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Son escasas y breves las informaciones que se disponen para hablar de una historia
de la danza en el Paraguay; sin embargo, algunos escritores aportaron datos de
suyo interesantes, que cubren en parte el vacío que existe sobre el tema.
Hemos considerado conveniente incluir una reseña cronológica para ordenar los
datos ofrecidos por autores paraguayos y extranjeros, algunos de los cuales ofrecen
sólo fugaces comentarios y otros, en cambio, se refieren específicamente a las
danzas paraguayas practicadas desde la antigüedad. Sí bien esta reseña no puede
ser completa por las lagunas de información histórica sobre el tema, pretende sin
embargo registrar algunos acontecimientos más sobresalientes que hemos podido
revelar en nuestra investigación.
Entre los datos más antiguos que hemos podido indagar, incluimos un relato de
tema musical, que se remonta a la época de los conquistadores, relato éste que
admite la posibilidad de que la primera Escuela de Canto y Música del Nuevo
Mundo, se haya instalado en Asunción. Debido a la estrecha relación que existe
entre la danza y la música, esta antigua referencia sobre la constitución de una
escuela musical, aunque haya sido formada sobre bases rudimentarias, pudo haber
favorecido el impulso inicial y el desarrollo de la danza en nuestro país. En efecto,
Guillermo Furlong Cardiff S.J. (B 17) al referirse a los músicos argentinos anteriores
a 1810, en el capítulo "El aporte musical de los Conquistadores" nos dice: "La
magna expedición de Don Pedro de Mendoza salió de Sanlúcar el 1º de Setiembre
1535 y en las onces naves, de que constaba, venían dos mil expedicionarios:
españoles, portugueses, flamencos y alemanes, de los que unos diez eran
eclesiásticos. A fines de febrero o principios de Marzo de 1536 llegó la expedición
a lo que es ahora la ciudad de Buenos Aires. Según uno de los expedicionarios,
apenas hubieron estos puestos el pie en estas regiones del Nuevo Mundo, uno de
ellos, por nombre Nuño Gabriel, comenzó a reunir en su casa grande a los indígenas
del lugar, sobre todo a los hijos de los Caciques y de los principales caudillos indios,
y les enseñaba no solo a leer y escribir sino que "les hizo cantares contra sus vicios".
"Nuño Gabriel que hizo cantares al estilo español o portugués, y los enseñó a
nuestros indígenas para extirpar por ese medio sus vicios, llamábase Juan Gabriel
Lezcano y fue en la efímera Buenos Aires o, lo que parece más probable fue en
Asunción del Paraguay, donde se fundó aquella rudimentaria escuela de canto y
música, la primera que hubo en estas regiones del Nuevo Mundo".
Cabe mencionar aquí que fue el capellán Juan Gabriel Lezcano quien también se
ocupó de cierta presentación teatral. En efecto, Josefina Plá (B 18) nos comenta
que, en las celebraciones de Corpus Christi, presentó en Asunción un auto en 1544.
Schmiedel, manifiesta aproximadamente por 1536 (B 19}: "El rey de los Jerús tiene
su corte como un gran señor de Europa. Durante las comidas se toca música; a
medio día si el Rey así lo quiere, bailan ante él los hombres y las mujeres más
bellas. Cuando nosotros veíamos bailar a esas mujeres, nos quedábamos con la
boca abierta, pues, vale la pena ver ese baile de los Jerús".
Otro dato de la época nos da Carlos Zubizarreta (B 20), que nos permite comprobar
la afición de los indígenas por la danza: "Un curioso documento antiguo da
testimonio de la atávica inclinación que siente este pueblo por la danza. En carta
dirigida al Consejo de Indias y fechada en Asunción el año 1556, que daba cuenta
de la rebelión de Ramoncillo, el capellán Martín González refiere lo siguiente:
"Tenemos nueva que entre los indios se ha levantado uno, con un niño que dice ser
Dios o hijo de Dios, y que tornan con esta invención a sus cantares pasados, a que
son inclinados por naturaleza: por los cuales cantares tenemos noticia que en
tiempos pasados muchas veces se perdieron, porque entre tanto que dura ni
siembran ni paran en sus casas, sino, como locos de noche y de día en otra cosa
no entienden, sino en cantar y bailar, sin que quede hombre ni mujer, niño ni viejo,
y así pierden los tristes la vida y el ánima".
