cada familia en tests aplicados a la misma edad. De este modo se comparó
el test a todos los niños nacidos en la ciudad de Bath entre determinadas fechas. a los dos hermanos de cada pareja en los mismos elementos del test. Se hallaron
En circunstancias diversas, las correlaciones entre hermanos en las puntuaciones diferencias significativas en la frecuencia con que los hermanos primero y segun-
del test de inteligencia pueden descender hasta 0,30 o subir hasta casi 0,70 (43). do pasaron ciertos elementos del Stanford-Binet. En general, los hermanos na-
Como en el caso de las correlaciones entre padres e hijos, los tests de tipo verbal cidos en primer lugar tendían a sobresalir en los elementos relativamente abstrac-
tienden a dar correlaciones más altas (121). Indudablemente, la heterogeneidad de tos y verbales, mientras que los nacidos en segundo lugar eran superiores en un
las muestras es también un factor que interviene en la producción de algunas de las número mayor de elementos, y especialmente en aquellos que comprendían tareas
diferencias; p. ej., entre estudiantes universitarios, que representan un grupo bas- concretas y realistas. Se sugiere como factor posible que explique estas diferencias
tante homogéneo, la correlación entre hermanos en las puntuaciones del test de inte- el tipo de estimulación intelectual recibido por el hijo nacido en primer lugar,
ligencia está más próxima a 0,40 que a 0,50 (113, 114). Al mismo tiempo, cuando quien es más probable que tuviera una compañía de adultos.
el test se da a hermanos que asisten a la misma escuela, la influencia de un ambiente Las comparaciones de correlaciones de tests entre hermanos del mismo o dis-
escolar común, juntamente con ciertos factores selectivos, puede tender a aumentar tinto sexo no muestran diferencias consistentes (19). Cabría esperar un mayor pa-
la correlación. De este modo, si un miembro de una pareja de hermanos asiste a recido entre hermanos del mismo sexo, a causa de la mayor semejanza en ex-
una escuela secundaria y el otro no, tal pareja se excluiría automáticamente del periencias. Sin embargo, la interacción e influencia mutua de los chicos dentro de
estudio. Pero justamente son estas las parejas que tendrían más probabilidad de la familia puede ser tal que contrarreste las similitudes de los ambientes de los her-
presentar las mayores diferencias en la ejecución del test. Por tanto, su omisión manos del mismo sexo. Cuando se consideran las posibles rivalidades entre her-
elevaría la correlación entre las puntuaciones de los hermanos. Así, p. ej., en una manos y los factores motivacionales análogos, se observa que no puede predecir-
muestra de escuela secundaria, la correlación entre hermanos en un test de inteli- se ninguna relación sencilla entre el desarrollo de los hermanos del mismo sexo
gencia era de 0,60 (115). Es probable, en este caso, que la selección de las parejas y el de los de sexo opuesto.
de hermanos, así como el ambiente escolar común, tuvieran más efecto que el que Del mismo modo que en las correlaciones entre padres e hijos, las correla-
tenía la reducción en heterogeneidad. ciones entre hermanos en tests de personalidad son, en general, más bajas que las
En la muestra de tipificación del Stanford-Binet, las correlaciones entre her- de los tests de inteligencia. Si se emplean estimaciones, como en el estudio ini-
manos no mostraron ninguna tendencia consistente a subir o bajar con la edad, ciador de Pearson (78), las correlaciones entre hermanos serán falsamente altas, a
entre los dos y los dieciocho años (73). Desde luego, es cierto que cuanto mayores causa de la tendencia de las personas que hacen las valoraciones a estimar de
sean los sujetos, mayor tiempo habrán obrado sobre ellos los factores ambientales. un modo parecido a los miembros de la misma familia. Las puntuaciones del test
Pero es obvio que saber si tales factores ejercen una influencia niveladora o diferen- arrojaron correlaciones del orden de 0,15 en la adaptación emocional, introver-
ciadora sobre el desarrollo de los hermanos, dentro de cualquier familia, depende sión, dominancia y características similares (21, 81, 88). En las escalas de actitud,
de la semejanza ambiental de los hermanos o de las diferencias establecidas con la las correlaciones entre hermanos son más altas, agrupándose entre 0,30 y 0,40
edad. Si, p. ej., un hermano está interno en un colegio a partir de los diez años, (21, 88). En su extenso estudio de los rasgos del carácter entre escolares, May
mientras que el otro permanece en casa, no sería muy razonable esperar que el am- y Hartshorne (68) compararon la ejecución de 734 parejas de hermanos. Las co-
biente los haga más semejantes con la edad, simplemente porque son miembros de rrelaciones entre hermanos en el test de honradez variaban de 0,21 a 0,44; en
una misma familia. persistencia e inhibición, se extendían de 0,14 a 0,46, y en actitud cooperativa y
La cuantía de la discrepancia con la edad entre hermanos, al parecer también de servicio iban de 0,05 a 0,40 (21, 68, 88).
258 IX. Parecido familiar Estudios sobre correlaciones 259

¿Cuáles son las deducciones en los estudios sobre hermanos en cuanto al pro- los grados del 5 al 11 (96). Habiéndose localizado 203 parejas de hermanos en
blema de la herencia y el ambiente? Algunos han señalado que la correlación estos grados, el investigador emparejó a cada chico con su propio hermano, y
de 0,50, aproximadamente, del test de inteligencia, hallada entre hermanos en la también con otro niño de la misma edad y de un ambiente socioeconómico simi-
población general, se aproxima al valor esperado partiendo de la base de la he- lar, que no tenía ninguna relación con él, pero que asistía a la misma escuela.
rencia común de los hermanos (86). Sin embargo, subsiste el hecho de que la co- Las puntuaciones en el test de inteligencia de estas parejas no emparentadas pre-
rrelación obtenida se presta con la misma facilidad a otras interpretaciones, y, por sentaban una correlación de 0,35, solo ligeramente más baja que la hallada entre
tanto, no puede aceptarse ninguna hipótesis sobre la base única de una correlación los hermanos en el mismo estudio. Si los ambientes hogareños de los niños no
de este tipo. Se han hecho también intentos para comparar las correlaciones de emparentados se hubieran equiparado más precisamente y sobre un número ma-
los hermanos en características psicológicas y estructurales, en un esfuerzo por des- yor de características, la correlación entre las puntuaciones del test de inteligencia
enmarañar las contribuciones relativas de la herencia y el ambiente (78, 115). Así, podría haber sido aún más alta.
por ejemplo, se ha argumentado que, puesto que la correlación entre hermanos en En conclusión, el estudio de las correlaciones entre hermanos y de padre a
rasgos tales como la estatura y la inteligencia es muy semejante, y como la esta- hijo, en características complejas intelectuales y emocionales, no nos proporciona
tura no puede estar muy influida por el ambiente, la inteligencia debe, del mismo ninguna clave en cuanto al origen de los parecidos familiares. Los resultados nos
modo, ser independiente del ambiente. Empieza este argumento por suponer que sugieren la complejidad de los factores que operan dentro del medio familiar usual.
los rasgos psicológicos y físicos están influidos en el mismo grado por la heren- A pesar de la uniformidad superficial del ambiente, algunas de las interacciones
cia. Cualquier influencia del ambiente vendría así a superponerse a esta común entre los individuos, en el grupo familiar, pueden producir semejanza de desarrollo
influencia hereditaria y sería la causa productora de la correlación que se encontrara psicológico, mientras que otras darán lugar a tendencias progresivamente diver-
con los rasgos psicológicos. En tal argumento es obvia la petición de principio. gentes en la conducta.
A este respecto pueden también considerarse las inferencias de las correlacio- Correlaciones maritales.—Ya se ha hecho referencia al emparejamiento selec-
nes fraternas en los estudios animales; p. ej., en una investigación sobre aprendiza- tivo o tendencia de los individuos a escoger la pareja matrimonial que exhibe
jes de laberintos con ratas blancas (13) se obtuvo una correlación fraterna de 0,31 ciertas similitudes (o diferencias) en los rasgos. Se ha encontrado que las correla-
en las puntuaciones de errores 1m Puesto que todas las ratas vivían en condiciones bas- ciones marido-mujer en rasgos físicos se agrupan alrededor de 0,25 (cf. 51, 94).
tante uniformes, es obvio que esta correlación no puede atribuirse a diferencias También los tests de inteligencia arrojan correlaciones que se aproximan a 0,50,
ambientales entre las familias de ratas, sino que más bien indica la influencia de como se vio en el caso de los parecidos fraternos y de padre a hijo, aunque las
factores hereditarios y estructurales sobre el aprendizaje de laberintos. Desde lue- correlaciones son a menudo más bajas en los tests de aptitudes (51, 94, 121).
go, en los experimentos de selección de razas que previamente hemos discuti- En las características de personalidad, las correlaciones varían ampliamente, como
do (cf. Cap. IV) estaba indicado que tales factores operan en este aprendizaje. era de esperar. En los rasgos puramente emocionales, tales como la estabilidad
¿Sugiere esta correlación fraterna que, desde luego, no es ambiental en los expe- emocional y la dominancia social, las correlaciones son relativamente bajas, y
rimentos sobre ratas, que las correlaciones fraternas en estudios humanos estén del algunas veces negativas, presentando un promedio de 0,15 (21, 88, 94). En los tests
mismo modo principalmente determinadas por factores hereditarios? En absoluto. de actitudes y valores, las correlaciones se extienden desde 0,20 hasta 0,70, con
No hay base para suponer que los mismos factores estructurales u otros similares, un promedio de 0,59 (21, 88, 94).
que operen en la situación de aprendizaje motor en las ratas, actúen también en la Las correlaciones maritales pueden resultar en parte de experiencias comunes
conducta que se prueba en los tests de inteligencia humanos. No podemos genera- y de la influencia mutua de los cónyuges después del matrimonio. Es, sin embargo,
lizar de una situación a la otra más de lo que podíamos hacerlo de los estudios so- dudoso que tales factores puedan explicar gran parte de las correlaciones observa-
bre el aprendizaje sensomotor en los niños al aprendizaje del cálculo en los uni- das, especialmente porque muchos de los sujetos de estos estudios no llevaban
versitarios, en nuestra discusión anterior sobre la maduración y el aprendiza- mucho tiempo casados. Tenemos datos referentes a esta cuestión en el estudio
je (cf. Cap. IV). longitudinal de 300 parejas de prometidos llevado a cabo por Kelly (62), y que
Un ejemplo interesante sobre el hecho de que las correlaciones semejantes pue- citamos en el capítulo anterior. Se recordará que se aplicaron tests de actitudes,
den tener orígenes muy diferentes se produjo en una investigación llevada a cabo intereses, valores y rasgos emocionales, obteniendo índices sobre diversas caracte-
en las escuelas elementales públicas de Luisiana, con niños que se encontraban en rísticas antes del matrimonio y unos veinte años después. Las correlaciones ini-
ciales eran predominantemente positivas y se extendían desde —0,02 hasta 0,58.
1
A causa de que algunas de las carnadas clasificadas como independientes pueden, en rea- Las correlaciones en la repetición del test, aproximadamente veinte años después
lidad, haber sido medio hermanas, los autores sugieren que su grupo tal vez ha sido álpica- del matrimonio, eran 'sorprendentemente parecidas. Se hallaron pocos cambios es-
mente homogéneo, y la correlación obtenida, por tanto, demasiado baja. Es probable, pues,
que tal correlación entre hermanos pudiera ser algo más alta de 0,31. tadísticamente significativos, y estos indicaban una ligera tendencia hacia una me-
260 IX. Parecido familiar Parecido de los gemelos en rasgos psicológicos 261

ñor semejanza entre las parejas con el paso del tiempo. Comentando esta ex- Los datos de que disponemos sobre aptitudes especiales sugieren que en estas
periencia, Kelly escribe: «... Así como es fácil pensar en las muchas fuerzas que características también los gemelos idénticos son mucho más semejantes que los
tienden a promover una mayor congruencia entre las parejas, no debemos pasar fraternos. Sin embargo, en ambos tipos de gemelos la semejanza en aptitudes es-
por alto el impacto, aparentemente igual, de las fuerzas asociadas con el mante- peciales es mucho menor que en los tests de inteligencia general. En una serie de
nimiento de las muchas clases de diferenciación de funciones de maridos y esposas tests de aptitudes motoras aplicada a 46 parejas de gemelos fraternos y a 47 pa-
observadas en nuestra cultura.» (62, pág. 680.) Los datos de que disponemos, pues, rejas de gemelos univitelinos, las correlaciones dieron un promedio de 0,43 para
nos indican que «los semejantes tienden a casarse con los semejantes» y no apo- los fraternos y de 0,79 para los univitelinos (70). En el test de relaciones espacia-
yan la opinión popular de que «los opuestos se atraen». les, de Minnesota, se encontró una correlación de 0,28 en una serie de acoplamientos
que medían principalmente la percepción espacial, entre 33 parejas de gemelos frater-
9-3. Parecido de los gemelos en rasgos psicológicos.—La encuesta sobre ge- nos, y una correlación de 0,69 entre 29 parejas de gemelos idénticos (10).
melos que empezó con el estudio iniciador de Galton en 1875 (cf. 34), ha ocu- En los tests de personalidad, las correlaciones de los gemelos tienden a ser
pado una posición preeminente en la investigación de las contribuciones he- más bajas que en los de aptitud. Sin embargo, los gemelos idénticos presentan to-
reditarias y ambientales al desarrollo psicológico. Hoy están en marcha, en va- davía mayor semejanza que los fraternos. El grado de parecido de los gemelos
rios países, programas en gran escala sobre la investigación referente a los ge- en las características de personalidad varía también ampliamente con el aspecto es-
melos. El descubrimiento de técnicas mejoradas para la diferenciación entre los pecífico de la personalidad que se considere. Todos estos resultados concuerdan
gemelos idénticos (monocigóticos) y fraternos (dicigóticos) ha hecho posible un con los analizados en secciones anteriores sobre las correlaciones entre padres
análisis más preciso de los resultados (cf. Cap. III). Entre los criterios más y hermanos en los tests de personalidad.
seguros que se usan ahora para la diagnosis de la dependencia del cigoto están las En la escala neurótica del inventario de personalidad, de Bernreuter, se obtu-
huellas dactilares y los tipos de sangre. Como se ha identificado un gran núme- vieron correlaciones de 0,63 para los gemelos idénticos, y de 0,32 para los fra-
ro de tipos sanguíneos, la comparación de los gemelos en este aspecto nos pro- ternos (15). Otro test dentro del mismo campo general, la hoja de datos persona-
porciona un índice particularmente efectivo de su dependencia del cigoto. les, de Woodworth-Mathews, dio una correlación de 0,54 para gemelos idénticos
Ejecución de «tests» psicológicos.—Las correlaciones entre las puntuaciones del y de 0,36 para los fraternos (46). En tests de otras características de la personalidad,
test de inteligencia de los gemelos univitelinos son generalmente de 0,90, casi tales como la dominancia o la autosuficiencia, las correlaciones tienden a ser más
tan elevadas como los coeficientes de fiabilidad de los tests. En otras palabras, bajas (15). El registro de intereses vocacionales, de Strong, arrojó correlaciones
el grado de semejanza entre los gemelos univitelinos criados en el mismo hogar de solo 0,50 para los gemelos idénticos, y de 0,28 para los fraternos (15).
es aproximadamente tan alto como el que existe entre las puntuaciones de un test De un análisis de las puntuaciones en los tests orales de personalidad júnior de
y su repetición por los mismos individuos. Las puntuaciones de los gemelos frater- Cattell, conseguidas por gemelos idénticos, fraternos, hermanos corrientes, mu-
nos en el test de inteligencia se encuentran entre las de los gemelos univitelinos y chachos no emparentados que se habían criado juntos y otros de la población ge-
las de los hermanos. Estas correlaciones varían más de un estudio a otro que casi neral, Catell et al. (16) concluían que la herencia es la causa principal de la va-
todos los otros tipos de correlaciones familiares, probablemente a causa de las im- riación en algunos rasgos, y el ambiente, en otros. En un segundo estudio de Cattell
precisiones en la identificación y clasificación de las parejas de gemelos fraternos. y sus asociados, los resultados conseguidos fueron análogos (17) utilizando medi-
Sin embargo, la mayoría de estas correlaciones se agrupa alrededor de 0,60 y 0,70 das objetivas de la personalidad. Sin embargo, debido a la baja fiabilidad de las
(44, 49, 77, 123). puntuaciones de los tests en ambos estudios, así como a ciertas aproximaciones
Debe advertirse que con relación a la herencia los gemelos de este tipo no son discutibles en los análisis estadísticos, estos resultados deben considerarse en gran
más semejantes que los hermanos ordinarios. De este modo, la diferencia entre la medida como de tanteo. Además, no han sido corroborados en otro estudio que
correlación usual entre hermanos, de 0,50, y la de los gemelos fraternos, de 0,60 empleó el test oral de personalidad júnior con gemelos univitelinos y fraternos (118,
o 0,70, debe reflejar la mayor uniformidad ambiental a que están expuestos estos 119). En una investigación británica, Eysenck y sus colaboradores (28) informan
últimos, ya que habiendo nacido al mismo tiempo tienen un ambiente prenatal de correlaciones de 0,851 y 0,217, respectivamente, para 25 parejas de gemelos
común. Puesto que, además, son de la misma edad, están sujetos a experiencias idénticos y otras 25 de gemelos fraternos del mismo sexo en una puntuación sobre
más análogas durante la niñez que los hermanos ordinarios. Por otra parte, las neuroticismo, obtenida de diversos tests.
diferencias entre las correlaciones de los gemelos idénticos y los fraternos pue- Gedda y sus asociados han estudiado las semejanzas de los gemelos en cierto
den resultar, bien de factores hereditarios o de la semejanza aún mayor que se da número de reacciones expresivas, en el Instituto Mendel recientemente establecido
en los ambientes de los gemelos idénticos. Examinaremos este último punto más en Roma para el estudio de los gemelos y de la genética en medicina. Así, p. ej., al
plenamente en una sección posterior sobre el ambiente de los gemelos. escuchar las grabaciones de sus propias voces y las de sus parejas, el 76 % de
262 IX. Parecido familiar Parecido de los gemelos en rasgos psicológicos 263

los gemelos idénticos fue incapaz de distinguir su voz de la de su pareja, mientras que guirse, en la ejecución del test, de las parejas de gemelos univitelinos; la diferen-
en los fraternos solo fracasó el 12 % en este aspecto (39). En otro estudio se fo- cia entre ambos tipos se observaba, principalmente, porque entre los fraternos ha-
tografiaron (38) las expresiones faciales y las posturas de reacción de parejas bía parejas que se desviaban más hacia los extremos. Un estudio intensivo de
de gemelos fraternos y univitelinos, mientras los sujetos contemplaban películas estas últimas podría arrojar mucha luz en cuanto a las razones de la existencia de
humorísticas y de suspense. Se halló que era mayor la diferencia en el grado grandes diferencias dentro de cada pareja. ¿Eran estos gemelos fraternos más disími-
de concordancia entre los gemelos idénticos y fraternos en las reacciones expresi- les físicamente que el resto de los del grupo? ¿Existían en sus ambientes factores que
vas que en las reacciones de posición o actitud, y mayor en las reacciones humo- pudieran explicar la divergencia de su desarrollo a lo largo de líneas específicas?
rísticas que en las provocadas por la ansiedad. Incidencia de los trastornos psicológicos entre los gemelos.—Los gemelos han
Son de especial interés dos proyectos recientes sobre gemelos que han em- sido de gran ayuda en la investigación de las causas de los diversos trastornos psico-
pleado una batería de tests grande y variada, utilizando además técnicas preci- lógicos. En tales estudios, el procedimiento usual incluye la identificación de
sas para la diagnosis de la dependencia en cuanto al cigoto. Uno es el estudio rea- casos individuales en parejas de gemelos monocigóticos o dicigóticos que manifies-
lizado en el Instituto de Biología Humana de la Universidad de Michigan (118,119).
A un total de 45 parejas de gemelos idénticos y 37 parejas de gemelos fraternos "grandes diferencias"
del mismo sexo, se les aplicaron, durante tres días completos, tests numéricos, verba- (en e¿ t/S superior de ¿a distribución combinada)
les, espaciales, de memoria, razonamiento y aptitudes perceptivas, motoras y musica- - idénticos I idénticos
les, así como medidas de intereses y muchos otros destinados a apreciar rasgos emo- fraternos
cionales y sociales. En gran parte de los tests, la varianza (DT2) de las diferencias,
en cada pareja, era significativamente mayor para los gemelos fraternos que para
los idénticos. En ninguno de ellos fue la varianza mayor para los idénticos que
para los fraternos. En otras palabras, se demostró nuevamente que en la mayoría
de las características psicológicas, los gemelos idénticos tendían a ser más seme-
jantes que los fraternos. diferencia absoluta dentro de cada par
Se empleó una extensa batería de tests igualmente variados en el estudio de ge- FIG. 9-2.—Representación esquemática de la distribución de las diferencias absolutas internas al
melos iniciado por Thurstone y sus asociados (116) en el Laboratorio Psicomé- par, entre gemelos idénticos y fraternos. (De Thurstone, Thurstone y Strandskov, 116.)
tríco de la Universidad de Chicago y continuado en la Universidad de Carolina ten un trastorno particular. Entonces se investiga la incidencia del mismo trastor-
del Norte. Los sujetos incluían 48 parejas de gemelos idénticos y 55 de frater- no en el otro miembro de la pareja o en otros parientes. En cada familia, al indi-
nos del mismo sexo, todos los cuales asistían a las escuelas de Chicago. La edad viduo que sirve como punto de partida para la investigación, y en función del cual
media del grupo era de catorce años. Un análisis de la distribución de las diferencias se expresan todas las relaciones familiares, se le suele denominar caso índice. Otros
dentro de cada pareja, en cada una de las 53 puntuaciones de tests, reveló que en términos usados para designarlo son propositus y probando. Cuando los dos miem-
ambos grupos de gemelos predominaban diferencias pequeñas, siendo las más fre- bros de un par de personas emparentadas (gemelos, hermanos, etc.) presentan el
cuentes (o sea las modales) de la misma magnitud aproximadamente para ambos trastorno que se está considerando, se les describe como concordantes. Si solo se
tipos de gemelos en la mayoría de los tests. La principal distinción entre los dos encuentra el trastorno en un miembro, al par se le designa como discordante.
grupos se halló en el extremo superior de la distribución de las diferencias dentro Kallman y sus asociados han llevado a cabo una extensa serie de investigacio-
de cada pareja, y fue mayor en el grupo de los gemelos fraternos. En la figura 9-2 nes de este tipo en el Instituto Psiquiátrico del estado de Nueva York (55, 57, 60).
se representa esquemáticamente este resultado. El estudio sobre la esquizofrenia, que utilizó el mayor número de casos, procuró
Para los fines del análisis estadístico, los autores llamaron grandes diferencias las conclusiones mejor establecidas. Comenzó con 953 casos índices de gemelos
a las existentes en el quinto superior de la distribución combinada de ambos grupos. (268 monocigóticos y 685 dicigóticos), todos los cuales dependían de instituciones
Se encontró que la proporción de estas grandes diferencias era significativamente en el estado de Nueva York y estaban diagnosticados como esquizofrénicos, y de
mayor entre los gemelos fraternos que entre los univitelinos en 23 de las 53 me- aquí los investigadores procedieron a determinar cuál de los parientes, si es que
didas (13 en el nivel de confianza 0,01 y 10 en el nivel 0,05). Es digno de no- existía alguno, había sido diagnosticado de modo análogo.
tarse que los tests verbales y espaciales eran los que más distinguían a los gemelos En la tabla 9-3 se resumen los resultados principales. Se advertirá que el 86,2 % 1
de ambos tipos, lo cual se corroboró en otro estudio en el que se emplearon algu-
nos de los tests anteriores (5). Sin embargo, presenta particular interés la obser- !Los porcentajes de la tabla 9-3 se han corregido, en cuanto a la edad, para tener en
vación de que, en su mayoría, las parejas de gemelos fraternos no podían distin- cuenta el hecho de que el índice de expectabilidad de esquizofrenia varía con la edad
(cf. 57).
264 IX. Parecido familiar El ambiente de los gemelos 265

de las parejas monocigóticas era concordante, frente al 14,5 % solo de los dicigóti- elementos que arrojaban diferencias significativas entre los dos grupos reveló una
cos. Además, los índices de concordancia para estos últimos y para los her- tendencia de las madres de esquizofrénicos a ser más restrictivas en su control del
manos en general son casi idénticos. Este hecho es especialmente significativo, por- niño y a exhibir actitudes de excesiva devoción o bien de frío despego.
que, como se recordará, el grado de semejanza de la herencia es el mismo para Kallman y sus asociados han aplicado el método de estudio de gemelos a la
los gemelos dicigóticos que para los hermanos corrientes. Los hermanastros arro- investigación de otros trastornos psicológicos, que incluyen las psicosis maníaco-
jaban un índice de concordancia de 7,1, y los hermanos por adopción, que no depresivas, involucionales y seniles (57, 58), esquizofrenia infantil (61), debilidad
están relacionados por la herencia, presentaban un índice de concordancia sin di- mental (1), homosexualidad (56) y suicidio (59), aunque el número de casos ín-
dices de gemelos era mucho menor en algunos de estos grupos que en la inves-
TABLA 9-3 tigación más importante sobre esquizofrénicos adultos. Con excepción de los sui-
cidas, todas estas categorías mostraban una proporción de concordancia mucho
índices de concordancia para la esquizofrenia, según se determinaron para más alta entre los gemelos monocigóticos que entre los dicigóticos, y—cuando se
953 casos índices de gemelos en el estado de Nueva York investigó—una proporción decreciente entre tipos de relación de parentesco más
(Datos de Kallmann, 57, pág. 146) lejana. Sin embargo, debido a la pequenez de las muestras, algunos de estos resul-
tados deben considerarse solo como aproximados. En relación con la especifi-
Tipo de parentesco índice de cidad de las diferentes psicosis, es digna de mención la información de Kallman
concordancia referente a que en ninguna pareja de gemelos en la que uno de los miembros
padeciera esquizofrenia, se hallaba en el otro la psicosis maníaco-depresiva. Tam-
Gemelos monocigóticos 86,2
Gemelos dicigóticos 14,5
poco revelaron sus datos un solo caso índice maníaco-depresivo, con un padre o
Hermanos 14,2 hermano esquizofrénico.
Medio-hermanos 7,1 En conclusión, los testimonios concernientes a la esquizofrenia sugieren, des-
Hermanastros 1,8
Padres 9,3 de luego, el efecto de factores hereditarios, por lo menos en la provisión de una
Expectabilidad en la población general: 0,7 a 0,9 condición predisponente. El mecanismo por el cual puedan actuar tales factores
hereditarios está por descubrir todavía. Con relación a otros trastornos psicoló-
ferencias apreciables con el porcentaje de esquizofrenia que se espera en la po- gicos, hay algunos testimonios de influencia hereditaria. Como Kallman ha seña-
blación general. El índice de concordancia de los padres de casos índices era lado repetidas veces (p. ej., 55), el hecho de que una condición sea hereditaria
del 9,3 %. Kallman, analizando los datos en forma algo distinta, encontró que en modo alguno indica que sea incurable. Por el contrario, deben continuarse los
el porcentaje de esquizofrenia que cabe esperar entre los hijos de un padre es- esfuerzos por descubrir técnicas preventivas y de curación, para lo cual sería de
quizofrénico es del 16,4 %, y entre los hijos de los dos padres esquizofrénicos, gran ayuda un conocimiento más preciso de los factores causales de ambos tipos,
del 68,1 %. hereditarios y ambientales. Por último, es importante tener presente que las con-
Slater (101), en Inglaterra, y otros investigadores europeos y americanos (cf. 57, clusiones sobre la etiología de las condiciones patológicas no tienen por qué estar
101) han corroborado las conclusiones en cuanto a la proporción mucho más alta relacionadas necesariamente con la causación de las diferencias individuales dentro
en la esquizofrenia entre las parejas de gemelos monocigóticos que entre las de del campo normal de variación.
dicigóticos. En el estudio de Slater, el índice de concordancia para 41 parejas
de monocigóticos era de 76,3 %, y del 14,4 % para 115 parejas de dicigóticos. Par- 9-4. El ambiente de los gemelos.—Existe cierto número de circunstancias en
tiendo de la base de sus propios resultados, así como de los de otros investigadores, los ambientes de los gemelos que pueden influir de diversos modos en su desarro-
Kallman ha propuesto una hipótesis (57) en función de un solo gen recesivo, que llo. Una consideración de estas condiciones servirá para aclarar la interpretación
posiblemente podría producir una deficiencia metabólica, la cual predispondría al de muchas de las diferencias y semejanzas observadas en los rasgos psicológicos.
individuo hacia la esquizofrenia. El que esta realmente se desarrollara o no, de- Los gemelos fraternos en contraposición a los univitelinos.—Todos los investi-
pendería de la contribución de otros factores de origen genético o ambiental. gadores coinciden en hallar más semejantes en aptitudes a los gemelos univitelinos
Ciertos factores ambientales pueden influir en el desarrollo de la esquizofrenia, que a los fraternos, así como en muchas otras características de la conducta que
según sugiere un estudio de madres de esquizofrénicos llevado a cabo por Mark (67). se han estudiado. Los gemelos univitelinos tienen una herencia idéntica; los frater-
Se comparó a un centenar de madres de esquizofrénicos adultos masculinos con un nos no. ¿Podemos, pues, concluir que la mayor semejanza de los primeros es
grupo de control de madres de hombres normales, en un cuestionario de actitu- el resultado de la herencia? No conviene apresurarse. La mayor semejanza he-
des que se refería a las prácticas de la crianza de los niños. El examen de los reditaria de los univitelinos corre riarejas con una mayor similitud de ambiente.
266 IX. Parecido familiar El ambiente de los gemelos 267

Cárter (15), p. ej., partiendo de la base de extensos estudios específicos sobre ge- modo, las diferencias en los resultados obtenidos con los gemelos fraternos del
melos, argumentó en contra de la suposición de que las influencias de la crianza mismo y de distinto sexo no se prestan, por sí mismas, a una interpretación inequí-
sean las mismas para ambos tipos de gemelos. voca. Sin embargo, cualquier diferencia en el grado de semejanza entre el grupo de
los gemelos fraternos y el de los hermanos corrientes puede lógicamente atribuirse a
Una tal suposición no es sostenible para cualquiera que haya tenido mucho contacto Jas mayores similitudes ambientales de los gemelos. Sobre la base de la herencia,
con gemelos en su propio ambiente social, porque está completamente claro que los am- los gemelos fraternos no deben ser más semejantes que los hermanos ordinarios.
bientes de los gemelos univitelinos son, en promedio, más similares que los de los fra-
ternos. Es obvio que los gemelos univitelinos se aprecian más mutuamente, y suelen tener
Pero sus ambientes tenderán a ser más parecidos, como se indicó en una sección
más a menudo los mismos amigos; es claro que pasan más tiempo juntos, y son tratados anterior.
por sus amigos, padres, profesores y conocidos como s¡ fueran más semejantes que los Factores prenatales y de nacimiento—Cuando los gemelos univitelinos que se
gemelos fraternos (15, pág. 246). crían en el mismo hogar muestran claras desemejanzas en el desarrollo, se sugiere
la influencia de posibles factores prenatales o de lesiones en el nacimiento (83).
Otras muchas investigaciones apoyan tal conclusión (8, 45, 52, 53, 122, 127, 129). De acuerdo con lo que se sabe respecto a la embriología de los gemelos, se admite
Los gemelos fraternos son a menudo completamente desemejantes en constitución como posible que las condiciones prenatales pueden producir deficiencias en uno
corporal, estado general de salud, color de ojos y cabello, fuerza muscular y otras de los gemelos, mientras que el otro se desarrolla normalmente. Durante la vida
muchas características psicológicas (108). Uno de los gemelos puede ser feo y el prenatal, los gemelos son competidores en cuanto al suministro de alimentos de
otro hermoso; uno enfermizo y el otro fuerte y vigoroso. El efecto que estas dife- que disponen. A veces uno de los gemelos experimenta una gran pérdida y no llega
rencias físicas pueden a su vez tener sobre las relaciones de los gemelos con su a sobrevivir, mientras el otro se desarrolla a sus expensas. Cuando la desigualdad
ambiente dan lugar en ocasiones a grandes consecuencias (45, 125). Cada gemelo, es menor, los dos llegan a nacer, pero uno puede ser más débil que el otro.
en virtud de sus características físicas, automáticamente seleccionará diferentes ras- En la aparición de la debilidad mental se encuentra un ejemplo del posible efec-
gos del mismo ambiente. La observación de los hechos ha demostrado repetida- to de los factores natales y prenatales en la producción de diferencias entre los ge-
mente que la cuantía de la experiencia compartida por los gemelos fraternos es melos univitelinos. En una inspección de varias instituciones para débiles menta-
mucho menor que la de los univitelinos; p. ej., en un cuestionario (122) al que les, Rosanoff et al. (89) localizaron 126 personas que tenían un gemelo univitelino.
respondieron 70 pares de gemelos idénticos, 69 pares de fraternos del mismo sexo En la mayoría de los casos el otro gemelo era también débil mental o mostraba
y 55 pares de estos últimos de sexo opuesto, el 43 % de los univitelinos informó alguna otra condición anormal, tales como epilepsia, parálisis o dificultades en la
que nunca habían estado separados más de un día. Solo el 26 % de los fra- conducta. En once parejas, sin embargo, no se halló ningún defecto en el otro
ternos del mismo sexo pudieron decir otro tanto. Los gemelos idénticos comparten gemelo. Como la condición anormal del gemelo defectuoso de estas parejas apare-
más a menudo la misma habitación en casa, tienen el mismo amigo y sus familias cía al principio de la vida, es mucha la probabilidad de lesiones en el nacimiento
y compañeros los tratan de forma más parecida (53). De hecho, no es anómalo o la existencia de factores prenatales.
que un gemelo sea tomado por el otro, especialmente en la infancia. Todo esto Algunos autores consideran que las lesiones cerebrales en el nacimiento son una
proporciona una interesante ilustración de la influencia indirecta que las semejanzas causa insospechada, relativamente frecuente, de la deficiencia mental. Una lesión
físicas pueden ejercer sobre la conducta. Estas semejanzas, que en sí mismas están suave, que en el momento quizá no atraiga la atención, puede, sin embargo, ser
en gran medida determinadas por factores hereditarios, pueden a su vez alterar el suficiente para impedir más adelante el desarrollo intelectual normal. Este fue
ambiente del individuo de tal modo que afecten al desarrollo de su conducta. el punto de vista expresado por Rosanoff (89), quien estimaba que las condiciones
Debemos añadir una palabra en conexión con esto, relativa a las compara- que favorecen las lesiones de nacimiento se encuentran ocho veces más frecuente-
ciones entre los gemelos fraternos del mismo y de distinto sexo, así como entre mente en los registros del nacimiento de las personas afectadas de debilidad men-
ellos y los hermanos corrientes. La mayor semejanza que suele hallarse en la eje- tal que en la población general. Puesto que los gemelos tienden, por lo general,
cución del test entre los gemelos fraternos del mismo sexo, cuando se compara con a nacer prematuramente—cuando son relativamente pequeños y débiles—, se hallan
la realizada por los de sexo opuesto, puede derivarse bien de factores hereditarios sujetos de modo especial a estas lesiones de nacimiento. Alien y Kallman (1) co*
o de ambientales. En el aspecto hereditario se recordará (Cap. 111) que la presencia rroboraron en una reciente inspección de casos índices de gemelos con debilidad
de factores ligados al sexo, o influidos o limitados por él, puede introducir cierto mental la mayor prevalencia del trauma de nacimiento entre los gemelos que entre
número de diferencias hereditarias entre los hijos de sexo distinto de los mismos los demás niños.
padres, no existentes entre los hijos del mismo sexo. En el aspecto ambiental es Retraso intelectual de los gemelos.—Se han citado también los azares prenata-
obvio que los ambientes efectivos de un muchacho y de una muchacha son más les y del nacimiento que rodean el desarrollo de los gemelos como explicación del
desemejantes de lo que lo serían los de dos hermanos del mismo sexo. De este hecho de que, en conjunto, estos tiendan a ser intelectualmente inferiores a los
El ambiente de los gemelos 269
268 IX. Parecido familiar
tante claro que los gemelos puedan estar físicamente retrasados o impedidos a cau-
no gemelos. Se ha establecido repetidamente tal retraso, en grandes grupos de
sa de las condiciones fisiológicas del desarrollo prenatal; pero no se ha estable-
diferentes niveles de edad, estudiados en distintos países. En una inspección de
cido en ferma concluyeme que las mismas condiciones procuren una explicación
casi 120 000 estudiantes americanos de escuela secundaria, a quienes se aplicó
convincente de su retraso intelectual.
el test de aptitud mental de Henmon Nelson, se identificaron 412 parejas de ge-
Examinemos algunos de los datos específicos sobre el desarrollo del lenguaje
melos (14). La puntuación media de estos caía aproximadamente en el centil 40
entre los gemelos. La figura 9-3 muestra el desarrollo de las quintillizas Dionne
de la muestra total. En una investigación sueca (49), la puntuación media en el
en (1) funciones motoras, (2) adquisición del lenguaje y (3) inteligencia general.
test de inteligencia de 907 parejas de gemelos masculinos a los que se examinó Se observa que el mayor retraso se da en el lenguaje y el más pequeño en las fun-
al entrar en el servicio militar, se encontraba a un cuarto de desviación típica por ciones motoras. Los índices del desarrollo mental general ocupan una posición in-
debajo de la media de los individuos no gemelos en la misma población. Un termedia, probablemente a causa de su naturaleza compuesta. Si bien las quintilli-
análisis de la distribución de las puntuaciones indicaba que la diferencia resulta- zas nacieron dos meses antes del plazo normal, y aunque existe la posibilidad de
ba, en gran medida, de la mayor proporción de gemelos con CI bajos. los impedimentos fetales, no es probable que tales condiciones tengan que produ-
Las inspecciones escocesas previamente citadas, en las que se aplicó el test cir un retraso más marcado en el desarrollo del lenguaje que en el motor. En su
a una muestra casi completa de la población de muchachos de once años, reveló estudio sobre el retraso lingüístico de las quintillizas, Blatz (3) destaca cierto nú-
de nuevo un déficit medio significativo en las puntuaciones de 974 parejas de ge- mero de probables factores ambientales. Puesto que muchos de sus deseos eran sa-
melos que se encontraban dentro de la muestra (95). Se obtuvieron resultados aná- tisfechos con anticipación por atentos vigilantes, las chicas tenían poca necesidad
logos en una inspección de 95 237 escolares franceses, comprendidos entre los seis de comunicarse con los adultos. Su deseo de comunicarse entre sí también era me-
y los doce años de edad, con tests de inteligencia sobre agrupación de imágenes es- nor, ya que compartían la mayoría de las experiencias. A la edad de tres años,
pecialmente construidos (111). Esta muestra, escogida cuidadosamente para que además, habían desarrollado una variedad de gestos y gritos mutuamente inteli-
representara a todas las regiones de Francia, incluía 750 gemelos. Debe añadirse gibles para expresar entre ellas sus sentimientos.
que en ambas muestras, la francesa y la escocesa, subsistía la inferioridad de los Los exámenes de grupos de trillizos (48) y gemelos (23, 243 127) han dado re-
gemelos en las puntuaciones del test cuando se equiparaban el tamaño de la fa- sultados similares. Los gemelos desarrollan frecuentemente en sus experiencias co-
milia y el nivel socioeconómico. munes sistemas especiales de comunicación mediante gestos y claves vocales. De
Tenemos una corroboración adicional de la superioridad intelectual de los no esta forma se reduce la necesidad de adquirir el lenguaje de los adultos. Los índices
gemelos en los resultados de los intensivos estudios continuados de trillizos y específicos sobre el desarrollo del lenguaje, tales como la longitud de la respuesta
cuatrillizos, así como por observaciones detalladas de las bien conocidas quinti- o el número de palabras diferentes usadas durante un período de observación típico,
llizas Dionne (3, 4, 15, 37). Se puede argumentar que cuanto mayor sea el muestran consistentemente más retraso del que se encuentra en su CI total. En la
número de los competidores por la supervivencia en el ambiente uterino, más figura 9-4 se representa el grado de este retraso lingüístico. Reuniendo los datos
graves serán los impedimentos que a todos ellos se imponen. Los hechos ob- de varios investigadores, nos indica el promedio de palabras diferentes usadas
servados acerca del desarrollo intelectual de los individuos nacidos de parto múl- durante el período del examen por los gemelos y los no gemelos entre las edades
tiple parecen prestar algún apoyo a tal hipótesis. El hecho de que nazcan a me- de año y medio y nueve años y medio.
nudo prematuramente también podría, en parte, ser causa de su retraso, puesto El mutuo contacto de los gemelos tiene que ser un factor importante en la
que en realidad se hallan en un estadio de desarrollo anterior al que su edad indica. explicación de su retraso lingüístico, como nos sugiere la experiencia de que los
Es dudoso, sin embargo, que este factor tenga un efecto significativo sobre el des- hijes únicos son claramente superiores a los que tienen hermanos en todas las fases
arrollo intelectual en la infancia; probablemente su influencia se limita en gran del conocimiento lingüístico (23). De hecho, los chicos con hermanos se parecen
parte al primer desarrollo sensorial y motor. más a los gemelos en muchas fases del desarrollo del lenguaje que a los hijos
Debe advertirse que el retraso observado en los gemelos suele ser más marcado únicos. La figura 9-5 proporciona el número de palabras distintas empleadas du-
en la adquisición del lenguaje. Pero, a su vez, esta deficiencia lingüística tiene con- rante el período del test por gemelos, no gemelos con hermanos e hijos úni-'
secuencias importantes en el subsiguiente desarrollo intelectual. Es posible que el eos, a las edades de cinco años y medio, seis y medio y nueve y medio. Se advertirá
retraso en el lenguaje se deba, por lo menos en parte, a la presencia de dos (o más) que los hijos con hermanos se encuentran un poco más cerca de los geme-
niños de igual edad en la misma familia. Una observación común es que, a me- los que de los hijos únicos en los primeros dos niveles de edad, y prácticamente
nudo, los gemelos forman una unidad relativamente autosuficiente, y, por con- equidistantes en el tercero.
siguiente, tienen menos necesidad de contacto y comunicación con otros chicos y
Otra observación interesante se refiere a la amplitud del intervalo entre el naci-
con los adultos. Son estos contactos, sin embargo, los que proporcionan poderosos
miento de dos hermanos. En conexión con la anteriormente citada inspección de
incentivos y oportunidades para el aprendizaje del habla (cf. 69, 127). Está bas-
AN ASTAS!.—10
IX. Parecido familiar El ambiente de los gemelos 271
270
140 r

120
no gemelos> — .
§ 100

\ 80
- gemelos
$ 60

I 40
20

0 _i i 1 L.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
edad, en años
8 M2 8 8 8 S S S § 8 8 2 F i e 9-4.—Desarrollo lingüístico de gemelos y no gemelos. (De Davis, 23, pág. 136.)
"* ^3S9Qdpp9^pu3uppen¡una
los escolares franceses, Tabah y Sutter (111) analizaron la relación entre la pun-
O fN
tuación del test y la diferencia de edad entre los hermanos de 1244 familias de
dos hijos. Se dividió a las parejas de hermanos en dos clases: aquella en que se
6 daba un intervalo largo entre las fechas de sus nacimientos y aquella en que este
era corto. Se definió como corto el intervalo que coincidía o estaba por debajo de
la media hallada en la muestra entera, que
resultó de dos años; los que excedían de 140
este período se consideraron como largos.
130
cC N En el test de inteligencia los chicos con in-


tí tervalos largos obtuvieron una puntuación
media significativamente mayor, y la su-
I
*
. ü *>
perioridad persistía en cada una de las cin- ^ 1 1 0
'•3 pj co clases según la ocupación en que se ha-
•EQ bía dividido la muestra. Además, con in- £ 100 ^eme/os
cr Ai/bjf
tervalos largos entre el nacimiento de los con hermanes
90
hermanos, las puntuaciones se aproximaban /?yos únteos
'O a las de los hijos únicos; con intervalos 80
"o
cortos, se aproximaban a las de los geme- 7 8 10
los. Tales experiencias parecen indicar que edad, enanos
cuanto más se acerque la relación entre los Fie. 9-5.—Comparación del desarrollo
hermanos a la que existe entre los geme- del lenguaje en gemelos, niños con
hermanos e hijos únicos. (De Davis,
los, mayor será el retraso intelectual. Cuan- 23, pág. 112.)
to más se aproximen dos hermanos en edad, >
o
más probabilidades habrá de que se apoyen uno en la compañía del otro y no
busquen contactos exteriores que intelectualmente serían más estimulantes.
Consideremos una aportación más directa sobre la interacción social de los
//¿«¡g? <?/> ; » ; /^ «? uopenfi/ncf hermanos que tiende a verificar esta hipótesis. En un estudio cuidadosamente pro-
yectado por Koch (63), 384 niños de cinco y seis años de edad, pertenecientes a
familias con dos hijos, fueron valorados por sus profesores en dieciséis rasgos
IX. Parecido familiar Gemelos criados separadamente 273
272
sociales que se referían a la conducta para con sus compañeros. Una comparación servaciones sobre grandes grupos de partos múltiples. Las quintillizas Dionne, por
de los subgrupos que diferían en el intervalo entre las fechas de nacimiento de los ejemplo, aunque criadas en condiciones casi tan uniformes y controladas como
hermanos reveló ciertas diferencias significativas en comportamiento social. En cualquier grupo de chicos, mostraron, sin embargo, claras diferencias en perso-
la explicación de algunas de estas diferencias, Koch sugiere que nalidad y aptitud (3, 4). No obstante, la demostración concluyente de su carácter
monocigótico excluye que tales diferencias puedan explicarse en función de la
... el que un chico se dirija a sus iguales puede, en parte, ser función del apego hacia su herencia. Blatz, comentando estos descubrimientos, escribe:
hermano o del grado de satisfacción que experimenta en su compañía. Cuando la diferencia
de edad entre hermanos es pequeña..., tienden a estar más apegados uno al otro (63, pág. 23). Es en el ambiente, aparentemente el mismo para todas, donde, sin embargo, existen
sutiles, pero importantes, diferencias que pesan sobre estas niñas; diferencias de las cuales
En conclusión, varias fuentes parecen indicar el efecto retardador del ambiente la interacción social de las cinco, unas sobre otras, es la más acusada, aunque también la
entre gemelos sobre el desarrollo del lenguaje. El retraso lingüístico tiene, a su vez, más difícil de identificar y medir (3, pág. 174).
interacciones de largo alcance en todo el desarrollo intelectual. No solo es necesario
el lenguaje como medio de comunicación en la mayor parte del aprendizaje hu- Otra demostración vivida de las diferencias determinadas por el ambiente entre
mano, sino que los mismos símbolos lingüísticos ejercen una misión importante gemelos idénticos nos la procura el grupo de cuatrillizas monocigóticas estudiadas
en América (37). En la escala Stanford-Binet, una de estas cuatrillizas obtuvo un
en la solución de problemas y en las más abstractas y complejas funciones intelec-
CI de 110; otra, de 101, mientras las otras dos ocupaban posiciones intermedias.
tuales humanas. Esta relación se mantuvo en forma constante en otros tests de inteligencia o de
Interacción social.—Las reacciones sociales de los gemelos para con el otro aptitud escolar. En el test de rendimiento Stanford, p. ej., la cuatrilliza inteligente
miembro de la pareja proporcionan en sí mismas un campo de investigación pro- consiguió una puntuación total de 124, y la torpe, de 96. Cada uno de los subtests
metedor. Muchos observadores han llamado la atención hacia la especialización del test de rendimiento Stanford dio la misma relación. Las diferencias físicas y
de junciones que los gemelos parecen a menudo desarrollar por acuerdo mutuo de personalidad entre las cuatrillizas coincidían notablemente con estas diferencias
tácito (77, 125, 128). Esta división del trabajo—observada especialmente entre intelectuales. La más torpe era también la más pequeña, y había tenido una his-
los gemelos univitelinos—se hace en favor de una más armoniosa relación y de toria sanitaria más pobre durante la niñez. Los investigadores sugieren la posibi-
la economía del esfuerzo. De este modo, uno de los gemelos puede ser el portavoz lidad de diferencias en el riego sanguíneo del feto como base en que apoyar ias
de la pareja en los encuentros con las otras personas, por demostrar mayor interés desemejanzas físicas y psicológicas.. Puede muy bien ocurrir que las diferencias
hacia la gente y responder en este aspecto con más actividad. Frecuentemente, un físicas iniciales, determinadas en el período prenatal, conduzcan a la subsiguiente
gemelo es el miembro dominante de la pareja y tiende más a menudo a dirigir diversificación social de funciones entre las cuatro hermanas, lo que a su vez afec-
y a tomar las decisiones por los dos (24, 125, 128). Tal diferenciación de funciones taría el posterior desarrolló emocional e intelectual. Se informa de que eran espe-
puede surgir originariamente de ligeras diferencias en tamaño y fortaleza, tal vez cialmente claras las diferencias de personalidad entre las cuatro hermanas. Sus
establecidas en el estadio prenatal. Los esfuerzos de los padres por descubrir y padres las distinguían por los apodos de la Jeja, la Payasa, la Artista y la Niña,
aumentar cualquier señal distintiva entre los gemelos pueden ser una fuente adi- y los investigadores aseguran que un observador exterior podía fácilmente identi-
cional de diferenciación. En algunos casos cabe que un acontecimiento sin impor- ficar a la niña a quien convenía cada una de estas denominaciones aun con solo una
tancia inicie la diferencia, que después se acepta gustosamente y se desarrolla por breve observación.
los gemelos como asunto de conveniencia.
Esta división de funciones, continuada y aumentada con el transcurso de los 9-5. Gemelos criados separadamente.—Son de gran interés los casos de es-
años, pudiera explicar algunas de las diferencias en intereses, actitudes, reacciones tudio de gemelos univitelinos a quienes se separó en edad temprana por muerte
emocionales y aptitudes que a veces se encuentran entre los gemelos que se crían de los padres u otras circunstancias y que fueron criados en hogares separados.
en el mismo hogar. Así, en un estudio de diez parejas de gemelos fraternos y dos Se han localizado y estudiado cuidadosamente unas 25 parejas de este tipo. La
univitelinos, localizados en la población de un colegio, los tests indicaban menos más extensa colección de casos fue reunida en una investigación en la Universidad
acuerdo entre los gemelos que entre los hermanos corrientes en características tales de Chicago, realizada por Newman, Freeman y Holzinger, un genetista, un psicó-
como autosuficiencia, introversión-extraversión, adaptación social y masculinidad- logo y un estadístico, respectivamente. El estudio principal (77) incluía 19 parejas
feminidad (82). En el mismo estudio se halló algún indicio de que un par de de gemelos univitelinos, en su mayoría separados durante el primer año de su
gemelos puede propender, en cierto modo con más frecuencia que los hermanos vida. En casos particulares, la edad real de la separación se extendía desde las
corrientes, a desarrollar tendencias opuestas en dominancia y sumisión. dos semanas hasta los seis años. Todos los gemelos habían vivido aparte hasta
Estos resultados se ven apoyados por estudios de casos más detallados sobre el momento del examen, aunque en uno o dos casos mantuvieron correspondencia
gemelos particulares (cf., p. ej., 74) y respaldados de modo interesante por las ob-
Gemelos criados separadamente 275
274 IX. Parecido familiar

o se habían visitado ocasionalmente. Las edades en el momento de aplicarles


TABLA 9-4
el test oscilaban entre los once y los cincuenta y nueve años.
Se estudió cada caso intensamente a través de medidas físicas, tests psicológicos Comparación de gemelos idénticos, criados por separado, con gemelos fraternos
y educativos y entrevistas personales. También se obtuvieron datos referentes al e idénticos criados juntos
hogar de adopción y a los padres adoptivos, historia educativa y vocacional de
(Adaptado de Newman, Freeman y Holzinger, 77, págs. 72, 97, 344 y 347;
los gemelos, registros sanitarios y otros factores apropiados del medio experimen- y Woodworth, 125, pág. 19)
tal del sujeto. Resumimos a continuación la historia de un caso que ilustra los efec-
tos de dos hogares bastante desemejantes sobre un par de gemelos idénticos. Diferencia media entre los gemelos

Medida Fraternos Idénticos Idénticos


CASO 4. Mabel y Mary, gemelas de veintinueve años de edad, separadas a la edad (50 parejas) juntos separados
de cinco meses y criadas por parientes. Mabel había llevado la vida de una mujer activa (50 parejas) (19 parejas!
en una granja próspera. Mary había llevado principalmente una vida sedentaria en una
pequeña ciudad, actuando de dependienta en un almacén durante el día y enseñando música Estatura en centímetros 4.4 1,7 1,8
por la noche. Mabel tenía solamente la educación de una escuela elemental rural, mientras Peso en kilogramos 4.5 1,8 4,4
CI Binet 9,9 5,9 8,2
que Mary había asistido a un curso completo de la escuela secundaria, en una excelente
escuela urbana. En el momento del examen se encontró una gran diferencia en rasgos inte-
lectuales, emocionales y físicos entre las gemelas. Físicamente, a Mabel se la describe Correlaciones * entre los gemelos
como robusta, musculosa y en perfecto estado de salud, mientras que Mary estaba enfla- Medida Idénticos Idénticos
quecida, con músculos débiles y en condiciones generales de salud pobres. Mabel pesaba Fraternos
(50 parejas) juntos separados
69 kilogramos; Mary solamente 55. Desde el punto de vista intelectual se halló una dife- (50 parejas) (19 parejasi
rencia igualmente excesiva, pero en favor de Mary, cuyo CI en el Stanford-Binet era de 106,
comparado con el de 89 de su hermana. En algunos de los otros tests se encontraron dife- Estatura en centímetros 0,64 0.93 0,97
rencias aún mayores. En características de personalidad, las gemelas exhibían diferencias Peso en kilogramos 0,28 0,41 0,40
CI Binet 0,63 0,88 0,77
constantes, que fueron determinadas por tests y por observaciones directas. La gemela
rural tendía a ser más firme y estable en respuestas emocionales, a dar menos reacciones
neuróticas, a preocuparse por menos cosas y a responder menos emocionalmente a los * Se han aplicado ciertas correcciones estadísticas necesarias para la edad y para las desigual-
estímulos de lo que hacía su hermana, criada en la ciudad. Tanto las diferencias físicas dades en la amplitud de CI, a las correlaciones originales dadas por Newman, Freeman y Holzinger (77).
Para detalles adicionales sobre estas correcciones, véanse 46, 71 y 125.
que antes anotamos como el contraste entre sus ambientes psicológicos, dan probablemente
cuenta de estas diferencias en la personalidad entre las gemelas (77, págs. 187-95).
más fluctuaciones incluso en las repeticiones de los tests por el mismo individuo.
Para obtener datos comparativos, Newman, Freeman y Holzinger administraron Tales fluctuaciones aleatorias tienden a bajar las correlaciones en los CI y a
tests a cincuenta parejas de gemelos univitelinos que vivían juntos y a otras cin- hacer cualquier diferencia entre tales correlaciones menos significativa. En otras
cuenta de gemelos fraternos que también vivían juntos y con sus propias familias. palabras, no podemos concluir con certeza, a la vista de los datos de la tabla 9-4,
En la tabla 9-4 se expresan las diferencias medias, así como las correlaciones en que el efecto de la separación sea algo mayor en CI de lo que lo era en estatura
estatura, peso y CI para los tres grupos. Se advertirá que el promedio de la dife- y peso. Al mismo tiempo debe recordarse que estas comparaciones entre parecidos
rencia en CI entre los separados univitelinos es de 8,2, ligeramente menor que familiares en características físicas y psicológicas, aunque por sí mismas tienen
la diferencia media entre los fraternos, pero ligeramente mayor que la que existe algún interés, nos dicen en realidad poco en cuanto al problema de la herencia
entre los univitelinos no separados. Esencialmente es la misma relación que se y el ambiente. Pueden resultar correlaciones similares de diferentes factores, y,
da entre los coeficientes de correlación, ya que los univitelinos separados se hallan por consiguiente, su semejanza no indica que hayan obrado las mismas influencias.
entre los no separados y los fraternos en cuanto a la proximidad del parecido. Un camino más crucial es el que nos proporciona el análisis basado en el
Algunos investigadores han tratado de extraer consecuencias sobre la herencia grado de diferencias ambientales entre los dos gemelos de cada par separado. La
y el ambiente mediante una comparación del grado de parecido en los rasgos mera separación de los gemelos, por sí misma, no tiene que conducir a ninguna
jísicos e intelectuales en estos tres grupos. En la tabla 9-4, los resultados en cuanto diferencia. De hecho puede concebirse que cierta pareja de gemelos criados sepa-
a estatura, peso y CI no son muy distintos. Desde luego, las correlaciones de esta- radamente presente más parecido que si se hubieran criado juntos. Si sus respec-
tura y peso de los dos grupos de gemelos idénticos son más altas y más semejantes tivos ambientes son muy semejantes—aunque geográficamente remotos—, los ge-
que las correspondientes correlaciones del test de inteligencia. Pero debemos tener melos univitelinos deben responder con una considerable uniformidad. Su parecido
presente que las medidas de estatura y peso son más fiables que las de la inte- físico, basado en una herencia común, aseguraría en tal caso iguales respuestas
ligencia. Los errores aleatorios de medida en los tests de inteligencia introducirán a estimulaciones iguales. Por otra parte, si se hubieran criado juntos, los mismos
276 IX. Parecido familiar Gemelos criados separadamente 277
gemelos podrían presentar cursos de desarrollo divergentes, debidos a la especia- dieciséis puntos. Se notará que en el resto de los casos las diferencias de escola-
lización de funciones de que tratamos en la sección precedente. Psicológicamente ridad son pequeñas o no existen. Así, pues, no es de esperar que los gemelos res-
considerado, el ambiente no está influido por la geografía. tantes difieran mucho en cuanto a lo que la escolaridad pueda afectar al CI. Y,
En la tabla 9-5 se encontrarán datos particulares de cada pareja de gemelos en efecto, las diferencias son pequeñas 1. Si se hace un promedio de los casos
univitelinos que fueron separados. Los diecinueve casos originales del estudio de con oportunidades educativas similares, donde no se espera ninguna diferencia, o
Chicago se vieron aumentados en uno más, del que informaron Gardner y Newman al menos se espera que sea pequeña, con aquellos otros que muestran claras dife-
(36). Las diferencias en CI de la última columna indican la diferencia en favor del rencias educativas, entonces los posibles efectos de este factor ambiental se diluyen
gemelo que recibió mejor educación. Un examen de estas diferencias en CI sugiere y menosprecian. Un cuadro compuesto que se base en todos estos casos, en los
que, en conjunto, no eran casuales, como las que podrían resultar de factores que las condiciones específicas varían tan ampliamente, solo serviría para embro-
fortuitos, sino que tendían constantemente a favorecer al gemelo mejor educado. llar los resultados.
Si restringimos nuestras comparaciones a las cinco primeras parejas, que presentan
Basándose en el material aportado por los casos en el estudio de Chicago, cinco
grandes diferencias en la cuantía de escolaridad Qos primeros cinco casos en la
jueces valoraron los ambientes de los gemelos separados por el grado de diferencia
tabla 9-5), la diferencia media en CI a favor del gemelo mejor educado es de
que existía, dentro de cada pareja, en ventajas educativas, sociales y físicas o de
salud, respectivamente. Estas valoraciones, que también se dan en la tabla 9-5,
TABLA 9-5 presentan interesantes correspondencias con las diferencias observadas en las ca-
racterísticas intelectuales, emocionales y físicas de los gemelos. De este modo se
Datos individuóles sobre gemelos criados por separado encontró una correlación de 0,79 entre las discrepancias en las ventajas educativas
(Adaptado de Woodworth, 125, pág. 23, con datos adicionales de Newman,
Freeman y Holzinger, 77)
y las existentes en CI dentro de cada pareja de gemelos. Las discrepancias en el
peso del cuerpo daban una correlación de 0,60 con las halladas en los ambientes
Diferencias ambientales fínicos. Ambas correlaciones son significativas en el nivel de confianza de 0,01.
Edad m 4. En Diferencia Cuando se estableció la correlación entre las diferencias en CI y las producidas
2. En 3. En
Número ZUlad en la el mo- 1. En el cálcu- el cálcu- el cálcu- de los ge- en ambientes sociales y físicos, donde se esperaba muy poca relación, las correla-
Sexo años de lo c"e lo de lo de melos en
del caso separación mento
escola- venta- venta- venta- ciones fueron solo de 0,51 y 0,30, respectivamente. La primera de estas es signi-
del test Jas ' so- jas físi- CI
ridad
jas edu-
cativas f ciales f cas f
ficativa al nivel de confianza de 0,05; la segunda no es significativa.
Ha de advertirse que los tipos de hogares en los que se colocaron cualquiera
11 F 18 meses 35 14 37 25 22 24 de las parejas de gemelos en raras ocasiones diferían mucho. Si se proyectara un
z F 18 meses 27 10 32 14 9 12 experimento para probar, p. ej., en qué cuantía puede afectar el ambiente al CI,
18 M 1 año 27 4 28 31 11 19 es obvio que se colocarían los gemelos en hogares tan distintos como fuera posible.
4 F 5 meses 29 4 22 15 23 17
12 F 18 meses 29 5 19 13 36 7 Pero en los procesos de adopción que en realidad se siguieron suele operar la
1 F 18 meses 19 1 15 27 19 12 inclinación contraria. La situación de los chicos en hogares adoptivos tiende a
17 M 2 años 14 0 15 15 15 10
8 F 3 meses 15 1 14 32 13 15 ser selectiva, ya que se hace el esfuerzo de colocarlos en familias que sean pare-
3 M 2 meses 23 1 12 15 12 —2 cidas a las suyas. En cierto número de parejas de gemelos fueron sus propios pa-
14 F 6 meses 39 0 12 15 9 —1 rientes los que adoptaron a los chicos. Esto, desde luego, haría que fuera mayor
5 F 14 meses 38 1 11 26 23 4
13 M 1 mes 19 0 11 13 9 1 la semejanza de los dos hogares adoptivos en características socioeconómicas, edu-
10 F 1 año 12 1 10 15 16 5 cativas, etc., de lo que lo sería si las dos familias hubieran sido escogidas al azar.
15 M 1 año 26 2 9 7 8 1 El estudio, por otros investigadores, de más parejas de gemelos idénticos sepa-
7 M 1 mes 13 0 9 27 9 —1
19 F 6 años 41 0 9 14 22 —9 rados tiende a corroborar los principales descubrimientos de la inspección c}e
16 F 2 años 11 0 8 12 14 2 Chicago (12, 76, 92, 107, 126). Siempre que los ambientes efectivos diferían en
6 F 3 años 59 0 7 10 22 8 algún aspecto importante, ello se reflejaba en el desarrollo de los dos gemelos.
9 M 1 mes 19 0 7 14 10 6
20* F 1 mes 19 0 2 ? 7 —3 Se encontró, p. ej., una interesante divergencia en aptitudes especiales en un par de
gemelos británicos separados a los tres meses y criados por separado hasta los
* Los primeros 19 casos son de Newman, Freeman y Holzinger (77); el caso 20 lo añadieron más
1
tarde Oardner y Newman (36). Dos casos, 1 y 8, aportan pruebas en sus historias de un posible impedimento prena-
f Las proporciones pertenecen a una escala de 50 puntos; cuanto más alta es la proporción, mayor tal que tendía a hacer desemejantes a los gemelos. Si se omiten estos dos, el resto presenta
se ha calculado que es la diferencia ambiental entre los gemelos. una diferencia media insignificante de menos de dos puntos en el CI.
278 IX. Parecido familiar Hijos adoptivos 279

dieciséis años de edad (126). Aunque igualados en escolaridad, uno de los gemelos ¿Por qué los hijos adoptivos no tienen el mismo éxito—en los tests de inteligen-
alcanzó un CI, en el Stanford-Binet, de 125, y el otro, de 106. Sin embargo, el cia, así como en sus rendimientos en la vida adulta—que los otros muchachos que
gemelo con CI más bajo en el Stanford-Binet sobresalía constantemente en los viven en idéntico tipo de hogar? Ciertos psicólogos cargan el peso de la explica-
tests de ejecución y en los de aptitud mecánica; estas diferencias alcanzaban hasta ción a influencias hereditarias desconocidas. Probablemente esto quiere decir limita-
los dos años de edad mental, y casi treinta centiles, respectivamente, en los dos ciones estructurales determinadas genéticamente sobre el desarrollo de la conducta.
tipos de tests. Además, el gemelo de CI más alto en el Stanford-Binet (y pun- Tales limitaciones pueden adquirir importancia en casos individuales, pero dispo-
tuaciones más bajas en los tests de ejecución y mecánicos) era inferior a su pa- nemos de muy poca información, o esta no es directa, en cuanto a su esencia. Por
reja en estatura, peso y estado de salud general. Estos resultados sugieren el otro lado, parte de la explicación nos la pueden dar los factores ambientales pre-
efecto posible de factores ambientales prenatales y posteriores al nacimiento sobre natales y del nacimiento. Las condiciones de dieta y de cuidados médicos de la
la constitución física y la salud, que, a su vez, pudieran influir sobre el divergente madre durante el embarazo y el parto son, en general, inferiores en el grupo de
desarrollo en intereses y aptitudes. adopción. Y cada día se reconoce más que estas condiciones pueden afectar al des-
arrollo estructural—e indirectamente al desarrollo posterior de la conducta—del
9-6. Hijos adoptivos.—El desarrollo de los niños que se crían en hogares adop- niño (104, 110).
tivos es de gran interés, tanto por razones prácticas como por razones teóricas. Si ha vivido con su familia o en una institución durante varios años antes de
¿Tiene alguna base la creencia popular de que los chicos adoptados «resultan gene- ser adoptado, hay que tener también en cuenta la influencia posible de su primer
ralmente mal»? En términos generales, la respuesta parece ser no, aunque los fac- ambiente hogareño. Otro factor que hay que considerar es la naturaleza de las rela-
tores que a ello contribuyen son demasiados y muy complejos para que nos permitan ciones familiares en los hogares adoptivos. La actitud de los padres adoptivos para
una negativa categórica. Estudios continuados de un grupo de 910 hijos adoptivos con el chico puede diferir de alguna forma importante de la que manifestarían sus
indicaron que, cuando adultos, en su mayoría habían conseguido una satisfactoria propios padres. En algunos casos, el contacto entre el padre y el hijo adoptivo puede
adaptación social y emocional (112, 125). En algo menos de la cuarta parte fueron no ser tan estrecho o íntimo como el de este con sus padres naturales. El chico
considerados como insatisfactorios en sus adaptaciones, a causa de sus retrasos mismo, al conocer su adopción, puede reaccionar hacia sus padres adoptivos de
educativos, negligencia y dependencia, o delincuencia y criminalidad. Esta propor- otra manera a como lo haría para con sus propios padres. La expectabilidad social
ción es mayor que la que se encuentra en la población general, pero menor que puede también complicar la situación. Los padres, como norma, esperan que sus
la que podría haberse esperado si los muchachos se hubieran criado en los des- hijos se les parezcan en el desarrollo intelectual y emocional, y esta expectativa
favorables ambientes de los que frecuentemente se les separó. Dentro del grupo puede manifestarse en su conducta para con el muchacho, así como en las actitudes
adoptado se halló una relación entre la calidad y cuidado en la formación del niño de los otros parientes y conocidos. A medida que el chico se desarrolla, sus observa-
que el hogar adoptivo le proporcionó y el número de niños adoptivos que se consi- dores le llaman repetidamente la atención hacia puntos de parecido familiar, reales o
deraba habían conseguido una adaptación social satisfactoria al llegar a adultos. imaginarios; frecuentemente se le recuerdan características ancestrales que han llega-
En los hogares calificados como excelentes en este aspecto, el 87 % de los chicos do hasta él como herencia. Las influencias sociales de este tipo están ausentes o muy
figuraba en la categoría satisfactoria como adultos; en los hogares calificados de disminuidas en el caso de los hijos adoptivos. Sería difícil calcular las sutiles dife-
pobres solo se clasificó así el 66 %. rencias motivacionales que pueden surgir como resultado de tales diferencias en la
En los tests de inteligencia, los hijos adoptivos, considerados como grupo, tienden expectabilidad social, y el efecto que pueden tener, a su vez, los factores motiva-
a situarse algo por debajo de los hijos propios criados en hogares semejantes (11, cionales sobre el curso posterior del desarrollo intelectual del niño.
125), pero por encima del promedio de la población general. Dos factores por lo
menos tienden a explicar esta última diferencia a favor del grupo adoptivo. En primer Los hijos adoptivos han sido para los psicólogos un camino más hacia la posible
lugar, las agencias de colocación, así como los padres adoptivos, tienden a escoger determinación de las contribuciones de la herencia y el ambiente al desarrollo psico-
los niños que más prometen para colocarlos en los hogares adoptivos, mientras que lógico, y se han preparado ciertas investigaciones teniendo presente en particular este
los de calificación inferior suelen permanecer al cuidado del orfanato o institución problema. Los proyectos más extensos son los realizados por Burks, en Stanford
análoga. En secundo lugar, el mismo tipo de selección se da en cuanto a los hogares (11); Leahy, en Minnesota (65); Freeman y sus asociados, en la Universidad de
adoptivos, ya que los hogares que se encuentran en el extremo inferior de la distri- Chicago (32), y Skodak y Skeels, en Iowa (98, 100). Wittenborn (124) nos informa
bución son descalificados para fines de adopción. Como grupo, pues, los hijos adop- de un estudio más reciente en el que se analiza principalmente el desarrollo de la
tivos se crían en hogares superiores al promedio. Es también probable que, en personalidad.
conjunto, los padres adoptivos tengan un interés relativamente grande por los niños; Las investigaciones de Burks y Leahy fueron muy semejantes en lo que se refiere
de otro modo, no habrían recurrido a adoptar uno. al procedimiento y resultados principales. De los dos estudios, el de Leahy es el
280 IX. Parecido familiar Hijos adoptivos 281

más reciente y el mejor controlado. Leahy (65) aplicó el test del Stanford-Binet bien es más probable que las madres que intelectual y social o económicamente
a 194 hijos adoptivos y a otros 194 muchachos de control que vivían con sus padres. son inferiores proporcionen cuidados prenatales también inferiores a sus hijos, a
Individualmente se equiparó a los chicos de ambos grupos en sexo, edad, nivel de causa de la ignorancia, irresponsabilidad o pobreza. Pudiera parecer que los factores
profesión del padre y escolaridad del padre y de la madre 1. Todos los muchachos prenatales ambientales no explican el parecido con los propios padres. Pero una
adoptados lo habían sido a la edad de seis meses o más jóvenes aún, y se encon- consideración más atenta, sin embargo, demostrará que el nivel educativo, voca-
traban entre los cinco y los catorce años cuando recibieron el test. A los padres cional y económico del padre determina también, en parte, la calidad de los cuidados
adoptivos y de control se les examinó con el test Otis de autoaplicación. médicos, dietéticos y otros que afecten a la madre.
Damos a continuación las correlaciones entre el CI del muchacho en el Stanford- Un punto final se refiere al efecto de la homogeneidad sobre los coeficientes de
Binet y las puntuaciones de los padres en el test de Otis en los dos grupos, adoptivos correlación. Existen varias indicaciones de que, a pesar del cuidado con que se
y de control, así como las correlaciones entre el CI del muchacho y un índice cul- equipararon los grupos de control y adoptivo en el estudio de Leahy, en cuanto a
tural del hogar. la educación y ocupación del padre, los niveles culturales de los hogares adoptivos
y de control no eran realmente comparables (120). En conjunto, los hogares adopti-
CORRELACIÓN ENTRE EL CI DEL NIÑO Y'. ADOPTIVO CONTROL
vos eran superiores y mas uniformes que los de control. Tal uniformidad es obvio
que serviría para disminuir la contribución del ambiente del hogar a las diferencias
Puntuación del padre en el Otis 0,19 0,51 individuales del CI. De hecho, si el ambiente del hogar ejerce una misión significa-
Puntuación de la madre en el Otis 0,24 0,51 tiva en el desarrollo intelectual, podríamos esperar que los chicos adoptados fueran
índice cultural del hogar 0,26 0,51 más semejantes en CI que los del grupo de control. Y tal fue, desde luego, el caso:
los CI del grupo de muchachos adoptados tenían una DT (desviación típica) de 12,5,
Puesto que las correlaciones en el grupo de control, atribuibles a la herencia más mientras que en los del grupo de control llegaba a 15,4. La mayor homogeneidad del
el ambiente, eran constantemente más altas que las del grupo adoptivo, atribuibles grupo de adopción en nivel socioeconómico y CI nos llevaría a esperar correlaciones
solo al ambiente, Leahy concluía que la herencia es más importante que el ambiente más bajas, en cualquiera de las dos variables, en el grupo de adopción que en el
en la determinación de las diferencias individuales para la inteligencia. Esta con- de control.
clusión era similar a la obtenida por Burks sobre la base del mismo tipo de análisis.
Al interpretar las correlaciones establecidas por Burks y Leahy, debe tomarse La investigación de Freeman et al. (32) utilizó una mayor variedad de proce-
en consideración cierto número de factores. Primero, como antes mencionamos, quizá dimientos, pero no estaba tan bien controlada, en ciertos aspectos importantes,
no puedan compararse las relaciones intrafamiliares en el hogar propio y en el como las de Burks y Leahy. Una de sus principales debilidades surgió del hecho de
adoptivo. El conocimiento que el niño tiene de la adopción puede afectar su actitud que la edad de adopción era mucho más alta, siendo de un promedio de cuatro
para con sus padres y hermanos adoptivos, así como la confianza que él mismo años para la muestra entera de 401 casos. De nuevo se aplicó a los niños el Stanford-
tenga en el papel que le incumbe. En el grupo de Burks, el 35 % de los chicos sabía Binet, y el Otis a los padres, aunque con fines subsidiarios se emplearon otros tests.
su adopción, y en el Leahy, el 50 %. Los padres, como es natural, siempre Se realizaron varias clases de análisis en subgrupos de la muestra total. Un grupo
están al tanto de ella, y ello puede afectar sus relaciones para con el chico de incon- de 74 niños, sometidos al test antes de su adopción, y a los que se les repitió después
tables maneras. Viene al caso, en conexión con esto, la experiencia de que dos hijos de un intervalo medio de cuatro años, mostró una subida media en CI desde 91,2
adoptivos, no emparentados, que viven en la misma casa, tienden a igualarse mucho a 93,7, que es significativa al nivel de confianza 0,05. Dentro de este grupo, los
más en el CI que un hijo adoptado y uno propio que se críen juntos. Desde luego, niños que fueron adoptados por los mejores hogares (lo que se determinó con datos
las diferencias obtenidas en las correlaciones son ligeras, y los grupos de sujetos de detallados sobre los padres adoptivos y el nivel cultural de los hogares) ganaron un
que se dispone para hacer tales comparaciones son demasiado pequeños para obtener promedio de cinco puntos en CI, mientras que aquellos adoptados por los hogares
reultados concluyentes. Pero es interesante advertir la constancia de este testimonio más pobres no revelaron cambio alguno después del intervalo. Del mismo modo,
en diferentes estudios (11, 32, 65, 99). los niños adoptados antes mejoraron más que quienes lo fueron en edades supe-
riores. Es posible que algunas de las ganancias en CI puedan deberse a que el niño
Una segunda consideración procede de la función de los factores prenatales y se hallara en un estado de tensión emocional en el momento del test inicial. Después
del nacimiento, que también hemos discutido previamente. Tales factores, aunque de varios años de residencia en el hogar adoptivo, es de suponer que se encontraría
ambientales por naturaleza, tenderán a aumentar el parecido de los niños con sus en una posición más adecuada para conseguir mejores resultados en el test.
propios padres, en contraposición con su semejanza con los padres adoptivos. Tam-
Los CI de 125 parejas de hermanos que se criaron en hogares adoptivos durante
períodos que se extendían desde los cuatro a los trece años, solamente guardaban
i Las tres categorías últimas se aplican a los padres propios en el grupo de control, y a
los padres adoptivos en el grupo experimental. una correlación de 0,25, en contraste con la usual de 0,50 hallada entre los herma-
282 IX. Parecido familiar Niños criados en instituciones 283

nos que viven en el mismo hogar. Además, los hermanos adoptados en hogares Por otra parte, la correlación entre los CI del hijo y de la verdadera madre (N = 63)
culturalmente desemejantes mostraron menos parecido que los adoptados en hoga- subió constantemente, desde el valor 0,00 en el test inicial, a 0,44 (P < 0,01) en la
res similares. La correlación entre niños adoptados no emparentados, criados en última repetición del test.
el mismo hogar, era de 0,37 (N = 72), y la que existía entre los adoptados y los La correlación final puede indicar una semejanza entre padre e hijo que surge
hijos propios de los padres adoptivos era de 0,34 (N = 40). Dentro de la muestra de factores hereditarios o de condiciones prenatales y otras influencias ambientales.
total de 401 casos, se halló una correlación de 0.48 entre el CI del niño y el Honzik (47) acentúa la interpretación hereditaria, pues halló que en cada edad las
índice cultural del hogar adoptivo, que ascendió a 0,52 cuando solo se inclu- correlaciones entre el CI del niño y la inteligencia del padre verdadero en el estudio
yeron niños adoptados antes de la edad de los dos años. El CI del niño presentaba de Skodak y Skeels eran casi tan altas como las obtenidas en el estudio de orien-
una correlación de 0,37 con la puntuación del padre en el test de Otis (TV = 180), y tación, de California, con niños criados por sus propios padres. Por otra
de 0,28 con la de la madre adoptiva (N = 225). parte, Skodak y Skeels argumentan que puede resultar algún parecido entre los
En la interpretación de la mayoría de estas correlaciones, la mayor dificultad niños adoptivos y los verdaderos padres a causa de la selección de emplazamiento.
surge del emplazamiento selectivo de los hijos adoptivos. Es una práctica común Presentan aportaciones que sugieren que los hijos de madres relativamente inteli-
de las agencias de colocación tratar de «ajustar el niño a la casa», fundándose en gentes fueron colocados en hogares que, cualitativamente, eran superiores en muchas
cualquier conocimiento que tengan acerca del niño o de su fondo familiar. Freeman características concernientes al desarrollo del niño, mientras que los hijos de madres
y sus colaboradores consideraron las posibilidades del emplazamiento selectivo y más torpes hallaron alojamiento en casas deficientes en estos aspectos (100, pági-
se sintieron inclinados a minimizar su efecto. Pero es probable que los factores nas 112-14). Lo que los investigadores pretenden explicar es que la importancia
selectivos hayan operado hasta cierto punto, haciendo subir de este modo las corre- de estas diferencias cualitativas en la naturaleza de los hogares adoptivos y en las
laciones entre los CI de los niños y las características de sus padres, hermanos y prácticas de la crianza de los niños por los padres que los adoptaron pueden haber
hogares adoptivos. afectado el emplazamiento selectivo, aunque no se manifestaran en índices tan poco
Skodak y Skeels realizaron un estudio longitudinal de niños adoptados (98, 100). precisos como el nivel de ocupación o los años de escolaridad de los padres adop-
De una muestra original de 306, menores de seis meses, estudiaron continuadamente tivos. Antes que pueda establecerse una explicación concluyente, parece que esta
a 100 de ellos hasta los trece años de edad, sometiéndolos periódicamente al test correlación entre hijo adoptivo y padre verdadero necesita de una comprobación
de Stanford-Binet. La media del CI de los muchachos en cada repetición del test fue con otros grupos, en los que se disponga de una información más detallada sobre
como sigue: las condiciones del hogar de adopción.
Edad media 2 4 7 13 Wittenborn, en una investigación (124), reunió datos sobre la relación entre
CI medio 117 112 115 117 el ambiente del hogar adoptivo y el desarrollo de la personalidad de los niños
adoptados. La prueba se efectuó sobre 195 niños que fueron acogidos en sus hogares
Skodak y Skeels basaron su conclusión principal en el hecho de que estos CI adoptivos antes de la edad de dos años. Se les dividió en un grupo de niños más
eran considerablemente más altos de lo que podría haberse anticipado, teniendo en jóvenes, que comprendía 114 de cinco o seis años de edad y que en el momento
cuenta el fondo familiar de estos muchachos. Los datos de que se disponía sobre el del estudio no habían llegado aún al primer grado, y un grupo de mayores, com-
astado educativo, ocupacional y socioeconómico de los verdaderos padres indicaba puesto de 81 niños, que habían pasado el primer grado y que en su mayoría tenían
que, como grupo, se hallaban por debajo del promedio. Los CI obtenidos al prin- ocho o nueve años de edad. Se excluyó a todos los que se hallaban en el primer
cipio del estudio sobre 80 de las madres verdaderas, a las que se consideraba como grado, al suponer que se encontrarían en un período de cierta confusión como con-
representativas de la muestra entera, dio un promedio de solo 93 (cf. 72, 98). Si secuencia de su entrada en la escuela. Los datos se obtuvieron mediante tests de
bien el alcance de la inferioridad de los verdaderos padres ha sido objeto de contro- inteligencia y rendimiento, exámenes físicos, una visita al hogar y repetidas entre-
versia, parece bastante claro que su nivel intelectual general era inferior al que vistas con el niño y con su madre adoptiva. Los análisis de los resultados se inte-
lograron alcanzar sus hijos. resaron principalmente por las relaciones entre los diversos detalles de las prácticas
Aunque no se disponía de datos sobre la ejecución del test de inteligencia de de crianza de niños y la conducta emocional y social del niño. Se descubrió cierto
los padres adoptivos o del estado cultural de los hogares de adopción, Skodak y número de correlaciones significativas, concluyendo el autor que «los padres adop-
Skeels encontraron correlaciones insignificantes entre el nivel educativo y ocupa- tivos que son incompatibles o no viven en armonía, o en cierto modo son inasequi-
cional de aquellos y el CI de los hijos adoptivos. Es probable que la variación real bles, tienden a producir chicos miedosos y agresivos» (124, pág. 111).
en el ambiente del hogar, asociada con estas características de los padres adopti-
vos, fuera demasiado pequeña en este grupo para arrojar correlaciones significativas. 9-7. Niños criados en instituciones.—El estudio de los niños criados en insti-
284 IX. Parecido familiar Niños criados en instituciones 285

tuciones está íntimamente ligado al análisis de las relaciones en la familia adoptiva. renda significativa en favor de los lactantes de hogares privados. Estos elementos
A pesar de la aparente uniformidad de su vida institucional, estos niños suelen pre- se referían a la conducta, que podía estar influida por la naturaleza y extensión
sentar diferencias individuales en inteligencia casi tan grandes como los que viven de los contactos del niño con su ambiente físico y social. Los elementos a los que
en sus propias casas. Además, en una investigación realizada en Inglaterra (64) se concernían los cambios maduracionales no mostraron ninguna diferencia entre los
encontraron correlaciones de 0,20 y 0,30 entre las puntuaciones de los tests de inte- grupos institucional y no institucional.
ligencia de los niños de orfanato y el estado ocupacional de sus propios padres. Goldfarb (42) comparó un grupo de niños criados desde la infancia en hogares
Ha de advertirse que estos niños fueron colocados por la institución en casas par- adoptivos con otro equivalente de niños que durante los tres primeros años de su
ticulares hasta la edad de seis años. Desde los seis a lo dieciséis vivieron en el vida se habían criado en una institución y después habían sido colocados en hogares
orfanato y asistieron a la misma escuela. Como los miembros del orfanato cono- adoptivos. Cuando se les examinó a la edad media de doce años, el grupo de niños
cían las ocupaciones de los padres, cabe preguntarse hasta qué punto el emplaza- que de forma continuada había vivido en un hogar tenía un CI medio, en el Wechsler,
miento selectivo, así como el trato en la institución, pueden haber hecho subir de de 95,4, mientras que el grupo que inicialmente vivió en la institución alcanzó un
un modo artificial las correlaciones de que se nos informa. También se observó que, CI medio de 72,4, diferencia que es significativa al nivel de confianza de 0,01.
entre los niños admitidos al orfanato antes de los tres años, las puntuaciones del También se hallaron diferencias significativas en favor del grupo criado en el hogar,
test de inteligencia mostraban una correlación menor con el nivel de ocupación del en cierto número de tests de aptitudes, rendimiento escolar y características emocio-
padre que en el caso de quienes permanecieron con sus padres hasta después de nales y sociales.
esta edad. En otro estudio británico (50) sobre muchachos de orfanato comprendi- Asimismo, existen pruebas considerables que demuestran que el retraso de los
dos entre los nueve y dieciséis años se advirtió análoga relación entre la inteligencia niños institucionales es especialmente grave en el desarrollo lingüístico (cf. 69). Los
del niño y la ocupación del padre. Pero la diferencia intelectual entre las clases de infantes criados en un ambiente de familia, incluso antes que aprendar a hablar,
ocupación, así como la extensión de las diferencias individuales dentro de cualquiera vocalizan más—y de forma más avanzada—que los criados en instituciones (9, 31).
de las clases, tendía a decrecer a medida que aumentaba el período de residencia En las edades preescolares los niños criados en sus propias casas aventajan a los de
en la institución. orfanato en extensión de vocabulario y variedad de temas de conversación (75). El
Una conclusión bastante bien establecida es la de que los niños de orfanato, grado y naturaleza del contacto con los adultos, así como el número y diversidad
en conjunto, tienen CI más bajos que los criados en sus propias casas o bien en de los demás estímulos que se proporcionan en el medio ambiente, cuentan indu-
casas particulares o de adopción (29, 40, 42, 66, 97, 125). Por sí misma, dicha con- dablemente entre las condiciones importantes para la adquisición del lenguaje. Y
clusión permite por lo menos dos explicaciones: primera, los factores selectivos este, a su vez, representa el instrumento principal en el progreso intelectual del mu-
pueden eliminar gradualmente a los niños más inteligentes del grupo del orfanato, chacho.
ya que tienen más probabilidades de ser elegidos por adopción; segunda, los Los datos sobre el desarrollo de la personalidad de los niños criados en insti-
ambientes institucionales, en general, pueden ser poco estimulantes para el desarrollo tuciones señalan un retraso en madurez social y en sus conexiones con los demás,
del muchacho. Desde luego, los orfanatos varían notablemente entre sí en cuanto al así como una adaptación emocional más pobre (6, 42, 90, 91). Algunos autores,
tipo de ambiente que procuran. Los problemas de hacinamiento, dirección, espacio, especialmente Ribble (84) y Spitz (105, 106), han informado de graves trastornos
equipo y otros producen, naturalmente, diferencias en la cuantía y tipo de estimu-
psiquiátricos entre los niños que durante su desarrollo establecieron contactos in-
lación que el niño recibe. La proporción de adultos empleados en los orfanatos y
adecuados con los adultos. El último describió un síndrome, al que denominó hos-
niños acogidos en ellos varía de 1:2 a 1:25 (cf. 125). Hasta cierto punto, estas dife-
pitalismo, caracterizado por la depresión y el retraimiento, gran retraso en el des-
rencias en los ambientes institucionales se reflejan en los CI de los niños. Probable-
mente, algunos de los resultados, aparentemente contradictorios, hallados por los arrollo de la conducta y aumento de la susceptibilidad para contraer enfermedades.
investigadores en los distintos orfanatos, pueden atribuirse a tales diferencias insti- Según Spitz, esta condición es más probable que se dé entre los infantes separados
tucionales. de sus madres hacia el final del primer año de su vida y criados en un ambiente
institucional relativamente poco estimulante. Puede aliviarse si se restaura el con-
En un estudio sobre lactantes comprendidos entre las edades de seis y doce
semanas, Gilliland (40) comparó la ejecución en el test de más de 300 de ellos tacto con la madre o con otro adulto que cumpla sus funciones (90, 105). Se han
procedentes de instituciones, con la de un número igual que vivía en sus propias criticado los datos de Spitz por el pequeño número de casos, las inadecuadas con-
casas. Los CI de los lactantes institucionales en el test Northwestern de inteligen- diciones de control y otras dificultades metodológicas (80). Las conclusiones espe-
cia infantil dieron un promedio significativamente más bajo que el de los que cíficas habrán de esperar una investigación adicional; p. ej., en un estudio de niños
vivían en casas particulares. De los 40 elementos del test, 18 mostraban una dife- libaneses de orfanato, el retraso advertido en los tests parecía surgir principalmente
286 IX. Parecido familiar Bibliografía 287

de la falta de oportunidades específicas para el aprendizaje 1. Sin embargo, las Su retraso intelectual, que es mayor en la esfera lingüística, parece también estar
conclusiones generales de Spitz coinciden con las de otros tipos de investigación asociado a la relativa autosuficiencia de los gemelos en cuanto unidad social y
en sugerir que en el desarrollo psicológico del niño es importante que exista una a la consiguiente reducción en los contactos con los adultos. Los estudios sobre
íntima y afectuosa relación con uno o más adultos (cf. 109). la duración del intervalo entre las fechas de nacimiento de los hermanos tienden
a corroborar esta interpretación. Las investigaciones de la interacción social de los
gemelos nos revelan la evidencia de la especialización de funciones, lo que a su vez
RESUMEN influye en la subsiguiente diferenciación de la pareja en cuanto a su desarrollo
psicológico. Los gemelos idénticos criados por separado desde su infancia presentan
A causa del ambiente familiar común, de la influencia mutua de los miembros diferencias en la ejecución del test de inteligencia, que, en general, coinciden con
de la familia, del persistente influjo del ambiente social, los parecidos familiares en las diferencias en sus ambientes.
rasgos psicológicos no pueden, por sí mismos, demostrar la contribución de la he- La investigación sobre los hijos adoptivos indica que, en conjunto, resultan
rencia. Los análisis de genealogías familiares indican que tanto los hechos sobresa- mejores de lo que podría anticiparse partiendo de su panorámica familiar. Existen
lientes como la debilidad mental tienden a darse en determinadas familias, pero algunas aportaciones que sugieren que los niños colocados en hogares adoptivos
su información es escasa o nula en cuanto a la contribución relativa de los factores superiores mejoran más que los que se crían en hogares menos favorables. Los datos
hereditarios y ambientales en el desarrollo intelectual. Es raro que los datos fami- son, sin embargo, difíciles de interpretar, debido a la colocación selectiva, a la
liares sobre rasgos psicológicos se presten a la aplicación de técnicas bien contro- restricción de la variabilidad de los ambientes de los hogares adoptivos, a la difi-
ladas, tales como los análisis genealógicos o los de frecuencia genética. cultad de medir los aspectos del ambiente hogareño más importantes para el desarro-
Las correlaciones entre las puntuaciones en los tests de inteligencia de padres llo del niño, a la insuficiente información relativa a los verdaderos padres de los
e hijos, así como entre hermanos, se agrupan alrededor de 0,50. En características niños adoptados y a otras limitaciones metodológicas. Los muchachos que viven
de personalidad las correlaciones son algo más bajas, especialmente en rasgos so- en instituciones tienden a ser intelectual y emocionalmente inferiores a los criados
ciales tales como la introversión y la dominancia. Las correlaciones marido-mujer en ambientes familiares; los desarrollos social y lingüístico son los más afectados.
tienden a seguir el mismo patrón. Los testimonios de que disponemos indican que Una de las razones más importantes para explicar esta diferencia se encuentra en
tales correlaciones maritales resultan en gran medida de un emparejamiento selec- la extensión y naturaleza de los contactos con adultos, producidos en los ambientes
tivo más bien que de las comunes experiencias y de la influencia mutua de los institucionales y familiares típicos.
cónyuges en el matrimonio.
Las correlaciones de las puntuaciones de los tests de inteligencia de los gemelos
univitelinos son generalmente de 0,90, mientras que las de los gemelos fraternos BIBLIOGRAFÍA
oscilan entre 0,60 y 0,70. En aptitudes especiales y rasgos de personalidad, las co-
rrelaciones de los gemelos suelen ser más bajas, aunque también revelan una mayor 1. ALLEN, G., y KALLMANN, F . J.: «Fre- chiatric investigation of a North-Swedish
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en muchos rasgos psicológicos la diferencia modal dentro de cada pareja puede 7, 15-20. genet. statist. Mea., 1953, 4, 1-100.
no ser mayor para los fraternos que para los idénticos, pero la frecuencia de gran- 2. BARNICOT, N . A.; HARRIS, H., yKALMUS, 8. BRACKEN, H . v . : «Mutual intimacy in
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Por otra parte, los factores prenatales y de nacimiento pueden producir diferencias 5. BLEWETT, D . B.: oAn experimental study Develpm., 1937, 8, 207-16.
dentro de cada pareja en uno y otro tipo de gemelos. Los gemelos están más ex- of the inheritance of intelligence». / . 11. BURKS, Barbara S.: «The relative influen-
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Métodos para determinar la variabilidad de rasgos 293

particulares, ¿acompañan siempre a un retraso intelectual de tipo general? La


presencia de ciertos tálenlos o defectos especiales en un área determinada puede
CAPITULO X sugerir que la capacidad en esa área es capaz de desarrollarse y variar indepen-
dientemente de la existente en otras.
Sabemos, p. ej., que hay niños con un CI muy alto que pueden puntuar muy
bajo en aptitudes musicales o en habilidad para el dibujo. Inversamente, grandes
ORGANIZACIÓN DE RASGOS: aptitudes en este último sentido pueden emparejarse con disposiciones académicas
TEORÍAS Y METODOLOGÍA mediocres. Los estudios de casos de prodigios aritméticos y calculadores relámpago
demuestran del mismo modo que una gran aptitud numérica puede darse en per-
sonas de inteligencia general media o incluso inferior (cf. 6; 8, págs. 11-65). Tam-
E N los capítulos anteriores se ha destacado la variabilidad indi- bién hacen al caso las investigaciones sobre la decadencia intelectual en la edad
vidual, o sea las diferencias de una a otra persona en cualquier rasgo dado. En provecta, que citamos en el capítulo VIII. Se recordará que la proporción del
este capítulo y en el siguiente nos ocuparemos principalmente de la variabilidad de descenso varía según las diversas funciones, dándose la mayor en los tests percep-
los rasgos o diferencias de un rasgo a otro en un mismo individuo. La investiga- tivos y la menor en los verbales. Del mismo modo, el empeoramiento psicótico
ción de estas variaciones intra-individuales en la ejecución del test y en otros se produce en ferma diferencial, y mientras unas funciones acusan un señalado
índices de la conducta tiene un significado teórico y práctico. Cuando se clasifica trastorno, otras permanecen prácticamente en el nivel pre-psicótico (cf. 5, Cap. XIII).
a un individuo basándose en una sola puntuación global, tal como el CI, queda Los ejemplos más espectaculares de desarrollo superior en una función, com-
todavía mucho por conocer acerca de sus aptitudes. Dos personas que alcancen binado con un estado general de deficiencia intelectual, se presentan entre los
la misma puntuación total pueden presentar perfiles de aptitud muy distintos cuan- llamados idiots savants. Esta expresión, que cabría traducir como «tonto-prodigio»,
do su ejecución se analiza a lo largo de líneas específicas. Al planear un programa se presta en cierto modo a confusión, puesto que el idiot-savant usual no es ni
educativo para un individuo o ayudarle a escoger una vocación, o al valorar sus particularmente sabio ni idiota. No suele ser tan deficiente como para clasificarlo
méritos para una tarea específica, es de la mayor importancia conocer sus puntos entre los tontos, pero a menudo se encuentra retrasado y con un nivel intelectual
flacos y fuertes, así como sus condiciones particulares para el éxito. de un niño de pocos años. En cuanto a prodigio, solo lo es en un campo muy
Del mismo modo, en los estudios comparativos de los dos sexos y de grupos limitado. En la dirección práctica de su propia vida, ordinariamente es un completo
raciales o culturales, el uso de puntuaciones globales puede oscurecer o distorsio- fracaso.
nar las diferencias en aptitudes separadas, así como suscitar la confusión por la Como todas las desviaciones extremas, los idiots savants son raros. Sin em-
tendencia común a suponer que un CI tiene el mismo significado, sea cual fuere bargo, a causa de sus notables cualidades atraen una gran atención y disponemos
el test en el que se haya obtenido. Algunos tests de inteligencia, p. ej., son casi por de un número bastante completo de detalles descriptivos. Tredgold y Soddy han
entero medidas de aptitud verbal; otros se refieren en mucho mayor grado a fun- resumido la mayoría de los casos primeramente advertidos (58). De casos más
ciones perceptivas y espaciales. Incluso los diferentes niveles del mismo test pueden recientes nos informan Rife y Snyder (43), que hicieron una investigación en 55 ins-
poner en juego diversas combinaciones de aptitudes, hecho que se hizo notar en la tituciones americanas para débiles mentales, y pudieron localizar 33 casos de tontos-
discusión de las diferencias debidas a la edad (Cap. VIII). prodigios. Entre ellos, 8 mostraban un talento especial para la música; 8, para las
matemáticas; 7, en el dibujo, y 10, en áreas diversas que incluían la mecánica,
10-1. Métodos para determinar la variabilidad de rasgos.—Si todas las aptitu- memoria y coordinación motriz. Unos pocos de ellos manifestaron conocimientos
des del individuo estuvieran más o menos en un mismo nivel, una sola puntuación muy estrechamente limitados y de dudosa significación psicológica. Por otra parte,
que las resumiera sería bastante adecuada. Pero si lo corriente es que se produz- algunos dieron testimonio de un rendimiento bien logrado en un área bastante
ca una variación apreciable en la posición del individuo según los diferentes rasgos, amplia. Tenemos también un ejemplo de talento numérico relativamente complejo,
una puntuación así es, en el mejor de los casos, grosera, y a veces puede inducir clara- aparecido al principio de la vida, en un joven de veintisiete años con una edad
mente a confusión. Por tanto, es esencial tener en cuenta el grado de variación en el mental de tres. Rife y Snyder escriben sobre este caso:
propio individuo y el modo en que las diferentes aptitudes se relacionan y orga-
Como un niño pequeño, solía escribir números en los azulejos del cuarto de baño
nizan. siempre que le caía un lápiz en las manos. No apiendió a hablar, e incluso ahora no sabe
Un método para el análisis de la variabilidad de los rasgos se basa en el cumplir órdenes tan simples como señalarse los ojos o las orejas. En la escuela, su adelan-
estudio de los casos individuales que presentan asimetrías extremas de talento. ¿Son to fue nulo, por lo que regresó a casa, y a los dieciséis años se le admitió en la institu-
ción. Su audición es normal... Aunque es incapaz de mantener una conversación o do
compatibles las deficiencias que se dan a lo largo de ciertas líneas con la superio- entender las peticiones orales, si se desea algo de él sólo podrá obtenerse siguiendo un
ridad intelectual en otras? Los talentos especiales que se presentan en campos
292
294 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Métodos para determinar la variabilidad de rasgos 295

procedimiento matemático con un lápiz. Habiendo escrito en un papel las cifras 2, 4, 8, tica igual es el de hacer al sujeto más uniforme en las distintas tareas practicadas.
en columna vertical, el paciente inmediatamente continuó la serie 16, 32, 64, etc. Cuando
se comenzó la serie 2, 4, 16, inmediatamente la continuó, pese a que el sexto número La edad tiene el efecto opuesto sobre la variabilidad de rasgos, y el individuo más
era 4 294 967 296. Entonces se escribió 9-3, intentando indicar la raíz cuadrada, y debajo viejo muestra más separación o especialización de aptitudes. No hay que suponer,
se escribieron varios números, tales como 625, 729 y 900. Inmediatamente escribió la desde luego, que la edad por sí misma origine tales cambios en la variabilidad de
raíz cuadrada correcta de cada uno. Hacía en seguida cualquier problema de multiplica-
ción de varios dígitos por otros varios, aunque la respuesta era siempre exclusivamente rasgos. Los grupos comparados en estas investigaciones diferían también en nivel
por escrito (43, págs. 553, 554). educativo y probablemente en otros aspectos. Es muy posible, p. ej., que la educa-
ción pueda aumentar la variabilidad de rasgos, aun cuando la práctica tienda a
En una monografía sobre idiots savants, Scheerer, Rothman y Goldstein (44) disminuirla. Es obvio que la educación no consiste en una práctica igual en todas
dieron a conocer su estudio intensivo, que abarcó cinco años, de un muchacho de las funciones intelectuales. No solamente varía la cuantía de la práctica en las
once años con un CI 50 en el Stanford-Binet, y que demostró aptitudes especiales diferentes áreas, sino que los cambios motivacionales y otras influencias que causan
en música, memoria repetitiva y cálculo numérico. Examinaron también varias una mayor complicación se introducen, probablemente, de modos distintos según
teorías que se habían propuesto para los tontos-prodigios. Algunas de estas expli- los diferentes individuos. De esta forma, los efectos de la educación sobre la varia-
caciones acentúan los factores motivacionales; otras destacan la influencia del bilidad de rasgos pueden ser completamente distintos de los que se obtienen en
adiestramiento y otras condiciones experimentales. Scheerer, Rothman y Goldstein los simples experimentos prácticos. En el capítulo siguiente consideraremos más
proponen su teoría de una disminuida capacidad para la abstracción, en combina- datos sobre la influencia de las diversas condiciones en la especialización de las
ción con un ejercicio anormal de la función menos empobrecida del sujeto. Desde aptitudes.
luego, es posible que en ello obre cierto número de factores causales diferentes y El estudio de los casos extremos de desarrollo asimétrico, así como la medida
que la combinación pueda variar en cada caso. Sin embargo, cualquiera que sea de la variación de rasgos intra-individual, sugiere que pueden asociarse talentos
la explicación, la ejecución de los tontos-prodigios es un ejemplo de la extensión en superiores en una dirección con aptitudes inferiores en otros aspectos. De esto,
que ciertas funciones intelectuales pueden desarrollarse independientemente de otras. sin embargo, no ha de concluirse que la compensación actúe como regla. Una
Un segundo método para estudiar la variabilidad de los rasgos consiste en la situación superior en un rasgo no implica una inferioridad en otro. Hemos citado
medida de la variabilidad intra-individual en grandes muestras representativas de solamente ejemplos en los que aquellos individuos con cierta situación superior
sujetos normales. Con este fin, cada individuo responde a un gran número de tests, en determinado rasgo A se nos muestran como inferiores en un segundo rasgo B;
y todas las puntuaciones se expresan en unidades comparables, tales como las pun- podríamos, con igual facilidad, hallar casos en los que el individuo es superior
tuaciones típicas. Entonces es posible calcular la variabilidad de cada individuo tanto en A como en B, o superior en A y del promedio en B. De hecho, esto es
alrededor de su propia media, en función de la desviación típica (DT) o de alguna lo que queremos indicar por una correlación baja o cero. Si varias aptitudes son
otra medida de variabilidad. Siempre que se ha aplicado este procedimiento se específicas y mutuamente independientes, de manera que la situación del individuo
ha encontrado una alta variabilidad intra-individual, siendo el promedio de la en una no revele nada sobre su relativa situación en otra, podemos esperar que la
desviación típica intra-individual del 75 al 80 % de la desviación típica de las correlación entre tales aptitudes sea cero o muy baja.
diferencias individuales en rasgos considerados aisladamente. Se han obtenido La correlación, pues, nos ofrece otro camino para el análisis de la variabilidad
tales resultados con grupos de niños escolares, estudiantes de bachillerato y artes y de los rasgos. Debe advertirse que estos son literalmente métodos o modos alter-
oficios, y adultos (31, 39). nativos de expresar los mismos hechos. Así, las asimetrías de aptitud anteriormente
La cuantía misma de la variabilidad intra-individual difiere ampliamente de citadas solo son casos extremos de variabilidad de rasgos. Similarmente, las me-
persona a persona. En un estudio, la DT intra-individual se extendía desde 4,30 didas de esta variabilidad dependen de las intercorrelaciones entre los rasgos que
hasta 9,09 (31). Existen algunos testimonios que sugieren que los individuos más se consideren, y un tipo de medida puede derivarse del otro (cf. 23, 40). El pro-
torpes presentan una mayor variabilidad intra-individual o especialización de apti- medio en variabilidad de rasgos de un grupo de individuos en una serie de tests
tudes que los sujetos más inteligentes de la misma edad cronológica (39, 57). Sin puede hallarse mediante la fórmula siguiente:
embargo, una comparación entre inteligentes y normales, equiparados en edad men-
tal, no reveló diferencias consistentes en variabilidad de rasgos entre los dos gru-
pos (17).
Dos variables adicionales.cuya relación con la variabilidad de los rasgos se ha V es la varianza media (DT2) dentro de los individuos;
estudiado son la práctica y la edad. Preston (41), en un análisis a priori de los datos n es el número de tests, y
recogidos por varios investigadores, demostró que la variabilidad de los rasgos 2r es la suma de todas las intercorrelaciones entre los tests, anotándose dos veces
tiende a decrecer con la práctica y a aumentar con la edad. El efecto de una prác- cada correlación (p. ej., r u y ra).
296 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Teorías sobre la organización de rasgos 297

