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2014

Los Delitos Contra la


Administración
Pública: El Peculado

EL DELITO DE PECULADO
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

“AÑO DE LA PROMOCIÓN DE LA INDUSTRIA RESPONSABLE Y DEL COMPROMISO


CLIMATICO”

“DDELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES


DERECHO CORPORATIVO

DERECHO PENAL IV

Dr. DANTE PIMENTEL


Almandos Vargas, Pilar Stephanie
Bances Arce, Luis Alexander
Barrientos Salas, Edgar Julio
Rodríguez Sánchez, Elizabeth
Pérez Leiva, Carlos Alberto
Quispe Sáenz, Jeanpierre
León Córdova, Jhony Efraín

V CICLO

-2014-

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

INTRODUCCIÓN

El Código Penal Peruano de 1991 ha traído consigo un notable aumento de los


supuestos típicos del delito contra la administración pública. En el Código Penal de 1924
que se refería a delitos “contra los deberes de función y los deberes profesionales”
existían solo 27 artículos (artículos 337 al 363) el actual código penal prevé 66 artículos
(artículo 361 al 426).

Los delitos contra la administración pública en el actual código penal peruano


parecen mostrar una preocupación constante del legislador por proteger mejor el bien
jurídico o los bienes jurídicos en juego.

La presente monografía es una perspectiva del tipo penal de peculado, tiene


como finalidad el entendimiento de su tipicidad, se analizará la problemática de la
autoría y participación en este delito, así como los tipos de peculado en nuestra
legislación, también la preocupación por el incremento de los delitos especiales contra
la administración pública.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

CAPITULO I
NOCIONES GENERALES

1.1. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

La administración pública entendida dinámicamente e institucionalmente es la


forma organizada más extendida del poder público que en las sociedades
contemporáneas exhiben (deben necesariamente poseer). Es así que el término
administración pública ha tenido tradicionalmente varios sentidos:

1. En un sentido restringido extrapenal sería aquel conjunto de dependencias


subordinadas al poder ejecutivo.
2. Consistiría en los actos de gobierno de cualquiera de las esferas de los poderes,
es decir, “acto administrativos”. Aquí no importa el órgano que realice los hechos
típicos sino la naturaleza del acto.
3. En un sentido amplio, propio para el Derecho penal, se trataría de los actos de
toda la Administración Pública, incluyendo a los poderes judicial y legislativo. Lo
que sucede es que los delitos contra estos últimos se tratan separadamente,
sobre todo porque aquí, más que el correcto funcionamiento de la
Administración Pública, se atenta contra el funcionario de uno de los poderes del
Estado: el Poder Judicial.

Los actos realizados deben tratarse de actos funcionariales, aunque lo realicen


sujetos que, en el sentido administrativo no serían propiamente “funcionarios públicos”.

La Administración Pública, desde una perspectiva objetiva y teleológica viene a


constituir el mecanismo puente entre el Estado y la sociedad civil, entre las formas y el
contenido humano de los países. Su existencia jurídica, en dicha perspectiva, sólo cobra
legitimidad social en la medida que se identifique con sus cometidos y destino: el
servicio a la sociedad y a los ciudadanos, bajo estándares de igualdad, eficacia,
sometimiento al ordenamiento jurídico y reafirmación del derecho de los seres
humanos a convivir e interactuar en condiciones de racionalidad y dignidad, así como
de recibir por parte del Estado, bajo el cual se acogen, gratificaciones que potencien su
condición existencial y eleven su calidad de vida.

1.2. EL FUNCIONARIO PÚBLICO

1°. En primer lugar, para que pueda hablarse de funcionario público a efectos penales
tiene que haberse dado una incorporación de la persona en cuestión a la actividad
pública, por disposición inmediata de la ley, por elección o por nombramiento de la
autoridad competente, aunque estas tres fuentes de la incorporación pueden reducirse
a una: A la disposición de la ley, por cuanto la elección o el nombramiento tienen que
basarse en una ley que las determina. Todo el que realice funciones públicas, careciendo
de este requisito, no es funcionario a efectos penales.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

Así por ejemplo, el particular que auxilia a un funcionario agredido o que ejerce
arbitrariamente funciones públicas no es funcionario.

No obstante, en algún caso el código atribuye la cualidad de funcionario o efectos


penales al particular que realiza determinadas funciones, como por ejemplo, a los
efectos del delito de malversación de caudales públicos, al particular legalmente
designado como depositario de caudales o efectos públicos (Art. 435, segundo párrafo);
o a los delitos de violación de secretos, al particular encargado accidentalmente del
despacho o custodia de documentos (Art. 416), bastando pues esta atribución para
asignarle dicha cualidad, siempre que obviamente se de esa incorporación a la actividad
pública en cuestión (en este caso la custodia de caudales o efectos públicos, o de los
documentos en cuestión). Obsérvese, sin embargo, que otras veces se castiga al
particular por haber atentado contra la integridad de la función pública, como sucede
por ejemplo en los delitos relativos al tráfico de influencias (Art. 429) o en algunos casos
de cohecho (Art. 423 y 424), sin que esté incorporado a la función pública; en realidad
estos delitos no son delitos cometidos por funcionarios públicos, pero si delitos contra
la administración pública, que lógicamente no requieren la incorporación del sujeto en
la actividad pública, aunque su conducta pretenda conculcar el recto funcionamiento de
la misma.

2°. En segundo lugar, es necesario que el sujeto en cuestión participe en las funciones
públicas. La complejidad de la actividad administrativa y su injerencia en el ámbito
privado hace difícil conceptuar a veces los que se entiende por función pública. Función
pública es la proyectada al interés colectivo o social, al bien común y realizada por
órganos estatales o para estatales. Funciones públicas son las actividades económicas
centrales, autonómicas, provinciales y locales, las sanitarias, comunicaciones,
enseñanza, sindicales, etc. Pero en ningún caso es suficiente con que se participe en la
función pública, es preciso que se haga por alguno de los títulos expresados en el artículo
24. De todos modos, no hay inconveniente en considerar que a efectos penales también
es funcionario público (o autoridad) quien participe en una actividad pública a través de
una sociedad con forma de derecho privado, pero participada por la administración; y
el personal contratado, laboral, etc., siempre que participe del ejercicio de la función
pública en este sentido.

En una concepción amplia “funcionario público” es todo aquel que en virtud de


designación especial y legal, y de una manera continua, bajo formas y condiciones
determinadas en una esfera de competencia, constituye o concurre a constituir y
expresar o ejecutar la voluntad del Estado, cuando éste se dirige a la realización de un
fin público pero la gran heterogeneidad de funcionarios públicos y de funciones que
muestran las administraciones contemporáneas no permiten, o dificultan en gran modo,
la existencia de un concepto administrativo conglobante y de consenso de funcionario.

1.3. SERVIDOR PÚBLICO

Servidor público tiene en nuestro ordenamiento legal identidad de significado


con la frase empleado público usada anteriormente. Tanto el funcionario y el servidor
público sirven al Estado para el cumplimiento de sus fines. Las diferencias están, según

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

opinión mayoritaria, en el hecho de que el servidor no representa al Estado, trabaja para


él pero no expresa su voluntad; el servidor se relaciona con la administración estatal
mediante contratación voluntaria (en el caso del funcionario le rige una base estatutaria
unilateral); el empleado o servidor público es agente sin mando, que brinda al Estado
sus datos técnicos, profesionales o para profesionales para tareas o misiones de
integración y facilitador de la de los funcionarios públicos. En definitiva un empleado no
ejerce función pública y se halla en situación de subordinación en relación a los
funcionarios.

La importancia para el derecho penal de la distinción entre funcionario y servidor


público radica en el régimen de responsabilidades penales distinto para uno y otro, o
existente para uno e irrelevante para otro.

En el artículo 425 de nuestro Código Penal, se enmarca lo siguiente:

Se consideran funcionarios o servidores públicos:

1. Los que están comprendidos en la carrera administrativa.

2. Los que desempeñan cargos políticos o de confianza, incluso si emanan de elección


popular.

3. Todo aquel que independientemente del régimen laboral en que se encuentre,


mantiene vínculo laboral o contractual de cualquier naturaleza con entidades u
organismos del Estado y que en virtud de ello ejerce funciones en dichas entidades u
organismos. (*)

4. Los administradores y depositarios de caudales embargados o depositados por


autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares.

5. Los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.

6. Los demás indicados por la Constitución Política y la ley.

(*) Numeral modificado por el Artículo 1 de la Ley Nº 26713, publicado el 27.12.96.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

CAPITULO II
EL PECULADO

2.1. ORÍGEN Y DEFINICIÓN

La palabra “peculado” proviene del latín pecus que significa ganado, y que
después se extendió a la moneda de cobre en la que aparecía la cabeza de un buey, y de
ahí se generalizó para designar al patrimonio público.