La revista popular "Ocas poty cue mi". (B 21), nos ofrece con el título de "Danzas y
fiestas populares del Paraguay", el siguiente comentario: "El historiador Jean de
Lery describe una fiesta guaraní (año 1556) de la siguiente forma: ``unos 600
hombres bailan y cantan durante 2 horas.
"El canto de los guaraníes tiene una tal melodía que si piensa que ellos no conocen
el arte de la música, los que no han oído, jamás podrán creer que se acordasen tan
bien. Si al comienzo tuve cierto miedo, después sentí tal gozo, no solo oyendo los
acordes tan bien medidos de la multitud, sino sobre todo por cadencia del refrán de
la balada, cuando a cada copla todos alogan (sic) sus voces. Quedé todo
embargado y todas las veces que recuerdo de aquel canto, se me estremece el
corazón, y me parece como si lo tuviese aún en mis oídos.
"Posiblemente Lery describió una danza muy típica de los guaraníes "el baile de los
avá" estas danzas se realizaban en honor al cacique o en conmemorar algún hecho
notable de la tribu. Los indios guaraníes llevaban a cabo estas danzas en lugares
que previamente lo limpiaban y que llamaban "Ocas"; allí hacían grandes fogatas y
en cuyo contorno realizaba sus típicas danzas. Es posible que los indios guaraníes
tuvieron muchas clases de danzas, pero no tenemos noticias de ellas.
"Es lógico suponer entonces que los conquistadores hayan impuesto sus danzas''.
Época de las Misiones Jesuíticas (1609-1767).
Transcribimos algunos comentarios que nos darán un panorama más amplio de las
actividades durante este periodo jesuítico.
Carlos Zubizarreta (B 20): "Porque la astuta política que usó el jesuita para domeñar
al indio contó siempre, como arma más eficaz entre todas las armas con la
exaltación la fiesta. Su observación sagaz comprendió pronto cuánto amaba el
indígena el arte primitivo de la danza. (...) Con ese valioso descubrimiento de su
idiosincrasia adormeciole lentamente. Hizole olvidar su libertad perdida su
portentoso individualismo, embriagándole con fiestas y más fiestas. Liturgia de
ritual, procesiones solemnes y deslumbrantes, bailes, música y festivales llamativos.
"El pueblo paraguayo, que se conserva tan puro de sangre y de esencia tradicional,
continúa gustando de la afición ancestral. La costumbre atávica aflora siempre, a
través de los gestos pueriles de los gustos primarios. En la fiesta nacional del pueblo
está la danza herencia guaraní"....
Guillermo Furlong Cardiff S.J. (B 23): "Más aún que en la literatura se destacaron
los Jesuitas rioplatenses en la música. Conociendo la afición que por el divino arte
sentían los indios y considerando que podría ser un medio de apostolado y de
cultura, promovieron la música, el canto y el baile por todos los medios".
Isabel Aretz (B 24), comentando la labor jesuítica nos dice: "La enseñanza musical
produce frutos rápidamente, al punto que en 1622 pudo bajar a Buenos Aires un
grupo de músicos indios del Paraguay, "con tres coros de Músicos" y en 1628, otros
de San Ignacio, que ejecutaron danzas "con una música a dos coros conforme al
buen gusto de Francia", según escribieron respectivamente el Dr. D. Francisco
Xarque y el P. Natividad Berthold".
Víctor Ayala Queirolo, en su capítulo "Arte jesuítico", nos dice (B 25): "Los jesuitas
fueron sin lugar a duda, grandes psicólogos y comprendieron desde temprano que
la música muy apreciada por los aborígenes constituía un elemento precioso para
la aproximación primero y la catequización después de los guaraníes, a ese efecto,
desde el primer momento, organizaron bandas y orquestas con las cuales
enseñaban canciones sagradas y a cuyos sones hacían acompañar a la imagen
patronal a los campos de labranzas.