Por medio de esta fórmula puede fácilmente demostrarse que si todos los tests último, es también evidente un marco cultural de referencia, aunque no siempre
estuvieran perfectamente correlacionados entre sí, la variabilidad de los rasgos sería esté manifiesto, en la mayoría de las clasificaciones de rasgos. Aquellos aspectos de la
cero (40). Por otra parte, si todas las intercorrelaciones entre los tests fueran cero, conducta que se consideran dentro de una cultura particular o situación ambiental
el promedio de la variabilidad intra-individual sería casi tan alto como la variabi- son los que generalmente se identifican y describen como rasgos. Incluso los nom-
lidad que se encuentra entre los individuos, y se aproximaría a la última a medida bres de los rasgos tienen en nuestro lenguaje un origen cultural, y a su vez influyen
que aumentara el número de tests. De este modo, un examen de los coeficientes en nuestra definición y selección de los mismos (3).
de correlación puede darnos el mismo tipo de información obtenido por la me- Las teorías sobre la organización de los rasgos son muy antiguas. Siempre que
dida de la variabilidad de los rasgos. La técnica correlacional puede, del mismo los filósofos- han discutido la naturaleza de la inteligencia han propuesto teorías
modo, investigar las asimetrías de perfil. ¿Entre qué áreas de capacidad es proba- relativas a las unidades en que se subdividía. Pero solo desde la aplicación de los tests
ble que se presenten tales asimetrías? ¿Tienden ciertas funciones a variar juntas psicológicos y métodos cuantitativos ha sido posible medir las variadas manifes-
dentro del individuo, de forma que una desviación en una esté acompañada de una taciones de la conducta del individuo. Las teorías más recientes se han desarrollado
desviación similar en la otra? Estos son los tipos de preguntas que los coeficientes como interpretaciones de testimonios específicos, lo que les procura un fundamento
de correlación contestan. Ciertas funciones se han reconocido como aptitudes espe- más empírico.
ciales, designación que lleva consigo el presupuesto tácito de correlaciones bajas o Teoría de los dos factores.—El problema de la organización de los rasgos se esta-
cero con otras funciones. Entre las más familiares se encuentran las aptitudes musi- bleció por primera vez sobre bases empíricas con la publicación, en 1904, de un
cales, artísticas y mecánicas. Como se recordará, coinciden con algunas de las artículo de Spearman (45), en el que presentaba una teoría y un método de investi-
áreas sobre las que se dan marcadas asimetrías de talento. Con el uso continuado gación nuevos. Se basaba el último en ciertas relaciones entre las intercorrelaciones
de los tests de inteligencia se ha ido gradualmente reconociendo que podían sepa- de las puntuaciones de tests. El análisis se estableció después sobre bases más siste-
rarse efectivamente las puntuaciones lingüísticas (o verbales) de las cuantitativas máticas con el desarrollo de la ecuación tetrádica, así llamada porque reúne tests
(o numéricas), y ha llegado a ser práctica común registrarlas y valorarlas indepen- en series de cuatro (cf. 46). Sin embargo, incluso esta técnica resulta ineficaz y de
dientemente en muchos tests de inteligencia. Empezamos así a percibir débiles des- difícil manejo cuando el número de tests es grande. Es también limitada en el tipo
tellos del tipo de distinción de rasgos que ha surgido de las ,más refinadas inves- de información que puede darnos sobre la organización de las aptitudes, razones
tigaciones estadísticas que utilizan las técnicas de análisis factorial. Estas técnicas, por las cuales se está viendo reemplazada por los métodos más flexibles y eficientes
que consideraremos en una sección posterior, representan elaboraciones adicionales del análisis factorial, que discutiremos en la siguiente sección. El desarrollo por
del método de la correlación. Spearman de la ecuación tetrádica abrió, sin embargo, el camino a la investigación
estadística de las relaciones entre los rasgos, e hizo posible una buena parte de la
10-2. Teorías sobre la organización de rasgos.—Uno de los principales resul- investigación en este campo.
tados de los estudios correlaciónales de las puntuaciones de tests ha sido la formu- Spearman formuló su teoría de los dos factores de la organización mental basán-
lación de teorías concernientes a la organización de los rasgos sicológicos. En dose en sus análisis de las intercorrelaciones de los tests (46). De acuerdo con esta
los términos más sencillos, se puede considerar que un rasgo es una categoría para teoría, todas las actividades intelectuales tienen en común un solo factor general
la descripción ordenada de la conducta de los individuos (cf. 4). Los rasgos hacen o g. Cada actividad tiene, por su parte, factores específicos o s. Se considera que
referencia a las interrelaciones de la conducta; p. ej., si las personas tienen una estos últimos son muy numerosos y estrictamente específicos para cada actividad
ejecución igualmente buena (o igualmente mala) en todas las clases de tests ver- del individuo. Por definición, no hay dos actividades que compartan factores espe-
bales, como los de vocabulario, analogías y completación de frases, es obvio que cíficos. Spearman sostenía que dicha teoría estaba de acuerdo con los resultados
podríamos sustituir todos los tests por una sola puntuación verbal. Si, además, la de la correlación. De este modo, la presencia de diferentes factores específicos en
ejecución en estos tests verbales indica poca o ninguna relación con las puntua- cada actividad explicaría la ausencia de correlaciones perfectas de + 1,00; no hay
ciones en tests numéricos, espaciales o de otros tipos, entonces cabe hablar de un dos actividades, pues, por mucho que dependan del factor g, que estén enteramente
rasgo verbal que representa una categoría o dimensión distinta, en función de la libres de los factores específicos. El hecho, por otra parte, de que la mayoría de las
cual puede describirse la ejecución del individuo. aptitudes estén positivamente correlacionadas se atribuye a la ubicuidad de g. Las
De este modo pueden identificarse los rasgos midiendo variadas manifestaciones diferentes proporciones de g y s en cada actividad darían lugar a un ancho campo
de la conducta del individuo, tales como su ejecución en muchas clases de tests de correlaciones positivas, todas superiores a cero y menores de 1,00.
diferentes. Como norma, los rasgos se refieren también a características relativa- De la teoría de los dos factores se desprende que el objetivo de los tests psico-
mente constantes, que tienen cierto valor predictivo. Además, abarcan aquellas ca- lógicos consiste en medir la cuantía de g en cada individuo. Si este factor se encuen-
racterísticas en las que los individuos difieren apreciablemente unos de otros. Por tra en todas las aptitudes, nos suministra la única base para la predicción de la
298 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Teorías sobre la organización de rasgos 299

ejecución del sujeto al pasar de una situación a otra. Sería fútil medir los factores presentado solamente en uno de los tests en la batería pequeña original, pero ahora,
específicos, ya que cada uno opera sólo en una actividad. Por ello, Spearman pro- en la batería mayor, pueden compartirlo varios. Este factor, identificado como espe-
puso sustituir la heterogénea colección de elementos en las escalas de inteligencia cífico en la batería original, se convertirá en factor de grupo en la batería más
por un solo test altamente saturado de g. Sugirió que los tests de relaciones abstrac- amplia. Probablemente es más realista hablar de factores de grupo de extensión
tas, tales como los de analogías, son probablemente la mejor medida singular del «. variable que de factores generales, de grupo y específicos, claramente diferenciados.
y podrían, por tanto, emplearse con este fin. Un ejemplo corriente de test cons- Teorías multimodales o de los factores múltiples.—En la actualidad, la opinión
truido para medir el factor g es el de matrices progresivas, de Raven (42). Con que prevalece en América, en cuanto a la organización de los rasgos, reconoce un
relación a la naturaleza del g, Spearman sólo nos ofreció hipótesis empíricas. Pro- número moderadamente amplio de factores de grupo, que pueden entrar, con satura-
puso que el g debe considerarse como la energía mental general del individuo, y los ciones distintas, en los diferentes tests; p. ej., el factor verbal puede entrar con satura-
factores s, como los mecanismos a través de los cuales opera, o los específicos ción muy alta en un test de vocabulario, menor en un test de analogías y muy
patrones neuronales comprendidos en cada actividad. Esta interpretación del g y pequeña en un test de razonamiento aritmético. Se ha designado de modo vario
de los s no es, sin embargo, parte integrante de la teoría de los dos factores. Cabe a tales teorías, como de factores múltiples o de los factores de grupo ponderados.
advertir que el g de Spearman suministra también una base para la noción popular La publicación en 1928 de la obra de Kelley Crossroads in the Mind of Man
de la inteligencia general. «Puntos cruciales de la mente humana» (32) facilitó el camino a un gran número
Incluso desde el principio, Spearman se dio cuenta de que la teoría de los dos de estudios en la búsqueda de factores de grupo particulares. Después de un aná-
factores necesitaba de alguna modificación. Cuando las actividades que se com- lisis crítico de los datos y metodología de Spearman, Kelley adujo que el factor
paran son muy semejantes, puede resultar cierto grado de correlación sobre y por general es de importancia relativamente pequeña, y en general puede atribuirse
encima del atribuible al factor g. Así, pues, aparte del factor general y de los especí- a la heterogeneidad l de los sujetos y a la común naturaleza verbal de los tests
ficos, tiene que existir otra clase intermedia de factores, no tan universales como g empleados. Si una vez borradas estas influencias, permaneciera todavía un factor
ni tan estrictamente específicos como los s. Los factores de este tipo, comunes a un general, Kelley sostenía que probablemente sería pequeño e insignificante. Atribuía
grupo de actividades, pero no a todas, han sido designados como factores de grupo. las principales relaciones entre los tests a un número relativamente pequeño de
En la primera formulación de su teoría, Spearman admitió la posibilidad de un amplios factores de grupo. Entre estos, los principales eran la manipulación de las
pequeño y despreciable grupo de factores. Después de las investigaciones realizadas relaciones espaciales, la facilidad en el manejo de números, en el material verbal,
por algunos de sus discípulos, incluyó grupos de factores mucho más amplios, tales la memoria y la rapidez mental. La lista ha sido modificada y ampliada por inves-
como las aptitudes mecánicas, aritméticas y lingüísticas. tigadores más modernos, empleando los más recientes métodos del análisis facto-
Finalmente, fundándose en una serie de estudios, se sugirió la posibilidad de rial, que consideraremos en la sección siguiente.
factores generales adicionales. Incluyen estos el p (perseverancia), o (oscilación) y Thurstone fue uno de los primeros representantes de la teoría de factores múl-
v (voluntad), extendiendo este último la teoría al campo de los rasgos de perso- tiples. Sobre la base de una extensa investigación realizada por él mismo y por
nalidad. Spearman sugirió también (46) que en tanto g representa la cantidad total sus discípulos, Thurstone propuso alrededor de una docena de factores de grupo,
de energía mental a disposición del sujeto, p puede denotar la inercia de tal energía que designó como aptitudes mentales primarias. Se dan a continuación los que se
mental, y o, la inconstancia de su suministro. De este modo, todos los factores han visto corroborados con más frecuencia en la obra de Thurstone y en la de otros
generales propuestos podían ser diferentes manifestaciones del mismo factor g. investigadores independientes (19, 26, 52, 56):
En los últimos escritos de Spearman y sus seguidores se reconoce claramente la
presencia de las tres clases de factores: general, de grupo y específicos. El princi- V, comprensión verbal: el factor principal en tests tales como los de lectura, ana-
pal rasgo distintivo de la última forma de la teoría de los dos factores parece ser, logías, frases desordenadas, razonamiento verbal y equiparación de prover-
pues, su relativa insistencia en considerar el factor g como de mayor influencia bios. La manera más adecuada de medirlo es mediante tests de vocabulario.
que los factores de grupo en la producción de la correlación. Ha de advertirse W, fluencia verbal: se encuentra en tests tales como los de anagramas, rimado,
también que, probablemente, la distinción entre los factores general, de grupo y nombramiento de palabras en una categoría dada (p. ej., nombres de niños
específicos, no es tan fundamental como al principio pudiera parecer. Así, p. ej., si o palabras que tengan la misma letra inicial).
el número o la variedad de los tests en una batería es pequeño, un solo factor N, numérico: se identifica con la precisión y rapidez de los cálculos aritméticos sen-
general puede explicarnos todas las correlaciones entre ellos. Pero cuando los mismos cillos.
tests se incluyen en una batería mayor, con una colección de tests más heterogénea, S, espacial: es posible que este factor represente dos distintos: uno abarcaría la per-
el factor general original puede aparecer sólo como un factor de grupo, común a 1
algunos, pero no a todos los tests. Del mismo modo, cierto factor puede haberse En la sección siguiente se discutirá la influencia de la heterogeneidad sobre los coeficientes
de correlación.
300 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Teorías sobre la organización de rasgos 301

cepción de las relaciones espaciales fijas o geométricas, y el otro, la visualiza- una, todos los factores intelectuales, y la otra, los no intelectuales x. Un objetivo
don manipulatoria, en la que han de poder verse las distintas posiciones o explícito de ambas inspecciones era la identificación transversal y la combinación
de los factores aislados por distintos investigadores que habían empleado proce-
transformaciones.
dimientos suficientemente comparables para hacer posible tal tratamiento. La lista
M, memoria asociativa: se halla principalmente en tests que exigen memoria repeti-
final incluía 59 factores basados en tests de aptitud y de rendimiento, y 49 deri-
tiva para parejas de asociados. Los testimonios aportados son contrarios a la vados de medidas de personalidad. En su interpretación de los datos aportados,
presencia de un factor más amplio en todos los tesis de memoria. Algunos French argumenta que estos factores, aunque varían en poder de comprensión
investigadores han sugerido otros factores de memoria restringidos, tales como y frecuentemente se superponen, deben considerarse distintos. Ninguno de ellos,
el de la memoria auditiva o visual. a su juicio, representa meramente una subdivisión de un factor más amplio, sino
P, rapidez de percepción: la captación rápida y precisa de los detalles visuales, se- que cada uno agrega algo nuevo a la descripción total del individuo. Esta inter-
mejanzas y diferencias. Este factor puede ser el mismo que el factor de rapidez, pretación se encuentra en agudo contraste con la teoría jerárquica, que muy pronto
identificado por investigadores anteriores y descrito como «la rapidez en el discutiremos.
manejo de material muy fácil». Puede, además, restringirse al material que se Está claro, por consiguiente, que incluso después de estos esfuerzos de simpli-
presenta visualmente. ficación y coordinación, el número de factores es todavía grande. Algunos psicó-
/ (o R), inducción (o razonamiento general): la identificación de este factor es, logos, sin embargo, no encuentran nada desconcertante en estos resultados (p. ej., 26).
probablemente, menos clara. Thurstone propuso originariamente un factor induc- La conducta humana es compleja y variada, y quizá no sea una postura realista
tivo y otro deductivo. El último se medía mejor por tests de razonamiento silo- la de esperar que media docena o una de factores nos procuren una adecuada
gístico, y el primero, por tests que requirieran que el sujeto encontrara una
regla, como un test de completación de series de números. Las pruebas del g
factor deductivo eran, sin embargo, mucho más empíricas que las del inductivo. factores de grupo mayores \ ' 1
Además, otros investigadores sugirieron un factor general del razonamiento, del v:ed k:m
que son ejemplos tests tales como los de razonamiento aritmético. factores de grupo menores \ | I I | | I ~"|
Las décadas de los años 1940 y 1950 fueron testigos de una rápida prolifera-
ción de factores de grupo. En la lista anterior de las aptitudes primarias de Thur-
stone se hacía ya referencia a la identificación de más de un factor para el espacio
— ' IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIHI
y de varios factores para la memoria. Los análisis intensivos posteriores han aislado
FIG. 10-1.—Diagrama ilustrativo de la teoría jerárquica de las aptitudes humanas.
cierto número de factores distintos en las áreas de la percepción (54), el razona- (De Vernon, 62, pág. 22.)
miento (2, 7, 15, 26, 36) y las aptitudes verbales (12, 26, 34, 49). Parece, p. ej., que
al factor original de fluencia verbal ha de añadirse el de la facilidad para la aso- descripción de ella. Desde luego, con fines específicos, podemos escoger los facto-
ciación, la ideación y la expresión (26). Guilford (26), en una inspección reciente res apropiados, en relación con la naturaleza y la amplitud; p. ej., si se procede
de la investigación factorial sobre las aptitudes, describe unos cuarenta factores a una selección de aspirantes para un trabajo mecánico difícil y altamente especia-
intelectuales y señala huecos en su esquema, donde pueden identificarse otros fac- lizado, es probable que se desee medir los factores espaciales y perceptivos, bastante
tores semejantes. limitados, que más se ajusten a las exigencias del trabajo. Por otra parte, para
La multiplicación de estudios sobre los factores, cada uno con su buen con- seleccionar estudiantes universitarios, unos pocos factores amplios, tales como los
junto de factores nuevos, nos presenta un cuadro muy confuso. Es a menudo difícil de comprensión verbal, facilidad numérica y razonamiento general, serían los más
ver cómo pueden llegar a encajar los resultados de varios tests. Cuando los dife- importantes. En el capítulo próximo daremos ejemplos de las formas en que se
rentes proyectos de investigación varían en el tipo de sujetos, naturaleza de los han utilizado los resultados factoriales en el desarrollo de los tests.
tests y metodología estadística, la identificación transversal de factores de un estudio Teorías jerárquicas.—Algunos psicólogos británicos, principalmente Burt (11)¿
a otro se convierte casi en imposible. ¿Son realmente idénticos dos factores a los Vernon (62) y Eysenck (18), han propuesto un esquema alternativo para la orga-
que diferentes investigadores dan el mismo nombre o nombres muy semejantes? 1
En un esfuerzo posterior por sistematizar tanto el procedimiento como las interpretacio-
¿Pueden realmente distinguirse todos los factores que llevan distintos nombres? nes de la investigación factorial, el Servicio de Aplicación de Tests Educativos, con la ayuda
¿Representan algunos factores subdivisiones de rasgos más amplios? de expertos en el análisis factorial, preparó tres tests para cada uno de los 16 factores de ap-
En un esfuerzo por responder a tales preguntas, y por introducir un poco de titud relativamente bien establecidos (21). Estos 48 tests, la mayoría de los cuales se adaptó
de estudios factoriales previamente publicados, están disponibles para su inclusión en nuevos
orden en la situación, Frenen (19, 20) preparó dos inspecciones que abarcaban: estudios de factores como modelos de variables de referencia.
A^ASTASI.—11
302 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Teorías sobre la organización de rasgos 303

nización de los factores. En la figura 10-1 reproducimos un diagrama que ilustra persistencia, rigidez, subjetividad, timidez e irritabilidad, según se indica en la
la aplicación que Vernon hace de este sistema a las características intelectuales. figura 10-2. El nivel inferior siguiente está constituido por lo que Eysenck llama
En la cima de la jerarquía, Vernon coloca el factor g de Spearman. En el nivel de respuesta habitual. En este coloca las respuestas que tienden a darse en circuns-
siguiente se hallan dos amplios factores de grupo que corresponden a las aptitudes tancias análogas, como cuando se repite el mismo test. El coeficiente usual de
verbal-educativas (v:ed) y a las mecánico-prácticas (k:m), respectivamente. Estos fiabilidad expresa la clase de consistencia de la conducta que se mide en este
importantes factores pueden dividirse a su vez; p. ej., el factor verbal-educativo nivel. El nivel cuarto y más bajo es el de las respuestas específicas. Debemos aña-
da lugar a subfactores verbales y numéricos. Del mismo modo, el factor mecánico- dir que los rasgos identificados por Eysenck se basan en escasos datos y deben
práctico se divide en subfactores de información mecánica, espacial y manual. considerarse como de tanteo hasta que otras investigaciones los confirmen.
Aún es posible identificar subfactores más limitados mediante un análisis ulterior; Los factores como unidades operativas.—La extrañeza que pueda producirnos
p ej., de las tareas verbales. En el nivel más bajo de la jerarquía se encuentran el hecho de que investigadores diferentes lleguen a construir esquemas disímiles
los factores específicos. La estructura jerárquica se parece a un árbol genealógico, en cuanto a la organización de rasgos, se aminora cuando nos damos cuenta de
con el factor g en la cúspide, los factores s en la base y factores de grupo progre- que los rasgos identificados por medio del análisis factorial son simplemente la
sivamente limitados entre ambos. expresión de la correlación entre las medidas de la conducta. No son entidades
El método británico contemporáneo de organización de las aptitudes difiere en subyacentes o factores causales, sino categorías descriptivas. A partir de aquí po-
dos aspectos principales del que es típico de los psicólogos americanos. En primer demos concebir que puedan aplicarse distintos principios de clasificación a los
lugar, el esquema británico es esencialmente de nivel múltiple o jerárquico, mien- mismos datos.
El concepto de factores como categorías descriptivas está explícito en los escri-
/n'vei ¿ntroversión tos de Thomson (50, 51), Burt (9, 10) y Vernon (62), en Inglaterra, y en los de
de tipo Tryon (59), en América. Tryon ha insistido en la vasta multiplicidad de los compo-
nentes de la conducta, o determinantes, y sostiene que la correlación entre las
funciones psicológicas procede de la superposición entre dichos determinantes ele-
mentales. Como fuentes adicionales de correlación cita las posibles apreciaciones
/7¿i/e¿
de rasgo entre campos ambientales o entre bloques de genes. Sería ejemplo del primero el
hecho de que el individuo que se encuentra en un medio cultural inferior pueda
estar falto de muchas oportunidades ambientales para desarrollar ambos conoci-
mientos, los lingüísticos y los de cálculo. Los lazos culturales tenderían, de este
/¡ivet
de respuesta ^[ modo, a producir una correlación entre las dos áreas. Las correlaciones entre los
habitual bloques de genes independientes podrían darse a través del emparejamiento selec-
tivo. Como los individuos tienden a casarse dentro de su propio nivel general
nivel . socioeconómico y educativo, es probable que personas que son superiores en aspec-
de respuesta tos completamente distintos se unan entre sí. Así, su descendencia tenderá a re-
específica ^ J «*?J
«*<*• «* <*.
cibir genes para un desarrollo superior en cierto número de características que
inicialmente no estaban relacionadas. El mismo tipo de selección se dará en la
Fio 10-2—Diagrama ilustrativo de la teoría jerárquica de los rasgos de personalidad.
(De Eysenck, 18, pág. 13.) unión de personas con distintas características de inferioridad. Tryon considera los
factores identificados a través de los estudios correlaciónales como unidades ope-
tras que los analistas de factores americanos tienden a colocar todos los factores rativas entre los componentes psicológicos elementales, más bien que como entida-
de grupo—sin tener en cuenta su amplitud—en un mismo nivel. En segundo lugar, des subyacentes.
los psicólogos británicos conceden la máxima importancia al factor g, mientras que Esta concepción es, en esencia, análoga a la representada por la Sampling Theory
los americanos concentran su atención en los factores de grupo y consideran a g de la organización de rasgos, de Thomson (50, 51). Según esta teoría muestral, la con-
como secundario. ducta depende de un número muy grande de elementos independientes, que teórica-
Eysenck (18) ha extendido la disposición jerárquica a la descripción de los ras- mente podrían corresponder a los genes, elementos neuronales, lazos de estímulo-
gos de personalidad. En la cima de esta jerarquía, que denomina nivel típico, coloca respuesta, experiencias específicas o condiciones ambientales. Thomson sostenía que
tres amplios factores: introversión, neurosis y psicosis. Viene después el llamado cualquier actividad del individuo depende de una muestra particular o combinación
nivel de rasgo; la introversión, p. ej., puede subdividirse en rasgos tales como de estos elementos. La correlación resulta de la superposición de las diferentes mués-
304 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Análisis factorial 305

tras de elementos. De este modo pueden producirse distintos tipos de factores, que ling (30), Burt (9), Holzinger (29), Tryon (60, 61), Thurstone (55), Guttman (27),
variarán desde los específicos, pasando por los factores de grupo de extensión Wrigley (64) y otros han desarrollado distintos métodos para analizar un conjunto
variable, hasta llegar a un factor general muy amplio. Aunque Thomson origi- de variables en factores o dimensiones comunes. Aunque diferían en sus postu-
nalmente supuso que el muestreo de los elementos para las diversas funciones era lados iniciales, en su mayor parte estos métodos arrojan resultados no muy distin-
completamente aleatorio, declaró después que los elementos se organizaban en sub- tos. Las técnicas más ampliamente usadas son las formuladas por Thurstone (55).
estructuras de la mente bastante fijas. Estas subestructuras en que se organizan y dis- El lector que desee introducciones breves y relativamente sencillas a tales técnicas
ponen los elementos explicarían las correlaciones dentro de cada área, tales como puede hallarlas en Guilford (25, Cap. XVI) y en Adcock (1). En Fruchter se des-
la numérica, verbal o espacial. arrolla un tratado más detallado de la metodología del análisis factorial (22). Para
Cabría añadir que otros analistas de factores han expresado en ocasiones su un nivel más avanzado, la fuente típica es el Multipie-Factor Analysis de Thur-
stone (55).
acuerdo en lo esencial con esta interpretación. Thurstone, p. ej. (53), sugirió
que no hay que considerar los factores como entidades psicológicas últimas, TABLA 10-1
sino más bien como unidades funcionales o agregados de componentes más
elementales. Un concepto tal de las unidades funcionales parece que se asemeja Matriz factorial basada en las intercorrelaciones entre las puntuaciones obtenidas
mucho al de las unidades operativas de Tryon y al de las subestructuras de elementos por 437 niños escolares en 21 «tests»
de Thomson. Sin embargo, la discusión de los factores en otras publicaciones de
(De Thurstone y Thurstone, 56, pág. 91)
Thurstone y el continuado uso que hace de la denominación aptitudes mentales pri-
marias han tendido a fomentar la impresión de que los factores son entidades sub- Pesos factoriales
yacentes. Tests ———
p N w V s M R Residual *
10-3. Análisis factorial. La matriz de factores.—El principal objeto del análi-
sis factorial es el de simplificar la descripción de los datos, reduciendo el número 1. Números idénticos 0,42 0,40 0,05 — 0,02 — 0,07 — 0,06 — 0,06 0,08
de las variables necesarias o dimensiones. Supóngase que hemos aplicado veinte 2. Caras 0,45 0,17 — 0,06 0,04 0,20 0,05 0,02 — 0,12
tests a cada una de las cien personas de un grupo. La ejecución de cada individuo 3. Lectura en espejo 0,36 0,09 0,19 — 0,02 0,05 — 0,01 0,09 0,12
queda, por tanto, descrita según veinte dimensiones, que corresponden a las puntua- 4. Nombres de pila — 0,02 0,09 0,02 0,00 — 0,05 0,53 0,10 0,02
5. Reconocimiento de fi-
ciones de cada uno de los veinte tests. Si mediante un análisis de factores corro- guras 0,20 — 0,10 0,02 — 0,02 0,10 0,31 0,07 — 0,17
boramos que solo cinco son suficientes para explicar toda la varianza común que 6. Palabra-número 0,02 0,13 — 0,03 0,00 0,01 0,58 — 0,04 0,04
abarcaban los veinte tests, será posible sustituir por estas cinco nuevas dimensiones 7. Frases 0,00 0,01 — 0,03 0,66 — 0,08 — 0,05 0,13 0,07
8. Vocabulario — 0,01 0,02 0,05 0,66 — 0,04 0,02 0,02 0,05
las veinte originales para describir a cada individuo. En tal caso, cabría construir 9. Completación — 0,01 0,00 — 0,01 0,67 0,15 0,00 — 0,01 - 0 , 1 1
tests que midieran cada una de estas dimensiones. La práctica más corriente es la de 10. Primeras letras 0,12 — 0,03 0,63 0,03 — 0,02 0,00 — 0,00 — 0,08
escoger entre los tests originales aquellos que proporcionan las mejores medidas 11. Palabras de cuatro le-
tras — 0,02 — 0,05 0,61 — 0,01 0,08 — 0,01 0,04 — 0,05
de cada uno de los factores finales. En cualquier caso, el número de puntuaciones 12. Sufijos 0,04 0,03 0,45 0,18 — 0,03 0,03 — 0,08 0,10
necesarias, requeridas para cubrir el dominio de la conducta estudiado por la 13. Banderas — 0,04 0,05 0,03 — 0,01 0,68 0,00 0,01 — 0,07
batería de /es/5 original, se habrá reducido, en el proceso, de veinte a cinco. 14. Figuras 0,02 --0,06 0,01 — 0,02 0,76 — 0,02 — 0,02 0,07
15. Cartas 0,07 — 0,03 — 0,03 0,03 0,72 0,02 — 0,03 0,13
Todas las técnicas del análisis factorial empiezan con una tabla completa de 16. Adición 0,01 0,64 — 0,02 0,01 0,05 0,01 — 0,02 — 0,03
intercorrelaciones entre un conjunto de tests, tabla conocida como matriz de corre- 17. Multiplicación 0,01 0,67 0,01 — 0,03 — 0,05 0,02 0,02 0,01
18. Tres más — 0,05 0,38 — 0,01 0,06 0,20 — 0,05 0,16 — 0,12
lación. Todo análisis factorial termina con una matriz de factores; es decir, con 19. Serie de letras — 0,03 0,03 0,03 0,02 0,00 0,02 0,53 0,02
una tabla que indica el valor o peso que cada uno de los factores tiene en cada 20. Genealogías 0,02 — 0,05 — 0,03 0.22 — 0,03 0,05 0,44 — 0,02
test. En la tabla 10-1 se representa una matriz de factores, deducida en uno de los 21. Agrupación de letras 0,06 0,06 0,13 — 0,04 0,01 — 0,06 0,42 0,06
estudios de Thurstone sobre las intercorrelaciones de 21 tests aplicados a 437 esco-
* Un factor residual es aquel que no tiene un peso lo suficientemente alto en ninguna variable para
lares de los grados séptimo y octavo (56). Los siete factores anotados en la parte permitir su identificación psicológica, incluso sobre una bate de ensayo. Usuadmente, en el curso de un
análisis se extraen uno o dos de tales factores residuales, pero no se intenta interpretarlos.
superior de la tabla corresponden a las aptitudes mentales primarias de Thurstone,
que hemos descrito en la sección 10-2 y están indicadas por las mismas letras. Sin embargo, la comprensión de los resultados del análisis factorial no tiene
Está claramente más allá del alcance de este libro el estudio de las bases mate- por qué limitarse a los que han dominado su especializada metodología. Incluso
máticas o los procedimientos de cálculo del análisis factorial. Kelley (33), Hotel- sin conocer cómo se calculan los valores de los factores, el estudiante podrá obser-
Análisis factorial 307
306 X. Organización de rasgos: teorías y metodología
p. ej., para proyectar el test 1 (números idénticos) efectuamos un desplazamiento
var la forma de utilizar la matriz factorial en la interpretación y designación de los de 0,40 a lo largo del eje N, y después bajamos una distancia de 0,02 a lo largo del
mismos. Este paso requiere más intuición psicológica que formación estadística. eje V, localizando el punto «1». De igual manera se han proyectado los pesos de los
Para conocer la naturaleza de un factor particular basta con examinar los tests factores N y V en cada uno de los otros tests.
que presenten mayores pesos en este factor y tratar de descubrir los procesos psico- Se advertirá que los tests 1, 16, 17 y 18 tienen pesos altos en el eje N, mientras
lógicos que tienen en común. Cuanto más tests haya con pesos altos en un factor que los tests 7, 8 y 9 los tienen en el eje V. El resto de los tests se agrupan alre-
dado, más claramente podremos definir la naturaleza de este factor. dedor del punto cero y tienen valores despreciables en ambos ejes. Los pesos altos
Para ilustrar el proceso de la interpretación de factores refirámonos a la ta- de estos tests se mostrarían en gráficos proyectados en función de otros pares de
bla 10-1, Debemos advertir primero que los pesos de los factores se expresan en la ejes.
misma escala que los coeficientes de correlación; es decir, de — 1,00, pasando Un dato importante que hay que tener presente es el de que la posición de los
por cero, hasta + 1. De hecho, los pesos de los factores pueden considerarse como ejes de referencia no viene fijada por los datos. La tabla de correlación original
correlaciones de cada test con un factor (o con lo que es común a un grupo de solamente determina la posición de los tests (los puntos en la figura 10-3) en rela-
tests). Los pesos muy bajos pueden despreciarse, ya que solo representan fluctua- ción con los otros «tests». Se pueden proyectar los mismos puntos con los ejes
ciones casuales partiendo de cero, del mismo modo que una correlación baja puede de referencia en cualquier posición. Por esta razón los factorialistas suelen
constituir una insignificante desviación del cero. Además, aun cuando sean esta- girar los ejes hasta que obtienen el patrón más satisfactorio y más fácil de inter-
dísticamente significativos, los pesos bajos de los factores no servirán de mucho pretar. Este procedimiento es legítimo, y en cierto modo análogo al de medir la
en la identificación de los mismos. No podemos en verdad inferir la naturaleza de un longitud desde Chicago, p. ej., en lugar de hacerlo desde Greenwich.
factor examinando minuciosamente un test que tiene poco en común con él. Los ejes de referencia usados en la tabla 10-1 (y Fig. 10-3) ya se habían hecho
De acuerdo con esto, al interpretar cada factor solamente consideraremos aque-
v
llos tests cuyos pesos en aquel factor excedan de un valor mínimo. En la tabla 10-1, + i.oT
todos los pesos de los factores de 0,30 o superiores se han escrito en cursiva. Se
advertirá que el primer factor tiene pesos de más de 0,30 en los tres tests de nú-
meros idénticos, caras y lectura en espejo. Estos tests requieren el reconocimiento
rápido de las semejanzas o diferencias en materiales numéricos simples, pictóricos
v
o verbales. De aquí que el factor parezca ser el mismo que el de velocidad de
percepción (P), identificado en los estudios previos. El factor siguiente tiene sus 20.
mayores pesos en números idénticos, adición, multiplicación y «tres más» (en t«l?
10,15.
el cual el sujeto marca todos los números de una serie que excedan al anterior
en 3). Este es obviamente un factor de cálculo numérico, aun cuando un test que
' l i l i l í — H - +
-1.0 1*^ ik l I i N
+1,0
implique el reconocimiento de números idénticos tenga un apreciable peso del
mismo. Examinando del mismo modo las otras columnas de la tabla 10-1, podemos
seguir el subrayado y designación racional de los restantes factores, como la fluencia
verbal, comprensión verbal, espacio, memoria asociativa y razonamiento. Resulta
así que incluso el lector sin preparación estadística puede estudiar cualquiera de las
tablas publicadas sobre el peso de los factores y contrastar la interpretación que el
autor da de los factores con la suya propia. -i,oi
Ejes de referencia.—Será útil familiarizarse con otros pocos conceptos y térmi-
nos para llegar a una lectura inteligente de los informes de la investigación factorial. FIG. 10-3.—Pesos factoriales de 21 variables de la tabla 10-1, proyectados según
los ejes de referencia N (factor numérico) y V (comprensión verbal).
Se acostumbra representar los factores geométricamente como ejes de referencia, en
función de los cuales se puede proyectar cada test. La figura 10-3 ilustra este proce- girar de acuerdo con los criterios de Thurstone de la máxima significación positiva y
dimiento. En ella se han representado los 21 tests de la tabla 10-1 teniendo en de estructura sencilla. El primero requiere que se hagan girar los ejes hasta alcanzar
cuenta dos de los factores, que son número (N) y comprensión verbal (V). Del una posición tal que elimine todas las saturaciones negativamente significativas. En su
mismo modo pueden proyectarse los 21 tests en función de cualquier otro par mayoría, los psicólogos consideran que las saturaciones negativas son inaplicables a
de factores. Cada test se representa por un punto cuya distancia a los ejes i V y F s e los tests de aptitud, puesto que, al manejarlas, cuanto más alto se valore al individuo
corresponde con el valor de ese test en los factores N y V, respectivamente. Así,
308 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Análisis factorial transpuesto y otras variaciones 309
en el factor particular, más pobre será su ejecución en el test. El criterio de la estruc- medidas arrojarían probablemente una correlación cero en un grupo homogéneo
tura sencilla quiere decir que cada test tenga pesos en tan pocos factores como sea por la edad; p. ej., a los diez años. No siempre la heterogeneidad eleva una corre-
posible. Ambos criterios tienen como finalidad presentarnos factores que puedan in- lación. Puede disminuirla e incluso producir una correlación negativa entre variables
terpretarse del modo más fácil e inequívoco. Obsérvese que en la tabla 10-1 solo hay que, por lo demás, no están correlacionadas. Así, si se tratara de hallar la propor-
unos pocos pesos negativos que son despreciables, y que, en su mayoría, los tests ción, en un grupo compuesto de chinos y escandinavos, entre la altura y la habi-
tienen pesos apreciables únicamente en un solo factor. lidad en el uso de los palillos, se hallaría una correlación negativa bastante alta
Los ejes de referencia pueden ser ortogonales (en ángulo recto) u oblicuos. Cuan- entre ambas medidas. Los chinos, en general, serían más bajos que los escandinavos
do los ejes son oblicuos, significa que los factores están correlacionados entre sí. y, desde luego, mucho más diestros en el manejo de los palillos. Sin embargo, consi-
Algunos analistas prefieren trabajar con ejes ortogonales y factores no relacionados derando cada grupo por separado, no cabría esperar, prácticamente, correlación
para conservar la simplicidad descriptiva. Otros arguyen que si los criterios de la entre ambas variables. Los grupos que se usen en el análisis factorial deben ser
significación múltiple o máxima y la estructura sencilla se satisfacen mejor con los ejes homogéneos en características tales como sexo, edad, características raciales1 y na-
oblicuos, estos son los que deben usarse. Thurstone (53), p. ej., ha indicado que no cionales, nivel socioeconómico y cosas semejantes, a menos que se demuestre que
hay razón para que los factores psicológicos deban estar no correlacionados. Se ha no existen diferencias medias significativas entre los subgrupos en cualquiera de
demostrado que son categorías útiles al medir condiciones físicas como la altura y el las variables que se van a correlacionar.
peso, aun cuando estas están altamente correlacionadas. Los tests que se usen en el análisis factorial deben tener una alta fiabilidad.
Si los factores están correlacionados, cabe aplicar a estas correlaciones los mis- Los que carecen de ella contribuyen poco a la identificación de los factores. Las
mos análisis estadísticos que se emplean con las intercorrelaciones entre los tests. distintas puntuaciones que se intercorrelacionan deben ser también experimental-
En otras palabras, podemos factorializar los factores y deducir factores de segundo mente independientes. Esto quiere decir que, del mismo conjunto de respuestas,
orden. Se ha seguido este proceso en cierto número de estudios con variables de nunca pueden deducirse dos variables de la matriz de correlación. En tales casos,
aptitud y de personalidad. Algunas investigaciones con tests de aptitud han arro- parte de la correlación entre las puntuaciones resultaría de la superposición en las
jado un solo factor general de segundo orden, que podría considerarse como equi- respuestas de factores casuales y específicos, alterando así el patrón de factores
valente al g de Spearman (56). En general, los analistas americanos han procedido resultante. Como ejemplos de puntuaciones experimentalmente dependientes citemos
teniendo en cuenta, tanto como era posible, las intercorrelaciones de los tests me- las de rapidez y precisión en el mismo test, las puntuaciones en inventarios tales
diante los factores de grupo, e identificando entonces g como un factor de segundo como el de Bernreuter o el registro de intereses vocacionales de Strong, en los que
orden, si los datos lo garantizaban. Por otro lado, los psicólogos británicos empie- puede puntuarse el mismo elemento en más de una clave, y algunos de los índices
zan usualmente con un factor g, al que atribuyen la mayor parte de la intercorre- de Rorschach, que se basan en proporciones y otras combinaciones de respuestas
lación del test, y acuden después a los factores de grupo para explicar cualquier idénticas.
correlación restante. Estas diferencias de procedimiento reflejan las diferencias en Otra clase de medida inapropiada para el tipo corriente de análisis factorial
el sentido teórico, ya discutidas en una sección anterior. está representada por las puntuaciones ipsativas, en las que la ejecución del indi-
Precauciones necesarias en el uso del análisis factorial.—Puesto que todas las viduo se expresa con referencia a su propia media. Las puntuaciones del estudio de
técnicas de análisis factorial empiezan con intercorrelaciones, cualquier condición valores Allport-Vernon-Lindzey acuden a este procedimiento. A un individuo
que afecte a los coeficientes de correlación influirá también sobre los pesos de los le es imposible obtener puntuaciones altas—o bajas—en las seis partes de este
factores. Es de importancia capital el uso de un número suficiente de personas para test; una puntuación alta en una parte tiene que estar equilibrada por puntuaciones
que nos den correlaciones estables. Aun con cien casos, el coeficiente de correlación bajas en otras. El perfil del individuo en este test indica su posición relativa en los
debe ser, al menos, de 0,25 para que sea significativamente mayor que cero en el seis valores. Si se intercorrelacionan estas puntuaciones, necesariamente resultarán
nivel de confianza de 0,01. Con grupos más pequeños, las correlaciones pueden algunas correlaciones negativas, como resultado del artificio en el sistema de pun-
fluctuar tan ampliamente de una muestra a otra que hacen poco fiables los pesos tuación. Para la adecuada aplicación del análisis factorial hay que satisfacer más
de los factores resultantes. condiciones técnicas. McNemar (37) y Guilford (24) consideran estas condiciones
La heterogeneidad del grupo influye también en la magnitud del coeficiente y analizan con más detalle algunos de los puntos anteriores.
de correlación. El ejemplo más obvio lo tenemos en la heterogeneidad de la edad.
En un grupo que varíe de edad de los tres a los quince años encontraremos una 10-4. Análisis factorial transpuesto y otras variaciones.—En ciertas aplicacio-
correlación positiva alta incluso en características tan diversas como el tamaño del nes del análisis factorial se ha empleado una adaptación denominada invertida o
dedo gordo del pie y la edad mental, según el Stanford-Binet, puesto que los mayo- transpuesta. Esta teoría utiliza correlaciones en las que se ha intercambiado la
res tenderán a tener dedos más grandes y edades mentales superiores. Estas mismas función usual de las personas y de los tests. Así, en lugar de hallar la correlación.
Análisis factorial transpuesto y otras variaciones 311
310 X. Organización de rasgos: teorías y metodología
y O, que se dan en la fila siguiente, se refieren a una sola persona de quien tenemos
p. ej., entre las puntuaciones de aritmética y vocabulario de todas las personas una serie de puntuaciones u otras medidas obtenidas en diferentes ocasiones. Como
del grupo, calculamos la correlación entre dos personas, Smith y Jones, en una las técnicas R y Q, las P y O representan cada una la transposición de la otra.
serie completa de tests. Si es alta, significa que el patrón de puntuaciones buenas Estas técnicas son de especial interés en psicología clínica, ya que se refieren a un
y malas es análogo en los diversos tests para Smith y Jones. De la misma manera, estudio intensivo de personas aisladas (13, 35, 63). En el campo clínico se han apli-
podemos correlacionar las puntuaciones de los tests para cada pareja de personas cado varias adaptaciones de la técnica Q de Cattell (cf. 16, 38).
en el grupo entero. Después se pueden factorializar estas correlaciones de personas Las técnicas T y S, que se encuentran en la última fila de la tabla 10-2, utili-
por los mismos métodos que se usan en las correlaciones de «tests» más familiares. zan un solo «test», aplicado en diferentes ocasiones a personas distintas; como
Los análisis factoriales se han propuesto como un medio para la investigación de anteriormente, las técnicas son transposición una de la otra. Estas técnicas tienen
los tipos de personalidad, puesto que los factores de grupo para personas tenderán gran utilidad en la investigación de ciertos problemas de psicología social y expe-
a representar factores de tipo o patrones de rasgos que ciertos individuos tienen rimental (cf. 38). Otra aplicación de la técnica Tes el análisis efectuado por Hofstaet-
en común. En determinadas situaciones puede ser deseable la técnica factorial inver- ter (28) de las puntuaciones de tests obtenidas por los sujetos en el estudio del
tida, como cuando se dispone de una extensa serie de medidas sobre un número desarrollo, de Berkeley, que citamos en el capítulo VII. Hofstaetter investigó la
relativamente pequeño de personas. Sin embargo, los dos métodos no son funda- naturaleza cambiante de la inteligencia con la edad, correlacionando las edades
mentalmente distintos, puesto que, en sustancia, se encontrarán los mismos factores mentales desde el nacimiento hasta la madurez y analizando factorialmente la
por uno u otro procedimiento (cf. 9). matriz de correlación resultante.
Cattell (14) presenta un plano de co-var¡ación en el que incorpora la correla- Debe hacerse mención de la técnica Q de Stephenson (48). En lo que concierne
ción de tests y de personas junto con cierto número de otras adaptaciones. En la al análisis correlacional, esta técnica comparte ciertos rasgos con las P y Q de
tabla 10-2 se indican estas técnicas, que solo difieren en lo que se correlaciona. Cattell, puesto que las correlaciones pueden hallarse entre las respuestas de una
sola persona a una serie de estímulos aplicados en condiciones diferentes (como
TABLA 10-2
en la técnica P de Cattell), o entre las respuestas de distintas personas a una serie de
Variedades de técnicas correlaciónales según el esquema de covariación estímulos aplicados en una sola ocasión (como en la técnica Q de Cattell).
de Cattell Stephenson, sin embargo, insiste en que la principal diferencia entre su técnica Q
y los restantes procedimientos surge de la naturaleza de los datos básicos utilizados
(Adaptado de Cattell, 14, pág. 109)
para hallar las correlaciones. Dicho brevemente: Stephenson presenta al sujeto un
(Una sola ocasión) conjunto de nombres, rasgos, afirmaciones u otras clases de elementos, con instruc-
R- -correlación entre tests para diferentes Q—correlación entre personas para diferen- ciones de agruparlos en cierto número de categorías dadas con respecto a algún
personas tes tests criterio, tal como la manera en que cada nombre de rasgo describe al sujeto
(Una sola persona) mismo. A este proceso Stephenson lo llama agrupación Q. Otras personas pueden
P—correlación entre tests para diferentes O—correlación entre ocasiones para diferen- agrupar los mismos rasgos con referencia a sí mismas, y entonces es posible corre-
ocasiones tes tests lacionar las posiciones asignadas a estos rasgos por los diferentes individuos.
(Un solo test)
Una agrupación Q puede limitarse a un solo individuo, invitándole a que agrupe
T—correlación entre ocasiones para diferen- S—correlación entre personas para diferen- los rasgos de diversas formas; p. ej., agrupándolos con referencia a la propia
tes personas tes ocasiones percepción de sí mismo, o a su concepto de la persona ideal, o a la forma en que
cree que los otros le ven, y así sucesivamente (cf. 38, 48). Esta técnica se ha em-
Se designa a cada técnica con la letra que Cattell asoció con ella 1. Las dos técni- pleado en la investigación de ciertas cuestiones en psicología clínica. Así, por
cas de la primera fila de la tabla, R y Q, corresponden respectivamente a las corre- ejemplo, ¿cómo se correlacionan la percepción del yo del individuo y la que tiene
laciones ya discutidas de tests y de personas. Ambas utilizan puntuaciones de per- del ideal? ¿Cómo varía esta correlación después de la terapia o el consejo?
sonas distintas en diferentes tests aplicados en una sola ocasión. Las técnicas P Comoquiera que se obtengan, las distintas agrupaciones Q se pueden intercorrela-
1
cionar, y las correlaciones pueden someterse al análisis factorial por cualquiera
El uso de tales símbolos de letras ha llegado, desgraciadamente, a hacerse confuso en la de los métodos de que disponemos *. Stephenson ha propuesto otras técnicas esta-
literatura sobre técnicas factoriales. En algunos de los primeros escritos sobre análisis factorial
transpuesto, BURT (9) empleaba las letras R, T y P con significados diferentes de los que
1
ahora les ha dado CATTELL. Más recientemente,, CATTELL (13) y STEPHENSON (47) han discutido Las agrupaciones Q arrojan puntuaciones ipsativas. Pero en tanto en cuanto las corre-
sus respectivos derechos sobre la letra Q. Y MOWRER (38) se refiere a las técnicas T y S laciones se encuentran entre personas (u ocasiones) más bien que entre rasgos, no se impone
de CATTELL como a las técnicas M y N. Sin embargo, la práctica de CATTELL, según se ha ninguna restricción artificial sobre ellas.
expuesto en la tabla 10-2, parece estar ganando la aceptación general.
312 X. Organización de rasgos: teorías y metodología Bibliografía 313

dísticas, que pueden usarse con los mismos datos y no guardan correlación. De este laciones entre las personas (técnica Q). Otras variaciones incluyen las técnicas P, O
modo, el centro común de su técnica Q se hallará no en su metodología estadística, y T, así como la técnica Q de Stephenson. Todas esias variaciones difieren en lo que
sino en los procedimientos para la reunión de los datos originales. se correlaciona, más bien que en los procedimientos del análisis factorial.

RESUMEN
BIBLIOGRAFÍA
Dos personas con el mismo CI pueden presentar perfiles de aptitud muy
diferentes. Los datos sobre la variabilidad intra-individual de rasgo a rasgo se han 1. ADCOCK, C. J.: Factorial analysis for non- (direc. de ed.): Genetic studies of genius.
mathematicians. Carlton, N . 3, Victoria: Stanford Univer., Calif.: Stanford Univer.
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idiots savants son ejemplos extremos), de medidas de la extensión de la varia- bridge Univer. Press, 1954. 18. EYSENCK, H. J.: The structure of human
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inició Spearman, que fue el primero que desarrolló un método para el análisis 5. ANASTASI, A n n e : Psychological testing, 21. FRENCH, J. W . : Manual for kit of selected
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Entre los psicólogos americanos contemporáneos prevalecen las teorías de facto- 8. BRYAN, W. L . ; LINDLEY, E. H., y HARTER, the determination of the extent of trait
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intentos de sistematización y coordinación de tales resultados. Los psicólogos britá- introduction to fuctor-analysis in psycho- 25. GUILFORD, J. P . : Psychometric methods
logy. N . Y . : Macmillan, 1941. (ed. rev.). N . Y . : McGraw-HilI, 1954.
nicos contemporáneos, tales como Burt y Vernon, se inclinan a favor de las teorías 10. BURT, C . : «Mental abilities and mental 26. GUILFORD, J. P . : «The structure of intel-
jerárquicas de la organización de rasgos, destacando el factor g como base para la factors». Brit. J. educ. Psychol, 1944, 14, lect». Psychol. Bull, 1956, 53, 267-93.
explicación de la correlación. Se reconocen amplios factores de grupo, que pueden 85-89. 27. GUTTMAN, L . : «A new approach to factor
11. BURT, C . : «The structure of the mind; a analysis: radex». En P. F . Lazarsfeld
a su vez subdividirse en factores más limitados, llegando por este camino a los review of the results of factor analysis». (direc. de ed.): Mathematical thinking in
factores específicos. Eysenck ha propuesto un patrón jerárquico análogo para los Brit. J. Psychol, 1949, 19, 176-99. the social sciences. Glencoe, 111.: Free
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El objeto principal del análisis de factores es simplificar la descripción de los 13. CATTELL, R. B . : «On the disuse and mi- technique». J. genet. Psychol, 1954, 85,
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matriz factorial y la rotación de eje?, la identificación de los factores se realiza 1951, 7, 203-14. Factor analysis: a synthesis of factorial
mediante el examen de las variables que tienen mayor peso en cada factor. Los 14. CATTELL, R. B . : Factor analysis. N . Y . : methods. Chicago: Univer. Chicago Press,
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factores pueden ser ortogonales u oblicuos. En este último caso, es posible calcular 15. CORTER. H. M . : «Factor analysis of some 30. HOTELLING, H . : «Analysis of a complex
factores de segundo orden. La aplicación adecuada del análisis factorial requiere reasoning tests». Psychol Monogr., 1952, of statistical variables into principal com-
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314 X. Organización de rasgos: teorías y metodología

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359. núm. 4. mas de la psicología. La mayoría de los estudios ha aplicado la tradicional técnica R,
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nizaron». Psychol. Monogr., 1945, 58, Measmt., 1958, 18. factoriales la investigación sobre la naturaleza de los prejuicios y estereotipos
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48. STEPHENSON, W.: The study of behavior: Supremos. '
Así, pues, el análisis de factores proporciona una técnica de investigación ver-
sátil. Sin embargo, sus aplicaciones principales han sido las de identificación de
aptitudes y rasgos de personalidad y el desarrollo de tests para su medida. En las
secciones siguientes consideraremos importantes desarrollos en la elaboración de
tests y en la teoría de la personalidad, que reflejan la influencia de la reciente
investigación factorial.
315
316 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes El método del perfil para la descripción de la personalidad 317

11-1. Baterías de aptitudes múltiples.—En la medida de las capacidades se ob- la selección de pilotos, ayudantes y otro personal aéreo (104). Se ha preparado
serva claramente el efecto del análisis factorial en el desarrollo y uso creciente de las después una batería para clasificación de aviadores (105), correspondiente a
baterías de aptitudes múltiples (cf. 6, Cap. XIV). Estas baterías, en lugar de dar otra clase de personal de las fuerzas aéreas. Además de algunos de los amplios
una sola medida global, tal como el CI, nos proporcionan un perfil de puntua- factores previamente establecidos, estas baterías abarcan otros relativamente espe-
ciones en tests separados, la mayor parte de las cuales corresponden más o menos cializados, que se identificaron en los análisis factoriales de las muestras de las
ajustadamente a los rasgos identificados mediante el análisis factorial. El test de fuerzas aéreas. Estos factores son particularmente apropiados a la ejecución de las
aptitudes mentales primarias (Primary Mental Abilities, PMA) representa la primera tarcas de dichas fuerzas. Por último, se desarrollaron baterías similares para
batería de tests para uso general, construida como resultado directo de la investiga- uso de cada una de las otras dos ramas de los servicios armados de los EE. UU.
ción factorial. Se dispone corrientemente de tales tests en tres niveles, que están desti- Otro ejemplo de tests multifactoriales lo tenemos en la batería de tests de apti-
nados a las edades de cinco a siete, siete a once y once a diecisiete años, respectiva- tud general del Servicio de colocación (34) de los EE. UU. Esta batería, desarro-
mente (99). llada para uso de los consejeros de colocación en las oficinas de colocación esta-
En la figura 11-1 se reproduce un perfil de las puntuaciones obtenidas por un tales, incluyen tests de capacidades verbales, numéricas y espaciales, percepción de
la forma, percepción burocrática, puntería, velocidad motora y destreza manual
y digital. También se deduce una puntuación de inteligencia general de las puntua-
ciones combinadas en un test verbal, otro numérico y otro espacial.
Existen, para uso general, algunas otras baterías multifactoriales, especialmente
en los niveles de escuela secundaria y universitario. Entre ellas pueden mencionarse
el examen de aptitud de Guilford-Zimmerman (53), los tests unifactoriales de
Holzinger-Crowder (58), los de aptitud múltiple (80), los de clasificación de apti-
tudes de Flanagan (39) y los de aptitud diferencial (12). En la figura 11-2 se repro-
duce el perfil de un estudiante de escuela secundaria en el último de los tests nom-
brados. La ejecución en las ocho partes de la batería se da en percentiles y se
muestran también las correspondientes puntuaciones típicas. El gráfico del per-
fil empleado se conoce como el plano percentil normal (65). En este plano, las
distancias por encima o por debajo de la mediana o percentil 50 corresponden
a unidades iguales de aptitud, en un grupo normalmente distribuido. De esta
Fio. 11-1.—Perfil de un niño de cinco años en los tests de aptitudes mentales primarias de manera, p. ej., la diferencia entre los percentiles 80 y 90 es mucho mayor que la
Thurstone. (Datos de Avakian, 10.) existente entre los percentiles 50 y 60, ya que en una curva normal los sujetos
se apiñan en el centro y se extienden sobre un campo mucho más amplio a medida
niño de cinco años, en la forma destinada a las edades de cinco a siete años de que nos acercamos a los extremos.
esos tests. Se dan las puntuaciones de edad mental en significado verbal, velocidad Los perfiles de puntuaciones de tests en baterías de aptitudes múltiples, como
de percepción y factores cuantitativos, motores y espaciales. También es posible la que reproducimos en la figura 11-2, hallan uno de sus principales usos en el
calcular una edad mental y un CI totales, basados en todos los tests, menos consejo de orientación escolar y profesional de los jóvenes. Así, p. ej., el estudiante
los motores. Tal CI corresponde aproximadamente al que se obtiene en los tradi- cuyo perfil se da en la figura 11-2 había planeado entrar en la escuela de ingenieros.
cionales «tests» de inteligencia. Los de PMA para las edades de siete a once años Su CI en un test de inteligencia típico era de 115. Sin embargo, su mediocre ejecución
puntúan en los factores de significado verbal, número, espacio, razonamiento y en el test espacial y su demostración pobre en comprensión mecánica originaron dudas
velocidad de percepción; la forma para las edades de once a diecisiete años incluye en cuanto a su aptitud para la ingeniería. Partiendo de sus restantes puntuaciones en
los factores de significación verbal, fluencia verbal, número y espacio. Se advertirá la batería y de su expediente académico, se aconsejó al estudiante enrolarse en un cur-
que los factores que miden los tests de PMA son los identificados en la investigación so general universitario y posponer su decisión en cuanto al campo de especialización.
inicial de Thurstone sobre los factores de aptitud múltiple, que citamos en el capí-
tulo precedente. 11-2. El método del perfil para la descripción de la personalidad. El análisis
Los elaboradores de tests, siguiendo el patrón general establecido por Thurstone, de factores ha hecho también incursiones en los aspectos no intelectuales de la per-
han desarrollado baterías de factores múltiples con fines diversos. Ejemplos de ello sonalidad, especialmente en la medida de los rasgos sociales y emocionales (cf. 6,
son las baterías de clasificación empleadas por las fuerzas aéreas de EE. UU. para Cap. XX). Por medio de técnicas factoriales se ha desarrollado cierto número
318 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes El método del perfil para la descripción de la personalidad 319

G: Actividad general—Apresuramiento, gusto por la rapidez, vivacidad, eficiencia


pvniuación percentil
típica en la producción, en oposición a lento y sin ánimo, fácilmente cansado, ineficaz.
R: Inhibición.—Preocupado por la seriedad, deliberado, persistente, en oposición
70-
a descuidado, impulsivo, amante de la excitación.

q id
A: Ascendencia.—Autodefensa, liderato, hablar en público, petulancia, en opo-
65-
90 JL
sición a sumisión, duda, apartamiento de singularizarse.
60- 80 S: Sociabilidad.—Tener muchos amigos, buscar contactos sociales y posición cons-
.

áy
7<;l
55- picua, opuesto a pocos amigos y timidez.
1L E: Estabilidad emocional.-^Igualdaá en el humor, optimismo, calma, opuesto
50-
dfi L. L -L !zzi a cambio en los humores, pesimismo, ensoñación, excitabilidad, sentimientos
de culpa, ansiedad, soledad y mala salud.
45- ?n ___.JL __.
¿0 O: Objetividad.—Poca susceptibilidad, opuesto a hipersensibilidad, egocentrismo, sus-
40-
r picacia, ideas preconcebidas, tendencia a la turbación.
10
F: Amabilidad.—Tolerancia a la acción hostil, aceptación del dominio, respeto por
35- c
los demás, opuesto a beligerancia, hostilidad, resentimiento, deseo' de dominar
30- y desprecio por los demás.
1 T: Reflexión.—Predominio del pensamiento, observación de sí mismo y de los
•3
I I demás, equüibrio mental, opuesto a interés por la actividad patente y confusión
*
i I
&

1 mental.
P: Relaciones personales.-Tolerancia para la gente, fe en las instituciones sociales
opuesto a descontento, actitud crítica para las instituciones, suspicacia y com-
! pasión de sí mismo.
FiG. 11-2.—Perfil de un alumno de escuela secundaria en tests de aptitud diferencial. M: Masculinidad.-Interés por las actividades masculinas y otras respuestas emo-
(De Bennett, Seashore y Wesman, 12, E8.) cionales características de los hombres, opuesto a interés por las actividades
femeninas y otras respuestas emocionales típicas de las mujeres.
de inventarios corrientes de personalidad que dan un perfil de las puntuaciones de
los rasgos.
Un nuevo análisis de los datos originales de Guilford condujo a Thurstone (94)
En la investigación de Guilford y sus colaboradores tenemos un ejemplo de a la conclusión de que bastaban siete factores importantes para explicar las inter-
ello; se identificaron trece factores en las respuestas de estudiantes universitarios correlaciones que se habían obtenido. Por tanto, Thurstone elaboró otro inventario
a un inventario de personalidad. En esta serie de estudios y en varias otras con para medir estos siete rasgos, a los que -identifica como sigue: acüvo, vigoroso
tesis de personalidad se calcularon las intercorrelaciones entre elementos individuales impulsivo, dominante, estable, sociable y reflexivo (93). El inventario, conocido
más bien que entre subtests. Tal proceder refleja en parte la escasez de conoci- como inventario de temperamentos de Thurstone, contiene veinte elementos para
mientos definitivos en lo que respecta a la organización de la personalidad. La cada uno de los rasgos.
tarea del análisis estadístico sería más sencilla—y las correlaciones resultantes, más
Un método algo distinto se encuentra en el trabajo de Cattell (16). En su esfuer-
estables—si pudiéramos agrupar los elementos obviamente similares en subtests
zo por llegar a una descripción comprensiva de la personalidad, Cattell empezó por
e intercorrelacionar las puntuaciones obtenidas en estos. Pero sería difícil decidir
reunir todos los nombres de rasgos de personalidad que se encuentran en el dic-
por adelantado cuáles eran los elementos que había que poner juntos. No existe
cionario (compilados por Allport y Odbert, 3) y completó la lista con términos
ninguna sugerencia clara en esta área que nos indique cómo agrupar los elementos
tomados de la literatura psiquiátrica y psicológica. Combinando los sinónimos, esta
de vocabulario en un subtest y los de razonamiento aritmético en otro.
lista se redujo primeramente a 171 rasgos. El paso siguiente fue obtener valora-
Los diez factores más claramente establecidos en los estudios de Guilford se ciones para cada una de estas características en los sujetos de ambos sexos, todos
incorporaron finalmente a un solo inventario, el examen del temperamento, de mayores de veinticinco años y de ocupaciones que variaban desde la de obrero no
Guilford-Zimmerman (54). especializado hasta las de artistas, hombres de negocios y gente profesional. Cada
Este inventario nos da puntuaciones separadas en los siguientes rasgos, basán- sujeto fue valorado por una persona que le conocía bien, y la escala de valoración
dose cada puntuación en treinta elementos: solo tenía dos categorías para cada rasgo: por encima del promedio o por debajo.
320 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes El método del perfil para la descripción de la personalidad 321

Correlacionando estas valoraciones y agrupando todos los rasgos que correlacio- /. Premsia (sensibilidad emocional protegida) frente a harria (realismo crudo).
naban sobre 0,45, se obtuvieron 67 grupos. Mediante una combinación ulterior de J. Coastenia (astenia por conflicto de presión cultural, o neurastenia pensativa)
estos grupos, el número se redujo a 35. frente a zeppia (colaboración entusiasta).
Para estos 35 rasgos, dos clasificadores independientes obtuvieron valoraciones K. Comention (conformidad o disposición cultural a través de una buena identi-
sobre 208 hombres con una media de edad de treinta años y que variaban mucho ficación entre el padre y uno mismo) frente a abcultion (odio y rechazo de la
en cuanto a ocupación. Un análisis factorial de las intercorrelaciones de estos identificación cultural).
35 rasgos, seguido por la rotación oblicua, de los ejes, condujo a una reducción del L. Protension (proyección y tensión, o tendencia paranoica) frente a relajación in-
número de rasgos a 12. A estos últimos, Cattell los designó como «rasgos primarios terior.
originales de la personalidad». En investigaciones posteriores, Cattell y sus asociados M. Autia (relajación autónoma, autoabsorbida) frente a praxernia (interés práctico,
han buscado la confirmación de estos rasgos en análisis factoriales de las valora- limitación de intereses, incapacidad de disociar los sentimientos de inadecuación).
ciones obtenidas con estudiantes universitarios masculinos (17) y femeninos (18), N. Agudeza frente a ingenuidad.
así como en análisis similares de respuestas a inventarios y a tests objetivos de O. Tendencia a hallarse culpable, frente a confianza.
personalidad (20, 21, 23). Cattell ha experimentado con muchas medidas objetivas,
tales como tests de percepción, velocidad de respuestas de varios tipos e índices Cattell cita, además, los ocho factores siguientes, que han surgido al hacer el
fisiológicos. También se han sometido a escrutinio los resultados obtenidos con la análisis de las respuestas del cuestionario:
técnica P para descubrir si alguno de los factores previamente identificados emerge de
las intercorrelaciones entre las medidas de individuos solos en distintas ocasiones (19). <2i- Radicalismo frente a conservadurismo.
Aunque unos cuantos factores tienden a reaparecer en estos diversos estudios, Q2. Autosuficiencia.
no parecen convincentes algunas de las correspondencias observadas por Cattell. Q3. Autocontrol del sentimiento.
Hay menos acuerdo entre los factores derivados de tests objetivos y los que se Qi. Tensión érgica (exigencia del ello o presión de conflicto).
basaban en los análisis de valoraciones o respuestas a cuestionarios. Se recordará Q5. Tendencia a la fantasía.
que es probable que entre un elemento de subjetividad en la identificación de fac- Q<¡. Tendencia psicótica (psicosis).
tores, puesto que el proceso depende de un examen de aquellas medidas o elementos Qn. Conciencia del yo en público.
que tienen mayores pesos en cada factor. De aquí que la identificación transversal Q8. Intereses extravertidos despiertos.
de los factores sea difícil cuando proceden de investigaciones que usan diferentes
medidas. En conjunto, los rasgos que Cattell propone, a pesar de su intensa inves- Partiendo de la base de sus resultados factoriales, Cattell y sus asociados han
tigación, han de considerarse simplemente como ensayos. preparado dos inventarios de personalidad. El cuestionario de los dieciséis factores
En un resumen más reciente de resultados correspondientes a la investigación, de personalidad (24), destinado a los adultos, comprende los doce rasgos originales,
Cattell (21) alista 15 rasgos hallados en análisis factoriales de valoraciones o datos junto con otros cuatro que solo fueron identificados en análisis factoriales de los
tomados de la vida. Incluyen estos los 12 rasgos originales (algunos de los cuales cuestionarios. Otro inventario análogo de doce factores, conocido como el test
han recibido otro nombre), más tres factores que se identificaron después. Damos oral júnior de personalidad (22), se ha adaptado a los chicos comprendidos entre
a continuación los 15 rasgos con sus últimas descripciones: las edades de diez a dieciséis años. Debido al pequeño número de elementos usa-
dos en la medida de los factores individuales, la fiabilidad de algunas de las pun-
A . Ciclotimia, frente a esquizotimia. tuaciones de estos es muy baja en ambos inventarios, pero especialmente en la
B. Inteligencia (definida haciendo hincapié en los aspectos emocionales y motiva- forma destinada a los chicos. Es evidente la necesidad de una nueva tipificación y va-
cionales, tales como la perseverancia y la reflexión). lidación de ambos instrumentos antes que puedan destinarse a uso general.
C. Fortaleza del yo, frente a inclinación al neuroticismo. Los análisis factoriales de los intereses y actitudes han tenido hasta ahora poco
D. Excitabilidad-inseguridad. efecto en la elaboración de tests (cf. 6, Cap. X X I I ; 35, Cap. VII). Los dos tests
E. Dominancia-sumisión. de intereses más ampliamente usados son el de intereses vocacionales, de Strong,
F. Impetuosidad (esto es, gran dosis de optimismo) frente a decaimiento. y el de preferencias, de Kuder, ninguno de los cuales se desarrolló según las
G. Fortaleza del superego. técnicas factoriales, aunque después ambos se han sujetado al análisis de facto-
H. Parmia 1 (inmunidad parasimpática) frente a threctia (reactividad a la amenaza). res. Una de las más extensas investigaciones sobre intereses es la de Guilford
1
et al. (50). Este estudio comprendía una amplitud poco corriente en el campo
Este y la mayoría de los siguientes nombres de rasgos representan condensaciones de la
descripción inglesa del rasgo que se da entre paréntesis. de los intereses humanos, y se basaba en las intercorrelaciones de 95 tests de
322 XI. Organización de rasgos: resultados mas importantes 323
Investigación sobre el poder creador
intereses de diez elementos. El número de sujetos era grande, pues incluía 600 ticas. Los análisis de factores de Ferguson (37) sobre las puntuaciones totales de
aviadores y 720 candidatos a oficiales, para quienes se calcularon y analizaron diez de las escalas de actitud de Thurstone llevaron a la identificación de tres fac-
dos matrices de correlación separadas. De los 24 factores que se identificaron tores, denominados religiosidad, humanitarismo y nacionalismo. El primero de estos
para los aviadores y de los 23 para los oficiales, 17 eran comunes a los dos grupos. factores tenía sus valores más altos (positivos o negativos) en las escalas que medían
Damos a continuación estos factores comunes: la actitud hacia Dios, la evolución y el control de nacimientos; el segundo, en
A. Interés mecánico. /. Necesidad de diversión. aquellas que abarcaban las actitudes hacia la guerra, trato de los criminales y pena
B. Interés científico. K. Pensamiento autárquico. capital; el tercero, en aquellas sobre las actitudes hacia el patriotismo, censura, ley
C. Aventura frente a seguridad. L. Necesidad de atención. y comunismo.
D. Bienestar social. M. Resistencia a la restricción. Eysenck (35, Cap. 7), mediante análisis factoriales de elementos individuales en
E. Apreciación estética. ¿V*. Interés en los negocios. un cuestionario de actitudes, aisló dos grandes factores de actitud que caracterizó
F. Conformidad cultural. O. Interés por el trabajo fuera de como radicalismo frente a conservadurismo (R) y transigencia frente a intransigencia
G. Confianza en sí mismo frente a casa, mental (T). Para obtener una corroboración independiente de esta clasificación de ele-
dependencia. P- Impulso físico. mentos de actitud, Eysenck los comparó con las respuestas de ciertos grupos de
H. Expresión estética. Q. Agresión. criterio que representaban distintos puntos de vista políticos y económicos. Se
/. Interés por el empleo. consideró que los resultados estaban de acuerdo con lo que se esperaba de ellos.
Y así, los socialistas aprobaban los elementos que tenían un gran peso R, mientras
Varios de estos factores sugieren el papel de la cultura en la estructuración de los que los conservadores escogían más a menudo elementos que tenían una satura-
patrones de intereses. Algunos de ellos siguen las categorías de ocupación tradi- ción R más baja. En relación con la dimensión T, Eysenck concluía que los prole-
cionales características de nuestra cultura, de las que son ejemplo los intereses mecá- tarios tendían a ser más intransigentes que las personas de la clase media, y que
nicos, científicos, de bienestar social, del empleo y por el negocio. Esto es también fascistas y comunistas se hallaban en el extremo de la escala de intransigencia. De
cierto, aunque en menor grado, en cuanto a la apreciación y expresión estética y este modo se describe a los comunistas como radicales e intransigentes, y a los fas-
el interés por el trabajo fuera de casa. Dentro de tales campos, los intereses pueden cistas, como conservadores e intransigentes. Eysenck informa que sus experiencias
estar correlacionados porque se han aprendido juntos. con muestras inglesas se han visto confirmadas en exámenes análogos de muestras
Otra investigación sobre intereses indica que aunque las puntuaciones corres- americanas, suecas, alemanas y francesas.
pondientes de diferentes tests de intereses y valores suelen presentar una correlación
Las valoraciones críticas de las publicaciones de Eysenck sugieren que sus datos
muy alta (30; 35, Cap. 7), es baja entre los factores de intereses y otros de perso-
no apoyan muchas de sus conclusiones, especialmente en relación con la dimen-
nalidad (30). A pesar de ello, y dentro de marcos específicos, ciertos intereses pueden
sión de la transigencia (26, 72). Las principales dificultades surgen de la falta de
asociarse con un ajuste superior o inferior; p. ej., en un estudio con el test de
comparabilidad entre las muestras, peculiaridades del cuestionario de actitudes y
preferencias, de Kuder, los veteranos de la guerra neuróticos obtuvieron puntuacio-
sistema de puntuación empleado, así como los análisis estadísticos susceptibles de
nes significativamente más bajas que los controles en la escala mecánica, y significa-
discusión. Parece, además, que las dimensiones de religiosidad y humanitarismo
tivamente más altas en las escalas literaria y musical (84). Parece probable que las
de Ferguson se ajustan más a los propios datos de Eysenck que los dos factores
inadaptaciones que surgieran en una situación militar pudieran asociarse con este
que él propone. Aunque los factores de Eysenck tienen la ventaja de una mayor
patrón de intereses.
correspondencia con las clasificaciones familiares de las actitudes, parece que su
Un libro más reciente de Cattell (21) extiende la descripción de la personalidad
aceptación debe esperar una verificación posterior.
para incluir lo que llama «estructuras de impulso érgico» y «estructuras de senti-
miento». Pueden ser ejemplos de las primeras, a las que Cattell supone una base
11-3. Investigación sobre el poder creador.—Alrededor del análisis del poder
orgánica innata, impulsos tales como el sexual, el gregario, el de la protección pater-
creador se centra un área especial de la investigación activa sobre los rasgos. El
nal, exploración, huida y autoaserción. Las segundas, consideradas por Cattell como
interés por este problema se ha visto, en parte, estimulado por las exigencias prác-
rasgos moldeados por las condiciones de la experiencia, se corresponden estrecha-
ticas de identificación y utilización máxima de los talentos sobresalientes en la
mente con lo que otros han investigado bajo el encabezamiento de intereses. Como
ciencia y la ingeniería. Thurstone (91, 96), en una discusión general de la cuestión,
ejemplos cabe mencionar los intereses relacionados con la profesión propia, el inte-
puso de relieve el hecho de que el talento creador no es sinónimo de inteligencia
rés material o mecánico y los intereses por los juegos y deportes.
académica superior. También señaló la posible relación de la actividad creadora con
Los estudios psicológicos sobre las actitudes se han interesado a menudo por
la fluencia ideativa, el razonamiento inductivo y ciertas tendencias perceptivas. Se
las opiniones expresadas verbalmente sobre cuestiones sociales, económicas y poli-
prestó especial atención a factores temperamentales, no intelectuales, que pudieran
Percepción y personalidad 325
324 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes
siones sobre la organización de la personalidad es la percepción. El interés por
conducir a la creación. Los ejemplos incluyen una actitud receptora—en contraste las funciones perceptivas, como posible método para la comprensión de las dife-
con una actitud crítica—para con las nuevas ideas, así como una tranquila atención rencias de personalidad, se anticipa a la investigación con tests objetivos y análisis
dispersa, más bien que una concentración activa sobre el problema. Thurstone sugi- de factores. Muchas técnicas proyectivas, tales como el test de manchas de tinta de
rió, además, que la investigación sobre el poder creador pudiera obtener algún Rorschach, se basan en una supuesta relación entre las respuestas perceptivas del
provecho interesándose por la naturaleza del pensamiento que precede al momento individuo a estímulos relativamente sencillos y ciertos amplios rasgos de persona-
de la intuición. lidad. Los tests proyectivos, sin embargo, han visto disminuido su valor por una
Varios estudios han atacado el problema de la creación mediante análisis fac- tipificación inadecuada y por la naturaleza relativamente subjetiva de la puntuación
toriales de baterías de tests destinadas a medir varios aspectos del talento creador. y valoración de las respuestas (cf. 6, Cap. XXII). Este último fallo ha llevado a algu-
El proyecto más extenso de este tipo es el realizado por Guilford y sus asociados nos psicólogos a sugerir que tales tests representan instrumentos proyectivos para el
bajo los auspicios del Departamento de Investigación Naval (47, 49, 52, 57, 116). examinador (y valorador) tanto como para el sujeto. Parte de la investigación co-
Este proyecto, interesado principalmente por las actitudes del personal de alto nivel, rriente sobre tests perceptivos, susceptibles de una puntuación más objetiva, cons-
empezó por explorar cuatro áreas del pensamiento, designadas como razonamiento, tituye un esfuerzo para utilizar ciertas hipótesis subyacentes a las técnicas proyecti-
creación, planteamiento y valoración. En el curso de este estudio se crearon muchos vas, bajo condiciones mejor controladas.
tests nuevos, que se aplicaron, junto a las variedades más usuales de tipos de tests, También existen diversas teorías sobre tipos perceptivos formuladas por psicó-
a grupos de cadetes del aire y a oficiales estudiantes. Reaparecieron algunos factores logos europeos, muchas de las cuales proporcionan la base para las interpretaciones
familiares, que incluían la comprensión verbal, facilidad numérica, visualización
espacial, velocidad de percepción, razonamiento general (con grandes dosis de tests
de razonamiento aritmético) y varios factores de memoria. Entre los factores nuevos
más sugestivos pueden mencionarse la sensibilidad para los problemas, la previsión
conceptual, originalidad, varios factores de fluencia y flexibilidad y cierto número
de factores que incluían la educción de relaciones en diferentes tipos de materias. '•V
Enanos recientes se han efectuado más investigaciones de este tipo (1, 14, 29, 63).
Cabe discernir algunas correspondencias entre los factores aislados mediante
estos diferentes análisis, aunque el acuerdo está lejos de ser total (51, 62). Sin em-
fas r f' 4 Í Í
bargo, la contribución última de tales estudios solo podrá valorarse cuando se
elaboren tests con grandes pesos o saturaciones de cada factor y se haya determinado
su efectividad en la predicción del rendimiento en la vida. Hasta ahora se han hecho
relativamente pocos progresos en la conexión de cualquiera de los factores identifica- FIG. ll-3.—Elementos de test de Thurstone que ilustran el primer factor de pregnancia (velo-
dos en la investigación sobre el poder creador con los criterios externos de la realiza- cidad de pregnancia): ¿qué representa cada cuadro? (De Thurstone, 92, pág. 7.)
ción creadora.
corrientes de las respuestas a los tests proyectivos \ Estas teorías aducen que los
11-4. Percepción y personalidad.—Otro gran núcleo de investigación contem- individuos exhiben modos característicos de percepción relativamente constantes, que
poránea se interesa por la exploración de nuevos caminos que conduzcan a la orga- a menudo están relacionados con importantes diferencias de personalidad. Entre los'
nización de la personalidad. Conviene advertir, a este respecto, que la dicotomía tipos perceptivos propuestos pueden mencionarse la dominancia de la forma frente
tradicional entre factores intdectuales y no intelectuales parece deshacerse gradual- a la del color, ejemplificado en la tendencia a percibir y recordar con preferencia
mente. Esta tendencia se manifiesta en el número creciente, de estudios que hacen formas o colores en figuras coloreadas expuestas rápidamente. Otra distinción es
un corte transversal de las dos áreas y en la naturaleza de algunas de las nuevas entre tipos perceptivos sintéticos o analíticos. Cuando al sujeto se le presenta un'
técnicas de aplicación de tests. Varios proyectos en gran escala sobre la medida material visual complejo, ¿tiende a percibir un todo integral con poco detalle, o se
de los rasgos básicos de la personalidad se han dirigido hacia el desarrollo de tests concentra en una percepción minuciosa de detalles aislados o sin relación?
objetivos de funciones relativamente simples, tales como las actividades sensoriales, En los últimos años han aparecido varias investigaciones factoriales de la per-
motoras, de percepción, de aprendizaje y asociativas (cf. 6, págs. 649-58). Como cepción, iniciadas por el análisis factorial de unos 40 tests perceptivos, hecho por
ejemplos de este método pueden citarse las obras de Thurstone (95, 97), MacKin- Thurstone en 1944. Un subproducto de este estudio fue su demostración de que
non (61), Cattell (20) y Eysenck (35). 1
En VERNON puede encontrarse un resumen de tales teorías (111, págs. 247-56).
Un tipo de función que ha llegado a ocupar un lugar preeminente en las discu-
326 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Percepción y personalidad 327
muchas tareas perceptivas familiares arrojan grandes diferencias individuales en la Pemberton, usando inventarios de personalidad y autovaloraciones (67), ha esta-
velocidad y otros aspectos de la respuesta. Thurstone identificó siete factores per- blecido también ciertas diferencias temperamentales entre las personas que puntua-
ceptivos importantes usando como sujetos 194 estudiantes universitarios. Dos de los ban alto en el primer factor de pregnancia y las que lo hacían en el segundo. Los
factores han demostrado ser muy fructíferos en la investigación subsiguiente, espe- sujetos que sobresalían en el primer factor, el de velocidad, tendían a valorarse
cialmente en relación con variables de personalidad. Ambos se refieren a la preg- como sociables, rápidos en sus reacciones, artísticos, confiados, sistemáticos, claros
nancia o percepción de figuras completas en distintas condiciones de estimulación y precisos y enemigos de los problemas lógicos y teóricos. En contraste, los que
(90, 92). El primer factor de pregnancia (velocidad de pregnancia) comprende el puntuaban alto en el segundo factor, flexibilidad de pregnancia, tenían estimacio-
reconocimiento de una palabra, objeto o figura familiares en un campo visual rela- nes propias altas en rasgos tales como el retraimiento social, la independencia de
tivamente desorganizado o mutilado. En la figura 11-3 se reproducen elementos las buenas opiniones de los demás, el análisis, el interés por los problemas teóricos
típicos de un test altamente saturado con este factor (test común de completación de y científicos y la aversión hacia la sistematización rígida y la rutina.
figuras). Las cuatro estampas representan un perro, un tílburi, un fogón y un caballo Uno de los proyectos más ambiciosos sobre la percepción y la personalidad es
con su jinete, respectivamente. el estudio realizado durante diez años por Witkin y sus asociados (117) sobre la
El segundo factor de pregnancia (flexibilidad de pregnancia) requiere la identi- orientación espacial perceptiva. Este estudio guarda relación con la materia pre-
sente, aunque no se utilizaron técnicas factoriales. Los datos principales se deri-
A -W- -fr m V varon de tres tests sobre la percepción que el sujeto tiene de la vertical. En
uno de ellos, el test de la varilla y el marco, el sujeto se sienta en una habi-
tación oscura observando una varilla luminosa y móvil, rodeada por un marco
también luminoso. El experimentador puede variar independientemente la posi-
ción y el ángulo de la varilla y el marco. El sujeto debe informar cuándo aparece
• T - & la varilla vertical, sin hacer caso de la posición del marco. En el test de la silla y
la habitación oscilantes, tanto la silla del sujeto como la habitación del experimento
pueden variar independientemente de posición, consistiendo el cometido del sujeto
en enderezar la posición de la silla en algunos ensayos y la de la habitación en otros.
El tercer test, conocido como el de la habitación giratoria, es similar al de la silla
FIG. 11-4.—Elementos del test de Thurstone que ilustran el segundo factor de pregnancia de y habitación oscilantes, mas en él la habitación también puede girar. La puntuación
Thurstone (flexibilidad de pregnancia): ¿cuál de los cuatro dibujos de la derecha contiene el de la orientación en cada uno de los tres tests depende del ángulo entre la fijación
de la izquierda? (De Thurstone, 92, pág. 7.)
que el sujeto hace de la vertical y su posición verdadera. El estudio inicial se llevó
ficación de una figura en medio de un campo visual confuso y abundante en motivos a cabo con adultos jóvenes, la mayor parte estudiantes universitarios. Más tarde
de distracción. En la figura 11-4 se dan dos elementos de un test con valor alto en se realizaron investigaciones con niños y con pacientes psiquiátricos.
este factor (test de figuras de Gottschaldt). En cada fila el dibujo de la izquierda Los análisis de las respuestas a los tests de orientación espacial revelaron amplias
se puede hallar oculto o encajado en algunos de los cuatro dibujos de la derecha. diferencias individuales en lo que los autores llaman dependencia del campo, o
En la primera fila, la respuesta correcta incluye los dos últimos dibujos; en la grado en que la percepción que el sujeto tiene de la vertical está influida por el
segunda incluye el primero y el tercero. Es interesante advertir que los individuos campo visual circundante. Se ha aportado una considerable serie de testimonios que
que presentan una buena ejecución en tareas que exigen el primer factor de preg- indica que este rasgo perceptivo es una característica constante, relativamente esta-
nancia no tienen necesariamente que sobresalir en aquellas que requieren el segundo. ble, y que es bastante general. De este modo, los coeficientes de fiabilidad del test
Thurstone nos da algunos datos sugestivos que indican las posibles relaciones de de pares-impares y de su repetición eran altos, y la mayor parte de las intercorrela-
estos dos factores con rasgos de personalidad. ciones entre los tres tests de orientación, significativa. De mayor interés aún son las
Otros análisis factoriales recientes de tareas perceptivas han confirmado algunos correlaciones significativas entre los tests de orientación y el de figuras encajadas
de los factores de Thurstone, además de identificar varios nuevos (42, 71). Son de (semejante al previamente citado de figuras de Gottschaldt), que puede considerarse
especial interés los dos estudios de Pemberton (66, 67), que aportaron pruebas de como una medida de la dependencia del campo en una situación puramente visual.
relación entre los dos factores de pregnancia de Thurstone y características de tipo Fundándose en los tests proyectivos y en las entrevistas clínicas, los investiga-
cognoscitivo y temperamental. El segundo factor de pregnancia. la flexibilidad, pa- dores registran también diferencias de personalidad características, asociadas con
recía estar relacionado con la capacidad de razonar, hecho de que también han puntuaciones altas y bajas en cuanto a la dependencia del campo. Todas estas rela-
informado otras investigaciones sobre el razonamiento (14, 49, 66). ciones se nos presentan como plausibles y pueden abrir caminos provechosos para
328 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Condiciones que afectan a la organización de rasgos 329

el análisis de la personalidad. Ha de advertirse, sin embargo, que las correlaciones tests a niños de la escuela elemental en dos o tres niveles de edad. Tres de estos
entre las características de personalidad y las puntuaciones de orientación obtenidas estudios fueron transversales (27, 45, 68) y uno longitudinal (9).
en este estudio pueden haberse contaminado por el conocimiento previo que el Investigaciones más recientes han hecho surgir dudas en cuanto a una simple
experimentador tenía de las puntuaciones de orientación de los sujetos. Es, pues, hipótesis de diferenciación. Desde luego, los estudios sobre niños sometidos a tests
deseable una verificación ulterior en condiciones más rígidamente controladas. poco después de su ingreso en la escuela siguen revelando un amplio factor general,
evidenciado por correlaciones altas entre factores de grupo (10, 32). Del mismo
11-5. Condiciones que afectan a la organización de rasgos.—Con la aplica- modo, el patrón de puntuaciones de factores señala poca constancia entre los niños
ción del análisis factorial a sujetos de diferentes edades, sexos, educación, ocupa- de los primeros grados. Así, Tyler (103) informa que las puntuaciones de los ni-
ción y otras características se han aclarado ciertar diferencias colectivas en los patro- ños de cuarto grado en los teste de aptitudes mentales primarias de Thurstone podrían
nes de factores. Lo que al principio pudiera parecer una mezcla confusa de datos predecirse del mismo modo con las puntuaciones totales que con las puntuaciones
discordantes, llegaría finalmente a encajar en un cuadro inteligible. Además, mediante de factores separados obtenidas tres años antes por los niños.
la comparación de los patrones de factores en grupos diversos, podemos aprender Sin embargo, otros estudios recientes han dado resultados que no parecen estar
algo acerca de la naturaleza de las relaciones entre los rasgos y de cómo se desarrollan de acuerdo con la hipótesis de la diferenciación (11, 25, 28, 31, 33, 55, 64, 85, 86).
estos (5). Ya en 1927, Spearman llamó la atención hacia tales diferencias de grupo, En su mayor parte son transversales, y solo se conocen dos que usan el método
al afirmar: «Otra importante influencia sobre la saturación de una aptitud con g longitudinal que incluye una sola repetición del test (64, 86). Las edades abarcadas
parece ser la clase de persona de que se trate.» (82, pág. 217.) En aquella fecha nos por los diferentes estudios se extienden desde los cinco años y medio hasta los
daba también algunos datos que sugerían que entre los individuos de más edad y setenta y cinco años, aunque ningún estudio cubre la amplitud total. A primera
más inteligentes las aptitudes están más especializadas y el factor general tiene una vista, los resultados de las diversas investigaciones parecen conducir a conclusiones
importancia muy relativa. Es interesante advertir que, en gran parte, los estudios muy divergentes. En algunos, el grado de generalización o especialización de las
de Spearman y sus discípulos se realizaron con escolares, hecho que explica hasta aptitudes parece permanecer notablemente uniforme con la edad; en otros, las ap-
cierto punto la insistencia de estos investigadores sobre la importancia del factor g. titudes parecen generalizarse más cuanto mayor es el individuo; en otros todavía,
Por otro lado, la mayoría de los primeros estudios de los partidarios de los facto- es evidente una tendencia hacia la diferenciación hasta una determinada edad, se-
res de grupo americanos se llevó a cabo sobre estudiantes universitarios. La inves- guida después por una tendencia contraria hacia una mayor generalización.
tigación fue de escasa o nula confirmación sobre la existencia de un factor general. Por otra parte, Burt (15), que propuso ya en 1919 la hipótesis de la diferen-
De acuerdo con ello, se concedió mayor importancia a unos pocos factores de ciación con la edad, recientemente ha reafirmado esta posición, según un examen
grupo amplios. del trabajo publicado posteriormente. Cita sus primeros estudios longitudinales de
Considerando la investigación factorial sobre la conducta animal podremos hacer escolares, que demostraban un declive en la contribución del factor general y un
avanzar nuestra comprensión de las condiciones que influyen en la organización aumento en la contribución de los factores de grupo con la edad. Atribuye los
de los rasgos. Del mismo modo, la comparación de las experiencias relativas a las hallazgos contradictorios de otros estudios a deficiencias metodológicas, muchas de
aptitudes con las pertenecientes al área de la personalidad nos proporcionará claves las cuales discute en su artículo. Burt concluye que «entre la última parte de la
adicionales para el desarrollo de patrones factoriales. Por último, unos cuantos estu- infancia y el comienzo de la adolescencia se da un aumento claro en la especiali-
dios indican cambios en la organización factorial en condiciones experimentales. zación de la aptitud» (15, pág. 85). Atribuye estas especialización a la maduración
más bien que a otros factores educativos o de la experiencia, explicación a la
En esta sección reuniremos los resultados pertinentes que proceden de todos estos
que otros autores se opondrían. En cuanto a los cambios que se dan después
orígenes distintos.
de la adolescencia, advierte que no es fácil encontrar testimonios de una ulterior
Edad, educación y otras diferencias de grupo—Un número de estudios relativa- diferenciación de aptitudes, aunque a menudo es discernible una especialización de
mente grande se ha interesado por los cambios con la edad en la organización de los intereses.
las aptitudes. Garrett (44), examinando los resultados de la investigación anterior Un examen de las debilidades metodológicas que caracterizan a muchos de lqs
a 1946 en grupos que variaban desde niños de cinco años hasta estudiantes estudios sobre los cambios de la edad en la organización de rasgos ayudará a seña-
universitarios, concluía que la inteligencia está relativamente indiferenciada en la lar los peligros ocultos en esta clase de investigación. Los tests escogidos para este
primera infancia y se va especializando con la edad. La comparación de diversos estudio deben ser tales que hagan resaltar inequívocamente factores de grupo. Es,
estudios sobre sujetos que variaban en edad procuró datos a estos efectos (43, 89, 98), pues, deseable tener más de un test para representar cada factor que haya de ser
así como cuatro estudios expresamente destinados a probar la hipótesis de la dife- identificado. Por la misma razón, la mayoría de los tests de inteligencia general no
renciación con la edad. En las últimas investigaciones se examinó con los mismos son apropiados para este tipo de análisis. Los estudios que usan el WISC (55) (esca-
Condiciones que afectan a la organización de rasgos 331
330 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes
Otra condición que puede llevar a resultados discrepantes estriba en el intervalo
la común de inteligencia, de Wechsler), Wechsler-Bellevue (11), WAIS (escala de
de edad que abarquen los diferentes investigadores. Es muy posible que la dirección
inteligencia para adultos, de Wechsler) (28) y el Alfa del Ejército (64), p. ej., están
del cambio en la organización de las aptitudes pueda diferir al principio de la infan-
sujetos a esta limitación. Del mismo modo, Hsü (59) ha sugerido que el pretendido
cia, en el último período de ella y en la edad adulta. De aquí que los resultados
factor g, identificado en la infancia, puede ser un artefacto del tipo de test usado
de cualquier estudio no puedan generalizarse más allá del intervalo de edad que
con los niños, en el que los elementos no están suficientemente diferenciados.
abarque. Además, puede que algunos estudios incluyan tan poca amplitud de edad
Es también importante asegurarse de que los tests tienen los adecuados límites
que no sea posible discernir ninguna tendencia significativa en los resultados. Final-
inferior y superior para evitar la restricción artificial de la amplitud entre los sujetos
mente, es esencial investigar si los sujetos diferían en algún aspecto importante
más jóvenes o más viejos, respectivamente. Otro punto se refiere a la fiabilidad del
además de la edad. En estudios sobre estudiantes de primera y segunda enseñanza
test, la cual es probable que aumente con la edad, especialmente en el caso de los
y universitarios, los sujetos de más edad han hecho también más progresos en la
niños muy pequeños. Tal aumento pudiera dar lugar a otros falsos en las ínter-
escuela. En investigaciones con adultos de más edad suele hallarse la tendencia
correlaciones del test, con el consiguiente aumento en la aparente generalización de las
opuesta. Debido al creciente nivel educativo de la población, las personas mayores
aptitudes con la edad. Del mismo modo, el mayor acostumbramiento a los tests
examinadas en la actualidad han recibido, en conjunto, menos educación que las más
con la edad pudiera añadirse a la contribución del factor g, puesto que esta adulte-
jóvenes (cf. Cap. 8). Los análisis factoriales del Wechsler-Bellevue (11) y el WAIS
ración es probable que afecte a la ejecución de cualquier sujeto en todos los tests.
(28), p. ej., arrojan diferencias en la organización de rasgos que pueden derivarse,
En relación con el análisis estadístico, Burt (15) ha indicado que el método en parte o por entero, de las diferencias educativas.
de análisis de factores que se elija debe adaptarse a la identificación de factores
Ha sido también objeto de atención directa el efecto que la distinta cuantía o
de grupo y no tender a que explique la mayor parte de la correlación en función
calidad de la educación pueda tener sobre la organización de los rasgos. Filíela (38),
del g. Opina que en algunos casos se han empleado procedimientos factoriales in-
en un estudio realizado en Colombia con alumnos de escuela secundaria, halló
apropiados para este tipo de estudio. Además, el factor general identificado en algu-
algunas correspondencias sugestivas entre el tipo de curso de estudios que los alum-
nas investigaciones puede no ser el mismo en diferentes edades; p. ej., si el factor
nos habían seguido y la naturaleza de los factores identificados mediante el análisis
general al principio de la infancia es el resultado de correlaciones altas entre apti-
factorial de una batería de seis tests; p. ej., entre los muchachos que asistían a escue-
tudes separadas, mientras que el mismo factor entre niños de más edad es un
las técnicas, los dos factores que más claramente sobresalían eran el de razona-
amplio factor verbal que afecta a la ejecución de cada uno de los tests, una compa-
miento cuantitativo y el de razonamiento mecánico-espacial. Por otro lado, entre
ración directa de las contribuciones de estos dos factores generales nos dice poco
estudiantes de segunda enseñanza, los mismos tests revelaron un factor verbal y otro
acerca de la diferencia de las aptitudes con la edad.
no verbal. El patrón de las correlaciones de los tests, así como la composición facto-
Otro grupo de consideraciones se refiere a la elección de los sujetos. En los rial resultante de los tests individuales, difería de este modo ampliamente de un
estudios transversales (que constituyen la gran mayoría de los estudios de que dis- tipo de escuela al otro. Se encuentran datos análogos en el resumen hecho por
ponemos) los factores selectivos pueden reducir la comparabilidad de los distintos Vernon de cierto número de estudios británicos (112); p. ej., un primer estudio
grupos de edad. Es especialmente importante una posible diferencia del grupo en sobre la organización de la aptitud matemática entre escolares ingleses reveló
heterogeneidad, puesto que esto afectará la magnitud de las intercorrelaciones x. Así, grandes variaciones en las correlaciones entre las puntuaciones obtenidas en álgebra,
por ejemplo, los estudiantes universitarios son un grupo más homogéneo con res- aritmética y geometría en las diferentes clases de la escuela. Se encontró que estas
pecto a las aptitudes intelectuales que las personas no seleccionadas de las mismas variaciones estaban relacionadas con condiciones tales como si las tres asignaturas
edades. Esta diferencia se refleja en los datos de la organización de rasgos. Por esto las enseñaba o no el mismo profesor, o si los métodos de enseñanza concedían
las correlaciones entre tests de áreas verbales, numéricas y espaciales aplicados a importancia a las semejanzas de la técnica entre estas tres ramas de la matemática.
universitarios son bajas y despreciables. Por otra parte, se han hallado correlaciones En sus investigaciones con personal militar británico, Vernon y Parry (113) obser-
mucho más altas entre tales tests, en el caso de personal del ejército o la armada, del varon que la formación técnica estaba relacionada con la naturaleza de los factores
mismo nivel de edad que los estudiantes antes citados (106, 107). Los grupos últimos de grupo. Existen también pruebas de una saturación algo diferente de aptitudes entre
son más heterogéneos, y han recibido, por término medio, menos educación que los estudiantes de rendimiento escolar alto y bajo (70), y entre aquellos que obtienen
los estudiantes universitarios. El factor g sobresale más en tales estudios de adultos, puntuaciones totales altas y bajas en una batería de tests de aptitud (79). Tales
relativamente no seleccionados, que en las investigaciones sobre estudiantes. estudios sugieren que los estudiantes que mejor han aprovechado las experiencias
1
estandardizadas que les proporcionan en la escuela no solo puntúan más alto en
KELLEY (60) argüía que la mayor parte del factor g que se halla entre los niños puede los tests, sino que presentan también un patrón diferente de intercorrelaciones entre
resultar de la heterogeneidad de la madurez intelectual, dentro de un único nivel de edad.
De este modo, el niño de desarrollo más rápido tenderá a puntuar más alto en todos los los mismos.
tests que el de desarrollo más lento.
332 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Condiciones que afectan a la organización de rasgos 333

Se han observado diferencias sexuales en el patronaje de aptitudes ya en el grado difícil satisfacer ciertos requisitos metodológicos del análisis factorial, tales como
primero (10, 102), así como entre niños de la escuela elemental y estudiantes uni- alta fiabilidad del test, un número suficiente de variables experimentalmente inde-
versitarios (cf. 5). En cierto número de estos estudios, los factores espaciales y cuan- pendientes, que permitan la adecuada determinación y definición de los factores, y
titativos se destacaban más claramente como aptitudes separadas entre los chicos bastantes sujetos para que arrojen correlaciones estables.
que entre las chicas. Aunque las diferencias específicas encontradas sen demasiado Roy ce (73) ha resumido los estudios importantes sobre animales publicados antes
complejas para resumirlas brevemente, todos los estudios en los que se han inves- de 1950. Cerca de una docena de las primeras investigaciones informaban sobre corre-
tigado diferencias sexuales en la organización de los rasgos están de acuerdo en laciones entre dos o más medidas del aprendizaje. Todas se referían a ratas, con
mostrar composiciones factoriales distintas, al menos en algunos tests, en el caso de excepción de un estudio que empleó pollitos. Las correlaciones eran uniformemente
los dos sexos. Se han hallado también datos sugestivos sobre diferencias en el patro- bajas, excepto aquellas entre tareas muy parecidas, tales como los diferentes labe-
naje de aptitudes en personas empleadas en ciertas ocupaciones (5, 112) y en miem- rintos. No existía evidencia de un factor genera] de aprendizaje, ni de ningún tipo
bros de grupos socioeconómicos y étnicos distintos (69). de factores de grupo, excepto unos pocos de alcance muy limitado. La regla parecía
Una consideración de los datos de que disponemos sobre diferencias de grupo ser una alta especificidad de ejecución.
en la organización de rasgos nos lleva a dos hipótesis prometedoras. Primero, las La primera investigación sistemática de la conducta animal por medio de los
personas con diferentes panoramas de experiencia o biografías de reacción distintas procedimientos corrientes del análisis factorial se encuentra en un estudio hecho
muestran diferentes saturaciones de factores en los mismos tests. Si se corrobora esta por R. L. Thorndike (88) sobre la conducta de las ratas. Se obtuvo un total de 32
hipótesis, sugiere que las distintas personas utilizan diversos métodos de trabajo en puntuaciones a partir de siete situaciones experimentales, que incluían laberintos, ca-
la ejecución de la misma tarea (13, 75, 78). Un individuo puede resolver un pro- jas problemas, aparatos de respuesta condicionada, tambor rotatorio y una caja de
blema mediante el razonamiento verbal, mientras que para otro requiere principal- obstrucción para medir la relativa fuerza de los diferentes impulsos. Los sujetos
mente el empleo de la memoria repetitiva, y para un tercero, la visualización espacial. fueron 64 ratas albinas. Los análisis factoriales arrojaron tres factores, que se iden-
Esta hipótesis indica la necesidad de que se lleve a cabo más trabajo de inves- tificaron como docilidad, transferencia del adiestramiento y un factor de respuesta
tigación sobre los métodos de trabajo, mediante observaciones directas de la ejecu- condicionada. Después, Van Steenberg (108) volvió a analizar los datos de Thorndike,
ción, informes verbales de los sujetos y otros procedimientos adecuados. extrayendo más factores y haciendo girar los ejes centroides buscando una estruc-
Una segunda hipótesis, relacionada con la anterior, se refiere al desarrollo de tura simple. Este análisis arrojó diez factores; el autor opinó que cinco de ellos
los mismos factores de grupo. Puede ocurrir que la biografía de reacción del indivi- podían interpretarse con alguna confianza. Describió estos factores así: capacidad
duo tienda a dar forma a los mismos factores de grupo identificados por las técnicas para aprovecharse de las claves visuales (común a los laberintos elevados), adapta-
factoriales. Se esperaría, pues, que tales factores de grupo siguieran las líneas a lo bilidad a las nuevas situaciones, rapidez de movimiento, aptitud para aprender las
largo de las cuales se han organizado las experiencias educativas vocacionales y sucesiones de izquierda y derecha e intuición o percepción visual del patrón total
otras, dentro de una cultura particular. Como resultado de ello, los tipos de tareas de estímulos. En otro estudio análogo realizado por Vaughn (110) se aislaron ocho
que se aprenden al unísono—en la escuela, en el empleo o dondequiera que sea— factores, cuatro de los cuales se identificaron experimentalmente como sigue: velo-
tenderían a correlacionarse. Los datos en los que se apoya esta hipótesis se pueden cidad, fiereza-timidez, aprendizaje asociativo o intuitivo y transferencia. Los tra-
reunir de una manera más efectiva mediante estudios longitudinales de los mismos bajos de Searle (77) y Wherry (114, 115) son ejemplos de otros modos en que
individuos antes y después de un período bastante largo de asistencia a la escuela, se ha aplicado el análisis de factores al estudio de la conducta animal. Searle aplicó
ejercicio de la actividad y cosas semejantes. Sería también de mucho interés com- análisis factoriales invertidos a los datos de aprendizaje de las ratas, correlacionando
parar los patrones de factores en culturas muy diversas. ¿Sería probable que encon- ratas en lugar de tests (cf. Cap. X). Así, tales correlaciones indicaban el grado de
tráramos un factor de comprensión verbal que lo invadiera todo en una cultura semejanza de los patrones de puntuación o perfiles entre diferentes ratas. Utilizando
preliteraria, o un factor de aptitud mecánica en una civilización no industrial? ratas descendientes de las seleccionadas por Tryon, inteligentes y torpes en el labe-
Quizá es hoy demasiado tarde para hallar respuestas a estas cuestiones particulares. rinto (cf. Cap. IV), Searle obtuvo 30 medidas de la conducta en cada una. Las
Pero al menos podemos utilizar el campo de culturas de que disponemos para, en intercorrelaciones y análisis de factores de estos datos verificaron la hipótesis de »
menor escala, contestar a preguntas semejantes. que las ratas inteligentes y las torpes para el laberinto presentan diferentes perfiles
de puntuación y constituyen dos tipos distintos de conducta. La correlación media de
Análisis factorial de la conducta animal.—La aplicación del análisis de factores las inteligentes con las torpes era de 0,19, mientras que la intercorrelación media
a la conducta animal se halla todavía en un estado exploratorio. Es reducido el de las inteligentes entre sí era de 0,59, y la de las torpes entre ellas de 0,53. Un exa-
número de estudios que emplean tales técnicas y sus resultados han de considerarse men detallado de las medidas específicas en las que diferían los perfiles de las inteli-
solo como tanteos. Se ha encontrado que en la investigación animal es relativamente gentes y las torpes, condujo a Searle a las descripciones de estas dos castas, citadas en
ANASTASI.—12
334 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Condiciones que afectan a la organización de rasgos 335

el capítulo IV. Se recordará que las principales diferencias se hallaban en carac- tribución más provechosa que los estudios animales pueden hacer al análisis de
terísticas emocionales y motivacionales más bien que en el aprendizaje general o las relaciones entre los rasgos es la investigación experimental de cómo los patrones
de factores se desarrollan bajo condiciones controladas. Apenas si se ha abierto la
en los factores de aptitud.
espita de las oportunidades que este método puede proporcionar.
Wherry utilizó otra variación del análisis de factores para estudiar los cambios
en la composición factorial de la misma tarea en diferentes estadios de aprendizaje.
Cuando se aplicó a los datos publicados sobre el aprendizaje de laberintos y de otros Cambios producidos experimentalmente en los patrones factoriales.—Demasiado
tipos, su análisis arrojó resultados notablemente constantes. En cada caso identificó a menudo el experimentador se ha preguntado simplemente: a ¿Cuál es la organi-
zación de los rasgos psicológicos?», o «¿Cuáles son los rasgos humanos más im-
tres factores, uno de los cuales predominaba en el estadio inicial del aprendizaje,
portantes?», en vez de preguntar: «¿Cómo llega a organizarse la conducta?» y
otro en el medio y otro en el final. El primero parece corresponder al aprendizaje
«¿Cómo se desarrollan los rasgos psicológicos?» Las inconsistencias aparentes en
empírico; el segundo, a la conducta incierta y de reconstrucción, y el tercero, al apren-
los descubrimientos de la investigación sobre los rasgos en edades distintas o con
dizaje intuitivo de la respuesta correcta. Es también interesante advertir que una apli-
diferencias educativas o de otros aspectos señalan la necesidad de una investiga-
cación de este análisis a los datos de Tryon reveló diferencias en la contribución rela- ción más directa del mecanismo por el que se desarrollan los rasgos: el modo en
tiva de estos tres factores en los grupos de individuos inteligentes y torpes; por que el panorama de la experiencia específica de los diferentes individuos determina
ejemplo, entre las ratas inteligentes el tercer factor se presentaba más pronto en la organización de su conducta en rasgos más o menos unitarios y estables.
el curso del aprendizaje que entre las torpes.
Anastasi (4) llevó a cabo un estudio exploratorio de esta cuestión. El objetivo
Las técnicas factoriales se han empleado recientemente en conexión con un
principal de la investigación era la alteración experimental de un patrón factorial
proyecto de largo alcance sobre genética y conducta social, con perros (76).
mediante una experiencia interpolada breve y adecuada. Se aplicaron cinco tests*
Royce (74) analizó factorialmente las intercorrelaciones entre 32 medidas fisio-
a 200 escolares de sexto grado, que incluían vocabulario, prueba de memoria inme-
lógicas, psicológicas y sociales de emocionalidad obtenidas de 53 perros. De los
diata de dígitos, razonamiento verbal de tipo silogístico, multiplicación con clave y
diez factores que se extrajeron, los de mayor interés psicológico incluyen: agre-
análisis de patrones. A todos los sujetos se les dieron entonces instrucciones sobre
sividad, nivel de actividad y dos factores de timidez, uno caracterizado por
el uso de técnicas o artificios especiales, que facilitaban >la ejecución de los tres
una conducta aterrada y el otro por el retraimiento y la hiperactividad. En
últimos tests solamente. En general, la naturaleza de esta instrucción era semejante
un estudio de 73 perros (muchos de los cuales eran los mismos usados por
a la recibida en el curso del trabajo escolar, como, p. ej., en la enseñanza de las
Royce), Anastasi et al. (7) analizaron datos sobre 17 variables derivadas de situa-
operaciones aritméticas, abreviaturas del cálculo y cosas semejantes. Después de
ciones distintas de aprendizaje. Se aislaron cinco factores, y de modo empírico se
un lapso de trece días se aplicaron formas paralelas de los mismos cinco tests, exac-
interpretaron como sigue: actividad e impulsividad, docilidad o disposición para
tamente bajo las mismas condiciones que en el test inicial. Como el experimento
responder al adiestrador humano, aptitud manipulativa, observación visual y per-
total era de tan corta duración, los cambios de edad fueron probablemente despre-
sistencia de hábitos posturales. Los resultados sugerían también que la composición
ciables y la influencia de otras condiciones exteriores relativarhente ligera.
factorial de la misma tarea puede variar en los diferentes estadios del aprendizaje.
Al repasar las experiencias de que se dispone en las investigaciones sobre la orga- La comparación de las intercorrelaciones entre las cinco variables en la prueba
nización de rasgos en los animales causan impresión, primero, por la ausencia de inicial y final no mostró prácticamente cambio alguno en la correlación entre los
todo amplio factor de aptitud, tal como el que se presentaba en los estudios huma- dos tests sobre los que no se dio instrucción; es decir, los de vocabulario y amplitud
nos ; segundo, porque la estructura factorial de la misma tarea puede cambiar en el de la memoria. Se encontró una ligera variación en las correlaciones entre los tests^
curso del adiestramiento; tercero, porque parece existir una trama más densa de de instrucción y no instrucción, y un cambio señalado en las correlaciones entre los
los aspectos intelectuales y emocionales de la conducta que la que solía hallarse en tres tests do instrucción. Los análisis de patrones factoriales revelaron señaladas
los sujetos humanos. Los estudios sobre el aprendizaje animal, p. ej., han extraído diferencias de la prueba inicial a la final. Un examen de los pesos de los factores
repetidamente al menos algunos factores que podrían describirse mejor en su aspecto en los cinco tests, antes y después de la instrucción, sugería que los cambios eran,
emocional y motivacional. La dicotomía tradicional entre aptitudes y personalidad tales como podían esperarse de la naturaleza de la experiencia interpolada. Esté
no ha surgido de la investigación factorial sobre animales. Cabe preguntarse hasta experimento podía así considerarse como una especie de versión comprimida de
qué punto puede proceder esta distinción en el marco de la dicotomía humana de la clase de cambios que pueden darse en las relaciones de los rasgos, en proporción
la dicotomía clásica entre las experiencias del curso y las exteriores a él, entre el mucho más baja, en el curso de la vida escolar ordinaria.
desarrollo intelectual estandarizado y el desarrollo emocional que no lo está. De También son apropiados los estudios sobre los efectos de la práctica en los pa-
una cosa podemos estar seguros: esta es una dicotomía a la que los animales no trones de factores. Woodrow (118, 119), p. ej., encontró marcados cambios en los
han estado expuestos, ni en la naturaleza ni en el laboratorio. Probablemente, la con- pesos de los factores de los tests que seguían a una práctica prolongada. Tampoco
336 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Rasgos comunes opuestos a los individuales 337

eran estos cambios asunto de una mayor confianza en la rapidez o en la aptitud modificarse la suposición corriente de que el equipo sensitivo, neuronal y muscular
general después de la práctica. Greene (48) obtuvo resultados análogos en una del individuo fija ciertos límites últimos a la ejecución, teniendo en cuenta la varie-
comparación de patrones factoriales valorada para los intentos primero y cuarto dad posible de métodos de trabajo. El cambio del método de trabajo puede superar,
de un conjunto de tests motores y visuales. Se daban muchos cambios en la com- en parte, algunas de estas limitaciones físicas, y de este modo permitir ai sujeto
posición factorial de los tests, algunos de los cuales presentaban correspondencias sobrepasar su nivel de capacidad establecido previamente. En cierto sentido, todo
interesantes con los observados en la ejecución o en los informes del sujeto. el proceso de la educación es un medio para el cambio de los métodos de trabajo.
Fleishman y Hempel (40) siguieron un método algo distinto en una valoración
de los cambios de la práctica en el test de coordinación compleja de las Fuerzas 11-6. Rasgos comunes opuestos a los individuales.—Algunos tratadistas de la
Aéreas de los Estados Unidos. Este test requiere el aprendizaje de una complicada personalidad han distinguido entre rasgos comunes y rasgos individuales, distinción
tarea psicomotora, que comprende los ajustes de un mando y timón como los de un que Allport propuso muy explícitamente (2). Los rasgos comunes son los que carac-
aeroplano, en respuesta a patrones de estímulos visuales. Se permitió a los suje- terizan a la gente en general, o por lo menos a grandes grupos. Son los que ordi-
tos 64 ensayos, de los que se derivaron ocho puntuaciones, correspondientes a los nariamente se identifican mediante el análisis factorial y se miden por los tests
sucesivos estadios de práctica. Después se hizo un análisis factorial de estas ocho tipificados, en donde la ejecución del individuo se valora en función de normas de
puntuaciones, junto con las correspondientes a 18 tests escogidos como variables de grupo. Por otra parte, los rasgos individuales se refieren al tipo de rasgos identifi-
referencia para la identificación de distintos factores. Los resultados indicaron cam- cado mediante un análisis de las experiencias propias de un individuo particular.
bios sistemáticos progresivos, alcanzados con la práctica, en la estructura factorial Esta clase de rasgo, que refleja la organización de la conducta idiosincrática del
del test de coordinación compleja. El test se hacía factorialmente menos complejo individuo, se observa mediante procedimientos clínicos y otros intensos y prolongados
—mostrando altos pesos en menos factores—a medida que progresaba el aprendi- estudios de un solo individuo; sirvan como ejemplos la técnica P de Cattell y la Q
zaje. Se observó también un cambio en la naturaleza de los factores que contribuían de Stephenson (Cap. X). Pueden considerarse estas teorías, desde un punto de vista,
a la ejecución en los estadios primeros y últimos de la práctica. como un intento de compromiso entre los dos extremos de rasgos comunes y rasgos
Estos ensayos experimentales hacia el desarrollo de los rasgos abren un camino individuales; requieren esencialmente un modelo de relaciones de conducta com-
para explorar el mecanismo mediante el que puedan haberse desarrollado los rasgos partido por un grupo de gente relativamente limitado: menor que los grupos a los
identificados en los estudios puramente descriptivos o transversales. Los efectos que se adscriben los rasgos comunes de los análisis factoriales, pero incluyendo
más de un solo sujeto. En general, los rasgos individuales y los conceptos de tipo
acumulados de la educación, ocupación y otras actividades de la vida diaria sobre
han florecido principalmente entre los tratadistas de la personalidad, mientras que
la organización de la conducta pueden iluminarse por el estudio de los efectos
los rasgos comunes han encontrado más apoyo en la clasificación de las variables
condensados de experiencias de corto alcance experimentalmente controladas. Fer- intelectuales.
guson (36) nos ofrece una estimulante discusión teórica del modo en que pueden
Ha de recordarse que cualquiera que sea el método por el que se identifique un
llegar a diferenciarse los rasgos como resultado de la transferencia del adiestra-
rasgo es esencialmente un patrón de relaciones en el campo de la conducta del indi-
miento. viduo. El llamado rasgo común, localizado al estudiar un grupo de personas y no un
Cabe argüir que todo lo que puede cambiarse en estos experimentos es el método solo individuo, es simplemente una descripción generalizada de un patrón de rela-
de trabajo que el sujeto emplea en la ejecución de los tests. Tal explicación es cier- ciones de conducta, compartido por un grupo de personas. ¿Por qué, pues, han
tamente plausible, pero ha de usarse consecuentemente; p. ej., cuando las puntua- hallado los rasgos comunes una aplicabilidad más útil en la descripción de las
ciones de tests de sujetos de edades, ocupaciones y niveles educativos diferentes funciones intelectuales que en la de las emocionales y motivacionales?
muestran diversos patrones de factores, las diferencias pueden explicarse también en Cabe ver una razón en la mayor uniformidad y tipificación de la experiencia en
función de los distintos métodos de trabajo. Además, cualquier uniformidad de orga- la esfera intelectual que en la emocional o motivacional (cf. 5, 8). Un ejemplo obvio
nización factorial entre los miembros de una población dada puede deberse, en parte, de este punto lo tenemos en nuestro sistema formal de educación, en el que el conte-
a los métodos de trabajo adquiridos en común. Los análisis de patrones factoriales nido estandarizado de la instrucción se dirige principalmente hacia el desarrolló
solo nos indican la organización de la conducta tal y como se encuentra en un grupo intelectual más bien que al emocional. Incluso si las escuelas instituyeran un «curso
de sujetos, pero no el origen de dicha organización. de estudios sobre personalidad» (pensamiento más bien deprimente) rígidamente
Si damos por sentado que los rasgos identificados por el análisis de factores son estandarizado, tampoco serían de esperar las uniformidades de organización típicas
simplemente agrupaciones funcionales en el campo de la conducta del sujeto, enton- del desarrollo intelectual, puesto que gran parte del desarrollo emocional del indi-
ces tales rasgos no pueden al mismo tiempo concebirse como aptitudes subyacentes viduo se da a través de las actividades domésticas y recreativas. No solamente los
que permanecen inafectadas, mientras el método del sujeto para realizar la tarea cursos de estudio, sino también las ocupaciones y otras áreas de la actividad txadi-
y su conducta objetivamente observable se alteran profundamente. Incluso debe
338 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes El concepto de inteligencia 339
cional dentro del marco cultural de cada uno, tienden a cristalizar y estructurar el connotaciones del término inteligencia como corrientemente se emplea. Se recordará
desarrollo intelectual en patrones relativamente uniformes. Y cuanto más tiempo ha que el fin original de los tests de inteligencia consistía en probar un gran número de
estado expuesto el individuo a estas experiencias comunes, más claramente evidentes aptitudes diferentes, a fin de llegar a una estimación del nivel general de ejecución
se hacen estos patrones. En estos términos llega a ser inteligible la creciente diferen- del sujeto. Pero en tanto que la situación individual difiere en funciones específicas,
ciación de aptitudes con la edad. una estimación general de este tipo no es satisfactoria. Está claro, además, que los
Otro punto pertinente es la objeción presentada por algunos autores (cf., p. ej.. 2, tests de inteligencia corrientes ni siquiera nos dan una estimación adecuada de!
75) de que los elementos de los tests pueden tener, por así decirlo, significados pri- promedio de aptitud del individuo, puesto que están sobrecargados de ciertas fun-
vados para cada individuo. Las discusiones de este tipo han llevado algunas veces ciones y omiten otras. Así, en los tests de inteligencia no verbales y en los de eje-
a una censura oscurantista de los tests psicológicos. En realidad, esta objeción no cución, las funciones perceptivas y espaciales desempeñan el papel principal. Por
es más que otro modo de decir que la misma respuesta puede no tener idéntico otra parte, muchos de los tests en que ha de manejarse material escrito miden
significado de diagnóstico o de pronóstico cuando está hecha por personas que en primer lugar la aptitud verbal, y en menor grado, la numérica. Como este
varían mucho en la panorámica de sus experiencias. Como en nuestra cultura las último tipo de tests es, con mucho, el más empleado, el término inteligencia ha
uniformidades y tipificación de la experiencia son más comunes en los aspectos llegado a ser casi un sinónimo de aptitud verbal; p. ej., se ha visto que la edad
intelectuales que en los emocionales de la conducta, los tests de personalidad están mental de la Stanford-Binet guarda una correlación media de 0,81, aproximada-
más sujetos a tal limitación que los de inteligencia o aptitud. Una razón adicional mente, con la ejecución en los tests de vocabulario de la escala (87, pág. 302).
de la mayor uniformidad de los patrones intelectuales de la conducta estriba en el Dentro de grupos equiparados en edad, esta correlación se extiende desde 0,65 a 0,91.
grado en que tal conducta está sometida a la expresión verbal, en contraste con las Considerados desde otro ángulo, la mayoría de los tests de inteligencia pueden
respuestas emocionales, que, en su mayoría, no lo están. También viene al caso estimarse como medidas de aptitud escolar o aptitud para triunfar en nuestras
reiterar que la distinción entre los aspectos intelectuales y emocionales de la con- escuelas. Esto queda particularmente claro en el procedimiento que comúnmente
ducta puede en sí misma estar determinada culiuralmente. se sigue para validar los tests de inteligencia. Se recordará que el término validez
denota el grado en que el test mide aquello que pretende medir. En el caso de la
11-7. El concepto de inteligencia.—Hay dos conceptos que son los que con mayor parte de los tests de inteligencia, la validez se ha controlado aplicando como
más frecuencia reaparecen entre las muchas definiciones que los psicólogos han pro- criterio los éxitos escolares. Las puntuaciones en el test se correlacionan con los
puesto para la inteligencia (cf., p. ej., 46, 81, 109). Primero, la inteligencia se ha grados escolares o con las valoraciones de los profesores, y cuanto más altas son
caracterizado como la aptitud de tratar con símbolos y relaciones abstractas. Des- las correlaciones, mayor validez se dice que tiene el test. Se advertirá también que
pués, se ha descrito como la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas o de los tests de inteligencia correlacionan casi tan alto con los tests de rendimiento
aprovecharse de la experiencia, y virtualmente se identifica con la aptitud para escolar como estos lo hacen entre sí.
aprender. La mayor parte de estas definiciones tienen la debilidad de que, en su En conjunto, es evidente que la mayoría de los tests de inteligencia están fuer-
esfuerzo por abarcarlo todo, en realidad nos dicen muy poco. Si, p. ej., definimos temente saturados de ciertas funciones, entre las que predominan las de aptitud
la inteligencia como la capacidad para la abstracción, nos hallamos inmediata- verbal. Al mismo tiempo, han demostrado que como instrumentos empíricos tienen
mente con el hecho de que el mismo individuo puede efectivamente manejar con- un valor considerable en la predicción de una gran variedad de situaciones prác-
ceptos verbales abstractos, y ser a la vez deficiente en los conceptos cuantitativos, ticas : han aportado una contribución significativa en la previsión de las aptitudes
o a la inversa. De manera análoga, las pruebas de que disponemos no ofrecen académicas, han ayudado en la selección de aspirantes a la mayoría de los empleos
apoyo a la opinión de que el aprendizaje sea una función unitaria (cf., p. ej., 56, 118). y han sido imprescindibles para los consejeros vocacionales. El hecho mismo de
Si se definiera la inteligencia en función de la aptitud para aprender, cabría plan- que tales tests hayan demostrado tener una validez empírica sugiere que los crite-
tear esta legítima pregunta: «¿para aprender qué?» La inteligencia, en nuestra rios pueden estar sobresaturados de ciertas aptitudes. Si los tests no tuvieran una
cultura, se ha identificado tradicionalmente con el aprendizaje escolar. Tilton (100), buena dosis de aptitud verbal, su validez descendería apreciablemente, ya que aque-
p. ej., observó que las puntuaciones de los tests de inteligencia guardan sustancial lla ejerce indudablemente un papel predominante en la acertada determinación del
correlación con los adelantos en los tests de rendimiento escolar cuando los instru- rendimiento en nuestras escuelas, nuestros empeños vocacionales y otras situaciones
mentos de medida proporcionan a cada uno espacio suficiente para la mejora. ordinarias de nuestra cultura.
Tilton, además, mediante el análisis factorial de las intercorrelaciones entre los Queda claro de este modo que la inteligencia solo se puede definir con refe-
progresos de diferentes sujetos escolares (101), identifica también un factor de rencia a una situación o a un medio ambiental particulares. Este punto de vista
aprendizaje común dentro de esta limitada área. sugiere inmediatamente que no hay una, sino muchas definiciones de inteligen-
El contenido de los tests de inteligencia nos procura asimismo claves para las cia (cf. 83). Dentro de nuestro marco cultural, la inteligencia, aparentemente, con-
XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Resumen 341
340

siste en gran parte en la aptitud verbal. Se recordará que el campo lingüístico


RESUMEN
es uno de aquellos en donde los idiots savants están claramente excluidos. El éxito
en el quehacer práctico de la vida diaria—para niños y adultos—está tan clara-
mente ligado a la aptitud verbal, que una deficiencia seria en este respecto señalará El análisis factorial nos proporciona un instrumento polifacético de investiga-
al individuo como mentalmente incompetente. A la inversa, la persona especialmente ción que ha sido ya utilizado en casi todas las ramas de la psicología. Sin embargo,
dotada para las funciones verbales puede, solo por ello, compensar deficiencias sus aplicaciones principales han versado sobre la identificación de aptitudes y los
en otros terrenos, y rara vez, si es que ocurre alguna, ingresará en una institución rasgos de personalidad, así como sobre el desarrollo de tests para su medida. Pro-
para débiles mentales. Dentro de nuestra cultura, pues, definir la inteligencia es ducto del análisis factorial son las baterías de aptitud múltiple que arrojan un
primariamente catalogar aquellas actividades que el desarrollo lingüístico ha hecho perfil de puntuaciones en diferentes aptitudes. En la investigación de la persona-
lidad, el análisis factorial se ha empleado de muchas maneras, que incluyen los
posibles. análisis de las intercorrelaciones entre los elementos del inventario, los índices y los
Sería esclarecedora una comparación de los tests de inteligencia desarrollados tests objetivos. Se ha hecho también algún uso de la técnica P, basada en las medi-
en las diferentes culturas o subculturas. Hasta la fecha son escasas las posibilidades das repetidas de individuos particulares. Aunque se ha elaborado cierto número
de hacer tales comparaciones, aunque en los capítulos 15 y 16 examinaremos algu- de tests de personalidad para medir rasgos aislados mediante estudios factoriales,
nos datos a este respecto. Sin embargo, podemos incluso dentro de nuestra cultura todavía existe poco acuerdo en la lista de factores propuestos por varios investi-
observar una tendencia a alterar el concepto de inteligencia, a medida que varían gadores. En la mayoría de los estudios reaparecen unos pocos rasgos, como la
las condiciones culturales. Hoy existe la evidencia de que factores tales como la dominancia y la estabilidad emocional. Las investigaciones de intereses y acti-
creciente mecanización de las actividades diarias, la tendencia al «hágalo usted tudes han arrojado resultados sugestivos, pero hasta ahora con poco efecto en el
mismo» y especialmente la demanda creciente de personal de alto nivel en la ciencia desarrollo de los tests.
y la ingeniería se reflejan en la elaboración de los tests y en una cambiante definición Un área de creciente actividad de investigación es la del análisis factorial del
de inteligencia. La investigación se dedica cada vez más al desarrollo de tests para pensamiento creador. Es probable que tanto las características intelectuales como las
adultos, en los marcos industrial y militar, en contraste con los primeros tests, orien- de personalidad contribuyan a la productividad creadora del individuo. Otro campo
tados principalmente hacia los escolares y estudiantes universitarios. Ahora los de investigación comúnmente activo es el que se refiere a la relación entre la per-
tests incluyen más contenido no verbal e insisten más sobre la inventiva y poder de cepción y la personalidad. En tales estudios se están utilizando los análisis facto-
creación de lo que sucedía en los tests de inteligencia tradicionales. riales y otras técnicas de investigación. Son especialmente prometedoras las expe-
Guilford, en su artículo sobre «La estructura del intelecto» (49), nos da un riencias sobre dos factores de pregnancia, su rapidez y su flexibilidad, así como
ejemplo de que estos desarrollos están empezando a influir en la definición de los trabajos sobre la dependencia del campo.
inteligencia. La investigación de Guilford, que empezó como un esfuerzo en gran
Cada vez se dirige más la atención desde la descripción estática de los patrones
escala por desarrollar tests para el personal de alto nivel, se concentró principal-
factoriales a las investigaciones de las condiciones que causan o modifican la orga-
mente en las áreas del razonamiento, poder creador, planteamiento y valoración,
nización de rasgos. Se están reuniendo datos sugestivos sobre la edad, educación
como ya discutimos en una sección anterior de este capítulo. Sin embargo, Guilford,
y otras diferencias de grupo en la organización de las aptitudes. A pesar de los
en un nuevo examen que comprendía sus propios resultados, así como los de otras
resultados aparentemente en conflicto, la hipótesis de la diferenciación parece ofre-
investigaciones factoriales, propuso una definición de inteligencia revisada y am-
cer la explicación más prometedora de los cambios de edad en la organización
pliada, considerándola globalmente. Esta definición, en contraste con las anteriores
de los rasgos desde la infancia a la adolescencia. Las diferencias de patrones facto-
descripciones, concede más importancia al contenido espacial y a los procesos
riales entre los sexos y entre los grupos que difieren en educación, ocupación, etc.,
creadores. En conclusión, aunque en nuestra cultura la inteligencia todavía es amplia-
sugieren que la cuantía de la diferenciación y la naturaleza de los factores de grupo
mente verbal y fundalmente relacionada con la comprensión y la retención, aparece
puede estar influida por las biografías de reacción de los sujetos. Los datos indican,
una tendencia hacia la inclusión de más materiales no verbales y un mayor predo-
desde luego, que las personas con distintas panorámicas de experiencias usan'a
minio del pensamiento creador.
menudo métodos de trabajo diferentes para realizar las mismas tareas.
La aplicación del análisis factorial a la conducta animal revela alguna mayor
especificidad de aptitudes (con factores de grupo más limitados) de la que se ha
encontrado en la investigación humana. Los estudios animales indican asimismo
una trama más densa de variables de aptitud, emocionales y motivacionales, así
cerno un cambio en la composición factorial de las tareas en el curso del adies-
342 XI. Organización de rasgos: resultados más importantes Bibliografía 343

tramiento. También nos procuran datos sugestivos los estudios humanos sobre los tion structure and measurement. Yonkers- 38. FILLELA, J. F . : «Educational and sex dif-
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efectos de la práctica y de la instrucción en los patrones factoriales. Tales estudios 1957. in technical and academic students in Co-
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Criterios y niveles 347

que nunca ha alcanzado una inteligencia normal. En el caso de trastornos de perso-


nalidad, puede haberse dado un menoscabo intelectual a partir de un nivel superior
previo. O puede el individuo sufrir de un impedimento temporal en su funciona-
CAPITULO XII miento intelectual como resultado de sus dificultades emocionales. En cualquier
caso, sin embargo, la persona ha alcanzado en algún momento un nivel de desarrollo
intelectual normal. Es obvio que este criterio es difícil de aplicar a los niños. Por
consiguiente, no era raro que algunos niños emocionalmente trastornados se clasi-
DEFICIENCIA MENTAL ficaran como mentalmente deficientes. Sin embargo, cabe diferenciar tales condi-
ciones partiendo de un examen detallado de la conducta del niño y de la historia
del caso.
I 3 N su sentido más amplio, la deficiencia mental representa el ni-
vel inferior de la distribución de la inteligencia. No se refiere a una enfermedad Debe también advertirse que los deficientes mentales pueden desarrollar tras-
ni a una entidad particular, sino que abarca muchas condiciones que varían amplia- tornos de personalidad. Esto simplemente indica que no hay una conexión entre los
mente en el grado y naturaleza del defecto. Además, como la distribución de la dos tipos de condición. Cualquiera de ellas puede darse sin la otra.
inteligencia es continua, no existe una línea de división clara entre la normalidad Los trastornos de personalidad incluyen la neurosis—que relativamente son tras-
y la deficiencia mental. Se dan más bien muchos individuos fronterizos, que pueden tornos leves—, así como otros más serios, conocidos como psicosis. El término po-
clasificarse en una u otra categoría, según el resto de las circunstancias concomi- pular de locura corresponde aproximadamente a la última categoría. La psicosis
tantes. más común es la ecquizofrenia; otro ejemplo bien conocido es el de la psicosis
maníaco-depresiva. Puesto que las psicosis y neurosis constituyen el tema principal
El concepto de deficiencia mental está estrechamente ligado a la definición de
de la psicología anormal, no las consideraremos en esta obra, excepto en lo que
inteligencia (cf. Cap. XI). A medida que examinamos los diversos criterios para
puedan tener de común con otros temas. Ya hemos hecho referencia a la investi-
la identificación y clasificación de los deficientes mentales—que consideraremos
gación sobre los casos psicóticos en conexión con los parecidos familiares (Cap. 9)
en la sección siguiente—se hace evidente que la deficiencia mental designa una infe-
y el papel de los factores psicológicos en los desórdenes de la conducta (Cap. 5).
rioridad marcada en aquellas aptitudes esenciales para la supervivencia en nuestro
En el capítulo 18 examinaremos el concepto de anormalidad con especial referencia
medio cultural. Por esto los progresos educativos, la adaptación vocacional y la
a los factores culturales.
ejecución en los tests de inteligencia tradicionales han sido de especial importancia
en las definiciones de la deficiencia mental. Además, el desarrollo del lenguaje y de
la comprensión verbal han formado desde el comienzo una parte integral del con- 12-1. Criterios y niveles.—Se ha propuesto cierto número de criterios para la
cepto. Ya en 1838, el físico francés Esquirol (30) concluía que el uso del lenguaje identificación y clasificación de la deficiencia o debilidad mental. En la práctica,
por el individuo proporcionaba uno de los criterios más seguros del nivel intelec- los más comunes son el psicométrico y el legal o sociológico. El primero se basa
tual. Fundándose en ello, distinguía varios grados de deficiencia mental, que se en la ejecución del test de inteligencia y se expresa en función del CI. De acuerdo
extendían desde las personas que pueden usar pronta y fácilmente de la elocución con esta definición, la línea divisoria entre la deficiencia y la normalidad mental
hasta aquellas que solo pueden emitir monosílabos y gritos, y aun aquellas en las se acostumbra situar en un CI de 70, que aproximadamente corresponde a dos des-
que no existe el lenguaje. Del mismo modo, Binet y Simón (11) escribieron: «Un viaciones típicas por debajo de la media en tests tales como las escalas de 1937
idiota es una persona que no puede comunicarse con sus semejantes por medio del Stanford-Binet y la de Wechsler. La siguiente clasificación, recomendada originaria-
lenguaje. No habla en absoluto y no comprende.» mente por Terman (89, pág. 79), partiendo de la base de la distribución original de la
Se pone en evidencia que los criterios lingüísticos se hallan aún implícitos en la Stanford-Binet, ha sido ampliamente adoptada:
definición de la deficiencia mental por el continuo uso de tests de inteligencia alta-
mente saturados del factor de comprensión verbal. Por otra parte, hoy se suele
reconocer que un CI no debe ser nunca la única base para la diagnosis de la defi- Torpeza, rara vez clasificada como debilidad mental 80-90
ciencia mental. Como veremos en la próxima sección, deben utilizarse muchas Deficiencia dudosa, que a veces se clasifica como torpeza y frecuen-
otras fuentes de datos para llegar a una decisión que concierna a cualquier caso temente como debilidad mental 70-80
Débil mental 50-70
individual. Imbécil 20-50
Existe una distinción importante entre deficiencia mental y trastornos emocio- Idiota por debajo de 20
nales o de personalidad. La primera se refiere a la subnormalidad de una persona
346
348 XII. Deficiencia mental Criterios y niveles 349