Históricamente, se ha dicho que el peculado o el peculatus en el Derecho


Romano, era el delito que consistía en una forma agravada de hurto; era el delito que
consistía en una forma agravada de hurto; era el furtum publicae pecuniae, constituido
por el hurto de cosas pertenecientes a los dioses (pecunia sacra). Soler indica que el
peculado “…para subrayar como característica esencial de este delito la existencia de un
abuso de confianza: la cosa no debe haber sido transferida, sino confiada, lo cual vendría
a un tiempo a diversificar el peculado del hurto, por una parte, y del crimen residuorun,
por otra”.

El peculatus del Derecho romano (de pecus, sistema primitivo de transacciones)


se aplicó a la pecunia sacra, que requería el rito de la consagración pública, de manera
que la ausencia de este requisito impedía la calificación de peculatus y se transformaba
en hurto. En el Digesto, se define el peculato como hurto de dinero público, entendiendo
por tal el que pertenecía al pueblo romano, al Erario Público, o el de los municipios. Las
conductas podían consistir en sustraer (auferre), destruir (interficere) o distraer (verteré
in rem suam) el Erario Público.

Soler, definiendo al peculado, ha señalado que “el peculado es una retención


indebidamente calificada, y que la calificación deriva de que el abuso es cometido por
un funcionario público, en contra del estado como propietario o guardián de cierto bien,
y con abuso de función”. Para Núñez “el objeto del peculado no reside, como se piensa,
en las circunstancias de que se someta a riesgos extraños a los fines del físico, porque la
criminalidad del hecho no reside en la razón objetiva de la existencia de esa especie de
riesgos, sino en la razón subjetiva – objetiva de la violación de la seguridad de los bienes
de que disponen las administraciones públicas”.

2.2. BIEN JURÍDICO Y OBJETOS PROTEGIDOS

Hay varios aspectos del bien jurídico que resultan afectados del “peculado”. Aquí
está en juego diferentes aspectos del ya conocido bien jurídico “correcto
funcionamiento de la administración pública en un estado social y democrático de
derecho”: El patrimonio de Administración Pública, la Fe y la confianza pública
depositada en el funcionario encargado de percibir, administrar, o custodiar bienes de
administración pública, la seguridad con que la administración pública quiere preservar
los bienes públicos, lo cual es equivalente al cumplimiento de deberes del funcionario
para con el estado. Pero en la doctrina ha destacado, alguna vez, alguno de estos

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

aspectos sobre los demás. Para Creuss, por ejemplo, predomina “la preservación de la
seguridad administrativa de los bienes públicos como garantía del normal cumplimiento
de la función patrimonial del estado”, pues el “peculado” en el código penal argentino
está ubicado dentro de las “malversaciones” y no requiere “apropiación”, sino
“sustracción”, y por ello según la doctrina argentina, tampoco un ataque efectivo al
patrimonio.

No se podría decir lo mismo del Código Penal Peruano, pues el tipo penal exige
alternativamente ”apropiación” o “uso indebido” y distingue claramente al “peculado”
de la “malversación”, aunque los trate bajo la misma sección. Luego, aquí parece
predominar la protección patrimonial, lo cual se expresa en el daño patrimonial causado
por el sujeto activo, y también la “infracción del deber”, que algunos entienden como
“deber de lealtad”, es decir, de la “probidad, honradez y fidelidad” del funcionario
público.

Ambos aspectos (“patrimonio”, y “deber de fidelidad e integridad del


funcionario”) son destacados también por la mayoritaria doctrina española anterior y
actual, prevaleciendo uno u otro según la postura que cada autor adopte. Pero,
últimamente hay una fuerte crítica de la idea del “deber del cargo” por considerarla
propia de una visión autoritaria incompatible con un estado social y democrático de
derecho: Si hay una “infracción de deber”, esta no constituye un bien jurídico, sino solo
un elemento del tipo penal. Luego, el interés inmediatamente protegido (para algunos,
el bien jurídico) será solamente el patrimonio de la administración pública, pero un
patrimonio con características especiales que la hacen diferente de aquel del particular,
un patrimonio público entendido de manera funcionarial. Por eso, ahora en España se
habla de la “correcta gestión y utilización del patrimonio público por parte de la
administración pública de cara a seguir los intereses generales de la sociedad”. Y ya
anteriormente en Argentina, Fernando Molinas se refería en similar sentido, a un bien
jurídico tutelado “legalidad de los servicios vinculados con la administración patrimonial
del Estado”.

Esta interpretación parece ser la más acorde con la sistemática peruana. Además,
existen otros motivos adicionales que respaldan esta interpretación del concepto de
“patrimonio público” y de su categoría de objeto directamente protegido en los tipos de
peculado:

1. El patrimonio del Estado se protege de manera especial, no solamente contra su


lesión (peculado por apropiación), sino también que se les deban dar a los bienes
públicos (malversación en sentido escrito). Incluso en sentido estricto). Incluso
se exige un deber especial de cuidado en el funcionario público, motivo por el
cual se sanciona la conducta “culposa”; algo impensable en el caso del
patrimonio individual.
2. La importancia del carácter de los bienes que integran el patrimonio del Estado
destaca de manera especial en los supuestos de agravación de los tipos básicos
de peculado doloso y culposo, donde la razón de ser de la agravación radica
precisamente en la importancia especial de la finalidad pública para la cual
estaban destinados los bienes: fines asistenciales o programas de apoyo social.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

3. En la parte general, artículo 80 último párrafo, el legislador penal duplica el plazo


de prescripción de la acción penal para los delitos cometidos “contra el
patrimonio del Estado”; es decir, presupone la existencia de delitos de esa
naturaleza.

En el Derecho Penal español, donde el nombre genérico es “malversación”


(peculado para el caso peruano), el nuevo C.P. ha suprimido la figura culposa, pues
se ha considerado que, por su escasa gravedad, esta figura no es merecedora de
sanción penal; debe bastar para ella la sanción administrativa. También se ha
suprimido e tipo penal que nosotros conocemos como “malversación”
(malversación por desvío de los bienes públicos), pero a cambio se ha introducido la
difícil y problemática figura de “malversación de aplicación privada”, al lado de la
“malversación de uso” (privado).

En la doctrina antigua se distinguen, sobre todo, las siguientes modalidades:


a) Según el autor del delito podía haber “peculado propio” cuando el autor era el
funcionario público con la función específica respecto de los bienes; o peculado
“impropio” cuando el autor es otra persona equiparada al autor.
b) Según el verbo rector: “peculado por apropiación”, “peculado por utilización o
distracción” y “peculado por aplicación pública distinta”.
c) Según el tipo subjetivo: “peculado doloso” y “peculado culposo”.

Los modelos b) y c) son conocidos en la actual legislación penal peruana.


Adicionalmente se incluyen dos casos de “abuso de funciones” similar a una tentativa
de peculado por apropiación: “retardo injustificado de pagos” (art. 390) y
“rehusamiento a entregar bienes” (art. 391).

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

CAPITULO III
TIPOS DE PECULADO

Como se ha visto, el funcionario o servidor público ha asumido una especial


función de tutela por la naturaleza de las instituciones a las que pertenece. En esa
medida, los tipos de peculado (apoderamiento, uso, malversación, demora en el pago)
no protegen penalmente, y en forma exclusiva los derechos de propiedad de los bienes
públicos, sino fundamentalmente la seguridad de su afectación a los fines para los cuales
se los ha reunido o creado.

En la sistemática penal peruana, el delito de peculado se encuentra encabezando


la sección III correspondiente al Capítulo II de los “Delitos cometidos por funcionarios
públicos”. No es un dato menor esta observación, en la medida que, por ejemplo, el
delito de malversación de fondos (art. 398) sería una especie de peculado, mientras que,
en el Código Penal argentino o el español, el peculado es más bien una especie de delito
genérico de malversación de caudales públicos. El peculado es más efectivo y concreto
que la malversación, pues en estas todos los funcionarios con facultades para
administrar, incluso el Presidente de la República, puede cometer malversación de
fondos. También este alto funcionario podría cometer peculado, pero bajo una
condición más: la de operar sobre caudales o efectos que posean en virtud del cargo que
ejerce.

El delito de “peculado” es llamado también “sustracción de caudales públicos”,


delito de malversación por distracción de caudales o efectos públicos. En el artículo 387
del CP – segunda parte-, el peculado se agrava cuando los caudales o efectos estuvieran
destinados a fines asistenciales o a programas de apoyo social. En igual sentido, se
puede observar en la malversación de fondos (art.389, CP – segundo párrafo-).