"En contraste con la música y el canto, si éste y aquella era algo de todos los días,
aunque en las formas más variadas, la danza y el drama era sólo de los domingos
y días de fiesta. Unas y otras tenían de común que no eran de aficionados, sino de
profesionales, ya que estaban sus ejecutantes dedicados, los unos, a la música y al
canto, los otros, a las danzas y a sus dramas, y el ejercicio era de todos los días,
aunque la actuación de danzantes y dramáticos era, a lo más, semanal.
"Desde principio de 1617 contaron los indígenas de las Reducciones Jesuíticas con
un maestro de danza: el jesuita francés Luis Berger, a quien ya recordamos entre
los grandes músicos que hubo en las Reducciones. En 1626 se indicaban sus
ocupaciones y entre ellas, se leen estas dos: músico y danzante. Pero no fue el
Hermano Berger el único maestro, ya que un historiador de la época se refiere a los
maestros seglares de danza. El historiador Francisco Jarque, que estuvo por algún
tiempo en las reducciones, con anterioridad a la brillante actuación de Berger, nos
informa de lo que ya entonces entre 1620 y 1630, eran las danzas y
representaciones lírico-dramáticas de los Guaraníes cristianos".
El mismo autor al hablar de la música y el canto, nos dice (B 27): "Los Jesuitas que
con tanto acierto supieron introducir, así en las ciudades de los españoles como en
las reducciones de los indígenas, los oficios mecánicos y las artes liberales, no
dejaron de hacer cuantos esfuerzos pudieron para aficionar a unos y otros a la
música y al canto.
La labor jesuítica en el campo de la música data de 1609. Fue en esta fecha que el
P. Diego de Torres ordenaba a los Padres José Cataldino y Simón Maseta que
"cuando más presto se pudiese, con suavidad y gusto de los indios, se recojan cada
mañana sus hijos para aprender la doctrina leer y cantar. El mismo Padre Torres en
una Instrucción que dio a los Misioneros en 1610, ordenaba que a los indígenas se
les enseñase canto y música. Peramás escribe que nunca faltaron buenos músicos
entre los Jesuitas de la Provincia del Paraguay, pero "jamás nadie, agrega este
historiador, aventajó a Domingo Zipoli, músico que había sido de una de las capillas
de Roma y de cuyo talento musical puede decirse que era singularísimo, y que aquel
que una vez hubiese oído alguna de las piezas de música por él compuesta, no
encontraba después gusto alguno en la obra de otros autores".
"He aquí la descripción que de una de esas danzas nos hace el P. José Cardiel"..
Hay una de nueve ángeles príncipes de las nueve jerarquías, con San Miguel de
caudillo, con espadas y broqueles muy vistosos, en que está esculpido el nombre
(sic) QUIS SICUT DEUS?... Al apósito salen tantos diablos con sus negras adargas
y lanzas y lleno de serpientes y llamas, y Lucifer por su capitán. Encuéntranse y
trábanse en coloquio los jefes, y al ensoberbecerse Lucifer tocan el arma. Tocan,
no violines, sino clarines y cajas de guerra. Al compás danzan y pelean haciendo
las mudanzas militares en fila, el escuadrón en dos trozos o en uno. Vencen los
ángeles, tienden en el suelo a los diablos a estocadas. Vuelven a levantarse y a
proseguir con la pelea. Finalmente los echan al infierno, de que hay por allí una
tramoya pintada en lienzos que lo representan y humo que de dentro sale. Cogen
los ángeles las adargas y las lanzas que quitaron a sus enemigos y cargados con
ellas y las suyas, dan la vuelta al campo, donde aparece un Niño Jesús de bulto
sobre una mesa. Allí cantan el JESU DULCI MEMORIA en triunfo de la victoria, que
varios de ellos son músicos, y van de dos en dos presentando las armas a Jesús
con muchas vueltas, reverencias y genuflexiones siempre danzando con la gran
variedad de mudanzas y sin cesar los clarines y las cajas".