Hay que observar ciertas precauciones al aplicar esta clasificación. Primero, debe nentemente retrasado o detenido, y que existe desde edad temprana, son incapaces
tenerse siempre presente que las líneas divisorias entre niveles adyacentes son de una autodirección y mantenimiento independientes».
justamente tan arbitrarias como las que se dan entre la normalidad y la deficiencia En un esfuerzo por cuantificar la estimación de la competencia social, Dolí (27)
mental. La ejecución del test presenta una gradación continua que solamente varía ha desarrollado la escala de madurez social Vineland. Esta escala, que consta
en grado, aunque los efectos sociales de grandes diferencias en aptitud puedan de 117 elementos agrupados en niveles de edad, estudia la capacidad del indi-
diferir cualitativamente. Segundo, la clasificación dada se basaba en un test cuya viduo para atender a sus necesidades prácticas y cargar con su responsabilidad.
distribución de CI tenía una desviación típica de 12 puntos. Los CI basados en tests La información que se requiere para cada elemento no se consigue a través de
cuyas desviaciones típicas se apartan señaladamente de este valor tendrán un signi- situaciones de tests, sino mediante una entrevista con un informante o con el mismo
ficado distinto, en función de la distribución tccal de la puntuación. En las escalas sujeto. Los elementos, que se basan en lo que el sujeto hace en realidad en su
Stanford-Binet y Wechsler corrientes, las desviaciones típicas figuran aproximada- vida ordinaria, se distribuyen en las ocho categorías siguientes: autarquía general,
mente entre 15 y 16. En otros tests para el CI las desviaciones típicas llegan a ser en la comida y en el vestido, autogobierno, ocupación, comunicación, locomoción
de 20 a 25 (cf., p. ej., 21). y socialización. De la ejecución del sujeto en toda la escala se pueden inferir
A pesar de estas limitaciones, la clasificación anterior, basada en el CI, ha tenido una edad social (ES) y un coeficiente social (CS).
una gran popularidad. En un informe técnico dado por un comité especial de la Las correlaciones entre la escala de madurez social Vineland y la Stanford-
Organización Mundial de la Salud, se reafirmaba la definición de los niveles de la Binet varían ampliamente, pero, en general, son lo suficientemente bajas como para
deficiencia mental en función de estos límites de CI (cf. 10, pág. 57). Sin embargo,, indicar que las dos escalas operan sobre aspectos distintos de la conducta. La es-
en lugar de los términos débil mental, imbécil e idiota, se recomendaban las desig- cala Vineland ha demostrado ser especialmente útil a los clínicos para adoptar
naciones más innocuas de subnormalidad ligera, media y grave. Debe añadirse que decisiones sobre la conveniencia de la reclusión. De este modo, un individuo que
intelectualmente es deficiente en función del CI de la Stanford-Binet, puede ser
cuando estos grados se aplican a los adultos, la deficiencia mental puede describirse
capaz de adaptarse satisfactoriamente fuera de una institución, si su edad mental
en función de la edad mental a que se ha llegado. Así, la subnormalidad ligera
en la Vineland es apropiada.
(débil mental) corresponde a edades mentales entre ocho y doce años; la media
Por otra parte, sería aventurado aceptar una puntuación en la escala de madu-
(imbécil), a edades mentales entre tres y siete, y la grave (idiota), a edades men-
rez social Vineland sin un conocimiento amplio del panorama familiar del niño.
tales que se encuentran por debajo de los tres años.
Se establecieron las normas de esta escala con 620 sujetos, que incluían 10 varones
Las definiciones legal y sociológica de la debilidad mental hacen hincapié en la
y 10 hembras por año, desde el nacimiento hasta los treinta. En esta escala, el
inadaptación social. El uso británico se ha modelado según la Ley de Deficiencia
número de casos en cada edad es demasiado pequeño para asegurar una alta
Mental de 1913 y sus revisiones subsiguientes, en las que la deficiencia mental se estabilidad de las normas. Además, los sujetos procedían en su mayor parte de
define, de un modo más bien vago, como «una condición de desarrollo detenida hogares americanos de la clase media. Es obvio que muchos de los elementos,
o incompleto de la mente que se da antes de los dieciocho años, bien surja de tales como los referentes a salir solo, el hábito de gastar dinero y cosas semejantes,
causas inherentes, bien sea inducida por enfermedad o daño» (cf. 93, pág. 5). En tendrán un significado muy diferente para muchachos de distintos niveles socio-
las caracterizaciones que acompañan a los diferentes grados de deficiencia mental económicos o de ciertos grupos minoritarios. Las diferencias culturales en las cos-
resaltan más claramente las relaciones con la definición general. Así, al idiota se le tumbres de crianza de los niños, más bien que el nivel de capacidad de los mis-
describe como aquel cuyo defecto le incapacita para protegerse de los peligros físicos mos, podrían en tales casos explicar las desviaciones de las normas. Además,
corrientes; al imbécil, como al que tiene un defecto que le impide manejar sus muchos de los elementos no son apropiados para muchachos de orfanato.
propios asuntos, y al retrasado, como aquel que por razón de su deficiencia mental En los últimos años se ha dado cada vez más preponderancia al uso de los
requiere cuidados, supervisión o control para su propia protección o para la pro- criterios educativos para la clasificación de la subnormalidad intelectual. Induda-
tección de los demás. blemente, esta tendencia se relaciona con el creciente interés por proporcionar faci-
En América, las leyes que se refieren a la identificación y tratamiento de las lidades educativas a los niños deficientes no recluidos en las instituciones apropiadas.
personas mentalmente defectuosas son de la responsabilidad de los gobiernos de cada Entre los factores que contribuyen a este movimiento pueden mencionarse la super-
Estado. De aquí que haya poca uniformidad en las definiciones estatutarias o en población en dichas instituciones, el reconocimiento de que muchos niños intelec-
las prácticas relacionadas con ellas. Porteus y Corbett (70), en un examen reciente de tualmente deficientes pueden ser educados, el progreso en el desarrollo de las téc-
tales definiciones, llaman la atención sobre las variaciones existentes y recomiendan nicas de instrucción especiales, adaptadas a los niveles intelectuales bajos, y la
ciertos procedimientos normalizados. Así, proponen que se definan los deficientes formación de grupos locales y nacionales de padres y otras personas en ello inte-
mentales como «aquellas personas que por razón de un desarrollo mental perma- resadas (tales como la Asociación nacional para niños retrasados). Las clasifica-
350 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 351

dones educativas centran su atención en los grados más altos de las deficiencias in- punto, la naturaleza de las facilidades de que se dispone influye sobre la clasifica-
telectuales. En general, reservan la expresión mentalmente deficiente para los sujetos ción de un caso particular. Sobre- un punto están ahora de acuerdo los psicólogos:
con una anormalidad relativamente grave, mientras que las de mentalmente retra- las decisiones que se refieren a cualquier individuo deben basarse siempre en crite-
sado, mentalmente rezagado y mentalmente restringido se aplican a los niños que rios múltiples. Estos deben incluir un CI—que se obtenga preferentemente de más
pueden educarse en un grupo escolar, usualmente en clases especiales (18, 49, 78, 95). de un test de inteligencia—, así como alguna información referente a la madurez
La mayoría de tales casos se encuentra en las categorías de deficiencia dudosa y social tal como se manifiesta en la conducta de la vida ordinaria. Son esenciales
debilidad mental, establecidas en función del CI, aunque es obvio que deben consi- el conocimiento de la condición física actual y de la historia médica. Todos estos
derarse otros factores que incluyen los defectos físicos, la salud general, la madurez hechos deben interpretarse a la luz de los datos panorámicos referentes al ambiente
social y la adaptación emocional. familiar, las condiciones del hogar, las características de los padres, historia educa-
Los que padecen defectos de grado inferior, que requieren cuidado de custo- tiva y factores emocionales y motivacionales.
dia, han de tratarse en instituciones o en casa. Se han conseguido resultados prome- Las estimaciones de la incidencia de la deficiencia mental en la población gene-
tedores con programas de formación en el hogar, para niños mentalmente deficientes ral varían ampliamente, pero las investigaciones más cuidadosas y comprensivas
de bajo nivel (24, 101). Estos programas utilizan los servicios de un profesor visi- nos informan de que las frecuencias se encuentran entre un 1 y un 2 %. Los
tador especialmente formado, que trabaja con los padres y con el niño. Se capa- porcentajes específicos encontrados en los diferentes exámenes varían según el cri-
cita así a la madre para seguir con el adiestramiento diario destinado a ayudar terio de debilidad mental que se emplee—ya sea psicométrico, de competencia
al niño a desarrollar ciertos hábitos sencillos y de autosuficiencia, lenguaje, coordi- social u otro—, así como con el punto en que se coloque la línea divisoria. La
nación muscular y control emocional. ubicación geográfica es también causa de diferencias, siendo la incidencia mucho
Algunas definiciones de la deficiencia mental hacen de la etiología (o factores mayor en unas áreas que en otras. La edad también afecta al cálculo, puesto que
causales) una parte integrante del concepto. Dolí definía de este modo la debi- las probabilidades de vida de los deficientes mentales, relativamente cortas, tienden
lidad (26, pág. 215) en función de los seis criterios siguientes: «1) incompetencia a hacer que su proporción en la población general sea mayor cuando solo se inclu-
social; 2) debida a una subnormalidad mental; 3) evolución mental que ha sido yen niños en el examen que cuando se abarcan todas las edades.
detenida en su desarrollo; 4) que aparece en la madurez; 5) es de origen constitu- Se encuentran dificultades análogas cuando se intenta determinar la frecuencia
cional, y 6) es esencialmente incurable.» Esta definición presenta dos condiciones que relativa de los distintos niveles de debilidad mental. Entre los casos pertenecientes
serían muy difíciles de aplicar a la mayoría de las personas hoy consideradas como a instituciones, aproximadamente el 15 % son idiotas; el 3 5 % , imbéciles, y el
débiles mentales. Primera, requiere mucho más conocimiento relativo a las causas 50 %, débiles mentales (97). Pero la proporción de los casos de nivel superior,
de la deficiencia mental del que se dispone en la mayoría de los casos; segunda, exige fuera de las instituciones, es indudablemente mucho mayor, ya que tales personas
lógicamente una predicción del resultado consiguiente bajo todas las formas posi- es más probable que puedan moverse por sí mismas o sean cuidadas en casa.
bles de formación, así como de las terapias físicas y psicológicas. Es obvio que estos La proporción relativa de los diferentes grados varía también de una institución a
requisitos limitan la utilidad de la definición y obligarían a la colocación de la otra, dependiendo de la naturaleza de los medios disponibles y de los métodos de
mayoría de los individuos con bajo CI en una categoría incierta. Además, cualquier admisión de cada institución.
forma de debilidad por ahora incurable puede ceder en el futuro a técnicas terapéu-
ticas nuevas. 12-2. Variedades clínicas y etiología. Categorías descriptivas.—Sz ha cla-
El intento de incorporar las consideraciones etiológicas al concepto de debi- sificado también a los deficientes mentales con respecto a su variedad clínica, sobre
lidad mental ha conducido también al uso de una categoría de seudodebilidad la base de las condiciones físicas diferenciantes. Nos limitaremos a citar las cate-
mental que incluye a las personas que acaban por alcanzar un nivel intelectual gorías más comunes o más ampliamente conocidas. Un estudio más amplio y
normal como consecuencia del tratamiento, educación u otros cambios ambien- detallado es el de Sarason (77). Tredgold y Soddy, en un libro clásico (93), pro-
tales. Este término no ha servido para aclarar la situación, sino que ha contribuido porcionan informaciones más orientadas desde el punto de vista médico, así como
a producir nuevas confusiones, ya que los sujetos débiles mentales de un investi- la reciente publicación de Benda (8, 9, 10). Heiser (40) ha escrito un libro más po-
gador pueden resultar con seudodebilidad mental para otro. pular, dirigido especialmente a los padres.
Es evidente que el concepto de deficiencia mental no se ha definido con cla- Entre las variedades clínicas especiales más familiares está el mongolismo, que
ridad ni uniformidad. Esta situación se hace un poco más comprensible cuando incluye entre un 5 y un 10 % de los casos pertenecientes a instituciones. Se carac-
nos damos cuenta de que la deficiencia mental es esencialmente una categoría admi- teriza por la persistencia de rasgos físicos que son normales en un estadio anterior
nistrativa. El concepto ha surgido de exigencias prácticas producidas por la reclusión del desarrollo fetal; de aquí el nombre de niño inacabado por el que a veces se han
en instituciones, la admisión a clases especiales y hechos semejantes. Hasta cierto descrito tales casos. Entre estos rasgos fetales están las órbitas oblicuas y el pliegue
352 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 353

epicanto, que les da una semejanza superficial con los miembros de la raza mon- sobre los procesos de educación normal. En el capítulo V discutimos este tipo de
gólica. Fueron estos rasgos los que llevaron originariamente a la desafortunada efecto como un ejemplo de influencia somatopsicológica.
elección del nombre. Claro es que no hay ninguna connotación racial en esta con- Otras variedades clínicas de deficiencia mental son relativamente raras, encon-
dición. Los expertos han propuesto corrientemente otros términos, tales como trándose usualmente menos de un 1 % en la población recluida. El microcefálico
idiocia peristática (29) o acromicia concernía (9), pero aún transcurrirá algún tiempo tiene un cráneo anormalmente pequeño, en punta, con una apariencia característica
antes que el término mongolismo sea reemplazado por una designación técnica de pan de azúcar. El hidrocejálico tiene un cráneo muy grande y una excesiva
más apropiada. acumulación de fluido cerebroespinal en el cerebro. Al cretino se le identifica fácil-
Los casos de mongolismo se pueden identificar fácilmente por cierto número mente por su falta de desarrollo físico, piel gruesa y áspera, pérdida de cabello y
de características físicas, tales como una cabeza redonda y pequeña, piel entu- otras características físicas. La deficiencia tiroidea se ha establecido concluyentc-
mecida suave y húmeda, lengua hendida y dedos cortos y rechonchos. La explica- mente como la causa del cretinismo. El extracto de tiroides, administrado desde
ción más ampliamente aceptada de esta condición la atribuye a deficiencias endo- el principio de la existencia, suele producir una considerable mejora en las condi-
crinas o de la nutrición en el ambiente prenatal, que operan en el organismo en ciones físicas y psíquicas, aunque algunos casos no respondan a esta terapia. No
un estadio temprano (7, 9). La edad de la madre es, desde luego, un factor, siendo están bien establecidas las causas de la microcefalia e hidrocefalia, pero existen
mucho mayor la proporción de mongoloides que nacen de madres de más de indicios que las sitúan en algunos factores prenatales, incluyendo la nutrición ma-
cuarenta años que de madres más jóvenes. Sin embargo, pueden nacer de madres terna, toxinas, infecciones y radiación.
muy jóvenes o de madres de cualquier edad que hayan proporcionado un ambiente Otro tipo clínico raro, pero claramente identificable, es la idiocia fenilpirúvica.
prenatal defectuoso, como consecuencia de una enfermedad u otras condiciones Se localizan estos casos por la presencia de ácido fenilpirúvico en la orina, resul-
patológicas. tado de un trastorno metabólico hereditario. La condición parece depender de un
solo gen recesivo, y nunca se ha encontrado en una persona de inteligencia normal.
En relación con la investigación de Kallman previamente citada sobre los ge-
Suele ir acompañado de síntomas motores y se halla asociado a un serio grado de
melos (de que informamos en el Cap. 9). Alien y Baroff (1) analizaron la inciden-
deficiencia mental. Otro trastorno metabólico es la idiocia amaurótica. Es este, en
cia del mongolismo entre los gemelos univitelinos y heterocigóticos y sus hermanos.
realidad, un grupo de trastornos que se presenta en diferentes estadios de la niñez
Sus experiencias indicaban que la frecuencia de mongolismo entre las parejas de
y que difiere en los síntomas clínicos y en el grado de subnormalidad intelectual.
gemelos heterocigóticos mongoloides es aproximademente la misma que entre sus
Debe también mencionarse el papel que se ha sugerido tiene el factor Rh en
otros hermanos. De esto concluyen que el factor patológico que origina el mongo-
la deficiencia mental. Si bien el factor Rh no posee ningún anticuerpo natural en la
lismo no es una influencia transitoria que opere durante la preñez mongoloide, sino
sangre humana, puede provocar la producción de anticuerpos cuando se intro-
que hay que buscarlo en un cambio relativamente permanente en el sistema repro- duce en la sangre de personas carentes de este factor (o sea Rh negativos). Se ha
ductor o endocrino de la madre. Las investigaciones sugieren también—aunque no calculado que un 15 % de la población es Rh negativa, y susceptible, por tanto,
se demuestre de forma concluyeme—que puede haber gemelos no univitelinos que de producir anticuerpos. Se han descubierto algunas importantes relaciones de esta
difieran en cuanto al mongolismo. Tal hipótesis indicaría que para originar un niño situación con el desarrollo fetal. Primero, debe advertirse que durante la vida
mongoloide, el factor etiológico debe actuar, bien en un embrión genéticamente uterina existe cierta transfusión de sangre entre la madre y el hijo. Si la madre es
predispuesto, o bien antes del primer estadio gemelar. Rh negativa y el hijo Rh positivo, se formarán anticuerpos en la sangre de la
De una frecuencia casi igual al mongolismo es el tipo de deficiencia mental madre como consecuencia de la preñez. Esta condición usualmente no afecta al
asociada con la parálisis cerebral. En sentido general, esta categoría abarca las primer nacido, porque a la madre le lleva tiempo el desarrollar los suficientes anti-
lesiones cerebrales causadas por instrumentos quirúrgicos o dificultades en el parto, cuerpos. Sin embargo, en la siguiente progenie Rh positiva puede darse una gran
nacimiento prematuro, anoxia neonatal (interrupción del suministro de oxígeno) destrucción de sangre fetal, que lleva a un serio síndrome físico, conocido como
y factores infecciosos o tóxicos que actúen en el período prenatal o en el comienzo eritroblastosis fetal (32).
de la infancia. Son características distintivas de esta variedad clínica los trastornos Se ha sugerido que en aquellos casos en los que la incompatibilidad de madre'
motores de naturaleza y grado diversos. Sin embargo, debe advertirse que estos e hijo no tenga por resultado ningún trastorno físico observable, todavía puede
síntomas motores pueden darse en ausencia de deficiencia mental. De hecho, una bastar el efecto sobre la sangre fetal para perturbar el desarrollo normal del
proporción considerable de los casos de parálisis cerebral son de inteligencia supe- cerebro y llevar así a la debilidad mental. Yannet y Lieberman (98), en un estudio
rior o normal. Además, en cierto número de pacientes de parálisis cerebral clasi- de los grupos de sangre de niños deficientes mentales y sus madres, observaron
ficados como mentalmente deficientes, la subnormalidad intelectual puede resultar, que en un pequeño porcentaje de casos de debilidad mental, que se hallaban
no de una lesión cerebral, sino de los efectos relardatorios de los síntomas motores en instituciones sanitarias y que no eran clasificables en ninguno de los tipos
354 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 355
clínicos conocidos, la deficiencia mental pudo haber sido el resultado de incompa- mente nuestro conocimiento sobre este tipo de deficiencia mental que algunas de las
tibilidad de Rh. El porcentaje de niños en esos grupos que eran Rh positivos y proce- otras denominaciones sugeridas; desconocida sería probablemente una caracteri-
dían de madres Rh negativas excedía con mucho al que se encuentra en la pobla- zación más ingenua. El suponer una base hereditaria para aquellos casos en los
ción general, así como el obtenido en grupos de control de deficientes mentales en que todavía no se ha demostrado ninguna deficiencia estructural parece sugerir que,
otras variedades clínicas. Investigaciones posteriores de Yannet y Lieberman (99, en sí misma, la debilidad mental ¡es una sustancia química que se puede transmitir
100) indicaron que la incompatibilidad madre-hijo en otros grupos sanguíneos con los genes! A menos que se demuestre la existencia de alguna deficiencia estruc-
importantes (A, B y O) puede también conducir a la deficiencia mental. Por otro tural, ¿qué es lo que estos casos pueden heredar? La evidencia de contribuciones
lado, estudios posteriores de otros investigadores han arrojado resultados que están hereditarias parece mucho más clara en el caso de las llamadas formas de debi-
en conflicto con los anteriores en lo concerniente a la contribución de la incompa- lidad mental secundaria. Las condiciones glandulares y metabólicas de la madre,
tibilidad del grupo sanguíneo en el desarrollo del defecto mental (14, 33, 37, 80, los tipos sanguíneos e incluso la conformación del cuerpo materno, que puede
84, 85). Por tanto, la cuestión sobre si algunos casos de deficiencia mental pueden aumentar las posibilidades de un alumbramiento difícil, tienen sin duda una base
atribuirse a tal etiología debe quedar sin respuesta hasta que una investigación hereditaria. Naturalmente, desde un punto de vista puede argumentarse que, en
ulterior nos proporcione datos más concluyentes. tales casos, la debilidad mental es solamente un resultado indirecto de la condi-
La mayor proporción de los deficientes mentales—que incluye más de la ción hereditaria. Pero esto no sirve más que para indicar lo artificioso de la distin-
mitad de los casos que dependen de instituciones—no se ajusta a ninguna varie- ción entre herencia y ambiente, especialmente cuando se aplica a la conducta. Es
dad clínica específica. Es imposible distinguir a tales individuos de las personas de significado más práctico la distinción propuesta en el capítulo 3 entre condi-
normales por su aspecto, y su impedimento solo se manifiesta en la subnorma- ciones determinadas estructural y funcionalmente. Todas las variedades clínicas
lidad intelectual. Además, su deficiencia mental es relativamente ligera, ya que específicas de debilidad mental que antes hemos discutido están determinadas
la mayor parte de los casos caen en el nivel retrasado o en el más alto de estructural u orgánicamente, y por tanto, relativamente, no serán influidas por la
los imbéciles. Por estas dos razones, es menos probable que estas personas se formación. En estos casos la deficiencia estructural se interfiere con la adquisición
encuentren en instituciones que aquellas que entran en alguna de las variedades de la conducta normal. Por otra parte, algunos de los casos simples pueden estar
clínicas especiales. De aquí que la frecuencia relativa de los primeros en la pobla- determinados funcionalmente y por ello responder mucho más fácilmente a la
ción general sea probablemente mayor de lo que podría parecer por las estadísticas formación.
institucionales. Es muy probable que cuando se adquieran conocimientos más amplios sobre
Sarason (77) ha usado la expresión deficiencia mental de cultivo para referirse el grupo de los débiles mentales simples, esta categoría se subdivida en varios tipos
a esta clase de tarados. Otras designaciones comunes son las de debilidad mental distintos, con etiologías diferentes. En el examen post-mortem de los débiles men-
simple, aclínica y subcultural. Algunos escritores distinguen entre el tipo familiar, en tales simples, Benda (10) halló pruebas de trastornos de diferenciación celular
el que se dan varios casos de simple amencia dentro de la familia, y los casos y otras anomalías de desarrollo del sistema nervioso, concluyendo de estos resul-
esporádicos indiferenciados, que se dan en familias normales. Se emplea a menudo tados que siempre hay trastornos neurológicos hereditarios subyacentes a la defi-
la categoría familiar con la connotación de que envuelve una forma hereditaria de ciencia intelectual, en un subgrupo de debilidad mental simple que designó como
debilidad mental. Sin embargo, como vimos en el capítulo 9, el hecho de que una oligofrenia vera. La investigación de Strauss y sus asociados (88) sobre formas
deficiencia mental tienda a darse por familias debe interpretarse tanto en función endógenas y exógenas de debilidad mental, que discutiremos más adelante, sugiere
del ambiente como de la herencia. Con referencia a esto, es interesante advertir asimismo una base orgánica de la deficiencia intelectual en algunos débiles men-
que los estudios que nos informan de una mejora en el nivel intelectual, como tales simples.
resultado de una formación especial, han encontrado que el tipo simple es el que Por otra parte, algunos autores han llamado la atención hacia los diversos fac-
más fácilmente responde a esta formación (45, 46). Es también interesante sub- tores ambientales que pueden influir en la etiología de la deficiencia mental sim-
rayar que los débiles mentales simples proceden más a menudo de hogares de ple (57; 77, Cap. VI). Los hogares pobres en los que se cría la mayor parte de
nivel socieconómico más bajo, mientras que los tipos clínicos específicos muestran los deficientes mentales simples presentan una sensible escasez de oportunidades'
una distribución de hogares más cercana a la que resultaría del azar (15, 38). para el desarrollo de funciones tales como la comprensión verbal y el razonamiento
Los últimos se dan con mayor frecuencia que los primeros en familias que son abstracto, que constituyen una parte tan importante de la inteligencia en nuestra
de nivel socieconómico e intelectual superior. El ambiente inferior del hogar puede cultura. Al mismo tiempo, dichos hogares son muy propicios al aprendizaje de
ser un factor causal en el retraso intelectual de algunos, al menos, de los débiles técnicas de autofrustración (57): la espera del fracaso, la baja estimación propia, el
mentales simples. pensamiento concreto, más bien que abstracto, y la supresión de la verbalización y de
Desde luego, los términos simple o variedad de cultivo describen más precisa- la conducta exploratoria. En este medio social existe también poca motivación
356 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 357

para el rendimiento escolar. Hemos de advertir que algunos psicólogos clasificarían de que los factores ambientales, prenatales y paranatales desempeñan una función
todos los ejemplos de deficiencia mental que surgieran de tales privaciones cultu- mucho mayor en la causación de la deficiencia mental de lo que hasta aquí se
rales como seudodebilidad mental (cf., p. ej., 26, 36, 42, 76). Sin embargo, este creía (cf. 10, 50, 55, 68).
tipo de debilidad mental simple, en función de sus manifestaciones psicológicas, es Una segunda dificultad importante que se presenta en la aplicación de las cla-
justamente tan real como lo son las deficiencias resultantes de defectos orgánicos. sificaciones etiológicas surge del hecho de que las condiciones patológicas, que
Clasificaciones etiológicas.—El concepto de seudodebilidad mental aclara los sintomáticamente son similares, pueden tener etiologías enteramente distintas. La
esfuerzos que se han hecho para identificar los tipos de deficiencia mental en el microcefalia, p. ej., en algunos casos resulta de factores traumáticos prenatales,
aspecto etiológico. En una sección anterior se hizo notar que las consideraciones tales como los rayos X o la rubéola. En otros, parece surgir de una deficiencia de
etiológicas forman una parte integral de ciertas definiciones que se han propuesto desarrollo hereditaria.
de la deficiencia mental, considerada en conjunto. En algunos esquemas para la Deficiencia mental endógena y exógena.—Una distinción etiológica que ha dado
clasificación de las variedades clínicas se han empleado los conceptos etiológicos lugar a múltiples investigaciones es la existente entre deficiencia mental endógena
de maneras más específicas, para establecer diferencias entre los tipos de deficien- y exógena. En resumen, son exógenas aquellas deficiencias intelectuales asociadas
cia mental. La clasificación dada por Tredgold (93) y ampliamente adoptada du- a una lesión cerebral, mientras que las endógenas presentan el defecto intelectual
rante muchos años es, en esencia, etiológica. Benda (9), más recientemente, ha sin evidencia de ningún deterioro neurológico. Aunque el uso de tales términos
posnatales. Aún más: dentro del importante período prenatal es ahora posible varía entre los escritores que se ocupan de la deficiencia mental, Strauss y sus cola-
tres criterios para la clasificación de la deficiencia mental: 1) causa hereditaria, boradores (88) lo emplean en sentido restringido, excluyendo de su consideración
como opuesta a la ambiental; 2) naturaleza del factor patógeno, y 3) tiempo en el todos aquellos casos de graves síntomas neuronales, tales como los que se encuentran
que el factor patógeno actúa. incluidos en las variedades clínicas especiales. Así, pues, según Strauss, endógenas
En relación con el criterio últimamente expuesto, Benda hace una importante y exógenas se refieren esencialmente a subdivisiones de amencias simples o aclí-
distinción entre Jos trastornos prenatales, paranatales (durante el nacimiento) y nicas. Puesto que solo abarcan trastornos neurológicos relativamente suaves, los
postnatales. Aún más: dentro del importante período prenatal es ahora posible casos exógenos se identifican generalmente mediante la historia de los accidentes
fechar más precisamente variedades clínicas específicas a" la luz de la conocida prenatales o posnatales, los nacimientos prematuros o difíciles, o las enferme-
cronología del desarrollo del embrión y feto humanos. Se ha establecido, p. ej., que dades infecciosas al principio de la niñez. Como norma, estos casos tam-
el mongolismo resulta de trastornos de desarrollo aparecidos entre las seis y las doce bién proceden de familias intelectualmente normales, en contraste con los endó-
semanas de gestación. Entre las clases de factores patógenos que más claramente genos.
se han identificado pueden mencionarse los trastornos metabólicos hereditarios Las extensas investigaciones de Strauss y otros sugieren que, psicológicamente,
(como en las amencias amaurótica y fenilpirúvica), las deficiencias nutritivas y los deficientes mentales exógenos difieren de maneras características de los casos
endocrinas prenatales (como en el mongolismo y cretinismo), los factores traumá- endógenos (cf. 77, Cap. V ; 88). En la ejecución del test, los que padecen lesiones
ticos, tales como las lesiones causadas por la extracción mecánica, la anoxia neo- cerebrales tienden a mostrar desórdenes de percepción y de formación de conceptos,
natal, la exposición a los rayos X y la rubéola (sarampión alemán), contraída por así como a conseguir mejores resultados en las tareas verbales que éñ las no verba-
la madre durante el embarazo, así.como enfermedades infecciosas graves durante la les, mientras que suele acontecer lo contrario en los deficientes mentales endó-
niñez en cuanto que pueden llevar a una inflamación cerebral. genos. Por otra parte, su conducta general se clasifica mucho más a menudo como
Desde luego, es de importancia fundamental la investigación sobre la etiología errática, incontrolada y espontánea que la de los casos endógenos.
de la deficiencia mental, así como la consideración de todos los posibles factores Algunos investigadores han llamado la atención hacia Jas semejanzas entre la
etiológicos que actúan en cualquier caso individual, como base para la adecuada conducta de los deficientes mentales exógenos y la de los adultos que han sufrido
aplicación de decisiones. Sin embargo, en cuanto a fines de clasificación, los crite- lesiones cerebrales. Del mismo modo, se han advertido analogías entre la ejecución
rios etiológicos han demostrado que no son satisfactorios, al menos por dos razones. de los deficientes mentales exógenos y la de los niños afectados de parálisis cerebral,
La primera es que existen grandes grupos de deficientes mentales acerca de los en los que la lesión del cerebro es la razón fundamental de los trastornos psicoló-
cuales todavía no se dispone de un conocimiento adecuado de factores causales. gicos y motores Todas estas conclusiones, corroboradas por muchos investigadores
El ejemplo más claro lo tenemos en los débiles mentales simples, aunque el cono- en trabajos independientes, indican firmemente que las lesiones del cerebro se ma-
cimiento etiológico concerniente a otras variedades clínicas está lejos de ser com- nifiestan en un patrón de trastornos psicológicos reconocible, que contrasta con la
pleto. A medida que se acumulan más datos han de hacerse reajustes en los esque- deficiencia general de los débiles mentales endógenos. Conviene al mismo tiempo
mas de clasificación y hay que trasladar ciertas variedades clínicas de unas catego- tener presente que siempre se ha hallado cierta superposición entre los grupos afec-
rías a otras. De la investigación corriente se desprende claramente la conclusión tados por lesiones cerebrales y los no afectados por ellas. Algunos casos de lesión
358 XII. Deficiencia mental Características físicas 359
cerebral no exhiben las deficiencias esperadas, y sí, en cambio, algunas personas el de los hermanos de idiotas o imbéciles. Del mismo modo, cierto número de exáme-
aparentemente sin lesión. De aquí que no sea seguro basar un diagnóstico de exo- nes de los niveles socioeconómicos y ocupaciones de los padres de deficientes men-
geneidad solamente sobre características de la conducta, sin una clara evidencia de tales ha demostrado de forma constante que los casos de grados superiores tien-
lesión cerebral obtenida por el examen neurológico o la historia del caso. den a proceder de niveles socioeconómicos bajos, mientras que los casos de grado
Un punto más que añadir. La reciente investigación de Knobloch, Pasamanick bajo representan una amplia muestra aleatoria de la población general en este as-
y sus colaboradores (50, 55) sugiere que, en su mayoría—si no en todos—, los pecto (15, 38, 69, 74).
casos de bajo CI en la infancia están asociados con un daño neurológico. En otras Otros autores, en lugar de basar la distinción en el grado del defecto inte-
palabras, es relativamente difícil encontrar deficientes endógenos de poca edad. lectual, han sugerido que los débiles ment^es simples pueden tener una etiología
Una conclusión de este tipo lleva a los investigadores a proponer que los casos múltiple, mientras que las variedades clínicas especiales resultan de factores patoló-
adicionales de deficiencia mental que se identifiquen en edades posteriores pueden gicos singulares. Otra variante ligeramente distinta es la que ofrece la dicotomía
resultar de privaciones educativas o culturales de otra clase que actúen sobre el que Lewis hace entre casos subculturales y patológicos (54), incluyendo estos últimos
muchacho en desarrollo (50). Aunque no está establecida de forma concluyente, la todos los casos debidos a claras anormalidades orgánicas. Es difícil elegir entre
opinión de estos autores es la de que el número de deficientes mentales con etiología tales bases de diferenciación, ya que las categorías resultantes se superponen en
orgánica es relativamente pequeño, y que entre tales casos las lesiones cerebrales in- gran medida. De esta forma, muchos de los casos de grado alto son deficientes sim-
ducidas por el ambiente son las de mayor importancia. ples. Empieza ahora a reconocerse que, sin embargo, algunos de ellos presentan
Subnormalidad multijactorial en oposición a la de un solo factor.—Otra dis- patología orgánica, todavía difícil de establecer en los casos individuales, como se
tinción frecuente de naturaleza etiológica es aquella entre la deficiencia mental que vio en la sección anterior sobre la etiología endógena y exógena. Sin embargo,
es resultado de un solo factor patológico y la que surge de una multiplicidad de fac- la distinción entre la etiología de factores múltiples y la de un solo factor va ga-
tores. En ambos casos, los factores pueden ser hereditarios o ambientales, pues la nando terreno, y los datos que en apoyo de la misma se han reunido deben hacer
diferenciación solo se refiere al número de factores contribuyentes. Esta distinción, avanzar nuestra comprensión de las causas de la deficiencia mental.
propuesta primeramente por Pearson y Jaederholm, en 1914, ha recibido su más
plena expresión en los escritos de Fraser Roberts (74). Se considera que los defi- 12-3. Características físicas.—Considerando a los deficientes mentales reclui-
cientes multifactoriales representan simplemente el extremo inferior de la distri- dos en instituciones como un grupo, es patente que están por debajo de lo normal
bución de la inteligencia; por otra parte, el deficiente unifactorial debe su defi- en salud general, resistencia a las enfermedades y desarrollo físico. Las estadís-
ciencia a la acción de una condición o accidente patológico especial que le produce ticas de mortalidad revelan que los débiles mentales tienen una proporción de
el defecto mental, sin considerar otras circunstancias concomitantes. Fraser Roberts fallecimientos mucho más alta y un promedio de vida más corto. En una inspección
asocia esta diferenciación con el grado del defecto. De este modo, mantiene que los que abarcaba 344 idiotas y 424 imbéciles, la duración media de la vida era de
casos de grado superior (que incluyen principalmente retrasados) tienen una etio- 19 años para los primeros y de 26,6 para los segundos (43). En general, cuanto
logía múltiple, mientras que los casos de grado inferior (principalmente imbéciles más bajo es el nivel intelectual, más breve es la esperanza de vida. Con los pro-
e idiotas) tienen una etiología de un solo factor. La posibilidad de su hipótesis de- gresos médicos y la mejora de los medios institucionales es de esperar que tales
riva de tres fuentes principales. Primera, exámenes en gran escala han demostrado cifras sufran un cambio ascendente. Pero el hecho cierto, en las condiciones actuales,
que la distribución de las puntuaciones de los tests de inteligencia se aproxima mu- es que los deficientes mentales son, por término medio, de vida mucho más breve
cho a la curva normal cuando se incluyen los débiles mentales juntamente con perso- que los intelectuaimente normales.
nas normales y superiores, pero se desvía significativamente de la normalidad Los datos sobre estatura y peso indican asimismo un atraso en desarrollo físico
cuando se añaden al grupo los imbéciles y los idiotas. El número de personas con CI de los deficientes mentales respecto de la población general. Todos los exámenes
inferior a 45 es señaladamente mayor de lo que podría esperarse al azar, punto que de deficientes mentales acogidos a instituciones, o de niños en clases especiales para
ya se discutió en el capítulo II. Esta conclusión está de acuerdo con la hipótesis retrasados mentales, han arrojado diferencias pequeñas, pero significativas, en la •
de que, si no fuera por la acción de un solo factor patológico, la mayoría de estos media de estatura y peso (34, 65). Desde luego, la superposición es extensa en todas'
casos de grado inferior se habrían distribuido al azar por todo el campo de varia- estas comparaciones. Así, en una investigación, el 44 % de los niños mentalmente
bilidad. deficientes excedía a la media de los chicos normales en peso, y el 45 % lo hacía
Un segundo tipo de prueba se basa en los parecidos familiares. Los casos de en estatura (65). Se recordará que la superposición completa se indica cuando el
grado inferior proceden de familias de todos los niveles intelectuales, mientras que 50 % de un grupo alcanza o excede la mediana del otro.
los casos de grado superior tienden a proceder de familias intelectualmente deficien- Al mismo tiempo, las tendencias de grupo dan diferencias constantes no solo
tes (38, 74). Así, el CI medio de los hermanos de débiles mentales es más bajo que entre las muestras de normales y mentalmente deficientes consideradas en conjun-
360 XII. Deficiencia mental Características físicas 361

to, sino también entre los niveles de deficiencia mental. Goddard (34) coleccionó ex- en el nacimiento significativamente más bajos para los chicos mentalmente defi-
tensos datos sobre la estatura y peso de unas 11000 personas mentalmente defi- cientes y para los que asistían a clases especiales para retrasados en educación
cientes, que oscilaban en edad desde casi la infancia hasta los sesenta años, que para la población general.
y que vivían en 19 instituciones americanas para débiles mentales. En las figuras También son más corrientes otros defectos físicos entre los débiles mentales
12-1 y 12-2 se reproducen las curvas que muestran la media en estatura y peso que entre las personas normales. Tredgold (93) ha examinado con mucho de-
de los sucesivos grupos de edad, dentro de cada uno de los cuatro niveles inte- talle tales defectos. Se extienden desde pequeñas anomalías en la forma de la ca-
lectuales: idiota, imbécil, retrasado y normal. En la figura 12-1 se dan los datos beza, anormalidades de ojos y orejas, trastornos de la piel y susceptibilidad a las
enfermedades pulmonares e infecciosas hasta defectos en la elocución. El número y
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gravedad de tales deñciencias varias tiende asimismo a ser aproximadamente pro-
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edad, en años
edad, en años
FIG. 12-1.—Estatura y peso medios de muchachos mentalmente deficientes y normales, en
edades sucesivas. (De Goddard, 34, pág. 228.) FIG. 12-2.—Estatura y peso medios de chicas mentalmente deficientes y normales, en .
edades sucesivas. (De Goddard, 34, pág, 229.) /
de los chicos, y en la 12-2, los de las chicas. Se advertirá que las curvas de los cuatro porcional al grado del defecto intelectual. Tredgold y otros han visto en estas defi-
niveles intelectuales presentan una tendencia de la inferioridad física, pequeña, pero ciencias un testimonio de debilidad constitucional general, que resulta de una he-
constante, a hacerse paralela a la inferioridad intelectual. Ésta relación es más rencia pobre y se manifiesta en una inferioridad física e intelectual. Probablemente,
clara durante los años de la adolescencia y de la edad adulta que en edades ante- al lector se le ha ocurrido ya que puede haber otras explicaciones. Volveremos
riores. Sin embargo, muy al principio de la vida, son discernibles las mismas ten- pronto a la interpretación de estos descubrimientos.
dencias de grupo. Así, Asher y Fraser Roberts (3) encontraron pesos medios Es de particular interés psicológico la mayor frecuencia de la sordera total,
362 XII. Deficiencia mental Características psicológicas 363

así como la pérdida de oído, que se observa entre los deficientes mentales acogi- no especifican la clasificación clínica de sus sujetos, y es por ello probable que
dos a instituciones (12, 72). Estos descubrimientos tienen importantes inferencias tengan que habérselas con muestras heterogéneas en las que predominen los débiles
con la adquisición del lenguaje y el desarrollo intelectual general. Es posible que mentales simples. Además, el hecho de que los mismos deficientes mentales sim-
algunos deficientes mentales simples pudieran haber sido sordos normales que no ples puedan incluir casos endógenos y exógenos, así como algunos otros no identi-
han llegado a recibir la adecuada formación para soslayar su impedimento senso- ficados que pertenezcan a variedades clínicas especiales, complica aún más la
rial. Incluso las pérdidas menores de oído, si no se localizan, pueden ser impedi- interpretación de los resultados. Por tanto, solo consideraremos ciertas tendencias
mento bastante en el trabajo escolar y en otros contactos interpersonales para generales a partir de las conclusiones de la investigación en este campo.
producir grados ligeros de deficiencia mental. Una cuestión que los investigadores han tenido en cuenta es la de los cambios
En la interpretación de las deficiencias físicas generales de los grupos de dé- de Cl con la edad entre los deficientes mentales acogidos a instituciones. Se ha
biles mentales hay que tener en cuenta ciertos factores. En primer lugar, es más encontrado que en estos grupos el CI tiende a decrecer con la edad más bien que
probable que las personas que padecen de defectos físicos o intelectuales estén aco- a permanecer constante como en los niños y adolescentes normales (52, 82). De
gidas en instituciones especiales. Al deficiente mental que es físicamente apto se le este modo, parece que los deficientes mentaler, tienden a alejarse aún más de lo
envía con menos frecuencia a una institución, y frecuentemente se le libera hacién- normal con el avance en edad. Con relación al nivel absoluto de las puntuaciones,
dole seguir un período de formación y rehabilitación. Estos individuos tienen grandes el desarrollo mental parece acabar más pronto cuanto más bajo es el CI (52),
oportunidades para adaptarse a ocupaciones rutinarias que requieran fuerza y una y el declive final empieza mucho antes que en las personas normales (90). Todas
buena constitución física, con un mínimo de pensamiento y dirección. La acción estas conclusiones pudieran indicar un organismo genéticamente más débil. Sin embar-
de este factor selectivo podría explicar, en parte, las divergencias de las curvas go, una explicación en cierto modo más plausible centra su atención sobre el hecho
de estatura y peso de Goddard, para los diferentes niveles intelectuales, con la mismo de depender de una institución. El fin principal de la mayoría de las ins-
edad. Como solo se incluyeron casos pertenecientes a instituciones, la inferioridad tituciones es el de la custodia, con un mínimo de formación. Esto es particular-
en las edades superiores podría ser consecuencia de que los más fuertes y capaces,
mente cierto cuando se trata de los casos de grado inferior. En tales condiciones
desde el punto de vista físico, habían abandonado las instituciones.
no cabe esperar grandes progresos intelectuales durante la residencia en la institu-
Por otra parte, en un examen que se extienda hasta los grados bajos de defi- ción. Hemos de tener en cuenta también los factores selectivos. Aquellos individuos
ciencia mental, es probable que se incluyan aquellos casos que caen dentro de las que hacen progresos intelectuales apreciables se verán probablemente liberados, que-
variedades clínicas especiales. La presencia de tales casos rebajaría aún más el
dando solamente en la institución los casos más difíciles.
promedio de medidas físicas del grupo de débiles mentales considerado en su con-
junto. Además, cuando solo se examinan casos simples y aclínicos, debe recordarse En ciertas variedades clínicas, en las que se da un progresivo deterioro or-
que un grupo de este tipo se encontrará por debajo del promedio en su panorama gánico, cabría esperar, naturalmente, una disminución de CI al aumentar la edad.
socioeconómico. El hogar cuya dieta, higiene y cuidados médicos son deficientes Sin embargo, para la mayoría de los deficientes simples, así como para los casos
tenderá también a ser poco estimulante desde el punto de vista intelectual. La co- que no sufren cambios neurológicos posteriores, parece probable que el ambiente
mún privación ambiental podría, de este modo, ser culpable del defecto mental institucional sea uno de los factores más importantes en la disminución que se ob-
y de la condición física. Finalmente, puede ocurrir que algunas deficiencias físicas, serva del CI. Apoyan esta explicación las ganancias en CI que se encuentran en
tales como los trastornos sensoriales o motores o la enfermedad crónica, sean un im- ciertas instituciones que tienen programas de formación especiales, así como los
pedimento suficiente para ejercer un grave efecto dilatorio sobre el desarrollo resultados de los estudios de rehabilitación que veremos en la sección 12-5. Existen
mental. Se reconocerá este mecanismo etiológico como un ejemplo de la relación también algunos datos que sugieren que las personas que proceden de ambientes
somatopsicológica existente entre la constitución física y el intelecto, que ya discuti- extraordinariamente adversos presentan mejoras en su CI después de un período de
mos en el capítulo V. residencia en la institución (25). En tales casos, el ambiente institucional, aunque
limitado, representa un progreso sobre el medio cultural anterior del sujeto.
12-4. Características psicológicas.—La mayoría de los estudios sobre carac- Se ha prestado también gran atención al perfil de aptitudes de los deficientes
terísticas psicológicas de los deficientes mentales se ha realizado con débiles menta- mentales. ¿Son estas personas igualmente inferiores en todas las funciones? Cuando
les simples. Estos casos son mucho más numerosos que los que representan las va- la pregunta se hace en esta forma, es fácil contestarla negativamente. Los idiots sa-
riedades clínicas especiales; es muy probable que sean deficientes de grado supe- vants citados en el capítulo X representan ejemplos extremos de deficientes men-
rior y por ello más fácilmente adaptables a las pruebas; y son de un interés tales con un talento superior a lo largo de una línea específica. Al mismo tiempo,
psicológico mayor que los tipos clínicos especiales, los cuales constituyen principal- debemos reconocer que la compensación no es la regla. En general, los débiles men-
mente un problema médico. Debe, sin embargo, advertirse que algunos investigadores tales no muestran rasgos superiores que equilibren su inferioridad. Por el contra-
364 XII. Deficiencia mental Características psicológicas 365

rio, suelen hallarse por debajo del promedio en todas las funciones intelectuales, cientes quedaron muy por debajo de los normales incluían un número relativa-
aunque no con uniformidad. mente grande de tareas que requerían respuestas orales. Sugirió que los factores
A causa de la función predominante de las aptitudes verbales en los tests emocionales podían explicar, en parte, la diferencia, puesto que este tipo de test
de inteligencia, así como por el concepto general de inteligencia en nuestra cul- posee reminiscencias de trabajo escolar y de otros contactos interpersonales, en donde
tura, es de esperar que los deficientes mentales sean inferiores en estas aptitu- los deficientes se han encontrado de forma característica con el fracaso y la frus-
des de manera constante y señalada, lo que se ve confirmado por la experien- tración.
cia. La mayoría de los deficientes simples, p. ej., son más pobres en los tests de Los datos de Thompson y Magaret han señalado la falta de consistencia de
inteligencia verbales que en los de ejecución. No obstante, para compensar estos otras hipótesis que habían propuesto algunos investigadores anteriores para explicar
resultados debe recordarse que los deficientes exógenos, o los de lesión cerebral, las diferencias en la ejecución de tests entre normales y deficientes. Se había suge-
presentan más a menudo el patrón inverso, hallándose mucho más por debajo del rido, p. ej., que los deficientes, por el hecho de ser mayores, tendrían ventaja sobre
promedio en las funciones perceptivas y espaciales que en las verbales. Parece, sin los chicos normales de la misma edad mental en los elementos que se apoyaran en
embargo, que la aptitud para tratar con conceptos abstractos de cualquier forma es la experiencia pasada. Sin embargo, cuando Thompson y Magaret pidieron a dos
una de las áreas de deficiencia más constantes entre todos los tipos de deficientes. psicólogos que clasificaran cada elemento de la Stanford-Binet en cuanto a su
Son de especial interés, a causa de sus posibles inferencias vocacionales, los dependencia de la experiencia pasada, se concluyó que los deficientes sobresalían
resultados obtenidos con las funciones motoras También en estas tareas los defi- en los elementos que menos dependían de la experiencia del pasado. Desde luego,
cientes mentales están muy por debajo de las normas generales (19, 81, 92), aunque no cabe suponer que la experiencia pasada de los deficientes sea la misma que la
las distribuciones revelan una extensa superposición. Así, desde el punto de vista de los muchachos normales. En la medida en que la escolaridad es una importante
de la orientación y rehabilitación individual, es digno de notarse que se ha en- parte de esa experiencia, es obvio que los dos grupos diferirían en este aspecto. No
contrado una proporción considerable de deficientes mentales que poseen la destreza era de esperar que los elementos del Stanford-Binet, que dependen en gran medida
necesaria para el aprendizaje de muchos empleos industriales. Pero, como grupo, del trabajo escolar, favorecieran a los deficientes.
no sobresalen más en las funciones motoras que en las funciones intelectuales más En un estudio de Sloan y Raskin (83) tenemos un ejemplo en el que la mayor
elevadas. edad cronológica de los deficientes les proporciona una ventaja sobre los normales
Se ha consagrado una serie de estudios a la ejecución relativa de normales y más jóvenes y de la misma edad mental. Mediante una serié de preguntas especial-
deficientes de la misma edad mental en elementos individuales del Stanford-Binet mente ideadas, estos investigadores observaron que los deficientes eran más realis-
(53, 56, 58, 73, 91, 94). ¿Hay alguna característica por la que difieran las ejecu- tas y prácticos en sus aspiraciones vocacionales, deseos, actitudes y reacciones a
ciones de un test de un individuo, p. ej., de catorce años con edad mental de ocho, situaciones hipotéticas. Parece que la categoría de experiencia pasada es demasiado
y las de un niño normal de ocho? La investigación de Thompson y Magaret (91) amplia para servir efectivamente en la diferenciación de normales y deficientes. Pero
representa el esfuerzo más concienzudo para responder esta pregunta. En su estudio si particularizamos aspectos más específicos de la experiencia pasada, es posible
obtener resultados más claros.
se comparó la ejecución de 441 deficientes en elementos individuales del Stanford-
Binet, con la de 1326 normales de la muestra de tipificación. Todas las compara- Se ha propuesto también el concepto de rigidez en otro intento de diferenciar
ciones se hicieron entre deficientes y normales que estaban equiparados en edad a los deficientes de los normales. El término rigidez, según lo usaba Kounin (51),
mental en la escala entera. De los 73 elementos que pudieron valorarse estadística- se refiere principalmente a una separación de funciones en compartimientos, que
mente, 12 favorecían significativamente a los deficientes y 19 a los normales, al nivel hace que sea relativamente difícil para el deficiente relacionar los diversos objetos,
de confianza de 0,01. actividades o ideas. La hipótesis de Kounin no se vio apoyada por los datos de
El análisis de la naturaleza de los dos conjuntos de elementos mostró que donde Thompson y Magaret. Los elementos del Stanford-Binet que se habían valorado
más claramente diferían era en sus pesos en el «primer factorn, factor que previa- independientemente como más difíciles para una persona rígida, en el sentido de
mente había sido identificado como común a la escala entera Stanford-Binet Kounin, tendían a ser más fáciles y no más difíciles para los deficientes. Otros
(60, Cap. 9). Una comparación posterior que hicieron los mismos autores entre escritores han utilizado el término rigidez para designar una conducta estereoti-
niños normales y deficientes corroboró aquellos resultados (56). Los niños superio- pada (96). Así, p. ej., los retrasados acogidos a instituciones realizan a menudo
res sobrepasaban claramente a normales y deficientes en elementos que estaban tareas de rutina con una precisión total y sin señales de aburrimiento; presentan
altamente saturados del factor común. Es comprensible tal resultado si se tiene en una considerable tolerancia para las tareas repetitivas y monótonas. Es bien sabido
cuenta el hecho de que la escala Stanford-Binet, considerada en conjunto, es un que la monotonía es función de la naturaleza de la tarea, de los estímulos que puedan
criterio importante en la identificación de sujetos intelectualmente deficientes y distraer y de las características del trabajador. El individuo que tenga pocos inte-
superiores. Sarason (77, pág. 69) señala que los elementos en los cuales los defi- reses competitivos y una capacidad limitada encontrará que una tarea repetitiva
AN&STA61.—13
366 XII. Deficiencia mental Formación y rehabilitación 367
es más apropiada y satisfactoria que otra que lleve consigo muchos cambios y de la institución. La observación común de que los deficientes de grado superior
reajustes. La misma vida institucional puede contribuir a esta condición por la son especialmente deficientes en cuanto a su capacidad de planear el futuro y de
exigüidad de sus actividades. De este modo, el hecho de estar acogido a una ins- dirigir sus vidas independientemente, hace que adquiera importancia vital la dispo-
titución puede, en parte, ser responsable de la mayor rigidez de los deficientes men- nibilidad de los servicios de consejo para la satisfactoria adaptación de estas per-
tales, cuando se les compara con los normales, y del aumento de la rigidez con la sonas a la comunidad.
edad, en los individuos que viven en instituciones (16). Un desarrollo paralelo ha sido la expansión de facilidades educativas para los
Otra cuestión se refiere a la aptitud de los deficientes mentales para aprender. niños mentalmente deficientes susceptibles de formación, dentro del sistema de
Como se vio en el capítulo XI, no es posible responder a esta cuestión en términos escuelas públicas. Se han establecido recientemente clases especiales para dichos
generales, ya que no existe un factor común, unitario, para el aprendizaje. Los niños en muchos nuevos lugares, prestando gran atención a la mejora de los
deficientes mentales, considerados en conjunto y con relación al trabajo escolar, procedimientos de selección, desarrollo de los cursos de estudio apropiados y mate-
son característicamente deficientes, y su progreso es muy lento. Por otra parte, pue- riales instructivos, tratamiento de incapacidades especiales y otros problemas afines
den aprender otras funciones con diferentes grados de efectividad. Un examen de (cf. 49, 75, 95). Son de especial interés para la psicología diferencial los estudios
los pocos estudios publicados sobre esta cuestión sugería que, aunque se requiere continuados sobre deficientes mentales, que bien han abandonado provisionalmente
un nivel intelectual mínimo para el aprendizaje de cada tipo de tarea, hay muy las instituciones, o bien han sido educados en clases especiales. Hasta la fecha se
poca o ninguna relación entre los errores o la proporción del aprendizaje y el nivel ha publicado un número considerable de estos estudios, que incluyen gran diversidad
intelectual, una vez pasado aquel mínimo (61). La investigación reciente sobre los de programas de formación y rehabilitación y abarcan períodos que se extienden
resultados de los programas de rehabilitación con deficientes mentales señala asi- desde menos de un año hasta más de veinte 1. Con relación al nivel mental, los
mismo el grado en que tales personas pueden mejorar con la formación. Consi- sujetos se encuentran predominantemente en la categoría de débiles mentales, aun-
deraremos estos estudios en la sección siguiente. que varios estudios incluyen unos pocos casos que se encuentran en la línea fronte-
riza, y algunos cuyos CI son lo suficientemente bajos como para colocarlos en el
12-5. Formación y rehabilitación.—Los años transcurridos desde la segunda grupo de los imbéciles. Una gran mayoría de los casos está formada por deficientes
guerra mundial han sido testigos de un rápido desarrollo de los programas para mentales simples, sin grandes complicaciones neurológicas.
la rehabilitación vocacional y social de los deficientes mentales de grados superiores. Los resultados de estos estudios continuados son constantemente favorables.
Varios factores han contribuido a este desarrollo. En primer lugar, la escasez de La adaptación social y vocacional ha resultado mejor de lo que se había anticipado,
trabajadores hizo que se intentara arbitrar una fuente potencial de mano de obra y el número de fracasos es pequeño. Al aplicar repeticiones de tests, los CI últimos
en la formación de los deficientes. Se ha reconocido desde hace tiempo que en han indicado generalmente una ganancia sobre el nivel inicial. Citaremos algunos
nuestra sociedad existe un gran número de empleos que los deficientes mentales de los estudios más extensos para dar cuenta de los procedimientos y resultados.
pueden realizar satisfactoriamente, puesto que algunos requieren una edad mental Hegge (39) nos informa sobre un estudio continuado de dos años referente a 177 jó-
no superior a la de seis años (6, 17). En segundo lugar, la rehabilitación y libera- venes sacados provisionalmente de una escuela de formación para deficientes men-
ción subsiguiente se consideró un medio para ayudar a despoblar las instituciones tales en 1941 y 1942. En el momento del examen, el 88 % estaban empleados, y
para deficientes mentales que se encontraban superpobladas. Finalmente, en 1943, muchos por encima del nivel del trabajo no especializado. En su mayoría ganaban
el Congreso de EE. UU. decretó una legislación que hacía posible que los deficientes de 40 a 60 dólares a la semana, mostraban una estabilidad regular en el trabajo y
mentales fueran incluidos en los programas de rehabilitación de los impedidos, y se habían conseguido empleo sin la ayuda de la familia, amigos o agencias sociales.
constituyeron fondos federales de los que los estados podían disponer para este fin/ Kennedy (44) llevó a cabo un estudio relativamente bien controlado de 256 re-
En los últimos años de la decena de 1940 y primeros de la de 1950, algunos trasados en una comunidad de Connecticut, como parte de un estudio más extenso
estados iniciaron programas de rehabilitación vocacional para los deficientes men- sobre los recursos humanos del Estado. Los CI del grupo en la escuela primaria se
tales acogidos a instituciones. Mediante tales esfuerzos se ha acumulado una expe- extendían de 50 a 75. Se comparó a estos sujetos, cuya edad media en el momento'
riencia considerable en lo referente a los requisitos de tales programas (cf., p. ej., 28, del examen era de veinticuatro años, con 129 sujetos de control de la misma comu-
66). Se reconoce generalmente que para obtener los mejores resultados, el programa nidad y de CI normal, equiparados con los débiles mentales en edad, sexo, edad de
debe incluir una minuciosa selección de los casos prometedores, una formación comienzo escolar, raza, país de nacimiento, nacionalidad y ocupación del padre.
institucional en cuanto al cuidado propio y habilidades vocacionales, psicoterapia Sin embargo, no estaban equiparados en todas las variables de su medio familiar,
y tratamiento médico cuando sean necesarios, colocación provisional en hogares y como nos lo indica el hecho de que los hogares deshechos y las inadaptaciones fami-
empleos seleccionados por los consejeros, una estrecha vigilancia y orientación du-
rante el período de ajuste y continuadas facilidades de consejo después de su salida iCf. 2, 4, 5, 13, 20, 23, 31, 39, 44, 45, 59, 62, 63, 67, 71, 79, 87.
368 XII. Deficiencia mental Formación y rehabilitación 369

liares eran mucho más frecuentes en el grupo de retrasados que en el grupo de los sujetos originales de Baller. En este tiempo la media de edad del grupo era de
control. cuarenta y dos años, con una amplitud total de treinta y seis a cuarenta y nueve años.
En función de los resultados de los adultos, los retrasados se comparaban favo- Los registros de empleo mostraban que, en conjunto, el grupo había conseguido una
rablemente con los controles normales. Así, en el momento del examen, el 75,5 % de satisfactoria adaptación. Así, en un 82,79 % se les consideraba como «empleados
los retrasados y el 68,6 % de los controles se clasificaron como autosuficientes. regularmente», con empleos desde el trabajo no especializado hasta ocupaciones
La diferencia no es estadísticamente significativa, y los resultados sugieren que, en de dirección. De los que estaban mejor situados, el 47,62 % había permanecido en
este aspecto, se da una adaptación igualmente satisfactoria en los dos grupos. Como el mismo empleo durante un período que iba de tres a veinte años. Hacia el 80 %
grupo, se halló que los retrasados se encontraban en niveles de ocupación inferio- de los sujetos vivos estaban casados. Se informa que la gran mayoría de sus hijos
progresaban en la escuela en proporción normal y conseguían, al menos, una edu-
res que los controles; p. ej., el 83 % de los retrasados y el 56 % de los controles
cación primaria. Uno de ellos era un aventajado estudiante universitario en el
se dedicaban al trabajo manual. Un número menor de retrasados que de controles
momento del estudio. Los CI de los hijos se extendían desde 50 a 138, con una
tenía empleos administrativos, de dirección o profesionales. Sin embargo, las ganan-
media de 95,44.
cias medias de los dos grupos eran aproximadamente las mismas. En la estabilidad
del empleo, grado de ayuda social y adaptación marital no había diferencias signifi- Son de particular interés los resultados de las repeticiones de tests que Charles
obtuvo con 20 de los sujetos originales, y cuyos CI iniciales en la Stanford-Binet
cativas entre los dos grupos. El expediente de los retrasados era ligeramente inferior
daban un promedio de 58,35, con una amplitud total de 41 a 70. La media de la
en lo referente a la actividad antisocial, participación social e intereses en las horas
repetición del test Wechsler-Bellevue en este grupo fue de 81,25, con una amplitud
de ocio. Pero a propósito de esto debe recordarse que las panorámicas familiares
total de 60 a 104. Aunque parte del aumento pueda deberse al efecto de regresión,
de los dos grupos no estaban equiparadas en ciertas importantes variables psico-
es poco probable que quepa atribuir a esta causa toda la ganancia. Al parecer,
lógicas.
parte de la subida indica una mejora en las funciones probadas paralela a la satis-
La investigación que abarcó el período de tiempo más largo fue la concerniente
factoria adaptación social y vocacional conseguida por muchos de estos sujetos
a un grupo de sujetos con CI iniciales de 70 o menos, que habían asistido a clases
en la vida adulta.
especiales en las escuelas públicas de Nebraska. Baller (5) fue quien realizó el primer
Schmidt (79) nos informa de un estudio, que ha provocado grandes polémicas,
estudio continuado en 1936, cuando los sujetos se encontraban entre los veintiuno
sobre la rehabilitación de los deficientes mentales. En este proyecto, a 254 chicos y
y treinta y cuatro años de edad. Del grupo original de 206, se localizó y comparó
chicas, entre doce y catorce años de edad, que habían sido transferidos a clases
a 196 con un grupo normal-alto, cuyos CI oscilaban entre 100 y 120. Algo menos
especiales, se les sometió a un programa educativo de tres años de duración espe-
del 7 % del grupo original de deficientes mentales se encontraba albergado en ins-
cialmente elaborado para ellos. El promedio inicial del CI en el Stanford-Binet
tituciones en el momento del estudio. Desde el punto de vista educativo, el grupo
para este grupo era de 52,1, con una amplitud o recorrido de 27 a 69. A los sujetos
subnormal había completado un promedio de cuatro o cinco cursos, en contraste
se les aplicaron periódicamente tests de inteligencia, de rendimiento educativo y de
con los 12 ó 13 cursos de promedio del grupo de control normal. La mayoría de
personalidad durante el tiempo de formación de tres años, así como durante un
los deficientes carecía de antecedentes penales, aunque la proporción de estos exce-
estudio continuado de cinco años, después del programa experimental. El progreso
día a la del grupo de control: 25 % contra 4 % para los de tribunal de menores,
en todos los aspectos de la conducta de que se nos informa en este estudio aventaja
y 18 % contra 6 % para los de antecedentes policiales. La proporción de los defi-
con mucho a los encontrados en cualquiera otra investigación hasta la fecha. Al
cientes mentales que habían tenido empleos relativamente permanentes era del
final de la investigación se observó una ganancia media de 40,7 puntos en CI;
39 %, comparada con el 90 % en el grupo de control. Sin embargo, en el grupo
el 80,7 % de los individuos consiguieron ganancias de 30 puntos o más en CI,
de subnormales el 83 % había sido, al menos parcialmente, capaz de bastarse a
y el 59,6 % ganaron 40 puntos o más. La mayor parte de estas ganancias se produjo
sí mismo durante períodos de tiempo variables. La proporción de mujeres que se
durante el período experimental de tres años, aunque en el curso del estudio sub-
habían casado era aproximadamente igual en los dos grupos, aunque las subnor-
siguiente de cinco años los CI experimentaron "anuncias continuas en lugar de retro-
males tendían a casarse antes y a tener más hijos. En cuanto a los varones, el
cesos hacia el nivel inicial.
porcentaje de casados era mucho menor entre los subnormales, probablemente por
razones económicas. Al valorar todos los resultados de este estudio debe tenerse Es igualmente notable el progreso en el rendimiento educativo de que Schmidt
presente, en primer lugar, que el grupo de control se encontraba por encima del nos da cuenta. Aunque el promedio de la ejecución educativa figuraba al principio
promedio en CI, y probablemente en muchos aspectos no estaban equiparados con del experimento dentro del grado primero, al término del programa de tres años
los deficientes; y en segundo lugar, que estos datos se obtuvieron durante un había alcanzado aproximadamente el grado quinto. Además, se transfirieron 79 su-
período de depresión económica. jetos a la escuela elemental ordinaria, bien para presentarse a la prueba de gradua-
En 1953, Charles (23) dio cuenta de un estudio continuado posterior de 151 de ción concedida después del grado octavo, o para completar el curso de escuela
XII. Deficiencia mental Formación y rehabilitación 371
370

elemental en clases ordinarias. Durante el período de cinco años siguientes, un gran siva a 16 muchachos débiles mentales acogidos a una institución, de edades
número de ellos continuó su educación en cursos técnicos, de negocios o vocacio- entre quince y dieciocho años, durante un período que se extendía desde los
nales, y al final del estudio, 27 del grupo original se habían graduado en la escuela seis meses hasta casi los tres años. La formación estaba destinada a estimular la
secundaria. Los datos relativos a la historia ocupacional, estado socioeconómico, actividad constructiva, la inteligencia, la iniciativa y el planteamiento original, utili-
actividades en la comunidad y cosas semejantes, durante el estudio continuado, de- zando materiales concretos, situaciones sociales y problemas abstractos. Después de
mostraron que el grupo había conseguido una adaptación muy satisfactoria. la formación, la media en CI en el Stanford-Binet subió de 66,3 a 76,4, en con-
traste con la insignificante ganancia de 1,9 punios del grupo de control. Todos los
Schmidt empleó como grupo de control 68 niños enrolados también en clases
sujetos del grupo, excepto uno, mostraron una mejora en CI. La principal dificultad
especiales para los deficientes intelectuales, pero que no participaron en el programa
en la interpretación de este estudio surge de la semejanza entre algunos de los
experimental. El grupo de control estaba aproximadamente equiparado con un
materiales usados en la formación y el contenido del Stanford-Binet. Específica-
subgrupo experimental de 64 casos en CI inicial, rendimiento educativo y edad cro-
mente, algunos de los problemas formativos comprendían el reconocimiento de
nológica. La ganancia media de este subgrupo experimental fue de 23,8 puntos
absurdos en los cuentos, tarea que tiene mucho en común con varios elementos del
en CI, mientras que el grupo de control perdía, en el mismo período, un promedio
Stanford-Binet. Es, pues, posible que la mejora se haya restringido a tareas muy
de 3,6 puntos. Del mismo modo se encontraron señaladas diferencias en los pro-
similares y que tuviera poco efecto en la solución de otra clase de problemas. En
gresos educativos y en la subsiguiente adaptación vocacional y social entre los dos
tal caso, la formación que se proporcionó podría considerarse como preparación
grupos.
(cf. Cap. VII).
Es difícil valorar el estudio de Schmidt por varias razones (cf. 35, 47, 64). La
presencia de incompatibilidades y de cierto número de pequeños errores aritméticos Merecen especial atención dos desarrollos recientes en el campo de la forma-
en la relación publicada del proyecto ha despertado el escepticismo en cuanto al ción y rehabilitación de los deficientes mentales. Uno se refiere a la formación de
conjunto de sus datos. No se describen adecuadamente los procedimientos empleados deficientes mentales de grado superior hasta el nivel preescolar. Chamberlain y
en los programas de formación y rehabilitación, impidiendo de este modo la corro- Moss (22) describen un programa de formación en el hogar destinado a preparar
a tales niños para la escuela. Kirk (48) nos informa de una investigación de varios
boración independiente. Así, p. ej., Hill (41), en un estudio en el que probablemente
años de duración sobre la efectividad de la formación preescolar especial, con un
hizo uso de técnicas análogas, halló solo ligeras ganancias en CI. No puede discer-
grupo institucional y otro perteneciente a la comunidad. En este estudio se apli-
nirse hasta qué punto los procedimientos seguidos por Hill eran en realidad compa-
caron tests periódicamente a los dos grupos, el de formación y el de control, guián-
rables con los que usó Schmidt en su programa. Un examen del informe de Schmidt
dose sobre todo por el criterio del rendimiento escolar de los sujetos. En general,
sí que sugiere que al menos algunas de las mejoras en ejecución de tests y en pro-
los resultados indicaron que la educación preescolar puede aumentar la proporción
gresos académicos pueden haber resultado de la corrección de defectos sensoriales,
del desarrollo intelectual y social de los niños mentalmente deficientes. La mejora
malas condiciones de salubridad e impedimentos de lenguaje que inicialmente se
era mayor para aquellos procedentes de ambientes de escasez que para los
encontraban presentes en un gran número de casos. Del mismo modo, las inadap-
que sufrían de impedimentos orgánicos. Además, el grupo que recibió la formación
taciones emocionales habían impedido en varios casos el esperado rendimiento,
mantuvo su superioridad sobre el grupo de control durante los años escolares si-
y se informa de la mejora en este aspecto en el curso del proyecto. En los mismos
guientes.
procedimientos instructivos, según los describe Schmidt, se prestó una atención espe-
cial al desarrollo del trabajo efectivo y hábitos de estudio, y a la consecución de Una segunda tendencia importante es el reconocimiento, cada día mayor, del
los niveles mínimos de ejecución en la lectura y uso del lenguaje. Tales técnicas valor de la psicoterapia para los deficientes mentales. Algunos investigadores han
proveerían una continuación de la mejora después de finalizar el período experi- aplicado recientemente técnicas proyectivas, tales como las manchas de tinta de
Rorschach, la interpretación de imágenes, los dibujos espontáneos, etc., a los sujetos
mental. Schmidt también hace hincapié en la estimulación del interés del alumno
mentalmente deficientes (cf. 77, Cap. IX). La interpretación de los resultados espe-
y en la adaptación de la instrucción a las necesidades y deficiencias específicas de
cíficos de estos estudios es discutible debido a la desconocida validez de los
cada individuo. Desde luego, todos estos objetivos son altamente deseables en los
procedimientos de puntuación y a otras deficiencias técnicas de los tests proyectivos
programas de formación de los deficientes mentales. Sin embargo, hasta el presente
corrientes; pero esta investigación ha servido para llamar la atención hacia el predo-
no es posible decidir si los procedimientos específicos empleados por Schmidt pueden
minio de la ansiedad y problemas emocionales entre los deficientes mentales.
producir ganancias tan pronunciadas como las registradas por él. En cualquier caso.
Gradualmente nos vamos dando cuenta de que las dificultades que tales personas
parece evidente que la efectividad de muchas de estas técnicas estaría restringida
experimentan no se limitan necesariamente al nivel intelectual. De acuerdo con ello,
a ciertos tipos.
se están explorando las posibilidades de utilización de varios tipos de psicoterapia
Como ejemplo de otros problemas metodológicos debemos mencionar un es-
con los mentalmente deficientes (77, Cap. X ; 86). En algunos casos, la psicoterapia
tudio que dio resultados ambiguos. Kephart (45) suministró una instrucción inte.n-
372 XII. Deficiencia mental
Bibliografía 373
puede ayudar a elevar el CI en la medida en que los problemas emocionales pueden
Los deficientes mentales, como grupo, se encuentran por debajo de lo normal
haber interferido en el efectivo funcionamiento y desarrollo intelectual del sujeto.
en desarrollo físico, predominio de defectos físicos y sensoriales, salud general, sus-
En otros, tal terapia no puede hacer sino suprimir el impedimento adicional de la
ceptibilidad para las enfermedades y duración de la vida, aunque en todos estos
inadaptación emocional o de los problemas de la conducta. Incluso en los últimos
aspectos es extensa la superposición con los grupos intelectualmente normales. Los CI
casos, la psicoterapia puede ejercer una función significativa en el programa total
de los deficientes acogidos a instituciones tienden a disminuir con la edad. Sin
de rehabilitación.
embargo, al menos en algunos casos, tal disminución puede deberse a la misma
permanencia en la institución. Los deficientes tienden a estar por debajo del pro-
RESUMEN
medio en todas las funciones, aunque el grado de inferioridad cambia con la natu-
raleza de la función. Tienden a ser más deficientes en funciones abstractas, tareas
En general, la expresión deficiencia mental designa una marcada inferioridad
que requieran respuestas orales y actividades típicas del trabajo escolar. Muchos
en aquellas aptitudes que son esenciales para la supervivencia dentro de una cultura
de ellos exhiben una conducta estereotipada y una gran tolerancia para la monotonía
particular. Resulta de este modo evidente que la definición de la deficiencia mental
y las tareas repetitivas. Aunque son lentos en el aprendizaje académico, los defi-
está estrechamente relacionada con el concepto de inteligencia. En nuestra cultura
cientes hacen progresos satisfactorios en muchos otros conocimientos apropiados
el desarrollo del lenguaje y de las aptitudes verbales desempeña una parte impor-
a su nivel de aptitud.
tante en la identificación de los deficientes mentales. Los criterios principales emplea-
Se ha dado una rápida expansión a los programas para la rehabilitación voca-
dos en la diagnosis y clasificación de los deficientes mentales son los psicométricos
cional y social de los deficientes mentales de grado superior. Amparados por estos
(en función del CI), los legales o sociológicos y los educativos. En estos criterios
programas, un número creciente de deficientes está siendo liberado de las institu-
se basan también las subdivisiones de idiota, imbécil, débil mental y dudoso de nivel
ciones. Del mismo modo, han experimentado un gran desarrollo en los últimos años
fronterizo. Las definiciones de la deficiencia mental propuestas en función de la
las clases para los niños mentalmente retrasados, que se dan dentro del sistema de
etiología son difíciles de aplicar, puesto que en una gran proporción de los casos se
escuelas públicas. Los estudios continuados de los deficientes mentales, que han
desconocen las causas de la misma.
abandonado provisionalmente las instituciones o bien se han educado en clases
Entre las variedades clínicas más familiares de deficiencia mental se encuentran
especiales, han dado resultados prometedores. También se está prestando atención
el mongolismo, la parálisis cerebral, la microcefalia, el cretinismo y la hidroce-
a los programas de formación preescolar, destinados a preparar para la escuela a
falia. La amencia fenilpirúvica y la idiocia amaurótica son formas relativamente
los niños retrasados. Asimismo, se reconoce cada vez más el valor potencial de
raras, que se han referido a trastornos metabólicos hereditarios. Por el momento, se
la psicoterapia en la rehabilitación de los deficientes mentales.
desconoce si la incompatibilidad de los grupos sanguíneos de la madre y del niño
es una causa significativa de la deficiencia mental. La mayor parte de los defi-
cientes mentales no figura en ninguna de las variedades clínicas específicas. Se
BIBLIOGRAFÍA
han descrito estos casos, al no darse en ellos defectos neurológicos graves, como
simples, aclínicos, subculturales, familiares, indiferenciados, variedad de estufa y
oligofrenia vera. Algunos de estos términos se refieren al grupo entero; otros se limi- 1. ALLEN, G., y BAROFF, G. S.: «Mongo- Washington, D. C : Amer. Coun. E d u c ,
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book of mental deficiency (9. a ed.). Bal-
79. SCHMIDT, Bernardine G . : «Changes in
timore: Williams & Wilkins, 1956.
todos.
personal, social, and intellectual behavior
of children originally classified as feeble- 94. WALLIN, J. E. W . : «A statistical study of Es curiosa la relación entre el genio y la eminencia. Muchos escritores identifi-
minded». Psychol. Monogr., 1946, 60, the individual tests in the Stanford-Binet can los dos por el simple expediente de definir al genio como la posesión de «aquello
núm. 5. scale». Ment. Measmt. Monogr,, 1929,
núm. 6. que es preciso» para llegar a ser eminente en nuestra sociedad. Entonces el hom-
80. SCHOLL, M. L.; WHEELER, W. E., y
SNYDER, L. H . : «Rh antibodies in mo-
95. WALLIN, J. E. W . : Education of mental- bre eminente es ipso jacto considerado como un genio. Hay así tantas clases de genio
ly handicapped children. N . Y . : Harper, como maneras hay de lograr el éxito en la sociedad particular. Al hombre de nego-
thers of feebleminded children». J. He-
1955.
red., 1947, 38, 253-56. cios que ha triunfado puede concedérsele un título universitario honorífico por su
96. WERNER, H . : «The concept of rigidity:
81. SLOAN, W . : «Motor proficiency and in-
telligence». Amer. J. ment. Def., 1951,
a critical evaluation». Psychol. Rev., 1946, genio financiero; al militar victorioso, por su genio militar. La sociedad crea a
53, 43-52.
55, 394-406. 97. WHITNEY, E. A., y CARÓN, R. E . : «A
menudo una nueva forma del «genio», a fin de racionalizar su participación en la
82. SLOAN, W., y HARMAN, H. H.: «Cons- brief analysis of recent statistics on men- eminencia.
tancy of I Q in mental defectives». J. tal deficiency». Amer. J. ment. Def., 1947,
genet. Psychol, 1947, 71, 177-85. Desde luego, casi todas las teorías que se refieren a la naturaleza del genio po-
51, 713-20.
83. SLOAN, W., y RASKIN, A.: «A study 98. YANNET, H., y LIEBERMAN, Rose: «The drían defenderse restringiendo el término genio de algún modo arbitrario. La defi-
of certain concepts in high grade mental Rh factor in the etiology of mental defi- nición más amplia y objetiva de genio es la del individuo que excede señaladamente
defectives». Amer. J. ment. Def., 1952, ciency». Amer. J. ment. Def., 1944, 49,
56, 638-42. 133-37.
al promedio de ejecución en cualquier campo. Invariablemente, sin embargo, la
84. SNYDER, L. H . ; SCHONFELD, M. D., y 99. YANNET, H., y LIEBERMAN, Rose: «A apreciación social se introduce en el concepto. El genio se define en función de
OFFERMAN, E. M . : «The Rh factor and and B iso-immunization as a possible fac- criterios sociales específicos y de un marco de valores culturales. En nuestra socie-
feeblemindedness». J. Hered., 1945, 36, tor in the etiology of mental deficienev».
9-10. Amer. J. ment. Def., 1945, 50, 242-44'.
dad, las aptitudes abstractas y lingüísticas se consideran como los más elevadas
85. SNYDER, L. H . ; SCHONFELD, M. D., y 100. YANNET, H., y LIEBERMAN, Rose: «Fur- procesos mentales. Asimismo, ciertas líneas de rendimiento capacitan al individuo
OFFERMAN, E. M . : «A further note on ther studies on ABO iso-immunization, para conseguir la etiqueta de genio mucho más fácilmente que otras. Así, el trabajo
the Rh factor and feeblemindedness». J. secretor status and mental deficiency».
Hered., 1945, 36, 334. Amer. J. ment. Def., 1948, 52, 314-17. académico y científico, la literatura, la música y el arte se valoran más alto que,
86. STACEY, C. L., y DEMARTINO, M. F. 101. YEPSEN, L. N., y CIANCI, V . : «Home por ejemplo, el patinaje o el arte culinario. >
(direc. de ed.): Counseling and psycho- training for mentally deficient children A buen seguro que unas dotes excepcionales en estos últimos campos pueden
therapy with the mentally retarded. Glen- in New Jersey». Tr. Sch. Bull. Vineland,
coe, 111.: The Free Press, 1956. N. J., 1946, 43, 21-26. reconocerse hasta cierto punto como geniales. A un patinador o acróbata de fama
internacional, o a un renombrado chef-de-cuisine, se les puede llamar genios y
valorarlos por encima de un científico o un pintor mediocres. Pero en los ejemplos
primeros los logros tienen que ser proporcionalmente mucho mayores que en los
segundos para que pueda designarse al individuo como un genio. Y aun cuando el
377
378 XIII. El genio Teorías relativas a la naturaleza del genio 379

término genio se aplique a tales casos, se siente que se hace solo por cortesía, y que zurdería y un desarrollo atrasado. Mantenía también que había ciertas semejanzas
la palabra, implícitamente, está encerrada entre comillas. Queda claro, por tanto, entre el acto creador del genio y los ataques epilépticos típicos.
que para que tenga significado práctico cualquier definición del genio debe recono- Entre los modernos exponentes de las teorías patológicas sobre el genio, pro-
cer la selección de talentos significativos hecha dentro de un grupo cultural dado. bablemente los más sobresalientes son Kretschmer (47) y Lange-Eichbaum (48). El
Es en gran manera artificial la consideración del individuo sin tener en cuenta el primero ha mantenido que para que se dé el verdadero genio no basta con una
tiempo y lugar en que vivió. capacidad excepcional: «Si de la constitución del genio separamos el factor psico-
pático, el fermento del desasosiego demoníaco y la tensión psíquica, no nos queda
13-1. Teorías relativas a la naturaleza del genio.—Al genio se le ha acredi- más que un hombre de dotes ordinarias» (47, pág. 28). Además, Kretschmer aplica
tado con una gran variedad de atributos, que se extienden desde la inspiración divina su tipología constitucional (cf. Cap. VI) al problema del genio, argumentando en
y la chispa sobrehumana a los defectos físicos y la locura. Entre estas diversas favor de una distinción cualitativa entre los rendimientos de los genios pícnicos y
teorías es posible identificar cuatro puntos de vista subyacentes, que cabría designar leptosomáticos. El leptosomático esquizotímico, dice, tenderá hacia la subjetividad,
como teorías patológica, psicoanalítica, cualitativa y cuantitativa, respectivamente. como en la poesía lírica o el arte expresionista; por su parte, el pícnico ciclotímico
Consideraremos los rasgos diferenciales de cada una. se inclinará más hacia la pintura realista, los poemas épicos narrativos y cosas
semejantes.
Teorías patológicas.—Las teorías patológicas l han asociado al genio con la Sin duda, Lange-Eichbaum (48, 49, 50) es el que modernamente ha rea-
locura, la degeneración racial e incluso con la debilidad mental. Tales teorías se lizado la mayor contribución a la teoría patológica del genio. En su Genie, Irrsinn
remontan a la antigüedad griega y romana. Aristóteles advertía ya cuan a menudo und Ruhm, publicado en 1928, reunió las biografías de 200 hombres y mujeres
los hombres eminentes presentaban síntomas mentales morbosos, y Platón distin- geniales de todos los países, periodos y campos del trabajo. Todas estas biografías
guía dos clases de delirio: uno, el de la locura ordinaria, y el otro, el del soplo contienen referencias a supuestas anormalidades de sus sujetos. Los informes están
espiritual, que produce poetas, inventores y profetas. El furor poeticus y la amabilis plenamente documentados con una bibliografía de más de 1600 referencias, que
insania de los romanos hacían referencia al mismo fenómeno. Demócrito era uno varían en extensión desde algunas con varias páginas hasta los simples comentarios,
de los que argumentaban en favor de tal relación. Fue Séneca el que inspiró a tales como «psicótico durante largo tiempo». Lange-Eichbaum afirma que no
Dryden su conocido verso que considera que el ingenio sumo y la locura están hay una asociación invariable o necesaria entre el genio y la locura. Al mismo
estrechamente aliados. Lamartine hablaba de la maladie mentale qiion appelle tiempo insiste en que son pocos los genios que no han sufrido anormalidades men-
génie, y Pascal mantenía que l'extreme esprit est voisin de Vextreme folie. En 1836, tales. Entre esta escasa minoría cita a Tiziano, Rafael, Andrea del Sarto, Rubens,
Lélut conmovió al mundo literario declarando que la evidencia fisiológica que pro- Leibniz y algunos más. De su examen concluía que aunque la proporción de psicó-
porcionaba la vida de Sócrates no dejaba duda sobre que el pexire de la filosofía ticos en la población general es de 0,5 % aproximadamente, entre los genios es
sufría ataques de catalepsia y falsas percepciones y alucinaciones, que constituían del 12 o 13 %, psicóticos al menos en algún período de su vida. Confinando su
lo que Lélut llamaba «locura sensorial o perceptiva». Diez años después, Lélut análisis a los 78 nombres más calificados de su lista, concluye que más del 10 %
llegaba a una conclusión similar acerca de Pascal, llamando la atención hacia sus han sido psicóticos alguna vez en su vida; más del 83 % han sido psicóticos o
visiones y alucinaciones religiosas. Este primer trabajo de Lélut fue un estímulo señaladamente psicopáticos; más del 10 %, ligeramente psicopáticos, y alrededor
importante para las teorías siguientes acerca del genio y la locura, así como para del 6,5 %, sanos. Cuando se seleccionaron solo 35 nombres, que representaban «los
una multitud de análisis semejantes de los rasgos patológicos de los hombres más grandes de los genios», el 40 % figuraba en la categoría de los psicóticos; más
eminentes. del 90 % estaba entre los psicopáticos o los psicóticos, y un 8,5 % se conside-
La segunda mitad del' siglo xix fue la edad dorada de las teorías patológicas raba normal. Las conclusiones alcanzadas en este examen fueron reafirmadas
sobre el genio, como testifican los múltiples y extensos volúmenes escritos sobre por Lange-Eichbaum posteriormente, en un estudio que se basaba en 800 bio-
el tema. El italiano Lombroso fue el exponente principal de tal teoría, y su libro grafías (50).
El hombre de genio (53) fue traducido a varios idiomas y muy leído en los co- La explicación de Lange-Eichbaum en cuanto a la asociación del genio y»la
mienzos del presente siglo. Lombroso atribuía al genio ciertos estigmas físicos que locura es triple. En primer lugar, afirma que la condición patológica aumenta la
se suponía indicaban tendencias atávicas y degenerativas. Entre tales estigmas fuerza de las emociones del individuo y su capacidad para responder a los menores
mencionaba: estatura pequeña, raquitismo, palidez excesiva, delgadez, tartamudeo, estímulos, disminuyendo, en contra, su poder de control; todo ello puede conducir
a experiencias que las personas normales no tienen. En segundo lugar, Lange-
1
Para un examen de esta extensa bibliografía, con especial referencia al genio artístico y Eichbaum mantiene que los que sufren estas condiciones probablemente experi-
literario, cf. ANASTASI y FOLEY, 1, págs. 65 y sgs. mentan con mayor rigor la desgracia y los sentimientos de inferioridad, que los
380
XIII. El genio
Teorías relativas a la naturaleza del genio 381
motivan más fuertemente. Por último, la tendencia hacia una vida más rica en
fantasía y ensueños, asociada con algunos de estos desórdenes, puede conducirles Teorías psicoanalíticas.—Las concepciones psicoanalíticas del genio, en común
a la expresión creadora. con las más recientes modificaciones de las teorías patológicas, destacan las carac-
terísticas motivacionales sobre las intelectuales (22, 31, 35). Algunos psicoanalistas,
Ha de advertirse, entre paréntesis, que las explicaciones patológicas del genio
aun admitiendo que es esencial un nivel de aptitud alto, consideran que este aspecto
desempeñan todavía una parte activa en los escritos populares y semipopulares sobre
el tema. Bett (4), en un libro publicado en 1952, titulado The Infirmities oj Genius, del genio es un enigma psicológico (26) y se concentran sobre los factores motiva-
enlaza el poder creador con la debilidad física o la inestabilidad mental, ilustrando cionales. Otros han adoptado la posición más extrema de que el genio no difiere
esta tesis con las biografías de 15 hombres eminentes del pasado. en aptitud del hombre ordinario; solo se distingue por el modo de actuar sobre
dicha aptitud bajo fuertes deseos motivacionales (83). Entre los conceptos psico-
Al valorar los testimonios citados en apoyo de las opiniones patológicas sobre
analíticos que con más frecuencia se han aplicado a la explicación del genio están
el genio deben tenerse en cuenta varios factores. En primer lugar, en la mayoría de
los estudios, las pruebas aportadas proceden de casos seleccionados. Siempre es los de sublimación, compensación y procesos insconscientes en la producción crea-
posible hallar individuos de características especiales que sirvan de apoyo a cual- dora (35, 83).
quier teoría. Pero la comprobación real de la hipótesis debe basarse en una muestra Por sublimación se quiere indicar el rendimiento artístico o científico que sirve
de genios sin selección previa. Probablemente, el examen de Lange-Eichbaum está como escape sustitutivo de los impulsos inhibidos, a menudo de naturaleza sexual.
menos sujeto que otros a tales factores selectivos, pero no se ve completamente Viene a la mente el socorrido ejemplo del poeta que compone un poema lírico
libre de ellos. cuando ha sufrido una frustración amorosa. Pero muchos de los casos específicos,
a los que los psicoanalistas han tratado de aplicar este mecanismo, se encuentran
Un segundo punto estriba en que muchos genios pueden llegar a sentirse inadap-
muy alejados de esta explicación. Se ha propuesto también la compensación de
tados en una sociedad constituida alrededor del hombre medio y sus necesidades.
Esto se advierte con particular claridad en el caso de un muchacho muy superior inferioridades reales o imaginarias como clave principal de las realizaciones del
colocado en una clase escolar de compañeros mediocres. Probablemente también genio (83). Un ejemplo favorito a este respecto es el de los grandes oradores, que,
ocurre entre los adultos superiores. En tal caso, la inadaptación sería un resultado como Demóstenes, desarrollaron su talento en compensación a un hábito inicial
indirecto más bien que una causa o componente esencial del genio. Una consi- de tartamudez o defecto de elocución semejante. Se ha sugerido también que Beet-
deración distinta, aunque relacionada con esta, es la de que el genio, en virtud hoven compuso sus obras más importantes después de haber quedado sordo, y que
de sus aptitudes superiores, puede tener una visión más cabal de las escaseces e injus- probablemente tenía un defecto auditivo incluso desde el comienzo de su vida. A con-
ticias que observa, y por ello estar más sujeto a un desgaste emocional. Se ha dicho secuencia de ello, se supone que su interés se centró en las experiencias auditivas
que una persona imaginativa y sensible no puede vivir tan tranquilamente como un desde edad temprana, comenzando un régimen intensivo de educación que culminó
tendero (81). en sus sobresalientes conquistas musicales (83, pág. 119). Como la sublimación,
probablemente la compensación puede ayudarnos a comprender la motivación de
Los genios, además, son considerados como patológicos por sus semejantes hasta algunos genios, pero no debe aplicarse sin discriminación a todos los casos.
que los beneficios prácticos de su obra llegan a ser tangibles. Frecuentemente sus
empresas no son comprendidas, o llegan a ridiculizarse, hasta que se demuestra su Algunos creadores, especialmente artistas, nos han dejado relatos de sus propias
éxito. Viene al caso el ejemplo familiar de Fulton y su barco de vapor. En el pasado, experiencias creadoras. Entre estos relatos se dan los que atribuyen la producción
el genio se ha encontrado, a veces, con una violenta oposición organizada y hasta a estados semejantes al éxtasis y a la aparición automática y aparentemente in-
con la persecución. La vida en tales condiciones no puede decirse que sea la mejor controlada de las ideas creadoras. Los psicoanalistas han considerado esto como
para llegar al desarrollo de una personalidad estable y bien ajustada. Debe también prueba de su teoría en cuanto a la importancia de los procesos inconscientes y a la
advertirse que, aun cuando se reconozca al genio y se le aclame como tal, es pro- misión que estos ejercen en el trabajo creador. El número de personas que
bable que se le rodee de un tal halo de publicidad que todas sus acciones e idiosin- han escrito tales relatos introspectivos es, desde luego, pequeño en comparación
crasias lleguen a ser del dominio común. Como resultado, cualquier ligera desvia- con el número total de los que han llegado a la cumbre en el arte, la ciencia y otros
ción en la conducta, que en un sujeto menos sobresaliente pasaría inadvertida, es campos de la actividad. Los artistas, por la misma naturaleza de su profesión, están •
asaltada, discutida y elaborada, hasta que asume proporciones de síntoma neurótico más inclinados a dramatizar sus propias experiencias que otros tipos de creadores.'
o psicótico. Por último, debe considerarse el marco cultural en el que vivió el En sensacional contraste con esos relatos dramatizados están los resultados de la
hombre de genio particular. Es equivocado valorar la conducta de un genio del investigación de Rossman entre 710 inventores americanos activos y que habían
siglo xin o del xvi en función de los criterios de anormalidad actuales. Los éxtasis alcanzado el éxito (68). Esta encuesta, que fue completada por la información obte-
y las visiones, p. ej., no fueron tan desusados en algún momento de nuestra histo- nida de los directores de investigación y abogados de patentes, abarcaba las
ria como lo son hoy, ni tenían tampoco el mismo significado. características de los inventores y la naturaleza del proceso inventivo. Ninguna parte
Je este estudio prestó apoyo alguno a la noción popular de la invención como acón-
382 XIII. El genio Teorías relativas a la naturaleza del genio 383

tecimiento espectacular. Para este grupo de inventores, la experiencia creadora, en Teorías de la superioridad cuantitativa.—La opinión de que el genio implica una
conjunto, era un proceso ordinario, sistemático y muy metódico. superioridad cuantitativa lo considera como el extremo superior de una distribución
Incluso entre los artistas, los que han escrito espontáneamente relatos de sus continua de la aptitud. Los talentos especiales y los poderes creadores de los genios
propias experiencias creadoras deben de ser un grupo más bien atípico. Es pro- se atribuyen a toda la especie humana, aunque en menor grado. Se define al genio
bable que, en conjunto, los sujetos patológicos y de mayor inestabilidad se hayan en función de una conducta concreta y mensurable, más bien que en relación con
interesado más por recordar tales observaciones, precisamente a causa de que sus entidades desconocidas. A buen seguro que las dotes del genio no se atribuyen
experiencias eran más desusadas y dignas de conocerse. Las historias están lejos de a ningún talento singular, sino a la afortunada combinación de varios factores inte-
ser objetivas, y cualquier teoría preconcebida que el sujeto haya podido tener tal vez lectuales, motivacionales y ambientales. Además, deben ser muy grandes los efectos
haya coloreado el relato original. Ha de advertirse, finalmente, que muchas de las sociales del hecho de sobresalir en ciertos puntos críticos en una distribución con-
interpretaciones psicoanalíticas del proceso creador, así como de la naturaleza del tinua. De este modo es posible que las variaciones cuantitativas en rasgos humanos
genio, son vagas y confusas y a menudo mezclan conceptos literales y figurados puedan dar lugar a resultados cualitativamente diferentes.
sin discriminación. Una cuestión que se ha debatido enérgicamente es la del genio general en opo-
sición al específico. El hombre de genio, ¿es el que manifiesta una superioridad
Teorías de la superioridad cualitativa.—Según la doctrina de la superioridad cua- intelectual completa o el que posee un talento altamente especializado? En su defi-
litativa, el hombre de genio es un tipo distinto, que difiere del resto de la especie nición del genio, algunos autores (3, 11) han hecho marcado hincapié en la función
en la clase de aptitud que posee. Pueden distinguirse tales opiniones de las pato- de las aptitudes especiales, tales como el talento para el arte, la música o la mecá-
lógicas y psicoanalíticas en que consideran que el hombre de genio es esencialmente nica. Sin embargo, de nuestro conocimiento acerca de la organización de las apti-
superior a la norma. En este concepto no están implícitas inferioridades de ninguna tudes se deduce que esa distinción no es válida. Puesto que las intercorrelaciones de
clase. Los logros del genio, según estas teorías, resultan de algún proceso o con- las diversas aptitudes no son altamente positivas ni altamente negativas, cabría espe-
dición que está totalmente ausente en el hombre ordinario. Expresiones tales como rar que en los genios se dieran todos los grados de generalidad. Unos pocos indi-
la chispa del genio reflejan la influencia popular de este punto de vista. viduos pueden sobresalir notablemente en un buen número de rasgos y aparecer
Este método, como el patológico, tiene una larga historia (cf. 34). En el mundo así como genios cabales, siendo clásico el ejemplo de Leonardo de Vinci. Otros, exce-
antiguo, el genio se atribuía frecuentemente a la inspiración divina. Los griegos derán en pocos rasgos solamente, y otros, a su vez, puede que posean un solo
hablaban del demonio de un hombre, al que suponían poderes divinos y que pro- talento, lo suficientemente pronunciado para situarlos en la categoría de los genios.
curaban la inspiración para su obra creadora. Sócrates y Platón se hallan entre En la investigación más importante sobre niños superdotados ha sido usual
los que discutieron del genio en estos términos. Durante la Edad Media, el genio seleccionar a los sujetos sobre la base del CI en el Stanford-Binet. En el extenso
se consideraba a menudo como la inspiración de un mortal elegido por un ser divino proyecto longitudinal de Terman, que discutiremos en secciones siguientes, se reque-
o por un demonio, lo que dependía del uso que se hiciera de los talentos creadores. ría un CI mínimo de 135 para ser incluido en el estudio. Algunos investigadores
Las distinciones cualitativas son comunes también en escritos literarios y filo- han rebajado el límite hasta 125. Por otra parte, Hollingworth (37) indicó que un CI
sóficos más recientes sobre el tema del genio. Las visiones místicas y las intuiciones de 135 o 140 se queda muy por debajo, desde luego, del nivel del genio. Estos
inconscientes se han atribuido al hombre de genio. En este aspecto deben mencio- CI figuran en el cuarto superior de las distribuciones de estudiantes universitarios.
narse las opiniones de Schopenhauer, Carlyle y Emerson. En las discusiones psico- De hecho, en algunas de las mejores universidades el CI medio se acerca a 150.
lógicas del genio, dicha opinión es mucho menos común. Un ejemplo es la teoría Hollingworth, fundándose en sus propios estudios longitudinales de grupos sobre
propuesta por Hirsch (34), en la que distinguía tres dimensiones de la inteligencia. niños superdotados, indicó que el CI de 180 o mayor se encuentra más cercano
Según esta teoría, la primera dimensión es de tipo perceptivo y cognoscitivo y es al nivel del genio, permitiendo al individuo la consecución de una distinción pro-
compartida por el hombre y los animales inferiores; la segunda es conceptual y fesional o académica, el trabajo original y creador, la obtención de premios y otros
es común a todos los humanos; la tercera es la que designa como inteligencia testimonios de eminencia.
creadora y la atribuye solamente al genio. Como resultado de la investigación corriente sobre el análisis factorial de la»
Las distinciones cualitativas resultan atrayentes para la imaginación del público. inteligencia (Cap. XI), es probable que los estudios sobre niños y adultos super-
El genio, a quien el lego aclama, difiere tanto del resto de la humanidad, que parece dotados se preocupen cada vez más por hallar una definición más clara de las apti-
pertenecer a otra especie. Sin embargo, un examen cuidadoso de las aptitudes del tudes. El criterio predominantemente verbal que los tests de inteligencia tradiciona-
individuo no revelará esencialmente ningún proceso nuevo. Y basta una breve les representaban se irá completando progresivamente por tests en las áreas numé-
investigación libre de tendencias para mostrar la presencia de grados de aptitud rica y espacial. AdemáSj se manifiesta claramente un creciente interés por el estudio
intermedios en todos los sentidos. del poder creador y la capacidad de dirección. Se va reconociendo gradualmente
384 XIII. El genio Métodos para el estudio del genio 385