El peculado es un tipo penal que sanciona la deficiente administración de los


fondos públicos. Es la mala disposición de los caudales o efectos por parte de quien tiene
facultades de hacerlo, precisamente por ocupar el cargo público. El punto está en que
también se sanciona al inexperto e incapaz (culposo) funcionario público que no se dio
cuenta que otro (funcionario o no) se apropie-utilice los caudales o efectos públicos; sin
embargo, en el delito de malversación de fondos, también es una especie de mala
administración de los fondos públicos, pero la diferencia con el peculado es que en aquel
los fondos se desvían a un destino distinto del que tenían inicialmente, pero dentro del
marco de la administración pública. En cambio, en el peculado, se produce un desvío de
los fondos, pero situados fuera de la administración pública, porque tienen como
objetivo que los fondos representen un provecho económico en el mismo funcionario o
de un tercero. Es, por eso, que el peculado tiene vinculaciones con algunos delitos contra
la propiedad (porque los fondos públicos van a “propiedad del funcionario”),
específicamente con el hurto y la apropiación ilícita, y en cierta medida, con la estafa
por abuso de confianza.

En los delitos patrimoniales como el hurto, robo, estafa, etc, el bien jurídico
tutelado de manera general es el patrimonio, entendiéndose que está constituido por

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

la suma de valores económicos puestos a disposición de una persona, bajo la protección


del ordenamiento jurídico. Sin perjuicio de los anterior, se considera concretamente que
el objeto de tutela penal es el derecho de propiedad que comprende el derecho de
posesión sobre un bien al ser la posesión inherente al dominio; donde el sujeto pasivo
de esos delitos puede ser cualquier persona que tenga derecho a la propiedad o la
posesión de bien mueble, pudiendo ser tanto una persona natural como una persona
jurídica.
En el peculado de uso, no existe un ánimo de dominio sobre el bien, solo existe
el ánimo de servirse del bien. Ello explica porque el delio de peculado se encuentra en
el capítulo referido a los delitos cometidos por Funcionarios contra la Administración
Pública y no en el capítulo referido a los delitos contra el patrimonio.

3.1. EL DELITO DE PECULADO DE USO

3.1.1. CUESTIÓN PRELIMINAR:


 De la lectura del Código Penal derogado en 1924, llegamos a la conclusión de que el
hecho punible denominado “peculado de uso” sancionado en el artículo 388 del
actual texto punitivo, no tiene antecedente en aquel cuerpo legal ni en otras ley
especial de nuestra patria.
 El legislador nacional del Código Penal de 1991 introdujo por vez primera el citado
delito en nuestro catálogo penal, posiblemente inspirado en el Código Penal de
Portugal de 1932.
 Al delito de peculado de uso también se le conoce como peculado de distracción.

TIPO PENAL: ARTÍCULO 388°


El funcionario o servidor público que, para fines ajenos al servicio, usa o permite que
otro use vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de trabajo pertenecientes
a la Administración Pública o que se hallan bajo su guarda, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años y con ciento ochenta
a trescientos sesenta y cinco días – multa.
Esta disposición es aplicable al contratista de una obra pública o a sus empleados
cuando los efectos indicados pertenecen al Estado o cualquier dependencia pública.
No están comprendidos en este artículo los vehículos motorizados destinados al
servicio personal por razón del cargo.

3.1.2. TIPICIDAD OBJETIVA:

El delito de peculado de uso o por distracción se perfecciona cuando el funcionario


o servidor público, para fines privados o particulares, hace uso o permite que un tercero
utilice vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de trabajo del Estado confiados
a él en razón del cargo que desempeña al interior de la Administración Pública o que se
hallan bajo su guarda o cuidado.

De igual modo, por disposición del segundo párrafo del artículo 388 del Código
Penal, el delito de peculado de uso también se configura cuando el contratista de obra

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

pública o sus empleados para fines privados o particulares, usa o permite que un tercero
utilice vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de trabajo del Estado o
dependencia pública que se halla bajo su guarda o cuidado.

Para la configuración del delito de peculado de uso existe la necesidad de la


concurrencia de diversos elementos objetivos, siendo estos los siguientes:

1. USAR O PERMITIR USAR


a. La modalidad de usar o utilizar se configura cuando el agente usa, emplea,
aprovecha, disfruta o se beneficia de vehículos, máquinas o cualquier otro
instrumento de trabajo del Estado, sin propósito de apropiárselos.
En el agente no hay ánimo ni propósito de quedarse o adueñarse, sino
simplemente de servirse del bien público en su propio beneficio o en beneficio
de tercero

b. Se configura el peculado por distracción cuando el agente por actos omisivos


permite, tolera o facilita que un tercero o particular, para fines ajenos al servicio
público, realice actos de uso, empleo, provecho, disfrute o se beneficie de
vehículos, maquinas o cualquier otro instrumento de trabajo del Estado, sin
propósito de apropiárselos.

c. Hagamos la siguiente precisión: En el artículo 388 encontramos el peculado de


uso que – al parecer – es idéntico al peculado en su modalidad de “utilizar” del
artículo 387 DEL Código Penal. Sin embargo la diferencia salta por sí sola de la
lectura de ambos tipos penales. En efecto, el artículo 387 se refiere a utilizar
efectos o caudales públicos, en tanto que el artículo 388 se refiere
restrictivamente a usar vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de
trabajo perteneciente a la Administración Pública. En consecuencia, se aplicará
el artículo 387siempre que los caudales públicos no estén representados por
cualquier instrumento de trabajo de la Administración Pública. Si estos son los
objetos del delito, se aplicará el artículo 388.

2. BIENES MUEBLES DEL ESTADO – INSTRUMENTOS DE TRABAJO

El tipo penal específica la naturaleza de los bienes objeto del delito de peculado.
Estos solo pueden ser de naturaleza mueble, puesto que tienen como finalidad servir
de instrumentos de trabajo al interior de la Administración Pública. Pueden ser
cualquier tipo de bienes como, herramientas utilizadas en construcción civil,
camiones de limpieza pública, etc.

3. FINES PARTICULARES O PRIVADOS

Constituye la tipicidad del delito de peculado de uso, el supuesto en el que el


funcionario o servidor público, en lugar de destinar el bien mueble a su servicio
natural y normal, lo destina o utiliza para fines ajenos al servicio en su evidente

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

beneficio o de terceros allegados a aquel. Se usa el bien mueble para fines


particulares ajenos a los fines de la Administración Pública.
Ejemplo:
 Transportar a los familiares del agente público a su centro de trabajo o al
centro comercial para hacer las compras domésticas.

 Utilizar el vehículo para realizar trabajos de mensajería de una empresa


privada; usar los vehículos para hacer campaña electoral ya sea propia o de
un tercero allegado.

 Alquilar los equipos de cómputo.

4. RELACIÓN FUNCIONAL

Para que se configure el delito de peculado de uso, al igual que en los supuestos
ilícitos tipificados en el artículo 387 del Código Penal, es condición sine que non que
el bien público objeto de la utilización esté en posesión del agente en virtud de los
deberes o atribuciones del cargo que desempeña al interior de la Administración
estatal. Estas atribuciones o competencias aparecen determinadas o establecidas
previamente por la ley o por normas jurídicas de menor jerarquía, tales como los
reglamentos de la institución pública o directivas internas. La posesión puede ser
inmediata o mediata, es decir, el agente puede estar en contacto con los bienes o
instrumentos de trabajo o tenerla por asumida, bastando solamente la facultad de
disposición jurídica o disposición funcional.

Si es un hecho concreto este elemento no se verifica, el delito de peculado de


uso no se configurará así sea evidente el empleo de los bienes del Estado y este
resulte seriamente perjudicado en el desarrollo del servicio o función pública.

5. MAGNITUD DEL PERJUICIO PATRIMONIAL

Aun cuando el tipo penal no hace referencia a la magnitud del perjuicio


patrimonial que se ocasiona a la Administración Pública con el uso temporal de los
bienes públicos para fines ajenos al servicio o función encomendada, este elemento
objetivo es tácito en el tipo penal. Todo uso de un bien mueble origina
automáticamente un perjuicio patrimonial sea grave o leve. Este puede ser por el
desgaste natural del bien que se produce por su uso, así como por el hecho de que
al no estar el bien a disposición del servicio público, este se ve afectado
temporalmente. No se exige que la afectación al servicio o función encomendada
sea de gravedad. Basta que el perjuicio se verifique para configurarse el hecho
punible. En consecuencia, al no existir cuantía mínima, se entiende que así el
perjuicio los valoricen los peritos en una cantidad mínima, igual el delito se verifica.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

6. BIEN JURIDICO PROTEGIDO

El bien jurídico general es el recto desarrollo o desenvolvimiento de la función


pública al interior de la Administración Pública.