"En la procesión de Corpus... salen las danzas. Ocho, diez o más danzan alguna de
las más devotas danzas delante del SSMO ya de Ángeles, ya de naciones. Diré tal
cual. Salen vestidos diez de asiáticos con cazoletas de incienso de su tierra, y en
ellas un grano grande como una nuez, para que dure toda la danza. Puestos de
hilera comienzan a incensar al Señor, con reverencias hasta el suelo, al uso de su
tierra, y al mismo tiempo cantan LAUDA SION SALVATOREM y con bellísimas
voces, que casi todos son tiples. Esto lo cantan despacio al compás de la
incensación. Repiten todos más aprisa danzado y cantando, y prosiguen dos o tres
mudanzas. Cantan segunda vez dos de ellos QUANTUM POTES TANTUM AUDE
incensando y cantando con pausa, y repiten todos LAUDA SION SALVATOREM,
danzan y cantan más aprisa. Con este orden van cantando todo el sagrado himno.
A1 final van de dos en dos sucesivamente al altar, con muchas vueltas y
genuflexiones, y dejan allí en orden todas sus cazoletas con sus pebetes".
El mismo Cardiel describe otra danza de carácter profano, en el cual salen "los
cuatro reyes que representan las cuatro partes del mundo, con sus coronas y trajes
que les corresponden y rinden adoración al de España". El número de danzas
distintas que eran capaces de realizar, ascendió en cierta época a setenta. Como
se ha dicho ya, no se permitía, por reglamento, dar más de cuatro por día de fiesta,
y de esas cuatro, la primera era a cargo de un solista: el último lugar pertenecía a
las danzas pantomímicas de ángeles y demonios como la ya descrita. Carácter
especial debieron tener las que según testimonio del mismo Cardiel, se realizaban
durante la procesión del Corpus, acompañando al Arca del Nuevo Testamento.
Seguramente eran éstas las que, realizadas por muchachos tenían lugar delante
del altar mayor, lo cual hace recordar las danzas de los llamados "seises" en la
Catedral de Sevilla.
"Las coreografías, ni que decir tiene, eran compuestas por los P.P. que eran también
como es lógico los maestros de baile. Esta enseñanza no dejaba de crear sus
problemas a los maestros, que por la dignidad debida a su investidura no podían
enseñar con el ejemplo directo, "y hacían con las manos lo que se hace con los pies,
por mirar a la modestia religiosa".
A fines del siglo todavía puede notarse el gusto por los entremeses, pantomimas.
Como anteriormente, no participaban las mujeres en las danzas.
Félix de Azara, quién vistió las reducciones unos años después de la salida de los
jesuitas, hizo el siguiente relato, que nos comprueba la presencia aún del estilo
impuesto en aquella época. Hablando de San Miguel nos dice (B 19): "la víspera, el
día y el después de la fiesta no cesan de tocar los músicos día y noche y la plaza
está llena de gente corriendo toros, sortijas, parejas y haciendo baile de todo con
mucha formalidad y concierto. Los bailes son siempre serios con vestidos
convenientes que da la comunidad y se reduce a una mezcla de danza y esgrima.
No tienen parte en ella las mujeres ni los instrumentos de viento"...
Tenemos también el comentario de Aguirre (B 40): "En todo son hábiles los indios,
no solamente en las artes... Para los entremeses y bailes con que gustan obsequiar
los pueblos a las personas que los visitan y con la comedia, cañas, parejas y sortija
que añaden en sus fiestas son igualmente al propósito de manera que es menester
decir son hábiles y trascendidos".
Continúa Aguirre al comentar la época de Don Pedro Melo de Portugal, que fue la
época de apogeo colonial en Asunción: "... y por último en el atrio unos juegos y
bailecitos de indiecitos de atihra..."