que el genio no significa una, sino muchas cosas. Las conclusiones contradictorias pueda, y a menudo lo haga, combinar más de uno de estos métodos específicos, los
a que se llega a menudo en algunos estudios sobre el genio pueden frecuentemente consideraremos independientemente en gracia a la claridad de la presentación.
reconciliarse al advertir que existen distintas variedades de genio que difieren de En los estudios biográficos se examina todo el material publicado disponible
muchas maneras entre sí. sobre un individuo para llegar a la comprensión de la naturaleza y origen de su
El investigador que selecciona sus sujetos mediante tests de inteligencia obten- genio. La investigación se limita usualmente a un solo individuo, que suele esco-
drá un grupo que sobresaldrá principalmente en aptitudes académicas. Tales sujetor gerse entre los grandes hombres del pasado. Los psicoanalistas han empleado este
se caracterizarán por el aprendizaje rápido y la buena comprensión de materias método de forma extensa, así como los versados en opiniones patológicas sobre
abstractas, que normalmente serán de naturaleza verbal. Por otra parte, es probable el genio. La literatura sobre este aspecto se extiende a varios millares de referen-
que los estudios sobre creadores, inventores y artistas nos den una muestra de cias (cf. 1, 48, 49, 50). Son de especial interés como fuente de materiales las bio-
alto valor en poder de creación. Y los exámenes de personas eminentes que hayan grafías escritas por hombres eminentes. Constituyen ejemplos sobresalientes La vida
conseguido el reconocimiento público incluirán, probablemente, una proporción rela- de Benvenuto Cellini escrita por él mismo (17), y la más reciente, Ex prodigio: mi
tivamente grande de caudillos. Sin duda, es esencial un nivel mínimo de inteligencia infancia y juventud, de Norbert Wiener (85). El último da una relación sensible y
académica para conseguir un rendimiento sobresaliente en cualquier área. No obs- detallada de las experiencias del autor como niño prodigio típico y su llegada a
tante, un individuo puede tener un CI alto y estar falto de otras cualidades reque- uno de los primeros puestos entre los científicos y matemáticos del siglo xx.
ridas en el trabajo creador o de dirección. El método del estudio de casos comprende un programa intensivo de tests, entre-
Con relación a los orígenes del genio, los primeros investigadores, como Galton vistas y observación de individuos vivos. Este método se aplicó primero a niños
(27, 28), Terman (74) y Hollingworth (36), hacían especial hincapié en los factores superdotados, a causa de la dificultad de sujetar a los adultos a tal investigación.
hereditarios. Probablemente, el mayor impulso para llegar a esta interpretación here- Varios de estos estudios sobre niños prodigios, que incluían cierto número de autores
ditaria lo dio la observación de que el genio tiende a darse en familias. Sin embargo, juveniles, fueron llevados a cabo por psicólogos entre 1920 y 1940. Solo en los
como vimos en el capítulo IX, no pueden pasarse por alto las muchas influencias últimos años se ha extendido el método del estudio de casos a los adultos eminentes.
que surgen del ambiente familiar. El método del examen estadístico se basa, como el biográfico, en el examen de
En la actualidad existe un interés creciente por las maneras de fomentar el registros impresos, aunque difiere del último en varios aspectos esenciales. La fina-
genio en lugar de limitarse a identificarlo. Se necesita una mayor investigación lidad de los exámenes estadísticos de los genios es la de descubrir tendencias gene-
sobre las condiciones que conducen al desarrollo de la alta inteligencia académica, rales en un grupo grande, más bien que la de hacer un análisis exhaustivo de un solo
el poder de creación y el de dirección. Pressey, en un interesante artículo, cita datos caso. Se obtiene toda la información posible de las guías biográficas, enciclopédicas,
sobre músicos y atletas precoces para ilustrar cómo los factores ambientales favo- Quién es Quién y fuentes similares. A veces se completa este material con otro to-
rables que actúen desde el principio de la vida pueden llevar al rendimiento sobre- mado de las biografías. Pero las primeras fuentes se emplean con preferencia, a
saliente. Concluye que «se fomenta el desarrollo de cualquier capacidad a través causa de la naturaleza más objetiva de sus datos, su condición de fiables y su tipi-
de un ambiente inmediato favorable, una experta instrucción, oportunidades fre- ficación. Se advertirá que la eminencia es en este método el principal criterio del
cuentes y progresivas para el ejercicio de la capacidad, facilitación social y expe- genio.
riencias de éxito frecuentes» (60, pág. 124). Un examen de personal científico y El método de la historiometría hace uso de todo el material histórico que se
técnico, llevado a cabo por Van Zelst y Kerr (79, 80), nos proporciona algunos datos posea sobre un individuo o un grupo de individuos. Los datos se reúnen de varias
sobre las cualidades ambientales favorables al rendimiento creador. Las personas fuentes, que incluyen las biografías y los documentos originales, tales como las
más productivas del grupo, determinadas en virtud de sus invenciones y publicacio- cartas y los diarios. Se intenta así conseguir una información tan completa como
nes, expresaban actitudes más individualistas hacia la investigación y exhibían una re- sea posible, especialmente sobre las aptitudes del gran hombre en la infancia.
pugnancia fundamental hacia la reglamentación sobre la elección del problema, Después, este material se valora en función de una norma más o menos constante, a
horas de trabajo, límite de tiempo y otros aspectos de la situación de trabajo. fin de llegar a una estimación de los rasgos del individuo. Woods (91) empleó este
método en su estudio sobre la herencia mental y moral en la realeza, y también lo
13-2. Métodos para el estudio del genio.—Las investigaciones psicológicas hizo así Yoder (93). Terman (70) sugirió después una adaptación de la histo-
sobre la naturaleza y desarrollo del genio han seguido dos caminos fundamentales: riometría, por la que se valoran los rendimientos registrados en función de las
el estudio de los adultos que han logrado la eminencia y el de los niños superdo- normas mentales de los tests para cada edad, y se calcula un CI. Por este modo,
tados. Los procedimientos específicos pueden aún subdividirse en: 1, análisis bio- por ejemplo, Terman calculó que el CI de Galton en la infancia era, aproxima-
gráficos ; 2, estudio de casos; 3, examen estadístico; 4, historiometría; 5, examen damente, de 200.
de tests de inteligencia, y 6, estudio longitudinal. Aunque cualquier investigador El examen de los «tests» de inteligencia comprende el estudio directo de grandes
386 XIII. El genio CaracU'rísticas de los hombres eminentes 387
grupos de chicos intelectualmente superiores por medio de tests mentales. Se eligen raímente hallarse por encima del término medio. El genio que se ha criado en un
originalmente los sujetos de acuerdo con su ejecución en el test de inteligencia, y suburbio es una rara excepción. Visher, en su análiss de los hombres de ciencia
los análisis subsiguientes se hacen con ayuda de medidas tipificadas intelectuales, americanos que alcanzaron la cumbre, nos proporciona datos típicos (82). Estos
educativas y de personalidad. Un desarrollo relativamente reciente es el del estudio hombres cumbre representan las personas más eminentes que se encuentran en la
longitudinal, en el que se sigue a un grupo de niños, elegidos originalmente a causa Guía de los hombres de ciencia americanos. Aquellos que han de lograr altos
de sus CI altos, hasta la adolescencia y la edad adulta. puestos en cada campo de la ciencia son seleccionados a propuesta de los que
Cada uno de estos procedimientos ostenta sus ventajas y desventajas peculia- previamente han brillado en el mismo campo. Los primeros 1000 hombres que al-
res. Ninguno puede considerarse como el mejor, o el peor en todos los aspectos. canzaron la cumbre fueron seleccionados en 1903, y en cada revisión quinquenal
Los métodos estadísticos, de historiometría y de tests de inteligencia pueden apli- de la guía se eligieron 250 más. De los 849 grandes científicos que Visher estu-
carse a grandes grupos, y por ello descubrirnos tendencias generales. Están tam- dió, casi la mitad tenían padres de profesión liberal. Esta proporción es, con mucho,
bién relativamente libres de inclinaciones selectivas, dándonos muestras bastante mayor que la que se encuentra en la población general, que oscila entre el 3 y
representativas. Por otra parte, los métodos biográfico y de estudio de casos nos el 6 %. En la tabla 13-1 se da la distribución ocupacional total de los hombres
dan un cuadro más completo del individuo y capacitan para advertir la interacción que alcanzaron la fama.
específica de las diversas condiciones en el desarrollo del sujeto. El estudio de los
genios contemporáneos hace posible la observación directa y evita los errores de TABLA 13-1
juicio u otras imprecisiones que inevitablemente se presentan en el material histórico.
Distribución de ocupaciones de los padres de 849 grandes científicos americanos
Al mismo tiempo, la observación cuidadosamente controlada de los genios vivientes
ofrece muchas dificultades prácticas. Otra desventaja en el estudio de los contem- (Adaptado de Visher, 82, pág. 533)
poráneos es la posibilidad de que la eminencia de algunos sea espuria y de corta
vida, y la de que otros que trabajan en la oscuridad sean reconocidos como genios Grupo de ocupación Porcentaje
por la posteridad.
Hemos de considerar, finalmente, las relativas ventajas del estudio de los genios Licenciados 45,5
Negocios e industrias 23
adultos y de los niños superdotados. Investigar a niños intelectualmente superiores, Cultivo de la tierra 22
en un esfuerzo por descubrir las características de los genios adultos, parece algo Trabajo especializado 8
en cierto modo indirecto. Solo un pequeño número de ellos es probable que se con- Trabajo no especializado 1
vierta en adultos a los que se clasifique como genios. Los niños, sin embargo,
están a nuestra disposición para prolongadas y controladas observaciones y exá-
menes, lo cual sería mucho más difícil con los adultos. Una ventaja ulterior Existe una distribución ocupacional análoga entre los padres de hombres y mu-
del estudio de los niños superdotados es que hace posible un acceso al problema jeres eminentes que Ellis inspeccionó (25). En el estudio que hizo Castle de hombres
desde el punto de vista del desarrollo. Tal análisis puede llevar lejos en el camino y mujeres eminentes de todos los tiempos y nacionalidades se informa que el 33,1 %
del esclarecimiento del origen y naturaleza del genio. procedía de padres de carreras liberales (12). La reciente inspección de Davis sobre
803 hombres americanos nombrados en Who's Who in the East revelaba de nuevo
una notable abundancia de ocupaciones de alto nivel entre los padres de los su-
13-3: Características de los hombres eminentes. Exámenes estadísticos.—En
jetos.
Inglaterra, las investigaciones sobre el genio mediante exámenes estadísticos de
En la tabla 13-2 se muestra la distribución de las ocupaciones paternas que
datos impresos se han llevado a cabo por Gaíton (27, 28), Ellis (25) y Bramwell (8);
Cox (19) encontró en un grupo de 282 hombres y mujeres eminentes de todos los paí-
en Francia, por deCandolle (21), Jacoby (42) y Odin (57); en América, por Cattell
ses. En este grupo, que se refería a un período mucho más temprano de la historia
(13, 14, 15), Brimhall (9), Clarke (18), Bowerman (6), Visher (82), Davis (20) y
(1450-1850), es todavía más clara la predominancia de un nivel socieconómico alto.
Knapp et al. (45, 46). Cox (19) reunió datos de personas eminentes de todos los
países. Castle (12) llevó a cabo un examen análogo de mujeres eminentes; pero los Puede también considerarse, en conexión con esto, el número de parientes enii-
datos de este estudio son empíricos y difíciles de interpretar. Una investigación de nentes. En el examen de Galton (27), del que se informó en el capítulo IX, los 977
Juda, recientemente publicada (43, 44), comprende 294 personas altamente dotadas, hombres eminentes que se investigaron tenían un total de 739 parientes conocidos
que nacieron entre 1650 y 1900 en los países de Europa de habla alemana. Exa- que también habían conseguido llegar a la eminencia. Además, en general, cuanto
minaremos brevemente las conclusiones más importantes de las distintas inspecciones. más estrecho era el grado de parentesco, más numerosos eran los parientes emi-
nentes. Una continuación del estudio de Galton, que abarcaba las tres generacio-
El ambiente socioeconómico de los hombres eminentes ha demostrado gene-
nes siguientes, publicada en 1948 por Bramwell (8), corroboró los resultados de
Características de los hombres eminentes 389
388 XIII. El genio
de científicos nacidos en cada uno de nueve Estados. Se eligieron estos Estados
como los ejemplos más destacados de una clara tendencia que había estado actuando
TABLA 13-2
durante un intervalo de tres décadas. Se dan las cifras correspondientes al grupo
Distribución de ocupaciones de los padres de 282 hombres y mujeres eminentes original de 1000 científicos seleccionados en 1903, y las del grupo de 250 selec-
de todos los países cionados en 1932. Estas últimas también se han expresado considerando 1000 indi-
viduos, para permitir la comparación directa.
(De Cox, 19, pág. 37) Tales datos sugieren varias conclusiones, que se ven apoyadas por los resultados
totales referentes a todas las partes del país (cf. 15). En principio, aparecen seña-
Grupo de ocupación Porcentaje ladas discrepancias en el número relativo de científicos eminentes nacidos en las
distintas partes del país. Además, estas diferencias en el lugar de nacimiento
1. Licenciados y nobles 52.5 se corresponden estrechamente con las diferencias en oportunidades educativas en
2. Peritos, etc., grandes negocios y clase media 28,7 las diversas partes del país. En tercer lugar, a medida que las facilidades educativas
3. Trabajadores especializados y pequeños negocios 13,1
4. Semiespecializados 3,9 varían, la frecuencia de los científicos muestra un cambio correspondiente. Así, por
5. No especializados 1,1 ejemplo, desde el principio del siglo se ha dado un rápido y continuado desarrollo
6. No existe registro 0,7 de la educación en los Estados del Oeste Medio. La calidad relativa de la educa-
ción en tales Estados ha mejorado; se han establecido nuevas universidades, ha
subido bruscamente la contribución de los fondos del Estado y de los federales para
aquel sobre la frecuencia de familiares eminentes. Se obtuvieron resultados análogos la educación superior, el número de estudiantes en instituciones de aprendizaje su-
en la investigación que Brimhall hizo (9) de las relaciones familiares entre los hombres perior ha aumentado rápidamente y se ha constituido una poderosa tradición que
de ciencia americanos. fomenta la actividad intelectual. Un análisis del centro de población de educación
El análisis que efectuó Cattell sobre el lugar de nacimiento de los hombres superior desde 1790 a 1920 mostró un movimiento hacia el Oeste a velocidad de
de ciencia americanos sugiere ciertas tendencias interesantes (cf. 13, 15). En su noventa kilómetros por década (24). Fundándonos solamente en estas cifras, no
informe de 1906, Cattell indicaba que las ciudades contribuían con una proporción podemos extraer conclusión alguna sobre las contribuciones relativas de los factores
relativamente mucho más grande de hombres de ciencia que los distritos rurales. hereditarios y ambientales. De los datos de que disponemos no puede determinarse,
Más interesante aún es la comparación de diferentes Estados que variaban grande- de forma concluyente, si ha habido una emigración selectiva de familias intelectual-
mente en sus posibilidades educativas. En la tabla 13-3 se indica el número relativo mente superiores desde Nueva Inglaterra hacia los Estados del Oeste Medio, o si las
mejoras en las posibilidades educativas han llevado al desarrollo de más científicos,
TABLA 13-3
o bien si han influido ambas cosas.
Proporción de hombres de ciencia americanos nacidos en los estados del Este En un examen reciente, llevado a cabo por Knapp y Goodrich (45) sobre cien-
y Oeste Medio tíficos americanos, se insistió particularmente en el tipo y situación de las uni-
versidades donde habían recibido su formación. Geográficamente, la contribu-
(De Cattell y Cattell, 15, pág. 1265) ción mayor correspondió al Oeste Medio y Lejano, clasificándose en segundo
lugar los Estados del Nordeste y Atlántico Medio, y siendo la más baja la de los
Número de casos Estados del Sur. Es interesante anotar que las pequeñas universidades de artes
Lugar de nacimiento ( P o r 1000)
liberales representaron un papel mejor que las grandes universidades. Un examen
Grupo 1903 Grupo 1932 posterior hecho por Knapp y Greenbaum (46) sobre los antecedentes de los estu-
Massachusetts 134 72
diantes que habían recibido el grado de doctor en Filosofía y otros grados de
Connecticut 40 16 escolaridad y profesorado, reveló ciertas diferencias en la naturaleza y ubicación
New York 183 128 de las universidades a que asistieron; p. ej., las universidades mayores y más
Pennsylvania 66 48
caras contribuyeron con una proporción mucho mayor de científicos prometedo-
Illinois 42 88 res que en el estudio anterior sobre científicos establecidos. Los autores hacen
Minnesota 4 32 mención de cierto número de cambios culturales de la posguerra, que pudieran ser
Missouri 14 40
Nebraska 2 20 el origen de estos movimientos. Sin embargo, unas cuantas universidades de artes
Kansas 7 32 liberales, caracterizadas por su tradicional «hospitalidad para todos los valores
390 XIII. El genio Características de los hombres eminentes 391

intelectuales en general», tuvieron un papel cxcepcionalmente bueno en los dos más jóvenes. Esta conclusión puede adoptar una explicación cultural. El primer
estudios. Las experiencias de este tipo pueden suministrar guías para una inves- nacido goza, en nuestra sociedad, de privilegios de los que sus hermanos más pe-
tigación ulterior sobre las condiciones que llevan al desarrollo del talento de alto queños pueden carecer. Corrientemente se espera más del hijo mayor. Si ha de
nivel. hacerse una elección por razones económicas, se le permite completar su educación,
En conexión con las teorías patológicas del genio, es de interés observar la inci- con preferencia a los hijos más jóvenes. Estas condiciones pueden bastar para pro-
dencia de la locura entre los parientes de los hombres eminentes, así como entre ducir un ligero grado de relación entre el orden del nacimiento y el rendimiento.
estos mismos. En todos los exámenes estadísticos en los que no se seleccionaron También es posible que contribuyan en parte los factores motivacionales en las rela-
casos para probar un punto concreto, se ha encontrado que la frecuencia de tras- ciones entre hermanos, así como el hecho de que probablemente el primer nacido
tornos intelectuales y emocionales es constantemente menor entre los hombres emi- recibe más atención de los adultos. Esto último es particularmente cierto en el caso
nentes y sus familias que en la población general. En el grupo investigado por de hijos solos, a los que se puede clasificar de primogénitos. En conexión con
Ellis (25, pág. 192) se informaba de que menos del 2 % habían tenido padres o las estadísticas vitales, deben mencionarse los extensos datos reunidos por Lehman
hijos anormales. Entre los mismos individuos eminentes, Ellis mencionaba 44 ca- relativos a la edad de mayor poder creador, que discutimos en el capítulo VIII.
sos de trastornos emocionales sobre un grupo de 1030. De estos, solo 13 fueron
definitivamente clasificados como psicóticos durante el período activo de su vida; Historiometría.—La niñez de los grandes hombres, contemplada retrospectiva-
19 estuvieron enfermos durante un período de tiempo corto o manifestaban desórde- mente, ha dado origen a muchas controversias. Hay una creencia popular (que
nes muy ligeros, y 12 desarrollaron una demencia senil en la ancianidad (cf. 25, pá- también propuso Lombroso) sobre que muchos genios fueron torpes en su infan-
ginas 189, 190). cia, citándose cierto número de ejemplos en apoyo de esta pretensión. Darwin era
Otros hechos que han sacado a la luz estas inspecciones se refieren a la edad considerado por sus profesores por debajo del promedio en intelecto. Newton fue
de los padres en el momento del nacimiento del hijo, orden de nacimiento y esta- el último de su clase. Heine, académicamente, era un fracaso, revelándose contra el
dísticas vitales similares. Se ha sugerido, p. ej., que los chicos intelectualmente supe- formalismo tradicional de las escuelas de su tiempo. Pasteur, Hume, von Humboldt
riores nacen con más frecuencia de padres viejos (62). Lombroso, desde un ángulo y otros hombres igualmente famosos no tuvieron éxito en sus tareas escolares.
en cierto modo distinto (53), pretendía que los genios eran la descendencia de padres Un examen del material biográfico disponible en tales casos nos muestra que
mayores, y ofrecía esto como una evidencia ulterior de la naturaleza patológica del se infería erróneamente el defecto intelectual del nivel de ejecución escolástica,
genio. En esta cuestión los datos son difíciles de interpretar a causa de la com- dentro de un área más bien restringida. El niño intelectualmente superior puede
plicación del factor del nivel social. Las personas de las clases sociales más ele- estar tan inadaptado en la escuela como el torpe o el que se encuentra en la línea
vadas, entre las que los genios se reclutan con más frecuencia, tienden a casarse fronteriza con la debilidad mental.
más tarde y, por tanto, tienen hijos a una edad más avanzada. Tienden también Las escuelas adaptadas a los niños del promedio tienen que ser inapropiadas
a tener menos hijos, y estos, en consecuencia, se benefician más de las ventajas en muchos aspectos para los superdotados. La monotonía de los ejercicios y la repe-
educativas y socieconómicas. Por todas estas razones, las edades de los padres, por tición memorística, que constituían una parte tan grande de la tarea escolar en los
sí mismas, no son concluyentes. Cattell (14: III) observó que en los hombres días en que Darwin y Hume asistían a la escuela, resultaría especialmente tediosa
de ciencia americanos el promedio de edad de los padres era de treinta y cinco para un alumno inteligente. Darwin, p. ej., parece haber estado más interesado
años en el momento del nacimiento de los sujetos. Para los hombres de ciencia por sus colecciones de insectos que por la memorización de las declinaciones lati-
ingleses, Galton (28) halló que la cifra correspondiente era la de treinta y seis años. nas, para desesperación de sus profesores. Por esto, a menudo es imposible aceptar
Ellis (25) da la de 37,1 años para su grupo de hombres y mujeres eminentes. En las opiniones que nos dejan padres y profesores sobre el status intelectual de los
todos estos grupos, sin embargo, la variabilidad de la edad de los padres en el grandes hombres en su infancia.
momento del nacimiento del sujeto es extremadamente amplia. En contra de la Cabe obtener una información más precisa de los registros de hechos referentes
pretensión de Lombroso, la mayoría se hallaban en la plenitud de la vida. Algo a la conducta específica del individuo en varias edades. Yoder (93) hizo un primer,
más concluyente es el análisis del orden del nacimiento dentro de la familia. En intento para llevar a cabo tal análisis de la niñez de los grandes hombres. De
general, el individuo eminente suele ser el primogénito. El siguiente en el orden entre los grandes hombres de seis países, se eligieron cincuenta casos que represen-
de frecuencias es el más joven, y los hermanos intermedios son los que menos taban una gran variedad de ocupaciones o campos de eminencia. Todos los sujetos
probabilidad tienen de llegar a ser eminentes (cf. 25, 93). Estos descubrimientos habían nacido en los siglos xvin y xix, excepto Newton, Swift y Voltaire, que na-
están en oposición directa con la teoría de que los padres mayores tienen una cieron en el XVII. Yoder encontró que, en general, la mala salud de la niñez había
descendencia mejor dotada intelectualmente. Dentro de la misma familia, parece sido exagerada por los biógrafos anteriores y que esta condición no era tan corrien-
que el individuo superior tiene más probabilidades de nacer cuando los padres son te como se suponía. Una salud delicada puede, sin embargo, ofrecer ventajas
392 Xlll. El genio Características de los hombres eminentes 393

en algunos casos, estimulando la lectura y las tareas intelectuales. Dickens era un rasgos que se calcularon, y especialmente sobresalientes en características tales como
buen ejemplo de esto. Con relación al estado intelectual, Yoder nos informa de el deseo de sobresalir, la firmeza del esfuerzo, la persistencia frente a los obstáculos,
que los grandes hombres ostentaban desde la primera niñez una excelente memoria el trabajo intelectual destinado a empresas especiales, la profundidad de la aprehen-
y una viva imaginación. sión y la originalidad y el poder creador. Se seleccionó un subgrupo de 50 casos,
Cox (19) llevó a cabo un detallado estudio comprensivo de la niñez de los a causa de lo completo de sus datos, y de la misma manera se valoró su salud física
grandes hombres como parte de los Genetic Studies of Genius, bajo la dirección y mental en la niñez. La distribución del grupo en estos aspectos se considera como
general de Terman. La técnica empleada fue la adaptación que Terman hizo del muy normal, y no muestra mayor porcentaje de desviaciones desfavorables que el
método de la historiometría. Mediante el examen de varios miles de referencias que se encuentra entre los escolares no seleccionados.
biográficas, se reunió información sobre los rasgos de 301 hombres y mujeres Algunas de las inconsistencias y confusiones en lo concerniente a la asociación
eminentes, nacidos entre 1450 y 1850. Se prestó una atención especial a los datos del genio y la locura pueden resultar del uso corriente de estas categorías gene-
sobre la conducta en la niñez, tales como la edad en que aprendieron a leer, las rales como si representaran entidades singulares (56, 84). Si preguntamos qué clase
cartas y composiciones originales que se habían conservado y los testimonios de sus de genio y qué clase de anormalidad, es más probable que obtengamos una respuesta
primeros intereses. Se anotaron también cualesquiera circunstancias especiales que concluyente y significativa. Un nuevo análisis de los datos originales de Cox, por
pudieran haber influido sobre el desarrollo del sujeto. Este material fue analizado ejemplo, ha demostrado que la incidencia de anormalidades emocionales se da en
y valorado independientemente por tres psicólogos de gran formación. Cada inves- mayor grado entre el tipo estético (poetas, novelistas, artistas, músicos) y el tipo
tigador calculaba el CI más bajo compatible con los hechos que se presentaban reformador (hombres de Estado revolucionarios o jefes religiosos radicales). El grado
para cada sujeto, y el promedio de estos tres juicios independientes se tomó como menor se encuentra entre los científicos, soldados, estadistas y jefes religiosos con-
el mínimo CI final para cada individuo dado. servadores. Es probable que el genio más imaginativo presente más características
Después de tener en cuenta ciertas imprecisiones en los datos, Cox concluía que psicopáticas que el hombre de acción eminente. En cuanto a los tipos específicos de
el CI medio del grupo «no era inferior a 155 y probablemente llegaba a 165» anormalidad, los análisis del mismo grupo sugieren que la introversión, la exci-
(19, pág. 217). El cálculo del CI mínimo se extendía de 100 a 200 aproximada- tabilidad emocional y la confianza fanática en sí mismo son los más frecuentes.
mente. Los mismos genios que Lombroso y otros citaron como ejemplos de una Considerando cuan a menudo estos genios tenían razón en sus nuevas ideas, el
primera inferioridad intelectual testimoniaban invariablemente CI altos durante la síntoma últimamente, mencionado ¡ parece que es más indicativo del fanatismo en
niñez. Cabe mencionar entre estos a lord Byron, sir Walter Scott y Charles Darwin, el resto de la humanidad que en el genio!
cuyos CI, según se calculó, fueron en la infancia de 150, 150 y 135, respectiva- Otros investigadores han corroborado estas conclusiones sobre la especificidad
mente. Entre los que alcanzaron un CI por encima de 180 estaban Goethe, John de la personalidad del genio. En un estudio (61) se comparó a 120 hombres de cien-
Stuart Mili, Macaulay, Pascal, Leibnitz y Grotius. cia con 123 hombres de letras, los dos grupos del siglo xix. El grupo literario se
Otra experiencia interesante se refiere al cálculo del CI medio de las personas limitaba a poetas, novelistas y dramaturgos; el de los científicos solamente incluía
que llegan a la eminencia en diferentes campos (71). Los filósofos encabezaban la a los que trabajaban en ciencias biológicas, físicas y matemáticas. Se halló una
lista, con un CI medio de 170; después venían los poetas, dramaturgos, novelistas interesante diferencia en los antecedentes socioeconómicos de los dos grupos. Aunque
y hombres de Estado, con 160; los científicos tenían una media de 155; los mú- ambos procedían principalmente de clases profesionales, diferían, sin embargo, en
sicos, de 145; los artistas, de 140, y los jefes militares, de 125. Esta jerarquía que los científicos, con mucha más frecuencia que los hombres de letras, provenían
refleja, al menos en parte, la estrecha asociación entre la inteligencia y la aptitud de la clase artesana y de los granjeros. Para los hombres de letras la clase que
verbal según nuestros actuales modelos de valoración. Los grupos con CI medios ocupaba el segundo lugar después de la profesional era la semiprofesional. Por otra
de 160 o superiores se dedicaban a actividades en las que el lenguaje hablado o parte, la pobreza real era mucho más frecuente entre los hombres de letras que
escrito desempeñaba un papel predominante. Los más alejados del campo verbal entre los de ciencia. Como grupo, se describía a los científicos como más alegres,
en sus áreas de ejecución son las personas de la parte inferior de la lista: jefes modestos y sociables. Los de letras los superaban en persistencia, pero también
militares, artistas y músicos. eran más emocionales, presentaban más pruebas de neurosis y tenían unos anteceden*
En el mismo examen se seleccionaron 100 genios para quienes los datos per- tes sanitarios ligeramente más pobres en la niñez y la edad adulta. Es también intere-
tinentes eran especialmente completos, y se asignaron valoraciones a cada persona sante en este aspecto un estudio posterior (69) de las características de los investi-
en cierto número de rasgos específicos, intelectuales, emocionales y de carácter. gadores, realizado por un método análogo. Se examinó un material biográfico refe-
Como los CI, estas valoraciones se basaban en la conducta de la niñez de los rente a 250 investigadores, que se extendía desde Euclides y Pitágoras hasta los
sujetos, y se usaron los promedios de dos clasificaciones independientes. Los sujetos científicos contemporáneos aún con vida. Entre las características que más frecuen-
demostraron que, como grupo, eran incuestionablemente superiores en todos los temente se hallaron cabe citar el poder creador, el entusiasmo y la acometividad;
394 XIII. El genio Características de los hombres eminentes 395

las menos frecuentes eran la religiosidad, el control de sí mismo y la buena salud. tuvieron mucho mejor actuación que los experimentales en los tests verbales. Es
Los resultados de todos estos estudios han de aceptarse con precaución a causa digno de notarse, sin embargo, que las diferencias individuales en puntuación eran
de la posible falta de consistencia de los procedimientos. Depende mucho de lo repre- muy amplias en cada grupo. Además, una vez que se excedía de cierto mínimo, el
sentativas que sean las muestras, de la abundancia de los datos de que se disponga y grado de inteligencia verbal no parecía estar relacionado con el éxito profesional
de la objetividad y precisión con que el investigador valore los elementos de la dentro de estos grupos. Este resultado corrobora la opinión corriente de que el
conducta registrados. Cuando se considera a los grandes hombres del pasado, se talento científico no puede equipararse con un CI alto en el sentido tradicional.
requiere una cierta dosis de perspectiva histórica, a fin de juzgar al individuo en- El análisis de las respuestas a los tests proyectivos (Rorschach y TAT) sugería
marcado en su propia situación cultural. En conjunto, sin embargo, tales estudios cierto número de características de personalidad que diferenciaban los grupos. Los
muestran, desde luego, que los hombres y mujeres que lograron la eminencia ten- físicos, p. ej., daban pruebas de una gran energía intelectual y emocional, que
dían a proceder de ambientes favorables, dieron una indicación temprana de capa- a menudo no estaba bien controlada. Socialmente, a veces estaban pobremente
cidad superior, y no fueron, como grupo, más inestables que los menos dotados. ajustados. Sus respuestas indicaban también independencia para con los padres, sin
Al mismo tiempo debe quedar en claro que el genio no es una, sino muchas clases asociación de sentimientos de culpabilidad, así como, en general, independencia en
cuanto a relaciones personales. Por contraste, los psicólogos y antropólogos reve-
de personalidad.
laban una tendencia hacia la dependencia en relación con los padres, asociada con
sentimientos de culpabilidad e infelicidad. Del mismo modo, las respuestas de los
Estudios de casos de científicos vivos.—En los primeros años de la década
dos últimos grupos evidenciaban una gran sensibilidad, algo de agresividad, resis-
de 1950, Roe (63, 64, 65, 66, 67) nos informaba de una serie de estudios clínicos
tencia al autoritarismo y un gran interés por la gente.
de pequeños grupos de científicos americanos sobresalientes y aún en vida, que
incluían 20 biólogos, 22 físicos (12 teóricos y 10 experimentales), 14 psicólogos y Algunos de los datos más interesantes los suministraron los propios análisis
8 antropólogos. Los datos se consiguieron mediante el uso de tests de alto nivel de los sujetos sobre su motivación e historia de desarrollo. Entre los factores que
especialmente construidos para medir las aptitudes verbales, numéricas y espacia- más frecuentemente se presentaban en estos relatos se halla la motivación del pres-
les ; tests de Rorschach y de percepción temática, y entrevistas detalladas. Las últi- tigio, la influencia personal de profesores individuales, el fuerte impulso interior, el
mas comprendían los datos biográficos, así como los propios relatos de los sujetos esfuerzo sostenido y la absorción en el trabajo con exclusión de otros intereses. En
sobre los factores referentes a su primer desarrollo y a las elecciones de sus ocu- el caso al menos de algunos físicos y biólogos, las condiciones adversas tales como
paciones. la mala salud, la constitución física débil o la pérdida de un padre en la niñez,
contribuyeron a crear un sentimiento de apartamiento y tendieron a fomentar una
Aunque es imposible resumir la multiplicidad de detalles obtenidos por estos pro-
mayor concentración sobre los intereses del trabajo.
cedimientos, pueden advertirse unas pocas tendencias generales. Como en otras ins-
Otros pocos estudios de científicos vivos han utilizado procedimientos análo-
pecciones de hombres eminentes, los antecedentes socioeconómicos de estos grupos
gos a algunos de los empleados por Roe, aunque no se han hecho estudios inten-
eran altos. La ocupación del padre figuraba en el nivel profesional en el 84 % de los
sivos de casos. Rossman (68), en un estudio inicial, examinó las características de
físicos teóricos, en el 50 % de los experimentales, en el 45 % de los biólogos y
los inventores por medio de un cuestionario que rellenaron 710 inventores america-
aproximadamente en el 50 % de los psicólogos y antropólogos. En la mayoría de
nos, 78 directores de investigación y 176 representantes de patentes que estaban en
las familias se concedía un alto valor a la educación, quedando generalmente sen-
frecuente contacto con los inventores. Más recientemente, Cattell y Drevdahl (16)
tado que el sujeto asistiría a la Universidad aun cuando fueran necesarios ciertos
aplicaron el Sixteen Personality Factor Questionnaire (Cuestionario de los dieciséis
sacrificios financieros. Las propias historias educativas de los sujetos eran clara-
factores de personalidad, que citamos en el Cap. XI) a eminentes científicos ame-
mente superiores, como se evidencia por el adelanto escolar, las calificaciones sobre-
ricanos, entre los que había 96 biólogos, 91 físicos y 107 psicólogos. En cada uno
salientes, las becas y otras distinciones académicas y la consecución de los grados
de estos tres grupos estaban incluidos investigadores, profesores y administrado-
universitarios y las lioenciaturas en edades relativamente tempranas. En su mayoría
res. Se hallaron varias diferencias significativas al nivel de confianza de 0,01 entre
habían sido, sin discusión, muchachos superdotados. Muchos eran ávidos lectores,
los científicos y la población general, entre los científicos y los estudiantes, y<
mostraron un temprano talento en la construcción de juguetes mecánicos y estudia-
entre los investigadores, profesores y administradores en el campo de la ciencia.
ron por sí mismos materias tales como el álgebra, cálculo y latín en sus ratos libres.
Sin embargo, estos resultados deben considerarse en gran medida como de tanteo,
En los tests de aptitud especialmente desarrollados surgieron algunas dife- debido a la naturaleza preliminar del test empleado.
rencias de grupo. Así, p. ej., a pesar de los esfuerzos por construir elementos
Debe mencionarse también una investigación de Ausubel (2) sobre la medida
apropiados, los tests numéricos resultaron ser demasiado fáciles para los físicos y no
de la motivación de prestigio en un grupo de niños con CI superiores a 130. Se
pudieron usarse con este grupo. Los físicos, en conjunto, puntuaron significa-
recordará que la motivación de prestigio surgía como importante condición en los
tivamente más alto que los biólogos en los tests espaciales. Y los físicos teóricos
396 XIII. El genio El niño superdotado 397

estudios de casos de que Roe nos daba cuenta. El estudio de Ausubel, debido a compañeros lo que ellos conocían mejor que él. Tenía muchos compañeros de juego
limitaciones metodológicas, no arrojó resultados concluyentes. Su principal inte- de su misma edad, y sabemos que «se llevaba tan bien con ellos, que invariable-
rés se debe a que centra la atención en un área de investigación prometedora: la mente se hacían muy amigos suyos, y casi siempre se separaban de él con lágrimas
de las diferencias de personalidad entre individuos del mismo nivel intelectual que en los ojos»;(86, pág. 187).
consiguen distintos grados de éxito. Otro método es el que representa la investi- Los estudios de casos contemporáneos de niños superdotados llevados a cabo
gación factorial de la naturaleza del poder creador, que se discutió en el capítulo XI. por psicólogos tampoco prestan apoyo alguno a la opinión de que tales niños son
necesariamente inferiores en otros aspectos. Hollingworth, en 1942, reunió en un
13-4. El niño superdotado. El aniño prodigio».—Puesto que los genios han Jibro (39) 31 informes de casos de niños cuyos CI estaban por encima de 180, lo que
desplegado generalmente talentos superiores en la niñez, el estudio directo de los solo se da una vez en cada millón de casos. Ilustramos con los siguientes ejemplos
niños superdotados será de provecho en el análisis del genio. El concepto original Jas dotes y adaptación de los niños que poseían estos CI.
del niño prodigio era el de un individuo débil, enfermizo, insociable y limitada- Isabel, una superdotada autora juvenil, consiguió un CI en el Stanford Binet
mente especializado. Se esperaba que sus logros fueran de la naturaleza del relum- de 188 a los siete años y diez meses de edad (cf. 74; 75; 39, págs. 35-37). Obtuvo
brón intelectual y que tuvieran poco o ningún valor práctico. una puntuación elevada en todos los restantes tests intelectuales y educativos, pero
Uno de los primeros casos registrados como tal niño prodigio es el de Christian mostraba especial interés y talento para la composición de prosa y poesía. Poseía
Henrick Heineken, cuyas admirables dotes fueron anotadas por su preceptor en un una excelente salud y no tenía ningún defecto físico; estaba adelantada un año
antiguo libro alemán (cf. 39, 51). A la edad de catorce meses repetía de memoria o dos en cuanto al desarrollo físico. Las superiores aptitudes lingüísticas de Isabel
las historias del Antiguo y Nuevo Testamento. A los cuatro años sabía leer alemán, se hicieron ya patentes en edad temprana. A los diecinueve meses se expresaba
francés y latín y era un hábil orador en las tres lenguas. En este estadio era también claramente y conocía el alfabeto. Al cumplir ocho años, había leído aproxima-
capaz de realizar las operaciones aritméticas fundamentales, y conocía muchos damente unos 700 libros, incluyendo autores tales como Burns, Shakespeare, Long-
hechos de la historia y la geografía. Su fama se extendió por Europa y fue llamado íellow, Wordsworth, Scott y Poe. A esta edad había escrito también más de 100 poe-
a la presencia del rey de Dinamarca. Sin embargo, fiel al estereotipo tradicional, mas y 75 cuentos. Damos una muestra de sus producciones literarias, a la edad de
Heineken era un chico enfermizo y murió a la edad de cuatro años y cuatro meses. siete años y once meses, titulada «Definición de las hadas»:
En contra de la opinión popular, el caso de Christian Henrick Heineken no es
Las hadas son producto de un cerebro imaginativo
en absoluto típico. Como ejemplo de niño superdotado, que llegó a ser un adulto sano que, hastiado de las realidades terrenas, aspira
y de prestigio, consideraremos el caso de Karl Witte (86). Nacido en Lochau, a crear seres que solo vivan en el pensamiento,
Prusia, en 1800, este niño prodigio vivió hasta los ochenta y tres años, conservando y dota a los espíritus así creados
siempre sus excelentes poderes intelectuales. Karl fue educado literalmente desde de todo el genio productor de felicidad.
la cuna. Su padre estaba convencido de la eficacia de la formación temprana, y
emprendió la tarea de probarlo con su hijo. Al chico no se le enseñó nunca el Un caso que atrajo mucha atención por los años 1920 es el de un niño a quien
lenguaje de los niños. Todos sus juegos eran instructivos. A los ocho años leía con en la literatura psicológica se le conoce como E. (39, págs. 134-58). Cuando se
manifiesto placer los textos originales de Homero, Plutarco, Virgilio, Cicerón, Fe- sometió por primera vez a un test, a la edad de ocho años y once meses, E. obtuvo
nelón, Florian, Metastasio y Schiller. Se matriculó como alumno oficial en Leip- una edad mental de 15-7, que le suponía un CI de 187. Sobresalía también, en todos
zig a la edad de nueve años. Antes de cumplir los catorce ya había alcanzado el los demás tests, con excepción de los que requerían destreza manual. Era fuerte
grado de doctor en Filosofía. Dos años después llegó a ser doctor en Leyes, y al y saludable, pero no tenía afición a los deportes. A los doce años se le admitió
mismo tiempo se le eligió como miembro del profesorado en la Universidad de en el Columbia College. En el Thorndike Intelligence Examination for High
Berlín. School Graduales (Examen de la inteligencia para graduados, de Thorndike, en la
El padre de Karl Witte, discutiendo sobre la educación del niño, escribía: escuela secundaria) consiguió el segundo puesto entre 483 competidores. Durante
... tenía que ser antes que nada un joven fuerte, activo y feliz, y en esto, como todo
su primer año en la Universidad, todas sus calificaciones académicas eran muy <
el mundo sabe, he tenido éxito... Habría sido muy desagradable para mí haber hecho de destacadas, excepto en educación física, donde solo obtuvo un aprobado. Se le
él un gran especialista en latín, en griego o en matemáticas. Por esta razón me interponía describía como buen compañero y se llevaba bien con todos los demás estudiantes.
inmediatamente, siempre que me parecía que esta o aquella lengua o ciencia atraía demasiado Recibió el título de Bachellor of Arts a los quince años, y fue elegido para entrar
su atención en un momento prematuro (86, págs. 63-64). a formar parte de los Phi Beta Kappa *. A los dieciséis obtuvo el título de Master
No parece que Karl haya sido nunca vano o engreído. Nunca exhibía sus cono- * Sociedad universitaria honoraria, cuyos miembros ostentan altas calificaciones escolares.
cimientos, era modesto, no pretencioso, y con frecuencia trataba de aprender de sus <N. del T.)
ANASTASI.—14
El niño superdotado 399
398 X111. El genio
educativo. Los estudios de casos recientes de niños con un CI muy alto señalan la
of Arts, y hacia los dieciocho llenaba prácticamente todos los requisitos para la
importancia de una pronta identificación, de la aceleración educativa, del enrique-
obtención del título de Doctor of Philosophy, salvo la tesis. En el Examen de inte-
cimiento del curso de estudios y de la juiciosa cooperación familiar para lograr
ligencia CAVD su puntuación era de 441, que figura aproximadamente en el cuarta
resultados favorables (90). Bajo la influencia de los pioneros de la investigación, tales
superior del 1 % de los graduados universitarios. Así, pues, durante el período
como Hollingworth, la educación especial de los niños superdotados avanzó a gran-
en que fue investigado, E. no dio ninguna señal de descender por debajo del alto
des pasos en las décadas de 1920 y 1930. Estos progresos se detuvieron durante
nivel intelectual que su CI inicial indicaba.
algún tiempo, y el interés decreció. Se prestaba más atención a la educación de los
Estos casos son ejemplos típicos de niños intelectualmente superiores. Los ta-
deficientes mentales que a la de los intelectualmente superdotados.
lentos excepcionales en la niñez no son incompatibles con la buena salud, el vigor
Sin embargo, en los últimos años ha habido un resurgimiento del interés por
físico, la longevidad o la personalidad bien conformada. Desde luego, pueden ha-
estos últimos, como se desprende de la formación de varias organizaciones locales
llarse niños débiles, tímidos y enfermizos entre los superdotados, como existen entre
y nacionales que se ocupan de este tipo de niños. Algunas publicaciones aparecidas
los intelectualmente normales o entre los torpes. Pero tales casos son muy pocos y
a partir de 1950 estudian intensivamente las características, problemas y educación de
no deben considerarse como representativos del grupo considerado en conjunto.
los niños superdotados (29, 33, 89). Asimismo, existe un interés renovado por
Los individuos altamente dotados pueden, desde luego, tener sus propios pro- el establecimiento de clases especiales para niños superdotados dentro del sis-
blemas especiales de inadaptación, singularmente durante la niñez y la adoles- tema de las escuelas públicas (cf., p. ej., 7, 30). Un nuevo signo de este vigor
cencia, en virtud de su excepcional situación intelectual. Pero tales inadaptaciones ha sido la aparición, en enero de 1957, de la revista Newsletter, fundada por la re-
son un resultado indirecto de un intelecto superior, más bien que una causa o un cientemente establecida Asociación Nacional de Niños Superdotados. Entre los
componente intrínseco del genio (38, 39). Entre los problemas posibles que encuen- educadores y el público en general sigue manteniéndose una controversia sobre la
tra el niño cuyo CI es muy superior a 150, se encuentran los que surgen del hecho conveniencia de la aceleración y de las clases especiales para los chicos bien dota-
de que es más joven y, por tanto, más pequeño y débil que sus compañeros de dos. Sin embargo, los psicólogos, que han trabajado en íntimo contacto con estos
clase. Esta condición puede hacerle más susceptible a la intimidación y dificultar niños, han presentado fuertes argumentos en favor de estas dos prácticas y han
su participación en los juegos deportivos y atléticos. Una segunda fuente de difi- citado testimonios convincentes en apoyo de su postura (54, 59, 72, 76, 92).
cultad es el aislamiento de sus contemporáneos y de las actividades comunes de los
demás, hecho muy probable cuando las capacidades e intereses del individuo son
tan distintas de las de sus compañeros. El negativismo hacia la autoridad puede pre- Exámenes con «tests» de inteligencia—La aplicación de tests a grandes grupos
sentarse cuando el muchacho se da cuenta de que, a menudo, aquella es irracional de niños superiores ha revelado la continuidad que existe entre el niño medio y
o errónea en su actuación. La intolerancia y el desagrado para «aguantar con buen el altamente dotado o prodigio. En tales estudios, a fin de incluir un número de
ánimo a los tontos» puede producirse al observar la relativa ineptitud mental de sus casos suficientemente grande, ha de rebajarse el patrón de selección. Pero, me-
compañeros. También cabe que el muchacho superior desarrolle hábitos de trabajo diante el examen de una mayor amplitud de niños de intelecto superior, se conse-
ineficiente y pereza porque la tarea ordinaria de la escuela no supone un incentivo guirá un cuadro más completo. Desde el auge del movimiento de la aplicación
para él. Estos hábitos de trabajo pueden transferirse más tarde a otras actividades de tests mentales ha aparecido cierto número de estudios sobre grupos modera-
educativas e incluso vocacionales. Por estas razones, Hollingworth (38, 79) concluía damente grandes de niños superiores. El proyecto más extenso de esta clase fue el
que el CI óptimo, desde el punto de vista de la adaptación personal, las funciones que en 1921 empezaron Terman y sus asociados, y del que informaron en los
directivas y la aceptación por los propios compañeros—con los subsiguientes «pro- Genetic Studies of Genius (cf. 10, 74, 76). A causa de la naturaleza más extensa
vechos y privilegios» que tal aceptación entraña—, figura entre 130 y 150. Hil- de este estudio y de su acuerdo esencial con los resultados de otras investigaciones,
dreth (32), en recientes estudios de casos de niños superdotados, confirma esta lo describiremos con más detalle.
conclusión. Cabría añadir que los problemas de relaciones humanas que afectan El grupo total empleado en el estudio de Terman (cf. 76, Cap. I) incluía 1528 mu-
a los individuos altamente dotados son solo en parte el resultado de sus propias chachos de California, con CI de 135 a 200, y edades desde tres a diecinueve añosa
deficiencias en personalidad. Tales individuos, por su misma superioridad, es pro- quienes representan, aproximadamente, el 1 % superior de la población escolar!
bable que hagan surgir en sus compañeros sentimientos de inferioridad y reacciones De ellos, 661 niños de escuela elemental constituían el principal grupo experimental
de defensa. Las historias de diversos casos nos proporcionan algunos ejemplos de sobre el que se basaron las conclusiones primordiales del examen inicial. Se com-
actos de agresión y de rechazamiento por parte de los compañeros, al sentirse ame- paró este grupo, en una extensa serie de tests y medidas, con grupos de control
nazados por las excepcionales dotes de los muchachos de capacidad superior. compuestos de muestras al azar de escolares. Por razones de conveniencia, se em-
plearon grupos distintos de control para las diversas comparaciones, extendiéndose
Por otra parte, las dificultades de adaptación del niño superdotado son de un
el número de casos en tales grupos desde 600 a 800.
tipo posible de prevenir mediante la adecuada comprensión y el apropiado ambiente
400 XIII. El genio El niño superdotado se hace mayor 401

El nivel socioeconómico del grupo de los superdotados era decididamente supe- sin embargo, se revelaba en materias tales como el uso del lenguaje, lectura y otros
rior. Entre los padres de estos niños, el 31,4 % pertenecía a la clase profesional; trabajos abstractos, y era menor en formación comercial, costura, cocina y otros
el 50 %, a la semiprofesional o a la de negociantes superiores; el 11,8 %, a conocimientos prácticos por el estilo. Debe indicarse que la superioridad general
la de trabajadores especialistas, y el 6,8 %, a la de los trabajadores semiespe- del grupo superdotado puede, en parte, proceder del método de selección de los
cializados o no especializados. El grado escolar medio que alcanzaron los padres sujetos para el estudio. Se pidió a los profesores que señalaran a los niños más
del grupo de dotados fue de 11,8, y el de los abuelos, de 10,0. Comparados con inteligentes en su clase, así como al más joven, y de entre los así nombrados, se se-
el tipo de persona medio de su generación en EE. UU., los padres de este grupo leccionaron los sujetos superdotados por medio de tests de inteligencia.
habían recibido cuatro o cinco grados más de escolaridad. Además, un tercio de El grupo de niños bien dotados presentaba una gran variabilidad de intereses
los padres y el 15,5 % de las madres habían llegado a graduarse en la Universidad. extraños a su trabajo escolar, así como una activa vida lúdica. Un registro de lec-
El número de parientes y antepasados eminentes excedía también bastante de lo turas que llevaron los muchachos durante dos meses indicaba que los superdotados
que podía esperarse del azar, y muchas de las familias poseían una genealogía leían más que los de control en cualquier edad. A los nueve años, el número de libros
muy distinguida. leídos por aquellos era tres veces mayor que el leído por estos. El campo de varia-
Investigadores especializados visitaron las casas de los niños bien dotados y las bilidad de las materias era también mucho mayor, y la calidad de los libros, supe-
clasificaron de cero a seis en una escala tipificada que abarcaba necesidades, limpieza, rior en el grupo de los bien dotados. Del mismo modo, estos eran más entusiastas,
tamaño, condiciones de los padres y cuidados prestados por los mismos. La clasi- tenían, en general, más intereses e informaban de mayor número de ocupaciones
ficación media de los hogares pasaba de 4,5 en todas estas categorías, y solo favoritas que el grupo de control. El número de colecciones reunidas por los mu-
el 10 % de las casas recibió una valoración total claramente pobre. Las valora- chachos bien dotados era casi el doble que entre los de control, tendían a ser
ciones sobre la vecindad y el nivel de los ingresos eran también considerablemente mayores y frecuentemente eran de naturaleza científica. Un cuestionario sobre los
superiores a la generalidad en California. juegos indicaba que el típico niño superdotado de diez años conocía más juegos
Debemos considerar ahora ciertas estadísticas vitales, así como los datos médi- y deportes que el del promedio de trece. Aparte del hecho de que el interés por los
cos y físicos que se obtuvieron de los mismos individuos superdotados. La frecuen- juegos de los muchachos superdotados tenía más madurez que el de los del grupo
cia de psicosis en la familia era mucho menor que la del promedio. Solo había de control de su misma edad, no se hallaban diferencias sensibles en sus actividades
antecedentes de psicosis en el 0,4 % de los padres y el 0,3 % de los abuelos y bisabue- lúdicas.
los. Como en los estudios de genios adultos, el grupo superdotado contenía una En el desarrollo del carácter y la personalidad se observó que también aventa-
proporción mayor que la normal de niños primogénitos. Los superdotados se des- jaban a los normales, lo que se confirmó mediante tests objetivos y estimaciones
arrollaban más rápidamente desde la primera infancia. Como término medio, empe- de los profesores y padres. En una batería de siete tests de personalidad objetiva,
zaban a andar un mes antes y hablaban tres meses y medio antes que los de los especialmente elaborada, las diferencias en favor del grupo de bien dotados eran
grupos de control. También el comienzo de la pubertad era algo más temprano grandes y significativas, más allá del nivel de confianza de 0,01 en todos los tests
que lo normal. Los exámenes médicos mostraban una salud mejor y cierta carencia (los índices críticos se extendían desde 3,87 a 14,41). Del 60 al 80 % de los
de defectos en el grupo en conjunto. De la misma manera, condiciones tales como bien dotados igualaba o aventajaba al promedio del grupo de control en cada uno
nerviosidad, tartamudez, dolores de cabeza, debilidad general y niala nutrición, eran de estos tests.
menos comunes en el grupo de superdotados que en los grupos de control. En esta- Witty, en el Oeste Medio (87, 88); Hollingworth (36, 37, 39), en Nueva York;
tura y peso, desarrollo físico y muscular, era casi completa la superposición de Duff, en Inglaterra (23), y Parkyn (58), en Nueva Zelandia, en investigaciones
los superdotados y los de control. Sin embargo, si se daban diferencias, favorecían menos extensas sobre grupos análogos, han corroborado los resultados del estudio
al grupo de superdotados. de California. Las características de todos estos grupos de superdotados indicaban
Los resultados educativos del grupo bien dotado aventajaban con mucho a los un medio ambiente favorable tanto en el hogar como por parte de los padres, una
de los normales. Un 85 % de los intelectualmente sobresalientes estaba adelantado y salud y constitución física mejor que la mediana, rendimientos educativos sobresa-
ninguno retrasado. La aplicación de tests de rendimientos tipificados sobre temas lientes y una madurez y estabilidad emocional superiores.
escolares reveló que la mayoría de estos niños había dominado la materia, unos
dos o tres grados por encima de aquel en que se hallaban situados. Así, pues, con 13-5. El niño superdotado se hace mayor.—Entre las muchas supersticiones
referencia a sus capacidades reales, el niño superdotado a menudo se encuentra sobre los genios y los niños prodigio existe el convencimiento de que el niño super-
retrasado, más bien que adelantado, en su situación escolar. Como grupo, los mu- dotado sufre un retroceso a medida que se acerca a la madurez, y que su nivel
chachos bien dotados tendían a sobresalir en todas las materias escolares; no era mental último será igual al del promedio o incluso inferior. Los estudios prolon-
característico de ellos orientarse en una sola dirección. Su mayor superioridad, gados de unos pocos individuos, así como cierto número de investigaciones sobre
402 XIII. El genio El niño superdotado se hace mayor 403

grupos de muchachos bien dotados, han descartado esta opinión de un modo Desde el punto de vista educativo, el grupo de superdotados sobresalía en todas
concluyente. las comparaciones. Asistían a la Universidad en número mucho mayor, se gradua-
La más extensa investigación longitudinal de individuos intelectualmente supe- ban con mucha más frecuencia y recibían mejores graduaciones y muchos más
riores es, desde luego, la realizada bajo la dirección de Terman en el Estudio de honores académicos que cualesquiera otros grupos con quienes se les comparara.
niños superdotados de la Stanford. En los volúmenes III, IV y V de los Genetic Entre los hombres, el 69,5 % completó la educación en la Universidad, y entre las
Studies of Genius (10, 76, 77) se encuentran los datos de los estudios continuados. mujeres, lo hizo el 66,8 %. El porcentaje de los que recibieron el título de Doctor
Una parte integrante del plan de este proyecto incluía estudios continuados perió- en Filosofía era cinco veces mayor entre los hombres y ocho veces mayor entre
dicos del grupo original de niños superdotados a lo largo de su vida, así como las mujeres del grupo de superdotados que en una muestra representativa de gra-
los de sus esposas e hijos. Desde el examen inicial se han llevado a cabo estudios duados universitarios. Un estudio especial de la aceleración educativa en el grupo
continuados intensivos, con intervalos aproximados de doce años, completados con de los bien dotados no solamente demostró que había sido común, sino que,
otros del mismo tipo hechos por correo. Los datos obtenidos durante 1945, cuando además, no apoyó la opinión de que pudiera ser perjudicial. Cualquier ligera
la mayoría de los sujetos tenía aproximadamente treinta y cinco años, han sido contrariedad social sufrida por los sujetos muy acelerados durante la adolescencia
resumidos por Terman y Oden en The Gifted Child Grows Up (76). En 1958, un parece haber sido dominada completamente en los años siguientes. De hecho,
quinto volumen de los mismos autores comprendía los desarrollos hasta una edad cualesquiera que fueran las diferencias encontradas en el rendimiento o adaptación
media de cuarenta y cinco años (77). Los estudios continuados han sido desusada- posteriores, tendían a favorecer al grupo acelerado.
mente completos en lo referente al alcance de la muestra. En el último realizado En el nivel de ocupación, el grupo de los bien dotados se encontraba muy por
hasta la fecha, llevado a cabo treinta y cinco años después del examen inicial, se encima del promedio, y su representación en las profesiones superiores era ocho
obtuvieron datos del 98 % de los 1528 casos originales. veces mayor de la que proporcionalmente le correspondía. En la tabla 13-4 se re-
El status intelectual de los adultos se midió por un «test» de dominio de con- gistra la distribución de la ocupación de los hombres ruperdotados en 1940, junto
ceptos (Concept Mastery Test) especialmente construido, que constaba de sinóni- con la distribución correspondiente de todos los empleados masculinos en el censo
mos y antónimos y que abarcaba muchos campos de información. Mediante este de California de 1940. En aquel momento casi la mitad de los hombres superdotados
test fue posible calcular que el promedio en CI de los adultos del grupo de super- figuraba en la categoría profesional, en contraste con el 6 % que correspondía a la
dotados era de unos 135, lo que representaba un descenso de 17 puntos desde el generalidad. Los porcentajes correspondientes en las categorías semiprofesional y de
promedio de su niñez, que era de 152. Terman y McNemar (76, Caps. XI y XII) negocios superiores eran de 25,7 y 8,1, respectivamente. Por otro lado, solo el 6,2 %
concluyen que tal descenso no es mayor del que cabía esperar del efecto de regre- de los superdotados ejercía ocupaciones semiespecializadas, en contra del 31,6 % de
sión (cf. Cap. VII). Tal regresión, sin embargo, no solo resultaría de los errores de la población general. Del mismo modo, menos del 1 % de los hombres superdo-
medida del Stanford-Binet y del test de dominio de conceptos, sino también de las tados se hallaba ejerciendo ocupaciones ligeramente especializadas, y ninguno en
diferencias en las funciones medidas por los dos tests, así como de los cambios las que no exigían especialización, en contraste con el 17,8 % de la generalidad
reales en la conducta, operados en los sujetos como resultado de la maduración en estas dos clases combinadas. Incluso en comparación con grupos de graduados
o el aprendizaje. En otras palabras, las predicciones sobre un período de más de universitarios, los hombres bien dotados sobresalían claramente en el status de
veinticinco años están sujetas a un error aleatorio considerable, no solo a causa ocupación. En el estudio continuado de 1955, la proporción de los bien dotados
de la poca fiabilidad de los tests, sino también porque, por muchas razones, los que ejercían profesiones era aproximadamente la misma que en 1940, pero la pro-
sujetos pueden cambiar durante tal período. porción de los semiprofesionales y de los que ejercían negocios de categoría superior
En un intento posterior de valorar las puntuaciones de los sujetos superdotados había ascendido al 40 % (77).
en función de las normas generales, Thorndike (78) utilizó otros grupos de refe- La historia de ocupación de las mujeres bien dotadas es mucho más difícil de
rencia y llegó a un cálculo un poco más bajo de la media del grupo. Debido al interpretar, ya que los empleos y carreras tienen un significado distinto en nuestra
número de aproximaciones que han de efectuarse en el proceso del cálculo del cam- cultura para los dos sexos. Del grupo entero de mujeres sobresalientes, el 42 % eran
bio de las puntuaciones, desde las obtenidas en la niñez en el Stanford-Binet hasta amas de casa y no se encontraban ventajosamente empleadas en el momento del
las conseguidas en la edad adulta en el dominio de los conceptos, tales cifras estudio continuado de 1940, aunque este porcentaje subió al 60 % en 1955. Entre
deben considerarse como de tanteo. El punto importante es que, ya de adultos, las empleadas, el mayor número se ocupaba en trabajos de secretaría o en otros
los sujetos superdotados todavía estaban muy por encima de la media de la pobla- de oficina, y le seguía el de las dedicadas a la enseñanza elemental o secundaria.
ción general, cualquiera que fuera el cálculo empleado. Thorndike (78) informa Los trabajos sociales, las artes, la literatura, la enseñanza universitaria y la inves-
que, de acuerdo con estas cifras, el grupo de superdotados figuraba ligeramente por tigación alcanzaban un porcentaje de un cinco a un siete. El hallazgo quizá más
encima del percentil 95 de la población general. importante de la comparación entre las mujeres superdotadas y otros grupos de
404 XIII. El genio El niño superdotado se hace mayor 405

grupo de superdotados no presentaban ninguna desviación señalada con las de la


TABLA 13-4 generalidad. La actuación de estos sujetos durante la guerra, tanto en puestos civiles
Clasificación de ocupaciones de hombres superdotados a la edad media de treinta como militares, fue loable.
y cinco años, en comparación con la de todos los hombres empleados Son de gran interés los datos sobre el status marital y el ajuste al mismo.
en California La incidencia de matrimonios entre hombres y mujeres superdotados es supe-
rior a la que se da entre graduados universitarios de la misma edad, y aproximada-
(De Terman y Oden, 76, pág. 172) mente igual que la de la población general. Los tests de inteligencia de las esposas,
así como los de los hijos, demostraban que eran superiores, pero por debajo del
_ . . Porcentaje
Porcentaje empleados
promedio del que correspondía al grupo de superdotados. En tests especialmente de-
de
Grupo de ocupación hombres mascuüinos en Califor- signados para la aptitud matrimonial y la felicidad matrimonial, el grupo que nos
superdota-
dos (N=724)
nia ( m 0 )
ocupa era ligeramente superior a otros de menor selección intelectual. La adapta-
' (N = 1 878 569) ción sexual era, en todos los aspectos, tan normal como en los grupos menos bien
I. Profesional 45,4 5,7 dotados. La proporción de divorcios no era superior a la de la generalidad, en
II. Semiprofesional y grandes negocios 25,7 8,1
III. Administrativos, comercio especializado, negocios edades comparables.
de minoristas 20,7 24,3 Un estudio especial de los individuos cuyo CI inicial había sido de 170 o mayor,
IV. Cultivo y otras prácticas agrícolas 1,2 12,4
V. Empleos semiespecializados, administrativos corrientes 6,2 31,6 mostraba que se les podía comparar favorablemente con el resto del grupo de
VI. Empleos ligeramente especializados 0,7 ¡ superdotados. Más frecuentemente adelantados en la escuela, habían recibido me-
VII. Jornaleros: urbanos y rurales 0,0 17,8
jores notas, y su educación se había prolongado durante mayor tiempo que el pro-
medio del grupo entero. Emocionalmente, su ajuste era equiparable al del resto
del grupo, y vocacionalmente, habían tenido más éxito. Parece, pues, que este grupo
graduadas universitarias, es la menor proporción de las primeras que eligió la especial de muchachos excepcionalmente dotados habían sido capaces, en conjunto,
enseñanza y la mayor proporción de las que eligieron el trabajo en oficinas. Sería de superar los problemas y dificultades especiales que su alto'nivel intelectual hu-
aventurada la interpretación de cualquiera de estos resultados, dada la multipli- biera podido engendrar.
cidad de factores que influyen sobre la ocupación de la mujer en nuestra sociedad
Uno de los más interesantes análisis del grupo entero es, probablemente, la
actual.
comparación de 150 hombres clasificados como los de más éxito (grupo A) con
El estudio de las diferencias sexuales, que haremos en el próximo capí-
los 150 que fueron clasificados como de menos éxito en el rendimiento de adultos
tulo, ayudará a aclarar estos resultados. Al mismo tiempo, es digno de tenerse en
(grupo C). A pesar del alto promedio de dotes del grupo entero, los logros que de
cuenta el hecho de que, entre las mujeres de carrera del grupo superdotado, cierto
adultos consiguieron los miembros individuales se extendían «desde la eminencia
número alcanzó un éxito y reconocimiento considerables. Entre ellas, resaltan va-
internacional al trabajo no especializado» (76, pág. 311). Con el propósito de acla-
rios científicos, incluidas en American Men of Science, una famosa poetisa, una
rar algunas de las correlaciones entre las consecuciones de los adultos, se compa-
bioquímico que participó en el descubrimiento y preparación de la vacuna Salk, una
raron los grupos contrastados A y C mediante unos 200 elementos de información
famosa escritora de revistas y un miembro destacado de la dirección de una Univer-
conseguidos entre 1921 y 1941. Las diferencias más claras eran el superior nivel
sidad (77).
educativo y vocacional de los padres de los hombres del grupo A, así como el
La proporción de mortalidad del grupo superdotado era inferior a la de la ge-
mayor impulso de rendimiento por parte de los que componían este grupo.
neralidad y superior su salud física y mental. La incidencia de delincuencia, alco-
Así, p. ej., más del 50 % de los padres se había graduado en la Universidad, en
holismo y desajustes serios era menor que en la población general, y existían nume-
contraste con el 15,5 % de los hombres del grupo C. En el grupo A se daba doble
rosos testimonios sobre su buena adaptación emocional y social y la gran amplitud
número de padres pertenecientes a la llamada clase profesional.
de intereses. La participación en actividades exteriores a las del curso de estudios
En cuanto a los sujetos mismos, las valoraciones propias y las que hicieron áus
era tan clara en la Universidad como en la escuela secundaria. Las ocupaciones
familias y compañeros indicaban que las mayores diferencias entre los grupos A
favoritas y los intereses profesionales se desarrollaban y asemejaban mucho a las de
y C se daban en la «integración hacia los objetivos», «perseverancia» y «confianza
cualquier grupo americano contemporáneo. El hecho de que este grupo informara
en sí mismo». En favor del grupo A se presentaban diferencias significativas en el
de haber votado en todas las elecciones nacionales en proporción mayor del 90 %,
adelanto escolar, graduándose este grupo en la escuela elemental, secundaria y en
en contraste con el 7 0 % de la población general de California, sugiere un interés
la Universidad en edades más tempranas. Los CI iniciales medios eran también
activo por la política y los asuntos sociales. Las actitudes sociales y políticas del
significativamente más altos para este grupo; pero la diferencia no era grande,
406 XIII. El genio Resumen 407

ya que los dos promedios eran de 155 y 150. En resumen, los factores relacionados grande de casos escolar y emocionalmente mal ajustados. Su exclusión del estudio
con los antecedentes familiares parecían desempeñar el papel principal en el rendi- por el método de investigación podría así conducir a un cuadro demasiado
miento adulto de estos hombres, todos los cuales se hallaban en los niveles supe- optimista en estos dos aspectos. En un examen con tests aplicados a más de
riores de la inteligencia. Entre ellos, los factores motivacionales—atribuibles proba- 45 000 niños comprendidos entre los grados cuatro y ocho, del que nos informa
blemente a condiciones ambientales—dieron a menudo lugar a la diferencia entre Lewis (52), se hallan testimonios que lo corroboran. Se pidió a los profesores,
el rendimiento sobresaliente y la mediocridad. sin que estos conocieran los resultados de los tests, que señalaran a cada mucha-
Otro análisis especial (73) se refería a las diferencias entre los que se hicieron, cho que ellos consideraran como un problema claro, muy retrasado mentalmente
científicos físicos y los que se especializaron en ciencias sociales, leyes o humani- y un genio. Se apreció de modo claro la influencia de la adaptación del niño a la
dades, dentro de un grupo de 800 hombres, aproximadamente, del total de la clase, así como de sus intereses académicos y su rendimiento, en las elecciones para
muestra de superdotados. En 1950 se hizo de ellos un estudio continuado cuando la categoría de genio.
su edad media era de cuarenta años. De los 500 elementos, que incluían puntua- Deben considerarse asimismo los posibles efectos que la participación en el
ciones de tesis, valoraciones y datos biográficos, 108 diferenciaron los dos grupos estudio pudiera tener en el subsiguiente desarrollo de los sujetos. No se hizo un
al nivel de significación de 0,05. Muchos de los elementos discriminatorios se refe- estudio continuado de sujetos de control a la vez que el de los sujetos bien dotados.
rían a los intereses demostrados, incluyendo los testimonios de interés científico Tampoco puede descontarse completamente el conocimiento previo de que hay un
de la niñez, así como las puntuaciones en el Strong Vocational Interest Blank. La muchacho superdotado, ni el interés personal que por cada sujeto mostraran apa-
mayoría de los detallados datos sobre adultos que hemos citado anteriormente rentemente los investigadores especializados y los directores del proyecto. El esquema
se basó en el estudio continuado hecho en 1940 en el grupo de la Stanford, reali- experimental empleado en el estudio no incluye ningún control para este factor.
zado cuando los sujetos habían alcanzado una edad media de treinta y cinco años. Debe también advertirse que los niños superdotados se extraen predominante-
El estudio posterior,- a los cuarenta y cinco años, sirvió principalmente para con- mente de niveles socieconómicos superiores. Este aspecto de sus antecedentes fami-
firmar las conclusiones anteriores. En cuanto a la salud física y mental, adaptación liares puede ser el causante, en gran medida, de la adaptación superior de su
personal, rendimiento vocacional y situación intelectual, el grupo de superdotados personalidad. A este respecto, son interesantes los datos del estudio realizado por
retenía a la mitad de la vida su posición por encima del promedio general. Es inte- Bonsall y Stefflre (5), en el que se aplicó el examen temperamental de Guilford-
resante observar que la ejecución media en el test de dominio de conceptos (Concept Zimmerman a 1359 alumnos blancos del último curso de la escuela secundaria
Mastery Test) subió significativamente, en lugar de descender, en la repetición del en un área metropolitana (cf. Cap. 11). Los que puntuaron en la sección del 11 %
test a los cuarenta y cinco años. También es digno de tenerse en cuenta el descu- superior del grupo en los tests de Thurstone de aptitudes mentales primarias fue-
brimiento de que la proporción de fallecimientos en la muestra superdotada a los ron designados como superdotados para los fines de este estudio. Se tomó la ocu-
cuarenta y cinco años era solamente un 80 % de lo que normalmente se espera pación del padre como índice del nivel socieconómico. El análisis de los resultados
para esa edad. llevó a los autores a concluir que «la superioridad anteriormente encontrada de los
Se observa cierta corroboración general de los resultados de California, aunque superdotados en lo que concierne al temperamento surge más bien del nivel socio-
en mucho menor escala, en los estudios continuados de Nueva York (40, 41, 55) económico en el que se halla la mayoría de los muchachos que de cualquier otra
y del Oeste Medio (88) que citamos anteriormente. Estos estudios indicaban tam- diferencia en los superdotados como tales».
bién que, en general, el niño superdotado se desarrolla y constituye en un adulto
intelectualmente superior y bastante bien adaptado. RESUMEN
Existe la posibilidad, sin embargo, de que los resultados de California pequen
de optimistas en lo que concierne a la adaptación emocional de los niños situa- El genio representa el grado superlativo de aquellas aptitudes que tienen una
dos en los niveles superiores de CI. El método de selección del grupo original alta significación social dentro de una cultura particular. Cabe resumir las princi-
puede ser, en parte, responsable de las conclusiones. El grupo principal se eligió pales teorías concernientes a la naturaleza del genio bajo estos cuatro encabeza-
de acuerdo con las recomendaciones de los profesores, sometiendo a los niños mientos: patológicas, psicoanalíticas, cualitativas y cuantitativas. El genio puede
recomendados a tests de inteligencia para su selección final. Como control de este presentar varios grados de especificidad o generalidad de capacidades sobresalientes.
proceder, se aplicaron tests a la población entera de tres escuelas, de acuerdo con las En la investigación sobre adultos, el criterio del genio ha sido usualmente el de la
propuestas del profesor. Los resultados demostraron que un 90 % de todos los eminencia. Por otra parte, en las investigaciones sobre niños superdotados se han
niños que se calificaron para el estudio en función de las puntuaciones de los tests empleado tradicionalmente CI altos como base para la selección de los sujetos.
se habría determinado por los procedimientos usuales. Es posible que el 10 % que Se reconoce ahora, sin embargo, que un CI alto puede ser una condición necesaria,
de esta manera quedó eliminado comprendiera un número desproporcionadamente pero no suficiente, para alcanzar rendimientos sobresalientes. Se está prestando
408 XIII. El genio Bibliografía 409

mayor importancia a las aptitudes especiales, que los tradicionales tests de inteli- una influencia favorable sobre el desarrollo de los sujetos. Finalmente, el hecho de
gencia no abarcaban, y especialmente al poder creador, el liderato y los factores que la gran mayoría de los niños superdotados, como de los hombres eminentes,
motivacionales. En lo que respecta al origen del genio, existe asimismo un interés procedan de niveles socioeconómicos más altos y suelan tener padres con cultura
creciente por los modos de fomentarlo, más bien que de identificarlo meramente. relativamente amplia, debe reconocerse como un posible factor causal tanto en su
Los métodos para el estudio del genio incluyen los análisis biográficos, el estu- desarrollo intelectual como en su superioridad social, emocional y física.
dio de casos, el examen estadístico, la historiometría, el examen con tests de inte-
ligencia y el estudio longitudinal. En las investigaciones sobre hombres eminentes,
los análisis biográficos han sido utilizados principalmente por los exponentes de las BIBLIOGRAFÍA
teorías patológicas y psicoanalíticas del genio. Solo recientemente se han aplicado
los estudios de casos a adultos eminentes, como son ejemplos las investigaciones 1. ANASTASI, Anne, y FOLEY, J. P., Jr.: tA 16. CATTELL, R. B., y DREVDAHL, J. E.: «A
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están sujetos a problemas especiales de adaptación social, en virtud de las claras 146-53. gence: a follow-up inquiry». Brit. J. Psy-
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cial del intelecto superior. Más bien se han de evitar mediante un apropiado ambiente 74-88, 137-52, 326-44. 24, 339-44.
10. BURKS, Barbara S.; JENSEN, Dortha W., 25. ELLIS. H.: A study of British genius. Lon-
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410 XIII. El genio Bibliografía 411

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Problemas metodológicos 413

tiva, en realidad lo que deseamos saber es si está justificado generalizar más allá
de los datos inmediatos. ¿Qué seguridad podemos tener de que los niños darán
todavía un promedio superior a las niñas, si repitiéramos el test (o una forma
CAPITULO XIV paralela) con los mismos sujetos en otro momento o con diferentes grupos de mu-
chachos y muchachas de la misma población?
La respuesta suele darse en forma de una razón /, con su correspondiente
DIFERENCIAS SEXUALES valor P. Decir que una diferencia es significativa al nivel 0,01 (P<0,01) quiere
decir que no existe más que una probabilidad entre ciento de obtener una dife-
rencia igual o mayor que la conseguida en nuestra muestra, como resultado de
L A literatura sobre las diferencias psicológicas entre los sexos errores aleatorios. Así, concluimos que la media de los muchachos es superior
es muy abundante. Su contenido se extiende desde las observaciones anecdótica» a la de las chicas, solo con un 1 % de probabilidades de que tal conclusión sea
y las discusiones especulativas a los resultados de experimentos bien planeados y la errónea. Por otra parte, si la diferencia obtenida no llega a alcanzar significación
ejecución en tests tipificados. Incluso las investigaciones que nos dan datos obje- en algún nivel aceptable (usualmente, 0,01 ó 0,05), no cabe concluir que los datos
tivos, procedentes de grandes muestras representativas, son demasiado numerosas hayan demostrado en absoluto diferencia alguna entre ambos sexos y no tiene
para abarcarlas en un solo capítulo. Solamente podemos dar tendencias generales, sentido discutir más sobre dicha diferencia.
con estudios ilustrativos. A modo de adelanto, cabe afirmar que varios rasgos
psicológicos, que comprenden las aptitudes y las características de personalidad, arro- gg£^£57c/dp.—Cuando a Samuel Johnson se le preguntó quién era más inte-
jan, desde luego, diferencias medias significativas entre uno y otro sexo. Al mismo ligente, el hombre o la mujer, replicó: «¿Qué hombre, qué mujer?» Es esta una
tiempo, las diferencias individuales dentro de cada sexo son extremadamente amplias forma vivida de expresar las grandes diferencias individuales que se encuentran
y es extensa la superposición resultante entre las distribuciones. Además, el volu- dentro de cada sexo, con la consiguiente superposición entre sus distribuciones.
men de datos de que disponemos sobre las diferencias entre ambos sexos debe Puesto que en cualquier rasgo psicológico las mujeres difieren ampliamente unas
considerarse como puramente descriptivo. Poseemos bastantes conocimientos acerca de otras, y otro tanto sucede entre los hombres, cualquier relación que se encuen-
de las diferencias de conducta entre hombres y mujeres dentro de una cultura particu- tre entre promedios de grupo no tiene necesariamente que ser válida para los casos
lar y en un momento dado. Pero todavía sabemos muy poco respecto al origen de individuales. Incluso cuando un grupo sobrepasa a otro en cuantía significativa,
tales diferencias. A pesar de ello, los datos procedentes de fuentes diversas empiezan pueden hallarse individuos en el grupo inferior que sobrepasen a algunos del grupo
a proporcionarnos un cuadro de la actuación de los factores biológicos y culturales superior. Debido j t la gran extensión de las diferencias individuales dentro de
en el desarrollo de las diferencias de la conducta entre hombres y mujeres. cualquier grupo, en contraste con la diferencia relativamente pequeña entre los
promedios de los grupos, el que un individuo sea miembro de un grupo dado nos
14-1. Problemas metodológicos.—En común con otras comparaciones de gru- da poca o ninguna información sobre su situación en la mayoría de los rasgos.
pos, el estudio de las diferencias sexuales en la conducta presenta cierto número En muchas discusiones sobre las diferencias de grupo se ha centrado princi-
de dificultades metodológicas. Es esencial una comprensión "de estos problemas palmente la atención sobre las medias u otras características del grupo. No obstante,
para la correcta interpretación de los resultados de cualquier estudio. Por esta razón, para conseguir un cuadro completo de la situación relativa de los dos grupos, debe
empezaremos por considerar ciertas cuestiones básicas que deben proponerse en la darse algún índice o grado de la superposición El procedimiento mejor consistirá
apreciación de cualesquiera datos sobre diferencias de grupos. en reproducir las distribuciones de frecuencias completas de los dos grupos. Sin
embargo, esto es a menudo impracticable. Una alternativa más sencilla, en el caso
f^gniffcado ^e uw¿faetá&-^Jno de los primeros interrogantes que se nos de muestras normalmente distribuidas, es indicar el porcentaje de sujetos de un
plantean, relativo a cualquier diferencia de grupo en la puntuación media, se grupo que alcanza o sobrepasa la mediana del otro. La superposición completa •
refiere a la significación ffstaHísHpatte la diferencia. Se discutió este problema se verifica cuando el 50 % de un grupo alcanza o excede la mediana del otro,'
en el capítulo f, como ejemplo de las~ímportantes contribuciones que ha propor- como se observa en la figura 14-1, 1. Las curvas, desde luego, no coincidirán si los
cionado el método estadístico al desarrollo de la psicología diferencial. Se recor- campos de variabilidad son distintos. En tal caso, solo se obtiene la superposición
dará que el concepto de significación estadística trata esencialmente de la concor- completa en el sentido de que una distribución está contenida enteramente dentro
dancia de los resultados entre la muestra y la población, así como de su constancia de la otra, Además, si las dos distribuciones son claramente desviadas, esta medida
en las repeticiones del test con los mismos sujetos. Cuando nos preguntamos si una de la superposición puede prestarse a confusiones.
diferencia media en favor de los niños, en un test de aptitud mecánica, es significa- Cuando más del 50 % del grupo A alcanza o sobrepasa la mediana del gru-
412
414 XIV. Diferencias sexuales Problemas metodológicos 415

cuando el 0 % del grupo A alcance o exceda la mediana del grupo B, todavía habrá
individuos en el grupo A que puntúen tan bien o mejor que ciertos individuos del
grupo B. En la figura 14-1, 2, se da un ejemplo de esta situación.
En la figura 14-2 tenemos una demostración de que el establecimiento de una
diferencia estadísticamente significativa entre dos grupos no impide la posibilidad
de una extensa superposición entre ellos. Esta figura da las curvas de distribución
dé"l$9 muchachos y 206 muchachas de los grados tercero y cuarto de la escuela
elemental, en un test de razonamiento aritmético. La puntuación media de los
chicos es de 40,39, y la de las chicas, de 35,81. La diferencia entre las medias es
significativa al nivel 0,01. Sin embargo, un examen de las curvas de distribución
revela una extensa superposición, ya que casi todos los individuos de ambos grupos
caen dentro del mismo campo de variabilidad de las puntuaciones. Tomando la
medida usual de la superposición, el 28 % de las chicas alcanza o excede la me-
diana de los chicos^^
V^gc/grej sfíléOttvffi—Las muestras que se utilicen para las comparaciones de
Fie 14-1.—Extremos de superposición. En 1, el 50 por 100 del grupo A alcanza o excede la gruposüWWn ser igualmente represeptativas de sus respectivas poblaciones. A me-
mediana del Grupo B. En el 2, el cero por 100 del grupo A alcanza o excede la mediana
del grupo B. nudo, la acción de los factores selectivos puede dar lugar a muestras que no sean ver-
daderamente comparablesr En" estás circunstancias, la diferencia de grupo que se
po B, el grupo A es superior al B en esa proporción. Cuando menos del 50 % del obtenga puede resultar de condiciones distintas a las que se investigan. Así, si se
grupo A alcanza o sobrepasa la mediana del grupo B, el primero es inferior al se- comparara un grupo de alumnas de Universidad con alumnos de una escuela de
gundo. Adviértase que se acostumbra expresar la superposición con referencia a la Comercio, las dos muestras se seleccionarían de modos distintos. No solamente
mediana del grupo, y no respecto a la puntuación más baja. De este modo, incluso ninguno de los grupos es representativo de los hombres y las mujeres en general,
sino que uno representa el extremo superior de la distribución femenina, y el otro,
50 r un segmento central o ligeramente inferior de la distribución masculina, con res-
pecto a la educación y variables correlacionadas. Estos grupos, además de no ser
representativos, no son comparables.
No es probable que nadie atribuya seriamente las diferencias en la ejecución
de un test entre alumnas de Universidad y muchachos de la escuela de Comercio
a una diferencia sexual. Es demasiado obvia la falta de compatibilidad de tales
muestras en otros respectos. Sin embargo, a veces los factores selectivos__snn m^&
sutijes en su acción y pueden pasar inadverticlósí Cabría suponer, p. ejTque los
alumnos, de uno y otro sexo, del último curso de la escuela secundaria represen-
tan muestras comparables. Pero no es cierto. Es más probable que los muchachos
cuyo trabajo escolar no sea satisfactorio dejen la escuela y se pongan a trabajar,
cosa no tan común en las chicas. Este abandono selectivo se encuentra apoyado
por la proporción de chicos y chicas en los sucesivos cursos de la escuela secun-
daria, así como por los expedientes escolares de los que abandonan los estudios.
El resultado es, pues, que los muchachos que permanecen en la escuela constitu-
yen un grupo más selecto, en cuanto a inteligencia académica, que el de las mu-
J0- 15- 20- 25- 30- 35- 40- 45- 50- 55-
14 19 24 29 34 39 44 49 54 59 chachas. Debido a esta selección diferencial, los alumnos del último curso de la
puntuaciones escuela secundaria superarán, como grupo, a las alumnas en los mismos tipos de
FiG. 14-2.—Distribución de muchachos y muchachas en un test de razonamiento aritmético:
tests de inteligencia en los que estas sobresalían en los grados inferiores (16, 98).
el 28 por 100 de las muchachas alcanzan o sobrepasan la mediana de los muchachos. (Datos Esta inversión de las diferencias sexuales procede de los efectos acumulativos del
de Schiller, 107, pág. 67.) abandono selectivo al paso de los años.
416 XIV. Diferencias sexuales Problemas metodológicos 417

Otro ejemplo de selección diferencial nos lo proporcionan los análisis de las retrasados puede sobrevivir fuera de una institución dedicándose a los trabajos
diferencias sexuales¡.en , Yffriahilidad. Havelock EJlis (27) y algunos otros investi- de la casa o mediante el matrimonio. También era más probable que las familias
gadores en este campo propugnan que, aunque la aptitud media de hombres y se encargaran del cuidado de una chica mentalmente deficiente en casa. Los hom-
mujeres pueda ser igual, el campo de variabilidad de la inteligencia es más amplio bres, por otra parte, se veían más a menudo forzados a entrar en el trabajo indus-
entre los hombres. En la figura 14-3 se ilustra esta posible diferencia sexual en trial a una edad relativamente más temprana, y pronto revelaban su deficiencia
variabilidad. Según esta doctrina, debe haber más genios, así como más deficientes mental en la competencia subsiguiente. Por tanto, aunque exista mayor número
mentales, entre los hombres que entre las mujeres. Debe añadirse que la doctrina de varones acogidos a instituciones, parece que hay más mujeres mentalmente defi-
de la mayor variabilidad era considerada por sus expositores como una ley bioló- cientes fuera de ellas.
gica fundamental y valedera para todos los rasgos, tanto físicos como psicológicos; Se ha visto que se verifica una selección diferencial análoga en las admisiones
gozó de gran popularidad y la adoptaron muchos psicólogos del primer cuarto a las clases especiales para los niños mentalmente retrasados, en el sistema de
del presente siglo (cf., p. ej., 21, 134). Tampoco está completamente ausente escuelas públicas. En un examen realizado en Baltimore (11), los resultados indi-
de los escritos contemporáneos, especialmente de las discusiones populares sobre caron que, en tales clases, se hallaban alistados tres veces más chicos que chicas.
las diferencias sexuales. Sin embargo, el resto de las muchachas de igual aptitud se encontraban en las clases
Las pruebas ofrecidas en apoyo de la mayor variabilidad intelectual de los ordinarias de las escuelas públicas (cf. también 102). Aparentemente, las diferen-
varones eran dobles. Por una parte, cias en condiciones sociales y económicas de los dos sexos han llevado a establecer
se citaban las estadísticas sobre la dos normas distintas para la clasificación de los chicos y chicas mentalmente retra-
eminencia como testimonio de una sados.
masculinos mayor frecuencia de intelecto supe-
La prueba de. una.mayor,variabilidad-ínascuUna^ basada__eiL el. extremo supe-
femeninos rior, así como de la presencia de rior de la distribución, es igualmente si>s^ectoa».£L exceso de varones que han
más desviaciones positivas extre- alcanzado la eminencia puede reflejar una desigualdad de oportunidades para llegar
mas en el.sexo masculino. Se pre- a ella, así como otros factores culturales" que consideraremos en una sección pos-
sentaban datos semejantes para es- terior sobre las diferencias sexuales en el rendimiento. Son, sin embargo, de es-
tablecer la mayor variabilidad de pecial interés en conexión con los factores selectivos ciertos descubrimientos obte-
promedio la inteligencia masculina en el ex-
-—medida dei inteíecto —- nidos en los exámenes de niños con CI muy altos. A veces se ha citado el estudio
tremo inferior de la distribución. de la Stanford sobre el niño superdotado (cf. Cap. XIII) en apoyo de la teoría de
FIG. 14-3.—Distribución hipotética de la inte-
Las inspecciones de instituciones la mayor variabilidad de los varones, ya que se encontró mayor número de
ligencia entre hombres y mujeres, según la para débiles mentales en varios chicos que de chicas en la inspección. El grupo total comprendía 857 chicos y
doctrina de la mayor variabilidad del varón. países revelaron una constante su- 671 chicas. Entre los que poseían un CI de 170 o superior había 47 chicos y 34 chi-
premacía de varones. Hoy se reco- cas. Por otro lado, en la compilación de estudios de casos realizada por Holling-
noce que este último resultado se debe en gran parte a una selección sexual diferencial worth se hallaron 16 chicas y 15 chicos con un CI superior a 180 (54). El grupo de
en las admisiones a las instituciones. Witty, de 50 chicos de Kansas City con CI de 140 o superiores, incluía 24 chicas y 26
Los datos aportados para esta explicación se encuentran en un estudio reali- chicos (148). Se recordará que en el estudio de la Stanford se localizó la mayor parte
zado por Hollingworth (53) sobre 1000 casos transferidos para su examen a una clí- de los sujetos mediante las recomendaciones de los profesores. Los del grupo de
nica en Nueva York, así como en 1142 casos que residían en una institución para Witty se escogieron por medio de la aplicación de un grupo de tests de inteli-
débiles mentales. En primer lugar, los varones enviados para su examen, así como gencia a la población total escolar que se hallaba entre los grados tres y siete en
los que ya se hallaban confiados a la institución, eran, por término medio, mucho Kansas City, Missouri. Los casos de Hollingworth se identificaron, bien mediante
más jóvenes que las hembras. En segundo lugar, los CI de las hembras presen- rendimientos claramente altos, bien mediante tests de inteligencia aplicados por ,
tadas al examen eran inferiores a los de los varones. Esta diferencia en CI era otras razones. Es, pues, probable que el exceso de muchachos en el grupo de la '
aún mayor cuando se comparaban los casos de los que ya residían en las institu- Stanford procediera del efecto de estereotipos del sexo en los juicios de los profe-
ciones. Un examen de las ocupaciones previas y de las historias de los sujetos sores. Quizá a una muchacha con un CI alto la consideraban sus profesores más
sugería que la explicación probable de estos resultados se debía a la naturaleza a menudo como una buena alumna, mientras que a un chico con el mismo CI lo
no competitiva de muchas ocupaciones abiertas a las mujeres. Esto hace menos consideraban brillante.
probable el descubrimiento de la debilidad mental entre las mujeres, así como la Tal explicación en función de los factores selectivos se ve apoyada por los
necesidad de confiarlas a instituciones. Una muchacha situada en el nivel de los resultados de exámenes totales, en las escuelas, con tests de inteligencia. En un
418 XIV. Diferencias sexuales Problemas metodológicos 419

estudio en el que se aplicó un grupo de tests a todos los alumnos de los grados embargo, análisis posteriores revelaron que las diferencias procedían en gran me-
tres a ocho, en 22 escuelas ciudadanas, el porcentaje de muchachos no difería signi- dida de un ligero exceso de varones con puntuaciones muy bajas. Varios factores
ficativamente del de las chicas en la combinación de los 7 % superior e inferior de la pueden haber contribuido a tal descubrimiento. Cpmo el test era del tipo verbal
distribución total (103). Había, sin embargo, más chicas en el 7 % superior y más usual, la mayor frecuencia de trastornos para la lectura que se da entre los chicos,
chicos en el 7 % inferior. En un examen posterior (74) con el test de inteligencia así como su más baja motivación para las típicas tareas académicas, pueden expli-
de Kuhlmann-Anderson, en el que se aplicó el test a unos 45 000 alumnos de los car algunas de las puntuaciones bajas. Sejialló también que los impedimentos
grados cuatro al ocho, en 36 estados, el 10 % superior del grupo incluía un exceso físicos prevalecían más entre los chicos que entre las chicas, y tales impedimentos
de muchachas (2676 contra 1853 chicos). Entre el 2 % superior de la distribución, pueden haber interferido en ciertos casos con la ejecución del test. Es posible
las chicas predominaban de nuevo en la proporción de 146,3 : 100. Entre el 10 % que algunos de estos impedimentos físicos procedan de factores genéticos ligados
inferior, se observaba la tendencia opuesta, pues había 3009 chicos y 1618 chicas (85). al sexo (cf. Cap III). Esta hipótesis proporcionaría una base biológica a las dife-
Probablemente, el gran contenido verbal de la mayoría de los tests de inteligencia, rencias de variabilidad entre los sexos. A pesar de ello, el punto esencial que hay
así como su dependencia del trabajo escolar, da a las chicas una ventaja y explica que tener presente es que en la población general las diferencias sexuales en varia-
su superior ejecución. Sin embargo, estas inspecciones no dan pruebas de una bilidad son extremadamente pequeñas y casi siempre insignificantes.
mayor variabilidad del varón ni de una mayor frecuencia de muchachos en los
niveles superiores de CI. Valoraciones y estereotipos sociales.—Algunos de los problemas metodológicos
Debe añadirse que exámenes más amplios, referidos a la distribución total especiales que hemos encontrado en las comparaciones de grupos no se refieren
de cada sexo, no han prestado apoyo a la doctrina de las diferencias sexuales a los sujetos, sino a los instrumentos de medida empleados. Tenemos un ejemplo
en cuanto a variabilidad. Karl Pearjpn,(96) fue de los primeros en poner en tela de en el uso de las valoraciones. Algunas investigaciones sobre las diferencias del sexo
juicio lo apropiado de estudiar las diferencias sexuales en variabilidad compa- en rasgos de personalidad han utilizado las valoraciones hechas por conocidos del
rando los dos extremos de la distribución. Llamó la atención hacia la necesidad sujeto. Se han empleado del mismo modo las clasificaciones que los profesores hacen
de la medida directa de la variabilidad alrededor del promedio en grandes grupos
de sus alumnos en cuanto a aptitudes y a características de personalidad. En todos
de sujetos no seleccionados. El mismo Pearson calculó los coeficientes de varia-
bilidad relativa para varias clases de datos, que consistían principalmente en me- estos casos, es imposible determinar en qué medida reflejan las valoraciones la
didas físicas y anatómicas de adultos. No halló prueba alguna de mayor varia- influencia de los estereotipos sociales sobre el juicio del que valora y en qué medida
bilidad entre los varones, sino más bien una ligera tendencia hacia una mayor denotan las características propias del sujeto. Así, p. ej., si los profesores esperan
variabilidad en las hembras. Del mismo modo, Hollingworth y Montague (55) reco- que las chicas sean más cooperativas que los muchachos, el mero hecho de ser
gieron un gran número de medidas físicas sobre 1000 varones y otras 1000 hem- mujer llevará a una valoración más alta en el espíritu de cooperación. En la me-
bras en el momento del nacimiento, descartando de esta manera los posibles efectos dida en que los estereotipos sociales se encuentran asociados a categorías tales
del ambiente diferencial. No se encontró ninguna diferencia sexual consistente en como sexo, raza, nacionalidad o clase social, las comparaciones de grupos que se
cuanto a variabilidad. basen en valoraciones serán difíciles de interpretar.
Inspecciones posteriores sobre rasgos físicos, tales como estatura, peso, madurez
fisiológica, dentición y desarrollo del esqueleto, así como estudios con tests de inte- «Tests» de inteligencia y puntuaciones globales.—Tampoco son apropiados los
ligencia, aptitudes especiales y de rendimiento, han arrojado también pequeñas tests de inteligencia para hacer comparaciones entre grupos, por diversas razones.
e inconsistentes diferencias (77, 87, 101, 103). La variabilidad relativa de los dos En primer lugar, ha de advertirse que ciertos tests de inteligencia se han construido
sexos difiere según sea el rasgo específico que se considere, la edad de los sujetos, deliberadamente de forma que eliminen las diferencias sexuales en las puntuaciones
su nivel social y económico e incluso la particular comunidad en que se obtengan totales. Esto está bien ilustrado en la revisión del Stanford-Binet de 1937, que es
los datos. Además, en el caso de los tests de inteligencia, los resultados varían de la que se utiliza corrientemente (86). Los elementos que presentaban una amplia,
un test a otro. diferencia sexual, en los porcentajes de los que los pasaban, se excluyeron comple-'
Merecen especial mención los dos exámenes escoceses (111, 112), en los que se tamente, presumiendo que las diferencias del sexo en tales elementos podían ser
aplicó un grupo de tests de inteligencia a muestras casi completas de la población de específicas de la tarea en cuestión y reflejar simplemente diferencias en la expe-
chicos de once años. En estas investigaciones, los varones presentaron una varia- riencia y en la formación. Entre los restantes elementos, aquellos que favorecían
bilidad ligeramente superior, siendo las desviaciones típicas de 15,92 contra 15,02 ligeramente a las chicas se contrapesaron con otros que favorecían a los chicos en
en el examen de 1932, y 16,68 contra 15,44 en el de 1947. Debido al tamaño de las el mismo grado. El hecho de que no se hallara diferencia alguna sexual signi-
muestras, ambas diferencias son significativas en el nivel de confianza de 0,01. Sin ficativa en CI, en la muestra de tipificación del Stanford-Binet de 1937, es, por
420 XIV. Diferencias sexuales Factores biológicos y culturales 421

tanto, un índice de la minuciosidad con que se observó este procedimiento y tiene a los dos sexos, y estas diferencias ambientales pueden interactuar de varios modos
poca o ninguna influencia sobre las diferencias sexuales en inteligencia. con las biológicas.
Otro problema se refiere al uso de las puntuaciones globales en las comparaciones
de grupos. Las diferencias en aptitudes de los grupos pueden quedar completa- Influencia de las diferencias biológicas.—Los distintos papeles que los machos
mente oscurecidas por la comparación de las puntuaciones totales en un test com- y las hembras desempeñan en la función reproductora pueden conducir a algunas
puesto. Si, p. ej., los muchachos sobresalen en aptitud numérica y las muchachas otras diferencias sexuales en el desarrollo emocional, funcionamiento intelec-
en aptitud verbal, y la escala de la llamada inteligencia general está igualmente tual y rendimiento. Algunos psicoanalistas han hecho hincapié en estas diferen-
equilibrada con elementos de ambos campos, en la puntuación total no se encon- cias, considerándolas la base de amplias divergencias en el funcionamiento psico-
trará ninguna diferencia sexual significativa. Por otra parte, si la escala estuviera lógico en casi todas las fases de la vida. Sin embargo, algunas de estas teorías psico-
muy saturada de elementos de uno de los tipos, favorecería al grupo que sobresaliera analíticas que conciernen a las diferencias sexuales son altamente especulativas
en aquel rasgo, y así indicaría una diferencia aparente en la inteligencia general. y se prestan a múltiples discusiones (a estos efectos, cf. 66, 133). En un nivel más
Con el desarrollo del análisis factorial se ha manifestado una tendencia creciente objetivo, es evidente que el largo período de gestación y crianza del niño, que
a buscar diferencias de grupo en aptitudes separadas, más bien que en el nivel gene- biológicamente recae sobre el cónyuge femenino, influye de modo importante en la di-
ral de ejecución. En el estudio de las diferencias de grupo es de la mayor impor- ferenciación en los sexos de intereses, rasgos emocionales, objetivos vocacionales y
tancia exponer los resultados en términos específicos y limitar las conclusiones rendimiento en muchos aspectos.
a materiales y procedimientos determinados y a otras condiciones de cada inves- La influencia de las hormonas sexuales sobre la conducta es una fuente directa
tigación. de diferencias entre los sexos en rasgos psicológicos, por encima de la contribución
El que uno de los sexos obtenga CI más altos depende de los elementos que que tales hormonas tengan en la función reproductora (10). El hecho de que las
se incluyan en el test. Si no se ha hecho ningún esfuerzo deliberado para excluir secreciones endocrinas sean llevadas a todas las partes del cuerpo por medio de
del test las diferencias sexuales, suele hallarse una tendencia en favor del sexo feme- la corriente sanguínea constituye una oportunidad para ejercer efectos muy am-
nino. Esto se debe a que los tests de inteligencia constan en gran medida de elemen- plios sobre la conducta. Los extensos datos procedentes de experimentos animales
tos verbales, en los que las chicas son superiores. Tienen otra ventaja adicional en y las observaciones clínicas sobre seres humanos indican que la presencia de hor-
la medida en que los tests dependen de la memoria. Además, muchos tests de inte- monas sexuales masculinas o femeninas influye, desde luego, sobre ciertos aspectos
ligencia se convalidan por referencia al rendimiento escolar, en el que también sobre- de. la conducta, tales como la agresividad. Debe advertirse asimismo que, en fun-
salen las muchachas, especialmente al nivel de la escuela elemental1. Ante las ex- ción de la producción- de- las hormonas, sexuales, no hay ningún contraste brusco
periencias analizadas, es obvio que la pregunta de cuál es el sexo más inteligente entre machos y hembras, sino que la diferencia es más bien de grado. Todos los
resulta algo ambigua. A la luz de los conocimientos actuales sobre la organización machos, además de segregar la hormona sexual masculina, andrógena, segregan
de rasgos y la naturaleza de la inteligencia (Cap. XI), esto no es sorprendente. Tiene también algo de hormona sexual femenina, estrógena. Del mismo modo, todas las
mucho más sentido preguntar qué diferencias sexuales existen en las funciones más hembras segregan algo de andrógena, juntamente con la estrógena. Es la propor-
específicas que constituyen la inteligencia en nuestra cultura. ción relativa de las dos la que determina el grado en que el individuo desarrolla carac-
terísticas masculinas o femeninas.
14-2. Factores biológicos y culturales.—A medida que examinemos las dife- Otra fuente posible de diferencias sexuales generales la proporcionan los cromo-
rencias sexuales- más importantes en aptitudes y rasgos de personalidad, de las que somas determinantes del sexo. Se recordará (Cap. III) que cada célula del cuerpo
trataremos en las secciones posteriores, nos sentiremos repetidamente inclinados a recibe un conjunto completo de cromosomas. Para la hembra, cada célula corporal
preguntar: «¿Cuál es el origen de tales diferencias?» ¿Son el resultado de diferen- contiene 23 pares de cromosomas, más un par XX; para el macho, cada célula cor-
cias biológicas, hereditarias entre los sexos, o de estereotipos sociales, funciones poral contiene los mismos 23 pares, más un par XY."En este aspecto, pues, los dos
de los sexos y otras presiones culturales? En su mayor parte, las investigaciones nos sexos difieren en todas y cada una de las células del cuerpo. Esto, desde luego, no,
proporcionan pocos datos directos para contestar esias preguntas. Sabemos, además, quiere decir que todas las células del cuerpo.deban necesariamente desarrollarse
que los sexos difieren biológicamente en muchos aspectos. Y al menos algunas de de modo distinto en hombres y mujeres, puesto que puede que no todos los genes
estas diferencias físicas se reflejarán en diferencias psicológicas, bien directamente, sean activos en el desarrollo de cada célula. Pero estas diferencias sexuales, repeti-
bien mediante efectos somatopsicológicos indirectos (cf. Cap. V). Asimismo, sabe- das en cada célula, pueden procurar un mecanismo para explicar muchas de las
mos que en su mayoría las culturas proporcionan distintos ambientes psicológicos diferencias físicas entre ambos sexos.
1 Se ha informado sobre diferencias sexuales para casi todas las variables físi-
En una sección posterior consideraremos las pruebas de estas diferencias sexuales espe-
:íficas. cas, incluyendo la constitución corporal, características anatómicas, funcionamiento
422 XIV. Diferencias sexuales Factores biológicos y culturales 423

fisiológico y composición bioquímica (106, 120, 131). Además, la diferencia en la las- mña^.pieidejcL anj£s_sus dientes de leche y echan también antes sus dientes
mayoría de estos aspectos aumenta con la edad. Así, el varón humano es, por permanentes qufíL los niños. En el caso de algunos dientes, estas diferencias llegan
término medio, aproximadamente un 5 % más pesado que la hembra en el naci- hasta un año y aun más. Es digno de notarse que la general aceleración del desarrollo
miento, y un 20 % más pesado a los veinte años; en estatura, el exceso del varón femenino empieza antes del nacimiento. Las niñas, en el nacimiento, están, por
aumenta desde un 1 o un 2 % en la niñez, hasta el 10 % a los veinte años 1 . La término medio, más maduras que los niños, y existen algunos testimonios que in-
fuerza muscular presenta una diferencia constante en favor de los machos en dican que tienden a nacer tras un período de gestación más corto. Varios escritores
cualquier edad (61, 106, 131). Desde la primera infancia, los varones también han hecho hincapié sobre la posible significación psicológica de las diferencias se-
exhiben una mayor reactividad muscular, de la que son ejemplos una mayor ten- xuales en la proporción del desarrollo físico (cf., p. ej., 16, 75, 96, 106). En este
dencia hacia la inquietud y hacia la actividad exterior vigorosa. Posiblemente afín aspecto, se ha sugerido que las chicas pueden también estar aceleradas en el desarro-
a tal exceso de reactividad muscular es la media superior de capacidad vital de los llo intelectual como lo están en el físico. Si así fuera, los grupos de chicos y chicas
varones. (La capacidad vital es el volumen total, de aire que se puede expulsar de equiparados en edad no serían comparables. Sería entonces necesario equiparar los
los pulmones después de una inspiración máxima.) Esta diferencia es especialmente sexos en relación con su estadio de desarrollo o madurez física, más bien que con
significativa, porque la capacidad vital es un factor importante en el rendimiento la edad cronológica. Pero tal proceder introduciría desigualdades en la cuantía de
energético continuado. Al principio de la niñez, la capacidad vital media de formación y estimulación ambiental general. Desde luego, este problema solo se
los niños es, aproximadamente, un 7 % más alta que la de las niñas; en la edad presenta en la comparación de adolescentes y no tiene aplicación a j o s adultos.
adulta, el exceso de los varones alcanza alrededor del 35 %. El índice vital, o Sin embargo, los adolescentes han sido los sujetos más frecuentes en los exámenes
razón entre la capacidad vital y el psso del cuerpo, es también mayor en los varo- de las diferencias sexuales, por dos razones: su mayor accesibilidad en gran nú-
nes en todas las edades investigadas. Así, incluso en proporción con el peso mero y su exposición a ambientes relativamente más homogéneos.
del cuerpo, el macho humano consume más combustible y produce más energía Debe advertirse que no se ha demostrado directamente la aceleración intelec-
que la hembra. tual femenina. Solo por analogía con el desarrollo físico se ha inferido su posibi-
Todas estas diferencias físicas pueden desempeñar una parte importante en las lidad. Sin embargo, los datos de que disponemos sobre las relaciones entre los rasgos
diferencias sexuales, en cuanto a actividades de juego, intereses y rendimiento en físicos y psicológicos demuestran que estas relaciones son demasiado complejas para
varios campos de trabajo. Así, p. ej., es razonable esperar que la mayor fuerza tan simple correspondencia (cf. Cap. V). Probablemente, los efectos de las diferen-
y movilidad de los chicos aumente la probabilidad de que manipulen objetos cias sexuales en la proporción del desarrollo varían grandemente de un rasgo a
mecánicos y, de este modo, facilite indirectamente el desarrollo de conceptos me- otro; p. ej., la aceleración del desarrolla-de las mujeres en la infancia puede.ser
cánicos más claros. La dominancia y agresividad en las relaciones sociales pueden, un factor importante en sus más rápidos progresos en la adquisición del lenguaje
del mismo modo, verse inicialmente fomentadas por un mayor tamaño del cuerpo, y -darks-ua arranque-ventajoso en el conjunto del desarrollo verbal. En las caracte-
más energía y mayor resistencia. rísticas emocionales y de personalidad, el comienzo anterior de la pubertad en las
Otra importante diferencia sexual se encuentra en la aceleración del desarrollo chicas introduce indudablemente un factor incontrolado en las comparaciones de
en el sexo femenino. La mujer no solo alcanza más pronto la madurez física, los ^sexos^ en^ ciertas edades. Otro_ posible vínculo de la aceleración del desarrollo
sino que, durante la niñez, se encuentra también más avanzada hacia su estado femejiino-_es~de tipo social (106). A causa de su aceleración física, las_adolesceiites
adulto (106, 119, 131). Estudios transversales y longitudinales han demostrado que, tienden a asociarse con chicos mayores que ellas. Esto explica también, probable-
en tndas lasfídarifísinvestigadas, las niñas han_alran7adQ,4in- p0rcentaje_.n3ay.0r que mente, la usual discrepancia-de edad en el matrimonio. Como la_muchacha suele ser
los niños en cuanto a la estatura y peso que han de tener-«orno adultos (6, 75). más joven que los muchachos que frecuenta—y más joven también que el hombre
Otros aspectos del desarrollo físico presentan una aceleración análoga en el sexo con el que se casa—se encuentra sobrepasada por la mayoría de sus compañeros
femenino (106). Es bien sabido que las chicas llegan a la pubertad ant^s que inq masculinos en educación, desarrollo intelectual y experiencia general. Esta situa-
chicos, siendo la diferencia de doce a veinte meses en los diversos grupos. Eldesarro- ción puede hallarse en la raíz de muchas actitudes sociales hacia los dos sexos.
11o del esqueleto puede medirse por el grado de osificación relativo o endureci- Es probable que un individuo más joven tenga menos juicio, información y sen-'
miento de los huesos en diferentes partes del cuerpo. En esto también se ha obser- tido de la responsabilidad que otro mayor, y puede haberse interpretado tal di-
vado que las chicas se encuentran avanzadas, con respecto a los chicos, en todas ferencia en edad como fomentada por una diferencia sexual.
las edades. En la dentición se ha hallado una diferencia semejante. En general, OtmJmpyariante.diferencia de los sexos se refiere a la viabilidad y a los defectos
1
ligados al sexo. La hembra muestra en todas las edades más viabilidad o capacidad
Durante unos pocos años, al principio de la adolescencia, las chicas son por término para conservar la vida que el macho. La interpretación de las estadísticas de morta-
medio, más altas y de más peso que los muchachos, pero esto es consecuencia de la acelera-
ción de desarrollo en las mujeres, que discutiremos más adelante. lidad en la edad adulta y aun en la última parte de la niñez se complica, desde luego,
424 XIV. Diferencias sexuales Factores biológicos y culturales 425

por los azares diferenciales con que los- dos sexos se encuentran, en sus-Qcupario- las funciones corporales. Hay testimonios de que los mecanismos homeostáticos, que
nes y actividades recreativas tradicionales. Varios hechos indican, sin embargo, que tienden a conservar el cuerpo en su condición normal, operan en el varón dentro de
no puede explicarse totalmente sobre esta base la mayor proporción de mortalidad límites más estrechos (131). Así, pues, los hombres tienen menos fluctuaciones en
de los machos. medidas tales como la temperatura del cuerpo, el metabolismo basal, el equilibrio
En primer lugar, las muertes prenatales y de infantes son más -comunes entre ácido-base en la sangre y la cantidad de azúcar en la misma. También se ha citado
los varones que entre las hembras. Se ha calculado que la proporción de varón a la observación de que las hembras están más sujetas que los varones al rubor,
hembra en las concepciones se encuentra entre 120 : 100 y 150 : 100. Las razo- al desmayo y a varios desequilibrios glandulares, como prueba de su mayor in-
nes de este exceso de concepciones de varones no están claras. Se ha sugerido que estabilidad fisiológica. Los experimentos han demostrado asimismo que las chicas
el espermatozoo productor del macho, o sea el que lleva el cromosoma Y, es más son más reactivas que los muchachos a las situaciones de tensión, pero que se reco-
ligero y de mayor movilidad que el que lleva el X. Otra posibilidad es la de que el bran más rápidamente (122).
espermatozoo productor del macho tiene más probabilidades de sobrevivir en el am- Partiendo de estas diferencias en homeostasis fisiológica, algunos autores han
biente uterino, por razones físicas o químicas. Sean cualesquiera las causas, aunque propuesto una diferencia sexual paralela en homeostasis mental (60). Atribuyen
se conciben de un 20 a un 50 % más de varones, solamente nacen un 5 o un 6 % más a esta el mayor desasosiego psíquico de la hembra, presentando como pruebas de su
que hembras. Así, pues, incluso antes del nacimiento, la muerte ha tomado una pro- aserto la más frecuente emocionalidad, las tendencias neuróticas, hábitos nerviosos,
porción mucho mayor del sexo masculino. En todos los estadios^del .dejarroUojjrts sentimiento de inadecuación y otros síntomas de inestabilidad. La analogía es inte-
natal, el porcentaje de muertes de varones es mayor que el de las hembras. Además, resante, pero debemos proceder con la mayor precaución al hacer una transición
esta diferencia en viabilidad no se limita a los humanos, sino que también se cum- tal desde los datos fisiológicos a los de la conducta. Es posible hallar excepciones a
ple entre los animales inferiores. Durante toda la vida, el macho es, en muchos la mayor estabilidad del sexo masculino, incluso en funciones físicas. No podemos,
aspectos, más vulnerable biológicamente. Es más susceptible a la infección y se además, suponer que las homeostasis fisiológica y psicológica estén necesariamente
ve más a menudo sujeto a defectos físicos. Salvo contados casos, todos los defectos^ relacionadas en alto grado. Es verdad, p. ej., que se dan cambios fisiológicos durante
son más comunes entre los machos. la excitación emocional, pero de ello no se sigue que las diferencias individuales en
Cabe hallar una razón de esta diferencia en viabilidad y en trastornos físicos emocionalidad estén correlacionadas con las diferencias individuales en caracterís-
en_ los cromosomas sexuales. Puesto que la hembra recibe dos. .cromosomas X, ticas fisiológicas. Más aún: los mismos cambios fisiológicos pueden estar influidos
el efecto de un gen defectuoso en uno de estos cromosomas puede quedar contra- por las experiencias previas del individuo, los antecedentes familiares y hechos seme-
pesado por el gen normal del otro. Por otro lado, el macho solo recibe un cromo- jantes. En realidad, los testimonios sobre las diferencias individuales en personali-
soma X. El cromosoma Y contiene relativamente muy pocos genes, y es dudoso dad tienden a destacar la función de los factores de la experiencia, los cuales pueden
que alguno de ellos sea análogo a alguno de los genes del X. Es, pues, mucho más ser igualmente importantes en la determinación de las diferencias sexuales en la
probable que un gen deficiente en el varón no encuentre una contrapartida normal conducta.
que controle su efecto. Quizá podamos comprender mejor esta relación entre los ge-
nes correspondientes en cada par de cromosomas al considerar que un gen defi- Diferencias sexuales en los animales.—Puesto que los factores culturales compli-
ciente es probablemente aquel que carece de ciertas sustancias químicas esenciales. can a menudo la interpretación de las diferencias sexuales observadas en la con-
Tal déficit puede superarse por la presencia de la misma sustancia en el correspon- ducta humana, puede presentar interés examinar estas diferencias en las especies
diente gen normal. La ceguera para el color y la hemofilia, que son comunes entre subhumanas. Se ha argumentado que si se observan diferencias análogas en con-
los varones, representan ejemplos bien establecidos de defectos ligados al sexo ducta en varios niveles filogenéticos, existen más probabilidades de seguir su rastro,
(cf. Cap. III). directa o indirectamente, hasta bases estructurales. En sus ejecuciones en el labe-
Podría especularse largo y tendido en lo concerniente a las posihles inferencias rinto, así como en otras tareas de aprendizaje, las diferencias sexuales en los ani-
sociales y efectos indirectos de la mayor viabilidad de la hembra. Un resultado males son despreciables y no constantes (93). Aunque los datos experimentales sobre
es, p. ej„ el exceso creciente de mujeres en los niveles de edad superiores, condición muchas de las formas animales superiores son escasos, parece que no existen pruebas
que influye sobre la relativa oportunidad para el matrimonio. Una escasez propor- de una diferencia de aptitud entre los sexos. Las diferencias halladas se refieren más
cional de varones Jiace del matrimonio una tarea más eompetitiva para- la mujer que bien a las características emocionales.
para, el hombre. Esta situación podría reflejarse a su vez en un divergente desarrollo Existe un considerable cuerpo de datos—procedente de estudios específicos, ob-
de la personalidad en los dos sexos. servaciones de criadores y domadores y relatos descriptivos de encargados de labo-
Un concepto fisiológico interesante que ha recibido considerable atención en las ratorio—•, todos los cuales indican mayor agresividad en el macho de la mayoría de
discusiones sobre las diferencias sexuales es el de la homeostasis o estabilidad de las especies (19, 47, 106, 116, 149). Se ha informado de que la lucha, la inquietud
426 XIV. Diferencias sexuales Factores biológicos y culturales 427
y la resistencia al control son características más comunes en los animales machos probable que sea ella, en dichas culturas primitivas, la que se ocupe de las tareas
que en las hembras. Algunos experimentos que llevan consigo la supresión de las que la mantengan más cerca de la casa, tales como la preparación de la comida y
gónadas, así como la inyección de hormonas sexuales, sugieren que esto puede estar la manufactura y reparación de las ropas. La fuerza muscular y resistencia de los
relacionado con la presencia de hormonas masculinas. No solo afectan a la con- hombres hace que estos tomen sobre sí el guerrear, el trabajo de los metales, la caza
ducta reproductora estos factores endocrinos, sino también a las características de y la mayor parte de la pesca. Pero las ocupaciones modernas no encajan en estas
la conducta de uno u otro sexo, tales como la pugnacidad, o el canto en ciertas categorías primitivas (106, 116). Incluso la forma moderna de hacer la guerra es
especies de pájaros (10, 60, 116). asunto no tanto de manejar lanzas y jabalinas como de apretar botones y dibujar
Por otro lado, debemos precavernos contra una generalización excesiva de dichos planos. Paradójicamente, es ahora el hogar el lugar principal de ocupaciones físicas,
resultados sobre los estereotipos sexuales en los seres humanos. Pueden también ha- en contraste con la oficina, el almacén o la sala de conferencias. Con el desarro-
llarse datos animales que no encajan en nuestros estereotipos familiares. Así, p. ej., es- llo de la maquinaria se está reduciendo el número de ocupaciones que exigen
tudios cuidadosamente controlados sobre la timidez en las ratas han demostrado que un esfuerzo físico. No debemos, pues, dejar que los estereotipos tradicionales oscu-
las hembras son menos tímidas que los machos (4). Esta diferencia persistía, aunque rezcan nuestro pensamiento, sino más bien guiarnos por las exigencias de la situa-
aminorada, después de la supresión de las gónadas en las ratas de ambos sexos. Se ción específica y las capacidades del individuo particular.
ha observado asimismo que las ratas hembras son más activas que los machos (cf. 93). Existe multitud de ejemplos en demostración de que las jnujeres no tienen una
Contrarias también al tradicional estereotipo humano fueron las observaciones he- afinidad natural para ciertas tareas, ni el hombre siente una repugnancia natural
chas en cuanto a la conducta de emparejamiento de ciertas especies de monos (19), hacia su realización. Huxley y Haddon (58, pág. 69), discutiendo la influencia de
en las que un sexo cualquiera puede iniciar los avances sexuales preparatorios de la presión social sobre las diferencias sexuales en aptitudes, citan la observación de
la copulación. No existe indicación de que el macho de esta especie tome necesaria- un griego del siglo m, Ateneo: «¿Quién oyó jamás decir que una mujer fuera
mente la iniciativa en dicho aspecto. cocinera?» En la misma línea, Mead (89, pág. xix) llama la atención hacia «la con-
En resumen, los descubrimientos de que disponemos sobre las diferencias sexua- vención de una tribu filipina de que ningún hombre puede guardar un secreto, a
les en la conducta animal deben interpretarse con mucha cautela. Tales observa- la suposición Manus de que solo los hombres disfrutan jugando con los niños, a la
ciones pueden proporcionar claves para la investigación de posibles correlaciones fi- proscripción Toda de casi todos los trabajos domésticos para la mujer, por con-
siológicas de las características de la conducta; pero sería prematuro hacer ninguna siderarlos como demasiado sagrados para ella, o a la insistencia Arapesh de que
generalización relativa a las diferencias sexuales universales en cualquier función las cabezas de las mujeres son más fuertes que las de los hombres». En la historia
de la conducta. Debe también tenerse presente que, a medida que ascendemos en de nuestra cultura se pueden encontrar otros ejemplos. Así, la mayoría de los escri-
la escala filogenética, los factores biológicos tienden a hacerse menos importantes tores sobre historia social de la Edad Media insiste en el carácter masculino de las
en la determinación de las diferencias sexuales en la conducta (10, 116). mujeres de aquella época. Garreau, p. ej., escribiendo sobre Francia en el tiempo
de las Cruzadas, dice:
Función de la cultura,—Es evidente gng \n<¡ pap^lpg y pgfprpntipps del sexo va-
rían en tiempos y lugares distintos, y esta evidencia no solo se desprende, a.través Un rasgo particular de esta época es el gran parecido entre los modales de hombres
de_la antropología, sino también por nuestra propia historia cultural. A buen y mujeres. La norma de que tales y cuales sentimientos y actos están permitidos a un sexo
seguro, pueden identificarse unas pocas diferencias en la conducta que aún persis- y prohibidos para el otro no parece muy clara. Los hombres tenían derecho a deshacerse
ten. Estas resultan indudablemente de algunas de las diferencias físicas que consi- en lágrimas, y las mujeres a hablar sin mucha modestia... Si nos fijamos en su nivel inte-
deramos en la sección precedente. Así, la extendida aceptación de la dominancia lectual, las mujeres son claramente superiores; más serias y más sutiles. Ante ellas no nos
parece estar tratando con el rudo estado de civilización al que sus maridos pertenecen...
del varón en las diversas culturas puede relacionarse con las diferencias sexuales Por regla general, las mujeres parecen tener el hábito de sopesar sus actos, de no dejarse
en constitución física y fuerza muscular, así como con las hormonas sexuales. Pero llevar por las impresiones momentáneas (cf. 2, pág. 199).
la intensidad de la dominancia de estas diferencias sexuales varía considerablemente
de una cultura a otra, así como la forma en que se expresa. Además, muchas carac- Las actividades lúdicas de niños y niñas han sido un tema de frecuente discu-
terísticas que se asocian con el estereotipo tradicional en nuestra cultura pueden sión. Se ha argumentado, p. ej., que las niñas juegan a las muñecas a causa de un
faltar en otras o encontrarse invertidas. naciente impulso maternal, o de algún interés análogo innato, o rasgo emocional ca-
Las ocupaciones han suministrado tradicionalmente una de las principales áreas racterístico de su sexo. La ausencia casi total de este tipo de juego entre los niños
de diferenciación sexual. En las culturas relativamente primitivas, donde las ocupa- se ha considerado, de acuerdo con ello, como indicio de una diversificación biológica
ciones_son predominantemente físicas, se observa necesariamente una brusca divi- fundamental en su respuesta emocional. A este propósito tiene interés una obser-
sión del trabajo entre los sexos. Como la hembra lleva y amamanta al pequeño, es vación hecha por Mead (88) en sus estudios en la isla de Manus, en Nueva Guinea.
428 XIV. Diferencias sexuales Diferencias de los sexos en aptitudes 429