El bien jurídico específico o particular que se pretende proteger con la tipificación


del delito de peculado de uso es el deber de lealtad y probidad de los funcionarios o
servidores públicos en el cuidado de los bienes públicos al cumplir con su deber
especial en comendado en razón del cargo que desempeñan. El bien jurídico
específico solo se verá afectado cuando el agente lesione el patrimonio del Estado
infringiendo sus deberes de lealtad y probidad en el cuidado de los bienes muebles
especificados en el tipo penal, que le han sido encomendados en razón de su cargo
o que están bajo su guarda.

Ello es así hasta el punto que si el patrimonio estatal se lesiona sin que se hayan
infringido los deberes de lealtad y probidad del funcionario o servidor en la
administración o custodia de los bienes muebles del Estado, el delito de peculado de
uso no se configura

7. SUJETO ACTIVO

Para la configuración de este delito no es suficiente el requisito – también


indispensable – de que el sujeto activo del delito sea funcionario o servidor público.
También se requiere que el bien esté en la esfera de custodia directa o jurídica del
sujeto activo.

No solo los funcionarios de la burocracia tradicional pueden ser sujetos activos


del delito de peculado de uso, sino también, según el artículo 425° inciso 3 del Código
Penal, los particulares que han sido contratados para ejercer la función específica de
custodiar o administrar los bienes muebles del Estado.

Pueden ser también sujetos activos del delito los contratistas de una obra pública
o sus empleados, cuando los efectos indicados pertenecen al Estado o a cualquier
dependencia pública. Ello por expresa disposición del segundo párrafo del artículo
388 del código penal.

Los particulares que ayudan o auxilian a cometer el delito al funcionario o


servidor público responden como cómplices del delito de peculado de uso.

8. SUJETO PASIVO

Es el Estado como único titular del bien jurídico protegido con la tipificación de
este delito.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

3.1.3. TIPICIDAD SUBJETIVA

Según la redacción del tipo penal, el agente actúa o desarrolla la conducta punible
con el firme propósito de utilizar en beneficio propio o de otro los bienes muebles no
fungibles del Estado; ocasionando tal proceder un evidente perjuicio al sujeto pasivo del
delito. Por ende, en el delito de peculado el agente actúa con ánimo de lucro. Lo guía la
intención o el móvil de obtener un provecho particular, ya sea para él o para otro, con
el cual tiene nexos sentimentales o de parentesco.

Aparte del dolo, es necesario la concurrencia del elemento subjetivo adicional al


dolo, como es el ánimo de lucro por parte del agente público. Si él ánimo de lucro no se
verifica en la conducta del agente, el delito de peculado se descarta.

3.1.4. ANTIJURIDICIDAD

Después de que en la conducta analizada se verifique la concurrencia de los


elementos objetivos y subjetivos de la tipicidad del delito de peculado de uso, el
operador jurídico pasará a verificar si concurre alguna causa de justificación de las
previstas en el artículo 20° del Código Penal (inimputabilidad). Pueden presentarse
casos de estado de necesidad justificante.

3.1.5. CULPABILIDAD

De verificarse que en la conducta típica de peculado de uso no concurre alguna causa


de justificación, el operador jurídico continuará con el análisis para determinar si la
conducta típica y antijurídica puede ser atribuida a su autor. En esta etapa tendrá que
verificarse si al momento de actuar el agente era imputable, es decir, mayor de 18 años
de edad y no sufría de alguna anomalía psíquica.

También se verificará si el agente al momento de exteriorizar su conducta de


peculado por distracción, conocía la antijuridicidad de su conducta, es decir, si el agente
sabía o conocía que su conducta estaba prohibida por ser contraria a Derecho.

Es posible la concurrencia de una situación que sustente un error.

3.1.6. CONSUMACIÓN Y TENTATIVA

Al ser un delito de resultado, la consumación se realiza instantáneamente al


producirse la utilización o uso de los bienes muebles del Estado de particulares, pero
que están bajo la guarda de la Administración Pública. Desde el momento que se inicia
la utilización de los bienes públicos en propio beneficio o de tercero, en forma
automática, se produce un perjuicio al sujeto pasivo del delito.

Por otro lado, al ser un delito de resultado es perfectamente posible que la conducta
del sujeto activo se quede en el grado de tentativa.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

3.1.7. CAUSAL DE ATIPICIDAD DEL PECULADO DE USO

El último párrafo del artículo 388 del Código Penal recoge una causal de atipicidad
de la conducta de peculado de uso. Ella se concreta cuando el funcionario o servidor
público, para fines ajenos al servicio, usa vehículos motorizados pertenecientes a la
Administración Pública, siempre y cuando tales vehículos estén destinados a su servicio
personal por razón del cargo que desempeña dentro de la Administración Pública. La
atipicidad se presenta solo cuando se trate de vehículos. Aquí debe precisarse que habrá
atipicidad siempre y cuando el mismo funcionario o servidor público utilice el vehículo
destinado a su servicio personal, para fines ajenos al servicio.

Cuando el vehículo es usado por familiares o personas de confianza o allegados al


funcionario o servidor obligado, para realizar actividades en beneficio de aquel o en
beneficio de la Administración Pública, sin duda, se presenta la atipicidad.

Por el contrario, hay tipicidad del delito de peculado de uso, por ejemplo, cuando el
funcionario o servidor público dispone u ordena al chofer de la movilidad asignada, que
traslade de un lugar a otro a sus familiares o terceros a fin de que estos realicen actos
personales o actos en su directo y propio beneficio. Aparece sin duda el peculado de uso
cuando el agente público dispone que la movilidad traslade a algún familiar o a un
tercero al gimnasio, a la playa, al mercado para hacer sus compras, a efectuar una visita
familiar o amical, a una reunión social, o traslade al colegio a sus hijos para dejarlos o
recogerlos, etc.

3.2. EL DELITO DE PECULADO DOLOSO

3.2.1. CUESTIÓN PRELIMINAR

El artículo 387º reproduce in extenso, con mínimas modificaciones y con excepción


de las circunstancias agravantes, el artículo 346 del Código Penal de 1924. Los cambios
se centran en el uso del tiempo presente de los verbos "apropiar" y "utilizar" empleados
en el código actual vigente, así como en el monto de las penas. Las fuentes extranjeras
que influyeron para la redacción de esta figura son diversas: el Código Penal Argentino
de 1922, el uruguayo de 1889, los italianos de 1889 y 1930. Y también en parte los
españoles de 1870, 1928 y 1973.

La fórmula peruana de peculado ha preferido utilizar los verbos rectores "apropia o


utiliza" para definir los comportamientos típicos del sujeto activo. Se aparta así de las
fórmulas española y francesa que emplean el verbo "sustraer", pero conserva la alusión
a los conceptos "caudales y efectos" contenidos en las referidas legislaciones.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

TIPO PENAL: Artículo 387:


El funcionario o servidor público que se apropia o utiliza, en cualquier forma, para sí o
para otro, caudales o efectos cuya percepción, administración o custodia le estén
confiados por razón de su cargo, será reprimido con pena privativa de libertad no menor
de cuatro ni mayor de ocho años.
Cuando el valor de lo apropiado o utilizado sobrepase diez unidades impositivas
tributarias, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de
doce años.
Constituye circunstancia agravante si los caudales o efectos estuvieran destinados a
fines asistenciales o a programas de apoyo social. En estos casos, la pena privativa de
libertad será no menor de ocho ni mayor de doce años.

La fórmula peruana de peculado ha preferido utilizar los verbos rectores "apropia


o utiliza" para definir los comportamientos típicos del sujeto activo. Se aparta así de las
fórmulas española y francesa que emplean el verbo "sustraer", pero conserva la alusión
a los conceptos "caudales y efectos" contenidos en las referidas legislaciones.

A diferencia de lo que acontece con los diseños españoles y argentinos de la


figura de peculado, la misma que es tratada como una modalidad de malversación, en
el Perú el Peculado constituye el rubro o capítulo jurídico penal que da nombre al nomen
iuris, poseyendo una autonomía conceptual y jurídica con relación a la malversación,
frente a la cual incluso observa un mayor grado de ilicitud y reprochabilidad. Sin
embargo, no podríamos señalar, en propiedad, que el peculado sea el género y la
malversación una especie de peculado, corno si acontece con el peculado frente al
género de la malversación en los citados esquemas de derecho comparado.

