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EL ARTE DIONISIACO
Presentado por:
Sandra Marcela Gordon Alcalá
Presentado a Lic.
Aníbal Angulo
Grado: 11°03
Turbaco/Bolívar
2019
INTRODUCCIÓN
Objetivo general:
Conocer el arte dionisiaco y sus diferentes manifestaciones.
Objetivos específicos:
Identificar algunas obras que son producto del instinto dionisiaco
Explicar detalladamente las manifestaciones del arte dionisiaco
Conocer a cerca de la vida de Dionisio
EL ARTE DIONISIACO
Dionisíaco es una expresión que se refiere al dios Dionisio como una fuerza creadora.
El mundo del arte dionisíaco representa la potencia emocional que aparece en el lenguaje
musical, pero también puede ser reconocida al lado del impulso apolíneo como estados
fisiológicos de embriaguez y sueño respectivamente. Estos estados son condiciones
necesarias, en el ser humano, para la producción del arte.
Las emociones dionisíacas pueden ser encontradas delante de bebidas narcóticas o delante
de los instintos primaverales y genera en quien las siente la impresión de que todas las
barreras entre sí y los otros hombres están rotas. Siente también que todas las formas
vuelven a ser reabsorbidas por la unidad más originaria y fundamental, lo que Nietzsche
llamó uno primordial. En esta unidad hay pura intensidad y se pierde la consciencia de sí, lo
que condiciona una mirada armónica y desarmónica del mundo, de placer y de dolor, de la
construcción y de la destrucción, de la vida y de la muerte.
El arte del lírico no proviene de una idea clara y precisa, sino de una particular forma de
ánimo que impulsa la música. El objeto se presenta en la culminación del movimiento
creador, no es su punto de partida la idea.
Lírico dolor y eco del dolor, tanto su encarnación como su efecto. Dolor entrañable hecho
de la posibilidad de manifestación sustancial que le precia de ser fuente de su proceder. El
acto creador del lírico involucra la fuente entera de sus afectos y el anclaje simbólico de su
individualidad.
Al no partir de la imagen el arte lírico no es imitativo. No surge de lo que ven sus ojos
acerca de la realidad que habita sino que emerge de la fuerza de su ser en concordancia con
el fundamento inmutable del mundo. El lírico se debate en la violencia de su ser. Su yo
proviene de todo este proceso en el que se ve inmerso al punto de ser la imagen que
proyecta. Efigie cuerpo del dolor del mundo.
La música irrumpe, altera, convoca, incita, provoca porque ese es su movimiento mas no su
pretensión. Vasto mar del que sólo conocemos su movimiento incesante, su esencia
irruptiva llena de matices que se caracterizan por su multiplicidad, palpable en la canción
popular donde la impronta de la fuerza dionisíaca deja sus huellas.
La melodía originaria ejerce su poder. La imagen que nace de la música no es apariencia
(copia de copia) sino representación simbólica. En este proceso Apolo potencia su fuerza
figurativa a dar imagen a esa melodía originaria pero una imagen que parte de la música
misma y no de la realidad empírica. Imagen acorde a la irrupción de la fuerza.
Lo que intenta la música es la analogía que despierta la apariencia dada. La música lleva la
prelación. La imagen siempre está subordinada a la música, debajo de ella. Ésta apenas
soporta a aquella sin que medie la necesidad plena, no interesa la unión ni la
correspondencia entre ambas, pues no hay nada que predetermine su choque. Lo que
sustenta su encuentro es el ejemplo fortuito que tiene como fin un concepto universal.
La tragedia: La fuerza visiva que se abre ante sí, introduce al espectador en la corriente de
la escena. La visibilidad y la transfiguración están en un grado de intensificación suma. En
la tragedia las excitaciones apolíneas no enajenan la voluntad por la contemplación. La
contemplación incita los movimientos contrarios de su intención. En cada proximidad del
ojo frente a la imagen se interpone la negación y el deseo de regresar, de volver, de
refugiarse de nuevo en el punto de partida. El movimiento apolíneo no se justifica en sí
mismo. La individuación queda a merced de la dinámica dionisíaca de la escena.
Las interpretaciones nietzscheanas tienen una inmensa amplitud al punto de que su aspecto
metafísico plantea un sistema dualista que termina (aunque esto no lo haya dicho) por
justificar la vida e incluso el cosmos desde un ángulo estético. Su amplio grado de
generalidad y los diversos planos de aplicación de muchos de sus conceptos, les otorgan un
valor muy alto como herramientas conceptuales.
BIBLIOGRAFÍA