Las muñecas son de ordinario desconocidas para los pequeños de esta isla. Pero el desarrollo de los conceptos que el niño adquiera de los papeles de los sexos (91,
cuando por primera vez se les regalaron unas estatuillas de madera, fueron los 100, 114). Pero existen otros muchos modos por los que el chico o la chica se ente-
niños y no las niñas los que las aceptaron como muñecas, arrullándolas y des- ran de lo que se espera de ellos en lenguaje, modales, vestido, actividades de juego
plegando para con ellas una conducta típicamente maternal. Cabe entender esta _y otros aspectos de la conducta.
reacción en función del patrón de conducta de los adultos en Manus. Debido a la Incluso antes de la entrada en la escuela, la mayoría de los chicos han adqui-
tradicional división del trabajo, las mujeres están ocupadas durante todo el día rido un concepto claro del papel de los sexos. Las observaciones efectuadas indican
con sus variados quehaceres, mientras que los hombres tienen mucho más tiempo que los hijos de la clase trabajadora se aperciben de tales papeles antes que los de
libre entre sus actividades de caza y pesca. El resultado es que el padre atiende a la clase media, y que los niños lo hacen antes que las niñas (100). Las investigacio-
los chicos y juega con ellos. Esta diferenciación de la conducta, socialmente esta- nes sobre escolares (139, 140) y estudiantes universitarios (32, 118) revelan dife-
blecida, se reflejaba en las respuestas al juego de los niños y niñas. rencias constantes en los rasgos atribuidos a uno y otro sexo, así como en los aso-
Otra ilustración vivida del papel.de los factores culturales en las diferencias se- ciados con la popularidad dentro de cada sexo. Debe añadirse que estos papeles
xuales en la conducta nos la proporciona la descripción dada por Mead de las carac- no solo pueden afectar al desarrollo de rasgos de personalidad, sino también al
terísticas emocionales tradicionales de tres sociedades primitivas de Nueva Gui- de aptitudes. En un ensayo sobre estudiantes del último curso de la escuela secun-
nea (89). Los tres grupos presentaban un contraste agudo en cuanto al patrón de daria (138) se encontraron sugestivas relaciones entre los patrones de aptitud y las
la personalidad masculina y femenina. Entre los, Arapesh, .hombres y jnujeres des- características de personalidad. Los muchachos que sobresalían en aptitud verbal
plegaban características emocionales que en nuestra sociedad se hubieran calificado y las chicas que lo hacían en la espacial tendían a mostrar más trastornos de per-
como netamente femeninas. En este grupo se instruía a ambos sexos para que llega- sonalidad que los que exhibían patrones de aptitud más en consonancia con los
ran a ser cooperativos, agradables, amistosos, no competidores y sensibles a las estereotipos preva lentes en nuestra cultura.
necesidades de los demás. Los Mundugumur presentaban un cuadro completamente Brown (17), usando un test proyectivo en un estudio de desarrollo para la iden-
opuesto. En aquella sociedad, hombres y mujeres eran violentos, agresivos, indis- tificación del papel de los sexos, observó que entre los niños de uno u otro sexo
ciplinados y competidores, deleitándose en la acción y en la lucha. El modelo más de cinco a once años, los varones muestran una preferencia más fuerte por el
interesante, quizá, es el de los Tchambuli, entre quienes parecía existir una completa papel masculino que las hembras por el femenino. Esta observación está de acuer-
inversión de las actitudes de los sexos típicas en nuestra cultura Entre los Tcham- do con las expresadas preferencias del papel de los sexos entre los adultos (cf. 17).
buli ostentaban el poder las mujeres, ya que eran las responsables de la pesca y de Las diferencias mencionadas pueden, en parte, reflejar el prestigio y otras ventajas
la_manufactura de los mosquiteros, que constituían los principales artículos de co- asociadas en nuestra cultura con el papel masculino.
mercio para la tribu. Por otro lado, los hombres se ocupaban predominantemente En conclusión: los factores culturales desempeñan una importante parte en la
de tareas artísticas y empresas no utilitarias, siendo en su mayoría diestros en la diferenciación de! papel de los sexos y en las correspondientes diferencias sexuales
danza, escultura, pintura y otras artes. En cuanto a la personalidad, las mujeres en la conducta. Además, aun cuando las diferencias físicas contribuyen a las dife-
Tchambuli eran impersonales, prácticas y eficientes, mientras que los hombres eran rencias sexuales en la conducta, esta contribución suele ser indirecta y superpuesta
graciosos, artísticos, emocionalmente sumisos, tímidos y sensibles a las opiniones de intrincadamente con factores culturales. En tales casos son las inferencias sociales
los demás. de estas diferencias físicas, y no las propias diferencias biológicas sexuales, las que
Como sucede en nuestra sociedad, cada una de estas tres culturas tienen sus conducen a desarrollos divergentes de la personalidad en los dos sexos.
desviados, sus individuos inadaptados, cuyos rasgos de personalidad chocan con los
modelos aceptados. Pero el desviado de una sociedad coincide a menudo con el ideal 14-3. Diferencias de los sexos en aptitudes.—Distintos investigadores han ha-
tradicional de otra. Así, la mujer masculina entre los Tchambuli es aquella que llado de modo constante ciertas diferencias sexuales en aptitudes. En tales casos,
encarna las características femeninas típicas de nuestra sociedad; el hombre afemi- las diferencias medias se han establecido en un nivel satisfactorio de significación
nado Tchambuli exhibe una conducta que nosotros caracterizaríamos como típica- estadística, y son lo suficientemente grandes para tener una significación práctica.'
mente masculina. Sin embargo, no debemos perder de vista la extensa superposición que caracteriza
En los últimos años, los psicólogos, antropólogos y sociólogos se han interesado las distribuciones de los dos sexos en todas estas aptitudes. De la misma manera, los
cada vez más por estudiar la diferenciación de los papeles de los sexos dentro de resultados deben considerarse como descriptivos de las diferencias sexuales bajo
nuestra propia cultura contemporánea (66, 90, 116, 117). Desde la infancia, niños y las condiciones culturales existentes.
niñas son educados en subculturas distintas. Reciben un trato diferencial en una
multiplicidad de formas de los padres, otros adultos y compañeros de juego. Las Habilidades motoras.—Los niños sobrepasan a las niñas por término medio, no
personalidades del padre y de la madre son por sí mismas importantes factores en solo en la fuerza muscular, sino en velocidad y coordinación de los grandes movi-
A NA.SH SI.- 15
430 XIV. Dijerencías sexuales Diferencias de los sexos en aptitudes 431
mientos corporales. Se ha advertido esta diferencia desde la infancia. Gesell y sus es una de las principales aptitudes que miden los tests de aptitud administrativa, en
colaboradores (36), en extensas observaciones de niños en edad preescolar, hallaron los que las mujeres tienen constantemente una mejor actuación; p. ej., en las normas
que los varones eran más rápidos y cometían menos errores al andar por una serie de dadas a conocer del test para empleados de Minnesota, solamente el 16 % de los
tableros estrechos. También conseguían más precisión y una mayor distancia al empleados masculinos de la población general alcanzó o sobrepasó la mediana de
lanzar una pelota que las niñas de la misma edad. Considerando esta última las empleadas, en el control de semejanzas o diferencias en listas de nombres o nú-
observación, se hizo un estudio de las caracteristicas del patrón de lanzamiento de meros (5). Además, una serie de investigaciones diversas mostró una significativa
pelota de niños y niñas. Entre los de cinco y seis años de edad se daba ya una clara superioridad femenina en este test desde el grado quinto hasta el último curso de
diferenciación del sexo en la actitud típica del lanzamiento. Los varones de todas la escuela secundaria (5, 108). Resultados semejantes se han obtenido con otros tests
las edades presentaban un promedio mejor que las hembras en los tests de coordina- de este tipo, tales como el de velocidad y precisión administrativas, de los tests de
ción como los de apuntar y rastrear. Se ha observado también que los hombres aptitudes diferenciales (14). Debe advertirse que los tests de aptitud administrativa
tienen tiempos de reacción más cortos y constantes que las mujeres. como los que hemos citado son, en gran parte, medidas del factor de velocidad de
Por otro lado, estas sobresalen generalmente en destreza manual. Un ejemplo de percepción (P), que se identificó mediante análisis factoriales (cf. Cap. X). En esta
ello es que al comienzo de la niñez las niñas suelen ser capaces de vestirse a una edad aptitud, pues, puede decirse que las mujeres sobresalen.
más temprana y de forma más eficiente que los niños (36). El control superior que
Se han hallado diferencias significativas en favor de los varones en otro tipo de
tienen del movimiento de los dedos y de la muñeca queda también indicado por su
función perceptiva que se refiere a la orientación espacial. En los experimentos de
conducta en el lavado de manos y en el manejo de los pomos de las puertas. En
Witkin y sus asociados (147), que describimos en el capítulo XI, las mujeres mos-
la muestra de tipificación del Stanford-Binet hubo mayor número de niñas que
traban más dependencia que los hombres del campo visual circundante. Cuando
de niños que pasaron los tesis sobre el abrochado de botones y la ejecución de un
entraban en conflicto las claves visual y cinestésica, como en el test de la silla y
nudo de lazo (86). En la industria se ha reconocido ampliamente que las mujeres
habitación oscilantes, las mujeres cometían errores mayores que los hombres, resul-
adultas pueden realizar muchas tareas de manipulación con mayor rapidez y pre-
tado de su incapacidad para desechar las claves visuales inductoras del error. Sin
cisión que los hombres. Este hecho quedó demostrado con claridad durante la se-
embargo, con los ojos cerrados, las mujeres actuaron en esta situación tan bien como
gunda guerra mundial, cuando se destinó frecuentemente a las mujeres a las opera-
los hombres. Asimismo, era más pobre la ejecución de las mujeres cuando había que
ciones industriales de ensamblaje e inspección y otras similares. También está apo-
juzgar el estímulo visual independientemente de aquello que lo rodeaba, como en
yada dicha observación por la ejecución de los tests de aptitud. En tests como el de
el test de la varilla y marco. Del mismo modo, en el test de figuras escondidas
destreza de los dedos de O'Connor o el de destreza con las pinzas del mismo autor,
las mujeres tenían más dificultad que los hombres para localizar la figura dada
y el del tablero y clavijas de Purdue, las normas para las mujeres adultas son cons-
dentro de cada dibujo complejo.
tantemente más altas que las de los hombres. Estas conclusiones no se limitan a
nuestra cultura. En una investigación de estudiantes universitarios en la India, de En una investigación realizada con estudiantes universitarios suecos se ha des-
nuevo las mujeres sobrepasaron a los hombres en los tests de destreza, aunque las cubierto otra diferencia de orientación espacial (105). La operación consistía en
diferencias sexuales eran despreciables en un grupo de trabajadores industriales (132). apuntar a un lugar débilmente iluminado en una habitación oscura. Aunque todos
los sujetos experimentaban una dificultad considerable en la localización del punto
La superioridad de los varones en los grandes movimientos corporales puede luminoso, las mujeres cometían errores significativamente mayores que los hombres.
proceder en gran parte de factores estructurales tales como la fuerza muscular y el Demostraron también que eran menos capaces de resistir a los estímulos que dis-
tamaño y proporciones del cuerpo. La ventaja femenina en destreza manual y en torsionaran su orientación espacial.
velocidad y control de movimientos delicados puede, por otra parte, surgir inicial-
La investigación en cuanto a las diferencias sexuales en las funciones percepti-
mente de la aceleración de desarrollo de las niñas. En general, el movimiento deli-
vas, así como sobre las relaciones de tales funciones con otros aspectos de la con-
cado sigue a los grandes movimientos corporales en el desarrollo del individuo.
ducta, se halla todavía en un estadio exploratorio. A esté propósito debe recordarse
De este modo, sería de esperar que las niñas desarrollaran coordinaciones motoras
que existen testimonios de una posible relación entre la ejecución en las tareas de
delicadas en edad más temprana que los niños. Estas diferencias iniciales de los
orientación perceptiva y ciertas amplias caracterísicas de personalidad. Los resultados
sexos, biológicamente determinadas, pueden afectar a la adquisición de intereses
actuales también deben considerarse relacionados con las diferencias sexuales en
y habilidades, poniendo por ello en movimiento un progresivo mecanismo de dife-
varios tests de aptitud espacial que discutiremos más adelante.
renciación entre los sexos.
^Funciones verbales.—La superioridad femenina en las funciones verbales o lin-
Procesos de percepción.—Las mujeres suelen sobresalir en las tareas que requie-
güísticas se ha hecho notar desde la infancia a la edad adulta (83, 131). Se ha obser-
ren la rápida percepción de los detalles y los cambios frecuentes de atención. Esta vado esta diferencia en casi todos los aspectos estudiados del desarrollo del lenguaje,
432 XIV. Diferencias sexuales Diferencias de los sexos en aptitudes 433

y han informado de ella distintos investigadores con una compatibilidad notable. Las los análisis de las puntuaciones de los subtests en los tests de inteligencia. La supe-
observaciones hechas sobre niños normales, así como en los superdotados y débiles rioridad general de las niñas, en cierto número de tests de inteligencia comunes,
mentales, han demostrado que, por término medio, las mujeres empiezan a hablar resulta, en parte, de la predominancia del contenido verbal en tales tests.
antes que los hombres. Del mismo modo, las niñas en edad preescolar tienenjun Gon las baterías multifactoriales recientemente construidas ha sido posible ana-
vocabulario mayor que los niños. Se determinó en un estudio (81) el porcentaje de lizar las diferencias sexuales en las funciones verbales de forma algo más precisa.
respuestas verbales comprensibles para cada niño. A los dieciocho meses, el por- Los estudios hechos sobre grupos de edad de escuela secundaría con los tests de
centaje medio para los niños era de 14, y para las niñas, de 38; a los veinticuatro aptitudes mentales primarias (Primary Mental Abilities) de Thurstone indicaron una
meses era de 49 para los niños, y de 78 para las niñas. Estas también empiezan significativa diferencia en favor de las niñas en fluencia verbal (W), pero no en
antes que los niños a construir frases, y tienden a usar frases más largas y de comprensión verbal (V), en la que las diferencias sexuales tendían a ser desprecia-
estructura más madura. En el aprendizaje de la lectura hacen también progresos más bles e inconsistentes (46, 49, 52). Del mismo modo, en la muestra normativa de
rápidos que los niños. los tests de aptitud diferencial, las muchachas sobresalían claramente en el uso del
Las niñas alcanzan la madurez de articulación antes que los. niños. Los patrones lenguaje, pero el test de razonamiento verbal dio pequeñas diferencias en favor de los
articulatorios de aquellas en el primer gradó son, aproximadamente, los mismos muchachos (14, 144). Desde luego, debe tenerse presente que los niños de escuela
que los de los niños en el segundo. Esta diferencia de. desarrollo en los aspectos secundaria forman un grupo más selecto que las niñas, diferencia esta que puede
motores del discurso puede proporcionar una clave de la general superioridad feme- afectar a los resultados de algunas de las investigaciones anteriores. A pesar de
nina en las funciones lingüísticas. La aceleración de las niñas en el desarrollo físico ello, es evidente que las niñas quedan relativamente mejor en fluencia verbal y en
explica, probablemente, su más rápido progreso en la articulación. Esto, a su vez, las tareas que comprendan el dominio de los mecanismos del lenguaje de lo que lo
puede darles una gran ventaja inicial en el dominio de todas las fases del lenguaje. hacen en los tests de vocabulario, comprensión verbal y razonamiento verbal.
Tal diferencia en la proporción del desarrollo puede también explicar, en parte, la
mucho mayor frecuencia con que en los niños se presentan dificultades para la Memoria—\JS& muchachas sobresalen también en los tests de memoria, aunque
lectura, balbuceos y tartamudeos y otros trastornos del habla. La proporción de en este aspecto las diferencias no son ni tan grandes ni tan consistentes como en los
tartamudos entre varones y hembras varía de 2 : 1 a 10 : 1 (109, 110). En una tests verbales. En la muestra de tipificación del Stanford-Binet (86) de 1937, un
inspección de 17 grupos de casos de impedimentos para la lectura (12), el porcen- porcentaje significativamente mayor de niñas pasó los tests de memoria de imágenes
taje de chicos variaba de 60 a 100. Si en el lenguaje y la lectura se somete a los y de copiar de memoria un collar de abalorios. En los demás tests memorísticos
muchachos a patrones para los que no están estructuralmente preparados, es posible de la escala no se hallaron diferencias significativas. Los tests de inteligencia co-
que experimenten mayor frustración y confusión que las niñas en situaciones lin- lectivos tendían también a mostrar una ejecución femenina superior en los subtests
güísticas (83, 109, 110). Esto puede ser un factor importante no solo en el desarrollo que requerían memoria. Sin embargo, en la memoria inmediata de dígitos y en la
de trastornos lingüísticos, sino también en los progresos normales subsiguientes en memoria para las formas geométricas las diferencias sexuales son inconsistentes y
las funciones verbales. Otra hipótesis para explicar la ventaja lingüística de las despreciables. En la memoria para las narraciones, la dirección de las diferencias
mujeres se basa en las diferencias sexuales respecto a intensidad y naturaleza del sexuales depende a menudo de la relativa atracción que el contenido tenga para uno
contacto con la madre, quien sirve como fuente principal en la primera formación u otro sexo.
del lenguaje (82). En general, sin embargo, cuando el contenido no favorece a ningún sexo, las
niñas tienden a sobresalir de forma más consistente en la memoria lógica que en la
Las niñas mantienen su superioridad en muchos aspectos del funcionamiento repetitiva. Esto puede proceder de la mayor dependencia de los tests de memoria
verbal durante la escuela elemental y al nivel de la escuela secundaria. En un estudio lógica con la aptitud de la lectura. En realidad, es posible que la superioridad feme-
del desarrollo del lenguaje, comprendido entre los grados 4 y 12, se pidió a 472 nina en muchos tests de memoria pueda atribuirse al papel que las funciones ver-
niños y 514 niñas que escribieran una composición sobre un tema dado de interés bales tienen en la facilitación del recuerdo y retención de la mayoría de los mate-
para ambos sexos. En el mismo límite de tiempo, las muchachas redactaron temas riales. Otra observación apropiada es la de que las mujeres parecen tener una ima-
más extensos que los muchachos; en la escuela elemental estos utilizaron, aproxi- ginación mental más vivida que los hombres en todas las modalidades sensoriales.
madamente, un promedio del 86 % de las palabras empleadas por aquellas, y los De los datos pertinentes no puede discernirse en qué medida puede proceder esta
de la escuela secundaria, solo un 83 % (68). Las niñas generalmente sobresalen en diferencia de las diferencias sexuales en ocupaciones y otras actividades tradi-
velocidad de lectura y en tests tales como los de los opuestos, de analogías, de com- cionales.
pletación de frases, de terminación de cuentos y de frases en desorden. Proporcionan
datos a este respecto las investigaciones que usan tests verbales separados, así como Aptitudes espaciales y mecánicas.—En los tests de aptitudes espaciales y meca-
Diferencias de los sexos en aptitudes 435
434 XIV. Diferencias sexuales
diferencia sexual se observa en el test de ensamblaje, que requiere la reconstruc-
nicas se ha observado repetidamente una diferencia en favor de los varones. Varios ción de cierto número de objetos comunes, como un tapón de botella o una bujía,
hechos, sin embargo, sugieren la posibilidad de que esta diferencia tenga una base dadas las partes. Indudablemente, la mayor experiencia que los niños tienen de
predominantemente cultural. Así, la superioridad masculina es más pronunciada y objetos mecánicos les sirve de ventaja en este test. En el test de ajuste de formas de
constante en tests que dependen de la información mecánica que en aquellos más papel, que implica una visualización espacial más abstracta, la superioridad mascu-
abstractos de relaciones espaciales, que pueden ser igualmente familiares a ambos lina es un poco menor que la requerida para alcanzar el nivel de confianza
sexos. Además, la superioridad masculina en esta área no se manifiesta tan pronto de 0,01. El test de relaciones espaciales precisa la inserción de numerosas pie-
como la superioridad femenina en aptitud verbal; p. ej., en las extensas observa- zas de forma irregular en sus huecos apropiados tan rápidamente como sea posi-
ciones que Gesell y sus asociados hicieron en Yale no se hallaron diferencias sexua- ble. Este test, juntamente con el de ajuste de bloques y clasificación de cartas,
les consistentes o significativas durante los primeros cinco años de la vida, en tests favorece a las niñas, de acuerdo con la conocida diferencia sexual en destreza
que comprendían construcción de bloques, ajuste de formas y reconocimiento de manual y discriminación perceptiva. Debe, sin embargo, advertirse que la ventaja
formas (36). femenina en estos tests desaparece en las muestras universitarias, bien a causa de
Por otro lado, entre los niños en edad escolar se da una clara diferencia- factores selecüvos; ya porque hayan intervenido diferencias experimentales.
ción de sexos en los tests mecánicos. En el Stanford-Binet se encontró que los En los tests de comprensión mecánica, las mujeres puntúan más bajo que los
niños sobresalían señaladamente en contar los bloques de los cuadros, orienta- hombres, como podía esperarse basándose en las diferencias sexuales en iníorma-
ción direccional y plan de investigación, todo lo cual probablemente implica apti- ción mecánica. Ejemplo de ello son los resultados de un examen con el test de
tudes espaciales (86). En tests tales como los de ajuste de formas, rompecabezas, comprensión mecánica de Bennett (forma AA), que se aplicó a 390 mujeres y a 338
ensamblaje de objetos y laberintos de ranuras, los muchachos puntúan también varones equiparados en edad y educación y que incluían grupos de escuela secunda-
mucho más alto que las chicas en velocidad y precisión. Porteus (97) halló una ria y adultos (13). Los varones tuvieron un promedio mucho más alto que las muje-
superioridad masculina similar en sus laberintos graduador impresos. En estos laberin- res en este test, extendiéndose las razones críticas de las diferencias de 7,2 a 10,5 en
tos, los niños sobresalían claramente al compararlos con niñas del mismo CI en el los distintos grupos. Aunque la diferencia sexual variaba considerablemente de un
Stanford-Binet. En la tipificación de los tests de aptitud mecánica de Minnesota (95) problema a otro, las mujeres, como grupo, cometieron más errores que los varones
se investigaron las diferencias sexuales entre escolares del grado séptimo y estudiantes en todos los elementos.
universitarios de segundo año. En la tabla 14-1 se detallan las proporciones críticas
Deben también mencionarse las diferencias sexuales en la ejecución de tests de
de las diferencias entre las medias de varones y hembras en estos tests. La mayor
inteligencia, muchos de los cuales dependen considerablemente de aptitudes espa-
ciales más bien que verbales. Tales tests suelen favorecer a los muchachos; p. ej., en
TABLA 14-1 una muestra completa que se examinó en una de las inspecciones escocesas, se
aplicó una batería de ocho tests de ejecución, seleccionados de escalas de inte-
Razones críticas de las diferencias entre promedios masculinos y femeninos en los ligencia bien conocidas, además del Stanford-Binet (77). La puntuación total de
«tests» de aptitud mecánica de Minnesota la ejecución dio una diferencia significativa a favor de los muchachos, aunque el
Stanford-Binet no arrojó ninguna en la misma muestra. En las baterías de aptitud
(De Paterson et al, 95, pág. 274) múltiple, los muchachos sobresalen de manera constante en los factores espaciales
(14, 46, 49, 52, 144).
Razón crítica (dif./o-dif.) *
Test Aptitudes numéricas.—En tests numéricos, las mayores diferencias favorecen de
7, ] nuevo al sexo masculino. Sin embargo, tal ventaja no llega a aparecer hasta muy
Alumnos de „ . J. . ,
grado sép- Estudiantes universita- adentrado el período de escuela elemental. Las observaciones de Gesell en los niños
timo rios de segundo curso de edad preescolar indican una diferencia sexual despreciable o una ligera supe-
Montaje 12,1 10.4 rioridad femenina en el primer desarrollo de los conceptos numéricos (36). Las ins-
Prueba de ajuste de formas de papel 2,0 2,4
Relaciones espaciales — 3,2 2,4 pecciones en el jardín de infancia o en el primer grado tampoco han dado diferen-
Ajuste de bloques —5,0 1.4 cias sexuales significativas en aptitudes aritméticas (cf. 131). En los niveles infe-
Clasificación de tarjetas —8,9 —0,6 riores del Stanford-Binet, las diferencias sexuales en los tests que requieren contar
y conceptos numéricos son asimismo despreciables o inconsistentes.
* En esta tabla, el signo menos indica una diferencia en favor de las niñas. Una razón crítica de
2,50 o mayor tiene significación al nivel de 0,01.
436 XIV. Diferencias sexuales Diferencias sexuales en personalidad 437

Entre los niños de escuela elemental, así como entre sujetos mayores, o bien los adulta, a causa de las diferencias obvias en la formación y experiencias adecuadas.
tests de cálculo no denotan ninguna diferencia sexual, o, más frecuentemente, se En tests de apreciación artística, como el de McAdory y el test de juicio artístico
inclinan a favor de las mujeres (131). Por otro lado, en problemas aritméticos y otros de Meier, las mujeres sobrepasan a los hombres en las puntuaciones medias en
tests de razonamiento numérico, los varones siempre sobresalen consistentemen- cantidades pequeñas, pero significativas * (7, 30).
te (131). En la revisión del Stanford-Binet de 1937 (86), los muchachos destacan En las medidas de talentos musicales de Seashore, que miden la discriminación
significativamente en los tests de razonamiento aritmético, perspicacia (un tipo de y la memoria auditivas relativamente simples, no se ha hallado diferencia sexual
problema de razonamiento numérico más difícil) e inducción (en el que debe hallarse alguna que sea significativa (31). En tests más complejos, que conceden mayor inte-
una regla numérica generalizada). En la mayoría de los tests de inteligencia colectivos, rés a la apreciación estética, las puntuaciones favorecen generalmente a las mujeres.
en los niveles elemental, de escuela secundaria y universitario, los muchachos desta- Una clave interesante sobre el origen probable de alguna de estas diferencias nos
can en tests como el de razonamiento aritmético y el de completar series numéricas. la proporciona una investigación llevada a cabo sobre universitarios con los tests
En el caso de baterías de factores múltiples, las muchachas tienden a sobrepasar a los musicales de Kwalwasser-Dykema (37). Las comparaciones se hicieron entre hom-
muchachos en los tests de factor de número (N), que miden la velocidad y precisión bres y mujeres, dentro de un grupo de 1000 estudiantes, en doce universidades del
en la mecánica del cálculo (46), mientras que los muchachos suelen puntuar más Este. En el total de grupos, las mujeres sobresalían en puntuación media. Pero
alto en los tests de razonamiento numérico (14, 144). cuando solo se compararon los sujetos que no habían recibido formación musical,
Unos cuantos estudios proyectan nueva luz sobre las diferencias sexuales desaparecía la diferencia. Estos resultados sugieren que las diferencias sexuales de
en la resolución de problemas en general. Sus conclusiones pueden ayudar a escla- que nos informan ordinariamente tales tests pueden proceder del volumen dis-
recer algunas de estas diferencias observadas en el razonamiento numérico, así tinto de formación que los dos sexos hayan recibido.
como en la solución de problemas de razonamiento en otras áreas. Sweeney (125),
trabajando con estudiantes universitarios, observó que los varones eran significa- 14-4. Diferencias sexuales en personalidad. Intereses y actitudes.—Resulta
tivamente superiores en los problemas que exigían una reestructuración; esto es, patente, de las observaciones de la vida diaria, que en nuestra sociedad existen claras
desechar el primer método y reorganizar los hechos de otra forma. Esta diferen- diferencias de personalidad entre hombres y mujeres adultos. En muchas caracte-
cia sexual continuaba aun cuando los grupos estuvieran equiparados en inteligencia rísticas sociales y emocionales puede advertirse esta diferenciación ya en edad tem-
general, aptitudes verbales y matemáticas, conocimientos afines y cierto número prana. Un aspecto importante del desarrollo de la personalidad, en el que se han
de factores ambientales. manifestado diferencias de sexo tradicionales, incluye los intereses, las preferencias,
Kostik (67), en un estudio con alumnos del último curso de la escuela secun- ideales, actitudes y el sentido personal de los valores. Estas características, a causa
daria, encontró que los niños destacaban en su capacidad para transferir o aplicar de su naturaleza relativamente sutil y persistente, ejercen a menudo una influencia
su habilidad y conocimiento a situaciones nuevas. Se volvieron a controlar los insospechada, no solo sobre el desarrollo de rasgos emocionales y del carácter, sino
factores pertinentes tales como la inteligencia, el conocimiento previo, la aptitud para también sobre los rendimientos y aptitudes efectivas del individuo.
la lectura, el efecto de la práctica y ciertos rasgos de personalidad. La superioridad Son varias las fuentes que nos proporcionan los datos sobre las diferencias se-
masculina en la transferencia de la formación se ha confirmado también en otros xuales en intereses y actitudes. Es especialmente abundante la información reunida
estudios con alumnos de escuela secundaria y universitarios (cf. 50). Todas estas sobre los niños (cf. 131). Se han comparado las preferencias de niños y niñas en
investigaciones proporcionan claves prometedoras para ulteriores búsquedas sobre temas tales como actividades lúdicas, dibujos espontáneos, elección de temas para
las diferencias sexuales, especialmente si se consideran en conjunción con los recien- composiciones escritas, colecciones, lecturas, películas, programas de radio, perso-
tes trabajos sobre la naturaleza de los procesos del razonamiento y de la creación najes favoritos en el teatro o en la vida pública, elecciones vocacionales y objetivos
(cf. Cap. XI). Debería explorarse también el grado en que estas diferencias pueden generales de la vida. De estos diversos estudios han resultado patrones de intereses
proceder de actitudes ante la resolución de problemas ligados a la formación. masculinos y femeninos muy claros y constantes.
Bastarán unos pocos ejemplos para mostrar las tendencias de los resultados.
Aptitudes artísticas y musicales.—Entre los niños de edad preescolar, las niñas Exámenes extensos de las actividades lúdicas (72, 128) han demostrado que los.
suelen incluir más detalles en sus dibujos que los muchachos (36). Esto se cumple niños se ocupan más a menudo en juegos activos y vigorosos, en actividades que
tanto en sus dibujos espontáneos como en los tests de dibujos diversamente contro- impliquen destreza y habilidad muscular y en juegos deportivos de competición alta-
lados, tales como dibujar un hombre o completar figuras. Las diferencias en el 1
índice del desarrollo, así como en las actividades lúdicas tradicionales, quizá in- En un estudio de Prothro y Perry (99), no se encontró ninguna diferencia sexual sig-
nificativa en el test artístico de Meier, en una muestra combinada de estudiantes de escuela
fluyan en ello. Las diferencias sexuales en la producción y apreciación artísticas secundaria y universitarios blancos y negros. Sin embargo, las mujeres puntuaban ligeramente
son más difíciles todavía de valorar en el último período de la niñez y en la edad por encima entre los blancos, y los varones lo hacían entre los negro'.
Dijerenáas sexuales en personalidad 439
438 XIV. Diferencias sexuales
encontrado diferencias similares entre hombres y mujeres en el registro de intereses
mente organizados. El juego de las niñas tiende a ser más sedentario, conservador vocacionales, de Strong (Strong Vocacional Interest Blank) (123). Por otra parte,
y restringido en su campo de acción. En un estudio de Honzik (56) sobre 252 niños los grupos de hombres y mujeres entregados a las mismas ocupaciones poseían
procedentes del estudio del desarrollo de Berkeley, se les procuraron diferentes patrones de intereses muy semejantes (115). Asi, las mujeres médicos o agentes de
tipos de materiales de juego y se les dijo que construyeran una escena imaginaria seguros de vida se parecen más a los hombres de oficios iguales que a las amas de
de una película. Los niños usaron más bloques y vehículos para realizar su tarea, casa. Se han obtenido también diferencias sexuales significativas en el Study of
mientras que las niñas utilizaron más muebles y figuras familiares. Un análisis poste- Valúes, de Allport-Vernon-Lindzey (3). Como puede verse en la figura 14-4, las
rior de los mismos datos hecho por Erikson (29), demostraba que los niños tendían respuestas de las mujeres son más altas en los valores estéticos, sociales y religiosos.
con más frecuencia a representar estructuras altas, ruinas y objetos en movimiento Esto sugiere que en la vida femenina pueden ser objetivos relativamente impor-
reprimido; las niñas estaban más inclinadas a la contrucción de escenas predomi- tantes el disfrute inmediato de las experiencias artísticas, el interés por el bienestar
nantemente estáticas y a usar de bloques para señalar espacios cerrados, tales como de los demás y una marcada tendencia hacia los valores espirituales. El perfil de
habitaciones. los hombres ostenta máximos en los valores teóricos, económicos y políticos; indica
En lecturas, películas y programas de radio, los niños prefieren la aventura, el interés por el conocimiento y comprensión abstractos, tendencia hacia el éxito prác-
viaje y la exploración; entre las niñas se valoran más Jas historias de amor y poe- tico y un deseo de prestigio y de poder sobre los demás. Aunque todas estadística-
sía, de niños y de vida hogareña. Estos resultados se vieron corroborados en un mente significativas, estas diferencias sexuales no son grandes, y existe una consi-
examen de las preferencias en lecturas hecho entre niños suizos (8). Las eleccio-
nes vocacionales de los estudiantes de escuela secundaria sugieren que los varones
desean empleos que ofrezcan poder, provecho e independencia, mientras que las
chicas conceden mayor valor a las experiencias interesantes del empleo y al servicio 70- -70
social (121). En una comparación de las áreas de interés en la vida que los estudian- dttoK 60- -60
tes de escuela secundaria valoraban más, llevada a cabo sobre las discusiones y
lecturas escolares, se observaron ciertas diferencias sexuales que aumentaban en el 50-
último período de la adolescencia (126). Los niños concedían los primeros puestos .^/¿W5T(N-965)
a las discusiones sobre la salud física, la seguridad y el dinero, y demostraban un /nedio 40- — — ~ — * " ~ ^ ^ J

interés por el sexo más abiertamente expresado. Las niñas se interesaban más V0/77¿/W(N-851)
30- -30
por el atractivo personal, la filosofía de la vida, planear el programa diario, la salud
mental, los modales, las cualidades personales y las relaciones del hogar y la familia. 20- -20
La investigación con grupos de adultos empleando técnicas variadas revela aná-
logas diferencias sexuales en actitudes e intereses. Algunos investigadores han ana- 10- -10
lizado sistemáticamente retazos de conversación sostenida entre hombres y mujeres
y captada en diferentes locales de Nueva York (18, 92, 143) y en una Universidad teo'rico econo'mico estético social político /etigiosor
de una ciudad del Oeste medio (70), así como en dos concurridas calles de Lon-
dres (69). Aunque el local determina hasta cierto punto los temas de conversación,
son bastante constantes las principales diferencias. El dinero, los negocios y los FIG. 14-4.—Perfiles medios de universitarios masculinos y femeninos en el estudio de va-
lores de Allport-Vernon-Lindzey. (Datos de Allport, Vernon y Lindzey, 3, pág. 9.)
deportes son más comunes en las conversaciones entre los hombres; las otras mu-
jeres y las ropas son más comunes en las conversaciones entie mujeres. Estas, ade- derable superposición. Como en el caso del VIB de Strong, se han hallado dife-
más, conversan acerca de la gente en un grado significativamente mayor. Las con- rencias mucho más grandes entre grupos del mismo sexo de ocupaciones distintas
versaciones de los grupos mezclados tienden a sostenerse acerca de temas de igual que entre hombres y mujeres en general.
interés para los dos sexos o de poco interés para ambos. A lo largo de este examen de las diferencias sexuales en intereses, preferenóias,
También se han hallado diferencias sexuales en tests de interés, tales como el actitudes y valores, hemos encontrado repetidos testimonios de una mayor orienta-
informe de preferencias, de Kuder (Kuder Preference Record) (135,137), especialmen- ción social de las mujeres. Esta diferencia sexual aparece tempranamente en la vida
te ideado para medir las preferencias vocacionales. Por término medio, los varones y se mantiene hasta la ancianidad. Un factor posible en el mayor interés y orien-
muestran preferencias más fuertes por el trabajo mecánico, persuasivo, de cálculo y tación sociales del sexo femenino puede ser su más temprano desarrollo del lenguaje.
científico. El promedio de las mujeres registra mayor interés por los campos litera- Su más rápido dominio de la palabra daría ciertamente a las niñas una ventaja en
rios, musicales, artísticos, del servicio social y administrativos. En general, se han
440 XIV. Diferencias sexuales Diferencias sexuales en personalidad 441

cuanto a la comunicación con los de su edad, así como con los adultos, y podría elegido ocupaciones de naturaleza más bien rutinaria, como el trabajo de oficina.
animarlas hacia las actividades de naturaleza social. Son, sin embargo, de primera Los experimentos sobre el nivel de aspiración de chicos y chicas corroboran estas
importancia las sutiles presiones sociales, que probablemente empiezan a obrar observaciones generales. En estas pruebas se requiere al sujeto para que expon-
mucho antes de lo que generalmente se cree. Es casi seguro que los tradicionales ga de antemano la puntuación a que trata de llegar en cada ensayo. La discre-
papeles del sexo y los estereotipos sexuales se reflejan en las actitudes de los padres pancia entre el objetivo anticipado y la ejecución real es una indicación del nivel de
y de los demás hacia la persona casi desde el momento de su nacimiento. aspiración del individuo. En una investigación sobre chicos y chicas de los grados
A lo largo de la niñez, y en una gran variedad de situaciones, se han advertido seis, ocho y doce, se encontró que las chicas tenían puntuaciones con menor dis-
diferencias sexuales en sociabilidad (60, 131). En las actividades lúdicas de..los crepancia de ios objetivos que los muchachos (142). McClelland y sus colaborado-
niños de las escuelas maternales, los chicos se interesan más por las cosas j las res (84), usando un método diferente, hallaron &t nuevo grandes diferencias sexuales
chicas por las relaciones personales. Del mismo modo, estas manifiestan más respon- en el impulso de rendimiento. En este estudio, los sujetos escribían historias en res-
sabilidad y conducta maternal que aquellos hacia los demás compañeros. En todas puesta a cuadros antes y después de haberse sometido a un test de inteligencia, bajo
Fas edades, las mujeres se dedican con más frecuencia a juegos sociales que incluyen condiciones destinadas a estimular necesidades de rendimiento. Las historias que
a otras personas, leen más libros acerca de la genie y expresan con más frecuencia se puntuaron por las expresiones de motivación de rendimiento presentaron cam-
intereses por ocupaciones que llevan consigo el trato con los demás. El mayor inte- bios significativos en los varones, pero no en las hembras, después de la experiencia
rés de las niñas por las cuestiones de apariencia y modales es, indirectamente, una del test. Sin embargo, mediante experimentos complementarios, se demostró que
indicación de un mayor interés por lo que los demás piensen de ellas. Las clasifi- cuando la experiencia que intervenía constituía un desafío a la aceptación social,
caciones hechas por los padres de las preguntas propuestas por sus hijos en su pre- más bien que a la intelectual, las puntuaciones de la motivación de rendimiento
sencia mostraban una proporción significativamente mayor de preguntas sobre rela- cambiaban significativamente en las hembras, pero no en los varones. Tales resul-
ciones sociales hechas por las niñas. Los apodos de naturaleza afectuosa son más tados iluminan de nuevo la predominante orientación social de las mujeres en nues-
comunes entre ellas; los que se basan en peculiaridades físicas predominan entre los tra cultura, e indican que las diferencias sexuales en la motivación del rendimiento
muchachos. Las chicas se enfadan más frecuentemente por las situaciones que afec- deben considerarse con referencia al tipo de objetivo.
tan a su prestigio social y experimentan también más celos. Sus deseos, temores, en-
sueños y recuerdos agradables o desagradables se refieren con mayor frecuencia Conducta sexual.—Las diferencias entre hombres y mujeres en orientación y acti-
a la gente. Incluso los estudios de los sueños infantiles han demostrado que las niñas tudes se reflejan también en su conducta sexual. La fuente de información más
sueñan más a menudo con gente de diversas clases, así como con su propia familia -extensa sobre este tema nos la suministra el informe de Kinsey y sus asociados
y hogar. (64, 65). Los datos en estas investigaciones se reunieron mediante entrevistas inten-
Ambas diferencias sexuales, la de la memoria y la del mayor interés por la gente, sivas de dos horas con 5300 hombres blancos americanos y 5940 mujeres blancas
explican probablemente la superioridad de las mujeres en lo que se refiere a asociar americanas. El volumen segundo, en el que se encuentran los datos (65) relativos a
nombres con rostros. En una investigación sobre 210 estudiantes universitarios las mujeres, contiene también comparaciones de los resultados para los dos sexos.
se hallaron diferencias significativas notables en favor de las mujeres y en los casos de Desde el punto de vista metodológico, se ha criticado la investigación de Kinsey
un test de interpretación de imágenes y de una situación social en miniatura en la que principalmente en dos terrenos. Primero, los datos se basan en lo que los sujetos
se identificaban los nombres pronunciados con personas determinadas (63). Conviene recuerdan sobre sus experiencias sexuales. Aunque los encargados de mantener las
también advertir que en un estudio de personas de setenta a noventa años, la socia- entrevistas eran de una gran pericia y aparentemente se obtenía buena cooperación
bilidad mostraba una alta correlación positiva con la felicidad en las hembras, pero de los sujetos, se da en este aspecto una fuente de error desconocida.
una correlación insignificante en los varones (cf. 60). Una segunda crítica, más importante, se refiere a lo que se ha llamado error
Hay testimonios procedentes de varias fuentes que sugieren la existencia de una del voluntario. Puesto que en su mayoría los sujetos eran voluntarios, es probable
diferencia sexual en la motivación del rendimiento. En nuestra cultura, los varones que difieran de modo sistemático de aquellos a quienes no alcanzó el estudio. Exis-
parecen tener deseos más intensos de rendir y avanzar que las hembras. Se observa ten algunas pruebas de que los voluntarios, en cualquier investigación, difieren
esta diferencia en las elecciones vocacionales, previamente citadas, de los estudiantes significativamente en características de personalidad de los no voluntarios (104).
de escuelas secundarias y en los resultados obtenidos con el Study of Valúes. Apoyan Aún más importante es la conclusión de Maslow y Sakoda (79) de que los univer-
también esta sugerencia las historias de las ocupaciones de los sujetos que parti- sitarios que se prestaron voluntariamente a las entrevistas de Kinsey se clasifi-
ciparon en el estudio de niños superdotados de la Stanford (Stanford Gifted Child caban en forma significativamente más alta que sus compañeros en un inventario
Study), del que informamos en el capítulo XIII. Se recordará que, a pesar de su de autoestimación. Maslow (78), en un estudio previo, había hallado una correlación
alto nivel intelectual, la mayoría de las mujeres empleadas de este grupo habían positiva alta entre la puntuación de autoestimación y las actitudes sexuales anor-
442 XIV. Diferencias sexuales Diferencias sexuales en personalidad 443
males. Todo ello sugiere que el error del voluntario en los datos de Kinsey puede blemas de conducta en los niños de tres a trece años. Los chicos exhibían con más
actuar exagerando la frecuencia de la inusitada conducta sexual en la población frecuencia una gran actividad, una conducta para llamar la atención, celos, espíritu
general. de competición, mentira, egoísmo en el reparto, rabietas y robo. Las chicas eran
Otra dificultad de muestreo se refiere a la falta de comparabilidad de las mues- más inclinadas a chuparse los dedos, guardar excesiva reserva, protestar por la comi-
tras masculinas y femeninas totales, especialmente en lo que se refiere a la educa- da, ser tímidas, miedosas, suprasensibles y sombrías, y a tener cambios de humor.
ción. Sin embargo, debe añadirse que cuando se equipararon subgrupos de hombres En los inventarios neuróticos no aparecen hasta la adolescencia claras dife-
y de mujeres y se compararon entre sí, persistían las diferencias sexuales más impor- rencias sexuales en la inestabilidad emocional. Esto quedó corroborado por diversas
tantes encontradas en la muestra total. Al lector que desee conocer análisis metodo- investigaciones hechas con adaptaciones de la hoja de datos personales de Wood-
lógicos adicionales le remitimos a las revisiones que de los dos volúmenes han worth (Woodworth Personal Data Sheet), creada especialmente para niños y ado-
hecho Terman (127) y Hyman y Barmack (59), respectivamente. En libros publi- lescentes (44, 80, 128, 131). En la figura 14-5 se da una interesante ilustración de
cados recientemente por Ellis (26), Geddes (35) y Himelhoch y Fava (51) hay críticas los cambios producidos por la edad en este aspecto, basada en las puntuaciones
más extensas, junto con diversos análisis de las deducciones sobre los resultados. de 575 muchachos y 558 chicas comprendidos entre los nueve y los diecinueve años.
En relación con las diferencias sexuales, la conclusión más importante y mejor
establecida del informe Kinsey es que los varones se excitan sexualmente por una
variedad mayor de estímulos simbólicos, tales como imágenes o relaíos^vej^aW^
actividad sexual, figuras desnudas y objetos asociados con el otro sexo. Como se
han hallado diferencias similares en los animales, hay que suponer que dicha con-
clusión tiene probablemente alguna base biológica. Parece muy discutible, sin em-
bargo, la explicación propuesta por Kinsey eí al., achacando estas diferencias sexuales
a la corteza cerebral. Además, en los seres humanos cualquier diferencia biológica
existente se encontrará superpuesta a múltiples factores culturales. Posee cierto
interés la comunicación de que, en el caso de determinados estímulos, _tak^_como
las películas románticas, las mujeres decían sentir la excitación sexual con más
frecuencia que los hombres. La mayor aceptación social de tales estímulos puede
tener relación con la diferencia sexual en la respuesta. Debe también advertirse que 15 16 17 18
la variabilidad de las diferencias individuales dentro de cada sexo era extremada-
mente grande y muy extensa la superposición. Así, alrededor del tercio de las hem- FIG. 14-5.—Mediana del número de síntomas registrados por chicos y chicas en el test de
bras, en el estudio de Kinsey, se sentían excitadas por estímulos simbólicos tan a inestabilidad emocional de Woodworth-Mathews, (De Mathews, 80, pág. 21.)
menudo o con más frecuencia que el promedio de los varones. De la misma manera,
del 2 al 3 % de las hembras respondían sexualmente a una variedad de factores A los diez años, los chicos daban una mediana de síntomas neuróticos mayor que
más amplia que ninguno de los varones de la muestra. sus compañeras en el test de Woodworth-Mathews. Con el aumento de la edad, la
mediana del número de síntomas tiende a subir entre las chicas, pero desciende entre
los chicos. Pasados los catorce años, la diferencia sexual es significativa estadística-
Adaptación emocional.—Un área importante de la personalidad es la de la in-
mente y favorece de una manera constante al sexo masculino. Tales datos sugieren
estabilidad emocional o, neuroticismo, en la que se han encontrado grandes dife-
obviamente la hipótesis de una diferenciación creciente por obra de las presiones
rencias sexuales. Entre los niños preescolares y de escuela elemental, las chicas
sociales.
tienen más temores y preocupaciones que los chicos y manifiestan más hábitos ner-
Entre los grupos de adultos, las diferencias sexuales en los inventarios de adap-
viosos, tales como el de morderse las uñas o chuparse los dedos (cf. 131). Por otra
tación son grandes y constantes; p. ej., en el inventario de personalidad de Bernreu-
parte, los problemas de conducta son más comunes entre los muchachos. Puede que
ter, las universitarias presentan claramente más síntomas neuróticos que sus com-
la cuantía total de inestabilidad no sea diferente para los dos sexos en estos niveles
pañeros, como puede verse en la tabla 14-2. En el mismo inventario, los hombres
de edad. Las chicas, simplemente, recurrirán a modos más suaves, menos violentos
de__ expresar su inadaptación que los muchachos, a causa de las diferencias esta-
blecidas entie ambos sexos y las restricciones socialmente impuestas. En el estudio
de orientación de California (76), que describimos en el capítulo VIII, se hallaron
diferencias sexuales significativas en la incidencia de las diferentes clases de pro-
444 XIV. Diferencias sexuales Diferencias sexuales en personalidad 445

la igualación de las presiones sociales; 3) el hecho de que las diferencias sexuales en


TABLA 14-2 emocionalidad sean tan grandes o mayores entre los niños ciegos, sordos o huérfa-
nos acogidos a instituciones, a pesar de la relativa uniformidad de los ambientes
Diferencias sexuales entre estudiantes universitarios en el inventario de personalidad institucionales, y 4) el hecho de que los puntos máximos de la conducta nerviosa
de Bcrnreuter coincidan a menudo con cambios fisiológicos tales como la pubertad y la meno-
pausia.
(Datos adaptados de Bcrnreuter) Todas estas observaciones permiten explicaciones alternativas. La pubertad y la
menopausia son períodos de agudas crisis sociales en nuestra sociedad, así como
Promedio da Promedio de Razón crí- de trastornos fisiológicos. Los ambientes institucionales están lejos de ser uniformes
vurnnps;
varones hpmhr:K
hembras tirn.
tica * para ambos sexos. En realidad, no existe razón alguna para suponer que los este-
reotipos sexuales puedan ser distintos entre el personal de las instituciones y los
BjN neuroticismo — 57,3 — 42,8 3,15 mujeres más neuróticas
B.S: autosuficiencia 27 0 6.8 5,89 hombres más autosuficientes
restantes miembros de nuestra cultura. No tiene por qué sorprendernos la persis-
B:J: introversión — 25.6 — 14,7 3,50 mujeres más introvertidas tencia de las diferencias sexuales neuróticas en nuestra sociedad contemporánea. La
B*D dominancia 45,9 30.6 3.77 hombres más dominantes mayor equiparación de la educación y la esporádica admisión de mujeres a ciertas
F , C : Confianza — 51,5 8,7 9,62 hombres más confiados en sí mismos
F^S: sociabilidad — 25,9 — 31,1 0,88 no hay diferencia significativa ocupaciones predominantemente masculinas, sin la supresión de otras fuentes de
frustración y discriminación, puede más bien aumentar que disminuir el conflicto
y la inadaptación. En cuanto a los excesos de hábitos nerviosos entre las niñas, se
* Calculada por el autor a partir de las normas publicadas. Las razones de 2,58 o superiores tienen,
significación al nivel de 0,01, ha indicado ya que pueden ser un índice de emocionalidad insuficiente. Las con-
0 clusiones no indican de forma concluyente que el sexo femenino sea el más emocional
puntuaban claramente como más dominantes, autosuficientes y seguros de sí mismos. en la niñez, aun cuando se garantizara que los ambientes de uno y otro sexo estaban
Debe interpretarse con reservas la media de introversión, que aparece más alta para equiparados.
las mujeres, ya que otros estudios no arrojan resultados concordantes. Parece que
las mujeres muestran más introversión siguiendo ciertas líneas, y los hombres, a lo Agresividad y dominancia.—Una de las diferencias sexuales más persistentes se
largo de otras (48). La falta de diferencia sexual en la escala de sociabilidad puede encuentra en la mayor agresividad del macho. Los orígenes de esta diferencia
proceder de que los elementos en esta escala comprenden la orientación, así como son probablemente en parte culturales y en parte biológicos. Se recordará, por
la participación social. Johnson y Terman (60), de un análisis de datos sobre 3000 ejemplo, que en muchas especies animales se ha observado una diferencia sexual
universitarios, concluían que, en realidad, las mujeres no se comportan de una análoga en la agresión y en la lucha. El mayor tamaño y fuerza muscular del macho
forma más social que los hombres, aunque desean con más fuerza ser sociales. La es, indudablemente, un factor contribuyente, y la hormona sexual masculina, otro.
expresión abierta de intereses sociales se encuentra a menudo inhibida en la hem- Se ha demostrado la parte que la última desempeña por los claros cambios en la
bra por timidez y falta de confianza en sí misma, así como por restricciones conducta agresiva que han seguido a los trasplantes de gónadas en los animales.
más específicas impuestas por la cultura. Dentro de nuestra cultura, las diferencias sexuales en agresividad se manifiestan
La diferencia sexual en el número de respuestas neuróticas se ha visto corro- desde la primera niñez. Los estudios de niños de escuelas maternales y de edad pre-
borada en otros inventarios de personalidad (40, 43). Estas diferencias no se limitan escolar, usando bien informes de los profesores, bien observaciones directas, han
a Jas respuestas de un cuestionario, como sugiere un estudio de un grupo de uni- demostrado repetidamente que los chicos despliegan una conducta de mayor ira,
versitarios (23). Los estudiantes que habían respondido previamente a un inven- agresión, destructividad y disposición para la lucha que las chicas (45, 94, 131).
tario de personalidad fueron después entrevistados por dos consejeros de expe- Sears (113), en una investigación de 150 niños de edad preescolar, observó el juego
riencia. El exceso de inadaptaciones que revelaron las entrevistas era aún mayor del con muñecas en el que estas representaban miembros de la familia en disposiciones
que indicaban las puntuaciones de los tests. típicamente hogareñas. Se utilizaron estos materiales de juego como una técnioa
\Johnson y Terman (60), en el análisis que hacen de la bibliografía existente sobre proyectiva que suministraba a los niños una oportunidad para manifestar sus senti-
este tema, dan más importancia a los factores constitucionales que a los culturales mientos. Los chicos, en esta situación, no solamente denotaron mayor espíritu agre-
como base del mayor desequilibrio emocional femenino. Entre los tipos de observa- sivo que las chicas, sino también más inclinación a manifestar la agresión con daño
ciones que se citaban en apoyo de esta conclusión estaban: 1) la temprana edad en físico, mientras que las chicas se valían con más frecuencia de formas simbólicas o
la que aparecen las diferencias sexuales en hábitos nerviosos; 2) la persistencia verbales de agresión. Del mismo modo, se observaron diferencias sexuales en el deseo
actual de las diferencias sexuales en el neuroticismo, a pesar de la tendencia hacia de destrucción, en un análisis de datos de cuestionario basados en los recuerdos de los
Diferencias sexuales en personalidad 447
446 XIV. Diferencias sexuales
sexuales en la ascendencia o dominancia. Aunque el último rasgo que estos inven-
universitarios acerca de los incidentes ocurridos en su niñez en los que intervino la
tarios miden no es idéntico al de la agresión, tiene mucho en común con ella. En
destrucción (22).
inventarios tales como el de Bernreuter (15), el de Gordon (40) y el de Guilford-
Las diferencias sexuales en agresividad pueden también explicar el exceso de
Zimmermann (43), los varones obtienen puntuaciones de dominancia claramente más
chicos que son enviados a clínicas de orientación infantil como problema de con-
altas que las hembras en la escuela secundaria, Universidad y grupos diversos en
ducta (1, 38). Una reciente inspección de 2500 casos tomados de los archivos de
edad adulta.
un año de los principales centros de orientación infantil, en cuatro grandes ciu-
dades americanas, presentaba un exceso de niños sobre niñas en la proporción
«Tests» de personalidad masculinidad-feminidad.—Un sistema de observar las
de 2x/i a 1 (38). Cuando solo se consideraron los casos de conducta agresiva o anti-
diferencias sexuales, de uso creciente en los últimos años, es la comparación de
social, la proporción subió casi a 4 : 1 . Procuran datos adicionales algunas extensas
hombres y mujeres en aquellas respuestas que han demostrado ser más caracte-
inspecciones escolares, en las que se pidió a los profesores que informaran sobre
rísticas de cada sexo, en nuestra cultura contemporánea. Se escogen los elementos
los chicos que constituyeran un problema en sus clases. Los resultados de todas
sobre la base de su aptitud para discriminar entre las respuestas de los dos sexos. Así,
estas inspecciones están de completo acuerdo (131). En una investigación que
si ocurriera que el 30 % de los hombres y el 29 % de las mujeres nos informaran
abarcaba diez ciudades, la proporción de chicos a chicas en el grupo de problemas
de que les gusta el arte moderno, el elemento se desecharía, porque no establece
era de 4:1 (146). Entre los tipos de conducta indeseable más frecuentes en los
diferencias entre ambos sexos. Solo se conservan aquellos elementos que destacan
niños que en las niñas, están: hacer novillos, destrucción de la propiedad, robo, ser
por establecer una proporción significativamente distinta entre los dos sexos. El test
mal hablado, desobediencia, desafío, crueldad, intimidación y grosería (145). Se da,
resultante proporciona un índice de masculinidad-feminidad en el sentido de que
además, mayor número de manifestaciones de conducta indeseable por individuo
refleja las respuestas características del varón y de la hembra en nuestra cultura.
entre los chicos que entre las chicas (145). Es difícil determinar el grado en que
El método se halla en el análisis de actitudes-intereses desarrollado por Terman
estas diferencias sexuales pueden reflejar las actitudes de los profesores hacia uno
y Miles, así como en las puntuaciones masculinidad-feminidad en tests tales como el
y Dtro sexo y la medida en que representan verdaderas diferencias en la conducta.
registro de intereses vocacionales de Strong, el inventario multifásico de perso-
Cierto número de investigaciones de tales valoraciones sugieren (cf. 131) que, al
nalidad de Minnesota, el examen del temperamento de Guilíord-Zimmermunn y la
menos en parte, estas diferencias son el resultado de un halo sexual en las valora-
escala de feminidad de Gough (42). Recientemente se han hecho intentos de tests
ciones de los profesores.
proyectivos de masculinidad-feminidad para su aplicación a niños (17, 29, 56) y a
También vienen al caso las estadísticas sobre el crimen y la delincuencia. adultos (34).
Desde luego, deben interpretarse con la máxima precaución, ya que las oportuni- Debe advertirse que tales tests están deliberadamente destinados a exagerar las
dades para el crimen son muy diferentes para los dos sexos. Además, está muy diferencias sexuales, del mismo modo que los tests de inteligencia, como los del
claro el trato diferencial que los tribunales dan a uno y otro sexo. Las estadísticas Stanford-Binet, están destinados a excluir o minimizar tales diferencias. Induda-
de que disponemos probablemente subestiman la frecuencia de ocurrencia entre blemente, la conducta de hombres y mujeres presenta muchas semejanzas. Sin
las mujeres para la mayoría de los crímenes. La única excepción es la delincuencia embargo, estos tests se concentran en las diferencias, puesto que su fin es el de
sexual, que se juzga con menos benevolencia en las mujeres que en los hom- medir las existentes entre ambos sexos tan completamente como sea posible. Para
bres. Sin embargo, sean cualesquiera las razones, la discrepancia entre los re- cualquier persona que responda a dicho test, el índice M-F (masculinidad-femini-
gistros de crímenes en los dos sexos es tremenda. Durante un año corriente, los dad) indica el grado en el que sus respuestas están de acuerdo con las que son más
hombres que fueron enviados a prisiones federales y del estado sobrepasaron a las características de los hombres y mujeres de nuestra cultura.
mujeres en una proporción de casi 25 : 1 (cf. 106, pág. 245). Se halló una propor-
La investigación más extensa de las características de las diferencias sexuales
ción equivalente entre dos fallos condenatorios de varones y hembras en el período
en personalidad es la realizada por Terman y Miles (129). Después de un examen
de un año, en el estado de Nueva York. Pero cuando se consideró el número de
exhaustivo de la bibliografía y de una prolongada investigación se escogieron los
arrestos, la proporción descendió a 19 : 1 (106, pág. 248). El último resultado
elementos que revelaban las diferencias más pronunciadas entre muestras represen-
es ejemplo del trato diferencial que los tribunales dan a hombres y mujeres. Las
tativas de hombres y mujeres de nuestra sociedad. Se reunieron datos sobre muchos
estadísticas sobre la delincuencia juvenil varían grandemente de unos informes
centenares de personas, incluyendo estudiantes de escuelas elemental y secundaria,
a otros, debido a factores tales como el criterio de delincuencia y las diferencias
de Universidad y graduados; adultos no seleccionados; miembros de varias ocupa-
en las condiciones y prácticas locales. Todos, sin embargo, están de acuerdo en
ciones, y especialmente grupos selectos, tales como atletas, delincuentes juveniles
presentar una proporción mucho mayor de delincuentes masculinos que feme-
y adultos homosexuales. El resultado de esta investigación, el análisis de actitudes-
ninos (131).
intereses, consta de siete partes: asociación de palabras, asociación de manchas
La aplicación de inventarios de personalidad ha revelado análogas diferencias
448 XIV. Diferencias sexuales Dijerencias sexuales en personalidad 449
de tinta, información, actitudes emocionales y éticas, intereses, opiniones y res- Se hacen comprensibles estas discrepancias cuando se consideran los resultados
puestas de introversión. de un análisis factorial de puntuaciones parciales en el test de Terman-Miles, que
Esta escala ha demostrado ser muy útil en la diferenciación entre las.respuestas se realizó con chicos y chicas de grado noveno (33). Se identificaron dos factores,
de grupos de varones y de hembras. En todos los niveles de edad se obtuvieron el primero de los cuales era predominantemente emocional y se describía como
diferencias sexuales significativas en la puntuación total, desde los adolescentes a los dureza o insensibilidad para los muchachos y sensibilidad para las chicas. El segundo
octogenarios. Las proporciones críticas de estas diferencias se extendían desde era un factor de interés. En los datos de las chicas existía algún indicio de un tercer
7,2 a 39,9. La superposición de las distribuciones de varones y hembras era tam- factor, relacionado con la aceptación de un papel social femenino.
bién relativamente pequeña. El test, pues, conseguía su propósito de seleccionar Generalmente, han sido bajas e insignificantes las correlaciones entre las pun-
aquellas características de la conducta que más claramente establecían una dife- tuaciones en M-F y las características físicas (9; 39; 129, Cap. 5). Las correla-
rencia entre los sexos. ciones halladas son, probablemente, el resultado de ciertas características físicas
Un análisis intensivo de las respuestas de varones y hembras en cada una de claras, más bien que el de factores biológicos subyacentes; p. ej., se ha encontrado
las partes del test puso de relieve aquellos aspectos de las personalidades de los una ligera tendencia a que los hombres más altos (129) y con voces más graves (39)
dos sexos que en nuestra cultura están más claramente diferenciados. Terman y obtengan un índice M-F más masculino. Tal correlación puede simplemente refle-
Miles resumen estas diferencias como sigue: jar la influencia de estereotipos sociales sobre el desarrollo de la personalidad del
individuo. Los estudios de varones homosexuales (129, Caps. 11-13) han indicado
Desde cualquier ángulo que se les examine, los varones incluidos en los grupos de tipi- también que eran factores de la experiencia, más bien que estructurales, los que, en
ficación evidenciaron un claro interés por el riesgo y la aventura, por ocupaciones exterio- principio, provocaban el desarrollo de la conducta homosexual. Eran especialmente
res que requieran esfuerzo físico, por la maquinaria y las herramientas, por la ciencia y
los fenómenos físicos y por las invenciones; y en casos aislados, por los negocios y el co- importantes el primer ambiente del hogar y la actitud de los padres para con el
mercio. Por otro lado, las hembras de nuestros grupos han demostrado un marcado interés individuo.
por los asuntos domésticos y por los objetos y ocupaciones estéticas; han preferido clara- En la población general se ha observado que el índice M-F estaba significativa-
mente ocupaciones más sedentarias e interiores al hogar, más directamente serviciales, particu-
larmente para con los jóvenes, los menesterosos y los desgraciados. En apoyo y suplemen-
mente asociado con la educación y la ocupación (129). En la figura 14-6 se dan
to de estas, se encuentran las diferencias más subjetivas: las de la disposición y dirección datos ilustrativos de grupos de ocupación. Se encontró también que las mujeres
emocional. Los varones, directa o indirectamente, manifiestan mayor autoafirmación y muy inteligentes y bien educadas tendían a conseguir puntuaciones más masculinas
agresividad; expresan más atrevimiento y arrojo, modales, lenguajes y sentimientos más que las normas de su sexo; p. ej., las mujeres comprendidas en la lista de Quién
bastos. Las hembras se manifiestan como más conmiserativas y amables, más descontenta- es Quién (Who's Who), así como aquellas que están en posesión de un doctorado en
dizas y estoicamente sensibles; en general, más emocionales (o al menos más expresivas de
las cuatro emociones consideradas); más estrictas desde el punto de vista moral, si bien ad- medicina o en filosofía, tienen un promedio más masculino en puntuación total
mitiendo en sí mismas una debilidad en el control emocional y (aunque menos notable) que cualquiera de los grupos de ocupación que se muestran en la figura 14-6. Del
en el físico (129, págs. 447, 448). mismo modo, los hombres que han cultivado intereses vocacionales de naturaleza
artística o cultural tienden a obtener puntuaciones más femeninas. Así, pues, la
En cuanto al origen de tales diferencias sexuales en personalidad existen va- equiparación de la influencia de la formación específica, o de la experiencia, parece
rios indicios que sugieren una mayor contribución de influencias culturales que dar como resultado una convergencia de las cualidades temperamentales de los dos
biológicas. En algunas de las comparaciones de perfiles de grupo de que Terman sexos.
y Miles nos informan (129, págs. 570-79) se hallan datos abundantes a este El índice M-F parece depender también del medio doméstico en que el indi-
respecto. Estos perfiles, que muestran los promedios en los subtests de varios viduo se ha criado. Factores tales como la muerte de uno de los padres, la exce-
de estos grupos de varones y hembras, sugieren claramente la especificidad de las siva o exclusiva asociación con uno de ellos y la predominancia de varones o hem-
diferencias en masculinidad-feminidad. Los grupos que presentan la misma puntua- bras entre los hermanos están mucho más estrechamente relacionados con la pun-
ción total media pueden haberla conseguido de muy distintas maneras; por ejem- tuación M-F que los rasgos físicos (129). Además, existe alguna conclusión que
plo, entre los grupos más masculinos en función del índice M-F se hallan los sugiere que la desviación hacia la norma del sexo opuesto, en hombres y mujereis,
diferencias en masculinidad-feminidad. Los grupos que presentan la misma puntua- está asociada con experiencias de la niñez desagradables o indeseables, con los
ciones totales medias idénticas; pero la alta masculinidad de los estudiantes de secun- hogares destrozados y con la inadaptación de los padres (117). Por otra parte, una
daria resultaba en gran medida de sus intereses e información, mientras que la de niñez risueña y agradable anima al individuo a aceptar el modelo apropiado de
los ingenieros se debía principalmente a sus actitudes emocionales y éticas. En el conducta masculina o femenina que su cultura le presenta. Los resultados obtenidos
último test, los estudiantes de secundaria eran en realidad más femeninos que la en Holanda (57) indican que las diferencias sexuales que tales tests miden es-
población masculina general. tán en gran medida determinadas por patrones culturales. La aplicación de una
450 XIV. Diferencias sexuales
Diferencias sexuales en rendimiento 451
+90
r 14-5. Diferencias sexuales en rendimiento.—Los rendimientos de los dos se-
+ 80 L ingenieros, arquitectos xo>s, ya en la escuela, ya en las subsiguientes empresas vocacionales, presentan algu-
nas relaciones interesantes y a menudo complejas con las diferencias sexuales en
+ 70 aptitudes y en rasgos de personalidad. Pueden también discernirse las interrela-
ciones de largo alcance de los papeles de los sexos en sus rendimientos relativos
+ 60 en diferentes situaciones.
• abogados, ve/tdedores, banqueros, directivos

grupos J + 50 • profesores, médicos, investigadores científicos Rendimiento escolar.—En conjunto, las chicas tienden a sobresalir en el trabajo
masculinos "^ • mecánicos académico. A pesar de ello, la aplicación de «/t's/s» de rendimiento tipificados re-
+ 40 • empleados, comerciantes
• del ramo de la construcción vela diferencias sexuales en materias escolares independientes, que se corresponden
+30
• granjeros estrechamente con las observadas en los tests de inteligencia y de aptitud. En bate-
• policías, bomberos rías tales como el test de rendimiento de la Stanford (Stanford Achievement Test),
+20 que se aplicó a muchos millares de niños de escuela elemental en varios exámenes,
los chicos puntuaban de forma significativamente más alta en ciencia, estudios so-
• periodistas, artistas, eclesiásticos ciales y razonamiento aritmético; las chicas, en ortografía, uso del lenguaje y (me-
+ ioU
nos constantemente) cálculo aritmético (cf. 131, 136). Se han hallado algunas de las
mayores diferencias sexuales en tests de ciencias aplicados en los niveles de
°r escuela secundaria (62) y de Universidad (71). Se han encontrado diferencias igual-
-10 mente notables en conexión con la investigación anual del talento científico (24,
25). Aunque cada año son dos o tres veces más los chicos que las chicas que
-20|- solicitan pasar esta competición—y por lo mismo sería de esperar que las chicas
constituyeran una muestra más selecta—, corrientemente los primeros obtienen gran-
-3oU des y significativas diferencias a su favor.
En general, las chicas aventajan a los muchachos en aquellas materias esco-
-4oU lares que dependen fundamentalmente de aptitudes verbales, memoria y velocidad
- profesoras de escuela secundaria y de Universidad y precisión de la percepción. Ellos sobresalen en los temas que ponen en
grupos j - 5 0 P " juego el razonamiento numérico y las aptitudes espaciales, así como en ciertas
femeninos^
materias de información, tales como la historia, geografía y ciencias. Esto está
-60 k de acuerdo con la superioridad corriente de los muchachos en los tests de infor-
• enfermeras
mación general que se incluyen en las escalas de inteligencia, y probablemente
-70 L_ • maestras de escuela elemental
resulta del ambiente menos restringido y más heterogéneo a que están expuestos,
• secretarias
así como a su más amplio campo de intereses en la lectura. Terman (128), p. ej., en
-8oU • amas de casa
• ocupaciones artísticas su inspección sobre los hábitos de lectura de los niños superdotados, nos informa
-90 • modistas, peluqueras que las chicas leen novelas imaginativas y emocionales, así como historias acer-
• taquimecanógrafas ca de la escuela, de la vida y en el hogar, mucho más frecuentemente que los chicos,
-100 L_ • del servicio doméstico mientras estos últimos muestran un interés predominante por los libros científicos,
la historia, biografía, viajes y cuentos informativos y de aventuras. Es digno de
F i e 14-6.—índice M-F de la media de hombres y mujeres en varias ocupaciones. El extremo advertirse que las diferencias sexuales en cuanto a la ciencia y las matemáticas
positivo de la escala indica puntuaciones más masculinas; el negativo, más femeninas. (Datos aumentan señaladamente con la edad. Además, los estudios en los niveles preescolar
de Terman y Miles, 129, págs. 159, 179.)
y primario no han revelado ninguna diferencia sexual en las funciones relacionadas
traducción del análisis de actitud-interés de Terman-Miles a sujetos holandeses con el pensamiento cuantitativo y científico, tales como el desarrollo de los con-
indicaba que solo unos pocos de los elementos originales establecían diferencias ceptos numéricos o la resolución de problemas que impliquen relaciones causales.
significativas entre hombres y mujeres en aquel país. En cuanto a los progresos escolares, las chicas tienen, de modo consistente, más
éxito que los muchachos. Están con más frecuencia adelantadas y con menos frecuen-
452 XIV. Diferencias sexuales Diferencias sexuales en rendimiento 453

cia retrasadas, y pasan a los otros cursos en mayor número que los chicos (75). Del riencias de Hartshorne, May y Maller son ejemplos de que tales estereotipos influ-
mismo modo, en las calificaciones escolares sobresalen siempre, aun en aquellos yen sobre el juicio de profesores y compañeros de clase (44). En esta investigación
temas que favorecen a los chicos en los tesis de rendimiento. Así, una comparación de alumnos de escuela elemental, las niñas obtenían valoraciones mucho más altas
de notas en aritmética, historia o cualquier otra materia en la que los muchachos en servicio, persistencia e inhibición, aunque los tests objetivos solo arrojaban una
obtienen puntuaciones más altas en los tests de rendimiento, presenta una dife- diferencia significativa en inhibición. Debe también mencionarse el número predo-
rencia en favor de las chicas. Esta ventaja de que disfrutan en las notas escolares minante de maestras en lo; grados elementales. No solo se identifican las chicas
se apreció de una forma particularmente vivida en una investigación (73) sobre más fácilmente con una profesora, sino que también es posible que per sutiles
202 chicos y 188 chicas, que se hallaban en los grados segundo al sexto, a todos caminos los métodos de enseñanza y otros procedimientos seguidos en las clases
los cuales se les aplicó el test de rendimiento de la Stanford (Stanford Achieve- estén mejor adaptados a las necesidades de aquellas. De aquí que puedan desarrollar
men Test). Se observó que las chicas sobresalían en las calificaciones escolares una actitud más favorable hacia la escuela desde el principio, y esa actitud puede
cuando se las comparaba con los chicos que obtenían las mismas puntuaciones en transferirse a todas las situaciones de clase.
los «tests» de rendimiento. De este modo, las notas mostraban una mayor superioridad
femenina de la que podría suponerse por la ejecución en los tests de rendimiento Rendimiento profesional—-EX examen de cualquier relación biográfica patentiza
objetivos. que es mucho mayor el número de hombres que han alcanzado la eminencia. Y de
En la escuela secundaria, las chicas, generalmente, obtienen mejores calificacio- las pocas mujeres que se encuentran en tales compendios, muchas adquirieron la
nes que los chicos, aun cuando los últimos constituyen un grupo más selecto y que- fama por circunstancias especiales, tales como el nacimiento real, más bien que
dan mejor en los tests de rendimiento. También existen testimonios de que, en el por la posesión de un talento excepcional. En el estudio de Ellis (28) de los genios
nivel universitario, las mujeres se adaptan mejor que los hombres al ambiente aca- británicos, solo se incluían 55 mujeres en un grupo total de 1030 sujetos. Tampoco
démico. En un análisis de los expedientes de 1818 estudiantes que ingresaron en un parecía el patrón de la eminencia ser mayor para las mujeres que para los hombres.
College de enseñanza mixta durante un solo año, el sexo femenino acusó una pro- Al contrario, Ellis pretende que muchas mujeres de su grupo habían llegado a ser
porción relativamente pequeña de fracasos escolares, estudiantes inferiores, y no famosas «por la fuerza de acontecimientos que no habrían permitido a un hombre re-
participantes en las actividades universitarias, y una proporción relativamente gran- presentar una parte tan grande». La recopilación (21) que Cattell hizo de las 1000 per-
de de estudiantes superiores (124). Es de interés también, en este aspecto, la com- sonas más eminentes del mundo solo comprendía 32 mujeres. De estas, 11 eran
probación de que, en las escuelas técnicas de las fuerzas aéreas, las mujeres obtienen herederas de un trono, y ocho llegaron a famosas por otras circunstancias fortuitas.
mejores calificaciones que los hombres con el mismo índice de aptitud (41). Resultados similares obtuvo Castle (20) en su estudio estadístico de mujeres
Una razón de los mayores éxitos escolares de las chicas puede encontrarse en eminentes. Se recopiló un total de 868 nombres de mujeres, que representaban
sus superiores aptitudes lingüísticas, que probablemente desempeñan un importante a 42 naciones y abarcaban un amplio período de épocas desde el siglo vil antes
papel en la mayor parte del aprendizaje escolar. Los métodos de instrucción corrien- de Jesucristo hasta el pasado siglo xix. En su mayor número (38 %), las mu-
tes, así como los métodos de aplicación de tests, son predominantemente verbales. jeres habían llegado a la eminencia en la literatura. Sin embargo, el grado
Otro factor posible, de manera especial en los primeros grados escolares, es la limpie- máximo de eminencia, indicado por el númerG de líneas que al individuo se le
za y superioridad general de las chicas en la escritura a mano, que puede influir sobre dedican en los modelos de guías biográficas, lo obtuvieron las mujeres como sobe-
la calificación del trabajo escrito. En investigaciones con grupos de escuela ele- ranas, jefes políticos, madres de hombres eminentes y amantes. Entre otros caminos
mental y secundaria, se ha observado que las mujeres sobresalen claramente en la no intelectuales por les que las mujeres han alcanzado la fama estaban el matri-
calidad de su escritura (cf. 75, 150). La aceleración del desarrollo femenino y su monio, la religión, el nacimiento, la filantropía, el destino trágico, la belleza y el
superioridad en la destreza manual contribuyen indudablemente a su mayor habi- haber sido «inmortalizadas en la literatura». En tiempos más recientes, la discre-
lidad en la escritura. pancia en el número de hombres y mujeres que se han distinguido en empresas
Es también probable que las diferencias de personalidad entre chicos y chicas intelectuales es todavía grande, aunque va disminuyendo continuamente. En el
influyan también en la asignación de las notas escolares. Ellas suelen ser más Directory of American Men of Science, p. ej.,'solo se incluyen 50 mujeres en un
dóciles, más tranquilas, no tan sujetas a distracciones exteriores a la escuela, total de 2607 científicos que han alcanzado la eminencia entre 1903 y 1943 (141).
y se acomodan mejor a la disciplina escolar que los muchachos. Estas diferencias Es obvio que la interpretación de tales datos sobre el rendimiento se complica
de personalidad pueden repercutir en las calificaciones tanto por la cuantía de por los muchos factores que, además de la aptitud, determinan la eminencia. Las
materia realmente aprendida como—y más directamente—en virtud de la impre- diferencias en rendimiento registradas podrían explicarse enteramente en función de
sión creada en el profesor. condiciones ambientales. Hasta tiempos muy recientes, a las mujeres les han estado
Hay que tener en cuenta también el efecto de los estereotipos sexuales. Las expe- vedados muchos tipos de ocupaciones. Incluso hoy, en muchos campos, la compe-
454 XIV. Diferencias sexuales
Resumen 455
lición no se asienta sobre las mismas bases para hombres y mujeres. Las oportuni-
dades educativas también han sido distintas en el pasado, aunque comúnmente los
ambientes de los dos sexos están, en este aspecto, más equiparados que en todo lo RESUMEN
demás. Aunque América estaba a la cabeza de la mayoría de los países, en cuanto
a la educación de la mujer, casi hasta mediados del siglo xix no había una sola Para la adecuada valoración de los datos sobre las diferencias sexuales—o cuales-
institución de rango universitario en este país que admitiera mujeres. La educación quiera otras diferencias de grupo—es necesario considerar la significación estadís-
profesional y postgraduada no apareció hasta mucho más tarde. Incluso en las tica de las diferencias, la extensión de la superposición entre los grupos y la compa-
escuelas elementales y secundarias, el curso do estudios tradicional de las chicas rabilidad de las muestras. El empleo de índices y de Cí u otras puntuaciones glo-
era distinto del de los chicos, incluyendo muchas menos asignaturas científicas y bales puede llevar a confusión en las comparaciones de grupos.
más literatura, arte y otras materias delicadas. Tanto los factores biológicos como los culturales contribuyen al desarrollo de
Otra fuente importante de diferencias sexuales en rendimiento se encuentra en las diferencias sexuales en aptitudes y en rasgos de personalidad. La influencia
los papeles y estereotipos sexuales. Representan estos influencias sociales per- de los factores biológicos puede ser relativamente directa, como en el efecto de las
sistentes y penetrantes que obran ya desde el comienzo de la niñez. Lo que hormonas sexuales masculinas sobre la conducta agresiva, o bien indirecta, como
se espera de un individuo es un poderoso elemento en el desarrollo del concepto en los efectos sociales y educativos de la aceleración del desarrollo en las mujeres.
de su propio yo. Cuando tal expectativa tiene toda la fuerza de la tradición cultural La contribución de la cultura se aclara cuando se consideran las grandes varia-
tras ella y se halla repetidamente corroborada en casi todos los contactos con la ciones en las funciones de los sexos, halladas en culturas diferentes o en distintos
familia, profesores, compañeros, etc., es difícil no sucumbir ante la misma. Como períodos de nuestra propia historia. La investigación reciente ha centrado su aten-
resultado, el individuo llega a convencerse de que posee los rasgos que se le atri- ción sobre dichas funciones en el ámbito de nuestra propia cultura: su adqui-
buyen. sición en la niñez, su efecto sobre el desarrollo de la conducta y su relación con la
Quizá los estudios continuados de los niños superdetados que discutimos en el adaptación de la personalidad.
capítulo anterior puedan ofrecer una clave para las diferencias sexuales en el rendi- Desde un punto de vista puramente descriptivo, se han establecido ciertas dife-
miento de los adultos. En el estudio del niño superdotado de la Stanford (Stanford rencias sexuales en aptitudes y rasgos de personalidad con bastante precisión, bajo
Gifted Child Study) (130), las ocupaciones de las mujeres adultas eran, en conjunto, las condiciones culturales existentes. Los varones tienden a sobresalir en la velo-
de escasa altura. El número de mujeres adscritas a la enseñanza universitaria, inves- cidad y coordinación de los grandes movimientos corporales, orientación espacial
tigación, arte y literatura era pequeño. Son especialmente dignas.de mención las y otras aptitudes de este tipo, comprensión mecánica y razonamiento aritmético.
diferencias sexuales de que se nos informa en las actividades profesionales de los Las mujeres tienden a sobrepasar a los varones en destreza manual, velocidad y
adultos, cuando recordamos que los hombres y mujeres de este grupo habían sido precisión de la percepción, memoria, cálculo numérico, fluencia verbal y otras
seleccionados de tal manera que figuraron con el mismo índice de Cí en la infancia. tareas que hagan uso de los mecanismos del lenguaje. Se han observado muchas
Además, el CI inicial mostraba una relación bastante estrecha con el nivel ocupa- diferencias sexuales en intereses y actitudes, mediante estudios realizados siguiendo
cional entre los hombres, pero virtualmente ninguna relación entre las mujeres. diversos métodos sobre niños y adultos. Todas estas diferencias reflejan los tradi-
De hecho, dos tercios de las mujeres con CI de 171) y superiores eran amas de casa cionales papeles de los sexos en nuestra cultura. Son de particular interés las diferen-
o empleadas en oficinas. cias sexuales en orientación social y en motivación de rendimiento. Se ha llegado
Las estadísticas sobre la educación superior también favorecían a los hombres al conocimiento de otras importantes diferencias de personalidad en la conducta
en este grupo. Aunque los porcentajes de los que finalizaban sus estudios superiores sexual, adaptación emocional y agresividad. Los tests de masculinidad-feminidad
eran casi iguales en ambos sexos, había muchos más hombres que proseguían sus de que disponemos nos proporcionan un índice del grado en que la personalidad
estudios, especialmente para el doctorado. Además, en la aplicación continuada de del individuo se asemeja a la personalidad típica de los hombres y mujeres de
tests en los niveles de la adolescencia y de la edad adulta, las mujeres mostraban nuestra cultura.
mayores descensos medios en su CI que los hombres. Es posible que con la expo- La chicas son superiores en general en el rendimiento escolar. En la mayoría,
sición creciente a las actividades tradicionales y a las presiones sociales, el mu- de los casos obtienen más éxitos que los chicos en una situación académica típica.'
chacho intelectualmente superior continuara mejorando en funciones intelectua- Por otro lado, en las subsiguientes actividades profesionales los hombres consiguen
les, mientras que la chica de análoga valía se dirigiera a empresas menos distinguirse en una proporción mucho mayor y en grados más altos que las mujeres.
intelectuales. Tales diferencias sexuales en actividades educativas, vocacionales y de Estos dos resultados, aparentemente opuestos, pueden reflejar una compleja inter-
diversión se reflejarían, a su vez, en una creciente divergencia de las puntuaciones acción de las diferencias sexuales en aptitudes y personalidad, funciones de los
de los tests de inteligencia con el transcurso de los años. sexos y otras condiciones culturales.
De todo lo expuesto resulta obvio que no se puede hablar de superioridad o infe-
456 XIV. Diferencias sexuales Bibliografía 457

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140 TUDDENHAM, R. D . : «Studies in repu- 1, 168-75. un individuo de una clase social baja puede ascender por sus propios esfuerzos
hasta un status más elevado. Esta posibilidad se encuentra en la raíz de muchas
de las motivaciones y actitudes características de la clase media, con su credo del
trabajo duro, la mejora personal y el rendimiento.

15-1. Estructura de las clases sociales.—Se ha analizado intensamente la dife-


renciación en clases de la sociedad americana, en estudios de comunidades americanas
realizados bajo la dirección general de W. Lloyd Warner. Se han descrito ciudades
típicas de distintas partes del país, bajo denominaciones tales como Yankee City en
Nueva Inglaterra (115), Oíd City en el Sur (24) y Jonesville en el Oeste Medio (116)..
Otras partes del Oeste Medio están representadas por Middletown (63, 64) y Plain-'
ville, U. S. A. (117). Los métodos empleados en estas investigaciones son una
adaptación de los procedimientos de observación utilizados por los antropólogos
en sus estudios específicos de las culturas primitivas. En general, los investigadores
vivieron en la comunidad durante un largo período de tiempo, tomando parte en sus
actividades sociales y entrevistándose con informadores locales, personas de dife-
rentes niveles sociales, cuyas actividades les ponían en contacto con muchos miem-
ANASIASI.—16 461
462 XV. Dijerencías entre las clases sociales Estructura de las clases sociales 463

bros de la comunidad. Por medio de estas técnicas se obtuvo información no solo anteriormente como un método de participación valorada (Method of Evaluated Partí -
de la estructura general de las clases de la comunidad, sino también del estado de las cipation, EP). Si bien es una técnica directa, es laboriosa y requiere bastante tiempo
personas individuales en cuanto miembros de una clase. Una consideración de impor- para determinar la clase social a que el individuo pertenece. Warner y sus colabo-
tancia en la identificación de la clase de los individuos se centra en la cuantía radores idearon un procedimiento más simple y más corto que arrojaba un índice
y naturaleza de su participación en las actividades sociales con los miembros de una de características de status (Index of Status Characteristics, ISC) (116). El ISC de
clase particular. cada individuo se calcula valorándole, en una escala de siete puntos, sobre cada
Los resultados de tales investigaciones revelan una estratificación en seis cla- uno de estos cuatro factores: ocupación, fuente de ingresos, tipo de casa y zona
ses, designadas como: superior-alta, superior-baja, media-superior, media-inferior, de residencia, y sumando después las cuatro valoraciones. Warner ct ai, en Social
baja-superior y baja-inferior. La figura 15-1 da el porcentaje de personas que Class in America (116), describen detalladamente los procedimientos para conseguir
figuran en cada una de estas clases, en una muestra de 16 785 casos estudiados este índice. Los autores dan también datos que indican la concordancia entre el
en una Yanquee City. Estos porcentajes no diferian sustancialmente de los de otras status social y la determinación conseguida por ambos métodos, el EP y el ISC.
comunidades que se estudiaron. La distinción entre superior-alta y superior-baja, Como el nivel de ocupación tiene un valor relativamente grande en el cálculo del ISC,
en las ciudades de Nueva Inglaterra y otras del Sur, se basó principalmente además de estar correlacionado con las otras tres características, nos puede propor-
cionar por sí mismo una buena aproximación del status social, según lo define
superior 1.44% Warner. De aquí que el gran cuerpo de datos de que se dispone sobre la relación
alta entre el nivel de ocupación y la inteligencia, que discutiremos en la sección si-
superior \ 1,56% guiente, pueda ajustarse en el cuadro de la diferenciación de clases establecido por
óaja
la investigación sociológica.
media superior 10,22 % La obra de Tryon (111) representa otro método de investigación de la estruc-
tura de las clases. Tryon, utilizando el análisis por conglomerados (una variante del
media inferior Zty2% análisis factorial), estudió las intercorrelaciones entre 33 clases de datos del censo
de 243 vecindarios de la zona de la bahía de San Francisco. Una ventaja de este pro-
óajasuperior 32,bQ%
cedimiento consiste en que solo requiere los datos objetivos de que se dispone en los
óa/ainferiorZSffl* registros públicos. El análisis arrojó tres factores o dimensiones. La primera es una
- dimensión de vida de familia (F), que se caracteriza por alojamientos unifamiliares,
desconocidos 0,84% grandes familias y amas de casa que no trabajan. La segunda, asimilación (A), se
refiere principalmente a la proporción de blancos nativos que residen en una vecin-
FIG. 15-1.—Estratificación social en una comunidad americana: Yankee City.
(De Warner y Lunt, 115, pág. 88.) dad, aunque también tiene valores significativos en ciertas variables de ocupación.
El tercer factor se identifica como independencia socioeconómica (S) e incluye
en los antecedentes familiares: la clase superior-alta estaba representada por la variables tales como alto nivel de ocupación y educación, casas de primera calidad
vieja aristocracia, y la superior-baja, por los nuevos ricos. En las comuni- y empleo de servidumbre doméstica. Señala Tryon que lo que usualmente se designa
dades del Oeste Medio no se hizo, generalmente, esta distinción, y solo se espe- como nivel socieconómico, así como el estado social medido por las técnicas de
cificó una clase superior, que comprendía las familias más ricas y más importantes. Warner, representa una combinación de sus factores de independencia socioeconó-
La clase media-superior constaba principalmente de hombres de negocios y pro- mica y asimilación.
fesionales, los pilares de la sociedad, mientras que la clase media-inferior incluía Otra técnica simplificada para determinar la clase social de un individuo nos
a los pequeños comerciantes, trabajadores con corbata (white collar) y algunos la proporciona el SCI de la escala de valoración ocupacional ideada por Sims (97,
trabajadores especializados. La clase baja-superior estaba integrada en su mayor 98). En esta escala se le presenta al sujeto una lista de 42 ocupaciones, que se
parte por los trabajadores semiespecializados y los no especializados, que a menudo extienden desde la de embajador de Estados Unidos hasta la de barrendero, peto
eran descritos por las personas de clase media como «pobres, pero respetables», y sin ningún orden. Se escogieron estas ocupaciones de una lista mucho más larga,
«gente muy trabajadora». Por contraste, la clase baja-inferior se caracterizaba por mediante una investigación preliminar sobre las valoraciones de prestigio de las
su inquietud y desorden. Las clases media-inferior y baja-superior, que juntas inclu- diversas ocupaciones. Para cada ocupación dada, el sujeto indica si cree que las
yen más del 60 % de la población, constituyen el nivel del «hombre corriente» (116) personas que la ejercen pertenecen a la misma clase que él y su familia, o a
y el «corazón de la cultura». una clase superior o inferior. Si no está suficientemente familiarizado con una
Warner y sus asociados designan los procedimientos de observación descritos ocupación particular, puede señalarla como dudosa. La puntuación del sujeto, por
464 XV. Diferencias entre las clases sociales Diferencias de clase en el desarrollo psicológico 465

la que se determina la clase a que pertenece, se basa sobre el número de ocupa- características de status, de Warner, y la disposición para la lectura y el desarrollo
ciones señaladas «más bajas» y la mitad de las señaladas «iguales». En suma, esta lingüístico de los niños. Se seleccionaron después dos subgrupos de los que pun-
escala es un artificio para hallar el nivel social con el que el individuo se identifica, tuaban alto y bajo en el lenguaje, para un estudio intenso mediante entrevistas
aunque sus resultados presentan una correlación muy alta con factores objetivos con los chicos y con sus madres. Los resultados revelaron algunas diferencias claras
como el nivel de ingresos y de ocupación. Por otra parte, las discrepancias entre el entre los dos subgrupos, que diferían también en nivel socioeconómico. Milner
status objetivo y el percibido en casos individuales pueden ser de un interés psico- concluía que, al entrar en la escuela, el muchacho de la clase baja parece carecer
lógico considerable. de dos ventajas que posee el de la clase media. La primera es «una cálida y posi-
tiva atmósfera familiar, o patrón de relaciones con los adultos, que cada vez se
15-2. Diferencias de clase en el desarrollo psicológico.—Para el psicólogo reconoce más como un prerrequisito motivacional para cualquier clase de apren-
diferencial, son de especial interés los efectos que la pertenencia a una clase social dizaje controlado por adultos». En el estudie de Milner, los chicos de la clase
puedan tener sobre el desarrollo emocional e intelectual del individuo. Aunque la baja percibían a los adultos como predominantemente hostiles. La segunda ventaja
movilidad social es común y la distinción entre las clases sociales no es brusca en consiste en «una gran oportunidad para interactuar verbalmente con adultos de alto
nuestra sociedad, tales clases representan subculturas distintas. Es limitada la natu- valor personal para el chico, quien posee adecuados patrones de expresión». Se
raleza y extensión de la interacción social entre miembros de clases diferentes. Ade- ilustra el último punto por una atmósfera totalmente diferente alrededor de la mesa,
más, la estratificación en clases se refleja en claras diferencias en la vida del hogar, a la hora de comer. En los hogares de los que puntuaban alto había más conver-
educación, medios recreativos y actividades en la comunidad. sación espontánea durante las comidas entre adultos y chicos. En contraste, los
padres de los que puntuaban bajo tendían a prohibir o suprimir la conversación
Crianza de los niños.—Varios autores han dado especial importancia a las dife- de sus hijos durante las comidas. De otros estudios con niños preescolares y de
rencias de clase en las prácticas de la crianza de niños y en las posibles repercu- edad escolar se ha llegado a la conclusión de que existe una estrecha relación entre
siones de tales diferencias en el desarrollo psicológico (21, 22, 25, 65, 74). Davis el desarrollo del lenguaje y el nivel socioeconómico (cf. 70). El estudio de Milner
y Havighurst (25) estudiaron esta cuestión a través de entrevistas minuciosas con las arroja alguna luz sobre los posibles mecanismos causales subyacentes en esta re-
familias de las clases media-superior y baja-superior, en Chicago. Las preguntas lación.
comprendían asuntos tales como programas de alimentación, enseñanza del aseo, Himmelweit (45) coincide en apreciar relaciones más favorables entre padres
horas de sueño diurnas, permiso para salir solo, hora límite para volver a casa e hijos en la clase media que en los hogares de la clase baja, tomando como base
por la noche y edad a la que se esperaba que el chico asumiera varias responsa- los datos obtenidos en entrevistas celebradas con más de 600 chicos ingleses
bilidades. Dentro de los dos grupos de blancos y negros que se estudiaron, se de trece y catorce años de edad. A pesar de las mayores exigencias de sumisión
hallaron varias diferencias estadísticamente significativas, las cuales sugerían que a que los chicos de la clase media se veían sujetos, no había testimonios que indi-
los padres de la clase media tienden a ser más rigurosos en sus prácticas de forma- caran mayor ansiedad o tensión general. El autor sugiere como explicación posible
ción de los hijos, hacen surgir más frustraciones en ellos en cuanto a la formación el hecho de que el hogar de clase media se halla «más centrado en el chico», que
referente a la limpieza y alimentación y esperan que asuman más pronto algunas siente mayor aceptación y puede discutir asuntos con sus padres y confiar en ellos.
responsabilidades. Parece, pues, que las generalizaciones relativas a la restricción o libertad de las
Otros estudios han sugerido que los niños de las clases media-inferior y baja- prácticas de crianza de niños en relación con el nivel social deben indagarse cui-
superior suelen criarse en condiciones exageradamente restrictivas y que exigen dadosamente. Hogares que en algunos aspectos son más liberales pueden ser más
demasiada conformidad, en contraste con la mayor libertad de que gozan los rígidos en otros (cf., p. ej., 93). Indudablemente, se necesitan estudios más detallados,
niños que se desenvuelven en la clase baja-inferior (cf., p. ej., 74). Sin embargo, con muestras mayores, sobre la práctica de la crianza de niños. Algunos puntos
Maas (65) propugnó que se revisase dicha conclusión, después de las entrevistas podrían aclararse aplicando las técnicas de observación intensiva desarrolladas por
que celebró con muchachos y muchachas de diez a quince años, pertenecientes Barker y Wright (8, 9). Estos investigadores, que llaman a su método «ecología
a las clases nombradas primeramente. Concluía Maas que, aunque recibían una psicológica», procuran una descripción completa de las actividades diarias del chico,
educación más rígida y tenían más restricciones físicas en lo concerniente a la edad sus interacciones sociales y su habitat psicológico. El método solo se ha utilizado
del destete, formación en el aseo y otras prácticas de la crianza, los chicos de la hasta ahora en una pequeña comunidad del Oeste Medio, con una variabilidad socio-
clase media tienen más libertad para comunicarse con sus padres, sienten menos económica relativamente pequeña y poca segregación de las clases sociales.
temor hacia ellos y experimentan menos despego que el muchacho de la clase baja. En lo que puede determinarse partiendo de los datos de que disponemos, los
Milner (75), en un estudio de niños de primer grado, nos presenta testimonios padres de las clases media y baja-superior tienden a exigir más sumisión que los
corroborativos. Primero, se demostró una estrecha relación entre el índice de de la clase más baja, e inducen por ello a más frustraciones, ahogando en algunos ca-
466 XV. Diferencias entre las clases sociales Diferencias de clase en el desarrollo psicológico 467

sos iniciativas y espíritu creador. Por otra parte, ciertos aspectos de la vida familiar nos proporciona también datos sobre las diferencias socioeconómicas. Con este fin,
de la clase baja tienden a minar la confianza y seguridad emocional propias del se determinó el nivel socioeconómico del sujeto fundándose en su nivel educativo y
niño y a entorpecer su desarrollo intelectual. Estas diferencias se reflejan en una ocupacional y en el de ocupación de sus padres. Los investigadores quedaron impre-
adaptación emocional más pobre y en un rendimiento escolar inferior en los mu- sionados por la relación entre la conducta sexual de los varones y el nivel social.
chachos de la clase baja. Así, p. ej., los varones de las clases sociales inferiores mostraban una mayor inci-
Las diferencias de clase en la conducta se ven aumentadas por la cultura de dencia de relaciones sexuales premaritales y cxtramaritales que los de las clases
los iguales; es decir, los compañeros del niño de su misma edad. Existen algunas más elevadas; pero la masturbación se daba más frecuentemente en los niveles
pruebas de que el valor de prestigio de los rasgos de conducta varía con el nivel sociales superiores. También los varones de las clases superiores respondían erótica-
socioeconómico (3, 80). Así, entre lo<s niños y niñas de nivel socioeconómico más mente a una mayor variedad de estímulos que los de las clases inferiores. Los propios
alto, se concede más valor al acatamiento de los patrones de los adultos y de las re- investigadores consideraron tales diferencias socioeconómicas como uno de los ha-
glas de conducía convencionales, mientras que el espíritu emprendedor y la confian- llazgos básicos de su inspección. Decían así:
za en sí mismo reciben más alto premio entre aquellos de estado socio-económico
inferior. Se ha observado también una diferenciación de clase en la naturaleza y Los datos de que ahora disponemos demuestran que los patrones de la conducta sexual
extensión de las actividades de los chicos en sus horas de ocio (66). pueden ser sorprendentemente distintos para los diferentes niveles sociales existentes en la
Las diferencias entre las clases sociales se manifiestan también en la escuela, misma ciudad, y algunas veces en secciones adyacenies inmediatas de una sola comunidad.
Las divergencias en los patrones sexuales de tales grupos sociales pueden ser tan grandes
tanto en las actividades académicas como en las exteriores al curso de estudios. como las que los antropólogos han encontrado entre los patrones sexuales de los distintos
Davis (21, 22) mantiene que las escuelas públicas se adaptan principalmente a la grupos raciales que se encuentran en remotas partes del mundo. No hay un patrón ame-
cultura de la clase media, puesto que el personal educativo se recluta en su mayoría ricano para la conducta sexual, sino líneas de patrones, cada una de las cuales se halla
de esta. Tal situación, según Davis, hace que el curso de estudios, el tipo de incen- confinada en un segmento particular de nuestra sociedad (53, pág. 329).
tivos y otros aspectos de la experiencia educativa que las escuelas proporcionan
no sea apropiado para los chicos de la clase baja. Sugiere que esta puede ser una Tal vez estos resultados refleien tan solo el grado de renuencia o disposición de
razón importante de la frecuente inadaptación escolar y del retraso educativo de los los hombres y mujeres americanos de distintas clases socioeconómicas para informar
últimos. de ciertas actividades sexuales. Sin embargo, incluso en tal caso, los datos indicarían
Parece evidente que el rendimiento escolar está positivamente relacionado con el diferencias socieconómicas en las actitudes hacia las diversas formas de la conducta
status social (36, 37, 38, 47, 114). Las diferencias no pueden tampoco explicarse sexual.
simplemente en función del nivel intelectual. En un examen de alumnos que te- En agudo contraste con los resultados obtenidos por los varones, se observó
nían CI de 110 y superiores, realizado a partir de 1930, se hicieron compara- que los factores sociales tenían menor significación en la determinación de los
ciones entre los subgrupos de status socioeconómico superior e inferior (cf. 114, patrones de conducta sexual en las hembras. Se halló poca o ninguna relación entre
págs. 51 y sgs.). En el grupo social superior, el 93 % se graduaba en la escuela la naturaleza y grado de la actividad sexual de las mujeres y su nivel educativo
secundaria, y el 57 % asistía a la Universidad; en el inferior, el 72 % se graduaba o el nivel de ocupación de sus padres.
en la escuela secundaria, y el 13 % emprendía estudios superiores. En los últimos
años, con la rápida expansión de los programas de becas, se han reducido induda- Adaptación emocional.—Las investigaciones hechas por medio de inventarios
blemente estas discrepancias. Existe, a pesar de ello, la opinión de que las dife- y otros tests de personalidad han tendido a establecer las diferencias de clase
rencias de clase en la actitud hacia la educación significan un factor importante (43, que podrían suponerse fundándose en las diferencias culturales conocidas. Los
45, 47, 103). Los estudios de los mismos chicos y de sus padres indican que a los escolares de estado social inferior presentan claramente más neuroticismo, insegu-
niños procedentes del status superior se les enseña a responder favorablemente ridad emocional e irritabilidad; dan cuenta de mayor número de preocupaciones
a las situaciones de competición que representan las tareas escolares y los tests de y obtienen puntuaciones más pobres en la escala de madurez social de Vineland
inteligencia, y que reaccionan más hondamente ante el rendimiento personal y el (6, 78). Sims (99) encontró que entre los estudiantes de escuela secundaria y
adelanto académico. Pueden también contribuir a mejores logros de los muchachos universitarios, el índice de la identificación de la clase social estaba correlacio-
de status superior las opiniones y actitudes de los maestros y de los directores de las nado positivamente con la adaptación social medida por el inventario de adaptación
escuelas (47). de Bell.
En el inventario de personalidad de Bernreuter se observó que los hombres de
Conducta sexual.—La investigación de Kinsey y sus asociados (53, 54) sobre la status social elevado eran mucho menos neuróticos, más autosuficientes y más domi-
conducta sexual de hombres y mujeres americanos, que citamos en el capítulo 14, nantes que los de status social bajo (cf. 6). Una investigación mediante técnicas
468 XV. Diferencias entre las clases sociales Diferencias de clase en el desarrollo psicológico 469

proyectivas de pequeñas muestras de estudiantes de Harvard sugería diferencias Es también digno de notarse que las inspecciones en gran escala muestran que
características entre las personalidades de las ciases alta y media (69) *. la incidencia de psicosis es mayor cuanto más bajo es el nivel socioeconómico.
Gough (37, 38, 39), siguiendo los mismos procedimientos empleados en el des- Clark (19) analizó 12 168 primeras admisiones de varones en hospitales psiquiá-
arrollo de los tests de masculinidad-feminidad (cf. Cap. 14), ha construido una tricos, en el área de Chicago. Entre los pacienies blancos, la proporción de admi-
escala de personalidad según el status social. En un grupo de 223 alumnos del último siones que se ajustaban a la edad presentaba una correlación de —0,83 con el nivel de
curso de la escuela secundaria, en una ciudad del Oeste Medio, se eligieron dos ingresos y de —0,75 con el nivel de prestigio de la ocupación del sujeto. Entre los
muestras de status sociales extremos considerando las características ambientales negros, las correlaciones correspondientes eran de —0,53 y —0,60. En un estudio
objetivas. Un análisis de elementos, basado en las respuestas de estas dos muestras posterior llevado a cabo en New Haven, Connecticut, Redlich et al. (85) consi-
a los 550 elementos del inventario de personalidad multifásico de Minnesota deraron como su población experimental a todos los pacientes que recibían trata-
(Minnesota Multiphasic Personality Inventory), reveló 34 elementos que arrojaban miento psiquiátrico el 1 de diciembre de 1950. El grupo incluía de este modo
diferencias significativas socioeconómicas (37). El examen de estos elementos sugiere pacientes de hospitales públicos y privados, así cerno personas que recibían trata-
que los estudiantes de nivel socioeconómico superior tienen intereses artísticos y miento en las consultas médicas. Los resultados revelaron de nuevo el número
literarios más fuertes, un equilibrio social más acusado, más seguridad y confianza creciente de trastornos psiquiátricos al descender el nivel socioeconómico. Además,
en sí mismos y en los demás; acusan menos miedo y ansiedades; despliegan las neurosis eran mucho más comunes que las psicosis en los niveles superiores,
actitudes más emancipadas y francas en asuntos morales, religiosos y sexuales; y viceversa en los inferiores. Indudablemente, parte de esta diferencia se debe al
se inclinan a ser más positivos, dogmáticos y justos en sus opiniones. hecho de que es más probable que las personas de clase superior reconozcan las
Estos 34 elementos diferenciales se agruparon en una escala de «status», me- condiciones neuróticas y pueden más a menudo permitirse un tratamiento para
diante la cual se establecieron las puntuaciones del status de personalidad de una estos trastornos relativamente ligeros. Sin embargo, queda en pie el hecho de que
nueva muestra de 263 estudiantes. Estas puntuaciones presentaban una correlación los trastornos mentales, considerados en conjunto, eran mucho más frecuentes
de 0,50 con las de status objetivo, que se basaban en características del medio en los niveles socioeconómicos inferiores que en los superiores.
hogareño. Además, las correlaciones de las puntuaciones del status de personalidad
con cada una de otras muchas variables se acercaban notablemente al patrón de Intereses y actitudes.—Ha quedado ya bien establecido que los grupos de la
correlaciones del status del hogar con las mismas variables. Las variables con las que misma ocupación presentan diferencias características en intereses, no solo en asuntos
se correlacionaron cada uno de estos dos tipos de puntuaciones del status incluían estrictamente profesionales, sino en casi todas las áreas de la actividad diaria.
cada una de las demás escalas del inventario de personalidad multifásico de Min- De hecho, estas diferencias son las bases sobre las que se han construido tests
nesota, así como otros tests de personalidad, inteligencia, rendimiento y califica- tales como el registro de intereses vocacionales de Strong. Este nos da a conocer
ciones académicas (38). De nuevo estas correlaciones sugerían que los estudiantes otra interesante experiencia (106) sobre las notables diferencias en el patrón de
de un status social superior presentan una adaptación social más satisfactoria, intereses que se presentan entre los distintos niveles de ocupación. Este investigador
menos inseguridad y menos introversión social que los de un status social más ha ideado una clave de puntuación especial para medir el nivel ocupacional (oceu-
bajo. pational level, OL) de ios intereses del individuo. Se llevó a cabo seleccionando
La comparación entre las puntuaciones de los status de personalidad y obje- aquellos elementos que más claramente diferenciaban los intereses de los trabaja-
tivo sugieren interesantes posibilidades para la predicción de la movilidad social dores no especializados y los de los hombres de negocios y profesionales. No sola-
en casos individuales (39). Así, las discrepancias, entre ambas puntuaciones pueden mente difiere esta puntuación con la posición de la ocupación del individuo en la
relacionarse con la tendencia del individuo a elevarse o descender en la jerarquía jerarquía socioeconómica, sino que, dentro de cualquier ocupación, tiende a ser
social; p. ej., un individuo con una baja puntuación de status objetivo, pero alta más alta para aquellos hombres cuyo trabajo es de carácter direccional.
en personalidad, tendrá más probabilidades de cursar estudios superiores que otro Algunas de las diferencias de clase mayores y más consistentes se han hallado
con puntuaciones de status bajas en ambos aspectos. Si se verificara esta hipótesis, en los exámenes de actitud. Estudios de escrutinio de amplitud nacional, así como
podría ayudar a explicar las diferencias relativamente pequeñas en tests de personali- investigaciones más intensas en áreas locales (50, 71), concuerdan en concluir que
dad que se observan cuando se comparan poblaciones selectas, como en el caso de el nivel socioeconómico superior se asocia con actitudes más conservadoras, y el
ciertos grupos de nivel universitario. nivel socioeconómico más bajo, con actitudes más radicales. Como cabría esperar, los
individuos que ya ocupan una posición más favorecida en la escala social tienden
i En ciertos estudios de muestras muy seleccionadas, como estudiantes universitarios o niños a favorecer el mantenimiento del statu quo. También, en general, las personas
intelectualmente superdotados, no se halló relación significativa alguna entre personalidad y de la clase media se interesan más por las mejoras siguiendo las líneas vocacionales
nivel socio-económico, probablemente a causa de la restringida amplitud de los grupos en status
social y otras características (cf. 6). y otras, mientras que las clases más bajas se apoyan en la seguridad (71).
470 XV. Diferencias entre las clases sociales «Status» socioeconómico e inteligencia 471