Si bien la figura básica de peculado del Art. 387 contempla la modalidad dolosa
y culposa de la misma y del peculado de uso en el Art. 388, se observa en cambio
sensibles omisiones al momento de normativizar los comportamientos relevantes de los
sujetos públicos vinculados al patrimonio público. Así, no tiene nuestra legislación penal
las figuras de peculado para uso momentáneo, ni el de peculado de aprovechamiento
por error de otro, asimismo, no hace referencia al valor de lo apropiado para atenuar o
agravar la sanción (vacíos pendientes), como sí lo hacen otras legislaciones penales
(extremo último ya solucionado con la modificatoria realizada mediante la Ley Nº 29703,
de fecha 10 de Junio de 2011). Sensible ausencia de regulación normativa que al
aplicarse permitirá ayudar en gran manera a graduar el injusto objetivo y a dotar de
proporcionalidad y racionalidad a la determinación judicial de pena.

Cabe advertir que actualmente nuestro modelo de peculado tiene circunstancias


agravantes y atenuantes en razón de la cuantía del objeto material de delito (como los
tienen por ejemplo los Códigos colombiano y en cierto modo también el español), esto
es, de los caudales y efectos. Carencia que fue corregida legislativamente, mediante la
Ley Nº 29703, de fecha 10 de Junio de 2011. De lo que si carece es de un marco de
atenuaciones que posibiliten taxativamente que el Juez reduzca significativamente pena
de producirse devoluciones y reintegros antes del proceso o de la sentencia e incluso
antes de la decisión final. Asunto que en nuestro esquema pertenece al no siempre claro

16
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

y bien entendido ámbito de la individualización judicial de pena establecido en el


artículo 46º del Código Penal.

3.2.2. TIPICIDAD OBJETIVA

1. LA PERCEPCÓN, ADMINISTRACIÓN Y CUSTODIA

El contenido de la posesión que por su cargo ejerce el funcionario o servidor sobre


los caudales o efectos se materializa a través de las tres únicas formas (o modos) de
poseer establecidas en el tipo penal, las mismas que pueden darse juntas o
separadamente y que objetivan de tal manera la relación funcional y lo diferencian del
tipo penal común de apropiación ilícita, donde la fuente productora y vinculante de la
posesión puede ser cualquier título al margen del nexo por razón del cargo público. La
naturaleza jurídica de la posesión a tomar en cuenta en el derecho penal, como se ha
indicado ya, hace mención tanto al poder de hecho sobre la cosa (tenencia) como
también a la facultad de su disposición jurídica.

1. Percepción. Se alude con este término a la acción de captar o recepcionar caudales o


efectos de procedencia diversa pero siempre lícita (del tesoro público, de particulares,
de fuentes extranjeras, donaciones, producto de operaciones contractuales,
provenientes incluso de otras agencias estatales, etc.) y que ingresan o pasan a integrar
al patrimonio estatal o público en general en calidad de bienes públicos. Lo que resulta
discutible es si los bienes de particulares que ingresan a la administración pública en
calidad de depósitos en garantía o para vigilancia pueden ser considerados bienes
públicos y, por lo mismo, susceptibles de peculado. FERREIRA57, por su parte, es del
criterio que son bienes a cargo del Estado no solamente los que le pertenecen sino
también los del particular que el Estado administra.

Por nuestra parte, consideramos que el tipo penal no exige necesariamente la


propiedad estatal o pública de los bienes; es más, la posición de garante (ejercida a
través de sus representantes) que asume el Estado, permite considerar
susceptibles de peculado tanto a los bienes que se incorporan, sea cual sea la fuente
productora (pública o particular), como a los que temporalmente se hallen bajo
disponibilidad jurídica (bienes con destino público o aquellos sujetos a simple custodia
estatal).

Perciben caudales tanto aquellos a quienes el Estado asigna bienes en razón de sus
cargos, como los que recaudan, del ámbito externo a las administraciones públicas,
contribuciones rentas o impuestos que ingresan a los fondos fiscales y/o público en
sentido amplio.

2. Administración. La posesión confiada al funcionario o servidor, en este caso,


implica funciones activas de manejo y conducción (gobierno). La administración de los
caudales o efectos por parte del sujeto público, tiene implícita la vinculación funcional,
comprendiendo tanto relaciones directas con el caudal, efecto o relaciones mediatas,
por las que sin necesidad de entrar en contacto con los bienes puede el funcionario
público disponer de ellos en razón a ser el responsable de la unidad administrativa o

17
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

titular del pliego. Rigen aquí las reglas civiles extra penales para el cuidado y gobierno
de los caudales y efectos ingresados a la esfera de la administración pública, sean
públicos o de particulares. Administran caudales y efectos los tesoreros, los
almacenistas, los administradores judicialmente nombrados, los funcionarios o
servidores del Banco de la Nación a cargo de los depósitos judiciales, etc.

3. Custodia. Esta forma típica de posesión implica la protección, conservación y


vigilancia debida por el funcionario o servidor de los caudales y efectos públicos.

Mediante tales formas de posesión que la ley penal ha establecido, el funcionario o


servidor tiene que desarrollar funciones de control, cuidado, conducción y vigilancia
(deber de garante) en despliegue de las obligaciones inherentes a su cargo. La infracción
de tales deberes y su conversión en actos de relevancia penal consistentes en apropiarse
o utilizar los bienes dejados en posesión, ponen en evidencia el quebrantamiento de los
deberes funcionales por parte del sujeto activo para con la administración pública y su
manifiesta voluntad de lesionarla patrimonialmente con aprovechamiento material para
sí mismo o para terceros.

2. SUJETO ACTIVO
El tipo penal exige un “funcionario público” con competencia funcionarial
específica.

La administración, percepción o custodia de los bienes públicos deben haber sido


confiadas al funcionario en razón de su cargo (relación funcionarial específica). No se
trata de una simple entrega de bienes como una cuestión de confianza en el funcionario
(entrega facultativa), o derivada de la costumbre o del consenso o de cualquier otra
circunstancia (por ejemplo, que se haya llegado a la tenencia por engaño, abuso, etc); el
funcionario debe tener los bienes en función de lo dispuesto por la ley, no debe tener
los bienes en función de los dispuesto por la ley, no debe bastar con que el funcionario
disponga de los bienes “con ocasión” de sus funciones.

La exigencia de esta “relación funcionarial específica”, para algunos, se debería


a que el peculado es la “especial violación de los deberes del cargo y únicamente se
puede dar cuando la entrega de los bienes quede comprendida en la competencia
propia de aquél”.

Pero, en realidad, la delimitación estricta del sujeto activo se deriva de una


interpretación correcta en función del bien jurídico tutelado (funcionamiento de la
Administración Pública). El bien jurídico sólo se verá afectado cuando el funcionario
ataca el patrimonio del Estado infringiendo el deber específico que tiene para con los
bienes que le han sido encomendados; no puede haber una violación de “deberes
generales del cargo”.

Al existir la exigencia típica de la “función específica” del sujeto activo, podría


entenderse que solamente “funcionarios” pertenecientes a la burocracia estatal
tradicional podrían ser autores del peculado, y que quedarían fuera del tipo los que
laboran para la Administración Pública bajo un régimen privado, quienes normalmente

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

sí podrían cometer otros delitos contra la Administración Pública (art. 425, numeral 3).
No obstante, nada impide que se entienda que la “relación funcionarial” exigida por el
tipo de “peculado” exista también en este caso, si pese al régimen laboral privado, el
sujeto había sido contratado precisamente para “percibir, custodiar o administrar”
bienes públicos.

3. SUJETO PASIVO.
Es el Estado como único titular del bien jurídico protegido con la tipificación de este
delito.

4. CONDUCTA TÍPICA

La acción típica en el delito de peculado está conformada por los verbos rectores
“apropiar” o “utilizar”. En cuanto al concepto de “apropiación”, parte de la doctrina
distingue entre el acto de apoderamiento y la sustracción, entendiendo que el
“apoderamiento” sería sustraer la cosa de la esfera de custodia del legítimo tenedor
para ingresarlo en la propia esfera, por otro lado, la “sustracción” solamente implicaría
“apartar, separar, extraer” la cosa de la esfera de custodia en que el bien se encontraba
legalmente. Contrario sensu, la doctrina italiana ha sostenido una interpretación
distinta, entendiendo que la apropiación sería no cumplir con devolver o entregar a un
tercero una cosa recibida con esa finalidad, lo cual incluso podría incluir la simple
sustracción; sin embargo, el criterio para definir la “apropiación”, en opinión
predominante por la doctrina nacional, es que el acto de apropiar estriba en hacer suyos
caudales o efectos que pertenecen al Estado, apartándolo de la esfera de la función de
la Administración Pública y colocándose en situación de disponer de los mismos y este
criterio encierra tanto el acto de apropiar como el de sustraer, pues implicaría que el
sujeto activo es quien sustrae bienes o caudales ya sea en beneficio de él (peculado
propio) o en beneficio de un tercero (peculado en su modalidad de apropiación a favor
de tercero).