Cardozo Ocampo nos dice (B 44): "En los pueblos indios fuera de la jurisdicción
jesuítica, los nativos en cambio, disponían de su libertad musical y artística y es en
esa región donde se amalgamaron la música española con el alma guaraní. EN
ESTA MEZCLA DE RAZAS SE GESTO LA MÚSICA PARAGUAYA.
"Es muy fácil comprobar esto que decimos. La geografía y la historia lo señalan con
el río TEBICUARI hacia el Sur; los pueblos que fueron fundados por la compañía de
Jesús como: San Miguel, San Juan Bautista, San Ignacio, Santa Rosa, Santa María,
Loreto, Jesús y Trinidad y muchos que quedaron en jurisdicción de la Argentina,
Uruguay y Brasil; en cambio hacia el norte el citado río tenemos los pueblos con
nombres guaraníes, que fueron catequizados por los franciscanos como Ca'apucú,
Quyquyhó, Ybycuí, Mbuyapey, Quündy, Acahay, Tabapy, Ybytimí, Carapeguá,
Paraguay, Yaguarón, Ca'acupé, Itacurubí, Itaguá, Capiatá, Itá, Areguá, Paragua-y,
nombre autóctono de nuestra capital, y como ya hemos dicho, en todos estos
pueblos los catequizantes franciscanos, daban más libertad a los neófitos para sus
recreos espirituales. Además estimularon la expansión artística de los paraguayos
con la creación de conjuntos orquestales, pues cada convento tenía su banda de
música, que luego de cada misa ofrecía sus conciertos y así nacieron las nuevas
expresiones artísticas, entre ellas la "danza de la galopes" que bailaban las muj eres
promeseras y otras entusiastas,... "
El siglo XIX se presentó con características diferentes dado que nuestras danzas
recibieron en esta época la influencia de varios países europeos. En efecto, fue el
siglo de la aparición de una gran variedad de danzas europeas que se aclimataron
y algunas de ellas se acriollaron en nuestro país adquiriendo posteriormente nuevas
fisonomías, de donde han surgido muchas de nuestras danzas tradicionales.
Esas danzas europeas llegaron por el Río de la Plata; de ahí se explica la casi
simultánea aparición en el Uruguay, Argentina y Paraguay.
También por mitad del siglo, se conoce el Montonero, cierta forma de Minué.
Aparece además en este siglo una nueva forma coreográfica que constituyó una
verdadera revolución: la danza de pareja enlazada independiente. El Vals fue el
primero de este grupo; siguieronle el Galop, la Polka, la Mazurca, el Chotis y la
habanera. Las danzas ya citadas, especialmente la Cuadrilla, el Lancero, el Vals y
El Chotis, pasaron velozmente de los salones a los ambientes campesinos.
Este es el panorama general del siglo XIX, esbozado, en síntesis. Para detallar
mejor el desenvolvimiento local de dicho siglo, a continuación, presentamos las
características de las diferentes etapas.
PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XIX.
Son escasos los datos sobre el desenvolvimiento artístico popular en nuestro país
durante los primeros años del siglo XIX. Indudablemente, prosiguió la misma
corriente de los últimos años del siglo anterior, y suponemos que nuestro pueblo,
tan afecto a las danzas siguió cultivándolas. Nos lo confirma Rengger, quien en la
época de Francia dijo: "Antiguamente se organizaban grandes bailes".
Otro comentario de Robertson nos dice: "El viejo gobernador Velazco me dijo esa
noche con énfasis: "Ah, Sr. Robertson, temo mucho que estemos presenciando la
última fiesta que se celebra en el Paraguay"..."
Durante el mandato del Dr. Francia, las manifestaciones populares así como las
culturales artísticas, no pudieron desarrollarse por las severas costumbres
impuestas por él, que dejaron de lado la música y la danza. En los salones casi nada
se pudo ver. No obstante esta severidad, el pueblo tenía sus "desahogos" en
reuniones privadas, familiares; se podría decir, comunal, ya que en las reuniones
en casas particulares se invitaban a un gran número de personas.