Centers (16) realizó una de las inspecciones más cuidadosamente controladas proporcionan una corroboración en gran escala de esta relación. En la figura 15-3
sobre las actitudes de las diferentes clases sociales. Mediante entrevistas con 1100 per- se reproducen datos ilustrativos sobre quince ocupaciones corrientes, selecciona-
sonas, escogidas como muestra representativa de la población masculina adulta, das de diferentes niveles de jerarquía. En el análisis completo se dispone de datos
se exploraron las actitudes sobre los más importantes problemas económicos y so- análogos para 227 ocupaciones, representadas en números suficientemente grandes
ciales. Fundándose en las respuestas a ciertas preguntas, se clasificó a los individuos para poder darnos medias fiables. Los resultados se basaban en las puntuaciones
en cinco categorías, con referencia al conservadurismo o radicalismo expresado. obtenidas en el A G C T de una muestra representativa de 81 553 hombres blancos
E n la figura 15-2 se encontrará la frecuencia relativa de estas cinco categorías alistados.
de respuestas entre individuos de distintos niveles de ocupación. Se dan resul-
tados separados para las muestras urbanas y rurales. Las diferencias de ocupación mediana y amplitud totalCP^-P^de laspuntuaciones en dA6CT
son grandes y claras, y la conclusión del autor es que tales diferencias dejan poca OCUPACIÓN
70 80 90 100 110 120 130 140
duda de que las orientaciones político-económicas de la gente están estrechamente
estratos urbanos tenedorde tióros 216

profesor 360

contabte, en general 302

e/npteado, 2063
engenerat
Viajante 859
de comercio
dependiente
408
oe muelle

mecánico 617

dependiente 2362
de tienda
etectricista 435

encargado 3044
Fio. 15-2.—Diferencias de actitud en los estratos de ocupación con referencia a las posturas dema'gi/inas
político-económicas de conservadores y radicales, (De Centers, 16, pág. 58.)
albañil 213

asociadas con sus estados socioeconómicos. Otra observación interesante fue que,
dentro de cualquier categoría de ocupación, las personas que subjetivamente se carpintero 1004

identificaban con la clase trabajadora expresaban actitudes más radicales que ¿abrador 7805
aquellos que se clasificaban a sí mismos como pertenecientes a la clase media.
E n un estudio posterior de estudiantes de escuela secundaria se encontró una rela- minero 502
ción similar entre el expresado conservadurismo o radicalismo y el nivel de ocu-
pación paterno (17). Se corroboraron del mismo modo los resultados relativos a la pedh de granja 7475
identificación con una clase.
p IG 15.3—Puntuación en el AGCT en relación con la ocupación civil, (Datos de Stewart,
15-3. «Status» socioeconómico e inteligencia. Jerarquía de la ocupación.— 104, págs. 5-13.)
Existe un gran cuerpo de datos que indican una relación positiva entre el nivel
de ocupación y la ejecución en el test de inteligencia. Los análisis de las puntua- A causa de factores selectivos que actuaban sobre prórrogas, inutilidades y li-
ciones obtenidas por los soldados americanos en el Alfa del Ejército durante la cénciamientos, no cabe considerar estas muestras del ejército como representativas
primera guerra mundial (31) y en el A G C T durante la segunda guerra mundial (104) de las poblaciones civiles adultas. Además, no se incluyó la oficialidad en el examen
472 XV. Diferencias entre las clases sociales «Status» socioeconómico e inteligencia 473
de ocupaciones, lo que restringió aún más la distribución en los niveles superiores.
Mediante estos factores, la representación de los grupos profesionales es especial- TABLA 15-1
mente limitada. En estas tabulaciones, los datos sobre ingenieros y doctores, p. ej., son
virtualmente inexistentes. A despecho de estas limitaciones, está claro que las pun- Media de los CI en el Stanford-Binet de 2757 chicos clasificados de acuerdo con
tuaciones del test de inteligencia siguieron la jerarquía de ocupación general, guar- la ocupación paterna
dando paralelismo con el status socioeconómico de varios grupos. Aunque la super-
(De McNemar, 73, pág. 38)
posición es grande, y las diferencias de las medias entre los grupos adyacentes
son ligeras, las puntuaciones en el test de los grupos procedentes de distintas partes
Edad cronológica del chico
de la jerarquía ocupacional difieren en cantidades grandes y estadísticamente signi-
Ocupación del padre
ficativas. Se han obtenido resultados análogos con el Wechsler-Bellevue en una
2-5¿ fr-9 10-14 15-18
muestra de 1753 adultos empleados ventajosamente, y que principalmente procedían
del área metropolitana de Nueva York (96). Un test de vocabulario aplicado a una I. Profesional 114,8 114,9 117,5 116,4
muestra nacional estratificada de 1500 personas de diez años de edad y más arrojó II. Semiprofesional y dirección 112,4 107,3 112,2 116,7
también diferencias significativas entre amplios niveles de ocupación (76). Foulds III. Administrativos, empleos especiali-
y Raven (30), usando las matrices progresivas de este último con los empleados de zados y negocios al por menor 108,8 104,9 107,4 109,6
IV. Propietarios rurales 97,8 94,6 92,4 94,3
una gran compañía de la Gran Bretaña, observaron el mismo tipo de diferencias V. Semiespecialistas, administrativos
de ocupación en las puntuaciones medias. En Suecia se hallaron diferencias signi- corrientes y negocios comunes 104,3 104,6 103 4 106,7
ficativas en las puntuaciones del test entre dos grupos de futuros soldados que VI. Ligeramente especializados 97,2 100,0 100,6 96,2
VIL Jornaleros, urbanos y rurales 93,8 96,0 97,2 97,6
representaban ocupaciones superiores (N = 267) e inferiores (N = 660), respectiva-
mente (14).
mismo modo la relación entre la ocupación del padre y la inteligencia de los hi-
jos (15, 26, 27, 61, 72, 79, 81, 100).
«Status» social e inteligencia de los niños.—La correspondencia entre la eje-
Algunos investigadores han empleado escalas para valorar las condiciones del
cución del test de inteligencia y el nivel de ocupación no se limita a los adultos,
hogar, consiguiendo de este modo el cálculo de las correlaciones entre la puntua-
sino que persiste cuando se clasifica a los niños de acuerdo con la ocupación
ción del test de inteligencia y el nivel social. Se han elaborado varias escalas con
paterna. Así, pues, la relación no puede explicarse enteramente en función de las
este fin (cf. 58, 62); una de las más amplias es el índice del status del hogar, de
diferencias en experiencia vocacional y la cuantía de escolaridad. Han de incluirse
Minnesota (Minnesota Home Status Index), ideado por Leahy (58). La mayoría
condiciones más generales, que no solo caractericen a ios hombres en las diversas
de las escalas utilizan la información que se obtiene mediante visitas al hogar y
ocupaciones, sino también a sus familias. En la tabla 15-1 se encontrará un aná-
lisis de ocupaciones, de los datos recogidos durante la tipificación del Stanford-
TABLA 15-2
Binet (73). En la escala de inteligencia para niños de Wechsler (WISC), des-
arrollada recientemente, las medias del CI variaban desde 110,9 para los hijos de los Puntuaciones medias de a tests», obtenidas por niños de diez años, en grupos de
hombres profesionales y semiprofesionales hasta el 94,6 para los de los labriegos
diferente posición social
y capataces de las granjas (92). Resultados similares se han obtenido en gran
número de investigaciones, desde el nivel preescolar hasta el universitario (cf. 62, 77). (Adaptado de Havighurst y Janke, 42, pág. 363)
En general, parece darse una diferencia de 20 puntos entre el CI medio de los hijos
de hombres profesionales y el de los hijos de los trabajadores no especializados. Puntua- Puntua-
Tales experiencias no se han limitado a las muestras americanas. En el examen C o c i e n t e Ajuste de ción en ción en
CI en el CI en el CI en el Laberinto el test de el test de
escocés de 1947 se halló una estrecha correspondencia entre la clase de ocupación Status N de lectura formas de
Stanford- Cornell- Dibuja-un MA de montaje montaje
social silenciosa papel mecánico mecánico
de los padres y la puntuación media en el test de los hijos (90). Se revelaron Binet Coxe hombre
de lowa
Porteus de Minne- tfp Chica-
diferencias análogas en un examen de ámbito nacional de escolares franceses com- sota (ni- go (niñas)
ños)
prendidos entre los seis y los doce años (44, Cap. 5). En este estudio se aplicó un
test gráfico colectivo a más de 95 000 niños escogidos de forma que representaran c. 26 114 116 107 99 22,5 12,7 52,5 56,0
un corte transversal de la población de escolares elementales de Francia. Las inves- D. 68 110 110 102 99 21,3 12,8 49,2 49,5
tigaciones que en menor escala se realizaron en otros países han corroborado del E. 16 91 96 91 88 15,7 10,4 46,9 41,3
474 XV. Diferencias entre las clases sociales « Status» socioeconómico e inteligencia 475

Jities), de Thurstone. A los otros dos grupos se les examinó con tests de inteligencia
TABLA 15-3 verbales y de ejecución bien conocidos, así como con tests especiales de lectura
y de aptitudes espaciales y mecánicas. A cada sujeto se le clasificó en uno de los
Puntuaciones medias en los «tests» de aptitudes mentales primarias de Thurstone cinco grupos de status, que se extendían desde e! A (superior) hasta el E (el inferior
obtenidas por muchachos de trece años en grupos de diferente posición social más bajo).
(Adaptado de Havighurst y Bréese, 41, pág. 244) En las tablas 15-2, 15-3 y 15-4 se presentan las puntuaciones medias de los
distintos grupos de status en cada test. A pesar del pequeño número de casos (espe-
Compren- Fluencia Razonamien-
cialmente en los niveles superiores), casi todos los tests muestran una tendencia
Status Número Espacio Memoria
N sión verbal verbal to a aumentar en las puntuaciones de acuerdo con el status social más elevado dentro
social (N) (V) (E) (W) (M)
(R) de cada muestra. Cuando se comparan grupos sociales extremos, la mayoría de las
diferencias son estadísticamente significativas La excepción más clara de esta ten-
c. 21 52,7 55,6 52,5 53,4 53.8 52,5 dencia la tenemos en la ejecución por muchachos de dieciséis años del test de
D. 58 51,6 50,0 50,3 50,4 49,9 50,0
E. 11 36,4 39,4 43,0 40,1 43,4 44,1 ensamblaje mecánico (Mechanical Assembly Test) de Minnesota (tabla 15-4). Las

TABLA 15-4
entrevistas con los padres. Algunos investigadores han intentado preparar escalas
dando prioridad a los aspectos más significativos del ambiente del niño, desde el Puntuaciones de «tests» medios obtenidas por muchachos de dieciséis años en grupos
punto de vista psicológico, tales como las relaciones con los padres y las oportuni- de diferente posición social
dades que se le ofrecen de ejercitar varias clases de actividad (102, 113). El punto
débil de estas últimas escalas reside en la naturaleza relativamente subjetiva de la (Adaptadas de Janke y Havighurst, 49, págs. 503, 504)
elección de variables, así como de las mismas clasificaciones. Tales escalas, sin
embargo, abren interesantes posibilidades para una ulterior investigación. Como Puntuación Puntuación Puntuación
era de esperar, las correlaciones entre las valoraciones del hogar y la inteligen- en el co- en el test en el test
Status CI en el Oí en el Ajuste de de ensamblaje de ensamblaje
cia varían con el contenido de las escalas de valoración del hogar, la naturaleza ciente de mecánico
N Weschler- formas
social lectura de Minne- mecánico
del test que se use para medir la inteligencia y las características de la muestra a Binet Bellevue silenciosa, de papel sota (ni- de Chicago
que se aplica el test. En general, las correlaciones halladas entre las edades de tres ños.) (niñas)
de Iowa
y dieciocho años se agrupan alrededor de 0,40, aunque varían desde 0,20 hasta
un poco por encima de 0,50 (cf. 62, 77). Dentro de estos límites de edad, las corre- A. y B. 9 128 118 58,0 44 46,8 62, i
laciones no presentan ninguna tendencia consistente que se relacione con la edad. C. 44 112 109 51,0 40 51.6 52,0
Sin embargo, por debajo de los tres años las correlaciones descienden, y entre el D. 49 104 102 48,9 31 48,8 48,5
D. 13 98 103 45,6 31 53,0 45,3
momento del nacimiento y los dieciocho meses suelen ser nulas o ligeramente nega-
tivas. Debe recordarse que los tests psicológicos para la primera infancia son, en
gran parte, medidas de un sencillo desarrollo sensomotor. Conforme crece el niño, puntuaciones medias en este test no indicaron una relación congruente con el status
los tests aumentan en contenido verbal y abstracto. Como son diferentes fun- social, y la media superior la obtuvo el grupo social más bajo. Una posible razón
ciones las que se prueban, no hay verdadera incongruencia entre las correlaciones de estos rebultados tal vez sea que el grupo de muchachos de status social más
que se obtienen en los niños pequeños y los mayores. En conjunto, los estudios bajo haya tenido más experiencia en el trato con objetos mecánicos y pueda por
que emplean la técnica de la correlación han corroborado los resultados obtenidos ello estar más familiarizado con la tarea requerida en el test. También es digno
por la comparación de los grupos ocupacionales. de tenerse en cuenta que las diferencias de clase tendían a ser mayores en Ips
Otro método comprende la relación entre las puntuaciones de los tests y la per- tests del Stanford-Binet que en los de ejecución. El test de dibuja-un-hombre
tenencia a una clase social del individuo, según se determina mediante las técnicas fue el que arrojó la diferencia más pequeña, lo que ha sido corroborado en otro
de Warner. En una sene de estudios realizados por Havighurst y sus colaborado- estudio similar (11).
res (41, 42, 49), se aplicaron tests a muestras casi completas de chicos de diez, En los tests de aptitudes mentales primarias que se aplicaron a los muchachos
trece y dieciséis años de edad, en una ciudad del Oeste Medio. Al grupo de trece de trece años queda de nuevo en claro que las diferencias de status varían con la
años se le dieron los tests de aptitudes mentales primarias (Primary Mental Abi- función que se somete a prueba. Los de números y comprensión y fluencia verbales
476 XV. Diferencias entre las clases sociales «Status» socioeconómico e inteligencia 477

dieron diferencias mayores que los de espacio, razonamiento y memoria. La misma hipótesis explicaría el desarrollo intelectual del chico en función del nivel cultural
tendencia existe en las correlaciones con el índice de características de status, que en el que se cría. Aquel que crece en el hogar de un trabajador no especializado no
fueron como sigue: tiene las mismas oportunidades de desarrollo intelectual y, por consiguiente, no
alcanzará el mismo nivel de aptitud que el niño de capacidad inicial igual criado
Numérica 0,32 Fluencia verbal 0,30 en el hogar de un hombre que ejerce una profesión intelectual. Una posible tercera
Comprensión verbal 0,42 Razonamiento 0,23 hipótesis es que ambas variables, socioeconómicas e intelectuales, pueden relacionarse
Espacial 0,25 Memoria 0,21 por medio de algún otro factor, tal como las características de personalidad, la na-
ción de origen o el volumen de la familia.
La correlación más alta es la obtenida en el caso de la comprensión verbal; el factor No podemos escoger entre estas explicaciones sin indagar más a fondo las cir-
numérico y la fluencia verbal dan correlaciones algo más bajas, y los valores son cunstancias particulares de cada caso. Algunos investigadores se han impresionado
todavía menores para el factor espacial, el razonamiento y la memoria. Los investi- ante el hecho de que las diferencias de clase en la ejecución de los tests de inte-
gadores sugieren que las correlaciones con el status social son más altas en ligencia aparezcan tan pronto en la vida y sean prácticamente iguales a los tres
aquellas aptitudes que un ambiente social superior tiende a favorecer. Considera- años que a los dieciocho. A veces esto se ha considerado como una prueba de
remos más detenidamente esta cuestión en una sección posterior que trata de la la interpretación hereditaria de las diferencias de clase, partiendo de la base de que
especificidad de las diferencias de clase. las diferencias producidas de un modo ambiental deberían aumentar con la edad,
Algunas investigaciones han probado la existencia de una correspondencia entre ya que los factores ambientales tienen más tiempo para obrar. Sin embargo, bajo
las valoraciones socioeconómicas de la comunidad, en su conjunto, y el CI medio ciertas condiciones, la tendencia puede invertirse. Si las diferencias ambientales
de sus niños. En un estudio de más de 300 barrios en la ciudad de Nueva York» se mantienen en el mismo grado o aumentan con la edad, entonces sería de es-
con una población cada uno de unos 23 000 habitantes, Maller (67) halló una perar que sus efectos diferenciales sobre la conducta aumentaran también. Pero
correlación de 0,50 entre el status económico de la vecindad (basado en el valor si en ciertas edades se introducen algunas influencias igualatorias, como en el
de las rentas de las casas) y el Cl medio de sus escolares. E. L. Thorndike y Wood- momento de la entrada en la escuela, estas podrían contrarrestar la divergencia del
yard (109), trabajando con unidades más amplias, obtuvieron correlaciones muy desarrollo de la conducta que de otro modo habría que esperar.
altas entre las puntuaciones medias de los test: de inteligencia de los alumnos de En todas las comparaciones de variables socioeconómicas e intelectuales no
sexto grado y varios índices sociales, en 30 ciudades. Así, p. ej., las puntuaciones debemos perder de vista el amplio campo de las diferencias individuales dentro de
del test de inteligencia presentaban una correlación de 0,78 con el índice del ingreso cada nivel social, ni la superposición existente entre tales niveles. Convendrá también
p¿r capita de cada ciudad, y una correlación de 0,86 con un índice compuesto de la tener presente que el número total de personas de las clases inferiores es mayor que
bondad general de la vida de la comunidad, basado en criterios varios. En una el de las clases superiores. Por consiguiente, si empezamos por las categorías inte-
inspección más reciente, de amplitud nacional, llevada a cabo por R. L. Thorn- lectuales, más bien que por las sociales, podemos encontrar un porcentaje mayor de
dike (110), las variables de la comunidad daban una correlación más alta con los personas intelectualmente superiores que proceden de las clases más bajas; por
tests de inteligencia que con los de ejecución. Entre las razones posibles que se ejemplo, entre los alumnos del último curso de la escuela secundaria de Wisconsin
sugirieron para este resultado se aducía el hecho de que la educación está relativa- que figuraban por encima de la mediana del grupo en las puntuaciones del test
mente tipificada en América, y las comunidades difieren fundamentalmente en fac- de inteligencia, solamente el 7,9 % tenía padres en la clase profesional, mientras
tores no escolares. De aquí que el rendimiento educativo respondiera menos a las que el 17,4 % tenía padres en la clase de trabajadores especializados (12). Esto
variables de la comunidad que índices más generales, tales como las puntuaciones era cierto a pesar del hecho de que la puntuación percentil mediana de todos los
de los tests de inteligencia. sujetos con padres universitarios era 68,5, y la de los sujetos con padres trabajadores
Las relaciones observadas entre los factores socioeconómicos y la inteligencia especializados era de 51,1. Estos resultados no son en modo alguno peculiares de
se prestan a varias interpretaciones. Se puede argumentar que las diferencias inte- este estudio. Si los datos se expresaran de la misma forma, los resultados de la
lectuales que aparecen hoy día entre las clases sociales resultan de una dife- mayoría de los estudios serían semejantes. Esto simplemente significa que las
renciación hereditaria gradual que ha estado actuando a través de la selección. clases sociales más bajas pueden contribuir con un número absoluto mayor de
De esta forma, los individuos más inteligentes se abrirían gradualmente camino personas intelectualmente superiores que las ciases elevadas, aunque, con relación
hacia posiciones más exigentes, pero más deseables, tendiendo cada persona, por al número total de personas de cada clase, la contribución de las clases superiores
último, a encontrar su nivel. Puesto que los padres intelectualmente superiores tien- sea mayor. Pasado cierto punto, los números más grandes de las clases bajas
den a tener hijos intelectualmente superiores, los estratos sociales más elevados no bastan ya para contrarrestar la decreciente contribución proporcional. Esto ocu-
serían, en conjunto, más inteligentes que los niveles sociales más bajos. Una segunda rría, p. ej., en el estudio del niño superdotado, de la Stanford, en donde el 31,4 %
478 XV. Diferencias entre las clases sociales Desarrollo intelectual de los grupos aislados 479

de los sujetos tenía padres de carrera, comparados con el 11,8 % con padres en es la diferencia bien conocida de las funciones que los tests de inteligencia miden
la clase de trabajadores especializados (cf. Cap. 13). en los niveles de edad inferiores y superiores. La importancia creciente que se con-
cede a las funciones verbales y abstractas en las edades superiores puede represen-
15-4. Desarrollo intelectual de los grupos aislados.—Ciertos grupos han sido tar un impedimento cada vez mayor para estos chicos, cuyos ambientes no son
de especial interés para el psicólogo diferencial a causa de su relativo aislamiento precisamente un incentivo para el desarrollo de estas aptitudes.
de contactos sociales externos. Gordon (35) estudió el rendimiento educativo y ía Las experiencias de Gordon se han visto corroboradas por otros varios estudios
ejecución en los tests de inteligencia de un grupo de niños barqueros de canales de niños montañeses en América. Los habitantes de estas regiones montañosas, a
ingleses. Se calculaba que estos niños solo asistían a la escuela el 5 % del año esco- causa de los malos caminos e inaccesibilidad general, vivían en aislamiento virtual
lar ordinario. Se mantuvieron escuelas especiales para ellos, a las que podían asistir durante una gran parte del año. Se caracterizaban también los grupos por un es-
mientras los barcos estaban amarrados cargando o descargando. El ambiente hoga- tándar de vida bajo y por el intenso cruzamiento entre los mismos. Todas las per-
reño les proporcionaba también poca estimulación intelectual, ya que muchos sonas en las áreas estudiadas eran de ascendencia inglesa y sus familias habían
de los padres eran analfabetos y los contactos con personas de fuera de la familia vivido en este país durante generaciones. Se han realizado exámenes con tests de
eran escasos. El CI medio en el Stanford-Binet del grupo entero de 76 niños bar- inteligencia de chicos que vivían en tales comunidades montañosas aisladas, en Ken-
queros de canal era de 69,6. A primera vista esto sugeriría, a lo sumo, un grupo tucky (5, 46), Tennessee (18, 118, 119), Georgia (28) y las Montañas Azules (94). Los
fronterizo con unos pocos individuos claramente débi'es mentales. Sin embargo, resultados son totalmente consistentes. La media en CI está muy por debajo de
análisis posteriores de los datos descubrieron el hecho de que el CI descendía las normas nacionales; la inferioridad es mayor en los tests verbales que en los
bruscamente con la edad dentro del grupo, ya que los de cuatro a seis años ob- de ejecución y aquellos que no son de lenguaje, y las puntuaciones tienden a des-
tenían un CI medio de 90, mientras que el grupo mayor (de doce a veintidós años) cender con la edad. Debe mencionarse también un estudio continuado de diez años,
llegaba solo a 60. La correlación entre el CI y la edad era de —0,755. Incluso llevado a cabo por Wheeler (119) en una comunidad montañosa de Tennessee, del
cuando se comparaban chicos de la misma familia se observaba un descenso cons- que informamos en el capítulo VIL Se recordará que se ocasionó una significativa
tante en CI del hermano más pequeño al mayor. subida en el CI de esta población infantil, paralelamente a la mejora del nivel
socioeconómico de la comunidad.
Gordon, en otra parte del mismo examen, estudió 82 niños gitanos que vivían
en Inglaterra. La media del CI en el Stanford-Binet de este grupo era 74,5, y En la tabla 15-5 se dan los resultados típicos de un estudio realizado por
la correlación entre la edad y el CI, —0,430. La inferioridad total y el descenso
en inteligencia con la edad eran menos pronunciados en este grupo que en el de TABLA 15-5
barqueros de canal. Se corresponde con estos resultados el hecho de que la asis- CI medio de niños montañeses y de pueblo en relación con la edad
tencia a la escuela de los niños gitanos era, por término medio, mucho mayor
que la de los niños de los barqueros, ya que cubría el 34,9 % del número total (De Sherman y Key, 94, pág. 287)
de días posibles. Las familias de los gitanos llevaban una existencia nómada, y
los chicos solo asistían a la escuela durante los pocos meses de invierno en que Test de Test de Test Dibu- Tests de
tenían una morada fija. Aunque sus condiciones de vida eran duras y primitivas, Pintner- inteligencia ja-un-hombre, ejecución de
los niños tenían más contactos sociales exteriores y, de este modo, se hallaban Edad Cunningh.am nacional de Goodenough Pintner-Paterson
menos aislados que los hijos de los barqueros. Es digno de tenerse en cuenta
Mtña. Pblo. Mtña. Pblo. Mtña. Pblo. Mtña. Pblo.
que, dentro del grupo de gitanos, el CI mostraba una correlación positiva signi-
ficativa de 0,368 con la cuantía de asistencia a la escuela por cada niño. 6- 8 84 94 80 93 89
Es de especial interés el descenso con la edad de que Gordon nos informa 8-10 70 91 117 66 82 76 93
10-12 53 76 66 101 71 69 70 87
para ambos grupos, los niños de los barqueros y los de los gitanos, y que no 12-14 67 91 69 73 83
i
se encuentra en los exámenes de grupos más privilegiados. Una posible explicación 14-16 52 87 49 70 73
de tal descenso es la de que las necesidades intelectuales de los chicos más jó-
venes pueden satisfacerse casi de la misma manera en el restringido ambiente de
una barcaza o del campamento de gitanos como en el próspero hogar de la urbe. Sherman y Key (94). Los sujetos eran 102 niños montañeses de cuatro valles de
Sin embargo, a medida que ei niño crece se hacen cada vez más patentes los las Montañas Azules, aproximadamente a 160 kilómetros de Washington en línea
efectos diferenciales del ambiente hogareño más pobre y de la deficiente forma- recta, así como otros 81 que vivían en un pequeño pueblo situado en la base de
ción escolar. Otro factor indudablemente incluido en los resultados conseguidos esta cadena de montañas. Desde el punto de vista racial, los habitantes de las cinco
480 XV. Diferencias entre las clases sociales Diferencias urbano-rurales y otras diferencias regionales 481

comunidades eran muy homogéneos, ya que descendían todos de un tronco ances- TABLA 15-6
tral común. Se advertirá que tanto los habitantes del pueblo cerno los de la
CI medios en el Stanford-Binet de chicos urbanos, suburbanos y rurales
montaña tenían un promedio inferior a 100 en CI en casi todos los tests. La in-
ferioridad es, sin embargo, menor en los chicos del pueblo, que tenían más facili- (De McNemar, 73, pág. 37)
dades para asistir a la escuela. Ambos grupos presentan un descenso bastante consis-
tente con la edad, que es también menos señalado en el grupo del pueblo. En
el caso de los chicos montañeses, los CI medios tendían a ser más bajos en los AMPLITUD DE EDAD, EN AÑOS
tests verbales que en los no verbales y de ejecución.
LOCALIDAD 2 -5¿ 6-14 15-18
Podría añadirse que el descenso con la edad no se limita a los grupos de niños
relativamente poco corrientes que hemos discutido en la presente sección, sino que N Media N Media N Media
de él se ha informado también en otros grupos subdotados. Es especialmente
claro este descenso allí donde las facilidades educativas son deficientes. Entre Urbano 354 106,3 864 105.8 204 107,9
Suburbano 158 105,0 537 104.5 112 106.9
los grupos en que se ha encontrado tal descenso en CI con la edad pueden mencio- Rural 144 100,6 422 95,4 103 95,7
narse: los niños de ciudades industriales del Sur, con bajo nivel socioeconómi-
co (52); los criados en áreas de gran delincuencia en una gran ciudad (60) y los
admitidos a un orfanato después de períodos de residencia variables en sus propios edad. Los resultados demostraron que no había ninguna inferioridad notable en
hogares, que eran muy inferiores (101). Se han advertido también tales descensos los infantes rurales. En el grupo preescolar, la inferioridad rural aparecía en los
con la edad en las investigaciones sobre niños rurales, que discutiremos en la sección niveles de los cinco y seis años de edad, no hallándose diferencias significativas en
siguiente. edades anteriores. Sin embargo, los escolares rurales presentaban un claro retraso in-
telectual, que aumentaba a medida que progresaban en la escuela. También era
15-5. Diferencias urbano-rurales y otras diferencias regionales. Diferencias ur- esta diferencia más pronunciada en las escuelas de clase única que en las graduadas.
bano-rurales en las puntuaciones de los «tests».—El hecho de que los niños ru- Un análisis de las ejecuciones de los niños rurales, en diferentes tests o partes
rales, como grupo, alcancen un promedio significativamente más bajo que aquellos de tests, revelaba cómo su mayor impedimento se encontraba en los materiales ver-
d e áreas urbanas en los tests de inteligencia corrientes es algo que se ha demos- bales. En relación con la ejecución de los tests es interesante advertir que los chicos
trado repetidamente 1 . En la tabla 15-6 se dan resultados típicos, basados en la procedentes de granjas sobresalían en el de Yegua-Potrillo (Mare-and-Foal Test),
muestra de tipificación del Stanford-Binet (73). Se incluyen las medias separadas un test de completación de dibujos que retrataba una escena de granja. En todos
d e los grupos urbanos y suburbanos, pero, como era de esperar, estos grupos no los demás tests de ejecución que implicaban velocidad, los sujetos rurales se
difieren apreciablemente. Las comunidades suburbanas están dentro de una distan- mostraban deficientes, tendiendo sus movimientos a ser lentos y cautos. Las usuales
cia relativamente pequeña de las grandes ciudades y comparten la mayoría de los instrucciones de trabajar rápidamente no parecían ser un incentivo suficiente para
beneficios de los centros urbanos. Los chicos de zonas rurales, por otra parte, estos chicos. Sin embargo, la proporción del movimiento podía aumentarse si se
consiguen un promedio de 10 puntos menos en CI que los urbanos durante la edad añadían otras incitaciones. Los investigadores sugerían que «la falta aparente de
escolar (6-18) y unos 5 puntos más bajo durante el período preescolar (de 2 a 5 y comprensión por parte de los chicos del significado de la prisa es de esperar como
medio). Merece tenerse en cuenta también que se daba una ligera tendencia a des- consecuencia de las influencias que les rodean.» (7, pág. 254.)
cender en los CI de los niños rurales al principio del período escolar, lo que no Los niños rurales tienden a tener una actuación aún más pobre en los tests
sucedía entre los de la urbe (107). En la WISC de tipificación más reciente colectivos que en los individuales (82). L a ejecución de un chico del campo en
los niños rurales seguían teniendo un promedio significativamente más bajo que los un test colectivo puede verse obstaculizada por su timidez para con los extraños,
urbanos, siendo la diferencia un poco mayor en la escala verbal que en la de dificultad que en parte sería vencida por los esfuerzos del examinador para esta :
ejecución (92). En la investigación extensa y minuciosa realizada por Baldwin, blecer la comunicación en la aplicación de un test individual. Se ha observado tam-
Fillmore y Hadley (7), en Iowa, se demostró que la edad es un importante bién que las puntuaciones del test de inteligencia están relacionadas con la calidad
factor en la diferencia urbano-rural. Se compararon los niños de cuatro comuni- del suelo, y que los chicos que viven en una buena tierra de labranza alcanzan un
dades rurales con los de la ciudad de Iowa, así como con las normas del test, promedio más alto que los que viven en áreas montañosas con terreno inferior (83).
en una variedad de tests de inteligencia apropiados para los distintos niveles de Indudablemente, estas diferencias están relacionadas con el hecho de que las me-
jores tierras de labranza son más prósperas y tienen superiores facilidades educa-
i Para un buen resumen de los primeros estudios, cf. SHIMBERG (95). tivas.
rr
482 XV. Diferencias entre las clases sociales Diferencias urbano-rurales y otras diferencias regionales 483

Se ha informado, asimismo, de diferencias entre zonas urbanas y rurales en las (88, pág. 273). Debe también advertirse que la vida rural es relativamente más de-
puntuaciones del test de inteligencia en países europeos. Klineberg (55) aplicó una seable y goza de mayor prestigio en la cultura británica que en muchos otros países.
forma abreviada de la escala de ejecución Pintner-Paterson a chicos de diez a doce Factores que contribuyen a las diferencias regionales.—-La distinción entre las
años, en París, Hamburgo y Roma, así como en áreas rurales de cada uno de los poblaciones rural y urbana es, en parte, una distinción cíe ocupación, pero comprende
tres países. Se encontraron diferencias significativas en las puntuaciones medias en también otros importantes aspectos del ambientr. físico y social. En su mayoría, las
favor de los grupos ciudadanos, siendo estas diferencias mucho mayores que las que diferencias son de tal naturaleza que dificultan el progreso académico del chico rural
se daban entre las tres naciones. Cuando se compararon las muestras urbanas y y el tipo de aptitudes requeridas en los tests de inteligencia. Usualmente, las faci-
rurales completas, solamente el 30,12 % de los niños rurales alcanzaron o sobre- lidades educativas son más escasas en los distritos rurales que en los urbanos. La
pasaron la mediana de los urbanos. Estudios realizados en Suecia (13), en Ruma- duración del curso escolar en las comunidades rurales se ve frecuentemente acortada
nia (84, 86) y en Ceilán (105) han revelado de la misma manera diferencias urbano- a causa de las condiciones de las comunicaciones en ciertos períodos del año, o
rurales significativas. porque se necesita a los chicos para que ayuden en los trabajos de las granjas, en
Las investigaciones hechas en Gran Bretaña han tendido a mostrar menos dife- las estaciones de agobio de trabajo o por otras razones de naturaleza local. En
renciación urbano-rural en la ejecución de los tests de inteligencia de la que se algunos casos, la duración del curso es solamente de seis meses. También es di-
ha observado en América o en otros países europeos. Esto se cumple especialmente ferente el tipo y la cuantía de la instrucción que se recibe en una escuela de
en los distritos rurales más remotos de Gran Bretaña, los cuales no suelen presen- clase única de la que se recibe en una graduada. En el primer tipo de escuela, en
tar inferioridad alguna comparados con las áreas urbanas (10, 108). Tenemos un donde alumnos de todas las edades y grados reciben la enseñanza de un único pro-
ejemplo de esta conclusión en la inspección escocesa, en que se dio el Stanford-Binet fesor, en una sola clase, los progresos deben necesariamente experimentar muchos
a una muestra completa de niños nacidos en Escocia en un día señalado (88). altibajos. Son también importantes las diferencias en la disponibilidad de libros
En la tabla 15-7 se encontrarán los CI medios de las cuatro ciudades, el cinturón y demás material escolar necesario, así como en la formación del profesor.
Asimismo, el medio cultural general de las diversas localidades presenta sorpren-
TABLA 15-7 dentes contrastes. Las bibliotecas, los museos y otros medios culturales de la comu-
nidad son mucho más accesibles y están mejor desarrollados en los distritos urba-
CI medios de niños en áreas urbanas y rurales de Escocia nos que en los rurales. Las actividades de reacción de los niños rurales son muy
(De Rusk, 88, pág. 272) distintas de las de los urbanos, como puede verse, p. ej., en el amplio examen
de las actividades lúdicas que realizaron Lehman y Witty (59). Estos investiga-
dores concluían que las diferencias «estaban directamente ligadas a oportunidades
Número CI ambientales» y que, a su vez, podían influir en el desarrollo intelectual del niño.
de casos medios
También la extensión y variedad de los contactos sociales separan a los grupos
Las cuatro ciudades 319 100,86 15,29 de la ciudad y el campo. Existen enormes diferencias de estimulación social entre
Cinturón industrial 393 99,19 16.18 las asociaciones cosmopolitas de las grandes ciudades, con su diversidad de costum-
Área enteramente rural 162 100,92 14,52 bres, maneras y gentes, y los contactos espaciados y relativamente homogéneos del
Tierras altas e islas 47 101,79 13,13
pueblo rural o del campo abierto.
Unos pocos investigadores han tratado de analizar la contribución relativa de
industrial, el área rural entera, y una subdivisión del área rural, que comprendía los diversos factores ambientales a las diferencias regionales en la ejecución del test.
las tierras altas y las islas, que representan los distritos rurales más aislados. No Es, p. ej., un hecho bien conocido desde hace algún tiempóxque las puntuaciones
solo son inexistentes las diferencias significativas entre los CI medios de estos grupos, de los tests de inteligencia varían significativamente entre los diversos estados. Se
sino que la media más alta y la variabilidad más pequeña se da en las tierras altas obtuvieron datos apropiados de los análisis de las puntuaciones en el Alfa del Ejér-
y en las islas. La ejecución relativa de los grupos rurales y urbanos en este cito, en la primera guerra mundial (1, 120) y el AGCT en la segunda guerra mun-
examen se vio corroborada por el examen más extenso con tests colectivos 1. Como dial (104). En general, en los estados del Sur, las puntuaciones medías tendían a
explicación parcial de estos resultados, el investigador observaba que «quizá en ser más bajas, persistiendo las diferencias aun cuando se compararan hombres
ninguna parte se han nivelado tanto las oportunidades escolares como en Escocia de las mismas ocupaciones en los distintos estados (104). Se observaron diferencias
análogas entre las poblaciones negra y blanca. En un análisis especial de las
1
En el segundo examen escocés, los chicos de las cuatro ciudades obtuvieron una media puntuaciones de la primera guerra mundial se halló una correlación de 0,72 entre
significativamente más alta que los de áreas predominantemente rurales, pero la diferencia la puntuación media del Alfa en cada estado y su valoración en eficiencia educa-
era demasiado pequeña para tener importancia práctica (90, Cap. 8).
484 XV. Diferencias entre las clases sociales Diferencias urbano-rurales y otras diferencias regionales 485

ti va (1). Esta última se dedujo de los registros de porcentaje de asistencia diaria la emigración pueda haber extraído del campo las familias más capaces. Sin em-
a la escuela, porcentaje de chicos que asistían a la escuela secundaria, gastos para bargo, en otras situaciones son los inconstantes y torpes los que emigran, porque
la educación por alumno y salarios de los profesores. no son capaces de triunfar en su tierra. Las fuerzas de la selección son muy difí-
Davenport y Remmers (20) llevaron a cabo un análisis más completo con las ciles de desentrañar, a menos que se conozcan la historia y condiciones específicas
puntuaciones de exámenes de los aspirantes a los programas educativos espe- del distrito que se considera. No puede aplicarse una sola generalización a todas
ciales que la Armada realizaba durante la segunda guerra mundial. Las puntua- las emigraciones.
ciones medias obtenidas por los hombres de cada estado se correlacionaban con La prueba más directa de la hipótesis de la emigración selectiva se obtiene me-
12 variables, y se analizó factorialmente la matriz de correlación resultante. Se diante el estudio de los mismos emigrantes. Este fue el procedimiento que Klineberg
identificaron tres factores que tenían pesos significativos en las puntuaciones del test, siguió en algunas investigaciones (56, 57). En una de ellas se aplicó un test de
tales como nivel de ingresos, urbanización y situación geográfica (Norte, como inteligencia a los escolares de doce años en tres ciudades del Sur. Cuando se
opuesto al Sur). De los tres, sin embargo, el nivel de ingresos era el que tenía, clasificó a los emigrantes según el período de residencia en la urbe, las puntuacio-
con mucho, el mayor peso. nes medias subieron de 38,3, para los que habían permanecido un año, hasta 68,7
En una investigación sueca, Carlsson (13) comparó las puntuaciones medias para aquellos que habían vivido en la ciudad durante siete o más años. Un grupo de
conseguidas en un test por más de 38.000 futuros soldados de diecinueve años de naturales de la ciudad sometidos al test con fines de comparación obtuvo una me-
los 22 distritos de la organización militar sueca. Se encontraron grandes diferencias dia de 74,6.
significativas, tendiendo los distritos más urbanizados a obtener las medias más Otro estudio de Klineberg (57) se ocupó de los emigrantes desde las áreas rura-
altas. Sin embargo, cuando se suprimieron los niveles educativo y de ocupación, les de Nueva Jersey a los centros urbanos de la misma área general. Fue posible
las diferencias regionales se redujeron tanto que eran despreciables para fines examinar los registros de 597 niños emigrantes, que nabian respondido a un test
prácticos. El resto de las diferencias, pequeñas pero significativas desde el punto de inteligencia con anterioridad a su emigración a la urbe. Se encontró que estos
de vista estadístico, se explicaban como un resultado posible de las diferencias chicos ooienían un promedio algo más bajo que los no emigrantes de las mismas
en la calidad de la educación (que no pudo controlarse en el análisis), así como escuelas rurales. Los resultados de estos dos estudios sugieren que las poblaciones
de otras ventajas culturales de la vida urbana. Carlsson cita también un análisis an- emigrantes o representan una selección inicialmente superior, sino que, gradual-
terior hecho por Husen, en el que la educación mostró ser el factor más impor- mente, mejoran después del traslado a un ambiente urbano superior.
tante, la ocupación el que le seguía, y el menos importante, el grado de urbaniza- be advertirá que estos dos estudios se ocuparon de niños que no iniciaron por
ción. Debe advertirse que no hay necesariamente contradicción entre estos resul- sí mismos la emigración, sino que simplemente se trasladaron con sus familias.
tados y los de Davenport y Remmers, ya que las diferencias regionales en el nivel Se ha informado de resultados algo diferentes en estudios hechos con emigrantes
de ingresos puede influir en la ejecución del test, principalmente mediante su efecto adultos. En tales casos, los individuos que se estudian son los mismos que toma-
sobre los gastos de la educación. ron la decisión de emigrar. En este aspecto, los estudios son más directos. Al mismo
La investigación corriente en las zonas agrícolas de EE. UU. revela que la tiempo puede advertirse que desde el punto de visto de los efectos a largo plazo,
desproporción urbano-rural en la ejecución del test de inteligencia se está redu- después de un período de varias generaciones, los datos sobre los hijos de los emi-
ciendo rápidamente l . Tal cambio puede, en parte, ser el resultado de movi- grantes son en realidad más apropiados.
mientos de la población, y en parte, de mejoras importantes en el ambiente rural. En general, los estudios sobre los adultos sí que presentan una tendencia hacia
Entre los factores que a ello contribuyen cabe mencionar la desaparición gradual la indicación de que los emigrantes de las áreas rurales a las urbanas constituyen
de las pequeñas granjas y la sustitución de peones por maquinaria, así como el una muestra superior de la población rural (34, 48, 68, 89). Gist y Clark, en el
gran aumento en las facilidades para la educación, comunicación y transporte de más extenso de estos trabajos (34), estudiaron de forma continuada una muestra
que la población rural dispone. de 2544 estudiantes de segunda enseñanza en cuarenta comunidades rurales de Kan-
Emigración selectiva.—Una de las explicaciones que se han propuesto de las sas, todos los cuales se habían sometido al mismo test de inteligencia a una edad me-
diferencias urbano-rurales en la ejecución del test es la de la emigración selectiva. dia de dieciséis años. Se obtuvieron los datos sobre la residencia cuando el grupo ha-
Según esta hipótesis, las personas más inteligentes se sienten atraídas por los centros bía alcanzado una edad media de veintinueve años. Las comparaciones entre los
urbanos, mientras que las más torpes y menos ambiciosas tienden a permanecer diversos grupos de emigrantes y no emigrantes revelaron diferencias estadísticamente
en el campo. El efecto de tal proceso selectivo durante varias generaciones condu- significativas en el Cl inicial. Los emigrantes hacia los centros urbanos sobre-
ciría al fin a una familia rural inferior. Es piobable que, en ciertas localidades, pasaban a los no emigrantes y a los emigrantes hacia otras áreas rurales; los que
se habían trasladado a centros cosmopolitas más grandes, sobrepasaban a los que lo
Comunicación personal del Dr. JOHN E. ANDERSON, mayo 1957. habían hecho a ciudades más pequeñas, y los que habían salido del estado tenían
486 XV. Diferencias entre las clases sociales Especificidad de las diferencias entre clases sociales 487

un promedio significativamente superior que los que habían permanecido en Kansas. cubo de Knox y el ajuste de formas de cinco figuras estaban ligeramente por
Al interpretar estos resultados hay dos cuestiones que conviene tener presentes: debajo del promedio. Sin embargo, en el de yegua-potrillo sobrepasaron las nor-
en primer lugar, como la muestra original consistía en estudiantes de escuela secunda- mas, lo mismo que los niños granjeros de Iowa a quienes Baldwin, Fillmore y
ria, no tenemos ninguna información concerniente a los niveles inferiores de la pobla- Hadley aplicaron el test.
ción. Existe algún indicio de que los emigrantes se extrajeron de los dos extremos Un análisis especial de la muestra de tipificación del WISC nos suministra da-
de la distribución (32, 121). De este modo, entre las personas que han alcanzado tos sobre el porcentaje de sujetos en varios grupos que obtuvieron el CI más alto en
éxitos moderados puede suceder que los más alertas, ambiciosos e inteligentes se la escala verbal, y el porcentaje de los que obtuvieron el CI más alto en la
sientan atraídos por las oportunidades que las ciudades ofrecen. Pero en los nive- escala de ejecución (91). Cuando se clasificó a los chicos de acuerdo con la
les socioeconómicos más bajos puede ocurrir que sean los más pobres y desvalidos ocupación del padre, la única desviación significativa de la distribución al azar se
los que emigren. Un segundo punto es el de que la emigración selectiva no im- daba en el grupo de profesionales y semiprofesionales, en el cual el 62 % con-
plica una interpretación hereditaria de las diferencias urbano-rurales. Si se de- siguió un CI verbal más alto que el de ejecución. En conjunto, entre los niños
mostrara de forma concluyente que las familias superiores tienden a emigrar a urbanos se presentaba una ligera tendencia en la misma dirección, mientras que los
las ciudades, tales familias pueden ser superiores a causa de los factores ambien- rurales obtenían a menudo un CI de ejecución más alto que el verbal. Aunque es-
tales dentro de sus círculos originales, y sus descendientes, a su vez, serán superio- tadísticamente significativa, esta diferencia urbano-rural era mucho más pequeña
res por haberse criado en un medio familiar relativamente favorable. que la manifestada entre las clases de ocupación.
Turnbull (112) nos proporciona datos pertinentes en un análisis de las puntua-
15-6. Especificidad de las diferencias entre clases sociales.—Entre las inves- ciones del test de selección para el Colle»e
tigaciones citadas anteriormente en este capítulo, hemos encontrado ya testimonios 0.4
del Ejército y la Armada. Este test incluía
de que la cuantía de la diferencia en favor de los grupos urbanos y las clases so- cuatro partes: verbal, científica, de lectura
ciales superiores varía con la naturaleza del test. En ciertos tipos de test, las y matemática. En la figura 15-4 se encontra- 0.3
diferencias de grupo pueden desaparecer, e incluso transformarse en sus opuestas. rán las puntuaciones medias conseguidas por
Deben, a propósito de esto, mencionarse los resultados obtenidos con tests de dos muestras de 2000 casos cada una, esco- S 02
ejecución, en contraste con los tests verbales de inteligencia, con los de aptitud me- * \ . urbano
cánica y con los de aptitudes mentales primarias.
Ciertos estudios nos dan análisis más detallados de las diferencias en funciones
específicas de los grupos socioeconómicos. En una investigación realizada por Jones,
gidas sobre la base del tamaño de la comu-
nidad, para representar los grupos urbano y
rural, respectivamente. La diferencia de gru-
po era muy grande en la parte verbal, lige-
Io.i

^
Conrad y Blanchard (51), se comparó la ejecución de los niños rurales con la
de la muestra de tipificación en elementos individuales del Stanford-Binet. Los
ramente menor en la parte de lectura y mu-
cho menor en la matemática. En la parte
y
sujetos eran 351 chicos comprendidos entre las edades de cuatro y catorce años, científica, los dos grupos eran iguales. Debe ,* rural
habitantes de las áreas rurales de Massachusetts y Vermont. En función del CI advertirse que la porción científica del test |-0,2
total, el grupo rural era claramente inferior. Los elementos que denunciaban la constaba de elementos del tipo de sentido
máxima inferioridad rural eran: los que requerían el uso de papel y lápiz, como común, que dependían más del interés cien- -0,3
al copiar un cuadrado; los que dependían de experiencias específicas que son más tífico y la observación alerta que de la in-
comunes en un ambiente urbano, tales como la familiaridad con las monedas, tran- formación técnica. Dentro de cada parte del -0,4
vías y cosas semejantes, y, desde luego, los tests verbales, tales como los de voca- test, la relativa dificultad de los elementos FIG. 15-4.—Diferencias urbano-rurales en
bulario y definición de términos abstractos. Análisis adicionales revelaron una cre- individuales variaba también de modo signi- ca las partes verbal, de lectura, matemáti-
ciente diferencia urbano-rural con el transcurso de la edad en tests tales como los y científica, del test de selección para
ficativo de la muestra urbana a la rural, lo el College del Ejército y la Armada. (De
de vocabulario, frases inacabadas, enunciado de palabras y definición de las mis- que sugiere la influencia de condiciones es- Turnbull, 112, pág. 31.)
mas. Por otro lado, las diferencias urbano-rurales disminuían con la edad en tests pecíficamente ambientales.
predominantemente no verbales, como los de pelota-campo, dar el número de dedos Los tests de inteligencia se han tipificado predominantemente con poblaciones
de las dos manos y contar trece peniques. urbanas, ya que tales grupos son más fácilmente accesibles en grandes números.
Son también de interés los resultados obtenidos con cuatro tests de ejecución Incluso en los tests más cuidadosamente construidos, en los que se ha buscado una
Pintner-Paterson, aplicados a los mismos sujecos. En el de sustitución de dígitos por representación proporcional de grupos rurales, los sujetos urbanos todavía sobrepa-
símbolos (test de lápiz y papel), los niños rurales fueron muy inferiores. En el san con mucho a los rurales en la muestra de tipificación, como lo hacen en la
488 XV. Diferencias entre las clases sociales Resumen 489

población general. Por consiguiente, tales tests están probablemente sobresaturados Davis-Eells (Davis-Eells Games) (23), no requiere lectura, dándose todas las ins-
de elementos que favorecen al habitante de la ciudad, y puede que fracasen en la trucciones oralmente. El contenido es enteramente pictórico y consiste en problemas
prueba adecuada de aquellas aptitudes en que sobresalen los sujetos rurales. Los escogidos de las experiencias diarias de los adolescentes en la cultura americana
tests de inteligencia, análogamente, se convalidan por criterios tales como el rendi- urbana. Todas las partes del test se presentan como juegos, y se han hecho esfuerzos
miento escolar, lo que tiende a favorecer a los chicos de la ciase media. En general, para inducir una atmósfera cómoda y de relajamiento. Se reparten libremente alaban-
aquellas aptitudes que son importantes en cualquier cultura o subcultura tienden zas y se dan ánimos para aumentar la motivación. Varios elementos retratan situa-
a mejorar con la edad; las otras, no. Esto puede explicar el descenso en CI de los ciones humorísticas que se introducen como una llamada adicional a los intereses
rurales y otros grupos aislados en tests elaborados desde una subcultura urbana de los chicos. La contribución de la rapidez se reduce al mínimo.
de clase media. Los estudios recientes han arrojado alguna duda sobre el éxito de los juegos
Supongamos que el procedimiento se invirtiera y se aplicara un test cons- de Davis-Eells en la eliminación de los diferenciales de clase social en la ejecu-
truido en una población rural a grupos urbanos y rurales. ¿Qué demostrarían los ción del test (4, 33, 87). Existen testimonios que indican que incluso en este test
resultados? En un estudio de Shimberg (95) se ataca directamente esta cuestión. los chicos de status superior sobrepasan significativamente a los de status inferior,
El plan básico era la construcción de una forma de test con chicos urbanos y otra y que estos no pueden quedar mejor en este test que en los modelos de tests
con chicos rurales. En todos los demás aspectos los procedimientos eran paralelos. de inteligencia tales como los de Binet y el WISC. Una objeción aún más básica
Los elementos para cada forma se seleccionaron de un fondo inicial grande, ba- a este método de elaboración de tests se refiere a su validez. Si un test está destinado
sándose en el porcentaje de chicos en las muestras urbana y rural, respectivamente, a predecir criterios que en sí mismos llevan valoraciones culturales, la eliminación
que respondieran correctamente a cada elemento. De este modo se prepararon dos de las diferencias culturales del test no haría sino rebajar su validez (cf. 2). Así, por
tests de 25 elementos, en los que los elementos sucesivos representaban incremen- ejemplo, si un ambiente de clase media fomenta el desarrollo de características de
tos de dificultad aproximadamente iguales. Cuando se aplicaron estas dos formas la conducta que llevan a un rendimiento escolar superior, entonces cualquier test
a muestras nuevas de chicos, urbanos y rurales, el grupo urbano sobresalía signifi- cuya validez prediga el rendimiento escolar necesariamente favorecerá al niño de
cativamente en la forma urbana; pero en la forma rural se encontraba una gran clase medía. En la medida en que las diferencias de clase y otros factores cultura-
diferencia significativa en favor del grupo ruial. les afecten a la conducta, estas diferencias se reflejarán en la ejecución del test, pues-
Un método similar, en relación con las diferencias de clase social, se observa to que la última no es más que una muestra de conducta. No se debe tanto a que los
en algunas de las investigaciones del Comité para el desarrollo humano, de la Uni- tests sean injustos con los grupos de status inferior como a que el ambiente de las
versidad de Chicago, bajo la dirección de Allison Davis. Los investigadores, en su clases inferiores no es un buen conductor hacia el efectivo desarrollo de la inteli-
esfuerzo por estudiar los diferenciales de cultura en la ejecución del test de inteli- gencia, tal y como se define en nuestra cultura.
gencia, aplicaron ocho tests de inteligencia colectivos, de amplio uso, a casi
todos los chicos de nueve, diez, trece y catorce años de edad residentes en una
ciudad del Oeste medio (29). Mediante el índice de características de status se esco- RESUMEN
gieron, para compararlos, un grupo de status superior y otro de status inferior. Se
hallaron grandes diferencias en la relativa superioridad del grupo de status superior, Los estudios de las ciudades americanas, usando ya el método de participación va-
no solo entre los tests, sino también de elemento en elemento dentro de un solo lorada, o el índice de características de status, han revelado una estratificación en seis
test; p. ej., un elemento que se basaba en la comprensión del término «sonata» clases sociales, aunque en ciertas regiones no exista diferenciación entre las dos clases
lo pasó el 74 % de los chicos de status superior, y solamente el 29 % de los del superiores. Se ha investigado también la estructura de la clase por medio de aná-
inferior, mientras que un elemento que requería la clasificación de herramientas cor- lisis de agrupación y mediante técnicas basadas en la identificación del individuo
tantes fue pasado por el 71 % de los de status superior y por el 74 % de los del con la clase. Los estudios psicológicos han revelado diferencias de clase en las
inferior. Sin embargo, la gran mayoría de los elementos favorecía al grupo superior; prácticas de la crianza de los niños, conducta sexual, adaptación emocional, intere :
las diferencias en favor del grupo de status inferior eran raras. Haggard (40), en otro ses y actitudes. '
estudio que se realizó como parte del mismo proyecto de investigación, inquirió Incluso antes de la investigación de la diferenciación de clase se encontraron
sobre el efecto relativo de factores tales como la práctica, motivación, condiciones diferencias en la ejecución de los tests de inteligencia, en el caso de los adultos de
en que se daba el test y forma del elemento sobre la ejecución del test de los sujetos clases de trabajo diferentes y en el de los niños que se clasificaban con arreglo a la
de status superior e inferior. ocupación paterna. Se han obtenido, del mismo modo, correlaciones significativas
Como resultado de estos estudios se ha elaborado un test cuyo fin es librarse con las puntuaciones del test de inteligencia mediante el uso de escalas para valo-
relativamente de la tendencia de clase social Este test, conocido como juegos de rar las condiciones del hogar y con el índice de características de status. Los CI
490 XV. Diferencias entre las clases sociales Bibliografía 491

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sus respectivos exponentes Así, Aristóteles (cf. 74, págs. 318-20) trataba de demos-
trar que el liderato intelectual de los griegos era consecuencia necesaria de su favo-
rable ubicación geográfica. Argumentaba que los pueblos que habitaban las regio-
nes más frías del norte de Europa, aunque sobresalían por su valor y dotes físicas,
intelectualmente eran incapaces de un alto grado de organización o liderato polí-
ticos. Por otra parte, los asiáticos, aunque intelectualmente agudos e inventivos, ca-
recían de energía. Solo los griegos, que geográficamente se hallaban en una posición
intermedia, estaban dotados del equilibrio adecuado de estos rasgos, y poseían así,
por naturaleza, las mejores condiciones para gobernar la Tierra. Análogas aserciones
han hecho grupos tales como los árabes, romanos, franceses, anglosajones, la raza
blanca, como distinta de los que tienen una pigmentación de piel diferente, los
nórdicos, los alpinos, los mediterráneos y muchos otros (cf. 9).
De especial influencia en el pensamiento popular fue la teoría expuesta hace poco
más de un siglo por el conde de Gobineau (30). En su Ensayo sobre la desigualdad de
las razas humanas, de Gobineau trataba de dar una base científica a los prejuicios de
raza corrientes en su cultura. Este proceso fue continuado por escritores posteriores,
en su esfuerzo por establecer la superioridad de la raza blanca, y especialmente su
subdivisión nórdica (cf., p. ej., 22). Las doctrinas raciales nazis promulgadas du-
rante la segunda guerra mundial representan un flagrante ejemplo de la mala inter-
pretación y perversión de los datos científicos para fines políticos.
Como las relaciones entre las razas han dado lugar a algunos capítulos particu-
larmente violentos en la historia humana, las discusiones de las diferencias raciales
son propensas a provocar fuertes emociones. En condiciones tales, se presentan difí-
ciles los análisis objetivos y no tendenciosos de los hechos. Una de las señales
del prejuicio es la de ignorar las limitaciones de los datos de que se dispone y la
de deducir de ellos consecuencias en modo alguno garantizadas. A la vista de la
prevalencia de los estereotipos raciales y de las opiniones de tinte emocional sobre
las diferencias raciales, las conclusiones deben valorarse con todo cuidado y los
datos que las apoyan han de someterse a minucioso escrutinio. Es, por tanto, de
495
496 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos El concepto de raza 497
primerísima importancia poseer un conocimiento de los problemas metodológicos e las tres razas principales se divide a su vez en tres o cuatro subrazas. Así, la
interpretativos de esta área. raza caucásica da lugar a las subrazas nórdica, alpina, mediterránea e hindú. Coon
et al. (24) proponen un esquema algo diferente, que comprende treinta razas.
16-1. El concepto de raza.—La raza es un concepto biológico que se refiere Las discusiones populares acerca de las razas se confunden todavía más por el
a las subdivisiones de una especie. Corresponde a clasificaciones tales como las de uso de categorías nacionales y lingüísticas como si se refirieran a distintos grupos
casta, tronco y estirpe en los animales. Los genetistas modernos hacen hincapié en raciales. Una nación es una unidad política que necesariamente no representa una
el proceso de la formación o de la diversificación de la raza, así como en el proceso homogeneidad cultural o racial. A través de razones históricas o geográficas, los
inverso de mezcla de razas o hibridación, los cuales ocurren continuamente (cf. 33, miembros de una misma nación pueden ser, desde el punto de vista racial, menos
34, 35, 36). Consideran que los hechos se oponen a la existencia de razas puras parecidos que los miembros de distintas naciones. Sin embargo, en la mayoría de
humanas claramente diferenciadas, ni en la actualidad ni en cualquier momento las circunstancias, los lazos nacionales tienden a fomentar la formación de razas,
pasado. Las diferencias genéticas entre las razas humanas no son absolutas, sino ya que es más probable que los matrimonios se celebren entre individuos de la
relativas. Las razas humanas son poblaciones que difieren en la frecuencia relativa misma nacionalidad. Esto, por otra parte, procura poca o ninguna justificación
de ciertos genes. Como resultado, cualquier grupo racial presentará cierta variación para el uso de expresiones tales como raza latina o raza aria, ya que estas cate-
en las características físicas hereditarias y se superpondrá con otras poblaciones gorías se refieren a grandes grupos de lenguas habladas por gentes que varían
en tales características. Así, p. ej., los nórdicos, como grupo, tienen una mayor cultural y genéticamente.
frecuencia en oios azules que los mediterráneos. Pero algunos mediterráneos tienen Los antropólogos y biólogos, en sus esfuerzos por identificar y definir las razas,
ojos azules y algunos nórdicos tienen ojos castaños. Aunque la presencia de tales han utilizado como criterios raciales cierto número de características físicas here-
sujetos no conformistas pudiera deberse a la emigración o mezcla de razas, los dadas. Entre las más corrientes están: el color de la piel, el de los ojos, el color
genetistas se inclinan en la actualidad a considerar que tales casos son de esperar del pelo y la conformación de este (liso, ondulado o lanudo), la estatura y carac-
en el proceso ordinario de formación de una raza. Su existencia indica simplemente terísticas faciales tales como la anchura de la nariz y el grosor de los labios. Se
que la diversificación racial o la distribución de los genes en diferentes poblaciones ha hecho también un extenso uso del índice cefálico o razón entre la anchura y lon-
no ha llegado lo suficientemente lejos como para eliminar estas variantes. gitud de la cabeza (de adelante atrás). Unas poblaciones son característicamente
Las razas se forman siempre que un grupo particular de personas llega a quedar dolicocéfalas o de cabeza alargada, y otras braquicéfalas o de cabeza ancha. Se dis-
relativamente aislado, bien por razones geográficas o sociales, de forma que el ma- cute ahora, sin embargo, hasta qué punto tales diferencias pueden atribuirse a
trimonio entre sus miembros es más frecuente que con los de afuera. Las barreras características raciales hereditarias. Algunas investigaciones indican que el índice
geográficas más importantes, tales como el desierto de Sahara o la cadena del Hima- cefálico puede sufrir modificaciones drásticas por obra de factores culturales, espe-
laya, han separado durante siglos a los europeos de los negros de África y de los cialmente el período de mantenimiento en la cuna y otras prácticas relacionadas con
asiáticos mogoloides, respectivamente, condición que ha llevado a un grado rela- la crianza de niños (cf. 11, 12, 41).
tivamente alto de diferenciación racial en ciertas regiones. En las áreas en que no La principal limitación de la mayoría de los criterios tradicionales se desprende
se presentan tales barreras prevalecen los tipos intermedios y las transiciones de su compleja base genética. Cada una depende no de un gen, sino de muchos. De
graduales. ello resulta que no se ha establecido claramente la manera como se heredan. Además,
El número de categorías raciales en que se clasifica la Humanidad es en gran la misma característica puede surgir de una distinta combinación de genes en dife-
medida asunto de conveniencia, ya que es posible identificar cualquier grado de rentes personas. Por estas razones, los genetistas están volviendo su atención cada
diferencias entre las diversas poblaciones. Una distinción racial neta se observa entre vez más hacia rasgos que tengan mecanismos hereditarios más simples y mejor
europeos blancos y centro africanos negros; pero ya no lo es tanto entre noruegos establecidos, tales como los grupos sanguíneos, las reacciones del gusto ante la FTC
y españoles, y la que se dé entre los habitantes de dos pueblos franceses es menor y los modelos de huellas dactilares (cf. 34).
aún. Mas, aparte del orden de su magnitud, la naturaleza de la distinción es siempre Debe también advertirse que los rasgos físicos que se usan para clasificar las
la misma y los ejemplos citados representan diferentes estadios de la formación razas se distribuyen independientemente; p. ej., los grupos sanguíneos, la estatura
de la raza. La determinación del momento en que, descendiendo la escala, pueda y el color de la piel no tienen una correlación alta de población a población. La
aplicarse el término raza depende de una decisión arbitraria. De aquí el que no aplicación, pues, de cualquiera de estos criterios arroja una clasificación de la Hu-
pueda sorprendernos hallar una gran variación en el número de razas y subrazas que manidad distinta de la que se obtendría con otros. Así, p. ej., algunas poblaciones
los antropólogos han propuesto. Una clasificación famosa es la de Kroeber (63), negras son característicamente muy altas y otras muy bajas. Algunos grupos son
que incluye tres razas principales—caucásica, mogólica y negra—, más una cate- de piel oscura y cabello liso; otros, de piel oscura, pero pelo ensortijado.
goría dudosa de pequeñas poblaciones que son difíciles de clasificar. Cada una de Las dificultades de clasificación surgirán tanto si nos atenemos a un solo criterio
498 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos Factores selectivos 499

como si nos basamos en una combinación de ellos. Por otra parte, si empezamos respectivos orígenes, ni muestras comparables entre sí. Si, p. ej., pudiera demostrarse
con ciertos grupos geográficos importantes que a causa de su proximidad han fun- que los inmigrantes de todas las naciones se extraían de forma constante de los
cionado como comunidades genéticas, podemos proseguir después describiendo las niveles socioeconómicos inferiores, entonces tales grupos serían, al menos, compa-
características físicas de cada población. Solo puede describirse una población en rables entre sí. Pero es bien sabido que por razones puramente históricas, los inmi-
función de las frecuencias de ciertos rasgos físicos heredados. En algunos de los grantes de algunas naciones pueden representar una muestra relativamente infe-
rasgos físicos, por separado, cada población puede parecerse a otras. Pero las fre- rior de su población; los de otras, una muestra casi aleatoria o del promedio, y
cuencias relativas, así como la combinación de los rasgos, la diferenciarán de otros los de otras, una muestra relativamente superior. Además, la naturaleza de la
grupos. muestra de un país dado puede cambiar considerablemente de cuando en cuando.
Se ha sugerido, p. ej., que la superior ejecución de los niños chinos y japoneses en
De este modo, los criterios raciales pueden emplearse adecuadamente para des-
América, en muchos de nuestros tests de inteligencia, puede ser el resultado de fac-
cribir las poblaciones existentes. Pero su aplicación a la identificación racial de los
tores selectivos, ya que de estos países solo emigran las familias más progresivas
individuos puede llevar a confusiones y defectos de clasificación (cf. 33). Las per-
(cf., p. ej., 27, 84). Por otro lado, muchos de los emigrantes del sur de Europa son,
sonas que comparten una determinada combinación de características físicas no son
probablemente, una muestra inferior de su población nacional. En una investiga-
necesariamente miembros del mismo grupo racial. Así, los alemanes y los italianos,
ción (43) se examinaron grupos de chicas danesas e italianas en los Estados Unidos
que exhiben el típico colorido y la constitución corporal alpinos, no son, sin em-
y en Europa con un test de inteligencia colectivo no verbal. Aunque las muestras
bargo, miembros de la misma subraza, a menos que pueda establecerse que los indi-
danesas sobrepasaron a las italianas en este país, no se encontró ninguna dife-
viduos particulares habían emigrado recientemente o que sus antepasados emigra-
rencia significativa entre los grupos a quienes se aplicó el test en Copenhague y
ron y se habían abstenido de casarse con la población local. De otro modo, su
en Roma.
parecido físico puede indicar simplemente el campo de variación que existe dentro
de las combinaciones genéticas de sus respectivas poblaciones. En tal caso, los indi- Un tipo de muestreo selectivo que complica ciertas comparaciones entre los
viduos seleccionados de las dos poblaciones pueden variar ampliamente en otros grupos nacionales o raciales es el que resulta de la selección social diferencial. Hemos
rasgos, y aun cada uno de los rasgos en que se parecen puede haber surgido de visto ya un ejemplo de esta selección en la admisión de hombres y mujeres a las
diferentes combinaciones de genes. instituciones para deficientes mentales (Cap. XIV). Factores similares pueden operar
con respecto a los diversos grupos minoritarios que habitan en el mismo país. Al
Muchas ideas populares acerca de la raza se basan en una mala interpretación valorar cualesquiera resultados sobre grupos especiales, tales como estudiantes uni-
de la acción hereditaria. Está fuera del alcance de la presente discusión explicar versitarios, reclutas del ejército o poblaciones institucionales, necesitamos estar
los mecanismos genéticos por los que se produce la diferenciación racial en rasgos alerta para detectar los posibles efectos falsos que resulten de estos factores selec-
físicos tales como el color de la piel o los grupos sanguíneos. En Dobzhansky (33) tivos ; p. ej., las comparaciones entre las ejecuciones de tests de los soldados negros
se halla una exposición particularmente clara de estos procesos. Para nuestros y blancos en la segunda guerra mundial se complicaron por el hecho de que los
actuales fines bastará con indicar que, a la vista del conocimiento genético de que modelos de criba del servicio selectivo parece que eran diferentes para los dos
disponemos, parece improbable que la diferenciación racial en tales rasgos físicos grupos (58).
vaya acompañada por una diferenciación, en lo que a los genes se refiere, que afecte
al desarrollo intelectual o al de la personalidad. Teóricamente, es mucho más probable Otro ejemplo de factores selectivos diferenciales aparece en las comparaciones
que las diferencias en la conducta que se manifiestan entre las poblaciones humanas de estudiantes universitarios negros y blancos. En una investigación (39) se encontró
sean el resultado de factores culturales más bien que raciales (28, 33, 35). que las. universitarias negras eran significativamente más auto-suficientes, según
indicaba el inventario de personalidad de Bernreuter, y las puntuaciones restantes
en este test no arrojaban diferencias significativas entre los dos grupos. ¿Es que
16-2. Factores selectivos.—Como en todas las comparaciones de grupos, uno este resultado demuestra que los negros son más autosuficientes que los blancos?
de los problemas metodológicos en los estudios psicológicos de las diferencias de No de un modo necesario, porque puede que las negras que ingresan en la Univer-
razas es el que se refiere a la acción de los factores selectivos en el muestreo. Así,
sidad representen una muestra selecta, no solo con respecto al nivel intelectual, sino
por ejemplo, muchos de los primeros estudios con tests psicológicos se realizaron
también de acuerdo con ciertos rasgos de personalidad. Puede ser que una negra
con grupos de inmigrantes en los Estados Unidos. No puede suponerse que tales
haya necesitado más autosuficiencia que una blanca para continuar su educación,
grupos sean muestras representativas de las poblaciones de donde proceden. No
se han extraído en forma proporcional de todos los niveles educativos y de ocupa- a causa de los obstáculos económicos y sociales relativamente mayores que la pri-
ción, sino que usualmente constituyen un grupo selecto. Además, los factores selec- mera haya tenido que vencer. Cualquier diferencia de personalidad entre ambos
tivos pueden ejercer diferentes efectos en cada país. De ello se desprende que los grupos puede, de este modo, reflejar las diferencias de efecto de los factores selec-
grupos de inmigrantes de distintas naciones no son ni muestras adecuadas de sus tivos. Desde luego, cabe también considerar la posibilidad de que la asistencia a
500 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos
Las diferencias de grupo y el individuo 501
la Universidad pueda, por sí misma, ser un factor que aumente la autosuficiencia
de una chica negra. La toma de conciencia de que se han vencido obstáculos es, operar los factores selectivos, como resultado de las diferencias de grupo, en el reco-
probablemente, una importante condición en el desarrollo de sentimientos de auto- nocimiento de la enfermedad mental y en la aceptación del tratamiento psiquiá-
suficiencia. trico (81).
Las estadísticas del crimen y la locura están especialmente sujetas a los factores
selectivos diferenciales. A veces se han hecho afirmaciones sobre la predisposición 16-3. Las diferencias de grupo y el individuo.—Se recordará que dos cues-
para el crimen de ciertos grupos raciales. Algunos han atribuido el gran porcentaje tiones importantes a considerar en la interpretación de cualquier comparación de
de crímenes que se da en Estados Unidos al influjo de ciertas clases de inmigrantes grupos son la diferencia significativa y la superposición. Se discutieron las dos al
en nuestro país. Se han citado estadísticas para mostrar la mayor frecuencia del referirnos a las diferencias sexuales (Cap. XIV). La primera trata esencialmente
crimen entre los negros y entre los inmigrantes del este y el sur de Europa que entre de la aplicabilidad de los resultados de la muestra a la población de la que aquella
la población blanca nativa. se extrajo. La segunda se refiere al proceso opuesto: la aplicación al individuo de
Las cifras pueden mentir, y en la interpretación de las estadísticas criminales es las conclusiones establecidas a través del grupo. Como los grupos se superponen,
particularmente difícil desenmarañar los muchos factores incontrolados que con- las diferencias encontradas entre sus medias pueden desaparecer o invertirse en las
funden los resultados. Entre tales factores cabe mencionar la desigualdad en los comparaciones entre individuos.
arrestos y fallos condenatorios entre varios grupos. A los negros y extranjeros, por Aunque la superposición de las distribuciones ha sido ya tratada en el capítulo
ejemplo, se les arresta más prontamente «por sospechas» y con menos bases que las sobre las diferencias sexuales, la cuestión es de la suficiente importancia en la valo-
que generalmente se requieren para los nativos blancos. El hecho de que la mayoría ración de los datos sobre las diferencias raciales que conviene insistir sobre ella. En
de los extranjeros son adultos les daría también un porcentaje de crímenes despro- la figura 16-1 se representan dos distribuciones esquemáticas, indicadoras de lo que
porcionado al compararlos con las cifras para los nativos de todas las edades. Por vagamente se describe como «el 30 % de superposición». Esto significa que el 30 %
otra parte, los extranjeros suelen habitar más frecuentemente en las ciudades y viven
en condiciones sociales y económicas más pobres que los americanos nativos, todo
lo cual es propicio para el crimen. El extranjero, además, puede haber traído con
él tradiciones y costumbres que quizá entran en conflicto con la conducta común-
mente aceptada en nuestro país; p. ej., los mejicanos sufren un número de arrestos
relativamente grande en Estados Unidos por llevar armas ocultas (95). En ellos esto
puede ser simplemente la continuación de hábitos que adquirieron en su propio
país de manera perfectamente legítima. A pesar de los muchos factores que los
nacidos en el extranjero tienen en contra, el análisis cuidadoso de las estadísticas
criminales, considerando los datos sobre personas nativas y extranjeras de más de
dieciocho años, no ha podido revelar una proporción mayor de arrestos, fallos Fio. 16-1.—Distribuciones esquemáticas que ilustran el «30 por 100 de superposición».
condenatorios o encarcelamientos entre las últimas (95).
La mayoría de las condiciones que hacen difícil la apreciación de las estadís- de un grupo alcanza o excede la mediana del otro, como se refleja con el área som-
ticas criminales afecta también a los datos sobre la locura. Además, debe men- breada. Este grado de superposición es prácticamente el que suele hallarse entre
cionarse el factor hospitalización. Los acogidos a instituciones no pueden constituir las puntuaciones de tests psicológicos de negros y blancos en Estados Unidos.
una muestra representativa de los casos reales de trastornos mentales en los diferentes Un ejemplo de tal superposición es que si se escoge al azar un negro de este
grupos, puesto que las facilidades de que se dispone para el tratamiento en hospi- grupo, la probabilidad de que su puntuación alcance o exceda la del promedio de
tales no son idénticas en las distintas zonas del país. Por otro lado, a causa de los blancos es del 30 %. Así, si supusiéramos que un negro es inferior a la mediana
las condiciones económicas, ciertos grupos están mejor dotados para cuidar en casa de los blancos, en estas condiciones fallaríamos en nuestra apreciación el 30 % de
de las personas mentalmente trastornadas, eliminando con ello la necesidad de su las veces. Cabe comparar dicho índice de error con el nivel de confianza de 0,01, que
hospitalización. Es interesante advertir que aunque las incorrectas estadísticas de los es el que se acostumbra exigir antes de aceptar como establecida una conclusión
hospitales muestran casi el doble de casos de locura entre los extranjeros que entre en la investigación científica. En aquel caso, las probabilidades de fallo se limitan a
los nativos, la diferencia desaparece virtualmente cuando se hacen las necesarias una de cada cien. Queda, pues, claro que debido a la extensa superposición de las
correcciones de las desigualdades de muestreo (65). Incluso cuando se incluyen casos puntuaciones de los tests, el conocimiento de que un individuo pertenece a un grupo
no hospitalizados que se encuentran bajo tratamiento psiquiátrico, todavía pueden no nos permite predecir a un nivel de confianza aceptable su relativa ejecución
en un test.
Diferencias culturales 503
502 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos
desarrollo de intereses totalmente opuestos y les provea de ideales y modelos de
Otro punto digno de tenerse en cuenta se refiere a la cuantía total de la super-
posición de Jas distribuciones. Si el 30 % de los negros alcanza o sobrepasa la conducta diversos.
mediana de los blancos, el porcentaje de los que alcanzan o sobrepasan la pun- Algunos investigadores han registrado ejemplos sorprendentes de la influencia
tuación más baja del grupo blanco será aproximadamente de 99. En estas condi- de las tradiciones y costumbres sobre la ejecución en los tests. Porteus (79) encon-
ciones, por tanto, los campos de variabilidad se superpondrán casi completamente. traba difícil, cuando daba un test a aborígenes australianos, convencer a sus sujetos
Sería así probable que los de mejor ejecución en ambos grupos consigan puntua- de que tenían que resolver los problemas individualmente y sin ayuda. En su expli-
ciones igualmente altas, y los de ejecución más pobre en ambos grupos, puntuaran cación de esta conducta, escribe:
igualmente bajo. El cálculo anterior se basa en las suposiciones de que ambas dis- ... el aborigen está acostumbrado a pensar en colectividad. El consejo de ancianos no
tribuciones sean normales y que sus desviaciones típicas sean iguales. En la práctica, solamente plantea y debate» todos los problemas de la vida tribal, sino que siempre los
desde luego, la cuantía total de la superposición se puede determinar examinando discute hasta que se llega a una decisiéh unánime. En muchas ocasiones, el sujeto de un
las distribuciones de las puntuaciones conseguidas. Se recordará, a propósito de esto, test se quedaba extremadamente perplejo por el hecho de que yo no le ayudara, espe-
cialmente cuando, como ocurría en el centro, yo estaba aplicando el test a algunos hombres
que en el ejemplo citado en el capítulo XIV, en donde el 28 % de las chicas alcan- que se suponía eran mis hermanos de tribu. Fue este un asunto que causó un retraso con-
zaba o sobrepasaba la mediana de los chicos, la variabilidad de las puntuaciones siderable, pues el sujeto hacía pausas una y otra vez, buscando el asentimiento o la ayuda
era virtualmente la misma en los dos grupos. para la tarea que realizaba (79, pág. 308).
Las deducciones basadas en la superposición establecen con notoria claridad que Klineberg (62) nos informa que entre los indios de Dakota se considera de mala
las diferencias entre las medias de los grupos, incluso cuando son estadísticamente educación contestar a una pregunta en presencia de cualquiera que no conozca la
significativas, pueden tener poco valor práctico cuando se trata de casos particulares. respuesta. Esto crea una situación particularmente difícil en la escuela, donde los
Las diferencias medias entre los grupos son siempre mucho menores que las exis- profesores se las ven y se las desean para hacer que los chicos reciten en clase. En
tentes entre los individuos dentro de cada grupo. No existe ningún método rápido el mismo grupo, la costumbre prohibe contestar a una pregunta a menos que se
para la comprensión de las personas, ninguna posibilidad de conocer las peculiari- esté completamente seguro de la respuesta. Puede preverse fácilmente los efectos que
dades de unos pocos grupos amplios en los que se pueda clasificar a los indivi- esto tendría sobre los tests de inteligencia, en los cuales se aconseja al sujeto que
duos convenientemente. En el estudio de los individuos, la única unidad apropiada «adivine» cuando no esté seguro y se le insta para que «haga todo lo posible» en
es el individuo. un problema difícil. El chico que se niega a dar una respuesta a menos que esté
seguro de su corrección perderá muchos puntos que podría haber conseguido me-
16-4. Diferencias culturales.—La interpretación de las diferencias de conduc- diante aciertos parciales y éxitos debidos al azar.
ta entre los grupos raciales se complica por el hecho de que tales grupos difieren Debe también mencionarse el importante papel de la velocidad en la mayoría
también en su cultura. El aislamiento geográfico y social, que conduce a la for- de los tests de inteligencia y el lugar tan variable que en las diferentes culturas ocupa
mación de la raza, es muy probable que se asocie con la diversificación cultural. aquella. Una investigación de Klineberg (61) con chicos negros, indios y blancos,
En primer lugar, los factores culturales explican a menudo el aislamiento del grupo, da ejemplo del efecto de este factor. Varios tests de la escala de ejecución de Pintner-
y cualquier forma de aislamiento tiende a preservar y aumentar la diferenciación Paterson se aplicaron a los siguientes grupos:
cultural. La eterna cuestión con que se enfrenta el investigador de las diferencias
psicológicas raciales es averiguar el grado de influencia de los factores culturales 136 indios que asistían al Instituto Haskell, en Kansas.
sobre las diferencias observadas. En la sección presente examinaremos algunas de las 120 indios en la Reserva de Yakima, en Washington.
formas principales en que las diferencias culturales entre los grupos raciales pueden 107 blancos en el Washington rural, cerca de la reserva india.
reflejarse en los resultados de los tests psicológicos. 139 negros en un distrito rural del oeste de Virginia.
25 blancos en el mismo distrito de Virginia.
200 negros en Nueva York.
Medio cultural general.—La cultura particular en que el individuo vive puede 100 blancos en Nueva York.
influir de muy diversas maneras sobre el desarrollo de su conducta. El efecto de las
fuerzas ambientales no se limita a la extensión y calidad de las oportunidades edu- En la precisión de la ejecución, medida por el número de errores cometidos en
cativas de que dispone en la escuela, la casa y la vecindad. La cuestión no es solo cada test, los indios ganaban a los blancos, y los negros igualaban a los blancos
de cantidad, sino de calidad también. Las experiencias de la gente que vive en cul- o eran ligeramente superiores. Por otro lado, todas las medidas de velocidad favo-
turas distintas pueden variar de tal forma que les conduzca a respuestas perceptivas recían a los blancos. Una comparación de grupos de la misma raza, pero que vivían
básicamente diferentes, preste un significado distinto a sus acciones, estimule el
504 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos Diferencias culturales 505

en ambientes distintos, sugería que estas diferencias en velocidad eran culturales obstaculizado por las presiones sociales que inhiben la verbalización. La inarticula-
más bien que biológicas. Así, los negros neoyorquinos sobresalían claramente de ción reduce la posibilidad de incurrir en la hostilidad del grupo social dominante, y
los de Virginia del Oeste en todas las comparaciones. Del mismo modo, los indios podría así cultivarse como una medida de prudencia.
del Instituto Haskell eran consistentemente más rápidos que aquellas de la Reserva Una influencia sutil, pero poderosa en el ambiente psicológico del individuo, es
Yakima a los que se sometió al test. Una ulterior división del grupo Haskell en la de la expectabilidad social. Se ha hecho ya referencia a este factor en conexión con.
aquellos que previamente habían vivido en una reserva y los que habían vivido entre la constitución física y la conducta (Cap. V), los parecidos familiares (Cap. IX) y
los blancos en una ciudad mostró que estos últimos les ganaban en velocidad. las funciones de los sexos (Cap. XIV). Sin embargo, sus efectos más penetrantes
Klineberg, en la explicación de estos resultados, llamaba la atención hacia la se hallan quizá en el caso de los grupos raciales minoritarios. Se ha realizado una
parte relativamente insignificante que la velocidad juega en la vida de los indios extensa investigación sobre la naturaleza de los estereotipos raciales y nacionales
de la reserva o en los negros del Sur. El tiempo tenía poco o ningún interés en las (cf. 1, 19, 50, 54). Desde una edad temprana, el miembro de un grupo minoritario
actividades de la vida diaria de un indio. No podía hallar razón alguna para apre- se da cuenta de los rasgos de conducta característicos que se asocian a su estereotipo
surarse en terminar una tarea, especialmente si la encontraba apropiada e interesante. racial o nacional. En sus contactos diarios con la familia, compañeros de juego,
Así, en la medida en que el examinador despertaba el interés del chico por el test profesores y otros adultos, encuentra constantes ocasiones de recuerdo de lo que se
hacía aparecer aún más absurda la necesidad de la rapidez. Por otra parte, el tiempo espera de él. Todo ello llega gradualmente a formar parte de su propio concepto
era mucho más importante en el Instituto Haskell que en la Reserva. A los estudian- del yo, lo que a su vez afecta a su motivación y rendimiento. Así, pues, lo que
tes se les mantenía constantemente ocupados con diversas tareas, y todo el día estaban se espera de un individuo tiende a determinar lo que llega a ser, tendencia que ha
cuidadosamente sometidos a un programa. Los profesores blancos también fomenta- llegado a conocerse como la profecía auto-realizadora (cf. 1, 54, 72).
ban la actitud de que es deseable terminar las cosas bien y pronto. Del mismo modo,
los negros neoyorquinos habían estado expuestos al stress de la vida en una gran Conflictos de culturas.—'Las personas expuestas a objetivos, presiones sociales y
metrópoli, mientras que los rurales estaban adaptados a un tempo de actividad costumbres incongruentes y a menudo incompatibles que las diferentes culturas re-
mucho más lento. presentan es muy probable que lleguen a experimentar dificultades de gravedad di-
Continuamente se ha hecho hincapié en la importancia de la motivación y el versa en el desarrollo de la personalidad. Las inadaptaciones emocionales que se
interés en la ejecución de los tests de inteligencia. Es evidente, sin embargo, que plantean bajo estas circunstancias no pueden, sin embargo, interpretarse como evi-
muchos de los tests de uso corriente no pueden despertar la misma reacción emo- dencia de un fondo racial inferior, de los efectos deletéreos de la mezcla o de otros
cional en otras culturas que en la nuestra. Así, para el chico americano blanco de desfavorables factores hereditarios. Se reconoce ahora, además, que los trastornos
clase media, el test de inteligencia usual presenta un parecido notable con su tarea emocionales pueden perturbar el desarrollo intelectual y obstaculizar el funciona-
escolar diaria, que probablemente es el asunto más serio de su vida en aquel mo- miento efectivo del individuo en múltiples campos.
mento. Por tanto, se siente fácilmente espoleado para hacer todo lo que pueda y Los estudios de los grupos de inmigrantes han de tener en cuenta los problemas
tratar de sobresalir en relación con sus compañeros. Pero para un chico indio ame- que se asocian a la adaptación a una nueva cultura. La confusión de los patrones y
ricano, el mismo test puede no tener tal significado. Este tipo de actividad no la mutación de los puntos de referencia posibles en una adaptación de esta clase no
existe en la conducta tradicional de su familia o tribu. Muchos investigadores han pueden dejar de ejercer su efecto sobre el desarrollo de la conducta del individuo.
advertido asimismo que entre los chicos negros el interés por los tests de inte- Se ha señalado frecuentemente que la inadaptación es menor en el caso de la gene-
ligencia no es tan agudo como entre los blancos, y que los primeros no parecen ración inmigrante, que conserva sus costumbres en una gran proporción, o en los de
sentir una motivación tan fuerte como los segundos. Se recordará que se hallaban la tercera y sucesivas generaciones, en las que la adaptación y asimilación es vir-
también diferencias—en los tests, en la escuela y en otras situaciones—entre las tualmente completa, que en el caso de la descendencia de los inmigrantes—o segunda
clases sociales en el impulso de rendimiento (Cap. XV). generación— que se ven inmersos en el torbellino ocasionado por dos marcos de
Estas diferencias motivacionales se pueden relacionar directamente con la cua- referencia distintos.
lidad de miembros de grupos no privilegiados. Se han propuesto, p. ej., varias teorías En los inventarios de personalidad, p. ej., los hijos de padres inmigrantes pre-
relativas a la reacción de los negros americanos y otros grupos minoritarios hacia sentan más síntomas neuróticos, por término medio, que los de padres nativos (68).
las frustraciones impuestas por la sociedad. Dollard (37) ha sugerido que el negro Las proporciones de crimen y delincuencia tienden también a ser mayores entre
puede asumir una actitud de estupidez y letargía como mecanismo de defensa contra los chicos nacidos en América de padres extranjeros, especialmente en las comu-
la frustración y la agresión. Tal actitud le suministraría una especie de desquite y nidades más industrializadas y altamente urbanizadas, donde los conflictos con
capacitaría al individuo para evitar responsabilidades desagradables. Brown (16), por los valores del viejo mundo son más agudos (17, 47, 48, 94). Las investigaciones
su parte, ha argumentado que el desarrollo lingüístico del negro puede hallarse clínicas y sociológicas han revelado asimismo muchas zonas de conflicto emocional,
506 XVI. Dijerencías raciales: problemas metodológicos Diferencias culturales 507
con las consiguientes inadaptaciones de personalidad, en la segunda generación de
ocupación correspondientes. Las restringidas oportunidades vocacionales podrían
americanos (17, 85, 94). Los problemas son particularmente graves en el caso de
también indicar que al menos algunos negros con suficiente capacidad y educación
inmigrantes del sur de Europa y del Oriente, cuyas culturas difieren en impor-
para ocupar un empleo de categoría superior puedan, sin embargo, estar desempe-
tantes aspectos de la que prevalece en América. También se han observado los
ñando ocupaciones de nivel inferior. Todas estas condiciones tenderían a reducir las
efectos destructores de los conflictos entre culturas en algunos grupos de indios
diferencias en los CI de los chicos negros de las distintas clases ocupacionales.
americanos, cuando las costumbres tribales chocan con las necesidades y exigencias
Los estudios de Robinson y Meenes (82) que antes mencionamos nos suminis-
de la cultura americana que las rodea (85, Cap. X ; 93).
tran algunos testimonios corroborativos de estas interpretaciones. Los CI obtenidos
con el Kuhlmann-Anderson de 444 niños negros de tercer grado que asistían
Nivel socioeconómico.—En la cultura americana contemporánea, el pertenecer
a las escuelas públicas de Washington D. C , en 1938-39, se compararon con los que
como miembro a grupos minoritarios tiende a asociarse con un estado socieconó-
obtuvieron 491 niños negros de tercer grado en las mismas escuelas en 1945-46.
mico bajo. Los hogares en los que se criaron los hijos de los inmigrantes negros o
En este último año, cuando ya eran mejores las oportunidades vocacionales para los
de los indios americanos han estado, en conjunto, muy por debajo en muchos aspec-
negros, se halló una correspondencia mayor entre la ocupación del padre y el CI
tos del standard del blanco nativo. Ya consideremos el nivel de educación y ocupa-
ción de los padres, los ingresos, el grado de apiñamiento en los hogares, las faci- del hijo. Además, la media del CI del grupo entero era mayor en 1945-46 que en
lidades sanitarias y de bienestar, las oportunidades intelectuales y de recreo o 1938-39. Este último resultado puede también relacionarse con la mejora del estado
las relaciones entre padres e hijos, encontramos una clara evidencia de un status socioeconómico del segundo grupo. Se encontraron también correlaciones altas entre
inferior. la media del CI de los chicos en cada una de las escuelas afectadas por el examen
y factores tales como el promedio de las rentas o la frecuencia de aparatos de radio
A la vista de la relación entre el nivel socioeconómico y el desarrollo intelectual
en la comunidad.
y de la personalidad, que discutimos en el capítulo anterior, al interpretar estos
No solamente la inteligencia puede relacionarse con factores socioeconómicos,
resultados, debe tenerse en cuenta el predominio en los grupos minoritarios de
sino también la adaptación emocional y otras características de la personalidad;
los miembros pertenecientes a la clase baja. Así, p. ej., Garth (45), en una primera
serie de estudios sobre muchos grupos diferentes de indios americanos, halló una por ejemplo, los exámenes de las actividades lúdicas de los niños han demostrado
estrecha correspondencia entre la puntuación media en el test de inteligencia y el que los chicos negros tienden a intervenir en juegos colectivos con una frecuencia
nivel socioeconómico del grupo. Estas diferencias en nivel socioeconómico repre* relativamente mayor que los blancos (66). Antes de atribuir tal conclusión a una
sentan también, hasta cierto punto, el grado de asimilación de la cultura blanca (53). mayor sociabilidad de la raza negra, convendrá considerar que la excesiva densidad
Varias investigaciones sobre la relación entre los factores socioeconómicos y el hogareña y las inadecuadas facilidades para otros tipos de juego pueden explicar
CI entre los negros americanos han contribuido al esclarecimiento de esta relación. parte de la diferencia.
En primer lugar, debe advertirse que las diferencias en las puntuaciones de los tests En un examen con un inventario de personalidad de 1647 chicos, comprendidos
de inteligencia entre las clases ocupacionales tienden a ser menores para los niños entre los nueve y los quince años, Brown comparó las puntuaciones de varios sub-
negros que para los blancos. Así, Robinson y Meenes (82), en un examen de esco- grupos que incluían: urbanos y rurales, niveles socioeconómicos bajos, medios
lares negros de tercer grado en Washington, observaron una diferencia de 13 a 14 y altos, y judíos, checoslovacos y nativos americanos no judíos. Las puntuaciones
puntos en la media del CI entre los niños de los labriegos y los de los profesionales. de adaptación demostraron que estaban mucho más estrechamente relacionadas con
Entre los chicos blancos esta diferencia suele ser de unos 20 puntos (cf. Cap. XV). el nivel socioeconómico que con el grupo racial o la residencia urbana o rural. Se
Además, la media del CJ no se corresponde con la jerarquía ocupacional tan ínti- observaron diferencias estadísticamente significativas entre los diversos grupos socio-
mamente entre los niños negros como entre los blancos, sino que más bien tiende a económicos, pero las diferencias entre los otros tipos de grupos investigados eran
caer en una dicotomía, con las ocupaciones de empleados, de negocios y profesio- pequeñas e insignificantes.
nales en la categoría superior, y los obreros, especializados o no, en la inferior (21,
Educación.—Hoy suele reconocerse que las diferencias en la cuantía y natura-
77, 82).
leza de la escolaridad se reflejan en la ejecución del test de inteligencia (cf. Cap. VII).
Es probable que el nivel socioeconómico de los hogares negros esté menos estre-
Pero también en este aspecto existen marcados contrastes entre los diversos grupos
chamente relacionado con la clase de ocupación de lo que sucede entre los blancos.
raciales que se han comparado en las puntuaciones de los tests. La calidad de la
La variabilidad o heterogeneidad de los hogares blancos es indudablemente mucho
instrucción en las escuelas de segregación racial para negros e indios suele ser
mayor que la de los negros. La diferencia entre la remuneración de un negro que
muy inferior a la de las escuelas de los blancos. También difieren la regularidad
realiza un trabajo profesional o de negocios y otro de tipo especializado proba-
de la asistencia, la duración del curso escolar y el total del número de años de
blemente es mucho menor que la que existe entre los blancos en las categorías de
asistencia. No solo han sido desiguales las facilidades educativas para algunos de
508 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos Bilingüismo 509

estos grupos, sino que la motivación para un buen rendimiento en la escuela o para cursos superiores de la escuela secundaria en Pennsylvania y Nueva Jersey. Los 213
continuar la propia educación es mucho más débil en las personas que ven pocas sujetos negros y los 213 blancos escogidos para el estudio asistían a las mismas es-
probabilidades de poder utilizar tal educación para un avance vocacional o un cuelas y estaban enrolados en los mismos cursos de estudios. Además, unos y otros
ajuste de su vida. En este aspecto, la situación es análoga a la descrita con referencia estaban equiparados en once elementos de la carta de puntuación de Sims para el
a las clases sociales más bajas, excepto que aún es más extensa para los miembros status socioeconómico (Sims Score Card for Socioeconomic Status). Es de nuevo
de los grupos minoritarios a causa de los mayores obstáculos para moverse en improbable que los elementos de esta escala tengan el mismo significado cuando
sentido ascendente. se aplican a los blancos y a los negros. Entre los elementos, p. ej., está el del nivel
En el caso de los adultos, las puntuaciones del test de inteligencia están alta- de ocupación del padre, clasificado en dos categorías: profesional, negociante y
mente correlacionadas con la cuantía de la escoiaridad, tanto entre los negros como empleado, en oposición a la de trabajador especializado y no especializado. Es muy
entre los blancos. Se demostró esta relación en los análisis de las puntuaciones de probable que exista un número de negros relativamente mayor que el de blancos
los tesis de inteligencia de los soldados americanos durante las dos guerras mun- cerca de la base de cada una de estas categorías tan amplias. Incluso cuando se
diales (44, 96). Sin embargo, cuando se hicieron comparaciones entre las puntua- han equiparado las ocupaciones específicas, es, desde luego, bien sabido que los
ciones medias de los tests de negros y blancos dentro del mismo nivel educativo, hogares medios de un doctor negro y de un doctor blanco difieren ampliamente
la media de los blancos sobresalía todavía significativamente. Ello era de esperar a en el nivel de ingresos y en otras muchas características. Otro importante factor
la vista de las diferencias en la calidad de la educación, así como de otros factores no controlado en este y en otros estudios citados es el de la expectabilidad social y
no controlados, tales como el nivel socioeconómico. las diferencias motivacionales con ella relacionadas.
Todavía existe otro problema metodológico que ha de considerarse al valorar
Estudios de «grupos equiparados)).—Parece que el hecho de mantener constante tales estudios de grupos equiparados: el de la regresión l (cf. Cap. VII). Puesto que
el número de años de escolaridad en las comparaciones de negros y blancos adultos las poblaciones totales de negros y blancos difieren en el nivel socioeconómico, la
en nuestra cultura no suprime las diferencias ambientales entre los grupos. Unos regresión ha de ejercer sus efectos. Así, si se emplearon once índices de nivel socio-
pocos investigadores han emprendido la tarea de controlar otras variables en su es- económico como base para la elección de las muestras equiparadas de negros y blan-
fuerzo por obtener muestras equiparadas de las dos razas. Sus resultados indican cos, hay que esperar que en otras características culturales (cuyas correlaciones con
de manera consistente que bajo estas circunstancias persisten diferencias significati- los índices dados caerán ciertamente por debajo de 1,00) estas muestras regresarán
vas entre blancos y negros en la ejecución de los tests. Un examen de estos estudios hacia sus respectivas medias de población. El efecto será el de aumentar las dife-
revela que, aunque superficialmente equiparados, los grupos difieren todavía en rencias entre las muestras equiparadas en todas las variables ambientales no contro-
otros aspectos importantes. ladas. Esto no es más que otro ejemplo de la inaplicabilidad de los experimentos
Tanser (92), en un estudio realizado en Canadá, comparó a los niños negros de grupos equiparados para poblaciones disímiles.
y blancos que asistían a las mismas escuelas. De este modo estaban controladas
las oportunidades educativas. A pesar de ello, se hallaron diferencias significativas 16-5. Bilingüismo.—Es obvio que no pueden emplearse tests verbales en la
en los niveles socioeconómicos de los dos grupos. Además, los chicos blancos asis- comparación de grupos que hablan diferentes lenguas. Para este fin se han ideado
asocia con las existentes a la escuela que los negros, diferencia que a menudo se tests no verbales y de ejecución. No debe, sin embargo, concluirse que todos estos
asocia con las existentes en clase social. Así, en la muestra total de niños blancos, tests miden los mismos rasgos. Como se señaló en el capítulo XI, los tests incluidos
la asistencia a la escuela daba un promedio de 93,38 % ; en la negra, el promedio bajo el encabezamiento de inteligencia ponen en juego aptitudes muy diversas. Así,
solo alcanzaba el 84,77 %. Bruce (18) aplicó tests a chicos blancos y negros en cuando el lenguaje hace imposible la aplicación de tests verbales a un grupo, la
un distrito rural pobre de Virginia, intentando controlar ambas variables, las edu- variabilidad de procesos que en él pueden medirse queda, por lo mismo, reducida.
cativas y las socioeconómicas. La educación, sin embargo, solo se equiparó esco- Los tests verbales no tienen sustitutos. Es una imposibilidad psicológica eliminar el
giendo escuelas de negros y blancos con la misma proporción de alumnos por maes- contenido verbal de un test sin alterar los procesos intelectuales que comprende.
tro, quedando sin controlar las restantes diferencias entre las escuelas. En el mismo El efecto real del impedimento del lenguaje sobre la ejecución del test es pro-
estudio se equipararon subgrupos de 49 niños blancos y negros según las valora- bable, sin embargo, que sea más grave cuando tal impedimento se presenta en un
ciones socioeconómicas de Sims. Pero el autor admite que esta escala era inapropiada grado menor. Si el individuo comprende el inglés, aunque moderadamente, no suele
para los grupos estudiados, puesto que no discrimina adecuadamente en los niveles considerarse preciso presentarle un test no verbal. Pero a este individuo puede fal-
socioeconómicos inferiores, precisamente donde figuraba la mayoría de los sujetos.
Una investigación más reciente de McGurk (70, 71) se destinó también a con- 1
El Dr. John W. French, del Servicio Educativo de Administración de Tests, trajo este
trolar los factores educativo y socioeconómico. Los sujetos eran alumnos de los punto a la atención del autor.
510 XVI. Dijerencías raciales: problemas metodológicos Bilingüismo 511

tarle facilidad para usar del inglés o la amplitud de vocabulario requerida para lenguaje nos lo suministra el hecho de que la inferioridad de los grupos bilingües
competir en un plano de igualdad en un test verbal. Se ha demostrado, p. ej., que el disminuye considerablemente y hasta puede desaparecer por completo cuando se
tiempo de reacción de los bilingües es menor cuando las instrucciones se dan en la emplean tests no verbales. Esto se ha demostrado repetidamente con muchos grupos.
lengua que conocen mejor (64). Diferencias similares se han encontrado en la rapi- Arsenian (5), en un estudio cuidadosamente controlado, aplicó el test no verbal de
dez con que se dan las palabras por libre asociación en los dos idiomas (60, 64). Pintner a 1152 niños americanos de padres italianos y a 1196 niños americanos
El bilingüismo es muy frecuente entre los inmigrantes que han vivido en Amé- de padres judíos de edades comprendidas entre los nueve y los catorce años. Se
rica durante muchos años, o en sus hijos, que en ocasiones hablan una lengua en determinó el grado de bilingüismo mediante un cuestionario escrito. Los resultados
casa y el inglés en la escuela. Los hijos de los indios americanos presentan frecuen- no indicaron correlación significativa alguna entre la extensión del bilingüismo y
temente el mismo problema. Se han realizado también investigaciones sobre chicos la puntuación del test de inteligencia en ninguno de los grupos, siendo las corre-
bilingües en otros países tales como Gales, Irlanda, África del Sur y Hawaii. Arse- laciones de —0,079 y —0,193 en los grupos italiano y judío, respectivamente.
nian (6) y Darcy (26) han inspeccionado la literatura, más bien extensa, sobre este Darcy (25) obtuvo resultados similares en el nivel preescolar. Se equipararon
problema. Examinaremos algunos estudios típicos para ilustrar las principales ob- dos grupos de párvulos, uno de los cuales era bilingüe, en edad, sexo y ocupación
servaciones. paterna. La segunda lengua era el italiano en todos los casos. Se aplicó a ambos
Cuando se examinó a los niños de las escuelas americanas con los tests verba- grupos, cada uno de los cuales se componía de 106 chicos, el Stanford-Binet y un
les de inteligencia al uso, aquellos que pertenecían a hogares de habla extranjera test de ejecución, el de ajuste de objetos de Atkins. Los bilingües fueron significa-
quedaron, como grupo, bastante peor. En un análisis de los datos que se obtuvieron tivamente inferiores a los de una sola lengua en el Stanford-Binet, pero significativa-
de forma independiente por varios investigadores, Goodenough (49) halló una co- mente superiores en el de ajuste de objetos. Los estudios sobre niños indios ameri-
rrelación alta entre los CI medios de los chicos de varios grupos inmigrantes y la canos (46, 53, 59) y sobre japoneses nacidos en América (27) también revelan poca
proporción de los padres que, en cada grupo, habían adoptado el inglés como lengua o ninguna inferioridad en tests no verbales y de ejecución, en contraste con la sig-
hablada en el hogar. Hay, desde luego, dos explicaciones posibles para este resul- nificativa inferioridad en los tests verbales. Varios análisis de los datos indicaban
tado. Por una parte, las puntuaciones más bajas en el test de inteligencia de algunos de manera clara el papel del impedimento del lenguaje en las deficiencias obser-
grupos pueden resultar directamente de su mayor impedimento en el lenguaje. Por vadas en el test.
otra parte, aquellos grupos nacionales en los que el inglés no se adopta común- Debe advertirse que el bilingüismo conduce a menudo a un impedimento en
mente pueden ser menos inteligentes y progresivos desde el principio. Su fallo para las dos lenguas. Cuando un niño habla una lengua en casa y otra en la escuela, su
aprender el inglés hace posible, por tanto, que se cree una comprensión inferior y dominio de las dos lenguas puede, como consecuencia, retrasarse, hecho observado
una adaptación más pobre. en estudios de niños preescolares chinos en Honolulú (86, 87), escolares puertorri-
No cabe seleccionar ninguna de las interpretaciones partiendo exclusivamente queños en Nueva York (4) y niños de habla galesa e inglesa en Gales (7). No es
de la correlación entre los dos factores. Otros datos, sin embargo, sugieren que sorprendente tal resultado. Si consideramos como ejemplo la adquisición de voca-
el primero es el más probable. Es muy posible, p. ej., que a causa de la mayor bulario, parece que cuando un chico habla lenguas distintas en casa y en la escuela
semejanza de algunas lenguas con el inglés sea más fácil para los individuos de aprenderá conjuntos de palabras en cierto modo diferentes en las dos situaciones, y
ciertos países aprender este idioma sin que entre en juego su nivel intelectual. Otro por ello su vocabulario en cada lengua se verá disminuido.
factor de posible pertinencia procede de las razones por las que los emigrantes de Sin embargo, un punto adicional que hay que tener presente es que el bilin-
varios países acuden a América. Los de algunos países pueden, en gran medida, güismo como tal no produce necesariamente un impedimento para el lenguaje.
hacerlo con la intención de instalarse permanentemente; los de otros, tradicional- Bajo ciertas circunstancias puede no producir impedimentos en uno o en ambos
mente retienen la vaga esperanza de volver a su país de origen después de hacer idiomas, y en tales casos no podríamos esperar que rebajara la ejecución del test
fortuna. Tal condición de transitoriedad puede reflejarse en sus tibios intentos para de inteligencia. Así, p. ej., Pintner y Arsenian (78) no hallaron ninguna relación
dominar la lengua inglesa o para procurar que sus hijos la dominen. Otra cuestión entre el grado de bilingüismo y las puntuaciones en el test verbal de inteligencia
adicional es la de si los emigrantes llegan a una comunidad de compatriotas como en un grupo de 469 escolares judíos nacidos en Nueva York. En realidad, es un
las existentes en las barriadas extranjeras de algunas de las grandes ciudades estado- hecho establecido que los escolares y universitarios judíos tienen una actuación muy
unidenses, o si están diseminados en comunidades predominantemente americanas. buena en los tests verbales. El bilingüismo del niño judío no es tal como para per-
En el caso de ciertos grupos nacionales representados por números relativamente turbar su dominio del inglés. Cabe hallar una explicación de este hecho en la
pequeños de inmigrantes y que no están concentrados en ningún área, el individuo actitud del grupo judío hacia las dos lenguas, en contraste con la de otros grupos
se ve prácticamente obligado a aprender el inglés. extranjeros. El chico judío en América tendrá al final que abrirse camino en una
sociedad de habla inglesa, y por ello el inglés es de importancia primaria para él.
Sin embargo, el argumento más decisivo en cuanto al papel del impedimento del
512 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos Aplicación de «tests» en encrucijadas culturales 513