En este caso, el tipo penal contenido en el artículo 387 del Código Penal presenta
cuatro modalidades delictivas distintas, a saber:
 Peculado doloso por apropiación para sí.
 Peculado doloso por apropiación para tercero.
 Peculado doloso por utilización para sí.
 Peculado doloso por utilización para tercero.

5. ELEMENTOS OBJETIVOS CONSITUTTIVOS DEL DELITO DE PECULADO DOLOSO


A.-Existencia de una relación funcional entre el sujeto activo y los caudales y efectos

B.-La percepción, administración o custodia

C.-Modalidades de comisión: apropiación o utilización bajo cualquier forma

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

D- Destinario: para sí o para otro

E.- Objeto de la acción: los caudales o efectos

6. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

El objeto genérico de la tutela penal es proteger el normal desarrollo de las


actividades de la administración pública. Por tratarse el peculado de un delito
pluriofensivo, el bien jurídico se desdobla en dos objetos específicos merecedores de
protección jurídico-penal:
(a) Garantizar el principio de no lesividad de los intereses patrimoniales de la
administración pública, asegurando una correcta administración del patrimonio
público, y
(b) Evitar el abuso de poder del que se halla facultado el funcionario o servidor
público que quebranta los deberes funcionales de lealtad y probidad,
garantizando el principio constitucional de fidelidad a los intereses públicos a
que están obligados los funcionarios y servidores.

3.2.3. TIPICIDAD SUBJETIVA

Con relación al aspecto subjetivo del delito, la modalidad dolosa del peculado, está
determinada por el conocimiento del sujeto activo en el carácter de bien público y de la
relación funcionarial, así como la intención de apropiarse o dar uso privado a los bienes.
En esa medida, el dolo del sujeto activo involucrará dos elementos, en un primer
término, el hecho que el funcionario o servidor público sea consciente que las conductas
de apropiación o utilización que lleva a cabo involucran bienes que constituyen parte
del patrimonio del Estado; y en segundo lugar, que el sujeto activo lleve a cabo la acción
con la intención de dar uso privado o particular a los bienes en cuestión.

El peculado en análisis es doloso, por cuanto exige del funcionario o servidor público
que sus actos sean cometidos con conocimiento de que los bienes que se apropia y
utiliza voluntariamente son de pertenencia pública. El dolo exigible para consumar el
tipo es el dolo eventual al no requerir el tipo ningún propósito especial o la presencia de
algún reforzante subjetivo como a sabiendas, ánimo de lucro o la finalidad de
enriquecimiento.

El dolo consiste en el conocimiento del carácter de bien público y de la relación


funcionarial, así como la intención de apropiarse o dar uso privado a los bienes.
Precisamente, este ánimo especial sirve como criterio de distinción entre una y otra
modalidad. Por eso, no es posible el dolo eventual a diferencia del tipo argentino, sino
solamente el dolo directo. El elemento subjetivo del dolo está dirigido al conocimiento
del carácter público de los bienes, de los que se apropia el funcionario o servidor público,
conocimiento que no lo determina al no disponer de dichos bienes.

20
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

3.2.4. CONSUMACIÓN Y TENTATIVA

El delito se consuma a través de los siguientes momentos:


 En el caso de la apropiación de efectos caudales, el delito se consuma cuando el
sujeto activo se apropia de los bienes objeto ilícito, apropiación que por cierto
no exige sustracción. Ahora bien, la apropiación se verificará en la medida que el
sujeto activo del delito, apoderándose de los bienes que el Estado le ha confiado
a su cargo, se comporta como legítimo propietario de ellos y dispone de los
bienes como si formaran parte de su patrimonio personal o privado, es decir,
este supuesto se perfecciona cuando el funcionario o servidor público usa los
bienes, que le han sido conferidos por el Estado, como si fueran propios.
 En el caso de la utilización, la verificación de este supuesto exige que los bienes,
que tiene a su cargo el sujeto activo del delito, previamente hayan sido
separados de la esfera pública de custodia, y luego se les haya asignado una
aplicación privada, es decir, son desviados de su destino para el cumplimiento
de una función pública, para ser utilizados en el marco de trabajos de carácter
privado.

La CONSUMACIÓN se da no con la simple sustracción, sino con el uso del bien


como si fuera propio (apropiación). Por lo mismo es perfectamente posible la
TENTATIVA. Si además, se exige “perjuicio patrimonial” en la modalidad de
“apropiación”, en el sentido de una disminución contable de bienes de la
administración, la tentativa será posible hasta antes de que se verifique esto. En el
caso de la “utilización, la tentativa será posible hasta antes de dar uso privado a los
bines; por ejemplo, cuando éstos son llevados al lugar donde se les va a dar uso
privado.

3.2.5. ANTIJURICIDAD

En la antijuricidad no se observan particularidades dignas de resaltar. Es


perfectamente posible que se invoque una “causa de justificación” como el “estado de
necesidad”, pero en tal caso, deben presentarse los elementos que la ley exige, por
ejemplo, en el caso de necesidades familiares de tipo urgente por existir un mal
inminente y grave que no deje “otro camino” que recurrir a los bienes del Estado que se
administran; o la necesidad de recurrir a bienes del Estado para asistir a víctimas de una
catástrofe, o la entrega de víveres almacenados a la población hambrienta y damnificada
de una inundación en una localidad incomunicada. Pero, sí con una finalidad loable se
venden bienes de la administración para adquirir unos mejores para ella misma, no es
que exista un “estado de necesidad”, sino una atipicidad del peculado, pues en este caso
no existe el elemento “apropiación” ni “utilización” con destino privado, o por lo menos
faltaría el tipo subjetivo respecto a esto; pero podría discutirse la aplicación del tipo
penal de “malversación”(que a juicio de Abanto Vásquez también habría que negar al
faltar el elemento “afección del servicio o de la función encomendada”).

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

3.2.6. CULPABILIDAD

En la culpabilidad se ha argumentado en algún momento el “miedo insuperable” en


el caso del empleado que, por temor a perder el empleo, colaborara con otro
jerárquicamente superior para que éste se apropie de caudales de la administración.
Pero es dudoso que esta situación constituya un “miedo insuperable” de manera
general. Si, tal como ya se dijo al analizar los delitos de “resistencia” y “desobediencia”,
la “obediencia jerárquica” no puede ser considerada justificación del subordinado
cuando para éste sea evidente que la orden contenía un delito, su “temor”, para que
pueda alcanzar niveles de una “exclusión de la culpabilidad”, deberá producirse de
manera realmente excepcional cuando el “mal generados del miedo” sea de tal
magnitud especial (mayormente, aunque no siempre, cuando estén en juego bienes
jurídicos personalísimos) que sea “insuperable” para un hombre promedio situado en la
situación del sujeto.

3.3. EL DELITO DEL PECULADO CULPOSO

3.3.1. CUESTIÓN PRELIMINAR

El delito de peculado culposo requiere que el agente, por culpa, dé ocasión a que se
efectúe, por otra persona, la sustracción de caudales o efectos, que el hecho de impartir
distracción de caudales o efectos, que el hecho de impartir disposiciones a los
funcionarios encargados para la adquisición de útiles de oficina y limpieza, habiendo
estos último incurrido en actos delictivos, no se adecua a las exigencias típicas del delito
de peculado culposo, sino que, en todo caso, casi ha incurrido el acusado en una
infracción de carácter administrativo; por lo que debe absolvérsele, en estricta
aplicación de los dispuesto por el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales.
“En el peculado culposos, debe tenerse en cuenta: “la sustracción y la culpa del
funcionario o servidor público” como elementos componentes típicos de esta figura
penal, describiéndola como: a) la sustracción, entendiéndosela como el alejamiento de
los caudales o efectos del ámbito de vigilancia de la administración pública, por parte de
un tercero, que se aprovecha así del estado de culpa incurrido por el funcionario o
servidor público, culpa es un término global usado para incluir en él todas las formas
conocidas de comisión de un hecho, diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito.
Habrá culpa en el sujeto activo del delito, cuando este no toma las precauciones
necesarias para evitar sustracciones (la culpa del peculado se refiere exclusivamente a
sustracciones, no al término impreciso de pérdidas), vale decir, cuando viola deberes del
debido cuidado sobre los caudales o efectos, a los que está obligado por la vinculación
funcional que mantiene con el patrimonio”.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

3.3.2. TIPICIDAD OBJETIVA

1. LA SUSTRACCIÓN

El verbo rector "sustraer" utilizado por nuestro tipo penal, al igual que en la
legislación argentina y española, significa el alejamiento de los caudales o efectos del
ámbito de vigilancia de la administración pública, con aprehensión física de los mismos
por parte del tercero, que se aprovecha así del estado de culpa incurrido por el
funcionario o servidor. La disponibilidad es un elemento no necesariamente exigible
para perfeccionar la sustracción, lo que implica que no se requiere que el agente
disponga del bien o que éste sea irrecuperable. Sustraer es, así, extraer, retirar o alejar
el bien del lugar donde se encuentra, en este caso bajo dominio de la administración
pública.