Alfredo Demersay, médico y naturalista francés, estuvo en nuestro país también por
el año 1845. A1 hablar de las mujeres paraguayas, nos dice (B 48): "Afables,
graciosas, apasionadas por la música y la danza, las mujeres tienen, a semejanza
de las de las orillas del Plata, más tacto y finura que los hombres".
Francisco Solano López (1862 -1870). Guerra de la Triple Alianza (1864 -1870).
Durante este gobierno, y sobre todo en los primeros años, continúa el entusiasmo
por las fiestas, bailes, vida teatral, etc.
Del mismo modo que se ofrecían continuos bailes para las clases más elevadas, el
pueblo tenía su expansión propia con sus bailes populares, a los cuales se
entregaban con pasión. Masterman nos dice refiriéndose a la elección de Francisco
Solano (B 52): "Su elección fue seguida de una sucesión de suntuosos banquetes
bailes y espectáculos".
Juan Crisóstomo Centurión (B 59): "Los años 1863 y 1864 fueron fecundos en
grandes fiestas populares, ya en festejo de los días festivos, ya en conmemoración
del apóstol Sud Americano San Francisco Solano, cuyo nombre llevaba el General
Presidente. Por supuesto las fiestas dadas con motivo del aniversario del natalicio
del general sobrepujaban en mucho en esplendor a aquellas con que se
conmemoraban los sucesos patrios, como que había llegado ya a constituir parte
de la creencia del pueblo, de que la persona de aquel simbolizaba todas las glorias
nacionales.
POSTGUERRA.
Época cargada de dificultades por las negativas consecuencias de la guerra. El
exterminio de la población, especialmente la masculina, obligó a nuestras mujeres
a cubrir la falta del jefe de familia; las mismas se vieron precisadas a dedicarse
exclusivamente a mantener y levantar el hogar golpeado por la tragedia. Esta
circunstancia, lógicamente trajo una declinación de las actividades musicales y
especialmente danzantes.
Son muy escasos los datos sobre danzas en los periódicos o escritos de la época,
pues casi nada se ha hablado sobre ellas. Se realizaban presentaciones de
compañías teatrales, líricas, circenses, etc., que están fuera de nuestro tema.
Referente a danza, se comentaba muy esporádicamente con la frase: "se realizó un
baile".., pero sin especificar nombres y muchos menos figuras coreográficas.
Josefina Plá (B l 8): "... los años 70 y 71 en efecto fueron años bastante modestos
en lo que a las empresas de esparcimiento colectivo se refiere; este esparcimiento
se vio limitado preferentemente a las formas sociales de la tertulia, las fiestas de
compromiso o las veladas musicales y ciertos espectáculos tradicionales, bailes de
Kyguá-veras, actuaciones de la banda de indios de Yaguarón con sus "gombas", e
incluso "cambarangas" (e127 de diciembre de 1871, fue quizá la última vez que ese
espectáculo tuvo carácter de manifestación espontánea y popular)".
Citamos un solo programa para no caer en repetición, pues todos los redactados en
esa época se circunscribían a los mismos bailes.
Hacia fines de este siglo 19 en el Río de la Plata comienza a decaer poco a poco la
práctica de las danzas de grupo, de parejas interdependientes, para afianzarse las
nuevas danzas de moda, del tipo pare] a enlazada independiente.
Comentarios de autores argentinos nos explican (B 3): "En 1883 Ventura R. Lynch
decía que en el sur de Buenos Aires la música de las danzas criollas aún se podía
oír por todas partes, y agregaba: "Sin embargo, la civilización que avanza, ya ha
comenzado a popularizar polkas, valses, mazurcas y habaneras".
Al hablar del Cielito (B 13): "En la campaña languidece gradualmente del 60 a1 90,
desplazado por las danzas del cielo en que la pareja baila enlazada (mazurca, polca,
habaneras, etc.) Se han difundido las danzas de "vueltas" y empieza el exterminio
de las danzas graves".