Por otra parte, aquellos grupos nacionales que en gran parte están orientados hacia A pesar de ello, es teóricamente posible elaborar un test que solo presuponga las
la posibilidad de volver a su país de origen, pueden considerar el inglés como un experiencias que sean comunes a diferentes culturas. Aunque no esté libre de influen-
recurso temporal. Otro factor importante es, indudablemente, la fuerte tradi- cias culturales, utilizará solamente elementos comunes a todas las culturas. Esto
ción educativa en la cultura judía y la insistencia del padre para que el chico es lo que han intentado hacer los tests libres de influencias culturales. En la práctica,
trabaje mucho en la escuela, especialmente en las materias académicas relativa- sin embargo, se quedan muy atrás de su objetivo en muchos sentidos. Ningún test
mente abstractas (cf. 62). existente está completamente liberado de sus referencias culturales. La diferencia
El que el bilingüismo en la niñez constituya o no un impedimento depende de entre el test independiente de la cultura y los otros es simplemente de grado. El
cierto número de factores. Algunos investigadores han concluido que no es acon- mero uso del papel y el lápiz o la presentación de tareas abstractas que no tienen
sejable introducir un segundo idioma en los años preescolares, excepto en el caso una significación práctica inmediata favorecerá a algunos grupos culturales y en-
de los niños lingüísticamente superiores (86). Un aspecto importante de la situa- torpecerá a otros. Los cuadros también son inapropiados en las culturas que no
ción es, indudablemente, la forma en que las dos lenguas se enseñen y estén rela- están habituadas al dibujo representativo. Una reproducción bidimensional de un
cionadas. La introducción del segundo idioma como materia escolar parece pro- objeto no es una réplica perfecta del original; simplemente presenta ciertos indicios
ducir resultados favorables en ciertas circunstancias (69, 89). Conviene también con- que, como resultado de la experiencia pasada, conducen a la percepción del objeto.
siderar la carga de los factores emocionales. Spoerl (88), en una investigación sobre Si los indicios se reducen mucho, como en un dibujo esquemático o simplificado,
universitarios bilingües y no bilingües, encontró peor adaptación entre los primeros, y si la necesaria experiencia pasada es inexistente, puede fallar la percepción co-
lo que se determinó por medio de entrevistas, expedientes académicos y puntuacio- rrecta. Otros factores de este tipo, que difieren de cultura a cultura, incluyen el inte-
nes de tests de personalidad. En general, la inadaptación parecía proceder princi- rés intrínseco del contenido del test, la relación con el examinador, el impulso a
palmente del conflicto cultural que experimentaban los sujetos de la segunda gene- quedar bien en un test, el deseo de sobrepasar a los demás y los hábitos contraídos de
ración. El bilingüismo, por tanto, servía para hacer más aguda su inadaptación, ya resolver los problemas individual o cooperativamente.
que constituía un símbolo del conflicto. Hay también testimonios de que la presencia de un examinador de un grupo
En resumen, el bilingüismo per se no tiene por qué constituir un impedimento cultural o i acial distinto puede romper la armonía durante la aplicación del test
para el niño. Tal y como aparece en una gran proporción de la población inmi- y disminuir así la ejecución del sujeto en el mismo. En un estudio realizado por
grante puede, sin embargo, reducir el dominio del chico en los dos idiomas, por- Canady (20) se sometió al Stanford-Binet a escolares negros y blancos, siendo los exa-
que una lengua se confina grandemente a un conjunto de situaciones en la vida minadores negros y blancos también. Algunos de los sujetos de cada grupo racial
del niño y la otra lo hace a otro conjunto. Lo que el chico necesita es aprender a recibieron el test primeramente de manos del examinador blanco, y otros del exa-
expresarse al menos en una lengua en cualquier tipo de situación. No es tanto la minador negro. En ambos grupos de negros y blancos, la media del CI era unos
interferencia de las dos lenguas como la restricción en el aprendizaje de una de seis puntos más alta cuando el examinador era de su propia raza. Pasamanick y
ellas o de las dos a áreas limitadas lo que produce el impedimento. Knobloch (75), en un estudio longitudinal, demostraron un efecto análogo en forma
algo diferente. En sucesivas repeticiones del test con el examen del desarrollo de
16-6. Aplicación de «tests» en encrucijadas culturales. «Tests» independien- Yale (Yale Developmental Examination), los chicos negros, durante los dos primeros
íes de la cultura.—El uso de los tests psicológicos en los estudios comparativos de años, mostraban un descenso significativo en el cociente de desarrollo, dentro del
personas que se han criado en culturas o subculturas diferentes presenta muchos área del lenguaje, en contraste con su continua aceleración en el área motora. Aná-
problemas, además de los del lenguaje. Incluso los tests no verbales y de ejecución lisis posteriores revelaron, sin embargo, que el retraso se limitaba a los elementos
suelen requerir informaciones de las que tal vez carezcan algunas culturas. Para que llevaban consigo una respuesta verbal durante el examen, mientras que la
salir al paso de estas dificultades se han efectuado varios intentos de elaboración comprensión del discurso y la conducta que dependía del lenguaje no presentaban
de los llamados tests independientes de la cultura. Entre los ejemplos corrientes más tal descenso. Como explicación de esto, los autores sugieren que la presencia del
conocidos se hallan la escala de ejecución internacional Leiter, el test de inteli- examinador blanco puede haber servido para inhibir la aptitud para la respuesta
gencia independiente de la cultura de Cattell y las matrices progresivas de Raven verbal del chico en la situación de test. i
(Leiter International Performance Scale, Catell Culture-Free Test of Intelligence y El tipo de interpretaciones equivocadas que pueden surgir cuando se describe
Raven Progressive Matrices) *. Debe advertirse que ningún test puede independizarse categóricamente el contenido del test como independiente de la cultura o no cultural,
verdaderamente de la cultura. Los tests no pueden construirse en un vacío cultural. se ilustra en el estudio previamente citado de McGurk (70, 71). A los alumnos de
enseñanza media superior, negros y blancos, examinados en esa ocasión, se les presen-
1
Para bibliografía correspondiente, así como para una discusión más completa de los taron dos conjuntos de cuestiones equiparadas en dificultad, pero que diferían en
problemas y técnicas de la aplicación transversal de tests, cf. ANASTASI, 3, págs. 255-68. el contenido cultural, según se determinó mediante valoraciones periciales. A cada
514 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos
Aplicación de «tests» en encrucijadas culturales 515
perito se le dejó en libertad para definir lo cultural como le pareciera. La compa-
culturales. Las chicas consiguieron un CI medio de 99,5; los chicos, de 116,6.
ración de las cuestiones en los conjuntos culturales y no culturales se identificó cla-
Denis atribuía esta diferencia sexual al hecho de que, en la cultura Hopi, el arte
ramente con el contenido verbal y con la dependencia de la escolaridad. Pero no
gráfico es tradicionalmente una tarea masculina, y, por consiguiente, los chicos
son estas las formas principales en que diferían los fondos culturales de los suje-
muestran mayor interés por el arte y tienen más práctica que las chicas. Se ha obser-
tos negros y blancos. Puesto que todos eran alumnos del último curso de enseñanza
vado una diferencia sexual análoga a la de dicho test en otras comunidades de
media y asistentes a las mismas clases, la escolaridad era presumiblemente más uni-
indios, que fomentan idéntica distinción tradicional del sexo en las tareas artís-
forme que la panorámica del hogar. Además, el negro americano no es bilingüe, y
su deficiencia lingüística no debe ser mayor que la que se dé en otras funciones ticas (52).
intelectuales, especialmente cuando no se requieren respuestas orales. Por otra Del mismo modo, se han observado diferencias en rasgos específicos mediante
parte, las cuestiones llamadas no culturales tienen exigencias relativamente rigurosas comparaciones entre los grupos de inmigrantes europeos en este país; p. ej., los
en las aptitudes perceptivas y espaciales, en las que otros investigadores han demos- niños judíos sobresalen generalmente en los tests verbales, ocurriéndoles lo con-
trado que los negros presentan una relativa deficiencia. A la vista de estas caracterís- trario en los problemas que tratan de objetos concretos y relaciones espaciales. En
ticas de los elementos, no es sorprendente encontrar que los estudiantes negros pun- un estudio realizado con párvulos de las escuelas públicas de Minneápolis se aplicó
tuaran de una forma significativamente más baja en los elementos no culturales de el Stanford-Binet a grupos de judíos y escandinavos equiparados en edad, propor-
este estudio que en los culturales. ción de sexos y status socioeconómico (15). Se observó que los niños judíos eran
superiores en los tests que se basaban en información general y comprensión verbal,
mientras que los escandinavos sobresalían en aquellos que requerían orientación
Especificidad de las diferencias de grupo.—Como ocurre en el caso de las dife-
espacial y coordinación sensomotora. Asimismo, en un análisis de las puntuaciones
rencias de clase social o en las urbano-rurales, las diferencias raciales y nacionales
obtenidas por alumnos del primer año de Universidad, judíos y no judíos, mediante
en rasgos psicológicos han demostrado que son específicas, no generales. Cada
el examen psicológico del Consejo Americano de Educación, los estudiantes judíos
cultura o subcultura fomenta el desarrollo de un patrón de aptitudes distinto. Los
lo hicieron relativamente mejor en la parte lingüística del test que en la cuantita-
datos sobre una gran variedad de culturas apoyan esta conclusión. Entre los grupos
tiva, mientras que ocurrió lo contrario entre los estudiantes no judíos (56). En
que Porteus (80) examinó en Hawaii, los japoneses sobrepasaban a los chinos en su
contraste con tales resultados, los exámenes de niños americanos de padres ita-
test del laberinto y en todos los de ejecución y de aptitud mecánica; pero los chinos
lianos han demostrado, en general, que resuelven relativamente bien los tests de
sobrepasaban a los japoneses en los del tipo Binet y en memoria auditiva. Del mis-
ejecución y de forma relativamente pobre los de materiales abstractos o lingüís-
mo modo, los niños japoneses a los que se aplicó el test en América puntuaban
ticos (10).
mucho más alto que las normas americanas blancas en aquellos tests que reque-
Tales diferencias en la ejecución de los tests de inteligencia entre los diversos
rían una atención sostenida, percepción visual u orientación espacial, mientras
grupos de inmigrantes pueden explicarse en parte, desde luego, basándose en los
que se retrasaban en los tests verbales o de aritmética (27).
impedimentos diferenciales del lenguaje que hemos discutido en una sección ante-
Straus (90, 91), en un estudio de universitarios ceilaneses, observó que el grupo
rior. Las tradiciones culturales desempeñan sin duda una parte importante en la
ceilanés sobrepasaba notablemente las normas americanas en la parte de lenguaje
producción de estas diferencias de grupo en el desarrollo intelectual. En las fami-
del test de madurez mental de California, mientras que se quedaba muy por
lias judías se da característicamente una importancia destacada a los aspectos for-
debajo de las normas en la parte no verbal. Esta diferencia es la contraria de la
males de la educación y a la inteligencia abstracta, con un olvido casi total de la
que podría haberse anticipado en el caso de una población bilingüe, como es la de
inteligencia mecánica y la destreza manual. Los italianos, por su parte, tienen una
Ceilán. Straus atribuye los resultados a los sistemas de valores de las clases supe-
admiración tradicional por las artes y los oficios manuales, mientras que conceden
riores de ,1a cultura ceilanesa, que incluyen la repudiación de las tareas manuales
relativamente poca importancia a tipos de talento más abstractos.
y la concesión de un alto prestigio a la escolaridad verbal. Se cita también, como
Las investigaciones sobre negros americanos han revelado una inferioridad rela-
posible influencia contribuyente, la naturaleza del sistema educativo ceilanés, con su
tivamente grande en las funciones perceptivas y espaciales, en comparación con la
interés por el desarrollo de la memoria y por el aprendizaje de preceptos y reglas.
mayoría de las tareas de tipo verbal. Los niños negros tienen una ejecución muy
Por otro lado, los niños indios americanos suelen dar un promedio casi tan pobre en tests tales como el examen no verbal de Chicago (73) y el ajuste de
alto como los americanos blancos en los tests de ejecución, pero se quedan por formas de papel de Minnesota (8). En el test de madurez mental de California,
debajo en los de lenguaje. En el test de Goodcnough Dibuja-un-hombre (Draw-a- los negros puntúan más alto en la parte del lenguaje que en la no verbal (51).
man), varios grupos indios americanos sobrepasaron de modo significativo las nor- Cuando se equipararon chicos negros y blancos en el CI del Stanford-Binet,
mas blancas (31, 52, 83). Denis (31), en un estudio de escolares Hopi, obtuvo una y se comparó su ejecución sobre elementos individuales, se observó que los negros
interesante diferencia sexual en este test, que parece estar relacionada con factores sobresalían en las frases en desorden, memoria para las frases y vocabulario, pero
Aplicación de «tests» en encrucijadas culturales 517
516 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos
de inteligencia serían muy diferentes si se hubieran elaborado por los indios ame-
eran inferiores en el razonamiento aritmético, en la repetición de dígitos a la ricanos o los aborígenes australianos, en vez de haberlo sido en ciudades ameri-
inversa y en el descubrimiento de absurdos en los dibujos (23). En varios estu- canas. El criterio empleado en la valoración de los tests de inteligencia se ha basado
dios de grupos especiales mediante el Wechsler-Bellevue, los negros demostraban casi siempre en el éxito en nuestro sistema social. Las puntuaciones del test se
ser muy inferiores en las pruebas de los dibujos de Kohs, de símbolo-dígito y de arit- correlacionan con el rendimiento escolar o quizá con alguna medida más general
mética que en la mayoría de los tests verbales (29, 32, 42). Es también interesante del triunfo en nuestra sociedad. Si tales correlaciones son altas, se concluye que el
advertir que se encuentra una diferencia de igual sentido en las comparaciones test es una buena medida de la inteligencia. El criterio de la edad se basa en el
de los negros del Norte con los del Sur. Cuando se equiparó a negros del Norte mismo principio. Si las puntuaciones en un test dado muestran un aumento progre-
y del Sur en dos de los tests verbales de la Wechsler-Bellevue, los negros del Sur sivo con la edad, ello simplemente puede significar que el test mide aquellos rasgos
eran inferiores en las pruebas de símbolo-dígito, de dibujos de Kohs y de disposición
que nuestra cultura comunica al individuo. Cuanto mayor sea el sujeto, mayor
de imágenes (67).
oportunidad habrá tenido, en general, de adquirir tales aptitudes.
Hay varios factores en el fondo cultural del negro americano que ayudan a ex- Al parecer, pues, nuestros tests de inteligencia miden solamente la aptitud para
plicar estos resultados. Los tests de ejecución suelen hacer más hincapié en la velo- alcanzar el éxito en nuestra cultura particular. Toda cultura, en parte por las
cidad que los verbales. Y el ambiente típico de los negros americanos—especial- condiciones físicas de su ambiente y en parte por la tradición social, selecciona
mente en el Sur—es de escaso aliciente para el desarrollo de hábitos de trabajo ciertas actividades como las más significativas. Estas son las que anima y estimula;
rápidos. Un segundo factor estriba en la actitud de acatamiento pasivo del negro, otras las olvida o las suprime activamente. La situación relativa de los diversos
en centraste con la exploración activa. Tal actitud es más fácil que conduzca al grupos culturales en inteligencia es función de los rasgos que se incluyen bajo el
aprendizaje verbal memorístico que a la manipulación perceptiva de los estímulos concepto de inteligencia, o lo que es lo mismo, es función de la cultura particular
y a la resolución de problemas. Otra explicación posible es la que nos presenta la en que el test fue elaborado.
hipótesis de Hebb, al suponer que el aprendizaje perceptivo temprano influye en el
Puesto que los tests de inteligencia corrientes son un característico producto ame-
subsiguiente desarrollo intelectual (55). En el capítulo IV citamos esta hipótesis
ricano, y puesto que su aplicación a los grupos raciales ha sido realizada en gran
junto con datos corroborativos tomados de la investigación animal. Es posible
medida por psicólogos americanos, las comparaciones entre los grupos se han hecho
que el empobrecimiento de la primera experiencia perceptiva del niño negro pueda
generalmente con tests tipificados dentro de nuestra cultura. No es sorprendente,
haber retrasado el desarrollo de algunas de sus funciones intelectuales.
por tanto, que la mayor parte de las comparaciones favorezca a los sujetos ame-
Se dispone de algunos datos que apoyan esta hipótesis, extraídos de los estudios
ricanos. ¿Qué sucedería si se preparara un test en una cultura diferente, por proce-
comparativos sobre los efectos de la formación perceptiva en la ejecución de negros
dimientos análogos a los seguidos en la preparación de los nuestros? Son raros los
y blancos. Eagleson (40) dio a 50 estudiantes blancos de escuela secundaria y a
ejemplos de intentos de este tipo, pero los resultados son esclarecedores. DuBois (38)
otros 50 negros una formación especial en la discriminación visual de la distancia.
tipificó un test de «Dibuja-un-caballo» con chicos indios, siguiendo muy de cerca
Aunque inicialmente los blancos sobresalían, los negros se beneficiaron más de la
el procedimiento del test de Goodenough «Dibuja-un-hombre». En función de la
formación, y las diferencias entre los dos grupos disminuyeron con la misma. Más
situación según edad, grado y otros criterios de inteligencia, el test del caballo de-
interesante aún es un experimento de Boger (13) con escolares de primaria blancos
y negros. En enero y en mayo se sometieron a tests de inteligencia colectiva. En el mostró que era más válido para estos chicos que el del hombre. Además, cuando
período intermedio se adiestró a una mitad de los chicos blancos y otra de los negros se aplicaron ambos tests a chicos blancos e indios, los primeros sobresalieron en el
en problemas que requerían percepción visual, discriminación y relaciones espa- dibujo del hombre, y los indios, en el dibujo del caballo. En función de este último
ciales. Los tests de inteligencia mostraron aumentos significativos después de esta test, los chicos blancos de once años habrían obtenido un CI medio de 74.
formación, consiguiendo los chicos negros mayores ganancias que los blancos. La Porteus (79) intentó un experimento análogo cuando trabajaba entre los abo-
mejora se advertía todavía en una repetición posterior, en octubre. Las ganancias rígenes australianos. Impresionado por la gran habilidad en rastrear de esta gente,
de los negros, además, fueron mayores en los tesis no verbales que en los verbales. elaboró un test con fotografías de huellas de pies, consistiendo la tarea en empa-
rejar las dos huellas hechas por el mismo pie^ En este test, los australianos lo hi-
Valoración cultural de las junciones de la conducta.—Cabría argumentar que, cieron prácticamente tan bien como un grupo de 120 alumnos blancos de escuela
a pesar de las diferencias multidimensionales que se dan entre los grupos raciales, secundaria en Hawaii, a los que se aplicó el test con fines de comparación. Al co-
todavía podrían estos disponerse por orden de aptitudes si solamente se conside- mentar estos resultados, Porteus observa:
raran aquellas funciones que ejercen la parte más importante en el concepto de
Considerando su falta de familiaridad con las fotografías, podemos decir, pues, que
inteligencia. Sin embargo, como se indicaba en el capítulo XI, el concepto mismo de dándoles el test con material con el que estén familiarizados, la capacidad de discriminar
inteligencia puede estar condicionado culturalmente. Cabe suponer que los tests
518 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos Niveles de los rasgos diferenciales de cultura 519
la forma y las relaciones espaciales de los aborígenes es, al menos, igual que la de los
blancos de formación educativa de escuela secundaria, y mejor que los de situación social elementos de test que no tienen valor de diagnóstico cuando se aplican a personas
media (79, pág. 401). de ciertas culturas, a causa de la falta de familiaridad con objetos específicos u otras
diferencias relativamente triviales de la experiencia.
Todo lo tratado sobre la especificidad de las diferencias de grupo se aplica del Por otra parte, es probable que la mayoría de los factores culturales que afectan
mismo modo a los rasgos de personalidad que a las aptitudes. Es tan fútil tratar a las respuestas del test influyan también en el área más amplia de la conducta
de medir la adaptación en abstracto como tratar de medir la inteligencia en abs- que el test ha de probar (cf. 2); p. ej., el manejo inadecuado del inglés puede ser
tracto. Una respuesta que en una cultura indicaría neuroticismo puede representar un impedimento para un chico, no solo en un test de inteligencia, sino también en su
una satisfactoria adaptación en otra. Si un hombre blanco de la clase media supe- tarea escolar, el contacto con sus compañeros, sus actividades lúdicas y otras situa-
rior nos informara en un inventario de personalidad que normalmente se pronuncia ciones de la vida diaria. Tal condición, por tanto, entorpece el subsiguiente des-
en contra de los contactos sociales, recibiría un diagnóstico en el que se le aprecia- arrollo intelectual y emocional del chico y tendrá consecuencias prácticas que se
rían tendencias paranoicas. Pero la misma respuesta por parte de un nexio del extenderán mucho más allá de la inmediata ejecución en el test. Al mismo tiempo,
Sur de la clase baja solo indicará una visión realista de las condiciones existentes. las deficiencias de esta clase suelen remediarse sin excesiva dificultad. Una ade-
Un instrumento de test ideado para servir dentro de una cultura no puede usarse cuada formación en el lenguaje puede llevar a tales individuos a un nivel funcional
para comparar la adaptación de personalidad de diferentes culturas, como tampoco efectivo en un período relativamente corto. Los programas educativos intensos,
para comparar su inteligencia. que se emplearon con éxito con los analfabetos de las fuerzas armadas de los EE. UU.,
Una demostración convincente de este hecho nos la suministra Hsü (57), quien durante la segunda guerra mundial, representan otro ejemplo de la naturaleza
aplicó un inventario neurótico a estudiantes chinos en China y en América. El remediable de impedimentos culturales bastante graves. Asimismo, es posible me-
grupo que vivía en China obtuvo una puntuación neurótica mucho más alta que el jorar muchas condiciones que surgen de fondos ambientales inferiores, empleando
de América. Además, dentro de este último grupo, la puntuación neurótica dismi- medios tales como la lectura en sentido terapéutico, el consejo educativo y voca-
nuía con el aumento de residencia en América. El autor, sin embargo, llevó el aná- cional y la psicoterapia.
lisis más adelante, comparando la ejecución en cada elemento y utilizando su cono- Desde luego, cuanto más tiempo hayan estado actuando los factores deletéreos
cimiento de la cultura china para interpretar las diferencias observadas en función o las privaciones en la vida del individuo, menos probable será que sus efectos se
de factores ambientales. Los elementos fueron clasificados bajo encabezamientos borren. Y debe reconocerse claramente que las condiciones determinadas por el
tales como tabú sexual y moralidad, autodesestimación y modestia, conflictos fami- medio ambiente no siempre son remediables. Los factores de experiencia adversos
liares y tradición, cólera y valor, y cuidado de la salud y deberes filiales. Con refe- que hayan estado operando durante muchos años pueden muy bien producir un
rencia a la categoría últimamente mencionada, se indicaba que, de acuerdo con la daño intelectual o emocional que sea ya imposible eliminar cuando se introducen
cultura china, puesto que el cuerpo se recibe de los padres, su cuidado se considera las medidas curativas. Sin embargo, también es importante tener presente que la
como parte del deber filial. En conexión con las respuestas que indicaban modes- permanencia o irremediabilidad de una condición psicológica no es prueba de su
tia excesiva y tendencia al retiro, se mencionaban proverbios chinos tales como «La origen hereditario.
gran sabiduría tiene aspecto de estupidez» y «Cuanto más alto el árbol, más pronto Una ilustración vivida del hecho de que los diferenciales de cultura pueden
caerá con las tormentas». Otras citas de clásicos chinos, así como de proverbios producir efectos permanentes sobre la conducta del individuo la tenemos en la
populares, se utilizaban para mostrar la base cultural de muchas respuestas apa- reciente investigación de Pasamanick y sus asociados (76) sobre las complicaciones
rentemente neuróticas. de la gestación y el parto. Estos investigadores, en una serie de estudios con grandes
muestras de negros y blancos, en Baltimore, demostraron que los trastornos pre-
natales y paranatales están significativamente relacionados con los defectos men-
16-7. Niveles de los rasgos diferenciales de cultura.—Los rasgos diferenciales
tales y los desórdenes de la conducta de la descendencia. Una importante fuente
de cultura pueden operar de diversos modos en la producción de las diferencias de
de tales irregularidades en el proceso de gestación y nacimiento se halla en las
grupo en la conducta. El nivel en que se manifiestan tales influencias culturales varía
deficiencias de la nutrición materna y en otras condiciones asociadas a un estado
a lo largo de un continuo que se extiende desde los efectos superficiales y temporales
socioeconómico bajo. Los análisis de los datos revelaron una frecuencia mucho
hasta aquellos que son básicos, permanentes y de largo alcance. Es importante inqui-
más alta de tales complicaciones médicas en los niveles socioeconómicos más bajos
rir desde ambos puntos de vista, práctico y teórico, en qué nivel de este continuo
y una mayor frecuencia entre los negros que entre los blancos. Aquí, pues, hay un
figura cualquiera de las diferencias de conducta que se observe. En un extremo
ejemplo de rasgos diferenciales de cultura que producen deficiencias estructurales, que
hallamos las diferencias culturales que solo pueden afectar a respuestas en un test
a su vez llevan a inadecuaciones o trastornos de la conducta. Los efectos de esta
particular, reduciendo por ello su validez a ciertos grupos. Indudablemente, son
clase de rasgos diferenciales culturales no pueden remediarse durante la vida del indi-
520 XVI. Diferencias raciales: problemas metodológicos Bibliografía 521

viduo, sino que requieren más de una generación para su eliminación. Sin embargo, el contenido común de todas las culturas. A pesar de ello, estos tests todavía tien-
haremos de nuevo hincapié en que tal situación no implica un defecto hereditario, den a favorecer, de diversos modos, a algunas de ellas.
ni proporciona justificación alguna para abandonar la tarea de mejorar las condi- Los grupos difieren de manera específica. No es posible disponerlos en orden
ciones ambientales de los grupos menos favorecidos. jerárquico con respecto a la inteligencia general o a la adaptación más general de la
personalidad. Cada cultura tiende a fomentar ciertas aptitudes y determinados
modos de conducirse. Cualquier test desarrollado dentro de una cultura particular
RESUMEN refleja una selección y tiende a favorecer a los individuos criados dentro de esa
cultura. Los factores diferenciales de cultura operan en muchos niveles. En un extre-
Biológicamente, las razas humanas son poblaciones que difieren en la frecuencia
mo, pueden convertir los elementos individuales del test en impropiados para ciertos
relativa de ciertos genes. Se forman como consecuencia de los diversos grados
grupos. En el otro, pueden producir defectos orgánicos de largo alcance que lleven
de aislamiento geográfico o cultural con relación a otros grupos. No deben confun-
a la deficiencia mental o a trastornos de la conducta. Algunos de los efectos de las
dirse las clasificaciones raciales con las categorías nacionales o lingüísticas. Se
diferencias culturales tienen remedio dentro de la duración de la vida del individuo ;
pueden diferenciar las poblaciones existentes, de acuerdo con la distribución de cier-
otros exigen programas de largo alcance qqe abarcan más de una generación.
tos rasgos físicos, tales como el color de la piel y los grupos sanguíneos. Pero
cuando estos criterios raciales se aplican a los individuos, pueden llevar a defectos
de clasificación.
Las muestras de las distintas razas o nacionalidades de que disponemos para BIBLIOGRAFÍA
el estudio pueden no ser comparables a causa del efecto diferencial de los factores
selectivos. Se presenta esta dificultad en las investigaciones de grupos tales como
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raza. Encontrar que los grupos raciales difieren en la conducta puede considerarse
como una demostración de la existencia de diferencias de raza, pero no necesaria-
mente de diferencias que resulten de la raza. Esto último implica una etiología
hereditaria investigable en los genes que sean más frecuentes en un grupo racial
que en otro. En su inmensa mayoría, los estudios sobre las diferencias raciales
solo proporcionan datos descriptivos, sin ninguna prueba que concierna a las
causas de las diferencias de grupo observadas. Bien examinemos los rendimientos
comparativos de las diferentes razas, según nos revelan los registros antropológicos
e históricos, bien consideremos los resultados de los tests psicológicos, es imposible
ignorar la influencia de las múltiples diferencias ambientales que hemos discutido
en el capítulo anterior. Solo cuando se han empleado esquemas experimentales
especiales han logrado hacerse algunos progresos en el camino de la investigación
de los factores causales. En el capítulo presente expondremos tales esquemas con la
investigación sobre grupos híbridos, niños y chicos en edad preescolar, diferencias
regionales y emigración; comparaciones transversales de grupos culturales y bio-
lógicos y cultura y personalidad.

17-1. Estudios descriptivos de las diferencias raciales.—Las amplias diferen-


cias en cuanto a las contribuciones de las diferentes razas a los campos de la cien-
cia, del arte y de otros productos culturales se han citado a veces como prueba de
diferencias psicológicas hereditarias entre las razas (cf., p. ej., 30). Se arguye, pues,
que las diferencias de nivel cultural entre las razas pudieran ser un resultado, más
bien que una causa, de las diferencias en la conducta. Según esta opinión, los indi-
viduos de una raza dada pueden hallarse en una posición de desventaja, a causa
de las escasas facilidades para el desarrollo intelectual, simplemente porque sus
predecesores no tuvieron la suficiente capacidad o energía para crear un ambiente
más favorable.
Existen, sin embargo, diferentes testimonios que tienden a negar esta interpre-
tación. En primer lugar, el nivel cultural y de realización no suele variar con la
raza, sino con los factores ambientales. De esta forma, un grupo que se caracteriza
por un nivel de rendimiento dado puede ser muy heterogéneo desde el punto de vista
racial y solo constituir una unidad en función del fondo de experiencia común.
En segundo lugar, los rendimientos relativos de un grupo dado están bajo la influen-
ANASTASI.—18 525
526 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Estudios psicológicos de la mezcla de razas 527

cia de cierto número de factores, que en sí mismos no pueden atribuirse a la capa- Las extensas inspecciones efectuadas con la medida de aptitudes musicales de
cidad racial sin deformar este punto indebidamente. Las características del am- Seashore (Seashore Measures of Musical Talents) sugieren que estas aptitudes se
biente físico, el grado de contactos con otros grupos, el descubrimiento de nuevas explican mejor por factores culturales que por factores raciales. No se ha hallado
rutas de viaje y comunicación y los acontecimientos históricos dentro de otros gru- superioridad significativa alguna en favor de los indios o negros, en la discri-
pos—y por tanto fuera del control del grupo que estamos considerando—han repre- minación de la melodía, intensidad, tiempo y ritmo, así como en otros sencillos
sentado una parte importante en el desarrollo cultural de muchas sociedades. En tests de esta famosa serie (7, 31).
tercer lugar, el estado cultural relativo de los grupos raciales cambia con el tiempo. Se han llevado a cabo muchos exámenes de diferentes grupos raciales con tests
Las civilizaciones surgen y desaparecen a menudo en ausencia de cambios conocidos de inteligencia general, aptitudes especiales y rasgos de personalidad. En su gran
en la composición racial. mayoría, no indican más que la relativa ejecución de los varios grupos en tests
En conexión con los rendimientos comparativos de las diferentes razas, debe específicos construidos dentro de una cultura particular. A la vista de los nume-
mencionarse la teoría de que el hombre primitivo sobresale en capacidades senso- rosos problemas que se presentan en la aplicación de tests a culturas diferentes
riales, en contraste con el superior equipo intelectual del hombre civilizado. Esta y la multiplicidad de niveles en que los diferenciales de cultura pueden afectar a
teoría se ha expuesto principalmente como explicación de las singulares proezas de las puntuaciones (cf. Cap. 16), poco puede obtenerse de un mero resumen de sus
las personas primitivas en tareas tales como el reconocimiento de los pájaros y conclusiones. Además, la literatura sobre este tema es demasiado extensa para
animales escondidos entre el follaje, la interpretación de las huellas, el uso del abarcarla en el presente libro. Garth (31), Klineberg (51, 53, 54) y Mann (65) han
olfato para hallar un camino o identificar animales, y cosas semejantes. Sin embargo, dado cuenta de las partes más importantes. Se han preparado también recopila-
se han acumulado testimonios en gian numere que demuestran que dichos rendi- ciones especiales de los estudios psicológicos sobre los negros americanos (14, 55).
mientos no pueden atribuirse a un equipo sensorial superior. Proceden más bien En el presente capítulo solo nos ocuparemos de unos pocos tipos de estudios, esco-
de que el individuo ha aprendido a responder a claves muy ligeras y a discriminar gidos como ejemplos de experimentos prometedores o porque representan las ten-
leves diferencias. La situación es bastante parecida a la que se encuentra en la habi- dencias de la investigación actual.
lidad de las personas ciegas para responder a claves auditivas y táctiles. En un
ambiente primitivo, las necesidades de la vida son muy apropiadas para fomentar 17-2. Estudios psicológicos de la mezcla de razas.—Las investigaciones sobre
el aprendizaje de las respuestas adecuadas a ligeros indicios sensoriales, que pue- los efectos de la mezcla de razas se complican por el hecho de que, a menudo,
den indicar peligro, alimento u otros asuntos de urgencia. El hecho de que per- tales mezclas son selectivas. Así, los híbridos pueden proceder predominantemente
sonas procedentes de países civilizados hayan demostrado ser capaces de aprender de ciertos niveles socioeconómicos o educativos, dentro de uno o dos grupos raciales.
respuestas similares, cuando se han hallado en situaciones que las exigían, demues- Son particularmente evidentes tales factores selectivos en las culturas en que la
tra que tales rendimientos son resultado del aprendizaje, y no de diferencias raciales mezcla racial encuentra la oposición de las leyes, costumbres o actitudes sociales.
en agudeza sensorial. Otra dificultad en cuanto a la interpretación surge de la posible correlación entre
la mezcla de razas y la asimilación cultural. Es probable que el híbrido tenga más
Los tests objetivos de agudeza sensorial tampoco prestan apoyo a la opinión
contacto con la cultura dominante y tienda a ser aceptado en ella. Por otra parte,
de que el hombre primitivo obtiene tales resultados como consecuencia de su supe-
en el caso de ciertos grupos, tales como el de los negros americanos, a cualquier
rioridad sensorial. Ya en 1904, en la Feria Mundial de St. Louis, Woodworth (97)
individuo que tenga una cantidad discernible de herencia negra se le clasifica como
y Bruner (13) aplicaron los escasos tests de que disponían a grupos de americanos,
negro desde el punto de vista social, aun cuando biológicamente se encuentre mucho
indios, negritos de las islas Filipinas, malayos, aínos del Japón, africanos, esqui-
más cerca de la raza blanca.
males, patagones y otros. También lo hicieron con los visitantes blancos de la
Exposición. En los tests controlados de agudeza sensorial, los grupos primitivos Se ha sostenido a veces, en lo que a !a mezcla de razas se refiere, que los
no sobrepasaron las normas de los blancos. Estas experiencias han sido corrobo- híbridos tienden a ser inferiores a cualquiera de los troncos paternos y que la
radas en investigaciones subsiguientes con muchos y muy diversos grupos. mezcla racial es nociva por sí misma. Tal afirmación es contraria a las conclusiones
En lo que se refiere a los avances en el campo de la música, fundados en su- biológicas y psicológicas (10, 23, 84, 86). Los experimentos de cruce de razas hechos
puestas diferencias raciales, parece que es válida la misma explicación, o una aná- con animales, p. ej., han suministrado frecuentemente testimonios de lo que los
loga, en cuanto que se basa en el aprendizaje y no en diferencias sensoriales. La biólogos llaman vigor híbrido o heterosis. Los híbridos, lejos de ser inferiores,
intrincada estética de ciertas danzas de los indios americanos ha llevado a muchos tienden a manifestar mayor energía biológica. Los estudios históricos y antropo-
observadores a adscribir a tal raza una sensibilidad musical superior. Más familiar lógicos de las poblaciones humanas tampoco prestan apoyo a la creencia de que
todavía es el tradicional talento musical del negro americano, cuyas realizaciones la mezcla de razas lleve a un empeoramiento. Por el contrario, existe la evidencia
en este aspecto han llegado a ser un elemento importante en la música americana. de que la aparición de las grandes civilizaciones ha estado siempre precedida de la
528 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Comparaciones de grupos en el nivel infantil y preescolar 529
mezcla de dos o más troncos raciales. Sin embargo, esto puede más bien reflejar 17-3. Comparaciones de grupos en el nivel infantil y preescolar.—Decíamos
la expansión de los contactos culturales que el efecto de los factores biológicos. en el capítulo XV que entre los niños pertenecientes a grupos relativamente aislados
Según otra opinión relativamente corriente respecto a la mezcla de razas, los y con restricciones culturales, tales como los de los barqueros de canales, gitanos
grupos híbridos, en cuanto a su nivel mental, estarían situados entre los de los
troncos paternos. Se argumenta que si una raza es genéricamente superior a otra,
la descendencia de las dos será de inteligencia intermedia. Más aún: cuanto mayor TABLA 17-1
sea la proporción de la raza superior en la ascendencia del individuo, más alta Proporción de ascendencia blanca entre niños escolares negros con CI
será la inteligencia de este. Debe advertirse que esta hipótesis entraña un ligamiento
de 125 o superiores
factorial completo, sin entrecruzamiento, entre los genes que determinan el color de
la piel y otros criterios raciales y los que determinan la inteligencia. Si si ligamiento (Adaptada de Witty y Jenkins, 96, págs. 189, 190)
fuera incompleto, cualquier correlación que existiera entre las características raciales
y la inteligencia desaparecería a las pocas generaciones de haberse producido el Porcentaje entre niños negros superdo-
tados
cruce. Porcentaje de la po-
G.-Í.JO de mezcla blanca blación negra en ge- CJ de m CI de UQ
La mayoría de los estudios sobre la relación entre la mezcla de razas y la nera
o superior o superior
ejecución del test de inteligencia se ha llevado a cabo con indios o negros ameri- (N = 63) (N = 28)
canos. Los primeros estudios hechos con indios parecían apoyar la hipótesis Sin ascendencia blanca * 28,3 22,2 21,4
anterior, ya que se hallaban correlaciones de 0,40 entre la cuantía de la herencia Más negra que blanca 31,7 46,1 42,8
blanca, según se determinaba por los registros de la ascendencia, y las puntua- Aproximadamente igual 25,2 15.9 21,4
ciones en los tests verbales colectivos de inteligencia (32, 42). Sin embargo, los Más blanca que negra 14,8 15,9 14,3
sujetos de estos estudios se extraían de un gran número de tribus diferentes de
* Menos de un dieciseisavo de los antepasados informaron ser blancos.
indios, que variaban en la cantidad de mezcla blanca, y, concomitantemente, en su
general asimilación de la cultura blanca. Dos tipos de descubrimientos demostraron y montañeses, la ejecución del test de inteligencia tiende a declinar con la edad,
que las correlaciones eran más bien debidas a las diferencias de la asimilación cultural en relación con las normas del test. Se ha observado un descenso similar, aunque
que a la mezcla de razas. Primero, la correlación es más alta en los tests verbales menos pronunciado, en la mayoría de las comunidades rurales. Se recordará que
y de información, y desaparece cuando se emplean tests no verbales y de ejecu- una hipótsis relativa a tal descenso con la edad se basaba en la naturaleza cam-
ción (89). Segundo, las correlaciones descienden a cero en ambos tests, verbales biante de los tests de inteligencia a medida que la edad aumenta. Así, p. ej., el
y no verbales, cuando se hacen comparaciones dentro de una sola tribu, que rela- Stanford-Binet aumenta en contenido verbal en los niveles de edad superiores.
tivamente es más homogénea en su grado de asimilación de la cultura blanca (48, 80). Sin embargo, también se han observado estos descensos que acompañan a la edad
Tampoco se encuentra relación alguna entre el grado de ascendencia blanca al emplear exclusivamente tests verbales o cuando se administraba un solo test muy
y la ejecución del test de inteligencia en los negros americanos, cuando se em- homogéneo, como el de Dibuja-un-hombre, de Goodenough, en intervalos de edad
plean medidas precisas e índices fiables de la mezcla de razas. Se ha llegado a estos muy amplios. En tales casos, probablemente puede atribuirse el descenso de la
resultados con escolares y universitarios (41, 48, 76). Se obtuvo una corroboración edad a los efectos acumulativos de un ambiente pobre.
ulterior en un examen de un grupo de niños negros superdotados, con CI en el Aunque no se han investigado tan extensamente estos diferenciales de edad
Stanford-Binet que se extendían desde 125 a 200 (96). Desde el punto de vista entre los grupos raciales como entre los grupos rurales y las comunidades aisladas
de la mezcla de razas, se clasificó a los niños en cuatro categorías, de acuerdo culturalmente, se dispone de algunos datos que sugieren que, en los niveles infantil
con los datos genealógicos obtenidos de sus padres. En la tabla 17-1 se da el y preescolar, las diferencias raciales pueden i educirse mucho e incluso llegar a
porcentaje de niños que figuraba en cada una de estas categorías, en el grupo desaparecer. Pasamanick y Knobloch (58, 74), en un estudio de 53 niños negros
entero de 63 casos, así como en un subgrupo de 28 que ostentaban CI de 140 o su- en New Haven, no hallaron inferioridad significativa con respecto a las normas
periores. Se dan también, a título de comparación, los correspondientes porcentajes blancas en el examen de desarrollo de Yale. El examen inicial se llevó a cabo
de la población negra general. Se observará que no hay ninguna tendencia consistente a una edad media de aproximadamente veintiséis semanas. Los estudios conti-
a que la proporción de ascendencia blanca sea mayor en el grupo superdotado nuados de 40 casos, a una edad media de unos dos años, no revelaron ningún
que en la población general negra. Es interesante también advertir que el CI más retraso. Los cocientes medios en esta edad, en diferentes partes del examen, se
alto del grupo, el de 200, lo obtuvo una chica negra en cuya ascendencia no había extendían desde 101, en el desarrollo del lenguaje, hasta 124, en el desarrollo
vestigios de mezcla blanca (90, 96). motor general.
530 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Comparaciones de grupos en el nivel infantil y preescolar 531

Un análisis más detallado de la ejecución en el lenguaje, que ya citamos en el haber sido el resultado de desigualdades en los cuidados prenatales y postnatales,
capítulo XVI, indicaba que los niños lo hacían significativamente mejor en los así como en la nutrición. De particular importancia a este propósito son las dife-
elementos que requerían comprensión verbal que en aquellos que exigían una res- rencias en la dieta materna, como se demostró en la investigación de Harrel et aL
puesta oral (58, 75). Entre los factores que se consideraban en la explicación de que citamos en el capítulo V. En el grupo de New Haven examinado por Pasamanick
este resultado están la influencia del examinador blanco, las presiones sociales que y Knobloch, las estaturas y pesos de los niños negros excedían las que McGraw
tienden a inhibir la verbalización en los chicos negros y posiblemente un confuso encontró y se acercaban a las normas blancas. Debido a razones económicas y so-
presentimiento de los estereotipos sociales. En el desarrollo motor general, los ciales, la dieta de los negros de Florida, en los últimos años de la década de 1920,
niños negros presentaban un adelanto con relación a las normas blancas, y su era indudablemente inferior a la de los negros de New Haven al principio de la
ejecución era significativamente mejor que en el área del lenguaje. Los investiga- de 1940. Esta diferencia en la nutrición puede explicar el retraso físico y de la con-
dores formularon hipótesis acerca de la mayor libertad de los hogares de la clase ducta del primer grupo. Otro posible factor contribuyente en el estudio de McGraw
inferior, en donde se habían criado casi todos los niños negros. Se hallaron datos quizá se deba al número relativamente grande de elementos que incluían una inter-
que corroboraban esta explicación en un estudio sobre niños negros que Williams acción social con el examinador blanco.
y Scott realizaron (95) en Washington, D. C , en el que chicos de clase baja pun- Los tests aplicados a niños negros en edad preescolar tampoco han revelado
tuaron significativamente más alto que los de clase media en el área motora. ninguna diferencia significativa con las normas blancas. En un grupo de 91 niños
Las entrevistas con los padres revelaron asimismo una mayor libertad en las prác- negros de un jardín de infancia en Minneápolis, Brown (12) halló un CI medio
ticas de la crianza de los niños en los hogares negros de clase baja. Cuando se en el Stanford-Binet de 100,78. El mismo autor indica, sin embargo, que hacia el
clasificaban los hogares con respecto a esta última variable, los niños pertene- sexto y séptimo grado, los chicos negros de las escuelas de Minneápolis descendían
cientes a aquellos en que se les dejaba más libertad puntuaban significativamente hasta el nivel de CI comunicado por otros investigadores. Debemos añadir que un
más alto que los de los hogares más rígidos. grupo de niños blancos del jardín de infancia, a quienes Brown sometió a un test
Las comparaciones entre niños negros y blancos que Gilliland realizó en la en el mismo estudio, consiguieron un CI medio en el Stanford-Binet de 107,06,
zona de Chicago (34) apoyaron los resultados generales de Pasamanick y Knobloch. significativamente más alto que el de los negros. Sin embargo, los dos grupos dife-
En este estudio se compararon 113 niños negros con 533 blancos en los tests de rían notablemente en el nivel de ocupación de los padres, representando los blancos
inteligencia infantil de Northwestern y en la escala de inteligencia infantil de Cat- una muestra al azar de la población general en este aspecto, mientras que los
tell. Todos tenían menos de veintiséis semanas de edad. No se hallaron en ninguna negros procedían en su mayoría de las clases obreras especializadas y no especiali-
de las comparaciones diferencias significativas entre las medias de los blancos y de zadas. Cuando se comparó a los chicos negros con otros blancos de los correspon-
los negros. La escala de Cattell se construyó como una extensión hacia abajo del dientes niveles de ocupación, no se descubrió diferencia significativa en el CI medio.
Stanford-Binet. Los tests Northwestern, destinados especialmente para las edades En un estudio que Anastasi y D'Angelo llevaron a cabo en la ciudad de Nueva
de cuatro a treinta y seis semanas, se apoyan en la adaptación al ambiente más bien York (3) se obtuvieron medidas en cuanto a desarrollo del lenguaje y el test de
que en el crecimiento físico y el desarrollo sensomotor. Aunque no revelaron nin- Goodenough dibuja-un-hombre en 100 niños de cinco años, blancos y negros, que
guna diferencia significativa entre los niños negros y blancos, es digno de adver- asistían a los centros de cuidado diurno del Departamento de bienestar social. Los
tirse que estos tests sí que discriminan efectivamente en los primeros niveles de sujetos incluían 25 negros y 25 blancos que vivían en vecindarios con segregación,
edad, como se indicaba por las grandes diferencias individuales y por la significativa y otros dos grupos, de 25 cada uno, de negros y blancos, que vivían en vecindarios
inferioridad en la ejecución de los chicos de orfanato cuando se comparaban con interraciales. La proporción de los sexos era aproximadamente la misma en cada
aquellos criados en sus propias casas. subgrupo. Los factores socioeconómicos y otros referentes al ambiente del hogar
Los resultados de Gilliland, así como los de Pasamanick y Knobloch, están en eran relativamente uniformes en todos los grupos. En el CI correspondiente al test
abierto contraste con los de un estudio anterior realizado por McGraw (67), publi- dibuja-un-hombre no se hallaron diferencias raciales significativas. Los análisis
cado en 1931. McGraw, trabajando en Florida con infantes negros y blancos, de las muestras espontáneas del discurso, en función de la longitud de la frase y de la
encontró que estos últimos sobresalían claramente en los tests para niños de Bühler madurez en la construcción, revelaban cierto número de diferencias significativas
(Bühler Babytests). Estos tests comprenden una gran variedad de funciones, pero que favorecían a los blancos que vivían en vecindarios con segregación, pero solo una
insisten algo más sobre la conducta social y la solución de problemas de lo que es diferencia del mismo sentido para aquellos de los vecindarios interraciales. Debe
corriente en la mayoría de las escalas para infantes. Como explicación de los descu- tenerse presente, al interpretar las conclusiones relativas del test Dibuja-un-hombre
brimientos discrepantes de McGraw, Pasamanick y Knobloch (58, 74) indican y las muestras espontáneas del discurso, que era un examinador blanco el que
que los niños blancos a quienes McGraw sometió al test eran también de mayor obtuvo todas las medidas. También ha de mencionarse un estudio de niños puerto-
estatura y peso que los niños negros. Esta diferencia en el desarrollo físico puede rriqueños en Nueva York, muchos de los cuales representan mezclas de negro y
532 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Diferencias regionales y emigración 533

blanco en grados diversos (4). Los sujetos eran 25 niños y 25 niñas puertorriqueños cativas existentes entre los blancos de ambas zonas. Pero es probable que reflejen
que asistían a guarderías diurnas. Nuevamente se obtuvieron medidas del CI en también, hasta cierto punto, las diferencias en la posición social relativa del negro
el test dibuja-un-hombre, así como en el desarrollo del lenguaje para cada niño. en el Norte y en el Sur. Se ha demostrado repetidamente la superior ejecución del
Todas las pruebas del test fueron aplicadas por un examinador puertorriqueño test de los negros del Norte, con muestras variadas que incluían reclutas en las dos
que hablaba español, aunque las contestaciones orales se registraban en espa- guerras mundiales (18, 98), universitarios (78) y escolares (76). Persisten tales dife-
ñol o inglés, según las diera el sujeto. Aproximadamente el 93 % de las frases rencias regionales cuando se realizan las comparaciones entre grupos equiparados
registradas para el grupo fueron dichas en español; un 6 % empleó una mezcla en su nivel de ocupación.
de español e inglés, y un 1 % las dio en inglés puro. En el test de Goodenough, Se han propuesto dos hipótesis contrapuestas para explicar las diferencias re-
el Cl medio del grupo era de 95,70, valor que no difiere significativamente de las gionales en la ejecución del test de inteligencia: una, de acuerdo con los impedi-
medias para blancos y negros que Anastasi y D'Angelo encontraron. Se observó mentos ambientales; la otra, en función de la emigración selectiva, La primera
cierta resistencia emocional hacia la tarea del dibujo en algunos chicos, hecho que atribuye las diferencias regionales a las desigualdades en las condiciones del hogar,
puede explicar su ejecución ligeramente inferior. Sin embargo, en muchas de las facilidades educativas y otras oportunidades para el progreso. La segunda supone
medidas de lenguaje, los chicos puertorriqueños sobrepasaron claramente las nor- que los individuos más inteligentes y progresivos, que tienen más iniciativa y están
mas blancas de su edad. Como posible factor explicatorio, se cita el mayor con- mejor capacitados para adaptarse a medios nuevos, son los que probablemente
tacto con los adultos en el ambiente familiar de estos niños. Debe añadirse que, emigrarán a otras áreas más apetecibles. Una hipótesis mantiene que la superior
como en el caso de otros grupos minoritarios subprivilegiados, la ejecución del capacidad es el resultado de la emigración a un área más favorable; la otra, que
test de los escolares puertorriqueños a quienes se aplicó en la misma área de la los sujetos que emigran eran superiores de antemano. Aunque la hipótesis de la
ciudad de Nueva York de la que procedía la muestra preescolar, quedaba muy por emigración selectiva se empareja ordinariamente con una interpretación hereditaria
debajo de las normas del mismo (2). de las diferencias regionales en aptitud, debe advertirse que esto no es una conse^
cuencia necesaria. Es probable que las personas de niveles educativos y socio-
17-4. Diferencias regionales y emigración.—Ya hemos discutido en el capítu- económicos superiores sean más conscientes de las oportunidades que ofrece la
lo XV que la ejecución en el test varía entre los estados u otras regiones impor- emigración a un área mejor. Esto sería cierto, aun sin considerar si los factores
tantes. Se han encontrado estas diferencias entre blancos y entre negros. Podemos hereditarios o ambientales eran inicialmente los responsables del estado educativo
referirnos también al estudio de Klineberg (48), citado en el capítulo XVI, en el que y socieconómico superior de estas personas. A su vez, dichos individuos pueden
las puntuaciones de los tests de ejecución de los chicos negros de la ciudad de tener descendencia más inteligente, no necesariamente a causa de una mejor dotación
Nueva York sobrepasaron a las de los chicos negros de la Virginia del Oeste rural, genética, sino porque proporcionan a sus hijos un ambiente hogareño más estimu-
y los chicos indios que vivían en una escuela del Gobierno superaron al grupo lante. Por tanto, lógicamente, la hipótesis de la emigración selectiva es igualmente
que vivía en la reserva india. Tales diferencias intrarraciales—entre grupos criados congruente con una determinación en la que predomine el ambiente o en la que
en marcos culturales distintos—fueron a menudo mayores que las diferencias inter- destaque la herencia de las diferencias individuales. Si, por otra parte, es factible
raciales dentro de la misma área. demostrar que las diferencias regionales han experimentado un desarrollo después
Uno de los resultados de los tests que se aplicaron al Ejército durante la primera de la emigración, entonces solo cabría la explicación en función del ambiente.
guerra mundial fue que las puntuaciones medias en el Alfa de los negros de Específicamente, se ha destinado cierto número de investigaciones a compro-
Illinois, Nueva York, Ohio y Pennsylvania eran más altas que las de los blancos bar la hipótesis de la emigración selectiva, cor referencia a los negros del Norte
de Arkansas, Georgia, Kentucky y Mississipi. La situación relativa de estos grupos y del Sur. Long (63), en una inspección de varios millares de escolares negros en
es consecuencia de que había grandes diferencias regionales entre los dos grupos de Washington, D. C , halló diferencias significativas en el CI medio en favor de los
negros y blancos. Los datos nos procuran una ilustración vivida del grado de super- niños nacidos en Washington. En otras palabras, los chicos que habían emigrado
posición entre las distribuciones de blancos y negros. No solo podían hallarse indivi- a Washington—en la mayor parte de los casos desde comunidades inferiores del
duos de la distribución inferior (negros) que sobrepasaban a otros de la distribución Sur—no eran tan inteligentes como los nacidos y criados en la ciudad. En un
superior (blancos), sino que también podían encontrarse grupos locales en la pobla- estudio más completo de una muestra al azar de niños emigrantes, se observó una
ción de puntuación más baja que sobrepasaban a otros grupos locales de la correlación positiva significativa entre la duración de la residencia en Washington
población de puntuación más alta. y el CI.
En los estudios sobre los negros americanos, son de especial interés las com- Varios estudios realizados bajo la dirección de Klineberg (50) han atacado de
paraciones entre los del Norte y los del Sur. Indudablemente, las diferencias entre dos maneras el problema de la emigración selectiva. Primero, se examinaron los
tales grupos resultan, en parte, de las mismas diferencias socioeconómicas y edu- expedientes escolares de 562 niños negros que se habían trasladado de las escuelas
534 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Diferencias regionales y emigración 535
del Sur a las del Norte. Las calificaciones obtenidas por ellos en las escuelas del Sur,
TABLA 17-2
antes de la emigración, demostraban que el grupo era un corte transversal típico
de la población escolar. Las notas medias no diferían significativamente entre los Relación entre el período de residencia en la ciudad de Nueva York y las puntua-
emigrantes y los no emigrantes. Sabemos, por tanto, que el grupo emigrante no era ciones del «test» de inteligencia de los escolares negros
superior, inicialmente, a los que habían permanecido en las escuelas del Sur.
(Adaptado de Klineberg, 50)
Un segundo método, seguido en la misma serie de estas investigaciones, com-
prendía las comparaciones de las puntuaciones obtenidas en el test de inteligencia Test nacional de inteligencia Stanford-Binet
por los escolares que habían vivido en la ciudad de Nueva York durante diferentes Años de Número Puntuación Años de Número Cl
períodos de tiempo. Se examinaron más de 3000 chicos negros, de diez a doce años, residencia de casos media residencia de casos medio
del distrito de Harlem, de Nueva York, con una amplia variedad de tests indivi- 1-2 150 72 Menos de 1 42 81,4
duales y colectivos. Se equipararon en edad y sexo los sujetos de distintas zonas 3-4 125 76 1-2 40 84,2
de residencia; asistían a las mismas escuelas y procedían de ambientes socioeco- 5-6 136 84 2-3 40 84,5
7-8 112 90 3-4 46 85,5*
nómicos aproximadamente iguales, siendo la única diferencia entre ellos la del Más de 8 157 94 Más de 4 47 87,4
número de años que habían residido en Nueva York. A título de comparación Nacido en el Norte 1017 92 Nacido en Nueva York 99 87,3
se incluyó un grupo de escolares negros nacidos en Nueva York. Se emplearon con- Ajuste de formas de papel, de Minnesota Pintner-Paterson
troles especiales para demostrar que las diferencias entre los diversos grupos de Puntuación
Años de Número Puntuación Años de Número
distintas residencias no podían atribuirse a divergencias en la proporción de mezcla residencia de casos media residencia de casos media
blanca, ni a un descenso progresivo en la calidad de los emigrantes que acuden 1-2 20 142,5
27 39,00 Menos de 2
a Nueva York en el transcurso de los años. 3-4 25 26,67 2-5 20 139,8
En la tabla 17-2 se encontrarán las puntuaciones medias de cada grupo en el 5-6 30 31,88 Más de 5 20 152,1
7-8 23 37,50
test nacional de inteligencia, el Stanford-Binet, el -de ajuste de formas de papel 9-10 25 37,50 Nacido en el Norte 50 164,5
de Minnesota (Minnesota Paper Form Board) y una forma abreviada de la escala Más de 10 41 37,50
de ejecución de Pintner-Paterson, En los tres «tests» de inteligencia se observa en las
Nacido en Nueva York 223 41,61
puntuaciones medias una tendencia a aumentar con el tiempo de residencia en
Nueva York. Las ganancias son grandes en el test de inteligencia nacional, test • Este número aparece, por error, como 8®,5 en la monografía de Klineberg (50, pág. 46).
colectivo predominantemente verbal, que es el más apropiado para reflejar las dife-
rencias de escolaridad. El Pintner-Paterson da lugar a grandes diferencias cuando En la tabla 17-3 se reproducen los Cl medios de cada grupo de niños negros
se comparan los grupos de residencias extremas, probablemente a causa de su en el test inicial y en las repeticiones subsiguientes. Se observará en primer lugar
dependencia de la velocidad de ejecución. Las diferencias son pequeñas en el que el grupo que asistió a la escuela de párvulos tenía un promedio bastante
Stanford-Binet, e inconsistentes y despreciables en el ajuste de formas de papel, de más alto que el que entró en el grado primero sin ninguna experiencia preescolar.
Minnesota. Debe advertirse que los subgnjpos individuales entre los que se hacen las Estas diferencias, que son significativas al nivel 0,01, aparecieron en el primer
comparaciones son a menudo pequeños, y, por tanto, debemos considerar los resulta- grado y se mantuvieron en todas las repeticiones del test. La ventaja del grupo del
dos como de ensayo. jardín de infancia puede proceder de factores selectivos en su alistamiento en aquel,
Lee (61), en un estudio posterior, nos proporciona pruebas más concluyentes o del efecto de la temprana formación perceptiva y de otras clases en el jardín de
de la relación entre la puntuación del test de inteligencia y el período de tiempo infancia, o bien de una combinación de ambos tipos de causas. Dentro de cada uno de
pasado en las escuelas del Norte. Trabajando con niños negros en Filadelfia, los grupos nacidos en Filadelfia, no se presenta tendencia consistente a subir en
empleó grandes muestras, usadas en diversos estudios de Klineberg, y analizó las las puntuaciones, en las repeticiones del test, y las medias sucesivas solamente
puntuaciones de las repeticiones de los tesis de los mismos niños después de pe- ofrecen fluctuaciones aleatorias.
ríodos varios de residencia en el Norte. Se hicieron también comparaciones, dentro Este resultado está en abierto contraste con los obtenidos con niños negros
de un grupo de niños negros nacidos en Filadelfia, entre los que habían asistido del Sur que habían emigrado a Filadelfia. En cada uno de estos últimos grupos se
a la escuela de párvulos y los que no lo habían hecho. El principal instrumento aprecia una tendencia significativa de las puntuaciones a subir, a medida que
empleado fueron los tests de aptitud verbal y mental de Filadelfia (Philadelphia aumenta el tiempo de residencia en el Norte. Así, el grupo que ingresa en las
Tests of Mental and Verbal Ability), serie de tests de inteligencia colectivos, tipi- escuelas de Filadelfia en 1A sube de 86,5, a su entrada en la escuela, a 92,8 en
ficados con escolares de Filadelfia. el grado 9A; el grupo transferido a las escuelas de Filadelfia en los grados 1B-2B,
536 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Comparaciones transversales de grupos culturales y biológicos 537

TABLA 17-3 La tabla 17-4 da una lista de los grupos específicos que se examinaron, su si-
tuación y su ejecución del test. Cuando se clasificó a todos los sujetos con relación
CI medios de chicos negros en los a tests» de aptitud mental a la nacionalidad, dos de las tres diferencias medias de las puntuaciones en los
y verbal de Filadelfia tests eran significativas al nivel de confianza de 0,01. Al clasificarlos en nórdicos,
(De Lee, 61, pág. 231)

Puntuación media en el grado indicado TABLA 17-4


Grupo N
1A 2B 4B 6B 9A
Puntuaciones en el «test» de ejecución de niños europeos clasificados según su
Nacidos en Filadelfia, con jardín nacionalidad y tipo físico
de infancia 212 96,7 95,9 97,2 97,5 96,6
Nacidos en Filadelfia, sin jardín (De Klineberg, 49, págs. 27, 30, 31)
de infancia 424 92,1 93,4 94,7 94,0 93,7
Nacidos en el Sur, entrando en las
escuelas de Filadelfia en el Número Puntuación en la escala
Grupo
grado: (N = 100 en cada uno)
Provincia de pueblos de ejecuc ion
abarcados
1A 182 86,5 89,3 91,8 93,3 92,8
1B-2B 109 86,7 88,6 90,9 90,5
3A-4B 199 86,3 87,2 89,4 Alemanes nórdicos Hanover 17 198,2 197,6 69-289
5A-6B 221 88,2 90,2 Franceses mediterráneos Pirineos orientales 12 197,4 204,4 71-271
7A-9A 219 87,4 Alemanes alpinos Badén 10 193,6 199,0 80-211
Italianos alpinos Piamonte 10 188,8 186,3 69-306
Franceses alpinos Auvernia y Velay 19 180,2 185,3 72-296
sube desde 86,7 a 90,5, y así sucesivamente para los demás grupos de nacidos en el Franceses nórdicos Flandes 13 178,8 183,3 63-314
Italianos mediterráneos Sicilia 9 173,0 172,7 69-308
Sur. Es también digno de notar que cuanto antes entraron los niños en las escuelas
norteñas, más altos fueron sus CI en cualquier grado. Puede verse esto leyendo
hacia abajo cada columna de grados en la tabla 17-3. Se obtuvieron datos corro-
borativos de todos estos resultados con los tests de aptitudes mentales prima- Medias de los grupos combinados
rias (MPA) y el de ajuste de formas de papel, de Minnesota, que se aplicaron
en este estudio a algunos o a todos los sujetos. Con excepción del test de memoria Alemanes 195,9 Nórdicos 188,5
PMA, en el que no se observó ninguna diferencia de grupo significativa, todos los Franceses 185,7 Alpinos 187,5
tests señalaron una elevación en las puntuaciones medias al aumentar el período Italianos 180,9 Mediterráneos 185,2
de residencia en el Norte, así como una superioridad significativa del grupo que
había asistido al jardín de infancia.
alpinos y mediterráneos, ninguna de las diferencias medias era significativa. Además,
17-5. Comparaciones transversales de grupos culturales y biológicos.—Un ca- cualesquiera que fueran las diferencias que se encontraran, se asociaban con la cate-
mino prometedor, en cuanto al análisis de las diferencias de grupo en la conducta, goría cultural predominante de la nacionalidad, más bien que con el tipo físico.
es el que incluye comparaciones transversales de grupos culturales y biológicos. El examen de la ejecución específica del subgrupo tampoco apoya el popular este-
El esquema experimental básico exige la reclasificación de los mismos individuos reotipo de la jerarquía nórdico-alpino-mediterráneo. Aunque la puntuación media
con referencia a más de un criterio, tales como nacionalidad, tipo físico, escola- más alta la obtuvo el grupo nórdico, la mediana más alta se halló en el grupo
ridad o sexo. En un estudio de Klineberg (49) se encuentra una de las primeras mediterráneo. Tampoco presenta consistencia el orden de rangos de los grupos
aplicaciones sistemáticas de este esquema de método de investigación. Se sometió raciales dentro de cualquier nación. Así, en Francia, el grupo mediterráneo es ¿1
a una forma abreviada de la escala de ejecución de Pintner-Paterson a 700 esco- mejor; el alpino es intermedio, y el nórdico, el peor, mientras que en Alemania
lares de diez a doce años, en las áreas rurales de Francia, Alemania e Italia. Las la muestra nórdica es superior a la alpina, y en Italia la alpina es superior a la medi-
muestras se tomaron de regiones conocidas por su predominancia de nórdicos, terránea. Debe también advertirse la marcada superposición de los grupos, según
alpinos y mediterráneos puros, respectivamente. Además, solo se seleccionaron aque- indica la variabilidad. Es también interesante, para una interpretación cultural de las
llos sujetos que satisfacían las especificaciones de su tipo racial respectivo, en lo diferencias de grupo, el hecho de que las mayores diferencias medias en este estu-
que se refiere al color de los ojos y del pelo y al índice cefálico. dio se encontraron entre los grupos rurales y tres muestras urbanas a las que se
538 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Comparaciones transversales de grupos culturales y biológicos 539

aplicaron tests en París, Hamburgo y Roma. Estas diferencias excedían considera- artista y las películas. Las tres técnicas de observación se emplearon, en las situa-
blemente a las diferencias nacionales antes citadas. ciones de gesticulación que se dan en la vida ordinaria, estando los sujetos com-
Deben tenerse presentes algunas limitaciones de este estudio. Primero, los tests pletamente ajenos al hecho de que se les observaba. Después se hizo un análisis
empleados están restringidos en las funciones que miden. Además, las puntuaciones adicional de la película, proyectándola imagen por imagen sobre papel coorde-
dependen en gran medida de la velocidad, ya que los tests son relativamente fáciles nado y marcando las posiciones sucesivas de las partes móviles como nos muestra
para los sujetos, dentro de la variabilidad que abarcan. Por último, debe recono- la figura 17-1. Los números de esta figura indican la dirección del movimiento
cerse que, en realidad, el investigador estaba comprobando el concepto popular de de las muñecas y codos izquierdo y derecho, respectivamente.
raza, por el que se clasifica a un individuo sobre la base de sus características físicas, Los datos cuantitativos y cualitativos recogidos en este estudio conducían a dos
sin ninguna consideración hacia su ascendencia o a la población genética a la que conclusiones principales. Primera, el patrón de
pertenece. La investigación se interesó, pues, por la relación entre el tipo físico los gestos de los italianos y judíos tradicionales
y la ejecución del test de inteligencia, más bien que por las diferencias de raza como podía diferenciarse claramente en función de
tales. Se recordará, de la discusión sobre razas del capítulo XVI, que los nórdicos, características tales como la parte del cuerpo
franceses y alemanes, p. ej., no constituyen un grupo racial único en el sentido utilizada, la forma del movimiento, su latera-
genético. lidad y simetría, el radio, la dirección, el ritmo
Debe mencionarse también una investigación de rasgos de personalidad reali- y el tempo. Los gestos de los judíos tendían a
zada por Klineberg, Fjeld y Foley (56), que representa otra prueba de los este- ser simbólicos, mientras que los de los italia-
reotipos populares asociados con los nórdicos, alpinos y mediterráneos. Se aplicó una nos eran característicamente pictóricos o los
serie de tests de personalidad a más de 400 estudiantes, de uno y otro sexo, que propios de la pantomima. Sin embargo, el se-
asistían a ocho Universidades del área más extensa de Nueva York, en la que gundo y más importante hallazgo fue que el
estaban incluidos el inventario de personalidad de Bernreuter, el estudio de valo- patrón tradicional de gesticulación no se daba
res de Allport-Vernon, un test de honradez (el de Maller, sobre deportes y ocupa- en los grupos asimilados. La gesticulación, en
ciones favoritas) y dos tests especialmente diseñados para medir la sugestibilidad general, era mucho menos frecuente en estos, y
y la persistencia, respectivamente. Se clasificó a los sujetos como nórdicos, alpinos los gestos que empleaban se parecían mucho,
y mediterráneos, de acuerdo con su índice cefálico y el color de ojos, pelo y piel. en cuanto a su naturaleza, a los que se consi- Fio. 17-1.—Técnica gráfica empleada
en ei análisis de los gestos. (De Efron
Aunque, en su mayoría, las puntuaciones arrojaban diferencias significativas entre deran típicos de los grupos americanos. y Foley, 26, pág. 154.)
las Universidades, ninguna de las halladas entre nórdicos, alpinos o mediterrá- Otro ejemplo del tipo de esquema experi-
neos llegó a ser significativa 1. De nuevo se demostró que el tipo físico no está mental que estamos considerando nos lo suministra el nuevo análisis hecho por
relacionado con las características psicológicas. Mann de las puntuaciones que en el test del laberinto obtuvo Porteus con varios
En el sentir popular, las diferencias de grupo en los gestos, posturas y velo- grupos de aborígenes australianos y sudafricanos (65). Mann observó que algunas
cidad y lempo del movimiento corporal se han asociado íntimamente con las su- de las tribus habían tenido acceso, bien a escuelas misionales, ya a escuelas del
puestas diferencias raciales en personalidad. Los testimonios de que disponemos, gobierno, mientras que otras no habían gozado de ninguna facilidad para asistir
sin embargo, no prestan su apoyo a una interpretación racial de patrones de ges- a la escuela. Una vez clasificadas las tribus, primero en lo referente a la raza (afri-
tos (25, 59). Efron y Foley (26) realizaron un estudio exploratorio en cuanto al canos o australianos) y después de acuerdo con la escolaridad (presencia o ausencia
papel de los factores culturales, en contraste con los biológicos, en la conducta de las escuelas), la diferencia racial en las puntuaciones medias era pequeña e insig-
postural. Los sujetos incluidos fueron: 1) italianos tradicionales, que vivían en uno nificante, mientras que la que se asociaba con la escolaridad era significativa más
de los barrios italianos de la ciudad de Nueva York; 2) judíos tradicionales, que allá del nivel de confianza de 0,01. La ejecución en este test, que relativamente era
habitaban en el extremo Este inferior de Nueva York, y 3) italianos y judíos asimi- independiente de la cultura, se asociaba más íntimamente con la disponibilidad de
lados, que vivían en ambientes americanizados. Se investigó la conducta de los ges- facilidades educativas que con el origen racial.
tos por la observación directa y la descripción verbal, los esbozos hechos por un Desde el punto de vista de la metodología, debe advertirse que el análisis de
varianzas se adapta especialmente bien a los esquemas experimentales en los que
1 se vuelve a clasificar a los mismos sujetos, con referencia a criterios distintos. Con
Había dos excepciones: las puntuaciones religiosas y estéticas en el estudio de valores
arrojaban diferencias significativas entre los tipos físicos. Sin embargo, estas diferencias esta técnica estadística, es posible identificar los efectos significativos de cada uno
parecen proceder de una predominancia marcada de un solo tipo físico en ciertos colegios. de los factores separados, así como las interacciones entre ellos. El significado de la
Los datos relativos a estas comparaciones particulares no son, por tanto, concluyentes, debido interacción queda en este sentido ejemplificado considerando el estudio de Anastasi
a la presencia de factores que inducen a confusión.
540 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Investigación sobre cultura y personalidad 541

y d'Angelo (3) citado anteriormente. Los datos sobre el desarrollo del lenguaje importante del carácter nacional la extensión de la heterogeneidad de los patrones de
revelaron una interacción significativa entre el sexo y la raza. Surgía esto del hecho personalidad dentro de una cultura. Debe reconocerse también que el carácter na-
de que entre los blancos, las chicas sobrepasaban a los muchachos, mientras que cional está sujeto al cambio, a medida que las condiciones culturales varían.
entre los negros eran los chicos los que sobresalían. Estas conclusiones estaban en Es posible agrupar convenientemente bajo siete encabezamientos los numerosos
consonancia con los resultados de estudios separados sobre blancos y negros (cf. 66 métodos que se han empleado para estudiar el carácter nacional l . Un ejemplo de
y 4, 12, respectivamente). Es interesante advertir que se ha observado una diferencia ellos nos lo dan los innumerables relatos descriptivos de culturas individuales que
sexual semejante en favor de los muchachos er. estudios sobre el primer desarrollo han preparado los antropólogos, psiquíatras, psicoanalistas, periodistas y otros escri-
del lenguaje entre los niños chinos en Hawaii (85). No existe una clara explicación tores. Estos informes varían mucho en cuanto a su objetividad, contenido y fuentes
para esta inversión de las diferencias sexuales. Quizá se deba a las presiones so- de información. Ejemplos bien conocidos son las descripciones que de la cultura
ciales que, en ciertas culturas, den a los chicos más oportunidades o motivaciones americana han hecho Gorer (36) y Mead (68), así como las de la cultura tradicional
para el desarrollo lingüístico, mientras que en otras sean las chicas las que gozan japonesa, llevadas a cabo por Benedict (8). Cuando un observador extranjero des-
de tal ventaja. Cualesquiera que sean las razones, el hecho de que exista una interac- cribe una cultura, es posible que el análisis de su descripción nos proporcione algu-
ción significativa entre el sexo y la raza, en lo que al desarrollo del lenguaje se nas claves concernientes a su propia cultura, puesto que esta última se reflejará en
refiere, sugiere un punto de partida esperanzador para una futura investigación com- sus percepciones. Por otra parte, es muy posible que las características comunes que
parativa entre las culturas. Indica también que sería deseable un mayor uso del se presenten en las descripciones de observadores de diferentes países se refieran
análisis de varianzas en tales investigaciones del que hasta ahora se ha acostum- características distintivas de la cultura observada. El libro de Commager (17) nos
brado hacer. ofrece una compilación de las reacciones de diferentes observadores sobre el pueblo
americano, en el que se incluyen pasajes de 35 escritores que representan a 13 na-
17-6. Investigación sobre cultura y personalidad.—Las dos décadas últimas ciones.
han sido testigos de un rápido desarrollo de los estudios sobre la relación entre la Los relatos descriptivos del carácter nacional están sujetos a muchas limitaciones.
cultura y el desarrollo de la personalidad. Estos estudios se han concentrado, más Es muy probable que presenten una visión simplista de la cultura nacional, pres-
que en la ordenación jerárquica de las poblaciones existentes con respecto a los mo- tando atención insuficiente a las diferencias regionales y de otros subgrupos. Los
delos de inteligencia o de adaptación personal formulados dentro de una cultura datos pueden no ser representativos, ya en lo que atañe a los sujetos, ya en lo
particular, en la descripción de las diferencias multidimensionales entre los grupos. referente a los aspectos de la conducta que se han escogido para la descripción. Ade-
También incluye este camino la búsqueda de los factores culturales que puedan más, las interpretaciones de la motivación individual en función de los patrones de
dar cuenta de las diferencias de conducta observadas entre los grupos. Se ha con- conducta tradicionales pueden conducir a error. Dennis (20), p. ej., observó que aun-
cedido la máxima importancia al desarrollo emocional y motivacional, aunque sin que en la cultura Hopi no son frecuentes las manifestaciones abiertas de rivalidad y
dejar de prestar atención a los efectos indirectos que tales rasgos puedan tener competición, en las situaciones de test los niños Hopi expresaban actitudes com-
sobre el funcionamiento y los logros intelectuales. Desde el punto de vista de la petitivas con tanta o mayor frecuencia que los blancos americanos.
metodología, se caracteriza esta investigación por el uso de una gran variedad de Un segundo método consiste en el análisis comparativo de las estadísticas vitales
procedimientos en la reunión de los datos, la cooperación de múltiples especialistas y sociales, tales como la incidencia de crímenes, psicosis y trastornos psicosomáticos.
de distintos campos en proyectos de conjunto y el número creciente de intentos Ejemplo de una aplicación especial de este procedimiento es el análisis factorial que
por recabar los servicios de personas de formación suficiente dentro de las cultu- Cattell hizo de 80 variables demográficas, económicas y geográficas, para 69 países
ras sometidas a investigación. (15). Un tercer tipo de procedimiento es el que representan los análisis del contenido
de los productos culturales. Se examinan materiales tales como películas, obras de
Procedimientos para el estudio del «carácter nacional».—El término carácter teatro, libros y revistas, en busca de los temas más frecuentes y característicos. Algu-
nacional es de uso frecuente entre los estudiantes de la cultura y la personalidad. nos investigadores incluso han usado como base de sus especulaciones acerca del
Hay que tener presente que la expresión se usa con un sentido cultural más bien carácter nacional la presencia de un lenguaje de términos que no se encuentran eu
que biológico. Por otra parte, no significa que todos los individuos de una nación otro.
concuerden con la descripción dada del carácter nacional. Este representa, más Una cuarta fuente de datos en lo que al carácter nacional se refiere la pro-
bien, el patrón modal, o más frecuente, de la personalidad, dentro de una
porcionan los estudios de comunidades, tales como las de Middletown y Yankee
cultura. Alrededor de esta moda, los individuos y subgrupos pueden exhibir dife-
rentes grados de dispersión. Dentro de ciertas culturas pueden ser grandes las
diferencias regionales (cf., p. ej., 29). De hecho, cabe considerar como un aspecto iPara discusiones más completas y valoraciones críticas de tales métodos, cf. 27; 43;
52, cap. 2; 54, cap. 14, y 70.
542 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Investigación sobre cultura y personalidad 543

City de que informamos en el capítulo XV. Se han realizado también estudios contemporáneas (9, 60, 69), incluía proyectos sobre culturas de la Rusia presovié-
de este tipo en pueblos chinos, japoneses y mejicanos (cf. 52, pág. 61). Es impor- tica, la soviética contemporánea, los checos, polacos, judíos de la Europa oriental,
tante, desde luego, considerar hasta qué punto representa esta comunidad particular franceses, sirios y chinos. Otra, la investigación coordinada de la antropología micro-
a la cultura entera que se investiga. Asimismo, en las investigaciones del carácter nesia (35, 45, 71), se interesaba por los estudios intensos de las culturas nativas de
nacional se han empleado las inspecciones sobre la opinión y actitud públicas. Son varios archipiélagos del sur del Pacífico.
ejemplos de ello la investigación de Rodnick en Noruega (79), la de Murphy sobre Cada proyecto utilizó diversas técnicas de colección de datos, tales como entre-
las actitudes y tensiones en la India (72) y el estudio comparativo de Gillespie y vistas e informes autobiográficos, tests de inteligencia, aptitud y personalidad; téc-
Allport sobre las actitudes de los universitarios en diez países (33). Hay que prestar nicas proyectivas, análisis de productos culturales e investigaciones sobre las prácti-
atención a la comparabilidad de las muestras, en cualquier generalización que se cas de crianza de niños. Las observaciones de los países extranjeros se completaron
haga acerca de las diferencias nacionales partiendo de tales datos. Así, p. ej., los uni- con los estudios de los grupos de inmigrantes en América. La mayoría de los pro-
versitarios americanos y egipcios no representan muestras comparables de la juven- yectos comprendían los esfuerzos conjuntados de antropólogos y psicólogos, aunque
tud de las naciones respectivas, ya que en América es mucho mayor la proporción se concedía especial importancia a lo antropológico.
de jóvenes que asisten a la Universidad que en Egipto. Otro ejemplo importante de investigación cultural transversal nos lo propor-
Un sexto acceso estriba en la observación de las prácticas de crianza de niños ciona el trabajo de la Organización para la Investigación Social Comparativa (24).
en las diferentes culturas, junto con el intento de relacionar las características de la Esta organización estaba compuesta de equipos de científicos sociales, que laboraban
personalidad adulta con ciertos rasgos de estas prácticas. Así, pues, se mantiene en cooperación, de siete naciones europeas: Bélgica, Inglaterra, Francia, Holanda,
que la conducta del adulto refleja el grado en que sus experiencias infantiles se Noruega, Suecia y Alemania occidental. El programa de investigación comprendía
caracterizaron por la austeridad, rigidez, soledad, irregularidades, resentimiento emo- una serie de proyectos coordinados realizados simultáneamente en los siete países.
cional, etc. Se han originado frecuentemente teorías psicoanalíticas al formular estas Las hipótesis que se investigaron se referían principalmente a la conducta de los
hipótesis. Hicimos referencia a este método en el capítulo IV, en donde citábamos miembros de grupo bajo condiciones de amenaza. Se utilizaron procedimientos ex-
la investigación de Whiting y Child (94) basada en los datos de que se dispone sobre perimentales y de encuesta.
75 sociedades primitivas. A este análisis siguieron las observaciones específicas de las La situación experimental (81, 82) se presentaba a guisa de una primera reunión
prácticas de crianza de niños en la India, Méjico, Okinawa, Filipinas y la zona de de un club de aviación de muchachos. Los sujetos tenían en cada grupo una dis-
Nueva Inglaterra, en Estados Unidos (93). Las prácticas de la crianza de niños, cusión de veinte minutos, que era observada por dos investigadores. Se anunciaba
aunque pueden servir como fuente de hipótesis para investigaciones ulteriores sobre una competición en la que los grupos que construyeran el mejor modelo de aero-
el carácter nacional, deben considerarse exclusivamente como tanteos (cf. 43, 52, 73). plano recibirían una recompensa. Cada grupo podía escoger entre cinco modelos
El último tipo de método que hemos de considerar es de particular interés para que comprendían cuatro atractivos aviones con motor y un quinto tipo de planeador
los psicólogos, puesto que utiliza estudios intensivos de individuos por medio de sin ningún interés. Un miembro de cada grupo servía de cebo y siempre escogía
entrevistas o tests psicológicos. A este respecto se ha hecho un uso particular de las el planeador, mientras que los otros casi siempre optaban por uno de los restantes
técnicas proyecrivas, que incluyen los tests de manchas de tinta de Rorschach, el de modelos. Mediante dos tipos de medidas sociométricas se investigaban las reaccio-
apercepción temática, los de frustración de imágenes de Rosenzweig, la completa- nes de los miembros del grupo hacia el miembro desviado que amenazaba imposi-
ción de frases, dibujos, y varios tests de juguetes (cf. 1, 37). En tales estudios se han bilitar la consecución de la meta deseada por el grupo.
analizado también las respuestas de los sujetos a situaciones experimentales tipifi- Se emplearon los procedimientos de encuesta (6) en otra parte del proyecto que
cadas, Citaremos ejemplos de estos procedimientos en las secciones siguientes. trataba de las reacciones de los profesores en aquellas siete naciones. En cada país
se mantuvieron entrevistas con muestras de 300 profesores de escuelas primarias
Investigaciones culturales transversales.—Des ejemplos nos servirán para aclarar y 100 de secundarias, entrevistas especialmente destinadas a explorar la percepción
estas investigaciones. Uno de los programas más completos de investigación sobre que los sujetos tenían de la amenaza existente en la situación internacional común.
el carácter nacional se inició durante la segunda guerra mundial, bajo los auspicios
de la Oficina de Investigación Naval de los Estados Unidos y otras organizaciones Estudios intensivos de culturas aisladas.—La indagación corriente sobre las dife-
colaboradoras. Esta investigación, que en su origen estaba destinada a proporcionar rencias de grupo incluye también las investigaciones intensivas del desarrollo de
conocimientos relativos a las costumbres, actitudes y otras características psicoló- la personalidad en las culturas aisladas. Desde el punto de vista práctico, tales estu-
gicas de las naciones aliadas y enemigas, fue seguida durante el período de la dios contribuyen a la mejora de las relaciones entre los grupos y sacan a la luz
posguerra por estudios similares en varias culturas asiáticas y europeas. Una fase las condiciones ambientales adversas que requieren corrección. Este tipo de inves-
de este programa, la investigación de la Universidad de Columbia sobre las culturas tigación hace al mismo tiempo avanzar el conocimiento psicológico, proporcionan-
544 XVII. Diferencias raciales: resultados más importantes Resumen 545

do la oportunidad de investigar las relaciones de causa a efecto en el desarrollo de la mente viven los negros americanos (cf. 83, págs. 133-37). Kardiner y Ovesey (47)
conducta dentro de los diferentes marcos culturales. Las generalizaciones concer- proporcionan nuevos datos sobre los problemas emocionales de los negros ame-
nientes a la conducta humana deducidas a partir de una sola cultura pueden modi- ricanos en diferentes niveles socioeconómicos. La parte principal del último estu-
ficarse o incluso rechazarse al probarlas sobre una cultura dispar, como habremos dio consiste en informes detallados de casos de 25 hombres y mujeres negros que
de ver en el capítulo próximo. Cualquier estudio del desarrollo de la conducta se seleccionaron para representar las clases inferior, media y superior. Se estudió
dentro de una cultura que sea desemejante a la nuestra aumenta nuestro conoci- cada caso mediante entrevistas psicoanalíticas, cuyo número se extendía desde 10 a
miento psicológico de los principios, especialmente cuando los datos relativos a la más de 100. Como término medio, se investigó a los sujetos durante un período
conducta pueden ligarse a factores culturales concomitantes. de cuatro a seis meses. Se mantuvieron entrevistas con los sujetos durante el curso
Un ejemplo sobresaliente del tipo de investigación que estamos considerando se de la psicoterapia en un 50 % de los casos, aproximadamente, y el resto de
encuentra en el Tratado de la personalidad y administración de los indios (38, 39, ellos participó en el estudio, bien voluntariamente, bien mediante el estímulo de
40, 46, 57, 62, 64, 91). Fue este un proyecto interdisciplinario de largo alcance, una paga.
respaldado conjuntamente por el Departamento de Asuntos Indios de Estados Uni- Debe mencionarse también la reciente investigación hecha con japoneses, que
dos y por el Comité de desarrollo humano de la Universidad de Chicago. Su objetivo incluía muestras que vivían en el Japón y en América. Stoetzel (87) investigó, me-
era el de estudiar a los indios americanos en función del desarrollo de la persona- diante un cuestionario completado con un test proyectivo pictórico y autobiografías,
lidad individual y de la estructura tribal, a fin de recomendar los modos de mejorar las actitudes de los jóvenes japoneses de la posguerra en varias zonas del Japón. De
el servicio indio y de desarrollar una autonomía local responsable. El proyecto Vos (22), en un estudio posterior realizado en colaboración con colegas japoneses,
abarcaba once comunidades de cinco tribus indias, a saber: hopi, navajos, papagos, analizó las respuestas a tres técnicas proyectivas administradas a casi 1000 sujetos
sioux y zuñi. La investigación procuró una amplia visión de la vida en cada comu- en dos ciudades y tres pueblos del Japón central. Varias investigaciones llevadas
nidad, utilizando los servicios de especialistas en antropología, psicología, psiquia- a cabo en América se han interesado específicamente por los problemas y efectos
tría, pedagogía, administración pública, lingüística y ecología. El trabajo específico de la integración cultural en el caso de los japoneses-americanos (11, 16, 21).
se interesó principalmente por el estudio de las personalidades de una muestra
representativa de muchachos comprendidos entre los seis y los dieciocho años de edad
y por el contexto social de las comunidades elegidas. Se reunieron los datos mediante RESUMEN
entrevistas, observación de los participantes, exámenes médicos y una batería de
ocho tests psicológicos. En esta última se incluyeron la escala de ejecución de Arthur, La inmensa mayoría de los estudios sobre las diferencias raciales proporciona
el test dibuja-un-hombre de Goodenough, el de Rorschach y otros de personalidad solamente datos descriptivos, sin ninguna información en lo referente a las causas
de tipo proyectivo o de entrevista dirigida. de las diferencias de conducta observadas. Las contribuciones históricas de las
La investigación de los negros americanos mediante el uso de técnicas variadas diversas razas a la ciencia, literatura, arte y demás productos culturales se pueden
ha contribuido también a una mejor comprensión del papel de los factores cultura- explicar más fácilmente en función de las condiciones ambientales que de acuerdo
les en la conformación de la personalidad. En una serie de libros publicados al con las diferencias biológicas entre las poblaciones. La superioridad del hombre
principio de la década de 1940 se nos informa de los resultados de investigaciones primitivo en su respuesta a claves sensoriales débiles es atribuible al aprendizaje
intensivas sobre la juventud negra, realizadas bajo los auspicios de la Comisión de más bien que a una superioridad sensorial. La mayor parte de las investigaciones
la Juventud Americana del Consejo Americano de Educación (5, 19, 28, 44, 77, que nos informan sobre diferencias raciales en inteligencia, aptitudes especiales o
88, 92). Aunque estos estudios ostentan fundamentalmente un matiz sociológico, tests de personalidad es de difícil interpretación a causa del efecto complejo de
contienen, sin embargo, una gran riqueza de material psicológico. Se reunieron datos los diferenciales de cultura. El capítulo presente sólo comprende ciertos tipos
sobre varios millares de adolescentes negros de muchas partes de Estados Unidos. de estudios sobre las diferencias raciales, que se han escogido bien para ilustrar
Los métodos empleados en las diversas partes del proyecto fueron los estudios de esquemas experimentales prometedores o para esclarecer las tendencias de la inves-
comunidades, las entrevistas intensivas, los estudios de casos y la aplicación de tigación actual. '
tests psicológicos. Los exámenes de las poblaciones híbridas no apoyan las pretensiones de que la
Algunas investigaciones más recientes han empleado técnicas proyectivas tales mezcla de razas sea de tipo desventajoso. Además, la investigación realizada sobre
como los tests de Rorschach, de apercepción temática, de frustración de imágenes indios y negros americanos indica que la ejecución del test de inteligencia está rela-
de Rosenzweig y de dibujo. Los resultados de estos estudios han arrojado alguna cionada con el grado de asimilación cultural más bien que con la proporción de
luz sobre las ansiedades características, los conflictos emocionales, frustraciones, ascendencia blanca. Los tests psicológicos aplicados en niveles infantiles y preesco-
agresiones y apatía que inducen las condiciones culturales bajo las que general- lares no han revelado, en general, ninguna diferencia significativa entre negros y
546 XVII. Diferencias raciales: resultados mas importantes Bibliografía 547

blancos en lo que al desarrollo general de la conducta se refiere. Ciertas diferencias southern Negroes as measured with the tions». Proc, Int. Congr. Psychol, Mont-
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of personality differences among constitu- ity». Psychol. Bull, 1949, 46, 1-48.
tional, racial, and cultural groups». (Infor- 74. PASAMANICK, B . : «A comparative study
me inédito, 1936.) of the behavioral development of Negro
57. KLUCKHOHN, C, y LEIGHTON, Dorothea infants». J. genet. Psychol, 1946, 69, 3-44.
Los sistemas de referencia culturales 551

que muchos libros de texto de «psicología general» quedarían caracterizados más


precisamente con el titulo de «psicología de los americanos y europeos occidentales
CAPITULO XVIII de finales del siglo xvm y principios del xix».
Dollard (20, pág. 17), con un sentido en cierto modo similar, acentúa la impor-
tancia de la consideración del marco cultural en que se hacen las observaciones de
LA CULTURA Y EL INDIVIDUO la conducta. El se aventura a sugerir que «para el psicólogo social, las letras del
alfabeto más imprescindibles son E. N. C. (I. O. C , in our culture), en nuestra
cultura», e indica que estas siglas deben considerarse implícitas en todas las des-
cripciones de la conducta dentro de nuestro marco cultural. Indudablemente, estas
JUA psicología diferencial, en su sentido más amplio, se interesa restricciones culturales se aplican a gran parte del contenido descriptivo y jactual
por todas las variaciones que se dan en los fenómenos de la conducta entre los de la psicología. Esto, como es natural, no excluye la posibilidad de que cuando se
individuos y entre los grupos. La observación y medida de tales diferencias ha lle- estudie la conducta específica en función del ambiente de estimulaciones del indi-
vado a la acumulación de un vasto cuerpo de material descriptivo, que ha demos- viduo se encuentre que actúan los mismos principios de conducta (cf. 24, 26). Tal
trado ser científicamente interesante y prácticamente útil. A través de todo este libro estudio de las diferencias en las conductas individuales y de grupo debe, de hecho,
hemos dado ejemplos de este material. Sin embargo, el objetivo fundamental de la ayudar a aclarar los principios fundamentales del desarrollo de la conducta.
psicología diferencial no es la recopilación de material descriptivo. Su finalidad es
similar a la de la psicología, es decir, la comprensión de la conducta. La psicología 18-1. Los sistemas de referencia culturales.—Las observaciones de los psicó-
diferencial trata de resolver este problema mediante un análisis comparativo de la logos y antropólogos en las distintas culturas nos proporcionan innumerables ejem-
conducta sometida a variadas condiciones ambientales y biológicas. Relacionando plos de la influencia que sobre la conducta tienen los sistemas de referencia cultu-
las diferencias de conducta observadas con otros fenómenos concomitantes cono- rales (cf. 42, 43, 44, 69, 70). Lo que a menudo se considera como una respuesta
cidos, podría ser posible esclarecer la contribución relativa de los distintos factores natural a un estímulo particular puede ser natural solamente por las normas y mo-
en el desarrollo de la conducta. Si podemos determinar por qué reacciona una per- delos sociales que hemos adquirido en nuestra situación cultural. La concepción
sona de modo distinto que otra, sabremos el motivo de que la gente reaccione como misma que tenemos del mundo que nos rodea está influida por nuestra propia y
lo hace. específica historia reaccional. Psicológicamente, es una imposibilidad un observador
En psicología diferencial, la unidad es el individuo, concebido como organismo puramente imparcial u objetivo. Cada observación y descripción que el individuo
que reacciona; nuestro interés por los grupos solo es secundario. Además, muchas haga de cualquier hecho está condicionada por sus pasadas experiencias particula-
agrupaciones tradicionales han demostrado ser arbitrarias y estar mal definidas. res y por las tradiciones y costumbres más generales inculcadas por su grupo. A
Las agrupaciones efectivas, desde el punto de vista del desarrollo de la conducta, este respecto podemos considerar los instrumentos y técnicas de la ciencia como
son las estimulacionales, no las biológicas. No es la raza, o el sexo, o el tipo físico un medio de reducir o minimizar el efecto de la idiosincrasia del observador.
al que el individuo pertenece por herencia, lo que determina su composición psico- Incluso las respuestas perceptuales más simples pueden hallarse influidas por
lógica, sino el grupo cultural en que se ha criado, las actitudes, tradiciones y puntos los sistemas de referencia culturales. El que percibamos un objeto como ligero o
de vista que se le han impreso y el tipo de aptitudes que le han fomentado a des- pesado, largo o corto, caliente o frío, agradable o desagradable, puede depender, en
arrollar. Incluso cuando las diferencias en la conducta se encuentran asociadas con parte, de nuestras experiencias anteriores determinadas desde un punto de vista
grupos físicamente definidos, suelen ser los efectos sociales indirectos de tales social. Tenemos un ejemplo interesante en la percepción de los parecidos y dife-
agrupaciones y no sus características biológicas los que influyen en el desarrollo de rencias familiares en ciertas culturas primitivas; p. ej., entre los Trobrianders, el
la conducta. parecido con el padre se considera natural, mientras que nunca se dice del niño
Puesto que todos los tipos de conducta están influidos por la panorámica de que se parece a la madre o a alguno de los parientes maternos (52). Se rechaza vigo-
estimulaciones del sujeto, se sigue de ello que los datos psicológicos que se obten- rosamente la existencia de cualquiera de estos últimos tipos de parecido. Se niega
gan dentro de cualquier grupo cultural no pueden generalizarse esperando que abar- igualmente el parecido entre los hermanos, aunque, desde luego, se asegura el
quen toda la conducta humana. Muchas de las afirmaciones que se ofrecen bajo de cada uno de ellos con el padre. Claro que es difícil determinar hasta qué
el encabezamiento de psicología general no son generales en absoluto, sino que se punto estas reacciones representan una negativa a admitir la semejanza prohi-
basan en la conducta humana según se desarrolla dentro de una cultura particular bida y la medida en que indican el fallo en percibir las semejanzas de aspecto. Sin
(cf. 22, 42, 69). Se ha descrito a veces esta limitación como «un centrismo de comu- embargo, los resultados de muchos experimentos sobre los efectos de la expecta-
nidad» que invade gran parte de nuestra información psicológica. Se ha sugerido tiva y de la camarilla en la percepción hacen que nos parezca muy plausible la

550
552 XVIII. La cultura y el individuo Los sistemas de referencia culturales 553

idea de que los Trobrianders solo advierten aquellos parecidos familiares que han nes en que estas personas viajaran en autobús o en tren, necesariamente tendrían
sido instituidos por su cultura. que presentarse confusiones y equivocaciones, puesto que no había ya base para
Es bien sabido que las preferencias por sabores y olores, así como los gustos transferir el tiempo empleado a sus sistemas de referencia familiares. Entre los
y repugnancias por las comidas, varían mucho de una cultura a otra. Entre ciertas indios Saulteaux, se ha observado un uso similar de unidades psicológicas para ex-
tribus africanas, la colonia y el jabón de tocador provocan horror y disgusto (cf. 43, presar la distancia, que calculan en función del número de sueños o noches que
página 214). Por otra parte, olores que nosotros consideramos como muy desagra- emplean en el camino (34).
dables se han usado en otros tiempos y lugares como perfumes. Ni siquiera es un sistema universal la designación familiar de las direcciones en
Aunque las concepciones populares del tiempo y del espacio se dan comúnmente términos de Norte, Sur, Este y Oeste. Así, entre los nativos de Dobu, se concebía el es-
como cosa segura, puede demostrarse que están influidas culturalmente (33, 43, 69, pacio como un gran claro de un jardín, justamente como el que el individuo encontra-
76). El interés por la estimación precisa del momento de lo acaecido y la duración ba en la vida diaria en su comunidad: «Así como el jardín tiene sus límites interiores
de los acontecimientos, tan característico de nuestra cultura, falta completamente en kaikai, sus límites con el mar kunnkumwana y sus lados nana, así también los
otras. Ejemplo de la indiferencia que en lo referente al tiempo se encuentra en tiene el espacio en su más amplia extensión» (29, pág. 131).
muchas culturas primitivas es la falta de conocimiento que prevalece en ellas hacia La memoria del individuo para los hechos que él ha observado, o los sucesos que
la edad propia y la incapacidad de indicar cuánto tiempo hace que ocurrió un le han relatado, también está distorsionada por su panorámica cultural. Los tests
suceso si ha transcurrido un período de varios años. Existen otras diferencias en y observaciones de Bartlett (4, 5) y Nadel (59, 60) son un buen ejemplo de ello.
el modo de apreciar el paso del tiempo. El empleo de los acontecimientos astronó- Ambos investigadores, trabajando con tribus sudafricanas, han demostrado la im-
micos como marco para la medida del tiempo no es de ningún modo universal, y hay portante función que ejercen los patrones culturales en la reestructuración y las defor-
pueblos en que sirven a este propósito muchos otros sucesos familiares o que se maciones del recuerdo. Así, p. ej., los individuos de estos grupos, cuando repetían
dan de una forma repetida. Así, los nativos de Madagascar hablan del a tiempo de un cuento europeo, tendían a introducir en él caracteres típicos de su folklore tribal.
preparar un arroz» cuando quieren indicar un intervalo de una hora o así, y del de Del mismo modo, reorganizaban las secuencias e introducían giros en la trama que
«freír una langosta» si quieren referirse a un lapso mucho más corto. En las islas eran característicos de sus historias nativas.
Andaman se puede identificar una sucesión de olores característicos a lo largo del Un ejemplo especialmente claro del efecto del medio cultural sobre la conducta
año a medida que las diferentes plantas llegan a su floración. Los olores también lo tenemos en las preferencias estéticas y el gusto artístico. La evolución de los estilos
desempeñan una parte importante en la magia de los habitantes de estas islas. No en música, pintura, escultura, arquitectura y otras artes es un testimonio de las cam-
es sorprendente, por tanto, encontrar que estas gentes hayan «adoptado un método biantes exigencias del gusto. Estilos que una generación ha considerado como des-
original de señalar los distintos períodos del año mediante el aroma de las flores agradables, bárbaros y toscos, a menudo la siguiente los ha aceptado como obras
que se abren en cada época. Su calendario es un calendario de perfumes» (66, pá- maestras. Cualquier innovación artística que choca con demasiada rudeza con las
gina 311). formas familiares o tradicionales de la expresión artística requiere un período de
Del mismo modo, los conceptos espaciales dependen de sistemas de referencia habituación gradual. Es una realidad desgraciada, pero que psicológicamente es
determinados por la cultura. El concepto que los individuos tienen de la distancia comprensible, el hecho de que los grandes revolucionarios en el arte, que en períodos
y de la geografía está desfigurado en gran parte por sus propias experiencias, como subsiguientes son considerados como iniciadores de movimientos nuevos, tengan que
lo demuestran esos mapas humorísticos de Estados Unidos, esbozados para retra- sufrir durante su vida el ridículo y la burla. Esto, normalmente, es consecuencia
tar, p. ej., la idea que un habitante de Boston o de Nueva York tiene de la totalidad de que, a menudo, aparecen en un tiempo en el que falta el fondo de experiencias
del país. Estos mapas, como la mayoría de las caricaturas, reflejan indudablemente adecuado para que sus producciones puedan apreciarse debidamente.
algunas diferencias perceptuales de buena fe, que resultan de las diferencias en Es digna de anotar también, en este aspecto, la diferencia entre el observador
intereses, tradiciones y conocimiento de las personas que viven en distintas par- ingenuo y el avezado. El crítico capacitado o el observador experto han tenido las
tes del país. Fácilmente podrían citarse otros ejemplos de observación diaria. El experiencias específicas que los capacitan para gozar de productos artísticos que.
que está acostumbrado a hacer viajes en avión tiene un concepto de las distancias para otros pueden aparecer como carentes de sentido, indiferentes e incluso des-'
muy diferente al del granjero que nunca se ha aventurado más allá de la tienda agradables. Psicológicamente, no existe el observador ingenuo; tal individuo puede
del pueblo.
ser ingenuo solamente desde el punto de vista de un tipo específico de experiencias.
En un pueblo turco relativamente aislado, descrito por Sherif y Sherif (70, pági- Sus juicios, sin embargo, están influidos directamente por las otras experiencias que
nas 693-96), las distancias de unos tres o cuatro kilómetros se describían como «a ha tenido. Sus reacciones artísticas estarán en gran medida dictadas por las obser-
tiro de bala», o «lo que mi voz puede alcanzar». Los puntos más remotos se indi- vaciones comunes y diarias y por las modas populares. Así, el observador puede
caban en función del tiempo requerido en llegar a ellos a pie. En las pocas ocasio- gozar del arte de tendencia realista, porque está más familiarizado con las repro-
554 XVIII. La cultura y el individuo Estadios de desarrollo y escenario cultural 555

ducciones fotográficas de los objetos, o puede que refleje alguna concepción artís- tuyen, desde luego, ninguna sorpresa para los directores de la moda, ya que la indus-
tica tradicional que le inculcaron en su primera infancia. Pero en ningún caso su tria de la moda proporciona deliberadamente la estimulación que trae como con-
juicio se forma con independencia de la experiencia. La diferencia esencial entre secuencia el cambio de respuesta. En el momento de introducirse un nuevo estilo,
el observador ingenuo y el avezado es la clase de experiencias pasadas que han el público comprador se halla expuesto a una campaña cuidadosamente planeada
tenido. y coordinada, cuyo fin es el de preparar la aceptación de tal estilo. Se dibuja la nueva
Es una observación familiar que los occidentales que oyen por primera vez mú- moda en revistas y diarios; atractivas modelos la lucen en las calles y teatros, res-
sica china la encuentran no solo discordante y áspera, sino también desagradable- taurantes y otros lugares públicos; las exhibiciones de los escaparates la señalan
mente fuerte. Sabemos también que los chinos, en su primera audición, encuentran claramente. Mediante estas y similares técnicas, el público se sensibiliza rápida-
la música de jazz americana, así como la de viento wagneriana, demasiado molesta mente al nuevo estilo, de forma muy parecida a como los sujetos de Moore se
y ruidosa (cf. 43, pág. 213). La historia de la música occidental revela a su vez cam- acostumbraban a las combinaciones discordantes de notas. Si la moda es demasiado
bios señalados en sus preferencias musicales. La música que resulta agradable a discordante y choca demasiado violentamente con la experiencia previa del pú-
una generación puede parecer sosa y sin interés para otra. Lo que en un momento blico, puede fallar el proceso de sensibilización y la moda quedar rechazada. De
se rechaza por disonante y feo, se aclama más tarde como estéticamente satisfac- la misma manera, el experto director de modas se mantiene bien al corriente en
torio. Moore (57), en un experimento clásico, observó que la exposición repetida cuanto al desarrollo en otras áreas—social, económica, política, artística—, a fin
de intervalos disonantes, en pasajes musicales, aumentaba la preferencia estética de coordinar sus innovaciones con el marco de referencia más general de su pú-
por tales intervalos. Explicaba estos resultados en función de un cambio progresivo blico consumidor.
en la percepción de la consonancia. Sin embargo, un experimento posterior de-
mostró que el aumento en la apreciación de la música disonante no está correla- 18-2. Estadios de desarrollo y escenario cultural.—Las teorías de los estadios
cionado con una transformación proporcional de las disonancias en consonancias (13). de desarrollo suministran numerosos ejemplos de la tendencia a generalizar en de-
Con la repetición, los sujetos simplemente aprenden a gustar de las disonancias masía a partir de las observaciones hechas dentro de una sola cultura. La psicología
mientras que todavía las perciben como tales. del niño está repleta de tales teorías. Por ejemplo, se ha reunido mucho material
Otro experimento afín es el realizado por Foley (25, 27) sobre las diferencias interesante sobre la formación de conceptos. Las ideas del niño sobre el mundo
de ocupación en la preferencia del lempo auditivo. Los sujetos eran mujeres jóvenes físico, la conciencia que tiene de sí mismo, su interpretación de los sueños y otras
enroladas en los siguientes cursos escolares: máquinas eléctricas de coser, costura a concepciones similares, han sido analizadas en determinadas secuencias de desarrollo.
mano, institutos de belleza, mecanografía y ocupaciones domésticas (camareras, Sobresalen en este campo las teorías del psicólogo suizo Piaget (63, 64, 65).
enfermeras, niñeras). Los cinco grupos eran aproximadamente comparables en edad, Este, en una amplia serie de investigaciones, llegó a la conclusión de que el
nivel intelectual, educación, nivel socioeconómico y fondo racial y nacional. Cuando pensamiento del niño es animista y que la transición desde este animismo inicial
se les pidió que informaran sobre sus preferencias en cuanto a tempos auditivos, que a la concepción del adulto se hace a través de cuatro estadios principales. Para
se extendían desde 56 pulsaciones de metrónomo a 200 por minuto, aquellas que los niños que se encuentran entre las edades de cuatro a seis años, todo lo que es
asistían a los cursos de máquinas de escribir y de coser seleccionaron tempos sig- activo está vivo. Como los niños en esta edad son, además, antropocéntricos, la activi-
nificativamente más rápidos que las que se encontraban en los otros tres cursos. dad se considera como sinónima de la utilidad para el hombre. Así, el sol es activo
Estas diferencias de grupo eran aún más marcadas en las clases avanzadas que en porque da calor; las piedras son activas porque se pueden lanzar. Por tanto, en
las de iniciación. Análisis posteriores indicaron que las diferencias de grupo se aso- este primer estadio se considera que todos los objetos sin romper y en buenas
ciaban más bien a la naturaleza de la experiencia de la formación vocacional que condiciones están vivos y son conscientes. En el estadio siguiente (seis-siete años)
a los factores selectivos iniciales. De este modo, las que estaban acostumbradas a solo se cree que están vivos los objetos que se mueven. En el tercer estadio (ocho-
los ruidos repetitivos rápidos de las máquinas de coser y de escribir mostraban un diez años), la vida se atribuye solamente a las cosas que se mueven espontáneamente.
cambio en el sistema de referencia en función del cual hacían sus juicios de elección. Así, el sol y el río son cosas vivientes, pero el automóvil no lo es. En el estadio
No necesitamos ir más allá de las observaciones diarias de nuestra cultura para final (de once años en adelante), la vida se restringe a los animales y las plantas, o '
hallar testimonios de cambios de sistemas de referencia en cuanto a las respuestas a veces a los animales solamente.
de preferencia. Una ilustración vivida de esto la tenemos en la respuesta a las modas Se han aceptado comúnmente tales estadios como un desarrollo natural o inevi-
cambiantes en el vestir de las mujeres. Un estilo que aparece como bello a la mayo- table por el que el niño debe pasar. Existen, sin embargo, algunos factores en la
ría de los observadores cuando se encuentra en la cúspide de la moda, probable- experiencia infantil dentro de nuestra sociedad que podrían explicar tales ten-
mente a la siguiente temporada aparecerá como soso y sin atractivos, y desde luego dencias animistas. La lengua que el niño aprende le anima a formar una concepción
será motivo de risa pasados diez años. Estos rápidos cambios en gusto no consti- animista del mundo. Oye hablar del sol y de la luna como elementos vivos. Las
Estadios de desarrollo y escenario cultural 557
556 XVIII. La cultura y el individuo
ejemplo, 54, 55), el adolescente asume la aiteración de su estado, desde los puntos
expresiones figuradas tales como el levantarse y ponerse de los cuerpos celestiales,
de vista físico y social, sin que se produzcan trastornos emocionales. Sus tareas le
el arroyo que corre, el aullido del viento, no son la mejor manera de conducir a
están ya señaladas por la tradición; no hay que tomar decisiones ni llevar a cabo
una concepción impersonal de los fenómenos naturales. Si a esto añadimos las crea-
elecciones importantes; se despoja de todo misterio su posición, y no se presentan
ciones de la poesía, los cuentos de hadas y otra literatura de imaginación, queda
trazas de perturbación.
bien claro que la experiencia del niño tiene un marcado sabor animista. Por tanto,
Por otra parte, existen muchas cosas en nuestra sociedad que fomentan la in-
hasta que no ha tenido oportunidad de acumular cierta información, tomada
adaptación del adolescente. Así, se coloca al individuo en una posición ambigua y
de la observación directa de causa y efecto en situaciones de la vida ordinaria, no
nial definida, pues no se le trata ni como a un niño ni como a un adulto. A menudo
puede llegar a formar una noción realista del mundo.
se aumentan las restricciones impuestas a sus actos, mientras que, al mismo tiempo,
En estudios hechos sobre niños de diferentes culturas se recogen datos de
se espera que sea más autosuficiente de lo que era anteriormente. Los adultos,
esta interpretación empírica del desarrollo de ios conceptos infantiles. Las observa-
mediante sus actitudes, observaciones y acciones, suelen producir directamente un
ciones de Mead en la isla de Manus, en Nueva Guinea, la llevaron a la conclusión
estado de turbación y una atmósfera general de misterio. A la vista de los muy
de que en el pensamiento de los niños de Manus el animismo brilla por su au-
diversos factores de la experiencia que en nuestra sociedad pueden conducir a la
sencia (56). En las observaciones espontáneas de estos niños y en sus respuestas
inadaptación del adolescente, no parece necesario suponer una base innata o fisio-
observó una concepción muy realista del mundo, así como de los objetos y sucesos.
lógica para la tensión y tormenta de este período, ni considerar tal erupción emo-
Mead atribuyó esta actitud realista al tipo de formación que reciben. Desde la
cional como un estadio necesario del desarrollo.
primera infancia se les obliga a ajustarse correctamente a las exigencias físicas
de su medio ambiente. Nunca se echa sobre un objeto inanimado la responsabili- Otro aspecto de la conducta infantil al que se ha aplicado ampliamente el con-
dad de un accidente, como cuando se culpa al tronco de que el niño tropiece con cepto de los estadios de desarrollo es el del dibujo. Se ha reunido gran número de
él. Si el chico se hace daño, se le dice que ha sido consecuencia de su torpeza. Es dibujos infantiles, sometiéndolos a detallados análisis con la esperanza de que
interesante advertir que en esta cultura los adultos, en algunos aspectos, son más puedan suministrarnos una clave de la mentalidad del niño. El ejemplo más
animistas que los niños, puesto que explican la enfermedad, la muerte y otras des- famoso de este uso de los dibujos infantiles nos lo procura el test de Goodenough
gracias como obra de los espíritus. dibuja-un-hombre, con su sistema de puntuación normalizada y sus amplias normas
de edad. La voluminosa literatura existente sobre los dibujos infantiles revela un
En una investigación subsiguiente hecha por Dennis (16), cuya finalidad era
interés tradicional acerca de las interpretaciones madurativas de los cambios con
la de controlar más directamente las teorías de Piaget, se estudió a los niños hopi
la edad (cf. 2, 31).
mediante entrevistas individuales tipificadas y un cuestionario colectivo. El examen
trató del animismo: 1) en su sentido más restringido, o sea el de ser vivo; 2) en Sin embargo, los estudios comparativos de los dibujos de los niños en dife-
la atribución de conciencia a las cosas, y 3) en el realismo moral, como en la expli- rentes culturas sugieren que tanto la materia dibujada como la técnica del dibujo
cación de que «el puente se cayó porque los chicos que lo cruzaban habían robado reflejan factores culturales; tanto, por lo menos, como los cambios debidos a la
manzanas». Los tres aspectos demostraban que los niños hopi eran más animistas edad (2, 3, 15, 68). Si el niño dibuja amplias vistas panorámicas o escenas al alcance
y menos realistas que los niños blancos a quienes se aplicó el test en otras inves- de la mano, objetos aislados o cuadros organizados, temas imaginativos o retratos
tigaciones. Dennis atribuía estas variaciones a las numerosas diferencias en los am- realistas, parece depender en gran medida de su medio ambiente específico. En
bientes sociales de los niños hopi y los americanos blancos. ciertos grupos, los dibujos se encuentran empapados de acción; en otros, predo-
minan los objetos y figuras estáticos. La organización del cuadro varía también
Dennis (17), en una discusión posterior de la obra de Piaget, indica que las
de un grupo a otro. En algunos, lo que más a menudo se representa es una
observaciones de este, en realidad, demuestran que la percepción que el niño tiene
sola escena unificada; en otros, una secuencia de acontecimientos; en otros, obje-
del mundo se halla desde una temprana edad penetrada de valores y categorías im-
tos aislados. El grado en que se emplea el color, así como la elección de matices
puestos culturalmente. Piaget, además, no posee datos comparativos sobre los adultos.
específicos, suele reflejar la influencia del ambiente físico y de las tradiciones socia-
Dennis (18), en su propia investigación, ha encontrado pruebas de una considerable
les. La cuantía y clase de detalles que se retratan difiere asimismo de una cultura »•
dosis de animismo entre los adultos de nuestra sociedad.
a otra.
También el desarrollo emocional se ha analizado desde el punto de vista de los
estadios. El estadio más ampliamente discutido es, probablemente, el período de la También son perceptibles en los dibujos infantiles de determinadas culturas las
tensión y tormenta (storm and stress), característico de la adolescencia. Muchos escri- representaciones estilizadas y los atributos culturales especiales, que se hacen cada
tores sobre psicología infantil adscriben a esta edad erupciones emocionales, cam- vez más ostensibles con el paso de la edad (cf. 2, 3, 15). En un estudio de niños
bios de personalidad, conflictos e inadaptaciones. Existen, sin embargo, pruebas hopi con el test de Goodenough dibuja-un-hombre se encontró que los niños más
que demuestran que este fenómeno no es universal. En ciertas sociedades (cf., por jóvenes tendían a dibujar figuras humanas generalizadas, mientras que aproxima-
ANASTASI.—19
558 XVIII. La cultura y el individuo
Anormalidad y cultura 559
damente un tercio de los que tenían diez años dibujaron figuras en las que podían
reconocerse características especiales de la cultura india (15). Se ha advertido una 18-3. Anormalidad y cultura.—El término anormal, que literalmente sig-
tendencia análoga entre los niños indios de la costa noroeste del Canadá. Al recibir nifica «apartado de la norma», se ha usado para abarcar por lo menos tres con-
las instrucciones para dibujar un animal, algunos de ellos representaron estilizacio- ceptos distintos (cf. 23, 38, 58). Podemos considerar primero el criterio anti-
normativo, que juzga como anormal cualquier desviación del ideal o condición
nes de la orea, la foca, el enorme pájaro del trueno y la mítica serpiente de doble
perfecta. En un caso tal, la norma 1 es la meta o desiderátum al que hay que aproxi-
cabeza. En la figura 18-1 puede verse la técnica altamente estilizada de estos dibu-
marse, teniendo en cuenta las condiciones existentes. De acuerdo con esta concep-
ción, ser normal sería la excepción más bien que la regla. Este uso de los términos
normal y anormal tiene su ejemplo en cierto número de expresiones corrientes. Decir
de una persona que es una de las «pocas afortunadas» que tienen una piel o unos
dientes normales, p. ej., implica la identificación de la normalidad con el estado
libre de defectos u otras imperfecciones. O asegurar que pocos pueden permanecer
normales bajo el esfuerzo y la tensión de la vida moderna, sugiere que la norma-
lidad es un estado ideal de estabilidad y compostura perfecta.
Un segundo punto de vista identifica la anormalidad con las condiciones pato-
lógicas o peligrosas. En medicina es particularmente común este uso. Ser clasificado
como anormal en este sentido lleva claramente consigo connotaciones indeseables.
Puede considerarse este punto de vista como la adaptación del concepto anti-
normativo para satisfacer requerimientos prácticos y sociales. El anormal repre-
senta todavía una desviación de una condición perfecta, pero ahora la desviación
es tan grande que llega a presentar dificultades prácticas. La condición requiere
acción de alguna clase, ya para la protección del individuo, ya para la de la so-
ciedad. De este modo, una persona que exhiba unos pocos síntomas neuróticos
ligeros, tales como el evitar pisar las rayas de la acera o un ligero fruncimiento
de la frente, puede dar lugar a la observación: « CJn poco raro, sí, pero nada serio;
no hay nada realmente anormal en él.» Pero que tal individuo llegue a experimen-
tar una gran depresión por un mal imaginario o exagerado, que tenga que suspender
su trabajo o que amenace a un supuesto enemigo con violencia física, y entonces
inmediatamente se ganará la etiqueta de anormal. De acuerdo con esta manera de
juzgar, solo un pequeño número de individuos son anormales, siendo la mayoría
clasificados sin discriminación como normales.
Las dos concepciones anteriores necesitan de una norma o modelo arbitrario.
En la primera la norma es una idea teórica; en la segunda, un criterio práctico
FIG. 18-1.—Dibujos realizados por niños indios de la costa noroeste del Pacífico, en respuesta de supervivencia individual y social. Una aproximación más objetiva y empírica al
a las instrucciones para dibujar un animal. (De Anastasi y Foley, 3, pág. 369.) problema es la que nos proporciona el concepto puramente estadístico de la anor-
malidad. En este caso, la norma la da el término medio. Es la condición o estado
jos, que representan la orea y la foca. Tales dibujos estilizados no solamente
más usual y común. Lo anormal es lo desusado, lo relativamente infrecuente. Más
eran más comunes entre los chicos mayores que entre los más jóvenes, sino también
aún: cuanto más rara sea una condición, más anormal se considera que es. Muchas
más frecuentes entre los chicos que entre las chicas (17 % contra 7 %). Esta dife-
de las condiciones clasificadas como anormales en el sentido patológico se considera-
rencia sexual está probablemente relacionada con el hecho de que la pintura y el
rán también estadísticamente anormales a causa de su rareza. Por otra parte, la
grabado son, en estas tribus, actividades exclusivamente masculinas. A la luz de
mayoría de aquellos individuos que de acuerdo con la concepción antinormativa se
los resultados obtenidos en las distintas culturas, sería aventurado considerar que
la riqueza de detalles, la técnica general o cualquier otra característica de los 1
Este uso del término norma no debe confundirse con el concepto de la norma empírica
dibujos infantiles pueda ser un índice de su nivel de desarrollo, a menos que tales que prevalece en la aplicación de tesis psicológicos. En el sentido presente, norma se refiere
rasgos se consideren con referencia al ambiente cultural del niño. a un valor tipo. Este es el sentido en que los lógicos emplean el término norma cuando hablan
de la ética y la estética como disciplinas normativas (cf., p. ej., 11).
560 XVIII. La cultura y el individuo Anormalidad y cultura 561

clasificarían como anormales, ahora serían considerados normales, ya que consti- ción sobre el que puede darse la conducta normal es también distinto. Así, dos
tuyen el intervalo mayor de la población, intermedio y más representativo. Del mismo culturas que tengan la misma norma pueden diferir en el grado en que es posible
modo, aquellos que se aproximan muy de cerca al estado ideal o perfecto serían la desviación de esta sin que se produzca la inadaptación. Es posible que en una se
ahora tachados de anormales, puesto que se desvían significativamente del individuo requiera una rígida adherencia a una norma de conducta estrictamente determinada,
ordinario del promedio. bien por la tradición, bien por las exigencias del medio ambiente físico. En otra,
Resulta evidente que es este el único sentido en el que la anormalidad puede se aceptarán como normales una mayor variabilidad y mayores diferencias indi-
determinarse y medirse objetivamente. Este concepto estadístico de la anormalidad viduales.
no implica necesariamente una actitud de complacencia y aceptación de los males En segundo lugar, los modelos establecidos culturalmente pueden determinar
existentes, como ocasionalmente se ha pretendido. Es normal para un niño de cuatro qué extremo de la distribución es superior y cuál es subnormal. La antropología
años ser analfabeto; sin embargo, enseñamos a los niños a leer y escribir. Es normal comparada nos proporciona muchos ejemplos de desviaciones en la conducta que
que los americanos adultos tengan unos cuantos dientes cariados; sin embargo, se consideran como casos de inadaptación, patológicos, dementes o mentalmente
vamos al dentista para que nos los empaste y hacemos lo que podemos para que deficientes en una cultura, y que en otra son objeto de admiración y hasta reve-
la caries no siga adelante. Si una gran mayoría de personas despliega una conducta rencia.
que consideramos indeseable, el que la tachemos de anormal no nos conducirá a Tal conducta puede ser anormal en ambos casos en el sentido estadístico,
su mejora. El concepto estadístico de la anormalidad solo representa un reconoci- pero su apreciación social y su valor práctico en las diferentes culturas la sitúa en
miento realista y objetivo de los hechos. los extremos opuestos de la escala, punto expresado claramente por Benedict (8) al
De esta concepción estadística se sigue que lo anormal tiene que ser ya inferior, escribir:
ya superior a lo normal. Lo anormal corresponde simplemente a los dos extremos ... es probable que se encuentre el mismo campo de variabilidad de temperamentos en
de una curva de distribución continua. Como la distribución es aproximadamente cualquier grupo, pero el grupo ya ha hecho su elección cultural de aquellas dotes y pecu-
simétrica, el desviado superior es exactamente tan anormal como el inferior, en el liaridades hurnanas que pondrá al uso...; el inadaptado es aquella persona cuya disposición
sentido de que los dos se alejan igualmente de la norma. En esta sección conside- no es bien apreciada en su cultura... Está claro que no es posible una descripción genera-
lizada de el desviado, sino qué hemos de decir que es el que representa aquella parte de
raremos los modos en que una cultura puede influir sobre ambas cosas, la dife- las capacidades humanas que no son apreciadas en su cultura (pág. 24).
renciación entre normalidad y anormalidad y la valoración de laN superioridad y de
la inferioridad Benedict, en un artículo posterior, elaboró aún más este punto de vista como
sigue:
Variedades de la normalidad.—En su aspecto psicológico, toda conducta procede
Uno de estos problemas se refiere a las usuales categorías de normal-anormal, y a nues-
normalmente de sus condiciones antecedentes; no hay una distinción esencial entre tras conclusiones en Jo que a ellas concierne. ¿En qué medida están estas categorías deter-
los mecanismos o principios psicológicos de conducta normal y anormal. La anor- minadas por la cultura, y en qué medida podemos con seguridad considerarlas como abso-
malidad es la consecuencia normal de ciertas condiciones y estructuras caracterís- lutas? ¿Hasta qué punto podemos juzgar la incapacidad de manifestarse socialmente como
ticas de estimulación. La conducta es anormal solamente en el sentido de que se un diagnóstico de anormalidad, y hasta qué punto es necesario considerar esto como una
función de la cultura9
desvía de una norma. Esta norma está determinada por las condiciones específicas
En realidad, uno de los hechos más chocantes que emergen del estudio de culturas que
de vida dentro de un grupo dado. De ello se sigue que la conducta que en una cul- varíen mucho entn. sí, es la facilidad con que nuestros anormales funcionan en oirás
tura se considera anormal puede resultar normal en otra. culturas. No importa la clase de anormalidad que escojamos como ejemplo; para aquellas
Los tipos culturales entran en la definición de normalidad al menos de dos que indican una extrema inestabilidad o las que se acercan mas por su naturaleza a los
maneras (23). En primer lugar, la posición de la norma y la línea de demarcación ráseos de carácter tales como el sadismo o las manías cíe grandeza o persecutoria, existen
culturas bien definidas en las que estos anormales actúan con facilidad y con honor,
entre la normalidad y la anormalidad pueden diferir de un grupo a otro. Como y aparentemente sin peligro o dificultad para la sociedad (pág. 60).
resultado, cualquier manifestación de la conducta puede ocupar un lugar muy dis-
tinto en distribuciones de conducta diferentes. Así, p. ej., en los rasgos físicos, si Entre los nativos de Dobu, una isla de la Melanesia, el miedo, la sospecha y
preguntamos si un hombre es alto o bajo, podremos obtener respuestas muy dis- la desconfianza mutua caracterizan las actitudes del grupo entero (29). Constante-
tintas si empleamos diferentes grupos como modelos. El mismo individuo será mente están tomando precauciones para no ser envenenados o para que no les arre-
anormalmente alto cuando se le refiera a la distribución de estatura entre los japo- baten su propiedad valiéndose del engaño o la brujería. Tal conducta se descri-
neses, y muy bajo si se le mide respecto a la distribución de los escandinavos. Del biría como paranoide en nuestra cultura, pero representa simplemente la adapta-
mismo modo, en ciertos grupos los despliegues violentos de emoción constituyen la ción normal a la cultura Dobu. Los ejemplos pueden multiplicarse fácilmente (10,
regla, y la impavidez sería anormal. En otros ocurre lo contrario. El rango de varia- 12. 43. 46).
El lenguaje como factor cultural de la conducta 563
562 XVIII. La cultura y el individuo
comparativamente rara, y las psicosis maníaco-depresivas, más comunes (19). Sucede
Los ataques catalépticos constituyen una parte importante de la conducta del lo contrario en América. Klineberg (43, pág. 398) sugiere que en la cultura india
hechicero siberiano, y las prácticas homosexuales, corrientes en muchas comu- el individuo que se siente inclinado a «escaparse de la realidad» puede encontrar
nidades siberianas y de indios americanos, representan otros ejemplos. Los esta- los canales normales para una tan extrema conducta introvertida en las experien-
dos de trance son una parte normal del repertorio de conducta de ciertos grupos cias religiosas místicas, oportunidad de la que no se dispone tan fácilmente en la
de indios americanos, y el individuo que es incapaz de experimentar estos trances es cultura occidental. Cita informaciones confidenciales procedentes de un hospital
el que constituye el tipo desviado. En ciertas culturas, los ataques epilépticos, la psicopático de Pekín que tendían a apoyar esta hipótesis.
excesiva ensoñación y el retiro caracterizan al desviado superior en lugar de de- En la historia de nuestra propia cultura no es difícil hallar ejemplos de modas
mostrar una fuente de inadaptación. de anormalidad (cf. 43). Las danzas desenfrenadas, en las que llegaban a participar
Es evidente que el mecanismo etiológico específico, así como la significación de ciudades enteras durante la Edad Media, representan una forma de conducta neuróti-
tal conducta, difieren en esa cultura y en la nuestra. Pero justamente es esto lo que ca de la que hoy no se halla contrapartida. Muchas de las manifestaciones de la magia
queremos indicar al decir que algo es normal en una cultura y anormal en otra. En proporcionan nuevos ejemplos de síntomas determinados culturalmente. Los estados
un caso, el individuo se conduce de una forma que se encuentra sancionada y explí- de trance y las anestesias histéricas, tales como la marca del diablo (un punto insen-
citamente favorecida por su cultura; está de acuerdo con el patrón instituido y sible de la piel usado a menudo como evidencia en las sesiones de magia), formaban
aceptado. En el otro caso, no lo está. Wegrocki (75) se pronuncia en contra del con- parte de un cuadro clínico que encajaba en la cultura de su tiempo. Como ejemplo
cepto cultural y estadístico de anormalidad, basándose en que los mismos síntomas adicional, mencionaremos el delicado y lánguido tipo de enfermedad, de origen
manifiestos de conducta pueden ser indicio de una grave inadaptación en una cul- desconocido, tan corriente entre las damas de la época victoriana.
tura y de un buen ajuste en otra. Pero esto, lejos de ser una crítica del concepto Es también interesante, en este aspecto, la investigación hecha con dos grupos
cultural de anormalidad, se deduce directamente de él. de esquizofrénicos en un hospital para veteranos en el área metropolitana de Nueva
York (72). De los dos grupos, muy equiparados en edad, educación, nivel socio-
Variedades de anormalidad.—-Todas las culturas tienen sus individuos desviados económico, religión y número de generaciones americanas, uno era de origen irlan-
y desajustados. Pero la forma en que tales desajustes se dan puede variar mucho con dés y el otro italiano. Los tests de personalidad, así como la conducta en reclusión,
el marco de referencia cultural (7, 10, 21, 32, 42, 43, 48, 50, 78). En la psicosis revelaron diferencias de grupo significativas en la naturaleza de los síntomas es-
windigo entre los indios Ojibwa, el individuo cree que se ha transformado en quizofrénicos. Los irlando-americanos mostraban una tendencia mayor hacia una
windigo, un mítico gigante caníbal de hielo (49). Esta afección empieza general- conducta imaginativa y fantástica, y mayor inhibición de la expresión motora, mien-
mente con un estado de depresión y a menudo se transforma en violencia y cani- tras que los ítalo-americanos eran más claramente agresivos e impulsivos. Los inves-
balismo forzado, en el que el individuo puede matar y comer a los miembros de tigadores relacionan estos hechos con diferencias subculturales en las prácticas de la
su propia familia. Otros ejemplos familiares incluyen la histeria ártica (1), que se da crianza de los niños y en el ambiente familiai, así como con otros factores cul-
en el norte de Siberia, en la que el individuo muestra un alto grado de sugestibi- turales.
lidad y se ve obligado a imitar las palabras y acciones de todos los que se encuen- Debe advertirse, desde luego, que el establecimiento de variaciones culturales
tran a su alrededor. Una condición similar, que se da entre los malayos, se conoce y subculturales en la naturaleza de los síntomas psiquiátricos no implica la ausencia
con el nombre de latah (1). También es característico de la cultura malaya el amok. de factores biológicos en su etiología. Los descubrimientos bioquímicos y neuroló-
La persona que se ve dominada por el amok ataca con furia ciega a todo el que gicos (Cap. V), así como los datos sobre la posible función de los factores heredita-
se encuentra, dañando o matando frecuentemente a muchos antes que pueda ser rios (Cap. IX), habrán de considerarse junto con las condiciones culturales en
detenida. cualquier análisis del desarrollo de trastornos psiquiátricos específicos.
La influencia de los factores culturales sobre la naturaleza específica de la
conducta inadaptada o desviada quedó también ilustrada en el examen que se hizo 18-4. El lenguaje como factor cultural de la conducta.—Los datos de la lin-
de las neurosis entre las tropas de nativos africanos durante la segunda guerra mun- güística y antropología comparada—y más recientemente los informes de los espe-
dial (61). La frecuencia relativa de ciertos tipos de síntomas, tales como fobias y cialistas en semántica—han sugerido la importante parte que la naturaleza de la
síntomas histéricos de naturaleza sensorial o motora, y la casi completa ausencia lengua de un pueblo puede tener en sus concepciones del mundo que le rodea, sus
de otras condiciones, tales como la ansiedad, pudo comprenderse mejor en función actitudes y otras características de la conducta (cf. 14, 35, 36, 37, 43, 45, 62, 67, 77).
de las particulares creencias y tradiciones de la tribu. En algunas culturas cabe En un sentido verdaderamente fundamental, el lenguaje nos proporciona los instru-
aminorar la incidencia de algunas formas de trastornos psiquiátricos, en razón de mentos para una gran parte de nuestro pensamiento. Whorf (77, pág. 212) ha expre-
las oportunidades que se den para la expresión normal de ciertas tendencias de sado vividamente la relación entre el lenguaje y el pensamiento al indicar que cada
conducta; p. ej., en un examen llevado a cabo en Bombay, la esquizofrenia era
•X XVIII. La cultura y d •-.ü.iiuo
factor cultural de ni CO'h'U