Técnico-legislativamente se ha preferido usar el verbo "sustraer" que apropiar o


apoderarse, por ser más adecuado a la acción del tercero que no participa de las
características inherentes a la posesión del bien, esto es, a la vinculación funcional.

2. LA CULPA DEL FUNCIONARIO O SERVIDOR PÚBLICO


La cuIpa es un término global usado para incluir en él todas las formas conocidas de
comisión de un hecho diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito68. Habrá
culpa en el sujeto activo del delito, cuando éste no toma las precauciones necesarias
para evitar sustracciones (la culpa del delito de peculado se refiere exclusivamente a
sustracciones, no al término impreciso de "pérdidas"), vale decir cuando viola deberes
del debido cuidado sobre los caudales o efectos, a los que está obligado por la
vinculación funcional que mantiene con el patrimonio público. Caben aquí las
especificaciones de calidad especial, de posesión con el caudal o efecto, y de vinculación
funcional requeridos para el autor en el delito doloso de peculado, vale decir, deberá
tratarse de un funcionario o servidor público que tenga la percepción, administración o
custodia de dichos bienes (alternativa o conjuntamente), y que los mismos le estén
confiados por razón del cargo que ocupa. Obviamente, el sujeto activo -"agente", según
la norma penal- no deberá apropiarse o utilizar los caudales o bienes ni permitir
dolosamente, sin concierto, que otro ejecute dichas conductas, pues en el primer caso
estaremos frente a un tipo doloso de peculado mientras que en el segundo se tratará
de complicidad primaria en el delito de hurto del extraneus. Incluso puede analizarse la
posibilidad de que el funcionario o servidor vinculado sea un autor mediato del delito
de hurto, al utilizar a terceros, que obran sin dolo para que aprovechando de su pre
ordenada culpa sustraigan el caudal o efecto. Debatible es la hipótesis que el funcionario
o servidor vinculado sea autor mediato de peculado al utilizar a terceros extraneus.

3. SUJETO ACTIVO

Se trata del funcionario público que tiene relación funcionarial específica con los
bienes sustraídos por un tercero. Se dice también que consiste en el funcionario con la
“tenencia jurídica” de los bienes, pues lo que se reprocha es precisamente la infracción
culposa de su deber de conservarlos.

23
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

No es autor del delito el funcionario que se ocupa de hecho de los bienes, cuando
la custodia funcionarial le correspondía a otro; más bien en este otro habrá ya una
“infracción del deber de cuidado” y la posibilidad de que recaiga en él la imputación por
el delito.

4. SUJETO PASIVO

Es el Estado como único titular del bien jurídico protegido con la tipificación de
este delito.

5. INFRACCIÓN DEL DEBER DEL CUIDADO

La conducta reprochable del funcionario consiste en “dar ocasión” a la sustracción


del bien por un tercero. Esto significa faltar a los deberes del cuidado debido en la
administración, percepción o custodia de los caudales o efectos, que es exigible para
evitar sustracciones por parte de terceros.

Ejemplo, el almacenero que se retira a su casa dejando abierta la puerta del almacén
y permite así que otro se lleve bienes. O el Alcalde que no exige rendición de cuentas al
anterior y permite así que “sustraiga” caudales (E.S. de 10-11-1997, exp. N°3623-96,
Arequipa); o el cajero de un Hospital del Estado que culposamente permite que terceros
hagan efectivos cheques que le correspondían al hospital (E.S. de 23-10-1997, exp.
N°5526, Lima).

El “cuidado debido” debe ser naturalmente uno “exigible” al funcionario; no se le


puede exigir más cuidado que el establecido en los propios reglamentos o más de lo que
éste puede cumplir por sus capacidades personales limitadas. Pero, obviamente, si el
cargo exigía ciertos conocimientos que el funcionario no tenía, y debido a éstos los
bienes se pierden, siempre habrá infracción del deber de cuidado, pues éste consistía ya
en la aceptación de ejercer una función sin tener los conocimientos suficientes.

El “tercero” puede ser otro funcionario o un particular que actúe dolosamente


cometiendo un hurto, un robo o incluso una estafa.

El problema está en si el “tercero sustractor” podría ser otro funcionario que


también tenga la función específica de administrar, custodiar o percibir los caudales o
efectos conjuntamente con el agente. Considero que, en este caso, sólo habría peculado
doloso de este tercero y no también el peculado culposo del primero porque la “relación
de antijuricidad” se refiere a que el resultado se produzca precisamente por otro que no
tiene la función específica.

6. RESULTADO TÍPICO

Como todo delito culposo, además de “la infracción del deber de cuidado”, para que
haya delito se necesita un “resultado típico” (la pérdida del bien por sustracción dolosa

24
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

de un tercero) y una “relación de antijuricidad” (que dicho resultado se deba


precisamente a la infracción del deber de cuidado).

El “resultado” consiste en la SUSTRACCIÓN dolosa de los bienes por un tercero que


consiste en la aprehensión física de los bienes para alejar los caudales o efectos de la
esfera de custodia de la administración. No se necesita que el tercero se “apropie” de
los bienes como ocurre en el “peculado doloso”, pero esto es evidente, pues el tercero
no debía estar en posesión legal previa de estos. Es decir, el tipo penal presupone un
“hurto” de parte del “tercero”. Si el “tercero” había recibido previamente los bienes de
parte del funcionario con la obligación de devolverlos, sí tendríamos una “apropiación”
por parte de este sujeto que podría ser punible como “apropiación ilícita” (art. 190 C.P.);
pero en este caso la conducta del funcionario, por más imprudente que haya sido (por
ejemplo, dar los bienes a un tercero desconocido), no es punible como delito.

El tercero puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público. Estos no


cometerán peculado, sino sólo un delito contra la propiedad, si se cumplieran los demás
requisitos de los tipos correspondientes. Si hubiera connivencia con el autor, ya no
puede hablarse de “culpa” y, por lo tanto, el funcionario público habrá cometido un
PECULADO DOLOSO, y los demás serán partícipes de este delito.

La jurisprudencia nacional acertadamente exige constantemente la producción


de este “resultado típico”, pues no basta con el simple descuido, pérdida o desorden en
el desempeño del funcionario, así esto haya puesto en peligro a los bienes.

3.3.3. CONSUMACIÓN Y TENTATIVA

Es importante observar que para que se dé la CONSUMACIÓN se necesita un


“resultado típico”, el cual consistirá en la “sustracción” del bien por un tercero; pero no
es indispensable la “apropiación” del bien. Es decir, mientras que el funcionario ya habrá
cometido peculado culposo, el tercero podría haberse quedado todavía en grado de
tentativa de un delito común que requiera “apropiación”. En cambio, en el caso del
funcionario no puede haber TENTATIVA del delito culposo, pues el injusto penal exige
siempre la producción del resultado; la simple infracción del deber de cuidado es
irrelevante por sí sola para el Derecho Penal.

Entre las conductas del funcionario y del “tercero” no puede haber un CONCURSO,
aunque sí un solo hecho que merecerá una valoración jurídico-penal por separado para
cada conducta de las dos personas que “concurran” en él. Cada participante en los
hechos es autor de su propio injusto: el funcionario, de “delito culposo” y el tercero, de
un hurto, robo o estafa.

3.3.4. AGRAVANTE

Existe un SUPUESTO AGRAVADO del tipoi culposo en función del carácter de los
bienes: su finalidad asistencial o su destino a programas de apoyo social. Aquí, la
privación de libertad se eleva a una entre 3 y 5 años. Para que se produzca esta

25
LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

agravación, el funcionario debió conocer su carácter; en caso contrario, se atentaría


contra el principio de exclusión de la responsabilidad objetiva del artículo VII del Título
Preliminar del C.P.

3.3.5. TIPICIDAD SUBJETIVA

En este delito tiene que existir culpa o imprudencia en el funcionario público, pero
en relación con la situación que propicia la actividad dolosa del tercero para sustraer los
bienes. No debe haber “connivencia” entre el funcionario y el tercero; si ella existe,
habrá peculado doloso.

El funcionario o servidor no debe de actuar dolosamente, es decir, no debe propiciar


el descuido, ni entrar en concierto con el tercero para generar situaciones de supuesta
culpa. Pues de ser ésta la figura de hecho, se le imputará al funcionario o servidor la
comisión de peculado doloso, el mismo que prevé la posibilidad abierta de que la
apropiación se produzca en cualquier forma, es decir y en este caso, valiéndose de los
actos materiales de terceros, por autoría mediata o a nivel de omisión dolosa de actos
debidos lo que va a configurar igualmente un concurso de personas y de delitos. Es
factible encontrar el componente subjetivo de la culpa en la conciencia del deber de
impedir la sustracción y en tal concepto tomar las precauciones debidas; para afirmar
dicho componente deberá concluirse que el hecho era previsible y evitable con un
debido comportamiento de cuidado por parte del sujeto activo.