I-. "lie i. iai acular «no es meramente un instrume.»•<• i .""oducmr para dar sonido a
distinta:- ••• oJ o:u, < 'r [>%' ;
•;/// oscuro, exactaincide ceno :i
i i -dt. JÍ;. ara; que más bien es por sí mismo el que u ¡ í - ma a kts ideas, el programa i e i
los te'vm • a r.'sa v .•: . •- i. e.nús de la Costa cié Cao ..hice w h
> aaía de la actividad mental del individuo, de le:; „• r ;•; de sus impresiones, para es
d e coló i ;• el n a : . . el • ! blanco: el ténain- -cv> •> se ^
la .- íni-.-'si:-» de aquello de que mentalmente dispe K >. ;mo afirma más adelante: ¡er
color o-v c í.des- a 1 ei corado o castaño, n*h. a oes que ! ,
«Anau/amos la naturaleza siguiendo líneas establecidas por nuestros lenguajes .Al-
bien al o a e ; a:cin¡a . : 'V,,\\ o. En el mismo gi upe. • ! g» ¡s se
propíos.» Miuthner (53, pág. 4), con inspiración sanihu., escribía: «Si Aristóteles ase
cenizas •"• * i. l(¡r)'¿ ' i' ' a el térmico árb >\ a .n,¡ (74-
hubiera hablado chino o un dialecto de Dacota. tendría que haber adoptado -jes
una lógica enteramente distinta o, en cualquier caso, ana diferente teoría de cate-
ir jríaí...»
t lenguaje influye sobre el tipo de distinciones discriminaciones que hacemos
en ia observación de lo que nos rodea. Es obvio ave !:> objetos y acontecimientos
naturales no se dan en las distintas categorías a las que estamos habituados. Gene-
ralmente, tales categorías se han desarrollado para llenar propósitos específicos y
para t iciliíar nuestro trato con los objetos. Sin embargo, una vez colocados los
ob.ee ; en una categoría específica, o sea cuando es hi nos dado nombre, nuestra
aícne ún se centra por ello mismo sobre sus semediaz-a o características comunes, y
temí: aos • k;no.ar las diferencias entre los mieml • 'e ¡a cliso. De esta manera,
lo (:i. advertimos en nuestro medio ambiente y aqu • h que r?s;>mos por alto de-
pend- en parte de nuestro sistema lingüístico partí d'o Cué.r.do las condiciones
e*oa aes dentro de una cultura dada han hecho c • i..-s < istircienes importantes,
es r¡uy probable que encontremos palabras sepr;:...i i-- que :a i respondan a tales
diferenciaciones.
1
-. iplo de ello lo tenemos en la figura 18-2, en \\ que :c eompan.n ciertas
r.-\..:. (-LjiMinoies y hopi con sus equivalentes iegda e>. Asi, ca correspondencia a
e linca palabra «nieve», los esquimales tienen / r í a s palabras, que indican
ne ie caco, unieve fangosa» y «nieve helada en 1 diques», y así sucesivamente.
Per lia parte, los hopi usan una sola palabra para d signar (cualquier cosa que
\ueie. menos los pájaros». Con este nombre podría designarse un insecto, un aero-
piara: : incluso en piloto, determinándose por el confe ;.o lo que se quiera, indicar.
ha: Largo, lo. hopi tienen dos palabras para nuesaa pahbra «agua», ura que se
rcíka al «agua en libertad» y la otra al «agua situad;', en un lugar, a la que con-
tiene -iv, recipiente».
L.os ejemplos podrían multiplicarse fácilmente. Se dice que en árabe el número
de p^abras distintas que se refieren al camello es de anas sois mil (73). Hay tér-
maa c para los actos de montar camellos, ordeñar a ía hembra del camello y ira a ir
18-2. ' •..>;!¡í...-aón de objc-CK Vv'ho;' ; jan.2!U
carne] c:; otros indican la genealogía y origen geo£rdfico del camello, y otros diíc-
reni;:a i a las cunellas en los distintos estados de preñez y especifican otras inn.i-
m:r. ••.-,•> características, importantes para un pueblo que tanto depende de los p;1 Cinc :v; :,, » " • ••• i a mema: v .. !c. Dc^ó- luego qia a-
ca a. ••, ni su vida ordinaria. pea.a • u . i e , . ; estas CVJ if '.;• ai se.a ooiliííad pa" • ' *
I i ejemplo particularmente interesante del papel del lenguaje en la clasifica- o da cs;o: *" a>s sea ir. e^ i», -ar.i. Los icís o!'!- •
re, a Je ios fenómenos observados nos lo proporciona la terminología de los rola es. a., * I: •••:_• a . r . olor han í•*• J /• mal p.üa su disc a¡
La f • raa en que se agrupan los matices varía en los distintos lenguajes, y preba- • • ' • • • : . 'alta ae i* "
;\ " C - ' a ' e . W: ...acienci^' -;d. p. •
cleai: líe afecta a su vez al tipo de las discriminaciones de color que suelen hacerse 1
a .;•;- T> :¡ ': las cor! • ..¡.aura '-cuticular da
n 1 is diferentes culturas. En ciertos lenguajes europeos modernos existen palabn-s ', .: clasifi- :
•• { • • • • • • ' x \ \ a ¡ ' • • e. -taroii, .
d i vocaba*
' • ••
¡Í>-"<' •• •a .:or I, iic^ del .•.••
La «naturaleza humana» en las distintas culturas 567
566 XVIII. La cultura y el individuo
mulaciones a que está expuesto cada individuo. Sin menoscabo de cómo evolucio-
presentan diferencias características de una cultura a otra. Así, en el lenguaje hopi nara originalmente tal conducta lingüística en el grupo, esta asume un papel principal
no hay referencias temporales en los verbos, sino que se emplean formas especiales en la conformación del desarrollo psicológico del individuo.
para indicar la naturaleza del hecho, tales como las de una observación inmediata,
memoria o generalización (cf. 77, pág. 217). Del mismo modo, entre los indios 18-5. La «naturaleza humana» en las distintas culturas.—Ciertas maneras de
hupa de California se usa un sufijo para designar la fuente de información, tal actuar han sido consideradas largo tiempo como naturales. Esta designación suele
como el oído, la vista o la conjetura sacada de las pruebas circunstanciales (30). significar que la conducta en cuestión es normal, así como innata y biológicamente
Nuestra distinción entre nombres y verbos no es tan fundamental o universal como predeterminada. Estrechamente relacionados con este concepto están los de per-
podría suponerse. Para tomar otro ejemplo de la lengua hopi, términos tales como versión y reversión. El primero se refiere a la conducta que se considera como no
relámpago, onda, meteoro, bocanada de humo y pulsación son verbos, como lo natural; el segundo lleva consigo un resurgimiento o reafirmación de un tipo de
son todos los acontecimientos de una duración necesariamente breve (cf. 77, pág. 216). conducta más primitivo y menos artificial. De este modo, si se supone que un tipo
En algunas lenguas no existe la distinción entre verbos y nombres, correspondiendo de conducta es natural, entonces cualquier variación ambiental que de este se
todos los términos, en forma muy aproximada, a nuestros verbos. Así, quema produzca se considera como una perversión. De manera análoga, si se pone a
significaría una llama, y hay una casa o alberga se referirían a nuestro nombre casa
una persona civilizada en un ambiente primitivo, los cambios en la conducta
(cf. 77, págs. 216 y 217).
que de ello puedan seguirse se consideran como una reversión a un estado natural.
Lee (51), en un análisis de los numerosos datos recogidos por Malinowski Implícitamente, se supone que este último ha existido siempre, pero que las condi-
sobre los isleños de Trobriand, proponía una teoría incitadora en lo referente a la ciones de una comunidad civilizada lo han mantenido, por así decirlo, inactivo.
lengua de estas personas y a su papel en el resto de su conducta. Según Lee, el Así, pues, los conceptos de perversión y reversión solo tienen significado en tanto
lenguaje trobriand presenta cierta concentración de la atención sobre elementos en cuanto se suponga que existe una manera específica de conducirse, la que se
o actos dispares, considerados independientemente, más bien que sobre las rela- considera natural.
ciones entre los acontecimientos. Sus frases se componen esencialmente de palabras Sin embargo, se ha demostrado repetidamente que ninguna forma de conducta
no relacionadas. No hay grados comparativo ni superlativo, y faltan los conceptos es más natural que otra, en el sentido de que esté predeterminada por una consti-
puramente adjetivos; los adjetivos, en este lenguaje, se refieren a clases especí- tución innata. Los datos sobre esta cuestión se derivan principalmente de dos fuentes.
ficas de objetos y no pueden abstraerse de ellos. Las relaciones de causa-y-efecto La primera es la producción experimental de variaciones en la conducta. En el
carecen de expresión convencional. Cuando a un individuo del pueblo trobriand capítulo IV informábamos sobre algunos de estos experimentos, realizados con orga-
se le pregunta algo concerniente a estas relaciones causales, no tiene respuestas nismos infrahumanos. La importancia de sus resultados consistió en demostrar que
preparadas, procuradas por su cultura. Cada individuo ha de pensar su propia se producían distintos tipos de conducta como una consecuencia natural del cambio
respuesta, y es fácil observar la confusión y el desacuerdo en las contestaciones. de las condiciones ambientales. Se ha demostrado que gran parte de la llamada
Del mismo modo, las secuencias cronológicas no tienen importancia para ellos. «El conducta instintiva solamente es natural bajo condiciones ambientales dadas.
pasado no es una serie ordenada, sino más bien un almacén caótico de sucesos
Otro tanto se ha conseguido utilizando las comparaciones interculturales. Mu-
inconexos, que a lo sumo se recuerdan como anécdotas» (51, pág. 360).
chas formas de conducta, a las que se les había puesto la etiqueta de instintos o
Una observación frecuente es la de la escasez relativa de términos abstractos impulsos fundamentales, se ha visto que difieren significativamente de un grupo
en la mayoría de las lenguas primitivas. Desde luego, tal condición hace mucho cultural a otro (cf. 43, Caps. V y V I ; 69, Cap. VIII). Así, el papel de los factores
más difícil el pensamiento abstracto. Sin embargo, ello no implica una incapacidad culturales en la expresión del impulso maternal ha quedado ilustrado por la exten-
para este, como tampoco la ceguera para los colores estaba relacionada con las dida costumbre de adoptar niños que se practica entre varios grupos de melanesios,
terminologías del color que antes discutíamos. Es posible que la presencia o au- sudafricanos y algunos indios americanos. En ciertas tribus, es tan raro que los
sencia de términos abstractos en un lenguaje particular refleje simplemente las padres críen a sus hijos que se hace difícil conseguir las genealogías. En la China
condiciones de vida dentro de esa cultura. Existe algún testimonio sugeridor de antigua, el concepto social de la maternidad era distinto de la maternidad biológica.
que tales pueblos pueden desarrollar términos de un nivel de abstracción superior Así, toda la descendencia de las segundas esposas se consideraba, dentro de la uni-
cuando se presenta una situación que los requiere (cf. 43, pág. 51). dad familiar, como hijos de la primera esposa. Esta última era la única persona
Por último, debe tenerse presente que el lenguaje es, en esencia, conducta que desempeñaba el papel de madre, siendo el resto de las esposas tratadas
(cf. 40). No es una entidad independiente, como los filólogos se inclinan a veces sin discriminación como tías, tanto por sus propios hijos como por los otros niños
a considerar. Al mismo tiempo, el lenguaje sirve de potente influencia cultural. de la familia (cf. 43).
El sistema particular de términos lingüísticos y formas que han sido instituidas La agresividad y la lucha, que popularmente se consideran como impulsos pri-
por una cultura dada representa una importante parte del complejo total de esti-
568 XVIII. La vuilura v el individuo El individuo como miembro de grupos múltiples 569

ruitivos naturales del hombre, son desconocidas en algunos grupos. En unas cuantas de comparaciones interculturales. La práctica del beso, como saludo amistoso o
tribus, p. ej., no se encuentran armas ni instrumentos guerreros. A los individuos como respuesta sexual, varía mucho en las diversas culturas y se halla totalmente
que se han criado en tales grupos culturales les parece inconcebible que los hombres ausente en cierto número de sociedades primitivas. A propósito de esto, es intere-
tengan que atacarse unos a otros. Del trmmo modo, la adquisitividad y el deseo de sante advertir que Kinsey y sus asociados (41) hallaron diferencias semejantes entre
propiedad personal no son fenómenos universales (6). Una demostración chocante las distintas clases sociales, en nuestra propia cultura. Entre las personas de nivel
de este hecho es la institución social del pollatch, que se encuentra entre los indios socioeconómico inferior, el beso como respuesta sexual era relativamente infre-
de la costa noroeste del Canadá. En esta cultura, el prestigio social se consigue cuente, y muchos incluso lo consideraban como antihigiénico. Esta última actitud
medíante la distribución o regalo de la propiedad personal, y no por su adquisición. era particularmente interesante si se considera que la expresaban personas que de
Las manifestaciones del impulso sexual, con sus consiguientes sentimientos de manera habitual usaban vasos comunes para beber y seguían otras prácticas que
amor y celos, presentan asimismo amplias variaciones interculturales. Las diver- en niveles socioeconómicos superiores se consideran como poco higiénicas.
sas costumbres y convenciones, asociadas a la conducta de emparejamiento en Se han registrado muchos ejemplos del control ceremonial de ciertas reacciones
los diferentes grupos, han sido extensamente descritas por los antropólogos y emocionales, tales como el llanto, hasta un grado que parece sorprendente a las
muchas son indudablemente familiares al lector (cf. 28). Se recordará que Kinsey personas que se han criado en nuestra cultura. El derramamiento ritual de lágri-
et al. (41), en sus comparaciones de las distintas clases socioeconómicas dentro mas se ha observado en gran variedad de ocasiones prescritas, en países como
de nuestra propia cultura, hallaron diferencias análogas en las manifestaciones típi- China y Montenegro, en cierto número de tribus de indios americanos, entre los
cas de la conducta sexual. maoríes, los habitantes de las islas Andaman y otras culturas primitivas (43, ca-
Son también perceptibles influencias culturales en los hábitos motores de los pítulo VII).
diversos pueblos. El porte y tempo en el andar, así como las posturas caracterís-
ticas en las posiciones en pie, sentado o para dormir, varían mucho de unas cultu- 18-6. El individuo como miembro de grupos múltiples.—Psicológicamente, el
ras a otras. Las almohadas de marfil y madera tallada de África que se conservan individuo pertenece a todos aquellos grupos con los que comparte el mismo tipo
en nuestros museos impresionan al observador como uno de los más incómodos de conducta 1. Desde este punto de vista, la calidad de miembro de un grupo ha de
auxiliares que puedan darse para dormir. La mayoría de los pueblos primitivos se definirse en función de categorías de conducta, más bien que de categorías bio*
sientan en posturas acurrucadas; los esquimales, así como muchos grupos de indios lógicas. La agrupación efectiva no se basa en la raza, el sexo o la constitución corpo-
americanos, se sientan habitualmente sobre sus talones (cf. 12). ral del individuo, sino en su fondo de experiencias. Así, si el individuo crece como
En el capítulo anterior hemos discutido ya el papel de los factores culturales miembro de cierto grupo nacional, con sus tradiciones propias y su fondo cultural,
en el desarrollo de la gesticulación. Ejemplo típico de una respuesta culturalmente así como sus propios complejos peculiares de condiciones estimulantes, desplegará
condicionada, que a menudo se supone que es natural y universal, son los gestos las características de conducta de ese grupo, sin que influya en ello su origen
de afirmación y negación. Las inclinaciones de cabeza para indicar asentimiento no racial. Ha de entenderse, desde luego, que el simple aspecto físico no entraña
están compartidas en manera alguna por todos los pueblos, ni tampoco el movi- la pertenencia a un grupo en el sentido psicológico. Si un niño negro se criara en
miento lateral de la misma es signo universal de negación. Los semang, una tribu una comunidad compuesta exclusivamente de blancos, no recibiría necesariamente
de pigmeos del interior de Malaya, dicen si moviendo la cabeza bruscamente hacia la misma estimulación social que un niño blanco. Del mismo modo, un mucha-
adelante, y no bajando los ojos (47). Los dyaks, de Borneo, levantan las cejas cho educado exclusivamente por parientes femeninos no desarrollará los rasgos
para el sí, y las contraen ligeramente para el no. Entre los maoríes, alzar la cabeza de personalidad de una chica. Un grupo psicológico se basa únicamente sobre la
y barbilla significa sí; entre los sicilianos, el mismo gesto significa no (42, pág. 282). conducta compartida, y no en la proximidad geográfica o el parecido biológico.
El uso de los dedos para indicar se restringe del mismo modo a ciertas culturas; De este concepto de grupo se sigue que cualquier individuo es, efectivamente,
p. ej., entre varios grupos de indios americanos, la indicación se hace con los miembro de un gran conjunto de grupos variados. En el ambiente del individúe
labios (47). se entrecruzan una multiplicidad de grupos de conducta, grandes y pequeños. En un
Intimamente relacionado con estas observaciones de los gestos se encuentra el capítulo anterior hemos ya discutido algunos de los más importantes. El individuo
estudio comparativo de la expresión emocional en las diferentes culturas. Se dispone nace, p. ej., en el seno de una amplia división cultural como la civilización occi-
en esta área de un rico cuerpo de datos, que indica las diferencias graduales del dental, con sus características fuentes de estimulación. Por tanto, desarrollará ciertas
despliegue emocional, las ocasiones en las que la conducta emocional se manifiesta, aptitudes, rasgos emocionales, actitudes y creencias como resultado de su afiliación
el modelado específico de las r^suosías emocionales y el grado de control que el 1
Este criterio de un grupo psicológico es, en esencia, el formulado por Kantor (39), quien,
individuo es capaz de ejercer sobre tal conducta (cf. 43, Cap. VII; 47). La manera al parecer, fue el primero en analizar la conducta social en función de las respuestas com-
de saludar de los diversos pueble., podría, por sí misma, constituir un fértil campo partidas respecto de objetos con funciones estimulantes comunes.
570 XVIII. La cultura y el individuo
El individuo como miembro de grupos múltiples 571
a este grupo. Es, además, miembro de un grupo nacional dado, con sus tradicionales
paciones y recreos favoritos, afectarán a su vez a la subsiguiente conducta del
modos de actuar más específicos.
individuo. La pertenencia psicológica a muchos grupos puede ser el resultado
Si el individuo presenta ciertas características físicas, tales como un color de
de una nueva afición a los bolos, a coleccionar sellos, etc. El número de grupos
la piel, una conformación facial y una constitución corporal particulares, puede clasi-
según la conducta podría multiplicarse fácilmente. Estos ejemplos bastarán para
ficarse como miembro de un grupo racial dado, que ocupe una posición clara dentro
ilustrar la naturaleza de tales agrupaciones y su efecto sobre el desarrollo de la
de la más amplia división nacional. En la medida en que su fondo racial conduzca a
conducta.
ciertas distinciones sociales y a diferenciaciones de conducta culturalmente impuestas,
Al individuo se le puede considerar, en parte, como la resultante de su perte-
ello operará como una agrupación efectiva. Lo mismo puede decirse del sexo. Si den-
nencia a muchos grupos. A buen seguro que cada individuo pasa por experiencias
tro de una sociedad dada, las creencias tradicionales, en lo que a las diferencias se-
que son absolutamente particulares. Sin embargo, es probable que tales experiencias
xuales se refiere, existen de forma que los sexos estén expuestos a estimulaciones
sean menos significativas en el moldeado de los aspectos más básicos de su perso-
psicológicas dispares, el sexo del individuo determinará en parte las características
nalidad que lo es su conducta compartida. Las experiencias comunes a un grupo
de su conducta.
de individuos tienen cierto grado de permanencia, en el sentido de que tenderán a
Existe cierto número de agrupaciones según la conducta que, aunque menos
repetirse con más frecuencia y a corroborarse y reforzarse por otras experiencias
frecuentemente reconocidas y menos claramente definidas, pueden influir igualmente
similares. En general, cuanto más altamente organizado esté el grupo, más consis-
en el desarrollo del individuo. Así, recordaremos que es corriente hallar impor-
tentes y sistemáticas serán las experiencias que sus miembros hayan de pasar.
tantes diferencias psicológicas entre el niño criado en la ciudad y el criado en
Esto tenderá a hacer que las experiencias compartidas, consideradas en conjunto,
el campo, así como entre los pertenecientes a distintas clases sociales (cf. Cap. XV).
<;ean más efectivas que las puramente individuales. Además, incluso las experien-
Del mismo modo, la región, provincia o cualquier otra división nacional importante
cias idiosincráticas del individuo tendrán generalmente ciertos rasgos culturales
en que el individuo crezca, y hasta la ciudad y vecindad específicas en que viva,
que las diferenciarán de las experiencias idiosincráticas de las personas de otras
ejercerán influencias significativas sobre su desarrollo intelectual y emocional.
culturas. De este modo, un individuo puede componer un poema que sea único
Otros grupos con los que el individuo se identifica, desde el punto de vista
en su totalidad, y hasta este punto, no semejante a cualquier otro poema que haya
de la conducta, incluyen su clase de ocupación, su religión, su partido político, su
escrito jamás cualquier otra persona; pero el hecho de que el poema sea una sátira
tertulia y su institución educativa. Tales agrupaciones representan netas distinciones
política, que esté compuesto en inglés, en el pentámetro yámbico y haya sido escrito
culturales, como demuestran los estereotipos que han llegado a asociarse a muchos
con un bolígrafo cuenta entre los muchos rasgos culturales claramente discernibles
de estos grupos. A las personas de nuestra sociedad les sugerirá un cuadro bien
de esa actividad.
distinto la mención de designaciones tales como la de médico rural, hombre de
negocios, católico romano, judío ortodoxo, republicano, miembro de una sociedad A la vista de los pronunciados efectos de tal conducta compartida o común sobre
benéfica, hombre de Harvard. Estos grupos influyen de dos maneras sobre la el desarrollo del individuo, puede parecer sorprendente que los individuos no sean
conducta del individuo. Primero, estimulan y fomentan directamente ciertos modos más semejantes en el repertorio de su conducta. El grado de las diferencias indi-
de acción. Segundo, las reacciones de las demás personas para con el individuo viduales dentro de cualquier grupo es extremadamente grande. De hecho, las varia-
están influidas por el conocimiento del grupo a que está afiliado. Las actitudes ciones entre los individuos han demostrado siempre ser más marcadas que las dife-
sociales y la expectabilidad social que el individuo encuentre afectarán a su vez su rencias de un grupo a otro. ¿Cómo puede explicarse la individualidad de cada
conducta. persona en función del fondo de experiencia que comparte?
La clave de este problema parece hallarse en la multiplicidad de grupos que
Las agrupaciones familiares, con sus actividades y tradiciones características,
se superponen y con los que el individuo puede identificarse desde el punto de
constituyen otra parte importante del ambiente psicológico del individuo. Los dege-
vista de la conducta. El número de tales grupos es tan grande, que la combinación
nerados Jukes y Kallikak, las familias eminentes, como las de los Huxley y los
específica es única para cada individuo. No solamente nos provee esto de una base
Darwin, y otros muchos ejemplos llamativos, atestiguan la influencia cultural de la
de estimulación para la existencia de grandes diferencias individuales, sino que
pertenencia a una familia. Las distinciones según la edad constituyen cortes trans-
sugiere también un mecanismo por medio del cual el individuo puede levantarse
versales de tales agrupaciones familiares. Los estadios se imponen socialmente sobre
sobre su grupo. Hay muchos ejemplos de individuos que han roto con las cos-
las continuas actividades de la vida del individuo, que en cada período recibe un
tumbres y los modos tradicionales de actuar de su grupo. Y a través de tales situa-
trato más o menos diferente. El individuo puede así considerarse como perteneciente
ciones, pueden efectuarse modificaciones del grupo mismo.
a una generación particular; puede ser un miembro de la vieja generación, del
grupo de los recién casados, o formar parte de los adolescentes, y así sucesi- En estos casos, el individuo no está reaccionando en contra de sus experiencias
vamente. Incluso los factores aparentemente sin importancia, tales como las ocu- pasadas, como a primera vista pudiera parecer. Esto, psicológicamente, sería impo-
sible. Su conducta es el resultado de su calidad de miembro psicológico de varios
572 XVIII. La cultura y el individuo Bibliografía 57:

grupos en conflicto. Pueden existir muchas pertenencias a grupos, unas al lado Es fácil comprobar que gran parte de la conducta que comúnmente se adscribe
de otras, en una adaptación compuesta de la conducta. Pero, en ciertos casos, dos a la naturaleza humana no es universal ni natural cuando se coteja en las diversas
o más grupos pueden fomentar modos distintos de reaccionar ante la misma situación. culturas. Se han observado diferencias culturales pronunciadas en cierto número
Esto capacita al individuo para darse cuenta de la arbitrariedad de las restric- de los llamados impulsos fundamentales, de lo que eran ejemplos las reacciones
ciones y tradiciones de cada grupo, para valorarlas críticamente y para conside- maternales hacia la prole, la agresividad y conducta de lucha, la adquisitividad y el
rarlas de una manera más objetiva. El llegar a ser miembro de muchos grupos deseo de posesiones personales y la conducta sexual. También es claramente per-
diversos libera al individuo de las limitaciones culturales y de otro tipo, propias ceptible la influencia de la cultura en los hábitos motores básicos, tales como el
de cada grupo, y hace posible el más completo desarrollo de la individualidad. porte y tempo en el andar, y las características posturas en pie, sentado y acostado,
así como los gestos empleados para transmitir diversos significados. Los estudios
RESUME N comparativos de la expresión emocional en las diferentes culturas revelan del mismo
modo diferencias en el grado de despliegue emocional, ocasiones en las que las
El objetivo fundamental de la psicología diferencial es el de la comprensión de la emociones se manifiestan, naturaleza de la expresión emocional y grado de control
conducta, y su unidad última es el individuo. Relacionando los hechos de las dife- que puede ejercerse sobre las respuestas emocionales.
rencias individuales con las circunstancias concomitantes, podemos avanzar en nues- Psicológicamente, el individuo pertenece a todo aquel grupo con el que com-
tro conocimiento de la conducta humana. Muchas generalizaciones psicológicas se parte su conducta. En este sentido, cualquier persona es miembro de un vasto
basan sobre datas obtenidos dentro de una sola cultura. Tal centralización en la número de grupos que se superponen, los que pueden identificarse en función de las
comunidad puede corregirse comprobando las hipótesis en las diversas culturas. categorías nacionales, raciales, sexuales, de edad, geográficas, educativas, religiosas,
familiares y muchas otras. La multiplicidad de tales grupos, la cualidad de únicas
Las observaciones de los psicólogos y antropólogos nos proporcionan ejemplos
que sus combinaciones tienen y la conducta conflictiva que fomentan a veces los
del efecto de los sistemas de referencia culturales en muchas clases de con-
diversos grupos contribuyen a la distintiva individualidad del desarrollo de la con-
ducta que incluyen la percepción, la memoria y el juicio estético. Nuestros conceptos
ducta de cada persona.
de tiempo y espacio, nuestras preferencias alimenticias y nuestra apreciación de la
música y el arte revelan la influencia ejercida por nuestra experiencia. Los estadios
del desarrollo a través de los cuales pasa el individuo en el proceso para alcanzar
la madurez pueden variar de una cultura a otra. Es posible ilustrar tales varia- BIBLIOGRAFÍA
ciones con referencia al concepto de formación, al desarrollo emocional y a los
dibujos infantiles. 1. ABERLE, D. F . : «.Arctic hysteria and latah 9. BENEDICT, Ruth: «Anthropology and the
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ÍNDICES ALFABÉTICOS

' í>
ÍNDICE DE AUTORES

ABEL, Theodora M., 546. ASHER, E. J „ 490. BENDA, C. E., 351, 355, 356,
ABELL, W., 547. ATWOOD, J. H., 546. 373.
ABERLE, D. F., 573. AUBERT, V., 546. BENEDICT, P . K., 573.
ABERNETHY, Ethel M., 140, A U L D , F . , Jr., 490. BENEDICT, Ruth, 521, 541, 547,
143. AUSUBEL, D . P., 395, 396, 409. 561, 573.
ACKERSON, L., 203, 204, 206,AVAKIAN, Sonia, 316, 342. BENJAMÍN, A. C , 573.
244, 456. AYRES, L. P., 143. BENNETT, A., 456.
ADAMS. W. A., 456, 549. BENNETT, C. C , 456.
ADCOK, 305, 313. BABCOCK, Harriet, 241. BENNETT, G . K., 318, 342,
ADKINS, Dorothy C , 195, 313, BADHAM, J. N . , 373. 456.
314, 342, 344. BAIN, A., 6, 20. BENOIT, E. P., 374.
ALEXANDER, H . B., 490. BAKER, R. F . , 56, 80. BENTLEY, J. E., 409.
ALLEN, G., 267, 287, 373. BALDWIN, B. T., 456, 480, 487, BENTZ, V. J., 223, 242.
ALLEN, Lucile, 214, 243, 352, 490. BERE, M. A., 521.
458. BALINSKY, B., 342. BERG, I. A., 575.
ALLPORT, F . H., 31, 37, 38, 52.BALMUTH, Muriel, 113. BERLINSKY, S., 144.
ALLPORT, G . W., 313, 319, BALLER, W. R., 368, 369, 373. BERMAN, Isabel R., 145.
337, 342, 439, 456, 521, 542,BANKS, C , 171. BERNREUTER, Rk G., 443, 444,
547. BARDSLEY, R., 145. 447, 456, 467.
A L T U S , W. D., 143. BARKE, Ethel M., 521. BERRYMAN, G. H., 144.
AMATRLDA, Catherine S., 112. BARKER, R. G., 118, 123, 133, BESSEL, 6, 7.
A M E S , Louise B., 111. 142, 143, 146, 168, 171, 465, BETT, W. R., 380, 409.
ANASTASI, Anne, 13, 15, 20, 490. BEVAN, W., 145.
24, 30, 52, 64, 73, 79, 143, BARLOW, F . , 313. BIANCHI, A., 288.
171, 177, 179, 180, 192, 195, BARMACK, J. E., 442, 458. BIANCHI-NERONI, Lydia, 288.
217, 241, 313, 334, 335, 342, BARNES, M. W., 242. BlCKERSTETH, M . E . , 4 9 0 .
378, 409, 490, 512, 521, 531, BARNICOT, N . A., 287. BINET, A., 15, 16, 18, 20, 346,
532, 539, 546, 558, 573. BAROFF, G. S., 289, 352, 373. 373.
ANDERSON, E. E., 456. BARRET, H. O., 456. BIRCH, J. W., 373.
ANDERSON, J. E., 218, 219, BARTLETT, F . C , 553, 573. BIRDSELL, J. B., 522.
241, 342, 484. BATEMAN, Dorothy E., 145. BIRREN, J. E., 242.
ANDERSON, L. D., 241. BAUMAN, Mary K., 144. BLAKE, R. R., 574.
ANDERSON, O. D., 113. BAUMGARTEN-TRAMER, Francis- BLANCHARD, M . B., 486, 492.
ANDERSON, V. V., 373. ka, 456. BLATZ, W. E., 269, 270, 273,
ANDREW, Dorothy M., 456. BAYLEY, Nancy, 205, 210, 216, 287.
ANGELINO, H., 490. 224, 242, 456. BLEWETT, D . B., 287, 288. •
APPEL, G., 290. BEACH, F . A., 79, 93, 97, 111, BLOCK, Helen, 153, 154, 172.
ARBITMAN, H. D . , 143. 114, 456, 574. BLOM, B. S., 342.
ARISTÓTELES, 5, 378, 495. BEACH, K, L., 546. BLUM, M . L., 52.
ARMSTRONG, C. M., 242. BEAGLEHOLE, E., 573. BOAS, F., 521, 573.
ARSENIAN, S., 510, 511, 521, BEAN, K, L., 521. BOBROFF, A., 374.
523. BECK, L. H., 172. BODMAN, F . , 287.
A S C H , S. E., 153, 154, 172, BELL, H. M., 373, 467. BOGER, J. H., 516, 521.
342. BELL, R, Q., 242. BOLTON, T . L., 20.
ASHER. Cecile, 360, 373. BELOFF, J. R., 288. BOLLES, M. Marjorie. 523, 574.
>S0 índices alfabético:» índice de autores 581

,-,-,IL. \ Í . L., 522. DUNB*Í<, Flanders, 144. FERGUSON, G. A., 336, 343.
BONSU.L, Marcella R., 407. B L R I Í , H. F... 458. CONRAD, H. S.. 22i•-'•".
11 DL'NN, L. C , 54, 80. FERGUSON, L. W., 323, 343.
409. BYRN>, Ruth, 2S8, 490. 245-56, 288, - ''.
«..V--T.M-ORT, C . B . , 2 8 8 . DUYKLH, H. C. J„ 547. FERNSERGER, S, W., 457.
VÜÜK. 5. A.. 287, 374, 547. COOK, S. W., 4-
, ,:>po:.-.v, K. S., 484, 491. Dvou\K, Beatrice, J., 343 FERRARI, G. C , 15, 20.
JiooK, W. F., 456. CAROT. P. S. de Q., 169, 171. COOK, W. W., .
D V E , 11. B„ 290. FIEDLER, Miriam F., 144.
j A H N n í i , R. K., 547.
BORING, E. G., 4, 20, 52. CANADY. H. G.. 513, 521, 522, COOMLR, Arme, 4 1 i
OAVIÜ, P. R„ 522. F I E L D S , V., 172.
B O I / I / M , W. A., 313, 342. 547. COON, C. S„ 4';}. Y22
FILLELA, J. F., 331, 343.
¡;-\vj= SON. Helen P., 195. FA<;L¡:SUN, O. W., 516, 522.
BOWLRMAN, W. G., 386, 409. CANTOR, G. N., 374. CORBETT, G. R. 348, 3"?
DAVH-S;.N, K, S., EATON, J. W., 574.
522. FILLMORE, Eva A., 480, 487,
BOVYMAN, Lillie L., 409. CANIRIL, H., 521. CORDOVA, F. A., 521, ^-V\
D\v;¡ s, J. L., 20. EBAUGH, F. G., 145. 490, 493.
BRACKBILL, G. A., 144. C ARISON, J. S., 4 5 6 . CORNELL, Ethel L., 242.
D w i s , A., 111, 125, 464, 466, EBBINGHAUS, H., 15, 20. FINCH, F . H., 195.
BRACKEN, H. v., 287. CORONTOS, J. D., S7. s
CARI.SSON, G., 484, 491. ! ¡
488 489, 491, 547. EDGERTON, H. A., 456, 457. FINGER, F. W., 144, 146.
BRADWAY, K. P., 216, 242, CARLYLE, T., 382. CORSINL R. J., 2 ¡'.
DAVIS, B., 386, 387, 409. EDGREN, R. D., 457. FISCHER, Liselotte K v 288.
374. 95, CORSON, J. J., 491.
CARMICHAEI. L., 80, 87,
DAVIS, Edith A., 271, 288. EDWARDS, A. S., 491. FISHER, B. R., 546.
BRAMWF.LL, B. S., 386, 409. 111, 112, 243, 373, 458, 460, CORTER, H. M., 3 i \ 3 ; .
DAVIS. H., 125, 145. EELES, K., 489, 491,494. FISHER, M. B., 242.
492, 548. COTTERMAN, C. \ 8!'. 7 1
BRAND, M., 374. DAVIS, Hadassah, 244. EELLS, W. C , 409. FISHER, R. A., 9, 20, 374.
BRASIL H., 291. CARÓN, R. E„ 376. 288. EFRON, D., 538, 539, 547. FISHER, Sarah C , 288.
DAVIS, P. A., 125, 145.
BREED. W., 460. C A R P E M E R , C. R-, 456. COTTLE, W. C , 3- .
DAY, Fila J., 288. EKMAN, G., 163-66, 171. FISICHELLI, Regina M., 288.
BRÉESE, Fay H., 457, 474, CARR-SAUNDERS, A. H., 289. COTZIN, M., 144.
UE CANDOLLE, A., 386, 409. ELLINGSON, R. J., 144. F I S K E , D. W., 171.
491. CARRÜI.Í., H. A., 409, 457. Cox, Catherine M . "Síl-Slí, FJELD, Harriet A., 48, 52. 155,
D E GOBINEAU, A, J., 522. ELLIGTON, M., 53.
CARROL!., J. B., 313, 575. 392, 393, 409.
BRKÍSS, D. L., 547. D E GROOT, A. D., 195. E L L I S , A., 442, 457. 156, 172, 538, 548.
CÁRTER. H. D., 266, 288.
CRANE, V. R., I y 5.
BRIMHALL, D. R., 386, 388, D E JEÍ-US, C , 546. E L L I S , H., 386, 387, 390, 409, FLANAGAN, J. C , 343.
CASE Y, Mary L. 195. CRAWFORD, J. M , 376.
409. D.<5 Ves, G. A., 545, 547. 416, 453, 457. FLEISHMAN, E. A., 336, 343.
CASSIDY, Viola M., 374. CRONBACH, I... J., 3 1 Y
B R I I T , S. H., 456, 457. D i Voss, J. C , 313. ELMO, 29. FLORY, C. D., 242.
CASJ LE, Cora E., 453, 456. CROOK, M. N., 788
BRITFON, J. H., 490 D¡-AN. D. A., 343. EMBREE, R. B., 242. FOLEY, J. P., Jr., 64, 73, 155,
Cvsn.E, Cora S., 386, 387, 409. CROWDER, N. A.. 344.
BRODBECK, A. J., 287. D, ARHORN, W. F., 144, 195, FMERSON, 382. 156, 172, 378, 409, 538, 539,
CATAI.ANO, F . L., 144. CRUIKSANK, W. M., £..*. iíi,
BRÜDER. Lois J., 342. 204, 242. E M M E I T , W. G., 192, 195. 547, 548, 554, 558, 573. 574.
CVTELL, J., 409. 144, 145, 376.
BRODSKY, C. M., 169, 171. Di^LYS. .1..; 244. ENGEL, Arma M., 374. FORD, C , Jr., 457.
CMF.I.L, J. McKeen, 15, i9, 20, CRUIKSHANK, Ruth ;\í., -Í5Y.
BRODY, D., 287. Di-: M.ÍKÍINO, M. F., 376. ENGLER, M., 374. FORD, C. S., 574.
386, 388, 390, 409, 453, 456. CRUZE, W. W., 94. ! • ! . FORGUS, R. H., 111, 112.
BRODY, E. C , 111. D - M I N S Jean, 242. ENCLESON, G., 374.
CÁTELE. J. P., 144, 409. CURTÍS, H. A., 343.
BROOM, M. E., 144. DI..MC<:RITO, 378. FRIKSON, E. H., 438, 457. FORLANO, G., 290.
CATELL, Psyche, 195. FORTUNE, R. F., 574.
BROWN, A. W., 492. D,.MESiT.R, J. J. B., 195. ESQUIROL, J. E. D., 346, 374.
CATTELL, R. B., 192, 195, 261. ClIANfBERI.UN, H , S. 522.
BROWN. C. W., 41, 52. L>> NMS. Marsena G., 111. ESTABROOK, A. H., 288. FOSTER, J. G „ 195.
288, 310, 311, 313, 319-22, CHAMBERÍ.\¡;\. Nao;';, r . 373 FOULDS, G. A., 242, 472. 491.
BROWN, D. G., 429, 456. D E N M S . W., 98, 102-05, 111, EURICH, A. C , 457.
324, 337, 342, 343, 374, 395, 374. Fox, Charlotte, 242.
BROWN, F., 504, 521, 531, 547. 286, 514, 515, 522, 541, 547. EVANS, H. M., 55, 80.
409, 491, 547. CHAPANis, A , 491. FRANCK, Kate, 457.
BROWN, F . J., 521. 556, 573, 574. EWALT, J. R., 145.
CAUDII.L, W., 547. CHARLES, D. C , 368.. 369. 374, FRANGHIADI, G. J., 145.
BROZEK, J., 144, 171, 242. DESTEPHENS, W. P., 522. E W I N G , J. F., 522.
CETEINI B., 409. CHARLES. Margaret S.. ¡13. FRANKL, L., 111.
BRUCE, Myrtle, 508, 521. DHUNJIBHOY, J. E., 574. EYSENCK, H. J., 147, 152, 153,
CENTERS, R., 470, 491. CfiAsr.. S., 573. FRANKLIN, J. C , 522.
BRUNER, F. G., 19, 20, 526, DICKINSON, A.. 547. 156, 163, 166, 171, 172, 261,
CiANcr, V., 374, 376. CIIEN. r. L, 343. FRANZBLAU, Rose N., 522.
547. DOBZHANSKY, Th., 54, 80, 498, 288, 301-03, 312, 324, 343.
CLARK, C. D., 485, 491. CHESKY, Jane. 54c. FRAZIER, E. F., 547.
BRLNSCHWIG, Lily, 145. 522.
C i \RK, Mamie P., 343. Cmii-j, I. 1... 106. 1 - 16?. FREEDMAN, H., 290.
BRYAN, Alice I., 343. DOLKAKT. M. B., 230, 244. FAIRBANK, R. E., 374.
Ci ARK, R. E., 469, 491. 171. ¡7.2, 542, 549. FREEMAN, F. N., 242, 273-76,
I.>OLL, E. A., 349, 350, 374. FALKESTEIN, L., 410.
BRYAN, W, L., 313. Ci ARK. S., 375. C i¡o,>oRkC! r, B . . 242.
BUCHANAN, W . , 5 2 1 .
DOLLARD. J., 504, 522, 547, FALKNER, F., 242. 279, 281, 282, 288, 290.
CLARK, W. H., 456. [[':A , }•{.. 3 4 3 .
551. 574. FARBER, M. L.. 547. FRENCH, J. W., 52, 195, 300,
BUGG, E. G., 573. CLARKT, <\. D. B., 374 ( ¡U:" :!
i , V ., 3 4 3 .
DooT.r.v. I.... 409. FARNSWORTH, P. R., 457. 301, 313, 509.
BURCHARD, E. M. L., 150, 15! Cr.ARki \. M., 374
Ü O Í ' P E I T . .1. E., 225, 242, 343, FARRANÜ, I.., 20. FREUD, S., 409.
171. ( Í.AKk-r, ;'). P., 522. ' • AI ; i r• .-i a ••!, K , \\ ' -. Í 4 C
493. FARRELL, M. J., 373. FRIED, M. H., 547.
BÍRGEMEISTER, Bessie B., 146. CLARK- . o. L., 38*, 409, • / V •:••:.•••>, »'::\ ' . 531
DR.VI.YY i F., 395, 409. FASSJH-, Kathcrinc K.. 242. FRIEDMAN, H., 145.
BURKS. Bárbara S., 79, 80, 279- CoErlN I. F... 171.
DRYTI.;- , 378 F.YVA, Sylvia F.. 442, 457. FROEBEL, F . W. A., 6.
281, 287, 288, 409. COGH! i G. F., 87 ; 92, i •: ¡ A ¡;i • >N\ V ti.. 28- . F L ^ . M I , F. Ni. 373.
l>=j!iN;)rs . H'lle, 491. FROMME, A., 111.
BURLINGAME, Mildred, 288. C u ; > J 288, 34:-.
D;,;H;ÍS. :>. ,••!., 537. 522. Í-EC.¡1N.:ÍR. G . í , 7. FRUCHTER, B., 305, 313, 315,
BURR, Emily T., 374. C o i - , !.ic:lla, 17'. . . Y. ' ; . - - : ' :
'• '.! "A\.
D U F E , I. F , 401, 409, 491. F L I H - L . H., 2.42. 343.
BI.'RT, C , 166, 171, 192, 195. c «M _:NS. S. D.. ¡¿¡5.
D':GDALI-, R. L., 288. FEINGOLD, S. N., 195. FRYER, D., 491.
301, 303, 304, 310, 312, 313 C •>y¡\i.\c, R. H. í. 5 '. -i-;,
DLÍKES, W. F., 145. t EN ION, J. C , 411. FUI.K, B. E., 522.
•29, 342, 374. Í".>M>:«.: C. I.N • . • .)
582 índices alfabéticos índice de autores 583
FULLER, J. L., 86, 111, 113, GOLDSTEIN, K. A., 294, 314. HARMAN, H. H., 313, 376.
HILGARD, J. R., 112. JACKS, I., 573. KELLEY, T. L., 299, 304, 393,
342, 344. GOODENOUGH, Florence L., HARMS, E., 376.
HILKEVITCH, Rhea R., 522, 547. JACKSON, C. M., 52. 314, 330, 344.
FüRCHTGOTT, E., 1 1 1 . 185, 195, 216, 242, 374, 510, HARREL, 130, 531.
H I L L , A., 370, 374. JACOBS, M., 374. KELLOGG, Luella A., 96, 112,
522, 574. HARRELL, Ruth F., 144.
HIMELHOCH, J., 442, 457. JACOBY, P., 386, 410. 172.
GADSON, E. J., 144. GOODMAN, Mary E., 522. HARRELL, T. W., 522.
HIMMELWEIT, Hilde T., 465, JAEDERHOLM, G, A., 358. KELLOGG, W. N., 96, 112, 172.
GALTON, Francis, 8, 9, 15, 20, GOODRICH, H. B., 389, 410. HARRIMAN, P. L., 547.
492. JAMES, W. S., 196. KELLY, E. L., 236, 237, 239,
27, 247, 248, 254, 260, 288, GORDON, H., 478, 479, 491. HARRIS, C, W., 314, 493.
HINTON, R. T., 141, 144. JAMES, W. T., 113. 243, 259, 260, 289.
384, 386, 387, 390, 409, 547. GORDON, L. V., 447, 457. HARRIS, D. B., 574.
HIPÓCRATES, 147. JAMIESON, E., 522. KELLY, R. L., 19, 21.
GALL, 136. GORDON, Mary A., 457. HARRIS, H., 287.
GALLUP, G. H., 244. GORER, G., 541, 547. HARRIS, J. A., 28, 52.
HIRSCH, J., 47, 52, 85, 112. JANKE, L. L., 473, 475, 491, K E M P F , G. A., 145.
HIRSCH, N . D . M., 289, 382, KENDALL, M. G., 27, 53.
GAMES, 489. G o s , M., 112. HARRIS, R. E., 112. 492.
410, 492. JANOFF, Irma Z., 172. KENNARD, Margaret A., 145.
GARDNER, B. B., 491. GOUCH, H. G., 447, 457, 468, HARTER, Doris I., 195.
HITSCHMANN, E., 410. KENNEDY, Ruby J. R., 367,
GARDNER, I. C , 276, 288. 491. HARTER, N., 313. JARL, V. Coucheron, 196.
HOBSON, J. R., 457. JARRETT, R. F., 459.
374.
GARDNER, Mary R., 491. GOWAN, J. C , 409. HARTLEY, E. L., 547.
HOCH, P. H., 373. KEPHART, N. C , 370, 374, 375.
GARN, S. M., 522. GOWAN, Mary S., 409. HARTSHORNE, H., 257, 289, JASTROW, J., 15.
HOEFER, C , 144. KERR, Ruby, 523.
GARRET, H . E., 10, 20, 171, GRANT, D. A., 195. 453, 457. JAYNES, J., 93, 97, 111.
HOFSTAETER, P. R., 112, 243, JENINS, 529. KERR, W. A., 384, 411.
195, 328, 343. GREEN, R. F., 343. HATTWICK, Laberta A., 457.
311, 313. KEY, Cora B., 479, 493.
GARRET, J. F., 144. GREENBAUM, J. J., 389, 410. HAVIGHURST, R. J., 111, 457, JENKINS, M. D., 549.
HOGE, M. A., 80. K E Y S , A., 129, 144, 145, 171.
GARTH, T. R., 506, 522, 527, GREENE, E. B., 195, 336, 343. 464, 473-75, 491, 492, 494, JENKINS, W. O., 172.
HOIJER, H., 574. KFNCAID, Margaret, 179, 196.
547. GREENE, Katherine B., 195. 522, 547. JENSEN, Dortha V., 409.
HOLMES, S. J., 289. KINSEY, A. C , 235. 243, 441,
GARVEY, C. R., 149, 171. GRIFFITHS, Ruth, 52. HAYAKAWA, S. J., 522, 574. JERSILD, A. T.,233, 243.
HOLZINGER, K. J., 273-76, 288- JOHNSOB, G. O., 442, 458, 466, 492, 568, 569,
G A T E S , A. I., 144. GRUBB, R., 374. H A YES, Catherine, 96, 97, 112. 375.
90, 304, 313, 344. 574.
G A U S S , C. F., 26. GRUEN, W., 343. HAYES, K. J., 96, 97, 112. JOHNSON, C. S., 548.
HOLLINGSHEAD, A. B., 492. KIRK, S. A., 371, 375.
GEDDA, L., 261, 288. GRYGIER, T., 574. HAYES, S. P., 133, 144. JOHNSON, G. B., Jr., 523.
HOLLINGWORTH, H. L., 574. KIRKNER, F. J., 144.
G E D D E S , D. P., 442, 457. GUERTIN, W. H., 374. HEAKY, Í . , 288. JOHNSON, Winifred B., 444,
HOLLINGWORTH, Leta S., 196, KLEIN, S. J., 112.
G E E . W., 491. GUETZKOW, H., 144, 548. HEATH, Helen, 171. 458.
383, 384, 397-99, 401, 410, KLINEBERG, O., 153-56, 172,
G E I S T , H., 491. GUICCIARDI, G., 15, 20. HEBB, D. O., 49, 97, 112, 457, JONES, A. W., 244. 492.
GENGERELLI, J. A., 144. GUILFORD, J. P., 10, 20, 26, 52, 416-18, 457. 482, 485, 492, 503, 523, 527,
561, 523. JONES, D. C , 289.
GESELL, A., 88-90, 98, 111, HOLLOWAY, H. D., 195. 532-38, 548, 563, 574.
300, 305, 309, 313, 318, 319, H E E G E , T. G., 367, 374. JONES, H. E., 144, 145, 185,
HONZIK, Marjorie P., 144. 243, KLUCKHOHN, C , 172, 548, 574.
112, 430, 434, 435, 457. 321, 324, 340, 343-45, 447, H E E S E , K. W., 344. 196, 210, 220-22, 237, 238,KNAP, R. H., 386, 389, 410.
283, 289, 438, 457, 458.
GHISELLI, E. E., 41, 52, 313. 457. HEIDBREDER, Edna, 172, 457. 243, 254-56, 288, 289, 458,KNOBLOCH, Hilda, 358, 375,
HOOKER, D., 88, 112.
GIBBS, Erna L., 144, 145. GUNTHER, Minna K., 522, 547. HEIM, Alice W., 195. 486, 492.
HORAN, Kathryn M., 196. 513, 523, 529-31, 548, 549.
G I B B S , F . A., 144, 145. GURVITZ, M. S., 226, 242. HEISSER, K. F«, 351, 374. JONES, L., 491.
HORWITT, M. K., 120, 144. KNOELL, D. M., 314.
GILBERT, G. M., 457. GUTTMAN, L. A., 304, 313. H E L D , O. C , 523. JORDÁN, A. M., 458, 492.
HOTELLING, H., 304, 313. KNOTT, J. R., 144, 145.
GILBERT, J. A., 20. HELMHOLTZ, H. I. F . von, 7. JORGENSEN, A. P., 185, 196.
HOUWINK, R. H., 457. KOCH, A. M., 52.
GILBERT, Jean G., 229, 242. HACKEL, E., 374. HEMPEL, W. E., Jr., 336, 343. JOSEPH, Alice, 548.
HOWARD, Ruth W,. 289. KOCH, Helen L., 243, 271, 272,
GILKINSON, H., 457. HADDON, A. C , 427, 458. HENMON, V. A. C , 490.
H O W E L I S , W. W., 172. JUDA. Adele, 386, 410. 289.
GILLESPIE, J. M., 542, 547. HADLEY, L., 480, 487, 490. HENRI, V., 15, 16, 18. 20.
GILLILAND, A. R., 284, 288,
Hsü, E. H., 330, 344, 518, 523. JUNO, 148. KOHS, 174.
HAGEN, Elizabeíh P., 343. HENRY, C. E., 144.
H U L L , C. L., 138, 144, 313. JUNKER, B. H., 549. KOMAROVSKY, Mirra, 458.
530, 547. HAGGARD, E. A., 488, 491. HERBART, J. F., 6.
HUMPHREYS, L. G., 166, 172. KORZYBSKI, A., 574.
GlNSBERG, A . , 64. 8 0 . HALDANE, J. B. S., 66, 80. HERMÁN, 450.
H U N T , E. L.. 112. K A E S S , W. A., 458, 459.
KOSTIK, M. M., 436, 458.
G I S T , N . P., 485, 491. HALPERIN, S. L., 374. HERON, W. T.. 112, 113.
H U N T , J. McV., 145. KALHORN, J., 289. KOUNIN, J. S., 365, 375.
GLADWIN, T., 547. HALVERSON, H. M., 112. HERRICK, V. E., 491.
H U N T , W. A., 523. KALLMANN, F. J., 264, 265, KRAEPELIN, E., 15, 21.
GLASSER, F . B., 374. HALL, C. S., 52, 83, 86, 112. HERSKOVITS, M. J., 548.
HERTZKA, A. F., 344.
HUNTER, E. C , 243. 267, 287, 289, 352, 375. KREEZER, G. L., 124, 145.
GLUECK, Eleanor T., 522. HALL, T., 409.
HUNTER, W. S., 548. KALMUS, H., 287. KRETSCHMER, E., 147-50, 154,
GLUECK, S., y Eleanor, T., 161. HALLOWELL, A. I., 547, 574. HERTZMAN, M., 195.
H U S É N , T., 144, 189-91, 196, KANNER, L., 374. 156, 158, 159, 163, 165-67;
168, 170, 171, 522. HAMILTON, Mildred E., 181-83, HERZBERG, A., 409.
HERZBERG, F., 457. 243, 289, 484, 492. KANTOR, J. R., 80, 569, 574. 170-72, 379, 410.
GOBINEAU, 495. 195.
HESKETH, F . E., 147, 172. HUXLEY, J. S., 427, 458. KAPLAN, O., 374. KRISTY, N. F., 288.
GODDARD, H. H., 249, 288, HAMMER, E. F., 522.
HESTON, J. C , 242. HYMAN, H., 442, 458. KAPLAN, O. J., 222, 243. KROEBER, A. L., 496, 523, 574.
343, 360-62, 374. HAMMOND, W. H., 171.
HEUYER, G., 491. KAPLAN, S. J., 113. KUDER, 438.
GODDARD, P. E., 574. HANDY, L. M., 290.
HILDRETH, Gertrude H., 52, INKELES, A., 548. KARDINER, A., 545, 548. KUHLEN, R. G., 233, 236, 243,
GOLDFARB, W., 285, 289. HANLEY, C , 169, 171, 344.
IRVINE, R. P., 457. KATZ, C. J., 172. 244.
GOLDMAN, R., 230, 244. HANSON, H. B., 145. 289, 398, 409, 410.
TRWIN, O. C , 287. KAUNITZ, Ruth M., 410. KUHLMAN, F., 375.
GOLDSTEIN, H., 144. HARDY, M. C , 144. HILGARD, E. R., 457.
ITARD, J. M. G., 102, 112. KELLER, J. E., 493. Kuo, Z. Y., 87, 88, 112.
584 índices alfabéticos índice de. autores 585

LA BARRE, W., 548, 574. LOMBROSO, C , 378, 390-92, MCBRIDE, Katharine E., 245. Moss, Dorothy H., 371, 374. ORLANSKY, FL, 548. PRESSEY, L. W., 459, 493.
LA BRANT, L. L., 458. 410. MCCALL, W. C , 460. MOWRER, O. FL, 310, 314, 575. ORNSTEIN, G. N., 374. PRESSEY, S. L., 233, 237, 238,
LACEY, J. I., 128, 145. LONG, FL H., 548. MCCANDLESS, B. R., 344, 375. MUENCH, G. A., 375. O T I S , A. S., 344. 244, 384, 410, 493.
LAMARTINE, A. M. L. de, 378. LORENZ, 93. MCCARTHY, Dorothea, 289, MULLAHY, P. 460. OVESEY, L., 545, 548. PRESTON, M. G., 294, 314.
LAMBE, T. A., 574. LORGE, I., 189, 196, 226, 236, 458, 492, 548. MULLEN, F . A., 375. O W E N S , W. A., Jr., 190, 196, PRICE, B., 290.
LAMBERT, W. E., 523. 243, 410. MCCLELLAND, D., 441, 458. MULLER, H. J., 290. 224, 244, 344. PRITCHARD, Miriam C , 196.
LAMSON, Bdna E., 196. LORR, M., 172. MCCONKEY, W. G., 523. M U N N , N. L., 80, 87, 112, 243, PROTHRO, E. T., 437, 459.
LANDES, R., 574. LOWE, G. M., 145. MCCONELL, J. W., 492. 458. PACELLA, B. L., 144. PUTMAN, T. J., 146.
LANDIS, C , 458, 523, 574. LOWENFELD, B V 133, 145. MCDONALD, H., 492. MÜNSTERBERG, H., 21. PAINTER, T. S., 56, 80.
LANDIS, M. H., 458. LUBIN, A., 162, 172. MCFADDEN, J. FL, 375. MURDOCK, G. P., 548. PAPANIA, N., 493. QUETELET, A., 26, 27.
LANGE-EICHBAUM, W., 379, LUBORSKY, L. 314. M C G E H E E , W., 458. MURPHY, G., 4, 21, 542, 548. PARKYN, G. W., 401, 410.
380, 410. LUCHINS, A. S., 112. M C G R A W , Myrtle B., 530, 531, MURRAY, H. A., 172. PARRY, J. B., 331, 345. RABBAN, M., 459.
LANIER, L. H., 524, 549. LUNT, P. S., 462, 494. 548. MURRAY, Verónica F., 548. PASAMANICK, B., 358, 375, 513. RADCLIFFE-BROWN, A., 575.
LAPKIN, M., 457. LURIE, L. A., 145. MCGRAW-HILL BOOK COMPA- M U S S E N , P. FL, 242, 493. 519, 523, 529-31, 548, 549. RADKE-YARROW, Mariam, 244.
LA PLACE, P. S. de, 26. LYERLY, S. B., 313, 342. NY, 41. MUSTE, Myra J., 458. PASCAL, B., 378. RADULESCU-MOTRU, C , 493.
LAUGHLIN, H. H., 50, 52. LYND, Helen M., 492. M C G U I R E , Carson, 492. M Y E R S , J. K., 523. PATERSON, D. G., 52, 145, 147, RAINIER, J. D., 375.
LAWRENCE, E. M., 289. LYND, R. S., 492. M C G U R K , F. C. J., 508, 513, MYERSON, L. A., 134, 135, 172, 375, 434, 456, 459. RAMSEY, G. V., 575.
LAWRENCE, W. C , 523. 523. 145. PEARSON, K., 9, 20, 43, 254, RAND, B., 4, 21.
LAYCOCK, S. R., 375. MAAS, H. S., 464, 492. M C H U G H , R. B., 344. MYKLEBUST, H. R. 145. 256, 257, 290, 358, 418, 419. RASKIN, A., 365, 376.
LEAHY, Alice M., 279-81, 289, MACDONALD, Margherita, 492. MCINTOSH, W. J., 375. PEASE, D . C , 56, 80. RASKIN, Evelyn, 344, 410.
473, 492. MACFARLANE, Jean W., 214, MCNEMAR, Q., 10, 21,
196, NACCARATT, S., 172. PEEL, E. A., 196. RAUTMAN, A. L., 375.
LEARNED, W. S., 458. 243, 458. 289, 309, 314, 375, 402, 458. NADEL, S. F., 553, 575. PEGRAM, Edna L., 197. RAVEN, J. C , 227, 242, 244,
L E E , A., 290. MACGREGOR, G., 548. 473, 481, 492. NAJARIN, P., 286. PEMBERTON, Carol L., 326, 314, 472, 491.
LEE, D. D., .566, 574. MACHOVER, S., 523. MCPHERSON, Marian W., 375. N E F F , W. S., 492. 327, 344. RAZRAN, G., 52.
L E E , E. S., 534, 536, 548. MACKINLAY, Margaret, 287. MCTERNAN, E. B., 172. NELSON, E. N. P., 236, 243. PENNINGTON, L. A., 575. REDFIELD, C. L., 410.
LEHMAN, H. C , 231-33, 235, MACKINNON, D. W., 324, 344. MEAD, Margaret, 427, 428, NEMAR, 288. PEPINSKY, Pauline N., 40, 52. REDLICH, F . C , 469, 493.

243, 391, 458, 483, 492, MACMEEKEN, Agnes M., 458. 458, 541, 548, 556, 574. NEROMI, Lydia, 288. PERL, Ruth E., 343. R E E S , L., 166, 172.
MAGARET, Ann, 364, 365, 375, MEADOWS, J. L., 456. NÉSTOR, I. M., 493. PERLMAN, R. M., 244. REICHARD, Suzanne, 344.
523.
LEHNDORFF, H., 410.
376. MEEKER, Marchia, 494. NEUGARTEN, B. L., 547. PERRY, H . T., 437, 459. R E Í D , I. DeA, 549.
MAHAN, W. W., 343. M E E N E S , M., 506, 507, 523. NEWCOMB, T . M., 547. PESTALOZZI, J. FL, 6. REMMERS, H . FL, 484, 491.
LEHTINEN, L. E., 376.
MALINOWSKÍ, B., 566, 574. MELZER, J. FL, 196. NEWLAND, T. E., 523. PETERSON, L, 21, 523, 549. RHINEMART, J. B., 459.
LEIGHTON, Dorothea, G., 518.
MALLER, J. B., 453, 457, 476, MENDEL, 9. NEWMAN, H. H., 273-76, 288, PHELPS, H. R., 374. RIBLE, Margaret A., 285, 290.
LÉLUT, F., 378.
LENNOX, Margaret A., 145.
492. MERRILL, Maud A., 30, 53, 290. PHILIPPE, L. 21. RICHARDS, I. A., 575.
MALLORY, J. N., 145. 196, 288, 344, 493. NEWMAN, R. B., 172. PHILIPS, E. L., 145, 492, 493. RICHARDS, T. W., 243.
LENNOX, W. G., 145.
MANN, C. W., 527, 539, 54S VI IR TON, R. K., 523. NEWMAN, W. L., 523. PIAGET, J., 555, 556, 575. RICHARDSON, S. K., 290.
LENTZ, T. F., 458.
MARK, J. C , 264, 289. NllCKELSEN, O . , 144. NICHOLS, L. A., 575. PIERON, FL, 314. RICHEY, A., 145.
LEVINSON, B., 112.
MARPLE, C. H., 243 .MH.ES, Catharine C , 220, 221, N I S S E N , H. W., 50, 52. PIETER, L, 493. R I E S S , B. F., 112.
LEVINSON, D. J., 548.
MARRÓN, J. E., 344. 243. 410, 447-50, 459. NOLAN, W. J., 375. PINNEAU, S. R., 290. R I F E , D . C , 293, 314.
LEVITT, E, A., 493.
MARTIN, C. E., 574. •MILES, W. R., 220, 221, 243. NORMAN, R. M., 52. PINTLER, M. FL, 459. RIGG, M. G., 459.
I.F.VY, R. J., 289.
MARZOLF, S. S., 460. MILNER, Esther, 106, 112, 458, NORSWORTHY, Naomi, 19, 21, PINTNER, R., 135, 145, 290, RIGGS, Margaret M., 459.
l.r.wrs, E. D., 359, 375. ROBERTS, B. H., 523.
MASLOW, A. H., 441, 458. 464, 465, 492. 375. 511, 523.
L E W I S , W. D., 407, 410, 458.
MATES, E., 493. MILI.FR, C. A., 145. NYSSEN,, R., 244. PLATÓN, 4, 378, 382. ROBERTS, J. A. Fraser, 52, 290,
LlCHTENSTEIN, M . , 4 9 2 . MATHEWS, Filen, 443, 458, MILLER, Shirlcy, 490. PLESSET, J, R., 290. 358, 360, 373, 376.
LIEBERMAN, Rose, 353, 354, 523. POMEROY, W. B., 574. ROBERTS, S. O., 344, 549.
MILLIKEN, J. R., 145. O B R I E N , Margaret W., 375.
376. MATIN, L., 314, 344. MINER, J. B., 223, 243, 492. O'CONNOR, N., 375, 376. POPE, B., 493. ROBINSON, J. M., 344.
LlLIENfELD, A . M . , 3 7 5 . MATTHEWS, J., 373. ODBERT, H. S., 313, 319, 342. PORTENEIR, Lillian G., 290. ROBINSON, Mary L., 506, 507,'
MINTZ, A., 52.
LINCOLN, E. A., 458. MAULDIN, W. P., 492. MISBACH, L., 289. ODEN, Melita H., 224, 242, PORTEUS, S. D., 348, 375, 434, 523.
1 INDLEY, E. H., 313. MAUNEY, J., 146. MISIAK, H., 145. 244, 402, 404, 411, 459. 459, 514, 517, 523, 539. RODGER, A. G., 196.
LINDSLEY, D. B., 112, 145. MAURER, Katherine M., 185, MITCHEL, B. C , 288. ODIN, A., 386, 410. POSMAN, H., 460. RODNICK, D., 542, 549.
LINDZEY, G., 439, 548, 574. 195, 216, 242. MONTAGUE, Helen, 418, 457. OEHRN, A., 15, 2 1 . POTTS, Jane H., 375. ROE, Anne, 245, 394-96, 410.
LINNEO, C , 100. MAUTHNER, F., 564, 574. MOORE, H. T., 458, 554, 555, OFFERMAN, E. M., 376. PRATT, Inez E., 522, 547. ROESSLEIN, C. G., 344.
LIVESAY, T. M., 243, 492. MAY, M. A., 257, 289, 453, 574. OGDEN, C. K., 575. PRATT, K. C , 88, 112. R O F F , M., 219, 244, 290, 344.
I.OEB, M. B., 494. 457. MOORE, J. K., 289. OGDON, D . P., 288. PREDA, G., 493. ROGERS, Margaret C , 121, 122,
! UFVINGER, Jane, 64, 80, 492. MCARTHUR, C . 492. MORGAN, C. F., 145. OPLER, M. K., 575. PRELL, D. B., 288. 145.
índice de autores 587
586 índices alfabéticos
STEINBERG, A., 344. 11, 442, 444, 447-51, 458-60, U. S. Air Forcé, 345.
ROHRER, J. H., 522, 549. SCHEERER, M., 294, 314. SILLS, F . D., 172. STELLAR, E., 145. 493. U. S. Armay T A G O , Personnel
ROKEACH, M., 344. SCHEINFELD, A., 54, 80, 290, SIMÓN, K., 575. STENDLER, Celia B., 493. TERRY, R. A., 126, 146. Research Section, 345.
ROKKAN, S. A., 546. 459. SIMÓN, L. M., 493. STEPHENS, F. E., 290. THANGA, M. N., 460. U. S. Bureau of Naval Person-
ROLLER, R. D., Jr., 146. SCHILLER, Belle, 290, 414, 459. SIMÓN, Th., 20, 346, 373. STEPHENSON, W., 310, 311, 314, T H E I S , S. V., 291. nel Training Standards and
ROSANOFF, A. J., 267, 290. SCHMIDT, Bernardine G., 369, SIMS, V. M., 290, 463, 467, 337. THEMAN, V., 549. Curriculum División Test and
ROSCA, A., 493. 370, 376. 493. STERN, W., 18, 19, 21. THOMAS, J, B., 493. Research Section, 345.
ROSEN, E., 457. SCHMITT, J. R., 342. SINGER, J. L., 575. STEVENS, S. S., 44, 53, 111-13, THOMAS, W. I., 575.
ROSENBLUM, S., 493. SCHNEIDLER, Gwendolen R., SINGER, S. L., 459. 172, 224. THOMPSON, A. S., 573. VAN ALSTYNE, Dorothy, 494.
ROSENTHAL, F., 244. 459. SINGH, J. A. L., 113. S T E W A R T , Naomi, 471, 493. THOMPSON, Clare W., 364, 365, VAN LEHN, Ruth, 145.
R o s s , W. D., 21. SCHNELL, H., 459. SINNOT, E. W., 54, 80. STICE, G. F., 288. 375, 376, 460. VAN STEENBERG, N. J. F., 333,
ROSSMAN, J., 381, 395, 410. SCHOLL, M. L., 376. SIRKIN, M., 493. STOCKARD, C. R., 61, 62, 80, THOMPSON, G. C , 243. 345.
ROTH, B., 289. SCHONFELD, M. D., 376. SKEELS, H. M., 197, 279, 282, 86, 113. THOMPSON, Helen B., 19, 21, VAN WAGENEN, M. J., 195.
ROTHMAN, E., 294, 314. SCHOPENHAUER, A., 382. 283, 290, 493. STOCKS, P., 291. 112. VAN Z E L S T , R. H., 384, 411.
ROTHNEY, J., 144, 195, 242. SCHUBERT, A., 575. SKODAK, Marie, 197, 279, 282, STOETZEL, Jean, 545, 549. THOMPSON, Laura, 524, 549. VANDERBERG, S. G., 291.
ROTHSTEIN, J. H., 376. SCHUELKE, N., 547. 283, 290, 293. STONE, C. P., 74, 80, 108, 113, THOMPSON, R. B., 290, 291. VARIOS, 345.
ROUCEK, J. S., 521. SEARLE, L. V., 84, 113, 333, SLATER, E., 264, 290. THOMPSON, W. R., 113. VAUGHAN, D . J., 20.
146, 288.
ROUDINESCO, 290. 344. SLOAN, W., 365, 376. THOMSON, G. H., 303, 304, VAUGHN, C. L., 333, 345.
STONE, L, J., 291.
ROUSSEAU, J. J., 6. SEARS, Pauline S., 445, 459. SMILLIE, W. G., 121, 146. 314, 491, 493. VERNON, Magdalen D., 325,
STORRS, J. C , 376.
ROYCE, J. R., 333, 334, 344. SEARS, R. R., 459. SMITH, F . W., 145. THORNDIKE, E. L., 187, 196, 345.
STRANSKOV, H. H., 263, 291.
RUCH, F . M., 229, 244. SEASHORE, H., 493. SMITH, H. C , 172. 214, 228, 244, 291, 460, 476, VERNON, P. E., 197, 244, 301-
STRATTON, G. M., 113.
RUGGLES, R., 31, 52. SEASHORE, H. G., 318, 342, SMITH, Madorah E., 239, 244, 493. 303, 312, 314, 331, 345, 439,
STRAUS, M . A., 493, 514, 524.
RUNDQUIST, E. A., 113, 375. 456, 493. 523, 549. THORNDIKE, R. L., 196, 244, 456.
STRAUSS, A. A., 355, 357, 375,
R U S K , R. R., 482, 493. SEASHORE, R. H., 210, 243, SMITH, Marian W., 104, 113. 333, 344, 402, 411, 476, 493, VlNCHON, J., 411.
RUSSELL, Liane B., 80.
376.
344. SMITH, O. D., 522.
STRAYER, L. C , 113.
494. VISHER, S. S., 386, 387, 411,
RUSSELL, R. W., 523. SECORD, P. F., 145. SMITH, S., 196. THURSTONE, L. L., 172, 203, 460.
R U S T , Metta M., 410. STRECKER, E. A., 145.
SEDER, M. A., 459. SNELL, G. D., 549. 204, 206, 244, 262, 263, 291-
RYAN, Sr. Mary I., 290. STROMBERG, E. L., 456.
SEGEL, D., 344. SNYDER, L. H., 54, 60, 80, 251, 99, 300, 304, 305, 307, 308, WALTER, L, M., 460.
STROMBERG, R. N., 289.
SELTZER, C. C, 172. 252, 288, 290, 293, 314, 376, 312, 314, 316, 319, 323-26, WALL, P. D., 113.
STRONG, E. K., Jr., 234, 236,
SAFIAN, Debra, 376. SÉNECA, 378. 522. 329, 344, 345. WALLACE, Jean G., 195.
239, 244, 439, 447, 459, 469,
SAKODA, J. M., 441, 458. SEWARD, Georgene H., 459, SÓCRATES, 382. THURSTONE, Thelma G., 176, WALLACE, W. L., 225, 242.
493.
SAN AGUSTÍN, 5. 523, 549. SODDY, K., 293, 314, 351, 376. 196, 291, 314, 345. WALLIN, J. E, W., 376.
STUART, H. C, 291.
SANDIFORD, P., 523. SEWELL, W. H., 493. SOMMERMIER, E., 548. T I F F I N , J., 36, 53. \MALLIS, W. D., 291, 575.
SUMMERSKILL, J., 4 5 9 .
SANTO TOMÁS D E AQUINO, 5. SHAGASS, C , 146. SONTAG, L. W., 209, 244, 290, TILTON, J. W., 179, 196, 314, WARDEN, C. J., 53.
SUTHERLAND, E. H., 161, 172.
SANDSTRÓM, C. I., 459. SHAKOW, D., 230, 244. 459. 338, 345. WARNER, L. H., 53.
SUTHERLAND, R. L., 549.
SANDWICK, R. L., 145. SHANNON, J. R., 410. SPAULDING, Geraldine, 460. TINBERGEN, N., 113. WARNER, W. L., 461-63, 465,
SUTTER, L, 269, 291.
SANFORD, G . A., 493. SHAPIRO, F., 113. SPEARMAN, C , 19, 21, 297-99, TIZARD, J., 376. 474, 494, 524, 549.
SHAPIRO, H . L., 549. SUTTON, H. E., 291.
SANFORD, R. N., 172. 312, 314, 328, 344. TOZZER, A. M., 246, 291. WATSON, Jeanne, 460.
SHARP, Stella E., 21. SWEENEY, E. J., 436, 459.
SAPIR, E., 575. SPELT, D . K„ 113. TRAGER, Helen G., 244. WATSON, R. I., 236, 244.
SARASON, S. B., 145, 195, 351, SHARPE, Doris F., 458. SWEZY, Olive, 55, 80. TRAINOR, J. C , 196. WAYNE, Dennis, 233.
SPENCER, Cassie R., 121, 146.
SHEDD, C. L., 490. SWINEFORD, Francés, 344.
354, 364, 376, 547. SPERRY, R. W., 113. TRAXLER, A. E., 460. WEBER, E. H., 7.
SARGENT, S. S., 344. SHELDON, W. H., 147, 157-63, SPICER, Rosamund B., 548. SYKES, Kathleen, 287. TREDOLD, R. F., 293, 314, 351, WECHSLER, D., 43, 44, 53. 113,
SYMONDS, P. M., 459. 356, 361, 376. 176, 220, 221, 223, 225, 244,
SAUDEK, R., 290. 165-72. SPIKER, C. C , 344.
SAÚL, L. J., 125, 145. SHERIF, Carolyn W., 552, 575. SPILLANE, J. D., 146. TRIGGS, Francés O., 460. 245.
SAUNDERS, D. R., 343. SHERIF, M., 522, 552, 575. SPITZ, R. A., 285, 286. 290. TABA, Hilda, 491. TRUMBULL, R., 460. WEGROCKI, H. J., 562, 575.
SCAMMON, R. L., 52. SHERMAN, M., 344, 479, 493. SPOERL, Dorothy T., 512, 523. TABAH, L., 269, 291. TRYON, R. C , 47, 48, 52, 82-86, W E I L , R. J., 574.
SCOTT, J. P., 86, 111, 113, 342,
SHERRIFFS, A. C , 459. SPRUNT, Julie W., 146. TAIT, C. D., 113. 112, 113, 303, 304, 314, 333, WEISENBERG, T., 245. ¡
344. SHIMBERG, Myra E., 480, 488, SQUIRES, P . C , 113. TANSER, H. A., 508, 523. 334, 463, 494. WELFORD, A. T., 227-29, 245.
SCOTT; R. B., 530, 549. 493. SROLE, L., 524. TAYLOR, C. W., 314. TUCKER, W. B., 172. WELLMAN, Beth L., 183, 197.
SCOTTISH COUNCIL FOR R E - SHIRLEY, Mary M., 113. STACEY, C. L., 374, 376. TELFORD, C. W., 549. TUDDENHAM, R. D., 196, 460! W E L L S , F . L., 172.
SEARCH IN EDUCATION, 196, SHOCK, N . W., 206, 244. STALNAKER, E., 146. TEMPLIN, Mildred, C , 135,146. TURNBUIX, W. W., 487, 494. WENGER, M. A., 29, 53, 125,
290, 459, 493. SHUEY, Audrey, M., 244. STANDEN, J. L., 145. TERMAN, L. M., 16, 20, 21, 53, TYLER, Leona E., 329, 345, 457, 146.
SCHACTER, S., 549. SHUTTLEWORTH, F . K., 146, STANFORD, 222, 224. 196, 244, 344, 347, 376, 383- 460. WERNER, H., 376, 575.
SCHAIE, K. W., 244. 212, 233, 244, 259. STARK, W. A., 524. 85, 392, 399, 402, 404, 408- TYLER, R. W., 491. WERTENBERGER, E. J., 146.
SCHAIN, R., 374. SlLVERMAN, W . , 113. STEFFLRE, B., 407, 409, 459.
588 índices alfabéticos

WI-RTHEIMER, F. I., 147, 172. WILLIAMS, R. J., 127, 146. WORBOIS, G. M., 197.
WESMAN, A., 493. WILLIAMS, W. C , 491. WORCESTER. D. A., 411.
WirSMAN, A. G., 318, 342, 456, WILLOUGHBY, R. R., 291. WORCHEL, P., 146.
460. WINCHESTER, A. M., 54, 80. WRIGHT, H . F., 465, 490.
W E S T , J., 494. WINGFIELD, A. N.. 291. WRIGLEY, C , 304, 314.
W I S T P H A L , K., 172. W I R T , S. E., 36, 53. WRIGLEY, J.. 197.
WlXBERG, E., 41 1. WlSEMAN, S., 197. W U N D T , W.. 7, 9, 15. ÍNDICE DE MATERIAS
W H E E L E R . L , R.. 197, 479,494. WlSSLER, C , 2 1 .
YANNET, H., 353, 354, 376.
WHEELER, W. E., 376. WITKIN, H. A., 327, 345, 431,
YAP, P. M. ? 575.
WIÍERRY, R. J., 333, 334, 345. 460. Aceleración del desarrollo en el sexo femenino, Cabeza:
YATES, A., 197.
W H I T E , R. K., 411. WITRYOL, S. L.. 458. 422, 423. tamaño y configuración, 136-38.
YATES, N., 291.
WHITING, J. W. M., 106, 113, WlTTE, K., 411. YEPSEN, L. N., 376. Acido glutámico, 131. Clases sociales:
542, 549. WITTENBORN, J. R. 245, 279,
Y E R K E S , R. M., 197, 460, 494, Acromicía congénita, 352. adaptación emocional, 467-69, 489.
WHIENEY, E. A., 376. 283, 291. 524, 549. Actividad glandular, 127, 128. desarrollo intelectual de grupos aislados:
W H O R F , B. L., 563, 565, 575. WITTMAN, Phyllis, 172. Adaptación emocional: 478-80, 490.
YODER, A. H., 385, 391, 392,
WICKLNS, Carol, 113. WITTY, P. A., 233, 235, 243,
411. diferencias sexuales, 442-45. niños barqueros de canales, 478-90.
WICKENS, D. D., 113. 401, 411, 417, 458, 460, 483, Y U L E , G. U., 27, 53. nivel social, 467-69. niños gitanos, 478, 490.
WlCKERSHAM, G . W . , 524. 492, 523, 529, 549. Agresividad, 445-47. niños montañeses, 479, 480, 490.
WICKMAN, E. K., 460. WOLFE, Lillian S., 410. ZAHL, P. A., 146. Ambiente: diferencias en el desarrollo psicológico,
WIENER, N., 411. WOLFF, Charlotte, 138, 146. ZAZZO, R., 291, 460. intercelular, 63. 464-72, 489.
WILSON, P. T., 289, 291. WOOD, B. D. 458. ZIMMERMAN, C. C., 494. intracelular, 63. conducta sexual, 446, 467, 489.
W I L S O N , R. C , 345. WOODROW, H., 335, 345. ZIMMERMAN, F . T., 131, 146. naturaleza, 60-63. crianza de los niños, 464-66, 489.
WILLIAMS, D. E. P., 521. W Ü O D S , F . A., 385, 411. ZIMMERMAN, W. S., 343, 447, prenatal, 60-62. exámenes de actitud, 469, 470, 489.
WILLIAMS, H. D., 460. WoonwoRTH, R. S.. 19, 21, 80, 457. uniformidades ambientales, 90. intereses y actitudes, 469, 470, 489.
WILLIAMS, Henrietta V., 314. 275, 276, 291, 443, 526, 549. ZINGG, R. M., 100-04, 113. Análisis: diferencias entre las, 461-94.
WILLIAMS, Judith R., 530, 549. WOODYARD, Ella, 144, 476, 493. ZUBIN, J., 373. de Hamilton, 182, 183. especificidad de las, 486-89, 490.
de la varianza de Fisher, 181. diferencias urbanorrurales, 480-86. 490.
de varianzas, 539, 540. en puntuaciones de «tests», 480-83, 490.
factorial, 162, 166, 304-09. factores que contribuyen a las diferencias
ejes de referencia, 306-08. regionales, 483-84, 490.
en la conducta animal, 332-35, 341. estado socioeconómico e inteligencia, 470-78.
matriz de factores, 304-06. inteligencia de los niños, 472-78, 489.
precauciones necesarias, 308, 309, 312. estructura, 461-64, 489.
técnica del, 14. «status» social, 463, 464, 467, 468.
transpuesto y otras variaciones, 309-12. Clisés sociales, 115-17, 168.
Anormalidad y cultura, 559-63. Cociente de inteligencia, 16, 17.
variedades de la anormalidad. 562-63. Cociente intelectual: constancia, 212-19. 240.
variedades de la normalidad. 560-62, 572. factores que influyen en la estabilidad de las
Anormalidades glandulares, 128. puntuaciones del «test», 216-19.
Aptitud matrimonial, 405. hipótesis de superposición de Anderson, 218,
Aptitudes: 219, 240.
aritméticas, 435, 436. inestabilidad de los primeros C. I., 215. 216.
artísticas y musicales, 436, 437. naturaleza acumulativa del desarrollo de la
espaciales y mecánicas, 433-35. conducta, 218.
mentales primarias, 299, 300, 304. predición actuarial y regularidad del desarro-
Autofrustración: llo, 219.
técnicas de, 355. regularidad del desarrollo intelectual. 213.
valor predictivo del C. I., 213-15, 240.
Baterías: Coeficiente de correlación, 9, 14.
de aptitudes múltiples, 316, 317, 341. de Pearson, 12-14.
de factores múltiples, 17. «Concordante», 263.
Bilingüismo, 509-12, 520. Conducta :
Biología; animal, 93-97.
contribuciones, 8, 9. análisis factorial de, 332-35, 341.
ANASTASI.—20 589
590 índices alfabético* índice de materias 591
condiciones: Cromosomas sexuales, 58, 421, 424. individuales, 211, 212. métodos longitudinales, 199, 200, 202,
bioquímicas, 126, 127. Cultura:
nivel de dificultad del «test», 206, 207. 239, 240.
patológicas, 119-23. de los Arapesh, 428.
de los Mundigumur, 428. métodos transversales, 199, 200, 202,
creencias populares relativas a la constitu- Defectos físicos e inteligencia, 121, 122. 239, 240.
ción física, 114-16. de los Tchambuli, 428. Deficiencia mental, 346-76.
de Manus (Nueva Guinea), 427, 428. mental, 16.
desórdenes extremos, 119-21. cambios del C. I. con la edad, 363, 373. personalidad, 233-39, 241.
dimensiones anatómicas, 136-40. diferencias sexuales, 426-29. características:
Cultura e individuo, 550-75. años adultos, 234-38.
efectos de la experiencia anterior, 93-107. físicas, 359-62, 373. de la infancia a la madurez, 233, 234.
experimentos con animales, 93-97. el individuo como miembro de grupos múl- psicológicas, 362-66.
tiples, 569-73. estabilidad de los rasgos de personalidad,
«el troquelado», 93, 94. clasificaciones etiológicas, 356-59, 372. 238, 239, 241.
experimentos con niños, 98-100. estadios de desarrollo y escenario cultural,
criterios: núcleo de personalidad, 238, 239.
factores estructurales en su desarrollo, 90-93. 555-58, 572. educativos, 349-51, 372.
manipulación artificial de factores estruc- la tnaturaleza humana» en las distintas cul- rendimiento creador, 230-33, 241.
psicométricos, 347, 348, 372. Electroencefalografía, 124, 125.
turales, 91, 92. turas, 567-69, 573. sociológicos, 347-49, 372.
relaciones entre las diferencias individua- agresividad, 567, 568. Emigración, 532-36.
criterios y niveles, 347-51, 372. selectiva, 484-86, 490, 533-36.
les y los rasgos físicos y psicológicos, expresión emocional, 568, 569. de cultivo, 354, 355.
92. hábitos motores, 568. Emparejamiento selectivo, 253.
debilidad mental, 248-50, 347, 348, 355, 356.
factores: impulso maternal, 567. endógena-y exógena, 357, 358, 372. Enfermedad: efectos somatopsicológicos, 122,
fisiológicos, 123-31. impulso sexual, 568. estudios continuados sobre, 367-73. 123.
nutritivos, 128-31. sistemas de referencias culturales, 551-55. formación y rehabilitación, 366-72. Equilibrio:
impedimentos: concepciones de tiempo y espacio, 552, incidencia, 351. autónomo, 28, 125, 126.
auditivos, 134-36. 553. perfil de aptitudes, 363-66, 373. medida, 29.
sensoriales, 131-36. memoria, 553. variedades clínicas, 351-56, 372. genético, 59, 60, 63.
visuales, 132-34. preferencias estéticas, 553, 554. Deficientes mentales: Escala:
maternal, 440. Culturas primitivas de Nueva Guinea, 427, experiencia pasada, 365. de Binet, 16.
naturaleza limitada de la, 90. 428. funciones motoras, 364. de Terman-Merril, 16.
prenatal, 87-90. Curva de distribución, 14. perfil de aptitudes, 363, 364. Escalas para valorar las condiciones del hogar,
movimientos del feto humano, 208, 209. coeficiente de variación de Pearson, 43. rigidez, 365, 366. 473, 474.
posnatal, 88-90. condiciones que afectan a su forma, 31-42. Dependencia del campo, 327, 341. Estadística:
desigualdad de unidades, 35. Desarrollo: método estadístico y desarrollo, 9-14.
relaciones de desarrollo, 140-42.
desviación típica, 42, 43. coeficiente de correlación del producto-
sexual, 235-37. desniveles diferenciales de, 56.
factores especiales, 38, 42. momento de Pearson, 12-14.
y nivel social, 466, 467. grado: modelado progresivo, 87.
variedades de la relación entre ella y la cons- prepuberal, 211. correlación, 9, 12-14.
de aplanamiento, 31. distribución bivariante, 13.
titución física, 116-19. Destreza manual, 430.
de apuntamiento, 31. error casual, 10, 11.
Constitución física y conducta, 114-46. Diferencias individuales:
de variabilidad: medida, 42-46. aprendizaje animal, 49-51. significación estadística, 10-12.
creencias populares, 114-16. instrumentos de medida, 33-38.
prerrequisitos estructurales mínimos, 117. distribución, 23-25. Estómago de Wall Street, 119.
normal, 9. Estudios:
relaciones somatopsicológicas, 118. distribución y graduación, 22- 52.
rectangular, 32. de asimetrías extremas de talento, 292-94.
Correlaciones: torcida, 31, 32. universalidad, 46-51.
estudios de, 254-60, 286. Diferencias psicológicas sexuales, 19. de desarrollo:
variabilidad relativa: medidas, 43. «Discordante», 263. de Berkeley, 200, 201, 203, 205-09, 214-
semejanza entre padre e hijo, 254, 255, Curva J de hipótesis de conformidad social, 38.
286. Distribución bivariante, 13. 216, 220, 224.
Curva: de Harvard, 201, 203, 205-07, 211.
semejanzas entre hermanos, 255-59, 286. de probabilidad normal, 25-27.
maritales, 259, 260, 286. Ecuación personal en astromonía, 6, 7. genealógicos, 107, 108, 247-54, 286.
multimodal, 32, 33.
Cretinismo, 353, 372. tiempo de reacción, 7. Examen del temperamento de Guilford-Zim-
normal, 25-31.
Crianza de niños: Ecuación tetrádica, 297. merman, 318, 319.
Curvas de aprendizaje, 203
clase media, 464-66. Edad:
de desarrollo, 202-12, 240.
diferencias culturales, 104-06. composición cambiante de la inteligencia con Factor Rh, 353, 372.
de desarrollo mental, 202, 203, 207.
grupos: de la edad para distintas funciones, 208-11. la; 207, 208. Fenotipo, 250.
de los progresos con la edad, 203, 240. del esqueleto, 140. Fiabilidad, 11.
de blancos, 464.
de promedio, 211. desarrollo, 198, 199. medidas, 11.
de negros, 464. diferencias de, 198-245.
escala absoluta, 206. Fisiognomía:
nivel socioeconómico inferior, 464-66.
igualdad de las unidades de la escala, 205-07. bases de experiencia, 199, 200. configuración de cara y manos, 138.
Crimen y delincuencia, 446, 447. factores selectivos, 199. tamaño del cuerpo, 138-40.
592 índices alfabéticos índice de materias 593

Formación: estudio: Hipótesis de superposición de Anderson, 218, Madurez y ancianidad:


diferencias individuales, 106, 107, 173-97. de casos, 384, 385, 408. 219, 240. comienzo de la declinación, 221, 240.
efecto de regresión, 186, 187. longitudinal, 384, 386, 408. Histograma, 24, 25. curva completa de la edad en cuanto a in-
escolaridad e inteligencia, 188-91. examen: Hombres de ciencia americanos, guía de, 387. teligencia, 220-24.
estudios longitudinales de pcblasiop.es, 191- de «tests» de inteligencia, 384-86, 408. 388. funcionamiento intelectual, 219-33, 240.
93. estadístico, 384, 385, 408. edad de los padres, 390. límite del desarrollo mental, 220, 240.
párvulos; estudios sobre escuelas de, 183-88. historiometría, 384, 385, 408. estadísticas vitales, 390, 391. memoria, 229, 230.
práctica, preparación y adulteración del orígenes, 384, 408. lugar de nacimiento, 388, 389. Meiosis, 56.
«test», 173-77. teorías relativas a su naturaleza, 378-84, orden de nacimiento, 390, 391. Memoria y diferencias sexuales, 433.
análisis: 408. . parientes eminentes, 387. Microcefalia, 353, 372.
de Hamilton, 182, 183. de la superioridad: Hombres eminentes: Mitosis, 55, 56.
de la varianza de Fisher, 181. cualitativa, 382. ambiente socioeconómico, 386, 387. Mongolismo, 351, 352, 372.
desigualdad de unidades, 178. cuantitativa, 383, 384. ocupaciones, 403, 404. Mujeres bien dotadas:
medidas de progreso, 178. patológicas, 378-80, 408. Homeostasis, 127, 424, 425. ocupaciones, 403, 404.
práctica y variabilidad, 177-83. psicoanalíticas, 381, 382, 408. mental, 425. Mujeres dff ciencia americanas, 404, 405.
diferencias socioeconómicas relacionadas con Genio y locura, 378, 393. Hormonas sexuales, 421. Muestra:
las funciones intelectuales, 106. Genotipo, 250. aleatoria, 10, 11.
Idiocia: representativa, 10.
Frenología, 136, 137. Hereditario e innato, 69. amaurótica, 353, 372. Muestreo, 32-34.
Funciones endocrinas, 138. Herencia: fenilpivúrica, 353, 372.
Función reproductora, 421. ambiente y modificabilidad, 71, 72. peristática, 352. Neurosis, 347.
características: Idiota, 346-48, 360. Neuroticismo, 442-45.
Gemelos: estructurales y funcionales, 72, 73. «Idiots savants», 293, 294, 340, 363, 364. Niños criados en instituciones, 284-87.
ambiente, 57, 108, 265-73. influidas por el sexo, 58. Imbécil, 347, 348, 360. ambientes institucionales, 284, 285.
especialización de funciones, 272, 273, ligadas al sexo, 58. índice cefálico, 137, 138. factores selectivos, 284.
287. condición inhibidora, 59. índice de metabolismo basal, 127, 128, 141. «hospitalismo», 285, 286.
factores prenatales y de nacimiento conducta no aprendida, 74-77. Inestabilidad emocional, 442-45. «Niños prodigios», 396-99, 408.
267-86. de los caracteres adquiridos, 70. Informe de preferencias de Kuder, 438. «Niños salvajes», 100-04.
fraternos y univitelinos, 265-67. factores sencillos, 57. Instinto, 76. Kaspar Hauser, 101, 102, 104.
interacción social, 272, 273, 287. idéntica, 55. Inteligencia: niñas lobos de Midnapore, 100-04.
retraso intelectual, 267-72, 287. impresiones maternas, 71. concepto, 338-40, 342. niño salvaje de Aveyron, 100, 102, 104.
método de control, 98-100. naturaleza, 54-60. creadora, 382. Nivel de aspiración, 441.
parecido psicológico, 260-65, 286. parecidos familiares: Inventario:
ejecución de «tests» psicológicos, 260-63, 286. con los padres, 69. de personalidad, 29. Oligofrenia vera, 355.
«grandes diferencias», 262, 263. estudios estadísticos, 107-09. de temperamentos de Thurstone, 319. Ondas alfa, 124.
incidencias de trastornos psicológicos, 263- correlaciones, 108. Organización de rasgos:
265. Herencia y ambiente: Jerarquía: metodología, 304-14.
Genealogías familiares: conceptos básicos, 54, 80. de la ocupación, 470-72, 489. resultados más importantes, 315, 345.
análisis genéticos, 250-54. desarrollo normativo, estudios, 86-90. del picotazo, 3. teorías, 292-314.
de frecuencia de genes, 250-54, 286. falsedades populares, 69-72. Juegos, 401, 427, 428, 437, 438, 440, 445, 508. de los factores, 297-99.
genealógico, 250, 286. interacción, 63-69. de los factores múltiples, 299, 301.
Genes, bloques de, 303. interdependencia, 67. jerárquicas, 301-03.
medida de la capacidad, 77. Lenguaje: Orientación espacial, 431.
Genio, 377-411.
metodología, 81-113. como factor cultural de la conducta, 563-67, Orientación social, 439.
características de los hombres eminentes,
386-96, 408. período del desarrollo total, 89, 90. 572. Orientaciones político-económicas y nivel socinl
estudios de casos de científicos vivos, relaciones familiares especiales, 108, 109. funciones verbales y diferencias de sexo, 470.
Hermanos: 431-33.
394-96, 408. madurez de articulación, 432.
exámenes estadísticos, 386-91, 408. amplitud del intervalo de nacimiento entre Parálisis cerebral, 352, 372.
ellos, 269-72, 287. Locura, 347, 378, 390, 393.
historiometría, 391-94, 408. Parecido familiar, 246-91.
el niño süperdotado, 396-401, 408. parecido entre ellos, 255-59. «caso índice», 263.
exámenes con «tests» de inteligencia, 399-401. Heterosis, 527, 528. Llanto de los niños, 208-10. factores ambientales, 253, 254.
se hace mayor, 401-09. Hidrocefalia, 353, 372. gemelos criados separadamente, 273, 278.
métodos para su estudio, 384-86, 408. Hijos adoptivos, 278-83, 287. Maduración, 75, 76, 88, 89, 95, 99, 100, 106. grado de diferencias ambientales, 275-78,
análisis biográficos, 384, 385, 408. emplazamiento selectivo, 282, 283, 287. aparición súbita de funciones, 87, 89. 287.
594 índices alfabéticos índice de materias 5 C >5

genealogía familiar: factor general G, 297, 298. estudios psicológicos de la mezcla de razas, lecturas, películas, etc., 438.
estudios de, 247-54, 286. factores: 527, 528, 545. origen, 448, 449.
familias afectadas de debilidad mental. como unidades operativas, 303, 304. investigación sobre cultura y personalidad, «tests» de personalidad masculinidad-femi-
248-50, 286. específicos, 5, 297, 298. 540-46. nidad, 447-50, 455.
familias eminentes, 247, 248, 286. influencia de la educación, 331. análisis del contenido, 541, 546. problemas metodológicos, 412-20, 455.
Percepción de los detalles, 430, 431. variabilidad, 292. crianza de niños, 542, 546. factores selectivos, 415-19.
Percepción y personalidad, 324-28, 341. Razas: estadísticas sociales, 541, 546. significado de una diferencia, 412-13.
Personalidad: concepto, 496-98, 520. estudio intensivo de individuos, 542. 546. superposición, 413-15, 455.
diferencias sexuales, 437-50. criterios raciales, 497, 498, 520. estudios: «tests» de inteligencia y puntuaciones glo-
método de perfil para la descripción de, selección, 82-86. de comunidades, 541, 542, 546. bales, 419, 420, 455.
317-23. multiplicidad de condiciones estructurales, intensivos de culturas aisladas, 543, 545. valoraciones y estereotipos sociales. 419.
Personalidad y percepción, 324, 328. 85. inspecciones sobre la opinión pública, rendimiento, 440, 441, 444, 451-55.
Plano de covariación, 310, 311. particulares diferencias estructurales, 85. 542, 546. escolar, 451-53, 455.
Plano perceptil normal, 317. Razas, diferencias de: problemas metodoló- investigaciones culturales transversales, profesional, 453-55.
Poder creador, 323, 324, 341. gicos, 495-24. 542, 543, 546. Sordera total entre los deficientes mentales,
Polígono de frecuencias, 23-25. aplicación de «tests» en encrucijadas cultura- procedimientos para el estudio del carác- 361, 362.
Pregnancia, factores de, 325, 326, 341. les, 521-18. ter nacional, 540, 542, 546. Subnormalidad multifactorial en oposición a
«Probando», 263. especificidad de las diferencias de grupo, relatos descriptivos, 541, 546. la de un solo factor, 358, 359, 372.
Procesos inconscientes, 381. 514-16. Reflejo, 76.
Producto-momento de Pearson, 12-14. «tests» independientes de la cultura, 512-14. Rendimiento: «Tests»:
«Propositus», 263. valoración cultural de las funciones de la motivación, 440, 441. colectivos, 16.
Psicología de las facultades, 5. conducta, 516-18. escolar, 541-43. de ajuste de bloques, 435.
memoria, 5. bilingüismo, 509-12, 520. profesional, 453, 454. de apreciación artística de McAdory, 437.
imaginación, 5. diferencias culturales, 502-09, 520. Respuestas autónomas, 125, 126. de aprendizaje, 23, 29.
voluntad, 5. conflictos de culturas, 505, 506, 520. de aptitud especial, 20.
Psicología diferencial: educación, 507, 508. Seudodebilidad mental, 350, 356. de ascendencia-sumisión de Allport, 29, 31.
aparición, 18, 19. estudio de grupos equiparados, 508, 509. Sexo, diferencias de, 412-60. de asociación verbal, 15.
orígenes, 3-21. expectabilidad social, 505, 520. aptitudes, 429-37, 455. de Binet-Simon, 16.
diferencias individuales en el comienzo de influencia de tradiciones y costumbres, diferencias en aptitudes: de clasificación de cartas, 435.
la teoría psicológica, 4-6. 503, 504, 520. artísticas y musicales, 436, 437. de comparación mecánica de Bennett, 435.
problemas de, 18. medio cultural general, 502-05. espaciales y mecánicas, 433-35. de discriminación sensorial, 15.
Psicología experimental: nivel socioeconómico, 506, 507, 520. funciones verbales, 431-37. de ensamblaje, 435.
aparición, 7, 8. diferencias de grupo e individuo, 501, 502, habilidades motoras, 429, 430, 455. de inteligencia, 16, 29, 435.
error probable, 7. 520. memoria, 433. de juicio artístico de Meier, 437.
errores casuales, 7. diferencia significativa, 501, 520. numéricas, 435, 436. de lectura, 15.
Psicosis, 347. superposición, 501, 502, 520. procesos de percepción, 430, 431. de memoria, 15.
incidencia de, 469. factores selectivos, 498, 501, 520. en los animales, 425, 426. de personalidad masculinidad-feminidad,
crimen y locura, 500, 501, 520. factores biológicos, 420-26, 455. 447-50.
Rasgos: inmigrantes, 498, 499, 520. aceleración del desarrollo femenino, 422, de precisión, 29.
análisis: soldados, 499, 520. 423, 455. de razonamiento aritmético sencillo, 15.
estadístico, 330. universitarios, 499, 500, 520. cromosomas determinantes del sexo, 421. de relaciones espaciales, 435.
factorial, 304-09. niveles de los rasgos diferenciales de cultu- hormonas, sexuales, 421, 455. de rendimiento, 45, 46.
cambios producidos experimentalmente en ra, 518-21, influencia de las diferencias biológicas. de selección para el «College» del Ejército y
los patrones factoriales, 235-337. Razas, diferencias de: resultados más impor- 421-25. la Armada, 487.
campos ambientales, 303. tantes, 525-49. factores culturales, 426-29, 455. de tablero de formas de papel, 435.
comunes opuestos a los individuales, 337, comparaciones de grupos en el nivel in- personalidad, 437-50. de tiempo de reacción, 15.
338, 342. fantil y preescolar, 529-32, 545. actividades lúdicas, 437, 438. 440, 445. de velocidad de percepción, 29.
condiciones que afectan a su organización, comparaciones transversales de grupos cul- 508. flabilidad, 17, 18, 20.
328-37, 341. turales y biológicos, 536-40. adaptación emocional, 442-45. individuales, 16.
diferencias sexuales, 332, 341. análisis de varianzas, 539, 540. agresividad y dominancia, 445-47. mentales, 15, 20.
edad, educación y otras diferencias de gru- diferencias regionales y emigración, 532-36. conducta sexual, 441, 442. musicales de Kwalwasser-Dykema, 437.
po, 328-32, 341. emigración selectiva, 533-36. crimen y delincuencia, 446. normas, 17, 20.
ejes de referencia ortogonales u oblicuos, impedimentos ambientales, 533. educación y ocupación, 449, 450. 554. progreso de los, 14-18.
308, 312. estudios descriptivos, 525-27. intereses y actitudes, 437-41. primeros «tests» mentales, 15, 16.
596 índices alfabéticos

tests: pícnico, 148-50, 152-56, 163, 165, 166,


colectivos, 16 ,17. 169, 170.
de inteligencia, 16. tipología de Sheldon, 157-63.
psicológicos, 15-17, 19, 20. cerebropenia, 160, 161.
sensomotores, 15. cerebrotonia, 158, 159, 162.
validez, 18, 20. ectomorfia, 158, 159, 163, 165, 169, 170.
y pertenencia a una clase social, 474-78. efecto de halo, 160, 161.
Tipos constitucionales, 147-72. endomorfia, 158, 159, 163, 165. 166, 169,
hipótesis constitucional, 167-70. 170.
ectomesomorfia, 169. mesomorfia, 158, 159, 163, 165. 166, 168,
endomesomorfia, 169. 170.
sobrealimentación psicológica, 167. somatopenia, 160, 161.
somatotipo, 158, 160-62, 169.
sistemas tipológicos opuestos a los dimen-
somatotonia, 158, 159, 162.
sionales, 163-67.
visceropenia, 160, 161.
tipología de Kretschmer, 148-56.
viscerotonia, 158, 159, 162.
atlético, 148-50, 163, 165, 166, 169, 170. Tipos perceptivos, 325-27.
cicloide, 148. Tropismo, 76.
ciclotimia, 148.
displástico, 148, 149. Variabilidad de rasgos:
esquizofrénicos, 149-52, 170. métodos para determinar la, 292-96.
esquizoide, 148, correlación, 295, 296.
esquizotimia, 148. estudio de asimetrías extremas de talento,
índice de Pignet, 154, 155. 292-94.
índice de Wertheimer-Hesketh, 151, 152. medida de la variabilidad intraindividual,
leptosomático, 148-50, 153-56, 163, 165, 294, 295.
166, 169, 170. Variabilidad intraindividual, 294, 295.
maníaco-depresivos, 149-52, 170. Viabilidad, 423, 424.

> - o l e: • • - A
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

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