3.3.6. ANTIJURICIDAD

Este elemento admite la “imputación objetiva” para extraer del ámbito punible a
aquellas infracciones del deber de cuidado que no han derivado en un resultado típico
por falta de aumento de riesgo, de realización del riesgo en el resultado o por estar el
resultado fuera del ámbito de protección de la norma que origina el deber de cuidado.
La sustracción de los bienes debe ser posibilitada o facilitada por la imprudencia del
funcionario, y no por otra causa, y tampoco puede responder el funcionario por el dolo
o la propia culpa de otros, si ha realizado su conducta dentro de lo establecido por la
ley, por ejemplo, si el funcionario, con su infracción del deber de cuidado crea un riesgo
para que el bien sea sustraído, pero la sustracción efectivamente producida se realiza
sin aprovechar este riesgo creado, no habrá peculado culposo. Ejemplo: el funcionario
se olvida de cerrar la caja de caudales, pero el ladrón no se da cuenta de ello y utiliza un
soplete para abrirla y llevarse el dinero que se encontraba adentro.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

CAPITULO IV
CONSIDERACIONES FINALES SOBRE EL DELITO DE PECULADO

Actualmente, para el concepto típico de peculado en el Derecho peruano, tiene


que determinarse por lo menos tres elementos concurrentes: la calidad de los bienes
(caudales o efectos públicos), la calidad de la persona (funcionario público) y la
naturaleza de la relación que media entre el sujeto y los bienes públicos (vinculación
funcional). Con respecto a los primeros puntos el Código Penal, no se limita a los bienes
públicos ni a los funcionarios públicos, pues extiende la protección a los bienes privados
y la sanción penal alcanza a los sujetos que no necesariamente son funcionarios
públicos.

El peculado (doloso y culposo) debería concebirse como una conducta de


sustracción definitiva o distracción temporal de fondos públicos por parte de quien
detenta tales bienes, tuvieran o no la condición de funcionarios públicos, sin perjuicio
de la agravación que ha de aplicarse quienes ostentan efectivamente el cargo público.
Se producía así un cambio relevante en la concepción de este delito de trasladar el
elemento esencial que por el momento es el funcionario público, hacia el objeto
material: los caudales y efectos públicos.

Precepto que recurre a una doble ficción, apartándose de la tradicional


definición y estructura del peculado: en primer lugar, la de conceder a los depositarios
de los bienes embargados la cualidad de funcionarios públicos, algo que el mismo
Código Penal peruano lo contempla en el art. 425 inc. 6, en virtud del nombramiento de
la autoridad. En segundo lugar, la de considerar los caudales públicos y a los bienes
embargados de los particulares, a través del acto de afectación judicial o administrativo.

El elemento que nos permitirá descubrir la existencia de una competencia


funcionarial, es la esfera de custodia, que está referida a la actividad patrimonial del
Estado donde la titularidad le corresponde al funcionario público. La administración,
percepción y custodia son diferentes formas de posesión de los bienes que, por su cargo,
ejercen el funcionario público, objetivando la relación funcional existente, dicha relación
debe existir para que se configure el delito de peculado.

a) En la administración de bienes. El Funcionario Público en razón de su cargo,


conforme a los ordenamientos respectivos, posee facultades de disposición de
los bienes, ya que tiene por ley, facultades para aplicar dichos bienes a
finalidades determinadas por el ordenamiento jurídico. Y es, por ello, que debe
tener el dominio de los bienes públicos, debido a sus funciones que le facultan a
disponer de dichos bienes para aplicarlos a una finalidad legalmente
determinada.
b) En la percepción de bienes. El Funcionario Público en razón de su cargo, recibe
bienes de procedencia lícita para ingresarlos o regresarlos a la Administración
Pública.
c) En la custodia de bienes. El Funcionario Público en razón de su cargo, protege,
conserva y vigila los bienes públicos, y tal actividad de custodia significa una
efectiva tenencia sobre dichos bienes. La custodia puede ser y transitoria o

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

permanente, pero en el momento de los hechos, la custodia del bien público


debe haber sido confiada al funcionario en razón de su cargo.

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

ANEXOS

CODIGO PENAL DIGITAL Edición 2014.- GACETA JURÍDICA

JURISPRUDENCIAS
1. Acuerdo Plenario N° 4-2005/CJ-116
 Hay 2 supuestos que se debe cumplir en el sujeto activo que comete peculado;
apropiarse o utilizar.
 Para que esto se dé se debe tener ciertos elementos materiales;
a) La existencia de una relación de vigilancia y control sobre los caudales y
efectos
b) Que los caudales o efectos que vigila tienen procedencia licita
c) Debe ser un permanente custodio de los caudales y efectos
d) La apropiación es hacer suyo caudales o efectos que son de propiedad del
Estado y utilizar los caudales y efectos sin apoderarse de los mismos
e) El destinatario puede ser el sujeto activo o puede ser un tercero
 Para la existencia del delito de peculado no es necesario que sobre los bienes
que se le haya confiado por razón de su cargo, en cualquiera de las formas y
que constituyan el objeto material del hecho tenga una tenencia directa;
basta que tenga una disponibilidad jurídica

2. Exp. N° 512-2003-Arequipa
Para la configuración del delito de peculado doloso no importa la cuantía de los
caudales públicos apropiados o ilícitamente utilizados, solamente que sean
utilizados para fines ajenos al servicio aunque estos hayan sido devueltos

3. R.N. N° 246-2004-Lambayeque
Habiéndose acreditado que el hijo del acusado habría sido víctima de lesiones
motivo por el cual este se vio obligado a solicitar adelantos en la seguridad
fundada de la continuidad laboral ofrecida por el Alcalde, no obstante ello, su
situación laboral fue unilateralmente cancelada por el alcalde, poco tiempo
después. Habiendo determinado también que los adelantos de sueldos eran
comunes, como así lo hacían, esos usos administrativos de implementación de
adelanto de bienes constituía para la entidad edilicia “conductas toleradas” y por
ende atípicas del delito de peculado.

4. R.N. N° 555-2004
Los regidores municipales encausados, funcionarios públicos según la Ley
Orgánica de Municipalidades, solo tenían facultades normativas y fiscalizadoras
de las funciones que realizan tanto el alcalde como sus funcionarios, más no

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

tuvieron bajo su custodia o administración, dinero o bienes, por lo que no se


configurarían los elementos del delito de peculado.

5. Exp. N° 1524-98-Arequipa
El delito de peculado es diferente de la malversación de fondos, por cuanto
sanciona al funcionario o servidor público que se apropia o utiliza para si o para
otro, causales o efectos cuya percepción, administración o custodia le están
confiados por razón de su cargo, mientras que el segundo se configura cuando el
funcionario o servidor da al dinero o bienes que administra una aplicación
diferente de aquella para la que estén destinados

6. Exp. N° 5606-97-Cajamarca
El hecho de haberse, el alcalde y regidor en diferentes momentos, apropiado y
utilizado los caudales que le fueron asignados, sobrevaluando precios de bienes
y al malversar fondos de la entidad municipal agraviada al efectuar inversiones y
gastos no presupuestados, eventos corroborados con los respectivos informes
técnicos, se ha acreditado el delito y la responsabilidad de los procesados por
delito de peculado y malversación de fondos

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LOS DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: EL PECULADO

CONCLUSIONES

- El concepto de bien jurídico del Peculado en el Código Penal Peruano asume la


teoría dual, conforme lo expresa Manuel Abanto Vásquez es el patrimonio de la
Administración Pública entendido de manera funcionarial. Se entiende como la
“correcta gestión y utilización del patrimonio público por parte de la
Administración Pública de cara a servir los intereses generales de la sociedad”.

- El funcionario público del delito de Peculado tanto doloso como culposo será el
funcionario o servidor público, sin distinción, que reúne las características de
relación funcional exigidas por el tipo penal, es decir, quien por el cargo tenga
bajo su poder o ámbito de vigilancia (directa o funcional) en percepción, custodia
o administración las cosas (caudales o efectos) de los que se apropia o utiliza para
sí o para otro.

- Para que un particular sea considerado como cómplice tiene que haber
colaborado de manera relevante y dolosa con el Funcionario que recibió el caudal
por razón de su cargo.

- La complicidad en el delito de peculado se rige por los principios de no dominio


del hecho y de accesoriedad limitada.

- Para ser autor de peculado deben ser antijurídico, típico y culpable.

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